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Fragmentos para una historia de los Siona Augusto Javier Gómez López
y de los Tukano Occidentales
I S SN 1 9 0 0 - 5 3 9 3
Comité Editorial
Camilo Cadena A. ccadenaa@unal.edu.co
Catalina Caro Galvis catalinacarogalvis@yahoo.com
Lina Tatiana Lozano Ruiz linatlozano@gmail.com
Sandra Liliana Murillo Rodríguez slmurillor@gmail.com
Catalina María Muñoz caticapesce@yahoo.it
Joshua Samuel Pimiento Montoya jspimiento@gmail.com
Aura Lisette Reyes hadita_leelo@yahoo.com
Liliam Marcela Salazar Rodríguez liliamsalazar@gmail.com
Alec Yamir Sierra Montañez alecysierra@gmail.com
Colaboradores
Elizabeth Bernal Gamboa eliza_begam@yahoo.com
Yenny Karonlains Alarcón Forero ykalarconf@unal.edu.co
Ana Beatriz Arciniegas arcana.arabe@gmail.com
Paola Andrea Camargo González paolakamargo@gmail.com
Foto de portada
Camila Urueta Gutiérrez Asesoría científica en este número
Prof. Virgilio Becerra
Diseño original de portada Prof. Susana Barrera
Luis Gabriel Sanabria Rojas Prof. Mauricio Caviedes
Prof. Ana María Groot de Mahecha
Antropo. Claudia Patricia Rivera Amarillo
Prof. Pablo Rodríguez
Prof. Andrés Salcedo
Diseño
Julex Andrea Vanegas M. julexandrea@yahoo.com
Montaje
Rector Universidad Nacional de Colombia Liliam Marcela Salazar R. liliamsalazar@gmail.com
Moisés Wasserman Lerner
Ilustración
Vicerrector de Sede Bogotá Edwin Mauricio Ardila Mojica winirvana@hotmail.com
Fernando Montenegro Lizarralde Diego Buitrago R. dbuitragor@gmail.com
Giovanni Matallana Guillén giomata2@yahoo.com
Decana Facultad de Ciencias Humanas Gilberto Ramírez Pérez
Luz Teresa Gómez de Mantilla Paola Andrea Zubiría Guzmán paoz@gmail.com
Vicedecana de Bienestar Universitario Revisión de textos
Facultad de Ciencias Humanas Aura Lisette Reyes hadita_leelo@yahoo.com
Yolanda López Díaz
Traducción
Directora Departamento de Antropología Joshua Samuel Pimiento M.
Alma Ximena Pachón Castrillón
Agradecimientos
Astrid Verónica Bermúdez Monitora Área de Impresos, Vicedecanatura de Bienestar
Esta publicación es posible gracias al apoyo de la Vicedecanatura de Bienestar
Universitario de la Facultad de Ciencias Humanas
Ing. Natalia Carolina Gutiérrez
y de la Unidad de Gestión de Proyectos de la Sede Bogotá. Germán David Clavijo, Andrés Felipe Ospina Enciso, Edgar Andrés Rivera Machado,
Carolina Duque Alzate, Lina María Gómez Morales, Alexander Andrés Franco E.,
Jhon Alexander Fajardo Pulido, Ana María Angulo, Javier Mauricio García,
Luis Gabriel Sanabria Rojas, Edimer Alexander Pinchao Ipial, Johanna Pinzón Suárez.
Fecha de impresión
Revista Inversa es una publicación de los estudiantes del departamento de Octubre de 2006
Antropología de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional 200 ejemplares
de Colombia, Sede Bogotá El presente ejemplar corresponde al Volumen 1, En este ejemplar se utilizaron las siguientes fuentes: Goudy Old Style, Garamond,
No. 2 (2006) Los artículos de esta revista pueden ser reproducidos total o Humanist 777 BT, Arial Narrow, Courier New, Gills Sans MT y Haettenschweiler.
parcialmente citando la fuente y el autor Las colaboraciones que aparecen
aquí, no reflejan necesariamente el pensamiento de los editores, éstas se Correspondencia
publican bajo responsabilidad de los autores. Revista Inversa
Departamento de Antropología
Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá. Carrera 30 No. 45-03 Edificio 212 Oficina 302
Enero-Agosto de 2006. Teléfono: 57+1+3165000 Ext. 16312
E-mail: inversaun@gmail.com, editorinversaun@yahoo.com.mx
PUBLICACIÓN DE DISTRIBUCIÓN GRATUITA Bogotá, D.C. – Colombia
Editorial Cartas al editor
2 3
Análisis
Sayra Guinette Aldana La treponematosis en la historia
6 de Colombia:
una mirada desde la Ecología Histórica
Análisis
La inconmensurabilidad conceptual:
29 el caso de la hoja de coca en Uitotos
y Occidente
Invitado
Augusto Javier Gómez López Fragmentos para una historia de
80 los Siona y de los Tukano
Occidentales
Análisis
Julián Andrés Baracaldo Euse Hacedores de pictografías. Algunas
108 reflexiones en torno al arte
rupestre en el cercado de
Facatativá al occidente de la
Sabana de Bogotá
Reseña
Francy Y. García Gutiérrez ¿El orden del mundo?
Marcela Amador Ospina Algunos apuntes críticos sobre
Jorge Andrés Perugache Salas colonialidad y poder
143
Grupos de trabajo
Joshua Samuel Pimiento Trazando mapas para extender
Grupo de estudios sobre los horizontes:
etnografías en Colombia documento sobre el proyecto
151 Un espacio para la etnografía
Editorial
uando me invitaron a realizar una editorial que refiriera al trabajo de
C grado para este número, lo primero que pensé son las variaciones que
ha tenido éste a lo largo de la historia del departamento de Antropología
de la Universidad Nacional de Colombia.
Así como la antropología se ha ido reconfigurando constantemente, el trabajo de
grado también se ha visto afectado en relación con las tensiones internas y externas
del departamento. De las relaciones entre los distintos actores que lo han
conformado, y la relación de éste con la propia universidad y con los contextos en
los cuales se han insertado los antropólogos, han surgido una serie de cambios en
el trabajo de grado.
Hablar de esta temática nos lleva a cuestionar el quehacer antropológico en
torno al campo, aquel que en muchas ocasiones ha respondido no sólo a intereses
disciplinarios, sino también a las necesidades de un contexto como el colombiano.
En el caso del departamento, las salidas de campo de corta, mediana y larga duración
han respondido a unos intereses investigativos del cuerpo docente y estudiantil que
ha hecho parte de éste.
Con gratos recuerdos se tienen las salidas de geografía realizadas por Ernesto
Guhl, quien al haber jugado un papel importante en la conformación de la Escuela
Normal Superior, tenía en claro que una de las formas más apropiadas para conocer
las realidades del país era recorriéndolo; así mismo, es imposible evadir las historias
sobre las salidas con Luis Guillermo Vasco, quien con sus estudiantes reformaba la
cuestión del campo en antropología.
Conforme han pasado los años, distintas políticas tanto a nivel de la Universidad
Nacional, como a nivel departamental, se han hecho sentir en la concepción del
quehacer antropológico y específicamente en torno al trabajo de grado y al campo
que configuramos para su realización; las reducciones de presupuesto y la declinación
de las investigaciones mancomunadas a lo largo del país, son sólo algunas de las
repercusiones que han tenido estas políticas y que de una u otra forma han afectado
o determinado la forma en la cual se han llevado a cabo las investigaciones.
Estos factores entre muchos más –que son imposibles referir en una corta
editorial–, han provocado que reconfiguremos nuestro trabajo de grado, cerrando
y abriendo diversos campos que responden a la multiplicidad de realidades a las
cuales nos enfrentamos como antropólogos(as) formados en esta universidad.
Es innegable que el profesional contemporáneo se ve enfrentado a una serie de
limitaciones, no podemos hacer de nuestro trabajo de grado el trabajo de nuestras
vidas, como dicen en los corrillos; teniendo en cuenta las circunstancias bajo las
cuales lo realizamos, prácticamente solos y con algún apoyo o guía de algunos
profesores, se constituye como nuestro rito de paso para considerarnos como
antropólogos y una práctica que no podemos desestimar ni desarrollar con
ingenuidad.
Las circunstancias actuales de la disciplina y del país, hacen que no sea necesario
atravesar grandes distancias para realizarlo, nuestra habilidad se encuentra en hacer
visibles diversas problemáticas y tomar una posición frente a ellas. No somos
observadores, somos actores y por ello es necesario ser conscientes de las
repercusiones que puede tener nuestro trabajo en diversas esferas. No podemos
entenderlo como un simple ejercicio, siendo miopes de las repercusiones que tienen
las investigaciones en las disciplinas sociales. Ya que el trabajo de grado se constituye
como una herramienta, de nosotros depende que no se quede en un anaquel más y
que seamos capaces de asumir la responsabilidad de los usos que puede tener el
conocimiento.
A los órganos de control para que adelanten desde sus competencias las
investigaciones correspondientes en relación con los hechos denunciados y con
las garantías solicitadas por comuneros y comuneras, ocurridos el día 5 de
septiembre por la intervención de la fuerza pública, en los que se «arremetió con
gas lacrimógeno, disparos de fusil, granadas y golpes» además del señalamiento
y la estigmatización contra una población donde la mayoría eran mujeres, niñas
y niños.
A los Amigos del Pueblo Êbêra para que estemos alerta a los desarrollos de esta
lucha y continuemos enviando la solidaridad que sea necesaria para que se respete
y apliquen los derechos humanos de los Pueblos Indígenas del Cauca.
Una vez más tenemos que denunciar públicamente que las Fuerzas Militares
han ingresado a nuestro Resguardo. Desde hace unos 20 días, han permanecido
con sus tiendas de campaña en cercanías de donde habitan miembros de la
comunidad, han dormido al menos durante dos veces debajo o al lado de nuestros
tambos (vivienda), entrando en ellos cuando les parece, sustrayendo animales
domésticos (gallinas), pagando lo que les provoca o sin pagar como en una ocasión
sucedió, preguntando a mujeres y niños sobre el sitio donde está la guerrilla,
obligando a jóvenes a cargarles sus remesas, utilizando los botes de la comunidad,
diciéndole a la gente que como estas cosas las hacen para la guerrilla, entonces
para ellos también las tienen que hacer.
Además de lo anterior, han colocado más estrictos los controles a los alimentos
para las familias de nuestras comunidades, a las que no dejan pasar remesas por
encima de $50.000 o máximo $100.000, cuando para otros el tope esta en algo
más de $300.000, quedándose con las remesas que estén por encima de ese
tope, o demorando el tránsito de las mismas, como las dirigidas a programas
como el de desayuno escolar y almuerzo indígena para los niños de las escuelas,
las cuales apenas llegan al cabo de dos días de retenes, con algunos alimentos
descompuestos, a pesar de las certificaciones correspondientes dadas por el
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar-ICBF y la Defensoría del Pueblo.
Con estos controles y considerando que entre los impactos más graves ocasionados
por la represa Urrá a nuestro Pueblo ha sido la falta de pescado, nuestra seguridad
alimentaria es adicionalmente afectada y con ella la salud de nuestros niños y
pueblo en general.
ANÁLISIS
La Treponematosis en la
historia de Colombia:
Una mirada desde la Ecología Histórica
Abstract
Treponematosis is a disease that has affected mankind for millenniums, its origin
has been an issue of heated discussions over the years among historians, physicians
and anthropologists around the world. This paper attempts to follow the course
of the disease in Colombia, as well as observing its implications in the lifestyle
Recibido: of the people who inhabited current colombian territory during pre-columbian
06/10/2005
En revisión desde: and colonial times, from an ecological perspective. Author analyzes environmental
15/10/2005 and social factors that allowed an endemic distribution of the disease in pre-
Aceptado para publicación: columbian and neogranadine populations, using archaeological evidence
03/02/2006 supported by historical information from archives and second-hand sources.
as enfermedades treponematósicas*, de carácter infeccioso, son
Revista Inversa
hechos por autores como Cockburn (1963) quien sostuvo que todas las especies
del género treponema son descendientes de una especie ancestral; lo propuesto
por Hudson (1965), quien afirmó que el T. pertenue es el directo antecesor de
todos los treponemas, mostrándose bajo varios patrones clínicos, en condiciones
epidemiológicas diferentes; y la teoría de Hackett (1963), que propone la existencia
hace más de quince mil años del T. carateum, el cual según él, sufrió tres
mutaciones que generarían los diferentes tipos de treponematosis conocidas
actualmente; contribuyeron en su momento a aclarar un poco el panorama que
por años estuvo lleno de controversia.
La treponematosis venérea (sífilis), generó las más acaloradas discusiones 7
durante los siglos XV y XVI, debido a sus devastadores efectos en Europa.
Cronistas, historiadores y médicos, por siglos, sostuvieron el hecho del origen
americano de la misma, sin un sustento científico concreto y visto bajo el velo
de dogmas religiosos, ya que generalmente fue confundida con las bubas. En el
siglo XX, la Arqueología aportó evidencias óseas que revivieron nuevamente la
subsisten hasta la fase discrómica6 tardía, siendo la población joven la más afectada.
El yaws, bejel y la sífilis venérea causan deformaciones óseas en las fases tardías de
la enfermedad. La enfermedad causada por el T. pertenue, se transmite por contacto
directo con lesiones jóvenes, ya sean pápulas precoces, papilomas7 o máculas8, o por
picadura de insectos o fómites9. Una vez los treponemas han entrado en el cuerpo,
se genera una multiplicación, debido a la invasión del sistema linfático subcutáneo
que favorece la propagación sanguínea. Conforme transcurre el tiempo, los brotes se
superponen lo que lleva a la característica forma de frambuesa; dicho brote provoca
rasquiña, con lo que se contribuye a la autoinoculación. Los papilomas por lo general,
se ubican en las zonas húmedas del cuerpo como axilas, pliegues de coyunturas,
zona anal y vaginal. El hueso es alcanzado en la segunda fase, que empieza a partir
del cuarto o doceavo mes, evidenciándose un adelgazamiento por resorción de tejido
óseo y comúnmente periostitis10. Las lesiones óseas van acompañadas de intenso
dolor sobre todo por los huesos afectados.
3
Lesión cutánea sin elevación, ni
depresión que se percibe a la vista En la tercera etapa de la enfermedad, alrededor de 5 a 10 años después de la
pero no al tacto (Perina, 1984). primera fase, se observan cambios deformantes y destructivos. La tibia es el hueso
más afectado y puede adquirir una forma curvada, por la depositación extensiva de
4
Tumor eruptivo que se presenta
en la piel sin pus ni serosidad
tejido óseo, dando como resultado la pierna en bumerang; seguida por el fémur, ulna,
(Bechelli, 1972). radio, clavícula, y, huesos de las manos y los pies. Aunque la afección del cráneo es
poco común, puede afectar a aquellos huesos de la cara sobretodo los maxilares y la
5
Inflamación superficial de la piel región nasopalatina11, dando como resultado lo que se conoce como gangosa o
8 que se torna rojiza.
rinofaringitis mutilante12.
6
Fase en la cual la piel sufre la El T. pallidum endémicum se contrae en la niñez. El bejel se caracteriza por un
pérdida de su color natural. sarpullido cutáneo, comenzando en la mucosa oral, debido al contacto directo con
7
Lesiones secas o húmedas
una lesión o indirecto al tener contacto con elementos contaminados. Puede afectar
compuestas de papilas hipertróficas la piel, huesos y cartílagos. La infección comienza con placas en la mucosa orofaríngea,
Sayra Guinette Aldana Hernández
de 5-25 mm de diámetro (Perina, además de erupciones de tipo secundario en las axilas y el área genital. Se considera
1984). que tiene un periodo de latencia de duración variable y una fase tardía caracterizada
8
Lesión cutánea a manera de por la aparición de úlceras y nódulos granulomatosos.
mancha. Esta enfermedad genera en el hueso periostitis en áreas localizadas. Aunque la
frecuencia de lesiones en el hueso es baja, la tibia es comúnmente la más afectada
9
Prendas y utensilios de uso
personal.
adoptando una forma típica de tibia en sable, donde la depositación de hueso nuevo
se da usualmente paralelamente al eje. En casos avanzados, se puede presentar
10
Superproducción y depositación rinofaringitis mutilante y osteoperiostitis. Estas lesiones cutáneas y óseas son difíciles
extensiva de células óseas, que de distinguir de aquellas producidas por el pián (gangosa-osteoperiostitis) o de la
recubren el hueso, como
respuesta a un proceso infeccioso sífilis venérea (sífilis escamosa, macular, palmar, plantar, placas mucosas y tibia en
que lo afecta. sable).
La enfermedad treponematósica más temida y controversial es aquella producida
11
Región nasal y, paladar duro y
blando.
por el T. pallidum pallidum. La sífilis venérea, se contrae exclusivamente por contacto
directo y con exudaciones infectadas localizadas en la piel y membranas mucosas, ya
12
Enfermedad que genera como sea con líquidos orgánicos y secreciones (semen, saliva, sangre, secreciones vaginales)
consecuencia la pérdida de los o a través del contacto sexual (vaginal u oral). Pasa por tres fases, la primera inicia de
huesos de la región de la nariz y
el paladar. 10 a 90 días después de haber tenido contacto con el treponema y presenta lesiones
características como el chancro sifilítico; la segunda, genera lesiones en todo el cuerpo
13
Regiones del cuerpo que por lo como roséola en tórax y abdomen, aparición de pápulas que se diseminan por el
general presentan mucosidad o
humedad como la región vaginal y
cuerpo invadiendo las palmas de las manos, plantas de los pies y las regiones
perianal. cutaneomucosas13. La fase final genera daños irreparables e incluye la neurosífilis
Revista Inversa
9
perteneciente a una época más tardía con una antigüedad 860+/-55 años d.C. (PK
187+500), que presentó lesiones como resultado de una reacción perióstica con
ensanchamiento del hueso estriado, hoyuelos y cavitaciones superficiales. En el
municipio de Obando, los restos del individuo PK 187+400 del periodo Quimbaya
Tardío, que corresponden a los siglos XI a XVI d.C. (Rodríguez et al., 1998),
presentaron lesiones típicas resultado de una infección treponematósica como mayor
engrosamiento en la cara posterior, reacción perióstica con mayor incidencia en el
lado lateral, acompañada de estrías y hoyuelos. Recientemente en el año 2004, también
en trabajos adelantados por Rodríguez Cuenca en el Valle del Cauca, se halló un
individuo masculino con periostitis en tibia y fíbula (Rodríguez, 2005).
Igualmente en El Salado (Salamina, Magdalena), se encontraron cinco esqueletos
fragmentados, en los cuales se identificaron que «las lesiones infecciosas predominan
en el cuadro paleopatológico, entre ellas la treponematosis» (Rodríguez et al, 2002).
Para el altiplano cundiboyacense se han reportado dos casos, uno por el profesor
Silva Celis, quien exhibe en el Museo Arqueológico de Sogamoso dos tibias en
14
Deformación de los dedos de
sable, con periostitis extendida, provenientes del área Muisca aunque
las manos que en ocasiones puede
generar pérdida como en el caso infortunadamente descontextualizadas. El segundo caso, fue encontrado en el
de la lepra. municipio de Madrid (Cundinamarca), en un yacimiento del Formativo con fechas
que van del 3000 al 2000 a.P. en un trabajo de rescate adelantado por Rodríguez
15
Patología que se caracteriza por
el estrechamiento y la forma de Cuenca en el año 2003. Se trataba de un individuo del sexo femenino (entierro 11)
muesca de los incisivos centrales. con tibia en sable, así como periostitis en tibia y peroné (Rodríguez C. et al., 2003).
Revista Inversa
«Cráneo femenino adulto (458-55) nótese
cicatrización esclerótica, erosión lagunar y
destrucción activa en parietal izquierdo
(posible origen treponematoso)». Foto y
pie de foto tomados de Correal (1989).
11
Revista Inversa
13
Revista Inversa
entre algunos grupos aborígenes colombianos, tuvieron incidencia y fueron
factores de riesgo para el contagio de la treponematosis. Entre los Urabaes por
ejemplo, no se concedía importancia a la conservación de la virginidad entre
las candidatas al matrimonio. Por el contrario, se prefería a las mujeres que
habían sido públicas ya que la prostitución era apreciada entre estos pueblos
(Duque Gómez, 1967), comportamientos que permitían el contacto cercano
con un amplio grupo de personas, generando un mayor riesgo de contagio
con lo cual sería más fácil su difusión en cadena.
Igualmente, varios de los cronistas del Nuevo Reino, hacen referencia
explícita a la práctica de la prostitución y el «pecado nefando»21, aunque este 15
comportamiento en algunos grupos era abiertamente aceptado, en otros, era
duramente castigado como lo refiere Fray Pedro Simón: «el pecado nefando
era castigado con estacas pues se debe sufrir por el lugar por donde habían
pecado». Según Pablo Rodríguez (2002), la prostitución era un acto de
hospitalidad con carácter recíproco o en ocasiones comercial, y de la misma
16
Sayra Guinette Aldana Hernández
Revista Inversa
las condiciones de vida de las poblaciones nativas, e implicaron una pérdida
del control sobre el medio debido a la invasión, lo que se reflejó en su drástica
disminución demográfica de los siglos XVI al XVIII.
Como resultado de esta situación de dominación se dio paso a una nueva
configuración espacial y socioeconómica durante la mayor parte de la colonia,
la cual consistió en la creación de repartos y agregaciones. Estas últimas
utilizadas sobretodo en el altiplano cundiboyacense, consistían en el traslado
y agrupación de varias etnias en un solo territorio, lo que provocó la iniciación
de nuevos procesos adaptativos22, ya que modificaron las prácticas utilizadas
en la obtención de recursos. La pérdida de costumbres como la 17
microverticalidad y las colonias extraterritoriales, así como las redes de comercio
entre diferentes comunidades, conllevó una escasez de víveres y a unas
condiciones sanitarias y habitacionales precarias.
Como un proceso paralelo, se inició la transformación del paisaje agrario a
18
Sayra Guinette Aldana Hernández
Revista Inversa
como el transporte y manipulación de los alimentos, y sanear los focos de 25
Llamada así debido al sitio donde
ociosidad, que en el imaginario común estaban representados por los mendigos explotó la epidemia.
y vagabundos venidos de otros pueblos, así como los lugares de confluencia de 26
Su testimonio fue el más
esclavos, campesinos, obreros y prostitutas, como lo eran las fondas y chicherías. controversial, pero al mismo
En la Colonia, para modificar los patrones de frecuencia de las tiempo el más aceptado, pues, a
enfermedades 24 se tomaban medidas drásticas como el aislamiento de partir de lo que él escribe en su
Historia general y natural de las
individuos enfermos, el cierre de fronteras, el control de los «focos de Indias y tierra firme del mar océano
enfermedad» o la expulsión de los vagabundos y las prostitutas en momentos en 1535, se empezó afirmar poco
críticos, como aquellos en que se anunciaban las pestes. Así mismo, el paso después que el mal gálico o el mal
de bubas era originario de 19
por alto o violación de las medidas sanitarias impuestas (la manipulación
América: «Padecieron más estos
indebida de las basuras, la contaminación de las aguas o calles), conllevaban cristianos, primeros pobladores
una sanción de tipo moral, social o económica, dependiendo de la gravedad desta isla, mucho trabajo con las
de la infracción. niguas, e muy crueles dolores e
pasión del mal de las búas, porque
el origen dellas son las Indias. E
«Ella no tomaba la corteza del guayaco, como se hace actualmente, sino el corazón de
árboles jóvenes que cortaba en pequeños pedazos y ponía a hervir en agua con fguine. Era
esa cocción lo que les hacía beber al levantarse, tras lo cual los ponía a trabajar en el bosque
o en su campo de maíz para excitar el sudor más copioso posible. Cuando los veía en ese
20 estado los hacía reposar al sol y les daba a comer carnes secas, es decir asadas y ahumadas,
y ninguna otra bebida que la tisana. Pasaban así los días en trabajar, sudar y beber la
tisana; ella hacía que la bebieran mucho más ampliamente antes de acostarse y los mantenía
muy abrigados durante la noche» (Labat, 1979: 203).
Sayra Guinette Aldana Hernández
30
Según Abascal (1951), es un «El funcionamiento que tengo para inferir esto es el que en las partes obsenas de uno, y otro
vocablo africano y significa fresa. sexo de los que se hallan infectos de este mal, aun cuando halla mucho tiempo, que los
El mismo autor menciona que demás symptomas desaparecieron, no obstante suelen nacer en ellas ciertas crestas dentadas
estas palabras son originarias de
3 dialectos africanos con idéntica de la misma figura, que las tiene la serpiente iguana, cuyo cuerpo está rodeado por todas
significación y del céltico antiguo, partes de estas tuberosas excrecencias propia representación del animal de donde el daño
compartiendo raíces en los tuvo su principio» (Brunet, 1775: 76-77).
principales idiomas europeos.
31
El guayaco lograba elevar el nivel El éxito de los tratamientos con el guayaco fue tal, que al llegar los españoles,
de la temperatura corporal, lo que estos observaron la fácil curación de lo que ellos llamaban bubas, en la mayoría de
a su vez contribuía con la los casos confundida con la sífilis, enfermedad que como se ha dicho, en Europa
eliminación del treponema, por su
tendencia a extinguirse a
causó una disminución poblacional considerable. Es por esto, que no se hizo
temperaturas mayores de 42 ºC. esperar su importación al Viejo Continente dadas sus magníficas propiedades y
(Naranjo, 1999). efectos benéficos en el organismo.
Por lo tanto, el tratamiento de la sífilis durante los siglos XVI al XVIII tanto
en América como en Europa, fue el resultado por una parte del tratamiento
dado por los aborígenes a base de tisanas sudoríficas como el guayaco, palo
santo y raíz china, sumado a los fundamentos teóricos europeos así como los
tratamientos a base de mercurio debido al auge de la alquimia en España en el
siglo XVI, entendida no sólo como los trabajos conducentes a provocar la
transmutación de los metales, la búsqueda del elixir o de la piedra filosofal, sino
también, otras prácticas muy directamente relacionadas con ellas como la
destilación, metalurgia o elaboración de medicamentos tanto de origen vegetal
como mineral.
De esta manera, la sífilis era controlada efectivamente no solamente por medio
de estos productos vegetales, sino también, por el uso los ungüentos mercuriales
y la utilización de fórmulas como la de Vigo32. El mercurio era combinado con
especias y aceites, de tal manera que aquella mezcla se adhiriera al cuerpo y
provocara sudoración. Si la enfermedad no cedía ante tales aplicaciones, aún
siguiendo las recomendaciones del médico, era sometido a sahumerios con azogue
Revista Inversa
o cinabro33. Existían varias recetas para elaborar el ungüento. Cada una de ellas
variaba en la mezcla dependiendo de la complexión y temperamento del enfermo,
el grado de avance en el cual se encontraba la enfermedad y, que tan corrompido
se encontraba el cuerpo por la misma.
La terapéutica colonial concebía la enfermedad como un desequilibrio
«energético», inducido por el exceso o la escasez de los humores en el organismo.
Entendía el contagio como producto del contacto con seres inanimados
contenidos en el aire, los cuales entraban en el organismo contaminándolo y
descompensado el húmedo radical. El médico buscaba y empleaba mecanismos
de retorno de la circulación normal de energía, «al flujo natural de los neumas o 21
espíritus por los canales del cuerpo» eliminando todos aquellos factores que no
permitían la libre circulación de la misma en el organismo. La dieta34 buscaba
restablecer dicho equilibrio mediante contrarios. Bajo esta concepción, las bubas
se consideraban de humor frío, mientras que el gálico se consideraba de naturaleza
caliente y húmeda. De esta manera, Daza (1626) aseguraba que los apostemas
22
Sayra Guinette Aldana Hernández
Revista Inversa
los dientes como si tuvieran convulsiones o espasmos y presentaban con
frecuencia cámaras» (Restrepo, Op. Cit., Pág.73).
Pero los signos en cada enfermo no sólo dependían de la constitución humoral
del individuo. Se creía que según el tipo de oficio al cual se dedicara el enfermo,
la enfermedad anidaba en un lugar específico del cuerpo:
«Debo decir que con mas intensión dicho fermento actualier, o radicaliter, haze su asiento
en el hígado, o en la cabeza o en otro algún miembro, según el oficio, que cada uno tiene»
(Suárez de Ribera, 1721:53).
23
Se esperaba entonces, que los escritores y hombres de negocios como eran
dados a un continuo estudio, padecieran mayor debilidad de la cabeza y el
estómago; en los labradores y «gente rústica», que el fermento venéreo debilitara
las articulaciones, los nervios y músculos, debido a las extenuantes jornadas a las
cuales se veían sometidos. Finalmente, los músicos y cantantes verían más
«son quatro los motivos por que el fermento galicano se cura mas fácilmente en los plebeyos,
en los labradores, y en la demás gente rusticana, que en los nobles. El primero, porque los
plebeyos, obedecen exactamente a los remedios; y lo contrario se experimenta en los nobles.
El segundo, porque los plebeyos, toleran mejor las alteraciones de los remedios, por que
están acostumbrados a un continuo trabajo, del que carecen los nobles. El tercero, porque
los médicos no menos atienden a su crédito, que a la salud del noble. El quarto porque los
plebeyos, labradores, y demás gente rusticana tienen fuerças mas robustas que los nobles,
aunque no beben vinos generosos, ni se alimentan con perdizes, pollas, buen carnero, ni
con pan de leche» (Suárez de Ribera, 1721:66).
no sólo sufría de lepra, sino de yaws y sífilis. Algunos autores aseguraban que el
carate y el pián, afectaban en una mayor proporción a los afrodescendientes; es
necesario aclarar que no existía ninguna predisposición natural a ello, más que,
las características medioambientales de humedad y calor en las cuales se veían
circunscritos la mayoría de ellos lo que hacía casi inevitable su contagio.
Consideraciones finales
Como se ha visto, la treponematosis es una enfermedad que ha estado presente
en el territorio colombiano desde por lo menos dos milenios antes de Cristo
hasta el presente. Las campañas de salud han permitido controlarla, aunque las
condiciones geográficas del territorio permiten su presencia recurrente en buena
parte del mismo. Su curación ahora es fácil y definitiva si se toman las medidas
adecuadas durante la primera fase.
Aunque la controversia sobre el origen de esta dolencia aún esta abierta, las
investigaciones en Bacteriología así como en Genética siguen aportando datos
valiosos. La Arqueología arroja nueva información que puede contribuir a rastrear
el recorrido histórico de esta enfermedad. Por su parte la Antropología, permite
determinar el impacto de esta enfermedad en las poblaciones antiguas y
pronosticar su posible impacto en poblaciones vivas, dependiendo de las
condiciones de vida (medioambientales y culturales) de los grupos humanos.
El estudio de enfermedades infecciosas en la época precolombina y
24 particularmente en el periodo colonial, es una temática que ofrece varias
alternativas de investigación. No sólo desde un punto de vista académico y
científico, sino desde una perspectiva social, ya que los documentos de archivo
son una fuente potencial de información, aún sin explotar en este campo, no
sólo para el conocimiento de la historia epidemiológica de Colombia, sino de
Sayra Guinette Aldana Hernández
BIBLIOGRAFÍA
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ANÁLISIS
Inconmensurabilidad
conceptual:
El caso de la hoja de coca en Uitotos y Occidente
Abstract
Incommensurability is a proposal made from epistemology and science
philosophy with relativistic tendencies, formulated to understand the
Recibido: relationships between paradigms and different moments science theories. This
15/12/2005
paper traces the origin of such proposal and reviews some recent contributions,
En revisión desde:
20/12/2005 in order to make a critical reading into the troubled social situation that have
Aceptado para publicación: came from the trans-cultural relationship between Uitoto thought on Coca’s
09/04/2006 leaves and the Occidental one.
esde el preámbulo de la Constitución Política de Colombia se hace
culturalidad, indagar sobre ella, pensar y crear soluciones reales que nos permitan
construir un país pluralista y respetuoso en el vivir.
Este escrito deviene de esta necesidad y responsabilidad que todos tenemos.
Y aunque no es ella una propuesta que pueda abanderarse fácilmente por las
comunidades, debido a su lenguaje complejo y, en algunas ocasiones, abstracto,
sí pretende animar el debate interdisciplinario sobre cómo hacer frente a las
relaciones trans-culturales, cuáles son sus obstáculos y cuáles las posibles
soluciones a ellos. A pesar del carácter innegablemente filosófico de este escrito
y de, por ello mismo, los restringidos alcances que en términos prácticos pueda
tener debido a lo poco dado que es nuestro país a atender a este tipo de reflexiones,
pretendo aquí aportar elementos que sirvan para comprender y proponer
soluciones a la compleja situación del país, por lo menos, en lo que al tema de la
trans-culturalidad se refiere.
La discusión sobre la relación entre diferentes culturas: sus limitantes,
posibilidades, problemas y alcances, que resulta imperante en la actual situación
nacional, debe pasar, necesariamente, por la no muy reciente polémica del
*Este artículo se basa en la monografía relativismo y la inconmensurabilidad. Si bien en otros países ya ha habido avances
presentada por la autora en el año y, en algún sentido, una superación de este debate, en Colombia, donde aún no
2004 para optar al título de Filósofa ha comenzado de manera fuerte y decidida, parece llegar en hora buena. Esta
de la Facultad de Ciencias Humanas
de la Universidad Nacional de investigación pretende aplicar la propuesta relativista sobre la
Colombia, sede Bogotá. inconmensurabilidad, bastante teórica y abstracta, al caso concreto de la posible
inconmensurabilidad conceptual entre los indígenas Uitoto de la Amazonía
colombiana y Occidente1, en lo que al concepto de «hoja de coca» se refiere. Haber
elegido este caso concreto obedece a que, en primera instancia, creo que pueden
ahí hacerse evidentes las aristas de esta propuesta; y, en segunda, creo que esta
propuesta puede otorgar importantes elementos para el entendimiento de esta
situación concreta, así como para motivar la construcción de salidas a los problemas
que en ella se evidencian.
Este texto está dividido en tres partes: en la primera reconstruyo de manera
breve las principales propuestas que se han dado sobre el concepto de
«inconmensurabilidad», e incluyo, en la parte final, algunos aportes hechos a la
postura relativista por un filósofo bastante contemporáneo, pertinentes para mi
propósito comparativo. Haciendo esta reconstrucción de la propuesta relativista
sobre la «inconmensurabilidad» pretendo descubrir herramientas teóricas que me
permitan hacer un análisis juicioso de las dos concepciones sobre la hoja de coca
que quiero contrastar. En la segunda parte rastreo ambas concepciones sobre la
hoja de coca y, utilizando los elementos encontrados en la primera parte de la
Revista Inversa
investigación, las contrasto con el propósito de poner en evidencia la
inconmensurabilidad que entre estas dos concepciones puede ser encontrada. En
la parte final pretendo, por un lado, explicitar el tipo de cosas que el acercamiento
relativista a una problemática de trans-culturalidad puede evitar o ayudar a
comprender, y, por otro lado, dar luces del atropello cultural que puede implicar
la imposición de una concepción de «hoja de coca» sobre otra.
Ahora bien, cuando esta investigación pretende demostrar que recurriendo al
análisis de un concepto preciso como el de «hoja de coca», inserto en dos visiones
de mundo diferentes, resulta una inconmensurabilidad conceptual, parecería
riesgoso, filosóficamente hablando, que pretendiera motivarse o siquiera concebirse 31
una comprensión trans-cultural. Sin embargo, este texto está lejos de la idea de
que dos culturas no puedan nunca comprenderse o, mucho menos, relacionarse.
Creo que todo debate sobre la trans-culturalidad debe pasar por este pasaje de
inconmensurabilidad conceptual; empero, tengo también la creencia y la esperanza
de que las diferentes culturas que habitamos este territorio diverso que es Colombia
I
El discurso de la inconmensurabilidad
Desde la modernidad parece haber estado presente entre los filósofos,
investigadores sociales y científicos la ansiedad por descubrir un fundamento firme
a partir del cual construir una estructura segura y permanente para la investigación
científica. Esta ansiedad se deriva de la preocupación por nuestro ser en el mundo.
El debate entre racionalismo y relativismo se ha vuelto central en filosofía por la
angustia que genera no tener nada (razón, ciencia, método) que responda y satisfaga
nuestra ansiedad, nuestra esperanza de tener estables e inamovibles reglas para el
correcto y seguro actuar y pensar. Muchos filósofos han compartido la confianza y
el optimismo respecto al descubrimiento de un método correcto y seguro para el
progreso intelectual, la esperanza de encontrar el objeto apropiado y el 1
Entiéndase la «occidentalizada»
procedimiento correcto para la investigación filosófica, científica y moral. Sin Nación colombiana.
La inconmensurabilidad conceptual: el caso de la hoja... Pp. 29-79.
32
Irene Vélez Torres
Revista Inversa
entonces en diferentes ámbitos de la investigación científica, humana y social.
Distintos autores han planteado la existencia de inconmensurabilidad entre
paradigmas científicos, entre culturas y entre prácticas morales y sociales.
En el primer aparte de este escrito, rastrearemos la aparición del concepto de
inconmensurabilidad en el campo de la filosofía de la ciencia. Analizaremos,
para ello, las propuestas de dos filósofos que se han vuelto clásicos para la
comprensión de este concepto: Kuhn y Feyerabend; y finalmente, apelaremos al
análisis de la propuesta de un filósofo contemporáneo que arroja interesantes
aportes para el debate: Hacking*. Intentaremos puntualizar las condiciones en
que puede hablarse de inconmensurabilidad entre paradigmas y las implicaciones 33
que esta afirmación tendría al explicar la relación entre dos posturas científicas
diferentes. Focalizaremos nuestra atención en el contexto en que la emergencia
de este concepto tuvo lugar para, en el siguiente intertítulo, mostrar cómo éste ha
sido utilizado en nuevos contextos para explicar la relación entre diferentes culturas,
dando cuenta de disimilitudes profundas entre distintas prácticas y concepciones
La propuesta de Kuhn
La propuesta de Kuhn sobre la inconmensurabilidad entre paradigmas se
inscribe en su afirmación, derivada de una perspectiva histórica de indagación,
de la existencia de un desarrollo revolucionario de las ciencias. Existen dos
diferentes tipos de desarrollo que pueden ser encontrados en la historia de la
ciencia: el normal y el revolucionario. El primero de ellos se refiere al proceder
acumulativo del desarrollo científico que se expresa en un tipo de investigación
que continuamente refina, amplía y articula un paradigma ya existente, añadiendo
ladrillos al edificio del conocimiento científico. El segundo de ellos se refiere al
desarrollo científico que comprende episodios no acumulativos que aparecen en
forma de paradigmas inconexos e incompatibles que se superponen unos a otros
completa o parcialmente. Los cambios revolucionarios se definen en
contraposición a los cambios normales: si estos últimos se configuran como piezas
del crecimiento acumulativo de la ciencia, por medio de la crítica y corrección de
creencias o de la ampliación de lo que no se conocía antes; los primeros se
configuran como descubrimientos que no pueden ser asimilados por el tejido de
*Aquí se recurren las obras «Languaje,
conceptos científicos anteriores y habituales, exigiendo la invención de nuevos truth and reason» (1997) y «¿La
conceptos y nuevas hilaciones para la expresión y explicación de dichos construcción social de qué?» (2003).
descubrimientos. N. de E.
Las revoluciones científicas
Las revoluciones científicas tienen lugar tras un creciente sentimiento de la
comunidad de que un paradigma ha dejado de dar adecuada cuenta de un aspecto
La inconmensurabilidad conceptual: el caso de la hoja... Pp. 29-79.
del objeto de estudio hacia el que, ese mismo paradigma, había mostrado
previamente el camino. En el caso de las ciencias de la naturaleza ese objeto de
estudio es, por lo general, la naturaleza misma; sin embargo, en las ciencias
humanas ese objeto bien puede ser las relaciones culturales y sociales o los estados
y disposiciones mentales. Cualquiera que sea el caso, tanto la teoría, como los
instrumentos diseñados por ella para dar cuenta de su objeto de estudio, dejan
de ser operantes para tal propósito.
Las revoluciones científicas pueden ser equiparadas a las revoluciones políticas
en importantes aspectos: 1) las revoluciones políticas tienden a cambiar las
instituciones en un modo prohibido por éstas. Igualmente, las teorías científicas
revolucionarias2 emergen en contravía del proceder regular de sus antecesoras;
2) Al aparecer en política dos tipos distintos de instituciones que no reconocen
estructura supra-institucional alguna a través de la cual dirimir sus diferencias,
surge entre ellas una estilizada competencia que tiene como meta la elegibilidad
por parte de la comunidad. De la misma manera, dos paradigmas científicos
contrapuestos compiten entre sí como modos incompatibles de vida para la
comunidad; 3) La competencia entre dos tipos diferentes de instituciones políticas
y entre dos paradigmas incompatibles, no se resuelve mediante una elección
guiada por la lógica y la experimentación. Por el contrario, siendo la norma más
elevada para la elección entre paradigmas e instituciones su aceptación por parte
de la comunidad, cada paradigma y cada tipo de institución utiliza técnicas de
argumentación persuasiva, efectivas al interior de la comunidad.
Aunque no es siempre el caso que una nueva teoría entre en conflicto con
34
cualquiera de sus predecesoras y compita con ellas, sucede a veces que los
conocimientos nuevos reemplazan la ignorancia en lugar de reemplazar otros
conocimientos de tipo distinto e incompatible (casos en que una nueva teoría se
ocupa de fenómenos antes desconocidos, sin generar ningún conflicto con teorías
anteriores); la historia del desarrollo científico ha mostrado que en muchos casos
Irene Vélez Torres
Revista Inversa
2. Los cambios revolucionarios implican un cambio en el lenguaje que
comprende:
resumirse como sigue: así como sucede con las magnitudes, los paradigmas
inconmensurables pueden compararse con algún grado de aproximación. Afirmar
que dos teorías, enmarcadas en dos paradigmas, son inconmensurables, es afirmar
que no hay un lenguaje neutral al que ambas puedan ser traducidas sin alguna
pérdida. Empero, que dos teorías sean inconmensurables no implica
incomparabilidad entre ellas en cuanto los problemas de traducción pueden surgir
sólo con un grupo de términos y con los enunciados en los que estos términos
están comprendidos y no con la totalidad de los términos y enunciados.
Esta restricción de la inconmensurabilidad a un grupo de términos y enunciados
no tiene por que contradecirse con el carácter holista de los cambios revolucionarios
en ciencia: puede sostenerse que estos cambios, que no son paulatinos, implican
*Para ampliar la información una transformación general de qué puebla el universo, cómo se comporta esta
propuesta por estos autores puede
consultarse entre otras obras: población y cuáles son los métodos y normas para entenderla y explicarla
PUTMAN, H. 1975. Mind, languaje and adecuadamente, aún si entendemos que la población referida no es la totalidad de
reality. London: Cambridge University los seres del universo, sino solamente un conjunto de ellos. De la misma manera,
Press; DAVIDSON, D. 1980. Ensayos
sobre acciones y sucesos. Barcelona:
las implicaciones que tienen para el lenguaje los cambios revolucionarios se
Editorial Crítica y Universidad mantienen6. En los ejemplos hasta ahora tratados de este tipo de implicaciones, los
Autónoma de México (UNAM). cambios no son de la totalidad de la población o de la totalidad del lenguaje a través
N. de E. del cual las condiciones de esta población se expresan; por el contrario, estos cambios
6
Ver numeral 2 del apartado son de una porción de la población, lo suficientemente significativa como para dar
«Revoluciones Científicas». cuenta de este tipo de connotaciones e implicaciones del cambio revolucionario.
Revista Inversa
37
términos y fenómenos son necesarios para que dos posturas sean realmente
inconmensurables localmente y no simplemente diferentes. Uno podría pensar
que la respuesta a esta inquietud salta a la vista una vez se haga una traducción y
haya términos que se resistan al intento. Sin embargo, descubrir el fenómeno de
inconmensurabilidad local quedaría, en este caso, restringido a los intentos de
traducción que se hagan, cosa que dificultaría el proceder comparativo o lo
restringiría al criterio de los lingüistas. No seguiré botando más leña al fuego.
Kuhn no se refiere al asunto y enredaríamos demasiado la pita si siguiéramos
especulando de esta manera. Nos será suficiente, por lo pronto, señalar la
dificultad y decir que no acudiremos a ningún lingüista cuando nos corresponda
identificar este tipo de inconmensurabilidad, ya que creemos que hay otro tipo
de evidencia que puede ser encontrada para dar cuenta de este fenómeno, como
puede serlo las prácticas sociales que se encuentran indistintamente ligadas a los
conceptos.
La intraducibilidad entre lenguajes tiene relación directa con la
inconmensurabilidad entre paradigmas porque cada lenguaje es una muestra de
cómo la determinada comunidad hablante estructura el mundo. La idea es, pues,
que «lenguajes diferentes imponen al mundo estructuras diferentes» (Kuhn, 1994:
131). Si bien esta afirmación supone que una visión de mundo particular está
determinada por el lenguaje, no habría mucho problema en suponer que la
relación es inversa o bi-condicionada. Para que dos diferentes comunidades
lingüísticas puedan comunicarse es necesario que compartan la misma estructura
taxonómica de clasificación de la naturaleza (mismos criterios de clasificación,
38
mismos objetos y mismas situaciones clasificables); cuando la estructura de
clasificación es diferente, el mundo clasificado es diferente y el lenguaje se vuelve
privativo de esta comunidad. Así, en aras de la traducción completa, suponemos
que los lenguajes traducidos deben compartir la misma taxonomía para que se
preserven las mismas categorías del mundo y sus relaciones; sin esta condición,
Irene Vélez Torres
Revista Inversa
Sin embargo, afirmar que lo que diferencia a Newton de Aristóteles es una
interpretación, supondría que hay unos datos fijos que subyacen a ambas
interpretaciones y que son ellos los que han de permitirnos, por ejemplo, elegir
entre ambas teorías. Pero ¿qué datos fijos pueden ser éstos? En el ejemplo que nos
concierne no tendríamos forma de apelar a ningún criterio externo (sobre los
datos fijos) que nos permitiera señalar cuál es la interpretación correcta y cuál la
equivocada. El problema que se encuentra en el fondo es si la experiencia sensorial
es neutra y fija. Algunos racionalistas quisieran decir y han empeñado sus vidas en
demostrar que sí. Sin embargo, ejemplos como el del pato-conejo nos muestran
que dos personas con una misma imagen en la retina ven cosas distintas y dos 39
personas con diferentes imágenes en la retina, una con lentes inversores y otra no,
ven la misma cosa (Kuhn, 1985: 180-181). El resultado es, pues, que la experiencia
sensorial tiene mucho más que ver con el conjunto de expectativas sobre la
naturaleza, enmarcadas en paradigmas concretos, que con lo que biológicamente
puede decirse que la persona percibe.
Revista Inversa
si logramos demostrar que el paso, ya no sólo de un standard a otro, sino también de
una teoría a otra, puede ser irracional en el sentido de quedar fuera del método
crítico, si logramos demostrar que entre teorías puede existir una inconmensurabilidad
que, debido a su carácter, escapa al método crítico y objetivo del racionalismo,
estaríamos demostrando que el progreso científico, guiado por la búsqueda incesante
de la verdad, no es más que un infundado anhelo. Perseguiremos ahora este objetivo.
Demostrando la inconmensurabilidad
Sin lugar a dudas, la más fuerte critica que puede hacérsele al racionalismo crítico
es que supone que la investigación científica parte siempre de un problema, sin 41
tener en cuenta que éstos pueden estar formulados erróneamente o, sencillamente,
que a la luz de posteriores investigaciones pueden declararse simplemente inexistentes.
En estos casos, la resolución del problema mediante la formulación de una teoría
científica no tendría lugar y, en cambio, lo que acontecería sería, más bien, su
disolución. Esta disolución, en vez de la resolución pretendida, se sale completamente
42
Edwin Mauricio Ardila
Este cambio en la ontología, que implica otro no menos radical en los conceptos,
Irene Vélez Torres
nos ofrece lo que estábamos buscando: demostrar que entre teorías puede haber un
cambio que se salga de la formalidad del método crítico racional. No hay, de esta
manera, progreso alguno que pueda postularse: si entre teorías los conceptos pueden
diferir hasta el punto de que una teoría sucesiva no tenga nada en absoluto qué decir
con respecto a un dominio de sucesos y procesos de la anterior, el vacío entre ambas
es insalvable, interrumpiendo el camino juicioso en busca de la verdad. Pretender
que este vacío no exista sería pretender que fuera posible formular en ciencia
enunciados del tipo «siempre que hay posesión por un demonio, hay descarga eléctrica»
(Feyerabend, Ibíd. Pág. 108). Así, como generalmente se dice, hemos talado dos
pinos con un sólo hachazo: logramos mostrar que la inconmensurabilidad es una
propuesta plausible en el marco de la historia de la ciencia y, gracias a ello, hemos
logrado tumbar uno, si no más, de los supuestos del positivismo popperiano.
Revista Inversa
entenderse como la convicción de que conceptos fundamentales como los
mencionados son construidos, es decir, producto de sucesos históricos, fuerzas sociales
e ideología. Esta aclaración resulta pertinente en tanto que en su libro ¿La construcción
social de qué?, Hacking llama construccionistas sociales a los defensores de lo que
aquí hemos venido llamando relativismo: «Los construccionistas sociales respecto a
X tienden a mantener que: 1) No era necesario que X existiera o no es necesario en
absoluto que sea como es. X, o X tal como es en el momento actual, no está
determinado por la naturaleza de las cosas, no es inevitable. Muy a menudo va más
allá e insiste en que: 2) X es bastante malo tal como es; [y] 3) nos iría mucho mejor si
X fuera eliminado, o al menos radicalmente transformado [...] Una tesis del tipo 1 es 43
el punto de partida: [...] X fue producido o conformado por sucesos sociales, fuerzas,
la historia, todos los cuales podrían perfectamente haber sido diferentes. Muchas
tesis de construcción social avanzan inmediatamente a 2 y 3, pero no necesitan
hacerlo así» (Hacking, Ibíd. Pág. 26-27); existe además una pre-condición para una
postura obstruccionista respecto a X, a saber, «0) En la actual situación, X se da por
Los conflictos
Según Hacking, hay tres aspectos conflictivos entre los defensores del relativismo
y quienes se oponen a él, que configuran las llamadas guerras de la ciencia y la
cultura11. Estos aspectos suponen un conflicto con respecto a un X construido en
tanto idea y no en tanto objeto. Señalaremos cuáles son estos aspectos sin hacer el
énfasis que hace Hacking en el hecho de que el conflicto sea con respecto a X en
tanto idea y no a X en tanto cosa, debido a que estos aportes siguen siendo significativos
para la estructuración de una postura relativista fuerte, independientemente de la
distinción citada:
Revista Inversa
con sentido tenga lugar y que, por esta razón, resulta altamente inverosímil que
«cualquiera siendo inteligente y teniendo las herramientas necesarias, se haga la
misma pregunta sobre X». Las preguntas que, con sentido, sean planteadas,
determinarán la forma de la ciencia. Las respuestas que se den a estas preguntas
constituirán el contenido de la misma y estarán determinadas plenamente por la
forma que las preguntas hayan configurado. Nos ocuparemos, reitero, de este aspecto
de la contingencia de la formalidad de la ciencia y la relación que esto tiene con la
determinación del contenido de la misma, independientemente de si las mismas
preguntas implican las mismas respuestas; es decir, independientemente de cuál sea
el contenido exacto y explícito que la ciencia adopte, nos interesa la forma de la 45
ciencia que las preguntas configuran como condiciones de posibilidad del contenido
de la misma.
Hacking ilustra este tema recurriendo a la estrecha relación que ha habido durante
siglos entre la producción de armas y el conocimiento humano. Cuando se afirma
que unas preguntas específicas condicionan el conocimiento de una manera
Posible es lo pensable
Para introducir este tema, comenzaremos aclarando qué ha de entenderse por
«forma de conocimiento»: un conjunto estructurado de enunciados conceptuales que
46
representan posibilidades (esto es, que pueden ser falsos o verdaderos) y unas técnicas
que permiten decidir cuáles son falsos y cuáles verdaderos (Hacking, Ibíd. Capítulo
VIII). Las formas de conocimiento pueden variar en el tiempo y/o entre culturas en el
sentido de que lo que es posible para una cultura o época, puede no serlo para otra.
Lo posible es lo pensable. Esto quiere decir que hace parte de mi red de creencias, no
Irene Vélez Torres
un enunciado afirmado o negado, sino sólo la posibilidad del enunciado, esto es, la
pregunta con una potencial respuesta a la que pueda asignársele un valor veritativo.
Dos formas de conocimiento no se diferenciarán porque lo que se niegue en una se
afirme en otra, sino porque una posibilidad esté dentro o fuera de la red de creencias.
En términos del lenguaje, verdad o falsedad son propiedades asignables a unos
enunciados sólo porque nuestra forma de razonar nos permite entender y juzgar unas
determinadas sentencias de unas determinadas maneras. En este sentido, otras épocas
y/o otras culturas pueden tener o haber tenido otras categorías de verdad o falsedad
15
Hacking afirma, en la página 294
de su libro ¿La construcción social
totalmente diferentes a las nuestras.
de qué?, que la relación entre las Complementando la propuesta de Kuhn, una revolución sería algo como la
nuevas y/o diferentes preguntas y emergencia de un nuevo espectro de posibilidades, junto con criterios definidos para
respuestas de una época o cultura saber si las preguntas son o no legítimas, y criterios definidos para responderlas con
y las nuevas y/o diferentes preguntas
y respuestas de otra época o sentido. La inconmensurabilidad entre los paradigmas kuhnianos se traduciría en la
cultura es de «incomparabilidad». ausencia de «una unidad de medida común entre las posibilidades que existen en una
Creemos que se refiere a la forma de conocimiento y las que existen en otra» (Hacking, Ibíd. Pág. 283). Si regresamos
imposibilidad de encontrar una
traducción que posibilite la
a la idea de inconmensurabilidad local estaríamos en condiciones de afirmar lo mismo:
comparación. Empero, creemos lo que cambia de una forma a otra no es toda la red de creencias sino que puede
también que no están siendo cambiar sólo una parte de ella, sólo unas nuevas preguntas y unas nuevas respuestas
tenidas en cuenta aquí las intraducibles a preguntas y respuestas de otra época u otra cultura. Esto es algo como
posibilidades ofrecidas por Kuhn
de interpretación y/o «aprendizaje que las respuestas que un determinado paradigma dio (da) a las preguntas formuladas
especial» de un nuevo lenguaje. son incompatibles15, tanto con las nuevas (diferentes) preguntas, como con las nuevas
(diferentes) respuestas, y que sus mecanismos de selección de preguntas y corrección
de respuestas son también incompatibles. Teniendo diferentes candidatos de preguntas,
de respuestas y de corrección, nos resulta imposible determinar qué forma de
conocimiento o sistema de posibilidades es mejor o peor que otro: toda creencia y
toda proposición adquiere sentido, única y exclusivamente, al interior de cada forma
de conocimiento y sólo dentro de ella puede saberse (por los criterios internos de
corrección), qué posibilidades son más legítimas y qué respuestas son falsas o verdaderas.
Una conclusión fuerte que de esta propuesta se desprende es que de un sistema de
creencias a otro hay una incomunicabilidad, por lo menos, en lo que tiene que ver
con juicios de legitimidad y corrección16.
Un conjunto de posibilidades conceptuales condiciona el contenido de la ciencia
en un importante sentido. Un programa de investigación cualquiera habita dentro de
una forma de conocimiento (aunque pueda suceder que los resultados específicos del
programa logren modificar dicha forma). Los condicionantes de estas posibilidades
son múltiples, aunque siempre históricamente determinados: lo que podamos y
queramos hacer y pensar como investigadores o como simples habitantes cotidianos
Revista Inversa
del mundo es un suceso que acontece históricamente. Ya con Feyerabend habíamos
llegado a una propuesta similar cuando hablábamos de la relación entre cambio de
ontología y cambio conceptual. Decíamos entonces que un cambio conceptual implica
un cambio de ontología, es decir, la redescripción de las entidades del mundo y sus
relaciones. Este cambio onto-conceptual complejo tiene lugar históricamente y significa,
no la negación de los estados de cosas anteriores, sino la imposibilidad de formular,
siquiera, enunciados expresando esos estados de cosas. La forma que el conocimiento
adquiera, por las causas históricas que se precisen, se relaciona de manera directa con
el contenido de la ciencia en tanto abre unas ventanas de respuestas posibles y cierra
otras.
47
Es por esto que, debido al carácter de esta investigación y sus restricciones, nos
limitaremos a indagar la posibilidad de la inconmensurabilidad, no entre paradigmas
culturales, sino al interior de un único concepto. Evidentemente el alcance del análisis
debe restringirse, de esta manera, a lo significativo que el fenómeno de la
inconmensurabilidad pueda ser, en el espacio restringido de un concepto elegido.
Haber limitado la investigación a un solo concepto no obedece exclusivamente a
razones prácticas, existen también unas razones teóricas que resulta pertinente hacer
explícitas: por un lado, un paradigma está conformado por una visión del mundo y
unas prácticas que a partir de ella se despliegan. Es posible que, estando al interior del
paradigma occidental, me sea posible, tras una extensa investigación, reconstruir y
evidenciar someramente su estructura; empero, pretender hacer lo mismo con un
paradigma complejo que, además, me es ajeno, es una empresa de mucho mayor
aliento.
Por otro lado, apelando un poco a la idea de Kuhn de que una teoría puede ser lo
suficientemente importante dentro de un paradigma como para que su transformación
signifique una revolución; o, apelando también a la idea de Feyerabend de que una
ontología y unos conceptos pueden ser suficientemente comprehensivos como para
lograr desestabilizar un paradigma; o, apelando nuevamente a Kuhn y su idea de la
inconmensurabilidad local, según la cual este fenómeno puede no ser generalizado
en todo el paradigma sino restrictivo a una fracción de él; y, finalmente, atendiendo a
la apreciación del profesor Urbina según la cual, aunque cada «elemento de la realidad,
ante todo la cultural, se convierte en hilo y camino en donde se puede entrever el
conjunto, hay elementos privilegiados17 [...] que aprisionan la totalidad» (Urbina, 1992:
48
17). Espero, de esta manera, poder evidenciar en lo que sigue el fenómeno de la
inconmensurabilidad trans-cultural a través del análisis de este único concepto elegido.
Ahora bien, el concepto que he elegido para el análisis es el de «hoja de coca». Se
sigue inmediatamente la pregunta de ¿por qué ese concepto y no cualquier otro en la
extensísima gama de conceptos posibles? Podría, por ejemplo, haber elegido el concepto
Irene Vélez Torres
Giovanni Matallana
Inconmensurabilidad trans-cultural
Mientras Kuhn y Feyerabend restringen su investigación y su propuesta a
paradigmas científicos de diferentes épocas, Hacking, en cambio, aunque no
argumenta de manera explícita la posibilidad de equiparar paradigmas científicos y
culturales, sí se refiere en varias ocasiones a, por ejemplo, textos antiguos o extranjeros
indistintamente18. La legitimidad del tratamiento homogéneo que se le da a estos
paradigmas científicos de diferentes épocas y culturas de un mismo periodo
histórico, se asienta en que las condiciones que dotan de forma y contenido a un
La inconmensurabilidad conceptual: el caso de la hoja... Pp. 29-79.
cosa estando derivada de una idea, mundo como un paradigma nos ha servido para llevar el debate mucho más allá
convicción, concepción, creencia,
disposición o teoría. Como (¿o acá?) de la ciencia. Aunque esta propuesta sobre los diferentes paradigmas y su
enfatiza el autor, estas ideas, posible inconmensurabilidad nació en la filosofía de la ciencia, su tránsito hacia la
convicciones, etc., a las que se comprensión de las interrelaciones culturales ha enriquecido enormemente la
refiere, no son extrañas y privadas
propuesta relativista y sus debates. De esta manera, siempre que logre demostrarse
entidades mentales; por el
contrario, las ideas, tal como él las que las diferencias entre dos culturas o grupos corresponden a las diferencias que
entiende, circulan habitualmente hemos venido esbozando entre paradigmas científicos, todo lo que hemos afirmado
en público, pudiendo ser debatidas, con respecto a estos últimos, por ejemplo, la inconmensurabilidad, aplica también
criticadas, aclaradas, aceptadas,
etc., teniendo así, las más de las
para el análisis de diferentes paradigmas culturales.
veces, una estrecha y casi
indesligable relación con las La hoja de coca en el pensamiento Uitoto y en el pensamiento
prácticas de una comunidad
(sociales, económicas, culturales,
Occidental
etc.) y las personas que las realizan.
Esto quiere decir que cuando se 1. Reconstruyendo dos visiones sobre la hoja de coca
dice de X que es «ideológico» se Todos los autores que hemos utilizado hasta este momento para introducir el
está queriendo decir que es un X
(hecho o cosa) cuya cualidad es
debate teórico sobre la inconmensurabilidad, han apelado, en mayor o menor
ser derivado o consecuencia de medida, a la necesidad de introducir factores extra-teóricos para explicar este
una idea, convicción o concepción, fenómeno: historia, ideología, cultura, tradición. Esta es, precisamente, la
etc. que una comunidad o
perspectiva del relativismo por la que hemos optado y que hemos ido haciendo
conjunto de personas tienen. Ver
Hacking (2001) Págs. 32-33; 48-52 explícito y evidente en lo que hemos comentado a lo largo de este texto. Con
y 59-63. Hacking logramos esbozar de una manera más o menos nítida lo que un relativista
estaría motivado y en condiciones de demostrar: 1) que el estado actual de la
ciencia no era inevitable; 2) que la estructura del mundo es una construcción
humana y 3) que la estabilidad de las creencias no puede ser sólo explicada mediante
factores internos a la ciencia. Si hacemos que este esbozo se desplace de la filosofía
de la ciencia a nuestro debate sobre la trans-culturalidad, podría, por extrapolación
analógica, reconfigurarse de la siguiente manera: 1) el estado actual de nuestras
(en Occidente) prácticas y creencias no era inevitable; 2) la estructura que le
atribuimos al mundo es una construcción humana y 3) la estabilidad de una
creencia (sobre el mundo) obedece a factores que se encuentran fuera de la creencia
misma.
Los tres eslabones de esta caracterización tienen estrecha relación con los factores
extra-teóricos mencionados21: 1) el estado actual de nuestras creencias y prácticas
hubiera sido otro si nuestra historia, ideología, etc. también lo hubieran sido; 2)
nuestras representaciones, que están cargadas de historia, ideología, etc.22, son las
que nos permiten asignarle una estructura al mundo, y 3) la estabilidad o
inestabilidad de una creencia tiene mucho que ver con factores sociales como la
Revista Inversa
historia, ideología, etc. Siendo esto así, lograr dilucidar algunos de estos factores
en cada una de las dos visiones sobre la coca elegidas, a saber, la occidental y la
Uitoto, deberá servirnos para comenzar a evidenciar la inconmensurabilidad. Estos
factores serán rastreados, exclusivamente, en el ámbito delimitado del concepto
de hoja de coca. Veamos a continuación cómo pueden estructurarse estos factores.
El presidente Pastrana expresó en su propuesta de Plan Colombia, presentada
al Congreso de los Estados Unidos el 20 de octubre de 1999, que el compromiso
del Estado en la promoción de la democracia, la monopolización de la aplicación
de la justicia y la integridad territorial, son responsabilidades cuya consolidación
se ha visto impedida por las fuerzas del narcotráfico que, recientemente, han 51
entablado relaciones financieras con los grupos armados al margen de la ley;
situación que ha intensificado el conflicto armado y limitado la capacidad del
Estado en el cumplimiento de sus responsabilidades más apremiantes (Pastrana,
1999: 9). Hasta este momento (1999), el narcotráfico y la guerrilla eran dos enemigos
distintos a los cuales había que atacar por separado. Tanto así, que durante toda la
respecto a la hoja de coca con la visión que Occidente tiene sobre la misma.
Búinaima, que fue el primer hombre que existió después de las inundaciones,
estaba deseoso y ansioso por reestablecer la humanidad que él sabía que antes
había existido. Se trasnochaba haciendo invocaciones pero la inteligencia no le
27
Ver PASTRANA ARANGO, daba y el sueño le vencía. Buscando vencer el sueño y abrir su inteligencia, Búinaima
ANDRÉS. 1999. Plan Colombia: plan
para la paz, la prosperidad y el tostó hojas de diferentes matas y las mambeó después. Así pudo vencer el sueño,
fortalecimiento del Estado. Bogotá: pero la inteligencia aún no se le abría. Fue así que buscó en la orilla de los ríos la
Editorial Desde-Abajo, y coca-de-la-boa28 con la que la que la sabiduría comenzó a llegarle. Pero aún así no
DEPARTAMENTO DE ESTADO
DE LOS ESTADOS UNIDOS.
se le revelaba aquello que el quería. Fue entonces cuando le nació una niña a la
2004. Los Andes en peligro: que le puso Búinaiño29. Esa niña fue la coca. La mata (de coca) se dio cuando,
consecuencias ambientales del después de haber ido a la chagra30 con la mamá, la niña se peinó, dejando caer
narcotráfico. Washington: Editorial unas liendres sobre el suelo. Búinaiño sembró así la coca porque sabía que eso era
del Departamento de Estado de
los Estados Unidos. lo que su padre quería y necesitaba. Más tarde la niña le avisó al papá que de ahí
en adelante mambiaría buena coca y vería y aprendería muchas cosas porque ese
28
Planta. Probablemente una era un don de Dios (Júziñamui) para salvar a la humanidad. La niña entregó al
variedad silvestre de hoja de coca.
papá tres hojas de coca para ser tostadas y el primer milagro de la coca fue, a partir
29
Que quiere decir «madre de los de esas tres hojas y las palabras de abundancia y crecimiento, llenar toda una olla.
hombres» (Urbina, 1992: 57). Desde entonces el hombre comenzó a comer la buena coca y a dominar el mal de
la tierra, mediante el poder que Dios le había dado. La niña, entre tanto, iba
30
Entorno cercano a la maloca
donde se encuentra ubicada la sembrando la coca donde quiera que iba poniendo las manos, hasta llenar las
siembra. orillas de los ríos y las lomas de coca verde (Urbina, Ibíd. Pág. 57-62).
Pensar en ese mito como el relato no metafórico del origen de una planta debe
parecernos imposible a la luz de nuestra visión sobre el mundo y sobre la hoja de
coca en particular. Trayendo este texto resumido a nuestra investigación sólo quiero
poner en evidencia que la hoja de coca esta cargada, para la comunidad Uitoto, de
una significación que se aleja de la concepción que Occidente tiene sobre ella y
que, a pesar de la distancia, este relato debe ser entendido a la luz de nuestro
debate, como uno de los factores históricos –tan histórico como puede ser la caída
de las Torres Gemelas– que ha delineado la aprehensión que del mundo hacen los
Uitotos y, mucho más, la concepción que tiene esta comunidad sobre la hoja de
coca.
Con respecto a las prácticas que se encuentran asociadas con la hoja de coca,
que en Occidente pueden ser el impulso del comercio exterior o la promoción de
las fumigaciones aéreas, en la comunidad Uitoto estas prácticas son el baile (fiesta)
y el trabajo. En el segundo relato recogido en la obra del profesor Urbina, el
sabedor (abuelo José García) responde a unos visitantes que indagan sobre su alta
producción de hoja de coca, que él siembra y mambea «para trabajar». «Cuando yo
Revista Inversa
quiero hago fiesta. A veces hago minga. Costumbre de nosotros los indígenas. Se
cierne y después se coquea, se trabaja, se hace baile. Es costumbre de los abuelos
que nosotros seguimos. Mi abuelo me dijo que no debía olvidar eso. Por eso yo no
olvido y siembro bastante (Urbina, Ibíd. Pág. 64).
El concepto de hoja de coca tiene en ambas visiones de mundo (Occidente y
Uitoto) unas prácticas y unas valoraciones que son indisolubles con el concepto
mismo, en el sentido que son ellas la que lo constituyen. Según la visión de
Occidente, la hoja de coca tiene un contenido significativo muy fuerte de ilegalidad.
Esta parece haber sido una manera punitiva y criminalizadora de ver la hoja de
coca, que nos ha sido impuesta en función del control político y militar, y del 55
control de los circuitos de creación ilegal de capital. Casi podríamos afirmar que
siempre que se piensa en hoja de coca se piensa en cultivo ilícito, entre otras cosas
porque ese es el nombre más utilizado para referirse a la planta. A su vez, esta
concepción se encuentra atravesada por prácticas que la fortalecen como son las
fumigaciones.
de la comunidad Uitoto.
Ahora bien, sólo para fortalecer la idea de que una visión de mundo no es estable
y que sus verdades no lo son de una vez y para siempre, recrearé brevemente, en lo
que sigue, la historia anterior a la política prohibicionista, con respecto a las drogas,
impulsada por Estados Unidos. Esto me servirá, entre otras cosas, para reforzar el
esbozo hecho al principio de este apartado en el que se mencionaba la contigencia
del estado actual de nuestras prácticas y creencias, en que la estructura atribuida al
mundo es producto de la forma como nos lo representamos y en que la estabilidad
de una creencia está determinada fuertemente por condiciones externas. Voy a hacer
referencia, siguiendo a Escohotado31, a la ausencia de un «espíritu» prohibicionista
en Estados Unidos, hasta antes de mediados del siglo XX. Así, la historia recreada a
continuación pretende incitar la idea de que el esbozo realizado puede leerse como
sigue: 1) el prohibicionismo actual (su concepción y sus prácticas) es contingente, en
cuanto anteriormente, cuando era otro nuestro contexto político, ideológico, social
y cultural, tal intención no existía; 2) Qué es ilícito y qué no (en tanto estructura del
mundo) depende de nuestra representación del mundo, y 3) la creencia de que la
coca es ilegal, y entonces debe ser prohibida, depende, en alguna medida, de
condiciones ajenas a la creencia misma.
Los juicios sobre la coca y la cocaína no siempre fueron criminalizadores, hubo
médicos y farmacólogos que hasta mediados del siglo XIX veían en la cocaína la
posibilidad de producir altos grados de sentimientos elevados, impulsadores de una
exaltación mental cercana al sentimiento místico, con efectos que se desvanecían
gradualmente y al cabo de pocas horas, «dejando un sentimiento de serenidad flotante»
56
(Escohotado, 1999: 450). En esta misma línea, alejada del prohibicionismo y cercana
a la incitación del consumo, el médico francés A. Mariani dijo en 1885 que «la
diferencia entre la coca y la cocaína no es la que existe entre cierta sustancia y su
concentrado, sino la que hay entre un conjunto de sustancias y una sola. Las
propiedades de la coca –decía– se desvirtúan cuando era reducida a ese alcaloide»
Irene Vélez Torres
(Escohotado, Op. Cit. Pág. 448). Tal parece haber sido con el auge de la coca y de la
cocaína, que hay evidencia de que se fabricaron varios folletos publicitarios
promoviendo el consumo de «fluido de coca, vino de coca, coca cordial y cigarrillos
de coca, inhalador de cocaína, oleato y salicilato de esta sustancia» (Escohotado, Ibíd.
Pág. 456).
Para los médicos del siglo XIX era casi evidente que «las llamadas víctimas de las
drogas son ante todo víctimas de sí mismas, de la inhospitalidad de su conciencia.
De ahí que su cura –si es que la tienen– no consistía en privarlas de tal o cuál
fármaco, sino de ayudarlas a que se acepten como son y a modificar lo que en ellas
hay de inadmisible para los demás, pues sólo yendo a su causa podrá modificarse
dicho síntoma» (Escohotado, Ibíd. Pág. 467). Esta visión contrasta con el discurso
actualmente manejado por los países importadores del Norte que justifican su política
prohibicionista diciendo que el tráfico de narcóticos es un problema de «seguridad
nacional» cuya solución depende de, por ejemplo, la erradicación de los cultivos
llamados ilícitos en los países productores del Sur.
31
Jurista, filósofo y sociólogo,
A finales del siglo XIX, si bien ya comienza a haber opiniones encontradas sobre
nacido en Madrid en el año de la bondad de la cocaína, no hay aún rastros que indiquen la necesidad de su
1941. Ha publicado más de una ilegalización. Hasta finales del siglo XIX nadie pensaba que el masivo consumo de
docena de libros, entre los que se cocaína en América del Sur (se calculaba que pudo ser de más de diez millones de
destacan Realidad y substancia
(1986), Metodología de las Ciencias personas) fuese más nocivo que el consumo de café o té. Es sólo hasta mediados del
(1987) y Retrato del libertino (1998). siglo XX que la Comisión de Estupefacientes, en su noveno periodo de sesiones,
logra que Perú, Colombia, Bolivia y Argentina reconozcan el carácter dañino de la
coca debido a su adictividad»32, y es sólo con Richard Nixon en la presidencia (1973),
que Estados Unidos declara las drogas «ilícitas» por considerarse una amenaza para
su seguridad nacional33. Como puede verse, es sólo hasta finales del siglo pasado que
la lucha contra las drogas de uso ilícito se estructura y despliega a nivel continental.
Revista Inversa
existentes en una visión de mundo y las existentes en otra (por lo menos en el
ámbito local señalado). Esta forma de inconmensurabilidad puede ser identificada
comparando el concepto de «trabajo» y «disciplina» asociados a la hoja de coca, y el
concepto de «disciplina» distanciado en Occidente del concepto de hoja de coca.
Veamos cómo se configura esta inconmensurabilidad.
Hasta el siglo XVII, el consumo de la coca era una costumbre exclusivamente
indígena, perfectamente aceptable, sobre todo, por estar relacionada con el trabajo y
garantizar a los españoles una alta producción agrícola y minera debida a las arduas
labores que los indígenas podían llevar a cabo gracias a la masticación de la coca.
Cuando comienzan a librarse las batallas de independencia en los países del sur de 57
América, el consumo de coca fue defendido e incitado ya que permitía a la población
enfrentar la escasez de alimentos sin sufrir mayores perjuicios y posibilitaba aliviar
las fatigas de los soldados. Estas posibilidades brindadas por el consumo de coca se
vieron reconocidas cuando, tras la independencia, la hoja de coca fue incorporada
al escudo peruano como símbolo de la entereza y la resistencia35. Como puede verse,
poca importancia, es infructuoso. Entonces [los antiguos] buscaron una fuerza que
tuviese sustancia. Después de mambear y con buen alimento iban a trabajar» 33
Ver Roncken (2004) en especial
el apartado titulado «El espíritu
(Echeverri, Op. Cit. Pág. 127). La forma de preparar la fuerza para el trabajo es con guerrerista».
ambil y coca. No es posible lograr algo sólo con palabras, aunque también ellas se
requieran. Ver apartado «La propuesta de
34
Toda obra, todo producto, es para los Uitoto el resultado de un doble proceso en Kuhn» en este escrito.
Ahora bien, lo que se afirma en una concepción no se niega en otra sino que,
ni siquiera, resulta ser una posibilidad. Que una hoja dé una fuerza sustancial
que se reproducirá cuando los niños se alimenten con la comida trabajada, pero 59
que no sólo es producto de una hoja sino también de la Palabra y de la sal de
monte, etc. no es que para nosotros sea falso sino que no es, siquiera, una
posibilidad de la que pueda decirse que es falsa o verdadera. De la misma manera,
es de esperarse que para los Uitoto, pretender que la sola matiscación de la hoja
de coca permita trabajar de la manera como en Occidente se concibe, no debe
enfrentándose al monte y abriendo una nueva chagra. El joven para medir sus
fuerzas, debe comenzar solo esta tarea. En esta nueva chagra, cuando el joven ha
demostrado su fuerza y su disciplina abriéndola, debe plantar sus primeras matas
de coca y tabaco (cuyas semillas ha recibido de su padre) y sus primeras matas de
yuca dulce (cuyas semillas ha recibido de su madre). Este trabajo de entereza
física innegable va acompañado de la instrucción sobre el mambeo de la coca
(Echeverri, Ibíd. Pág. 109).
La disciplina asociada al consumo de coca y al trabajo de la coca (Echeverri,
Ibíd., comentario 3), enunciado de la manera justo como se citó arriba, es una de
esas posibilidades que en Occidente se encuentra fuera de nuestra red de
creencias. Y vuelve el agua al molino: no es que para nosotros sea falso que el
joven disciplinado deba mambear y abrir la nueva chagra, etc., es que ésta no es
ni siquiera una posibilidad. Para nosotros la disciplina es algo radicalmente
distinto, inconmensurable con lo que es para los Uitoto. En efecto, nuestro
concepto de disciplina no está asociado al de la hoja de coca, ni el de la hoja de
coca al de disciplina; para los Uitotos en cambio, la disciplina tiene estrecha
relación con el joven disciplinado: la buena manera de comportarse de un Uitoto
hace parte de la sabiduría que este tiene sobre la hoja de coca; las prácticas
sociales relacionadas con la hoja de coca se encuentran, de esta manera,
estrechamente relacionadas con el concepto mismo. El concepto de hoja de
coca y disciplina en los Uitotos, en tanto íntegramente asociados, es
inconmensurable con nuestros distantes conceptos de disciplina y hoja de coca,
no porque creamos que el concepto de disciplina Uitoto sea falso, sino porque
60 su posibilidad está fuera de nuestra visión de mundo.
ofrecíamos era el carácter holista que este cambio debía tener; esto lo explicábamos
como la necesidad de que el cambio se diera en el ámbito de lo que es un
problema, así como en el ámbito de lo que puede ser una solución legítima a ese
problema. Esta caracterización tiene estrecha semejanza con la crítica que
Feyerabend hacía al racionalismo crítico. La propuesta del racionalismo crítico
supone que toda investigación parta de un problema. Lo que Feyerabend criticaba
era que no se estaba teniendo en cuenta en esta propuesta el hecho de que la
formulación de los problemas podía ser errónea o que, a la luz de futuras o
pasadas investigaciones, los problemas podían declararse profundamente
inexistentes. Nos interesa señalar aquí que uno de los aportes valiosos que Kuhn
y Feyerabend hacen al debate relativista, es llamar la atención sobre la importancia
que tiene plantearse un problema. Que un problema no sea planteado y, más
aún, que no sea posible planteárselo indica, en términos de Kuhn, la presencia
de un cambio revolucionario o, en términos de Feyerabend, la
inconmensurabilidad entre dos paradigmas.
A continuación quiero poner sobre la mesa dos apreciaciones, producto de
algunas investigaciones hechas por uno de los aparatos de Occidente con mayor
legitimidad en lo que al campo de la política se refiere, a saber, la Organización
de las Naciones Unidas (ONU), sobre analfabetismo y desnutrición. Para
*Ver el apartado «La propuesta de
Kuhn» de este escrito. contrastar esta apreciación occidental sobre analfabetismo, ofreceremos algunos
N. de E. datos sobre los Uitoto que nos permitirán evidenciar la importancia que tiene
que un problema sea planteado para delimitar dos diferentes visiones de mundo.
De la misma manera, a la par que expondremos la apreciación de la ONU sobre
la desnutrición, recapitularemos brevemente un relato Uitoto sobre la
abundancia; exponiendo ambas versiones sobre lo que es la desnutrición,
pretendemos demostrar la disimilitud entre ambas concepciones. Estas dos
pequeñas propuestas de contraste pretenden poner en evidencia que, en el campo
restringido de la visión de los Uitoto y Occidente tienen sobre la hoja de coca,
los problemas que unos (Occidente) se han planteado en relación con el
analfabetismo y la desnutrición, para los otros (Uitoto) no han sido mayor
problema alguno y, más aún, al interior de su visión de mundo un problema de
tal tipo no tiene sentido.
Según la estadística de la ONU, presentada por la UNESCO38 y la Comisión
de Estupefacientes en 1970, aproximadamente la mitad de la población rural
adulta de Perú y Bolivia mascaba coca. De estos consumidores, el 60% eran
analfabetos, mientras sólo el 19% de los adultos no coqueros lo eran (Escohotado,
1999). Esta estadística pretendía probar la estrecha relación existente entre el
Revista Inversa
consumo de coca y el analfabetismo, de manera que este consumo pudiera ser
entendido como una de las causas más apremiantes del analfabetismo que debía
atacarse de manera frontal e inmediata.
Ahora bien, sólo hasta principios de los años noventa se estaban abriendo en
la región amazónica de Colombia las primeras escuelas bilingües para niños.
Una década antes, cuando tuvieron auge las misiones evangelizadoras de las
iglesias católica y cristiana, las escuelas para los niños dictaban sus clases
únicamente en español, situación que, sumada con la violencia y otros factores,
contribuyó a la pérdida de muchas tradiciones indígenas. La cultura indígena y,
especialmente, la cultura Uitoto, despliega las fuertes y legendarias raíces de su 61
tradición en el arte oral, dotado de una complejidad encantadora, hilada por las
pausas, los intercambios con el compañero de la conversación, las retaliaciones,
la recurrencia a expresiones y los largos listados. La lengua (el órgano) es
simbolizada por la comunidad Uitoto como una hoja de coca; esto afianza la
idea que aquí hemos expuesto sobre la relación entre la hoja de coca y la Buena
mismo si sueña con tabaco» (Echeverri, Ibíd. Pág. 101-102). La abundancia es,
pues, abundancia de alimento y abundancia de Gente. La abundancia de alimento
es abundancia de coca, tabaco, yuca brava, yuca dulce, maní, sal de monte. Esta
abundancia encuentra su correlato en el nacimiento y crecimiento de la Gente,
esto también es abundancia. Nos interesa señalar que en el relato mencionado
la coca es un alimento más, y la abundancia la constituyen tanto los alimentos
como la Gente. De esta manera, si la coca es un alimento, no es posible que
cause desnutrición, por lo menos no al interior de la visión que los Uitotos
tienen sobre la coca. Probablemente, si la desnutrición es valorada con
metodologías (contrastar peso con estatura) y criterios occidentales, sea posible
decir que un indígena está desnutrido y que, apelando a la estadística presentada,
la causa es la coca; sin embargo, esta causalidad no parece ser absoluta en el
sentido de no constituir una posibilidad en los Uitoto. Vemos así que el problema
de que la coca pueda causar desnutrición no es, pues, un problema posible
según la visión que los Uitoto tienen sobre la coca porque la coca es, en si
misma, un alimento.
Al papá cosechador y sembrador
39
Ahora bien, que la coca sea o no un alimento parece ser una cuestión que ha
de coca se le llama «Hacedor». llamado la atención de varios investigadores. En 1975, la Universidad de Harvard
Contrastar en Echeverri (1999)
Presentación y textos traducidos realizó una investigación intitulada «Valor nutricional de la Coca», en la que se
2A y 8. obtuvo como resultado que la hoja de coca contenía mucho más que cocaína:
COMPONENTE EN MILIGRAMOS (Mg)
Grasa 3.68Mg
Carbohidratos 47.50Mg
Vitamina C 6.47Mg
Vitamina E 40.17Mg
Revista Inversa
Riboflavina (Vitamina B-2) 0.88Mg
Niacina 8.37Mg
Calcio 997.62 Mg
Fosfato 412.67Mg
Potasio 1739.33Mg
Magnesio 299.30Mg 63
Sodio 39.41Mg
Aluminio 17.39Mg
Bario 6.18Mg
Estroncio 12.02
Boro 6.75Mg
Cobre 1.22Mg
Zinc 2.21Mg
Magnesio 9.15 Mg
Tabla No.1
Cromo 0.12Mg Componentes de la coca por cada 100
gramos de hoja
Así como nos los señalaba Escohotado, citando a Mariani, la hoja de coca
aparece en este estudio siendo diferente y mucho más que uno solo de sus
componentes. Esta investigación sustenta ampliamente el hecho de que la coca
sea para los Uitoto, además de un estimulante, un suplemento alimenticio, como
puede serlo también la cacería. Con estos datos sobre la composición de la hoja
de coca, resulta sorprendente que su consumo pueda aún ser considerado un
factor causante de desnutrición. Además, surge la inquietud de si no serán, más
bien, las circunstancias de injusticia social en que viven los indígenas las que los
obligan a alimentarse casi exclusivamente a base de hoja de coca, debido a la
inaccesibilidad a otros productos alimenticios y al deterioro del entorno de donde
La inconmensurabilidad conceptual: el caso de la hoja... Pp. 29-79.
se los han provisto. Parecería más razonable que fuese la injusticia social y el deterioro
ambiental en que viven las comunidades indígenas cercanas a los centros urbanos40,
lo que los induce a basar con exclusividad su alimentación en esta planta, y no el
mambeo mismo.
Revista Inversa
en la trampa puesta en el monte. Todo lo que acontece adentro (malos sentimientos)
se refleja, de esta manera, afuera en forma de animales. Una vez esos malos
sentimientos de adentro son derrotados, tiene lugar el segundo componente de la
cacería: las trampas que son armadas afuera deben estar adecuadamente hechas
para que la cacería librada en sueños haga caer al animal en el monte (tigrillo
macho, oso hormiguero, armadillo, tigrillo hembra, tigre mariposo (jaguar))
(Echeverri, Ibíd. Pág. 200-202).
En este relato puede verse cómo la cacería tiene para la comunidad Uitoto «un
significado que va más allá de la simple adquisición de comida. La cacería de
tabaco (y coca) consiste en hacer amanecer en forma de animales lo que se manifiesta 65
primero como enfermedades, rabia, pereza, peleas, etc. La comida no es sino un
subproducto de tal forma de cacería. De esta manera, la preparación de coca y
tabaco es tan pertinente a este tipo de cacería como lo es la elaboración de trampas
«la coca y el tabaco son las «armas» de la cacería» (Echeverri, Ibíd. Pág. 194).
Dos anotaciones nos interesa hacer para llenar de contenido los elementos
1. Las señales que se le presentaron a Kinerai, a las que debió estar atento de
manera que le fuera posible hacer la primera cacería (la de adentro), son
señales de malos sentimientos cuya fuente son espíritus animales que habitan
el lugar. Dos ideas importantes obtenemos aquí: por un lado, que parte de
la población del mundo de los Uitoto son los espíritus animales y, por otro,
que parte de la población43 de su mundo son señales como las mencionadas.
Ahora bien, esta población no es, sin lugar a dudas, la población de nuestro
mundo. En el mundo occidental en el que habitamos no hay señales como
las anteriormente citadas, ni, cosas como espíritus animales que pretendan
engañarnos. Esta ontología no viene, empero, sola: está eminentemente 42
«Sentarse» quiere decir «lamer
acompañada de unos conceptos correlativos. Esta diferencia de ontología tabaco, mambear coca, poner
que hemos señalado y esta diferencia conceptual que suponemos debe tener cuidado (al corazón y afuera)»
(Echeverri, Op. Cit. Pág. 222).
como correlato, esta diferencia de mundo, es a lo que Kuhn y Feyerabend
llaman «inconmensurabilidad». 43
Recordemos que por
2. Para vencer los malos sentimientos con los que Kinerai se enfrentaba, fue «población» hemos venido
entendiendo cosas como el
necesario hacerlos amanecer como animales. Qué quería decir exactamente,
flogisto, la posesión de un espíritu,
lo desconozco. Pero, por lo menos sabemos que este paso de mal-sentimiento las partículas subatómicas, el
a animal-cazado es un paso que en nuestra cultura no tiene lugar. Y aquí movimiento, las brujas, etc.
vamos con lo interesante: pretender que el mundo Uitoto es el mismo
mundo occidental, con la misma ontología y los mismos conceptos
La inconmensurabilidad conceptual: el caso de la hoja... Pp. 29-79.
asociados, sería pretender que una afirmación como «siempre que alguien
hace amanecer, la cacería está asegurada», sea una afirmación con sentido.
66
Irene Vélez Torres
Giovanni Matallana
2. De regreso a las preguntas: el género y la dulzura de la coca
Cuando estudiábamos a Hacking y sus aportes al discurso relativista, decíamos
que uno de ellos44 era señalar la importancia que tiene que las mismas preguntas
sean formuladas en dos visiones de mundo aparentemente distintas, si se quiere
decir de ellas que, en el fondo, hacen parte de un mismo paradigma. Siguiendo a
Hacking, que dos culturas se hagan las mismas preguntas implica que la forma de
aprehender el mundo de ambas es la misma: la forma de dicha aprehensión estaría
determinada por las preguntas, que, a su vez, delimitaría un espectro de respuestas
(contenido de la aprehensión). A continuación quiero señalar dos diferentes
concepciones de los Uitoto sobre la coca, a través de las cuales pretendo mostrar que
las preguntas que los Uitoto se hacen sobre la coca, no son preguntas con sentido al
interior de nuestro pensamiento occidental; es decir, quiero señalar que sus preguntas
no son las nuestras.
Según lo expresa el profesor Urbina (1992: 55-56), para muchos sabedores de la
cultura Muinane, la coca es mujer y el tabaco es hombre, mientras que en los Uitoto
sucede al contrario; complementos de sus notas de campo permiten reconstruir la
Revista Inversa
concepción que, debido a que toda la Gente es coca en la maloca, ningún clan o
grupo puede decir con exclusividad que es coca en la medida en que todos lo son.
En todo caso, afirma el profesor, para las comunidades Uitoto y Muinane, la pareja
de la coca y el tabaco constituyen la polaridad en la que lo humano se hace manifiesto,
a saber, la pareja hombre y mujer. Que la coca sea hombre (de género masculino)
para los Uitoto, es una creencia que puede verse expresada en el carácter de la fuerza
sustancial de la que hablábamos en el apartado Sobre trabajo y disciplina. Esa fuerza
sustancial, dotada de una significación mítica, es una fuerza que está vista para el
hombre (varón): «De parte del hombre la fuerza está en la coca, el ambil y la sal de
monte; de parte de la mujer la fuerza está en las plantas cultivadas, el caldo de yuca 67
dulce, y la olla de ají» (Echeverri, 1993: 281). Esta relación de la fuerza con la coca y
el hombre, y de la fuerza con las plantas cultivadas y la mujer, permite entrever que
el género de la coca es masculino, mientras que por ejemplo, el de la yuca dulce
podría ser femenino.
afirma que «uno es lo que come». La comunidad Uitoto tiene la creencia de que
cuando uno come algo, interioriza lo ingerido y se hace Uno con ello. Cuando una
comunidad ha dispuesto sus variadas fuerzas en la siembra, el cultivo y el
procesamiento de los alimentos, lo que finalmente consume no es un producto de
supermercado como el que los occidentales, insertos en nuestra cultura consumista,
estamos acostumbrados a comprar46; lo que está consumiendo es la sabiduría ancestral
de su comunidad, concretada o limitada en un determinado alimento. Que Kinerai
o cualquier otro miembro de la comunidad Uitoto logre estar «sentado como un
Búinaima», con el corazón frío y endulzado, tras haber labrado y consumido la coca,
deviene como el resultado de un complejo proceso en el que la sabiduría milenaria
de los Uitoto sobre la hoja de coca se ha hecho Uno con quien la trabaja y la mambea.
Así como con el género de la coca, preguntarse, en el marco de la cultura occidental,
si la coca endulza o no el Corazón, resulta ser un sin-sentido. Las preguntas sobre la
dulzura de la coca o lo frío del tabaco, sólo pueden tener lugar al interior de una
concepción sobre la coca y sobre el mundo como la de los Uitoto. Que los Uitoto se
hagan o puedan hacerse unas preguntas que para nosotros no tienen sentido alguno
marca, siguiendo a Hacking, una diferencia entre ambas visiones sobre la hoja de
coca, tanto de forma como de contenido, que debe permitirnos afirmar que dichas
visiones son inconmensurables.
III
Bondades del análisis relativista
En este breve apartado final pretendo, en primera instancia, hacer explícito el
68
tipo de cosas que un acercamiento relativista puede evitar o ayudar a comprender en
el marco de las diversas problemáticas suscitadas por las relaciones trans-culturales
entre Occidente y los Uitoto. Y, por otro lado, pretendo dar luces del atropello
cultural que puede implicar la imposición de una concepción del mundo sobre otra;
más específicamente, pretendo dilucidar los problemas que pueden derivarse de
Irene Vélez Torres
Revista Inversa
estos cultivos tiene lugar. Sin duda, uno de los factores que ha influido de manera
contundente en el fracaso (parcial o total) de estas políticas, es haber sido impuestas
por los gobiernos de manera unidireccional, sin considerar su elaboración conjunta
e, incluso, sin haber sido siquiera consultadas.
Un acercamiento relativista a esta situación nos exigiría un análisis de las
comunidades en su contexto: su historia, su cultura, sus relaciones sociales, su
tradición. El abuelo José García reconocía el problema que para su comunidad
constituía el procesamiento y consumo de coca; sin embargo, su solución era la
recuperación de la tradición, escuchando y no olvidando los consejos de los abuelos.
Sólo mientras logre hacerse un análisis juicioso, con base en la visión que sobre el 69
mundo tienen las comunidades, podrá estructurarse una política que llene las
expectativas de los pobladores y resuelva de manera real sus problemas. El relativismo
nos impide imponer una solución (de aumentar el comercio exterior) a un supuesto
problema (cultivo de coca), sin haber siquiera corroborado con las comunidades la
legitimidad del problema y construido con ellas su posible solución.
visión que sobre el mundo tienen los Uitoto, que puede revisarse y enjuiciarse la
pertinencia o no del concepto de trabajo y su relación con la hoja de coca.
De la misma manera, las valoraciones que sobre la hoja de coca hace ésta
comunidad: su dulzura, su género, la capacidad de «hacer amanecer» que al
Búinaima otorga coquear, hacen parte de esta complejidad48. El relativismo nos
impele a que, estando frente a una concepción sobre la coca, inconmensurable
con la de Occidente, reconozcamos que toda creencia que sobre la coca tengan los
Uitoto, así como toda Palabra que sobre ella se enuncie o toda práctica que con
ella se realice, tienen real sentido sólo al interior de su visión de mundo; de lo que
resulta que estamos impedidos de realizar cualquier juicio de legitimidad o
corrección sobre las mismas49. Esto, sin embargo, no quiere decir que estemos
aquí hablando de un laxo relativismo de «todo vale». Lo que se quiere reforzar es
que uno de los más valiosos aportes que el relativismo hace al debate sobre la
trans-culturalidad es que no es posible realizar ningún juicio de valor sobre otra
visión de la hoja de coca, por ejemplo, estando yo parado en la mía propia. Esto
debe motivarnos a realizar, desde nuestra propia cultura, una revisión crítica de
nuestras valoraciones, convicciones, prácticas, etc. ya que es sólo ahí donde la
validez, legitimidad y pertinencia de las mismas puede ser valorada.
Haber entendido el consumo de hoja de coca como causa del analfabetismo y
la desnutrición entre los indígenas y campesinos de la región andina ha significado
la imposición de un problema, donde no hay ninguno50. Como lo hemos señalado,
la coca no puede ser causa alguna de desnutrición y, por ello mismo, si hubiere
desnutrición en una población, las causas serían ajenas al consumo de coca.
70
Enceguecidos por la convicción de que es la hoja de coca la causante de la
desnutrición, los gobiernos «occidentalizados» de nuestros países se han visto
llevados a criminalizar una práctica ancestral milenaria de las comunidades
indígenas y mestizas-campesinas que pueblan nuestros territorios; entre tanto, este
mismo Estado no muestra tanta eficacia para dar solución real a un problema de
Irene Vélez Torres
salud pública, tan serio como es la desnutrición, que puede estar afectando a las
comunidades cocaleras.
Por otro lado, haber pretendido solucionar el problema que a la luz de la cultura
occidental puede constituir el analfabetismo, ha generado más daños para la
comunidad Uitoto que beneficios. ¡Claro! ahora algunos Uitotos son cristianos y
saben leer y escribir español, pero una milenaria cultura, reconocida por la fortaleza
de su tradición oral, con amplio conocimiento sobre el mundo y las fuerzas que lo
rigen, «alfabeta» en sabiduría sobre la selva, se ha visto debilitada y reducida
significativamente. La extrapolación trans-cultural de los problemas, que sólo son
tal a la luz de una visión particular del mundo, es una de las cosas que una postura
relativista permitiría evitar. Asumir una postura relativista exige que los problemas
(analfabetismo), así como sus soluciones (cruzadas alfabetizadoras y de educación
formal), sean concebidos y practicados en el exclusivo regazo de la visión de mundo
48
Ver el apartado titulado «La hoja en la que han sido engendrados; cualquier intento de hacerlo desde una cultura
de coca en el pensamiento Uitoto ajena seria una extrapolación de valores, implicaciones y categorías, que atentaría
y en pensamiento occidental» de
este escrito.
contra la diversidad y complejidad de la vida. Una asunción como esta, donde se
permite a los pueblos y comunidades decidir autónoma y soberanamente sobre el
Ver intertítulo «Los aportes de
49
pasado, presente y futuro de sus vidas, evitando extrapolaciones del tipo: qué es
Hacking» en este escrito.
un problema, qué es una solución, qué es verdadero, qué es falso, cuál es la historia
50
Ver apartado mencionado en el que debe ser contada y aprendida, en qué consiste el deber ser, etc., tiene
pie de página 48. implicaciones que van mucho más allá de las teóricas, como puede verse.
2. Consecuencias de la imposición de una concepción sobre otra
En el apartado 2 de este trabajo (Rastreando la inconmensurabilidad),
señalábamos que la elección del concepto de «hoja de coca» para este análisis se
debía a las situaciones conflictivas que sustenta. Indicábamos que algunas de estas
situaciones eran el hambre, el desplazamiento y la guerra que en nuestro país se
viven debido a conflictos que han nacido y crecido alrededor de la coca. A
continuación quiero hacer una breve exposición de lo que son estos conflictos
para poner en evidencia la forma en que ellos se relacionan con las políticas
implementadas por el gobierno para la erradicación de los cultivos de coca.
Hambre y destierro
En una investigación realizada por Amicus Curiae (2003)*, pretendiendo
contribuir como actor no vinculado al análisis judicial de los impactos en Ecuador
de las fumigaciones realizadas en Colombia a menos de 10 Km de la frontera, se
afirmaba que el impacto patológico en la salud, tanto de los campesinos como de
Revista Inversa
los animales criados y sus cultivos de pan coger, llegaba incluso a pobladores de
zonas alejadas hasta en 10 Km del lugar fumigado, e incidía en ellos incluso tres
meses después de realizada la fumigación. Los impactos son múltiples: 1) en las
personas se encuentra sintomatología que va desde la fiebre y debilidad muscular,
hasta la dermatitis y conjuntivitis agudas, pasando por síntomas como el insomnio,
la ansiedad, la depresión y la alteración del comportamiento. Esta patología
encontrada no corresponde a enfermedades tropicales o comunes de la zona, ni
responde a patrón alguno de comportamiento existente en enfermedades
«naturales». 2) En los animales se han presentado enfermedades en la piel y el
sistema respiratorio, ocasionando una sintomatología de granos, diarreas, vómitos
y debilidad, que en algunas ocasiones han provocado abortos, deformidades de las 71
crías y muerte. Esta situación ha constituido un fuerte factor desestabilizador de la
economía de subsistencia de los campesinos de la frontera. 3) En los cultivos se
presentó el amarilleo de las hojas del cacao, el arroz y el café, y la pudrición del
plátano, la yuca y la caña de azúcar, afectando hasta en un 100% los cultivos que
la inestabilidad que las fumigaciones generan en las bases de su cultura51, se han visto
obligadas al desplazamiento forzoso de sus territorios, presionados, entre otras razones,
por la destrucción de su biodiversidad circundante.
Si bien es aterradora la denuncia que hacen los campesinos de la muerte de sus
cultivos y animales, es causa de especial sorpresa que también la vida de los seres
humanos, en su concepción más simple y biológica, se vea afectada: «En la comunidad
San Francisco 1 se encuentra un cementerio que recibe los cadáveres de las comunidades
de los alrededores. En los dos años anteriores a las fumigaciones no había fallecido un
solo niño menor de dos años. Durante los ocho primeros días de intensa fumigación
en la frontera, del 2 al 10 de enero de 2001, enterraron en el cementerio a cuatro niños
procedentes de las comunidades San Francisco 1 y 2, Reina del Cisne y Cóndor. En
los seis meses posteriores cuatro niños más fallecieron sólo de la comunidad San
Francisco 1, [ubicada] a menos de dos kilómetros de la frontera» (Curiae, 2003: 22). A
dos años de estos inusuales fallecimientos no hay análisis de ninguna necroscopia que
permita determinar con exactitud la causa de estas muertes; sin embargo, debido al
incremento inusual de las mismas, coincidente con las fumigaciones, los médicos de la
zona se han visto obligados a considerar los fallecimientos como consecuencia de las
fumigaciones.
Esta aterradora situación, sumada a la inestabilidad económica causada por las
fumigaciones, ha llenado de miedo a los habitantes de las zonas fumigadas, constituyendo
una causa más del destierro.
72
La guerra de la criminalización
Resulta apremiante comenzar diciendo que la guerra no consiste sólo en los
enfrentamientos entre los carteles del narcotráfico o entre los actores armados que se
lucran de la producción de drogas. Guerra es el hambre a la que los campesinos e
indígenas se ven sometidos después de que sus plantaciones tradicionales son fumigadas
con una concentración no comercial de Glifosato (43.9% concentración de Glifosato
Irene Vélez Torres
51
Los indígenas Uitoto basan su «»Pensar en una erradicación manual de cultivos ilícitos es utópico y hasta catastrófico» (p. 26)».
alimentación en la yuca. Resulta «»Los vándalos que la siembran....» (p. 5)».
inimaginable el impacto que sobre
sus tradiciones culinarias y, por
ende, sobre su cultura, están «»¿Cuándo aceptará la comunidad –es decir, las FARC, el ELN y los paramilitares– que les
teniendo las fumigaciones. erradiquen el cultivo del que viven?» (p. 5)».
En estas aseveraciones resulta evidente que el gobierno colombiano, lejos de
distinguir entre la pequeña producción de coca y su cultivo industrial, reafirma
continuamente su creencia, traducida en políticas52, de que el cultivador de coca es
siempre un delincuente. En la Ley 30 de 1986 (legislación anterior) consta la poca
novedad de esta situación: el gobierno declaraba allí que la siembra de coca, amapola y
marihuana era un delito asimilable al narcotráfico, donde los actores sociales inmersos
en su producción merecían ser tratados igual que los grandes jefes de la mafia.
Con este supuesto entre la manga, el gobierno se lanza entonces a empuñar una
lanza de doble filo donde, por un lado, encontramos la aparentemente inamovible
estrategia de las fumigaciones como «mecanismo ÚNICO-ECUÁN1ME Y
APLICABLE para asegurar la erradicación de cultivos ilícitos» (p. 1) (Curiae, Ibíd. Pág.
54); y, por otro lado, encontramos la puesta en manos de paramilitares reinsertados
cualquier posibilidad de erradicación manual de estos cultivos, excluyendo el gobierno
a las comunidades campesinas, indígenas y afro-descendiente de la elaboración,
concertación y puesta en marcha de propuestas construidas a partir de sus propias
expectativas y posibilidades de vida. Entretanto, el reordenamiento territorial53 avanza
Revista Inversa
a pasos agigantados, favoreciendo a los terratenientes que respaldan políticamente a
los paramilitares reinsertados, y que son, a su vez, militarmente respaldados por ellos,
expropiando cada vez más a las comunidades de sus territorios, privándolas de cualquier
posibilidad de mantener su economía, sus relaciones sociales y sus tradiciones culturales.
El panfleto
Como lo decíamos con Hacking, un relativista es aquel que está dispuesto a afirmar
que: 0) en la actual situación X parece inevitable; 1) no era necesario que X existiera o
no es necesario que sea como es. Y, muy a menudo, aunque no obligadamente, un
relativista tiende a insistir en que: 2) X es bastante malo tal como es; y 3) nos iría mucho 73
mejor si X fuera eliminado o radicalmente transformado54. Resulta, así, que lo que
subyace a muchas reivindicaciones del relativismo es la intención de «concienciar», es
decir, no sólo de poner en evidencia un estado de cosas, sino de motivar la toma de
conciencia por parte de una comunidad o grupo de individuos, de manera que pueda
cambiarse, a través de la formulación y utilización crítica de nuevos estándares para
parafraseando a Hacking, nos hagamos desenmascaradores de las relaciones de poder Hacking» en este escrito.
La inconmensurabilidad conceptual: el caso de la hoja... Pp. 29-79.
Giovanni Matallana
74
que nos oprimen, de las instituciones que nos coartan, de las virtualidades que nos
normalizan y enceguecen, y que pasemos directamente a hacer revolución.
Irene Vélez Torres
Ahora bien, resulta importante señalar que una perspectiva relativista de análisis
sólo puede ser liberadora para aquellos que están en disposición de ser liberados, es
decir, para aquellos que ya han adquirido conciencia del problema que X representa
(Hacking, Op. Cit. Pág. 20) y están abiertos a criticar, enjuiciar y transformar situaciones
opresivas. En este sentido, y a sabiendas de que lo que nutre de contenido una visión
de mundo son las preguntas que sobre él formulamos, este trabajo quiere ser una
invitación a que nos hagamos nuevas y diferentes preguntas, y a que permitamos
que otros también se las hagan, de manera que demos la espalda a esta corriente
unilateral y homogenizante de la globalización y permitamos que nuevos mundos,
diferentes e inconmensurables, pueblen extensos territorios y los re-creen con su
visión particular sobre la naturaleza y con sus diversas relaciones sociales, económicas
y culturales. Este trabajo es, pues, una invitación a que se reconozca el derecho de los
Uitoto a seguir siendo, como han venido siendo por centurias, y a que demos al
mundo y a la humanidad la oportunidad de reorientarse y posibilitar nuevos y mejores
futuros para las generaciones existentes y venideras.
EPÍLOGO:
Sobre el concepto de «concepto»
La intención del anterior texto fue aportar elementos extraídos de la propuesta
relativista para procurar la comprensión de uno de los fenómenos que, en nuestro
país, urgen ser pensados y re-creados, a saber, el del conflicto alrededor de la coca y
la hoja de coca55. Este propósito exigía la postulación de un elemento común a partir
del cual hacer la comparación pretendida. Nuestro proceder consistió, entonces, en
comprender la hoja de coca como un concepto, ya que sólo así sería posible llevar a
cabo el proyecto comparativo. Sin esta asunción habría sido imposible dar inicio a
comparación alguna.
En principio intenté plantear la discusión en términos de inconmensurabilidad
entre paradigmas, sin embargo, la magnitud de la investigación que este propósito
suponía, excedía en tiempo y extensión mis posibilidades. Para sostener la propuesta
de la inconmensurabilidad debí entonces concretar el asunto a un único concepto
que, por su carácter privilegiado al interior de la comunidad Uitoto, así como por las
connotaciones sociales y políticas que tiene en Occidente, decidí que fuera el de hoja
de coca.
La asunción de que la hoja de coca puede ser entendida como un concepto
complejo en la visión que sobre el mundo tienen los Uitoto, tuvo su fundamento,
principalmente, en la forma como el profesor Urbina se refiere en su libro Las hojas
del poder a la concepción que sobre esta planta y el mundo tienen las comunidades
Revista Inversa
Uitoto y Muinane. Refiriéndose a la hoja de coca el profesor dice:
«Si bien cada elemento de la realidad, ante todo la cultural, se convierte en hilo y camino en
donde se puede entrever el conjunto, hay elementos privilegiados, especies de redes que aprisionan
la totalidad [...] Y si mediante ellos atesoramos conocimiento, estamos captando poder, el
hondo, que en la más pura ética amazónica reposa en el saber, el cual no es cosa distinta a la
capacidad de inscribir la parte en el todo» (Urbina, 1992: 17).
«[...] una reivindicación de construcción social se vuelve compleja cuando lo que se construye
no es sólo una cierta clasificación [conceptual], una cierta clase de persona, el niño televidente.
Irene Vélez Torres
También los niños, podría afirmarse, llegan a ser socialmente construidos [...] [De la misma
manera,] un punto de interés fundamental de los estudios de género no es tanto cómo fue
construido cualquiera de estos tipos de entidades, cuanto cómo las construcciones se entrelazan
e interactúan, cómo las personas que tienen ciertos rasgos [...] son el producto de ciertas
instituciones [...] En este caso una tesis de construcción social tendrá que referirse a ambas
cosas, la idea de la cultura y la cultura misma [...] Los conceptos, las prácticas y las personas
interactúan entre sí. Tal interacción es a menudo el verdadero objetivo del discurso de la
construcción social» (Hacking, Op Cit. Págs. 58-60).
Así como Hacking lo afirma de manera un tanto tímida, la distinción que hay
entre conceptos y objetos es, las más de las veces, difícil de mantener. Como lo
menciono en el apartado «Breves aclaraciones para seguir» del texto, «en la vida
cotidiana la distinción entre prácticas y conceptos es supremamente borrosa, sobre
todo en culturas no tan fuertemente influenciadas por el cristianismo y su dualismo
fuerte». Esto significa que si la distinción es difícil en asuntos como los mencionados
por Hacking: el niño televidente y el género, con las comunidades indígenas, y
particularmente con la comunidad Uitoto, el asunto se torna mucho más complejo.
Es en este sentido que puede haber ocasiones en que sea posible considerar que
las prácticas y los conceptos, no sólo se encuentran estrechamente ligadas, sino
que son, en muchos casos, lo mismo.
Atendiendo a la estrecha relación que hay en la comunidad Uitoto entre
prácticas y concepciones, que se expresa continuamente en los mitos que hemos
analizado donde se reiteran frases como:
«ya pues usted se casó, ahora sí usted tiene que mambear, ya va a comenzar su trabajo [...]
pues [porque] usted sabe, por eso ya consiguió mujer, ya toca mambear» (Echeverri, 1993:
VIII, subrayado personal).
Revista Inversa
procurar entender lo que se quiere decir con «concepto», cuando se dice de la hoja
de coca que es uno.
Llevando lo más lejos posible la propuesta de Hacking sobre la interacción
entre conceptos y objetos, así como tomando muy en serio la interpretación del
profesor Urbina sobre la amalgamada relación entre instrucción teórica e
instrucción práctica en las comunidades Uitoto y Muinane, hemos de afirmar que
el concepto de «concepto» que aquí hemos manejado se aleja de aquel defendido
por la filosofía de la ciencia. Nuestro concepto de hoja de coca no sólo se expresa
en los rituales, el trabajo y la mambeada de la coca, sino que parece ser esto mismo.
Todos los rituales se encuentran siembre acompañados del mito: la fuerza de la 77
obra es también siempre una fuerza de la Buena Palabra, y « [...] todo mito particular
reporta hacia, y va configurando, esa constelación en donde se articula; así se
convierte en fábrica y sendero en cuyos múltiples horizontes –espaciales y
temporales– se avizora la totalidad de una cultura.» (Urbina, Op. Cit. Pág. 14,
subrayado personal). En este sentido, la palabra, la Buena Palabra, es indisoluble de
«Yo,
aprendiz de la Palabra-Hoja del padre,
siembro mi coca;
ella tendrá la fuerza:
el Poder que confiere la Palabra-Obra» (Urbina, Ibíd.. Pág. 33).
Lo otro que habría que reforzar antes de finalizar es que el concepto de hoja de
coca al que hacemos referencia es un concepto complejo. Precisamente por la recién
mencionada indisoluble relación entre prácticas y concepciones en la comunidad
Uitoto, así como por las connotaciones que la hoja de coca tiene para esta comunidad,
La inconmensurabilidad conceptual: el caso de la hoja... Pp. 29-79.
Giovanni Matallana
por ser ella la encarnación de una milenaria tradición, por ser la comunidad Uitoto
«Gente de palabra de coca» (Echeverri, 1993: 214), sustancia de esas plantas cultivadas,
de las deviene el comportamiento, el conocimiento y la Buena Palabra, el concepto
de hoja de coca es un concepto complejo que aparece como un aglomerado de
elementos con profunda significación para la comunidad.
Estos asuntos señalados quieren mostrar que el «concepto» pudo haber sido al
un principio una extrapolación, pero que en la medida en la investigación avanzaba,
lo que debía entenderse bajo este término al interior del pensamiento Uitoto se
78
perfiló como algo nuevo y diferente. Sin embargo, esto no salva del todo la inquietud
inicial sobre la necesidad de tener, al menos, este elemento para iniciar cualquier
comparación entre los Uitoto y Occidente, ya que de resultar diferente el concepto
de «concepto» dentro del paradigma Uitoto y el Occidental, el diálogo quedaría
nuevamente roto. Este es siempre el punto de quiebre del relativismo radical cuando
Irene Vélez Torres
se atreve a ser pensado más allá de los casos abstractos, sin embargo, algunos elementos
mencionados por Kuhn como la comprensión o la inconmensurabilidad local podrían
lograr un relativismo fuerte con posibilidad de diálogo. En cualquier caso, la intensión
de este corto texto de cierre es que se procure hacer una aproximación en que, más
allá de los problemas exegéticos que se abran, se logre dar algún valor crítico al
propósito emprendido en la presente.
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URBINA, FERNANDO. 1992. Las hojas del poder. Bogotá: Editorial Universidad Nacional de
INVITADO
Fragmentos para una historia
de los Siona y de los Tukano
Occidentales
Augusto Javier Gómez López
ajgomezl@unal.edu.co
Profesor Asociado
Departamento de Antropología
Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá
Abstract
Franciscans and Jesuits started their missionary labor during early XVII century, long
time after the ephemeral and febrile dream to look for El Dorado wanted to build
«cities» like Sevilla del Oro and the old Ágreda (Mocoa) into the forest vastness. In 1740,
thanks to missionary labor was more evident forest vastness for the descriptions and the
maps made to Priest Juan Magnín. This paper starts from that point to show to the
reader a history of Siona and Western Tukano from Colonial times to the first half of
the XX century, by using writings and cartography works done by missionaries, along
Recibido:
20/11/2005
with ethnographic works made by social scientists during the decade of 1940. Those
En revisión desde: documents shows how forest resources exploitation systems it has contributed to slavery
25/11/2005 and destruction of indigenous groups, establishing particular systems like placing them
Aceptado para publicación: into debt. Such systems have also threatened the last indigenous populations that still
12/04/2006 survive in Colombia.
ue* necesario que transcurriera cerca de un siglo, desde que se inicia-
Revista Inversa
misionero por largos años en Maynas, que se fue haciendo más evidente esa vastedad
de la geografía amazónica y la diversidad cultural de sus «naciones y parcialidades»,
lo mismo que la variedad y particularidad de sus lenguas, oficios, galas, costumbres,
«mojigangas» y «supersticiones».
Gracias al trabajo cartográfico y descriptivo elaborado por el Padre Magnín,
sabemos que, además de las «naciones» y «parcialidades» que existían entre el Napo
y el Putumayo («Payahuas, Iquiabatas, Sucumbíos, Uecuaris, Encabellados,
Yunguinguis, Rumos, Yetes, Guacas, Ceños, Recobas, Chutias, Yarasunos de
Archidona, Tenas, Napos Canelos Chitos y los de Ávila»), entre el Caquetá y el
Putumayo estaba la Nación de los Seones que «son Charuayes, Andaquíes, 81
Macaguajes, Urinus, Curiguajes, Sensaguajes, Ocoguajes, con otras Naciones de
Tamas, Murciélagos y Arionas» (Magnín, 1740 [1955]: 97-98).
Los «Senones del Caquetá», descritos por el mismo misionero Magnín, fueron
reconocidos por su costumbre de «desfigurarse» de forma particular, «[...] poniéndose
un palo labrado con plumas hermosísimas, delgado, de media vara de largo, y sus
«tierra adentro» y poblados en las márgenes del Putumayo), San Bernardino de los
Penes y San Francisco de Piácomos, todos fundados en el transcurso del año de 1693.
En el transcurso del año de 1694 «se dieron de paz» y fueron incorporados por los
82 mismos misioneros franciscanos los Neguas, «que asisten la tierra adentro»; los Caquís,
«que estos últimos pertenecen al río contrapuesto que llaman Caquetá o Mocoa, por
estar más vecinos a él. También se hicieron de paz este mismo año los Coreguages, que
asisten a las vegas de este mismo río Caquetá [...] También se han dado de paz la
Provincia de los Senseguages, Yamués que asisten en este mismo río de Putumayo
hacia su desemboque y otras infinitas Provincias de que tengo noticia». En el año de
Augusto Javier Gómez López
1695 «se dieron de paz» los Puníes «y otros muchísimos de los Ycaguates y Encabellados,
que asisten la tierra adentro y también están pacíficos los Roenes de esta misma nación»
(Céspedes, 1696: folios 2(v)-5(r)).
El mismo misionero Fray Diego de Céspedes, «Presidente de las Misiones
Franciscanas» y fundador de muchos de los «pueblos de indios» en los ríos San Miguel
y Putumayo a finales del siglo XVII, describió «las costumbres» de los habitantes nativos:
Revista Inversa
que así se llama el vino de éstos» (Céspedes Op. Cit. Folios 7 y 8).
Todavía a comienzos del siglo XVII, algunos expedicionarios insistían en la
búsqueda de El Dorado, pero ya por entonces los Franciscanos, desde su Convento
Máximo de San Pablo de Quito habían enviado en el mes de agosto de 1632 los
primeros cinco misioneros cuyo destino fue Sucumbíos y el Putumayo (Alacano,
1739). Desde entonces, los Franciscanos adelantaron otras expediciones a la
«Provincia de los Tupinambaes y Besabas», a «San Pedro de Alcántara de los
Cofanes», a la «dilatadísima Provincia de los indios Encabellados», pero los
alzamientos y ataques que sufrieron de los indios, en los años de 1634 y 1636,
echaron a perder los adelantos de las primeras reducciones. No obstante, en la 83
década de 1690, cuando habían logrado las primeras «pacificaciones» de indios:
«[...] en la rica cuanto dilatada Provincia de Mocoa que baña el río del gran Caquetá»
(Alacano, Op. Cit.), en el año de 1695, los Tamas: «indios piratas de una de las
Provincias del Gran Caquetá» (también «llamados Payugages»), incursionaron en
las riberas del Putumayo dando muerte a dos religiosos Franciscanos (Fray Juan
Años atrás, las otras fundaciones misioneras en la región habían corrido una
suerte muy similar a la del pueblo del Caguán: en Santa María de Mecaya, tres veces
reestablecido con distintas naciones indígenas y otras tantas destruido, los «neófitos»
dieron muerte a su misionero, Fray José Joaquín Arango, en 1783; en el pueblo del
Pescado de Andaquíes, éstos atacaron a su misionero, Fray Ramón Ortíz quien,
herido, debió refugiarse en el Pueblo de La Escala. Más tarde, el padre Fray Gerónimo
Matanza, se hizo cargo de recoger a estos indios, los cuales estableció en La Bodoquera,
que fue abandonado «enteramente» por los nativos, como poco después sucedió con
los de Bodoquerita; el Pueblo de Los Canelos, también de Andaquíes, en el río de la
Hacha, su misionero, Fray Juan Ortega, tuvo que huir para conservar su vida y poco
después Fray José Iglesias se encargó de recoger en Los Canelos a los mismos indios
dispersos, de donde se fugaron en el año de 1788; en cuanto al Pueblo de Paycuntí,
en el año de 1789 se fugó la mayor parte de los indios que lo componían y en el año
de 1790 envenenaron a su misionero, Manuel Hermosilla (Ibañez, Op. Cit.).
Finalizando el siglo XVIII, entonces, los indios del «Gran Caquetá» habían retornado
a su «gentilidad y salvajismo» y los pueblos misioneros estaban «reducidos a cenizas»:
«De lo dicho, Excelentísimo Señor, claramente se viene en conocimiento que, aunque a principios
del año de 90 existían 8 pueblos, cuando salieron los Padres por el mes de noviembre de dicho
año sólo quedaban tres, San Antonio, Puycuntí y Solano, que, con el de La Escala son cuatro
84
y otros tantos los destruidos: Bodoquerita, Canelos, Caguán y Ahumea y aunque ellos estaban
ya constituidos en la próxima e inmediata disposición de su ruina con eminente peligro de las
vidas de sus misioneros como exponen dichos padres en su ya citada representación. Efectivamente
el correo de 15 del pasado marzo recibí una carta que acompaño y presento a Vuestra Excelencia
de un misionero en que me participa la ruina del pueblo de Puycuntí reducido a cenizas por los
Augusto Javier Gómez López
mismos indios y la fuga y muertes de muchos de los de San Antonio. En esta inteligencia ignoro
si en la actualidad aún exista algún pueblo a más de La Escala» (Ibañez, Ibíd.).
Revista Inversa
Coca, en la segunda mitad del siglo XVIII, atribuye, precisamente, esa decadencia a
la «saca» de indios y al traslado de éstos hacia otras regiones distantes, en calidad de
esclavos:
«La falta de cooperación de la autoridad civil fue una de esas causas; pues, el Gobernador de
Popayán dio amplia licencia a un favorecido suyo para que sacara cuantos indios pudiera de
los pueblos de las misiones y los llevara a Barbacoas, para ocuparlos allí en el laboreo de las
minas de oro. Los indios huían de los pueblos, a fin de no ser arrancados de sus bosques nativos
y trasladados por la fuerza a las costas enfermizas del Pacífico» (González, 1970: 119).
85
Introdújose también otra costumbre no menos inmoral y funesta para el
adelantamiento de las misiones, y fue la de comprar muchachos para sacarlos afuera,
a las poblaciones de la sierra, y emplearlos como esclavos en el servicio doméstico;
una hacha, un machete, unos cuantos abalorios se daban por un muchacho y de esa
manera se hacía odiosa la predicación de la religión cristiana, la cual a los ojos de los
«Para ganarlos no se sirven de razones o argumentos, que de eso no entienden; sino de dádivas
y agasajos; hachas, cuchillos, agujas, herramientas son las más convenientes razones; que 3
Esto puede verse particularmente
como en sus rincones no tienen nada de eso, sirviéndose sólo de hachas de piedra, colmillos de en el Archivo Central del Cauca,
en las signaturas relacionadas con
animales, huesos y del fuego, para cortar palos y labrar sus canoas, reconociendo en la herramienta «Franciscanos» y «Caquetá», de los
tan grande ventaja, se mueren por recibir alguna dádiva de esas, dando aun sus propios hijos Fondos Coloniales.
por una hacha, que eso vale una china, si su padre no quisiere venir al pueblo; y siendo los
hurtos entre ellos casi incógnitos, por la herramienta se hacen varios, robando y matando a
sus vecinos para quitársela; que en eso sólo tienen puesta su codicia [...] siendo éstos [los
Mayorunas] los más inconstantes en las Reducciones; como lo son los Payahues en sus
resoluciones, quienes a cada rato salen y a cada rato se retiran; empiezan su pueblo con
fervor, y de repente lo dejan; mientras no hubieren herramientas, constantes; al recibir el
Fragmentos para una historia de los Siona ... Pp. 80-107.
Revista Inversa
epidemias que nuevamente ocasionaron el derrumbe físico de muchos de los grupos
nativos.
Gracias al mapa que fuera levantado por Francisco A. Bissau y Rafael Reyes, bajo
el título «Mapa del Río Putumayo o Ica» del año de 1877, es posible advertir la
existencia, en la época, de los «Indios San Miguel», «indios Picudos», «indios
Montepas», «indios Macaguages», «indios Beneció», lo mismo que poblaciones
indígenas como Yosotoaró, Cuembí, Montepa y Abacunte, en el río Putumayo y en
algunos de sus afluentes de la parte alta del curso del mismo río. De igual manera, el
mapa en referencia nos permite reconocer la existencia de establecimientos bajo
nombres nuevos como Cantinera y Duitama, donde presumiblemente habitaban y
87
laboraban individuos y familias indígenas, acopiando y transportando quinas, o
cortando y alistando leña para los vapores, al servicio de la Casa Elías Reyes y
Hermanos o Compañía del Caquetá.
De acuerdo con Rafael Reyes4, desde el puerto de La Sofía y el territorio «habitado
por los salvajes nómadas y antropófagos, en una extensión de unos doscientos
describiera Rafael Reyes. Debe comprenderse que ese tráfico estaba ya relacionado
con el auge cauchero, pues en la Amazonía brasilera y peruana, se había iniciado
la extracción de gomas, actividad para la cual se requirió crecientemente de mano
de obra. Así mismo, durante el auge de la quina y del caucho, el «endeude» y el
tráfico que «patrones» y empresarios peruanos, colombianos y ecuatorianos
ejercieron sobre los pobladores nativos del Napo, del Coca, del Aguarico, del
Putumayo, propiciaron una profunda destrucción de muchos de los grupos nativos
que fueron «conquistados», reducidos y/u obligados a participar como mano de
obra. Los efectos causados por las enfermedades y epidemias que azotaron, en
tiempos de las quinas y de las caucherías, a las poblaciones indígenas del alto
Putumayo los hemos analizado y descrito en otro de nuestros trabajos6. Téngase
5
Véase el trabajo: «Los Quijos. en cuenta, además, que los efectos del endeude y de la esclavitud, relacionados
Historia de la transculturación de
un grupo indígena en el Oriente con las caucherías y con la extracción de otros productos silvestres de la fauna y de
Ecuatoriano» (1980). la flora, continuaron allí, en las primeras décadas del siglo XX, cuando ya otros
procesos como los de la colonización, habían empezado, también, a transformar y,
6
Véase GÓMEZ LÓPEZ,
AUGUSTO JAVIER, HUGO
a «borrar» las territorialidades de los grupos indígenas sobrevivientes.
ARMANDO SOTOMAYOR Trascurrido el auge quinero e iniciado el auge cauchero, tenemos noticias de
TRIBÍN Y ANA LESMES PATIÑO. primera mano acerca de los pueblos, caseríos y grupos indígenas existentes en el
2000. Amazonía colombiana: Putumayo, de sus características, de sus actividades económicas, de sus tratos y
enfermedades y epidemias. Un
estudio de bioantropología histórica. contratos y, en fin, de la situación de dichos grupos a comienzos de la década de
Bogotá: Ministerio de Cultura. 1890, años antes del ingreso de las misiones capuchinas. Por tratarse de un
«Informe» del Prefecto Provincial del Caquetá, de suyo original, producto de los
«muchos años de viaje por estas comarcas», lo hemos trascrito e incluido al final de
este texto7.
Recurriendo, nuevamente, a la documentación histórica cartográfica, por el
importante mapa que fuera elaborado por los misioneros capuchinos en las primeras
décadas del siglo XX, sabemos con precisión de la existencia de varios de los
asentamientos Siona: en Orito, Cuembí, Comandante Playa, Buenavista, Montepa
y Concepción. De igual manera, sabemos de los asentamientos de Makaguajes y
Coreguajes en Piñuña Negro. Se trata de un documento de gran valor para el
conocimiento de la geografía y de las territorialidades étnicas, si se tiene en cuenta
que fue elaborado con base en los viajes y visitas adelantados por los misioneros
mismos, encargados desde finales del siglo XIX y hasta bien avanzado el siglo XX,
de la evangelización y «civilización» de los indios en esa amplia porción de nuestra
Amazonía.
Misioneros, antropólogos y otros especialistas, como el mismo Padre Marcelino
de Castellví, han coincidido en clasificar a los Siona y otros grupos como Tukanos
Revista Inversa
y más específicamente como Tukano Occidentales. Siguiendo la clasificación de
las lenguas indígenas elaborada por Castellví en el año de 1950, en la «Comisaría
Especial del Putumayo» hacían parte de los «Tukano del Grupo Occidental», los
Siona, Makaguaje, los Eno o Ankotere (Piojé), los Tetete, los Tama y los Koreguaje,
los que en conjunto sumaban en total, por entonces, 348 habitantes (Centro de
Investigaciones Lingüísticas y Etnográficas de la Amazonía, 1962: 236-237).
Fray Plácido de Calella, misionero capuchino, quien elaboró en la primera
mitad del siglo XX uno de los textos más importantes acerca de los Sionas, afirma
que éstos, desde mucho tiempo atrás, han considerado «la región del río Putumayo,
desde la desembocadura del río Guineo hasta Caucayá» (hoy Puerto Leguízamo)
89
como su territorio, habiéndose dispersado en el pasado algunos de ellos hacia el
Napo. El mismo misionero comenta que, antiguamente, los Sionas fueron llamados
como «dañaguaje, de dañá (cabello)», lo cual, efectivamente, debió estar relacionado
con la vieja designación de «Encabellados» que los mismos misioneros emplearon
desde el siglo XVII para designarlos. El mencionado misionero comentó, también,
«El Siona pertenece a la familia Tukano. Los Siona son parientes, con parentesco etnográfico
y lingüístico, de los Koreguajes (de Koré, garrapata), Makaguajes (de maká, bosque), Tamas
y Ankotéres (enos), del grupo occidental; y de los Makunas, Yahunas, Yupúas y Tanimukas,
del grupo oriental. Todos éstos son del Vicariato Apostólico del Caquetá. También son
parientes de los Tetetes, que viven en el Ecuador, probablemente en alguno de los afluentes
del río Aguarico. Éstos se han hecho temibles por su ferocidad. Los indios Sionas los llaman
uitití (chonta pintada), airú-paí (gente del bosque) y aukas (salvajes). Un indio Siona de los
principales me dijo que el nombre propio de los Tetetes es eteteguaje, de la palabra eteté,
pájaro negro que anda por el río, o como dicen otros, de kiriteté» (Calella de, 1940-1941:
737).
Desde una perspectiva más amplia, y más allá de los límites político-
internacionales, otra importante porción de grupos «Tukano Occidentales» han
construido sus territorialidades secularmente en las selvas del noroeste ecuatoriano
y en áreas que a lo largo del siglo XX, han sido motivo de disputa entre Ecuador y
Perú en la Amazonia. No puede olvidarse que estos grupos, como en el caso
colombiano, han tenido una larga historia de peregrinaciones desde el siglo XVI 7
Véase «Informe del Señor Prefecto
en virtud de las presiones que desde entonces han ejercido las expediciones de Provincial de Caquetá» adjunto a
conquista, los encomenderos, los expedicionarios buscadores de oro, los este artículo.
Fragmentos para una historia de los Siona ... Pp. 80-107.
90
Augusto Javier Gómez López
Palmeras del Ecuador que poseen enormes extensiones de cultivos» (Consejo Nacional de
Coordinación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador, 1985: 7)8.
«Es sabido que estos indios: Sionas, Macaguajes, Coreguajes, Tamas, y en general los que
hablan la lengua Siona, muy a menudo, casi siempre que muere algún cacique o indio notable
de la tribu, cambian el lugar de su residencia, abandonando pueblo y sementeras para hacerlo
todo nuevamente; sólo aprovechan la paja de las casas, si está en buen estado. Los frutos de las
sementeras los van a recoger en parte, sobre todo cuando sufren hambre, pero muchos se
pierden. Esto explica el porqué el viajero que vuelve a pasar por estos lugares, después de largo
espacio de tiempo, encuentra los mismos pueblos y habitantes en distinto sitio. Esta costumbre
indígena hace comprender también porqué los mapas demográficos de la región sufren constantes
variaciones, aunque no se funden pueblos con distinto nombre» (Gaspar de Pinell, Op. Cit.
Pág. 19-20).
Revista Inversa
el mismo», habrían hecho parte del antiguo pueblo misionero de La Concepción y
se internaron en las selvas durante el primer ciclo del auge cauchero, no precisamente
porque desconocieran la llamada «civilización» sino, por el contrario, porque sufrieron
sus consecuencias:
«Son unas ciento cincuenta familias, según datos allegados y que me han proporcionado blancos
e indios, que en sus correrías los han hallado entre el Putumayo y San Miguel, si bien en
diferentes puntos cada vez. No son bravos, pero los han hecho bravos los caucheros, queriéndolos
conquistar, como ellos dicen. Sé por boca de algunos testigos oculares que cuando ven una
escopeta no hay quien los detenga en la fuga, y es porque dos o tres veces han sido asaltados y
93
han visto sucumbir a fuerza de balazos a muchos de sus compañeros» (Gaspar de Pinell, Ibíd.
Pág. 30-31).
El Padre Calella que, en calidad de misionero permaneció entre los indios del
Putumayo, señaló a finales de la década de 1930 que por entonces existían en el
«La disminución de la población indígena Siona ha obedecido sin duda a las epidemias o
enfermedades que de vez en cuando se han presentado entre ellos y bajo las cuales han sucumbido
muchos. Al presentarse alguna enfermedad contagiosa fácilmente los indios se dispersan, y si
después vuelven a reunirse, ordinariamente es en un punto distinto del que antes habitaban.
Este es uno de los motivos, probablemente el principal, del traslado frecuente de un lugar a
otro. Otra de las razones de la disminución de la población indígena fueron las frecuentes
peleas entre los mismos indios, por causa principalmente de los brujos, como explican ahora, y
también con otras tribus con quienes se encontraban o de las cuales debían defenderse. En esas
peleas morían muchos» (Calella de, 1940: 739).
9
El trabajo referdio aquí es «La
De excepcional importancia analítica y testimonial resulta el trabajo realizado Colonización de la Comisaría del
por el investigador Milcíades Chaves9 quien, como miembro del Instituto Etnológico Putumayo. Un problema Etno-
Nacional, visitó el Putumayo a mediados de la década de 1940. Por entonces, los Económico-Geográfico de Importancia
Nacional» (1951).
movimientos de colonización iniciados a comienzos del siglo XX se estaban
extendiendo hacia las jurisdicciones de Mocoa, Villa Garzón, Puerto Limón y * Véase el pie de página numero 6.
Fragmentos para una historia de los Siona ... Pp. 80-107.
94
Puerto Asís, ejerciendo un creciente asedio sobre los indígenas y sus territorios.
Según Chaves, los Siona se hallaban localizados «[...] en la ribera de los ríos Orito-
Pungo y Putumayo, en los sitios denominados Orito, Nueva Granada y Bellavista»,
viviendo de «[...] la pesca, que es muy abundante, y la caza, bastante fácil en un
variado número de animales, lo mismo que las aves que dan un buen renglón para
surtir la alimentación. A esto se añade una agricultura que, aunque en menor escala,
completa su alimentación con yuca, ñame, maíz y frutas silvestres» (Chaves, 1945:
578).
Contrario a la imagen que se ha difundido, mucho antes de la llamada «Violencia»,
esos procesos de ocupación y de colonización se habían emprendido ya, de tal manera
que individuos y familias procedentes, especialmente, de Nariño y del Cauca estaban
descendiendo de la Cordillera, dando lugar a nuevos establecimientos rurales y
urbanos, generando una presión creciente sobre los territorios indígenas. Es preciso,
también, destacar aquí, que la imagen difundida en el curso de la segunda mitad del
siglo XX acerca del colono que fue ocupando las tierras del piedemonte amazónico
del Putumayo, como ocupante que, con hacha y machete tala el bosque y adecua
«tierras nuevas», no es del todo exacta. La documentación permite establecer, por el
contrario, que el destino inicial de los colonos fue, precisamente, el despojo y la
ocupación de las tierras ya cultas y cultivadas por los grupos y reductos de la población
indígena sobreviviente. Éstos fueron frecuentemente incorporados como mano de
obra «endeudada» y servil, como lo apreció desde entonces el mismo investigador
Milciades Chaves, mano de obra con base en la cual se fomentó la agricultura y la
ganadería en los que hasta entonces eran sus territorios; otros indígenas prefirieron
continuar su ya larga peregrinación, huyendo del contacto y de los abusos de los
colonos, de los misioneros, de los comerciantes y de los nuevos empresarios y
especuladores de tierra:
«Toda esta colonización, desde su primera entrada, encontró al elemento indígena perfectamente
adaptado al medio. En la Comisaría del Putumayo estaban asentados los grupos Ingano,
Siona y Kofán. En el choque de estas dos culturas y al contacto de los dos tipos de economía,
necesariamente tuvo que salir perdiendo el indígena: el colono, siguiendo un proceso lógico de
la vida económica, explotó a aquél, lo engañó de mil formas y lo hizo trabajar para sí. Éste,
para defenderse, no encontró otro camino que replegarse a las regiones donde el colono no
Revista Inversa
había llegado, cediendo su posición y buscando otras regiones de menor valor económico»
(Chaves, Op. Cit. Pág. 587).
En los momentos actuales todos los indígenas comienzan a ponerse en contacto con los colonos
y por consiguiente a sufrir las consecuencias de su inferioridad cultural: son despojados de sus
cultivos y, lo que es peor, las enfermedades como la gripe, el tifo, fiebre amarilla y paludismo
diezman su población» (Chaves, Ibíd. Pág. 588).
muchas cosas estaban cambiando, de tal manera que fue surgiendo una resistencia
de los indios frente a la injerencia que por muchos años habían ejercido los
Capuchinos, como simultáneamente estaba sucediendo, por motivos en algo similares,
en el valle de Sibundoy. Como convencido evangélico, Francisco Payoguaje expresaba
que su religión «es bondad y amor, a diferencia de la que enseñan los curas que es de
temor a Dios y de engaño y explotación [...] Los curas son unos vividores que no
desaprovechan oportunidad para explotarnos a nosotros y no creemos en el gobierno
ni en los curas. El gobierno colombiano nos tiene abandonados, los que mandan la
política se acuerdan de nosotros cuando necesitan nuestros votos» (Osorio, Op. Cit.).11
A dos horas de Buenavista estaba otra concentración de indígenas Sionas, Piñuña
Blanco, «familiares casi todos de los de Buenavista», dedicados a la agricultura, quienes
«ante la influencia de los colonos ya usan tanto hombres como mujeres vestidos de
campesinos». A poca distancia de Piñuña Blanco, se hallaba otro caserío Siona, el de
Piñuña Negro. En Puerto Ospina, pequeña población y puerto naval de avanzada
sobre la margen colombiana, había una importante afluencia de indígenas Sionas,
Huitotos y Coreguajes: «en este sitio tiene su almacén el señor Londoño quien explota
a 80 familias de indios ecuatorianos que le traen sus mercancías como pieles, arroz,
y otros artículos agrícolas, oro, etc. Esta explotación está autorizada por un permiso
del Gobierno del Ecuador. A nosotros nos tocó presenciar la llegada de una familia
96 de indios que desnudos huían de su amo. Poco tiempo después llegó la policía
ecuatoriana en su busca, pues debían dinero a su patrón. Al explicarles que este
proceder atentaba contra elementales sentimientos humanitarios, los sabuesos
aceptaron las razones y respetaron el «asilo territorial». Allí desemboca en el Putumayo
el río San Miguel que sirve de límite con el Ecuador hasta Cuembí y es asiento de
numerosas tribus ecuatorianas, en estado salvaje, especialmente los temibles Tetetes»
Augusto Javier Gómez López
«[...] digamos la invasión de los territorios indígenas empezó por Orito-Pungo que fue con los
compañeros Sionas que vivieron ahí en esos lados, pues en ese entonces estaba poblado. Según
ellos dicen, que en ese entonces había por lo menos unos 3.000 indígenas ahí en Orito-Pungo
Revista Inversa
y cuando fue llegando la compañía, pues la gente empezó a despoblar poco a poco y también
les afectaron muchas enfermedades desconocidas, dicen que especialmente la viruela. Entonces,
se despobló totalmente la comunidad y quedaron por los lados de Puerto Asís, abajo, Buena
Vista, la bocana de San Miguel. Anduvieron por muchos lados. En este momento no recuerdo
los sitios por donde ellos estuvieron, a donde se volaron, cuando empezó a dar la viruela, pero
fue con la llegada de los colonos [...] Y por último terminaron en Buena Vista, en Santa
Helena que es otra vereda, la vereda siguiente a Buena Vista. Y de ahí, después, fue que
empezó la desolación, la desolación de los Kofanes»12.
forestales y del oro, lo mismo que frente a los colonos. Desde el siglo XIX, con el
incremento de la demanda internacional de ciertas materias primas y con la navegación
a vapor, la capacidad de incursión a los bosques y a la «tierra firme» por parte de esos
traficantes, comerciantes y empresarios fue mayor y, ello posibilitó la llamada
«conquista de indios» con base en las incursiones armadas que reiteradamente
penetraban cada vez más en el interior de la selva con el fin de arrancar de sus
viviendas y de sus territorios a los grupos nativos allí todavía existentes y/o a los que
se habían internado huyendo de las epidemias y de los esclavizadores. Pero el
incontenible avance de la a sí misma llamada «civilización», ha venido alcanzando
indefectiblemente las últimas fronteras indígenas a lo largo del siglo XX, hasta el
presente, y esa «civilización» se ha servido de los más despiadados y espantosos medios
para mantener a los indios como mano de obra cautiva, para despojarlos o
sencillamente para desterrarlos.
Uno de los casos que caracteriza esa larga y compleja historia del «endeude», de la
esclavitud, del despojo y del destierro, asociada unas veces con los sistemas de
extracción de recursos de la selva, otras veces con el avance misionero, lo mismo que,
en ocasiones, con la exploración y explotación de recursos petroleros y con la
colonización, es el caso históricamente más reciente de los Secoya y su desplazamiento
del Ecuador hacia el Perú y de allí a Colombia13: en el segundo semestre del año de
1969, misioneros ecuatorianos fueron asesinados por los Secoyas, hecho éste que
98 tuvo gran resonancia en el Ecuador. Felipe Helsen, belga, residente en Iquitos,
propietario del hotel «Imperial Amazonas», y quien se proponía construir un albergue
para turistas cercano a los indios, viajó por el Napo hasta la frontera con el Ecuador
donde estableció relaciones con algunos Curacas de los Anguteros y Piojés, más
comúnmente «conocidos con el nombre genérico de Secoyas, que en Quechua
Augusto Javier Gómez López
significa salvaje [que] vive en una región que abarca las fronteras de Ecuador, Colombia
y Perú» (Arrieta, 1970).
Helsen recogió dos versiones acerca de las causas que motivaron a los indios a
asesinar a los misioneros ecuatorianos:
«Los Anguteros y Piojés no utilizan armas de fuego en la cacería y no gustan de que otros lo
hagan dentro de sus dominios porque ésto les ahuyenta la caza. Los misioneros católicos las
habrían utilizado contra toda advertencia.
Los Anguteros y Piojés acostumbran ofrecer a sus ocasionales visitantes, como demostración
máxima de hospitalidad, jóvenes vírgenes de la tribu con quienes el homenajeado debe convivir
durante todo el tiempo que permanezca con ellos. Los misioneros habrían rehusado aceptar tal
13
Los documentos de este caso presente irrogando con ello gran injuria a los Secoyas»14.
fueron extractados de los archivos
del Ministerio de Relaciones Cuando en Quito se conoció la noticia de la muerte de los misioneros, el gobierno
Exteriores que se encuentran en
el Archivo General de la Nación.
ecuatoriano «despachó una misión punitiva que obligó a los Anguteros y Piojés a
Para la referencia completa véase refugiarse en territorio peruano». Allí serían objeto, nuevamente, de persecución y
el pie de página 10. víctimas de las «operaciones de reblandecimiento» ordenadas por Oscar Peñafiel,
«amo y señor de vidas y haciendas»:
14
Aparte obtenido de Min.
Exteriores – No. 00029/18 – II-12-
70. Consulbia – Iquitos – Informe «En Monte Rico, fundo cercano al caserío de Santa María sobre el Napo, vive el ciudadano
sobre Actividades Generales. peruano OSCAR PEÑAFIEL, amo y señor de vidas y haciendas por todos esos contornos,
Revista Inversa
99
personaje que parece extraído de las páginas de La Vorágine y quien gracias a sus poderosas
influencias en Lima y en Iquitos goza de inmunidad y de impunidad. Oscar Peñafiel negocia
con todo lo que se puede extraer de las entrañas de la selva: caza, pesca, pieles, caucho, aceite
de palo de rosa, chicle, jebe, balata, maderas, etc. Para él trabajan como esclavos centenares de
indígenas a quienes tiene sometidos por el terror. Para doblegarlos, actúa directamente sobre los
Curacas o Caciques. Cuando no logra atraerlos con regalos, aguardiente o comilonas, pone en
práctica la «operación reblandecimiento»: incendio sistematizado de los cultivos de yuca y
plátanos; incendio de los tambos; flagelación de los indios más influyentes ante el Curaca;
atentados contra la vida de las mujeres e hijos del Curaca. Y si todo ese progresivo sistema de
reblandecimiento no produce sus resultados, apela al asesinato de los más allegados al Cacique
y al incendio masivo de tambos y cultivos hasta que el rebelde Curaca se somete y pone sus
subidos a disposición de Peñafiel.
Enterado éste de que los Anguteros y Piojés habían penetrado a territorio peruano huyendo de
la represión de las autoridades ecuatorianas, se apresuró a enviar mensajeros a los Curacas
para darles a conocer las condiciones en que les sería permitido vivir en sus nuevas tierras.
Acostumbrados estos indígenas a no tener más ley que la de su tribu, rechazaron las propuestas
y entonces Peñafiel les aplicó la «operación reblandecimiento». Perseguidos en el Ecuador y
perseguidos en el Perú, los Secoyas habrían traspasado la frontera y penetrado en territorio
Fragmentos para una historia de los Siona ... Pp. 80-107.
colombiano. Peñafiel, acostumbrado a hacerse obedecer, habría enviado emisarios y los habría
extraído a viva fuerza, repitiendo así la «hazaña» de la Casa Arana, a raíz del conflicto
colombo-peruano, cuando dos mil familias de las tribus de los Huitotos, Boras y Ocainas
fueron obligadas a dejar sus tierras y plantíos que tenían en la Sabana entre los ríos Putumayo
y Caquetá y a trasladarse en forma definitiva a la margen derecha del Putumayo, en territorio
peruano» (Min. Exteriores, Op. Cit.).
traída como nosotros desde las cabeceras de los ríos, viviendo como esclavos,
trabajando sólo para el patrón, engañados, explotados, sin poder regresar a sus tierras»
(Foletti-Castegnaro, 1985: 165-167).
Más allá de una coincidencia, los casos citados que involucran a los Peñafiel
ilustran la persistencia de los sistemas y «patrones» históricamente puestos en práctica
para la explotación de los recursos de la selva, con las obvias consecuencias de
esclavización y destrucción de los grupos indígenas. Los episodios más recientes
relacionados con la siembra, recolección y comercialización de la coca, no sólo
continúan reproduciendo el ya secular sistema del endeude, sino que, además,
amenazan con destruir los últimos reductos de población indígena y sus vínculos
comunitarios. Las acciones policivas y de control de los cultivos ilícitos, especialmente
en el Putumayo, han generado el desplazamiento de dichos cultivos, cada vez más,
hacia las áreas recónditas de la selva donde han alcanzado los territorios de los
indígenas sobrevivientes. La presencia y la actuación permanentes en las últimas
décadas de los grupos insurgentes, el incremento y fortalecimiento bélico y militar
de las Fuerzas Armadas del Estado y la actuación creciente de grupos paramilitares,
ha hecho más difícil la vida de los grupos humanos allí establecidos, configurándose
un «nuevo mapa» dibujado por los continuos desplazamientos, por el envenenamiento
de los territorios, por el terror, la muerte y la incertidumbre.
I N F O R M E15
Del Señor Prefecto Provincial del Caquetá
Revista Inversa
el mal por los conocimientos prácticos que he adquirido en muchos años que llevo
de viajar por estas comarcas tomando notas de todo.
Además me apoyo en datos de personas de buen crédito y que han pasado la
mayor parte de su vida en este país.
Empecé la visita por el río Putumayo, por tanto, trataré primeramente de él,
procurando guardar orden en los detalles, de acuerdo con la precitada Circular.
Antes de tratar de los ríos y de la inmensa hoya habitada por salvajes, hablaré
suscintamente de esta población, de tres que están en ese lado de la cordillera, que
son Santiago, San Andrés de Putumayo y Sibundoy. Existen también otras poblaciones
de aborígenes, blancos y mestizos, hacia el Noroeste que son Yunguillo, Descanse y
Santa Rosa. De paso me ocuparé en informar sobre las comarcas que bañan los ríos 101
San Miguel, Aguarico y el caudaloso Napo, porque poco conozco aquellos lugares,
pues solamente una vez surqué el Napo desde el Amazonas hasta su confluencia con
el Aguarico.
Mocoa es una población de blancos y aborígenes en número de unos 500.
vírgenes, llevan por delante una concha nacarada, la cual atan a la cintura
prendiéndola de los extremos con una palmicha; cuando ya han conocido varón,
dejan la concha y se cubren con cortezas.
Los Cionas son de los más numerosos y ocupan una gran extensión del río
Putumayo; se les encuentra en el Aguarico; tengo conocimiento exacto que hay
miles enselvados, formando así muchas agrupaciones o reducidas tribus, ligadas
entre sí por el idioma, y diseminadas por los odios y venganzas. Se extienden a los
Macaguajes; llámanse así 5 tribus que moran fijamente en una hermosa faja de
terreno entre el Putumayo y el Caquetá; se les encuentra también en éste último. De
manera, pues, que por la unidad del idioma, como porque hay de ellos muchos
catecúmenos, se hace por esa parte, fácil la reducción, no solamente de los que
hablan ese idioma, como porque gran parte tratan con los salvajes de otras tribus,
cuyos dialectos conocen. Me detengo a tratar de ellos más extensamente porque en
ellos veo un puente de apoyo para las misiones. Hay a las márgenes del Putumayo 5
caseríos de Cionas algo civilizados, antiguos restos de los catequizados por los Jesuitas.
Esos pueblecitos están regularmente escalonados; se llaman San Diego, San José,
Cuimbé, Tapacunti y Yotentó; cada uno consta de unos 50 a 60 habitantes,
exceptuando el último que tiene solamente unos 20. Algunos colombianos
descorazonados se llevaron engañados muchos indígenas al Amazonas y allá los
tienen. Sus esposas e hijos pequeñuelos, han quedado abandonados.
Con esas 5 poblaciones se negocia actualmente en caucho; son regulares bogas;
inteligentes, de imaginación despejada, altivos y orgullosos, por carácter y resto de
barbaridad; sin embargo no dejan de ser tímidos; conservan aún ideas cristianas,
como por la propiedad y por la mujer ajena; son susceptibles de educación y pueden
llegar a un alto grado de moralidad, de virtud y de progreso mercantil. Todavía hay
indios que fueron empleados en honrosos destinos en los vapores cuando navegaban
en aguas del Putumayo; los ha habido comerciantes que tuvieron sentado el crédito
en la capital del Pará. Una vez en un pueblo del Amazonas iba a decir misa un
sacerdote y no hallaba quien le ayudara, los ribereños se excusaban por no saber,
cuando se presentó un aborigen del Putumayo y desempeñó la comisión
admirablemente: era en esa parte más civilizado que los descendientes de europeo
que le habían comprado.
Se dice generalmente que esos indios odian a los blancos; pero no es exacto;
saben sí hacer distinción; cuando llega a sus playas un nuevo comerciante, luego al
punto se fijan con mirada atenta en su semblante y porte, maneras y vestido, y
entonces le consideran o no; de ahí la saña de los adocenados. Mas si son groseros y
Revista Inversa
tienen un cierto desafecto a los blancos en general, no es posible exigir más de unos
semisalvajes a quienes se ha tratado y se trata aún con soberano desprecio. Son
susceptibles de venganza y odio como quiera que son hombres, y muy humildes e
infelices son cuando soportan tanta befa y maltrato de parte de la generalidad de los
negociantes.
Aseguro pues, que su carácter es generoso y que llevados de su marcada
tendencia al progreso para gozarse con lo que desean, como herramientas, escopetas
finas, vestidos decentes y aun lujosos, exquisitos alimentos, porque vino, cerveza y
rancho fino les agrada mucho, bien asomo el cigarro que les agrada mucho. Los
perfumes y la música forman sus delicias; cuando oyen tocar algún instrumento 103
melodioso y cuando oyen cantar al son de tiples y guitarras, rodean a los que lo
hacen, hombres, mujeres y niños, y no se separan sino cuando todo acaba.
En cuanto a costumbres he podido observar de tiempo atrás algunas que
merecen atención.
Cuando las mujeres enferman con aquel sufrimiento que es peculiar o
III.- Las 5 tribus Macaguajes son también catequizadas; pero más salvajes que
los catecúmenos de que acabo de hablar. Al presente se ocupan en extración de
caucho; en años anteriores se ocuparon en explotación de zarzaparrilla y cera, negocios
que se abandonaron y fueron reemplazados por el de caucho. Son dados a la
agricultura y así acostumbran a hacer grandes sementeras de plátano, yuca, maiz,
caña y piñas. Tengo razones para creer que son idólatras, pues lo he oido dirigirse a
la luna y conjurarla en un discurso corto, como una oración, puestas las manos
como cuando decimos el Bendito y levantadas, suplicándola que en ese mes (era el
104 plenilunio ) les conservara la salud. Son muy tímidos; cuando ya tienen confianza
con algún blanco, son chanceros; no tienen sino una mujer cada uno y respetan,
como los Cionas catecúmenos de las márgenes del Putumayo, los grados de parentesco.
Esta costumbre es aun resto de la civilización cristiana, porque los Macaguajes fueron
una numerosa reducción que fundaron los Jesuitas Laínez ( de imperecedera memoria
), Piquer y Velasco. A la muerte de éstos misioneros los catecúmenos se dispersaron
Augusto Javier Gómez López
y formaron las cinco tribus de que vengo haciendo mención. Se conocen por los
nombres de Macaguajes de la Concepción o de Montepo, de Caucaya, de Senceya y
Mecayo; pero más particularmente se distinguen por los nombres de sus Jefes o
decanos. Son en número de 250. De una tribu a otra hay mas o menos un día, que
se anda por tierra por sendas estrechísimas; pero el terreno se presta para hacer
caminos como se quiera, pues es seco, firme y completamente plano. En aquella faja
de terreno no hay mosquitos, ni zancudos, ni murciélagos; su temperatura ordinaria
es de 30°. El carácter, índole, usos y costumbres de los Macaguajes, son en un todo
idénticos a los del Putumayo, salvo diferencias insignificantes. Hacen mucho uso de
un bejuco que llaman yoco. Este mismo bejuco lo usan en toda la Provincia; extraen
el jugo y lo toman a todas horas del día, pero especialmente a la madrugada; lo
toman como estomacal, como reparador de las fuerzas en sus trabajos agrícolas y en
la navegación; quita el sueño y quita el hambre y les sirve como laxante tomado tibio
y en bastante cantidad. Todas las virtudes de esta planta están fuera de duda, porque
los blancos que viajan por los ríos las han experimentado. Algunas personas respetables
me han asegurado, y yo bajo la palabra de ellos lo doy por cierto, que despeja la
imaginación.
El yage es otra de las plantas ( bejuco ) de grande importancia en las hoyas del
Yapurá, Putumayo y Aguarico, como quiera que su uso está generalizado entre
catecúmenos y bárbaros; pero solamente lo toman cuando se entregan a sus prácticas
supersticiosas y de la manera más reservada. He aquí como proceden en su aplicación
y los efectos que les produce. Hacen una decocción con una gran cantidad de la
planta y la cuecen hasta reducirla a una pequeñísima porción. De ella toma cada
uno de los que están iniciados en la brujería; a la primer toma se enloquecen, saltan,
van y vienen, cantan, lloran; a la segunda toma van cayendo en un profundo sueño,
pero de repente se levantan, andan en rededor de la casa, arañan las paredes, se
suben a las vigas, corren por ellas, y mientras todo esto hacen, dejan escapar voces
estridentes , horrorosos aullidos y llaman al diablo, en frases como estas: « Guatí, yi
dabuí paijuú ! Pesaá raijú airú yiré simé»,16 que traducidas literalmente dicen: « diablo,
yo soy brujo; ven ligero y llévame al monte. Después de estas invocaciones diabólicas
toman una tercera jicarita, entonces si caen en profundo sueño y en él ven cosas
espantosas, manadas de cerdos y toda clase de animales, y cuanto necesitan creen
haberlo hallado. Al despertar caen en hondo abatimiento y ven que todo ha sido
una ilusión en cuanto a la realidad de lo que creyeron que iban a disfrutar. Este
brebaje es sumamente perjudicial , no tan solo por el lado moral como por el físico,
pues la tisis sobreviene a tan extravagante bebida.
Se encuentran en la Provincia muchísimas plantas con las que los aborígenes
Revista Inversa
hacen preciosas curaciones, tales como el tumbuesi, específico contra la disentería,
los dolores de estómago y enfermedades del higado. El miutará, antídoto contra el
dolor de muelas.
No tienen los Macaguajes en su idioma la palabra Dios; pero como hemos
visto, tienen la de Diablo, que es Guatí; la de brujo o hechicero, dabui. Los Cionas,
cualquiera que ellos sean, creen en la existencia del alma y la llaman coaquí. Los
catecúmenos de las márgenes del Putumayo creen que si no tienen fuchá ( delito o
pecado ), se van al cielo ( coomuih ); pero si caen en pecado se van al Quiná - güenquí
- maa ( así llaman a la Vía Láctea o sea vía terrible de fierro ). Los Ciones creen, que
cuando mueren, sus almas andan vagando y haciendo males a los vivos en sus personas 105
y en sus bienes, de ahí que tengan gran terror a los muertos: queman el tambo
donde vivieron y a veces todo el caserío; destruyen las sementeras y van a establecerse
a otra parte. Hasta los atajos por donde anduvieron los empalizan. Esta creencia y
costumbre es de casi todos los aborígenes de esta Provincia.
Todos los terrenos que baña el caudaloso Putumayo son exuberantes y se
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ANÁLISIS
Hacedores de pictografías:
Algunas reflexiones en torno al arte rupestre en el
cercado de Facatativá al Occidente de la Sabana de Bogotá
(artículo preliminar del estado de la investigación)
Resumen
La historia interpretativa del arte rupestre en Colombia ha puesto a Facatativá
como un sitio emblemático de este tipo de evidencia arqueológica, dada la gran
Palabras claves cantidad de representaciones pictóricas que posee este lugar. Su estudio, desde los
Arte primitivo-Etnología, arte albores de la investigación arqueológica en el país, ha jugado un rol importante
primitivo-pintura rupestre- sobretodo en la construcción de un conocimiento sobre los antiguos pobladores
interpretación. del altiplano cundiboyacense. El presente artículo busca realizar una aproximación
a la historia de las valoraciones de los motivos pictóricos de la región de Facatativá,
y de las cuestiones teórico-metodológicas alrededor de éstas (interés suscitado por
las pinturas, interpretación, método y técnica) con el fin de mostrar la necesidad
de una revaloración sobre el arte rupestre en Colombia, ya que es necesario proyectar
Key words como meta en el análisis del «arte prehispánico», herramientas que permitan
primite art-Ethnology, primite- aproximaciones diversas a la «densidad del tejido social» es decir, a las relaciones
art- involucradas en el saber ancestral materializado en las manifestaciones rupestres.
Abstract
The interpretive history of the rock art in Colombia has placed to Facatativá as an
emblematic place of this type of archaeological evidence given the great quantity
of pictorials representations that possesses this place. Its study, since the whiteness
of the archaeological investigation in the pair, has played an important role in the
construction about knowledge on the old settlers of the Cundinamarca. This
paper seeks to carry out an approximation to the history of the appraisals of the
pictures motives of Facatativá and of the methodological questions around there
Recibido: (inters stirred up by the paintings, interpretation, method and technique) in order
21/05/2006
to showing the need of a revaluation of the studies on rock art in Colombia, since
En revisión desde:
26/05/2006 is necessary to project as goal in the analysis of the art That they permit diverse
Aceptado para publicación: approximations to the density of the social weaving that is to say, to the relations
12/06/2006 involved in the to know ancient materialized in the rock.
as siguientes líneas tratan de mostrar el potencial de los análisis sobre
Revista Inversa
el arte rupestre», «el arte prehistórico. El aborigen de ayer y de hoy», «arte etnográfico.
Estética más allá de la Occidental» y «arte sobre piedra. Hacia una definición del arte
rupestre». Todos estos apartados intentan mostrar el potencial de los estudios
arqueológicos sobre arte bajo la necesidad de pensar las evidencias «artefactuales»
desde una perspectiva transdiciplinar, que nos aproxime a un significado global del
impacto cultural que posee el hecho de «crear y diversificar» las expresiones materiales
del arte, y de esta forma, vislumbrar en el arte rupestre huellas de innumerables
momentos creadores en los que se condensan experiencias de la vida social y del
entorno. El arte rupestre en este contexto, se erige la como principal evidencia
arqueológica que permite hablar de la «culminación de un proceso trascendental en 109
la vida humana»: la consolidación de la mente como es percibida hoy. Así mismo, se busca
mostrar las transformaciones en las perspectivas de análisis antropológicos, haciendo
visibles nuevos espacios reflexivos que son producto de la renovación crítica a lo
largo del devenir de la disciplina. En esta medida, se vale de la estrategia de diferenciar
«tipos de arte», con el fin de resaltar el marco socio-histórico en el que se inscriben
Revista Inversa
progresivamente cediendo espacios ante las dificultades de método e interpretación
que plantea el arte rupestre1 y la destrucción acelerada del lugar.
Al entrever las líneas generales que han seguido los estudios de arte rupestre en el
área, se proyectaron algunas tareas que se compilan en la tercera parte titulada, «área
de estudio. Facatativá y el enigma de su paisaje». Aquí se reúnen las informaciones
generales sobre el municipio (hidrografía, geografía, etc.), el parque arqueológico
(apuntes breves sobre la historia oficial del lugar), y las tareas proyectadas en campo.
Como se podrá seguir en este apartado, las actividades del trabajo de campo
demandaron la creación de una estrategia que consistió, primero, en un
reconocimiento preliminar del parque (una visualización en la que nos acercamos a 111
la problemática metodológica de recolección de arte rupestre), una segunda visita en
la que ya se contaba con material de apoyo consistente en un croquis realizado por
Wencenslao Cabrera y el plano del área urbana del municipio suministrado por el
IGAG. Con estas herramientas, se propuso la localización de cada una de las rocas
numeradas, etapa que puso en evidencia la riqueza arqueológica del lugar, al permitir
realizados allí; de esta manera se presentan los dibujos realizados por Miguel Triana,
José Pérez de Barradas, Antonio Núñez y Wencenslao Cabrera, «de cada pared con
pinturas». En los casos en que no hay registro, se dispuso colocar una fotografía
general del afloramiento que indica la posición del panel pictórico referenciado
acompañado, de un pie de foto que habla de la principal característica de tal conjunto.
Habiéndose seleccionado y sistematizado la información colectada, se procedió a
plantear una actividad de análisis que relacionará las principales variables presentadas
en la ficha de descripción y registro, de forma que se produjo un número concreto
de enunciados sobre la ubicación de las paredes pintadas (parámetros básicos para
su escogencia), la característica básica de los trazos (elementos que integran un saber
trans-generacional) y la variabilidad entre los registros allí relacionados
(consideraciones sobre la construcción del registro de pictografías). Estos enunciados
pretenden reunir en líneas generales, un conjunto sucinto de argumentos4 los cuales
apuntan a apreciar el lugar que hoy es llamado Parque Arqueológico «Piedras de
Tunja» como un sitio especial: «un alto lugar de culto».
112
I
¿Qué es arte?
Apuntes generales sobre la problemática antropológica del arte
La disciplina antropológica ha visto en las producciones de arte un área de
Julián Andrés Baracaldo Euse
Revista Inversa
de la definición etnocéntrica del arte, al abrir la posibilidad de comprender la historia
de las interpretaciones que la civilización occidental ha dado de las representaciones
plásticas, pictóricas y arquitectónicas de las culturas llamadas primitivas; y por otro
lado, incorpora una visión relativista-comparativista que diferencia la tarea del
antropólogo respecto de la del historiador del arte (Panofsky, 1980).
El trabajo de campo de los antropólogos ha mostrado así, que la experiencia de
lo artístico en cada sociedad y cultura es muy real, ya que concepciones como la de
belleza o estética son vehículos culturales por medio de los cuales se fabrican síntesis
variadas sobre la experiencia colectiva. Los antropólogos han demostrado que el arte
no sólo tiene que ver con la satisfacción de un ideal o una necesidad estética. Puede 113
también depender de aspectos como la organización del espacio, las modalidades de
transmisión del saber, los registros de significación del simbolismo ritual, etc. «Los
objetos de arte así, han dejado de ser considerados como objetos de anticuario, para
ser herramienta en el estudio de algunas prácticas tradicionales que, sin identificarse
explícitamente con el lenguaje, pretenden la producción de sentido por sus propios
hacia la cultura y por supuesto, del arte como manifestación de la misma. Se evidencian
de esta manera dos objetivos: el primero, captar la diversidad cultural; y el segundo,
criticar la homogenización y la subvaloración de expresiones culturales en el contexto
de la multiculturalidad. Con el reconocimiento del potencial epistemológico que
posee el arte, se puede iniciar un nuevo acercamiento al «conocimiento» de los
significados sociales, ya que se da acento al dialogo intercultural, a la relación entre los
elementos socioculturales que entran en juego, sin olvidar que esto se convierte en
una negociación de códigos culturales en la que el antropólogo interviene (Alcina,
1980: 28).
del arte, posee dos acepciones, de las cuales, la más útil, es la que dista de la connotación
negativa de arte occidental. Adjuntamente, rupestre deriva del latín rupe que significa
piedra; se refiere de este modo al soporte físico de la manifestación artística.
Hoy se discute la conveniencia de llamar al arte primtivo arte rupestre, situación
que se suscita por el contexto y la denotación occidental que posee el término arte, ya
que su uso indiscriminado implica la descontextualización de los significados y las
finalidades que los artistas dejaron plasmadas en las manifestaciones artísticas. Al
sortear tal inconveniente, el término adopta una nueva dimensión, en la que se
reconocen las dinámicas de la creación artística, y las formas por las cuales se pueden
captar tales movimientos.
Esta revaloración del concepto permite vislumbrar su uso como categoría analítica,
que clasifica convenientemente la evidencia artística en dos tipos: el primero, llamado
petroglifo, refiere en rasgos generales, a ejecuciones artísticas realizadas por medio de
la extracción o acanalamiento de rocas. El segundo, denominado pictograma, refiere
a la ejecución de formas artísticas al aplicar sustancias a la pared rocosa.
En el contexto del Parque Arqueológico de Facatativá, conformado por una gran
cantidad de pictogramas, es imprescindible hacer hincapié en el aspecto pictográfico,
Diferentes técnicas de realización de una
aproximándonos en primera instancia, al sentido y características que definen tal
pictografía:(1) pintura de mano en negativo, manifestación del arte rupestre. La palabra pictografía deriva de dos vocablos, el latín
(2) aplicación directa del pigmento por pictum que hace referencia a la actividad de pintar, y del griego graphos que designa
impronta manual y (3) aplicación del
pigmento con instrumento. Ilustración trazar. Así, «los pictogramas son grafismos realizados sobre las rocas mediante la
tomada de Celis y Botiva (2002). aplicación de pigmentos».
Igualmente, en la tarea de definir qué es un pictograma hay que recurrir no sólo
a la definición etimológica sino también, a la descripción de una de sus principales
características: la pigmentación intencional de la roca. Es importante aproximarnos
a la comprensión de cómo el pigmento fue adoptado como forma de concreción
artística mediante la observación de cómo éste contrastaba con el fondo o soporte
rupestre. Con el fin de ahondar en tal experiencia, se ha procedido en la actualidad
al análisis físico-químico, por medio de técnicas sofisticadas como la difracción de
rayos X y la microscopía electrónica de barrido. Con estos procedimientos, se
determinó que los pigmentos empleados en las ejecuciones pictográficas se componen
de minerales como óxido de hierro, magnesio, cinabrio5, carbón y arcillas, a las que
se les adicionaba o no grasas animales o colorantes vegetales.
Este estudio evidenció que los pigmentos empleados eran el resultado de mezclas
intencionales, pensadas con respecto a la superficie parietal que iba a servir de lienzo.
Este hecho enfrenta al arqueólogo a la realidad de todo un saber tecnológico
tradicional implícito en la producción de pictografías, y explicito en la diversidad de
tonos rojos-ocre y la presencia de otros colores (naranja, amarillo, blanco y negro); en
Revista Inversa
otras palabras, la articulación de los pigmentos y el fondo parietal en la producción
de un efecto estético, cuyo fin aún no es totalmente claro.
Adicionalmente estos pigmentos fueron aplicados de diversa manera. En ocasiones
sirvieron para preparar la superficie parietal a modo de fondo. En el común de los
casos, estos fueron aplicados con los dedos (pintura dactilar) o usando algún
instrumento que pudo ser desde un tallo firme hasta el empleo de cerdas de animales
a modo de pincel. Esta característica que le da carácter a los trazos no debe ser
entendida dentro de los parámetros sesgados de la habilidad del artista, sino que
debe ser sopesada con el contexto, fines y funcionalidad de la expresión pictográfica.
Paralelamente a estas cuestiones, surge el problema de determinar la antigüedad 115
de las manifestaciones rupestres, que en el caso de las pictografías, señala la dificultad
para obtener una base confiable (empírica) sobre la cual se pueda atribuir su autoría
cultural. El problema de la datación del arte rupestre ha sido considerado como uno
de los principales escollos a superar, ya que por las mismas características de la
evidencia, no se ajustan a los análisis convencionales. Ejercicios de datación absoluta
«la elaboración del arte rupestre fue un asunto público, probablemente en eventos de carácter
ritual, y presidido por figuras tales como chamanes, que serían los mismos artistas [...].
También suponen, que los sitios eran posteriormente visitados y convertidos en lugares de
enseñanza y transmisión de determinados conocimientos como la caza y el dialogo con los
animales, razón por la cual también podían ser lugares de iniciación» (Celis, 2002: 38).
II
Una historia narrada desde Facatativá. Bitácora de los principales
momentos interpretativos del arte rupestre en la región
Facatativá ha sido reconocida en el ámbito regional por la presencia de grandes
rocas, en las cuales, se hallan inscritas una serie de figuras de carácter pictográfico.
116 El propósito de las siguientes líneas, es hablar de estos conjuntos y de cómo se ha
definido el área de Facatativá como una zona de alto valor arqueológico, para lo
cual hay que aproximarse a las múltiples reflexiones que han motivado los
pictogramas, cómo han sido valorados, en función de qué han sido definidos y el
escenario en el cual se enunciaron tales explicaciones. Con tales directrices se
Julián Andrés Baracaldo Euse
busca hacer hincapié en el rol que han jugado los conjuntos pictográficos ubicados
en este sitio, sobretodo en la construcción de un conocimiento sobre los antiguos
pobladores de la región.
Lo primero que hay que señalar, es el carácter altamente problemático que
reviste la investigación de manifestaciones como estas, dado que la tradición
intelectual en la que se inscriben –especialmente en los territorios americanos–,
inviste las reflexiones sobre figuras de carácter pictográfico con un halo fantasioso.
Esta circunstancia transversal a los trabajos realizados hasta mediados del siglo
XX, no ha de restar importancia a los pictogramas como manifestaciones de los
modos de vida pasados, y consecuentemente, como un aspecto digno de estudiar
a profundidad desde los referentes de la disciplina arqueológica actual.
«sea primero la antigüedad del tiempo en que refiere aquella venida del Bochica, las señas
del traje que vestía, que es el que ellos usan de túnica, manta y cabello largo en forma
nazarena; el haberle dado entre otros el epíteto de Zuhé, que es el mismo que dieron después
a los primeros hombres blancos que vinieron en las conquistas; el conocimiento que las cosas
Revista Inversa
que el Bochica les enseñaba, eran buenas, siendo así que tenían por malo (aunque lo
seguían) lo mismo que nosotros tenemos por tal. Sea el segundo el referir que fueron beneficios
los que recibieron de sus manos, como son las noticias que conservaron de la mortalidad del
alma, del juicio universal y resurrección de la carne, aunque acompañadas, por su negligencia,
de tantos errores, la veneración a la santísima cruz, poniéndola (como dijimos) sobre algunos
sepulcros; la ruina de huythaca, muy conforme a los trofeos que el glorioso apóstol tuvo de
muchos ídolos que se disfrazaba el demonio. Y sea el tercero, el sentimiento común de
naturales y extranjeros, de que el vestigio que se halla estampado en una piedra de la
provincia de Ubaqué fue señal del pie del apóstol, que dejó para prueba de su predicación y
tránsito por aquellas partes, como por las de Quito, donde se halla otra de la misma forma.
Noticias y acciones son estas, que sin grave nota no podemos atribuirlas a otro que a San
117
Bartolomé; y si no dígame el más curioso lector, ¿de quien otro que de un apóstol pudieran
referirse entre gentiles las que tenemos dichas?» (Piedrahita, 1666 [1973]).
«las pinturas de los indios son puramente simbólicas; se insistió poco sobre ellas en aquellos
tiempos en que pudieron haberse examinado. Nada penetramos en los caracteres de los
egipcios, y los que tenemos de los indios no pueden explicarse. Así estas dos naciones se
poseyeron, o, por decir, cultivaron más bien que otras los símbolos y los caracteres primitivos
de que nació el uso de las letras, se han hecho igualmente celebres e inteligibles, sirviendo ya
más estos monumentos para atormentar los ingenios que para adelantar la erudición» (Acosta,
1848).
Ya en el siglo XIX, y con todos los retos que éste significó (la conformación de
la República), se continuó con los viajes iniciados en la época colonial por medio
de la Comisión Corográfica, cuyo objeto era registrar las gentes, los recursos y por
ende las potencialidades de la nueva república. Uno de los lugares de estudio que «Acuarela de la «piedrapintada» de Aipe,
Huila. Comisión Corográfica, 1850-
se tuvieron en cuenta, fueron las piedras pintadas y su impacto sobre el paisaje. Al 1859». Ilustración y pie de foto tomados
respecto de Facatativá dice Codazzi en su Geografía Física y Política de la Confederación de Celis y Botiva (2002).
Granadina:
«Cerca de Facatativá se hallan multitud de rocas, que han sufrido largo tiempo la erosión de las
aguas, y en muchas de ellas se ven jeroglíficos que dan la faz hacia la Sabana constantes de
multitud de ranas. Sin duda los indios quisieron perpetuar el recuerdo de lo que su mitología les
enseñaba acerca de la inundación de la llanura de Bogotá» (Codazzi, 2003).
Como se puede extraer, se tendía a interpretar los pictogramas como dibujos que
recordaban antiguos cataclismos es decir, testimonios del choque causado por las fuerzas
naturales en la memoria de las gentes del altiplano.
Paralelamente a este tipo de interpretación, se continuó con la tradición de análisis
lingüísticos, que llevaron a relacionar la comunidad Muisca de la Sabana, con los
Hacedores de pictografías... Pp. 108-142.
pueblos del Lejano Oriente como Japón y China. Esta perspectiva resalta el carácter
simbólico de las pictografías, y reafirma la creencia en que los Muiscas poseían un
sistema de escritura ideográfico, así como que los pictogramas valen es por su función
de código, no por ser testimonio de cataclismos y eventos naturales que los hombres de
esta región presenciaron y padecieron. El autor que realiza este ejercicio es Liborio
Zerda en su libro El Dorado, él sustenta ésta afirmación diciendo:
«la figura de este animal grabada o pintada de una manera indeleble sobre las rocas en los lugares
por donde se verificó el desagüe de los lagos andinos, tales como la piedra de Pandi o Icononzo,
Fúquene, Aipe, Gámeza, Saboya, etc., no conmemoran, como se ha creído generalmente, esos
grandes cataclismos geológicos de que hemos hablado, porque durante el tiempo en que acontecieron
no podían ser habitadas estas regiones, pues el levantamiento de los Andes dejó estas grandes
cuencas que las aguas colmaron de sedimento, y cuyo desagüe, causado por enormes cataclismos
de los Andes, los hizo posteriormente habitables. Además, es evidente que la raza que formaba
esta nación no podía tener el grado de cultura intelectual suficiente para poder interpretar, ni
aproximadamente, la causa de estos trastornos geológicos, y de aquí el origen de las fábulas que
118 constituyen su historia cosmogónica, inventadas en vista de las inundaciones periódicas que
causaban las lluvias, y del salto del Tequendama, único desagüe natural en estas llanuras. Estas
figuras son simplemente la representación simbólica de los accidentes meteóricos que causan las
oscilaciones de las aguas en las llanuras inundadas, y la salida de ellas por los causes naturales,
medio que los libraba de las inundaciones, y beneficio atribuido a ese Neptuno anfibio de cuatro
Julián Andrés Baracaldo Euse
Hasta ese momento, las interpretaciones que más difusión alcanzaron en el ámbito
intelectual, daban por sentado que los autores de las pictografías estudiadas eran los
Muiscas. En el rezago que esta postura significó para el estudio pictográfico, surgió en
el último decenio del siglo XIX, una «actitud revisionista» en la cual se critica todo
juicio anterior que reivindicaba el valor de las pictografías como símbolos con sentido,
y claro, con esto la autoría de tales manifestaciones. Esta posición encabezada por los
hermanos Restrepo Tirado señala otras posibilidades, otros comportamientos que
pudieron dejar como vestigio tales trazos, eso sí, dejando establecido que dichos vestigios
no poseen ningún tipo de significado, y si lo tenían era muy vano. Este tipo de juicios
muestran entre otras cosas, el alcance y el calado de la escuela eugenésica europea (así
se le llama a la tendencia que legitimaba la diferencia y superioridad de las razas) en la
educación de la clase intelectual que contó con la posibilidad de viajar al extranjero,
suceso que llevó a la extrapolación de los juicios del contexto europeo de la época, a las
poblaciones prehispánicas de los territorios de la altiplanicie cundiboyacense (Becerra,
1990). Tal situación se evidencia en juicios como:
«Las figuras diseminadas aquí y allá sobre las piedras, confundidas unas en otras sin orden ni
sistema; la falta de coordinación y de unidad, todo nos indica que esos mal trazados garabatos son
Baracaldo (2005) hechos por manos inexpertas por mero pasatiempo» (Restrepo, 1892).
«Nada pueden revelar a la ciencia histórica esos ensayos de dibujo de ornamentos, esas figuras
informes de animales y esos garabatos semejantes a los que traza un niño travieso e inexperto.
Jamás se observa en ellos el orden ni el encadenamiento» (Restrepo, 1895).
Los primeros decenios del siglo XX, representan para el conjunto de los estudios
pictográficos una reactivación, por cuanto aparecen una serie de escritos, cuyo enfoque
trata las pictografías como expresiones materiales que contienen sentido. Es en este
instante, en el que se inicia la aplicación de algunas pautas que caracterizan el método
científico actual y que permiten la emisión de juicios como los siguientes:
«a) pueden ser las representaciones toscas de los artículos comerciados con otras tribus, b) serían
tal vez marcas que señalaban los sitios de intercambio, c) podría tratarse de señales personales
para indicar y recordar el paso de un grupo o de una persona por aquel lugar, d) ¿se trataría de
representaciones conmemorativas de visitas a esos pintorescos lugares por medio de motivos que les
eran bastante familiares: la rana que presidía la cosecha, la culebra objeto de culto y representación
de alguno de sus dioses; la espiral, de un simbolismo tan lato; o bien, figuras geométricas caprichosas
Revista Inversa
como las que trazaban en sus mantas o las que adornaban sus caras? e) telares e instrucciones del
Dios Chibcha Nemqueteba, f) tesoros escondidos, g) ¿jeroglíficos o escrituras ideográficas?» (Becerra,
1990).
El autor más representativo durante las dos primeras décadas del siglo XX fue el
ingeniero Miguel Triana, cuyas convicciones «indigenistas» le llevaron a realizar una
serie de disertaciones sobre los aportes de las culturas nativas (entre ellas la Muisca)
a la «cultura contemporánea de su tiempo». Su método interpretativo posee como
principal característica, los recursos de la comparación etnográfica y el seguimiento
de las figuras pictográficas en los mitos cosmogónicos Muiscas. En sus dos
119
publicaciones más conocidas La civilización Chibcha (1922) y El jeroglífico Chibcha
manuscrito en 1924 y publicado por su hijo hasta 1970, el autor manifiesta:
«Al observar en el mapa que define el país de los Chibchas, en relación con las piedras pintadas
se nota que hay aglomeraciones en las regiones de Soacha y Facatativá que fueron lugares de
Para el autor , los pictogramas no están reducidos a una única función, al contrario,
en ellos se incorporan un conjunto de significaciones entre las que se incluían
simbolizaciones que identificaban el territorio por medio de la codificación de ruegos
(ofrendas) y creencias (episodios míticos), «constituyéndose en un sistema gráfico de
expresión, confirmando la autoría Muisca de tales trazos». En términos actuales, él
habla de la expresión gráfica como una forma de manifestar la adscripción o filiación
étnica: la diferenciación entre los pueblos autores de grabados (petroglifos) y los
autores de pictografías que en aquel tiempo llevó a la caracterización de los pueblos
de las «tierras calientes» y los de «tierras frías» (Triana, Op. Cit.).
En esta lectura de las evidencias, se sustenta la hipótesis del poblamiento de la
Sabana que estuvo en boga en aquella época, en la que se sostenía que las poblaciones
que ocuparon antaño el altiplano, eran procedentes del norte o nororiente de Una de las planchas realizadas por Miguel
Colombia. Esta tesis era complementada con informaciones en torno a las técnicas Triana producto de sus excursiones por el
diferenciales de confección del arte rupestre, analizada desde variables como altiplano cundiboyacense que después
aparecieron publicadas en su libro «El
pigmentos, trazos, motivos y estado de conservación de los conjuntos (antigüedad jeroglífico chibcha». Ilustración tomada de
de la evidencia artística que se asociaba a olas migratorias), etc. Celis y Botiva (2002).
Ya a finales de los años treinta, un arqueólogo español llega a Colombia por las
dificultades del régimen franquista: el doctor José Pérez de Barradas quien decide
ocuparse de la problemática que representaba el análisis del arte primitivo en el
territorio nacional, concentrándose en los trabajos sobre pictogramas y grabados.
Fruto de su investigación publica el libro titulado El arte rupestre en Colombia (1941),
un texto que tiene como fuentes principales los trabajos de Liborio Zerda y Miguel
Triana, cuyo aporte básico es criticar la postura en la que se adjudica la creación de
los grabados o petroglifos a poblaciones de origen Caribe, y las pinturas a grupos de
origen Arawak. Controvierte esta tesis al afirmar que el principal elemento empleado
en ésta categorización –las técnicas de ejecución–, no es suficiente para tipificar a
Hacedores de pictografías... Pp. 108-142.
una población, y menos para establecer una periodización en la que por medio de
puntos arbitrarios se defina o establezca que manifestación es más antigua o primitiva
(Becerra, 1990).
Adicionalmente a estas disertaciones sobre las dificultades de asegurar la
producción de arte rupestre en sus dos líneas a etnias de descendencia Caribe y
Arawak, el doctor Pérez de Barradas refiere los conjuntos del Parque Arqueológico
de Facatativá del siguiente modo:
«A corta distancia del pueblo se encuentra un conjunto de rocas, en una zona pintoresca en
extremo, llenas de pinturas, que en parte forman un recinto. [...] No nos es posible describir los
diversos conjuntos, que hacen a esta localidad la más importante de las de arte pictórico en la
Sabana de Bogotá. [...] Las pinturas están muy bien conservadas al amparo de los abrigos
rocosos, y aunque haya alguna roca en que las pinturas prehistóricas hayan sido cubiertas con
letreros modernos, hay otras piedras cuyas pinturas están en tan magnifico estado que han
podido ser fotografiadas con facilidad. «Con esto el doctor Pérez de Barradas fue el primero que
documentó fotográficamente algunos de los conjuntos pictóricos de Facatativá». (Pérez de
120
Barradas, 1941).
Con este trabajo como precedente, a mediados de los años cuarenta, el profesor
Wenceslao Cabrera de la Universidad Javeriana de Bogotá inicia una serie de estudios
sobre los pictogramas. Reúne entonces sus disertaciones en un conjunto de artículos
Julián Andrés Baracaldo Euse
de los cuales dos son de particular interés: el primero, titulado Pictógrafos y petroglifos
(1947), y el segundo, Monumentos rupestres de Colombia (1966-1969). En Pictógrafos y
petroglifos hace una revisión de los principales escritos sobre el tema, llamando la
atención sobre las carencias en términos de método que poseen tales trabajos. Al
reconocer tal falencia, se dedica a reordenar la información existente sobre los
principales conjuntos (entre los que destaca Facatativá), ejercicio que lo lleva a
proponer campos de investigación como: a) el análisis del aspecto artístico en el que
se dé cabida a las concepciones y creencias, y b) la valoración material de la expresión
artística, en donde se reflexione sobre las técnicas empleadas y los requerimientos
socio-económicos de su producción, exploraciones que nos acercarían a «la
interpretación acertada de tales manifestaciones» (Cabrera, 1947).
En el segundo artículo, el autor habla puntualmente del conjunto pictórico
ubicado en el Parque de Facatativá al que reseña como:
«se puede afirmar sin exageración alguna, que por el momento no existe en Colombia un
núcleo más numeroso de pinturas rupestres que la que integran el llamado Cercado del Zipa
[...] y posiblemente en Suramérica no exista algo tan bello» (Cabrera 1966-1969).
«Pictografía. Facatativá, Cundinamarca.
Una de las primeras fotografías de arte
rupestre publicadas en Colombia. José Con esta introducción enmarca el valor de su trabajo, el cual radica, en ser la
Pérez de Barradas, 1941». Ilustración y
pie de foto tomados de Celis y Botiva
primera obra en la que se involucra la realización de un croquis del área, en el que se
(2002). documentan los conjuntos pictóricos más grandes, contextualizándolos
espacialmente. En este proceso señala los conjuntos que a su juicio son de primera
importancia. Entre estos cuenta:
«los grandes monolitos 26, sobre los que se encuentran los murales Fac-40 a 55, 19 y 20 en los
que se destacan los Fac-19, 20, 20A, 20B [...] de esta última apenas si dibujamos una figura
pues en realidad es la piedra más visitada y conocida por tener pintados al óleo el cuadro de
tres personajes importantes en nuestra historia patria» (Cabrera, Op. Cit.).
Revista Inversa
tomar dichas formas por conjuntos, para tratar de vislumbrar los procedimientos de
esquematización. Coincide con Triana en afirmar que la rana es el elemento que
más se representa allí, además de ser un lugar privilegiado, al reunir las principales
formas que permiten seguir el proceso de esquematización-abstracción o
geometrización de la rana-hombre renacuajo-rana que parte del rombo (Núñez, 1959).
Otras formas que analiza son «lagartos», «cruces», «mantas», «manos», «figuras
hojiformes» (representaciones de hojas de diversas plantas), «figuras astriformes»
(representaciones variables del sol y la luna), «figuras en espiral», «figuras serpenteadas»
y «figuras circulares», las cuales han de formar «conjuntos lógicos» que permiten su
interpretación. Tomemos como ejemplo el conjunto de la rana, dice el autor al 121
respecto:
«Sol, luna y rana son tres elementos de asociación lógica, tanto más si tenemos en cuenta que
la rana está íntimamente ligada con los ritos agrícolas, en los cuales el Sol y la Luna tienen que
ser factores preponderantes. Por ello nada tiene de particular que los artífices de Facatativá los
«Se hallaron evidencias de ocupación, [...] que por su distribución y frecuencia permiten decir
que esta no fue intensa ni prolongada [...] Las principales evidencias del hombre las constituyen
las pinturas, que aparecen con profusión sobre las caras escarpadas de las rocas. Estas, lo
mismo que las pruebas anteriores, ayudan a sustentar un poco los relatos de los cronistas, de
que la región fue usada como sitio de recreo por los Chibchas. [...] De la comparación de la
cerámica de Facatativá, con la zona Chibcha en los dominios del Zipa, en la cual se han
ejecutado algunos trabajos, se advierte la presencia de algunas piezas de cerámica que son
Hacedores de pictografías... Pp. 108-142.
consideradas como típicas de la cultura Chibcha. [...] La cultura representada hubiera sido
una mezcla de las culturas Chibcha y Panche. De esta manera adquiere importancia en el
lugar el problema de descubrir correlaciones en la cronología de los Chibchas y de esta tribu
vecina.» (Cubillos y Haury, 1953).
«la idea de fases sucesivas en las alucinaciones producidas por el Yajé se manifiesta en la
Baracaldo (2005) interpretación de los dibujos por los indios. Cada figura o motivo es asociado a una cantidad
consumida de la sustancia, esto es lo que ve uno después de dos, tres o seis tasas, decían.»
(Reichel Dolmatoff, 1978).
Revista Inversa
de calma y euforia, etc. En este entorno y bajo el influjo del Yajé, aparecen o se
comienzan a visualizar figuras que son denominadas Fosfenos:
«La fugaz percepción de la vista humana de manchas, estrellas o formas irregulares, denominadas
Fosfenos, es un fenómeno común. Los Fosfenos imágenes subjetivas, independientes de toda
fuente luminosa externa, son consecuencia de la autoiluminación del sentido de la vista.
Como se originan dentro de los ojos y del cerebro, son comunes a todos los hombres» (Reichel-
Dolmatoff, 1978).
«Pudieron ser muchas y muy diversas las razones que tuvieron los grupos humanos para
realizar las manifestaciones rupestres: prácticas rituales, ofrendas, como medio de comunicación
de saberes, mitos, etc.» (Celis, 2002).
«se encuentran relaciones entre personajes míticos y formas artísticas evidentes en los temas:
hombre, serpiente, sapo, lagarto, mico, peces, aves, etc., vínculos que se extienden al tratamiento
estilístico y a las técnicas de ejecución de los petroglifos en la región amazónica, –a adjuntamente–
Hacedores de pictografías... Pp. 108-142.
algunas realizaciones plásticas hechas sobre otro tipo de superficies (madera, telas, cestería...) por
pueblos actuales, que guardan estrecha semejanza con algunos petroglifos» (Urbina, Op. Cit.).
Al procesar los datos de esta manera, y al hallar tales similitudes, Fernando Urbina
figura el arte rupestre como una forma narrativa del mito, tesis que no sólo se sustenta
en la talla de personajes míticos sobre las piedras, sino que se complementa con el
movimiento evidente en tales formas, elemento más, que permite asociarlas con los
héroes míticos, a los comportamientos arquetípicos que los definen. Los petroglifos
(el arte rupestre), se encuentran en relación continua con el mito, ya que con sus
motivos se estimula la palabra con la que se recrea el mundo, reactualizan y enriquecen
los conocimientos sobre el origen del cosmos, el hombre y las cosas (Leroi-Gourhan,
1971).
III
Área de estudio. Facatativá y el enigma de su paisaje
Facatativá como unos de los lugares que reúne uno de los números más
importantes de conjuntos pictóricos de Colombia, ha sido objeto de gran interés
tanto por arqueólogos como por especialistas de otras disciplinas, quienes en los
últimos años han realizado significativos esfuerzos en pos del entendimiento de los
dibujos realizados sobre las piedras que se hallan en el área del Parque. En esta
sección de este escrito, se presentan en primera instancia, las características del área
Baracaldo (2005) del Parque Arqueológico de Facatativá (geografía, ubicación espacial, hidrografía y
límites, etc.) y un breve recuento de su historia, como antecedentes que nos permitirán
ilustrar el estado de las pictografías que se encuentran en el lugar y los últimos
esfuerzos llevados a cabo para su estudio. Posteriormente, se mostrará la forma como
fue llevado a cabo por el autor de este artículo, el estudio de los principales conjuntos
pictóricos del Parque, los datos leídos a partir de las fichas de registro y finalmente,
unas breves conclusiones sobre el estado en el cual se encuentra la investigación
resaltando los puntos que quedan por analizar y los cuestionamientos que aún faltan
por resolver.
1. Geografía:
Facatativá se ubica en la zona occidental de la Sabana de Bogotá, donde esta se
cierra en dos ramificaciones de la cordillera oriental, constituidas por los cerros del
Aserradero y Santa Helena. Del primero, y siguiendo la dirección occidente-sur, se
da lugar a la formación del cerro Manjuy. El segundo, siguiendo la dirección occidente-
Revista Inversa
oriente, confluye en los cerros de Churrasí, Piedrecillas y Mancilla.
Geoastronómicamente, el municipio se ubica a los 4°48"46’ de latitud norte y
0°17’’11’ de longitud oeste, a 2.586 msnm. Los municipios con los que limita ésta
población son: a) por el norte, los municipios de la Vega, Subachoque y Tenjo; por
el oriente con Madrid, Bojacá y Zipacón. Al occidente con los municipios de Anolaima
y Albán. Posee una temperatura promedio de 14° centígrados, y una población
aproximada de 120.000 habitantes. Fue capital departamental del 15 de junio de
1905 hasta el 28 de abril de 1910.
2. Hidrografía: 125
Ríos: Madrid, Bojacá y Checua.
Quebradas: El Vino, Paza, Manzanos, Prado, Niñas, Los Árboles, Cuero, Soche y
Bermeo. Todas estas aguas forman parte de la hoya hidrográfica del río
Bogotá.
«Los macizos montañosos [...] las tierras de Manjuy y de las Pilitas, con alturas de 2900 m,
fueron unos de los muchos núcleos glaciares que rodearon la Sabana en el pleistoceno durante
la primera época glaciar [...] al noroccidente de Facatativá, la planicie sabanera se ve festoneada
y hasta interrumpida por algunas pequeñas lomas o espolones derivados de las sierras limítrofes,
varias de las cuales son verdaderas morrenas. [...] acotando respecto a las piedras: la proximidad
de las piedras de Tunja a las formaciones morrénicas es un dato más que coadyuva a la
interpretación del origen glaciar de estos bloques, que, por solifluxión, hubieran podido
desprenderse de las morrenas y llegar al fondo del lago» (Royo y Gómez, 1950).
De esta manera, resalta que el paisaje actual es fruto de la acción de los factores
erosivos (agua, lluvia y viento) sobre los terrenos, y en especial sobre las rocas de
arenisca clasificadas como del grupo Guadalupe. Dice a continuación el autor:
«todos ellos son bloques de idéntica clase de arenisca y tienen la misma forma de erosión en
coliflor, propia de las areniscas duras del Guadalupe medio superior y del superior, a cuyos niveles
pertenecen los estratos que afloran en esa comarca.» (Royo y Gómez, Op. Cit.). Baracaldo (2005)
Así se resalta la acción de las fuerzas glaciares en la conformación del paisaje actual,
al igual que la intervención de los factores erosivos, que hacen particular esta parte de
la Sabana.
por el cual se escribieron los documentos. Comentan que la limpieza mecánica con
cepillos y borradores, la aplicación de disolventes como agua acetona, alcohol, dimetil
formamida, thinner y removedor en diferentes combinaciones, puede ayudar a
recuperar la nitidez de los conjuntos. Finalmente, concluyen que el trabajo que 127
respecta a los conjuntos pictóricos de la región se ha de concentrar en dos campos
principales: el primero, que involucra las últimas técnicas y procedimientos de la
restauración de este tipo de manifestaciones; y el segundo, que requiere un trabajo
con la comunidad en donde se realicen «labores de concientización y valoración del
patrimonio rupestre».
numeración «impuesta por Núñez». Se decidió utilizar los registros anteriores con
el fin de salir de dudas con respecto a la ubicación de los paneles. Esta tarea puso
en evidencia que las recolecciones anteriores siguieron patrones selectivos a la
hora de dibujar los paneles: «solo se dibujó una parte», tal vez, la más llamativa para
el que estaba recolectando la información.
Esta vía permitió reconocer una variedad de paneles o piedras, pero dejó
interrogantes con respecto a otras tantas. En este punto se decidió emplear
fotografías aéreas para complementar y dimensionar cada afloramiento y bloque
rocoso, ya referenciado en el croquis de Cabrera. De esta manera, no sólo se
128
Julián Andrés Baracaldo Euse
Revista Inversa
129
En esta tarea se empleó una ficha diseñada para la recolección de campo. Ésta
debía reunir por una parte información que otros autores reconocen como
importante en la documentación de este tipo de evidencia arqueológica (Becerra,
1990) como ubicación, orientación, dimensiones potenciales de la pared rocosa
(la superficie pintable), técnica de factura (dactilar o pincel), el grosor de los trazos
más claros del panel pictográfico, y los tipos de alteraciones naturales y antrópicas
evidentes en tales superficies y en el conjunto de la roca. Un ejercicio que requirió
de más tiempo fue, la descripción del motivo o diseño más claro que evidenciaba
la pared de la piedra.
De la selección de los datos colectados surgió la propuesta de registro y
descripción de pictografías que se muestra a continuación. Son en total 43 fichas
que muestran una fotografía general de la roca, con el objeto que cualquier persona
Hacedores de pictografías... Pp. 108-142.
130
Julián Andrés Baracaldo Euse
A esta información se adjuntan datos sobre la posible técnica de factura del trazo,
en otras palabras, si se usó como herramienta, los dedos o un instrumento que
pudiera permitir más maniobrabilidad en la ejecución de determinados trazos,
por ejemplo.
Uno de los aportes más significativos plasmados en la ficha, es el dibujo adjunto
a la fotografía de la roca. Éste es el resultado del trabajo de procesamiento digital
realizado con cada fotografía de acercamiento al panel. Esta tarea involucró la
selección de un amplio número de material, además, de un conjunto de parámetros
aplicados a cada fotografía. El programa de ordenador empleado para tal fin fue
Photoshop 6.0 de Adobe. Con él se procedió en líneas generales, a detectar la
gama de colores del colorante que se puede evidenciar en cada fotografía, para
luego resaltarlo y darle la vivacidad y contraste suficiente para dibujar lo visible.
Paralelamente a esto, se lograron notar una serie de trazos que en ningún registro
aparecen, de manera que no sólo complementa o se cotejan informaciones
producidas en otros trabajos, sino que surgen otra serie de interrogantes interesantes
con respecto a la producción de este tipo de evidencia.
Finaliza la primera caja de descripción de los paneles en la ficha, con la mención
de los principales trazos evidenciados tanto en la observación de campo como en la
observación post procesamiento digital. En ella se trata de reproducir con palabras
los pasos evidenciados en el proceso de trazado de los diseños, en otras palabras, la
forma como fueron calcados por el recolector actual, y más aun, cómo fueron
percibidos por él, y depurados intentando usar términos de geometría elemental,
reduciendo el glosario empleado a: línea recta, curva, zigzagueante o zig-zag, quebrada
o angulada, triángulo, rectángulo, rombo, romboidal, círculo y semicírculo.
Hacedores de pictografías... Pp. 108-142.
Ubicación:
N
23%
W E
12.8%
64.1%
6
Panel pictórico refiere a un conjunto
homogéneo de dibujos cuya cantidad
de elementos es la misma en todos S
los casos, de manera que es un
concepto que no tiene en cuenta la
El diagrama describe la cantidad de paneles numerados en función de la ubicación
variación de cantidad de dibujos en
las paredes de la roca en el área del de la piedra al interior del parque según los puntos cardinales. Nótese la escogencia
parque. de los afloramientos pintados en el cuadrante sur-este con respecto a los ubicados en
el cuadrante noroeste. Es necesario señalar que la densidad de afloramientos en los
cuadrantes definidos, concuerda con la densidad de ubicación de dibujos.
DIRECCIÓN PROPORCIÓN
Este 61.5%
Sureste 15.8%
Suroeste 2.5%
Noreste 17.9%
Noroeste 5.1%
TOTAL 100%
Revista Inversa
La gráfica al igual que la tabla anterior, ilustra la posible «preferencia» en el uso de
las superficies que se proyectan hacia el este, hecho que se puede relacionar con la
misma distribución del paisaje, en la que las rocas por factores geológicos y ambientales
se han dispuesto en el área, de manera que los elementos climáticos esculpieron de
forma diferencial las paredes rocosas que posteriormente se usaron. Otro aspecto
que se puede relacionar con tal «preferencia», tiene que ver con la conciencia del
artista del amanecer-ocaso (este-oeste) y la posible connotación cultural de este
fenómeno en relación con los dibujos. Otro factor que pudiese relacionarse tiene
que ver con la panorámica que desde las rocas se tiene del actual valle de Facatativá,
133
de su cerro tutelar (Manjui) y de las colinas de Pueblo Viejo (lugar en el que se han
encontrado vestigios que se relacionan con el antiguo cercado de Facatativá), elementos
del paisaje que posiblemente contribuyeron en la particular percepción y valoración
cultural del sitio (ver tabla relación del grosor del trazo frente a la técnica de factura).
TÉCNICA DE
#P. PICTÓRICO GROSOR
FACTURA
3 "pincel" 4 mm
49 "pincel" 5 mm
60 "pincel" 2 mm
Figuras rellenas:
GROSOR GROSOR
TÉCNICA DE
#P. PICTÓRICO MÁXIMO MÍNIMO
FACTURA
(De relleno) (De relleno)
16 "dactilar" 5 cm 2 cm
21 "dactilar" 4.5 cm 2 cm
sin # "dactilar" 14 mm 8 mm
sin # "dactilar" 14 mm 8 mm
4 "dactilar" 12 mm 7 mm
5 "dactilar" 14 mm 9 mm
Hacedores de pictografías... Pp. 108-142.
8 "dactilar" 10 mm 8 mm
9 "dactilar" 14 mm 8 mm
11 "dactilar" 10 mm 6 mm
12 "dactilar" 11 mm 4 mm
16 "dactilar" 10 mm 6 mm
17 "dactilar" 13 mm 8 mm
18 "dactilar" 10 mm 8 mm
20 "dactilar" 10 mm 4 mm
20A "dactilar" 12 mm 9 mm
134 20B "dactilar" 10 mm 8 mm
20C "dactilar" 14 mm 6 mm
20D "dactilar" 14 mm 6 mm
Julián Andrés Baracaldo Euse
20E "dactilar" 9 mm 5 mm
20F "dactilar" 12 mm 7 mm
20G "dactilar" 10 mm 6 mm
21 "dactilar" 14 mm 10 mm
32 "dactilar" 11 mm 9 mm
40 "dactilar" 23 mm 10 mm
41 "dactilar" 22 mm 8 mm
43-44 "dactilar" 12 mm 8 mm
44-45 "dactilar" 10 mm 10 mm
46 "dactilar" 15 mm 7 mm
47 "dactilar" 15 mm 7 mm
48 "dactilar" 10 mm 8 mm
50 "dactilar" 10 mm 5 mm
Los anteriores cuadros tienen por objeto mostrar la proporción de pictografías
realizadas con la técnica dactilar, frente a las ejecuciones con instrumentos que
producen trazos más finos: «pinceles» en el perímetro del parque, y el promedio en el
que fluctúan tales ejecuciones con respecto al grosor del trazo. En esta categoría de
«grosor del trazo» no se da cuenta de factores que influyen en el rango en que se
manifiesta tal variable, estos son principalmente: la presión que realiza el pintor
tanto con el dedo como con el pincel, la cantidad de colorante que emplea, el
rendimiento de éste (cm cuadrado que puede ser pintado con una proporción de
colorante) y la relación de estas dos variables con el «índice de porosidad de la superficie
rocosa (absorción del colorante con respecto a su densidad)», de manera que las
tablas presentan información general sobre la proporción de las pictografías realizadas
por medio de las técnicas «dactilar» o con «pincel», y los promedios que pueden
identificar tal tipo de técnica.
Es importante anotar, que cada una de las medidas relacionadas en las tablas,
provienen de la medición de la parte del panel pictórico más visible, sin distinguir si
tal rango máximo y mínimo de medidas pertenece a un mismo trazo, en otras palabras,
Revista Inversa
las tablas no toman en cuenta las variaciones en el grosor del trazo con relación a los
movimientos realizados por el pintor. Adjuntamente, las figuras que aquí denominamos
rellenas se presumen realizadas con técnica dactilar, pues se tiene como presupuesto que las
realizaciones que visiblemente se pueden asociar con la técnica de pincel, son aquellas en que
el trazo requiere ser «fino o delgado», hecho que involucra la intencionalidad del pintor, y que
podría relacionarse con las dinámicas del saber allí manifestado, por medio del cambio en
consideraciones estilísticas (forma estética-técnica de ejecución).
TIPO DE GROSOR
TÉCNICA PROMEDIO
"pincel" 3.6 mm
"dactilar" 82.8%
"pincel" 8.5%
TOTAL 100%
Estas tablas permiten evidenciar no sólo que más del ochenta por ciento de los
dibujos del parque se realizaron con los dedos, también vislumbra la posibilidad de
considerar la relación entre la forma como fueron elaboradas las figuras con el
mantenimiento de un conjunto de ideas y saberes a lo largo de múltiples generaciones.
Ideas que involucran una concepción estética que le confiere valor a los dibujos en la
medida que éstos muestran rasgos básicos que permiten emparentarlos con
semantismos particulares. Este hecho se matiza ante la presencia de dibujos realizados
con algún instrumento a modo de pincel; evidencia que contextualizada en la escena
ritual, puede relacionarse con un grado de meticulosidad por parte del artista.
El seguimiento de un procedimiento que va desde la identificación y recolección
Hacedores de pictografías... Pp. 108-142.
Estado de la investigación
En el estado de la actual investigación, se resaltaron varios aspectos que, -desde la
Triana (1924); Baracaldo (2005) misma etapa de documentación-, enriquecieron nuestra visión sobre la problemática
planteada: ¿Era Facatativá un alto lugar de culto? En primera instancia, al examinar
las principales observaciones sobre la antropología del arte, se notó el potencial de los
análisis artísticos al abrir un campo reflexivo, que vislumbra las relaciones del arte con
respecto a fenómenos particulares de la vida social.
En este marco general, se inscribe nuestro interés por acercarnos a tales dimensiones
en las que el arte (visto desde la Arqueología) se erige como evidencia material de
procesos culturales complejos que no fueron fortuitos, al contrario, son muestra de
las transformaciones que el hombre ha experimentado desde su origen como estirpe
taxonómica. Cambios -que según la propuesta que se adopta para este trabajo-, dan
cuenta de una configuración particular de la mente humana, que para el caso de la
expresión artística, son la consolidación de un número de factores que confluyen en
la capacidad metafórica, en la fantasía que es expresada en formas artísticas cargadas
de valores culturales.
Este nuevo valor conferido a las expresiones artísticas de pueblos tradicionales,
enriquece la perspectiva de este trabajo, en la medida que permite captar algo de la
gran riqueza conceptual de los pueblos que han habitado el continente, riqueza que
Revista Inversa
es apreciada al desprendernos de los prejuicios propios de nuestra particular posición
de occidentalizados.
En tal contexto, en el que la simplicidad ya no es sinónimo de la vida de las
comunidades tradicionales, se integra la visión del arte como producto social
dinamizado por la experiencia social e individual, así como se inscribe al artista, sus
obras y los espectadores, en un fenómeno complejo en el que no se pueden aislar uno
del otro, cada uno de ellos participa de la construcción y entendimiento de los diversos
roles y significados del arte en el ámbito político, económico, social y ritual.
Al observar el arte rupestre bajo esta lente, se valoran sus manifestaciones como
saberes materializados que se produjeron al interior de grandes circuitos sociales en 137
los que toman sentido. En un intento por acceder a tales dimensiones, se ha optado
en este trabajo por documentar un sitio cuya riqueza pictográfica lo hace emblemático:
el Parque Arqueológico «Piedra del Tunjo» en Facatativá.
De la cantidad de datos recabados, se procedió a ordenar, sistematizar y crear una
serie de categorías propuestas para su análisis, de forma que se produjeron un conjunto
parte de los dibujos al proyectarse hacia el valle y el cerro, señalarían el valor referencial
del lugar con respecto a los demás (sitios de caza, cultivo, recolección, vivienda,
reconocimiento de ciclos,-condición que integraría la trayectoria del sol y el efecto
de sus variaciones en la vida colectiva-, etc.), confluyendo en la construcción y
apropiación cultural de un espacio colectivo.
Un elemento de peso es la preponderancia del tipo de técnica con la cual se
facturaron los dibujos. Este elemento al señalar que la mayoría de dibujos fueron
realizados con la técnica dactilar, permitiría vincular la continuidad en el empleo de
una técnica con la «permanencia de ideas estructurales a lo largo de generaciones»,
ideas que se materializan en el rango de formas pictóricas evidentes en el parque: «las
variedades de una misma idea expresada en las diversas formas de rombos y líneas».
Si integramos a este factor (siguiendo a Reichel-Dolmatoff), evidencia etnográfica
que vincula la producción artística en sociedades tradicionales, con el consumo de
sustancias psicoactivas, podremos contextualizar el cambio evidenciado en aspectos
como el grosor de los trazos, y las formas de realizar una misma figura (este último
138 rasgo evidenciado en el proceso de re-trazado de las formas pictóricas), ya que en este
marco se resalta la «habilidad diferencial del artista chamán en manipular y controlar
los efectos de la sustancia», marco factual en el que se inscribiría la realización del
tipo de manifestaciones que se analizan en este trabajo.
De manera que al realizar el dibujo en el contexto de un rito, y al ver transformadas
sus habilidades motrices, realiza la figura a partir de una clase de «patrón mental en
Julián Andrés Baracaldo Euse
Revista Inversa
de las estrategias pictóricas, la técnica de ejecución y la identificación de un diseño
específico, tal hipótesis ha de indicarse o poderse entrever en otro tipo de evidencia
complementaria a la aquí presentada. Es de esta manera que se menciona un extracto
de la crónica de Bernardo Vargas Machuca, en la que se puede seguir que los habitantes
que encontraron los españoles en el altiplano ubicado sobre la cordillera oriental de
Colombia en el siglo XVI, negaban ser autores de las pinturas y los grabados, atribuyendo
estas ejecuciones a sus antepasados míticos como Bochica:
[...] como a dos leguas o menos de la ciudad de Vélez está un río, y en él está una peña [...] y
en ella, esculpida y labrada una cruz, y yo la he visto; y queriendo el dicho general [Jiménez de 139
Quezada] saber este secreto de ella, maravillándose mucho de hallarla, le fue hecha relación
por indios muy viejos, que de ello más que otros tenía noticias de sus padres y antepasados, que
de mano en mano debía venir de más de mil quinientos años, conforme a la cuenta que daban
por lunas, como si dijésemos meses... (Vargas Machuca en Becerra, 1990: 104).
140
BIBLIOGRAFÍA
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Revista Inversa
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Revista Inversa
de los nuevos Estados, indios,
de las condiciones de igualdad para todos los individuos). negros y mestizos estaban legal y
En algunos momentos, esta tensión puede ser muy intensa, como en la actualidad. socialmente impedidos de toda
Asistimos y participamos de un fenómeno que modifica profundamente la vida, participación en la formación de
los nuevos Estados. No eran ni
instituciones, formas grupales, etc., de todas las sociedades del globo: el proceso de podían ser ciudadanos. Por lo
globalización. Pero no se refiere a éste en términos de transformaciones accesorias tanto, los nuevos Estados no
sino de mutaciones radicales en las sociedades del planeta; mutaciones que no afectan podían emerger como democráticos
a estas últimas de modo orgánico ni sistemático sino por el contrario, de modo ni nacionales sino como una
imposición que defendía la
irregular, discontinuo, heterogéneo, contradictorio. Por ejemplo a la formación del colonialidad del poder ; una
bloque central de poder de los 7 (países capitalistas más grandes), que aparece como colonialidad del poder que ejerce
una autoridad de todo el orden mundial, se le contrapone otra cara que es la de la su dominio en contra de la 145
democracia, la ciudadanía y la
des-democratización de sociedades donde la colonialidad del poder no se ha nación. Debemos pensar que en
evacuado3. Otra muestra de lo contradictorio del proceso tiene que ver con el países donde el 60% de las
fenómeno de la globalización de la «civilización capitalista», al que se le contrapone personas no pueden conseguir el
equivalente de un dólar diario para
la cara de la irrupción de la diversidad y de la heterogeneidad de experiencias culturales
cubrir sus necesidades, y casi el
patrones no triunfa (si no es exitosa y duradera), lo más probable es que sus productos,
propuestas y virtualidades sean o puedan ser cooptadas y asimiladas dentro del patrón
dominante, y si son útiles a los cambios y ajustes requeridos por éste son devueltas a
sus creadores completamente distorsionadas, desnaturalizadas o degradadas.
Si lo que está en juego es la subversión de un patrón global de poder, la subversión
de éste no puede ser duradera ni continuada en el tiempo y requiere de una pronta
y drástica solución, es decir una redistribución democrática de la autoridad y no otra
reconcentración del poder. Pero si esta subversión es derrotada, la más probable
consecuencia es una contrarrevolución y no sólo la preservación del orden vigente:
los elementos útiles al reajuste de poder, producidos por los dominados en esta
subversión, serán expropiados y mutados en instrumentos de dominación.
Un proceso de re-originalización de la experiencia social es producido en la
dialéctica imitación-subversión, pero va más allá de esta última. Se trata de la
producción (creación) de una identidad social, cultural y política nueva que apunta
a una propuesta de democratización, es decir, de descolonización en todos los niveles,
tanto objetivos como subjetivos, dirigida (como anotaba F. Fanon) a la creación de
una sociedad nueva. Quijano (2000) anota al final, que existen actualmente en las
sociedades latinoamericanas varios elementos que pueden hacer pensar que en un
proceso de tal talante, se están construyendo, unos pueden ser visibles, otros no
tanto, y aunque no se ha llegado a la configuración de unos patrones alternativos de
poder, de conocimiento y de producción de éste, sí hay elementos que podrían
pensarse y que se dirigen hacia tal objetivo. Sin embargo, como parte de este proceso
se hace necesario una descolonización del imaginario capaz de contrarrestar el peso
deformador de las categorías raciales. Y es en este contexto donde el artículo de
Coronil (1998) cobra relevancia.
Revista Inversa
Es en este contexto donde tiene lugar el texto del escritor venezolano Fernando
Coronil (1998) «Más allá del occidentalismo: hacia categorías geohitóricas no-
imperialistas», que constituye un esfuerzo por acercarse a la manera de cómo
Occidente ha construido imágenes sobre los otros y cómo esas imágenes han circulado
legitimando diferencias raciales, culturales y políticas, pero también fundamentando
desigualdades sociales y económicas. Volviendo a Quijano (2000), la categorización
racial y la asignación y diferenciación de roles circunscritos a estas categorías supone
el marco donde se establecen las prácticas de dominación y explotación capitalista.
El occidentalismo aparece como la construcción de prácticas representacionales que
producen concepciones del mundo sobre las diferencias entre las culturas. El
occidentalismo está ligado a la constitución de asimetrías internacionales suscritas 147
por el capitalismo global.
Estas construcciones nos remiten a la idea de un poder saber en el sentido en
que las representaciones sobre los otros lejos de ser descripciones eruditas y neutrales
de una realidad fija y estable, son imágenes forjadas desde puntos de vista particulares
Revista Inversa
referente a seguir por parte de las naciones del Tercer Mundo y aquellas en vías de
desarrollo. Se crean necesidades y deseos. Las políticas de los países que no pertenecen
al Primer Mundo se conciben como un esfuerzo por llegar a ser… y por alcanzar a...
Así mismo esto tiene implicaciones claras sobre la construcción de las subjetividades
en el sentido que también se crean necesidades por copiar modas y modelos foráneos.
Según Coronil (1998), en la actualidad y como un proceso asociado a la
postmodernidad, el mapa de la modernidad se esta redibujando. La espacialización
del tiempo implica que las identidades son definidas en lugares fragmentados, que
la historia y los referentes culturales ahora desterritorializados ya no pueden quedar
anclados en localidades fijas. El otro se disuelve y se multiplica, y las grandes cartografías 149
de la modernidad basadas en la centralidad de Occidente y sus mapas imperiales en
blanco y negro, quedan desacreditados. Las subalternidades, el otro, ya no se ubican
afuera sino dentro de los países centrales y Los Ángeles, una ciudad ubicada en un
país del Primer Mundo, se convierte en la capital mundial del Tercer Mundo. Sin
embargo, esta desterritorialización implica una reterritorialización, surgen nuevas
BIBLIOGRAFÍA
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América Latina. Capitalismo y geopolítica del conocimiento. El eurocentrismo y la filosofía de
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150
Reseña
Revista Inversa, Vol. 1, No.2 (2006): 151-160.
donde trabajaron sus predecesores, conocer también cuáles fueron los lugares en donde
publicaron sus documentos, quién los editó, dónde puede ir a consultarlos, e incluso, se
pregunta si podría ponerse en contacto con algunos de estos autores. Tal vez pueda usted
aprovechar una de las recopilaciones bibliográficas que algún estudioso haya logrado
publicar, pero no espere encontrar demasiadas actualizaciones porque resulta difícil
encontrar tiempo y recursos para desarrollar tan ardua tarea. También es bueno que
usted se esfuerce un poquito, al fin y al cabo es parte de su trabajo ¿verdad?.
Ahora, imagínese que usted puede hacer todas estas preguntas desde cualquier lugar
que cuente con acceso a la Internet, o instalar una aplicación que pueda ejecutar en su
propio computador personal (aunque puede ser más divertido hacerlo en el equipo de su
primo, si su tía se lo permite). Suponga que puede visualizar a través de uno o varios
mapas dónde se ha hecho etnografía en nuestro país, e identificar posibles relaciones
espaciales que vinculen estos trabajos con datos de diversa índole. Imagine que no sólo
usted como antropólogo puede usar esta herramienta de investigación, sino que es también
accesible para un profesor o estudiante de un colegio que puede hacer consultas sobre su
región en términos de los trabajos etnográficos allí desarrollados, enterándose de paso de
qué se ocupan los etnógrafos, cuál es el tipo de trabajos que producen y dónde puede
conseguir documentos de esta clase.
Visualice un diseño sencillo que no es un obstáculo para manejar la aplicación y,
relájese al pensar que la información allí contenida es confiable, por cuanto ha seguido
un cuidadoso proceso en el que usted mismo ha estado vinculado. Así es, usted habrá
podido participar de este desarrollo al contribuir con la definición de categorías para
152 caracterizar obras etnográficas, proponiendo y debatiendo ideas de manera presencial en
talleres o a través de medios virtuales como foros y grupos de correo electrónico, haciendo
notificaciones de error y actualizaciones, lo mismo que proponiendo registros que incluyen
Grupos de trabajo
también –ni más faltaba– sus propias obras etnográficas y sus datos de autor. De esta
forma, usted habrá podido contribuir con la construcción colectiva de una base de datos
etnográfica que será implementada en un Sistema de Información Geográfica, la cual será de
libre acceso para todos los usuarios y que podrá ser consultada a través de la Web y a través
de otros medios que permitan su libre distribución (como discos compactos, entre otros).
Revista Inversa
para este tipo de planteamiento.
Si es usted practicante de una de las más fecundas costumbres intelectuales –la duda–
seguramente ya habrá cuestionado eso de «ideal», pero no se impaciente porque dentro
de poco dejaremos de lado la propaganda y asumiremos el papel de críticos de nuestra
propia solución. Por lo pronto, empezaremos a preparar el terreno asentando las bases
para una discusión que dará lugar a la enunciación de las directrices del proyecto y a la
definición de una filosofía de trabajo que incidirá en todos y cada uno de los momentos
de su desarrollo.
Revista Inversa
según los rasgos por usted considerados como más significativos (siendo estos siempre
relativos al problema que se pretenda resolver y al uso que de dicha matriz se desea hacer).
Podríamos decir que semejante situación habría sido causada, no sólo por la torpeza de
nuestro hipotético bibliotecólogo, sino también por la ausencia de interlocución entre el
equipo de expertos diseñadores y las personas que como usted, se aproximarían a la base
de datos. Por esta vía, termina dándose lugar a la exclusión de un amplio grupo de
usuarios imposibilitados para hacer un uso efectivo de la base de datos, todo ello en razón
de una caracterización que no sirve al propósito para el que fue concebida originalmente.
Las consecuencias de la implementación de estos desarrollos, no obedecen únicamente
a las limitaciones que por el desconocimiento de un saber particular puedan tener los
155
expertos diseñadores, sino que se relacionan de manera estructural con los presupuestos
y discursos que legitiman su uso, así como con su articulación con el mundo social y el
papel privilegiado que adquieren en un mundo informatizado. Jean-François Lyotard ha
a obtener. El modelo conceptual
caracterizado la inestabilidad y la contingencia de dichas sociedades usando la figura de incluye la definición de entidades a
nubes de sociabilidad que, a su vez, obedecen a una multiplicidad de nubes de elementos través de sus atributos, lo mismo
Revista Inversa
y de la implementación de bases de datos y sistemas de información, en manos de un
conjunto de expertos que definen las características de estas matrices, privilegiando (a
veces de manera exclusiva) los intereses particulares establecidos por la organización que
los financia. Nuestra consideración con respecto a este punto, parte del reconocimiento
del importante rol que tienen las distintas etapas de construcción en este tipo de
herramientas, especialmente aquella que refiere el momento de modelamiento, en razón
de sus alcances. Así pues, para que el diseño y la implementación de los formatos de
organización de la información salgan del alcance único de los decididores y con el fin de
hacer efectiva una cierta redistribución de poder, se hace necesario mantener el sentido
público del proyecto durante cada uno de los pasos del desarrollo. El sentido público
157
implica también la eliminación de restricciones de acceso a la información contenida en
la base de datos y su distribución libre a través de distintos soportes (discos compactos,
implementación de la base de datos y SIG en la Internet, entre otros), con miras a
descentralizar al máximo la herramienta.
La segunda directriz hace referencia a la confiabilidad y se relaciona de manera directa
Revista Inversa
requerimientos a través de la realización de talleres presenciales, foros virtuales y otras
formas de debate que involucren a la mayor cantidad de interesados como sea posible,
poniendo a su disposición la documentación resultante de estos procesos, dando lugar a
una retroalimentación permanente a lo largo de la ejecución del proyecto.
En febrero del presente año, gestionamos exitosamente ante la Vicedecanatura de
Bienestar Universitario de la Facultad de Ciencias Humanas, apoyo para la realización de
dichas actividades, las cuales estarán dirigidas específicamente a las personas vinculadas al
Departamento de Antropología de la Universidad de Colombia (estudiantes,
investigadores, profesores y egresados), extendiéndose a otros sujetos a través de los
mecanismos virtuales como el grupo de correos y el sitio web que estamos diseñando
159
actualmente.
Las tareas que desarrollaremos en los próximos meses y a las cuales invitamos a participar
a todos los interesados son las siguientes14:
1. Completar la traducción del índice de la Human Relations Area Files.
2. Adelantar la revisión documental de etnografías y literatura asociada, seleccionando
BIBLIOGRAFÍA
160
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Para las citas dentro del texto, debe emplearse el sistema inglés, por ejemplo (Benavides, 1980: 15).