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ARANGATXA

15/11/09

En esta excursión dominical salimos 33 personas de Algorta para dirigirnos


hacia Andagoia. Tras pasar Bilbao seguimos la A-68 hasta la salida de Altube,
donde nada más pasar el peaje tomamos la carretera que va hacia Izarra. Tras
atravesar Izarra continuamos hacia Zuazo de Koartango, tomando
posteriormente una desviación a la derecha que marca Andagoia, justo debajo
de la Autovía.

Andagoia (601 metros) es una


aldea perdida y bien cuidada,
habitada por ganaderos y
pastores, que se encuentra
como escondida entre los
bosques y paredes del
Arangatxa. De esta tierra salió
en el siglo XVI, el conquistador
Pascual de Andagoia, que
llegó a ser gobernador de la
península de Darién, actual
Panamá.

Tras descender del autobús en Andagoia, nos sacamos la foto de todo del
grupo.
0h00’ La plaza de Andagoia, donde se eleva la iglesia de la Asunción y la
torre del conquistador, fue el punto de partida de la marcha. Atravesamos el
caserío en línea ascendente, enfilando una calle que poco a poco dejó atrás las
últimas casas para adentrarnos en el barranco de Las Fuentes.

0h10’ Llegamos al cauce del río Yarto, que si bien está seco la mayor parte del
año, nosotros lo tuvimos que atravesar por el puente El Robledal.

Junto al puente, queda a la izquierda,


un pabellón de ganado. Tras
atravesar una barrera, se sigue a la
izquierda por una pista hasta
encontrar al poco tiempo una
bifurcación, que tomamos a la
derecha. Por el camino asfaltado que
sigue de frente nos hubiésemos
internado en el barranco de Las
Fuentes, que sería el camino de
regreso posteriormente.
Este camino de la derecha comienza al principio, con un suave pero continuo
ascenso en dirección suroeste hacia el portillo de Oncejo, pero a medida que
se avanza por un terreno despejado y muy seco, la pista es pedregosa y se
hace dura.

Durante la ascensión empezamos a disfrutar de las estupendas vistas que nos


acompañaría durante toda la mañana.

0h37’ Alcanzamos el portillo de Oncejo (795 metros), donde hicimos un alto


para contemplar el valle, encontrándonos arriba con un terreno prácticamente
llano, poblado por bosques de hayas y robles, donde también hay numeroso
ganado en libertad.
A la derecha vemos una ancha pista que invita a dirigirse por ella, pero no hay
que tomar esa dirección. Desde el mismo portillo, en el que se aprecian
algunos cairns (hitos de piedras), avanzamos tan sólo un minuto para encontrar
una ancha senda, un tanto camuflada, que se dirige a la izquierda, en dirección
a la cima. En esta zona de la ascensión apenas se salva desnivel.

0h49’ Llegamos al Pozo Ataguren que está vallado.

Seguimos rumbo noroeste, con atención a no perder los hitos, y entramos en


una senda más estrecha que se desvía monte arriba hasta llegar a la parte
superior de lo que se intuye debe ser la zona cimera, bordeada por un
característico hayedo. Se pierde allí la senda, pero gracias al glosario de
cairns, y sobre todo, a unas señales que habíamos dejado el miércoles
anterior, pudimos avanzar, siempre atentos para no desviarnos de la dirección
correcta.

Llegamos a una zona despejada de arbolado, para desviarnos más adelante a


la derecha por una senda, cuyo inicio está marcado por hitos, tanto a la
derecha como a la izquierda, que penetra en el hayedo.
Avanzamos por dentro de los frondosos hayedos, perfectamente señalizado
con hitos, hasta tomar una estrecha senda a la izquierda que nos condujo
hasta un claro al otro lado del hayedo. Desde este punto el camino está más
abierto, bien pisado y marcado, conduciéndonos hasta el alto.

1h14’ Llegamos a la cumbre del Arangatxa (923 metros) que junto al Marinda
son las cimas más representativas de la Sierra de Gibijo. Este altiplano
arbolado que se denomina Labazar, es realmente una gran explanada con una
altitud media de 905 metros, por lo que su cumbre puede resultar ciertamente
imprecisa. Durante muchos años se ha considerado que su impreciso punto
culminante se denomina Arangatxa o Arangatxas, aunque esta denominación
se aplica en realidad a un vallejo cercano. Parecía extraño que un monte fuese
denominado Arangatxa (haran-gaitza ‘valle grande’) y lo confirma que algunos
lugareños lo utilizan para denominar otro paraje. A la zona donde se ubica la
cima otros lugareños suelen llamarla Labazar. Por ello actualmente esta
cumbre es conocida indistintamente como Arangatxa o Labazar.
La cima del Arangatxa, o al menos donde está el buzón, ya que es discutible
si ese punto es el más alto del Arangatxa, está rodeado por densos quejigales
y de matorrales y es de difícil localización, a pesar de los hitos. El buzón actual
es de la Sociedad Recreativa Beko Iturri de Izarra, y fue colocado en 1987.
También hay restos de un buzón del Grupo de Montaña Edesa colocado el 8-
11-1970.

Toda esta montaña está un tanto


olvidada y apenas se ven personas
por ella. Si se desconoce la zona es
fácil desorientarse, máxime teniendo
en cuenta que Andagoia no se ve
desde la cima del Arangatxa, por lo
que no conviene despistarse del
grupo.

Aunque nosotros no tuvimos la


oportunidad de verlos, en la meseta
de Labazar los restos megalíticos
encontrados son importantes y ponen
en evidencia de una cultura pastoril en
estos parajes que se remonta a varios
miles de años. Se encuentran
dólmenes como el de Telleta (860 m.),
o el del collado Onzejo cerca del pozo
de Ataguren (795 m.), o el de Los
Cotorricos, cerca de la ermita de San
Antonio (855 m.).

Existen pocas referencias


panorámicas, ya que el bosque cubre
los alrededores, pero cuando salimos
del mismo, retornando por el camino
de ascenso hasta los límites del
hayedo, desembocamos a una zona
despejada de arbolado.

Desde ese lugar, y con ligera


tendencia suroeste avanzamos en
dirección al visible monte Marinda,
que parece una solitaria pirámide
desde este punto.
1h25’ Pasamos al lado de un
vértice geodésico llamado
Arangatxa en el extremo más
meridional (903 m.) de la loma de
Labazar.

No seguimos un camino definido,


pero tomando como referencia
algunos pocos hitos, así como
nuestro pequeño conocimiento de la
zona, alcanzamos un cordal en el
que se da vista a los montes de
Arkamu, con la antena de
Montemayor en primer término.

La Sierra de Arkamu es el macizo


montañoso que separa Araba de
Burgos. Se eleva sobre el Valle de
Koartango, en una zona solitaria que
comienza en el monte Santiago y
termina en el desfiladero de La
Techa sobre Subijana.

En este recorrido, y no muy lejos de la cima, pasamos cerca de la lobera de


Gibijo (827 m.). Consiste en un callejón delimitado por piedras que termina en
un profundo pozo. Los habitantes de los pueblos de la zona la usaban para dar
caza a los lobos. Las batidas terminaron con el lobo hacia los años sesenta,
pero algunos ejemplares han vuelto a colonizar estos inhóspitos parajes en los
albores del siglo XXI. Sin embargo, poco ganado sestea ya en las alturas de
Gibijo, y el poco que lo hace está defendido por perros mastines ante los
cuales los montañeros debemos siempre prestar la debida precaución.

Cuando descendíamos del


Arangatxa vimos a lo lejos un
importante rebaño de ovejas, y
pronto comenzamos a oír los
ladridos de los mastines. A pesar de
que procuramos pasar lejos del
rebaño, eso no fue óbice para que al
llegar a menos de unos cien metros
donde pastaban las ovejas,
fuésemos recibidos por los mastines,
animales tan grandes en tamaño
como afables con las ovejas a las que protegen de forma permanente, de día y
de noche. Simplemente los cinco mastines nos dieron unos ladridos y se
dejaron ver, dejando claro que estaban allí para proteger a las ovejas de
cualquier agresión externa. Y eso no es de extrañar cuando el lobo sigue por
esas latitudes. Como prueba esta foto de excrementos recientes de lobo.
Al cabo de quince minutos de descender desde el vértice geodésico sin seguir
un camino definido alcanzamos un camino que tomamos a la derecha.
Posteriormente llegamos a un cruce que también tomamos a la derecha,
dejando a nuestra izquierda una alambrada y un pinar. Poco más adelante
llegamos a un nuevo cruce que tomamos a la izquierda, por donde avanzamos
por una pista de tierra en muy buen estado hasta alcanzar la ermita de San
Antonio.

2h00’ Muy cerca de la ermita de San Antonio paramos para realizar un copioso
hamarretako. Posteriormente continuamos bajando con rumbo sur por la pista
que conduce a la base del monte Marinda

2h05’ Llegamos a un cruce donde abandonamos la pista que va hacia el


Marinda y tomamos a nuestra izquierda una ancha pista para internarnos en el
barranco de las Fuentes. Los que iban en la parte trasera iban quitando las
marcas que habíamos puesto durante la semana
El largo descenso se realiza por un entorno de gran belleza, por una amplia
pista y cruzando en varias ocasiones pequeñas regatas, unas secas y otras
con pequeño caudal.

En los hayedos la disposición de sus ramas y hojas, perpendiculares a los


rayos del sol, no permiten casi la entrada de la luz solar, lo que convierte a este
tipo de bosque en un lugar sombrío. Sin embargo, la poca luz que se filtra a
través de sus hojas crean un ambiente de gran belleza. En otoño aparecen los
colores característicos del hayedo, hojas de tonalidades amarillas, rojizas y
marrones.

La capa de hojas caídas al suelo, junto con las lluvias otoñales recién caídas
confería a los hayedos un espectacular aspecto, en el que destacaba el
contraste de sus troncos cubiertos por musgo y líquenes, contra los tonos
marrones del suelo cubierto por la hojarasca, que producía un crujido particular
al pisarlas.
Esta excursión también tuvo un aliciente especial para todos aquellos que
recogieron diversos tipos de setas a lo largo del recorrido.

El descenso se realiza por una pista en muy buen estado, aunque en algún
tramo nos encontramos con barro, lo cual tampoco nos dificultó de manera
importante.

Cerca de Andagoia pasamos por una fuente con gran caudal de agua, por lo
que no es de extrañar que esta zona sea conocida como Barranco de las
Fuentes.

3h15’ La parte final del recorrido se hace por pista de cemento, hasta llegar a
la granja de ganado, y tras atravesar el puente El Robledal, donde
aprovechamos para limpiar las botas, alcanzamos Andagoia.

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