Sie sind auf Seite 1von 97

LIBRO CUARTO

LA LEY POSITIVA CANÓNICA


MÉTODO EXPOSITIVO DE ESTE LIBRO IV.— no se sigue necesariamente que negara que ha-
Hemos hablado de la ley civil en particular y ya en el clero poder para dar leyes.
de su vigencia entre los cristianos. Resta tratar Sin embargo, SAN ANTONINO cita la EXTRAVA-
de la ley canónica. Acerca de ésta damos por GANTE de Juan XXII que comienza Dudum
supuesto todo lo que tiene de común con la ley ad audientiam y que no se halla en el cuerpo
civil y que se ha expuesto en el libro I I I ; a ese del derecho, en la cual se condena a PEDRO DE
libro remitiremos siempre que ocurra tratar de CORBARA y a otros por los dichos errores, a
ello, y únicamente explicaremos lo que es pecu- los cuales añadían que todo el poder que tienen
liar de la ley canónica y en lo que se distingue los prelados, mayor que los otros, procede del
de la ley civil. emperador y que no tienen ningún poder recibi-
Pero como todo el contenido de esta ley y do de Cristo, lo cual es negar el poder legisla-
su conocimiento dependen ante todo del poder tivo eclesiástico. Ahora bien, MARSILIO DE PA-
de que ella dimana, primero hablaremos de e§e DUA fue contemporáneo de ellos y fautor de
poder, tanto en sí mismo como en comparación ese Pedro, que fue antipapa, y así sin duda él
con el poder civil, y después trataremos del ejer- fue el principal autor de ese error.
cicio de ese poder, o sea, de la ley misma y de Le siguieron los WALDENSES, llamados tam-
sus propiedades peculiares. bién los Pobres de Lyón, a los cuales menciona
SAN ANTONINO, por más que no cita este error,
aunque sí lo cita PRATÉOLO siguiendo a ENEAS
SILVIO.
CAPITULO PRIMERO Lo mismo profesaron W I C L E F y JUAN HTJ?,
como consta por el concilio de Constanza, en
el que se citan sus errores, y después LUTERO,
¿ H A Y EN LA IGLESIA PODER ESPIRITUAL PARA a quien siguieron MELANCTON, CALVINO, JUAN
DAR LEYES CANÓNICAS? DE WESTFALIA y otros, de los cuales hablan
PRATÉOLO y BELARMINO.
1. OPINIÓN NEGATIVA: ERROR DE AERIO.
Existió un antiguo error que negó que los pas- 2. ARGUMENTOS DE ESTE ERROR.—Los ar-
tores de la Iglesia tuviesen este poder, error gumentos de este error están tomados en parte
que, tal como lo traen SAN EPIFANIO y SAN de los textos de la ESCRITURA que dijimos en
AGUSTÍN, puede atribuirse a AERIO en cuanto el cap. I del libro 3.° para probar que los hom-
que dijo que no se deben observar los ayunos bres, sobre todo los cristianos, no deben some-
de la Iglesia para que no parezca que estamos terse a otros hombres, ya que esos textos pue-
bajo ley, y que, según indica ALBERTO P I G H I , den también aplicarse a los superiores eclesiás-
suele también atribuirse a MARSILIO DE PADUA, ticos siendo como son hombres: a esos argu-
por más que ni ALVARO PELAYO ni PRATÉOLO mentos respondimos suficientemente en aquel
incluyen este entre los errores de MARSILIO. mismo pasaje.
Este quitó ciertamente la base de este poder al Además y sobre todo, los herejes acumular
negar el poder del Papa y del Vicario de Cristo; los textos que tratan de la libertad cristiana1
negó también que los obispos tengan un poder los que se refieren a la exención de los justos
mayor que el de los presbíteros; pero de ahí respecto de la ley los discutimos en el cap. XVI
Lib. IV. La ley positiva canónica 362
del libro 1.°, y los que se refieren a la libertad remos después más detenidamente. Se prueba
de la ley de gracia los examinaremos después también por las palabras que dijo en general a
al tratar de ésta. los apóstoles: Quien a vosotros oye a mí me
Así que, prescindiendo de esos textos, pode- oye, y quien a vosotros desprecia a mí me des-
mos argumentar en favor de este error -de la precia.
siguiente manera: En primer lugar, en la Ley Que estas palabras se deben entender no sólo
Vieja no se permitía añadir preceptos humanos de la doctrina sino también de los preceptos,
a los divinos, porque el Señor había sido el ver- además de los intérpretes de ese pasaje lo ex-
dadero legislador de aquel pueblo, como se dice plicaron muy bien SAN CIPRIANO y SAN BA-
en ISAÍAS; luego tampoco se permite eso en la SILIO, y se deduce de las otras palabras del
Ley Nueva. La consecuencia se supone, porque mismo CRISTO: Como el Padre, que vive, me ha
la dignidad y libertad del estado presente son enviado, así yo os envío; ahora bien, Cristo fue
mayores que las del antiguo. enviado no sólo como maestro sino también
Prueba del antecedente: En el DEUTERONO- como legislador y gobernante, conforme a aque-
MIO Dios lo mismo prohibe añadir algo a la ley llo del SALMO: Haré de las gentes tu heredad,
que quitar algo de ella. Por eso en ISAÍAS Dios los regirás con cetro de hierro. Esto lo veremos
se queja de los judíos porque le honraban se- más despacio en el libro 10.° Luego también
gún mandatos humanos. Y en el LIBRO 4.° DE envió a sus apóstoles con una participación su-
LOS REYES reprende a Manases porque sin su ficiente de ese poder, porque el reino y el go-
mandato había puesto nuevas aras en el templo bierno de Cristo en la Iglesia militante no ha-
de Dios. Igualmente reprende a Acaz porque bía de terminarse con su vida mortal ni con
puso otro altar en el templo. su presencia visible y corporal en la tierra sino
En segundo lugar, Cristo quitó a su Iglesia que había de durar perpetuamente, conforme a
el yugo de la Ley Vieja: al menos acerca de esta aquello: El Señor le dará el trono de su padre
libertad de la ley de gracia no hay discusión David y reinará eternamente; luego era necesa-
entre los católicos y nuevos herejes; luego con rio que dejara en la tierra un poder que hiciese
más razón quitó el yugo de las leyes eclesiásti- sus veces para que este gobierno espiritual du-
cas; luego no dio poder para darlas. rase perpetuamente.
Prueba de la primera consecuencia: La carga
de tantas leyes canónicas no es menos contraria
4. En segundo lugar y principalmente, esto
a la libertad cristiana ni hace menos pesado el
se prueba por la práctica de este poder. El pri-
yugo de Cristo —el cual El dijo que era sua-
mer acto de este poder que se lee en la ESCRI-
ve— que lo hacía la carga de la Ley Vieja. Por
TURA parece que fue el decreto de los apóstoles:
eso dice SAN AGUSTÍN que Cristo quiso que su Ha parecido al Espíritu Santo y a nosotros no
religión fuese Ubre, con el menor número de poneros ninguna carga más que estas necesarias:
sacramentos, y añade que esta libertad la ago- que os abstengáis, etc. Este decreto contiene dos
bian las observancias humanas, y lo demás, que preceptos humanos canónicos: uno que impone
puede verse en aquel pasaje. esa carga como necesaria —dos palabras que
En tercer lugar, este poder dirige a los hom- indican claramente una prohibición bajo precep-
bres al fin natural o al sobrenatural: para el to—, y el otro, declarativo o constitutivo, de
primero no es necesario porque basta el poder que en adelante ningún rito ceremonial de la
político, y para el segundo es imposible, porque ley de Moisés se observe como carga obligato-
sobrepasa la capacidad humana, pues nadie fue- ria. Y al final del capítulo se dice de San Pa-
ra de Dios puede mover al hombre al fin so- blo: Pasaba mandando guardar los preceptos de
brenatural; luego tampoco puede dar leyes que los apóstoles y presbíteros.
conduzcan a ese fin, ya que el dar leyes orde-
nadas a un fin es competencia del mismo a Luego aquellos fueron verdaderos preceptos
quien compete mover eficazmente a ese fin. humanos. De ellos hablaremos más al tratar del
cese de la Ley Vieja: entonces se verá claro que
3. PRIMERA TESIS. — Pero hay que decir aquello antiguo no obligaba entonces en fuerza
—en primer lugar— que existe en la Iglesia un de la Ley Vieja; por otra parte consta que no
poder peculiar para regirla y gobernarla. obligaba por una prohibición propia de Cristo;
Esta tesis es de fe, y se prueba principalmen- luego hubo un mandato de los apóstoles para
te por las palabras que CRISTO dijo a San Pe- aquel tiempo.
dro: A ti te doy las llaves, y cuanto atares, etc., Además SAN PABLO en sus cartas muchas
y Apacienta mis ovejas, palabras que examina- veces menciona ese poder, el cual dice que el
Cap. I. ¿Hay en la Iglesia poder para dar leyes canónicas? 363
Señor le dio a él para edificación, no para des- biendo sido fundada por Dios, ha sido estable-
trucción, y pregunta: ¿Queréis que vaya a vos- cida de una manera perfecta y ordenada, con-
otros con vara? La vara significa el poder de forme a aquello de SAN PABLO: Las cosas que
gobierno, el cual, en cuanto directivo, se llama proceden de Dios están ordenadas; ahora bien,
vara de dirección, y en cuanto coactivo, vara de no estaría bien establecida si no tuviese un
hierro, según SAN AGUSTÍN, que interpreta am- poder a propósito para regirse y gobernarse,
bos pasajes. En el primero dice: Vara de di- como consta —y con más razón— por lo que
rección es la que dirige a los hombres, y des- dijimos antes en un caso semejante acerca de
pués: Acércate a esa vara, sea Cristo tu rey, la comunidad política, porque sería un cuerpo
diríjate esa misma vara para que no te destroce, sin cabeza y una multitud sin orden, la cual no
porque es una vara inflexible. En el segundo podría menos de ser una confusión.
pasaje había interpretado que la vara de hierro A este propósito dijo el Papa SAN LEÓN: En
es la justicia inflexible, y por eso en el primero la casa de Dios nada debe estar desordenado,
añade: A los unos los rige, a los otros los que- según la cita del cap. Miramur; luego en la Igle-
branta, rige a los espirituales, quebranta a los sia existe un principado espiritual al cual le
carnales. compete el gobierno de la Iglesia en lo espiri-
Tal era, pues, la vara de Pablo participada de tual; luego este principado tiene también poder
Cristo, y por eso enseguida, en el capítulo 5.°, para mandar.
haciendo uso de la vara de hierro dice: Ya he Prueba de esta última consecuencia: Es in-
juzgado, como si estuviera presente, a quien ha concebible un principado y un poder de gobier-
obrado así, entregar a ese tal a Satanás, como no sin poder para mandar, pues un gobierno
pondera SAN AGUSTÍN; y de la vara de dirección sería inútil si no hubiese obligación de obede-
dice el mismo SAN PABLO hablando de los obis- cerle.
pos: A los cuales el Espíritu Santo puso para Pero como la ley añade algo sobre el pre-
regir la Iglesia de Dios; y a los subditos cristia- cepto, para demostrar esto también acerca de
nos les dice: Obedeced a vuestros superiores y la ley, vamos a añadir una segunda tesis.
estadles sujetos.
Finalmente a Timoteo le dice así: Contra un 6. SEGUNDA TESIS.—Digo, pues —en segun-
presbítero no admitas acusación sino con testi- do lugar—, que este poder es legislativo en el
monio de dos o tres testigos. En estas palabras sentido verdadero y propio de la palabra.
supone que en la Iglesia hay juicio y tribunal Esta tesis es tan cierta como la anterior, pues
propio, de lo cual puede deducirse fácilmente consta por los mismos principios y se sigue de
el poder legislativo. Además esas palabras, en ella manifiestametne; porque ninguna otra cosa
cuanto que determinan la forma que se ha de requiere el poder legislativo más que poder di-
observar en el juicio de un presbítero, contienen rectivo y coactivo —ordinario y de suyo per-
una ley dada por SAN PABLO. Asimismo las pa- petuo— sobre una comunidad perfecta; ahora
labras de la misma carta: Es necesario que el bien, todo esto se da en el poder de que tra-
obispo sea marido de una sola mujer, contienen tamos, como constará fácilmente aplicando lo
otra ley apostólica sobre la irregularidad de la que decimos.
bigamia, según admiten todos. Además el gobierno perfecto de tal comuni-
dad debe hacerse por medio de leyes, según se
5. Esta verdad consta —en tercer lugar— demostró antes; ahora bien, en esto consiste un
por la tradición y costumbre de la Iglesia, que poder perfecto de gobierno.
demostraré enseguida por los concilios y Pontí- Asimismo, un poder que puede dar preceptos
fices. De los Padres pueden verse SAN CLEMEN- durables aun para el caso de que la persona que
TE ROMANO, SAN IGNACIO, SAN JERÓNIMO, O R Í - manda muera, es un poder legislativo, como
GENES, SAN CIPRIANO, SAN EPIFANIO, SAN LEÓN, consta por lo que dijimos en el libro 1.°; ahora
SAN CRISÓSTOMO, SAN AGUSTÍN y SAN BER- bien, tal es el poder de gobierno de la Iglesia.
NARDO. Prueba de la menor: Lo primero, porque es
La razón, finalmente, es manifiesta, y es que más noble que el poder civil y el poder civil
la Iglesia es una sola a manera de un solo cuer- tiene esto, según hemos dicho; lo segundo, por-
po místico de Cristo, como doy por supuesto que ese poder es tal que no muere aunque mue-
por las Escrituras y por el Símbolo; luego ha- ra la persona que lo tiene, y el precepto, si se
Lib. IV. La ley positiva canónica 364
da conforme a la eficacia del poder, imita a ese dominio, no consiste en una cualidad física sino
poder en la duración; finalmente, porque Cristo, en un derecho y poder moral. Luego este poder
cuyas veces hacen los administradores de este se dio en esta forma, y por tanto, cuando se
poder, vive siempre, y por tanto el poder no le llama espiritual y sobrenatural, no hay que
falla aunque el Vicario de Cristo muera, y por pensar en una entidad de orden angélico sino
la misma razón sus leyes perseveran siempre que esas propiedades o denominaciones las re-
mientras no sean revocadas. cibe del fin y de los medios sobre los cuales
Por último, una confirmación evidente de versa este poder.
esta tesis, lo mismo que de la anterior, es la Así entendida la tesis, es fácil probarla. En
práctica de él, pues los apóstoles, con el poder efecto, el fin de este poder es la felicidad eter-
que tenían para gobernar la Iglesia, según los na y por consiguiente también la santidad de
H E C H OS dieron leyes, como se ha explicado ya esta vida, las cuales son completamente espiri-
suficientemente, leyes que en parte fueron con- tuales y sobrenaturales; luego el poder mismo
firmadas y reforzadas con censuras en el ca- es espiritual y sobrenatural.
non 62 de los apóstoles, como pondera bien La mayor es del PAPA NICOLÁS en carta al
TORQUEMADA, el cual confirma esto con textos emperador Miguel, en la cual entre otras cosas
de Padres; a estos textos hay que añadir los del le dice que los emperadores necesitan de las
CONCILIO DE ORLEÁNS, SAN CRISÓSTOMO, el leyes eclesiásticas para la vida eterna. Está tam-
Papa SAN LEÓN y SAN AGUSTÍN. bién en el cap. Cura ad verum. Otros muchos
decretos contienen lo mismo, sobre todo los ca-
Otro ejemplo de esto es el precepto de que pítulos Dúo sunt e Imperator en que a este
no se ordene a los bigamos, el cual se cree que poder se le compara con el civil como al alma
lo dio SAN PABLO a Timoteo y a Tito, y lo trae con el cuerpo, como a lo celestial con lo terre-
INOCENCIO. Ahora bien, según dijimos en el
no, como a lo eterno con lo temporal. Y lo mis-
tratado de las Irregularidades, ese precepto no mo se encuentra en el cap. Solí toe.
es divino sino humano, y por eso admite dis-
pensa.
8. La cosa aparece también clara por la ra-
Finalmente SAN PABLO distingue entre los zón; porque el poder de Cristo Nuestro Señor
preceptos dados por Dios y los dados por el se ordena principalmente al fin espiritual y so-
mismo Pablo: ejemplos de éstos tenemos mu- brenatural por el cual vino al mundo, y por
chos en los cánones de los Apóstoles y en todos eso decía: Mi reino no es de este mundo; luego
los decretos que se encuentran en el Derecho también este poder, que es una participación de
Canónico y en todos los concilios, los cuales aquel, tiende a ese mismo fin y por eso se llama
huelga citar ahora. llave de los cielos o es una parte de ella.
El mismo argumento puede hacerse por par-
7. TERCERA TESIS.—Digo —en tercer lu- te de los medios, que son como el objeto y efec-
gar— que este poder es espiritual y sobrenatu- to de este poder, porque los medios son pro-
ral. Esta verdad es cierta con certeza de fe con porcionales al fin, y por tanto a un fin como el
tal que se entiendan bien sus términos. que se ha dicho se ordenan unos medios espi-
Porque hay que advertir que este poder no rituales y sobrenaturales; ahora bien, este po-
es un carácter o cualidad ni una entidad física der versa sobre tales medios, los cuales pueden
infundida en los hombres, pues no se da por me- reducirse a algunos capítulos, a saber, al verda-
dio de la consagración de la persona a quien se dero conocimiento sobrenatural de Dios, al ver-
confiere, ya que, aunque requiera o suponga el dadero culto, sobre todo el de los sacramentos
orden, no consiste en la ordenación misma ni se y el del sacrificio, y a otras cosas que por su
da por medio de ella sino por medio de una naturaleza se refieren a la honestidad moral y
elección o designación realizada por voluntad a evitar los pecados de los hombres: este po-
de uno o de varios hombres, sea que la dé el der, todo él, gira en torno de esta materia, como
hombre como ministro de Dios, sea que la dé diremos después y como consta por la práctica
inmediatamente Dios mismo ante el hecho —por misma, y por consiguiente, en cuanto que es
así decirlo— de la elección humana, punto que directivo ordena al hombre a acciones completa-
después examinaremos. mente espirituales, y en cuanto que es coactivo
La razón es que este poder es una jurisdicción emplea principalmente la espada espiritual im-
perteneciente al foro eclesiástico externo, y por poniendo penas espirituales, como se expuso
tanto Cristo Nuestro Señor lo dio de una forma largamente en el tomo de las Censuras.
ajustada a la manera de ser de la jurisdicción. En toda esta doctrina están de acuerdo los
Ahora bien, la jurisdicción, lo mismo que el autores católicos: pueden verse principalmente
Cap. I. ¿Hay en la Iglesia poder para dar leyes canónicas? 365
VITORIA, BELARMINO, SALMERÓN, quien trata ESCRITURA y expone largamente ALONSO DE MA-
eruditamente esta materia, CASTRO, DRIEDO, DRIGAL.
MEDINA, ADRIANO, SAN ANTONINO y los intér-
pretes del derecho canónico. 10. Al segundo argumento se responde ne-
gando la consecuencia y su prueba, porque no
9. RESPUESTA A LOS ARGUMENTOS CONTRA- sucede lo mismo con los preceptos de la Ley
RIOS.—En respuesta al primer argumento, to- Vieja que con los preceptos eclesiásticos positi-
mado de la comparación con la Ley Vieja, sea vos. Aquéllos eran innumerables y para todo el
lo que sea del antecedente —de él hablaremos pueblo, en cambio éstos, tratándose de toda la
en el siguiente capítulo—, puede negarse la con- Iglesia son sólo cuatro o cinco, los cuales úni-
secuencia, porque hay una gran diferencia entre camente son determinaciones del derecho divi-
la Ley Vieja y la Nueva. no y moralmente necesarios a los hombres, como
En aquélla Dios mismo no sólo había dado es claro acerca del precepto de la confesión y de
los preceptos de la ley natural y los de gracia la comunión anual, acerca de los ayunos y días
connaturales a la misma gracia, sino también festivos y del pago de diezmos; todos los de-
había dado innumerables preceptos positivos, so- más o se refieren a los estados particulares que
bre todo judiciales y ceremoniales, y por tanto adoptan los hombres voluntariamente o al or-
en aquella Ley no eran tan necesarias las leyes den de los juicios.
positivas, sobre todo las referentes a la religión Además, los preceptos de la Ley Vieja, sobre
—cuales son las canónicas—, porque todas las todo los ceremoniales, eran figuras de lo que
leyes ceremoniales eran leyes religiosas, y por había de venir, y por eso al llegar la verdad tu-
cierto que eran muchísimas. vieron que cesar, pues eran muy pesados y —co-
mo quien dice— carnales, según explica larga-
En cambio en la Ley de Gracia Cristo dio por mente SAN AGUSTÍN; en cambio los preceptos
sí mismo poquísimos preceptos positivos, como eclesiásticos se dan en cuanto que son a propó-
veremos después en su propio lugar, función sito para arreglar las buenas costumbres en or-
que dejó a la disposición de sus ministros, a los den a que las cosas sagradas se realicen con el
cuales dejó como dispensadores de los misterios debido honor, y como consecuencia a veces tie-
de Dios, según dice SAN PABLO; éste, haciendo nen una significación moral para excitar a los
uso de este poder, dice en la misma carta: Lo hombres a la virtud y a la esperanza de la glo-
demás lo dispondré cuando vaya ahí, y al prin- ria, como más largamente expuse en el tomo 3.°
cipio les alaba diciendo: Os alabo porque en sobre las Ceremonias Eclesiásticas.
todo os acordáis de mí y observáis los preceptos
Por cierto que allí cité a SAN AGUSTÍN de
que os di.
una manera incompleta, pues antes de aquellas
Parece que esto lo hizo Cristo N. Señor —pri- palabras pone estas frases: Todo aquello que no
meramente— para mayor perfección de esta Ley incluye la autoridad de las santas Escrituras ni
y para que la luz del Espíritu Santo, que había está mandado en los concilios de los obispos ni
de comunicar a su vicario, fuese mayor en orden está confirmado por la costumbre de la Iglesia
a disponerlo todo bien y convenientemente; y lo universal, cuando haya facilidad para hacerlo
segundo, porque la Iglesia de Cristo es más uni- juzgo que se debe suprimir. Por estas palabras
versal y duradera que el pueblo de los hebreos: consta con evidencia que SAN AGUSTÍN admite
aquel pueblo, encerrado en un rincón de la tie- las leyes eclesiásticas y las órdenes que se dan
rra, fácilmente podía ser gobernado por unas con la debida autoridad: solamente tiene por
mismas leyes particulares; en cambio la Iglesia, sospechoso los ritos y costumbres peculiares de
extendida por todo el mundo, aunque coincide determinados lugares cuando no están fundados
en la fe y en los ritos sustanciales de la religión, en razón y autoridad suficiente; luego no dis-
en lo -accidental admite una variedad que con-
cute el poder sino únicamente requiere un uso
tribuye a su hermosura y grandeza, y por eso la
prudente de él.
disposición de esas cosas Cristo se la confió a
sus ministros.
11. Al tercer argumento se responde que los
Añadimos además que la afirmación misma hombres no pueden dirigir a los otros al fin
es falsa: los pasajes de la Escritura los explica- sobrenatural en su propia virtud, pero que ayu-
remos en el siguiente capítulo; y los ejemplos dados por el Espíritu Santo, de quien reciben
de Acaz y Manases que aducen los herejes nada el poder, pueden hacerlo; y aunque siempre es
tienen que ver con el tema presente, porque am- Dios quien da la eficacia y el crecimiento con
bos fueron adoradores de ídolos y quisieron in- su gracia, sin embargo los hombres pueden plan-
troducir en el templo su culto y los ritos tar y regar y así dirigir a los otros por medio de
gentílicos, como consta evidentemente por la leyes al fin sobrenatural; y por la misma razón
Lib. IV. La ley positiva canónica 366

pueden, por medio de penas espirituales u otras En contra de esto está que este poder es so-
a propósito, apartarlos de los pecados en orden brenatural, según hemos demostrado, y, en con-
a la salvación eterna, la cual impide los pecados. secuencia, el tenerlo depende de la revelación
Y por más que la coacción humana no puede sobrenatural y el ejercitarlo de un peculiar in-
de suyo cambiar la voluntad interna, en la cual flujo del Espíritu Santo. Esto es lo que dieron
está propiamente el pecado, sin embargo esta a entender los apóstoles cuando dijeron: Ha
coacción es necesaria: lo primero, porque el cas- parecido al Espíritu Santo y a nosotros. Ahora
tigo suele dar entendimiento; lo segundo, por- bien, antes de la Ley de Gracia no consta de tal
que, quitada la ocasión o facilidad de practicar revelación y asistencia.
el acto externo, a la voluntad le es mucho más A esto se añade que este poder pertenece a
fácil desistir del afecto interno; finalmente, por- las llaves; ahora bien, las llaves del reino de los
que la misma observancia externa es necesaria cielos son propias de la Ley de Gracia.
para el bien general de la Iglesia y para evitar
los escándalos, las disensiones y cosas semejan- 2. SOLUCIÓN DEL AUTOR.—Respondo que
tes. Por eso los pastores de la Iglesia hacen antes de la Ley de Gracia y siempre hubo en la
uso de ambos poderes, del directivo y del coac- Iglesia alguna huella o alguna participación de
tivo, y procuran con sus leyes no sólo la justicia este poder, pero que el poder perfecto, tal como
interna sino también la honestidad, convenien- existe ahora en la Iglesia, es propio de la Ley
cia y ornato externo. de Gracia y fue dado por Cristo N. Señor.
Esto da la clave para interpretar algunas fra- Esta tesis la tomo del común sentir de los
ses de los Padres que suelen objetarse en este teólogos en el tratado de las Llaves. Quien la
punto y que ahora omito porque no tienen di- trató con más detalle y abundancia fue VITORIA.
ficultad: no niegan el poder de los pastores de Pero para probar cada una de sus partes, es
la Iglesia para mandar y castigar sino que acon- preciso hacer un recorrido por todos los esta-
sejan suavidad y prudencia en su ejercicio, de dos del género humano, sobre todo por los de
forma que el principal cuidado se dirija a la co- la ley natural, escrita y de gracia.
rrección interior, por más que la exterior no de-
ba descuidarse. Así fácilmente se comprenderá 3. DOBLE ASPECTO DE LA LEY NATURAL.—
a SAN CRISÓSTOMO y otros textos que discute Acerca de la ley natural hay que recordar lo que
TORQUEMADA. muchas veces he dicho, que puede considerarse
en relación con la naturaleza pura, o sea, con la
razón natural sin más, y en cuanto iluminada
CAPITULO II por la luz de la fe.
De la primera manera, en el género humano
ESTE PODER ¿ES PROPIO DE LA LEY DE GRACIA, puede concebirse una huella de este poder; no
O ES DE LEY NATURAL Y ES INHERENTE A LA de un poder sobrenatural, como es evidente,
NATURALEZA? pues la naturaleza de suyo nada tiene sobrena-
tural, sino de un poder natural con cierta pro-
1. RAZÓN DEL PROBLEMA.—La razón del porción a este poder espiritual.
problema es que la Iglesia es anterior a la Ley Voy a explicarlo: La naturaleza del hombre
de Gracia, pues comenzó con Abel y duró per- por sí misma reclama un conocimiento verda-
petuamente; luego siempre necesitó de este dero de Dios dentro del orden natural a fin de
poder. que en ese mismo orden pueda conseguir su
Prueba de la consecuencia: La Iglesia es y perfección y felicidad natural, y a ese conoci-
siempre fue un cuerpo místico, formalmente dis- miento debe seguir el culto debido a Dios para
tinto —digámoslo así— del cuerpo político, es no incurrir en la reprensión de San Pablo: Los
decir, ordenado a un fin diverso, a saber, a la cuales, habiendo conocido a Dios, no le glorifi-
felicidad sobrenatural, y unido con un vínculo caron como a Dios. Luego una república huma-
diverso, a saber, con la unidad de fe, y que ejer- na, aun considerada en el estado de pura natu-
cita acciones diversas, a saber, las que se refie- raleza, necesitaría de unión y conformidad en
ren al culto de Dios y a la santificación del al- tal conocimiento y culto del verdadero Dios; lue-
ma; luego siempre necesitó de un poder propio go necesitaría también de un poder que la go-
para regirse de una manera a propósito en todas bernase en orden a este fin y que prescribiese
estas cosas; de no ser así, no estaría bien funda- los sacrificios, las ceremonias y las otras circuns-
da sino que sería un cuerpo truncado y confuso. tancias necesarias para el verdadero culto de
Cap. II. Este poder ¿es propio de la ley de gracia? 367
Dios; luego este poder, por la misma razón na- que adoraban falsos dioses, los cuales no es ex-
tural, les está bien a los hombres no menos que traño que el culto de Dios lo ordenasen al prove-
el poder político. cho humano, sino también en los que adoraban al
Confirmación: En todo pueblo, aun en los verdadero Dios por sola la luz natural, porque
que adoran falsos dioses, siempre hubo un po- eso, dice, no es intrínsecamente malo, ya que
der sacerdotal o pontificio distinto del real, al no es Dios mismo sino su culto lo que se ordena
menos en su concepto formal de poder moral, a la paz y unión de los hombres entre sí, lo cual
aunque no siempre esos dos poderes estuviesen no es malo aunque no sea perfecto.
en distintas personas. Acerca de esta práctica Por tanto, como el hombre, en el estado de
pueden verse muchos datos en ALEJANDRO DE naturaleza pura, o no puede en absoluto o sólo
ALEJANDRO y TIRAQUEAU. Esta costumbre ge- con dificultad puede amar y rendir culto a Dios
neral es una manifestación del instinto natural; perfectamente por El mismo, este poder, consi-
luego este instinto mucho más se da acerca del derado en el estado de naturaleza pura, siempre
culto y conocimiento del verdadero Dios, al cual tendría aneja esa imperfección: por eso, hablan-
la naturaleza se ordena intrínsecamente y de do moralmente o por lo regular, en el supremo
suyo. magistrado no estaría separado del poder civil.

3 (bis). De eso se sigue, en consecuencia, 4. Refiriéndonos ya a la ley natural en la


del origen y sujeto de ese poder, considerado en esfera de la gracia, parece que se debe decir, en
sí mismo en ese grado, se ha de pensar lo mis- consecuencia, que siempre tuvo anejo algún po-
mo que del poder civil: radicalmente proven- der sacerdotal, sobrenatural y espiritual en sí
dría de Dios mediante un raciocinio, y por sola mismo pero connatural a la misma gracia. Así
su naturaleza residiría inmediatamente sólo en piensa VITORIA, antes citado, y se prueba bien
la comunidad perfecta, aunque ésta podría con- por la razón del problema que se puso al prin-
ferirlo o a sola una persona o a muchas reuni- cipio.
das para que lo administrasen. Todo esto se pue- Se prueba también por la proporción entre la
de probar con las mismas razones con que antes pura naturaleza en comparación con el fin na-
demostramos lo mismo acerca del poder civil. tural, y la naturaleza elevada por la gracia en
De eso se sigue también que este poder, lo comparación con la felicidad sobrenatural.
mismo que el civil, podía residir en personas Finalmente eso se prueba porque en ese es-
distintas o en una misma a voluntad de los hom- tado habría en la comunidad humana una pro-
bres, pues ni la naturaleza ni la razón señala fesión externa de fe y un culto externo de Dios
nada en esto necesariamente. Sin embargo pa- como fin sobrenatural, que no estarían determi-
rece que los hombres siempre hicieron que, aun- nados por solo el derecho divino en cuanto a la
que cada una de las magistraturas civiles y sacer- manera, el tiempo y las otras circunstancias de
dotales se asignasen a distintas personas, porque realizarlos; luego habría que determinarlos por
la diversidad de las acciones exigía esa separa- el derecho humano; luego se necesitaría en la
ción, con todo el poder soberano de ambas es- Iglesia un poder y un magistrado eclesiástico a
feras, sobre todo en lo legislativo, estuviese en quien tocara ese cuidado.
un solo príncipe. Así en la ciudad de Roma y en
el imperio —como consta por la historia— este 5. De aquí se deduce que de ese poder, en
poder siempre estuvo confiado y subordinado a cuanto a su sujeto y a su modo de ser, se ha de
los reyes y emperadores, y lo mismo es verisí- juzgar, proporcionalmente, lo mismo que del
mil que sucediese en las otras comunidades, co- otro poder natural: Tuvo su origen en Dios
mo veremos también en la parte siguiente. autor de la gracia, pero no por una —digámoslo
La razón de esto la tocó SANTO TOMÁS al así— donación o revelación distinta, sino me-
decir que toda república humana, haciendo uso diante la infusión de la luz misma sobrenatural
de solo el poder natural, siempre cuidó del culto y en cuanto que se sigue sobrenaturalmente de
y de todo lo que se refería a la religión en orden ella sin ninguna otra determinación positiva. Por
a la paz general y al gobierno político, y que tanto, de suyo y primariamente tal poder resi-
porque este es el fin del poder real, todo lo de- diría en la comunidad perfecta, y ésta, con liber-
más estuvo subordinado a él. tad y entrega humana, lo depositaría en una
Comentando esto TOMÁS DE V I O da a enten- persona o en un grupo de varias para que lo
der que esto tuvo lugar no sólo eñ los pueblos administrase.
Lib. IV. La ley positiva canónica 368
Únicamente hay que advertir en esto que en nar el templo y juzgar lo que tocaba a la ob-
ese estado la Iglesia no hubiese tenido una uni- servancia de la ley de Dios pero sin poder para
dad tan perfecta como la que ahora tiene por imponer leyes; éstas no parece que en aquel
Cristo, pues sólo tendría unidad de fe y de re- tiempo fuesen tan necesarias, ya que todo lo
lación a un mismo fin sobrenatural y a un mis- que tocaba a los sacramentos, a los sacrificios y
mo mediador, Cristo, pero no unidad de suje- a las ceremonias estaba suficientemente deter-
ción y obediencia a una sola cabeza en la tierra, minado en particular por preceptos divinos, los
ni tendría necesariamente conformidad en los cuales eran tantos que no era necesario añadir
signos externos de los sacramentos, del sacrifi- otros.
cio ni de las otras ceremonias. Por eso parece que esto estaba prohibido en
De ahí se sigue que este poder no sería enton- el DEUTERONOMIO, en el cual se prohibe rigu-
ces uno solo y el mismo numéricamente ni sobe- rosamente añadir o quitar nada a lo que estaba
rano para toda la Iglesia, sino que en cada co- mandado, y por eso Cristo N. Señor parece re-
munidad perfecta y total podría haber un poder prender las tradiciones de los ancianos, las cua-
soberano en esta esfera como habría un poder les ellos habían añadido como nuevas leyes. Así
soberano civil, porque todo esto dependería de parece interpretarlo el CRISÓSTOMO, en el senti-
la determinación de los hombres, y por tanto do de que aquellos Pontífices no tenían poder
cada comunidad independiente de otra en la para dar leyes.
sujeción civil, también en esta sujeción sería in- Y si alguno objeta que entre los judíos hubo
dependiente, por más que, si los hombres lo algunas fiestas nuevas instituidas por precepto
quisieran, podrían conferir o determinar este humano, podría responderse que esas no fueron
poder de otra manera. Acerca de este punto tra- verdaderas leyes dadas únicamente por autori-
té algo en el tomo 1.° de la 3. a parte, disp. 47. dad de los Pontífices sino unos votos emitidos
por consentimiento general de todo el pueblo.
6. Resta hablar de la época de la ley escrita. Por eso allí se dice: Ha determinado toda la
Acerca de ella, es cosa cierta, como consta por asamblea, etc. Ahora bien, siempre ha sido lícito
el libro del LEVÍTICO y por toda la carta de SAN consagrar voluntariamente a Dios alguna cosa o
PABLO a los Hebreos, que Dios instituyó un algún tiempo.
sacerdocio peculiar distinto de la dignidad real
y del sacerdocio que había en la ley natural, por 8. EN EL PUEBLO HEBREO HUBO PODER
más que aquel sacerdocio no era universal para LEGISLATIVO.—Esto no obstante, hay que decir
toda la Iglesia que entonces podía haber entre que en aquel pueblo hubo poder legislativo.
los judíos y entre los gentiles, sino sólo para Esto sostienen BELARMINO, VITORIA, SALME-
la Sinagoga. RÓN, y es la opinión manifiesta de SANTO T O -
En segundo lugar, es también cosa cierta que MÁS cuando interpreta las palabras de SAN PA-
a cargo de aquel sacerdocio estaba el poder de BLO Mostrándome mayor celador de las
gobierno y de dirección de las cosas tocantes al tradiciones paternas: por éstas entiende las leyes
culto y a la solución de las dudas que ocurrían humanas justamente dadas en aquel pueblo; y
acerca de la ley y de las causas judiciales, y así aquello del DEUTERONOMIO lo interpreta de las
en el DEUTERONOMIO se dice: Quien, dejándose adiciones contrarias u opuestas a la ley, pues en
llevar de la soberbia, no quisiere obedecer al el cap. 5.° del mismo DEUTERONOMIO aquello
mandato del sacerdote, muera. Luego el Pontí- se explica así: No te desviarás ni a la derecha ni
fice tenía poder para obligar con su mandato: de a la izquierda. Así que las adiciones que no se
no ser así, no se impondría un castigo tan grave desvían de la ley, es decir, las que no son con-
a los trasgresores desobedientes; por eso decía trarias a ella, no estaban prohibidas.
CRISTO: Sobre la cátedra de Moisés se sentaron Y así CRISTO N. SEÑOR responde a los judíos
los escribas y fariseos: observad y haced cuanto diciendo: Con vuestras tradiciones habéis anula-
os dijeren. do el mandato de Dios. Y aduce las palabras de
ISAÍAS que se objetaban en el capítulo anterior,
7. Esto no obstante, puede dudarse si el y las interpretaba así: Me dan un culto vario
Pontífice tenía entonces poder legislativo, pues enseñando doctrina y preceptos humanos, en-
muy bien podía ser una jurisdicción para gober- tiéndase, con los que anulaban y despreciaban
Cap. II. Este poder ¿es propio de la ley de gracia? 369
los mandamientos de Dios, o que eran supersti- 10. ULTIMA CONCLUSIÓN.—Por último, de
ciosos y nada contribuían al verdadero culto de lo dicho se deduce la parte principal de la tesis,
Dios. que es la que sobre todo íbamos buscando, a
saber, que este poder espiritual, tal como exis-
9. Pero aunque esto sea verdad, con todo te ahora en la Iglesia, es propio de ella por
no consta que los sacerdotes levíticos, ni si- don especial de Cristo.
quiera el sumo sacerdote, en fuerza del ponti- Esto es cierto por el evangelio. En él pri-
ficado y de solo el derecho divino tuviesen po- mero CRISTO prometió este poder: Te daré las
der legislativo sobre todo el pueblo, pues en llaves del reino de los cielos, y cuanto atares,
ninguna parte consta que se les hubiese conce- etc., y después cumplió la promesa, como ve-
dido. En el DEUTERONOMIO únicamente se le remos más largamente en el capítulo siguien-
concede al sumo sacerdote, con el consejo de te. También SAN PABLO afirma haber recibido
los otros, el máximo poder en la decisión de de Cristo este poder, y lo mismo sucede con
las dudas que ocurran en las causas o acerca de los otros apóstoles, como diremos enseguida
la interpretación de la ley; ahora bien, el poder más largamente.
legislativo es muy distinto. Voy a explicarlo por las perfecciones de es-
Según esto es probable que, antes de la épo- te poder y por su manera de ser. En primer
ca de los reyes o a falta de ellos, ese poder lugar, es universalísimo para todo el mundo, pues
estaba en el pueblo, y así en el libro de ESTER así como la Iglesia Católica abarca a todo el
todo el pueblo, de común consentimiento, esta- mundo, así también lo abarca este poder, como
blece una ley acerca de la solemnidad de cier- muy bien lo deduce de las palabras de Cristo
to día, y lo mismo en el libro de JUDIT, pues, Apacienta mis ovejas INOCENCIO III en el ca-
si es verdad lo que conjetura BENITO PEREIRA pítulo Solitae, porque no dijo estas o aquellas
sobre la época de aquella guerra, entonces el ovejas sino sencillamente mis ovejas, de tal ma-
pueblo estaba sin rey. Además en el libro 1.° de nera que quien no se somete a este poder no
los MACABEOS se dice: Determinó Judas y sus es oveja de Cristo ni se cuenta en su rebaño.
hermanos y toda la asamblaea de Israel, etc. En En segundo lugar, fue dado para durar per-
cambio en la época de los reyes parece que és- petuamente mientras dure el mundo, porque
tos tuvieron poder legislativo, según se deduce así como la ley de gracia es la última que ha de
del libro 1.° de los REYES cuando David dio dar Dios, y así como la Iglesia es perpetua, así
una ley, y como se verá después en el cap. X. también lo es este poder, sin el cual la Igle-
Así que el poder sacerdotal o pontifical era sina no puede conservar su unidad. Esto dio
muy inferior al que ahora hay en la Iglesia. Lo a entender CRISTO cuando dijo: Sobre esta
primero, porque estaba muy limitado en cuan- piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del in-
to al pueblo, al lugar y al tiempo. Lo segundo, fierno no prevalecerán contra ella, y después
porque no era sobrenatural en sí mismo, sino añadió: He aquí que yo estaré con vosotros
solamente en cuanto al modo por haber sido hasta la consumación de los siglos.
instituido inmediatamente por Dios mismo; es En tercer lugar, es en sí mismo muy sobre-
decir, porque no era un poder de suyo sobre- natural, no sólo por su connaturalidad con re-
natural —digámoslo así— en su sustancia, sino lación a la gracia sino también por la especial
solamente en su producción y modo de produ- perfección y excelencia que Cristo le añadió li-
cirse por haberlo dado Dios, aunque, si Dios no beralmente por razón de la perfección del pre-
se hubiese adelantado, ese sacerdocio hubiese po- sente estado.
dido instituirlo el pueblo, como enseña CÓRDO-
BA con VITORIA. 11. CÓMO ES SOBRENATURAL ESE PODER.—
Además a ese poder no le era esencial ser Esto lo prueba también VITORIA, antes citado,
legislativo, porque su fin no era gobernar al por sus efectos, porque con este poder se con-
pueblo sino rendir culto a Dios en nombre del sagra el verdadero cuerpo de Cristo y se san-
pueblo; por consiguiente, por su naturaleza a tifica el cuerpo místico, al cual además con él
lo más incluía el poder de mandar lo que fuese se le perdonan los pecados y se le confiere la
necesario para el ejercicio de ese ministerio, gracia.
como más bien piensa VITORIA. Que Dios hu- Pero si se consideran bien las cosas, estos no
biese dado en particular al Pontífice legal el po- son efectos del poder externo de jurisdicción,
der de dar leyes con sola su autoridad, no cons- del cual ahora tratamos, sino del poder de or-
ta; ni de SAN MATEO, ni del DEUTERONOMIO, den y, por lo que toca al perdón de los peca-
ni de otros textos semejantes puede deducirse dos, del poder de jurisdicción en el fuero de
eso suficientemente. la penitencia. Ahora bien, aquí tratamos de la
Líb. IV. La ley positiva canónica 370
jurisdicción en el fuero externo eclesiástico, en Apacienta mis ovejas. En la palabra apacentar
el cual no parece que se den efectos o actos se da a entender el poder de regir y de dar le-
sobrenaturales en sí mismos. yes, como ya indiqué más arriba y como se de-
Esto no obstante, hay que decir que este po- duce muy bien del libro 2° de los REYES: TÚ
der es sobrenatural. Lo primero, por su unión apacentarás a mi pueblo de Israel y serás su
con el otro poder, porque se da como anejo jefe. Y al decir indefinidamente mis ovejas,
y unido a él y consiguientemente para ayudar- mostró —como he dicho antes— que ese po-
lo y en cierta manera ejecutarlo, y así este po- der era soberano y monárquico aun sobre los
der da preceptos acerca de los sacramentos y otros apóstoles, pues también ellos eran ove-
del sacrificio, cosas sobrenaturales. jas de Cristo.
Lo segundo, es sobrenatural porque por la Por eso en los capítulos In novo testamento
concesión de Cristo puede producir más efec- y Ita Dominus se dice que a Pedro se le dio
tos morales que los que hubiese podido pro- el poder como a cabeza, a los demás como a
ducir sin esa concesión, v. g. dispensar de vo- miembros. Lo mismo se encuentra en los capí-
tos o del matrimonio rato y cosas semejantes: tulos Cum beatissimus y Loquitur y en otros
esta perfección se deduce de aquellas palabras muchos.
generales de CRISTO: Cuanto atares y cuanto De ese pasaje, de la dist. 96 y de otros mu-
soltares. chos pasajes del DECRETO puede deducirse la
Finalmente, en la perfección de este poder evidente tradición de los Pontífices, de los Con-
entra que por su institución es monárquico, y cilios y de los Padres que confirma esta verdad;
esta cualidad la tiene por derecho divino y por de ella trata también largamente BELARMINO,
tanto es inmutable, como se verá por lo que di- antes citado, y por eso la paso por alto.
remos en el capítulo siguiente. La verdadera razón de ello fue la voluntad
de Cristo; una congruencia es que convenía y
estaba bien que en la Iglesia de Cristo hubiese
CAPITULO III una perfecta unidad mística y un gobierno per-
fectísimo, y por eso la instituyó en forma de
¿A QUÉ PERSONAS DIO Y DA AHORA TAMBIÉN monarquaía, y el poder soberano se lo dio a
INMEDIATAMENTE ESTE PODER CRISTO NUESTRO uno solo, y para él eligió a Pedro con su altí-
SEÑOR? sima predestinación.

1. PRIMERA TESIS.—Prescindiendo de los 2. PRIMERA OBJECIÓN.—Dirá alguno que


herejes que impugnan el primado de Pedro, cu- con todo esto únicamente se prueba que a Pe-
ya refutación se hace más ampliamente en el dro se le dio el poder universal de regir la
tratado de las Llaves y de la Fe y puede verse Iglesia, pero que con eso no se prueba suficien-
en BELARMINO, hay que decir —en primer lu- temente que se le dio el poder de dar leyes,
gar— que este poder Cristo N. Señor se lo pues Cristo pudo darle el uno sin el otro.
dio inmediatamente a Pedro y eso de una ma- Respondo que con lo dicho se prueban am-
nera única y especial. bas cosas. En primer lugar, porque las palabras
Esta tesis es de fe, y se basa principalmente de Cristo fueron universales: Cuanto ligares;
en los dos famosos textos de SAN MATEO y ahora bien, el vínculo de las leyes es uno de los
SAN JUAN, pues aunque en San Mateo CRISTO principales que un soberano puede imponer; por
dijo en general Quien no oyere a la Iglesia, es consiguiente, el poder soberano de atar abarca
decir, a los pastores de la Iglesia, y añadió tam- ante todo este acto. Lo mismo se deduce de
bién en general Cuanto atareis, etc., sin embar- la frase Apacienta mis ovejas, pues en el ofi-
bo en el cap. XVI hizo a Pedro una promesa cio de pastor entra guardar, dirigir y castigar
especial diciendo: A ti te daré las llaves del a las ovejas, cosa que el pastor humano hace
reino de los cielos y Tú eres Pedro y sobre ante todo con las leyes.
esta piedra edificaré mi Iglesia; luego le pro- Además, por su misma naturaleza este poder
metió a él este poder de una manera única y entra en el cargo de cabeza y de príncipe o su-
especial. premo pastor; por eso los reyes seculares, por
Y después, al cumplir la promesa, mostró el hecho mismo de elegirles la comunidad para
también que la concesión era única y por eso ese cargo, reciben el poder legislativo; es así que
primero CRISTO le preguntó públicamente si le Pedro recibió un cargo semejante y el principa-
amaba más que los otros, dando a entender que do espiritual; luego también recibió el poder le-
también iba a recibir más, y después añade: gislativo.
Cap. III. Personas a que se dio y se da este poder 371
La mayor es evidente por naturaleza, porque tinto, porque pudo no ser igual la jurisdicción
es incompatible que uno sea superior y gober- y proceder inmediatamente de Cristo, pues la
nador y que no pueda mandar ni obligar al sub- desigualdad sólo consistió en que Pedro la tuvo
dito con su mandato: en otro caso el subdito como cabeza y como ordinaria y perpetua; de
podría sin culpa no cumplir los mandatos del esto trataremos en otro lugar. En favor de esa
superior, y consiguientemente podría hacerle misma parte se aduce al mismo SAN ANTONINO;
resistencia, y no se le podría forzar justamente la sostienen también FRANCISCO VARGAS, VITO-
a cumplirlos, y así no habría orden sino una RIA, CASTRO, BELARMINO y SOTO.
grandísima confusión, ni aquél sería superior si
no es sólo de nombre. Por eso el principio de 5. Prueba: CRISTO dijo a los apóstoles:
que se debe obedecer a los superiores es eviden- Cuanto atareis sobre la tierra, etc.; ahora bien,
te con la luz natural y hasta por sus mismos la única manera de atar es por la ley y los pre-
términos. ceptos, conforme a aquello: Atan cargas pesa-
das, etc., y CRISTO dijo distributivamente: Cuan-
3. SEGUNDA OBJECIÓN.—Se dirá que con es- to atareis. Y aunque sea probable que entonces
to a lo sumo se prueba el poder de mandar pero no dio sino que prometió el poder, sin embargo
no el de dar leyes, de la misma manera que un después dijo a todos los apóstoles: Como me
magistrado inferior tiene el poder de mandar envió a mí mi Padre que vive, también yo os
pero no el de dar leyes. envío a vosotros.
Respondo que, aunque estas dos funciones De estas palabras deducen los Padres que los
sean separables en un gobernante inferior, pero hizo embajadores suyos en general para todo el
no lo son en un gobernante soberano que sea mundo, conforme a aquello de SAN PABLO: SO-
cabeza de todo el estado, al menos si nos ate- mos embajadores en nombre de Cristo, y por
nemos a la naturaleza de la cosa y prescindien- eso dijo también a todos: Id por todo el mun-
do de lo que en absoluto pueda hacer Dios. do, etc. Lo mismo se deduce de los otros pasajes
Lo pruebo: Lo primero, porque el poder de de SAN PABLO que cité antes, pues afirman que
mandar es proporcional al principado, según di- él tenía este poder y que lo había recibido del
jimos acerca de los reyes. Lo segundo, porque, Señor: Sabéis qué preceptos os di, etc.
por su misma naturaleza, esto es necesario para Esa parte se encuentra también en los citados
el conveniente gobierno del estado o de la igle- cap. In novo y Loquitur Dominus y otros, y en
sia. el cap. Nova, en el que INOCENCIO dice que
En efecto, la ley, en la materia de que trata- Cristo confió a los apóstoles las llaves del reino
mos, nada puede añadir al precepto si no es la de los cielos, y en el cap. Per venerabilem, en
perpetuidad; ahora bien, ésta es muy necesaria el que INOCENCIO III dice que Pablo tuvo la
para el buen gobierno universal ya que el con- plenitud del poder y que a ella se refería cuan-
tinuo cambio y cese de las leyes con el cambio do dijo: ¿No sabéis que juzgaremos también a
de los gobernantes produciría una enorme con- los ángeles? Con mayor razón los asuntos de la
fusión, como es evidente y como hemos demos- vida.
trado antes; por eso esta fue la manera como
se entendió el primado de Pedro y su poder des- 6. RAZÓN DE LA TESIS.—La razón o necesi-
de el nacimiento de la Iglesia, y lo mismo cons- dad de esto está en que para ejercitar el cargo
ta acerca de los sucesores de Pedro, como dire- apostólico y fundar la Iglesia, era necesario este
mos enseguida. poder; ahora bien, Cristo confirió inmediata-
mente a todos los apóstoles la dignidad y cargo
4. SEGUNDA TESIS.—En segundo lugar, hay apostólico, como consta por el evangelio; luego
que decir que también a los otros apóstoles el también les confirió el dicho poder.
mismo Cristo les dio este poder inmediatamen- Esto los apóstoles lo juzgaron tan necesario
te, aunque de una manera distinta y menos per- que, al faltar y prevaricar Judas, no se atrevie-
fecta que a Pedro. ron a poner otro en lugar de él por su propia
La primera parte la sostiene DURANDO, y lo autoridad sino por la divina, como consta acer-
mismo piensa TOMÁS DE V I O , y también SAN ca de San Matías; igualmente San Pablo no re-
ANTONINO, por más que se le suele aducir en cibió el apostolado de manos de los hombres ni
contra porque después dice que los apóstoles no por medio de un hombre sino del mismo Cris-
fueron iguales en jurisdicción; pero esto es dis- to, como él mismo enseña, como piensa el PAPA
Lib. IV. La ley positiva canónica 372
GELASIO, y como se dice en el cap. Fundamen- tamente de Cristo el poder de las llaves pero
ta. Luego también los demás apóstoles recibie- no el poder de jurisdicción. Pero esto es con-
ron inmediatamente del mismo Cristo la juris- trario a la primera parte y a todas las pruebas
dicción necesaria para su cargo. que adujimos para confirmarla; ni es necesario
Con esto consta también que los apóstoles re- para establecer la diferencia y la debida subor-
cibieron aquel poder no sólo colectivamente o en dinación entre Pedro y los otros apóstoles, co-
forma de colegio sino por separado y personal- mo aparecerá claro por lo que vamos a decir.
mente, porque, en fuerza de su cargo y voca-
ción, se habían de separar y dispersar por todo 8. P R I M E R A DIFERENCIA ENTRE LA JURISDIC-
el mundo; luego era preciso que cada uno de CIÓN DE PEDRO Y LA LOS DEMÁS APÓSTOLES:
ellos fuera con poder para plantar iglesias, nom- LA SUCESIÓN PERPETUA.—Esa diversidad consis-
brar y ordenar obispos, y mandar todo lo que te —en primer lugar y sobre todo— en que es-
fuese necesario; luego era preciso que cada uno te poder se le dio a Pedro de forma que se le
de ellos fuera con poder legislativo recibido sucediese a él y así— por sucesión— se conser-
—por decirlo así— solidariamente. Esto signi- vase perpetuamente en la Iglesia; en cambio a
fican las palabras de Cristo: Id, etc. Yo os en- los otros apóstoles se les dio a manera de una
vío, etc. embajada y de un cargo personal que había de
terminar con su vida.
Por eso, aunque los apóstoles se reunieron
para dar órdenes acerca de las cosas legales, no Así lo enseñan los Padres citados y se con-
lo hicieron porque eso fuese necesario para el firmará con más textos en la tesis siguiente; y
ejercicio de su jurisdicción, sino para mayor ambas partes constan suficientemente por la
satisfacción de los fieles, sobre todo de los que práctica misma, pues los apóstoles no nombra-
se habían convertido de entre los hebreos; asi- ban apóstoles sino obispos, ni les sucedió nadie
mismo para mayor unión y paz y para poner con jurisdicción sobre todo el mundo; en cam-
de su parte la mayor diligencia y más exacta bio a Pedro siempre le sucedió un pastor uni-
investigación. versal, cuya sede por eso siempre conservó el
título de apostólica.
Así también San Pablo subió a Jerusalén para
También la razón convence de esto, porque
revisar su evangelio con Pedro y con otros, no
habiendo de ser perpetua la Iglesia, su gobier-
porque eso le fuese necesario para no errar,
no y principado debía instituirse de forma que
pues tenía la asistencia infalible del Espíritu
durase perpetuamente; ahora bien, a Pedro se
Santo, sino para ejemplo y para mayor unión,
le prometió este principado con las palabras
y sobre todo para demostrar su subordinación
Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el edi-
a Pedro.
ficio de la Iglesia había de durar perpetuamen-
te; luego también su cimiento o la sede de Pe-
7. PRUEBA DE LA SEGUNDA PARTE DE LA TE- dro. Esto lo explicó suficientemente Cristo
SIS.—La segunda parte de la tesis se encuentra añadiendo: Y las puertas del infierno no preva-
en los capítulos antes citados, los cuales afirman lecerán contra ella.
que este poder se le dio a Pedro como a cabeza Por eso dijo elegantemente Inocencio IV que
y a los otros como a miembros, pues en estos Cristo, estando para subir al Padre, para no
miembros entran también los otros apóstoles, dejar a su Iglesia sin pastor, la confió a Pedro,
dado que —como ya observé— Cristo dijo sen- cuyos sucesores son los Pontífices. El sentido es
cillamente Apacienta mis ovejas, palabras en las
que Cristo no abandonó a su Iglesia para ningún
que —entre las ovejas— se cuenta también a
tiempo, y cuanto dura el rebaño tanto es pre-
los apóstoles.
ciso que dure el pastor; ahora bien, Cristo cum-
Esto fue necesario para formar la unidad de la plió aquella promesa diciendo a Pedro Apacien-
Iglesia, porque no podía haber un cuerpo sin ca- ta mis ovejas: luego a él entonces le confirió un
beza ni con muchas cabezas, pues aquél hubiese poder que había de perdurar en sus sucesores.
sido un cuerpo imperfecto y éste un cuerpo mons- En cambio a los otros apóstoles nunca les con-
truoso, como lo observó SAN CIPRIANO y como firió un poder así, porque sólo fueron necesa-
dicen SAN AGUSTÍN, SAN JERÓNIMO y SAN LEÓN. rios en aquel comienzo de la Iglesia hasta que
De esta diversidad y subordinación deduce su voz se extendió por toda la tierra, y por eso,
RICARDO que los apóstoles recibieron inmedia- una vez que la Iglesia quedó suficientemente
Cap. III. Personas a que se dio y se da este poder 373
fundada, aquella dignidad cesó y por el contra- que eligieron a Pedro por cabeza, basados en
rio el primado de Pedro perseveró: esta dife- que en ese mismo texto se dice que los após-
rencia Cristo N. Señor la señaló con bastante toles, que por lo demás eran iguales en honor
claridad en el modo peculiar como a Pedro le y poder, quisieron que Pedro fuese su príncipe:
antepuso a los otros. esa palabra se debe entender no de una vo-
luntad antecedente y electiva, sino de una vo-
9. SEGUNDA DIFERENCIA: ESE PODER ERA luntad consiguiente y de aceptación. Que esta
SUPERIOR EN PEDRO, INFERIOR EN LOS OTROS. sea la idea del Pontífice, consta suficientemen-
ERROR DE QUIENES DICEN QUE A PEDRO LE ELI- te con el mismo texto.
GIERON COMO CABEZA LOS OTROS APÓSTOLES.
Hay que observar una segunda diferencia: que 10. TERCERA TESIS.—Digo —en tercer lu-
este poder, en cuanto al acto de dar leyes, en gar— que el Sumo Pontífice recibe inmediata-
Pedro era sencillamente superior e independien- mente de Cristo mismo y en virtud de su ins-
te, y en los otros inferior y con alguna dife- titución el poder legislativo sobre toda la Igle-
rencia en cuanto al valor o firmeza del acto. sia. Esta tesis es completamente cierta.
Lo explico: Pedro podía obligar también a los Que tiene este poder es de fe, como consta
otros apóstoles con sus leyes o preceptos, y nin- por la tradición, por el común sentir de la Igle-
guno podía revocar sus leyes; en cambio los sia y por las pruebas que enseguida aduciremos.
otros apóstoles ni podían obligar a Pedro ni qui- Y que lo tiene de esa manera es una tesis tan
zás obligarse mutuamente, y Pedro en rigor po- cierta que no puede negarse sin error. Se de-
día no admitir o revocar las leyes de ellos. Todo duce de la ESCRITURA de la siguiente manera:
esto se prueba suficientemente por el cargo de Si Cristo dio este poder inmediatamente a Pe-
pastor y por la subordinación que es necesaria dro no sólo para su persona sino para que per-
para la unidad. durara perpetuamente en la Iglesia por sucesión
Por eso a mí me parece también verisimil que, continua, luego el mismo Cristo que confirió es-
aunque cada uno de los apóstoles tuviesen po- te poder a Pedro, se lo confiere a su sucesor en
der para dar leyes que obligasen a la Iglesia uni- fuerza de la dicha institución y de las palabras
versal, sin embargo ordinariamente no las die- Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y Apacien-
ron a no ser con el consentimiento y aceptación ta mis ovejas. Ahora bien, por la sucesión per-
de Pedro, o que a lo más las dieron en las petua consta que el Sumo Pontífice es sucesor
regiones en que predicaban pero después no se de Pedro; luego tiene el poder inmediatamente
extendieron a toda la Iglesia sin saberlo y con- de Cristo mismo.
sentirlo Pedro. Esto lo conjeturamos fácilmen- Por eso el PAPA ANACLETO dijo que la Igle-
te por el mismo argumento. sia Romana recibió el primado no de los após-
Por eso, cuando se lee en SAN CIPRIANO O toles sino del Señor mismo, y lo prueba con las
en algún otro Padre de los que se han citado palabras Tú eres Pedro. Lo mismo dice el PAPA
o se han de citar, que todos los apóstoles eran GELASIO. Y por eso INOCENCIO I se llama a sí
iguales, esto se debe entender —digámoslo mismo Pedro diciendo: Solamente a Pedro, es
así— formalmente, o sea, en cuanto a la digni- decir, al autor de su nombre y de su honor.
dad apostólica y en cuanto a la jurisdicción so-
bre todo el mundo que se les dio precisamente 11. E L PODER DE LA SEDE APOSTÓLICA ES
en virtud de esa dignidad; pero Pedro sobresa- EL MISMO QUE EL PODER DE PEDRO. Por esO
lía entre ellos por su dignidad pontificia. también en el cap. Significasti se dice que las
Según esto se debe explicar o no admitir la leyes del Romano Pontífice no dependen de los
GLOSA del citado cap. In novo —por más que concilios sino las de los concilios de él, y se in-
TORQUEMADA la aprueba sin más— cuando da sinúa una razón: que el poder de esa sede es
a entender que los otros apóstoles eran iguales el mismo que el poder de Pedro. En el cap. No-
a Pedro solamente como los obispos son iguales vit acerca de ese mismo poder del Pontífice se
al Pontífice, a saber, en el orden y en la consa- dice: No apoyándose como no se apoya en una
gración: la equiparación no es total, pues acer- institución humana sino divina, ya que nuestro
ca de los apóstoles consta por lo dicho que eran poder no procede de un hombre sino de Dios.
iguales a Pedro incluso en la dignidad apostó- Lo mismo se dice en el cap. Quanfo y en casi
lica y consiguientemente en la universalidad de todo el título de Translat. Episcop.
la jurisdicción sobre todo el mundo. Por eso también en el mismo texto al Pontí-
Más erraron todavía quienes de aquel texto fice se le llama vicario de Cristo, pero no vica-
dedujeron que fueron los otros apóstoles los rio sino sucesor de Pedro. Se dice también de
Lib. IV. La ley positiva canónica 374
él que solo él tiene la plenitud del poder, y que monje JUAN, y lo mismo piensa PEDRO DE AN-
ese poder lo tiene por la autoridad principal de C H ARAÑO y BALDO, el cual dice que el Papa
los santos Pedro y Pablo. no puede dar en feudo las ciudades ricas de la
Finalmente por esta causa dijo el Papa Aga- Iglesia sin el consentimiento de los Cardenales.
tón: Todas las sanciones de la sede apostólica Esta opinión defiende largamente también AN-
se han de recibir como si estuviesen confirma- DRÉS DE SICILIA.
das por la voz del mismo San Pedro. Otros tex- Argumento para probarlo puede ser que, o
tos de los Padres y de los Concilios pueden ver- por derecho de costumbre y de cuasiprescrip-
se en el antes citado BELARMINO. ción los cardenales tienen adquirido el derecho
de que el Pontífice no decida en causas graves
12. EXPLICACIÓN DE LA TESIS.—Esta ver- sin su consejo, y una de esas causas es sin duda
dad se explica —finalmente— por la razón de la promulgación de leyes, o por derecho divino
la siguiente manera: Este poder es sobrenatural ellos han sido creados para este oficio y por
y propio de la Iglesia de Cristo; luego nadie tanto no se les puede privar de él. Como prue-
puede tenerlo sino aquel a quien Cristo se lo ba de esto se aduce el cap. Per venerabilem:
confirió o se lo confiere. Ahora bien, única- Los sacerdotes levíticos son hermanos de nues-
mente a Pedro se lo confirió como perpetua- tra familia, y por derecho levítico son nuestros
mente durable. Luego el mismo Cristo es quien cooperadores para el ejercicio del oficio sacerdo-
se lo confiere a sus sucesores. Porque así como tal. Esto lo confirma ANDRÉS DE SICILIA con
desde el principio, para comenzar a existir, de- el cap. Anastasius, en el que se le acusa a Anas-
pendió de la donación de Cristo, así, para con- tasio de haber tratado con los herejes sin el
servarse, depende perpetuamente de semejante consejo de los clérigos.
influjo o donación de El.
Se dirá que lo da Cristo pero no inmediata- 14. E L PONTÍFICE PUEDE DAR LEYES VÁLI-
mente sino mediante los hombres. Respondo DAMENTE SIN EL CONSEJO DE LOS CARDENALES.
que ciertamente es necesaria alguna colabora- No obstante, es cosa cierta que el Pontífice
ción de los hombres para elegir sucesor, porque solo tiene poder absoluto para dar leyes, y que
es esta una sucesión que tiene lugar no por de- por tanto puede darlas válidamente sin el con-
recho de sangre o hereditario, sino de una ma- sentimiento y sin el consejo de los cardenales,
nera moral, por elección; sin embargo el poder por más que ordinariamente no lo hace por con-
mismo no lo confieren los hombres como ver- sideración con ellos. Esta es la opinión general
dadera causa, porque nadie da lo que no tiene, de los juristas, como afirma TORQUEMADA si-
y Cristo nunca confirió este poder a la Iglesia guiendo el cap. 2. La misma sostiene BERNARDO
ni a los otros hombres de forma que pudiesen DE MONTMIRAT, largamente y con muchas citas
transmitirlo a otro; luego Cristo es quien lo FELINO, y DECIO; y en confirmación de ella
confiere inmediatamente. aduce muchas pruebas ANDRÉS DE SICILIA.
Por eso el PAPA ADRIANO dice que con la su- Pero la cosa es demasiado clara para que ne-
cesión continua en la sede de Pedro se cumple cesite de muchas pruebas.
la palabra de Cristo: Tú eres Pedro, etc., y más La primera parte a mí me parece tan clara
abajo dice: El Redentor mismo del mundo dio que no puede negarse sin incurrir en error. En
al apóstol San Pedro el principado y el poder, primer lugar, este poder lo tiene el Papa tal
y por el mismo apóstol la Iglesia Romana Ca- cual lo tuvo Pedro; ahora bien, Pedro lo tuvo
tólica y Apostólica conserva hasta ahora el prin- tan en absoluto que podía dar leyes aun sin el
cipado y la autoridad del poder. consejo de los apóstoles, cuánto menos de otros
inferiores; luego mucho más el Pontífice lo ten-
13. UNA DUDA.—Con esto se resuelve fácil- drá tal que pueda dar leyes sin el consejo de
mente una duda que suelen discutir los cano- los cardenales.
nistas: si las leyes, sobre todo las graves y uni- La mayor es cierta y está ya probada. La me-
versales, puede darlas el Papa solo sin el con- nor es también cierta por lo dicho en las tesis
sejo de los cardenales. primera y segunda y por las palabras de Cristo
Que no puede lo sostuvieron LORENZO y el Apacienta mis ovejas, en las que le dio poder
Cap. III. Personas a que se dio y se da este poder 375
incluso sobre- los otros apóstoles; luego se lo A la primera parte responden muy bien BER-
dio a él solo, con libertad e independencia de NARDO DE MONTMIRAT y otros, conforme a la
los otros. Ahora bien, en ese poder entra el doctrina de INOCENCIO, que ninguna costum-
poder de dar leyes, según se ha probado tam- bre ni prescripción puede tener valor en contra
bién; luego Pedro lo tuvo con libertad e inde- del poder soberano del Papa. Es este un axioma
pendencia del consentimiento y consejo de los admitido por todos los juristas; y con razón,
otros, de la misma manera que a él se le prome- porque una costumbre humana no puede preva-
tieron en absoluto las llaves —A tí te daré las lecer contra un derecho divino; ahora bien, este
llaves, etc.— y de la misma manera que él solo poder entero y absoluto o pleno —como se le
había de ser la piedra sobre la que se cimen- llama en el derecho— es de derecho divino;
tase la Iglesia. Pues así también el Papa recibe luego no puede limitardo la práctica humana,
de Cristo este poder; luego de ninguna manera porque entonces también podría suprimirlo,
pueden los hombres limitarlo ni disminuirlo. pues en esto la misma razón hay para el todo
En segundo lugar, esto prueban los textos ju- que para una parte; ahora bien, lo limitaría si
rídicos tantas veces aducidos, sobre todo el cap. de absoluto lo convirtiese en dependiente de los
Cuneta: La sede apostólica tiene poder para ab- cardenales, como es claro.
solver y condenar sin necesidad de ningún síno- Por consiguiente toda esa costumbre siempre
do previo, y esto en razón de su principado, que depende del poder y voluntad del Pontífice, el
el apóstol San Pedro, por la palabra del Señor, cual podría cambiar los derechos de los carde-
siempre tuvo y tendrá. Asimismo por el cap. nales o determinar otra cosa si lo juzgase con-
últ. de Constit., en el que se dice en absoluto: veniente.
Las constituciones de la sede apostólica obligan Con esto fácilmente se responde a la segun-
a todos, y el cap. Sunt quidam: El Romano da parte —prescindiendo de la dignidad de los
Pontífice siempre pudo dar nuevas leyes En cardenales, si es y cómo es o sigue siendo de
estos pasajes y en otros semejantes se supone derecho divino— que todo el poder que ellos
que este poder absoluto sólo lo tiene el Pon- tienen de elegir Pontífice es de derecho huma-
tífice. no y depende del Pontífice, como demostrare-
Podemos confirmarlo —en tercer lugar— mos en su propio lugar más extensamente.
casi con todas las leyes pontificias del derecho Ni el cap. Per venerabilem prueba nada en
canónico, pues rara vez añaden las palabras con contra, pues de él lo único que se deduce es
la aprobación del sagrado concilio o con él con- que los Pontífices en la ley de gracia instituye-
sejo de nuestros hermanos, las cuales fuera del ron el consejo de los cardenales a imitación de
derecho se ponen muchas veces en los Motu la Ley Vieja, pero de ahí no se sigue que esto
proprio y en los rescriptos, pero en el derecho pertenezca al derecho divino.
nunca, sino que los Pontífices dan las leyes por Todavía menos prueba el cap. Anastasius: lo
su propia autoridad y sólo en sí mismos recono- primero, porque es apócrifo y de ninguna auto-
cen poder absoluto, exactamente como suelen ridad, como se hace notar en el Decreto Grego-
dar sus leyes el emperador o el rey. De aquí se riano; y lo segundo, porque en él no se trata
saca un gran argumento de menos a más. del ejercicio del poder legislativo sino del trato
Finalmente, esto podemos confirmarlo con con los herejes causando escándalo y malas sos-
que la dignidad de los cardenales no es tan an- pechas acerca de sí; acerca de esto, la cosa hu-
tigua ni tan divina e inmutable como la digni- biese sido muy distinta si se hubiese tratado de
dad pontificia. una historia verdadera y no fabulosa, como en
De estos argumentos se deduce que EL CARDE- realidad lo es.
NAL no tuvo razón para decir que una constitu-
ción dada por un Papa sin el consejo de los 16. E L D I C H O PODER CRISTO SE LO DIO,
cardenales no obliga a sus sucesores, porque INMEDIATAMENTE A SOLOS LOS APÓSTOLES.
debe pedir el consentimiento de ellos. Esta ra- Digo —en cuarto lugar— que Cristo N. Señor
zón se basa en un falso supuesto. En rigor, tra- a ningún otro le dio jamás este poder por sí
tándose de una verdadera y rigurosa obligación, mismo inmediatamente.
al sucesor de un Papa no le obliga más una Esta tesis se prueba con un argumento nega-
constitución de su predecesor que otra; única- tivo, el cual en materia sobrenatural y de fe es
mente por consideración será más fácil de cam- suficiente. En el evangelio no leemos que se lo
biar la que se dio sin el consejo de los carde- diese a otro fuera de los apóstoles, pues aunque
nales que la que se dio con él. eligió también a los setenta discípulos, pero de
una manera muy distinta que a los apóstoles,
15. Tampoco son de ninguna importancia y —como pondera bien BELARMINO— en nin-
los argumentos de la segunda opinión. gún pasaje les confirió tal poder.
Lib. IV. La ley positiva canónica 376
Tampoco por la tradición de la Iglesia puede mo se dice expresamente en el libro 6.° de las
demostrarse que Cristo, antes o después de su DECRETALES.
ascensión, diese a otros inmediatamente este Este poder está muy en conformidad con el
poder, pues doy por supuesto que San Pablo cargo de los obispos, a los cuales dijo SAN PA-
pertenece a los apóstoles, y es probable que BLO: A vosotros os puso el Espíritu Santo por
también a Bernabé se le debe contar entre ellos, obispos para regir la Iglesia de Dios. Y de ellos
como piensa la Glosa en el cap. In novo siguien- más que de nadie entiende lo que dice en la carta
do al cap. Quotidie, que es del Papa SAN LEÓN. a los HEBREOS: Obedeced a vuestros superio-
Dos dificultades se ofrecen aquí, una sobre res. También puede aducirse lo de SAN MATEO:
los obispos y otra sobre los concilios generales, Cuanto atareis, etc., pues en la palabra atar
pero las discutiremos mejor en los dos capítu- —según dije antes— entra también el dar le-
los siguientes. yes; ahora bien, Cristo habla allí a todos los
apóstoles, cuyos sucesores son los obispos, se-
gún el DECRETO y el TRIDENTINO.
CAPITULO IV De estos textos se deduce una razón: que los
obispos, después del Sumo Pontífice, son pas-
¿PUEDE CADA OBISPO DAR LEYES EN SU DIÓCE- tores ordinarios y príncipes de la Iglesia, y por
SIS? ¿CON QUÉ CLASE DE D E R E C H O ? tanto, en fuerza de su cargo, necesitan el po-
der de dar las órdenes que convengan a sus sub-
1. De dos maneras suele participarse del ditos; ahora bien, un poder que les pertenece
poder de jurisdicción, cual es el poder de legis- en virtud del propio cargo es un poder que les
lar, a saber, por derecho ordinario y por dele- compete de derecho ordinario.
gación. La primera es, por decirlo así, sustancial
y puede sin más ser objeto de la ciencia: por 3. OPINIÓN DE QUIENES DICEN QUE LOS
eso hablaremos principalmente de ella; la se- OBISPOS POSEEN EL PODER LEGISLATIVO POR
gunda es más accidental y depende de la vo- DERECHO DIVINO Y POR ENTREGA INMEDIATA
luntad humana, y por eso acerca de ella única- DE CRISTO.—La segunda parte, que afirma que
mente añadiremos algo al fin del capítulo V. este poder lo tienen los obispos por derecho hu-
Como norma general, se debe presuponer que mano, es más discutida.
ese poder, con relación a toda la Iglesia, fuera Algunos sostienen que lo poseen por derecho
del Papa no lo tiene ningún otro: ni por de- divino y por entrega inmediata de Cristo aun-
recho ordinario, como es claro por el capítulo que con subordinación al Pontífice y con depen-
anterior, porque en la Iglesia no puede haber dencia de él. Esta opinión se atribuye a VITO-
dos cabezas; ni tampoco por delegación, porque RIA, pero en realidad, si se le lee con atención,
una delegación tan universal nunca se da ni tal jamás dice esto expresamente, por más que
vez es conveniente que se dé, como diré des- —como dice después— parezca ser favorable a
pués. ello. Más claramente y con una enorme exage-
ración enseña esto CASTRO cuando dice que lo
2. LOS OBISPOS TIENEN PODER LEGISLATIVO contrario se opone al parecer de todos los sa-
EN SUS DIÓCESIS POR DERECHO ORDINARIO H U - grados doctores; pero no nombra a ninguno. Le
MANO FUNDADO DE ALGUNA MANERA EN EL DE- siguió GABRIEL VÁZQUEZ.
R E C H O DIVINO.—Esto supuesto, juzgo que se Esta opinión puede apoyarse en los princi-
debe decir que los obispos tienen poder legisla- pios que se han asentado: En primer lugar, los
tivo en sus diócesis por derecho ordinario hu- apóstoles este poder lo recibieron inmediata-
mano fundado de alguna manera en el derecho mente de Cristo; es así que los obispos son su-
divino. cesores de los apóstoles; luego son sucesores en
Esta tesis tiene tres partes. La primera es ab- este poder en virtud de la donación de Cristo, y
soluta: que los obispos tienen este poder. Es por consiguiente lo reciben inmediatamente de
admitida sin discusión, y la enseñan los canonis- Cristo, no del Pontífice. La mayor quedó asen-
tas en las DECRETALES: NICOLÁS DE TUDES- tada en el capítulo anterior; la menor se acaba
C H I S , DECIO y ENRIQUE DE SEGUSIO; lo mis- de probar con textos del derecho y por el CON-
mo los Sumistas en la palabra Ley. CILIO TRIDENTINO; y la consecuencia se probó
Puede fundamentarse en el DECRETO, en el asimismo en un caso igual en el capítulo I I I .
que se supone que los obispos tienen poder para Lo confirman con las palabras de Cristo
mandar la observancia de fiestas y ayunos; tam- Cuanto atareis sobre la tierra, las cuales dijo
bién se supone en él que los obispos pueden no sólo a los apóstoles personalmente sino tam-
dar estatutos, como observa la GLOSA. LO mis- bién a los obispos sus sucesores. Aducen tam-
Cap. IV. ¿Pueden los obispos dar leyes en sus diócesis? 377
bien las palabras de Cristo Quien a vosotros oye Pontífice ni a ningún otro hombre; luego es
a mí me oye, y quien a vosotros desprecia, etc., señal de que ese poder lo da Dios inmediata-
que se refieren a los apóstoles y a sus sucesores, mente una vez hecha la designación de la per-
como enseñan SAN CIPRIANO y SAN BASILIO. sona por elección o de otra manera legítima, lo
De la misma manera pueden aducirse las pa- mismo que dijimos del Sumo Pontífice.
labras de SAN PABLO Cada uno se someta a las Una confirmación: cuando un obispo da le-
autoridades que están sobre nosotros, pues en leyes, no puede decir que las dé con poder que
ellas, como todos confiesan, se trata también de le haya dado el Papa, como tampoco puede de-
las autoridades eclesiásticas, ya que son verda- cir esto cuando excomulga o absuelve de una
deras autoridades, y entre ellos se trata ante censura —eso es propio de un juez delegado,
todo de los obispos bajo el Pontífice. Semejante no de uno ordinario— sino que el obispo puede
es, finalmente, aquello de SAN PABLO: Obede- y debe decir: Yo, con poder recibido de Cristo,
ced a vuestros superiores, etc. o cosa semejante; luego es señal de que ese po-
"der lo recibe inmediatamente de Cristo.
3. (bis). En segundo lugar, el cargo episco-
pal es de derecho divino, según doy por supues- 5. Q U E LA O P I N I Ó N CONTRARIA ES LA VER-
to; luego cuanto es intrínsecamente inherente a DADERA SE DEDUCE POR EL SENTIR GENERAL DE
tal cargo es de derecho divino; ahora bien, la ju- TEÓLOGOS.—Sin embargo, hay que decir que el
risdicción para dar leyes está necesariamente poder legislativo de los obispos no lo da Cristo
unida al cargo episcopal, porque sin tal poder inmediatamente sino por medio del Sumo Pontí-
no puede ejercitarse convenientemente el oficio fice, y que no es de derecho divino sino humano.
pastoral. De esta manera deducíamos antes que Una tesis igual puse en el tomo 4.° acerca de
Cristo dio a los apóstoles la jurisdicción inme- la jurisdicción en el fuero de la penitencia, y en
diatamente porque les dio el apostolado, al cual el tomo 5.° acerca del poder de absolver de las
le es intrínsecamente necesaria la jurisdicción; censuras; lógicamente afirmo ahora lo mismo
luego lo mismo proporcionalmente vale para los acerca del poder legislativo.
obispos, al menos en cuanto a la jurisdicción que Esta opinión la encontramos en los antiguos
a ellos les conviene. teólogos en cuanto que afirman que el poder de
Se dirá que el episcopado es de derecho di- las llaves o jurisdicción, por referirse al gobier-
vino por lo que se refiere a la consagración y no de la Iglesia, a todos los demás se les tras-
al poder de orden, pero no por lo que se refiere mite por medio de Pedro y de sus sucesores,
al episcopado mismo en cuanto que lleva consi- pues es cosa clara que este poder legislativo es
go la vigilancia y el gobierno. una parte de aquella jurisdicción; más aún, la
Pero en contra de esto está —en primer lu- razón es mayor acerca de él, como se verá por el
gar— que SAN PABLO dijo: El Espíritu Santo desarrollo.
os puso para regir la Iglesia de Dios, etc., pues Y ese principio está en SANTO TOMÁS cuando
la palabra regir abiertamente se refiere al oficio dice que Cristo dijo a San Pedro «Yo te daré las
pastoral. En segundo lugar, la consagración llaves» precisamente para demostrar que el po-
episcopal por su misma naturaleza confiere dig- der de las llaves se había de trasmitir por medio
nidad episcopal; luego confiere jurisdicción al de él a los otros a fin de conservar la unidad de
menos en hábito o en acto primero aunque no la Iglesia. Lo mismo piensa en otro pasaje y al
confiera su ejercicio mientras no se le aplique hablar del poder de conceder indulgencias cuan-
una materia, de la misma manera que en la do dice: El Papa tiene la plenitud del poder pon-
ordenación de un sacredote se da el poder de tifical como un rey en su reino; en cambio los
absolver, la cual es una jurisdicción en hábito. obispos son tomados para participar del cuidado
como jueces puestos al frente de cada una de las
4. En tercer lugar, podemos argumentar con ciudades. Y de ahí concluye que tienen poder se-
la práctica antiquísima de la Iglesia: al principio gún la orden del Papa y no más.
los apóstoles hacían obispos sin consultar a Pe- Lo mismo piensan de él en otro pasaje, DU-
dro, y después se hacían obispos por elección RANDO, SOTO, TOMÁS DE V I O , expresamente
del clero o de los pueblos, y sin más eran teni- SAN ANTONINO con HERVEO, muy largamente
dos por obispos sin recurrir precisamente al FRANCISCO VARGAS, BELARMINO y SALMERÓN.
Lib. IV. La ley positiva canónica 378
6. Pero para probar esta opinión sin ambi- VÁZQUEZ, antes citado, el cual emplea la mis-
güedad de expresiones, se debe observar que la ma comparación en su debido tanto, y explica
opinión contraria se suele explicar de dos ma- que la aplicación de la materia no consiste úni-
neras. camente en la aproximación de una materia pre-
La primera supone —en primer lugar— una existente sino en una producción moral de la
cosa que creemos es cierta, a saber, que la con- materia misma, la cual a la vez es producida y
sagración episcopal y el poder de orden que en aproximada; porque esa materia son los subdi-
virtud de ella se confiere los instituyó Cristo, tos en cuanto tales; luego en el caso presente la
y que por eso se confieren en virtud del derecho materia se aplica cuando se producen los subdi-
divino, y que muy bien puede decirse que los tos, y la única manera de aplicarlos es realizan-
da Cristo inmediatamente. Esto se probará de do en ellos la sujeción.
intento en el tratado del Orden. Ahora sólo voy La única manera como prueba este autor esta
a explicar brevemente cada una de las partes. opinión en el sentido explicado es juzgando que
Así como Cristo estableció que en la Iglesia este poder de jurisdicción activa se les prometió
hubiese sacerdotes, así también estableció que a los apóstoles con las palabras Cuanto ataréis,
hubiese obispos que en su grado de ordenación etc., y también con la última confirmación que
fuesen superiores y tuviesen un poder mayor, de se ha puesto antes, a saber, que el obispo no
donde se sigue que por el poder de orden pue- puede decir «Yo excomulgo con poder recibido
den hacer muchas cosas que los sacerdotes no del Papa».
pueden o en absoluto o en fuerza de sola su
ordenación, como es conferir órdenes, principal- 8. REFUTACIÓN DE AZPILCUETA.—SIENDO
mente las sagradas y sobre todo el sacerdocio, superior Y subdito TÉRMINOS CORRELATIVOS,
confirmar, y otras cosas. Así que este poder no NO PUEDE PRODUCIRSE EL UNO SIN EL OTRO.
puede existir si no es por institución de Cristo, Pero a mí, en el tomo 4.° disp. 16, secc. 3. a , me
porque por él se da el carácter y el poder de desagradó mucho la opinión de AZPILCUETA que
consagrar y absolver y la gracia santificante, co- ahora se aplica en su tanto al caso presente.
sas que no pueden provenir de una institución En primer lugar, lo único que hace en reali-
humana. Luego la consagración episcopal, que dad, es cambiar la manera de expresarse, y eso
da tal poder, fue instituida por Cristo. en contra de las expresiones corrientes de los
Asimismo, que a una persona así consagrada concilios y de los escolásticos, como ya ponderé
se le dé un poder especial es de derecho divino, allí y verá claramente quien considere los pasa-
y si la consagración es válida, los hombres no jes de SANTO TOMÁS y de los escolásticos que
pueden impedir ni limitar tal poder, y, en con- cité hace poco. Estos llaman poder de orden al
secuencia, con razón se dice que lo da Cristo in- que se da en virtud del sacramento, y, además
mediatamente, porque, aunque intervenga la ac- de él, exigen poder de jurisdicción, el cual se da
ción del ministro que consagra a otro para obis- fuera del sacramento por pura concesión huma-
po, él sólo actúa como ministro que aplica o rea- na. Ahora bien, la que AZPILCUETA llama juris-
liza el sacramento o consagración, en cambio dicción en hábito no es más que un poder de
Cristo mismo es el que inmediata y principal- orden sobre el cuerpo místico de Cristo, el cual,
mente obra con su propia virtud; luego en vir- sin el otro, no puede obrar más que lo que pue-
tud de sola su institución confiere ese poder de el poder que los escolásticos llaman de orden.
como quien da de lo suyo, o, por decirlo así, En segundo lugar, si es necesario que después
tomando de lo suyo comunica una participación a los hombres se les someta a tal persona a fin
inmediata de su poder. de que pueda obrar sobre ellos con ese poder
—como confiesa VÁZQUEZ en el caso presente.—,
7. EXPLICACIÓN DE LA OPINIÓN DE CASTRO luego es necesario que al sacerdote o al obispo
Y AZPILCUETA.—Esto supuesto, CASTRO dice consagrado, de nuevo se le haga superior res-
que este poder que se le da así al obispo en pecto de tales subditos, porque superior y subdi-
virtud de su consagración, no sólo es poder de to son términos correlativos y por tanto no pue-
orden sino también de jurisdicción, porque en den hacerse el uno antes que el otro ni el uno
virtud de él el obispo consagrado puede juzgar sin el otro.
con solo que se le aplique una materia, a la ma- Por consiguiente, cuando se aplica la materia
nera como AZPILCUETA y algunos otros dijeron y se producen subditos, el superior recibe un
que todos los sacerdotes, en virtud de su ordena- poder nuevo y un derecho y una cuasiautoridad
ción, reciben jurisdicción en hábito —según se sobre ellos, ya que ese poder es el que formal-
expresan ellos—, por más que no puedan hacer mente le constituye superior; luego ese es tam-
uso de ella válidamente si no se les aplica una bién un poder de jurisdicción; luego, además del
materia. poder que se le da por la ordenación, se requie-
De esta manera explica también esta opinión re un poder de jurisdicción dado por los hom-
Cap. ÍV. ¿Pueden los obispos dar leyes en sus diócesis? 379

bres; luego viene a reducirse a lo mismo y no indulgencias es un acto el más espiritual de en-
hay razón para llamar al primero poder de ju- tre todos los de jurisdicción.
risdicción ni siquiera en hábito, porque es un Por el contrario, un obispo consagrado, aun-
poder sin subditos, cosa contraria a la jurisdic- que no tenga subditos, puede realizar válidamen-
ción. te todos los actos propios del orden episcopal,
Dirán tal vez que es un poder con relación a pues, por más que se necesite licencia del supe-
aquellos a quienes se puede hacer subditos. Pero rior para hacerlos lícitamente, sin embargo, aun-
de esa manera todo hombre tendrá jurisdicción que confirme u ordene sin tal licencia, la orde-
activa de rey, porque tiene razón y voluntad, nación y la confirmación es válida, como admi-
la cual tiene poder para mandar a aquellos a ten todos.
quienes se puede hacer subditos suyos; esto es Luego el carácter o consagración episcopal no
ridículo, porque si eso es así, en un simple es principio sustancial de ningún acto de jurisdic-
sacerdote, en virtud de la ordenación, su supe- ción; luego de ninguna manera puede decirse
rioridad o jurisdicción se reduce a una como ca- que sea una jurisdicción activa, ni en acto ni en
pacidad próxima para ejercitar la superioridad y hábito, ya que, aun sin ese principio, se realizan
la jurisdicción en el fuero de la conciencia en todos los actos de la jurisdicción episcopal, y
el caso de que se le dé; ahora bien, en ese caso, cuando se da al mismo tiempo que la jurisdic-
de la misma manera que no es superior, tampo- ción, sólo actúa concomitantemente con relación
co se puede decir que tenga jurisdicción. a las acciones de sola jurisdicción o como una
cualidad que dignifica a la persona y que la hace
9. U N O QUE H A Y A SIDO ELEGIDO Y CON- hábil para otras acciones más sagradas.
FIRMADO PARA OBISPO PERO QUE TODAVÍA NO
HAYA SIDO CONSAGRADO, PUEDE REALIZAR AC- 10. TODA LA JURISDICCIÓN EPISCOPAL SE LE
TOS DE JURISDICCIÓN, INCLUSO CONCEDER INDUL- PUEDE CONFERIR A UNO QUE NO SEA OBISPO PA-
GENCIAS.—Con todo, aunque esa manera de ex- RA QUE PUEDA HACER uso DE ELLA.—Primera
presarse podría en aquella materia tener alguna confirmación: Por esta razón a uno que no
verisimilitud, en la presente no puede tenerla: sea obispo se le puede conferir toda la jurisdic-
precisamente he repetido y explicado aquí aque- ción episcopal, y no sólo en cuanto al poder
lla parte para que por la comparación aparezca sino también para que pueda usar de ella por
más clara la falsedad de aquella opinión. Probe- sí mismo; y esa jurisdicción no sólo puede de-
mos, pues, esa afirmación. legarse sino también darse como ordinaria, como
El acto propio de la jurisdicción en el fuero es cosa cierta tratándose de muchos abades y su-
de la penitencia depende esencialmente del po- periores religiosos, de los cuales hablaremos un
der de orden, es decir, la absolución de los peca- poco después; luego es señal de que la consagra-
dos y consiguientemente todo acto de atar y ción del obispo de ninguna manera da poder de
desatar en ese fuero, tinen esa dependencia que jurisdicción, porque por una parte puede existir
digo. En efecto, aun en el caso posible de que sin ninguna jurisdicción, es decir, sin obispado,
uno tenga jurisdicción por un beneficio parro- como se dice en las DECRETALES, y por otra la
quial, si no es sacerdote, no puede de suyo ab- jurisdicción episcopal puede existir y ejercitarse
solver; de donde se sigue que ese acto es a la sin la consagración.
vez esencialmente de consagración —digámoslo De ahí se deduce también que esta jurisdic-
así— y de orden; por eso el poder del orden ción no consiste en una aplicación de la materia
sacerdotal es un poder de suyo necesario para que sea distinta del poder verdadero y moral
absolver y el principio sustancial de la abso- que se le da al obispo por medio de una conce-
lución. Por consiguiente, como la absolución es sión completamente distinta de la consagración,
un acto de administrar justicia, de alguna mane- porque por este poder a él se le hace superior y
ra —por así decirlo— a ese poder se le puede a los otros se les hace subditos, y en eso no pue-
llamar jurisdictivo. de concebirse ni echarse de menos otra materia.
En cambio en el obispo no se da ningún acto
de jurisdicción que dependa de suyo de la con- 11. E L PODER ESPIRITUAL DE JURISDICCIÓN
sagración: por eso un obispo elegido y con- SE LE CONFIERE AL PAPA POR MEDIO DE LA
firmado puede realizar actos de jurisdicción, con- ELECCIÓN Y DE UNA PURA CONCESIÓN DE DLOS
forme a las DECRETALES, en las que la GLOSA SIN CONSAGRACIÓN.—Una última confirmación y
última, que todos admiten, hace notar esto. explicación se halla en el poder pontificio, que
Por tanto, aun antes de ser consagrado puede es como^el primer modelo de todo poder espi-
incluso conceder indulgencias; más aún, puede ritual de jurisdicción.
hacerlo aun sin estar ordenado sacerdote, según Nadie negará que ese es un verdadero po-
lo enseñaron SANTO TOMÁS y NICOLÁS DE TU- der espiritual de jurisdicción activa, más aún,
DESCHIS con otros, y eso que la concesión de el supremo poder en esa línea que puede darse
Lib. IV. La ley positiva canónica 380
entre puros hombres; pues bien, ese poder no costumbre de que los obispos, incluso en los
se le da al Pontífice por medio de ninguna con- actos de su jurisdicción ordinaria, dijesen: Con
sagración sino por medio de la elección y de una la autoridad que me ha concedido el vicario de
nueva concesión de Dios. Cuando Cristo dijo a Cristo o algo semejante de la misma manera que
Pedro Apacienta mis ovejas, no le imprimió nin- los jueces ordinarios y los gobernadores de los
guna nueva consagración o carácter sino única- reyes suelen decir: Manda la Majestad Real o
mente le dio el poder de jurisdicción. Pues así algo equivalente. Es Santo Tomás quien equipa-
también el Papa, cuando es elegido legítima- ra los obispos a esos jueces.
mente, sin más es verdadero Papa en cuanto a El que no se practique esto no es porque no
tal poder y con ello no recibe consagración algu- pueda practicarse ni porque la jurisdicción de
na; más aún, si no es obispo o sacerdote, des- los obispos la dé Dios inmediatamente o por la
pués debe ser consagrado o también ordenado, consagración; esto es claro, porque de los prela-
y sin embargo entretanto puede ejercitar todos dos inferiores que tienen jurisdicción episcopal
los actos de sola jurisdicción externa. sin consagración, nadie duda que la tienen por
Luego, de la misma manera, a los otros obis- derecho humano y recibida del Papa, y sin em-
pos se les concede verdadero poder de jurisdic- bargo tampoco ellos hacen uso de esas expre-
ción por vía de elección o de pura concesión, no siones; luego no es porque no puedan ni porque
de consagración, pues la razón es la misma: lo hayan recibido la jurisdicción inmediatamente de
primero, porque el poder episcopal no es más Dios.
que una participación del poder papal; la segun- Ambos lo hacen así o por la modestia y
do, porque, de la misma manera que en la crea- moderación de los Pontífices, los cuales, aunque
ción del Papa el aplicarle la materia no es otra den el poder, entienden que ese poder proviene
cosa que el someterle toda la Iglesia, y el some- principalmente de Cristo y que a El se deben
terle la Iglesia no es otra cosa que darle un ver- atribuir todas las cosas porque El es el principal
dadero y nuevo poder sobre ella, así cuando a un operante y ellos no son más que sus vicarios.
obispo que únicamente está consagrado se le da
el obispado, la única manera como se le aplica la O también se hace eso para distinguir el po-
materia es dándole algunos nuevos subditos, y der delegado y el ordinario y así evitar confu-
subditos se le dan únicamente dándole un nuevo siones y ambigüedades, o al menos porque el
poder de superior completamente distinto del poder ordinario se da de forma que después el
poder de orden o consagración; y lo tercero y superior use de su derecho a manera de causa
último, porque así como los actos de jurisdicción primera precipiente, y por tanto no es necesario
pontificia como tales no son actos de orden o que al mandar exprese que tiene poder para
consagración ni proceden de ésta, tampoco los mandar, pues esto consta por el derecho mis-
actos de la jurisdicción episcopal. Un argumento mo, y, en consecuencia, tampoco es preciso ex-
igual puede tomarse de la jurisdicción de los presar de quién ha recibido el poder, pues eso
apóstoles, como es fácil verlo. no viene a qué para el efecto; en cambio el po-
der delegado siempre es a manera de una cosa
de hecho, y quien usa de él actúa a manera de
12. RESPUESTA A LOS ARGUMENTOS DE LA
un instrumento que al obrar es movido por la
OPINIÓN CONTRARIA.—Por esto, la manera de
causa principal y depende de su influjo, y por
explicar y defender aquella opinión no es veri-
tanto, para que conste de su jurisdicción, con-
símil. Ni hay derecho para aducir en su favor
la promesa de Cristo Cuanto atareis, etc., pues viene que el que obra exprese que la tiene y
en fuerza de las palabras en ella no se prometió consiguientemente de quién la ha recibido.
el poder de orden episcopal sino el poder judi- Esta diferencia en el proceder es solamente
cial y de jurisdicción coactiva espiritual, el- cual una congruencia moral, y por tanto no es nece-
de suyo podría darse y a veces se da sin consa- sario observarla siempre: quien usa de un poder
gración de la persona, aunque por otro lado delegado no siempre lo expresa, y el superior
Cristo quiso que primaria y principalmente re- ordinario, si quiere, puede hacerlo, y a veces
sidiese en los obispos. tal vez podrá ser conveniente que lo haga por
La razón de aquella opinión carece de fuerza, la ignorancia de los otros.
porque únicamente se apoya en una determina-
da expresión, y arbitrariamente y sin pruebas 13. UNA SEGUNDA EXPLICACIÓN DE ESA OPI-
supone que la práctica no podía introducir la NIÓN.—Una segunda manera de explicar y de-
Cap. IV. ¿Pueden los obispos dar leyes en sus diócesis? 381
fender la primera opinión es que Cristo N. Se- rios y príncipes bajo Pedro, y que sin embargo
ñor quiso que en la Iglesia hubiese obispados confiase a Pedro tanto la institución del cargo
bajo el Pontífice, porque toda la Iglesia no po- con tal jurisdicción como su entrega no sólo de-
día ser gobernada inmediatamente por un solo signando la persona sino también concediendo
obispo universal, cual es el Sumo Pontífice, y el el poder mismo, ya que el mandar que una cosa
mismo Cristo N. Señor quiso que esos goberna- se haga y el hacerla son dos cosas muy distintas
dores intermedios fuesen no sólo delegados y y separables. Como pudo también suceder que
como vicarios del Papa sino verdaderos pastores Cristo mandase a los apóstoles que organizasen
ordinarios y príncipes espirituales debajo del la manera y el rito de la celebración del sacrifi-
Sumo Pontífice. Esto demuestra la tradición cio de la Misa en cuanto a las ceremonias acci-
eclesiástica y se encuentra en las citadas pala- dentales, y que sin embargo dejase en sus ma-
bras de SAN PABLO: El Espíritu Sarrio os puso nos el organizarías e instituirlas. Lo mismo po-
como obispos para regir la Iglesia de Dios. dría decirse de la oración pública de la Iglesia
De aquí se sigue además que el episcopado y de cosas semejantes. Así también pudo Cristo
mismo, en virtud de la institución de Cristo, mandar que existiese en la Iglesia el cargo pas-
lleva consigo jurisdicción ordinaria y principal, toral^ de los obispos y sin embargo su institución
más aún, que toda esa dignidad, como distinta dejarla en manos de Pedro.
de la consagración, consiste en el poder de juris- Esto supuesto —en ello no puede demostrar-
dicción; en efecto, es esa una dignidad de su- se ninguna imposibilidad ni inconveniencia mo-
perioridad y gobierno, el cual es inconcebible ral— claramente se sigue que la jurisdicción de
sin jurisdicción y consiguientemente sin el po- los obispos es de derecho humano y que quie-
der de mandar, pues éste —como decía antes— nes la dan son los hombres, porque una cosa
es tan intrínseco al superior que es imposible es lo que es, por su institución inmediata y no
que uno sea hecho superior o prelado y no re- por el precepto que impulsa hacia ella, ya que
ciba el poder de mandar. el precepto actúa remotamente y es general ni
De esto deducen los dichos autores que este determina las circunstancias particulares de la
poder es dado inmediatamente por Cristo y en cosa sin las cuales la cosa misma no llega a ser,
virtud del derecho divino, porque es dado en en cambio la institución actúa a las inmediatas
virtud de un cargo instituido por Cristo; y aun- y establece la cosa en particular con sus deter-
que el Pontífice aplique por sí mismo tal cargo minadas circunstancias.
a esta o a aquella persona, sin embargo a tal De la misma manera en los ejemplos aduci-
cargo, en virtud del derecho divino, le es inhe- dos, las ceremonias de la Misa son de derecho
rente tal jurisdicción, y el cargo mismo se da humano, por más que el precepto general de
en virtud de una institución divina, y consiguien- organizarías hubiera sido divino como en reali-
temente el Pontífice solamente actúa como quien dad lo fue, natural o positivo; y lo mismo en
designa la persona, en cambio Dios es quien por otros casos.
sí mismo e inmediatamente da el oficio y con- Pues lo mismo sucederá en el caso presente
siguientemente el poder. según la dicha hipótesis de que los episcopados
inferiores a la dignidad pontificia no tienen por
derecho divino más que el precepto general de
14. REFUTACIÓN DE ESA EXPLICACIÓN.—Sin instituir y conferir tal dignidad, de la misma
embargo, en contra de esta explicación de ese manera que si el rey, al enviar un virrey a la
poder, fácilmente puede demostrarse la verdad India, le manda colocar en las provincias go-
tradicional. bernadores ordinarios y al mismo tiempo deja
En primer lugar, aunque concedamos que el en sus manos la clase de poder que se les ha
episcopado es de derecho divino no sólo en de dar y el reparto de los cargos, después no se
cuanto a la dignidad de orden sino también en dirá que esos gobernadores han recibido el car-
cuanto al oficio pastoral, de ahí no se sigue que go del rey inmediatamente sino del virrey aun-
la institución o entrega de tal cargo o jurisdic- que por orden del rey, porque la medida próxi-
ción proceda inmediatamente de Cristo, pues ma del poder es la voluntad y el juicio del vi-
pudo muy bien suceder que Cristo enseñase y rrey, y él es también la causa próxima que con
mandase a los apóstoles y sobre todo a Pedro su poder provee los otros cargos. Luego lo mis-
la manera de gobernar la monarquía eclesiásti- mo sucederá en el caso presente, supuesta la di-
ca mediante los obispos como pastoíes ordina- cha institución.
Lib. IV. La ley positiva canónica 382
15. Que tal fue la institución de los episco- y pastor ordinario que había de tener sucesión,
pados se prueba primeramente^ por las expresio- y en los otros como en embajadores vitalicios;
nes de los cánones. SAN GREGORIO dice en el y añade la razón: para difundir sus dones a par-
Decreto: La Iglesia Romana concedió sus pode- tir de él no a los apóstoles sino a todo el cuerpo,
res a otras iglesias llamándolas a una participa- no en un tiempo sino perpetuamente: si quiso
ción de su cuidado, no a la plenitud de su po- que la dignidad de Pedro fuese perpetua fue
der. Quiero subrayar las palabras concedió sus precisamente para que por medio de Pedro y de
poderes: claramente dan a entender que los pas- sus sucesores todo otro poder se trasmitiese a
tores de las otras iglesias reciben su poder del otros.
de Roma, y que por tanto a su manera hacen
sus veces, como antiguamente los pretores ha- 16. ESA CLASE DE INSTITUCIÓN ESTÁ MÁS EN
cían las veces del emperador, pero con esto San CONFORMIDAD CON UNA MONARQUÍA PERFECTA
Gregorio no pretende enseñar que los obispos Y ES MÁS CONVENIENTE PARA LA MAYOR UNIÓN
sean sólo vicarios del Papa y no verdaderos DE LOS MIEMBROS CON SU CABEZA. En Segun-
pastores y príncipes: lo único que quiso fue ex- do lugar, puede añadirse una razón y una con-
plicar que este principado procede del otro, el gruencia: que esta clase de institución está más
cual les crea obispos como colaboradores suyos. en conformidad con una monarquía perfecta,
El Papa SAN LEÓN en el Decreto, hablando cual los católicos entienden que es la Iglesia de
del poder de Pedro, dice que en él lo colocó Cristo, y que es más conveniente para la mayor
Cristo de una manera principal como para di- unión de todos los miembros —aun de los prin-
fundir sus bienes a partir de él, como de cabeza, cipales— con su cabeza, y para la más perfecta
a todo el cuerpo. CASTRO trata de eludir la fuer- subordinación, y consiguientemente para la ma-
za de este texto interpretando las palabras a par- yor paz de la Iglesia; luego hay razón para creer
tir de él en un sentido de orden temporal, no que Cristo instituyó la Iglesia de esta manera.
de causalidad. Cristo, dice, es quien inmediata- Sobre todo, que de la institución de una ca-
mente dio el poder a los apóstoles, pero primero beza soberana con plenitud de poder y con un
a Pedro, según SAN MATEO, y después a los cuidado pastoral absoluto sin limitación alguna,
demás apóstoles. consta expresamente por el Evangelio; en cam-
Pero —en primer lugar— en todo eso supone bio de un poder dado inmediatamente a otros
una cosa falsa, a saber, que Cristo, en esos pa- superiores con intención de que, en virtud de
sajes de San Mateo, dio el poder a Pedro o a esa donación, tuviesen una sucesión perpetua, no
los Apóstoles, siendo así que entonces no se lo consta por el Evangelio ni se halla indicio algu-
dio sino que se lo prometió, como consta por no de ello.
las palabras mismas y por la interpretación ge-
Por otra parte, de la práctica puede deducirse
neral. Por consiguiente también es falso que
que los cambios y erecciones de los obispados
Cristo diese el apostolado o el poder a Pedro
siempre fueron incumbencia del Pontífice Roma-
antes que a los demás apóstoles: a todos a la
no, como aparece en varios capítulos del D E -
vez les dijo: Como me envió a mí mi Padre que
CRETO y en otros más que cita VARGAS.
vive, así también Yo os envío a vosotros, según
SAN JUAN, y en el capítulo siguiente dijo a Pe-
dro: Apacienta mis ovejas como prerrogativa de 17. LA DIGNIDAD PAPAL, EN VIRTUD DE SU
su dignidad; y después de nuevo, refiriéndose al INSTITUCIÓN, TIENE EN SUS CONSTITUTIVOS SUS-
cargo apostólico, dijo a todos: Id por todo el TANCIALES UNA MODALIDAD DETERMINADA E IN-
mundo y predicad el evangelio, etc., según SAN MUTABLE.—En tercer lugar, vamos a explicar
MATEO. esta verdad por la diferencia que existe entre la
Así que el poder de los apóstoles en cuanto dignidad pontificia y el cargo del obispo.
tales y su jurisdicción no comenzó a existir a La dignidad pontificia, en virtud de su insti-
partir de Pedro ni siquiera cronológicamente: tución, tiene en sus constitutivos sustanciales
luego no fue este el sentido en que habló SAN una modalidad determinada e inmutable, por lo
LEÓN. Además las palabras a partir de él no se que se comprende muy bien que podía y debía
refieren sólo a la persona de Pedro sino también ser de institución divina.
en su tanto a sus sucesores, como es claro por Por parte de los subditos y del territorio, está
el contexto. Porque primero dijo que Cristo hecha para ser universal, es decir, para alcan-
N. Señor ordenó el cargo de los apóstoles colo- zar a todo el mundo y a todos los cristianos bau-
cándolo de una manera principal en San Pedro, tizados y de alguna manera a todos los hombres
el mayor de todos los apóstoles: no dijo primero eri aquello que es necesario para la propagación
cronológicamente sino de una manera principal, de la fe y para la justa protección de la religión
es decir, colocó ese oficio en él como en cabeza cristiana.
Cap. IV. ¿Pueden los obispos dar leyes en sus diócesis? 383
Asimismo por parte de las acciones de soltar mente mandado a su vicario y dejado en sus
y atar en todas las formas y en todas las mate- manos.
rias sobre que esas acciones pueden versar, está
hecha también para ser universal; y en todo ello 19. UNA EVASIVA Y SU REFUTACIÓN.—Se di-
es inmutable, ya que los hombres no pueden rá que, en virtud del derecho divino, el obispo
ampliarla ni reducirla. tiene pleno poder de jurisdicción espiritual a no
Por eso el origen de ese poder tiene que estar ser que el Papa lo limite en algunas cosas; que
inmediatamente en Dios, dado que en los hom- únicamente en esta dependencia el poder del
bres no existe un poder, ni innato ni recibido obispo es inferior al del Papa; y que de esta ma-
de fuera, que haya podido ser la fuente de un nera, en virtud del derecho divino, posee una
poder tan excelso. determinada modalidad y una obligada manera
de ser aunque variable por el derecho humano.
18. Por el contrario, el cargo episcopal, en A eso respondo —en primer lugar— que
virtud del derecho divino no tiene una modali- esa clase de institución no suele ser la divina,
dad fija y determinada: ni en el territorio, ni en que las cosas que manda Dios inmediatamente
las personas que se han de someter a este o al piden una mayor inmutabilidad, como lo ve-
otro obispo, ni en los actos de gobierno, ni en mos en la institución del sacrificio y de los
la materia de ellos. sacramentos.
Por eso vemos que los territorios de los obis- En segundo lugar, como ese cargo había de
pados son desiguales, que un mismo territorio ser tan mudable y variable y no había de te-
unas veces se hace mayor y otras menor, que ner la universalidad del papado, y por otra
uno se divide en dos o al revés de dos se hace parte ya la Iglesia había recibido en Pedro el
uno. poder suficiente para organizado, convino que
En cuanto a las personas de la misma diócesis, Dios lo instituyese de la forma que decimos,
algunas quedan exentas de sujeción al obispo y porque Dios todo lo arregla con suavidad,
sometidas inmediatamente al Papa o a otro se- obrando —cuando puede fácilmente— por me-
gún la voluntad del Papa, y con frecuencia su- dio de las causas segundas.
cede que el obispo de una diócesis tiene a su Por último, de la clase de institución que se
obediencia iglesias en la diócesis de otro y exen- pretende parece que se seguirían algunos ab-
ta alguna en su propio territorio. surdos. Uno, que la jurisdicción ^episcopal, de
Entre los mismos obispados hay jerarquía de suyo y en virtud del derecho divino, alcanzaría
obispos, arzobispos y patriarcas o primados, je- a todo el mundo y a todos los hombres si el
rarquía que, como es evidente, no puede atri- Pontífice no la limitaba como podía limitar la
buirse a derecho divino. jurisdicción de los apóstoles: esto es increíble
De los actos de jurisdicción espiritual hay al- por sí mismo. Otro, que los obispos, en virtud
gunos a los que no alcanzan los obispos en vir- del derecho divino y si el Papa no se lo reser-
tud de su cargo, como establecer irregularidades vaba, podrían dispensar del matrimonio rato,
—esto ya lo dije en el tratado correspondien- cosa también increíble. El tercero, que, si no
te—, o prescribir impedimentos invalidantes del fuera porque está prohibido por el derecho hu-
matrimonio —esto lo doy por supuesto por su mano, los obispos podrían pot su propia auto-
propio tratado—, o dejar su obispado o pasar a ridad dejar su obispado, lo cual es contrario a
otro —conforme a las Decretales—, y en gene- lo que INOCENCIO III dice en el Decreto. Otros
ral el pronunciarse en las causas de mayor impor- muchos absurdos pueden deducirse.
tancia, conforme a las mismas Decretales. Luego no fue esa la institución sino única-
En otros actos de jurisdicción que el poder mente que se hiciesen obispos los cuales fuesen
episcopal puede ejercitar, muchas veces sufre pastores principales y ordinarios de las almasj
limitaciones y reservas o determinadas medidas: luego ninguna otra cosa instituyó inmediata-
así en las absoluciones, dispensas, indulgencias mente el derecho divino positivo.
y otros actos semejantes; luego no era conve- De esa disposición general se sigue inmedia-
niente que tal cargo fuera de institución divina tamente que en la creación de ese cargo ante
inmediata, la cual debe ser fija y determinada. todo se ha de observar lo que pide el derecho
Por el derecho divino no puede señalarse la divino natural partiendo de la base de que tal
calidad y grado del poder de jurisdicción de los cargo se ha de crear con todos los elementos
obispos; luego tampoco el cargo mismo que con- necesarios para su conveniente ejercicio, y que,
siste en ese poder de jurisdicción fue instituido en lo que queda a la prudencia o a la libre vo-
y dado inmediatamente por Cristo, sino única- luntad humana, todo el asunto quedó en manos
Lib. IV. La ley positiva canónica 384
de Pedro; luego de él y por medio de él re- poral solamente pueden dar leyes civiles cuando
ciben inmediatamente los obispos todo su poder. se les ha concedido ese poder, y no en otros
casos. Que este poder les ha sido concedido a
20. De ahí se sigue —por último— que los obispos consta por la práctica y por los tex-
mucho más se debe decir eso del poder de dar tos jurídicos citados.
leyes: el Pontífice no sólo puede limitarlo o
ampliarlo, como lo hace continuamente, sino 21. RESPUESTA A LOS ARGUMENTOS DE LOS
que podría instituir obispados particulares sin ADVERSARIOS. LOS OBISPOS SON SUCESORES DE
dar a los obispos el poder legislativo, ya que LOS APÓSTOLES EN EL EPISCOPADO, NO EN EL
este poder no es de suyo necesario en todo go- APOSTOLADO.—Así pues, al primero y principal
bernante ni en todo príncipe, como aparece en argumento de Castro, que los obispos son suce-
los príncipes temporales que tienen superior en sores de los apóstoles, se responde —con una
esa esfera. sola palabra— que son sus sucesores en el epis-
La razón es que para tal gobierno, aun para copado, no en el apostolado, que son dignida-
el ordinario, lo que más principalmente basta des distintas: San Pablo fue apóstol y no sabe-
es el poder de mandar para el tiempo que ha mos que fuese obispo de alguna determinada
de durar el gobierno, y el poder de obligar, de diócesis ni que tuviese alguna iglesia propia
castigar y de juzgar, poderes todos ellos que como pastor ordinario y próximo de ella, por
pueden poseerse sin el poder de dar leyes, o más que tuvo la solicitud de todas las iglesias
sea, preceptos perpetuos y durables aun des- y en muchas de ellas creó obispos, como a Tito
pués de la muerte de quien los da. O por lo en Creta, a Timoteo en Efeso, a Dionisio en
menos podría el Pontífice ordenar que los es- Atenas. De San Juan Evangelista se lee tam-
tatutos de los obispos no fuesen estables y dura- bién que gobernó todas las iglesias de Oriente y
bles si él no los confirmaba o si no los apro- que puso obispos en ellas, pero no que ocupase
baba un concilio provincial o el metropolitano la sede propia de alguna de ellas como obispo
o el patriarca como a él le pareciera conveniente particular.
según la diversidad y distancias de las regiones. Así que a todos los apóstoles Cristo inmedia-
¿Por qué no ha de poder esto el Pontífice? o tamente les hizo obispos en cuanto a la consa-
¿qué dificultad hay en todo esto? gración: en ésta todos los obispos son sucesores
Más aún, la práctica misma demuestra que de ellos. Los apóstoles fueron asimismo como
ese poder muchas veces se les concede con al- obispos universales de toda la Iglesia por con-
guna limitación, como aparece por el cap. últ. cesión inmediata de Cristo: en este aspecto no
de Fer. en el que se dice con el clero y con el tuvieron sucesores, a excepción de Pedro, que
pueblo, y por el cap. Novit con casi todo el tuvo el pontificado de una manera más alta.
Título.
Luego por el derecho divino natural nada se 22. Además, algunos apóstoles, aunque no
opone a que el gobierno episcopal se instituya todos, tuvieron determinadas sedes episcopales:
con esta limitación, ya que los obispos en su en cuanto a esto, el obispado no lo recibieron
esfera no son soberanos sino que tienen su- inmediatamente de Cristo sino por determina-
perior. ción humana. Así San Pedro hizo a Santiago de
Tampoco hay dificultad por parte del dere- Alfeo primer obispo de Jerusalén, como atesti-
cho divino positivo, como con más razón consta guan el CRISÓSTOMO y EUSEBIO. San Pedro mis-
por lo dicho, ya que ninguna palabra hay en la mo fue primer obispo de Antioquía, sede que
Sagrada Escritura ni ninguna huella en la tra- no recibió inmediatamente de Cristo sino que
dición por la que pueda deducirse la existencia tomó por su propia autoridad y por la misma
de tal derecho positivo una vez que por la na- después dejó. En cuanto a estos obispados, los
turaleza de la cosa ese poder no va necesaria- obispos son sucesores de los apóstoles: con pro-
mente unido al cargo episcopal. piedad y rigor únicamente en aquellas iglesias
Luego los.obispos tienen este poder porque que tuvieron a alguno de los apóstoles como
el supremo legislador humano de la Iglesia, que primer obispo; en los demás sólo por cierta
es el Pontífice, expresa o tácitamente se lo con- imitación o participación que han recibido in-
cedió o lo adjudicó a su cargo. De una manera mediatamente de Pedro, no de Cristo.
igual decíamos antes que los príncipes sujetos Sobre las palabras de Cristo en SAN MATEO,
al emperador o a otro rey soberano en lo tem- ya se ha dicho que solamente fueron de prome-
Cap. IV. ¿Pueden los obispos dar leyes en sus diócesis? 385
sa y sin explicar en ellas la manera como ese no inmediatamente por Cristo, y que, aunque
poder se les había de dar a los pastores de no se observaba siempre la misma forma, de
la Iglesia. Por consiguiente, aunque los obispos alguna manera recibían el poder por medio del
reciben el poder por medio de Pedro, con toda Sumo Pontífice.
verdad les cuadra lo de A cuantos ligareis, etc., Al principio, recién nacida la Iglesia, aunque
por participación y en su tanto. Pedro por propia autoridad erigió muchísimos
Los otros textos no hay razón para aducirlos, obispados, como largamente refiere BARONIO,
porque son verdad no sólo de los obispos sino sin embargo también los otros apóstoles, con el
también de todos los superiores y prelados in- poder que les había concedido Cristo, fundaban
feriores; y a su manera también lo son de los iglesias y ponían obispos en ellas, según dijimos
magistrados y príncipes seculares, por más que de San Pablo y él mismo lo atestigua.
es cierto que tienen su poder no recibiéndolo De San Juan Evangelista dice SAN JERÓNIMO:
inmediatamente de Dios sino por concesión de Fundó y gobernó todas las iglesias de Asia, y
los hombres, ya que solamente después que lo TERTULIANO: Tenemos, dice, las iglesias cria-
tienen comienzan a ser ministros de Dios y das por Juan, pues aunque Marción rechaza
por eso se les debe obediencia. su Apocalipsis, con todo la lista de los obispos,
si subimos hasta los orígenes, no parará hasta el
23. E L APOSTOLADO FUE UNA DIGNIDAD DE primero de todos, Juan.
JURISDICCIÓN UNIVERSAL SOBRE TODA LA IGLE- De los otros sabemos lo mismo; y es preciso
SIA, Y POR TANTO LE COMPETÍA EL DAR LEYES; que así sea.
NO SUCEDE LO MISMO CON EL EPISCOPADO.
La respuesta al segundo argumento es obvia por 25. TODO EL ORDEN JERÁRQUICO DEPENDE
lo dicho: Concedemos la mayor en buen sentido, DE PEDRO.—Sin embargo, hay que creer que to-
y negamos la menor, porque el poder legisla: dos los obispos creados por los apóstoles tuvie-
tivo no es esencial al cargo episcopal en su con- ron sucesores mediante la autoridad de Pedro
cepto general, en el cual tiene algún origen de mediata o inmediatamente. Porque el orden je-
derecho divino. Por tanto no es 'oportuna la rárquico de los obispos, arzobispos y patriarcas
comparación que se hace de él con la dignidad comenzó desde el principio de la Iglesia, y co-
del apostolado: aquella fue una dignidad de ju- mo había de perdurar en la Iglesia perpetua-
risdicción universal con relación a toda la Igle- mente, no dejó de intervenir en su institución
sia, y el mismo derecho divino la señaló para ese la autoridad de Pedro. De esto hablaremos más
grado de perfección; en cambio la dignidad epis- largamente, Dios mediante, en otro lugar.
copal, por lo que se refiere a la jurisdicción, En Asia y en otras regiones más apartadas,
no es de derecho divino de esa manera ni ha a los obispos y a los principales superiores se
recibido de él una determinada forma de po- les hacía —conforme a la práctica y con con-
der sino sólo el precepto general de establecerlo sentimiento del Pontífice Romano— por elec-
y entregarlo. ción; y tal vez en Oriente y en regiones apar-
De esta manera quedan suficientemente expli- tadas, los arzobispos confirmaban a los obispos
cadas las palabras de San Pablo: El Espíritu y los patriarcas a los arzobispos; y los patriar-
Santo os puso como obispos para gobernar la cas mismos desde el principio fueron creados
Iglesia de Dios; cuánto más que también de los por San Pedro, y después eran puestos por la
reyes se dice que Dios es el que les hace reinar autoridad de la Iglesia Romana o de alguna
y que de Dios reciben el poder, aunque sean los forma prescrita por ella; de esta manera los •
hombres quienes a las inmediatas les entregan obispos siempre pudieron ser creados mediata
el reino. Pues de la misma manera, aunque sea o inmediatamente por el Pontífice Romano. Y
Pedro quien nombra a los obispos, con toda por más que se les nombrara por elección o a
verdad se dice que el Espíritu Santo los puso petición del clero o del pueblo, el poder mismo
para gobernar la Iglesia, porque esta es la vo- siempre se lo daba la autoridad de la cabeza por
luntad del Espíritu Santo y se cumple por ins- sí misma o por medio de otros, cosa que hasta
hoy se observa en la Iglesia Católica y que se
piración y con cooperación suya.
debe creer se observó siempre. Pues, como dice
Los otros reparos que allí se añaden ya están
SAN IRENEO, A la Iglesia Romana, por su ma-
solucionados.
yor autoridad, es preciso que acudan todas las
24. A lo tercero se responde —conforme a iglesias, es decir, los fieles de todas partes.
la práctica— que, después de los apóstoles, los Y aunque esto sea verdad ante todo cuando
obispos siempre eran hechos por los hombres y se trata de la doctrina de la fe, también tiene
Lib. IV. La ley positiva canónica 386
lugar en todo lo que pertenece al gobierno imperativo de subordinación y es doctrina del
universal y a sus actos más importantes, entre DECRETO.
los cuales cuenta la creación de obispos, según Por eso también es cierto —en segundo lu-
enseña SAN GREGORIO en el Decreto y en el gar— que no pueden establecer nada contrario
comentario a él la GLOSA y otros; y lo mismo se al derecho común, porque eso sería oponerse a
halla en el cap. Antiquis del mismo DECRETO, la voluntad del superior, como se dice en el D E -
que está tomado de una carta de San Atanasio CRETO.
al Papa Félix. Por eso la GLOSA hace observar En tercer lugar, hay que añadir que nada
en las DECRETALES que, según el derecho anti- pueden establecer en asuntos de gran importan-
guo y lo ordenado por la Iglesia, el poder de cia, ya que éstos, según la norma general, están
dar el episcopado pertenece al Papa, y lo mismo reservados a la Sede Apostólica, como observan
hace notar NICOLÁS DE TUDESCHIS en su co- la GLOSA en las DECRETALES y en el DECRETO,
mentario al cap. Verum. y NICOLÁS DE TUDESCHIS, y según se dice en
las DECRETALES.
26. Con esto queda explicada y confirma- Otra prueba de esto mismo es el principio
da la última parte de la tesis, en la que decía- general de que en una concesión general no
mos que el poder de los obispos tiene su origen entra aquello que no es verisímil que se conce-
en el derecho divino y en el precepto de Cristo diera en particular, como se dice en el Libro 6.°
de que la Iglesia sea gobernada por obispos y de las DECRETALES y muy oportunamente para
de que el Papa los llame a tomar parte en su el caso presente en el DECRETO con las obser-
cuidado, por más que la modalidad, la desig- vaciones de NICOLÁS DE TUDESCHIS y otros;
nación y la entrega de ese poder la hayan deter- también lo dice BARTOLO sobre el Digesto.
minado los Pontífices con su libre voluntad y Asuntos de gran importancia se llama a los
prudente juicio y ellos puedan ensancharlo o que se refieren a alguna nueva declaración o
limitarlo. promulgación en materia de fe, o los que con-
Mas para que todo esto quede todavía más ciernen a instituciones de la Iglesia universal,
claro, y para aplicarlo mejor a cada una de las como es, por ejemplo, la continencia de los sa-
clases de personas que pueden dar leyes ecle- cerdotes, o los que son contrarios a privilegios
siásticas, en el capítulo siguiente vamos a expo- o costumbres universales, conforme a las D E -
ner y explicar algunos problemas especiales. CRETALES y su GLOSA; asimismo el someter una
iglesia a otra, el unir dos obispados en uno o
dividir uno en dos, según se dice en el DECRE-
CAPITULO V TO; y lo mismo sería el reformar el ayuno cua-
resmal y cosas semejantes.
SOLUCIÓN DE ALGUNOS PROBLEMAS EN ORDEN A Fuera de estos casos, hay que tener por nor-
UNA MÁS CLARA EXPLICACIÓN DE LA DOCTRINA ma general que el obispo no necesita de una
DEL CAPÍTULO ANTERIOR aprobación, confirmación o concesión positiva
del Papa para poder dar estatutos de suyo esta-
bles y perpetuos, pues esto le compete a él por
1. PRIMER PROBLEMA.—Los OBISPOS NO el derecho ordinario, como se dice en el 1. 6.° de
PUEDEN ESTABLECER NADA QUE SEA CONTRARIO las DECRETALES, y por la costumbre y tradición
AL DEREC H O COMÚN NI TAMPOCO EN MATERIAS perpetua de la Iglesia, y no hay razón alguna
QUE EL PAPA SE HAYA RESERVADO PARA SÍ EN para limitar ese poder del obispo.
PARTICULAR. ¿ Q U E MATERIAS QUEDAN ABIER-
TAS PARA LOS OBISPOS Y CUÁLES NO?—El pri- 2. El segundo problema es si el obispo pue-
mer problema es si el obispo puede dar leyes de hacer estatutos sin el consejo o consentimien-
sin contar con la voluntad del Papa y qué norma to del cabildo o del clero.
se ha de seguir en este punto, es decir, si el Algunos lo afirman siguiendo a la GLOSA en
obispo puede cuanto no se le prohibe o sólo lo las DECRETALES, pero la Glosa no dice eso sino
que se le concede. únicamente que los obispos pueden hacer cons-
Sobre esto hay que decir —en primer lu- tituciones. Por eso NICOLÁS DE TUDESCHIS lo
gar— que los obispos no pueden legislar en niega en absoluto y cita a JUAN DE ANDRÉS, y
materias que el Papa se ha reservado para sí en lo deduce de varios textos de las DECRETALES.
particular, es decir, dar leyes de alguna mane- Estos textos jurídicos no se refieren a estatutos
ra contrarias a ellas. Esto es ciertísimo por un sino a enajenaciones de bienes de la Iglesia y a
Cap. V. Algunos problemas sobre la doctrina anterior 38?
otros negocios parecidos que el obispo no debe sobrepasan a los obispos, son totalmente de
realizar sin contar con el cabildo. derecho humano eclesiástico y por tanto por
Por eso pienso se debe decir que en esto se razón de ellas nada se puede hacer más que lo
debe observar la misma norma que se ha puesto que especialmente se les haya concedido, cuánto
en el punto anterior: El obispo, al legislar, ñor más declarándolo así los dichos textos jurídicos.
malmente no depende del cabildo, ya que el po- Por consiguiente, lo que dice la GLOSA sobre
der no lo ha recibido de él sino del Papa, que el DECRETO, que el obispo puede dar leyes epis-
es el que dentro de su grado le ha hecho su- copales y el arzobispo leyes provinciales, se ha
perior a todos con régimen monárquico, que de entender del arzobispo a una con el concilio
era un régimen más ajustado al derecho divino; provincial; otra cosa sería contraria al derecho,
además, como ningún derecho impone esa limi- como consta por los textos citados, sobre todo
tación al poder episcopal y tal dependencia de por el cap. Nullus Primas. Por tanto el paran-
parte del superior con relación a sus subditos gón del arzobispo con el obispo tampoco en
al legislar no es una consecuencia de principios esto es completo: el obispo puede él solo hacer
naturales, no hay por qué establecerla como cánones episcopales, pero el arzobispo no puede
norma general; luego lo único que se debe ad- hacerlos provinciales.
mitir es que el concilio o el consentimiento del
clero o también del pueblo es necesario en los 4 . LOS CARDENALES ÚNICAMENTE PUEDEN
casos señalados expresamente por el derecho o DAR LEYES EN LAS IGLESIAS DE SUS TÍTULOS.
en las cosas que presentan una razón o una ne- LOS LEGADOS DEL SUMO PONTÍFICE TIENEN
cesidad especial. PODER PARA DAR LEYES EN SU PROVINCIA.—
Un ejemplo de lo primero lo hay en el cap. Con lo dicho fácilmente puede entenderse o
últ. de Feriis en las DECRETALES; de él hablé resolverse el cuarto problema, a saber, qué po-
largamente en el tratado de la Religión. Ejem- der legislativo tienen los cardenales, los abades
plos de lo segundo son lo que sucede cuando las exentos con jurisdicción episcopal y otros supe-
leyes del obispo ordenan algo en cosas que pue- riores semejantes, y también los legados pon-
den ceder en perjuicio del cabildo o también del tificios.
clero, v. g. si son contrarias a un privilegio que De los cardenales debemos decir que, de suyo
les haya concedido un superior o a una costum- y por razón de su dignidad, únicamente pueden
bre que haya prescrito. dar leyes en la,s iglesias de sus títulos. Prueba:
Esto es lo más que puede deducirse, argu- Solamente en ellas tienen jurisdicción episcopal,
mentando por comparación, del DECRETO y de como se dice abiertamente en las DECRETALES,
las DECRETALES; y esta es la opinión general. en cuyo comentario lo hace notar NICOLÁS DE
Véanse FELINO en su comentario a las Decre- TUDESCHIS, que cita a JUAN DE ANDRÉS y a
tales y GUIDO DE BAYSIO sobre el Decreto. otros, y lo mismo JERÓNIMO MANFREDO.
Los superiores de menor categoría, aunque no
3 . LOS ARZOBISPOS EN SUS DIÓCESIS PAR- sean cardenales pero con jurisdicción episcopal,
TICULARES PUEDEN LO MISMO QUE LOS OBISPOS por el derecho común pueden dar leyes en sus
EN LAS SUYAS.—El tercer problema es qué se cuasidiócesis, a no ser que se les haya prohibido
debe decir acerca de los prelados superiores, eso a ellos en particular, o a no ser que por
como son los arzobispos y los primados o pa- costumbre o por alguna disposición especial ne-
triarcas. cesiten el consentimiento de la comunidad o del
En primer lugar, es cosa cierta que, por el capítulo; esto se ha de entender tanto de los
derecho común, en sus diócesis particulares pue- regulares como de los seculares. La razón es
den lo mismo que el obispo en la suya, puesto que su poder es de jurisdicción episcopal.
que son obispos de ellas. Lo mismo se debe decir del legado del Sumo
En segundo lugar, debemos decir que eso y Pontífice: tiene en su territorio poder para
no más es lo que pueden tanto dentro como dar leyes que perduren, aun después de cesar
fuera de ellas, a no ser que por derecho especial él en el cargo, mientras no las revoque el Papa
o por costumbre que haya prescrito o por pri- u otro que tenga un poder igual al del legado.
vilegio se les haya concedido otra cosa. Así se Así se declara en las DECRETALES, y lo dicen en
dice en el DECRETO y en las DECRETALES. sus comentarios NICOLÁS DE TUDESCHIS y
La razón es que esas dignidades, en lo que otros, y también SILVESTRE PRIERIAS. La razón
Lib. IV. La ley positiva canónica 388

es que así han creado este cargo los Sumos Pon- DESCHIS, DECIO y FELINO en su comentario al
tífices, y que dichos legados tienen una jurisdic- cap. Ne innitaris de las Decretales.
ción más que episcopal y ordinaria, como se ve He dicho de suyo y en cuanto que se apoyan
por las DECRETALES. en la autoridad de ellos porque a veces ellos dan
fe de un precepto dado por Cristo o los após-
5. NADIE FUERA DE LOS D I C H O S TIENE PO- toles o introducido por la tradición de la Igle-
DER PARA DAR LEYES CANÓNICAS. Por Último sia, y entonces ellos nos dan a conocer el pre-
debemos decir que ninguna otra persona en cepto como testigos, no como autores de él.
particular, fuera de las enumeradas, tiene en Por tanto, según sea la manera como dan fe
la Iglesia poder para dar leyes canónicas, ya que de alguna cosa u obligación, y según sea mayor
en ningún texto se lee que se le haya concedido o menor la coincidencia de los Santos entre sí,
ese poder ni va él unido a ningún otro cargo. tanto es mayor o menor la credibilidad de su
Puede darse como razón —según dije an- testimonio. Sobre esto véase a AGUSTÍN DE AN-
tes— que el poder legislativo en toda comuni- CONA y a CANO.
dad es de suyo un poder soberano y los infe-
riores sólo pueden poseerlo en tanto en cuanto 7. LOS D I C H O S DE LOS PADRES NO RECI-
el soberano se lo concede; ahora bien, única- BEN FUERZA DE LEY POR EL H E C H O DE QUE
mente suele concederse a los más principales y GRACIANO LOS H AYA INSERTADO EN SU DECRE-
a quienes tienen un gobierno muy superior; por TO SI NO HAN SIDO CANONIZADOS POR ALGÚN
eso en la Iglesia, por el derecho ordinario, este PAPA.—Debo añadir que los textos de los San-
poder no va unido más que a la jurisdicción tos Padres no tienen fuerza de ley por el hecho
principal, cual es en la Iglesia la episcopal y no de que Graciano los insertara en el Decreto, a
otra inferior. no ser que algún Papa algunos de esos textos
los haya convertido en cánones, como sucede
6. Suele en este punto plantearse el proble- con algunos que se encuentran en las Decre-
ma de si los textos de los Santos Padres, sobre tales.
todo los contenidos en el DECRETO, tienen fuer- La razón es que ni Graciano tenía autoridad
za de ley. La razón del problema es que en el para darles fuerza de ley ni Pontífice alguno
DECRETO DE GRACIANO se insertan como tales, aprobó como ley todo le que se contiene en
y así se les suele citar como cánones. La GLOSA el Decreto. Algunos canonistas piensan lo con-
DEL DECRETO llegó a decir en general que los trario, a los cuales cita y parece seguir FELINO;
textos de los Santos Padres aprobados por pero en realidad no tienen base segura, pues la
Gelasio en el Decreto son canónicos hasta en costumbre —que es el argumento que adu-
sus más mínimos detalles. cen—, según el sentir general de los sabios no
Pero esto no tiene base, porque ni la Iglesia se introdujo con ese sentido. Esto piensan otros
piensa así, dado que los Santos Padres no fue- muchos canonistas que citan el mismo FELINO
ron escritores canónicos, ni tuvieron la asisten- y DECIO.
cia infalible del Espíritu Santo. Tampoco es eso Lo mismo se debe decir de algunas leyes ci-
lo que se dice en aquel texto, a no ser en par- viles que Graciano puso en su Decreto, pues
ticular de cierta carta del Papa SAN LEÓN en la sólo por eso no tienen fuerza de ley canónica si
que éste habló como Papa. El hecho mismo de algún Pontífice no las convirtió en cánones, y
esta excepción da bien a entender que la apro- eso por la misma razón, según piensa la GLOSA
bación de las otras obras no se hÍ2o en el mismo en el 1. 6.° de las DECRETALES y según parece
sentido sino únicamente para que constase de suponer AZPILCUETA.
la grandísima autoridad humana de aquellos Pa-
dres. 8. Por último, añadamos de paso que GRA-
Así que, por lo que hace a la materia que CIANO cita algunas frases que no se hallan en
tratamos, debemos decir que los textos o dichos los Concilios o Santos Padres a quienes él las
de los Santos, de suyo y en cuanto que se apo- atribuye: con razón puede dudarse que tengan
yan en la autoridad de ellos, no tienen fuerza fuerza de ley.
de ley, como observa la GLOSA sobre el DECRE- Algunos creen que hay que dar plena fe a
TO y como se dice en el mismo DECRETO. La GRACIANO porque los textos jurídicos —según
razón es que la ley no es un acto únicamente DECIO, FELINO y NICOLÁS DE T U D E S C H I S —
de doctrina sino de poder, y los Santos no te- parecen reconocerle autoridad.
nían este poder ni era esta tampoco su inten- Con todo, aunque haya alguna presunción a
ción en tales escritos. Léase a NICOLÁS DE TU- su favor, pero no suficiente para que a tales
Cap. Vi. Comunidades que pueden dar leyes eclesiásticas 389
frases haya que reconocerles la autoridad y la bién poder soberano. Además, de no ser así,
promulgación necesarias para una ley: verisímil- estaría de más convocar concilio para dar leyes,
mente GRACIANO no todo lo tomó de los verda- porque al fin y al cabo el que las daría sería úni-
deros originales sino que muchos elementos los camente el Papa.
tomó de decretos o compiladores un poco anti- Sin embargo, es más verdadera la opinión de
guos, con lo que fácilmente pudieron introducir- que esas leyes no obligan sin la confirmación del
se errores y cambios, sobre todo en los nombres. Papa. Es la opinión de TOMÁS DE V I O , TOR-
Además en el Decreto Gregoriano se hicieron QUEMADA y AZPILCUETA.
muchas correcciones. La prueba suficientemente una tradición cons-
Por eso es preciso consultar siempre los origi- tante y la práctica de los concilios generales:
nales, y cuando no se encuentran en ellos esas siempre pidieron al Papa que los aprobara, y
frases, hay que ver si tales decretos fueron antes de obtener la aprobación, no se creía que
admitidos al menos por la práctica y la costum- pudieran obligar con sus leyes, ni en general
bre, o si se hallan confirmados en otros decretos esas leyes eran aceptadas en la Iglesia. Y si al-
más seguros: de no ser así, no bastarán para guna vez alguna región o iglesia particular ad-
hacer ley. mite esa ley antes de su confirmación, lo hace
por propio impulso o por precepto particular
de sus prelados, como observa AZPICUETA en
CAPITULO VI particular sobre los decretos del Concilio Tri-
dentino, los cuales comenzaron a observarse en
¿QUÉ COMUNIDADES O AGRUPACIONES ECLESIÁS- España ya antes de su confirmación.
TICAS TIENEN PODER PARA DAR LEYES? La razón es que el concilio reunido bajo la
obediencia del Pontífice no tiene inmediata-
1. TRES MODALIDADES DE CONCILIO.—El mente por derecho divino jurisdicción sobre
primer lugar entre estas comunidades o agrupa- toda la Iglesia, pues en ningún texto se lee que
ciones lo ocupa el concilio general, el cual puede esa jurisdicción le fuera concedida a él sino a
revestir tres modalidades: la primera, que ten- Pedro; luego tiene el grado de jurisdicción que
ga presente personalmente al Sumo Pontífice y le concede el Papa; ahora bien, el Papa no da
que se haya reunido y se desarrolle bajo su auto- al concilio autoridad para dar leyes que obli-
ridad; la segunda, que cuente con la autoridad guen antes de que él las confirme, como consta
del Papa, pero sin hallarse éste presente perso- por la práctica.
nalmente sino representado por legados; la ter- Se dirá que puede darla y enviar legados con
cera, que no cuente en absoluto con el Pontí- poderes para hacer que las leyes del concilio
fice. puedan ser promulgadas y obligar enseguida sin
Acerca de la primera, la solución es bien sen- necesidad de ninguna confirmación.
cilla, porque si el Papa, solo él puede dar leyes Respondo —en primer lugar— que si el Papa
para toda la Iglesia, con más razón las podrá hace eso, confirma aquellas leyes —digámoslo
dar a una con el concilio general. Un ejemplo de así— de antemano; ahora bien, cuando decimos •
esto lo tenemos en los H E C H O S , como se ha que se necesita confirmación, hay que entender-
observado antes. lo de una confirmación posterior o anterior;
Acerca de la segunda clase de concilio, si el pero añado que eso no se hace más que cuando
Papa después lo confirma, es también evidente el Papa en la misma instrucción del concilio de-
que tiene el mismo poder por la misma razón. clara en particular lo que se debe mandar: una
Ejemplo de ello tenemos en todos los concilios confirmación en un sentido general e indiferente
generales celebrados fuera de Roma, y sobre no es tan conveniente, pues para que la confir-
todo en el Tridentino. mación del Papa tenga la asistencia segura e in-
2. LA TRADICIÓN PATENTIZA QUE LAS LEYES
falible del Espíritu Santo, es preciso que se re-
DE LOS CONCILIOS NO OBLIGAN SI NO LAS CON-
fiera a una cosa bien fija y determinada. Que
FIRMA EL PAPA.—UN CONCILIO REUNIDO BAJO el concilio de que tratamos cuente con esa asis-
tencia antes de la confirmación, es una cosa
LA OBEDIENCIA DEL PAPA, POR EL DERECHO
bastante dudosa ni es este el lugar de diluci-
DIVINO NO TIENE JURISDICCIÓN INMEDIATA SO-
darla.
BRE TODA LA I G L E S I A . — L a dificultad está en
saber si este concilio tiene poder para obligar 3. E L CONCILIO SIN EL PAPA NI SUS LEGA-
con sus leyes antes de que lo confirme el Papa. DOS.—Resta hablar del concilio cuando el Papa
Algunos autores lo afirman; lo insinúan V I - no asiste a él ni personalmente ni representado
TORIA y SOTO. Puede aducirse como prueba que por legados.,
el concilio tiene autoridad infalible: luego tam- Si hay en la Iglesia un Pontífice cierto e
Lib. IV. La ley positiva canónica 390
indiscutido, tal asamblea no sería verdadero con- 5. E L COLEGIO CARDENALICIO, CUANDO NO
cilio, porque reunida sin la autoridad del Roma- HAY PAPA, NO PUEDE DAR NINGUNA LEY QUE
no Pontífice esa reunión no sería legítima. En OBLIGUE A TODA LA IGLESIA.—Con esto se en-
efecto, parecen cosas incompatibles que se reúna tiende —dicho sea de paso— lo que se debe
con su autoridad, que falten en él sus legados o decir del Colegio Cardenalicio cuando no hay
alguien que presida en su nombre, y que sea Papa: no puede dar ninguna ley que obligue a
concilio general. Por consiguiente, si nos figu- jtoda la Iglesia.
ramos un concilio así, no podrá llamarse gene- La razón es que en ningún texto se le concede
ral faltando en él la cabeza de la Iglesia a pesar a ese Colegio tal jurisdicción.
de que entonces —por hipótesis— en la Iglesia Este argumento vale —en primer lugar—
no falta cabeza. para el derecho divino, pues en ningún texto
Por tanto, aun admitiendo ese caso imagi- consta tal derecho; ni el colegio mismo o digni-
nario, consta que los decretos y leyes de tal dad cardenalicia pasa por ser de derecho divino,
concilio no pueden obligar a toda la Iglesia an- según la opinión más común que ahora no nos
tes de la confirmación del Papa, porque no es detenemos a especificar.
concilio general y porque a él es aplicable —con Y en cuanto al derecho eclesiástico, de las
más razón todavía— lo dicho en el punto an- CLEMENTINAS más bien se deduce una prohibi-
terior. ción: Declaramos nulos y vanos los actos de
autoridad o jurisdicción que, perteneciendo al
4. E L CONCILIO EN TIEMPO DE CISMA.—El Romano Pontífice mientras vive, el colegio mis-
problema, pues, solamente subsiste en el caso mo ejercitare.
de que tal concilio se reúna cuando no hay Solamente se exceptúan en ese texto los ac-
Papa por haber surgido un cisma; es lo que tos que se conceden a los cardenales en el 1. 6.°
sucedió en tiempo del concilio de Constanza. de las DECRETALES; ahora bien, lo único que se
En ese caso pienso se debe decir que tal con- les concede allí es lo que toca a la elección del
cilio únicamente tiene el poder que es necesario Pontífice, a la defensa de la Iglesia y al ata-
—digámoslo así— para la defensa de la Iglesia jo de peligros inminentes. De lo demás más
y para pacificarla eligiendo un Sumo Pontífice bien se dice que de ninguna manera se entro-
cierto, y que por tanto sólo puede mandar y metan en otros asuntos. Y se añade: Con todo
ordenar las cosas que son necesarias para este el esfuerzo y diligencia posible, lo único que han
fin, pero no dar leyes perpetuas para toda la de procurar es que por su ministerio se acelere
Iglesia. el cumplimiento de la útil y necesarísima pro-
Eso lo prueba —en primer lugar— la prác- mesa de todo el mundo.
tica. En segundo lugar, la razón, porque tal Esta opinión se encuentra también en la G L O -
concilio no ha recibido esta jurisdicción inme- SA A LAS CLEMENTINAS. Más expresamente to-
diatamente de algún derecho divino positivo, davía lo dicen NICOLÁS DE TUDESCHIS, FELI-
pues tal derecho ni está escrito ni consta por NO, ANTONIO DE BUTRIO e IMOLA en sus co-
la tradición; ni la ha recido tampoco del Sumo mentarios a las Decretales.
Pontífice, pues —por hipótesis— no hay Papa,
y los Papas anteriores no la dejaron, puesto que 6. Lo contrario sostuvo GUIDO DE BAYSIO
no poseemos decreto alguno acerca de esto; lue- con LORENZO, y les siguen DOMINGO GIACO-
go únicamente tiene la autoridad que por de- BAZIO, ALBANO y MANFREDO.
recho divino natural se da en todo cuerpo mís- Se apoyan en que el senado podía dar leyes,
tico para poder gobernarse y defenderse por y el colegio de los cardenales tiene la misma
medio de superiores particulares, unidos en un autoridad que el senado.
cuerpo cuando falta una cabeza soberana. Ahora Una confirmación: El colegio cardenalicio tie-
bien, este poder por su naturaleza sólo se da ne poder para crear legislador: ¿qué extraño
para el dicho fin y con la dicha limitación. que pueda dar leyes? De la misma manera de-
Por tanto, si tal concilio diera algunas leyes, dujo HUGÓN que ese colegio puede crear carde-
a lo sumo podrían obligar en virtud de la acep- nales, puesto que puede elegir Papa.
tación de la Iglesia, o en cuanto que cada uno Segunda confirmación: Ese colegio representa
de los obispos podría promulgarlas en su obis- a toda la Iglesia, ya que en su nombre puede
pado, o hasta la elección del Papa. elegir Papa.
Cap. VI. Comunidades que pueden dar leyes eclesiásticas 391
Pero esta opinión no tiene base firme ni veo perfecta sino falta de cabeza, y en orden única-
cómo pueda entenderse ni defenderse. Porque mente a crear esa cabeza y a quitar los estorbos
trata del colegio cardenalicio o en vida del Papa o inconvenientes que entretanto suelen presen-
o en sede vacante; ahora bien, en ninguno de los társele a la Iglesia.
dos casos puede ser verdadera.
La menor en su primera parte es clara, por- 8. Los CONCILIOS MENORES.—Debemos ha-
que en vida del Papa ese colegio, como colegio, blar —en segundo lugar— de los concilios me-
no tiene jurisdicción alguna ordinaria; ni tam- nores. La norma para ellos es que pueden dar
poco la tienen sus personas fuera de sus propios leyes que estén en conformidad y a la medida
títulos, según se dijo antes. Por eso en vida del de su jurisdicción tanto por lo que se refiere
Papa no pueden reunirse en forma de tal cole- al territorio como a la materia de las leyes. Es-
gio si no es por voluntad y con la autoridad del ta norma la tomo de la doctrina común entre
mismo Papa, sobre todo para tomar disposicio- los canonistas en sus comentarios al Decreto, de
nes tocantes al gobierno de la Iglesia, y mucho ENRIQUE DE SEGUSIO, de DECIO y otros, y de
menos podrán entonces dar leyes sin contar con INOCENCIO sobre las Decretales. Voy a expli-
el Papa. carla y probarla brevemente.
La segunda parte se demuestra con evidencia Estos concilios son de tres grados: Unos se
por los textos jurídicos aducidos y por el racio- llaman nacionales, como fueron en España casi
cinio que se ha hecho. todos los de Toledo, y en general son aquellos
en los que se reúnen no sólo los obispos sino
7. Según esto, el parangón con el senado también los arzobispos de una nación bajo un
carece de sentido, porque no se encuentra en primado o patriarca. Otros son provinciales de
aquellos decretos, y aunque allí se hiciera, ha- una metrópoli: en ellos se reúnen los obispos
bría que entenderlo de los títulos de honor y sufragáneos con su arzobispado. Otros, final-
dignidad, no de la jurisdicción espiritual, pues mente, son sinodales, y ordinariamente no se
ésta Constantino no pudo darla, ni la posee llaman concilios sino sínodos: en ellos se reúnen
comunidad alguna eclesiástica si no la ha reci- los abades y los párrocos con sus obispos.
bido del Papa. Ninguno de estos, dada su naturaleza, puede
Acerca de la primera confirmación, niego la dar leyes que obliguen a toda la Iglesia a no
consecuencia, porque a los cardenales únicamen- ser que el Papa las haga suyas, porque carecen
te se les ha dado el poder para el acto de la de jurisdicción universal.
elección, no para otros actos aunque sean menos Por la misma razón no pueden dar leyes en
nobles. Según esto, el parangón que establece materias de mucha importancia reservadas al
Hugón deduce una cosa falsa, porque el co- Pontífice, según la norma que se puso antes.
legio cardenalicio en realidad no puede crear Pero tratándose de materias a su alcance, todos
cardenales, puesto que en ningún texto se le ellos pueden dar leyes en su territorio.
da este poder, y un poder dado en particular
para un acto más noble no puede ampliarse a 9. Esta norma, entendida en esa forma, se
otro de distinta naturaleza aunque menos no- encuentra en el DECRETO. Y la razón de esa
ble, como ya lo hicieron notar la GLOSA DE L-AS jurisdicción puede estar —en primer lugar— en
CLEMENTINAS y TORQUEMADA. la naturaleza de la cosa sobre la base de la ju-
Sobre la segunda confirmación, en rigor lo risdicción ordinaria de los obispos y de los otros
que se afirma es falso, pues el poder para elegir superiores de mayor categoría, los cuales en la
Pontífice, ese colegio lo ha recibido no de la esfera de la jerarquía eclesiástica son de alguna
Iglesia sino de Cristo por medio de los ante- manera superiores a ellos. De ahí se deduce sin
riores Pontífices. más que en cuanto varios obispos son puestos
Además, aunque ese colegio representara a la bajo un arzobispo o patriarca, pueden también
Iglesia, la representaría no en general sino úni- reunirse y formar un legítimo cuerpo místico
camente para dar su voto en la elección, lo mis- que por su naturaleza y por el solo hecho de que
mo que un procurador a quien se ha comisio- el superior no lo prohiba tiene poder legisla-
nado para un solo acto. Así también el concilio tivo. La misma razón vale para el clero que
acéfalo en sede vacante, se dice que representa está bajo un obispo, etc.
a toda la Iglesia, pero no a una Iglesia del todo También puede estar la razón de esta juris-
Lib. IV. La ley positiva canónica 392
dicción en una institución humana, en la volun- 11. LAS COMUNIDADES MENORES.—ALGU-
tad de los Sumos Pontífices de que, para mayor NOS PUNTOS DE MENOR IMPORTANCIA QUE SE RE-
unión y uniformidad de distintas naciones, pro- FIEREN SOLAMENTE AL BUEN ORDEN Y GOBIER-
vincias u obispados, y para lograr un gobierno NO DEL CABILDO, PUEDE ÉSTE DETERMINARLOS
más suave, pudiesen dar leyes no sólo los obis- SIN NECESIDAD DE QUE LOS CONFIRME EL OBIS-
pos o primados por su cuenta sino también los PO.—Vamos a hablar — e n tercer lugar— d e
legítimos concilios y sínodos. Esta institución las comunidades menores, y ante todo del ca-
consta por una tradición antiquísima y se halla bildo de la iglesia catedral. A éste se le puede
insinuada en los citados decretos, y reciente- considerar en dos situaciones: en vida del obis-
mente en el CONCILIO TRIDENTINO cuando man- po, o en sede vacante. Puede también hablarse
da que con frecuencia se celebren concilios si- de los estatutos que obligan sólo al cabildo
nodales y provinciales. mismo y a sus miembros, o de los que se refie-
ren a todo el obispado o al clero.
10. De lo dicho resulta que para que las
Lo primero, es cosa cierta que el cabildo, en
leyes dadas por estos concilios obliguen, no se
vida del obispo, nada puede establecer sobre
necesita la confirmación del Papa, porque estos
cosas que tocan a los otros, pues carece de toda
concilios dentro de sí tienen o deben tener una
jurisdicción.
cabeza correspondiente a su grado, a saber, un
patriarca, un primado, un arzobispo u obispo, y Lo segundo, todos están de acuerdo en que
por tanto se bastan para dar y confirmar sus puede dar algunos estatutos relativos a sí mismo
leyes particulares. o a sus capitulares. Dudan los doctores si pue-
Añádase que estas leyes por sí mismas care- de darlos por sí mismo sin el consentimiento
cen de la autoridad infalible que tienen las de del obispo o si es necesario éste, pues, siendo
los concilios generales, porque no se dan para el obispo la cabeza, no parece que el cuerpo
toda la Iglesia: con esto ya se ve la limitación pueda hacer nada sin él, según las DECRETALES.
de que hablábamos, dado que estas leyes no Por otra parte parece que el cabildo es un cuer-
proceden de una jurisdicción soberana y por po Bien discriminado, con su cabeza próxima,
tanto tampoco pueden ser universales ni tener el decano, y que como taljpuede hacer sus esta-
como objeto los asuntos más graves que o tutos. En este sentido en el derecho a veces
tocan a toda la Iglesia o están reservados al se distingue entre el cabildo y el obispo, dando
Sumo Pontífice. a entender que el obispo no forma parte del
Pero esto se ha de entender si atendemos so- cabildo, aunque por lo demás sea su superior.
lamente a la autoridad de tales concilios en sí Sobre esto puede verse una muy buena GLOSA
mismos; porque si en alguno de ellos se halla a las CLEMENTINAS, y otra a las DECRETALES
presente el Sumo Pontífice o después se añade en la que claramente se hace esa distinción, y
su confirmación, tales leyes pueden recibir to- también el lib. 6.°
dos los grados de fuerza y autoridad a voluntad Sin embargo, la solución comúnmente admi-
del Pontífice. A estos concilios, según he dicho tida es que algunos puntos de menor impor-
antes, no les fiálta poder, pero para adquirir tancia que se refieren solamente al buen orden
una mayor autoridad e inmutabilidad, suelen y gobierno del cabildo, puede éste determinarlos
pedir al Pontífice la confirmación de sus leyes. sin necesidad de que los confirme el obispo,
Eso sí, esta confirmación no basta para que según las DECRETALES, pero que para los asun-
tales leyes tengan vigor fuera de su territorio, tos de mayor importancia relativos a intereses
a no ser que el Pontífice las confirme con esa de su iglesia y al cumplimiento de las antiguas
intención o que por tradición o de otra ma- costumbres, se necesita el consentimiento del
nera amplíen su radio. Así, muchos decretos de obispo, según las mismas DECRETALES. En és-
concilios provinciales han tenido aceptación ge- tas, tratándose de cosa grave, se necesita la
neral y se han convertido en cánones. Mas para confirmación del Papa.
esto no basta que se encuentren en el Decreto Las razones que se aducen a favor de las dos
de Graciano, según he indicado antes, sino opiniones prueban también estas dos partes. Así
que en cada caso particular hay que aplicar otra lo enseñaron la GLOSA A LAS DECRETALES, SIL-
norma: la práctica, la tradición o los decretos VESTRE PRIERIAS, NICOLÁS DE TUDESCHIS, y
de los Papas. más largamente FELINO, que cita a otros.
Cap. VI. Comunidades que pueden dar leyes eclesiásticas 393
12. Pero objeta FELINO en el mismo pasaje universidad, eso se ha de entender del estatuto
que el cabildo no tiene ninguna jurisdicción, ni de fidelidad, según he dicho. Hay un texto muy
grande ni pequeña; luego no puede dar abso- bueno sobre ello en las DECRETALES: Aunque,
lutamente ninguna ley, porque la ley es esencial- después de dar vuestra palabra, determinareis:
mente un acto de jurisdicción, según dije antes toda la fuerza de esa constitución se pone en el
con BARTOLOMÉ DE BRESCIA y con otros. juramento o pacto, y por eso se mantiene y se
Responde el mismo FELINO que determinar explica en el sentido de que no pueden faltar
algo decidiendo causas y en materias relativas a al juramento.
la jurisdicción, es un acto de jurisdicción, pero Y si hay alguna universidad que no tetiga
que simplemente el determinar algo no es un jurisdicción para hacer estatutos ni tampoco
acto de jurisdicción: también las universidades pacto ni compromiso o juramento de sus miem-
pueden dar estatutos relativos a ellas, y eso a bros de cumplir lo que se determinare con
pesar de que no tienen jurisdicción. consentimiento general de todos o de la mayo-
Pero ya en el cap. II del libro anterior dije ría, esa universidad no podrá dar estatutos de
que sin jurisdicción no puede haber verdadera ninguna de las dos formas, como sucede con
ley, aunque sí puede haber una norma práctica esta nuestra universidad de Coimbra, y lo mis-
por convenio de las partes con alguna fuerza mo poco más o menos pienso que sucede con
obligatoria en virtud de una promesa o de un otras muchas.
pacto pero no de una ley.
Por consiguiente, en el caso presente se debe 14. OPINIÓN GENERAL DE QUE EL CABILDO
decir, o que el cabildo tiene jurisdicción para PUEDE DAR LEYES EPISCOPALES QUE OBLIGUEN
dar estatutos a la medida de tal comunidad y EN TANTO QUE EL NUEVO OBISPO NO LAS RE-
de tal materia, o que esos estatutos no son ver- VOQUE.—Resta hablar del cabildo en sede va-
daderas leyes sino unas ordenaciones con cierta cante: ¿puede dar leyes para toda la diócesis
fuerza obligatoria de fidelidad. no como cabildo sino como administrador ac-
Si se prefiere lo primero, en consecuencia hay cidental de la jurisdicción episcopal, en confor-
que afirmar que esa jurisdicción procede del midad con el lib. 6.° y con el TRIDENTINO?
Papa mediante la costumbre, a favor del dere- Dos opiniones encuentro sobre este punto.
cho común, y con el consentimiento fácito del La primera, muy general, es que el cabildo pue-
Pontífice. Esto no envuelve contradicción ni de dar leyes episcopales que obliguen siempre
inconveniente alguno, antes es muy probable, en tanto que el nuevo obispo no las revoque.
porque un cabildo de clérigos es capaz de ju- Esta fue la opinión de FEDERICO DE SENA, la
risdicción espiritual, y en sí mismo y en todas cual siguieron PEDRO DE ANC H ARAÑO, IMOLA y
sus partes es comunidad suficiente para que pue- SAN ANTONINO, a los cuales cita y sigue también
da darse una ley para él; el Papa se la ha dado FELINO. La sigue también NICOLÁS DE TUDES-
a los obipsos; luego también pudo dársela al C H I S , SILVESTRE y JUAN FRANCISCO PAVINI,
cuerpo místico del cabildo para aquello que se que cita a otros varios y añade que él no ha en-
refiere a él solo. contrado doctor famoso que diga lo contrario.
Pero si se opta por lo segundo, que es tam- Argumentan principalmente diciendo que el
bién bastante probable, en consecuencia hay que cabildo sucede al obispo en su jurisdicción en
decir que tales estatutos obligan únicamente en toda la administración espiritual y temporal, se-
virtud del juramento que suele prestarse y en gún dicen los textos jurídicos aducidos; luego
virtud del pacto y promesa que también suele puede todo lo que puede el obispo y que no le
hacerse. esté prohibido a él en particular; ahora bien,
el dar leyes entra en el poder del obispo y no
13. LAS UNIVERSIDADES.—En este sentido le está prohibido al cabildo; luego no hay por
se debe entender también ordinariamente lo qué negárselo.
que FELINO dice acerca de las universidades, a Confirmación: Puede presentarse la necesi-
saber, que pueden hacer estatutos. Lo mismo dad de corregir algunas malas costumbres; lue-
afirma SILVESTRE PRIERIAS de las universida- go el cabildo puede proveer a esa necesidad con
des de maestros o academias y de los estudios estatutos penales; luego de suyo esos estatutos
generales. serán perpetuos, ya que esto es esencial al es-
La razón es que no teniendo jurisdicción la tatuto y nada prejuzga en contra del futuro obis-
Lib. IV. La ley positiva canónica 394
po, el cual, si le parece conveniente, podrá re- paso de todas las necesidades que ocurran, bas-
vocarlos. Lógicamente PAVINI, FELINO y otros ta un precepto temporal que dure hasta la crea-
añaden que el cabildo puede, si conviene, revo- ción del nuevo obispo; y lo segundo, porque
car los estatutos del obispo anterior y dar otros siempre quedará alguna duda moral sobre el va-
contrarios a aquéllos, ya que es igual a él en lor de tal ley, puesto que nunca puede constar
jurisdicción una vez que él la ha perdido ya. que la necesidad de dar una ley perpetua sea tan
Y si se objeta que ni el colegio cardenalicio apremiante que no pueda esperarse al nuevo
ni el concilio de todos los obispos de la Iglesia obispo.
puede, estando vacante la sede apostólica, revo-
car las leyes de los Pontífices ni dar otras nue- 16. La razón de principio a favor de esta
vas universales para toda la Iglesia, según se parte tiene que ser que aunque el cabildo sea
ha dicho antes, y que por consiguiente lo mismo sucesor del obispo en la jurisdicción episcopal,
en su tanto sucederá con el cabildo, se responde pero no lo es de una manera absoluta sino en
negando la consecuencia: la jurisdicción del Pon- conformidad con lo prescrito en el derecho;
tífice, al morir éste no vuelve a la Iglesia o al ahora bien, esto no está prescrito en el derecho.
concilio o al colegio cardenalicio, porque esa La mayor la indica la GLOSA cuando acerca
jurisdicción se da como lo mandó Dios al insti- de un problema semejante, el de si la visita en
tuirla, y Dios no mandó eso; en cambio la ju- sede vacante es incumbencia del cabildo, argu-
risdicción episcopal la dan los hombres, y por menta de esta manera: Esto no lo dice expresa-
derecho humano está determinado que vuelva mente el derecho; luego no se le debe conce-
al cabildo: por eso éste puede con ella dar der; y esta manera de argumentar se basa en
leyes. el DECRETO: En ningún texto del derecho ha-
llamos mandado que el cabildo en sede vacante
15. SEGUNDA OPINIÓN.—La segunda opinión sustituya al obispo en la concesión de pre-
niega que el cabildo pueda dar verdaderos es- bendas.
tatutos, es decir, estatutos durables, y eso ni Explicación: El cabildo es sucesor del obispo
aun después que el cabildo mismo se ha hecho únicamente en la administración espiritual y
cargo de la jurisdicción. temporal; ahora bien, el dar leyes no parece
En favor de esta opinión puede aducirse la pertenecer a esa administración sino ser función
GLOSA DEL DECRETO cuando dice que en sede de un poder más alto. Por consiguiente, aunque
vacante el cabildo no puede cambiar el estatuto en el derecho se hallara una concesión más am-
del obispo, pues la misma razón hay para la plia de la jurisdicción episcopal al cabildo en
creación de un nuevo estatuto que para el cam- sede vacante, no parece que debiera alcanzar a
bio de un estatuto preexistente. Lo mismo pa- este caso de la creación de nuevas leyes y mucho
rece pensar GUIDO DE JJAYSIO. Verdad es que menos al del cambio de las antiguas, porque es
la GLOSA no dice estatuios, que es la lectura que un caso muy especial, moralmente no necesario,
da Felino, sino estado; sin embargo, de lo uno y en el que puede amenazar un peligro, ya que
parece seguirse lo otro, según explicaremos los cambios de leyes suelen ser perjudiciales.
después. En conformidad con esto, puede servir de
Además FELINO pone tales limitaciones a la confirmación de lo dicho el principio del D E -
opinión anterior que parece acabar con ella. CRETO de que en sede vacante nada se debe in-
Dice que cuando no apremia la necesidad de novar; ahora bien, el dar nuevas leyes o cam-
dar estatutos, el cabildo en sede vacante no biar las dadas por los obispos sería una gran
puede darlos, porque no habiendo necesidad, el innovación; luego no parece que esto le esté
darlos es un acto de jurisdicción voluntaria, se- concedido al cabildo.
gún la GLOSA y LAPO DE CASTELLIONE. Ahora La mayor, además de estar en el derecho, es
bien, según la GLOSA, a la cual sigue DOMINGO muy conforme a la razón, porque no se le da
DE SAN GEMIANO, el cabildo no es sucesor del al cabildo la jurisdicción para que resida en él
obispo en la jurisdicción voluntaria, sobre todo como por propio derecho y —digámoslo así—
en, lo concerniente a toda la diócesis. de asiento, sino únicamente para que entretanto
Si esto es verdad, el cabildo nunca podrá dar el cabildo con ella gobierne a la Iglesia conser-
leyes en sede vacante: lo primero, porque nun- vando sus bienes, las buenas costumbres y la
ca será necesario darlas, ya que para salir al paz, no para que introduzca cambios notables.
Cap. VI. Comunidades que pueden dar leyes eclesiásticas 395
Ahora bien, parece evidente que la creación o Puede verse esto en los autores aducidos;
cambio de leyes sería esto. también en INOCENCIO IV, ENRIQUE DE SEGU-
Un argumento probable en favor de esa con- SIO, NICOLÁS DE TUDESCHIS y otros, FELINO,
jetura es que así como la ley de suyo es perpe- LA ROTA y ALBERICO.
tua, así la jurisdicción para crearla no se da ni Estos añaden que aunque el cabildo de la
debe darse sino a quien haya de tenerla de una iglesia catedral no puede dar estatutos sin el
manera estable y perpetua, pero no al cabildo, a consentimiento del obispo, las iglesias colegia-
quien se entrega como ocasionalmente para cier- tas inferiores lo podrían hacer sin el consenti-
to tiempo. miento del obispo, pero con el consentimiento
de su superior inmediato. Además distinguen
17. Por estas razones no parece que esta úl- entre estatutos meramente directivos y coacti-
tima opinión sea improbable. Sin embargo no vos, o sea, penales, y admiten que estas comu-
debemos apartarnos de la opinión común, ni nidades pueden dar los primeros pero no los
parece que —sin más base— se deba restringir segundos a no ser que tengan jurisdicción espe-
el sentido de los textos jurídicos que en sede cial para ello. Citan las Decretales y el Código,
vacante conceden al cabildo la jurisdicción y la que ciertamente prueban poco: toda esta solu-
administración episcopal tanto en lo espiritual ción resulta confusa y carece de base sólida.
como en lo temporal, pues para ambos fines los
estatutos pueden ser muy útiles y muchas ve-
ces necesarios. 19. ¿CUÁNDO LAS COMUNIDADES ECLESIÁS-
Tampoco puede haber en esto perjuicio algu- TICAS INFERIORES PUEDEN DAR LEYES Y CUÁNDO
no grave para la comunidad ni para el nuevo NO?—A mi juicio, es preciso establecer una dis-
obispo: Todos confiesan que el cabildo puede tinción —que ya insinuamos hace poco— entre
dar preceptos generales para toda la diócesis; la ley propiamente dicha, la cual procede del
luego poco importa que los dé en forma de poder legislativo, y el estatuto entendido en sen-
estatutos para el tiempo de la sede vacante: tido amplio como una norma de acción adopta-
cuando la iglesia tenga nuevo obispo, éste, si lo da a manera de pacto por convenio de los miem-
juzga conveniente, podrá revocarlos. bros de la comunidad. Pues bien, las comuni-
Por consiguiente no se le causa perjuicio a dades eclesiásticas inferiores no pueden ordinaria
él; ni tampoco a la iglesia, dado que si acaso el y normalmente dar leyes propiamente dichas
precepto le resulta perjudicial, de esta manera sino solamente cuando conste que tienen verda-
se arreglan bien las cosas. dera jurisdicción espiritual, y entonces conforme
Por otra parte puede ser muy conveniente al grado de jurisdicción que tengan y no más.
que el precepto no cese automáticamente hasta
La primera parte es clara, porque antes hemos
tanto que el nuevo obispo lo revise para, si
demostrado que las leyes propiamente dichas son
conviene, revocarlo o, si es útil, dejarlo. Luego
actos de jurisdicción y que no pueden darse si
en el uso de este poder no hay peligro alguno.
falta ésta; ahora bien, estas comunidades ordina-
Por eso juzgo que la primera opinión es sen-
riamente no tienen jurisdicción eclesiástica, por-
cillamente más probable y que en la práctica
que no la tienen por derecho divino, según se
se la debe seguir, a no ser que en alguna parte
ha dicho antes, ni tampoco el derecho común ca-
haya la costumbre contraria, pues ésta siempre
nónico se la concede; luego es preciso que la
se debe conservar, ya que es capaz de dar la
tengan por alguna concesión o privilegio espe-
jurisdicción y de quitarla, y ella es la mejor in-
cial, cosa rara a nuestro entender, y por eso es
térprete de las leyes.
preciso que conste de ella, sea por institución o
privilegio especial, sea por costumbre que haya
18. Resta hablar de las comunidades ecle-
prescrito: entonces es claro que pueden dar
siásticas inferiores. Sobre ellas los canonistas
estatutos en conformidad con la jurisdicción que
piensan proporcionalmente casi lo mismo, a sa-
tengan, ya que cada poder puede obrar según
ber, que acerca de los asuntos generales y de
el grado de su alcance y no más.
mayor importancia no pueden dar estatutos,
pero sí acerca de los asuntos menores que se Cuando estas comunidades no tienen jurisdic-
refieren únicamente a la administración de su ción, pueden sin embargo tomar determinacio-
comunidad. nes a manera de convenio y pacto o promesa,
Lib. IV. La ley positiva canónica 396
según se explicó ya. En ese caso no veo que bién jurisdicción eclesiástica que los Sumos Pon-
sea necesario establecer la distinción aquella en- tífices han concedido a cada una según los pri-
tre ley penal y no penal, pues si se tiene juris- vilegios propios de cada una de ellas.
dicción, pueden darse ambas, y si no se tiene, ¿En quién reside este poder? ¿En el superior
no puede darse ninguna de ellas como verdadera general? ¿En el capítulo general o provincial?
ley; sí pueden darse las dos en virtud de una ¿En ambos a la vez? No podemos establecer una
promesa, de la misma manera que a cada paso norma única para todas ellas sino que hay que
se hacen pactos penales o de la misma manera consultar la regla de cada una, pues el voto de
que por la obediencia puede uno someterse no obediencia se hace conforme a esa regla y la
sólo a los mandatos sino también a las correc- jurisdicción pontificia se da también a cada una
ciones de otro; sin embargo es verdad que esta para gobernar conforme a ella: por tanto, este
corrección no puede llegar a aplicar penas que poder lo habrá en cada comunidad en la forma
suponen jurisdicción, como son las censuras. establecida en la regla.
En el tratado del Estado Religioso diremos
20. ¿Pueden estas comunidades dar tales es- si es esencial a la vida religiosa tener jurisdicción
tatutos sin el consentimiento del obispo, o ne- eclesiástica propia, o si podría bastar el poder
cesitan ese consentimiento? que nace intrínsecamente del voto de obediencia.
Si se trata de verdaderas leyes, esto depende
del grado de jurisdicción que tengan. Normal- 22. D E DERECHO NO SE H A CONCEDIDO
mente no pueden si no es cuando el superior NINGUNA DELEGACIÓN DE ESTE PODER, POR MÁS
inmediato tiene por privilegio jurisdicción epis- QUE TAL DELEGACIÓN NO SEA IMPOSIBLE. OTRA
copal; en este caso su consentimiento bastará y COSA SUCEDE CON EL PODER DE DAR LEYES PARA
será necesario, porque en él principalmente sue- TODA LA IGLESIA SIN UNA APROBACIÓN ESPECIAL
le residir la jurisdicción. DEL PAPA, DE LA MISMA MANERA QUE TAMPOCO
En cuanto a los otros impropiamente dichos PUEDE DELEGARSE EL PODER DE DEFINIR. POR
estatutos, tal comunidad no podrá darlos sin su último puede aquí preguntarse a quiénes se de-
cabeza inmediata, pues sin ésta no puede reunir- lega este poder eclesiástico para dar leyes, y
se legítimamente ni formar un cuerpo perfecto; esta pregunta puede referirse a la posibilidad
sin embargo, la comunidad, reunida con su ca- o a la realidad.
beza, podrá dar estatutos sin el consentimiento Esto último no es objeto de la ciencia, porque
personal de su propio superior, pues la mayor no es cosa de derecho sino de hecho y depende
parte del cabildo podrá prevalecer contra el voto de la voluntad del delegante, que es incierta y
del superior, el cual entonces no obra indepen- variable.
dientemente y con su autoridad personal sino
como parte principal de la comunidad: ¡también Sobre el problema de derecho, este poder nun-
el cabildo de una iglesia catedral puede dar un ca se ha delegado: el poder de los legados pon-
estatuto en contra del voto personal del decano tificios no es delegado sino ordinario, y lo mis-
o presidente! mo sucede con el poder que hay en las comuni-
dades religiosas y en otros casos parecidos.
Sobre esos estatutos es verdad lo que decían
INOCENCIO y otros, que no se necesita el consen- Acerca de la posibilidad de la delegación, el
timiento del obispo; y lo mismo sucede también problema será si este poder es delegable, proble-
con el cabildo de una iglesia catedral, según diji- ma que resolvimos ya al fin del capítulo IV del
mos antes; sin embargo, siempre será necesario libro 3.° y cuya solución hay que aplicar aquí:
que el obispo no se oponga, pues en esto siem- este poder, por ser sobrenatural, nada tiene con-
pre tiene una jurisdicción superior. Finalmente, trario a la delegación, pues también la jurisdic-
en todo esto siempre puede tener mucha fuerza ción eclesiástica es delegable, y este poder es
la costumbre. una parte de esa jurisdicción.
Solamente hay que observar que esta delega-
21. LAS COMUNIDADES RELIGIOSAS.—Final- ción facimiente puede hacerse a alguna que otra
mente por lo dicho consta lo que se debe decir comunidad o provincia, porque de la misma ma-
de las comunidades religiosas: tienen poder pro- nera que el Pontífice da este poder a su legado
pio para dar verdaderos estatutos y leyes, como como poder ordinario, también puede delegarlo
puede verse en INOCENCIO IV. a su delegado, y lo mismo sucede con los supe-
Este poder puede entenderse en los dos sen- riores religiosos y con otros. Sin embargo, con
tidos de que hemos hablado, pues en las comu- relación a toda la Iglesia, parece que esto ha
nidades religiosas hay obligación en virtud de la de restringirse: si se trata de aconsejar y dar
promesa y del voto de obediencia, y hay tam- el juicio sobre la conveniencia de una ley y del
Cap. VII. El poder de legislar ¿depende de las costumbres o de la fe? 397
modo de darla, fácilmente podrá concederse en la fe y que depende de ella de tal manera que
también tal delegación, como es evidente; en si un prelado de la Iglesia —sea quien sea, aun
cambio, si se trata sencillamente de legislar de el Sumo Pontífice— cae en herejía, por ese mis-
forma que la ley sea obligatoria para toda la mo hecho pierde su poder y dignidad. Esta opi-
Iglesia sin especial aprobación del Pontífice, no nión la sostuvo TORQUEMADA y la defendió CAS-
parece que tal poder pueda delegarse ni siquie- TRÍO largamente.
ra confiarse a otro de manera alguna. Además de las razones aducidas, puede adu-
La razón es que las leyes canónicas obligato- cirse en confirmación suya que por derecho di-
rias para toda la Iglesia deben proceder de un vino estamos obligados a rehuir a los herejes
poder que no pueda errar en cosas tocantes a y a no tratar con ellos; luego también se nos
las costumbres; ahora bien, como este poder prohibe obedecerles; luego mucho más se les
depende de la especial dirección del Espíritu priva a ellos del poder para mandar: de no ser
Santo prometida al Pontífice, no es delegable, así, los subditos quedarían perplejos y por am-
de la misma manera que —como doy por su- bas partes surgiría una guerra justa.
puesto por su correspondiente tratado— tampo- Segunda confirmación: La fe es el cimiento de
co lo es el poder de definir; y por tanto tam- todo el edificio espiritual; luego también lo es
poco es delegable de esa manera el poder de de este poder, pues quien no tiene fe no es
legislar para toda la Iglesia, o al menos cierta- miembro de Cristo ni de la Iglesia, y por tanto
mente no se debe delegar de esa manera para no no puede ser cabeza ni pastor de la Iglesia, ni
exponer a toda la Iglesia al peligro de errar en Cristo influye por su medio; luego tampoco pue-
cosa tan grave. de tener poder espiritual.
Ultima confirmación: De no ser así, la Iglesia
no podría tener remedio alguno en contra de un
Sumo Pontífice hereje, porque éste, no obstante
CAPITULO VII la herejía, retendría la jurisdicción suprema; lue-
go nadie podría sancionarle y la Iglesia se vería
EL PODER DE DAR LEYES ECLESIÁSTICAS ¿DEPEN- obligada a tener siempre una cabeza así, lo cual
DE DE LAS COSTUMBRES O DE LA FE? sería un inconveniente muy grande.

1. ARGUMENTOS DE LOS HEREJES.—La so- 3. LA OPINIÓN CONTRARIA ES CIERTA.—La


lución a este problema es necesaria para com- opinión contraria es la verdadera. Sin embargo
pletar lo que se refiere al sujeto de este poder, no es igualmente cierto lo que se refiere a la fe
dado que los herejes que niegan que los pecado- que lo que se refiere a las costumbres. Por eso
res conserven el poder civil, mucho más niegan vamos a hablar de cada uno de estos dos puntos
que conserven el poder eclesiástico. SAN BER- por separado.
NARDO, aunque no da los nombres, cita algunos Digo —en primer lugar— que este poder
otros herejes que profesaron este error. También puede existir y conservarse en un creyente y
suele citarse como defensor de esta opinión a bautizado aunque sea malísimo, y que en este
RICARDO DE A R M A G H . sentido no depende de las buenas obras. Esto es
Sus argumentos son: Primero, que este po- cierto con certeza de fe, y lo contrario lo con-
der es un don sobrenatual de Dios; luego los denó el CONCILIO DE CONSTANZA.
pecadores no deben conservarlo. Segundo, que Puede probarse por las palabras de CRISTO
es para gobernar la Iglesia, esposa de Dios; lue- en SAN MATEO: Sobre la cátedra de Moisés se
go no debe confiarse a los enemigos de Dios. sentaron los escribas y fariseos, etc. En ellas en-
Tercero, que este poder se da para edificación, seña Cristo que se debe obedecer a los superio-
no para destrucción; ahora bien, el tenerlo los res cuando mandan bien aunque sus obras no
pecadores más sería para destrucción que para sean imitables. Y aunque habla de los pontífices
edificación; luego no es verisímil que se les con- de la Ley Vieja, nada importa: lo primero, por-
ceda a ellos. que no tanto hablaba por ellos como por nos-
otros, según entienden todos los Santos; y lo
2. ALGUNOS PIENSAN QUE ESE PODER ESTÁ segundo, porque de la semejanza de la razón se
TAN BASADO EN LA F E QUE DEPENDE DE ELLA. saca un argumento probativo. Por eso SAN C I -
Estas razones parecen tener alguna virisimili- PRIANO de ese pasaje deduce que el hombre
tud tratándose de la falta de fe; por eso algunos malo conserva todo su poder y que al obedecer-
católicos dijeron que este poder está tan basado le se hace honor a su cargo, no a su vida.
Lib. IV. La ley positiva canónica 398
,4. E L PODER NO ESTÁ EN FUNCIÓN DE LA razón vale tratándose de los superiores eclesiás-
SANTIDAD.—Explicación racional: Este poder, o ticos, y por eso en la carta a los HEBREOS se
se pierde por la pérdida de la gracia santificante, manda la obediencia a los superiores de una
a saber, por todo pecado mortal, o por algunos manera absoluta y sin distinguir entre buenos y
pecados especiales, o por su número, costumbre malos.
y circunstancias. Con esto consta suficientemente esta verdad,
Lo que pretenden los herejes es lo primero, y y al mismo tiempo se ha respondido a las razo-
a eso tienden sus razones; pero es completamen- nes para dudar que se han expuesto antes.
te absurdo e increíble, ya que la razón de per-
derse el poder por los pecados mortales sería 6. SEGUNDA TESIS.—Hay que decir —en se-
que por ellos se pierde la gracia, y así todo que- gundo lugar— que este poder no depende esen-
daría incierto y confuso. Además este poder no cialmente de la fe de quien lo tiene sino que
está en función de la santidad, porque no se da éste, aunque pierda la fe, lo conserva hasta tan-
para la santificación o utilidad de quien lo tiene to que por medio de la Iglesia sea privado de él.
sino de los otros, y así más bien es por el estilo Esta doctrina no es tan cierta como la pre-
de las gracias gratuitas, las cuales no siempre cedente, pero es con mucho la opinión teológica
dependen de la propia santidad, según consta más probable. Eso sí, hay que entenderla de la
por el tratado correspondiente. fe en sí misma, no del sacramento de la fe, es
No menos absurdo es lo segundo, porque decir, del bautismo o de su carácter, pues éste
¿cuáles son los pecados, su número, costumbre damos por supuesto que es necesario para el
o circunstancias capaces por sí mismas de eli- poder de jurisdicción eclesiástica dado que es el
minar este poder? Nada que sea fundado se fundamento de toda la Iglesia y la puerta para
puede responder a esto. Además, de ahí se si- ella. Por consiguiente, nos referimos a la fe
gue que los subditos podrían juzgar a sus supe- propiamente dicha, la cual consiste en creer ac-
riores y negarles la obediencia acusándoles a su tual o habitual y sobrenaturalmente. Así enten-
arbitrio de mala vida. dida sostienen esta tesis TOMÁS DE V I O , CANO
y BELARMINO.
5. Per último, las leyes humanas ordinaria- Para probarla con mayor claridad, distinga-
mente no imponen semejante pena, y si alguna mos tres grados de herejía: una puramente in-
vez la imponen por algún delito, ordinariamen- terna y mental, la cual se llama sustancialmente
te debe preceder sentencia —al menos declara- oculta; otra externa pero secreta, de forma que
toria— del juez, según indicaremos después al no puede probarse en juicio, y se llama acciden-
tratar de la ley penal y según se explica más talmente oculta; otra externa y pública o de-
extensamente en el tratado de las Censuras. mostrable. Las tres tienen de común la pérdida
Tampoco imponen tal pena las leyes divinas: de la fe.
¿dónde está tal ley? Ni el pecador se ve priva-
do enseguida de los dones sobrenaturales de 7. Si la fe se pierde por sola la herejía inte-
Dios, pues conserva la fe y la esperanza, y mu- rior, es manifiesto que en ese caso no se pierde
cho más puede conservar los dones que se orde- el poder; luego no depende de la fe en cuanto
nan a la utilidad de los otros. a su sustancia o existencia. La consecuencia es
Tampoco le es difícil a Dios servirse de un clara; vamos a probar el antecedente.
hombre enemigo suyo como de instrumento pa- Primeramente, por los inconvenientes que se
ra hacer bien a sus amigos. Por eso, de que el han indicado antes, pues si el poder dependiera
pecador conserve este poder no se sigue que sea de los pensamientos y culpas internas, el go-
para destrucción, pues, aunque él sea injusto, bierno quedaría muy al aire. Además, siendo la
puede mandar cosas justas, y mayor destrucción Iglesia visible, es preciso que su poder de go-
y confusión se seguiría si fuera lícito no obede- bierno sea, a su manera, visible y que por tanto
cer a los superiores díscolos aunque mandasen dependa de acciones externas y no sólo de los
cosas justas. pensamientos de la mente.
Por eso SAN PEDRO manda a los siervos obe- La razón de principio es que en ese caso la
decer a sus señores, no sólo a los buenos sino Iglesia no quita el poder con su derecho huma-
también a los díscolos, porque por las malas no, ya que —según diremos después— ella no
costumbres no pierden su autoridad, y si man- juzga de lo interno. Tampoco lo quita en,virtud
dan cosas justas, no inducen al mal. Esa misma de solo el derecho divino, dado que éste, o es
Cap. VIL El poder de legislar ¿depende de las costumbres o de la fe? 399
natural, es decir, connatural a los dones mismos Lo mismo dice SAN AGUSTÍN en el libro del
sobrenaturales, o sobreañadido positivamente. Bautismo, y puede también deducirse de aque-
Lo primero es inadmisible, porque natural- llo de SAN PABLO: Al hereje, tras la primera y
mente no puede demostrarse una dependencia la segunda amonestación, rehuyele; luego al me-
necesaria entre la fe y el poder; además, más nos antes de que pueda ser advertido y co-
sobrenatural es el poder de orden y sin embargo rregido no queda automáticamente privado de
es de fe que ese poder no se pierde, según se su jurisdicción y poder; y para que pueda ser
explica más largamente en el tratado de los Sa- corregido de suerte que haya obligación de re-
cramentos en general y según enseña SANTO T O - huirle como a hombre separado de la Iglesia, es
MÁS. Por consiguiente, aunque la fe sea la base preciso que el crimen no sea oculto.
de la santificación y de los dones que se refieren Por último, muchas de las razones aducidas
a ella, pero no es la base de los otros poderes y prueban también esta parte.
gracias que se dan por razón de los otros.
Prueba de lo segundo: Ni por la tradición ni 9. M U C H O S PIENSAN QUE UN P A P A HERE-
por la Escritura puede demostrarse tal derecho JE, EN VIRTUD DEL DERECHO DIVINO, POR ESE
positivo divino. MISMO H E C H O DEJA DE SER PAPA. POR LA
Por último, la razón pide que, así como la HEREJÍA ACCIDENTALMENTE OCULTA TODO
jurisdicción eclesiástica no se concede si no es OBISPO INFERIOR AL PAPA PIERDE, EN CUANTO
mediante alguna acción humana —ya sea sólo DE ÉL DEPENDE, TODO EJERCICIO DE LA JURIS-
designando o eligiendo la persona, como sucede DICCIÓN ECLESIÁSTICA.—Mayor dificultad hay
con el Sumo Pontífice, ya sea confiriendo el po- en la tercera parte, cuando un superior de la
der, como sucede con los otros—, así tampoco Iglesia ha abandonado públicamente la fe. Mu-
se quite si no es mediante alguna acción exte- chos varones doctos refiriéndose al Papa ense-
rior, ya que ambas cosas deben realizarse en ñan que si se hace públicamente hereje, por
conformidad con la manera de ser y con la na- ese mismo hecho deja de ser Papa. Si esto es
turaleza del hombre, como aparecerá con más verdad, ello na puede ser en virtud del derecho
razón por el siguiente punto. humano, el cual no tiene fuerza coactiva sobre
el Papa, y así piensan que es en virtud del de-
8. Acerca del hereje exterior oculto —pres- recho divino según lo explica SAN PABLO en el
cindiendo de las censuras eclesiásticas, de las pasaje aducido de la carta a Tito. Este derecho,
cuales hablaremos enseguida—, es también cosa en consecuencia, tendrá efecto tratándose de
cierta que en virtud de tal delito no pierde el cualesquiera superiores eclesiásticos. Así pien-
poder. san BELARMINO y DRIEDO. LO contrario sostie-
Esto puede demostrarse poco más o menos ne TOMÁS DE V I O .
con el mismo raciocinio: No hay ley divina que Este punto tan grave no queremos decidirlo
imponga tal pena, ni tampoco ley eclesiástica ahora a la ligera: como es necesario casi exclu-
por la que se incurra en ella automáticamente y sivamente para el Papa, lo discutiremos en el
antes de que se dé sentencia. Por eso hay mu- tratado de la Fe. Acerca de los prelados infe-
chos decretos que mandan que a tales personas riores, ahora es cosa cierta que no sólo por la
se las deponga y se las prive del poder; ahora herejía pública sino también por toda herejía
bien, eso tiene lugar, no cuando el delito es externa —aun la llamada accidentalmente ocul-
mental sino cuando es externo. Más aún, cuan- ta— pierden, en cuanto de ellos depende, todo
do quien ha de infligir la pena o privación es el ejercicio de la jurisdicción eclesiástica, al me-
hombre, se requiere que el delito sea demos- nos por razón de la excomunión en que automá-
trable. ticamente incurren. Los problemas de si esta
La premisa es clara por la práctica: vemos excomunión es de derecho divino o humano,
que eso es lo que se hizo en los antiguos conci- de su antigüedad, del modo como actualmente
lios 1.° de Constantinopla, 1.° de Efeso, de Cal- se observa tratándose de herejes públicos toda-
cedonia y otros, y lo mismo hallamos en las vía no excomulgados ni declarados tales por su
DECRETALES y en el DECRETO, en el que se
nombre, los dejamos para el tratado de la He-
dice: Si alguno despreciare esta casa cuando re- rejía. Al presente ninguna de las dos opiniones
prende y corrige, sea para ti —dice— como gen- es necesaria.
til y publicano. En estas palabras SAN AGUSTÍN
se refiere a los herejes que se apartan de la Decimos, pues, que de hecho el hereje públi-
Iglesia, y da a entender que también a ellos se co, aunque no haya sido declarado tal, no pue-
les debe privar de su poder y jurisdicción por de dar leyes válidas al menos por razón de la
sentencia de los superiores de la Iglesia: así en- censura.
tiende la GLOSA esas palabras del Señor, ya que Ni se opone a esto la EXTRAVAGANTE Ad evi-
de ellas deduce que el hereje contumaz debe ser tanda, porque esa constitución no es en favor
juzgado. del excomulgado sino de los fieles, y por tanto,
Lib. IV. La ley positiva canónica 400
aunque los otros no estén obligados a rehuirle, jeto en cuanto al poder coactivo, al cual perte-
sin embargo, si consta públicamente que es he- necen las censuras.
reje, pueden muy bien no obedecerle ni cumplir Así que el único remedio que le queda a la
sus leyes, porque en realidad no tiene el ejer- Iglesia es que en concilio general sea declarado
cicio del poder para castigar y obligar, y por hereje jurídicamente, pues con solo eso pierde
otra parte ellos no están obligados a comulgar su dignidad no tanto por poder humano como
con él, por más que puedan hacerlo en lo que por poder divino.
sea honesto y útil. Y si los subditos no están En efecto, así como cuando es elegido no re-
obligados a obedecer, él no tiene el ejercicio cibe el poder de manos de los electores sino de
del poder coactivo, y por tanto las leyes que las de Cristo, así también en ese caso especial
dé son nulas o inválidas. es depuesto por Cristo mismo después de la
declaración jurídica. Y aunque tal vez acerca de
10. RESPUESTA A LAS RAZONES DE CASTRO. esto no existe expresamente ninguna ley divina
— E S CONFORME AL SUAVE GOBIERNO DE DLOS escrita, sin embargo la tradición de la Iglesia
NO PERMITIR QUE EL PAPA INCURRA EN HERE- demuestra que existe en la Iglesia ese poder, po-
JÍA; SI INCURRE, DEBE SER DECLARADO TAL JU- der que casi le era debido por derecho de de-
RÍDICAMENTE, Y DE ESTA MANERA ES DEPUESTO fensa y que era muy propio de la providencia
POR CRISTO N. SEÑOR.—Resulta fácil respon- de Cristo N. Señor.
der a las razones que se adujeron al fin en favor El problema de si este remedio es necesario
de la opinión de CASTRO. siempre aunque acontezca que el Papa sea pú-
A la primera: El antecedente a lo sumo tiene blicamente hereje, se discutirá en los lugares que
valor tratándose de los herejes públicos, y el hemos anunciado antes.
problema es acerca de ellos; sin embargo, ya sea
por derecho divino o por derecho eclesiástico,
confesamos que los tales quedan privados del CAPITULO VIII
derecho de dar leyes. EL PODER LEGISLATIVO ECLESIÁSTICO ¿ES MÁS
A la segunda: Se niega la premisa, porque EXCELENTE QUE EL CIVIL EN SU FIN, ORIGEN,
para conservar este poder puede bastar el carác- SUJETO Y EN SUS OTRAS PROPIEDADES?
ter bautismal, sobre todo si uno todavía no se
ha separado de la Iglesia en el rito público y 1. TESIS AFIRMATIVA.—EL PODER ECLE-
externo de la fe. SIÁSTICO TAMBIÉN EN CUANTO LEGISLATIVO ES
A la tercera sobre el Sumo Pontífice, podría- SOBRENATURAL.—Aunque este problema en
mos responder negando que pueda darse tal he- gran parte ha quedado resuelto en lo anterior,
cho según la opinión que afirma que el Romano con todo, para aclarar más la excelencia de
Pontífice, por privilegio divino, no puede errar este poder y para salir al paso de algunas difi-
en la fe ni siquiera como persona particular; cultades, hemos creído oportuno tratar de él en
esta opinión la defienden con probabilidad al- este lugar.
gunos liberando de esta nota a todos los Pon- Así pues, en primer lugar establecemos como
tífices que han existido hasta ahora. En efecto, cosa cierta que este poder eclesiástico es en la
parece conforme a la suave providencia de Dios ley evangélica mucho más excelente que el po-
el no permitir que tenga ideas falsas contra la der civil.
fe aquel que El no ha de permitir que enseñe Esta verdad puede demostrarse fácilmente
falsas doctrinas. Y así dicen que las palabras por las razones que adujimos en el capítulo I
Yo he rogado por ti, Pedro, para que no des- de este libro, sobre todo por la tesis 3. a . Allí
fallezca tu fe abarcan ambas cosas. adujimos también la autoridad de los doctores.
Pero como esta opinión no es muy general y Es también doctrina común de los Santos Pa-
los concilios generales durante algún tiempo ad- dres.
mitieron ese caso y, en consecuencia, dieron SAN IGNACIO: YO por mi parte os digo: Hon-
por supuesto que al menos era posible, hay que rad a Dios como autor y señor de todas tas co-
decir que, si el Papa incurre en herejía, no por sas; al obispo como primero entre los sacerdo-
eso pierde automáticamente su dignidad por ra- tes, que lleva la imagen de Dios: la autoridad
zón de la pérdida de la fe —según se ha pro- según Dios, el sacerdocio según Cristo; después
bado en general—, dado que en esta materia de éste es preciso honrar también al rey.
no existe ninguna ley divina especial acerca de SAN AMBROSIO : El honor y la excelencia epis-
eso ni tampoco hubiese sido eso conveniente a copal, dice, es incomparable. Si lo comparas con
la Iglesia por el peligro de cismas. el esplendor de los reyes y con la diadema de
Tampoco queda depuesto automáticamente los príncipes, eso será mucho menos que com-
en virtud de las censuras eclesiásticas, porque el parar el metal del plomo con el brillo del oro,
Pontífice, mientras es Pontífice, no es capaz de pues veo que los cuellos de los reyes y de los
censuras, ya que a ninguno en la tierra está su- príncipes corresponden a las rodillas de los
Cap. VIII. Excelencia del poder legislativo eclesiástico 401
sacerdotes. Estas palabras las cita y aprueba G E - 2. E L FIN DEL PODER ECLESIÁSTICO ES SO-
LASIO en el Decreto. INOCENCIO en las Decreta- BRENATURAL.—Así pues, la segunda excelencia
les compara esos poderes con el sol y la luna. de este poder proviene de su fin: el fin del
E L CRISÓSTOMO dice en el libro 3.° del Sacer- poder eclesiástico es sobrenatural, en cambio el
docio: El sacerdocio es tanto más excelente que del civil se mantiene por completo dentro del
la realeza cuanta puede ser la distancia entre el orden natural; aquél es espiritual, éste material;
espíritu y la carne. Este pensamiento lo desarro- aquél eterno, éste temporal.
lla y amplifica largamente en la Homilía 83 so- Todo esto consta por lo dicho en los capítu-
bre San Mateo: Aunque el príncipe esté coro- los I y II de este libro y en el capítulo VI del
nado de diadema, si se acerca indignamente, libro anterior. Demostramos allí que el fin del
apártale: tienes mayor poder que él. Numerosas poder y del derecho civil no es la felicidad
expresiones semejantes a estas tiene en las Ho- eterna y sobrenatural sino, a lo sumo, la felici-
milías 4. a y 5. a sobre las palabras de Isaías Vi dad natural de esta vida, y ésa no completa y
al Señor, etc., y en la Homilía 3. a al Pueblo perfecta sino en cuanto puede obtenerse en una
poco después del principio, en donde hablando comunidad perfecta; pero que ese poder, de
de Flaviano le antepone al emperador y dice que suyo y de propia intención, no alcanza a la vida
tiene una espada no de hierro sino espiritual. futura que sigue a la muerte ni a su estado.
En el capítulo siguiente citaremos más textos de
Otra cosa muy distinta hay que pensar del
los Santos Padres.
poder legislativo eclesiástico: éste ha sido dado
En los textos anteriores casi siempre hablan de suyo y primariamente para dirigir a los
en general sobre el poder sacerdotal en toda su hombres a la felicidad eterna y sobrenatural de
amplitud incluyendo el poder de orden —que la vida futura, pues este es el fin último que este
abarca el poder de consagrar, de perdonar los poder busca de suyo y primariamente, ya que,
pecados, de hacer sacerdotes, etc. —y a la vez así como Cristo N. Señor derramó su sangre
el poder de jurisdicción, que incluye también la por los hombres por razón de este fin, así por
administración del tesoro espiritual de la Igle- ese mismo fin instituyó su Iglesia, y en orden
sia, el poder de atar y soltar por medio de cen- a ese mismo fin dio a los hombres poder para
suras, y otras muchas cosas. Si se considera gobernarla.
este poder en esa universalidad, es más claro Este es el sentido de aquellas palabras A ti
que la luz que es mucho más excelente que el te daré las llaves del reino de los cielos, etc., y
poder civil. de aquellas otras El Espíritu Santo os puso por
Pero ahora no hablamos sólo en ese sentido obispos para regir la Iglesia de Dios que ganó
sino también comparando estos poderes en par- con su sangre. Y así muchas veces en las leyes
ticular bajo el aspecto de su virtud legislativa, canónicas se hace expresa mención de este fin.
y decimos que también en este sentido el poder Por ejemplo, en las DECRETALES se dice: Entre
eclesiástico es más excelente, que es lo que lo demás que toca a la salvación del pueblo
abiertamente enseña BONIFACIO en la Extrava- cristiano, etc. Y en el DECRETO se dice que los
gante Unam sanctam. emperadores necesitan de los Pontífices para
Puedei darse como razón —conforme a lo que la vida eterna.
se dijo en el capítulo 1.°— que este poder, tam- De aquí nace que lo que principalmente pre-
bién como legislativo, es de categoría sobrena- tende este poder con sus leyes es la salvación
tural, y en cambio el poder civil es natural, se- de las almas y que se eviten los pecados, según
gún se ha demostrado antes; luego aquél es más demostré en el capítulo VI del libro anterior
excelente en su ser y sustancia. Esta es la dife- con muchos textos jurídicos y según se dice en
rencia que puede señalarse entre. estos dos po- el libro 6.° de las DECRETALES: Para precaver
deres, la cual es bien patente por lo dicho en el los peligros de las almas, y en el DECRETO: NO
capítulo I. sea que por diferir la penitencia amenace peli-
gro de las almas, y también: Empleando diver-
Mas para que aparezca más clara la excelen-
sos recursos para salvar al enfermo.
cia de este poder, vamos a señalar además otras
diferencias por parte de las causas y principios También en el Decreto dice SAN AGUSTÍN que
y de los actos de ambos poderes. la antigua irregularidad impuesta a los que ha-
Lib. IV. La ley positiva canónica 402
cían penitencia pública por crímenes enormes, 4. S E SALE AL PASO DE UNA OBJECIÓN.—
se había introducido por el rigor de la disciplina Se dirá que muchas veces las leyes canónicas
propia del poder de las llaves: con esto quería disponen acerca de cosas que son meramente
decir que se dio ante todo para la corrección es- exteriores y naturales, porque también el de-
piritual de los crímenes y para procurar la sal- recho canónico pretende la paz externa y la
vación de las almas. conservación de la justicia, según se dice en
Por último, esta verdad es clara casi por todo el proemio de las DECRETALES, y para este fin
el derecho canónico y por las cartas decretales castiga y sanciona los vicios. También hay en
de los Pontífices. las leyes canónicas muchas disposiciones que se
refieren sólo a la forma de las causas y de los
3. E L PODER ECLESIÁSTICO ES SOBRENATU- contratos, según se ve por el libro 2.° y por gran
RAL, YA QUE NO PUEDE DARSE EN LA NATURALE- parte del libro 3.° de las DECRETALES. Luego
ZA PURA, Y SIEMPRE MANDA AL MENOS EN aunque el poder eclesiástico, en cuanto que es
ORDEN AL FIN SOBRENATURAL.—La razón es un poder para enseñar la doctrina de la fe y de
también clara, porque este poder —según de- los sacramentos y en cuanto que es un poder
mostramos antes largamente en el capítulo I— para perdonar los pecados o para administrar
es sobrenatural; luego de suyo y por su natura- los bienes espirituales, es sobrenatural y mira al
leza tiende al fin sobrenatural tanto de la vida fin sobrenatural, sin embargo, en cuanto que
futura como de la presente, porque estos fines es legislativo parece ser sustancialmente lo mis-
están tan unidos y subordinados entre sí, que mo y pertenecer a la misma esfera que el poder
el uno no puede separarse del otro; luego en civil.
este fin, ante todo, se diferencia este poder del Se responde negando la conclusión. En pri-
poder civil, que es meramente natural y de suyo mer lugar, aun en materia de fe y de sacramen-
—según se ha demostrado antes— sólo puede tos manda muchas cosas sobrenaturales y de una
tender al fin natural. manera sobrenatural, a saber, creer esto o aque-
Con esto ya se ve que la opinión de Fortunio, llo, recibir tales sacramentos de tal manera o
de la cual hemos tratado antes en el capítulo VI en tal tiempo, ofrecer el sacrificio sobrenatural
del libro 4.° y que confunde los fines de estos o asistir a él y cosas semejantes: en todo esto
poderes, no es probable y puede dar ocasión a actúa en cuanto poder legislativo, conforme a
muchos errores. En efecto, si el fin újtimo de lo que dice Juan XXII.
ambos poderes es el mismo, unos mismos serán En segundo lugar, aun en todo aquello que
también los medios, una misma la materia y, manda este poder y que se refiere al gobierno
en consecuencia, unos mismos los actos, y cuanto externo eclesiástico, a los procesos, a los con-
puede el uno lo podrá también el otro: todo tratos, etc., siempre manda de una manera sobre-
esto es abiertamente erróneo. natural es decir desde un punto de vista sobre-
La razón es que estos poderes en su ser se natural y en orden al fin sobrenatural.
diferencian más que en el género; luego es pre-
ciso que se diferencien también en sus fines. En efecto, en toda clase de materias el poder
El antecedente es claro por lo dicho, porque legislativo es el mismo y siempre actúa desde
el uno es sobrenatural no sólo porque Dios lo el punto de vista de su objeto. Esto puede ex-
concede de una manera extraordinaria sino por- plicarse comparándolo con ló que pasa con los
que de suyo y por su naturaleza no puede ha- actos de las virtudes infusas. Por la fe, por ejem-
llarse en la naturaleza misma ni nacer de sus plo, no sólo creemos los misterios sobrenatura-
principios; otra cosa sucede con el poder civil. les sino también muchas cosas naturales, como
Por eso el poder real tal como lo tuvieron Saúl la existencia de Dios, la inmortalidad del alma;
o David, aunque tuvo en ellos cierta modalidad sin embargo, en cuanto fe, actúa sobre estos ol>
sobrenatural, fue muy distinto de este poder: jetos con tendencia de tipo sobrenatural y de
aquél fue un poder únicamente civil y de suyo una manera sobrenatural; lo mismo pasa con la
sustancialmente natural aunque concedido de caridad y con la esperanza y sobre todo con las
una manera preternatural; en cambio éste es virtudes morales sustancialmente infusas; pues
sustancialmente sobrenatural y de categoría di- de esa manera actúa este poder al dar leyes que
vina, porque de ninguna manera puede ser con- parecen ser políticas y —digámoslo así— civi-
natural a los hombres. les; en ellas siempre mira a la salvación de las
La primera conclusión es también clara, por- almas y al culto religioso de Dios, como puede
que todo el ser de cualquier poder es en orden constar ordinariamente por el tenor de los cá-
a su fin y objeto; luego si el poder es sobrena- nones mismos. ,
tural, es preciso que tienda por su naturaleza a Un ejemplo muy bueno lo hay en las DECRE-
un fin y a un objeto sobrenatural. TALES: tratando de la forma que se ha de ob-
Cap. VIII. Excelencia del poder legislativo eclesiástico 403
servar en los juicios o denuncias, el Pontífice El poder civil inmediatamente reside en la
trata de deducir eso mismo de textos del Nuevo comunidad humana; en cambio este poder resi-
y del Viejo Testamento, de los cuales, dice, na- de principalmente en Cristo hombre. De ahí se
cieron las leyes canónicas. sigue que, por lo que toca al sujeto próximo,
La razón es que, siendo este poder de una aquél primero reside en el hombre a quien lo
categoría superior, alcanza también a las cosas confía la comunidad o en sus sucesores, en cam-
inferiores en cuanto que de alguna manera sir- bio éste en aquel a quien se le confió Cristo N.
ven a las superiores, o a manera de sujeto, o a Señor o en sus sucesores o por medio de él en
manera de instrumento, o de otra manera se- otros.
mejante, y así puede dar leyes también acerca de Tres diferencias hay que señalar entre estas
cosas o materias de la esfera inferior, pero personas. La primera, que el poder civil puede
siempre bajo el aspecto superior y sobrenatural. residir en cualquier hombre aunque no esté bau-
tizado, en cambio el poder eclesiástico solamente
5. TERCERA EXCELENCIA DERIVADA DE SU en quien tenga el carácter bautismal, porque el
ORIGEN Y DE su CAUSA EFICIENTE.—La tercera bautismo es la puerta de la Iglesia y por tanto,
excelencia de este poder que puede señalarse es así como antes de tener el carácter bautismal
por parte de su causa eficiente y de su origen. nadie está directamente sujeto a la Iglesia, así
Este poder es —digámoslo así— sustancialmente también sin ese carácter nadie es capaz del po-
infuso; por consiguiente sólo puede proceder der eclesiástico, lo mismo que tampoco puede
inmediatamente de Dios, en cuanto autor y go- tener el poder de orden.
bernador sobrenatural, como de principio pri- Se dirá que de esto pueden deducirse los in-
mero y principal; en cambio el poder civil lo convenientes que deducíamos antes al tratar del
da Dios como autor de la naturaleza, y no lo hereje mental, que si al perder la fe se perdiera
confiere propiamente de una manera directa el poder, este poder quedaría muy al aire; tam-
sino a manera de una propiedad que dimana de bién en nuestro caso es muy incierto si uno
la naturaleza misma de la manera que se ha ex- tiene el carácter bautismal, ya que hay muchas
plicado en el libro 3.°. De aquí se sigue que maneras posibles de que el sacramento no sea
también por este capítulo este poder es mucho válido; luego de la necesidad del carácter se
más excelente. sigue esa misma incertidumbre.
Una explicación ulterior: Este poder lo otor- Se responde, no obstante, que el caso no es
gó Cristo N. Señor tal como es en todo su ser y igual: la certidumbre del bautismo, aunque no
en toda su excelencia, y El lo tuvo como una sea del todo infalible, sin embargo tiene la
propiedad nacida de la unión hipostática de su certeza moral que puede tenerse en las cosas
humanidad con el Verbo, según explicamos am- humanas, y el carácter, una vez impreso, ya
pliamente en la Disputación 47 del tomo 1.° de nunca puede borrarse; en cambio la fe puede
la 3. a Parte. De ahí se sigue que este poder en perderse fácilmente.
su fuente es tanto más excelente que el poder
civil, cuanto la unión hipostática supera a la 7. Otra diferencia es que el poder civil
comunidad humana. Y de Cristo y por Cristo pueden tenerlo tanto los varones como las mu-
este poder pasó a su Vicario por una participa- jeres, y en cambio el eclesiástico no pueden
ción muy grande del poder de excelencia que tenerlo las mujeres, al menos de derecho or-
tuvo Cristo, y así tuvo por base no sólo la En- dinario. Nos referimos al poder de jurisdic-
carnación misma sino también los méritos de ción, al cual pertenece el poder de dar leyes,
Cristo N. Señor y su sangre; esto no puede de- porque acerca del poder de orden es cosa cierta
cirse del poder civil en sí mismo. Por todo esto que las mujeres son incapaces de él, como de-
aparece bien clara la excelencia superior del mostraremos en el tratado del Orden de propio
poder eclesiástico. intento en contra de los novadores que susci-
tan la antigua herejía de los Papuzianos, la cual
6. CUARTA EXCELENCIA, POR, PARTE DEL SU- refutan SAN AGUSTÍN y SAN EPIFANIO siguien-
JETO: EXISTE DE UNA MANERA PRINCIPAL EN do a SAN PABLO. Este a las mujeres no las
CRISTO N. SEÑOR, EN CAMBIO EL PODER CIVIL permite ni hablar en la Iglesia.
EN LA COMUNIDAD HUMANA.—'Puede explicarse He dicho no pueden porque este poder, tal
esta excelencia —en cuarto lugar— por parte como lo da Cristo inmediatamente, es decir, el
del sujeto primario y —como quien dice— in- poder supremo y pontificio, no puede residir
mediato. en una mujer, ya que ésta no es capaz del
Lib. ÍV. La ley positiva canónica 404
orden o consagración episcopal, y por tanto un seglar era elegido o pedido para el episco-
tampoco puede ser capaz del papado. Lo que pado, por ejemplo, San Ambrosio, etc.,- sin
algunos inventaron acerca de Juan VIII es embargo no se ha visto que se le diese el
pura fábula, como demuestran BELARMINO si- ejercicio del poder antes de recibir alguna or-
guiendo a ONOFRE, y largamente BARONIO, denación. Por tanto, el Sumo Pontífice, en uso
que cita a otros. BARONIO advierte muy bien del derecho ordinario, no lo entrega si no es
que aunque aquel hecho fabuloso hubiese su- a un hombre constituido en algún grado cleri-
cedido tal como se cuenta, aquella mujer no cal, al menos en la primera tonsura, por más
hubiese sido Papa sino que por entonces hu- que con su poder absoluto tal vez pueda hacer
biese habido sede vacante y después, con la otra cosa.
elección de Benedicto, se hubiese continuado Para terminar, por lo dicho fácilmente pue-
la sucesión. De esto tratamos en otro lugar den verse en este poder eclesiástico otras ex-
más extensamente. celencias, a saber, que es mucho más universal
De esto deduzco que la frase no pueden hay y —en su grado supremo— único para todo
que entenderla de toda la jurisdicción eclesiás- el mundo; que es muy necesario y a su manera
tica ordinaria, pues quien es incapaz del po- el fundamento de la Iglesia, según dijo SANTO
der de orden también es incapaz de la jurisdic- TOMÁS; finalmente, que tiene efectos más no-
ción ordinaria eclesiástica, ya que, por institu- bles: esto se verá más claro al explicar sus
ción divina, la Iglesia en lo espiritual debe leyes.
ser gobernada con derecho ordinario por sa-
cerdotes o clérigos.
Esto no obstante, he añadido al menos de
derecho ordinario por razón de la jurisdicción CAPITULO IX
eclesiástica en el sentido de que el Papa puede
delegarla. Acerca de ésta se discute si a una ¿ES EL PODER ECLESIÁSTICO DE TAL MANERA
mujer se le puede confiar algún acto de este SUPERIOR AL CIVIL QUE LO TIENE SUJETO
poder: es cosa cierta que no se le debe confiar, A SÍ?
y lo más admitido es que no puede confiársele,
según discutí en el tratado de las Censuras. 1. Aunque en el capítulo anterior se ha
Por lo que toca en particular al poder legisla- demostrado que el poder eclesiástico es más
tivo, jamás se ha visto tal en la Iglesia: esto excelente en perfección, de ahí no se sigue sin
es señal de que no puede hacerse. más que sea superior en lo que se refiere a la
subordinación y a la jurisdicción propiamente
8. ¿PUEDE UN SEGLAR SER ELEGIDO PAPA, dicha, porque una facultad puede ser menos
Y UNA VEZ ELEGIDO PUEDE H ACER USO .DE SU perfecta que otra y no estarle sujeta y subor-
JURISDICCIÓN?—Por último, hay en este punto dinada.
diferencia: que el poder civil puede residir en De esto puede tomarse una razón para du-
los seglares, en cambio éste solamente en los dar, y es que esta subordinación no se sigue
clérigos. intrínsecamente de una mayor perfección; aho-
Está diferencia hay que explicarla del mis- ra bien, tampoco puede demostrarse por una
mo modo que la precedente, por más que acer- especial concesión de Cristo; luego no se da.
ca del poder pontificio no es tan cierto que un La mayor es clara por la razón aducida, y
seglar sea completamente incapaz de él si por puede apoyarse más con el caso de la Ley Vie-
lo demás es debidamente elegido para ser or- ja: en ella hubo poder sacerdotal y real, y sin
denado inmediatamente; pero es cierto que esto embargo el real no estaba sujeto al sacerdotal;
nunca se ha hecho en la Iglesia y que no debe más bien parece que del libro 3.° de los RE-
hacerse por su novedad y peligro. YES puede deducirse lo contrario. Allí Salomón
Igualmente es cierto que uno que sea elegi- depuso del sacerdocio a Abiatar, y en su lugar
do de esa manera no debe hacer uso del poder gar puso a Sadoc; luego entonces más bien
de jurisdicción si no está ordenado, por más el poder sacerdotal estaba bajo el real que no
que antes de la consagración pontificia puede al contrario.
hacer uso de ella tan pronto como ha sido ele- Prueba de la menor: En el Nuevo Testa-
gido y colocado en la sede. mento no leemos que Cristo instituyera el sa-
Sobre el poder inferior, el derecho ordina- cerdocio concediéndole esta superioridad, pues
rio de la Iglesia es que no se confíe a los segla- PEDRO, no obstante su poder, mandó a todos
res, y por tanto ningún inferior al Sumo Pon- los fieles que estuviesen sujetos a los príncipes
tífice puede confiarlo a un seglar. Por consi- y reyes, y SAN PABLO declara lo mismo refi-
guiente, aunque alguna vez se haya visto que riéndose a todos los hombres. Tampoco se de-
Cap. IX. El poder civil ¿está sujeto al eclesiástico? 405
duce eso de la tradición, pues de las historias —según dije entonces— el Pontífice no tiene
puede deducirse más bien que los emperado- dos poderes sino uno solo, que directamente
res a veces juzgaron a los Pontífices y les de- se refiere a lo espiritual y en consecuencia al-
pusieron. canza a lo temporal: este alcance sólo puede
tener lugar port la subordinación del poder tem-
2. TESIS AFIRMATIVA POR LA UNIDAD DE poral al espiritual.
LA IGLESIA DE CRISTO.—A pesar de todo, de- Por esta razón dijo SAN BERNARDO que el
bemos decir que el poder eclesiástico no sólo Pontífice tiene a la vez la espada espiritual y
es en sí mismo más noble sino también supe- la natural, porque, o tiene la una directamente
rior, y que tiene subordinado y sujeto a sí al y la otra indirectamente, o la una en sí misma
poder civil. Estas dos cosas —según he di- y de suyo, y la otra subordinada a sí: esto da
cho— son muy distintas; así lo explicó tam- a entender cuando dice que la espada espiritual
bién SANTO TOMÁS. debe ser manejada por la Iglesia, y la material
Pues bien, esta tesis es cierta y común entre por el soldado en favor de la Iglesia a voluntad
los católicos. Sobre ella pueden verse SANTO del sacerdote y a la orden del emperador. Por
TOMÁS, SAN BUENAVENTURA, ENRIQUE DE SE- eso al sacerdote le llama defensor de la fe, jefe
GUSIO y VITORIA. Este dice que eso es verdad de los cristianos, vara de los poderosos, marti-
no sólo tratándose de este poder tal como lo llo de los tiranos, padre de los reyes, guía de
tiene el Papa sino también tal como lo tiene las leyes, Dios del Faraón.
cualquier obispo. Esto es verdad por derecho
ordinario y eclesiástico y prescindiendo de pri- Así también el Papa BONIFACIO en la Ex-
vilegios y exenciones; después lo explicaremos travagante Unam Sanctam concluyó que es
más. Pueden verse también DRIEDO, TORQUE- es preciso que la una espada esté bajo la otra,
MADA, ÁNGEL DE UBALDIS, ALBERTO P I G H I , y que la autoridad temporal se someta al poder
SANDER, TOMÁS DE V I O , SOTO, BELARMINO y espiritual.
el obispo de Lugo VELLOSILLO. Con este texto se retuerza todavía más la
razón aducida, porque donde hay un solo cuer-
3. El principal argumento de esta verdad po es preciso que haya una sola cabeza a la
se explica a la vez con razones y con textos, cual se reduzcan de alguna manera todos los
pues se toma de la unidad de la Iglesia de miembros, ya que, de no ser así, no podría ha-
Cristo N. Señor, la cual fue suficientemente in- ber paz ni perfecta unidad en el cuerpo. Aho-
dicada en el Evangelio y explicada por SAN PA- ra bien, la Iglesia de Cristo —según dijimos—
BLO. Este dice: Todos nosotros hemos sido es un cuerpo. Luego aunque en él se den mu-
bautizados para formar un solo cuerpo, etc., y chos poderes o magistraturas, es preciso que
Siendo muchos, no formamos más que un solo estén subordinados entre sí de tal suerte que
cuerpo en Cristo, etc. Luego Cristo N. Señor —como hemos dicho— de alguna manera se
formó la Iglesia a manera de un solo reino reduzcan a uno solo por la razón aducida. Lue-
espiritual en el cual hubiese también un solo go o el poder espiritual se subordina al tem-
rey y príncipe espiritual; luego es preciso que poral, o al contrario: lo primero es inadmisi-
el poder temporal se sujete a él como el cuer- ble, pues, según la cita de SAN PABLO que en
po al alma. Con este mismo ejemplo explica aquel texto hace el Pontífice, lo que procede
SAN GREGORIO NAZIANZENO la subordinación de Dios está ordenado; ahora bien, si lo espi-
de estos poderes. Y con razón, porque así co- ritual estuviese sometido a lo temporal, sería
mo el hombre no estaría bien compuesto si el un mal orden; luego necesariamente hay que
cuerpo no estuviese subordinado al alma, tam- decir lo segundo.
poco la Iglesia estaría bien fundada si el poder
temporal no estuviese sometido al espiritual. 4. SOLUCIÓN DE UNA OBJECIÓN.—Dirá tal
Esta razón puede explicarse y confirmarse vez alguno que a la Iglesia, para ser perfecta-
con lo que se dijo antes acerca de la autoridad mente una, le basta unirse en su única cabeza,
indirecta que el Pontífice tiene en todo el que es Cristo. Esta respuesta podría uno to-
mundo: esta autoridad se basa únicamente en marla incautamente de ÁNGEL DE UBALDIS
la subordinación de estos poderes, porque cuando dice: Lo que arguyen algunos, que la
Lib. IV. La ley positiva canónica 406
Iglesia debe reducirse a unidad, es verdad si —no sólo como hombres sino también como
eso se refiere a Cristo, el cual es el único que reyes— en el ejercicio de su poder.
tiene en su boca, en señal de su doble poder, 6. De esto se saca una confirmación: En
una espada de doble filo. Por lo demás, bajo otro caso, si no existiese en la Iglesia un poder
Cristo el sacerdote y el rey tienen poderes dis- que pudiese contener a los reyes y príncipes en
tintos. el cumplimiento de su deber al menos em-
A lo primero se responde que esa solución, pleando la espada espiritual, no se hubiese pro-
tomada en ese sentido y aplicada a nuestro veído suficientemente al bien de la Iglesia.
caso, no puede ser satisfactoria: la Iglesia mi- Se dirá que con este argumento se probaría
litante es un cuerpo visible que existe en este que también es necesario otro poder que con-
mundo y que necesita un gobierno humano y tenga a los pastores espirituales en el cumpli-
externo; luego no puede reducirse inmediata- miento de su deber, pues también ellos pueden
mente a una cabeza que sea invisible para los errar y quizá causar mayores daños a las ove-
hombres mortales, cual es Cristo; luego es pre- jas.
ciso que también el Vicario de Cristo tenga su-
Se responde que eso es así con relación a to-
premacía de poder cuando ésta sea necesaria
dos los príncipes o pastores espirituales infe-
para el gobierno conveniente de todo el cuer-
riores al supremo Vicario de Cristo, al cual le
po; luego él es sencillamente la cabeza sobe-
toca corregir o también castigar a los demás;
rana.
pero la cabeza misma soberana no pudo ser
Ni es contrario a este el sentido en que ha- sometida a otro hombre mortal, porque, o esto
bló ÁNGEL DE UBALDIS, sino que trata de la supondría un proceso hasta el infinito, o des-
reducción de ambos poderes a un solo princi- aparecería la debida subordinación y unidad.
pio en cuanto al origen y en cuanto a la parti- Por eso, tratándose de esto Cristo proveyó
cipación de la jurisdicción directa que cada uno al bien de la Iglesia de una manera más exce-
de esos poderes tiene en su esfera: en este sen- lente: en cuanto a la doctrina y a los preceptos
tido dice que los poderes son distintos y que morales, prometió a su Vicario tal asistencia
se reducen sólo a Dios o a Cristo, pero no nie- que en eso no pudiese errar con grave daño de
ga que al menos indirectamente el poder tem- la Iglesia por abuso del poder. Esto bastó en
poral esté subordinado al espiritual, sobre todo cuanto al poder legislativo de que tratamos.
en orden a evitar el pecado y la ofensa divina,
Otros inconvenientes que a veces pueden
según expliqué expresamente con HUGO DE
seguirse de las malas costumbres u obras de tal
SAN VÍCTOR en los capítulos IV, VI y VII del
persona particular, son de menor importancia
libro 2° de los Sacramentos.
y a veces hay que tolerarlos dada la fragilidad
y condición humana; y si a veces son más gra-
5. SE SALE AL PASO DE UNA OBJECIÓN.—
ves y claramente injustos, puede uno guardarse
Según esto, puede añadirse una nueva confir-
por el derecho de defensa, aunque no a título
mación basada en unas palabras del Papa G E -
de venganza o de castigo.
LASIO en el Decreto: Los Pontífices han de dar
cuenta de las almas de los reyes, en las cuales Únicamente en caso de herejía suele hacerse
insinúa que con las palabras Apacienta mis alguna xcepción; pero la exposición y explica-
ovejas también los reyes y emperadores queda- ción de esto la dejamos para otro lugar.
ron sometidos a Pedro, ya que también ellos 7. Podría confirmarse esta tesis con la prác-
deben contarse entre las ovejas de Cristo; lue- tica de la Iglesia y con diversos casos, los cua-
go también deben ser apacentados y goberna- les enumera en parte el Papa GELASIO en el
dos por Pedro, pues ya explicamos que en la citado pasaje; pero los que se refieren a la
palabra apacentar entra también el poder de presente materia los tocaremos después al tra-
gobierno. tar de las leyes canónicas, y los otros pueden
Se dirá que eso es verdad tratándose del go- verse en las historias; BELARMINO, antes cita-
bierno espiritual. Pero se responde que la nor- do en el capítulo 7.°, hace un resumen de ellos.
ma del gobierno temporal, para que éste sea Con esto queda respondida la razón para
recto y bueno moralmente, debe ser espiritual; dudar que se puso al principio: Se ha demos-
luego es preciso que el poder mismo de gober- trado con la Escritura y con la tradición que es
nar temporalmente sea regulado por el espiri- esta una institución de Cristo N. Señor; ahora
tual, y esto es estar sujeto y subordinado a él. bien, SAN PEDRO y SAN PABLO, en los pasajes
Por esta razón los Pontífices han de dar cuenta aducidos, hablan de la obediencia que a los
de los reyes y emperadores, porque a ellos les príncipes y autoridades deben sus respectivos
toca corregir y enmendar cuanto éstos pequen subditos, pero no explican qué clase de subor-
Cap. X. Los poderes civ. y ecl. ¿pueden residir en una misma persona? 407
dinación existe entre ambos poderes. Tampoco ' respecto de todo el mundo, y eso directamente
es verdad que los emperadores cristianos ha- y —digámoslo así— los dos formalmente por
yan juzgado jamás a los Pontífices, según se derecho divino; porque aunque no es así, sin
demostró ampliamente en el tratado de la In- embargo no es ese un error en la fe sino una
munidad. opinión. Sobre ella hemos hablado ya bastante.
8. El caso que allí se adujo del libro 3.° En otro sentido herético la enseñan los here-
de los REYES sacaba una dificultad especial de jes actuales, cuyo jefe en esto parece que fue
la comparación —aplicada a lo nuestro— en- el rey de Inglaterra Enrique VIII: éste quiso
tre el Pontífice y el rey en el estado de la an- que cada rey temporal fuese Sumo Pontífice
tigua ley; pero esto importa poco para nuestro en su reino y que así tuviese a la vez ambos
propósito y se discutirá oportunamente en el poderes.
tratado del Romano Pontífice. Ahora sólo quie- Estos herejes no tienen ninguna otra base
ro decir lo siguiente. fuera del amor a la libertad; por otra parte,
Primero: Con eso no se prueba nada, sea por- nada más alto parecen pensar acerca de este
que allí se trata de un hecho, no del derecho, poder espiritual en la Ley Nueva que lo que
es decir, se cuenta lo que hizo Salomón pero tuvo en la Ley Vieja o en la ley natural, y
no si lo hizo con poder legítimo o usurpado, por eso lo que creen que se observó en aque-
sea porque —como prefieren otros— Salomón llos tiempos, a saber, la supremacía de los re-
hizo aquello por especial impulso del Espíritu yes sobre los sacerdotes, juzgan que se debe
Santo, según se indica en el mismo pasaje, y observar también ahora.
por tanto no se sigue que lo hiciera porque tu- 2. SEGUNDO ERROR.—Otro error han in-
viese poder ordinario para hacerlo. ventado los novadores: que el poder civil es
Segundo: Esa comparación con el Antiguo totalmente incompatible con los Pontífices y
Testamento importa poco para lo que ahora personas constituidas en dignidad sacerdotal.
tratamos. Aducen las palabras de Cristo Les reyes ha-
En primer lugar, porque la Ley Vieja, en lo cen sentir su dominación sobre ellos, etc. Pero
que se refería a las ceremonias y a los juicios, vosotros no así, de las cuales SAN BERNARDO
ya cesó, según demostraremos en el libro 9.°. saca la siguiente deducción: Es cosa clara que
En segundo lugar, porque el Pontificado de a los apóstoles se les prohibe la dominación;
la Ley Nueva es de una categoría muy superior luego tú y para ti atrévete a usurpar o el apos-
al de la Ley Vieja, y por eso, aun pasando —no tolado dominando o la dominación siendo após-
concediendo— por que el antiguo pontificado tol: abiertamente se te prohibe una de las dos
no hubiese tenido esa excelencia, no se sigue cosas: si quieres tener las dos por igual, per-
que el Pontificado instituido por Cristo no la derás ambas.
tenga, de la misma manera que ahora el Papa Asimismo aducen las palabras de SAN PA-
tiene poder para perdonar los pecados, que el BLO Nadie que se dedica a la milicia de Dios se
sacerdote de la antigua ley no tuvo; el Papa deja enredar en los negocios seculares. De ellas
ahora puede conceder indulgencias, cosa que el quieren deducir que a los sacerdotes por dere-
otro no pudo; finalmente, a Pedro se le prome- cho divino les está prohibido el gobierno tem-
tieron las llaves del reino de los cielos y se le poral.
dijo Apacienta mis ovejas y Cuanto atares en Puede confirmarse esto con lo que el Papa
la tierra será atado también en los cielos, pala- NICOLÁS dice en carta al emperador Miguel,
bras que no se dijeron al antiguo Pontífice. que en la ley natural unos mismos eran reyes
Por tanto, sea de ello lo que fuere, la verdad y sacerdotes, pero que Cristo separó esos po-
asentada permanece inconcusa. deres.
Puede añadirse como razón que no parece
que una sola persona baste para desempeñar
CAPITULO X convenientemente ambos gobiernos, sobre
todo si ambos son perfectos, cual se requiere
EL PODER ECLESIÁSTICO DE LEGISLAR ¿PUEDE en aquel que tiene poder para legislar.
RESIDIR EN UNA MISMA PERSONA JUNTO CON EL 3. TESIS.—RAZÓN.—RAZÓN DE LA TESIS:
PODER CIVIL? QUE EL PODER ECLESIÁSTICO EN LA LEY N U E -
VA ES SOBRENATURAL.—Sin embargo, la ver-
1. HEREJÍA ACTUAL.—Su BASE EN LA LEY dad católica es que estos poderes ni están ne-
VIEJA Y EN LA LEY NATURAL.—Réstanos esta cesariamente unidos ni necesariamente separa-
comparación entre estos dos poderes. Sobre dos, puesto que ninguna de esas dos cosas está
ella existen errores contrarios. mandada ni prohibida por el derecho divino.
Uno es que estos dos poderes, tales como se Lo primero es claro por la práctica misma y
dan en la Iglesia, siempre y necesariamente van la experiencia.
unidos; no en el sentido en el que algunos di- En primer lugar, durante mucho tiempo la
jeron que ambos los tiene el Sumo Pontífice Iglesia de Cristo estuvo sin poder alguno tem-
Lib. ÍV. La ley positiva canónica 408
poral con relación al gobierno del estado, a sa- otra parte puede tener muchas razones de con-
ber, antes que los reyes comenzaran a conver- gruencia.
tirse a la fe; y sin embargo siempre tuvo el po- Prueba de la primera parte del antecedente:
der espiritual desde que Cristo dijo: Apacienta Eso no es contrario a ninguna virtud.
mis ovejas. También actualmente hay muchos Además, si en ello hubiese de suyo alguna
obispos que no tienen poder alguno civil para malicia, sobre todo consistiría en que el poder
legislar, y eso que lo tienen espiritual; luego temporal impediría el debido cuidado y solici-
por esta parte son separables. tud acerca de la administración del poder espi-
En segundo lugar, la misma tradición de- ritual; ahora bien, esto no se sigue necesaria-
muestra que el poder civil, aun el poder sobe- mente, porque ese poder puede hacerse efectivo
rano, existe sin el poder eclesiástico. El empe- por ministerio de otros de forma que no impida
rador CONSTANTINO en el Concilio de Nicea mucho.
declaró que él no tenía poder para juzgar en- Además, si algún trabajo o inconveniente pa-
tre sacerdotes. Lo mismo refiere SAN AMBRO- rece seguirse de eso, puede compensarse con
SIO acerca de Valentiniano el Viejo en carta a otras ventajas: lo primero, que es verisímil que
Valentiniano el Joven; en ella cita una frase tales príncipes administrarán con mayor recti-
digna de un emperador católico: En causa de tud la justicia; lo segundo, que la unión de
fe o de algún grado eclesiástico, aquel debe esos poderes en una misma persona puede ser-
juzgar que esté a su altura por su cargo y por vir mucho para una mayor paz y unión y para
su derecho. Y que así lo observó de hecho, lo que el gobierno temporal se oriente mejor hacia
refiere NICÉFORO. LO mismo cuenta TEODO- el espiritual; y lo tercero, que esto grangea ma-
RETO. Y ambos refieren el notable dicho del yor reverencia para con el príncipe eclesiástico;
sacerdote EULOGIO: Induciéndole el prefecto a éste además podrá resistir mejor a los enemigos
obedecer al emperador arriano Valente, pre- de la fe si tiene poder temporal, como consta
guntó irónicamente: ¿Es que con el mando im- por la experiencia.
perial obtuviste también la dignidad sacerdo- Con esto queda probada al mismo tiempo la
tal? Finalmente, así lo han practicado todos los tercera parte del antecedente.
reyes católicos hasta nuestros tiempos. Y la segunda se prueba porque no existe
La razón es clara por lo que dijimos al refu- tal ley divina ni humana, como aparecerá res-
tar el argumento del error contrario: que en la pondiendo a los argumentos del error contrario.
Ley Nueva el poder eclesiástico no es natural
sino sobrenatural y dado por Cristo de una ma- 5. EXPLICACIÓN DE LOS TEXTOS ADUCIDOS
nera especial; ahora bien, nunca se lo dio a los POR LA HEREJÍA CONTRARIA.—Tal prohibición
reyes terrenos, ni en pasaje alguno mandó no se deduce de las palabras de Cristo N. Señor
Cristo que estuviese unido con el poder real; Los reyes de las naciones les hacen sentir su
luego no existe necesidad de que lo estén. dominación, etc., pues cuando añade Pero vos-
otros no así, el sentido no es Vosotros no ten-
4. POR LA PRÁCTICA DE LA IGLESIA SE dréis dominio temporal sino No dominaréis co-
DEMUESTRA QUE EL PODER CIVIL Y EL ECLESIÁS- mo dominan ellos, es decir, para ventaja, utili-
TICO PUEDEN RESIDIR EN UNA MISMA PERSONA. dad y honor vuestro. No se refiere ahí al go-
—Que estos dos poderes puedan darse juntos bierno temporal de la Iglesia sino al espiritual,
en una misma persona, se prueba asimismo por y prescribe su forma y manera por comparación
la práctica de la Iglesia, pues el Sumo Pontífice con el temporal, punto que ya tocamos ante-
al mismo tiempo es también rey temporal en riormente. En ese mismo sentido habla SAN BER-
sus territorios, de los cuales es señor. Esta prác- NARDO, como es claro por el contexto.
tica la comenzaron y conservaron Pontífices san- Añado que aunque concediésemos que Cris-
tos, por lo que no puede pensarse que sea ilícita. to hablara allí del dominio temporal, esas pala-
SANTO TOMÁS llega a afirmar que eso se hizo bras no contendrían una prohibición sino úni-
por especial providencia de Dios. Asimismo mu- camente explicarían que Cristo no dio a los hom-
chos obispos tienen a la vez poder y autoridad bres este poder, aunque no hubiese prohibido
civil, como se ve sobre todo en Alemania, en que los hombres pudiesen darlo a los príncipes
España y en este obispado de Coimbra. eclesiásticos.
La razón es que esto no es de suyo malo ni Tampoco del pasaje de SAN PABLO puede de-
está prohibido por ley alguna positiva, y por ducirse tal prohibición:
Cap. XI. Materia de la ley canónica 409
Se debe analizar las palabras se deja enredar: En segundo lugar, la ley canónica coincide
un príncipe eclesiástico puede hacer uso del po- con la civil en que puede mandar en materia
der temporal no enredándose en los negocios se- de cualquier virtud, porque se ordena a un fin
culares sino haciendo uso de él con prudencia y más perfecto y más espiritual, para el cual es
moderación. más necesario el ejercicio de todas las virtudes;
También hay que explicar las palabras nego- así consta por la práctica, pues la Iglesia concre-
cios seculares: propiamente significan negocia- ta los preceptos divinos o añade otros nuevos
ción y excesiva preocupación por las ganancias en materia de sacramentos, ayunos, oraciones,
temporales, como observa el CRISÓSTOMO; aho- etc., como ampliamente y muy bien dice MAR-
ra bien, un príncipe eclesiástico no recibe el TÍN DE AZPILCUETA.
poder temporal para este fin sino para servir
más a la utilidad de la Iglesia y al bien de los 2. TERCERA COINCIDENCIA. — Coinciden
fieles. —en tercer lugar— en que aunque mande actos
Por eso lo temporal así unido a lo espiritual de todas las virtudes, tampoco la ley canónica
no es del todo secular sino de alguna manera manda todos los actos de todas las virtudes,
sagrado. Por consiguiente, el tener tal poder ci- pues entre las obras de virtud muchas son de
vil juntamente con el espiritual no es contrario consejo, como es la castidad perpetua y otras
a ninguna ley divina positiva ni natural. Que semejantes, y la Iglesia na puede imponerlas co-
tampoco es contrario a la ley humana, es evi- mo absolutamente obligatorias.
dente y no necesita probarse. La razón es que la ley canónica, aunque pro-
Con esto hemos respondido al argumento del ceda del poder divino de una manera especial,
segundo error. El Papa ADRIANO, en la carta que es sencillamente humana y debe darse de una
se ha citado allí, lo único que pretende es lo manera acomodada a los hombres, y por tanto
que nosotros hemos dicho en el primer punto debe ser conforme a las costumbres de los hom-
en contra del primer error: no podía indicar bres y moralmente posible y útil a la multitud,
que estuviese prohibida una cosa que él mismo lo mismo que se dijo de la ley en general.
profesaba. Acerca de este argumento puede leer-
He dicho en general que la ley canónica man-
se un desarrollo mayor en BELARMINO.
da: lo primero, porque la Iglesia puede a veces
mandar obras de consejo no absolutamente sino
con alguna condición justa: de esta manera a
CAPITULO XI
los clérigos de órdenes sagradas les impone la
¿TIENE LA LEY CANÓNICA UNA MATERIA PROPIA
obligación de guardar castidad no sencillamente
DISTINTA DE LA MATERIA DE LA LEY CIVIL, EN
sino con la condición voluntaria de que quieran
ser constituidos en aquella orden, cosa para
LA CUAL MANDE LO BUENO Y PROHIBA LO
ellos libre; y lo segundo, porque aunque no
MALO?
mande absolutamente obras duras y de áspera
penitencia, supuesto un delito sí puede man-
1. PRIMERA COINCIDENCIA DE LA LEY CA-
darlas para su castigo y corrección.
NÓNICA CON LA CIVIL.—SEGUNDA.—Hemos ha-
blado de las causas final y eficiente de la ley Sobre la norma que se ha de observar para
canónica. Vamos ahora a hablar de su causa determinar cuándo una materia excede o no
material. Tiene en ella muchas coincidencias los límites del poder de la Iglesia, nada ocurre
con la ley civil: vamos a adelantarlas brevemen- añadir a lo que dije acerca del poder civil, pero
te, pues de ahí surge la dificultad del presente se necesita un juicio prudente, el cual se ha de
problema, el cual consiste en señalar la diferen- acomodar ante todo a la práctica de la Iglesia y
cia de materia entre ambas leyes. a la necesidad moral de tal materia o ley en orden
En primer lugar, el derecho canónico coin- a la salvación general de las almas; en esto hay
cide con el civil en que sólo puede versar sobre que tener también en cuenta las circunstancias
materia moralmente buena: esto es mucho más de las personas para las cuales se dan las leyes,
necesario para su fin que para el fin de la ley a fin de que se acomoden también a ellas.
civil, como es evidente. Además esto pertenece
a la perfección de la ley: luego mucho más debe 3. También coincide —en cuarto lugar— la
tenerlo la ley canónica que la civil, y por tanto ley canónica con la civil en que no prohibe ab-
puede establecerse como regla que toda la per- solutamente todos los vicios y pecados.
fección que en cuestión de materia posee la ley Digo que no los prohibe todos con coacción
civil mucho más la posee la ley canónica. especial ni aplicando una especial censura, por
Lib. IV. La ley positiva canónica 410
que sí desea absolutamente que se eviten todos Además, como a fines distintos corresponden
y así lo procura con su doctrina y advertencias y se adaptan medios diversos —los cuales sue-
—cuidado que toca ante todo a los pastores de len ser materia de las leyes—, y las leyes civi-
la Iglesia—, pero no los prohibe todos emplean- les y canónicas tienen fines muy distintos —se-
do su fuerza coactiva o legislativa, dado que esto gún hemos demostrado—, luego también ten-
sería demasiado gravoso para la fragilidad hu- drán medios distinos, luego también distintas
mana y más bien serviría para destrucción que materias.
para edificación, pues mayores males se segui- Puede esto explicarse —y con mayor razón—
rían de una prohibición tan general que de al- con un ejemplo: dentro del campo de las leyes
guna tolerancia. temporales, en conformidad con los distintos
Así pues, la norma que en general dio SANTO fines se distinguen también las materias de las
TOMÁS y que se ha explicado antes en particu- diversas leyes, y así el derecho militar se dis-
lar a propósito de las leyes civiles, se ha de tingue del derecho propio del estado, como dio
aplicar también a las leyes canónicas: ha prohi- a entender SAN ISIDORO, como se dice en el
bido los vicios que son más graves o que pue- DECRETO, y como enseñan ARISTÓTELES y
den causar escándalo o daño espiritual a los PLATÓN; luego con más razón sucederá lo mis-
otros; en cambio otros menores los tolera o mo en el caso presente.
disimula, aunque con moderación y de la mane- Finalmente, consta que son nulas las leyes
ra que se explicará enseguida. que meten la hoz en campo ajeno, según se ha
demostrado al señalar la diferencia entre ambos
4. RAZÓN PARA DUDAR.—De todo esto nace poderes.
una razón para dudar en este punto: puede pa-
recer que no existe diferencia alguna entre estas 6. DIFERENCIAS ENTRE LA LEY CANÓNICA Y
leyes por lo que hace a su materia, puesto que LA CIVIL POR PARTE DE LA MATERIA. ASÍ
ambas tienen como materia todas las virtudes pues, hay que decir que son muchas las diferen-
y vicios. cias existentes entre el derecho canónico y el
Además, no parece necesario que los poderes civil por parte de la materia.
civil y eclesiástico, aun siendo distintos, tengan La primera y principal es que la materia de
materia distinta, pues muchas veces sucede que la ley civil es temporal, la de la ley canónica es-
facultades o virtudes diversas giran en torno piritual. Así piensan comúnmente los canonistas
en las DECRETALES y los juristas en el DIGESTO.
de una misma materia bajo distintos aspectos,
como se ve en el entendimiento y en la volun- Puede señalarse en general una razón tomada
tad, en la templanza adquirida y en la infusa: de lo que dijimos acerca de los poderes civil y
pues lo mismo, los poderes civil y eclesiástico eclesiástico. Demostramos que aquél es humano
podrán tener materia común bajo distintos as- y temporal, éste en cierto modo divino y espi-
pectos en orden a sus distintos fines. ritual; ahora bien, toda potencia debe tener una
materia adecuada, y ninguna traspasa sus lími-
Finalmente, esto parece persuadir la práctica tes; luego a una potencia espiritual corresponde
misma: las leyes civiles y canónicas tratan sobre una materia espiritual, a una potencia civil una
los matrimonios, juramentos, usuras y cosas se- materia temporal: así cada una se ajustará a la
mejante, y —lo que parece más difícil— en
materia sobre la cual versa.
el Código de Justiniano hay leyes sobre los
Ni se opondrá a esta diversidad el que ambas
obispos, clérigos, monjes, iglesias, que son ma-
puedan mandar en las materias de todas las vir-
terias en las cuales más pueden distinguirse las
tudes, porque todas las virtudes pueden de' al-
leyes canónicas de las civiles.
guna manera versar sobre ambas materias, y por
Añádase que los cánones mismos disponen tanto, aunque ambos derechos puedan tener por
que las leyes civiles algunas veces pueden tener objeto la honestidad de cualquier virtud moral,
vigor en el fuero de la Iglesia. Así el DECRETO sin embargo cada uno de ellos manda en materia
y las DECRETALES adecuada para él, pues ya dijimos que aunque
el derecho dirija una virtud, no versa necesa-
5. A esto se opone que cada potencia debe riamente sobre todos sus actos ni sobre toda
tener una materia propia, sobre todo cuando las la materia de tal virtud.
potencias pertenecen a distintas esferas; ahora
bien, hemos demostrado que los poderes civil y 7. ¿QUÉ ES MATERIA TEMPORAL Y QUÉ MA-
eclesiástico son distintos de esa manera: el uno TERIA ESPIRITUAL?—Para comprender con exac-
es espiritual y de categoría divina, el otro ma- titud esta diferencia, conviene explicar lo que
terial y natural; luego necesariamente han de hay que entender por materia temporal y espi-
tener diversas materias que les correspondan. ritual.
Cap. XI. Materia de la ley canónica 411
Para explicar esto quiero advertir que en la cuanto depende de la jurisdicción, entran en la
materia de una virtud pueden considerarse dos materia de la ley canónica, con tal que por lo
cosas, a saber, el acto mismo de virtud o vicio, demás concurran las otras condiciones para que
y la cosa acerca de la cual versa, la cual puede convenga legislar sobre ellos.
ser, o la cosa, o la persona a la que se refiere Finalmente, de esto se deduce, en consecuen-
la obra, o también la persona que la hace y a cia, que todas las cosas inferiores, en cuanto que
la que el acto mismo mandado o prohibido por pueden ser materia de actos sobrenaturales o de
la ley dice alguna relación. Pues bien, el acto de virtudes o también de vicios, entran en esta
virtud o de vicio es la materia próxima de la materia canónica.
ley, según hemos dicho hasta ahora; sin embar- De esta manera, explicando la materia canó-
go, en consecuencia también los otros elemen- nica se ha explicado también cuál es la materia
tos —por razón del acto mismo— pertenecen a temporal o materia de la ley civil: una materia
esta materia de la ley. apta para una ley civil que no llega a este
Refiriéndonos a la materia próxima de la ley grado espiritual, es temporal: en ésta entran a
espiritual, materia principal y primaria es el ac- las inmediatas los actos morales que son nece-
to sobrenatural, cual es el acto de fe, y por tanto sarios naturalmente para la sociedad humana; re-
todas las leyes que se refieren a la fe o a su motamente todas las cosas sobre las cuales ver-
materia son de suyo canónicas, porque toda esa san tales actos, y las personas en cuanto que
materia es espiritual. de ellas se compone la comunidad o estado hu-
En la misma línea se colocan —en segundo mano.
lugar— las acciones de los sacramentos, porque
también ellas son sobrenaturales. Con esto su- 9. SEGUNDA DIFERENCIA.—Una segunda di-
cedió que ciertas acciones que por lo demás ferencia puede señalarse entre ambas materias:
parecían naturales —por ejemplo, el matrimo- que la canónica es más excelente y más univer-
nio en cuanto que es un contrato humano que sal. Es una consecuencia de la primera.
se ordena a la conservación del género huma- En efecto, la razón de la primera parte es
no—, por su elevación al ser sacramental per- que el espíritu aventaja al cuerpo, y la razón
tenecen a las leyes canónicas, conforme al ca- de la segunda que casi toda la materia temporal
pítulo penúltimo y último De secundis nuptiis. puede ordenarse al fin espiritual y le está su-
Lo mismo hay que decir de otras acciones sa- jeta, y bajo este aspecto reviste cierto carácter
gradas, sobre todo de aquellas que sé ordenan de materia espiritual, y así puede pertenecer a
próxima y directamente al culto de Dios, como las leyes canónicas. En este sentido decíamos
son los votos, los juramentos, etc. Con esto antes que el poder temporal, o civil está sujeto
sucedió que todas las cosas sobre las cuales al eclesiástico, y en ese mismo sentido dicen
versan de suyo y a las inmediatas estas accio- los juristas que la materia del pecado —es de-
nes, bajo ese aspecto pertenecen a la materia cir, cuando se trata de evitarlo o del peligro
canónica: tales son las personas sagradas, los del alma— es canónica y pertenece a las leyes
lugares, templos y vasos sagrados, y, en con- canónicas. Así la GLOSA en el libro 6.° de las
secuencia, también los beneficios y los bienes DECRETALES, en donde aduce otros textos jurí-
de las iglesias, los cuales se computan entre dicos en los que los doctores en general enseñan
las cosas sagradas. esto, como observa AZPILCUETA; lo mismo
traen BARTOLO y otros, a los cuales cita y sigue
8. En consecuencia, también los vicios FORTUNY.
contrarios a tales actos o cosas pertenecen de Por consiguiente, así como, tratándose de las
suyo a las prohibiciones canónicas, según se dice potencias naturales, algunas veces una potencia
en el libro 6.° de las DECRETALES, donde se tra- superior versa sobre la materia de otra poten-
ta del crimen de herejía y de él se dice que cia inferior bajo aspecto más elevado, y, además
pertenece sencillamente a la jurisdicción eclesiás- de ella, sobre otra más excelente —como apa-
tica. rece claro en el entendimiento respecto de los
Y como todos los pecados apartan al hombre sentidos—, así de algún modo la ley canónica
del fin sobrenatural, por este capítulo se les com- alcanza de una manera más excelente a la ma-
puta en esta línea espiritual, según las DECRETA- teria de la ley civil y además a otra de una
LES: lo primero, porque se oponen a los bienes esfera más elevada.
espirituales y así se reducen a la misma línea,
ya que los contrarios pertenecen de alguna ma- 10. TERCERA DIFERENCIA.—ANTES DE LA
nera a un mismo género; y lo segundo y princi- LEY DE GRACIA, EL CUIDADO DE LA RELIGIÓN, O
pal, porque son injurias de Dios, cuyo honor y PERTENECÍA AL PODER REAL, O ESTABA UNIDO A
culto es el fin primario del poder canónico. Por ÉL, O LE ESTABA SUBORDINADO.— Según esto,
esta razón los pecados, en cuanto de ellos de- puede también verse una tercera diferencia en
pende, son materia del poder eclesiástico, y e n . las materias primarias.
Lib. ÍV. La ley positiva canónica 412
La materia más principal y sobre la que más teria o como reservarla para que sea únicamente
directamente versa la ley civil es la que toca canónica, no sólo declarándola tal —como sin
a la justicia humana; en cambio la materia prin- duda puede hacerlo cuando la materia misma
cipal de la ley canónica es la que toca a la justi- es espiritual de suyo y por derecho divino—,
cia y a la religión divina, porque casi todas sino también haciéndola tal y eximiendo y re-
las otras cosas las refiere y ordena a esta, como servándose una materia por razón espiritual,
consta por lo dicho. aunque por lo demás en sí misma pudiera ser
Por tanto, en cuanto a esto el poder civil materia de las leyes civiles.
ahora en la Iglesia está más limitado que lo La razón es que ese poder es superior y así,
estuvo antes de la religión cristiana: antigua- en orden a su fin, puede disponer también acer-
mente el cuidado de la religión se ordenaba a ca de una materia inferior según convenga;
a honesta felicidad del estado, como observa- luego mucho más puede apropiarse una ma-
mos antes siguiendo a SANTO TOMÁS; en cam- teria común si lo juzga oportuno para el debido
bio lo que ahora se busca principalmente es la honor de las cosas sagradas.
religión y la salvación y felicidad espiritual, y
lo demás por razón de ella. Por eso antigua- 13. RESPUESTA A LOS ARGUMENTOS.—En el
mente el cuidado de la religión o pertenecía al desarrollo del capítulo casi se ha respondido a
poder real o estaba unido a él en una misma las razones para dudar que se pusieron al prin-
persona o le estaba subordinado; en cambio aho- cipio. Únicamente acerca de la tercera —toma-
ra el cuidado está confiado en particular a los da de los principios de ambos derechos— hay
pastores de la Iglesia. que observar tres cosas.
Por consiguiente, la materia primaria de la La primera, que la práctica de que las leyes
ley eclesiástica es la materia religiosa, en la civiles dispongan sobre materias canónicas sólo
cual incluimos todo aquello que toca a la san- es admisible tratándose de leyes civiles que, o
tificación del alma, aunque indirectamente o en versan sobre materia de fuero mixto, o dispo-
orden a ella se extiende también a otras mate- nen sobre materia del fuero eclesiástico apo-
rias, según se ha explicado. yando a las leyes eclesiásticas a la manera que
ellas lo permiten.
11. Con esto se entiende por qué la ley ca- En esto hay que observar algunas normas.
nónica y la civil a veces versan sobre la misma En primer lugar, que las leyes civiles no se
materia, a saber, porque la materia de suyo es opongan a las canónicas: cuando sean contrarias,
temporal y bajo ese aspecto puede la ley civil se han de preferir las canónicas, porque proce-
versar sobre ella, pero tiene alguna relación con den de un poder superior; pero cuando no sólo
lo espiritual y bajo ese aspecto puede pertene- no son contrarias sino que coinciden y la ley
cer a la ley canónica. En este sentido muchos civil apoya y a su manera sirve a la canónica,
delitos se llaman de fuero mixto, porque pue- ambas se han de observar, cada una en su
den pertenecer a ambos poderes, y tratándose fuero y en la medida que le corresponde.
de ellos hay lugar a que uno de los poderes Así las leyes civiles prohiben y castigan deli-
se anticipe a apropiárselo. tos que también los cánones castigan, como son
Esto es lo único que prueba la segunda razón las usuras, los matrimonios ilícitos, cuales son
para dudar que se adujo antes, porque distintas los incestuosos y clandestinos, y otros semejan-
facultades pueden a veces versar materialmente tes: estos delitos a veces son contrarios a la jus-
sobre una misma cosa, y una misma cosa puede ticia natural, como la usura, o van contra la de-
ser útil para distintos fines, y a su vez, un mis- bida manera de contraer matrimonio, aun con-
mo pecado puede causar perturbación al estado tra la manera natural y conveniente para la paz
tanto en lo temporal como en lo espiritual; lue- del estado, y por tanto, bajo ese aspecto, pueden
go de la misma manera, estas leyes pueden te- ser materia de las leyes civiles en aquello que
ner una materia común, aunque no toda ella las leyes canónicas no prohiben.
común, porque siempre el fin propio y sobre A veces también las leyes civiles castigan deli-
todo más excelente tiene algunos medios pro- tos que son totalmente del fuero eclesiástico,
pios y una materia más excelente, sobre la cual como la herejía, la blasfemia y cosas semejantes,
de ninguna manera puede versar un poder in- porque también estos vicios dañan mucho a un
ferior. estado cristiano aun en la paz externa y en la fe-
licidad temporal, y por otra parte la Iglesia no
12. Por último, por lo dicho se entiende prohibe esto, más aún, se sirve de tales leyes
que el Pontífice puede a veces señalar una ma- para su fin.
Cap. XI. Materia de la ley canónica 413
Esta doctrina se deduce también de los tex- 15. La segunda manera es cuando una ley
tos jurídicos citados, del DECRETO y de las D E - civil en particular ha sido —como se suele de-
CRETALES, y es muy común, como puede verse cir— canonizada, es decir, hecha canónica por
en la GLOSA DE LAS NOVELAS y DE LAS CLE- aceptación de la Iglesia. Para tal canonización
MENTINAS, lo cual en general se aprueba en el no basta que una ley civil esté inserta en el
comentario a esos pasajes, como puede verse en Decreto auténtico de Graciano, porque éste no
FELINO extensamente, en NICOLÁS DE TUDES- tuvo poder para dar esa fuerza a una ley civil:
C H I S y en otros. se necesita que haya sido aprobada y recibida
Más citas hacen COVARRUBIAS, MATIENZO y entre los cánones por la autoridad pontificia,
GREGORIO LÓPEZ. De la ley que éste comenta como sucede con los capítulos 1.° y 2° de Caus.
se deducen dos razones excelentes que se han possesionis y con el capítulo In primis, párrafo
insinuado antes, a saber, que lo que tales leyes Gloriosus, distinct. 11; así lo observa la GLOSA
civiles pretenden es que las leyes canónicas se . allí en la palabra Capituli, y también en el ca-
cumplan mejor y que se eviten los otros daños pítulo 1.° de Rebus Ecclesiae non alienand. en
y perturbaciones del estado. Más citas hace el libro 6.° de las DECRETALES, palabra Trac-
SÁNC H EZ. tatus, y lo mismo DOMINGO DE SAN GEMINIANO
y otros. Asimismo BERNARDO DE MONTMIRAT,
14. LAS LEYES CIVILES SE OBSERVAN EN EL más extensamente FELINO, muy bien REBUFFE,
FUERO CANÓNICO CUANDO LOS CÁNONES NO DIS- y GUTIÉRREZ, que cita a D E RIPA.
PONEN NADA Y ELLAS SON A PROPÓSITO PARA
LA PRÁCTICA DE LA IGLESIA.—Lo segundo que 16. LAS LEYES DEL CÓDIGO SOBRE LAS PER-
hay que observar es que a las leyes civiles se SONAS ECLESIÁSTICAS.—Una tercera observación
las admite no sólo en la misma materia sino hay que hacer acerca de las leyes publicadas por
también en la práctica del fuero eclesiástico. el emperador JUSTINIANO sobre las personas y
Cuando sucede esto, ello se hace no en fuerza cosas eclesiásticas.
de la jurisdicción civil —pues las leyes civiles Algunos dicen que entonces no había todavía
no pueden obligar a esto, como es evidente—, personas y bienes eclesiásticos exentos de la ju-
sino por práctica voluntaria del poder eclesiás- risdicción de los emperadores. Esta solución es
tico, el cual, a falta de leyes canónicas, admite inadmisible: lo primero, porque eso que se su-
y emplea las leyes civiles que le son útiles. pone es sencillamente falso; y lo segundo, por-
Esto lo hacen los cánones de dos maneras. que al menos las cosas y causas eclesiásticas es
Una es con la norma general de que las leyes ci- cierto que siempre estuvieron exentas, y eso a
viles se observan en el fuero canónico cuando pesar de que esas leyes dan muchas disposicio-
los cánones no disponen nada y las leyes —por nes sobre estas materias.
darse una razón semejante— son a propósito Otros responden que esas leyes se dieron con
para la práctica de la Iglesia. Así lo declara consentimiento de los Pontífices y que, siendo
LUCAS DE PENNA: ASÍ como las leyes no se de- así, nada se opone a que un seglar trate de ma-
dignan de imitar a los sagrados cánones, así terias espirituales, como se indica en las DECRE-
también los estatutos de los sagrados cánones TALES y en la GLOSA DEL DECRETO. Pero esto
se sirven de las constituciones de los príncipes, no es verisímil, porque aunque a veces los Pon-
y conforme a eso concluye después: No difieras tífices concedan a los seglares algunas faculta-
el poner término a un asunto según la ley y se- des particulares que pueden ejercitarse sin ju-
gún los estatutos de los cánones. risdicción espiritual, sin embargo no les conce-
Eso mismo observan la GLOSA en ese pasaje, den jurisdicción espiritual ni pueden confiarles
casi todos los doctores, NICOLÁS DE TUDES- el gobierno de la Iglesia, y por tanto no es veri-
C H I S , BERNARDO DÍAZ y SALCEDO. Advierten símil que les concediese poder para dar aque-
que en tales casos, a falta de leyes canónicas, llas leyes, sobre todo no constando como no
se han de preferir las leyes del propio reino a consta de esa concesión y pareciendo como pa-
las imperiales, y citan a otros. Pero como los rece que los emperadores en ellas hacen uso de
cánones no disponen nada sobre ello, tal vez su propia autoridad y que hablan en ese sentido.
eso es más de consejo que de obligación, a no Otros excusan a los emperadores diciendo
ser que resulte otra cosa de la costumbre de los que dieron esas leyes de buena fe y sin otra
jueces eclesiásticos, pues esa costumbre juzgo intención que la de ayudar a la Iglesia y tal
que habrá que observarla. vez no para obligar o coaccionar a los eclesiás-
Lib. IV. La ley positiva canónica 414
ticos ni en materia eclesiástica, sino para ins- jar a su vicario una participación de ese poder,
truir a sus ministros sobre las cosas eclesiásti- pues nada se opone a ello; luego se lo dejó.
cas para que pudiesen observarlas y ayudar a
la Iglesia cuando hiciese falta. Sin duda con 2. Pruebo la última conclusión de distintas
esta intención se encuentran puestas muchas le- formas. En primer lugar, por el sentido general
yes semejantes entre las PARTIDAS de España. de las palabras Cuanto atares, etc. ¿Por qué li-
Sea de ello lo que fuere, es cosa cierta que mitarlo nosotros dado que las concesiones de
esas no son verdaderas leyes y que no obligan los Príncipes se han de interpretar con ampli-
—conforme a las DECRETALES— a no ser en tud?
aquello en que hayan sido canonizadas; en cuan- En segundo lugar, por la congruencia que
to a lo demás, si son contrarias a los cánones, se ha insinuado: que esta materia corresponde
se las debe despreciar —como se dice también al fin de este poder, puesto que la salvación in-
en las DECRETALES— y si no lo son, podrán
terna de las almas —que es lo que este poder
servir a manera de instrucción, no a manera de busca— más depende de los actos internos que
norma jurídica. Sobre esto pueden verse FELINO
de los externos.
y NICOLÁS DE TUDESCHIS.
En tercer lugar, por inducción: lo primero,
la Iglesia puede perdonar las culpas interiores
por la absolución sacramental; lo segundo, pue-
de dispensar de los votos, aun de los puramen-
CAPITULO XII te internos y mentales: luego tiene jurisdicción
sobre tales actos; asimismo puede anular tales
¿ALCANZA EL PODER ECLESIÁSTICO A LOS ACTOS
votos; además puede perdonar por medio de
MERAMENTE INTERNOS DE SUERTE QUE LA LEY
indulgencias las penas debidas por los pecados,
CANÓNICA PUEDA MANDARLOS O PROHIBIRLOS
lo cual también requiere poder de jurisdicción,
DIRECTAMENTE?
según doy ahora por supuesto; además algunas
veces excomulga por actos interiores, por ejem-
plo, por herejía mental, según trata de probar
1. RAZÓN DEL PROBLEMA.—Hemos expli-
con muchos decretos MEDINA, a quien ensegui-
cado hasta ahora el principio y el fin de la ley
canónica. Ahora vamos a explicar su materia. da citaremos; también a veces parece castigar
Comenzaremos por lo más cercano, que es el actos externos por su condición interna igual-
acto humano; y como acerca del acto externo mente oculta a los hombres, que es lo mismo.
no hay en general dificultad alguna, nuestra in- Finalmente, puede confirmarse esta opinión
vestigación versa en particular sobre el acto in- con lo siguiente: El hombre puede someterse
terno, pues aunque, tratándose de la ley huma- voluntariamente a otro por el voto de obedien-
na en general, ya dijimos antes que esa ley no cia aun en cuanto a los actos internos: ¿qué
puede versar acerca de los actos internos, esa extraño que Cristo haya sometido los fieles a
solución, tratándose de la ley canónica, tiene su vicario aun en cuanto a los actos interiores?
una dificultad especial que entonces dejamos
para este lugar. 3. PRIMERA OPINIÓN, AFIRMATIVA. — Por
La razón general del problema es que el po- estos y por otros argumentos semejantes algu-
der eclesiástico es espiritual y se ordena prin- nos doctores afirman que la Iglesia puede dar
cipalmente al bien interno de las almas, y tiene leyes que versen inmediatamente sobre actos in-
un principio más alto, a saber, a Dios mismo, teriores. Así piensan la GLOSA DE LAS CLEMEN-
que es quien lo otorga sobrenaturalmente, y TINAS, la GLOSA DEL DECRETO, ADRIANO, M E -
por tanto, por ambos capítulos parece que pue- DINA, ALBERTO P I G H I y BAUTISTA DE SALÍS,
de versar inmediatamente acerca de los actos in- que da más citas, aunque mal, como observa
teriores. SILVESTRE.
Conforme a esto, argumento de la siguiente
manera: Cristo N. Señor tiene poder para dar 4. OPINIÓN GENERAL.—No obstante, la opi-
leyes que obliguen a actos internos, v. g. de fe nión contraria es general, y la sostienen SANTO
y otros semejantes, y por eso pudo mandar con- TOMÁS y en sus comentarios a él SOTO y demás
fesar los pensamientos internos; luego pudo de- comentaristas, SOTO, TOMÁS DE V I O , PEDRO
Cap. XII. Poder eclesiástico sobre los actos internos 415
DE LA PALU, MAYR, DURANDO, SAN ANTONINO, juicio se trata en la mayor? ¿Del juicio que da
ALMAIN, CASTRO, GABRIEL, GERSÓN, AZPIL- el hombre por medio de una sentencia, o del
CUETA —que cita a FELINO, a HIPÓLITO y a que puede dar el legislador mismo por medio
otros—, DRIEDO, SIMANCAS, ÁNGEL DE UBAL- de una ley? Porque a veces el juicio se da de
DIS —que cita a los canonistas—, SILVESTRE esta manera, a saber, cuando la ley misma cas-
que sin razón aduce a ÁNGEL en contra, según tiga el delito por sí misma decretando v. g. una
veremos—, ARMILLA, y muy bien JUAN CAG- excomunión en que se ha de incurrir automá-
NAZZO. ticamente y que por eso se llama de sentencia
dada, porque la ley misma da la sentencia.
4 (bis). DADO QUE EL PODER HUMANO NO Si el sentido es el primero, esa mayor parece
PUEDE CONOCER LOS ACTOS MERAMENTE INTER- falsa, porque la ley eclesiástica puede prohibir
NOS, NO PUEDE JUZGARLOS NI CASTIGARLOS.—El y castigar muchas cosas que la sentencia del
principal argumento de Santo Tomás es que el hombre no puede condenar, como son todas las
poder humano no puede legislar sobre actos cosas ocultas que no pueden probarse. La razón
que no puede juzgar ni castigar; ahora bien, el es que el hombre, para juzgar, necesita testigos
poder eclesiástico humano no puede juzgar ni y prueba del hecho, en cambio, para que la ley
castigar los actos meramente internos; luego juzgue y castigue, no siempre es necesario eso,
tampoco puede legislar sobre ellos. sino que basta la conciencia del delincuente; así
La menor se afirma expresamente en las D E - aparece en el caso de un hereje externo comple-
CRETALES: A nosotros, dice el Pontífice, sólo tamente oculto: inmediatamente queda excomul-
nos ha sido dado juzgar de lo que es manifiesto. gado y está obligado en conciencia a abstenerse.
Se encuentra también en el DECRETO. Y si el juicio en la mayor se entiende en el
La razón es que el juicio supone conocimien- segundo sentido o en un sentido general, en-
to de la causa; ahora bien, los actos interiores tonces en esa proposición se comete una peti-
caen completamente fuera del conocimiento hu- ción de principio, pues de eso es de lo que se
mano, y por tanto el juicio de lo interno es trata, a saber, si puede la ley misma juzgar por
exclusivo de Dios. El hombre mira la externa sí misma sobre actos de suyo ocultos de la mis-
apariencia, pero Dios mira el corazón. Por eso ma manera que puede juzgar de los accidental-
decía SAN PABLO: NO juzguéis prematuramente mente ocultos.
hasta que venga el Señor; El iluminará los se- Tomadas las cosas en ese sentido, fácilmente
cretos de las tinieblas y manifestará los deseos se negará la menor entendida de ese mismo jui-
de los corazones. cio: en efecto, los textos jurídicos que se aducen
La mayor se encuentra en ARISTÓTELES, el para probarla, no vienen a cuento, porque tra-
cual dice que el poder legislativo necesariamen- tan del juicio que ha de dar el hombre por me-
te debe llevar consigo poder coactivo, porque dio de una sentencia.
de no ser así, sería inútil e ineficaz. De esto se Además la proposición aquella de que el po-
sigue que el hombre sólo puede mandar aquello der legislativo sobre un acto no puede darse
que, en caso de no cumplirse, puede castigar; sin el coactivo, no parece de suyo necesaria si
ahora bien, la única manera como castiga es juz- se trata de la coacción en cuanto distinta de la
gando; luego la ley humana únicamente versa obligación en conciencia; tal vez ARISTÓTELES
sobre aquello sobre que puede versar el juicio no conoció ésta y por eso exigió la coacción
humano. extema para dar eficacia a la ley.
Eso mismo puede probarse también por la Pero si la ley obliga en conciencia —como
existencia de una razón igual o todavía mayor: demostraremos después, sobre todo tratándose
en efecto, legislar es más que juzgar, y la ley de la ley eclesiástica—, ello basta para la efica-
suele ser norma del juicio humano. cia de la ley; más aún, las penas o censuras que
la Iglesia impone en el derecho mismo, resultan
5. DIFICULTAD.—Pero este argumento no eficaces sobre todo por la obligación en con-
carece de dificultad. Porque pregunto: ¿De qué ciencia; luego nada se opone a que la Iglesia
Lib. IV. La ley positiva canónica 416
tenga poder para dar leyes que obliguen en con- haya comunicación y la debida correspondencia
ciencia con relación a los actos internos, y eso tanto de los inferiores con relación a los supe-
aunque no pudiera forzar a ellos externamente riores como al revés y también de los miembros
y por medio de la acción del hombre. mismos entre sí.
Por eso dice SANTO TOMÁS que la obedien-
6 . N O ES IMPOSIBLE EL PODER ECLESIÁSTI- cia humana para con otros hombres sólo tiene
CO SOBRE LOS ACTOS MERAMENTE INTERNOS; lugar en aquello que se hace por medio del
SIN EMBARGO, DE H E C H O ESE PODER NO H A cuerpo, y no en todo sino en aquello que se re-
SIDO DADO, PUES NO CONSTA DÓNDE SE D I O . — fiere a la disposición de los actos y de las cosas
Antes de responder a esta dificultad, juzgo que humanas y sensibles, pues a las cosas que no
la principal prueba de esta opinión no se debe son sensibles no se las tiene por humanas, al
tomar de la imposibilidad de la cosa en sí mis- menos en orden a una comunidad humana.
ma. Esta imposibilidad yo francamente no la Luego esta es la manera como Cristo N. Se-
veo, y lo mismo parecen persuadir el argumen- ñor confirió a la Iglesia ese poder, que se refe-
to que se acaba de aducir y las razones que se ría a este gobierno de la Iglesia, pues los actos
han puesto al principio: Cristo, si hubiese que- interiores propiamente no se refieren a la co-
rido, hubiese podido dar este poder a la Iglesia. munidad sino a la salvación o condenación par-
Por consiguiente, este problema debemos discu- ticular de cada uno; ahora bien, a éstas ya se
tirlo refiriéndonos al hecho, y hay que demos- proveyó suficientemente por medio del primer
trar que Cristo no dio este poder, que es lo que poder que se refiere al fuero interno; luego
a mí me parece mucho más verisímil. esta es la razón propia de esta institución y de
Sea el primer argumento que en la Escritura esta verdad.
no hay indicio alguno de este poder sino que
estas cosas ocultas siempre se reservan para 8. Conforme a ella hay que explicar la ra-
Dios, que es a lo que se refieren las palabras zón de SANTO TOMÁS y de los otros en general:
de SAN PABLO que se han aducido antes. no tiende a persuadir que lo otro fuese imposi-
Tampoco los Sumos Pontífices han hecho ble sino sólo a explicar que este es el plan aco-
mención alguna de este poder sino más bien modado a la naturaleza del hombre.
siempre dan a entender que estas cosas son En este sentido es verdad, conforme a la na-
ajenas a su fuero, y eso a pesar de que por lo turaleza de la cosa y a la ley ordinaria, que la
demás muchas veces explican y defienden toda ley humana sólo puede mandar aquellos actos
su jurisdicción. que pueden ser juzgados por los hombres si se
Otro gran argumento es que hasta ahora no trata del juicio que se ha de dar por medio de
hallamos que la Iglesia haya dado ley alguna una sentencia de hombre.
sobre estos actos meramente internos; ahora Más aún, por la misma razón es verdad que
bien, si una cosa no se ha hecho nunca, es se- la ley misma no puede juzgar más que lo que
ñal de que no puede hacerse. El antecedente no de suyo puede ser juzgado por el hombre, pues
puede probarse directamente, pero aparecerá de la sentencia misma del hombre se dice que es
bien claro al responder a los decretos que aduce una ley particular, y al contrario, una ley que
MEDINA y al solucionar los demás argumentos. impone la pena en el derecho mismo es una
sentencia general. Por consiguiente el Sumo Pon-
7. E L PODER LEGISLATIVO SE ORDENA DE tífice ejercita actos de ese mismo poder.
SUYO Y PRIMARIAMENTE AL GOBIERNO EXTERNO Y el que a veces suceda que una cosa que la
DE LA IGLESIA; LOS ACTOS MERAMENTE INTER- ley humana prohibe o castiga no pueda casti-
NOS NO PERTENECEN A ÉSTE.—Puede añadirse garla la sentencia del hombre, es accidental por
además una congruencia: que el poder legislati- una ocasión extrínseca —a saber, que no existen
vo se ordena de suyo y primariamente al go- testigos o pruebas— pero no por la naturaleza
bierno externo y general de la Iglesia a fin de de tal acto, el cual de hecho podría ser materia
que en ella todo se haga de una manera conve- de ese juicio, según expliqué antes en el capítu-
niente y ordenada; luego de suyo debía versar lo V del libro 3.°
sólo sobre los actos exteriores, pues la Iglesia Asimismo la afirmación de que el poder le-
es un cuerpo visible y por tanto la materia co- gislativo siempre lleva consigo poder coactivo,
rrespondiente a su gobierno general y externo es verdadera y moralmente necesaria, como
debe ser también sensible y externa; luego sólo consta por inducción tratándose de cualquier
esa materia corresponde al poder legislativo. otro poder semejante y también porque ambos
Una confirmación: La gracia se acomoda a la poderes entran en la jurisdicción perfecta. Ni
naturaleza; ahora bien, la naturaleza del hombre basta de suyo que pueda obligar en conciencia
pide que, en orden al gobierno de una comuni- si no interviene además el poder de forzar al
dad humana, solamente en los actos externos cumplimiento de esta obligación o —lo que es
Cap. XII. Poder eclesiástico sobre los actos internos 417
lo mismo— de castigar a los trasgresores de esta comunidad como tal, tiene también su materia
obligación. Por consiguiente, aunque, conside- correspondiente, a saber, los actos externos que
rando la cosa especulativamente, uno de los po- pertenecen también al gobierno exterior de la
deres sea separable del otro, pero no en la prác- Iglesia: a esta esfera pertenece el poder ecle-
tica y si la institución ha de ser cual conviene, siástico en cuanto legislativo, pues aunque las
y por eso Cristo N. Señor no dio a los hombres leyes eclesiásticas se ordenen también al fin so-
poder para legislar sobre aquellos actos por los brenatural y al bien interno de las almas, pero
cuales no podían castigar a los trasgresores no no realizándolo inmediatamente sino mediante
sólo accidentalmente sino de suyo y por la con- la honestidad de los actos externos sobre que
dición natural de tales actos. versa.

9. RESPUESTA A LA PRIMERA RAZÓN.—Con 10. También resulta fácil por lo dicho la


esto resulta fácil la respuesta a la primera razón respuesta a la inducción que se hacía en contra.
que se ha puesto al principio: Concedemos que En primer lugar, algunas de las cosas que se
Cristo pudo en absoluto dar a la Iglesia este po- enumeran allí no pertenecen al poder legislativo
der, pero negamos que lo diera. de que tratamos sino a la jurisdicción del fuero
A las palabras Cuanto atares, etc., responde- interno, por ejemplo, la absolución de los pe-
mos que aquella amplitud de sentido hay que cados, la cual —si alguna— pertenece a la ju-
entenderla de todo lo que se requiere para el risdicción del fuero sacramental, que es emi-
conveniente gobierno de la Iglesia. ¿Qué cosas nentemente interno, por más que —dada la ma-
son esas? Aunque en gran parte pueden enten- nera como se realiza entre hombres— necesa-
derse por el mismo desarrollo de la razón, prin- riamente exige que se presenten a tal juicio por
cipalmente hay que deducirlas de la tradición y medio de la confesión externa. Esto solo Cristo
de la doctrina general de la Iglesia: por ambos pudo instituirlo y mandarlo directamente. En el
capítulos entendemos que ese poder de atar, en capítulo siguiente se dirá cómo también la ley
cuanto legislativo, sólo versa sobre materia ex- eclesiástica puede versar sobre esta materia.
terna y sensible.
Digo además —respondiendo a la segunda 11. LA DISPENSA DE LOS VOTOS.—ESE PO-
prueba, tomada del fin— que el poder eclesiás- DER NO ES COACTIVO SINO DE JURISDICCIÓN
tico, tomado en toda su amplitud, es doble, a VOLUNTARIA.—El segundo ejemplo era el de la
saber, del fuero interno y del externo. dispensa de los votos aunque se trate de votos
SANTO TOMÁS los distinguió y explicó así: hechos sólo internamente. A esto respondo que
En el fuero de la conciencia la causa se trata la razón no es la misma.
entre el hombre y Dios; en cambio en el fuero En primer lugar, porque este poder no es
externo la causa se trata de hombre a hombre. coactivo sino de jurisdicción voluntaria, y por
De esto se sigue que el primer poder puede tanto no es extraño que haya sido dado incluso
versar acerca de los actos interiores; más aún, para los actos internos.
a éstos es a los que principalmente atiende, por- En segundo lugar, porque este poder más se
que por ellos principalmente el hombre se or- refiere al fuero del alma o a su bien que al go-
dena a Dios y en ellos consiste la salvación in- bierno externo de la Iglesia, y por tanto por esta
terna de cada uno de los fieles, que es para la parte con razón puede alcanzar a los actos in-
que principalmente se da este poder. Por esa ternos.
misma razón los actos de este poder pertenecen Lo explico: Este poder lo ha dado Dios para
a la jurisdicción que los juristas llaman volunta- perdonar en su nombre una obligación contraída
ria, ía cual se ejercita en provecho del subdito con El por el hombre mediante una promesa,
o reo y a petición suya o con su consentimiento, y así su acto tiene lugar solamente entre el
porque la salvación y reconciliación interior con hombre y Dios, y por tanto afecta al acto inte-
Dios debe ser voluntaria. Luego diremos qué rior.
actos pertenecen a este poder, pero es cosa cier- Más aún, si se mira con atención la cosa, la
ta que la legislación no es un acto de este poder obligación del voto propiamente dicha —que es
y que por tanto de él no se saca ningún argu- la que se quita por la dispensa— se contrae con
mento. un acto interno, pues la manifestación exterior
Por el contrario, el poder eclesiástico, en del voto más es para que la obligación del voto
cuanto que lleva consigo el gobierno de toda la llegue a conocimiento de los hombres que para
Lib. IV. La ley positiva canónica 418
contraerla ante Dios, pues Dios, para conocer la voluntad de otro, sea por falta de edad y por
y aceptar la promesa, no necesita de señal al- su natural sujeción —como sucede con el hijo
guna externa; por tanto tal poder de suyo a lo impúber—, sea por razón de la profesión reli-
que se refiere es a esa obligación, sea que se giosa y del voto de obediencia que ésta incluye;
haya contraído mediante solo el acto interno o ahora bien, esta dependencia la tienen los votos
también con el externo. en cuanto que son promesas hechas a Dios y
De ley ordinaria siempre es necesario mani- por tanto también en cuanto que son mentales,
festar externamente al superior el voto interno porque respecto de Dios se realizan y terminan
para que pueda dispensar de él, pues aunque internamente. Finalmente, estos votos incluyen
es concebible el caso de que el superior, desco- una condición, por razón de la cual pueden ser
nociendo el voto, diga condicionalmente Yo te anulados en cuanto desaparece la condición.
dispenso si acaso emitiste algún voto aun sólo Por consiguiente, de estos actos no puede sa-
internamente, sin embargo esto no es lo normal, carse ningún argumento de semejanza, porque
porque la dispensa de un voto supone conoci- son muy distintos, y de cosas distintas no se
miento de la causa y, consiguientemente, cono- puede sacar nada.
cimiento de su materia y del peligro, conoci-
miento moralmente casi inconcebible sin co- 13. E L PERDÓN DE LAS PENAS POR MEDIO
nocimiento del voto. Sin embargo, la verdad es DE INDULGENCIAS.—El cuarto ejemplo era el del
que esto no importa demasiado, porque el acto perdón de las penas ante Dios por medio de
de la dispensa siempre recae sobre el vínculo las indulgencias. La respuesta es la misma, por-
mismo y sobre el acto interno aunque vaya por que el poder para administrar el tesoro de la
delante su manifestación externa. Iglesia mediante la concesión de indulgencias
más bien se reduce al poder del fuero interno,
12. LA CONMUTACIÓN DEL VOTO.—Lo mis- dado que ese asunto se desarrolla entre el hom-
mo debemos decir —en tercer lugar— de la bre y Dios y se ordena a la perfecta liberación
conmutación del voto, dado que pertenece a del alma de todo reato, según se dijo en el co-
ese mismo poder en cuanto que requiere juris- rrespondiente tratado de las Indulgencias.
dicción de superior y lleva consigo alguna dis- Por último, lo que se afirma allí al fin, a sa-
pensa al menos parcial, según se dijo en el tra- ber, que se da excomunión por un acto pura-
tado 6.° de la Religión, libro 6.° capítulo 9 y mente mental, es falso: los textos jurídicos que
siguientes. tratan del pecado de herejía se refieren a la
Para la anulación la razón es distinta, porque herejía que de alguna manera se manifiesta con
no depende necesariamente del poder de juris- actos externos: esto lo enseñan en general los
dicción sino del poder doméstico, según dije allí doctores aducidos, y se discutirá y explicará de
mismo, y se realiza de dos maneras, a saber, propio intento en el tratado correspondiente;
o por parte de la materia, o por parte de la algo también dijimos sobre este punto en el
sujeción de la voluntad de quien ha hecho el tomo 5.° de las Censuras, disput. 4. a , sect. 2. a
voto. Sobre la otra dificultad que se ha tocado allí
La primera manera tiene lugar cuando la ma- acerca de las condiciones ocultas de los actos ex-
teria está bajo la autoridad y poder de otro; por ternos, será mejor hablar en el capítulo si-
tanto es preciso que la materia sea sensible, pues guiente.
sólo así puede estar bajo el poder de otro para
que éste pueda libremente prohibir su uso; y 14. Sobre la última confirmación de la su-
así por esta parte tal anulación versa directa- jeción en cuanto a los actos internos en virtud
mente sobre una materia sensible, e indirecta- del voto, no faltan quienes juzgan que ni si-
mente y como consecuencia suprime el vínculo quiera por razón del voto de obediencia puede
interno del voto. Pero si el voto fuese tal que el superior mandar un acto meramente interno,,
no sólo el acto mismo de promesa fuese mental por ejemplo, oración mental, pues aunque pue-
sino que también la materia prometida fuese de prohibir los actos exteriores que pueden obs-
interna —por ejemplo, un pensamiento santo o taculizar el acto interior, pero no puede obligar
la oración mental—, no podría ser anulado por directamente a ejercitar un acto interior. SANTO
parte de la materia, a no ser remotamente, a TOMÁS parece ser favorable a esto cuando dice
saber, mandando alguna obra externa que im- en general que en los movimientos interiores
pidiese la otra interna. del alma el hombre sólo está sujeto a Dios.
En cambio tales votos pueden ser anulados En contra de ello está que el hombre puede
por anulación directa, porque el que hace el hacer voto a Dios inmediata y absolutamente de
voto, en cuanto a su voluntad y al poder de un acto meramente interno, según todos confie-
obligarse firmemente, depende por completo de san de una manera absoluta al tratar del voto;
Cap. XIII. Poder sobre los actos internos y externos 419
y la cosa es clara, porque tal voto será de un exterior se hace malo tanto como acto cuanto
bien mejor y posible, luego puede hacer voto como objeto moral, y por tanto, en virtud de
de lo mismo con la condición Si el superior lo esa ley, se hace malo el propósito interno de
manda, dado que esto ni es más difícil ni menos realizar tal acto prohibido o de no realizar tal
honesto que lo primero; ahora bien, esto se hace acto mandado para tal tiempo.
virtualmente haciendo voto de obediencia en Acerca de esta manera no hay problema, por-
orden a tal acto; luego supuesto tal voto, el su- que, según demostramos en el pasaje citado, de
perior puede mandar tal acto. toda ley humana justa se sigue esta obligación.
Por consiguiente, es preciso que con más razón
15. LA LEY SE FUNDA EN LA JURISDICCIÓN, la ley canónica tenga esta virtud. ¿Quién puede
LA CUAL ÚNICAMENTE SE H A DADO EN LA ME- dudar que es pecado mortal proponer no oír
DIDA CONVENIENTE PARA EL BIEN COMÚN. POR misa en día festivo teniendo ese propósito como
eso, refiriéndonos a la posibilidad, juzgo que objeto un objetó malo y tomando el acto inte-
esto último es verdad. No sucede lo mismo con rior su malicia del objeto?
el poder de la ley, porque la ley, según dijimos, Por eso en el DECRETO se dice: A nadie le
únicamente se ha dado en la medida convenien- es lícito querer o poder trasgredir los preceptos
te para el bien común; en cambio este precepto de la Sede Apostólica, por más que ese querer
se funda en la voluntad de quien hace el voto la Iglesia no pueda castigarlo; porque para esto
y en su pacto o promesa, la cual, como se hace sería preciso juzgar de ello directamente y en
principalmente a Dios, puede hacerse incluso sí mismo; por eso lo que en ese capítulo se
sobre un acto meramente interno. añade sobre el castigo, necesariamente hay que
Además, la materia del voto es más extensa entenderlo del deseo que se manifiesta fuera
que la de la ley, pues el voto versa ante todo por sus efectos.
sobre cosas de consejo, sobre las cuales no versa La segunda manera que tiene la ley humana
la ley. ¿Tienen de hecho este poder los supe- de prohibir o mandar un acto interior indirec-
riores religiosos, y es esta la intención de los tamente es por cierta concomitancia con el acto
que hacen voto de obediencia? La cosa depende exterior, de tal manera que, mandando o pro-
de la regla de cada instituto religioso. Según la hibiendo el exterior, con él mande o prohiba
doctrina de SANTO TOMÁS y general, no todos el acto interno, y así el acto interno sea como
los religiosos hacen un mismo voto de obedien- una parte del acto entero y compuesto, que es
cia sino cada uno según su regla; por tanto, si la la materia propia de esa ley. A esta manera de
regla manda o aconseja actos mentales, o da a prohibición se refiere el problema propuesto.
entender que los superiores pueden mandarlos,
entonces el voto de obediencia hay que interpre- 2. Es preciso distinguir bien esta unión del
tarlo en ese mismo sentido, a saber, que los su- acto interno con el externo bajo una misma ley,
periores pueden imponer tales actos; pero harán la cual de suyo versa sobre el acto en cuanto
muy bien en no imponerlos nunca en rigor de que es externo. Puede suceder de dos maneras.
precepto para evitar el peligro, pues basta man- La primera es cuando la unión es tal que el
dar la acción externa. acto interno se manifiesta por el externo como
una causa por su efecto. Por ejemplo, el deseo
de oír misa está unido con el acto libre de
oírla.
CAPITULO XIII La segunda es cuando el acto interior que
ha de acompañar al exterior no se manifiesta
¿PUEDE LA LEY CANÓNICA MANDAR O P R O H I B I R por medio de él; así sucede —en el mismo
CONCOMITANTEMENTE ACTOS INTERNOS JUNTA- ejemplo— con la atención a la misa por parte de
MENTE CON LOS EXTERNOS? quien asiste a ella, o con la intención de oírla
para culto de Dios o para un fin malo.
1. D E DOS MANERAS EL ACTO INTERNO CAE Acerca de la primera manera no existe pro-
INDIRECTAMENTE BAJO UN PRECEPTO QUE VER- blema ninguno, porque en el citado pasaje se
SA SOBRE UN ACTO EXTERNO.—De dos maneras demostró que la ley humana como tal puede
puede un acto interior caer indirectamente bajo mandar indirectamente tal acto interno que se
un precepto que verse sobre un acto exterior, requiere para el externo como causa necesaria
como ya observé en el libro 3.°, capítulo XII, suya, ya que la ley manda un acto externo hu-
al fin. mano y que se ha de ejercitar libremente; ahora
Una es solamente como una consecuencia, en bien, es imposible mandarlo de esta manera sin
cuanto que, por la prohibición de la ley, el acto al mismo tiempo —digámoslo así— conmandar
Líb. IV. La ley positiva canónica 420
tal acto. Por consiguiente, el problema se redu- dar, prohibir ni castigar un acto interno que
ce a los actos interiores unidos a los exteriores esté accidentalmente unido al externo, o al re-
de la segunda manera. vés castigar un acto externo por razón de otro
interno que ni sea causa del externo ni se mani-
3. PRIMERA OPINIÓN, AFIRMATIVA —AUN- fieste por él.
QUE LA UNIÓN SEA ACCIDENTAL Y DEBIDA ÚNI- Suele citarse en favor de esta opinión a SIL-
CAMENTE A LA INTENCIÓN DEL QUE OBRA POR VESTRE en cuanto que impugna la opinión de
LA PRÁCTICA DE LA IGLESIA.—Acerca de estos ÁNGEL DE UBALDIS; pero en realidad no es ese
actos internos encuentro dos opiniones contra- su pensamiento, como aparecerá por lo que lue-
rias en extremo. go diremos. Se cita también a ALMAIN, y parece
La primera es que la ley humana puede pro- probarlo AZPILCUETA en De Poenit. y más cla-
hibir el acto interno como unido a un acto ex- ramente en Comment. de Simón., en donde lo
terior, aunque esa unión no sea sustancial sino confirma por aquel texto, pues la razón por la
meramente accidental por voluntad del que que allí no se castiga la simonía que sale al exte-
obra. Así pensó ÁNGEL DE UBALDIS, y le siguen rior convertida en obras es que ese vicio no se
JUAN CAGNAZZO, TOMÁS DE V I O , SOTO, y con manifiesta en las obras sino que consiste única-
ellos parecen estar de acuerdo CÓRDOBA y Co- mente en la intención de la mente. Aduce tam-
VARRUBIAS. bién el libro 6.° de las DECRETALES.
Se fundan en la práctica de la Iglesia, y adu- Defienden también esta opinión en esta ma-
cen muchas leyes que parecen mandar o prohi- teria algunos modernos. De ellas deducen —en
bir de esta manera actos internos juntamente primer lugar— que quien en cuaresma se con-
con los externos. Sea la primera el capítulo Om- fiesa incompletamente callando y omitiendo en
nis utriusque de las DECRETALES, que al man-
la confesión pecados internos sustancialmente
dar la confesión anual manda el dolor necesario ocultos, no incurre en la sentencia de excomu-
y la confesión de los pensamientos meramente nión dada contra los que no observan el pre-
internos. La segunda es el capítulo Dolentes, cepto de la Iglesia de confesarse una vez al
también de las DECRETALES, y la CLEMENTI- año, porque el tal no quebranta el precepto de
NA 1.a, en que se manda a los clérigos el rezo la Iglesia sino sólo el precepto divino, pues no
atento y devoto. La tercera es el capítulo Com- omite ninguna circunstancia externa de las pro-
missas, párrafo Caeterum, del libro 6.° de las pias de la confesión de la cual pueda constarle
DECRETALES, en que se castiga a quien recibe
a la Iglesia. En conformidad con esto, con más
beneficios sin intención de recibir la ordenación razón dirán eso mismo tratándose de quien se
debida dentro del año, a no ser que, cambiando confiesa inválidamente por falta del necesario
de propósito, se ordene. En cuarto lugar, la CLE- dolor interno.
a
MENTINA 1. , párrafo Verum, en que se exco-
mulga a los inquisidores que, por odio o por in- Deducen —en segundo lugar— que un cléri-
tención de sórdida ganancia, contra justicia y go beneficiado que rece las horas —enteras y
sin conciencia, no proceden contra alguno en todas— externamente, por más que voluntaria-
causa de fe. En quinto lugar, la CLEMENTINA 1 .a, mente las rece sin ninguna atención no quebran-
en la que a un monje benedictino que sin licen- ta el precepto eclesiástico propiamente dicho ni
cia acuda a la curia con ánimo de acusar a su incurre en las penas eclesiásticas impuestas a los
superior, se le excomulga, y no sin tal intención. trasgresores de ese precepto, porque no omite
En sexto lugar, el capítulo Si quis del DECRETO, nada de lo que debe hacerse externamente y de
en el cual se excomulga a quien por desprecio lo cual pueda constarle a la Iglesia. Otra cosa
o mala idea —y no por otro motivo— no ob- sería si esa distracción de la mente proviniera
de una acción exterior prohibida, pues entonces
serve el ayuno eclesiástico, y eso que el despre-
podría ya constar de la trasgresión.
cio es un acto interior.
De la misma manera las leyes canónicas sue- Deducen —en tercer lugar— que no pecan
len excomulgar a quienes hacen esto o lo otro contra la prohibición de la Iglesia los inquisi-
a sabiendas o temerariamente u otras fórmulas dores que obran injustamente por odio, y que
semejantes que indican modalidades meramente no incurren en censura a no ser que ese odio lo
internas de actos externos que ni van unidas de manifiesten en la misma obra externa. Y así
suyo a ellos ni se manifiestan por ellos, pero por otros casos.
las cuales —y no sin ellas— se incurre en cen-
sura según la doctrina común. 5. PENSAMIENTO Y DISTINCIÓN DEL AUTOR.
Pero a mí me parece que hay que distinguir. A
4. SEGUNDA OPINIÓN, NEGATIVA. — La se- veces el acto interno se une al externo para
gunda opinión niega que la Iglesia pueda man- formar un ser moral o —llamémoslo así— arti-
Cap. XIII. Poder sobre los actos internos y externos 421
ficial, que la ley humana puede pretender o dero matrimonio, y podrían dar leyes para esos
mandar, por más que ese acto interno no sea casos; luego en virtud de tal precepto el hombre
necesario para la acción material sensible tal está obligado a contraer matrimonio con verda-
como aparece externamente. Por ejemplo, la in- dero consentimiento: de no ser así, tal ley sería
tención de bautizar es necesaria para que haya inútil. Así también la Iglesia manda a todos los
bautismo, por más que no sea necesaria para que reciben una orden sagrada que hagan voto
que haya ablución ni para que las palabras se de castidad, voto que no se manifiesta por la
pronuncien externamente, y por tanto, a pesar ordenación exterior.
de ser necesaria para lo primero, esa intención El mismo argumento puede sacarse del hecho
de bautizar no se manifiesta sensiblemente me- de que la Iglesia puede mandar al sacerdote que
diante las acciones exteriores de lavar ni de pro- celebre misa algunas veces, cosa que el sacerdo-
nunciar las palabras. te no puede hacer sin intención interna de con-
En cambio, otras veces el acto interno se une sagrar; luego en virtud de ese precepto está
al externo de una manera completamente extrín- obligado a tener esa intención: en otro caso el
seca tanto física como moralmente, es decir, precepto sería muy ineficaz e inútil. Y lo mismo
tanto respecto de la acción externa tomada ma- pasa con todo precepto eclesiástico de recibir
terialmente, como respecto de esa misma acción algún sacramento, con el capítulo último De
en cuanto sacramento, contrato u otra formali- Haeretic. en el libro 6." de las DECRETALES en
dad moral semejante que pueda a veces ser ma- el que se manda a los inquisidores que tengan
teria de una ley humana preceptiva o prohibiti- intención pura y providente, etc., y con el pre-
va. Eso sucederá —en el ejemplo aducido— con cepto de rezar las horas canónicas, pues —sea
la intención de bautizar gratis y sin cobrar u lo que sea de la atención— al menos acerca de
otra semejante de la que no depende el bautis- la intención de orar todos los doctores están de
mo ni en cuanto ablución ni en cuanto sacra- acuerdo en que es necesaria en virtud de ese
mento. precepto, porque si no hay intención de orar,
Pienso que aderca de estas dos clases de actos la oración no será verdadera sino fingida.
internos se debe hablar de distinta manera ya se
trate de preceptos afirmativos ya de negativos; 7. SOLUCIÓN DE UNA DIFICULTAD.—Dirá tal
por eso vamos a hablar de ellos por separado. vez alguno que en todos estos casos el acto in-
terno no se manda en virtud del derecho huma-
6. BASTA LA NECESIDAD DE UN SER MORAL no sino del divino o natural, pues la Iglesia lo
PARA QUE SE MANDE EL ACTO INTERNO POR RA- único que manda es la práctica del acto exterior
ZÓN DEL EXTERNO, COMO APARECE POR INDUC- en orden a tal fin determinado, y entonces el
CIÓN EN LOS SACRAMENTOS DE LA IGLESIA. precepto divino o natural obliga a obrar con tal
Digo —en primer lugar— que el acto interno intención o consentimiento, etc.
puede ser objeto de la obligación de una ley o Pero esto ni es verdad en general, ni puede
precepto humano aunque no pueda darse a co- sostenerse en ninguno de los casos aducidos.
nocer infaliblemente en virtud del acto externo, Lo primero aparece claro v. g. en el acto de
es decir, aunque tal acto interno no sea necesa- rezar las horas canónicas: el leer todo lo que
rio para algún ser moral del acto externo, ser se reza con intención de aprenderlo o de refres-
moral que muchas veces puede ser materia de car su memoria, no es de suyo malo ni contrario
la ley humana. En esto estoy de acuerdo con la al derecho natural ni divino —como es eviden-
primera opinión, y tal vez SILVESTRE, ALMAIN te—r, y sin embargo quien leyera así las horas
y AZPILCUETA no pretenden negar esto; más, y no las rezara de otra manera no cumpliría
esta parece ser la opinión general de los teólo- —según todos— el precepto de la Iglesia; lue-
gos, como se verá. go la obligación de rezar con aquella intención
Se prueba —en primer lugar— por inducción: es de precepto eclesiástico.
Para contraer verdadero matrimonio por medio Lo mismo sucede con la intención de recibir
de palabras externas, se necesita consentimiento una orden sagrada sin voluntad de guardar cas-
interno, por más que, mediante las palabras ex- tidad o de obligarse a ella: esto no es intrínse-
ternas de contrato, tal consentimiento no apa- camente malo ni contrario al derecho divino, y
rezca sensiblemente porque no es necesario para sin embargo en este caso es pecado mortal en
la sustancia de las palabras; y sin embargo la virtud del precepto de la Iglesia.
Iglesia, y aun el estado, pueden mandarlo a sus Lo mismo se puede ver en el precepto de
subditos en muchos casos para que haya verda- dar gratis los títulos de la ordenación, un oficio
Lib. IV. La ley positiva canónica 422
temporal de la Iglesia o algo semejante que no que se conmandan ni hay otra manera como
esté prohibido vender por el derecho natural ni puedan mandarse eficazmente tales actos ex-
por el divino sino sólo por el eclesiástico: la ternos.
intención de dar gratis tal cosa en este caso es Confirmación y explicación: La razón princi-
necesaria para no incurrir en pecado; ahora bien, pal de que juntamente con una acción material
no lo es por el derecho divino; luego lo es por externa pueda mandarse la intención de hacerla,
el eclesiástico; luego la ley eclesiástica puede es que esa acción externa es necesaria para el
obligar a tener tal intención. bien general de la comunidad, y normalmente
Más aún, en este caso y en el precedente la no puede mandarse sin mandar la intención;
ley de la Iglesia no obliga sencillamente a hacer ahora bien, también estos actos externos son
esto o lo otro externamente sino a que, si se necesarios a la comunidad humana entendidos
hace, se haga gratis, cosa que depende entera- según el ser moral que se ha dicho, ni pueden
mente de la intención interna: ésta no es senci- subsistir en él sin los actos internos; luego tam-
llamente necesaria para el acto externo ni llega bién éstos pueden conmandarse.
a manifestarse por él, pues podría tener lugar la
entrega y la aceptación y no hacerse ambas 9. A esto se añade que siempre que un
gratis. acto interior se une de esta manera al acto ex-
Tampoco en los otros casos aducidos puede terior, normalmente se manifiesta por medio de
admitirse esa respuesta: lo primero, porque mu- él, porque se presume que el hombre, cuando
chas veces la obligación de poner tal acto interno obra, tiene la debida intención. Verdad es que
es mucho mayor por razón del precepto ecle- esa manifestación no es infalible, porque puede
siástico que lo sería sin él: por ejemplo, a veces el hombre ser doblado y falaz, pero eso basta
el contraer matrimonio fingidamente o el pro- para que tal acto interior pueda —digámoslo
nunciar algunas palabras, sería de suyo pecado así— envolverse o incluirse en la materia y
venial, en cambio, puesta de por medio una ley obligación completas de la ley humana.
humana que manda tal clase determinada de Finalmente, una confirmación tomada de lo
contrato, será pecado mortal; y lo segundo, por- contrario: Muchas veces puede el superior obli-
que el pecado que en eso suele cometerse en gar a hacer algo aunque la honestidad o utilidad
contra del derecho natural, suele ser un pecado de la acción exterior que se manda dependa
de comisión o mentira, de ficción o de injusticia toda ella de la intención del que manda —según
contra el prójimo o contra Dios, dado que el el libro 6.° de las DECRETALES y su GLOSA—,
acto externo cometido en esa forma lleva con- porque el superior no siempre está obligado a
sigo una injusticia u otra malicia semejante; en dar al subdito la razón de su precepto; luego
cambio, una vez que se ha dado una ley positiva por la misma razón puede mandar un acto ex-
que manda tal clase de acto, se peca contra ella terno el cual suponga una intención que dependa
por omisión, como vamos a explicar enseguida. de la voluntad del subdito operante aunque tal
intención no pueda verse.
8. LOS ACTOS DICHOS SON NECESARIOS Muchas de estas razones prueban lo mismo
PARA LA CONVIVENCIA HUMANA O PARA EL CUL- tratándose de las leyes civiles, como ya insinué
TO R E L I G I O S O . — L a razón de principio de esta en el capítulo V del libro 3.°, pero reservé para
tesis parece ser que esos actos internos son ne- este lugar el probarlo más a fondo porque la
cesarios para la convivencia humana o para el necesidad de hacerlo se presenta con más fre-
culto religioso necesario en la Iglesia, no sólo cuencia tratándose de la materia canónica, que
tomados materialmente en su ser físico sino tam- es más espiritual y depende más de los actos
bién tomados en su ser formal en cuanto tales internos.
actos morales o —llamémoslo así— "artificiales,
es decir, en cuanto que son contrato, sacramen- 10. PRIMERO Y SEGUNDO COROLARIO.—De
to, sacrificio, culto, oración y cosas semejantes; esta tesis deduzco —en primer lugar— que se
luego para el buen gobierno de la Iglesia, ésta puede pecar gravemente contra una ley eclesiás-
necesitaba poder mandar la práctica y el ejerci- tica por algún defecto en el acto mental aunque
cio de tales actos entendidos según su determi- el defecto no aparezca en la acción exterior.
nado ser formal. Ahora bien, no se pueden man- Lo pruebo: La Iglesia manda ese acto exter-
dar así sin mandar los actos internos sin los cua- no no sólo en cuanto que es tal materialmente
les no puede realizarse tal ser formal; luego pue- y físicamente, sino también en cuanto que es tal
den mandarse de ese modo, sea que lleguen a moralmente, es decir, en cuanto que es sacra-
manifestarse o no mediante los actos externos, mento, contrato o cosa semejante; ahora bien,
pues para que se manden basta esa unión nece- puede suceder que por solo el defecto del acto
saria, ya que no se mandan directamente sino interior el acto exterior no sea tal; luego en ese
Cap. XIII. Poder sobre los actos internos y externos 423
caso no se cumplirá el precepto de la Iglesia pueda ser absuelto, según dije en aquel mismo
sino que se pecará gravemente contra él. Esto pasaje y según observó muy bien AZPILCUETA
aparecerá más claro en los casos particulares. con ADRIANO. Ni tiene por qué sobrepasar esto
Deduzco —en segundo lugar— que quebran- al poder de la Iglesia, dado que la ley, entendi-
ta el precepto de la confesión anual quien en da así, trata de la práctica externa de un sacra-
cuaresma se confiesa externamente de tal forma mento en tal tiempo y de una práctica muy
que no recibe el sacramento de la penitencia, conveniente para el bien de la Iglesia. Por eso
aunque esto suceda únicamente por solo defecto siempre tuve por más probable que la Iglesia
interior. Así lo dije en el tomo 4.°, parte 3. a , podía mandar esto sobre la base únicamente de
disp. 36, sect. 7.a, con la' opinión más segura la institución y utilidad de tal sacramento aun
y general, opinión que tuve por más cierta cuan- en el caso de que Cristo no hubiese mandado
do el defecto está en la integridad. En conformi- su práctica. Esto lo discutí más extensamente
dad con esto VITORIA, aunque cree que se cum- en el mismo tomo 4.°, disp. 35, sect. 1.a
ple el precepto de la Iglesia mediante una
confesión sin dolor, sin embargo exige que sea 12. TERCER COROLARIO: QUIEN SE DISTRAE
íntegra; más aún, exige que el tal confiese esto VOLUNTARIAMENTE, NO CUMPLE EL PRECEPTO
mismo, a saber, que no tiene dolor, y eso a DE LA IGLESIA.—En tercer lugar, deduzco que
pesar de que la falta de dolor es sólo mental un beneficiado que voluntariamente rece sin
e interna. En el mismo sentido habla LEDESMA. atención no cumple el precepto de la Iglesia, y
La razón particular de lo del defecto de inte- eso aunque no dé ninguna señal externa de la
gridad puede ser que, aunque el pecado dejado distracción ni realice ninguna acción externa pro-
en la confesión sea interno, sin embargo la omi- hibida ni deje de hacer nada externo que esté
sión misma es de un acto externo, pues es la mandado en orden a la atención sino que cum-
omisión parcial de la confesión exterior; ahora pla perfectamente todo lo exterior y únicamente
bien, la Iglesia puede mandar ese acto externo esté voluntariamente distraído. Ese tal no cabe
aunque su materia remota o sobre la cual versa duda que rezando así peca mortalmente a no ser
el acto externo sea un acto interno, pues aunque que repita el rezo dentro del tiempo hábil; aho-
esto sobrepasa al poder humano en orden al ra bien, no peca contra el derecho divino, por-
fuero externo, sin embargo no tiene por qué que no hay ningún precepto divino acerca de tal
sobrepasar al poder eclesiástico en orden al fue- rezo ni acerca de tal tiempo ni en general sobre
ro interno y a la salvación del alma. el rezo; luego ese pecado, en cuanto pecado de
omisión grave, es contrario al precepto eclesiás-
11. Puede esto confirmarse por un inconve- tico. Pero esto ya lo discutimos más extensa-
niente que se seguiría: De no ser así, un fiel que mente en el tomo 2° De la Religión, tract 4.°,
tuviera conciencia únicamente de pecado interno libro 4.°, capítulo XVI y siguientes.
y mental, no estaría obligado por el precepto de
la confesión. Esto parece absurdo.
13. CUARTO COROLARIO: SE PUEDE TAM-
La consecuencia es evidente, porque si el pre-
BIÉN INCURRIR EN CENSURAS.—Deduzco —en
cepto de la Iglesia no obliga a la confesión par-
cial del pecado mortal interno, mucho menos cuarto lugar— que así como en estos casos se
peca contra los preceptos de la Iglesia, también
obligará a la confesión total de los pecados in-
se puede incurrir en censuras o en otras penas
ternos aun mortales.
que el derecho mismo impone a los que no ob-
La menor es también clara; lo primero, por
servan tales preceptos.
la universalidad del precepto y por su interpre-
tación general; lo segundo y principal, porque La verdadera razón es que esa trasgresión no
ese tal está obligado a confesarse por precepto es puramente mental sino externa, porque es
divino, y la Iglesia sin hacer distinciones y de la omisión de la oración vocal o de la recepción
una manera absoluta ha señalado el tiempo en de un sacramento sensible, aunque accidental-
que ese precepto obliga; luego una vez dado mente se oculte fingiendo orar o recibir el sa-
el precepto de la Iglesia, ese hombre está obli- cramento.
gado a confesarse en ese tiempo. Además, todo aquello que la Iglesia puede
Esta es la razón general incluso para el caso mandar bajo obligación de pecado mortal, tam-
de falta de dolor, según dije en el lugar citado: bién puede castigarlo por la ley misma con una
El sacramento de la penitencia —que Cristo pena o con una censura digna —sin necesidad
mandó sencillamente recibir alguna vez— la de otra sentencia que haya de dar el hombre—
Iglesia manda recibirlo una vez al año. Además, cuando la pena es apta para imponerla así y la
la Iglesia manda confesarse de forma que uno culpa es digna de ella.
Lib. IV. La ley positiva canónica 424
Finalmente, acerca de las censuras esto lo tal acto pueda ser bueno por su propio objeto
demostraré en el tomo 5.°, disp. 4. a , sect. 2. a y circunstancias.
Acerca de las penas impuestas a los que no re-
zan estando obligados a ello por razón de un 15. Entendido de ambas maneras puede pa-
beneficio, dije lo mismo en el libro 4.°, capí- recer verisímil que el acto interior es materia
tulo XXVI de las Horas Canónicas. del precepto humano.
Acerca del primero, pregunto por qué no ha
14. SEGUNDA TESIS: E L ACTO INTERNO PUE- de poder la Iglesia mandar que tal acto se rea-
DE SER NECESARIO PARA LA HONESTIDAD DEL lice dignamente sea que esa dignidad dependa
ACTO EXTERNO O EN ABSOLUTO O PARA SU MA- de circunstancias extrínsecas o intrínsecas. En
YOR PERFECCIÓN.—Digo — e n segundo lugar— efecto, esa honestidad es sencillamente honesti-
que cuando el acto interno no es necesario de dad del acto externo, o sea, del compuesto de
ninguna manera para el ser físico o moral del interno y externo, y eso basta para que el inter-
acto exterior sino que puede unirse a él única- no se conmande juntamente con el externo. Ade-
mente por libre voluntad del que obra, entonces más, ya ese acto interno es necesario para cierto
no es materia de la ley eclesiástica ni tal vez pue- ser moral de gran importancia del acto exter-
de ser materia de precepto humano, al menos no. Además puede ser muy conveniente para el
hablando de ley ordinaria. bien general de la Iglesia que se mande el acto
La primera parte, que se refiere a la cuestión externo con toda esa integridad o rectitud mo-
de hecho, parece clara, porque —según creo— ral, sobre todo en caso de que la Iglesia se en-
ningún caso probable puede aducirse que delate cuentre en alguna grave necesidad y quiera apla-
semejante ley eclesiástica, como se verá al res- car a Dios con acciones sagradas de los fieles
ponder a los textos jurídicos que se han aducido realizadas santamente.
al principio, y más extensamente al explicar con Ciertamente, siendo el poder de gobierno de
qué actos se cumplen los preceptos afirmativos la Iglesia muy espiritual y ordenado principal-
de la Iglesia. mente a la salvación de las almas, no parece
En cambio tratándose de la cuestión de posi- que esta manera de mandar le resulte despro-
bilidad, no tengo la tesis por cierta sino por porcionada versando sencillamente como versa
probable. Me explico: Tal acto interior puede sobre un acto visible y santo de la misma ma-
ser necesario para alguna honestidad del acto nera que la Iglesia es visible y santa.
exterior; ahora bien, esto basta para que pue- Acerca de la otra manera, aunque parezca ma-
dan ser mandados los dos a la vez. La mayor es teria menos apta de precepto, sin embargo no
clara, porque los preceptos afirmativos única- puede parecer del todo imposible. En efecto, a
mente se dan sobre actos de virtudes y en orden veces se nos manda v. g. orar o ayunar por tal
a alguna honestidad, y por tanto, si el acto in- necesidad; luego tal precepto puede mandar di-
terior se manda juntamente con el exterior, será rectamente que se rece v. g. la letanía por tal
por alguna honestidad; ahora bien, no por sola necesidad en particular; ahora bien, esto depen-
una honestidad interior, porque el acto interior de de la intención interior de quien reza, inten-
de la Iglesia no puede mandarlo por su honesti- ción que no es necesaria para la honestidad de
dad considerada directa y absolutamente, ya que aquella oración o ayuno, pues sin ella pueden
como tal no es materia de legislación humana, éstos realizarse honestamente.
según se ha demostrado en el capítulo preceden- Confirmación: Muchas veces se conceden in-
te; luego si puede mandarlo como unido con el dulgencias a quien ora u obra con tal intención
acto exterior, sólo será porque de alguna manera y no de otra manera; luego si una necesidad pú-
comunica su honestidad al acto exterior. blica lo exigiese, podría también mandarse el
Explico que esto basta: De dos maneras pue- acto con esa misma condición.
de requerirse el acto interior para la honestidad
del acto exterior: La primera absolutamente, sea 16. TESIS ACERCA DE LA PROBABILIDAD DE
porque sin tal acto el acto exterior no puede rea- LA OPINIÓN CONTRARIA.—Esto no obstante, es
lizarse honestamente —por ejemplo, cuando el bastante probable que ambas maneras sobrepa-
acto exterior no puede realizarse honestamente san la medida de la ley humana, aun de la ecle-
sin alguna intención honesta—, sea porque no siástica.
puede realizarse dignamente sin disposición in- Acerca de la segunda, la cosa parece más cla-
terior, por ejemplo, si se ha de recibir la Euca- ra, porque por tal acto interno sólo se añade
ristía y como no puede recibirse dignamente si al externo cierta bondad accidental por la rela-
no es en estado de gracia, para comulgar dig- ción extrínseca o por el mandato procedente de
namente se necesita contrición o atrición con un acto interior completamente distinto; luego
confesión. De una segunda manera puede re- esa bondad no puede ser mandada en virtud del
querirse el acto interior: sólo para mayor per- precepto del acto externo, sino que es preciso
fección, a saber, para que el acto exterior sea que la mande un precepto distinto por rar'n
honesto o bueno de varias maneras, aunque sin de ella misma y directamente; ahora bi' , esto
Cap. XIII. Poder sobre los actos internos y externos 425

sería mandar directamente un acto interno, lo del afecto interno o intención del que lo realiza,
cual se ha demostrado que es imposible. como sería v.g. castigar mediante una ley a
Eso mismo se explica —en segundo lugar— quien diese limosna por vanagloria —aunque
por lo contrario: Si uno, no obstante tal precep- ésta no se manifieste al exterior— o cosa seme-
to, realizara un acto externo, bien por parte del jante. Esta es la opinión de ALMAIN antes ci-
objeto intrínseco y de las circunstancias de suyo tado.
requeridas, pero omitiendo el otro acto interior, La tesis es clara por la anterior y por las
en ese caso únicamente pecaría por omitir el razones que se han aducido en ella: tal prohibi-
acto interno pero no por realizar el acto exter- ción recaería directamente sobre el acto interno,
no de esa manera; luego es señal de que esos porque el externo se prohibiría no por razón
son dos preceptos distintos y de que uno de de él mismo sino sólo por razón del interno, y
ellos versa directamente sólo sobre el acto inte- por consiguiente el único que en realidad se
rior y que él es el único que no se cumple por castigaría sería el interno.
la omisión interna; ahora bien, eso no es posi- Además, tal clase de prohibición o castigo no
ble según lo dicho. es necesario ni conveniente para el gobierno de
Lo mismo puede demostrarse —en tercer lu- la Iglesia visible, pues es ajeno a la condición
gar— por la práctica de la Iglesia y con el mis- humana, y así la Iglesia nunca acostumbra prac-
mo ejemplo de las indulgencias: la Iglesia no ticarla, como constará por lo que luego diremos.
acostumbra obligar a esa intención interna que
Finalmente esto mismo se prueba bien en las
no es necesaria para la sustancia de los actos
DECRETALES y en el DECRETO, según diré un
morales, sino que induce a ella ofreciendo ven-
poco más abajo.
tajas espirituales bajo esa condición y no de
otra manera, y este proceder siempre se ha te-
nido por suficiente para acudir a las necesidades 19. En conformidad con esto, deduzco y ad-
generales de la Iglesia; luego no es necesario vierto que le es más fácil a un superior eclesiás-
otro; tampoco es conveniente, porque se trata tico prohibir a uno la limosna de una manera
de una cosa ocultísima y expuesta a peligros, y absoluta y sencilla e imponerle una pena si la
por tanto es más verisímil que no es materia hace, que prohibir o castigar la limosna que se
a propósito para la ley humana. haga por vanagloria. Cuando se prohibe de una
manera absoluta, puede tener como base alguna
17. Esta última razón puede aplicarse a la razón relativa al gobierno y al fuero externo por
primera manera. Acerca de ésta la certeza es me- la cual el precepto resulte humano y justo, como
nor, porque aunque esa manera de obrar pueda ya observó la GLOSA antes citada. Ni es necesa-
ser más necesaria para las buenas costumbres de rio que el superior exprese en el precepto el
los fieles, sin embargo para el gobierno general motivo que le mueve a darlo, pues se presume
y conveniente de la Iglesia parece bastar que las que es justo mientras no conste otra cosa, y así
leyes manden actos externos de suyo buenos y de la trasgresión de tal precepto consta sufi-
religiosos con las condiciones necesarias para cientemente por sola la realización del acto ex-
que sean tales actos morales, pues con solo eso terno.
la razón natural o el derecho divino obliga a que En cambio, si se prohibe la limosna sólo por
se hagan bien o dignamente; luego no conve- la circunstancia de la mala intención que se ex-
nía multiplicar en esto los preceptos de la Igle- presa en la ley, sólo con eso se declara que la
sia, sobre todo cuando la rectitud depende de materia de la prohibición no es apta ni la razón
solo el acto o disposición interior, de la cual de la prohibición ajustada al poder humano, y
no le puede constar a la Iglesia. que de la trasgresión no puede constar por la
A esto se añade que tal circunstancia no en- acción externa, dado que, aunque se realice esta
tra de suyo en el precepto que manda tal acto acción, no es sin más contraria a tal precepto, ya
externo considerado sustancialmente no sólo en que de la intención no consta.
su ser material y físico sino también en su ser
moral de sacramento, contrato, oración, etc.; 20. CUARTA TESIS, ACERCA DEL ACTO EX-
luego para mandar tal rectitud, sería necesario TERNO QUE DEPENDE DEL INTERNO. Digo en
mandarla directamente y por razón de ella mis- cuarto lugar— que la Iglesia puede prohibir
ma, lo cual sería mandar directamente el acto un acto exterior con dependencia del afecto o
interior. intención accidental a tal acto, cuando el acto
por lo demás sería malo y digno de tal castigo
18. TERCERA TESIS.—Digo —en tercer lu- aun sin tal intención. Conforme a esta tesis in-
gar— que la Iglesia no puede prohibir ni cas- terpreto la opinión de TOMÁS DE V I O ; la enseña
tigar un acto externo que de suyo sea bueno abiertamente SILVESTRE PRIERIAS; y la cosa pa-
por parte de su objeto y circunstancias externas, rece bastante clara en sí misma y conforme a
por solo el detecto que pueda recibir por parte la práctica.
Lib. IV. La ley positiva canónica 426
La razón de principio es que la Iglesia puede tismo sacrilega y escandalosa hecha también sin
prohibir sin más tal acción y castigarla; luego intención; pero no quiso sino que moderó el ri-
puede también prohibirla y castigarla con esta gor; ello es señal de que la Iglesia puede dar
condición, a saber, si procede de tal intención leyes en esta forma acerca de los actos externos
de odio u otra semejante, y no en otro caso. cuando bajo algún aspecto moral relativo al
El antecedente es claro por la tesis misma, estado de la Iglesia dependen del acto interior,
pues ésta supone que esa acción es mala aun sin aunque no dependan en la acción material ex-
tal intención y que consiguientemente es digna terna ni de alguna señal sensible; luego por la
de pena y que pertenece a la materia eclesiástica misma razón podrá prohibir y castigar igual-
o canónica: siempre hablamos en esta hipótesis. mente otros delitos externos según juzgue con-
La conclusión es también clara, porque por veniente.
esa condición el poder no se amplía sino que
se restringe su ejercicio, dado que la prohibi- 22. EN EL CAPÍTULO De Simón, SE TRATA
ción y el castigo son más moderados y restrin- DEL ACTO EXTERNO EN QUE NO APARECE NINGU-
gidos con esa condición que sin ella, como es NA MALICIA.—Ni tiene fuerza alguna contra esta
evidente. tesis el capítulo último De Simón, citado por la
Voy a explicarlo con un ejemplo: La Iglesia segunda opinión, porque habla de cuando en
puede excomulgar a todo aquel que cometa un el acto externo no aparece ninguna malicia ni
sacrilegio grave; si, pues, sólo excomulga a aquel presunción de ella; y en el mismo sentido habla
que lo cometa a sabiendas, no aumenta sino que expresamente el capítulo Tua nos del mismo tí-
modera el rigor y el ejercicio de su poder, y tulo. Más aún, allí se trata de cuando el acto
eso que la palabra a sabiendas lleva consigo una exterior tiene apariencia de bueno, por ejem-
condición relativa al acto interior, a saber, si plo, un acto de limosna o de culto religioso,
hace esto directamente a sabiendas y volunta- pero la intención es simoníaca, y por tanto esos
riamente. Por eso también la Iglesia castiga con textos valen para la tercera tesis y la confirman,
una irregularidad —digámoslo así— más grave pero no se oponen a esta cuarta.
pero más restringida el homicidio voluntario En el capítulo Venerabilem, párrafo último,
que el casual, los cuales sin embargo muchas que aduce AZPILCUETA, nada encuentro que
veces no difieren más que en el conocimiento haga al caso. Y del párrafo último, que cité
y en la intención interna. En rigor la Iglesia po- antes, sólo es posible deducir que puede du-
dría sancionar ambos homicidios con una irre- darse de si es justo el precepto de un superior
guralidad igual, pero por benignidad quiso mo- que prohiba un acto de suyo bueno, ya que allí
derar el rigor cuando el homicidio no es bus- se permite que el trasgresor de tal precepto sea
cado por sí mismo o directamente voluntario. absuelto por si acaso; sin embargo, absoluta-
mente, más bien se supone que se presume que
21. Hay otro ejemplo excelente que confir- tal precepto es justo aunque la intención del que
ma toda la doctrina que hemos dado: Es cosa manda sea oculta. Los corolarios que allí se sa-
cierta que el hereje externo no incurre en ver can son falsos, según hemos dicho ya sobre los
dadera censura de herejía si no se manifiesta dos primeros y diremos enseguida sobre el
al exterior con intención herética, pues si úni- tercero.
camente simula pero internamente no disiente
de la fe, no incurre automáticamente en cen- 23. Los argumentos de la primera opinión,
sura; luego tal censura se impuso por razón del unos confirman esta tesis, otros la primera, y
acto externo con dependencia de la intención nada más prueban. Acerca del capítulo Omnis
interna, y eso que el acto externo, por lo que utñus que y del capítulo Dolentes y de la Cla-
toca a la acción o sentido material, no depende mentina 1.a se ha dicho bastante en los corola-
de ella ni puede externamente distinguirse si rios de la primera tesis.
procede de intención herética simulada o ver- Sobre el tercer argumento, del capítulo Com-
dadera. missa, muchos entienden ese texto del que reci-
Igualmente hay impuesta una irregularidad a be un beneficio parroquial o curado sin la inten-
quien rebautice, y sin embargo no la contrae ción puramente interna de ordenarse dentro del
si rebautiza externamente simulando pero sin año, y dicen que esa falta de intención se cas-
intención, por más que a la Iglesia no pueda tiga con la privación de los frutos por su unión
constarle de tal ficción ni de la falta de inten- con la obra exterior aunque no se manifieste ex-
ción. Y la Iglesia hubiese podido imponer la ternamente. Más aún, añade SOTO que si uno al
irregularidad por la repetición externa del bau- principio no tuvo esa intención y pasados seis
Cap. XIII. Poder sobre los actos internos y externos 427
meses comenzó a tenerla, a pesar de ello queda mente los frutos del beneficio y por consiguiente
privado de los frutos de aquellos seis meses, y no los hace suyos. En ese caso no percibe los
al revés, si al principio recibió el beneficio de frutos por razón del cargo que ejerza, siendo
buena fe y pasados seis meses la cambia y deter- como es incapaz de él; luego a lo sumo podría
mina no ordenarse, desde entonces comienza- a percibirlos por la esperanza de obtener el cargo
no producir sus frutos; finalmente para cual- cuanto antes o dentro del tiempo señalado; aho-
quier tiempo del año para el cual aquél no tiene ra bien, esa esperanza la elimina la mala inten-
intención de ordenarse sacerdote —sea inten- ción; luego hace a tal persona incapaz de los
ción formal sea habitual dejada por aquella y no frutos, a no ser que cambie de intención y se
retractada—, establece la norma general de que ordene en el debido tiempo.
en ese tiempo queda privado de los frutos aun-
que por fin se ordene dentro del año. 26. Pero esta respuesta no tiene base sóli-
da, pues es indudable que si la ley del citado
24. Pero ciertamente ese texto no es tan capítulo Commissa no hubiese añadido esa pri-
riguroso, y, tratándose de una ley penal, no hay vación de los frutos, no podría decirse con su-
que aumentar el rigor. ficiente fundamento que quien recibe el bene-
En primer lugar, el sentido ese, aplicado a ficio sin tal intención no hace suyos los frutos,
la intención meramente interna, no parece te- sobre todo con relación a los frutos de todo el
ner lugar según nuestra cuarta tesis, porque el beneficio.
recibir un beneficio no es de suyo un acto Lo primero, porque el beneficio, aun el cu-
malo y digno de castigo. Por consiguiente, ese rado, no se da sólo por razón del cargo propio
texto en ese sentido, más bien parece valer en del sacerdote: se da también por el cargo de
contra de la tercera tesis, y por tanto alguno rezar las horas canónicas, y quien tuviera así el
podría decir que ese texto se debe entender de beneficio podría rezar las horas; se da también
una intención no meramente interna sino de por el servicio del coro y la administración de
tal manera manifestada o al menos insinuada la Iglesia, que pueden desempeñarse sin la or-
por alguna señal, que la Iglesia razonablemente denación sacerdotal.
pueda presumirla. Además, este beneficio no se da de tal forma
Pero este sentido no es admisible: lo prime- por el cargo de celebrar misa y de administrar
ro, porque es contrario a la interpretación gene- los sacramentos —para lo cual se requiere la
ral tanto de los juristas como de los teólogos con ordenación sacerdotal— que obligue sin remedio
la GLOSA de ese pasaje; lo segundo, porque es a ejercitar estos ministerios personalmente, pues
contrario al sentido propio de las palabras del pueden ejercitarse por medio de un tercero, so-
texto, el cual dice sencillamente: Si no teniendo bre todo temporalmente, y si se ejercitan así,
intención de ordenarse de sacerdote, etc.; lo eso bastará, al menos para que el beneficio haga
tercero, porque es contrario a la razón del texto: suyos los frutos sin obligación de restituir, so-
Habiéndolos recibido fraudulentamente, pues bre todo si reside y rige la iglesia personalmen-
esto se hace en virtud de la intención interior; te; si la ley humana no lo prohibiese, también
lo cuarto, porque el texto añade A no ser que un beneficiado no sacerdote y que tuviese inten-
cambiando de propósito: luego había hablado ción de no ordenarse podría cumplir con su
de la intención de la voluntad; finalmente, por- cargo durante un año de tal manera que hiciese
que expresa la privación automática de los fru- suyos los frutos.
tos: luego no trata de una presunción sino que
tiene por suficiente el que falte la intención in- 27. Confirmación y explicación: Si un sa-
terior. cerdote recibiese ese beneficio con intención de
no ejercitar los ministerios sacerdotales en él du-
25. Otros responden que esa no es una pena rante un año, no por eso dejaría de hacer suyos
impuesta por la ley humana sino la obligación los frutos con tal que por lo demás cumpliese
de restituir o la incapacidad de percibir frutos enteramente con su cargo, parte por sí mismo,
que se sigue naturalmente de tal intención y que parte por medio de otros.
esa ley declara. La cosa es clara, porque un be- Igualmente, quien recibiera el beneficio antes
neficio curado únicamente se da por razón del del sacerdocio con intención de ordenarse den-
cargo, el cual no puede ejercerse sin el sacerdo- tro del año pero de no ejercitar el ministerio en
cio, y por tanto uno que no sea sacerdote y él por sí mismo tan pronto ni hasta pasado algún
reciba el beneficio sin intención de ordenarse tiempo, no por eso estaría obligado a restituir
sacerdote, por ese mismo hecho recibe injusta- todos los frutos ni quizá una parte de ellos con
Lib. IV. La ley positiva canónica 428
tal que por lo demás supliera por medio de a los que los recibieran, y no podía haber nin-
otro lo que no hiciese por sí mismo y tuviese gún medio mejor para obligarles a tener esa
un cuidado suficiente de su iglesia; luego pres- intención.
cindiendo del derecho positivo, el caso sería el
mismo aunque uno recibiese el beneficio sin 29. Y si alguno objeta que esa ley también
intención de ordenarse dentro del año. era aplicable a aquellos que habían recibido
Prueba de esta última conclusión: No obstan- beneficios ya antes de aquel canon, respondo
te tal intención, podría cumplir con la obligación negándolo, porque la ley de suyo no tiene valor
del cargo por el que se le dan los réditos del retroactivo, y en ese caso no tiene por qué te-
beneficio para ese año. De esta forma, aten- nerlo y, tratándose de una ley penal, no se
diendo a sola la naturaleza de la cosa no falta- debe hacer esa ampliación sin causa suficiente.
ría título para recibir y conservar aquellos fru- O ciertamente, si esa disposición es aplica-
tos sin injusticia, a saber, el título del beneficio ble a los beneficios recibidos anteriormente, será
con rezo, administración y suficiente servicio en el sentido de que después que se dio aquella
del beneficio en todo ese tiempo de la manera ley, se comenzó a retenerlos de mala fe y se
que se ha explicado. perseveró en ésta durante el resto del año, se-
gún lo que se dirá en el punto siguiente.
28. Así pues, la verdadera respuesta a mí
De esta manera queda explicado ese canon, el
me parece ser que esa no es una verdadera pena
cual no tiene nada que ver con la tesis cuarta
impuesta por la culpa interior, aun en el caso
ni se opone a la tercera sino que contiene una
de que ésta se añada a un acto externo de suyo
limitación de otra clase, pues señala el modo y
no malo; que tampoco es una obligación de
la condición para dar tales beneficios a tales
restituir por falta en el oficio o en el servicio
personas.
del beneficio; sino una disposición prudente de
la Iglesia, la cual determinó que a uno que no
esté ordenado no se le dé un beneficio a no 30. Otra interpretación cabe en conformi-
ser con esa carga y condición. dad con la tercera tesis: que esa es una pena
Por consiguiente, desde que se estableció ese impuesta por la omisión externa de la orde-
canon, por el mismo hecho de que tal persona nación sacerdotal que quien recibe tal beneficio
acepte el beneficio lo acepta con esa carga, y tiene obligación de recibir en el término de un
por tanto, si no cumple la condición, no hace año, ya que tal omisión procedió de esa inten-
suyos los frutos porque la Iglesia no le ha dado ción fraudulenta.
derecho a ellos. Para explicar esto, quiero advertir acerca de
Ni hay inconveniente en que la Iglesia, aun- ese texto que en él no se pone la condición Si
que no juzgue de las cosas ocultas, dé el bene- recibe el beneficio sin intención de ordenarse
ficio bajo una condición oculta e interna: para sacerdote en el término de un año como suficien-
esto no es necesario que ella juzgue de la condi- te en absoluto para contraer la obligación de
ción, basta que juzgue —sin más juicio de la restituir, sino con la siguiente atenuante: A no
Iglesia— quien recibe el beneficio y que por ser que cambiando de propósito se ordene. De
el juicio de su conciencia se vea obligado a esto se sigue que aunque uno reciba el beneficio
restituir los frutos que no hizo suyos. sin esa intención y continúe así durante once
Muchas veces en una concesión externa va in- meses, si por fin cambia de intención y se orde-
na en el último mes, hará suyos los frutos o
cluida una condición interna por parte del que
—digámoslo así— confirmará la propiedad en
la recibe: así, cuando un obispo confiere las
su conservación, porque la Iglesia no quiso po-
órdenes a otro, va en ella incluida la condición
ner esa condición de otra manera, como consta
de que el otro tenga la intención de recibirla.
por el texto.
También yo puedo dar una limosna a un po-
bre poniéndole por condición que tenga inten- Hay una razón muy buena de ello, y es que
ción de orar por mí y que si no la tiene no que- de esta manera esa ley consigue mejor el efecto
de dueño de la limosna. ¿Qué impide que lo que pretende, el cual es que aquél, una vez que
haga así pudiendo yo disponer de lo mío a mi ha aceptado el beneficio, se ordene y cumpla con
gusto? Pues también la Iglesia pudo disponer él; en efecto, por la ordenación se cancela el
así las cosas al tratarse de la concesión de bene- primer defecto, porque se cumple la condición
ficios parroquiales, porque así convenía obligar exigida por la Iglesia, la cual en resumen es que
Cap. XÍV. Forma de las leyes canónicas 429
no se tenga esa mala intención desde el prin- ley humana como tal, y nada particular tene-
cipio o al menos no se continúe en ella sin mos que observar sobre la ley canónica.
ordenarse de hecho en todo el año. Más aún, lo que sobre la forma extrínseca
Por consiguiente, lo que SOTO dice sobre la dijimos al tratar de las leyes civiles, en gran
obligación de restituir valedera para cualquier parte es aplicable a las leyes canónicas, porque
tiempo del año para el cual no se tiene la de- les cuadra a ellas en cuanto que son humanas,
bida intención, no tiene lugar si por fin se cam- no en cuanto que son civiles o seculares. Por
bia de propósito y se recibe la ordenación dentro tanto, también las leyes canónicas consisten en
del año, porque entonces no hay que hacer nin- una señal sensible y requieren palabras que ex-
guna restitución, según he dicho y según consta pliquen suficientemente el precepto o voluntad
por el texto. que tiene el superior de obligar con las condi-
Eso es señal de que esa pena —si es pena— ciones que sean suficientes para una ley, por
no se impone por sola la intención interna ejemplo, que sean perpetuas, generales y otras
considerada en sí misma, sino en cuanto que semejantes, según se explicó allí; también expli-
se añade y se manifiesta en la omisión externa camos allí qué palabras son suficientes para ello.
de todo el año, omisión que es mala y que po-
dría ser castigada con esa pena aunque no se 2. N o ES ESENCIAL A LA LEY CANÓNICA EL
hubiese tenido esa intención desde el principio QUE SE ESCRIBA.—Fuera de eso, ni por el de-
sino que se la hubiese contraído dando largas recho divino ni por el eclesiástico existe una
por negligencia durante todo el año. De esta determinada forma verbal que se haya de obser-
manera ese texto confirma la tercera tesis y en var al dar las leyes canónicas, sobre todo con
nada se opone a la cuarta. relación a los cánones propiamente dichos, cuyo
Los otros puntos que toca SOTO, a saber, si autor es el Papa, el cual siempre es superior a
ese texto en lo que dice de la recepción del be- ellos y por tanto no está sujeto a una forma ver-
neficio alcanza también a su conservación, y si bal determinada.
en lo que dice de los beneficios parroquiales al- En cambio los obispos, superiores o cabildos
canza también al del episcopado y otros seme- inferiores al Papa pueden verse limitados y te-
jantes, no pertenecen a la materia que ahora ner que observar una forma verbal o solemni-
tratamos. dad determinada. Pero tampoco consta cuál
31. EXPLICACIÓN DE LA CLEMENTINA.— haya de ser ésta, al menos por el derecho co-
Acerca de lo cuarto —de la censura que en la mún, pues aunque, tratándose de ciertos estatu-
Clementina 1.a, párrafo Verum se impone a los tos, se requiere el consentimiento del cabildo
inquisidores que proceden injustamente por odio con relación al superior, o al revés el consenti-
o por sórdida intención— dicen algunos que se miento del superior con relación al cabildo o
trata de un odio manifestado por señales exter- algo semejante, eso más es una limitación del
nas; pero esta interpretación no tiene base en poder que una determinación de la forma que
el texto ni hay razón para darla, porque la ex- se ha de observar al dar la ley.
comunión se da no por otra señal del odio sino Además, tampoco es esencial a la ley canó-
únicamente por el efecto injusto que procede de nica el que se escriba: los argumentos que acerca
él. Y así, ese texto prueba la cuarta tesis, según de este punto adujimos para la ley civil, tienen
dije también en el tomo 5.°, en la citada disp. fuerza probativa sobre todo para la ley canónica
4.a, sect. 2. a y principalmente para la pontificia por la so-
Lo mismo se debe decir también sobre lo beranía de su poder, según he dicho.
quinto de la Clementina 5.a y sobre lo sexto del En cambio los estatutos de los inferiores al
citado capítulo Si quis: esas acciones que ahí se Papa, siempre se dan por escrito, y así se debe
condenan están prohibidas y son malas por otros hacer para evitar toda ambigüedad u obscuri-
conceptos, y normalmente manifiestan la mala dad. Por consiguiente, también es preciso que
intención de que proceden. por el tenor del texto mismo conste que pro-
Los restantes puntos de esa opinión tienen ceden del poder legislativo y que contienen un
valor en conformidad con la cuarta tesis. acto suyo; en otro caso no será una señal sufi-
ciente de la voluntad del superior de dar una
ley o de obligar a sus subditos con la obliga-
ción general y estable de una ley. Esto lo ex-
CAPITULO XIV plicaré en el punto siguiente.

¿QUÉ FORMA O SOLEMNIDAD SE H A DE OBSER- 3. OPINIÓN DE QUIENES DICEN QUE LAS


VAR AL DAR LAS LEYES CANÓNICAS? CARTAS PONTIFICIAS TIENEN FUERZA DE LEYES
CANÓNICAS.—Esto origina una duda que ya se
1. Nada nos proponemos decir ahora sobre discutió antes al tratar de la ley civil: si las
la forma intrínseca de la ley canónica, porque cartas pontificias, dado que en ellas los Papas
todo lo que dijimos sobre este punto en el ca- responden a preguntas o consultas particulares,
pítulo XIII del libro anterior es común a toda tienen fuerza de leyes canónicas.
Lib. IV. La ley positiva canónica 430
Los canonistas a veces indican que estas res- interpretación de aquella sobre la cual se le
puestas de los Pontífices no hacen ley: así N I - había consultado al Pontífice, ya se trate de
COLÁS DE TUDESCHIS, ALEJANDRO DE NEVO y una ley eclesiástica, divina o natural. Así, por
JUAN ANTONIO DE SAN GREGORIO, pues inter- ejemplo, en ese capítulo se le había consultado
pretando el texto que dice que'las palabras son al Pontífice si se necesitan palabras para que
necesarias para que haya matrimonio, dicen que haya matrimonio; él responde que el que realiza
con relación a la Iglesia no hace ley, porque sólo el matrimonio es el mutuo consentimiento, pero
contiene una respuesta del Pontífice a una con- que por lo que se refiere a la Iglesia se necesi-
sulta privada. tan palabras.
De eso deducen los citados intérpretes que
4. LA OPINIÓN VERDADERA.—Pero la opi- esa respuesta no hace una nueva ley que mande
nión contraria es la verdadera, y de ella no di- de nuevo algo, sino que únicamente explica
sienten los autores citados, pues es cierta y co- auténticamente la ley divina y natural que ya
mún entre los juristas. existía antes, a saber, que a la sustancia del ma-
La sostiene la GLOSA DE LAS DECRETALES, trimonio sólo pertenece el mutuo consentimien-
en cuyo comentario NICOLÁS DE TUDESCHIS to, ciertamente expresado con señales suficien-
piensa lo mismo y tácitamente explica la opinión tes, porque, de no hacerse así, no podría ser
anterior, como diré enseguida. La mismo FELI- mutuo ni darse y aceptarse al mismo tiempo.
NO con ROMANO, GUIDO DE BAYSIO y DOMINGO En este sentido con razón deducen de ahí que
DE SAN GEMINIANO. el Pontífice no quiso dar una nueva ley ecle-
Más aún, los intérpretes del derecho civil siástica para mandar con ella que el matrimonio,
creen que mucho más cierta es esta opinión tra- cuando es posible, se realice con palabras, y que
tándose de las cartas de los Pontífices que de las no fue ese el sentido en que dijo que las pala-
de los reyes o emperadores, como se ve por bras eran necesarias por razón de la Iglesia, por-
BARTOLO, PABLO DE CASTRO, JASÓN y otros que antes no existía ese precepto eclesiástico ni
que cité en el capítulo XIII del libro anterior. el Pontífice lo da de nuevo en esa carta, ya que
Esta opinión se prueba manifiestamente por lo único que hace es responder a una consulta.
el capít. 1.°, dist. 19 del DECRETO, que es de De eso concluyen que lo único que hizo con
NICOLÁS en una carta a los obispos de Francia, esas palabras fue explicar la normal necesidad
en donde aduce como partidarios de esta opi- o utilidad de las palabras en el matrimonio para
nión a LEÓN I y a GELASIO: prueba allí NICO- que la Iglesia quede informada y tenga una prue-
LÁS de propio intento que esto no sólo es ver- ba más clara de él.
dad tratándose de las cartas insertas en el de-
recho canónico sino también de todas las otras. 6. LAS CARTAS PONTIFICIAS TIENEN AUTORI-
La razón suficiente de ello es que los Pontí- DAD PARA INTERPRETAR EL DERECHO Y PARA
fices tienen autoridad para dar leyes de este OBLIGAR A SEGUIR ESA INTERPRETACIÓN. Por
modo y ellos mismos declararon que tales car- lo dicho consta claramente que los dichos auto-
tas o respuestas se escribieron en ese sentido y res no niegan que una carta pontificia tenga
con ese poder. ¿Cómo debe entenderse esto y fuerza de ley en aquello que decreta, sino que
qué se requiere para que tales cartas tengan proponen la norma para entender qué es lo que
fuerza de ley? Lo diremos al responder a la decreta. En efecto, tales cartas con respuestas a
primera opinión. consultas son más bien declarativas que creado-
ras de derecho, porque lo que se le suele con-
5. Así pues, a lo del capítulo Tuae de sultar a un Pontífice no es si manda hacer algo
Sponsal. se responde —en primer lugar— que o no, sino si, según el derecho divino natural o
por él más bien se prueba que cuando el Pontí- eclesiástico, se debe hacer algo. Entonces el
fice responde a una consulta, esa respuesta tie- Pontífice al responder interpreta el derecho, y
ne fuerza de ley en cuanto que directamente res- en esto su respuesta tiene autoridad de ley que
ponde a una consulta, aunque la consulta haya obliga a seguir esa interpretación o a observar el
sido privada. Esto es lo que dan por supuesto y antiguo derecho conforme a esa interpretación;
confiesan los intérpretes del texto aducido an- esto es lo que se enseña en los decretos antes
tes. citados.
Añaden sin embargo que cuando los Pontífi- Sin embargo, con tales respuestas los Pontí-
ces responden a las preguntas que se les hacen fices no suelen crear nuevas leyes; no porque no
sobre leyes antiguas, no dan una ley nueva que puedan sino porque entonces no tratan de eso
no estuviese dada antes sino únicamente una ni se les suele consultar para eso, según he di-
Cap. XIV. Forma de las leyes canónicas 431
cho. Pero si, tomando ocasión de la consulta, resolver una dificultad que podría proponerse
ellos quieren crear una nueva ley, sin duda en este punto.
pueden hacerlo así con tal que lo manifiesten
suficientemente con sus palabras. 8. Además, sobre las sentencias de los Pon-
tífices puede ponerse una duda semejante a la
7. CUANDO LAS CARTAS SE ESCRIBEN NO POR que discutimos antes sobre las sentencias de los
UNA CONSULTA SINO DIRECTAMENTE PARA GO- emperadores y de los reyes. De lo que allí se
BERNAR, PUEDEN MÁS FÁCILMENTE TENER FUER- dijo se deduce —y con más razón— que una
ZA DE LEY, PERO ESTO H AY QUE VERLO POR EL sentencia que dé el Papa en una causa particu-
TENOR DE LAS PALABRAS.—Por eso cuando las lar crea una ley general para todas las causas
cartas no son para responder a consultas sino iguales a ella, pues la autoridad pontificia es
que se escriben directamente para gobernar, en- mayor que la real. Esta fue la manera como pa-
tonces más fácilmente pueden tener fuerza de rece que se formó en gran parte el derecho ca-
ley creadora de un nuevo derecho; esto hay que nónico: bastantes de sus decretos son senten-
verlo por el tenor de las palabras. cias dadas en causas particulares por los Pontí-
Hay que tener en cuenta también las circuns- fices. Esto se explica en particular en las D E -
tancias del tiempo, para saber si la ley es uni- CRETALES: Estando los demás obligados a juz-
versal para toda la Iglesia o sólo para alguna gar igual en casos iguales. Así lo enseñan los
provincia o diócesis. comentaristas de ese pasaje.
Pero dudan si eso se ha de entender única-
Finalmente es necesario que tal carta sea su-
mente de las sentencias definitivas o también de
ficientemente. conocida y que su autoridad esté
las interlocutorias con tal que conste suficiente-
reconocida por tradición o por declaración de
mente de ellas. Acerca de éstas pueden verse
los Pontífices posteriores: esto es necesario para
los doctores en sus comentarios y sobre todo
que obligue; pero no es necesario que esté in-
NICOLÁS DE TUDESCHIS y FELINO: sobre esta
serta en el cuerpo del derecho, pues así está
distinción a nosotros bástenos lo que dijimos
previsto en el derecho mismo, según dije; y con
acerca de la ley civil.
razón, porque esa es una cosa muy accidental, y
el derecho no puede limitar la autoridad del La otra distinción, que hacen también algu-
Papa. nos de los citados autores, de las sentencias in-
sertas o no insertas en el cuerpo del derecho,
Esto es sobre todo verdad tratándose de pun- en este punto no es admisible porque es contra-
tos declaratorios del derecho natural o divino: ria al derecho canónico, que expresamente la ex-
en estos no cabe cambio ni error cuando los cluye tratándose de las cartas de los Pontífices,
Pontífices definen como Pontífices, y esto lo según vimos; la razón es la misma que para las
pueden hacer por medio de estas cartas, y lo sentencias.
hacen cuando muestran que hablan para ense-
Además, como del citado capítulo Pastora-
ñar e instruir a toda la Iglesia. Por eso, en estas
lis claramente se deduce que una carta decretal
cosas tales decretos son generales y perpetuos
aunque se den respondiendo a preguntas parti- pontificia, aunque sea contraria al derecho co-
culares, porque el que la materia sea particular mún, tiene autoridad, y cuando es contraria al
es accidental y esas preguntas contribuyen a ma- derecho común sólo sufre la limitación que se
nera de ocasión, en cambio la doctrina misma ha dicho antes, y por otra parte bajo el nombre
es general. de decretales se comprenden también las sen-
tencias dadas y escritas por el Papa, según re-
Pero cuando la respuesta concierne a la ma- conocen todos y según consta por la práctica de
teria del derecho positivo eclesiástico, aunque las DECRETALES, luego el que la sentencia esté
tal como procedió del Pontífice no pudo con- inserta en el cuerpo del derecho no es una con-
tener error en las costumbres, con el paso del dición sencillamente necesaria para que sea ver-
tiempo puede sufrir alteración: en cuanto a dadera ley, por más que ello contribuya mucho
esto puede orientar mucho el que tal decreto para la promulgación de una ley y para su co-
haya sido o no aceptado en la práctica, y tam : nocimiento más público y cierto.
bien el que se encuentre o no inserto en el cuer-
po del derecho: en caso negativo conviene ver 9. OBJECIÓN: CIERTAS PALABRAS DE LOS
también si es conforme al derecho común o con- PONTÍFICES QUE PARECEN CONTRARIAS A OTRAS.
trario a él: en el primer caso se ha de observar, EXPLICACIÓN.—Contra esta solución pueden ob-
en el segundo se ha de consultar al Pontífice, jetarse las palabras de ALEJANDRO I I I en las
conforme a las DECRETALES. Decretales: define que el matrimonio rato no
Todo esto puede ser útil para conocer las car- queda disuelto por un posterior matrimonio
tas decretales; algo más añadiremos enseguida al consumado, y añade: Aunque alguna vez algu-
Lib. IV. La ley positiva canónica 432
nos predecesores nuestros han juzgado otra cosa, esa sentencia no se dio interpretando de una
entiéndase —según la interpretación general— manera definitoria el derecho divino sino juz-
por medio de una sentencia; luego una senten- gando del hecho según una opinión privada y
cia pontificia no puede hacer ley, dado que pue- que por tanto no pudo hacer ley general. Esta
de contener un error tan grave. es la solución de COVARRUBIAS.
Una objeción parecida puede sacarse de las Asimismo la palabra juzgar no es preciso en-
Decretales, donde INOCENCIO III enseña que un tenderla en sentido de sentencia definitiva de
matrimonio contraído entre fieles bautizados y una causa sino de juicio privado, el cual a
católicos no queda disuelto por la herejía o veces se emite en forma de opinión particular:
apostasía de la fe de uno de los cónyuges, y aña- esto mismo pudo suceder en el caso de aquellos
de: Aunque cierto predecesor nuestro parece Pontífices, que es la interpretación de CANO y
haber pensado de otra manera. Esto lo dijo por BELARMINO.
CELESTINO III, que respondió lo contrario. Acerca de ALEJANDRO III, éste llega a decir
que no definió sino que únicamente expuso su
10. Acerca de lo primero, ALEJANDRO III pensamiento, lo mismo que habían hecho sus
no señala quiénes fueron los Pontífices que juz- predecesores. Esto puede deducirse de las pa-
garon otra cosa, y la GLOSA sólo aduce una cos- labras del mismo Alejandro en el concilio de
tumbre de Módena, de la cual se hace mención Letrán: en éste se conserva entera su carta,
en el capítulo último del mismo título y que que es muy familiar, y en ella dice que lo único
no viene a cuento porque allí no se dice que que pretende es manifestar su sentir; después
esa costumbre la aprobara ningún Sumo Pontí- no se refiere a todo matrimonio rato sino que
fice. Más aún, INOCENCIO III en ese capítulo añade muchas circunstancias y solemnidades, y
último dice que eso fue contra el sentir de la por fin concluye: Por más que otros piensan
sede de San Pedro, y por tanto no podemos de- otra cosa e incluso algunos predecesores nues-
cir con certeza cuál fue el juicio de aquellos Pon- tros alguna vez juzgaron de otra manera.
tífices. Pero aunque esto tal vez fue al principio, sin
Así que puede responderse dando por supues- embargo después que GREGORIO IX insertó esa
ta la probabilidad de que un Pontífice con justa respuesta en el derecho canónico y la dio como
causa puede dispensar de un matrimonio rato norma general a toda la Iglesia, no cabe duda
no consumado; por consiguiente tal vez aquellos que es ley universal y verdadera, y que en con-
Pontífices a que alude ALEJANDRO III disolvie- secuencia crea fe cierta, ya que no puede con-
vieron aquellos matrimonios no sólo sentencian- tener un error intolerable.
do o respondiendo sino también ejecutando, no
ciertamente juzgando —ateniéndose únicamente 12. Una segunda objeción tiene sentido más
al derecho divino— que tales matrimonio que- contra la primera solución relativa a las cartas
daran disueltos automáticamente por el matri- decretales que contra esta relativa a las senten-
monio posterior, sino juzgando que la causa bas- cis, puesto que la frase aquella de CELESTINO
taba para conceder aquella dispensa; y aunque fue en respuesta a una consulta, como se ve por
tal vez erraron en esto, el error sería de hecho, su conjunto tal como la trae ANTONIO AGUSTÍN.
no de derecho. Ahora bien, no es verisímil que CASTRO dice que él la vio, y por ella se atre-
ese juicio se emitiera en forma de una verdadera ve a decir que en eso erró Celestino —y no
y expresa ley general, sino tal vez en forma de sólo por negligencia hasta el punto de que ten-
dispensa a algún pueblo o al menos tolerando gamos que decir que erró como persona particu-
o aprobando tal costumbre en alguna parte: todo lar y no como Papa, pues al definir sobre cual-
esto sería un error de hecho y particular, es quier problema serio está obligado a consultar
decir, sin consecuencias perniciosas para toda a varones doctos, porque tal definición, dice, se
la Iglesia, y por tanto posible. encontraba en las antiguas decretales—, pero se
excede y parece pensar mal sobre el poder infa-
11. Y si acaso ese juicio se emitió mediante lible del Papa para definir cosas de fe.
una sentencia dada en alguna causa particular Con más acierto responden los antes citados
aunque no conste de ello, debemos decir que CANO y BELARMINO que la expresión de Celes-
Cap. XV. Promulgación de las leyes canónicas 433
tino significó no una definición sino una opi- dicho en el capítulo XIV del libro anterior,
nión, y que esto lo hubiese podido deducir Cas- aquí sólo queda el problema de si para las le-
tro si hubiese pesado con atención sus palabras: yes canónicas pontificias basta una sola promul-
en efecto, lo único que dice es: Pues no nos gación realizada en Roma o si se necesitan nue-
parece a nosotros que si el primer marido vuel- vas promulgaciones en cada una de las diócesis
ve, etc., palabras propias de quien manifiesta su y arzobispados o provincias. Sobre esto los auto-
sentir particular y de quien habla con cautela, res piensan de distintas maneras.
no de quien define o enseña una doctrina cierta. La primera opinión es que, tratándose de las
Por consiguiente esa respuesta nunca tuvo fuer- leyes canónicas, se debe observar la norma es-
za de ley promulgada para toda la Iglesia, pues- tablecida sobre las leyes civiles que se dan para
to que ni en ella misma se explicó esto ni fue re- reinos extensísimos que abarcan muchas provin-
cibida ni pudo recibirse en este sentido. cias principales y distantes, a saber, que para ta-
Se dirá que también INOCENCIO I I I dio su les leyes no basta una sola promulgación reali-
respuesta con las palabras No creemos que en zada en Roma sino que se necesita una
ese caso, etc. Respondo que en virtud de las pa- promulgación en cada una de las provincias
labras tampoco fue esa una definición de la eclesiásticas, o sea, en cada obispado.
Iglesia, según piensa también BELARMINO; pero Esto es lo que sostienen NICOLÁS DE TUDES-
después esa ley la confirmó GREGORIO IX, la C H I S , FELINO, AZPILCUETA, ÁNGEL DE UBAL-
práctica misma la declaró tal, y finalmente el DIS y MEDINA, que se lo atribuye a TOMÁS DE
CONCILIO TRIDENTINO la definió verdad de fe. V I O ; pero éste no dice que para que la ley obli-
gue, se haya de promulgar en la provincia sino
13. ¿QUÉ PENSAR DE LOS OBISPOS?—Final- únicamente que los que la desconozcan quedan
mente, a propósito de estos dos puntos de las excusados en el caso de que la razón de no lle-
sentencias y de las cartas de los Pontífices se gar a su conocimiento haya sido el descuido
puede plantear el problema de si correspondien- de los pastores: esto es muy distinto, como es
temente se debe juzgar lo mismo sobre los obis- evidente: por eso TOMÁS DE V I O más bien po-
pos con relación a sus obispados. dría ser contado entre los adversarios de esta
Los canonistas en general hacen diferencia en opinión. También suelen citarse en favor de esta
esto, como se ve por FELINO y por otros que opinión algunos textos jurídicos canónicos, pero
él cita. Pero en esto pienso sobre los obispos no prueban nada y por eso los dejo.
correspondientemente lo mismo que dije sobre
las autoridades civiles que tienen poder para le- 2. LA AUTÉNTICA « U T FACTAE».—El argu-
gislar con subordinación a algún rey o empera- mento debe tomarse de la AUTÉNTICA Uf factae
dor superior a ellos, pues el caso de los obispos constitutiones que —según se vio antes— dis-
es el mismo con relación al Sumo Pontífice y pone esto acerca de las leyes civiles, añadiendo
al derecho canónico. En efecto, pueden dar leyes la norma que pusimos antes de que el derecho
para sus obispados, y no pueden dar estatutos ni canónico en tales cosas se sirve del derecho
sentencias en contra del derecho común. civil y —como quien dice— tácitamente lo acep-
Por consiguiente, si la sentencia o respuesta ta cuando éste no dispone nada contrario o
de un obispo es contraria al derecho común, no distinto y por lo demás en la cosa misma no
sólo no hará ley sino que no tendrá valor algu- hay nada contrario a las buenas costumbres ni
no; pero si con su sentencia interpreta su propio a la religión.
derecho, esa sentencia podrá también tener fuer- Sobre el punto que tratamos, esa ley civil que
za de derecho propio, porque en esto tiene el exige la promulgación en cada una de las pro-
mismo poder. vincias no ha sido revocada por el derecho ca-
Y lo mismo correspondientemente sucede con nónico ni es contraria a las buenas costumbres;
las respuestas con tal que concurran las otras muy al contrario, les favorece mucho el que las
condiciones, a saber, que por las palabras y por leyes resulten suaves y que se supriman las oca-
la manera de escribir conste suficientemente de siones de alegar o pretextar ignorancia. Añá-
la intención de dar estatutos, y que la materia dase que esto es sobre todo necesario tratándose
y la sentencia o decreto del obispo se promulgue de las leyes canónicas, ya que se dan para todo
suficientemente según la naturaleza de su dió- el mundo. Por consiguiente, la citada Autén-
cesis. tica ha de entenderse también de las leyes ca-
nónicas.
CAPITULO XV
3. SEGUNDA OPINIÓN, LA VERDADERA.—Sin
¿QUÉ PROMULGACIÓN DE LAS LEYES CANÓNICAS embargo la opinión contraria es más general-
BASTA PARA QUE TENGAN FUERZA OBLIGATORIA? mente aceptada. La sostienen la GLOSA y JUAN
DE ANDRÉS, NICOLÁS DE TUDESC H IS cambiando
1. PRIMERA OPINIÓN.—Supuesto lo que es de opinión, el CARDENAL, SILVENTRE, ROSELLI,
común a la ley humana como tal y que se ha ARMILLA, LUIS GÓMEZ, AZPILCUETA que tam-
Lib. IV. La ley positiva canónica 434
poco perseveró en la primera opinión; y lo mis- como suficiente aquella única promulgación en
mo piensan SOTO, PALAC, y finalmente BAR- favor de la fe y de la inmunidad eclesiástica
TOLO, BALDO DE UBALDIS y otros citados en el aunque tal vez por el derecho común se requie-
capítulo XIV del libro anterior, los cuales en ran más promulgaciones, pues el Pontífice siem-
este punto señalan una diferencia entre el dere- pre puede cambiar el derecho común positivo
cho canónico y el civil. Suele aducirse en favor según le parezca convenietne.
de esta opinión el capítulo primero De postulat.
Praelatorum, que en realidad no convence, pues 5. PRUEBA DE LA SEGUNDA OPINIÓN.—El
la única conclusión que se saca allí es que no verdadero argumento de esta opinión debe ser
es necesario que la ley, una vez promulgada, se que por la naturaleza de la cosa aquella promul-
intime a cada uno mediante un mandato o carta gación es suficiente si la Iglesia no manda otra
particular: allí no se explica cuándo y dónde se cosa; ahora bien, la Iglesia no ha mandado
deba promulgar la ley canónica. otra cosa, ni ha aceptado dicha Auténtica, ni la
ha hecho suya en esta parte.
4. Se aduce también el capítulo Noverit, En efecto, por ninguna ley escrita puede de-
cuyas palabras son A noser que lo hagan retirar mostrarse esto en particular; ni tampoco en
de sus capitulares antes de pasados dos meses general, porque los cánones lo único que qui-
después de tal promulgación. Ahora bien, no se sieron fue que se observasen las leyes civiles
explica qué promulgación es esa, aunque es veri- en los juicios de causas cuando no hubiese le-
símil que el Pontífice se refiera a la promulga- yes canónicas; ahora bien, la manera de dar
ción hecha en Roma, y en este sentido ese texto leyes universales es mucho más grave y fun-
es probable. ción propia del poder del Pontífice, y por
Podría responderse que se señaló esa clase de tanto esa regla general no es aplicable al caso
promulgación para aquella ley en particular, presente.
pero que no se legisló que eso mismo bastase Tampoco puede demostrarse esa aceptación
para todas las leyes, porque es cosa cierta que por la costumbre sino más bien lo contrario.
cuando una ley canónica prescribe la forma de Hay distintos indicios de ella. El primero es
promulgación que se ha de observar para ella, que en la curia romana los procesos de todo el
esa forma basta o es necesaria aunque por el mundo se deciden según las leyes pontificias
derecho común o por la costumbre se requiera promulgadas en Roma aunque no estén promul-
otra cosa. gadas en otras partes: como observa muy bien
También del capítulo Cum infirmitas, en el AZPILCUETA en el lugar citado, esto no sería
cual se dice Después que la hayan promulgado justo en el caso de que en otras provincias esas
los prelados del lugar, podría sacarse un argu- leyes no obligasen si no se hacía en ellas una par-
mento de lo contrario deduciendo de ahí que ticular promulgación.
para las leyes pontificias es necesaria esta clase Puede explicarse esto con el ejemplo aducido
de promulgación; pero en realidad no puede por JUAN DE ANDRÉS de una elección que se hizo
deducirse esto, porque esa determinación fue en una provincia en contra de una constitución
particular para esa ley y quizá más para crear la pontificia, la cual se había promulgado en Roma
pena de entredicho de entrada en la iglesia que pero no en aquella provincia: a pesar de esto
para crear obligación de ley. Por consiguiente, la elección fue anulada. El antes citado ANTO-
por ese texto más bien se podría volver en con- NIO GÓMEZ observa que lo mismo se hace con
tra el argumento basándose en ese caso particu- las normas de la Cancillería.
lar, como bien observó AZPILCUETA antes ci-
tado 6. Además, en el derecho canónico hay mu-
Lo mismo sucede con el CONCILIO TRIDEN- chos decretos que nunca se promulgaron en
TINO, sesión 25, en lo que se refiere a la ley cada una de las provincias sino solamente en
que invalida los matrimonios clandestinos, en Roma. Y aunque la publicación misma del de-
la cual el concilio exige una promulgación par- recho canónico tiene cierto valor de promulga-
ticular que de ordinario no es necesaria tratán- ción que se juzga por hecha en cada una de
dose de las leyes eclesiásticas. Pues de la misma las provincias, porque esos libros corren pública-
manera en el capítulo Noverit pudo señalarse mente por cada una de ellas, sin embargo en
Cap. XV. Promulgación de las leyes canónicas 435
rigor la obligación de tales decretos llega más que también para las leyes eclesiásticas se requi-
lejos que esa promulgación. riesen particulares promulgaciones, sin embargo
Además, hay muchos que no están insertos por otras causas pudo ser mejor lo contrario,
en el derecho canónico común y que sin em- tanto para poner de relieve la mayor unidad de
bargo pasan por obligatorios por sola la pro- la Iglesia y la mayor obediencia debida al Pontí-
mulgación hecha en Roma. Esto mismo sucede fice, como para que no vaya a parecer que las
con la bula In Coena Domini, que obliga en leyes pontificias dependen de los obispos.
todas partes a pesar de que rara vez se publica Una última observación: Cuando en casos
en cada uno de los obispados. especiales parezca necesaria otra cosa, los mis-
Finalmente, un argumento muy fuerte es que mos Pontífices pueden determinarla, como di-
cuando los Pontífices quieren que la promulga- jimos que se hace a veces.
ción de su ley en cada uno de los obispados o
provincias sea necesaria, lo dicen en cada caso; 8. Por lo dicho fácilmente se ve lo que se
ahora bien, esto lo hacen pocas veces y en debe decir de las otras leyes canónicas.
cosas de mayor importancia o peligro; luego es Si son leyes de un concilio general, debe
señal de que fuera de esos casos especiales, tra- aprobarlas el Pontífice, y así la razón para ellas
tándose de leyes dadas absolutamente y pro- es la misma, pues su promulgación suele hacerse
mulgadas en Roma, no se requieren esas parti- en Roma y ella bastará si no se dispone otra
culares promulgaciones. cosa en la ley misma. Podrá hacerse también en
Otro argumento: A veces por el contrario el lugar del concilio si al Pontífice le parece
los Papas amplían el tiempo para que la obli- bien.
gatoriedad de la ley se retrase aun después de Sobre las leyes de los obispos, es evidente que
su promulgación. Así Pío IV quiso que los de- para todo el obispado basta que la promulgación
cretos del Concilio Tridentino no obligasen has- se haga en la capital, como —y con mayor ra-
ta tres meses a partir de su promulgación. En zón— es claro por lo dicho tanto ahora como
estas leyes dan por supuesto que basta la pro- sobre las leyes civiles de las ciudades o reinos
mulgación que se hace en Roma, porque si hu- particulares.
biera que tener en cuenta las otras promulga- Lo mismo correspondientemente se debe de-
ciones particulares, ese retraso del tiempo no cir de los arzobispos y patriarcas si en algún
sería necesario. caso pueden dar leyes para todo el arzobispado
Finalmente, una congruencia muy buena es o patriarcado, cosa sin embargo —según dije
que toda la Iglesia, en cuanto que está bajo un antes— que no pueden hacer por derecho ordi-
solo pastor, es un verdadero y perfecto cuerpo nario sin concilio provincial, de cuyas leyes
místico y un solo estado, y por tanto para todo correspondientemente hay que juzgar lo mismo.
este cuerpo basta una sola promulgación hecha Nada nuevo ocurre decir sobre el modo de
en la metrópoli de este estado. hacer la promulgación misma: se puede hacer o
Advierten también los juristas que la Sede a voz de pregón o fijando la ley escrita en un
Pontificia está fija en Roma y que el Pontífice lugar público designado para ello, como se hace
no recorre las provincias como suelen hacerlo en Roma. En esto se deberá observar la cos-
los reyes, y que por eso desde allí influye muy tumbre del lugar, pues no hay ninguna ley es-
bien en toda la Iglesia, y que por esa misma crita sobre ello.
causa la curia romana es un lugar apto y sufi-
ciente para tal promulgación. 9. Queda por investigar si una ley pontifi-
cia promulgada en Roma comienza a obligar a
7. Con esto se ha respondido al argumento todos inmediatamente o después de algún tiem-
de la opinión contraria, y de paso se ha señalado po. Este punto se discutió ya largamente a
la diferencia que hay entre las leyes canónicas y propósito de la ley civil, y ahora puede des-
las civiles tanto en cuanto a lo que ellas mandan, pacharse más brevemente.
como en cuanto a la costumbre, como también Dijo la GLOSA DEL DECRETO que las leyes
en cuanto a la congruencia de que en la Igle- canónicas no obligan hasta después de seis me-
sia hay bajo un solo vicario de Cristo una uni- ses, y esto lo deduce del capítulo Decernimus,
dad mayor que la que hay en un reino bajo un dist. 18. Pero allí no se trata de la promulga-
rey temporal. ción de las leyes canónicas sino de la manera
Por consiguiente, aunque para que el conoci- como los obispos deben enseñar a sus pueblos
miento de la ley resulte más fácil y para evitar todo lo que se haya tratado en los concilios pro-
algunos inconvenientes, podría parecer mejor vinciales. En efecto, a los obispos se les pres-
Lib. IV. La ley positiva canónica 436
cribe que en el término de seis meses a partir es semejante al anterior: en él se excomulga a
del fin del concilio convoquen a sus clérigos y los que antes de dos meses no quitan de los
pueblos y en su presencia den cuenta detallada capitulares los estatutos contrarios a la inmu-
de lo que se sabe que en aquel año se ha tra- nidad eclesiástica. Este tiempo no se señala para
tado o determinado en el concilio. la promulgación de la ley sino como una sufi-
Esto se mandaba entonces no sólo para pro- ciente advertencia para incurrir en contumacia.
mulgar las leyes sino para dar una completa ins- El tercero es el capítulo primero De con-
trucción y enseñanza; luego de ese texto nada cession. praebend. en el LIBRO 6.°. Pero allí en
puede deducirse sobre el modo como comienzan el texto nada se dice de los dos meses sino que
a obligar a todos las leyes pontificias o canóni- se dice en general: A no ser después del tiempo
cas. Y así todos reprueban esa opinión de la dentro del cual de ninguna manera hubieran de-
Glosa porque no tiene base en el derecho y es bido desconocerla. Esto no se debe entender de
contraria a la costumbre y al vigor de la disci- los dos meses sino del modo de obligar de la
plina eclesiástica. ley humana por la naturaleza misma de la cosa,
según expliqué en el libro anterior.
10. Así pues, hay dos opiniones.. La una
juzga que a las leyes canónicas se les debe apli- 11. Por eso no pocos teólogos modernos
car la doctrina que se dio sobre las leyes civi- sostienen la opinión contraria, a saber, que tra-
les, pues aunque esto no se dice expresamente tándose de las leyes canónicas pontificias no es
en los cánones, la AUTÉNTICA Ut factae cons- necesario el tiempo de dos meses. Esta opinión
titutiones alcanza a las leyes canónicas por aque- a mí me parece muy probable y muy lógica des-
lla norma general de que no es contraria a los pués de lo que hemos dicho en el primer punto
cánones y más bien les apoya, en cuyo caso el de este capítulo.
derecho civil ayuda al canónico según las D E - En efecto, si ese tiempo fuese necesario, lo
CRETALES y el DECRETO. sería sobre todo por la citada Auténtica, pues
En favor de esto están también las palabras ni por el derecho natural ni por el canónico lo
de Pío IV en la bula para la divulgación del es, como consta por lo dicho; ahora bien, esa
Concilio Tridentino; esta bula ya la citamos Auténtica no es aplicable a las leyes canónicas,
anteriormente. Así piensan también NICOLÁS porque en ella se disponen dos cosas, una sobre
DE TUDESCHIS, FELINO y otros, SILVESTRE, ÁN- la repetición de la promulgación en cada una
GEL DE UBALDIS y otros, AZPILCUETA, SOTO, de las provincias, otra sobre la dilación de los
MEDINA y otros que ellos citan, los cuales en dos meses, los cuales en cada provincia se cuen-
este punto hablan indistintamente de las leyes tan a partir de la promulgación en ella; ahora
canónicas y civiles. bien, esa ley en su primera parte no ha sido
Lo mismo enseñó la GLOSA DE LAS DECRE- aceptada por los Pontífices para sus leyes, luego
TALES y la GLOSA DEL LIBRO 6.°, la cual aduce tampoco en su segunda parte.
textos jurídicos de poca fuerza. Uno es el ca- Pruebo la conclusión : lo primero, porque de
pítulo último de Ne cleri. vel monach., en el la aceptación de la segunda parte no consta
que a los religiosos que salen del claustro para más que de la aceptación de la primera, ya que
estudiar filosofía o derecho civil, si no vuel- de ambas es verdad que los Pontífices no han
ven al claustro en el término de dos meses, se declarado que quieran admitir las leyes civiles
les excomulga. Pero ese texto no hace al caso, para el modo de dar sus leyes u obligar a la Igle-
porque esos dos meses no se requieren allí para sia con ellas, sino únicamente en los procesos
completar la promulgación de la ley, sino que judiciales a falta de leyes canónicas; y lo se-
se conceden —digámoslo así— como una sufi- gundo, porque no es esa una cosa admitida por
ciente advertencia para incurrir en la censura, la costumbre, como atestiguan graves autores;
y por consiguiente, aun después de mucho tiem- en particular VÁZQUEZ dice con énfasis que él
po a partir de la promulgación de aquella ley, se atreve a afirmar esto; por su parte AZPILCUE-
para incurrir en aquella excomunión se necesi- TA dice que la costumbre y el estilo que se
tan esos dos meses, y por tanto se computan no observan en Roma son que a los que quebrantan
a partir del día de la promulgación de la ley las leyes papales antes de dos meses a partir
sino a partir del día en que se cometió la falta, de la promulgación, se les castigue, no sólo a
según dije en el tomo 5.° De Censur., disp. 23, los que se les prueba que conocían la promul-
sect. 3. gación, sino también a los que no prueban que
El otro capítulo que cita es el Koverit, pero la desconociesen.
Cap. XV. Promulgación de las leyes canónicas 437
12. Añade AZPILCUETA: Esta costumbre tal taba para cada una de ellas; en cambio, para la
vez podría restringirse al fuero únicamente ex- única promulgación romana de las leyes ponti-
terno y a los habitantes de Roma. Pero la pri- ficias no era suficiente, porque esas leyes han
mera restricción a mí no me parece razonable: de obligar a toda la Iglesia, la cual de suyo ocu-
¿cómo se les había de castigar justamente a pa todo el mundo, y es imposible que en dos
aquéllos como trasgresores de la ley si no es meses se divulguen por todo el mundo y nor-
suponiendo que la ley obligaba ya entonces? malmente ni siquiera por toda Europa; luego si
pues en ese caso no hay lugar para la presun- no se tomó ese tiempo para Roma, no convenía
ción sino que consta con certeza que todavía aceptarlo para el resto de la Iglesia.
no han pasado los dos meses; luego si cono-
ciendo la ley es juzgado como trasgresor, se le 14. Por último, esto parece que se supone
juzga tal no por presunción sino por prueba en las DECRETALES en cuanto que dicen: Antes
cierta del delito, y si, desconociendo la ley, se de un mes después que esta constitución haya
le presume trasgresor al no probar su descono- llegado a ellos, sean obligados a elegir uno de
cimiento, esta presunción supone obligación los prioratos, etc., y si no, desde entonces que-
cierta tanto de cumplir la ley como de cono- den sujetos a las penas antes citadas. La GLOSA
cerla antes de los dos meses; de no ser así, no reconoce sobre esto que aunque esa ley hubiese
habría razón para presumirle culpable o —lo llegado a su conocimiento antes de dos meses a
que es lo mismo— digno de castigo por su des- partir de su promulgación, les hubiese obliga-
conocimiento; luego esa costumbre supone ma- do; luego ese texto supone que no se necesita
nifiestamente que esa ley obliga en Roma antes el espacio de dos meses para obligar.
de los dos meses. Y no puede decirse que este sea un caso es-
Ni puede ser falsa esa suposición, porque no pecial, porque el texto nada determina sobre
se funda en presunción sino en la voluntad del ello sino que lo supone y más bien añade como
Pontífice, ya que ni ésta puede ocultarse a los cosa especial la concesión de un mes para ejecu-
jueces romanos ni el Pontífice mismo puede des- tar lo que allí se manda y para incurrir en las
conocer de qué manera se obliga en Roma a penas, mes que siempre comenzaría a correr a
cumplir sus leyes, y sabiéndolo y callando con- partir del momento en que se tuviera conoci-
siente y muestra suficientemente que no quiere miento del precepto aunque éste llegara a te-
servirse de la disposición de la ley imperial nerse después de varios meses, como confiesa
sino de la suya, al menos para su curia. Y una también la GLOSA. Luego es señal de que la
vez supuesto que esas leyes incluyen verdadera ley de suyo obligaba a partir de la promulgación
obligación, a nada viene la distinción entre independientemente del trascurso de los dos me-
fuero interno y externo, porque la ley canónica ses.
obliga ante todo en el fuero interno, como dire-
mos enseguida, y la Iglesia únicamente castiga 15. LAS LEYES PONTIFICIAS Y LAS P E LOS
por la culpa, verdadera o presunta: ambas su- DEMÁS PRELADOS OBLIGAN INMEDIATAMENTE A
ponen obligación de cumplir la ley en concien- PARTIR DE SU PROMULGACIÓN, PERO SU OBLI-
cia. GACIÓN SE PROPAGA SUCESIVAMENTE.—Y así pa-
rece en general más probable que las leyes pon-
tificias comienzan a obligar inmediatamente,
13. La segunda restricción de AZPILCUETA pero que su obligación se propaga sucesivamen-
—a saber, a los habitantes de Roma— no es de te, conforme a lo que requiere la naturaleza de
derecho sino de hecho, y él no la prueba; me- la ley humana y se ha explicado en el libro an-
nos aún, ni siquiera la afirma absolutamente terior. Porque por el hecho mismo de que el
sino añadiendo tal vez; ni es ella en sí misma Pontífice no añade ninguna especial manera o
muy verisímil.
determinación de tiempo ni tampoco el derecho
En efecto, si una vez promulgada la ley obliga canónico lo pone o acepta, tal obligación se
inmediatamente en Roma, ya en esto discrepa sigue según lo exige la naturaleza de la cosa.
de la Auténtica; luego ¿por dónde puede cons- Por ello consta también que lo mismo —y
tar que el Papa acepte ésta para todos los de- con mayor razón— se debe decir de las demás
más sitios fuera de Roma? y ¿por qué no se leyes canónicas, como de las de los obispos u
tiene en cuenta la distancia de los sitios de for- otros prelados inferiores: lo primero, porque
ma que, cuanto más cercanos sean, antes que- tampoco sobre éstas han hecho ninguna restric-
den obligados, dado que la misma Roma queda ción el derecho o el Papa; y lo segundo, porque
obligada inmediatamente? eso es lo que se ha dicho acerca de las leyes
De esto se saca también una excelente con- civiles de las autoridades inferiores: ahora bien,
jetura: El espacio aquel de los dos meses era la razón es la misma o mayor tratándose de las
a propósito para la promulgación de las leyes ci- leyes canónicas, y así lo enseñan todos los auto-
viles en cada una de las provincias porque bas- res, los cuales pueden verse allí.
Lib. ÍV. La ley positiva canónica 438
CAPITULO XVI no puede negarse de acuerdo con la fe, según lo
que dijimos antes al tratar del poder legislativo
¿OBLIGA LA LEY CANÓNICA A LOS FIELES ANTES del Pontífice. Demostramos allí que Cristo N.
DE QUE ELLOS LA ACEPTEN? Señor dio a Pedro, y no a otro, el poder sobe-
rano sobre la Iglesia, y que en consecuencia
1. OPINIÓN NEGATIVA.—Este problema lo el Pontífice sucesor de Pedro recibe inmediata-
despacharemos fácilmente ahora con lo que di- mente ese poder del mismo Cristo de quien lo
jimos antes acerca de la ley civil y añadiendo lo recibió Pedro, y no de la Iglesia. De esto dedu-
que entonces dejamos para este lugar. cimos que Cristo dio este poder a su vicario de
Muchos autores que, tratando de la ley civil, tal forma que pudiese actuar válida y eficaz-
la hacen depender de la aceptación de los sub- mente por sí mismo sin dependencia del con-
ditos, hacen lo mismo con la ley canónica y ha- sentimiento del pueblo; luego en virtud de ese
blan de ambas indistintamente. Así MAYR, DRIE- poder puede dar leyes que tengan fuerza y
DO, ÁNGEL DE UBALDIS, ARMILLA, AZPILCUE- valor para obligar a la Iglesia a dar su consen-
TA, COVARRUBIAS, FELINO y otros juristas que timiento y aceptar la ley o precepto.
se citan en favor de esa opinión, sobre trJo Lila última conclusión es clara, porque de no
en el capítulo primero de Treg. et pac. c< <n la sei isí el poder no sería absoluto y eficaz.
GLOSA. Les sigue ENRIQUE DE SEGUSIO, el cual
Pruebo la primera conclusión: Lo primero,
dice que para que las leyes y constituciones es- poique en otro caso ese poder Cristo N. Señor
tén completas se requieren tres cosas: la pri- en gran parte se lo hubiese dado al pueblo cris-
mera, que se dé; la segunda, que se promulgue; tiano, pues entonces las leyes eclesiásticas reci-
y la tercera, que sea aprobada por la práctica: birían su fuerza en cuanto procedentes no de
si falta —dice— alguno de estos elementos, no solo el Pontífice sino de él junto con la Iglesia:
debe llamarse ley o constitución, y añade que en efecto, si la ley no puede ser ley sin el
cuando se trata de impedir que el nuevo esta- consentimiento del pueblo, el pueblo es colegis-
tuto llegue a obligar y no de prescribir en con- lador a una con el Pontífice, lo cual es un gran-
tra de él, no pecan quienes lo quebrantan, y cita dísimo absurdo.
a NICOLÁS DE TUDESCHIS y a DECIO.
El argumento de esta opinión parece consis-
3. Lo segundo, porque Cristo dijo absolu-
tir todo él en la presunta voluntad de los supe-
tamente Cuanto atares y Apacienta mis ovejas:
riores eclesiásticos de dar sus leyes sobreenten-
nada dijo del pueblo ni puso la condición Si
diendo la condición de que las aprueben los sub-
acepta el pueblo. Por consiguiente la tesis es
ditos con su práctica. Sólo MAYR indica que
cierta tratándose de este poder tal como lo
eso se debe también a falta de poder, o sea, a
tiene el Pontífice, pues lo tiene recibido inme-
que no puedan darlas de otra manera. Para per-
diatamente de Cristo y además de la misma ma-
suadir esto, dice que la Iglesia está por encima
nera y con la misma independencia con que se
del Papa y que por tanto, si la Iglesia no acepta
dio desde el principio.
una ley del Papa, esa ley no puede obligarla.
Tratándose de los prelados inferiores al Papa,
2. E L P O N T Í F I C E , P O R AQUELLO DE «CUAN- la cosa no es tan cierta, porque los tales su po-
T O ATARES», PUEDE OBLIGAR A LA IGLESIA A der lo reciben del mismo Papa, el cual puede
ACEPTAR SUS LEYES UNA VEZ SUFICIENTEMENTE darlo limitadamente y con la condición dicha;
PROMULGADAS.—Primera tesis: El Pontífice sin embargo, no se debe admitir ni presumir esa
puede obligar a la Iglesia a aceptar las leyes condición si no consta suficientemente de ella,
canónicas que él haya dado y que estén sufi- conforme a lo que se dijo antes del poder legis-
cientemente promulgadas. Lo mismo correspon- lativo de los obispos.
dientemente sucede con los obispos. En esto hay que observar también una dife-
Esta tesis la formularon expresamente CAS- rencia entre el Pontífice y los prelados inferio-
TRO y TORQUEMADA, el cual, aunque habla en res: ninguna costumbre puede impedir que el
general, ante todo se refiere a las leyes canóni- Pontífice tenga el dicho poder, porque la cos-
cas; lo mismo hacen todos los autores que se tumbre no puede prevalecer en contra del de-
citaron en el capítulo XVI del libro anterior en recho divino; en cambio, tratándose de los in-
favor de la segunda opinión. Por eso la primera feriores al Papa, donde hubiese una costumbre
parte de la tesis a mí me parece tan cierta que contraria, tendría mucha fuerza, porque en las
Cap. XVÍ. Aceptación de las leyes canónicas 439
cosas que dependen del derecho humano, la DIGESTO, sobre el cual observa esto REBUFFE,
costumbre puede mucho, y por consiguiente que aduce otros doctores y textos jurídicos. Lo
puede ampliar y limitar el poder cuando quien mismo observa en el Tractatus Concordatorum,
puede concederlo es el hombre, como observa tit. de Constit.
la GLOSA DE LAS DECRETALES.
También se señala una razón por la diferencia
que hay entre sentencia, rescripto y ley: sen-
4. SEGUNDA TESIS: LOS PRIMEROS QUE NO tencia es cuando se da en un asunto particular,
OBSERVAN LAS LEYES PONTIFICIAS NO ESTÁN y depende de las pruebas de las partes, y por
LIBRES DE CULPA.—Segunda tesis: Supuesto que tanto en ella se admite apelación a fin de que
la ley canónica sea justa, de suyo nace de ella la parte que se siente gravada pueda aducir prue-
la obligación de aceptarla, de tal suerte que los bas mejores y más claras; también el rescripto
primeros que no la observan una vez que ha se concede sobre un hecho particular, en el cual
sido suficientemente promulgada, no están li- el superior puede ser engañado por el coliti-
bres de culpa. gante o por quien busca su interés, y por eso
He dicho suponiendo que la ley sea justa por- también en el rescripto admiten apelación las
que una ley evidentemente injusta, aunque sea DECRETALES, y con razón; en cambio la ley se
canónica, no obliga, conforme a lo que se dijo da en general y a base del conocimiento tam-
de la ley en general, a lo que se dice en el DE- bión general de las cosas: en contra de éste no
CRETO y a lo que extensamente explican CÓR- se ha de admitir el conocimiento particular de
DOBA, VITORIA, BELARMINO, NICOLÁS DE TU- los subditos, y por tanto tampoco es admisible
DESCHIS y FELINO. la apelación o recurso, ni es eso lo que se prac-
Así la tesis resulta clara, sobre todo cuando tica; luego tampoco es admisible en las leyes
la ley es no sólo justa sino también moderada canónicas.
y fácil: entonces no falta poder y por ninguna
conjetura razonable puede presumirse que el
legislador desee lo contrario. Esto es claro y 6. PUEDE RECURRIRSE AL PAPA EN CONTRA
con más razón por lo que se dijo acerca de la DE LA EJECUCIÓN DE SU LEY; ESTO ES CLARO
ley civil. POR LA COSTUMBRE.—Esto no obstante, digo
Pero hay que añadir —por lo que también que si el recurso se hace por una causa razona-
se dijo entonces— que, aun tratándose de leyes ble, puede ser lícito el hacerlo aun tratándose
difíciles y duras, si en rigor son justas, se debe de leyes pontificias, y que ese recurso es útil y
hacer lo mismo, según explica CÓRDOBA, antes conforme a la razón. Esto piensa, y con más
citado, tomándolo del DECRETO: Aunque la razón, NICOLÁS DE TUDESCHIS, FELINO y otros
Santa Sede imponga un yugo apenas soportable, a propósito de las DECRETALES; también se cita
a PEDRO DE ANCHARAÑO; CASTRO lo afirma
sin embargo, llevémoslo y tolerémoslo con pia-
dosa devoción. Juzgo que esto es verdad de suyo expresa e indistintamente tanto de la ley civil
y en virtud del poder canónico, que es mayor como de la canónica.
que el civil. Pero es preciso que conste sufi- Se prueba —en primer lugar— porque eso
cientemente de la voluntad del legislador tanto no está prohibido por ningún derecho, más aún,
por las palabras de la ley y por la manera es conforme al derecho y a la razón.
de mandar, como también por otros indicios y La primera parte es clara, porque en las leyes
por las circunstancias de la ley. primera y antepenúltima del DIGESTO antes ci-
Añado también que es preciso que sea veri- tadas lo único que se dice es que no es lícito
símil que el legislador no ignoraba la especial apelar contra una pena impuesta en conformidad
dificultad que la cosa mandada tenía para tal con lo que manda la ley, ni contra una sen-
lugar o tiempo u otra circunstancia, pues si se tencia o decisión dada conforme a una ley o
cree con probabilidad que lo ignoraba, también edicto perpetuo, pero no se dice que no sea lí-
puede creerse que no quería obligar con tanto cito recurrir en contra de toda una ley al supe-
rigor. rior mismo.
Ahora bien, estas dos cosas son muy distintas.
5. Pero entonces puede preguntarse si en En los primeros casos se rechaza la apelación
un caso así les es lícito a los subditos recurrir como claramente injusta porque eso no es ape-
en contra de la ley al legislador y sobre todo lar contra la ley sino contra una sentencia justa,
al Pontífice. como dada según la ley.
Algunos lo niegan en absoluto, más aún, dicen Y si la intención de la apelación es acusar
que tal recurso es fútil e inútil y nacido de igno- a la ley de injusticia, es también injusta: lo pri-
rancia. Prueba: No existe reclamación o ape- mero, porque se supone que se trata de una ley
lación en contra de la ley, según se deduce del universal y que ha solido observarse y, por con-
Lib. IV. La ley positiva canónica 440
siguiente, justa; y lo segundo, porque tal ape- tinta de su carácter y contraria a sus costum-
lación se hace en un hecho particular, en el bres, las cuales los Pontífices, si no lo dicen
cual no es lícito reclamar contra la ley, aunque expresamente, no suelen querer cambiar sino
sea lícito apelar contra una declaración de la ley más bien conservar, conforme a las DECRETA-
o contra su aplicación a tal o cual hecho. LES. En tal caso la razón pide que se pueda
Ahora bien, aquí tratamos de una ley no ad- recurrir al Pontífice, porque su conocimiento
mitida todavía y de un recurso hecho por causa general no siempre puede alcanzar a estas co-
razonable y presentado por la comunidad o —en sas particulares.
nombre de ella— por quien tiene autoridad. Esto mismo establecieron con una ley los
Por eso los autores citados no niegan que sea Pontífices en el LIBRO 6.° DE LAS DECRETALES:
lícito recurrir en contra de la ley sino que se de esto parece deducirse que, sin necesidad de
refieren a la apelación, y ésta no la niegan en recurso en contra de una ley pontificia, ella
absoluto, pues REBUFFE dice expresamente: No misma, en virtud de esta otra, sin más, no obli-
hay apelación contra la ley cuando ésta ha sido ga en semejante caso. Con todo puede suceder
dada por uno contra quien no es lícito apelar, que el caso no sea tan claro y cierto que no
a saber, por un príncipe que no reconoce su- sea conveniente una nueva declaración del Pon-
perior. Por consiguiente piensa que por parte tífice; luego en ese caso el recurso es lícito y
de la ley no es imposible la apelación, pues si conforme al derecho.
ha sido dada por uno que tiene superior en la
misma esfera —es decir, en lo temporal o en
lo espiritual— y los subditos se sienten grava- 8. EN EL TIEMPO DEL RECURSO NO SE DEBE
dos, podrán apelar al superior, por ejemplo, al HACER NADA CONTRARIO A LA LEY; SI NO PUE-
Sumo Pontífice en contra del obispo; contra el DE EVITARSE ESO SIN INTRODUCIR GRANDES CAM-
mismo soberano ya no hay a quien apelar, pero BIOS O SIN PELIGRO DE GRANDE ESCÁNDALO, EN-
el recurrir a él no es imposible. TONCES, CONTANDO CON QUE LA INTERPRETA-
CIÓN D E L P O N T Í F I C E S E A B E N I G N A , N O S E JUZGA
Más aún, añade REBUFFE en el Tractatus Con-
cordatorum que, aunque no haya_ apelación en QUE LA LEY OBLIGUE.—Por último, parece que
contra de la concesión de una carta real o pa- la costumbre confirma suficientemente esta te-
pal, sí hay apelación contra su ejecución, o sea, sis. En efecto, sabemos que eso es lo que se
que se puede recurrir. Por consiguiente pode- practica en muchas provincias eclesiásticas y que
mos decir de la ley que, aunque propiamente no ello no les desagrada a los Pontífices cuando la
haya apelación contra ella, sin embargo se puede causa es razonable y el recurso se hace con la
recurrir contra su ejecución hasta tanto que el debida moderación y obediencia.
Papa sea informado. Tal vez este recurso no es tan ordinario tra-
tándose de las leyes civiles, porque éstas no son
7. Además, esto está en conformidad con el tan generales, y ordinariamente una sola y mis-
capítulo Si quando, en donde el Papa declara ma ley sólo se da para un reino o para provin-
que es lícito no ejecutar su rescripto —cuando cias muy semejantes en las costumbres civiles.
hay una causa verdadera y razonable— hasta Y tratándose de las mismas leyes pontificias,
que se le informe más. Lo mismo se dice en el tales recursos proceden de las provincias o rei-
capítulo Cum teneamur. nos más distantes de la sede romana, porque
Ni satisface la diferencia que se ha señalado más fácilmente se desconocen sus costumbres
porque, tratándose de la ley, puede haber la peculiares.
misma razón. Esto se ve demostrando esa mis- Finalmente, en tal caso y durante el tiempo
ma opinión con la razón: Por el mismo hecho que dura el recurso, se debe evitar todo peligro
de que la ley se da en general, fácilmente pue- de pecado. Por consiguiente, si durante ese
de suceder que no se ajuste a las costumbres o tiempo es posible no hacer nada contrario a la
disposiciones de todos los pueblos para los cua- ley del Pontífice aunque se suspenda su eje-
les se da. Esto puede suceder principalmente cución, hay que procurarlo por todos los mo-
con las leyes canónicas y pontificias, las cuales dos, porque así se evita más todo peligro y se
se dan para toda la Iglesia, pues la Iglesia abar- obedece a la ley de la manera que se puede.
ca distintos reinos y provincias que tienen dis- Pero si la suspensión de la ejecución no puede
tintas formas y maneras de vida. realizarse sin grandes cambios o sin peligro de
Por consiguiente, aunque tal ley normalmente escándalo, entonces, contando con que la in-
no resulte desajustada o demasiado dura para terpretación del Pontífice ha de ser benigna,
toda la Iglesia y por tanto con relación a toda se juzga que la ley no obliga por entonces, y
ella no haya lugar a recurrir, pero en uno u otro haciendo esa declaración con prudencia, cesa
reino o provincia puede resultar demasiado dis- también todo peligro de pecado.
Cap. XVI. Aceptación de las leyes canónicas 441
9. TERCERA TESIS.—Si LA MAYOR PARTE suelen distinguir: si la ley no se observa sabién-
HACE RESISTENCIA, SE INTRODUCIRÁ UNA COS- dolo el legislador, no se necesita ningún tiempo
TUMBRE CONTRARIA A LA OBLIGACIÓN DE LA fijo, pues no hay ninguna ley que lo ordene; así
LEY.—Tercera tesis: La ley canónica, si no es pues, basta un número de actos contrarios, prac-
aceptada por la costumbre y esa costumbre se ticados por la mayor parte de la comunidad,
tolera, termina por no obligar, y eso aunque tal que sea capaz de crear la conjetura de que el
vez al principio hubiese habido culpa en no legislador lo tolera; eso lo ha de determinar
cumplirla. un criterio prudente.
En este sentido tiene valor la opinión común
antes citada, y se encuentra en las DECRETALES, 11. Pero cuando el superior no lo sabe, al-
en donde se dice que una ley, aun después de gunos requieren el espacio de cuarenta años
recibida, puede ser abrogada por la costumbre para que a una ley se la pueda dar por dero-
de forma que no obligue; luego mucho más po- gada. La cita es de FELINO, que la toma de
drá la costumbre impedir que llegue a obligar, NICOLÁS DE TUDESCHIS.
ya que antes de ser aceptada tiene menor fir- Otros no exigen tiempo alguno sino sola-
meza, según el citado párrafo Leges. mente que los subditos no observen la ley con
La razón es que entonces es muy de presumir algunos actos que sean suficientes según un cri-
que el legislador condesciende y no quiere obli- terio prudente. Por consiguiente no establecen
gar a la comunidad con tanto peligro. diferencia alguna entre el caso en que el supe-
Lo mismo demuestra la práctica" de toda la rior lo sepa y el en que no lo sepa. Esto sostie-
Iglesia. Pero es preciso que esa costumbre tenga ne ENRIQUE DE SEGUSIO con FELINO y otros.
alguna causa razonable, como se dice en el cita- Se basan en que los subditos no pecan no acep-
do capítulo último y como se explicará después tando la ley desde el principio. Pero este argu-
más extensamente en su propio lugar. mento nosotros lo hemos rechazado.
Además es necesario y basta que no observe Por eso la opinión general afirma que basta
la ley la mayor parte del pueblo, pues si la y es necesario el espacio de diez años. Esta opi-
mayor parte la observa, aunque los otros no la nión la enseñan muchos autores que cita FELI-
acepten conserva su vigor. Es este un requisito NO, y les siguen el CARDENAL y JASÓN.
necesario para la costumbre, según se dirá des- Su argumento es que ese tiempo basta para
pués y según puede verse en NICOLÁS DE TU- que pueda decirse que la costumbre o prescrip-
DESCHIS y también en SAN ANTONINO y en ción es larga, según se expresan NICOLÁS DE
otros. Asimismo en el ABAD y en ÁNGEL DE TUDESCHIS y otros en general.
UBALDIS. Finalmente, menos tiempo se ha de exigir
Por la misma razón, al contrario, si la mayor para que una ley todavía no aceptada obligue
parte hace resistencia, introducirá una costum- que para que quede abrogada una ley que ha
bre contraria a la obligación de la ley, porque prescrito por la práctica; ahora bien, para esto
en las cosas morales el consentimiento de la último se requiere a lo más el espacio de cua-
mayor parte pasa por ser el de la comunidad, y renta años, según veremos después; luego para
por tanto basta para la costumbre. Véase el el otro efecto no se ha de exigir tanto tiempo;
DIGESTO, NICOLÁS DE TUDESCHIS y los otros luego bastan diez años: ningún otro tiempo pue-
antes citados. de prescribirse fundadamente.

10. DUDA SOBRE EL CONOCIMIENTO DEL 12. D I F E R E N C I A ENTRE L O S CASOS D E C O -


SUPERIOR.—Puede preguntarse cuánto tiempo NOCIMIENTO Y DESCONOCIMIENTO POR PARTE
es necesario para que la costumbre prevalezca DEL SUPERIOR CON RELACIÓN A LA NO ACEPTA-
contra la ley y si es preciso que el legislador sepa CIÓN DE su LEY.—Esta opinión, en cuanto a su
que la ley no se cumple, pues esto puede pa- primera parte de que no se requiere más tiempo
recer necesario para que se juzgue que consien- que el de diez años, en la práctica a mí me pa-
te. Así piensa a GLOSA DE LAS DECRETALES. rece cierta; en cuanto a la otra parte de que se
Sin embargo, es cosa cierta que no es nece- requieren diez años, aunque sea más segura no
sario que lo sepa el legislador. En esto están parece suficientemente fundada, y por tanto es
de acuerdo los autores que se van a citar ense- probable la opinión de FELINO y de ENRIQUE
guida, porque se trata de una cosa moralmente DE SEGUSIO los cuales aun entonces no requie-
imposible y al margen de la costumbre y de la ren un tiempo determinado sino únicamente la
práctica, como —y con más razón— aparecerá oposición con actos contrarios en número sufi-
por lo que diremos. ciente a juicio de personas prudentes.
Por eso, en cuanto al tiempo, los doctores Esta opinión se encuentra en la GLOSA DEL
Lib. IV. La ley positiva canónica 442
LIBRO 6.° DE LAS DECRETALES, en INOCENCIO CEN LA PROMULGACIÓN DE LA LEY LA CUMPLEN,
y en DOMINGO DE SAN GEMINIANO en cuanto ESTO BASTA PARA QUE OBLIGUE TAMBIÉN A LOS
que dice que para esta derogación basta la vo- QUE LA DESCONOCEN.—Puede preguntarse —por
luntad habitual del superior de no obligar en último— lo siguiente: Si la ley no se cumple
contra de la costumbre —sirvan de argumento porque el pueblo desconoce su promulgación
el LIBRO 6.° DE LAS DECRETALES y la AuTÉNTI- ¿basta esto para que deje de obligar?
CA De Fide iuss.—, pues aunque el superior Algunos responden que en ese caso se debe
desconozca cuál es la costumbre de los subditos, juzgar de los que desconocen la promulgación
siempre mantiene esa voluntad, y así no se re- conforme a la situación en que la ley se en-
quiere por parte de él un nuevo acto de consen- cuentra entre los que la conocen: si la mayor
timiento, y en consecuencia tampoco su cono- parte de los que la conocen la cumplen, esto
cimiento, luego tampoco un tiempo determi- basta para que obligue también a los que la des-
nado. conocen, y al revés, si la mayor parte de los
Prueba de esta última conclusión: No existe que la conocen no la cumplen, también queda
ninguna ley que prescriba ese tiempo de diez derogada para los que la desconocen.
años; tampoco es necesario por la naturaleza Esta opinión es verdadera cuando los que la
de la cosa; y la práctica parece ser contraria a desconocen y los que la conocen forman parte
ello, pues para juzgar que una ley no ha sido de un mismo cuerpo. La dificultad está cuando
aceptada, no suele esperarse a que pase ese todo un cuerpo político distinto de los otros
tiempo sino únicamente a que la mayor parte no ha conocido la promulgación de la ley y por
se haya opuesto con una costumbre suficiente: tanto no la ha cumplido durante el tiempo su-
luego esta opinión parece suficientemente segu- ficiente o practicando los suficientes actos con-
ra en conciencia y en la práctica. trarios.
Con todo, para ser consecuentes en la mane- En este caso responde AZPILCUETA que esa
ra de expresarnos, hay que señalar alguna dife- ley, a pesar del desconocimiento de ella, pierde
rencia entre los casos de conocimiento o desco- su fuerza, porque la razón por la cual deja de
nocimiento por parte del superior. Cuando el obligar no es el conocimiento y la voluntad ex-
superior conoce desde el principio que los sub- presa de no cumplir la ley —pues ésta más bien
ditos se oponen y no cumplen la ley y él disimu- podría ser un estorbo para ello, porque no es
la, es prudente juzgar que la ley queda re- digna de tal consideración —sino la costumbre
vocada inmediatamente después que aquél ha misma— y —llamémosla así— la prescripción.
tolerado algunos actos contrarios; en cambio, Digo sin embargo que una ley que no se ha
cuando el superior lo desconoce, es preciso que cumplido así, por puro desconocimiento, no es
la costumbre sea más larga, de tal manera que suprimida o revocada en sí misma sino que
sea ya prudente juzgar que la ley no es útil únicamente no obliga por entonces por razón del
para tal pueblo y por tanto sea justo presumir desconocimiento; en otras palabras: su no acep-
que el Pontífice o el superior la han revocado. tación ha sido puramente negativa, y tampoco se
puede decir que haya quedado suprimida. Por
13. Se puede además preguntar con AZPIL- eso, si después desaparece el desconocimiento,
CUETA si, una vez que la ley no ha sido cumpli- la ley quedará —con relación a ese pueblo—
da así durante un tiempo suficiente, se la ha en la situación en que estaría si entonces por
de tener por revocada y nula lo mismo que si primera vez hubiese sido publicada y promul-
no hubiese sido dada o hubiese sido revocada gada, y en consecuencia, si se dio en ese sentido,
directamente por el legislador: de lo dicho pa- entonces comenzará a obligar, según la doctrina
rece seguirse la afirmativa, puesto que decimos que se ha indicado antes.
que ya no se peca contra esa ley porque está
revocada.
Sin embargo a mí me gusta la solución de CAPITULO XVII
AZPILCUETA, el cual dice que no se ha de pen-
sar que esa ley haya sido anulada o derogada LAS LEYES CANÓNICAS ¿OBLIGAN
del todo, dado que si esa comunidad después EN CONCIENCIA?
cambiara de plan y su mayor parte comenzara
a aceptarla y cumplirla, en realidad comenzaría 1. GERSÓN LO NIEGA.—GERSÓN —cuya opi-
a verse obligada por tal ley sin necesidad de nión discutimos en los capítulos XVII y XVIII
que el legislador renovara su voluntad. Por con- del libro anterior— al decir que la verdadera
siguiente se debe decir que la ley quedó —como ley humana no obliga en conciencia, se refiere
quien dice— en suspenso, o que fue revocada manifiestamente no sólo a la ley civil sino tam-
no absolutamente sino mientras el pueblo per- bién a la eclesiástica, pues pone ejemplos de le-
sistiese en aquella costumbre. yes eclesiásticas y principalmente rechaza que su
14. S i LA MAYOR PARTE DE LOS QUE CONO- gran número y su rigurosa obligación sean ne-
Cap. XVII. Obligación en conciencia de las leyes canónicas 443
cesarios para la salvación eterna, como se ve que en conformidad con la regla religiosa; luego
por el séptimo corolario. tampoco los superiores eclesiásticos pueden man-
Sin embargo, eso puede tener el doble sen- dar nada si no es en conformidad con la ley de
tido que se explicó antes al tratar de la ley Cristo; luego no pueden dar leyes nuevas que
civil. obliguen en conciencia.
Uno es que la ley eclesiástica no puede crear A esto se responde fácilmente que también los
obligación sino únicamente explicar o proponer superiores religiosos pueden dar leyes nuevas
la que con certeza o probabilidad se deduce de que obliguen en conciencia, como se demuestra
los principios revelados. Este sentido es com- en el tratado especial del Estado Religioso.
pletamente falso, y mucho más falso tratándose Por consiguiente, más bien puede volverse en
de las leyes eclesiásticas que de las civiles, se- contra el argumento, porque en esto existe cier-
gún observó ALMAIN, según se prueba por lo ta correspondencia entre ambas clases de supe-
dicho en el libro anterior, y según se demos- riores —ya que ambos pueden mandar lo que
trará enseguida. es conforme a su fin y a su propia regla—, pero
El segundo sentido puede ser que, aunque las en absoluto existe una diferencia entre ellos, y
leyes eclesiásticas de hecho obliguen en concien- es que los superiores de la Iglesia pueden man-
cia, no se dice que obliguen en cuanto que dar lo que es a propósito para conseguir la sal-
son eclesiásticas o humanas sino en cuanto que vación eterna en conformidad con la regla o ins-
son de alguna manera divinas por deducción de titución que dejó Cristo, es decir, las que ayu-
algunos principios revelados. Entendido en este den en general a todos los fieles a cumplir la
sentido, el problema será puramente verbal; en ley de Cristo, que es el único camino de salva-
él tampoco es aceptable la manera de expresarse ción; en cambio los superiores religiosos pueden
de GERSÓN, como —y con más razón— se prue- mandar lo que sea a propósito para conseguir
ba por lo dicho en el libro 3.° además la perfección.
Pero como los caminos para la perfección son
2. TESIS AFIRMATIVA.—Digo —en primer muchos, cada instituto religioso tiene poder para
lugar— que la ley canónica o eclesiástica puede mandar conforme a su profesión y regla, porque
obligar y de suyo obliga en conciencia. Esta te- ese poder supone una profesión libremente se-
sis es cierta, y la enseñan todos loe doctores ca- guida y se acomoda a ella; por su parte el poder
tólicos: bastan los que se citaron antes en el eclesiástico se acomoda a la voluntad de Cristo,
capítulo XVII del libro 3.° y en los anteriores * de la cual nacieron tanto la institución y la pro-
capítulos. fesión de la religión cristiana como el poder que
Lo que allí se dijo sobre el poder legislativo le conviene y le corresponde.
de la Iglesia, prueba suficientemente esta ver-
dad, porque si el poder eclesiástico no pudiese 4. LA LEY ECLESIÁSTICA, SI SE DA EN TÉR-
imponer nuevas obligaciones sino solamente pro- MINOS ABSOLUTOS, DE SUYO OBLIGA BAJO PECA-
poner o explicar las divinas, sería únicamente un DO MORTAL.—Digo —en segundo lugar— que
poder declarativo de un derecho superior, pero la ley eclesiástica, si se da en términos absolu-
no un poder legislativo. tos, de suyo o por razón de su objeto obliga bajo
También —y con más razón— prueba esto reato de culpa mortal.
mismo todo lo que dijimos sobre la obligación Es esta una tesis común entre los doctores
de la ley civil. que cité en el capítulo XX del libro anterior y
Por último, esto se confirmará con mayor evi- también de ALMAIN, de NICOLÁS DE TUDES-
dencia con lo que vamos a decir enseguida. C H I S , de FELINO que cita a otros más, y en
En torno a esta tesis se podría discutir si la particular de la GLOSA DE LAS DECRETALES, de
obligación en conciencia se sigue siempre de la cual y del texto se deduce que los preceptos
toda ley eclesiástica aun cuando sea penal o se eclesiásticos sobre la simonía obligan bajo reato
funde en presunción. Pero estos problemas los de salvación eterna. Esto también lo observó
discutimos a propósito de la ley civil, y l o que en su comentario JUAN DE ANAGNI.
allí dijimos es común a toda ley humana en Puede probarse, primeramente —y con más
cuanto tal y por eso aplicable también a la ley razón— por todo lo que se dijo sobre la ley
eclesiástica; ni se ofrece nada nuevo o especial civil.
que añadir fuera de lo que diremos después so- Puede demostrarse —en segundo lugar— con
bre la ley penal. todos los textos y razones con que demostramos
el poder eclesiástico para obligar con leyes y
3. LOS SUPERIORES RELIGIOSOS, LO MISMO con penas espirituales, parte al principio de este
QUE LOS ECLESIÁSTICOS, PUEDEN DAR LEYES QUE libro y parte —con gran extensión— en el libro
OBLIGUEN EN CONCIENCIA.—Puede objetarse que De las Censuras.
los superiores religiosos no pueden mandar más En tercer lugar, ahora bastan las palabras de
Lib. IV. La ley positiva canónica 444
CRISTO N. SEÑOR: Quien a vosotros oye a mí rían malas si no estuviesen prohibidas, como
me oye, y quien a vosotros desprecia a mí me comer carne en tal tiempo, el que los clérigos
desprecia. Expresiones semejantes tiene SAN PA- o monjes estudien derecho civil, y cosas seme-
BLO en la carta a los Tesalonicenses, en la que jantes; luego esas cosas se prohiben no sola-
primero inculca los preceptos que ha dado y mente en cuanto a alguna circunstancia sino
después dice que quien desprecia esos consejos también —por decirlo así— en cuanto a su mis-
desprecia a Cristo; ahora bien, consta que des- ma sustancia.
preciar a Cristo no sólo es contrario a la con- Lo segundo, porque tratándose de las cosas
ciencia sino también pecado grave. que se mandan concretando el tiempo o el mo-
También hace al caso aquello de los H E C H OS do, de la manera dicha y en virtud del derecho
en que al precepto apostólico de abstenerse de eclesiástico se mandan o se prohiben más actos
sangre y de animales ahogados y a otros precep- que los que se mandarían por el derecho divi-
tos semejantes se les llama necesarios, se en- no, como se ve manifiestamente en el precepto
tiende para la salvación, según explican el CRI- de oír misa todos los días festivos y en el pre-
SÓSTOMO y otros; ahora bien, un precepto cuyo cepto de los clérigos de rezar las horas canó-
cumplimiento es necesario para la salvación, obli- nicas: de esos preceptos se sigue la obligación
ga bajo pecado mortal. Y que aquel fue un pre- bajo pecado mortal de practicar cada uno de
cepto positivo a propósito para aquellos tiempos, los actos importantes, como oír misa todos los
es opinión de SANTO TOMÁS con SAN AGUSTÍN: días festivos, ayunar todos los días señalados,
más tarde la examinaremos más despacio al tra- y rezar todos los días el oficio canónico, etc.
tar del cese de las prescripciones legales. Finalmente, porque la ley eclesiástica puede
Además consta que las leyes eclesiásticas mu- concretar el tiempo o los modos de practicar los
chas veces se dan bajo pena de excomunión ma- actos mandados por el derecho natural o divino
yor en que se incurrirá automáticamente; ahora de tal forma que el acto que es contrario a sola
bien, en tal excomunión no se puede incurrir si la ley eclesiástica, por la omisión de tal circuns-
no es pecando mortalmente, como doy por su- tancia sea pecado mortal.
puesto por el correspondiente tratado; luego es Luego la Iglesia puede sencillamente mandar
cosa cierta que tales leyes obligan en conciencia, bajo pecado mortal un acto honesto por lo de-
ya que su trasgresión no tiene lugar sin culpa más no necesario, si en tal ley concurren la ne-
grave. cesidad o utilidad y las otras condiciones nece-
Finalmente, por el común sentir de toda la sarias para una ley justa.
Iglesia y por la doctrina común de los Santos El antecedente aparece claro en el precepto
Padres consta que las leyes eclesiásticas sobre de la confesión anual, pues si uno la deja con
los ayunos, sobre la observancia de las fiestas y intención y propósito de confesarse en otro tiem-
otras semejantes, obligan de tal forma que su po elegido por él en el cual el derecho divino
trasgresión es un pecado que forzosamente hay obligaría de suyo, a pesar de ello pecará mortal-
que manifestar en la confesión: quien negase mente, como consta por el común sentir de la
esto sería hereje; luego tales leyes obligan de Iglesia, porque quebranta un precepto eclesiás-
suyo bajo pecado mortal, dado que sus trasgre- tico justo en una cosa muy grave aunque en ri-
siones voluntarias se deben manifestar en la gor no quebrante un precepto divino.
confesión como pecados mortales. Lo mismo sucede con el precepto de pagar
los diezmos si uno quebranta el precepto de la
5. En contra de esta tesis parece que habla Iglesia no dando la parte que le corresponde
principalmente GERSÓN en el lugar citado, en el con intención de cumplir de otra manera la ley
que indica que, tratándose de aquellas leyes y divina del sustento de los ministros. Y así en
casos, únicamente la ley divina es la que obliga otros casos.
y por la que se incurre en tal culpa: la ley La primera conclusión se prueba por la igual-
eclesiástica lo único que hace es interpretar la dad de la razón, la cual no es menor tratándose
ley y proponernos los tiempos y circunstancias de otros actos honestos que tratándose de estas
en que la ley divina obliga, como aparece cla- circunstancias.
ro en el precepto de la confesión o comunión.
De la misma manera interpreta los preceptos de 6. Si la idea de GERSÓN fuese únicamente
orar, de oír misa y semejantes. que la Iglesia nunca manda un acto honesto que
Pero esto, entendido como suena, no puede de alguna manera no esté mandado por el dere-
sostenerse con ningún argumento. cho divino al menos en general y prescindiendo
Lo primero, porque la Iglesia muchas veces del modo y circunstancias concretas, y que por
prohibe, incluso bajo censura de excomunión, tanto tales preceptos de la Iglesia siempre se apo-
cosas por lo demás tan indiferentes que no se- yan en el derecho divino o natural, no habría que
Cap. XVII. Obligación en conciencia de las leyes canónicas 445
discutir mucho con él, porque eso, en buen sen- tablece una regla general sobre las cosas que
tido, sería admisible; eso es poco más o menos de suyo o por razón de ellas mismas no son
lo que dice también SANTO TOMÁS. buenas ni malas y tampoco están fijadas por ins-
Pero eso no impide que sea sencillamente titución divina o por la profesión propia de
verdad que la ley eclesiástica obliga bajo pecado cada uno: Las cosas no mandadas es lícito ad-
mortal, de la misma manera que también obliga mitirlas o dejarlas; en cambio las cosas manda-
la ley divina positiva por más que también sus das no se dejan sin culpa ni se desprecian sin
preceptos sean concreciones de la ley natural. crimen: siempre el abandono es culpable y el
En esto no hay por qué discutir sobre las desprecio condenable. En estas palabras, al dis-
fórmulas una vez que anteriormente se demos- tinguir entre culpa y crimen, por crimen en-
tró que la obligación de las leyes humanas pro- tiende el pecado mortal y por culpa el venial;
cede inmediatamente de la voluntad humana en luego piensa que no se peca mortalmente contra
virtud del poder que le ha dado Dios; este poder los preceptos eclesiásticos a no ser por desprecio,
Dios lo ha dado de una manera especial y más y que en consecuencia tales leyes no obligan bajo
alta a los superiores de la Iglesia, y éstos lo ejer- pecado mortal de suyo sino sólo por razón del
citan con su voluntad humana dando leyes; por desprecio.
tanto es cosa cierta que la obligación procede de
esas leyes en cuanto que son humanas: así ha- 8. Otros doctores, siguiendo en parte esta
bla SAN PABLO al distinguir entre algunos pre- opinión, además del desprecio añaden la cos-
ceptos que se proponían como preceptos pro- tumbre: si se quebranta el precepto eclesiástico
cedentes del Señor y otros que mandaba él mis- por costumbre, el pecado será mortal, porque la
mo, no el Señor. costumbre lleva consigo un desprecio tácito; pe-
ro si no hay desprecio ni costumbre, no piensan
7. ALGUNOS QUE OPINAN QUE LA TRASGRE- que sea pecado mortal el obrar contra una ley
SIÓN DE LA LEY ECLESIÁSTICA NO ES PECADO eclesiástica.
MORTAL DE SUYO SINO SÓLO CUANDO SE COMETE Así ÁNGEL citando a RICARDO, que habla en
POR DESPRECIO DE LA LEY; OTROS AÑADEN QUE particular de la omisión del precepto de la
CUANDO ESO SE HACE POR COSTUMBRE.—ADE- misa. Lo mismo en parte piensa ENRIQUE. Tam-
más de GERSÓN suelen citarse otros que dijeron bién se cita a GUIDO DE BAYSIO, que nada dice
que el pecado contra la ley eclesiástica no es claramente. Asimismo ÁNGEL cita una GLOSA, a
mortal de suyo sino sólo cuando se comete por NICOLÁS DE TUDESC H IS, y ciertos textos jurídi-
desprecio de la ley. Eso es lo que sostuvo el cos en los que nada hallo que tenga que ver con
Coleccionador según la cita de ÁNGEL, y lo mis- el presente caso. Se aduce, finalmente, a G E -
mo piensa FELINO, y lo cita la GLOSA DEL D E - MINIANO.
CRETO. Esta únicamente dice que quien despre- Por último se añade una razón: que no es
cia la ley peca, pero que no peca quien no obe- verisímil que la intención de los superiores sea
dece a las leyes cuando dan un consejo. De estas obligar bajo pecado mortal cuando no se peca
palabras más bien se deduce que también peca contra sus leyes por costumbre, dado que por
quien no obedece a las leyes cuando dan un una o dos trasgresiones no se frustra del todo
precepto, aunque no tan gravemente como quien el fin de sus leyes. Al revés, como la costumbre
las desprecia. de pecar puede hacer que el fin del legislador
A la misma opinión se inclina TOMÁS DE V I O : se viole gravemente o se frustre del todo, por
éste no habla en general sino del precepto del eso puede suceder que por la costumbre de pe-
ayuno y de ciertos preceptos de los clérigos; sin car sea mortal lo que por lo demás no lo sería.
embargo, como existe la misma razón, lo mismo
parece pensar de los demás preceptos eclesiás- 9. Sin embargo, la primera opinión, en el
ticos, según se lo atribuye AZPILCUETA. sentido de un desprecio expreso, es improbable,
También parece favorecer a esta opinión SAN porque consta por inducción —conforme al sen-
BERNARDO, que, hablando de los preceptos po- tir general de la Iglesia-— que se peca mortal-
sitivos de los superiores —que llama artificia- mente al quebrantar muchas leyes eclesiásticas,
les—, dice que imponen una obligación muy dis- como la del ayuno, la de la misa, la de la comu-
tinta de la que imponen los preceptos naturales, nión, la de la confesión y otras semejantes aun-
a pesar de que, dice, no pueden dejarse sin culpa que no haya ningún otro desprecio sino sola la
ni despreciarse sin crimen. Y después: El man- omisión voluntaria.
dato expone a pecado, aunque no a pecado En segundo lugar, por una sola trasgresión
grande si no hay desprecio: habla de una misma como esa, algunas veces se incurre en excomu-
clase de mandato. Por eso en el capítulo 12 es- nión mayor aunque se cometa no por desprecio
Lib. IV. La ley positiva canónica 446
sino sólo por quererlo, como muy bien observó que de éstos parece hablar cuando dice que al
SILVESTRE y consta por el tratado De las Cen- quebrantarlos no se comete crimen grave si no
suras. Luego es cosa clara que para pecar mor- hay desprecio.
talmente contra tal ley no es necesario el des- Esto es tal vez lo que quiere decir SILVESTRE
precio. cuando dice que SAN BERNARDO habla de man-
Además, esto mismo se probó antes a pro- datos, no de preceptos.
pósito de las leyes civiles; luego mucho más val- 12. Con esto queda también claro lo que
drá esa prueba tratándose de las leyes eclesiás- se debe pensar de la segunda opinión. En pri-
ticas. mer lugar, es falso que para pecar mortalmente
Por último, la razón es clara: un precepto de contra las leyes de la Iglesia sea necesario el
la Iglesia, supuesta la capacidad de la materia, desprecio o la costumbre, pues en un solo acto
de suyo crea obligación grave; luego para pecar u omisión aislada hay muchas veces pecado mor-
mortalmente basta trasgredirlo deliberadamente tal, como se prueba por inducción y por las
sin necesidad de desprecio. razones aducidas. Eso mismo consta por los
La opinión contraria no cuenta con ningún efectos, pues muchas veces por un solo acto u
argumento al cual no se haya respondido con omisión aislada se incurre en excomunión ma-
lo dicho ahora aquí y antes a propósito de las yor, según decía antes. Luego basta que se viole
leyes civiles. el precepto en materia grave aunque no se des-
10. Únicamente el texto de SAN BERNARDO truya del todo su fin por lo que toca a los otros
se presenta difícil, pues no parece referirse sólo actos que después pueden practicarse, lo cual
a los preceptos de cosas ligeras sino en general es accidental.
a los preceptos positivos, ya que habla de todos Más aún, añado que la costumbre a veces
los que admiten dispensa de parte de los supe- puede aminorar el pecado en cuanto que dismi-
riores, todos los cuales él tiene por leves. Ade- nuye la libertad, aunque por otra parte puede
más establece la regla general sobre los precep- aumentarlo aumentando el elemento voluntario
tos artificiales distinguiéndolos de los naturales si ella misma es voluntaria; pero este aumento
que de suyo imponen obligación, y después aña- nunca puede crecer hasta el infinito convirtien-
de la regla general de todas las cosas que de do el acto pecaminoso de venial en mortal, si
suyo no son ni buenas ni malas. por parte del objeto y de las circunstancias los
11. Esto no obstante, creo que la intención demás elementos son iguales, según se demos-
de SAN BERNARDO no fue hablar de todos los tró en el capítulo XXIV del libro anterior.
preceptos positivos, porque además de las co- Allí discutimos también si violar una ley por
sas que son buenas o malas de suyo, pone las desprecio es siempre pecado mortal, y la doctri-
que lo son por institución divina o las que están na que se dio allí es común a todas las leyes
fijadas por la profesión propia de cada uno, y eclesiásticas; más aún, tratándose de éstas hay
piensa que en todas ellas se peca no sólo por mayor razón para que sea aplicable a ellas, y
desprecio sino también por abandono. Ahora nada se ofrece que añadir ahora.
bien, los preceptos que están fijados por la pro-
fesión propia de cada uno son positivos y hu-
manos, ya que por ellos entiende las constitu- CAPITULO XVIII
ciones más importantes de cada instituto religio-
so; y también los preceptos eclesiásticos puede ¿CUÁNDO LA LEY ECLESIÁSTICA OBLIGA BAJO
decirse que están fijados por la profesión cris- PECADO MORTAL? CRITERIO PARA CONOCERLO
tiana.
Por consiguiente, parece que por preceptos 13. TRES CONDICIONES PARA QUE LAS LEYES
artificiales entiende esos estatutos más leves de POSITIVAS OBLIGUEN BAJO PECADO MORTAL:
los institutos religiosos que versan sobre cosas MATERIA GRAVE, PALABRAS O SEÑALES PRECEP-
de menor importancia, según él mismo lo da a TIVAS, INTENCIÓN DEL QUE MANDA. ES COSA
entender con ejemplos diciendo: A estos digo cierta que la ley eclesiástica, aun dada de una
que pertenecen v. g. la prohibición de reírse o manera absoluta, no siempre obliga bajo pecado
la orden de guardar silencio. A estas cosas las mortal sino a veces bajo venial, ya que, en ma-
llama dispensables, sea por antonomasia, porque teria de cualquier virtud, la obligación puede
se dispensa de ellas fácilmente —a las otras de ser grave y leve según la capacidad de la mate-
mayor importancia en los institutos religiosos ria; luego lo mismo sucede en materia de ley
se las tiene por inmutables según el lenguaje or- eclesiástica. Además, en esto la razón es la mis-
dinario—, sea ciertamente porque de ordinario ma para la ley eclesiástica que para la civil.
por tales estatutos o reglas sólo se ordena que Por consiguiente, así como antes pusimos va-
no se haga esto o aquello sin licencia del supe- rias condiciones que se requieren para que la
rior: por esta licencia como que se dispensa fá- ley civil obligue bajo pecado mortal, a falta de
cilmente, y por eso a esos preceptos los llama las cuales a lo sumo obliga bajo venial aunque
artificiales porque se cambian fácilmente. Así sea una ley absoluta y verdadera, lo mismo se
Cap. XVIII. ¿Obligación bajo pecado mortal? 447
debe juzgar de la ley eclesiástica, pues en esto Tal se juzga también que es la forma de man-
—según he dicho— la razón es la misma. dar en virtud de obediencia, la cual es más fre-
Tres dijimos que eran las condiciones necesa- cuente emplearla en los institutos religiosos,
rias para que una ley positiva obligue bajo pe- pero que a veces también emplean los Pontífi-
cado mortal: gravedad de la materia, palabras ces. Por esa misma práctica consta que ese es
o señales preceptivas, intención del que manda. el sentido en que se añade esa fórmula. Más aún,
Acerca de ellas casi nada se ofrece que añadir en los institutos religiosos, según la práctica ge-
a lo que dijimos sobre la ley humana civil, pero neral, no se entiende que se imponga un pre-
se debe aplicar aquí todo lo que se dijo enton- cepto riguroso más que cuando se añaden esas
ces, sobre todo lo referente a la tercera condi- palabras u otras semejantes o cuando se impone
ción de la intención del legislador y a la primera una censura grave, conforme a lo que vamos a
de la necesidad de materia grave y del criterio decir enseguida.
para conocerla. Finalmente, también las palabras mandamos
Sobre esta condición puede añadirse que la estrictamente se juzga que implícitamente signi-
materia de la ley eclesiástica es por su naturale- fican eso mismo, ya que esa ponderación no se
za más espiritual y que se ordena a un fin más añade sin causa, y en rigor indica que el supe-
alto, y que por tanto es más fácil y más frecuente rior quiere obligar con toda su autoridad.
que la materia de las leyes eclesiásticas sea gra- El segundo modo de indicar gravedad es aña-
ve aunque no raras veces resulte también leve diendo alguna censura grave, pena que única-
en su esfera. mente pueden imponer las leyes eclesiásticas.
Sobre esto hay que observar también que el Y aunque también tratándose de las leyes civi-
criterio para apreciar la gravedad de la materia les una pena grave indica gravedad de la obliga-
es distinto según que se trate de las leyes ge- ción de la ley —según vimos antes— y en esto
nerales de la Iglesia, nacidas únicamente de la coinciden de alguna manera ambas clases de le-
autoridad, o de los preceptos de los institutos yes, sin embargo las censuras tienen de particu-
religiosos, los cuales se basan no sólo en la au- lar que son penas espirituales y muchas veces
toridad sino también en el voto de obediencia. no suelen o quizá no pueden contraerse si no
Por consiguiente, puede suceder que una ma- es por un pecado mortal.
teria que, considerada en sí misma, no sería gra- Por consiguiente, cuando la pena o censura
ve desde el punto de vista exclusivo de la au- es tal y se impone al trasgresor de tal ley, es
toridad y del gobierno general de la Iglesia, sea evidente que la violación de esa ley es pecado
grave en cuanto sujeta a tal voto y desde el pun- mortal —si no yerra el poder de las llaves— y
to de vista del fin de tal estado, como dijimos que en consecuencia tal ley obliga de suyo bajo
más largamente en el tratado del Estado Reli- pecado mortal, dado que su trasgresión hace al
gioso. trasgresor digno de tal censura.
14. Sobre la tercera condición del sentido 16. LA EXCOMUNIÓN MENOR NO ES SEÑAL
de las palabras, antes distinguimos entre pala- SUFICIENTE DE OBLIGACIÓN GRAVE; NO ASÍ LA
bra suelta y frase. Sobre la palabra suelta nada MAYOR QUE IMPONE EL DEREC H O MISMO O QUE
se ofrece que añadir porque tampoco tratándose SE H A DE IMPONER ENSEGUIDA SIN PREVIO AVI-
de estas leyes existe ninguna palabra que la prác- SO: OTRA COSA ES CUANDO SE REQUIERE ESE AVI-
tica o el estilo jurídico hayan señalado o aplica- SO.—Al punto surge el problema de qué censu-
do para significar obligación bajo pecado mor- ra es señal suficiente de tal obligación. Pero esto
tal. Si alguna existiese, sería ante todo la pala- pertenece al tratado de las censuras y de la
bra mandamos u otra equivalente; pero ésta, irregularidad, en el que se discutió ampliamen-
aunque indica fuerza preceptiva y obligación en te; por eso ahora vamos a despacharlo breve-
conciencia, pero no que sean bajo pecado mor- mente.
tal, a no ser acompañando a la gravedad de la En primer lugar, sobre la excomunión, si es
materia, la cual siempre se ha de tener en cuen- menor, es cosa cierta que, de cualquier manera
ta. Así explicamos antes la CLEMENTINA Exivit que se imponga, no es señal de suyo suficiente
de Verb. signific. y el capítulo Exiit en el mismo de obligación bajo pecado mortal, porque en tal
título del LIBRO 6.° DE LAS DECRETALES. excomunión frecuentemente se incurre por cul-
15. PALABRAS QUE INDICAN OBLIGACIÓN pa venial.
GRAVE.—Sobre las frases, dos modos de indicar La excomunión mayor se impone de dos ma-
esta obligación pueden anotarse como peculiares neras, a saber, o imponiéndola el derecho mis-
y propios de las leyes eclesiásticas. mo, o habiéndola de imponer los hombres. De
Uno es cuando se añaden palabras que expresa la primera es cosa cierta que indica obligación
o implícitamente añaden la conminación de pena bajo pecado mortal, porque se incurre en ella
eterna. Tal sucede cuando se añade bajo amena- automáticamente en virtud de la trasgresión de
za de muerte eterna o quien esto hiciere incurra tal ley, y por otra parte —como es sabido— no
en la maldición divina o en la indignación de se incurre en ella más que por pecado mortal.
San Pedro y San Pablo. Acerca de la segunda se discute.
Lib. IV. La ley positiva canónica 448
Muchos piensan que aun entonces es señal su- la ley, considerada en sí misma, obligue bajo
ficiente de que la ley obliga bajo pecado mortal. pecado mortal, porque puede suceder que, an-
Así SAN ANTONINO citando a JUAN DE ÑAPÓLES, tes del aviso del superior, tal trasgresión no sea
y le siguen SILVESTRE, ÁNGEL y TOMÁS DE V I O . pecado mortal. En efecto, aunque sea necesario
Otros juzgan que cuando la ley se da sola- que, después del aviso del superior, la contu-
mente bajo una excomunión que han de imponer macia en tal trasgresión sea pecado mortal para
los hombres, no es señal suficiente de obligación que el trasgresor merezca la excomunión, sin
bajo pecado mortal. Esta opinión la juzga pro- embargo de ahí no puede deducirse que la ley,
bable el antes citado SAN ANTONINO, y lo mis- considerada en sí misma, obligue bajo pecado
mo piensa ARMILLA, pues sólo juzga que la pri- mortal, porque la culpa crece mucho por la des-
mera opinión es más segura, y en favor de ésta obediencia y por la contumacia contra el aviso
cita a TOMÁS DE V I O ; también suele citarse a del superior, pues lleva consigo mayor despre-
DRIEDO, y puede citarse a AZPILCUETA, pues cio no sólo de la ley sino también del superior,
éstos siguen a TOMÁS DE VIO. desprecio que completa la causa de tal excomu-
nión. Este fue el pensamiento de TOMAS DE V I O
17. La verdad es que acerca de la excomu- en el pasaje citado,, así lo interpretó también
nión que han de imponer los hombres hay que AZPILCUETA, y sin duda no fue otra cosa lo que
hacer una distinción, pues puede imponerse de pensó DRIEDO.
dos maneras. ¿Cuándo una ley que impone una excomu-
La primera, de forma que la ley lleve consi- nión que han de dar los hombres, requiere des-
go un aviso suficiente, de tal manera que por pués el aviso del hombre o ella lo da por sí
su trasgresión, inmediatamente, sin previo aviso misma? Aunque algunos dicen que tal ley nun-
del hombre, pueda fulminarse excomunión ma- ca requiere el aviso del hombre si no lo dice
yor contra los trasgresores. Entonces es muchí- expresamente, yo suelo establecer como norma
sima verdad que la excomunión que se ha de lo contrario, a saber, que siempre se ha de en-
imponer de esta manera es señal de que la ley tender que la ley exige que vaya por delante el
obliga bajo pecado mortal, pues si el trasgresor aviso si ella no lo excluye abiertamente. Lo pri-
puede ser excomulgado inmediatamente, se su- mero, porque esta interpretación es más suave,
pone que en aquella trasgresión pecó mortal- y por tanto se ha de preferir tratándose de una
mente; luego se supone que la ley obliga bajo ley penal; lo segundo, porque es más conforme
pecado mortal.. al derecho, ya que la excomunión exige que haya
Esto piensan también los autores que de una aviso previo del hombre cuando la ley misma
manera absoluta y sin hacer distinciones dicen no lo hace expresamente; y lo tercero, porque,
que la pena de excomunión que impone la ley según la práctica general, así parece que se en-
es señal de obligación bajo pecado mortal: tales tienden semejantes conminaciones de las leyes.
son MEDINA, GASTRO, COVARRUBIAS y AZPIL- Esto parecen suponer los autores de la pri-
CUETA, ya que estos autores suponen que la pa- mera opinión, y por eso dijeron que en virtud
labra excomunión, puesta así sin más, se refiere de tal censura no se deduce suficientemente que
a la excomunión mayor, como consta por el de- la ley obligue de suyo bajo pecado mortal, se
recho; y dicen que la ley la impone cuando sola entiende por lo regular y si la ley misma no
la trasgresión de la ley basta para incurrir en declara que se imponga la excomunión sin pre-
ella, ya sea que la imponga inmediatamente la vio aviso.
ley misma, ya la impongan los hombres en vir-
tud de la trasgresión de la ley, pues esta dife- 1 9 . L o MISMO A SU MANERA SE DEBE DECIR
rencia importa poco ahora, dado que en las dos DE LA SUSPENSIÓN Y DEL ENTREDICHO MAYOR
maneras se ha de suponer necesariamente que Y MENOR. LA IRREGULARIDAD ES SEÑAL DE
ha habido culpa mortal para que pueda impo- OBLIGACIÓN GRAVE.—Por lo dicho se ve lo que
nerse tal censura. se ha de decir de las otras dos censuras, a saber,
la suspensión y el entredicho. CASTRO y MEDI-
18. Otra manera tiene la ley de imponer una NA niegan en absoluto que estas dos censuras
excomunión, no sólo no haciendo incurrir en sean señal suficiente de culpa mortal y consi-
ella automáticamente, pero ni siquiera avisando guientemente de que una ley obligue bajo pe-
suficientemente al subdito con relación a tal cen- cado mortal. Lo contrario juzgan ÁNGEL, SIL-
sura, sino más bien exigiendo que el superior le VESTRE, ARMILLA, y otros.
avise, de tal manera que, si después de ese aviso Yo por mi parte, en materia de suspensión
el subdito trasgresor de la ley todavía continúa distinguí entre suspensión mayor y menor, lo
en su contumacia, sea excomulgado. mismo que en materia de- excomunión. Pues
En ese caso la excomunión que se ha de im- bien, si la suspensión es mayor —«s decir, total
poner en esa forma no es señal suficiente de que o parcial— con relación a algún cargo u oficio
Cap. XIX. ¿A quiénes obligan las leyes eclesiásticas? 449
de importancia, es señal de obligación grave y ce— habitualmente no sean subditos, y al revés,
bajo pecado mortal, pues no sería justo imponer que no alcanza a los que se encuentran fuera del
una pena-tan grave por una culpa leve; pero si territorio aunque por lo demás sean subditos
la suspensión es menor, se puede a veces incu- habitualmente.
rrir en ella por una culpa leve, y así no puede Estos problemas, en su aplicación particular
ser señal suficiente de obligación bajo pecado a las leyes eclesiásticas, los discutí también en
mortal. el tomo 1.° de la Religión al tratar de los días
La mismo correspondientemente se ha de festivos y en el tomo 5.° de las Censuras, disp. 5,
decir del entredicho: también a él es aplicable sect. 4 y 5. También el problema de si al supe-
esa distinción, como doy por supuesto por el rior le obligan las leyes, es común a los supe-
correspondiente tratado. Pero me refiero al en- riores y legisladores eclesiásticos e incluso al
tredicho en cuanto que es verdadera pena res- Sumo Pontífice. Por consiguiente, sólo queda
pecto del que dio causa para el entredicho, pues hacer unas pocas observaciones propias de las
en este sentido no se impone sin grave culpa de leyes eclesiásticas sobre las personas inferiores
aquel a quien personalmente y en particular se a las que suelen obligar las leyes.
le pone en entredicho. Y aunque el entredicho
general suele afectar a personas inocentes, por- 2. LAS LEYES ECLESIÁSTICAS OBLIGAN A T O -
que no es verdadera pena respecto de ellas sino DOS Y A SOLOS LOS BAUTIZADOS, AUN A LOS H E-
de aquel que dio causa para él y por cierta re- REJES, YA QUE TIENEN COMO BASE DE SU SUJE-
dundancia y por la unión moral redunda sobre CIÓN E L CARÁCTER BAUTISMAL.—Decimos —en
los otros, pero de eso se deduce con mayor evi- primer lugar— que es propio de las leyes ecle-
dencia que tal entredicho no puede imponerse siásticas obligar sólo a los hombres bautizados,
si no es por culpa grave de alguno. pero no a los infieles no bautizados aunque vi-
Finalmente, acerca de la irregularidad, esta van entre cristianos y estén sujetos a príncipes
doctrina propiamente no es aplicable a ella, por- cristianos.
que la irregularidad no es una censura; sin La razón es que los infieles no son miembros
embargo, como es gravísima y espiritual a su de la Iglesia ni pertenecen a la comunidad ecle-
manera, juzgo que cuando es penal, es señal de siástica, y por eso, aunque puedan obligarles las
obligación grave. leyes civiles o las de sus príncipes infieles en sus
Tampoco es aplicable a ella la distinción de reinos o las de los príncipes cristianos en cuanto
mayor y menor, pues toda irregularidad que sea que pueden ser miembros de un estado político
sencillamente tal es grave y causa perjuicio gra- y estar sujetos en lo temporal a príncipes cristia-
ve, y por tanto, si es pena, es pena grave y por nos, sin embargo las leyes de la Iglesia no les
consiguiente es indicio de que la obligación de obligan, porque ni son miembros de la Iglesia
la ley es grave y grave su trasgresión cuando en cuanto Iglesia ni hay base para que estén su-
esa misma ley la impone por ella. He dicho si es jetos a la jurisdicción eclesiástica.
pena porque la irregularidad que significa sólo Se dirá que, en consecuencia, tampoco a los
una falta de 'dignidad, requiere que haya causa herejes les obligarán estas leyes, porque tam-
pero no precisamente culpa, y por eso ahora poco ellos son miembros de la Iglesia ni tienen
no la tomamos en consideración. la base de la fe sin la cual no pueden cumplirse
de verdad y con fruto los preceptos eclesiásticos,
los cuales se ordenan a la salvación del alma y
CAPITULO XIX al culto de Dios.
Respondo negando la conclusión, gorque da-
¿A QUÉ PERSONAS OBLIGAN LAS LEYES mos por supuesto que se trata de herejes bauti-
ECLESIÁSTICAS? zados —que en su sentido más general se pue-
den llamar apóstatas—, ya sea que hayan pasado
1. GENERALIDADES SOBRE LAS LEYES CIVI- al judaismo, al paganismo o a una herejía pro-
LES Y CANÓNICAS.—Esta materia la discutimos piamente dicha. Negamos, pues, la conclusión
ampliamente al tratar de la ley civil en el libro con relación a todos ellos, porque están verda-
anterior a partir del capítulo XXV, y todo lo deramente sujetos a la jurisdicción eclesiástica:
que se dijo allí es —en general— común a la en efecto, conservan el carácter bautismal, que
ley humana y por consiguiente también aplica- es la base de esa sujeción. Y aunque en la
ble a la eclesiástica. situación en que ahora se encuentran no son
Tal es que obliga a todos y a solos los sub- sencillamente miembros, sin embargo algún
ditos a los que se dirige; que esta obligación tiempo lo fueron, y contra el derecho adquirido
alcanza a los que se encuentran en el territorio de la Iglesia la abandonaron separándose de
aunque permanentemente y —como quien di- ella, y siempre pueden ser forzados a volver a
Lib. IV. La ley positiva canónica 450
ella, porque siempre conservan en sí la señal de 4. De la misma manera se prueba fácilmente
la autoridad eclesiástica y por razón de ella son la segunda parte, porque las leyes eclesiásticas
como miembros incoados de la Iglesia. pueden obligar a los clérigos y a los seglares,
De eso se sigue que sus preceptos les obligan y no sólo a los inferiores sino también a los
y que no observándolos pecan contra ellos. Nada superiores, ni sólo a los seglares sino también a
importa que no tengan fe, sin la cual esos pre- los religiosos; luego esta universalidad la tie-
ceptos no pueden cumplirse, porque pueden te- nen ante todo las leyes pontificias con la misma
ner fe y de ellos depende el no tenerla, y por eso limitación, a saber, de suyo y si el Pontífice mis-
no quedan excusados por este capítulo. ¡Tam- mo no las limita, porque el poder es universal
poco el pecador que carece de gracia está excu- y ningún bautizado está exento de él.
sado de la obligación del precepto de la comu- Pero esto siempre se entiende según lo que
nión, porque puede disponerse para la gracia! la materia exija, porque no todas y cada una
Aparte que muchos preceptos eclesiásticos pue- de las leyes eclesiásticas o pontificias obligan a
de sustancialmente cumplirlos el hereje que per- todos los fieles; más aún, son pocas las que
manece en ese estado: puede ayunar, pagar los obligan así, a saber, las que se refieren al estado
diezmos, y otros semejantes. general de los cristianos y viadores, a los cuales
3. LAS LEYES PONTIFICIAS OBLIGAN A T O - dirigen a la vida eterna. Otras muchas han sido
DOS LOS CRISTIANOS EN TODAS PARTES; LO MIS- hechas para los diversos estados de los cristia-
MO LOS CÁNONES DE LOS CONCILIOS SI ESTÁN nos, y así las leyes pontificias, como tales, se
APROBADOS POR EL PAPA.—Debemos decir —en refieren a todo, pero no cada una de ellas a
segundo lugar— que las leyes pontificias de todos sino unas a unos y otras a otros.
suyo obligan a todos los cristianos adultos que Eso hay que entenderlo también de los esta-
vivan en cualquier parte del mundo y de cual- dos eclesiásticos o de alguna manera espirituales
quier estado y condición que sean. por su materia y por su fin. En efecto, si los
También en esto existe una gran diferencia cristianos se toman políticamente y en cuanto
entre las leyes eclesiásticas y las civiles: ley civil ciudadanos, propiamente —según dijimos an-
no hay ninguna que obligue a todo el mundo, tes— no están sujetos a las leyes eclesiásticas.
como se probó en el libro anterior, ni tampoco Por consiguiente, aunque digamos con toda ver-
obligan a todos los estados humanos, pues pue- dad que las leyes eclesiásticas obligan a los hom-
den no obligar a los clérigos más que en cuanto bres de cualquier estado, sin embargo también
lo permiten los cánones, y al menos al Sumo decimos con toda verdad que las leyes eclesiás-
Pontífice de ninguna manera pueden obligarle; ticas no pueden disponer absolutamente de to-
en cambio las leyes canónicas por su misma na- dos los estados humanos, como aparece claro en
turaleza son capaces de ambos efectos. lo que toca al estado meramente temporal y
Prueba de la primera parte: el poder del civil.
Pontífice es universalísimo sobre toda la Iglesia; 5. LAS LEYES DE LOS OBISPOS O SINODALES
ahora bien, la Iglesia de suyo abarca a todo el OBLIGAN A TODOS DENTRO DEL TERRITORIO,
mundo; luego también el poder del Pontífice; PERO NO FUERA; LO MISMO LAS LEYES DE
luego también las leyes que de él proceden. LOS CONCILIOS PROVINCIALES.—Debemos decir
Con esto se ve que es esta una propiedad pe- —en tercer lugar— que las leyes de los obispos
culiar de las leyes pontificias, porque el poder o sinodales, aunque no obliguen en todas par-
universal es peculiar del Papa. Sin embargo, en- tes, sin embargo dentro del territorio pueden
tre esas leyes contamos los cánones de los con- de suyo obligar a los hombres de cualquier es-
cilios generales, porque también esos cánones tado.
los aprueban los Pontífices y precisamente por
La primera parte es clara, porque fuera del
esa razón tienen fuerza obligatoria; y por la
territorio se puede desobedecer impunemente a
misma razón podemos incluir entre ellos los cá- la autoridad, según el DIGESTO y el LIBRO 6.°
nones de los concilios provinciales si han sido DE LAS DECRETALES.
aprobados por los Pontífices de tal forma que
están insertos en el cuerpo de las DECRETALES Asimismo, la segunda parte es cierta, porque
o han sido aceptados de alguna manera para el obispo es pastor general en su diócesis y a
t*da la Iglesia y le han sido propuestos sufi- él le están sujetos todos los hombres de cual-
cientemente a ésta. quier estado; luego a todos puede obligarles con
Por eso he dicho que las leyes pontificias sus leyes en la materia correspondiente a cada
obligan de suyo en todas partes, porque pue- uno y sujeta a su poder, según se ha dicho.
den también los Pontífices darlas para determi- Además, en todo aquello que no es exclu-
nadas provincias o reinos, y entonces, por in- sivo del Sumo Pontífice, los obispos pueden en
tención de ellos, la obligación quedará limitada sus diócesis cuanto puede el Pontífice en toda
conforme al tenor de la ley. la Iglesia; luego así como las leyes pontificias de
Cap. XX. Las leyes sinodales ¿obligan a los religiosos exentos? 451
suyo obligan en toda la Iglesia a los hombres su estado y en que los religiosos tienen sus pro-
de todos los estados, así las leyes sinodales obli- pias cargas, como ayunos, etc., y no se les
gan a todos dentro del propio territorio. debe gravar más con las leyes sinodales comu-
Sobre esto enseguida surge el problema de si nes, de la misma manera que las leyes o esta-
esto hay que entenderlo de todos los que por tutos de los religiosos no obligan a los seculares.
lo demás son subditos o que tienen domicilio Otros piensan que los religiosos están obli-
allí, o también de los extraños que viven allí gados a observar las leyes de los obispos, dado
por poco tiempo. Pero este problema se discu- que no están exentos de la ley de la jurisdicción
tió ya suficientemente en los pasajes que se han de los obispos. Así piensan las GLOSAS y los
citado al principio de este capítulo. doctores que se van a citar enseguida.
Estos suponen que la ley de los obispos es
6. Entre las leyes de los obispos incluimos doble: una la ley de la jurisdicción; y otra la
también las leyes de los concilios provinciales ley diocesana estrictamente dicha, pues a veces
con relación al territorio o a toda la provincia la ley diocesana suele entenderse en un sentido
a la cual pertenece el concilio, porque la razón amplio por todo el derecho episcopal —como en
—como es claro— es la misma. el capítulo Audistis— y entonces incluye la ley
Más aún, la tesis puede aplicarse correspon- de la jurisdicción: en sentido estricto es distinta
dientemente, con relación a sus subditos y en su y se diferencia de la ley de la jurisdicción, como
debido tanto, a todos los superiores y comuni- en el capítulo Dilectus y 10. q. 1 en la Suma,
dades eclesiásticas que tienen poder legislativo. y cap. I, en donde se dice que los religiosos es-
En efecto, las leyes de cada superior obligan de tán exentos de la ley diocesana y se supone que
suyo dentro de su esfera a todos los que caen no están exentos de la ley de la jurisdicción.
dentro de ella, porque todos están sujetos a él. Luego, perteneciendo el legislar a la ley de la
Pero en esto hay que observar una diferencia jurisdicción, se concluye que los religiosos no
entre el Pontífice y los prelados inferiores: que están exentos de los preceptos de los obispos.
del poder del Pontífice nadie puede estar exen-
to, en cambio del poder dé cualquier prelado 2. LA LEY DE LA JURISDICCIÓN CONSISTE EN
inferior a él el Pontífice puede eximir a muchos ACTUAR O GOBERNAR, LA DIOCESANA EN RECI-
y, supuesta esa exención, las leyes de los obis- BIR.—Para comprender esta opinión, es preciso
pos podrán no obligarles, y así en la tesis debe adelantar algunas ideas sobre esa distinción,
sobreentenderse que las leyes sinodales obligan a pues en el derecho no se explica suficientemente
todos si no lo impide quien sea superior a ellas, el significado de esos términos.
pues así como, tratándose de la norma de que Las GLOSAS de los textos jurídicos citados los
el obispo puede en su obispado cuanto puede explican en el sentido de que la ley de la juris-
el Pontífice en toda la Iglesia, se sobreentiende dicción es aquella que consiste en actuar, go-
la condición A no ser que se le prohiba, así bernar o administrar, y la diocesana la que con-
en esto hay que sobreentender una condición siste en recibir, es decir, la que determina sobre
semejante. lo que se ha de dar al obispo y lo que se ha
de recibir de él.
Esto lo explican con los siguientes ejemplos:
CAPITULO XX a la ley de la jurisdicción pertenece todo lo que
se hace en torno a los juicios, como la citación,
¿OBLIGAN LAS LEYES SINODALES el examen de la causa, la sentencia, el castigo
A LOS RELIGIOSOS EXENTOS? o la absolución, según se deduce de aquel texto:
por consiguiente, también todas las cosas que
1. O P I N I Ó N NEGATIVA.—SE FUNDA NO EN se refieren al gobierno de la diócesis pertenece-
LA EXENCIÓN DE LOS RELIGIOSOS SINO EN LA DI- rán a esa ley, y consiguientemente también
VERSIDAD DE SU ESTADO Y EN QUE LOS RELIGIO- pertenecerá a esa misma ley el crear estatutos y
SOS TIENEN SUS CARGAS PROPIAS. Algunos lo leyes.
niegan en absoluto. Se cita al PALUDANO; Añade también aquella GLOSA que a la ley de
pero él se refiere a la costumbre, aunque la la jurisdicción pertenece además la administra-
razón parece la misma, porque la fuerza de la ción de los sacramentos, la consagración de las
costumbre es tan grande como la de la ley, según iglesias, la bendición del crisma y cosas seme-
diremos después, y así esta opinión la sigue jantes. Esto a NICOLÁS DE TUDESCHIS, en su
también SAN ANTONINO. También se cita a LE- comentario, le parece difícil, porque, si estas co-
DESMA. sas fueran funciones de la jurisdicción, podrían
Estos autores parecen fundarse no en la exen- delegarse en quien no tuviera la ordenación epis-
ción de los religiosos sino en la diversidad de copal. Pero no se dice que estas cosas sean juris-
Lib. IV. La ley positiva canónica 452
diccionales porque no requieran —para ser de- de la ley diocesana pero no de la ley de la juris-
bidamente administradas— el poder de orden dicción, como puede entenderse fácilmente por
episcopal sino porque requieren jurisdicción, y la larga explicación de NICOLÁS DE TUDESC H IS.
así el obispo, por razón de su jurisdicción, puede Podría responderse que ambas normas son
administrar todo eso con autoridad propia en verdaderas admitiendo la excepción de los casos
su diócesis y a sus subditos, no a otros, y. al re- que se expresan en el derecho, de tal forma que
vés, los subditos están obligados a recibir esas el sentido sea que los religiosos están exentos de
cosas de su obispo y no de otro sin su licencia: la ley diocesana, es decir, de pagar la ayuda o
esta sujeción se le debe al obispo por la ley de —como quien dice— el tributo a los obispos
la jurisdicción, y por eso también los religiosos fuera de los casos que se expresan en el derecho,
están sujetos en esto a los obispos, según el pero no de la obediencia y de la ley de la juris-
DECRETO. dicción, a no ser en algún caso especial que se
exprese en el derecho.
3. DOS COSAS LE TOCAN AL OBISPO: APA-
CENTAR Y SER APACENTADO.—A la ley diocesana 5. REGLA DE NICOLÁS DE TUDESC H I S SO-
dice aquella GLOSA que pertenecen el catedrá- BRE DICHAS NORMAS.—Otra es la explicación
tico, la cuarta parte de los diezmos y de los fu- que de esos términos da NICOLÁS DE TUDES-
nerales, el sínodo, la visita anual, de que se C H I : supone que por el derecho común los re-
habla en las DECRETALES. Esto parece fundarse ligiosos están exentos de los obispos en ciertas
en que de estos derechos y cargas están exentos cosas pero no en las otras, y dice que todo aque-
los monasterios en el derecho, según el capítulo llo en que dice expresamente el derecho que los
ínter alia del DECRETO y según otros capítulos religiosos están exentos del derecho episcopal,
que en el comentario cita la GLOSA. es lo que se dice que pertenece a la ley dioce-
Puede objetarse que aunque algunos de los sana, y todo lo demás a la ley de la jurisdicción.
puntos enumerados consisten en percepciones, No aduce prueba alguna o razón de esos nom-
pero no todos, y además con ningún texto jurí- bres; sólo dice que, más que imponerlos el de-
dico se prueba que la ley diocesana consista recho, los aplicaron los maestros o la práctica.
siempre en percibir. Lo primero es claro, porque Por consiguiente, por lo que hace a nuestro
la convocación del sínodo no consiste en per- caso, piensa que los religiosos no están exentos
cibir, pues el llamar a sínodo es actuar y un más que en aquello que se dice expresamente en
acto propísimo de la jurisdicción, y lo mismo el el derecho, que son diez u once cosas que enu-
presidirlo; también la visita anual es propia de mera una por una allí: las más consisten en
la jurisdicción y consiste en actuar. dar, y algunas en actuar; pero entre ellas no se
La segunda parte se prueba de la misma ma- cuentan las leyes episcopales ni la sujeción que
nera, fuera de que la GLOSA no aduc» texto al- se les debe, y así también por este camino se
guno para probar eso. Esto no obstante, la ex- concluye que las leyes de los obispos obligan
plicación de la GLOSA puede apoyarse con una a los religiosos, ya que en esto el derecho no
conjetura probable, a saber, que en el derecho les exime, y así esto pertenece a la ley de la
del obispo entran dos cosas: una es el regir y jurisdicción.
apacentar, y todo lo que se refiere a este cargo
se dice que pertenece a la ley de la jurisdicción; 6. NORMA DE SANTO TOMÁS SOBRE LA OBE-
otra es el ser apacentado o percibir el debido DIENCIA DEL MONJE.—Sin embargo, estos doc-
estipendio, y así todos los servicios y ayudas tores canonistas hablan de los religiosos atenién-
temporales que se deben a los obispos por razón dose al derecho común, según se ve por su
de su cargo se dice que pertenecen a la ley dio- doctrina y porque muchas veces hacen la ex-
cesana tomada en este sentido estricto. cepción de una exención particular. En este sen-
tido su opinión parece evidente, al menos si
4. Admitida esta explicación en ese sentido, nos atenemos al derecho antiguo, ya que nin-
los ejemplos hay que aplicarlos como corres- guna ley exime a los religiosos de las leyes si-
ponde. La convocación del sínodo y la visita nodales; luego, si no se hallan exentos en par-
anual pertenecerán a la ley de la jurisdicción, se- ticular por otro camino, están obligados a cum-
gún prueba la razón aducida, aunque el dere- plirlas.
cho de percibir el llamado sinodático y la pro- La conclusión es clara, porque están sujetos a
curación pertenezca a la ley diocesana. Ni hay ellas en virtud de la jurisdicción episcopal ordi-
en el derecho nada contrario a esto, porque en naria.
el derecho no se explica qué actos pertenecen a Además, por esta razón las leyes antiguas del
la una ley o a la otra. DECRETO mandan que los monjes obedezcan a
Si esto es así, será difícil defender las dos nor- los obispos y sean corregidos por ellos, y SANTO
mas generales de que los religiosos están exentos TOMÁS dice que el monje está obligado a obe-
Cap. XX. Las leyes sinodales ¿obligan a los religiosos exentos? 453
decer al abad más que al obispo en lo que se jurisdicción de los obispos; ahora bien, no hay
refiere al estado de su regla, pero que en lo ningún decreto canónico que mande que los
que se refiere a la disciplina eclesiástica está más exentos obedezcan a las leyes de los obispos;
obligado al obispo, porque en esto el obispo es más aún, en las DECRETALES, entre otras cosas
superior al abad. que se prohiben a los obispos, se pone el que
Luego si las leyes episcopales y sinodales no fuerzan a los religiosos a estar sometidos a sus
son contrarias al estado de la regla religiosa aun- constituciones; y aunque allí se nombra en par-
que sean distintas y añadan algo, los religiosos ticular a los Predicadores y a los Menores, pero
están obligados a cumplirlas en virtud del es- es como ejemplo, y el lenguaje es general acerca
tado religioso a no ser que estén exentos por de todos los casos semejantes, como se ve por
otro camino. las palabras Siendo así que ciertos varones reli-
giosos, por ejemplo, los frailes predicadores y
7. Y no se opone a esto el motivo de la menores, etc.
primera opinión. En efecto, digo que los reli- A esto se añade que e\ CONCILIO TRIDEN-
giosos, a pesar de su estado, antes están obliga- TINO manda en particular que los religiosos
dos a cumplir los mandamientos de Dios y de la exentos obedezcan a los obispos en el cumpli-
Iglesia que sus propios estatutos. Por consi- miento de las censuras y fiestas que ellos man-
guiente, aunque por esos estatutos tomen espe- den: en esto parece suponer que antes no esta-
ciales cargas, por ellas no quedan excusados de ban obligados a ello, pero que esa ley venía a
las leyes generales sino que esas cargas las to- limitar su exención.
man libremente además de las cargas generales Además, de ahí, por lo particular del caso,
de los cristianos. Entre estas cargas generales dé se saca el argumento de que, tratándose de las
los cristianos se cuentan las que las leyes epis- otras leyes episcopades, como v.g. las de los
copales o sinodales imponen a todos y que pue- ayunos, los religiosos exentos no están obliga-
den cumplirse en cualquier estado, como son los dos a obedecer.
ayunos, las fiestas, etc., y por tanto de éstas no Por último, esta exención les fue concedida
pueden quedar excusados por las cargas espe- en el más amplio sentido de este término jurí-
ciales de su estado. dico, como consta por los privilegios de tales
Tampoco tiene fuerza la comparación que se religiosos y como observa FELINO siguiendo a
hace aflí, porque los estatutos de los religiosos, NICOLÁS DE TUDESCHIS y al CARDENAL, a quie-
no son generales para toda la diócesis sino par- nes cita; luego tales religiosos están completa-
ticulares de tal comunidad y profesión: por tan- mente exentos de la jurisdicción de los obispos,
to, no pueden obligar a los seculares sean cléri- como en un caso semejante se dice en las D E -
gos o laicos; en cambio las leyes del obispo son CRETALES; luego también están exentos de sus
generales para todo el territorio en que viven leyes en todo aquello que los sagrados cánones
los religiosos, y por tanto, si no están exentos, no exceptúan.
están obligados a cumplirlas.
9. Pero aunque esto sea verdad ateniéndo-
8. Sobre los exentos en particular se plan- nos sólo a lo mandado y desde el punto de
tea el problema de si están obligados a obedecer vista de la jurisdicción, sin embargo algunos
a las leyes de los obispos. Parece que se debe piensan que los religiosos están obligados en
decir que en rigor y en virtud de la ley no están virtud del derecho natural a cumplir las leyes
obligados. sinodales o episcopales cuando no causan me-
En primer lugar, porque están sencillamente noscabo al estado religioso y se refieren a la
exentos de la jurisdicción tanto de los obispos observancia general y a la devoción de todo el
como de los sínodos episcopales; luego ante pueblo o del clero.
todo están exentos del primer acto de jurisdic- La razón es que, aunque los religiosos estén
ción, que es legislar. exentos, sin embargo son una parte de esa co-
En segundo lugar, porque están fuera del munidad y por tanto, por uniformidad, están
territorio, según el LIBRO 6.° DE LAS DECRETA- obligados a amoldarse a ella en estas leyes y
LES y según lo que dijimos antes que quien costumbres, pues resulta feo que una parte
está en un lugar exento está fuera del territorio disienta del todo; luego por este principio la
para los efectos de la jurisdicción. ley natural obliga a los religiosos a esta uni-
En tercer lugar, porque estos religiosos exen- formidad y consiguientemente al cumplimiento
tos no están obligados a obedecer a los obispos de tales leyes, al menos en lo que se refiere a
a no ser en los casos que expresamente dice el su fuerza directiva o en el fuero de la concien-
derecho, según se deduce del. citado LIBRO 6.° cia, aunque no en lo que se refiere a su fuerza
DE LAS DECRETALES: Salvos Tos otros casos en coactiva, pues por razón de la exención los
que las leyes canónicas mandan obedecer a la obispos no podrán forzarles a cumplirlas, ni
Lib. IV. La ley positiva canónica 454
incurren ellos en las censuras aunque las leyes obispos; luego no es preciso que los religiosos
las impongan. se amolden a ellas.
Puede explicarse también esto con el ejemplo
1 0 . LOS RELIGIOSOS EXENTOS ÚNICAMENTE moral de los novicios en los institutos religio-
ESTÁN OBLIGADOS A EVITAR EL ESCÁNDALO EN sos: aunque hagan vida común con los demás
LA PRÁCTICA U OBSERVANCIA DE TALES LEYES; religiosos, sin embargo no están obligados en
NI LAS PARTES HETEROGÉNEAS SE DEBEN GUIAR virtud de un precepto a cumplir los estatutos
POR UNA NORMA GENERAL.—Creo, sin embargo, del instituto aunque sean tales que a los otros
que los religiosos exentos únicamente están obli- religiosos les obliguen en conciencia, porque de
gados a evitar el escándalo en la práctica u ob- suyo no están obligados dado que no son reli-
servancia de tales leyes, pero que, quitando eso, giosos y así en ellos falta la base de esa obli-
no pecan no cumpliéndolas, a no ser en los gación, que es el vínculo de la profesión y del
sitios en donde por la práctica y la costumbre voto de obediencia; tampoco están obligados
las hayan aceptado y hayan cedido de su dere- por razón de uniformidad, porque no están obli-
cho. Este es el manifiesto sentir del PALUDANO gados a esta uniformidad en virtud de su es-
y de SAN ANTONINO antes citados. Y la razón tado, ya que se encuentran allí para ser proba-
es que el motivo de uniformidad no basta para dos, no para amoldarse a los otros en todo sino
crear obligación. a su manera.
Que. no basta para crear obligación bajo peca- A esto se añade, finalmente, que la razón de
do mortal, lo demostramos antes, y lo diremos que estos religiosos sean exentos es que tienen
después en términos más expresos al tratar de sus cargas propias y para que no se vean for-
la dispensa de estas leyes. zados a soportar otras fuera de las que les
Y que en este caso tal obligación es nula, impongan los Pontífices o sus superiores; luego
aparece claro por la diferencia existente entre el esta misma exención explica que no es necesaria
estado religioso y los demás estados seculares, aquella uniformidad.
ya que —digámoslo así— por su misma natura-
leza incluye cierta diformidad; luego no hay A pesar de todo, por cierta conveniencia,
por qué exigir tal uniformidad. harán muy bien los religiosos en cumplir estas
Expliquémoslo con un ejemplo filosófico: En leyes cuando puedan hacerlo sin demasiado gra-
un cuerpo heterogéneo no es necesaria la uni- vamen; y en donde exista la costumbre de cum-
formidad de los miembros; ahora bien, el cuer- plirlas como obligatorias, estarán obligados a
po del estado consta de seglares, clérigos y re- cumplirlas en virtud de la costumbre, pero no
ligiosos a manera de miembros heterogéneos; por los otros capítulos.
luego no exige uniformidad entre ellos en aque- Baste esto sobre la ley canónica; lo demás que
llo que es peculiar de ellos sino únicamente en puede echarse de menos es común a la ley hu-
aquello que tienen de común en cuanto cristia- mana en cuanto tal, y por eso habrá que bus-
nos o miembros de la Iglesia; ahora bien, las carlo en el libro anterior; por esa misma razón,
leyes sinodales de suyo se dan para los secu- acerca de sus múltiples cambios hablaremos en
lares o para aquellos que están sujetos a los el libro 8.°.
Impreso por GRAFOFFSET, S. L., Berja, 15 - Madrid-19 - D. L. M. 14.048-1967 (II)

Das könnte Ihnen auch gefallen