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AREA SOCIAL
Empleo y Empresa
Las tendencias actuales de las políticas de empleo dentro del Estado Español
buscan, como a nivel europeo y mundial – dentro de los países desarrollados -, el
ocupar al mayor número de personas, sin tenerse en cuenta el marco regulador del
empleo nuevo, con capacidad de trabajar, es decir de población activa. Esto es lo
que se le llama comúnmente Pleno Empleo (4% de paro de población activa).
A pesar del ciclo de crecimiento económico, la tasa de desempleo en
Canarias es de 108.210 personas, que representa más del 10% de la población
activa canaria. En estos momentos el paro de larga duración representa casi la mitad
del paro registrado y el de muy larga duración afecta actualmente a 32 de cada 100
desempleados ( paro estructural).
La desigualdad entre el hombre y la mujer sigue siendo una constante en el
mundo laboral, como en tantos otros. La discriminación salarial determina que la
mujer perciba un 24% menos que su compañero varón con la misma carga horaria, y
en cuanto al tipo de empleo creado, la precariedad es la nota dominante, 78 de cada
100 empleos para la mujer fueron a tiempo parcial.
A pesar de esta realidad, que con los datos en la mano, es incontestable,
desde la ideología neoliberal se sigue sosteniendo que el problema de la precariedad
laboral y el desempleo tiene su origen en la falta de flexibilidad del mercado laboral y
en altos costes salariales y sociales (cotizaciones), así como en la falta de
adaptación de las y los trabajadores alas demandas existentes y a su escasa
formación.
Hoy en Canarias existe una connivencia entre los poderes políticos y los
grandes grupos económicos (denunciado por el actual consejero de Economía y
Hacienda…), que pretenden dirigir los procesos privatizadores de las empresas
públicas rentables y así seguir nacionalizando pérdidas y privatizando beneficios.
Bajo esta situación, la prestación de servicios por parte de empresas privadas
que hasta el momento habían tenido titularidad pública tiende a experimentar una
mercantilización que va a convertir los derechos del ciudadano/a en una mercancía
más, sometida a las reglas de la libre competencia, con lo que éllo implica en las
capas sociales más desfavorecidas.
Para conseguir esta ocupación no se descartó por parte de la administración
pública, en connivencia con las empresas, el trabajo en precario:
• Convenios de colaboración entre las administraciones y la Agencia Canaria de
Empleo que facilitan el trabajo en precario.
• Desarrollo de las ETT´s, con un modelo de contratación que promueve la
precariedad.
• La puesta en práctica de la movilidad funcional y geográfica. Flexibilización de los
horarios de la jornada laboral.
• Reducción de la masa salarial y del poder adquisitivo de las y los trabajadores.
• Recortes en la prestación al desempleo e incremento, a costa de estos mismos
fondos, de las partidas destinadas a las políticas activas, es decir, subvenciones
a la contratación (empresarios) y a la formación ocupacional (sindicatos).
• Políticas de formación no adecuadas al mercado de trabajo canario.
• Políticas de Subvenciones, dañida para el desarrollo de nuevas ideas.