Sie sind auf Seite 1von 18

Epidemiología de la Hipertensión Arterial en el Perú

Epidemiology of Arterial Hypertension in Peru

Régulo Agusti C1

1 Médico Cardiólogo. Profesor Emérito, Universidad Peruana Cayetano Heredia. Ex Presidente de la Sociedad Peruana de Cardiología

RESUMEN

Objetivos: Determinar la prevalencia, conocimiento, tratamiento y control de la


hipertensión arterial en el Perú. Diseño, lugar, participantes: Aplicación de encuesta
y medida de presión arterial a población adulta de ambos sexos, mayores de 18
años en 26 ciudades, 10 en la costa, 4 en la selva y 12 en la sierra, localizadas a
diferentes alturas a nivel del mar. En la sierra, fueron agrupadas por su altitud en
menos y más de 3000 msnm. En total, quedaron 14 256 encuestas válidas.
Intervenciones: La obtención de la muestra se realizó entre febrero y noviembre de
2004. La presión arterial fue obtenida con los mismos tensiómetros, de acuerdo a
las recomendaciones establecidas. Para el diagnóstico de la presión arterial, se
utilizó el criterio del VII Comité Nacional Conjunto. Resultados: La prevalencia de
hipertensión en la población general fue 23,7% (varones 13,4% y mujeres 10,3%).
En la costa, la prevalencia fue 27,3%; en la sierra 18,8% y 22,1% en las altitudes
menores y mayores de 3000 msnm, respectivamente; en la selva, 22,7%. A partir
de la cuarta década de la vida, la posibilidad de desarrollar hipertensión fue mayor
en la costa que en las otras regiones. Los hipertensos diastólicos fueron
predominantes en la sierra, sobre los 3 000 msnm; 55% de la población no sabía
que era hipertenso; de quienes recibían tratamiento, solo 45,1% estaba
compensado; la mayoría (82,2%) recibía tratamiento con los inhibidores de la
enzima convertidora de la angiotensina (ECA) I. Se especula teorías en relación al
hematocrito, vasodilatación e hipervascularización. Conclusiones: La hipertensión
es casi similar en las tres regiones del Perú. A partir de la cuarta década de la vida,
la posibilidad de desarrollar hipertensión es mayor en la costa. Los hipertensos
diastólicos fueron predominantes en la sierra, sobre los 3 000 msnm; más de la
mitad de la población no sabía que era hipertenso y, de quienes recibían
tratamiento, solo 45,1% estaba compensado; la gran mayoría recibía tratamiento
con los inhibidores específicos de la enzima convertidora de la angiotensina (ECA)
I.

PALABRAS CLAVES: Hipertensión arterial, epidemiología, Perú, diagnóstico, costa,


sierra, selva.

ABSTRACT

Objective: To determine arterial hypertension prevalence, knowledge, treatment,


and control, in Peru. Design, setting, participants: Cross sectional survey
application and blood pressure measurement performed in 26 cities in 18 year-old
or over adult population, 10 cities in the coast, 12 in the mountains at different
altitude (below and above 3 000 meters above sea level), and 4 in the jungle.
Interventions: The study done between February and November 2004 considered
valid 14 256 surveys. Blood pressure was obtained with the same standard
equipment, and diagnosis followed the recommendations of the Joint National
Committee’s Seventh Report. Results: Arterial hypertension prevalence was 23,7%
(males, 13,4%; females, 10,3%). In the coast, the prevalence was 27,3%; in the
mountains, 18,8% below 3 000 meters and 22,1% above 3 000 meters; in the
jungle, 22,7%. After the fourth decade of life the possibility of developing
hipertensión was higher in the coast than in the other regions of Peru. Diastolic
hypertension was predominant above 3 000 meters. The study determined that
55% of the population did not know they had hypertension; from those under
treatment, 45,1% were compensated; 82% received angiotensin converting
enzyme I inhibitors. We speculate on hematocrit, vasodilation and
hypervascularization theories. Conclusions: Hypertension prevalence was similar in
the three Peruvian regions. The possibility of developing hypertension after the
fourth decade of life was higher in the coast. Diastolic hypertension was
predominant above 3 000 meters. Over one half of the population did not know
they had hypertension; from those Ander treatment 45,1% were compensated;
most of the patients received angiotensin converting enzyme I inhibitors.

Keywords: Arterial hypertension, epidemiology, Peru, diagnosis

INTRODUCCIÓN

La hipertensión arterial es uno de los factores de riesgo modificable de mayor


prevalencia en el mundo. Participa en el desarrollo de la enfermedad aterosclerótica
cardiovascular, en la morbimortalidad por eventos cardiacos, cerebrovasculares,
insuficiencia renal y enfermedad vascular periférica, como riesgo continuo sin
evidencia de umbral, hasta por debajo de 115/75 mmHg, por lo que la expectativa
de vida de estos pacientes se encuentra reducida1.

La epidemiología de la hipertensión arterial en el Perú ha sido preocupación


permanente de los investigadores peruanos, los que han realizado múltiples
estudios en las distintas ciudades del país, con resultados variados, diferentes e
inconsistentes, por haberse realizado en lugares y en grupos poblacionales
distintos, aplicando metodología y criterios de definición diversos.

La hipertensión arterial ha sufrido cambios en su definición, de acuerdo a los


sucesivos Reportes del Comité Nacional Conjunto, tanto en Estados Unidos como en
Europa, criterios que son aplicados en la mayoría de los estudios epidemiológicos
del mundo.

El Perú es un país geográficamente accidentado, con sus tres regiones costa, sierra
y selva. En la sierra, las ciudades están situadas a diferentes alturas sobre el nivel
del mar. En cada región, las costumbres de trabajo, alimentación, educación y
cultura son diferentes, lo que influye en los factores de riesgo cardiovascular y
probablemente en el desarrollo de la aterosclerosis.

Al componente socio cultural y al incremento de la población habría que agregar los


cambios biológicos por la altura y la predisposición genética.

En el Perú, en las últimas décadas han acontecido importantes cambios en la


distribución de la población, con un incremento acelerado, básicamente por una
gran migración del campo a la ciudad, de la región andina a la costa, de rural y
agrícola a grandes concentraciones urbanas, en busca de mejores niveles de vida.

La hipertensión arterial disminuye la calidad de vida y la supervivencia de la


población, por lo que es un reto importante para la salud pública. Para un
tratamiento adecuado, es necesario determinar la prevalencia, el tratamiento y
control de la hipertensión arterial en las diferentes ciudades en las 3 regiones del
país, lo que permitirá conocer la realidad nacional y poder aplicar la prevención,
método importante y económico difundido en todo el mundo, responsabilidad que
pertenece a los organismos de Salud Pública del Estado.

Presentamos los resultados del estudio de la prevalencia de la hipertensión arterial


en el Perú realizado de febrero a noviembre de 2004, en 26 ciudades del país,
distribuidas en costa, sierra y selva.

MATERIALES Y MÉTODOS

Para la recolección de los datos, se utilizó el protocolo diseñado para determinar la


prevalencia, conocimiento, tratamiento y control de la hipertensión arterial en la
población adulta de ambos sexos, mayores de 18 años, en 26 ciudades del país, 10
ciudades en la costa, 12 en la sierra y 4 en la selva. En la sierra, las ciudades están
localizadas a diferentes alturas sobre el nivel del mar. La obtención de la muestra
se realizó de febrero a noviembre de 2004. Se realizó 14 826 encuestas en las 26
ciudades; se excluyó del análisis 538 encuestas, vueltas a realizar en la ciudad del
Callao y que fueron utilizadas como control de calidad. Además, se excluyó 32
encuestas, por presentar datos inconclusos o recogidos inadecuadamente,
quedando 14 256 encuestas válidas. La presión arterial fue obtenida utilizando los
mismos 19 tensiómetros de mercurio calibrados en Lima y luego transportados por
las monitoras, enfermeras licenciadas en investigación, a las diversas ciudades, de
acuerdo con un cronograma previamente determinado. En cada ciudad, se nombró
un investigador principal, miembro de la Filial de la Sociedad Peruana de
Cardiología y, en los lugares donde no había filial, se nombró un médico de la
ciudad de reconocido prestigio. Los investigadores principales fueron reunidos en
Lima en dos etapas, con los que se realizó seminarios-talleres para unificar
criterios, la forma de obtener los datos, llenar las encuestas y el método adecuado
de la toma de la presión arterial, ilustrados con videos que fueron proporcionados
para las sedes respectivas.

Cada investigador, en su sede, nombró a los investigadores secundarios y a las


encuestadoras, que podían ser médicos, estudiantes de medicina y enfermeras,
todos calificados y con experiencia. El día previo a la encuesta, la monitora reunía y
entrenaba a los participantes en la obtención de los datos y la toma de la presión
arterial. Las encuestas fueron realizadas en lugares públicos, parques y otros
lugares concurridos, alejados de los hospitales, centros de salud y postas médicas.
La presión arterial fue obtenida al final de la encuesta, mientras la persona
permanecía sentada y en reposo, en el miembro superior derecho, de acuerdo a las
recomendaciones del Sétimo Comité Nacional Conjunto2. Las encuestas originales
quedaron archivadas en la ciudad del lugar de la obtención y la copia en la Oficina
Central de la Sociedad Peruana de Cardiología. Después de depurar los datos
obtenidos, se realizó los cálculos estadísticos de la prevalencia de la población total
del Perú, por ciudades aisladas y luego las ciudades por región natural, costa, sierra
y selva. Luego, las ciudades de la sierra fueron agrupadas por su altitud, en menos
y más de 3 000 msnm, consideradas medianas y grandes alturas, respectivamente.

Para el diagnóstico de la presión arterial, se utilizó el mismo criterio del Sétimo


Comité Nacional Conjunto (2004), que considera normal < 120/80 mmHg;
prehipertensión, < 139/89 mmHg; hipertensión arterial grado I > 140/90 mmHg y
grado II, > 160/90 mmHg. Se consideró también hipertensas a las personas que
tenían diagnóstico previo por un profesional médico y personas que tenían
tratamiento para hipertensión arterial. Se consideró control farmacológico de la
hipertensión arterial cuando con el tratamiento hipotensor se encontró presión
arterial sistólica menor de 140 mm de Hg y diastólica menor de 90 mm de Hg.
RESULTADOS

Se obtuvo 14 256 encuestas en 26 ciudades del Perú, localizadas en la costa, sierra


y selva. En la sierra, las ciudades están situadas a diferentes alturas sobre el nivel
del mar.

El 50,8% de la población total correspondió a varones y 49,2% a mujeres, con un


promedio de edad de 43,5 años para varones y 40,7 años para mujeres. En el
análisis de la distribución de la población, se encuentra la mayoría de los
encuestados en las primeras décadas de la vida, para disminuir progresivamente
hacia las últimas décadas, con hallazgo similar en ambos sexos y en las tres
regiones del país (Tabla 1).

La prevalencia de la hipertensión arterial en la población general del Perú fue de


23,7%, en mayores de 18 años, lo que correspondería a 3 650 000 habitantes,
estimado en base al censo 2005, con un predominio de hipertensos varones de
13,4% sobre hipertensas mujeres de 10,3%. Predominio de sexo masculino que
persiste en los hipertensos de la costa, sierra y selva.

La prevalencia de la hipertensión arterial por sexo, de toda la población, fue 27,1%


en varones y 20,4% en mujeres (Tabla 2).

En toda la población y en las tres regiones, la prevalencia de la hipertensión arterial


se incrementó progresivamente con la edad en ambos sexos, con predominio de la
costa hasta la década de los sesenta, cuando aparecieron algunos cambios. En la
sierra, dicha prevalencia declinó y aumentó en la selva, con relación a la costa.
Estos resultados indicarían que, la probabilidad de desarrollar hipertensión arterial a
partir de la cuarta década de vida, siempre es mayor en la costa que en la selva y
menor aún en la sierra, a iguales edades, por influencia de probables factores que
discutiremos posteriormente. (Figura 1)

La hipertensión arterial sistólica es predominante en las primeras décadas de la


vida, para luego decaer progresivamente, un comportamiento diferente al de las
hipertensiones diastólica y sistodiastólica. Figura 2.

La prevalencia de la hipertensión arterial en la costa fue 27,3%, en la sierra 20,4%


y en la selva 22,7%. En la sierra, al separar las ciudades cuya altura era por debajo
de 3 000 msnm (metros sobre el nivel del mar) la prevalencia fue 18,8%, en las
ciudades de menor altura, y sobre 3 000 msnm, la prevalencia fue mayor, 22,1%,
hallazgo de gran importancia, que será analizado en la discusión. En las cuatro
regiones, hay predominio del sexo masculino (Figura 3).
Las ciudades con mayor y menor prevalencia en el país fueron: el Callao, con
34,5%, y Abancay, con 12,4%, respectivamente, como se observa en la figura 4,
en ella se dispone las ciudades en relación a las tres regiones del país.

En todas las ciudades, la hipertensión arterial fue de mayor prevalencia en el sexo


masculino; excepto en Chachapoyas, Cajamarca, Cerro de Pasco y el Callao, donde
este predominio no es significativo.

La prevalencia de la hipertensión arterial en las ciudades de la altura no mostró una


relación directa de mayor altitud a menor prevalencia de la hipertensión arterial;
los resultados fueron variables. Las ciudades de la sierra con mayor prevalencia
fueron Chachapoyas, Arequipa, Huaraz y Puno y, las de menor prevalencia,
Huánuco y Abancay, ciudades situadas en la sierra, por debajo de los 3 000 msnm.
Figura 4.

Analizando los resultados del VII Report, que define presión normal o ideal,
prehipertensión, hipertensión estadio I y estadio II. En toda la población, la
hipertensión arterial estadio I (17,9%) fue de mayor prevalencia que el estadio II
(5,8%), que es de mayor severidad y con predominio del sexo masculino en ambos
estadios. La presión arterial normal y la prehipertensión (considerados normales)
fueron siempre de mayor prevalencia en las mujeres y hombres respectivamente
(Tabla 3).

Con relación a la altura sobre el nivel del mar, la presión arterial normal (ideal) fue
siempre de mayor presentación en la sierra ‘media’ (49,7%) y ‘alta’ (45,3%) y en
la selva (44,4%), en comparación a los resultados de la costa (37,1%). Mientras
que, el estadio prehipertensión fue de presentación similar en las cuatro regiones
del país.

La prevalencia en ambos estadios I y II fue siempre menor en la sierra y selva, en


comparación a la costa. Un hallazgo importante fue encontrar que la prevalencia de
la hipertensión arterial en las ciudades con altitud sobre 3000 msnm es ligeramente
mayor que la prevalencia de las ciudades de altura por debajo de 3000 msnm
(Figura 5).

Los hipertensos diastólicos fueron siempre predominantes en la sierra situada sobre


los 3 000 msnm. Figura 6.

Analizando la distribución de los hipertensos de acuerdo al “conocimiento de su


condición de hipertensos, tratamiento y control” se encuentra que del total de la
población de hipertensos 55,1% no sabían que eran hipertensos, y quienes sí
conocían su condición de hipertensos fueron 44,9%.

De los que conocían que eran hipertensos, 72,7% recibía diferente tratamiento,
18,9% farmacológico, 4,6% dietético, 9,2% tratamiento farmacológico y dietético y
12,2% ningún tratamiento. Lo más saltante de quienes recibían tratamiento, solo
45,1% estaban compensados y la mayoría, 54,9%, era hipertenso no compensado.
Esto demuestra la ineficacia del tratamiento que se presenta en ambos sexos y en
las tres regiones del país en donde el 64,6% de los hombres y 42,6% de las
mujeres ignoraban su condición de hipertensos. En el análisis de las tres regiones,
el mayor desconocimiento fue en la sierra (59,9%), luego en la selva (57%) y en la
Costa (51%). El desconocimiento de su hipertensión arterial fue siempre mayor en
los hombres en la sierra y selva, mientras que en la costa el desconocimiento fue
similar tanto en hombres como en mujeres (Figura 7).

Los resultados del tratamiento farmacológico que recibían los hipertensos muestran
que la gran mayoría (82,2%) recibía inhibidores de la enzima convertidora,
seguidos por los calcioantagonistas dihidropiridínicos (12%) y luego otros
hipotensores. (Tabla 4).

Este esquema terapéutico se repite en las tres regiones del país.

DISCUSIÓN

Esta encuesta representa el estudio epidemiológico más grande sobre la


prevalencia de la hipertensión arterial (HTA) y de otros factores de riesgo
cardiovascular realizados en el Perú. Comprende 26 ciudades de las tres regiones
de país: costa, sierra y selva. Las ciudades de la sierra se encuentran situadas a
diferentes alturas sobre el nivel del mar. La preparación previa del personal médico
y paramédico para la obtención de los datos de la encuesta y la toma de la presión
arterial de acuerdo a la buena practica clínica, el uso de los mismos tensiómetros
de mercurio en todas las ciudades, permitió tener datos más exactos y precisos
sobre la detección, tratamiento y control de la hipertensión arterial en la población
general. El análisis de la distribución por edad y sexo, de la población encuestada,
fue similar en todas las regiones del Perú. La mayor población corresponde a las
primeras décadas de la vida y luego disminuye progresivamente hasta las últimas
décadas, lo que indica la obtención adecuada de la muestra.

Los datos obtenidos de este estudio deben ser tomados en forma relativa, al
comararlos con estudios epidemiológicos nacionales e internacionales previos; los
que fueron realizados utilizando diferentes variables y el empleo de diferentes
definiciones de hipertensión arterial3-35.

En el presente estudio, se utilizó los criterios del VII Comité Nacional Conjunto del
20042.
De acuerdo a los resultados, 23,7% de la población mayor de 18 años en el Perú,
tiene hipertensión arterial, que representa alrededor de 3 650 000 habitantes,
población basada en el último censo de 2004. En las tres regiones del país, se
encontró una mayor prevalencia de hipertensos en el sexo masculino (13,4%)
sobre el sexo femenino (10,3%), lo que está de acuerdo con estudios nacionales
previos.

La prevalencia promedio de la HTA en mayores de 60 años fue 48%, lo que


representa un alto porcentaje de la población. Además, la prevalencia de la HTA se
incrementó a medida que avanzaba la edad, en toda la población, siendo mayor en
la costa sobre los 60 años de edad, en comparación con las otras regiones del país.
Esto nos lleva a considerar que, la probabilidad de desarrollar hipertensión arterial
es mayor en la costa que en la sierra y selva, a edades equivalentes, lo que podría
estar en relación con el estrés, la alimentación, el modo de trabajo y el
sedentarismo, es decir el modo de vida en las grandes ciudades,
independientemente de la herencia y la genética.

La prevalencia de la hipertensión arterial es mayor en la costa (27,3%) que en la


selva (22,7%) y la sierra (20,4%). El análisis de los resultados en la sierra
demuestra que hay una mayor prevalencia en las ciudades situadas a mayor altura,
sobre 3 000 msnm (22,1%), cuando se compara con las ciudades localizadas por
debajo de los 3 000 msnm (18,8%).

Estos resultados de la altura contrasta con lo que se había establecido que, en la


sierra la prevalencia de la hipertensión arterial era menor cuando la altura era
mayor. Este concepto fue basado en los resultados de diferentes investigadores
peruanos, destacando las investigaciones de Ruiz y col, realizadas en Milpo, un
asiento minero a 4 100 msnm8,9, 18, 28, en el cual encontraron una menor
prevalencia usando otra definición de HTA. Otros autores, como Lorena, en el Cusco
(3 400 msnm) y en el Valle Sagrado de los Incas (2 700 msnm) señala una
prevalencia de 10% y 3%, respectivamente, en 197913, y Mispireta, en Tarma (2
900 msnm), una prevalencia de 6%, en 198022.

Hay que señalar que estos estudios epidemiológicos fueron realizados en pequeñas
poblaciones, algunos en asientos mineros, y con diferentes definiciones del HTA. En
la actualidad, hay una serie de factores importantes en el aspecto socioeconómico,
demográfico y epidemiológico en las tres regiones del país, que contribuyen a
explicar estos cambios, tales como el incremento de la población en las ciudades
por la migración del campo a la ciudad, lo que trae la urbanización, con cambios en
el estilo de vida, como la alimentación, el sedentarismo y la industrialización, que
conlleva el incremento del estrés. Se argumentó la posibilidad de la influencia racial
para explicar esta menor prevalencia, ya que la población en las grandes alturas
tiene un predominio de raza mestiza, con una minoría blanca y negra y de escasa
raza amarilla.

En las ciudades de la selva, encontramos una prevalencia de 22,7%, lo que


contrasta con resultados anteriores, que señalaban una prevalencia de 5%, debido
a los mismos factores señalados anteriormente22.

La prevalencia de la HTA en las distintas ciudades del Perú no tiene un patrón de


presentación y no existe una correlación entre el tamaño de la población, la altura
de las ciudades, en relación con el nivel del mar y la selva. Así, el Callao, puerto
principal en la costa del Perú, es la ciudad con mayor prevalencia (34,5%) y no es
la ciudad más poblada. Por otro lado, Abancay, situada a 2 300 msnm, es la ciudad
con menor prevalencia (12,4%); y, Cerro de Pasco, situada a mayor altura, tiene
17,7% de prevalencia. El análisis de los resultados de la HTA, cuando se aplica la
definición del VII Comité Nacional Conjunto (2004), demuestra una mayor
prevalencia de normotensos (presión ideal), en la sierra y selva, en comparación a
la costa, que tiene un comportamiento opuesto a la prevalencia de la hipertensión
estadio I y II, siendo mayor en la costa que en la sierra y selva.
En la sierra, las ciudades situadas sobre los 3 000 msnm tiene una mayor
prevalencia que en las ciudades de la sierra situadas a menor altura, debajo de los
3 000 msnm, debido a los mismos cambios de modo de vida señalados
anteriormente. La distribución de los hipertensos, en sistólicos, diastólicos y
sistodiastólicos, demuestra que los hipertensos diastólicos aislados son los de más
prevalencia en las tres regiones del Perú, siendo mayor en la sierra.

Se postuló la existencia de una relación ‘directa-parcial’ significativa entre


hematocrito y presión arterial diastólica, especulando que la policitemia existente
en los habitantes de la altura, que es el resultado de la hipoxia crónica,
compensaría la disminución de la presión diastólica producida por vasodilatación e
hipervascularización, incrementando el área de la sección transversal y
disminuyendo la resistencia periférica al flujo, lo que llevaría a disminuir la presión
arterial sistémica; ello da como resultado que las cifras de la presión arterial
diastólica sean similares a las del nivel del mar. Esta compensación fisiológica
explicaría por qué la presión arterial diastólica es mayor en habitantes de la sierra
que viven a un nivel mayor de 3 000 msnm, donde este mecanismo compensatorio
no estaría presente, debido a una mayor policitemia. Así mismo, este mecanismo
compensatorio explicaría por qué la prevalencia de la hipertensión diastólica es más
alta en los habitantes de mayor edad, que tienen una mayor rigidez de los vasos, a
diferencia de los adultos jóvenes, donde la hipervascularidad sanguínea estaría
compensada por una mayor elasticidad de las paredes arteriales, disminuyendo la
resistencia periférica al flujo, que al final disminuye la presión arterial sistémica36.

Solo 44,9% de la población total de hipertensos tenía conocimiento de su condición


de hipertensos. De estos hipertensos, 27,3% no recibía ningún tipo de tratamiento;
y, de los 72,7% que recibía algún tratamiento, solo prácticamente la mitad de ellos
(45,1%) estaba compensado con tratamiento médico y/o farmacológico.

En conclusión, del total de hipertensos solo 14,7% estaba adecuadamente


controlado, porcentaje muy bajo y que debe ser tomado en cuenta por las
instituciones de salud del Estado, en colaboración con las sociedades médicas, que
deben realizar campañas de difusión a nivel nacional.

Los resultados del tratamiento farmacológico que recibían los hipertensos,


muestran que la gran mayoría (82,2%) recibía inhibidores de la enzima
convertidora (ECA), seguidos por los calcioantagonistas dihidropiridínicos (12%) y
luego otros hipotensores, lo que podría estar en relación con el costo de la
medicina.

AGRADECIMIENTOS

Los datos epidemiológicos son obtenidos del Estudio sobre factores de riesgo
cardiovascular por los doctores Luis Segura y Régulo Agusti, y en colaboración con
múltiples investigadores nacionales y auspiciado por la Sociedad Peruana de
Cardiología.

Tratamiento de la hipertensión arterial primaria


Treatment arterial primary hypertension

Agustín Iza Stoll1

1 Médico Internista. Profesor Principal de la Facultad de Medicina de San Fernando,


Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Decano de la Facultad de Medicina de
la Universidad Científica del Sur.

RESUMEN

La hipertensión arterial se encuentra claramente relacionadas con un mayor riesgo


de enfermedad cardiovascular, cerebrovascular y renal. La identificación e
intervención tempranas en pacientes hipertensos a través de la modificación en sus
estilos de vida podría prevenir el cuadro hipertensivo y el daño subsiguiente por la
misma. Desde ya se estima que los prehipertensos tienen mayor probabilidad de
tener eventos cardiovasculares que los normotensos. Por este motivo, en el
presente tema de simposio buscamos dar una visión integral del tratamiento de la
hipertensión arterial primaria.

Palabras clave: hipertensión arterial, enfermedad cardiovascular, enfermedad


cerebrovascular, enfermedad renal, prehipertenso, estilo de vida, tratamiento

ABSTRACT

Arterial hypertension is related to increased cardiovascular, cerebrovascular, and


renal disease risk. Early identification and intervention in pre hypertensive patients
through life style modification could prevent hypertension and related outcomes.
Pre hypertension subjects have increase probability of suffering cardiovascular
events compared to normal blood pressure individuals. In the current symposium
paper we try to give an integral vision of primary arterial hypertension treatment.

Key words: Arterial hypertension, cardiovascular diseases, cerebrovascular


disease, renal disease, pre hypertension, life style, treatment.

INTRODUCCION

Existe evidencia epidemiológica importante que relaciona la cifra de presión arterial


y la enfermedad cardiovascular y renal. (1). En un meta-análisis que incluyó a
958074 pacientes se encontró una relación directa entre las cifras crecientes de
presión arterial y la enfermedad vascular en personas de edad media y edad
avanzada y no hubo un límite inferior, es decir que la mortalidad cardiovascular
aumenta a medida que aumenta la cifra de presión arterial, comenzando en 115/75
mmHg, incluyendo a las cifras de prehipertensión. (2). Asimismo se ha demostrado
en múltiples estudios que dar tratamiento a los pacientes hipertensos disminuye los
eventos cardiovasculares: -20-25% de infarto de miocardio,-35-40% de accidentes
cerebro vasculares y -50% de insuficiencia cardiaca (3). El diagnóstico de
hipertensión arterial se establece cuando se encuentra la presión igual o mayor de
140/90 mmHg, o recibiendo medicación antihipertensiva; la presión debe ser
apropiadamente medida con un equipo en buenas condiciones, en dos o mas
ocasiones. (4).
La meta del tratamiento de la hipertensión arterial es reducir la mortalidad y
morbilidad cardiovascular y renal; la meta debe ser menor a 140/90 mmHg para la
población general pero para los diabéticos y nefrópatas la meta es inferior a 130/80
mmHg.

La Sociedad Europea de Hipertensión-Sociedad Europea de Cardiología (5) y la Joint


Nacional Comité 7(JNC-7) de EE UU han clasificado a la presión arterial de forma
diferente, tal como se muestra en la tabla 1.

PREHIPERTENSIÓN

El termino prehipertensión, (120-139/80-89 mmHg) sugerido por el JNC-7 y


criticado por los europeos y otros investigadores, ha pretendido llamar la atención
sobre aquellos pacientes en quienes la temprana intervención, a través de
modificaciones en el estilo de vid, podrían disminuir la cifra de la presión, o prevenir
la hipertensión. Qureshi ha publicado que los prehipertensos tienen más
probabilidades de tener eventos cardiovasculares que los normotensos. Figura 1.

Se ha recomendado que estos pacientes reciban consejos sobre modificaciones en


el estilo de vida. Sin embargo han comenzado a realizarse estudios usando
fármacos. Uno de ellos el estudio TROPHY (Trial of Preventing Hipertensión) que
enroló a 809 pacientes con edad media de 48 años y con una presión promedio de
131/85 mmHg. Un grupo recibió candesartan (n=391) y otro placebo (n=381) por
dos años y luego los dos grupos recibieron placebo por dos años. En los pacientes
con prehipertension el tratamiento con este ARA II se asoció con una reducción del
desarrollo de hipertensión en los 4 años comparado con placebo, aunque la
reducción fue mayor en los dos primeros años de tratamiento activo. (6). Sin
embargo, y a pesar de lo atractivo del estudio, estos resultados deberán ser
evaluados teniendo en consideración la seguridad con tratamientos mas
prolongados y deberán ser ratificados en otros estudios antes de ser indicados
clínicamente.

MODIFICACIONES EN EL ESTILO DE VIDA

Existe evidencia reciente que, dejar de fumar, tener el peso adecuado, realizar
actividad física y disminuir la ingesta de alcohol, reduce las cifras de presión
arterial, disminuye el riesgo cardiovascular y puede asimismo reducir la dosis de la
medicación antihipertensiva. (7,8,9,10).

La Sociedad Británica de Hipertensión recomienda a la población:

1. Mantenga el peso adecuado en los adultos: 20-25 Kg. /m2


2. Reduzca la ingesta de sal a menos de 100 mmol/día (menos de 6g de NaCl o
menos de 2.4 g de Na/día)
3. Limite el consumo de alcohol a menos de 3 unidades /día en los hombres y a
menos de 2 en las mujeres
4. Realice actividad física aeróbica (caminar rápido en vez de levantar pesas) la
mayor parte de días de la semana, pero al menos 3 días.
5. Consuma 5 porciones diarias de frutas y vegetales
6. Reduzca la ingesta de grasa total y grasa saturada.
El JNC-7 ha reportado las siguientes disminuciones de la cifra de presión arterial
con las modificaciones en el estilo de vida:

Disminución de peso : 5-20 mmHg/10 Kg.

DASH : 8-14 mmHg

Menos ingesta de sodio : 2-8 mmHg

Actividad física : 4-9 mmHg

Menor ingesta de alcohol : 2-4 mmHg

DASH son las siglas de Dietary Approaches to Stop Hypertension. Es una dieta rica
en frutas y vegetales y en productos de uso diario bajos en grasas y con un
reducido contenido de colesterol y grasas saturadas. Es rica en potasio y en calcio.
Seguir estrictamente esta dieta pude ser comparable a la administración de
monoterapia para la hipertensión. (11).

Recientemente, en 2006, la American Heart Association ha publicado sus


recomendaciones sobre dieta y estilo de vida. (12). Las metas que propone son
promover:

• Consumo de una dieta saludable


• Peso corporal saludable (Índice de masa corporal 18.5 – 24.9 Kg. /m2)
• Niveles lipídicos:

LDL < 100mg/dl

HDL > 50 mg/dl en hombres, >40 en mujeres

Triglicéridos, 150 mg/dl

• Presión arterial normal ( P. sistólica<120 y P. diastólica < 80 mmHg


• Glicemia basal <100mg/dl
• Estar físicamente activo y
• Evitar el uso y la exposición al tabaco.

CONTROL EN LA PRESIÓN ARTERIAL

Existe evidencia importante que relaciona la disminución de la cifra de presión


arterial con el beneficio en la morbilidad y en la mortalidad; llevar la presión a
cifras menores a 140/90 mmHg protege al paciente.

El Blood Pressure Lowering Treatment Trialist’s Collaboration ha conducido dos


estudios, el primero comparando los nuevos versus los antiguos agentes
antihipertensivos y el segundo meta análisis de 29 ensayos que comprendieron 700
000 pacientes años. Los hallazgos confirman los resultados del primero, que los
beneficios se obtienen por la disminución de la cifra de presión arterial
independientemente del grupo farmacológico empleado. (13). (14).

Asimismo el estudio Valsartan Antihypertensive Long Term Use Evaluation (VALUE)


demostró que los pacientes que alcanzaron una presión menor a 140/90 tuvieron
menos eventos cardiovasculares que aquellos que no controlaron bien su presión.
Este estudio que incluyó a 15,245 hipertensos con alto riesgo por enfermedad
aterosclerotica o hipertrofia ventricular izquierda reveló la importancia de la
reducción rápida de la presión: a los 3 meses de tratamiento hubo una diferencia
en la presión sistólica de 3.8 mmHg a favor de los que recibieron amlodipino, que
se tradujo en menor incidencia de accidente cerebro vascular y de mortalidad total,
pero no en insuficiencia cardiaca. Al final del tratamiento, 4 años, no hubo
diferencia entre los grupos. (15,16). Figura 2.

TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO INICIAL DE LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL


PRIMARIA

Los resultados del estudio ALLHAT(17) guiaron las recomendaciones del Joint
Nacional Comité-7 publicados en el año 2003. Se recomendó diuréticos tipo tiazidas
como primera elección para hipertensos no complicados, ya sea solos o en
combinación con beta bloqueadores, IECA’s, ARA II o bloqueadores de canales de
calcio. Sugirieron el uso de los otros agentes cuando los diuréticos estaban
contraindicados o cuando había condiciones específicas para el uso de estos
agentes Asimismo indicaron comenzar con dos drogas cuando la presión sistólica
estuviera encima de 20 mmHg o la presión diastólica encima de10 mmHg de la
meta.

Las guías europeas sugirieron la terapia inicial con cualquiera de los siguientes
grupos: diuréticos, beta-bloqueadores, IECAS, ARA II, bloqueadores de canales de
calcio. Resaltaron que el tratamiento está destinado a disminuir la morbilidad y
mortalidad cardiovascular y que la discusión de la selección de la monoterapia era
estéril ya que solo solucionaba el problema en una minoría de casos.

La Sociedad Británica de Hipertensión recientemente ha actualizado sus


lineamientos (18) y ha indicado que los beta-bloqueadores no son ya una terapia de
primera línea en el manejo de la hipertensión, relegándolos a la cuarta línea de
tratamiento en la mayoría de los pacientes. y es probable que la Sociedad Europea
de Hipertensión tampoco los recomiende como primera elección. (19).

Esta decisión esta basada en la evidencia de que en varios ensayos los beta
bloqueadores fueron menos efectivos que una droga comparadora reduciendo los
eventos cardiovasculares mayores, como se observo en el estudio LIFE (20) en el que
el atenolol previno menos accidentes cerebro vasculares que losartan. Asimismo los
beta bloqueadores fueron menos efectivos que los IECAs o los calcio antagonistas
reduciendo el riesgo de diabetes, especialmente en los pacientes que tomaban un
beta bloqueador y una tiazida. Los estudios de meta análisis realizados de 12
ensayos randomizados, controlados, indican un 16% de mayor riesgo de ACV para
los beta bloqueadores relativo a los otros agentes antihipertensivos. El riesgo de
infarto de miocardio o mortalidad fue similar en todos los grupos antihipertensivos.
Lindhom y Messerli han concluido que los beta bloqueadores no deberían ser
usados como primera elección en hipertensión primaria o como un comparador
activo en ensayos controlados y randomizados de hipertensión. (21). (22).

Los beta-bloqueadores podrían considerarse en gente joven, mujeres en posibilidad


de gestación, pacientes con intolerancia o contraindicación a los IEACs o ARA II o
personas con actividad simpática aumentada.

TRATAMIENTO COMBINADO COMO ELECCIÓN INICIAL


Desde que la mayor parte de los pacientes requerirán mas de una droga, el JNC 7
recomendó comenzar con dos drogas cuando la presión sistólica estuviera encima
de 20 mmHg o la diastólica encima de 10 mmHg con respecto a las metas,
sugiriendo la combinación de un tiazídico asociado a IECA, ARA II, calcio
antagonista o beta- bloqueador. La posibilidad de alcanzar la meta es mayor con el
tratamiento combinado, en el que se pueden usar menos dosis por fármaco y tener
menos efectos secundarios. La combinación fija, en una sola tableta puede mejorar,
asimismo, la adherencia al tratamiento.

Los lineamientos europeos recomendaron la terapia de combinación como


alternativa a la monoterapia como tratamiento inicial en pacientes con presiones
altas o con alto riesgo.

La elección de las drogas en combinación debe tener en consideración la evidencia


mostrada en ensayos randomizados, controlados, el perfil del riesgo, es decir la
presencia de diabetes, nefropatía o enfermedad cardiovascular, el costo de la
medicación y la experiencia en el manejo de los agentes.

El estudio INVEST con 22576 pacientes hipertensos mayores de 50 años, con


cardiopatía coronaria estable, comparó a un grupo tratado con verapamil mas
trandolapril versus otro grupo tratado con atenolol mas trandolapril mas
hidroclorotiazida, demostró que en estos pacientes es posible alcanzar la meta de
presión con tratamiento combinado en mas del 70 % de los pacientes.(23)

El estudio ASCOT, un estudio que randomizó a 19257 hipertensos con 3 o mas


factores de riesgo, que compraró amlodipino mas perindopril versus atenolol mas
bendroflumetiazida, ha mostrado que al final del estudio 78% de los pacientes de
alto riesgo requirieron de tratamiento combinado para alcanzar las metas. El mejor
control de la presión arterial en el grupo de amlodipino podría explicar los
resultados mejores: los eventos cardiovasculares se redujeron en 16%, la diabetes
de novo en 30%, los accidentes cerebro vasculares por 23% y la mortalidad por
11%. (24).

HIPERTENSIÓN Y ACCIDENTE CEREBROVASCULAR

El riesgo de complicaciones cerebro vasculares, que incluye ACV isquémico,


hemorrágico y demencia, es una función de la presión arterial. La incidencia de ACV
isquémico y hemorrágico disminuye con el tratamiento de la hipertensión arterial.
El estudio LIFE, que randomizó 4605 pacientes con losartan y 4588 pacientes con
atenolol mostró una reducción del riesgo de accidente cerebro vascular fatal y no
fatal por 25% comparado con atenolol, una diferencia estadísticamente
significativa. En un subestudio del LIFE se calculó que para prevenir un caso de ACV
tienen que ser tratados 54 pacientes durante 5 años, aunque en los pacientes con
enfermedad cerebro vascular, hipertensión sistólica aislada o fibrilación auricular el
número de pacientes es de 25, 24 y 9, respectivamente.(25)

En el estudio ALLHAT la incidencia de ACV fue mayor con IECAS que con diuréticos
o con calcio antagonistas, pero la disminución de la presión fue menor con lisinopril
que con el amlodipino o con clortalidona. Con respecto a la prevención del ACV el
estudio PROGRESS mostró que la adición de un diurético, indapamida, al IECA
perindopril, disminuyó la incidencia de ACV en 43%. El estudio ACCESS que evaluó
a candesartan en 342 supervivientes de accidente cerebro vascular tuvo que ser
suspendido por un imbalance en los puntos finales. Sin embargo la mortalidad
acumulativa a 12 meses y el número de eventos cardiovasculares difirieron
significativamente a favor de candesartan. (26). En pacientes con nefropatía
diabética el uso de irbesartan (IDNT) mostró una reducción de los accidentes
cerebro vascular.

De acuerdo a los resultados de un nuevo meta análisis los calcio antagonistas


disminuyen la progresión del grosor de la intima-media de la arteria carótida, en
una extensión mayor que los diuréticos, beta bloqueadores o IECA y estas acciones
pueden explicar las pequeñas ventajas en la prevención de ACVs. (27)

RIESGO CARDIOVASCULAR TOTAL

Más del 80% de los pacientes hipertensos tienen comorbilidades adicionales y más
del 50% tienen más de 2 o más de las siguientes; obesidad, intolerancia a la
glucosa, hiperinsulinemia, HDL bajo, LDL alto, triglicéridos elevados o hipertrofia
ventricular izquierda. (28). Algunas investigaciones han mostrado que de todos los
hipertensos, 65% tiene dislipidemia, 16% tienen diabetes y 45% tienen
sobrepeso/obesidad. Si observamos la población diabética, 60% son hipertensos y
si consideramos a la población dislipidemica, 48 % son hipertensos.

Las guías europeas recomendaron determinar el riesgo cardiovascular total para


establecer el tratamiento mas adecuado. La determinación del riesgo cardiovascular
no solo estaba basada en la cifra de la presión sino además en la presencia de daño
a órgano blanco, condición clínica asociada o la presencia de otros factores de
riesgo. En el futuro inmediato será necesario determinar precozmente el daño a
determinado órganos antes de la aparición de síntomas o signos con el objeto de
tratar mas precozmente a los pacientes.

Está claro ahora que el paciente debe ser tratado integralmente, controlando todos
sus factores de riesgo y las repercusiones que la hipertensión tiene en órganos o
sistemas.

Es importante medir los cambios en los órganos blanco que se producen con el
tratamiento porque se puede predecir mejores resultados en morbilidad o
mortalidad, como por ejemplo se observó en el estudio LIFE, que mostró reducción
en la hipertrofia ventricular izquierda y en la micro albuminuria con el tratamiento
antihipertensivo con losartan que se asoció con una menor morbilidad y mortalidad
cardiovascular. También se encontró en este estudio una disminución de la
fibrilación auricular. Con respecto a esta condición un meta análisis mostró que los
IECA y los ARA II son efectivos en prevenir la fibrilación auricular pero este
beneficio parece estar limitado a pacientes con disfunción sistólica del ventrículo
izquierdo o con hipertrofia ventricular izquierda. (28)

La asociación entre hipertensión arterial y accidentes cerebro vasculares parece ser


mas estrecha que con la cardiopatía coronaria.

METAS EN PACIENTES DE ALTO RIESGO

Hasta el momento actual la meta para estos pacientes es la misma que para la
población general, es decir <140/90 mmHg. Sin embargo existe evidencia que
muestra que la meta debería ser menor. El estudio CAMELOT, un estudio
randomizado de 24 meses en pacientes coronarios, sin insuficiencia cardíaca, que
comparó el volumen de la placa aterosclerótica con ecografía endovascular y
eventos cardiovasculares en pacientes que recibieron amlodipino, enalapril o
placebo, sugiere que la presión sistólica debería ser menor que 140 mmHg, quizás
en el rango de 120 mmHg, y que la progresión aterosclerótica era menor con la
reducción de la presión sistólica mayor de 10 mmHg. (30)
Asimismo el análisis retrospectivo del estudio IDNT ha revelado que la incidencia de
insuficiencia cardiaca en pacientes de alto riesgo fue mínimo cuando los pacientes
disminuían su presión a <130/90 mmHg. (31).

EFECTOS DE LAS ESTATINAS SOBRE LA PRESIÓN ARTERIAL

Se ha especulado mucho sobre si la acción de las estatinas, que disminuyen la


morbilidad y mortalidad cardiovascular, podría estar asociada a algún efecto
antihipertensivo además del conocido efecto de disminuir los niveles séricos de LDL
colesterol.

Se han presentado dos meta análisis que analizaron estos hechos con la presunción
de que las estatinas tienen efecto benéfico sobre la función endotelial, sobre el
sistema renina angiotensina y sobre la compliance de las grandes arterias. Uno de
estos estudios ha encontrado que las estatinas tienen un efecto discreto pero
estadísticamente significativo sobre la presión arterial y el otro estudio ha
reportado que las estatinas son igualmente efectivas en reducir la morbi-
mortalidad cardiovascular en pacientes normo e hipertensos. (32) (33). El tratamiento
combinado de los factores de riesgo disminuye la posibilidad de eventos (ASCOT) y
aumenta el número de células endoteliales progenitoras circulantes.

HIPERTENSIÓN Y LA DIABETES

La hipertensión es una comorbilidad muy común en los diabéticos afectando 20 a


60% de los pacientes, dependiendo de la edad, etnicidad y peso corporal. El
desarrollo de hipertensión en los diabéticos es particularmente peligroso ya que
acelera la aparición de la enfermedad cardiovascular y es responsable del 75% de
las complicaciones cardiovasculares diabéticas incluyendo accidente cerebro
vascular, cardiopatía coronaria y enfermedad vascular periférica. La hipertensión
también juega un rol etiológico en la aparición de nefropatía, retinopatía y
posiblemente neuropatía. (34,35)

Una serie de estudios randomizados han demostrado el beneficio de disminuir la


presión arterial en los diabéticos, aunque la detección y control de estos pacientes
es todavía inadecuada. El control riguroso de la presión arterial, debajo de las
metas recomendadas por los lineamientos, es importante para reducir la progresión
de la nefropatía diabética a la insuficiencia renal crónica. El JNC-7, la American
Diabetes Association y la National Kidney Foundation recomiendan una meta de
<130/80 mmHg para reducir los eventos cardiovasculares y el uso de IECA’s o ARA
II como terapia inicial en pacientes con diabetes mellitus II. Si un grupo no es
tolerado el otro grupo debe sustituirlo si es que no hay contraindicación. Ninguno
de estos dos grupos produce cambios clínicos significativos en parámetros
metabólicos, tales como glicemia, o lipidemia que son importantes en estos
pacientes. Los IECA’s y los ARA II son los agentes de primera elección en
hipertensión, diabetes y micro albuminuria, ya que ambos retardan la progresión a
macro albuminuria. Los ARA II son renoprotectores en pacientes con hipertensión,
diabetes, macro albuminuria e insuficiencia renal. (36)

El subestudio del HOPE (Heart Outcomes and Prevention Evaluation), The


Microalbuminuria, Cardiovascular and Renal Outcomes (MICRO) investigó los
beneficios de ramipril en sujetos con diabetes y enfermedad coronaria versus
placebo. Los resultados mostraron una disminución del riesgo relativo de eventos
cardiovasculares en 25%, de 22% en infarto de miocardio, de 33% en accidentes
cerebro vasculares y 37% en muerte cardiovascular y, en otro subestudio del
HOPE, se observó una disminución de la progresión de la insuficiencia renal crónica,
que incluían los pacientes con micro albuminuria sin nefropatia definida y los
pacientes con insuficiencia renal. (37)

Varios ensayos clínicos también han confirmado que los ARA II pueden bajar la
presión y proteger a los riñones en pacientes diabéticos. El estudio IDNT
(Irbesartan Diabetic Nephropathy Trial) reportó que irbesartan era efectivo en
reducir la progresión de la nefropatía secundaria a diabetes. Estos hallazgos fueron
reforzados por el estudio IRMA-2 que mostró una reducción de la nefropatia
diabética con 300 mg de irbesartan, efectos que estuvieron relacionados a la
disminución de la presión. (38) El estudio RENAAL también había reportado que
losartan confería beneficios renales significativos, en pacientes con diabetes 2,
comparado con placebo, y con buena tolerancia. (39)

Estudios observacionales han demostrado que una fracción consistente (entre 15 –


20%) de pacientes hipertensos desarrollan un estado de intolerancia a la glucosa
que puede agravarse por medicación antihipertensiva basada en diuréticos
tiazidicos o beta bloqueadores. Diversos estudios han comparado los regímenes con
inhibidores de enzima convertidora de angiotensina (IECA), bloqueadores del
receptor de angiotensina II (ARA II) o bloqueadores de canales de calcio versus los
compuestos antihipertensivos convencionales (diuréticos y beta bloqueadores) y
han mostrado que con los nuevos compuestos la diabetes de nuevo inicio es menor.
(40)

SÍNDROME METABÓLICO

Las áreas de diabetes mellitus y de la enfermedad cardiovascular confluyen en lo


que se ha denominado desde hace algún tiempo síndrome metabólico, un conjunto
de factores de riesgo que incluyen dislipidemia aterogénica, triglicéridos altos, alta
apolipoproteinemia B, HDL bajo, presión arterial elevada, glicemia elevada y
estados protrombótico y proinflamatorio. Las recomendaciones de la American
Heart Association y de los Institutos Nacionales de Salud de USA son que el
diagnóstico de síndrome metabólico se produce cuando se encuentran al menos 3
de estos índices: circunferencia de cintura (>102 cm. en hombres y. 85 cm. en las
mujeres), triglicéridos > 150 mg/dl, HDL < 40 mg/dl en hombres y, de 50 mg/dl en
mujeres, presión arterial. 130/85 mmHg y glicemia >100 mg/dl. Sin embargo es
prudente considerar que los pacientes que tienen 1 o 2 de estos factores tienen
también un riesgo aumentado de presentar un problema cardiovascular.

El estudio PAMELA, un estudio de cohorte con pacientes seguidos por 10 años


mostró que los pacientes con síndrome metabólico tenían 5.5 veces mas
posibilidades de desarrollar diabetes, 2 veces mas de tener nueva hipertensión, y
2.5 veces mas de hipertrofia ventricular izquierda confirmada
ecocardiograficamente, comparados con aquellos que no tenían síndrome
metabólico.

El tratamiento de este síndrome metabólico es el tratamiento de los factores de


riesgo comprometidos y en el caso especifico de la hipertensión arterial la AHA/ACC
han recomendado alcanzar la meta de <140/90 mmHg, (con diabetes <130/80
mmHg.). La recomendación es usar IECA’s, ARA II o betabloqueadores,
adicionalmente a modificaciones en el estilo de vida. El JNC-7 recomienda también
diuréticos como tratamiento inicial de la diabetes mellitus; sin embargo la aparición
de diabetes de nuevo inicio es mayor con diuréticos que con ARA II, IECAs y calcio
antagonistas y a pesar de que en pocos años no hay evidencia de mayores eventos
cardiovasculares, creemos que es mejor evitarlos pensando en los posibles efectos
a plazos mas largos. (41)
El tratamiento recomendado para el síndrome metabólico esta basado en el marco
conceptual de esta entidad, que reconoce a) que los cambios ambientales son
responsables de la epidemia del síndrome metabólico por lo que debe reducirse la
obesidad y aumentar la actividad física, b) que la resistencia a la insulina es la
causa subyacente del síndrome metabólico (OMS) y que su tratamiento es usar
sensibilizadores de insulina y c) que la inflamación es también la causa subyacente
de este síndrome y que su terapia añade a lo anteriormente citado, las estatinas y
los IECA’s o los ARAII.

Hipertensión Arterial: una introducción general


Armando Vidalón Fernández1

1 Médico Nefrólogo. Profesor cesante de la Facultad de Medicina de San Fernando.


Universidad Nacional Mayor de San Marcos

RESUMEN

La hipertensión arterial representa un importante problema de salud publica y su


prevalencia se incrementa dramáticamente con la edad. En nuestro país un elevado
porcentaje de la población adulta padece de hipertensión arterial, con el
consecuente_aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular. Esto nos obliga a
considerar seriamente cambios en estilos de vida (hábitos en actividad física y
alimentación), así como el uso de terapia antihipertensiva en aquellos individuos en
quienes es necesario prevenir serias complicaciones sobre órganos blanco. El
presente simposio tiene por finalidad mejorar el conocimiento de esta importante
entidad mórbida.

Palabras clave: Hipertensión arterial, prevalencia, población adulta, salud pública,


estilos de vida, terapia antihipertensiva.

ABSTRACT

Arterial hypertension represents an important public health problem, its prevalence


dramatically increasing with age. In our country, a high percentage of the adult
population has arterial hypertension with increased risk of cardiovascular disease. It
forces us to seriously consider changes in our life style (physical activity and food
habits) as well as the use of antihypertensive therapy in individuals for preventing
serious complications of target organs. The goal of the current symposium is to
improve knowledge on this disease.

Key words: Arterial hypertension, prevalence, adult population, public health, life
styles, antihypertensive therapy.

INTRODUCCIÓN

La hipertensión arterial representa un problema de salud pública, altamente


prevalente en las diversas latitudes del orbe, requiriéndose cada vez mayor difusión
de su conocimiento a nivel poblacional, con miras a una oportuna detección y mejor
control de las cifras tensionales.
Esta prevalencia se incrementa sostenidamente con la edad, tanto así que más de
60% de hombres y mujeres mayores de 65 años cursa con hipertensión y, como la
población continúa en ascenso con la edad promedio, paralelamente se presenta un
mayor número de individuos hipertensos.

En nuestro medio, estudios recientes revelan que aproximadamente una cuarta


parte de la población adulta padece de hipertensión arterial, siendo a su vez causa
del 30% de los pacientes que ingresan a diálisis, representando por otro lado el
factor de riesgo más importante de los accidentes cerebrovasculares (75%), infarto
del miocardio e insuficiencia cardiaca.

A cualquier edad, los valores más altos de presión arterial se correlacionan bien con
mayor riesgo cardiovascular, e incluso leves aumentos de la presión arterial pueden
ocasionar daño al sistema vascular. De igual forma, pequeñas reducciones en la
presión arterial de la población en su conjunto, particularmente en el grupo
considerado ‘nivel alto normal’, es de esperar produzca significativos beneficios.

Cambios en los estilos de vida, tales como reducción del peso, aumento de la
actividad física y modificaciones de la dieta, que incluya disminución de la sal e
incremento en alimentos con alto contenido de potasio, granos, frutas, vegetales y
productos no grasos, pueden ser de valor, sin necesidad de recurrir a la
drogoterapia. La obesidad no solo es la causa ambiental más común de
hipertensión, sino que favorece de manera importante la aparición de dislipidemia y
diabetes. Desafortunadamente, el sobrepeso, particularmente abdominal, se halla
en aumento.

Los avances en la terapia antihipertensiva durante los últimos treinta años, ha


repercutido favorablemente en el mejor control de la hipertensión. Diversas clases
de medicamentos han sido incorporados al armamentario terapéutico, y hoy existe
la capacidad de normalizar la presión arterial en la mayoría de sujetos hipertensos,
previniendo serias complicaciones en órganos blanco.

No obstante el buen conocimiento de estos beneficios, el control de la hipertensión,


incluso en países desarrollados, dista mucho de ser óptimo. Diversos factores son
considerados responsables, pero principalmente la poca atención de la clase médica
en su mejor manejo, y la falla de los pacientes en adherirse a la terapia prescrita.
Consecuentemente, se requiere capacitación en ambos grupos, antes de aspirar a
una mejora en los resultados.

En el presente simposio contamos con la participación de prestigiosos


investigadores nacionales, quienes nos brindan información actualizada de los
principales aspectos de la hipertensión, que consideramos de inestimable valor en
el mejor conocimiento de esta condición.

Das könnte Ihnen auch gefallen