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Magos de la Tierra*'
Jean-Hubert Martín
Kaji Bajracharya, José Bédia,J. Ben Jr, Jean-Pierre Bertrand, Gabriel Bien-Aimé,
Brouwn, Frédéric Bruly Bouabé, Daniel Burén, James Lee Byars, Seni Cámara,
Cucchi, Cleitus Dambi/ Nick Dumbrang/ Ruedi Wem, Neil Dawson, Bowa Devi,
Maestre Didi, Braco Dimitrijevic, Efiaimbelo, John Fundi, Julio Galán, Moshe
Gershuni, Enrique Gómez, Dexing Gu, Hans Haacke, Rebecca Horn, Shirazeh
Houshiary, Yongping Huang, Alfredo Jaar, Ñera Jambruk, Uya Kabatov, Kane
Kwei, Tatsuo Kawaguchi, On Kawara, Bodys Isek Kingelez, Anseim Kiefer, Per
Mahiangu, Karel Malich, Jivya Soma Mashe, John Mawandjuí, Cildo Meireles,
Mario Merz, Miralda, Tatsuo Miyajima, Norval Morrisseau, Juan Muñoz, Henry
Sarkis, Twins Seven Seven, Raja Babu Sharma, langarh Singh Shyam, Nancy
LJnsworth, Chief Mark Unya, Nathan Emedem, Patrick Vilaire, Acharya Vyakul,
La multiplicación de las imágenes del globo terrestre es uno de los síntomas del es-
Beuys y Filliou se apasionaron de forma más esencial, cada uno a su manera, por la
tar presentes en esta exposición. Beuys afirmaba que todo individuo tiene capacidades
profundamente a algunos, revela muy bien el lugar que se le asigna gracias a la ética
Filliou, del que Spoerri dijo que se convertiría en el gurú de las jóvenes generaciones
La idea generalmente admitida de que no hay creación en las artes plásticas fuera del
mundo occidental o del mundo fuertemente occidentalizado ha de incluirse entre
los residuos de la arrogancia de nuestra cultura. Por no mencionar a aquellos que
siguen pensando que, porque poseemos una tecnología, nuestra cultura es
superior a las demás; incluso a cuantos declaran sin ambages que no hay
diferencia entre las culturas suele costarles bastante aceptar que las obras
procedentes del Tercer Mundo puedan ponerse en pie de igualdad con las de
nuestras vanguardias. La resistencia es en este punto mucho más intensa que en
otros ámbitos culturales: la música, el teatro, los espectáculos y la literatura.
RESPONSABLES
Una vez definido el marco, había que definir los métodos y los criterios. En 1984 me
reuní con tres colegas y amigos, Jan Debbaut, Mark Francis y Jean-Louis
Maubant para discutir el proyecto y su factibilidad. En seguida surgió la idea de
buscar expertos del Tercer Mundo para que participasen en la elaboración del
concepto y en la selección de los artistas. Muy pronto comprobamos que no
conocíamos a ningún experto del Tercer Mundo que participara de nuestros
conocimientos y nuestros gustos en arte contemporáneo occidental. Por tanto,
habría hecho falta organizar reuniones frecuentes para tratar de llegar a la
elaboración de criterios en común, sin garantías de éxito. La envergadura de tal
estructura habría exigido un presupuesto descomunal Por ello optamos por
elaborar los criterios y los métodos nosotros mismos. Nuestro empeño ha
quedado limitado por nuestra atadura a las condiciones presentes de espacio y
tiempo. No ocultamos los inevitables imponderables de gusto resultantes.
CRITERIOS
raderos o efímeros realizados por autores no sólo claramente identificados, sino también
por otros a los que visitamos en su propio país. Todos estos objetos, de aquí o de fue-
ra, tienen en común la posesión de un aura. No son simples objetos o útiles de valor
funcional y material. Están destinados a actuar sobre la mente y las ideas de las que son
en que se evitaba así en el título la palabra "arte", que habría etiquetado sin más las crea-
ciones procedentes de sociedades que desconocen ese concepto. El hecho de que, en-
tre nosotros, haya artistas que reivindican el vacío o un enfoque totalmente materialista
no me parece una contradicción fundamental. Sea como fuere, esas obras son fruto de
sin llegar al extremo de hablar de una religión del arte, no deja de ser cierto que este
La menor de las paradojas no estriba en constatar que hay artistas creando obras
abiertas (según la expresión de Umberto Eco) a la espera del sentido que le puedan dar
los espectadores, sino incluso obras voluntariamente vacías. Ciertas obras que se apro-
Es como si, a partir de ese hedió, salieran en busca de un sentido perdido. En cuanto
a las obras que se quieren vacías, pretenden sin duda impugnar el lenguaje, prescindir
del juego fácil de las interpretaciones para intentar llegar a un absoluto que sería el de
la forma y el color. El valor monetario, que adquieren muchas obras en nuestra socie-
dad y que ésta tiene por criterio esencial, demuestra que se trata de un desafío al saber.
¿Si no hubiera, para sus autores, magia detrás de elidías prácticas de apariencia a veces
muy materialista, cómo se explicarían esas alzas y esas inversiones?
Esta definición excluye los objetos decorativos y artesanales, a no ser que esas cate-
gorías, establecidas una vez más por nuestra cultura, tuvieran un significado apropiado.
do. Nuestra búsqueda nos ha llevado por todas las formas de creación que van de las
culturas populares a las culturas elevadas. Por regla general, las últimas son más per-
Procede desconfiar de nuestras etiquetas esquemáticas, con las que se corre el ries-
la elección de los artistas son del mismo orden de los que se aplican a los occidentales,
creativos identificados ha sido visitado por un colaborador, que ha hecho todo lo posi-
ble por elegir a los artistas con suficiente fantasía imaginativa para inventar fórmulas nue
vas. Según nuestras estimaciones, ése era el caso de Esther Mahiangu, entre todas las mu
jeres N'Debele que pintan su casa, de Liautaud y de Bien Aimé para la escultura en me-
Fundi es asimismo un caso especial: entre los centenares de esculturas Maconde que, en
Mozambique, se someten a las leyes del mercado para llenar las tiendas de souvenirs,
Fundí es uno de los casos excepcionales, hasta donde sabemos, que hace grandes escultu
ras (imposibles de transportar en una maleta), todas impregnadas de fantasmagoría e in-
ventiva.
- La relación del artista con su entorno, que puede ser de aceptación o de crítica.
Zaire. Marginal o gran sacerdote, la situación del artista en relación con la comunidad
- La adecuación del artista y de la obra. Sus intenciones y sus deseos deben reve-
do sensible.
- La energía que desarrolla el artista hace que radicalice sus ideas, traducidas en for-
Todos los artistas del Tercer Mundo que hemos localizado tienen un contacto, por
tenue que sea, con Occidente y su cultura. La reunión de unos y otros engendra un am-
plio diálogo. Por eso mismo, los occidentales han sido elegidos en función de las rela-
ciones establecidas en su obra con otras culturas, ya sea por un interés real (Clemente,
J.-L. Byars, Marina Abramovic, Ulay, etc.), ya por su origen (Paik, Kawara, Brouwn,
etc.).
Otros, una vez contactados, a veces por algún dato a nuestra disposición (un viaje, un
vínculo privado), mostraron un generoso entusiasmo por este proyecto tan especial
proponiendo proyectos específicos (Oidenburg, Cragg, etc.). Hemos hecho todo lo po-
sible por explicar, aunque fuera sucintamente, en el catálogo, dentro del texto o la ima-
Los criterios atienden más al proceso de creación que a la calidad formal de las
recciones.
En la medida en que la exposición rehuye las agrupaciones formales, por regla ge-
neral se ha descartado los artistas que extraen su inspiración del "primitivismo", lo mis-
mo que los pintores que decoran sus telas con signos tomados del arte africano o de
Todos los objetos reunidos se han seleccionado porque poseen un sentido, aun
cuando ese sentido, o precisamente por ello, no se pueda traducir en palabras. La pri-
mordial es saber por qué los objetos que tienen un sentido preciso en su contexto de
origen son a veces interpretados, apreciados y valorados con un sentido nuevo que no-
sotros les damos. Cuando descubrimos el origen del malentendido, obtenemos conse-
cuencias fascinantes, dado que el objeto recobra una especie de segunda vida con un
sentido atribuido por nosotros y que previamente no tenía. Este deslizamiento, esta de-
riva, en lugar de provocar una reacción de rechazo, debería, por el contrario, estimular
critos, así como por la experiencia y los conocimientos adquiridos. En la medida en que
algunos de estos factores pueden ser susceptibles de análisis y definición, a su vez se ha-
llan sometidos al determinismo del gusto, de fuerza dominante e ineludible. Por ello he-
mos considerado preferible afirmar la sumisión de la elección a los juicios más arraiga-
dos e inscritos en la Europa de hoy. Tratar de escapar a ese dominio sólo podía revertir
habría sido sino un apaño. Elaborar los criterios y las teorías de una cultura de diálogo
será la tarea de mañana, siempre que esta exposición logre sus objetivos y convenza lo
suficiente. Por el envite que comporta, no puede por menos de aprovechar nuestro sa-
ber, las experiencias y las distintas y contradictorias exploraciones propuestas por la mo-
sión por parte del público. La meta se alcanzará únicamente si la exposición cristaliza
los occidentales conceden con circunspección) no se pone en duda, sino que, en el es-
Pues son muchas las obras de otras culturas a las que nos podemos aproximar con
Ahora bien, ocurre que el sistema de signos no se relaciona con nada conocido o que
las características estilísticas escapan totalmente al marco del gusto occidental, cual-
Desde hace veinte años, Chand construye con materiales de desecho un parque, crean-
Gran número de obras creadas en lo que sería la periferia de nuestros centros cul-
turales resultaban, a nuestros ojos, marginales. Aparte de que a veces son de por sí mar-
de la marginalidad en Occidente. Los atípicos en arte, los creadores de art hrut son
pocos. Los más célebres e influyentes ya han muerto, excepción hecha de uno o dos, y
En los medios artísticos hay una fuerte tendencia a asimilar a psicópatas y enquistados
en el art hnit con los artistas del Tercer Mundo. Ahora bien, la mayoría de ellos, aun
cuan-
sentido, suelen hallarse más cerca de de los artistas occidentales que los atípicos del arte.
MÉTODOS
El procedimiento seguido para la selección de los artistas ha sido la visita al taller. Los
país extranjero se ven en situaciones complejas, tienen que comunicarse por medio de in-
análisis y la interpretación de todas sus sensaciones para formar un juicio. Todo profesio-
nal que busque arte de vanguardia en Europa o en los Estados Unidos, siempre que sea
realmente curioso, aborda realidades y obras sobre las cuales realiza una apuesta, sin
com-
Contrariamente a lo que aquí se suele hacer, los seleccionaciores no han ido nunca
a los países del Tercer Mundo preguntando lo que había y tratando de ver el mayor
número de artistas posible, de todas las categorías mezcladas. Las indagaciones han
partido siempre de datos visuales reunidos aquí, de acuerdo con los métodos más di-
versos (bibliografía, conversaciones con los etnólogos, contactos con redes especiali-
zadas del mercado del arte, expertos locales, datos ofrecidos por los propios artistas).
Por regla general, atienden más a los medios artísticos o a las comunidades que a los
Al mismo tiempo, el arte no occidental queda libre del anonimato que Occidente ha
querido conferirle durante largo tiempo. Se trataba de hallar en esos otros el lugar y las
Sobre estas liases, los artistas han sido seleccionados en tanto que individuos surgi-
dos defacto de su cultura, de la que son representantes. Pero son representantes acti-
vos y no necesariamente, como entre nosotros, reconocidos por el cuerpo social. Había
que tratarlos en pie de absoluta igualdad con los artistas de nuestros centros. Por lo mis-
que existe creación plástica fuera de Occidente, con todas las categorías mezcladas, sea
así como de otras indagaciones tendentes a demostrar que nos hallamos en un ámbito de
Las obras que habíamos reunido al principio del proyecto nos parecieron suficiente
nes. Es significativo que la mayor parte de esas obras (por ejemplo, las obras hechas de
hebras de lana sobre cera de los huicholes de México) fuesen al cabo reemplazadas, al
Así pues, las hipótesis iniciales resultaron certeras en cuanto a la existencia de obras
creadas fuera de nuestros circuitos, pero desacertadas en cuanto a los ejemplos que nos
La interpretación de los objetos puede suscitar problemas, pero, aparte del hecho de
que cuanto se puede decir en nuestro lenguaje con nuestros conceptos es bastante ma-
gro (no hay más que pensar en la mayor parte de las explicaciones que dan a los ob-
jetos los comentaristas. Pobreza irrisoria que se resume en nombrar tal dios o tal fuerza),
conviene recordar que cuando los profesionales van a visitar los talleres, con frecuen-
cia se encuentran ante fenómenos desconocidos en los que se percibe intensamente
la "extrañeza", o que provocan desazón sin poder ofrecer una explicación clarificadora.
La
fragilidad de las interpretaciones que damos a las obras de otras culturas es tal que
los antropólogos y los etnólogos optan a veces por una labor de registro descriptivo o
a la cultura de la cual se trate. Son conocidas las dificultades que hay para obtener acla-
Todos los profesionales conocen la complacencia con la que algunas personas inte-
otros o sobre los otros, permite desmontar los esquemas simplistas y aplicar interro-
origen y la razón de algunos de los nombres más conocidos del Metro (Alma-Marceau.
cuente por qué las iniciadas en tal dios llevan una pluma roja en el pelo o por qué
generalmente a nuestro interlocutor demasiado curioso, sin más dobiez o mala volun-
tad que esos viejos aldeanos, que no sabemos nada, que siempre los hemos conocido
así sin entenderlos nunca, aunque nos parezca bien, dado el caso, que Marcean fuese
un general revolucionario y que Alma tiene algo que ver con una historia de zuavos»'.
sean entre sí. Todo el mundo es consciente del foso que separa hoy día la vida urbana
za y el respeto a las tradiciones son rasgos propios de esa vida rural que algunos de
nuestros artistas quieren recuperar. Mientras que la velocidad, las tensiones, la multipli-
cidad de las tentaciones son el patrimonio común de las grandes ciudades del mundo
entero. Resulta flagrante notar la persistencia de prácticas ocultas en el campo. Una mi-
talidades y las conductas, todo hecho un batiburrillo, merced a la difusión de los me-
dios de comunicación. Pero nada cambia. El uso del motor y del fusil no supone la
La tecnología cuenta con la enorme ventaja de que la puede aprovechar cualquiera con
un simple movimiento de las yemas de los dedos. Nos encanta contar anécdotas sobre los
malentendidos y las disfunciones que suscita, olvidándonos de su gigantesca difusión.
En contradicción con tópicos muy extendidos, son muchas las culturas del Tercer
Mundo que se conservan bien y que gozan de arraigo entre sus respectivas poblacio-
nes. Tras la debacle de las culturas de las dos grandes potencias y los estragos de hace
una veintena de años, los coletazos de resistencia y de afirmación de las culturas au-
serie del Ramayana emitida el domingo por una cadena de televisión en la India es un
ejemplo excelente.
concurren aquí. El planeta es inmenso, los problemas son múltiples y específicos, tanto
como las respuestas artísticas. Determinados grupos y determinadas culturas tienen que
luchar para sobrevivir, otras ya están condenadas. Nunca habrá suficientes voces para la
denuncia de los daños causados a las tribus amazónicas, pero el esquematismo con que
en nuestros modos de pensamiento. Esta dinámica, junto con la relatividad, son las dos
mayores ideas en torno a las cuales se articula la reflexión de esta exposición. La reno-
vación y el cambio están hasta tal punto imbricados en nuestras mentalidades que nos
resulta difícil concebir grupos en los que el recurso esencial resida en la copia de mo-
la perfección.
categoría que definimos como arte. Poseen todos los ingredientes: saber, maestría pic-
tórica, trasposición de valores metafísicos y éticos y evolución, aunque sin duda de ma-
dia diera cuenta de ella, ¿no estará en trance de resurgir en las obras de los artistas que
La relatividad es una de las grandes ideas guía del siglo. Contrasta tanto con nuestra
Hoy se esgrime la excusa de que las otras culturas están pervertidas por la nuestra y que
han perdido la integridad y la pureza que nos gustaría atribuirles. Forzoso es reconocer
que, por mucho que la idea de relatividad de las culturas se admita usualmente en los
medios intelectuales, está lejos de ser compartida por todo el mundo. Además, incluso
entre aquellos que la reivindican, son muchos los que han tenido dificultad en prescindir
progreso, sobre todo en cultura, y que la cultura es una interpretación del mundo, un
Que el sistema económico occidental y su explotación bulímica de los recursos del pla-
hay que denunciar sin cesar. Pero pregúntemenos, inviniendo los términos, por qué, en
siones visuales de grupos que a veces intentan preservar así sus creencias y sus
tradiciones.
Antes del museo que clasifica, agrupa y ordena, existía en Europa el gabinete de cu-
¿No consistirá hoy la función del museo en restablecer por medio de lo sensible una
Todas estas ideas empezaron a concretarse cuando, en 1983, Claude Mollard me en-
cargó el proyecto de una exposición internacional en la perspectiva de la Bienal de Pa-
las culturas del mundo, de Cherif Khaznadar y Bernard Piniau, donde el proyecto halló
Pontus Hulten, con quien había tenido a menudo la ocasión de discutir estas ideas
y con quien había instalado, para la inauguración del Centro, una serie de vitrinas de
más su interés en los proyectos aperturistas. Jack Lang dio su aprobación entusiasta.
Cuando el nuevo ministerio no quiso saber nada de una nueva Bienal, Francois Barré,
dentro de un plazo fijado para finales de junio de 1987, con el objeto de saber si la ope-
ración era viable. El encuentro con Andró Rousselet y su compromiso en nombre de Ca-
Juzgamos entonces que la exposición podía desarrollarse sobre bases sólidas. Aliñe
prospección más importantes, junto con Mark Francis, que se unió a nosotros para se-
cundarme como comisario delegado en el verano de 1988, y conmigo mismo. Tenían la
delicada tarea de comunicarnos, en el curso de profundos debates, sus juicios y sus con-
estimulante entres esos dos grandes organismos culturales. Con el regreso de Jack Lang
Este relato sucinto de la elaboración del proyecto revela la enorme variedad de obs-
táculos, dificultades y bloqueos que ha habido que superar. Ahora bien, nada habría sido
posible sin el apoyo activo de cuantos he mencionado antes, pero también con el de mu-
chas otras personas más que se adhirieron a esta idea lanzada como una bola de nieve
Han sido tantos que corro el grave riesgo de olvidarme de algunos; ojalá que no me
guarden rencor.
En efecto, sólo gracias a cientos de contactos y de conversaciones con los artistas, los
profesionales del arte y de la cultura, pero también a muchos más que nos brindaron su
ayuda, informaciones, datos, etcétera, hemos podido, con el equipo citado anteriormente,
llevar a buen término esta empresa un poco disparatada. La acogida positiva y favorable
que casi siempre nos han brindado nuestros interlocutores, entre los que etnólogos y an-
No es un mero formulismo decir que sin su ayuda esta exposición no habría visto la luz
del día, pues es fruto de una activa colaboración entre los artistas, los múltiples interlo-
cutores con los que hemos contado, y de nosotros mismos. El resultado pertenece aho-
ra al público y el éxito, si se confirma, será compartido entre todos y -mal que le pese