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Introducción
Las relaciones políticas, guerreras, religiosas y literarias entre Italia y España desde la
mitad del siglo XV, hicieron que existiera un amplio intercambio cultural entre estos
dos países. El papado de dos ilustres valencianos, Calixto III y Alejandro VI, sirvió para
estrechar las relaciones culturales entre Castilla, el Reino de Aragón, Cataluña y Roma.
En Italia se editaban o traducían las obras literarias españolas de mayor relieve, como el
Amadís de Gaula, La Celestina, Cárcel de Amor o las composiciones poéticas de Jorge
Manrique e Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, así como las
compilaciones de producciones populares como los villancicos y los romances. Otro
tanto sucedía en España con obras italianas, como la Jerusalén liberada, de Torcuato
Tasso.
Estas relaciones hispano-italianas fueron muy importantes, ya que trajeron a la
Península las inquietudes y gustos que propiciaron el Renacimiento español.
Ideología
La mentalidad renacentista responde a la doctrina del humanismo, que se caracteriza
por:
1. La valoración del mundo grecolatino, en el que se busca una nueva
escala de valores basada en el individuo.
2. El antropocentrismo; el hombre es el centro del universo, capaz de
dominar el mundo y crear su propio destino.
3. Se antepone la razón al sentimiento y prevalece el equilibrio, la
mesura y la armonía (Aurea mediocritas).
4. El nuevo ideal del hombre es el de El cortesano de Castiglione, el
perfecto caballero hábil como poeta y guerrero.
5. Un nuevo ideal de belleza; la naturaleza, la mujer, el amor se
presentan idealizadas. Se describe el mundo no como es, sino como
debería ser .
El humanismo en España
A pesar de que en 1492 la Reconquista había finalizado con la toma de Granada, el
último reino musulmán, y los judíos habían sido expulsados de la península Ibérica con
el Edicto de Granada, seguían conviviendo las tres religiones; el judaísmo, el islam y el
cristianismo, esta última mayoritaria y ostentadora del poder político. Es así como la
Inquisición pasa a ser un órgano dependiente del Estado y no sólo de la Iglesia, y ejerce
presión para que se termine expulsando a los antes tolerados.
La situación de España siempre fue muy compleja pero aun así el humanismo logró
mantener su carácter innovador, a pesar de las interferencias que limitaron el estudio de
los clásicos.
Puede hablarse de erudición con los Reyes Católicos, dentro de este período el primer
autor importante es Antonio de Nebrija (1442-1522), con su Grammatica.
Por otra parte, el gran mecenas durante el humanismo fue el cardenal Gonzalo Jiménez
de Cisneros, lo que contrasta en parte con el resto de su prelado por su origen humilde y
su carácter austero y el haber puesto su mayor empeño en reformar las costumbres de
indisciplina entre las órdenes religiosas. La reforma tenía que ser fruto de una reforma a
la educación, y aunque no fuera erudito fue el máximo protector de los nuevos estudios.
En 1498 fundó la Universidad de Alcalá de Henares, que superó en prestigio e
influencia a todas las demás excepto la de Salamanca, su mayor rival.
La orientación de su reforma coincidía en parte con las ideas de Erasmo en un momento
en que el erasmismo era la doctrina pujante en Europa y en España por supuesto,
protegida por el rey Carlos I.
También durante la época era común una obra como la de Pedro Mexía, quien recopiló
una miscelánea de información científica. Es un ejemplo de la tendencia renacentista a
la idealización, pues se tenía la convicción de que la sabiduría puede extraerse de la
gente común, cuya pura tradición la ha conservado, porque el pueblo está y siempre
estuvo cerca de la naturaleza.
Dentro del idealismo y el humanismo del Renacimiento están muy bien representadas
las controversias de la actividad colonial de España en el nuevo mundo. El principal
promotor fue el fraile dominico Bartolomé de las Casas (1474-1566), quien tenía como
principios básicos: que la guerra es irracional y contraria a la civilización; que no debe
emplearse fuerza alguna contra los nativos, pues incluso la conversión forzosa al
cristianismo es reprochable; que la irracionalidad y la libertad del hombre exige que la
religión y todo lo demás solo se enseñe mediante una suave y amable persuasión. El
resurgimiento del nuevo espíritu se ve encarnado por Francisco de Vitoria (1483-1546),
teólogo dominico, profesor de Salamanca, que rechazó toda argumentación basada en
puras consideraciones metafísicas por estar a favor del estudio de los problemas reales
que planteaba la vida política y social contemporánea. Fue el primero en establecer los
conceptos básicos del derecho internacional moderno, basándose en la regla del derecho
natural. Afirmaba así las libertades fundamentales como la palabra, de comunicación,
comercio y tránsito por los mares, siempre que las naciones y razas no se perjudicaran
mutuamente. Pero estas libertades eran inherentes a la sociedad humana, dentro de la
cual los indígenas no estaban considerados por pertenecer a comunidades
subdesarrolladas, sin organización política ni medios de comercio. En consecuencia
Vitoria propugnaba un sistema de mandato donde las etnias inferiores debían ser
gobernadas por las superiores, doctrina basada en el servilismo natural, por lo tanto si
las naciones incivilizadas se negaban a someterse voluntariamente, la guerra era
moralmente legítima. Con Erasmo en España muere el espíritu de tolerancia, pues no se
llegó a ninguna reconciliación ni compromiso entre protestantes y católicos, comenzaba
la Contrarreforma; una vez se perseguía la unidad religiosa, solo que ahora dentro del
mismo Cristianismo, había terminado el Renacimiento. Sin embargo la religiosidad
española mantuvo sus propios parámetros gracias a una nueva orden, la Compañía de
Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola (1491-1556). A España llegó procedente de
Italia e`l neoplatonismo. Platón basó su filosofía del amor en la elevación en la cual el
espíritu es trasportado por su amor a la belleza. El humanismo propone como tarea
lograr la pureza auténtica del mensaje cristiano, lograr la unidad de los mejores
pensamientos humanos en torno a una filosofía de Cristo donde el hombre moderno
puede encontrar la alegría y la felicidad, pero Erasmo no pretendió divinizar al hombre
ni poner el Renacimiento al servicio de los hombres. Sí reconoce que el hombre es
razón y lenguaje, por eso su trabajo es el de reconocer la palabra como la mejor parte de
la naturaleza pues constituye el ser del hombre, este estudio le corresponde al
Humanismo.
La poesía renacentista
La poesía de este período se dividió en dos escuelas: la Salmantina (Fray Luis de León)
y la Sevillana (Fernando de Herrera).
La Escuela Salmantina, tiene como rasgos distintivos:
• Concisión en el lenguaje;
• Llaneza en la expresión;
• Realismo en el pensamiento;
• Preferencia por la estrofa corta;
• La naturalidad y la sencillez.
La Escuela Sevillana, en cambio, es:
• Grandilocuente;
• Pule en extremo la forma;
• Su obra es más de meditación que de sentimiento, más de
documentación que de observación de la naturaleza y de la vida;
• Prefiere la estrofa larga y la composición extensa
• Usa abundantemente los adjetivos y el ornato retórico.
No obstante, esta escuela sirvió de base inmediata y de puente necesario para enlazar
con los movimientos poéticos que en el siglo XVII se englobaron bajo la denominación
general de Barroco.
Orígenes
La lírica renacentista se origina a partir de:
• La tradición, que perpetúa temas y formas de la lírica medieval. Esta
tradición se compone tanto de la lírica tradicional, oral y popular
(villancicos, canciones de amor...) y la lírica no-escrita que transmitía
el romancero, como la lírica culta (de autores como Juan de Mena o el
Marqués de Santillana) y la lírica cortesana de raíz trovadoresca
recogida en los cancioneros el más famoso de los cuales fue el de
Hernando de Acuña.
Esta poesía tradicional está ligada al empleo del verso corto,
especialmente el octosílabo.
• La corriente innovadora de raíz petrarquista y, por tanto, italianizante,
que madurará gracias a Boscán y a Garcilaso. Esta corriente bebe en
realidad de las mismas fuentes que la anterior: la lírica provenzal.
Manejan por tanto una misma concepción del amor como servicio que
dignifica al enamorado.
Características
• En cuanto a la métrica utilizada, se adoptan versos (endecasílabo y
heptasílabo) y estrofas (lira, silva, octava real, tercetos
encadenados,soneto) procedentes de Italia.
• Asimismo, aparecen géneros característicos como la égloga (los
protagonistas son pastores idealizados), la oda (para asuntos graves)
o la epístola (poema en forma de carta).
• La lengua en esta época está dominada por la naturalidad y la
sencillez, huyendo de la afectación, del amaneramiento y de la frase
rebuscada. Así el léxico y la sintaxis serán sencillos.
• Los temas preferidos por la poesía renacentista son,
fundamentalmente, el amor, concebido desde el punto de vista
platónico; la naturaleza, como algo idílico (bucolismo); la mitología,
utilizada como tema central o como ornamento para un asunto
amoroso y la belleza femenina, siguiendo siempre un mismo ideal
clásico.
• En relación con estos temas mencionados, existen varios tópicos
renacentistas, tomados del mundo clásico algunos de ellos:
-El Carpe Diem, cuya traducción sería "atrapa el día" o "aprovecha el
momento". Con él se aconseja el disfrute de la vida antes de la
llegada de la vejez.
-El "Descriptio puellae", descripción de la belleza ideal de la mujer.
Literatura religiosa
El Renacimiento impone una división entre lo natural y lo sobrenatural, frente a la Edad
Media en que se mezclaban de una forma que Dios, la Virgen y los Santos intervenían
en todo tipo de asuntos mundanos con apariciones y milagros. En esta nueva época, hay
escritores mundanos, como Garcilaso de la Vega, y autores que únicamente expresan
sentimientos religiosos, tanto en verso como en prosa. En el Renacimiento se
desarrollan y manifiestan ampliamente estos sentimientos, fuertemente impulsados por
la Contrarreforma, lucha contra la Reforma protestante, en la que se empeñaron la
Iglesia y la Corona españolas.
Ascética y mística
La literatura religiosa puede manifestarse en tratados en prosa sobre materias
espirituales (como Los nombres de Cristo, de Fray Luis de León, o bien en poemas
cargados de espiritualidad (San Juan de la Cruz). De ambas maneras se expresaron las
principales vivencias religiosas de la época; la Ascética y la Mística.
• La ascética trata de perfeccionar a las personas incitándolas al
cumplimiento estricto de las obligaciones cristianas e instruyéndolas
en ello. Escritores importantes son fray Luis de Granada (1504-1588),
San Juan de Ávila (1500-1569) y fray Juan de los Ángeles (1536
-1609).
• La mística trata de expresar los prodigios que algunos privilegiados
experimentan en su propia alma al entrar en comunicación con Dios.
La forma de expresión más cultivada es el verso, cuyo más grande
representante es San Juan de la Cruz, mientras que Santa Teresa de
Jesús es la más importante prosista.
Millos campeón CADC CDLM
San Juan de la Cruz
Artículo principal: San Juan de la Cruz
La prosa renacentista
Como es lógico, buena parte de los subgéneros narrativos del siglo XV siguen vivos a lo
largo del XVI; sin embargo, hay tres que merecen especial atención:
La Novela Pastoril
La Novela Pastoril es de origen italiano, como la Sentimental. Al mediar el año de 1558
apareció el primer texto español perteneciente a este género: La Diana, escrita por Jorge
de Montemayor. El éxito de este tipo de narrativa hizo que grandes autores de finales
del XVI y principios del XVII como Lope de Vega (La Arcadia) o Miguel de Cervantes
(La Galatea) lo cultivaran.
La prosa didáctica y religiosa.
Durante el reinado de Felipe II, que abarca los años de 1557 a 1597, la Literatura
Religiosa en España tuvo su mayor auge. La religiosidad del monarca, el espíritu de la
Contrarreforma y las costumbres de la época fueron parte en la extraordinaria
importancia que ésta alcanzó. La Literatura Didáctica y Religiosa es muy vasta, pues
incluye:
1. La Apologética, la cual presenta argumentos en pro de la religión,
2. La Ascética, que tiende a inculcar los preceptos de la moral y
3. La Mística, que procura el conocimiento de Dios dentro del propio
espíritu, por medio de la contemplación y la meditación. La
producción de los místicos del siglo XVI es de gran importancia,
principalmente para el crecimiento y robustez del idioma.
El Lazarillo de Tormes [editar]
d. carece de ideales.
El teatro
Véase también: Lope de Rueda, Juan de la Cueva, Miguel de Cervantes y
Corral de comedias
El siglo XVI es un periodo de la mayor importancia para el teatro español, por cuanto
supone un auténtico renacimiento artístico de aquél frente a los espectáculos rituales de
la Edad Media.
A lo largo de ese tiempo, en efecto, el teatro se consolida como hecho literario y se
organiza como espectáculo y actividad profesional. Los autores toman conciencia de
dramaturgos, se configuran los principales géneros dramáticos (égloga, comedia,
tragedia, auto) y se establecen las formas de puesta en escena del teatro moderno.
Este libro es un estudio en profundidad y amplitud de aquella etapa fundamental del
teatro español. Sus límites cronológicos van exactamente desde los años 1490, cuando
comienza a representar Juan del Encina, iniciador del moderno teatro renacentista, a la
década de 1580, cuando se va agotando la fórmula clasicista e irrumpe en los tablados la
comedia nueva de Lope de Vega. Pretende ser un estudio histórico literario, en el que se
van analizando los fenómenos teatrales en su evolución y desarrollo.
Desde esa perspectiva, puede apreciarse mejor cómo se gestan y transforman los
géneros dramáticos, qué lugar y situación ocupan los distintos autores o cómo va
cambiando en sucesivos momentos la vida y espectáculo teatral. Todo ello resulta del
mayor interés en este capítulo inicial de la historia del teatro español.
Véase también
• Literatura de España
• Literatura renacentista
• Prerrenacimiento en España
• Renacimiento