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Los cinco sentidos del bebé en su primer mes de vida se encuentran preparados para recibir

estímulos y procesar informaciones. Pero al principio el bebé no conoce a su cuerpo.

Reconoce a su mamá por el olfato y no tarda en "verla" con su mirada.

En esta etapa el bebé todavía no ve con nitidez. Apenas consigue ver sombras a una curta

distancia de no más que medio metro.

El bebé reconoce la madre por el olor


La respiración del bebé de 1 mes es algo ruidosa e irregular.
Duerme la mayor parte del día y de la noche.
Y nadie puede sustituir la presencia de su mamá. La reconocerá por su olor.
El bebé descubre en esa etapa que el llanto es su único y por lo tanto su mejor recurso para
conseguir atención. La cabeza del bebé es grande y pesa mucho. Poco a poco se va
fortaleciendo el cuello con lo cual se torna capaz de levantarlo cuando se lo ponen de boca a
bajo.
Además, consiguen mover pies y manos.
El bebé de un mes ejercita sus reflejos. Consigue agarrar los dedos de sus padres e incluso
tirar de ellos.

Dos meses

El bebé empieza a percibir algún que otro ruido y a emitir sonidos como "eh" "uh". Puede

mantener la cabeza erguida por más tiempo y le notas mas espabilado y hábil.

Usa el llanto para decir lo que quiere, como por ejemplo, que tiene hambre o que no pare de

moverle en el carrito de paseo.

La primera sonrisa del bebé


A partir de la quinta semana, se comunica con su primera sonrisa. Un momento estimulante

para él y sus papás. Muchos bebés consiguen sonreír en respuesta a otra sonrisa.

Cuando la madre u otra persona le dedique tiempo para charlar, el bebé se reirá

demostrando que le gusta. Pero el llanto seguirá y puede que de una forma más fuerte en

razón de los cólicos.

El bebé de dos meses mueve los ojos


En este segundo mes, la mayoría de los bebés consigue mover los ojos y la cabeza para
acompañar algún movimiento de objeto o de alguien.
Seis de cada diez bebés consiguen reconocer el rostro de la mamá

Tres meses

Tu bebé está precioso! Empieza a sumar pliegues por todas partes. Los brazos y las piernas

se quedan más rollizos.

El sistema auditivo del bebé madura. Él empieza a reaccionar a los ruidos abriendo mucho

los ojos o frunciendo la frente e incluso parando de mamar. La visión también avanza en
esta etapa. El bebé de 3 meses ya ve el mundo en colores.

Además manifestará afinidades o no con la persona que le coge en brazos.

El bebé descubre las manos


El bebé de tres meses descubre las manos. Las manos son sus nuevas herramientas en
esa etapa. Las mantiene muy abiertas y muchos bebés ya consiguen coger algún objeto con
más firmeza. Intentan tirar del pelo de sus papás.

Llegó la hora de trabajar la relación causa y efecto. El bebé aprende que, aunque sin querer,
él consigue provocar sonidos y ruidos a partir un objeto si lo tocas o lo rozas.

Cuatro meses

Según algunas investigaciones, el bebé empieza a desarrollar su sociabilidad. Ya no querrá

estar solo. Y si eso ocurre, aunque sea por un minuto, llorará mucho, hasta que vuelva a oír

la voz de su madre. La buscará girando la cabeza y los ojos.

El bebé de cuatro meses no para


Ahora, la mayoría de los bebés consigue coger lo que quiere para moverlo. Ya son capaces
de sujetar todo lo que esté más cercano a él. Esta etapa se encarga de la coordinación entre
las manos, vista y la boca. El bebé será capaz de coger un juguete y pasarlo de una mano a
otra sin que se le caiga. Le encantará jugar con los sonajeros, los muñecos de peluche, y con
el chupete.
Cuando se encuentre acostado, será capaz de levantar las piernas e incluso dar la vuelta a
un lado y al otro.

Los padres deben estar más vigilantes cuando lo deje en lugares más altos como el
cambiador o la cama de matrimonio. El bebé ya no para de moverse.

Empezará a diferenciar los sonidos: la voz de mamá, la de papá, además los de la música
que le gusta, etc.

Cinco meses

Está cada día más espabilado. Ahora llevará todo a la boca para probarlo. Empieza a lamer,

morder y chupar todo lo que esté a su alcance.

Puede que dé la vuelta si lo dejas solo en la cama. Y ya demostrará su deseo de coger a

alguna cosa con más empeño.

El bebé juega a los cinco meses


Ya no sonríe a todos. Algo cambia en su comportamiento. Sonríe delante de un rostro
familiar y a la vez se muestra serio, miedoso o vergonzoso en la presencia de personas a
quienes no conoce.
Su percepción se esmera pues el bebé puede diferenciar una voz amable de otra menos
amable y reaccionar a ellas de distintas maneras. En esta etapa se empieza el juego con los
pies.
El momento en que se miran y se identifican en el espejo. Puede que se asuste al principio,
pero después querrá tocarlo y lamerlo, sonreír delante de ello, y empezar a emitir toda clase
de sonidos.
Para él todo será un juego alegre y divertido.

Seis meses

En esta etapa el bebé conquista algunos movimientos de libertad. Gira la cabeza con total

facilidad buscando a una persona o a un objeto, y sus manos adquieren mas fuerza.

Ahora el bebé de seis meses ya estira los brazos para pedir que su mamá le recoja en sus

brazos, y puede perfectamente sujetar el biberón con las dos manos, aunque todavía no lo

consiga llevarle a la boca. Lo que sí consigue llevar a la boca es el pie.

Él asocia la habilidad motora a la capacidad de acompañar con los ojos los movimientos que

hace con las manos.

El bebé de seis meses come papillas


A los seis meses, te sorprenderás cuándo el bebé conteste en forma de gorjeo cuándo hables

con él. El bebé se da cuenta de que tiene vida propia.

Empieza a comer papillas y a la vez, demostrar que no quiere que le bañe o que le cambie el

pañal, etc.

Bebé con la visión de adulto


La visión del bebé ahora es igual que a la de un adulto. Puede que balbucee, aunque sin
significado algunos sonidos parecidos a "papá" o a "mamá".

Siete meses

A los 7 meses de vida, el bebé estrena un período importante para su desarrollo verbal.

Puede entender el significado de algunas palabras como el "no" o de algunos gestos como

reírse y aplaudirle cuando él hace algo bueno y correcto.

Si vive en un ambiente en que haya mucha comunicación entre los padres y con él, el

aprendizaje del bebé será un éxito. En caso contrario, su potencial verbal se verá

desperdiciado.

Los bebés pasan a imitar la forma de hablar de sus papas. Y en algún momento dirá "mamá"

o "papá".

El bebé lleva todo a la boca


El bebé se sienta de una manera mas equilibrada y muestra determinación cuando quiere
algún juguete que está fuera de su alcance. Intentará de todas formas alcanzarlo.
Observan dibujos e ilustraciones en libros o revistas. Le interesará romper papeles más
finos. Pero cuidado pues intentará llevar todo a la boca.
El aparecimiento de los primeros dientes. En razón de eso, el bebé puede presentar encías
inflamadas, y consecuentemente babeará más y se quedará mas irritado y nervioso.

Ocho meses

Están para comérselos! Y muy movidos... Su mundo gira alrededor de los juguetes. Juega a

tirar a los objetos desde la tronita y a soltarlos en el suelo esperando a que sus padres los

recoja.

Intenta, de todas formas, alcanzar a los juguetes que están debajo de la cuna o de algún

otro mueble. Y va a por ello cómo sea.

El bebé reconoce su nombre


A los 8 meses, son capaces de saludar y a despedirse con las manos.

Intenta imitar a sus padres con carantoñas, moviendo la cabeza por el "sí" y por el "no", y

consigue entender muchas cosas que le dicen.

Reconoce su propio nombre cuando alguien le llama y mira a quien lo hizo.

Intenta gatear
El bebé está preparado para gatear aunque en muchos casos él apenas consiga arrastrarse
por el suelo. Se mueve girando, arrastrando la tripita o el culete. Es el momento de reforzar
la seguridad en la casa, poniendo protectores en los enchufes, obstáculos en las escaleras,
llaves en los armarios, y mantener cualquier medicamento o producto de limpieza muy lejos
de su alcance.

Nueve mese

Se nota un desarrollo en la parte motriz del bebé. Él empieza a juntar el dedo pulgar al

indicador para coger a objetos pequeños. Ese paso es tan importante como el decir la

primera palabra o empezar a caminar. Eso quiere decir claramente que el bebé empieza una

nueva etapa en su vida. Que sus habilidades se están desarrollando positivamente.

El bebé de nueve meses intenta hablar


Intenta decir palabras a través de balbuceos constantes. Le divierte oír su propia voz e imitar
el NO, el SÍ de sus padres, las pedorretas, la tos, y chillados.
El bebé tiene equilibrio necesario para sentarse con mas facilidad y a gatear. Y ya se quedan
de pie en la cuna o en el parquecito o sujetándose en los muebles.

Identifica a todos los de la casa: papá, mamá, algún hermanito, e incluso algún amiguito,
porque ahora el bebé es capaz de guardar imágenes en su memoria.
Si le preguntas: ¿dónde está papá?, el bebé le buscará girando la cabeza.

Diez meses

Está empezando a aprender cómo expresarse para demostrar lo que desea. Utiliza el dedo

indicador para apuntar algo que quiere, como por ejemplo el chupete, el biberón, para decir
que tiene "caca" en los pañales, para que recojan algún juguete, etc., y para que sus deseos

sean atendidos llega a decir "da". Puede entender conceptos como "aquí", "allá", "fuera",

"dentro", y otros.

El bebé expresa sentimientos


Puede entender con mucha claridad cuando sus padres desaproban su comportamiento.

Suele expresar con más facilidad sus sentimientos sintiendo, por ejemplo, celos de su mamá

por si ella coge algún otro bebé en sus brazos.

El bebé intenta ponerse de pié


En esta etapa, de una forma general, los bebés estarán gateando por toda la casa. Ya
recorrerán grandes distancias, cambiando algunos objetos de lugar. Aquí empieza su etapa
de investigación. Querrán abrir cajones, armarios...y todo cuidado será poco. La emoción es
fuerte. Juega con él en el suelo, para contagiarle un sentimiento de confianza. En algún
momento su hijo se pondrá de pié y andará. Que no sea un proceso acelerado. Déjele que
busque él mismo su propio apoyo. No le transmitas ansiedad o miedo. Tras un período de
entrenamiento, él será capaz de ponerse libremente de pie.

Once meses

Muchos bebés de once meses estarán preparándose para andar. Ya se quedan de pie

apoyándose en las paredes, muebles o arrastrando un andador, sillas, o cualquier objeto que

consiga mover y le dé seguridad.

Es la hora de proteger las esquinas de las mesas, y de quitar cualquier objeto, como los de

cristales, que representen algún peligro al bebé.

Bebés listos para caminar


Pueden imitar el sonido de algunos animales como el del perro, gato, pato, etc. Estará más
gracioso, aunque puede reaccionar con enfado si lo contraría.
Desea estar con otros bebés, pero aún no entiende el significado de compartir sus juguetes.

Según las reacciones que tengan los bebés en esa etapa de su vida, algunos padres pueden
supuestamente conocer la personalidad de su bebé.
Si él tiene un carácter impulsivo, observador, curioso, reflexivo, inquieto, etc.

Un año

A esta altura, el bebé estará caminando (o casi). Al principio, él camina de brazos abiertos

para equilibrarse mejor. Hay que tener cuidado para que en esa fase no haya ninguna caída

importante ya que esta podría hacer con que el bebé se vuelva miedoso para andar. Al

aprender a caminar, el bebé no para. Parece llevar siempre "pilas" nuevas. Lo bueno es que

después de un día movido, él se dormirá mejor por las noches. Qué pueden hacer

Pueden hacer cariño dando o tirando besitos con las manos. Se puede notar que la

sociabilidad del bebé crece bastante. Él no quiere estar ni jugar solo. Aún depende mucho de
sus papás para sentirse seguro. Y cada día comprende mejor lo que le dicen, aunque su

capacidad de hablar sea limitada. Puede perfectamente decir su edad enseñando el uno con

el dedo indicador.

El bebé camina y prueba la independencia


Alguna que otra rabieta puede surgir en esa etapa, debido a que el bebé probará algo de
independencia al transitar de un lado a otro. Eso le dará más confianza y por lo tanto
reaccionará con enfado delante de sus propias limitaciones o de las impuestas por sus
padres.

18 meses

El raciocinio del bebé empieza a evolucionar. Para coger algún objeto que se cayó debajo de

la cama, por ejemplo, ya no empleará solamente sus manos. Si es necesario, buscará algún

palo o algo parecido para poder alcanzarlo. El bebé ya anda por toda la casa, en el parque, y

le encanta jugar con la arena, en el tobogán y sentirse libre en los columpios. Esas

actividades le ayudarán a desarrollar mejor su motricidad.

El bebé demuestra claramente lo que quiere y lo que no, durante las comidas, los paseos, y

en sus deberes. Ya no quiere estar en su sillita con el cinturón. Intenta salir de ella como

sea. En casa, demuestra que quiere participar de las tareas domésticas, como barrer la casa,

quitar el polvo, etc. Es un bebé que sabe defenderse muy bien. Hay bebés que sorprenden

con gran cantidad de vocabularios. A esta edad, él también contestará

positivamente a los estímulos artísticos. Juega con él a pintar con los dedos. Le va a

encantar.

El raciocinio del bebé evoluciona


El bebé reconoce a sus padres, hermanos, amigos, y otros familiares más cercanos, si os ve
en alguna fotografía. Sabe quienes son e incluso es capaz de decir sus nombres. En
los libros, también reconoce a los animales y los relacionan con los sonidos que
emiten. Y, gracias a su creciente habilidad con los dedos y las manos, él consigue
pasar dos o tres páginas de una revista de cada vez.

Dos años

A esa edad, el bebé estará y se sentirá capacitado para hacer muchísimas cosas y hablar

innumeras y variadas palabras. Ya cantará canciones enteras, reconocerá los colores básicos,

y contarán por lo menos hasta el número 10. Sabrán decir su nombre a la perfección y

contará todo lo que aprende. Contestarán a las preguntas y charlarán con entusiasmo.

Conseguirán quitar las tapas de los frascos, jugar con los encajes, desnudar a sus muñecos,

entre muchas otras cosas.


Bebé sin pañales
Pueden abandonar los pañales, bien como bailar, y disfrazarse. Se torna más celoso de los

suyos y de sus juguetes. Aprende a utilizar posesivamente el "mío", y no quiere compartir

nada con nadie. Algunos niños llegan a pegar a los demás niños si estos cogen algo suyo.

Aparte de eso, el bebé siente una voluntad enorme de subir y bajar escaleras, fortaleciendo

así sus muslos. También le encanta jugar con globos y pelotas, pudiendo lanzarlas a la

dirección que quiera.

Bebé rebelde
Lo que más llama la atención de los padres durante esa etapa es la rebeldía que adquiere el
bebé. Es un festival de "no quiero", "no me gusta" y "no voy". En consecuencia de
eso, pueden que algunos bebés empiecen con las terribles rabietas. Él todavía no
sabe controlar sus emociones. Si el niño pierde el control porque no soporta ser
contrariado, no hagas lo mismo. Seas sensato, e impídale que se haga daño. No lo
reproches. Que él saque sus propias conclusiones. Y de ninguna forma se debe ceder
a sus exigencias, para que él no se sienta premiado. Es la hora de imponer los límites
con prudencia y seguridad

Bebe Dos años y medio

A esa edad el bebé no para. Está siempre en movimiento. Aprende a saltar con los dos pies a

la vez y es capaz de caminar solamente con la punta de ellos. Le encanta practicar volteretas

y se siente atraído por el triciclo, por las bicicletas, por el agua de la piscina. El bebé necesita

y pide más estímulos.

Bebé imita a los adultos


Puede mantener la atención por periodos cada vez más largos. Le encanta que le cuente

cuentos, los títeres y las marionetas. En casa, consigue ver un dibujo animado en la

televisión. Y consigue divertirse montando y desmontando los juguetes e incluso montar

algún puzzle. En esta etapa el bebé se estrena como "actor". Imita a todo lo que hacen los

adultos a su alrededor. Empieza a imitar una conversación telefónica, a dar de comer a sus

muñecos, e a conducir coches imaginarios. Es una etapa rica en creatividad.

Etapa anal
Aunque le encanta relacionarse con otros bebés, aún manifiesta sentimientos de egoísmo y
posesión. Pero le encanta jugar con los muñecos y llevárselos de paseo en su sillita.
Empieza también la etapa anal. Buscará placer al controlar la evacuación. Hará
experimentos que ponen a punto su sensibilidad. A la vez, empezará a hablar más.
Se estrena la etapa de las palabras e incluso frases. El diálogo será enriquecedor.

Niño de tres años


El bebé de tres años, que ahora es un niño, demuestra interés y entusiasmo para tocar

instrumentos como la pandereta, el tambor o el acordeón. Su agilidad es tremenda. Puede

realizar dos actividades al mismo tiempo. Juega con la pelota mientras corre, toma helado,

sube escaleras, come y habla por el teléfono. Algunas investigaciones afirman que esta es

una buena edad para iniciarles en el ordenador.

El bebé de tres años ahora es un niño


Su hijo despierta para la conciencia. Puede que te sorprenda con confidencias en torno a

cómo se siente. Y estará más sociable, e incluso hará algún cariño a otros niños. Su manera

de jugar estará mas condicionada a otros niños. Los niños pasarán a asociarse para jugar y

compartirán sus juguetes con mas facilidad. Al mismo tiempo demuestra más independencia

de sus padres. A los tres años, el niño puede hojear libros, y sujetar el lápiz de una forma

más correcta. Además de garabatos, el niño hace dibujos con más sentido. Consigue incluso

escribir algunas letras y su primer nombre.

El niño de tres años descubre sus genitales


El interés por las diferencias entre los sexos, es lo que más llama la atención de los niños a
esta edad. Ellos intentan reafirmar de qué sexo son, imitando el comportamiento de
la madre si es niña, e imitando el del padre si es niño. Se inicia la etapa fálica.
Descubrirá sus genitales y aprenderán a proporcionarse placer de manera deliberada.
No lo reprendas, es absolutamente normal.

Cuatro años

El niño de 4 años es mucho más independiente. Se siente capaz, y lo es, de controlar su

propia fuerza y seguridad. Consigue lavar las manos y el rostro, guardar su propia ropa,

arreglar las sábanas de su cama, cepillar los dientes, y recoger sus juguetes en la habitación.

Se relaciona muy bien con sus amiguitos y le encanta invitarlos a su casa.

El niño de cuatro años pregunta mucho


Puede subir y bajar las escaleras con más facilidad, participar de juegos de competición, y

siempre se encontrará dispuesto para jugar a lo que sea. Demuestra sus preferencias cuanto

a las ropas, el peinado, la comida, y los amigos. Empiezan a hacer preguntas sobre todo, y

demostrarán cierto interés sobre su nacimiento y sobre la muerte. Le encanta mirar

fotografías y ver videos de cuando eran pequeños.

El niño desafía a sus padres


A esta edad el niño presenta una inestabilidad en sus emociones. Se ríe y llora sin una razón
aparente, y eso provoca a que vuelva, alguna u otra vez, a las rabietas de los dos
años. Quiere imponer sus deseos desafiando a sus padres. Es una etapa para la cual
se debe tener muchísima paciencia, tacto, y control de la situación. Aparte de eso,
comenzará con los por que. Buscará respuestas y conviene responderle siempre con
la verdad. Al responder a un niño le estamos enseñando a pensar y le estamos
ayudando a formar las bases de su visión del mundo.

Cinco años

Están para todo y para todos. Su agilidad alcanza niveles altísimos pues su coordinación

motora está bastante desarrollada. Le encanta jugar a la familia con sus amigos, de

profesora con sus muñecos, a cantar, a andar en bicicleta y a todos los juegos que impliquen

un desafío. Están preparados y dispuestos a todo. Son más realistas y equilibrados. Y no

paran de hacer preguntas y a hablar como un adulto.

Las diferencias sexuales quedan a un segundo plan. Su interés ahora es por temas mas

diversificados como el universo, los dinosaurios, de donde venimos, y muchos otros.

Agilidad
Ya puede usar la tijera, dibujar y pintar con más seguridad, ayudar en las tareas domesticas,

poniendo la mesa, haciendo la cama, y guardando sus pertenencias en su debido lugar.

Niños obedientes
Vuelve a ser más respetuosos, obedientes y comprensivos. Eso porque adquieren más
confianza en sí mismo y en los demás. Ya son personitas y como tal deben ser
respetados.

Cognitivo

CUADRO COMPARATIVO DE LAS EDADES:


EDADES CARACTERÍSTICAS DEL NIÑO

De 0 meses a 1 De 0 a 1 mes se observan básicamente conductas reflejas:


año deglución, actividad corporal, succión, etc.
Al llegar al mes fija la mirada en objetos por períodos
cortos.
De 1 a 2 meses sigue con la mirada un objeto que se
mueve dentro de su campo visual.
De 2 a 3 meses si se retira un objeto que el está viendo,
continua mirándolo hacia el lugar donde desapareció, como
esperando que reaparezca por él mismo lugar.
A los 3 meses mira el movimiento de sus manos, situadas
frente a él en la línea media del cuerpo. También trata de
alcanzar y tocar un objeto suspendido frente a él.
A la misma edad, 3 meses, discrimina a su madre de otras
personas.
Entre los 4 y 6 meses descubre los objetos que están
parcialmente ocultos.
Alrededor de los 5 y 6 meses, es capaz de quitarse del

De 0 meses a 1 rostro, una tela. De igual manera al dejar caer un objeto en


año frente a él, no mira hacia el suelo al lugar en donde cae el
objeto, sino que fija su mirada en la mano que lo lanza.
También puede agarrar y soltar objetos voluntariamente.
Entre los 5 y 7 meses busca con su mirada objetos que
desaparecen, mirando hacia el lugar en el cual
desaparecieron.
Alrededor de los 6 y 8 meses, discrimina personas, objetos
y situaciones conocidos y desconocidos. De igual forma
puede imitar ademanes o gestos sencillos en esta edad.
Entre los 8 y 9 meses presenta las siguientes
características: es capaz de anticipar eventos (por ejemplo,
si observa que la madre toma su cartera, llora ante el hecho
de que prevé la partida de la madre). Lanza los juguetes
desde su cama, esperando que sean recogidos por otra
persona. Hala la cuerda de un móvil para escuchar su
música o ver sus movimientos. Aparta obstáculos para
alcanzar un objeto. Imita acciones y gestos.
Alrededor de los 9 y 10 meses es capaz de buscar objetos
que estén totalmente ocultos, aunque se observa una
tendencia a buscar siempre en el mismo lugar.
A los 11 meses puede meter un objeto en una caja imitando
al adulto.
Entre los 11 y 12 meses empuja tres bloques como si
fueran un tren.
Como conclusión en esta edad se puede decir que el niño
comienza a coordina lo que ve con lo que oye y sus ojos
con sus manos. Agarra y ve; ve, agarra y chupa; oye, ve,
agarra y chupa. Traslada objetos de un lugar a otro. Es muy
explorador.

De 1 a 2 años A los 12 o 13 meses puede sacar objetos de un recipiente,


uno por uno.
Entre los 14 y 15 meses busca y utiliza un objeto que le
ayude a alcanzar a otro (palo, cordel, etc.).
Alrededor de los 15 y 16 meses es capaz de hacer pares
de objetos semejantes, al mismo tiempo también puede
hacer pares con las ilustraciones de los mismos. En esta
edad es capaz, de igual manera, de señalar el objeto que
se le nombra.

De 1 a 2 años Entre los 18 y 19 meses sigue órdenes que estén


relacionadas, por ejemplo: ve al cuarto y trae mi cartera.
A los 19 meses imita lo que ha observado, lo que sus
padres o hermanos hacen. Por ejemplo hablar por teléfono,
actividades del hogar, etc.
Alrededor de los 20 y 22 meses, busca en varios sitios un
objeto que ha sido escondido, sin él ver. En esta edad el
niño es capaz de armar rompecabezas de dos o tres
piezas.
A los 21 meses, cuando el niño imita puede utilizar varios
objetos para representar ciertas acciones, como por
ejemplo hacer rodar una caja representado un carro.
Al llegar a los 22 meses el niño dramatiza, abraza muñecos
y los mece.
Entre los 22 y 24 meses, imita modelos o situaciones
ausentes (que representan experiencias previas). En esta
etapa el niño también puede representarse las acciones
antes de ejecutarlas, por lo tanto puede analizar situaciones
sencillas antes de actuar.
Como conclusión se puede decir que el niño es capaz de
buscar y buscar cosas que se le han escondido, puede
nombrar y reconocer distintas partes de su cuerpo y
relacionarlas con las de otras personas; imita la conducta
de los adultos en especial la de sus padres.
De 2 a 3 años Encuentra un libro específico que se le pide.
Completa un tablero de formas geométricas de 3 piezas.
Dibuja una línea horizontal imitando al adulto.
Copia un círculo.
Hace pares con los objetos de la misma textura.
Señala "lo grande" y "lo pequeño", cuando se le pide.
Dibuja imitando al adulto.
Asocia colores, estableciendo pares de objetos con idéntico
color.
Discrimina semejanzas y diferencias entre objetos que
presentan gran contraste.
Coloca objetos adentro, afuera, arriba, abajo, cuando se le
pide.
Nombra la acción que muestran las ilustraciones.
Hace pares con una figura geométrica y su ilustración.
Arma rompecabezas de cinco y seis piezas.

De 2 a 3 años Sabe a cual sexo pertenece.


Establece diferencias entre "uno y dos" objetos, entre
"muchos y pocos".
Puede contar hasta tres y cuatro objetos.
Indica su edad con los dedos.
De manera general se puede decir que el niño de 2 a 3
años cuando juega espontáneamente imita personajes
conocidos, imita a los modelos de la televisión y las
propagandas; reconoce los colores, los tamaños de los
objetos (grandes, medianos y pequeños) y los conceptos
espaciales (arriba, abajo, adentro, afuera).

De 3 a 4 años Su pensamiento es egocéntrico, animista y artificialista.


No distingue las experiencias reales de las imaginarias,
confundiendo con facilidad la fantasía con la realidad.
Identifica los colores primarios y algunos secundarios.
No es capaz de hacer correspondencia entre objetos.
Distingue entre objetos grandes y pequeños, pesados y
livianos.
Hace clasificación por 1 atributo.
Distingue con objetos concretos los cuantificadores:
muchos, pocos, todos, ninguno.
Recuerda la melodía de las canciones conocidas.
Sigue la secuencia o patrón (tamaño, color), que se le da
con bloques o cuentas.
Cuenta hasta 10 imitando al adulto, pero no hace
correspondencia.
Identifica y nombre objetos que son iguales y/o diferentes.
Identifica por lo menos 3 figuras geométricas (círculo,
cuadrado y triángulo).
Representa la figura humana como un monigote.
A ciertas partes de sus dibujos les da nombres, pero varía
constantemente de denominación ya que carece de
intencionalidad al hacerlos.
Separa objetos por categorías.
Añade una pierna y/o un brazo a una figura incompleta de
un hombre.
Como conclusión de las características de esta edad se
puede decir que el niño coloca y nombra la cruz, el círculo,

De 3 a 4 años el cuadrado, el triángulo en tableros de encaje. Imita


secuencias sencillas con cubos de cuatro colores. Inventa
cuentos siguiendo láminas en secuencias. Le agrada que le
lean cuentos e historietas. Añade tronco y extremidades
correctamente a un dibujo de la figura humana. Mete y saca
aros de forma espontánea siguiendo el orden de tamaño.

De 4 a 5 años Recuerda por lo menos 4 objetos que ha visto en una


ilustración.
Dice el momento del día en relación a las actividades, por
ejemplo: hora de merendar, hora de la salida, etc.
Su pensamiento es intuitivo, fuertemente ligado a lo que
percibe directamente.
Hace diferencia entre lo real y lo imaginario.
Establece semejanzas y diferencias entre objetos, referidas
a los elementos tales como forma, color y tamaño.
Repite poemas conocidos para él.
Identifica y nombra colores primarios y secundarios.
Nombre la primera, la del medio y la última posición.
Cuenta hasta 10 de memoria, pero su concepto numérico
no va más allá de uno dos, muchos, ninguno.
El dibujo típico del hombre lo representa con una cabeza
con dos apéndices como piernas, ojos, nariz y boca
(alrededor de los 4 años), observándose una mejor
estructuración en la representación de la figura humana
alrededor de los 5 años.
Da nombre a lo que dibujo o construye, y la intención
precede a su ejecución.
Identifica nombrando o señalando las partes que faltan a un
objeto o ilustración.
Hace conjuntos de 1 a 10 elementos siguiendo una
muestra.
Sus ¿por qué? Obedecen más a un sentido finalista que a
uno causal.
Maneja correctamente relaciones espaciales simples:
arriba, abajo, afuera, adentro, cerca, lejos.
Clasifica por 1 atributo a los 4 años, logrando por 2
atributos alrededor de los 5 años.
Puede seriar de tres a cinco elementos.

De 4 a 5 años Alrededor de los 4 años responde a la pregunta "¿por


qué?" con un "porque si" o "porque no". Posteriormente,
cerca de los 5 años sus explicaciones son más referidas a
las características concretas de los objetos. Por ejemplo;
¿por qué son iguales?, ¿por qué los dos son rojos?
Le gusta mucho hacer preguntas, aunque con frecuencia
no le interesan las respuestas.
Su ubicación temporal es deficiente, aún vive más que
nada en el presente. Maneja inadecuadamente los términos
ayer, hoy y mañana.
Ordena secuencias con dibujos impresos para formar una
historia con relación lógica.
Comienza la noción de lo estético (expresiones de alegría o
rechazo al presentarle objetos bonitos o feos).
De manera general se puede decir que el niño en esta edad
presenta las siguientes características: clasifica objetos por
lo atributos (tamaño y forma). Hojea el cuento hasta el final.
Participa en obras de teatro sencillas asumiendo el papel
de algún personaje de la historia. Arma rompecabezas de
24 piezas y más. Imita a los modelos de televisión y
propagandas.

De 5 a 6 años Completa un laberinto simple.


Dice el día y mes de su cumpleaños.
Su capacidad de atención aumenta notablemente.
Permanece hasta 45 – 50 minutos desarrollando la misma
actividad.
Se interesa por el origen y utilidad de las cosas que lo
rodean.
No tiene dominio claro de la concepción del tiempo.
Clasifica por 3 atributos.
Realiza seriaciones hasta de 10-12 elementos.
Coloca varias cosas en orden tomando en consideración
algunos de los siguientes criterios: tamaño, tonalidades de
un color, grosor, peso o sonido.
Identifica y nombra: círculo, cuadrado, triángulo, rectángulo,
óvalo, rombo, hexágono.
Cuenta por lo menos hasta 20 objetos y dice cuantos hay.
Establece correspondencia 1 a 1, comparando el número y
la cantidad de elementos de manera correcta.

De 5 a 6 años Identifica los números del 1 al 50, y reproduce por lo menos


del 1 al 20.
Alrededor de los 5 años responde a la pregunta "¿por
qué?" con explicaciones referidas a las características
concretas de los objeto. Por ejemplo "¿Por qué los dos son
rojos? Posteriormente, cerca de los 6 años su nivel es más
abstracto, por ejemplo "¿por qué los dos tienen el mismo
color?".
Identifica "mas grande que…", "más pequeño que...".
Discrimina semejanzas y diferencias entre objetos tomando
como criterio detalles de dichos objetos.
Interpreta relaciones causales en sencillos fenómenos
naturales.
Sigue la trama de un cuento y repite con precisión una
secuencia de hechos.
Manifiesta un recuerdo claro de hechos y lugares remotos.
Al dibujar o pintar siempre la idea precede a la obra sobre
el papel.
Arma rompecabezas de 20 a 30 piezas.
Conocer elementos de tiempo como antes, después, más
tarde, más temprano, etc.
De manera global podemos decir que los niños en la edad
comprendida entre lo 5 y 6 años ordena cosas de las más
pequeñas a las más grandes y señala cual es la primera y
la última. Dibuja cuellos, hombros, figuras proporcionadas,
dos piezas de vestidos y expresión facial. Resuelve los
juegos de memoria de figuras conocidas. Hace comentarios
relacionados al cuento que está leyendo. También imita
espontáneamente gestos y posturas de sus compañeros.

Area de lenguaje

1. Etapa pre-lingüística

Denominada también como la etapa preverbal, comprende los primeros 10 a 12


meses de edad. Se caracteriza por la expresión buco-fonatoria que de por sí apenas
tiene un valor comunicativo. Otros la consideran como la etapa del nivel fónico
puro, debido a que el infante emite sólo sonidos onomatopéyicos.

Durante esta etapa, que abarca el primer año de vida, la comunicación que
establece el niño con su medio (familia), especial y particularmente con su madre,
es de tipo afectivo y gestual. De allí que para estimularlo lingüísticamente la madre
deba utilizar, junto con el lenguaje afectivo y gestual, el lenguaje verbal. La palabra
debe acompañar siempre al gesto y a las actividades de la madre con su hijo.

Esta etapa preverbal hasta hace poco despertaba escaso interés de los
especialistas, pero gracias a las investigaciones actuales, hoy sabemos que tiene un
valor relevante y trascendental en la configuración de las bases del desarrollo
lingüístico, puesto que tanto las expresiones vocales (sonidos o grupo de sonidos
de simple significación) como las expresiones verbales (sonidos, grupo de sonidos,
palabras aisladas, etc.) influyen de modo determinante en el desarrollo posterior de
la comunicación lingüística del niño.

Esta etapa comprende, a su vez, subetapas o estadios con características


particulares que van de acuerdo con la secuencia cronológica del desarrollo integral
del niño, las que pasamos describir:

a) Del nacimiento al mes y dos meses de edad


Desde que nace hasta más o menos, el final, del primer mes, la única expresión
que se oye del bebé es el llanto, que es la primera manifestación sonora puramente
mecánica o refleja y, como tal, indiferenciada en cuanto al tono, sea cual fuere la
razón de su estado.

Con el llanto, el bebé pone en funcionamiento el aparato fonador, permitiéndole


también la necesaria oxigenación de la sangre y el establecimiento de la respiración
normal.

Pasando este período, por lo general al inicio del segundo mes, el llanto ya no es un
fenómeno o manifestación mecánica e indiferenciada, sino que el tono del sonido
cambia con el contenido afectivo del dolor, el hambre u otra molestia; es decir, la
variación de la tonalidad está relacionada con el estado de bienestar o malestar del
bebé. Con, el llanto el bebé logra comunicar sus necesidades al mundo que le rodea
y, como se da cuenta de que gracias al llanto sus necesidades son satisfechas, lo
usará voluntariamente, ya no siendo entonces un mero reflejo o sonido
indiferenciado.

De esa manera el bebé va comunicándose con su entorno próximo, especialmente


con su madre, comprendiendo cada vez mejor lo que ésta le comunica, aunque sea
incapaz de expresarlo.

b) De tres a cuatro meses de edad

Al inicio del tercer mes el bebé produce vagidos, sonidos guturales y vocálicos que
duran de 15 a 20 segundos. Responde a sonidos humanos mediante la sonrisa y, a
veces, con arrullo o murmullo. Aquí la forma característica del grito del bebé puede
ser una llamada expresiva relacionada con alguna necesidad, tal como el grito de
incomodidad.

A esta edad ya distingue entre los sonidos: /pa/, /ma/, /ba/, /ga/. Sus
vocalizaciones ya pueden mostrar alegría; sus manifestaciones de placer las
expresa mediante consonantes guturales "ga.ga", "gu.gu", "ja.ja", mientras que su
displacer mediante consonantes nasalizadas como "nga", "nga".

El bebé sabe distinguir, también, las entonaciones afectivas, reaccionando con


alegría, sorpresa o temor ante el tono de voz, especialmente de sus padres.

A los tres meses aparece el balbuceo o lalación, que consiste en la emisión de


sonidos mediante redoblamiento de sílabas como "ma...ma", "ta...ta" y otras.

El interés del niño por las personas, así como su comunicación, que estaba limitada
únicamente a lo afectivo durante el 2do. y 3er. mes de vida, comienza a ampliarse
hacia los objetos entre el 3er. y 4to. mes.

Piaget considera que al iniciar el 4to. mes, el niño supera la etapa denominada de
las reacciones circulares primarias, que son características de los tres primeros
meses de vida, en las que el objeto de sus actividades estaba centrado y dirigido
hacia su propio cuerpo, pasando a la siguiente etapa de las reacciones circulares
secundarias, en las que el objeto de sus actividades ya no es su propio cuerpo sino
algo externo a él (sonajero o cualquier otro juguete). Paralelamente con esto el
niño va tomando conciencia de que sus fonaciones, gorgogeos, manoteos y ruidos
guturales diversos producen efectos en su rededor y aprende a comunicar algo a
alguien.
De esa forma el niño va progresando y aumentando sus vocalizaciones, las mismas
que ya son cercanas a la palabra y, como tal, van cargadas de intención
comunicativa con la madre. Estos variados sonidos vocales y fonaciones próximas a
la palabra que el niño dirige a la madre, deben ser atendidos, entendidos,
interpretados y contestados por ella de manera reiterativa, estimulando y
propiciando así su desarrollo lingüístico.

Esto implica que la madre tiene en sus manos la posibilidad de incrementar a su


"gusto" el nivel de comunicación verbal y afectiva con su niño, favoreciendo el
desarrollo de su inteligencia, de su lenguaje, de sus posibilidades de interacción
social y la capacidad de expresión de sus deseos y sentimientos propios. En esto el
"toma y daca" en la comunicación gestual, afectiva y verbal de la madre con su
niño reviste una importancia absolutamente decisiva en el desarrollo de todas sus
potencialidades.

c) De cinco a seis meses de edad

El balbuceo o primer intento de comunicación que apareció alrededor de los tres


meses de edad, se extiende hasta el octavo o noveno mes, progresando en el
quinto y sexto mes hacia aquello que se denomina "imitación de sonidos". Esto
comienza en forma de autoimitaciones de los sonidos que el mismo niño produce
(reacción circular). Más tarde empieza a repetir sonidos que el adulto u otro niño
produce.

En esta edad se dan estructuras de entonación claramente discernibles en ciertas


vocalizaciones en las que pone énfasis y emoción. Las primeras emisiones vocálicas
son realizaciones fonéticas que aparecen en el siguiente orden:

• /a/ y variantes próximas al fonema /e/, aunque antes suelen emitir sonidos
similares a /oe/

• Posteriormente aparece la /o/ y

• Finalmente la /i/, /u/.

Los sonidos de las consonantes aparecen posteriormente en el orden siguiente:

• Labiales : p (pa-pa)

m (ma-ma)

b (ba-ba)

• Dentales : d (da-da)

t (ta-ta)

• Velopalatales : g (ga-ga)

j (ja-ja)

Al respecto Jakobson (1974) sostiene que la adquisición de los fonemas van desde
los más contrastados, que son los que se encuentran en todas las lenguas
(universales fonológicos –oposición consonante-vocal–), a fonemas menos
contrastados, propios de cada lengua en particular. Así, la /a/ es la primera vocal
que se adquiere y la /i/, /u/ son las últimas. Las primeras consonantes que
aparecen son la /p/, la /m/ y la /b/, y las últimas que se adquieren suelen ser las
laterales /l/ y las vibrantes /r/.

De esta manera el niño al sexto mes suele emitir los primeros elementos vocálicos
y consonánticos, siendo un progreso importante con respecto a los gritos y distintos
sonidos laríngeos de los primeros meses de vida. Posteriormente, a medida que el
niño progresa, poco a poco irá sustituyendo la comunicación gestual por el lenguaje
verbal.

Aquí conviene enfatizar la máxima importancia que tiene el lenguaje materno


dirigido al niño durante la mitad del primer año de vida, en el que no solamente
conviene aumentar las vocalizaciones, gestos, sonrisas y demás expresiones en el
seno del hogar, sino que además la comunicación verbal debe ser algo habitual
entre los adultos y el niño.

d) De los siete a los ocho meses de edad

Hasta los 6 ó 7 meses el niño se encuentra como "polarizado", vigilante y pendiente


del adulto. Pero, el mismo niño que inició el contacto con el adulto mediante
señales de llamada (gestos), cambia notablemente a partir de los 7 u 8 meses
debido al desarrollo de sus habilidades motoras y posturales, "abandonando" un
poco al adulto, iniciando su autoafirmación, basado en los logros que obtiene con su
nueva capacidad exploratoria, tanto en su propio cuerpo como en los elementos
próximos a su entorno.

En estos meses, según Bateson (1975), los intercambios vocales que se dan entre
la madre y el niño tienen un carácter de "protoconversación". Esto es de gran
importancia, dado que permite afirmar y mantener el contacto social entre dichos
interlocutores y que, aunque no son intercambios con contenidos significativos, la
estructura del tiempo de los intercambios vocales y su función, basada en los
principios de sucesión y reciprocidad, parecen ser ya los de una "verdadera
conversación".

Bruner (1979) señala que entre los 7 y 10 meses el niño va pasando


progresivamente de la "modalidad de demanda" a la modalidad de intercambio y
reciprocidad en las interacciones madre-niño. El dar y el recibir objetos
pronunciando el nombre de cada uno, mientras se miran a la cara madre e hijo y
miran conjuntamente el objeto, logra multiplicar y enriquecer la aptitud lingüística y
comunicativa del niño, constituyendo esta "conversación" un buen ejercicio de
entrenamiento para el habla, así como para su socialización naciente.

En esta edad el niño realiza múltiples vocalizaciones espontáneas, tanto vocálicas


como consonánticas y hasta sílabas y diptongos. Estas vocalizaciones próximas a la
palabra, son las que conducirán pronto al niño a emitir sus primeras palabras. Aquí
las vocalizaciones alternantes entre la madre y niño, permitirán el acceso temprano
al lenguaje.

e) De los nueve a los diez meses de edad

En esta subetapa puede que el niño empiece realmente a decir palabras cortas,
pero normalmente esto no es más que la repetición de lo que dicen los demás,
pues es todavía imitación. Aquí las respuestas del niño son ajustes diferenciales
entre la muestra y la expresión de los interlocutores que entran en relación con él,
mostrando de una manera patente la comprensión de algunas palabras y/o
expresiones aisladas.

En esta edad el niño manifiesta comportamientos claramente intencionados y, por


tanto, inteligentes. La incorporación de los músculos accesorios del habla y de la
masticación aumenta la destreza de la lengua y de los labios, favoreciendo la
vocalización articulada.

El niño muestra especial interés por imitar gestos y sonidos y por comunicarse, lo
cual le induce a aprender rápidamente el lenguaje. Esto hace que se entregue a
repeticiones espontáneas que suelen ser reforzadas por los padres, quienes
también imitan y repiten varias veces con él.

Estos hechos hacen que sus vocalizaciones sean mucho más variadas, contando en
su repertorio con tres a cinco palabras articuladas. Pero, dado que el pequeño no
dispone todavía de la aptitud necesaria para la expresión oral, se ve obligado a
simplificar el lenguaje adulto. Así por ejemplo, la expresión "pa...a" del niño,
señalando con su mano la panera, corresponde a la frase: "Dame pan, mamá", la
misma que irá superando progresivamente.

Por otro lado, cabe señalar que la simbiosis afectiva madre-niño que se daba en
forma dominante durante los primeros ocho meses de vida, va disminuyendo
gradualmente a partir de los nueve meses, permitiendo al niño "ser" y conocerse
como "uno entre otros". En esta edad es cuando comienza entonces la conquista de
sí mismo, de su "Yo", viéndose el niño en la necesidad de aprender más
rápidamente el lenguaje.

f) De los once a doce meses de edad

El niño de 11 meses cuenta en su repertorio lingüístico con más de cinco palabras.


En esta edad el niño emplea idénticas palabras que el adulto, pero no les atribuye
el mismo significado. Sin embargo, a medida que va progresando en este proceso,
los significados que va atribuyendo a las palabras se van aproximando a los
significados atribuidos por el adulto.

Estas simplificaciones del lenguaje adulto que se observan en esta edad, según
Stampe e Ingram (1976), se deben atribuir al intento de reproducir las palabras del
adulto y no a la imperfección de las percepciones auditivas del niño. Tales
simplificaciones pueden consistir en:

• Síntesis de un segmento o trozo del habla adulta: "caca" para decir: "mamá,
dame bacín".

• Sustitución: dice "topa" en vez de decir "sopa".

Sustituye la fricativa /s/ por la oclusiva /t/, que es más fácil de articular.

• Supresión: dice ".opa" en vez de "sopa".

De esta forma el niño se ve obligado a simplificar el lenguaje adulto, sin que esto
signifique que no comprenda, sino que su capacidad expresiva es todavía bien
limitada. Empero, según algunos especialistas, a los 11 ó 12 meses el niño suele
articular ya sus primeras "palabras" de dos sílabas directas: "mamá", "papá",
"caca", "tata", dando inicio a la siguiente etapa denominada lingüística o verbal,
sustituyendo progresivamente el lenguaje gestual y "superando" la simplificación
del lenguaje adulto a medida que va incrementando su léxico.

Con respecto a la aparición de la "primera palabra", cabe aclarar que esto depende
del momento en que los padres lo identifiquen como tal y de lo que entienden por
"palabra", ya que las unidades de significación que el niño emplea se corresponden
con segmentos del habla adulta.

El niño de esta edad (un año) suele ocupar el centro de la atención de la familia,
cuyas acciones, gracias y ocurrencias suelen ser festejadas y aplaudidas,
reforzando la conducta, que tenderá a repetir una y otra vez. Esto es bueno porque
ayuda al niño a sentir y vivir su propia identidad. Además, el intercambio gestual
mímico y verbal de sus comunicaciones con el adulto, acompañado de la conducta
de "dar y tomar", permite el desarrollo mayor del lenguaje.

2. Etapa lingüística

Este período se inicia con la expresión de la primera palabra, a la que se le otorga


una legítima importancia como el primer anuncio del lenguaje cargado de un
propósito de comunicación.

Sin embargo, no se puede decir con precisión cuándo comienza, cuándo este
anuncio del lenguaje se precisa y confirma, cuándo se puede hablar de la "primera
palabra". Por eso la fecha de su aparición está diversamente fijada, ya que los
estudios al respecto se basan mayormente en las informaciones que dan las
madres.

Hay que señalar, además, que las niñas son las que empiezan a hablar un poco
antes que los niños. Por otro lado, aparte del sexo, tomando como referencia las
peculiaridades individuales, un niño puede demorarse más que otros en una etapa
y pasar rápidamente por otra, condicionando la aparición de la primera palabra en
los niños en cronologías distintas.

No obstante, los diferentes especialistas estiman que la mayoría de los niños que
van a hablar, tal vez el 90 por ciento de ellos, dicen sus primeras palabras para
cuando tienen 15 a 18 meses, aunque esta afirmación no es exacta o concluyente
por las razones antes expuestas.

De allí que la etapa lingüística se considera en forma un tanto amplia, desde


aproximadamente el 12do. mes (un año de edad), pasando el niño de las
variadísimas emisiones fónicas del período prelingüístico a la adquisición de
fonemas propiamente dichos en el plano fonológico (articulaciones fonemáticas),
perfeccionándose también el aspecto semántico y sintáctico de las palabras a
medida que el niño crece.

Dentro del período lingüístico se consideran las siguientes subetapas:

a) De los doce a los catorce meses de edad

Durante el primer año de vida el niño ha ido estableciendo toda una red de
comunicación gestual, vocal y verbal con la familia. Las primeras expresiones
vocales eran simples sonidos con una significación únicamente expresiva. Las
expresiones verbales, sin embargo, son sonidos o grupos de sonidos que ya hacen
referencia a algunas entidades del medio (objetos, personas, situaciones,
acontecimientos, etc.). Empero, esta secuencia de sonidos no forman todavía parte
de la lengua; pues, tanto las expresiones vocales como las verbales son formas de
expresión prelingüística.

A partir de los 12 meses (un año), incluso desde los 11 meses, el niño comienza a
producir secuencias de sonidos bastante próximos a los elementos lexicales de la
lengua adulta, o sea las palabras. Estas formas verbales próximas a la palabra, van
precedidas de producciones fónicas estables que contienen elementos de
significación, constituyendo estas emisiones un anticipo de la capacidad del niño
para utilizar un significante que comunique un significado.

De esta forma el niño comienza con el desarrollo lexical, contando en su repertorio


lingüístico 3 a 5 palabras (mamá, papá, tata, caca, etc.). Empieza también a utilizar
las formas fonéticamente convencionales de la comunidad lingüística; sin embargo,
aunque el niño de un año emplea idénticas palabras que el adulto, todavía no le
atribuye el mismo significado a las cosas, debido precisamente a su escaso
repertorio lexical.

Entre los 13 y 14 meses, el niño inicia la conocida etapa "holofrástica" (palabra-


frase), en la que emite frases de una sola palabra o elementos con varios
significados. Por ejemplo, la palabra "abe" (abrir) lo utiliza para expresar diferentes
acciones:

Abre : Abre la puerta

Abre : Pela la naranja

Abre : Pon a un lado las cosas para ...

Por esta época, los primeros pasos de comunicación verbal del niño se caracterizan
por un incremento en la "denominación", pues, ya sabe utilizar el nombre de las
personas de la familia y otros próximos a él, y cuando comienza su "conversación"
emplea palabras que sirven de reclamo o llamada: "¡mía, mía!" (mira, mira), etc.

A esta edad, la indicación o señalización que apareció a los 10 meses ya va


acompañada de la palabra que se refiere al objeto. El niño dice palabras que
designan bien el objeto de la acción, la acción misma o la persona que ha de
realizarla, aunque todo esto lo hace apoyándose todavía en los gestos.

El niño comienza a comprender también los calificativos que emplea el adulto


(bueno, malo, agradable o desagradable). Igualmente comprende la negación y la
oposición del adulto, e incluso la interrogación como actitud.

De este modo el niño desde los 12 meses de edad inicia un largo y complejo
proceso de desarrollo y, poco a poco, los significados que atribuye a las palabras se
van aproximando a los significados atribuidos por el adulto. Pero, para que esto
ocurra de una manera óptima, es importante que los padres estimulen léxicamente
al niño, tratando de asociar siempre en las "conversaciones" el significado fónico
(palabra hablada) con el significado (objeto al que hace referencia la palabra), para
que el niño asocie y fije la relación en su cerebro.

En este proceso, es conveniente que los adultos utilicen sustantivos, adjetivos y


acciones que forman parte de la vida diaria del niño. Esto, sin duda, contribuye de
manera directa y eficaz al desarrollo del lenguaje, de la inteligencia y demás áreas
con las que este aprendizaje se relaciona.

b) De los quince a los dieciocho meses de edad

A los 15 ó 16 meses el niño se encuentra en plena etapa holofrástica (palabra-


frase). Dentro de su repertorio léxico cuenta con 5 a 15 ó 20 palabras, y cada vez
demostrará mayor incremento en su vocabulario por medio de las inflexiones de su
voz al querer identificar algo.

Einsenson sostiene que en esta etapa surge el habla verdadera y señala que el niño
utiliza palabras para producir acontecimientos o llamar la atención de los demás.

En algunos niños bastante adelantados, suele observarse el empleo de algunas


frases con dos palabras, principalmente de objetos o acciones, sin descartarse en
ciertos casos, también, el uso de adjetivos (calificadores). Sin embargo, antes de
ser capaz de hacer combinaciones de dos palabras, frecuentemente seguirá
empleando una sola palabra para referirse a muchos objetos.

Esta extensión semántica en las vocalizaciones infantiles le seguirá acompañando


por largo tiempo. Pero a medida que vaya incrementando su léxico y evolucionando
su habla, irá reduciendo progresivamente tal extensión semántica.

Desde los 16 ó 17 meses hasta los dos años de edad, hará cada vez más
frecuentemente el uso de combinaciones espontáneas de varias palabras y frases,
incrementando el caudal de palabras en su expresión.

A los 17 meses el niño extiende cada vez más su repertorio lingüístico y comienza a
hacer combinaciones de dos palabras. En esta edad, la identificación y
denominación de objetos, figuras y diferentes partes del propio cuerpo, son
ejercicios muy recomendables para el desarrollo del lenguaje verbal del niño.

c) De los dieciocho a veinticuatro meses de edad

Entre los 18 y 24 meses, la mayoría de los niños cuentan con un vocabulario mayor
a 50 palabras, pasando a combinar 2 a 3 palabras en una frase, dándose inicio al
habla "sintáctica"; es decir, el niño comienza a articular palabras en frases y
oraciones simples.

En sus expresiones verbales utilizan sustantivos (nombres), verbos (acciones) y


calificadores (adjetivos y adverbios).

Entre estas clases gramaticales suelen establecer las siguientes relaciones:

• Entre dos nombres (o sustantivos):

"Zapato papá" (poseedor y objeto poseído)

"Sopa silla" (relación fortuita)

• Entre nombre y verbo:

"Abre puerta" (verbo y objeto)


"Papá come" (sujeto y verbo)

• Entre calificadores y adjetivos:

"Bonita pelota" (calificador más nombre)

"Más juego" (calificador más verbo)

"Más bonita" (calificador más calificador)

Hacia los dos años el niño posee un vocabulario aproximado de 300 palabras. En
sus expresiones suele observarse, también, el inicio de la utilización de los
pronombres personales "Yo" y "Tú" y el posesivo "Mi" y "Mío". Sus frases expresan
intención y acción: "hace lo que dice y dice lo que hace".

En esta edad surge la función simbólica en el niño y termina el predominio de la


inteligencia sensoriomotriz dando lugar a la inteligencia representacional. Con la
función simbólica el niño tiene la capacidad de representar mentalmente las cosas y
evocarlas sin necesidad de que éstas estén presentes.

Con la capacidad simbólica, los gestos y las expresiones verbales del niño
comienzan a referirse cada vez con mayor frecuencia a realidades más abstractas,
haciéndose más dominante en el lenguaje.

Los símbolos (significantes) vienen a desempeñar un papel singular en el desarrollo


posterior del niño, ya que éstos son los que van a permitir construir los códigos
sobre los cuales se configuran las bases de las funciones superiores. Mediante estos
códigos es que accedemos a las emociones, a las realidades abstractas, al lenguaje
y a convertir lo implícito en explícito.

Esta capacidad simbólica permite al niño explorar e incrementar su lenguaje verbal,


manifestando interés por escuchar cuentos sobre sí mismo o sobre su familia, en
los cuales va captando el sentido de las palabras y oraciones de las narraciones que
los padres le brindan.

d) De los dos a los tres años de edad

A los tres años se produce un incremento rápido del vocabulario, incremento que es
mucho mayor que lo que ocurrirá posteriormente, llegando a tener un promedio de
896 palabras y a los tres años y medio 1222 palabras (Smith, 1980). El niño en sus
expresiones verbales ya emplea verbos auxiliares "haber" y "ser" y da cierta
prevalencia al artículo determinado. En el curso de esta edad comienza a utilizar las
proposiciones y el niño ya tiene un lenguaje comprensible, incluso para personas
ajenas a la familia, manifestando un dominio de la mayor parte de la gramática de
su lengua materna (sintaxis), por lo que los especialistas suelen denominarlo como
el período de la "competencia sintáctica".

e) De cuatro a los cinco años de edad

A los cuatro años de edad el niño domina virtualmente la gramática, pero comienza
a expresarse de acuerdo a un estilo "retórico propio", tal como Einsenson señala.
El niño empieza a utilizar los pronombre en el siguiente orden: Yo, Tú, Él, Ella,
Nosotros-as, Ustedes; contando con un vocabulario de 1,500 palabras y a los cinco
años, 2,300 palabras aproximadamente.

Entre los 4 ó 5 años, el niño suele estar ya capacitado para responder a preguntas
de comprensión referentes al comportamiento social aprendido, dado que su
lenguaje ya se extiende más allá de lo inmediato. Esto se debe a la capacidad
simbólica del niño y, como tal, puede evocar y representarse mentalmente las
cosas, acciones y situaciones, trascendiendo la realidad y el presente.

Esa capacidad y la necesidad de comunicarse, hacen posible un mayor y rápido


desarrollo del lenguaje infantil, facilitando también el desarrollo de la inteligencia.

f) De los seis a los siete años de edad

A esta edad se inicia la etapa escolar, en la cual el niño manifiesta una madurez
neuropsicológica para el aprendizaje y un lenguaje cada vez más abstracto.

Debido al "dominio" del lenguaje el niño puede percibir distintas unidades


lingüísticas dentro de una lectura o discurso, percibiéndolo como un todo.

El niño supera también el período egocéntrico y su pensamiento se torna lógico-


concreto. Ahora es capaz de tomar en cuenta los comentarios y críticas de los
demás con respecto a su persona, lo cual no ocurría en edades anteriores. Esta
capacidad de descentración hace que el niño tome conciencia de sí mismo,
asumiendo un autoconcepto y una autoimagen adecuada o inadecuada, lo que
influirá en su adaptación y desarrollo de personalidad

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