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Solía haber una creencia entre hipnotistas de que la hipnosis solo puede ser
adecuadamente inducida poniendo el sistema nervioso a dormir -después de todo, esta
es la razón por la que la hipnosis recibe tal nombre, en honor al dios griego del sueño
Hypnos.
Poner el sistema nervioso a dormir consiste en usar una inducción hipnótica que resulta
aburrida y monótona.
¡Podrías decir que los hipnotistas suelen aburrir a la gente hasta la hipnosis!
Pero después vino una nueva ola de exploradores de la hipnosis. Pronto se dieron cuenta
de que es posible crear el estado hipnótico fácilmente empleando gran variedad de
tonalidades e ideas fascinantes.
Para responder a esta pregunta, necesitamos avanzar más allá del concepto que tenemos
normalmente de la hipnosis.
Esta consciencia “ordinaria” no está construida internamente, sino que actúa realmente
como resultado de la estimulación externa. Para mantener nuestro estado “óptimo” de
supervivencia, necesitamos estimulación externa que nos afecte.
Lo creas o no, existe una relativamente estrecha banda de estimulación externa que
produce en nuestra neurología un estado de consciencia “ordinario”.
Los trances que tenían lugar en culturas antiguas tenían mucho en común con la
hipnosis.
Claramente estos son ejemplos de subestimulación que causan que la consciencia salga
de esa estrecha banda llamada “consciencia ordinaria”.
Otras técnicas, como el canto, tienen sorprendentes cosas en común con la hipnosis de
“la vieja escuela” e inducciones hipnóticas basadas en la monotonía. Tanto los cantos
gregorianos occidentales como los mantras orientales tienen el efecto de reducir la
cantidad de estimulación externa de una persona.
En los pocos miles de años en que la humanidad ha existido, hemos descubierto otros
métodos de alterar nuestra realidad y entrar en estados similares o relacionados con la
autohipnosis. La mayoría de estos métodos están basados en la táctica opuesta a la de la
subestimulación del canto, la meditación o la oración.
Los bailarines derviches danzaban en círculos –como hacíamos de niños– hasta que
caían a la tierra en un éctasis religioso. El giro tiene el claro efecto de sobreestimular los
sentidos. Al igual ocurría con las danzas tribales de las culturas chamánicas: danzas
espirituales de los nativos americanos, rituales de Bali como el Calonarang.
Por poner un ejemplo siniestro, fijaos en los discursos de Hitler previos a la Segunda
Guerra Mundial – estos tenían poco sentido común, pero son grandes ejemplos de
inducción hipnótica masiva.
La gente ha estado usando estas técnicas para entrar en estados de trance como hipnosis
o auto-hipnosis durante años con gran éxito.
Por lo que un hipnotista tiene que preguntarse a sí mismo una de estas dos cuestiones:
Por otro lado, si la persona ya está agitada o estresada, puede oponer resistencia a la
relajación. Aunque se puede realizar de este modo, podría ser mucho más fácil y rápido
sobreestimular su consciencia hasta que se desplace del umbral ordinario. De nuevo se
abre una puerta a la hipnosis.
Estas dos aproximaciones muestran el éxito del hipnotista Milton Erickson, quien posee
un rango tremendo. En ocasiones, él literalmente aburre a las personas contándole
historias pesadas. Otras veces los confunde, sorprende, sobrecarga hasta que emerge un
estado de trance espontáneamente.
Pero al plantear la segunda pregunta, puede plantearse otra razón para preferir un
método sobre otro, debido a la naturaleza de la tarea hipnótica que quiere realizar sobre
el sujeto a hipnotizar.
Por otro lado, si necesitas un estado de ánimo más pasivo/asertivo en el que ofrecer al
sujeto hipnotizado experiencias que le impactarán en trance, entonces es preferible
elegir el empleo de la monotonía como acercamiento.
Supongo que nos deja en una situación que disfruto bastante: con más elección.