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27 de noviembre de 2014 by Susana Gonzlez -Diario Perfil - Blog Hablemos del Lenguaje
En una sociedad como la nuestra, los valores y principios han cado en una especie de debacle moral cuyo nico
sobreviviente parece ser el todo vale.
La intolerancia, la subestimacin al otro, la ausencia de argumentos verificables son factores que violentan el lenguaje y
destruyen la convivencia.
La violencia verbal es una lengua dominada por la emocin no por la reflexin. El vocablo latino violentia significa fuerza,
pulsin. Fuerza para injuriar, amenazar, someter. Los insultos se atropellan en la boca cuando no se encuentran las
palabras que justifiquen una conducta, una actitud.
Es una violencia simblica que atraviesa todos los estratos sociales desde el mbito institucional hasta el callejero y
termina siendo, con frecuencia, la antesala de la agresin fsica
Por el contrario, la buena comunicacin es un proceso de intercambio de significados que hace posible abrirse a los otros
para poder interactuar con ellos.
Dentro de este escenario, la seduccin y la capacidad de generar feedback (retroalimentacin) se hacen tan
imprescindibles como riesgosas si se pretende construir y mantener una imagen positiva.
La seduccin excluye cualquier acto de violencia y exige del orador capacidad para generar confianza y credibilidad.
El feedback, por otra parte, se puede traducir como la respuesta o el reconocimiento a una comunicacin asertiva. Se
puede construir sentidos, modificarlos y resignificarlos en tanto existan espacios propicios para interactuar con respeto y
libertad.
No hay democracia sin dilogo, sin tolerancia y sin otros valores ticos que la sustenten.
Hacer hincapi en el prurito de las formas y dejar de lado la esencia y trascendencia de los contenidos.
La necesidad de terminar con una sociedad pensante para construir una masa dependiente y manejable.
Buscar consensos confundiendo, intencionalmente, libertad con libertinaje, autoridad con represin uniformada y
reconocimiento al mrito con discriminacin es slo un ardid de quienes se proponen condenarnos y condenar a las
generaciones futuras a permanecer bajo el yugo de los nepotismos populares.
Profesores, el desafo es grande pero vale la pena intentarlo. Eduquemos para la libertad, el respeto y el bien comn.