Sie sind auf Seite 1von 3

LA CONSTRUCCIÓN DE INTIMIDAD

“Despojado de su forma, el rostro está aterido


en su desnudez. Es miseria. La desnudez del
rostro es indigencia y ya súplica en la lealtad
que me señala. Pero esta súplica es exigencia.
La humildad se une a la grandeza.”
Emmanuel Lévinas

1. Fenomenología: tú y yo

Hace algo menos de un año, éramos prácticamente dos desconocidos:


compartíamos actividades (y las palabras indispensables para llevarlas a cabo
en común), pero nos ignorábamos casi por completo, contemplándonos el uno
al otro como dos seres tan diferentes que sólo la reificación (la utilización
meramente instrumental, que obvia la condición de persona, de sujeto, del otro)
recíproca parecía resultar viable entre nosotros.
Hoy, hay ya –sin duda alguna- sentimientos en cada uno de los dos que
al otro tienen por objeto: si nos miramos, nos reconocemos, nos vemos
obligados a sonreírnos, (a afrontar, pues, cada uno el otro rostro). Hallo, pues, a
una persona enfrente, puesto que tu cuerpo ha incorporado ya ante mí su
historia.
Es difícil, sin embargo, precisar quién eres tú (como, imagino, lo es
igualmente para ti precisar mi identidad). Ya hay, es cierto, algunos gestos que
le permiten a cada uno intentar orientarse (…eso que llaman “complicidad”).
(Los proyectos compartidos pueden ser instrumentos para que la relación surja,
pero resultan siempre insuficientes como lazos.)
Tal vez –mas sólo tal vez- estemos especulando con algunas
posibilidades imaginarias. Palpando a oscuras, en la incertidumbre, esperando
no tocar ningún lugar inconveniente y sí, en cambio, provocar el placer, el
agrado.
Es posible (sólo posible) que, en la maraña de pensamientos y de
acciones de cada uno de los dos, durante el transcurso de nuestras mutuas
interacciones, acabemos por toparnos sorpresivamente con un círculo indeleble,
trazado en tiza roja, en torno a nuestros dos cuerpos (con su historia y los
pensamientos que respectivamente los animan), a nuestros signos, a los

José Manuel Paredes Castañón: La construcción de intimidad 1


mundos posibles –apelotonados, entrechocándose- que somos capaces de
imaginar. O no.
Si ocurriera así, no obstante, tal vez resulte, entonces, ser un abismo,
insondable, algo aterrador. Y quién sabe cómo puede reaccionar un animal
asustado, cuando cree –sea o no verdad- estar luchando por su supervivencia…
No hay ser más feroz, más estúpido, más impredecible. Lo más grande y lo más
mísero, ambos extremos han surgido de tanto miedo que al humano mortal
atenaza ante lo desconocido: intimidad, con otro (ese otro que somos tú o yo).

2. Ontología: La construcción de intimidad

Crear un espacio propio (tuyo y mío). Ciertos signos… No es necesario


que ese espacio, esos signos, sean exclusivos: es suficiente, más bien, con que
sean utilizados en momentos y en interacciones excluyentes (de terceros,
diferentes de ti y de mí).
(Pero es necesario que tú aceptes: que existe ese espacio, que es también
mío, que es nuestro, que es sólo nuestro.)
En definitiva, la intimidad se construye mediante cercamiento: cuanto,
anteriormente, era de tod@s, pasa a ser solamente de algun@s, que se lo
reservan (al menos, en ciertas ocasiones).

3. Crítica: Sobre cierta tópica amorosa

Considérese (meramente a modo de ejemplo) el siguiente poema,


entresacado arbitrariamente de entre otros muchos similares que se podrían
poner en su lugar:

TU Y YO
entre tus ojos y mis ojos
tu corazón y mi corazón,
tus labios y mis labios
tus manos y mis manos,
tu piel y mi piel,
hay un espacio lastimero y
una lagrima escondida...

Queremos vernos,
tenemos ganas de encontrarnos,
deseamos oírnos,
tenemos necesidad de amarnos,
mas un hueco hiriente
nos separa...
pero....
Esto es el lazo invisible
que nos une
o el cariño silencioso que nos satura
Es la comprensión unidos con
vínculos que nos hace vivir,
vínculos de Amor...

José Manuel Paredes Castañón: La construcción de intimidad 2


que nos transforma en uno
y nos une más y más....

( confío en alguien que para el no hay nada


imposible y ese es nuestro Dios...

A lo menos amémonos !
! Quizás no sea en vano !

Se comprende fácilmente que el modelo ideal –la figura metafórica, en


realidad- aquí manejado es el de la fusión: dos “almas” (¡quién sabe qué quiere
significar esta palabra!) que, merced al “amor” (¡y quién sabe tampoco qué
sentido se pretende otorgar a este otro término!), se unen en una sola.
En tanto que metáfora, en tanto que figura retórica, podemos aceptarla
(por más que resulte en extremo manida) como aproximación en términos
visuales a un fenómeno difícil de aprehender de modo sensorial. En tanto que
descripción de un fenómeno, sin embargo, resulta inaceptable: tanto si pretende
ser entendido como descripción superficial del mismo, como si, por el contrario,
es presentado como análisis de su estructura (psicológico-social) profunda.
Pues, a no ser como fenómeno propio de la Física de la materia (aquí,
irrelevante), no existe la fusión: ni corporal, ni mental, ni emocional, ni
semiótica,… Lo que sí existe es la creación (simbólica) de nuevos espacios y de
nuevos códigos. (Siempre, no obstante, tales novedades son originadas en la
transformación y reorganización de materiales preexistentes.) Creación de
intimidad.

4. Ética: La “fútil naturaleza de la intimidad”

¿Qué haremos, luego, con ese espacio y con esos signos?


¿Sabremos gozar de ellos? ¿O transitaremos, más bien, hacia la vida
ordinaria, dejando ahí, a un lado, como un trasto viejo, aquella intimidad que
construimos?
¿Será, pues, un lugar para la experiencia (idealmente: para el éxtasis), o
tan sólo una herramienta de anudamiento, carente de finalidades propias?

José Manuel Paredes Castañón: La construcción de intimidad 3

Das könnte Ihnen auch gefallen