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Ensayo de Aprendizaje Personal: Evolución de la Psiquis

Rondón, W. *

Es cierto que ningún adolescente tiene claro lo que quiere para el futuro; es más
algunos ni siquiera se toman el tiempo de pensar en ello, porque evidentemente a esa
edad se tiene otras prioridades. Pocas veces a los 15 años conversé seriamente con
mi yo sensato del tema, a si que me aventuré más por obligación que por decisión en
una academia preuniversitaria, ya se decidiría en el camino que rumbo tomar.

Hay tantos caminos en la vida pero a los quince años ninguno llamaba mi
atención; no es que me disgustara vivir, al contrario pensaba que la vida era tan
hermosa como para arruinarla en pensamientos filosóficos de cómo vivirla; quería todo
y nada a la vez, me gustaba la aventura de dejar que la vida me levante como el
vientecillo de otoño a una hoja caída y me pose en el riachuelo de la existencia para
que me lleve la corriente al ancho mar de las experiencias.

Un día de abril de esos que no se olvida, que la memoria tirana, rebelde, fija como
fotografía antigua al niño de cara triste en un cumpleaños de adultos felices, recibí una
noticia que cual bala pérdida busca la cien inocente de un niño, asesinó por un
instante mi existencia levitante, y resucité amnésico pisando el suelo polvoriento de la
realidad.

El tiempo de ondulante y unidireccional existencia, camina y nunca para a


descansar, no envejece, ni necesita comer para vivir, solo existe presenciando el ir y
venir de las gentes, de los importantes y de los insignificantes para la memoria de los
que vienen y luego se irán. Y el correr del tiempo se acompaña de cambios en la vida
personal, del modo de pensar y actuar, gracias a las nuevas experiencias, y se traduce
en eso que llaman “madurar”.

Es indudable que los años te apaciguan los impulsos, te sociabilizan, te vuelven


más sensato, las experiencias son como barbitúricos para almas ansiosas de ser
piratas aventureros con el mundo como hogar y como amigo al sabio mar, y te
conformas con ser un estudiante con una barrio, una casa, un perro de mascota, tal
vez un familia y algún amigo sincero, es decir un futuro hombre de respetable vida, “un
ejemplo a seguir”.

Tarde o temprano nos iremos, a lo mejor a algún cielo de algún Dios de alguna
religión, o tal vez solo dormiremos eternamente en el centro del oscuro universo de la
nada; lo importante en este pequeño y pasajero viaje creado por la actividad cerebral
humana llamada vida, es tratar de ser felices, y esa es la finalidad que busca todo
hombre; y se crean muchos caminos para alcanzarla; desde religiosos dadivosos
sonrientes en el fondo infelices que sacrifican su vida terrenal por que creen que serán
recompensados por su Dios, otros que predican humildad sentados en un trono de oro
con una corona de oro y un cetro de oro, capitalistas que buscan ser felices
multiplicando sus cuenta bancaria; hasta madres que encuentran la felicidad en la
prosperidad de sus hijos; así pues yo escogí el camino de ser médico para se feliz.

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* Alumno Vc EAPMH - FMH
Ps. Medica 2009 – I

1
Es así que comencé a dar los primeros pasos del camino elegido cuando ingresé
a la escuela de medicina. Él primer día de clase el anciano sol del verano agonizante
despertaba sentado entre nimbos y lanzaba rayos enclenques que se desviaban por
vientecillos juguetones del mocito otoño. Gentes de rostros desconocidos caminan por
las mismas veredas sus caminos tan diversos, y allí voy en el centro del m ío aunque
con un pie fuera del sendero de cemento, empujado por gentes con la mirada altiva,
irrespetuosa y estresada que van por el centro del camino físico pero que están tan
perdidos del camino más importante.

Los cambios conductuales (actividad externa) son la expresión de los cambios a


nivel de los procesos psíquicos(actividad interna) como consecuencia de las
experiencias vividas, nada en este mundo es estático, la materia del universo de la
que también formamos parte sufre permutas en cada unidad temporal (que por cierto
existe pero el hombre ha creado una abstracción no una replica de lo que es el tiempo
en el mundo real), cada persona evoluciona a su ritmo y a su manera, de acuerdo a
los tipos de estímulos externos del medio en que se desarrolla, es decir el cerebro
evoluciona en una dirección u otra según lo “empuje” la experiencia.

Esta transformación acumulativa psíquica en todos los niveles (cognitivos,


afectivos, motivacionales) va acompañada de transformaciones a nivel molecular y
biológico, con incremento de la interconectividad sináptica, producción y liberación de
neurotransmisores, modificaciones en la citoarquitectura neuronal. Estos cambios se
producen en regiones especifica de acuerdo al estimulo y al tipo de proceso psíquico,
pues existe especificidad funcional en la corteza, sin embargo ningún proceso psíquico
surge en una zona aislada del cerebro, entonces la plasticidad cerebral se da al
mismo tiempo en distintas zonas cerebrales.

Feldman, R. en su libro ” Psicología con Aplicación de Habla Hispana”; ejemplifica


magistralmente la plasticidad cerebral, cuenta de Jacob Stark de 2 meses de edad,
que debido a ataques epilépticos incontrolables los cirujanos le extirparon el 20% de
su cerebro, los médicos le dijeron a la madre que Jacob nunca aprendería siquiera a
sentarse, ni alimentarse solo, pero después de la operación, las partes restantes del
cerebro sustituyeron a la parte defectuosa que estaba produciendo los ataques, pues
el cerebro tiene la capacidad de cambiar funciones a distintas ubicaciones después de
la lesión a una área especifica. Claro que esta plasticidad extrema se dio gracias a que
Jacob se encontraba aun en la primera infancia y la maleabilidad de su cerebro era
mayor; sin embargo, la plasticidad cerebral se da en todas las etapas de la vida
humana aunque a distintas intensidades.

al comenzar la carrera medica, mi cerebro de una plasticidad parsimoniosa sobre


todo en el ámbito académico, pisó el acelerador, espero ser un buen conductor y no
infringir con las reglas del tránsito psíquico en mi recorrido, claro que previamente el
tanque de gasolina estaba lleno por la preparación preuniversitaria y la escuela, pero
la universidad “es otra cosa”.

El aprendizaje como proceso cognitiva también promueve los cambios cerebrales


antes comentados. Parte del aprendizaje consiste a aprender a desaprender aquello
que mal hemos aprendido, suprimir los malos hábitos adquiridos por el ambiente
social. Es cierto que el hombre es un animal social, no vivimos más que por los otros y
para los otros, pero tenemos ciertamente que discriminar lo bueno de lo malo, lo útil y
lo inútil y algunos aprendizajes pasados son inútiles para la vida presente y hay que
desecharlos.

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Una de los malos hábitos que no he conseguido eliminar completamente es la
impuntualidad, mi representación temporal y espacial al parecer tiene pocas
conexiones y mis neuronas en este sector están famélicas y aburridas por el desuso,
claro que esto se debe a la falta de estimulo; jamás tuve antes de la universidad la
necesidad de ser puntual y estar en un lugar y a una hora determinada, y si se
presentaba la ocasión el llegar tarde no acarreaba castigo significativo; entonces el
condicionamiento operante postulado por Skinner no funcionaba. El castigo positivo
entró en marcha los primeros días de clase en la universidad, el llegar tarde
(conducta) precedía a una consecuencia desagradable, no ingresaba al aula. A partir
de entonces esta conducta ha ido disminuyendo, es decir he ido desaprendiendo lo
aprendido, y este nuevo aprendizaje se ira materializando en la citoarquitectura de mi
cerebro.

También existen malos hábitos en lo que concierne al estudio de las materias en


la carrera universitaria, el memorismo y la falta de interpretación y análisis de lo que se
lee igualmente debe ser desechada, el desarrollo del memorismo de “palabras sin
rostro” se debe en gran parte a las exigencias para el ingreso universitario, el examen
de admisión más que medir la capacidad analítica del postulante reta su capacidad de
memorizar una infinidad de datos; el postulante es un “robot” que evoca palabras sin
sentido para marcar una clave. Como parte de esta realidad también tengo esa
falencia pero estoy en progreso de eliminar esta conducta, lo correcto seria memorizar
lo que se obtenga después de un análisis de una determinada lectura, o memorizar
una palabra con un significado adjunto. La síntesis también es de suma importancia
debido a la vasta información propia de la carrera médica.

Es cierto que todos los humanos tenemos un patrón genético cerebral general
similar, pero hay individualidades genéticas que intervienen en nuestra conducta, es
decir en cuanto hacemos y somos, pero los genes son como semillas esparcidas
sobre el pavimento: incapaces de dar fruto alguno, necesitan de los factores
ambientales para germinar, es decir lo genes pueden inclinar la balanza hacia una
determinada conducta, pero es el ambiente el que determina la conducta avasallando
a nuestros impulsos de origen genético, es eso lo que nos diferencia de otros
animales, es decir el hombre crea una cultura para dominar sus impulsos. Es menester
de todo ser humano dominar y modificar su genética y sus impulsos, es decir aprender
a convivir con otros y con sus reglas; pero en el médico esto cobra una importancia
superlativa, el conocerse y el conocer a los otros es una necesidad primordial para la
praxis médica.

Los estudiantes de medicina tenemos la necesidad y la obligación de una


inteligencia emocional desarrollada en sus distintos componentes: autoconciencia,
autorregulación, motivación, empatía y habilidades sociales. Las destrezas técnicas
son importantes pero lo es mucho más para un desempeño eficaz, en todo contexto,
situación y tiempo la inteligencia emocional. De nada sirve tener los conocimientos
para determina actividad si no vamos a poder aplicarlos de manera correcta cuando se
necesite.

Los estados emocionales en la práctica médica son de suma importancia tanto


para el usuario del servicio de salud como para el medico, esta comprobado que hay
vinculación entre patología y estado de animo. Además no saber evaluar lo estados
afectivos/motivacionales puede llevar acometer errores en el diagnostico, debido a que
estos procesos psicológicos influyen en el aspecto fisiológico de la persona: presión
arterial, pulso, frecuencia respiratoria etc.

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Debemos desterrar el concepto de que el tratamiento de determinada patología es
dar una receta, con nombres impronunciables y letras ilegibles de fármacos; los
médicos tratan con personas, no con maquinas que necesitan repuestos, hay que
evaluar a la persona como un todo, como un ser social.

Entonces el cerebro es el centro de lo que somos. Lo que somos se da por que la


evolución ha organizado la bioquímica desde agregados moleculares hasta complejos
organismos cerebrados y a creados en estos la facultad de un “yo” hablante en su
interior. Pues es menester nuestro aprovechar la oportunidad que nos da la naturaleza
o Dios de existir; mejorando, aprendiendo, reconfigurando nuestro cerebro; siendo
curiosos.

Yo como estudiante y como persona trato de evolucionar y ser mejor en lo


cognitivo y en lo afectivo, desarrollar solo uno de estos aspectos seria un error; trato
de asimilar y de aprender día a día de todas las experiencias positivas y negativas que
enriquecen mi espíritu. La vida es una y el tiempo cruel juega en contra nuestra y a
veces hace trampa, cuando menos lo pensemos nuestra cubierta proteica estará
estropeada y nuestra voluntad mermada y solo nos quedará, ojala así sea, la certeza
de haber vivido aprovechando al máximo las oportunidades de fugaz felicidad que nos
regaló la vida.

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