Sie sind auf Seite 1von 16

ß&Ø¥ß%

Exp: 03­008564­0007­CO 

Res: 2003­09696 

SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a 
las dieciséis horas con cuarenta y cinco minutos del nueve de setiembre del dos mil tres.­ 

Recurso de hábeas corpus interpuesto por FARID AYALES ESNA, mayor, abogado,
portador de la cédula de identidad número 5-123-887, favor de ÉL MISMO; contra el
JUZGADO DE EJECUCIÓN DE LA PENA DE ALAJUELA, la MINISTRA DE JUSTICIA Y GRACIA,
el JEFE NACIONAL DEL SERVICIO DE SALUD DEL MINISTERIO DE JUSTICIA Y GRACIA.

Resultando:

1.- Por escrito recibido en la Secretaría de la Sala a las catorce horas y treinta minutos
del doce de agosto de dos mil tres (folio 1), el recurrente interpone recurso de amparo
contra la Ministra de Justicia y Gracia, el Director General de Adaptación Social, el
Director del Instituto Nacional de Criminología y el Director del Centro de Atención
Institucional San Rafael de Alajuela. Manifiesta que desde el 26 de marzo de este año
se encuentra descontando pena de prisión de cuatro años en el Centro de Atención
Institucional San Rafael de Alajuela, según sentencia impuesta por el Tribunal de Juicio
del Primer Circuito Judicial de San José; asimismo, indica que padece una leucemia
linfocítica crónica que le fue diagnosticada hace más de catorce años, por lo que se
apersonó el mismo día de ingreso a prisión a la Clínica del centro penal con el objeto de
informar de su enfermedad y de la quimioterapia de que era objeto, así como señalar
las condiciones de higiene, asepsia, alimentación y atención médica especializada que
requería para continuar tratándose mientras permaneciera privado de libertad. Se le
respondió que se le ubicaría en el módulo D de San Rafael de Alajuela, que era de
mínima seguridad, con privados de libertad que representaban poca peligrosidad y de
buenas costumbres, quienes cuidaban bien las instalaciones, por lo que considera que
no se le respondió acerca de los requerimientos médicos planteados sino solamente se
le resolvió el problema de seguridad. Afirma que a los dos días de encontrarse
internado en el Centro de Atención Institucional San Rafael, en visita de rutina que
realizaba el infectólogo del Ministerio de Justicia, Dr. Víctor Saltykóf, le planteó su
problema, ante lo cual este le confesó que no existía en el Sistema Penitenciario un
lugar donde se le pudiera dar la atención que él requería. Sostiene el recurrente que
ni el Centro de San Rafael ni el Sistema Penitenciario cuentan con el medicamento ni
con el personal médico permanente ni con un hematólogo especialista que puede estar
verificando la correcta aplicación de la quimioterapia que requiere, así como
constatando los efectos primarios y secundarios que la misma produce; situación
similar que sucede en lo que se refiere a la dieta que debe seguir, balanceada en
proteínas y en las condiciones de higiene y asepsia en que debe ubicársele, lo mismo
que el aislamiento de personas que padezcan enfermedades infecto contagiosas, a fin
de evitar que su sistema inmunodeprimido pudiera verse contaminado. Continúa
manifestando que planteó un Incidente por Enfermedad ante el Juzgado de Ejecución
de la Pena de Alajuela al que aportó las pruebas necesarias en respaldo de sus
afirmaciones; sin embargo, en resolución 03-549-747-E-C- de las 8:50 horas del 29 de
julio de este año, dos meses y medio después de dictarse el informe pericial de
Medicatura Forense, el Juez se separó de todos los criterios científicos y a contrapelo
de lo que establecen los dictámenes médicos, mediante una resolución infundada
declaró sin lugar el Incidente por Enfermedad interpuesto, ordenando su traslado de
inmediato a la Clínica de la Reforma, con el grave riesgo que implica para su vida.
Estima improcedente que las autoridades recurridas no resuelvan de manera favorable
sus solicitudes a efecto de que se le dé la casa por cárcel, no solo porque existen
dictámenes técnicos que indican la imposibilidad de albergarlo en cualquier centro del
sistema penitenciario nacional por carecer de las condiciones necesarias para atender
adecuadamente su enfermedad a través del tratamiento correspondiente, sino porque
ello implica que ha debido asumir los gastos de su tratamiento, a pesar de que por su
condición de condenado debería cubrirlos la propia Administración Penitenciaria. En
virtud de lo anterior, el recurrente solicita que en salvaguarda de su derecho a la vida y
a la salud, que esta Sala le ordene las autoridades recurridas que se le concedan la
casa por cárcel y cubran los gastos derivados de su tratamiento; asimismo solicita que
se condene al Estado al pago de costas, daños y perjuicios ocasionados.

2.- En escrito visible a folio 74 recibido en la Secretaría de la Sala el trece de agosto de


dos mil tres, el recurrente presenta una ampliación de su recurso, alegando la falta de
resolución de un recurso de revocatoria con apelación en subsidio presentado desde el
treinta de junio de dos mil dos, lesionándose sus derechos de petición y de justicia
pronta y cumplida en sede administrativa.

3.- En resolución de Magistrado Instructor emitida a las 14:54 horas del 19 de agosto
de 2003 (folio 92), de conformidad con los ordinales 19 y 22 de la Ley de la Jurisdicción
Constitucional se dispuso tramitar este asunto como Recurso de Hábeas Corpus, dado
que se acude ante la Sala en garantía de la vida e integridad física del amparado Farid
Ayales, supuestamente amenazada por la carencia de condiciones mínimas necesarias
en el centro penitenciario donde ha sido destinado a cumplir la sentencia condenatoria
que le fue impuesta, considerando el padecimiento que le fue diagnosticado desde
hace más de catorce años (leucemia linfocítica crónica) Se solicitó informe al Juzgado
de Ejecución de la Pena de Alajuela, a la Ministra de Justicia y Gracia y al Jefe Nacional
del Servicio de Salud de ese Ministerio.

4.- El recurrente aclara que la gestión ante el Dr. Mejía, Jefe Nacional de Servicios de
Salud del Ministerio de Salud aparece en el documento 8. Reitera su solicitud para
que se declare con lugar este recurso.

5.- Informa Nuria Rodríguez Vásquez, en su calidad de Ministra de Justicia a.i. (folio
109), que es cierto que el amparado desde el veintiséis de marzo de dos mil tres se
encuentra descontando pena de prisión de cuatro años en el Centro de Atención
Institucional San Rafael de Alajuela, según sentencia que le fue impuesta por el
Tribunal de Juicio del Primer Circuito Judicial de San José y que consta en el expediente
98-24869-042. Asegura que en virtud del padecimiento de leucemia linfocítica crónica
que sufre el señor Ayales Esna desde mil novecientos ochenta y nueve, la
Administración Penitenciaria lo ubicó en una de las casitas nuevas del CAI San Rafael,
que es uno de los ámbitos en el Nivel Institucional que reúne las mejores condiciones
en cuanto salubridad y ventilación, lo que en su criterio se corrobora con lo indicado en
oficio DRCN-1180-2003 suscrito por la Dra. Virginia Céspedes Gaitán, Directora
Regional del Ministerio de Salud y dirigido a la Ministra de Salud, Dra. María del Rocío
Sáenz Madrigal, mediante el cual se informa de la visita realizada el diecinueve de
agosto de dos mil tres al Centro de Atención Institucional San Rafael por parte de los
funcionarios del Ministerio de Salud, la Jefe de la Unidad de Desarrollo y Regulación de
Servicios de Salud, un funcionario de la Unidad de Desarrollo de la Salud, Director del
Área Rectora de Alajuela y la Directora Regional. Especifica el contenido del citado
oficio y concluye que el Centro de Atención Institucional San Rafael es un lugar que
tiene condiciones buenas en cuanto a infraestructura para la permanencia de privados
de libertad y que asimismo no existe hacinamiento. Además refiere que existe
personal que da la atención médica que los reclusos puedan requerir, y en caso que la
Administración no pueda ofrecer determinado servicio médico, se procede a coordinar
con otro centro penitenciario que sí tenga el recurso humano; asimismo, si la
Administración no cuenta con un profesional en determinado campo se traslada a los
privados de libertad que lo requieran al Hospital San Rafael de Alajuela. Considera que
con lo anterior se demuestra que al haberse colocado al señor Ayales Esna en el CAI
San Rafael, se le respetó su derecho a la vida y la salud y se hizo tomando todas las
precauciones necesarias para el tratamiento de su enfermedad. Sostiene que no le
consta que el Dr. Víctor Saltykóv, Infectólogo del Ministerio de Justicia, le indicara al
señor Ayales Esna que no existía en el Sistema Penitenciario un lugar donde se le
pudiera dar la atención médica que requiere. Indica que según oficio CLR-INF-010-003
del veintiuno de marzo de dos mil tres, suscrito por dicho médico y dirigido al Jefe
Nacional de Servicios Médicos de ese Ministerio, el veintiocho de marzo de dos mil tres
hizo una valoración al señor Ayales Esna y señaló en lo que interesa “...El paciente
Ayales Esna Farid, (...) requiere atención en seguimiento de los especialistas en
Hematología, control estricto de hemograma ...–cada dos semanas, seguimiento del
tratamiento específico, ubicación en un lugar higiénicamente aceptable para evitar
contaminación por infecciones oportunistas y (sic) influencias estresantes. ” Interpreta
que de ese oficio no se desprende que el médico hubiera indicado que no existe en el
Sistema Penitenciario un lugar donde se le pueda dar la atención que requiere. Recalca
que de lo señalado por los funcionarios del Ministerio de Salud se desprende que el
Centro de Atención Institucional San Rafael coordina interconsultas con especialistas
del Hospital San Rafael de Alajuela, o con otros hospitales nacionales, cuando los
privados de libertad tienen cita previa; por otra parte, dice que de hacerse necesario el
Centro San Rafael podría coordinar la visita de un especialista en la rama de la
enfermedad que padece el recurrente y asimismo, solicitar a la Caja Costarricense de
Seguro Social los medicamentos que él necesite, o alguno similar que tenga los mismos
efectos. Expone que por otra parte, el Instituto Nacional de Criminología ha emitido dos
circulares, con el fin de que se cumpla lo estatuido en el artículo 461 del Código
Procesal Penal, son las circulares N° 01-2002 del veintidós de enero de dos mil dos y la
N° 01-2003 del cinco de abril de dos mil tres, que tratan sobre el procedimiento a
seguir en caso de internamientos hospitalario de personas privadas de libertad del
Nivel Institucional, que es el nivel en el que se encuentra el amparado. Continúa
manifestando que de conformidad con lo indicado por el Lic. Miguel Castillo Gómez,
Director del Centro de Atención San Rafael, en oficio del nueve de abril de dos mil tres
y dirigido al Juez de Ejecución de la Pena, el médico particular del señor Ayales Esna –
Dr. Páez Montalbán– lo valoró el siete de abril de dos mil tres e indicó la condición física
en que se encontraba el paciente, a partir de lo cual se recibió solicitud de cita médica
para que el señor Ayales Esna fuera valorado en la Clínica Bíblica. Explica que la
doctora Lizbeth Salazar dio la orden para que el señor Ayales Esna acudiera a la cita
médica en la Clínica Bíblica, por lo que en su calidad de Director aprobó la salida.
Posteriormente, cuando se conoció que una vez estando en la Clínica Bíblica el señor
Ayales Esna iba a ser internado, el Instituto Nacional de Criminología solicitó al Jefe
Nacional de Servicios Médicos, Dr. Mejía, que valorara en la Clínica Bíblica la situación
del amparado, determinando aquél que debía quedar internado. Indica que es cierto
que el señor Ayales Esna interpuso incidente de enfermedad ante el Juez de Ejecución
de la Pena de Alajuela, no obstante, en ningún momento se ha comprobado
desatención para el amparado mientras ha estado recluido. Explica que el Instituto
Nacional de Criminología y el Ministerio de Justicia son simples ejecutores de lo que
ordene el Juez de Ejecución de la Penal, por lo que no pueden solicitar al Juez que
resuelva el incidente en algún sentido, sino que una vez que el Juez decida la ubicación
definitiva del señor Ayales Esna, la Administración Penitenciaria actuaría de inmediato
a efectos de ejecutar lo ordenado. Reitera que la Administración Penitenciaria ha
colocado al amparado en el lugar que se considera más apropiado en cuanto a
condiciones sanitarias y de infraestructura, tomando en cuenta la enfermedad que
padece; asimismo, dice que el Consejo de Valoración del Centro de Atención
Institucional San Rafael, mediante sesión CAISR 09-2003 del tres de abril de dos mil
tres hizo la “Valoración de Ingreso” del señor Ayales Esna a efecto de definir su
ubicación y Plan de Atención Técnica en el Centro. Asegura que lo resuelto en dicha
sesión se comunicó al amparado el veintisiete de junio de dos mil tres y se le indicaron
los recursos ordinarios procedentes contra tal acto, así como los plazos para
interponerlos, los que efectivamente interpuso en tiempo. Señala que según oficio del
veintitrés de agosto de dos mil tres suscrito por el Director del Centro San Rafael, el
recurso de revocatoria interpuesto fue visto por el Consejo de Valoración en Sesión 18-
2003 del cuatro de julio de dos mil tres, el cual que está pendiente de notificación,
luego de que se termine de transcribir el acta de la sesión respectiva. Explica que ella
no es competente para resolver ninguno de los recursos ordinarios interpuestos por el
amparado, sino que de conformidad con el artículo 108 del Reglamento Orgánico y
Operativo de la Dirección General de Adaptación Social, corresponde resolver el
recurso de revocatoria al Consejo de Valoración y el de apelación al Instituto Nacional
de Criminología. Refiere que no le consta la resolución del juez pues no existe
constancia en el expediente que se le lleva en el Instituto Nacional de Criminología o
en el Centro de Atención Institucional que tal resolución haya sido notificada a la
Administración Penitenciaria, por lo que no tiene conocimiento de lo manifestado por el
amparado. Afirma que si así hubiera sido ordenado por el Juez de Ejecución de la
Pena, la Administración debe acatar su orden una vez que sea notificado. Reconoce
como cierto que el Juez, en oficio del veintitrés de abril, ordenó al Director del Instituto
Nacional de Criminología constatar si el módulo D del CAI San Rafael es el espacio más
adecuado donde se le puede ubicar, o si existe otro lugar. Acepta que el recurrente
todavía se encuentra internado en la Clínica Bíblica, no obstante, desconoce las
razones médicas exactas para la continuación de su internamiento. Respecto a la
petición de que se le dé la casa por cárcel, señala que es una competencia del Juez de
Ejecución de la Pena y no del Ministerio de Justicia. Niega que la gestión del cinco de
agosto planteada ante el Dr. Mejía no haya sido resuelta, pues mediante oficio
JNSS.INC-276-03 del once de agosto de dos mil tres, el Dr. Mejía, Jefe Nacional de
Servicios de Salud contestó la gestión del Dr. Páez Montalbán. Solicita que se
desestime el recurso planteado.

6.- Informa Luis Eduardo Mejía Arias en su condición de Jefe Nacional de los Servicios
de Salud, (folio 120) que desde el ingreso del señor Farid Ayales Esna al Sistema
Penitenciario para ejecutar la sentencia impuesta, en razón de sus características
personales y su estado de salud, la Administración Penitenciaria, lo ubicó en una de las
casitas nuevas del Centro de Atención Institucional San Rafael, que es uno de los
ámbitos en el Nivel Institucional que reúne mejores condiciones. Acepta que a los dos
días de estar en el Centro Penitenciario, en visita médica de rutina según se tiene
organizada la atención médica en los Centros de Atención Institucional, al Dr. Víctor
Saltykof, Infectólogo del Ministerio de Justicia, le correspondió atender al recurrente y
rindió el informe con el detalle de la leucemia que porta el amparado. Refiere que para
personas privadas de libertad con problemas de salud a quienes su atención se
dificulta en el Sistema Penitenciario, el Instituto ha emitido dos circulares con el fin de
que se cumpla con lo dispuesto por el artículo 461 del Código Procesal Penal. Dichas
circulares son N° 01-2002 del veintidós de enero de dos mil dos sobre Salidas
Especiales que es donde se regula los requisitos para el traslado a los centros
hospitalarios y la forma en que deben ser custodiados y la Circular DINC-01-2003 del
cinco de abril de dos mil tres sobre el Procedimiento a seguir en caso de internamiento
hospitalario de personas privadas de libertad del Nivel Institucional. Alega que en el
momento de rendir su informe el Instituto no tiene potestad para variar la situación del
privado de libertad Ayales Esna ya que no tiene ningún recurso ni notificación por
conocer aunque está a la espera de estudiar la situación personal de dicho señor.
Expone que el Instituto cuando es notificado de un incidente declarado con lugar por la
autoridad competente, procede de inmediato a ejecutarla, según las condiciones
señaladas en la resolución en lo cual esa Jefatura médica vierte criterio. Asegura que
actualmente el Instituto está a la espera de lo que decida la autoridad jurisdiccional y
en este caso se actuaría de inmediato conforme lo que ordene el Juez o Tribunal de
Ejecución de la Pena. Con respecto al recurso de revocatoria con apelación en contra
de la resolución CAISR 09-2003 del Consejo de Valoración de Centro de Atención
Institucional San Rafael del tres de abril de dos mil tres, establece que se consultó a la
Secretaría Técnica del Instituto Nacional de Criminología y según los registros que
llevan, no consta que se haya recibido el mismo. No obstante, el Director le comunicó a
una funcionaria de la Dirección Jurídica que el Consejo de Valoración conoció el recurso
de revocatoria y que se procederá a notificarlo el lunes veinticinco de agosto de dos mil
tres. Señala que a la gestión realizada por el médico tratante del cinco de agosto de
dos mil tres, fue respondida mediante oficio N° JNSS.INC-276-03 de once de agosto de
dos mil tres. Señala que queda demostrado que tanto el Área de Salud a su cargo,
como la Administración Penitenciaria han actuado diligentemente y apegados al
principio de legalidad. Refiere que en el tema de la salud, es especial el procedimiento
que se ha seguido en el trámite de incidente por enfermedad (461 del Código Procesal
Penal), el cual ha sido un asunto de gran preocupación para la Administración
Penitenciaria, incluso ha sido tratado en diferentes espacios de análisis y jornadas de
capacitación con autoridades jurisdiccionales. Alega que incluso han solicitado el apoyo
del Consejo Superior del Poder Judicial y de la Corte Suprema, obteniendo como
respuesta la circular N° 52-2003 que adjunta a su informe. Solicita que se desestime el
recurso planteado.

7.- Informa Marino Sagot Somarribas en su condición de Juez de Ejecución de la Pena


de Alajuela, (folio 144) que con relación al caso de Ayales Esna establece que ese
Despacho ha actuado en una forma diligente y que en ningún momento se le violentó
al privado de libertad ningún derecho de la Constitución Política. Señala que como
prueba de que se ha actuado diligentemente consta que ese Despacho le está
remitiendo el expediente al Tribunal del Primer Circuito Judicial de San José para que
resuelva la apelación presentada por la defensa en este incidente. Solicita que se
declare sin lugar el recurso por no tener fundamento legal y establece que la no
resolución de dicho incidente se debe a que la resolución fue apelada y deberá ser
resuelta por el Tribunal de San José. Refiere que los trámites que han sucedido en la
Administración no son de conocimiento de ese despacho e indica que no existe queja al
respecto.

8.- A folio 153 se apersona nuevamente el señor Ayales Esna manifestando que él y
sus seres queridos están siendo sometidos a un tratamiento cruel y degradante.
Replica los informes rendidos por las autoridades recurridas, señalándolos como
omisos en vista de que no se refieren a las manifestaciones hechas por el mismo
recurrido Jefe Nacional de Servicios Médicos del Ministerio de Justicia en otra
oportunidad, ni a las del infectólogo de ese Ministerio, Dr. Msc Víctor Saltykof, así como
tampoco al Informe del Director del Centro de Atención Institucional de San Rafael de
fecha 25 de abril de 2003, Lic. Miguel Castillo Gómez, en el que admitió que ese Centro
no cuenta con las condiciones necesarias para el tipo de pacientes como el recurrente,
pues ni siquiera cuentan con médico y enfermera permanentes, así como tampoco con
la estructura adecuada. Pero considera aún más relevante que tampoco se refirió el Dr.
Mejía al Informe de Medicatura Forense D.M.L. #5675-2003 del 30 de mayo de este
año. En su criterio, no se responde en los informes a la pregunta que su médico
tratante le ha planteado al Jefe Nacional de Servicios Médicos del Ministerio de Justicia,
a saber: ¿Está la clínica de la Reforma (Puesto 7) o algún otro Centro del Sistema
Penitenciario en condiciones de suministrar el tratamiento, la dieta y el cuidado de que
es objeto médicamente el señor Ayales Esna? Afirma que aún así, de esos informes
se desprende que el Sistema Penitenciario no está en condiciones de preservar su vida
y su salud. Sostiene el recurrente que él recibe quimioterapia todos los días y el
oncólogo hematólogo especialista –no un médico general- lo control todo los días por
los efectos secundarios que le causa la quimioterapia, cuestionando si el sistema
penitenciario está en condiciones de trasladarlo todos los días donde su médico
tratante mientras permanezca en prisión o de facilitarle ese servicio. Recuerda que su
tratamiento es permanente y no se puede interrumpir ni días feriados ni domingos ni
después de las cuatro de la tarde; asimismo, que él debe permanecer durante su
tratamiento en aislamiento de personas con enfermedades infectocontagiosas, por lo
que pregunta: “¿Me garantiza el sistema penitenciario condiciones de asepsia
y no relación con personas con enfermedades infectocontagiosas cuando
debo convivir con otros 32 privados de libertad, en una casita de menos de
80 metros cuadrados con tres inodoros?” Y añade: “Que 32 personas no
sabemos con que tipo de enfermedades infectocontagiosas deban dormir en
un espacio de 60 metros cuadrados a puerta cerrada con una ventana de 0.5
metros cuadrados, no es precisamente el ambiente que necesita un enfermo
leucémico con un sistema inmunológico deprimido. Concluir lo contrario es
una irresponsabilidad que atenta contra mi vida” . Continúa manifestando que
contrario a lo sostenido por la Ministra en funciones, al no existir en el Centro de
Atención Institucional San Rafael ni en el sistema penitenciario las condiciones
requeridas sufrió una grave crisis a escasos quince días de estar en ese Centro, crisis
que lo descompensó totalmente y lo obligó a trasladarse a la Clínica Bíblica para recibir
el tratamiento que requiere y sin el que quizás hubiera muerto. Afirma que la
autoridad recurrida no dice que si hubieran existido las condiciones en ese Centro
Penal o en el Sistema Penitenciario se hubiera quedado ahí y no se habría justificado su
internamiento de urgencia, que fue aprobado por el Dr. Mejía y el Juez de Ejecución de
la Pena. Agrega que: “No es que el suscrito deba ser trasladado de
emergencia a algún centro, ni que deba visitar esporádicamente a un
especialista. Mi enfermedad es permanente, lo mismo que mi tratamiento,
la dieta y la observación del especialista, de donde no puedo estar saliendo y
entrando durante las emergencias, ...”. Coincide el recurrente en que a todos
los otros enfermos se les debe dar el mismo trato, dependiendo de la enfermedad que
padecen y garantizarles su derecho a la salud, no permitiendo que mueran porque no
pueden plantear su situación, “como ha ocurrido en el pasado reciente, como es el
caso de algunos que han muerto, porque no han podido defenderse (Caso de Mario
Molina) El que el Estado no tenga los recursos como señala en el hecho 8, no debe
entenderse como una justificante para que la gente muerta por falta de atención
médica”. Reitera su pretensión inicial.

9.- Por resolución del Magistrado Instructor de las 16:02 horas del 28 de agosto de
2003, considerando que los informes de las autoridades recurridas eran omisos en
cuanto al punto medular del reclamo hecho por el recurrente en resguardo de su
derecho a la vida, se le solicitó informe al Dr. Luis Eduardo Mejía Arias, en su condición
de Jefe Nacional de Servicios Médicos del Ministerio de Justicia y Gracia, a fin de que
bajo fe de juramento indicara si el Centro de Atención Institucional San Rafael u otro
centro penal cuenta con los requerimientos mínimos necesarios para garantizar el
derecho a la salud del amparado y de todas aquellas personas privadas de libertad que
presenten condiciones de salud iguales o semejantes. De no ser así, se le ordenó que
indicara cuáles son las deficiencias existentes y qué solución amerita a fin de poder
brindarles esas condiciones mínimas. (Folio 171)

10.- El Dr. Luis Eduardo Mejía Arias informó que en el oficio JNSS.INC-189-03 del 24 de
abril de 2003 él se refirió a la estadía del señor Ayales Esna en el puesto 7 y no en el
Centro de Atención Institucional San Rafael, acerca del cual textualmente dice : “Del
anterior informe de funcionarios del Ministerio de Salud, se desprende que el Centro de
Atención Institucional San Rafael es un lugar que tiene condiciones mínimas en cuanto
a infraestructura para la permanencia de privados de libertad y que asimismo no existe
hacinamiento o sobrepoblación.” (Folios 180) Por otra parte, refiriéndose al dictamen
médico legal DNL.5675-2003 manifiesta que no consta en él “...que los profesionales
hayan hecho una vista (sic) in situ , razón por la cual no se podría dar por cierto, que el
centro San Rafael, no cuenta con las condiciones mínimas como tal y como se señaló
en la visita del Ministerio de Salud si (sic) reúne condiciones mínimas, aparte de que el
sistema penitenciario si (sic) pudiese incluso adecuar aun más dicha área.” Continúa
manifestando la autoridad recurrida que: “También existe otra posibilidad con la que
cuenta el Sistema Penitenciario, es el centro denominado CAI Adulto mayor, donde se
podría adecuar un espacio individual con una ducha con un servicio sanitario, con
condiciones de ventilación, proporcionar atención de medicina general los lunes,
miércoles y viernes que es cuando el médico visita el centro. La atención de una
auxiliar de enfermera de lunes a viernes de ocho a cuatro de la tarde, que son las
posibilidades con las que contamos, para cubrir la atención del centro. Para cumplir
con lo que recomienda medicatura forense en su conclusión número 4, que debe tener
atención médica continua, podría activarse permisos para que su médico privado y
enfermera ingresen cuando él así lo solicite. Desde el punto de vista nutricional
podrimos (sic) coordinar con el Departamento de nutrición para que se le adecue un
balance nutricional acorde a lo requerido por el amparado. O bien que su familia le
suministre la alimentación si así lo tiene a bien. Que eventualmente la administración,
podría solicitar la colaboración de la Caja Costarricense de Seguro Social, para que en
los días en que la institución no cuenta con personal médico en el centro los fines de
semana recibir la colaboración del Hospital San Rafael de Alajuela, para que un
profesional se traslade al centro a brindar los servicios médicos que se requieran.”
(Folios 181-182) Finaliza el Dr. Mejía Arias señalando que “...desde un punto de vista
médico en las condiciones actuales del señor Farid Ayales, no existiría obstáculo hasta
tanto la autoridad jurisdiccional no dicte lo contrario, de que dicho señor permanezca
en los espacios habilitados conforme a aspectos mínimos y las condiciones que tiene el
sistema penitenciario”. (Folio 182).

11.- A folio 184 corre memorial suscrito por Carlos Agustín Páez Montalbán, médico
hematólogo, en su condición de médico tratante del amparado Ayales Esna, quien
manifiesta en este último tiene una leucemia linfocítica crónica, enfermedad
invariablemente moral, asociada a una susceptibilidad muy acentuada a infecciones
que pueden ser gravísimas o mortales. Asimismo, cuestiona el último informe rendido
por el Dr. Mejía, al igual que informe del Ministerio de Salud por carecer de
conclusiones y recomendaciones, así como por no referirse ni a las condiciones de
alimentación de don Farid ni a ningún proceso que se lleve a cabo en el Centro
relacionado con la compra y manipulación de alimentos, mecanismos de limpieza,
control de plagas y roedores etc, elementos que estima esenciales para definir la
capacidad del lugar para atender las necesidades médicas de un paciente con una
enfermedad leucémica. Cuestiona asimismo la posibilidad de todos el sistema
penitenciario para brindar las condiciones mínimas que requiere el amparado y
cualquier otra persona en sus condiciones, debido a la constante entrada de reclusos
con infecciones. Se opone el Dr. Páez Montalbán al traslado del amparado a
cualquier otro centro penitenciario del país y afirma que no autorizará su salida de la
Clínica Bíblica mientras no compruebe por los medios idóneos la existencia de un lugar
apropiado para un enfermo con un padecimiento de la naturaleza que aquel padece.
Indica además que está haciendo del conocimiento del Colegio de Médicos y Cirujanos
el expediente del Sr. Ayales, para que dentro del marco ético y moral que rige su
profesión se realice la investigación correspondiente.

12.- El amparado Ayales Esna replica el informe rendido por el Jefe Nacional de
Servicios de Salud de la Dirección General de Adaptación Social. (Folio 186)
13.- En los procedimientos seguidos se han observado las prescripciones legales.

Redacta el magistrado Vargas Benavides ; y,

Considerando:

I.­ Sobre la naturaleza jurídica de esta acción.   De conformidad con el artículo 48 
de la Constitución Política toda persona tiene derecho al recurso de hábeas corpus para 
garantizar   la   libertad   e  integridad   personales,   y   al   recurso  de   amparo   para   mantener   o 
restablecer el goce de los otros derechos consagrados en la Constitución, así como los de 
carácter   fundamental   establecidos   en   los   instrumentos   internacionales   sobre   derechos 
humanos  aplicables  en la República.      Los dos son instrumentos  de tutela  de derechos 
fundamentales y por lo tanto son competencia de esta Sala, siendo en realidad     uno el 
género   –el   amparo­   y   otro   la   especie   –   el   hábeas   corpus–.      El   presente   asunto   fue 
interpuesto como recurso de amparo; sin embargo, considerando que el objeto de tutela es 
precisamente la vida e integridad física del privado de libertad Ayales Esna debido a las 
condiciones en que debe cumplir la pena que le fue impuesta,    se procedió a la conversión 
del recurso con fundamento en el reiterado criterio de la Sala, que además es regla general 
de interpretación de las normas de los derechos fundamentales,   según el cual estos deben 
ser implementados acorde con el principio pro homine ,   el que, junto con el principio pro 
libertate constituyen el meollo de la doctrina de los derechos humanos y que significan que 
el derecho debe interpretarse y aplicarse siempre de la manera que más favorezca al ser 
humano, así como que procede la interpretación extensiva para todo lo que favorezca y 
restrictivamente para todo lo que limite la libertad. 

II.- Hechos probados. De importancia para la decisión de este asunto, se estiman


como debidamente demostrados los siguientes hechos, sea porque así han sido
acreditados o bien porque el recurrido haya omitido referirse a ellos según lo prevenido
en el auto inicial:

a)      El amparado Farid Ayales es portador de una leucemia linfocítica crónica,


enfermedad que consiste en una proliferación neoplásica maligna (reproducción de
células malignas) que se origina a partir de la célula madre, ubicada en la médula ósea
en la línea mieloide. Se clasifica de acuerdo al estado de maduración de las células
leucémicas en agudas o crónicas (esta última es la que porta el señor Ayales) y según
el tipo células en linfocíticas o mielocíticas, siendo las primeras las implicadas en su
dolencia. (Dictamen Médico Legal #5675-2003 a folio 38; oficio CLR-INF-010-003 del
28 de marzo de 2003, suscrito por el Infectólogo de la Dirección General de
Adaptación Social, Víctor Saltykóv a folios 20-21)

b)      El tratamiento de corticoesteroides y citostáticos (sin efecto). Actualmente con


inyecciones de Interferón Alfa (3mln U – cuatro veces a la semana) por prescripción del
Dr. Jorge Elizondo Cerdas y el Dr. Carlos Páez Montalbán. (Oficio CLR-INF-010-003
suscrito por el Infectólogo de la Dirección General de Adaptación Social, Víctor Saltykóv
a folios 20-21)

c)      El amparado ingresó al Centro de Atención Institucional San Rafael el 26 de marzo


de 2003. En virtud del padecimiento que sufre el amparado, “...la Administración
Penitenciaria lo ubicó en una de las casitas nuevas del Centro de Atención Institucional
San Rafael, que es uno de los ámbitos en el Nivel Institucional que reúne las mejores
condiciones en cuanto salubridad y ventilación.(...) es un lugar que tiene condiciones
buenas en cuanto a infraestructura para la permanencia de privados de libertad y que
asimismo no existe hacinamiento o sobre población.(...) existe personal que da la
atención médica que los reclusos puedan requerir. En caso que la Administración no
pueda ofrecer determinado servicio, se coordina con otro centro penitenciario que sí
tenga el recurso humano, y en caso de que la Administración no cuente con un
profesional en determinado campo, se traslada a los privados de libertad que lo
requieran al Hospital San Rafael de Alajuela.” (Informe de la Ministra de Justicia y
Gracia a folios 111-112; oficio suscrito por el Director del Centro de Atención
Institucional San Rafael a folio 148 ).

d)     El Centro San Rafael puede coordinar en caso necesario la visita de un especialista
en la rama de la enfermedad que padece el señor Ayales Esna, y solicitar a la Caja
Costarricense de Seguro Social los medicamentos que él necesite, o alguno similar que
tenga los mismos efectos. (Informe de la Ministra de Justicia y Gracia a folio 113)

e)      A los dos días de estar el amparado en el Centro de Atención Institucional San
Rafael, en visita médica de rutina el infectólogo del Ministerio de Justicia lo atendió e
informó que: “requiere atención en seguimiento de los especialistas en Hematología,
control estricto de hemograma (nivel de linfocitos, eritrocitos y plaquetas) –cada dos
semanas, seguimiento del tratamiento específico, ubicación en un lugar
higiénicamente aceptable para evitar contaminación por infecciones oportunistas y
influencias estresantes. Es posible pronosticar una agravación del proceso patológico
por el cambio de condiciones de ubicación e interrupción del tratamiento.” (Oficio CLR-
INF-010-003 suscrito por el Infectólogo del Ministerio de Justicia Víctor Saltykóv a folios
20-21; informe del Jefe Nacional de Servicios de Salud de la Dirección General de
Adaptación Social)

f)      El 7 de abril de 2003 el médico particular del amparado –Dr. Páez Montalbán- lo
valoró y en consecuencia recibió cita médica para que fuese valorado en la Clínica
Bíblica. La Dr. Lizbeth Salazar dio orden para que acudiera a la cita médica indicada,
que fue aprobada por el Director del Centro de Atención Institucional San Rafael.
Posteriormente el Instituto Nacional de Criminología solicitó al Jefe Nacional de
Servicios Médicos, Dr. Mejía, que valorara la situación del amparado en la Clínica
Bíblica, determinando que debía quedar internado. (Informe de la Ministra de Justicia
y Gracia a folio 114)

g)     El amparado permanece internado en la Clínica Bíblica desde el 8 de abril de 2003,


por “posibilidad económica y prontitud, porque (...) los hospitales de la Caja no actúan
con la rapidez y eficacia que los hospitales privados”. (Oficios suscritos por el Director
del Centro de Atención Institucional San Rafael a folios 26 y 148)

h)      Mediante nota JNSS-INC-189-03 del 24 de abril de 2003, el Dr. Luis Eduardo Mejía
Arias, Jefe Nacional Servicios Médicos del Ministerio de Justicia le indicó textualmente al
Director del Instituto Nacional de Criminología, entre otras cosas que: “En razón de
que el padecimiento que sufre el señor Ayales Esna tiende a imunosuprimirlo (bajarle
las defensas) el tenerlo en el puesto 7 internado con privados de libertad con otros
padecimientos, algunos de ellos infectocontagiosos su estadía en otros centros en
condiciones de hacinamiento y carencia de condiciones de higiene y ventilación de
alguna forma sería exponerle a presentar una crisis o contagio de alguna otra
enfermedad, por tal razón es que nuestra institución no podría garantizar las
condiciones de privación de libertad, la higiene, ventilación y asepsia que el privado
requiere. Además el paciente requiere ser inyectado con un medicamento llamada
interferon todos los días y en ningún centro Penitenciario ni en puesto 7 contamos con
personal de enfermería los días feriados ni sábados ni domingos.” (Folios 24 y 25)

i)      En nota sin número del 25 de abril de 2003, el Lic. Miguel Castillo Gómez, Director
del Centro de Atención Institucional San Rafael le informó textualmente al Lic. Marino
Sagot Somarribas, Juez de Ejecución de la Pena de Alajuela, en lo conducente que:
“E-. En el Centro de Atención Institucional San Rafael, no se cuenta con las condiciones
necesarias para este tipo de pacientes, con solo el hecho que no han (sic) médico ni
enfermera permanente, aunado a ello, la estructura no es la adecuada. Respecto a
Puesto 7 es un sitio donde la estancia de los pacientes es temoral, una vez que la salud
del privado de libertad lo permite, es dado de alta y vuelve a su centro o ámbito de
origen.” (Folio 27)

j)     El Dictamen Médico Legal #5675-2003 emitido el 30 de mayo de 2003 por solicitud
del Juez de Ejecución de la Pena de Alajuela concluye: “El paciente es portador de
Leucemia Linfocítica crónica. 2. El tratamiento que esta recibiendo es el Interferón en
forma intravenosa diariamente. 3. El paciente no tiene las condiciones necesarias, en
el Centro Penitenciario, para recibir el tratamiento y los cuidados, que su enfermedad
le producen, pues necesita un lugar con adecuada higiene, ventilación y estar en
condiciones, de ocupar ayuda médica en el momento que lo amerite. Además que su
estado puede contraer infecciones, desde leves, hasta severas, por su baja defensa
autoinmune que padece por su enfermedad de fondo. 4. Para que el paciente puede
permanecer en prisión, es imprescindible que cuente con buena alimentación,
excelente higiene, adecuada ventilación, asistencia médica continua, y un ambiente
donde no se afecte su sistema autoinmune de fondo (exposición a posibles
infecciones), para así no poner en riesgo su salud.” (Folio 39)

k)      Mediante memorial del 30 de junio de 2003 (recibido el mismo día en el Centro de
Atención Institucional San Rafael), el amparado interpuso Recurso de revocatoria con
apelación en subsidio para ante el Instituto Nacional de Criminología, contra el acuerdo
CAISR 09-2003 del 3 de abril de 2003 emitido por el Consejo de Valoración, en el que
se recomendó que continuara con el Plan de Atención Técnica en las Áreas de
capacitación y trabajo y salud, ubicado en el nivel institucional. La revocatoria fue
analizada por el Consejo de Valoración en sesión 18-2003 del 4 de julio de 2003, pero
está pendiente de notificación. (Folios 78 y 90; informe de la Ministra de Justicia y
Gracia a folio 117)

l)      En sentencia N°1709-2003 de las 8:50 horas del 29 de julio de 2003, el Juzgado de
Ejecución Penal de Alajuela declaró sin lugar el Incidente de Enfermedad interpuesto
por el amparado Ayales Esna. Al efecto, el órgano jurisdiccional consideró, en lo
conducente, que: “...la administración penitenciaria, le dio a este privado de libertad
una ubicación en el nivel de atención institucional, y lo ubico en un centro de mínima
seguridad, como lo es el Centro San Rafael, una vez ubicado en este lugar, el señor
director de ese establecimiento, tomando en consideración su condición de salud, le
ubico en un espacio en el cual no existe hacinamiento, en donde, los privados de
libertad tienen un perfil, que se caracteriza por su buena conducta, también por sus
buenas costumbres, y por que cuidas las instalaciones que son nuevas, al respecto
consta un informe a folio 151, en el cual el Lic. Castillo, director del establecimiento,
nos informa las ventajas que ofrecen esas instalaciones incluso a una persona Enferma
como el señor Ayales.” (Folios 57 a 63)

m)      En oficio JNSS-INC-276-03 del 11 de agosto de 2003, el Dr. Luis Eduardo Mejía
Arias, Jefe Nacional Servicios de Salud de la Dirección General de Adaptación Social le
contestó al Dr. Carlos Páez Montalbán, Hospital San Juan de Dios lo siguiente: “En
atención a su oficio del 5 de agosto del 2003, sobre algunos conceptos y
procedimientos relacionados con el paciente FARID AYALES ESNA, debo informarle que
mi criterio al respecto, evidentemente no ha variado y mantengo en todos sus
extremos el pronunciamiento anterior dirigido al Msc. Eugenio Polanco Hernández del
24 de abril de 203, según oficio N°JNSS.INC-180-03 (...)” (Folio 103)

n)      Mediante oficio DRCN-1880-2003 del 13 de agosto de 2003, la Dra. Virginia


Céspedes Gaitán, Directora Región Central Norte del Ministerio de Salud, informó a la
Dra. María del Rocío Sáenz Madrigal, Ministra de Salud los resultados de la visita
efectuada por funcionarios de ese Ministerio al Centro de Atención Institucional San
Rafael, que se realizó el 19 de agosto del mismo año. Se describen las instalaciones
y el estado en que se encuentran, lo relativo a la atención médica de la cual disponen
los privados de libertad en ese centro penal –incluyendo el amparado-; asimismo, se
refiere a aspectos físico sanitarios, indicando textualmente: “Cocina y comedor: es
un lugar amplio, ventilado, con malla metálica para la protección contra moscas,
algunas de las mallas están deterioradas, por lo que se recomienda cambiarlas, otros
espacios no tienen malla, por lo que se sugiere ponerla. En el área de elaboración de
alimentos, hay personas del Ministerio de Justicia y también privados de libertad que
colaboran en esa tarea. Se notó la presencia de moscas en el lugar así como dos
aberturas al exterior que permiten el ingreso de roedores u otros animales. Se dio la
recomendación de taparlos. El área de almacenamiento de alimentos, reúne
condiciones”. (Folios 149 a 152)

o)      Las casas para privados de libertad con que cuenta el Centro de Atención
Institucional San Rafael –donde fue asignado el amparado- cuenta cada una con 100m2
de superficie, cada una con un área de televisión en el comedor, dos dormitorios con
ocho camarotes cada uno, para un total de 16 personas por dormitorio y 32 personas
en total, tres duchas, tres inodoros, dos pilas para lavado de ropa y amplia zona verde.
Son casas “de construcción reciente en buen estado, pintadas, con buena ventilación e
iluminación natural y luz artificial. El piso es de cerámica, baños forrados en azulejo,
en buen estado, cielo raso en buenas condiciones, recirculación de aire es buena. La
evacuación de aguas negras, servidas y pluviales es adecuada.” (Oficio DRCN-1880-
2003 suscrito por la Directora Región Central Norte del Ministerio de Salud a folios 151-
152)

p)      Desde un punto de vista médico, en las condiciones actuales del amparado Ayales
Esna, no existe obstáculo para que permanezca “...en los espacios habilitados
conforme a aspectos mínimos y las condiciones que tiene el sistema penitenciario”. El
Centro de Atención Institucional San Rafael sí reúne las condiciones mínimas para
alojar al amparado, y el sistema penitenciario puede adecuar aun más dicha área.
(Informe del Jefe Nacional de Servicios de Salud de la Dirección General de Adaptación
Social a folios 181 y 182)

III.- Hechos no probados. No se estiman demostrados los siguientes hechos de


relevancia para esta resolución:

a)      Que se haya resuelto la apelación interpuesta por el amparado en memorial del 30
de junio de 2003 (recibido el mismo día en el Centro de Atención Institucional San
Rafael), contra el acuerdo CAISR 09-2003 del 3 de abril de 2003 emitido por el
Consejo de Valoración, en el que se recomendó que continuara con el Plan de Atención
Técnica en las Áreas de capacitación y trabajo y salud, ubicado en el nivel institucional.

IV.- Objeto del recurso. El recurrente solicita que la Sala ordene a la Dirección
General de Adaptación Social que le dé la casa por cárcel de inmediato, con el objeto
de preservar su vida, en virtud de que el sistema penitenciario está imposibilitado
materialmente para brindarle el tratamiento médico y las condiciones de higiene,
asepsia, alimentación y atención médica especializada que requiere, en razón de que
él padece de una leucemia linfocítica crónica que tiende a imunosuprimirlo (bajarle las
defensas). Acusa que planteó un Incidente por Enfermedad ante el Juzgado de
Ejecución de la Pena de Alajuela, al que aportó las pruebas necesarias en respaldo de
sus afirmaciones; sin embargo, en resolución 03-549-747-E-C- de las 8:50 horas del 29
de julio de este año, dos meses y medio después de dictarse el informe pericial de
Medicatura Forense, el juez se separó de todos los criterios científicos y a contrapelo de
lo que establecen los dictámenes médicos, mediante una resolución infundada declaró
sin lugar el Incidente por Enfermedad interpuesto, ordenando su traslado de inmediato
a la Clínica de la Reforma, con el grave riesgo que implica para su vida.

V.- Sobre el derecho a la vida y a la salud. El desarrollo que ha dado la Sala al


tema del derecho a la vida –y con él, al derecho a la salud– ha sido claro y consistente,
pudiendo citarse numerosas sentencias aplicables. Baste recordar solamente una de
ellas, por su especial aplicabilidad al sub examine :

"Doctrina y Filosofía a través de todos los tiempos han definido a la vida como el bien
más grande que pueda y deba ser tutelado por las leyes, y se le ha dado el rango de
valor principal dentro de la escala de los derechos del hombre, lo cual tiene su razón de
ser pues sin ella todos los demás derechos resultarían inútiles, y precisamente en esa
media (sic) es que debe ser especialmente protegida por el Ordenamiento Jurídico. En
nuestro caso particular, la Constitución Política en su artículo 21 establece que la vida
humana es inviolable y a partir de ahí se ha derivado el derecho a la salud que tiene
todo ciudadano, siendo en definitiva al Estado a quien le corresponde velar por la salud
pública impidiendo que se atente contra ella." (Nº 5130-94 de las 17:33 hrs del 7 de
setiembre de 1994).

En efecto, la preponderancia de la vida y de la salud, como valores supremos de las


personas, está presente y señalada como de obligada tutela para el Estado, no sólo en
la Constitución Política sino también en diversos instrumentos internacionales suscritos
por el país. Entre ellos, se pueden citar los artículos 3 de la Declaración Universal de
Derechos Humanos, 4 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, 1 de la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y 6 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Por su parte, el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales explícitamente señala:

"Artículo 12
1. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda
persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental.
2. Entre las medidas que deberán adoptar los Estados Partes en el Pacto
a fin de asegurar la plena efectividad de este derecho, figurarán las
necesarias para:
(...)
c) La prevención y el tratamiento de las enfermedades epidémicas,
endémicas, profesionales y de otra índole, y la lucha contra ellas;
d) La creación de condiciones que aseguren a todos asistencia médica y
servicios médicos en caso de enfermedad."

De lo expresado, debe quedar absolutamente en claro, no sólo la relevancia de los


valores para los cuales el actor reclama tutela sino también el grado de compromiso
que el Estado costarricense ha adquirido, en cuanto a acudir de manera incuestionable
e incondicional en su defensa. De ese Estado forman parte tanto esta Sala
Constitucional como el accionado Ministerio de Justicia y Gracia.

VI.- El derecho a la salud de las personas privadas de libertad. Esta Sala ha


sentado una doctrina, reiterada en sus pronunciamientos, en la cual ha reconocido
que algunos de los derechos de las personas condenadas, o detenidas
preventivamente, son objeto de limitaciones propias de las circunstancias, pero ha
destacado también que el núcleo esencial de sus derechos fundamentales permanece
inalterable, particularmente aquellos directamente relacionados con la dignidad, como
lo es el derecho a la salud. Resulta claro que el Estado tiene una grave responsabilidad
en el resguardo de los derechos de las personas a quienes tenga privadas de libertad,
cuyos otros derechos fundamentales no habrán de sufrir mengua, y corresponde
precisamente a la Administración Penitenciaria enfrentar esa responsabilidad a nombre
de aquel, desde el momento de su ingreso hasta el instante mismo de su salida. Se
parte así de que el Estado tiene el deber de no exigir más de lo que la sentencia y la
ley reclaman, y la persona condenada tiene el derecho de no sufrir más restricciones o
limitaciones que las establecidas en ellas. De ahí que también es reiterada la
jurisprudencia constitucional en el sentido de que todo lo que se refiere a la salud de
los detenidos, sean condenados o presos cautelarmente, debe ser atendido en forma
expedita y eficaz por parte de la Administración Penitenciaria, sin que sea de recibo la
justificación que supedite la protección de dicho derecho a la realización de trámites
burocráticos o a la existencia de recursos económicos, al igual que se exige para las
personas que gozan de libertad ambulatoria, en cuya tutela tampoco ha admitido este
Tribunal Constitucional semejante elenco de argumentaciones por parte del Estado.

VII.- No desconoce la Sala que ante el incremento –real o percibido- de los índices
delictivos en nuestro país y la correspondiente demanda de “mano dura” por parte de
la opinión pública contra la delincuencia, se despiertan dudas e inclusive se esgrimen
enérgicos cuestionamientos contra todo aquello que implique preocupación por el
bienestar de las personas condenadas o hasta de quienes no lo hayan sido, aún y
cuando gocen de un estado de inocencia. Sin embargo, debe tenerse presente que uno
de los desafíos básicos de la democracia consiste, precisamente, en que el combate a la
delincuencia debe ser llevado a cabo únicamente por medios legítimos, sin acudir a la
ilegalidad para defender la legalidad , pues desde un punto de vista ético resulta
altamente contradictorio defender un valor –el respeto a bienes jurídicos de relevancia–
negándolo a la vez a las personas privadas de libertad. Dentro de un régimen
democrático como el nuestro, en el cual todo el ordenamiento jurídico debe ser
aplicado en consonancia con los principios que informan ese sistema de vida, la
persona es el centro y razón de ser del sistema y sus derechos deben ser respetados
por esa sola condición, independientemente de su origen étnico, género, nacionalidad,
creencias, etc., sin discriminaciones contrarias a su dignidad, cualesquiera sean las
circunstancias en que se encuentre. Y aquí es menester recordar también lo dicho por
esta Sala en otra oportunidad, a propósito del respeto a la dignidad de la persona:

“ Debe tener muy presente la Administración Penitenciaria que toda su actuación debe
estar regida por el más absoluto respeto a la dignidad de las personas, quienes, por
diversas circunstancias de la vida se encuentran actualmente bajo la tutela del sistema
penal, pero que no por ello pierden su condición de seres humanos, en el entendido de
que la superioridad del ser humano sobre los seres irracionales radica precisamente en
estar dotado de lo que se denomina "dignidad de la persona", valor esencial dentro de
nuestro Ordenamiento, que no significa de ninguna manera superioridad de un ser
humano sobre otro, sino de todos los seres humanos sobre los seres que carecen de
razón. Es por ello que la dignidad de la persona no admite discriminación alguna, por
razón de nacimiento, raza o sexo, opiniones o creencias, es independiente de la edad,
inteligencia y salud mental, de la situación en que se encuentre y de las cualidades, así
como de la conducta y comportamiento; de ahí que, por muy bajo que caiga la
persona, por grande que sea la degradación, seguirá siendo persona, con la dignidad
que ello comporta.” (Sentencia 2493-97 de 15:09 horas del 7 de mayo de 1997).

Conforme a lo anterior, resulta claro para esta Sala que cuando un privado de libertad
sufre o padece un quebranto en su salud, tiene derecho a recibir el tratamiento que le
haya sido prescrito. Además, si su padecimiento es de tal magnitud que requiera
asistencia o condiciones especiales, la Administración Penitenciaria está
ineludiblemente obligada a brindárselos. En esta materia, las condiciones mínimas que
el Estado debe asegurar a los privados de libertad, siempre han de entenderse como
las absolutamente suficientes para asegurar su vida y su salud.

VIII.- Caso concreto. A la luz de las probanzas allegadas a los autos y de los
informes rendidos por las autoridades recurridas, se tiene por demostrado que el
amparado Ayales Esna es portador de leucemia linfocítica crónica que tiende a
inmunosuprimirlo, motivo por el cual requiere atención y seguimiento de médicos
especialistas, de un tratamiento específico y riguroso, así como de estar ubicado en un
lugar dotado de las condiciones de higiene idóneas para evitar contaminación por
infecciones oportunistas. Por su condición de privado de libertad, el amparado debe
permanecer en los lugares especialmente destinados al cumplimiento de sentencias
que impongan penas privativas de libertad, salvo que su particular condición de salud
impusiere la necesidad de aplicar el artículo 461 del Código Procesal Penal, según el
cual:

“Si durante la ejecución de la pena privativa de libertad, el condenado sufre alguna


enfermedad que no pueda ser atendida en la cárcel, el tribunal de ejecución de la pena
dispondrá, previo los informes médicos necesarios, la internación del enfermo en un
establecimiento adecuado y ordenará las medidas necesarias para evitar la fuga.

El director del establecimiento penitenciario tendrá iguales facultades, cuando se trate


de casos urgentes; pero la medida deberá ser comunicada de inmediato al tribunal que
podrá confirmarla o revocarla. (...) El tiempo de internación se computará a los fines
de la pena, siempre que el condenado esté privado de libertad.”

En la especie, ya el Juzgado de Ejecución de la Pena se pronunció denegando tal


beneficio. No obstante, en vista que el amparado acusa, en su recurso ante esta Sala,
que la resolución del Juez de Ejecución de la Pena fue adoptada en contradicción con
los dictámenes médicos emitidos, alegando que se le está poniendo en una situación
de inminente riesgo para su vida, esta Sala estimó indispensable conocer el criterio
técnico del médico Jefe Nacional de Servicios de Salud de la Dirección General de
Adaptación Social, doctor Luis Eduardo Mejía Arias, como responsable en esta materia.
Dicho funcionario, en su informe rendido bajo fe de juramento –con las
responsabilidades que ello implica- aseguró que “ ...Por lo tanto, desde un punto de
vista médico en las condiciones actuales del señor Farid Ayales, no existiría obstáculo
hasta tanto la autoridad jurisdiccional no dicte lo contrario, de que dicho señor
permanezca en los espacios habilitados conforme a aspectos mínimos y las
condiciones que tiene el sistema penitenciario...” (Folio 182 de este expediente). Así
las cosas, se impone la desestimatoria de este recurso en lo que atañe a la violación al
derecho a la salud del amparado, al contar con el criterio técnico de la más alta
autoridad médica dentro del sistema penitenciario nacional, Dr. Luis Eduardo Mejía
Arias, respaldada a su vez por la jerarca en ejercicio del Ministerio de Justicia y Gracia,
Nuria Rodríguez Vásquez, quienes bajo fe de juramento –con las consecuencias de ley-
aseguran a la Sala que el derecho a la salud que asiste al amparado ha sido y será
respetado durante su estancia en prisión, y que el lugar que se ha destinado para tal
efecto cumple con los requerimientos mínimos necesarios para garantizarlo, tanto a él
como a cualquier otro privado de libertad en igual o semejante estado de salud, así
como que están en posibilidad de suministrarle o bien facilitarle el acceso al
tratamiento, asistencia médica y dieta que se determine indispensable para su salud.
Queda así bajo la responsabilidad de los profesionales en medicina del sistema
penitenciario y, particularmente de su jefatura, la tutela del derecho a la salud del
amparado mientras se encuentre en sus instalaciones, con la estricta vigilancia que el
juez de ejecución de la pena deberá realizar en cumplimiento de las atribuciones
legales que le asisten, para lo cual se le recuerda la obligación que le impone el ordinal
458 b) del Código Procesal Penal, de “visitar los centros de reclusión, por lo menos una
vez cada seis meses, con el fin de constatar el respeto de los derechos fundamentales
y penitenciarios de los internos, y ordenar las medidas correctivas que estimen
convenientes.” Obviamente, en el caso de privados de libertad con enfermedades
terminales que ameriten cuidados especiales, debe ese órgano jurisdiccional redoblar
la vigilancia, por tratarse de la protección a la vida humana. Justamente por ese motivo
es que, en la especie, la Sala ordena también a la Ministra de Justicia y Gracia que de
inmediato gire las instrucciones necesarias con el fin de que se acaten las
recomendaciones emitidas por el Ministerio de Salud en el oficio DRCN-1880-2003 del
13 de agosto de 2003, en lo que concierne a aspectos físico sanitarios del Centro de
Atención Institucional San Rafael y se le brinde el mantenimiento necesario, lo que
deberá verificar el Juez de Ejecución de la Pena.

IX.- Por su íntima relación con el derecho a la salud que es objeto de esta acción, se
pronuncia la Sala sobre la alegada mora administrativa atribuible a la Administración
Penitenciaria, acogiendo el recurso en cuanto a este extremo al constatar que no se
ha resuelto la apelación interpuesta por el amparado en memorial del 30 de junio de
2003 (recibido el mismo día en el Centro de Atención Institucional San Rafael), contra
el acuerdo CAISR 09-2003 del 3 de abril de 2003 emitido por el Consejo de Valoración.

Por tanto:

Se declara PARCIALMENTE CON LUGAR, únicamente por mora administrativa


violatoria de los artículos 27 y 41 de la Constitución Política en perjuicio del amparado,
en lo demás se declara sin lugar el recurso. En consecuencia, se ordena a EUGENIO
POLANCO HERNÁNDEZ, o a quien ocupe el cargo de Director del Instituto Nacional de
Criminología, que en el término improrrogable de tres días, contado a partir de la
notificación de esta resolución, se resuelva la apelación interpuesta por el amparado
en memorial del 30 de junio de 2003 contra el acuerdo CAISR 09-2003 del 3 de abril de
2003 emitido por el Consejo de Valoración. Se le advierte a Eugenio Polanco
Hernández , o a quien ocupe el cargo, que de no acatar la orden dicha incurrirá en el
delito de desobediencia y, que de conformidad con el artículo 71 de la Ley de esta
jurisdicción, se le impondrá prisión de tres meses a dos años o de veinte a sesenta días
multa, a quien recibiere una orden que deba cumplir o hacer cumplir, dictada en un
recurso de amparo y no la cumpliere o no la hiciere cumplir, siempre que el delito no
esté más gravemente penado. Tomen nota la Ministra de Justicia y Gracia, el Jefe
Nacional de Servicios de Salud de la Dirección General de Adaptación Social y el Juez
de Ejecución de la Pena de Alajuela de lo dispuesto en el Considerando VIII. Se
condena al Estado al pago de las costas, daños y perjuicios causados con los hechos
que sirven de base a esta declaratoria, los que se liquidarán en ejecución de sentencia
de lo contencioso administrativo. Notifíquese la presente resolución a Eugenio Polanco
Hernández o a quien ocupe el cargo de Director del Instituto Nacional de Criminología,
en forma personal. COMUNÍQUESE A LAS PARTES.

Luis Fernando Solano C. 
Presidente 

Ana Virginia Calzada M.                     Adrián Vargas B. 

Gilbert Armijo S.                         Ernesto Jinesta L. 

Susana Castro A.                           Federico Sosto L. 

SPA/kcm. 

Das könnte Ihnen auch gefallen