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Monotonía o estimulación: ¿Cuál es la inducción

definitiva al trance hipnótico?

Artículo de Igor Ledochowsky en su blog http://streethypnosis.com/

Traducción de Maniks para http://www.hipnosispordiversion.com/

Solía haber una creencia entre hipnotistas de que la hipnosis solo puede ser
adecuadamente inducida poniendo el sistema nervioso a dormir -después de todo, esta
es la razón por la que la hipnosis recibe tal nombre, en honor al dios griego del sueño
Hypnos.

Poner el sistema nervioso a dormir consiste en usar una inducción hipnótica que resulta
aburrida y monótona.

¡Podrías decir que los hipnotistas suelen aburrir a la gente hasta la hipnosis!

Pero después vino una nueva ola de exploradores de la hipnosis. Pronto se dieron cuenta
de que es posible crear el estado hipnótico fácilmente empleando gran variedad de
tonalidades e ideas fascinantes.

Entonces, ¿por qué el conflicto? ¿Cual es la inducción hipnótica definitiva: la


monotonía o la estimulación?

Para responder a esta pregunta, necesitamos avanzar más allá del concepto que tenemos
normalmente de la hipnosis.

Veamos la hipnosis como un estado alterado de consciencia.

Cualquier estado de consciencia diferente de tu estado habitual de consciencia es un


estado alterado: sueño, concentración intensa, histeria, etc.

Ahora, si echamos un vistazo a la neurobiología, la cual estudia como están construidos


y cómo interactúan nuestra mente y cuerpo, emerge un echo fascinante. Nuestra
biología está diseñada para estar consciente de todo lo que nos rodea de una forma
concreta.

Esta consciencia “ordinaria” no está construida internamente, sino que actúa realmente
como resultado de la estimulación externa. Para mantener nuestro estado “óptimo” de
supervivencia, necesitamos estimulación externa que nos afecte.

Lo creas o no, existe una relativamente estrecha banda de estimulación externa que
produce en nuestra neurología un estado de consciencia “ordinario”.

Esto es importante, pues aquí reside el secreto de la inducción hipnótica definitiva.


Cuando cambias los niveles de estimulación externa de alguien más allá de su rango
limitado, alterarás el estado de consciencia de esta persona. Alterar el estado de alguien
de una determinada forma conducirá a la hipnosis.

Los trances que tenían lugar en culturas antiguas tenían mucho en común con la
hipnosis.

La mayoría eran formas de autohipnosis inducidas por una situación hipnótica.

Echemos un vistazo a alguna de las formas “tradicionales” que la gente ha adoptado


para realizar la autohipnosis.

En primer lugar tenemos la silenciosa meditación de un monasterio, sin ruidos externos,


votos de silencio, habitaciones sencillas y oscuras... Por cientos de años estas técnicas
han sido empleadas para “silenciar la mente” para entrar en un estado de auto-hipnosis.

En el pasado estas prácticas recibían el nombre de meditación, contemplación, oración o


misticismo.

Claramente estos son ejemplos de subestimulación que causan que la consciencia salga
de esa estrecha banda llamada “consciencia ordinaria”.

Otras técnicas, como el canto, tienen sorprendentes cosas en común con la hipnosis de
“la vieja escuela” e inducciones hipnóticas basadas en la monotonía. Tanto los cantos
gregorianos occidentales como los mantras orientales tienen el efecto de reducir la
cantidad de estimulación externa de una persona.

En los pocos miles de años en que la humanidad ha existido, hemos descubierto otros
métodos de alterar nuestra realidad y entrar en estados similares o relacionados con la
autohipnosis. La mayoría de estos métodos están basados en la táctica opuesta a la de la
subestimulación del canto, la meditación o la oración.

Los bailarines derviches danzaban en círculos –como hacíamos de niños– hasta que
caían a la tierra en un éctasis religioso. El giro tiene el claro efecto de sobreestimular los
sentidos. Al igual ocurría con las danzas tribales de las culturas chamánicas: danzas
espirituales de los nativos americanos, rituales de Bali como el Calonarang.

Incluso en occidente tenemos muchos rituales y festividades diseñadas para producirnos


un estado de gran alegría mediante la estimulación: el carnaval de Venecia, bailar en un
concierto de rock en vivo. Incluso un discurso entusiasta puede tener el mismo efecto en
nosotros.

Por poner un ejemplo siniestro, fijaos en los discursos de Hitler previos a la Segunda
Guerra Mundial – estos tenían poco sentido común, pero son grandes ejemplos de
inducción hipnótica masiva.

La gente ha estado usando estas técnicas para entrar en estados de trance como hipnosis
o auto-hipnosis durante años con gran éxito.

Por lo que ahora la cuestión de la sobreestimulación y la subestimulación pasa a estar


zanjada. Ya no puedes decir que es mejor el método de la monotonía, o viceversa.
Ahora, la cuestión es: ¿cuál es la técnica más útil?

Recuerda que tanto lo que la monotonía como la estimulación hacen es desplazar


nuestra consciencia de la banda en la que normalmente opera. Como veremos, este es el
primer paso hacia la hipnosis.

Por lo que un hipnotista tiene que preguntarse a sí mismo una de estas dos cuestiones:

1. ¿Qué táctica alterará su estado más fácilmente?


2. ¿Qué tipo de estado hipnótico necesito generar?

En respuesta a la primera pregunta: si la persona ya está relajada, entonces la


monotonía, la voz relajante, etc., continuará con el patrón que la persona ya está
siguiendo hasta el punto en que cambia su estado -y abre la puerta para la hipnosis.

Por otro lado, si la persona ya está agitada o estresada, puede oponer resistencia a la
relajación. Aunque se puede realizar de este modo, podría ser mucho más fácil y rápido
sobreestimular su consciencia hasta que se desplace del umbral ordinario. De nuevo se
abre una puerta a la hipnosis.

Estas dos aproximaciones muestran el éxito del hipnotista Milton Erickson, quien posee
un rango tremendo. En ocasiones, él literalmente aburre a las personas contándole
historias pesadas. Otras veces los confunde, sorprende, sobrecarga hasta que emerge un
estado de trance espontáneamente.

Con nuestro nuevo entendimiento de la neurobiología, podemos ver exactamente por


qué estas aproximaciones que parecen tan contradictorias son realmente la misma idea
expresada de diferentes maneras.

Pero al plantear la segunda pregunta, puede plantearse otra razón para preferir un
método sobre otro, debido a la naturaleza de la tarea hipnótica que quiere realizar sobre
el sujeto a hipnotizar.

Si estás llevando a cabo un experimento o necesitas que el sujeto a hipnotizar realice


cierta tarea compleja en hipnosis, puedes elegir la táctica de la sobreestimulación, al
preparar el sistema nervioso para ser más receptivo. Es una de las razones por las que
Erickson recomienda el uso de la confusión con el objeto de desarrollar trances
profundos en trabajos hipnóticos con la gente.

Por otro lado, si necesitas un estado de ánimo más pasivo/asertivo en el que ofrecer al
sujeto hipnotizado experiencias que le impactarán en trance, entonces es preferible
elegir el empleo de la monotonía como acercamiento.

¡Después de todo, esto aquieta la mente!

¿Dónde nos deja esto en términos de “Inducción Hipnótica Definitiva”?

Supongo que nos deja en una situación que disfruto bastante: con más elección.

Con un poco de comprensión, ahora puedes elegir la aproximación correcta a la


hipnosis para ajustar la situación a tus necesidades.

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