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Ya antes de la II Guerra Mundial se hicieron estudios e intentos para aproximar los países
entre sí. Entre los hombres que dedicaron su actividad al lanzamiento de la Unión Europea cabe
destacar al Conde Condenhove-Kalergui, al político francés Briand y a Winston Churchill; pero
se vieron frustrados por los nacionalismos y por el comienzo de la II Guerra Mundial.
Después de la II Guerra Mundial la necesidad de una Unión en Europa se hizo mucho más
evidente. De nuevo W. Churchill defendió la idea de unos Estados Unidos de Europa, a raíz de la
cual surgió el Movimiento Europeo que organizó el Congreso de Europa celebrado en la Haya en
1.948. En este congreso se adoptaron distintas resoluciones, se propuso crear una Unión
Económica y Política. Un año después se crea el Consejo de Europa, pero éste fracasó debido a
la oposición inglesa para otorgarle poder efectivo. Al fracasar las medidas anteriores para la
unificación de Europa y debido a la desastrosa situación económica europea en la época de la
postguerra se desarrolló el bilateralismo, por el que se instaura un sistema de comercio
internacional muy rígido y contractivo.
Europa estaba sumergida en una gran crisis después de la II Guerra Mundial debido a la
destrucción de sus industrias y a las grandes deudas contraídas. Ésto, unido al gran descontento
social, provocó el auge de los partidos de izquierda que presionaban hacia la socialización.
Europa sólo tenía dos salidas: la ayuda a E.E.U.U. o la planificación socialista. La primera fue la
salida adoptada por la Europa Occidental y la segunda por la Europa Oriental.
La ayuda a Europa le interesaba a E.E.U.U. por dos razones: por un lado para evitar una
recesión en su país y por otro lado para evitar el aumento de la planificación socialista en los
países europeos. La ayuda americana había de tener consecuencias muy importantes en la ulterior
conformación económica de Europa. Con ésto no quiere decir que sin Plan Marshall no habría
habido primero cooperación y después integración económica en Europa.
El solo anuncio del Plan Marshall puso en marcha el primer convenio intraeuropeo de
pagos; permitió realizaciones tan importantes como la Unión Europea de Pagos y la liberación
del tráfico de mercancías. Europa y la E.C.A. (Economic Cooperation Administration), durante
la segunda mitad del Plan Marshall tienen que afrontar dos grandes tareas: aumento de las
exportaciones, control de la inflación, y la construcción de una economía en expansión mediante
la integración económica. Esa integración sería la formación de un único y gran mercado, dentro
del cual desaparecerían las restricciones cuantitativas a la circulación de mercancías y las barreras
monetarias a los pagos; y eventualmente, los aranceles podrían ser suprimidos para siempre.
Los resultados conseguidos por la C.E.C.A. en sus diez primeros años de vida fueron muy
importantes, se aumentó la producción en más del 70%, se modernizó la industria y se
reconvirtió. Pero un aspecto negativo de la C.E.C.A. es la sobreproducción del carbón, debida al
cambio del carbón por los hidrocarburos.
Europa se dio cuenta de que la unidad sectorial solamente no era muy productiva, había que
encaminarse hacia la integración multisectorial. Al mismo tiempo la incertidumbre militar de los
países limítrofes aceleró la unión militar de los países europeos.
Hacia 1.955 se comenzaron a elaborar las pautas más importantes para conseguir la
elaboración del Tratado de la Comunidad Económica Europea, que fueron el Plan Beyen, el
Memorándum del Benelux, la Conferencia y resolución de Mesina y el Informe Spaak. Tras
muchas reuniones y discusiones entre los distintos países se llegó a formar el Tratado de la
Comunidad Económica Europea y del Euratom. Estos tratados fueron ratificados por los países
posteriormente, no sin cierta polémica entre los políticos de cada unos de ellos.
El Tratado de Roma tenía como objetivo básico la creación de un ente supranacional con
personalidad propia, la C.E.E., con la misión fundamental de la formación de un Mercado Común.
Ésto se logra a través del establecimiento de unos periodos transitorios de la unificación; se crean
organismos europeos, el Consejo, la Comisión, la Asamblea y el Tribunal de Justicia Europeo.
Pero los problemas de esta Unión Económica surgen en aspecto como el paso de la Unión
Aduanera y el Mercado Común a una verdadera unión económica, el paso de la confederación a la
federación, para lo cual el Parlamento había de asumir verdaderos poderes legislativos y la
Comisión verdaderas funciones de gobierno supranacional. Pero esos pasos son difíciles, por
tanto, parece importante estudiar los dos programas de acción, el de 1.970 y el de 1.981.
En cierto modo, la traducción efectiva de los propósitos enunciados en 1.981 no fue otra
que el Acta Única Europea (A.U.E.). El A.U.E. comprende varios bloques de cuestiones: el
primeros de ellos constituye una cierta reforma institucional; el segundo bloque es el relativo al
mercado interior, a la definitiva formación de la llamada Europa sin fronteras; el tercer bloque de
temas del A.U.E. se refiere a las cuestiones monetarias, a los ajustes, muy limitados, de impulso
del S.M.E., que no permite todavía vislumbrar lo que podría ser una Unión Monetaria efectiva;
un cuarto bloque abarca a las Políticas de investigación y desarrollo tecnológico, medio ambiente,
y asuntos sociales, con programas comunes en el primer caso, criterios concertados en el segundo
y aspiraciones muy generales en el tercero.
Por último, hay que entrar en un espacio importante, al que se tendría que dar la máxima
relevancia en el A.U.E., ésto es, la política exterior común. Si embargo, tampoco en este capítulo
se llegó muy lejos, pues si bien el A.U.E. en su título III incide en ese área, no pasa de algunas
ideas sobre cooperación, conforme a las cuales los Estados miembros procuran formular y aplicar
conjuntamente una cierta política exterior común, informándose y consultándose mutuamente
sobre cualquier cuestión de interés general. Lo que se pretende con ello, es asegurar que va a
ejercerse una influencia combinada de los Estados miembros de la manera más eficaz, ésto es, por
medio de “la concertación, la convergencia de posiciones y la realización de acciones comunes”;
y evitando las acciones que pudieran recurrir la eficacia de la Comunidad como fuerza coherente
en sus relaciones exteriores o dentro de las organizaciones internacionales.
Aunque la primera Comunidad Europea, del año 1.952, tenía como objetivo la unificación
institucional de la industria alemana y francesa del carbón y del acero, tal asociación no se
concibió jamás como una vía específica francogermana, sino que estaba abierta a todos los
Estados europeos que tuvieran una constitución democrática. Bélgica, Italia, Luxemburgo y los
Países Bajos aprovecharon esta posibilidad y fundaron junto con la República Federal de
Alemania y con Francia, la C.E.E. y la C.E.E.A. en 1.957.
Para Francia, la fundación de la C.E., en la que se incluía Alemania, era desde el punto de
vista político la expresión de su disposición a la reconciliación. Por lo demás, la condición de
miembro de la Comunidad Económica Europea le ofrecía una feliz ocasión de impulsar el deseado
y necesario desarrollo de sus industrias. La incorporación a un gran espacio económico europeo
abría también a Francia nuevos mercados para sus productos agrícolas, mercado que era
necesario para la supervivencia de su agricultura.
Bélgica, al igual que la República Federal de Alemania, tiene una gran dependencia
económica del mercado exterior; ya por esta sola razón acogió favorablemente la idea de la
creación de una mercado común, que no sólo revestía una gran importancia a corto plazo por la
posibilidad de una mejor comercialización, sino también por las posibilidades de crear y
desarrollar nuevos sectores industriales.
Italia veía, ante todo, la expectativa de poder obtener en le marco de la medidas específicas
de fomento de la C.E. recursos financieros para el desarrollo regional de las zonas más atrasadas
del país y poder afrontar así con eficacia el alto nivel de desempleo que existía en tales regiones.
Luxemburgo, por su posición geográfica, se ha visto afectado siempre por las rivalidades de
las grandes naciones. Por esta razón, la política de unificación europea significa al mismo tiempo
para este país una vía de aseguramiento de sus intereses políticos, económicos y sociales.
La idea del Reino Unido era la de constituir una zona europea de libre cambio, en la cual se
suprimieran los controles aduaneros entre los países miembros, pero se preservase la autonomía
de los países miembros frente a terceros países en materia de política comercial. Este intento
fracasó ante la voluntad decidida de los seis países fundadores de la C.E.C.A., los cuales se
mantuvieron firmes en el objetivo que se había establecido ya en los Tratados de crear una
Comunidad Económica Europea (C.E.E.).
Dinamarca también se vio atraída por un libre acceso al mercado común de la C.E.. Con
una producción de alimentos capaz de satisfacer las necesidades de 15 millones de personas, es
decir, el triple de su población, para Dinamarca era de importancia vital poder dar salida, sin
trabas y a precios garantizados, a sus enormes exportaciones agrarias a un mercado interno
común. Ello era tanto más importante cuanto que el Reino Unido, el mayor mercado de
exportación de Dinamarca, solicitaba también su adhesión a la C.E.. Junto a ésto jugó un papel
muy importante el hecho de que el mercado común abriría también a largo plazo oportunidades
nuevas a los productos industriales de la economía danesa.
El ingreso de España y Portugal pudo llevarse a término el 1 de Enero de 1.986 tras la firma
de los tratados de adhesión en Junio de 1.985. A pesar de todas las dificultades que tuvieron que
superarse en el transcurso de la negociaciones de adhesión, España y Portugal se convirtieron en
los Estados miembros undécimo y duodécimo de la Comunidad Europea.
Las relaciones entre Suecia y la C.E. sólo se pudieron desarrollar en el pasado dentro de los
límites que Suecia se había impuesto a sí misma, como exponente de una política de no
alineamiento. Esta política descartó durante muchos años su adhesión como miembro de pleno
derecho.
La disolución del bloque del Este ha creado otras perspectivas de apertura y ampliación de
la Unión Europea. Polonia, la República Eslovaca, la República Checa, Hungría, Bulgaria y
Rumanía buscan el acercamiento y la adhesión posterior a la Unión Europea. No obstante, el
ingreso de cualquiera de estos Estados requerirá un tiempo prolongado, pues, ante doto, estos
países tienen que ser reconducidos cuidadosamente hacia el nivel de desarrollo económico de la
Unión Europea.
2.1. INTRODUCCIÓN.
Antes de entrar en los detalles de cada una de las instituciones, conviene contar con una
visión general de las mismas:
Parlamento: lo forman 518 miembros elegidos por sufragio universal directo y secreto.
Posee poderes efectivos de control y de elaboración presupuestaria.
Tribunal de Justicia: lo integran 12 miembros, por seis años, por acuerdo de los Estados
miembros. Su función es garantizar el Derecho Comunitario y es asistido por cuatro
abogados fiscales.
Consejo de Ministros: reúne a los representantes de los Gobiernos de los Estados
miembros.
la Comisión: compuesta por 17 miembros, designados por mutuo acuerdo de los
Gobiernos. Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y España tienen derecho a asignar dos
comisarios y los restante países sólo uno.
Aparte de las Instituciones señaladas hay otras menores, pero de gran importancia, como
son: Fondo Social Europeo, Banco Europeo de Inversiones, Fondo Europeo de Orientación y
Garantía Agrícola, Fondo Europeo de Desarrollo Regional, Fondo Europeo de Desarrollo, ...
2.2.1.ORIGEN Y COMPOSICIÓN.
El origen del Parlamento Europeo se remonta a 1.950. Cuando Robert Schuman expuso su
plan para crear una Alta Autoridad que constituyese el órgano rector de la C.E.C.A., recibió
numerosas críticas que fueron la razón de que, en el curso de las negociaciones de las que surgió
la C.E.C.A., Jean Monet propusiera el establecimiento de una asamblea parlamentaria común que
estuviese integrada por representantes de los parlamentos nacionales y que ejercitase un control
democrático sobre la Alta Autoridad.
Los días 1 y 2 de Diciembre de 1.975, en Roma, el Consejo Europeo decidió que siete
Estados miembros celebrarían elecciones directas en Mayo-Junio de 1.978. Finalmente se
celebraron en Junio de 1.979, para un total de 410 miembros, elegidos por sufragio universal
directo y secreto a base de 81 en Gran Bretaña, Francia, Alemania e Italia, 25 en Holanda, 24 en
Bélgica, 16 en Dinamarca, 15 en Irlanda y 6 en Luxemburgo.
A partir de Enero de 1.981 el Parlamento lo integraron 434 diputados, los 410 más 24
representantes griegos.
Desde 1.986 eran 518, incluyendo a 60 españoles y 24 de Portugal. Los diputados son
elegidos por un periodo de 5 años.
A partir de Julio de 1.994, los eurodiputados son 567, a fin de adecuar la composición de la
Asamblea a la situación creada con la unificación alemana. En los últimos años, la representación
de los ciudadanos del Este de Alemania ha corrido a cargo de 18 observadores, con derecho a voz
pero no a voto, designados por el Parlamento alemán. Con esta modificación, Alemania se
convierte en el país con mayor número de parlamentarios, 99, seguida de Francia, Italia y el Reino
Unido con 87 escaños cada uno, España 64, los países Bajos 31, Bélgica, Grecia y Portugal con
25, y Dinamarca, Irlanda y Luxemburgo con 16, 15 y 6 respectivamente.
Las Comisiones siguen los asuntos con todo lujo de detalles, y como sus reuniones se
celebran a puerta cerrada, pueden recibir información muy completa, incluso confidencial.
1. Comisión Política.
2. “ de Agricultura.
3. “ de Presupuestos.
4. “ Económica y Monetaria.
5. “ para la Energía y la Investigación.
6. “ para las Relaciones Económicas Exteriores.
7. “ Jurídica.
8. “ de Asuntos Sociales y Empleo.
9. “ de Política Regional y Ordenación del Territorio.
10. “ de Transportes.
11. “ de Protección del Medio Ambiente, Sanidad Pública y Defensa Consumidores.
12. “ de la Juventud, Cultura, Enseñanza, Información y Deporte.
13. “ para el Desarrollo y la Cooperación.
14. “ para el Control del Presupuesto.
15. “ de Reglamento y Peticiones.
Los grupos Parlamentarios representan las áreas en las cuales se configuran la voluntad
política, en el esfuerzo de definir una posición común sobre los problemas en discusión.
Para formar un grupo político son necesarios 21 miembros, en el caso de que provengan de
una solo país; 15, cuando se trata de dos; y diez cuando provienen de tres países o más.
Proposición.
PARLAMENTO
Opinión
CONSEJO DE
MINISTROS
Posición común
PARLAMENTO
CONSEJO DE
MINISTROS COMISIÓN CONSEJO DE
MINISTROS
CONSEJO DE
MINISTROS
Propuestas iniciales
PARLAMENTO CONSEJO DE MINISTROS
Posición Común
PARLAMENTO
CONSEJO DE MINISTROS
PARLAMENTO
CONSEJO DE MINISTROS
COMITÉ CONCILIACIÓN
Propuestas
CONSEJO DE
MINISTROS
PARLAMENTO
CONSEJO DE
MINISTROS
Posición común
PARLAMENTO
No se pronuncia 3 Meses
“
No se opone
Enmiendas Rechaza
“ “
Mayoría absoluta Mayoría absoluta
CONSEJO
COMISIÓN CONSEJO
Aprobarla 1 Mes
Adoptar enmiendas
unanimidad Aprobarla
CONSEJO
COMISIÓN
Aprobarla unanimidad
Las preguntas escritas que los miembros del Parlamento Europeo pueden hacer a la
Comisión constituyen un medio de control cada vez más utilizado por los diputados europeos. Y
las preguntas verbales, han recurrido progresivamente a este instrumento flexible y eficaz,
haciéndolas tanto a la Comisión como al Consejo.
La instauración, desde principios de 1.973, de una hora reservada a las preguntas en cada
sesión del Parlamento dio un desarrollo nuevo a este procedimiento. Las preguntas deben ser
breves y específicas. Tras la respuesta de la Comisión, los parlamentarios pueden hacer preguntas
suplementarias muy concisas, produciéndose así un diálogo rápido y vivo.
2.3. LA COMISIÓN.
Una vez visto ésto, pasamos a comentar una de las principales funciones de la comisión,
ésto es, la función en materia PRESUPUESTARIA. Elabora anualmente el presupuesto de
ingresos y de gastos, lo presenta al Parlamento y, una vez aprobado, lo aplica.
de un Ministro de Departamento. Por otro lado, para evitar que el sistema colegiado paralice las
reuniones, la Comisión para asuntos más complejos son previamente estudiados ad hoc por los
miembros más interesados. También para las cuestiones técnicas del orden del día, se reúnen
semanalmente los jefes de gabinete, que son los colaboradores directos de los miembros de la
Comisión.
Para los asuntos menos controvertidos se sigue el procedimiento estricto: se recibe una
comunicación del expediente y de la propuesta de decisión y si en un plazo de una semana,
aproximadamente, no se presentan reservas u oposición, se considera adoptada.
Por último, en el artículo 10 del Acta Única Europea, se expone que el Consejo atribuirá a
la Comisión, respecto de los actos que el Consejo adopte, las competencias de ejecución de las
normas que éste establezca. Aún así, el Consejo podrá someter el ejercicio de estas competencias
a ciertas condiciones y asimismo podrá reservarse, en algunos casos, el ejercicio directo de las
competencias de ejecución.
Hablando de las relaciones Comisión-Consejo hay que decir que en el Tratado de Roma,
toda disposición de alcance general debía aprobarse por el Consejo, pero ésto sólo puede
pronunciarse con base en la propuesta de la Comisión. Sin embargo, en el Tratado de Maastricht,
se reformaron los artículos 158 y 159 de dicho Tratado.
El Artículo 157 contiene una primera parte en la que se redacta de qué forma está
compuesta la Comisión, y una segunda en la que se detallan las características de sus
componentes.
En cuanto a la elección del Presidente y de los miembros de la Comisión, así como al
fallecimiento, cese, renovación, dimisión, etc. de los mismos se refieren los artículos 158 y 159.
Por último, el Artículo 162.2 establece que la Comisión debe establecer un Reglamento
interno para su buen funcionamiento. La Comisión está estructurada en 23 Direcciones Generales
que son las que se detallan a continuación:
• DG I. Relaciones Exteriores.
• DG II. Asuntos Económicos y Financieros.
• DG III. Mercado Interior y Asuntos Sociales.
• DG IV. Competencia.
• DG V. Empleo, Relaciones Industriales y Asuntos Sociales.
• DG VI. Agricultura.
• DG VII. Transportes.
• DG VIII. Desarrollo.
• DG IX. Personal y Administración.
• DG X. Información, Comunicación y Cultura.
• DG XI. Medio Ambiente, Seguridad Nuclear y Protección Civil.
• DG XII. Ciencia, Investigación y Desarrollo.
• DG XIII. Telecomunicaciones, Industrias de la Información e Innovación.
• DG XIV. Pesca.
• DG XV. Instituciones Financieras y Derecho de Sociedades.
• DG XVI. Política Regional.
• DG XVII. Energía.
Según al Art. 146 de T.U.E., el Consejo estará integrado por un representante de cada
Estado miembro con rango ministerial, facultado para comprometer al gobierno de dicho Estado
miembro. La presidencia del Consejo se ejerce por rotaciones de cada Estado durante un periodo
de 6 meses, en la que los participantes efectivos del Consejo cambian en función del orden del día
y la materia objeto de tratamiento agrupándose por responsables de los distintos ministerios (Ej.:
los temas agrícolas serán tratados por los ministros de Agricultura, y los financieros por los de
Economía y Hacienda.
Hay que destacar que la labor de los ministros de Asuntos Exteriores es la de coordinar la
labor general.
Durante 1.996 la Presidencia será ejercida por Italia e Irlanda. Su sede está en el Centro
Carlomagno de Bruselas, donde se reúne normalmente.
Las propuestas que estudia el Consejo, no pueden proceder, salvo excepción, más que de la
Comisión, y de ellos no cabe desviarse más que por acuerdo unánime. La adopción de los actos
por el Consejo, según el Tratado, se realiza a través de un triple procedimiento:
• Por mayoría simple.
• Por mayoría cualificada.
• Por unanimidad.
La mayoría cualificada se alcanza una vez obtenidos 62 votos sobre 87 (total de los votos
del conjunto de los Estados miembros), según la siguiente ponderación:
En los demás casos se requieren 62 votos de como mínimo 10 miembros. Para una decisión
no basta con los votos de los cuatro “grandes”.
Las decisiones del Consejo sólo pueden ser adoptadas por los propios ministros para:
• Cuestiones importantes: son objeto de discusión en el Consejo entre ministros y
miembros de la Comisión.
• Cuestiones menos importantes: la decisión se adopta por el Consejo sin necesidad
de debate (previo acuerdo de COROPER y el representante de la Comisión).
Las reuniones del Consejo no son puramente formales, son sesiones de trabajo frecuentes e
intensas. Aproximadamente, el Consejo de Ministros celebra 65 sesiones por año.
Desde los años 60 empezaron a celebrarse conferencias cumbre de los Jefes de Estado y de
Gobierno de los países miembros. Hasta 1.974 cuando se celebraron siete conferencias cumbre y,
fue en 1.974 cuando se materializó el propósito de institucionarlos, dándoles un carácter más
regular. Fue así como se decidió que los Jefes de Estado y de Gobierno se reunirían tres veces al
año, o siempre que fuera necesario, formando un Consejo Europeo, acompañados por sus
respectivos Ministros de Asuntos Exteriores.
La Comisión participa en las reuniones del Consejo Europeo. En lo referente a las materias
comunitarias, la Comisión mantiene la iniciativa que le otorga los Tratados; en el ámbito de la
cooperación política, toma parte en las deliberaciones, pudiendo expresar su opinión sobre los
temas abordados.
Los Jefes de Estado y de Gobierno, en sus reuniones en el marco del Consejo Europeo, han
querido conservar una gran libertad en cuanto a la fijación del orden del día. De esta forma se
trata de salvaguardar el carácter más o menos informal y espontáneo de estas reuniones.
El problema más grave que representa la existencia del Consejo Europeo estriba en que los
Ministros reunidos en el Consejo ordinario de las Comunidades con relativo facilita pueden sentir
la tentación de traspasar a la consideración de los Jefes de Estado y de Gobierno la decisión final
sobre temas de importancia. Y si se tiene en cuenta que el Consejo Europeo es mucho más
intergubernamental que comunitario, podría llegar a suponer un obstáculo considerable al
desarrollo de las Comunidades.
El Acta Única Europea, en su Artículo 2, dio plena existencia al Consejo Europeo, que debe
reunirse por lo menos dos veces al año.
Se puede igualmente invitar al Tribunal a dictaminar sobre los acuerdos que la Comunidad
tenga en proyecto celebrar con terceros países. El Tribunal ha podido reconocer a la igualdad de
remuneraciones entre hombres y mujeres y al libre ejercicio de las profesiones liberales en el
conjunto de la Comunidad.
Consagra una parte cada vez más amplia de sus actividades al examen de los distintos
problemas que a título prejudicial le trasladan los tribunales nacionales. Estos planteamientos y el
aumento del número de estos casos, permite asegurar una aplicación uniforme del derecho
comunitario y establecer de una jurisprudencia europea coherente.
Son instrumentos financieros en los que la Unión Económica apoya su actuación dirigida al
logro o reforzamiento de su cohesión económica. Pueden considerarse desde una doble
perspectiva:
• como medidas de acompañamiento para facilitar la consecución de las ventajas
que encierra el mercado común.
• o como estrictos instrumentos financieros de carácter compensatorio, bien por los
desequilibrios que la economía de mercado genera o bien para evitar que las
disparidades internas se acrecienten.
Sus actuaciones pueden revestir la forma de subvenciones o préstamos, siendo las primeras
las más habituales.
Los FONDOS ESTRUCTURALES son los siguientes:
• FEDER (Fondo Europeo de Desarrollo Regional).
• FEOGA (Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agrícola).
• FSE (Fondo Social Europeo).
• IFOP (Instrumento Financiero de Orientación Pesquera).
• Fondo de Cohesión.
Los distintos objetivos de los Fondos Estructurales se financian por las ayudas concedidas
por cada uno de los anteriormente expuesto, según el siguiente esquema:
Fue creado el 18 de Marzo de 1.975 con la finalidad de contribuir a corregir los principales
desequilibrios regionales en la Unión Europea, de acuerdo con lo previsto en el Preámbulo del
Tratado Constitutivo de la Comunidad Europa.
2.7.5.FONDO DE COHESIÓN.
Se beneficiarán de él los Estados miembros con una renta per cápita inferior al 90% de le
media comunitaria, ésto es, Grecia, Portugal, Irlanda y España. Como requisito estos países
deben contar con un programa que conduzca al cumplimiento de las condiciones de convergencia
económica.
Así como el Parlamento Europeo ya cuenta con auténticos poderes (censura, presupuestos,
etc.), el Comité Económico y Social tiene carácter meramente consultivo. Sus miembros los
nombra el Consejo de Ministros por cuatro años.
Los 189 miembros del Comité Económico y Social proceden de los grupos más importantes
de los Estados miembros, y las proporciones aproximadas son las siguientes: un tercio de
sindicalistas; un tercio de hombres de negocios, industriales y comerciantes; y un tercio de
representantes de los intereses generales que abarcan a elementos de las profesiones liberales,
ingenieros, etc.
Los dictámenes del Comité sólo pueden ser emitidos por el Pleno que se reúne a lo largo del
año en diez sesiones ordinarias, generalmente en la última semana de cada mes, exceptuando
Agosto y Marzo ó Abril. El Comité trabaja en secciones que preparan los temas para llevarlos a
Pleno.
3.1. INTRODUCCIÓN.
Con este cometido abordamos el tema; sin otro particular exponemos cada política, cada
una estructurada según la configuración que estimamos más adecuada para su mejor
comprensión.
3.2.1.INTRODUCCIÓN.
La dificultad estribaba en hacer que agriculturas tan dispares dentro de la misma Unión
Europea, y es más, las diferentes políticas interiores de cada país, alcanzasen un cierto grado de
convergencia, siempre dentro del principio de preferencia comunitaria y en base al respeto de los
objetivos acordados ya en el Tratado de Roma (a los que más tarde nos referiremos), con el
objeto de conseguir, en virtud de ello, una política agrícola homogénea.
Se sucedieron informes, conferencias y planes, y todo ello arrojó una estructura de precios y
subvenciones encaminadas a proteger la agricultura comunitaria entre otras cuestiones, la cual
conforma el cuerpo central de la Política Agrícola Comunitaria.
A pesar de todo, por diferentes circunstancias que tendremos ocasión de examinar, la P.A.C.
se ha visto obligada a someterse a una profunda revisión (la Reforma), lo que ha afectado a
diferentes sectores agrícolas y ganaderos.
Estas líneas generales se trazaban a la luz de los incipientes principios que iban a regir en la
Comunidad. A saber:
• Unidad de mercado.
• Preferencia Comunitaria.
• Solidaridad financiera
Todos estos principios se han revelado como un camino seguro para una agricultura
deficitaria, que ha sabido contrastar la diversidad de sectores con un crecimiento más o menos
sostenido en los últimos años. Es conveniente hacer notar, por ejemplo, que el incremento de
competitividad que ha tenido lugar en el seno de la agricultura comunitaria, algo que ya subyacía
en los primeros principios, ha sido un hecho más que patente, al bajar el porcentaje de población
agraria entre el total de población activa desde un 20% hasta un 8%, donde se mantiene en la
actualidad. Ello ha sido debido a dos factores fundamentalmente: el éxodo rural y la
modernización de la agricultura.
Pero analicemos el camino seguido por la Comunidad hasta esta situación tan optimista. Ya
hemos dicho que el mismo Tratado de Roma recogía los principios bajo los cuales se iba a
entramar la futura política comunitaria. En realidad, aquellos principios, si bien recogían el sentir
comunitario por aquel entonces, no es menos cierto que eran de escasa utilidad práctica. Hacía
falta un estudio en profundidad de la situación agraria de los Estados miembros, sentar los
principios fundamentales de la política agraria común y, por último, considerar algunas propuestas
junto a las que, todo ello, configurara las bases de la P.A.C..
La respuesta vino de la mano del Plan Mansholt (hoy llamado forzosamente el primer Plan
Mansholt, al existir un segundo), llamado así por el ex-ministro holandés, Sicco Mansholt, que
actuó como Presidente de la Comisión que preparó las propuestas. Este Plan fue el resultado de
la Conferencia que sostuvieron los representantes de los Estados miembros de la Comunidad en
Stressa, al norte de Italia, en Julio de 1.958. Cada una de sus partes daba respuesta a una de las
preguntas anteriores.
Así, la primera parte del Plan sintetizaba la situación agrícola de los Estados comunitarios,
describiéndola como poseedora de un alto grado de excedentes y muy autosuficiente, producto de
todo un abanico de medidas proteccionistas de aplicación en los diversos Estados miembros, que
iban desde las aplicadas en las fronteras (calendarios, precios mínimos, ...) hasta las intervenciones
directas en mercados interiores.
La segunda parte del Plan se remitía a los principios ya enunciados en el Tratado de Roma,
pero se limitaba a aconsejar que los Estados miembros aportaran lo mejor de sus políticas internas
a fin de solucionar los problemas que planteaba la creación del entonces mercado común agrícola.
Con todo, estas importantes disposiciones entraron en vigor en Abril de 1.963, pero no se
pudieron continuar tomando acuerdos por la ruptura de las negociaciones C.C.E.-U.K., lo cual
creó un evidente malestar dentro de la Comunidad con el Reino Unido, además de retrasar los
acuerdos sobre arroz, leche y productos lácteos y carne vacuna hasta el año 1.964.
El resultado de todo ello es que, a pesar del lastre británico en las negociaciones y el retraso
que había supuesto, al final del año 1.964 se habían reglamentado perfectamente y se encontraban
en pleno rendimiento organizaciones de mercados que cubrían el 85% de la producción agrícola
de la C.E.E. y el 37% de los productos foráneos importados.
Uno de los principios menores que se establecieron con el Tratado de Roma fue el que
contemplaba la creación de uno o varios fondos de orientación y garantía agrícola, lo que luego se
decantó por la creación de uno solo a los efectos de una política global en este aspecto. El 4 de
Abril de 1.962 nació el Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agrícola, para dotar cuerpo
financiero a la P.A.C..
Los proyectos financiados por el FEOGA deben encajar en programas comunitarios. Han
de contener inversiones, productos que se obtendrán con el proyecto y región donde realizar el
programa, ya que alguna áreas gozan de especial atención. En última instancia, diremos que la
Comunidad dispone de gran poder a la hora de revisar proyectos y de conceder inversiones,
puesto que los proyectos concurrentes han de ser presentados primero a las instancias nacionales,
para después ser revisados por las comunitarias, siendo éstas las que toman las decisiones de
inversión en cada caso, en base a criterios casi en su totalidad técnicos, concediendo, en caso
afirmativo, una subvención del 25% (o hasta del 45% en casos excepcionales) o a través del
FEOGA.
En vista de que los precios agrícolas, que normalmente rigen en el interior de la Comunidad,
son muy altos en comparación con los de terceros países en el mercado mundial, el principio
fundamental que rige las transacciones de la Comunidad con el esto del mundo es la supresión de
restricciones a la importación.
Existen exacciones variables que nivelan en frontera la diferencia entre los precios indicativo
y umbral, destinados a los productos de terceros países, a modo de barrera. Son los famosos
prélévements, que mantienen aislados los precios comunitarios de las oscilaciones del mercado
mundial.
Las sumas percibidas por el pago de los prélévements son ingresadas en el FEOGA. Así,
ese capital, más los fondos obtenidos por la T.E.C. (Tarifa Exterior Común) y una participación
sobre la base del impuesto sobre el valor añadido, financia las actividades del FEOGA en materias
como el sostenimiento de los precios comunitarios y en otras como las restituciones, que son las
subvenciones que la Comunidad concede a las exportaciones, las cuales equivalen a la diferencia
entre el precio comunitario y los del mercado mundial.
Hasta aquí hemos descrito las relaciones de la Comunidad con el exterior, pero hemos de
sintetizar también el funcionamiento interno del mercado agrícola común.
Los precios en el mercado agrícola común viene fluctuando entre un máximo (techo), que
es el precio indicativo, y un mínimo (suelo), que viene dado por los precios garantizados. Estos
límites se fijan administrativamente, y todos los precios pueden fluctuar entre ellos, por la ley
normal de la oferta y la demanda, pero siempre a espaldas de los acontecimientos en el mercado
mundial.
Los precios guía se determinan cada año por el Consejo de Ministros, buscando el equilibrio
entre los interese de los agricultores y los consumidores. Reciben diversos nombres según el
sector de que se trate. Así, por ejemplo, el precio indicativo propiamente dicho se utiliza para los
cereales, arroz, azúcar, mantequilla y varios más, que generalmente son los productos más
importantes dentro de la Comunidad. El precio de orientación se refiere a la carne y el vino. Con
el tabaco en rama, hablamos del precio objetivo, y el precio-base se fija para la carne de cerdo y
los productos del subsector hortofrutícola.
Los precios garantizados se establecen también por el Consejo de Ministros, a los cuales los
organismos de compra tienen la obligación de comprar cualquier cantidad que les sea ofertada por
los productores. También estos tienen diversos nombres según los artículos a los que se refieran.
El precio de intervención, que deriva del precio indicativo, es de aplicación en los mismos
productos que éste. Suelen acompañarlos mejoras mensuales, para potenciar el escalonamiento
de las ventas en cada campaña. El precio de compra les sirve a los organismos de intervención
para comprar animales vivos y carnes diversas. El precio mínimo se fija para la remolacha
azucarera, en base a la zona más excedentaria de la C.E., y prevalece en ausencia de pactos
contractuales entre productos y fabricantes. El precio de retirada, para las mercancías
hortofrutícolas, es el equivalente a un porcentaje de su precio base (entre el 40 y el 70%).
Aunque no es un precio garantizado, muchas veces tiene efectos similares, ya que, por debajo de
él, el producto es retirado (no vendido a los asociados) y la demanda reacciona al alza. Por
último, diremos en referencia al mercado del vino, que, al no existir aquí precios garantizados, hay
establecido un precio, llamado de desencadenamiento, por debajo del cual se procede al
almacenamiento privado y, en su caso, a la destilación para producir alcohol, a lo que el FEOGA
presta su financiación.
Finalmente, hemos de hablar de los precios de entrada, que son los fijados en Consejo de
Ministros para los productos de importación, fijados de forma que no han de crear competencia a
la producción interior. Los productos importados desde fuera de la Comunidad, casi siempre más
baratos, se gravan con un prélévement, ya que con eso se sitúa su precio a un nivel equiparable al
comunitario. Estos precios son: el precio umbral para todos los productos foráneos, a partir del
cual se fijan los prévélements; el precio de esclusa, para la entrada de productos derivados de
animales que se alimentan con cereales; y el precio de referencia, que se fija para el vino y los
productos hortofrutícolas.
Ante la soberanía de cada Estado miembro para modificar su tipo de cambio, la C.E.E. no
tuvo más remedio que crear una unidad de cuenta común, ya que la opción de fijar los precios en
cada moneda miembro era inviable. Así se creó la Unidad de Cuenta Agrícola, también conocida
por sus siglas U.C.A., la cual nació el 23 de Octubre de 1.962, en virtud del reglamento
129/62/CEE, destinada a los productos agrarios y derivados, pero no para llevar a cabo el balance
del FEOGA, pues éste utilizaba ya la unidad de cuenta presupuestaria, diferencia que ya no existe
dese 1.980 con la llegada del ECU, que impuso la retirada de todas las demás unidades de cuenta.
En parte, el desarrollo de la P.A.C. se debió a la facilidad con que la U.C.A. se traducía en precios
en moneda nacional en cada país, dada su relación con el dólar (sus paridades oro eran iguales y
de 0´088867088 gramos), como las de las demás monedas nacionales. Pero con las grandes
fluctuaciones financieras internacionales y la entrada en crisis del dólar (en el año 1.971), la cual
determinó su salida del sistema del patrón oro, cayó una de las reglas básicas del F.M.I.: la
estabilidad de los cambios. Las bandas de fluctuación, merced a la decisión del F.M.I., se
ampliaron hasta el 2´25%. Ante el peligro que ello representaba para la libre circulación de los
productos, el Consejo de Ministros decide limitar la banda de fluctuación, en vez de un 4´5%,
hasta un 2´5%. Así, lo que parecía un paso hacia la Unión Monetaria, terminó haciendo que pasar
los precios de UCAs a cada moneda nacional se hiciera más complicado. Más adelante, entre
países comunitarios y extracomunitarios es creado el Fondo Europeo de Cooperación Monetaria
(FECOM), para asegurar la intervención coordinada en el mercado de cambios, entre otros
objetos. Pero ante la insuficiencia conjunta de tales medidas, en un marco de continuas
devaluaciones, revaluaciones, y ante una generalidad de flotaciones, para mantener la libre
circulación hubieron de introducirse nuevos mecanismos. Primero se adoptó el sistema llamado
de “tipos representativos”, ésto es, la fijación de la paridad agrícola de cada moneda en términos
de UCAs, cambiándose ante las fluctuaciones que experimentaba cada moneda. Después hubo de
introducirse el sistema de Montantes Compensatorios Monetarios, o también llamado M.C.M..
Los M.C.M. fueron utilizados por primera vez en 1.969, justo en el momento en que las
agencias interventoras de cada país miembro dejaron de comprar o vender todas al mismo precio
(precio de garantía) en sus respectivas monedas nacionales, todo ello por la devaluación del
franco francés. Ante ésto, las autoridades comunitarias y galas decidieron aplazar la subida de
algunos de los precios de productos agrarios franceses, naciendo así dos tipos de cambio
distintos: el nuevo, de aplicación generalizada a todos los productos, y el “tipo de cambio verde”,
destinado a aquellos productos cuyos precios se pretendían mantener constantes.
Se produjo así una pérdida de uniformidad de los precios comunitarios, y sujetos dispuestos
a aprovecharse de ello, ya que podían exportarse productos franceses bajo el tipo verde a otros
países comunitarios, vendiéndolo así a la agencia de intervención correspondiente en moneda
nacional y cambiar el montante en francos franceses al tipo central, obteniendo así beneficios nada
despreciables. También la situación desalentaba las exportaciones comunitarias a Francia, ya que
éstas tenían que competir con precios interiores más bajos.
En cualquier caso, este sistema, que nació como un caso particular aplicado a Francia, se
perpetuó dentro del entramado de circulación intracomunitario y se sigue utilizando con cierta
discreción. Los M.C.M. se calculan por la fórmula:
M.C.M.=(Tv-Tc)/Tv
Puede ocurrir que Tv>Tc, lo que significa que se ha producido una revaluación de la
moneda nacional y los precios agrícolas no caerán gracias al ECU verde. El M.C.M. es positivo.
También puede ser que Tv<Tc; entonces el M.C.M. es negativo y la moneda ha sufrido una
devaluación. El M.C.M. frenará la subida de los precios agrícolas.
Las críticas en torno a los M.C.M. se centran sobre todo en las distorsiones que introducen
en el sistema de asignación de recursos, en la medida en que los Gobiernos pueden variar
unilateralmente los precios agrícolas, lo que encuentra su más fiel exponente en la acumulación d
excedentes comunitarios de muy difícil recolocación extracomunitaria.
El profesor Tamames, por su parte, defiende que son correctivos diseñados con una
finalidad provisional, pero que se han convertido en meras subvenciones e imposiciones contrarias
al principio del mercado común y a la unión monetaria.
Además del alto coste que supone la P.A.C. para el erario comunitario, en especial para el
FEOGA-Garantía, la P.A.C. se ha visto puesta en tela de juicio por multitud de críticas a su
sistema de precios garantizados, entre otras cosas. El éxodo rural, unido a una creciente
modernización de las técnicas e infraestructuras agrarias, ha contribuido a que el porcentaje de
población agraria entre la total activa se haya visto reducido desde un 20% en el año 1.973 hasta
un 8% en 1.988, lo cual contrasta seriamente con el aumento de producción en esos mismos años,
un incremento de producción del 2%. Ambas cosas nos conducen a compararlas con las cifras de
crecimiento del consumo, que se sitúan en torno al 0´5% anual; un crecimiento que no es
aconsejable en la situación ya explicada. La oferta se ha desgajado de la demanda
intracomunitaria en una brecha que ha conducido a la pérdida de efectividad del mercado agrario
interior, así como de la generación de unos excedentes imposibles de recolocar fuera de la
Comunidad y la degradación del medio ambiente.
Una de las causas más importantes del desajuste de la P.A.C. fue la reunificación de
Alemania, ya que, aunque el gobierno alemán y los órganos directivos comunitarios hicieron
verdaderos esfuerzos por dar la impresión de que solamente la situación correspondía a un
país que cambia de Constitución y Ordenamiento, la realidad fue muy distinta. Un
decimotercer Estado se unió a la Unión, con una agricultura totalmente distinta, apoyada en
grandes explotaciones muy excedentarias. Con un mínimo gasto en inversión se conseguiría
que la productividad de cereales, azúcar, materias grasas, leche y vacunos, productos todos
ellos muy importantes para la Comunidad, pusiera en peligro muchas exportaciones de
países miembros, como es el caso de España, que vio como sus exportaciones, por ejemplo,
en leche y productos lácteos, descendían de repente.
Otro de los acontecimientos europeos que ayudó a consolidar la crisis de la P.A.C. fue
la democratización de los países del Este europeo, países todos ellos, al igual que la recién
aperturada R.D.A., que poseían un gran desarrollo potencial agrícola. Además de ello,
existen otras características que abrirán brechas en el proteccionismo comunitario frente al
exterior. El incremento de productividad en los países del Este, como consecuencia de las
inversiones en agrobiología, redes de distribución de los productos agrícolas, almacenes y
equipos productivos; la introducción de los nuevos precios regulados; y las presiones en el
GATT, sobre todo en la Ronda Uruguay y las expectativas de acuerdos comerciales; llevó a
la Comunidad un paso más contra las cuerdas en su lucha por el mercado único.
Y por último, una mención a la reciente conciencia ecológica que se extiende por toda
Europa. Si bien es cierto que el excesivo productivismo que la P.A.C. imponía al suelo es
muy agresivo para con el medio, no es menos cierto que los intereses en la creación de
reservas de muy distinta índole, unida a ciertos proyectos para la promoción del turismo, y
muy en concreto el turismo verde, han obligado en cierta medida a la reforma de la misma.
Había que aumentar el control sobre el uso de fertilizantes, plaguicidas, roturaciones y talas,
tareas que se venían haciendo en los campos comunitarios quizá con demasiada ligereza y
permisividad. Y es que todo iba interrelacionado. Unas exigencias altas en cuanto a
productividad agrícola (artificial) en unas tierras de labor ya de por sí intensificadas tenía
como efecto inmediato en casi todos los casos el uso, a veces rayando en lo abusivo, de
fertilizantes y pesticidas, al margen de la limitación de los espacios reservados como
bosques, áreas de esparcimiento, o simplemente dedicados a la silvicultura. Por otro lado,
la perspectiva de unas ventas seguras hicieron que se disparase el monocultivo, al no tener
ya la población agraria el estímulo de la incertidumbre para diversificar sus siembras, en la
esperanza de compensar las pérdidas en un producto con las ganancias en otros. Esta
situación llegó a degenerar en una especie de monocultivo intensivo generalizado en la
Comunidad, a todas luces perjudicial para el medio y para la economía, pues un claro reflejo
está en la erosión del suelo o en la acumulación del estiércol, subproducto de la cría de
ganado, en ciertas regiones de Holanda.
3.2.6.2. La Reforma.
La Reforma de la P.A.C., tarea evidentemente necesaria a la luz de las causas
anteriormente explicadas, pudo hacerse realidad en Junio de 1.992, mes en que fue
aprobada por el Consejo de Ministros. El documento, muy esquemático, fue profusamente
Tratado a lo largo de más de una década, pudiendo observarse dos grandes etapas, siempre
bajo los mismos principios, pero en las que tuvieron lugar distintas medias y distintas ideas
clave con distintos resultados. Los principios de la Reforma de la P.A.C. a los que hacemos
referencia con los siguientes:
• Rechazar la salida masiva y rápida de la población rural manteniendo el
modelo de explotación agrícola familiar.
• Poner de relieve la importancia del agricultor en el sistema productivo,
acentuando su papel en materia de medio ambiente y desarrollando rural.
• Considerar que las ayudas al sector agrario han de realizarse por el conjunto
de los fondos estructurales, no sólo por medio del FEOGA.
• Asegurar el control de la producción y la eliminación de excedentes creando
nuevos instrumentos (una bajada drástica de los precios, etc...).
• Extensificar la agricultura con explotaciones mayores.
• No rechazar la competitividad apoyando a las explotaciones menores.
• Mantener los principios básicos de la P.A.C..
En los años ochenta, tras la patente repercusión presupuestaria que la P.A.C. tenía
para el erario comunitario, y más en concreto para el presupuesto del FEOGA, se intentan
reducir gastos, o, por lo menos, hacer que el gasto de la P.A.C. se acomodara en los
presupuestos de otra forma. Así se establece que la tasa de crecimiento del gasto
correspondiente al FEOGA-Garantía no podría ser superior al 74% de la tasa de
crecimiento del P.N.B. de la comunidad, partiendo de una base de referencia de 27.500
millones de ECUs para 1.988. Por otra parte, había que actuar en el terreno de la reducción
de la expansión de la producción. La retirada de tierras de la explotación de los umbrales
de garantía a cada sector comunitario se dispusieron para tal fin.
Efectivamente, la presente década ha visto cómo la P.A.C. adoptaba una reforma que
obedecía a dos ideas que cumplían el papel de directrices:
• Había que desligar los ingresos de los agricultores de la producción
excedentaria.
• Había que extensivizar la agricultura para reducir el uso de imputs
intermedios industriales, tan agresivos para el medio.
Así las cosas, nació el planteamiento reformista de la Comisión. Sus cometidos eran
muy simples: evitar que los precios de garantía, por entonces muy altos, en combinación
con las nuevas tecnologías mecánicas y biofarmacéuticas, dispararan los rendimientos por
Ha. o por cabeza de ganado, presionando así hacia un alza en la oferta. A estos efectos, la
Comisión hizo varias propuestas: rebajar los precios garantía para acercarlos al nivel
mundial e introducir ayudas directas por Ha. o por cabeza de ganado a través de las O.C.M.
(Organizaciones Comunes de Mercado).
Por último, entre todas las medidas de acompañamiento que la Reforma lleva consigo,
una muy importante es el TIPO VERDE, que se fijó el 1 de Julio de 1.994 en 192’319
pts/ECU. Su importancia radica en que con él se calcula el montante del pago
compensatorio para los sembrados.
Pero a este respecto hay que decir que la decisión última de la Comisión Europea
aprobando el programa español en su conjunto tiene fecha del 19 de Enero de 1.995. A
partir de ésta, se han iniciado los trabajos de elaboración de las normas nacionales y
autonómicas para su puesta en marcha, con lo que esos fondos verán su uso en algún
tiempo, debido a retrasos burocráticos fundamentalmente.
Estos dos paquetes medidas han de ser gestionados por la Administración con el
beneplácito de la U.E., a instancias de los diferentes Gobiernos Autonómicos, por tanto, el
éxito de las medidas de acompañamiento pasa a depender en gran proporción de las
capacidades de las diferentes Administraciones Autonómicas para fomentarlas entre los
potenciales beneficiarios.
3.3.1.INTRODUCCIÓN.
Este sector fue elaborando su Política de Pesca desde 1.966. En principio se hizo dentro del
marco de la Política Agraria Común (P.A.C.), por figurar los productos pesqueros en el Anexo II
del Tratado de Roma. Las primeras disposiciones no surgieron hasta Diciembre de 1.970, cuando
se aprobaron sendos Reglamentos Comunitarios sobre organización común de mercado y de
creación de un Comité Consultorio de la Pesca, así como un Comité Consultivo Paritario para los
problemas sociales de la pesca marítima.
A partir de 1.976 adquirió verdadera entidad propia. También se publicaron otros dos
Reglamentos al Consejo que refundieron la normativa anterior, y desarrollar la Política de
Mercado y la Política de Estructuras. La resolución del Consejo de Ministros, el 3 de Noviembre
de 1.976, por la cual se estableció la zona económica exclusiva mediante la extensión a 200 millas
de las aguas comunitarias a partir del 1 de Enero de 1.977. Comenzó así la política de
conservación de recursos.
3.3.2.POLÍTICA DE MERCADO.
Para algunos precios congelados existe la posibilidad de una compensación financiera a las
organizaciones de productores, destinada al almacenaje cuando se dan caídas sustanciales de
precios. Para que entre en funcionamiento el sistema de precios de mercado, han de caer por
debajo del 15% del precio de orientación respectivamente. Estas ayudas exigen el precio contrato
entre la organización de los productores respectivamente y el Estado miembro. También se prevé
la suspensión o rebaja de derechos arancelarios en el caso de importaciones procedentes de
algunos países (Marruecos, Túnez, Turquía, ...).
3.3.3.POLÍTICA ESTRUCTURAL.
El Reglamento (C.E.E.) número 101/76 del Consejo, del 19 de Enero de 1.976, estableció
las bases de la Política Estructural, que tiene como objetivo facilitar un desarrollo racional de la
capacidad de producción en función de la conservación y renovación de los recursos pesqueros.
Por lo tanto, supone un proceso de modernización de la flota, lo que a su vez comporta su
reorientación o su reducción. El instrumento para la realización de esta Política lo constituye el
Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agrícola (FEOGA), Sección Orientación.
Se conceden de primas al cese definitivo en la actividad pesquera por venta del barco
para su desguace a un país tercero, con posible reconversión de los objetivos de la empresa.
También en el cese de actividades se prevén determinadas compensaciones a favor de los
trabajadores afectados: jubilación anticipada.
3.3.3.3. Política Estructural de Transformación y Comercialización de Productos de la
Pesca.
La ampliación de los programas de reestructuración comporta reducciones en las
posibilidades productivas de la industria de la transformación. En 1.977 se aprobó un
Reglamento del Consejo sobre ayudas del FEOGA a la financiación de determinados
proyectos en el sector de transformación, destinados a la racionalización, conservación y
otros.
El Régimen externo trata de las relaciones con países terceros y con organizaciones
internacionales. La Política Pesquera Común (P.P.C.) obliga a la paralela reglamentación de
relaciones con el exterior. También con el establecimiento de la zona comunitaria de las 200
millas y aspectos bilaterales con terceros. Por la decisión del Consejo se fijaban tres
categorías de negociación:
a) Países con interés para la Comunidad pero sin interés recíproco de ese
país por aguas comunitarias.
b) Países con interés recíproco.
c) Países terceros con interés de pesca en las aguas comunitarias pero sin
interés específico para los pescadores comunitarios.
En cuanto a las medidas de regulación del mercado del pescado, los miembros de la C.E.E.,
acordaron la ampliación de las medidas de conservación adoptadas con anterioridad.
La nueva inversión sería de 800 ECUs y en la Política Estructural anterior fueron 250
millones los dedicados en esas medias estructurales, adoptadas dentro de la Política Pesquera
Común en 1.983. Éste es un elemento indispensable para el futuro desarrollo de la P.P.C..
Debido a la entrada en vigor de las 200 millas de aguas territoriales privó a la flota de altura
de la C.E.E. de sus tradicionales caladeros, obligándole a explotar cada vez más los recursos de
las aguas comunitarias; todo ello, en virtud de las modificaciones de la ley del Mar aprobados en
1.973. También los problemas estructurales de la pesca, en la adhesión de España y Portugal, se
multiplicaron a comienzos de 1.986. Debido a ello aumentó el número de barcos de pesca,
volumen de capturas y el valor de ésta, y también la duplicación de la población directa.
Tras formular sus propuestas de Política Estructural para el sector, en 1.986, la Comisión
propuso que se debía preparar las bases de su futura P.P.C. mediante su adaptación a las
circunstancias políticas, económicas y sociales que caracterizan est situación.
De los 800 millones de ECUs, 132 millones están destinados a ayudas a la retirada temporal
o permanente de barcos de la flota. De esta Política, lo principal son los Programas Multianuales
de Orientación (P.M.O.).
Los tipos preferentes de ayuda a las “regiones sensibles” (entre las que se encuentran
Grecia, Portugal, Irlanda, Andalucía, las Islas Canarias de España y otros) deben de servir, al
menos, para suavizar los efectos más duros del ajuste.
Con la nueva Política va implícito un mayor esfuerzo para impulsar las fuentes de
abastecimiento, debido a que la industria pesquera lucha por reducir su capacidad y la Comunidad
Para abrir nuevos caladeros de la flota de altura y aumentar la oferta, la Política prevé una
cobertura financiera de 53 millones de ECUs para la investigación, y 20 millones de ECUs para
empresas miembros entre industriales de la Comunidad y de terceros países.
El caso de Noruega es bien distinto, ya que allí el sector pesquero es muy importante. Su
flota se sitúa entre las mayores del mundo y sus caladeros están también entre los más ricos, por
lo que tienen un nivel de captura muy alto. También tiene Noruega una amplia experiencia en
materia de conservación y gestión de recursos que ha dado muy buenos resultados. El sector
pesquero tiene una influencia muy superior a su peso económico.
b) Acceso al mar territorial: Ésto era de gran importancia para Noruega porque destacaba
por los recursos pesqueros. Noruega aceptó el Reglamento 3760/92, que en el Artículo
6 permite a los Estados miembros limitar el acceso de países terceros a su mar territorial
hasta el 31 de Diciembre de 2.002.
España jugó un papel importante en la adhesión y, por ello, hay que destacar tanto los
objetivos de España en las negociaciones de adhesión en el sector de la pesca como las
consecuencias que dicha adhesión le produjeron a España en dicho sector.
Las consecuencias para España de la adhesión de estos países son principalmente las tres
siguientes:
1. La plena integración de la flota pesquera española.
2. Nuevas posibilidades de pesca.
3. Inversiones en el sector de la pesca.
España no aceptase que los nuevos miembros de la Comunidad recibieran trato más
favorable al que se le aplicaba actualmente a la flota española en aguas de los Diez. La
solución de dicha polémica fue la siguiente:
“Se aplicará a la flota de los tres candidatos un régimen análogo al contemplado
en el Acta de Adhesión de España. Ello supondría la existencia de tres regímenes
distintos de acceso a las aguas: el general, aplicable a la Comunidad a Diez, el
recogido en el Acta de Adhesión de España y Portugal, y el aplicable a Suecia,
Finlandia y Noruega, que será similar al de los dos países ibéricos”.
arbitrario, sino que dependerá del estado de los recursos pesqueros y también del número
de barcos de los demás Estados miembros. Desaparecerá también la imposibilidad de
cambiar la modalidad de pesca y los Reglamentos específicos sobre control y sanciones.
La consecuencia fue que, desde 1.981, España no pudo pescar en las aguas al norte
del paralelo 62N. Ésto impidió a España aportar las capturas tradicionales a las flotas
españolas. Pero con motivo de la negociación del acuerdo sobre Espacio Económico
Europeo, del que Noruega es parte contratante, España consiguió cuotas adicionales para la
pesca del bacalao en Svalbard, que deberían de ser repartidas entre los Estados miembros,
atendiendo al principio de cohesión económico y social; cuotas que se regulan por medio
de un canje de cartas anejo al acuerdo. Noruega se comprometía a aportar a la Unión
Europea 6.000 toneladas métricas de bacalao en 1.993, que irían aumentando
progresivamente hasta alcanzar 11.000 toneladas métricas en 1.997. A partir de 1.998, esas
cuotas adicionales se sumarían al T.A.C. en aguas noruegas. De toda esta serie de cuotas,
corresponderían a España cerca de la mitad.
Todas estas cantidades anteriores deberán repartirse entre España, Grecia, Portugal e
Irlanda. Así, el 45% de las mismas corresponderán a España, con lo que se obtendrá cerca
de 6.300 toneladas métricas adicionales de bacalao o equivalente.
preveía una excepción permanente para Noruega en este punto. Esta excepción desaparece
en el Acta de Adhesión de Noruega, siendo sustituida por la libertad de inversiones, siempre
que exista un vínculo económico real entre los barcos y las cuotas de un Estado miembro, si
éstos tienen como finalidad responder a las necesidades específicas de regiones cuya
población local depende especialmente de la pesca.
La flota pesquera andaluza está compuesta por 2.843 embarcaciones de pesca, con un
arqueo de 103.237 toneladas de Registro Bruto y una potencia instalada de 356.549 Kw.. En
España, las cifras se sitúan en 19.089 pesqueros, 613.387 T.R.B. y 1.843.238 Kw.. Así pues, el
14’9% de las embarcaciones españolas son andaluzas, que representan el 16’8% del T.R.B. y
aportan el 19’3% de la potencia instalada.
En Andalucía hay 16.059 tripulantes pesqueros, los cuales representan el 19% del total
nacional, situado en unos 85.000 trabajadores. El 62% de las embarcaciones andaluzas superan
los 20 años de antigüedad, afectando al 42% del arqueo total andaluz.
ostentan licencias en varios países al mismo tiempo, y alternativa de caladeros de unos meses a
otros.
Los aspectos más destacables de la pesca y la flota pesquera son los siguientes:
Dicho programa establece que los objetivos de reducción del esfuerzo se deberán
alcanzar, al menos, en un 55% de las capacidad pesquera.
También se ha renovado por un año más el Acuerdo de Pesca suscrito entre España y
Sudáfrica en 1.982, contando a partir de marzo de Marzo de 1.993.
En otoño de 1.993 se han fijado las bases para su puesta en práctica, mediante la
aprobación de los Reglamentos:
• El Reglamento (C.E.) 2080/93 del Consejo, que trata del instrumento
financiero de orientación de la pesca.
• El Reglamento (C.E.) 3699/93 del Consejo, por el que se definen los
criterios y condiciones de las intervenciones comunitarias con finalidad
estructural en el sector de la pesca, por ejemplo.
3.4.1.INTRODUCCIÓN.
Una de las misiones de la Unión Europea es el aumento acelerado del nivel de vida,
recogida ésta en el Artículo 2 del Tratado de Roma. En definitiva, la Unión Europea se encarga
de promover la mejora de las condiciones de vida y de trabajo, a fin de igualarlos en el sentido
más progresivo. Esta evolución se basa en la armonía existente entre un adecuado
funcionamiento del Mercado Común y la puesta en marcha de una Política dinámica.
A continuación redactaremos algunos de los aspectos de esta Política, si bien antes nos
referiremos a la Política Social en el Acta Única Europea (A.U.E.). El A.U.E. no es nada precisa
respecto a la Política Social, es decir, no concreta sobre esta política. Tampoco es muy exigente
en cuanto a fechas límites para el cumplimiento de los objetivos que se fijan en la Política, y tan
sólo se adopta un cierto conformismo entre todos los miembros, poniéndose el 1 de Enero del 93
como fecha en la cual se habrían de ver cumplidos todos los objetivos de la Política Social.
Para conseguir todo ésto, es el Consejo el que se encargará de adoptar mediante directivas
las disposiciones mínimas que han de aplicarse progresivamente. En estas directivas se tendrá en
cuenta las condiciones de vida da cada uno de los Estados miembros.
Por último, en el área más concreta de la relaciones industriales, el Artículo 118B del
Tratado, prevé que la Comisión desarrolle el diálogo social a escala europea. Ésta sería la
primera previsión que oficialmente se ofrece para posibles convenios colectivos o partes sociales a
escala de una parte o de la totalidad de la Europa de los doce.
Como hemos dicho, la Unión Europa pretende disminuir el desempleo; ya que el principal
objetivo de la Política Social es incrementar el nivel de vida, y para ello es necesario incrementar
el empleo.
17
18
16
14
12
8,7
10
8
5,5
6
4 2,4
0
1970 1975 1980 1986
Actualmente, el PARO ha seguido aumentando, y es por eso por lo que la Unión Europea
tiene tanta preocupación por este tema.
La Comunidad sabe que es necesario consagrar esfuerzos en favor de los colectivos más
afectados por la desocupación: jóvenes, mujeres y adultos en paro de larga duración.
En 1.985, el 40% de los parados tenían menos de 25 años. Desde 1.977 y ante el aumento
del paro juvenil, la Comisión ya había recomendado a los Estados miembros que ofreciesen a los
jóvenes, finalizado el periodo de la escolarización obligatoria, formación práctica elemental y
experiencia laboral. En 1.985, cuando la situación de los jóvenes empeora, la Comisión decide
tomar iniciativa acerca de los salarios y la forma de contratación.
La Comisión apoya los intercambios de jóvenes, para así establecer contactos intensivos
entre los ambientes de trabajo y de vida de los países comunitarios.
En 1.986, alrededor del 40% de los parados en la Europa de los Doce eran mujeres. La
Comunidad pretende eliminar el problema en sus causas principales, pero hasta ahora todas las
medidas han sido insuficientes. Lo que pretende es hacer realidad la igualdad de oportunidades y
reforzar los derechos de la mujer.
Los trabajos de la Comisión para poner en práctica los principios e igualdad culminaron en
1.984 con la puesta en marcha de una recomendación por el Consejo de Ministros, con dos
objetivos:
• Modificar las actitudes, los comportamientos y las estructuras que tienen su
base en la tradicional separación de roles entre hombres y mujeres en la
sociedad.
• Potenciar el papel activo de la mujer en los ámbitos profesionales en los que se
hayan pocas representadas, fundamentalmente en los de futuro y en los niveles
de mayor responsabilidad.
Por otro lado, los Ministros de Educación pusieron en funcionamiento en el año 1.985 una
serie de medidas para paliar la desigualdad de oportunidades entre los jóvenes de ambos sexos en
el ámbito educativo.
Desde 1.975, una Fundación Europea para la mejora de las Condiciones de Vida y de
Trabajo, con sede en Dublín, ayuda a la Comunidad a definir una Política que logre este objetivo:
mejorar las condiciones de trabajo.
Por otro lado, desde mediados de los años setenta, la Comunidad amplió su acción a otros
campos de interés para los trabajadores. En la protección de sus derechos en la empresa, una
serie de directivas establecieron normas mínimas para el despido colectivo (en vigor desde 1.977),
el mantenimiento de los derechos adquiridos en caso de transferencias de la empresa (desde
1.979), y la garantía del pago de los salarios y demás deudas laborales en caso de suspensión de
pagos (desde 1.983).
Por último, mencionar que desde 1.977, la Comisión persigue un objetivo, que consiste en
el reparto igualitario entre el trabajo existente y todos aquellos con deseos de ejercer una
actividad profesional. En 1.979, los Ministros fijaron las orientaciones de Política Comunitaria
sobre organización del horario de trabajo, limitación de horas extraordinarias, jubilación, ...
3.4.6.LOS MINUSVÁLIDOS.
Todos los objetivos que se plantea la Política Social no serían alcanzables si en ellos no
participaran los agentes sociales, es por lo que la Comisión atribuye gran importancia a una mayor
participación de los trabajadores en las decisiones de las empresas. Por esta razón, en 1.980, la
Comisión transmitió al Consejo de Ministros la necesidad de informar regularmente a los
Trabajadores, así como la necesidad de consultarles sobre cualquier proposición que pudiere
afectar a sus intereses.
También es preocupante el diálogo social, que se supone debe existir entre los agentes
sociales con el objetivo de llegar a un acuerdo de nivel comunitario. En algunos campos o
materias, la Comisión ha logrado establecer un diálogo social entre los representantes de los
empresarios y los trabajadores: Comité permanente del empleo.
En 1.984, los Ministros Europeos consideraron pobres a los “individuos, familias y grupos
de personas cuyos recursos (materias, culturales y sociales) son tan escasos que están excluidos
de los modos de vida mínimos aceptables en el Estado miembro en el que viven”.
Entre 1.975 y 1.980 se pone en marcha “el Primer Programa Europeo de Lucha contra la
Pobreza”. Ésto fue un primer paso que se dio puesto que el 19 de Diciembre de 1.984 se inicia ya
lo que es “el Nuevo Programa de Lucha contra la Pobreza”, el cual consta de tres partes:
• Ayuda para la realización de proyectos de acción-investigación.
3.5.1.INTRODUCCIÓN.
sus precios de manera uniforme y casi simultánea; lo cual dio lugar a la primera
condena de una sociedad con domicilio social fuera de la Comunidad.
c) Los consorcios de venta. Se caracterizan por la exclusiva otorgada a un
intermediario común, que fija cupos de suministro, y que sobre esa base
uniforma los precios de venta. El resultado es que se suprime toda competencia
entre los miembros del Comercio, privándose así a los compradores de
posibilidades de auténtica elección.
d) Los convenios que estipulan obligaciones colectivas de compra exclusiva a
ciertos fabricantes o importadores, o de suministros exclusivos a ciertos
compradores.
e) Acuerdos relativos a la deuda de propiedad industrial y comercial. Estos
derechos no pueden servir para justificar prácticas que limiten la libre
competencia.
f) Acuerdos de distribución exclusiva o selectiva.
g) Concentraciones y abusos de posición dominante. Los Tratados Europeos
prevén que es “incompatible con el Mercado Común, quedando por tanto
prohibido en la medida en que el comercio entre Estados miembros puede
resultar afectado por ello, el hecho de que una o más empresas exploten
abusivamente una posición dominante en el Mercado Común, o en una parte
sustancial del mismo”.
h) Empresas públicas.
i) Ayudas públicas a Empresas. Las ayudas públicas a las Empresas, tanto de
carácter estatal como privadas, son incompatibles con el Mercado Común en la
medida en que pueden afectar a los intercambios entre países miembros,
perjudicando a otras Empresas del mismo sector. Sin embargo, ciertas ayudas sí
que pueden ser admitidas cuando se trata de corregir desequilibrios regionales o
cuando se aspira a adaptar determinadas industrias.
para que el Consejo pueda elaborar una norma sobre cuestiones de competencia. En
segundo término, el Consejo puede delegar en la Comisión su poder de decisión.
Una tercera influencia negativa para la defensa del consumo fue la obligación de
decidir por unanimidad para realizar la aproximación de las legislaciones en esta materia, lo
que ocasionó largos retrasos en la adopción de medidas para el Consejo de Ministros. Buen
Por último, señalaremos que para lograr que los derechos de los consumidores sean
protegidos, es necesario que existan vías adecuadas de consulta y de recursos. Y siendo los
procedimientos jurídicos lentos, y con frecuencia muy numerosos, la Comisión publicó en 1.985
un memorándum sobre las vías de consulta y de recurso, a fin de poner en práctica una Política
más completa, más coherente y mejor adaptada a las necesidades de los consumidores.
3.6.1.INTRODUCCIÓN.
De este modo, la C.E.C.A. se configuró como un verdadero banco industrial. Sus recursos
proceden de las aportaciones de las Empresas siderúrgicas y del carbón; aunque las inversiones
C.E.C.A. también se financian con créditos obtenidos en el mercado de capitales. Con esos
recursos se apoyan operaciones sociales y de investigación para las Empresas del sector. Pero a
pesar del precedente de la C.E.C.A., en los Tratados de Roma no se desarrolló la Política
Industrial; en otras palabras, no se avanzó hacia una verdadera Política Industrial.
objeto de fuerte resistencia por parte de muchas Empresas, que por urgentes
dificultades de tesorería estaban dispuestas a ofertas por debajo de sus niveles. Las
infracciones descubiertas fueron severamente sancionadas, de modo que la casi
totalidad de las Empresas pasaron a cumplir con su compromisos.
En el área de lo Social, el Plan Davignon se articuló en varias medidas para
atender a los obreros cesados en sus puestos de trabajo en el sector.
Todo en conjunto de medidas interiores se completó con acuerdos suscritos
con los principales países suministradores de productos siderúrgicos, a fin de
controlar voluntariamente sus exportaciones.
Más complejo es el caso de los sectores relacionados con la electrónica, por sus
implicaciones en los campos de la telemática y la informática. Las líneas maestras en esos
sectores son los siguientes:
a) Telecomunicaciones. Debe tenderse a una normalización de las características
fundamentales de los equipos, así como a poner en funcionamiento una red
digital integrada entre las Instituciones europeas. Esta red podría considerarse
como un proyecto piloto para una red general europea. Asimismo, habrá de
potenciarse la fabricación europea de satélites de comunicaciones.
b) Ordenadores. Ha de conseguirse la interconectabilidad de los equipos
europeos, para después promover la preferencia en los pedidos.
c) Componentes. Han de prepararse programas comunitarios para desarrollar
sistemas de ayuda a la investigación tecnológica en el campo de la concepción
de nuevos modelos.
d) Bancos de datos. Debe acelerarse su constitución, haciéndolos accesibles a las
pequeñas y medianas Empresas.
Las Empresas occidentales tal vez podrían facilitar por sí mismas los productos que
importan del Japón, favoreciendo así la producción y el empleo en sus propios países. Sin
embargo, a esas Empresas les resulta más rentable comprarlas a un compañía japonesa que
les fabrica el producto siguiendo sus especificaciones y que permanecerá en el anonimato.
Mientras, la compañías occidentales seguirán vendiendo sus fabricaciones mixtas, pero
únicamente con su propia marca.
En esa dirección se aspira a unificar el mayor número posible de normas técnicas. Los
principales sectores o productos regidos por estas normas son:
a) Instrumentos de medida. La Comunidad ha adoptado directivas relativas a los
contadores de gas, agua, electricidad, unidades de medida, alcohómetros,
taxímetros, arqueo de las cisternas de barco, etc...
b) Sector químico. La mayor parte de las directivas en este sector tiene como
objeto aumentar la regularidad de los utilizadores y proteger el ambiente. A
tales efectos, se ha clasificado un millar de sustancias peligrosas según su
toxicidad y se han adoptado normas relativas a su etiquetado. Además, se han
regulado los requisitos para limitar la venta y el empleo de ciertas sustancias
peligrosas.
c) Sector textil. Una directiva-macro define el derecho a las aplicaciones “pura
lana virgen”, “seda natural”, “lana mezclada”, etc...
d) Sector alimentario. Están reguladas las denominaciones controladas. Además,
existen otras normas cuyo objetivo es la protección de los consumidores frente
a los aditivos. Otra directiva define determinadas informaciones relativas al
peso, a la fecha de validez del producto, a los aditivos, etc...
e) Material electrónico. En este sector, la armonización no ha avanzado mucho.
Sólo se ha conseguido la armonización total en el campo de las perturbaciones
radioeléctricas provocadas por los aparatos electrodomésticos y herramientas
eléctricas.
f) Sector automóvil. El objetivo principal de la Comunidad en este sector es el de
garantizar la seguridad de los vehículos.
El grupo Saint-Geons recomendó poner en práctica una Política Común en tres áreas:
los precios, la investigación y las condiciones técnicas de utilización de la energía:
• Los países miembros de la Comunidad deberían llevar a cabo Políticas
armonizadas, tendentes a que los precios de la energía cubran el coste de
sustitución de los recursos. Costes y precios deben ser transparentes y
conocidos públicamente.
En el tema de la energía solar, a largo plazo sus posibilidades son casi incalculables.
Todo consiste en poder utilizar esa enorme riqueza en condiciones satisfactorias de
rentabilidad.
menor coste social, pero dando el mismo rendimiento que el tipo de energía que
se está utilizando ahora.
• Transporte. La tecnología puesta a punto por Alfa Romero ha permitido
reducir en un 12% el consumo de gasolina de una flota de taxis en Milán. En
Francia, la SNCF ha demostrado la posibilidad de reducir el consumo de los
trenes tradicionales, dotándolos de un carenado más aerodinámico. Un buque
provisto de la turbonela será explotado en rentas comerciales utilizando la
energía eólica como fuerza complementaria.
• Producción de energía. En este sector, la Comunidad se interesa en varias
cuestiones, como son: mejora de la distribución de gas, métodos económicos
de producción de calor o electricidad destinados a usos colectivos, utilización
del calor residual, nuevos conceptos de calefacción urbana y de barrio, y puesta
a punto de grandes bombas de calor.
En el área del gas natural, el Consejo de Ministros del 2 de Junio se pronunció por su
potenciación, como fuente energética alternativa, a los productos petrolíferos, mediante el
impulso de la producción comunitaria y de la interconexión al objeto de llegar a una
verdadera red de gaseoductos.
3.7.1.INTRODUCCIÓN.
Estas tres Políticas se enmarcan dentro de la integración física en el trayecto del Mercado
Común a la Unión Económica.
3.7.2.POLÍTICA DE TRANSPORTES.
común global, incluyendo el transporte como un sector con incidencia general en todo el
proceso de integración.
Diciembre de 1.964, estableció tres etapas progresivas. Para la primera etapa se propuso la
adopción de las siguientes medidas:
• Armonización de las condiciones de trabajo en los transportes por carretera.
• Aplicación al transporte de las reglas de competencia.
• Reglamentación sobre ayudas al transporte.
• Supresión de la doble imposición a los vehículos automóviles.
• Uniformización de las disposiciones relativas a la admisión en franquicia del
carburante contenido en los depósitos de los vehículos utilitarios.
• Creación de un contingente comunitario para los transportes de mercancías
por carretera entre Estados miembros.
• Instauración de un sistema de tarificación en horquilla (con diversos niveles
entre un tope máximo y un tope mínimo) para los transportes de mercancías
por carretera entre Estados miembros.
formalmente postura alguna acerca de esta iniciativa, sino que prosiguió su Política de
aprobar regulaciones de carácter puntual.
Por todo ello, el año 1.992 significa un importante cambio de rumbo en el desarrollo
de la Política Común de Transportes, pasando de una Política que en lo esencial estaba
orientada a la reducción de la limitaciones artificiales, propias de una Política de ordenación
que se imponía a la prestación de servicios, a una Política de más amplios planteamientos
que habrá de garantizar, sobre la base del Mercado Interior, un funcionamiento fluído de los
sistemas comunitarios de transporte.
decisión se basa en una clara razón financiera, pues, desde 1.985, los ingresos reales
obtenidos de los cánones “en ruta” han disminuido paralelamente a la baja del cambio del
dólar.
3.7.3.1. Evolución.
Desde el Acta Única el reforzamiento de la cohesión económica y social se ha
convertido en el corolario del espacio sin fronteras.
En Febrero de 1.988, los Estados miembros decidieron duplicar los fondos financieros
asignados a los gastos estructurales. Desde 1.989 y hasta 1.993, se dedicaron anualmente
14.000 millones de ECUs al desarrollo de las regiones más pobres, a la reconversión de
determinadas zonas industriales, a la ayuda al desempleo de larga duración y a la inserción
profesional de los jóvenes, a la modernización de las estructuras agrarias y a las zonas
rurales desfavorecidas. Estas cantidades, que se distribuyen a través de los fondos
existentes y que han sido reformados en profundidad (el Fondo Social Europeo, F.S.E.; el
Fondo Europeo de Orientación y de Garantía Agraria, FEOGA; y el Instrumento
Financiero de Orientación de la Pesca, I.F.O.P.), constituyen un complemento o un estímulo
para los esfuerzos de los Estados, de las regiones y de los inversores privados. Los fondos,
con una dotación de 141.000 millones de ECUs para el periodo 1.994-1.999, es decir, una
tercera parte del presupuesto total de la Unión, constituyen el instrumento privilegiado de la
Política Económica y Social que expresa la solidaridad comunitaria.
En buena parte, las regiones con problemas se hallan en la periferia del territorio
nacional y de la Comunidad, lo cual agudiza aún más sus problemas. La dificultad derivada
del alojamiento afecta aún más a los departamentos franceses de ultramar.
Las solicitudes de ayuda al Fondo sólo pueden ser presentadas por las Autoridades
nacionales de cada Estado miembro, y las inversiones proyectadas han de formar parte de
los programas de desarrollo regional. Las ayudas del Fondo son abonadas a las Autoridades
nacionales, las cuales pueden, conforme a las disposiciones del Reglamento que rige las
actividades del Fondo, o bien transferirlas a los inversionistas, o bien considerarlas como un
reembolso parcial de sus propias ayudas nacionales con fines regionales.
C) Eliminación de Desechos.
En este frente de lucha son muchos los avances a nivel nacional. Así cabe
destacar, que en 1.975, el Gobierno alemán puso en marcha un programa global
de eliminación de desechos, de carácter integrado, que se convirtió en modelo
de referencia para el conjunto de los países europeos. Sus más significativos
elementos son la elaboración de planes regionales de tratamiento,
establecimiento de un sistema de registro de almacenamiento y transporte para
85.000 Empresas, obligación de que cada Empresa nombre un responsable en la
materia, centros regionales de reciclado, etc...
Las relaciones de la U.E. con terceros países, y dentro de éstos con los países menos
favorecidos, son regidos por tres objetivos fundamentales:
• Colaboración en el desarrollo de los países más pobres.
• Ayudas a los países en vías de desarrollo a su integración en la economía
mundial.
• Promoción de la lucha contra la pobreza.
Dentro de los acuerdos más importantes en este sentido para la Unión Europea tenemos,
como los más relevantes, los Convenios de Lomé I, II, III y IV, suscritos en 1.975, 1.979, 1.984 y
1.989 respectivamente. Estos convenios, de mucha importancia para los bloques signatarios
(Unión Europea y Países ACP), aseguran varias concesiones, en un sentido y en otro.
Por una parte aseguran una exención aduanera para las mercancías que se importen a la
Unión Europea, sin restricciones cuantitativas, con la única excepción de los productos agrícolas.
Ello quiere decir que los precios que acompañen a las importaciones estarán libre de prélévements
y otras barreras proteccionistas que impone la Comunidad Europea en sus fronteras.
Además de eso, dichos convenios introducen unos sistemas de control sobre los precios de
determinados productos. Por ejemplo, el SYSMIN se limita a los productos de la minería,
mientras que el STABEX intenta reducir las oscilaciones mundiales en el precio de varias materias
primas, a las que circunscribe, por ejemplo: té, algodón, cacahuetes, plátanos, ...
Como acompañamiento, las referidas ventajas van respaldadas por singulares concesiones
que la U.E. está dispuesta a hacer a los países ACP, como subvenciones, empréstitos específicos,
capital riesgo y préstamos a bajo interés.
Ésto es lo que hay en cuanto a las relaciones con países en vías de desarrollo. Pero si
hemos de hablar de las relaciones de la Unión con sus vecinos, hemos de decir que la Comunidad
negocia en nombre de sus países miembros las reglas del comercio entre Estados en los foros
internacionales, y que, para su área comunitaria, fija los trámites de aduanas, concreta las
franquicias y los contingentes de importación, asume la defensa frente a la competencia desleal, y
un largo etcétera.
Las Políticas exteriores de cada Estado miembro, de la cual él mismo sigue siendo
soberano, se consultan en el marco de la cooperación Política permanente, ya ligeramente
institucionalizada en las tres reuniones anuales del Consejo Europeo. Sus resultados han sido
notables en los acuerdos sobre las exportaciones e acero y textiles, así como en situaciones, como
es el caso de Israel, especialmente delicadas.
4.1.1.INTRODUCCIÓN.
Desde los primeros años de postguerra hasta la adopción de una Política Agrícola Común,
los seis países fundadores de la C.E.E. cubrieron un largo recorrido en la agenda de la
cooperación y la integración. Durante la mayor parte de ese tiempo, España quedó apartada del
camino europeísta. Hasta 1.959 no se incorporó a la O.E.C.E. y cuando el dilema C.E.E.-
E.F.T.A.
se vio resuelto en 1.962, se solicitó desde Madrid la apertura de negociaciones para una posible
asociación.
Las causas fueron fundamentalmente de carácter Político, ya que durante tres años estuvo
azotada por una cruenta guerra civil que sirvió de preludio de la mundial, no participando en este
último conflicto. Ese aislamiento bélico y la derrota de las potencias que ayudaron a instaurar el
régimen de Franco hizo que se produjera hacia él un movimiento internacional de recelo. Esa
actitud se mantuvo por la pervivencia en España de Instituciones que recordaron a los
movimientos ideológicos importantes durante la preguerra en Italia y Alemania.
Estos dos hechos tuvieron una raíz común: el periodo de la guerra fría. Ese agravamiento
de la guerra fría repercutió en la firma de los pactos hispano-norteamericanos de 1.953. Por ello,
a cambio de la concesión de bases militares, E.E.U.U. prestó a España una cierta ayuda
económica, así como apoyo político para entrar en el engranaje intraeuropeo; empezando por el
ingreso en la O.E.C.E. en 1.959, cuando el Mercado Común entraba ya en funcionamiento,
aunque el verdadero punto en esa trayectoria se produjo con el Plan de Estabilización iniciado en
Julio de 1.959.
La diferencia de la situación española con Europa Occidental se hizo más patente. Mientras
los países de la O.E.C.E. liberalizaban su Comercio Exterior, en España se había llegado al
máximo del régimen bilateral. Se promovió la Política de estabilización, siendo en el primer
semestre de 1.959 cuando se desarrollaron los estudios y los preparativos.
En Enero, el Gobierno dirigió un cuestionario a distintos Organismos Económicos para
conocer su opinión sobre las medidas para conseguir el equilibrio externo. Las respuestas
coincidían en que era conveniente liberalizar los intercambios comerciales y la participación de
España en la integración Económica Europea.
La primera reacción oficial del Gobierno español ante la firma del Tratado de Roma apenas
tardó cuatro meses en producirse. Por Decreto se creó la “Comisión Internacional por el
Estudio de las Comunidades Económicas y Atómica Europea” (C.I.C.E.). Según su Reglamento,
el objetivo esencial de eta Comisión era “el estudio técnico de las posibles repercusiones en
España del funcionamiento de las Comunidades Europeas creadas por el Tratado de Roma y las
que se pudiesen derivar de la eventual creación de una zona de libre comercio”.
La C.I.C.E., adscrita al Ministerio de Asuntos Exteriores, quedó presidida por Gual Villalbi,
Ministro sin cartera y presidente del Consejo de Economía Nacional. El cometido asignado fue el
de proponer “por conducto del Ministerio de Asuntos Exteriores, las medidas procedentes para
acomodar la ordenación legislativa y administrativa de nuestro país a la nueva situación”. Del
cumplimiento de este cometido nada más se supo. Los escasos frutos de la C.I.C.E. se debieron
A principios de 1.962 todo parecía indicar que la C.E.E. estaba en trance de acelerar su
marcha hacia la Unión Aduanera y, en ese contexto, el Gobierno español presentó formalmente la
solicitud de “una asociación susceptible de llegar en su día a la plena integración, después de
salvar las etapas indispensables para que la Economía pueda alinearse con las condiciones del
Mercado Común”.
Las posibilidades de que la solicitud prosperase eran muy limitada. La acogida a la petición
española fue muy fría, tanto, que por dos veces consecutivas fue planteada en el Consejo la
cuestión de conceder a España una Audiencia para que ampliase los términos de su posición. No
recibió España una contestación precisa y, tras dos años de silencio, el Gobierno español se
decidió a escribir de nuevo al Consejo de la Comunidad. En esta carta, de Febrero de 1.964,
recordó su solicitud anterior, pidiendo ahora la apertura de conversaciones exploratorias con la
Comunidad para “proceder a un análisis objetivo de la naturaleza de las relaciones que podrían
establecerse entre España y la Comunidad, a fin de facilitar la búsqueda de las soluciones
apropiadas”.
El Consejo de la C.E.E. se tomó casi cuatro meses para responder a esta nueva carta del
Gobierno español. Siendo el 6 de Junio de 1.964 cuando el Consejo contestó al Gobierno de
Madrid que autorizaba a la Comisión para entablar conversaciones, “cuyo objeto consistía en
examinar los problemas económicos que plantea a España el desarrollo de la Comunidad y en
buscar las soluciones apropiadas”.
Fue en Diciembre de 1.964 cuando se celebró en Bruselas la primera entrevista entre las
delegaciones de la Comisión y de España. El Embajador Núñez, como jefe de la delegación
española, dio lectura a una declaración expositiva del conjunto de las relaciones económicas con
la C.E.E.. Tras considerar extensamente esa declaración, plantearon a la delegación española un
cuestionario relativo a diversos puntos, pidiendo ampliación de datos y la superación de algunas
omisiones. El cuestionario remitido a las Autoridades españolas en Febrero de 1.965 fue
contestado fraccionadamente a lo largo de la primavera y del verano del mismo año.
Las negociaciones del acuerdo fueron muy pródigas y en Octubre de 1.970 se firmó el
Acuerdo Preferencial, que estuvo vigente hasta el 31 de Diciembre de 1.985, puesto de a partir
del 1 de Enero de 1.986 entró en vigor el Tratado de Adhesión.
Todos los productos incluidos en la regla general habrían de verse beneficiados de las
reducciones programadas. Pero la trascendencia de las excepciones hizo contraerse
notablemente la cifra de comercio afectada por la regla general:
1. Productos de refinados del petróleo: la C.E.E. estableció en el Acuerdo
Preferencial un contingente arancelario de 1.200.000 toneladas.
2. Tejidos de algodón: en los que España es esencialmente competitiva, se vio
limitada también en cuanto a beneficios arancelarios a un contingente de 1.800
toneladas anuales.
3. Productos con calendario más lento y menos intenso: los principales productos
incluídos en esta excepción fueron: determinadas clases de cloruro sódico,
tejidos de lana, fibras textiles artificiales, medias, calcetines y análogos, ropa
interior, mantas, ropa de mesa y de casa, calzado, baldosas y análogos, plomo
en bruto, cinc en bruto.
4. Otros productos exceptuados: en este caso se incluyeron las manufacturas de
corcho natural, corcho aglomerado, hilados de algodón, hilados de fibras
textiles sintéticas y artificiales, terciopelos, felpas y otros tejidos.
Las posibles salidas de la situación en que España se encontraba a fines de 1.972 podemos
resumirlas a continuación:
1. Concesión a España por la C.E.E. ampliada de las preferencias generalizadas, en analogía
con el trato comunitario a una serie de países menos desarrollados. Esta posible
“solución” fue virtualmente desechada en 1.971.
2. Reajuste del Acuerdo Preferencial para hacerlo aplicable también por los tres nuevos
adheridos a España y viceversa. Esta posibilidad ni siquiera llegó a estudiarse en España
por la inminente acogida positiva que se hizo a la fórmula de zona de libre comercio
propuesta por la C.E.E..
países ribereños del Mediterráneo, al objeto de un total desarme arancelario para los
productos industriales.
4. Vía EFTA. Este fue el proyecto de las Autoridades españolas: incorporación de España
a la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC-EFTA) o más propiamente hemos
llamado “EFTA” residual, para desde esa nueva posición negociar con la C.E.E. un
acuerdo de asociación como los suscritos por los países de la EFTA con la C.E.E. en
Enero de 1.972.
Los insistentes rumores que en el verano de 1.972 empezaron a circular sobre la
existencia de conversaciones España-EFTA se confirmaron en Noviembre del mismo año
en una nota oficial de la Oficina de Información Diplomática.
Tras el conocimiento oficial del mandato comunitario, en la primera sesión de las nuevas
negociaciones, la Delegación española declaró que “teniendo en cuenta la importancia de la
exportación agrícola”, el Acuerdo habría de contener una cláusula evolutiva por la que ambas
partes se declarasen dispuestas a desarrollar sus relaciones en aquellas materias que inicialmente
no estuviesen contenidas en el Acuerdo. En opinión de la Delegación española, el nuevo Acuerdo
habría de inspirarse en los siguientes principios:
vista del indicado proceso y en la fecha en que se produjo el atentado que ocasionó la muerte del
Presidente del Gobierno Español, almirante Jesús Carrero Blanco.
El resultado no fue otro que el comienzo de 1.974 con una extraña situación jurídica en las
relaciones España-C.E.E., equivalente a la que se fijó en el Protocolo de Enero de 1.973, es decir,
manteniendo el Acuerdo Preferencial de 1.970 exclusivamente con los “Seis” y regímenes de
países terceros en la relación de España con los tres nuevos Estados miembros de la C.E.E..
Todo quedaba pendiente del segundo mandato de negociación, y que sólo empezó a
configurarse en Julio de 1.974, para aprobarse finalmente por el Consejo de la C.E.E. el 17 de
Septiembre de 1.974, sin apenas variaciones respecto del de Junio de 1.973. Los episodios
políticos españoles acabaron por estancar las negociaciones, que se congelaron en Octubre de
1.973 por las ejecuciones de varios militantes de ETA y del FRAP.
Tras la muerte de Franco, el primer Gobierno de la Monarquía se manifestó oficialmente
muy europeísta, y su Ministro de Asuntos Exteriores, José Mª de Areilza, trató de dar un giro más
favorable a la idea del área de libre comercio. Tras las elecciones generales, siendo Ministro de
Asuntos Exteriores Marcelino Oreja, en el segundo Gobierno Suárez, se solicitó formalmente la
plena adhesión a las Comunidades Europeas. Esta vez tuvo una cordial acogida y el Consejo
comunitario se pronunció unánimemente por el ingreso de España, naturalmente tras la
indispensable negociación económica.
El comercio global entre España y la C.E.E. pasó de 2’3 a 3’4 billones de pts. con un
aumento real del 47’82% entre 1.974 y 1.984, con un crecimiento real de las exportaciones de un
114’2% en el mismo año.
En 1.984 casi el 50% de las exportaciones españolas tuvieron como destino la C.E.E., en
tanto que el 33’43% de las importaciones procedió de la C.E.E.. Con la particularidad de que
representando las compras energéticas españolas en el exterior un 37% de la importación total, el
resultado sería que de las Comunidades procedió el 56’06% de nuestras importaciones no
energéticas.
Podemos decir, resumiendo, que el Acuerdo Preferencial de 1.970 fue sumamente favorable
para el intercambio hispano-comunitario, habiendo operado a fondo las elasticidades de
exportación. No sólo por el impacto del Acuerdo, sino también por la profunda crisis de la
demanda interna en España, que hizo buscar a las Empresas una salida al exterior, cada vez más
importante para el desarrollo de sus actividades, que de otro modo se habrían visto aún más
golpeadas por la depresión.
El primer tramo de reducciones arancelarias para productos industriales coincidió con las
contenidas en el Acuerdo de 1.970 entre la C.E.E. y España. Los países EFTA redujeron sus
aranceles para casi todos los productos industriales en un 60% de una sola vez, con la excepción
de Portugal, para el que hubo ciertas reglas particulares; para unos pocos productos la reducción
fue del 30% ó 40%. Por parte española las reducciones arancelarias alcanzaron el 60% para
algunos productos industriales y el 25% para la mayoría de los demás.
La llamada cláusula dinámica previó los mecanismos para alcanzar una mayor liberación de
los intercambios. Las posibilidades de avanzar en la eliminación de obstáculos serían objeto de
examen anualmente. Antes de finales de 1.982 se procedería a un examen global del Acuerdo, al
objeto de alcanzar nuevos progresos en la eliminación de los obstáculos a los intercambios. La
cláusula dinámica constituyó un compromiso para el establecimiento de una zona de libre
comercio en un plazo razonable de tiempo.
4.2.1.INTRODUCCIÓN.
Franco pidió por primera vez la apertura de negociaciones para una futura integración de España
en las Comunidades Europeas.
Con los obstáculos políticos prácticamente superados, se trataba de pasar al estudio de los
problemas económicos y al análisis de las dificultades estructurales que habrían de vencerse para
convertir en realidad la petición española de integración.
Los contactos de la Comunidad con las Autoridades españolas se mantuvieron a través del
nuevo Ministerio de Relaciones con las Comunidades Europeas, creada precisamente para
impulsar el ingreso de España en el Mercado Común, cuyo primer titular fue Leopoldo Calvo
Sotelo. Inmediatamente se procedió al intercambio e una amplia documentación sobre la
situación de España, con vistas a la elaboración por parte de la Comisión del dictamen para el
Consejo, Hay que destacar la importancia del Informe, que con carácter global, presentó la
Comisión al Consejo el 20 de Abril de 1.978, con el título de “Reflexiones generales relativas a
los problemas de la ampliación”, más conocido como “el fresco”.
4.2.2.“EL FRESCO” DE ABRIL DE 1.978 SOBRE LA AMPLIACIÓN.
La Comisión no ocultó que la adhesión no se realizaría sin dificultades, por lo que estimó
conveniente tomar las medidas y precauciones necesarias para asegurar el éxito. La Comisión
dejó bien claro que la adhesión de los Nuevos Estados miembros supondría su inmediata
participación, de pleno derecho, en el conjunto de Instituciones y Órganos de la Comunidad.
Lógicamente a esa igualdad de derechos correspondería la simétrica igualdad de obligaciones. Se
previno a los futuros Estados miembros sobre la imposibilidad de admitir en el Mercado Común
distintas categorías en función del grado de desarrollo.
Calvo Sotelo confirmó que España estaba dispuesta a asumir los Tratados y a aceptar
el acervo comunitario: “No se trata de una aceptación pasiva ó indiferente, sino activa y
decidida, porque mi Gobierno comparte las ideas políticas que inspiraron los Tratados.
Para Junio de 1.979 estaba prevista la celebración de las primeras elecciones directas
al Parlamento Europeo, que podría significar el fortalecimiento de la Institución
Parlamentaria. Pero poco antes de su disolución, en una resolución adoptada en Mayo de
El Presidente del Consejo agregó que “si se quiere precisar el Estado de las
negociaciones desde que se iniciaron en Septiembre de 1.979, hoy ya podemos hacer un
balance de cierta importancia objetiva. Sólamente queda por abordar los capítulos de la
agricultura y el de la pesca”.
había considerado que España y Portugal deberían entrar en la misma fecha. Observación
que provocó irritaciones a Portugal, cuya adhesión a las Comunidades pensó que podría ser
anterior.
Se vio que las negociaciones no iban bien en una visita en la que el vicepresidente de
la Comisión, Lorenzo Natali, hizo a Madrid en Noviembre de 1.980, en la que declaró: “El
fin de mi presencia es establecer un programa de trabajo con el Gobierno español para los
próximos meses, a fin de que pueda avanzar la negociación hispano-comnitaria”. Al final de
su estancia en España y acompañado por el Ministro español Eduardo Punset, celebró una
rueda de prensa en la que reconoció que había detectado que las negociaciones habían
conocido en los últimos meses momentos de desaceleración, aunque había de tenerse bien
presente que una negociación de tal importancia, necesariamente conlleva ritmos variables.
La crisis de Las Malvinas desde Abril de 1.982 supuso un nuevo frenazo a la Reforma
Interna Comunitaria. En Junio de 1.982 se produjo un nuevo parón. En la cumbre de Bruselas de
ese mes, Mitterrand insistió en que la Comunidad no podía ampliarse hacia el Sur sin haber
resuelto antes los problemas internos, y propuso que se encargara a la Comisión un inventario
sobre las dificultades de la adhesión de España y Portugal. Tal inventario debería referirse a:
recursos propios y financiación del Presupuesto Comunitario, productos agrícolas mediterráneos,
libre circulación de trabajadores y pesca. Se llevaban celebradas ya treinta y una sesiones de
negociación y resultaba que no se había llegado al fondo de las cuestiones.
En línea con las inquietudes francesas, en Copenhague se pidió a los Ministros que se
reunieran antes de Marzo de 1.983 para decidir sobre ciertos productos agrícolas mediterráneos
“que aún obstaculizaban la ampliación”.
lo referente a la reforma financiera. Unos querían que hubiera más financiación, otros
limitar los gastos de la P.A.C. y parar el lanzamiento de nuevas Políticas.
En Junio de 1.984 Manuel Marín, Secretario de Estado para las relaciones con las
Comunidades Europeas, anunciaba que se iba a iniciar un “maratón negociador”; y éste
duró nueve meses. En Julio del mismo año, la posición comunitaria se resumía en una
apertura en lo industrial con un calendario de siete años para el desarme arancelario,
acelerado durante los primeros años. España había de aceptar el Sistema de dos etapas para
frutas y hortalizas, incluídos los agrios, a base de una primera fase de cuatro años y una
segunda de seis.
En Enero de 1.985, el Ministro Fernando Morán decía que las negociaciones entraban
en su fase de decisión política, lo que quería significar que los Diez habían conseguido de
España lo que querían y, por lo tanto, ya no quedaba nada que ofrecer para llegar al
Acuerdo final en agricultura y pesca.
Ello ocasionó gran preocupación en Madrid, a lo cual se unió la alarma provocada por el
anuncio de Mitterand de que tenía una “iniciativa sorprendente”. Luego se vería que era el
Proyecto Eureka.
Dentro del capítulo agricultura quedaron muy mal situados: el vino, la carne de
porcino, el aceite de oliva, los agrios, las frutas y las hortalizas frescas. Pero se llegó a un
Acuerdo final el 30 de Marzo, y el 12 de Junio de 1.985 se firmó el Tratado de adhesión.
La entrada en vigor quedó fijada para el 1 de Enero de 1.986.
Vamos a seguir el orden del articulado del Acta de Adhesión. Los primeros Artículos se
refieren a los principios generales de integración. Se establece que los Tratados originarios de
París, C.E.C.A. y Roma, así como los actos adoptados por las Instituciones Comunitarias, obligan
a los nuevos Estados miembros, no sólo a España sino también a Portugal. Y el compromiso de
adherirse, desde el momento de su ingreso, a las ulteriores decisiones tomadas por la Comunidad,
así como a los convenios concluídos entre sí por los Estados miembros También la asunción
general por los nuevos Estados miembros de lo realizado por las Comunidades Europeas en
materia de convenios y relaciones internacionales. Se asegura la inviolabilidad del Acta de
Adhesión.
En la Comisión España pasó a tener dos Comisarios, los cuales entraron en posesión de sus
cargos el 1 de Enero de 1.986. Éstos, una vez designados por el Consejo de Ministros de la
Comunidades, pasan a ser mandatarios supranacionales, al contrario que con los demás españoles
designados para las Instituciones Comunitarias que se supone representan los intereses de España.
En el Parlamento, España cuenta con 60 escaños sobre un total de 518 (datos de 1.986). Se
establece un plazo de dos años desde la Adhesión para la elección directa de los diputados
europeos, aunque hasta entonces fueron designados por las Cortes Generales.
En el Tribunal de Justicia, como los demás Estados miembros, España tiene un solo
Magistrado. Dispone además de 21 representantes en el Comité Económico y Social, 3
representantes en el Comité Consultivo de la C.E.C.A., y 3 en los Comités Científicos y Técnicos
de la C.E.C.A. y del Euratom.
Ámbitos de aplicación.
En principio, para España hay libre circulación de mercancías entre el territorio, la
Comunidad ampliada y Ceuta y Melilla, aunque en estas no aplican el arancel común, ni el
I.V.A., ni la P.A.C..
En el archipiélago de Canarias no se aplica la Unión Aduanera, ni el I.V.A., aunque sí
será calculado en el conjunto de la contribución financiera de España a la Comunidad la
aportación por este concepto. Tampoco son de aplicación en las islas la Política Agraria
Común ni la Política Pesquera Común (pero sí medidas para la protección de recursos),
pero sí las ayudas estructurales. Y mientras no se considere discriminatoria, se podrá
A continuación vamos a desarrollar los puntos de acuerdo sobre el desarme arancelario y las
relaciones exteriores de las Comunidades, conforme al A.D.A..
Existe, con libertad de aplicación por parte de España, una cláusula para hacer la
aproximación al A.A.C. más rápidamente. Referente a la Unión Aduanera, habría que
destacar las decisiones adoptadas en 1.986 en el ámbito de la Política Comercial Autónoma.
1. Reglamento sobre el régimen aplicable en España respecto de los países
miembros del GATT.
2. Establecimiento de reglas de origen para Canarias, Ceuta y Melilla. Y
Reglamentos para determinar los contingentes arancelarios para la entrada de
los productos canarios en la Península y en el resto de la Comunidad,
especialmente en lo referente a pesca, determinadas frutas y hortalizas, y
tabaco elaborado.
3. Reglamentos sobre reglas de origen con Portugal, reduciéndose el porcentaje
de valor añadido portugués.
4.3.4.MOVIMIENTOS DE CAPITALES.
Los objetivos de estas restricciones sobre movimientos de capitales tuvieron que ver con el
temor, por parte de las Autoridades españolas, de que la apertura indiscriminada para la libre
circulación de capitales pudiera traducirse en un éxodo masivo hacia cuentas en bancos exteriores,
o inversiones mobiliarias e inmobiliarias.
Se reguló las cuestiones complementarias del Tratado de Adhesión referentes a una serie de
materias: ayudas, primas, criterios para determinar los “stock normales de enlace”, régimen
aplicable a los intercambios entre España y Portugal, tratamiento de Canarias, regiones
susceptibles de ayudas, reglas para montantes compensatorios derivados de la Adhesión y normas
de fijación de precios para España, así como del tipo de cambio verde para la peseta.
habían de ser idénticas. Para ello se hizo necesario precisar todas las ayudas existentes
antes de la Adhesión:
• Ayudas compatibles con la Política Común por existir ayudas similares en la
P.A.C..
• Ayudas incompatibles con la P.A.C., para las que se acordó suprimirlas desde
la misma Adhesión, o se mantuvieron sólo transitoriamente.
El proceso de aproximación de precios se acordó realizarlo en siete etapas anuales,
iguales cada una a un séptimo de la diferencia inicial entre los valores de las ayudas.
Los derechos arancelarios de base españoles se fijaron en los efectivamente vigentes por
parte de España antes de la Adhesión, para tres grupos de productos: los previamente
liberalizados, los no liberalizados y sometidos al mecanismo complementario de intercambios, y
los que en el marco de la P.A.C. ya disfrutaban de ayudas comunitarias a la producción o
comercialización. En el resto de los casos, se consideró que serían los mismos de la Tarifa
Exterior Común.
4.4.3.1. Cereales.
Adhesión, sin que las disposiciones comunitarias sean aplicables al Mercado Interior
Español. Se definen los objetivos principales:
• Aplicación progresiva de las normas de calidad.
• Desarrollo de las agrupaciones de productos en el sentido contemplado en la
normativa comunitaria.
• Creación de una red que registre diariamente las cotizaciones en los
Mercados representativos.
• Liberalización de los intercambios, con vistas a establecer un Régimen de
libre competencia y de libre acceso al Mercado Español.
Se estableció que a partir del primero de Enero de 1.990, España debe aplicar los
acuerdos preferenciales, las preferencias generalizadas y la Convención de Lome. Para ello
habría de disminuir sus derechos de aduana frente a los países afectados en seis etapas:
desde los derechos aplicados el 31 de Diciembre de 1.989, hasta llegar al derecho
preferencial que tenga acordada la C.E.E. para cada producto y país el 1 de Enero de 1.996.
El A.D.A. confiere a los productos hortofrutícolas un tratamiento diferenciado, para
atenuar, a lo largo de diez años, el impacto de la incorporación española a la Comunidad.
Lo cual fue reflejo del extendido temor a la competitividad española en este sector, en la
previsión de un potencial importante de expansión de las producciones.
La aproximación de precios mínimos, de ayudas a la producción y el desarme
arancelario se efectuaría gradualmente en siete años.
4.4.3.3. Vinos.
En el A.D.A. se regularon los precios, forzándose claramente a la baja el de compra
del vino blanco de mesa destinado a destilación, fijándose en el 50% del precio de
orientación.
Se marcaron los criterios para los llamados “montantes reguladores”, que pesarían
sobre las importaciones de vinos españoles por el resto de la C.E.E., y que se establecen
con la finalidad de nivelar los precios españoles (más los derechos de aduanas en gradual
disminución) con los comunitarios durante los siete años del periodo transitorio. Habrá un
montantes regulador, financiado por el FEOGA, para garantizar un flujo de exportaciones
del resto de la C.E.E. a España, en razón a los precios más altos de aquéllas.
El desarme arancelario recíproco se efectúa con reducciones anuales del 12’5% hasta
1.993. España aplica los derechos de la Tarifa Exterior Común, íntegramente desde el
primero de Enero de 1.986.
Los productos del sector vitivinícola están sometidos, en ambas direcciones, al
mecanismo complementario de intercambios en su versión más flexible, con previsiones
efectuadas anualmente al comienzo de la campaña.
Los vinos de denominación de origen españoles han de asumir íntegramente la
normativa comunitaria al respecto, siendo el mayor problema de adaptación el de las
denominaciones de origen más extensas, como es el caso de la Mancha. Por lo que respecta
mantienen restricciones cuantitativas frente a terceros países; y durante diez años para las
carnes de conejo y porcino.
4.4.3.7. Pesca.
En el Acta de Adhesión se reguló la integración de España en la Política Pesquera
Común (P.P.C.). En el A.D.A. se relacionaron los barcos españoles que pueden faenar en
las aguas comunitarias, en una lista básica de 300 embarcaciones totalmente identificadas.
Pero sólo 150 de esas naves estarán autorizadas a trabajar simultáneamente, debiendo
hacerlo siempre en las zonas especificadas del Convenio Internacional de Explotación del
Mar que también se detallan en el A.D.A.; inclusive normas para avisar sobre el momento
de entrada y salida de cada buque en una zona concreta. Asimismo, cada buque debe
notificar a la Comisión el total de capturas realizadas, para de este modo saber cuándo se ha
cubierto la proporción del Total Autorizado de Capturas asignado a España para cada
especie anualmente.
Cada uno de los 300 barcos incluídos en la lista básica podrá sustituirse por barcos de
la misma categoría, paro a razón de la mitad de la potencia en C.V. de los barcos
eliminados; siempre que la flota de la Comunidad no sea aumentada, pues si ésto sucediera,
habría de reajustar al alza el referido coeficiente del 50%.
Los Acuerdos bilaterales españoles con otros países a efectos de pesca, son
mantenidos y asumidos por la Comunidad.
Hay que destacar los relativos a acciones comunes para la mejora de la adaptación del
sector pesquero y la acuicultura, con la Política de Estructuras para los próximos diez años.
Dicha Política se aplicará a Canarias, Ceuta y Melilla.
4.5.1.RELACIONES EXTERIORES.
4.5.2.TRANSPORTES.
En el Anexo XXXII del A.D.A. figuran las condiciones de la adaptación por parte de
España al marco comunitario en los temas de transporte. Se establece el plazo de un año para la
aplicación de las normas comunitarias en los servicios públicos.
que registra las horas de conducción, paradas, etc.. En los vehículos de transporte nacional de
viajeros y mercancías se establecen periodos de tres y cuatro años para su instalación.
4.5.3.MEDIO AMBIENTE.
El Reglamento del dominio público hidráulico español aceptó los criterios de control
establecidos en las directivas comunitarias sobre las aguas, así como las sustancias incluidas en las
listas negra y gris de la directiva.
4.5.4.COMPETENCIA Y CONSUMIDORES.
Para estas dos materias no hay especificaciones concretas en el A.D.A., por lo que se
entiende que son aplicables los Tratados básicos y el acervo comunitario. En cuanto a la
protección a los consumidores, se centró en trasladar al derecho interno las exigencias relativas a
alimentos y otros productos de consumo contenidas en las directivas comunitarias, las cuales
tenían un nivel de protección superior al existente en España antes de la Adhesión.
4.5.5.LIBERTAD DE ESTABLECIMIENTO.
En el Anexo XXXII del A.D.A. se fijan las condiciones para el libre establecimiento de
entidades bancarias y compañías de seguros.
• Para la banca se establece un periodo transitorio de siete años; en cuanto a la
concesión de autorizaciones de libre instalación de bancos del resto de los países
comunitarios en España, subsisten las limitaciones del Régimen de creación de
sucursales o filiales, captación de pasivo, etc.. A los establecimientos de crédito de
países comunitarios que ya hayan recibido la autorización, se les permite crear una
sucursal a partir del quinto, dos tras el sector, y dos más a partir del séptimo año.
• Se fija un periodo de seis años para eliminar el porcentaje del contrato que pueden
reservarse los aseguradores establecidos en España.
4.5.6.FISCALIDAD.
4.5.7.APORTACIONES PRESUPUESTARIAS.
Se estableció condiciones según las cuales España no tendría que soportar ninguna carga
por los anticipos concedidos a la Comunidad por sus Estados miembros antes del 1 de Enero de
1.986, por lo que se acepta que la contribución neta de España al presupuesto Política Regional
comunitario es nulo durante el periodo transitorio. España recibe un reembolso de su
contribución a las arcas comunitarias por su aplicación del I.V.A..
4.5.8.CUESTIONES MONETARIAS.
4.5.9.POLÍTICA REGIONAL.
Las zonas asistidas por el FEDER fueron originalmente seis: Galicia, Castilla y León,
Castilla la Mancha, Extremadura, Andalucía y Canarias. Luego se ampliaron en Septiembre de
1.986 con Asturias, Murcia y la provincia de Teruel.
4.5.10. PATENTES.
La contribución de pleno derecho de las mujeres para hacer frente a los desafíos del mundo
actual, está cada vez más reconocida a nivel internacional, subrayándose especialmente durante
las últimas conferencias de las Naciones Unidas:
• Conferencia sobre el Medio Ambiente (1.992)
• Conferencia sobre los Derechos Humanos (1.993)
• Conferencia sobre la Población y el Desarrollo (1.994)
• Cumbre Social (1.995)
La Comunidad Europea reconoce que estas redes femeninas aportan una contribución
indispensable en materia de consolidación de los medios de acción de las mujeres, apoya y
estimula las actividades de la O.N.G. en todo el mundo y, por tanto, favoreció su participación en
Pekín.
La Comunidad Europea, que actúa generalmente como observador en las Naciones Unidas,
estuvo presente en calidad de participante de pleno derecho en la Conferencia Mundial sobre las
Mujeres. La C.E., debido a sus actividades en el ámbito social, particularmente en materia de
igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, así como en materia de cooperación al
desarrollo, quiso aportar junto con sus Estados miembros un contribución activa a la Conferencia
de Pekín. Para ello, la C.E. se benefició de un Estatuto de pleno participante, sin derecho a voto.
El Tratado sobre la Unión Europea representa una nueva etapa en la consideración de los
derechos humanos, ya que es la primera vez que se recuperan referencias explícitas sobre el
respecto y la promoción de dichos derechos en el dispositivo mismo del Tratado fundador. Éste
considera la consolidación de la democracia y del Estado de derecho, como uno de los objetivos
generales de la Política extranjera y de seguridad común, así como de la Política comunitaria de
cooperación al desarrollo.
Partiendo del principio de que los derechos fundamentales de las mujeres constituyen una
parte inalienable, íntegra e indisociable de los derechos universales de la persona, la C.E. se
propone de ahora en adelante llevar a cabo acciones que tendrían en cuenta las orientaciones
fijadas en el marco de la Conferencia de Pekín.
DIRECTIVAS APLICABLES
5.2.1.INTRODUCCIÓN.
En Abril de 1.989, concluyó sus trabajos este Comité, que presentó el llamado “Informe
Delors”, donde se describían su realización en tres fases. Este informe fue aprobado por los Jefes
de Estado o de Gobierno en Junio de 1.989, y sirvió como base para los pasos posteriores.
En la Segunda Fase se trata, sobre todo, de lograr una notable convergencia entre las
Políticas Económicas de los Estados miembros. A este propósito, el Consejo Europeo formuló
directrices de la Política Económica, y los Estados miembros se comprometieron a presentar un
programa de convergencia a medio plazo que contuviera todas las medidas de Política Económica
que garantizasen una participación ilimitada en la fase final de la unión económica y monetaria.
En el centro de dicho programa figuran, sobre todo, la estabilidad de los precios y la solidez
de las finanzas públicas. Los Estados miembros cuya Política Económica amenaza l objetivo de la
unión económica y monetaria, son exhortados a cambiar el rumbo.
Puesto que en la fase final se creará un Banco Central Europeo, los Estados miembros de la
Unión Europea, cuyos bancos centrales están sujetos a las instrucciones del Gobierno, deben
preparar legalmente la independencia de sus Autoridades monetarias.
Como precursor del Banco Central Europeo, se ha creado al inicio de la segunda fase, el
Instituto Monetario Europeo (I.M.E.) con sede en Francfort.
CRITERIOS
DE
CONVERGENCIA
El comienzo de la Tercera Fase de la Unión Económica y Monetaria sólo será acordado por
el Consejo Europeo si se cumple las condiciones de convergencia en la mayoría de los Estados
miembros. Si el número es inferior, se aplazará hasta el 1 de Enero de 1.999. En esa fecha,
aquellos Estados miembros que satisfagan los criterios de convergencia entrarán, en cualquier
caso, en la Tercera Fase.
No obstante, para Gran Bretaña y Dinamarca rigen unas regulaciones especiales. Mientras
que Gran Bretaña ha dejado aún abierto para sí la posibilidad de salir (opting out), consta ya una
clara negativa por parte de Dinamarca.
5.3.1.PREFACIO.
Reconocer los acuerdos del Tratado autoriza a poner de relieve sin miramientos las
insuficiencias y las deficiencias de su aplicación. A partir de esta evaluación crítica, la
Comisión desea delimitar la vía que considera ha de seguirse en la futura Conferencia, tanto
en cuanto a la forma como respecto del fondo. Por muy importantes que sean las
cuestiones institucionales de una Comunidad de derecho, éstas no deben ocultar los retos de
fondo.
Estos objetivos eran ya los de los redactores de la Unión Europea, pero el examen del
funcionamiento del mismo demuestra que queda mucho por hacer. La perspectiva de una
Unión ampliando a más de veinte Estados acentúa más esta necesidad.
paso muy importante. Así mismo, debe acogerse con satisfacción el incremento de los
poderes legislativos del Parlamento Europeo.
Además, habrá que garantizar una implicación más directa y evidente de los
Parlamentos nacionales en el control y la orientación de las decisiones nacionales que
afecten a la Unión.
La Unión tiene el deber de llevar a cabo una Política exterior verdaderamente común,
que esté en relación con su peso económico, con unos mecanismos eficaces de adopción de
decisiones. El recurso sistemático a la unanimidad no permite alcanzar dicho objetivo. La
futura Conferencia deberá aprovecharse para que se fijen más estructuras fiables para una
auténtica Política Común de Seguridad y Defensa, que se apoye en el desarrollo del papel
de la Unión Europea Occidental y su vinculación a las Instituciones comunes.
En cuanto a la cooperación en los ámbitos de la Justicia y de los Asuntos de Interior,
la ineficiencia no se debe solamente a la falta de coherencia del marco institucional. Aquí
existe una inadecuación de los instrumentos disponibles, acentuada por la extrema
complejidad del proceso de decisión y la total falta de transparencia. La Conferencia
Intergubernamental será el momento de revisar fundamentalmente este dispositivo.
* * *
Las cuestiones que acaban de exponerse muestran que el reto principal de la Conferencia no
es aumentar las competencias de la Unión. El Tratado de la Unión Europea ha añadido algunas
competencias que dan a la Unión un carácter más ambicioso que en el pasado, por ejemplo en la
Unión Económica y Monetaria. Las recientes turbulencias en los Mercados de cambios no hacen
sino reforzar dicho imperativo.
La derogación permanente, tal como existe en materia social, plantea problemas, puesto que
responde a una “Europa a la carta”, que la Comisión rechaza totalmente. Si cada Estado puede
libremente optar por asociarse a tal Política y disociarse en otra, ello no puede conducir sino a la
no Europa.
* * *
La Europa que la Comisión propone es una Europa en la que los diferentes niveles de poder
cooperen democrática y eficazmente para la solución de los problemas que afectan a los
ciudadanos. La Europa que queremos es un Europa fuerte e independiente que ocupe en el
mundo el lugar que le corresponde. Esta fuerza depende de su cohesión.
El nuevo contexto internacional hace más necesario que nunca el papel estabilizador de
Europa. Esto es lo que se espera y lo que por el momento somos incapaces de ofrecer, mientras
la guerra todavía se cobre víctimas en nuestro propio continente. La respuesta a los retos
globales exige una Europa que hable con una sola voz.
La Europa que queremos es una Europa con la que los ciudadanos se identifiquen,
precisamente por tener la convicción de que esta Comunidad de acción y de valores es la clave de
un futuro de paz y de prosperidad, y de una sociedad más justa para todos. La Comisión
empleará todas sus fuerzas al servicio de este propósito, procurando que los Estados y las
Instituciones se guíen por el interés común. Es de esta forma como será “Guardián del Tratado”.
5.3.2.INTRODUCCIÓN.
El Tratado constituye una nueva etapa en el proceso creador de una Unión cada vez más
estrecho entre los “pueblos de Europa”. Su carácter evolutivo queda ilustrado por la fijación de
una nueva cita para el 1.996. El propio Tratado enumera determinado número de disposiciones
que deberían examinarse en dicho momento:
• Por último, hay otras dos cuestiones que deberán ser discutidas en la Conferencia, a
consecuencia de una serie de acuerdos entre el Parlamento, el Consejo y la Comisión:
* El funcionamiento de los procedimientos presupuestarios, especialmente
en lo relativo a la clasificación de los gastos.
* Las modalidades del ejercicio de las competencias de ejecución conferidas
a la Comisión respecto de los actos adoptados mediante codecisión.
Los jefes de Estado o de Gobierno han previsto que el grupo de reflexión examinará y
elaborará sugerencias y opciones para la Conferencia Intergubernamental sobre la base e la
evaluación del funcionamiento del Tratado contenido en los informes. En cualquier caso, el
alcance de este esfuerzo de evaluación deberá relativizarse debido a la brevedad del periodo de
aplicación efectiva del Tratado sometido a observación, pues éste entró en vigor el 1 de
Noviembre de 1.993.
Estos temas son los principales parámetros para la evolución del Tratado. Además, se
alimentan los unos a los otros: la democracia languidece si su funcionamiento no es eficaz y la
eficacia debe encontrar su razón de ser en la democracia, sin lo cual queda reducido a una
tecnocracia.
A) La ciudadanía Europea.
De forma general, la creación del concepto de ciudadanía de la Unión, que no
sustituye sino que se añade a las ciudadanías nacionales, constituye un avance lleno de
posibilidades. Su finalidad es profundizar y hacer más tangible el sentimiento de pertenencia
del ciudadano europeo a la Unión Europea, confiriéndole los derechos correspondientes.
• Nombramiento de la Comisión:
- dictamen sobre la elección del Presidente.
- aprobación del colegio.
• Solicitud de iniciativa.
• En materia legislativa:
- codecisión con el Consejo (en 14 ámbitos).
- dictamen conforme (en 4 ámbitos).
• En el marco de la Unión:
- ratificación de los convenios en los ámbitos de la
Justicia y los Asuntos de Interior (Art. K-3 & 2-
C).
- “Comunitarización” de determinadas acciones en
el ámbito de la Justicia y los Asuntos de Interior
(las previstas en los puntos 1 a 6 del Artículo K-1)
(Art. K-9).
• En el marco de la Comunidad:
- ampliación de los derechos de los ciudadanos
(Art. 8-E).
- procedimiento de elección uniforme de los
miembros
del Parlamento Europeo (Art. 138 & 3).
- decisión sobre los recursos propios (Art. 201).
- ratificación de convenios (Art. 220).
inclinarse por escoger la base jurídica de un acto en función no del fondo, sino del
procedimiento de decisión aplicable. Estos conflictos ralentizan el desarrollo del
procedimiento y son objeto de contenciosos ante el Tribunal de Justicia, que debería
evitarse.
D) La función de Control.
La función de Control, tanto jurisdiccional como financiera, se ha modificado con el
único objetivo de aumentar la eficacia.
Por lo que respecta al control jurisdiccional, se han establecido las bases para reforzar
en el ámbito comunitario el papel y el funcionamiento del Tribunal de Justicia y del Tribunal
de Primera Instancia. Así queda abierta al Tribunal de Justicia la posibilidad de
pronunciarse sobre sanciones pecuniarias contra un Estado miembro en los casos de no
ejecución de una sentencia que constate un infracción. En cambio, en el ámbito de la
Política Exterior y de Seguridad Común, el Tribunal de Justicia no se ve en principio
implicado. En los ámbitos de la Justicia y de los Asuntos de Interior, que afectan a menudo
directamente a los derechos fundamentales de las personas y a las libertades públicas, el
papel del Tribunal no sólo es muy limitado, sino que, además, el que el Tratado le confiere
no se ha utilizado por ahora.
Por lo que respecta al control financiero, se han aportado modificaciones con el fin de
proteger los intereses financieros de la Comunidad. Así, por una parte, la responsabilidad
de la Comisión, del Parlamento Europeo y del Tribunal de Cuentas en la gestión y el control
de la ejecución se ha reforzado y clarificado. Y por otra parte, se ha reconocido la
necesidad de intensificar la lucha contra el fraude. La principal responsabilidad en este
ámbito pertenece a los Estados miembros, que deben garantizar la misma protección de los
intereses financieros comunitarios que la que otorgan los intereses financieros nacionales.
Por su parte, la Comunidad únicamente dispone de bases e instrumentos jurídicos limitados
para luchar contra el fraude. Es, por lo tanto, urgente reforzarlos.
La Comisión aplica este principio para orientar sus iniciativas y evaluar la necesidad y
la proporcionalidad de la legislación tanto futura como actual. Su aplicación se refleja
concretamente en la sensible disminución de nuevas propuestas y en la retirada y
modificación de actos existentes. Aunque su aplicación ha dado ya resultados tangibles, es
necesario profundizar en ella para superar los problemas que a menudo ocasionan las
divergencias en la percepción, tradiciones e intereses de los Estados miembros.
La evaluación que se expone a continuación trata, a la vez, de la eficacia real de las nuevas
competencias y de la coherencia conseguida entre competencias que responden a diferentes
mecanismos de funcionamiento.
Legislación derivada y puesta en marcha del Inst. Monetario Europeo (Art. 109-E y F).
- Legislación derivada ⇒ en lo esencial, los Estados miembros han adaptado sus
legislaciones a las normas establecidas por el Tribunal, incluidas las siguientes:
prohibición a los Bancos Centrales de conceder créditos a las Autoridades Públicas y
prohibición del acceso privilegiado del sector público a las Instituciones financieras.
Cabe destacar que el respeto de dichas disposiciones viene garantizado tanto por la
Comisión (respecto de los Estados miembros) como por el Instituto (respecto de los
Bancos Centrales). Las nuevas normas han dado lugar a adaptaciones de las normas
o prácticas en todos los Estados miembros.
Por otro lado, varios Estados miembros ya han adoptado medidas dirigidas a
lograr la independencia de su Banco Central, en aplicación del Tratado.
El Tratado establece que el Instituto deberá ser consultado por las Autoridades
de los Estados miembros acerca de cualquier proyecto de disposición normativa de su
competencia. Se han especificado las modalidades de dicha consulta y la mayoría de
los Estados miembros han adoptado las oportunas medidas de aplicación.
Resultados.
Hasta la fecha, el Consejo ha utilizado muy poco los nuevos instrumentos del
Título VI:
• No ha adoptado ninguna posición común.
• Ha adoptado dos acciones comunes: una sobre las facilidades de
desplazamiento de los escolares súbditos de terceros países que residen
en un Estado miembro; y la otra sobre la ampliación del campo de
actuación de la Unidad Droga Europol.
• Ha aprobado el texto de un convenio sobre la extradición simplificada
de las personas que consienten en la misma.
Asuntos de Interior
COROPER
Comité K-4
(Exgrupo de coordinadores)
Grupo Director
Grupo Director
Cooperación policía /
Grupo Director Cooperación judicial
Aduanera.
Inmigración / Asilo. en materia civil / penal
Exgrupos TREVI 1.975,
Exgrupo ad hoc (fundado en el marco
CELAD (droga), GAM
“inmigración” 1.986 de la cooperación
(Asistencia mutua)
política europea)
- Asilo - Terrorismo
- Extradición
- Política en materia - Cooperación policial
- Derecho penal
de inmigración - Europol
- Convenio de
- Visados - Droga
Bruselas
- Fronteras exteriores - Lucha contra la delin-
- Transmisión de Actos
- Documentos falsos cuencia organizada
- Retirada del derecho
- Cooperación aduanera
de conducir
Consejo Justicia /
Sin embargo, cabe la duda de si la Unión obtiene todo el beneficio y la influencia que
debería normalmente extraer de dicha situación, en la medida en que su acción exterior se
lleva a cabo de manera paralela. Por un lado, mediante la negociación comunitaria clásica y,
por otro lado, mediante los mecanismos de la Política Exterior y de Seguridad Común.
Aún cuando el mundo exterior se había acostumbrado a la idea de una única entidad
actuando como tal, aún en caso de competencias compartidas entre la Comunidad y los
Estados miembros, el desdoblamiento funcional entre la Unión y la Comunidad ha
perturbado en gran medida a los socios y sembrado la duda en su espíritu acerca de la
capacidad de la Comunidad para comprometerse al nivel internacional.
Cada vez resulta más evidente que las opiniones divergen sobre la necesidad de una
disciplina común en la actuación externa y sobre los instrumentos adecuados para llevarla a
cabo. Varios casos concretos han puesto de relieve la falta de coincidencia en las
convicciones.
5.3.5.CONCLUSIÓN.
b) Algunos fallos son resultado de la no aplicación del Tratado; por consiguiente éste no
se pone aquí en tela de juicio; contiene una potencialidad que no es aprovechada o
bien por los Estados miembros, o bien por las Instituciones. Por ejemplo, la
posibilidad de decisión por mayoría cualificada en los ámbitos de la cooperación
intergubernamental, que existe, sigue sin utilizarse.
La Política Exterior y de Seguridad Común es el ámbito emblemático en el que
se ha desarrollado este lamentable fenómeno. La pérdida en términos de impacto y de
identidad en la escena internacional es considerable y el coste ante la opinión pública
exorbitante.
La constatación subyacente es preocupante: sugiere que a través de una
interpretación minimalista, que rechaza la utilización de las posibilidades de actuación
eficaz, se llegue a la vulneración del espíritu del Tratado.
c) Por último, el Tratado comporta también auténticos fallos estructurales. Por ejemplo,
la multiplicación de los tipos de procedimientos, consecuencia de sucesivos
compromisos, merma la eficacia de los procesos de decisión, dificulta la comprensión
del Tratado e imposibilita la identificación de responsabilidades. La complejidad de su
estructura, sus sistemas de decisión y su falta de transparencia son deficiencias
evidentes del Tratado.
El Acuerdo Social entre catorce Estados miembros es un precedente nefasto
para el funcionamiento y la conexión de la Unión, en la medida en que todos los
miembros no comparten el mismo objetivo.
La grave insuficiencia de las disposiciones relativas a la Justicia y a los Asuntos
de Interior se encuentran en esta categoría: ni los instrumentos jurídicos previstos ni
Será preciso, entre tanto, llegar al mejor uso posible del mismo. Cada Estado miembro y
cada Institución contribuirá a un mejor funcionamiento del sistema actual, redescubriendo la
voluntad y la marginación de una colaboración constructiva.