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UNIDAD III SISTEMA DE CIENCIA Y TECNOLOGIA.

3.1 Antecedentes.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte, Comúnmente Conocido como TLCAN, es un
acuerdo económico trilateral entre Canadá, México y los Estados Unidos. Entró en vigor el 1º. de
enero de 1994. El TLCAN representó un primer paso hacia la creación de una zona de Libre
Comercio en el Hemisferio Occidental, como un estímulo para la creación de empleos y para
impulsar el crecimiento del comercio, el turismo y el crecimiento económico en los tres países
participantes.
El TLCAN ha dado lugar a iniciativas trilaterales muy significativas, incluyendo esfuerzos en ciencia
y tecnología (C y T), medio ambiente y transporte. Por ejemplo, el 30 de mayo de 1995, se firmó un
“Memorándum de Entendimiento sobre Cooperación en Ciencia y Tecnología en el Campo del
Transporte” por el Ministro Canadiense de Transporte, el Secretario de Comunicaciones y
Transportes de México y el Secretario de Transporte de los Estados Unidos. El propósito de este
acuerdo fue mejorar las habilidades científicas y tecnológicas de los tres países en relación con el
transporte, para resolver problemas comunes de transporte y mejorar la seguridad y utilidad de sus
sistemas de transporte. Se estableció que esto se lograría a través de medidas tales como la
colaboración en el desarrollo y difusión de nuevas tecnologías de transporte, el intercambio de
información y expertos, la realización conjunta de simposios y seminarios y el desarrollo conjunto
de estudios e investigación. La Sección II del Memorándum de Entendimiento también compromete
a cada nación a impulsar el establecimiento de contactos y la cooperación con otros organismos
gubernamentales, universidades, centros de investigación, instituciones, organizaciones
internacionales, empresas del sector privado y otras organizaciones involucradas en actividades
relacionadas con el transporte.
El Memorándum de Entendimiento proporcionó un mayor énfasis a las actividades del Subcomité
de Normas de Transporte Terrestre del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (SNTT) y del
Grupo Trilateral de Asesoría de Transporte (GTAT), en los que funcionarios del transporte de los
tres países del TLCAN ya se habían estado reuniendo previamente. El objetivo del SNTT es
facilitar el incremento del transporte de carga y pasajeros entre los países del TLCAN a través del
desarrollo y la implantación de normas compatibles y/o uniformes para los conductores de
transporte terrestre, vehículos, carreteras y dispositivos de tránsito; la seguridad del personal
operativo de los ferrocarriles y el transporte de materiales peligrosos. Estas áreas específicas están
cubiertas por cinco grupos de trabajo del SNTT, los cuales son: Cumplimiento de las Normas para
los Conductores y los Vehículos, Pesos y Dimensiones Vehiculares, Dispositivos de Control de
Tránsito para Carreteras, Normas Ferroviarias (se incorporó al Grupo de Trabajo No. 2 del GTAT
desde 1995), y Normas para Materiales Peligrosos.

El GTAT fue establecido en junio de 1994 para tratar asuntos especiales que afectan a los
movimientos transfronterizos entre los tres países. El enfoque de este grupo es contribuir al logro
de esta meta a través del incremento del intercambio de información relacionada con el transporte.
El SNTT y el GTAT se reúnen, en conjunto, una vez cada año. El GTAT también incluye cinco
grupos de trabajo de funcionarios del transporte de los tres países, los cuales se reúnen tanto
como es necesario, para dar seguimiento a actividades en las siguientes áreas especificas:
Operaciones y Agilización de Cruces Fronterizos, Aspectos sobre la Economía y Seguridad
Ferroviarios (incluye al Grupo de Trabajo No. 4 del SNTT),
Intercambio Automatizado de Datos, Ciencia y Tecnología, y Políticas Marítimas y Portuarias.

El Grupo de Trabajo No. 4 del GTAT (Ciencia y Tecnología) sostuvo su primera reunión en
Vancouver, Canadá el 28 y 29 de junio de 1995. Este Grupo de Trabajo está coordinado por un
representante de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes de México, otro de Transporte de
Canadá y otro del Departamento de Transporte de los Estados Unidos. Un punto focal de esta
reunión fue una discusión sobre la mejor forma de implementar el Memorándum de Entendimiento
de marzo de 1995 sobre Cooperación Científica y Tecnológica en el Transporte.
En la Reunión Trilateral del TLCAN sostenida en Montreal en septiembre de 1995, los ministros de
transporte de los tres países acordaron revisar la situación actual de la cooperación tecnológica y
explorar oportunidades para una mayor cooperación e intercambio en este campo para los
próximos cinco años. El Grupo de Trabajo No. 4 asumió la responsabilidad de preparar una versión
inicial de este plan a cinco años de cooperación tecnológica en el transporte en su segunda
reunión sostenida en San Diego, E.U.A., en junio de 1996.

La tercera reunión del Grupo de Trabajo No. 4 tuvo lugar en Querétaro, México, en mayo de 1997.
El propósito principal de esta reunión fue discutir el contenido y la preparación del plan a cinco
años. Después de esta sesión, tuvo lugar la reunión anual trilateral del SNTT/GTAT en Puerto
Vallarta, México, en julio de 1997. Los asistentes fueron informados sobre el progreso del Grupo de
Trabajo No. 4 y sobre los acuerdos generales del grupo en relación con el contenido y preparación
de este plan.
Este documento, titulado “Plan Inicial a Cinco Años para Incrementar la Cooperación Creciente en
el Campo de las Tecnologías de Transporte en Norteamérica”, es el resultado de los acuerdos y
actividades logrados en estas reuniones, así como de los permanentes esfuerzos de cooperación
que realizan los representantes de los tres países del TLCAN para el logro de este interés común.

3.2. Programa Nacional de Ciencia y Modernización Tecnológica 1990.


3.2.1. Programa de Ciencia y Tecnología 1995-2000.
1.1 Sistema nacional de ciencia y tecnología, marco legal y políticas
1.1.1 Estructura del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología
El Sistema de Ciencia y Tecnología de México está conformado por diferentes elementos de
infraestructura institucional, recursos humanos para la investigación y desarrollo, recursos
presupuestales, un marco legal y un organismo central de coordinación e instrumentación de las
políticas correspondientes.
Actualmente, el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología es un agregado de instituciones de los
diversos sectores (público federal y estatal, las comisiones de ciencia y tecnología del Congreso,
académico, privado, social y externo), pero no opera como sistema ya que prácticamente en todos
los casos falta una adecuada institucionalización de las relaciones y flujos de información entre
ellos. Esto se manifiesta en aspectos como los siguientes:
• No hay unidad de procesos de planeación, programación y evaluación.
• No existe un presupuesto nacional de ciencia y tecnología con orientación
estratégica y programática.
• No hay movilidad para los investigadores entre las instituciones.
• No hay un Gabinete de Ciencia y Tecnología.
• No se tiene una entidad que planifique, presupueste y coordine el gasto federal de
una manera integral. El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología opera sólo una fracción
pequeña (13%) del gasto federal en este campo, sin posibilidad de realmente orientar la política
científica y tecnológica, además de que al estar sectorizado no es un instrumento directo del titular
del Ejecutivo.

Por ello, se requiere hacer un esfuerzo sostenido para organizar el Sistema Nacional de
Ciencia y Tecnología, y establecer las relaciones institucionales necesarias para la
generación de sinergias y adecuada coordinación del Sistema.
1.1.2 Marco legal
En México han operado diferentes criterios y esquemas para el funcionamiento del sistema de
ciencia y tecnología, desde que se creó el Conacyt en 1970. Sin embargo, hubo que esperar casi
tres décadas para disponer formalmente de un marco legal que sentara las bases de una línea
principal de acción del Gobierno Federal en materia de impulso, fortalecimiento y desarrollo de la
investigación científica y tecnológica. La Ley para el Fomento de la Investigación Científica y
Tecnológica (LFICyT), expedida en mayo de 1999, misma que se gestó y desarrolló en el marco
del Acuerdo entre el Consejo Consultivo de Ciencias (CCC), la Academia Mexicana de Ciencias
(AMC) y el Conacyt, recoge los puntos de vista de los diferentes actores del sistema y establece
mecanismos para mantener un flujo permanente de opinión que sustente la formulación de las
actividades de fomento de desarrollo científico y tecnológico.
A continuación se muestran los seis elementos más importantes de la Ley:
i) El Programa Especial de Ciencia y Tecnología
ii) El Foro Permanente de Ciencia y Tecnología
iii) Los Fondos Conacyt y los Fondos de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico
iv) El Sistema Integrado de Información sobre Investigación Científica y Tecnológica
v) El Registro Nacional de Instituciones y Empresas Científicas y Tecnológicas
vi) Los Centros Públicos de Investigación

La carencia prolongada de un ordenamiento jurídico principal propició en buena medida la


desarticulación de los elementos que integran a la infraestructura y capacidades nacionales
para la ciencia y la tecnología. Los efectos desfavorables aún son evidentes en el
funcionamiento actual del sistema.
En el período 1995-2000 se formuló el Programa de Ciencia y Tecnología que, entre otros
aspectos relevantes, planteó la descentralización de las actividades de investigación
científica y tecnológica del país. La instrumentación de este programa alcanzó logros
limitados; sin embargo, en el periodo mencionado, como resultado de la Ley para el
Fomento de la Investigación Científica y Tecnológica, se integró el Gabinete Especializado
en Ciencia y Tecnología.
El Gabinete Especializado en Ciencia y Tecnología ha sesionado una sola vez, el 9 de mayo
del 2000. Es necesario que reinicie actividades a la mayor brevedad posible.
A pesar del avance legislativo actual, aún resta reconocer e instrumentar un marco legal que
permita ir más allá de los aspectos de apoyo a la ciencia y la tecnología, dirigiéndose hacia
el fomento de la actividad de innovación en las empresas y al desarrollo de un ambiente
propicio de negocios tecnológicos. De esta forma se lograría aprovechar el potencial pleno
de la ciencia y la tecnología articuladas para el progreso económico y social.
1.1.3 Políticas
En materia de política para ciencia y tecnología, México ha atravesado una serie de medidas
diversas. Su acción no ha sido duradera ni se han planteado siguiendo una estrategia nacional
consistente ni transexenal como se muestra en los siguientes apartados.
1.1.3.a Evolución del Conacyt dentro de la estructura del gobierno
La ubicación de la ciencia y la tecnología en la estructura gubernamental se ha mostrado errática,
sin acceder a un nivel adecuado en la agenda de prioridades del Gobierno Federal. Lo anterior
queda evidenciado en el organigrama del sector público, en donde la temática de ciencia y
tecnología nunca se ha configurado como cabeza de sector ni expresado como política de Estado.
Desde su creación en 1970 como órgano principal para administrar la política nacional de ciencia y
tecnología, el Conacyt dependió originalmente de la Presidencia de la República. En 1979 la
institución fue sectorizada en la entonces Secretaría de Programación y Presupuesto. Un cambio
más sobrevino en el año de 1992 cuando el Conacyt fue nuevamente reubicado, esta vez bajo la
estructura de la Secretaría de Educación Pública.
1.1.3.b Política industrial
Un rasgo que caracterizó la política industrial de México desde mediados del siglo XX fue una línea
proteccionista que, al cerrar camino a productos competidores del exterior, respaldó el crecimiento
de la planta industrial local al ligarla a un mercado cautivo. El periodo comprendido entre 1940 y
mediados de los 1970´s estuvo marcado por una política de sustitución de importaciones. Esto
determinó la adopción de tecnologías maduras que de manera importante respondían a los
requerimientos operativos de la producción. El esfuerzo tecnológico se manifestó primordialmente
a través de la transferencia por la vía de compra de soluciones “llave en mano”, capacitación
operativa, adaptación y mantenimiento, incluyendo la introducción esporádica de mejoras
incrementales.
“En el periodo que abarca de 1940 a 1980 el crecimiento económico anual promedio fue de 6.5% y
el crecimiento de la población de 3.5%, por lo que a lo largo de cuarenta años se tuvo un
mejoramiento del PIB per cápita de 3% anual. Al agotarse la vía de desarrollo económico basada
en la economía cerrada y el papel preponderante del Estado, y frente a los impactos de la
geopolítica y la nueva economía mundial, se han realizado reformas estructurales que requieren no
sólo consolidarse para el logro de sus objetivos, sino responder a las expectativas que han
generado en la sociedad: de 1980 al 2000, estos mismos indicadores mostraron un
comportamiento a la baja lo que significa que el PIB per cápita al crecer 0.4% anualmente
1[4]
prácticamente se ha estancado en los últimos veinte años.”
Otras medidas de política se dirigieron hacia programas de apoyo al sector industrial mediante
esquemas de deducción fiscal a partir de gastos relacionados con la tecnología. Hacia la segunda
mitad de la década de los ochenta se impulsó una política de reconversión industrial aparejada a
la apertura de fronteras con un propósito tácito de infundir competitividad a las empresas a través
de la exposición a un mercado abierto. En línea con esto, México ingresó al GATT adoptando las
políticas de libre comercio. En paralelo inició un proceso de desregulación, uno de cuyos ejemplos
fue la desaparición del Registro Nacional de Transferencia de Tecnología. Llama la atención que
en las políticas de incentivo a la inversión extranjera directa y

en los acuerdos de libre comercio, el capítulo de ciencia y tecnología fuese tratado sin el énfasis
apropiado para favorecer la adopción y asimilación de tecnologías de vanguardia.
1.1.3.c Prioridades temáticas en ciencia y tecnología
Un aspecto visible que no ha encontrado expresión en la política nacional para ciencia y tecnología
es el establecimiento de prioridades temáticas o sectoriales que reflejen una visión estratégica en
donde se definan claramente las capacidades distintivas del país.
A diferencia de otras naciones, México no ha emprendido un ejercicio prospectivo a escala
nacional que conduzca a la selección de áreas científicas y tecnológicas clave en las cuales se
acentúen los esfuerzos de asignación de recursos.
1.1.3.d Cooperación internacional en ciencia y tecnología
La colaboración internacional ofrece también un panorama muy complejo con retos por resolver.
En términos generales, México tiene lazos de cooperación con prácticamente todos los países
industrializados y de similar desarrollo al nuestro que cuentan con sistemas de ciencia y tecnología
de primer o segundo nivel. No obstante lo anterior, la característica de la cooperación ha sido su
unidireccionalidad, en donde México ha sido básicamente un receptor relativamente pasivo y no ha
promovido la recepción de estudiantes de otros países. En 1998, la UNAM tenía solamente 340
becarios extranjeros. Del total de becarios del Conacyt en el extranjero (4,237), el 38% va a E.U.;
23% a Gran Bretaña; 13% a Francia; 12% a España; 6% a Canadá, y el restante 8% a otros
países.
En cuanto al potencial que ofrece la cooperación internacional en ciencia y tecnología, se tiene
como referencia la recomendación de las Naciones Unidas de que los países desarrollados
destinen el 0.05% de su PIB a dicha cooperación internacional. Como puede observarse, el
potencial disponible en la comunidad internacional no ha sido plenamente aprovechado por la
desarticulación y ausencia de prioridades en la materia.
La cooperación científica, técnica y tecnológica internacional puede aprovecharse para la
formación de recursos humanos, el desarrollo de proyectos conjuntos de investigación, la
realización de programas de innovación y desarrollo tecnológico, el intercambio de información,
documentación y materiales, así como para la promoción de proyectos de base tecnológica y
colaboración en metrología, normalización y calidad, entre otros aspectos.
1.1.4 Presupuestos para ciencia y tecnología
Una medida representativa del esfuerzo de un país por impulsar y capitalizar las actividades de
ciencia y tecnología se expresa claramente a través de la inversión en este rubro y sus tendencias.
Las actividades científicas y tecnológicas se clasifican en tres componentes: i) investigación y
desarrollo experimental (IDE), ii) educación y enseñanza científica y técnica (posgrado), y iii)
servicios científicos y tecnológicos. Así, es necesario impulsar la realización de actividades en
estas tres vertientes (Gráfica 1.1).
Gráfica 1.1
Actividades científicas y tecnológicas
Fuente: UNESCO. Manual de Estadísticas sobre las Actividades Científicas y Tecnológicas,
1984.
En el cuadro 1.1 se muestra la inversión nacional en dichas actividades para el año 2000, de
acuerdo con los sectores participantes. Llama la atención que el Conacyt, como el órgano
articulador en materia de ciencia y tecnología, controla sólo el 13% del gasto federal.
Cuadro 1.1
Gasto Nacional en Ciencia y Tecnología, 2000
Por sector de financiamiento
Miles de millones de pesos de 2001
Sector Público Instituciones
Sector Sector
de educación Total
Actividad Total Conacyt privado externo % % PIB
superior $
$ $ $ $
$
Gasto en Investigación
y Desarrollo 14.0 1.7 2.5 5.7 1.3 23.5 68.5 0.40
Experimental (GIDE)
Educación de
4.6 1.3 2.1 * 4.6 13.4 0.08
Posgrado.
Servicios Científicos y
6.2 0.2 0.1 * 6.2 18.1 0.11
Tecnológicos
Total 24.8 3.2 4.7 ** 5.7 1.3 34.3 100.0 0.59
PIB 2000= 5,801.7 Miles de millones de pesos de 2001.
• Incluye sólo instituciones del sector público
** Gasto total en C y T de las Instituciones de Educación Superior (IES). Para el total del
gasto nacional en C y T se excluyeron educación de posgrado y servicios científicos y
tecnológicos para evitar la doble contabilidad.
Fuente:
SHCP. Cuenta de la Hacienda Pública Federal, 2000.
INEGI. Sistema de Cuentas Nacionales de México.
Conacyt. Encuesta sobre Investigación y Desarrollo Tecnológico, 2000.
A su vez, las actividades de investigación y desarrollo (IDE) se subdividen en i) proyectos de
investigación básica, ii) proyectos de investigación aplicada y iii) proyectos de desarrollo
experimental. En la gráfica 1.2 se muestra la importancia relativa de estas actividades en
varios países.

Gráfica 1.2
Gasto en IDE por tipo de actividad
Distribución porcentual
Fuente: OECD. Main Science and Technology Indicators, N° 1, 2001.
El porcentaje que se dedica a desarrollo experimental es el reflejo de transformar el
conocimiento científico y tecnológico en nuevos productos, procesos y servicios. Como se
puede observar, México se encuentra rezagado en fortalecer el desarrollo tecnológico. Por
otro lado, la tendencia natural de una estructura sana en un país avanzado que ha invertido
sistemáticamente en ciencia y tecnología, es la que se muestra en Estados Unidos: 16% del
gasto en ciencia básica, 23 en investigación aplicada y 61% en desarrollo tecnológico
(Cuadro 1.2).
Cuadro 1.2
Gasto en IDE por tipo de actividad
Porcentajes
Investigación Investigación Desarrollo
País Total
básica aplicada experimental
Corea (1997) 13.3 28.5 58.2 100.0
España (1998) 22.8 38.8 38.4 100.0
México ( 1997) 23.3 47.7 29.0 100.0
E. U. A. (1999) 16.3 22.9 60.8 100.0
Fuente: OECD. Main Science and Technology Indicators, N° 1, 2001.

Es común utilizar también la denominación de innovación al gasto adicional a la IDE que se


realiza en actividades científicas y tecnológicas las cuales no son o no califican como IDE,
pero que son fundamentales para mejorar la competitividad de las empresas. Al conjunto de
estas actividades (IDE más innovación) se le denomina Sistema Nacional de Innovación.

En el cuadro 1.3 se muestran los valores de GIDE como proporción del PIB, el PIB per cápita
y la posición competitiva de varios países considerados en el estudio de competitividad
global del International Institute for Management Development ( IMD). La inversión en
investigación y desarrollo es factor determinante de la posición competitiva y de los niveles
de ingreso como se mostrará con mayor detalle en el punto 1.3 sobre la competitividad y la
innovación en las empresas.

Cuadro 1.3
Cuadro 1.3
GIDE como proporción del pib y pib per cápita
PIB per cápita Posición
PAÍS GIDE/PIB
dólares competitiva
EUA (1999) 2.65 33,685.23 1
Alemania (1999) 2.44 23,616.41 12
Canadá (1999) 1.58 26,441.54 9
Brasil (1996) 0.91 8,206.08 31
España (1999) 0.90 18,106.30 23
México (2000) 0.40 7,847.54 36

Los datos del PIB en moneda nacional se convirtieron a dólares utilizando las Paridades del
Poder
Adquisitivo (PPP) de cada país, desarrollados por la División de Cuentas Nacionales de la
OCDE.
Fuente: OECD, Main Science and Technology Indicators, No. 1, 2001
RICYT. El Estado de la Ciencia, 2000.

La relación causal entre la inversión en ciencia y tecnología y el crecimiento económico y


social de un país está ampliamente documentada, en todo caso la inversión en investigación
y el crecimiento económico forman un círculo virtuoso que se autorefuerza.
Países cuyas características fueron similares a las de México hace 30 años, exhiben hoy
indicadores de desarrollo marcadamente superiores. Así, en el periodo 1970-2000 el ingreso
per cápita, medido en dólares corrientes, en México creció 3.8 veces, en Brasil 6.3, en
España 7.4 y en Corea 25.3 veces. En el mismo periodo la inversión en ciencia y tecnología,
como porcentaje del PIB, se multiplicó en México por 2, en Brasil por 4.5, en España por 5 y
en Corea por 9 (Gráficas 1.3 y 1.4).
Gráfica 1.3
Crecimiento del ingreso per cápita
Índice nominal

Fuente: Conacyt con base en datos obtenidos de la ONU.


Gráfica 1.4
Crecimiento del ingreso per Cápita
Índice en términos reales
Fuente: Conacyt con base en datos obtenidos de la ONU.
La limitada inversión en ciencia y tecnología en México se está mostrando como un factor
determinante que afecta en su conjunto a la posición competitiva nacional. De acuerdo con
la clasificación del International Institute for Management Development (IMD), el país se
ubica actualmente en una posición de muy baja competitividad (lugar 41 de 49 países).
A todo lo anterior se debe añadir el bajo nivel de participación del sector privado mexicano
en el gasto en investigación y desarrollo (Gráficas 1.5 y 1.6), especialmente si éste se
compara con el correspondiente a otros países cuya posición de despegue económico fue
semejante algunos años atrás. Así, mientras que el porcentaje de la inversión nacional en
ciencia y tecnología del sector privado es en México del 24%, en Brasil es del 40%, en
España del 50% y en Corea del 73%. Resulta muy representativo que en los Estados Unidos,
como potencia económica e industrial líder en el mundo, la dimensión de participación
privada en el gasto de investigación y desarrollo alcance la cifra del 66%.
Gráfica 1.5
Participación de los sectores en el GIDE, 1999
Porcentajes y millones de dólares

Fuente: OCDE. Basic Science and Technology Statistics, 1999.


RICYT. El Estado de la Ciencia, 2000.
Gráfica 1.6
Gasto total en IDE por país
Millones de dólares corrientes

Fuente: OCDE.
Basic Science and Technology Statistics, 1999.
RICYT. El Estado de la Ciencia, 2000.
1.1.4.a Gasto federal en ciencia y tecnología
A continuación se muestra el comportamiento del financiamiento del sector público en
varios países (ver cuadro 1.4 y gráfica 1.7). Es relevante señalar que en todos ellos el sector
público financia un porcentaje menor del gasto que en nuestro país.
Cuadro 1.4
GIDE financiado por el sector público
Millones de dólares corrientes
% del Presupuesto
País 1970 1980 1990 1999 Federal en GIDE
Público
Brasil - 571 2,247 3,291 2.1%
Canadá 782 1,923 4,891 5,098 3.0%
Corea - 323 907 2,706 2.3%
España 85 757 2,297 2,541 1.0%
México - 514 606 1,617 1.5%
Estados Unidos 15,822 32,392 68,657 77,520 5.4%
Fuente: OCDE. Basic Science and Technology Statistics, 1999.
RICYT. El Estado de la Ciencia, 2000.
Gráfica 1.7
GIDE financiado por el sector público
Fuente: OCDE. Basic Science and Technology Statistics, 1999.
En el caso de México, aún reconociendo la importancia de la promoción de la ciencia y la
tecnología como una tarea prioritaria, el gobierno federal ha destinado recursos
presupuestales que crecen de manera irregular (ver cuadro 1.5 y gráficas 1.8 y 1.9).
La mayor proporción del gasto referido se ha destinado a la formación de recursos
humanos a través de becas y estímulos a la productividad científica, en tanto que una
proporción menor ha ido hacia el financiamiento de proyectos de tecnología.
Cuadro 1.5
Gasto Federal en Ciencia y Tecnología, 1995-2000
Millones de pesos

Año GFCyT Crecimiento real


Precios corrientes Precios de 2001 %
1995 6,484 15,869 -
1996 8,840 16,548 4.3
1997 13,380 21,279 28.6
1998 17,789 24,522 15.2
1999 18,788 22,549 -8.0
2000 22,923 24,806 10.0
Fuentes: SHCP, Cuenta de la Hacienda Pública Federal, 1995-2000.
INEGI, Sistema de Cuentas Nacionales de México.
Gráfica 1.8
Participación del gasto federal en ciencia y tecnología en el PIB
Fuentes: SHCP, Cuenta de la Hacienda Pública Federal, 1995-2000.
INEGI, Sistema de Cuentas Nacionales de México.

Gráfica 1.9
Participación del gasto federal en ciencia y tecnología en el gasto total del sector público federal

Fuentes: SHCP, Cuenta de la Hacienda Pública Federal, 1995-2000.


INEGI, Sistema de Cuentas Nacionales de México.
1.1.4.b Gasto en investigación y desarrollo experimental (GIDE)
En México, la Investigación y Desarrollo Experimental (IDE) se caracteriza por una baja
inversión nacional con una alta proporción del financiamiento público (cerca del 75%) y por
una participación sumamente reducida del gasto del sector productivo (cerca del 25%), en
comparación con los países industrializados.
México tiene que resolver grandes rezagos y retos en materia científica y tecnológica. En
2000 se destinó a IDE el 0.40% del PIB, cuando la Organización de las Naciones Unidas
recomendaba que al final de la década de los años setenta los países en desarrollo deberían
incrementar el gasto en IDE y servicios científicos y tecnológicos al 1% del PIB. Lo anterior
coloca al país entre los últimos lugares de los miembros de la OCDE.
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) el
indicador para México refleja una gran desventaja en la generación de conocimiento y
desarrollo tecnológico, no sólo ante socios y competidores comerciales de mayor
desarrollo, sino con países de igual o menor avance que el nuestro.
1.2 Capacidad científica y tecnológica nacional
La capacidad científica y tecnológica depende, por una parte, de la escolaridad y la educación
científica de toda la población, y por otra parte de la cuantía y las características de las actividades
de investigación y desarrollo.
La escolaridad, a pesar de todos los esfuerzos, es del orden de 7 años. Las actividades de
investigación y desarrollo han requerido de grandes esfuerzos como se detalla a continuación. La
investigación científica en México se inicia con la formación de los primeros institutos en 1929, año
en que se concedió la autonomía a la UNAM. Fue hasta 1939 que se crea la Facultad de Ciencias.
A esa fecha prácticamente no existían estudios de posgrado en México, nivel académico en donde
se forman a los investigadores. En el periodo de 1938 a 1945 se crearon el Instituto Politécnico
Nacional (IPN), el Instituto de Geografía, el Instituto de Física, el Instituto de Química, el
Laboratorio de Estudios Médicos y Biológicos (hoy Instituto de Investigaciones Biomédicas), el
Instituto de Matemáticas y el Instituto de Geofísica. También se crea El Colegio de México en 1941
y en 1942 el Observatorio Astronómico de Tonantzintla, Puebla.
Con la participación de los académicos y científicos de la República Española que llegaron a
México en 1939 se dio impulso a la organización de la investigación y en el año 1945 se integró
formalmente el Consejo Técnico de la Investigación Científica que de alguna forma venía operando
desde 1939, así como la Coordinación de la Investigación Científica. Fue hasta 1954 que se creó la
figura de personal académico de tiempo completo, base de la investigación. Además con la
construcción de Ciudad Universitaria, en ese año se dispuso para los Institutos antes mencionados
de instalaciones adecuadas, si bien incipientes en su equipamiento, lo mismo puede decirse de la
construcción en 1957 de la Unidad Zacatenco del IPN. Destaca también la creación del Centro de
Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional en 1961. En 1966 se creó
el Programa de Formación de Profesores e Investigadores. En el periodo de 1967 a 1972 se
crearon varios centros más, entre ellos el Instituto de Investigación en Materiales y el Laboratorio
Nuclear, el Centro de Investigación en Matemáticas Aplicadas, el de Instrumentos, y el de
Información Científica y Humanística. El Instituto de Ingeniería, si bien inició operaciones desde
1956 como Asociación Civil, y en 1957 es incorporado a la UNAM, es hasta 1976 en que se
constituye oficialmente como dependencia universitaria con carácter de Instituto.
En 1970 se creó el Conacyt y en el año 1973 se inicia el programa de remodelación de Ciudad
Universitaria para crear el área de investigación científica en el denominado Circuito Exterior
(1976). En 1978 se define la política de desarrollo de la investigación científica. En 1970 el
personal investigador en 12 centros de investigación de la UNAM era de 329 personas. En 1979 se
pasó a 19 centros e institutos con 931 investigadores.
En 1973 se adoptó la decisión de descentralizar la investigación científica en México y se inició el
proceso de creación de centros de investigación fuera de la Ciudad de México. En este proceso
contribuyó el Conacyt y para el año 1992 se constituyó el Sistema SEP – Conacyt de Centros de
Investigación. En ese año se decidió desaparecer la Secretaría de Programación y Presupuesto,
dependencia en la cual estaban adscritos los centros creados en el periodo 1973 – 1991 y esos
centros fueron adscritos a la Secretaría de Educación Pública. La SEP asignó al Conacyt el 1º de
marzo de 1992 la coordinación del subsector ciencia y tecnología (Sistema SEP – Conacyt de 29
centros de investigación en las áreas científica, tecnológica y social). El Instituto Potosino de
Investigación Científica y Tecnológica –IPICyT-, fundado el 24 de noviembre de 2000, es el centro
de creación más reciente.
En el periodo 1973–1992 se fortalecieron los centros de investigación de las Secretarías de Estado
(IMP, IIE, ININ, IMTA, los del sector Salud, los de Ecología, y otros). De esta forma en 1999
existían en el país: los centros de investigación de instituciones de educación superior (UNAM,
IPN, y otras), los del Sistema SEP–Conacyt y los de las Secretarías del Gobierno Federal.
Actualmente, el número de investigadores en estos subsistemas de centros es del orden de 20 mil:
2,250 el sistema SEP-Conacyt; 12,000 el sistema de las instituciones de educación superior, y el
resto en los centros de las secretarías de la Administración Pública Federal. Existen otros 5,000 en
el sector productivo.
1.2.1 Infraestructura del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología
El funcionamiento de las instituciones de investigación nacionales favorecerá que cada vez más
proyectos sean de mayor alcance y significación, dejando atrás la etapa en la que predominaron en
la investigación los proyectos pequeños, individuales, aislados y de casi nulo impacto y
significación.
La infraestructura científica y tecnológica del país se encuentra concentrada principalmente en las
instalaciones de las instituciones de educación superior (UNAM, IPN, CINVESTAV, Universidades
Autónomas, etc.), en el sistema SEP-Conacyt, en los centros de investigación especializados
(Instituto Mexicano del Petróleo, Instituto de Investigaciones Eléctricas, Instituto Nacional de
Investigaciones Nucleares, Instituto Mexicano de Tecnología del Agua), y en los sectores Salud,
Agropecuario, Transportes, Medio Ambiente, etc. Cabe señalar que la infraestructura para la
educación científica en la educación básica, media y superior juega un papel determinante en la
educación de las nuevas generaciones de investigadores.
La figura 1.1 ilustra de manera simplificada la composición de las instituciones de investigación que
existen, pero que operan de manera no integrada.

Figura 1.1
A continuación se cita un testimonio al respecto:
“El diagnóstico de la Secretaría de Economía señala los siguientes problemas: i) la
infraestructura tecnológica del país aún es limitada en relación con los estándares
internacionales; ii) prevalece una falta de vinculación entre la oferta de apoyo tecnológico y
las necesidades de conocimientos tecnológicos de la industria; iii) existe una estructura
dual, con grandes empresas que atienden con cierta rapidez sus necesidades de cambio
tecnológico, y una mayoría de empresas micro, pequeñas y medianas prácticamente
inactivas en materia tecnológica.
Los programas establecidos para promover la innovación, tanto en Conacyt como en Nafin,
han tenido un éxito relativo, ya que no se ha generado una amplia movilización de las
empresas hacia la innovación. Al débil impacto de estos mecanismos hay que agregarle la
reducción de la inversión, con la reglamentación para el otorgamiento de estos créditos, la
cual limita la operación de algunos de estos programas, además del reducido tamaño de los
2[5]
fondos disponibles para apoyarlos”.
El cuadro 1.6 y la gráfica 1.10 indican el gasto acumulado total y de infraestructura en IDE,
para México y otros países de 1970 a 1999. El monto acumulado estimado en infraestructura
para nuestro país fue de 5,754 millones de dólares. Esta cantidad representa un 40.2% de la
inversión hecha por Brasil en el mismo periodo, el 31.2% de la de España, 25.9% de la de
Corea, 13.1% de la de Canadá y sólo el 0.65% de la de EUA. Es significativo el contraste que
existe entre la inversión realizada por Brasil y Corea, con la de México. La gráfica 1.11
muestra la evolución de la infraestructura acumulada en los países señalados, y se aprecia
que la brecha en relación a nuestro país se amplía a lo largo del tiempo. Esto significa que
México tiene que hacer un esfuerzo aún mayor que esos países para que dicha brecha no se
acreciente.
Cuadro 1.6
Gasto en IDE, 1970-1999
Gasto acumulado en millones de dólares de 1999
Inversión en
Gasto acumulado en IDE infraestructura
País de IDE*
1970-1999
1970-1980 1981-1990 1991-1999 1970-1999

Brasil 8,249 23,414 39,930 71,593 14,319


Canadá 50,757 78,398 90,690 219,845 43,969
Corea 6,260 34,024 70,566 110,850 22,170
España 10,496 35,203 46,553 92,252 18,450
México 6,546 9,151 13,071 28,768 5,754
Estados
1,058,575 1,500,808 1,850,177 4,409,560 881,912
Unidos
* Suponiendo un 20% del gasto en IDE para infraestructura
Fuentes: Estimación con base en datos de la OCDE.
OCDE, Basic Science and Technology Statistics, 1999.
ONU, Base de datos de UNSTATS.
Gráfica 1.10
Gasto en IDE acumulado total 1970-1999
Millones de dólares de 1999

Fuentes: Estimación con base en datos de la OCDE.


OCDE, Basic Science and Technology Statistics, 1999.
ONU, Base de datos de UNSTATS.

Gráfica 1.11
Gasto acumulado en infraestructura para IDE
Miles de millones de dólares de 1999
Fuentes: Estimación con base en datos de la OCDE.
OCDE, Basic Science and Technology Statistics, 1999.
ONU, Base de datos de UNSTATS.
1.2.2 Recursos humanos
Como referencia inicial, la Población Económicamente Activa (PEA) es del orden de 35 millones de
personas, de las cuales aproximadamente 14 millones tienen empleo formal. El 77% de esa
población con empleo formal tiene un nivel educativo menor a la educación media superior y el
17% tiene escolaridad de nivel superior. De estos últimos, 25,000 se dedican a actividades de
investigación y desarrollo (IDE) como se muestra en el cuadro 1.7.
Cuadro 1.7
Número de personas dedicadas a investigación y desarrollo (IDE), 1993-2000
Sector 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000
Productivo 1,036 2,355 2,557 3,078 3,245 4,117 4,297 4,587
Gobierno 6,150 6,349 7,027 5,572 5,758 8,026 7,613 8,069
Educación Superior 11,169 14,182 16,560 18,318 20,015 11,569 11,924 12,477
Privado no lucrativo 191 247 335 264 281 197 275 259
Total 18,546 23,133 26,479 27,231 29,299 23,908 24,109 25,392
Fuente: Conacyt-INEGI, Encuesta sobre Investigación y Desarrollo Experimental 1994, 1996
y 1998.
Conacyt. Encuesta sobre Investigación y Desarrollo Tecnológico, 2000.
De las 25,000 personas dedicadas a actividades de investigación y desarrollo, el 30%
pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Los investigadores del SNI están
distribuidos en 7 áreas como se indica en el cuadro 1.8. Como puede apreciarse, las de
mayor impacto en el desarrollo económico, como son las ingenierías, la biotecnología y las
ciencias agropecuarias, representan solamente el 12.3% y 9.4% respectivamente.
Cuadro 1.8
Sistema Nacional de Investigadores, 2000
Nivel
No Área Total %
C* 1 2 3

I Físico-Matemáticas y Ciencias de la Tierra 237 816 335 181 1,569 21.0


II Biología y Química 250 878 203 104 1,435 19.2
IV Humanidades y Ciencias de la Conducta 125 760 237 147 1,269 17.0
VII Ingeniería 198 554 123 43 918 12.3
V Sociales 111 507 135 57 810 10.9
III Medicina y Ciencias de la Salud 166 423 123 53 765 10.2
VI Biotecnología y Ciencias Agropecuarias 133 408 122 37 700 9.4
Total 1,220 4,346 1,278 622 7,466 100.0
*/ Candidatos a investigador nacional
Fuente: Conacyt.
Por otro lado, se tiene que en México el personal dedicado a actividades de IDE se
concentra en áreas de ciencias naturales e ingeniería sobre las ciencias sociales y
humanidades, misma tendencia que existe en otros países. Sin embargo, nuestro país aún
tiene menos investigadores en las áreas de ciencias naturales e ingeniería (82%) que la
concentración que tiene España (89%) o Corea (96%). En este sentido, México solo queda
por arriba de Brasil, que tiene 71% de sus investigadores ocupados en ciencias naturales e
ingeniería. Ver cuadros 1.9 y 1.10.
Cuadro 1.9
Número de personas dedicadas a investigación y desarrollo por área de la ciencia, 1999
C. Naturales e Ingeniería C. Sociales y Humanidades
País Número % Número % Total
Brasil 34,845 71.4 13,936 28.6 48,781
Canadá 76,478 84.2 14,332 15.8 90,810
Corea 129,246 96.0 5,322 4.0 134,568
España 103,533 88.8 13,062 11.2 116,595
México (2000) 20,520 82.1 4,480 17.9 25,000
Fuente: OCDE, Basic Science and Technology Indicators, 2000 Edition.
RICYT, El Estado de la Ciencia, 2000.
Cuadro 1.10
Número de personas dedicadas a investigación y desarrollo por país, 1970-1999
País 1970 1980 1990 1999
Brasil 15,000 21,541 48,781
Canadá 40,500 65,800 90,810
Corea 30,000 70,503 134,568
España 11,000 34,150 66,582 116,568
México (2000) 5,000 14,000 25,000
Estados Unidos* 543,800 651,100 960,400 1,114,100
*Equivalente a tiempo completo
Fuentes: OCDE, Main Science and Technology Indicators, 2000.
Conacyt. Indicadores de Actividades Científicas y Tecnológicas, 1990-1999.
RICYT. El Estado de la Ciencia, 2000.
NSF. Science and Engineering Indicators, 2000.

En México se tienen 0.7 personas dedicadas a actividades de IDE por cada 1,000 personas
de la población económicamente activa (PEA). En Brasil este indicador es de 1 (42.8%
mayor), en España 4 (471.4% superior), en Corea 6 (757.1% mayor) y en Estados Unidos 14
(1900% mayor).
1.2.3 Posgrado y formación de investigadores
En el cuadro siguiente se muestran las cifras sobre los egresados del posgrado en México
para el periodo 1990-2000. La tasa anual de crecimiento promedio es del 12.7%.
Cuadro 1.11
Egresados de posgrado en México, 1990-2000
Número de personas
Año Egresados
1990 9,885
1991 11,548
1992 12,097
1993 12,060
1994 13,632
1995 18,291
1996 20,203
1997 20,868
1998 24,579
1999 28,943
2000 e/ 33,000
e/ Cifra estimada.
Fuente: ANUIES, Anuario Estadístico de Posgrado.
Sin embargo, el país registra un rezago importante en la formación de personal con
posgrado, mismo que es la base de la investigación. Así, mientras se forman alrededor de
1,000 doctores mexicanos por año, en Brasil se forman 6,000, en España 5,900, en Corea
4,000 y en Estados Unidos 45,000. (Ver gráfica 1.12). Cabe señalar que un rezago igual de
grave existe en la formación de técnicos medios y técnicos superiores, que son la base del
sector productivo.
Gráfica 1.12
GRADUADOS DE DOCTORADO
Número de personas

Fuente: NSF, Science and Engineering Indicators, 2000.


Recursos humanos en investigación y desarrollo experimental
En el cuadro 1.12 se presenta la evolución 1980-1999 del número de personas dedicadas a
actividades de investigación y desarrollo tecnológico en varios países, tanto para el sector
público como para el sector privado. Puede observarse que con excepción de E.U., Corea y
Canadá,
mayor proporción del personal dedicado a actividades de investigación y desarrollo se
encuentra laborando en el sector público.
Cuadro 1.12
Número de personas dedicadas a investigación y desarrollo por sector, 1980-1999
1980 1990 1999
Países Sector Sector Sector Sector Sector Sector
Público Privado Público Privado Público Privado
México (2000) 2,883 212 12,441 1,559 20,596 4,846
Brasil * 19,868 1,673 44,994 3,787
España 13,494 4,829 47,057 19,525 85,866 30,729
E.U.A. 125,662 525,438 187,278 773,122 215,021 899,079
Canadá 20,613 18,377 34,787 31,031 39,676 51,134
Corea 6,230 13,441 22,328 48,175 42,618 91,950
* Años 1993 y 2000
Fuente: OCDE, Main Science and Technology Indicators, 2000.
Conacyt, Indicadores de Actividades Científicas y Tecnológicas, 1990-1999.
RICYT, El Estado de la Ciencia, 2000.
NSF, Science and Engineering Indicators, 2000.

1.2.4 Producción científica


Por lo que se refiere a los indicadores de la producción científica de los investigadores
mexicanos, éstos permiten inferir el grado de competitividad alcanzado con respecto a los
demás países. La gráfica 1.13 ilustra la participación de México con un 0.6% de la
producción mundial, en tanto que Brasil, Corea y España aportan un 1.3, 1.7 y 2.9 %,
respectivamente. Las diferencias son nuevamente significativas.
Gráfica 1.13
PORCENTAJE DE ARTÍCULOS PUBLICADOS POR CIENTÍFICOS EN EL MUNDO, 2000

Fuente: Institute for Scientific Information, 2000.


El conteo de las citas de las publicaciones científicas es uno de los métodos para registrar
el uso del conocimiento implícito en los proyectos de investigación en trabajos posteriores.
Este es uno de los parámetros de calidad y es utilizado por la comunidad científica
internacional. El cuadro 1.13 indica el factor de impacto quinquenal de algunos países.

Cuadro 1.13
FACTOR DE IMPACTO EN ANÁLISIS QUINQUENAL POR PAÍS
País 1986-1990 1991-1995 1996-2000
México 1.69 1.76 2.21
Brasil 1.30 1.74 2.16
España 1.80 2.54 3.41
E.U.A. 4.31 4.95 5.75
Canadá 2.99 3.68 4.67
Corea 1.26 1.49 1.96
Factor de Impacto = N° de citas en el quinquenio/ N ° de publicaciones del quinquenio
Fuente: Institute for Scientific Information, 2000.

Como podrá observarse, si bien el número de publicaciones en México no es alto, el


impacto de las mismas, sin ser aún del mismo nivel que en los países señalados, es
crecientee indica la calidad de la investigación hecha en nuestro país.
1.2.5 Difusión y divulgación
Estrechamente ligada a la enseñanza se encuentra la divulgación de la ciencia y la
tecnología. El cuadro 1.14 resume algunos de los principales aspectos relacionados con la
difusión y divulgación de la ciencia y la tecnología.
Cuadro 1.14
DIFUSIÓN Y DIVULGACIÓN DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA
Tema Agregado
Diarios de la capital: 9
Diarios de los estados: 14
Medios
Publicaciones registradas en el índice Conacyt: 76
impresos y
Canales de televisión con divulgación de ciencia y tecnología: 5*
electrónicos
Todas las estaciones de radio del país transmiten la serie de programas de Ciencia y
Tecnología
Museos interactivos en el país
Museos
Vagones, barcos, camiones, aviones y casas de la ciencia: 30
Semana Nacional de Ciencia y Tecnología: Participantes 8’606,487 en el año 2000
Verano de la Investigación Científica
Encuentros
Semana de la Investigación Científica, organizada con la Academia Mexicana de
Ciencias
Exposiciones fijas o itinerantes; canciones; obras de teatro, y en general todas las
Otros
expresiones artísticas
* De su programación prácticamente está ausente la ciencia y tecnología mexicanas.
Fuente: Conacyt.
En 1997, el Conacyt realizó la encuesta sobre la percepción pública de la ciencia y la
tecnología. Destacan los resultados que se enuncian a continuación:
i) El 11.4% de las personas encuestadas considera que tiene suficiente información mientras
el 33.6% estima que la información de que dispone es moderada. El 54.8% restante asume que
cuenta con información escasa.
ii) El 4.5 % de las personas con estudios hasta el nivel de primaria está bien informado,
mientras que 9.1% de los que estudiaron secundaria o equivalente comparte la misma categoría.
12.7% de los que realizaron estudios de bachillerato está bien informado y, finalmente, casi la
cuarta parte de las personas con estudios de licenciatura o mayores está bien informada.
iii) El 69% vio la TV y, en promedio, lo hizo por 14 horas semanales. El 29% de los que vio
TV, equivalente al 20% del total de los encuestados, señaló haber dedicado algún tiempo a ver
programas de ciencia y tecnología.

De las cifras anteriores, se concluye que es necesario hacer mayores esfuerzos para que la
difusión del conocimiento científico y tecnológico lleguen a un mayor número de personas,
siendo lo deseable que todos estén bien informados.
1.2.6 Descentralización de la ciencia y la tecnología
El desarrollo científico y tecnológico nacional se ha concentrado en las grandes ciudades,
en regiones determinadas y en contadas instituciones. Actualmente el 50.5% de los
investigadores miembros del SNI se concentra en el Distrito Federal. Aunque con desarrollo
desigual, el 39% de los investigadores se concentra en los estados de México, Morelos,
Puebla, Jalisco, Baja California, Guanajuato, Nuevo León, Querétaro, Michoacán, Yucatán,
Veracruz, Sonora y Baja California Sur, estados que cuentan entre 100 y 400 investigadores
del SNI, en comparación con estados como Quintana Roo, Durango, Tlaxcala, Guerrero,
Campeche, Nayarit y Tabasco que tienen solamente entre 3 y 27 investigadores.
Los datos por regiones en cuanto al número de estudiantes de posgrado indican lo
siguiente: la zona Noroeste tiene el 5.65 %; la Noreste tiene el 17.94%; la Occidente el
15.56%; la región Centro el 19.11% y la Sur-Sureste tan sólo el 7.71%, en contraste con el
Distrito Federal que tiene el 34% de los estudiantes de posgrado.
No obstante la elevada concentración en el Distrito Federal y el crecimiento desigual entre
los estados, el desarrollo regional en materia de ciencia y tecnología también revela algunas
fortalezas, con base en los datos del año 2000, como en la distribución del número de
programas de posgrado por regiones (2,113 de un total de 2,504); el acceso a becas (7,256,
respecto de 13,791), el personal docente de posgrado (4,198 de un total nacional de 5,835),
los proyectos de investigación (60.5% del total), así en apoyos tecnológicos (35.8%) y
patentes solicitadas (el 40.7% del total).
En virtud de lo anterior, resulta indispensable fortalecer el federalismo para responder a la
demanda social por una distribución más equitativa de oportunidades pare el desarrollo
científico y tecnológico en las regiones, mediante la distribución adecuada de atribuciones y
recursos entre los distintos órdenes de gobierno y sectores de participación. Se busca
lograr mejores condiciones para las regiones menos desarrolladas.
1.3 Competitividad e innovación en las empresas

1.3.1 Nivel de competitividad


“En la actualidad, la competencia en la economía mundial se da entre sistemas productivos al
interior de los cuales actúan las empresas. Las empresas mexicanas no compiten contra otra u
otras empresas extranjeras, sino contra toda la base institucional, de apoyo financiero, de
generación y aplicación de tecnología, de subsidios y apoyos que generan las otras naciones.
Reconocer esta realidad es indispensable para enfocar adecuadamente el problema de la
competitividad industrial”.3[6]
En la competencia global, si bien la ciencia y tecnología son elementos indispensables, por sí solos
no son suficientes. El IMD utiliza 224 criterios, de los cuales sólo 13 son sobre tecnología y 21 son
sobre infraestructura científica.
En este punto se considera sólo la competitividad de las empresas, que es diferente a la
competitividad de las naciones, ya que en este último caso intervienen un gran número de factores
de naturaleza no empresarial.
Las formas tradicionales de clasificar a las empresas recurren usualmente a parámetros tales como
el número de empleados, la facturación anual, el ámbito geográfico de influencia, el ramo industrial,
entre otros. Estos parámetros fallan en reflejar la capacidad tecnológica y de innovación en las que
se fundamenta el nivel de competitividad de las empresas. La identificación del nivel competitivo
resulta clave para el diseño de estrategias e instrumentos de política que fortalezcan la dinámica
nacional de generación de riqueza y bienestar.
La figura 1.2 expone el proceso evolutivo, de cuatro niveles, que posiciona a la empresa de
acuerdo a las prácticas establecidas a lo largo de todas sus áreas y departamentos. La
comprensión de esquemas de evolución tecnológica análogos al señalado llevaron al crecimiento
acelerado de las organizaciones productivas en países como Japón y Corea, en donde la inversión
para la generación y aprovechamiento rentable del conocimiento ha contribuido notablemente a su
desarrollo. Lo anterior supone que se dispone de los recursos humanos con la escolaridad
necesaria.
Figura 1.2
PROCESO DE EVOLUCIÓN EN LA COMPETITIVIDAD DE LAS EMPRESAS

El cuadro 1.15 clasifica a las empresas en los cuatro niveles de competitividad señalados de
acuerdo a características que reflejan sus capacidades administrativas, operativas y
tecnológicas. Esta clasificación expone también el tipo de prácticas predominantes, que
parten de un nivel elemental (nivel emergente) y se desplazan hacia mejores prácticas hasta
llegar a los estándares de excelencia internacional (nivel de vanguardia).
Cuadro 1.15
Niveles de competitividad
EMPRESA EMERGENTE CONFIABLE COMPETENTE VANGUARDIA
Cumplimiento de
Prioridad Supervivencia Diferenciación Liderazgo
normas
Sistemas Obsolescencia de
Mejora continua y Desarrollo de
Mejores prácticas gerenciales y productos
benchmarking nuevos productos
administrativos acelerada
Tiende a cero
Nivel de calidad Errático Controlada 4 ó 5 sigma
defectos
Cobertura de Región
Local Nacional Global
mercado Internacional
Nivel distintivo de Gestión
Operación Calidad Exportación
su administración Tecnológica
Capacidad Adopción y/o Licenciamiento a
Imitación Desarrollo
tecnológica mejora terceros
Gerentes y Especialistas en Grupos de
Masa crítica Dueño y
equipos departamentos desarrollo de
organizacional operadores
funcionales clave tiempo completo
Actitud al cambio Reacciona Se adapta Promueve Origina

Número estimado > 2,800,000 < 10, 000 < 2,500 < 300
de empresas en
México
Productividad
$ 10,000 - $
(dólares x < $5,000 $ 5,000 - $ 10,000 > $ 50,000
50,000
empleado/año)
Fuente: Conacyt.

Los dos últimos renglones del cuadro 1.15 reflejan el panorama nacional actual de las
empresas con relación a su distribución por nivel competitivo. Destaca el hecho de que la
inmensa mayoría de las organizaciones productivas del país se localiza en un nivel
emergente y, como consecuencia, poseen muy limitadas capacidades de generación de
valor en comparación con los niveles superiores.
La actitud de las empresas mexicanas emergentes frente al mercado ha sido francamente
reactiva, con una preocupación marcada hacia los problemas operativos que se le
presentan día a día. La visión limitada respecto a la posibilidad de aspirar a un nivel
competitivo de liderazgo (de vanguardia), con una participación dominante en el mercado a
través de productos innovadores, ha impactado negativamente en la competitividad global
del país y, muy importantemente, en el nivel de vida de la población. Esto se ilustra en la
gráfica 1.14, en donde se compara el PIB per cápita y el gasto en investigación y desarrollo
experimental (IDE, como % del PIB) de varios países.
Gráfica 1.14
Inversión Nacional en IDE,
Competitividad del país y nivel de vida de la población

Fuentes OECD. Main Science and Technology Indicators, N° 1, 2001.


IMD. Competitiveness Yearbook, 2001.
Una mayor inversión en investigación y desarrollo (eje vertical de la gráfica), permite a las
empresas acelerar significativamente el ciclo de renovación de sus productos, procesos y
servicios (PPS). De tal forma que, de manera constante y creciente, se generan nuevos PPS.
La aceleración del ciclo se traduce en márgenes de ganancia mayores, simplemente por el
hecho de convertirse en los primeros en impactar en el segmento de mercado
correspondiente. Cabe señalar que el proceso de innovación produce también otros
beneficios importantes, como es la generación de tecnología que da lugar al licenciamiento
de patentes y al surgimiento de nuevos negocios.
1.3.2 Nivel tecnológico
La innovación tecnológica en las empresas redunda en varios beneficios importantes, uno de los
cuales es la generación de tecnología que se puede traducir en un bien comercializable a través
del licenciamiento de patentes, y la multiplicación de nuevos negocios.
Si bien hay avances, se requiere que este nuevo interés de los empresarios se concrete en
sistemas y métodos permanentes para elevar la calidad. Lo anterior se evidencia ante el hecho de
que “en el sector manufacturero 85.8% de los establecimientos llevan a cabo control en forma
visual y sólo 13.7% emplea instrumentos de medición apropiados para medir la calidad de sus
productos.
De igual forma es prioritario continuar impulsando la metrología. Hasta ahora existen alrededor de
100 laboratorios acreditados, pero es imprescindible que este número se multiplique
considerablemente. Baste mencionar que en Canadá hay 610 laboratorios de este tipo y 314 en
España.”4[7]
Por otro lado, las cifras sobre patentes reflejan adecuadamente el nivel tecnológico y en el caso de
México, el número de solicitudes de registro de patentes de nacionales es bajo y está declinando,
como se muestra en el apartado respectivo (1.3.5).
Otro indicador que ilustra la subutilización de la ciencia y a la tecnología como importantes
herramientas de negocio para el país se presenta en el cuadro 1.16 y gráfica 1.15. Los sistemas de
calidad han pasado de simples mecanismos para asegurar la repetición eficiente de operaciones a
plataformas sobre las cuales se han construido sistemas de administración de la tecnología. Esto
ha permitido a las empresas progresar hacia sistemas de “cero defectos” y ocuparse en originar el
cambio en sus nichos de mercado, en vez de ser simples seguidoras de compañías extranjeras.
Cuadro 1.16
Empresas certificadas en ISO-9000

País 1998 1999

Estados Unidos 24,987 33,054


Corea 7,729 11,533
Canadá 7,585 10,556
España 6,412 8,699
Brasil 3,712 6,257
México * 1,831 2,556

• Número de establecimientos.
Fuente: ISO. Survey of ISO-9000 and ISO-14000 Certificates, Ninth Cicle, 1999.
Conacyt. Encuesta sobre Establecimientos Certificados, 2001.
Gráfica 1.15
EMPRESAS CERTIFICADAS EN ISO-9000, 1999
*/ Número de establecimientos
Fuente: ISO. Survey of ISO-9000 and ISO-14000 Certificates, Ninth Cicle, 1999.
Conacyt. Encuesta sobre Establecimientos Certificados, 2001.
Debido a que muy pocas empresas en México han optado por esta dinámica de cambio, el
país cuenta con una planta productiva vulnerable. En 2000, de aproximadamente 2.8
millones de empresas, el 99% tienen un nivel de competitividad emergente, 3,377 cuentan
con ISO 9000,
2,500 son exportadoras y menos de 300 hacen algún tipo de investigación y desarrollo. Esto
explica, en gran medida, la baja posición competitiva que ocupa México respecto a Corea y
Brasil.
1.3.3. Inversión privada en ciencia y tecnología
En México se ha observado un bajo nivel de participación del sector privado en el gasto en
investigación y desarrollo (cuadro 1.17 y gráfica 1.16), especialmente si éste se compara con el
correspondiente a otros países cuya posición de despegue económico fue semejante algunos años
atrás. Así, mientras que el porcentaje de la inversión en IDE del sector privado es en México del
24%, en Brasil es del 40%, en España del 50% y en Corea del 73%. Resulta muy representativo
que en los Estados Unidos, como potencia económica e industrial líder en el mundo, la dimensión
de participación privada en el gasto de investigación y desarrollo alcance la cifra del 66%.
Cuadro 1.17
INVERSIÓN DEL SECTOR PRIVADO EN IDE
Millones de dólares corrientes
Tasa media de
crecimiento
País 1970 1980 1990 1999
anual 1980-
1999
Brasil 134 555 2,194 15.9%
Canadá 479 1,110 3,470 4,938 8.2%
Corea 303 3,769 7,317 18.3%
España 8 201 2,069 2,521 14.2%
México 45 60 483 13.3%
Estados Unidos 10,449 30,940 83,382 149,653 8.7%
Fuente: OCDE. Basic Science and Technology Statistics, 1999.
Como puede observarse, las tasas medias de crecimiento anual de la inversión privada en
IDE han sido de casi 15 por ciento o mayor en el periodo 1980-1999, con excepción de
Estados Unidos y Canadá que tienen sistemas ya consolidados de investigación y
desarrollo. A continuación se muestra la gráfica que muestra estos incrementos.
Gráfica 1.16
GIDE FINANCIADO POR EL SECTOR PRIVADO

Millones de dólares corrientes


Fuente: OCDE. Basic Science and Technology Statistics, 1999.
1.3.4 Personal científico y tecnológico en las empresas
La competitividad depende, entre otros factores, de la escolaridad de la fuerza laboral en su
conjunto. Otro factor clave es el esfuerzo de investigación. Si bien México cuenta con poco más de
25,000 personas dedicadas a actividades de IDE, sólo 19% labora o tiene una relación con el
sector productivo, situación contrastante con lo que ocurre en España donde resulta de 26%, en
Canadá de 56%, en Corea con 68%, los Estados Unidos que es de 81%. Solamente en Brasil se
observa una proporción menor con un 8%. Esta situación, así como la evolución del personal en
los sectores productivo y público, se refleja en el cuadro 1.18 y gráfica 1.17. Las estimaciones se
realizaron con base datos de equivalente a tiempo completo5[8].
Cuadro 1.18
Número de personas dedicadas a actividades de
investigación y desarrollo en 1999
Sector
País Sector Privado Total
Público
México (2000) 20,546 4,846 25,392
Brasil (2000) 44,994 3,787 48,781
España 85,866 30,729 116,595
Canadá 39,676 51,134 90,810
Corea 42,618 91,950 134,568
E.U.A. 215,021 899,079 1,114,100
Fuentes: OCDE. Main Science and Technology Indicators, 2000.
Conacyt. Indicadores de Actividades Científicas y Tecnológicas, 1990-1999.
RICYT. El Estado de la Ciencia, 2000.
NSF. Science and Engineering Indicators, 2000.
Gráfica 1.17
Número de personas dedicadas a actividades de
investigación y desarrollo en 1999

Fuentes: OCDE. Main Science and Technology Indicators, 2000.


Conacyt. Indicadores de Actividades Científicas y Tecnológicas, 1990-1999.
RICYT. El Estado de la Ciencia, 2000.
NSF. Science and Engineering Indicators, 2000.
1.3.5 Patentes
La protección legal del patrimonio intelectual de los países, resulta indispensable en la
instrumentación de políticas de fomento y promoción de la ciencia y la tecnología. El sistema de
protección de la propiedad intelectual es precisamente el esquema que provee de los mecanismos
correspondientes. Por ello, los patrones de patentamiento nacional e internacional son un indicador
a considerar en la evaluación de la productividad del sistema de ciencia y tecnología.
La ausencia de una cultura de propiedad industrial en apoyo a las actividades científicas y
tecnológicas ha representado una gran desventaja para nuestro sistema de investigación. Muchos
de los beneficios que proporciona el sistema de patentes y los bastos acervos de información
tecnológica con que se disponen actualmente, han sido poco aprovechados por los distintos
sectores del país (centros de investigación, universidades, investigadores e inventores
independientes, gobierno federal y estatal, empresas de consultoría y gestoría tecnológica, entre
otros).
En tal sentido, el bajo valor que alcanza la planta productiva nacional en este rubro se aprecia al
examinar el número de patentes de mexicanos registradas en E.U.A., ya que el mercado
norteamericano es una referencia tecnológica esencial para nuestro país. La gráfica 1.18 muestra
las cifras de México y otros países.
Gráfica 1.18
PATENTES REGISTRADAS EN ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, 1990- 2000

Nota: el dato de los EUA corresponde a patentes solicitadas por residentes en ese país.
Fuente: USPTO, Base de datos, 2001.
Entre 1990 y el 2000 se otorgaron 708,676 patentes a personas, instituciones o empresas
residentes en EUA; mientras que México obtuvo únicamente 522, en tanto que Brasil obtuvo
711, España 1,937 y Corea 17,570. En el mismo periodo se otorgaron 53,862 patentes en
México de las cuales sólo 3,200 correspondieron a mexicanos, es decir, menos del 6%.
En la gráfica 1.19 aparece la tendencia en las solicitudes de patentes de mexicanos en
nuestro país, misma que muestra ser decreciente (no es una proyección). Esta tendencia
tiene que revertirse mediante un esfuerzo conciente, diseñado con ese fin.
Gráfica 1.19
Solicitudes de patentes en México, 1989-2006

Fuente: Cálculos de la
Secretaría de Economía, con base en datos del IMPI.

1.3.6. Instrumentos financieros


El inventario de instrumentos básicos de apoyo financiero del gobierno federal, está compuesto por
un total de 154 programas operados por 9 dependencias. Lo anterior no incluye los apoyos de las
entidades federativas. Esta gran variedad de programas origina confusión y duplicidad de acciones
con la consecuente asignación ineficiente de recursos.
Cabe resaltar que estos programas están enfocados primordialmente a mejorar la operación de las
unidades productivas y carecen de una estrategia integradora.
La instrumentación de la política de apoyo empresarial es una labor compartida entre diversas
dependencias y entidades del gobierno federal.
Las empresas han manifestado en diversos foros que estos instrumentos no responden a sus
expectativas, requieren de varios trámites, no están articulados y que en general no se adaptan a
sus necesidades. Esto explica, en gran medida, la subutilización de los apoyos ofrecidos. Por otro
lado, la oferta actual de apoyos no promueve el desarrollo de una cultura y capacidad tecnológica a
largo plazo.
1.3.7. Incentivos al GIDE
Dentro de los diversos apoyos a la industria, sólo uno se refiere explícitamente a proyectos en
investigación y desarrollo de tecnología. En él se ofrece deducción del ISR de las aportaciones
para fondos destinados a la investigación y desarrollo de la tecnología de hasta 1.5% de los
ingresos del contribuyente y del 1% cuando se destinen a programas de capacitación. Asimismo,
se otorga un crédito fiscal por los proyectos de investigación y desarrollo que realicen. Dicho
crédito fiscal es del 20% de la diferencia que resulta de restar el monto de los conceptos a que se
refiere el programa, de los realizados el año anterior. Es decir, se considera sólo el gasto
incremental.
Desafortunadamente, de una disponibilidad de 500 millones de pesos, en el ejercicio del año 2000,
sólo una fracción mínima (8 millones de pesos) ha sido aprovechada.
Esto se debe principalmente al exceso y complejidad de los trámites necesarios para acceder a
dicho estímulo, y el bajo atractivo que representa.
Los países con los que México compite otorgan a sus empresas incentivos al gasto en
investigación y desarrollo en distintos grados:
España: 30% al gasto anual y 50% al gasto incremental
Canadá: 20% al gasto anual de empresas grandes y 35% a las pequeñas y medianas
Brasil: Diversos incentivos por rama industrial, del 10% al 30% del gasto
1.3.8. Poder de compra del Gobierno Federal
A raíz de las nuevas disposiciones establecidas en materia de compras gubernamentales
derivadas del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, la SECODAM y la Secretaría de
Economía han hecho esfuerzos por incrementar la participación de las empresas mexicanas como
proveedoras del gobierno.
A partir de información de la cuenta de la Hacienda Pública Federal, se estima que las compras
gubernamentales en 1999 fueron equivalentes a 161,389 millones de pesos, de los cuales, el 78%
corresponden a bienes, 15% a servicios y 7% a obra pública (Ver cuadro 1.19).

Cuadro 1.19
Poder de Compra del Gobierno Federal, 2000
Millones de pesos
Materiales y Servicios Bienes muebles
SECTOR TOTAL
suministros generales e inmuebles
Educación Pública 18,811.4 172.2 199.5 19,183.1
Energía 9,190.5 1,595.4 3,242.7 14,028.6
Agricultura, Ganadería, Desarrollo
Rural, Pesca y Alimentación 2,608.2 154.1 19.6 2,782.0
Salud y Seguridad Social 56,949.0 16,275.3 3,076.3 76,300.5
Medio Ambiente y Recursos Naturales 4,673.1 200.7 135.6 5,009.4
Economía 967.6 25.3 24.4 1,017.3
Comunicaciones y Transportes 3,935.6 826.9 648.8 5,411.2
Procuraduría General de la República 2,431.2 327.3 335.7 3,094.3
Marina 4,473.7 1,491.3 1,691.5 7,656.5
Defensa Nacional 15,916.7 2,741.6 1,092.2 19,750.5
Gobernación 4,098.2 269.5 446.8 4,814.5
Relaciones Exteriores 743.8 40.5 35.8 820.1
Desarrollo Social 1,171.9 33.0 6.1 1,211.0
Turismo 264.0 43.5 2.5 310.0
TOTAL 126,234.9 24,196.6 10,957.4 161,388.9
Fuente: SHCP, Cuenta de la Hacienda Pública Federal, 2000.

De los 161,389 millones de pesos, 14,693 millones de pesos (9.1%) corresponden a las
compras directas para consumo y bienes de capital del gobierno federal en el mercado
exterior. Si se consideran las importaciones de derivados del petróleo y petroquímica, el
monto se incrementa a 79,076 millones de pesos, que representa el 49% del poder de
compra del gobierno federal
A pesar de los esfuerzos realizados, aún no hay programas ni estrategias bien definidas que
aprovechen la oportunidad de desarrollar proveedores mexicanos de productos y servicios
de alta especialización y contenido tecnológico, que satisfaga la demanda creciente de las
dependencias gubernamentales y que contribuyan a integrar las cadenas productivas
nacionales.
1.3.9. Firmas de ingeniería y consultoría
Respecto a la situación de estas empresas, a continuación se presenta parte de un documento de
conclusiones y recomendaciones que emanó del Foro Nacional “Los Retos de la Ingeniería en el
Siglo XXI” llevado a cabo por la Academia Nacional de Ingeniería, A.C., el 15 de Noviembre de
2000:
“Las diversas ramas de la ingeniería en México, en distintos grados pero en todos los casos de
manera alarmante, enfrentan una crisis ocasionada por la disminución de la inversión en ingeniería
de estudios y construcción y por la competencia desequilibrada frente a empresas extranjeras,
ocasionada por retraso tecnológico y, sobre todo, por los esquemas de contratación tipo Llave en
mano o bien megaproyectos que favorecen a los grandes consorcios transnacionales que pueden
ofrecer esquemas de financiamiento de la magnitud requerida.
La ingeniería mexicana ha sufrido un doloroso retroceso, reflejado en la disminución de empresas
de consultoría, que según los registros de la Cámara Nacional de Industria de la Consultoría,
pasaron de 1,407 empresas en 1994 a sólo 573 en 1999; es decir, ha desaparecido en 60% de las
empresas de ingeniería mexicanas.
La caída de la consultoría en ingeniería, ha llevado a despidos de personal de todos los niveles y
disciplinas, congelación de sueldos a niveles bajos, desmantelamiento de equipos de profesionales
especializados, los cuales se habían formado a través de muchos años y desaparición de
empresas o reducción al mínimo operable.
La consultoría en ingeniería ha perdido una buena parte de su planta productiva, que sólo es
recuperable parcialmente, mediante programas de capacitación continua. Para integrar a las
nuevas generaciones de ingenieros, es necesario garantizarles permanencia en esta actividad
dentro de las empresas.
La firma de convenios de complementariedad entre los institutos de investigación y las empresas
de consultoría, pueden fortalecer la acción de ambas partes porque las empresas pueden actuar
como el brazo que aplica los productos tecnológicos de los institutos, a la vez que cuentan con
laboratorios e investigadores a los que de otra manera no podrían acceder. La formación de
asociaciones entre empresas nacionales y con grupos extranjeros seguramente puede cubrir
cualquier necesidad que se les plantee en el país.
De esta manera, la consultoría como industria del conocimiento, podrá constituir una reserva
tecnológica nacional, tanto para apoyar el desarrollo de la infraestructura estratégica de México,
como para modernizar la industria y coadyuvar a hacerla competitiva a nivel nacional e
internacional.”6[9]
Refiriéndose sólo a los indicadores de ciencia y tecnología del IMD, en el cuadro 1.20 se muestra
un resumen con los valores de los indicadores de ciencia y tecnología de México y su posición
respecto a otros países.
Cuadro 1.20
Indicadores de Ciencia y Tecnología, 2000
Posición de México
Como síntesis del Diagnóstico se puede señalar que:
Respecto al Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, se cuenta con los elementos
principales del mismo, pero se requiere integrarlos funcionalmente para lo cual sería
necesario adecuar el marco legal y las políticas y procesos de presupuestación.
Respecto a la capacidad científica y tecnológica nacional, si bien aún pequeña en términos
comparativos con otras naciones, constituye una base sobre la cual es necesario y urgente
construir un Sistema Nacional de Centros de Investigación que permita reducir el rezago
con los países industrializados.
Respecto a la competitividad de las empresas, es de la mayor urgencia que éstas
incrementen su esfuerzo tecnológico y de innovación para revertir los efectos de la apertura
y la globalización, elevar la competitividad para generar empleos mejor remunerados y crear
empresas de base tecnológica.

II. Visión, Misión y Objetivos Estratégicos (A dónde queremos llegar)

Existe la voluntad política del Gobierno Federal de propiciar las condiciones para que con la
participación de los diversos sectores de la sociedad mexicana se lleve a cabo una investigación
amplia, plural, incluyente e independiente que ayude a integrar una visión del país que queremos
los mexicanos para el año 2025. Este proyecto se denomina “México Visión 2025” y se encuentra
en proceso de elaboración, con la participación de expertos y representantes de todos los sectores.
La creación de infraestructura científica-tecnológica, la formación de capital humano de alto nivel y
en general la cultura de innovación en las empresas son procesos largos y de lenta maduración.
Así lo demuestra la historia de los países que han dado una importancia estratégica a la educación,
la investigación y la transformación de conocimiento para satisfacer sus necesidades, resolver sus
problemas y competir exitosamente en los mercados mundiales.
En este ejercicio jugará un papel fundamental la Ciencia y la Tecnología, sin lugar a dudas, como
variables estratégicas del cambio estructural para el desarrollo del país.
Con la intención de mostrar que la consolidación del desarrollo científico-tecnológico es un proceso
de largo plazo y que requiere de una política de estado para su continuo apoyo, se muestran en la
figura 2.1 las posibles etapas de desarrollo del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología.
De contarse con el apoyo político, presupuestal y de las voluntades de los diversos actores de los
Sectores Público, Privado y Social, durante la presente administración 2001-2006 se podrán
colocar los cimientos sólidos necesarios y el marco legal, organizacional y de fomento adecuado
para que México pueda contar con un Proyecto Viable para su desarrollo científico y tecnológico.
De esta forma, como se verá en los siguientes capítulos del Programa, el logro de los ambiciosos
objetivos para el año 2006 permitirán colocar las plataformas de las sucesivas etapas para que
México pueda, a través de sus avances científicos y tecnológicos, ingresar al grupo de países
desarrollados, de vanguardia para el año 2025.
2.1 Visión de la Ciencia y la Tecnología en México al año 2025
A continuación se presenta la visión de la situación deseable de la ciencia y la tecnología en
México en el año 2025, y el proceso que conduce a ella, desde la perspectiva de alguien situado
hipotéticamente en el año 2025.
“La importancia estratégica de la inversión en ciencia y la tecnología fue reconocida desde
el año 1999 en que se elevó al nivel de política de estado al ser incorporada la iniciativa del
Ejecutivo Federal por el H. Congreso de la Unión en la Ley para el Fomento de la
Investigación Científica y Tecnológica. En el año 2001 se fijó por el H. Congreso que el
monto asignado a las actividades de investigación científica y tecnológica de las
dependencias del Gobierno Federal (clave presupuestal 019) fuera el 2.33% del Presupuesto
de Egresos de la Federación (PEF) en el presupuesto del año 2002, y que anualmente se
incrementara esa partida hasta llegar al 4% del PEF en el año 2006. En la misma disposición,
el H. Congreso estableció que los montos asignables a esa partida se revisen sexenalmente,
de manera que México invierta en Investigación y Desarrollo Experimental un porcentaje
creciente de su PIB hasta llegar a superar el 2% en el año 2018. La participación del
Gobierno Federal pasó del 60% en el año 2006 al 30% en el año 2018, siendo el sector
productivo el que tomó la iniciativa en lo relativo a la investigación aplicada.
La medida anterior permitió que México pasara por cuatro fases de desarrollo científico y
tecnológico:
• la primera del año 2001 al 2006, de estructuración institucional de su sistema de
ciencia y tecnología, en la que el país pasó de invertir el 0.4% de su PIB en IDE a invertir el 1%,
completando su plataforma inicial del sistema nacional de centros de investigación para cubrir las
áreas estratégicas del conocimiento de mayor dinamismo mundial de manera de poder contar con
el número y calidad de investigadores y de personal con posgrado con capacidad para generar y
asimilar los avances del conocimiento y las tecnologías provenientes del exterior
reflejándose en un incremento en el impacto de la producción científica. Además incorporó
a un número importante de empresas en labores de gestión tecnológica para mejorar su
posición competitiva. Con estas acciones México logró dejar al grupo de países de baja
competitividad en ciencia y tecnología (posiciones 35 al 49 de la clasificación del
International Institute for Management Development, (IMD) y se incorporó al grupo siguiente
de competitividad, alcanzando la posición 34.
• la segunda, de despegue, del año 2007 al 2012, en los cuales continuó el esfuerzo de
incrementar la inversión en investigación científica y tecnológica, alcanzando el valor del 1.50 % del
PIB y logró avanzar a la posición 28 de la clasificación del IMD en ciencia y tecnología. En esta
fase se incrementaron los indicadores de producción científica y tecnológica y en las empresas se
pasó de la actividad de asimilación de tecnologías a la de adaptación creativa de las mismas,
generándose un considerable número de patentes y de artículos científicos arbitrados, que
alcanzaron el 0.8% de la producción mundial.
• la tercera, de desarrollo rápido, del año 2013 al 2018, al final de los cuales se alcanzó el
valor de 2.0% del PIB en IDE, y la producción científica y tecnológica se elevó considerablemente
medida en términos de publicaciones arbitradas citadas por otros investigadores y en patentes
concedidas a nacionales. Las empresas, en número creciente pasaron de la etapa de adaptación
de tecnologías a la de generación de tecnologías propias en ramas seleccionadas de actividad,
alcanzando una balanza comercial en productos y servicios de alta tecnología, excluyendo la
maquila, del 0.7 (exporta 70 de cada 100 que importa) Con esto, México logró ingresar al grupo
de países de competitividad que son inmediatos seguidores de los lideres mundiales, colocándose
en la posición 24 de la clasificación de la IMD en ciencia y tecnología.
• finalmente, en la cuarta etapa de consolidación competitiva de México en el grupo de
países con ciencia y tecnología de vanguardia, llegó al año 2025 invirtiendo por arriba del 2% de su
PIB en IDE, colocándose en el primer grupo de 20 países de alta competitividad en ciencia y
tecnología. La producción científica alcanzó el 1.2% respecto a la mundial y se conformó un grupo
importante de empresas de vanguardia que no solo generaron tecnología, si no que la exportaron.
Con esto, México logró un equilibrio en su balanza comercial de bienes y servicios de alta
tecnología.

Sin embargo, dada la magnitud de México en términos de población, recursos naturales, y


tamaño de su economía, con la competitividad que alcanzó en ciencia y tecnología, más los
avances concurrentes en los otros factores que determinan la competitividad global, México
logró por fin colocarse en el rango de los 10 países más importantes del mundo, en términos de
desarrollo humano, economía sustentable, y nivel de vida de su población.”
Hasta aquí la visión deseable vista desde el año 2025.
Es fundamental aclarar que sin la inversión en buena educación general y en investigación
científica y tecnológica el país no tiene posibilidad alguna de mejorar su competitividad
global, ya que es requisito indispensable, si bien no es suficiente: se tiene que avanzar en
los otros campos de actividad económica, política y social. En esto radica la importancia de
la investigación, ya que es necesario realizarla en todos esos campos para resolver los
múltiples problemas que enfrenta el país.
Figura 2.1 VISIÓN AL 2025 PARA CONVETIR A MÉXICO EN UN PAÍS DE VANGUARDIA EN
CIENCIA Y TECNOLOGÍA
2.2 Visión al 2006

En el marco de la visión al 2025, se tiene la siguiente visión para el año 2006


México tiene una mayor participación en la generación, adquisición y difusión del conocimiento a
nivel internacional y la sociedad aumenta considerablemente la cultura científica y tecnológica
disfrutando de los beneficios derivados de ésta. El progreso científico y tecnológico está
incorporado a los procesos productivos del país, acelerando así su crecimiento económico.
Esta visión implica:
• Un Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, que incluye a las empresas, consolidado
que integre y articule las políticas, planes y áreas estratégicas de interés nacional. (Ver figura
2.2)
• Una articulación de las políticas, programas y presupuesto creciente del Gobierno Federal,
a través de un Consejo General de Ciencia y Tecnología.
• Una participación activa de las secretarías y dependencias del Gobierno Federal en la
planeación, formulación de programas y ejecución de proyectos de investigación y desarrollo en las
áreas estratégicas de interés de sus respectivos sectores.
• El reforzamiento de la investigación científica, de alta calidad internacional y ligada a la
formación de recursos humanos de alto nivel, abocada a la ampliación de las fronteras del
conocimiento y a la comprensión de los fenómenos naturales y sociales.
• Una alta vinculación de los centros públicos de investigación y de instituciones de
educación superior con usuarios de los sectores productivo, público y social donde se usa el
conocimiento para la toma de decisiones.
• Una alta generación de posgrados de calidad orientada a las demandas de los sectores
académico, de investigación, público y privado.
• Que las empresas incorporan de manera creciente a la investigación y al desarrollo
tecnológico como un elemento clave de su estrategia de negocios, competitividad y crecimiento.
• Que se han consolidado redes de cooperación entre centros de investigación y empresas
que dan origen a nuevos negocios de base tecnológica.
• Que se encuentran en operación y consolidados los instrumentos financieros y de capital
de riesgo para el desarrollo tecnológico en las empresas, así como los incentivos al gasto
tecnológico anual de las empresas.
• Que se incorpora la investigación y el desarrollo tecnológico como elemento clave de la
política de desarrollo regional en los Estados de la República a través de la consolidación de los
consejos estatales de ciencia y tecnología y de los fondos mixtos con apoyo del gobierno federal.
• Que se logran condiciones de atractividad y estabilidad para incorporar un número
creciente de investigadores jóvenes al Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, y a las
empresas.
• Que se han consolidado las redes de cooperación internacional con los principales países
con los que México tiene intercambio, a través de los fondos binacionales.
• Que se logra una conciencia creciente en la sociedad mexicana sobre la importancia
estratégica de la investigación y del conocimiento a través de una permanente campaña de
enseñanza, difusión y divulgación de la ciencia y la tecnología.
• Que existe una definición de áreas estratégicas para ciencia y tecnología.

El desarrollo científico y tecnológico propio – es decir, el desarrollo generado por científicos


e ingenieros mexicanos – es un elemento importante para que el país logre generar un
proceso de crecimiento económico sostenido. Ningún país se ha incorporado de manera
duradera al proceso mundial de crecimiento económico moderno sin aumentar – en forma
significativa – la capacidad nacional para desarrollar investigación científica y generar
innovación propia. Hay muchas razones que explican lo anterior: Sin capacidad propia para
investigar, la ciencia difícilmente se aplicará con plenitud y perseverancia a la solución de
los problemas nacionales; además, la participación de las empresas mexicanas en los
mercados nacional e internacional depende, cada vez en mayor medida, de su capacidad de
innovar.
Acelerar el ritmo del desarrollo científico y tecnológico representa un enorme reto para
nuestro país, pero también una gran oportunidad. En los próximos años, gobierno y
sociedad deberán aumentar sus esfuerzos para acelerar la velocidad de este desarrollo.
Figura 2.2 VISIÓN DEL SISTEMA DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA DEL GOBIERNO FEDERAL AL
2006
2.3 Misión

El Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología tiene como misión:


Fomentar el desarrollo científico y tecnológico del país apoyando la investigación científica de
calidad, estimulando la vinculación academia-empresa y la innovación tecnológica en las
empresas, así como impulsando la formación de recursos humanos de alto nivel.
En esta misión será fundamental lo siguiente:
• Incrementar el desarrollo de las ciencias básicas y apoyarse en ellas para el desarrollo de la
investigación aplicada, la innovación y el desarrollo tecnológico;
• Apoyar la formación de recursos humanos de alto nivel académico;
• Orientar la ciencia y la tecnología en mayor medida a atender las necesidades prioritarias
de la sociedad;
• Vincular las acciones de todos los actores clave con el propósito de incrementar el monto
de recursos disponibles para ciencia y tecnología, y que éstos sean utilizados con la mayor
eficiencia y eficacia posibles;
• Propiciar la concurrencia de recursos provenientes de los sectores productivo, social,
público y externo a través de los fideicomisos que establece la Ley de Ciencia y Tecnología
• Unificar los criterios sobre la importancia estratégica de la ciencia y tecnología para el
desarrollo de México;
• Definir las bases y el cambio estructural necesario para una operación integrada del sistema
nacional de ciencia y tecnología;
• Establecer los objetivos estratégicos a lograr para el año 2006, a partir del diagnostico de la
situación actual y de la visión enunciada;
• Identificar las estrategias e instrumentos necesarios para el logro de las metas planteadas;
• Establecer las políticas y programas para un apoyo creciente a la formación de recursos
humanos de posgrado, la investigación y el desarrollo tecnológico orientado a resolver los grandes
problemas nacionales y satisfacer las necesidades del país;
• Promover un desarrollo armónico y equilibrado de la ciencia y la tecnología en todo el país.

2.4 Objetivos Estratégicos 2001-2006.


El objetivo final de la inversión que haga el país en materia de Ciencia y Tecnología debe contribuir
a:
1.-Elevar el Nivel de Vida y Bienestar de la Población
2.-Incrementar la Competitividad del País

El marco general para el Programa Especial de Ciencia y Tecnología (PECyT) 2001-2006, lo


constituye el Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006 (PND). Dicho Plan, enuncia 19 objetivos
Rectores – de los cuales 14 tienen que ver directa o indirectamente con ciencia y tecnología.
En la figura 2.3 se puede apreciar la relación entre los objetivos rectores del PND que tienen
relación con Ciencia y Tecnología, y los objetivos estratégicos del PECyT
Los objetivos estratégicos del PECyT son:
1.- Contar con una Política de Estado en Ciencia y Tecnología
2.- Incrementar la Capacidad Científica y Tecnológica del País
3.- Elevar la Competitividad y la Innovación de las Empresas

Figura 2.3 Objetivos rectores del PND y objetivos estratégicos del PECyT 2001-2006
2.4.1 Establecimiento de una Política de Estado en Ciencia y Tecnología.
Una política de estado es una disposición adoptada por el Ejecutivo Federal y el H. Congreso de la
Unión, que cuenta con el apoyo de los sectores de la sociedad y que tiene vigencia transexenal.
En el caso de los países hoy altamente desarrollados que evolucionaron en su ciencia y tecnología
a lo largo de los siglos XVIII y XIX (el denominado grupo G-8) no fue necesario establecer una
política de estado respecto a ese campo. Sin embargo, dada la importancia estratégica de la
ciencia y la tecnología para mantener y mejorar su posición competitiva, si existe de facto una
política de estado al respecto, si bien está totalmente fundida con las políticas corporativas de sus
grandes empresas y se apoya desde el gobierno con recursos públicos considerables por múltiples
vías, incluyendo el poder de compra del estado (principalmente en defensa, energía, salud y
aeroespacio) y el apoyo a proyectos de investigación en universidades e institutos de investigación
públicos y privados.
Sin embargo, en el caso de los países que no experimentaron esa evolución histórica de manera
“natural”, ha sido fundamental e indispensable el establecimiento de una política de estado sobre
ciencia y tecnología explícita y específica dentro de sus programas de gobierno y se ha mantenido
e incluso incrementado a lo largo de las últimas tres décadas.
Los casos de Corea, Brasil y España ilustran como de estar en el grupo de países de baja
competitividad económica y científica – tecnológica a principios de los años 70s, en posición similar
en esos campos a la de México, una vez que adoptaron la decisión de contar con una política de
estado sobre ciencia y tecnología para apoyar decididamente la educación y el desarrollo científico
y tecnológico, la han mantenido independientemente de los cambios de gobierno, habiendo
elevado su competitividad considerablemente.
Dicha política de estado sobre educación, ciencia y tecnología básicamente se resume en la
decisión de incrementar sistemáticamente la calidad de la educación, la inversión pública y el
fomento de la inversión privada en investigación y desarrollo. Así, los países antes mencionados de
tener en los años 70s una inversión en investigación y desarrollo (IDE) inferior al 0.4 % de su PIB,
han pasado a tener una inversión superior al 1% de su PIB en IDE, habiendo tenido que crear la
infraestructura física (laboratorios y centros de investigación), la infraestructura humana (personal
investigador y administrador de la investigación con posgrados y experiencia), y la infraestructura
institucional necesaria. En este último aspecto han creado secretarías de estado o ministerios
encargados específicamente del fomento a la investigación científica y tecnológica. En México se
ha hecho un esfuerzo importante en el periodo 1970-2000, pero ha sido claramente insuficiente, ya
que su inversión no ha podido superar de manera sistemática la cifra del 0.4 % del PIB.
Es evidente que México requiere adoptar a la brevedad una política de estado respecto a la
educación, ciencia y tecnología que le permita elevar su inversión en investigación y desarrollo de
su valor actual de 0.4% del PIB a por lo menos el 1% en el menor plazo posible. Mientras no
adopte esa política y no se construyan las tres infraestructuras antes mencionadas (física, humana
e institucional), pasarán otros 10, 20 ó 30 años y México no podrá dejar la posición de baja
competitividad y bajo nivel de vida de su población. El establecimiento de la política de estado en
ciencia y tecnología es urgente y del más alto valor estratégico para el país, y corresponde al
Ejecutivo actual promoverla para que adopte el carácter de Ley, respaldada por el Congreso de la
Unión, para que tenga permanencia y vigencia transexenal.
Es fundamental tomar en cuenta que del momento en el que un gobierno adopta la decisión de
establecer una política de estado sobre ciencia y tecnología, al momento en que esa decisión
comienza a mostrar resultados en la elevación de la competitividad y del nivel de ingreso de la
población, van a pasar 6, 10 o más años. La siguiente figura ilustra de manera simplificada el
proceso:
Figura 2.4 Tiempos para que una política en IDE produzca resultados

De acuerdo con la clasificación de países según su competitividad elaborada por el


International Institute for Managment Development (IMD, http://www.imd.ch/wcy) con sede
en Suiza, que evalúa cada año a 49 países según 286 criterios (comportamiento económico,
eficiencia gubernamental, eficiencia de las empresas, infraestructura), los relativos a la
infraestructura (física, tecnológica, científica, salud y medio ambiente, valores) son de
naturaleza “estructural”, es decir, que se requieren periodos largos de tiempo (5, 10 o más
años) para que una decisión u acción muestre resultados. En el caso de México, como ya
se señaló en el diagnóstico, en la evaluación del año 2000, se le ubica en el lugar 36 de
competitividad global, pero en infraestructura tecnológica se le ubica en el lugar 46, y en
cuanto a infraestructura científica su lugar es el 48.
Es obvia la necesidad de adoptar medidas al respecto, que trasciendan periodos sexenales
y que corrijan esta grave debilidad estructural del país. Muchos de los esfuerzos que se
hagan en otras áreas tanto por el sector público como por el privado, si no son sustentados
por una mejora en la infraestructura científica y tecnológica, serán de bajo impacto. Esta es
la razón por la cual todos los programas sectoriales, incluyendo el de la Secretaría de
Economía que abarca toda la actividad productiva, deben incluir explícitamente la
componente de investigación científica y tecnológica.
Como referencia, se incluyen en un anexo breves reseñas de los Planes de Ciencia,
Tecnología e Innovación de Brasil, España, Corea, Canadá y Estados Unidos. En estos
breves documentos se percibe como esos países están realizando un esfuerzo consciente y
concentrado para elevar su capacidad científica y tecnológica. Si México no hace un esfuerzo
relativo aún mayor, la brecha no sólo se mantendrá sino que se hará más grande.

2.4.2 Incrementar la Capacidad Científica y Tecnológica del País.


Como se aprecia en el Diagnóstico del presente documento, México cuenta con una comunidad
científica tecnológica sólida y prestigiada en algunos campos del conocimiento pero sumamente
pequeña en comparación con países similares y para el tamaño de su población, economía y retos
que enfrenta su desarrollo.
• Gasto nacional en ciencia y tecnología

En el cuadro 2.1 se muestra la estimación de la inversión en ciencia y tecnología que México


tendrá que realizar para alcanzar las metas del 1.5% del PIB de inversión nacional en ciencia
y tecnología, y el 1.0% del PIB en investigación y desarrollo experimental.
Cuadro 2.1
Gasto Nacional en Ciencia y Tecnología, 2006
Por sector de financiamiento
Miles de millones de pesos de 2001
Sector Público Institucione
s de Sector Sector
Total
Actividad Total Conacyt Educación privado externo % % PIB
$
$ $ Superior $ $
$
Gasto en
Investigación y
Desarrollo 42.7 10.0 2.6 31.1 1.3 77.7 67.1 1.0
Experimental
(GIDE)
Educación de
13.0 8.5 5.5 * 4.5 17.5 15.1 0.2
posgrado
Servicios
Científicos y 11.2 2.9 2.0* 9.5 20.7 17.9 0.3
Tecnológicos
Total 66.9 21.4 10.1 ** 45.1 1.3 115.9 100 1.5
PIB 2006= 7,774.9 Miles de millones de pesos de 2001, de acuerdo a estimaciones del
Conacyt.
• Incluye sólo instituciones del sector público
** Gasto total en C y T de las Instituciones de Educación Superior (IES). Para el total del
gasto nacional en C y T se excluyeron educación de posgrado y servicios científicos y
tecnológicos para evitar la doble contabilidad (en IES y en Gobierno).
Fuente: Proyección del Conacyt.
Como puede observarse, para el logro de estas metas de inversión se requiere compartir el
esfuerzo de todos los sectores de la sociedad, incluyendo al sector externo.
• Formación de investigadores
Como ya se señaló antes, los recursos humanos dedicados a investigación y desarrollo son
en México 0.7 investigadores por cada 1000 personas de la Población Económicamente
Activa vs. 1.0 de Brasil, 4.0 de España y 6 de Corea y 14 de Estados Unidos.
Por lo anterior se tiene que fortalecer de manera integral la infraestructura de los Centros de
Investigación y crear espacios en áreas estratégicas del conocimiento aún no cubiertas así
como los Posgrados de las Instituciones de Educación Superior, promoviendo el desarrollo
de la ciencia básica y su asociación a la formación de recursos humanos de alto nivel que
requieren:
 El Gobierno
 Las Universidades
 Los Centros Públicos de Investigación
 Las Empresas del Sector Productivo

A continuación se presenta un cuadro resumen con estimaciones al año 2006 del personal
de investigación con posgrado que se estima requerirán los sectores mencionados.
Cuadro 2.2
Total de posgrados para investigación por sector de actividad
2001 2006
Sector
Esp. Maestría Doctorado Total Esp. Maestría Doctorado Total
Educación *
Total 7,290 5,210 12,500 17,807 10,218 28,025
Centros de
investigación
SEP-Conacyt 1,050 1,200 2,250 3,116 2,725 5,841
Centros Públicos
2,925 2,325 5,250 8,681 5,279 13,960
de Inv.
Total 3,975 3,525 7,500 11,797 8,004 19,801
Empresas
Total 1,515 3,030 455 5,000 27,000 3,896 1,278 32,174
Total personal en
1,515 14,295 9,190 25,000 27,000 33,500 19,500 80,000
IDE
* Incluye personal dedicado a labores de investigación y docencia.
Nota: En el caso de las especialidades médicas, éstas se considerarán de manera específica
en el Programa Sectorial de Salud de Ciencia y Tecnología.
Fuente: Conacyt, Encuesta sobre Investigación y Desarrollo de Tecnología, 2000.
ANUIES, Anuario Estadístico de Posgrado, 2000.

Considerando que México cuenta con 25,000 personas empleadas en investigación y


desarrollo aproximadamente, si ese número se incrementara a la tasa del 22% anual, al año
2006 se alcanzaría la cifra de 80,000 personas. Sin embargo, considerando que la tasa anual
de crecimiento del número de egresados de posgrado ha sido del 12% anual en la década de
los noventa, el acervo podrá incrementarse de manera inercial a las 50,000 personas, siendo
por lo tanto necesario un esfuerzo adicional de preparación de 30,000 personas a ser
empleadas en investigación y desarrollo a través de un programa para preparar a
profesionistas con especialidad, orientados principalmente al sector productivo.
Se trabaja de manera coordinada con el sector educación para alcanzar las metas previstas.
Este sector, en su programa de mediano plazo, hace referencia a lo siguiente:
a) Contar, a partir de 2002, con planes estatales para el desarrollo de la educación superior y
de la ciencia y la tecnología.
b) Atender en 2006, en la modalidad escolarizada a 2,800,000 alumnos.

• Lograr que en 2006, la matrícula de técnico superior universitario o profesional


asociado sea de 150,000 alumnos y la de posgrado de 210,000, de los cuales 16,000 estudiantes
estarán cursando programas de doctorado.
• Atender, además, una matrícula de al menos 200,000 alumnos en programas de
educación superior abierta, semipresencial y a distancia.
b) Lograr en 2006 que la matrícula escolarizada de técnico superior universitario y licenciatura
represente una tasa de atención de la cohorte de edad 19 - 23 años del 28%.
c) Alcanzar en 2006 una tasa promedio de titulación de 65% en los niveles de técnico
superior universitario o profesional asociado y licenciatura, y una tasa del 55% de graduación en el
posgrado.
d) Conformar y publicar el Programa de Fortalecimiento del Posgrado Nacional (SEP –
Conacyt).
e) Otorgar anualmente el número creciente de becas no reembolsables para la realización de
estudios de técnico superior universitario o profesional asociado y licenciatura, hasta alcanzar
300,000 en el 2006.
f) Haber otorgado en el marco del PROMEP 5,000 becas a profesores en ejercicio de las
instituciones públicas para la realización de estudios de posgrado en programas de reconocida
calidad en el periodo 2001-2006.
g) Contar en 2001 con mecanismos de apoyo a las instituciones públicas de educación
superior para la incorporación de nuevos profesores de carrera con estudios de posgrado y para la
reincorporación de profesores que hayan terminado sus estudios en los programas PROMEP,
SUPERA o becas del Conacyt.
h) Haber otorgado 5,000 nuevas plazas a las instituciones públicas en el periodo 2001-2006,
para la contratación de profesores de tiempo completo con estudios de maestría y preferentemente
de doctorado, de acuerdo con sus programas de fortalecimiento institucional.
i) Establecer en el año 2001 los lineamientos y criterios del Programa de Fortalecimiento del
Posgrado Nacional e iniciar su operación.
j) Constituir en el año 2001 un mecanismo de financiamiento extraordinario que permita
fortalecer los programas de posgrado que imparten las instituciones de educación superior
públicas.
k) Lograr que el número de nuevas becas crédito para la realización de estudios de posgrado
se incremente anualmente para pasar de 6,000 en 2001 a 22,400 en 2006.
l) Lograr que el número de estudiantes que se gradúa anualmente en el nivel de doctorado
pase de 1,187 en 2000 a 2,300 en 2006.
m) Contar en el año 2006 con una mayor participación de los profesores de carrera de las
instituciones públicas de educación superior en el Sistema Nacional de Investigadores.
n) Lograr que en el año 2006 se haya incrementado el número de redes de intercambio y
colaboración entre cuerpos académicos de las instituciones.

Es importante señalar que estas metas previstas por la SEP podrán superarse a partir de la
colaboración interinstitucional que resulte del PECyT.
Dada la relevancia que tiene la formación de doctores para la investigación básica y la
docencia en los posgrados, es conveniente conocer cual ha sido la evolución de la
matrícula y el egreso en ese nivel, sobre todo por el esfuerzo que se estima es necesario
realizar en el país para alcanzar la meta de producir 2,300 doctores para el año 2006.
La evolución de la matrícula de doctorado en 1990-2000 es la que a continuación se
muestra:
Año Matrícula Egresados
1990 1,344 201
1991 1,440 225
1992 1,631 264
1993 2,151 251
1994 3,094 324
1995 4,513 403
1996 5,184 510
1997 6,158 701
1998 7,518 823
1999 7,911 846
2000 8,590 1,015

La tasa de crecimiento anual promedio de la matrícula fue del 20%. La tasa de egresados del
doctorado entre 1993 y 1999 fue prácticamente igual, del 20% anual.
Cabe señalar que existe un considerable número de personas con maestría, así como de
personas que tienen inconclusos sus estudios de doctorado y que con los apoyos
adecuados podrán matricularse y terminar su grado en un plazo menor.
2.4.3 Contribuir a Elevar la Competitividad y la Innovación en las Empresas
Para elevar la competitividad y la innovación en las empresas se tiene que incrementar la inversión
en actividades de investigación y desarrollo, lo que incluye la formación de personal y los servicios
tecnológicos necesarios. Para contribuir a ello, la administración pública federa tiene varios
instrumentos, entre otros los incentivos fiscales.
Como se señaló en el punto anterior, se requiere que el sector privado, además del sector público,
incremente su inversión en actividades científicas y tecnológicas, de manera que el esfuerzo en
investigación y desarrollo represente el 40% del total nacional, como se muestra en la gráfica 2.1 y
el cuadro 2.3. Este esfuerzo no es desproporcionado, ya que en otros países se tienen las cifras
que se muestran en el cuadro 2.3.

Gráfica 2.1
Porcentaje de GIDE financiado por el sector privado en México

Fuente: OCDE. Basic Science and Technology Statistics, 1999.


RICYT, El Estado de la Ciencia, 2000.
Cuadro 2.3
Porcentaje de GIDE financiado por la industria
País 1970 1980 1990 1999 2006
Brasil 19.0 19.8 40.0 50.0
Canadá 38.0 36.6 41.5 49.2 55.0
Corea 48.4 80.6 73.0 75.0
España 8.6 21.0 47.4 49.8 65.0
México 8.0 9.0 23.0 40.0
Estados Unidos 39.8 48.9 54.8 65.9 -
Nota: La estimación para el 2006 es con base en los Planes de Ciencia y Tecnología para cada
país.
Fuente: OCDE. Main Science and Technology Indicators, Vol. 1, 2001.
RICYT, El Estado de la Ciencia, 2001
Cuadro 2.4
Investigación y desarrollo de tecnología por rama industrial: Gasto y personal 1999-2006

Unidades: Gasto en millones de pesos de 2001; personal en número de personas


*Incluye personal con y sin posgrado.
Fuente: Conacyt, Encuesta sobre Investigación y Desarrollo de Tecnología, 2000.
El Conacyt, en coordinación con la SHCP y la Secretaría de Economía, a través del programa
sectorial correspondiente, promoverán -mediante incentivos fiscales rentables para el fisco
y mecanismos de financiamiento adecuados- que las empresas del sector productivo eleven
su participación en la inversión en ciencia y tecnología a los niveles antes señalados. Las
negociaciones y coordinación con el Congreso de la Unión también serán fundamentales y
se requiere una constante concertación de acciones.
Una verificación rápida de la viabilidad macroeconómica de que el sector privado puede
realizar el esfuerzo en investigación y desarrollo indicado para el año 2006 consiste en ver
que porcentaje representan los 31.1 miles de millones de pesos de 2001 a invertir en
investigación y desarrollo (ver cuadro 2.4) de las ventas de las 500 mayores empresas. Las
ventas en el año 2000 de esas empresas, sin considerar a PEMEX y CFE, fueron de 2,169
miles de millones de pesos. Si ese nivel de ventas se conservara sin crecer al año 2006, el
esfuerzo sería de 1.43% de las ventas por empresa. Si las ventas crecen al 3% anual real, el
esfuerzo sería del 1.2%. Como referencia, las empresas globales en las ramas de alta
tecnología dedican a IDE más del 5% de sus ventas, mientras que las de las ramas de media
tecnología dedican del 3 al 5%. Las empresas de baja tecnología dedican entre el 1 y el 3%
de sus ventas a la investigación y desarrollo.
Dado el peso que dicho grupo de las 500 mayores empresas de México (tanto nacionales
como extranjeras) tiene en el sector productivo (emplea a 1.9 millones de personas de los 14
millones que tienen empleo formal, y aportan cerca del 30% del PIB total), es fundamental
que dichas empresas realicen investigación y desarrollo al nivel señalado, para fortalecer su
actividad productiva en el país e incrementar su competitividad.
Cabe señalar que en el caso de las grandes empresas privadas mexicanas, como son las de
los sectores comunicaciones, cemento, comercio, alimentos, vidrio, de autopartes y
conglomerados, todas ellas, aunque cuentan con la opción obvia de compra de tecnología
licenciándola de cualquier proveedor externo, tienen que contar con grupos de
investigadores y tecnólogos que les permitan tomar las mejores decisiones para evaluar,
adquirir, asimilar, desagregar y desarrollar tecnologías.
En el caso de las grandes empresas privadas extranjeras, como son las automotrices,
informáticas, farmacéuticas, de equipos eléctricos y electrónicos, de alimentos, químicas,
comunicaciones, comercio y servicios bancarios, todas ellas son empresas que realizan
grandes inversiones anuales en investigación y desarrollo. Existen condiciones que hacen
que sea en su propio beneficio el trasladar a México una parte de esas operaciones de
ingeniería e investigación y desarrollo. Basta mencionar que el volumen de las actividades
de investigación y desarrollo de cualesquiera de las grandes empresas globales que operan
en México implica cifras de miles de millones de dólares. En el caso de los objetivos
señalados de inversión nacional en investigación y desarrollo, se trata de pasar de los
actuales 2 mil millones de dólares a 6 mil millones de dólares en el año 2006. Esta cifra es
modesta comparada con las cifras correspondientes de las grandes empresas globales.
2.5 Metas e Indicadores Asociados a los Objetivos Estratégicos.
Los objetivos estratégicos son los que permitirán:
- contar con una política transexenal de ciencia y tecnología
- incrementar la capacidad científica y tecnológica nacional
- contribuir a elevar la competitividad e innovación en las empresas

Los indicadores asociados a esos objetivos estratégicos del Programa Especial de Ciencia y
Tecnología 2001-2006 son los que se muestran en el cuadro 2.5.
Cuadro 2.5
Objetivos estratégicos del Programa Especial de Ciencia y Tecnología 2001 y 2006
OBJETIVOS INDICADORES
Unidad de Medida 2001 2006
1. Disponer de una Política de Estado en Ciencia y Tecnología.
1.1 Adecuación de la Ley para el Fomento de la Investigación
Documento 100% 100%
Científica y Tecnológica
1.2 Establecer el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología Documento 20% 100%
1.3 Integrar el Consejo General de Ciencia y Tecnología, a nivel de Acuerdo
100% 100%
gabinete Presidencial
Acuerdo
1.4 Adecuar la Ley Orgánica del Conacyt para cumplir con lo que Presidencial y
30% 100%
señala la LFICyT modificación a la
Ley
1.5 Integrar el Presupuesto Federal de Ciencia y Tecnología bajo la
Documento 100% 100%
coordinación del Conacyt y la SHCP
Acuerdo
Presidencial y
1.6 Establecer el Sistema Nacional de Centros de Investigación 30% 100%
modificación a la
Ley
1.7 Establecer el Sistema Nacional de Información Científica y
SIICYT 60% 100%
Tecnológica
- Normas oficiales
1.8 Aspectos Normativos Flexibles para Centros Públicos de
- Modificación a la 20% 100%
Investigación
Ley
2. Incrementar la Capacidad Científica y Tecnológica
2.1 Incrementar el Presupuesto Nacional para Investigación y
Desarrollo
Inversión Nacional en Ciencia y Tecnología (IDE +Posgrados+
% PIB 0.6 1.50
Servicios Tecnológicos)
Inversión Nacional en IDE % PIB 0.4 1.0
Inversión federal en ciencia y tecnología (IDE +Posgrados +Servicios
% 2.0 4.0
Tecnológicos) respecto al presupuesto total del Gobierno Federal
2.2 Incrementar el personal con posgrado
Número de investigadores y tecnólogos** Núm. 25,000 80,000
Miembros del SNI (científicos y tecnólogos)** Núm. 8,000 25,000
Plazas nuevas para investigadores en centros públicos de
Núm.* 60 12,500
investigación **
Plazas nuevas para investigadores en instituciones de educación
Núm.* 120 15,500
superior**
Becarios del Conacyt por año (becas vigentes)** Núm. 12,600 32,500
Becas nuevas del Conacyt por año** Núm. 6,000 22,400
Incremento del acervo de doctores por año** Núm. 1,100 2,300
2.3 Incorporar la ciencia y tecnología en las Secretarías de Estado
del Gobierno Federal
Recursos en Fondos Sectoriales para investigación orientada a
Mill. de $ de 2001 700 25,000
prioridades nacionales**
2.4 Impulsar el desarrollo regional a través de la ciencia y tecnología
Recursos en fondos mixtos con Gobiernos de los estados** Mill. de $ de 2001 100 5,000
2.5 Promover la descentralización de las actividades científicas y
tecnológicas
Proporción de recursos destinados al interior de la República % 50 70
2.6 Acrecentar la cultura científica-tecnológica de la sociedad
mexicana
% del Presupuesto del Conacyt a actividades de difusión y divulgación
% 0.5 1.5
de la ciencia y tecnología
2.7 Fomentar la cooperación internacional en ciencia y tecnología
Captación de recursos de cooperación científica y tecnológica del
Mill. de USD 2.5 10
extranjero por año
Número de convenios de cooperación científica y tecnológica con el
Núm. 59 65
extranjero
3. Elevar la competitividad y la innovación de las empresas
3.1 Incrementar la inversión del sector privado en investigación y
desarrollo
% del gasto en IDE del sector privado % 26 40
3.2 Promover la gestión tecnológica en la empresa
Empresas que realizan IDE sistemáticamente Núm. 300 5,000
Empresas que utilizan el Modelo de Gestión Tecnológica del Premio
Núm. --- 500
Nacional de Tecnología
3.3 Promover la integración del personal de alto nivel científico y
tecnológico en las empresas
Tecnólogos con posgrado de especialidad en el sector productivo Núm. de
5,000 32,000
(acervo en empresas)** investigadores
3.4 Fomentar que las empresas se vinculen con IES y centros de
investigación, a través de consorcios y redes de cooperación
Consorcios Núm. de consorcios --- 20
3.5 Establecer apoyos conjuntos con la Secretaría de Economía
para pequeñas y medianas empresas
Creación del fondo de apoyo financiero al desarrollo tecnológico de las
Mill. de $ de 2001 30 4,000
empresas**
Incentivos al gasto anual de las empresas en investigación y desarrollo
Mill. de $ de 2001 500 ---
tecnológico
3.6 Apoyar a empresas de base tecnológica
Creación de un fondo de capital de riesgo para desarrollo tecnológico** Mill. de $ de 2001 --- 1,000
Nuevas empresas de base tecnológica Núm. --- 50

* Acumulado en el periodo 2001-2006.


** Condicionado al logro de las metas macroeconómicas nacionales.
Como podrá observarse, las metas e indicadores asociados a los objetivos estratégicos
corresponden a la visión de lograr para el año 2006 el que la inversión nacional en IDE sea
del 1% del PIB. Los dos supuestos adicionales fundamentales son que el sector privado
eleva su participación en la investigación y desarrollo hasta alcanzar el 40% de la misma, y
en lo macroeconómico, que a nivel de todo el sexenio, se logra un crecimiento anual
promedio real del 5% del PIB. Sin embargo, aún en el supuesto de que esa tasa de
crecimiento no se alcance, la mayoría de los indicadores clave se refieren a cifras relativas
tanto del PIB como del presupuesto del Gobierno Federal.
En el capítulo V relativo a la evaluación y seguimiento, se detallan metas al 2006 que
permitirán medir el cumplimiento de lo planteado en este programa. De esta manera, las
metas al año 2006 podrán revisarse anualmente y ajustarse en función del comportamiento
macroeconómico real.
En el cuadro 2.6 se muestra la evolución que tendrán para México algunos de los
indicadores clave de ciencia y tecnología al año 2006.
Cuadro 2.6
Indicadores de Ciencia y Tecnología, 2000-2006 Posición de México

En el cuadro se muestra la posición que recuperaría México respecto a otros países en los
próximos seis años, en algunos de los principales indicadores del PECyT, de tal manera que
no se amplíe la brecha diferencial entre estos países en cuanto a la inversión en ciencia y
tecnología.
III. Estrategias, líneas de acción e instrumentos (Qué camino vamos a seguir, cómo vamos a
lograrlo)

Para dar congruencia a la visión de corto y largo plazo establecida en el capítulo precedente se
delinean ahora las estrategias básicas a partir de las cuales se generan las líneas de acción que
articularán las actividades científico-tecnológicas para el periodo 2001-2006, considerando como
punto de partida los tres objetivos estratégicos del Programa Especial de Ciencia y Tecnología. A
partir de los objetivos centrales: 1) Disponer de una Política de Estado en Ciencia y Tecnología; 2)
Incrementar la Capacidad Científica y Tecnológica del País y 3) Elevar la Competitividad y el
Espíritu Innovador de las Empresas, se desarrollan catorce estrategias que constituyen los ejes de
actuación para el desarrollo científico y tecnológico del país, como se indica en el siguiente cuadro:

Cuadro 3.1
Objetivos y estrategias de ciencia y tecnología
Objetivos estratégicos Estrategias
del PECyT
1. Estructurar el Sistema Nacional de Ciencia y
Tecnología.
2. Adecuar la Ley Orgánica del Conacyt para
1. Disponer de una Política que pueda cumplir con las atribuciones que le
de Estado en Ciencia y asigna la LFICyT.
Tecnología 3. Impulsar las áreas de conocimiento
estratégicas para el desarrollo del país.
4. Descentralizar las actividades científicas y
tecnológicas.
5. Acrecentar la cultura científico-tecnológica
de la sociedad mexicana.
6. Incrementar el presupuesto nacional para
actividades científicas y tecnológicas.
7. Aumentar el personal técnico medio y
2. Incrementar la superior, y el científico y tecnológico con
Capacidad Científica y posgrado.
Tecnológica del País
8. Promover la investigación científica y
tecnológica:
8ª. Promover el desarrollo y el
fortalecimiento de la investigación básica.
8b. Promover el desarrollo y el
fortalecimiento de la investigación aplicada y
tecnológica.
9. Ampliar la infraestructura científica y
tecnológica nacional, incluyendo la educativa
básica, media y superior.
10. Fortalecer la cooperación internacional en
ciencia y tecnología.
11. Incrementar la inversión del sector privado
en investigación y desarrollo.
3. Elevar la Competitividad 12. Promover la gestión tecnológica en las
y la Innovación de las empresas.
Empresas
13. Promover la incorporación de personal
científico- tecnológico de alto nivel en las
empresas.
14. Fortalecer la infraestructura orientada a
apoyar la competitividad y la innovación de las
empresas.

Las estrategias planteadas pretenden, desde una óptica integral, acrecentar y otorgar
solidez al Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología para lograr, de manera definitiva, que
México cuente con un proyecto de desarrollo científico y tecnológico viable y duradero. De
fundamental importancia resultan los instrumentos mediante los cuales se lograrán las
estrategias y líneas de acción planteadas.
La Ley para el Fomento de la Investigación Científica y Tecnológica (LFICyT) propició un
cambio estructural en la operación del Conacyt. Derivadas de ella, se establecen las
acciones e instrumentos que permitirán la ejecución de la política en ciencia y tecnología.
La visión de largo plazo que da curso a este Programa, con las estrategias y líneas de
acción fundamentales que se establecen a continuación, se constituirán en promotoras y
detonadoras del potencial científico y tecnológico del país.
3.1 Objetivos y estrategias
3.1.1 Objetivo rector 1 Disponer de una Política de Estado en Ciencia y Tecnología
La integración de una amplia visión de Estado que establezca y consolide una política
articulada de Estado en materia de ciencia y tecnología para el mediano y largo plazo es
determinante para el avance científico-tecnológico de México. Esta política se concibe como
una integración de esfuerzos de los diversos sectores, tanto participantes como usuarios de
la ciencia y la tecnología.
Acelerar el ritmo del desarrollo científico y tecnológico representa un reto enorme para
México, pero constituye también una valiosa oportunidad. Sustentados en una política de
Estado transexenal, en los próximos años gobierno y sociedad deberán aumentar sus
esfuerzos para acelerar la velocidad de este desarrollo, y con ello hacer realidad la
aplicación de la ciencia y la tecnología para la solución de los problemas sociales y del
ámbito productivo del país.
3.1.1.1 Estrategia 1. Estructurar el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología
El Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología (figura 3.1) lo conforman diversas instituciones
y entidades de los sectores público, privado, social y externo además de las comisiones
respectivas de las Cámaras de Diputados y Senadores y los gobiernos estatales y
municipales. Para lograr los objetivos de una política de estado en ciencia y tecnología se
requiere que el sistema opere concertadamente, en razón de lo cual se deben de establecer
los vínculos entre los diversos componentes del propio sistema.

Figura 3.1
Conformación del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología
Esta estrategia consiste en estructurar el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, logrando su
integración y operación articulada, y permitirá resultados óptimos de la inversión que se realice en
el sector. La suma de recursos y esfuerzos, bajo objetivos y estrategias compartidas, generará una
adecuada sinergia mediante la cual se emularán los resultados, con un impacto favorable en el
desarrollo nacional. Para dar coherencia a esta estrategia, el Conacyt, como coordinador del
Sistema en su conjunto, precisa necesarias cuando menos seis líneas de acción asociadas a la
composición del Gasto Federal en Ciencia y Tecnología (GFCyT), a la Ley para el Fomento de la
Investigación Científica y Tecnológica, a la normativa de operación de las instituciones públicas de
investigación y al Sistema Integrado de Información sobre Investigación Científica y Tecnológica.
Líneas de acción
• Actualizar la Ley para el Fomento de la Investigación Científica y Tecnológica.
• Instalar el Consejo General de Ciencia y Tecnología presidido por el Presidente de la
República.
• Simplificar la normativa de operación de las instituciones públicas científico-tecnológicas,
que permita incorporar tecnologías de valor nacional agregado.
• Modificar la composición del gasto mediante el estímulo a una mayor participación del
sector privado.
• Institucionalizar la ciencia y la tecnología en las Secretarías de Estado y entidades del
Gobierno Federal.
• Fortalecer el Sistema Integrado de Información sobre Investigación Científica y
Tecnológica.
• Establecer los acuerdos necesarios para la articulación y operación orgánica entre los
distintos componentes del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología.
3.1.1.2 Estrategia 2. Adecuar la Ley Orgánica del Conacyt para que pueda cumplir con las
atribuciones que le asigna la LFICyT
Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología le corresponde la coordinación e impulso de la
política en materia de ciencia y tecnología, sin embargo carece de facultades y los
mecanismos para integrar el Presupuesto Federal de Ciencia y Tecnología.
Por tanto, es necesario realizar ajustes a diversos instrumentos legales para adecuar la Ley
Orgánica del Conacyt para que pueda cumplir con las atribuciones que le asigna la LFICyT,
bajo la dependencia del Presidente de la República. De este modo, el titular del Conacyt
funcionaría como la Secretaría Ejecutiva del Consejo General de Ciencia y Tecnología para
integrar y coordinar con amplias facultades el desarrollo científico y tecnológico de México,
como se muestra en la figura 3.2.
Figura 3.2. Consejo General de Ciencia y Tecnología

*/ Por invitación del Ejecutivo Federal podrán incorporarse al Consejo General de


Ciencia y Tecnología representantes o miembros de la comunidad científica, tecnológica y
empresarial.

Para dar cumplimiento a esta estrategia, los esfuerzos se concentrarán en las acciones
siguientes:
Líneas de acción
• Promover la iniciativa de Ley Orgánica del Conacyt para que pueda cumplir con las
atribuciones que le asigna la LFICyT.
• Modernizar la estructura orgánica y funcional del Conacyt.
• Integrar el presupuesto federal en ciencia y tecnología bajo la coordinación conjunta
del Conacyt y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
• Conformar el Sistema Nacional de Centros Públicos de Investigación.
• Coordinar los programas sectoriales de Ciencia y Tecnología.
• Articular programas de investigación y/o desarrollo intersectoriales.
• Promover el fortalecimiento de las capacidades científicas y tecnológicas y de
recursos humanos de diferentes sectores.

3.1.1.3. Estrategia 3. Impulsar las áreas de conocimiento estratégicas para el desarrollo del país
La respuesta que el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología ha brindado a las demandas de
mejoramiento del nivel y calidad de vida ha sido incompleta y poco articulada. Ante esta
problemática, es imperativo que el Estado, como órgano rector defina y canalice los apoyos en
aquellas áreas de conocimiento que mayor impulso ofrezcan al desarrollo integral y sustentable de
nuestro país.
Para comenzar, es indispensable formar cuadros conocedores de la historia y la prospectiva del
desarrollo científico y tecnológico, así como su aplicación al diseño de políticas públicas al
respecto. En segundo lugar hay que fomentar el cultivo de todas las ciencias básicas cuidando que
esto tenga repercusiones en incrementar las fronteras del conocimiento e incidir en la elevación de
la calidad de la educación en todos sus niveles.
Las áreas tecnológicas estratégicas se deben definir tomando en cuenta la realidad física, biótica y
social de nuestro país. En este contexto, hay que observar los grandes avances en los campos
tecnológicos que están contribuyendo a impulsar y acelerar el cambio en el mundo, hay que
apreciar cómo su incorporación a la esfera productiva modifica profundamente los patrones de
consumo y de comercio, los modos de producción, la estructura de la demanda de materias primas
y de mano de obra y la localización de los polos de desarrollo.
Un análisis de nuestros recursos, nuestros potenciales, nuestros riesgos y deficiencias nuestras
necesidades y las tendencias actuales de desarrollo tecnológico, conducen a la selección de
campos tales como la informática y telecomunicaciones, la biotecnología, la tecnología de
materiales, la construcción, la petroquímica y los procesos de manufactura. Si bien de naturaleza
diferente, las ciencias sociales de carácter aplicativo se consideran también de un importante valor
estratégico, como son los casos del estudio de las estructuras y las dinámicas sociales, y del
estudio epidemiológico de las enfermedades más frecuentes en el país.
Se pondrá un especial énfasis en el desarrollo de aquellas tecnologías que contribuyan a la
satisfacción de las necesidades y al desarrollo socioeconómico y sustentable de las regiones más
marginadas de nuestra población.

Líneas de acción
• Constituir comités consultivos técnico-científicos en cada una de las áreas
estratégicas.
• Apoyar la consolidación de grupos de investigación y de especialistas en las áreas
estratégicas del conocimiento.
• Fortalecer la infraestructura para el desarrollo de las áreas estratégicas del
conocimiento.
• Establecer los mecanismos que faciliten la vinculación entre los oferentes del
conocimiento y los sectores demandantes.
• Potenciar la capacidad en estas áreas mediante la conformación de redes y
consorcios científico-tecnológicos nacionales e internacionales.
• Identificar tecnologías apropiadas orientadas a satisfacer necesidades básicas en las
microrregiones y que promuevan el desarrollo socioeconómico.
• Facilitar la interacción de investigadores y académicos para que traten temas de alto
valor social.

3.1.1.4 Estrategia 4. Descentralizar las actividades científicas y tecnológicas


La importancia que tienen las políticas de descentralización y los claros beneficios que
conllevan, explican que diversos países hayan reconocido la necesidad de impulsar
políticas integrales de descentralización, reorientando diversos instrumentos públicos hacia
el fortalecimiento del desarrollo regional.
Las políticas que promueven la competitividad regional apuntan hacia la promoción de un
sistema flexible que permita la creación o instalación de unidades de producción capaces
de aprovechar los progresos técnicos y la innovación, en respuesta a los cambios en los
mercados nacionales y del extranjero. Por su naturaleza, las acciones orientadas a
maximizar el potencial de una región se estructuran bajo la óptica del largo plazo, lo que
permite generar efectos positivos en las cadenas productivas locales. De este modo la
especialización regional se basa principalmente en la disponibilidad y calidad de los
recursos humanos, así como en la iniciativa por parte de los usuarios de las
investigaciones.
El sistema de planeación para el desarrollo regional se integra por unidades base llamadas
mesorregiones, las cuales se componen de varias entidades federativas que en forma
práctica se integran para coordinar proyectos de gran envergadura con efectos dentro de
los límites de dos o más entidades federativas. La definición de esas mesorregiones
permitirá organizar el país para facilitar la planeación y colaboración entre entidades y la
Federación. En la figura siguiente se definen las entidades federativas que integran las 5
mesorregiones propuestas en el Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006.
Figura 3.3
Mesorregiones planteadas en el
Plan Nacional de Desarrollo, 2001-2006

Nota: Hay estados como Chihuahua, Durando, Querétaro y Puebla que tienen intereses en
dos regiones y por tanto pueden participar en dos mesoregiones.
En el ámbito regional se tienen las experiencias del impulso a la creación de los Consejos
Estatales de Ciencia y Tecnología, así como a los Sistemas de Investigación Regionales, en
los cuales participan en el financiamiento de proyectos los gobiernos federal y estatal, así
como los sectores social y privado. Es la firme intención del Ejecutivo impulsar una mayor
equidad en la distribución de recursos entre las regiones del país, y en este sentido se
busca que así como el 70% de la actividad económica se realiza fuera de la zona conurbada
del D.F., también sea el 70% del gasto en ciencia y tecnología el que se realice en el interior
de la república.
Líneas de acción
• Establecer fondos mixtos con recursos concurrentes de los gobiernos de las
entidades federativas para el fortalecimiento de las capacidades científicas y tecnológicas de cada
estado.
• Impulsar la formación y consolidación de grupos de investigación de alto nivel en las
instituciones localizadas fuera del Distrito Federal.
• Promover el establecimiento de Consejos Estatales de Ciencia y Tecnología en todas
las entidades federativas y estrechar la coordinación de acciones con todos estos organismos.
• Evolucionar los Sistemas de Investigación Regionales a Sistemas de Innovación
Regional.
• Estimular el intercambio académico y la integración de redes de posgrados en áreas
prioritarias interinstitucionales de interés regional.
• Apoyar la realización de proyectos de investigación y/o desarrollo orientados a la
solución de problemas de relevancia estatal o municipal.
• Establecer Consejos Regionales de Planeación Científica y Tecnológica integrados
por miembros de las comunidades regionales.
• Apoyar acciones orientadas a atender necesidades, resolver problemáticas o
aprovechar oportunidades productivas locales para el desarrollo social y económico de
comunidades marginadas, de manera especial aquellas identificadas como microrregiones de
extrema pobreza.

3.1.1.5 Estrategia 5. Acrecentar la cultura científico-tecnológica de la Sociedad Mexicana


El desarrollo de una cultura sólida en materia de ciencia y tecnología requiere de un uso
intenso, organizado y sistemático de los medios de comunicación social. Es necesario
multiplicar y elevar la calidad de los mensajes dirigidos a la población en general y en
particular a niños y jóvenes (educación básica y media) mediante una producción de radio y
televisión de mayor amplitud, y fortalecer el apoyo a la publicación de libros, revistas y
periódicos que contribuyan a la divulgación de la ciencia y la tecnología.
El impulso a la difusión y a la divulgación de la ciencia y la tecnología tiene una de sus
modalidades en el estímulo a los propios divulgadores, en virtud de lo cual resulta
conveniente el reconocimiento de las actividades de divulgación a los integrantes del
Sistema Nacional de Investigadores.
En lo que concierne a la divulgación científica y tecnológica están pendientes dos tareas
fundamentales: la investigación del estado en que se encuentra la divulgación de la ciencia
y la tecnología en el país; y la búsqueda de la definición de indicadores internacionales
confiables y comparativos en esta materia, tales como revistas de divulgación, programas y
campañas de radio y de televisión, museos, espacios de la ciencia y la tecnología en prensa
escrita y encuentros que impliquen acercamiento con todos los sectores de la población.
El reto de la divulgación científica en México reclama definiciones estratégicas en diversas
órdenes, sobre todo en organización de los divulgadores, financiamiento, publicaciones,
formación de divulgadores e investigación en divulgación científica y tecnológica.
La sociedad mexicana debe convencerse de la importancia de la ciencia y la tecnología,
porque repercute directamente en su calidad de vida y en la productividad y competitividad.
Es la única forma de apoyar el proyecto de nación y esto sólo se alcanzará con una mayor
inversión para el desarrollo de la ciencia y la tecnología.
Líneas de acción
• Crear mecanismos que incrementen la relación entre la comunidad científica y la
educación básica y media superior.
• Crear mecanismos que permitan destinar mayores recursos a la divulgación científica y
tecnológica.
• Promover la formación científica de los profesores de educación básica y media.
• Fortalecer las instancias que impulsan la divulgación de la ciencia y la tecnología.
• Promover la difusión del conocimiento científico y tecnológico en todo el territorio
nacional.
• Diversificar la infraestructura que promueve la cultura y la difusión de la ciencia y la
tecnología.
• Promover una cultura de propiedad industrial en el personal que realiza actividades
científicas y tecnológicas, así como entre los empresarios.
• Promover la realización de actividades que despierten la creatividad y vocación
científica-tecnológica de los niños, niñas y jóvenes.
• Utilizar los medios masivos de comunicación, como la televisión y el Internet, para
transmitir mensajes de interés científico y tecnológico.
• Reconocer y estimular la labor de difusión y divulgación científica y tecnológica realizada
por investigadores e instituciones.

3.1.2. Objetivo rector 2 Incrementar la capacidad científica y tecnológica del país


Para la consecución de este segundo objetivo rector, los esfuerzos se centran en cinco estrategias
fundamentales, cuya articulación permitirá la consolidación y a la vez el crecimiento de la
capacidad científica y tecnológica del país. Dichas estrategias, que derivan en diversas líneas de
acción, se refieren a las siguientes necesidades: presupuesto nacional para investigación y
desarrollo; personal científico y tecnológico con posgrado; desarrollo de la ciencia básica
asociada a la formación de recursos humanos de alto nivel; infraestructura científica y tecnológica
nacional, y la cooperación internacional en ciencia y tecnología.
El capital humano de un país es un indicador de su potencial para absorber y desarrollar
conocimiento que pueda transformarse en crecimiento económico y evolución social, por lo que la
formación de recursos humanos de excelencia es un imperativo en ascenso.
El incremento de la capacidad científica y tecnológica resulta fundamental para, entre otras cosas,
asimilar el gran acervo de conocimiento, facilitar su difusión y contribuir a su expansión. En este
ámbito es necesaria una mejora cualitativa y cuantitativa de la educación en los niveles de
posgrado para incursionar favorablemente en el ámbito de las economías basadas en el
conocimiento y enfrentar los retos del mundo global.
Con el propósito de que el capital humano no resulte insuficiente en el mediano plazo, es
sustancial que el otorgamiento de las becas se guíe en mayor medida por la demanda de recursos
humanos de los sectores productivo, público y educativo, buscando para ello
La transmisión del conocimiento científico y tecnológico posibilita su desarrollo y su consecuente
aplicación; por ello, la educación científica general constituye una tarea cuya trascendencia
equivale a la del conocimiento. Estrechamente ligada a la cultura científico-tecnológica de la
sociedad se encuentra –además de la educación básica y media- la divulgación de la ciencia y la
tecnología. Es difícil esperar un relevante interés en el conocimiento científico y tecnológico de
niños y jóvenes en una sociedad que carece de adecuada información acerca del tema.
Diversas fuentes de financiamiento. Aunado a esto se concibe también una mejora sustancial en
los programas de posgrado nacionales, de tal manera que incrementen su calidad en términos
similares a los programas de excelencia del extranjero.
3.1.2.1 Estrategia 6. Incrementar el presupuesto nacional para actividades científicas y
tecnológicas
Todos los Sistemas Nacionales de Ciencia y Tecnología tienen la necesidad de robustecer e
incrementar su capacidad instalada; para ello son fundamentales tanto el capital humano como la
infraestructura física e institucional. Por tanto, el aumento de la inversión pública y privada debe
enfocarse a la integración de esfuerzos para el incremento cualitativo y cuantitativo de la capacidad
científica y tecnológica de nuestro país. Como se indica en este documento, el gasto nacional en
ciencia y tecnología deberá representar en el año 2006 el 1.5% del PIB. En este sentido, para que
sea más efectivo, el gasto deberá orientarse de manera que premie la excelencia, que aliente el
quehacer científico de calidad y que contribuya a la atención de problemas nacionales urgentes y
estratégicos, y que aliente la participación y el compromiso intersectorial.
Líneas de acción
• Incrementar la inversión pública en actividades científicas y tecnológicas, de manera
que el Presupuesto de Egresos de la Federación del año 2002 considere un 2.33% del mismo para
dichas actividades y que se incremente gradualmente hasta el 4% en el año 2006.
• Fomentar mecanismos de cofinanciamiento con los sectores usuarios para crear
fondos concurrentes destinados al desarrollo de la actividad científica y tecnológica.
• Estimular el gasto y la inversión en investigación y desarrollo experimental que realiza
el sector productivo privado, para que incremente su participación en el total nacional del 23%
actual al 40% en el año 2006.
• Promover la concurrencia de recursos de los gobiernos estatales y municipales para
financiamiento de las actividades científicas y tecnológicas.
• Suscribir convenios –previa autorización de la SHCP- con las Secretarías y las
entidades públicas para el establecimiento de Fondos Sectoriales que se destinen al financiamiento
de la investigación científica y tecnológica, la formación de recursos humanos, el fortalecimiento de
la infraestructura y la divulgación del conocimiento científico y tecnológico relevantes para el sector.
• Disponer de mecanismos de financiamiento de becas de posgrado con la
participación multisectorial.
• Fomentar el aprovechamiento de los recursos de agencias internacionales y
gobiernos de otros países para el financiamiento de las actividades científicas y tecnológicas.
• Promover la procuración de fondos de fundaciones filantrópicas nacionales e
internacionales para el financiamiento de actividades científicas y tecnológicas.

3.1.2.2 Estrategia 7. Aumentar el personal técnico medio y superior, y el científico y tecnológico


con posgrado

México dará un verdadero impulso al desarrollo nacional, avanzará en las áreas científicas y estará
en posibilidad de desarrollos tecnológicos de importancia con un aumento sustancial de sus
recursos humanos de excelencia en áreas científicas y tecnológicas. De ahí que la formación de
recursos de todos los tipos en los que somos deficitarios sea prioritaria para el avance científico y
tecnológico, por lo que se estima que la población de posgraduados se verá incrementada de
320,000 a 800,000 personas en el 2006, incrementando simultáneamente la formación de técnicos
medios y técnicos superiores.
Cada vez cobra mayor importancia la generación de capital humano en todos los niveles
educativos. En México, es necesaria la mejora cualitativa y cuantitativa de la educación en esos
niveles para incursionar favorablemente en las economías contemporáneas de alto contenido
científico y tecnológico.
Con el fin de apoyar el desarrollo científico y tecnológico del sector productivo es necesario
promover especialidades tecnológicas que permitan adquirir conocimientos y habilidades para
realizar labores de investigación, desarrollo e innovación tecnológica en las empresas. Así, se
estima incrementar la población de posgrado mediante la operación del Programa de Estancias
Técnicas de Alto Nivel; y el Programa de Repatriaciones y Retenciones del Conacyt.
Líneas de acción
• Fomentar la ampliación de la base de jóvenes técnicos medios y superiores, así
como de las carreras en ciencias e ingenierías de las cuales surgirán las nuevas generaciones de
investigadores en esas áreas.
• Incrementar el número de becas de posgrado nacionales y al extranjero.
• Realizar un estudio prospectivo de las necesidades más urgentes y estratégicas de
formación de recursos humanos de alto nivel en un horizonte de largo plazo.
• Evaluar el impacto en el mercado laboral de los programas actuales de formación de
recursos humanos de alto nivel.
• Estimular la eficiencia terminal y la productividad de los posgrados nacionales.
• Promover la acreditación de los programas de posgrado nacionales para garantizar
que cumplan con criterios de excelencia académica.
• Estimular la formación de redes de posgrado y programas regionales que permitan
crear sinergias entre los programas consolidados y los emergentes.
• Revisar las políticas de ingreso y permanencia en el Padrón de Programas de
Posgrado de Excelencia para apoyar los programas de posgrado de las áreas tecnológicas, así
como de los campos del conocimiento que sean nuevos, emergentes y no consolidados.
• Apoyar programas de posgrado en los que se encuentren integrados el nivel de
especialidad y los grados de maestría y doctorado que facilite el tránsito de los estudiantes de unos
a otros.
• Promover programas de doctorado que atiendan prioridades de desarrollo científico,
social y tecnológico del país.
• Apoyar a la SEP en el establecimiento de criterios y procedimientos para conformar el
Padrón Nacional de Posgrado (SEP-Conacyt), que integre programas de posgrado que hayan
alcanzado niveles de calidad reconocida.
• Alentar la conformación de redes de cooperación e intercambio académico entre las
instituciones de educación superior, y entre éstas y los centros SEP-Conacyt.
• Promover el aumento de salarios y estímulos de los investigadores y profesores con
el fin de hacer más atractiva la carrera científica.
• Incorporar más jóvenes a las actividades científicas y tecnológicas, mediante la
generación de programas atractivos de investigación y posgrado.
• Apoyar la formación de más investigadores jóvenes comprometidos con el desarrollo
científico y tecnológico nacional.
• Crear estímulos para impulsar la participación de la mujer en áreas científicas y
tecnológicas.
• Propiciar la incursión de las mujeres en los sectores no tradicionales, así como los
científicos y de nueva tecnología.
• Impulsar la retención y repatriación de investigadores mexicanos que laboran en el
extranjero, así como las estancias científicas de alto nivel.
• Concertar la creación de plazas para contratación de personal de alto nivel en las
instituciones públicas.
• Incentivar a la empresa privada para la contratación de personal científico y
tecnológico.
• Colaborar estrechamente con las principales instituciones de educación superior,
para contribuir a alcanzar las metas de preparación de personal dedicado a actividades de
investigación y desarrollo.

3.1.2.3. Estrategia 8. Promover la investigación científica y tecnológica


Esta estrategia consiste en promover el desarrollo de la ciencia básica para ampliar las fronteras
del conocimiento y asociarla a la formación de recursos humanos y a la ampliación
y mejora de la calidad de la educación en ciencia y tecnología, desde los niveles básicos y medios,
hasta los superiores. Además, se promoverá el desarrollo y el fortalecimiento de la investigación
aplicada y tecnológica. Con lo anterior, se incrementará la capacidad científica y tecnológica del
país mediante la realización de proyectos de investigación que consoliden la cultura ó práctica
cotidiana de la búsqueda del nuevo conocimiento y de soluciones a problemas de relevancia social
y productiva aplicando la ciencia y la tecnología.
Estrategia 8ª. Promover el desarrollo y el fortalecimiento de la investigación básica
El desarrollo de la Ciencia Básica, en las áreas de Ciencias Humanas, Naturales, Sociales,
Exactas, de la Economía y de la Salud, es fundamental para la formación de científicos,
tanto básicos como aplicados y permite acelerar el crecimiento cualitativo de una masa
crítica con capacidad de realizar investigación de alto nivel tanto en campos ya existentes
como en aquellos que en México actualmente no están bien desarrollados o no existen.

La conjunción integral de los esfuerzos y programas para el fortalecimiento científico y la


formación de recursos humanos generan un círculo virtuoso que influye de manera positiva
y sustantiva en el desarrollo científico y tecnológico nacional. Por ello, es necesario
impulsar la investigación básica y propiciar su desarrollo de acuerdo a estándares
internacionales.
En este sentido, es prioritario brindar apoyo al desarrollo de proyectos de investigación
básica que contribuyan a incrementar el conocimiento científico en general, proyectos no
necesariamente aplicables de manera práctica o cuya aplicación no se aprecia a corto plazo,
pero que por ser investigaciones de frontera, son indispensables para el futuro de la ciencia.
Igualmente, es fundamental impulsar la difusión del conocimiento científico entre un público
amplio con el fin de corresponder, no sólo a la aportación que la sociedad hace mediante
los recursos públicos, sino para que contribuya al mejoramiento de su calidad de vida.
En la Ley para el Fomento de la Investigación Científica y Tecnológica se establecen las
relaciones entre la investigación y la educación, en particular se especifica que la
enseñanza y el fomento de la ciencia y la tecnología deben realizarse en todos los niveles
educativos, en especial en la educación básica y media (artículo 35 de la citada Ley), por lo
que debe existir una necesaria vinculación con el Programa Sectorial de Educación.
En tal virtud, es importante dirigirse hacia el desarrollo de investigación científica de
calidad, a la formación de profesionales de alto nivel académico en todos los grados,
poniendo énfasis en las áreas estratégicas y dando impulso a campos nuevos, emergentes
y rezagados, así como a la consolidación de grupos interdisciplinarios de investigación
competitivos a nivel internacional que promuevan el desarrollo científico nacional.
Con el objeto de lograr atraer a los jóvenes hacia la investigación y de fomentar la movilidad
de los investigadores entre instituciones, es necesario diseñar un plan de carrera de
profesor investigador homologado a nivel nacional, con percepciones dignas, integrales y
equiparables, para las instituciones de educación superior y los centros públicos de
investigación.
En el caso de proyectos de investigación en ciencias básicas que, por excepción y por el
desarrollo de la disciplina en el país, no tengan asociada la formación de estudiantes de
posgrado, a juicio de los comités se podrán apoyar sólo si contribuyen a la generación de
nuevos conocimientos y se procurará incorporar a investigadores jóvenes como miembros
del grupo de investigación.

Líneas de acción
• Fortalecer la investigación científica para apoyar el desarrollo sustentable del país,
impulsando la creación, consolidación y mantenimiento de grupos de investigación de alta calidad.
• Apoyar la creación, consolidación y mantenimiento de grupos de investigación de alta
calidad.
• Impulsar el desarrollo de campos nuevos, emergentes o rezagados en materia de
investigación básica.
• Fomentar la formación de nuevos investigadores de alto nivel en materia de ciencia
básica, incluidas las ciencias sociales y las humanidades.
• Apoyar el desarrollo de proyectos de investigación básica en las áreas de Ciencias
Humanas, Ciencias Naturales, Ciencias Sociales, Ciencias Exactas, Ciencias de la Economía y
Ciencias de la Salud.
• Apoyar la investigación científica básica de calidad, asociada a la ampliación y mejora
de la calidad de la educación en ciencia y tecnología, desde los niveles básicos y medios hasta los
superiores.
• Dar mayor peso en los criterios de valoración del Sistema Nacional de Investigadores
a: la formación de recursos humanos de posgrado y actividades docentes y labores de difusión y
divulgación, así como a la participación de los investigadores en el proceso de evaluación,
seguimiento y valoración de resultados de los programas de investigación científica.
• Promover mecanismos interinstitucionales que faciliten el intercambio y la movilidad
de investigadores entre centros de investigación e instituciones académicas.
• Fortalecer los programas de becas de estudios de posgrado y los estímulos para la
superación de personal académico de universidades y centros de investigación.
Estrategia 8b. Promover el desarrollo y el fortalecimiento de la investigación aplicada y tecnológica
La investigación aplicada y tecnológica juega un papel muy importante en la contribución al
aumento de la productividad, competitividad y el crecimiento económico y social del país.
Por ello, es fundamental promover una orientación de la investigación y de la capacitación
de recursos humanos que aborde las necesidades tanto de otras disciplinas como de los
sectores social y productivo.
En el impulso al desarrollo de nuevos campos, campos emergentes o rezagados así como
de la investigación orientada, es necesario considerar la planeación tanto a corto, mediano y
largo plazos, considerando que los problemas de hoy no son los problemas de mañana.
Asimismo, es fundamental conducirse hacia la investigación científica de calidad,
contribuyendo a la formación de profesionales de alto nivel académico en todos los grados
de las ciencias aplicadas y el desarrollo tecnológico, procurando la solución de problemas
prioritarios.
Debe articularse un proceso de vinculación adecuado para que los productos de la labor
científica aplicada y tecnológica, respondan a las demandas de los sectores empresarial y
social.
También es necesario fomentar que los productos de la investigación científica y
tecnológica se traduzcan en el registro de patentes, tanto nacionales como extranjeras, de
acuerdo a la
Ley de la Propiedad Industrial, siendo motor de la competitividad e innovación de las empresas
mexicanas.
Líneas de acción
• Promover el aprovechamiento de las capacidades científicas y tecnológicas del país en la
solución de problemas prioritarios.
• Fortalecer la investigación científica para apoyar el desarrollo sustentable, impulsando
tanto la ciencia orientada a las demandas socioeconómicas del país como la creación,
consolidación y mantenimiento de grupos de investigación de alta calidad y la formación de
recursos humanos.
• Fomentar la formación de recursos humanos de alto nivel.
• Impulsar el desarrollo de campos nuevos, emergentes o rezagados.
• Promover el desarrollo de investigación aplicada y tecnológica en campos tales como:
informática, computación, biotecnología, comunicaciones, tecnología de materiales, construcción,
petroquímica, procesos de manufactura, recursos naturales (marítimos y terrestres), problemática
del agua, transferencia de tecnología, economía de la salud, desarrollo regional, problemas
lingüísticos, etc.
• Apoyar la realización de proyectos de investigación aplicada con miras a resolver
problemas nacionales como: pobreza, analfabetismo, gobernabilidad, democracia, indigenismo,
justicia, etc.
• Reconocer adecuadamente en los criterios de valoración del Sistema Nacional de
Investigadores las labores de investigación aplicada y tecnológica, su vinculación al sector
productivo, la formación de recursos humanos de posgrado y las actividades docentes.
• Promover mecanismos interinstitucionales que faciliten el intercambio y la movilidad de
investigadores y tecnólogos entre centros de investigación e instituciones académicas.
• Fortalecer los programas de becas de estudios de posgrado y los estímulos para la
superación de personal académico de universidades y centros de investigación.
• Apoyar a los investigadores y tecnólogos en la gestión del registro de patentes, dando
facilidades tanto en lo administrativo como en lo económico e incentivándolos por medio de un
programa especial.

3.1.2.4. Estrategia 9. Ampliar la infraestructura científica y tecnológica nacional, incluyendo la


educativa básica, media y superior
El avance tecnológico requiere de un sólido aparato nacional de investigación básica y de una
amplia planta de investigadores, técnicos e ingenieros altamente calificados en todas las
disciplinas. Como ya se señaló anteriormente, la experiencia internacional indica que hay una
estrecha correlación entre el avance de los países y el esfuerzo que realizan a favor del desarrollo
conjunto de la ciencia y la tecnología.

Los esfuerzos en este sentido deberán encaminarse por una parte a consolidar la infraestructura ya
existente y, por otra, a extenderla y acrecentarla. Con énfasis en equipamientos, laboratorios
experimentales, instrumentos, infraestructura de cómputo, acervos bibliográficos, centros de
información y la instalación de nuevos centros de investigación, buscando mecanismos integrales
de desarrollo para ampliar tanto la infraestructura física como los recursos humanos dedicados a
las actividades científicas y tecnológicas.

Líneas de acción
• Elaborar el inventario de recursos humanos en ciencia y tecnología del país.
• Modificar el reglamento del Sistema Nacional de Investigadores para dar mayor cabida a los
investigadores de áreas tecnológicas.
• Adquirir, actualizar o renovar la infraestructura física para la investigación científica y
tecnológica.
• Promover la creación de centros públicos y privados de investigación.
• Estimular la creación de redes de infraestructura científica y tecnológica.
• Promover la formación de técnicos especializados en instrumental científico y tecnológico.
• Establecer facilidades para el desarrollo y producción en México de los insumos y
adquisición de equipos.
• Establecer facilidades para la importación de insumos y adquisición de equipos no
producidos en el país.
• Elaborar un inventario de la infraestructura científica y tecnológica nacional.
• Incrementar el apoyo destinado a promover la creación de comunidades científicas en áreas
específicas y su capacidad para transferir tecnología a las empresas.
• Fortalecer los acervos bibliográficos y centros de información y su automatización en las
instituciones académicas.
• Apoyar la infraestructura computacional y de telecomunicaciones de los Centros Públicos
de Investigación e Instituciones de Educación Superior, incorporando los servicios de banda ancha
de Internet 2.
• Fortalecer la plantilla de científicos mexicanos en instituciones de educación superior,
centros de investigación y empresas.
• Promover la superación académica de los científicos y tecnólogos mexicanos adscritos a las
instituciones de educación superior, centros de investigación y empresas.
• Fomentar la vinculación de los programas de licenciatura y de posgrado con organismos
que se dediquen a la investigación.
• Buscar una participación mancomunada de las empresas de ingeniería y construcción en
México, que unan fuerzas y capacidades para enfrentar la competencia extranjera.
• Que en las bases de licitación internacionales se establezca un componente de integración
nacional razonable y que se considere el criterio de costo-país para la evaluación de las
propuestas.
• Que se revise el esquema de contratación, así como las bases de licitación, para que las
ingenierías básicas y, parcialmente las de detalle, en condiciones de igualdad, se asignen a
empresas mexicanas.
• Que se limite el esquema actual de megaproyectos, y que más bien sean seccionados en
proyectos de dimensiones adecuadas.
• Que se exija certificación de estudios para la práctica de otros ingenieros en México, como
es práctica común en la mayoría de los países.
• Que se apoye más al desarrollo tecnológico de las empresas, ya sea directamente en ellas
(intramuros) o a través de las instituciones de investigación nacional.
• Que las instituciones y empresas gubernamentales de alto contenido técnico sean dirigidas
por personal con experiencia en puestos técnicos y directivos.

3.1.2.5. Estrategia 10. Fortalecer la cooperación internacional en ciencia y tecnología

Desde sus esferas particulares, todos los países contribuyen al conocimiento científico y al
desarrollo tecnológico. Las facilidades actuales de acceso a la información del entorno global
deberán aprovecharse en favor del intercambio y la cooperación científica y tecnológica y
capitalizarlas en beneficio del desarrollo nacional. A pesar de que los sistemas de
investigación científica y desarrollo tecnológico están concentrados en un pequeño grupo de países
altamente desarrollados, es cierto que en regiones como América Latina y Asia se localizan centros
de investigación, empresas y grupos de científicos que se han insertado exitosamente en redes
nacionales e internacionales a las que aportan y de las que reciben importantes beneficios.
En México la cooperación y vinculación internacional en estos campos se ha venido
transformando de manera favorable. Gradualmente se han suprimido las actividades
individuales, aisladas y de corto plazo para dar lugar a formas de cooperación institucional
que financian programas de impulso a la ciencia y la tecnología con organismos tanto del
país como del extranjero.
En el proceso de internacionalización del medio científico y tecnológico, la inserción de
México puede considerarse todavía incipiente. Sin embargo, la colaboración internacional
en ciencia y tecnología ha sido un mecanismo eficaz para fortalecer los programas de becas
de posgrado, con beneficios directos a los estudiantes mexicanos. La suscripción de
convenios de colaboración con las instituciones de educación superior más demandadas
por los aspirantes a una beca de posgrado, ha traído -entre otros beneficios- que disminuya
el costo promedio de ese tipo de becas. Por ello, es importante fortalecer la suscripción de
convenios con instituciones educativas tanto del país como del extranjero, con la finalidad
de ampliar los lugares de destino de los becarios.
Por otro lado, es muy importante que México promueva en el exterior su oferta de educación
de excelencia, para tender a lograr un balance entre los flujos de estudiantes de posgrado
nacionales que salen y de extranjeros que ingresan.
Líneas de acción
• Intensificar los flujos de conocimiento entre México y otros países, a través de la
colaboración científica y tecnológica internacional.
• Establecer convenios con instituciones de investigación y docencia de prestigio en el
extranjero, para la realización de doctorados compartidos entre instituciones nacionales y
extranjeras.
• Fortalecer la presencia del país en foros y reuniones científicas y tecnológicas realizadas en
el extranjero.
• Apoyar el vínculo de organismos y entidades nacionales dedicados a actividades científicas
y tecnológicas con sus contrapartes de otros países.
• Impulsar la suscripción de convenios con agencias internacionales para ampliar las fuentes
de financiamiento de proyectos y becas.
• Difundir entre la comunidad científica y tecnológica del país los convenios y acuerdos de la
colaboración internacional.
• Establecer una red de cooperación intersectorial que fortalezca la cooperación
internacional.
• Aprovechar la experiencia de las instituciones de educación superior en el área
internacional y la fortaleza de la interacción de sus investigadores para buscar el óptimo
aprovechamiento de los recursos internacionales en beneficio de México.
• Favorecer que investigadores consolidados y estudiantes de doctorado en posgrados
nacionales realicen estancias en centros de investigación y en laboratorios del mas alto prestigio
internacional.
• Aprovechar el capital humano de origen mexicano que reside en el extranjero,
principalmente los que viven en el área fronteriza de EUA con México.
• Apoyar la cooperación internacional en áreas científicas y tecnológicas estratégicas del
PECyT.
• Promover la instalación en México de centros de investigación y desarrollo de empresas
extranjeras con operaciones en México en los que participen investigadores y tecnólogos
mexicanos.
• Promover la captación de estudiantes extranjeros en los programas de posgrado
nacionales.

3.1.3 Objetivo rector 3 Elevar el nivel de competitividad y la innovación de las empresas


El desarrollo científico y tecnológico propio, es decir, el generado por científicos e ingenieros
mexicanos, es un elemento primordial para que el país logre generar un proceso de crecimiento
económico sostenido. Ningún país se ha incorporado de manera duradera al proceso mundial de
crecimiento económico moderno sin aumentar de manera significativa la educación de la fuerza
laboral y su capacidad para desarrollar investigación científica y generar innovación propia.
En este último tenor resulta fundamental encaminar acciones que permitan por un lado, la
participación de los sectores económicos en las decisiones educativas en los niveles medio
superior y superior, y por otro lado, incrementar la inversión del sector privado en investigación y
desarrollo; promover la gestión tecnológica de las empresas; incorporar personal científico-
tecnológico de alto nivel a las empresas y fomentar la creación de centros de servicios tecnológicos
como apoyo a la competitividad y a la innovación de las empresas.
A continuación se presentan extractos del resumen del documento “Bases de la Consulta Nacional
para la Estrategia Pequeña y Mediana Empresa 2001-2006”, realizado por la Fundación para el
Desarrollo Sostenible en México (FUNDES) y la Subsecretaría para la Pequeña y Mediana
Empresa de la Secretaría de Economía:
“Las funciones de fomento para la empresa en México deben atender cuatro líneas:
“Financiamiento en todas sus formas; incluye crédito en todos sus tipos, arrendamiento, factoraje,
esquema de garantías para que las empresas puedan tener acceso a los financiamientos que
requieren, y capital de riesgo.
“Asesoría y capacitación para apoyar el desarrollo de habilidades empresariales, adaptación de
tecnologías, capacitación técnica, así como diagnósticos empresariales que permitan identificar
problemas y detectar ámbitos de oportunidad.
“Información empresarial disponible sobre mercados, tecnología y normatividad.
“Apoyos en general a la exportación, investigación, adopción de tecnologías de punta, fundación
de nuevas empresas, capacitación y formación de capital humano, y también a las organizaciones
7[10]
sociales.”.
El proyecto de Programa Sectorial para el Desarrollo Empresarial de la Comisión Intersecretarial de
Política Industrial considera los siguientes objetivos particulares para incrementar la competitividad
de las empresas:
1. Incrementar la participación de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MPyMEs) en el
PIB e inversión nacional.
2. Fomentar la creación de nuevas empresas generadoras de empleo.
3. Fortalecer las estructuras productivas regionales y locales de forma sustentable.
4. Fomentar la integración y fortalecimiento de cadenas productivas.
5. Facilitar a las MPyMEs el acceso a fuentes de financiamiento.
6. Promover el desarrollo, innovación o adaptación de tecnologías adecuadas para las
MPyMEs.
7. Fomentar la integración de las MPyMEs a los sectores más dinámicos de la economía.
8. Fomentar la incorporación de las MPyMEs al proceso exportador.
9. Incrementar el contenido nacional en las exportaciones.

Las estrategias y líneas de acción que a continuación se muestran, son congruentes tanto
con los objetivos del Programa Sectorial para el Desarrollo Empresarial como con los
objetivos rectores del PECyT.
3.1.3.1 Estrategia 11. Incrementar la inversión del sector privado en investigación y desarrollo
Actualmente el Gobierno Federal aporta el 76% de gasto nacional de ciencia y tecnología, lo cual
constituye una limitación para alcanzar los montos de inversión que el desarrollo de país
demanda. La tarea de estimular la participación del sector productivo a niveles de 40 % del gasto
nacional para el 2006 y convertir a este sector en el motor principal del crecimiento del Gasto en
Investigación y Desarrollo Experimental (GIDE), requiere de la instrumentación de acciones
relevantes que conduzcan al logro de estas metas, en las siguientes vertientes:
Líneas de acción
• Promover que las empresas dediquen sistemáticamente como mínimo el 1% de sus ventas
a actividades de investigación y desarrollo.
• Promover un esquema de incentivos fiscales y de financiamiento que propicie la inversión
en tecnología.
• Mejorar los instrumentos financieros orientados a la investigación y desarrollo experimental
de las empresas.
• Crear fondos concurrentes con el sector productivo para la realización de proyectos de
investigación prioritarios, así como de creación de infraestructura.
• Promover la creación de foros de análisis y discusión, por sector o rama industrial, en los
que participen empresarios, académicos y funcionarios para fomentar mecanismos de vinculación
de las empresas con instituciones educativas y centros de investigación.
• Promover una cultura empresarial que reconozca la importancia estratégica de la tecnología
y en consecuencia la necesidad de invertir recursos para asegurar la competitividad tecnológica de
sus negocios.
• Promover la creación de instrumentos de capital de riesgo público y privados que apoyen
proyectos tecnológicos.
• Establecer mecanismos que integren esfuerzos, capacidades y recursos de las empresas
para la realización de proyectos científicos y tecnológicos de interés común.
• La obra pública y las adquisiciones del sector público deben promover el desarrollo de
tecnologías propias, en las que invierta el sector privado.
• En la adquisición de tecnología, se promoverán y establecerán esquemas y apoyos para
asimilar la tecnología adquirida, y su mejoramiento posterior, así como más tarde la innovación.

3.1.3.2 Estrategia 12. Promover la gestión tecnológica en las empresas


Una de las causas que explica el rezago tecnológico en la empresa mexicana lo constituye
el desconocimiento de la importancia que la tecnología tiene en la competitividad de sus
negocios, creando incluso en muchos casos, una reticencia a su incorporación y adecuado
manejo, particularmente en la micro, pequeña y mediana empresas.
La generación de un proceso formativo que conduzca a un correcto manejo del recurso
tecnológico en la empresa constituye una línea de acción de alta prioridad que deberá
promoverse de manera intensiva, considerando siguientes vías:
Líneas de acción
• Promover la creación de departamentos técnicos, de ingeniería (del producto, de procesos,
de planta, de sistemas) y de desarrollo o investigación según la capacidad y necesidades de la
empresa.
• Diseñar, implantar y evaluar mecanismos que permitan difundir con eficiencia la capacidad
de administrar estratégicamente los recursos tecnológicos de la empresa.
• Promover la formación de especialistas y consultores en Administración y Gestión
Tecnológica que apoyen a la empresa en el desarrollo y aplicación de sus sistemas de
administración tecnológica.
• Promover la formación de especialistas en propiedad industrial, con especial énfasis en la
redacción y elaboración de documentos de patentes, así como técnicos en búsquedas de
información tecnológica de patente con el propósito de apoyar a los centros de investigación,
universidades y empresas en la protección de su patrimonio tecnológico.
• A los científicos y tecnólogos que trabajen de manera independiente, se les apoyará con
asistencia técnica para sus procesos de patentamiento.
• Involucrar a las instituciones de educación superior, asociaciones empresariales e
instancias gubernamentales en programas de capacitación en Gestión Tecnológica que impacte a
un gran número de empresas.
• Implantar el uso de herramientas de diagnóstico y administración de la tecnología
orientadas a mejorar la posición competitiva de los negocios y crear empresas de vanguardia.
• Inducir a las empresas a contratar licencias tecnológicas para desarrollar la capacidad de
diseño de productos y procesos.
• Estimular la participación de empresas en redes mundiales empresariales para tener
acceso a nuevas tecnologías y establecer relaciones cliente-proveedor.
• Eliminar gradualmente la normatividad que obstaculiza o se opone al establecimiento de
mecanismos de asociación entre universidades e instituciones de investigación, con empresas
industriales.

3.1.3.3 Estrategia 13: Promover la incorporación de personal de alto nivel científico y tecnológico
en la empresa
El desarrollo tecnológico en la mayoría de las empresas se soporta en las habilidades y creatividad
del emprendedor para innovar sus productos, procesos o servicios. Sin embargo el desarrollo
tecnológico demanda un proceso sistemático y deliberado para asegurar la generación oportuna de
las mejoras e innovaciones que la empresa necesita para competir en sus mercados.
La incorporación de personal de alto nivel además de permitir a la empresa llevar a cabo un
proceso de desarrollo tecnológico más eficiente, favorece la vinculación con las instituciones y
centros de investigación y propicia mejores condiciones para incorporar en la empresa los avances
científico y tecnológicos que constantemente se están generando en el medio.
El país enfrenta el reto de incrementar el número de personal dedicado a actividades de IDE en el
sector productivo. Se estiman 5 mil en la actualidad y deberán aumentar a 32 mil para el 2006,
considerando que más del 80 % tengan un nivel de posgrado, preferentemente de especialización.
Para la consecución de esta estrategia se consideran las siguientes acciones:
Líneas de acción
• Promover diseños curriculares que propicien en el estudiante mentalidad innovadora,
espíritu emprendedor y habilidades técnicas que respondan a los requerimientos que demanda el
sector productivo.
• Fomentar programas de cooperación, intercambio y estancias entre personal técnico de las
empresas e investigadores y especialistas de instituciones de educación superior y centros de
investigación.
• Crear fondos concurrentes para apoyar la formación de recursos humanos a nivel de
posgrado, preferentemente especializaciones, en áreas de interés de la empresa.
• Promover mecanismos que propicien y estimulen la permanencia del personal en las
funciones técnicas y de innovación de la empresa.
• Fomentar la comunicación entre las instituciones académicas y de investigación con las
organizaciones empresariales para apoyar las demandas de las pequeñas y medianas empresas.
• Promover los programas de vinculación de la investigación científica con el sector
empresarial, aprovechando la experiencia de las instituciones de educación superior.
• Estimular y premiar a los investigadores orientados a la innovación y al desarrollo
tecnológico.
• Utilizar de manera imaginativa, la plataforma que ofrecen las nuevas tecnologías de
información, para brindar oportunidades de capacitación y formación educativa a distancia (uso de
laboratorios virtuales) en todos los niveles.

3.1.3.4Estrategia 14: Impulsar la creación de centros de servicios tecnológicos para apoyar la


competitividad y la innovación de las empresas
El Gobierno Federal ha realizado un esfuerzo importante para promover la creación de
centros públicos y privados que apoyen el desarrollo tecnológico de las empresas,
particularmente a través del Sistema SEP-Conacyt, sin embargo resultan insuficientes para
atender las demandas crecientes de los sectores productivos.
Salvo las grandes empresas que tienen la capacidad económica para financiar la
infraestructura y soportar su proceso de innovación, la gran mayoría de la pequeñas y
medianas carecen de recursos para soportar una infraestructura de laboratorios, centros de
investigación y desarrollo o áreas funcionales que les permitan identificar sus necesidades
o llevar a cabo los programas y proyectos que aseguren la competitividad de sus negocios.
Esta situación plantea el reto de aprovechar al máximo el capital de que disponen las
empresas y optimizar la infraestructura existente, creando esquemas de cooperación que
permitan la conjunción de recursos, para el logro de objetivos comunes.
La vinculación entre las empresas (medianas y pequeñas) y sus cadenas de proveedores
con los centros de investigación públicos, es fundamental porque existe un alto potencial
de apoyo mutuamente provechoso, tanto para la asistencia tecnológica, en cuanto al flujo
de información y servicios, como para la capacitación y la formación de especialistas en los
sistemas de mayor valor para el sector productivo. Esto incluye la realización de estancias
técnicas en ambos sentidos; es decir, del personal de las empresas en centros de
investigación e instituciones de educación superior, como de estudiantes de especialidad
en las instalaciones de las empresas.
Líneas de acción
• Impulsar la creación de centros públicos y privados de servicios tecnológicos en áreas aún
no cubiertas y fortalecer los centros existentes para la competitividad y la innovación tecnológica.
• Promover la creación de centros de certificación y normalización para atender las
demandas de los sectores productivos del país.
• Fomentar el desarrollo de mecanismos y herramientas que favorezcan la innovación
tecnológica en la empresa.
• Fortalecer la consultoría tecnológica especializada y su vinculación con las micro, pequeña
y mediana empresas.
• Fortalecer las unidades de vinculación y transferencia de tecnología en las instituciones de
educación superior y en los centros públicos de investigación
• Promover la creación de centros y sistemas de información que faciliten el acceso de las
empresas a la tecnología y a la infraestructura científica y tecnológica existente.
• Promover el establecimiento de empresas de alta tecnología de vanguardia, que generen
cadenas productivas locales.
• Apoyar la instalación de consorcios de investigación y desarrollo tecnológico de empresas,
para que den servicio a otras empresas en áreas especializadas.
• Impulsar la realización de estancias técnicas, tanto de personal de las empresas en los
centros de investigación públicos y de instituciones educativas, como de estudiantes de
especialización en las instalaciones de las empresas.
• Promover la vinculación entre las empresas, los centros públicos de investigación y las
instituciones de educación superior, con el fin de favorecer el intercambio de información
tecnológica, así como especialistas e investigadores calificados que, por una parte eleve la calidad
de la enseñanza tecnológica, y por otra la calificación del personal de la empresa.

3. 2 Instrumentos
En diversos artículos de la LCyT se señalan las acciones que promoverán todos los actores – y la
sociedad en su conjunto – para participar en el impulso y fomento de las actividades científicas y
tecnológicas del país.
Consciente de esta labor estratégica, el Conacyt realizará un cambio estructural como entidad de
fomento a la investigación científica y tecnológica nacional. Así, este Consejo pasará de una
operación por programas, a otra basada en fondos de apoyo y financiamiento de las actividades
científicas y tecnológicas, conforme lo establece la LCyT. Con ello, se propiciarán compromisos
específicos por parte de las dependencias y entidades de los tres niveles de gobierno, en un
esfuerzo coordinado de colaboración intersectorial.
Los instrumentos de apoyo a la ciencia y el desarrollo tecnológico deberán ser promotores de la
descentralización territorial e institucional, procurando el desarrollo armónico de la potencialidad
científica y tecnológica del país y buscando asimismo el crecimiento y la consolidación de las
comunidades científica, académica y empresarial en todas las entidades federativas.
Como ejecutor de la política de ciencia y tecnología, el Conacyt hará uso de los siguientes
instrumentos:
• Programa Especial de Ciencia y Tecnología
• Sistema Integrado de Información sobre Investigación Científica y Tecnológica
• Sistema Nacional de Centros Públicos de Investigación
• Esquema de Incentivos al GIDE del Sector Privado
• Fondos concurrentes señalados en la LCyT
3.2.1 Programa Especial de Ciencia y Tecnología

Como principal instrumento de la política de ciencia y tecnología, el Programa conjuga los ejes de
actuación del Plan Nacional de Desarrollo, y desde una perspectiva global e integradora, establece
las estrategias y líneas de acción en donde se señalan los niveles de participación y compromiso
de los diferentes actores en cada una de las áreas estratégicas para el desarrollo científico y
tecnológico, definidas de manera colegiada.

3.2.2 Sistema Integrado de Información sobre Investigación Científica y Tecnológica (SIICYT)

La LCyT resalta la necesidad de conjuntar esfuerzos de las diferentes instituciones


educativas, centros, organismos, empresas, y personas físicas del sector privado y social,
para conformar el Sistema Integrado de Información, en el que confluya toda la información
disponible sobre investigación científica y tecnológica, datos sobre técnicas y servicio que
ofertan las instituciones dedicadas a la realización de actividades científicas y tecnológicas.
La LCyT asignó al Conacyt la responsabilidad de actualizar y administrar el SIICYT (artículo
14 de la citada Ley). Como parte del cumplimiento de esta obligación, el Conacyt colocó en
la plataforma de Internet la primera versión de este Sistema, a la cual la comunidad científica
y tecnológica, y el público en general tienen libre acceso (www.siicyt.gob.mx).
El Sistema Integrado de Información sobre Investigación Científica y Tecnológica deberá
convertirse en un espacio de expresión y de formulación de propuestas de la comunidad
científica y tecnológica y de los diferentes sectores en materia de política y programas de
investigación científica y tecnológica.
Como ya se señaló, es responsabilidad del Conacyt la administración y actualización del
Sistema, y constituirlo como un instrumento efectivo que promueva la vinculación la
modernización y competitividad del sector productivo.
Además, con fundamento en el artículo 16 de la LCyT, el Conacyt tendrá a su cargo el
Registro Nacional de Instituciones y Empresas Científicas y Tecnológicas (RENIECYT) y lo
integró al SIICYT. Este registro tiene como objetivo principal conformar una base de datos
de las personas físicas, instituciones, centros, organismos, empresas públicas y privadas
que realizan actividades científicas y tecnológicas en el país, y que están interesadas en
recibir estímulos o beneficios de cualquier tipo que se deriven de los ordenamientos
federales aplicables a las actividades científicas y tecnológicas, en particular de los fondos
sectoriales o mixtos a que se refiere la LCyT.
Hoy en día, disponer de información actualizada y oportuna del quehacer científico y
tecnológico, constituye el elemento básico que otorga a los investigadores y tecnólogos el
máximo aprovechamiento del conocimiento generado y las tecnologías disponibles.

Figura 3.4
Sistema Integrado de Información sobre Investigación Científica y Tecnológica
El Conacyt, con el objeto de mejorar las capacidades de servicio del SIICYT procederá a:
• Concertar con los participantes en el SIICYT los formatos únicos de registro de información
sobre sus capacidades de ciencia y tecnología. Con el propósito de normalizar la información que
las instituciones divulguen mediante este sistema.
• Construir una estructura de relaciones entre las disciplinas de la ciencia y la tecnología, y
las actividades económicas y sociales. Dicha estructura podría conceptuarse como un tesauro:
campos de la ciencia y la tecnología – actividades económicas y sociales.
• Convocar a las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, a
colaborar en la conformación y operación del SIICYT, y convenir con los gobiernos de las
entidades federativas, así como con las instituciones de investigación y de educación superior, su
colaboración para la ampliación de dicho Sistema.
• Establecer convenios con los Centros Públicos de Investigación, las instituciones del
Sistema SEP-Conacyt y los sistemas regionales y estatales de investigación que permitan su
incorporación al Sistema Integrado.
• Contribuir a que los trabajos de investigación que realiza la comunidad científica y
tecnológica nacional no se repitan; de tal manera que se privilegie el trabajo original de calidad.

Además, se colaborará con la Secretaría de Educación Pública en el rediseño del Sistema


Nacional de Información Educativa.
3.2.2 Sistema Nacional de Centros Públicos de Investigación

La integración del Sistema Nacional de Centros Públicos de Investigación permitirá


disponer de mejores prácticas para el desempeño óptimo, así como el fortalecimiento de la
autonomía técnica, operativa y administrativa, lo cual dará soporte al potencial de
crecimiento de grupos de investigación y desarrollo en las áreas específicas que requiere
el desarrollo científico y tecnológico del país.
Aunado a lo anterior, la conjunción de la vocación natural de las regiones y la concentración
de capacidades técnicas y científicas instalada en los Centros Públicos de Investigación,
permitirá la integración de redes de colaboración que planteen soluciones a necesidades de
conocimiento y tecnología, aborden problemáticas sentidas por los sectores público y
social y visualicen las oportunidades de negocio desde la óptica de la multidisciplinariedad
y la interinstitucionalidad.
La consolidación de los Centros Públicos de Investigación en un sistema ordenado y
planificado permitirá:
• La creación de nuevos centros y la descentralización de aquellos que por su temática
regional apoyen las demandas locales en ciencia y tecnología.
• El establecimiento de sedes, subsedes y representaciones de los centros.
• La planeación integral del sistema que permita reforzar áreas estratégicas y evitar
duplicidades
• La consolidación y crecimiento de su infraestructura asegurando el uso compartido de
equipamiento sofisticado y de alta inversión.
• El otorgamiento creciente de plazas conforme a sus respectivos planes de expansión.
• El sistema unificado de planeación de presupuesto.

• Un plan nacional de carrera y sistema de compensaciones de investigadores que faciliten la


movilidad interinstitucional.
• El desarrollo y uso de las mejores prácticas de investigación y administración de centros
• El desarrollo de campos rezagados o emergentes de ciencia y tecnología en México.
• El sistema uniforme de evaluación para certificar ingreso por comités de pares y expertos
en la materia.

3.2.4 Incentivos y Financiamiento al GIDE del Sector Privado


Como ya antes se señalo, se tiene previsto que para el año 2006, del 1% del PIB en actividades de
investigación y desarrollo experimental, sea el sector productivo el que realice el 40% de dicha
inversión, quedando para el sector público el 55% de ese esfuerzo y el 5% para otros agentes que
participan en estos campos. Para esto, son necesarios los incentivos al GIDE DEL sector privado,
en los términos del artículo 13, fracción VIII de la LCyT.
Los estímulos al gasto de las empresas en investigación y desarrollo, son un instrumento
ampliamente utilizado en muchos países, sin embargo en México no ha sido posible que trascienda
como una práctica cotidiana en el ejercicio fiscal de las empresas.
En 1998, en el artículo 27-A de la Ley del Impuesto sobre la Renta (LISR), se incorpora el crédito
fiscal de apoyo a la investigación y desarrollo de tecnología (IDT), equivalente al 20% de los gastos
incrementales en IDT en el mismo año, sobre el promedio de los gastos e inversiones realizados
en los tres ejercicios fiscales previos (1995 – 1997). Sin embargo, este beneficio no generó los
resultados esperados.
Actualmente los incentivos para el sector productivo son dos:
• La importación libre de aranceles a los insumos dedicados a la IDT
• El crédito fiscal sobre gastos e inversiones en este campo.

Con la finalidad de promover la inversión de las empresas en investigación y desarrollo


tecnológico se ha propuesto ante el H. Congreso de la Unión, la flexibilización de las reglas
para el otorgamiento del incentivo fiscal a las empresas que realizan este tipo de gasto.
Una tarea de gran importancia será trabajar para superar esta problemática. Es necesario
que el empresario nacional invierta decididamente en el desarrollo tecnológico como una
vía de oportunidad para incrementar su competitividad.
Asimismo, se deben formular y promover esquemas de financiamiento para inducir al sector
empresarial a invertir en proyectos y programas de investigación y desarrollo.
Adicionalmente, debe estructurarse un marco jurídico integral, acorde a los nuevos
requerimientos de la innovación y el desarrollo tecnológico y científico.
Los actuales mecanismos de financiamiento a la investigación e innovación tecnológica son
tan complejos y burocráticos que generalmente no se utilizan. Se deben establecer
mecanismos ágiles de apoyo al sector productivo que se basen en la confianza y la
generación de sinergias entre las empresas y los centros de IDE. La calidad de los créditos
preferenciales no debe basarse sólo en los aspectos de tasas subsidiadas, sino que debe
contemplar plazos mayores para el pago, apoyo y asistencia técnica, etc. Asimismo, es
necesario calificar la complejidad tecnológica del proyecto y aplicar ciertos criterios de
diferenciación.
Es necesario que la banca de desarrollo retome su papel de emprendedora, en su más
amplio sentido. Adicionalmente, los empresarios deben crear uniones de crédito o fondos
especiales de financiamiento para este tipo de proyectos, empezando por aquellas ramas
donde existe una mayor convicción de la importancia de invertir en investigación y
desarrollo experimental.
Estos esfuerzos de desburocratización y simplificación administrativa deben promoverse
para que se apliquen a las líneas de crédito que otorga la banca internacional para este tipo
de proyectos de IDE y de fortalecimiento institucional.
Para lograr la especialización en ciertos campos tecnológicos, es esencial mantener un
desarrollo fuerte en ciencias básicas e impulsar un amplio programa de reforma estructural
que abarque el clima de negocios, apoyo a la competitividad, impulso a la innovación, etc.
Por ello, los mecanismos de financiamiento y los incentivos al GIDE, en los términos del
artículo 5, fracción VII de la LFICyT, no deben verse de una manera aislada, sino formando
parte de un sistema, en donde estos dos componentes son importantes y parte esencial
para lograr que la generación y aplicación del conocimiento como base para nuestro
desarrollo social y económico. Para incrementar el desarrollo y aplicación de la ciencia y
tecnología en el sector privado, los apoyos directos deberían ser preferibles a los
indirectos.
3.2.5. Fondos de acuerdo a la LCyT
Los aspectos fundamentales que en materia de financiamiento se plantean en el Programa
Especial de Ciencia y Tecnología, se relacionan con acciones de integración y coordinación en los
tres órdenes de gobierno: Secretarías de Estado, Gobierno Estatal y Municipal y con el Sector
Privado.
Uno de los principales retos de la presente administración es armonizar, orientar y conducir el
esfuerzo, el gasto y la infraestructura nacional de ciencia y tecnología para responder a las
expectativas de cambio y crecimiento competitivo del país. En este orden de ideas, las metas
establecidas de alcanzar en un horizonte de 6 años, una participación en el PIB del 1% conlleva la
necesidad de disponer no sólo de información consolidada sobre los recursos del gobierno
federal destinados a ciencia y tecnología, sino en una mejor coordinación en el ejercicio del gasto y
la información presupuestal, como marco de referencia y ejecución de la política de fomento a la
investigación y al desarrollo tecnológico.
La LCyT señala que pueden constituirse dos tipos de fondos conforme a las siguientes figuras:
Figura 3.5

Fondos Conacyt -

Sectoriales
• Mixtos
• Institucionales
• Cooperación Internacional

Tipo de Fondos de acuerdo a la LCyT

Fondos de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico


Centros Públicos de Investigación
Instituciones de Educación Superior

Figura 3.6
Fondos del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología

El soporte operativo de los Fondos Conacyt estará a cargo del propio Consejo y los Fondos
de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico bajo la responsabilidad de los Centros
Públicos de Investigación e Instituciones Educativas.
Conforme a lo anterior, el Conacyt suscribirá convenios – previa autorización de la SHCP
con las Secretarías y las entidades públicas, para el establecimiento de Fondos Sectoriales
que se destinen al financiamiento de la investigación científica y tecnológica, la formación
de recursos humanos, el fortalecimiento de la infraestructura y la divulgación del
conocimiento científico y tecnológico relevantes para el sector. De igual forma se
establecerán convenios con los Gobiernos de los Estados, para la constitución de Fondos
Mixtos dirigidos al fortalecimiento de las capacidades científicas y tecnológicas, proyectos
de investigación y desarrollo en áreas estratégicas, formación de recursos humanos y
difusión de conocimientos científicos y tecnológicos. Con el sector privado a través de
Fondos Privados Prioritarios Concurrentes, orientados a investigación orientada, desarrollo
tecnológicos, adopción y transferencia de tecnología, con el propósito de mejorar el nivel de
competitividad de la empresa mexicana.
3.2.5.1 Fondos Conacyt

a) Fondos Sectoriales

El Conacyt establecerá Fondos Sectoriales con las Secretarías de Estado y con dependencias del
gobierno federal, independientemente del monto que estas asignen de manera regular a ciencia y
tecnología. Esto obedece al impulso de las actividades científicas y tecnológicas, que deberá darse
en atención a los aspectos específicos que son de importancia para la sociedad como es el caso
de educación, salud, energía, protección civil y seguridad nacional, desarrollo social, capacitación,
entre otros.
Una tarea de gran importancia será la creación de un fondo sectorial entre la Secretaría de
Economía, Nacional Financiera, el Banco Nacional de Comercio Exterior y el Conacyt, con el
objetivo de alinear todos los instrumentos de apoyo tecnológico a la industria. Además, contempla
programas integrales y esquemas de colaboración que permitirán una mayor vinculación de las
instituciones de educación superior y centros de investigación con el sector productivo.
Los recursos de los fondos sectoriales se destinarán a financiar proyectos de investigación sobre
los temas que defina cada una de las Secretarías, buscando dar solución a problemas, atender
necesidades y aprovechar oportunidades que el desarrollo científico del sector demande en un
horizonte de mediano y largo plazo.
Los apoyos a los proyectos se otorgarán a través de un concurso y evaluación por comités de
pares. Los científicos que participarán en estos comités serán nombrados por el Conacyt y la
Secretaría participante. Todo el personal dedicado a actividades de investigación y desarrollo del
país puede presentar proyectos para participar en este tipo de concursos.
En ese sentido, se negociarán los montos a aportar a los fondos sectoriales con las principales
dependencias del gobierno federal que realizan actividades científicas y tecnológicas, como es el
caso de las Secretarías de Educación, Energía, Agricultura, Medio Ambiente, Salud, Desarrollo
Social, Comunicaciones y Transportes, y Economía, entre otras, ya que ninguna queda excluida de
este programa.
b) Fondos Mixtos
A efecto de establecer programas y apoyos específicos de carácter regional y local para impulsar el
desarrollo y la descentralización de la investigación científica y tecnológica, el Conacyt podrá
convenir con los gobiernos de las entidades federativas y de los municipios, el establecimiento y
operación de Fondos Mixtos de fomento a la investigación científica y tecnológica, los cuales se
integrarán y desarrollarán con aportaciones de las partes, en la proporción que en cada caso se
determine.
A dichos Fondos les será aplicable lo siguiente:
El objetivo de los fondos mixtos será fomentar las actividades de investigación científica y
tecnológica, y fortalecer las capacidades de investigación y desarrollo de la entidad de que se trate.
Los apoyos se otorgaran en las siguientes modalidades:
• Proyectos de investigación y desarrollo en áreas prioritarias para el estado
• Fortalecimiento de la capacidad científica y tecnológica de la entidad
• Formación de Recursos Humanos en área de impacto en el desarrollo estatal
• Proyectos de investigación y desarrollo que den respuesta integral a problemas científicos
y tecnológicos de cobertura interestatal o de relevancia regional.

c) Fondos Institucionales
Los Fondos Institucionales, a diferencia de los fondos Sectoriales y Mixtos, se constituyen con
recursos provenientes en su totalidad del presupuesto del Consejo y su propósito será
invariablemente, el otorgamiento de apoyos y financiamientos para actividades directamente
vinculadas al desarrollo de los siguientes rubros:
• Fondo para la Investigación Científica.
• Fondo para la Innovación Tecnológica.
• Fondo para la Formación de Recursos Humanos.
• Fondo Especial para la Divulgación Científica y Tecnológica, el
otorgamiento de estímulos y reconocimientos, y otros fines que fije la LCyT.

Como lo establece la LCyT, para cada modalidad de estos fondos se establecerán reglas de
operación en las cuales se precisarán los objetivos específicos, criterios, procesos e
instancias de decisión, así como el seguimiento y evaluación de los apoyos o proyectos,
según la modalidad del fondo.
Además, se crearán fondos especiales en áreas estratégicas (por ejemplo en el campo de la
biotecnología) con empresas y centros de investigación del sector privado que trabajan en
las áreas que se tiene previsto apoyar. Este tipo de fondos operarán bajo el principio de
fondos concurrentes.
d) Fondos de Cooperación Internacional
La colaboración internacional en materia de ciencia y tecnología ha sido un mecanismo eficaz para
fortalecer los programas orientados a la formación de investigadores y tecnólogos en el país. En
este tenor el Conacyt ha suscrito convenios de colaboración con instituciones educativas y centros
de investigación de otros países. El Fondo de Cooperación Internacional tiene el propósito de dar
un fuerte impulso al proceso globalizador del conocimiento, la internacionalización del medio
científico y tecnológico del país y la formación de recursos humanos.
Para ello considera como prioritario celebrar convenios con un mayor número de instituciones,
ampliando y diversificando los lugares de destino de los becarios.
Los apoyos podrán canalizarse en los rubros siguientes:
• Financiamiento para realizar estudios de posgrado.
• Realización de proyectos de investigación conjuntos,
• Intercambio académico
• Estancias postdoctorales
• Posgrados internacionales
• Profesores visitantes
• Participación en megaproyectos internacionales
• Apoyo programas de investigación entre científicos mexicanos y extranjeros

3.2.5.2 Fondos de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico


a) Centros Públicos de Investigación
Con el propósito de otorgar autonomía financiera y administrativa a los Centros Públicos de
Investigación, se han instituido Fondos que permitan la reinversión de los recursos autogenerados
por el propio Centro. Este fondo podrá acrecentarse con aportaciones no fiscales de terceros.
El objeto del fondo está orientado a financiar o complementar:
• El financiamiento de proyectos específicos de investigación,
• La creación y mantenimiento de instalaciones de investigación, su equipamiento y
suministro de materiales,
• El otorgamiento de incentivos extraordinarios a los investigadores, y
• Otros propósitos directamente vinculados para los proyectos científicos o tecnológicos
aprobados.

Es importante mencionar que en ningún caso, los recursos podrán canalizarse al gasto de
administración de la entidad.
b) Instituciones de Educación

En la LCyT se establece que los apoyos que se otorguen a través de la investigación científica y
tecnológica, deberá procurar una contribución significativa al desarrollo de un sistema de
educación y de capacitación de alta calidad.
En esta materia, el Conacyt promoverá el diseño y aplicación de metodologías y programas para la
enseñanza y fomento de la ciencia y la tecnología en todos los niveles de educación, en particular
para la educación básica. De tal suerte que en un esquema estrecho de colaboración, la Secretaría
de Educación y el Conacyt, deberán conjuntar esfuerzos y recursos para integrar investigación y
educación, asegurando a través de ordenamientos internos la participación de dual de
investigadores y profesores en actividades de enseñanza e investigación.
En este marco de actividades, los recursos del fondo se destinarán principalmente a dos rubros:
• Apoyo de acciones de vinculación investigación – educación
• Reconocimiento de logros sobresalientes de quienes realicen actividades tanto de
investigación como de docencia en el país.

Es importante destacar que las instituciones de educación superior públicas, reconocidas


como tales por la Secretaría de Educación Pública, que no gocen de autonomía en los
términos de la fracción VII del artículo 3° de la C onstitución, y que realicen investigación
científica o presten servicios de desarrollo tecnológico, podrán recibir el mismo tratamiento
que los Centros Públicos de Investigación en cuanto a la creación de fondos de
investigación.
IV Programas sectoriales y áreas estratégicas del conocimiento
Uno de los objetivos del Programa Especial de Ciencia y Tecnología 2001-2006 es la
coordinación de las distintas actividades científicas y tecnológicas que llevan a cabo las
dependencias y entidades de la Administración Pública Federal. Por ello, en este capítulo se
presentan en forma resumida los programas sectoriales de ciencia y tecnología que permitirán
alcanzar ese objetivo, de tal manera que el trabajo de investigación en el sector público se oriente
fundamentalmente a atender requerimientos específicos de la sociedad. En esta tarea será
fundamental el impulso a la difusión de los resultados de la inversión pública en ciencia y
tecnología.
Cada uno de los programas sectoriales de las dependencias que realizan actividades de
ciencia y tecnología contendrá un apartado sobre las actividades de investigación y
desarrollo. El conjunto de estos apartados se incorporará a un documento que si bien es
parte (anexo) de este Programa Especial de Ciencia y Tecnología 2001-2006, se concluirá en
diciembre de 2001 y contendrá de manera más detallada los programas de trabajo de los
institutos y centros de investigación de cada dependencia, incluyendo la integración de
líneas de investigación por área estratégica del conocimiento, mayores detalles de los
programas de formación de recursos humanos de alto nivel y de inversión en
infraestructura para el periodo 2001-2006.
Además de los programas sectoriales que representan la demanda de investigación para la
solución de problemas nacionales, se requiere tomar en cuenta a un conjunto de áreas del
conocimiento que se consideran “estratégicas” porque son clave para la solución de los
problemas que tienen las dependencias de la Administración Pública Federal y el sector
productivo. Estas áreas del conocimiento, dominadas por los diversos centros públicos de
investigación e instituciones de educación superior con capacidad de investigación,
representan la oferta de conocimientos para la solución de problemas sectoriales.
4.1 Programas sectoriales de ciencia y tecnología y comités consultivos técnico-científicos en
áreas estratégicas
A lo largo del documento se han expuesto los grandes retos que enfrenta el país en materia de
ciencia y tecnología, como lograr que en el 2006 la inversión nacional en ciencia y tecnología
alcance el 1.5% del PIB, y que el gasto en investigación y desarrollo experimental (GIDE)
represente el 1% del PIB. También se han señalado los aspectos centrales que deberán atenderse
en materia de investigadores e infraestructura científica y tecnológica.
Para lo anterior, es necesaria la participación de toda la sociedad en el esfuerzo. Es urgente
promover que todas las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, así como
las empresas participen en la inversión en ciencia y tecnología, al tiempo que la sociedad civil
incremente su convencimiento del valor estratégico que la investigación y el desarrollo tecnológico
tienen para el futuro del país.
Los programas sectoriales que son parte integral del Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006, que
se ocupan de temas de prioridad nacional y que considerarán explícitamente las actividades
8[11]
científicas y tecnológicas son principalmente los siguientes :
1. Educación (SEP)
2. Energía (SENER)
3. Salud (SSA)
4. Producción y abasto de alimentos (SAGARPA)
5. Medio ambiente y recursos naturales (SEMARNAT)
6. Comunicaciones y transportes (SCT)
7. Economía -comercio interior y exterior, y desarrollo empresarial- (SE)
8. Desarrollo regional, urbano y social (SEDESOL)
9. Prevención y atención de desastres naturales (SEGOB)
10. Relaciones exteriores (SRE)
11. Trabajo y Previsión Social (STyPS)

Se denominan áreas estratégicas del conocimiento aquellas que tienen un impacto en varios
de los sectores y que tienen una alta tasa de cambio o innovación a nivel mundial. Los
criterios que se utilizaron para la identificación de las áreas prioritarias científico-
tecnológicas fueron los siguientes:
• Alta tasa de cambio científico y tecnológico
• Existencia de investigadores de alto nivel en el país
• Impacto en el bienestar de la población
• Impacto del cambio científico y tecnológico en los sectores productivo y social
• Base importante de actividad económica en los sectores que harán uso de las innovaciones
• Grado de dependencia tecnológica del exterior
• Potencial de nuevos avances ó desarrollos en el futuro mediato
• Oportunidades para la creación de empresas de base tecnológica
• Impacto en la elevación de la competitividad de las empresas

De la aplicación de los criterios anteriores, se consideran áreas estratégicas del


conocimiento:
• la información y las comunicaciones
• la biotecnología
• los materiales
• el diseño y los procesos de manufactura
• la infraestructura y el desarrollo urbano y rural, incluyendo sus aspectos sociales y
económicos

Todo proyecto apoyado con recursos públicos contendrá una definición de las áreas
estratégicas del conocimiento, así como de los sectores de actividad económica que
involucra. Para ello, se tienen los catálogos de la UNESCO (para las áreas del conocimiento)
y la clasificación de actividades económicas del INEGI y la Secretaría de Economía (Sistema
de Clasificación Industrial de América del Norte, SCIAN).
En los programas sectoriales se definen las acciones de las áreas estratégicas del
conocimiento antes mencionadas con el grado de desagregación conveniente, que
establecen los comités consultivos correspondientes.
Para el avance de las fronteras del conocimiento y para la formación de las nuevas
generaciones de investigadores, se dará un impulso importante a las ciencias básicas
(ciencias físicas, naturales y las matemáticas). Asimismo, se apoyarán los programas de
investigación en las ciencias económico–sociales por la importancia estratégica que tiene el
entender los procesos de cambio para el desarrollo integral del país, y que se relacionan
con el desarrollo regional, la movilidad social, la creación y distribución de la riqueza, la
participación ciudadana, la cohesión social y la gobernabilidad, entre otros.
Es del más alto interés del Ejecutivo el que las innovaciones en estas áreas del
conocimiento se orienten en todo lo posible a atender la satisfacción de la población más
necesitada. En particular, se fomentará que la ciencia y la tecnología que

se generan tanto a nivel nacional como internacional y que tienen aplicaciones en este sentido
contribuyan a la satisfacción de necesidades en las micro regiones y en las pequeñas, y
medianas empresas. Recibirán también especial atención en los programas sectoriales las
referencias específicas a acciones relacionadas con la atención a Mujeres, Personas con
Discapacidad, Grupos Indígenas y Migrantes.
En el anexo al PECyT a concluirse en diciembre de 2001, se incluirán los detalles de los
programas por área estratégica del conocimiento, así como el programa de ciencias
básicas.
Un aspecto fundamental de la relación entre los programas sectoriales y las áreas
estratégicas del conocimiento es que los primeros son los sectores demandantes de
proyectos científicos y tecnológicos orientados a solucionar las problemáticas de esos
sectores (salud, energía, educación, comunicaciones, medio ambiente, sector social, etc.) y
como oferentes de la capacidad científica y tecnológica para resolverlos están los centros de
investigación públicos, privados y de instituciones académicas, que se pueden agrupar por
área del conocimiento estratégica (informática, biotecnología, materiales, tecnologías de
manufactura, etc.). El poder establecer el balance entre demandantes y oferentes en estas
áreas del conocimiento permite definir la necesidad del establecimiento de nuevos grupos
de investigadores y de nuevos centros de investigación, tanto públicos como privados y de
las instituciones académicas (figura 4.1).
Dada la naturaleza altamente especializada de las áreas estratégicas del conocimiento, para
el adecuado manejo de las carteras de proyectos que se apoyen con recursos públicos se
requiere se constituyan y operen comités consultivos técnico-científicos integrados por
científicos y tecnólogos de reconocido prestigio, así como de representantes del sector
productivo y de las dependencias interesadas en las aplicaciones más importantes.

Figura 4.1
Relación entre los Programas Sectoriales y los Programas Estratégicos por Área del Conocimiento
Si bien de diferente naturaleza, son igualmente fundamentales los proyectos del área de las
ciencias sociales y las humanidades. El Conacyt incorporará, como resultado de los
programas sectoriales que se publiquen, el respectivo comité consultivo de estas áreas del
conocimiento, también consideradas de alto valor estratégico.
Lineamientos para los programas sectoriales
Los programas sectoriales de ciencia y tecnología de las dependencias de la Administración
Pública Federal se normarán por las políticas, acciones y metas que a continuación se
señalan:
Políticas
• Incrementar el monto de los recursos públicos para propiciar una mayor inversión en ciencia
y tecnología, de tal manera que se contribuya a alcanzar las metas de 1.5% en gasto nacional y
1% en IDE, respecto al PIB, en el año 2006.
• Ejercer con mayor eficiencia los recursos públicos canalizados a ciencia y tecnología, a
través de la coordinación de las acciones de las dependencias y entidades del Gobierno Federal
que realizan actividades en este campo.

• Poner en marcha mecanismos que permitan apoyar la investigación científica y tecnológica


con las dependencias del gobierno federal.
• Incrementar el apoyo a la investigación orientada a solucionar problemas específicos de la
sociedad, poniendo énfasis los temas de alimentación, salud, educación y pobreza.
• Apoyar la conformación de redes nacionales de cooperación científica y tecnológica.
• Hacer del conocimiento público los beneficios y resultados alcanzados a través de las
actividades científicas y tecnológicas.

Acciones y Metas
• Fortalecer los mecanismos de evaluación y asignación de recursos destinados a ciencia y
tecnología
• Orientar el presupuesto federal en ciencia y tecnología para que los centros de
investigación, institutos y universidades colaboren a la solución de problemas en alimentación,
salud y pobreza.
• Fomentar el desarrollo de campos de investigación básica o aplicada, los cuales tendrán un
impacto en la economía y en la sociedad.
• Apoyar áreas estratégicas donde la canalización de recursos públicos tenga una elevada
rentabilidad social y simultáneamente se impulsen la actividad económica y la generación de
fuentes de empleo.
• Constituir fondos sectoriales de apoyo a la investigación científica y tecnológica, que se
destinen única y exclusivamente a la realización de investigaciones científicas o tecnológicas con
aportaciones de las Secretarías, el Conacyt y los usuarios de las investigaciones interesados en
participar.
• Desarrollar proyectos de investigación en temas de interés para las dependencias y
entidades del Gobierno Federal.
• Crear y consolidar redes de investigación en temas vinculados con alimentación, salud,
educación y pobreza.
• Crear fondos mixtos con los gobiernos de los estados, que se destinen a promover las
actividades científicas y tecnológicas en el ámbito regional.
• Crear fondos especiales con el sector productivo para desarrollar áreas estratégicas e
impulsar el gasto en investigación y desarrollo.
• Fortalecer la operación del Sistema Integrado de Información sobre Investigación Científica
y Tecnológica, de tal manera que sea ampliamente consultado por todos los sectores de la
sociedad.
• Trabajar de manera conjunta para difundir en medios electrónicos y la prensa los principales
resultados alcanzados mediante la investigación científica y el desarrollo tecnológico.

El gobierno innovador que se plantea en el Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006 establece


como política que las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal (APF)
realicen una planeación adecuada de sus actividades. Ello necesariamente conduce a que
dichas dependencias tengan que conducir investigación y estudios de su entorno, sobre lo
que se proponen, de lo que necesitan y de la forma como se logrará, utilizando los acervos
de conocimiento que proporcionan la ciencia y la tecnología.
Se trata de que las dependencias y entidades de la APF consoliden la cultura de la
planeación y la investigación como parte fundamental de su quehacer de gobierno. En esto
consiste gran parte de la innovación gubernamental que promueve el Ejecutivo Federal.

La investigación y estudios que las dependencias y entidades realicen o coordinen lo harán


ya sea utilizando capacidades propias de sus centros de investigación o recurriendo a los
centros de investigación existentes, tanto en dependencias y entidades de la Administración
Pública Federal (APF), como en las instituciones académicas.
En todo caso, las dependencias y entidades -en sus programas sectoriales, especiales,
institucionales y/o regionales- deberán incluir los contenidos, acciones y metas
relacionadas con las actividades de investigación que su quehacer requiere. También se
establecerán los requerimientos de recursos humanos de alto nivel (postgraduados), así
como los principales temas de investigación (se promoverá la constitución de comités
consultivos técnico – científicos) y las redes de cooperación con otros centros de
investigación. Esto debe traducirse en metas de investigación, con su correspondiente
presupuestación anual e inclusión en los programas operativos anuales.
Los apartados de investigación científica y tecnológica de estos sectores forman parte de
los programas de ciencia y tecnología que se integran, a nivel de síntesis, en este capítulo y
que se incorporaran completos como anexos de este Programa Especial de Ciencia y
Tecnología, en la publicación de fines de 2001.
En el proceso de innovación gubernamental que conduce a la planeación y a la realización
de investigaciones para utilizar el conocimiento científico y tecnológico en las dependencias
y entidades de la APF, se buscaría alcanzar la meta de dedicar a estas actividades alrededor
del 4% del gasto total del gobierno federal en el año 2006. En esta meta se contemplan las
aportaciones de las Secretarías a los fondos sectoriales de ciencia y tecnología.
Cabe señalar que cada uno de los programas sectoriales de ciencia y tecnología debe incluir
el impacto del cambio científico y tecnológico en el sector, en particular en las cinco áreas
estratégicas del conocimiento a las que ya se ha hecho referencia: la información y las
comunicaciones, la biotecnología, los materiales, el diseño y los procesos de manufactura
(y su impacto en las PyMEs), y la infraestructura y desarrollo urbano y rural, incluyendo sus
aspectos sociales y económicos.
Como referencia, para mostrar la importancia de los programas sectoriales de ciencia y
tecnología, en el cuadro 4.1 se presenta la participación de las dependencias de la APF en el
presupuesto federal en dichas actividades durante el año 2001. Cabe señalar que el
presupuesto de las Secretarías contempla a las entidades y centros de investigación que
coordinan, su personal, proyectos de investigación científica y tecnológica, y las becas de
posgrado.

Cuadro 4.1
Si bien se publicará a fines del 2001 el anexo con los programas sectoriales de ciencia y
tecnología, es posible presentar los aspectos más relevantes del apartado de ciencia y
tecnología que contendrán los programas de mediano plazo de las principales
dependencias y entidades del gobierno federal que realizan actividades científicas y
tecnológicas.
4.1.1 Sector Educativo
El sector educativo coordina una gran cantidad de instituciones de investigación y de educación
superior que realizan actividades científicas y tecnológicas. Destacan las 29 entidades que
conforman el Sistema SEP-Conacyt, la UNAM, el IPN y el CINVESTAV, la UAM y la UPN, entre
otros.
Cuadro 4.2
Entidades coordinadas por la SEP
Entidad Presupuesto para CyT 2001 Participación (%)
(millones de pesos)
UNAM 3,731.1 26.1
Sistema SEP-Conacyt 3,409.8 23.8
Conacyt 3,192.3 22.3
CINVESTAV 980.1 6.9
UAM 936.2 6.5
IPN 570.7 4.0
UPN 21.6 0.2
Otros 1,464.5 10.2
Total 14,306.3 100.0

Fuente: Presupuesto de Egresos de la Federación, 2001. Incluye recursos propios.


Las entidades a que se refiere el cuadro 4.2 contribuyen al desarrollo y mejoramiento de las
condiciones sociales y económicas de los distintos sectores de la población, mediante la
investigación básica y aplicada bajo criterios de excelencia científica e innovación
tecnológica, la formación de recursos humanos altamente calificados y la vinculación eficaz

con los sectores social, académico, productivo y de servicios. Por ejemplo, la UNAM genera
alrededor del 50% de la investigación que se hace en el país.
Se trabaja de manera coordinada con la SEP para alcanzar las metas previstas para el año
2006. La SEP, en su programa de mediano plazo, establece lo siguiente en materia de
ciencia y tecnología:
a) Ampliación de la cobertura con equidad
• Se apoyará la creación de nuevos servicios e instituciones públicas que se encuentren
plenamente justificados por los planes estatales de desarrollo de la educación superior y de la
ciencia y la tecnología, así como por los estudios de factibilidad respectivos. Se dará prioridad a los
estados que presentan una tasa de cobertura por debajo del promedio nacional.

b) Educación superior de buena calidad


• Se promoverá la educación superior de buena calidad, que forme a los profesionistas
especialistas y profesores-investigadores capaces de aplicar, innovar y transmitir conocimientos
actuales, académicamente pertinentes y socialmente relevantes en las distintas áreas y disciplinas.
Ello implica la actualización continua de los planes y programas de estudio, la flexibilización del
currículum, la superación académica constante de los profesores y el reforzamiento de las
capacidades de generación, aplicación y transmisión del conocimiento, y de vinculación de las
instituciones de educación superior (IES).
• Se impulsará la mejora continua de la calidad de los programas de posgrado que se
ofrecen en las instituciones, otorgando prioridad al fortalecimiento de los programas de doctorado.
• Se apoyará a las instituciones públicas de educación superior que realizan funciones de
investigación científica, humanística y/o tecnológica para que fortalezcan los programas de
investigación que coadyuvan al cumplimiento de los objetivos de sus programas de docencia en
licenciatura y posgrado.

c) Integración, coordinación y gestión del Sistema de Educación Superior


• Se fomentará la colaboración y el intercambio académico entre las IES y los centros SEP-
Conacyt.
• Se estimulará la operación de posgrados interinstitucionales en áreas de interés regional y
en áreas estratégicas del conocimiento que consideren esquemas que propicien efectos
multiplicadores en la formación de científicos, humanistas y tecnólogos.
• Se alentará la conformación de redes de cuerpos académicos para el desarrollo de
programas de investigación que procuren cubrir necesidades estatales, regionales y nacionales.
• Se fomentará la vinculación entre el sistema de educación superior y la cultura, las artes y
la ciencia y la tecnología.

d) Ampliar y diversificar con equidad las oportunidades de acceso y permanencia a la


educación superior
• Promover que los estados cuenten con planes de desarrollo de la educación superior y de
la ciencia y la tecnología.
• Ampliar la cobertura con sustento en planes estatales de desarrollo de la educación
superior y la ciencia y la tecnología que comprendan:
- Estudios de oferta y demanda y proyecciones de crecimiento de la educación
superior y del uso óptimo de la capacidad instalada.

• La inclusión de aquellos grupos de la población que históricamente han tenido mayores


dificultades de acceso.
• Las necesidades de formación de profesionistas, científicos, humanistas y tecnólogos
para coadyuvar al desarrollo sustentable de la entidad.
• La creación de nuevos servicios e instituciones públicas, en el marco del federalismo,
cuya apertura se justifique por los estudios de factibilidad respectivos.
• Programas de técnico superior universitario o profesor asociado, licenciatura y posgrado
para la formación de técnicos y profesionales y para el fortalecimiento de las capacidades
nacionales en la generación y aplicación innovativa de conocimientos en áreas de interés para el
desarrollo del país.
• Programas de posgrado en los que se encuentren integrados el nivel de especialidad y los
grados de maestría y doctorado para facilitar el tránsito de los estudiantes entre ellos.
• Ramas de doctorado que atiendan prioridades del desarrollo científico, social y tecnológico
a nivel estatal, regional o nacional.
• Programas de posgrado (especialidades tecnológicas) cuyo objetivo sea la formación de
especialistas para el desarrollo del sector productivo.
• Programar el crecimiento de la matrícula en función de su profesorado y capacidad
instalada, su perfil tipológico, su programa de desarrollo institucional, su programa integral de
fortalecimiento y, en su caso, los planes estatales de desarrollo de la educación superior y de la
ciencia y la tecnología correspondientes.
• Establecer un Programa Nacional de Becas para la realización de estudios de tipo superior.

e) Fortalecer las IES para que respondan con oportunidad y niveles crecientes de calidad a
las demandas del desarrollo nacional
• Promover que los proyectos que conformen el Programa Integral de Fortalecimiento
Institucional consideren, entre otros aspectos, la incorporación de estudiantes en actividades
científicas, tecnológicas y de vinculación para fortalecer su formación.
• Fortalecimiento de la capacidad institucional para la investigación científica, humanística y
tecnológica.
• Generar condiciones para: i) la reincorporación oportuna y en condiciones favorables de
profesores que hayan realizado estudios de posgrado; ii) la incorporación de nuevo personal
académico de carrera con estudios de posgrado, preferentemente de doctorado, e iii) profesionales
con amplia experiencia industrial, para coadyuvar a la ampliación y consolidación de los cuerpos
académicos de las instituciones públicas de acuerdo con sus programas de desarrollo.
• Fortalecer los programas de apoyo para la mejora del perfil del personal académico de
carrera y para la consolidación de cuerpos académicos en las instituciones públicas, así como para
la formación de futuros profesores de tiempo completo. Se apoyará especialmente el desarrollo y
consolidación de cuerpos académicos en las IES públicas, en áreas estratégicas del conocimiento
para el desarrollo nacional.
• Alentar la conformación y operación de redes de cuerpos académicos para coadyuvar a la
formación de profesores-investigadores de las IES públicas y para el desarrollo de proyectos de
investigación en áreas estratégicas del conocimiento.
• Crear el Programa de Fortalecimiento del Posgrado Nacional (SEP- Conacyt).
• Impulsar la investigación en ciencias y humanidades en las IES para fortalecer las
capacidades nacionales en la generación y aplicación del conocimiento.
• Promover, en las IES, el desarrollo de la ciencia básica asociada a la formación de recursos
humanos de alto nivel.
• Alentar la apertura de programas de posgrado de buena calidad en áreas de interés local,
regional o nacional.
• Favorecer que estudiantes de doctorado en posgrados nacionales realicen estancias de
investigación en laboratorios del más alto prestigio internacional.
• Promover el diseño y operación de programas de especialidad tecnológica de buena
calidad para la formación de especialistas, y de educación continua para la formación de
consultores con el propósito de coadyuvar al desarrollo del sector productivo del país.
• Alentar una mayor participación de profesores-investigadores de cada una de las IES en el
Sistema Nacional de Investigadores, apoyando los proyectos que para tal efecto se hayan
establecido en el marco de los programas integrales de fortalecimiento institucional.

f) Conformar un sistema de educación superior abierto, integrado, diversificado,


flexible, innovador y dinámico, que esté coordinado con los otros niveles educativos, con el
sistema de ciencia y tecnología, con los programas de arte y cultura y, con la sociedad.
• Alentar la conformación de redes de cooperación e intercambio académico entre las IES y,
entre éstas y los centros SEP-Conacyt.
• Potenciar la capacidad en áreas estratégicas del conocimiento, mediante la conformación
de redes de cooperación e intercambio de cuerpos académicos de las IES y centros de
investigación.
• Promover la operación de posgrados interinstitucionales en áreas de interés regional y en
áreas estratégicas del conocimiento.
• Apoyar los proyectos y las acciones que favorezcan la cooperación, el intercambio
académico y la conformación de redes de educación superior y ciencia y tecnología con la
participación de las IES nacionales y extranjeras.

Cabe señalar que en el tomo II de este Programa Especial de Ciencia y Tecnología, a


publicarse en diciembre de 2001, se incorporarán las principales líneas de investigación que
se impulsarán en este sector, en particular las referentes a los centros del Sistema SEP-
Conacyt.
4.1.2 Sector Energía

El sector energía coordina diversas entidades que realizan actividades estratégicas para el país,
incluida la investigación científica y tecnológica. Destaca la inversión que en estos campos realizan
el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) y Petróleos Mexicanos (PEMEX). En el cuadro 4.3 se
presenta el presupuesto 2001 de ciencia y tecnología para cada una de estas entidades
coordinadas.
Cuadro 4.3
Entidades coordinadas por el sector energía
Entidad Presupuesto para CyT 2001 Participación (%)
(millones de pesos)
IMP 2,588.4 49.0
PEMEX 1,735.0 32.8
IIE 525.6 9.9
ININ 434.8 8.3
Total 5,283.8 100.0

Fuente: Presupuesto de Egresos de la Federación, 2001. Incluye recursos propios.

El IMP en particular buscará que los recursos invertidos en ciencia y tecnología permitan:
i) Generar conocimiento y tecnología novedosa para que la industria petrolera nacional
aumente su competitividad y eficiencia internacional, en un marco de desarrollo sustentable;
ii) Identificar nuevas líneas de investigación y desarrollo tecnológico (IDT) que permitan
anticipar oportunidades de negocios;
iii) Fortalecer la investigación, el desarrollo y transferencia de tecnología para aumentar el
valor tecnológico de los proyectos, e
iv) Incorporar dos nuevos programas de IDT: matemáticas aplicadas y computación, y
producción y proceso de gas natural, los cuales han iniciado la integración de sus comités técnicos
y la elaboración de propuestas específicas de investigación.

Principales líneas de investigación:


• Biotecnología para el petróleo
• Medio ambiente y seguridad
• Tratamiento de crudo
• Recursos energéticos del subsuelo.
• Modelado de procesos nucleares.
• Tecnología de la seguridad.
• Aprovechamiento de las fuentes de energía no convencionales.
• Sistemas digitales de control y comunicaciones
• Operación de centrales generadoras.
• Procesos de combustión.
• Nanotecnología y sus aplicaciones.
• Visualización y simulación de procesos químicos, físicos y nucleares.
• Desarrollo de nuevos radiofármacos.

4.1.3 Sector Salud

Como lo establece el Programa Nacional de Salud 2001-2006, este sector buscará fortalecer la
investigación y el desarrollo tecnológico. (Programa Nacional de Salud 2001-2006, línea de acción
10.4, p. 150). Los institutos que coordina (cuadro 4.4) realizarán una tarea fundamental para
alcanzar este objetivo.
Cuadro 4.4
Entidades coordinadas por el sector salud
Presupuesto para C y T
Entidad 2001 Participación
(millones de pesos) (%)
Institutos Nacionales de Salud:
Hospital Infantil de México “Dr. Federico Gómez” 35.7 5.42
Instituto Nacional de Cancerología 22.2 3.37
Instituto Nacional de Cardiología “Dr. Ignacio Chávez” 30.9 4.69
Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Dr.
Salvador Zubirán” 110.1 16.70
Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias 41.8 6.34
Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, “Dr.
Manuel Velasco Suárez” 25.5 3.87
Instituto Nacional de Pediatría 43.3 6.58
Instituto Nacional de Perinatología 45.5 6.91
Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente
Muñiz” 32.9 4.99
Instituto Nacional de Salud Publica 99.0 15.02
Otros
Hospital General “Dr. Manuel Gea González” 17.1 2.59
Hospital General de México 6.7 1.01
Hospital “Juárez” de México 3.7 0.57
IMSS (Enfermedades y Maternidad, Riesgo de Trabajo,
Salud para la Familia) 89.2 13.54
ISSSTE 19.2 2.92
Centro Nacional de Rehabilitación 5.5 0.84
Centros de Integración Juvenil, A.C. 3.3 0.49
Consejo Nacional para la Prevención y Control del Sida 15.3 2.33
Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México, S.A. de
C.V. 9.3 1.40
Servicios de Salud Mental 2.8 0.42
TOTAL 659.0 100.0
Fuente: Presupuesto de Egresos de la Federación, 2001. Incluye recursos propios.
Con el fin de propiciar que la investigación influya en la práctica médica es necesario
vincular la agenda de investigación con las prioridades de la industria. Para ello, se propone
mejorar las condiciones estructurales en las que se desarrolla la investigación en salud en
nuestro país y fortalecer los vínculos de los centros académicos con la toma de decisiones
y con la industria.
Las acciones a emprenderse en esta materia incluyen:
- Mejoramiento de la remuneración de los investigadores del sector salud
- Definición de prioridades de investigación y desarrollo tecnológico en salud a través de
esquemas participativos y plurales
- Creación de un sistema nacional de información sobre investigación científica y
desarrollo tecnológico en salud

- Vinculación de la investigación en salud con la industria


- Divulgación entre la población general de los resultados de la investigación en salud.
- Estudio epidemiológico de los principales problemas de salud en México.

En el marco del Fondo Sectorial de Investigación en Salud, las líneas prioritarias serán:
 Accidentes y violencia
 Discapacidades (Músculo-esqueléticas, visuales, auditivas y mentales)
 Enfermedades infecciosas y parasitarias ( diarreicas agudas, infecciones
respiratorias agudas, tuberculosis, VIH/SIDA, enfermedades de transmisión sexual, hepatitis
virales, enfermedades transmitidas por vector (dengue, paludismo, enfermedad de Chagas,
leishmaniasis)
 Enfermedades crónicas o degenerativas (Asma, Enfermedad pulmonar
obstructiva crónica, cirrosis; enfermedad articular degenerativa, osteoporosis, hipertensión arterial
sistémica, coronariopatías, enfermedad vascular cerebral, insuficiencia renal crónica; glaucoma,
diabetes mellitus, hiperlipidemias)
 • Neoplasias malignas (Cáncer cérvicouterino, cáncer de mama, cáncer de
próstata, cáncer pulmonar, cáncer gástrico y leucemias)
 • Trastornos de la nutrición (Desnutrición, anemias, obesidad)
 Salud reproductiva y perinatal
 • Padecimientos congénitos o de origen genético (Cardiopatías congénitas,
fibrosis quística, alteraciones cromosómicas, alteraciones genéticas)
 • Salud mental y adicciones (Tabaquismo, alcoholismo y drogadicción)
 • Trastornos psiquiátricos o neurológicos (Ansiedad, trastornos depresivos,
anorexia nerviosa, bulimia, enfermedad de Alzheimer, demencias vasculares, enfermedad de
Parkinson, epilepsia, enfermedades demielinizantes, retraso mental, trastornos del sueño,
trastornos de aprendizaje)
 • Salud ambiental y salud ocupacional
 • Padecimientos estomatológicos
 • Entorno social y transición demográfica
 • Evaluación de desempeño e impacto de los servicios de salud
 • Desarrollo y evaluación de tecnologías para la salud (Trasplantes, métodos
diagnósticos no invasivos, innovación tecnológica, etc.)
4.1.4 Sector Agropecuario

La tecnología es uno de los elementos más importantes para revertir el deterioro del campo
mexicano, y esto tiene especial importancia debido a que en él vive y depende un importante
núcleo de la población. Por ello, las entidades que coordina el sector agropecuario (cuadro 4.5)
deben unir esfuerzos para promover tanto el desarrollo tecnológico como la investigación científica
en la agricultura, así como fomentar el desarrollo de líneas modernas de investigación,
principalmente en biología molecular y bioquímica de plantas, como la base de la biotecnología
agrícola.
Cuadro 4.5
Entidades coordinadas por el sector agropecuario
Entidad Presupuesto para CyT 2001 Participación (%)
(millones de pesos)
INIFAP 739.8 47.3
Colegio de Posgraduados 363.2 23.2
Instituto Nacional de la Pesca 138.8 8.9
Universidad “Antonio Narro” 122.3 7.8
Otros 200.4 12.8
Total 1,564.5 100.0
Fuente: Presupuesto de Egresos de la Federación, 2001. Incluye recursos propios.

De acuerdo con el Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006, es necesario:


i) Incrementar la apropiación de conocimientos facilitando el acceso a las nuevas
tecnologías, en particular en el área agroindustrial.
ii) Establecer mecanismos ágiles y emprender acciones de apoyo a la transferencia de
tecnología para hacer llegar las innovaciones validadas a los agentes de cambio y productores
agrícolas, pecuarios, forestales y agroindustriales, de acuerdo con sus necesidades y demandas,
para aumentar su competitividad y eficiencia.
iii) Ampliar la cobertura educativa formal y no formal y, así como la transferencia
tecnológica apropiada dirigida principalmente al sector rural y a las zonas marginadas.
iv) Promover el desarrollo rural y el mejoramiento de las condiciones socioeconómicas de
las familias de este sector mediante el apoyo a la inversión, la integración de cadenas productivas,
el desarrollo de nuevas capacidades y la transferencia de tecnología.
v) Apoyar en el sector rural la inversión en tecnologías adecuadas, la integración de los
productores primarios a cadenas productivas, la inversión en programas de producción integrales y
de empleo temporal, que eviten la descapitalización de los activos productivos, así como impulsar
procesos de reconversión de productores primarios y nuevas actividades económicas que
complementen los ingresos de los trabajadores del campo; todo ello de acuerdo con el entorno
socioeconómico, cultural y ambiental de estas comunidades.

En el marco del Fondo Sectorial de Investigación Agropecuaria, las líneas prioritarias serán:
• Inocuidad Alimentaria (Métodos de identificación, detección y muestreo de organismos
patógenos en alimentos; desarrollo de Buenas Prácticas Agrícolas, con énfasis en métodos para
mejorar la calidad del agua de proceso y la desinfección de productos; métodos de identificación,
detección y muestreo de residuos tóxicos, metales pesados, antibióticos y microtoxinas en
alimentos).
• Sanidad Vegetal (Epidemiología: alternativas para la desinfección y la inviabilidad de
semillas, frutas y hortalizas de importación; métodos de detección de virus de importancia
cuarentenaria en semillas, frutas y hortalizas de importación; métodos para la certificación del nulo
o bajo riesgo sanitario de las principales frutas, hortalizas y semillas mexicanas de exportación;
combate del virus de la tristeza de los cítricos (VTC); desarrollo de la tolerancia a plagas y
enfermedades en cultivos agrícolas)
• Salud Animal (Métodos de detección de adulterantes, residuos tóxicos y metales en los
productos cárnicos y lácteos; alternativas contra plagas y enfermedades de los
• animales que han desarrollado resistencias a los tratamientos convencionales; métodos
para la constatación y el control de calidad de vacunas y biológicos veterinarios)
• Manejo Poscosecha (Manejo poscosecha de cultivos)
• Biotecnología Aplicada a la Agricultura (Clonación de individuos superiores; mejoramiento
genético; tecnología de diagnóstico y caracterización)
• Reconversión Productiva (Automatización, control y tecnologías de manufacturas; desarrollo
y fortalecimiento de la agroindustria)
• Recursos Fitogenéticos (Conservación y mejoramiento in situ de los Recursos Fitogenéticos
para la Alimentación y la Agricultura (estudio e inventario de los recursos genéticos); apoyo a la
ordenación y mejoramiento en las fincas; asistencia en caso de catástrofes para restablecer
sistemas agrícolas; y conservación de especies silvestres emparentadas a las de utilidad;
conservación ex situ de los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura
(mantenimiento de colecciones); regeneración de muestras amenazadas; recolección planificada y
selectiva; y ampliación de las actividades de conservación; utilización de los Recursos
Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (incremento en la caracterización, evaluación y
uso; aumento en la potenciación genética; agricultura sostenible mediante la diversificación de
cultivos y variedades; desarrollo y comercialización de especies infrautilizadas; producción y
distribución de semillas; y creación de nuevos mercados para productos “ricos en diversidad”);
instituciones y creación de capacidad (programas nacionales sólidos); promoción de redes;
creación de sistemas de información; sistemas de vigilancia y alerta para evitar la pérdida de
recursos fitogenéticos; incremento y mejoramiento de la enseñanza y la capacitación; y fomento a
la sensibilización pública sobre los recursos fitogenéticos; manejo y conservación de especies
tropicales)
• Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados (Análisis de riesgos en
bioseguridad; ensayos de campo)
• Manejo Integrado de Cuencas (Simulación y sistemas de información geográfica;
evaluación de impacto en los agrosistemas)
• Uso y Conservación de Suelos (Conservación y recuperación de suelos salino-sódicos y
ácidos; ferti-irrigación; agroforestería; estudios de desertificación)

4.1.5 Sector Medio Ambiente

El sector medio ambiente y recursos naturales (cuadro 4.6) plantea la urgente necesidad de
promover la utilización de nuevas técnicas y métodos que apoyen la protección del medio ambiente
y la apropiada utilización de los recursos naturales. Por ello, el sector se impone la tarea de
promover y fomentar la aplicación de investigación científica y tecnológica, y apoyar la formación
de profesionales de alto nivel.
Cuadro 4.6
Entidades coordinadas por el sector medio ambiente
Entidad Presupuesto para CyT 2001 Participación (%)
(millones de pesos)
IMTA 191.0 70.4
Instituto Nacional de Ecología 80.4 29.6
Total 271.3 100.0

Fuente: Presupuesto de Egresos de la Federación, 2001. Incluye recursos propios.


Algunos objetivos del sector en el campo de la ciencia y la tecnología son los siguientes:
i) Avanzar en las áreas del conocimiento para contribuir a resolver los problemas
relacionados con el aprovechamiento sustentable del agua en beneficio de la sociedad.
ii) Continuar desarrollando, adaptando y transfiriendo tecnología que permita mejorar la
gestión de organismos e instituciones operadoras de agua para mejorar el aprovechamiento y
conservación del recurso en beneficio de la sociedad.

En el marco del Fondo Sectorial de Investigación Ambiental, las líneas prioritarias serán:
• Ordenamiento ecológico y protección de los ecosistemas (Ordenamiento ecológico general;
implementación del ordenamiento ecológico a niveles regional y local; conservación de especies y
de ecosistemas)
• Contaminación y degradación ambiental (Sustancias tóxicas; contaminación atmosférica y
calidad del aire; contaminación acuática; degradación de suelos y desertización; microbiología
ambiental; cambio climático; desarrollo tecnológico; contaminación térmica, sonora, odorífica y
lumínica)
• Política y economía ambiental (Estudios de valoración económica de beneficios y daños
ambientales; estudios de demanda de productos e insumos con impacto ambiental negativo para el
diseño de instrumentos económicos para su control; estudios de políticas públicas sobre la
dinámica institucional del pago de recursos naturales propiedad de la nación; estudios de políticas
públicas sobre los determinantes del cumplimiento de la regulación ambiental; estudios sobre la
interacción entre regulación y estado del ambiente y cambios en reglas y flujos comerciales
nacionales e internacionales; estudios sobre las decisiones económicas de los hogares respecto a
temas de importancia ambiental, como por ejemplo, localización, consumo, empleo, recreación,
uso de recursos naturales, adquisición de activos, etc. (incluyendo estudios sobre categorías de
hogares rurales, en pobreza extrema, etc.).
• Derecho ambiental
• Comunicación y educación ambiental
• Temas de frontera identificados por la comunidad científica
4.1.6 Sector Comunicaciones y Transportes

El sector comunicaciones buscará apoyar, a través de la investigación científica y tecnológica, el


desarrollo integral en materia de infraestructura y operación de los distintos modos de transporte.
Para ello, promoverá las acciones que en este campo realiza el Instituto Mexicano del Transporte
(IMT) como se muestra en el cuadro 4.7.
Cuadro 4.7
Entidades coordinadas por el sector comunicaciones y transportes
Entidad Presupuesto para CyT 2001 Participación (%)
(millones de pesos)
IMT 103.4 100.0
Total 103.4 100.0
Fuente: Presupuesto de Egresos de la Federación, 2001. Incluye recursos propios.

Uno de sus objetivos será la realización de estudios acerca de la seguridad de cada modo
de transporte y sobre materiales utilizados en la construcción de las infraestructuras
correspondientes. Además, se realizarán investigaciones en transporte y medio ambiente;
integración y logística de los sistemas de transporte; diseño, construcción y desempeño de
obras portuarias y puentes; sistemas inteligentes; operación de los transportes carretero,
ferroviario, marítimo y aéreo; tecnología de vehículos de motor; efectos de la corrosión en la
seguridad estructural, entre otros. También se pondrá énfasis en formular normas sobre
seguridad e infraestructura de los transportes, y en apoyar e impulsar la formación y
capacitación de recursos humanos de alto nivel para el sector.
Principales líneas de investigación:
• Transporte y medio ambiente
• Combinaciones de sistemas de transporte
• Tecnología de la construcción de puertos
• Transporte aéreo
• Tecnología de vehículos de motor y resistencia de materiales.

4.1.7 Sector Economía

Los recursos destinados a promover el desarrollo de la ciencia la tecnología en el sector economía


(cuadro 4.8) se invierten principalmente en la formación de profesionistas de alto nivel y se tiene
previsto apoyar proyectos que promuevan el desarrollo tecnológico en el sector productivo,
principalmente en la micro y pequeña empresa.

Cuadro 4.8
Entidades coordinadas por el sector economía
Entidad Presupuesto para CyT 2001 Participación (%)
(millones de pesos)
Consejo de Recursos Minerales 253.1 40.6
IMPI 245.2 39.3
CENAM 113.3 18.2
PROFECO 12.1 1.9
Total 623.7 100.0

Fuente: Presupuesto de Egresos de la Federación, 2001. Incluye recursos propios.


De acuerdo con el Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006, es imprescindible promover
acciones para el uso y aprovechamiento de las tecnologías como recursos estratégicos que
contribuyan a la satisfacción de las necesidades de la sociedad mexicana y adoptar los
mejores estándares tecnológicos y medidas que protejan la propiedad intelectual. El
ejecutivo federal fortalecerá el sistema nacional de metrología, normalización y evaluación
de la conformidad.
Principales líneas de investigación:
• Modernización tecnológica, calidad y capacitación de las empresas
• Tecnologías de mercado y autodiagnósticos
• Metrología y protección de la propiedad industrial
• Desarrollo de patrones nacionales
• Información geológico minera

4.1.8 Sector Desarrollo Social

El Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología no se ha articulado adecuadamente con las


necesidades sociales y productivas del país, por lo que existen enormes diferencias regionales en
cuanto a la operación, aplicación y desarrollo de conocimientos para el mejoramiento del nivel de
vida de la población. Por ello, el sector desarrollo social buscará, dentro de sus posibilidades, que
la ciencia y la tecnología contribuyan a superar este problema.
Cuadro 4.9
Sector desarrollo social
Sector Presupuesto para CyT 2001 Participación (%)
(millones de pesos)
SEDESOL 1.7 100.0
Total 1.7 100.0
Fuente: Presupuesto de Egresos de la Federación, 2001. Incluye recursos propios.

Los recursos de ciencia y tecnología del sector desarrollo social (cuadro 4.9) permitirán –
entre otros aspectos- promover la investigación en la vivienda, que permita aplicar
tecnologías alternativas para edificar vivienda con calidad y a menor costo, facilitando el
acceso a un hogar digno para la población de menores ingresos.
Principales líneas de investigación:
• Vivienda.
• Desarrollo humano y ordenación del territorio.
• Pobreza.
• Desarrollo social y humano.
4.1.9 Sector Gobernación

El sector gobernación (cuadro 4.10) buscará mejorar la eficacia preventiva del Sistema Nacional de
Protección Civil, identificando y mejorando el conocimiento de amenazas y riesgos en el nivel
comunitario; apoyando la investigación aplicada para mejorar o desarrollar tecnologías para mitigar
los riesgos, y fomentando una cultura de autoprotección.
Cuadro 4.10
Entidades coordinadas por el sector gobernación
Entidad Presupuesto para CyT 2001 Participación (%)
(millones de pesos)
CENAPRED 30.4 100.0
Total 30.4 100.0
Fuente: Presupuesto de Egresos de la Federación, 2001. Incluye recursos propios.

De acuerdo con el PND, el sector gobernación buscará transitar de un sistema de protección


civil reactivo a uno preventivo, con la corresponsabilidad y participación de los tres órdenes
de gobierno, la población en general y los sectores social y privado.
Principales líneas de investigación:
• Desastres naturales y antropogénicos
• Aplicación de nuevas tecnologías para la reducción del riesgo y prevención de desastres

4.1.10 Sector Relaciones Exteriores

México cuenta con importantes activos científicos y tecnológicos, cuyas capacidades deben ser
potenciadas a través de esquemas de colaboración internacional en ciencia y tecnología. El sector
relaciones exteriores y el Conacyt son las entidades que deben promover estas tareas e involucrar
a un creciente número de científicos y tecnólogos mexicanos.
Cuadro 4.11
Sector relaciones exteriores
Sector Presupuesto para CyT 2001 Participación (%)
(millones de pesos)
SRE 11.0 100.0
Total 11.0 100.0
Fuente: Presupuesto de Egresos de la Federación, 2001. Incluye recursos propios.

Con la finalidad de identificar países y áreas en las cuales México puede mejorar el vínculo
con países del extranjero, a continuación se presenta un cuadro indicativo con áreas
potenciales de cooperación internacional en ciencia y tecnología.
Cuadro 4.12
Áreas potenciales de cooperación internacional en Ciencia y Tecnología
País Áreas-temas
Medio ambiente, recursos naturales, ciencias básicas, medicina,
Alemania
biotecnología, agua y sismología
Francia Ingenierías aplicadas a la industria
Capacitación y calificación para la investigación y enseñanza superior (ECOS)
50 estudiantes-promedio anual
España Agua, medio, ambiente y PYMES
Formación de recursos humanos y transferencia de tecnología en el área de
Japón
mecatrónica
Ingeniería para transferir tecnología y brindar servicios de consultoría a las
pequeñas y medianas empresas de Querétaro
Investigaciones aplicadas a la prevención y control de la contaminación
atmosférica y del manejo de los residuos peligrosos
Estados Unidos Gran Telescopio Milimétrico
Agua, salud pública y medio ambiente en la frontera norte. (Fundación
México-Estados Unidos para la Ciencia –FUMEC- y Agencia de Protección
Ambiental (EPA)
Técnicas avanzadas de investigación; vinculación con la pequeña industria,
intercambios universitarios sobre vinculación con la pequeña y mediana
industria/Fundación Hewlett
Canadá Medio ambiente, y recursos naturales, agua y educación
Agua, medio ambiente y recursos naturales; biotecnología, apoyo a la micro,
Quebec pequeña y mediana empresa, telecomunicaciones, nuevos materiales y
formación de recursos humanos.
Organismo
Internacional Investigación, formación y capacitación de recursos humanos (75 becas a
de Energía mexicanos)
Atómica
Unión Europea Biotecnología, agua, medio ambiente y recursos naturales
Ciencias agrícolas, optoelectrónica, biotecnología, bioingeniería, física,
Brasil
metalúrgica, ranicultura, tecnología ambiental.
Uruguay Electromecánica, físico-matemáticas
Venezuela Transferencia de tecnología en salud
Perú Óptica, genética molecular, tecnología nuclear
Degradación proteica y producción de compuestos aminados. Calidad de
Chile
suelos, flujos complejos, aminas biogénicas y sanidad acuícola
Argentina Fisicoquímica, microbiología en alimentos
Cuba Biotecnología, geociencias, medio ambiente
Costa Rica Biotecnología, genética, oceanografía
Guatemala Genética y biotecnología
Nicaragua Acuacultura
Panamá Acuacultura, agronomía
Australia Acuacultura, entomología, astrología
Corea Astrofísica, manejo y conservación de alimentos
India Biotecnología, nuevos materiales
Bulgaria Astronomía
República
Hidráulica, electrónica, acuacultura, astronomía, física
Checa
Hungría Matemáticas, química, medicina, ecología, robótica
Polonia Hidráulica
Fuente: Secretaría de Relaciones Exteriores.

4.2 Requerimientos de recursos humanos de alto nivel (posgraduados)

En la actualidad, la riqueza fundamental de un país se mide por su capital humano. Esto es lo que
verdaderamente permite el desarrollo y ser competitivos, por lo que representa la inversión más
importante para la sociedad al conducir al éxito personal y a la superación. Por ello, es necesario
proponerse que el conocimiento represente un sólido motor del desarrollo, de acuerdo al ritmo que
exige la globalización de la economía.
En México, la Población Económicamente Activa (PEA) es del orden de los 35 millones de
personas (35,000 miles de personas), y existen aproximadamente 25 mil personas dedicadas a
actividades de investigación y desarrollo. Así, actualmente el número de personas en IDE por cada
1,000 personas de la PEA es 25,000 / 35,000 = 0.71. Conviene señalar que en 2000 el gasto en
investigación y desarrollo experimental representó el 0.4% del PIB.
Para el año 2006, se tiene como meta elevar el número de personas dedicadas a actividades de
investigación y desarrollo a 80,000 y la PEA estimada para ese año asciende a 39.4 millones
(39,400 miles de personas). Por lo tanto, el número de personas en IDE por cada 1,000 personas
de la PEA se prevé que será 80,000 / 39,400 = 2. Para ese año, la inversión en investigación y
desarrollo experimental se estima que represente el 1% del PIB. Es importante subrayar que vía
el crecimiento inercial se llegaría en el 2006 a un acervo de 50,000 personas dedicadas a
actividades de investigación y desarrollo, y que los 30,000 adicionales son básicamente los
que se requiere incorporar al sector productivo, con niveles de especialización.
El cuadro 4.13 representa una estimación del número de personas dedicadas a actividades de
investigación y desarrollo experimental al 2006 para instituciones de educación superior, centros de
investigación y del sector privado.
Cuadro 4.13
Proyección del personal dedicado a actividades de investigación y desarrollo, 2001-2006
Concepto 2001 2006
N° del personal en Instituciones 12,500 28,000
de Educación Superior
N° del personal en Centros 7,500 20,000
Públicos de Investigación
N° del personal del sector 5,000 32,000
privado
Total 25,000 80,000
Fuente: Estimaciones del Conacyt.

Es importante contar con referencias de los indicadores en otros países. Por ejemplo, en
1998 España invertía el 0.95% de su PIB en GIDE y contaba con 3.3 investigadores por cada
1,000 personas de PEA. Para el año 2003, año en el que espera elevar su inversión en IDE
para que represente el 1.29% de su PIB, también prevé que el número de investigadores por
cada 1,000 personas de la PEA se eleve a 4.
Las cifras anteriores muestran que para México, la meta de llegar a tener en el año 2006 a 2
personas en IDE por cada 1,000 personas de la PEA es una cifra razonable, incluso algo
baja. En el supuesto de que fuera totalmente comparable a España esa cifra se esperaría
fuera del orden de 3.
Las acciones que se proponen para fortalecer la plantilla de recursos humanos en ciencia y
tecnología son diversas, ya que cada centro de investigación; institución de educación
superior; dependencia y/o entidad del Gobierno Federal, o el sector productivo tienen
diferentes necesidades en cuanto a personal especializado. Será en el anexo que se
concluya a fines de 2001 en donde cada dependencia presentará su programa de formación
de investigadores por área del conocimiento o especialidad.
Como lineamientos generales a considerar en lo relativo a la formación de personal
dedicado a las actividades de investigación y desarrollo en las dependencias de la APF, se
tienen las siguientes recomendaciones:
Acciones complementarias
• Apoyar a los investigadores que tienen una mayor productividad, así como impulsar la
contratación de investigadores jóvenes para promover la excelencia en la calidad de la
investigación que se pretende realizar.
• Promover el intercambio académico de investigadores entre las instituciones de
investigación y de educación superior.
• Contribuir a actualizar los planes y programas de estudio en las instituciones de educación
superior tomando en consideración al número de egresados, el mercado de trabajo, así como las
necesidades y requerimientos del país, además de promover el desarrollo de proyectos de
investigación formativa.
• Poner énfasis en el aspecto de la formación de recursos humanos para el desarrollo de los
proyectos de investigación.
• Los programas de posgrado institucionales deberán ser un factor de apoyo en la resolución
de problemas de la industria local, regional y nacional, contribuyendo a la calidad, productividad,
rentabilidad e innovación y asimilación de tecnologías como factores estratégicos para la
generación de ventajas competitivas.
• Impulsar la realización de estudios con nivel de especialidad, así como las estancias
técnicas.
• Promover la realización de estudios de posgrado de los centros e institutos de
investigación, y desarrollar proyectos de investigación relacionados con los productos y servicios
que ofrezcan cada institución.

• Crear canales y mecanismos eficientes de difusión de los diversos programas de posgrado


para tener una mayor cobertura de estudiantes interesados en mejorar su formación académica.
• Realizar cursos-talleres de actualización y estancias con diversas instituciones académicas
tanto nacionales como extranjeras, de tal manera que se actualicen los cuadros de investigadores
en nuevas metodologías y técnicas.
• Fortalecer los programas de posgrado conjuntos con modalidad de investigación en donde
los estudiantes realizan parte de su posgrado trabajando en un proyecto de investigación.
• Promover la realización de estancias de investigación en instituciones nacionales y del
extranjero.
• Poner en marcha nuevos programas de posgrado en disciplinas específicas. Estos
programas deben tener una gran difusión en todo el país, con el objetivo de que las instituciones
interesadas conozcan la oferta educativa de posgrado y puedan apoyar la formación de cuadros de
profesionistas especializados.

4.3 Posibilidades de colaboración intersectorial e interinstitucional

Las posibilidades de cooperación intersectorial e interinstitucional se especificarán a partir de los


programas sectoriales de ciencia y tecnología que se publicarán a finales de 2001, con la
información proporcionada por las dependencias y entidades del gobierno federal que realizan
actividades científicas y tecnológicas.
No obstante lo anterior, a continuación se describen los aspectos en los que se pondrá especial
atención para realizar acciones conjuntas:
i) Además de las cinco áreas estratégicas que se han venido citando a lo largo del
documento, algunas áreas de actividad como Agua; Biología; Física; Química; Matemáticas, Medio
Ambiente, Oceanografía, entre otras, recibirán un gran apoyo.
ii) Se promoverá la difusión de los resultados alcanzados a través de los proyectos
interinstitucionales de investigación científica y de desarrollo tecnológico apoyados.
iii) Apoyar los trabajos que realiza la Secretaría de Economía con las instituciones del Sistema
SEP-Conacyt para acreditar los laboratorios secundarios de metrología en el país. Se reconoce el
gran esfuerzo y valioso apoyo que el Centro Nacional de Metrología ha realizado al apoyar la
creación y mejoramiento permanente de los centros SEP-Conacyt (Red MESURA). Esta
colaboración deberá fomentarse y fortalecerse ampliándose a todo el Sistema Nacional de Centros
Públicos de Investigación propuesto en este Programa.

Estas y otras acciones más se especificarán en los programas sectoriales de ciencia y


tecnología de las Secretarías. Los apartados sobre las áreas estratégicas y la cartera de
proyectos –de esos programas sectoriales- representarán la materia prima básica para
alimentar la colaboración interinstitucional e intersectorial.

4.4 Dimensión regional de la investigación científica y tecnológica de la administración pública


federal

De acuerdo con el Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006, el desarrollo regional adquiere una gran
importancia ya que tiene el objetivo de superar las desigualdades entre las regiones del país, por lo
que se ha establecido un sistema de planeación para el desarrollo regional, así como un nuevo
marco de relaciones intergubernamentales en torno al sistema.
Las acciones que se pondrán en práctica se fundamentarán en el respeto de la libertad de cada
región y entidad de controlar su propio vínculo con el resto del país. Asimismo, se propiciará la
interacción en sentido ascendente, es decir, desde los estados hacia la región y de ésta a la
Federación, y en sentido descendente. Para ello, es fundamental que la sociedad civil organizada y
el sector privado se incorporen como actores esenciales a este proceso de planeación de
desarrollo regional.
El sistema de planeación para el desarrollo regional, al cual se hace referencia en el apartado de
descentralización de la ciencia y la tecnología del capítulo III, será el marco de referencia para las
acciones que realicen las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal para
promover las actividades científicas y tecnológicas.
El desarrollo regional y el federalismo tendrán como eje central la promoción de la equidad y la
igualdad de oportunidades. Las estrategias a seguir contendrán un fuerte componente de
Fortalecimiento al Federalismo, Autonomía y autogestión e Impulso a procesos de
descentralización, pretendiendo en todos los programas de ciencia y tecnología lograr mejores
condiciones para las regiones menos desarrolladas, analizando las oportunidades que permitan la
generación de mayores ingresos, mejorando sus niveles de competitividad.
Se considerará área específica de desarrollo, la identificación de necesidades, capacidades y
vocaciones de las regiones canalizando los apoyos a la realización de programas específicos que
contengan un fuerte componente de fortalecimiento a la infraestructura científica y tecnológica y a
la formación de recursos humanos. De igual forma se apoyará, de manera compartida con el sector
productivo proyectos tendientes a la adopción y transferencia de tecnología que permitan mejorar
su nivel de vida y hacerlas empresas competitivas.
Considerando las estrategias señaladas en el PND, se pondrán en marcha acciones que permitan,
de manera coordinada: Entidades Federativas - Secretarías de Estado, promover un desarrollo
regional equilibrado, mejorando la infraestructura y estimulando la generación de empleos en las
comunidades más rezagadas del país.
Las áreas prioritarias por atender, cuidarán la concertación de políticas públicas y programas de
vivienda, la organización de la población rural para la integración de la planta productiva del país, a
través de la integración de cadenas productivas alrededor de agronegocios, inversión y
transferencia de tecnología, la incorporación de sistemas digitales, el apoyo diferenciado a
regiones menos desarrolladas, promoviendo la sustentabiliad de los recursos naturales,
particularmente del agua y la energía, en un ambiente de gestión ambiental integral y
descentralizado.
V. Evaluación y seguimiento (Cómo medimos los avances, la rendición de cuentas como
parte del proceso democrático)
El seguimiento y evaluación de las acciones realizadas por las dependencias y entidades de
la Administración Pública Federal en materia de ciencia y tecnología, será una tarea
permanente.
9[12]
Respecto de este punto, el Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006 establece lo siguiente :
“El ejecutivo federal actuará con transparencia en el ejercicio de sus facultades, por lo que
los servidores públicos de la Administración Pública Federal estarán obligados a informar
con amplitud y puntualidad sobre los programas que tienen encomendados, en términos de
logros alcanzados y recursos utilizados.
Las decisiones gubernamentales tienen que ser transparentes, por lo que deberán estar
abiertas al escrutinio público, con excepciones muy claramente definidas en relación con la
seguridad de la nación.
Las reglas de acceso a la información gubernamental tienen que ser las mismas para todos
los interesados en la actividad del gobierno. Informar de manera transparente y oportuna
debe ser una constante en todas las dependencias de la Administración Pública Federal.
El objetivo que se persigue es muy claro, se trata de lograr que el gobierno y la sociedad
colaboren para erradicar, de una vez por todas, la corrupción.
Para eliminar la impunidad es necesario que cada funcionario público conozca con claridad
sus obligaciones y sus compromisos dentro de una nueva cultura de rendición de cuentas.
Además, es necesario que los servidores dispongan de los instrumentos y la capacitación
adecuados para realizar eficazmente su trabajo y que tanto el sistema de supervisión como
los mecanismos para su seguimiento y sanción sean claros y sencillos en su aplicación.
La rendición de cuentas exige un sistema de planeación que, basado en el Plan Nacional de
Desarrollo, defina las prioridades, actividades y metas de cada área de gobierno, así como
un sistema de indicadores que mida su cumplimiento y los evalúe en relación con los
objetivos del desarrollo nacional. Esto facilitará la adopción de las acciones correctivas en
los casos en los que sean necesarias y la adecuación de procesos y proyectos, así como las
acciones que permitan fortalecer y consolidar los éxitos obtenidos con la acción del
gobierno y la participación de la sociedad.”
Los centros públicos de investigación, de conformidad con lo dispuesto por la Ley de
Ciencia y Tecnología (artículo 48), regirán sus relaciones con la Administración Pública
Federal y el Conacyt a través de convenios donde se establezcan las bases de desempeño
cuyo propósito fundamental será mejorar las actividades de dichos centros, alcanzar
mayores metas y lograr resultados.
Estos convenios contendrán, entre otras bases, criterios e indicadores de desempeño y
evaluación de resultados, y actividades y proyectos que apruebe su órgano de gobierno.
Tratándose de aspectos de carácter técnico o científico, éstos serán dictaminados por el
Conacyt quien deberá convocar para tal efecto a expertos en la especialidad de
corresponda. Cabe señalar que en los centros públicos de investigación el aspecto de
evaluación está
normado en el Ley Federal de Entidades Paraestatales, artículo 56, y los estatutos vigentes
de esos centros.
Conforme a lo anterior, se pondrán en marcha diversos mecanismos que permitirán dar un
seguimiento permanente a los compromisos asumidos en el Programa Especial de Ciencia y
Tecnología 2001-2006, como se describe a continuación.
Medición de resultados y evaluación del desempeño

i. Cumplimiento de los Indicadores y Metas 2001-2006.

Se realizará permanentemente una evaluación sobre el cumplimiento de las metas


identificadas en los indicadores de ciencia y tecnología. El Conacyt como responsable de la
política científica y tecnológica nacional, reportará permanentemente el avance en el
cumplimiento de los indicadores siguientes:
Cuadro 5.1
Principales indicadores de ciencia y tecnología, 2001-2006
Indicador 2001 2006
1. Inversión nacional en ciencia y tecnología (INCYT)
como porcentaje del PIB (incluye investigación y
0.6% 1.5%
desarrollo, posgrados y servicios científicos y
tecnológicos)
2. Gasto en Investigación y Desarrollo (GIDE) como
0.4% 1.0%
porcentaje del PIB

3. Porcentaje de IDE financiada por el sector privado 26% 40%

4. Recursos en fondos sectoriales para investigación


700 25,000
orientada a prioridades nacionales*
5. Recursos en fondos mixtos para el apoyo al
100 5,000
desarrollo regional con gobiernos estatales*
6. Número de investigadores por cada 1000 de la
0.7 2.0
población económicamente activa (PEA)

7. Porcentaje de investigadores en el sector privado 20% 40%

8. Plazas nuevas para investigadores en Centros


60 12,500
Públicos de Investigación (CPI’s)**
9. Plazas nuevas para investigadores en
120 15,500
Instituciones de Educación Superior (IES)**
10. Porcentaje del presupuesto total del Gobierno
2% 4.0%
Federal destinado a ciencia y tecnología
*/ Millones de pesos del 2001.
**/ Acumulado en el periodo 2001-2006.
Además se dará seguimiento a los indicadores que están vinculados con los objetivos
estratégicos del Programa Especial de Ciencia y Tecnología 2001-2006, de tal manera que se
pueda verificar el grado de avance en los compromisos asumidos en materia de ciencia y
tecnología (cuadro 5.2). Las metas al año 2006 podrán revisarse anualmente y ajustarse en
función del comportamiento macroeconómico real.
Cuadro 5.2
Objetivos estratégicos del Programa Especial de Ciencia y Tecnología, 2001-2006
INDICADORES
OBJETIVOS Unidad de
2001 2006
Medida
1. Disponer de una Política de Estado
en Ciencia y Tecnología.
1.1 Adecuación de la Ley para el Fomento
Documento 100% 100%
de la Investigación Científica y Tecnológica
1.2 Establecer el Sistema Nacional de
Documento 20% 100%
Ciencia y Tecnología
1.3 Integrar el Consejo General de Ciencia y
Acuerdo
100% 100%
Tecnología, a nivel de gabinete Presidencial
Acuerdo
1.4 Adecuar la Ley Orgánica del Conacyt Presidencial y
30% 100%
para cumplir con lo que señala la LFICyT modificación
a la Ley
1.5 Integrar el Presupuesto Federal de
Ciencia y Tecnología bajo la coordinación del Documento 100% 100%
Conacyt y la SHCP
Acuerdo
1.6 Establecer el Sistema Nacional de Presidencial y
30% 100%
Centros de Investigación modificación
a la Ley
1.7 Establecer el Sistema Nacional de
SIICYT 60% 100%
Información Científica y Tecnológica
-Normas
1.8 Aspectos Normativos Flexibles para oficiales
20% 100%
Centros Públicos de Investigación -Modificación
a la Ley

2. Incrementar la Capacidad Científica y


Tecnológica
2.1 Incrementar el Presupuesto Nacional
para Investigación y Desarrollo
• Inversión Nacional en Ciencia y
Tecnología (IDE +Posgrados+ Servicios % PIB 0.6 1.50
Tecnológicos)
• Inversión Nacional en IDE % PIB 0.4 1.0
• Inversión federal en ciencia y tecnología
(IDE+Posgrados+Servicios Tecnológicos)
% 2.0 4.0
respecto al presupuesto total del Gobierno
Federal
2.2. Incrementar el personal con posgrado
(acervo)
• Número de investigadores y tecnólogos* Núm. 25,000 80,000
• Miembros del SNI (científicos y
Núm. 8,000 25,000
tecnólogos)*
• Plazas nuevas para investigadores en
Núm.** 60 12,500
centros públicos de investigación*
• Plazas nuevas para investigadores en
Núm.** 120 15,500
instituciones de educación superior*
• Becarios del Conacyt por año (becas
Núm. 12,600 32,500
vigentes)*
• Becas nuevas del Conacyt por año* Núm. 6,000 22,400
• Incremento del acervo de doctores por
Núm. 1,100 2,300
año*

2.3. Incorporar la ciencia y tecnología en


las Secretarías de Estado del Gobierno Federal
• Recursos en Fondos Sectoriales para Mill. de $ de
700 25,000
investigación orientada a prioridades nacionales* 2001
2.4 Impulsar el desarrollo regional a través
de la ciencia y tecnología
• Recursos en fondos mixtos con Mill. de $ de
100 5,000
Gobiernos de los estados* 2001
2.5 Promover la descentralización de las
actividades científicas y tecnológicas
• Proporción de recursos destinados al
% 50 70
interior de la República
2.6 Acrecentar la cultura científica-
tecnológica de la sociedad mexicana
• % del Presupuesto del Conacyt a
actividades de difusión y divulgación de la ciencia % 0.5 1.5
y tecnología
2.7 Fomentar la cooperación internacional en
ciencia y tecnología
• Captación de recursos de cooperación
Mill. de USD 2.5 10
científica y tecnológica del extranjero por año
• Número de convenios de cooperación
Núm. 59 65
científica y tecnológica con el extranjero

3. Elevar la competitividad y la
innovación de las empresas
3.1 Incrementar la inversión del sector
privado en investigación y desarrollo
• % del gasto en IDE del sector privado % 26 40
3.2 Promover la gestión tecnológica en la
empresa
• Empresas que realizan IDE
Núm. 300 5,000
sistemáticamente
• Empresas que utilizan el Modelo de
Gestión Tecnológica del Premio Nacional de Núm. --- 500
Tecnología
3.3 Promover la integración del personal de
alto nivel científico y tecnológico en las empresas
• Tecnólogos con posgrado de Núm. de
especialidad en el sector productivo (acervo en investiga- 5,000 32,000
empresas)* dores
3.4 Fomentar que las empresas se vinculen
con IES y centros de investigación, a través de
consorcios y redes de investigación
Núm. de
• Consorcios --- 20
consorcios
3.5 Establecer apoyos conjuntos con la
Secretaría de Economía para pequeñas y
medianas empresas
• Creación del fondo de apoyo financiero al Mill. de $ de
30 4,000
desarrollo tecnológico de las empresas* 2001
• Incentivos al gasto anual de las
Mill. de $ de
empresas en investigación y desarrollo 500 ---
2001
tecnológico
3.6 Apoyar a empresas de base tecnológica
• Creación de un fondo de capital de riesgo Mill. de $ de
--- 1,000
para desarrollo tecnológico* 2001
• Nuevas empresas de base tecnológica Núm. --- 50

*/ Condicionado al logro de las metas macroeconómicas nacionales.


**/ Acumulado en el periodo 2001-2006.
ii. Cumplimiento de los Programas Sectoriales de Ciencia y Tecnología.

Los Programas Sectoriales de Ciencia y Tecnología que se acuerden con las Secretarías,
definirán acciones específicas y metas a cumplir anualmente y para los próximos seis años.
Las acciones acordadas entre las Secretarías y el Conacyt se plantearán en un convenio de
colaboración y se constituirá un fondo sectorial con recursos concurrentes p actividades
científicas y tecnológicas (proyectos científicos y tecnológicos, becas, etc). Se tiene
previsto crear al menos 10 fondos sectoriales en la presente administración.
iii. Cumplimiento de la Cartera de Programas Estratégicos de Relevancia Nacional.
Los convenios que resulten de los Programas Sectoriales de Ciencia y Tecnología serán
evaluados periódicamente, de acuerdo con la vigencia de los mismos. Ello permitirá avanzar
conforme a lo previsto y que se apoye el desarrollo de proyectos científicos y tecnológicos
en las áreas estratégicas del conocimiento que son de interés para las Secretarías
participantes. En estos programas se promoverá, entre otros aspectos, que los proyectos
apoyados tengan un impacto importante en la formación de profesionales de alto nivel
académico.
El Conacyt integrará las carteras de proyectos de las diversas Secretarías por área
estratégica del conocimiento (informática, biotecnología, materiales, etc.), de manera que
sea posible promover dichas carteras de proyectos ante los Centros Públicos de
Investigación según su especialidad por área estratégica del conocimiento. De esta manera,
podrá darse el seguimiento periódico correspondiente a dichas carteras de programas por
área estratégica.
5.2 Rendición de cuentas

iv. Apartados de Ciencia y Tecnología de diversos informes oficiales de seguimiento y


evaluación, como son:

• La Cuenta de la Hacienda Pública Federal.


• El Informe de Ejecución del Plan Nacional de Desarrollo.
• El Informe de Gobierno del C. Presidente de la República.
• El Sistema Nacional de Indicadores
• El Informe de Labores de la Secretaría de Educación Pública.
• El Informe de Labores de la Secretaría de Economía

Los documentos globales de seguimiento y evaluación de las actividades científicas y


tecnológicas representarán el medio por el cual el Gobierno Federal comunicará a la
población en general los logros y las metas alcanzadas en materia de ciencia y tecnología.
El Conacyt, como entidad responsable de la política nacional en estos campos, integrará
dichos reportes con base en la información proporcionada por las dependencias y
entidades de la Administración Pública Federal que realizan actividades científicas y
tecnológicas.

3.2.2 Ley para Coordinar el Desarrollo Científico y Tecnológico.

LEY PARA EL FOMENTO DE LA INVESTIGACION CIENTIFICA Y TECNOLOGICA

El conocimiento científico y las capacidades tecnológicas son activos de la sociedad


que deben incrementarse para mejorar el porvenir de cualquier nación. Por ello, una
política de Estado de impulso a la investigación científica y el desarrollo
tecnológico, está íntimamente ligada con los ámbitos cultural, educativo, social y
económico de los países.

En la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su Artículo


3º, se establece la responsabilidad del Estado de apoyar la investigación, sin embargo, hasta
1998, este precepto constitucional no había sido reglamentado, por lo que la Ley para
el Fomento de la Investigación Científica y Tecnológica, que fue aprobada por el Congreso
de la Unión en abril de 1999, se constituye en el instrumento que da contenido y vigencia a la
responsabilidad del Estado de apoyar la investigación científica y tecnológica.

Así, esta Ley en esencia tiene el propósito de crear un nuevo esquema jurídico que permita
promover un crecimiento más acelerado y efectivo de la investigación científica y el desarrollo
tecnológico, así como regular los apoyos que el Gobierno Federal otorga para impulsar estas
actividades en México.

Las propuestas más importantes contenidas en la Ley y cómo éstas atienden la


problemática que actualmente enfrenta el sector ciencia y tecnología son las siguientes:
1. Fortalecer y garantizar el compromiso del Estado con la ciencia y la tecnología

En 1985 se expidió la Ley para Coordinar y Promover el Desarrollo Científico y


Tecnológico, cuyo contenido esencial se orientó al señalamiento de bases y elementos para la
integración y funcionamiento de un Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, dentro del
Sistema Nacional de Planeación. Con esta Ley fundamentalmente se buscaron mecanismos de
coordinación de la actividad científica y tecnológica con la Administración Pública.

Con la reforma al Artículo 3º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos


en 1993, se estableció el compromiso del Estado de apoyar la investigación científica y
tecnológica, sin embargo, ese compromiso constitucional no se tradujo en disposiciones que
precisaran los principios, incentivos e instrumentos para su cumplimiento.

Para responder a estas insuficiencias, el Presidente de la República, Dr. Ernesto Zedillo


Ponce de León, envió al Honorable Congreso de la Unión, en el mes de diciembre de 1998, la
iniciativa de Ley para el Fomento de la Investigación Científica y Tecnológica, esta iniciativa de
Ley fue el resultado del esfuerzo conjunto de la Secretaría de Educación Pública, el Consejo
Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República, la Academia Mexicana de
Ciencias y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Para su aprobación,
el Senado de la República sometió la iniciativa de Ley a un proceso de consulta con
miembros destacados de la comunidad científica; académicos de reconocido prestigio y
directivos de instituciones de educación superior públicas y privadas; centros de investigación, y
asociaciones representantes del sector productivo y público en general.

Así, la nueva Ley comprende, entre otros aspectos:

los principios básicos a que se debe sujetar el Estado para apoyar la investigación científica y
el desarrollo tecnológico;

Los instrumentos mediante los cuales se llevará a cabo este apoyo;

Un nuevo mecanismo de participación que permita a todos los sectores vinculados con
estas actividades expresar sus opiniones y recomendaciones;

Un marco institucional más adecuado para las entidades públicas dedicadas a la


investigación;

Disposiciones referentes a las relaciones Federación-Estados para el fomento de esta


actividad, y

Mecanismos para promover la vinculación entre la investigación y la docencia.

2. Determinar los principios conforme a los cuales el Gobierno Federal llevará a la práctica el
apoyo
En el Capítulo II de la Ley, se explican los principios orientadores del apoyo a la investigación
científica y tecnológica, los cuales se tomarán en cuenta para el diseño y puesta en
operación de los instrumentos mediante los cuales el Estado cumplirá su compromiso
constitucional de apoyo a la investigación.

Entre estos principios orientadores destacan el deber del Estado de fomentar la


descentralización –territorial e institucional- de las actividades de investigación, así como
fomentar la vinculación de éstas con las empresas, con una orientación hacia la solución de
problemas de interés general. Asimismo, se establece que los apoyos públicos deben distribuirse
mediante concursos y que, cuando así convenga, se complementen con fondos públicos y
privados, de origen nacional o del exterior.

Otro de los principios fundamentales de la Ley es la evaluación invariable de los resultados de


las actividades científicas y tecnológicas que sean financiadas con recursos públicos, de la
cual se derivará el otorgamiento de apoyos posteriores. Además, en la Ley se establece que
los instrumentos de apoyo no afectarán la libertad de investigación científica y tecnológica.

3. Transformar los mecanismos de programación-presupuestación del apoyo público a la ciencia y


la tecnología

El gasto público es una de las formas más importantes mediante la cual el Estado apoya la
investigación científica y tecnológica. El Gasto Federal en Ciencia y Tecnología incluye todas
las erogaciones del Gobierno Federal para financiar las actividades en esta materia. Este gasto
pasó de 13,379.9 millones de pesos en 1997 a 17,244 millones de pesos en 1998 y se espera
que al finalizar 1999 este sea de 20,200 millones de pesos, lo que implica un crecimiento de
más de 13 por ciento en términos reales respecto a 1997. Como proporción del PIB, el Gasto
Federal en Ciencia y Tecnología pasó de 0.42 en 1997 a 0.46 en 1998.

A pesar de que el Gobierno Federal ha incrementado cada vez más los recursos que destina
a la realización de estas actividades, hasta antes de la aprobación de la Ley, las distintas
Secretarías de Estado decidían la parte de su presupuesto que destinarían a la ciencia y
tecnología de manera aislada y de acuerdo a sus objetivos institucionales, por lo que no se
han aprovechado las oportunidades de complementariedad entre las acciones de cada
Secretaría.

Asimismo, la falta de coordinación entre las entidades del Gobierno Federal que realizan las
actividades científicas y tecnológicas ha contribuido a la duplicidad en las tareas y a un menor
impacto de las acciones públicas en la materia, lo que ha retrasado los resultados de
mediano plazo y la no resolución de problemas urgentes. Así, las actividades científicas y
tecnológicas tienen que competir con las funciones sustantivas de cada Secretaría en el
momento de la asignación de los recursos, ya que con excepción de la Secretaría de
Educación Pública, ninguna dependencia de la Administración Pública Federal tiene entre sus
atribuciones atender estas actividades.
Este esquema de programación-presupuestación del gasto público de manera aislada
también ha impedido que algunos resultados de la investigación financiada con
recursos de alguna Secretaría, no sean difundidos lo suficiente como para que la
sociedad en su conjunto aproveche su potencialidad.

Para resolver todos estos problemas, la Ley para el Fomento de la Investigación


Científica y Tecnológica establece que el gasto público federal dirigido a estos campos se
coordine mediante la integración de un Programa Especial de Ciencia y Tecnología (ver
lámina 1-A y 1-B).
Derivado de lo anterior, el presupuesto para ciencia y tecnología además de pertenecer al
presupuesto anual de cada sector, pasará a formar parte de un programa especial
intersecretarial. Con esto será posible optimizar el uso de los recursos dirigidos a
estas actividades y alcanzar los objetivos nacionales plasmados en el Programa de
Ciencia y Tecnología de Mediano Plazo.

4. Crear un Foro permanente y autónomo para la discusión y consenso de opiniones autorizadas


en materia de ciencia y tecnología

Actualmente no existe un espacio donde se discutan los puntos de vista de los diversos
agentes involucrados en las actividades científicas y tecnológicas y, por tanto, se alcancen
consensos sobre temas específicos.

La Ley para el Fomento de la Investigación Científica y Tecnológica establece que


se creará un Foro Permanente de Ciencia y Tecnología, como órgano autónomo de
consulta del Poder Ejecutivo, para que los científicos, académicos, empresarios y el
sector social participen de manera voluntaria y honorífica en la formulación de
propuestas de políticas y programas en materia de investigación científica y
tecnológica (ver lámina 2).

Es importante resaltar que los participantes en el Foro retroalimentarán con sus opiniones y
puntos de vista la toma de decisiones de las diferentes entidades que ejercen gasto en
ciencia y tecnología. De esta manera, el Foro coadyuvará a que el gasto en ciencia y
tecnología se oriente con mayor efectividad a la atención de las necesidades de la
sociedad, remarcando el carácter social de la investigación.

En países como España, Canadá y Nueva Zelanda estos foros han mostrado su utilidad en
el diseño e instrumentación de la política científica y tecnológica.

5. Constituir e institucionalizar los Fondos de Investigación y Desarrollo Tecnológico y los Fondos


Conacyt para incrementar la canalización de recursos, así como la transparencia y flexibilidad en
E ejercicio del gasto destinado a actividades científicas y tecnológicas

Actualmente las actividades científicas y tecnológicas que realizan los centros


públicos de investigación y algunas que promueve el Conacyt están sujetas a la
disponibilidad presupuestal. Esto implica que la continuidad de la investigación dependa
de los recursos públicos autorizados anualmente a cada centro.

Por otra parte, la regulación vigente hasta antes de la aprobación de la nueva Ley
establecía que los recursos propios generados por los centros públicos de
investigación, por arriba de lo inicialmente presupuestado, se reingresaran a la
Tesorería de la Federación, propiciando que los centros carezcan de incentivos para
aumentar sus productividad y no se vinculen con la sociedad, además de retrasar el
ejercicio de los ingresos derivados de los servicios proporcionados (ver lámina 3).

La constitución de los Fondos permitirá tanto a los centros públicos de investigación


como al Conacyt contar con mayor flexibilidad para el ejercicio del gasto en ciencia y
tecnología cuyos resultados se obtienen solamente
en el largo plazo.

6. Ampliar la autonomía operativa y administrativa de los Centros

Públicos de Investigación

En la actualidad existen diversas entidades paraestatales cuyo objetivo es llevar a cabo


investigación científica y tecnológica, como por ejemplo el Instituto Mexicano del
Petróleo, el Instituto de Investigaciones Nucleares y las entidades del Sistema SEP-
Conacyt.

Al ser entidades paraestatales, estas instituciones tienen que cumplir con la normatividad
expedida por las Secretarías de Hacienda y Crédito Público y de la Contraloría y
Desarrollo Administrativo en el ejercicio de su gasto. Sin embargo, dichos requisitos
fueron diseñados para normar la actividad de instituciones que participan en el
mercado de bienes y servicios, como Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de
Electricidad, y no para instituciones dedicadas a la investigación. En consecuencia,
los centros públicos de investigación deben cumplir con una normatividad que limita su
operación y obtención de resultados.

Para subsanar estas deficiencias la Ley para el Fomento de la Investigación Científica y


Tecnológica reconoce una nueva figura jurídico-administrativa, el Centro Público de
Investigación, a la cual otorga una mayor autonomía técnica, operativa y administrativa.
Asimismo, la nueva Ley establece que la operación de los Centros Públicos de
Investigación se evaluará a través de los convenios de desempeño que establezcan
con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (véase lámina 4-A y 4-B).

Esta mayor autonomía implica que los Centros Públicos de Investigación puedan disponer de la
totalidad de los recursos que generen e incentiva tanto la generación de recursos propios como
una mayor vinculación con las actividades productivas. Cabe destacar que lo anterior no exime
a los Centros de investigación de presentar a las Secretarías de Hacienda y Crédito Público y
de la Contraloría y Desarrollo Administrativo los informes que permitan comprobar la transparencia
del uso de los recursos públicos.

También la Ley concede una mayor responsabilidad a los órganos de gobierno de los
Centros Públicos de Investigación en la conducción de la institución y en la evaluación de
los resultados obtenidos. Entre otras funciones, tendrán que aprobar el presupuesto, los
programas y proyectos, así como el uso y destino de los recursos autogenerados por los centros.

7. Establecer un Sistema Integrado de Información y un Registro

Nacional de Instituciones y Empresas Científicas y Tecnológicas

La información es un importante instrumento en la planeación para mejorar


el sistema de ciencia y tecnología. Sin embargo, actualmente no existe información
integrada y homogénea sobre el desempeño científico y tecnológico que llevan a cabo las
dependencias gubernamentales, instituciones de educación superior, empresas y agentes de
los sectores social y privado. Sólo se cuenta con información de los centros públicos de
investigación y de las universidades públicas, pero ésta no es homogénea debido a que se
basa en criterios diferentes que no siempre responden a las necesidades de planeación, es decir
al quién, cómo, cuándo y en dónde se llevan a cabo las actividades científicas y tecnológicas.
Ello ha implicado que no se conozcan a ciencia cierta las deficiencias del propio sistema y, en
consecuencia, no sea fácil planear el desarrollo del mismo.

La Ley contempla la creación de un Sistema Integrado de Información que permita


conocer a los individuos y entidades que realizan actividades científicas y
tecnológicas, el cual será administrado por el Conacyt (ver lámina 5-A, 5-B y 5-C).

Este Sistema, al ser coordinado por una sola institución, permitirá contar con la
información necesaria para planear de manera efectiva el mejoramiento continuo del
sistema nacional de ciencia y tecnología.

8. Fortalecer las relaciones entre investigación y enseñanza

La vinculación del investigador con la docencia es un elemento muy importante en el


desarrollo de un sistema educativo de alta calidad y también para la generación de
hipótesis que deriven en proyectos de investigación.

Para atender esta problemática, en la Ley se incorporaron disposiciones que mejorarán las
relaciones entre la investigación y la educación, entre éstas sobresale el hecho de que a
partir de la nueva Ley los estímulos y reconocimientos que el Gobierno Federal otorgue a los
académicos serán con base tanto a su actividad de investigación como a su labor docente.
Esto implica que las universidades promoverán a través de sus ordenamientos internos que
sus académicos de carrera, profesores e investigadores participen en actividades de
enseñanza frente a grupo, tutoría de estudiantes, investigaciones y aplicaciones
innovadoras del conocimiento.

Al tomar en cuenta el papel fundamental que tienen las universidades e instituciones de


educación superior en la generación de conocimiento científico y tecnológico, esta Ley las
incluye dentro del nuevo sistema de apoyo y de fomento, preservando y respetando el régimen
de autonomía que la Ley les otorga.

9. Apoyar la innovación y el desarrollo tecnológico

Tradicionalmente, las empresas en México han invertido poco en desarrollo tecnológico e


innovación y no han aprovechado el potencial de la vinculación con las instituciones que
realizan dicha actividad.

La información más reciente revela que las empresas mexicanas financian tan sólo el 18% del
gasto en Investigación y Desarrollo Experimental que se realiza en el país. Este porcentaje es
mucho menor al de países como Japón, Alemania y Estados Unidos de América, donde el
sector empresarial lleva a cabo alrededor del 60% de la inversión en Investigación y Desarrollo
Experimental.

Asimismo, existen pocos incentivos para que las empresas demanden conocimientos y
servicios tecnológicos de los centros de investigación y de las instituciones de educación
superior, lo cual es crucial para promover su gasto en investigación y desarrollo tecnológico.

La Ley establece como prioridad el apoyo de proyectos cuyo propósito sea promover la
modernización, innovación y el desarrollo tecnológico de las empresas y entidades usuarias
de tecnología. También se dará preferencia a los proyectos que se propongan lograr un
uso racional, eficiente y ecológicamente sustentable de los recursos naturales, así como al
apoyo de asociaciones cuyo propósito sea la creación y funcionamiento de redes científicas
y tecnológicas.

10. Intensificar la coordinación Federación-Estados en materia de apoyo público federal a la


ciencia y la tecnología La nueva Ley establece la obligación del Conacyt de crear Fondos
Mixtos, así como apoyar a los Consejos Estatales de Ciencia y Tecnología, de tal manera que
el trabajo conjunto del Gobierno Federal y los gobiernos de los Estados tenga como
consecuencia un mayor impacto del apoyo público a la ciencia y tecnología a nivel regional.

3.3. El tratado de Libre Comercio y la Ley de Fomento a la Propiedad Industrial.

TLCAN Y LA PROPIEDAD INDUSTRIAL


La propiedad industrial constituye uno de los aspectos más importantes del comercio internacional
contemporáneo. No es casual que la agenda del TLC haya dedicado un grupo negociador especial
y que el texto del tratado trilateral de libre comercio contemple el capítulo XVII bajo el título de
“Propiedad intelectual” específicamente.

De acuerdo con una síntesis de las principales disposiciones de la Ley sus principales
señalamientos son:

1) Comienza el otorgamiento de patentes en áreas tecnológicas en las que esto todavía no ocurría
en México, para inducir nuevas inversiones y mayor desarrollo tecnológico en industrias como la
química, la metalúrgica y de nuevos materiales, la de alimentos y bebidas, la farmacéutica,
etcétera.

2) Se conceden patentes para invenciones biotecnológicas, incluyendo las nuevas variedades


vegetales.

3) Se redefine la fecha desde la cual se mide la vigencia de las patentes y la duración de éstas, y
se establece el estándar internacional de veinte años a partir de la fecha de solicitud.
4) Se agiliza la diseminación de información sobre nuevas tecnologías patentables para la
industria.
5) Se revalida en México, a favor del inventor original, la novedad de ciertos tipos de invenciones
para las cuales se hubieren solicitado una patente en el extranjero, si la explotación de esas
invenciones todavía no ha sido iniciada en México por ninguna persona.

6) Dejan de otorgarse los certificados de invención como medio de protección legal para las
invenciones, puesto que los menores derechos que concedían a los inventores los hace inferiores
a las patentes.

7) Se introduce por vez primera en la legislación mexicana el modelo de utilidad, con


características idóneas para incentivar las innovaciones sencillas.

8) Se protege la información técnica de naturaleza confidencial, definiéndose el secreto industrial.

9) Se establece una vigencia de diez años para los registros de marcas, en vez de los cinco que
estipulaba la ley anterior.

10) Se mide la vigencia a partir de la fecha de solicitud del registro de marcas, en vez de la llamada
fecha legal del registro.

11) Se mejora la protección en México de las marcas usadas y registradas también en otros
países.

12) Se mejora la protección de la propiedad industrial de modo congruente con las prácticas de
mercadotecnia que se observan cada vez más en la actualidad. Por ejemplo, se alienta el
desenvolvimiento de los sistemas de franquicias comerciales; se mejora la protección de los
nombres comerciales en todo el territorio nacional.
13) Se evita la posible confusión al público entre marcas registradas y nombres comerciales de
establecimientos o denominaciones de sociedades.

14) Se creará el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, como una entidad moderna y
plenamente profesional para la realización de las labores y estudios de tipo técnico relacionados
con la administración de la propiedad industrial.

15) Desaparece el Registro Nacional de Transferencia de Tecnología, al abrogarse la Ley de 1982


en la materia según uno de los artículos transitorios de la Ley de Fomento y Protección de la
Propiedad Industrial.

16) Se simplifican los procedimientos contenciosos administrativos.

17) Se prevén acciones de promoción de una cultura de propiedad industrial más extensa en los
sectores de industria, comercio, servicios e investigación.

México no se ha mantenido al margen de los cambios que, en materia de Protección Intelectual


relacionada con la biotecnología y la materia viva, han sido revisados en Solleiro y Briseño (2003).
Las presiones comerciales, estadounidenses principalmente, llevaron a la reforma de la Ley de
Invenciones y Marcas en 1987, con lo que se dio el primer paso en el levantamiento de la
prohibición de patentar productos químicos, agroquímicos, farmoquímicos, farmacéuticos y
alimentarios y se incluyeron productos biotecnológicos. Con la firma del Tratado de Libre Comercio
de Norteamérica, México modificó las legislaciones en materia de propiedad intelectual,
transferencia de tecnología e inversión extranjera.
En 1991 se expidió la Ley de Fomento y Protección de la Propiedad Industrial con la cual se abrió
definitivamente la puerta a la patentabilidad en los sectores antes mencionados, se incorporó la
protección del secreto industrial y se liberó el comercio de tecnología. En relación con
biotecnología, esta Ley incluye como materia patentable a las variedades vegetales (aspecto
contrario a la postura internacional), y se excluye el material genético como se encuentra en la
naturaleza. En 1994 se reformó esta Ley, y se estableció con el nombre de “Ley de la Propiedad
Industrial”. En la reforma se excluyen de patentabilidad: a) los procesos esencialmente biológicos
para la producción, reproducción y propagación de plantas y animales; b) el material biológico y
genético tal como se encuentra en la naturaleza; c) las razas animales; d) el cuerpo humano y las
partes que lo componen; y e) las variedades vegetales, las cuales tendrían que protegerse por un
método sui generis.
Así, en 1996, México, mediante la Ley Federal de Variedades Vegetales, estableció las bases
jurídicas para la protección, comercialización y fomento de la innovación en semillas y material
vegetativo, y se adhirió a acuerdos internacionales en este campo, al firmar el acta de adhesión a
la UPOV de 1978. El sistema actual de protección de las variedades vegetales es un poderoso
incentivo para la transferencia de nuevas tecnologías gracias a la posibilidad de proteger
materiales nacionales e importados, al mismo tiempo que establece un ambiente propicio para
acceder a mercados internacionales.
Con esto, se consiguió completar el sistema de protección de la propiedad intelectual (en 1996 se
expidió también una nueva Ley Federal de Derechos de Autor) y se retomó la tendencia
internacional, con lo que se buscó promover y fomentar la innovación nacional, además de la
transferencia y crecimiento tecnológico. Actualmente, se pueden obtener patentes para
prácticamente cualquier invención, incluyendo microorganismos, animales y plantas transgénicas,
componentes de organismos vivos y sus usos, así como material biológico, en su forma purificada
y aislada.
Protección de Patentes Biotecnológicas en México
A principios de 2002, los autores de este artículo realizamos un estudio del registro de patentes
biotecnológicas en México (Briseño y Solleiro, 2002), con el fin de identificar las principales áreas
protegidas y los inventores con mayor presencia y, a partir de ello, elaborar conclusiones sobre el
beneficio potencial de la protección. La búsqueda de patentes registradas en México en el área de
biotecnología se llevó a cabo haciendo uso de las palabras clave fermento / transformación /
mutación / transgénico / gen / clonación / ADN o DNA / plásmido / recombinante / cultivo de tejidos
/ y su cruce con la clasificación internacional de patentes (IPC) C12, por ser ésta la relacionada con
procesos que impliquen el uso o aplicación de microorganismos y sus procesos. Se obtuvieron las
patentes concedidas a partir de 1980, mientras que las solicitudes publicadas sólo abarcan la
última década (1991-2001).
La presente investigación está basada en documentos a disposición del público y no incluye
aquéllos que se encuentran en proceso de estudio; la precisión de esta información está limitada
por los bancos de datos disponibles. La búsqueda arrojó un total de 742 patentes otorgadas y 1813
solicitudes de patentes publicadas.
Patentes otorgadas
Del total de patentes otorgadas, las concedidas en la década de los 80 tratan principalmente de la
obtención de diversos productos metabólicos y celulares por medios fermentativos, así como de
técnicas y métodos para mejorar o alterar la calidad de bebidas y alimentos fermentados. Durante
los años 90 las áreas de patentamiento se diversificaron y se registró un importante incremento en
el número de patentes en biotecnología, tendencia que se conserva en la década actual (Figura 1).

El análisis de las patentes biotecnológicas otorgadas en México en los últimos 20 años, evidenció
que durante la década de los 90, las áreas de patentamiento se diversificaron como reflejo de los
rápidos avances y cambios tecnológicos. Tan solo entre 2000 y 2001 se otorgaron más de la mitad
de las patentes que se concedieron en la década pasada completa, por lo que es de esperar que
para 2010 el número de documentos de esta naturaleza sea significativamente mayor.
El 96% de las patentes otorgadas en nuestro país (Figura 2) fue para solicitantes extranjeros,
principalmente empresas estadounidenses, japonesas y en menor grado, europeas.
Las grandes áreas de patentamiento (Figura 3) se pueden resumir en cinco rubros que, en orden
decreciente de importancia, comprenden procesos y metodologías; productos; diagnóstico y
tratamiento de enfermedades humanas y animales; materiales y equipo o modificaciones de éstos;
y usos y aplicaciones de los procesos, metodologías y productos.

De manera general, las patentes en biotecnología cubren los campos de medicina humana y
animal, agricultura, alimentos y bebidas fermentadas, e investigación. Un número reducido de
documentos se refiere a tratamiento de residuos por técnicas microbiológicas.
Dentro del campo de procedimientos y metodologías, los objetos de patentamiento comprenden la
obtención de moléculas de importancia metabólica; síntesis y/o aislamiento de ácidos nucléicos y
genes; modificación genética o transformación de seres vivos; diseño de enzimas y de vectores de
transformación; alteraciones metabólicas; clonación; obtención de activadores y estimuladores
celulares; cultivo de tejidos vegetales y propagación; cultivo de células; amplificación de ácidos
nucléicos; selección de líneas celulares; control, mejora y alteraciones a procesos fermentativos;
obtención y modificación de alimentos y bebidas fermentadas; recuperación y tratamiento de
residuos; obtención de productos metabólicos por fermentación y su purificación; secuenciación;
obtención de productos para terapéutica humana y animal, etc.
Los productos patentados derivan de los procesos antes mencionados por lo que en términos
generales se patentan secuencias, genes, enzimas, inhibidores del crecimiento, moléculas
específicas (citocromos, proteínas, péptidos), fragmentos de ADN, factores de crecimiento,
regiones genéticas, bacterias y levaduras transformadas (cepas), plásmidos, virus, plantas y
animales genéticamente modificados, vectores, clones, transportadores celulares, receptores,
inmunógenos, antígenos, vacunas humanas y animales, anticuerpos monoclonales, interferones,
preparaciones farmacéuticas y terapéuticas, linfocitos, modelos de órganos, agentes para control
biológico de plagas (fungicidas, insecticidas, etc.), composiciones enzimáticas, etc.
Se tiene un número importante de patentes que corresponden al área médica y veterinaria, dentro
de la cual se han patentado productos y técnicas para el diagnóstico, detección temprana o
predisposición genética y tratamiento de diversas enfermedades, así como sistemas de
identificación de cepas microbianas y de especies no reportadas. Entre las alteraciones a la salud
que cuentan con aportes biotecnológicos están: amibiasis, osteoporosis, cáncer y tumores,
deficiencias inmunológicas y enfermedades autoinmunes, hepatitis, VIH, esquizofrenia, resistencia
a antibióticos, infección por Helicobacter pylori y Trichommonas spp., trastornos inflamatorios,
leishmaniasis, artritis, alteraciones en el sistema hematopoyético, sueros antialacránicos,
alteraciones en los niveles de colesterol en sangre, diabetes, salmonelosis, rabia, cólera,
Alzheimer, anemia, herpes, izquemia, úlceras, arritmia cardiaca, osteoartritis e intoxicaciones.
Se cuenta también con trombolíticos, regeneradores de hueso y cartílago, regeneradores del
sistema nervioso, terapias génicas contra tumores y carcinomas, órganos para transplantes y
diversos sistemas de diagnóstico clínico.
Dentro de los materiales y equipos que han sido patentados en México están: material para tinción
de ADN; matrices para purificación de ADN; medios y sustratos de cultivo celular; cañón de
partículas; aparatos para ensayos con ADN; material para producir péptidos; aparatos de
fermentación; material para cultivo de tejidos; material y equipo para tratamiento de residuos;
material y equipo para detección de microorganismos; material para obtener bebidas fermentadas;
material y equipo para obtener metabolitos vegetales secundarios; material para la determinación
de susceptibilidad a antibióticos; equipo de cultivo y transplante celular; aparato para
transformación genética; equipo para inmovilización de enzimas; material para activación celular;
material de electroforesis, etc.
Esto deja claro que el interés de las empresas e inventores por la protección del mercado
mexicano se refiere a una muy amplia gama de aplicaciones biotecnológicas, comprendiendo
procesos, herramientas de investigación, metodologías específicas, equipos y productos.
Solicitudes de patentes publicadas
En el rubro de solicitudes de patentes (búsqueda que se realizó únicamente para el periodo
comprendido entre 1992 y 2001), se tiene un gran número de documentos de los cuales la mayoría
fueron publicados en los últimos cinco años (Figura 4). Al igual que en caso de patentes ya
concedidas, las áreas de registro fueron muy diversas en la década pasada, siendo las
relacionadas con ingeniería genética las más abundantes.

Del total de patentes solicitadas, tan sólo el 2% corresponde a solicitantes nacionales, mientras
que la mayor parte del 98% restante corresponde a empresas estadounidenses y japonesas
principalmente (Tabla I y Figura 5). Como en el caso anterior, las empresas, particularmente las
extranjeras, poseen el mayor porcentaje de solicitudes de patentes, siguiendo las universidades y
centros de investigación y desarrollo; en última instancia se encuentran los particulares y agencias
federales.
Las universidades y centros de investigación y desarrollo nacionales que han patentado o
solicitado patentes son la Universidad Nacional Autónoma de México, el Centro de Investigaciones
y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, el Instituto Mexicano del Petróleo, la
Universidad Autónoma Metropolitana y el Instituto Mexicano del Seguro Social.

Las áreas de patentamiento son las mismas que las señaladas en el inciso anterior, pero hay
algunas diferencias en la distribución del número de solicitudes (Figura 6). Dentro del grupo de
documentos analizados, los relacionados con procesos fermentativos son muy escasos, y por otro
lado los relacionados con productos tales como plantas y semillas genéticamente modificadas son
notoriamente más numerosos que las patentes otorgadas en esta área.

Llama la atención que respecto a las patentes solicitadas, las que tratan de productos son más
numerosas que las que tratan de procedimientos y metodologías, mientras que en los documentos
correspondientes a patentes ya concedidas, esta situación se invierte, es decir, hay más patentes
otorgadas para procedimientos y metodologías que para productos. Esto indica que se han
concedido patentes a procesos y métodos con más facilidad que a los productos obtenidos a partir
de los mismos y, además, que la generación de nuevos productos a partir de los procesos
patentados se está incrementando, lo cual alarga el periodo de protección de la innovación
genérica en cuestión.
En lo que toca al registro de derechos de obtentor de variedades vegetales, el caso de México es
aún confuso, puesto que, a pesar de la existencia de la Ley respectiva y su reglamento, y de que
diversas empresas han solicitado protección para variedades de diferentes especies, la
precariedad de la oficina responsable ha ocasionado que no se hayan concedido títulos hasta
ahora.
Implicaciones para el Desarrollo y Difusión de la Biotecnología
El análisis de patentes biotecnológicas en México es por demás elocuente. El sistema de patentes
está funcionando preponderantemente para proteger invenciones de empresas extranjeras. Esto
no es más que el reflejo de la situación internacional. Aproximadamente el 60% de la inversión en
investigación y desarrollo en biotecnología tiene lugar en los Estados Unidos, mientras que Europa
aporta el 30% y Japón menos del 10%. Se ha estimado que alrededor del 20% del total
corresponde al sector público, en tanto que el privado posee la mayor parte (Tzotzos, 2002).
Del total de la inversión privada casi el 80% es destinado al sector médico, aproximadamente el
20% a aplicaciones agrícolas, y el resto a aplicaciones industriales. El nivel de inversión en áreas
militares y de defensa no se conoce. Se calcula que la inversión en biotecnología en países en
desarrollo es menos del 5% del total mundial. Así, la concentración de la innovación en el sector
privado y los derechos que les han sido concedidos sobre sus adelantos, han reafirmado la
posición competitiva de este sector. Esto tiene implicaciones importantes que deben ser tomadas
en consideración.
Primeramente, se tiene el caso de las actividades de investigación. Cuando las herramientas
patentadas por empresas (pistola de genes, sistema agrobacterium, promotores específicos) son
usadas exclusivamente para propósitos de investigación, en general no se enfrenta un problema de
infracción de derechos. Sin embargo, éste no será el caso si se pretende traducir dicha
investigación en productos comercializables (Sittenfeld et al., 2000). Esto significa que los
investigadores de países como México deberán poner mayor atención a la negociación de licencias
de uso cuando realizan proyectos en los que se utilizan tecnologías patentadas.
La introducción y reestructuración de las legislaciones de propiedad intelectual en países en
desarrollo busca incentivar la protección del mercado, así como el flujo de inversión, comercio y
tecnología hacia esos países. Sin embargo, la creación de modernas legislaciones no ha sido
motivo suficiente para atraer las inversiones extranjeras hacia un determinado sector. El caso de
México, nuevamente resulta ilustrativo. A pesar de que el número de patentes ha crecido
consistentemente, la inversión extranjera ha aumentado sensiblemente y que las exportaciones del
país han llegado a rebasar los US$ 160 mil millones en el 2000, la transferencia de tecnología ha
disminuido, pues en 1994 las transacciones tecnológicas totales fueron de US$ 774 millones y, en
2000, apenas de US$ 449,8 millones (CONACYT, 2000). Esto es reflejo de que las empresas que
patentan en México lo hacen fundamentalmente con una motivación comercial de reservación del
mercado, lo que se confirma cuando se observa que más del 90% de las patentes otorgadas en el
país no se explota. En el caso específico de la biotecnología, esta falta de explotación se debe en
buena medida a la existencia de diversos factores inhibidores de la difusión de las innovaciones,
entre los que destacan (Krattiger, 2002):
• Baja capacidad de absorción de programas nacionales
• Débiles sistemas de difusión/comercialización de productos
• Problemas de regulación: bioseguridad
• Falta de tomadores de riesgo
• Escaso interés estratégico de corporaciones
• Falta de metodologías para estimar el valor de activos intangibles y apreciarlo como parte
del patrimonio de empresas e instituciones
• Conciencia pública adversa a aplicaciones biotecnológicas (especialmente las
agroalimentarias).
Ante esta situación, resulta evidente que países como México deben impulsar modelos de gestión
de la propiedad intelectual que, para estar a favor de la competitividad de su biotecnología,
privilegien su difusión. Esto no significa, de manera alguna, que haya que oponerse al sistema
internacional de la propiedad intelectual, pero sí usarlo inteligentemente, lo cual implica contar con
capacidades mayores de inteligencia tecnológica para vigilar los avances de la biotecnología y
áreas afines, analizar esta información y utilizarla para la toma de decisiones en materia de
selección, adquisición y adopción de innovaciones (Solleiro et al., 2002). Así, el uso del sistema de
patentes en pro de un modelo que beneficia la distribución del conocimiento por encima de la
filosofía tradicional de proteger y excluir a terceros, demanda que más instituciones públicas y
privadas participen en tareas de recuperación, análisis y uso de la información de patentes. No
bastan para ello los bancos de información; hay que constituir redes que difundan inteligencia
competitiva, con base en la información, las tecnologías para procesarla y una cartera de servicios
atractiva (Solleiro, 1996).
Desde la perspectiva de las empresas, el caso de Probiomed, empresa mexicana pequeña (100
trabajadores) que se dedica a la producción de proteínas terapéuticas recombinantes, es un
modelo de utilización de información tecnológica de dominio público para, mediante capacidades
internas de investigación y desarrollo, competir en el mercado local con productos avanzados. La
Tabla II presenta las principales características de la estrategia tecnológica de Probiomed, la cual
le valió los méritos suficientes para ganar el Premio Nacional de Tecnología en 1999.

Las instituciones académicas pueden jugar un papel aún más importante, como catalizadores del
acceso a tecnologías avanzadas y genes específicos para aplicarlos en el desarrollo de
biotecnologías concretas que tengan mayor probabilidad de llegar a pequeñas empresas y
productores de menores recursos. Con apoyo de instrumentos de política pública adecuados,
pueden alcanzarse mejores condiciones para pactar licencias gratuitas con las empresas
multinacionales y, posteriormente, canales efectivos y económicos de difusión amplia de las
innovaciones.
Finalmente, resulta fundamental para países como México mejorar sustantivamente su manejo de
los recursos genéticos, para poderlos capitalizar como mecanismo de negociación que favorezca el
acceso a aplicaciones de la biotecnología a la solución de problemas específicos del país. La
gestión adecuada de dichos recursos demanda:
• Basarse en el principio de soberanía nacional sobre los recursos genéticos.
• Reconocimiento y valoración del potencial económico de cada recurso.
• Establecimiento, mediante una legislación específica, de las condiciones generales de
acceso.
• Énfasis en los mecanismos de acceso a tecnología en intercambio por el acceso a los
recursos.
• Formas efectivas de compartición de beneficios económicos con las comunidades
poseedoras de los predios donde se ubican.
• Desarrollo de capacidades para negociar acuerdos de transferencia de material biológico y
contratos de acceso a recursos genéticos.
• Enfoque pragmático que valore la soberanía y, al mismo tiempo, busque fórmulas efectivas
de aprovechamiento sustentable con beneficios económicos tangibles para las comunidades y el
país.

3.4. Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (I.M.P.I.)

REGLAMENTO DEL INSTITUTO MEXICANO DE LA PROPIEDAD INDUSTRIAL


(Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 14/I2/1999)
CAPITULADO CAPITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
CAPITULO II
DE LOS DIRECTORES GENERALES ADJUNTOS Y COORDINADOR
CAPITULO III
DE LAS DIRECCIONES DIVISIONALES
CAPITULO IV
DEL ÓRGANO INTERNO DE CONTROL
CAPITULO V
DE LAS OFICINAS REGIONALES
TRANSITORIOS

(Dar click en el texto para ver el anterior reglamento abrogado por el artículo segundo
transitorio de este reglamento publicado el 14 de diciembre de 1999)
Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 01 de Julio de 2002, en vigoral día
siguiente de su publicación.
Al margen un sello con el Escudo Nacional, que dice: Estados Unidos Mexicanos.-
Presidencia de la República.
ERNESTO ZEDILLO PONCE DE LEÓN, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, en
ejercicio de la facultad que me confiere el artículo 89, fracción I, de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, con fundamento en los artículos 34 de la Ley Orgánica
de la Administración Pública Federal, 6º. de la Ley de la Propiedad Industrial y 2º. y 234
de la Ley Federal del Derecho de Autor, he tenido a bien expedir el siguiente
REGLAMENTO DEL INSTITUTO MEXICANO DE LA PROPIEDAD INDUSTRIAL CAPITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
Artículo 1. Este Reglamento tiene por finalidad determinar la organización y competencia
de las autoridades del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, para el ejercicio de
las facultades que le confiere la Ley de la Propiedad Industrial, la Ley Federal del Derecho
de Autor y demás disposiciones aplicables en la materia.
Artículo 2. Para los efectos de este ordenamiento se entiende por:
I. Ley, la Ley de la Propiedad Industrial;
II. Estatuto, el Estatuto Orgánico del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial; III.
Secretaría, la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial, y
IV. Instituto, el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial.

(Artículo reformado en su fracción V mediante Decreto de fecha 15 de julio de 2004)


Artículo 3.- Para el despacho de los asuntos competencia del Instituto, éste contará con los
órganos siguientes:
I. Junta de Gobierno; II. Dirección General;
III. Direcciones Generales Adjuntas de:

a) Propiedad Industrial, y
b) Los Servicios de Apoyo;

IV. Coordinación de Planeación Estratégica;

V. Direcciones Divisionales y sus correspondientes Subdirecciones Divisionales y


Coordinaciones Departamentales de:
a) Patentes
i) Subdirección Divisional de Procesamiento Administrativo de Patentes;
• Coordinación Departamental de Recepción y Control de Documentos;
• Coordinación Departamental de Examen de Forma;
• Coordinación Departamental de Titulación y Conservación de Derechos;
• Coordinación Departamental de Archivo de Patentes;
ii) Subdirección Divisional de Examen de Fondo de Patentes;
• Coordinación Departamental de Examen de Fondo Área Química;
• Coordinación Departamental de Examen de Fondo Área Eléctrica;
• Coordinación Departamental de Examen de Fondo Área Biotecnológica;
• Coordinación Departamental de Examen de Fondo Área Mecánica, Modelos de
Utilidad y . Diseños Industriales;
b) Marcas
i) Subdirección Divisional de Procesamiento Administrativo de Marcas;
• Coordinación Departamental de Recepción y Control de Documentos;
• Coordinación Departamental de Conservación de Derechos;
• Coordinación Departamental de Archivo de Marcas;
ii) Subdirección Divisional de Examen de Signos Distintivos;
• Coordinación Departamental de Examen de Marcas A;
• Coordinación Departamental de Examen de Marcas B;
• Coordinación Departamental de Examen de Marcas C;
• Coordinación Departamental de Examen de Marcas D;
c) Protección a la Propiedad Intelectual
i) Subdirección Divisional de Prevención a la Competencia Desleal;
• Coordinación Departamental de Infracciones y Delitos;
• Coordinación Departamental de Inspección y Vigilancia;
ii) Subdirección Divisional de Procesos de Propiedad Industrial;
• Coordinación Departamental de Nulidades;
• Coordinación Departamental de Cancelación y Caducidad;
iii) Subdirección Divisional de Infracciones Administrativas en Materia de
Comercio;
• Coordinación Departamental de Visitas de Inspección de Infracciones en
Materia de Comercio;
• Coordinación Departamental de Resoluciones de Infracciones en Materia de
Comercio;
iv) Subdirección Divisional de Cumplimiento de Ejecutorias;
• Coordinación Departamental de Cumplimiento de Ejecutorias;
d) Sistemas y Tecnología de la Información
i) Subdirección Divisional de Desarrollo de Sistemas;
• Coordinación Departamental de Desarrollo de Sistemas de Marcas;
• Coordinación Departamental de Desarrollo de Sistemas de Patentes;

• Coordinación Departamental de Desarrollo de Sistemas de Protección a la


Propiedad Intelectual;
ii) Subdirección Divisional de Soporte a Sistemas;
• Coordinación Departamental de Redes y Comunicaciones;
• Coordinación Departamental de Soporte Técnico;
• Coordinación Departamental de Producción de Sistemas;
iii) Subdirección Divisional de Productos de Información Tecnológica;
• Coordinación Departamental de Publicaciones y Estadística;
• Coordinación Departamental de Producción de Discos Compactos;
• Coordinación Departamental de Documentación Electrónica y Microfilm;
e) Promoción y Servicios de Información Tecnológica
i) Subdirección Divisional de Promoción y Difusión de la Propiedad Industrial;
• Coordinación Departamental de Promoción y Apoyo Logístico;
• Coordinación Departamental de Estudios de Difusión de la Propiedad
Industrial;
ii) Subdirección Divisional de Servicios de Información Tecnológica;
• Coordinación Departamental del Centro de Información Tecnológica;
• Coordinación Departamental de Acervos Documentales;
f) Relaciones Internacionales
i) Subdirección Divisional de Negociaciones y Legislación Internacional;
• Coordinación Departamental de Negociaciones Internacionales; ii) Subdirección
Divisional de Asuntos Multilaterales y Cooperación Técnica
Internacional;
• Coordinación Departamental de Asuntos Multilaterales;
g) Oficinas Regionales
i) Titular de la Oficina Regional Occidente;
• Coordinación Departamental de Marcas y Protección a la Propiedad Industrial;
• Coordinación Departamental de Invenciones y Servicios de Información
Tecnológica;
ii) Titular de la Oficina Regional Norte;
• Coordinación Departamental de Marcas y Protección a la Propiedad Industrial;
• Coordinación Departamental de Invenciones y Servicios de Información
Tecnológica;
iii) Titular de la Oficina Regional Sureste;
• Coordinación Departamental de Marcas y Protección a la Propiedad Industrial;
• Coordinación Departamental de Invenciones y Servicios de Información
Tecnológica;
iv) Titular de la Oficina Regional Bajío;
• Coordinación Departamental de Marcas y Protección a la Propiedad Industrial;

• Coordinación Departamental de Invenciones y Servicios de Información


Tecnológica;
h) Administración
i) Subdirección Divisional de Recursos Humanos;
• Coordinación Departamental de Selección, Reclutamiento y Capacitación;
• Coordinación Departamental de Nómina;
ii) Subdirección Divisional de Recursos Materiales y Servicios Generales;
• Coordinación Departamental de Adquisiciones;
• Coordinación Departamental de Servicios Generales;
iii) Subdirección Divisional de Finanzas y Presupuesto;
• Coordinación Departamental de Presupuesto;
• Coordinación Departamental de Contabilidad;
• Coordinación Departamental de Tesorería;
i) Asuntos Jurídicos
i) Subdirección Divisional de Representación Legal;
• Coordinación Departamental de Procedimientos Legales;
ii) Subdirección Divisional de Amparos;
• Coordinación Departamental de Amparos;
iii) Subdirección Divisional de Legislación y Consulta;

VI. Órgano Interno de Control, que se rige conforme al artículo 21 de este Reglamento.

(Artículo al que se le adiciona un segundo párrafo por Decreto del 15 de julio de 2004)
Artículo 4. La representación, atención, trámite y resolución de los asuntos que competan
al Instituto, corresponden al Director General, quien para la mejor coordinación y
desarrollo del trabajo podrá delegar facultades en servidores públicos subalternos,
mediante acuerdos que se publicarán en el Diario Oficial de la Federación, sin perjuicio de
su ejercicio directo, de conformidad con lo establecido en las disposiciones legales y
administrativas aplicables.

Además de lo previsto en el párrafo anterior, para el mejor desempeño de las


funciones de la entidad, los Directores Generales Adjuntos, Directores Divisionales,
Subdirectores Divisionales y Coordinadores Departamentales a que se refiere el
artículo 3º. de este Reglamento, ejercerán las facultades que les sean delegadas por el
Director General en los términos de las disposiciones aplicables.

La Junta de Gobierno se regirá por el Estatuto que se expida conforme lo dispone la Ley
Federal de las Entidades Paraestatales.

(Artículo reformado por Decreto del 15 de julio de 2004)


Artículo 5. Sin perjuicio de lo dispuesto por el artículo 3º. de este Reglamento, la
adscripción y organización interna de las áreas administrativas del Instituto se
establecerán en el Estatuto Orgánico.

Artículo 6. En los casos de ausencia temporal, impedimento o excusa del Director


General, el despacho y la resolución de los asuntos administrativos quedarán a cargo del
Director General Adjunto, Coordinador o Director Divisional que aquél designe conforme a
la competencia que establece este Reglamento. Asimismo, los Directores Generales
Adjuntos, Coordinador y Directores Divisionales serán suplidos por los inmediatos
inferiores jerárquicos, y en ausencia o a falta de éstos por quien determine el Director
General Adjunto, Coordinador o Director Divisional.

CAPITULO II
DE LOS DIRECTORES GENERALES ADJUNTOS Y COORDINADOR
Artículo 7. Compete a cada Director General Adjunto y Coordinador:
I. Acordar con el Director General el despacho y resolución de los asuntos que estén bajo
su responsabilidad y supervisar el funcionamiento de las áreas administrativas a su cargo;

II. Proponer, analizar y someter a la aprobación del Director General, en coordinación con
la Dirección Divisional de Asuntos Jurídicos, los proyectos de reformas a las disposiciones legales
y administrativas aplicables dentro de la esfera de su competencia y las modificaciones,
sujeciones o aclaraciones de las tarifas a cubrir por la prestación de los servicios públicos que
compete al Instituto relacionados con las figuras o instituciones jurídicas reguladas por la Ley
y, en su caso, por la Ley Federal del Derecho de Autor;
III. Aplicar los ordenamientos que integran el marco jurídico en materia de la propiedad
industrial y derechos de autor, acorde a la competencia que le confiere este Reglamento y demás
disposiciones aplicables y, en su caso, imponer las sanciones que procedan y resolver los
recursos administrativos que se promuevan;
IV. Analizar y someter a la aprobación del Director General, las medidas necesarias para
el mejoramiento de las áreas administrativas, vigilando la permanente actualización de
documentos técnico-administrativos en la materia;
V. Suscribir los documentos relativos al ejercicio de sus funciones, por acuerdo superior y
aquéllos que le sean delegados, así como celebrar convenios dentro de sus respectivos
ámbitos de competencia, previo acuerdo del Director General;
VI. Proporcionar la información, los datos o la cooperación técnica que le sea requerida
por las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, por los gobiernos
de las entidades federativas, por los particulares o por las áreas administrativas del propio
Instituto, conforme a las disposiciones aplicables y las directrices del Director General;
VII. Actuar como enlace, en los asuntos de su competencia, con dependencias y
entidades de la Administración Pública Federal;
VIII. Formular los dictámenes que le sean solicitados por la superioridad y asesorar
técnicamente en asuntos de su especialidad a las otras áreas administrativas del Instituto,
cuando se le solicite, así como proponer y coadyuvar en los programas de modernización
administrativa, automatización de procedimientos y mejora regulatoria;

IX. Firmar y notificar a los interesados, los acuerdos de trámite y las resoluciones o
acuerdos de autoridades superiores que consten por escrito, y aquéllos que emita con
fundamento en las facultades que le corresponda;
X. Expedir copias simples y certificadas de las constancias que obren en los expedientes
de los archivos de las áreas administrativas a su cargo o, en su caso, efectuar el cotejo de la
copia simple que se exhiba, previa solicitud de parte interesada;
XI. Establecer y apoyar los programas de formación, actualización y especialización de
recursos humanos para la investigación y fortalecimiento de las funciones sustantivas del área
administrativa a su cargo, en coordinación con la Dirección Divisional de
Administración;
XII. Formular y proponer el programa de becas en el área de su competencia, en los
términos de las convocatorias o convenios que elabore o celebre el Instituto, para realizar
estudios tanto en el país como en el extranjero;
XIII. Participar en la ejecución de los programas de intercambio de información, técnicos y
personal especializado, en el ámbito de su competencia, de acuerdo con los convenios
concertados por el Instituto con instituciones nacionales, extranjeras u organismos
internacionales;
XIV. Realizar y someter a consideración del DirectorGeneral,
los estudios, investigaciones y proyectos en materia de propiedad industrial y
derechos de autor que coadyuven al cumplimiento de las funciones del Instituto;
XV. Interpretar, para efectos administrativos, las disposiciones jurídicas en las materias de
competencia del propio Instituto y establecer los criterios generales para su aplicación, los cuales
serán obligatorios para las áreas administrativas a su cargo, y
XVI. Las demás que le confieran las disposiciones legales aplicables, el Director General y
las que les correspondan a las áreas administrativas a su cargo.

Artículo 8. Compete a la Dirección General Adjunta de Propiedad Industrial:


I. Establecer las políticas y lineamientos institucionales para los trámites relativos al
otorgamiento y conservación de los derechos de propiedad industrial y de las
declaraciones administrativas substanciados conforme a la Ley y, en su caso, a la Ley
Federal del Derecho de Autor;
II. Otorgar o negar las patentes, los registros de modelos de utilidad, diseños industriales
y esquemas de trazado de circuitos integrados, los registros de marcas y avisos
comerciales, la publicación de nombres comerciales y las autorizaciones de uso de
denominaciones de origen; que se tramiten de acuerdo con lo previsto en las
disposiciones aplicables en la materia, así como substanciar y resolver cualquier
procedimiento establecido y previsto en la Ley respecto al otorgamiento de patentes;
III. Proporcionar asesoría sobre los trámites relativos al otorgamiento y conservación de
los derechos de propiedad industrial y de las declaraciones administrativas substanciados
conforme a la Ley y, en su caso, a la Ley Federal del Derecho de Autor;

IV. Organizar, coordinar y evaluar la atención, orientación y supervisión respecto de los


servicios que se prestan al público en el ámbito de su competencia;
V. Emitir las resoluciones relacionadas con los procedimientos para el otorgamiento y
conservación de los derechos de propiedad industrial y de las declaraciones
administrativas substanciados conforme a la Ley y, en su caso, a la Ley Federal del
Derecho de Autor;
VI. Actuar como conciliador de los intereses de las partes involucradas en los
procedimientos de declaración administrativa, cuando el caso lo amerite o las partes así lo
soliciten, y
VII. Fungir como árbitro en la resolución de controversias relacionadas con el pago de los
daños y perjuicios derivados de la violación a los derechos de propiedad industrial que tutela
la Ley, cuando los involucrados lo designen expresamente como tal, y cumpliendo con las
formalidades que para el caso exige el Código de Comercio.

Artículo 9. Compete a la Dirección General Adjunta de los Servicios de Apoyo:


I. Supervisar la coordinación y participación en las actividades de promoción, difusión y
estudio del sistema de propiedad industrial que realiza el Instituto para alentar la actividad
creativa y conocimiento de la materia;
II. Propiciar la vinculación interinstitucional para promover y difundir mecanismos de
apoyo tecnológico y acceso a las fuentes de información a las empresas, instituciones de
educación superior e institutos de investigación científica y tecnológica, así como proveer
servicios de orientación y asesoría sobre los procedimientos para la protección y defensa
de los derechos de propiedad industrial;
III. Proveer a los sectores empresarial, industrial y académico, los servicios de orientación
y asesoría para su modernización tecnológica, así como difundir entre ellos los resultados del
avance tecnológico nacional e internacional;
IV. Fungir como nexo de vinculación, representación y gestión internacional del Instituto;
V. Participar, en representación del Instituto, en negociaciones para el establecimiento y la
celebración de tratados o acuerdos interinstitucionales en el ámbito de la propiedad
industrial;
VI. Proveer lineamientos y posturas para negociaciones, reuniones y foros internacionales
sobre propiedad industrial, así como participar en los mismos, en representación del
Instituto;
VII. Emitir opiniones, comentarios y propuestas sobre la conveniencia de la adhesión o
denuncia de nuestro país a tratados internacionales u otras cuestiones relacionadas con
la propiedad industrial en el ámbito internacional;
VIII. Vigilar el cumplimiento de los compromisos derivados de los tratados o acuerdos
interinstitucionales sobre la propiedad industrial;

IX. Proponer, gestionar y concertar mecanismos de cooperación técnica con instituciones


encargadas del registro y protección de la propiedad industrial en otros países y con
organismos internacionales especializados en la materia;
X. Concertar programas de cooperación para la difusión y estudio de la propiedad
industrial con organismos internacionales e instituciones encargadas de su protección;
XI. Prestar asesoría e información a los usuarios nacionales sobre cuestiones de
propiedad industrial con carácter internacional, así como desahogar
consultas provenientes del extranjero;
XII. Realizar los trámites referentes a la protección internacional de los derechos de
propiedad industrial de nuestro país;
XIII. Supervisar los programas de automatización del Instituto;
XIV. Fijar los lineamientos para la adquisición y mantenimiento de los equipos, sistemas e
instalaciones informáticos, así como supervisar su comportamiento y rendimiento, y
XV. Supervisar la prestación de los servicios de información y la formación de acervos
documentales de patentes e información tecnológica, así como proveer lineamientos para
la eficiente participación y concertación de acciones con los sectores social y privado en la
difusión de la información tecnológica.
Artículo 10. Compete a la Coordinación de Planeación Estratégica:
I. Formular estrategias, metas y objetivos institucionales para el funcionamiento y
desempeño de la prestación de los servicios públicos que competen al Instituto;
II. Elaborar e integrar programas estratégicos conforme a las metas y objetivos
institucionales, así como coordinar la instrumentación operativa de los mismos;
III. Realizar un seguimiento periódico del cumplimiento de los programas estratégicos;
IV. Definir los indicadores estratégicos y de gestión institucional, y efectuar la evaluación y el
registro de su cumplimiento;
V. Coordinar la integración de informes institucionales designados por el Director General;
VI. Realizar estudios de métodos y procedimientos con base en los manuales de
organización y procedimientos que cada área administrativa elabore;
VII. Elaborar proyectos de reestructuración organizacional, con base en los resultados del
estudio de métodos y procedimientos y en las estrategias institucionales, y
VIII. Proponer y evaluar programas institucionales relativos a productividad, calidad,
desregulación y descentralización de las operaciones.

CAPITULO III
DE LAS DIRECCIONES DIVISIONALES

(Artículo reformado en su último párrafo mediante Decreto de fecha 15 de julio de 2004)


Artículo 11. Compete a cada Director Divisional el ejercicio de las facultades mencionadas
en las fracciones I a IV, VI a X, XII y XIV del artículo 7º. del presente Reglamento, con
sujeción a las directrices del Director General o, en su caso, del Director General Adjunto
al cual se encuentre adscrito.
Además de lo dispuesto en el párrafo anterior, les compete:
I. Planear, dirigir, controlar y evaluar el funcionamiento y desempeño de las labores
encomendadas al área administrativa a su cargo;
II. Suscribir los documentos relativos al ejercicio de sus funciones, por acuerdo superior y
aquéllos que le sean delegados;
III. Desempeñar las comisiones que le encomiende el Director General o, en su caso, el
Director General Adjunto y realizar las actividades necesarias para el cumplimiento de las
funciones a su cargo;
IV. Coordinar sus actividades con las Direcciones Generales Adjuntas u otras Direcciones
Divisionales, cuando así se requiera para el mejor funcionamiento del Instituto;
V. Planear, desarrollar y operar los sistemas de informática requeridos para el sustento de
las funciones del Instituto, conforme a la normatividad establecida por el Director General;
VI. Proponer al Director General o, en su caso, al Director General Adjunto, a través de la
Dirección Divisional de Administración, el ingreso, las promociones, licencias y
remociones del personal de las áreas administrativas a su cargo, para los fines que
procedan;
VII. Participar en los distintos comités técnicos especializados del Instituto, conforme lo
determine la Junta de Gobierno o el Director General;
VIII. Archivar, resguardar y custodiar los expedientes de las diversas figuras jurídicas
contempladas en la Ley y en la Ley Federal del Derecho de Autor, de acuerdo a su
competencia, y
IX. Las demás que le confieran las disposiciones legales aplicables, el Director General o, en
su caso, el Director General Adjunto.

Para el ejercicio de la competencia de cada Dirección Divisional, de acuerdo a como se


describe y refiere en los artículos 3º. y 4º. del presente Reglamento, el Director General
delegará facultades en los Subdirectores Divisionales, Coordinadores Departamentales y
demás servidores públicos subalternos adscritos a cada área administrativa, de
conformidad con el acuerdo que para tal efecto se expida.

Artículo 12. Compete a la Dirección Divisional de Patentes:

I. Emitir y aplicar las políticas y lineamientos institucionales para el trámite y concesión de


patentes, registros de modelos de utilidad, diseños industriales y esquemas de trazado de
circuitos integrados, así como los relativos a las licencias, transmisiones y conservación
de los derechos derivados de las patentes y registros mencionados;

II. Aplicar las disposiciones legales y administrativas relacionadas con los procedimientos
para la obtención de patentes, registros de modelos de utilidad, diseños industriales y
esquemas de trazado de circuitos integrados, así como las relativas a las licencias,
transmisiones y conservación de los derechos derivados de las patentes y registros
mencionados;
III. Otorgar o negar las patentes y registros de modelos de utilidad, diseños industriales y
esquemas de trazado de circuitos integrados, que se tramiten de acuerdo con lo previsto
en las disposiciones aplicables en la materia, y substanciar y resolver cualquier
procedimiento previsto en la Ley respecto al otorgamiento de patentes y registros;
IV. Informar y asesorar sobre el trámite y la concesión de patentes, registros de modelos de
utilidad, diseños industriales y esquemas de trazado de circuitos integrados, así como
lo relativo a la explotación y conservación de los derechos derivados de las patentes y
registros mencionados;
V. Substanciar y resolver el recurso de reconsideración de negativas a las solicitudes de
patentes y registros, previsto en la Ley;
VI. Emitir las resoluciones que declaren el abandono, desistimiento o desechamiento y las
que tengan por objeto dejarlas sin efectos, respecto de las solicitudes o promociones
relativas a patentes, registros de modelos de utilidad, diseños industriales y esquemas de
trazado de circuitos integrados, así como respecto de los actos derivados por la aplicación
de las disposiciones legales y administrativas en la materia;
VII. Emitir las resoluciones sobre las solicitudes o promociones que se presenten para la
inscripción de licencias y transmisión de derechos conferidos por una patente o registro o
de una solicitud en trámite, de patente o registro, así como las relativas a la conservación
y la rehabilitación de los mismos, y de cualquier otro acto derivado por la aplicación de las
disposiciones legales y administrativas en la materia, y
VIII. Coadyuvar en la promoción y fomento de la actividad creativa, la protección y
conservación de los derechos derivados de la concesión de patentes, registros de
modelos de utilidad, diseños industriales y esquemas de trazado de circuitos integrados y,
en general, sobre el sistema de propiedad industrial.
Artículo 13. Compete a la Dirección Divisional de Marcas:
I. Emitir y aplicar las políticas y lineamientos institucionales para el trámite y registro de
marcas y avisos comerciales, la publicación de nombres comerciales, las declaraciones
de protección de las denominaciones de origen y autorizaciones de uso de las mismas,
así como lo relativo a las licencias y transmisiones de los derechos derivados de los
registros, publicaciones y autorizaciones mencionados;
II. Aplicar las disposiciones legales y administrativas relacionadas con los procedimientos
para el registro de marcas y avisos comerciales, la publicación de nombres comerciales, las
declaraciones de protección de las denominaciones de origen y autorizaciones de uso
de las mismas, así como las relativas a las licencias y transmisiones de los derechos
derivados de los registros, publicaciones y autorizaciones mencionados;

III. Otorgar o negar los registros de marcas y avisos comerciales, la publicación de


nombres comerciales, las declaraciones de protección de las denominaciones de origen y sus
respectivas autorizaciones de uso, que se tramiten de acuerdo con lo previsto en las
disposiciones aplicables en la materia;
IV. Informar y asesorar sobre el trámite y registro de marcas y avisos comerciales,
publicación de nombres comerciales, emisión de las declaraciones de protección de las
denominaciones de origen y sus respectivas autorizaciones de uso, así como lo relativo a
la explotación y conservación de los derechos derivados de los registros, publicaciones y
autorizaciones mencionados;
V. Emitir las resoluciones que declaren el abandono, desistimiento o desechamiento y las
que tengan por objeto dejarlas sin efectos, respecto de las solicitudes o promociones
relativas al registro de marcas y avisos comerciales, la publicación de nombres
comerciales, las declaraciones de protección de las denominaciones de origen y
autorizaciones de uso de las mismas, así como respecto de los actos derivados por la
aplicación de las disposiciones legales y administrativas en la materia;

VI. Emitir las resoluciones sobre las solicitudes o promociones que se presenten para la
inscripción de licencias y transmisión de los derechos derivados del registro o de las
solicitudes de marcas y avisos comerciales, publicación de nombres comerciales, y
autorizaciones de uso de denominaciones de origen, así como respecto de los actos
derivados por la aplicación de las disposiciones legales y administrativas en la materia, y
VII. Coadyuvar en la promoción y fomento de la protección y conservación de los
derechos derivados del registro de marcas y avisos comerciales, la publicación de
nombres comerciales, declaraciones de protección de las denominaciones de origen y las
autorizaciones de uso de las mismas y, en general, sobre cualquier figura de propiedad
industrial prevista en la Ley.

Artículo 14. Compete a la Dirección Divisional de Protección a la Propiedad Intelectual:


I. Substanciar los procedimientos de nulidad, caducidad y cancelación de los derechos de
propiedad industrial, conforme a lo dispuesto en la Ley; formular las resoluciones y emitir las
declaraciones administrativas correspondientes y, en general, resolver las solicitudes que se
susciten con motivo de la aplicación de la misma o cualquier otro acto administrativo
tendiente a privar de eficacia jurídica a las autorizaciones, registros, convenios, contratos
o cualquier otro que implique contravención a tales disposiciones;
II. Realizar las investigaciones de infracciones administrativas en materia de propiedad
industrial reguladas en la Ley y de infracciones administrativas en materia de comercio
previstas en la Ley Federal del Derecho de Autor; emplazar a los presuntos infractores;
substanciar los procedimientos respectivos; formular las resoluciones y emitir las
declaraciones administrativas correspondientes, conforme a lo dispuesto en la Ley y la Ley
Federal del Derecho de Autor, e imponer las sanciones administrativas que procedan conforme a
dichas leyes;
III. Ordenar y practicar visitas de inspección; requerir información y datos; decretar
medidas provisionales y de aseguramiento de bienes; requerir fianza a los solicitantes de dichas
medidas, así como realizar cualquier diligencia con el propósito de aplicar las disposiciones
legales y administrativas en las materias de propiedad industrial y de derechos de autor,
según corresponda;
IV. Modificar los términos de los oficios en los cuales se contengan las órdenes para
practicar las visitas de inspección, antes o durante su desahogo, cuando ello sea
necesario para posibilitar o facilitar la realización de las mismas. Cuando se haga uso de esta
facultad se hará constar en el acta circunstanciada que se levante en la diligencia practicada;
V. Emitir las resoluciones de suspensión de la libre circulación de mercancías y bienes
vinculados con las infracciones en materia de propiedad industrial y de infracciones en
materia de comercio, de conformidad con la Ley, la Ley Federal del Derecho de Autor y la Ley
Aduanera;
VI. Emitir los dictámenes técnicos que le sean solicitados por el Ministerio Público
Federal, de acuerdo a lo previsto en la Ley;
VII. Substanciar los procedimientos de declaración administrativa y, en su caso, girar
oficios de requisitos, desechamientos, abandonos, prórrogas, desistimientos, así como de
cualquier otro acto relacionado con dichos procedimientos;
VIII. Realizar las investigaciones que resulten pertinentes para allegarse de todos aquellos
medios de prueba que sean necesarios para conocer la verdad en los procedimientos de
declaración administrativa que se formulen conforme a la Ley y, en su caso, a la Ley
Federal del Derecho de Autor;
IX. Actuar como conciliador de los intereses de las partes involucradas en los
procedimientos de declaración administrativa, cuando el caso lo amerite o las partes así lo
soliciten;
X. Fungir como árbitro en la resolución de controversias relacionadas con el pago de los
daños y perjuicios derivados de la violación a los derechos de propiedad industrial que tutela
la Ley, cuando los involucrados lo designen expresamente como tal, y cumpliendo con las
formalidades que para el caso exige el Código de Comercio;

XI. Expedir copias simples y certificadas, previa solicitud, de las constancias que obren en
los archivos del Instituto que sean ofrecidas como prueba en un procedimiento de
declaración administrativa, así como efectuar el cotejo de la copia simple que se exhiba, y
XII. Coordinar sus actividades con las unidades administrativas correspondientes de las
dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, de los gobiernos de las
entidades federativas y municipios, para el desarrollo de los asuntos de su competencia.

Artículo 15. Compete a la Dirección Divisional de Sistemas y Tecnología de la


Información:

I. Dirigir, coordinar y evaluar los programas de automatización del Instituto de acuerdo a


las metas institucionales;

II. Planear y mantener la tecnología informática del Instituto de acuerdo a las metas
institucionales;
III. Programar y coadyuvar en los procedimientos de adquisición y mantenimiento de los
equipos, sistemas e instalaciones informáticos del Instituto;
IV. Diseñar las estrategias de tecnología de la información para soportar las actividades
sustantivas y administrativas del Instituto;
V. Diseñar y desarrollar los programas de capacitación en informática para el personal del
Instituto;
VI. Diseñar, producir y mantener bienes y servicios para la difusión, intercambio, donación y
almacenamiento de información protegida por los derechos de propiedad industrial, y
VII. Editar y publicar en papel o medios electrónicos las resoluciones legales de
protección de la propiedad intelectual.

Artículo 16. Compete a la Dirección Divisional de Promoción y Servicios de Información


Tecnológica:
I. Coordinar y participar en actividades de promoción, difusión y estudio del sistema de
propiedad industrial, a través de cursos, seminarios, talleres, ferias y exposiciones
tecnológicas que promuevan la actividad creativa y el conocimiento de la propiedad
industrial;
II. Ofrecer servicios de orientación y asesoría sobre los procedimientos para la protección
y defensa de los derechos de propiedad industrial a las empresas, instituciones de
educación superior e institutos de investigación científica y tecnológica;
III. Propiciar la vinculación interinstitucional a través de acuerdos de cooperación para
promover y difundir mecanismos de apoyo tecnológico a las empresas y en especial a las micro,
pequeñas y medianas, en colaboración con los sectores público y privado;
IV. Promover en el sector empresarial, industrial y académico, los acervos de información
tecnológica con que cuenta el Instituto, así como difundir los resultados del avance
tecnológico nacional e internacional;
V. Promover y asesorar técnicamente al sector productivo del país sobre sus necesidades
de modernización tecnológica;
VI. Diseñar estrategias de comunicación institucional que propicien la participación y la
concertación de acciones con los sectores social y privado, que fortalezcan la difusión del
sistema de propiedad industrial y la protección y defensa de los derechos de propiedad
industrial, y
VII. Administrar los acervos de información tecnológica con los que cuenta el Instituto en
sus diversos soportes y ofrecer servicios para su consulta.

Artículo 17. Compete a la Dirección Divisional de Relaciones Internacionales:

I. Fungir como unidad de vinculación, gestión y representación del Instituto, en actividades


de carácter internacional;
II. Participar, en representación del Instituto, en las negociaciones para el establecimiento
y la celebración de tratados o acuerdos interinstitucionales, así como en reuniones y foros
bilaterales, regionales y multilaterales en materia de propiedad industrial;
III. Proponer lineamientos y posturas para las negociaciones, reuniones y foros
internacionales sobre propiedad industrial;
IV. Emitir opiniones y comentarios sobre cuestiones relativas a propiedad industrial, en el
ámbito internacional;
V. Elaborar estudios sobre la conveniencia de la adhesión o denuncia de nuestro país a
tratados internacionales sobre propiedad industrial y, en su caso, formular propuestas;
VI. Dar seguimiento y velar por el cumplimiento de los compromisos derivados de los
tratados o acuerdos interinstitucionales sobre propiedad industrial;
VII. Proponer y concertar mecanismos de cooperación técnica, así como dirigir el
desarrollo de actividades derivadas de dichos mecanismos, con instituciones encargadas del
registro y protección de la propiedad industrial en otros países y con organismos
internacionales especializados en la materia;
VIII. Concertar y coordinar con organismos internacionales e instituciones encargadas del
registro y protección de la propiedad industrial en otros países, cursos de especialización
en materia de propiedad industrial dirigidos al sector público y privado nacional;
IX. Elaborar investigaciones, estudios y análisis de temas sobre propiedad industrial a
nivel internacional y sobre las tendencias internacionales de protección;
X. Atender y responder, en coordinación con las áreas administrativas del Instituto,
cuando así proceda, consultas formuladas al Instituto sobre cuestiones de propiedad
industrial con carácter internacional, así como aquellas provenientes del extranjero
respecto del sistema nacional de propiedad industrial, y
XI. Coordinar sus actividades con las áreas administrativas correspondientes de las
dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, para el desarrollo de los
asuntos de su competencia, cuando así proceda.

Artículo 18. Compete a la Dirección Divisional de Oficinas Regionales:


I. Organizar y coordinar a las oficinas regionales del Instituto y establecer procedimientos
que procuren el mejor aprovechamiento de los recursos;
II. Establecer, en coordinación con las correspondientes áreas administrativas del
Instituto, los criterios de gestión y coordinación aplicables por las oficinas regionales, que
permitan el eficaz cumplimiento de las funciones delegadas;
III. Promover, en coordinación con las correspondientes áreas administrativas del Instituto,
la desconcentración de las funciones técnicas y administrativas del Instituto a las oficinas
regionales;

IV. Apoyar, supervisar y evaluar periódicamente a las oficinas regionales, en el


cumplimiento de las normas, programas, procedimientos, lineamientos y disposiciones
aplicables en la materia;
V. Ser el enlace con las oficinas regionales respecto de las solicitudes y promociones
relacionadas con el trámite de las figuras o instituciones que regula la Ley, las licencias,
transmisiones y conservación de los derechos derivados de las mismas, así como lo
relativo a los procedimientos de declaración administrativa substanciados conforme a lo
dispuesto en la Ley y, en su caso, Ley Federal del Derecho de Autor;
VI. Apoyar la divulgación de material promocional relativo a las actividades que competan al
Instituto, a través de las oficinas regionales;
VII. Impulsar la capacitación del personal adscrito a las oficinas regionales, en
coordinación con las correspondientes áreas administrativas del Instituto;
VIII. Proponer la creación de oficinas regionales, su desaparición o modificación, así como el
nombramiento o remoción de los titulares de las mismas;
IX. Integrar los programas de trabajo de las oficinas regionales;
X. Promover la realización de estudios en las oficinas regionales, sobre asuntos que
competen al Instituto, en los niveles regional, estatal o ambos;
XI. Apoyar, en coordinación con la Direcciones Generales Adjuntas, la celebración de
acuerdos con los gobiernos estatales, instituciones de educación pública o privadas,
institutos de investigación científica y tecnológica y
organismos empresariales, encaminados a coordinar de manera eficiente la
promoción de la propiedad industrial y su protección, así como darles seguimiento, y
XII. Proponer y, en su caso, participar en la adecuación de programas e instrumentos
operativos, con la Coordinación de Planeación Estratégica.

Artículo 19. Compete a la Dirección Divisional de Administración:


I. Proponer al Director General, la política financiera del Instituto y vigilar el cumplimiento
de las disposiciones legales y administrativas aplicables;
II. Establecer los procedimientos necesarios para la eficiente operación de las finanzas del
Instituto y gestionar ante la dependencia competente de la Administración Pública
Federal, la autorización del presupuesto integral del mismo, así como las ampliaciones y
transferencias que durante su ejercicio se requieran;
III. Coordinar, controlar y evaluar, con base en el programa financiero del Instituto, los
proyectos institucionales y el ejercicio de su presupuesto;
IV. Elaborar la información contable, presupuestal y los estados financieros que deban ser
presentados ante la Junta de Gobierno del Instituto y las dependencias competentes de la
Administración Pública Federal;

V. Atender las necesidades administrativas relacionadas con los recursos humanos,


financieros y materiales de las áreas administrativas que integran la estructura orgánica del
Instituto;
VI. Celebrar convenios y contratos dentro de su ámbito de competencia, previo acuerdo
del Director General;
VII. Establecer y administrar los programas internos de seguridad e higiene, protección civil
y capacitación del personal para el mejoramiento de las condiciones laborales,
económicas, sociales y culturales;
VIII. Realizar las funciones de reclutamiento, selección, ingreso, movimientos, pagos de
remuneraciones, tramitación de baja y demás movimientos del personal del Instituto;
IX. Aplicar y vigilar el cumplimiento de las Condiciones Generales de Trabajo del Instituto,
así como el otorgamiento de las prestaciones vigentes y adoptar las medidas conducentes que
para tal efecto se requieran;
X. Proponer y aplicar las políticas básicas de la administración de recursos materiales y
de prestación de servicios generales, y aplicar los sistemas de inventario y almacenes del
Instituto;
XI. Elaborar e integrar el programa anual de adquisiciones, arrendamientos y servicios, así
como el de obra pública y realizar las adquisiciones, arrendamientos y la contratación
de servicios que se autoricen, y
XII. Administrar los bienes muebles e inmuebles y demás servicios generales y de apoyo
que se requieran.

Artículo 20. Compete a la Dirección Divisional de Asuntos Jurídicos:


I. Representar al Instituto en los actos jurídicos en los que intervenga;
II. Realizar los trámites administrativos necesarios para el cumplimiento de las facultades
del Instituto ante las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal y de los
gobiernos de las entidades federativas;
III. Denunciar ante el Ministerio Público los hechos que pudieran ser constitutivos de delito
y contestar los requerimientos de informes solicitados por dicha representación social, por las
autoridades judiciales, administrativas y laborales;
IV. Formular y revisar en el aspecto jurídico, los convenios y contratos que deba suscribir el
Instituto y llevar a cabo el control de los mismos;
V. Expedir constancias de inscripción en el Registro General de Poderes del Instituto;
VI. Formular los informes previo y justificado e interponer los recursos que procedan en
los juicios de amparo, en los que se señale al Instituto como autoridad responsable;
VII. Remitir al área administrativa emisora del acto reclamado, las ejecutorias
pronunciadas por el Poder Judicial de la Federación y registrar el cumplimiento de las
mismas;

VIII. Intervenir como asesor jurídico, actuar como área de consulta y realizar los estudios e
investigaciones jurídicos que requiera el desarrollo de las atribuciones del Instituto;
IX. Formular, revisar y someter a la consideración del Director General, los proyectos de
leyes, reglamentos, decretos, acuerdos y demás disposiciones
administrativas competencia del Instituto;
X. Informar oportunamente a las áreas administrativas, de aquellas disposiciones jurídicas
que sean publicadas en el Diario Oficial de la Federación y que estén relacionadas con las
funciones del Instituto;
XI. Compilar y promover la difusión de las normas jurídicas relacionadas con las funciones
propias del Instituto;
XII. Establecer, sistematizar, unificar y difundir los criterios de interpretación y de
aplicación de las leyes u otras disposiciones jurídicas que regulen el ejercicio de las
facultades y funcionamiento del Instituto, y
XIII. Expedir copias certificadas de las constancias que obren en los archivos del Instituto,
cuando deban ser exhibidas ante las autoridades judiciales, administrativas, laborales o
Ministerio Público.

CAPITULO IV
DEL ÓRGANO INTERNO DE CONTROL
Artículo 21.- El Instituto cuenta con el Órgano Interno de Control, al frente del cual el Titular
designado en los términos del artículo 37, fracción XII de la Ley Orgánica de la
Administración Pública Federal, en el ejercicio de sus facultades, se auxiliará por los
titulares de las áreas de responsabilidades, de quejas, de auditoría de control y
evaluación y de auditoría interna, designados en los mismos términos.
Los servidores públicos a que se refiere el párrafo anterior, en el ámbito de sus
respectivas competencias, ejercen las facultades previstas en la Ley Orgánica de la
Administración Pública Federal, la Ley Federal de las Entidades Paraestatales, la Ley
Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos y en los demás
ordenamientos legales y administrativos aplicables, conforme a lo previsto por el artículo
47, fracciones III y IV del Reglamento Interior de la Secretaría de Contraloría y Desarrollo
Administrativo.

Las ausencias del Titular del Órgano Interno de Control, así como las de los titulares de las
áreas de responsabilidades, de quejas, de auditoría de control y evaluación y de auditoría
interna, serán suplidas conforme a lo previsto por el artículo 54 del Reglamento Interior de la
Secretaría de Contraloría y Desarrollo Administrativo.

Para la atención de los asuntos y la sustanciación de los procedimientos a su cargo, el


Titular del Órgano Interno de Control, así como los titulares de las áreas de
responsabilidades, de quejas, de auditoría de control y evaluación y de auditoría interna,
se auxiliarán del personal adscrito al propio Órgano Interno de Control.
El incumplimiento de las obligaciones previstas para el personal mencionado en el párrafo
anterior, dará lugar al fincamiento de responsabilidades administrativas de conformidad con
las disposiciones aplicables.”

CAPITULO V
DE LAS OFICINAS REGIONALES
Artículo 22. El Instituto podrá contar con oficinas regionales, las que tendrán la
circunscripción territorial que fije el Director General mediante acuerdos que se publicarán
en el Diario Oficial de la Federación, en los que se señalarán las funciones que por
delegación puedan ejercer.

Artículo 23. Los titulares de las oficinas regionales serán nombrados por el Director
General, quienes tendrán las facultades de aplicar las disposiciones legales y
administrativas que corresponda ejecutar al Instituto en el ámbito de su competencia,
además de actuar como representantes del Instituto ante las autoridades federales,
estatales y municipales de su circunscripción.
En las oficinas regionales habrá los servidores públicos que determine el Director
General.

Artículo 24. El titular de la oficina regional será la autoridad del Instituto de mayor
jerarquía en la circunscripción que le corresponda, y dentro de ella, coordinará y
supervisará la operación y funcionamiento de la oficina regional. Asimismo, llevará a cabo
la recepción y seguimiento de asuntos competencia del Instituto y, en su caso, los remitirá
a las correspondientes áreas administrativas para su dictamen, a través de la Dirección
Divisional de Oficinas Regionales.

Artículo 25. Corresponde a cada titular de las Oficinas Regionales:

I. Representar al Instituto ante las autoridades federales, estatales y municipales, así


como ante las organizaciones, cámaras y asociaciones, dentro de su circunscripción;
II. Auxiliar a las áreas administrativas del Instituto, en los procedimientos para el trámite y,
en su caso, otorgamiento de las figuras o instituciones que regula la Ley, las licencias,
transmisiones y conservación de los derechos derivados de las mismas, así como lo
relativo a los procedimientos de declaración administrativa substanciados conforme a lo
dispuesto en la Ley y, en su caso, Ley Federal del Derecho de Autor;
III. Coordinar, promover y evaluar los programas de trabajo relativos a la materia de
propiedad industrial y a las infracciones en materia de comercio;
IV. Aplicar las políticas, estrategias e instrumentos que emita el Instituto;
V. Proponer, por conducto del Director Divisional de Oficinas Regionales, con base en las
características y prioridades estatales, proyectos de simplificación administrativa,
operativa y mejora regulatoria;
VI. Proporcionar información pertinente relacionada con las actividades competencia del
Instituto;

VII. Promover la cooperación con los gobiernos estatales, instituciones de educación


pública o privadas, institutos de investigación científica y tecnológica y organismos
empresariales de la localidad, para fomentar el conocimiento del sistema de propiedad
industrial y la protección y defensa de los derechos de propiedad industrial;
VIII. Proponer la adecuación de programas e instrumentos operativos, a través del
Director Divisional de Oficinas Regionales;
IX. Coordinar los trabajos, la celebración de reuniones y el seguimiento a los
compromisos derivados de los consejos, comisiones y comités organizados por el
Instituto;
X. Difundir a través de los medios de comunicación, la información oficial en materia de
propiedad industrial y de infracciones en materia de comercio;
XI. Observar los criterios de gestión, coordinación, supervisión y control aplicables, así
como las políticas, normas y lineamientos emitidos por las áreas operativas del Instituto;
XII. Realizar estudios en los niveles regional, estatal o ambos, sobre aspectos de interés en
el campo de la propiedad industrial y de infracciones en materia de comercio, y
XIII. Las demás que le confieran otras disposiciones o el Director General.

TRANSITORIOS
ARTICULO PRIMERO.- El presente Reglamento entrará en vigor al día siguiente al de su
publicación en el Diario Oficial de la Federación.
ARTICULO SEGUNDO.- Se abroga el Reglamento del Instituto Mexicano de la Propiedad
Industrial, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 23 de noviembre de 1994.
ARTICULO TERCERO.- Los asuntos pendientes de resolución a la entrada en vigor de
este Reglamento, se seguirán substanciando por las áreas administrativas que conforme
a este ordenamiento les competa.
ARTICULO CUARTO.- Los procedimientos relacionados con el recurso de
reconsideración previsto en la Ley de la Propiedad Industrial iniciados conforme al
Reglamento que se abroga, se seguirán substanciando ante la Dirección Divisional de
Protección a la Propiedad Intelectual.

Dado en la Residencia del Poder Ejecutivo Federal, en la Ciudad de México, Distrito


Federal, a los nueve días del mes de diciembre de mil novecientos noventa y nueve.-
Ernesto Zedillo Ponce de León.- Rúbrica.- El Secretario de Comercio y Fomento
Industrial, Herminio Blanco Mendoza.- Rúbrica.

REFORMAS
REFORMAS CORRESPONDIENTES AL 01 DE JULIO DE 2002
ARTÍCULO ÚNICO.- Se reforman el artículo 3º., fracción VI, la denominación del Capítulo IV
y el artículo 21 del Reglamento del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial.

TRANSITORIOS
ÚNICO.- El presente Decreto entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el
Diario Oficial de la Federación.
Dado en la Residencia del Poder Ejecutivo Federal, en la Ciudad de México, Distrito
Federal, a los veintisiete días del mes de junio de dos mil dos.- Vicente Fox Quesada.-
Rúbrica.- El Secretario de Economía, Luis Ernesto Derbez Bautista.- Rúbrica.
REFORMAS AL REGLAMENTO DEL INSTITUTO MEXICANO DE LA PROPIEDAD
INDUSTRIAL.
DECRETO POR EL QUE SE REFORMA Y ADICIONA EL REGLAMENTO DEL INSTITUTO
MEXICANO DE LA PROPIEDAD INDUSTRIAL
(15 julio 2004)
ARTÍCULO ÚNICO.- Se reforman los artículos 3º., fracción V, 5º. y 11 en su último
párrafo; y se adiciona al artículo 4º. un segundo párrafo, recorriéndose los demás en su
orden, todos del Reglamento del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, para
quedar como sigue:
TRANSITORIO
ÚNICO.- El presente Decreto entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el
Diario Oficial de la Federación.

Dado en la Residencia del Poder Ejecutivo Federal, en la Ciudad de México, Distrito


Federal, a los trece días del mes de julio de dos mil cuatro.- Vicente Fox Quesada.-
Rúbrica.- El Secretario de Economía, Fernando de Jesús Canales Clariond.- Rúbrica.
PUBLICACION: 14 DE DICIEMBRE DE 1999
REFORMAS: 2
Aparecidas en el Diario Oficial de la Federación en: 01-VII-2002, 15-VII-2004.
3.5 Polos y Redes del Desarrollo Tecnológico e Industrial.

. El estudio de la innovación en Geografía Industrial


Hace al menos dos décadas que las profundas transformaciones que conocen la sociedad, la
economía o el empleo, convirtieron al cambio tecnológico en protagonista omnipresente de
estudios y actuaciones públicas orientados a describir e interpretar las nuevas realidades
emergentes, enfrentar algunos de los problemas asociados y promover nuevas estrategias de
desarrollo regional y local.
En el plano de los estudios industriales, la idea de que “las revoluciones tecnológicas han estado
siempre en el origen de las revoluciones industriales” (Alburquerque, F., 1996) provocó un acuerdo
bastante generalizado sobre el hecho de que la innovación tecnológica resulta hoy un factor
productivo más importante que el trabajo o el capital, tanto por su escasez como por su carácter
estratégico, al posibilitar la generación de ventajas competitivas para las empresas, al tiempo que
contribuye de forma decisiva a transformar la organización del trabajo y del territorio. Desde la
perspectiva de la Organización o Economía Industrial, autores tan citados como Freeman, Porter o
Drucker han insistido en la existencia de dos vías alternativas para competir en el nuevo contexto
de capitalismo global: abaratar costes, estrategia de efectos poco duraderos que, además, suele
conllevar efectos indeseados en los planos social y ambiental (bajos salarios, precarización,
sobreexplotación de recursos, contaminación...), o introducir innovaciones y mejoras constantes en
los procesos, los productos y la organización/gestión de las empresas y las organizaciones, lo que
supone incorporar conocimientos capaces de añadir valor al trabajo, elevar su productividad,
mejorar la calidad de lo producido, o satisfacer en mayor medida y con creciente rapidez la
demanda de mercados cada vez más amplios y segmentados. Por su parte, en el terreno de la
Sociología Industrial, el impacto de la revolución tecnológica sobre el sistema de relaciones
laborales, el empleo y la estructura social resultante ha generado también un amplio debate sobre
la transición del fordismo al posfordismo o, según otros, al neofordismo, que ha trascendido
también los límites de la disciplina en obras como las de Coriat, Lipietz o Castillo, entre otros.
La Geografía Industrial no podía quedar al margen de esa renovación temática y metodológica
tendente a lograr una mejor comprensión de la rápida y profunda metamorfosis que experimenta la
organización interna de los espacios manufactureros, su morfología, así como los impactos
generados sobre su entorno, como consecuencia directa de la desigual incorporación de
innovaciones en los sistemas productivos de los diferentes territorios. En tal sentido, puede
afirmarse que han cambiado los problemas clave que interesan a los geógrafos o, al menos, se
modifica su inserción en un contexto interpretativo global. Si durante décadas el contenido
fundamental de los estudios geoindustriales fue la localización pasada y presente de las
actividades manufactureras y sus factores explicativos, analizada a diferentes escalas espaciales
(del ámbito local al internacional) y productivas (de la empresa individual al sistema productivo en
su conjunto), la evolución reciente propone una perspectiva más dinámica de las interrelaciones
industria-espacio, ante el creciente interés que despierta el estudio de los procesos que definen la
reestructuración del sistema productivo y sus evidentes consecuencias en la reorganización del
espacio industrial.
Las referencias al impacto de la globalización, la innovación tecnológica y gerencial, la
descentralización productiva y las nuevas formas de especialización flexible, la progresiva
terciarización de las empresas industriales, su funcionamiento en redes jerarquizadas, o las
estrategias de relocalización, se convierten así en el substrato que fundamenta buena parte de las
líneas de investigación más pujantes y demandadas en el momento actual. La interpretación de
tales procesos como respuesta a los cambios estructurales del entorno ha otorgado asimismo un
creciente protagonismo a los comportamientos empresariales, relacionados con la estructura y las
estrategias competitivas de las firmas, como contexto para interpretar su lógica espacial. En
consonancia con esta nueva visión, se presta también mayor atención a las relaciones espacio-
tiempo desde la conciencia de que la organización y los espacios industriales están sometidos a un
constante dinamismo, que se acentúa en periodos de cambios radicales como el actual, resultado
de la transición entre regímenes de acumulación sucesivos en el proceso de desarrollo del
capitalismo (Dicken, P., 1992; Fischer, A., 1994; Méndez, R.; Caravaca, I., 1996...).
Los procesos de innovación tecnológica adquieren así carta de naturaleza como temática
emergente y con identidad propia dentro de la geografía industrial, y cualquier repaso a la
bibliografía de la última década lo pone en evidencia. Pero su incorporación en el ámbito de los
estudios empíricos no deja de suscitar ciertas dudas e indefiniciones, ante la evidencia de que en
ciertos casos se trasladan automáticamente las metodologías y contenidos característicos de otro
tipo de estudios que han alcanzado mayor desarrollo, limitándose el contenido supuestamente
geográfico de las investigaciones al hecho de que los fenómenos observados se llevan a cabo en
un lugar concreto, lo que de nuevo plantea el conocido problema de identificar el territorio como
simple escenario inerte donde tienen lugar acontecimientos múltiples. En tal sentido, el desarrollo
de una verdadera geografía de la innovación exige profundizar en algunas cuestiones específicas y
diferenciadas, para las que el territorio adquiere un indudable protagonismo por su incidencia
directa sobre la forma en que tiene lugar la producción e incorporación de innovaciones por la
industria.
Puede tomarse como punto de partida la propuesta realizada por Joan Eugeni Sánchez (1991,
265), que señala la necesidad de abordar el análisis de las interrelaciones dialécticas tecnología-
espacio desde una doble perspectiva: “por un lado, las nuevas tecnologías ejercen una clara
incidencia sobre el espacio, siendo el territorio un aspecto sobre el que actuar. Pero no debemos
olvidar, como lo olvidan frecuentemente los estudiosos, que también el espacio, en sí mismo, se
muestra como un condicionante, ya que, mientras en ocasiones se buscará el espacio idóneo para
el desarrollo de las nuevas tecnologías, en otros momentos lo que se pretenderá a través de ellas
es aprovecharse o enfrentarse con él”.
Hacer operativas tales ideas genéricas supone abordar una sistematización de las múltiples
temáticas surgidas en estos años, que han contado hasta el momento con una escasa integración
y un desarrollo bastante desigual en la bibliografía reciente. Tal como refleja la figura 1, una
primera línea de investigación es la relativa al análisis de aquellos espacios innovadores que se
muestran favorables a la concentración de actividades y empresas con alto contenido tecnológico
y/o capacidad para incorporar conocimientos y valor al desempeño de su actividad, ya sea de
forma espontánea o inducida, lo que ha despertado un notable interés por conocer los requisitos
territoriales capaces de propiciar su aparición y asegurar su éxito, los rasgos que definen su
funcionamiento interno, o los efectos derivados sobre su entorno en los planos laboral, ambiental,
etc. Complementaria a ésta es la referente al impacto territorial de los procesos de innovación
tecnológica, temática muy amplia que en el terreno industrial puede asociarse con la
reorganización espacial de sectores y empresas, fruto del cambio en la jerarquía de los factores de
localización, la redistribución del volumen y tipos de empleos, la generación de nuevas formas de
desigualdad interterritorial según el esfuerzo realizado y el contenido tecnológico de las actividades
existentes en cada lugar, o la construcción de un espacio y una economía de redes, en donde los
fenómenos locales encuentran buena parte de su razón de ser en su articulación a procesos
globales. Una tercera línea temática es la referida a la progresiva importancia que adquieren hoy
las políticas tecnológicas, tanto en la dinamización de la industria como en la reorientación del
desarrollo regional y local en la búsqueda de nuevas ventajas competitivas. Los debates sobre los
objetivos y tipos de políticas más adecuados en cada caso, sobre los instrumentos de intervención
más eficaces, junto al análisis de los resultados que se derivan de actuaciones concretas, se
constituyen así en temática de evidente interés práctico y operativo.
Avanzar en esa triple dirección puede constituir un verdadero programa de investigación para los
próximos años, a la manera de los propuestos por Lakatos (1974), siquiera sea por el hecho de
cumplir los dos requisitos esenciales exigibles a tales programas: la existencia de un grado de
coherencia suficiente entre las diferentes líneas temáticas, capaz de integrar los avances
conseguidos en cada una de ellas, junto a la posibilidad de descubrir nuevos fenómenos que den
respuesta a algunas de las preguntas hoy planteadas y permitan el surgimiento de otras nuevas.
A partir de esta propuesta, que tan sólo pretende establecer un marco de referencia
suficientemente amplio y no excluyente para realizar estudios comparativos en diferentes contextos
territoriales, las páginas que siguen pasan revista a la situación y los debates recientes en los dos
primeros apartados con el objetivo de definir en lo posible un estado de la cuestión que pueda
servir como base de partida a investigaciones futuras, mientras se obvió una referencia explícita a
las políticas tecnológicas por haber sido abordadas en un texto anterior (Méndez, R., 1993).
Figura 1
PRINCIPALES CONTENIDOS PARA LA GEOGRAFIA INDUSTRIAL RELACIONADOS
CON LA INNOVACION
II. Medios innovadores y dinamismo territorial
A. Orígenes y significado de un concepto
Una primera línea de investigación que ha alcanzado creciente importancia dentro de la bibliografía
internacional durante la última década es la referida a la identificación y caracterización de los
medios innovadores.
Suele considerarse como origen la obra del economista francés Philippe Aydalot, que en 1986
publicó un libro sobre los medios innovadores en Europa, y ha tenido continuidad en el trabajo del
Groupe de Recherche Européen pour les Milieux Innovateurs (GREMI), al que pertenecen
investigadores de diversos países, alcanzando un especial desarrollo en Francia, Italia y Estados
Unidos (Aydalot, P.; Keeble, D., 1988; Camagni, R., 1992; Maillat, D.-Perrin, J.C. edits., 1992;
Maillat, D.; Quévit, M.; Senn, L. edits., 1993; Ratti, R.; Gordon, R.; Bramanti, A., 1995; Maillat, D.,
1995ª y 1995b; Ferrâo, J. coord., 1997).
No obstante, bajo otras denominaciones como la de distritos tecnológicos propuesta por Storper
(1993), o la de redes de innovación (Perrin, J.C., 1991; Camagni, R. edit., 1991), también ha sido
objeto de atención por parte de otros investigadores, que han incorporado un enfoque ecológico a
los estudios de economía y geografía industrial, interesándose por definir las condiciones
territoriales que resultan más favorables para el surgimiento de iniciativas, la formación de redes
empresariales y la generación de innovaciones, ya se apliquen a los procesos, los productos o la
gestión y organización interna de las firmas (Nunes, A.-Ferrâo, J.-Sobral, J.M., 1994).
Hace ahora un decenio, Suárez Villa (1987) señalaba el escaso conocimiento disponible respecto a
esa influencia de las condiciones territoriales sobre la actuación de las empresas y empresarios en
lo referente a sus cinco funciones esenciales: innovación (sobre todo tecnológica), inversión,
coordinación y gestión del proceso productivo, planificación estratégica de organizaciones cada vez
más complejas, y establecimiento de flujos entre diferentes mercados. Desde entonces y hasta la
actualidad, algunos de los avances más significativos en los estudios industriales se han alcanzado
en el análisis de las oportunidades generadas por ciertos ambientes socioeconómicos, asociadas
principalmente con el concepto de externalidades acuñado por Alfred Marshall. Por esa razón, los
estudios sobre medios innovadores han estado bastante vinculados a los existentes previamente
sobre distritos industriales y sistemas productivos locales, o a los que analizan las redes
empresariales desde la perspectiva de los costes de transacción y la economía de las
convenciones, si bien en este caso el objeto de atención principal es diferente (Storper, M.;
Harrison, B., 1994; Méndez, R., 1994; Rallet, A., Torre, A. dirs., 1995; Furió, E., 1997).
En todos estos enfoques, la importancia concedida al entorno empresarial ha favorecido también
una reorientación de las políticas de promoción tendente a sustituir la asistencia a las empresas en
forma de subvenciones por una mayor atención a la creación de externalidades positivas en el
territorio que potencien las iniciativas existentes en el mismo y la cooperación entre los actores,
otorgando con ello un creciente protagonismo a las propuestas de desarrollo local (Cuadrado, J.R.,
1995). En resumen, las investigaciones sobre medios de innovación pueden vincularse de forma
directa con otras cuatro temáticas diferenciadas pero próximas entre sí, que convergen en este
caso: la teoría de la innovación, la noción de distritos industriales y sistemas productivos locales, el
análisis de redes empresariales y las propuestas sobre desarrollo local (figura 2ª).
B. El territorio como protagonista de la innovación
Frente a la imagen schumpeteriana del empresario innovador, que actúa de forma aislada y en
competencia con sus rivales a fin de obtener –al menos de forma transitoria– una ventaja
monopolística, la idea de medio innovador destaca el hecho de que la innovación es, con
frecuencia, un fenómeno colectivo, en el que la existencia de relaciones interempresariales
(mercantiles o extra-mercado) y de formas de cooperación no incompatibles con el mantenimiento
de un clima competitivo, puede favorecer y acelerar el proceso, hasta el punto de que, según
Aydalot, “son los medios quienes emprenden e innovan” (Aydalot, P., 1986, 10).
El punto de partida fue la constatación de que las empresas innovadoras tienden a concentrarse
espacialmente en ciertos ámbitos, sobre todo de carácter urbano-metropolitano pero sin excluir
algunas áreas rurales y pequeñas ciudades, lo que suscitó el interés por conocer hasta qué punto
las características locales eran factores de impulso en esa dirección. En concreto, la tesis que
defiende la noción de medio innovador señala que esas concentraciones, que afectan tanto la
producción como la incorporación/difusión de innovaciones en el tejido empresarial y social, están
relacionadas de forma directa con dos tipos de razones complementarias:
• Existen ciertas precondiciones territoriales que propician el surgimiento de innovaciones en
unos casos y lo frenan en otros: acumulación de un saber hacer técnico en ciertas actividades,
recursos humanos con alto nivel de formación, existencia de infraestructuras tecnológicas,
universidades y centros de investigación de calidad, capital de riesgo, etc.
• La proximidad espacial entre empresas potencialmente innovadoras, sobre todo de
pequeño tamaño, y de éstas con instituciones locales favorables a la innovación, genera un cierto
volumen de externalidades positivas para el conjunto, al facilitar los intercambios de información, el
trasvase de profesionales, la realización de proyectos conjuntos, la instalación de servicios
avanzados al existir un umbral de demanda suficiente, etc.
Este último aspecto relativo a la proximidad ha sido objeto de particular atención (Veltz, P., 1995 y
1996), al destacarse la aparente contradicción que supone aceptar la influencia decreciente del
factor distancia, asociada a la mejora en los sistemas de transporte y telecomunicación, al tiempo
que se afirma el carácter polarizado de la innovación y las empresas innovadoras. No obstante,
esa paradoja ha sido resuelta al constatar que la aglomeración espacial genera diversas ventajas
relacionadas con:
• Una disminución en los costes de transacción entre las empresas (Scott, A.J.-Storper, M.,
1986), de creciente importancia a medida que se segmentan los procesos productivos y crecen los
intercambios de bienes y servicios, o la movilidad de las personas por motivos laborales.
• Una mejora en los procesos de aprendizaje y difusión de informaciones entre las
empresas, tanto de manera formal como, sobre todo, a través de circuitos informales basados en el
conocimiento personal, la confianza, el sentimiento de identidad colectiva, la aceptación de
convenciones implícitas y compartidas, etc.
• Una reducción de los costes y riesgos asociados al propio esfuerzo innovador,
parcialmente absorbidos por las relaciones de solidaridad y reciprocidad entre las empresas.
• La existencia de un mercado local de trabajo especializado, en relación con una
determinada trayectoria tecnológica, que facilita la incorporación de las novedades ante la
presencia de un elevado número de profesionales con experiencia en un ámbito productivo
concreto, ya sea la fabricación de calzado deportivo, material aeronáutico, automóviles, productos
cosméticos o máquinas herramientas.
En consecuencia, la investigación de medios innovadores ha llamado la atención sobre el hecho de
que el territorio no actúa como simple escenario inerte y neutral donde se localizan las empresas y
desarrollan sus procesos de innovación, sino que interactúa con ellas, favoreciendo o dificultando
su avance, al tiempo que orienta la evolución seguida en una determinada dirección o trayectoria,
lo que da lugar a procesos acumulativos (Buesa, M.-Molero, J., 1992). Tal como ha afirmado
Barceló (1994, 97-98), “el entorno territorial de una empresa es un elemento fundamental para
explicar la capacidad de innovación de un territorio y la posibilidad que tiene una empresa para
acceder a determinados servicios que favorecen sus propias actividades relacionadas con la
innovación tecnológica... A partir de la necesidad ineludible de innovar para ser competitivos,
donde no pueda llegar la empresa con sus propios recursos, lo habrá de hacer accediendo al
entorno y a la cooperación exterior. Las características del entorno –del milieu– determinan el
potencial existente en un territorio, que será utilizado o no por cada empresa según su capacidad”.
Pero, además, “el territorio es resultado de un proceso (se habla de territorio construido) surgido de
las estrategias de los actores y de fenómenos de aprendizaje colectivo” (Maillat, D., 1995ª, 42), por
lo que modifica sus propias características y potencial innovador a lo largo del tiempo, en función
de la actuación previa llevada a cabo por los agentes regionales y locales implicados. Eso equivale
a afirmar que la innovación sólo llegará a consolidarse y generar una densa red de
interdependencias capaz de generar cierta capacidad de retroalimentación como resultado de un
lento proceso de construcción, por lo que cabe desconfiar del éxito que puede suponer el
emplazamiento de un polo tecnológico artificial allí donde no exista una base previa, en especial si
éste no guarda relación con la estructura productiva preexistente en el territorio.
Pero la proximidad geográfica no siempre se asocia con la generación y difusión de innovaciones,
tal como recuerda Maillat al señalar que si se consideran como rasgos identificativos la capacidad
innovadora y de adaptación (o dinámica de aprendizaje) y el grado de interacción entre los agentes
(cooperación para innovar), junto a los medios innovadores propiamente dichos, allí donde se
maximizan ambos fenómenos, también pueden aparecer (figura 2b):
• Distritos industriales y sistemas productivos locales con alto grado de relación entre sus
empresas, pero que sobreviven mediante una competencia en bajos costes dentro de sectores
tradicionales, apoyados en una elevada precariedad laboral, bajos salarios e, incluso, una cierta
presencia de economía informal. Son éstos los que J.J. Castillo (1994) identifica como detritos
industriales, cuyo crecimiento se asocia a algunos de los efectos indeseados de los nuevos
modelos de producción descentralizada y especialización flexible.
Figura 2
MARCO DE REFERENCIA PARA EL ESTUDIO DE MEDIOS INNOVADORES
• Tecnópolis y parques tecnológicos altamente innovadores por el tipo de empresas
instaladas y las tareas que realizan, pero que actúan de forma autónoma y sin tejer apenas
vínculos entre sí ni con el entorno próximo, por lo que el espacio se utiliza como simple plataforma
para el desarrollo de las actividades de la firma, elegido por la calidad de sus instalaciones y
equipamientos, su buena accesibilidad o el prestigio que supone la instalación en el mismo.
En otras palabras, la identificación de medios innovadores aparace estrechamente asociada a la de
redes de innovación, entendidas como “tipos de organización explícita o implícitamente orientados
a la innovación, que asocian varias organizaciones jerárquicas según modalidades que no son pura
o exclusivamente relaciones instantáneas de mercado y de competencia, sin tampoco estar
estructuradas a la manera jerárquica/integrada de la empresa” (Planque, B., 1991, 306), lo que
debe otorgar un especial protagonismo al estudio de los flujos, materiales o inmateriales, que
vinculan las empresas al territorio.
C. Una propuesta metodológica para el estudio de medios innovadores
Tras lo dicho hasta el momento, y teniendo en cuenta el escaso desarrollo de este tipo de estudios
en el contexto iberoamericano, cabe pensar que puede convertirse en una línea de investigación
con evidente interés teórico y operativo para los próximos años. Con ese objetivo, puede
proponerse un esquema argumental básico para el análisis de medios innovadores, que pueda
facilitar un diagnóstico comparativo de situaciones lejanas y aparentemente heterogéneas, y que
deberá ser matizado y enriquecido en cada caso para adaptarlo a las peculiaridades de los
diferentes lugares.
Según plantea el diagrama de la figura 3, junto al objetivo inicial de localizar espacialmente los
medios innovadores, su estudio deberá centrar la atención en identificar las estrategias
empresariales en esta materia, las características de la innovación y su grado de intensidad
(recursos aportados, complejidad...), distinguiendo tanto si se aplican a los procesos de fabricación
propiamente dichos, o bien a las fases anteriores/posteriores dentro de la cadena de valor, como si
se tratara de innovaciones de proceso, producto o gerenciales, dado el distinto significado y efectos
que cabe esperar de cada uno de esos tipos.
A partir de esa temática relativa a la naturaleza y contenido de la innovación, de carácter
esencialmente descriptivo, el objetivo central de la mayoría de tales estudios suele orientarse a
identificar las razones que impulsaron el esfuerzo innovador en las empresas (internas/externas;
ofensivas/defensivas), las fuentes o canales de información utilizados para conocer las
posibilidades o demandas existentes (formales/informales), el origen de los recursos financieros
puestos a disposición del proceso (propios/ajenos) y su destino (producción/adquisición de
innovaciones), la cualificación de los recursos humanos disponibles y, de manera muy especial, la
existencia de posibles relaciones de intercambio y/o cooperación con el entorno
(empresas/organismos públicos) capaces de identificar la presencia efectiva de verdaderas redes
de innovación. En ese sentido, también será de interés establecer los posibles límites y
restricciones asociados a las estrategias de las propias empresas o las condiciones del entorno,
aspecto esencial con vistas a la realización de cualquier tipo de propuestas de actuación.
Finalmente, interesa también conocer los impactos derivados del proceso de innovación, tanto
desde el punto de vista de la competitividad empresarial y la calidad de vida en ese territorio, como
en el plano laboral, ambiental o institucional.
Tal como recuerda Maillat (1995, 214) al repasar las etapas de investigación seguidas por el
GREMI, pueden identificarse algunas preguntas esenciales a contestar en este tipo de
investigaciones, que desde nuestra perspectiva pueden concretarse en:
• ¿cuáles son los factores locales de la innovación?
• ¿por qué ciertos territorios son más innovadores que otros?
• ¿cuál es el significado de la proximidad entre los actores y de las sinergias locales en el
proceso de innovación?
• ¿cuál es la relación entre la creciente importancia concedida a este tipo de procesos y las
nuevas condiciones tecnoproductivas?
• ¿hasta qué punto los medios innovadores pueden reorientar las teorías sobre el desarrollo
desigual y ofrecer nuevas orientaciones a la política regional?
Figura 3
ORIGENES, CARACTERISTICAS Y EFECTOS DE LA INNOVACION EN EL TERRITORIO:
METODOLOGIA PARA EL ESTUDIO DE MEDIOS INNOVADORES
Se trata, pues, de reorientar algunos de los estudios habituales hasta el presente sobre las
interrelaciones industria-desarrollo regional/local, otorgando mayor protagonismo a los procesos de
innovación como elemento clave para diferenciar comportamientos territoriales. Esa renovación
puede situar las investigaciones geográficas sobre sistemas productivos en uno de los contextos
teóricos más dinámicos y relevantes de los últimos años, al tiempo que incorpora un evidente
interés práctico, al permitir la identificación de algunas de las claves esenciales del éxito mostrado
por ciertas regiones ganadoras, lo que puede ayudar en la propuesta de nuevas políticas de
promoción, innovación y empleo, tanto a escala regional como local.
No obstante, cualquier propuesta de renovación temática está siempre expuesta a una serie de
riesgos, entre los que parece conveniente llamar ahora la atención respecto a algunos de los más
evidentes en el momento presente:
• Por un lado, en el ámbito de la investigación en ciencias sociales, el efecto de las modas o
el apresuramiento por obtener conclusiones en apariencia definitivas puede llevar a dibujar con
excesiva precipitación el mapa de los medios innovadores en España, tal como ya ocurrió en
algunos países con el de los distritos industriales y sistemas productivos locales, si no se establece
un cierto equilibrio entre estudios de caso y panorámicas de conjunto (Climent, E., 1997).
• Por otro, debe evitarse una banalización del concepto de medio innovador que impida su
aplicación a cualquier espacio donde se constaten algún tipo de innovaciones en sus empresas,
cualquiera que sea la intensidad y características de las mismas. En unos mercados de
competencia creciente como los actuales, serán pocas las empresas que no se hayan visto
forzadas en los últimos años a renovar una parte al menos de su maquinaria y equipos, incorporar
el ordenador a las tareas administrativas, de contabilidad y, a veces, control de inventarios, o que
hayan buscado una mayor información para acceder a nuevos clientes, pero eso no justifica una
generalización indiscriminada del término.
• Pero, sobre todo, hablar de medio innovador supone tratar con redes de flujos y vínculos
estrechos entre las empresas y con el territorio en que se asientan. En consecuencia, ni toda área
con empresas innovadoras debe confundirse con un medio innovador, pues pueden operar de
forma aislada y sin apenas conexiones con el entorno, ni debemos limitar nuestra atención a las
innovaciones empresariales, sino que debe atenderse de forma prioritaria a las interacciones
espaciales. De las posibles redes de innovación existentes interesará conocer aspectos como su
génesis y factores de impulso, su densidad y forma, la presencia o no de empresas dominantes, su
evolución, o las estrategias y reglas aplicadas para su funcionamiento. También será necesario
precisar las formas que reviste esa cooperación entre empresas locales: participación en proyectos
conjuntos, costes compartidos para la adquisición de ciertos servicios, relaciones con centros de
investigación, institutos tecnológicos regionales y centros de formación, transmisión de
informaciones, o simples relaciones de compraventa de tecnología.
• Aunque la clave explicativa del surgimiento y desarrollo de medios innovadores debe
buscarse en las condiciones endógenas existentes en cada territorio, que actúa como incubadora
de la innovación, no puede ignorarse su dependencia de procesos globales que afectan tanto las
estrategias de las empresas como sus posibilidades de éxito, por lo que a los flujos internos debe
añadirse el análisis de los flujos externos, de creciente importancia en aquellas áreas que han
alcanzado mayor desarrollo.
No obstante, tal como ya ocurrió con las nociones de distrito industrial y sistema productivo local,
surgidas también en el ámbito de la organización industrial, la utilización del concepto a escalas
espaciales muy diversas (desde sectores urbanos a ciudades enteras, núcleos rurales aislados,
comarcas, etc.) no facilita una excesiva precisión en sus resultados desde una perspectiva
geográfica. Ya desde sus inicios, los trabajos del GREMI fueron realizados en áreas de dimensión
desigual –desde ciudades a regiones–, lo que plantea dudas a la hora de seleccionar el ámbito
territorial más adecuado para identificar esas interacciones con un entorno de límites imprecisos,
aspecto que sólo un avance significativo en la investigación de carácter empírico –aún bastante
escasa– podrá ayudar a resolver.
III. Parques tecnológicos y científicos: criterios para una evaluación de resultados
A. El estado de la cuestión
Los parques tecnológicos y científicos se convirtieron durante la década de los 80 –al menos en
ámbitos como el europeo– en protagonistas fundamentales de los estudios dedicados a establecer
las interrelaciones existentes entre innovación tecnológica, desarrollo regional y ordenación del
territorio, al ser espacios delimitados y urbanizados para albergar empresas e instituciones que
hiciesen posible la promoción de actividades innovadoras y la consecución de una efectiva sinergia
positiva entre la ciencia, la tecnología y la industria.
En tal sentido, se multiplicaron las publicaciones e informes oficiales dedicados, de manera
reiterativa, a recordar una y otra vez los mitos fundadores, precedentes de las actuaciones
iniciadas en esos años y garantes de su previsible éxito (Silicon Valley, Carretera 128, etc.), así
como a describir estas últimas (localización, dimensión, condiciones urbanísticas, formas de
promoción, empresas y organismos públicos instalados...) y a realizar una primera valoración de
sus resultados. No obstante, la falta de un tiempo de maduración suficiente en la mayoría de los
parques, junto a las dificultades para establecer unos criterios metodológicos precisos de
evaluación, hizo que en buena parte de los casos el discurso ideológico y apriorístico primase
sobre el análisis de la escasa información empírica disponible. De este modo, los parques
tecnológicos se convirtieron en frecuente objeto de mitificación para quienes los calificaban como
las minas y fundiciones de la era informacional (Castells, M.; Hall, P., 1994), o como empresas
generadoras de empresas (Bozzo, U., 1995), nuevos polos de desarrollo regional y local, frente a
unos detractores que no dudaron en identificarlos con las nuevas fantasías de la high tech
(Massey, D. et al., 1991), señalando que muchos de ellos no eran sino tecnosueños sin ningún
fundamento sólido, tal como los propios Castells y Hall calificaron algunas actuaciones. Las
opiniones de unos y otros se vieron pronto apoyadas por resultados que, ante todo, se
evidenciaban como muy dispares según territorios, lo que ofrecía apoyos argumentales de muy
distinto signo, generando con ello una cierta confusión.
La década de los 90 introdujo, en tal sentido, una cierta renovación en la bibliografía sobre parques
tecnológicos y científicos que, sobre todo en Europa, dirige ahora su atención prioritaria a analizar
y valorar sus resultados, realizando un balance de actuaciones que en bastantes casos cuentan ya
con más de diez años de vida, lo que parece un tiempo suficiente como para exigir ciertos
resultados. Desde esa perspectiva, los aspectos de mayor interés geográfico parecen los
asociados a la relación entre las características de cada territorio y el éxito o fracaso de los
parques, así como a la distinta capacidad de unos y otros para generar redes de innovación en su
entorno. Aparecen así numerosas publicaciones recientes orientadas en esa dirección, desde los
trabajos de Bruhat (1990), De Mattos (1991), Massey-Quintas-Wield (1991) o Del Castillo (1993), a
los de Castells-Hall (1994), Scheifler (1994), Escorsa-Valls (1995), March (1996), u Ondátegui
(1997).
Superados, pues, los tiempos de la definición, la descripción y la suposición respecto a los
previsibles efectos de los parques, llega el momento de centrar la atención en el análisis y
evaluación de sus resultados efectivos, lo que encierra un buen número de dificultades hasta el
punto de ser considerado por autores como McQueen (1992, 2) como una misión imposible. A la
dificultad genérica que supone siempre toda pretensión de medir la innovación, utilizando
indicadores tangibles/materiales para abordar fenómenos muchas veces intangibles, se suma el
hecho de que muchos de ellos se encuentran aún en fases iniciales de su ciclo de vida, sin
alcanzar una maduración que algunos estiman en 10-20 años. Esa misma razón obliga a una
actualización constante de tales evaluaciones, no sólo por los cambios que puedan producirse en
la información disponible, sino también por el hecho de que los propios criterios de medición han
de adaptarse a su evolución temporal, que debe suponer la incorporación de metas cada vez más
ambiciosas.
Es evidente que no resulta posible hacer siquiera una síntesis de las múltiples y heterogéneas
evaluaciones sobre parques tecnológicos que aparecen en la bibliografía consultada, pero sí
pueden presentarse de forma sistemática:
• las principales dificultades a que debe enfrentarse todo intento de evaluación;
• los criterios más habituales utilizados hasta el presente;
• algunos de los debates actuales sobre las claves para su éxito, que pueden orientar
argumentalmente tales estudios;
• una perspectiva crítica sobre determinadas exageraciones y errores que parecen haberse
producido en los estudios teóricos y la implantación de estos parques, que pueden condicionar sus
perspectivas de futuro.
B. Principales dificultades para un balance de resultados
Un primer problema a enfrentar es resultado de una cierta confusión en la terminología utilizada
para referirse a este tipo de espacios (tecnópolis, tecnopolos, parques tecnológicos, parques
científicos, parques de investigación, parques de innovación...), con acepciones no coincidentes
además en diferentes idiomas y países, lo que obliga en ocasiones a explicitar los criterios de
selección elegidos.
Al mismo tiempo, entre los parques integrados en la Asociación Internacional de Parques
Tecnológicos (IASP), que son los únicos que vamos a comentar aquí, existe una gran diversidad
en sus características internas, que afecta:
• Su forma de promoción, que puede ser pública (organismos estatales, regionales, locales),
privada (asociaciones empresariales, universidades) o mixta.
• Su dimensión, que puede abarcar desde unas pocas hectáreas a varios miles, con
sucesivas fases de ampliación.
• Su morfología, con una proporción muy variable de parcelas con tamaños diversos que se
venden a las empresas, así como de edificios multiuso, que incluyen oficinas y naves generalmente
en alquiler, que a veces ejercen una función como incubadoras de empresas.
• Sus funciones, con una presencia también desigual de centros de investigación, desarrollo
tecnológico, establecimientos productivos y servicios avanzados, a los que en ocasiones se suman
centros de formación superior, dando como resultado un marcado contraste entre parques
especializados/temáticos, frente a otros de estructura muy diversificada.
• Su entorno, identificado con territorios que presentan un nivel de industrialización y
urbanización, una estructura sectorial/empresarial, una dotación de recursos tecnológicos y unas
condiciones sociolaborales bastante heterogéneas según los casos.
Pero la principal deficiencia a que suelen enfrentarse las valoraciones de resultados radica en la
indefinición o diversidad de criterios existentes sobre los objetivos que debe satisfacer un parque
tecnológico, más allá de las frecuentes alusiones genéricas a su capacidad para generar
innovación tecnológica, difundirla en el entorno y promover así el desarrollo regional/local y la
modernización del tejido productivo. En un intento de lograr mayor precisión en la identificación de
esos objetivos con los que comparar luego la realidad observada, puede tomarse como punto de
partida la propuesta maximalista hecha por March (1996, 163), ampliada por otra serie de criterios
complementarios que aparecen explicitados por algunos promotores, definiendo así un total de
ocho razones para la creación de un parque:
• Estimular la formación de nuevas empresas en sectores punta y atraer compañías
especializadas en tecnologías avanzadas.
• Facilitar un mayor grado de colaboración entre investigación-industria (fertilización
cruzada), apoyada en relaciones de proximidad.
• Revitalizar los sectores industriales tradicionalmente asentados en la región, a través de la
incorporación de nuevas tecnologías.
• Promover la vocación emprendedora y el talante innovador en la zona.
• Favorecer la independencia tecnológica de la región mediante la generación interna de
nuevos avances y aplicaciones tecnológicas.
• Convertirse en un proyecto insignia representativo de las políticas de innovación
regionales.
• Generar un importante volumen de empleos de alta cualificación.
• Servir como núcleo impulsor para la creación de un cluster de empresas intensivas en
conocimiento dentro de la región.
En relación con estos objetivos, el elemento central de toda investigación, que puede sesgar de
manera significativa sus resultados, será la elección de los indicadores más adecuados para
medir el grado de respuesta dado por cada parque. Aunque en algunos casos es posible obtener
datos estadísticos relativamente fiables sobre ciertos aspectos, parece evidente que una
evaluación en profundidad está obligada a incorporar criterios de carácter cualitativo que sólo la
encuesta, la entrevista en profundidad y el trabajo de campo pueden aportar en grado suficiente, lo
que constituye una de sus principales dificultades.
Cualquier repaso a la bibliografía de los últimos años permite recoger todo un catálogo de
indicadores que han mejorado notablemente nuestro conocimiento sobre estas realidades, pero
que se enfrentan al inconveniente de su misma diversidad, lo que dificulta la comparación entre
ellas. Con el mismo afán propositivo que guió anteriores apartados, puede ofrecerse una
panorámica de los más importantes, que también en este caso amplía y reorganiza la ofrecida por
March (1996).
En una primera fase de desarrollo, los parques tecnológicos debieran valorarse por sus resultados
tangibles y materiales, tanto desde una perspectiva inmobiliaria como económico-laboral, tal como
suele hacerse con los polígonos y parques industriales, o con los parques empresariales. Pueden
utizarse para ello diversos indicadores materiales (figura 4):
• Número de empresas localizadas y estructura de las mismas (sectores, tamaños, carácter
nacional o transnacional...).
• Proporción correspondiente a empresas de nueva creación, de primera implantación en el
país o región pero preexistentes, y de traslados/relocalizaciones.
• Empleos directos generados, con especial atención al personal científico e investigador y a
los titulados universitarios.
• Nivel de ocupación de parcelas e inmuebles y retorno de la inversión inicial desembolsada.
• Valor añadido generado por las actividades ubicadas en el parque.
A medida que avanza en su ciclo de vida, todo parque se enfrenta al reto de convertirse en un
verdadero medio innovador, lo que obliga a la utilización de indicadores inmateriales o intangibles
para valorar el grado de éxito en esa dirección y, debido a su mayor dificultad, explica la menor
frecuencia de estudios que incorporen este tipo de análisis. Esos indicadores pueden subdividirse
en dos grandes grupos, según que atiendan a la innovación generada dentro del recinto del
parque, o bien a su impacto sobre el entorno externo al mismo (figura 4). Entre los primeros puede
prestarse atención a:
• Potencial innovador de los inquilinos del parque (recursos de las empresas, tipos de tareas
que realizan...)
• Tasa de generación de patentes y transferencia tecnológica al exterior.
• Capacidad para atraer empresas de tecnología avanzada surgidas en la región.
• Creación de nuevas empresas en incubadoras/centros de empresas del propio parque y
grado de supervivencia de las mismas.
• Capacidad para catalizar flujos tecnológicos bidireccionales y acuerdos de cooperación
entre empresas instaladas en el parque.
Entre los indicadores que identifican la vinculación entre el parque tecnológico y el territorio
circundante, puede investigarse lo relativo a:
• Intensidad de los intercambios con la economía local/regional, tanto mercantiles como no
mercantiles: compras, transferencia tecnológica, proyectos conjuntos, prácticas en empresas, etc.
• Acuerdos de colaboración entre empresas del parque, centros de investigación y
universidades de la región.
• Tasa de generación de spin-offs (empresas surgidas por iniciativa de antiguos trabajadores
del parque).
• Importancia de los efectos demostración sobre el entorno local.
• Relaciones con instituciones públicas regionales y locales.
Figura 4
ESTRUCTURA DE UN PARQUE TECNOLOGICO E INDICADORES PARA SU EVALUACION
C. Hacia una valoración de los parques: éxitos y fracasos, realidades y ficciones
Todo estudio sobre parques tecnológicos se enfrenta hoy a una gran cantidad de debates abiertos
en los últimos años sobre la viabilidad y efectividad de tales actuaciones, razón por la que a la
propuesta metodológica anterior pueden añadirse algunas opiniones en ese sentido, que podrán
ser contrastadas, discutidas o matizadas a partir de nuevas investigaciones.
Una de las mayores dificultades para lograr una valoración ajustada sobre su verdadera
importancia está relacionada con cierta desviación y perversión del debate sobre los parques
tecnológicos desde sus inicios. El excesivo afán publicitario que acompañó, muchas veces, su
conversión en mercancía capaz de generar importantes beneficios económicos para sus
promotores, favoreció la creación de falsas expectativas sobre sus verdaderas posibilidades de
dinamización regional, origen de posteriores frustraciones y críticas fáciles a la vista de sus
resultados. Así, por ejemplo, afirmaciones como las hechas por Del Castillo (1995, 374) en su
defensa del parque tecnológico de Boecillo, en Valladolid, cuando señalaba que “el Parque se
puede convertir en la punta de lanza del cambio de dinámica regional, contribuyendo no sólo de
forma directa a atraer nuevas empresas, sino indirectamente a mejorar la atractividad del conjunto
de la región y a mejorar las expectativas de su población, aumentando su autoconfianza”, no
favorecen una valoración positiva de sus resultados posteriores, muy inferiores a esas previsiones
excesivas (Mella, J.M., 1998).
Superada esa distorsión inicial del debate, un primer aspecto a plantear se relaciona con las
condiciones territoriales que pueden favorecer el éxito de los parques tecnológicos, a la luz de lo
ocurrido en estos años. Ya desde sus inicios, algunos autores destacaron el carácter selectivo de
la innovación en el plano territorial y, por tanto, las dificultades para generalizar la formación de
polos tecnológicos en cualquier área, como reflejo de una simple voluntad política. La experiencia
actual parece confirmar tales planteamientos, pues los mejores resultados suelen corresponder a
parques situados en las inmediaciones de ciudades grandes o medias, pertenecientes a regiones
que cuentan con una sólida base productiva, una suficiente dotación de servicios avanzados y
recursos humanos cualificados, que presentan una buena accesibilidad a los principales centros de
gravedad de la economía mundial. Por contra, otros factores de localización mencionados de forma
habitual como la proximidad a universidades y centros de investigación, la calidad ambiental del
entorno, o las ayudas públicas a la instalación, resultan más discutibles o tan sólo condicionan el
emplazamiento más adecuado dentro de una región urbana. Así, por ejemplo, en el estudio de
Alvarez González y Díaz Pérez (1995) sobre ocho parques españoles, las empresas destacaron
como principales razones para su instalación la proximidad a vías rápidas de comunicación y
grandes núcleos urbanos, mientras la presencia de centros de investigación fue considerada
importante sólo en tres casos, concediéndose también una importancia moderada al medio
ambiente, la proximidad a centros empresariales o el coste de los terrenos.
Una segunda cuestión objeto de polémica es la referente al tipo de sectores y empresas que
pueden aceptarse en los parques, asunto en el que se enfrentan los partidarios de concentrar aquí
las actividades identificadas con las nuevas tecnologías de información o, por el contrario, buscar
una vinculación prioritaria con el tejido productivo regional, aunque eso suponga la inclusión de
empresas innovadoras pertenecientes a sectores maduros. Aunque también en este caso las
soluciones más adecuadas parecen diferentes según los territorios, en muchas regiones una
restricción excesiva en favor de la alta tecnología supone limitar gravemente el número de
potenciales usuarios ante la falta de base previa en ese tipo de empresas, así como dificultar la
posibilidad de efectos multiplicadores sobre el entorno. Un excesivo mimetismo en los criterios
aplicados por regiones con ventajas comparativas diferentes puede hacer fracasar tales
actuaciones si no se adaptan a las necesidades y posibilidades reales del entorno, lo que
provocará, en todo caso, la formación de un enclave tecnológico y no de un nodo tecnológico,
conectado a diferentes redes de relaciones con el entorno próximo.
En tal sentido, los datos de Ondátegui (1997), que señalan la existencia de 461 empresas en los 10
parques que funcionaban en España en 1996, de las que un 37,3% corresponden al sector
telemático (electrónica, informática, telecomunicaciones, automática) y otro 11,5% a otros sectores
high tech, por sólo un 5,7% de ramas industriales de otro tipo (junto a un 45,5% de servicios
avanzados y de ingeniería), constituyen un elemento para la reflexión al confirmar la excesiva
atención prestada a esas actividades en contextos muy diversos, que han conducido al fracaso de
los parques localizados en regiones más atrasadas y sin base empresarial previa capaz de
sostener ese tipo de trayectoria tecnológica.
Finalmente, con relación a la orientación en favor de las pequeñas o las grandes empresas,
cualquier visión dicotómica pecará, a menudo, de maniquea, pues parece comprobado que una
cierta combinación de tamaños puede resultar favorable para la inducción de efectos sinérgicos.
No obstante, la excesiva atracción por los proyectos estrella que suponen la implantación en la
región de algunas grandes transnacionales líderes en su sector, si bien es cierto que facilitan la
rápida ocupación de las parcelas, la creación de un buen número de empleos y un cierto impacto
publicitario y de imagen, también condicionan el futuro del parque a las estrategias de unas pocas
firmas, suelen reducir su vinculación con el entorno local y, en bastantes casos, les convierten en
simples sucursales dentro del espacio de esas empresas, donde se llevan a cabo tareas de rango
secundario, desviando recursos que podrían orientarse al impulso de nuevas iniciativas
empresariales. Por esa razón, las tareas de promoción, animación y oferta de servicios en las
incubadoras y centros de empresas (CEIs), tendentes a promover el surgimiento de nuevas
iniciativas de pequeña escala, adquieren un protagonismo no siempre valorado de forma suficiente
en actuaciones demasiado interesadas por el corto plazo.
En esa misma perspectiva, a veces los parques tecnológicos suponen costosas inversiones para
generar espacios puntuales de alta calidad, de los que no se conoce la utilización efectiva que las
empresas hacen de sus costosas infraestructuras materiales, de calidad muy superior a la de los
restantes espacios productivos de la región, aquejados por frecuentes déficits. Eso plantea la
necesidad de entender que los parques tecnológicos sólo cobran sentido como parte de un
continuo de actuaciones enmarcadas en el nuevo contexto de políticas orientadas al desarrollo
regional (Uribe, F., 1998), lo que supone que su promoción nunca debe sustituir la de otro tipo de
espacios productivos de calidad suficiente, donde puedan integrarse actividades/usos diversos y
compatibles entre sí, capaces de albergar iniciativas de carácter innovador, cualquiera que sea su
sector de actividad, de forma más difusa y con menores costes.
IV. Impacto de la innovación tecnológica sobre la organización de la industria y el territorio
Junto al protagonismo que en la bibliografía internacional reciente sobre geografía industrial han
adquirido los espacios que, bien de forma espontánea o inducida, concentran una parte importante
de la innovación tecnológica incorporada en los sistemas productivos, un aspecto complementario
de interés es el estudio sobre los impactos derivados para la lógica espacial de las empresas y la
organización del territorio (Feldman, M.P., 1994; Castells, M., 1997; Méndez, R., 1997; De Mattos,
C.; Hiernaux, D.; Restrepo, D. compils., 1998; Caravaca, I., 1998). En tal sentido, puede recordarse
que el cambio tecnológico actual está provocando, entre otros efectos:
• Una modificación de las relaciones espacio-tiempo a partir de la mejora en los transportes
y comunicaciones, que reduce los costes de desplazamiento y permite operar de forma simultánea
y coordinada en lugares múltiples, lo que equivale a una contracción de la distancia.
• Un cambio paralelo en la influencia relativa ejercida por los diferentes factores de
localización, lo que, unido a modificaciones técnicas en los procesos productivos y a las actuales
formas de organización empresarial, se refleja en nuevos criterios de distribución espacial de los
establecimientos.
• Una densificación de las redes de flujos tangibles e intangibles que interconectan las
empresas y los territorios, facilitando un funcionamiento sistémico en ámbitos espaciales cada vez
más amplios, lo que también incrementa la competencia entre los mismos y hace posible la
globalización de los procesos y los mercados.
• En consecuencia, una nueva división espacial del trabajo en función de la desigual
capacidad mostrada por cada territorio para producir o incorporar innovaciones tecnológicas a
partir de sus recursos endógenos, y atraer del exterior empresas innovadoras, lo que se traduce en
nuevos contrastes interterritoriales de carácter cualitativo.
De forma bastante más breve y esquemática que la utilizada en apartados anteriores, pueden
apuntarse algunas líneas de investigación que suscitan creciente interés en el momento actual,
necesitadas también de una mayor base de conocimientos empíricos que la disponible hasta el
momento.
A. Redistribución espacial de las actividades industriales según fases del ciclo de vida
Una de las propuestas más controvertidas en el plano de la localización industrial en estos últimos
años ha sido el intento de trasponer el modelo sobre el ciclo de vida aplicado por Abernathy (1978)
para describir la evolución de los sectores industriales “desde el estado gaseoso a la
estandarización”, y antes aún por Vernon (1966) para interpretar los cambios producidos en el
comercio exterior de Estados Unidos, a la explicación sobre los diferentes comportamientos
espaciales mostrados por los diversos tipos de actividades y empresas industriales.
Tal como ya se planteó en un texto anterior (Méndez,R.-Caravaca,I., 1996, 83-87), la aplicación
más habitual realizada hasta el momento intenta correlacionar las pautas de localización de los
sectores o ramas industriales con su nivel tecnológico, definido por su posición dentro de un
proceso evolutivo o ciclo de vida que se supone similar para todos ellos, en el que se sucederían
hasta cuatro fases, desde su nacimiento, al posterior crecimiento, madurez y declive. A partir de
ese supuesto, se ha intentado contraponer las pautas de localización correspondientes a las que
Pavitt (1984) calificó como industrias basadas en la ciencia, respecto de las industrias intensivas
con producción de gran escala, en un esquema evolutivo que contrapone las tendencias
concentradoras propias de las actividades más necesitadas de las externalidades que ofrecen los
espacios centrales, a la desconcentración y deslocalización en favor de las periferias que
caracterizaría a los sectores maduros, intensivos en el uso de mano de obra poco cualificada y
recursos naturales, donde la principal competencia se produce en términos de coste.
Además de ofrecer una perspectiva estática para interpretar las diferentes pautas sectoriales de
localización en un momento dado, tal vez la propuesta más interesante del modelo –que no ignora
la existencia de otros factores de localización que complican la realidad– es su posible aplicación
dinámica. Podrían así entenderse los cambios en la localización que experimenta un mismo tipo de
actividades a lo largo del tiempo y situar, por tanto, el auge o el declive industrial de espacios
concretos en relación con procesos generales, así como su tipo de intercambios con el exterior
(Krugman, P., 1992).
No obstante, frente al atractivo que supone el establecimiento de regularidades espaciales tan
nítidas, o las críticas iniciales sobre el determinismo tecnológico subyacente en tales
planteamientos, el estudio de las pautas de localización industrial según niveles de esfuerzo
tecnológico y fases del ciclo de vida aún está falto de estudios de casos, en nuestros países,
capaces de ofrecer verificaciones o refutaciones suficientes. Desde esa perspectiva, resultaría
también de interés abordar estudios de este tipo en los próximos años, para los que pueden
plantearse algunas sugerencias genéricas a tener en cuenta:
• Será necesario llevar a cabo una desagregación sectorial amplia para poder llegar a
conclusiones significativas sobre las tendencias de localización, pues, tal como señaló Porter
(1991, 64) en el estudio de las ventajas competitivas, “muchos comentarios sobre la competencia y
el comercio internacional emplean unas definiciones excesivamente generales, tales como banca,
productos químicos y maquinaria. Estos no son sectores estratégicamente significativos porque
tanto la naturaleza de la competencia como las fuentes de la ventaja competitiva varían mucho
dentro de ellos”, y algo similar podría decirse desde el punto de vista geográfico.
• Las diferencias de localización según tipos de actividades pueden responder a herencias
del pasado o a comportamientos actuales, por lo que junto a estudios basados en la información de
censos o directorios para un año determinado, pueden resultar de especial interés los referidos a la
distribución espacial de las nuevas industrias surgidas en los últimos años dentro del contexto
tecnoproductivo y regulatorio inherente al capitalismo global.
Especial mención debe hacerse de las industrias calificadas como de alta o nueva tecnología,
identificables para muchos con los nuevos sectores motrices, que han despertado un evidente
interés respecto a la lógica que preside sus pautas de localización. Para la realización de tales
estudios, debe recordarse que estas industrias se sitúan, por lo general, entre las que han llevado
a cabo una mayor segmentación interna de sus tareas, que se disocian espacialmente en el seno
de las grandes empresas multiplanta de ámbito transnacional que ejercen, en bastantes casos, un
control de carácter oligopólico, al tiempo que también crece la descentralización de tareas (muy
especializadas, de escaso valor añadido, de uso eventual...) hacia PYMEs que ocupan posiciones
marginales dentro del sector. Por esa razón, cuando se refleja en un mapa la localización de
algunos de estos sectores, la información suele ocultar la presencia simultánea de grandes y
pequeñas firmas con capacidad tecnológica diferente, así como de establecimientos donde pueden
realizarse tareas de valor y contenido innovador muy desigual, asociadas a puestos de trabajo con
niveles de cualificación contrastados. Por esa razón, el intento de establecer tipologías de
empresas a partir de tales criterios (Alderman, N., 1993), y estudios como los de Scott-Angel
(1986) sobre la industria estadounidense de semiconductores, o de Beckouche (1991) para la
electrónica francesa, resultan de particular interés al diferenciar la localización de tareas y
ocupaciones dentro de un mismo sector.
Pero la capacidad innovadora de la empresa no puede asociarse, tan sólo, al sector en que opera,
pues junto a firmas de bajo contenido tecnológico en sectores avanzados pueden encontrarse otras
altamente innovadoras en sectores tradicionales, que han sido capaces de generar ventajas
competitivas e impulsar así el desarrollo de ciertos territorios emergentes o la reindustrialización de
áreas en declive, al margen de la high tech. Analizar, por tanto, la localización de las empresas
según su capacidad innovadora sería otra línea de evidente interés, si bien sometida a problemas
aún mayores en el establecimiento de los criterios más adecuados para medir esa innovación y la
obtención de datos.
B. Redes empresariales y localización industrial
Uno de los efectos más importantes y repetidos de la incorporación de progreso técnico a los
sistemas de transporte y comunicación de informaciones, junto a la automatización de una
proporción creciente de los procesos productivos, ha sido la reducción sostenida, tanto de los
costes de coordinación interna entre establecimientos de una misma empresa localizados en
diferentes territorios, como de los costes de transacción externa derivados de la interrelación entre
dos o más empresas. Desde ese punto de vista, “las nuevas capacidades de procesamiento y
transmisión de la información, junto a la creciente movilidad de la población y las mercancías, han
alterado profundamente las condiciones de las que dependen la competitividad de las empresas y
las ventajas comparativas de los territorios” (Capello, R.; Gillespie, A., 1993, 24).
El constante aumento de las empresas-red, de carácter multiplanta, que en un comportamiento
sistémico tienden hoy a especializar las tareas realizadas en sus diferentes centros de trabajo a
partir de las ventajas comparativas ofrecidas por cada territorio, ha favorecido tanto el cierre de
algunos establecimientos o la reconversión de sus antiguas funciones frente a la apertura de otros.
Al mismo tiempo, se refuerza una división espacial del trabajo según ocupaciones, categorías
profesionales, niveles salariales y condiciones laborales que jerarquiza los territorios y aún no ha
sido suficientemente estudiada. Los estudios sobre geografía empresarial, que son reclamados
desde hace años, pueden ser una respuesta adecuada para discernir la nueva lógica espacial de
las grandes firmas en la era neofordista, al identificar las funciones existentes en cada
establecimiento, su nivel tecnológico y las condiciones territoriales que pueden justificarlo dentro de
una estrategia de conjunto, así como sus efectos sobre el empleo, la renta o el medio ambiente
(Fischer, A., 1994).
Al mismo tiempo, tal como ya hubo ocasión de señalar en el apartado dedicado a los medios
innovadores, crece también la importancia de las redes de empresas, al ampliarse y fragmentarse
las cadenas productivas, a la vez que se externalizan los servicios complementarios en un número
de casos cada vez mayor. Aunque muchas de estas redes tienen un carácter diseminado, pues se
extienden sobre territorios extensos, cambiantes y de límites difusos, por lo que su interés
geográfico se limita a identificar los flujos interterritoriales y, a partir de ellos, las posibles relaciones
de dominación-dependencia (Storper, M.; Harrison, B., 1994), otras presentan un carácter
aglomerado, formando concentraciones en el territorio, porque la proximidad juega un importante
papel en el funcionamiento de las empresas participantes (Callejón, M.; Costa, M.T., 1996).
Los estudios sobre descentralización productiva, redes de subcontratación y sistemas productivos
locales han sido probablemente los más numerosos en el análisis de este tipo de situaciones, que
en el caso español cuentan ya con diversas panorámicas de conjunto, además de numerosos
estudios locales (Caravaca, I., 1991; Méndez, R., 1994; Climent, E., 1997). Pero desde la
perspectiva del impacto asociado a los procesos de innovación, merecen una atención especial las
consecuencias espaciales derivadas del establecimiento de sistemas de producción just in time en
ciertas empresas y sectores, aspecto que ha sido objeto de una destacada atención en la
bibliografía geográfica reciente (Mair, A., 1993; Gorgeu, A.; Mathieu, R., 1995).
Ya a finales de la pasada década, Francisco Gatto (1989) alertaba sobre la tendencia a la
formación de lo que calificó como reaglomeraciones just in time (JIT), al señalar que la
incorporación de esas nuevas formas de organización productiva en sectores como el automóvil
suponía un cambio sustancial en la localización de las docenas o centenares de empresas
proveedoras que operan como suministradoras de componentes o realizan tareas especializadas
en el entorno de las grandes factorías de producción y montaje pertenecientes a las firmas
transnacionales que operan en el mercado mundial. En tal sentido, la necesidad de respuesta
rápida y flexible por parte de esos proveedores –que se traduce en una o varias entregas diarias–
para adaptarse a modificaciones en la demanda y reducir los stocks acumulados en las grandes
fábricas, considerados ahora como causa de mayores costes y signo de ineficiencia, frente a una
concepción previa más positiva al considerar que reducía los riesgos, incluye en muchos casos la
proximidad espacial. Al tiempo, los frecuentes intercambios de información técnica, participación
conjunta en tareas de diseño, entrenamiento de personal, etc., también se verán facilitados por esa
localización cercana.
El resultado parece ser la formación de verdaderas constelaciones o clusters de PYMEs
dependientes de una empresa que actúa como núcleo motriz, situadas en su inmediata proximidad
o bien a lo largo de las principales vías de transporte que permiten una conexión rápida y barata,
con lo que contribuyen a la formación de ejes o corredores industriales. La aparición de grandes
proveedores internacionales, que a veces siguen a sus clientes allí donde se instalan, mientras en
otros casos abastecen de piezas a todos o parte de sus establecimientos desde una sola factoría,
viene a complicar esa sencilla estructura dual. La difusión de estas prácticas organizativas a otras
ramas industriales (informática, aeronáutica...) ha contribuido a extender estos modelos de redes
concentradas, que pueden suponer un factor de extraordinario dinamismo allí donde tienen lugar
esas localizaciones en cascada, pero también conllevan graves riesgos si las estrategias de
localización mundial, o la política de compras de las empresas dominantes se modifica, lo que
suele acarrear un grave y rápido declive industrial del área. No obstante, diversos estudios
realizados con esta perspectiva no han llegado a resultados coincidentes, lo que suscita
interrogantes de evidente interés como para orientar nuevas investigaciones en esa dirección.
Finalmente, este funcionamiento en red, que exige un uso constante de los sistemas de transporte
y telecomunicación, contribuye a otro tipo de reorganización espacial de la industria con similares
efectos polarizadores, en la que se contraponen los espacios conectados a las áreas excluidas,
con un deficiente acceso a las redes (Gillespie, A., 1993; Offner, M.; Pumain, D. dirs., 1996;
Castells, M., 1997). Esa situación favorece la consolidación progresiva de una economía de
archipiélago (Veltz, P., 1996), en la que las sedes centrales de las grandes empresas integradas en
la economía global, las actividades de I+D, los sectores avanzados e, incluso, los centros
productivos que abastecen grandes mercados transnacionales tienden a polarizarse cada vez más
en unos cuantos nodos o islas cada vez más interdependientes, que emergen separados por una
gran cantidad de espacios sumergidos, donde el menor dinamismo confluye con empresas que
operan en ámbitos más restringidos y funciones de menor rango. No obstante, la constatación de
que tales metáforas desbordan el plano de las imágenes para alcanzar el de los hechos exigirá
profundizar las tendencias industriales que presentan hoy las áreas metropolitanas, aspecto que ha
comenzado a suscitar un creciente número de publicaciones (Méndez, R. Caravaca, I., 1993;
Aguilar, I., 1993; Cuervo, J.M. González Montoya, J., 1998; Campolina, C., 1998; Lotero, J., 1998;
Riffo, L.; Silva, V., 1998...).
C. Nueva división espacial del empleo industrial
La masiva incorporación de innovaciones en la industria, orientada según los casos a elevar la
productividad del trabajo, reducir costes de producción o transporte, mejorar la calidad de los
productos y servicios, o la coordinación entre las diferentes fases del proceso, con un fin último que
viene a ser la consecución de ventajas competitivas y el aumento de beneficios, ha tenido un
evidente impacto sobre el empleo industrial, tanto en términos cuantitativos como cualitativos.
El debate que opone a neoclásicos y neoschumpeterianos respecto a sus efectos sobre la
creación/destrucción de puestos de trabajo a corto/largo plazo, a los defensores de una
recualificación generalizada de las ocupaciones frente a quienes insisten en su dualización, o a
quienes diagnostican una progresiva desindustrialización de nuestras sociedades frente a la
concepción de nuevas formas de articulación industria-servicios, ha dado ya origen a una
amplísima bibliografía sobre la relación tecnología-industria-empleo que no es del caso recoger
aquí sino en forma de simple referencia a obras fundamentales en el plano teórico como las de
Kern y Schuman (1984), Sylos Labini (1989), Freeman y Soete (1994), o Rifkin (1994).
Resulta, en cambio, mucho menos estudiado el desigual impacto laboral de los cambios
tecnológicos según territorios, así como el efecto laboral asociado a fenómenos ya mencionados
como la relocalización de los sectores industriales según fases del ciclo de vida, la redistribución de
tareas entre establecimientos según contenido tecnológico, etc. Los escasos análisis que han
intentado obtener una panorámica de conjunto sobre la redistribución espacial del empleo en
España (Mateos, M., 1993; Méndez, R., 1995; Méndez, R.; Caravaca,I., 1997) se mantienen aún
en un plano de excesiva generalización, pero permiten apuntar el reforzamiento de nuevas formas
de desigualdad interregionales relacionadas con:
• el aumento o disminución de empleos industriales y la gravedad del desempleo en el
sector;
• la distribución de los puestos de trabajo según ocupaciones, categorías socioprofesionales
y niveles de cualificación;
• la relación entre empleo directo de producción y empleo indirecto en servicios internos
dentro de las empresas, que mide el grado de terciarización industrial;
• su reparto según tamaño de empresas, junto a la presencia relativa de asalariados y
autónomos;
• las relaciones laborales y el grado de precariedad de los puestos de trabajo, aspectos
asociados con la importancia relativa de los diversos tipos de contratación;
• las diferencias de género en cada uno de los aspectos anteriores, que definen otra forma
de división del trabajo que se cruza con la de carácter espacial.
Una mayor atención a este tipo de estudios puede contribuir a reducir el déficit teórico relativo a la
interpretación de las condiciones territoriales que justifican las características y problemas actuales
de los mercados regionales y locales de trabajo, junto a la delimitación de áreas con problemática
laboral homogénea.
V. Algunos comentarios finales
En resumen, la innovación tecnológica es, sin duda, un componente esencial de nuestras
sociedades y de sus sistemas productivos, cuya intensificación contribuye a transformar los
comportamientos y la lógica organizativa de individuos, empresas e instituciones, con los
consiguientes impactos sobre la organización de los territorios. Pero ese esfuerzo nunca es ciego,
sino que aparece guiado por intereses y valores dominantes, que deciden el uso social de la
tecnología y, por tanto, los impactos positivos/negativos derivados y su reparto entre grupos
sociales, sectores de actividad y territorios, dando así origen a nuevos problemas y formas de
desigualdad que, ante todo, es preciso conocer y comprender para poder denunciar y transformar
de manera eficiente.
Los estudios sobre la actividad industrial y su organización espacial, abordados desde diversas
disciplinas científicas, tienen aquí una fuente de inspiración, aún insuficientemente utilizada, que
puede renovar análisis tradicionales en materia de localización de actividades, caracterización y
dinamismo de espacios productivos, impactos derivados sobre el paisaje y el medio ambiente. Al
mismo tiempo, la incorporación de la innovación como factor productivo esencial en el nuevo
contexto productivo ha originado la aparición de nuevas temáticas de investigación con amplia
demanda social, como algunas de las mencionadas en estas páginas.
Identificar esos ejes temáticos, proponer un programa de investigación coordinado y establecer
foros de debate y difusión de los resultados obtenidos es hoy un objetivo ambicioso pero no por
ello inabordable, para el que la constitución de redes transdisciplinarias de investigadores, capaces
de intercambiar las experiencias observadas en diferentes contextos territoriales a partir de una
metodología común, puede resultar el vehículo más adecuado.
. RE-PENSANDO EL DESARROLLO REGIONAL. TRES GENERACIONES DE PERSPECTIVAS
DE POLÍTICA
Las perspectivas sobre políticas del desarrollo regional han cambiado considerablemente en los
últimos treinta años. Para el propósito de este trabajo haremos la distinción entre tres generaciones
2
de perspectivas políticas. La primera generación de políticas de desarrollo regional surge en los
años 50 y 60 bajo la perspectiva de la redistribución de crecimiento económico. Era entonces de
conocimiento general y un hecho empíricamente comprobado que el crecimiento económico no se
daba simultáneamente en todas partes del territorio sino que era desigual y selectivo. Su carácter
acumulativo era aceptado por muchos y la cuestión central concernía a su permanencia estructural
y al proceso de su reproducción. Existían diferencias apreciables en términos de interpretación,
tales como si la desigualdad se incrementaría o decrecería con el tiempo. Las teorías de centro-
periferia argüían que factores estructurales podrían reproducir e intensificar las desigualdades
regionales.
Otras interpretaciones fueron más optimistas y predecían que las desigualdades podrían declinar
con el tiempo. En su mayoría las políticas regionales fueron formuladas en la variante optimista y
fueron derivadas de las teorías neoclásicas de la distribución óptima de recursos. Estas políticas
entonces se orientaron a reducir los impedimentos a la movilidad de recursos y a transferir
elementos monopólicos que mantuvieron los precios fuera de sus niveles competitivos (Maillat,
1998). El gobierno nacional fue el actor central en las políticas de primera generación. Con sus
políticas de regulación económica y a través de incentivos financieros buscaba influir sobre la
localización de las empresas. La dotación con infraestructura fue un instrumento importante para
estimular la demanda local y para reducir desventajas regionales. Las desigualdades regionales
fueron el tema central en la teoría y la política de desarrollo regional. ¿Son las políticas regionales
capaces de influir sobre patrones estructurales y reducir desigualdades regionales?
En los años 70 y al inicio de la década de los 80 surgió bastante escepticismo sobre la efectividad
de los instrumentos convencionales de política de desarrollo regional y mientras duró el debate
sobre su eficacia o la falta de ponerlas en la práctica (cf. Boisier, et al., 1982) ocurrieron dos
cambios importantes. El primero fue la búsqueda de alternativas de desarrollo regional. El otro se
refiere a cambios fuertes en el entorno económico y político internacional. Ya en los últimos años
de los setenta, varios analistas del desarrollo regional estaban buscando modelos alternativos al
pensamiento dominante. Por ejemplo, Walter Stohr propuso la ‘clausura espacial selectiva’ (Stohr y
Fraser Taylor, 1981) y John Friedmann propuso un desarrollo agropolitano (Friedmann y Douglass,
1978). Aunque existen diferencias considerables entre ellos, tienen en común la búsqueda de un
desarrollo alternativo basado en actores, recursos y capacidades locales.
Los cambios en las políticas económicas nacionales, la apertura económica, los procesos de
reestructuración económica y la internacionalización de la producción durante los años 80 han
cambiado la geografía económica. Regiones centrales existentes fueron seriamente afectadas por
la reestructuración industrial. Al mismo tiempo surgieron nuevas regiones de crecimiento,
conocidas como distritos industriales, las cuales han competido exitosamente en el comercio
internacional. Ejemplos de éstas son la llamada ‘tercera Italia’ en la parte central-norte de Italia, el
estado de Baden-Wurtemberg en Alemania, la zona occidental de Flandes en Bélgica. Estas
experiencias generaron la base para un desarrollo industrial regional alternativo y demostraron la
potencialidad del desarrollo industrial endógeno regional.
La especialización flexible y los distritos industriales redefinieron el marco de referencia para las
políticas regionales y dieron origen a la segunda generación de políticas regionales de
industrialización. La noción central de estas políticas de desarrollo regional endógeno fue
“aumentar las capacidades de desarrollo de una región - generar un reto a la competitividad y las
tecnologías internacionales con base en la movilización de sus recursos específicos y sus propias
capacidades de innovación” (Maillat, 1998:7). Una diferencia importante con las políticas de la
primera generación es que el gobierno ya no está en el centro de la política. Más bien el desarrollo
industrial endógeno enfatiza los roles de la cooperación entre firmas, de los gremios industriales,
de los sindicatos de trabajadores y de gobierno para desarrollar en conjunto las habilidades, los
recursos y las ‘reglas del juego’. La política pública sigue siendo importante pero en forma
diferente. A continuación revisaremos la literatura de especialización flexible y de distritos
industriales y veremos las características de estas políticas.
En este momento, finales de los noventas estamos virando hacia una tercera generación de
políticas regionales industriales. Estas políticas de tercera generación en parte responden a los
conocimientos avanzados y a la evaluación del desarrollo endógeno y sus políticas recientes. Por
otra parte, estas nuevas políticas surgen del reconocimiento de que la globalización hace que
sistemas regionales de producción industrial compitan entre sí, y no solamente sus firmas. Esto
significa que las políticas nuevas no pueden ser exclusivamente locales, sino que deberán tomar
en cuenta la posición y el posicionamiento económico de los sistemas regionales de producción
dentro de un contexto global. Adicionalmente, las políticas recientes indican que las nuevas
políticas no pueden ser exclusivamente locales o regionales hasta el punto de excluir políticas y
contextos sectoriales e (inter)nacionales. La coordinación horizontal entre un número de actores
suele ser complementada por coordinación vertical entre niveles. Las políticas de tercera
generación se basan en el reconocimiento de que la nueva orientación no necesariamente requiere
más recursos, sino de aumentar ‘la racionalidad sistémica’ en el uso de los recursos y programas
existentes. La tercera generación en cierta forma supera la oposición entre políticas del desarrollo
exógeno y endógeno.
Este trabajo tiene como propósito revisar las teorías recientes sobre desarrollo regional industrial y
analizar sus implicaciones políticas. En la segunda sección haremos una revisión de las varias
líneas teóricas basadas en la especialización flexible. Distinguiremos entre teorías
macrorregionales y las perspectivas meso sobre agrupamientos y distritos industriales. Esta
sección se complementará con una revisión de estudios de caso sobre agrupamientos y distritos.
En la tercera sección examinaremos las políticas de segunda y tercera generación, sus actores e
instrumentos principales. En la última sección se presentan algunas conclusiones.
II. ESPECIALIZACIÓN FLEXIBLE Y DESARROLLO REGIONAL INDUSTRIAL
A. Introducción
Las nuevas perspectivas sobre industrialización regional han sido importantes para el desarrollo de
las políticas regionales de segunda y tercera generación, y tienen en común las nociones de
especialización flexible y de distritos industriales. A continuación revisaremos algunos de los
elementos constitutivos de esas perspectivas, los cuales han sido combinados de diversas
maneras por diferentes autores.
A mediados de los años 80 se anunció la especialización flexible como el nuevo modelo de
desarrollo industrial, el cual podría retar a la producción fordista de gran escala (Piore y Sabel,
1984). La crisis económica que sufrían Europa y los EE.UU. en esa época fue vista como indicio de
que la producción masiva y en gran escala habría llegado a sus límites como modelo dominante de
industrialización. La especialización flexible fue presentada como una alternativa para una
prosperidad futura. Los dos modelos fueron considerados como opuestos polares. El primer polo
consistía en la producción masiva de gran escala con base en una tecnología de maquinaria
dedicada, de propósitos únicos, y operados por obreros semicalificados. La especialización estaba
impulsada por esta tecnología y fue el resultado de una creciente refinación de las tareas de los
obreros (conducente a bajar la calificación necesaria). La reformulación (‘retooling’) de estas
operaciones crecientemente más complejas se volvió cada vez más costosa en tiempo y recursos y
los volúmenes de cada tiraje de producción debió aumentarse cada vez más. En contraste, el otro
polo, el de la especialización flexible, se basó en la manufactura de productos con especificaciones
de los clientes y con una maquinaria con tecnología de múltiples propósitos y métodos de
producción flexible, operados por trabajadores calificados. Los tirajes de producción podían ser
más pequeños ya que los tiempos y costos de reprogramación de la maquinaria eran bajos. Los
productos podían ser más diferenciados. La innovación en el diseño de los productos se convirtió
entonces en un reto alternativo para evitar la competencia por precios para productos
homogéneos.
La producción fordista requiere de estabilidad y de mercados masivos y homogéneos. Los choques
económicos de los años 70 y del inicio de los años 80 produjeron rupturas en estos mercados. La
demanda decreció y la capacidad de los gobiernos para mantener la estabilidad macroeconómica
llegó a sus límites políticos y fiscales. Según Piore y Sabel, ya había en ese momento algunos
distritos industriales en donde la especialización flexible había tomado fuerza en firmas pequeñas
constituyendo un reto para la producción masiva. Los más famosos se conocían como la ‘Tercera
Italia’, situados en las partes noroccidentales y centrales de ese país, en donde grandes
concentraciones de firmas pequeñas y medianas fueron exitosas en la manufactura a pesar de la
creciente competencia internacional. Estos desarrollos contrastaban fuertemente con otras
regiones en Europa, donde los mismos sectores industriales fueron concentrados en firmas
grandes y/o donde la producción decreció y se trasladó hacia países de bajos salarios.
Este éxito de firmas pequeñas estuvo basado en una larga tradición de artesanos en la
manufactura de productos ‘hechos a la medida’. La nueva tecnología de maquinaria computarizada
permitió a estas firmas responder de forma más flexible a los cambios en la demanda de las
especificaciones de estos productos (Piore y Sabel, 1982; Sengenberger y Pyke, 1991; Pedersen
et al., 1994). En lugar de organizar todo un proceso productivo dentro de su propia planta, una
firma puede optar por conseguir ciertas partes o componentes de otras firmas. La especialización
es ventajosa para cada una de las firmas pequeñas y así surge una división progresiva de trabajo
entre ellas. La subcontratación entre las firmas constituye la base de una especialización sectorial.
La especialización flexible en firmas pequeñas y medianas surgió de forma concentrada
geográficamente. Las economías internas de escala, que habían sido la base de la producción a
gran escala en una firma, fueron reemplazadas por economías externas que surgen de la división
de trabajo entre muchas firmas. En esta concentración de firmas, conocidas como agrupamientos,
también surgen economías de alcance, ya que aumenta la variedad de tipos de firmas, algo que
facilitará nuevas combinaciones de recursos de producción.
El libro Second Industrial Divide de Piore y Sabel ha sido criticado en algunos aspectos. Williams et
al. (1987) presentan una crítica elaborada y poderosa. Según estos autores la oposición polar entre
producción masiva y especialización flexible es problemática. También en la producción masiva se
logró bajar los tiempos para reprogramar la maquinaria, por ejemplo, en la adopción de diseños
modulares de productos en donde se combina la flexibilidad con tirajes muy grandes de producción
y se logra una diferenciación del producto al mismo tiempo. “...(E)quipos dedicados y una variedad
limitada de productos no son características sin problema que puedan ser utilizadas para
diferenciar firmas e industrias de producción masiva de los demás” (Williams, et al. 1987: 416).
Sistemas fordistas de ensamblaje están en uso solamente en una pequeña parte de la industria
manufacturera. Sólo constituyen una ventaja en el caso de la manufactura de productos con un
gran número de componentes, pero son menos eficaces para productos menos complejos. Los
costos directos de mano de obra solamente constituyen una fracción de los costos totales de
producción.
La ruptura de los mercados también fue sujeto de crítica. En lugar de una ruptura puede haber
ocurrido una saturación y la demanda de reemplazo podría haber llegado a estabilizarse. En estas
condiciones las firmas buscan desarrollar nuevos productos para poder seguir creciendo. También
los mercados pueden haberse fragmentado bajo el impacto de las crecientes exigencias de los
consumidores y la competencia de las demás firmas, pero esto en sí mismo no es un argumento
que socave la producción de gran escala. Por último, los sistemas de producción flexible tienen
altos costos de desarrollo e iniciación (ibid.:430). Estos costos fijos deben ser financiados al
comienzo y esto constituirá una barrera grande para firmas pequeñas, no sólo por el volumen
restringido de su producción, que permite su recuperación, sino también por las dificultades de
prefinanciar estos gastos.
No obstante estos puntos válidos de Williams, es importante señalar que hay una tendencia
empírica que permite afirmar que el tamaño promedio de las firmas, medido en términos de
empleo, ha bajado en muchos países. También la proporción de las firmas pequeñas ha
aumentado. Cifras citadas por Sengenberger y Pyke (1991) confirman estas tendencias. Hay que
agregar también que grandes firmas puedan contribuir al crecimiento del número de firmas
pequeñas, tanto a través de la descentralización como del desinvolucramiento y de la
desintegración vertical (ibid.). La descentralización consiste en una reorganización de la firma
grande en un número de pequeñas unidades, todas bajo la propiedad y el control central. El
desinvolucramiento se relaciona con las prácticas asociadas con las licencias y franquicias a través
de las cuales las firmas grandes pueden mantener vínculos con firmas pequeñas sin tenerlas en
propiedad. La desintegración vertical se refiere a la externalización de la producción en unidades
separadas de propiedad. La recesión de finales de los años 70 y 80 causó grandes pérdidas de
empleo en firmas grandes, lo que también estimuló el crecimiento de la pequeña empresa.
En resumen, podría argüirse que hay otras formas de desarrollar producción flexible, y que no
significan la desaparición de economías internas de escala. Aun si firmas grandes se desintegran
verticalmente, esto no significaría la desaparición del ‘control en gran escala’. Diciéndolo en forma
diferente, aun si la especialización flexible constituyera el fin del ‘fordismo’ como forma de
organizar producción en gran escala, esto no significaría la desaparición de las firmas grandes.
Asheim hizo un importante aporte al decir que el desarrollo de la tecnología de especialización
flexible ha hecho posible que los métodos de producción flexible también hayan llegado a estar
disponibles para las firmas pequeñas. “Un aspecto nuevo de la historia del desarrollo industrial
capitalista es el de las oportunidades abiertas para firmas pequeñas para emprender producción
diversificada y de calidad donde se consigue un grado alto de flexibilidad y eficiencia en la
elaboración de productos hechos a medida y de calidad competitiva a través de una nueva
capacidad de la firma pequeña para cambiar rápidamente de un producto o configuración de
proceso hacia otro, gracias a la disponibilidad en el mercado del equipamiento de producción
computarizado y programable y relativamente barato” (Asheim, 1992:50). La especialización
flexible ahora adquiere un significado restringido y se refiere a “esta nueva forma de organización
de la producción, con base en técnicas flexibles de producción de múltiples propósitos y de
trabajadores calificados, que ha resultado en una nueva situación de mercado competitivo para
empresas pequeñas e independientes” (ibid., p. 50, énfasis mío).
Se podrían distinguir dos líneas diferentes en los desarrollos teóricos posteriores. Una se refiere a
teorías de nivel macro sobre industrialización y desarrollo regional, otra concierne a teorías de nivel
meso sobre organización industrial y distritos industriales. A continuación revisaremos primero las
teorías de nivel macro y luego detallaremos las teorías de la segunda línea.
B. Teorías macrorregionales de especialización y acumulación flexible
Scott, Storper y Walker han contribuido a esta línea de indagación. Scott siguió el argumento inicial
de Piore y Sabel (1984) de un contraste polar entre la producción fordista y flexible, pero lo
desarrolló como dos regímenes contrastantes de regulación, basándose en la escuela francesa de
regulación. Según el autor, la acumulación flexible está basada en tres conjuntos de sectores
industriales: primero las industrias intensivas en desarrollo de diseño y en contenido artesanal
produciendo principalmente para consumo final; segundo, los sectores industriales de alta
intensidad tecnológica cada uno con su red asociada de proveedores de insumos y
subcontratantes y, tercero, los sectores que representan funciones de servicio, especialmente los
servicios empresariales (Scott, 1988). Su tesis central era que la producción flexible tiene “una
tendencia de desintegrar en divisiones sociales de trabajo extendidas, y de esta manera, genera
muchos subsectores especializados”... “Este proceso es una reflexión de la tendencia de que las
economías internas se pierden frente a una progresiva externalización de la estructura de
producción bajo condiciones de creciente flexibilidad y resulta asimismo... en una convergencia
locacional y reaglomeración” (Scott, 1988:175). La creciente competencia e incertidumbre sobre la
demanda expone a las firmas a altos niveles de riesgo, los cuales no se pueden compensar por
economías internas de escala y alcance de mantener un sistema productivo entero, y como
resultado, las firmas empiezan a desintegrarse verticalmente. Esto último induce al proceso,
descrito arriba, por lo cual surgen aglomeraciones de productores especializados. En la medida en
que las economías externas crecen, las firmas pueden adquirir insumos diversos a precios más
bajos. Mientras más aumentan las compras de insumos, también crecen los costos de transacción.
Estos pueden mantenerse bajo control cuando se concentren los productores espacialmente. Así
se dará una concentración adicional de la producción. Esta reaglomeración de la producción
conlleva el surgimiento de nuevos espacios industriales y de economías regionales.
En términos del mercado laboral, este proceso resulta en una diferenciación entre trabajadores
altamente calificados quienes juegan un papel clave en los procesos centrales de producción y los
trabajadores menos calificados y sin calificación. Los aumentos en la productividad en los procesos
centrales entonces no se distribuyen a todos los trabajadores y esto constituye la base de la nueva
acumulación flexible. Nuevas formas de trabajo y de contratación resultan en mercados laborales
más flexibles.
La crítica de Lovering a la teoría de Scott en parte repite los puntos de Williams et al. El autor
cuestiona la supuesta desaparición de la producción fordista, siendo exclusivamente causada por
la desaparición de economías de escala, etc. También critica a la proposición de Scott de que la
externalización bajo condiciones de especialización flexible genera nuevos regímenes de
acumulación sin dar cuenta de procesos históricos y sociales más amplios e ignorando la
dimensión del estado-nación (Lovering, 1990).
En 1992 Scott y Storper publicaron una reformulación en la cual tomaron en cuenta algunas de
estas críticas. Un sistema territorial de producción consta de cuatro niveles. En el nivel más bajo
funcionan las unidades productivas o plantas. Estas tienen vínculos entre ellas mismas. Las
unidades vinculadas por las firmas conjuntamente constituyen aglomeraciones.
Una región se define como un sistema económico coordinado. Para poder generar retornos
crecientes de escala, las firmas buscan economías de escala y de alcance. Estas economías
pueden generarse dentro de las firmas o externamente en las aglomeraciones. Los autores definen
una tipología macro de sistemas productivos en términos de la importancia relativa de estas
economías (alto o bajo) y de la manera como se generan (internamente o externamente). Se
sostiene que a raíz de la creciente competencia y la mayor incertidumbre, las firmas no quieren
generar economías internas de escala y alcance sino que fieren generar éstas externamente. Los
métodos de producción flexible lo hacen posible.
La aglomeración no sólo contribuye a bajar los costos de producción, sino también a una reducción
en los costos de transacción, ya que “proximidad se traduce en menores costos y mayores
oportunidades de combinar necesidades y capacidades” (ibid., 1992:17). Sin embargo, los autores
agregan que la aglomeración en sí misma no es una condición suficiente para reducir los costos de
transacción. Los autores invocan elementos de la ‘nueva economía institucional’ por agregar que la
información necesaria no es perfectamente disponible, existen asimetrías en la información y éstas
pueden resultar en costos mayores de transacción. Tanto instituciones reguladoras como ciertas
prácticas sociales son importantes para mantener los costos de transacción a niveles más bajos, a
través de controlar el oportunismo. Adicionalmente, la innovación tecnológica requiere apoyo
institucional, ya que las firmas no son capaces de absorber todos los costos individualmente. La
innovación es crucial para mantener ventajas competitivas y éstas son creadas crecientemente por
las firmas mismas y menos por la dotación de recursos del país o de la región. Resumiendo, las
aglomeraciones representan un inventario de economías externas, instituciones y capital
económico y social, las cuales conjuntamente constituyen la capacidad productiva de un territorio.
“La idea de que una reproducción exitosa del sistema económico no puede darse sin la presencia
de agencias institucionalizadas y la acción colectiva no sólo se sostiene a nivel de la economía
nacional sino también a nivel de la economía regional, donde se dan formas peculiares e
imperativas de orden institucional a raíz de la especialización, aglomeración y el carácter locacional
específico de la producción” (1992:16/7). Existe una amplia variedad de instituciones y regímenes
de mercado, que van desde los muy competitivos hasta otros con altos niveles de concertación
formal o informal.
La creciente interacción e intercambio global hace que sistemas regionales de producción compitan
entre sí. Esto genera presiones para que los sistemas regionales de producción se adapten.
“Regiones en las que la concertación se ha desarrollado débilmente y en donde predomina la
competencia con bajos niveles de regulación, encuentran mayores problemas y dificultades que
pueden comprometer la viabilidad a largo plazo. Estas regiones son cada vez más vulnerables
porque en un mundo de mercados competitivos se encuentran con competidores basados en
regiones que sí ofrecen servicios efectivos de concertación”... “La viabilidad de los sistemas
contemporáneos de producción flexible depende hasta cierto punto de una construcción efectiva de
instituciones a nivel regional” (1992:22). En otras palabras, la viabilidad o fuerza de sistemas
regionales de producción depende no solamente de sus firmas sino de las instituciones de
regulación, concertación y apoyo.
1. Especialización flexible y desarrollo del Tercer Mundo
Storper ha examinado la especialización flexible en relación con la industrialización en el Tercer
Mundo. Sostiene que la teoría de la industrialización con base en la sustitución de importaciones
buscaba trasladar al por mayor la producción fordista pero sin las instituciones sociales y
regulatorias necesarias, resultando en una forma dependiente de industrialización (Storper, 1990).
Gran parte de la industrialización estaba basada en el ciclo de producto de innovación tecnológica
donde se trasladaron únicamente procesos productivos ya maduros en términos tecnológicos, y en
forma entera a países de bajo costo. En estos países la estrategia fracasó, entre otras razones,
porque el crecimiento de la demanda era insuficiente para inducir etapas más avanzadas en la
industrialización con base en la sustitución de importaciones. Los mercados nacionales pequeños y
protegidos sacaron la presión sobre las firmas para innovar sus productos. La innovación tomó
lugar a través de la importación de componentes y diseños. La competencia muchas veces tenía
características oligopólicas. Los grandes excedentes de mano de obra redujeron mucho el poder
de los trabajadores y de los incrementos de salarios y esto, a su vez, redujo el crecimiento de la
demanda interna.
En los años ochenta apareció la producción flexible. Aqui Storper continúa fundándose en el
modelo de ‘la segunda división’ pero refinó la noción de flexibilidad. Los sistemas de producción
flexible consisten en “formas de producción caracterizadas por una capacidad tanto de cambiar de
un proceso y/o configuración de productos hacia otra (‘flexibilidad dinámica’) como de ajustar las
cantidades de producción hacia arriba o hacia abajo a corto plazo (‘flexibilidad estática’)”
(1990:431). Entonces se genera la flexibilidad de tres maneras: primero, a través de la aplicación
de tecnología de producción flexible dentro de la firma; segundo, a través de la desintegración
horizontal y vertical y una creciente división de trabajo entre las firmas y, por último, a través de
una flexibilización de la fuerza de trabajo, inclusive la creación de sistemas de putting out (ibid.:
431).
Los mercados mundiales cambiaron como resultado de este mismo proceso. Resultó una mayor
interpenetración de mercados y se han vuelto contestables, creando mayores riesgos por parte de
los productores existentes: producción flexible no sólo es causa de estos dos fenómenos, sino
también un efecto, en la medida que induce a una mayor diferenciación de mercados y nichos de
productos más restringidos. La diferenciación de los mercados inducirá a los productores a
expandirse a nuevos mercados y a buscar la exportación con el fin de recuperar la inversión
asociada (ibid.:432). La exportación es entonces un corolario de la especialización flexible.
Un elemento central del argumento de Storper es que los sistemas de producción flexible son de
carácter regional o territorial. Mientras la industrialización fordista y con base en plantas
subsidiarias se había vuelto ‘a pie’ (footloose), los sistemas de producción flexible requieren de la
aglomeración. Además, se precisa de instituciones locales, infraestructura física y económica para
poder generar flexibilidad dinámica.
Según Storper, los sistemas regionales de producción flexible constituyen una nueva oportunidad
para el desarrollo industrial en los países del Tercer Mundo; presenta varios argumentos en ese
sentido. Como se discutió arriba, existen límites a la descentralización de la producción desde los
países avanzados hacia los países pobres con base en el ‘modo fordista’. Además la
especialización flexible presenta oportunidades para que nuevas firmas puedan competir en
mercados existentes. Esto requiere de políticas industriales regionales diferentes. El énfasis en
polos de crecimiento y en la empresa pequeña son ambos inadecuados, ya que según Storper: “El
énfasis aquí no está en reforzar la pequeña empresa en sí misma ..., sino en firmas de diferentes
tamaños y con funciones diferentes en relación con un sistema de firmas que conjuntamente
conforman un proceso productivo” (ibid.: 435). La noción de polo de crecimiento debe ser revisada
ya que se basa en la capacidad de grandes inversiones de firmas externas. Los nuevos Sistemas
Regionales de Producción (SRP), sin embargo, están basados en el desarrollo ‘desde abajo’ de
una división social de trabajo. El desarrollo de un SRP es extremadamente selectivo, ya que
requiere satisfacer un número de precondiciones. El aspecto clave es que las políticas sectoriales y
espaciales deben ser desarrolladas en conjunto y alrededor de regiones o localidades específicas
(énfasis mío) y no a través de políticas generales.
C. Perspectivas del nivel meso sobre especialización flexible: empresas pequeñas y
distritos industriales
El segundo grupo de teorías sobre la especialización flexible se concentra menos en el nivel
macrorregional y en los aspectos espaciales y más en la empresa pequeña y sus interacciones
dentro de una aglomeración: el distrito industrial. Mientras algunos autores se dedican
exclusivamente a la empresa pequeña, otros conceptualizan un marco de referencia más amplio.
Todos tienen en común que el análisis se concentra en firmas y las relaciones entre firmas, más
que en sistemas regionales de producción. Predomina una perspectiva de organización industrial.
Mientras que en los años pasados se vio la pequeña empresa en desventaja frente a las firmas
grandes, la especialización flexible ha creado nuevas oportunidades para la empresa pequeña. El
agrupamiento de empresas pequeñas en distritos industriales les da ventajas adicionales que les
permiten competir (Asheim, 1992:50). Muchos autores reconocen que la especialización flexible no
se restringe a las empresas pequeñas. Sin embargo, en muchos países en desarrollo las empresas
pequeñas dominan la estructura industrial y existen pocas firmas grandes. Es entonces relevante
examinar la aplicabilidad de la especialización flexible y de los distritos industriales para la
industrialización con base en empresas pequeñas.
La concentración geográfica de empresas industriales (pequeñas) no es un fenómeno nuevo. La
teoría de localización industrial indica varios factores (Smith, 1976 y Gilbert, 1979). La demanda
puede ser concentrada geográficamente, o ciertos insumos esenciales se consiguen en un lugar,
y/o hay factores de acceso a fuerza de trabajo especializado. Tal tipo de concentración geográfica
sería nada más que un conjunto atomizado de empresas. Un distrito industrial podría ser producto
de estos factores locacionales pero debería generar ventajas y procesos adicionales. Diferentes
autores enfatizan distintos aspectos. A continuación revisaremos los principales elementos y este
análisis se complementará con una revisión de estudios de casos de agrupamientos y distritos
industriales en Europa y América Latina.
1. Distritos industriales
Existen muchas definiciones de distritos industriales, de tal modo que se ha convertido en un
término genérico que denomina una gran variedad de situaciones (Van Dijk, 1994). Muchos autores
se basan en Marshall (1891) quien fue el primero en describir la noción de distrito industrial como
una concentración geográfica de pequeños productores, especializados en la elaboración de
ciertos productos particulares. La atención se centra en las economías externas generadas por la
división de trabajo a nivel del distrito, algo que podría compensar la falta de economías internas
que las pequeñas empresas por sí mismas puedan generar. Estaría fuera de la capacidad y de los
recursos de las firmas pequeñas organizar un proceso productivo entero dentro de su planta. La
subcontratación entre firmas constituiría la base de la especialización sectorial. Así, el distrito
representa una especialización progresiva de todas las firmas trabajando en el mismo sector y en
la misma área (Brusco, 1989:259).
Sengenberger y Pyke (1991) definen los distritos industriales como “redes de firmas principalmente
pequeñas, las cuales a través de la especialización y la subcontratación se dividen la labor
requerida para la manufactura de bienes particulares; la especialización induce a la eficiencia, tanto
a nivel individual como a nivel del distrito; la especialización en combinación con la subcontratación
promueve la capacidad colectiva. Resultan así economías de escala y de alcance” (1991:1).
Las ventajas del agrupamiento geográfico de firmas que surgen de la división sectorial de trabajo
se llaman economías de localización. La concentración geográfica genera ventajas adicionales, es
decir, las economías de aglomeración. Hay oportunidad para reducir los costos de transacción.
Existe un entorno informacional más rico. Además, la mayor variedad de demandas, productos y
productores genera mayores oportunidades para la innovación. Sólo se requiere dinamismo
empresarial para aprovechar aquellas oportunidades.
Otro aspecto, elaborado inicialmente por Marshall y adoptado por muchos autores que trabajan
sobre distritos industriales, se refiere a la llamada ‘atmósfera industrial’. Las firmas que conforman
un distrito frecuentemente desarrollan nuevas prácticas de negocios basadas en la confianza entre
ellas. Se generan ciertas tradiciones de comportamiento o valores. En las interpretaciones
modernas, la ‘atmósfera industrial’ constituye la base para generar nuevas formas de cooperación
entre firmas y para la acción colectiva por parte de ellas, conduciendo a la formación de distintos
tipos de asociaciones empresariales. El éxito de un distrito industrial se encuentra en estos
aspectos sociales e instituciones de fondo (Asheim, 1992).
Un distrito industrial genera ventajas de costos, crea oportunidades para un aprendizaje más rápido
y para la innovación y el mejoramiento tecnológico. Visser (1996) tomó estas tres fuentes
localizadas de ventajas competitivas y examinó su aplicabilidad para agrupamientos de empresas
pequeñas. Visser desarrolló su argumento desde la perspectiva de la teoría de la firma. Las firmas
ejercen cuatro funciones: transformación de insumos en productos, compra y venta, innovación en
productos y procesos, y gerencia y manejo de riesgo. La competitividad puede basarse en
tecnología, en precios de insumos, en la capacidad reactiva e innovadora y en ventajas en las
relaciones con los demás agentes económicos. El tamaño juega el papel de reforzar la
competitividad: en términos de escala y composición de la producción, las experiencias
acumuladas, el grado de especialización vertical y el conocimiento. Este autor se preguntó si el
agrupamiento y las interacciones más intensas entrefirmas podrían iniciarse a partir de las
desventajas del pequeño tamaño de las firmas. Para poder analizar este aspecto se debe aclarar la
noción del ‘entorno empresarial’. Este entorno empresarial, según Visser, tiene tres dimensiones.
La primera se refiere a las interrelaciones funcionales entre las firmas, las cuales implican riesgos y
costos de transacción. La segunda se refiere a la dimensión institucional, que tiene un desarrollo
histórico importante y que tiene en cuenta las interacciones entre empresarios, sus organizaciones
y las instituciones regulatorias. En esta dimensión surgen las prácticas de negocio, las cuales a su
vez influyen sobre los costos de transacción y sobre los patrones de subcontratación. La tercera
dimensión es la territorial, la cual tiene en cuenta la configuración específica de la dimensión
funcional e institucional. Estas pueden variar según las distintas localidades.
Visser define un agrupamiento de firmas, en una forma bastante amplia, como una “concentración
geográfica de actividad subsectorial y con un cierto desarrollo de la experiencia industrial; las
fuerzas motrices pueden variar desde similitudes entre firmas en su estrategia empresarial, hasta
un cierto grado y tipo de interdependencia de firmas” (Visser, 1996:227). Los elementos
característicos son la alta densidad de actividades, la proximidad de los actores y una historia local
distinta. La proximidad generará economías de costos, la densidad contribuirá a una difusión (más
rápida) de información y conocimientos, mientras que la historia local influirá sobre los efectos de
aprendizaje y los efectos dinámicos del cambio (ibid.).
2. Eficiencia y acción colectiva
Otro grupo de autores pone mayor énfasis en la generación de eficiencia colectiva con base en la
acción colectiva por parte de las empresas pequeñas como manera de superar sus desventajas de
tamaño y ponen menos atención a los fenómenos de agrupamiento espacial y de economías de
aglomeración (véase Schmitz, 1989; Sengenberger y Pyke, 1991; Spath, 1991; Pedersen et al.
1994). El problema principal de las empresas pequeñas no es que sean pequeñas sino que están
aisladas: “como empresas individuales, actuando individualmente, están en una posición débil para
competir. Les faltan recursos, economías de escala y de alcance de las cuales disponen las firmas
grandes y les falta una voz política necesaria para influir sobre su propio entorno económico y
político” (Sengenberger y Pyke, 1991:8). “El problema principal de las empresas pequeñas es su
aislamiento y falta de poder, sobre todo en un ambiente que favorece a las grandes empresas
privadas y públicas” (Spath, 1991:4). Cuando se unen sus esfuerzos y se juntan conocimientos y
recursos las empresas pequeñas pueden actuar mejor. La formación de redes entre las empresas
pequeñas es crucial.
Sengenberger y Pyke distinguen entre un camino ‘hacia arriba’ y ‘hacia abajo’ en la
reestructuración industrial. El camino ‘hacia abajo’ de la reestructuración es aumentar la capacidad
competitiva en los mercados a través de bajar los costos de trabajo y de regular el entorno laboral.
Es una forma de competitividad destructiva pero que puede ser muy exitosa. El camino ‘hacia
arriba’ es el alternativo que se basa en aumentar la eficiencia e innovación a través de una mejor
organización, movilización de recursos y protección de los derechos y los salarios de los
trabajadores. Estándares laborales altos no solamente estimulan a la firmas a innovar, sino que
también hacen posible la innovación (Sengenberger y Pyke, 1991).
3. Redes y acción de redes
Algunas contribuciones de los distritos industriales a la especialización flexible enfatizan en el papel
central de la aglomeración y del agrupamiento espacial, mientras que otras se concentran en las
redes y su formación que no necesariamente se expresan en forma geográfica (como lo definió
Porter). Las redes tienen muchas veces un significado doble. Por un lado, las redes se refieren a
las relaciones entre firmas, especialmente en cuanto a la subcontratación. El elemen to central es
la relación funcional entre firmas. Por otra parte, las redes pueden ser vistas como una tercera
forma híbrida de coordinación económica, al lado de la coordinación basada en mercados y la
coordinación basada en jerarquías. Aquí el elemento central son las transacciones entre firmas. La
hibridación se refiere al hecho de que dentro de contextos de mercados las firmas pueden preferir
desarrollar relaciones (semi)permanentes, con base en contratos formales o en mecanismos
informales. A esta forma de relación entre firmas se le llama redes entre firmas, y se refiere a
relaciones de larga duración (Thompson, 1991). Es importante en este contexto distinguir entre
redes horizontales y redes verticales. Gran parte de la literatura sobre distritos industriales y
especialización flexible considera a las redes como un conjunto de relaciones horizontales y que
las firmas son pequeñas e independientes. Esto no necesariamente es así. Las relaciones entre
firmas pueden ser muy desiguales y muchas veces son relaciones formales de dependencia (por
ejemplo cuando una firma ensambladora final adquiere un control de acciones en firmas que
producen componentes). Alternativamente, pueden formarse redes verticales cuando una firma
grande descentraliza sus operaciones a empresas separadas. Por último, las interdependencias en
una red pueden ser generadas y mantenidas por medidas extraeconómicas.
Las tres formas de coordinación económica no son mutuamente exclusivas, ya que redes
horizontales tienen mucho en común con el intercambio de mercado y las redes verticales con el
intercambio coordinado por jerarquías (Powell, 1991; Knorringa, 1996). Cada vez es más
reconocido el hecho de que se pueden bajar los costos de transacción gracias a la confianza
generada por las relaciones sociales y que las relaciones de intercambio forman parte integral de la
organización social.
La subcontratación ha sido el otro enfoque de redes. En este contexto vale la pena señalar que la
especialización flexible ha contribuido a alterar la visión sobre subcontratación. Sobre todo los
teóricos del desarrollo de empresas pequeñas mantuvieron una posición mixta sobre la
subcontratación. Algunos enfatizaron en los aspectos positivos de subcontratación, especialmente
porque puede generar nuevas oportunidades en los mercados intermedios. Las firmas contratantes
pueden ejercer una influencia positiva sobre la eficiencia de las empresas pequeñas
subcontratadas y sobre su capacidad de innovar (véase Liedholm y Mead, 1989). Otros enfatizaron
en aspectos negativos de la subcontratación, como en la relación de dependencia entre las firmas
(grandes) contratantes y las empresas pequeñas subcontratadas (subcontratación dependiente).
Gran parte de la literatura sobre los distritos industriales asume, lo que Visser llamó, ‘la
subcontratación interdependiente’ (Visser, 1996).
En este contexto es también útil conocer la distinción entre subcontratación industrial y comercial
(Knorringa y Weijland, 1993). En la subcontratación comercial, el contratante es un intermediario
comercial/financiero que no participa en los procesos productivos pero quien organiza una red de
productores. Muchas veces el contratante les provee insumos centrales o prefinancia (una parte
de) la producción. El contratante controla normalmente la información de mercadeo y de mercado a
la cual los productores subcontratados no tienen acceso. En la subcontratación industrial, el
contratante mismo es un productor industrial y utiliza las unidades productivas subcontratadas para
ciertas tareas en el proceso productivo (ibid., 1993). Una buena parte de la literatura de distritos
industriales y especialización flexible está enfocada hacia la subcontratación industrial e
interdependiente.
La dinámica de las redes es un asunto importante y debatido. ¿Las redes se mantienen en forma
horizontal o se da una diferenciación en la medida en que las empresas más exitosas desde dentro
empiezan a dirigir al agrupamiento de firmas, adquiriendo posiciones centrales de coordinación y
control, formando parte del agrupamiento o actuando desde afuera? ¿Deben las redes ser
horizontales para ser ventajosas para las empresas pequeñas? Existen varias posiciones al
respecto. Una posición es que las relaciones entre empresas pequeñas y firmas grandes produce
relaciones asimétricas y son desventajosas para las empresas pequeñas. Pueden resultar así
fenómenos de explotación. Otros se aproximan al asunto desde un ángulo empírico. En su estudio
de dos encuestas de firmas en el estado de Nueva York, Young y otros encontraron que muchas
de las proposiciones centrales de la especialización flexible se dan en esa realidad (como por
ejemplo la tecnología, los productos hechos según las especificaciones solicitadas por el cliente,
encaje social de las transacciones), pero las empresas pequeñas no interactúan exclusivamente
entre ellas mismas. Se forman redes regionales alrededor de firmas centrales oligopólicas. Muchas
empresas pequeñas son proveedoras regulares de estas firmas. Sin embargo, las empresas
pequeñas también venden su producto fuera del agrupamiento y las redes no las tienen cautivas o
dependientes (Young y otros, 1994:37). Recientemente, Echeverri-Caroll y otros llegaron a una
conclusión similar investigando a firmas en sectores de alta tecnología en una región metropolitana
norteamericana. Las empresas pequeñas no comprometen su independencia cuando entran en
redes asimétricas. Se benefician de la información y conocimientos de las firmas grandes. Esto se
explica principalmente por el hecho de que estos vínculos no exceden a más de 25% de las ventas
(compras). Al mismo tiempo la relación las hace más competitivas. (Echeverri-Carroll et al., 1998).
Otros estudios de caso demuestran lo contrario. Por ejemplo, Cho (1994) en su estudio en tres
agrupamientos regionales en Corea del Sur encontró que surgieron redes complejas pero flexibles
de cooperación entre firmas y tanto firmas grandes como empresas pequeñas conformaban estas
redes. Particularmente en los sectores intensivos de trabajo, grandes firmas han descentralizado
su producción hacia empresas pequeñas y esto lo han hecho como una estrategia de
descentralización de los problemas de gerencia laboral y con el fin de concentrarse ellas mismas
en el diseño, el mercadeo y la coordinación de proveedores en pequeña escala en redes de
subcontratación dependiente (Cho en Pedersen et al., 1994).
Para poder diferenciar en tipos, Markusen (1996) hizo una clasificación de distritos industriales: el
primero es el distrito de ‘tipo italiano’ en el cual firmas pequeñas predominan; el segundo se llama
el distrito rueda (hub and spoke) en donde firmas grandes del distrito organizan la subcontratación
a través de redes asimétricas; el tercero es el distrito satélite. En este caso las firmas en el distrito
están vinculadas a firmas grandes no localizadas en el distrito. Por lo tanto la interacción entre las
firmas dentro del distrito es baja. El cuarto tipo es el distrito basado en política pública, como por
ejemplo complejos de industria militar o universidades estatales.
D. Estudios de caso de agrupamientos y de distritos industriales
La comprobación empírica de las proposiciones principales de la especialización flexible y de los
distritos industriales se complica por el hecho de que se carece de un número adecuado de
estudios empíricos muy detallados. A continuación revisaremos algunos casos de distritos
industriales en Europa y en América Latina. Schmitz y Musyck revisan las características
principales de distritos industriales en Europa. Estos distritos se dedican a la producción de textiles,
zapatos, muebles, loza e ingeniería mecánica en la llamada ‘tercera Italia’, a ropa de vestir y
muebles en Jutland, Dinamarca, a productos de metal e ingeniería mecánica y vehículos en Baden-
Wurtemberg, Alemania, y a fabricar alfombras, verduras congeladas y componentes de
computadores en el suroccidente de Flandes, Bélgica (Schmitz y Musyck, 1994:890). En otras
palabras se refieren también a sectores industriales similares a los que se encuentran en muchos
de los países en vía de desarrollo. Generalmente, los distritos han sido exitosos en exportar
internacionalmente gracias a la innovación más que basándose en la reducción de salarios y en la
flexibilidad de trabajo. Lo anterior indica que siguieron el ‘camino hacia arriba’ de la
industrialización. Los autores enfatizan en la importancia de las instituciones de apoyo en este
contexto. El caso de Baden-Wurtemberg ha sido más estudiado. Según Schmitz (1992), las firmas
pequeñas y medianas no dominan el distrito, sino las firmas grandes. Existen diferencias de
opinión entre diferentes autores sobre el grado de cooperación entre las firmas. Schmitz enfatiza
que el gobierno regional ha jugado un papel importante, como lo han hecho las asociaciones
gremiales y demás instituciones intermedias. Cooke y Morgan (1994) son más críticos en cuanto a
la capacidad innovadora de las firmas medianas y tienen más dudas sobre las perspectivas futuras
del distrito frente a la competencia global.
Rabelloti (1995) comparó dos distritos de empresas pequeñas y medianas dedicadas a la
producción de zapatos en Italia (Brenta y Marche) con dos distritos en México (Guadalajara y
León). En ambos países encontró fuertes vínculos ‘hacia atrás’ entre las firmas y sus proveedores.
En el caso de México estos vínculos en las firmas se dieron en los mercados, mientras que en Italia
tuvieron un alto grado de relaciones de cooperación, más de acuerdo con el planteamiento teórico.
Los vínculos ‘hacia adelante’ fueron débiles, tanto en los distritos italianos como en los mexicanos.
También había un sesgo hacia la función de producción, mientras que las funciones comerciales y
de mercadeo fueron débilmente desarrolladas. Las instituciones de apoyo fueron examinadas
parcialmente y parecía que jugaban un papel no muy fuerte en los cuatro casos. En México las
relaciones entre las firmas y las instituciones de apoyo fueron más bien de carácter informal,
mientras que en los distritos italianos estas relaciones se desarrollaron en redes solidarias.
Rabelloti estudió a los distritos en una época de cambios muy fuertes en los mercados
internacionales. “El modelo estático del distrito industrial no toma en cuenta la posibilidad de que
un cambio externo fuerte, como son los cambios en la posición competitiva de los casos, pueda
constituir una ruptura en la trayectoria evolutiva de los distritos y que podría resultar en una forma
organizacional muy distinta de la original y posiblemente bastante lejos de la tradición y el
arquetipo del modelo” (Rabelloti, 1995:39).
Wilson (1994) estudió la industria de ropa de vestir en México y encontró que a raíz de la creciente
competencia internacional, las firmas establecidas adoptaron métodos de producción flexible,
principalmente la subcontratación hacia microempresas y empresas basadas en los hogares. Es
decir, como respuesta a la competencia intensiva, las firmas optaron por una vía ‘subterránea’ para
evitar la legislación laboral, la regulación empresarial y los impuestos. Según Wilson, son “los
trabajadores quienes fueron flexibilizados” (Wilson, 1994:153). En lugar de un agrupamiento, las
firmas salieron de los centros industriales establecidos y se fueron a las áreas rurales, en donde los
salarios eran mucho más bajos y donde es más fácil esconder la ilegalidad. Se aumentó la
subcontratación pero en una forma dependiente. Así la flexibilización produce una informalización
de la producción (véase también Rakowski, 1994).
Schmitz (1995) examinó el caso de un distrito de zapatos en el Valle de Sinos en el Estado de Rio
Grande do Sul en Brasil. El agrupamiento representa el 30% de la producción nacional y el 80% de
las exportaciones brasileñas de calzado. Consiste en unas 480 firmas que producen zapatos y
unas 1.800 empresas con actividades aledañas y complementarias que producen maquinaria y
generan servicios especializados para la producción de zapatos. En todos los aspectos
corresponde a una concentración sectorial y geográfica grande con todas las características de una
división de trabajo profunda. Esta división profunda se desarrolló gradualmente, pero la mayoría de
las firmas continuó siendo ensambladoras finales de zapatos. Ninguna se había convertido en una
firma intermedia dedicándose únicamente a la producción de insumos intermedios, componentes y
piezas. Además se desarrollaron dentro del agrupamiento algunas firmas grandes. A lo mejor el
agrupamiento fue un distrito industrial en el pasado reciente. Schmitz encontró un número de
ejemplos de acción colectiva de las firmas como el establecimiento de instituciones de apoyo, tales
como ferias y exposiciones, centros de aprendizaje, de investigación y dedicados al intercambio y
difusión de información, etc. Se establecieron algunas asociaciones profesionales y de
productores. La especialización flexible surgió al lado de la producción fordista en firmas grandes.
La creciente competencia internacional en los años recientes resultó en volúmenes de compras
más pequeños y tiempos de entrega más cortos y esto forzó a algunas de las firmas grandes a
descentralizar parte de su producción y así las empresas pequeñas engancharon con las nuevas
tendencias.
Meyer-Stamer estudió agrupamientos textileros, de ingeniería metálica y de cerámica en el Estado
de Santa Catarina, Brasil (Meyer Stamer, 1998). Enfatizó (en contraste con Schmitz) que las
condiciones económicas históricas de Brasil no fueron muy apropiadas para el desarrollo de
distritos industriales sino para la integración vertical dentro de las firmas grandes. La ineficiencia de
integración en escalas suboptimales fue compensada por la mayor insulación del entorno
macroeconómico. Mostró que las condiciones de la nueva competencia en los años noventa
solamente condujeron a que la industria de cerámica se desarrollara hacia un distrito industrial,
mientras que las firmas metálicas y las textileras solamente llegaron a adoptar algunos elementos y
en forma parcial. Visser (1996) estudió en mayor detalle el distrito de La Victoria en Lima, Perú, en
donde encontró un agrupamiento grande de casi 2.000 empresas pequeñas y 50 firmas medianas
dedicadas a la manufactura de prendas de vestir y unas 150 firmas de venta de equipos y
componentes. Además el distrito contaba con más de 4.000 comerciantes de telas y accesorios. En
el distrito de La Victoria se encontraban dos grandes mercados mayoristas que atraían muchos
clientes tanto de Lima mismo como de otras partes del Perú. Además el distrito contó con buenas
conexiones de transporte con el resto del país. El autor estudió un agrupamiento de empresas de
ropa de vestir de Gamarra y lo comparó con grupos de control generados en cuatro zonas de Lima.
Al contrario de la hipótesis del distrito industrial, Visser encontró poca subcontratación entre las
empresas de Gamarra y aún menos en los grupos de control. Según el autor, las firmas de control
tenían menos acceso a la demanda final y tenían que recurrir a la ‘subcontratación dependiente’
con intermediarios externos. Muchas de las empresas de Gamarra tenían una excesiva capacidad
productiva y continuaban manteniéndola. Muchos se integraron verticalmente, incorporando el
comercio minorista en lugar de desintegrarse verticalmente. Las empresas de Gamarra sí contaban
con ventajas de costos de transacción. Por ejemplo, había bajos costos de búsqueda y de
información y era relativamente fácil copiar de los competidores. Dado el volumen de la demanda,
los vendedores de las telas podían vender grandes volúmenes y ofrecer una variedad mayor. Se
encontraron pocos efectos dinámicos de aprendizaje: existía poca organización de los productores,
las relaciones con los gobiernos locales fueron difíciles y había bastante conflicto entre los
productores (Visser, ibid.).
El número de casos es demasiado pequeño para poder establecer generalizaciones en relación a
la teoría de la especialización flexible y de los distritos industriales. Sin embargo permite hacer
algunas observaciones preliminares. Primero existe una gran diversidad de tipos de distritos
industriales y formas de agrupamiento. Algunos son homogéneos en tamaño, otros son
heterogéneos. Algunos agrupamientos se encontraron en algún período en camino ‘hacia arriba’ de
la industrialización (en Brasil e Italia y otros países europeos), mientras otros estaban claramente
en el camino ‘hacia abajo’ (México). Las mismas condiciones macroeconómicas pueden dar lugar a
tendencias opuestas, como en el caso de Brasil. En el sector de zapatos el distrito adquirió
características menos favorables mientras que en el agrupamiento de industria de cerámica
empezó a formarse. En algunos casos la acción colectiva jugó o está jugando un papel importante
mientras que es ausente en otros. En los casos de América Latina no se comprobaron todas las
proposiciones centrales de la teoría: especialmente la subcontratación entre firmas pequeñas
localizadas en el distrito, la profundización de la división del trabajo y el surgimiento de firmas
dedicadas exclusivamente a la producción intermedia, los efectos dinámicos de los agrupamientos
y de los distritos, el desarrollo de la acción colectiva de los productores y del fomento institucional.
1. Los distritos industriales como política
El distrito industrial se ha desarrollado como un modelo para ser emulado. En su forma más
idealizada un distrito industrial contiene ensambladoras finales, productores de componentes y
piezas, proveedores de servicios y de maquinaria, firmas especializadas en diseño industrial,
mercadeo, finanzas y servicios logísticos y de transporte. Las empresas pueden emprender
actividades en conjunto y organizar servicios en forma colectiva para poder superar sus déficits de
recursos. La acción colectiva se necesita para remediar conflictos, para la representación de sus
intereses frente al gobierno para poder adquirir el apoyo necesario en las áreas de educación y
entrenamiento, ciencia y tecnología, sea con base en la prestación de servicios públicos o en forma
de asociación entre el sector público y el privado.
¿Es posible reproducir los distritos industriales y pueden éstos servir como un modelo? Según
Asheim (1992) esto no sólo depende del acceso a la tecnología de especialización flexible, sino
también de la existencia de empresas pequeñas capaces y de las economías de aglomeración.
¿Tienen las empresas pequeñas las competencias técnicas y profesionales? ¿Existe un número
suficiente de productores en un sector para generar economías externas? ¿Se puede planificar el
surgimiento de economías de aglomeración? ¿Es el gobierno capaz de estimular la acción
colectiva y la asociación público-privada? También pueden darse diversas amenazas a la
continuidad de un distrito. Uno es la desintegración de las instituciones locales sociales bajo el
impacto de procesos (inter)nacionales de cambio social e institucional. Un distrito industrial puede
desintegrarse a raíz de presiones ejercidas por firmas externas y aun firmas internas si estas
últimas optan por proveedores fuera del agrupamiento. Este tipo de efectos efectivamente tomaron
lugar. Cooke y Morgan (1994) analizaron el caso arquetípico de distritos de Emilia Romagna.
Según estos autores, las firmas pequeñas carecían de capacidad innovadora, los aumentos en los
salarios disminuyeron la competitividad y la subcontratación se está trasladando a regiones y
países más baratos. La presión fiscal empujó al gobierno a racionalizar el sistema de apoyo. Para
sobrevivir, las instituciones sirviendo los distritos tienen que vender sus servicios en mayor escala
reduciendo su atención local. Surgieron firmas más grandes por fusiones y adquisiciones. Una de
las respuestas de las firmas pequeñas es formar consorcios.
Según Humphrey (1994), el distrito industrial como modelo tiene tres problemas importantes.
Primero, que la mayoría de las definiciones se limitan a empresas pequeñas. Esto oscurece el
papel jugado por firmas grandes en los distritos. El énfasis en las relaciones entre las firmas desvió
la atención de la estructura interna del agrupamiento y la dinámica de las firmas. Como se vio
arriba, la externalización y la subcontratación es solamente una de las respuestas a la creciente
competencia e incertidumbre. Además, se asume muchas veces que existe una capacidad
empresarial, la cual no existe automáticamente en muchas de las empresas pequeñas. El modelo
de distrito industrial se concentra en las relaciones entre las firmas dentro del agrupamiento pero
no es explícito en cuanto a las relaciones externas del distrito. Schmitz agregó que las diferencias
en el tamaño de la firmas puede tener consecuencias para las características socioeconómicas de
los distritos, especialmente con relación a la competencia con cooperación, acción colectiva y
encaje social (Schmitz, 1994). Como también ha sido expresado por Asheim, la dinámica al interior
del distrito puede alterarse cuando las firmas grandes surgen dentro del agrupamiento y se
introducen desde fuera en el distrito.
¿Cuál es la dinámica de los distritos y cuáles pueden ser las posibles trayectorias de desarrollo?
¿En qué consiste la capacidad de un agrupamiento de responder a cambios externos y cuál es el
papel de los agentes externos? Parece existir un entendimiento en la literatura acerca de que la
apertura económica de los países en donde se encuentren expone los agrupamientos a la
competencia internacional y esto es uno de los mayores cambios que los afecta. Humphrey (ibid.)
introdujo, en este contexto, la noción de cadenas mundiales de productos. Estas cadenas
organizan a los mercados globales y se pueden distinguir entre dos tipos: cadenas comerciales y
cadenas productivas. Las cadenas productivas son coordinadas por empresas manufactureras
grandes, mientras grandes casas minoristas y compañías comerciales coordinan las cadenas
comerciales. Estas últimas consisten en conjuntos de redes, y algunas de ellas se extienden en
distritos industriales. “La trayectoria de desarrollo de un agrupamiento es el resultado de la
interacción entre firmas e instituciones del agrupamiento y otros elementos de la cadena. La
inserción en una cadena crearía un potencial de desarrollo para un agrupamiento, el cual
dependería tanto de su posición en la cadena como de la capacidad de las firmas e instituciones de
aprovechar o crear fuentes de ventajas competitivas y oportunidades para su mejoramiento”
(Humphrey, 1994:158). La forma de integración en la cadena puede variar con el tipo de cadena y
con las características de la demanda de los productos.
Los estudios de caso han mostrado la importancia de los cambios en la demanda para el futuro de
los agrupamientos. La cuestión sin embargo es si la demanda es el factor más importante.
Igualmente críticos son la capacidad competitiva de las firmas en el agrupamiento y el desarrollo de
esta capacidad a nivel del agrupamiento mismo. Esta última línea de argumentación del lado de la
oferta ha sido desarrollada por Sengenberger y Pyke (1991); Spath (1991) y Pyke (1992 y 1994).
Los estudios de caso han demostrado que la eficiencia dinámica a nivel del agrupamiento no se da
frecuente ni fácilmente. Zeitlin (1992) sostiene también que el distrito de ‘tipo italiano’ es demasiado
restrictivo como para servir para prescripciones de política y formuló un modelo más abierto
(división de trabajo extendida entre PYMEs; servicios de apoyo industrial comunes y mecanismos
locales de resolución de conflictos entre actores). La promoción de distritos industriales no significa
la disolución de política nacional sino una nueva distribución de tareas entre diferentes niveles de
gobierno. Las preguntas formuladas por Schmitz y por Humphrey y otros son muy relevantes para
agrupamientos que ya se encuentran en una forma consolidada, pero hay otro conjunto de
preguntas que se refiere a cómo surge un agrupamiento desde el inicio. La concentración
geográfica puede ser una condición necesaria pero no suficiente para que surja un agrupamiento.
Esta concentración atomizada debe desarrollar una división de trabajo entre las firmas.
Knorringa y Meyer-Stamer (1998) examinaron diferentes trayectorias de agrupamientos en
distintas partes del mundo, tomando como base la clasificación de distritos industriales de
Markusen (1996). Un agrupamiento se puede desarrollar en un ‘distrito tipo italiano’. En el caso de
la industria cerámica en Santa Catarina, la experiencia de la industria cerámica italiana
efectivamente sirvió como modelo. Sin embargo, autores, como Cooke y Morgan y otros, tienen
dudas sobre la capacidad innovadora de agrupamientos de firmas pequeñas. Una trayectoria más
común es el desarrollo hacia un distrito de tipo ‘rueda’. El distrito de industria zapatera en el Valle
de Sinos, Brasil es un ejemplo latinoamericano. El tercer caso es la formación de un distrito o
plataforma satélite en donde las PYMEs sirven como proveedoras de firmas grandes que organizan
las cadenas productivas. Esta es la trayectoria menos atractiva y en el fondo no cumple con las
características básicas de un distrito industrial.
El tiempo es un factor importante. Es decir, el tiempo necesario para que los productores empiecen
a interactuar y disfrutar de las economías de localización y de aglomeración. Las grandes ciudades
presentan muchas veces un ambiente favorable para la difusión de información y de innovaciones.
A veces son ciertos accidentes históricos y aún rurales/agrícolas que pueden explicar la formación
de un distrito (por ejemplo, véase Meenu Tewari, 1998).
III. POLÍTICAS INDUSTRIALES REGIONALES
A. Introducción
El desarrollo rápido de tecnologías que permiten disminuir el espacio y el surgimiento de la
competencia global en los años noventa no anunciaron el fin de las regiones. Muy al contrario: la
globalización es un fenómeno intensamente localizado. Además, ciertas regiones han sido capaces
de desarrollar nuevas formas de organización industrial y territorial alrededor de empresas
pequeñas y medianas, las cuales lograron competir en mercados internacionales.
Surgieron nuevas prescripciones de políticas, basadas en la especialización flexible y en distritos
industriales, que se comparan bien con las ideas centrales de la estrategia de ‘clausura espacial
selectiva’ de los protagonistas más antiguos del desarrollo endógeno regional. El planteamiento
central de las políticas de ‘segunda generación’ es que la competitividad no sólo depende de las
capacidades de la empresa individual, sino también de las capacidades de sus proveedores y del
entorno en que la firma opera. Los agrupamientos de firmas no sólo se benefician de las conocidas
economías de aglomeración sino que también podrían profundizar la división de trabajo entre ellas
mismas para compensar las desventajas de pequeña escala y para poder generar nuevas
economías de alcance a través de la recombinación de gran variedad de insumos y de
capacidades en nuevas maneras. La cooperación vertical entre firmas y sus proveedores refuerza
la competencia entre las firmas. Los distritos industriales no son simplemente nuevas formas de
organización industrial sino también son nuevas formas de organización territorial y
socioeconómica. Las instituciones locales regulan y juegan un papel de apoyo. De esta manera se
reconceptualizan varios aspectos del entorno empresarial.
Mientras que la especialización flexible y los distritos industriales han sido un fundamento
importante de las políticas de segunda generación, es necesario señalar que otras opciones de
política surgieron como respuesta a los problemas inmediatos de reestructuración local y
conversión industrial. Es decir, no se crearon a partir de teorías del desarrollo industrial sino que se
formaron en prácticas locales de reestructuración. Muchas veces son denominados enfoques de
‘gestión local’ (véase Cofey y Polese, 1985).
Esta sección está organizada de la siguiente manera: en la primera parte se revisa literatura sobre
los principales temas de política, los instrumentos y los actores de las políticas de segunda
generación y a continuación se presentan los planteamientos generales de las políticas de ‘tercera
generación’.
B. Políticas de segunda generación: actores y áreas de intervención
La literatura tiene tendencias claras con respecto a los temas centrales de política pero existen
variaciones importantes en términos de énfasis. Las empresas nacientes del área y la cooperación
entre firmas figuran de forma central. Las firmas y la inversión externa, que jugaron un papel tan
importante en la ‘primera generación’ de políticas regionales, adquieren solamente un nivel de
segunda importancia, si es que tienen alguna. La infraestructura de apoyo se enfatiza. Las políticas
no deben imponerse desde arriba sino que deben ser encajadas localmente para que sean
efectivas. Por último, creció el reconocimiento del papel de los gobiernos locales y regionales.
1. Firmas, cooperación y asociación entre firmas
Las firmas se han convertido en los actores principales de las nuevas políticas. Como punto de
partida es clave que los empresarios reconozcan que su competitividad no sólo depende de ellos
mismos sino también de la eficiencia de sus proveedores y del entorno en el cual operan. El
elemento central de las experiencias de los distritos industriales es que las empresas responden a
las oportunidades creadas por el agrupamiento y a los beneficios generados por la cooperación
entre las firmas. Existen varias dimensiones de esa cooperación. La primera, la teoría del distrito
industrial, postula que las firmas se especializan verticalmente en los subprocesos manufacturados
y en la producción de componentes y piezas y que esto generaría economías de escala y alcance,
aumentando la competitividad del agrupamiento como conjunto (Schmitz, 1992; Pyke y
Sengenberger, 1994). Segundo, y muchas veces en forma implícita en la cooperación, es la noción
de acuerdos de coproducción entre firmas para poder atender a contratos grandes de venta y a
una complementación de líneas de productos. Una tercera dimensión de la cooperación se refiere
a esfuerzos conjuntos en operaciones de mercado tales como adquisición conjunta de contratos,
especialmente en mercados de exportación. En este renglón se encuentran también esfuerzos
conjuntos de compra de insumos. Una cuarta área se refiere a la cooperación en la esfera de la
inversión, como por ejemplo compartir activos y maquinaria y esfuerzos conjuntos en investigación
y desarrollo y en diseño industrial (véase Best, 1990). Estas formas de cooperación normalmente
se dan de manera selectiva entre unas pocas firmas, pero pueden desarrollarse también en forma
más institucionalizada de cooperación.
La cooperación entre firmas puede ser contrastada con la visión generalizada de que los
empresarios pequeños son personas individualistas y que las empresas pequeñas se encuentran
aisladas en sentido estructural por la falta de acceso a información y recursos; algo que les hace
difícil superar estas desventajas (Spath, 1991; Sengenberger y Pyke, 1991). Sweeney en sus
extensos estudios sobre el comportamiento de la firma pequeña llega a una conclusión similar. Los
empresarios pequeños tienen que cumplir con una gran variedad de tareas, y deben ser muy
selectivos en términos de la información y de los contactos que establezcan con su entorno.
Dependen de los contactos personales con los clientes, con los proveedores y con otros
empresarios. A través de la asociación con otros pueden extender su capacidad de interacción y de
aprendizaje (Sweeney, 1987). Sin embargo esto también requiere del esfuerzo personal del
empresario, el cual es el factor más escaso. En otras palabras, podría ser difícil convencer a los
pequeños empresarios de buscar la cooperación entre ellos mismos.
La cooperación entre firmas puede desarrollarse de distintas formas. El modelo arquetípico de
distrito industrial (italiano) conceptualiza tal cooperación como una red horizontal entre empresas
pequeñas. Estas redes pueden ser abiertas o cerradas, integrando a un grupo pequeño o a un
número grande de empresas. El tamaño y el carácter de la red dependerían del propósito y de la
profundidad de la cooperación misma. Por último, la cooperación entre firmas puede adquirir el
carácter de acción colectiva a mayor escala y para promover los intereses generales de sus
miembros. Existe poca investigación sobre el surgimiento y los papeles de diferentes tipos de
asociaciones empresariales que puedan aportar criterios para la formación de estos diferentes
tipos de organización. Levitsky analizó las asociaciones empresariales tanto en países en
desarrollo como para países en transición hacia la economía de mercado (Levitsky, 1992, 1993,
1994). Las asociaciones empresariales son asociaciones con base en membrecía “establecidas
como entidades de ‘autoayuda’ por empresas o grupos de empresas para promover los intereses y
responder a las necesidades de sus afiliados y del sector privado en general” (1994:24). Son el
vehículo más importante de la acción colectiva por parte de las firmas. Uno de los problemas que
enfrentan estas asociaciones es que muchas veces no son muy representativas por la falta de
miembros y además les faltan los recursos para desarrollar actividades de interés colectivo.
Muchas veces las asociaciones se concentran en la promoción de los intereses de sus miembros
en el plano político y desconocen su papel de servicio e información para sus miembros. La
evidencia empírica demuestra que las asociaciones juegan un importante papel en la dinámica de
un distrito en la mayoría de los casos.
2. Infraestructura de las instituciones de apoyo
La infraestructura institucional de apoyo se refiere a una variedad de servicios de apoyo a la
empresa productiva (Bennett y McCoshan, 1993) y pueden ser clasificados en los siguientes
grupos: servicios de guía son los servicios más elementales pero críticos; consisten en dar
información a los empresarios sobre la disponibilidad de servicios de apoyo, mercados,
proveedores, fuentes de financiación y de tecnología. Los servicios de entrenamiento empresarial
actualmente transfieren información y conocimientos a empresas para que puedan reproducirlos.
Normalmente se dan en forma estandarizada, a través del intercambio de información y
entrenamiento. El tercer tipo se llama asesoría de negocios para el desarrollo de mercados o de
tecnología. Consiste en transferencia de información y conocimientos en forma ajustada a la
empresa individual. Los servicios de asistencia empresarial se refieren a servicios de apoyo que
actúan para la firma. Por último, el apoyo empresarial se refiere a la asistencia directa proveyendo
suministros específicos a la firma (Bennett y McCoshan, 1993).
En la medida en que se extiende la apertura de países y los mercados domésticos se someten a
una mayor competencia, el entorno de la firma se vuelve más volátil. Los empresarios deben
absorber información constantemente sobre estos cambios. Los servicios de información se
vuelven más importantes para poder formular respuestas adecuadas. Típicamente son las
asociaciones generales, tales como cámaras de comercio, asociaciones sectoriales y clubes
empresariales locales los que juegan un papel relevante en prestar servicios de guía.
En cuanto a los servicios de apoyo empresarial, Levy observó que “existe muy poca investigación
sobre la naturaleza y efectividad de las intervenciones colectivas (de gobierno, de las asociaciones
y de ONGs) en el desarrollo de sistemas de apoyo” (Levy, 1994:3/4). Su propia investigación sobre
países como Corea, Japón, Indonesia y Colombia ha generado algunas indicaciones para la
política con relación al mercadeo de exportación, servicios tecnológicos y financieros. Concluyó
que en todos los casos estudiados las fuentes privadas (como de compradores/comerciantes, de
empresas similares, de firmas contratantes y de sus propias asociaciones empresariales) se
prefieren sobre todo a servicios colectivos públicos. Los beneficios de estos últimos varían entre las
PYME (pequeña y mediana empresa) según sus recursos económicos propios. Los mecanismos
de apoyo colectivo son importantes especialmente al inicio de un proceso de crecimiento de las
exportaciones y son efectivos cuando son descentralizados y complementarios a los servicios
privados de apoyo. Best presentó ejemplos de cooperativas crediticias, consorcios para garantizar
préstamos y para mercadeo en varias de las regiones de la ‘tercera Italia’ (Best, 1990).
Otro aspecto es el de los servicios empresariales comerciales, tales como servicios financieros
(cobro de cuentas, contabilidad), servicios de diseño industrial, de mantenimiento e ingeniería,
servicios legales y logísticos y de compra de insumos. Las firmas grandes que adoptan métodos
flexibles de producción frecuentemente externalizan una parte de sus servicios empresariales. Al
mismo tiempo hay muchas otras firmas que son demasiado pequeñas para poder internalizar estos
servicios en alguna forma (Cofey y Bailly, 1991; Cofey, 1992; Goe, 1991). En este contexto,
Hansen enfatizó en la importancia de estos servicios para el desarrollo regional y local (Hansen,
1994).
La prestación de servicios de apoyo puede ser más eficiente dirigiéndose a redes y agrupamientos.
“La capacidad de las firmas locales de enfrentar nuevas demandas, muchas veces depende del
apoyo que brindan las instituciones locales y de la base de fondo de la cooperación entre las firmas
mismas (relaciones de parentesco e interacción social fuerte). Si las instituciones locales (públicas
y privadas) son fuertes, el agrupamiento puede extenderse hacia nuevos nichos de mercado,
extender el espacio de sus actividades dentro de la cadena productiva o desarrollar nuevos
vínculos con el mercado final” (Humphrey y Schmitz, 1996:1867).
La literatura sobre distritos industriales nos presenta algunos ejemplos importantes para ser
mencionados. Con base en su revisión de casos europeos de distritos industriales Schmitz y
Musyck (1994) y Pyke (1992 y 1994) enfatizan la importancia de desarrollar la capacidad
tecnológica de las firmas, encontrar nuevos mercados, entrenar su staff y captar capital. Los
bancos locales jugaron un papel importante para los distritos y tienen un mejor conocimiento del
desarrollo de los agrupamientos locales que los bancos nacionales e internacionales. La
autogestión y las garantías para el crédito han sido importantes en algunos de los casos. El
entrenamiento no sólo se refiere a los trabajadores sino también a los empresarios mismos. En
todos los casos el sector privado jugó un papel en la definición de los programas, su cofinanciación
y su ejecución, mientras que los gobiernos jugaron un papel complementario. En cuanto a servicios
de apoyo al mercadeo, tanto los gobiernos como las asociaciones empresariales jugaron algún
papel. Algunos ejemplos importantes fueron el CITER en Emilia Romagna en Italia y la Fundación
Steinbein en Baden-Wurtemberg, Alemania, que tiene unos 300 puntos de transferencia para poder
llegar a las empresas medianas y más pequeñas. Un caso importante de desarrollo de redes fue el
del Instituto Tecnológico de Dinamarca. Las empresas pequeñas y medianas no estaban
suficientemente equipadas para poder enfrentarse con los retos de la creciente competencia
internacional. Se vio la formación de redes como una manera de poner grupos de empresarios en
contacto con nuevos productos y nuevas tecnologías. Las redes también sirvieron para que los
empresarios desarrollaran nuevos productos, pusieran nuevos agentes representantes y sistemas
de distribución en nuevos mercados, conformaran sus productos en mayores conjuntos de
productos. Así, las firmas pudieron superar obstáculos que difícilmente podían superar
individualmente. La asistencia externa jugó el papel de mediador y facilitador de la red y los fondos
públicos fueron usados para generar apoyo financiero privado y adicional (Humphrey y Schmitz,
1996).
Varios comentaristas han observado que la cooperación entre firmas no se desarrolla fácilmente.
Por ejemplo, Pyke (1994) concluyó con base en las experiencias europeas: “Una de las lecciones
comunes de todas las iniciativas es que la cooperación entre empresas pequeñas requiere de un
catalizador externo o mediador” (Pyke, 1994:121). Varios autores han mencionado la importancia
de una estrategia local regional para integrar los esfuerzos y para conceptualizar los distritos
industriales como un nuevo modelo de desarrollo local regional basado en: delegación de
funciones hacia una gran variedad de organizaciones intermedias y a los gobiernos locales y de
utilizar instituciones cercanas a las empresas, enfatizando la autogestión y organización del sector
privado y con base en una concertación local sobre la dirección de desarrollo económico
(Sengenberger y Pyke, 1991; Schmitz y Musyck, 1994).
3. Encaje local social
Es importante señalar que en los tiempos actuales de competencia global en la cual la
competencia se extiende a todas las esferas de transformación y transacción, el encaje local social
se ha vuelto un tema corriente. Hay diferentes razones que pueden explicar esto. Primero, las
relaciones locales sociales constituyen redes de seguridad que permiten a los empresarios tomar
riesgos e innovar en productos y mercados. Por ejemplo, en el caso de la Tercera Italia se hace
referencia a las estructuras familiares tradicionales que crearon un sistema de apoyo mutuo (Piore
y Sabel, 1983). En segundo término, el encaje local social permite una interacción social intensa,
intercambio de información y difusión más rápida de innovaciones (Visser, 1996). Son
precisamente conocimientos tácitos que se adquieren en esta forma. Tercero, la historia y la cultura
de un territorio generan valores comunes y códigos de comportamiento social que, a su vez,
contribuyen a formar confiabilidad situacional entre los empresarios y esto prepara la base para la
colaboración entre las firmas (Knorringa, 1996). La confiabilidad también disminuye los costos de
transacción ya que las firmas necesitan gastar menos esfuerzo y costo en investigar a los
contratantes potenciales, formular los contratos y preparar posibles contingencias. En cuarto lugar,
la existencia de una identidad local contribuye a formar la base para la concertación y resolución de
conflictos sobre las prioridades para el desarrollo económico local y sobre los cursos de acción
pública, colectiva y privada. La creación de un ambiente más conducente a la concertación y a la
autorregulación local son temas importantes de política.
4. Gobiernos locales y desarrollo económico local
En el período del estado de bienestar y del estado desarrollista los gobiernos locales se
concentraron en la prestación de algunos servicios básicos y en la planificación física. Su rol en
gestionar y promover el desarrollo económico local fue bastante limitado. Existen varios factores
que han contribuido a que los gobiernos locales empezaran a jugar un papel más prominente.
Primero, los procesos de reestructuración industrial provocaron pérdidas masivas en empleo dentro
de las regiones más industrializadas. Las crisis económicas a finales de los años setenta y al
principio de la década de los ochenta hicieron sentir muy fuertemente estos impactos. Los
gobiernos locales respondieron con formas de gestión de emergencia. Un segundo factor fueron
las tendencias hacia la descentralización en el sector público, las cuales a su vez tuvieron múltiples
causas (Helmsing, 1996). Ciertas responsabilidades públicas se transfirieron a los gobiernos
locales. La necesidad de generar más ingresos fiscales obligó a los gobiernos locales a
preocuparse más por el desarrollo económico de su área. En muchos países se aprobaron nuevas
legislaciones que permitieron a los gobiernos locales entrar en asociaciones con el sector privado.
El tercer factor ha sido el cambio en las percepciones de seguridad social (de subsidios al ingreso
a creación de empleo) que contribuyó a que los gobiernos locales se dedicaran a estimular la
creación de empleo local (Bennett, 1990). Cuarto, en algunos países los gobiernos centrales
formularon programas que facilitaron que los gobiernos locales se volvieran más activos en la
promoción del desarrollo económico local. La Unión Europea desde hace muchos años ha jugado
un papel importante en el desarrollo económico local regional a través de sus fondos estructurales
(Fondo Estructural Regional) y programas temáticos (por ejemplo el programa ADEL (Acciones de
Desarrollo Económico Local) y los Planes Tecnológicos Regionales) (PTRs) y las estrategias
regionales de innovación. Finalmente, las experiencias de los distritos industriales han dado una
mayor credibilidad a los gobiernos locales y regionales en materia de desarrollo económico
especialmente en cuanto a la regulación económica, infraestructura, parques industriales, vivienda
social, entrenamiento.
La responsabilidad principal de los gobiernos locales se refiere a la infraestructura física, la
preparación de terrenos y la planificación del uso del suelo. Además los gobiernos locales
normalmente tienen un papel importante en la prestación de los servicios básicos. Por lo general,
los gobiernos locales también en los países avanzados gastan una proporción muy pequeña de
sus presupuestos en actividades directamente ligadas a la promoción de desarrollo económico
local. Más importante, sin embargo, es la manera en que se realizan las funciones básicas y se
entiende el significado económico de aquellos en términos de: a) ser una fuente de oportunidades
económicas, y b) como servicios cuya prestación puede dificultar o contribuir al desarrollo
empresarial y a la competitividad de las empresas (Bennett y McCoshan, 1993).
Los estudios sobre especialización flexible reconocen al papel de los gobiernos locales y
regionales, especialmente los estudios hechos a mediados de los años 80. Por ejemplo, Brusco y
Righi (1989) documentan casos en donde los gobiernos locales y provinciales en el nordoeste de
Italia establecieron parques industriales, ofrecían préstamos a empresas pequeñas y divulgaban
información sobre nuevas tecnologías y mercados en sectores particulares. En muchas instancias
los gobiernos locales ofrecían capital de semilla para proyectos. Sin embargo, los autores expresan
cierta cautela cuando subrayan que raramente el gobierno local jugó un papel decisivo en el
desarrollo de los agrupamientos. Esto ha sido confirmado por otros autores para otros casos
(Schmitz, (1992 y 1994); Meyer-Stamer (1998); Visser (1996).
Una contribución útil, desde la perspectiva de la gestión local del desarrollo, proviene de Blakely.
Según este autor, existen cuatro tipos de opciones estratégicas. El primero se refiere al desarrollo
de la localidad, en términos de su ambiente físico. El segundo se refiere a estrategias
empresariales, sobre todo a través de la formación de nuevas empresas y de atraer nueva
inversión al área. El tercer tipo trata del desarrollo de los recursos humanos locales que se refiere a
la empleabilidad de la fuerza de trabajo local en mercados laborales crecientemente flexibles. El
cuarto se refiere al desarrollo económico comunitario (Blakely, 1989). Este último tiene mucha
semejanza con los programas de microempresa y del sector informal, pero también contiene
elementos del desarrollo alternativo y de la economía social.
C. Políticas de tercera generación
Actualmente estamos virando hacia una tercera generación de políticas de industrialización local
regional. Esta tercera generación es, en parte, una respuesta al estudio continuado y la evaluación
del desarrollo y de la política regional endógena. Por otra parte, estas nuevas políticas surgen del
reconocimiento de que la globalización hace que sistemas territoriales de producción compitan
entre sí mismos y no solamente lo hagan las firmas. Esto significaría que las políticas no pueden
ser exclusivamente locales o regionales, sino que deben tomar en cuenta la posición y el
posicionamiento de los sistemas territoriales dentro de contextos nacionales e internacionales. Las
políticas no pueden ser únicamente locales hasta el punto de excluir o desconocer las políticas
sectoriales e (inter)nacionales, ni puede excluir o desconocer el papel de la firma y la inversión
externa. No sólo se requiere la cooperación entre las firmas, sino también entre las instituciones de
apoyo. La coordinación horizontal entre un número de actores locales (que fue el objeto de las
políticas de segunda generación) debe ser complementada por la coordinación entre niveles. Por
último, las políticas de tercera generación se basan en el reconocimiento de que nuevas políticas
no necesitan más recursos sino buscar mejorar la ‘racionalidad sistémica’ en el uso de los recursos
existentes, a través de la concertación y la convergencia más que por la via de la coordinación
burocrática.
Las políticas de tercera generación se distinguen de las de segunda generación en la medida en
que las instituciones regulatorias y de apoyo deben entender que la capacidad competitiva de los
sistemas regionales de producción no sólo depende de las firmas y sus proveedores sino también
de las condiciones básicas en el entorno externo.
1. Agentes externos y el manejo del nexo externo
Las empresas multinacionales y la inversión extranjera directa son agentes importantes de cambio.
La literatura sobre los distritos industriales básicamente desconoce esta categoría de agentes de
cambio ya que se concentró en la empresa local pequeña. La visión convencional en la teoría del
desarrollo regional sobre la empresa multinacional y la inversión extranjera sigue siendo dominada
por las proposiciones de ‘la planta subsidiaria’. Es decir, aunque las plantas subsidiarias
establecidas por los inversionistas externos pueden contribuir a aliviar el desempleo en las
regiones periféricas, no es muy probable que contribuyan al desarrollo económico a más largo
plazo. Más bien es muy probable que estos efectos sean negativos en términos de propiedad y
control, falta de capacidad innovadora y de baja en los niveles de calificación de sus trabajadores.
Las casas matrices tienden a prohibir el desarrollo de vínculos locales y las plantas se encuentran
insertas en redes productivas externas.
Varios autores han empezado a explorar en qué medida el desarrollo de nuevas tecnologías,
especialización flexible y la competencia ‘nueva’ cambiaría estas proposiciones. En una revisión
extensiva de la literatura, principalmente sobre la inversión multinacional y con relación a Europa,
Young y otros (1994) llegaron a la conclusión de que bajo ciertas condiciones la empresa
multinacional podría ser un instrumento para el desarrollo económico regional. Agregaron cuatro
implicaciones de política. Primero, enfatizan la necesidad de un enfoque regional integrado de
política de desarrollo regional en donde la tecnología más que la inversión en sí es el motivo
principal. Las empresas multinacionales pueden contribuir a establecer agrupamientos sectoriales y
tecnológicos fuertes bajo la condición de que se creen vínculos con universidades locales y centros
de investigación y vínculos hacia atrás con empresas locales. Segundo, esto requiere una política
de búsqueda selectiva de inversión multinacional y un seguimiento continuado para asegurar que
surja un encaje local. Un tercer punto que es importante entender es cuáles son los factores de
localización de inversión multinacional y qué son los factores de atracción de un área como
localización de inversión multinacional. Finalmente, los autores subrayan la importancia de que las
empresas multinacionales tengan gerentes empresariales.
Estos puntos encuentran sustento y son desarrollados más por Barquero (1997) quien planteó que
existía una convergencia (potencial) entre las estrategias de las multinacionales por un lado y las
estrategias de ciudades y regiones por el otro. Señaló que las empresas multinacionales mismas
han cambiado sus estrategias. Es decir, ya no tienen una configuración tradicional jerárquica entre
casa matriz y planta subsidiaria. Las nuevas formas de organización crean en las subsidiarias
mayores niveles de autonomía operacional para poder integrarse localmente. En mercados
altamente competitivos las plantas subsidiarias necesitan redes de provisión de insumos de tipo
JAT (justo a tiempo) y requieren una interacción directa e intensa con proveedores. En su
búsqueda por localizaciones alternativas, las empresas multinacionales ya no están tan
preocupadas por ventajas generales de costo y otras ventajas generales que se presentan en
muchas regiones, sino por ventajas específicas de una localización particular, tales como
provenientes de su agrupamiento económico (estructura industrial), recursos particulares y otras
ventajas no tangibles.
Las trayectorias de crecimiento de agrupamientos de firmas pueden ser alteradas por la llegada de
agentes externos. Los agrupamientos actualmente atraen a agentes externos, tales como casas
comerciales y comerciantes internacionales. Varios de los estudios de caso mostraron que esta
llegada puede tener efectos mixtos sobre el agrupamiento. Puede alterar la estructura de demanda
y puede generar ventajas a favor de las firmas grandes y no a las empresas pequeñas, resultando
en una diferenciación interna del agrupamiento. Humphrey y Schmitz (1994), en su trabajo ya
citado, exploraron las implicaciones de diferentes tipos de cadenas productivas globales sobre el
crecimiento de los agrupamientos. A veces las firmas dentro del agrupamiento operan en diferentes
segmentos de mercado y por tanto un cambio en la estructura de demanda no afectaría a todas las
firmas. En otros casos los agrupamientos han sido exitosos en su respuesta y desarrollaron sus
propios nexos externos. Por ejemplo, a través de organizar su propia marca, con niveles de calidad
especificada y con su propia organización del mercadeo, pequeños productores de mármol en
Macael fueron capaces de deshacerse de su aislamiento y desarrollar una posición en el mercado
nacional e internacional. Una agencia nacional jugó un papel importante como catalizador
(Barzelay, 1994).
El acceso a mercados externos es muchas veces indirecto porque depende de firmas y
comerciantes intermediarios (nacionales o extranjeros) y de firmas en los mercados externos. Se
sabe relativamente poco de la importancia de estas opciones de vínculos al mercado. Puede
referirse a subcontratación comercial, como en el agrupamiento de calzado de Agra, India
(Knorringa, 1996), o puede ser constituido por vínculos comerciales entre redes de pequeños
productores y firmas intermediarias grandes. Yung Whee Rhee y otros (1989) documentaron el
caso de las casas comerciales pequeñas de exportación de Hong Kong. Estas empresas
compraron directamente de exportadores indirectos (sin subcontratación y/o comisión) y jugaron un
papel en el control de calidad y diseño de productos. Clave para su éxito ha sido su conocimiento
profundo de los nichos de mercado en determinados países. El desarrollo de nuevos mercados
requiere un esfuerzo persistente sobre un período de tiempo, y esto está muchas veces por encima
de los recursos y capacidades de las empresas pequeñas. Se necesita apoyo de un nivel mayor.
Una opción es la acción colectiva, al nivel de un agrupamiento, o de un red de empresas
igualmente articuladas que forman un consorcio o desarrollan acción colectiva a través de su
asociación empresarial. Otra opción es recurrir al nivel nacional con una iniciativa sectorial. Esto
nos lleva a la segunda dimensión importante de las políticas de tercera generación.
2. Nuevas formas de gobernabilidad: redes de política
En su libro sobre la ‘nueva competencia’ Michael Best ha sido el protagonista de un nuevo tipo de
política industrial. Según este autor, una política industrial debería promover competencia de tipo
schumpeteriano y firmas más empresariales. Esto significaría, entre otras cosas, formar mercados
y buscar influenciar la forma que toma la competencia de tal modo que conduzca a un mejor
desempeño económico. Estaría basada en: a) una política pro-competencia y antimonopolio; b)
promover redes entre empresas y preservar un balance entre competencia y cooperación; c) dar
prioridad a una estrategia de planificación que sea el resultado de la concertación con líderes
industriales, y no de un diseño de planificadores, por ejemplo a través de asociaciones sectoriales,
d) no tratar de ‘seleccionar ganadores’ sino mantener una orientación sectorial abierta. Las
políticas sectoriales están en menor grado sujetas a politiqueo de intereses específicos, más
plegadas al consenso y la responsabilidad mutua para formular e implementar estrategias
sectoriales (Best, 1990). Existen diferencias en la literatura en términos de quienes deben participar
en los procesos de política industrial. Best menciona a dos (gobierno y líderes industriales), otros,
como Sengenberger y Pyke son partidarios de políticas tripartitas, incluyendo a los sindicatos.
Bennett y McCoshan (1993) van más allá y mantienen que el reto principal es desarrollar una
mayor racionalidad sistémica entre todos los actores involucrados. Un consenso nacional sobre
prioridades de industrialización debe ser un proceso inclusivo, teniendo en cuenta no sólo a los
ministerios directamente responsables y a las asociaciones nacionales de industria, sino que
debería incluir la participación de los sectores y agencias que generan insumos importantes en el
entorno de la industria (es decir, las condiciones básicas en términos de infraestructuras físicas,
económicas —inclusive el sistema de apoyo a la empresa— y social. Una pregunta clave, no
resuelta aun, es ¿en qué forma se incorporan los agrupamientos y distritos industriales, a través
del sector o a través de instituciones territoriales?
Meyer-Stamer (1997) discutiendo el proceso de cambio industrial en el Brasil, llega muy cerca a lo
formulado por Bennett y McCoshan cuando plantea la noción de ‘competitividad sistémica’:
“competitividad industrial sostenida, depende no sólo de las capacidades (a nivel micro) de las
firmas y de un marco macroeconómico estable, sino también y sobre todo de un tejido de
instituciones de apoyo de sectores específicos y de políticas enfocadas (del nivel meso) y de unas
estructuras de gobernabilidad que facilitan la resolución de problemas entre el Estado y los actores
de la sociedad (nivel meta)” (Meyer-Stamer, 1997: 369). El Estado debe funcionar como un
coordinador, moderador y comunicador en redes de política con firmas, sus asociaciones, las
organizaciones intermediarias en ciencia y tecnología y entrenamiento y con los sindicatos. Las
redes deben funcionar, según este autor, como foros abiertos de política no exclusivamente
gubernamentales. Las redes exitosas de política dependen, entre otros, de la autonomía de los
actores colectivos que son capaces de resolver conflictos internos de interés; que tienen confianza
y un compromiso con un justo intercambio, que tienen una orientación hacia resultados
substantivos, un proceso de toma conjunta de decisiones, intercambio de información y que están
basadas en la reciprocidad.
3. Redes de desarrollo económico local
Meyer-Stamer (1997) enfoca el problema desde el nivel nacional y discute cómo las redes
nacionales pueden ser descentralizadas. Bennett y McCoshan (1993) toman una posición
diferente. Según estos autores, la clave es la coordinación local de la acción. Aunque muchos
sistemas de apoyo son organizados al nivel nacional por razones de escala y eficiencia y no
pueden ser descentralizados completamente, la implementación casi siempre ocurre localmente.
Por esta razón las redes deben ser organizadas localmente. Las redes de Desarrollo Económico
Local (DEL) “tienen el propósito de integrar programas verticales y facilitan los flujos de información
sobre oportunidades y sobre recursos necesarios para aprovecharlas”. Las redes facilitan la
internalización de externalidades de la toma de decisiones económicas a través de un mejor
afinamiento de las decisiones, buscando prevenir externalidades negativas y promover las
positivas. Los autores distinguen varios tipos de redes (redes fragmentadas, jerárquicas,
focalizadas, de matrices y de tareas flexibles) y examinan la dinámica del desarrollo de redes.
Encuentran que la capacidad de establecer y desarrollar redes de DEL varía mucho por región,
dependiendo de la diversidad de sus estructuras económicas y del nivel de desarrollo económico,
así como de factores históricos explicando la densidad de las instituciones locales.
En su estudio de 33 redes de DEL y asociaciones públicas-privadas apoyadas por el programa
ADEL de la UE, Bennett y Krebs (1994) concluyeron que “parece que surgen contrastes entre
redes a través de las etapas de desarrollo de los proyectos de DEL. El liderazgo del gobierno ha
sido importante en todas las etapas, mientras que agencias de desarrollo con fines específicos y
los agentes locales jugaron un papel de catalizador y llenaron vacíos” (Bennett y Krebs, 1994:139).
La estructura del liderazgo local es un determinante crucial de las redes locales: mientras más
diferenciada la economía y la sociedad local, menos integradas serán sus actividades colectivas.
Las regiones más exitosas han logrado crear estructuras coordinadas de gobernabilidad local. Sus
redes son similares a las encontradas en los distritos industriales de Italia. Los autores anotan que
el desarrollo de redes covaría con niveles de desarrollo: las regiones estancadas y decrecientes
tienen redes fragmentadas y separadas entre sí (como una configuración de mosaico). El gobierno
central juega un papel más prominente en el desarrollo de proyectos y su financiación en las
regiones menos desarrolladas o estancadas que en las regiones más desarrolladas.
Para concluir, las políticas de tercera generación enfatizan la competitividad sistémica mientras las
políticas de segunda generación se orientan hacia las acciones de las firmas y la cooperación entre
las firmas; así, las políticas de tercera generación enfatizan la importancia de las condiciones
básicas. Estas útimas no sólo se refieren al marco macroeconómico, sino también a un conjunto de
acciones del nivel meso (sector y local) reforzando la competitividad de sistemas regionales de
producción. Estos sistemas regionales de producción no se limitan a agrupamientos de pequeñas
empresas, como en muchos estudios de distritos industriales. Las condiciones básicas también
están fuera del control de la mayoría de las firmas grandes y estas firmas también dependen del
mejoramiento de estas condiciones. Y para las empresas pequeñas los vínculos con firmas
grandes pueden constituir un camino más rápido para la adquisición de innovaciones y
competitividad. Las políticas de tercera generación enfatizan no solamente en la formación de
redes entre firmas sino también entre las instituciones de apoyo para poder generar una mayor
racionalidad sistémica del esfuerzo total. Los sistemas de gobernabilidad industrial están
compuestos de múltiples niveles. El éxito de una localidad o región depende en gran medida de la
manera como movilice el nexo vertical, ganando acceso a programas nacionales e internacionales.
3.6. Organización para la Cooperación y el Desarrolló Económico (OCDE).

Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo


(PNUD)
Representante Residente en México: Thierry
Lemaresquier

• Apoya instituciones y organismos gubernamentales, a la sociedad civil y al sector privado en


la implementación de un programa centrado en el combate a la pobreza, la integración
productiva, el fomento a la cultura democráti- ca, la preservación del medio ambiente y el
fortalecimien- to de la cooperación técnica horizontal de México hacia terceros países.
• Todos los proyectos que lleva a cabo son negociados
a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores, que funge como su contraparte en México.
• El PNUD ofrece a México consultoría sectorial especiali- zada y apoyo en diseño y gerencia de
proyectos.
• Opera de acuerdo con las normas y regulaciones finan- cieras de las Naciones Unidas, utiliza
procedimientos in- ternacionalmente aceptados para facilitar su ejecución y gerencia, y se
adapta a los procedimientos de licitación establecidos en cada país.
• Entre sus principales estudios y publicaciones están La democracia en América Latina. Hacia
una democracia de ciudadanas y ciudadanos y el Informe sobre Desarrollo Humano a nivel
estatal y municipal.
• Fuente: www.undp.org.mx
11

Banco Mundial
Directora para la oficina de México y Colombia: Isabel
Guerrero

Es uno de los principales proveedores de asistencia para


el desarrollo en todo el mundo.
• El objetivo primordial del apoyo que el Banco Mundial brinda
a México es combatir la pobreza y reducir la des- igualdad.
• En este momento está financiando 17 proyectos con un
compromiso total de alrededor de US $3.8 mil millones.
• La nueva Alianza Estratégica con el País (AEP) para el periodo
2005-2008, diseñada para México y elaborada
a partir de consultas realizadas con las autoridades mu-
nicipales, regionales y federales del país, así como con
representantes de la sociedad civil, proyecta el otorga- miento
de préstamos por un monto aproximado de US
$4.8 mil millones durante los siguientes cuatro años.
• Algunas de las publicaciones más recientes sobre
México realizadas por el Banco Mundial son La pobreza en
México: una evaluación de las condiciones, las ten- dencias y la
estrategia del gobierno, y Generación de in- gresos y protección
social para los pobres, entre otras.
• Fuente: www.bancomundial.org.mx

Banco Interamericano de Desarrollo (BID)


Representante en México: Lawrence Harrington

• Es una institución financiera internacional creada en 1959 cuyo


objetivo es ayudar a acelerar el desarrollo económi- co y social de
sus países miembro en América Latina y el Caribe.
• El BID es la mayor fuente de financiamiento público ex- terno
para la región de América Latina.
• Un equipo del BID en coordinación con México prepara la
estrategia de país. Este documento es el marco de referencia
para las operaciones financiadas por el Banco
y establece las prioridades de desarrollo de México, que deben
ser consistentes con las estrategias de desarrollo del BID para la
región. La estrategia de país con México incluye el programa
esperado por el Banco para el perío- do 2002-2006.
• Esta estrategia está basada en cuatro temas:
Modernización del sector social y reducción de la pobre- za;
Integración; Modernización del Estado; Disminución de las
barreras que limitan la competitividad y el desarro- llo eficiente del
sector privado.
• Algunas de sus más recientes publicaciones son
Recaudar para crecer, bases para la reforma tribu- taria
en Centroamérica, Desarrollo emprendedor,
Consideraciones, diseños y evaluación sobre trabajo infantil y
de adolescentes y Sistemas únicos de informa- ción sobre
beneficiarios en América Latina
• Fuente: www.iadb.org
12
Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE)
Embajador de México ante la Organización: Carlos
Elizondo

• La OCDE es un organismo internacional, cuyos países


miembro analizan e intercambian experiencias sobre te- mas
de interés común y definen mejores prácticas en una amplia
gama de áreas de política. Su trabajo incluye temas
económicos, sociales, ambientales y de adminis- tración
pública.
• La OCDE no es una institución financiera ni de asistencia
internacional.
• Agrupa 30 países para quienes la Organización represen- ta
un centro de investigación empírica y aplicada para la
formulación de políticas destinadas a la promoción del
desarrollo económico
• México es miembro de la Organización desde 1994 y esto
ha permitido aprovechar las experiencias de otros países y a la
vez dar a conocer mejor la economía mexi- cana ante los
demás países miembro. Asimismo, México ha servido como
puente de comunicación entre los paí- ses industrializados y
los países en desarrollo, sobre todo de la región
latinoamericana.
• A partir del 1 de junio de 2006, José Ángel Gurría, ex
secretario de Relaciones Exteriores y ex secretario de
Hacienda y Crédito Público, será el nuevo Secretario
General de la OCDE, en sustitución de Donald
Johnston.
• Algunas de las publicaciones más recientes acerca de
México son Estudios Económicos de la OCDE: México Edición
2005, Estudio de la OCDE sobre el e-Gobierno en México y El
Panorama de las regiones de la OCDE.
• Fuente: www.sre.gob.mx/OCDE.

RÉGIMEN JURÍDICO
DEL COMERCIO EXTERIOR DE MÉXICO

CONTENIDO

Abreviaturas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. 1

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. 5

CAPÍTULO I
INTRODUCCIÓN AL COMERCIO INTERNACIONAL

1. Conceptos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . 10
A. Comercio exterior y comercio internacional . . . . . . . . . 10
B. Mundialización, globalización e internacionalización . . . . 12
C. Balanza de pagos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
D. Competitividad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
E. Proteccionismo y liberalismo . . . . . . . . . . . . . . . . . 19

2. Objetos del comercio internacional contemporáneo . . . . . .


. 22
A. Bienes o mercancías . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
B. Los servicios e intangibles: nuevos objetos del comercio . . 25
C. Híbridos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28

3. Sujetos del comercio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


. 28
A. Estado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
B. Empresas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29

4. Escenarios económicos. Del multilateralismo GATT-OMC


a
los bloques regionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
A. Unión Europea (UE) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
B. Mercado Común del Sur (MERCOSUR) . . . . . . . . . . 40
C. Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) . . . 41

VII
VIII CONTENIDO

D. Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) . . . . . 43


E. Foro de Cooperación Económica del Pacífico Asiático
(APEC) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
F. Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico
(OCDE) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
CAPÍTULO II
DEL GATT A LA OMC

1. Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio


(GATT) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
A. Antecedentes y origen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
B. Principios fundamentales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
C. Contenido del GATT . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
D. Las rondas de negociaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
E. Participación de México en el GATT . . . . . . . . . . . . 63

2. Organización Mundial del Comercio . . . . . . . . . . . . . . 67


A. Creación de la Organización Mundial del Comercio . . . . 67
B. Diferencias entre el GATT y la OMC . . . . . . . . . . . . 69
C. Estructura administrativa de la OMC . . . . . . . . . . . . 70
D. Países miembros, mecanismos de adhesión y toma de deci-
siones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
E. Estructura jurídica de la OMC . . . . . . . . . . . . . . . . 79
F. Mecanismo de solución de controversias . . . . . . . . . . 84

CAPÍTULO III
ACUERDOS PARA EL COMERCIO DE MERCANCIAS DE LA OMC

1. Acuerdos sobre el comercio de mercancías . . . . . . . . . . . 88


A. Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio
(GATT, 1994) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
CONTENIDO IX

B. Acuerdo sobre la Agricultura . . . . . . . . . . . . . . . . . 91


C. Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fito-
sanitarias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
D. Acuerdo sobre los Textiles y Vestido . . . . . . . . . . . . 99
E. Acuerdo sobre Obstáculos Técnicos al Comercio . . . . . . 103
F. Acuerdo sobre las Medidas en Materia de Inversión Rela- cionadas con el Comercio
(TRIMs, Trade Related Inves-
tment Measures) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
G. Acuerdo Relativo a la Aplicación del Artículo VI del Acuerdo
General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio de 1994 . . . 107
H. Acuerdo Relativo a la Aplicación del Artículo VII del Acuer-
do General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio de
1994 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 112
I. Acuerdo sobre Inspección Previa a la Expedición . . . . . . 116
J. Acuerdo sobre Normas de Origen . . . . . . . . . . . . . . 117
K. Acuerdo sobre Procedimientos para el Trámite de Licencias
de Importación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
L. Acuerdo sobre Subvenciones y Medidas Compensatorias . . 121
M. Acuerdo sobre Salvaguardias . . . . . . . . . . . . . . . . . 125

2. Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Inte-


lectual relacionados con el Comercio (ADPIC) . . . . . . . . . 128
A. Derechos de autor y derechos conexos . . . . . . . . . . . . 129
B. Marcas de fábrica o de comercio . . . . . . . . . . . . . . . 130
C. Dibujos y modelos industriales . . . . . . . . . . . . . . . . 130
D. Patentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
E. Esquemas de trazado (topografías) de los circuitos inte-
grados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
F. Protección de la información no divulgada . . . . . . . . . 131

3. Entendimientos relativos a las normas y procedimientos por los


que se rige la solución de diferencias . . . . . . . . . . . . . . 132
A. Primera etapa: consultas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
B. Segunda etapa: grupos especiales . . . . . . . . . . . . . . 133
X CONTENIDO

C. Apelaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135

4. Mecanismos de examen de las políticas comerciales . . . . . . 135

5. Programa incorporado de actividades . . . . . . . . . . . . . . 136

6. Correlación de los acuerdos multilaterales de la OMC con la legislación mexicana . . . . . . .


. . . . . . . . . . . . . . . . 140

CAPÍTULO IV
MARCO JURÍDICO DE LA COMERCIALIZACIÓN INTERNACIONAL DE LOS SERVICIOS

1. Antecedentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144

2. Temas relacionados con la comercialización internacional de


servicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145
A. Ventajas comparativas y ventajas competitivas . . . . . . . 145
B. Externalización de los servicios . . . . . . . . . . . . . . . 146
C. Clasificación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 146
D. Principios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 146
E. Formas de comercialización . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
F. Prácticas anticompetitivas . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149

G. Regla de origen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150


H. Solución de controversias . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150

3. Importancia político-jurídica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150

4. El Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (GATS) . 151


A. Trato de nación más favorecida (artículo II) . . . . . . . . . 155
B. Transparencia (artículo III) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155
C. Divulgación de la información confidencial (artículo III bis) 156
D. Participación creciente de los países en desarrollo (artícu-
lo IV) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 156
E. Acceso a mercados (artículo XVI) . . . . . . . . . . . . . . 157
F. Trato nacional (artículo XVII) . . . . . . . . . . . . . . . . 158
CONTENIDO XI
G. Liberación progresiva (artículos XIX-XXI) . . . . . . . . . 159
H. Compromisos específicos (artículo XIX) . . . . . . . . . . 160
5. Sectores y subsectores que se comercializan. . . . . . . . . . 161

A. Movimiento de personas físicas proveedoras de servicios en


el marco del acuerdo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
B. Servicios de transporte aéreo . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
C. Servicios financieros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164
D. Transporte marítimo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 166
E. Telecomunicaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 166

6. Regulación bilateral en los tratados de libre comercio suscritos


por México . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169

7. Asimilación de los compromisos internacionales en ordena-


mientos nacionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 170

CAPÍTULO V
TRATADOS DE LIBRE COMERCIO SUSCRITOS POR MÉXICO

1. Tratado por el que se crea la Zona de Libre Comercio de Amé-


rica del Norte (TLCAN) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 178
A. Alcance y cobertura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 180
B. Disposiciones para el comercio de mercancías . . . . . . . 183
C. Disposiciones para el comercio de servicios . . . . . . . . . 190
D. Procedimientos de solución de controversias . . . . . . . . 197
E. Acuerdos sobre Cooperación Ambiental y Cooperación La-
boral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 198

2. Tratados de libre comercio suscritos por México con países la- tinoamericanos . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . 200
A. Tratado de Libre Comercio del Grupo de los Tres: México- Venezuela-Colombia . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . 201
B. Tratado de Libre Comercio México-Costa Rica . . . . . . . 206
C. Tratado de Libre Comercio México-Bolivia . . . . . . . . . 209

D. Tratado de Libre Comercio México-Nicaragua . . . . . . . 212


E. Tratado de Libre Comercio México-Chile . . . . . . . . . . 215
F. Tratado de Libre Comercio México-El Salvador, Guatemala
y Honduras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 220
G. Acuerdo de Complementación Económica núm. 5, celebra-
do entre México y Uruguay . . . . . . . . . . . . . . . . . 224

3. Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política en- tre los Estados Unidos
Mexicanos y la Comunidad Europea y
sus Estados Miembros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 228
A. Decisión del Consejo Conjunto . . . . . . . . . . . . . . . 229
B. Decisión del Consejo Conjunto del Acuerdo Interno sobre
Comercio y Cuestiones relacionadas con el Comercio entre
México y la Comunidad Europea, núm. 2/2000 . . . . . . . 232
CONTENIDO 2

4. Tratado de Libre Comercio México-Israel . . . . . . . . . . . . 236

5. Negociaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 239
Tratado de Libre Comercio entre México y los Estados de
la Asociación Europea de Libre Comercio . . . . . . . . . . 240

CAPÍTULO VI
LAS FUENTES JURÍDICAS INTERNAS

1. Marco jurídico constitucional . . . . . . . . . . . . . . . . . . 243

2. Legislación federal relacionada con el comercio exterior de mercancías . . . . . . . . . . . .


. . . . . . . . . . . . . . . . 254
A. Ley de Comercio Exterior y su Reglamento . . . . . . . . . 254
B. Ley Aduanera y su Reglamento . . . . . . . . . . . . . . . 257
C. Ley del Impuesto General de Importación y Exportación . . 266
D. Plan Nacional de Desarrollo . . . . . . . . . . . . . . . . . 270

3. Aspectos fiscales relacionados con la actividad del comercio internacional . . . . . . . . . . .


. . . . . . . . . . . . . . . . 273
A. Ley del Impuesto al Valor Agregado . . . . . . . . . . . . . 274

B. Ley del IESPS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 277


C. Ley Federal de Derechos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 278
D. Código Fiscal de la Federación . . . . . . . . . . . . . . . . 279
E. Ley del Impuesto sobre la Renta . . . . . . . . . . . . . . . 280
F. Reglas fiscales de carácter general . . . . . . . . . . . . . . 281

4. Leyes especiales relacionadas con el comercio exterior . . . . . 281


A. Ley de Inversión Extranjera y su Reglamento . . . . . . . . 282
B. Ley Federal de Competencia Económica y su Reglamento . 285
C. Ley de Propiedad Industrial y su Reglamento . . . . . . . . 289
D. Ley Federal sobre Metrología y Normalización y su Regla-
mento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 292
E. Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al
Ambiente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 293
F. Ley General de Salud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 295

G. Ley Federal de Sanidad Vegetal . . . . . . . . . . . . . . . 296


H. Ley Federal de Sanidad Animal . . . . . . . . . . . . . . . 297

5. Regulación nacional de la comercialización de los servicios . . 298

6. Normas de la OMC . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 301

CAPÍTULO VII
IMPORTACIÓN Y EXPORTACIÓN EN MÉXICO

1. Importaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 303
CONTENIDO 3

A. Concepto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 303
B. Regímenes de importación . . . . . . . . . . . . . . . . . . 304
C. Documentos y trámites de importación . . . . . . . . . . . 309
D. Regulaciones arancelarias . . . . . . . . . . . . . . . . . . 315
E. Restricciones no arancelarias . . . . . . . . . . . . . . . . . 320
F. Financiamiento a las importaciones . . . . . . . . . . . . . 322

2. Exportaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 324
A. Concepto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 324

B. Regímenes de exportación . . . . . . . . . . . . . . . . . . 325


C. Regulaciones arancelarias . . . . . . . . . . . . . . . . . . 328
D. Regulaciones no arancelarias . . . . . . . . . . . . . . . . . 328
E. Promoción de exportaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . 329
F. Programas de fomento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 332
G. Programas de promoción sectorial (PROSEC) . . . . . . . . 349
H. Apoyos financieros a los exportadores . . . . . . . . . . . . 353

3. Actividades de comercio exterior realizadas en la franja y re-


gión fronteriza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 358
A. Concepto de franja y región fronteriza . . . . . . . . . . . . 358
B. Régimen jurídico aplicable a la franja y región fronteriza . . 359
C. Régimen legal de la industria maquiladora . . . . . . . . . 362
D. Programa de Fomento y Operación de la Industria Maquila-
dora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 366
E. Evaluación del desempeño de las maquiladoras . . . . . . . 375

CAPÍTULO VIII
ORGANISMOS DE CONTROL Y APOYO AL COMERCIO EXTERIOR

1. Organismos públicos centralizados . . . . . . . . . . . . . . . 379


A. Secretaría de Economía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 380
B. Secretaría de Hacienda y Crédito Público . . . . . . . . . . 388
C. Secretaría de Salud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 397
D. Secretaría de Comunicaciones y Transportes . . . . . . . . 399
E. Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pes-
ca y Alimentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 402
F. Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales . . . . 403
G. Secretaría de Relaciones Exteriores . . . . . . . . . . . . . 404

2. Organismos públicos descentralizados . . . . . . . . . . . . . . 409


A. Banco Nacional de Comercio Exterior (BANCOMEXT) . . . 409

B. Banco de México . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 414

3. Organismos del sector privado . . . . . . . . . . . . . . . . . . 415


A. Asociación Nacional de Importadores y Exportadores de la
República Mexicana (ANIERM) . . . . . . . . . . . . . . . 415
B. Consejo Empresarial para Asuntos Internacionales (CE-
MAI) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 416
C. Coordinadora de Organizaciones Empresariales de Comercio
Exterior (COECE) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 417

4. Comisiones competentes en materia de comercio exterior . . . 419


A. Comisión para la Protección del Comercio Exterior de Mé-
xico (COMPROMEX) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 419
B. Comisión de Comercio Exterior . . . . . . . . . . . . . . . 423
C. Comisión Mixta para la Promoción de las Exportaciones
(COMPEX) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 424
D. Sistema Nacional de Promoción Externa (SINPEX) . . . . 427

CAPÍTULO IX
SISTEMA NACIONAL DE DEFENSA CONTRA PRÁCTICAS DESLEALES DE
COMERCIO INTERNACIONAL

1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 431

2. Ordenamientos internacionales . . . . . . . . . . . . . . . . . 432

3. La regulación en materia de prácticas desleales en México . . . 433

4. Prácticas desleales de comercio internacional . . . . . . . . . . 434


A. Dumping . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 435
B. Subvenciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 442

5. Medidas de salvaguardia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 443

6. Cuota compesatoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 445

7. Procedimiento aplicable . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 446


A. Autoridades que participan . . . . . . . . . . . . . . . . . . 446
B. Inicio de la investigación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 447
C. Inaplicabilidad de la Ley Federal de Procedimiento Admi-
nistrativo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 453

8. Recursos existentes en la legislación nacional . . . . . . . . . . 454


A. Recurso de revocación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 454
B. Juicio de nulidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 455
C. Juicio de amparo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 456

9. Mecanismos alternativos de solución de controversias (estable-


cidos en tratados internacionales) . . . . . . . . . . . . . . . . 456
A. Capítulo XIX del Tratado de Libre Comercio de América
del Norte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 457
B. Procedimiento de revisión ante un panel . . . . . . . . . . . 460

Anexo I
Decretos de los programas de fomento de exportación . . . . . . . 465

Anexo II
Formularios de solicitudes relativos al comercio exterior . . . . . 561

Anexo III
Terminos de Compraventa Internacional . . . . . . . . . . . . . . 615

Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 629

3.7. Parámetros para la gestión de la Innovación Tecnológica.

Gestión de innovación tecnológica en PYMES manufactureras

Introducción
Con base en la teoría general de la innovación tecnológica ([3], [5], [6], [8], [9], [16], [17]) y el
análisis de las variables clave para la gerencia de la innovación tecnológica en pequeñas y
medianas empresas (PYMES) de los países desarrollados y en vías de desarrollo ([2], [11], [12],
[13], [14]), y sus relaciones básicas expresadas a través de un cuadro de mando integral [7], se
construye un modelo para esta gerencia y contexto el cual se refiere en lo sucesivo como el
Modelo GIT PYMES LAT [10]. A continuación se definen las bases conceptuales para la
generación de dicho modelo, en función a la estrategia innovadora de las pymes a partir del cual
se construye un cuadro de mando integral. Luego, se revisan las premisas básicas para la
concepción del modelo, y a continuación se presenta una estructura general del mismo y,
posteriormente, se definen las variables específicas y sus interrelaciones.

Bases conceptuales para la generación de un modelo de gestión de la innovación


tecnológica en pymes

El Cuadro de Mando Integral propuesto por Kaplan y Norton [7], permite diseñar la estrategia
para la acción empresarial. Dada su gran aplicación como herramienta útil para el diseño de un
sistema gerencial para la innovación, fue utilizado como base conceptual en la generación del
modelo para la gestión de la innovación tecnológica aquí descrito.

El primer punto del CMI es la estrategia y por esta razón, antes de la selección de las variables
en cada una de las perspectivas sugeridas por este instrumento, se revisará la estrategia que
sigue o debe seguir una pyme innovadora o en busca de la innovación, especialmente en los
países en desarrollo y desde el punto de vista de los recursos internos de la organización.

Estrategia para la innovación en pymes

Existe abundante experiencia empírica que permite afirmar que para innovar una empresa
puede considerar las siguientes estrategias: incrementar los ingresos por productos nuevos o
mejorados y/ó mejorar la eficiencia operativa a través de cambios en los métodos actuales y la
inversión en tecnologías de producción. Fundamentalmente, se puede asegurar que los nuevos
productos y procesos pueden ser obtenidos a partir del desarrollo del personal
y la adquisición de tecnología clave.

En cuanto a la estrategia que siguen las pymes en Latinoamérica para la innovación, la mayoría
de las veces ésta no se encuentra explícita, sin embargo puede deducirse de análisis realizados
en empresas pertenecientes a los más variados sectores. Por ser pertinentes al área geográfica
en la que se desarrolla y aplica el modelo de gestión de la innovación tecnológica,
se consideran como referencia importante para definir la estrategia innovadora en estas
empresas diversos estudios de la capacidad tecnológica y de innovación de la industria
manufacturera venezolana, realizados a nivel de un número representativo de empresas
grandes, medianas y pequeñas [19], los cuales están basados en análisis aplicados en otros
países latinoamericanos, como Colombia y Brasil.

A partir del análisis realizado a las distintas organizaciones consideradas, se desprenden


las más importantes fortalezas y debilidades, y factores motivadores y obstáculos para el
proceso de innovación de las pymes, lo cual define la situación actual.

Fortalezas y debilidades de las pymes para la innovación

Fortalezas

Flexibilidad.

Velocidad de respuesta ante cambios externos.

Comunicación interna efectiva.

Debilidades

Débil infraestructura de investigación y desarrollo.

Poco poder de mercado.

Frágiles canales de distribución.

Falta de recursos financieros para emprender actividades de investigación de mercados


y tecnologías.

Poca capacidad para la fabricación y el diseño/rediseño de maquinaria y equipo, para


la organización de la producción, los programas de entrenamiento continuo y la introducción
de CAD y CAM.

Esta última debilidad tiene un gran impacto ya que este conjunto de innovaciones
constituye un importante instrumento de apoyo a las actividades productivas, encontrándose
que su difusión ha elevado los parámetros de eficiencia industrial a nivel internacional.

Factores motivadores y obstáculos para las actividades de cambio

Factores motivadores

Mercado.

Iniciativa personal.

Problemas con las materias primas.

Deficiencias de calidad.

Dificultades con los equipos.


Problemas de contaminación.

Fallas de seguridad.

El mercado ha sido identificado como el primer factor motivador en la mayoría de los casos,
lo cual destaca la importancia de las interrelaciones entre las áreas funcionales de mercadeo
y producción, por lo que mientras más débil sea el conocimiento y la relación con
los clientes por parte de la empresa, menor será su propensión a realizar actividades de
cambio o de innovación. La iniciativa personal resalta la necesidad del liderazgo para el
cambio. El relego al último lugar de los problemas relacionados con la contaminación y la
seguridad, pueden reflejar que los problemas ambientales todavía no han pasado a formar
parte de la discusión de competitividad y desarrollo sustentable en estos países.

Obstáculos

Falta de personal capacitado.

Problemas con las materias primas.

Carencias financieras.

Ausencia de información técnica.

Fallas de los equipos.

Acceso restringido a la asistencia técnica.

Los factores mencionados como obstáculos para la innovación tecnológica, sugieren que la
realización exitosa de las actividades de cambio está fundamentalmente asociada con la
capacidad tecnológica del recurso humano con que cuentan las empresas, sin menospreciar
aspectos como problemas de acceso, costo y calidad de las materias primas, lo cual pareciera
ser un reflejo de la escasa vinculación con los proveedores y ausencia de “clusters” de
negocios o “redes competitivas”

Más específicamente, estos estudios han revelado que en el sector de las pymes los
esfuerzos en áreas clave están dirigidos, en primer lugar, a la implementación de programas
de mejoramiento continuo, seguido por el desarrollo de sistemas de información gerencial. Los
esfuerzos siguientes se dirigen al mercadeo, y desarrollo de productos y procesos.

En cuanto al desarrollo de los recursos humanos, se observa que en las pymes la


planificación de la formación y desarrollo del recurso humano es poco atendida, lo cual es un
aspecto a fortalecer ya que este recurso constituye el fundamento para aumentar la
competitividad. El aspecto positivo es que existe preocupación por mejorar esta gestión vital
para el desarrollo de las capacidades tecnológicas de una firma.

En lo que se refiere a la inversión en intangibles, la cual refleja de alguna manera la


intensidad del gasto en esfuerzos tecnológicos llevado a cabo por las empresas, existe una
tendencia a valorar más la inversión en intangibles siendo la más apreciada la contratación de
asistencia técnica y consultoría, seguida por la inversión en entrenamiento, en actividades de
investigación y desarrollo, investigación de mercados. Baja inversión en información técnica
especializada. Menor inversión en adquisición de patentes y licencias.

Esta poca inversión en adquisición de patentes y licencias se considera una debilidad toda vez
que se considera que permite una absorción efectiva de tecnología, ya que requiere un
conocimiento profundo sobre el sistema de producción y sobre los productos de las empresas,
por lo que su uso requiere de cierto grado de madurez y dominio tecnológico.

Respecto a las vinculaciones y relaciones externas, existe un número importante de


empresas que nunca ha establecido algún tipo de relación con instituciones externas. Aquellas
que tienen relación lo hacen fundamentalmente con empresas relacionadas y
clientes. Muchos estudios han destacado la importancia de los enlaces usuario-productor
y del desarrollo de “clusters” o “redes” para estimular el avance tecnológico y superar las
barreras
a la entrada en los mercados internacionales.

En cuanto a lo relativo a las variables de innovación, las actividades de innovación de


productos y procesos se agrupan en cinco categorías:

Desarrollo de Productos

Modificación de productos actuales

Copia de productos de competidores

Producto radicalmente nuevo

Desarrollo de Procesos

Mejora en los procesos existentes

Copia de procesos de empresas competidoras

Desarrollo de un nuevo proceso

Ingeniería y Diseño

Adaptaciones a equipos actuales

Fabricación propia de equipos de producción

Fabricación de equipos de control

Diseño y Rediseño de Máquinas y Equipos

Rediseño de equipos de producción

Rediseño de equipos de control

Diseño completo de un equipo de producción

Diseño completo de un equipo de control

Organización de la Producción

Introducción de CAD y CAM

Introducción de sistemas de manufactura flexible

Programas de mejoramiento continuo de la calidad


Justo a tiempo

Programas de entrenamiento continuo

El mayor o menor énfasis en cierto tipo de actividad de innovación en la empresa y la


frecuencia con que ésta se realiza son elementos importantes en la definición de su estrategia
tecnológica. La realización, por ejemplo, de actividades de innovación exclusivamente a nivel de
los productos o el darle prioridad a las actividades relacionadas con los procesos, las
maquinarias o la organización de la producción, puede denotar estrategias totalmente
diferentes.

Los resultados arrojan que entre estas actividades de innovación predominan las
denominadas “innovaciones incrementales o continuas” (mejoras en los procesos existentes,
programa de mejoramiento continuo, adaptaciones a equipos actuales), las cuales mejoran
procesos y productos a través de cambios menores en la tecnología disponible.

En general, este tipo de innovación es el resultado de las tareas que se realizan desde la
función de producción más que de la actividad formal de investigación y desarrollo. Estas
tareas producen mejoras notables en la productividad y en la calidad de los productos que
manufactura la empresa, y representan una vía superior de aprendizaje que contribuye al
desarrollo de capacidades tecnológicas las cuales conducen a un dominio más profundo del
sistema producto-proceso que utiliza la empresa.

Cuadro de Mando Integral para una Estrategia Innovadora en Pymes

Para la construcción del modelo de gestión de la innovación tecnológica adaptado a la realidad de


las pymes establecidas en países en desarrollo, específicamente en Latinoamérica, el cual describa
el proceso y sugiera las acciones que desde el interior de la empresa se deben emprender a objeto
de fortalecer la competitividad basada en la capacidad de innovación, se requiere la selección de
las variables clave para dicha gestión y la determinación de sus interrelaciones, lo cual puede
hacerse a partir de un CMI.

Como se mencionó anteriormente, en el caso de las pymes de los países en desarrollo,


específicamente en el sector manufacturero, la innovación de procesos es la primera fuente de
innovación. Esto, unido a la complejidad del manejo simultáneo de las innovaciones de producto
y de proceso por responder las mismas a distintas estrategias de innovación, ha sido el criterio
para delimitar el modelo hacia la gestión de las innovaciones de proceso. Por lo tanto, se
seleccionan aquellas variables determinantes en la ocurrencia de las actividades de innovación en
ingeniería y diseño, organización de la producción y desarrollo de procesos.

Tomando en cuenta la caracterización de la estrategia de innovación de las pymes,


previamente descrita, se sugiere el CMI de la selección de los En la Tabla 1 puede apreciarse las
relaciones entre los objetivos y sus indicadores en las perspectivas sugeridas por dicho
instrumento.
Tabla 1. Objetivos estratégicos e indicadores para la estrategia de innovación en pymes.

Objetivos estratégicos Indicadores de Efecto Indicadores causales


Financiero

F1. Incrementar los ingresos Porcentaje de los ingresos Innovaciones de proceso


producto de las innovaciones de
proceso
F2. Reducir la estructura de
costos Costos

Ingresos/empleados
F3. Mejorar el proceso de Disponibilidad para
inversión Inversiones en RH/Ventas inversiones
Inversiones en proceso/ventas
Clientes

C1. Incrementar la Defectos Calidad de producto y proceso


satisfacción de los clientes Devoluciones
Reclamos

Procesos internos

I1. Mejorar los procesos Capacidad de proceso Innovación de proceso


(indicadores de tiempo y
calidad)
Aprendizaje y crecimiento

L1. Incrementar la capacidad de Productividad de la mano de Entrenamiento


innovación del recurso obra
humano Educación de los empleados

Premisas del Modelo

El modelo que se desea construir tiene por objetivo facilitar la gestión de la innovación
tecnológica en las pymes de países en desarrollo, las cuales no disponen de suficientes
recursos para la realización formal de actividades de I+D. El estudio de la situación actual de
estas empresas en materia de innovación permite afirmar que, en general, carecen de
herramientas de gestión de la innovación tecnológica adaptadas a su realidad. Esto trae como
consecuencia, el escaso o nulo desarrollo de la capacidad de gestión de la innovación, ya que
la gerencia no dispone de medios para distribuir los recursos en este sentido, ni para apreciar
el impacto futuro de las innovaciones en los resultados de su empresa, por lo cual
desaprovecha dicha capacidad como elemento fundamental en el mundo de hoy para la
supervivencia y éxito de las organizaciones.

Por lo tanto, se aspira que el modelo constituya una guía útil para la toma de decisiones
en cuanto sirva al establecimiento de políticas convenientes dirigidas a encaminar a la empresa
en la generación de innovaciones. Para ello debe permitir la comprensión necesaria acerca de
la interacción de los elementos funcionales en este tipo de empresas y las salidas o resultados
más probables dentro de los posibles escenarios, así como también las variables de control y uso
de ellas para diseñar tácticas eficientes en materia de innovación.

Se espera que el modelo sea útil para la definición de estrategias por parte de los
encargados del proceso en las empresas o por sus asesores externos, aunque desde luego que
con el mismo no se pretende sustituir el talento gerencial y el espíritu emprendedor para la
conducción del proceso ya que eso sería una misión imposible de realizar. Dado el ámbito en
el que aplica el modelo, el mismo debe constituir una herramienta completa pero sencilla en su
forma, de manera que pueda ser manejada fácilmente por la gerencia de la organización.

Su uso se prevé a un nivel táctico u operacional, ya que apoyará la toma de decisiones y la


elaboración de planes de acción con principal aplicación en el área de operaciones,
específicamente a nivel de la estrategia de manufactura u operaciones, pero con la visión
integrada de las distintas funciones del negocio. Adicionalmente, se debe resaltar que se aspira
obtener un modelo general que pueda adaptarse a las condiciones específicas de cualquier
pyme en el contexto señalado.

Finalmente, es necesario destacar el hecho de que el modelo se desarrolla desde la


perspectiva de la ingeniería con una visión de sistemas o enfoque sistémico, pero se nutre de
aportes fundamentales de las ciencias económicas las cuales han profundizado en el estudio
del fenómeno de las innovaciones tecnológicas en las organizaciones. Se utiliza como punto de
partida el CMI, el cual sirve para la construcción de un sistema de gestión a partir de cuatro
aspectos claves: Aclarar y traducir la visión y la estrategia de la empresa, comunicar y
vincular dicha estrategia, planificar y establecer los objetivos y realizar el feedback
estratégico y formación.

Estructura del modelo

Con base en el Cuadro de Mando Integral para una estrategia de innovación en pymes, se
propone la estructura general del modelo en la Figura 1, la cual muestra los principales
elementos y sus relaciones básicas, que constituyen la esencia de la gestión de la innovación
tecnológica en este sector.
Figura 1 Estructura del Modelo GIT PYMES LAT.

El punto central del modelo es la estrategia innovadora a nivel operativo, la cual forma
parte de una estrategia general de innovación de la empresa como vía para alcanzar la
competitividad. Esta estrategia consiste en alcanzar una alta eficiencia operativa, a partir de
inversiones en procesos y en los recursos humanos, que permitan lograr los niveles de calidad
exigidos por los clientes y competir, con base en mejores precios y tiempos de entrega. De
esta manera la empresa estaría garantizando su supervivencia, uno de los aspectos críticos a
nivel de las pymes en países en desarrollo, dadas las inmensas fortalezas de los competidores
de países desarrollados.

El modelo está concebido atendiendo las cuatros perspectivas fundamentales del CMI, y en cada
una de ellas se ha elegido una variable clave, de control o decisión, para focalizar la acción de la
gerencia.

En la perspectiva financiera, la variable de decisión seleccionada es la inversión en


innovación de procesos, tanto en activos fijos (principalmente adquisición o mejoras de
equipos, herramentales y otros) como en recursos humanos (capacitación y entrenamiento). El
monto a invertir es función del resto de los flujos monetarios de la organización: ventas,
costos, capital de trabajo, margen operativo, impuestos, entre otros flujos que determinan los
resultados financieros de la organización. Esos resultados financieros, los cuales miden la
creación de valor de la organización, representan la variable de control para determinar el
efecto de la estrategia.

Respecto a la perspectiva de procesos internos, se considera como principal variable de control


la eficiencia operativa de la planta, la cual mide la capacidad de alcanzar en la práctica los
resultados esperados a nivel de producción, en función a la capacidad del proceso y sus equipos, la
calidad obtenida y la productividad de su fuerza laboral.
En cuanto a la perspectiva del cliente, la satisfacción del cliente está en función del nivel de
servicio obtenido, medido éste como el tiempo en el cual son atendidos los
requerimientos. Esta satisfacción a su vez depende de otras variables, tales como la calidad
del producto, y define la decisión de compra, por lo que tiene una alta influencia en los
pedidos o demanda que reciba la empresa.

Finalmente, en la perspectiva del aprendizaje y crecimiento, la variable crítica es la capacidad


del recurso humano de la organización, la cual es proporcional a la experiencia del personal
tanto por la capacitación y entrenamiento que se da a dicho recurso, como por la adquisición
de personal capacitado para realizar las tareas.

En la siguiente sección se detallan las principales variables correspondientes a cada una de las
perspectivas que forman parte del modelo.

5. Relación entre las variables del modelo

La linealidad en la causalidad que se deduce de un CMI es una simplificación del modelo


mental de los procesos en estudio, ya que en la realidad se presenta una red de
interrelaciones entre los distintos elementos que los conforman [1]. De allí que la estructura
sugerida para el Modelo GIT PYMES LAT, presentada en la Figura 1, sólo es una simplificación y
no explica la complejidad de la gestión de las innovaciones tecnológicas en las organizaciones.

Una primera aproximación a la relación entre las variables clave para la gestión de la
innovación tecnológica en las pymes, puede derivarse del análisis realizado por Deming [4], a
partir de la denominada Reacción en Cadena, la cual establece una secuencia de efectos
directos entre la calidad, costos, beneficios y resultados de la organización en el siguiente
esquema lineal: Calidad Productividad Competitividad.

Según esta Reacción, la competitividad aumenta cuando se mejora la calidad de los productos,
ya que incrementar la calidad significa reducir el número de unidades defectuosas y, en
consecuencia, disminuir el costo de producción porque se minimiza el número de piezas que
requieren reproceso y además se mejora la utilización de la mano de obra, del tiempo de máquina y
de los materiales. Al tener un menor costo de producción, o mayor productividad, se puede
obtener más beneficio y capacidad de competencia en un mercado con altas exigencias.

En el caso del modelo de la gestión de la innovación en las pymes, se puede analizar esta
reacción a partir del impacto de las innovaciones de procesos. Iniciando el análisis por la
perspectiva de aprendizaje y crecimiento, dada su importancia para el logro de los objetivos en
las restantes perspectivas, se puede asegurar en primer lugar que la capacidad innovadora del
recurso humano expresada como el nivel profesional o de experiencia de una pyme es clave
para la producción de innovaciones de procesos a nivel de la firma.

Esta capacidad es incrementada mediante inversión en recurso humano (ya sea en


entrenamiento, asesorías técnicas, incentivos al conocimiento, premios por sugerencias) y por la
capacidad de los sistemas de información que posee la organización. El mismo hecho de
aumentar la capacidad del recurso humano, puede incrementar esta capacidad. Por ejemplo,
mejora la motivación del personal para seguir aprendiendo y recibir los incentivos económicos que
se den al esfuerzo innovador. Mientras mayor motivación tenga el personal, existirá más
propensión a hacer sugerencias para la mejora de productos y procesos en la organización.

Adicionalmente, el desarrollo de innovaciones, lo cual puede ocurrir también por inversión


en procesos, como en el caso de adquisición o rediseño de equipos, permite obtener una
experiencia adicional que aumenta la capacidad del recurso humano ya que la implementación
de nuevos procesos o las mejoras de los mismos se traducen en una fuente de aprendizaje
para el personal.

Estas innovaciones de proceso impactan la calidad de los productos o servicios percibida por el
cliente, lo cual significa reducir el número de unidades defectuosas y de reclamos, e implica por
tanto un aumento en la productividad y un menor costo de
producción ya que existe una disminución en las piezas que requieren reproceso y además una
mejor utilización de la mano de obra, del tiempo de máquina y de los materiales. Por esto
aumenta la satisfacción del cliente, lo cual garantiza la demanda que tendrá la empresa. De esta
manera se pueden obtener mayores beneficios lo cual aumenta la disponibilidad para invertir
en las capacidades del personal y en las innovaciones de procesos, formándose así

Figura2. Diagrama Relacional del Modelo GIT PYMES LAT

La complejidad de este diagrama aumenta en la medida en que cada variable del modelo
se expresa en función de los indicadores de efecto y de causa. capacitación. Los beneficios
a su vez son función de las ventas, las cuales son producto de las entregas y el precio de
venta.

En la perspectiva de aprendizaje y crecimiento la inversión aumenta el nivel de


capacitación del recurso humano, el cual junto a la composición de la fuerza laboral, según el
grado de conocimiento o dominio de los procesos, enriquece el nivel promedio de experiencia
o know how del personal. Esta experiencia del recurso humano incide positivamente en la
productividad de la organización y, por lo tanto, en el aprovechamiento de la capacidad
deproducción de la planta, las cuales constituyen indicadores de la eficiencia operativa incluidosen la
perspectiva de procesos internos.
Figura 3. Diagrama causal del Modelo GIT PYMES LAT

En cuanto a la inversión realizada en procesos (equipos y herramientas nuevas o


mejoradas, modificaciones en distribución de equipos, tecnologías de procesos nuevas o
mejoradas, entre otras) se estima que su efecto es positivo en la calidad de los procesos,
entendida ésta como la facultad de los mismos en producir bajo las especificaciones
requeridas, y por lo tanto, en la capacidad de producción. Este efecto en la capacidad de
producción se traduce en una mayor entrega de los productos a los clientes, en la cantidad y
calidad requeridos por éstos, lo cual se traduce en un mejor factor de servicio y por lo ende
en la satisfacción del cliente, los cuales forman parte de la perspectiva del cliente. Al estar
los clientes más satisfechos por el nivel de servicio se producirán nuevos pedidos e igualmente
se podrá captar nuevos clientes.

Es importante destacar, que todas las relaciones determinadas son positivas excepto en
el caso de la inversión de innovación, lo cual plantea el problema de la innovación en las
pymes como de un problema de asignación de unos recursos limitados para la innovación,
debiendo decidir cuánto invertir en capacitación del recurso humano para la innovación y
cuánto destinar en equipos nuevos o mejorados que ayuden a alcanzar una mayor eficiencia
operativa que se traduzca en mayor satisfacción al cliente.

Resultados

A objeto de validar el modelo propuesto para la gestión de la innovación tecnológica, el mismo


se formula y aplica para el caso de una pequeña empresa. Dado que las organizaciones
son sistemas dinámicos, el mismo se presenta como un modelo dinámico. Con herramientas de
simulación es posible representar el estado actual de dicha organización, proyectar los
resultados de las variables clave hacia el futuro y simular los efectos en indicadores clave
([15], [18]).

Las perspectivas del modelo constituyen sub-modelos, los cuales se integran ypueden ser
representados con la dinámica de sistemas para observar los cambios dinámicos en la
organización seleccionada. Al representar cada una de estas variables a nivel de fórmulas se
puede proceder a realizar la simulación y observar el comportamiento en el tiempo de las
mismas tomando como punto de partida la situación inicial de la empresa.
La experiencia fue realizada para el caso de una pyme manufacturera del sector de partes
automotrices, para la cual se creó un modelo dinámico con el software i-think, a partir del modelo
de gestión que se acaba de describir. Con los datos asociados al modelo, en cuanto
a los indicadores organizacionales suministrados por las perspectivas, se puede hacer una
evaluación del mismo, su funcionamiento y su utilidad-factibilidad.
La mejor política de inversión en innovación tecnológica puede ser determinada para esa
empresa y el impacto en los resultados financieros en un período dado de estudio puede ser
considerado.
En conclusión se puede asegurar que las pymes en los países en desarrollo y
específicamente aquellos del sector manufacturero venezolano, deben centrar su estrategia de
innovación en el desarrollo de las innovaciones continuas. Para ello la gerencia debe estar
focalizada en la obtención de mejoras de sus procesos asi como también de la calificación de su
personal. Esta situación difiere de las grandes empresas orientadas al desarrollo de
innovaciones radicales, especialmente de productos, en las cuales la función de investigación y
desarrollo es una competencia básica. De acuerdo con los resultados obtenidos se pueden
sugerir en forma general las siguientes operaciones estratégicas para el sector estudiado
(Tabla 2)

Tabla 2. Cuadro de Mando Integral sugerido para pyme sen países en desarrollo.

Objetivos estratégicos Metas Iniciativas

Financieros

F1. Incrementar los ingresos por las Nuevos ingresos Identificar las fuentes de nuevos
innovaciones de ingresos para las
procesos innovaciones
Costo de producción
F2. Reducir la estructura de costos Adoptar un programa de
control de costos
F3. Mejorar los procesos de inversión Valor agregado del proceso de innovación
Evaluación económica de las mejoras

Clientes

C1. Incrementar la Número de pedidos Mejorar la calidad de los


satisfacción de los clientes productos y procesos

Procesos internos

I1. Mejorar los procesos Cantidad de innovaciones de Adoptar un programa de


procesos mejora continua

Aprendizaje y crecimiento

L1. Incrementar la capacidad de Productividad de la mano de obra Implementar un programa de


innovación del recurso humano sugerencias con los
Sugerencias trabajadores

Programas de entrenamiento
El modelo se adapta a las características de las pymes en los países en desarrollo,
especialmente validado en el sector manufacturero venezolano. El mismo considera de
manera integral y sistémica los diversos aspectos internos que forman parte del proceso de
innovación tecnológica, desde la perspectiva de un cuadro de mando integral, y constituye
una herramienta útil de soporte de las decisiones gerenciales para el desarrollo de una
estrategia orientada dicho proceso. El modelo contribuye en la generación de conocimiento en
esta área y realiza un aporte social importante en el sentido de que sirve para la mejora de
las capacidades de innovación en las pymes, las cuales representan un gran conglomerado de
empresas latinoamericanas, lo cual las fortalece para sobrevivir en la reñida competencia que
les toca enfrentar.

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Uribe, Augusto. Introducción a la gerencia. UPB, 1997.
Valencia, Carlos. Gerencia de Proyectos. Seminario para profesores U. de A., 1996.
Mora, Julia. "Transformación y gestión curricular". En: Memorias Seminario Taller Evaluación y
Gestión Curricular, Universidad de Antioquia, septiembre de 1999.
Muchos autores coinciden en ese texto con diferencias mínimas. Entre ellos los del Bid-Secab-
Cinda.
Existen textos como el de Félix Moreno y Lizardo Carvajal que traen varias clasificaciones.
Cordua, S. Joaquín. Tecnología y desarrollo tecnológico. Capítulo del libro: Gestión tecnológica y
desarrollo universitario. CINDA. Santiago de Chile, 1994.
Zoltan Szabó. Seminario sobre Gestión Tecnológica. SENA, 1995.
Bid-Secab-Cinda. Glosario de términos de gestión tecnológica. Colección Ciencia y Tecnología Nº.
28. Santiago de Chile, 1990.
Robledo V., Jorge, comunicación privada.
García, T. Arturo. Planeación estratégica y planeación tecnológica. Colección Ciencia y Tecnología.
Nº. 27. CINDA. Santiago, 1990.
Mojica, Francisco. La Prospectiva. Editorial Legis, Bogotá, 1993.
Pineda, Leonardo. Conferencias sobre Innovación Tecnológica para las PYMES en Proantioquia y
U. de A. 1997 y 1999.
UNIDO. Manual de transferencia de tecnología y negociaciones. Viena, 1993.
Moreno, Félix y Darío. Introducción al desarrollo tecnológico. Sena, Acopi, 1993.

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