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Cien años
d e l n a c i m i e n t o d e S a r t r e (1905 – 2005)
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Impreso en Chile
Printed in Chile
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CONTENIDO:
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PRÓLOGO 5-6
A. Un teatro de situaciones.
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AGRADECIMIENTOS 84
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PRÓLOGO
"La violencia, bajo cualquier forma que se manifieste, es un fracaso." (En francés: “La
violence, sous quelque forme qu'elle se manifeste, est un échec." Sartre, Situations II, 1948)
Este año se cumplen cien años desde la fecha del nacimiento de Jean Paul Sartre (nació en
Paris el 21 de Junio de 1905 y murió en Paris el 15 de Marzo de 1980), una ocasión
apropiada para contemplar la inmensa obra del gran escritor y filósofo francés. Su herencia
creativa en forma del ensayo ‘Cien años del nacimiento de Sartre’, está presentada aquí
(ver capítulos I a IV de este libro) junto con el texto de mi drama ‘Los Jardineros
Diabólicos’ con el propósito de marcar el aniversario de Sartre.
Cuando se escribe una obra de teatro hay siempre “causas ocasionales y preocupaciones
profundas” –dice Sartre en un texto dedicado al nacimiento de su drama ‘A Puerta
Cerrada’ (‘Huis Clos’, en francés) - su creación teatral que ha marcado la época del
existencialismo ateo ideado por él después de la Segunda Guerra Mundial,
Además del aniversario de Sartre, una ‘causa ocasional’ para comenzar a escribir el drama
‘Los Jardineros diabólicos’ denominada aquí como ‘existencialista’, fue mi convicción de
que con el comienzo de este siglo (XXI) los problemas relacionados con la existencia y la
sobrevivencia humana no han desaparecidos. Al contrario, las ‘preocupaciones profundas’
que motivaron una buena parte de la creatividad de Sartre y cuales le han conducido, como
Sócrates más que dos mil años atrás, de vivir su propio filosofía no solo que siguen
existiendo pero se están aún más complicando.
La violencia no solo sobrevive, sino que tiende a generalizarse. Basta echar una mirada a
las imágenes, muy actuales, de guerras y actos terroristas (inspirados por odio religioso o
ideológico, o por razones de estado) que cada día transmiten los medios de comunicación.
O de leer sobre los atropellos de los derechos humanos cometidos en todas partes del
mundo con el propósito de limitar, y incluso aniquilar, la libertad individual de seres
humanos – en defensa de la cual Sartre dedicó su vida y su obra.
O ver cómo la prensa partidaria del ‘libre comercio total’ califica con el término
“aberración política” la última obra del premio Nobel Saramango (la novela ‘Ensayo Sobre
la Lucidez’); el mismo término usado en su tiempo contra Sartre. ¿Y cual es el ‘crimen’ de
Saramango? Expresar la opinión que “La democracia parece derrumbarse...” y que, como
consecuencia, “...los pequeños burócratas, presas de la angustia -cómo si fuesen personajes
de un cuento de Kafka- se mueven perplejos”.
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no sin un grado de malevolencia, con su posición tomada en alguna de sus luchas políticas
sacándola de las situaciones o de un contexto del periodo de tiempo dado. Pero hay que
acordar se que se trata de un luchador cual siempre prefería el acto de comprometerse en
favor de la libertad humana sobre cualquier otro interés, incluso sobre el temor de
equivocarse en un caso puntual de política diaria. La autencidad de una teoría social o de
una ideología de cualquier partido político Sartre buscaba no en sus teorías, proclamaciones
y intenciones sino en el grado de tolerancia y de libertad personal que dejan a sus
seguidores. Lo que pasa en el mundo contemporáneo actualmente, al cumplirse el
centenario de Sartre, indica que su postulado favoreciendo la libertad personal sobre todos
otros valores humanos sigue vigente.
Para ilustrar que el interés por él y por su obra no se ha limitado sólo al siglo XX ni ha
disminuido con el paso del tiempo, es suficiente mencionar que el nombre de Sartre en el
buscador ‘Google’ de Internet (o ‘Web’) contemporáneo está asociado a cerca de medio
millón de ítems indexados (alrededor de 120.000 ítems están relacionados específicamente
con 'Sartre 2004'). Sus obras filosóficas y históricas forman parte del programa y de las
actividades universitarias* en todo el mundo. Sus dramas se presentan dentro y fuera de
Francia, mientras que sus novelas, en particular “La Nausea”, “El Pared” y “Las Palabras”
(para cuál se le fue otorgado el premio Nobel, rechazado por Sartre) ya forman parte del
tesoro clásico de literatura mundial.
*
Un ejemplo en la América Latina es el Seminario internacional: ‘Jean-Paul Sartre, Una
filosofía del compromiso: Fenomenología, Crítica y Dialéctica’ organizado por la
universidad ARCIS en Agosto de 2004 en Santiago de Chile.
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COMENTARIOS GENERALES:
Actores: John (primer violín), Milic (chelo), Nora (segundo violín), Aisha
(viola), Santos (mozo), Periodista.
John, Milic y Periodista tienen cerca de 40 años de edad mientras que Nora,
Aisha y Santos, treinta. El Maquinista Principal de la locomotora (al que se
hace referencia en el resto del texto como el Maquinista Principal), así como
el resto de los personajes mencionados, sólo aparecen en la pantalla de la TV
o en retrospectiva ('flash-back').
ESCENA I
Detrás de una cortina transparente puede verse las figuras de dos mujeres y
dos hombres tocando un cuarteto de cuerdas de Beethoven (llamado
‘Razumovsky' - en C mayor, Op.59, No. 3) y la música de esta obra se puede
escuchar aún cuando los músicos no la están 'tocando', lo que sirve como telón
de fondo. Como la música está grabada, la actuación de los miembros del
cuarteto es sólo pantomímica y sus instrumentos, si eso es más conveniente,
sólo sugeridos por los actores.
Mientras la cortina transparente se levanta, el volumen de la música del
cuarteto disminuye y el ruido de las ruedas del tren aumenta un poco. Los
reflejos del brillo rojizo, como de un fuego invisible, aparecen repetidamente a
través de la ventana.
Aisha (mujer de rasgos orientales): La parte introductora de este cuarteto de
Beethoven me da la impresión de un viaje... a través del espacio. Espacio
cósmico, diría yo, si esto no pareciera demasiado osado.
John: Para mí, no son los luces sino el ruido de las ruedas lo que encuentro
molestoso... Y a propósito de su comentario, Nora, por favor recuerde que es
mi responsabilidad armonizar el equilibrio tonal de nuestro cuarteto. (Enfoque
en John y Nora mientras él baja su voz y continúa hablando con Nora):
Debo decirle que su comentario a Aisha fue bastante fuera de lugar... Y me
puso en una posición sumamente desagradable.
John: Es sólo celos... Usted se ha puesto celosa desde el primer día de esta
gira... Para ser preciso, desde que Aisha ha reemplazado a Brigitte.
John: Fue el problema de su vista... Usted sabe bien que ella comenzó a pasar
por alto los pasajes enteros para viola mientras practicaba con nosotros.
Nora: Me puedo imaginar lo que usted diría si tratara de librarse de mí. ¿Que
soy demasiado sensual en mi papel de segundo violín? Y no bastante cerebral
como... (indica a Aisha).
John: Todo eso sólo está en su imaginación, Nora. No relacionado con la
realidad.
Nora: Aquí no está sólo la música en el juego sino nuestra propia relación y
nuestro propio futuro...
John: Nuestro futuro está en nuestra música; es aquí donde nosotros nos
afirmamos como personas.
Aisha (como si escuchara sólo ahora el último comentario de John sobre las
ruedas del tren): Esas ruedas no me molestan demasiado, como si estuvieran
hechas de goma. Estoy más preocupada por el destino de nuestro viaje.
Nora: Le pregunté dos veces ya eso, pero en vano... aquí viene él viene con su
carrito de café.
Santos: Esas armas han sido distribuidas hace un rato a todo el personal del
tren. Y en cuanto a la otra pregunta: sólo se ésta seguro de que el tren ha
cambiado su destino inicial... ¿Tal vez les interesaría saber lo que yo he
escuchado en el carro reservado para los delegados de orientación socialista?
Milic: ¿No nos diga que ellos también disponen de un carro especial?
John: En mi opinión, es mejor para nosotros estar aquí juntos... Solos en este
compartimiento donde podemos concentrarnos en la música. ¡Pastelero a tus
pasteles!
TV pantalla se alumbra en ese momento y aparece el modulo nominado
‘Noticiario presidencial’, acompañado de los agudos tonos fanfarronéales. La
moderadora del programa, una mujer maquillada y adornada excesivamente
comienza a hablar.
Nora: Sí, somos músicos. Pero como seres humanos somos distintos... En la
último orquesta donde yo tocaba, algunos colegas apenas podían esperar el
final del concierto para ir a un bar vecino donde apostaban a los caballos. Yo
he visto personalmente a algunos músicos llegar al concierto bastante
'espiritualizados'.
Milic: A mí me parece, a veces, que todo eso no vale la pena. Hubo músicos
corrientes y molientes como nosotros durante los tiempos Griegos, Romanos,
el Renacimiento, contemporáneos de Mozart o Beethoven y aún recién. ¿Y
quien se acuerda de ellos? En el caso mío, por ejemplo, nunca supe que
artesano hizo este violonchelo que estoy condenado a llevar conmigo el resto
de mi vida... Es deprimente saber también que no importa si uno está en un
carro con los políticos, los obreros o con los artistas, todos estamos viajando
en este tren como pasajeros sin boletos y ningún destino de nuestra opción
verdadera.
Nora: Pero me gustaría más bien saber algo sobre el Maquinista principal y
sus intenciones. Si las vea claro él mismo, es decir...
Garzón (bajando la voz): Dicen de él que nunca revela sus intenciones y rara
vez escucha la opinión de alguien... (continúa, obviamente perturbado) pero el
primer carro es servido por personal especialmente reclutado...
Milic (más para sí mismo): Es increíble que todos esos grupos de políticos,
periodistas y artistas estén siguiendo al Maquinista principal voluntariamente;
a pesar de las diferencias culturales e ideológicas.
Santos sale con su carro al corredor, ya aislado por la luz del reflector que
sigue enfocándolo. Luego saca su celular y marca a un número.
Voz: ¿Dónde los músicos? ... Eh, esos artistas... Pero vamos a activar el
registrador especial donde ellos también, en todo caso. Los artistas pueden
generar ideas extrañas y eso puede ser peligroso... Hemos añadido 20 puntos a
tu cuenta, Número 0013. ¡Manténgase alerto!
ESCENA III
Milic: ¿Crees entonces que es mejor viajar como el pasajero sin boleto?... Es
verdad que los líderes parecidos al Maquinista principal están sembrados por
todas partes del mundo. Nosotros teníamos en mi país un tipo similar a él que
predicaba su verdad como la única verdadera... Pero era sólo un alumno
novato comparado con el Maquinista principal de este tren.
Milic: En absoluto. Desde una noche grabada en mi memoria como 'La noche
de los homicidas pagados', he logrado superar todo tipo de miedo en mí,
incluso el temor a la muerte... Además, he concluido que la diferencia entre
nosotros y los condenados que esperan la ejecución de la pena de muerte
consiste, principalmente, en que ellos al final del camino saben exactamente el
día y la hora...
Nora: Tengo la extraña impresión que la cara del Maquinista principal que
acabamos de ver en la pantalla tenía algo... francamente, diabólico.
Milic (mostrando con dos dedos una V sobre su frente): ¿Estás refiriéndose a
esos crecimientos rojizos en su frente, como pequeñas zanahorias?
Nora: ¿Como dos cuernos discretos? Sí... y los colmillos bastante bien
pronunciados... La piel de su cara así como el color de sus ojos eran en
algunos momentos, por lo menos, de un brillo rojizo.
ESCENA IV
John: ¿Por qué debe disculparse usted, Aisha? ¿Por qué me ha revelado su
opinión más íntima? Yo mismo la instigué a hacerlo... Siempre he respetado el
Oriente e incluso he creído que allí puede encontrarse algo que me ayudaría a
descubrir el significado oculto de la existencia humana.
Durante la entera conversación entre ellos dos, Aisha está muy serena y
concentrada con una sonrisa 'tipo Buda' en sus labios.
John (a Aisha): Usted mencionó una vez empezó sus estudios de música,
piano, en Camboya.
Aisha: Nunca más he tocado el piano después... (ella toma su viola): Pero yo
quería preguntarle algo en relación a mi dúo con violonchelo.
Aisha: Yo soy Budista, pero más en el sentido filosófico... Desde que empezé
a vivir aquí en occidente he conocido a algunos europeos y norteamericanos
que se interesan en el Budismo como parte de su búsqueda de la verdad
existencial. Pero, en mi sincera opinión, ninguno de ellos entendían realmente
su núcleo, el concepto de Nirvana. El Nirvana no puede entenderse si uno
impone necesidades materiales sobre otros; espirituales, por ejemplo... Buda
mismo nunca se compró nada en su vida adulta.
John: Supongo que nuestro Jesús Cristo tampoco. ¿Considera usted que el
Occidente está alejándose cada vez más de los valores espirituales?
John: Cristianos creen que hay que pasar por el Purgatorio primero... Que
nosotros, en esta parte del mundo, íntimamente creemos es que el aumento
rápido del nivel de la producción combinado con el estímulo de consumismo,
podría sacar las ruedas de la grieta.
Aisha: (mientras que en la pantalla se proyectan imágenes de uno de los
casos de hundimientos de los barcos-petroleros) ¿Incluso, tal vez, salvarnos
del peligro de la contaminación de los océanos – que sería un presagio del
fracaso mundial de los esfuerzos de conservar el medio ambiente?... Yo creo
que ninguna técnica, o teoría impersonal, lograría eso... Se necesitaría la
participación y un esfuerzo de cada uno de nosotros en empujar la rueda del
progreso humano y de encontrar el sentido intrínseco de nuestras vidas. Nadie
debe tratar de imponer una visión particular del futuro a un ser humano;
menos a toda la humanidad... En este punto han fracasado y van a seguir
fracasando las grandes ideologías del mundo... Cualquier jefe de algún pueblo
tradicional en India o en China, por ejemplo, sabe que es necesario afianzar la
participación de todos los lugareños en la vida de la comunidad. Todos,
incluyendo también a los niños, mayores de edad o los inválidos. Y hacerlos
participar por lo menos en la crianza de los pollos o en algún pequeño evento
social o religioso... Pero yo realmente no creo que usted, con su educación
clásica habría... (se interrumpe encogiendo sus hombros).
ESCENA V
John: Sí, pero él es nativo de la India. ¿Por qué pregunta usted eso?
Padre: Oh, por nada en particular; viene gente aquí de todas partes con ideas
raras... Decir, como me parece has dicho, que la postulación de la existencia
del Todopoderoso a priori cancela la libre determinación humana no sólo es
un sacrilegio, Johnny, sino que es completamente incorrecto. El profesor
debería haberte indicado eso... Desde la manzana de Adán y Eva todos
nosotros nos han ofrecido la posibilidad de escoger libremente entre el bien y
el mal.
John: Pero una regla similar fue imperativa durante el tiempo de Stalin, Hitler
y nuestro senador MacCarty, entre otros estadistas. Y para no mencionar a los
dictadores militares en los países del tercer mundo a quienes nosotros, me
parece a mí, apoyamos si sus regímenes son considerados útiles.
Milic con su chelo se une a Aisha y a John. Ellos (sin Nora) empiezan a
tocar la sección que contiene un dúo entre la viola y chelo (al comienzo del
cuarteto 'Razumovski'). Esta música es escuchada por el público un rato,
antes de atenuarse mientras tres músicos comienzan a quedarse
dormidos).
Santos (baja la voz, dándose cuenta que otros músicos ya están durmiendo):
La cosa más inteligente sería saltar afuera, si la velocidad lo permitiese... Sin
embargo, yo no abandonaría tan fácilmente este servicio, donde gano mucho
dinero... Pero tengo otra propuesta para usted, Srta. Nora. Yo tengo aquí, en el
mismo carro, un pequeño compartimiento de servicio. Allí tengo una botella
de whisky de primera... Usted puede contar con mi discreción. Y también
cuente conmigo para cualquier emergencia. (Santos luego sale, intentando no
provocar ruido. Cambio de Enfoque a todos en el compartimiento que siguen
dormidos).
ESCENA VII
Nora se vuelve hacia Milic quien está durmiendo en el asiento al lado de ella
y se da cuenta de que él está teniendo una pesadilla. Ella puede ver cómo
Milic, de repente, se sienta derecho en su asiento, los ojos abiertos y la mirada
hacia el techo.
Enfoque en Milic mientras se baja la cortina transparente.
(La siguiente escena puede ser presentada sólo por Milic como una
pantomima o se puede usar a los otros en el compartimiento cambiando
papeles temporalmente – de la manera descrita en la escena de John con sus
padres).
Milic (su voz mezclada con el rugido de los aviones de guerra que se
aproximan): Aquí vienen ellos de nuevo (habla a alguien al lado de él - su
esposa)... Sólo esta vez hay más de ellos en el cielo. Si sólo pudiera ver las
caras de los pilotos... Pero ellos están sin rostro en los comandos de aquellos
aviones asesinos. Ellos pueden ser valientes o cobardes... La diferencia no es
esencial ya que todos ellos siembran la muerte a cambio de sus sueldos
mensuales protegidos por la mas moderna técnica militar. (Se escuchan
algunas explosiones distantes)... Esto debe estar cercano al puente, están
intentando destruirlo probablemente... (Los explosiones se escuchan ahora
mucho más cercanas, seguidas por reflejos de llamas de un fuego). ¡Pero esto
ahora es el jardín infantil en llamas, Dios mío! (Las sirenas de las
ambulancias se escuchan seguidamente y una enfermera vestida de blanco
lleva a un niño en sus brazos)...
Milic (no escuchándola): Ahora entiendo que yo emigré del país para
encontrar a esos responsables de todos los bombardeos en el mundo, aquellos
a quienes, evidentemente, ningún tipo de justicia se puede aplicar porque son
poderosos... Yo quería preguntarles: por qué ellos consideraban culpable a
nuestro Dragan... Pero inmediatamente después de cruzar la frontera y ver a
los ciudadanos de la Alianza con sus calculadoras portátiles, las cámaras
videos, sus hamburguesas y sus papas fritas, con su whisky, vino o la cerveza
que bebían como agua...
Nora (añadiendo a eso e ilustrándolo con pantomima): ...y sus mujeres con
sus pelucas, excesivo maquillaje, bustos de silicona...
Milic: ... yo entendí que mi deseo era sin sentido, o sea que ellos ya fueron
condenados... Condenados a vivir.
Milic: Mejor dicho que vivimos ahora allá como en un jardín invernadero
donde cultivan un darwinismo político y social en el medio de las guerras y
miserias mundiales. Tratando desesperadamente de parar la ola de
inmigrantes que se escapan de todas partes... La nueva Europa, con su alianza
militar y con su tropa de intervención rápida cada día más se parece... (levanta
su mano, parecido al saludo Nazi) ... Pero yo tengo mi dolor muy personal,
Nora, y cada vez me preocupa menos el destino de los demás.
Nora (a Milic): Yo también tenía heridas que sanar, pero logré hacerlo... Una
vez usted me preguntó por estas costras en mi mano y yo evité la respuesta...
Enfoque en la pantalla donde se muestran imágenes de los disturbios civiles
en un lugar de América Latina y brutal intervención de la policía que se queda
al fondo cuando Nora comienza con su historia.
Nora (en continuación): ...Pero ahora voy a decirle lo que realmente pasó:
estos son las marcas del palo de un policía durante mi participación en una
violenta demostración estudiantil contra la dictadura militar. Él trató de
romperme la mano con su palo, lo vi en sus ojos llenos de odio hacia nosotros,
quiénes levantábamos la voz de protesta contra la cruel autoridad... Casi un
año fue necesario para sanar esta mano y restaurar su función. Yo tuve que
soportar horas y horas de terapia física intensiva y al tocar mi violín sufria
con cada nota. Pero aprendí que una persona resuelta a superar un obstáculo
en la vida puede ser más fuerte que cualquier dictadura.
Milic: Y yo sólo entendí que el dolor causado por la pérdida de mi hijo no
puede superarse con ninguna terapia... Abandoné todo y volví de nuevo a
la música, aunque ningún consuelo real, ni incluso mi chelo, me bastan.
Hasta el fin de mi vida voy a escuchar el rugido de los aviones de guerra.
Nora (Muestra con los dedos dos cuernos en su frente): ¿Se refiere usted a los
jardineros diabólicos?
Nora (hace una pausa antes de seguir con su monólogo principal): Sartre
mismo ha declarado: 'El infierno son los otros ’. Pero hay que ir un paso más
allá y decir precisamente: El infierno es el predio de la debilidad en nuestra
alma donde los jardineros maléficos nos transforman en zanahorias humanas
porque, a sus ojos, nosotros no valemos la pena ni merecemos respeto... Sería
necesario, por consiguiente, primero descubrir las intenciones verdaderas de
esos jardineros... El problema es sólo que existen demasiado de ellos...
Demasiados burócratas, jefes de partidos políticos, directores de coros,
maquinistas... Y todos ellos pretenden enseñarnos a cantar al unísono,
cultivarnos limitando de esa manera la fuerza de nuestra personalidad libre.
ESCENA IX
Nora busca un botón con el título: ' Servicio' mientras que la música de la
pantalla de la TV empieza a tocar una marcha militar. Se muestra una escena
de bacanales con el baile de brujas, demonios y duendes en honor del
Maquinista principal.
Santos: ¿Por qué está resistiéndose, muñequita? ¿No me ha llamado para este
propósito?... ¡Vamos a mi pequeño separe!
Cuando Santos trata de empujar a Nora hacia el corredor por la fuerza, John
se despierta y salta de su asiento para ayudar a Nora, pero lo detiene el
revólver de Santos que lo apunta al su pecho. En este momento Nora con
ambas manos, ahora libres, agarra el revólver y empieza a luchar para
quitárselo... Un tiro del arma se escucha de repente y, por un momento, no
está claro quién está herido, pero seguidamente Santos cae en el suelo
inmóvil.
Milic: ¡En la corte ella conseguiría un par de años de prisión por asesinato en
segundo grado... Rápidamente, ayúdeme!
John (Extiende las manos como después de dormir): Yah, eso fue de la
televisión (indica la pantalla de TV con su cabeza).
Periodista (Saca su cuaderno): ¿Quizás una breve entrevista con usted sería
de interés para los lectores de mi diario?
En ese momento, cuando está bastante claro que la presentación del drama se
está terminando, una Voz del público se oye muy claramente:
Voz (Enfoque está en el portavoz de la sala): Pero el propio Jean Paul Sartre,
Srta. Nora... ¿ Me pregunto si el mismo descubrió el significado verdadero de
la vida humana?
C i e n a ñ o s d e S a r t r e (Un ensayo)
I. EXISTENCIALISMO SARTREANO - ¿UNA FILOSOFÍA TODAVIA VIGENTE?
“La ausencia es Dios. Dios es la soledad del hombre” – dice Sartre en su drama ‘El Diablo
y el Buen Díos’ (en francés: ‘Le Diable et le Bon Dieu’); unas de las palabras más poéticas
y profundas sobre la relación entre el problema de la divinidad y la existencia humana en la
literatura de todos los tiempos.
Mi drama publicada aquí bajo el título 'Los jardineros diabólicos' también se refiere al
problema de la divinidad pero su conflicto principal es más bien contemporáneo. Sartre lo
llamaría: ‘una crisis de la autoridad suprema’. Esa crisis, de una manera, se parece a la
ocurrida en el tiempo de antigua Grecia arrastrada por la caída de los dioses olímpicos. Solo
que ahora la crisis involucra no solo una península pero amenaza el orden social y el
balance ecológico en el mundo entero.
En todo caso, el drama 'Los jardineros diabólicos’ que he denominado ‘existencialista', está
creado como una pieza teatral que refleja la vigencia de la totalidad de las obras de Sartre
como una referencia válida para apreciar las corrientes ideológicas y políticas del mundo a
comienzos del siglo XXI. A pesar de que esas obras, a menudo, se relacionan o limitan con
la época de la Segunda Guerra Mundial y que el existencialismo de Sartre se considera
habitualmente como la filosofía típica del siglo XX. Bernard Henri Lévy, por ejemplo,
publicó una biografía de Sartre bajo el título: ‘El Siglo de Sartre’ (Lévy, B.-H., Le siècle de
Sartre, Enquête philosophique, Grasset, Paris 2000). Él también denominó Sartre como
‘Un Hombre-siglo’ en ‘Le Nouvel Observateur’ (13-19 janvier 2000).
Es verdad que Sartre vivió en el siglo veinte (ver la sección V - Biografía) y que durante
ese siglo ocurrieron todas las luchas políticas y literarias que se han hecho parte inseparable
de su personalidad creativa. Además, no hay duda de que algunas de sus obras, como son
sus ‘Situaciones’ (ver la sección V - ‘Bibliografía’), así como sus escritos sobre eventos
políticos de la época, han quedado como valiosos documentos históricos del siglo pasado.
Sin embargo, la mayoría de las obras de Sartre han sido escritas con los vectores temporales
determinados sólo vagamente. O, por lo menos (como es el caso de los dramas de
Shakespeare), tales vectores no son de importancia primordial. ‘La Nausea’, por ejemplo. Y
casi todas sus obras de teatro. Me atrevo a decir también que algunas ideas básicas
expresadas en su obra filosófica capital ‘El Ser y la Nada’, a pesar de su énfasis
existencialista, podrían haber sido formuladas por algún filósofo griego, Sócrates por
ejemplo.
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Después del año 1970 Sartre había comenzado a abandonar algunas de las ideas expresadas
en su 'Existencialismo es humanismo'; probablemente por realizar que las han presentado
de manera demasiado simplificada. Pero la idea principal la ha reiterado siempre: el
existencialismo es un humanismo porque como su postulado principal declara que el poder
para la liberación humana y el cumplimiento de su misión en la tierra queda enteramente
dentro de la propia especie humana representada siempre en la conciencia de un ser
humano individual.
Como Nietzsche, Sartre concluyó que si Dios no existe no hay entonces ningún sistema de
valores predeterminados o absolutos que gobiernen la conducta humana. Como
consecuencia, proclamó la libertad de los seres humanos como valor determinante de sus
existencias. Pero también como consecuencia, durante toda su vida tuvo que responder a la
famosa advertencia de Dostoievski: si Dios no existe todo es posible, hasta los actos más
inhumanos. La respuesta a ese dilema crucial confrontando a los seres humanos, según
Sartre, sólo se puede encontrar en la búsqueda de la libertad individual y en la lucha
constante para lograrla. Esa respuesta ha sido válida no sólo para él mismo hasta su
muerte; si no que fue recomendada como guía filosófica sartreana para todos aquellos que
buscan las razones más profundos de la existencia humana. ¡Y el énfasis de Sartre estuvo
en la palabra ‘guía’!
Ni siquiera si uno acepta un papel ‘asignado’ por él o ella en una sociedad dada, la
decisión siempre es individual – o sea: cada persona tiene que escoger por sí misma y no
puede responsabilizar a los otros por las consecuencias. Mayor libertad sin embargo
implica más responsabilidad en crear el propio ser; cual autenticidad hay que valorar no
sólo por nosotros sino, también, por ‘los otros’. Sartre indica que la pasividad durante la
vida, por un lado, puede resultar en la ‘mala fe’ pero que ‘escoger la libertad’, por el otro
puede complicar la vida de una persona.
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En el caso extremo optar por la libertad puede conducir hasta la muerte; como se ha
demostrado en varias obras de teatro de Sartre (ver la sección IV). ¡Un resultado lejos del
concepto de ‘Nirvana’ budista!
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-El filósofo danés del siglo XIX, Sören Kierkegaard, el primero en ser calificado de
‘existencialista’, escribió en su diario: "Yo tengo que encontrar una verdad que sea verdad
para mí… la idea por la que yo pueda vivir o pueda morir."
La metáfora sartreana 'El viajero sin boleto' (en francés: ‘Le voyageur sans billet’), o el
pasajero clandestino, se puede aplicar a cada ser humano durante diferentes etapas de su
vida marcada por la búsqueda de un camino existencial adecuado a sus aspiraciones
personales. En el drama ‘Los jardineros diabólicos’, Nora también busca no solo el sentido
de su vida, sino también se empeña en lograr un sello personal a sus acciones, tratando de
destacar su personalidad a los ojos de los demás y así dar más peso a su existencia en la
tierra.
Tal deseo bajo las situaciones difíciles de la vida, puede llevar a los seres humanos a la
angustia y a la desesperación. Esto ocurrió en particular durante la Segunda Guerra Mundial
e inmediatamente después, cuando muchas obras literarias, de teatro o de cine creadas por
Sartre, Camus y de los demás autores contemporáneos fueron afectadas por las atrocidades
de la guerra. Pero Sartre no se había quedado sólo con la ‘imaginación’ del arte. Cuando
comprendió que ‘todo es política’ se lanzó a la lucha real. Pierre Billard (‘Le Point’ de 14
enero 2000) indica que a partir de este momento Sartre ”...ya no tratara mas de rehacer el
mundo, sino que lo vivirá: en la calle, en la muchedumbre, en los acontecimientos de la
actualidad, en la política concreta.” Podemos también añadir que Sartre desde ese punto
comenzó a vivir por sí mismo su propio existencialismo.
¿Cuál es el significado de la vida?
La búsqueda más o menos infructuosa del sentido profundo de la vida, por supuesto, no es
nada de nuevo en la literatura o en las obras de teatro. Recordemos el famoso monólogo de
Hamlet: ‘¿Ser o no ser, aquí es el problema?’, o de la sección en la tragedia 'Macbeth' donde
Shakespeare formula el problema de la existencia humana de una manera aún más drástica:
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Si nosotros estamos 'condenados a ser libres', como lo indica Sartre, y seguimos cumpliendo
la propia libertad en el proceso de comprometernos con una o otra causa seleccionada entre
las existentes o la que nosotros mismos ideamos, puede pasar que nos sintamos como
‘viajeros sin boleto’ y que la vida nos pueda parecer contingente y sin ningún significado
profundo. El mismo proceso de nuestra selección de las causas nos puede parecer imprevisto
y repentino, sin bastante garantía para elegir bien o adecuadamente según nuestras
intenciones. Justo en ese punto hay que valorar el existencialismo ateo y, en particular, el
postulado de Sartre que dice que debemos usar la libertad para optar por una vida auténtica
que corresponda a nuestras óptimas aspiraciones personales. Él evita en sus obras literarias o
filosóficas de profesar cualquier norma de tipo 'moral'. Sin embargo, comparado con las
normas morales de las ideologías o las religiones bien establecidas este postulado es mucho
más difícil de seguir.
En cambio, el existencialismo sartreano ofrece una oportunidad para aquellos que buscan
comprender los motivos profundos del comportamiento humano. Un breve análisis de las
principales categorías del existencialismo de Sartre puede ayudar a elucidar la respuesta
sartreana sobre ese punto.
La ‘mala fe’ y el problema de la autenticidad humana.
Los conceptos de ‘buena y mala fe' de Sartre, relacionados con el problema del sentido de
la vida y de la libertad, pertenecen a las categorías filosóficas fundamentales del
existencialismo pero no se trata de las normas morales tipo tradicional, como a menudo se
piensa. La gente que elige su propio camino en la vida, evitando la trampa de la ‘mala fe’,
logra vivir una vida auténtica, mientras que otros, que pueden optar de simplemente ignorar
la falsedad de su situación (dejando 'que pase lo que pase', por ejemplo) carecen de la
autenticidad de su existencia.
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En su obra autobiográfica ‘Las palabras’ (ver la sección V ‘Bibliografía’ para esta y todas
otras referencias a las publicaciones selectas de él), Sartre muestra cómo un ser humano
intenta darse ‘densidad personal’, asumiendo diferentes papeles en la vida cotidiana. Eso
lo hace con el deseo de dejar algo más permanente de su presencia en el mundo. Sin
embargo, tal deseo puede resultar sólo una auto-decepción (otro ejemplo de mala fe); si
uno de esa manera trata de disimular su autentico papel en la vida.
Sartre también evita de formular alguna clase de 'castigo' en el sentido tradicional o non
filosófico, para vivir 'alienado' (perdiendo el control de si mismo sometiéndose a las ideas
ajenas) o para pasar la vida de una manera poco autentica. Sin embargo él indica claramente
que, aunque caer en la trampa de la mala fe nos pueda parecer la solución mas fácil, en
realidad nos conduce hacia la relegación de la propia libertad. En el drama ‘Los jardineros
diabólicos’, por ejemplo, los personajes como Garson se relegan de su libertad en favor del
Maquinista principal del tren 'Flecha ardiente' por motivos lucrativos.
Si tratamos de identificar en la obra de Sartre una indicación más general sobre el criterio de
la autenticidad en el dominio del poder estatal o ideológico, podemos llegar a la conclusión,
al parecer controvertida, que hay que juzgar una teoría política, o un sistema de gobierno,
mas por el espacio que permite actuar a los individuos libres, que por los programas
proclamados y usados como un gancho para atraer votantes. Sócrates, que al parecer nunca
temía expresar la verdad, decía: ‘Yo sólo deseo que las personas comunes y corrientes
tengan una capacidad ilimitada para hacer daño; así ellos tendrán un poder ilimitado para
hacer el bien.’ ¡Una observación profundamente existencialista!
P45
Un hombre nace libre y tiene la necesidad de definirse como un ser humano individual no
sólo por sí mismo sino también en los ojos de los otros, cuales le observan y le 'juzgan'. Eso
puede provocar un tipo de revuelo que se siente en los puntos más dramáticos de ‘A puerta
cerrada’ o que, por ejemplo, siente John en la escena del drama ‘Los jardineros diabólicos’
donde él se da cuenta que sus propios padres rechazan su interpretación de la Biblia como
un acto social negativo. Un ejemplo revertido en el mismo drama se presenta cuando Milic
llega a preguntarse si, acaso, el Maquinista principal que maneja el tren expreso llevando a
todos los pasajeros posiblemente al infierno, tiene razón y todos los demás están
equivocados.
Para salir de ese tipo de dilema, según Sartre, un hombre verdaderamente libre debe ser
capaz de superar cualquier tipo de alineación que limita su libre albedrío; actuando de una
manera apasionada y auténtica en los ojos de los otros. Sin embargo, su actuación debe ser
más de carácter ejemplar, que de tratar de imponer algo a los otros (como se indica arriba,
Sartre caracteriza como 'mala fe' la relegación de las responsabilidades individuales a las
autoridades de cualquier tipo). Los valores morales, que afectan el sentido principal de la
vida se pueden descubrir solo en una acción decidida por la conciencia individual. Todas las
obras de Sartre indican en esta dirección: sólo un hombre autentico capaz de romper los
lazos que limitan su libertad, es capaz de apreciar los verdaderos valores de la vida y de
desprenderlos de aquellos basados a la 'mala fe'.
Como una curiosidad, conectada indirectamente con el tema de este ensayo, mencionamos
que Sócrates indicó que la mejor manera de vivir con honor en este mundo es 'ser lo que
nosotros pretendemos ser'. Sócrates también usó los términos: serenidad, regularidad,
ausencia de vanidad, sinceridad, simplicidad, veracidad, ecuanimidad, firmeza, no-
irritabilidad, adaptabilidad, humildad, tenacidad, integridad, nobleza, magnanimidad,
caridad, generosidad, y pureza para identificar las dieciocho cualidades humanas
necesarias según él, para pronto lograr la inmortalidad. Es curioso que estas cualidades
corresponden poco a los mandamientos morales de las grandes religiones del mundo.
P46
Para realizar nuestra actuación afectando a los otros no sólo es necesario profesar la teoría
correcta, es importante comprometerse durante la vida mostrando los ejemplos personales a
través de las acciones correctas. Sartre mismo siempre tenia presente este postulado. Su
existencialismo, igual como su vida propia, es más bien un indicador hacia la realización de
un concepto del hombre 'comprometido' con el mundo real que una categoría ontológica
como es, por ejemplo, la dialéctica de Hegel o la fenomenología de Husserl. Es más bien
una guía para la acción humana.
Entre los fenomenólogos franceses hay que mencionar (además de Sartre durante sus años
docentes, en particular) el filosofó Merleau-Ponty, amigo y – cuando Sartre se acerco al
marxismo y luego que declaró que ‘filosofía no existe’- su destacado adversario.
Por razones de la brevedad es necesario limitarse aquí sólo a algunos puntos principales del
existencialismo, que son de interés directo para el drama ‘Los jardineros diabólicos’.
Lo que complica la tarea es que hay dos clases de filósofos existencialistas contemporáneos
de Sartre: los cristianos, entre los cuales se encuentran Karl Jaspers (siquiatra y filósofo
Alemán) y Gabriel Marcel (filósofo y dramaturgo francés), y los existencialistas ateos, entre
los cuales se puede considerar, además de Sartre, al filósofo alemán Martin Heidegger.
P47
Sin embargo, todos ellos dan prioridad a la subjetividad humana y tienen en común el
postulado básico que la existencia precede a la esencia.
¿Qué significa que la existencia preceda a la esencia? - dice Sartre refiriéndose al principio
básico del 'existencialismo ateo' y ofreciendo la siguiente respuesta: Significa que el hombre
empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se define; tal cual se le
haya hecho por si mismo durante la vida. Esto implica que no hay naturaleza humana pre
nata porque no hay Dios para concebirla. El hombre es el único ser vivo que (en lugar de
ser, por ejemplo, una zanahoria - el símbolo de algo totalmente manejable en el drama 'Los
jardineros diabólicos’) se concibe por sí mismo antes de que su personalidad está ‘juzgada’
por los otros.
‘El hombre no es otro de lo que se hace’ - repite Nora en el drama ‘Los jardineros
diabólicos’ una frase típica sartreana; antes de considerar una acción propia que debe
cambiar el curso de su vida pero que no logra convencer a sus compañeros de viaje. Justo
por su principio de autodeterminación del hombre algunos críticos han acusado al
existencialismo como forma de subjetivismo. Pero la respuesta de Sartre a esas acusaciones
era muy clara: el hombre o la mujer empiezan por existir lanzándose hacia un porvenir en
un ambito social y familiar dados. Es ante todo un proyecto que se vive y realiza
subjetivamente, pero que se confirma en los ojos de los otros seres humanos.
El sentido de la herencia sartreana.
Sartre en su obra filosófica ‘Crítica de la razón dialéctica’ (‘Critique de la raison dialectique,
1960), comenzó a tomar una posición más radical con respeto a la forma en que se puede
lograr un cambio de la sociedad hacia un nuevo humanismo. Concluyendo que la
influencia de la sociedad tradicional sobre el individuo resulta en la ‘serialización’ del
hombre y la pérdida de la identidad personal, proclamó que la libertad se puede recobrar
solo a través de la acción revolucionaria. Después, a causa de las desviaciones del sistema
estalinista en la antigua Unión Soviética y después de las intervenciones soviéticas en
Hungría y Checoslovaquia, se inclinó a apoyar los movimientos de la extrema izquierda,
como los maoístas y la rebeldía estudiantil. Sin embargo nunca dejó de creer en la
posibilidad de una sociedad más justa que la capitalista y en un mundo sin violencia logrado
por la voluntad de los individuos y no por el dictamen de las autoridades estatales o
inspirada de una ideología.
Al final de su vida Sartre se entusiasmó con el anarquismo hasta que personalmente se auto
proclamó anarquista. Lo hizo porque según su propio testimonio tomó la palabra anarquía en
su sentido etimológico: buscar una sociedad sin autoridad sobre los hombres, sin estado; una
sociedad en la que un hombre no tiene poder sobre otro.
Para formarse una idea del concepto básico de las formas sociales basadas en la libertad
existencialista en contraste con las 'reguladas', uno se puede referir al filosofo y escritor
ruso Mikhail Bakhtin y a sus estudios sobre el tema de carnaval feudal: ('Carnival, History
And Popular Culture: Rabelais, Goethe and Dostoevskii as Philosophers', 1965).
48
Sartre durante toda su vida nunca dejó de luchar y de propagar sus ideas; su lucha política
fue parte de su existencialismo - concebido como un instrumento de tal lucha y basado en el
principio de "l' engagement" (compromiso) político y social de un ser humano libre. La
negativa de Sartre a aceptar el premio Nóbel en 1964 refleja este principio y puede
interpretarse no sólo como un simple gesto de desacuerdo con la base ideológica de una
institución puramente 'Occidental'. Fue un gesto de rebeldía existencialista – subrayando el
espiritu de su obra literaria (‘Las palabras’ galardonada en este caso puntual) de la
inspiración non-conformista.
De otro lado, Sartre criticó en sus obras ensayísticas y literarias la férrea disciplina política
de los partidos comunistas (en su gran mayoría estalinistas) de su época, la que presentaba
un obstáculo a la libertad de sus miembros y a su creatividad (en su drama 'Las manos
sucios', en particular). A pesar de que Sartre, bajo una fuerte critica de la izquierda,
temporalmente retiró el permiso de presentación de este drama su problema principal: la
alineación del hombre político y partidista, quedó vigente hasta estos días.
"L'homme est à inventer chaque jour" (‘El hombre hay que inventarlo cada día’) escribió
Sartre en uno de sus ensayos ('Situación', 1938-1975). Eso fue una clara indicación de que él
no ‘se casaba´ con ninguna teoría fija, dando la preferencia a la libertada de acción. Este
punto ha sido entre los menos comprendidos de su versión del existencialismo, incluso
calificado como ‘vaivenes’ ideológicos (por Vargas Llosa, por ejemplo).
En su ensayo ¿Qué es la literatura? (Ver la sección ‘Bibliografía) Sartre expone sus ideas
sobre el tema que él mismo va a seguir escribiendo sus obras literarias; ¡Pero nunca al pie de
letra!. Hay que comprometerse, dice Sartre, "la palabra es acción" (y no ideología o teoría
cualquiera que sea). Por eso tratar de separar la herencia de Sartre (y del existencialismo
sartreano) de su acción cultural o política sería, de algún modo, como tratar de separar
Diógenes de su famoso barril o de la linterna que usaba en busca de ' hombre verdadero '.
Por otro lado, tampoco sería un error identificar a Sartre y sus obras artísticas o filosóficas
con sus luchas diarias de carácter político sin tratar de definir ‘las situaciones’ en que se
están creados
P49
Los críticos religiosos, por su parte, se concentraban en los aspectos morales del
existencialismo ateo de Sartre diciendo que se trataba de una filosofía que deja a los seres
humanos abandonados, para que ellos por sí solos establezcan y sigan sus valores humanos.
Si no existen más algunos valores universales, indicaban ellos, cualquier cosa (o causa)
puede ser considerada como un objetivo de valor, incluso los objetivos moralmente
malvados. La respuesta de Sartre ya fue abordada en la sección arriba, dedicada a la mala fe
y al problema de la autenticidad de los seres humanos. Como se acentúa al final del drama
'Los jardineros diabólicos’, esa respuesta no es generalizada y cada ser humano tiene que
encontrarla por sí mismo. Y al final hay que mencionar una objeción relativa al valor de la
filosofía misma para el hombre moderno ya acostumbrado a apreciar la naturaleza (objetiva
y humana) a través del prisma científico, usando métodos empíricos empleados por las
ciencias vigentes - desde las nucleares hasta la sicología. Unos comentarios sobre el tema se
pueden encontrar en la siguiente sección dedicada al pragmatismo y el existencialismo.
P50
"La existencia preceda la esencia" -el famoso dicho de Jean Paul Sartre y de los otros
existencialistas indicando la libertad de cada ser humano de cualquier tipo de determinismo -
se puede valorar comparándolo positivamente con el dicho del famoso filósofo pragmático
americano John Dewey (1859-1952), según el cual "la acción precede pensamiento". Sin
embargo, Sartre se distingue de los pragmatistas en algo fundamental - él asumía la
posibilidad de la verdad "esencial" alcanzada por un individuo liberado y determinado a
través de su acción confirmada en los ojos de los ‘otros’, mientras que según los
pragmatistas la prueba de la verdad de una idea o una acción es su utilidad práctica; vale
decir que el resultado práctico de una idea es más importante que su base ideológica. Según
la filosofía sartreana tal concepto pragmático puede resultar en 'mala fe' o sea, que los malos
métodos empleados se pueden justificar por el objetivo final (un ejemplo de eso es la
práctica de la sobreexplotación de los recursos naturales justificada con la necesidad de un
incremento de la tasa de empleo).
Los efectos de esos dos postulados teóricos se han visto reflejados no sólo en cuestiones de
la guerra y la paz o en la observación de los derechos humanos durante el siglo pasado, sino
que siguen afectando a escala mundial las practicas económicas y políticas en problemas tan
vitales para la humanidad como son la protección del medio ambiente, la sobrepoblación y
las diferencias cada vez más pronunciadas entra los países subdesarrollados y los países
ricos. Como lo dice John en el drama 'Los jardineros diabólicos': ‘Nosotros, en esta parte
del mundo (i.e. occidental), íntimamente creemos que el aumento rápido del nivel de la
producción combinado con el estimulo de consumismo, podría sacar las ruedas de la
cuneta’.
P51
Sin la posibilidad de encontrar la verdad y lograr la bondad, las decisiones morales serían
ejercicios fútiles... Tal universo - precisó James sin embargo - no puede defenderse ni por
razón ni por lógica; sólo puede existir para nosotros si tenemos fe y somos capaces de
mostrar "una afirmación apasionada del deseo" para alcanzar la verdad y la bondad.
En el drama 'Los jardineros diabólicos' John entra en conflicto con sus padres justo sobre
ese punto; cuando ellos quieren que él acepte los valores morales predeterminados
reconocidos por los otros compatriotas y basados en pura fe.
Hablando en contexto de los ‘Cien años de Sartre’ y la vigencia de su filosofía, hay que
decir que el existencialismo ateo se preocupa de los problemas de la justificación de la
existencia humana a nivel individual e, incluso, personal (de Carmen, María, Pedro o José
cualquiera), mientras que el pragmatismo construye sobre un mundo dado y las ideas
políticas y religiosas existentes; justificando los o juzgando los de un punto de vista
práctico. Moralmente el pragmatismo como una filosofía típicamente occidental, considera
suficientes los valores cristianos basados en los actos comunamente considerados como
‘buenos’ y ‘malos’, mientras que el existencialismo ateo de Sartre busca su justificación en
valores humanos reflejados en categorías como 'buena y mala fe' vividos (y no
transplantados a él o ella) por cada ser humano individualmente. En consecuencia, el
existencialismo rechaza la predominancia de las ideas de 'leadership' (liderazgo) político o
religioso sobre las determinaciones individuales. Cada ser humano debe hacer uso de su
libre albedrío y tratar de no aceptar un ‘boleto prepago’ mientras seleccionando su destino.
Según el escritor francés nacido en Ginebra J. J. Rousseau (1712 – 1778): El hombre nace
libre pero pronto se encuentra encadenado. Las mismas ideas sobre la libertad, a través de
la Revolución francesa, han iluminadas el pensamiento de Sartre y inspiradas sus luchas
filosóficas y políticas dos siglos después.
P52
En primer lugar hay que decir que los resultados de esa conferencia, además de popularizar
las ideas existencialistas de Sartre, contribuyeron al renacimiento de filosofía en Francia;
una disciplina casi olvidada desde el tiempo de la gran popularidad del ‘intuicionísmo’, de
filósofo francés Henri Bergson (1859-1941). Hay que subrayar también que Sartre
destacando la prioridad de la libertad humana sobre todas otras categorías filosófica, ha
cambiado radicalmente no solo el enfoque sino la justificación teorética misma de la
filosofía clásica.
Es necesario recordar, además, que la obra filosófica principal de Sartre, ‘El Ser y nada’
(‘L’être et le néant, 1943), había sido creada en la época cuando el pueblo de Francia vivía
bajo de yugo de Nazi y que, sin embargo, estaba completamente dedicada a defender el
libre albedrío – la libertad de la voluntad humana. "Una vez la libertad ha estallado en el
alma de un hombre, dioses ya no pueden nada contra él"- confirmó Sartre en su drama ´Las
moscas’ (Mouches), creada también 1943, reiterando que el ser humano está libre no solo al
nacer pero, potencialmente, a través de toda su vida y bajo cualquier tipo de situaciones.
Esa tema básica, o ‘leitmotiv’, Sartre va a tejer también en toda sus obras de teatro creada
después de la guerra, como se puede ver en el Capitulo III.
En el drama 'El jardinero diabólico', también, los personajes están bajo de una situación
especifica: encerados en un compartimiento de un tren de aceleración perpetua cual destino
ellos no pueden controlar. Pero cada una de ellos, por el bueno o por el mal, siguen
manteniendo su libertad de actuar. Se muestra que eso dilema existencial sigue valida
para el hombre del comienzo de siglo XXI de misma manera como para el de la época de
Sartre. El reflector encendido por Sartre sigue iluminándoles. O, mejor decir, su
existencialismo sigue ofreciendo un espejo donde pueden ver su verdadera cara.
El trabajo filosófico más profundo de Sartre ‘El ser y nada’ es, básicamente, una reflexión
sobre la relación entre la conciencia humana y la libertad. ¿Estamos capaces de ser libre? –
pregunta Sartre en las conclusiones de su obra capital. Y su respuesta es categórica: Más
bien que "hacerse" (por si mismo – M.B.M.), el hombre parece "ser hecho": Por el clima,
la tierra, la raza y la clase, la lengua, la historia de la colectividad de la que forma parte, la
herencia, las circunstancias individuales de su infancia, las prácticas adquiridas, los grandes
y pequeños acontecimientos de su vida. Pero este argumento, concluye Sartre, nunca a
profundamente perturbado los partidarios de la libertad humana.
P53
Descartes, por ejemplo, refiriendo se a las circunstancias concretas de vida, decía que la
voluntad humana es infinita y que los seres humanos deben "... intentar a superar tales
circunstancias más bien que dejarse a la fortuna."
De otro lado, Sartre admite que un ser humano, a pesar de ser libre, no puede concretizar
su libertad fuera de una situación dada; cual siempre involucra otros seres humanos. Para
él, una situación es una circunstancia concreta en la cual un individuo está y a la cual trata
de dar sentido a través de los objetivos personalmente designados y sus actos destinados
para realizarlos.
Los individuos que están obligados de vivir dentro de los papeles sociales designados y
quienes los aceptan sin oponerse pueden ser culpables por pasar su vida en la ‘mala fe’.
Solo los individuos que superan las normas colectivas y se escapan de la conducta o de
comportamiento tradicional - están realmente libres.
Sin embargo, solo a través de sus determinaciones (ver la sección dedicada a 'la mala fe'
arriba), un ser humano se forma y toma conciencia de su verdadera personalidad. Pero ese
proceso hay que validar en los ojos de ‘los otros’, cuales siempre nos observan y juzgan.
Esas regla sartreana se aplica a todos las personajes de sus dramas. Y, también, se aplica a
las del mi drama 'Los jardineros diabólicos'.
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’La revolución silenciosa’ basada en la voluntad de cada uno, diría Sartre, nunca resultaría
sin acciones concretas para lograr los cambios políticos, económicos y sociales en el
mundo. Hay que comprometerse personalmente y no solo por un voto anónimo, diría él.
Según Sartre, el acto libre de un ser humano tal como un voto pro o contra algo, puede
involucrar la destrucción de una situación dada en que se encuentra. Por hecho de iniciar un
proyecto cuál intenta lograr, o un ideal de valor humano de que es autor, un ser humano
entra en l'engagement (i.e. se compromete) y de esa manera ‘cancela’ la libertad anterior.
En el momento de la realización de nuevo proyecto su autor no se puede quedar contento
con la situación ya creada - debe seguir actuando y buscando la situación non (o menos)
conformista. Entonces, a pesar que la capacidad de actuar libre es el tejido mismo de un ser
humano, la base de su existencia – eso mismo puede ser su condenación. (Según Sartre, si
uno no quiere hacer uso de su libertad o trata de ignorarla, debe saber que no querer
escoger, significa también escoger). Por esta razón Sartre dice: "...el hombre es
condenado para ser libre."
Mi libertad, dice Sartre, solo encuentra su límite con la muerte. Como se lo demuestra en su
drama ‘A puerta cerrada’, del momento de dejar de existir la vida de uno se transforma en
el destino: no es más que una historia toda hecha para las miradas de los vivos. Desde ese
momento se puede juzgar un ser humano individual; trasformándose, él o ella, en Juan
valiente o cobarde y en María honrada o ladrona – usando criterios existencialitas descritos
en Parte III de su ensayo. Por esta razón hay que aprovechar la oportunidad de actuar
durante la vida. Estar muerto – según Sartre - significa estar la presa de los vivos’.
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“Ahora tengo sólo un camino y Dios sabe a dónde lleva, pero es mi camino...” (Orestes - en
el drama de Jean Paul Sartre ‘Las moscas’).
A. Un teatro de situaciones.
En el teatro Jean Paul Sartre, en estrecha cooperación con Simone de Beauvoir, encontró
la oportunidad que no se le prestaba en sus obras filosófica o literaria: la presencia de los
otros en el escenario y en el auditorio. Eso fue la concretización de su postulado que el ego
humano necesita de ‘los otros’ no solo como un ámbito social sino en primer lugar, para
reconocer y validar su propia existencia. En una recopilación de los escritos de Sartre sobre
el teatro publicado bajo el título ‘Un théâtre de situations’ (ed M. Contat et M. Rybalka), se
puede encontrar, entre otros, la siguiente observación: “Si es verdad que un ser humano es
libre en una situación dada y que él o ella a través de esa situación escoge libremente el tipo
de ser humano que quiere ser, lo que nosotros tenemos que mostrar en el teatro son los
individuos libres en el momento de escoger.”
Todas las obras teatrales de Sartre están basadas en el concepto del ‘teatro de
situaciones’. Dentro de las situaciones dadas sus personajes actúan motivados según
su compromiso personal (l’engagement’ en francés) haciendo uso desuso o mal uso de
su libre albedrío. Los conflictos generados por tal compromiso –o por la ausencia del
compromiso personal- siempre es el principal mecanismo dramático de sus obras de
teatro. Sartre descartaba dar prioridad a las situaciones típicas (como son una
tormenta, un conflicto familiar, una pelea amorosa) sobre las situaciones generadas a
causa de las acciones o las determinaciones, de cada uno de sus personajes. Es notable
ausencia de protagonistas cuales los eventos les llevan como pajas en la tormenta -
casi siempre encontradas en las obras de teatro ‘realista’ – como también la ausencia
de personajes de carácter ‘trágico’ o ‘cómico’ en sus piezas. Eso se debe a su concepto
de teatro como una expresión del postulado básico del existencialismo, según el cual
un ser humano nunca está ‘predeterminado’ al momento de nacer. Cada uno de
nosotros se ‘hace’ por sí mismo durante la vida entera.
P56
Los caracteres dramáticos sartreanos entonces, se forman a través de sus actos personales
durante su vida o si se trata del teatro, durante su existencia en la escena y por eso no se
pueden considerar como ‘predeterminados’. Por consiguiente, como es el mismo caso en
todas las obras del ‘teatro de situaciones’ (incluso con las obras de los autores del ‘teatro
del absurdo’, como Camus, Ionesco y Beckett), los caracteres no son predecibles: 'un
cobarde, un mentiroso, un hombre ambicioso o uno frustrado', o tampoco son marcados
para siempre con tales denominaciones como ‘un mozo’ (o como en el drama ‘Los
jardineros diabólicos’, ‘los músicos’) pero se concretizan a través de sus acciones y
determinaciones e incluso es posible que asumen diferentes papeles bajo situaciones
diferentes.
Actualmente, sesenta años después del estreno de las obras principales de Sartre (‘Les
Mouches’, y 1943 y ‘Huis clos’, 1944) aprovechándose del factor ‘la distancia del tiempo’,
es posible interpretar con una perspectiva más amplia los aspectos filosóficos y sociales de
sus obras teatrales (Ver también la sección siguiente: Bibliografía).
En primer lugar hay que esclarecer más precisamente el concepto que Sartre usa el teatro
como una tribuna para sus ideas socio-políticas. Por la simple razón de que tales ideas han
madurado en él como un concepto político cuando sus dramas principales ya estaban
escritos y presentados. (Más bien se podría decir que Sartre los usaba como un medio de
presentar sus ideas existencialistas).
Sería útil de citar la opinión de Sartre mismo (expresado en 1948 en relación con la
presentación de su drama ‘Las manos sucias’ en el teatro ‘Antoine’ en Paris): "Se ha
pretendido encontrar en ‘Las manos sucias’ lo que nunca había existido en ese drama. Al
escribirlo, no pensé de ninguna manera en sostener o ilustrar una tesis política: el teatro no
es para eso. Es vivo y presenta a sus espectadores los más urgentes problemas pero muere
si trata de dar soluciones. El problema de nuestro tiempo es, creo yo, un problema de
acción. ¿Es necesario ensuciarse las manos para ser más eficaz? ¿O es necesario negarse a
actuar para seguir estando con las manos limpias? Tal es la cuestión que plantean mis
personajes y a la cual cada uno responde a su manera. Ellos son todos honestos, valientes y
devotos a los intereses de su Partido; pero cada uno de ellos entiende esos intereses de su
propia manera. Por ende, cada uno de ellos puede justificar sus actos de un punto de vista
pero cada uno es responsable por esos. Yo no debo decidir quien entre Hugo, Hoederer u
Olga es culpable: le toca al publico decidir.”
Debo añadir aquí que sería importante acordarse de esas palabras de Sartre mientras se lee
o presenta mi drama ‘Los jardineros diabólicos’; en particular cuando se trata de justificar
las acciones de Nora.
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Un buen ejemplo es el mismo drama ‘Las manos sucios’, caracterizado en su tiempo como
‘anti comunista’ pero el que como se demuestra más abajo, es un ejemplo del conflicto
sobre la alineación del hombre.
Otra observación es que hasta el tiempo presente persiste la opinión, errónea según mi
interpretación, que el teatro de Sartre (o igualmente el ‘teatro del absurdo’ de Camus,
Becket o Ionescu) ha emanado de pura desesperación y ha provocado intencionalmente un
sentido de desespero en los espectadores, mostrándoles en el escenario el lado oscuro de la
existencia humana. Algo como la angustia que se puede encontrar en la novela de Sartre
‘La Náusea’ (ver la sección ‘Bibliografía), por ejemplo. Según mi experiencia personal, la
gran mayoría de nosotros que vio esas obras inmediatamente después de los traumas
vividos durante la Segunda Guerra Mundial más que la desesperación ha sentido una
especie de catarsis viéndolas. Sartre y los creadores de ‘teatro del absurdo’ habían logrado
de presentar las más profundas miserias existenciales de sus personajes como una de las
condiciones humanas. Al margen de esta tema lo mismo se puede aplicar a la filosofía del
existencialismo: una vez que asimilamos y aprendemos a manejar sus conceptos de libertad
individual, mala fe, angustia, temor de los ‘otros’ o alineación del hombre, eso nos puede
ayudar de manera positiva en la orientación de la vida cotidiana. “¡A través de las espinas
las estrellas!” - como dice Milic en el drama ‘Los jardineros diabólicos’.
Las observaciones mencionadas arriba pueden ser muy importantes cuando hay que
considerar el tema de la vigencia, o la actualidad, de las obras dramáticas de Sartre. Si
realmente están ligadas inseparablemente a las situaciones políticas de hace 60 o 50 años
tendrían más un valor histórico que artístico. Pero no es así. La mayoría de esos dramas
como se puede ver en los comentarios sobre cada uno de ellos que siguen, tienen un valor
artístico no tocado por el tiempo ni erosionado por los acontecimientos sociales y políticos
recientes. ¡Todo lo contrario!
Es necesario recordar que la situación durante el tiempo de las primeras obras teatrales
(Bariola 1940, Les Mouches 1942 y Huis clos 1943) de Sartre fue el ámbito de la Segunda
Guerra Mundial y de la ocupación alemana – una época cuando se valoraban
personalidades contemporáneas de Sartre no sólo en los ojos de los propios compatriotas
sino también en los ojos de los enemigos. Después de la liberación su interés junto con el
ámbito se amplió. La figura de Sartre ha llegado a la fama internacional y sus obras de
teatro a las escenas de Londres, Nueva York, Buenos Aires, Moscú y hasta China. Seria
interesante ver cuáles de entre ellas se han presentado recientemente y dónde. Sin embargo,
un resumen de esa índole sobrepasaría el propósito del presente ensayo.
Como en español son más escasas las informaciones sobre la totalidad de las obras
dramáticas de Sartre, comparado con las que existen en francés o inglés, tal vez sería útil un
esfuerzo para presentarlas en resumen, de la manera en que se hizo en la segunda parte de
esta sección.
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1940. Bariola.
La primera obra teatral de Sartre presentada en un teatro parisino ‘Las moscas’ (‘Les
Mouches’ en francés) fue escrita en 1942 y estrenada el 2 de junio de1943 en el ‘Théâtre de
la Cité’ – una fecha importante no solo para el teatro sartreano si no para la historia de
nacimiento del teatro moderno en Francia. Como se trataba de una obra basada en la
tragedia griega, la censura militar alemana le hizo caso omiso.
Este drama revoca el clásico mito helénico adaptado y modernizado por Sartre, sobre el
retorno de Orestes a Argos, varios años después del asesinato de su padre, Agamenón, a
manos de su madre y su amante el rey de Argos. Rechazando el sentido de culpa y la
amenaza de millares de moscas (que personificaban a las Erinias, furias provenientes del
infierno que, según unas interpretaciones, representaban a los soldados alemanes), Orestes
decide vengar la muerte de su padre matando a la pareja real, cometiendo así un acto que
resulta en la situación muy penosa no solo para él mismo sino también para su hermana
Electra que le ayudó.
Orestes en ‘Las moscas’ se define por el acto de asesinato que lleva a cabo contra el tirano
que oprime la libertad; a pesar de que todos los asesinatos están prohibidos por los dioses.
El mensaje de Sartre a sus compatriotas en la Francia ocupada era que se justifica el
asesinato no sólo de alemanes sino también el de sus colaboradores franceses, si esos actos
son cometidos con el propósito de liberar el pueblo de Francia. El siguiente diálogo del
drama ‘Las moscas’ demuestra como Orestes escoge asumir su responsabilidad haciendo
uso de la libertad de acción – el que es uno de pilares del existencialismo: “Aún ayer, yo
andaba casualmente sobre la tierra y millares de caminos huían bajo mis pasos ya que se
abrían a todos los demás y que yo los he tomado también: caminos de los sirgadores que
corren a lo largo del río, la senda de los muleteros, la carretera pavimentada de los
conductores de los tanques; pero ninguno era mío. Ahora tengo solo uno y Dios sabe
adónde lleva. Pero es mi camino...” – dice Orestes.
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La presentación de ‘Las moscas’ en junio de 1943 tuvo una gran importancia para el
desarrollo de las ideas teatrales de Sartre. En esa ocasión conoce a Albert Camus y decide
preparar su próxima obra teatral: ‘Huis clos’, 1944 (‘A puerta cerrada’). En su versión
original ese drama tenía un titulo completamente en el espíritu existencialista: ‘Les autres’
(Los otros – en español) pero fue rebautizado a sugerencia de Simone de Beauvoir, a ‘Huis
clos’ – un término francés que se traduce como ‘encerrado‘ o ‘a puerta cerrada’.
¡Quand on est mort, on est! (¡Cuando uno está muerto, uno es!) – el postulado
existencialista sobre la muerte se aplica completamente al drama ‘A puerta cerrada’. Y no
se trata de un pleonasmo. Un ser humano muerto es – significa que ya cumplió como
persona para siempre y sin reparo.
Los personajes de ese drama se encuentran juntos en el infierno sartreano más a causa de
sus parecidos problemas existenciales durante su vida que por el lugar donde vivían antes.
Garcin, un publicista de orientación pacifista muerto a balazos, según él, por razones
políticas pero en realidad, por un conflicto matrimonial. Inés, una empleada de la oficina de
correo, lesbiana, muerta por un escape a gas después de provocar una escena de celo.
Estelle, una bella mujer que asesina a su bebe por amor de un joven antes de su propia
muerte. Un Mayordomo (Garçon d’étage ) completa la lista de personajes del drama que
se ubica en un ‘hotel’ infernal representado por un salón de estilo ‘Empire’. Garcin, Inés y
Estelle muy pronto se dan cuenta que están encerrados allá para siempre expuestos a la
observación de los ‘otros’ dos presentes y juzgados por ellos.
El Mayordomo, quien bien puede ser un discípulo del diablo pero se presenta como un
personaje completamente neutral, les enseña las reglas del ‘hotel’ donde se encuentran
después de su muerte. La regla principal es que ninguno de ellos nunca más puede dormir
ni cerrar los ojos y por esa razón no se puede escapar de la mirada eterna de otros dos.
P60
Ya comienza el tema existencialista principal del drama, el celebre: “¡El infierno son los
otros!”, que radica en el dicho de Sartre: “Estar muerto, es volverse presa de los otros”.
Inés, una mujer sin escrúpulos, comienza el conflicto dramático diciendo que todos deben
dejar de contar ‘historias’ (falsas) porque están entre sus iguales, sufriendo por sus
crímenes. Inès les dice: Estamos entre nosotros, entre asesinos, y somos los clientes del
infierno. ¡Somos verdugos, cada uno de nosotros es el verdugo del otro!
En el escenario frente al público y en presencia del Mayordomo infernal, se puede ver cómo
les atormenta todavía lo que piensan de ellos sus sobrevivientes en la tierra (colegas de la
oficina, familiares o sus amantes). Pero ya no son capaces de mejorar su imagen en los ojos
de los demás. Nada puede cambiar o rectificar lo que ha marcado su vida terrestre como
resultado de sus actos. Sus muertes han sellado sus aspiraciones personales y su papel
humano para siempre y por eso sufren tormentas peores que las descritas en el infierno de
Dante. Están en la situación de ‘huis clos’ (encerrados) porque ya no tienen más la libertad
de acción o libre albedrío, que es la característica principal de la vida humana en la tierra.
Ni los conflictos que viven en el escenario ya no los pueden cambiar; los asesinos se
quedan asesinos y las lesbianas, lesbianas. Su situación en el escenario sólo refleja las
situaciones ya vividas en la tierra y la manera cómo las enfrentaron allá.
Este drama (en francés ‘Morts sans sépulture’), junto con ‘La prostituta respetuosa’
resumida más abajo, fue presentado durante 1946 en el ‘Théâtre Antoine’ de Paris.
Si antes de la liberación de Francia Sartre tenía que acudir a los mitos y las alegorías para
presentar sus creaciones teatrales, después de la guerra él va a llevar a la escena de teatro
situaciones reales en que vivían, y se definían como seres humanos sus compatriotas
durante la ocupación alemana. ‘Muertos sin sepultura’ trata del problema de su
comportamiento bajo la tortura.
P61
Los milicianos comienzan a torturar a los presos buscando al jefe de los rebeldes pero
logran sólo saber una pista falsa. Bajo tortura cada uno de los presos se comporta de
manera diferente. Uno se lanza por la ventana y se suicida para no comenzar a hablar,
abriendo el problema del suicidio como escape de graves situaciones humanas. Otros optan
por aguantar la tortura. Uno de ellos decide estrangular al preso más joven, por temor que él
no puede aguantar la tortura y revelar la identidad del jefe. Al final todos los presos son
asesinados.
Esta pieza teatral de Sartre (en francés: ‘La putain respectueuse’, 1946) además de varios
problemas de tipo existencialista tiene un tema netamente político: la brutalidad del racismo
que afecta a los Negros norteamericanos. Su acción está ubicada en el sur de los Estados
Unidos y fue prohibida en la época en varios estados sureños de USA, pero en Nueva York
ha tenido 350 presentaciones en Broadway – un record cuando se trata de una pieza de
carácter no solo entretenido.
El título de este drama proviene de la historia de una prostituta, Lizzi, quien vive en la
pequeña ciudad sureña sacudida por los problemas raciales. Es muy probable que Sartre
haya conocido y dramatizado una historia parecida (o ‘story’ en inglés) en la prensa
americana, durante su estancia en los Estados Unidos inmediatamente después de la
Segunda Guerra mundial que fue un período de agudas confrontaciones raciales en el Sur.
P62
El comienzo del drama está lleno de la acción ‘a lo Holliwood’: cuando dos Negros se
refugian en la vecindad de Lizzi perseguidos por los Blancos los cuales les acusan,
falsamente, de la violación de una mujer blanca. Como uno de los dos Negros es asesinado
mientras tanto, los amigos del asesino, entre los cuales hay funcionarios de la policía y un
senador americano, tratan de protegerle porque le amenaza una persecución legal. Lizzi se
encuentra bajo presión de firmar un documento falso acusando a los Negros de violación.
El proceso de persecución tipo ‘linch’ de los negros y la presión organizada sobre Lizzi han
dado a Sartre la oportunidad de mostrar cómo las autoridades no sólo toleran la injusticia
sino que también pueden apoyar actos criminales cuando se trata de defender sus intereses.
El estreno de este drama (en francés: ‘Les mains sales’) se celebró en 1948 en el ‘Théâtre
Antoine’ de París. Fue un gran éxito del público en general y de la mayoría de los críticos
de teatro. Sin embargo, el PCF – Partido comunista de Francia – le calificó como
‘anticomunista’. El medio político internacional, mientras tanto, se complica no sólo por el
estallido de la ‘guerra fría’ sino también a causa de los ataques políticos y otras presiones
contra la antigua Yugoslavia, por parte de los partidos tipo estalinista organizados en el
‘Cominform’, los cuales comienzan una serie de persecuciones contra sus propios altos
funcionarios. El mismo Sartre después, cuando se acerca más a los comunistas, prohíbe la
presentación de este drama.
Situado en un país imaginario de la Europa Central llamado ‘Illyrie’, el drama ‘Las manos
sucias’ se concentra en Hugo, joven militante comunista, elegido por el Partido para
asesinar a Hoederer, uno de los lideres revolucionarios quien en la opinión de otros lideres
del Partido les traiciona. Hugo se encuentra en la situación típicamente existencialista, de
ensuciar sus manos cometiendo un crimen o de abandonar sus ideas revolucionarias si no
decide actuar. (Hoederer en un momento dice al Hugo: "... A ti, te conozco bien, mi
pequeño. Tú eres un destructor... Tú pureza se parece a la muerte y la Revolución de tus
sueños no es la nuestra: no quiere cambiar el mundo, quiere hacerlo saltar.")
En ‘Las manos sucias’, Sartre opuso dos aspectos del movimiento revolucionario: el
idealismo puro de Hugo, y el pragmatismo de Hoederer que no descarta negociar con los
enemigos políticos para adelantar sus ideas generales. Hugo finalmente asesina a
Hoederer. Mientras tanto el Partido decide a rehabilitar a Hoederer, cuya política ya no está
considerada contra su ‘línea’, y trata todo lo posible incluso la eliminación del Hugo, para
disimular su propia responsabilidad en el asesinato.
P63
Al comienzo del encuentro con Hoederer, Hugo, el joven idealista de origen burgués, se
conmueve con la sinceridad del viejo dirigente de la izquierda lo que le hace vacilar. Pero
sorprendiendo más rato a Hoederer en un momento de intimidad con su ‘esposa’, Hugo ve
una oportunidad de matarle no por razones políticas sino por celos – asumiendo un papel
falso desde el punto de vista de la ‘mala fe’ sartreana. Después él se entera a través de Olga
del cambio en la política del partido hacia Hoederer. Además, Hugo no entiende muy claro
por qué ha decidido asesinar Hoederer y eso le tormenta. ( Hugo: "Un asesinato, digo que
eso es una cosa bien abstracta. Apoyas en el gatillo y después de eso no entiendes ya lo que
sucede en seguida...."). Al final, Hugo se entrega a los matones del Partido voluntariamente
y de esa manera resuelve sus dilemas.
Algunos críticos han encontrado el drama como una obra semi-autobiográfica de Sartre,
ilustrando vaivenes políticos del Sartre joven; en particular considerando el momento en
que fue creada y presentada en Francia. Era muy característico de Sartre crear una pieza
teatral inspirada en el espíritu no-conformista, un poco tiempo antes de su acercamiento al
PCF. Como si quisiera tirar una línea entre su libertad creativa y la disciplina del Partido el
cual apoyó políticamente pero en el que nunca se inscribió.
Este drama (en francés: ‘Le Diable et le Bon Dieu’) se estrenó en junio de 1951 en París y
fue recibido con aplausos del público y la aprobación de la mayoría de los críticos. Pero la
controversia involucrada en la valoración política de sus obras teatrales había continuado;
particularmente después del estreno de la versión filmada de la pieza ‘Las manos sucias’ el
mismo año, la que fue atacada por el Partido comunista igual que la obra teatral del mismo
nombre.
“¡Me burlo del diablo! Recibe las almas, pero no es él quien las condena.” – se puede leer
en el drama ‘El Diablo y el Buen Díos’ y eso, de una manera sartreana, se completa con su
famoso “El infierno son los otros”. Cada ser humano se juzga y condena doblemente: por sí
mismo y en los ojos de los otros – no se necesitan ni santos ni diablos. Los diablos son los
que limitan la libertad individual o quienes tratan de ‘cultivarla’ según sus propósitos
(como ilustrado también en el drama ‘Los jardineros diabólicos’).
Después de ´Las manos sucias’ donde se trata de un crimen inspirado por razones políticas,
en ‘El Diablo y el Buen Díos’ los crímenes de guerra están en juicio. Sartre en este drama
presenta a un capitán de la época de la guerra alemana del siglo XVI, marcada por la
emergencia de la reforma religiosa luterana. Su nombre es Goetz von Berlichingen, nacido
de un padre noble y madre de origen campesino.
p64
Durante las guerras entre los señores feudales y sus campesinos, Goetz inicia actos de
matanza y destrucción masiva desempeñando el papel del malévolo que intenta de esa
manera desafiar a Dios. Sin embargo Goetz llegará a la conclusión que, haga lo que haga,
Dios no se preocupará de los humanos y de su destino. Incluso, cuando después de la
intervención del sacerdote Heinrich, los razones de Goetz para participar en la guerra
cambian a morales e ideológicas. Cansado de la vida que lleva, Goetz decide hacer el bien y
funda en su dominio feudal una comunidad sin violencia e injusticias: la Ciudad del Sol,
de la cual él es el dirigente principal. Él ahora niega involucrarse en los conflictos que
dividen al país, tomando una posición típica de la ‘mala fe’: la marginalización frente a los
retos de la vida real.
Sin embargo, Goetz se da cuenta de que la percepción del bien es subjetiva: lo que a
nosotros nos parece bien puede no ser lo mismo para otros. Como le dijo el sacerdote
Heinrich, los campesinos que Goetz ‘libera’ se rebelan, incluso queman la Ciudad del Sol.
y amenazan de asesinar a su nuevo autócrata para no elegir juntarse con ellos en el conflicto
contra los feudales. Dándose cuenta de haber fallado en su intención de hacer todo bien,
Goetz se acerca a Nasty, uno de los jefes de la rebelión campesina, y decide tomar su lado
contra los señores feudales, pero la guerra y las matanzas continúan.
Una interpretación frecuente del drama es que su héroe, Goetz , descubre que además de
cumplir la condición existencialista de autodeterminarse, puede realizarse como un ‘lider’
de hombres sólo dentro de la situación que requiere una acción colectiva en el sentido de la
justicia histórica. Considerando la época en que se presentó este drama (período de su
acercamiento al PCF), se puede considerar que el drama ‘El Diablo y el Buen Díos’
significó un esfuerzo de Sartre por reconciliar su individualismo tipo existencialista con la
teoría marxista del materialismo histórico.
1953. Kean.
Escrito como una adaptación de la obra de teatro de Alexandre Dumas Père (estrenada
originalmente en 1836, tres años después de la muerte del famoso actor de teatro inglés
Kean), Sartre había terminado su versión de ese drama en 1953 durante su estancia en
Roma, Italia. ‘Kean’ se estrenó en el teatro ‘Sarah Bernhardt’ en Paris y, después, fue
presentado en forma de una película de Vittorio Gassmann en 1957. Parece que el drama
‘Kean’ de Sartre se ha presentado más en Inglaterra y en los Estados Unidos que en
Francia.
P65
La carrera teatral del actor inglés Kean, nacido en Londres en 1814, de una manera se
parece a la de Laurence Olivier; los dos lograron su fama interpretando Shakespeare y
contribuyendo a la renovación del teatro inglés e internacional. Solo que a Sir Laurence
Olivier, se le había otorgado el título de nobleza inglesa pero a Kean nunca. ¡Y no por no
tratar de lograrlo!. Pero el drama personal de Kaen no consiste sólo en eso; más bien refleja
un problema típico existencialista: que somos nosotros en los ojos de los demas como seres
humanos. Él siente profundamente que todos lo toman más bien como actor de teatro, o
como los personajes de Shakespeare que ha presentado. Nadie, ni sus íntimos amigos, no
esta interesado en su verdadera personalidad. "¿Puede usted, acaso por un solo momento,
tratarme como un ser humano?” –pregunta en vano Kean a la condesa de Kifeld quien es su
amiga y su amante.
1955. Nekrassov.
Para entender los motivos de Sartre para crear el ‘Nekrassov,’ una pieza que fue escrita en
medio de la guerra fría, cuando la mayoría de los periódicos, radios y estaciones de
televisión occidentales llegaron al punto creciente de la propaganda anticomunista;
escribiendo cada día sobre el peligro de la amenaza roja, ‘buena’ y ‘mala’ bomba atómica y
glorificando a los ciudadanos de los países ‘socialistas´ quienes se refugiaban en occidente.
Sartre ha claramente usado esa pieza para fines políticos, criticando el extremismo de la
prensa derechista y anticomunista que encontraba así una cortina para encubrir su propia
mediocridad y maldad políticas.
P66
Hay opiniones de que Sartre quiso escribir la este drama en defensa de PCF (que le apoyó
en este caso) pero, como siempre cuando se trata de la visión sartreana, hay algo más
profundo: su posición dura contra los excesos de la guerra fría y sus apólogos. Cuando uno
lee el mismo tipo de prensa hoy, publicando criticas sobre cualquier tipo de socialismo,
puede ver fácilmente el motivo de Sartre de acusarla de ‘mala fe’.
Pero hay que decir que la burla de Sartre no era malévola; más bien se puede caracterizar
como irónica. El espíritu ligero de ‘Nekrassov’ se puede ilustrar con los siguientes
fragmentos del diálogo: “El dinero carece de ideas”, o “La vida es como el pánico en un
teatro en llama”.
Esta obra de teatro (‘Les séquestres d'Altona’ en francés), el último de los grandes dramas
de Sartre, se estrenó en septiembre de 1959 en París en el teatro ‘Renaissance’. El período
histórico en que fue creado coincide con la peor etapa de la sangrienta guerra de Argelia
marcada por las crueles represalias contra un pueblo que luchaba por su libertad; un
momento elegido como apropiado por Sartre para poner en tela de juicio no sólo los
crímenes de los alemanes Nazi sino también el problema de la responsabilidad por las
atrocidades de las guerras en general.
¿Quién es responsable por todos esos crímenes horrorosos cometidos entonces, y que se
siguen cometiendo no solo contra los combatientes sino también contra la población civil?
¿Se debe al fenómeno de la violencia humana sólo a los que lo provocan? ¿O si se puede,
en ese caso también, aplicar la norma existencialista sobre la ‘mala fe’ manifestada como
la responsabilidad generalizada de no comprometerse de prevenir, o claramente condenar,
los crímenes de guerra?
¿Y cómo se deben juzgar a los culpables: acusando a los actores directos de crímenes o
inculpando también a los caudillos de los dos lados en un conflicto bélico (una pregunta
que ha quedado sin respuesta definitiva, a pesar de los esfuerzos del Tribunal contra los
crímenes de guerra en Vietnam establecido por el filosofó inglés B. Russel y el Sartre
mismo; y cual parece que va a quedar sin respuesta en el caso de los crímenes de las
guerras presentes)?
En su drama ‘Los secuestradores de Altona’ escrita cuando las llamas de la Secunda Guerra
Mundial ya estaban apagadas y dejadas quince años detrás, Sartre se preocupa del destino
de Franz von Gerlach, un ex oficial Nazi y un criminal de la guerra buscado por el Tribunal
de Nurenberg. Después de estar escondido donde su hermana Leni con quien mantiene una
relación incestuosa durante años, Franz decide poner fin a su situación de refugiado de la
vida activa y así acabar con las tormentas del pasado.
P67
La acción del drama está ubicada en Altona, un suburbio de Hamburgo que es uno de los
centros de la economía alemana y donde está la familia de Franz, en particular su poderoso
padre Albrecht von Gerlach. Está modelada con la clara intención de Sartre de mostrar que
ellos, a pesar de la derrota Nazi, siguen con el poder industrial. En una entrevista publicada
en "Les Lettres Françaises" en el mes de septiembre de 1959 Sartre explica que el "...padre
de Franz es la imagen de esos industriales alemanes a quienes los diarios y las revistas
solían bautizar '...gigantes que han reconstruido Alemania ' mientras que, en el hecho, ellos
mismos ayudaron en el intento de Hitler por destruirla. Son la misma gente."
Además la obra estaba concebida de manera que una alusión a los crímenes cometidos
durante la guerra independista en Argelia era claramente intencional – que, junto con firmar
algunas protestas contra los culpables por esos crímenes, le costó a Sartre dos atentados con
bombas organizados por la extrema derecha francesa contra sus departamentos en Paris.
P68
Jean Paul Sartre (21 de junio de 1905 - 15 de abril de 1980) nació en París, Francia, lugar
donde murió a la edad de 75 años. Su padre, Jean-Baptiste Sartre, era oficial de la marina.
Su madre, Anne-Marie Schweitzer, quien quedó viuda en 1906, era católica. Su abuelo
materno, Charles Schweitzer, co quien fue criado desde entonces, era protestante de origen
alsaciano. Después de la muerte de su marido Anne-Marie se trasladó junto con su único
hijo a la casa de su padre en París. Ese abuelo, profesor del idioma alemán en la
Universidad de la Sorbona, tuvo una gran influencia en la formación de Sartre durante su
adolescencia dándole, en particular, una base cultural y linguística para su estudio de los
filósofos alemanes clásicos y contemporáneos. En 1915 Sartre ingresó al liceo Henri IV de
París, donde conoció a su gran amigo de juventud Paul Nizan, con quien preparó la entrada
a la Escuela Normal Superior.
P69
Sartre antes todo era un lector ávido de libros: desde la literatura (Dostoievski, Tolstói,
clásicos y modernos franceses, Kafka, las traducciones del inglés, entre otros); hasta los
textos de filosofía (los antiguos griegos, Descartes, Bergson y otros). Su lectura de Hegel,
Nietzsche y Marx y, más tarde, de los fenomenólogos alemanes fue muy importante para la
orientación y formación de su filosofía.
En 1927 Sartre había traducido junto con Nizan la ‘Psicopatología’ del filósofo alemán
Jaspers y publicó sus primeros ensayos de carácter literario.
En 1929 Sartre se graduó de Profesor de Filosofía (los dos, Simone de Beauvoir y él,
habían elegido el tema: ‘La libertad y la contingencia’); pero postergó su carrera a causa del
servicio militar el que cumplió como miembro del servicio meteorológico militar en Tours.
Luego entre 1931 y 1933, empezó su trabajo como profesor de filosofía en una escuela de
enseñanza básica en Le Havre. Simone de Beauvoir fue asignada a Marseille. Viajaba
mucho en es entonces, a veces junto con Simone de Beauvoir, en particular a Egipto,
Grecia e Italia.
A cumplir los 28 años, en 1933, Sartre obtuvo una beca del Instituto Francés de Berlín. Se
quedó en Alemania un año estudiando la fenomenología de Edmund Husserl y el
existencialismo de Martin Heidegger; teorías que influyeron profundamente en la creación
del existencialismo de Sartre. Sin embargo, su versión ateo del existencialismo fue ideado,
similar al materialismo dialéctico de Marx, más como una antitesis del idealismo hegeliano
pero sin acoger el determinismo histórico.
P70
El período entre 1934 y 1939, durante cual continuó su carrera de profesor de filosofía en
Le Havre y en París, fue decisivo para la maduración de su existencialismo – un proceso
que resultó en ‘La Transcendencia del Ego’ y ‘La Imaginación´, y que, junto con ‘Un
proyecto de una teoría de emociones’, popularizaron en Francia la fenomenología y el
existencialismo alemán. Al mismo período pertenecen las creaciones literarias que dieron a
Sartre fama internacional: ‘La Pared’ y ‘La Nausea’ (ver la ‘Bibliografía’).
Se ha escrito bastante sobre las influencias artísticas y filosóficas que afectaron las obras
del Sartre joven. Pero hay que considerar todas las circunstancias y situaciones del período
en que se crearon. Por ejemplo, el psicoanálisis y la orientación hacia el personalismo de
Sigmund Freud (los estudios de Sartre de ese tema culminaron en 1959 en un escenario
sobre la vida de Freud). También, un penetrante análisis de sus personajes hecho por
Marcel Proust (cual obras Sartre leía junto con Nizan), o el minucioso y profundo análisis
de los motivos del comportamiento humano de James Joyce. Todo eso concentrado en el
proceso de la autodeterminación del ser humano individual más bien que en la influencia de
los eventos históricos o sociales, que caracterizaron la epoca anterior. En retrospectiva, es
bastante claro que ‘La Nausea’ no habría sido posible en tiempos de ‘la escuela realista’ de
Balazac, Tolstoi, y aún de Zola pero que el examen del alma tipo Dostoievski, psicoanálisis
de Freud, el intuicionismo y las introspectivas hechas de Kafka y de Proust, junto con el
estudio del existencialismo de propio Sartre, los abrieron la puerta.
Una observación hecha en la 'Columbia Encyclopedia Sixth Edition. 2001' que se refiere a
la obra del Marcel Proust se puede aplicar igualmente a las obras autobiográficas de Sartre:
'La Nausea' y ‘Las Palabras’:
P71
En 1943 Sartre publicó ‘El Ser y la Nada’, su trabajo filosófico fundamental. Se trata de su
obra teórica más conocida y discutida mundialmente, en la cual algunos ven su versión de
la filosofía existencialista de Heidegger y otros como la creación original del
existencialismo ateo.
El mismo año escribió y presentó en París, todavía bajó la ocupación alemana, dos obras de
teatro: ‘Las Moscas’ y ‘A Puerta serrada’ (ver capítulo IV) y comenzó su colaboración con
Albert Camus. El año siguiente, en 1944, después del término de su contrato con el Liceo
Parisiense Condorcet, Sartre abandonó la enseñanza de la filosofía para dedicarse a
escribir.
En 1948 provocando un revuelo político por las duras criticas de la parte del Partido
comunista francés, Sartre hace representar su drama ‘Las Manos sucias’ (ver Capitulo IV).
Al final de la década, en un esfuerzo por definir su posición ideológica y política y de crear
un instrumento de su realización en practica, Sartre con algunos amigos funda ‘La Reunión
democrática revolucionaria’ la que se termina en un fracaso. Sin embargo, sigue apoyando
políticamente los movimientos comunistas en nivel nacional e internacional.
P72
En 1951 además de un ensayo sobre André Gide, publica su drama ‘El Diablo y el Dios’
que es presentada el mismo año en París.
Sin embargo, el propio Sartre provocó luego un alejamiento gradual del PCF (el Partido
comunista francés) a causa de sus frecuentes denuncias de las diferentes formas de
estalinismo y, en particular, a causa de sus protestas por la intervención soviética en
Hungría. No obstante, cuando Albert Camus denunció duramente al estalinismo, Sartre no
aprobó sus críticas y esto, junto con algunas diferencias sobre el uso de los actos terroristas
en la guerra de Argelia (Sartre apoyaba todos los métodos de la lucha del FLN - El Frente
de Liberación Nacional de Argelia y Camus no) provocó la ruptura entre los dos amigos y
colaboradores.
Sartre fue fuertemente criticado por sus controvertidas tomas de determinaciones políticas
pero su respuesta era: ¿Es más importante tomar posiciones que quedar se fuera de la lucha
política?. Una posición política puntual siempre se puede corregir pero no tomar
determinaciones nos lleva a la situación de ‘mala fe’.
Al comienzo de la década de los sesenta Sartre se alza contra la guerra de Indochina (en
varios pronunciamentos públicos y, en particular, en su ensayo sobre el Asunto Henri
Martin, 1953, cuando se agudiza la critica mutua entre él y el gobierno francés). Durante el
resto de la década de los sesenta Sartre oscila entre períodos de apoyo a la Union Sovietica
(su primera visita a l’URSS fue 1954) y su fuertes criticas a causa de sus acciones militares
en Hungría en 1956.
P73
En 1960 viaja a Brazil y a Cuba (su segunda visita a la isla genera una fuerte polémica con
el gobierno cubano, relacionada con los derechos humanos). En su ‘Crítica de la razón
dialéctica’, 1960, (su última obra filosófica), Sartre trató de hacer una reconciliación entre
el existencialismo y el materialismo dialéctico. Después proclamando que en su opinión, la
“filosofía no existe”, se concentra más en sus obras de carácter histórico y ensayístico-
literario.
Una parte importante de la actividad política de Sartre durante la década de los sesenta
estuvo concentrada en la oposición a la política estadounidense en Vietnam. Dentro de ese
periodo (a partir de 1966) Sartre colaboró con Bertrand Russell y Vladimir Dedier en el
establecimiento y funcionamiento del Tribunal Internacional de Estocolmo para la
persecución de los crímenes de guerra en Indochina. Sin embargo, esa actividad quedó más
bien en el plano moral en vista de que los Estados Unidos y Francia lograron limitar la
prosecución internacional de los crimenes de guerra sólo contando después del fin de las
acciones bélicas en Indochina; igual como fue el caso con los crímenes de guerra cometidos
por los militares soviéticos en Afganistán.
Durante esa época Sartre viajó a Egipto e Israel (1967) y, luego, apoyó a Israel en el
conflicto del Medio Oriente y aceptó el diploma del Doctorado ‘Honoris Causa’ de la
Universidad de Jerusalén.
P74
En ese período se nota un esfuerzo de Sartre por establecer algún medio de información
independiente (de la prensa ‘burguesa’). En 1970 Sartre asumió la dirección del periódico
“La Cause du Peuple” y fundó el periodico “Tout!”, de orientación maoísta y anarquista.
Incluso fue, brevemente, arrestado una vez por vender en las calles estas publicaciones
prohibidas.
En 1971 Sartre rompe con Fidel Castro con respecto al asunto Padilla (H. Padilla fue
acusado de “actividades subversivas” contra el gobierno revolucionario de Cuba). En junio
toma la dirección del Diario "Revolución!". En Francia se le acusa de difamación por
ciertos artículos aparecidos en “La Cause du Peuple” y “Tout!”.
En 1972 comenzó el rodaje de una película "Sartre por sí mismo" sobre la vida y la obra de
Sartre según un guión hecho por Alexandre Astruc y Michel Contat, basado en más de ocho
horas de sus entrevistas con Sartre y Simone de Beauvoir. Mientras tanto se incrementan
las actividades políticas y legales de Sartre en favor de los grupos ‘maoistas’. El mismo año
inicia el proyecto de un diario popular: la "Liberación", asumiendo después su dirección.
1973 se publican dos importantes artículos explicando la posición de Sartre sobre el teatro y
sobre la democracia: Primero fue ‘Un teatro de las situaciones’ y otro titulado ‘Elections,
pièges à cons» (‘Trampa de elecciones’) donde hizo una ácida crítica de la democracia
representativa. Durante ese período culmina también su critica de los sistemas
autodenominados de ‘izquierda’ ´(comunista o socialista) basados en el poder supremo
burocrático del partido en poder.
Hasta el final de su vida Sartre ha seguido desarollando sus ideas, bien proféticas, sobre la
crisis de los autoridades supremas en el mundo moderno – que es el tema principal de mi
drama ‘Los jardineros diabólicos’ también.
P75
En un escrito publicado 1947 (en ‘El Tiempo Moderno’, del mes de julio, p. 108) Sartre se
pregunta: “¿Es posible perpetuar la opresión bajo el pretexto de terminar la? ¿Es necesario
dominar al hombre para liberarle mejor? ¿O diciendo que eso es sólo transitorio?”. La
respuesta de Sartre era categórica: “No, si eso contribuye a crear una humanidad mentida
y mentirosa ya que los hombres que tomarán el poder no serán los mismos que merecían
apoderárselo y que las razones que tenían para suprimir la opresión son minadas por la
forma en que se aplica para hacerlo."
En 1975 junto con Simone de Beauvoir, visita Portugal. Con ocasión de su septuagésimo
aniversario en una larga entrevista con Michel Contat, Sartre hace un balance de su vida y,
en particular, se distancia del marxismo en favor de un "socialismo libertario" (publicado
en "El Nuevo Observador" en junio de 1975). Durante 1976 y 1977 Sartre prosigue con las
entrevistas y conversaciones con varios autores (sobre su vida, derecho de mujeres, música
etc.). Hay que decir que esas entrevistas, a razón de la salud de Sarte y posibilidad de
contacto oral con sus autores, convirtieron en un método privilegiado de su expresión
publica. Tampoco abandonó sus actividades políticas no esta abandonada. Firmó numerosas
protestas contra la represión de los miembros del ‘Ejército Rojo’ en Italia, escribió un
análisis de los años de terror en España, denunció la practica de torturas en Marruecos,
Argentina y Chile.
En febrero de 1978 Sartre, acompañado por Arlette Elkaim y Benny Lévy visita Jerusalén.
En 1979 prosigue sus acciones a favor de los refugiados de Indochina y con Raymond Aron
apoya la iniciativa de ayuda humanitaria: "Un barco para Vietnam". En marzo de 1980
aparece en "El Nuevo Observador" una serie, muy contradictoria, de tres entrevistas entre
Sartre y Benny Lévy en las cuales Sartre hace una revisión autocrítica y bastante radical de
sus posiciones filosóficas y de sus acciones políticas o ideológicas.
P76
A pesar del deterioro de su salud hasta al final de su vida Sartre se esforzó en escribir y
participar en la vida política de su país e internacionalmente. Siempre mantuvo amistades, o
relaciones intimas, en algunos casos, con las mujeres (además de Simone de Beauvoir, cuya
compañía prefería). Entre ellas estuvo Arlette Elkaïm, una joven judía de origen argelino,
que era la única mujer entre sus secretarios y colaboradores profesionales y quien en 1965
fue reconocida legalmente por Sartre como su hija adoptiva (Sartre le legó también el
manejo de sus asuntos personales después de su muerte)
Según Simone de Beauvoir, algunos colaboradores de Sartre usaron su estado de salud con
fines personales. Esto fue el origen del alejamiento de los dos viejos amigos y amantes lo
que perturbó profundamente a Sartre durante el final de su vida.
Sartre murió el 15 de abril de 1980 debido a una inflamación pulmonar. Sus últimas
palabras fueron dedicadas a Simone de Beauvoir, su “Castor” - el apodo cariñoso que Jean
Paul le dio desde su juventud.
El día del enterro de Sartre un cortejo recorrió las calles de París mientras cerca de 30.000
mil personas hacían una fila respetuosa. Esas personas eran de todas las clases sociales y de
diferentes corrientes políticas y es probable que solo la minoría de ellos fueron partidarios
del existencialismo ateo de él. Pero ellos sabían que estaban despidiendo a un gran hombre
de Francia y del mundo entero; literato dramaturgo y filósofo quien desde su juventud se
dedicó arduamente a la búsqueda del sentido de la vida humana.
En español
En francés
-Beauvoir, S. De: ‘La Cérémonie des adieux suivi de Entretiens avec Jean-Paul Sartre’;
Gallimard, París 1981.
P77
-Contat, M., (éd.): ‘Pourquoi et comment Sartre a écrit Les Mots. Genèse d’une
autobiographie’; Press. universitaires de France, París 1996.
-Annie Cohen-Solal, ed.: ‘Sartre’. Gallimard, París 1999.
-Bernard-Henri Lévy, ed.: ’Le siècle de Sartre’, Grasset, París 2000.
-Michel-Antoine Burnier, ed: ‘L'adieu à Sartre’; Plon, París 2000.
-Philippe Petit, ed.: ‘La cause de Sartre’; PUF, París 2000.
-Olivier Wickers, ed.: ‘Trois aventures extraordinaires de Jean-Paul Sartre’; Gallimard,
París 2000.
-Cohen-Solal, Annie, Sartre, un penseur pour le XXIe siècle, Gallimard, coll. Découverte,
Paris 2005.
N.B. Como referencia útil en francés sobre la vida y obra de Sartre se puede recomendar
también los sitios de Internet (Google):
-cndp.fr Sartre;
-liberation Sartre.
P78
P79
p80
Un théâtre de situations; textes de Sartre rassemblés par Michel Contat et Michel Rybalka,
Paris, Gallimard, 1973
Obras teatrales:
El diablo y dios., Losada, Buenos Aires, 1961, enc. orig. en rústica.
Las moscas. A puerta cerrada. Muertos sin sepultura. La mujerzuela respetuosa. Las manos
sucias., Losada, Buenos Aires, 1962, enc. orig. en rústica.
Los secuestrados de Altona. Pieza en cinco actos., Losada, Buenos Aires, 1961, enc. orig.
en rústica.
Las Troyanas de Eurípides en adaptación de J. P. Sartre. Losada. Buenos Aires 1967
Obras (Teatro y estudios literarios), varios traductores, Buenos Aires: Editorial Losada,
1972
Le diable et le Bon Dieu. Español. Madrid : Alianza ; Buenos Aires : Losada, D.L. 1981
Los secuestrados de Altona; Madrid : Alianza ; Buenos Aires : Losada, D.L. 1982
Kean : adaptación de la obra de Alexandre Dumas; Madrid : Alianza ; Buenos Aires :
Losada, D.L., 1983.
Las manos sucias : obra en siete cuadros; Madrid : Alianza ; Buenos Aires : Losada, D.L.
1981
P81
Muertos sin sepultura / Jean-Paul Sartre; Madrid : Alianza Buenos Aires : Losada, D.L.,
1983.
Obras literarias:
Baudelaire; Buenos Aires : Losada, 1968; Editorial Anagrama, Barcelona, 1969; y Madrid,
Alianza, D.L. 1984.
Escritos sobre literatura. Madrid : Alianza ; Buenos Aires : Losada, D.L. 1985
Obras filosóficas:
P82
El ser y la nada : Ensayo de ontología fenomenológica; Buenos Aires : Losada; 1968, 1979,
1984.
Bosquejo de una teoría de las emociones; Alianza Editorial, D.L. 1971 y 1973.
Les chemins de la liberté. Español. Madrid : Alianza ; Buenos Aires : Losada, D.L. 1982,
1983.
P83