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Héctor Germán Llano Espinosa

Susana Rodas Carvajal


Mónica Julieta Marín Vargas

1. ¿Cuál es la importancia de la transferencia para la cura analítica?

Principalmente el punto importante de la transferencia en la cura analítica


es que en la comprensión y en el análisis de los fenómenos transferenciales
es donde se haya el punto central de la técnica terapéutica.
Lo que se busca en análisis es recordar y reelaborar vivencias pasadas que
generan malestar para tomar posición frente a esos asuntos. La
transferencia lo que hace es reemplazar a una persona anterior por la
persona del medico, es decir, se reviven una cantidad de estados
psicológicos, no como algo del pasado sino que es aplicable a la persona
del medico. Esto no es presentado a veces como un obstáculo sino por el
contrario trae convicción al paciente tanto como al medico, esto es lo que
hace que sea tomado como un agente terapéutico para alcanzar la cura
analítica.
Es importante porque permite que el paciente aparentemente pierda todos
sus síntomas a consecuencia de sus sentimientos de amor para con el
analista, esta presente desde un principio. Desde esta se permite hacer
interpretaciones que según Strachey son las únicas eficientes en el
tratamiento psicoanalítico.

1. ¿Cuáles son los inconvenientes de la transferencia en la cura


analítica?
Uno de los inconvenientes que puede presentarse de la transferencia en la
cura son los cambios de actitud del paciente hacia el analista durante el
curso del tratamiento, cambios que involucran componentes emocionales
(transferencia) que pueden causar una interrupción en el proceso del
análisis; este tipo de situaciones suele generar resistencia para seguir con
el tratamiento, pero resistencia que por ende también es necesaria.
Se presentan transferencias positivas y negativas, por ejemplo en el caso
de las transferencias negativas hay actitudes de rechazo hacia el analista
que impiden el surgimiento de la transferencia positiva.
Otro punto es que no todas las comunicaciones y comportamientos dentro
de la situación psicoanalítica deberían ser vista como transferencia, es decir
como un fenómeno unitario o unidimensional ya que esto puede impedir la
comprensión de lo que esta ocurriendo en la relación entre paciente y
analista.

3. ¿A qué se refieren los postfreudianos con la noción de alianza


terapéutica o de trabajo?

Según los postfreudianos esta noción surgió de los escritos técnicos de


Freud, pero no fue concretada como un concepto. En un principio estaba
contenida en el campo de la transferencia, que fue dividido por Freud entre
transferencias negativas y transferencia de sentimientos positivos. En éste
segundo aspecto de la transferencia se encuentran apariciones de
sentimientos amistosos o cariñosos que hacen parte de la vida consciente
del paciente junto con transferencias que daban cuenta del retorno de
relaciones eróticas infantiles que se manifestaban en acciones, hasta
ciertos puntos desfigurados, dirigidos al terapeuta.
Los sentimientos amistosos o cariñosos fueron considerados “el vehículo
del éxito en el psicoanálisis” y sobre ellos se fue delimitando el concepto de
alianza terapéutica, de tal manera que para lograr emprender un trabajo
psicoanalítico era necesario que por medio de la interacción médico
paciente se estableciera una relación apropiada que promoviera en el
paciente una adherencia al terapeuta y también al tratamiento.

La alianza terapéutica en los postfreudianos hace referencia a un aspecto


de la relación entre el paciente y el medico que se da iniciando el
tratamiento y que puede apartarse de la noción de transferencia. Es definida
en el texto como "la relación no neurótica, racional y razonable que el
paciente tiene con su analista y que le permite trabajar intencionadamente
en la situación analítica".

La alianza terapéutica también está referida al hecho de que, según el texto,


el terapeuta debe promover en el paciente la diferenciación entre los
elementos que se enfocan en la realidad de los que no lo están, de modo
que los elementos enfocados en la realidad se convierten en la base de la
identificación con las metas que propone el analista en el tratamiento. Esta
diferenciación permite que el paciente se auto observe como si fuera otra
persona además de proporcionarle la capacidad de auto criticarse.

La alianza terapéutica está fundamentada en la relación “real” que el


paciente entabla con el terapeuta y puede darse gracias a cualidades,
sentimientos y actitudes estables del individuo que son independientes, en
su mayoría, de las relaciones infantiles que actúan en la transferencia.

Tal alianza está basada en el deseo de cooperación del paciente en el


tratamiento y en su disposición para aceptar la ayuda que el terapeuta le
ofrece, implica una aceptación de los problemas y la necesidad de tratarlos.
Sin embargo, se diferencia del deseo que puede tener el paciente de
mejorar, puesto que la idea de salud puede llevar consigo esperanzas
falsas y resistencias frente al tratamiento mismo, cuando se pone como
primer interés el mejoramiento sintomático, el tratamiento como proceso se
ve menoscabado.

En la alianza terapéutica es fundamental el concepto de “confianza básica”


que es la actitud que toma el paciente hacia la gente y hacia el mundo
basándose en la experiencia de seguridad en la infancia. La ausencia de
confianza básica implica la no consolidación de la alianza terapéutica. Es
necesario observar en los casos en los que hay una inadecuada alianza si
el paciente tiene la capacidad de crear la relación con el terapeuta y si es
capaz de sostener una motivación frente al tratamiento que le permita salir
al encuentro de los obstáculos que el proceso le va imponiendo.
La alianza se desarrolla sobre el curso del tratamiento y el papel del analista
es promover la creación de una interacción que facilite el desarrollo del
tratamiento.
Por último, el análisis de la capacidad de generación de la alianza por
parte del paciente, tiene para el tratamiento implicancias diagnósticas (en
tanto da cuenta de la gravedad del desorden) y pronosticas (porque permite
orientar la dirección del tratamiento y seleccionar la metodología a utilizar).

4. ¿Qué propone Freud como aproximación a la Transferencia?

Freud para explicar la posición que debe tomar el analista con respecto a la
transferencia amorosa en la cura, dice que resulta fácil, echando mano de
“la moral universalmente válida”, afirmar que el analista no tiene derecho a
aceptar ni a responder a la ternura que el paciente le ofrece y que además
debe manifestarle la necesidad de renunciar a esas tendencias amorosas
para no entorpecer el trabajo.
Sin embargo, luego manifiesta que tal moral debe ser hasta cierto punto
modificada en la situación analítica para lograr el aprovechamiento de la
transferencia amorosa en el tratamiento.
Nos informa que, por una parte, hacer que un analista busque que un
paciente desista del amor que siente por él, equivale a “sofocar lo pulsional,
a la renuncia y a la sublimación”, de tal manera que no llevaría a cabo un
trabajo analítico sino que abriría paso a una involución del proceso, en tanto
hace que se vuelvan a reprimir contenidos que se habrían abierto paso
desde el inconsciente.
Por otra parte, estaría el responder a los sentimientos que el paciente
manifiesta sin incluir los “quehaceres corporales”, con el fin de manipular la
relación. Freud también objeta éste punto al indicar que el tratamiento
psicoanalítico se fundamenta sobre la veracidad, tal manipulación agrediría
directamente la práctica psicoanalítica en el campo de la ética. Además el
hecho de que el médico y el paciente se dejen llevar por sentimientos
tiernos puede tener efectos contraproducentes para ambos.
El médico podría caer en el riesgo de sugestionar al paciente en lo que al
tratamiento respecta, inducir una cura de manera forzada y suponer que
puede liberarlo por este medio de la neurosis. “Si su cortejo de amor (el de
la paciente) fuera correspondido, sería un gran triunfo para la paciente y
una total derrota para la cura”. Una respuesta positiva a la demanda
amorosa proporcionaría al paciente la oportunidad de repetir, actuar lo que
en el análisis debiera devenir como material psíquico. Además, hace que el
médico pierda la capacidad de promover un tratamiento analítico.
Ambas posiciones, la de sofocar y la de acceder a la demanda amorosa del
paciente, son dañinas para el análisis.

Es necesario entonces que el médico adquiera una actitud de indiferencia


mediante la instauración de límites en las respuestas hacia el paciente en lo
que concierne a la expresión de su amor. La técnica psicoanalítica impone
una tarea al médico: “denegar a la paciente menesterosa de amor la
satisfacción apetecida”. Dice Freud que la cura debe llevarse a cabo en la
abstinencia por parte del analista. Dicha abstinencia tiene un propósito: que
en el paciente se mantengan intereses amorosos que impulsen el trabajo y
que no se conviertan, en lo posible, en motivo de nuevas formaciones
sintomáticas.

Además de esto, Freud menciona que la aproximación a la transferencia no


tiene un modelo en específico en las relaciones que pueden instaurarse
cotidianamente, sólo se guía por parámetros que son fijos “guardarse de
desviar la transferencia amorosa, de ahuyentarla o de disgustar de ella a la
paciente” y abstenerse de corresponderle.
Lo que queda de éstas dos indicaciones es que el analista debe retener la
transferencia de amor, más no tratarla como un acontecimiento real que se
produjo gracias a su “encanto”. Sumado a esto tener en cuenta que la
transferencia es un aspecto fundamental del análisis que hace parte de la
cura, que debe ser dirigida a los orígenes inconscientes para lograr llevar a
la conciencia la vida amorosa de la enferma. Logrando con eso que la
paciente traiga sin temores fantasías, caracteres de su sexualidad y abra
las puertas de los “fundamentos infantiles de su amor”.
A modo de conclusión, el manejo de la transferencia por parte del analista
no tiene sólo componentes técnicos sino también éticos, éste debe tener
siempre en el horizonte el trabajo analítico y la implicancia que tienen sus
acciones en éste o en la cura, limitarse a interpretar la transferencia en
beneficio del paciente y no en busca de satisfacciones personales.
Mientras que el paciente aprende a renunciar al principio del placer, a la
satisfacción inmediata, en pos de otra satisfacción.

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