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Crónica: Pare de sufrir pide sacrificios de 50 mil pesos

Por Emiliano Ruiz Parra

Publicado en Reforma, el 3 de enero de 2005.

"Que pase al frente el que va a hacer un sacrificio de 10, 20 o 50 mil pesos", pidió
el Obispo Paulo Roberto al auditorio. Seis se pusieron de pie y caminaron al altar.

"Y ahora, los que vayan a hacer un sacrificio de 5 mil pesos para arriba". Otras
seis personas pasaron al frente.

Luego siguieron los de 3 mil; después los de 2 mil, que ya sumaban decenas. Al
final, el Obispo dijo: "Y ahora los de mil pesos, que pasen al frente los que van a
hacer un sacrificio de mil pesos. Menos ya no, porque no es sacrificio, porque
tienen hasta el 16 de enero para juntarlo".

Para "sacrificarse" con mil pesos se pararon por lo menos 100 personas. Hubo
que formar filas para que todos pudieran cumplir su aportación.

A cambio, el Obispo Paulo Roberto les entregaba un sobre y una llave con la
estrella de David.

"El sobre hay que traerlo con el dinero el 16 de enero, y con su petición, que la
vamos a llevar a la peregrinación a Israel; la llave es para que simbólicamente
Dios pueda entrar en su corazón", les dijo.

El Obispo Paulo Roberto les había advertido: "este dinero a mí no me va a


cambiar nada, voy a seguir comiendo lo mismo, viviendo igual, el cambio va a ser
en ustedes, porque Dios está viendo el sacrificio y lo regresará", expresó en un
español con acento brasileño.

Esta misa ocurrió el 19 de diciembre de 2004 en el Santuario Mayor de la Iglesia


Universal del Reino de Dios, también conocida como Pare de Sufrir, la cual está
ubicada en Avenida Revolución 253, en lo que antes era el cine Jalisco.

Con grandes paredes blancas, butacas nuevas y un altar decorado con una
ilustración de "la fuente de Gedeón", el Santuario Mayor tiene capacidad para 2
mil personas sentadas y es el centro nacional de esta iglesia que nació en Brasil
en 1977.

Con la ayuda de un cantante sentado ante un piano de cola, al iniciar la ceremonia


Paulo Roberto cantó alabanzas a ritmo de pop; luego, ante los más de mil
asistentes, comenzó un sermón sobre la historia bíblica de Gedeón, del libro de
Jueces, en el Antiguo Testamento.

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Paulo Roberto hizo hincapié en los sacrificios de Gedeón, quien por petición de
Jehová destruyó el altar al dios pagano Baal y luego sacrificó a su segundo toro.

El Obispo subrayó que ese sacrificio condenaba a Gedeón a la miseria, porque


ese toro era su semental.

Pero en recompensa, con un ejército de sólo 300 hombres venció a más de 100
mil medianitas, una tribu del antiguo Israel que había colonizado al pueblo judío,
les explicó.

La diferencia entre ofrenda y sacrificio, explicó el Obispo, es que la ofrenda es un


regalo que se hace al Señor; el sacrificio implica renunciar al futuro, entregar la
vida.

¡Gedeón había hecho el sacrificio y Dios le había respondido!, gritaba Paulo


Roberto.

Micrófono en mano, invitó a los feligreses a cantar.

"¡Soy vencedor, soy vencedor, soy conquistador!", coreaban las mil bocas
lanzando los puños hacia adelante.

Fue entonces cuando preguntó quién se iba a sacrificar con 10, 20, 50 mil pesos
para su iglesia, les explicó que en el mismo sobre donde debían entregar el
dinero, se escribieran las plegarias que él personalmente llevaría hasta el río
Jordán a partir del 17 de enero.

Luego de los sacrificios, llegó la hora de las ofrendas. Con el mismo método, se
empezó por 500 pesos, luego 200, 100 y al final 50 y 20 pesos.

Una decena de pastores recibían el dinero en bolsas de terciopelo rojo, y a cambio


daban un ejemplar del Nuevo Testamento o bien de "El perfecto sacrificio", original
de Edir Macedo, el fundador de la IURD.

Luego se pidieron los diezmos. Otra vez los pastores pasaron con sus bolsas
rojas.

Mientras se depositaban los billetes de 50 a 500 pesos, los feligreses cantaron


nuevamente "soy vencedor...".

La canción se interrumpió porque una joven le pidió al Obispo el micrófono.

"Esperen, aquí hay un testimonio", dijo.

"Yo hice un sacrificio, en mi familia nos quedamos sin dinero para cenar y no
fuimos a una boda porque no teníamos para el transporte, pero yo le pedí a Dios
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un terreno en Tizayuca, y me lo concedió", dijo la mujer que se identificó como
Nuri Pérez Olivares.

Además del terreno en Tizayuca, relató que obtuvo una casa en Veracruz y otra
más en la Colonia Roma de la Ciudad de México.

"Ella se quedó sin cenar e hizo un verdadero sacrificio, y Dios le devolvió tres
casas", gritó el Obispo Paulo Roberto a la concurrencia.

Para la oración final, Paulo Roberto pidió que cada asistente se pusiera una
moneda en el puño. Juntos, hicieron una oración por la prosperidad.

Otra vez, los pastores pasaron con las bolsas de terciopelo a recoger la moneda.

"Los que necesiten apoyo pueden pasar con los pastores que están adelante, yo
me retiro porque voy a dar otro servicio", cerró Paulo Roberto mientras dos
jóvenes cargaban los costales llenos y desaparecían tras una puerta.

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