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Por otro lado, existen ciertos filósofos, que adoptan posturas centradas en otras
cuestiones (siempre desde el tema de la clonación).
Para el filósofo argentino Santiago Kovadloff, el procedimiento es visto por el público
como modo de obtener un duplicado de repuesto que sustituya la propia persona envejecida por
el nuevo clon. Esto suscita un conflicto entre moral y ciencia, desde que se superan los (ya de
por si tenues) límites entre la intención de eliminar la enfermedad y prolongar la vida. En
realidad, se persigue el deseo oculto de lograr la creación de un ser genéticamente perfecto,
cuya constitución permita creer que la eternidad e inmortalidad son posibles. Existen así grupos
biotecnológicos enteros dedicados a la investigación y desarrollo de la clonación porque
consideran que es la única manera de alcanzar la vida eterna: de acuerdo a sus creencias, el alma
muere con el cuerpo. Con sólo imaginarse la posibilidad de clonarse a si mismo
indefinidamente, surge la pregunta: ¿Cuántas vidas habrá para cumplir un sueño? Un
interrogante que convierte la ciencia ficción en ficción-ciencia.
De acuerdo a Stelarc, la muerte se vuelve “una estrategia evolutiva superada”, lo que
implica un cambio en la definición de los límites médicos y jurídicos de lo que se considera vida
y muerte. Esta última, ha perdido el carácter sagrado y absoluto que la caracterizaba: ahora más
bien, se somete a la acción de la ciencia, que puede restaurarla. Fabián Muchut, nos hizo el
siguiente aporte: “Uno de los temas que se plantea con lo de la clonación humana en el s xx,
es principalmente, ¿que es la vida?, pregunta que no la han respondido las ciencias: la
biología no ha podido, la química tampoco, y de allí se deriva la temática a la filosofía,
porque la religión tampoco podría dar una respuesta, ya que tratan no de esta vida, y no
podrían ofrecer una respuesta que sirva a todos… Al redefinir la vida, hay que hacer lo
propio con la muerte. Un filósofo que yo leo mucho, Alain Badiou, dice que la muere afecta
al aparecer y no al ser. El ser no desaparece, no muere, lo que pasa con la muerte, es que
uno deja de aparecer en un mundo especifico, morir es el punto cero del aparecer”
Kovadloff también compara la idea del doble antagónico descripta por Stevenson en
“Dr. Jekyll y Mr. Hyde”, con la intención del hombre actual. Este quiere hallar no un doble
antagónico, sino un doble idéntico: una nueva versión del original, pero sin individualidad, si
bien, en esto entran en juego variados factores además de la genética. Dicha situación se
relaciona con lo que hace a la subjetividad: a pesar de que la personalidad de un individuo no
está determinada por su carga genética, ésta si tiene una pequeña influencia, y permite la
diversidad genotípica…
Ahora bien, el debate más controversial en este marco sostenido por la filosofía se
refiere a la duda existencial de ser o no ser planteada por la clonación. Los dos exponentes en
esta polémica, fueron Jürgen Habermas y Meter Slotredjik. “La filosofía debe tomar conciencia
del ingreso a la era de la antropotecnia”, declaró Sloterdijk, a lo que agregó que "la falla en la
democracia social deja ahora a la ingeniería genética como el único medio para que la
humanidad mejore su suerte".
Habermas, a la vez que lo tildaba de fascista, declara que es necesaria una intervención
estatal en los asuntos del genoma humano. Es en su libro "El futuro de la naturaleza humana" en
donde aborda todas estas cuestiones y plantea el cómo transformarán las personas la visión de
si mismas frente a la clonación. Por otra parte, cuestiona la legitimidad del derecho paterno para
actuar sobre alguna característica genética de sus futuros hijos, y finalmente se pregunta si un
adolescente podría exigirles explicaciones a sus padres por las características genéticas que
recibió para enfrentar la vida.
Más, para dar un veredicto final respecto al tema, es apropiado recordar a Sócrates, que
en su “Diálogo de la sabiduría”, sueña con un mundo pensado y organizado desde la ciencia, lo
que no le detiene de preguntarle a su interlocutor : “¿Tú crees que seríamos más felices?”
Y probablemente, éste sea el verdadero núcleo de la cuestión: ¿podemos clonar la
felicidad? ¿Podemos alcanzar el status de semi-dioses, y, al mismo tiempo, permanecer intactos
en esencia?
De acuerdo a Fabián Muchut, no es la solución a nuestros males: “al ser una técnica no
es un medio para lograr la salvación. A esta se llega por medio de un proyecto político
distinto al que tenemos. Hoy no hay un proyecto político que contemple la creación de un
superhombre por así decirlo…No obstante, hay cosas que si existen: el hombre, en teoría es
inmortal, porque tiene la posibilidad de prolongar la vida indefinidamente. Pero no es la
clonación la que va a salvar el mundo, ya que esta depende del proyecto político”
Para responder cualquiera de los anteriormente planteados interrogantes, es de vital
importancia contestar primero si el progreso científico puede justificar todas las acciones
científicas. De eso se ocupará la Bioética.
La mirada de la bioética
La bioética es una rama de la ética surgida muy recientemente que ha estado trabajando
en el área de la genética desde poco después del descubrimiento del ADN. Si bien cuenta con
sus propias teorías, principios y paradigmas, parte desde amplias perspectivas éticas hacia
normas, reglas y políticas concretas acerca de lo que se puede o no hacer en la ciencia y en la
medicina.
Así, hacen un diferencia entre procedimientos con células somáticas (referidas a
tratamientos relativos a enfermedades genéticas mediante la introducción de genes normales que
en la persona se hallan defectuosos) e intervenciones genéticas celulares de línea germinal, que
involucra cambios en un óvulo o esperma, a través de las cuales provoca alteraciones genéticas
que se traspasarán a futuras generaciones.
La clonación se halla incluida en esta última clasificación, que se caracteriza por tener
una eficacia limitada (se necesitan cientos de intentos antes de logara el éxito desde que son
difíciles de transmitir). De acuerdo a la bioética, se debe ajustar a los siguientes estatutos que
limitan su acción:
1) La intervención genética se puede utilizar sólo para el tratamiento de enfermedades
genéticas serias.
2) El defecto genético debe identificarse claramente.
3) Estudios animales extensivos deben preceder cualquier intervención humana para
evitar quejas concernientes a la seguridad y la eficacia.
4) Todas las intervenciones terapéuticas deben ser precedidas de elaborados
procedimientos con consentimiento informado.
5) Las formas y estrategias del consentimiento deben ser aprobadas por un comité ético
institucional.
6) La intervención propuesta debe contar con una tasa de éxito razonable.
7) La intervención de línea germinal debe mantener la promesa de una utilidad
sustancial. El creador de Dolly, el Dr. Ian Wilmut, se opone a la clonación humana, ya que a su
parecer, no tiene ninguna aplicación útil que la fundamente.
8) Éticamente, no se permite ninguna intervención que altere las características
humanas fundamentales; por ejemplo: libertad, inteligencia y capacidad racional.
9) Tampoco se hallan permitidas intervenciones que puedan afectar la diversidad
genética. Este estatuto se ve en riesgo con la utilización extensiva de técnicas de clonación.
También existen aquellos que consideran que el núcleo del dilema radica en nuestra
elección moral: si el hombre-sujeto puede usar su libertad hasta los linderos de lo éticamente
permisible, o si, siguiendo a Sartre, la persona es mera libertad incondicionada, y se halla, por lo
tanto, en posesión de un radical derecho a efectuar la clonación.
Por último, hay que tener en cuenta (respecto a la clonación terapéutica), lo que se
refiere al embrión utilizado. Si bien para algunos no es más que un conjunto de células, que
pueden ser utilizadas para la investigación científica siempre y cuando sea antes de los catorce
días (cuando se inicia la formación del sistema nervioso); para otros, se trata de una persona
(aún jurídicamente hablando), por lo que también se encuentra protegida y toda
experimentación con ella queda fuera de discusión. Esta posición esgrime los siguientes
argumentos:
a) El embrión humano posee un cuerpo organizado por un alma espiritual cuyo
posterior desarrollo obedece a la programación genética presente desde el inicio mismo de su
existencia humana.
b) La Convención sobre los Derechos del Niño dispone que desde el momento
de la concepción se está en presencia de un niño.
Después de definir el estado del embrión, hay que debatir acerca de si las consecuencias
positivas justifican las negativas. Desde una perspectiva personalista, es éticamente correcto
antes la evitación de un mal a una persona, que la búsqueda de un bien. Así considerado, la gran
pérdida de vidas embrionarias es un notorio precio a pagar para la obtención de nuevos
tratamientos.
En tanto, si se toma en cuanta la clonación reproductiva, es preciso reflexionar acerca
de si la llegada a la vida como un clon representa un bien para el clon, y si el embrión (bajo la
concepción de una persona con derechos) es respetado durante el proceso.
Para analizar posibles efectos en la vida del clon de su condición como tal, recurriremos
a la psicología.
Así como se presentan los dilemas religiosos, políticos etc., podemos decir que la
psicología también se hizo presente generando ciertos interrogantes como, ¿Se debe clonar o no
un ser humano?, ¿Es positivo o negativo hacerlo?, ¿qué sentirá el ser clonado? Entre otras.
Los psicólogos sostienen que el ser clonado puede tener daños psicológicos graves, tales
como la posible pérdida del sentido de individualidad o de identidad única. Este argumento, sin
embargo, parece presuponer que la identidad o individualidad humana viene determinada por la
singularidad de nuestro genoma. De acuerdo con esta teoría, la dotación genética de un
individuo determina completamente lo que este individuo será. El hecho de que una
característica particular vaya a estar presente en un individuo depende no sólo de sus genes, sino
también de factores biológicos y ambientales, tal como se sostuvo en capítulos anteriores.
Otros autores han argumentado que estos daños psicológicos resultan de la violación del
“el derecho a la ignorancia”, o lo que Joel Feinberg denomina “el derecho a un futuro abierto”
Hans Jonas sostiene que en la clonación de seres humanos los individuos originados por
clonación saben, o al menos creen saber, demasiado acerca de si mismos. Esto es así porque
existe ya otra persona en el mundo que partiendo del mismo punto genético ha hecho elecciones
en su vida que están todavía en el futuro de la persona clonada. Esta persona puede sentir que su
vida ya ha sido vivida, que su destino ha sido ya determinado.
De manera similar, Joel Feinberg ha defendido que un niño tiene derecho a un futuro
abierto. Esto requiere que quienes lo crían no deben cerrar las posibilidades que de otra manera
podría tener de construir su propia vida. Así, crear un clon podría violar este derecho porque la
persona creerá que su futuro ya ha sido fijado por las elecciones de la persona de la que el
individuo es un clon.
Como en el caso de los argumentos acerca de la falta de individualidad, estas llamadas
al derecho a la ignorancia o a un futuro abierto se basan en la presuposición cuestionable de que
la dotación genética que uno tiene determina completamente la trayectoria de su vida. Pero,
como hemos dicho antes, esta presuposición es falsa porque ignora que los genotipos tienen un
rango de expresiones fenotípicas, pasa por alto la importancia del ambiente y se olvida de la
importancia que las elecciones personales tienen en la creación de una vida única. De esta
forma, si la creencia en esta clase de determinismo genético se rechaza, entones no existen más
razones para sostener que los derechos a la ignorancia y a un futuro abierto del clon han sido
violados, que las que tenemos para decir que tales derechos serían violados por un hermano o
hermana mayor. Después de todo, los hermanos y hermanas comparten el cincuenta por ciento
de sus genes. Y puede ser el caso de que las elecciones de una hermana mayor influencien la
clase de elecciones que la hermana pequeña haga. Si la primera encuentra que su elección
profesional le ha permitido tener una vida llena de significado, la pequeña puede decidir seguir
sus pasos; si, por el contrario, la hermana mayor encuentra que su vida es terriblemente pobre
debido a sus decisiones, la hermana menor puede elegir de manera distinta. En cualquier caso,
normalmente no creemos que los padres que tienen varios hijos estén violando el derecho a un
futuro abierto o a la ignorancia de sus hijos menores.
En conclusión, es tema a analizar el cómo será inserto en la sociedad, como será visto,
así como también que sentirá el propio clon, y si podrá este verse como un ser normal con los
mismos derechos y obligaciones que los demás humanos. Estas afirmaciones y tantas otras son
una incógnita, debido que hasta el día que se clone un ser no se podrá observar su
comportamiento.
En cuanto a la percepción pública del tema, ante la mera mención del mismo, en la
mayoría de las personas de la población adulta- anciana, se suele presentar una reacción moral
negativa, siendo la pregunta ¿Porque alguien desearía hacer algo así? la más repetitiva.
Asimismo, sostienen una creencia de acuerdo a la cual, la procreación sexual no debería ser
reemplazada por alguna tecnología de laboratorio.
Aún así, muchas de las mismas personas, después de obtener información, suelen
cambiar de parecer, ante el aprecio de las significativas consecuencias que podría traer
aparejado el procedimiento (especialmente en los pacientes de enfermedades genéticas).
Después de realizar encuestas a un público adolescente, cuyas edades oscilaban entre 17
y 18 años, llegamos a la conclusión de que en general, si bien muchos en algún momento han
oído nombrar el tema, nadie tiene conocimientos profundos. Esto se ve reflejado en los
siguientes gráficos, que responden a diferentes preguntas:
¿Cuánto conoces sobre “clonación”?
poco
nada
m ucho
si
no
si
no
¿Apoyarías la implementación de ésta técnica como procedimiento de rutina en la
medicina actual?
si
no
no responde
Asimismo, más allá del nivel de conocimientos que se posea, la mayoría parece tener
una postura ya tomada frente al tema:
si
no
no sé
si
no
no sé
Muchas de esas reacciones negativas iniciales tienen que ver con sus creencias
religiosas, que es lo próximo a tratar:
Clonación y religión:
La mayoría de las investigaciones científicas traen consigo criticas y/u opiniones a nivel
social e incluso institucional, exclusivamente cuando el descubrimiento esta relacionado al ser
humano, a su dignidad e integridad.
La reacción negativa inicial de la mayoría de las personas en cuanto a la clonación
humana tiene una gran importancia. La disciplina filosófica de 2.500 años de antigüedad
llamada Ética, y la aún más nueva denominada Bioética, toman en cuenta las respuestas
emocionales de los seres humanos desarrollados normalmente cuando tratan de formular
respuestas a preguntas éticas difíciles. Instintivamente, la mayoría se forma la impresión que la
procreación que resulta de una expresión de amor y dentro del contexto de una familia
constituye algo favorable que debería protegerse. Los individuos, en gran parte, creen que la
procreación sexual no debería ser reemplazada por alguna tecnología de laboratorio. Todas las
culturas cuentan con un estándar ético como el Cuarto mandamiento (Honrar Padre y Madre) o
el Sexto (No Cometer Adulterio) que le dan expresión a este sentido ético básico y que
entorpecen la emulación de lo que hoy llamamos valores familiares.
Históricamente, la iglesia (principalmente católica, por el poder que tiene a nivel
mundial) ha intervenido en la ciencia, su papel fue fundamental en todo país y época. Desde el
punto de vista religioso acerca de la clonación, podemos decir que el rol que la iglesia tiene es
muy preponderante, ya que se presenta el avance científico (que podría o no ser satisfactorio y
salvar vidas) frente al eticismo de diferente índole.
En esta parte de la monografía hay quienes pueden disentir en las opiniones, pero esto
no es el objetivo, sino que queremos presentar los distintos puntos de vista que presentan las
diversas religiones frente a la clonación.
• Iglesia Ortodoxa:
Esta institución presenta una postura muy frontal con lo que respecta a la clonación de
seres humanos, ya que afirman que es un crimen hacia la humanidad y de tipo Nazi. Asimismo
sostienen que representa a la destrucción de un embrión lo que traducido seria un homicidio,
comparándolo a un aborto.
Según los ortodoxos el embrión desde su concepción esta revestido de dignidad humana
y bendecido con el don de la vida.
En conclusión esta religión se muestra total y completamente en contra de clonar seres
humanos (ya sea con fines terapéuticos como reproductivos)
• Comunidad Islámica:
Afirmaron condenar de modo neto y absoluto cualquier intento de modificar o imitar a
la creación; considerando a los que lleven a cabo el proyecto como aprendices de brujos que no
se sabe donde irán a parar.
• Religión Judia:
El rabino de Roma Ricardo Di Segni declaró “seguir con gran atención todos los
avances relativos a las técnicas de procreación y posible aplicación en el campo humano”. No
obstante afirmó que “se abren escenarios angustiosos difíciles de controlar por lo que es
necesario extrema cautela”. Los eticisas judíos buscan respuestas en las Sagradas Escrituras
como en el Talmud, por tal motivo el rabino Moses Tendler presentó su postura utilizando la
metáfora talmúdica de la abeja que ofrece miel y su aguijón, luego diciendo “¿Estamos en el
punto del árbol del conocimiento donde se renunciaría a la miel para evitar el aguijón? Por tal
motivo presentan una postura ambivalente ya que hay quienes están en contra de la clonación y
quienes se hallan a favor de este procedimiento.
• Iglesias Protestantes- Evangélicas:
Estos consideran que Dios siempre tendrá la patente ya que lo creado en su totalidad es
incomparable y jamás se podrá dar vida a algo tan perfecto como es la naturaleza de Dios, ya
que según ellos el Creador no se valió de nada preexistente sino que todo fue diseñado por él.
Asimismo consideran que una cosa es clonar ovejas pero es muy diferente hacerlo con
seres humanos ya que afirman que cada individuo tiene derecho a su patrimonio genético único
e irrepetible, si bien las técnicas genéticas ayudarían a curar enfermedades que esclavizaban al
hombre, se genera una gran contraposición en el hecho de clonar seres humano
Por otro lado el protestantismo presenta dos posturas antagónicas, por un lado explican
que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios por lo tanto tiene la capacidad creativa
de su Creador, y puede ejercer dominio sobre lo ya creado. Pero por otro lado expresan que el
hombre es el administrador de lo creado y que su rol es “cuidar” la creación, de tal modo que si
uno crea vidas clonadas estaría poniéndose en el lugar de Dios, lo que significaría una ofensa.
• Iglesia Católica:
Según la posición de la Iglesia Católica y de no pocos sectores de la comunidad
internacional, desde el momento de la fecundación un embrión es una persona y, como tal,
merece ser preservado y no puede ser objeto de manipulaciones científicas.
Asimismo consideran éticamente inaceptable manipular embriones ya que se presentan
riesgos en las generaciones futuras, en caso de que se de la clonación humana, no tienen
pensado ningún tipo de actuación pero si establecen que se debe tener privacidad y que quien
fuera clonado no debe ser excluido de la sociedad por su condición.
El obispo Sgreccia declaró que resulta incorrecto alterar una especie animal, y en el
caso de que un ser humano sea clonado representaría una violación a la integridad del
matrimonio.
Según los católicos cualquier tecnología que interfiera en la procreación sexual dentro
del matrimonio o que hagan factible la destrucción de embriones humano es rechazable desde el
punto de vista religioso y ético-moral.
A continuación se mostrará un breve resumen del boletín oficial del año 1987 acerca de
la enseñanza de esta religión hacia la clonación humana: (texto perteneciente a Adolfo J.
Castañeda)
Haciendo alusión al tema nos centraremos en las opiniones expuestas por lideres
católicos en Argentina, de este modo la prestigiosa Agencia Católica Argentina AICA, recogió
los testimonios de diversas autoridades eclesiásticas argentinas.
El obispo auxiliar de Córdoba y presidente de la Comisión Episcopal de Fe y Cultura,
Mons. José Rovai, expresó que "el embrión es ya evidentemente un ser humano, y no se puede
estar experimentando con él y desechándolo. Es algo grave porque se está manipulando con un
ser humano concreto. Cuando se hacen estos experimentos se tocan cosas muy sagradas y se
impide que algunos seres humanos puedan llegar a desarrollar su personalidad y su vida".
El titular del organismo episcopal que habitualmente sigue de cerca las cuestiones
relacionadas con la bioética opinó que "esto puede llevar a situaciones que ni siquiera podemos
prever, y también es una cosa gravísima que se pueda usar para la producción en serie, porque
hay un modo natural de cómo los seres humanos vienen al mundo y en este campo hay que
respetar siempre el orden de la Creación. Incluso el gran peligro de crear una humanidad, a lo
mejor intentando hacerla selectiva, tiene fondo e historia de gente que en otras épocas ha
querido hacer lo mismo. A mí me parece gravísimo porque se puede tocar la estructura misma
de las personas. No lo justifican los fines terapéuticos ni la intención de crear en serie una
determinada forma de humanidad, que sería todavía peor".
Más allá de todos los posibles motivos dogmáticos en los que se base la posición de la
Iglesia, hay quienes sospechan que puedan existir otros intereses detrás de todo: Fabián Muchut:
“Es evidente que la Iglesia tiene cierta influencia en la sociedad. La influencia es más
notoria en los ámbitos de decisión, por ejemplo en el Estado, especialmente en la educación.
A simple vista parece que la iglesia se opone por motivos de dogmas religiosos, pero yo
sospecharía que hay algo más…Hoy en día todo pasa por la economía, y la Iglesia no es
ajena a eso”
La oposición a la clonación desde los diferentes países puede verse desde hace décadas:
Alemania: La Ley Federal de 1990, sobre protección de embriones establece que la
creación de un embrión genéticamente idéntico a otro embrión, a un feto o a cualquier persona
viva o muerta constituye un delito.
Bulgaria: La Academia Búlgara de Ciencias, la Academia Nacional Búlgara y la
Academia Nacional de Agricultura organizaron una Conferencia sobre la Clonación Humana el
3 de abril de 1997. Allí se hizo notar que las investigaciones científicas debían proseguirse en
estricta conformidad con las experiencias adecuadas (biológicas, médicas, sociales,
psicológicas, jurídicas) reflejadas en las normas jurídicas más aplicadas.
Canadá: El proyecto de ley C-47, sobre las tecnologías y las operaciones comerciales
relativas a la reproducción humana, conocida también como Ley relativa a las Tecnologías de la
Reproducción Humana y la Genética- sostiene que: "nadie puede manipular a sabiendas un
óvulo, un cigoto o un embrión para obtener un cigoto o un embrión que tengan un patrimonio
genético idéntico al de un cigoto, un embrión, un feto o un ser humano-vivo o no-, ni implantar
un cigoto o un embrión así obtenido en el cuerpo de una mujer".
Chile: El 22 de abril de 1997 en una Declaración sobre la Clonacion Humana, la
Comisión de Etica, Cultura e Historia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile,
refiriéndose expresamente a la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos
Humanos de la UNESCO, manifestó su oposición, en las esferas de la biología y de la medicina,
a toda investigación relativa a la clonación humana, inclusive cuando su interés sea médico.
China: En mayo de 1997, la Academia China de Ciencias prohibió las investigaciones
sobre la clonación humana.
Dinamarca: En 1992 la Ley 503, prohíbe las investigaciones sobre la clonación
(producción de individuos genéticamente idénticos). La Ley 460 de 1997 sobre la asistencia
médica a la procreación completa esta posición cuando afirma que no puede iniciarse un
tratamiento en campos donde la investigación ya ha sido prohibida en virtud de la Ley de 1992.
Eslovaquia: La Ley de 1994 sobre asistencia sanitaria prohíbe implícitamente la
clonación de embriones.
España: La Ley 35/1988 relativa a la reproducción con asistencia médica estipula que la
creación de seres humanos idénticos por clonación o cualquier otra tecnología con fines de
selección racial, atenta gravemente contra los derechos humanos y es pasible de sanciones
penales.
Estados Unidos: El 24 de febrero de 1997, el Presidente Clinton pidió a la Comisión
Consultiva Nacional de Bioética [National Bioethics Advisory Commission] que examinara las
cuestiones jurídicas y éticas vinculadas con la utilización de la nueva técnica de la clonación. La
Comisión, en su Informe de junio de 1997, llegó a la conclusión de que "en la hora actual,
resulta moralmente inaceptable que alguien, en el sector público o en el sector privado, se trate
de investigaciones o de actividades clínicas, intente crear un niño utilizando la clonación por
transferencia del núcleo de una célula somática". El 9 de junio de 1997, el Presidente Clinton
propuso al Congreso una ley sobre la prohibición de la clonación. En enero de 1998, la
Sociedad Norteamericana de Medicina Aplicada a la Reproducción [American Society for
Reproductive Medicine] presentó un proyecto de ley que prohíbe durante cierto tiempo la
clonación de seres humanos vivos o muertos.
No obstante, permite la investigación pública con embriones humanos, imponiéndose
las siguientes reglas:
1) Los embriones han de proceder únicamente de fecundaciones in Vitro que se
quieran destruir. Nunca pueden tener más de 14 días.
2) Los proyectos de experimentos han de pasar por un lento y complicado
proceso de aprobación.
3) Se prohíbe todo tipo de incentivo económico para quienes donen los
embriones. Los donantes tampoco podrán ser el “beneficiario médico” de las células que se
extraigan de sus embriones, ni podrán elegir a los receptores.
Derechos involucrados: