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Problema

Es para todos evidente (por sus diversas expresiones en la cotidianeidad) como a todo lo
largo del Siglo XX, los lazos de dependencia establecidos entre Colombia y Estados
Unidos, se han estrechado progresivamente; este fenómeno se ha materializado en todos
los ámbitos, desde el político y el económico, hasta el geopolítico e inclusive el cultural
(que considero tiene una mayor relevancia que los demás). Las organizaciones, el
comercio y el conocimiento internacionales han coadyuvado de forma activa a la
concreción de este proceso. Sin embargo, no es mi intención hacer aquí una disertación
con pretensiones totalizantes, ni mucho menos una diatriba o una apologética de
ninguno de los abstractos actores implicados en el fenómeno (como siguen haciendo
innumerables autores de uno u otro “bando”). Solo quiero retomar el problema
específico de la ciencia y la tecnología como agentes dinámicos en dicho proceso. Por
un lado la ciencia, que desde tiempos remotos se postulaba como una visión del mundo
particular, (por instar al Logos y no al Mythos) pero que sobretodo después del auge
positivista del Siglo XIX1 cobra una fuerza inusitada, no solo en los laboratorios, las
aulas y las academias, sino también (y esto es lo más importante) en el imaginario
colectivo que vindica, de forma la mayoría de las veces tácita y no explícita, el modelo
epistemológico del reflejo2 como fuente del conocimiento objetivo de la realidad, y por
lo tanto, enaltece la ciencia como proveedora de una verdad incontrovertible. Ahora
bien, si tenemos en cuenta que el considerable patrocinio que tuvo la investigación
científica, sobre todo en los países desarrollados (ya que eran los pocos que se podían
dar dicho privilegio), que conllevo a un conocimiento cada vez más detallado de la
naturaleza en todas sus expresiones, se pensaba en función de facilitar la vida del
hombre3, entendemos porque el fenómeno redunda en el perfeccionamiento progresivo
de la técnica, hasta transformarla en lo que actualmente conocemos como tecnología.
Intentaremos de acuerdo con la información que arroje la investigación precisar ambos
conceptos, rastreando el significado subyacente que los medios de comunicación le
otorgan.

1
Cabría preguntarse hasta qué punto dicho auge llegó a su conclusión.
2
Ver Adam Schaff, “Historia y Verdad”, Cap II.
3
En este caso, la categoría pretendía ser universal, más no logró (cabría también preguntarse si lo ha
logrado) superar los etnocentrismos.
Objetivo

Pretendo hacer una reflexión somera sobre los dispositivos textuales (explícitos e
implícitos) desde los cuales se ha legitimado la ciencia y la tecnología como el principal
baluarte del progreso y el desarrollo social, llegando al punto de desprenderse de sus
raíces epistemológicas pragmáticas hasta adquirir un matiz metafísico, más
concretamente soteriológico. Analizaré únicamente el punto álgido del proceso por las
limitaciones investigativas que no permiten hacer un recuento hermenéutico desde su
origen. Concretamente trabajaré desde el año de 1990, hasta el año 1995, recurriendo a
la metodología estipulada en el seminario de análisis de contenido.
Un segundo objetivo posible (en la medida en que la investigación lo permita) sería
observar la contradicción entre la función de la ciencia y la tecnología (facilitar la
relación del “hombre” con el mundo), y su monopolización 4 por los países
desarrollados.

Hipótesis
Partiré de una hipótesis básica que propone que, la forma en que se interpretó (no
gratuitamente) la ciencia y la tecnología en estas latitudes, utilizaba como referentes los
paradigmas inculcados por la religión católica durante siglos, lo que le otorga el carácter
metafísico del que hablaba en la descripción del problema. Pretendo ver hasta que punto
los preceptos de doctrina, dogma, soteriología, profecía, e inclusive carisma, se
reconfiguran en una estructura racionalizada cuyos elementos se prestan para dicha
interpretación.5

Información a consultar
Mi trabajo de archivo insta a la publicación semanal “El Espectador”, por ser este un
periódico de divulgación nacional, que se acomoda a mis exigencias investigativas.

Unidades Básicas de Relevancia: Científico(a), Tecnológico(a),


Unidades de Contexto: Progreso, Humanidad, Civilización.
(que anteceden las UBR: Avance, Investigación)

4
Utilizo este término, no en su sentido estricto, sino en el flexible; es decir, no como una monopolización
absoluta, sino sutil, condicionada. La investigación brindará luces sobre los límites del concepto.
5
Recurro a los conceptos forjados por Max Weber para tratar la esencia del acto religioso. Economía y
Sociedad, I parte, Cap VII, Los tipos de comunidades religiosas.

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