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Capítulo II

MARCO TEÓRICO

2.1 Estado del arte.


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Importancia en la formación de valores, actitudes y hábitos de

convivencia. (Len Masterman, 1993, La enseñanza de los medios de

comunicación, Madrid, 1ra Ed., Ed. De la Torre. )

Durante las últimas décadas se ha ido acrecentando el interés por conocer

la influencia de los medios de comunicación de masas sobre la sociedad.

Los medios de comunicación de masas son omnipresentes. En la

actualidad el 95% de la población de la población española dispone de TV.

Actualmente, sólo en Castilla-La Mancha, se ve la TV 3,5 horas por término

medio. Sin embargo el número de lectores de periódicos es considerablemente

más reducido. Según las últimas estadísticas, en España el 32,4 % de la

población lee prensa diaria (incluidos periódicos deportivos), el 58,2 % lee

revistas, un 52,2 % escucha la radio y un 89,5 % ve la TV.

Esto significa que la gran masa de la población española recibe la

información directamente, a través de los medios de comunicación

audiovisuales. Si nos centramos en su status social y su formación académica

comprobamos que la TV es vista por toda la sociedad, no importando su clase

social, formación o hábitat. En cambio los medios escritos son utilizados

mayoritariamente por las clases sociales medias y altas.


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Hay que señalar que la hegemonía de la TV en España no es propia del

resto de los países desarrollados, donde un contrapeso fundamental es la

prensa diaria, con difusiones millonarias.

El panorama en cuanto a los niños es muy similar. Un reciente informe de

la UNESCO afirmaba que en España el 96´6 % de los menores en edad

escolar veía diariamente la TV.

La "intromisión" de este medio en la educación y sobre todo en la

formación de valores y actitudes éticas está fuera de toda duda. Existen dos

opiniones sobre su influencia socializadora:

La que considera que los medios recrean la sociedad e imponen un estilo

de vida y una serie de valores sociales.

La que cree que los medios sólo difunden la realidad sin interpretarla,

actuando como refuerzo de los valores de la cultura actual.


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Sin inclinarse por ninguna de las dos opiniones, está claro que los medios

de comunicación son agentes socializadores de gran alcance y a los que hay

que estudiar y juzgar.

Si consideramos que educar es transmitir una determinada ideología los

medios son educativos. Pero si ponemos el acento en los contenidos

supuestamente educativos y en la intencionalidad, sólo consideraríamos

contenidos educativos aquellos que quieran ampliar conocimientos y/o un

mejoramiento del individuo y de la sociedad. Bajo este concepto cuesta

considerar la labor de los medios de comunicación como educativa. Por

desgracia, la TV educativa ocupa siempre horarios con audiencias muy

limitadas, y se realiza con una gran penuria de medios.

La televisión y la educación. (Dufaur Eduardo. Viano Martín Jorge,

1995, La familia frente a la TV ¿Recreación o destrucción?, 1ra Ed., Ed.

Fundación Argentina del Mañana.)


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Cuanto más educado y más alto es el nivel profesional de los adultos,

tanto menos las familias ven televisión.

La gente de bajo nivel educacional propende a ver gran cantidad de

programas de entretenimiento, reality shows, comedias, novelas, series de

acción y shows en juego.

Las familias con una educación más baja recurren menos a los medios de

comunicación escrita, que las familias mejor educadas, por lo que su ambiente

comunicacional, está mucho más exclusivamente centrado en la televisión.

En una familia donde los niños miran televisión durante veinte o treinta

horas semanales, y los adultos ven un promedio de diecisiete horas, la

televisión tiende a vaciar cualquier otra actividad. Deportes, jardinería, juegos,

cantos, narración de cuentos, conversaciones, horarios regulares para comer,

paseos, hobbies, trabajos hogareños, visitas a los parientes y amigos: todo el

edificio de actividades que constituye la cultura social de la familia, acaba

siendo reemplazado por el vacío.


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La influencia de la televisión en los niños y adolescentes. (Peyru

Graciela, 1993, Papá ¿Puedo ver la tele?, Argentina, 1ra Ed., Ed. Paidós,

Buenos Aires.)

El desplazamiento de la madre y su reemplazo por la pantalla chica como

"niñera electrónica " o "reina-madre" es una revolución que desencadena

desórdenes psíquicos y emotivos profundos en el niño que hace sus primeros

aprendizajes de la vida.

La Dra. Graciela Peyrú, integrante del Centro de Investigación sobre

Efectos de la TV en Niños de la Universidad de Kansas (EE.UU.) y profesora de

las Universidades de Buenos Aires, Mar del Plata y Belgrano, escribe respecto

de las consecuencias de esta substitución de la madre por el televisor: Muchas

personas adultas mantienen con la televisión el vínculo que los chicos

pequeños tienen con sus madres. Necesitan que esté cerca, aunque no haga

nada con ellos.

En cuanto a los adolescentes, jamás se les habla de su porvenir

individual ni de las dificultades que pueden encontrar. Mucho menos les

proponen las actitudes nobles que los suyos y la sociedad esperan de ellos. En

el momento de entrar en la vida activa, pues sorprende a los jóvenes


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despersonalizados y desorientados por los falsos modelos. Son la presa ideal

para la propaganda que pretenderá llevarlos en la dirección que quiera.

En la televisión se observa la realidad del mundo tal y como es desde

la comodidad de nuestros hogares. (Rojas Enrique, 1992, El hombre Light.

Una vida sin valores., España, 1ra Ed., Ed. Planeta.)

La educación de ese hombre común, ese hombre cotidiano, debe hacer

que el mismo supere sus incapacidades para comprender los medios, y pueda

hacer de nuevo el camino de su vivir; por medio de la concientizacion de que su

identidad proviene de la dinámica de su existencia, en otras palabras, de la

relación hombre-mundo que parte de la posibilidad directa o indirecta con el

medio.

Para esto ahí que crear destrezas con soporte para convertir, priorizar,

elegir y entender la información que se recibe en el devenir cotidiano de cada

día. Para formar una mejor sociedad donde no existan tan pronunciadamente

las brechas de pobreza, división internacional, consolidación de modelos de

desarrollo y subdesarrollo.
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Televisión en Europa. (Aguilera Gamoneda, J., 1980, La educación por

televisión. Un servicio público desatendido., España, 1ra Ed., Ed.

Universidad de Navarra.)

En Europa la evolución de la TV educativa comenzó cuando la British

Broadcasting Company (BBC) y la Radiodifusión Televisión Française (RTF)

presentaron programas para enriquecer la enseñanza en las escuelas a

comienzos de la década de los 50. En 1958 Italia introdujo la instrucción

televisiva directa mediante su escuela televisiva del aire.

Aunque la TV educativa se ha desarrollado en todo el mundo, la

experiencia de Estados Unidos proporciona la mejor ilustración de este proceso.

Desde mayo de 1953 hasta mayo de 1967, la TV educativa de Estados Unidos

se extendió desde el funcionamiento de una sola estación hasta un complejo de

más de 140 estaciones.


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Se estima que alrededor de 15 millones que reciben educación elemental,

secundaria y superior en más de 2000 escuelas adquieren hoy instrucción

parcial o total mediante la TV.

Las inmensas posibilidades de la TV a través de los satélites, pasando por

la TV selectiva por cable y las innumerables opciones de conexión con bancos

de datos y de imágenes hacen que el conocimiento acerque a los pueblos.

Incluso la dificultad del idioma ha sido orillada con varios circuitos de sonido,

con versiones en distintas lenguas, para un mismo programa.

2.2 El homo videns.

El acto de telever está cambiando la naturaleza del hombre, del homo

sapiens estamos pasando al homo videns, al hombre para quien la imagen es lo

más importante.

Nos encontramos en plena revolución multimedia, así pues la palabra está

siendo desplazada por la imagen la cual recibimos por televisión, Internet,

medios audiovisuales, cine, etc. Es decir, sin poder desarrollar la capacidad de


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abstracción por la palabra escrita. El hombre actual forja su entendimiento, su

captación, su cultura, su educación por medio de la imagen.

Giovanni Sartori, se ocupa de la actual preponderancia de lo visible sobre lo

inteligible. Contempla como la revolución multimedia, está transformando al

horno sapiens, producto de la cultura escrita, en un horno videns, para el cual la

palabra ha sido anulada por la imagen. En todo ello, el papel determinante lo

tiene la televisión y medios audiovisuales, que precisamente, prima a la imagen,

lo cual lleva a ver sin entender que ha acabado con el pensamiento abstracto,

con las ideas claras y distintas. La televisión está produciendo una

metamorfosis. No es sólo un instrumento de comunicación, es, a la vez, un

instrumento que genera un nuevo tipo de ser humano. El video-adolescente se

convierte en un adulto sordo de por vida a los estímulos de la lectura.

La imagen por sí misma no da casi ninguna claridad, ésta ha de ser

explicada, y la televisión da explicaciones insuficientes y distorsionadas. Si la

televisión explicara mejor, se podría producir una integración positiva entre

«horno sapiens» y «horno videns». De momento, no hay integración, sino

sustracción y, por tanto, el acto de ver está atrofiando la capacidad de entender.

La televisión, en la actualidad, está en cierto modo obsoleta, ya que las nuevas


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fronteras son Internet y el ciberespacio; más la televisión al fragmentarse -por

cable o vía satélite- de hecho entra en competencia con la red de redes.

Dejando a un lado la función de entretenimiento que la televisión tiene,

Sartori se concentra en su labor formativa. No es el horno sapiens el que le

interesa, sino el horno videns. Si el niño crece junto al televisor, su concepción

del mundo se vuelve una caricatura; conoce la realidad por medio de sus

imágenes y la reduce a éstas. Su capacidad de administrar los acontecimientos

que lo rodean está condicionada a lo visible: su capacidad de abstracción (de

trascender, por decirlo de algún modo, lo que le dicta el ojo) es sumamente

pobre, no sólo en cuanto a palabras, sino sobre todo en cuanto a la riqueza de

significado. La imagen no tiene contenido cognoscitivo, es prácticamente

ininteligible. El acto de ver anula, en este caso, el de pensar. El concepto queda

sumergido entre colores, formas, secuencias y ruidos de fondo; en tanto que la

asimilación de una palabra requiere del conocimiento de un lenguaje y de una

lengua; la imagen, por su parte, se procesa automáticamente: se ve, y con eso

es suficiente.

La televisión no refleja los cambios de la sociedad y su cultura, sino que

refleja los cambios que ella misma promueve e inspira a largo plazo. La visión

en la pantalla del televisor es siempre un poco falsa, porque descontextualiza,


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ya que se basa en primeros planos fuera de contexto, y en esta segunda parte

finaliza alegándose que el vídeo-dependiente tiene poco sentido crítico.

La tesis de fondo es que si un hombre pierde la capacidad de abstracción

es incapaz de razonar y es, por tanto, un animal simbólico que ya no tiene

capacidad para sostener y alimentar el mundo construido por el horno sapiens.

La primera descripción de Sartori es contextual: encontramos una plena y

rapidísima revolución multimedia y la tesis de fondo es que el video está

transformando al horno sapiens, producto de una cultura escrita, en un horno

videns para él la palabra está destronada por la imagen. (Bricklin Barry, Bricklin

Patricia, 1971). Éste, es el producto de la influencia de la televisión y el resto de

los formatos audiovisuales en la formación de los hombres, sobre todo los

adolescentes, provocándole en su relación un empobrecimiento en sus

estímulos, un reblandecimiento en su capacidad de comprender y marcando al

adulto durante toda su vida a una atrofia cultural. Es que Sartori sugiere que la

imagen no da, por si misma, ninguna inteligibilidad y que su construcción y su

contenido informativo son insuficientes, provocando por tanto en los hombres,

una atrofia en la capacidad de entender. (Bricklin Barry, Bricklin Patricia, 1971).

El concepto desalentador, escéptico y apocalíptico que el autor instala en el

debate que rodea a la televisión, no sólo desecha a la posibilidad de pensar a la


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televisión como a un espacio de construcción social de conocimiento, sino que

también niega a tantos esfuerzos de los intereses educativos.

Que incorporaron el formato audiovisual a sus prácticas, en pos de

reconocer sus potencialidades formativas. Sartori insiste un conocimiento

mediante imágenes no es un saber en el sentido cognoscitivo del término y que,

más que difundir el saber, erosiona los contenidos del mismo. (Bricklin Barry,

Bricklin Patricia, 1971).

Producto de la televisión se crea una multitud solitaria, una soledad

electrónica, dirigida por los que tienen el poder televisivo. Se anula el valor del

medio como instrumento democrático. La sociedad deriva entonces hacia una

era de post-pensamiento, de pérdida de la capacidad de pensar. Para Sartori es

una situación comparable a la Baja Edad Media; y de la cual predice que será

muy costoso retornar.

La imagen se ve, es inmediata y su comprensión no exige aprendizaje

previo, basta con no ser ciego. Así, la televisión y medios audiovisuales se

convierten en algo más que un medio de comunicación. Es un instrumento

pedagógico, una herramienta distinta que genera un nuevo tipo de individuo.


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Los adolescentes que hoy crecen bajo el estímulo de 5 o 6 horas diarias de

televisión, devendrán en adultos sordos de por vida para la lectura y la palabra

escrita.

Es por esto que es importante aprender a interactuar con ella y poder sacar

el mejor provecho de la misma para no seguir convirtiéndonos en homo videns

incapaces de abstraer y creer sólo en lo que se ve.

2.3 La televisión y medios audiovisuales: Importancia, su función primaria

y su función actual.

La televisión, en sus orígenes, tuvo como objetivo principal el informar al

público acerca de los acontecimientos que sucedían en el mundo, pero como

todo, ha sufrido grandes modificaciones, y hoy por hoy es uno de los principales

medios que marca modas, caracteriza vidas, dicta costumbres, enajena y dirige.

Su importancia se debe no sólo a su alcance geográfico y poblacional, sino

a la profundidad con la que afecta conductas, la celeridad con la que logra

modificar opiniones.
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La efectividad con la que influye en el carácter de una nación. Su influencia

comienza con el individuo, pero lo rebasa y llega a la familia ya la sociedad

entera.

Debido a la omnipresencia y receptividad que ha logrado la televisión y

medios audiovisuales en la vida de las personas, hacen de ella un medio mucho

más dinámico que cualquier otro, el cual ha podido penetrar en las conciencias

de los individuos modificando en gran manera su capacidad de acción y

reacción.

Los documentales sobre la invención de la televisión, nos dicen que su

propio inventor la llamó la maquina del diablo; pero la televisión en sí misma no

debe ser satanizada, ya que puede ser un instrumento eficaz para el desarrollo

y enriquecimiento humano con un debido tratamiento que se dé de la misma.

Hoy en día, la televisión forma parte de nuestra vida, los niños conviven de

forma natural con el televisor, por lo que ésta se ha convertido en una de las

principales vías de información y aprendizaje para los niños.


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Estos adquieren de ella a lo largo de su vida un gran cúmulo de datos que

van formando parte de su personalidad por el alto número de horas que

interactúan con el aparato transmisor; y es aquí donde la televisión empieza a

jugar el papel de educar a millones de almas que se sientan enfrente de ella,

haciendo así una masificación.

2.3.1 Conflicto entre los medios audiovisuales y la educación.

Existe, desde hace algunos años, un conflicto real entre la educación

y la televisión, debido a la fuerza que a cobrado ésta a los largo de las últimas

décadas, acusándola de proporcionar un conocimiento efímero, superficial,

sensacionalista, con datos parciales y fragmentados.

Van en contra de la escuela tradicionalista, que transmite contenidos

ordenados y coherentes; esta lucha sin fin aparente, debería convertirse en

mutua colaboración, de la cual la escuela podría aprovechar las enormes

posibilidades de aprendizaje que brinda un medio audiovisual como la

televisión.
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2.3.2 La escuela frente a la televisión.

El problema principal es que la escuela no está brindando a los

alumnos una formación de gran impacto y significación para sus vidas, mientras

que la televisión y medios audiovisuales les proporciona referentes que dejan

huella en lo que son y en lo que quieren ser, en su identidad personal y social,

así como en la percepción del mundo y de la vida que tienen. Los alumnos de

hoy tienen intereses visuales mucho más desarrollados que los de hace unos

años atrás y son mucho más concientes de las ideas y de los acontecimientos

extra-familiares y extra-escolares que les rodean.

La escuela no maneja el lenguaje de la imagen y el de las vivencias,

sino el consabido verbalismo monótono y aburrido, cada vez menos adaptado a

las necesidades psicológicas ya los intereses concretos de los alumnos, a la

escuela le cuesta mucho trabajo evolucionar, tanto el sistema como los

maestros son expresión de un marcado conservadurismo, que ha orillado a sus

aprendices a buscar nuevas formas y métodos de adquirir conocimiento.


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Es por esto, que la escuela esta en una obligada situación de

modificar su metodología de enseñanza, porque ésta representa hoy, una de

las pocas instituciones donde puede desarrollarse un espacio alternativo para la

reflexión y creación de mensajes que refuercen la identidad del individuo y que

así pueda luchar éste contra los estereotipos que lanza la televisión y poder

aprender de ésta analizándola y profundizando de manera crítica en sus

contenidos y no ser simplemente espectadores.

2.4 La televisión instrumento de educación.

La televisión forma parte de nuestra vida, los niños y adolescentes conviven

de forma natural con el televisor, debido a que ésta les es impuesta por el

medio les resulta casi imposible evitarla. Generalmente éstos son los que pasan

más tiempo frete a él; la familia le ha abierto a la televisión de par en par las

puertas de su intimidad, hasta el punto en que ésta llega a imponer sus

horarios, modifica hábitos, alimenta conversaciones y discusiones, y sobre todo

afecta la psicología de los usuarios en los aspectos tanto afectivos e

intelectuales como religiosos y morales.


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La relación televisión-educación es, desde luego compleja y versátil. Puede

ser vehículo y a la vez contenido de la educación, puede desarrollar funciones

en la escuela y en la enseñanza a distancia y paralelamente generar efectos de

educación en la familia y en otros contextos informales, sirve para la

transmisión de conocimientos, así como para la persuasión, la información de

actitudes o la adquisición de valores o contravalores. Ésta resulta

verdaderamente útil en la instrucción, aunque con el paso del tiempo los

programas televisivos educativos hayan disminuido y se viciado ésta en sus

contenidos.

La televisión puede ser considerada como agente y como objeto. En primer

lugar, hay que diferenciar; cuando ésta se toma realmente como lo que es (un

medio de comunicación y por lo tanto es susceptible de ser también un medio

de educación) o cuando pasan contenidos o incluso objetivos de educación.

Son medios educativos cuando se instrumentalizan pedagógicamente para

vehicular información, por el contrario cuando se habla por ejemplo, de

desarrollar en los educandos el espíritu crítico y selectivo ante los medios, son

entonces objeto u objetivo.

Es importante conocer la diferencia entre estos dos puntos, para con ello

entender cuándo la televisión toma el papel de agente y cuándo de objeto.


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Cabe señalar que ambas dimensiones se ínter seccionan, no es cuestión de

escolarizar la televisión, es necesario que la escuela salga de sus esquema

rígidos, tremendamente repetitivos para encontrarse con el lenguaje de la

imagen, la acción y de la vivencia, para con esto invertir parte de los efectos

negativos de los que ésta es causante, entre ellos él más preocupante el

rendimiento escolar.

De un medio de comunicación que intentaban comunicar y expresar a la

sociedad con sus múltiples necesidades y búsquedas diversas, se ha

transformado en un medio de persuasión y distracción que penetra cada día

más de manera alarmante en las familias mexicanas convirtiéndose en la

primera forma de entretenimiento de grandes y chicos, provocando apatía y

pereza intelectual en los niños y adolescentes que empiezan su formación.

2.4.1 La televisión y medios audiovisuales frente a la escuela.

Existen indicios de que la escuela no se ha adecuado a los tiempos

actuales y al ritmo de los cambios.


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Mientras la televisión está presente en forma significativa en las vidas

de los estudiantes dándoles información reciente, abordando simultáneamente

niveles locales, nacionales e internacionales, la escuela se limita a manejar la

misma estructura monótona.

Produce en la audiencia una serie de experimentaciones

sentimentales; curiosidad, excitación, elaboración mental de realidad propia

estimulada por la imagen que se contempla, en general, una serie de

sensaciones que aumentan su grado de participación conforme crece la

imagen. (Charles Creel Mercedes, Orozco Gómez Guillermo, 1995).

Por todo esto no extrañará el porqué los educadores han visto en la

televisión al gran rival, resaltando mucho más los puntos críticos que sus reales

posibilidades para la educación. Las críticas se han centrado principalmente en

la actitud pasiva del espectador, su efecto hipnótico y la mediocridad de la

información que ésta propone.

La escuela tiene entonces en sus manos una gran responsabilidad, de

encontrar la equidad entre la televisión, medios audiovisuales y la educación.


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Debe buscar formas para intervenir en los diversos elementos que

integran el proceso de comunicación social: la emisión, el mensaje y la

recepción, para buscar mayor congruencia en los discursos y contenidos

culturales a los que se exponen los educandos.

El conflicto existente, debe convertirse en un lucha conjunta para

empezar a formar personas con capacidad selectiva y analítica frente a la

televisión, sin que esto signifique tener que dejar de disfrutar de ella, para con

esto hacer uso educativo de este medio y no sólo de la palabra escrita y

hablada, sino aprovechando la imagen visual para alfabetizar.

“Es importante que los responsables de lo sistemas educacionales no

se queden al margen de un fenómeno tan comprometedor. Urge la necesidad

de revisar la educación a la luz de los nuevos planteamientos que nos ofrecen

los medios de comunicación, entre ellos la televisión, tanto por su contenido

como por sus formas. (Charles Creel Mercedes, Orozco Gómez Guillermo,

1995:74).”

De no empezar a actuar de manea conjunta, la televisión terminará

por ocupar de manera total y definitiva la mente de los educandos privándolos

de la capacidad de pensar por sí mismos.


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Ya que "bajo la máscara del entretenimiento la televisión educa

nuestros gustos y valores, nos muestra la existencia de formas de vida y de

maneras ideales de ver el mundo y de actuar ante él, así como prototipos de

hombre para imitar, y formas de solucionar problema. (Charles Creel Mercedes,

Orozco Gómez Guillermo, 1995:74).”

2.4.2 La escuela adaptándose a los tiempos.

Como ya se ha visto, hoy en día la televisión se ha convertido en el

instrumento privilegiado de penetración cultural, por esto no sorprende que la

institución escolar no sólo se haya dejado arrebatar la hegemonía antes

sostenida en la educación, sino que asista impasible al proceso de penetración

de la cultura audiovisual, sin ofrecer siquiera a las nuevas generaciones pautas

de interpretación y análisis crítico. Es contrastante el hecho de que se dedica

mucho más tiempo a enseñar a leer del que luego se dedicará a leer.

En este contexto, si una escuela no enseña a un niño a ver

televisión ¿Para qué mundo lo educa? , ¿Qué herramientas está

proporcionando? , ¿Qué armas está brindando para poder vivir en un mundo de

imágenes?
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La escuela esta obligada a ayudar a las nuevas generaciones de

alumnos a interpretar los símbolos de su cultura y darles con esto el pase de

entrada al mundo de imágenes que constantemente cambia.

Las instituciones culturales tradicionales (familia, iglesia, escuela)

han tenido que compartir en la segunda mitad de este siglo el proceso de

creación y circulación de visones del mundo con la televisión y medios

audiovisuales, que les ha venido a arrebatar el poder. La institución escolar

tiene que reconocer que la educación es un continuo proceso que rebasa las

paredes de un edificio y es resultado de la experiencia que tiene los sujetos en

la gama de relaciones que establecen en los diversos ámbitos de la vida social,

inmersa en ésta la televisión. Debido a que ésta forma parte importante del

saber cotidiano, su programación, independientemente de su intencionalidad

(educar, entretener o informar) muestra modelos de sociedad, de hombre, de

mujer, de vida, tangibles y reales que provocan que la escuela pierda

credibilidad ante lo único que parece real. Puesto que el aprendizaje no

requiere intencionalidad es imposible evitar que se adquieran nuevos

conocimientos y actitudes de un medio como la televisión, ya que aprendemos

incluso de manera inconsciente.


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Uno de los puntos de ventaja que tiene la televisión frente a la

escuela es que ésta maneja emociones, el aprendizaje puede ocurrir sin el

objetivo de aprender. Aprender no se restringe al uso de elementos racionales.

Gran cantidad de lo que los educandos aprenden es a través de las emociones.

(Charles Creel Mercedes, Orozco Gómez Guillermo, 1995).

Es por esto que la escuela debe convertir al niño y adolescente en

un televidente creativo y crítico, capaz de discernir entre diversos tipos de

mensajes, tomar distancia entre ellos y criticar y rechazar aquellos que así lo

juzgue conveniente; capaz también de recrear y producir sus propios mensajes

y significaciones, pero también a partir de los mismos mensajes transmitidos

por la programación cotidiana que regularmente ve.

Para la educación critica del televidente mucho influye los

contextos formales (la escuela), no formales (centro de educación en el tiempo

libre) e informales (familia, medio urbano, etc.), ya que todos éstos forman parte

latente de su formación, la escuela deberá estar apoyada principalmente del

contexto informal para lograr hacer verdaderos críticos.


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Dedicar mucho tiempo al televisor hace olvidarse de leer, pasear o

correr, provocando otros efectos como leer menos libros, sacar malas notas en

la escuela, no hacer ejercicio y esta en sobrepeso entre muchas otras.

2.5 ¿Por qué los adolescentes ven la televisión?

Los adolescentes recurren a la televisión para satisfacer su necesidad de

distracción, reducir tensiones y como medio para obtener información. Ver

televisión es la actividad preferible, ellos pasan más tiempo viendo ésta que

haciendo otras cosas que no sean dormir.

El tiempo que dedican a verla varían en función del sexo, clase social y esta

relacionado con el tiempo dedicado por los padres. En promedio los

adolescentes ven de 22 a 25 horas semanales de programas televisivos; el total

de tiempo dedicado a este medio de comunicación es a veces muy elevado que

queda poco tiempo para realizar otras actividades. (Colombo Furio, Rabia y

Televisión, 1983)
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Para comprender mejor este suceso se puede revisar algunos datos de la

televisión:

Si habláramos a nivel cultural: cuanto mayor nivel de estudios, menos

tiempo pasarán delante del televisor.

En el medio rural ser ve más la televisión y las niñas las ven más que los

niños debido a que las horas escolares son menores que en el medio urbano.

Los niños que van a colegios privados ven menos la televisión que los que

van a escuelas públicas.

A pesar de esto, estudios realizados por la Asociación para la Alfabetización

(Canadá) un estudiante antes de terminar la escuela secundaria pasará

aproximadamente 15 000 horas frente al televisor contra 11 000 horas que

pasará en una institución escolar. (Colombo Furio, Rabia y Televisión, 1983)


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2.5.1 Características de los medios audiovisuales.

1.- Absorbentes. Se apoderan de los ojos y de los oídos, y aprisiona

la atención de los espectadores hacia las móviles imágenes que desfilan por la

pantalla.

2.- Pródigos en temas. Gran variedad de programas para observar.

3.- Presentan la vida real. Si bien lo hacen frecuentemente con

imágenes distorsionadas, la perspectiva del mundo de los adultos es muy

diferente a la de los adolescentes.

4.- Producen excitación. Por la gran variedad de programas que

ofrecen. Hoy en día se ven gravemente afectados, su experiencia se ha

agotado de ante mano, poco les queda que no haya visto y sin embargo, su

experiencia es vicaria o de segunda mano.


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5.-Fomentan pasividad. No se necesita ningún esfuerzo para

observar. Lo amenazador es su universalidad; hay demasiada televisión y

desde muy temprana edad.

6.- Enfatizan la violencia. No sólo no descarga la agresividad del

espectador sino que la aviva.

7.- Sirven de distracción. Si se encuentran demasiadas presiones en

el ambiente, se experimenta la tendencia a escaparse de todo, sumergiéndose

en la fantasía.

8.- Cumplen los deseos. Es decir, proporcionan salida a impulsos que

no pueden expresarse en la vida real.

9.- Sedantes. Porque nos evade de la realidad, adormece la criticidad.

10.- Estimulantes. Porque impulsan sentimientos de odio y venganza,

estimula actitudes de autoritarismo, etc.


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“Es desde el punto de vista de la implicación emotiva del espectador como

puede analizarse el placer o displacer que producen los filmes, las series o, en

general, cualquier programa televisivo. Para que un programa guste al

espectador debe halagar suficientemente sus fantasmas conscientes e

inconscientes, de manera que le permita saciar sus pulsiones” (Ferres, Joan

1994:59).”

2.5.2 Efectos negativos de los medios audiovisuales en los

adolescentes.

En Latinoamérica, el tiempo que los niños dedican a la televisión es

muy alto: De los 4 a los 6 años: 20 horas semanales. De los 7 a los 12 anos: 25

horas semanales. (Colombo Furio, Rabia y Televisión, 1983)

El poder de las imágenes que difunde la televisión es muy fuerte; a

corto plazo tiene un poder de influencia o persuasión, ya largo plazo producen

efectos cognitivos negativos. De los 12 a los 18 años: 18 horas semanales.


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Esto provoca una serie de efectos negativos en los educandos. Al

salir de la escuela primaria, los niños han pasado 50% más tiempo frente al

televisor que frente a sus maestros. (Colombo Furio, Rabia y Televisión, 1983)

"La revista Time (1964, noviembre 18, página 76); narra el caso de un

grupo de niños de tres a trece años de edad pertenecientes a familias que se

encontraban en una base aérea.

Los niños sufrían de cansancio crónico, dolor de cabeza y trastornos

digestivos, síntomas a los a cuales no se les encontraba explicación; el remedio

fue sencillo: suprimir la televisión, porque los niños veían la televisión de tres a

seis horas los días laborales y de seis a doce horas los días feriados (Charles

Creel Mercedes, Orozco Gómez Guillermo, 1995:178).”

Por muchos estudios realizados se ha podido constatar que la

televisión tiene numerosos efectos negativos en los jóvenes, pero no hay que

satanizarla, no todo es malo, el punto esta en encontrar el equilibrio y la manera

de utilizarla.
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Puntos breves de sus efectos positivos y negativos:

Positivos:

Ensancha su horizonte de interés.

Le impulsa hacia el compromiso social .Visión más global del mundo.

Le estimula al diálogo.

Le ayuda a utilizar un lenguaje más apropiado.

Le lleva a desarrollar el gusto estético y la afectividad.

Negativos:

Le induce a la pasividad y evade de la realidad

No desarrolla la creatividad.

Aumento de la dependencia.

Le empuja al consumismo y la alienación.

Le distrae del estudio persona.

Le induce a imitar modelos ajenos a su cultura.


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2.6 Medios audiovisuales como causante del bajo rendimiento escolar.

La televisión, por ser uno de los medios de comunicación con el que mayor

interacción se tiene, es uno de los principales interventores en el rendimiento

escolar, debido al alto número de horas que se dedican observarla.

(Serramona, Jaime, 1998). Este medio, al servicio de la educación podría ser

una increíble fuente de información, pero éste no es objetivo y no refleja la

realidad tal como es, sino que nos ofrece sólo una imagen representativa y al

mismo tiempo manipulada de la misma, esto provoca que los conocimientos

adquiridos a través de ésta no sean muy válidos y entonces funge como

interruptor en el tiempo que los educandos dedican a las tareas escolares por

ver programas de televisión.

2.6.1 Otros factores que intervienen en el rendimiento escolar.

La televisión y medios audiovisuales no son los únicos causantes del

bajo rendimiento escolar.


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Debemos poner en claro a que nos referimos cuando hablamos de

rendimiento escolar. Rendimiento escolar son los resultados que obtienen los

alumnos en exámenes de aprovechamiento, calificaciones y comprobación del

aprendizaje.

En éste intervienen múltiples factores que pueden provocar su

disminución, todos ellos de muy diversa índole, unos provienen de defectos

físicos de la vista o el oído, otros de la debilidad general del organismo para

aplicarse debidamente al estudio, la falta de método para estudiar, un cambio

de escuela, un maestro que resulte hostigante, un ambiente que subestime su

aprendizaje, el fracaso temporal de una materia en particular, etc. Pueden ser

factores decisivos que afecten; entonces no sólo los medios audiovisuales son

culpables de estás bajas en el rendimiento; incluso puede ser que el bajo

rendimiento lo provoquen síntomas de un desorden relativamente menor.

El bajo rendimiento que puede provocar la televisión y medios

audiovisuales no está únicamente relacionado con el tiempo dedicado a verla

sino también al tipo de programas que ven en la misma.


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Los padres son un factor determinante en el rendimiento académico

de sus hijos, deben valerse de los siguientes signos para determinar el

momento en que deben actuar.

Si se queja de tener dificultades en una o unas materias por más de

un mes. Si el trabajo es deficiente y permanece así por más de una tercera

parte del periodo escolar. Si las notas de una materia son inferiores a las demás

“Sin embargo, no es necesidad considerar estas condiciones como prueba de

bajo rendimiento.” (Bricklian Barry, Bricklian Patricia, 1997, Pág. 88).

2.6.2 Utilización de los medios audiovisuales como herramienta para el

aprendizaje.

Como cualquier medio de aprendizaje, los medios audiovisuales

resultan más eficaces cuando se utilizan en un contexto apropiado de

actividades de aprendizaje y se aplican sobre la misma estrategia específica de

utilización. (Meneses Morales, Ernesto, 1997).


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La clase con televisión debe dividirse en cuatro momentos

estrechamente relacionados: Preteledifusión, teledifusión, evaluación,

actividades de extensión.

1- La preteledifusión debe comenzar por parte del profesor: Con la

lectura, si existen, de los documentos impresos. Seleccionando o diseñando

aquellas actividades y ejercicios que posterior a la emisión realizarán los

estudiantes.

Antes de comenzar la emisión es aconsejable que el profesor

recuerde a los alumnos los contenidos, para facilitar la asociación de los nuevos

contenidos con los ya recibidos y reforzar el carácter significativo del

aprendizaje, vinculando la nueva información con los conocimientos,

experiencias o valores previos del alumno.

El profesor debe advertir a los alumnos que el propósito de la

observación del programa es enseñar y no divertir, y que por lo tanto deberán

prestar la máxima atención posible. Se comentarán los términos nuevos que

aparezcan, o aquellos que bien siendo conocidos tengan una interpretación

diferente. También debe indicar los ejercicios que posteriormente realizarán.


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Si el profesor ha podido observar antes el programa, es importante

que dedique unos instantes a describirles las partes en las que se encuentra

estructurada, y las que él entiende que son las más significativas y que por lo

tanto deben prestarle la máxima atención.

La presentación persigue crear un clima propio para que la recepción

del programa sea de la forma más positiva posible. Sin embargo, en ella

debemos evitar caer en diversos graves errores, como son: Crear falsas

expectativas respecto al programa, enseñarlo en la introducción. Que su

duración sea superior a la de la clase.

2- La teledifusión: Es importante que el profesor de ejemplo con la

observación atenta del programa y la toma de notas para aclaraciones y guía de

las discusiones futuras que se desarrollen.

Durante la emisión es aconsejable que el profesor observe las

reacciones e intereses de los alumnos, lo que sin duda le aportará algunas

pistas sobre el interés general despertado por el programa en los estudiantes, y

las partes del mismo que parecían no ser comprendidas.


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En la utilización de la TV debe prestarse especial atención ala

disposición de los aparatos receptores en el aula. Por lo general se situarán en

los ángulos y laterales de la clase, de espaldas a las entradas de luz ya unos 90

cm. de altura de la línea de visión de los alumnos sentados.

El volumen, tono, contraste y brillo deben ser los adecuados,

características técnicas que deben ser resueltas antes del comienzo de la

emisión, para evitar molestias y desatenciones en los alumnos.

También es aconsejable que los programas no se observen a

oscuras. Debe existir cierto nivel de luz que no perjudique la visión y facilite la

toma de notas.

3- Evaluación y explotación del programa: Debe comenzar con la

formulación de preguntas generales por el profesor, para conocer cómo ha sido

percibida la emisión y las dificultades generales y particulares que han

encontrado.
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A la formulación de las preguntas el profesor debe de prestarle la

máxima atención para que no se reduzcan a lo que el estudiante tiene del

programa, sino que alcancen otros aspectos, como la interpretación, la

aplicación, el análisis y la síntesis de los contenidos presentados.

Las estrategias a utilizar por el profesor para analizar la

comprensión de los mensajes por los alumnos son diversas, por ejemplo:

Cuestionarios verbales, reproducción libre verbal o por escrito a los alumnos

clasificación de imágenes según el orden de aparición en el programa, gráficas

e imágenes del programa.

La fase de la evaluación-explotación no debe alcanzar

exclusivamente al alumno ya la información que ha sido capaz de retener, sino

que también debe adentrarse en el propio medio, como por ejemplo: Calidad y

adecuación de los contenidos comentados, estructura del programa, calidad de

la imagen o vocabulario.

Por supuesto, no podemos olvidar la evaluación de la actuación

del profesor, para modificar actuaciones en futuras proyecciones.


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4- Actividades de extensión: Para que el aprendizaje del alumno

sea significativo debemos procurar que los contenidos aprendidos en el

programa se extiendan a otros contenidos y facetas de la vida del alumno.

Estas actividades se realizarán en las demás áreas o asignaturas que el alumno

esté cursando en el momento del programa.

“La educación o comprensión de la realidad exige un proceso de

enseñanza – aprendizaje globalizado e interdisciplinario, una articulación del

saber psicológica y real. La organización de la comunicación significativa se

orienta hacia las necesidades e intereses del educando, hacia centros de

interés y experiencias y la configuración de un vínculo común entre las

disciplinas. (Serramona, Jaime, 1998:68).”

2.6.3 ¿Cómo utilizar los medios audiovisuales para un mejor

rendimiento?

“La televisión es un instrumento que convive con todos nosotros. La

proliferación a la que este medio se ha visto sometido en los últimos años

acarrea enormes ventajes si se consigue un uso correcto de la misma, pero a

su vez, también da lugar a una gran cantidad de inconvenientes.


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La intervención educativa ha de ser inteligente para ser eficaz.

(2003, Televisión como instrumento de educación. www.uco.es/ed

1Iadip/revista/qenios/n2/art/art33.htm, (06 de abril de 2005)).”

"Puede ser un aliado educativo o un total enemigo, según la

orientación educativa que se adopte y el uso que se haga de este medio muy

potente. (2003, Televisión como instrumento de educación. www.uco.es/ed

1Iadip/revista/qenios/n2/art/art33.htm, (06 de abril de 2005)).”

Por esto es muy importante que en la escuela se organicen

programas de intervención educativa curricular, haciendo incidencia en el uso

de la televisión y en la prevención sobre todo en el apartado de la calidad del

material utilizado.

La televisión no crea por sí sola actitudes o pautas de conducta, sino

que favorece a las ya existentes por lo que se deben aplicar alternativas de uso

y buscar actividades extras que gusten y produzca dejar de dedicar tanto

tiempo a la televisión.
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Algunas formas de menguar el problema serían: Determinar cuánto

tiempo se verá la televisión. Respetar el programa que ven los adolescentes

siempre y cuando sea el adecuado. Ver programas conjuntamente con ellos y

comentarlos después. Escoger programas apropiados para el nivel de

desarrollo de los adolescentes (Documentales sobre naturaleza, vida de los

animales, salud etc.)

Lograr que se puedan hacer juegos prácticos en la escuela con los

programas vistos en la televisión, por ejemplo: Con esto desarrollan su

capacidad para expresarse, buscar información, valorarla, procesarla y

emplearla dentro y fuera de la escuela. Así como esta actividad, se podrían

hacer otras parecidas con los programas que observan los adolescentes.

Utilizando la televisión como un medio de educación seguramente el

rendimiento escolar aumentaría significativamente, ya que de una actividad

pueden aprender y sobre todo analizar y razonar lo que ven, comprendiendo

con ello mejor la realidad. Por lo que se refiere a la finalidad de la TV educativa.

(Pérez Tornero, José Manuel, 1994).

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