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Casi todas las sectas y religiones del mundo comprometen la deidad de Cristo, y el
movimiento de la Fe no es excepción.
Nosotros hemos visto ya cómo los maestros de la Fe recrean al hombre a la imagen de
Dios, disminuyen a Dios a la misma condición del hombre y deifican como Dios a Satanás.
Veremos ahora como ellos reducen a Cristo al nivel de un simple mortal. Considere estas
terribles afirmaciones hechas por Kenneth Copeland:
"[Adán] fue la copia, parecido exactamente a [Dios]. Si usted
colocara a Adán junto a Dios, los dos parecerían idénticos. Y si usted
pusiera a Jesús y a Adán lado a lado, ambos se verían exactamente
iguales".1
Tenemos aquí a uno de los principales maestros de la Fe que establece que no hay
distinciones ni diferencias entre Dios y el hombre. Pero el asunto no se detiene ahí. Escuche lo
que supuestamente le dijo Cristo a Copeland en la siguiente profecía:
"No te perturbes cuando la gente quiera molestarte, hablando
áspera y rudamente de ti. De esa forma, también hablaron ellos de Mí,
¿por qué no habrían de hacerlo también de ti? Cuanto más te parezcas
a mí más hablarán de tí. Ellos me crucificaron porque Yo era Dios.
Pero Yo no reclamaba ser Dios; Yo simplemente afirmaba que Yo
caminaba con El y que El estaba en Mí. ¡Aleluya!"2
Cuando fue interpelado acerca de esta blasfemia, Cope-land replicó, "Yo no dije que
Jesús no era Dios. Yo dije que El [Jesús] no pretendía ser Dios mientras que vivió en la tierra.
Investiguen en los Evangelios por ustedes mismos. Si así lo hacen, van a ver que lo que yo digo
es verdad".3