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CURSO : METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION

Prof.: Dra. SUSANA GONZALEZ V.

SELECCIÓN Y DEFINICIÓN DEL PROBLEMA

Selección del tema o problema

La selección de un tema apropiado es el paso inicial en todo proyecto de


investigación y es para muchos la tarea más difícil de la empresa. En general, la
selección coincide con la línea de investigación. En la ciencia moderna, la
elección de líneas de investigación está a su vez determinada por varios factores,
tales como:
− El interés intrínseco del problema, según lo determina el estado del
conocimiento en la ciencia en la cual se inserta y que se caracteriza por los
logros ya conseguidos, por las tendencias, características y modas del
momento.
− La tendencia del investigador, para realizar un trabajo creador se necesita
entusiasmo y éste puede faltar si la línea de investigación no se elige
libremente, por curiosidad.
− La posibilidad de aplicaciones, las necesidades prácticas son una fuente de
problemas científicos, pero insistir sobre la aplicación práctica a expensas del
valor científico intrínseco, es a largo plazo esterilizador y, el largo plazo en lo
que cuenta en una empresa colectiva como es la ciencia.
− Las facilidades instrumentales, de financiamiento, de tiempo, disponibilidad
de sujetos u objetos.

No es fácil identificar un asunto susceptible de investigarse, pero es indispensable


hacerlo. Las fuentes más comunes de ideas para localizar un problema son la
experiencia, la literatura (especializada) y la teoría. Cualquier situación que no se
comprenda bien o cualquier estado que haga reflexionar acerca de si podría
idearse un método mejor, representa un posible tema de investigación. Las
lecturas de las publicaciones sobre la disciplina a menudo brindan ideas para
investigación. Por último, las teorías y los marcos conceptuales suelen actuar
como trampolín para estudios empíricos que comprueben si las teorías son
aplicables en situaciones de la vida real.

No debe gastarse demasiada energía en preocuparse acerca de si algún otro


investigador ya ha efectuado un estudio semejante. Son raros los temas
completamente originales, a pesar de la variedad de los posibles temas. Por otra
parte, toda investigación tiene la potencialidad de hacer algún aporte a los
conocimientos. Los siguientes consejos pueden ser de utilidad a la hora de buscar
un problema a investigar:
• Criticar soluciones conocidas, esto es, buscar puntos débiles en ellas.
• Aplicar soluciones conocidas a situaciones nuevas y examinar si siguen
valiendo para éstas. Si valen se habrá ampliado el dominio de estas
soluciones, si no valen se habrá tal vez descubierto todo un nuevo sistema de
problemas.
• Generalizar viejos problemas, probar con nuevas variables y /o nuevos
dominios para las mismas.
• Buscar relaciones con problemas pertenecientes a otros campos.

La simple curiosidad no engendra problemas. Rara vez nos planteamos


problemas para cuyo tratamiento carezcamos de todo procedimiento adecuado y
cuando se carece de ellos, pero notamos que el problema es importante, se
plantea enseguida el problema de arbitrar nuevos métodos, problema que es
metodológico, no sustantivo. Pero tampoco basta con tener una técnica para la
resolución de problemas, se tiene que poseer también un conjunto de datos que
en el caso ideal, se tratará del conjunto necesario y suficiente de elementos de
información. En este contexto, según BUNGE (1983), se puede hacer un resumen
de las condiciones necesarias y suficientes para que un problema pueda
considerarse como un problema científico bien formulado:

1. Tiene que ser accesible un cuerpo de conocimientos científicos (datos, teorías,


técnicas) en el cual pueda insertarse el problema, de tal modo que sea posible
tratarlo, los problemas enteramente sueltos o desconectados no son científicos;
2. El problema tiene que estar bien formulado, en el sentido de cumplir con varias
exigencias formales;
3. El problema tiene que estar bien concebido, en el sentido de que su trasfondo y,
en particular, sus presupuestos no sean falsos ni por decidir;
4. El problema tiene que estar delimitado, un planteamiento que no sea
progresivo, paso a paso, no es científico;
5. Hay que hallar las condiciones de existencia - unicidad de la solución;
6. Hay que formular anticipadamente las estipulaciones acerca del tipo de solución
y el tipo de comprobación de la misma que resultarían aceptables.

Problemas Científicos

Para BUNGE (1983), los problemas científicos son exclusivamente aquellos que
se plantean sobre un trasfondo científico y se estudian con medios científicos y
con el objeto primario de incrementar nuestro conocimiento. La clase de
problemas científicos (que es ella misma una subclase de los problemas de
conocimiento), pueden analizarse de varios modos, veremos el propuesto por este
autor en las siguientes tablas.

Tabla 1 PROBLEMAS CIENTIFICOS


- Sustantivos o de Objeto : 1) Empíricos
(Ej.: ¿Cuántos A existen?) 2) Conceptuales
- De Estrategia o Procedimiento : 3) Metodológicos
(Ej.: ¿Cómo contaremos los A?) 4) Valorativos

Definición y enunciado del problema

Una vez seleccionado el tema se procede a definirlo. Es decir, hay que delimitar
su ámbito y sus dimensiones. Es característico que los investigadores
principiantes establezcan problemas con demasiada amplitud o demasiado
complejos, por ello es necesario reducir su extensión y establecer límites. La
definición del problema requiere focalizar toda la información básica general en un
proyecto de investigación específico y enunciar formalmente (por escrito) el
problema antes de planear el estudio.

Es recomendable escribir el problema en forma de preguntas aunque puede


hacerse también de manera declarativa. El siguiente ejemplo ilustra las dos
opciones:

Declarativo: La finalidad de esta investigación es dilucidar la relación que guarda


el nivel de dependencia de los pacientes de transplante renal con la rapidez de su
restablecimiento.

Interrogativo: ¿Cuál es la relación entre el nivel de dependencia de los pacientes


de transplante renal y la rapidez de restablecimiento?

El enunciado del problema debe identificar las variables más importantes que se
consideran, especificar las características de la población que se investiga y
sugerir la posibilidad de pruebas empíricas. Debe acompañarse, además, de un
conjunto de disposiciones precisas de los conceptos que participan con el fin de
facilitar la comunicación de las ideas de la investigación. Es muy difícil valorar los
métodos utilizados para compilar datos de investigación si no se tiene una imagen
clara de lo que pretende lograr el estudio.

A pesar de lo obvio que puede parecer este proceso, es a menudo difícil tomar
decisiones, por lo cual, es necesario y útil un primer esfuerzo para definir el
problema y desarrollar una serie de preguntas, hipótesis y objetivos que permitan
lograr una noción clara del problema. Así como los profesionales de la salud no
administran médicamente ni efectúan cirugía sin comprender el mal de una
persona, el investigador no debe tratar de resolver un problema antes de que se
haya enunciado de manera concisa y sin ambigüedades. Los investigadores
deben saber qué están tratando de hacer, para que su trabajo tenga éxito.
(POLIT Y HUNGLER, 1985).
Desde esta perspectiva, pueden resultar útiles los consejos dados por BUNGE
(1983) sobre la manipulación de los problemas de investigación para aumentar la
probabilidad de éxito:

1. Formular el problema con claridad, es decir, minimizar la vaguedad de los


conceptos y la ambigüedad de los signos. Seleccionar símbolos adecuados, tan
sencillos y sugestivos como sea posible. Evitar formas lógicamente
defectuosas.

2. Identificar los constituyentes, es decir, señalar las premisas y las incógnitas, y


escribir en forma desarrollada el generador.

3. Descubrir los presupuestos, es decir, explicar los presupuestos relevantes de


más importancia.

4. Localizar el problema, es decir, determinar si el problema es sustantivo o


estratégico; en el primer caso, si es empírico o conceptual; en el segundo caso,
si es metodológico o de valoración. Insertar el problema en una disciplina
(problema unidisciplinario) o en un grupo de disciplinas (problema
interdisciplinario). Averiguar la historia reciente del problema, si la tiene.

5. Seleccionar el método, es decir, elegir el método adecuado a la naturaleza del


problema y a la clase de solución deseada. Estimar por anticipado las posibles
ventajas y los posibles inconvenientes de los varios métodos, si los hay.

En caso de no tener a mano ningún método, formular el problema estratégico


de arbitrar uno, y empezar por este problema.

6. Simplificar, es decir, eliminar la información redundante, comprimir y simplificar


los datos, introducir supuestos simplicadores.

7. Analizar el problema, Divide et impera: desmenuzar el problema en sus


unidades más simples, o sea, en pasos más cortos (subproblemas).

8. Planear, es decir, programar la estrategia: ordenar los problemas-unidad en


orden de prioridad lógica; si eso no es posible, ordenarlos según su grado de
dificultad.

9. Buscar problemas análogos resueltos, es decir, intentar incluir el problema dado


en una clase conocida de problemas, haciendo así rutinaria la tarea.

10. Transformar el problema, es decir, variar constituyentes y/o formulación,


intentando convertir el problema dado en otro más tratable y del mismo campo.
Siempre que sea posible desplazarse hacia un problema equivalente.

11. Exportar el problema, es decir, si fracasan los intentos anteriores,


intentar cambiar el problema dado por un problema homólogo de otro campo,
como se hace cuando un problema de fisiología humana se transfiere al terreno
de la fisiología de la rana.

12. Controlar la solución, es decir, comprobar si la solución es correcta, o por


lo menos, razonable. Repasar los supuestos simplificadores y, si es necesario,
abandonar algunas de las restricciones para atacar el nuevo problema más
complejo que resulte. Repetir todo el proceso y, si es posible, probar otra
técnica. Estimar la precisión alcanzada. Indicar posibles vías para mejorar la
solución.
BIBLIOGRAFIA DEL CAPITULO II

− BUNGE, M. 1983. La Investigación Científica. Barcelona. Ed. Ariel. 955 p.

− HERNANDEZ S., R; FERNANDEZ C., C. y BAPTISTA L., P. 1995.


Metodología de la Investigación. McGraw - Hill, Colombia. 505 p.

− POLIT F., D. y HUNGLER P., B. 1985 Investigación científica en ciencias de la


salud. 2da. ed. México. Interamericana. 595 p.

− ZUBIZARRETA, A. 1983. La aventura del trabajo intelectual. 2da. ed. México.


Fondo Educativo Interamericano. 197 p.

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