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La iglesia católica se opone firmemente al aborto y considera que la vida comienza en la concepción. Rechaza las causales legales del aborto en Argentina y cuestiona la distribución gratuita de preservativos por parte del estado, ya que considera que promueve el libertinaje sexual y la propagación del VIH/SIDA. Un obispo le escribió una carta al Ministro de Salud criticando sus políticas de salud reproductiva por ir en contra de las enseñanzas de la iglesia y por promover el aborto, el sexo
La iglesia católica se opone firmemente al aborto y considera que la vida comienza en la concepción. Rechaza las causales legales del aborto en Argentina y cuestiona la distribución gratuita de preservativos por parte del estado, ya que considera que promueve el libertinaje sexual y la propagación del VIH/SIDA. Un obispo le escribió una carta al Ministro de Salud criticando sus políticas de salud reproductiva por ir en contra de las enseñanzas de la iglesia y por promover el aborto, el sexo
La iglesia católica se opone firmemente al aborto y considera que la vida comienza en la concepción. Rechaza las causales legales del aborto en Argentina y cuestiona la distribución gratuita de preservativos por parte del estado, ya que considera que promueve el libertinaje sexual y la propagación del VIH/SIDA. Un obispo le escribió una carta al Ministro de Salud criticando sus políticas de salud reproductiva por ir en contra de las enseñanzas de la iglesia y por promover el aborto, el sexo
Dios. Es sagrada. Ningn hombre puede disponer de ella a su antojo. Pablo VI. BUEN DIA PUBLICO EN GENERAL El aborto ante la iglesia catlica. Para la iglesia catlica, la nueva vida comienza en el mismo momento de la concepcin, y es tambin a partir de all que se instala un nuevo ser humano. Si bien histricamente la postura de la iglesia catlica muestra cambios en relacin con este tema, en la actualidad comparte, junto a otros sectores, una postura conservadora, antiabortista o pro-vida, al tiempo que rechaza el aborto en todas sus formas e incluso cuestiona las causales de esa prctica admitidas como lcitas por nuestra legislacin; a su criterio, slo quedaran exceptuadas aquellas intervenciones necesarias sobre el cuerpo materno que, en forma accidental, lleguen a provocar la interrupcin de la gesta. La influencia ejercida por las autoridades eclesisticas sobre nuestra sociedad ha sido tan importante que sus defensores han logrado judicializar el tema, haciendo que frecuentemente los profesionales mdicos actuantes en hospitales pblicos requieran una expresa autorizacin judicial para intervenir an en casos en los que la indicacin del aborto se encuentra claramente encuadrada por sus causales dentro de las normas legales vigentes. Tal vez haya sido el proceso de globalizacin econmica, productiva, social y cultural puesto en marcha por el capitalismo neoliberal, uno de los fuertes activadores del actual cuestionamiento a la forma de valorar y reaccionar ante la decisin de interrumpir un embarazo por diferentes motivos. La flexibilizacin de normas y pautas en casi todos los terrenos de la vida social empieza a jaquear la postura de la iglesia catlica sobre el aborto, o mejor dicho, su intento de imponer tal criterio como una norma general, a la manera de un Estado confesional. Al discutirse la distribucin gratuita de preservativos en servicios estatales de salud, cuyo uso la iglesia catlica cataloga como mtodo abortivo y, por tanto, criminal, un obispo se manifest pblicamente en los siguientes trminos: Buenos Aires, 17 de febrero de 2005. Seor ministro de Salud Pblica, Doctor Gins Mario Gonzlez Garca. De mi consideracin: Me han hecho llegar la transmisin de una entrevista que Ud. sostuvo con un periodista el 14 de este mes. Como deja la impresin de que el nico obispo que dice las cosas es el Arzobispo de La Plata, por la presente quiero informarle que sobre el aborto, la anticoncepcin, la corrupcin de menores, etc., se ha pronunciado el Episcopado Argentino en repetidas ocasiones, y el papa Juan Pablo II en toda oportunidad que se ofrece. Lo hizo la semana pasada ante la nueva embajadora de Holanda. El 10 de enero deca en el discurso al cuerpo diplomtico acreditado ante la Santa Sede: En estos ltimos aos el desafo de la vida se est haciendo cada vez ms amplio y crucial. Se ha centrado particularmente en el inicio de la vida, cuando el hombre es ms dbil y debe ser protegido mejor... La posicin de la Iglesia apoyada en la razn y la ciencia es clara: el embrin humano es un sujeto idntico al nio que va a nacer y el que ha nacido a partir de ese embrin. Por lo tanto, nada que viole su integridad y dignidad es ticamente admisible. Usted es mdico. Sabe perfectamente que el feto en gestacin tiene ADN propio, ni del padre, ni de la madre. Suyo propio. Es una persona humana. Al privarlo de la vida se est pisoteando su derecho humano primordial. La multiplicacin de los abortos que usted propicia con frmacos conocidos como abortivos es apologa del delito de homicidio... Cuando usted reparti pblicamente profilcticos a los jvenes, recordaba el texto del Evangelio donde nuestro Seor afirma que los que escandalizan a los pequeos merecen que les cuelguen una piedra de molino al cuello y lo tiren al mar. Usted afirma que es para prevenir el sida. Todos queremos que nadie sea aquejado por semejante enfermedad. Pero usted sabe -como lo sabe toda persona medianamente informada- que los poros de ltex permiten el paso del virus. Y no son la barrera que tanto pregona la industria del ltex que mueve cifras millonarias. Y al facilitarles a los jvenes e inducirlos a la vida sexual prematura, de hecho los estn induciendo a contagiarse de la enfermedad que dicen combatir. Por qu nunca dicen que ser casto, dueo de s mismo, es el medio ms eficaz para prevenir el sida? O cree que ningn joven es capaz? No lo estn haciendo ya en Estados Unidos, donde ya estn de vuelta de esa libertad suicida? Seor ministro, lo menos que puedo decir es que es anticientfico propiciar el aborto: asesinato de hombres inocentes, que distribuir profilcticos es propiciar el libertinaje sexual y difundir impunemente el sida, que es ampliar el mercado de los que negocian y lucran con la salud fsica y moral de nuestra juventud. Se est contribuyendo a la degradacin de nuestra sociedad, con los principios de los emperadores romanos: panes et circenses. Pan queda poco si no propiciamos la cultura del trabajo. Circo nos sobra...