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Revolución de Mayo, Joven e Iluminada.

Omar Aquiles Erenchun.

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Una nueva mirada sobre la Revolución

Como bien dice el título seleccionado, mi trabajo se va a referir principalmente a la influencia de la juventud en

nuestra Revolución de Mayo. Gracias a la lectura de diferentes autores elaboré una hipótesis basada en que la

juventud presente en la Primera Junta y la corriente iluminista fueron las fuerzas que llevaron a los dirigentes del

virreinato, en su mayoría jóvenes criollos, a formar el primer Gobierno Patrio. Luego surgieron los interrogantes, y

mis preguntas fueron: ¿habrán sido los españoles, ellos mismos, quienes al difundir ciertas ideas terminaron por

traicionarse, perdiendo los territorios del virreinato en manos de a quienes ellos habían instruido? Pero aún más

específicamente: ¿Cómo se difundieron estas ideas en el casi analfabeto nuevo mundo? ¿Cómo aprendieron nuestros

revolucionarios las ideas iluministas y siendo estos jóvenes y en su mayoría criollos? ¿Fue la ilustración la corriente

filosófica que impulsó la revolución y llenó de amor por su patria a los revolucionarios? Con este trabajo pretendo

responder estos cuestionamientos que darán sostén a mi hipótesis.

Así es que basaré mi investigación en dos hombres y una idea: Manuel Belgrano y Mariano Moreno; y el

iluminismo. Estos tres sujetos están conectados, ya que Mariano Moreno y Manuel Belgrano habían estudiado en dos

universidades diferentes, pero de las más importantes de sus épocas (hablo de la Universidad de Chuquisaca y la

Universidad de Salamanca, respectivamente), en las cuales se enseñaba el iluminismo, pensamiento que nacía en

aquella época tras la Revolución Francesa y que se empezaba a difundir en América gracias a los grandes formadores

universitarios. También fueron elegidos en este trabajo como modelo de juventud de la época, el cual crecía de

manera cultural e intelectual. Así resulta que la universidad de Chuquisaca es la universidad sudamericana que tuvo

más alumnos asociados con las diferentes revoluciones dadas en el cono sur. Esta era una universidad especial, ya

que en muchas ciudades del virreinato no se permitían ciertos libros que llevaban las ideas iluministas, como por

ejemplo en Buenos Aires, donde muchos libros llegaban porque se los traficaban de manera ilegal desde el Brasil. Por

lo tanto, muchas de las ideas que se leían y eran prohibidas en Buenos Aires, llegaban en portugués, y eran pocos

quienes podían leerlas, por ser un idioma diferente al español, y por el alto porcentaje de analfabetos que había en

aquél entonces. Fue a través del litoral que muchas ideas llegaron a hacerse fuertes en Buenos Aires, evitando la

censura española y religiosa, y también llegando a universidades como Chuquisaca. Y de personas como Luis de

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Liniers, quien en Buenos Aires trascribió muchos libros usados allí. Claro que este tipo de libros iban a generar

resistencia, como es el caso de Carrió, quien escribió “El Lazarillo” justificando todos los privilegios peninsulares,

aquellos de los españoles sobre los criollos.

Pensamientos iluminados

Antes de continuar sobre cómo llegaron las ideas del iluminismo al virreinato, es conveniente explicar cuales son

las ideas y conceptos iluministas principales o sea cómo surgió, dónde y cuándo el iluminismo. El concepto base de la

Ilustración (forma anterior de llamar al iluminismo) proviene de alumbramiento, esclarecimiento, en oposición al

oscurantismo. El Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas de Torcuato Di Tella define al Iluminismo como: “…el

movimiento cultural y filosófico europeo que se desarrolló durante el siglo XVIII, llamado por ello siglo de las luces.

[…] También se lo identifica como la Ilustración, ya que aquellos filósofos sostuvieron la misión principal de la

educación. […] Estas ideas se convirtieron en motor de una mentalidad, corporizando una teoría del progreso de la

humanidad cuyo idealismo no se basaba en la religión sino en la naturaleza de los hombres. Esta noción optimista

coincidía con el individualismo […], asociado a la convicción de que cualesquiera sean las diferencias propias de

cada sociedad el epicentro es la naturaleza humana, y sobrepuso como instrumento la razón, es decir, una idea de

racionalidad no exenta de la pasión de edificar una ciudad a escala humana que elimine el error, la pobreza y ciertas

tradiciones. (…)”1

Siguiendo esta ideología todas las decisiones debían tomarse de acuerdo a la razón, y así se la identificaba con la

virtud. Y estaba vinculada al “Racionalismo”, corriente filosófica promovida por Rene Descartes, cuando escribió “El

discurso del método”. El racionalismo se oponía al “Empirismo” inglés, apoyado por Locke, Hobbes y Bacon, pero

siendo opuestos y contrarios en la manera de pensar, se las conoce como las bases indispensables de la Ilustración.

Con estas corrientes filosóficas se esperaba combatir a la escolástica principalmente y al oscurantismo, intentando

llegar al uso de la razón, al bien y a la justicia a través de una suficiente claridad mental. Finalmente las ideas fueron

defendidas en varios libros por Feijóo y Rousseau, quienes fueron leídos por muchos revolucionarios americanos.

Casi todas estas corrientes fueron afectadas y parte de ellas hechas realidad en las revoluciones inglesa y francesa.

1
Torcuato S. Di Tella, Paz Gajardo, Susana Gamba y Hugo Chumbita, Diccionario de Ciencias Sociales y
Políticas, edición 1989, Buenos Aires, Puntosur Editores, 1989, paginas 294-295.

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Esta última es la cual presenció Manuel Belgrano residiendo en España, aquella que lo inspiró y le proporcionó ideas

nuevas y grandes ideales.

De la burguesía francesa a los criollos americanos

A partir de la Revolución Francesa comenzó la divulgación de las ideas iluministas y de la ilustración en

América, donde los españoles intentaron censurar toda información que pudiera llegar al viejo mundo pero

terminaron por chocar con el fracaso, ya que hay registros en los cuales se le informa a las autoridades españolas que

de las cartas que se enviaban a América, algunas no habían alcanzado a ser detenidas, y por ende en América ya se

sabía lo ocurrido en Francia, y que las ideas iluministas y de libertad comenzaban a brotar.

Las ideas Iluministas lograron ser enseñadas en Chuquisaca ya que esta universidad tenía el apoyo de la Iglesia y

no se censuraron. Muchos profesores en aquel entonces eran sacerdotes también, como el jesuita Juan Farias de

Herran, quien la fundó en 1624, o el primer rector, el padre Luis de Santillán2. Uno de estos monjes era Matías

Terrazas, quien acercó a Mariano Moreno a su grupo personal de amigos, y le enseñó ideas del iluminismo que éste

aún no logra comprender, pero que lo cautivaron. Y así precisamente fue cómo llegaba el iluminismo a América, a

través de la Iglesia y de los mismos españoles, pero los enseñaban en círculos cerrados y a muy pocos discípulos,

aunque resultó que éstos fueron quienes terminaron por independizar a las colonias locales.

“La buena educación de la juventud es la parte principalísima, para conseguir la civilidad, porque de los viejos, o

casi viejos, poco o nada se podrá conseguir”.3

Una sociedad, llamada “Sociedad patriótica, literaria y económica”, fue la encargada de esparcir el iluminismo en

la juventud de manera local.

Las escuelas que esta sociedad planteaba, eran escuelas en las que se enseñaba la verdadera filosofía, y así se

referían al iluminismo. Esta sociedad había sido formada por Francisco Antonio de Cabello y Mesa, quien vino del

Perú ya en 1800 y junto a otros funcionarios constituyeron dicha Sociedad. La Sociedad Patriótica era apoyada por

más de 30 hombres, entre los cuales también se encontraba Bernardino Rivadavia, y aunque el virrey no tuvo en

2
http://es.wikipedia.org/wiki/Universidad_Mayor_Real_y_Pontificia_San_Francisco_Xavier_de_Chuquisaca
párrafo de historia primer y segundo renglón.
3
Félix Luna, “La cultura en tiempos de la colonia (1536-1810)”, edición especial para S.A. LA NACION,
Buenos Aires, Grupo editorial Planeta, año 2003, pagina 122, extracto de “Memoria sobre Misiones” de
Gonzalo de Doblas.

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cuenta todos los nombres para aprobar la creación de la Sociedad Patriótica, si aceptó legalizar la creación de un

periódico que pudiera exponer las ideas de dicha Sociedad.

Llegada una época en las colonias, España vio la necesidad de conocer mejor los territorios que le pertenecían en

América, para poder administrarlos mejor, hacer reformas (como las borbónicas) y el solo hecho de conocerlas mejor

ya era una justificación aceptable para enviar científicos a América que le informasen al Rey las condiciones de las

colonias. Estos científicos, educados en Europa, tenían una filosofía iluminista, es decir que eran científicos

naturalistas, que exploraban América para liberar las verdades de ésta y deshacer los mitos del continente. Este no

sólo era el objetivo dictado por los reyes. También ellos llevaban el afán del conocimiento nuevo que pudieran

plantear en estas tierras; los científicos, al igual que los revolucionarios sentían amor por su patria y hambre de

revolución, los científicos sentían amor por el conocimiento. Esta idea del rey Carlos X Borbón sirvió para fomentar

la idea de Revolución. Ahora los criollos del Nuevo Mundo sabían que era lo que tenían en verdad, y lo querían para

ellos. Cada vez que uno de estos científicos se cruzaba con un habitante local y entablaban palabras, el americano que

antes desconocía la realidad europea, se llenaba de conocimiento y admiración hacia su territorio, sumado a las ideas

iluministas y de libertad que el naturalista le pudiera brindar, fomentaban las ganas de ser independiente en la

población local, de explotar sus recursos y venderlos a quienes quieran, de tener su propio gobierno. A esta “misión”

de los científicos y exploradores se lo denominó como un “Redescubrimiento”4 de América.

Entrando en la parte política y económica de la época, las ideas de libertad introducidas por el Iluminismo

fortalecieron a la del libre comercio para el virreinato, es decir, que el comercio con el exterior no se limitara a

España solamente y a los países que el Rey indicara, sino que se pudiera comerciar de manera directa con otros lo

producido. Para esto se necesitaban dos cosas: un gobierno propio y la delimitación clara del territorio del virreinato.

Vale destacar que los funcionarios no solo enseñaron algunas ideas novedosas en América, sino que algunos

funcionarios incluso españoles americanos apoyaron la Revolución de Mayo, ya que el libre comercio los favorecía

realmente y era algo imprescindible para un comerciante que disponía de un puerto muy importante, como el de

Buenos Aires, pero que no gozaba de la libertad para comerciar con otros puertos que no sean españoles.

4
Félix Luna, “La cultura en tiempos de la colonia (1536-1810)”, edición especial para S.A. LA NACION,
Buenos Aires, Grupo editorial Planeta, año 2003, pagina 131.

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Por tal motivo la formación del Primer Gobierno Patrio generó un sentimiento de independencia para poder

representar a un territorio en especial. Aunque esto no significaba una manera de difundir completamente el

Iluminismo y estaría más relacionado con una consecuencia de las ideas, aparece aquí la importancia del accionar de

los funcionarios.

Claro está, los periódicos locales como el Telégrafo Mercantil, ayudaban a difundir los descubrimientos del

continente, para llenar de orgullo a la gente, y sin siquiera mencionar la idea de la separación con España y limitación

de territorios, hacer que la población lo internalice, lo comience a pensar por sí sola, lo que ayudó a que la revolución

sea apoyada. Este también estaba en contra de la esclavitud y de la trata de esclavos. Asimismo, ayudaron en las

ideas de Revolución los poetas que se presentaron en esta clase de periódicos, quienes fueron los que comenzaron a

utilizar el nombre “Argentinos” para representar a los rioplatenses, es decir a los pobladores de parte del territorio que

ahora conocemos como nuestra República Argentina.

Un personaje muy importante en la difusión de ideas al público eran algunos escritores, tales como Manuel de

Lavarden, Francisco de Miranda y Juan Baltazar Maziel, quienes desde lugares con mayor poder (en el caso de

Maziel desde la Iglesia, ya que era un canónico) pudieron escribir y publicar ideas que para muchos estaban

censuradas y prohibidas.

Al observar a los intelectuales enseñar, difundir y pensar acerca del Iluminismo, lo primero que podemos deducir

es que todos los que tenían ideas iluministas eran filósofos, canónicos o europeos de clase alta. Sin embargo, Félix de

Azara ayudó a demostrar lo contrario: este improvisado científico demostró que hay diferentes formas de Iluminismo,

ya que él no era pensador ni filósofo, pero sí un patriota y llevaba en su mente estas ideas. Una vez mencionó que el

“no quería ocuparse de las palabras, sino de las cosas”5.

La razón comenzó a cobrar más fuerza en las mentalidades criollas que poco a poco fueron tomando conciencia

de sus diferencias con respecto a los españoles, las cuales los ubicaban en una situación de desigualdad,

impulsándolos a formar su propia nación y a intentar separarse políticamente de España.

Jóvenes Americanos Iluminados

5
Félix Luna, “La cultura en tiempos de la colonia (1536-1810)”, edición especial para S.A. LA NACION,
Buenos Aires, Grupo editorial Planeta, año 2003, Pagina 124.

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Jóvenes habitantes del virreinato, vinculados con los círculos de poder, descubrieron el iluminismo y también

comenzaron a cuestionarse su condición de criollos en los cafés que surgieron como un punto de reunión en Buenos

Aires. Allí se juntaban hombres principalmente para conversar de diversas cosas, como política, y probablemente en

esta época habrían hablado de las corrientes filosóficas, de la soberanía de los pueblos, del libre comercio, además de

su situación social, política y económica.

Un punto para destacar en relación a las revoluciones americanas es que los revolucionarios fueron quienes

probablemente pensaron la frase pronunciada por Ernesto Guevara mucho antes que éste la mencionase “la

revolución se lleva en el corazón no en la boca para vivir de ella, sino para ser capaz de morir por ella”6. No solo es el

caso de Manuel Belgrano, quien se hizo cargo de las milicias durante la Revolución de Mayo sino que es el de otros

tantos, quienes tal vez no participaron de manera directa en la toma de decisiones, pero defendieron los ideales

revolucionarios dando todo su apoyo, para liberar los territorios ocupados por los españoles y a todos aquellos

esclavizados por éstos, y cuyos nombres nunca conoceremos. Este es el caso de muchos hombres que ofrecieron su

vida por la soberanía de los territorios americanos, por la libertad de los esclavos, por gobernar las tierras que

entendían como suyas sólo para que la patria que ellos amaban, ya no semánticamente “la tierra de sus padres” sino

“su propia tierra, su lugar de origen” pudiera convertirse en libre y soberana.

Antes de continuar, quiero remarcar otra gran paradoja en nuestra historia sumada a la de las ideas que

difundieron los españoles que terminaron por traicionarlos. Esta paradoja es acerca de los franceses. Los franceses,

admirados por sus revolucionarias ideas, tiempo después de 1810, comenzaron a ser rechazados en el ex-virreinato,

ya que se les temía por sus posibles conexiones con el imperialista Napoleón Bonaparte, porque España había caído

bajo su poder y entonces las tierras en América podrían también sucumbir ante una invasión. Sin importar que

realmente nos habían hecho dos favores para nuestra Revolución (las ideas aportadas y la ocupación de España,

dejando al Rey sin poder sobre las colonias, “inhibido” por su encarcelación bajo el poder napoleónico) terminaron

siendo echados de aquí o condenados por traición, fueran quienes fuesen, ya sea un residente francés en Buenos Aires

o un comandante que defendió a la patria durante las invasiones inglesas, como lo hizo Santiago de Liniers.

6
http://www.frasesypensamientos.com.ar/autor/che-guevara.html

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Creo que este es el momento para comenzar a ver especialmente a los personajes en los que me iba a focalizar,

Manuel Belgrano y Mariano Moreno, pero a ellos me gustaría sumarles otras figuras como Juan Baltazar Maziel,

quien es un factor muy importante como también lo fueron aquellos profesores de Chuquisaca, quienes pertenecían a

la Iglesia, pero que contra la escolástica impartieron las ideas de la Ilustración.

Juan Baltazar Maziel, es una especie de bisagra para la Revolución. Nacido en 1727, Maziel no vivió para

presenciar la Revolución en Buenos Aires, pero colaboró en el desarrollo de las ideas que desencadenaron la

Revolución. Maziel estudió en el Colegio Máximo de Monserrat, en Córdoba, y luego partió a Santiago de Chile para

continuar con sus estudios universitarios, donde se doctoró en Derecho. Ya en Buenos Aires, se consagró sacerdote, y

gracias a todos sus conocimientos se lo consideró un oráculo. Estos conocimientos se debían a la lectura de autores

franceses, como Feijóo, pero sin embargo, sino mirásemos a las ideas que apoyaba del iluminismo y solo se tuvieran

en cuenta a algunas de sus opiniones (como cuando mencionaba que el poder del monarca no debía ser cuestionable

ya que era divino) diríamos que era un hipócrita, aunque considero que realizaba estas afirmaciones para mantenerse

dentro de la iglesia. Igualmente, era un gran patriota, y en sus sermones estaba clara la idea de libertad y los ideales

ilustrados, aportando alternativas a las mentes de aquellos que lo escuchaban. Estas ideas de libertad tan espontáneas

son las que lo llevaron a que el virrey lo desterrara y lo enviara a Montevideo. Tiempo después, murió en 1787.

En la Plata conoció a Manuel José de Lavardén, otro gran escritor de la Ilustración, quien se convirtió en su

discípulo y escribió varias obras. Lavardén fue otro de los cuales consiguió estudiar en Chuquisaca y también en

España.

El segundo importante factor para la Revolución en América fue la enseñanza de aquellos monjes y sacerdotes

pertenecientes a la Iglesia católica que dictaban clases en la Universidad de Charcas y enseñaban filosofías

relacionadas con la Ilustración, como lo hacía Maziel en sus sermones, pero a diferencia de éste, no fueron

desterrados. Fueron estos monjes quienes enseñaron a Mariano Moreno las ideas de libertad, de pueblo soberano, de

igualdad y de todas las premisas relacionadas con el iluminismo, ya que éstos formaban círculos cerrados privados,

de un nivel intelectual elevado, como eran los cenáculos en Buenos Aires, en los cuales se juntaban los más cultos y

beneficiados del virreinato. Muchas veces, no tenían un alto nivel económico pero sí una formación cultural e

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informativa muy rica, pues al ser miembros de las universidades más importantes del momento, las novedades de

Europa les llegaban rápidamente. Uno de estos sacerdotes, llamado Matías Terrazas, fue quien amistado con Moreno,

lo integró como su discípulo y lo acercó a su grupo de amigos, quienes eran muy cultos e instruyeron a Moreno

muchas ideas nuevas (entre ellas la libertad de las colonias y el iluminismo) y libros de la biblioteca a los cuales él tal

vez no hubiera accedido si no fuera por pertenecer a este círculo.. Otros, como ya los mencioné, fueron Luis de

Santillán y Juan Farias de Herran quienes se encargaban de la universidad y la administraban, probablemente

sabiendo muy bien las corrientes que sus monjes enseñaban de manera hipócrita en oposición a la escolástica. Esta es

otra paradoja en esta parte de la historia.

Vale agregar, que el avance de la ilustración en América no solo se mostró en las universidades de Chuquisaca y

Charcas, sino también en la de Córdoba, en la cual se comenzaron a respetar opiniones en forma abierta en cuanto a

la administración de la universidad y hubieron votaciones, debates, etc.; y también en el colegio de Buenos Aires, que

tuvo diferentes nombres a través de la historia, y al cual asistieron alumnos como Belgrano y Moreno.

Focalizando en uno de los jóvenes revolucionarios, es Mariano Moreno quien estudió en Chuquisaca y se

relacionó con los monjes nombrados anteriormente. Cursó sus estudios secundarios en el Colegio de San Carlos, en

Buenos Aires, colegio que era nuevo para la época pero igualmente muy bueno. Terminó el secundario elogiado y

muy observado por autoridades de la Iglesia, las cuales antes le habían abierto el camino para llegar a informaciones

muy limitadas y censuradas, y luego lo ayudaron a llegar a una universidad como la de Chuquisaca. De no haber sido

por estas influyentes personas, Moreno no habría podido acceder a semejante nivel de educación, ya que su padre se

ganaba la vida dignamente en una tesorería, y a su madre le tomaba demasiado trabajo cuidar a los 13 hermanos de

Mariano. Así es que Moreno llegó al Perú, y para su sorpresa, lo encontró en pobres condiciones. Pasó 5 años en la

ciudad de plata (Chuquisaca) participando de reuniones de alto nivel, favorecido por su relación con Matías Terrazas,

en las cuales adquirió las nuevas ideas europeas y pudo mantenerse informado de las novedades sucedidas en Europa

a través de los viajeros que asistían a ellas. Además era un hombre en constante contacto con la gente de las clases

bajas, lo que le permitió ampliar su panorama sobre la dominación española. Al estar con la gente de las clases más

bajas y desprotegidas del virreinato, pudo apreciar y vivir en carne propia sus complicaciones y necesidades.

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Al completar sus estudios, Moreno se recibió de Teólogo como sus padres deseaban, pero también de Abogado,

según su deseo, creyendo que desde esta profesión podría cambiar muchas cosas. Antes de regresar a Buenos Aires,

Moreno encontró en Chuquisaca el amor de su futura esposa, María Guadalupe Cuenca, con quien se casó al poco

tiempo. Durante este período, Moreno adquirió conocimientos sobre las ideas roussonianas y se armó de diversas

armas para luego pelear por la libertad de algunos, y terminar por liberarnos a todos de España.

Otros jóvenes revolucionarios estudiaron en Europa con la misma pasión la nueva tendencia filosófica. Es el caso

de Manuel Belgrano, abogado de profesión, quien estudió en la Universidad de Salamanca, en España. Belgrano

accedió a ésta ya que su padre trabajaba para España en la aduana de Buenos Aires y estaba en una buena posición

socioeconómica, sin tantos hijos a quienes cuidar, por lo que consiguió que sus hijos tuvieran una educación

privilegiada. Los padres de Belgrano pretendían que éste se inclinara por el comercio, pero Manuel se decidió por el

Derecho. Se convirtió en Presidente de la Academia de Derecho Romano, Política Forense y Economía Política de la

Universidad de Salamanca, ubicándose en una respetada posición en la cual se ganó la confianza del Sumo Pontífice,

Pío VI, quien le entregó la valiosa autorización para leer libros prohibidos, en los cuales se encontraban los ideales de

la Ilustración. Belgrano permaneció en Europa una vez finalizados sus estudios, y se encontró con grandes

autoridades y personalidades de la época, como es el caso de la Corte de España. Durante todo ese tiempo, aprovechó

para aprender de las ideas revolucionarias francesas e inglesas, mientras que su amor por defender los derechos del

hombre crecía, y se convertía en un arma de doble filo para el imperio español. Me parece apropiado destacar una

oración de la autobiografía de Manuel Belgrano para esta ocasión: “Como en la Época de 1789 me hallaba en España

y la revolución de Francia hiciese también la variación de las ideas, y particularmente en los hombres de letras con

quienes trataba, se apoderaron de mi las ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad, y solo veía tiranos en los

que se oponían a que el hombre donde fuese disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían

concedido, y aun las mismas sociedades habían acordado en su establecimiento directa o indirectamente”7. Más tarde

España decidió enviarlo a América como Secretario Perpetuo del Consulado en Buenos Aires, pero sin saber que lo

devolvían a su lugar de origen con un pensamiento completamente diferente, lleno de ideas iluministas por defender.

7
Félix Luna, “La cultura en tiempos de la colonia (1536-1810)”, edición especial para S.A. LA NACION,
Buenos Aires, Grupo editorial Planeta, año 2003, paginas 112 y 113.

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Así es porqué Belgrano decidió apoyar la Revolución defendiendo los derechos del hombre desde las milicias

criollas, a punta de espada, y más tarde luchando en batallas como la de Campichuelo, Tucumán, Salta y otras. Estaba

convencido de que la Revolución era necesaria y consecuente con los ideales de la Ilustración. Antes de esto,

Belgrano trabajó en otros proyectos como fue la creación del Telégrafo Mercantil y la Sociedad Patriótica, y participó

activamente para conseguir la libertad de comercio para la colonia.

Distintas paradojas, un mismo desenlace

Luego de este trabajo de investigación pude comprender que la juventud criolla impulsó la revolución, una

revolución instruida por las ideas iluministas que eran aprendidas, porque los jóvenes poseían una mente más

“abierta” a las nuevas ideas que la de los viejos criollos o españoles; creo poder confirmar que mi hipótesis era cierta.

Aprendí que había varias formas de incorporar los conocimientos de la novedosa corriente filosófica de la ilustración:

o bien se podía aprender en grandes universidades como lo hicieron Moreno y Belgrano, o conversando con viajeros

y científicos españoles o simplemente hablando con personas de alto nivel intelectual reunidas en un café.

Pero fundamentalmente descubrí que los españoles fueron quienes nos brindaron las herramientas intelectuales

que nos ayudaron a separarnos de ellos, ya que fueron quienes enviaron a sacerdotes y científicos que enseñaron a los

criollos sobre las nuevas ideas, emitieron cartas relatando los acontecimientos de la Ilustración en Europa brindando

información prohibida que llegaba a algunos privilegiados en América o instruyeron a algunos hombres como a

Manuel Belgrano y luego lo enviaron de regreso a su tierra.

Fue así como España nos ayudó en gran parte a iniciar el camino hacia la revolución. Puedo afirmar, a modo de

conclusión, que si no hubiera sido por la Madre Patria, las ideas que se intentaron censurar no hubieran llegado al

nuevo mundo en mucho tiempo, y los jóvenes criollos revolucionarios no hubieran tenido las herramientas

intelectuales necesarias para impulsarnos a lo que llegamos a ser, una nación soberana.

Omar Aquiles Erenchun.

11
Bibliografía:

 Luna Félix, “La cultura en tiempos de la Colonia (1536-1810)”, edición especial para S.A.

LA NACION, Buenos Aires, Grupo editorial Planeta, año 2003.

 Torcuato S. Di Tella, Paz Gajardo, Susana Gamba y Hugo Chumbita, “Diccionario de

Ciencias Sociales y Políticas”, edición 1989, Buenos Aires, Puntosur Editores, 1989.

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