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LOS POSTULADOS NEWTONIANOS DE LA MECÁNICA

Definiciones
1. La cantidad de materia en un cuerpo se mide por el producto entre densidad y volumen.
Esta cantidad de materia se llama cuerpo o masa; también se conoce con el nombre de
peso del cuerpo en consideración. Que la masa es proporcional al peso es algo que se ha
descubierto mediante cuidadosos experimentos con péndulos.
2. La cantidad de movimiento se mide por el producto de la velocidad y la cantidad de
materia (masa).
3. La fuerza innata de la materia es un poder de resistencia, gracias al cual todo cuerpo, en
cuanto de él depende, trata de perseverar en su estado presente, ya se trate de reposo o de
movimiento rectilíneo uniforme.
4. Fuerza impresa es una acción ejercida sobre un cuerpo con el objeto de cambiar su estado
de reposo o de movimiento rectilíneo uniforme.

Leyes de Newton
I. Todo cuerpo continúa en su estado de reposo o de movimiento rectilíneo uniforme, salvo
que una fuerza lo obligue a cambiar ese estado.
II. El cambio de movimiento es proporcional a la fuerza que lo produce y se opera en la
misma dirección de la fuerza.
III. A toda acción corresponde siempre una reacción igual y contraria; en otras palabras: las
acciones mutuas de dos cuerpos son siempre iguales y de dirección contraria a lo largo de
una misma recta.

Tratemos de entender lo que significan las leyes valiéndonos de las definiciones de Newton y de
nuestros conocimientos experimentales.
La primera ley contiene varias palabras descriptivas de conceptos que deben ser aclarados antes
de que se la pueda comprender. Éstas son:

“cuerpo” entenderemos: partícula o cuerpo rígido


“estado de reposo” expresión cinemática
“movimiento uniforme” expresión cinemática
“línea recta” concepto geométrico
“fuerza” aquí empiezan las grandes dificultades

Se ve que el significado de la primera ley depende de la comprensión del concepto de fuerza.


Imaginemos que nos acercamos a la ley sin la menor idea de lo que es este concepto.

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Podríamos decir lo siguiente: Existe un tipo de movimiento, notable por su simplicidad,
privilegiado, que sería el movimiento universal si no fuera por la intervención de fuerzas
exteriores que impiden que ocurra siempre.
Desde este punto de vista, sólo queda de la ley lo subrayado jocosamente por Eddington:
“toda partícula continúa en su estado de reposo o de movimiento rectilíneo uniforme, salvo que
ocurra otra cosa”.
Si no sabemos nada de la fuerza, la ley se convierte en una formulación fraudulenta que llama la
atención a un posible estado de movimiento que algunas veces puede ocurrir en la naturaleza y
otras no.
Pero ésta no es la única interpretación posible de la ley.
Es evidente que Newton quiso expresar algo bien definido. Lo que quiso expresar, sin lugar a
dudas, fue la sensación de que la idea de fuerza es conocida intuitivamente y no necesita de más
explicaciones.
No obstante, existe la posibilidad de tomar otra actitud ante la primera ley y eludir las
dificultades que acabamos de indicar.
Ésta consiste en la idea bastante frecuente de que la ley es realmente una definición de fuerza.
En otras palabras ella no constituye un enunciado acerca de lo que le ocurre a una partícula
cuando una fuerza (que suponemos conocida y comprendida) actúa sobre ella; quiere decir más
bien, que fuerza es todo lo que puede cambiar el estado de reposo o de movimiento rectilíneo de
una partícula.
Esto significaría que siempre que nos encontremos con una partícula que no presente este estado
ideal, debemos decir que está sometida a una fuerza.
Esta actitud que es esencialmente la de la cuarta definición de Newton no es susceptible de ser
criticada lógicamente. Su utilidad se presta a dudas, sin embargo, ya que no da ninguna idea de
como debe medirse la fuerza y tiene, entonces, poco significado cuantitativo.
Tal vez esto tenga que buscarse en la segunda ley, respecto de la cual la primera pasaría a ser una
especie de introducción cualitativa o el significado cuantitativo de fuerza cero.
Otra merma de la utilidad de la ley como definición de fuerza cero surge del hecho experimental
de que el movimiento uniforme rectilíneo es la excepción y no la regla.
Para seguir adelante con nuestra crítica, examinemos el significado de la segunda ley del
movimiento.
Salta a la vista que, como la primera, ésta introduce tanto el concepto cinemático de movimiento
como la idea dinámica de fuerza. Para entender el significado debemos recordar la segunda
definición de Newton, donde el término “movimiento” aparece usado en sentido técnico, es decir
como lo que hoy se conoce por momentum: masa por velocidad. “Variación de movimiento”
puede traducirse por “variación del momentum”. En los textos modernos esta ley aparece
generalmente bajo la forma de la ecuación vectorial del movimiento,

d m v
F (1)
dt

donde F es la fuerza (un vector) y m es la masa.

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Ahora nos encontramos con un nuevo problema, ¿qué es la masa?

Claro que si tomamos directamente movimiento por momentum, eludimos el escollo, pero se nos
crea el problema igualmente difícil de definir momentum. En líneas generales parece más simple
trabajar con la masa.
Es probable que Newton haya considerado esta noción, igual que la de fuerza, como más o
menos conocida intuitivamente.
Sin embargo, él introdujo el nombre en su primera definición, donde dice esencialmente que la
masa de un cuerpo es el producto de su volumen por su densidad. Para nosotros que estamos
acostumbrados a definir densidad como masa por unidad de volumen, ésta es una definición en
círculo.
Las diferentes épocas han visto la dificultad inherente al concepto de masa, pero habían preferido
evitarla hasta hace relativamente poco, digamos hasta la fecha de aparición de la famosa obra de
Ernst Mach (1838-1916), The Science of Mechanics, publicada por primera vez en 1883.
En la mayoría de los textos novecentistas de mecánica y física general se repite, casi sin ninguna
variación significativa, que la masa es “la cantidad de materia contenida en un cuerpo” o que
“masa es, en buenas cuentas, el cuerpo mismo o la materia de que está compuesto”. El mero
hecho de enunciar tales proposiciones podría considerarse hoy por hoy como un exceso, si no
fuera por la circunstancia de que aún suelen aparecer en textos de uso corriente.
A veces nos encontramos con la definición de masa como inercia; cuando se la acompaña con la
discusión de un experimento concreto, esta definición tiene por lo menos el mérito de
proporcionar una noción cualitativa. Pero ya hemos subrayado el hecho de que una definición de
una cantidad física no tiene ningún valor si no describe un proceso que permita medir esa
cantidad.
Volviendo a la ecuación (1) o a su equivalente F=ma (en caso de que la masa no varíe), se ve la
posibilidad de definir la masa, representada por el símbolo m, en términos de fuerza y
aceleración. Esto implica, sin embargo, que la fuerza ya ha sido definida independientemente, lo
que no es así de ninguna manera.
De todos modos, consideremos por un momento la posibilidad de definir satisfactoriamente la
idea de fuerza al margen de la segunda ley de Newton.
Casi inevitablemente nuestro primer pensamiento se refiere a barras y cuerdas, pesos, tirones y
empujones. Nos proponemos, sin embargo, mantenernos lo más lejos posible de todo
antropomorfismo. ¿Cuál es la situación efectiva?
Tenemos un número de partículas y observamos que se mueven con aceleraciones diferentes.
Queremos describir sus movimientos diciendo que sobre las partículas actúan ciertas fuerzas.
¿Cómo podemos saber qué fuerza actúa sobre una partícula dada?
Se impone la siguiente idea: apliquemos un tiro o un empuje a la partícula en consideración hasta
que su aceleración se reduzca a cero. El tiro o el empuje que cumple esta función es entonces
igual en magnitud y de dirección opuesta a la fuerza original que actúa sobre la partícula.
Esto, sin embargo, no hace otra cosa más que desplazar el problema al de medir un tiro o un
empuje. Un tiro o un empuje se aplican siempre a través de un medio material y todo intento de
medición deberá hacerse en términos de las propiedades observadas de tales medios. Ya que los
medios difieren considerablemente unos de otros, éste no es, en modo alguno, un estado

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satisfactorio de cosas.
Lo que queremos, sin duda, es una definición que sea en último término independiente de las
propiedades de tales medios. Podría pensarse en subsanar esta falla mediante el uso de la
gravedad. Es decir, podríamos equilibrar todo tiro o empuje mediante el peso de algún objeto y
expresar así, finalmente toda fuerza en términos de peso. Pero de nuevo surgen problemas, ya
que los pesos varían de un punto a otro de la Tierra de una manera nada sencilla. El intento de
definir fuerza independientemente de la segunda ley se presenta tan lleno de dificultades que
parecería que no vale la pena insistir.

EL CONCEPTO DE MASA

Definición de masa
Procedamos entonces con el mayor cuidado posible. Nos ocuparemos sólo de partículas.
Supongamos dos cuerpos, 1 y 2, que se hallan bastante alejados de todos los otros cuerpos del
universo; podemos considerar, realmente, que están aislados. Es necesario suponer que los
cuerpos se influyen mutuamente. Supongamos que esta acción mutua toma la forma de
movimiento acelerado. Como ilustración concreta imaginemos dos pequeñas esferas sólidas
unidas entre sí mediante un elástico o un resorte. Designemos por a1 la aceleración de 1 respecto
del sistema inercial primario y por a2 la aceleración de 2.
La experiencia indica que en todos los casos en que dos cuerpos actúan uno sobre otro:

a) En todo instante, las aceleraciones del cuerpo 1 y del cuerpo 2 tienen la dirección de la recta
que une los dos cuerpos y sentidos mutuamente opuestos, no importando que mecanismo los
acelera.
b) En todo instante, el cociente de los módulos a1/a2 tiene siempre el mismo valor, cualquiera
que fuese el mecanismo de interacción. Este valor depende exclusivamente de los dos
cuerpos que interactúan.
El valor del cociente de los módulos de las aceleraciones, que es totalmente independiente del
mecanismo de interacción y que representa una cualidad inherente de los cuerpos 1 y 2, lo
llamaremos masa inercial del cuerpo 2 en unidades del cuerpo 1 y lo representamos por el símbolo
m21,
a1
 constante  m 21 (1)
a2

Estas aceleraciones varían de caso en caso y en función del tiempo. Lo esencial y notable es que el
cociente de sus módulos se mantiene constante para los dos cuerpos. Esta constante que caracteriza
al par de cuerpos, es el resultado experimental más importante de toda la mecánica.
Si ahora tomamos un tercer, cuarto,..., n-ésimo cuerpo y los ponemos en interacción mutua con el
cuerpo 1, tendremos; cualquiera que sea el mecanismo de interacción,

a1 a a
 m 31 , 1  m 41 , ���, 1  m n1
a3 a4 an

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Obteniéndose así las masas inerciales de esos cuerpos en unidades del cuerpo 1.
En el intento de dar una interpretación a la constante m21 tomamos otra partícula 3 y la dejamos
interactuar primero con 1 y luego con 2. Obtenemos relaciones análogas con (1), a saber:

a1 a
 m 31 , 2  m32
a3 a3

Es perfectamente concebible que las constantes m21, m31, m32 sean independientes. Sin embargo,
los experimentos indican que éste sería un mal supuesto, como vemos enseguida.
c) Si ahora ponemos al cuerpo 3 en interacción con el 2, observamos experimentalmente que:

a2 m
 m32  31 (2)
a3 m 21

La última igualdad es un resultado nuevo que no se puede deducir de los anteriores.


Si por “decreto” adoptamos de una vez por todas al cuerpo 1 como “unidad de masa inercial”
podemos suprimir el índice 1 y llamar al cociente,

a1
 mn (3)
an

“masa inercial del cuerpo n” (entendiéndose que es en unidades del cuerpo 1). Obsérvese que así
definida, el valor de la masa de un cuerpo es el número que mide cuantas veces más aceleración
tiene el cuerpo unidad cuando es puesto en interacción con el cuerpo dado. Ese número dependerá
por lo tanto del cuerpo unidad.
En resumen, las experiencias anteriores permiten introducir una magnitud física llamada “masa
inercial”, que representa el hecho físico de que el cociente de las aceleraciones de dos cuerpos en
interacción mutua cualquiera es siempre el mismo, dependiendo sólo de los dos cuerpos. El valor
numérico de esa magnitud está dado por el valor numérico de ese cociente cuando uno de los dos
cuerpos es el convenido como unidad.

EL CONCEPTO DE FUERZA

Dados dos cuerpos que interactúan i y j, el hecho de que las aceleraciones sean de sentido opuesto y
de que para sus módulos valga ai/aj=mj/mi, puede expresarse vectorialmente en la igualdad,

m i ai  m j a j  0 (1)

Esta expresión nos permite introducir un ente que sea representativo de lo que intuitivamente
entendemos por “intensidad de una interacción”. En otras palabras, nos proponemos encontrar un
ente que sea representativo, desde el punto de vista físico del proceso de interacción en sí.
A primera vista podría tomarse directamente la aceleración como “intensidad de interacción”,

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puesto que parece natural calificar una interacción como tanto más fuerte, cuanto mayor aceleración
produzca en las masas que interactúan. Pero esto no sirve desde el punto de vista cuantitativo,
puesto que en general, las aceleraciones de los cuerpos que interactúan son diferentes entre sí y no
sabríamos cuál de las dos elegir como ente representativo.

Pero precisamente gracias a la relación (1) encontramos un ente expresado por miai ó mjaj, que
conteniendo a la aceleración, es el mismo (excepto el sentido) para las dos masas. Este ente nos
permite por lo tanto representar en forma cuantitativa unívoca lo que entendemos por “intensidad”
de la interacción en cuestión. Llamaremos a ese ente m iai=Fi, fuerza sobre el cuerpo i; mjaj=Fj será
la fuerza sobre el cuerpo j en su interacción con el cuerpo i. Es importante recordar que el concepto
de fuerza nos representa físicamente la “intensidad” de la interacción estando determinado por el
proceso de interacción en sí.
Según (1) tenemos:
Fi  Fj  0 (2)

Vemos que cuando dos cuerpos ejercen acciones mutuas entre sí, la fuerza que actúa sobre uno de
ellos es igual y de sentido contrario a la fuerza que actúa sobre el otro. O más concisamente: las
fuerzas nacen mellizas. La fuerza es por lo tanto una cantidad vectorial, tal como lo es la
aceleración. De inmediato se ve que ésta es la formulación matemática de la tercera ley de
Newton, que surge pues como una consecuencia lógica de nuestros supuestos previos y de las
definiciones de masa y fuerza. Un poco más adelante discutiremos en mayor detalle el
significado de la tercera ley.
Por el momento, no obstante, vale la pena subrayar la importancia de la definición de fuerza
propuesta aquí. Se habrá visto que no sólo contiene la noción antropomórfica de tiro y empuje.
La definición satisface el criterio aceptado en cuanto proporciona un método para asociar un
número a la magnitud del símbolo F tan pronto se elija la unidad. Presenta además el interés de
introducir una ecuación práctica que se puede usar en el estudio de todos los problemas
mecánicos. Para cualquier partícula de masa m, podemos escribir miai=Fi en la forma de una
ecuación vectorial diferencial de segundo orden

& F
mr& (3)

donde F debe ser considerada ahora como la fuerza resultante que actúa sobre la partícula, es
decir, la suma vectorial de todas las fuerzas individuales.
Este último paso constituye, sin duda, un supuesto adicional que se justificará por su éxito en la
práctica. Expresa nuestra sensación de que cada fuerza actúa independientemente de las otras.
Esto no es necesariamente verdadero, pero funciona satisfactoriamente en muchos casos que se
presentan en la mecánica. Es un ejemplo de un principio general llamado principio de
superposición. Este principio está fundamentalmente sustentado en las observaciones
experimentales, explícitamente, para el caso de las masas inerciales y las fuerzas lo expresamos
así:
Un cuerpo compuesto por varios cuerpos puntuales unidos rígidamente entre sí, se comporta como
un solo cuerpo de masa,

m  m1  m 2  �
�� mn (4)

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Si un cuerpo puntual está sujeto simultáneamente a varias interacciones con distintos cuerpos, cada
una de intensidades F1,F2,...,Fn, la aceleración del cuerpo será igual a la que le imprimiría una sola
interacción, de intensidad,

F = F1 + F2 + ⋅⋅⋅ + Fn (5)

La suma vectorial F es la resultante de las fuerzas actuantes.


La acción simultánea de varios procesos de interacción puede dar un efecto total nulo. La condición
para ello es:

F = F1 + F2 + ⋅⋅⋅ + Fn = 0 (6)

Esta es la condición de equilibrio para un cuerpo puntual. En ese caso, el cuerpo se mantendrá con
movimiento uniforme rectilíneo, o permanecerá en reposo, según las condiciones iniciales.
La adición vectorial de las intensidades de interacción permite determinar la fuerza de una
interacción desconocida, oponiéndole una fuerza de una interacción conocida hasta lograr el
equilibrio. Cada vez que observamos que un cuerpo está acelerado, éste necesariamente debe estar
en interacción con otro u otros cuerpos. Cuando en cambio, un cuerpo se mueve con movimiento
rectilíneo uniforme estará libre de interacciones o sujeto a varias interacciones cuya acción
resultante se anula.
La ecuación (3) se llama entonces la “ecuación del movimiento” de la partícula, y dice que el
producto de masa y aceleración, es igual a la fuerza. La sustitución de F en (3) por una función
particular da una ecuación diferencial, o más bien un conjunto de tres ecuaciones escalares en
términos de las tres componentes de r a lo largo de los ejes rectangulares. Si estas ecuaciones son
solubles, se pueden encontrar la posición y la velocidad de la partícula en cualquier instante,
respecto del sistema de referencia dado (sujetas, por cierto, a la existencia de ciertas condiciones
iniciales o de frontera).
La relación entre masa y peso fluye fácilmente de (3) o de su equivalente. En cualquier lugar de la
superficie terrestre la aceleración de caída libre en el vacío es aproximadamente la misma para todos
los cuerpos (lo que demostraron experimentalmente tanto Galileo como Newton). Por lo tanto, para
dos partículas de masa m1 y m2, respectivamente, tenemos:

m1 w1
 (7)
m2 w 2

donde w1 y w2 son las magnitudes de los respectivos pesos. Esto justifica el uso de la balanza para la
medición de la masa. Una variante interesante de este método para demostrar la igualdad de las
masas de dos partículas es la que proporciona la máquina de Atwood.

Tercera ley del movimiento. Ya nos hemos referido a la importancia que tiene nuestra definición de
fuerza para la tercera ley de Newton. Mach considera que su formulación constituye la contribución
más importante de Newton a la mecánica. Según el examen hecho aquí, no es un postulado sino un
teorema que fluye de las definiciones y principios previos. Este hecho no resta, sin embargo, un

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ápice de importancia. Dice que las aceleraciones no se presentan nunca de a una, sino en pares. No
se puede atribuir ningún sentido a la aceleración de una sola partícula en un sistema de referencia;
cada vez que se acelera un cuerpo debe haber por lo menos uno más que también se acelera. Este es
su significado cinemático. En términos de fuerza podemos decir que si una fuerza actúa sobre algún
cuerpo dado, ese mismo cuerpo ejerce una fuerza igual y contraria sobre algún otro cuerpo.
Newton llamó acción y reacción a estos dos aspectos de la fuerza; de ahí proviene la formulación
corriente de la ley, no deja de ser curioso, aunque tal vez incomprensible, que aunque los estudiantes
neófitos no tienen dificultad en captar la significación de este tipo de ilustración estática, la mayoría
de ellos no creen en su aplicación a casos dinámicos. Frecuentemente se preguntan: “Si la acción y
la reacción son siempre iguales y contrarias, ¿cómo se explica que el cuerpo se llegue a mover
alguna vez?”. Si el coche tira al caballo hacia atrás con la misma fuerza con que el caballo tira de él
hacia adelante, ¿cómo va a moverse el coche? ¿No se requiere que la última fuerza en algún
momento sea levemente superior a la primera, etc.? La confusión se aclara fácilmente recordando
que la aceleración de cualquier cuerpo, como la del coche, depende de la fuerza (usando una manera
convencional de hablar) que actúa sobre él y no de las fuerzas que actúan sobre otros cuerpos. En
otras palabras, la fuerza F que aparece en el segundo miembro de la ecuación (3) es la resultante de
las fuerzas que actúan sobre la partícula de masa m y no tiene nada que ver con las fuerzas con que
la partícula pueda actuar sobre otras partículas.

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