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1. ANTECEDENTES
El derecho a la educación
t í ) Emilia PARDO BAZAN: «La educación del hombre y de la mujer. Sus relaciones y
diferencias». Memoria leída en el Congreso Pedagógico de 1892, La mujer española y otros
artículos feministas. Selección y prólogo de Leda Scniavo, Real Academia Gallega, Editora
Nacional, Madrid.
(2) Concepción Arenal denuncia que el progreso material y el moral no crecen en la-
misma proporción. C. ARENAL: «Cartas a un obrero», Obras Completas, tomo VII, 1995.
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(4) Gloria NlELFA CRISTÓBAL: «El Nuevo Orden liberal», en Bonnie S. Anderson y
Judith P. Zinner (1992): Historia de las mujeres: una historia propia, apéndice «Historia de
las mujeres en España», 2 vols., Crítica, Barcelona, pág. 620. Para una visión de conjunto
del siglo XIX, ver págs. 617-634.
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saba andando media legua hasta donde había llevado a pastar la vaca.
Algunas tareas domésticas, algunas ropas que lavar y las ocupaciones
del día continuaban: tener la comida al medio día preparada, hacer
ganchillo mientras volvía al campo, trabajar la tierra con todas las
fuerzas que pudiera reunir, volver tirando de la cuerda de la vaca, con
la espalda cargada de heno, o una pesada cesta en la mano; encontrar
a los niños en casa, conseguir que se portasen bien e hiciesen los de-
beres, remendar la ropa rota, rabiar y enojarse o reír abiertamente, se-
gún las circunstancias; engordar al cerdo, ordeñar la vaca por segunda
vez, cocinar las gachas o las patatas, meter a todos los crios en la
cama, poner orden, volver a su ganchillo o a su costura... esperar al
padre y no meterse en la cama hasta que él no lo hiciera» (5). Esta es-
cena muestra cómo en el mundo rural se da a la vez este espacio de
trabajo y ocio en el que, como recuerda Gloria NlELFA, no se da la se-
paración entre lugar y horario, entre trabajo y vida, algo bien conoci-
do por al ama de casa de cualquier medio y época histórica. Pero esto
muestra también hasta qué punto le resulta difícil a la sociedad dis-
cernir en el trabajo de las mujeres lo que se considera trabajo «pro-
ductivo» y «doméstico».
El Derecho de Familia
El Derecho Penal
(8) E. GlMBERNAT: «La mujer y el Código Penal español», en Estudios de Derecho Pe-
a
nal, Madrid, Tecnos, 1990, 3 . ed.
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2. LA LLEGADA DE LA DEMOCRACIA
(9) María TELO: «La evolución de los derechos de la mujer en España», La mujer es-
pañola: de la tradición a la modernidad (1960-1980), Ed. Tecnos, Madrid, 1986.
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3. REALIDAD SOCIAL
Conciencia de sí misma
(10) Emilia PARDO BAZAN: «La educación del hombre y de la mujer. Sus relaciones
y diferencias», Memoria leída en el Congreso Pedagógico de 1892, La mujer española y
otros artículos feministas, selección y prólogo de Leda Schiavo, Real Academia Gallega,
Editora Nacional, Madrid.
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La realidad socio-laboral
Los datos estadísticos recogidos por los Informes del Consejo Eco-
nómico y Social indican que, como consecuencia tanto de las modifi-
caciones del sistema productivo como de los cambios legislativos e ideo-
lógicos, la realidad socio laboral de la mujer española ha cambiado pro-
fundamente en la última década; pero también cómo la discriminación
por razón de sexo sigue estando presente en nuestra sociedad.
Este proceso se manifiesta sobre todo en el campo de la educa-
ción. La tasa de escolarización de las mujeres ha mejorado sensible-
mente; está siendo superior a la de los hombres en preescolar, y en se-
cundaria representan casi una media del 1 0 % superior a la de los
hombres, así como mayor éxito en la finalización de los estudios; por
ejemplo, son más las mujeres que alcanzan el título de Graduado Es-
colar. A nivel universitario es también mayor el número de mujeres
graduadas que el de los hombres, y en formación profesional se está
acercando el número de hombres y mujeres que se matriculan. Así
pues, las estadísticas demuestran que el nivel educativo de las mujeres
ha mejorado claramente, pero falta conseguir una equiparación del
contenido de los estudios entre ambos sexos en las etapas destinadas
a la inserción profesional; las mujeres se encuentran en mayor pro-
porción en las carreras de humanidades, ciencias jurídicas y sociales y
ciencias de la salud, que son las que tienen peores salidas profesiona-
les, mientras que en las carreras técnicas su presencia todavía sigue
siendo menor que la de los hombres; en formación profesional, la
distribución desigual por ramas —mayor presencia de los varones en
las ramas de electricidad y electrónica, automoción, metal y agraria,
frente a una mayor presencia de mujeres en las ramas administrativa
y comercial, hogar, moda, y confección, peluquería y estética y sani-
taria— sigue mostrando una segregación sexual que, con toda proba-
bilidad, puede ser el origen de los problemas de segregación en la en-
trada al mercado del trabajo de las mujeres.
La feminización de la pobreza
(11) Un ejemplo extremo es el que una de las primeras medidas que se toman en los
regímenes fundamentalistas islámicos consiste en prohibir a la mujer que trabaje, fuera del
hogar, claro, y, por tanto, sin remunerar.
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