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En relación con el Sermón pronunciado por Fray Mamerto Esquiú, con motivo de la jura de la Constitución
Nacional
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contenidos pétreos de la constitución, si bien pueden reformarse, no pueden alterarse, suprimirse o destruirse.
Con lo cual el art. 30 permitiría una reforma total “cuantitativa” pero no “cualitativa”.
Por nuestra parte, consideramos que el supuesto que cambiara la idea política dominante en la sociedad, cues-
tión que hasta el momento nunca ocurrió, sería posible una modificación “cualitativa” total de nuestra
Constitución.
2.3 Etapas para realizar la reforma
2.3.1 Etapa de Iniciativa o función preconstituyente
Esta función es asignada al por el art. 30 de la Constitución Nacional al Congreso al cual le corresponde
declarar la necesidad de la reforma constitucional a través de un acto político no susceptible de revisión judicial
en cuanto a su contenido, aunque es dable el control de constitucionalidad en relación al procedimiento
previsto.
2.3.1.1 Declaración o ley del congreso
Una interpretación literal podría avalar la postura de quienes sostienen que se debe realizar por declaración, sin
embargo la declaración del estado de sitio, por ejemplo, se concreta por ley.
Badeni sostiene otros argumentos para fundar que este acto no reviste naturaleza legislativa:
1. La manifestación de voluntad del congreso no se verifica exclusivamente a través de leyes. Hay muchas
manifestaciones que se formulan por actos carente de naturaleza legislativa. Por solo citar un ejemplo, el
procedimiento de juicio político, previsto en los arts. 53 y 60 de la Constitución Nacional.
2. La circunstancia de exigir el artículo 30 una mayoría de dos tercios resulta extraña al procedimiento
reglado por la Constitución Nacional para la sanción de leyes ordinarias (arts. 77 y 78).
Hay varias disposiciones de la Constitución Nacional que imponen mayorías especiales de dos tercios para la
validez de las decisiones del Congreso y en ninguna de ellas se prevé la necesidad de participación del Poder
Ejecutivo para integrar el acto. Es el caso de: juicio político, sanciones disciplinarias y remoción legisladores
(arts. 53, 60, 66 y 70)
3. La potestad preconstituyente es asignada por la Constitución Nacional en forma exclusiva al órgano
representativo de la voluntad del pueblo y de las provincias que componen la nación, sin participación alguna
del Poder Ejecutivo en el ejercicio de su poder colegislador.
4. Si se admite que la declaración se concrete mediante una ley ello importará asignar al presidente la
potestad de veto. Este argumento también es sostenido por Bidart Campos.
Sin embargo, a pesar de todos los argumentos doctrinarios la necesidad de reforma siempre fue declarada por
ley, así aconteció en 1860, 1866, 1897,1948 y 1993.
2.3.1.2 Actuación separada de las cámaras.
En cuanto a esta cuestión existen diversas posturas.
Por su parte, Sánchez Viamonte [6] considera que las cámaras deben reunirse en asamblea y cada legislador,
tiene un voto, de modo que el total se establece sobre la totalidad de los diputados y senadores en Asamblea
Legislativa.
En una postura más extrema aún, Bidart Campos opina que el congreso puede decidir se actúa en forma
separada o conjunta, inclusive sostiene que la misma asamblea, o sea las cámaras en conjunto, podrían
reformar la Constitución, desconociendo la rigidez de nuestro sistema absorbiendo la función preconstituyente y
la constituyente. Aunque esta última parte de su postura cambio con el paso del tiempo ya que mientras en su
Tratado Elemental de Derecho Constitucional [7] desconocía la rigidez de nuestro sistema, en su Manual de la
Constitución Reformada afirma que el Congreso “no puede integrar la convención con sus propios legisladores”
Por último, Badeni afirma que ambas cámaras deben actuar por separado, no solamente por esto torna más
difícil la reforma, conforme a una Constitución rígida, sino también porque en varios artículos de la Constitución
se menciona genéricamente al Congreso y a través de una interpretación sistemática se arriba a la conclusión
de que sus cámaras deben actuar por separado. A su vez cabe afirmar, que en nuestro sistema rige el principio
general del bicameralismo, salvo las excepciones expresas establecidas en la CN, no siendo este el caso.
Postura con la cual coincidimos.
2.3.1.3 Quórum y mayoría.
El artículo 64 dispone como regla general que ninguna de las cámaras puede entrar en sesión sin la mayoría
absoluta de sus miembros.
Ahora bien, obtenido el quórum, los dos tercios se computan ¿sobre los miembros presentes, los miembros en
ejercicio o sobre la totalidad de los miembros?
En esta cuestión no existe un gran debate doctrinario. En varios supuestos, como los arts. 53, 60, 66, 70 y 81 la
Constitución se refiera expresamente a los miembros presentes, por ende se puede concluir que en los casos
donde la Constitución no se refiere a los miembros presentes y establece mayorías especiales para la validez
de las decisiones, el cómputo debe realizarse sobre el total. Esta solución se adecua al carácter rígido de
nuestra Constitución, haciendo más difícil su modificación.
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A su vez, varias reformas introducidas en 1994 establecen el voto de la totalidad de los miembros en varias
hipótesis, como ejemplo los arts. 39 y 40, supuestos que se refieren a institutos de menor relevancia que la
reforma constitucional.
Sin embargo, el fundamento más tajante es el siguiente, para que un tratado tenga jerarquía constitucional se
requieren los dos tercios de los votos afirmativos de la totalidad de los miembros (art. 75, inc.22), con lo cual
con más razón el art. 30 debe ser interpretado requiriendo los dos tercios de la totalidad de los miembros.
Siguiendo el análisis realizado por la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, todas las reformas
constitucionales se realizaron, del modo explicado anteriormente, salvo en 1949. En esa ocasión, en la Cámara
de Diputados, no se alcanzo la mayoría calificada de la totalidad de los miembros. Cabe destacar que en esa
reforma se había modificado el art. 30 estableciendo expresamente que el cómputo debía ser realizado sobre
los miembros presentes.
2.3.1.4 Alcances de la declaración de necesidad de la reforma.
La declaración que emita el Congreso debe ser fundada, indicando los fundamentos que hacen necesaria y la
reformar y los obstáculos que representan el articulado constitucional vigente. Sin embargo, el incumplimiento
de este requisito de índole republicana cuyo incumplimiento no acarrea la invalidez jurídica de la declaración.
En cambio, bajo pena de nulidad, ya sea en forma puntual o indirecta, la declaración debe precisar los puntos
de la constitución que deberían ser modificados por la Convención Constituyente. Está última puede aceptarlos
o rechazarlos, pero no puede apartarse del temario establecido por el congreso.
Sánchez Viamonte recuerda que la reforma podrá ser total o parcial, pero considera que no es concebible que
una reforma pueda ser parcial si no se fija con exactitud su contenido. [8]
2.3.1 Etapa de revisión o función constituyente
Finalizada la etapa de iniciativa, entrará en sesiones la Convención Constituyente. Esta estará conformada por
los Convencionales Constituyentes elegidos por el voto popular, según la postura mayoritaria. Sin embargo
Bidart Campos afirma que el Congreso podría también asignar directamente a los convencionales, sin
necesidad de elecciones. En cuanto a sus variaciones argumentales, nos remitimos al punto 2.3.1.2.
Por otra parte, es dable destacar que en el supuesto que la declaración de la necesidad de reforma incluyera un
plazo para que la convención sesionara, el vencimiento del mismo provocaría automáticamente la disolución de
la Convención, que perdería su habilitación para continuar sus funciones o prorrogar sus sesiones. Pero en el
supuesto que el Congreso se abstenga de fijar plazo, la Convención no podrá ser limitada temporalmente por
nadie.
En cuanto a los limites de la Convención, el fundamental es el temario incluido en la declaración de necesidad
propuesta por el Congreso. La Convención podrá aceptar o rechazar total o parcialmente los puntos de la
declaración, pero no podrá realizar reformas que no hayan sido propuestas por el Congreso. Otro limite es el
temporal, el cual explicamos anteriormente y por último cabe mencionar la limitación referente a los contenidos
pétreos, explicada en el punto 2.2, al cual nos remitimos.
Finalmente la reforma entra en vigor a partir de su publicación con la sola sanción de su texto por la convención,
ya que nuestro sistema no prevé la etapa ratificatoria consistente en aprobación legislativa de las reformas
introducidas por al Convención.
Conclusión
A lo largo de este trabajo, hemos demostrado la gran cantidad de conceptos oscuros que presenta el artículo 30
de nuestra Constitución, por ejemplo, el cómputo de la mayoría para aprobar la declaración, la naturaleza de la
misma, la actuación separada de las Cámaras, entre otras cuestiones.
Sin embargo, merced a una interpretación sistemática de nuestra Carta Magna es posible superar todas las
vallas conceptuales que presenta el procedimiento de reforma establecido en 1853 y modificado en 1860.
Consecuentemente, con esta interpretación es posible arribar al espíritu de la norma que previeron los
Constituyentes que es idéntico al expresado por Fray Mamerto Esquiú.
Es por ello, que coincidiendo con lo dicho por este religioso la Constitución debe permanecer inmóvil salvo que
con nuevas modificaciones se pueda ensanchar el ideal fundamental concebido por el movimiento
constitucionalista: salvaguardar la libertad y dignidad humana.
Bibliografía
BADENI, Gregorio “Instituciones de Derecho Constitucional”. Ad – Hoc. Buenos Aires, 1999. Tomo 2.
BIDART CAMPOS, Germán “Manual de la Constitución Reformada”. Ediar. Buenos Aires, 2000. Tomo III.
BIDART CAMPOS, Germán “Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino” Ediar. Buenos Aires, 1986. Tomo I.
SAGÜES, Néstor Pedro “Elementos de Derecho Constitucional” Editorial Astrea. Buenos Aires, 1997. Tomo 1.
SÁNCHEZ VIAMONTE, Carlos “Manual de Derecho Constitucional” Kapelusz. Buenos Aires, 1958
SÁNCHEZ VIAMONTE. Carlos “Poder Constituyente” Editorial Bibliográfica Argentina. Buenos Aires, 1957.
[1] BADENI, Gregorio “Instituciones de Derecho Constitucional”. Ad – Hoc. Buenos Aires, 1999. Tomo 2. Pag. 145
[2] BIDART CAMPOS, Germán “Manual de la Constitución Reformada”. Ediar. Buenos Aires, 2000. Tomo III. Pag. 373
[3] SAGÜES, Néstor Pedro “Elementos de Derecho Constitucional” Editorial Astrea. Buenos Aires, 1997. Tomo 1
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[4] BIDART CAMPOS, Germán “Manual de la Constitución Reformada”. Ediar. Buenos Aires, 2000. Tomo III.
[5] BIDART CAMPOS, Germán “Manual de la Constitución Reformada”. Ediar. Buenos Aires, 2000. Tomo III.
[6] SÁNCHEZ VIAMONTE, Carlos “Manual de Derecho Constitucional” Kapelusz. Buenos Aires, 1958
[7] BIDART CAMPOS, Germán “Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino”. Ediar. Buenos Aires, 1986. Tomo I
[8] SÁNCHEZ VIAMONTE. Carlos “Poder Constituyente” Editorial Bibliográfica Argentina. Buenos Aires, 1957.
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