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Los ocho años de contención del gasto público ha novelado la literatura hispánica de los dos
desde el Gobierno no han impedido que se últimos siglos sin dejar títere con cabeza) dice
dispare la proliferación innecesaria de rotondas. que leer a Dan Brown es como votar a Hamás:
¿De qué sirve que con las autopistas lleguemos a son cosas que la gente no debería hacer, pero les
la altura del pueblo en un plis, plas, si luego dan libertad y, claro, las hacen.
perdemos media hora en las dichosas rotondas y La madrileña Noche de los Libros es la prueba
glorietas para llegar hasta el centro? Y por si viviente de que en España el libro goza de una
fueran poco fastidio rotondas y glorietas, ahora mala salud de hierro, como uno de esos
vienen los badenes. No hay alcalde que no haya parientes millonarios y achacosos que nunca
llenado de badenes las calles de su pueblo. No acaban de diñarla. En su segundo año, más de
sólo donde hay salidas de escuelas o cruces medio centenar de escritores deambularon por
peligrosos. En todas partes. El furor de los Madrid como fieras sueltas por el zoológico, para
alcaldes por los badenes solamente es demostrar al personal que los libros no
comparable al ardor badenero de los dueños de muerden. Pero eso ya lo sabíamos. Se celebraba
las urbanizaciones privadas. Estuve el otro día el Día del Libro, es decir, la fecha en que
en Sotogrande y me extrañó que entre las encajamos las efemérides de Cervantes y
atracciones de la Costa del Sol, como el Tívoli Shakespeare, dos de los nombres más altos que
Park, no figuren los badenes de sus ha dado la cosa ésta de literatura.
calles.Badenes monumentales, aprendices de La gente paseó, compró, leyó, entró en los cafés,
cordilleras, que aguardan al acecho los participó en tertulias, se pasó por las librerías a
amortiguadores, que te hacen saltar en el coche tomar una copa, oyó música. Muchos ojearon
como en un tiovivo. El sentido de la propiedad algunos de esos extraños artefactos donde, desde
no solamente se afirma en cancelas y rejas tiempos de Gutenberg, almacenamos el saber,
electrificadas, en vallas y en casetas de control los sueños, la aventura, el amor, la vida, la
con guardia dentro: los dueños de las muerte. Los libros son peligrosos, siempre lo han
urbanizaciones ponen badenes para decir que la sido: ya lo sabíamos. Secan el seso, como decía el
Dirección General de Tráfico mandará en cura del Quijote, que un día se vistió la toga de
España, pero que allí mandan ellos. censor y, prefigurando las hogueras nazis,
Un conductor ha demandado al Ayuntamiento convirtió en humo un montón de novelas de
de Majadahonda porque un dichoso badén le caballerías.
hizo pegar tal tantarantán con el coche que le Corrigiendo tanta imbecilidad, Cervantes
descacharró el aire acondicionado. Ha también escribió que «no hay libro tan malo que
reclamado al Tribunal Superior de Justicia de no contenga algo bueno». En algunas tribus
Madrid que le paguen los daños y le han africanas, cuando muere un anciano es como si
denegado la indemnización que pedía por el ardiera una biblioteca. Análogamente, quemar
badenazo que pegaron los bajos de su coche. una biblioteca es pegarle de nuevo fuego al
Pero ha dicho el tribunal que «no pueden mundo. Miguel Servet subió a los cielos
instalarse en la vía pública obstáculos que mezclado con las pavesas de sus obras
generen daños en vehículos, siendo notorio que completas. Alejandría, Pérgamo, Leipzig, Pekín,
aún circulando a 20 kilómetros por hora es Sarajevo, Bagdad: por desgracia y por mucho
susceptible de generar daños en el sistema de que diga Manuel Rivas, los libros arden
amortiguación de los vehículos». Estoy por cojonudamente.
pensar que la fiebre de los badenes está
patrocinada por los fabricantes de
amortiguadores.