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Para su difusión
PROGRAMACIÓN OCTUBRE 09
1. Ciclo
Morbo en Malba
Durante todo el mes
7. Grilla de programación
Abono malba.cine
Costo: $56. Estudiantes y jubilados: $28
- Ingreso especial a todas las funciones del mes.
- Descuento del 50% para estrenos nacionales e internacionales.
- Las entradas se pueden retirar en forma anticipada, sin costo adicional.
- Ingreso sujeto a disponibilidad de la sala.
Gracias por su difusión. Contacto de prensa: Guadalupe Requena T +54 (11) 4808 6507
| grequena@malba.org.ar | prensa@malba.org.ar |
*Solicitar imágenes en alta definición.
La mano tapa los ojos y de a poco, va entreabriendo los dedos. No queremos ver y al mismo
tiempo, queremos. Aparece el morbo. Lo desagradable puede ejercer un influjo extraño,
seducción y repulsión en un mismo movimiento. Sin embargo, cuando el costado atractivo
gana terreno, quedamos atrapados, expectantes, deseosos de más detalles: ya no podemos
cerrar los ojos. El morbo es, ante todo, voyeurismo. Un violador, un asesino, no son
morbosos sino perversos. El morbo reside en quienes auscultan eso que el asesino o el
violador llevaron a cabo, los mismos que no pueden cambiar de canal cuando el noticiero
habla de pedófilos, de torturadores, de proxenetas. El morboso nunca es protagonista, asiste
a lo terrible mientras permanece inmóvil, a salvo, como el espectador de cine. Entonces
¿una película puede ser morbosa? ¿Depende de la intención del realizador? ¿De las
motivaciones del público que no puede quitarle los ojos de encima?
En Ante el dolor de los demás, Susan Sontag alude a un pasaje de Tres Guineas en el que
Virginia Woolf observa junto a un abogado fotografías de la guerra para ver si, al mirarlas,
ambos sienten lo mismo. Son instantáneas de cuerpos mutilados, esqueletos de casas, niños
muertos. Sontag plantea que no debería suponerse un “nosotros” cuando el tema es la
mirada al dolor de los demás ya que las imágenes de una atrocidad pueden producir
reacciones opuestas. Lo que es intolerable para algunos, puede resultar morboso para otros.
La difusión de las fotos de la prisión de Abu Ghraib, por ejemplo, denunciaron las torturas a
manos de las tropas norteamericanas en Iraq pero también circularon con la clásica
profusión amarillista: capuchas, perros y sangre inundaron los monitores hogareños, la lupa
cerca de los cuerpos hasta que pixelaran.
Sontag cita el film J´accuse del francés Abel Gance –que en 1938 mostró en primer plano a
los ex combatientes desfigurados por la guerra– cuyo protagonista grita “¡Colmad vuestros
ojos de este horror! ¡Es lo único que puede deteneros!”. Es una posibilidad. Mostrar las
atrocidades para aprender, para escarmentar, para no repetir. Pero ante el mismo estímulo,
se puede responder con éxtasis o con espanto. También el paso del tiempo ha ido
modificando la mirada social sobre ciertas temáticas y por ejemplo el sexo (si no hay
violencia, si no hay abuso) ya no parece ser carne para el morbo. Pero lo distinto, lo
“desviado”, lo que atenta contra el ideal de la esencia humana, sigue ejerciendo la atracción
de quien intenta reducir lo otro a lo mismo y se encuentra con su propio reflejo deformado.
Como dice Roland Barthes, cuando el otro se vuelve irreductible –no por un súbito escrúpulo
sino porque se opone al “sentido común”– siempre queda el recurso del exotismo: el otro
deviene objeto puro, espectáculo, relegado al umbral de lo humano no atenta contra la
seguridad del mundo propio. Cuando un secuestrador y violador pasa a ser el “monstruo de
Austria”, lo monstruoso lo coloca en otra condición. Sin embargo lo siniestro aguarda en lo
conocido, en el costado tan invariablemente humano del “monstruo”, en lo familiar de ese
otro que no resulta tan abismalmente distinto.
En el cine, los límites entre lo que puede o no ser considerado morboso son aún más
difusos. Si el morbo se define como “atracción hacia acontecimientos desagradables”, la
pantalla grande ha tenido una larga tradición de censuras que intentaron regular los
fotogramas según el gusto de unos pocos (que, entre otras cosas, durante años incluyeron a
los besos en su categoría de desagrado). En definitiva, se puede huir de la sala de cine o
aferrarse a la butaca ante la misma imagen perturbadora pero el morbo, como el deseo, no
es volitivo: acecha, aparece, convulsiona. En ese segundo en el que la mueca de asco se
convierte en otro gesto, estamos nosotros mismos, detrás del espejo.
Eugenia Zicavo
Lamujerdemivida
Las películas
Codicia (Greed, EUA-1923/25) de Erich von Stroheim, c/Gibson Gowland, ZaSu Pitts, Jean
Hersholt, Dale Fuller, Chester Conklin. 120’. Exhibición con música en vivo compuesta e
interpretada por Fernando Kabusacki y Matías Mango.
Dos buenos amigos, Mac McTeague y Marcus Schouler, y una chica, Trina Sieppe. Trina y
Mac se casan. Cuando Trina gana la lotería, Marcus, que también estaba enamorado de
Trina, se lamenta por haber permitido esa unión, y perderse el dinero. Los cinco mil dólares
marcan el inicio de un proceso de autodegradación que envuelve a los tres personajes. Trina
se obsesiona, sólo le importa conservar la plata del premio, y todo lo que Mac gana como
dentista. En un proceso lento y gradual, la mujer pasa de la dulzura a la crueldad y la
locura. Resentido y envidioso, Marcus, por su parte, denuncia a su amigo, que no tiene
diploma de dentista (estamos en 1924), y le arruina la vida. Mac ya no podrá ejercer la
profesión. Se vuelve alcohólico, y la furia contra Trina y Marcus termina por destruirlo.
Codicia es una fábula moral sobre la influencia deshumanizadora del dinero, una mirada de
cerca a la crueldad del hombre común. Texto de Daniela Kozak.
Afrodita (Argentina, 1928) de Pierre Marchal (seudónimo de Luis Moglia Barth). 50’ aprox.
Exhibición con música en vivo compuesta e interpretada por Fernando Kabusacki y Matías
Mango.
A pesar de su pelada avanzada, sus kilos de más y su aspecto de drag queen trasnochado,
el escultor Demetrio parece despertar pasiones irrefrenables (la estética del cine mudo de
principios del XX recreando al Egipto griego, manejaba un canon curioso). Basada en la
novela homónima de Pierre Louys, Afrodita narra las desventuras de Demetrio y la
cortesana Khrysé, que comienza invitándolo generosamente a su cama (“esta noche no
tengo marido”) pero luego pone condiciones: para convertirse en su amante, quiere un
espejo, un collar y una peineta. Podría pensarse en una chica con ambiciones sencillas, que
cultiva una coquetería de entrecasa, pero no: se trata de objetos preciosos y sus dueñas son
gente importante; una dote caprichosa como requisito amatorio. Y él asesina, oculta, roba,
todo por ella. Pero justo cuando cumple con su misión, la sueña. Y el sueño es tan vívido
que prefiere dejar las cosas así y no empañar de realidad su experiencia onírica. Una historia
de histerias varias filmada en Buenos Aires en los años ´20, que sin embargo no tiene
ninguna marca localista, donde el exotismo encarna en falsas africanas, pintadas de betún.
Texto de Eugenia Zicavo.
Freaks (EUA, 1932) de Tod Browning, c/Wallace Ford, Leila Hyams, Olga Baclanova, Roscoe
Ates, Henry Victor, Harry Earles, Daisy Earles, Rose Dione, Daisy y Violet Hilton, Schlitze,
Josephine Joseph, Johnny Eck, Frances O’Connor, Peter Robinson, Olga Roderick y el
príncipe Radian. 64’.
Los fenómenos circenses, los freaks, nunca habían sido retratados de esta manera. Y como
advierte el prólogo del film, tampoco volverían a serlo. La rareza es la norma de este
universo cuyos protagonistas son actores con deformidades reales, que una mirada
desprevenida podría atribuir sólo a efectos especiales. Se trata de una historia de venganza
a cargo de los freaks del circo, decididos a salvar el honor de su amigo Hans -un enano que
trabaja con ellos- engañado por una trapecista. La película, que curiosamente es una
producción de la Metro y fue presentada bajo el género “terror” (cuando más bien
pertenecería a las delicias temáticas del cine clase B) es considerada un clásico y ha sido
citada y homenajeada por varios directores, desde Lynch en El hombre elefante a
Bertolucci en Los soñadores. Desde su estreno, el sentido de una frase cambiaría para
siempre: ser “uno de nosotros”, “one of us”. Texto de Eugenia Zicavo.
Los olvidados (México, 1950) de Luis Buñuel, c/Alfonso Mejía, Roberto Cobo, Stella Inda,
Miguel Inclán. 88’.
Un grupo de chicos le pegan a un ciego para robarle unas monedas y patean a un hombre
sin piernas para sacarle un cigarrillo. En las calles del México retratado por Buñuel, todo
vale, hasta matar a un amigo –literalmente– a palazos. En una entrevista con André Bazin,
Buñuel dijo que en Los olvidados quería sumar más elementos simbólicos, introducir en las
escenas más realistas elementos disparatados pero que no lo dejaron, a lo que el crítico
respondió “podría parecer que va contra el realismo social que la gente se ha complacido en
subrayar en el film”. La película está basada en hechos reales y aunque hay algunas escenas
oníricas (donde el sello surrealista de Buñuel es más explícito) la intencionalidad del director
distingue a Los olvidados de otros trabajos suyos: “Es un film de lucha social (…) traté de
denunciar la triste condición de los humildes sin embellecerla, porque odio la dulcificación
del carácter de los pobres”. Texto de Eugenia Zicavo.
Almas perversas (Voici le temps des assessins, Francia-1955), de Julien Duvivier, c/Jean
Gabin, Daniele Delorme, Lucienne Bogaert, Gerard Blain. 119’.
Catherine –una ingenua carita de ángel de veinte años– llega a París con una sola maleta y
un dato: el nombre de André Chatelin, renombrado chef, dueño de un restaurante en Les
Halles, y ex marido de su madre más de dos décadas atrás. La joven acaba de quedar
huérfana y Chatelin, para disgusto de su propia madre –otro personaje siniestro del film–, la
acoge en su casa. Paulatinamente, las primeras y cándidas apariencias dejan paso a
certezas bastante más macabras. En el contexto del cine francés industrial de la época,
Duvivier desconcertó con este puñado de personajes femeninos tremendamente amorales,
sórdidos y derrumbados. Texto de Amalia Sanz.
El secuestrador (Argentina, 1958), de Leopoldo Torre Nilsson, con Leonardo Favio, María
Vaner y Lautaro Murúa. 75'.
Otro de los trabajos en colaboración de la pareja Torre Nilsson-Beatriz Guido, de la misma
época de La casa del ángel, La caída y Fin de fiesta, pero esta vez retratando el extremo
más bajo del arco social. Los tópicos trágicos de la inocencia enfrentada a la crueldad del
mundo llegan aquí a la truculencia. La pobreza y la ignorancia llevan a los niños a ser a la
vez víctimas y victimarios; la violencia no precisa explicación en este universo de
sobrevivientes, donde hay animales que comen niños y violaciones en el cementerio.
Ambientada en Dock Sud, con el puente de La Boca de fondo, muestra un mundo frágil
donde las luces del centro brillan para pocos y la muerte, en cambio, está a la vuelta de la
esquina. Texto de Marcela Basch.
Psicosis (Psycho, EUA-1960) de Alfred Hitchcock, c/Anthony Perkins, Vera Miles, John
Gavin, Janet Leigh, Martin Balsam. 109’.
No es para verla en la cama, ni cenando, ni con la familia dando vueltas. Psicosis hay que ir
a verla al cine. Por eso, sea formal. Invite con anticipación y vaya bien vestido. Procure
llegar temprano, la primera escena es de una sensualidad impensable para esa época y
envidia para la nuestra. A los diez minutos la historia se dispara y a los cuarenta pasa algo
que no tendría que haber pasado. Esa es la valentía del director. Viendo la película entiende
por qué, aunque hasta ese momento no haya visto ninguna de sus obras, usted sabe
perfectamente bien quién es Hitchcock. Con Psicosis se estableció la matriz con la que
luego se moldeó infinidad de argumentos. Ninguna como ella logró que lo que pareciera
importante en realidad no signifique nada. También lo contrario. 109 minutos de un director
implacable con su única presa: el espectador. Texto de Ricardo Coler.
Viridiana (México / España, 1961) de Luis Buñuel, c/Francisco Rabal, Silvia Pinal, Fernando
Rey, Margarita Lozano. 90’.
Viridiana va a convertirse en monja pero antes debe visitar a su tío –con quien la madre
superiora le pide que sea cariñosa– ya que envió al convento una generosa dote. El tío sólo
ve en ella al retrato de su esposa muerta, con quien nunca llegó a tener sexo ya que murió
yendo del altar al lecho nupcial. Entonces le pide que recree para él esa imagen y Viridiana
se calza el vestido de novia mientras un somnífero en el café se ocupa del resto. “Esta noche
mientras dormías has sido mía, ya no puedes volver al convento” es la sentencia que
escucha a la mañana siguiente. Viridiana, tan cándida que ni se anima a ordeñar una vaca –
la analogía con las protuberancias de la ubre es bastante evidente, pero Buñuel logra que
cualquier guiño funcione– se queda en la casa y lleva consigo a todos los pobres del pueblo,
a quienes trata como alumnos de un colegio católico. Pero sus pobres están lejos del
uniforme y la disciplina y una última cena desbocada (que incluye un plano homenaje a la
pintura de Leonardo) y un intento de violación, harán que ya nada vuelva a ser como antes.
Texto de Eugenia Zicavo.
Lolita (Gran Bretaña, 1962) de Stanley Kubrick, c/James Mason, Sue Lyon, Peter Sellers,
Shelley Winters, Marianne Stone. 156’.
Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta. ¿De qué se
trata la película? Primera opción: un adulto intenta aprovecharse de la ingenuidad de una
joven muy joven. Un hombre capaz de casarse con la madre para estar cerca de la hija.
Segunda opción: una adolescente “mezcla de cierta ternura infantil y temerosa vulgaridad”
empeñada en seducir a cualquier costo al hombre que su madre pretende. Una jovencita que
de ninguna manera es una niña desprevenida e inocente. También de una mujer madura a
punto de perder las esperanzas, dispuesta a todo para cautivar a un hombre y retenerlo a
su lado. Cualquiera de las dos versiones es posible. Personalmente me inclino por una
tercera: Lolita es la historia de una madre que no quiere a su hija. Esa es la clave. Texto de
Ricardo Coler.
Sueño de un día de verano (Hakujitsumu, Japón-1964) de Tetsuji Takechi, c/Kanako
Michi, Akira Ishihama, Chojuro Hanakawa. 92’.
Tsai Ming Liang no inventó nada. Ni las raras escenas pretendidamente sexuales, ni los
exasperantes planos fijos que duran varios minutos, ni los musicales que irrumpen en la
trama llevando al paroxismo el género nonsense. Basta con ver Sueño de un día de
verano para advertir que los directores orientales ya vienen teniendo obsesiones
estrafalarias desde hace rato. Aquí, el escenario es un consultorio odontológico (que en
blanco y negro parece la sala de operaciones de Frankenstein) donde el torno se demora
mientras rechina como el sonido fx de una de Carpenter. La baba cae a chorros de la boca
abierta de una paciente mientras el clásico espejito refleja sus hileras de dientes que
escupen agua en exceso, como la sangre exagerada de una decapitación gore. La cosa se
pone más fea cuando el dentista cambia sus instrumentos por sogas y cables de electricidad
pelados, pero esa es otra parte de la historia. Texto de Eugenia Zicavo.
Carne (Argentina, 1968) de Armando Bó, c/Isabel Sarli, Víctor Bó, Romualdo Quiroga, Juan
Carlos Altavista, Alba Solís, Oscar Valicelli, Pepita Muñoz, Miguel Jordán, Pablo Codevila. 90’.
Todo mal. Isabel Sarli y Armando Bo -el director y autor de Carne- vivían enamorados. Él
estaba casado con otra pero eran amantes. El hijo de Armando sabía de la relación de su
padre con Isabel y de alguna manera compartían la misma mujer, porque Armando elegía a
Víctor para protagonizar las escenas eróticas con Isabel mientras los miraba a través de la
óptica de la cámara. Hasta aquí, la vida real. Pasemos a la ficción. Sarli interpreta a Delicia,
una mujer que mantiene una relación amorosa con un jerárquico del frigorífico en el que
trabaja. Pero, en reiteradas oportunidades, Delicia es violada por un compañero. No lo
denuncia, tampoco se enoja demasiado. Ella es buena piba. Buena, buena. El violador trae a
sus amigos, la raptan y la encierran en un camión frigorífico. Suben de a uno, entre ellos
Juan Carlos Altavista haciendo de Minguito. El novio se entera por otros, Delicia nunca le
había dicho nada. No quería que se hiciera malasangre. Pero el hombre se enfrenta con los
violadores y logra que se haga justicia: los obliga a mirarla a la cara y a pedirle disculpas.
Eso es todo. Imperdible. Texto de Ricardo Coler.
La pandilla salvaje (The Wild Bunch, EUA-1969), de Sam Peckinpah, c/William Holden,
Robert Ryan, Ernest Borgnine, Edmond O’Brien, Alfonso Arau, Ben Johnson. 142’.
Una banda de sangrientos ladrones que actúan en la frontera entre Estados Unidos y México,
se ven perseguidos tanto por cazadores de recompensas pagados por la compañía
ferroviaria, como por el ejército mexicano. Un western pesimista y violento que convirtió a
Peckinpah en director de culto. Las escenas de violencia de comienzo y final de la película
son obras maestras del género y sirven de marco a las antológicas actuaciones de Holden,
Borgnine y compañía. Texto de Sergio Olguín.
Sádica violación (Girl in a Basket, EUA-1970) con René Bond, Candy Allison, Ric Lutze. 80’,
aprox. Doblada al castellano.
Antes de que la industria del porno se volviera una parte de la contracultura norteamericana
con películas-eventos tales como Garganta profunda, el sexo explícito había llegado
silenciosamente a las salas especializadas con productos como éste, hechos de manera
anónima por tres personas en una habitación. Si uno se lo toma en serio, la trama es atroz:
una pareja secuestra a una muchacha y la viola hasta le gusta. Pero en este contexto, ese
pretendido argumento no es más que una fantasía desquiciada que justifica la acción. La
copia tiene el pintoresco atractivo adicional de un doblaje español digno de Almodóvar.
Texto de FMP.
La marca del diablo (Hexen bis aufs Blut gequält, Alemania Occidental-1970) de Michael
Armstrong y Adrian Hoven, c/Herbert Lom, Udo Kier, Olivera Vuco, Reggie Nalder. 96’.
Ante la corrupción del inquisidor local, un interventor (Lom) y su joven aprendiz (Kier) son
enviados para revisar su conducta. La película está basada en los documentos de tres
procesos reales por supuesta brujería y se ha vuelto legendaria por su descripción explícita
de las torturas de la Inquisición. Por ese mismo motivo fue cortada o prohibida en todos los
países donde se la exhibió. Se verá en copia completa, adquirida por el coleccionista Fabio
Manes. Texto de FMP.
América desnuda y perversa (America così nuda, così violenta, Italia-1970) de Sergio
Martino. 104´. Largometraje documental.
Dentro de la Norteamérica de bienestar y de alta tecnología se esconde otra Norteamérica:
la de la desesperada carrera por el dinero y el poder, la de la soledad de los ancianos, la de
la explotación sexual, la de la discriminación racial y la de los abusos de la droga. El
documental de Martino es una vuelta de tuerca sobre los problemas norteamericanos de los
´70 con escenas de protestas políticas e imágenes de la marginalidad y la indiferencia
pública. Texto de Sergio Olguín.
Pink Flamingos (EUA, 1972) de John Waters, c/Divine, David Lochary, Mary Vivian Pearce,
Mink Stole, Danny Mills, Edith Massey. 93’.
Divine, drag queen fetiche del director John Waters, protagoniza este delirio en el que
madres e hijos se enredan en escenas sexuales, una gallina completa un ménage à trois y
una abuela se empacha de huevos crudos encerrada en un corralito de bebé. En el film se
enfrenta la familia de Divine (que, entre otras cosas, come vísceras humanas) y una pareja
que le disputa el título de “las personas más pervertidas del mundo” (mientras obligan a un
gay a embarazar a mujeres secuestradas para vender sus bebés a parejas de lesbianas). La
marcación impostada, declamatoria y sospechosamente “mal actuada” que comparten todos
los personajes hacen de esta película un hito del cine bizarro, que pasó a la historia por la
escena de coprofagia callejera a cargo de Divine. Como dice el propio Waters: un ejercicio
de mal gusto. Texto de Eugenia Zicavo.
Hermanas diabólicas (Sisters, EUA, 1973) de Brian de Palma, c/Margot Kidder, Jennifer
Salt, Charles Durning, William Finley. 92`
Hermanas diabólicas tiene todo: sexo, sangre, deformidad, locura y muerte en un clima
onírico-pesadillesco. Dos hermanas siamesas separadas de la peor forma, una extraña
cicatriz en primer plano, un médico enamorado de su paciente, y una chica joven y bella
poseída por la culpa. Desde la ventana de su casa, Grace Ollier, periodista del Staten Island
Panorama, ve un asesinato a puñaladas en vivo y en directo. La policía no le hace caso, y la
chica decide investigar por su cuenta, para terminar en la clínica donde crecieron las
siamesas, hipnotizada, y en medio de una pesadilla terrorífica y real. Un homenaje de De
Palma a Psicosis y La ventana indiscreta, con mucha mucha sangre. Texto de Daniela
Kozak.
The Mutations (Inglaterra, 1974) de Jack Cardiff, c/Donald Pleasence, Tom Baker, Brad
Harris, Julie Ege, Michael Dunn. 92’.
Una película heredera de la Freaks de Tod Browning. Una mujer barbuda, una joven lagarto
y otra con un caso extremo de anorexia, un puñado de enanos, un hombre sin articulaciones
y otro al que le saltan los ojos, todos reunidos en un espectáculo de variedades de modesto
presupuesto. Como vecino, un profesor universitario que experimenta cruces entre sus
alumnos y plantas carnívoras y un asistente de rostro deforme y sensibilidad extrema. En
tiempos donde lo natural está de moda, esta película del prolífico y recientemente fallecido
Jack Cardiff da una clase sobre cómo la madre natura también puede ser peligrosa y
siniestra. La película también circuló como The Freakmaker. Está todo dicho. Texto de
Amalia Sanz.
Carrera mortal (Deathrace 2000, EUA-1975) de Paul Bartel, c/David Carradine, Simone
Griffith, Sylvester Stallone, Mary Woronov, Roberta Collins. 84’.
Prefigurando las obsesiones de los ochentas, con una incorrección política que se añora, esta
película es un canto al absurdo y la violencia gratuita. En un futuro fascista que hoy ya es
pasado (fascista), el estado organiza como entretenimiento carreras de autos donde arrollar
peatones suma puntos (a más indefensos, como los ancianos o los niños, más puntos). La
crueldad sin sentido, las explosiones, el gore abierto y los desnudos gratuitos son un recurso
del humor más negro, y también más sano: es, finalmente, sólo una película, ¿o no? Texto
de Marcela Basch.
Salvaje Mondo Cane (Ultime grida dalla savana, Italia -1975), de Antonio Climati y Mario
Morra. 94´. Largometraje documental.
En la línea de las películas del género mondo que impusieron Gualterio Jacopetti y Franco
Prosperi en los años ´60 con films como Mondo Cane (1 y 2) y La Donna nel Mondo. El
género mondo se caracteriza por ser documentales (o seudodocumentales) sobre
costumbres bizarras de la humanidad, especialmente de pueblos no europeos. Mujeres
indígenas semidesnudas conviven con matanzas de animales, hábitos alejados de la
civilización y situaciones escatológicas. En el film de Climati (primera parte de una trilogía
llamada “Salvaje”) abundan las imágenes brutales y shockeantes. Una especie de National
Geographic pero con violencia y escatología extremas. Texto de Sergio Olguín.
Ilsa, la hiena del harén (Ilsa – Harem Keeper of the Oil Sheiks, Canadá-1976) de Don
Edmonds, c/Dyanne Thorne, Max Thayer, Jerry Delony, Uschi Digard, Colleen Brennan, Haji,
Tanya Boyd. 93’. Doblada al castellano.
La exuberante Ilsa se encarga de secuestrar y domesticar bellas mujeres para alegría de su
jefe, un jeque libidinoso. Todo marcha sobre ruedas hasta que llegan los norteamericanos y
provocan un golpe de Estado para quedarse con el petróleo del lugar, más o menos como
hacen siempre. En perspectiva, es curioso que haya sido el inofensivo Canadá el país que
produjo las tres películas con la temible Ilsa, que con sus desbordes de sexo y violencia debe
contarse entre las más políticamente incorrecta de la historia del cine. En la primera, Ilsa
está a cargo de un campo de concentración nazi y en la tercera gobierna un gulag en la
Siberia stalinista. Ésta fue la segunda, que es la que mejor se parece, en tono y potencia
gráfica, a un cómic para adultos. Texto de FMP.
Furia en la isla (Argentina, 1976), de Oscar Cabeillou, c/Libertad Leblanc, Enzo Viena, Luis
Medina Castro, Zelmar Gueñol. 80'.
Un festival de sexo y violencia bajo el sol del Tigre, eso sí, justo es decirlo, completamente
injustificados por el guión. Una suerte de Muchacho de Sandro en clave aún más bizarra,
presenta una banda que planea oscuras acciones de contrabando en el Delta, un refugio
isleño donde los hippies bailan al sol y retozan en los cañaverales, un enano, una escena de
teatro de revistas donde Libertad Leblanc baila semidesnuda entre tres jóvenes negros,
varios intentos de violación, pelea con antorchas, sadismo lésbico, tiros, decapitaciones y
contando. Texto de Marcela Basch.
La violencia del sexo (Day of the Woman / I Spit on Your Grave, EUA-1978) de Meir
Zarchi, c/Camille Keaton, Eron Tabor, Richard Pace, Anthony Nichols, Gunter Kleemann.
100’. Doblada al castellano.
Una muchacha es violada reiteradamente, luego de lo cual emprende el asesinato
sistemático de sus violadores. Todo sucede de manera bastante explícita, aunque debe
decirse que la economía de recursos y la concentración dramática del tema funcionan a favor
del relato. Este es uno de los films más controvertidos jamás realizados: para algunos se
trata de un alegato feminista y para otros (como el influyente crítico Roger Ebert) es una
porquería total que merecería ser prohibida, como de hecho lo fue en muchos países. Texto
de FMP.
El hombre elefante (The Elephant Man, EUA-1980) de David Lynch, c/Anthony Hopkins,
John Hurt, Anne Bancroft, John Gielgud, Wendy Hiller. 124’.
Basado en la historia real de Joseph Merrick -conocido a causa de su deformidad como “el
hombre elefante” y explotado como fenómeno de feria a fines del siglo XIX- este es el
segundo largometraje del director de Eraserhead (cuyo estreno impactó a Mel Brooks,
quien le confió este proyecto). Frederick Treves (Anthony Hopkins) es un eminente cirujano
que queda impresionado con este raro caso de deformidad -hoy conocido como “síndrome
de Proteo”- y entabla amistad con Merrick, en quien descubre a un hombre sumamente
educado y culto, que vive a merced del dueño de la feria. De la mano del cirujano, Merrick
ingresa a un mundo hospitalario (nunca mejor definido en su doble acepción) y conoce a los
miembros de la alta sociedad inglesa, cuya tolerancia, filantropía y corrección política no
siempre son lo que parecen. Texto de Eugenia Zicavo.
Christiane F. (Christiane F. - Wir Kinder vom Bahnhof Zoo, Alemania-1981), de Uli Edel, c/
Katja Brunckhorst, Thomas Haustein y Jens Kuphal. 138'.
Adaptación de la novela autobiográfica Los niños del zoo, también publicada con el explícito
nombre de Christiane F., 13 años, drogadicta y prostituta. Narra en primera persona y con
lujo de detalles el descenso a los infiernos de la droga y la prostitución de una niña en el
Berlín de los años 70. A los 12 años empezó a consumir marihuana, valium y LSD; a los 13
empezó a frecuentar la discoteca de moda y probó la heroína después de un concierto de
David Bowie, que hace un desconcertante cameo estelar en la película. A los 14 empezó a
prostituirse para comprar drogas. A los 15 fue detenida y acusada de tráfico de drogas. La
película, así como la novela, no ahorran detalles desagradables y han sido usadas como duro
ejemplo de hacia dónde lleva el mal camino. Texto de Marcela Basch.
Comiéndose a Raúl (Eating Raoul, EUA-1982), de Paul Bartel, con Paul Bartel, Mary
Woronov y Robert Beltran. 83'
Una auténtica comedia negra, donde el asesinato es la única forma honesta de seguir siendo
normal entre tanto depravado. Paul y Mary (interpretados por el guionista y director de la
película, Paul Bartel, y la actriz Mary Woronov) son una pareja bastante aburrida en el
hormigueante Hollywood de los ochentas. Él colecciona vinos, ella es enfermera. En medio
de un mundo de swingers y fiesteros varios, ellos sueñan con abrir un restaurante, pero
todas las cuentas les salen mal. Hasta que descubren que la sartén puede ser un arma muy
eficaz en combinación con la belleza de Mary y la desconcertante profusión de variedades
sexuales de la época. Entonces llega Raúl para calentar las cosas un poco más. Texto de
Marcela Basch.
Átame (España, 1990) de Pedro Almodóvar, c/Victoria Abril, Antonio Banderas, Francisco
Rabal, Loles Leon, Julieta Serrano. 101’.
-Más que una historia de terror parece una historia de amor.
-Es que a veces se confunden, Angelina.
Hay una mujer hermosa y sin límite. Ya se prostituyó, se excedió con las drogas y fue
estrella porno. También un director de cine enamorado que le da una oportunidad: el
protagónico de una película clase B. Una de miedo pero apta todo público. Sin embargo, ella
rechaza a su pretendiente y sólo le encuentra defectos como por ejemplo que esté casado,
sea un anciano y haya quedado parapléjico. Una ingrata. Por suerte hay otro caballero. Más
joven pero igual de obsesionado con su belleza. Un galán que cree que el amor de uno
alcanza para los dos y que está dispuesto a poner orden en la vida de la muchacha. Incluso
atándola. Por lo menos hasta que entienda. Por eso la secuestra amorosamente. Está
convencido de que no hace falta tratarla bien, alcanza con quererla mucho ¿Será posible que
ella se enamore del amor de él? Átame, de cuando Antonio Banderas todavía era Antonio
Banderas. Texto de Ricardo Coler.
Un grupo de jóvenes se reúne en una casa abandonada en las afueras de Buenos Aires con
la intención de organizar un golpe que va a terminar con las relaciones oscuras que los unen
entre falsificaciones y amores, entre robos y besos y entre el arte plástico contemporáneo y
la historia argentina del siglo XIX. Helena Pickford silenciosamente dispone sus fichas en
este juego de lúdicas conspiraciones en las que el mejor consejo para quien guste ponerse a
jugar es el de no creer una sola palabra de lo que se dice. Para mejor reunirse a la canción:
Matías Piñeiro
Ficha técnica
Dirección y guión: Matías Piñeiro
Producción: Iván Granovsky, Lionel Braverman y Pablo Chernov
Imagen: Fernando Lockett
Montaje: Delfina Castagnino
Sonido: Daniela Ale y Emilio Iglesias
Arte: Ana Cambre
Asistente de dirección: Alejo Franzetti
Elenco: Romina Paula, María Villar, Julia Martínez Rubio, Pilar Gamboa, Julián Tello, Julián
Larquier Tellarini, Esteban Bigliardi, Esteban Lamothe.
País: Argentina
Año: 2009
Duración: 75’
REVÓLVER FILMS / EL PAMPERO CINE
PROD. ASOCIADO: UNIVERSIDAD DEL CINE
Premios
MENCIÓN ESPECIAL DEL JURADO
11º FESTIVAL INTERNACIONAL DE BUENOS AIRES (BAFICI)
Festivales
62º Locarno International Film Festival – Filmmakers of the present
53º London Internacional Film Festival
19º Oslo International Film Festival
28º Munich International Film Festival
33º Festival International de cine de San Pablo
31º Festival of 3 continent 2009 Nantes
11º JeonJu International Film Festival
7º World Film Festival Bangkok
1º Festival Internacional de cine de Cali
Viennale 2009
3. Film del mes XLVI
Castro (Argentina, 2009), de Alejo Moguillansky
Domingos a las 20:30
Castro huye. Ha dejado atrás su vida, sobrevive escondido en un pequeño cuarto en una
pequeña ciudad. Básicamente está sólo, pero en su vida ha aparecido una tal Celia. Celia es
joven, es hermosa, es (a veces) cruel.
Celia y Castro sobreviven juntos sin trabajo ni dinero en sus vidas. Puede decirse (pero
puede decirse lo mismo de cualquier pareja) que se aman. En un momento, abandonan su
ciudad de provincia y se marchan a la Capital, a un nuevo refugio. Allí Castro emplea su
tiempo en buscar trabajo. De a poco Castro descubre la contradicción: ganarse la vida es
igual a desperdiciarla.
Del otro lado está el complot que los persigue, cada uno por diferentes razones: el antiguo
maestro de Castro, Samuel, porque necesita de él; su antigua mujer, Rebecca Thompson,
porque lo ama; el cínico Willy, por motivos no demasiado claros; el desafortunado Acuña,
porque le pagan para que lo encuentre.
En algún momento los perseguidores rastrean a Castro y Celia hasta la Capital. En algún
momento, Castro encuentra trabajo y abandona a Celia. En algún otro momento, el complot
da con Celia en la pensión que compartía con Castro. En otro momento, Castro roba el auto
de los perseguidores. En un momento, todo (perseguidores y perseguidos, sus estrategias y
sus razones) tiende a confundirse.
Castro, por su parte, vuelve a huir. Esta vez, acaso, para siempre
Ficha técnica
Dirección y guión: Alejo Moguillansky
Producción: Mariano Llinás y Laura Citarella
Producción ejecutiva: Eduardo Costantini
Fotografía: Gustavo Biazzi
Sonido: Rodrigo Sánchez Mariño
Dirección coreográfica: Luciana Acuña
Montaje: Alejo Moguillansky y Mariano Llinás
Arte: Ana Cambre
Música: Ulises Conti
Elenco: Edgardo Castro, Julia Martínez Rubio, Carla Crespo, Esteban Lamothe, Alberto
Suárez, Gerardo Naumann.
País: Argentina
Año: 2009
Duración: 85’
EL PAMPERO CINE / COSTAFILMS
PROD. ASOCIADO: UNIVERSIDAD DEL CINE
Premios
MEJOR FILM EN COMPETENCIA ARGENTINA
11º FESTIVAL INTERNACIONAL DE BUENOS AIRES (BAFICI)
Festivales
62º LOCARNO INTERNATIONAL FILM FESTIVAL
FILMAKERS OF THE PRESENT
Lo que tú dices que soy de Virginia García del Pino (2007), 28’
¿Somos aquello a lo que nos dedicamos? Un matarife, un guardia civil, un enterrador, una
stripper, un cuidador de cerdos y una mujer en paro nos hablan sobre la identidad del
trabajador y la repercusión social de sus profesiones. A través de sus discursos, se cuestiona
el trabajo como única opción posible de vida y se invita a la reflexión sobre un tema
universal: el individuo frente al trabajo.
Virginia García del Pino (1966), realizadora de vídeo, estudia Bellas Artes y cine. Su
producción como videoartista le acerca al género documental. En 2001-2005 vive y trabaja
entre Barcelona y México, país en el que realiza gran parte de sus obras. Destacan Pare de
sufrir y Hágase tu voluntad y Mi hermana y yo, que se han presentado en el MNCARS
de Madrid, en el CCCB de Barcelona y en el Festival Punto de Vista de Navarra, entre otros.
En 2007 recibe varios galardones por Lo que tú dices que soy, documental producido por
el Máster de Documental Creativo de la UAB y Localia TV.
Haciendo Memoria (Sección del largometraje Entre el dictador y yo), Sandra Ruesga
(2005), 8’
A partir de la premisa "Cuál fue la primera vez que oí hablar de Franco", seis jóvenes
directores realizan una pieza sobre la propia memoria y el recuerdo personal. Una mirada
sobre el presente para hallar en el mismo las claves del pasado y para entender un mundo
en el que la figura de los dictadores sigue siendo por desgracia vigente. Sandra Ruesga
descarta ponerse tras de la cámara y elige "la fuerza" de las escenas de películas domésticas
donde ella, de pequeña, aparece junto a su familia en excursiones festivas al Valle de los
Caídos y al cerro de San Cristóbal. La banda sonora: una estremecedora conversación
telefónica con sus padres, en la que la directora les interpela y, a través de ellos, a la
sociedad, sobre su mutismo alrededor del dictador.
Sandra Ruesga (Madrid, 1975). Ha trabajado y trabaja en cine y televisión como ayudante
de dirección, y como realizadora de reportajes y spots publicitarios. Ha dirigido varios cortos
documentales, Caricaturas (2003), producido para el IORTV y 8 años de trabajo bien
hecho (2004). Dirigió como parte del colectivo Discusión14 el largometraje documental 200
KM estrenado en el festival de Cine de San Sebastián y premiado en numerosos festivales y
el cortometraje Haciendo Memoria. Desde el 2006 trabaja para Documentamadrid, y
actualmente forma parte del comité de selección de este festival.
Una vez más, con el inestimable apoyo de UNIFEM y de algunos organismos públicos y
empresas privadas, la Asociación LA MUJER y EL CINE puede concretar este certamen de
cortometrajes con realizadoras de todo el país.
El balance de esta tarea de promoción y estímulo que realizamos a lo largo de los más de
veinte años desde nuestra Asociación en favor de las mujeres realizadoras, nos permite
valorar desde el presente el despliegue creador de las participantes y la diversidad de
miradas, voces y estilos narrativos con los que han nutrido nuestro campo de expresión
audiovisual y lo han tornado más poderoso aún.
No podemos dejar de señalar que, durante estos veinte años, el Concurso de Cortos ha sido
el marco en el que han presentado sus primeras obras muchas de las realizadoras que hoy
honran nuestro cine y que han conquistado una merecida valoración en el país y en el
exterior.
Programación
Desde el año 2003 funciona en Buenos Aires el Parador Retiro, un viejo galpón de piso de
cemento y techo de chapa, que tiene como objetivo dar albergue a unos 200 sin techo.
Ubicado a pocos minutos del centro de la ciudad, el Parador aloja a lo más extremo y
marginal de la población urbana y callejera: sin techo crónicos, tumberos, borrachos,
drogadictos, psicóticos. Cada noche, confluyen allí sus problemas personales, los conflictos
propios de la convivencia y el soñado anhelo de partir. Parador Retiro es un documental de
observación, que registra en forma directa, sin entrevistas ni relatos, la actividad y la
convivencia de este heterogéneo grupo de personas.
Premios y Festivales
Festival Internacional de Cine de Mar del Plata (2008)
Premio Competencia argentina.
Ficha técnica
Guión y Dirección: Jorge Leandro Colás
Productores: Marcelo Céspedes y Carolina M. Fernández
Empresas Productoras: MC Producciones SRL y Salamanca Cine
Fotografía y Cámara: Gabriel González Carreño
Edición: Salvador Savarese y Diego Arévalo Rosconi
Edición On line-Color-Tape to tape: Hernán Buffa
Sonido directo: Carlos Olmedo y Pablo Demarco
Diseño de sonido: Lena Esquenazi
JUEVES 1
14:00 Viridiana, de Luis Buñuel
16:00 Los olvidados, de Luis Buñuel
20:00 Refractarios: Programa 1, de Varios
22:00 Lolita, de Stanley Kubrick
VIERNES 2
14:00 Almas perversas, de Julien Duvivier
16:00 La pandilla salvaje, de Sam Peckinpah
18:30 La masacre de Texas, de Tobe Hooper
20:00 Refractarios: Programa 2, de Varios
22:00 Psicosis, de Alfred Hitchcock
00:00 La brujería a través de los tiempos, de Benjamin Christensen
SÁBADO 3
16:00 La casa de Whipcord, de Pete Walker
18:30 Parador Retiro, de J. L. Colas
20:00 Refractarios: Programa 3, de Varios
22:00 Refractarios: Programa 4, de Varios
00:00 La brujería a través de los tiempos, de Benjamin Christensen
DOMINGO 4
14:00 Carne, de Armando Bó
16:00 El secuestrador, de Leopoldo Torre Nilson
17:20 Los olvidados, de Luis Buñuel
19:00 Todos mienten, de Matías Piñeiro
20:30 Castro, de Alejo Moguillansky
22:15 Freaks, de Tod Browning
JUEVES 8
14:00 Hermanas diabólicas, de Brian de Palma
16:00 This is America, de Romano Vanderbes
VIERNES 9
14:00 Repulsión, de Roman Polanski
16:00 La violencia del sexo, de Meir Zarchi
18:00 Átame, de Pedro Almodóvar
20:00 Presentación ciclo Morbo en Malba
22:00 Sueño de un día de verano, de Tetsuji Takechi
00:00 Psicosis, de Alfred Hitchcock
SÁBADO 10
14:00 Scanners, de David Cronenberg
15:50 Lolita, de Stanley Kubrick
18:30 Parador Retiro, de J. L. Colas
20:00 El hombre elefante, de David Lynch
23:00 Demencia, de John Parker
00:00 Sádica violación, de René Bond
DOMINGO 11
14:00 Cabezas cortadas, de Glouber Rocha
15:40 Carrera mortal, de Paul Bartel
17:00 Átame, de Pedro Almodóvar
19:00 Todos mienten, de Matías Piñeiro
20:30 Castro, de Alejo Moguillansky
22:15 Freaks, de Tod Browning
VIERNES 16
14:00 La pandilla salvaje, de Sam Peckinpah
16:30 Demencia, de John Parker
18:00 Almas perversas, de de Julien Duvivier
20:00 Repulsión, de Roman Polanski
22:00 The Mutations, de Jack Cardiff
00:00 Freaks, de Tod Browning
SÁBADO 17
14:00 Comiéndose a Raúl, de Paul Bartel
16:00 La pandilla salvaje, de Sam Peckinpah
18:30 Parador Retiro, de J. L. Colas
20:15 Codicia, Erich von Stroheim +MV
22:40 Afrodita, de Pierre Marchal +MV
00:00 Porno mudo +MV
DOMINGO 18
14:00 Repulsión, de Roman Polanski
16:00 Psicosis, de Alfred Hitchcock
18:00 Demencia, de John Parker
19:00 Todos mienten, de Matías Piñeiro
20:30 Castro, de Alejo Moguillansky
22:00 ¿Quién puedo matar a un niño?, de Narciso Ibáñez Serrador
JUEVES 22
14:00 Carne, de Armando Bó
16:00 Furia en la isla, de Oscar Cabeillou
VIERNES 23
14:00 Los olvidados, de Luis Buñuel
16:00 Cabezas cortadas, de Glauber Rocha
18:00 La casa de Whipcord, de Pete Walker
20:00 Codicia, Erich von Stroheim +MV
22:00 Afrodita, de Pierre Marchal +MV
00:00 Porno mudo +MV
SÁBADO 24
14:00 El castigo a las mujeres de la era Tokugawa, de Teruo Ishii
16:00 La marca del diablo, de Michael Armstrong y Adrian Hoven
18:30 Parador Retiro, de J. L. Colas
20:00 El hombre elefante, de David Lynch
22:30 Ilsa, la hiena del harén, de Don Edmonds
00:00 Pink Flamingos, de John Waters
DOMINGO 25
14:00 Viridiana, de Luis Buñuel
16:00 Los olvidados, de Luis Buñuel
17:40 Freaks, de Tod Browning
19:00 Todos mienten, de Matías Piñeiro
20:30 Castro, de Alejo Moguillansky
22:15 Christiane F., de Uli Edel
JUEVES 29
14:00 ¿Quién puede matar a un niño?, de Narciso Ibáñez Serrador
16:00 Scanners, de David Cronenberg
18:00 La mujer y el cine: Programa 1, de Varios
20:15 La mujer y el cine: Programa 2, de Varios
22:30 América desnuda y perversa, de Sergio Martino
00:10 La masacre de Texas, de Tobe Hooper
VIERNES 30
14:00 Tío Tom, de Gualterio Jacopetti y Franco Prosperi
16:30 La brujería a través de los tiempos, de Benjamin Christensen
18:00 La mujer y el cine: Programa 3, de Varios
20:15 La mujer y el cine: Programa 4, de Varios
22:30 Salvaje mondo cane, de de Antonio Climati y Mario Morra
00:10 Pink Flamingos, de John Waters
SÁBADO 31
14:00 Carrera mortal, de Paul Bartel
16:00 Comiéndose a Raúl, de Paul Bartel
18:00 La mujer y el cine: Programa 5, de Varios
20:15 La mujer y el cine: Ceremonia de premiación
22:30 El castigo a las mujeres de la era Tokugawa, de Teruo Ishii
00:10 Sueño de un día de verano, de Tetsuji Takechi
DOMINGO 1
14:00 El Decamerón, de Pier Paolo Pasolini
16:00 Lolita, de Stanley Kubrick
19:00 Todos mienten, de Matías Piñeiro
20:30 Castro, de Alejo Moguillansky
22:15 La masacre de Texas, de Tobe Hooper
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