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Contaminación

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Chimeneas de fábrica de Volkswagen.

Contaminación por vertido de petróleo.


La contaminación es cualquier sustancia o forma de energía que puede provocar algún
daño o desequilibrio (irreversible o no) en un ecosistema, medio físico o un ser vivo. Es
siempre una alteración negativa del estado natural del medio ambiente, y por tanto, se
genera como consecuencia de la actividad humana.
Para que exista contaminación, la sustancia contaminante deberá estar en cantidad
relativa suficiente como para provocar ese desequilibrio. Esta cantidad relativa puede
expresarse como la masa de la sustancia introducida en relación con la masa o el
volumen del medio receptor de la misma. Este cociente recibe el nombre de
concentración.
Los agentes contaminantes tienen relación con el crecimiento de la población y el
consumo (combustibles fósiles, la generacion de basura, desechos industriales, etc), ya
que al aumentar éstos, la contaminación que ocasionan es mayor. Los contaminantes por
su consistencia, se clasifican en sólidos, líquidos y gaseosos. Se descartan los generados
por procesos naturales, ya que por definición, no contaminan.
Los agentes sólidos están constituidos por la basura en sus diversas presentaciones.
Provocan contaminación del suelo, del aire y del agua. Del suelo porque produce
microorganismos y animales dañinos; del aire porque produce mal olor y gases tóxicos
y del agua porque la ensucia y no puede utilizarse.
Los agentes líquidos están conformados por las aguas negras , los desechos industriales,
los derrames de combustibles derivados del petróleo los cuales dañan básicamente el
agua de ríos, lagos, mares y océanos; con ello provocan la muerte de diversas especies.
Los agentes gaseosos están constituidos por la combustión del petróleo (óxido de
nitrógeno y azufre) y por la quema de combustibles como la gasolina (liberando
monóxido de carbono), basura y desechos de plantas y animales.
Todos los agentes contaminantes provienen de una fuente determinada y pueden
provocar enfermedades respiratorias y digestivas. Es necesario que el hombre tome
conciencia del problema.
Se denomina contaminación atmosférica o contaminación ambiental a la presencia en el
ambiente de cualquier agente (físico, químico o biológico) o bien de una combinación
de varios agentes en lugares, formas y concentraciones tales que sean o puedan ser
nocivos para la salud, la seguridad o para el bienestar de la población; o que puedan ser
perjudiciales para la vida vegetal o animal; o impidan el uso normal de las propiedades
y lugares de recreación y el goce de los mismos. La contaminación ambiental es
también la incorporación a los cuerpos receptores de sustancias sólidas, líquidas o
gaseosas o mezclas de ellas, siempre que alteren desfavorablemente las condiciones
naturales de los mismos o que puedan afectar la salud, la higiene o el bienestar del
público.
Deforestación
La deforestación es un proceso provocado generalmente por la acción humana, en la
que se destruye la superficie forestal.[1] [2] Está directamente causada por la acción del
hombre sobre la naturaleza, principalmente debido a las talas realizadas por la industria
maderera, así como para la obtención de suelo para la agricultura. En México la caza y
la alteración del medio ambiente tienen a muchas especies al borde de su
desaparición.
Los elementos que constituyen la biósfera, se dividen en inorgánicos, como la
luz, el suelo, el agua, y en orgánicos, que a su vez se dividen en flora y fauna.

ESPECIES EN PELIGRO DE EXTINCION


En todo ecosistema los animales tanto vertebrados como invertebrados,
constituyen un factor importante. Sus relaciones con los demás integrantes del
ecosistema, contribuyen a mantener un equilibrio relativo, cuya estabilidad,
posible gracias a complicados mecanismos de retroalimentación en cadena, se
altera fácilmente cuando se incide en cualquiera de sus eslabones, por más
insignificantes que éstos puedan parecer.
Desde sus orígenes, los animales han estado en competencia para sobrevivir.
Además, cambios constantes en el medio ambiente han dado como resultado
la desaparición de algunas especies y el florecimiento de otras. Estos procesos
evolutivos ocurren de manera lenta a lo largo de millones de años, sin
embargo, cuando el hombre llegó a escena, hace relativamente poco tiempo,
los delicados eslabones faunísticos que habían tenido larga permanencia en la
naturaleza, empezaron a romperse y verse alterados.
Desde los tiempos más remotos, el género humano ha hecho uso de la fauna
silvestre matando o capturando selectivamente algunas de las especies que la
integran, bien para liberarse de especies dañinas (serpientes, roedores etc.), o
para utilizar su carne como alimento y sus pieles como vestido.
La extinción de algunos animales o el estado crítico de otros, por acción del
hombre ha sido registrada por algunos autores como Heim (1952) que
menciona, entre otras especies definitivamente desaparecidas, a la moa
(Dinornis ingens) gigantesca avestruz de Nueva Zelanda.
La extinción de la fauna tiene graves repercusiones en los ecosistemas, sobre
todo en lo referente a las cadenas tróficas y alimenticias. En la mayoría de los
casos, de las especies desaparecidas no se tenía suficiente información acerca
de su papel en los diferentes ecosistemas en que participaban.
En nuestro país existen, según la lista de especies en peligro de extinción
presentada en la Organización de Estados Americanos (OEA) el 5 de febrero
de 1973, cerca de cuarenta especies de vertebrados, tanto terrestres como
acuáticos. Por ejemplo, el jaguar (Panthera onca) y el cocodrilo (Crocodylus
acutus y C. moreletti), cuyas poblaciones han decrecido debido a la caza de
que son objeto para el comercio de sus pieles, el cual, la mayoría de la veces,
se realiza en forma ilegal, principalmente en la zona sureste del país.
Otra causa de extinción, es la desaparición o perturbación de los hábitats
característicos de las especies, debido a desforestación, establecimiento de
cultivos agrícolas, asentamientos humanos, etcétera, con la consecuente
alteración del equilibrio ecológico. Tal es el caso del pavón (Oreophasis
derbianus) en Chiapas, cuyo hábitat, el bosque nublado, se encuentra ya muy
reducido. Esto ha ocasionado que sus poblaciones disminuyan en forma
alarmante ya que no se adaptan a zonas alteradas.
La contaminación química es, también, causa de daño a la fauna. Los
insecticidas aplicados en los cultivos, a la larga entran a las corrientes de ríos y
mares, donde son ingeridos por microorganismos que son comidos por peces y
otros animales, y éstos, a su vez, devorados por las aves. En cada paso de
esta cadena alimenticia, el insecticida se concentra cada vez más. Tales
concentraciones en las aves afectadas hacen que produzcan huevos con
cáscaras deficientes en calcio, que el paso de las madres rompe durante la
incubación. Como consecuencia de este proceso los pelícanos pardos, los
cormoranes y otras aves se han extinguido ya en algunos lugares donde antes
predominaban. La contaminación por insecticidas ha llegado incluso a la
Antártida y el Artico afectando a pinguinos y osos polares.
Todas estas situaciones se han acentuado en el presente siglo debido a la
explosión demográfica humana. Cada día es necesario talar bosques y selvas
para satisfacer necesidades de alimento y habitación. Por estas razones es
importante elaborar un plan nacional de explotación racional de recursos
faunísticos. Dicho proyecto debe tener en cuenta una serie de consideraciones
sociales, tales como la agricultura que altera zonas naturales y afecta a la
fauna. Pero ¿cómo convencer a esta población de poner fin a la perturbación,
cuando todos sus esfuerzos apenas bastan para evitar que se mueran de
hambre?. ¿Cómo recomendarles no matar un ocelote cuando la venta de su
piel proporciona un cierto ingreso que alivia su ya deteriorada economía?. Es
por ello, que los científicos involucrados en la conservación de la fauna no sólo
deben ser capaces de proponer medidas de protección sino, también en
colaboración con otros especialistas, de presentar alternativas de satisfacción a
las necesidades del conjunto social y no solamente del individuo.
Esto nos viene a mostrar de una parte, que en México no se cuenta con el
número suficiente de especialistas en las diferentes disciplinas ecológicas, y,
de otra, que muchas veces se realizan investigaciones siguiendo modelos
extranjeros y no según nuestras necesidades. Es urgente entonces la
formación de profesionales conscientes de su participación social como
científicos.
Pero la lucha por salvar la fauna silvestre no puede restringirse a los biólogos.
Es necesaria la participación de los gobiernos y del pueblo en general, creando
una conciencia de responsabilidad hacia las generaciones futuras. Algunas de
las especies en peligro de extinción, en México, se consignan en el siguiente
listado:

Antilocapra americana Berrendo

Tapirus bairdii Tapir

Trichechus manatus Manatí

Ursus horribilis Oso gris

Phenicopterus ruber Flamingo

Falco peregrinus Halcón peregrino

Harpia harpyja Aguila arpía

Gopherus Tortuga de
flavomarginatus Mapimí

Eretmochelys imbricata Tortuga de carey

Algunas de estas especies, como la tortuga de Mapimí y el berrendo, están


siendo objeto de estudios para determinar medidas que los proteja. Sin
embargo, esta labor apenas comienza y requiere de mayor participación para
que los estudios puedan realizarse en el mayor número posible de especies
amenazadas.

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