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Transformaciones Estratégicas de la Inteligencia en EE.UU.

Diego Cerda Seguel. Chile desde Ámsterdam.


Febrero 2005

I. Algunas Observaciones Axiales

Con un poder total bajo sus manos la Administración Bush comienza su segundo periodo
dispuesto a completar su tarea ideológica, que es también su programa, un nuevo Orden
Internacional, que contempla la supresión de las “tiranías”, la derrota del terrorismo, y la
instalación de la “libertad” en países como Iran, Siria y Cuba. La invasión de Irak ha sido
ejemplar y sintomática: mostrando un muy interesante reordenamiento en el ámbito de la
inteligencia norteamericana desde el 11/9, revelando un proceso de transformación de la
inteligencia estratégica norteamericana en un aparato netamente al servicio de la secretaría
de Defensa de Donald Rumsfeld, y ya no del departamento de Estado (hasta enero de 2005
a cargo de Colin Powell); llevando con ello a una rearticulación mas o menos formal, de la
institucionalidad de la Comunidad de Inteligencia, y de su recurso humano. Creando con
ello un nuevo escenario estructural o al menos funcional de la CI, la que desde febrero está
bajo la dirección de John Negroponte; quien deberá resolver la repartición de presupuesto
entre las 15 agencias que gobierna y sobre la nueva línea de trabajo en inteligencia.

En este movimiento de transformación avasallante, hoy en día se habla llanamente de una


nueva estructuración de la Seguridad Nacional (Rice y Rumsfeld, en la Conferencia de
Munich 20/2/2005). Para entender en principio estos cambios hemos optado por redactar
una serie de hipótesis axiales, utilizando un argot de datos disponibles y referencias más o
menos comunes entre los observadores de las actividades de Inteligencia norteamericanas.

1. Tanto la Oficina de Planes Especiales (OSP, siglas en inglés) dirigida por Abram
Shulsky, como la Subsecretaría de Inteligencia para la Defensa dirigida por Stephen
Cambone, son pensadas como alternativa a la producción de inteligencia estratégica
proveniente de las agencias tradicionales encargadas de dichas apreciaciones (Central
Intelligence Agency, CIA, Defense Intelligence Agency, DIA), apareciendo con ello dos
consecuencias importantes: a) la nueva oficina logra evadir los controles parlamentarios
que regulan las actividades de Inteligencia, y que no prevén su estructura. Con ello también
el Departamento de Defensa puede realizar sus planes sin necesidad de relatar sus acciones
de inteligencia al Congreso. Este es uno de los principales motivos de la aparición de la
OSP, aparte de otorgar al secretario de Defensa apreciaciones estratégicas y operatividad
clandestina para la conducción y ejecución de la guerra contra el terrorismo(1).

Sin embargo, también debemos considerar que, b) el desplazamiento de la Comunidad de


Inteligencia (CI) en el plano estratégico, hacia las iniciativas de Defensa bajo el
subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, el subsecretario de Inteligencia para la Defensa,
Cambone, el jefe de la OSP, Shulsky, y el secretario de Defensa, Rumsfeld, también
responden a una lógica de castigo político contra las agencias responsables por no prever
los ataques del 11/9. En esta lógica también se culpa a la CI de no otorgar las pruebas
requeridas para acusar a Irak de poseer contactos con Al Qaeda y Armas de Destrucción
Masiva (ADM). Pruebas que si proveyó la OSP de Shulsky; por irónico que hoy parezca,
puesto que se ha admitido que las ADM referidas nunca existieron. Y, para culminar, luego
se sucede una serie de renuncias de altos oficiales de la CIA por aclarar, ante las audiencias
del Congreso que investigaban las ADM, que ellos (la CIA) no aprobaron los informes que
sostenían la existencia de ADM y Al Qaeda en Irak.

2. La tradicional Comunidad de Inteligencia ha perdido poder a partir de los cambios


realizados por la Administración desde el 11/9, en ítems relacionados con la Seguridad
Nacional, como procesos de reestructuración de la Inteligencia.

La CI, especialmente la CIA y la DIA, no ha sido eficiente en producir el tipo de


inteligencia que Rumsfeld necesitaba para justificar su guerra contra Irak, en este sentido la
Administración confunde de manera infantil y voluntariosa la maquinaria de inteligencia
con un think tank de propaganda y anti-propaganda. La CI ha sido ineficiente para la
administración al no otorgar esas pruebas, se puede decir, quizás, que la CI ha sido honesta
al no crear esas pruebas, que la política exterior de la Administración necesitaba con
insistencia. Observando este conflicto entre pruebas creadas y pruebas inexistentes sobre
las ADM, y los actores OSP y CI(2), podemos decir que existe un probable conflicto
motivacional entre la CI y la Administración, es decir, la administración no es capaz de
crear las motivaciones, las atracciones y los estímulos seductivos sobre su cuerpo de
oficiales de inteligencia, para realizar lo que la administración necesitaba y buscaba hace
tres años: argumentos para atacar e invadir Irak(3). La administración no ha sido capaz de
seducir a los profesionales de Inteligencia en su visión y misión geoestratégica global, por
ello se estaría llevando en los últimos tres años una limpieza de aquellos no motivados a
trabajar en un nuevo ‘gran relato’ estratégico(4) (recordemos las renuncias de altos oficiales
de la CIA, desde agosto de 2004, tras las investigaciones del Congreso sobre la inexistencia
de la ADM). Se hace latente también un conflicto velado de carácter ideológico y
corporativo, entre los estratos profesionales de la inteligencia estratégica tradicional (CIA,
DIA) norteamericana, y la administración, especialmente en relación con la visión y
misiones que exige la secretaria de Defensa. Tras tres años del inicio de las reformas y de la
nueva relación entre la CI y la Defensa, es de suponer que los cuadros de inteligencia hayan
sido renovados y se haya logrado el grado de motivación suficiente para seguir las
indicaciones del secretario Rumsfeld. En este contexto el FBI cuyo zar de Inteligencia es
Maureen Baginsky, aparece recientemente insuflado de misiones y personal de manera
apabullante(5). Se ha establecido cierta vigilancia del FBI sobre la CIA, puesto que la CIA
tiene ahora que coordinar con el FBI la información correspondiente al trabajo que estén
realizando en EEUU, sus misiones. Asimismo el Buró ha escalado en su recolección de
inteligencia sobre personajes, gobiernos y agrupaciones en el extranjero, de las que, por el
contrario, no da cuenta a la CIA. Además personal del FBI acusa a personal de la CIA de
torturas a prisioneros en Guantánamo (enero 2005).

3. La pérdida de centralidad de la CIA para el gobierno, y de la DIA dentro del Pentágono,


ha significado que la CI sea básicamente usada como insumos operativos de inteligencia, es
decir: especialistas, insumos técnicos, laboratorios, satélites, esto es inteligencia
operacional o pericial, el papel de inteligencia estratégica se desplaza hacia Defensa. En
este sentido la propia parafernalia tecno-especializada puede ser re asignada, dentro de la
nueva orgánica que hoy se perfila bajo Negroponte.
4. A pesar de haber creado la OSP para proveer de una mejor inteligencia estratégica a los
planes de la Administración, parece ser en realidad que la OSP produce principalmente
propaganda y desinformación, como se ve al examinar su participación en la invación de
Irak, no solo proveyó de pruebas falsas a la opinión pública mundial bajo la voluntad de
Rumsfeld y usando el rostro de Colin Powell. Sino además demostró proveer de todo
menos inteligencia para el despliegue de la estrategia de guerra en Irak, ello es sugestivo de
una estrategia que mas parece sólo y apenas estratagema o táctica. Como Rumsfeld declaro:
en el despliegue militar en Irak no estaba previsto la aparición de la insurgencia.
Ciertamente que no creía, por lo tanto, en la mentira de los vínculos entre Al Qaeda e Irak,
puesto que sólo este hecho lo hubiese preparado para el florecimiento de la insurgencia.
Pero además -como recientemente declaró ante el Congreso-, es pesimista de las
probabilidades de éxito del sistema democrático en Irak, es decir, pierde validez también el
principio de: ‘si no aparecen las ADM, al menos destruimos un tirano’, porque ‘no somos
optimistas de que la democracia funcione en Irak’, entonces... Sin embargo encontramos
algo coherente en todo esto, The Madman Theory, la Teoría de la Locura desarrollada por
Kissinger en 1952, a partir de la experiencia de Hitler en los Sudeten y en Austria, en
resumen se trata de explotar la fama de loco de un líder para que el enemigo o contendiente
sepa que puede esperar cualquier cosa de opositor, la frase típica es: ‘que sepan que el
hombre en Washington esta loco y que puede hacer cualquier cosa’, específicamente
refiriéndose al uso del poder nuclear(6). Hoy la enseñanza de dicha teoría es más bien: ‘los
chicos de la Administración están locos, pueden hacer cualquier cosa contra tí, si estás en
su lista de enemigos, y esta vez no habrá comunidad internacional que te proteja’. De esta
manera Siria e Irán se mueven con suavidad pero bien apertrechados en el terreno
diplomático, como lugar sacro a resguardo de los neo-cons. En otro plano Rumsfeld se
muestra coherente con esta estrategia del loco al desplegar un aparato de terror inmediato
sobre la población de Irak, y también sobre la comunidad internacional, dos hechos son
gráficos y locuaces Abu Ghraib y su anexo en Guantánamo(7), y Fallujah y sus 15.000
blancos de bombardeo. Ambos son muestra de una voluntad de poder ilimitado, inhumando
y fuera de los márgenes de la razón civilizada, que nos retrotrae a la brutalidad desplegada
por casi estos mismos actores (ciertamente Rumsfeld, Negroponte) en Centro América en
los ’80, bajo Reagan. En este sentido bajo el concepto de Humint, inteligencia humana,
Rumsfeld está pensando en fomentar las operaciones de inteligencia en el extranjero
utilizando sujetos nativos del lugar, esto significa, la creación de cuadros de paramilitares y
grupos antiterroristas que al igual que en El Salvador sean los encargados de destruir al
enemigo desde dentro, mediante escuadrones de la muerte dispuestos a eliminar físicamente
y mediante la acción directa los focos de insurgencia, en cualquier momento de su
desarrollo (o sea, incluso donde solo sea previsible su aparición).

5. Para ayudar a comprender los cambios políticos en la funcionalidad de inteligencia, se ha


hecho hincapiés, últimamente(8), en el mentor filosófico político de la Administración, que
varios autores coinciden en señalar como el profesor Leo Strauss de la U. de Chicago,
académico que formó, graduó e influenció e influencia a gran parte del equipo presidencial.
Él aparece como el inspirador de la revolución neo-cons, y para nuestro caso, es notable
que William Shulsky, director del OSP fue graduado por él, en 1972, junto a Paul
Wolfowitz, Stephen Cambone también es unos de sus estudiosos al igual que William Luti.
¿En qué consiste la visión filosófico política strausiana que alimenta a la Administración?
Strauss es básicamente un investigador en historia de la Filosofía Política, y es desde allí
donde genera algunas de sus conclusiones más sugestivas sobre lo político. Por ejemplo,
para Strauss los líderes políticos deben actuar con realismo, ello supone comprender que la
política del zorro, que dice una cosa y hace otra, se transforma, bajo el concepto de la
decepción, en norma de la vida política, relegando toda expectativa de sinceridad y buenas
intensiones, y que por tanto, al analizar los hechos, y las decisiones de la realidad, siempre
habrán intenciones secretas en los líderes, tanto para sus contendores o enemigos, como
también con respecto a su propia comunidad. La historia de la filosofía política es un
catálogo de argumentos, de acciones y de accidentes que suman un inmenso conocimiento
para el político. Pero el político necesita también un círculo de confianza que sea capaz de
procesar esa historia de la filosofía política y transformarla en consejos al líder, dando
argumentos útiles que respalden el despliegue del programa político proyectado, utilizando
el método de las ‘nobles mentiras’ a la masa, pero también, al líder político -en realidad una
idea platónica. La capacidad de decepción no es sólo del enemigo, es básicamente un
recurso propio a las estrategias del político.

Hay también otra vertiente de consecuencias strausianas entre los neo-cons: el espíritu de
corporatividad de la administración, que en este caso podemos analogar a un club secreto,
por insondable, de amigos provistos de toda la información relevante. Provistos de una
visión mesiánica de ellos mismos, en la que se identifican como los adalides de Occidente,
como cruzados contra ‘el mal’, a la vez que poseyendo las herramientas para construir y/o
destruir este mundo hoy. Esa visión y misión es ‘auto-encomendada’ por Dios, como ha
dejado patentado en múltiples capillas evangélico protestantes el presidente Bush. ¿Pero
como se define ese mal?: Strauss lo identifica como la descomposición, fragmentación y
anarquización nihilista de occidente, y es precisamente el liberalismo moderno
norteamericano, que generaliza la cultura, el que lleva a ese nihilismo, tal como señalaba
Heidegger. La comunidad de pensamiento que respalda y constituye el círculo del
presidente Bush, ha creado una mística mesiánica de salvación de EEUU y el mundo;
considerándose, como los constructores del reencantamiento del mundo; a partir de la
iluminación evangélica, el culto a los valores tradicionales de la sociedad norteamericana,
la democracia, la libertad, el mercado y la religiosidad como valores no nihilistas.
Oponiéndose a las tendencias disgregativas del liberalismo, reaccionando ante el inminente
nihilismo contemporáneo, este grupo compone una vanguardia de resguardo de los valores
de occidente norteamericano, esta vanguardia que es el equipo presidencial, asume así el
carácter fundamentalista que le permite exigir que los argumentos necesarios para
emprender acciones de agresión estén siempre disponibles de la mano de la Inteligencia
estratégica, verbi gracia, prestidigitación, “clandestine actions” (en la nueva jerga de la
OSP).

La agenda de la administración bien podría ser un sombrero de mago, para el observador


externo, o sea, todo aquel que no llega a penetrar los designios esotéricos del equipo del
presidente. Sin embargo, la construcción del nuevo occidente asumida por este equipo,
supone también la destrucción de las normas de convivencia internacional convenidas, y
con ello la destrucción de los límites del accionar de los estados, presuponiendo que el
único Estado autorizado para esta libertad de acción internacional, es el norteamericano.
Sin embargo, a pesar de todas estas influencias, no es seguro si esta visión y misión
straussiana de los halcones de Washington hubiese sido actualmente, del gusto de Leo
Strauss.
A partir de estas hipótesis, hemos tratado de comprender la forma de la visión geopolítica
de la administración por la vía de las acciones que ha desplegado en sus primeros cuatro
años centrándonos en lo probablemente este sucediendo en la Inteligencia estratégica de
EEUU. Hemos tratado de asimilar la magnitud de los cambios asociados a un proceso de
toma de poder total sobre el Estado y la sociedad: hoy surge la duda sobre cuando
comenzará la guerra contra Siria, tras el asesinato de Hariri en Líbano. El manejo
diplomático de Siria sigue siendo de alto nivel, creando con ello esa legitimidad tan
requerida ante el mundo que puede inmunizarlo frente a las posturas de ataque directo,
como el que sufrió por parte de Israel en octubre de 2003, sin embargo, como hemos ya
señalado, la palabra que debe estar siempre disponible en esta deriva de los acontecimientos
mundiales y las transacciones internacionales es decepción, que es como hemos llegado a
llamar al engaño de las intenciones, como en el caso de las ADM, identifican en la
decepción una buena fuente explicativa de lo que desarrollaremos en este reporte.

Como sabemos, la comunidad de Inteligencia, hoy en mano de John Negroponte, es


diferente de la CI que existía en 2001, y lo que ha cambiado básicamente es su tradicional
rol estratégico, hacia un rol secundario en estrategia, a pesar de la posición subordinada en
la que hoy se encuentra, cabe esperar que Negroponte realice otros cambios y correcciones
a su funcionamiento, creando una línea de diálogo fluido con las necesidades del secretario
de Defensa, el mayor consumidor de apreciaciones e insumos de inteligencia en el
gobierno.

II. Nueva Constitución De La Comunidad De Inteligencia

En un artículo publicado hace ya tres años(9), dábamos cuenta de que la Comunidad de


Inteligencia norteamericana asumía en situaciones de tensión, peligro y miedo, capacidades
de acción que sobrepasaban sistemáticamente todas las instancias de control parlamentario
y hacían recaer todas las potestades decisionales y operativas en el ejecutivo, para ello
regularmente se construía un nuevo aparato legislativo que permitía a la comunidad de
Inteligencia actuar con mayor libertad tanto a nivel nacional como internacional, por el
contrario, en situaciones de normalidad, bajo el estado de paz, la sociedad norteamericana
volvía a crear controles democráticos sobre sus agencias, limitando su autonomía y
transparentando su accionar.

Sin embargo no podíamos prever que esta tendencia al descontrol cívico de las agencias de
la Comunidad de Inteligencia en momentos de tensión, miedo y guerra, podría resolverse
también por el cauce de una anulación y desperfilamiento estratégico de la CIA, en favor de
un aparato creado tras el 11 de septiembre de 2001 para actuar bajo las órdenes de la
secretaría de Defensa, la muy secreta Office for Special Plans, como ha venido relatando el
veterano periodista Seymour Hersh. En nuestro artículo ni siquiera sospechamos que existía
también esta posibilidad de crear esta Oficina de Planes Especiales para operar
directamente bajo las órdenes y necesidades del secretario de Defensa Donald Rumsfeld.

Para gran parte de los entendidos en la materia se hace claro que esta nueva oficina de
inteligencia cuenta con una importante ventaja frente a la CIA tradicional, al ser
recientemente creadas, y al funcionar al interior de la secretaría de Defensa, esta nueva
oficina carece de los controles cívicos (parlamentario), que restringen el alcance y los
métodos de la CIA para operar en distintos países, tanto amigos como enemigos, y también
en territorio norteamericano.

La creación de esta oficina responde a una lógica de poder total para la Defensa, evitando
ser puestos en jaque por las comisiones parlamentarias que continuamente han revelado
delitos, ineficiencias y engaños de parte de la inteligencia, es decir, básicamente la CIA. De
esta manera no parece que lo que se esté desarrollando sea un enfrentamiento entre
inteligencias o agencias, o algún tipo de odio venal de parte de la Defensa sobre la CIA. Por
el contrario: los controles a los que esta sujeta la CIA no pueden alterarse sin un debate
político, y si no pueden alterarse, la CIA se ve incapacitada para desarrollar el tipo de
acciones que necesita Defensa en su guerra contra el terrorismo, es decir operaciones
especiales con alto nivel de secreto, lejos de la injerencia de los políticos. Hoy en día, bajo
las órdenes de Jonh Negroponte, la CI espera ver grandes cambios en su operatoria. Aunque
gran parte de los comentaristas han asignado una gran relevancia a su papel como
distribuidor de los fondos de las 15 agencias, unos cuarenta mil millones de dólares, lo que
parece para nosotros más importante es el nuevo rol estratégico que guiará la CI bajo este
funcionario, bien conocido en Latino América, como sabemos, por su estancia en la
embajada norteamericana en Honduras, y su actuación durante la guerra sucia de los ’80 en
Centroamérica.

Existe otra dimensión importante en la nueva estructura de inteligencia creada por la


secretaría de Defensa. Para comprender este proceso debemos considerar, junto a Swenson,
que la comunidad de inteligencia norteamericana está sometida a una presión en torno a los
conceptos de politización y profesionalización de la inteligencia(10). El autor de este
artículo, nos presenta la problemática al nivel de los funcionarios de inteligencia, ellos son
los que vivencian las presiones entre por un lado realizar sus tareas con el mayor
profesionalismo y así entregar un cuadro fiable de como “es” la situación que investiga, y,
por el otro lado, generar estimaciones de inteligencia que estén en la línea de los
argumentos de los decisores políticos, es decir entregarles un informe construido para
sustentar sus argumentos y su poder de persuasión en política actual. La propuesta del autor
es entonces crear una mediación entre estos dos extremos, es decir: crear estimaciones de
inteligencia que unan la observación científica de la situación, con los mejores medios de
inteligencia, pero que cuenten además con una estimación política sobre los escenarios
probables en caso de tomarse una decisión política sobre la base de esta información
(considerando también la posibilidad de no hacer nada). Sobre esta base el analista debe
ampliar el rango de comprensión de la situación que estudia, no sólo tal cual es, sino
también tal cual como el decisor político quiera o suponga que sea, añadiendo una
estimación de los posibles escenarios futuros inmediatos. Los autores “proponen la
“politización” de dichas estimaciones de inteligencia estratégica por los profesionales de
inteligencia mismos y por sus órganos oficiales, para asegurar que estas estimaciones
reciban, por parte de los líderes nacionales, una justa apreciación como juicios razonados y
objetivos, aunque no imparciales”.

Sin embargo debemos notar que esta propuesta se presenta como una reacción a las
necesidades de los decisores y a las presiones a las que se somete el profesional de
inteligencia bajo los decisores políticos. Esta situación se hace mas clara tras la farsa de las
Armas de Destrucción Masiva de Irak, la cual no puede ser achacada a la CIA, sino
exactamente a la OSP en la secretaría de Defensa, es decir a una oficina que nace para
llenar las necesidades de información e inteligencia del ministro Rumsfeld, y donde la CIA
solo aparece como proveedora de insumos de inteligencia (imaginería satelital, habilidades
lingüísticas, otras altas tecnologías) para ser procesadas en realidad por la inteligencia de la
Defensa. La CIA aparece como la gran culpable, eso sí, de testimoniar que no existía
ninguna fuente confiable para asumir la existencia de las ADM. Aquí sí los funcionarios de
inteligencia aparecen confrontados directamente con la administración tanto desde la
institución, al negarse a crear informes falsos sobre la inexistente amenaza, como por
medio de la filtración de informes a la prensa donde se establecía con claridad el carácter
engañoso, el uso de la amenaza de ADM iraquíes. De allí surge la fuente explicativa de las
renuncias masivas en la CIA a partir de mediados del 2004(11). La administración Bush
purgó la CIA no porque haya sido ineficiente en encontrar pruebas sobre las ADM de Irak,
sino por el contrario; por presentar las pruebas de que ello siempre fue una farsa sin asidero
real fuera de la paranoia antiterrorista y de los intereses petroleros y logísticos.

El artículo de Swenson prevé una ruptura al interior de la comunidad de inteligencia en


base a la percepción de la necesidad de establecer una base de “verdad” que fundamente la
vocación del analista de inteligencia cuando las exigencias y presiones políticas de la
conducción imprimen un rasgo discursivo al producto de inteligencia. Para los autores esta
intervención política tiene una salida racional por medio de dos recursos propuestos: 1) un
análisis de inteligencia que incluye una prognosis del escenario político tras la toma de
decisión sobre que hacer. En términos de simplicidad se trata de mostrar que la actividad de
inteligencia entrega al líder un conjunto de apreciaciones y recursos sobre determinado
objetivo estratégico, pero no es responsable de la coherencia de ese escenario estratégico,
en la medida que dicho escenario es construido por los propios actores relevantes de la
política. En un sentido lato la capacidad de los órganos de inteligencia de construir un
escenario estratégico depende de la capacidad del líder político de hacerlo. Pero, ¿realmente
es responsable el analista-funcionario de las exigencias de politización provenientes de los
líderes?, los autores dudan en decir que sí, realmente el funcionario de inteligencia esta
comprometido con la Constitución norteamericana en primera instancia, y solo después de
ella se considera un compromiso con el liderazgo presidencial. Sin embargo, la dimensión
humana, demasiado humana indica que el funcionario tiene que elegir entre sus principios y
su trabajo, pues siempre existe la posibilidad de perderlo, si no se somete a dicha lealtad
hacia el líder. 2) Por otro lado, se considera que es la administración la responsable de crear
la unidad y cohesión del sprit de corp entre los agentes de inteligencia en base a un ‘gran
relato’, como el que constituía el esfuerzo de la guerra fría, en este sentido lo que haría falta
es la capacidad de convertir a la guerra contra el terrorismo en el eje de preocupación del
agente de inteligencia, en base al convencimiento de que esta guerra es vital para la
sobrevivencia de los EEUU y de Occidente.

III. Conclusiones
La llegada de John Negroponte como Director de la CI, anticipa que aun hay mucho por ver
en transformaciones estratégicas de la inteligencia en EEUU. Lo que esta por venir, en
cierto sentido, sobrepasará las expectativas comprensivas establecidas en este artículo,
puesto que el proceso de estos tres años bien podría ser la culminación de un proceso de
cambio que hoy asume una nueva pendiente, más precipitada, quizás. Los puntos que
hemos desarrollados seguirán siendo válidos, pero quizás, pierdan relevancia, puesto que es
esperable que la coordinación entre la CI y las necesidades de Defensa sea mejorada en un
punto tal que ya no sea necesario hablar de distanciamiento entre CI y Defensa sino lo
contrario, la creación, en el nivel mental de los funcionarios de Inteligencia, de un nuevo
cuerpo ideológico doctrinario que los lleve a la convicción mas o menos permanente, de
que la guerra contra el terrorismo es una amenaza real contra EEUU y la civilización que
representa. En el nivel ideológico, entonces, se trata de permitir que el espíritu de Leo
Strauss se generalice al nivel de las conciencias estratégicas. Así, de esta manera, Bush,
Rumsfeld, Wolfowitz y Cheney, contarán de nuevo no sólo con una maquinaria de
Inteligencia que rendirá buenos réditos en informes estratégicos y acciones secretas, sino
también en creatividad estratégica, es decir, propaganda, y creación de escenarios
estratégicos.

Con una nueva disciplina, y un discurso ideológico mejor engranado, la CI se convierte hoy
en una esperanza para reencantar ideológicamente a EEUU y al mundo. El gran problema
es que esa visión y misión ideológicas parecen sacadas de una pesadilla. Una pesadilla en
que aparece tan turbador el escenario despistado, con demonios humanos, ejes del mal, y
ADM, como turbadores son los demiurgos que lo despistan de manera casi infantil, para
desmayo de la comunidad mundial inteligente.

NOTAS:

(1) Ver al autor que posee una de las mas exclusivas y extensas fuentes de información en
ex-funcionarios y oficiales de la CI de EEUU, es citado reiteradamente: en, The New
Yorker; Seymour Hersh: Donald Rumsfeld has his own special sources. Are they reliable?,
12 de mayo, 2003 http://www.newyorker.com/fact/content/?030512fa_fact ; What
Pentagon can do now in secret, http://www.newyorker.com/printable/?fact/050124fa_fact
(2) Ver: Hersh, Rumsfeld has…
(3) Es curiosos que las capacidades de seducción y atraer son definidas hoy a partir del
concepto de noopolítica entre los pensadores de estrategia y táctica de la comunidad de
Defensa norteamericana, así resulta paradójico que esta dimensión parece poco importar a
D. Rumsfeld, que mantiene un estilo desenfadado y poco popular hacia sus funcionarios.
Ver: The Emergence of Noopolitik; towards an American Information Strategy,
www.rand.org/publications/ MR/MR1033/MR1033.chap3.pdf
(4) Nos referimos a la creación un argumento guía que oriente los esfuerzos estratégicos de
la CI, tal como lo fue el argumento de la guerra fría. Ver una interesante problematización
de esta materia en: Russell G. Swenson: Politización y Persuasión: Buscando un equilibrio
entre Evolución e Involución en Inteligencia Estratégica,
http://www.aainteligencia.cl/Intea1.htm
(5) The Standard: Turf war looms in spy community, 3 de febrero 2005,
http://www.thestandard.com.hk/stdn/std /Focus/GB03Dh02.html
(6) Ver Hersh, Seymour, Kissinger: the Price of Power, Faber and Faber Limited, 1983.
Pág. 54-65.
(7) The New Yorker, Seymour Hersh: American soldiers brutalized Iraqis. How far up
does the responsibility go?, 10 de mayo 2004, http://www.newyorker.com/fact/content/?
040510fa_fact, y; How a secret Pentagon program came to Abu Ghraib. 24 de mayo 2004,
http://newyorker.com/fact/content/?040524fa_fact
(8) Hersh: Rumsfeld has… La extensión de las referencias en la prensa y la web, que
vinculan a Leo Strauss como mentor filosófico político de la Administración, se han
disparado desde hace un tiempo, hoy hay 35.000 referencias entre “Leo Strauss” y Bush, en
Google.
(9) Revista Politica y Estrategia, N 87, Diego Cerda y Andrea Lodeiro “EEUU: La nueva
Superpoderosa Comunidad de Inteligencia”, Santiago de Chile, 2002.
(10) Swenson: Politización…ver nota 3.
(11) El Universal: CIA asignada por ola de renuncias, 16 de enero de 2005,
http://www.eluniversal.com/2005/01/16/int_art_15148B.sht

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