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La windowrización del mundo y la cultura

windowrizada
En un mundo globalizado como el que vivimos o mejor dicho, como en el que nos hicieron
vivir los dueños del dinero y los líderes de los países mal llamados del primer mundo, es
fácil ser absorbido por conductas y por el usos de útiles que se han convertido en parte de
nuestra vida cotidiana.
Lo que antes era prescindible ahora no lo es. Las computadoras como cualquier otra
herramienta que era considerada como suntuaria o innecesaria, ahora se ha convertido
en parte de nuestra existencia al punto que el nivel de dependencia es tal que no nos
imaginamos un mundo sin ellas. No podríamos hacer absolutamente nada... Bueno es
una afirmación un poco severa, en realidad siempre hay recursos antiguos o tradicionales
que pueden reemplazar algunas funciones de la tecnología actual cuando de una
emergencia se trata. Es por ello que todavía conservo en mi casa una vieja máquina de
escribir mecánica. Las computadoras son útiles siempre y cuando haya energía eléctrica
pero cuando por alguna causa que escapa a nuestro control falla alguna cosa como la
electricidad o la conexión a Internet o lo que sea, la máquina de escribir estará allí.
Considero necesario este introito para destacar la dependencia que nuestra cultura actual
ha generado con los útiles modernos y que, sin duda, vinieron a satisfacer necesidades
de producción de bienes tangibles e intangibles mucho más velozmente y con mayor
precisión. Pero ¿qué pasa cuando ese recurso tecnológico se convierte en una necesidad
que además está polarizada por una única forma de usarse?
Desde hace unos años y con la aparición en escena de la PC (Personal Computer) los
usuarios se apropiaron de un elemento que resulta trasparente al momento de utilizar un
equipo informático: Los programas, el sistema operativo y los accesorios que hacen
funcionar a la computadora siempre han sido de una misma marca, de una misma
empresa proveedora de esos elementos. Esa empresa es Microsoft Corp. No hace falta
hacer una caracterización de ella puesto que dada la inserción en la sociedad ya todos la
conocen sobradamente. El producto por excelencia que se usa cautivamente en las PC es
el Windows, su sistema operativo. Ahora bien, se supone que Microsoft es una empresa
capitalista originaria de un país que respeta la libertad de mercado y la libre competencia,
la prohibición del monopolio y todas esas cosas que suenan tan bellas en las teorías
económicas modernas, pero en la práctica esa empresa ha generado y propiciado los
mecanismos de mercadotecnia necesarios para saturar el mercado con sus productos al
punto de hacer acuerdos comerciales con fabricantes de hardware para que el mismo sea
provisto con el sistema operativo Windows aunque el cliente no quiera. Pero nos
preguntamos si el cliente (usuario) verdaderamente se plantea esto, a saber, que es
víctima de un manejo comercial deshonesto y asfixiante que no le deja alternativa a la
hora de consumir un producto que se ha convertido en parte de nuestra vida y
sumamente necesario para la producción de bienes y servicios. Y esto es así porque el
uso de esa herramienta informática, ese sistema operativo y los programas asociados
siempre estuvieron allí, se han hecho cultura. Y no hay nada peor que una mala práctica
se internalice en la sociedad absorbiéndola y convirtiéndola en cultura, en algo natural. La
naturalización de ciertas cosas es lo más tóxico que le puede pasar a una sociedad.
Lamentablemente el uso de Windows se ha hecho carne en la gente y el usuario común
no conoce otra cosa para su computadora. Cualquier alternativa que incluso lo libere del
yugo inmovilizador de esa empresa y de empresas que como esa operan de modos
similares, no entienden, no saben, descreen y, lo que es peor, descalifican el uso de otras
herramientas informáticas sin tener los conocimientos necesarios para emitir un juicio.
He sostenido sostenido acaloradas discusiones y he tenido que soportar la defensa
irracional de un modelo de negocios informáticos y de la utilización de esas herramientas
computacionales de personas que en su discurso se revela claramente que no saben por
qué defienden lo que defienden. Eso es una actitud cultural. A quienes usan Windows sin
saber por qué, o porque creen que es lo único que existe porque está ahí, es fácil
compararlos con los primitivos humanos que adoraban a una piedra porque simplemente
estaba allí antes que ellos llegaran. Por eso se me ocurre trazar una conexión entre los
que es el uso irracional de un software y la cultura que han creado a través de los años la
empresa Microsoft donde por medio de los mecanismos básicos de la propaganda y la
inserción del producto en el mercado, quienes recién conocen una computadora, no se
plantean siquiera el origen de Windows ni el por qué de su existencia. Es por ello que
cuando sostenemos charlas con jóvenes de esta generación hipertecnologizada e
hipercomunicada, nos encontramos que mucho antes de su existencia ya existía una
windowrización del mundo que, al igual que la globalización, invade todos los rincones del
planeta y ha creado generaciones enteras de usuarios cuya mente windowrizada no
puede comprender que exista otro mundo más allá de Microsoft.
Es por eso que quienes estamos en el campo docente tenemos que hacer de nuestros
puestos de trabajo un tempo del develamiento desde el cual proveerles a los más jóvenes
información adecuada para que sean realmente libres. Pero el concepto de libertad
involucra también el de elegir a Windows como su sistema operativo, pero esa elección
tiene que ser precisamente eso, una elección y no una imposición o una naturalización de
la existencia.
El trabajo de la dewindorización del mundo es un proceso largo pero que vale la pena
poner en marcha.

Sergio Bessopeanetto
Prof. de Enseñanza Primaria Básica
Buenos Aires, Argentina
contacto:sergio.bess@ymail.com
mensajero instantáneo: sergio.bess@jabber.org

Nota 1: Este artículo fue escrito en OpenOffice.org versión 3,1,0 bajo los sistemas
operativos linux “Estrella Roja” y “Dreamlinux”

Nota 2: Este artículo está bajo licencia

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