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Un grito para salvar a Colombia

El diario londinense The Economist publicó al iniciarse el año, una editorial


en la que critica fuertemente al mandatario colombiano, Álvaro Uribe, por
sus intenciones de alcanzar a como de un tercer mandato. Aunque destaca
los logros de Uribe en materia de seguridad, el diario londinense sostiene
que Colombia "todavía no es la tierra prometida". Esta muy lejos de serlo
medianamente. Cree y asegura con toda firmeza que Uribe "no ha logrado
reformar las agobiantes leyes laborales que obligan a los colombianos más
jóvenes a entrar en una vasta economía informal". Pone en duda la
capacidad de Uribe para reformar el sistema judicial "de buena fe". Léase
bien: “de buena fe”. El ultra derechista diario estadounidense, el
Washington Post, que en muchas ocasiones anteriores exaltó la labor de
mandatario colombiano, en un editorial escribió, "es hora que Uribe le haga
a su país un último gran servicio al descartar un tercer período
consecutivo". Amplios sectores de la economía Colombia, los obispos
católicos e inclusive partidos políticos que lo acompañaron en las dos
elecciones anteriores rechazan las aspiraciones personales de Uribe para
una tercera reelección.

El mundo entero tiene en torno al mandatario colombiano conceptos muy


severos y claros: “La política ha sido tomada como rehén en la batalla
iniciada por Álvaro Uribe para cambiar la constitución de manera
sistemática a su favor y así pueda postularse para un tercer período
consecutivo… Colombia debe avanzar en lograr unas instituciones mucho
más fuertes en lugar de tratar de tener un hombre fuerte que se perpetúe
en el poder… Perpetuar personas es perpetuar el desequilibrio social y
desbordar la corrupción, ya desesperante, que cubre todas las esferas del
gobierno y que tiene ahogados a los colombianos. The Economist
recomienda al Presidente Uribe no reelegirse y lo hace de buena fe. “Un
tercer mandato consecutivo es perjudicial para Colombia y la democracia”.
Uribe, que es tan celoso y agresivo para responder apreciaciones
internacionales sobre su gestión, no ha respondido a los editoriales y los
gremios que rechazan una nueva reelección y se han declarado “Uribistas
pero no reeleccionistas”. Guarda un silencio marrullero que mantiene a sus
amigos y contrincantes en la ambigüedad y la neblina política. “No hay
sinceridad ni claridad por parte del presidente. “No pierde la esperanza de
dar un raponazo a la legalidad y acomodarla las normas a sus aspiraciones
personales a como dé”.

Parece que Uribe está empeñado en seguir solo malos ejemplos, del
proceder poco democrático de Hugo Chávez en Venezuela, es para el
mandatario Colombiano lo mejor. Todo lo que el vecino hace en su país, lo
repite Uribe en Colombia. En lo único que no le ha seguido el ejemplo es en
que el chavismo le quita a los ricos para darles a los pobres y en Colombia
el uribismo le quita a los pobres para darles a los ricos. Entre los dos
gobernantes es falsa la existencia de un antagonismo político, son
calcomonia. La verdad es que Uribe está asimilando las cuestiones dudosas
del mandatario venezolano para trasplantarlas a Colombia. No le importa el
país para nada, le interesa su estómago insaciable de dinero y poder. Uribe
desprecia ejemplos democráticos como el los dados por el brasileño Luis
Inacio Lula da Silva y la chilena Michelle Bachelet, países más avanzados
que Colombia en todos los ángulos y quienes “se han negado a abolir los
límites de sus períodos presidenciales y consideran que las reelecciones
consecutivas son dañinas para las instituciones y la democracia…parece
estar empeñado exclusivamente en seguir al caudillo de Caracas”.

Uribe “se está deslizando desliza de la autocracia sin importarle que su


capricho personal le causa daño para la democracia y a Colombia. El hecho
que de que no haya un relevo presidencial es la confirmación. Dentro de los
seguidores del presidente hay un marcado desespero impresionante y han
hecho propuestas de mantenerlo en el poder por las buenas o las malas,
usando triquiñuelas y leguleyismos inaceptables. “Estas serías opciones
muy desesperada y arriesgada, pues para efectos prácticos pondría a Uribe
al mismo plano de Chávez o de Fujimori, en una pseudo- dictadura
personalista, muy ajena a la tradición política colombiana”. Las últimas
propuestas de los uribistas, traducen un monstruoso sentimiento de
“debilidad política”. “Ocho años en el poder es suficiente para cualquier
persona al frente de un estado”, le dijo el presidente de Estados Unidos a
Uribe. No hay que olvidar que este es el principal socio económico de
Colombia y a los socios hay que prestarles atención por razones obvias.
"Mientras Uribe respire, que nadie aspire", es el dicho callejero que mofa las
aspiraciones de Uribe. Un tercer mandato de Uribe es la graficación de que
los intereses de la nación serán aplastados por los suyos propios. "Uribe no
busca su segunda reelección abierta y honradamente… lo hace a la sobra y
la ambigüedad”. El Mundo democrático no se puede olvidar la comprobada
compra de votos en el Congreso para posibilitar su primera reelección,
(Yidispolítica) y las turbias maniobras para dar vía libre al referéndum que le
facilite su tercer mandato. Uribe relegó al olvido las prédicas contra la
politiquería y el clientelismo que, como candidato, hacía en la campaña del
2002. La lucha contra la corrupción fue una de sus banderas electorales,
pero ahora las tiene como herramientas para sus propósitos y aspiraciones
personales. El escritor Óscar Collazos señala que una segunda reelección
de Uribe "será un fracaso para el alma de la sociedad colombiana, cada vez
más tolerante con hechos que serían motivo de vergüenza, destitución,
renuncia o cárcel en países medianamente respetuosos de la decencia
civil". Si en cualquier otro país hubieran producido tantos asesinatos por los
aparatos de seguridad del Estado, “falsos positivos”, seguro que el
presidente habría sido exhibido como un asesino. En cambio en Colombia,
cínicamente presenta a Uribe como el abanderado de la democracia. ¡Que
contrasentido, la democracia no se hace con crímenes! Lo del The
Economist es un grito de alerta para salvar a Colombia.

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