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BREVE CARTA DE SANIDAD A UNOS

HERMANOS CRISTIANOS

Amados hermanos:
Lo que nos cuentan será motivo de oración declarando
sanidad total en el cuerpo y en la vida de nuestra
Pastora, pues es lo que Jesús nos dió a través de sus
llagas en la cruz del Calvario. ¡El realmente ya nos
sanó! Debemos pararnos en la brecha de la oración,
sin renunciar a esa promesa ya cumplida, a ese
"derecho" de sanidad que está en nuestro haber por la
Gracia de nuestro Poderoso DIos. No podemos ceder
ni un milímetro al maligno, porque él está derrotado,
está vencido. Declaramos que nuestra hermana Luz
está sana en el nombre de Jesús y reprendemos
desde aquí, con la autoridad que Jesús nos da,
cualquier enfermedad que haya querido sin ningún
derecho habitar en su cuerpo. Declaramos que La
Palabra de Nuestro Señor es medicina a todo nuestro
cuerpo y al cuerpo de nuestra hermana Luz.
Declaramos que cualquier enfermedad estuvo allí no
era para muerte sino unicamente para que con su
sanidad se Glorifique nuestro Señor Todopoderoso.
(Juan 11, 4). Declaramos que Jesús es el mismo ayer,
y hoy, y por los siglos de los siglos y que ha sanado ya
a los que le aman, tienen temor de EL y se deleitan en
su Palabra. Declaramos en el nombre de Jesús que el
Señor ya ha hecho venir sanidad a nosotros y ya ha
sanado nuestras heridas (Jer 30, 17). Declaramos que
El ya nos ha traído sanidad y medicina y nos ha
curado y nos ha revelado abundancia de paz y de
verdad (Jer 33, 6). Declaramos y no nos cansamos de
declarar que por la fe en su nombre, a nuestra
hermana Luz, que ustedes ven y conocen, nuestro
Dios le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él
ha dado a ella esta completa sanidad en presencia de
todos ustedes (Hechos 3, 16). Declaramos que por el
inconmensurable e incomprensible Poder de Dios que
hay en nosotros pues en nosotros habita toda la
plenitud de la Divinidad,el mismo Infinito Poder que
resucitó a Jesús de entre los muertos ha sanado ¡ya! a
nuestra hermana. Oh Señor lento para la ira y grande
en misericordia, tu hija Luz ha servido a Jehová, y por
ellos declaramos ante Tí que Tu has bendecido su
provisión y sus aguas; y que Tu ya haz quitado toda
enfermedad de en medio de ella (Exo 23, 25).
Hermanos amados, es hora de hacer nuestras las
promesas de nuestro Señor que no es hombre para
que mienta. No se rindan hermanitos, no cedan, no
renuncien a poner sus manos sobre ella y declarar
sanidad. Tenemos la misma misión que tuvieron los
doce cuando Jesús les dijo: "Sanad enfermos,
limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera
demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia". Para
nosotros mis hermanitos amados es Su fabulosa
palabra en Marcos 17, 17 a 18: Y estas señales
seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera
demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las
manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no
les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus
manos, y sanarán". Eso no está puesto ahí sin
razón. No es mentira. No es para que lo
menospreciemos. Todo lo que está puesto en La
Santa Palabra es para que lo creamos y lo pongamos
en práctica. Nosotros hemos sido ungidos y hechos
mensajeros fieles. Y los mensajeros fieles acarrean
salud (Prov 13, 17).
Bendiciones hasta que sobreabunde.
--
CARLOS MAURICIO IRIARTE
http://carlosmauricioiriarte.blogspot.com

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