Sie sind auf Seite 1von 2

CHANCHAMAYO: cuna de inmigrantes

Inmigración por excelencia

El ser humano en sí, no puede vivir sólo, necesita de estar rodeado de más personas,
más seres como él, para estar tranquilo, intranquilo o simplemente porque no quiere
estar consigo mismo.

Las fronteras se extienden y cada país busca su posición y hegemonía que mejor le
convenga, abarcar grandes cantidades de territorio fructífero. No todos tenemos el don
de decidir dónde quisiéramos nacer; si es en América, la vieja Europa o en la mística
Asia.

La felicidad está a la vuelta de la esquina, las oportunidades están hasta debajo de las
rocas de otros continentes. La cultura extranjera domina sus demonios internos, no
como la que estamos obligados a convivir día con día. La gente es refinada comparada
con la que conocemos o simplemente es más liberal, como nos gustaría.

Las personas siempre han tenido esa necesidad de salir del lugar donde nacieron porque
si bien, es su hogar, no les brinda tanto como necesitan. Es una mezquindad del destino.
Limitaciones que su buena tierra les niega, así que, por eliminación, solo nos queda
irnos. Inmigración, por excelencia.

Pero, ¿Qué motiva a una persona a aventurarse a tierras extrañas? La necesidad, el


hambre, las oportunidades, los sueños, las ilusiones, el lujo, la fama, el placer o el
progreso. Como si fuera la tierra de las oportunidades; EEUU se presenta como el ángel
salvador de miles de almas necesitadas. Sin irnos muy lejos, pisemos tierra
Norteamericana, está Lima, la capital de los sueños provincianos.

El fenómenos de salir del lugar de nacimiento es más por mejoría que por otra cosa.
Obtener el ingreso y la calidad deseada de vida que no se tenía. En el caso de Perú, el
fenómeno llevó a una centralización, lo cual ya se iba notando, empezando que allí se
concentraba el trabajo el poder del estado, entre otras cosas.

En 1950, las migraciones provincianas iban tomando y formando la Lima de todas las
sangres. Las famosas barriadas o los proletarios de la sierra peruana que se buscaban la
vida y como por asalto hacían suya la capital cada vez más llena, cual tierra prometida
en busca del porvenir perfecto.

Las personas actúan y se comportan de acuerdo a dónde vivan, eso de hecho, es verdad.
Lo que comprueba esa afirmación, es que la adaptación es inherente del ser humano,
unos, tardan más que otros en ello, pero al final, terminan acostumbrándose al nuevo
estilo de vivir.

Para ello ayuda mucho las carencias y las necesidades que de donde uno provenga. El
necesitado se beneficiará mucho en un lugar lleno de tecnología o comodidades, al
margen del costo de vida de allí.

Tal vez, el acostumbrarse al lugar donde lo tiene todo, donde cuesta mucho, pero el
beneficio es grande, el sacrificio es notable, pero la recompensa es gratificante. Por eso,
si ponemos un ejemplo como el de un provinciano en Lima, éste se verá sorprendido
por lo que carece en su tierra y con lo que le ofrece la capital.

El riesgo es enorme, si consideramos también, que hay muchos hombres que terminan
aún más míseros que cuando llegaron, al punto de añorar su pobreza y su autóctona
necesidad. Sin embargo, los motivos por los que se mueven a otros lares, radica en
querer cambiar de vida, una descendencia más digna.

Los conos son el ejemplo perfecto de cómo pobladores y emprendedores toman por
asalto –de buena manera- la capital y a pesar de diversas penurias logran el cambio
deseado. Son exitosos empresarios, los Mamanis con Armani y los Chávez manejando
Yaris.

La primera diferencia es la manera de vestir. Buenas camisas y pantalones. La vivienda


y la comida. El lugar donde llegan a vivir. Pero muchos siguen con sus costumbres sin
olvidar de dónde llegaron; la comida sigue siendo su sello, tal vez algo autóctono,
casero, etc. Una lástima que ello ayude a un centralismo.

En periodos de necesidad, como la Guerra Mundial, provoca el arribo de chinos,


alemanes, Italianos. Muchas de las razones por la cual irse del lugar de nacimiento es
esa; refugio, auxilio, ayuda. Ello resulta una mezcla entre peruanos –que ya son
demasiado mezclados- y los inmigrantes extranjeros.

No olvidemos a los que se van a Europa. Van a buscar suerte, van como ilegales, van
sin ver atrás y no les importa correr los riesgos. Es lo de menos, tener que enfrentar
algún día a las autoridades extranjeras y todo solamente para el sueño del progreso,
aunque eso signifique lavar platos o cuidar ancianos.

Según Vargas Llosa en su libro; “El lenguaje de la pasión”, en su artículo: “Los


Inmigrantes”, nos relata que para estas personas, no hay barrera que los aleje, no hay
obstáculo que los detenga. Nos dice que los inmigrantes son una bendición, ya que ellos
aceptan y hacen los trabajos que ningún ciudadano de ese país aceptaría. Son parte del
progreso que del atraso.

Resumimos que la migración, la inmigración, el abandono de la patria implica el estar


preparado para los riesgos perpetuos hasta lograr una legitimidad. Estar listos para
soportar una penuria duradera y azotadora. Mil veces preparado para resistir o asimilar
los cambios que trae, tanto psicológico como social.

Los conceptos de prosperidad, de progreso y de clase social los llega a influir. Se


sienten poderosos de lograr algo de la nada, ello los cambia. Algunos fusionan lo nuevo
de la cultura donde conviven para mejorar su estilo de vida. Otros optan por contribuir
en la cultura con la que conviven con la que ellos fueron parte de donde vinieron. Sea
como sea, se prefiere el cambio, con la inmigración por excelencia.

Das könnte Ihnen auch gefallen