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El ejército romano
Departamento de Latín IES Marqués de Santillana
La historia de Roma, desde su nacimiento como una aldea cerca del Tíber hasta su máxima
expansión en tiempos de Trajano, no puede desligarse de su ejército ni entenderse sin él, a
pesar de los cambios que sufrió con el paso del tiempo tanto en estrategia militar como en
equipamiento. Sin embargo, su importancia no debe medirse únicamente por la extensión de
sus conquistas.
Las autoridades romanas pensaban que un soldado no debía estar nunca ocioso porque
temían que, si no tenía una misión que cumplir o una tarea que realizar, podría organizar
revueltas y motines. Por ello, cuando el soldado no hacía instrucción militar o no estaba en
campaña, prestaba sus servicios en la construcción de obras públicas.
Las condiciones de vida del soldado romano hicieron de él un buen instrumento para la
romanización. Mientras estaba en activo no podía casarse. Muchos de ellos tenían una
concubina que les seguía en sus desplazamientos. A los que se licenciaban se les entregaba
una parcela de tierra en los territorios conquistados, donde se instalaba con su familia
asentándose como colonos en las nuevas tierras. Así se convertía en un agente propagador de
la lengua y cultura romanas.
En época monárquica el ejército estaba formado por los patricios y sus clientes. La plebe se
integró en la milicia en el s. VI a.C., pero los más pobres, los proletarii, no pudieron hacerlo
hasta que en el s. I a.C. Mario decidió aceptar en el ejército a todo aquel que quisiera. A partir
de este momento el ejército dejó de ser un conjunto de ciudadanos que luchaban por su patria
y por sus riquezas en momentos conflictivos, y se convirtió en un ejército permanente de
profesionales que intentaban
conseguir su promoción
personal. El hecho de formar
parte del ejército aseguraba
a sus componentes la
ciudadanía romana con
derecho a recompensas y
botín, y el acceso a la
propiedad de una parcela
rural en el momento de ser
licenciado.
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Cada una estaba mandada por seis tribuni militum, que se turnaban en el mando y que tenían
a su cargo diez centurias, mandadas cada una por un centurio. La caballería legionaria se
dividía en turmae, o escuadrones mandados por un praefectus. A su vez el escuadrón estaba
organizado en decuriae, mandadas por un decurio. Los soldados de infantería ligera eran
sagittarii, funditores, exploratores, speculatores...La insignia de la legión era un águila de plata
o de oro. No había deshonra mayor que dejar que una de estas águilas cayera en manos del
enemigo.
1. El séquito del emperador: tiene sus cuarteles en Roma y además de proteger al emperador
protege a la ciudad. Estaba formado por:
•Las cohortes
pretorianas: eran una
especie de guardia
personal y constituían
la principal defensa de
la ciudad. Augusto creó
9. Tenían 1000
hombres y estaban
divididas en 3
manípulos y éstos a su
vez en 2 centurias.
Tenían un
acompañamiento
permanente de
caballería, que se
agrupaba en turmas.
• Las cohortes urbanas: Encargadas de los servicios públicos. No salen nunca a
campaña. Al principio eran tres.
• Las cohortes de vigiles: eran las de menos prestigio, se ocupaban de la vigilancia
nocturna y de la extinción de incendios. Estaban integradas por esclavos libertados,
que después de unos años de servicio adquirían la ciudadanía. Eran 7 cohortes.
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La legión estaría formada por diez cohortes, de las cuales la primera tendría 1.105 infantes y
132 jinetes. Las restantes cohortes, divididas en 5 centurias cada una, tendrían 555 infantes
más 66 jinetes. Acompañaba a esta legión la artillería, formada por un carroballista por
centuria, del que se hacía cargo un contubernium, que era una escuadra de 10 hombres;
además cada cohorte llevaba un onager.
A partir de Augusto las legiones llevan, además de la numeración, un nombre que hace alusión
a diversas circunstancias, como el emperador que la creó (Augusta), el ser doble o resultado de
la fusión de dos (Legio VII Gemina), etc.
Los auxilia continúan divididos en cohortes, de las que unas son miliariae y otras
quingenariae. También hay unidades mixtas de caballería e infantería, las equitatae. Y,
finalmente, están las llamadas cohortes voluntariorum, integradas por esclavos cedidos al
emperador y luego liberados o bien por ciudadanos.
En el Imperio se crean, además, los numeri, que son tropas auxiliares procedentes de los
lugares menos romanizados.
El año 197 d.C., con Séptimo Severo el número total de legiones llega a 33, lo máximo que el
imperio tendría, y nacen la I Parthica, la II Parthica, y la III Parthica.
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1.- El campamento.
En la historia militar de los pueblos antiguos no existe nada parecido a la construcción de un
campamento cada día de marcha por parte del ejército romano. J. Chevalier lo ha definido
como "Rome en miniature, qui se déplace avec la troupe", ya que tiene un perfecto sentido del
orden, cohesión de los elementos que lo componen y respeto a la autoridad y a la norma.
Para montar el
campamento (castra), lo
primero es elegir el sitio,
adecuado para alojar a la
tropa: debe estar próximo
al agua, al forraje y a
praderas, y ser fácilmente
defendible.
Se actúa igual que
para la fundación de una
ciudad: el augur traza con
su bastón el
emplazamiento del campo,
se fortifica el campamento
con un foso (fossa); con la
tierra sacada se forma un
terraplén (agger), encima
del cual se coloca una
empalizada (vallum).
Entonces se construye el
campamento a partir de
dos líneas perpendiculares, llamadas decumanus y cardo. El perímetro suele ser rectangular.
En el punto de intersección de estas vías se coloca el praetorium, donde se levanta la tienda
del general. Detrás de él se coloca el quaestorium, o residencia del cuestor, que lleva la
contabilidad e intendencia de la tropa. A continuación, el forum.
Los jefes duermen en tiendas individuales, incluidos los centuriones. La tropa, en tiendas
colectivas (aproximadamente de diez hombres cada una). Estas tiendas (tentoria) son de piel,
de forma rectangular y con techo de doble vertiente.
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Los campamentos pueden tener varias denominaciones, depende de la utilización que se vaya
a hacer de ellos: si la permanencia va a ser por un tiempo más largo del normal, se llaman
castra hiberna; si van a tener carácter permanente, se llaman castra stativa.
Alrededor de muchos de estos campamentos romanos fueron surgiendo aglomeraciones
urbanas que dieron lugar a muchas ciudades de la actual Europa.
2.- La marcha.
En cuanto a la
marcha, cuando el
ejército estaba en
movimiento, agmen,
acostumbraba a llevar los
bagajes de la legión en
medio para protegerlos
mejor. Había varios tipos
de formaciones para la
marcha:
. agmen pilatum, si no se
espera ataque de los
enemigos. En columna de
a seis.
. agmen quadratum, si se
espera ataque de los
enemigos. En columna
mucho más ancha.
. agmen expeditum,
usada por César, los
soldados iban libres de
equipaje, que va detrás, y
prestos a luchar.
. agmen munitum, usada por César, con más escolta de lo normal.
Si había que atravesar un río, se podía recurrir al vado, siempre que fuera posible, o a construir
puentes flotantes (barcas ancladas...) o con apoyo fijo (con grandes tablones, más adecuado
para el paso de ganado y carros).
Levantamiento de un campamento
"Levantaban el campamento de la siguiente manera: cuando dan el primer toque de
trompeta, desmontan las tiendas y todos lían el equipaje. Más a nadie es lícito montar ni
desmontar la tienda antes que esto se haya hecho con las del cónsul y con las de los tribunos.
Cuando suena el segundo toque, colocan el equipaje sobre los animales de carga. Al tercer
toque de trompeta, los primeros han de iniciar la marcha y todo el campamento ha de
moverse."
Polibio, Historias, 6, 40, 1-3
Las ciudades que no podían ser conquistadas por medio de un rápido ataque, eran sometidas a
un asedio, táctica en la que los romanos fueron expertos.
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En primer lugar se hacía un foso y unos parapetos rodeando toda la ciudad. Si se sospechaba
que la ciudad asediada podía recibir ayuda del exterior, se repetía la circunvalación y el ejército
atacante se situaba entre ambas fortificaciones.
A continuación se inundaban los fosos o bien se clavaban estacas y palos afilados en ellos, para
impedir que el enemigo pudiera cruzarlos.
Además, se construía un terraplén de la misma altura de las murallas de la ciudad, y desde allí
se disparaban proyectiles con ballestas y catapultas.
Los atacantes se protegían con vineae o plutei, una especie de barracas móviles cubiertas, o
con la testudo, formación compacta de soldados con los escudos juntos encima de sus cabezas.
Cuando se acercaban a las murallas, las golpeaban con un aries, tronco de árbol en cuya punta
había una bola o una cabeza de carnero de hierro. Los arietes servían para abrir una brecha en
la muralla, y su fuerza de choque era proporcional al número de hombres que lo empujaban.
Otra manera de acercarse a la ciudad era mediante turres móviles más altas que sus muros,
cubiertas de pieles y ropas mojadas para evitar su incendio por parte de los defensores.
Armadura corporal:
Existían tres tipos de
armadura corporal: de
malla, de escamas, y de
placas. Algunas de
estas medían más de 4
cm. de longitud y 1
mm. de grosor. Se
solapaban de tal
manera que la
armadura tenía en
todos sus puntos un
grosor de dos escamas.
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último nos encontramos con la jabalina pesada que junto con la espada corta formaba una
combinación perfecta. La jabalina era un arma eficaz ya que ningún ejército podía mantener su
empuje y su formación bajo una lluvia de jabalinas.
El servicio militar en la infantería duraba veinte años. A partir del s. IV a.C., el soldado romano
empezó a recibir por su trabajo una paga, stipendium, de la que se le descontaba la comida y el
vestido; participaba en el reparto del botín, praeda, y se le concedían recompensas, donativa,
que llegaron a constituir una obligación para el general si quería tener contentos a los
soldados.
La comida del soldado romano consistía normalmente en pan, para cuya elaboración se le
entregaban unos 25 kg. de trigo al mes. Además comía carne y queso. Bebía vino, pero
generalmente se conformaba con una bebida a base de agua y vinagre que ayudaba a quitar la
sed.
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que van cantando himnos de alabanza o canciones de burla. Al llegar al Capitolio, se realiza un
sacrificio a Júpiter y se le ofrece la corona de la victoria.
La mayor recompensa militar después del triunfo es la ovatio, en la que se realiza una
ceremonia parecida al triumphus, pero de menor rango, y se sacrifica una oveja.
VII.- LA FLOTA
Roma no se preocupó por el dominio del mar hasta su enfrentamiento con los
cartagineses, potencia marítima que poseía la mayor flota del Mediterráneo occidental. A
partir de entonces, los romanos empezaron a construir barcos de guerra.
En época de Augusto había dos flotas romanas (classis) que tenían sus bases en
Miseno y en Rávena, mandadas cada una por un praefectus classis. Estaban formadas por
barcos con varias filas de remos. Los tipos de barco de guerra más corrientes eran la
quinqueremis, la triremis o la liburna.
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