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MAX WEBER LA ETICA PROTESTANTE Y EL ESPIRITU DEL CAPITALISMO Traduccion de Luis Legiz Lacambra {a edicin original alemana Fue publicada por J. C. B. Mohr, de Tubinga, con el titulo de Protestamtivcbe Ethic ight, hajo las sancomes catablce Sipe pein a opr do ao cualgier me niet, compen a reprogegtia Tbalstnbacion de emp lero prestame paces Disetio de la cubierta: Lloreng Marquis 2 ediciin: julio de 196 2 edicion: noviembre de 2001 © por la raduccisn: Luis Lega Lacambra, 1966, © de esta edicidn: Ftiiones Peninsula oa Peu de la Creu 4, o8201-Barcelona, onan: correu@lgrupés com ivTeRver: huipAewwpeninsalaeiccom inpreso en Hurope si, Lima 3 bis, 8030-Barcelono, DEPOSITO LaCat: M345 "san: 5-8 Cuando un hijo de Ia moderna civilizacién europea se dispone a investigar un problema cualquiera de le hic {prla universal, es inevitable y légico que se lo plantee desde el siguiente punto de vista: zqué serie de direune tancias han determinado que precisamente silo en Oc. cidente hayan nacido ciertos fendmenos culturales, que (al menos, tal como solemos representarnoslos) parecon marcar una direccién evolutiva de universal aleance y validez? Sélo en Occidente hay «ciencia» en aquella fase de su evolucién que reconocemos como «valida» actualmen. fe. A no dudarlo, también en otras partes (India, China, Babilonia, Egipto) ha habido conocimientos empiricos, meditacién sobre los problemas del mundo y de In vida, Glosofia de matices racionalistas y aun teolégicos (aun Cuando la claboracién de una teologia sistematica haya sido més bien la obra del cristianismo, influenciado por el espiritu helénico; en el Islam y cn algunas sectes indias s6lo se encuentran atisbos), conocimientos y ob- servaciones tan profundas como agudas. Pero a Ia as. tronomia de los babilonios, como a cualquier otra, le falto la fundamentacién matemética, que los helenos fueron los primeros en darle (aun cuando eso mismo hace janto més asombroso el desenvolvimento alcanzado por 'a astrologia, sobre todo entre los babilonios). A la geo metria le falt6 la «demostracién» racional, que tambien fue producto del espiritu helénico, el primero igualmem te en crear la mecdnica y la fisica. Las ciencias naturales indias carecieron de la experimentacién racional (pro. ducto del Renacimiento, salvando algunos fugaces ‘atic: bos de Ia Antigliedad) y del moderno laboratorio; por 5 eso, la medicina (ten desarrollada en la India er. el or den empirics-té:nico) carecié de todo fundamento bio- Y6gico y bioquimico, singularmente. Ninguna civilizacién no occidental ha conocido la quimica racional. A la his- toriografia china, que alcaazé amplios desenvolvimien tos. le falta el pragma tucididiano, Maquiavelo tuvo pre- cursores en la India; pero a la teorfa asidtice del Estado le falta uaa sistematizaciin semejante a la aristotélica y toda suerte de conceptos racionales. Fuera de Occiden- te 1.0 existe una ciencia juridica racional, a pesar de todos los indicioe que puedan enc sntrarse en la India (Escuela de Mimamsa), a pesar de todas las amplias codificacio- nes y de udos los lil ros juridicos, indios « no, puesto que faltaban los esquemas y categorias estrictamente ju- ridicas del Derecho romano y de todo el Derecho occi- dental amamantado po: él. Algo semejante al Derecho canénico no se conoce fuera de Occidente Lo mismo ocurre con el arte Parece ser que el odo mu- sical estuvo mucho més finamente desarrollado en otros purblos que ectualmente entre nosotros 0, en todo caso, ho era menos fino que el nuestro, Todys les pucblos ¢o- nocfan Ia pelifonia, la instrumentacién, los distintos com- pases, y, como nosotros, conocian y combinaban los i tervalos’ ténicus racionales; pero sélo en Occidente ha existido Ia musica arménica racional (contrapunto, ar- monia), Ia composicion musical sobre la bas: de los tres tritonos y la tercera arménica, nuestra cromitica y nues- a enarmonia (que sélo a partir del Renacimiento han ido conocidas racionalmente como elementos de la ar- monizicién), nuestra orquesta con su cuarteto de cucr- da como niicleo y la organizacién del conjunto de ins- trumentos de viento, el bajo fundamental, nuestro pen- tagrama (que hace posible la composicién y ejecucién de las madernas obras musicales y asegura, por tanto, su duvacién en el tiempo), nuestras sonatas, sinfonias y éperas (+ pesar de que siempre ha habido miisica de pro- grame y de que todos los mtisicos han empleado como medio de expiesién musica! el matizado, la alteracién de 6 tonos, la ctomética) y, como medios de ejecucion, nucs- ttos inistrumentos basicos: érgano, piano y violines El arco en ojiva se conocié en la Antigiied d y en Asie como motivo decorativo; al parecer, también en Oriente se conocia la bovede ojival esquifada. Zero fuera de Occidente no se conoce la utilizacién cacivnal de la béveda gotica como medio de distribuir y abovedar es- pacivs libremente construidos y, sobre todo, como prin- cipio constructivo de grandes edificaciones. monumenta- les y como fundamento de un estilo aplicable por igual a la escultura y Ja pintura, como supo crearlo ia F.'ad Media. Y también falta (a pesar de que el Oriente hal ‘a suministrado los fundamentos técnicos) aquella solu- cin al problema de las cipulas y aquella especie de «clasica» racionalizacin de todo el arte (debida en la pintura a la utilizacion de la perspectiva la luz), que creo entre nosotros el Renacimiento. En Ching hribo prv: duc’os del arte tipografico; pero sélo en Occidente ha nacido una hteratura impresa, destinada a la impresiin y s6lo visble por ella: la «prensa» y las «revistasy. 21. China y cn cl Islam ha habido Escuclas Superiores de todo linaje, incluso con la maxiina semejanza a nuestras Universidades y Academias. Pero e! cultivo sisiematizado y racic al de jas especialidades cientificas, la formacién del cespecialista» como elemento dominante de la cul- tura, es algo que sélo en Occidente ha sido conocide. Pro- ducto occidental es también el { uncionario especializado, piedra angular del Estado mocerno y de la moderaa eco- nomia europea; iuera de Occidente, el funcionario espe- ciahzado no ha tenido jamas una tan fundamentai im- portancie para el orden social, E~ claro que el «funcio- nario», incluso el funcionario especializado, es un p: ducto antiquisimo de las mas diversas culturas. Pero nin- gin pais ni ninguna época se ha visto tan inexorablemen- te condenado comio el Occidente a encasillar toda nuestra existencia, todos tos supuestos basicos de orden politico, sconémico y técnico de nuestra vida en los estrecnos moldes de una organizacién de funcionarios especializa- 1 dos, de los funcionarios estatales, técnicos, comerciales y especialmente juridicos, como titulares de las funcio- hes mas importantes de la vida social. También ha estado muy extendida lz organizacién estamentaria de las corporaciones politicas y sociales; pero s6lo Europa ha conocido el Estado estamentario: rex et regnwn, en sentido occidental. Y, desde luego, s6lo cl Occidente ha creado parlamentos con «representantes del pueblo» periddicamente elegidos, con demagogos v gobierno de los lideres como ministros responsables ante el parlamento: aun cuando es natural que en todo el mundo ha habido «partidos» en el sentido de organiza ciones que aspiraban a conquistar o, al menos, influir en el poder. También el Occidente es el tinico que ha cono- cido el «Estado» como organizacién politica, con_una «constitucién» racionalmente establecida, con un Dere- cho racionalmente estatuido y una admiaistracién por funcionarios especializados guiada por reglas racionales positivas: las «leyes»; fuera de Occidente, todo esto se ha conocido de modo rudimentario, pero siempre falté esta esencial combinacién de los elementos caracterfst cos decisivos. Y¥ lo mismo ocurre con el poder més importante de nuestra vida moderna: el capitalismo. «Afén de lucro», «tendencia a enriquecerse», sobre todo a enriquecerse monetariamente en el mayor grado posible, son cosas que nada tienen que ver con el capi- talismo. Son tendencias que se encuentran por igual en los camareros, los médicos, los cocheros, los artistas, las cocottes, los funcionarios corruptibles, los jugadores, los mendigos, los soldados, los ladrones, los cruzados: en all sorts and conditions of men, en todas las épocas y en todos los lugares de la tierra, en toda circunstancia que ofrezca una posibilidad objetiva de lograr una finalidad de lucro. Es preciso, por tanto, abandonar de una vez para siempre un concepto tan elemental e ingenuo del capitalismo, con el que nada tiene que ver (y mucho me- nos con su «espiritus) la «ambicién», por ilimitada que 8 ésta sea; por el contrario, el capitalismo deberfa consi- derarse precisamente como el freno 0, por lo menos, como la moderacién racional de este impulso irracional lucrativo. Ciertamente, el capitalismo se identifica con la aspiracién a la ganancia lograda con el trabajo capita- lista incesante y racional, la ganancia siempre renovada, a la crentabilidads, Y asi tiene que ser; dentro de una ordenacién capitalista de la economfa, todo esfuerzo in- dividual no enderezado a la probabilidad de conseguir una rentabilidad est condenado al fracaso. Comencemos por definir con alguna mayor precision de lo que suele hacerse de ordinario. Para nosotros, un acto de economia «capitalista> significa un acto que des- cansa en la expectativa de una ganancia debida al juego de recfprocas probabilidades de cambio; es decir, en pro- babilidades (formalmente) pacificas de lucro. El hecho formal y actual de lucrarse 0 adquirir algo por medios violentos tiene sus propias leyes, y en todo caso no es oportuno (aunque no se pueda prohibir) colocarlo bajo la misma categoria que la actividad orientada en ultimo término hacia la probabilidad de obtener una ganancia en el cambio.' Cuando se aspira de modo racional al lu- 1. Em este y en algunos otros puntos me separo de mi vene- rado maestro Luo Bretaxo (en Ia obra que mas tarde citaré). Discrepo de él, en primer lugar, en Ia terminologia; pero también ‘mantengo otras discrepancias objetivas. No me parece oportuno inordinar en la misma categoria cosas tan heterogéneas como el lucro obtenido por explotacién y el provecho que rinde la direc- cién de una fabrica, y mucho menos atin designar como "espiritu’ del capitalismo —en oposicién a otras formas de lucro— toda aspiracién a la adquisicién de dinero, porque, a mi juicio, con Jo segundo se pierde toda precisin en los conceptos y con lo primero la posibilidad de destacar lo espectfico del eapitalismo ‘occidental frente a otras formas capitalistas, También G, SIMMEL fen su Philosophie des Geldes (Filosofia de! dinero) equipara de- ‘masiado los términos “economia dineraria” y “capitalismo”, lo cual va en perjuicio de su propia exposicién objetiva, En los escritos de W. Sousanr, especialmente en Ia tiltima edicién de de su hermosa gran obra sobre el capitalismo, lo especifico de Occidente, a saber, la organizacién racional del trabajo (lo més interesante para el problema desde mi punto de vista) aparece 9 cro de tipo capivalista, la actividad correspondiente se basa <2 ua célculo de capitai; es decir, se integra en una serie planificada de prestaciones utiles reales o persona. es, como medio adquisitivo, de ta’ suerte que, vn el balance final, el valor de los bienes estimables en dincro (0 el valor de estimacién periédicamente calculndo de la riqueza valorable en dincro de una empresa es’ able), de- berd exceder al «capitals, es decir, al valor de c.t'macién de los medios adquisitivos reales que se emplearon para ta adquisici6n sor cambio (debiendo, por ianto, au nen- tar continuamente con la vida de la empresa). Ya se trate de mercancias in nature cntregadas en consignacién a un comerciante en viaje, cuyo producto puede consis- fir a su vez en otras mercancfas in natura; c de una fabri- ca cuyos edificios, maquinas y existencias en dinero, ma- verias primas y productos fabricados 0 a medio fabricar rpresentan créditos a Jos que corresponden sus respec- tivas obligaciones. lo dicisivo en todo caso es el célcu'o realizado con el capital en metilico, ya por medio de ta moderna contabilidad 0 del modo mas primitive y ru- dimentario que se quicra: al comenzar la empresa se har un presupucsto inicial, st realizarén otros célcules antes de en.prencer ciertas accwones, otros posteriores al controlar y examinar la conveniencia de las mismas, y al final de tudo se haré una liquidacién, que establ cerd Ja «ganancias. El presupuesto inicial de una consignacion, por ejemplo, consiste en determinar el velor dinerario convencional de Jos bienes entregados (si no consisten ya éstos en dinero) y su liquidacién seré la evaluacién final que servira de base al reparto de las pérdidas y ls ganancias; y en cada accién concreta que emprenda el vonsignatario, si obra racionalmente, habri un c4'culo previo. Hay veces, ciertamente, en que falta todo céleulo y estimacién e-actos, provediéndose por evaluaciones ‘aproximativas © de modo puraraente tradicional y con- bastan’e pospueste a favor de aguellos otros factores de li. €-0- lacién que se hay oresentado siempre en el mundo. 10 vencional, y esto ocurre en toda forma de empresa -api- talista, incluso en Ja actualidad, siempre que las circutis- tancias no obligan a realizar cdlculos exactos; pero esto no afecta a la esencia, sino solamente al grado de racio- nalidad de la actividad capitalista. Lo que nos interesa sefialar es que lo decisivo de la actividad econémica consiste en guiarse en todo momento por el cAlculo del valor dinerario aportado y el valor di- nerario obtenido al final, por primitivo que sea el modo de realizarlo. En este sentido, ha habido «capitalismo» y «empresas capitalistas» (incluso con relativa racional zacién del célculo del capital) en todos los pafses civi- lizados del mundo, hasta donde alcanzan nuestros cono- cimientos: en China, India, Babilonia, Egipto, en la An- lad helénica, en Ia Edad Media y en la Moderna; y no sélo empresas aisladas, sino economias que permitian el continuo desenvolvimiento de nuevas empresas capi- talistas ¢ incluso «industrias» estables (a pesar de que precisamente el comercio no constitufa una empresa es- table, sino una suma de empresas aisladas, y s6lo pau- latinamente, y por ramas, se fue trabando en conexién orgénica en la actividad de los grandes comerciantes). En todo caso, Ia empresa capitalista y el empresario capi- talista (y no como empresario ocasional, sino estable) son producto de los tiempos mas remotos y siempre se han hallado universalmente extendidos. Ahora bien, en Occidente, el capitalismo tiene una im- portancia y unas formas, caracterfsticas y direcciones que no se conocen en ninguna otra parte. En todo el mundo ha habido comerciantes: al por mayor y al por menor, locales ¢ interlocales, negocios de préstamos de todas clases, bancos con diversas funciones (pero siempre se- mejantes en lo esencial a las que tenfan en nuestro siglo xv1); siempre han estado también muy extendidos los empréstitos navales, las consignaciones, los negocios y asociaciones comanditarias. Siempre que ha habido haciendas dinerarias de las corporaciones piblicas, ha aparecido el capitalista que —en Babilonia, Grecia, India, " China, Roma...— presta su dinero para la financiacién de guerras y piraterias, para suministros y construcciones de toda clase; 0 que en la politica ultramarina intervie- ne como empresario colonial, 0 como comprador o culti- vador de plantaciones con esclavos o trabajadores apre- sados directa o indirectamente; o que arrienda grandes fincas, cargos 0, sobre todo, impuestos; o se dedica a sub- vencionar a los jefes de partido con finalidades electo- rales 0 a los condotieros para promover guerras civiles; ‘© que, en ultimo término, interviene como xespeculador> en toda suerte de aventuras financieras. Este tipo de em- presario, el «capitalista aventurero», ha existido en todo el mundo. Sus probabilidades (con excepcién de los ne- gocios crediticios y bancarios, y del comercio) eran siem- pre de cardcter irracional y especulativo; o bien se basa- ban en la adquisicién por medios violentos, ya fuese el despojo realizado en la. guerra en un momento determi- nado, o el despojo continuo y fiscal explotando a los sib- ditos. El capitalismo de los fundadores, el de todos los gran- des especuladores, el colonial y el financicro, en la paz, y més que nada el capitalismo que especula con la guerra, evan todavia impreso este sello en la realidad actual del Occidente, y hoy como antes, ciertas partes (sélo algu- nas) del gran comercio internacional estén todavia pré- ximas a ese tipo de capitalismo. Pero hay en Occidente una forma de capitalismo que no se conoce en ninguna otra parte de la tierra: la organizacién racional-capitalis- ta del trabajo formalmente libre. En otrcs lugares no existen sino atisbos, rudimentos de esto. Aun la orga- nizacién del trabajo de los siervos en las plantaciones y en los ergastulos de la Antigiiedad s6lo afcanzé un grado relativo de racionalidad, que fue todavia menor en el ré- gimen de prestaciones personales o en las fabricas sitas en patrimonios particulares o en las industrias domés. icas de los terratenientes, que empleaban el trabajo de sus siervos 0 clientes, en Ia incipiente Edad Moderna Fuera de Occidente sélo se encuentran auténticas «indus 2 trias domésticas» aisladas, sobre Ia base del trabajo li- bre; y el empleo universal de jornaleros no ha conducido en ninguna parte, salvo excepciones muy raras y muy particulares (y, desde luego, muy diferentes de las mo- dernas organizaciones industriales, consistentes sobre todo en los monopolios estatales), a la creacién de ma- nufacturas, ni siquiera a una organizacién racional del ar- tesano como existié en Ia Edad Media. Pero la organiza- cién industrial racional, la que calcula las probabilidades del mercado y no se deja Hevar por la especulacién irra- ional o politica, no es la manifestacién tinica del capita- lismo occidental. La moderna organizacién racional del capitalismo europeo no hubiera sido posible sin la inter- vencién de dos elementos determinantes de su evolucién: la separacién de la economia doméstica y la industria (que hoy es un principio fundamental de la actual vida econémica) y la consiguiente contabilidad racional. En otros lugares (asi, el bazar oriental o los ergastulos de otros paises) ya se conocié la separacién material de la tienda o el taller y la vivienda; y también en el Asia oriental, en Oriente y en la Antigiiedad se encuentran aso- ciaciones capitalistas con contabilidad propia. Pero todo €s0 oftece cardcter rudimentario comparado con la auto- nomfa de los modernos establecimientos industriales, puesto que faltan por completo los supuestos de esta autonomia, a saber, la contabilidad racional y la separa- cién juridica entre el patrimonio industrial y los pa- trimonios personales; 0 caso de darse, es con caricter completamente rudimentario* En otras partes, la evolu- 2, Naturalmente, la antitesis no debe entenderse de modo de- masiado radical. Ei capitalismo orientado en sentido politico (especialmente, el dedicado al arriendo de impuestos) engendrs ya en la antigiedad clisica y oriental (incluso en China e India) Giertas formas racionales de industrias estables, cuya contabili- dad (que s6lo conocemos muy fragmentaria y defectuosamente) tuvo, seguramente cardcter “racional”. El capitalismo “aventu- ero” orientado a la politica guarda conexiones historicas inti- ‘mas con el capitalismo industrial racional, como lo demuestra, por ejemplo, el origen de los bancos, debido en la mayoria dé B cidn se ha orientado en el sentido de que los estableci- mientos industriales se han desprendido de una gran eco- nomia doméstica (del oikos) real o sefiorial; tendencia ésta que, como ya observé Rodbertus, es directamente contraria a la occidental, pese a sus afinidades aparentes, En la actualidad, todas estas caracteristicas del ca- pitalismo occidental deben su importancia a su conexién con la organizacién capitalista del trabajo. Lo mismo ‘ocurre con la llamada «comercializacién», con la que guar- da estrecho vinculo el desarrollo adquirido por los titulos de crédito y la racionalizacién de la especulacién en las Bolsas; pues sin organizacién capitalista del trabajo, todo esto, incluso la tendencia a la comercializacién (supues- to que fuese posible), no tendria ni remotamente un al- cance semejante al que hoy tiene. Un cilculo exacto —fundamento de todo lo demas— sélo es posible sobre la base del trabajo libre; y asi como —y porque— el mundo no ha conocido fuera de Occidente una organiza- cién racional del trabajo, tampoco —y por eso mismo— ha existido un socialismo racional. Ciertamente, lo mis- mo que cl mundo ha conocido la economia ciudadana, la politica municipal de abastecimientos, el mercantilismo y la politica providencialista de los reyes absolutos, los racionamientos, la economia planificada, el proteccionis- mo y la teorfa del laissez faire (en China), también ha conocide economfas comunistas y socialistas de distin- los casos & negocios politicos realizados con motivo de guerras; asf, el Banco de Inglaterra; esto se puso de relieve en la oposicién de la individualidad de Paterson —un Upico prorzoter— con los miembros del Directorio que determinaron si constante actitud ¥_ que pronto fueron calificados como the Puritan usurers of Grocers’ Hall, y también en el fracaso de la politica financiera de tan “solidisimo” Banco, al crearse la Fundacién South-Sea. La antitesis, pues, no es rigida; pero existe, en todo caso, Ninguno dde los grandes promoters y financiers ha’ sabido crear organiza. ciones racionales de trabajo, como ‘tampoco supieron hacerlo los representantes tipicos del capitalismo financiero y politica: los Judios (siempre hablando en general, y-salvando excepciones aisladas); eso fue la obra de un tipo distinto de gentes, “4 to tipo: comunismo familiar, religioso o militar, socialis- mo de Estado (en Egipto), monopolio de los cartels y or- ganizaciones consumidoras de la més variada indole. Pero, del mismo modo que fuera de Occidente faltan los conceptos de prbleta, nos ¥ etmom ah Horo de Ey Twoectsett: Die Sovaliehre der christ ficken "Kircher wid. Gruppen (Las doctrines. sociales de" Tas Tesla 9" grupos crishanos). 192, eh el que se trata ca historia Geiversal def ética. dol chstanismo oceldanta. yartiendo > Puntos de vista propios y clevados. Per) el autcr se fe print Patmeote sn in Goctrina, remtras que a inf Te ipteres. sob‘ {oll el efstto prtico ve ia religion “Lae casds contrasios se explican no siempre pero sf en scoeral por el hecho de que es logice que Ta sonfesonal tad del Eitnontd gorere. ee ana industie-@ penda cn primer ering Ge confeosn imp rante cn el ai de origer 0 en el due squtlos sm recutados. A menudo, ena crcanstanch, have vatar SSprimers vista por completo Ia’ fmagen ofrcida por muchas 2.Baisicas contcslonaics, por ejemplo. e” Renan. Por otra furtees natural que fos ios no sean conclayents mse oue a Pondiebn de enumero mui/ al dealle y con toda especisliz chm fas aintineas profesioasy no. stendo. 2, podra, arse el caso 4S gue cleroe grandes empresarios_aparezcan induldos ea la shista categoria de "directores de industria” que los "maestros 2% tos de los catdlicos alemanes:* es el cardcter eminente- mente protestante tanto de Ta propiedad y empresas ca- pitalistas, como de las esferas superiores de las clases trabajadoras, especialmente del alto personal de las mo- dernas empresas, de superior preparacién técnica 0 co- mercial Este fenémeno 'o hallamos expresado en las cifras de las estadisticas confesionales, no sélo alli donde Ins diferencias de confesién coinciden con las de nacio- nalidad y, por tanto, con el distinto grado de desarrollo cultural (como ocurria en Ia Alemania oriental con ale. manes y polacos), sino, en general, allf donde el avance del capitalismo, en la época de su mayor auye, tuvo po- der para crganizar la poblacién en capas sociales y pro- fesionales, de acuerdo con sus necesidades. gCual es la causa de esta participaciér relativamente mayor, de este porcentaje mas elevado por relacién a la poblacién total con el cue los protestantes participan en la posesién del capital" y en la direccién y en los mus altos puestos de que trabajan por su cuenta, Por lo dems, urge advertir que el iRran capitalism" actual se ha independirado por completo, snbre todo por relacidn a la extensa capa de sus trabajadores Imienos iustrados, de las influencias que en otros tiempos pudo clercer 11 confesién religiosa. (Véase sobre esto mas adelante) 1. Cf. por ejemplo, ScHrut: Der Katholizismus als Prinzip des Fortschrites (EI cetolicismo como principio de. progreso), Wireburg, 1897, pég, 31. V. Hrwmuinc, Dar Princip des Katholi rlsmus std die Wisrensehefi (El principio del eatolicismo y la Viencia), Fribusgo, 109, pag. 58. 3. Uno de mis diseipulos ha trabajado el abundante material cestndistico que poscerios sore estas cosas: la estadistiva com Tesional de Boden. Ch, MaRrin Orrewatciier, Kovfessions tnd wwziale Schichtuny (Confesién y estructura social). ¥studio sobre In situaciin econdmica de los eatélicos y protestances en Baden. Tubingen y Leipzis, 1901 (vol. IV, fase, 5 de tos Cuardernos de eo womis: de Ja Universidad de Baden”), Todos Ios hechos y ni eros con que ilust.amos a continuacién nuestras afirmaciones, pnroceden dc e.te trabajo, 4. *sf, por ejemplo, en el afio 1895, er, Baden hhalia capital Inibutavie’ por rentas de capital de 954060 marcos por cada mil pmrotestan es, contra $89,000 marcos por la misma cantidad de ‘tdlicos. As vez, lor {udios sobrepasaban con Taucho estas Fi trabajo en las grandes empresas industriales y comercia. les?* El hecho obedece en parte a motivos histéricos,” que tienen sus raices en el lejano pasado, y er. los que Ta adscripcién a una determinada confesiGn religiosa no aparece como causa de fenémenos econémicos, sino mas bien como consecuencia de los mismos¢ La participacién en aquellas funciones presupone posesién de capital, una ‘educacién costosa y, con frecuencia, una y otra cosa; hoy, aparece ligada a la posesién de la riqueza hereditaria o, al menos, a una situacién de mediano bienestar. Precisa- mente una gran parte de los territorios més ricos del Reich, mas favorecidos por la naturaleza y su situacién geografica —tan decisiva para cl desenvolvimiento co- mereial— y que mas amplio desarrollo habian logrado en el orden econémico, especialmente la mayoria de las més ricas ciudades, se habian convertido en el si al protestantismo, y atin hoy puede decirse que los efectos de esa conversion han sido beneficiosos para los protes- tantes en la lucha econdmica por la existencia Pero en- tonces surge este problema histérico: por qué eran pre- cisamente estos territorios econémicamente mis adelan- tados los que tenian una peculiar e irresistible predis- posicién para una revolucion eclesiastica? Alguien podré creer facil responder a esto, pero no es asi. Ciertamen- te, la ruptura con el tradicionalismo econémico parece ser un momento excepcionalmente favorable para que el espiritu se incline a la duda ante la tradicién religiosa y acabe por rebelarse contra Jas autoridades tradicionales. Pero conviene tener en cuenta un hecho que hoy suele ser olvidado: la Reforma no significaba tinicameate Ja eli- minacién del poder eclesiéstico sobre la vida, sino mas Fras, con cuatro millones por cada mil. (Datos tomados de OrrEnmacrter, loc. cit, pag. 21.) S "Acerca, de esto’ deben confrontarse todos los razonamien- tos del trabajo citado de OrrennacHeR. ‘6. En los dos primeros capitulos del trabajo de Orrexsactier se contienen detalles ms precisos acerca de esto relatives @ Baden. 28 bien la sustitucién de la forma entonces actual del mismo por una forma diferente. Mas atin: la sustitucién de un Poder extremadamente suave, en la prictica apenas per- ceptible, de hecho casi puramente formal, por otro que habia de intervenir de modo infinitamente mayor en to- das las esferas de ld vida publica y privada, sometiendo a regulacién onerosa y minuciosa la conducta individual. lin Ta actualidad, hay pueblos de fisonomia econémica ‘ubsolutamente moderna que soportan el dominio de la Iglesia catélica —«la cual castiga al hereje, pero es in- dhulgente con el pecador», como lo era entonces todavia mds que ahora—, como Io soportaron los riquisimos pat sex de progresiva economia que habia en el mundo hacia fines del siglo xv. En cambio, para nosotros, la forma mis insoportable que cabria imaginar de control ecle- slistico sobre la vida individual, seria el dominio del calvinismo, tal como tuvo vigencia en el siglo xv1 en Gi nebra y Escocia y en gran parte de los Paises Bajos a fines del mismo y en el siguiente, y en la Nueva Inglate- tra y la misma Inglaterra durante parte del siglo xvi. ¥ como tal lo sintieron extensas zonas del antiguo patti «lado de aquella época en Ginebra, Holanda e Inglaterra, #10 que hallaron censurable aquellos reformadores —na- vidos en los paises més adelantados econémicz nw fue un exceso de dominacién eclesidstico-rel tw vida, sino justamente lo contrario. ZA qué se debe, Imes, que fuesen precisamente estos paises econémica. mente progresivos y, dentro de ellos, las clases medias shurguesas> entonces nacientes, Ios que no sélo acepta. son esta tirania puritana hasta entonces desconocida, sino que incluso pusieron en su defensa un heroismo del que la burguesia no habia dado prueba hasta entonces ni tw ha vuelto a dar después sino muy raramente: the last uf eur heroism, como no sin razén dice Carlyle? Pero obsérvese ademas, muy particularmente, que si teu, como se ha dicho, es posible comprender la mayor jwiticipacién de los protestantes en Ia posesién del ca- wal y en la direccién de la moderna economia como na- 2» 1a de la mejor posicién econdmica que ‘anscurso del tiempo, cabe 's en Jos que de modo evir de esta relacin causal. tural consecuenci han sabido mantener con el tr mostrar otro tipo de fendmenos dente se revela una inversion Recordemos, por ejemplo (para no citar sino el caso 18 serene), la notable diferencia que se observa en el tipo Ge enseanza que dan a sus hijos los padres catdicos por relacion a los protestantes, fenémeno que Jo mimo pobbserva en Baden o Baviera que en Hungria, por ejenr plo, Se comprende —por Ia razén econ6mica api ada— Bue el porcentaje de catélicos entre alumnos y bechille- are ge Ibs centros «superiorese de ensefianza no sea el que Corresponde a su proporcion demografica.’ Pero ocirre que también entre los bachilleres catdlicos 4 poreentaje Farge que acuden a los modernos centros de ensena0za oe dicados especialmente a la preparacion para estudios aedicaey para profesiones de tipo industrial y mercant, Gn general, para cuanto significa especificamente profe co, Be guesa (como los llamados Realgymnasien » Reals: sienie lag escuclas superiores civiles, etc), es notablemen: cane tee al de protestantes,* porgue les catdlicos prefie- 4, Em la poblacién de Baden habia en 1895 un 370 por 10) de Grotentuntes, un 613 de catlicos y un 15 de judios. Se Oe fe eeotesnfesionalidad escolar se repartia del modo Sates Dargo, I confggsa1 en los jovenes que cursaban en Tas escuelas cr dos des y libres (OFFENBACHEER, Toc. cit. pig. 16): protest 3% o% 52% 4996 5196 Liceos aes Liceos profesionales + Escuelas profesionales superiores. Escuelas profesionales ‘ Escuelas municipales superiores aurea ~Fractamente el mismo fendmeno se vies “Wirttemberg, Austria, ¥ Hungria (cf GereXaACHIER, foc. cit, pag. 18 y siguientes) FENN CMEnS or numeros dela mota anterior, en la, ave so que, por relacion a su poblacion total, In asistencia de 106 cate: presenta en Prusia, Ba Tos, mimeros. en 30 ten agull ota frmacién de tipo umnsta que ps yurvionan ee a base = ety vfianza clasica; ‘ahora ‘ eno ya no puede ¢ licarse, i sero, por una causa econdi Pearal esata nero, Po mica, siuo que, por el contra. to, mis bien ha de ser tenid ‘en cuenta ‘pare explicar trl (aun cuando n0 solo por el la ineuor participa aos catios en la vida ‘capitan, Y todavia es mis ios otra bservacién, que ayuda a comprender ie los atleos participa tami en Seen tio en as caps iustradas del element trabajador de moderna gran industria Es un hecho conocido que la brie nutre as ila de sus trabajadores mas preparados tun elementos procedentes del peque tlle, en el cual w forman profesionalmente, y del que se spartan una :formados; pero esto seca en mucha mayor medida mel elemento rotestante que en el eatlico,porgue los twlices demuestran uns inclinacin macho mis. Tuer a seguir en el ofcio, en el que sulen sleanzar el Aa te maestos, mientras que ls protestantes se lanzan eh nunero mucho mayor aa fabric, en Ia que eselan Imestos superores del proletariad ilusteado y dea ben Sosrcia industrial” En estos cos, pus, la telacin ea tl onsite en que Ia leccdn de profeson y todo ule te destino de Ia profesional ha sido dete tent ou ape proa ns de juenciada por la atmésfera rel'giosa de la patri vo i igiosa de la parria sta menor part : rticipacién de los catélicos en el m tw capitalise aleman resulta tanto imis chocaite, case we contradice una experiencia que se da en todo tiem. los institutos de sei coh escasa diferencia, en ior en ua ter- a ech pease ee i Tanne tae er ee ta que inserta al final dei trabaju. 1 Pag. 54, 31 po," a saber: que las minorias nacionales 0 religiosas que ee contraponen, en calidad de «oprimidas», a otros srw pos sopresoress, por sti exclusién esponténea o forz0sa Re los puestos politicamente influyentes, suelen lanzarse Gecididas a la actividad industrial, que permite a sus ‘niembros més dotados satisfacer una ambicion que no Tueden colmar sirviendo al Estado. Asi ocurrié con Jos polacos en Rusia y en la Prusia oriental, donde impust pon adelantos econémicos que fueron incapaces de im- plantar en la Galitzia, dominada por ellos, y lo mismo Pein ocurrido antes en Francia con tos hugonotes, en la Gpoca de Luis XIV; en Inglaterra con Jos no conforsnis: tes y los cusqueros, y —last not least— con los judios, Yoade hace dos milenios. En cambio, entre los eatélicos gNomanes no se encuentra un fenémeno semejante, al me- fos con caracteres que le hagan especialmente percep- Able: tampoco mostraron un especial adelanto econémi rene: diferencia de los protestantes, en épocas pasadas, Serias que —en Inglaterra o en Holanda— eran persegui- Gos o simplemente tolerados. Mas bien ocurre lo con: (eSio: “han sido siempre lus protestantos (singnlarmen- {een alguna de sus confesiones, de que s¢ tratard mas Saclante) los que, como oprimidos u opresores, como ma- yoria o como minoria, han mostrado singular tendescia }otia el racionalismo econémico, tendencia que ni se waba ni se da entre los catélicos, en cualquier situacién gn que se encuentren." La razon de tan distinta conduct ff de buscarse, pues, en una determinada carecteristica to en los pasajes que més adelante 10, Eso esté muy bien vist ie los escrites de Sir WILLIAM tendremos ocasion de citar d Perry. TT gs ejemplos que Perry cita a propésito de Trlanda tienen tun Rindgnesto bien sencillo: que, en ese pais, la capa, protes tun funiaia poblacion estavo constituida por lores absentistas. ante ee ld erroneo afirmar otra cosa, como To. prueba el pa, Hubler tivo alos *Scotch-irsh”. En Telanda existié, 10 mismo sale Tertodas partes, Ia relacion Wpica entre capitalism ¥ Pre gue on Odes Crore los “Scotch-Irish” en_Irlanda véase C. A festanti gre Seotch-Trish, 2 vols, Nueva York, Putnam. 32 personal permanente y no sé rea anentey no so en una ciertasituacién his a cuestién seria, ante todo, i , eustion seria, lo, investigar que element de las earacteristias confesionales Sais iueconlioctaee ebraron yn prt, sgven obra ea direccion des- ita, Desde un punto de vista superficial y mode 0 po- dia intentarseexpica la anitesis dc ds casei es tlejamiento del mundo» del catolicisan, Ios. rasgos 2 cétcos propos de sus nis elvados ideales tienen que erie berg ones de este mundo, Tal expicacion coincdiria eon el lesiones, Por el lado protestant se ula esta concep, elon para eiicar los (reales 0 supucsos) ideal sed m-de-la vida catdlica, a lo que contestan los catdlicos wun el teproche de sateralismo> aa eouatetoee ia de Ia laicizacién de todo el repertorio vital leva. 2. Esto noi seat E39 20 jmpie, aturamente, gue tambo dima fares ias importantes, y, sobre todo, ice el Revie (de que, como mis tarde verem¢ at desar Mustela se a Gano chs su partiiactn en ia vida cron Wy iismo, Bomogéneas, com, cura, Bor ejemplo, con 10s eal Mit onde eran et dominio poltioa, =" MEMI™™ ieluso wg 2, BUESHTO problema nada flee que ver el fenémeno con mueraimente do ue Ios emigrants de todas fos conte. morpho ins ey ior pec st Tau abajo Sobre Io oigeney ‘el mar caine: tee Bastin bu, provs taco cae de ea inn os ales he haba bangcos i eigen extn conse movin fepctntante dea tapers ys tacoucs nee is ona eget tats Un nt ae adn) Oa coun ot con's is a , los Pestalozzi, etc, que de pe 4 rch donde pronto se conirron'en Ios propos stroll eaptala (nds) expeeticaens ern th 33 da a cabo por el protestantismo. Ha habido un escritor moderno que ha creido poder explicar la opuesta conduc ta que se observa ante la vida industrial en las dos con. fesioues con la siguiente formula: «EI catdlico... es mis tranquilo; dotado de menor impulso adquisitivo, prefiere una vida bien asegurada, aun a cambio de obtener meno- es ingresos, a una vida en continuo peligro y exaltacié: Bor la eventual adquisicion de honores y riquezas. Comer bien o dormir tranquilo, dice el refran; pues bien, en tal casu, el protestante opta por comer bien, mientras que el ¢a lico prefiere dormir tranquilamente»." De hecho, con el «querer comer bien» se puede caracierizar acertada- mente, en parte, Ia principal motivacién de las zonas més indifecentes en materia religiosa del actual protes- tantismo aleman, pero solo de éste. Pues en el pasado, las cosas ocurrian de modo bien distinto: lo caracteristico de los puritanos ingleses, holandeses y americanos era justamente todo lo contrario de amor al munds, y en esto hemos de ver uno de sus ids importantes rasgos Gracteristicos. Es que, ademés, zn el protestantismo fran- ha durado largo tiempo (y, hasta cierto punto, dura todavia) ol cardster que fue impreso a las iglesias cal Vinistas en general y, en especial, a las «bajo la cruz», e Ia epoca de las luchas religiosas; y, sin embargo --o tal ver cabe proguntarse si no es precisamente por 20 mis mo—, ha sido y sigue siendo, en la pequeiia medida per- nutida por ia persecacién, uno de los apoyos més consi- derables de la evolucién econémica y capitalista de Fran: cia. Si se quiere Hamar ealejamiento del mundo» a esta seriedad y al fuerte predominio de los intereses religio sos en Ia conducta practica, los calvinistas franceses estan, Por 10 menos, tan alejados del ;aundo como los catélicos alemanes del norte, cnyo catolicismo es mas intimo y sincero que en ningdn otro pueblo de la tierra. ¥ los dos se distnguen de los partidos religiosos dominantes en los respectivos paises: el de los catélicos franceses, ami 13, Dr, OriERBCHER, loc. cit, pag. 68 of fos del buen vivir en las capas inforiores v dixectamente jgleicales en las superiores, y el de los protestors fans ee, lominados por afin terrenal de lucy, en ss tiores, indiferentes en religion." Posos le ides vagas como esas del supucsto a foment de ng atdlicos © ef supuesto aincr materialiste of tmundo de los protestanies, ¥ cosas semejanten, ag ee ra Pinte, todavia ‘son vilidas para hoy y, en parte, su, 't lo fueron en el pasado. Por eso, si se quiiers cohen toda costa mano de ellas, habtia igualnente qe mange lwgar para otra serie de consideraciones que ifvedia lente acuden a Ia mente, ¢ incluso habria lugar a ten var si toda esa supuesta oposicion entre alejaconeg ey war i toda ion entre alejamiento de tino, aseesisy piedad, de una parte, packer eno It actividad capitalista, de otra, no debetia qed mee bien convertida en un éniimo parentesse a Efectivamente, lo. primero que var citando algunos factores wan nlimero de representantes de le fo ‘ Piedad cristiana, surgid —— lene que reconocer este origen en un gran timers de ni ficles de mas rigida observancia, Podia pensarce ave hrc cmomisnos lerce una especie. do revulsive va lezas interiores y poco adecuadas lw profesion mercantl: y, de segura, lp man ee oes toe a ce mi Tinugersigns se dio subjetivamente con tal caricter, al tenvertido. Y del mismo modo podria explicare of f {inmieno no menos Frecuente y cutioso —hasta el vaso se (agit Rhodes— de que muchas casas parrequiales hayes centro crealor de empresas capitalistas de coe choca —para comen- mas mas pur: los prerisamen 14. Véase el notable es rabtsgi@ase el notable escrito de W. W francdsische Kultur im Elsiss (Cultura a Atvicia), publicado en la “Iitustrieste isa Inego como tirada apazte a ‘ITCH, Deutsche und lemana y francesa en iss", Rundschau, 1990, 9 plios vuelos, lo que podria interpretarse como una reac- cion ascética de la juventud.’ Pero esta explicacién falla cuando se dan al propio tiempo, en una persona 0 co- lectividad, la . Insistamos todavia en este pasaje, cuya filosofia resume Kiirnberger dicien- do que «de las vacas se hace manteca y de los hombres dinero», y veremos que lo caracteristico de esta «filosofia de la avaricia» es el ideal del hombre honrado digno de crédito y, sobre todo, la idea de una obligacion por p. del individuo frente al interés —reconocido como un fin en si— de aumentar su capital. Efectivamente, aqui no Se ensefia una simple técnica vital, sino una «ética» pe. culiar, cuya infraccidn constituye no solo una estupide: sino un olvido del deber; y obsérvese que esto es algo Figurosamente esencial. No sélo se ensefia la «prudencia en los negocios» —cosa que no hay quien deje de procla. mar—, es un verdadero ethos lo que se expresa, y justa. mente en esta cualidad es como nos interesa Cuéntase que Jacobo Fugger, al discutir con un con- socio que se retiraba del negocio y le aconsejaba hacer lo Propio —puesto que, Ie decia, ya habfa ganado bastante y debia dejar el campo libre para que ganasen otros, Is dijo que él «era de un parecer completamente distin to, y que su aspiracién era ganar todo cuanto pudieray,! pareciéndole «pusilinime» la actitud de su colega; pues bien, el «espiritu» de esta manifestacion se distingue no toriamente de la posicién espiritual de Franklin: lo que aquél manifestaba como consecuencia de un espiritu co. mercial atrevido y de una inclinacién personal de indi. ferencia ética,* adquiere en éste el carécter de una maxi 3. Sonanr pone esta frase como tema del capitulo consogra do a ta “genesis del capitalismo" (Der maderse Kepsomee, Ja. ed vol F pig. 198: cf tambien pag. 330) Ho cual no significa, naturalmente, nf que Jakob Fugger fuese un hombre freclamenes en sguslo en que siguen comity. isin Feegeiote que reconvero aun 6 que se Senta impusado de Eiddmentes'ontatecr muchas de las opiniones de Sonny ¥ fefutor drctamente muchas de aes esl 56 con los extranjeros; la «moral exterior» permitia en este campo lo que condenaba en la relacién «entre hermanos». ¥ nada tiene de extrafio que por doquiera se hallase esa mentalidad de aventurero, para uso interno, que se bur Ja de los limites mareados por Ia moral, desde el momen- to que todas las constituciones econémicas que conocian el dinero y concedian la posibilidad de hacerlo rentable —por medio de arrendamientos de impuestos, emprésti- tos estatales, financiacién de guerras, sostenimiento de casas reales y empleados, etc—, admitian la industria capitalista como «aventura». Muy a menudo, coexistian el desenfreno absoluto y consciente de la voluntad de It crarse y Ja fiel sumisién a las normas tradicionales. Cuan- do Ia tradicion se derrumbé y Ia libre concurrencia pe- netré con mayor o menor intensidad incluso en el interior de las organizaciones sociales, no se siguié de ordinario una afirmacién y valoracién ética de esta novedad, sino que mas bien se la toleré practicamente, considerandose- Ja 0 como algo indiferente desde el punto de vista ético © como cosa reprobable, aun cuando inevitable, por des- gracia, en Ia prictica. Tal era no sélo la actitud normal de las teorias éticas, sino también la conducta prictica del hombre medio de la época precapitalista —eprecapi- talista» en el sentido de que todavia Ia utilizacién indus. trial racionalizada del capital y la organizacién racional del trabajo no eran las fuerzas dominantes que orienta- ban la actividad econémica. Pero justamente esta conduc- ta fue uno de los mas potentes obstaculos psicoldgicos on Jos que hubo de luchar en todas partes Ia adaptacién del hombre a los supuestos de una economfa capitalista y burguesa ordenada, EI adversario, pues, con el que en primer término necesité luchar el «espfritu» del capitalismo —en el sen- tido de un nuevo estilo de vida sujeto a ciertas normas, sometido a una «ética» determinada— fue aquella espe. cie de mentalidad y de conducta que se puede designar como «tradicionalismo». No intentaremos definir tampo- €0 este fenémeno de modo concluyente, y nos limitare- 7 mos a aclararlo —de modo provisional también— con algunos ejemplos Comencemos por los trabajadoces. Uno de los medios técnicos que acostunbra a emplear el moderno empresario para conseguir de «sts» traba. jadores el méximo posible de rendimiento, para acrecer la intensidad de su trabajo, es el salario a destajo, En la economia agricola, por ejemplo, un caso que exize impe- riosamente acrecer en io posible la mensidad del tra bajo, es la recoleccién de la cosecha, ya que dada la inseguridad del tiempo, de la mayer accleracién de a mi ma Sependen posibilidades eatraorJinaria Lente grandes de ganancias 0 pérdidas. Por esa razon, se recurre enton- ces al trabajo a destajo. Como el erapresario busca ob- tener el maximum de producto aumentando la intensidad del trabajo, trata de hacer comcicir al trabajador en su interés por acclerar la recoleccién aizando los destajos, ofreciéndole asi el medio de obtener en poco tiempo una ganancia extraordinatia para él. Pero agui surgen cier- tas dificultades que son caracteri:ticas de la meatalidad tradicionalista en el obrero: el alza de los salerios 10 aumenté en los trabajadores In intensidad de su rend miento, sino que més bien hubo de dhisuunuisla, Un obre- ro, por ejemplo, gana un marco diario por cadz catuz de grano segado, y para ganar al dix dos marcos y meio, hha de segar dos cahices y medio; si el precio del destajo se aumenta en veinticinco céntimos diarios, cl mismo hombre no tratard de segar, como podia esperarse, tres cahices, por cjempio, para ganar al afa tres marzos con setenta y ciuco céntimos, sino que s6lo segura segando los mismos cahices de antes, para seguir ganaado los dos marces y medio, con los que, iegan la fase biblica, sticne bastanter. Prefir.s trabajar menos « cambio de ganar menos también; no se pregumé cuanto podria ganar al dia rindiendo ei ndxitnum posible de sabato, sino cuinto tendria que trabajar para seguir ginandc los dos tnatcos y medio que ha venido ganando hasta ahora y que le bastan para cubs sus necesidades tra diciondles. Esta conducie es ua ¢.e1pio de .0 que at ‘lanedo « tr-dicionalismo»" fo que e' hombre qu'ere «por naturaleza» no es ganar mas y m.s dinero, sino vivir pura y simplemerte, como siempre ha vivido, y ganar lo necesario para seguir viviendo, Cada vez que el moderno capitalismo intents acrecentar Ja «productividad» del trabajo humano aumentando su intensidad, hubo de tro- pezar con la tenaz resistencia de este eit motiv precapita lista, con ¢! que sigue hichando aun hoy en proporcién directz del «retraso» (desde el punto de vista del capita. lismo) en que se halla la clase trabe‘adora. Volvamos a nuestro ejemplo: al ver que fracasaba la apelaciun al «sentido de lucro», aumentando los jornales, se quiso intentarlo con los medio; opuestos. se rebajaron los tipos de salarios para forzar a los trabajadores a traba. jar mas que hasta ahora, para que pudiera conservar lo que actuelmente ganaba, Parece a primera vista, y asi se ha crefdo y se sigue creyendo por muchos, que hay una estricta correlacion entre el bajo nivel de los salarios y cl aumento de la ganancia en el empresario. El capitalis mo siguié esta ruta desde un principio, y durante varios siglos ha sido un articulo de fe que los salarios interi. res son «productivas», es decir que aumentan el rendi miente del trabajador ya qve, como habi: dicho Pieter de la Cour —de acuerdo en esto, segtin veremos, con el espiritu cel antiguo calvinismo— el pueblo solo trabaja Porque y en tanto que es pobre Pero ta eficacia de este medio, aparentemente bien acreditado, tiene sus limites.'* Es cierto que el capitalis- 14. Como es natural, aquf renunciamos no s6lo a investigar en dénde rad.can e “0s limites, sino incluso a tomar posicion ante Ia doctrina de ta conexion entre el salario alto y la elevada Prestacién de trabajo representada y formulada primeramente Por Brassey, clevada a teoria por BRENTANO y —con sentido his: \orico y constructiv. la par— por ScHiuLz-Gavennrr. La des cusidn’ha sido suscitsla de nuevo por los penetrantes estudios de Hassic (Schinol'ers Jahrbuch (Anuario de Schimolter} 1903, pags. 388391 y'ss.), v todavia no puede considerarse resuel ta, Para nosotros nos basta con el hecho indudable, y por nadie puesto en duda, de que el salario bajo no implica’ ni ‘provecho 59 mo exige para su desarrollo la existencia de un exceso de poblacién, a la que puede alquilar por bajo precio en el mercado del trabajo. Pero un «ejército de reserva» de- masiado numeroso, es verdad que puede favorecer su ex: pansién cuantitativa, pero en cambio detiene su creci- miento cualitativo, singularmente el trdnsito a aquellas formas de industria que recurren al trabajo irtensivo. Salario inferior no es idéntico en modo alguno a trabajo barato, Aun desde un punto de vista rigurosamente cuan- titativo, el rendimiento del trabajo desciende fatalmente cuando el salario no basta para satisfacer las necesida- des fisiol6gicas del obrero, y si esa insuficiencia es perma- nente constituye, en verdad, una «seleccién de los més int tiles». El campesino de la Silesia, poniendo todo su es- fuerzo, siega poco mas de dos tercios de la tierre que en ‘el mismo tiempo trabaja el campesino de la Pomerania © el Mecklemburgo, mejor pagado y alimentado, y el ‘campesino polaco oriental rinde otro tanto de menos que el aleman en el mismo tiempo.Desde un punto de vista comercial, el salario bajo como base de desenvol- vimiento capitalista fracasa siempre que se trata de con- seguir productos que exigen un trabajo cualificado (in- telectual), o bien el empleo de maquinas costosas y facil- mente inutilizables por impericia del que las maneja, 0, en general, un mayor esfuerzo de la atencién y una ma- yor iniciativa. En estos casos, el salario bajo no es ren- table y causa efectos contrarios a los pretendidos, ya que no sélo se requiere en tales casos un sentimiento harto desarrollado de la responsabilidad, sino la existencia de una mentalidad que, al menos durante el trabajo, nece- sita desentenderse de la eterna cuestién de combinar la ganancia acostumbrada con el maximum de coriodidad y el minimum de rendimiento, y que, por el contrario, elevado ni probabilidades favorables de desarrollo industrial, y de que las simples operaciones mecénicas dinerarias no son ‘causa de “educacién” para la cultura capitalista ni de la posibt lidad de una econom{a capitalista. Todos los ejemplos elegidos son simplemente ilustrativos. 60 practica el trabajo como absoluto fin en si, como «pro- fesién». Pero esta mentalidad ni existe naturalmente, ni puede ser creada por salarios altos ni bajos, sino que es el producto de un largo y continuado proceso educa- tivo, Para un capitalismo que ha alcanzado la cima, es hoy ficil la recluta de sus trabajadores en todos los pat ses industriales y, dentro de cada pais, en todas las es- feras de la industria, Pero en el pasado, era un proble- ma extraordinariamente dificil en cada caso." Y aun hoy necesita contar con un auxiliar poderoso que, como mas adelante veremos, ya le ayud6 en las primeras fases de su desarrollo. Podemos ilustrar con un ejemplo lo que queremos decir. Una reminiscencia de tradicionalismo lo ofrecen las obreras, sobre todo las solteras. Todos los Patronos que dan trabajo a muchachas, especialmente alemanas, se quejan de su absoluta incapacidad y aun de su falta de voluntad para abandonar sus formas tradi nales de trabajo y aprender otras mas pricticas, no les interesa adaptarse a formas muevas de trabajo, no apren- den, no concentran la inteligencia y ni aun casi saben usarla. Toda explicaciin sobre la posibilidad de aligerar el trabajo y, sobre todo, de hacerlo mas productivo choca 15, Por eso, incluso la natualizaciin de industria capitalis tas no ha sido posible eneralmente mas que en vrtud de apapice ‘movimientos migratories de lbs palues dels angus ein on, Las observaciones de Soumakr sobre ls oposicin ents ey “habildades" y "secretos del ofcio” del artesano'y la modera técnica cientiicamente abjetivada, son exactas; pero semen distincion apenas existe en In epoca de nacimicnto del copie lismo; mas aun, las cuaidades éticas (por asi decito) del tebe jndor capitalist (3, en clerta medida; también del casprecare) Poseyeron a menudo mayor "valor de fareza" que las habiidadse Fuunaias et artesanad mantenidas en un Yalan Hamo, Incluso Ia industria actual, al elegi su Tagar de emplara miento, no es del todo independiente ds las propledades eteee Fidas por el pueblo en una larga tradicion ¥ educscion cna trabajo intensivo. La clencia moderna se inclina a admit se alli donde se’ observa esta dependencia, la Causa no esta eh la tradicin y la educacién, sino en determinadas cuaidades here dadas okies, "de sats; opinion eta harto dudon, cand 6 con Ia maxima incomprensién; un ofrecimiento d: alza en los destajos se estrella‘en la muralla de la rutina, En cambio, con las muchachas que poseen una especifica formacion religiosa, especialmente con las de origen pie- tista, ocurre un fendmeno distinto, que, por lo mismo, presenta un especial interés para nosotros. Se afirma con frecuencia, y la afirmacién ha sido generalmente campro- bada a posteriori,"* que esta educacién religiosa ofrece la més favorable coyuntura para una educacién econ6: mica. Entonces aparecen unidas en estrecho maridaje la capacidad de concentracién del pensamiento y la acti- tud rigurosamente fundamental de'esentirse obligato» al trabajo, con el més fino sentido econdmico, que calcula Ja ganancia y su cuantia, y un austero dominio sobre si mismo y una moderacién que acrecienta extraordinaria- mente la capacidad del rendimiento en el trabajo. Enton- es es pricticamente posible la consideracién del trabajo como fin en si como «profesién», que es lo que el talismo exige, y entonces hay probabilidades précticas de superar la parsimonia tradicionaliste, que ef nuevo tipo de edueacién religiosa hace imposible. Estas consi- deraciones que sugiere la observacién de lo que ocurre en el capitalismo actual" sirven para mostrar todo el interés de la indagacién acerca de como fueron posibles en la época de su formacién estas conexiones de la cap: cidad capitalista de adaptacién con los factores religio- 16, Cf. el trabs IT. Las observ res de interpretaci nada tiene que ver, por ejempl hombres de negocios a interpretar en su provecho el principio: “no debe arrancarse la fe del corazén del pueblo”, 0 Ia propen- sidn antes tan frecnente especialmente en armplios circulos del lero luterano, que se ponia incondicionalmente a disposicion de Ja autoridad, como “policfs negra”, movido por su abstracta sim. ppatia hacia lo autoritario, siempre que se trataba de condenar Tas huelgas como pecado, de anatematizar lor sindicatos como fomentadores ce la “codicia”, etc. En el texto nos refermos a hechos no aislados, sino extraordinariamente frecuentes ¥ que, como veremos, se repiten genéricameate. o citado en Ia nota 22 de J, 1 dar lugar a erro- eo ya que la observancia de muchos fendmenos aislados Ro permite concluir que entonces existié del mismo modo que ahora. La repulsién y la persecucion de que fucron objeto los trabajadores metodistas, por ejemplo, por par te de sus camaradas en el siglo xvitt, con la continua destruccion de sus ttiies de trabajo, no fue en virtud dé sus excentricidades religiosas, pues Inglaterra habia co nocido mas extramios fenomenos retigiosos, sino por st especifica «docilidad para el trabajo», como ditiamos hoy Empero, nos limitaremos por de pronto a insistir en fenémenos actuales, refiriéndonos ahora a los empresa: rios, para acabar de perfilar en el ficacion del «tradicionalismos. Hos el concepto y signi: En sus investigaciones sobre la génesis del capitalis mo," ha distinguido Sombart como’ los dos grandes Teit motiv entre los que se ha movido la histori satisfaccion de las necesidades» y el «! haya dominado la medida de la necesi afan de enriquecerse indepen 3 de aquétia y Ia posib econémica ud personal dependientemente de los lad de lograrlo en el ejerci- Gio de la actividad econémica orientada en determinads direccién. Lo que Sombart Tama «sistema de la economia de satisfaccion de las necesidades» parece coincidit, a primera vista, con lo que Hamamos nosotros «tradiciona smo econémicor, La coincidencia es exacta cuando se equiparan los conceptos . Es cier- to que, por lo general, entre la forma «capitalista» de una economia y el espiritu con que es dirigida media una relacién interpretaron ia prohiticin del préstamo, usurario de mater ue no afectase a la colocacion “productiva” (como diriamos hoy) del capita (EI hecho de que Sowa, de te porte inclaya's Fe romanos entre los “pueblos heroicos” y, de otra con evs lente contradiccin—, afrme que el racionaiisimo econdmico. ya hnabfa sido desenvuelto por Catén hasta sus “tltimas consccucn. Ca (pag. 267} constituye la mejor prueba para cfirmar que ef autor compuso ‘un “libro de_ esis" en cl peor sentido dla Pala ba.) Ahora bien, el autor desfigura por completo la r cacin dei prbibiein de prestamo a teres (i au ste Importancia ‘sf concedio en um prinepo, para ser despreiada ini tarde y revlorraa hoy de mucto,preciament'en In ora Catelcos multimillontios, Con his apelogetcos) por Ie B te al parecer radicalmente anticrematistico de amplios sectores, una complacencia de la doctrina catélica con los intereses de los poderes financieros de las ciudades demas, ya es sabido que, a pesar de hallarse fundada en la Biblia In prohibicion fue deropada en el stimo siglo por Ins tnucciin de la Congregacion del Santo Ofecio, certarrente, s6lo emporum ratione habita-e indircctamente, probibiendo peru. barat penitente con prepuntas sobre Ia ustraria pravitas cuando 5e duda de su obediencia, aun en caso de que el precep'o volviese S'cstar en vigor. Puce nadie que haya estidiado tm poco 9 fondo ja muy complicada doctrina celesiastca sobre Ta usura (eon sus Interminsbles controversins en torno, por ejemplo, a 18 licitud de fa compra de rentas, el desexenta bancario ¥ clertos contratos Sobre todo, acerca de la materia sobre la que Fecaro la men Yonada disposicion de la Congregacion del Santo Ofc con mo- fivo de_un empréstito monicipal) podré afirmar que la prohib ion del prestamo a interes se refi. nicamente al crédito ne fesario, que tuvo como finaidad “conservar cl eapital” y que fue Sfomentador de la empresa capitalista” (pags. 2425). La verdad es ue la Iglesia tardg bastante en reflexionar de nucw sobre la Drolibicion del interés, y cuando To hizo, las formas corrientes Ee negotiar con la colocacion eel capital no eran pristamos. a interés ios sino fornus nauticum, commend, societas maris y el Glare ed proficnu de mart (ompréstine tariadas seenn Ta case &2"FSe0 en la cuantia de Ta participacién en ganancies pera das, y asi tenia que sor, dado el cardcter de la opericioa, Is unig no fueron condenadas en st totalidad (salvo Por algunos Shnonistes rigoristas); y mis tarde, cuando feron’ sosibles_y orriontes los descuentos y las colocaciones de capital interés fio, surgicron nucvas dicultades por perte de ta protibicion de Inisura, difcultades que dieron fopar a toda clase de medidas severay por parte de Tos premio de omortanes (oh ass ogra", sin embargo, la prohibicion cansniea del interes tenis tin cardcter puramente,juridicoformal. (en general) y, desde luego, sin la tendencia *protectora del capital” que Ie atribuve Kettte: y, en ultimo término, sf es posible hallar en Tos cano nistas una determinada actitud ante el capitalismo, ésta_ sero, de una parte, una hostiidad tradicionslista (aun cuando cicga © {nconsciente) contra el poder creciente impersonal. —v, por eso, ae dic sumision a regles morsies~ del capital reikiada, por Sjomplo, en las manifestaciones de Lutero sobre. tes Fuser ¥ Sore los negocios con dinero en general y, de otra parte, una tendencia ¥ necesidad de acomodacion a las circunstapeias. Pero, Sqrrealidad, todo esto nos nteresa muy poe, Dus ya heros dh Sho que Ia prohibicon del interés str destino tienen para n0s0 fros simple’ valor sintomstico y, aun éste, muy limitedo. a italianas, tan estrechamente ligadas con la Iglesia desde el punto de vista politico. Pero aun donde la doctrina se hizo mas acomodaticia, como en Antonino de Floren- La ética econémica de los tedlogos escotistas, y especialmente de Giertos mendicantes ‘del_quatirocento, ‘como. Bernardino de Sicna y Antonino de Florencia —escritores mondsticos de orien taciin ‘estrictamente racionalascética~, mereceria una invest gacién especial que no podemos llevar a cabo en este lugar. Ten dria que anticipar en una atitocritica todo lo que habré de decir al exponer la étiea econdmica eatolica en su relacion positiva con ¢l capitalismo, Todos estos escritores —anticipandose. al punto de vista de muchos jesuitas— tratan de justifiear camo ica. mente licita (mas ya no puede afirmar Keiten, naturalmente) la Banancia del comerciante, como retribucidn desu. “industria Naturalmente, el concepto y la. valoracion de Ta “industria procede en ultimo término del ascetismo monacal, y 10 mismo Elconcepte de masseriaia que AuseKt! pone en boca de GraNozz0, tomandolo del Tenguaje erlesiéstico y dandole curso en el len: sguaje vulgar. Mas tarde hablaremos de la ética monistica como precursor de las distinias denominaciones ascéticas del protes tantismo (en la Antipedad, se encuentran concepciones “andlo. 1 0 Tos eTnicos,'en as iseripciones Tunerarias del helnismo {ardio y-—en distintas condiciones en ciertos doctm-nios egip. cios). Pero 1o que falta en absaluta (lo misma ae en, Aeaeert) eS lo que nosotros consideramos devisivor la Concepcion, tan ca facteristica del protestantismo ascético, de Ia comprobacion de la propia salvacion, fa certitudo salutis, en la profesion: es deci, las primas psicolégicas que esta religiosidad ponia en la “indus tria", las cuales tenian que Taltar necesariamente en el catoi cismo, por cuanto que eran otros sus medios de salvaciOn. Prac ticamente, en estos escritores se trata de doctrinas Gticas, no de Impulsos practicos individustes determinados por cl interes de salvarse; ¥ cuando no, de acomodaciin (emo Tacilmente puede verse), no de argumentaciones sobre la base de una posicion re Iiglosa central, como en el ascetismo.profano, (Por to demas, Antonino de Florencia y Bernardino de Siena han Sido de antiguo objeto de estudios mejores que el de F. KéLrk) Y atin estas acomodaciones han sido objeto de disputas ea los tiempos mas Fecientes. Con todo, elalcane de estas concepciones cticas mona tales no ha de ser’ considerado nulo en. modo alguno, al menos como sintoma. Empero, los "atisbos” reales de una cticareligiosa fe la que arranca el moderno conecpto de profesion, se encuet tan en las sectas y cn la heterodonla, especialmente en WYCLIF, aun cuando su importancia haya sido notoriamente exaperada por Broosirz, quien afirmma (Ensl. Wirtchtspeschichte (Historia ccondmica de Inglaterra} que su influencia fue tan grande que cia, nunca desaparecié del todo el sentimiento de que la actividad encaminada al enriquecimiento como fin en si constituia un pudendum, que las ordenaciones de la vida entonces existentes obligaban a tolerar. Algunos mora- listas, singularmente de la escuela nominalista, acepta- ron como dadas las formas ya implantadas de la vida capitalista, tratando de demostrar su licitud, sobre todo por la necesidad del comercio, probando que la «indus- tria> desenvuelta asf constituia una fuente legitima de ganancia, éticamente irreprochable por tanto; ero, al mismo tiempo (contradiciéndole), Ia doctrina dominante siguié considerando como turpitudo el «espiritu» del Provecho capitalista 0, al menos, no podia valorarlo po- sitivamente desde el punto de vista ético. Entonces hu- biera sido sencillamente imposible una doctrina «ética» como la de Benjamin Franklin. La actividad de los capita. listas fieles a Ia tradiciOn eclesidstica era algo éticamente indiferente, en el mejor de los casos, algo que podia to- lerarse, pero que, en definitiva, ponfa en peligro el logro de la bienaventuranza, puesto que podia en cualquier mo- mento incurrir en conflicto con la prohibicién eclesias. lica del préstamo a interes: como prueban las fuentes, sumas importantisimas pasaban, a la muerte de Jas gen. tes ricas (como «dinero de conciencia»), a las institucio. nes eclesiisticas y, en ciertos casos, a los antiguos dew. dores, en calidad de cusura» injustamente ejercida con ellos. Otro era el comportamiento de los circulos aristo- el puritanismo no encontré nada nuevo que hacer. No pademos ni debemos ahondar més en esto; pues no es este el lugar de explicar si, y hasta qué punto, ha contribuido de hecho ia ética eristiana medieval a la creacién de los supuestos del espititu capitalista 28, Las palabras “tn Bev anehaoveeg” (Luc, 6,35) y Ia tradue- cin de la Vulgata ‘nihil inde sperantes” constituyen a juicio de ‘A. Manx una desfiguracién de ynééva dnehnitovsee. (= neminern desperantes), que prescriben el préstamo a tode hermano, atin cl pobre, sin hablar para nada del interés, Ahora, al princigio Deo Placere vix potest se atribuye un turbio otigen arriano (lo gue para nosotros carece positivamente de interés) 16 crdticos ya emancipados interiormente de la tradicion (prescindiendo de las sectas heréticas o sospechosas), pero incluso los espiritus escépticos y anticlericalee cy, lian hacerse su Seguro para la otra vida Porque, cuando eee, Sentian la incertidumbre natural ante lo que pue- da haber después de la muerte Y Porque, segin la con- cepcién ands laxa (y, por lo mismo, mas extendida), para ‘conseguir la eterna felicidad bastaba la sumisién externa al precepto eclesiastico.** Aqui se pone de relieve con la mayor claridad el carécter amoral ¢ incluso inmoral que, Seguin confesién de los Propios interesados, caracterizaba cia Conducta. Como es posible que esta condutcta, sim i ee oC eget cio ea et pig, 246, de EuitsantGuiicdy “Procure (ceed ae ¥ or frati, che parra loro, che Perdono si faccia e come fare si posse ‘que de modo oficial concedia el ‘gremio a sus miembros, a cam bio de que éstos se sometiesen. ‘Ot iste del slstico con la exceptio usurariae Pravitatis. - 7 Pensilvania del siglo xvrtr (donde la economia, por falta de dinero, apenas habia superado la fase primitiva del cambio de productos, donde no existian huellas de gran- des empresas industriales y donde los Bancos poseian la mas rudimentaria organizacién) la actividad ecapita- lista» constituia el contenido de uma conducta no sélo laudable desde el punto de vista ético, sino incuso obli- gatoria? Querer hablar a cuenta de todo esto de un «re flejo» de las relaciones «materiales» en Ia superestruc tura ideal, seria un craso contrasentido. Por tanto, he. mos de preguntarnos: ¢qué ideas fueron las determinan- tes de que un tipo de conducta, sin mas finalidad aparen- te que el enriquecimiento, fuese integrado en la cate; ria de «profesién», ante la que el individuo se sentia obligado? Pues esta «obligacién» es justamente lo que suministra apoyo y base ética a la conducta del empre- io de enuevo estilo. Se ha schalado como motivo fundamental de la mo- derma economia el «racionalismo econdémico»: asf, espe- cialmente, Sombart, en razonamientos felices y convin- centes. Elio es exacto a condicién de entender por racio nalismo un crecimiento tal de la productividad del tra- bajo que hizo a éste romper los estrechos limites «or nicos» naturalmente dados de Ja persona humana en que se hallaba encerrado, quedando sometido todo el pro- ceso de la produccién a puntos de vista cientificos. Este proceso de racionalizacién en la esfera de la técnica y la economia influye también, indudablemente, sobre el ideal de vida» de la moderna sociedad burguesa: la idea de que el trabajo es un medio al servicio de una racionalizacién del abasto de bienes materiales a la hu- manidad, ha estado siempre presente en la mente de los representantes del «espiritu capitalista» como uno de los fines que han marcado directrices a su actividad, Basta leer, por ejemplo, para convencerse de esta verdad, las descripciones que hace Franklin de sus esfuerzos en ser- vicio de los improviments comunales en Filadelfia. El moderno empresario siente una especifica alegria vital, 8 de matiz indudablemente «idealista», proporcionada por la satisfaccién y el orgullo de «haber dado trabajo» a muchos hombres y de haber contribuido al «florecimien- to» de la ciudad nativa, en el doble sentido censitario y comercial en que lo entiende el capitalismo. ¥, natu ralmente, una de las propiedades de la economia privada capitalista es también el estar racionalizada sobre la base del més estricto catculo, el hallarse ordenada, con plan y austeridad, al logro del éxito econémico aspirado, en oposicién al estilo de vida del campesino que vive al dia, a la privilegiada parsimonia del viejo artesano y al «ca. pitalismo aventurero», que atiende mas bien al éxito po- litico y la especulacién irracional. Parece, pues, que seria posible comprender la evolu- cion del «es, pitalista» como un caso especial de la total evolucién del racionalismo, explicable por la po: sicion de éste ante los tltimos problemas de la vida. En tal caso, el protestantismo solo interesaria en calidad de anticipo de las concepciones racionalistas de la vida. Ahora bien, una investigacién a fondo demuestra que no ca posible simplificar las cusas lista ese punto, pues- to que el racionalismo no ofrece en modo alguno el ca- ricter de una evolucién progresiva paralela en todas las, esferas de la vida. La racionalizacién del Derecho priva- do, por ejemplo, considerada como simplificacién y or. denacién conceptual de la materia juridica, se logré en su forma mis avanzada por el Derecho romano de la &poca imperial, mientras que en los paises econémica- mente mis racionalizados, como Inglaterra, quedé mucho mas rezagada; el renacimiento romanista fracasé en ma- nos de los grandes juristas ingleses, mientras que ha sido una realidad en los paises catélicos sudeuropeos. La filosofia laica y racionalista del siglo xviit no florecié de modo exclusivo ni siquiera dominante en los paises econémicamente mas adelantados: el volterianismo si gue siendo patrimonio de las capas superiores y medias —lo que practicamente és importante— de la so- iedad en los paises catélico-romanos, Si quiere compren. ~ derse por «racionalismo practico» aquel modo de con. ducta que refiere conscientemente el mundo a Jos inte- reses terrenales del yo individual y hace de ellos la me. dida de toda valoracién, un tal estilo de vida sigue siendo todavia hoy una caracteristica peculiar de los paises del liberum arbitrium, como Francia e Italia, que lo Tevan en la masa de la sangre; y, por el contrario, podriamos convencernos de que semejante racionalismo no es en modo alguno campo abonado para que florezca esa rela- cién del hombre con su «profesién», en el sentido misio- nal, que requiere el capitalismo. Como lema dz toda in- vestigaci6n en torno al racionalismo deberia figurar este sencillo principio, olvidado a menudo: que es posible szacionalizar» la vida desde los mas distintos puntos de vista y en las mas variadas direcciones. El eracionalis- mo» es un concepto histérico, que encierra un mundo de contradicciones, y necesitamos investigar de qué es es hijo aquella forma concreta del pensamiento y Ia vida «racionales» que dio origen a Ia idea de «profesién» y a Ja dedicacion abnegada (tan irracional, al parecer, desde el punto de vista del propio interés eudemonisticn) al trabajo profesional, que era y sigue siendo uno de los elementos caracteristicos de muestra civilizacién capita. lista, Este elemento irracional que se esconde en este y en todo concepto de «profesién» es precisamente Io que nos interesa, 80 lll. Concepcién luterana de Ia profesién Tema de nuestra investigacion Es evidente que en la palabra alemana «profesién» (Beruf), como quizd mas claramente atin en la inglesa calling, hay cuando menos una reminiscencia religiosa: la idea de una misién impuesta por Dios. Este sentido religioso de la palabra se revela en toda su nitidez en cada caso concreto en que se la tome en la plenitud de su significado. Siguiendo la génesis historica de la pala- bra a través de Jas distintas lenguas, se ve en primer término que los pueblos preponderantemente catdlicos carecen de una expresién coloreada con ese matiz reli gioso para designar lo que los alemanes amamos Beruf (en el sentido de posicién en la vida, de una esfera de- limitada de trabajo), como carecié igualmente de ella la antigiiedad clasica,* mientras que existe cn todos los puc- 1. De los antiguos idiomas, sélo el hebreo posee expresiones de matiz semejante, Por de pronto, en la palabra npx$%° usa- da con relacién a las funciones sacerdotales (Ex., 35, 21; Neh, 1, 22; 1 Chr. 9, 13; 23, 4; 26, 30), los negocios en servicio del rey. (especialmente 1 Sam. 8, 16; 1 Ch,, 4, 23, 29, 6), el servicio de un funcionario real (Esth, 3, 9; 9, 3), de tun celador del trabajo (Reg, 2, 12, 12), de un esclavo (Ger., 3, 11), de la labranza (I Chr. 2, 26), de ios artesanos (Ex., 31, 5; 35, 21; 1 Reg, 7, 14), de los co. merciantes (Ps,, 107, 23) 'y de todd “trabajo profesional” en el asaje correspondiente de Sir, 11, 20. La palabra deriva de la Faiz x5 = mandar, enviar, y por eso significaba primariamente “misién”. Con arreglo a estas citas, paroce evidente que su origen esta _en los conceptos burocratricos del Estado egipcio y ‘del saloménico (inspirado en aquél), organizados sobre la base We la prestacién personal. Cabe pensar, como me enseid A. Mewx. que ya en la Antigtiedad se perdié por completo este concepto orig nario, aplicdndose a palabra a todo "trabajo", convirticndoss entonces en algo tan incoloro como nuestra *profesion”, con la Que compartié el destino de ser wtlizada primeramente para a1 los de mayoria protestante. En segundo lugar se ad ese rain no es debida una condicion lidad éinica de los respectivos idiomas (el ser, For ejem Gesignar funciones sacerdotales. La expresion PA ado", “asignado”, “pensum", que tambi‘n aparece en Sirach, wae _traducieadose de los LXX como “Babiyn’—, procede = lo “determi si feudal, como BY tembldn del lnguaje de a burocracia cu ae Ss ce Ea, 5, ts donde tos LXX tienen tambien tady CB 518 ofa ttn Sirac, 43,10, traduce en hs LX cid en Ply idemtemene en Stach, 1,2 il ibe asl al emcee fs ang idéntea, padre a pret aston verson, al coneido, bre 1 gam aie Sach y ara ntrprctogn os alabrat alice pure cl Gonocimiento de J. S.), Berlin, 1907, (Come Sac dies dio ef texto hebreo del libro de Sirach, siendo os sabe. Perdt Sucre, quien To compet en parle con redeseubier Por en To pose sobre su ingusle %o ia, fais sign anor concepts hebrakon) Eel sherteron ince eine pean ge mesea yt ai Fo ee a Donde Later, de modo ot Me eerie I 20 yy csi ent protest Hr ta ee loys otra ee hn paste COME Non LA deen nye ecede (on el orginal ebraio se habla ss eee ao vino Porto em a Antighesad femee Enel lengunje de Ia Stoa (como me hizo observar, A. Te ees aaa poses un sentido anibgo & pea Durasues) la palit ietjceene, Todas ls demas expresiones (como #. Aacimwos por “profesion” (ia actividad expecializada nootros tradi Pombre que, norman, constiuye Dat 3, permanents ech 9 Dor tao, un fundamen eoononie ea Ta sepa) Se oxpresa oslo com Incl fanumn” (de opificium, sin matiz ético definido al principio, y ms Fe inte’ en SENECA, de. benef, IV, 18 profesion a eed munus ana de fas cares des a n ocasiones se empleaba tambi aa aan cope retvencia #105. de 82 plo, la expresion de un «espiritu popular germénico»), sino que en su sentido actual la palabra nacié precisa mente de traducciones de la Biblia, y no del espiritu del Derecho publico, como tas antiguas declaraciones de impuestos de los ciudadanos, aun cuando més tarde se la emplee en el ‘moderno sentido de “profesion liberal” (ast: professio bene di condi), alcanzando en'esta estricta esfera una signifcacion de Conjunto andloga ala de muestra actual (palabra, "protein (incluso en su sentido’ mds intimor asi, cuatdo ClesRon dice de alguien: non ineeligit quid profiteatur, en el sentido de "no co. nove su auténtica vocacién®), aun cuando con un tinte pure: mente. profano, sin Ia menor coloracion religiosa. Tal es muy Singularmente ‘el caso de la. palabra ars, que en’ la epoca tne perial fue empleada en el sentido de rofcio™ La Vulgats traduce fos pérrafos mencionados de Jesus Sirach, bien por opus, bien (©. 21) por focus, que en este caso sigificaria algo asi como "po. sicion social”. De un asceta como SAN JERONINO proved la ae didura mandaturum tworum justamente senalada’ por BRENTANS, el cual no se da cuenta, empéro, de que esto preciarmente cons. tituye Io caracteristico ‘para demostrar el origen ascetico pri mero sagrado, y profano despuss~ del concepto, Por lo demas, no puede asegurarse de qué texto tradujo San Jendvino; no. parece Imposibie la influencia de la antigua significacion litargiea de Ia palabia MgMFS En lus lenguas romanicas, solo ta palabra espa jola *vocacién” (en el sentido de ‘llamamiento” interior hacia ago), proveniente del ofiio eclesiastico, posee un matiz parcial: mente andlogo al sentido literal de la palabra alemana; pero. no se-usa en el olfo sentido meramente entero, de “protesion®, due ésta posee. En, las traducciones romdnicas’ de la Biblia, las Palabras “vocacion", espanola, y las lallanas vocatione y chia. Imamento se emplean en una signiticacion andloga en parve a la due posee en el lenguaje luterano y calvinsta, slo parh traducit slits del Nuevo Testamento, que significa “lamamiento por sl Evangelio a la salvacion eterna", y que la Vulgata,traduce Por vocatio. (Bs extraflo que BRENTANO, loc, cit, plense que esta Gieunstancia que yo mismo aduzco en favor de mi tess prucbe tnds bien la existencia del concepto de “profesion’, en su Signi ficacién postreformadora, con anterioridad a la Relorma, Pero dle esto ho hay que hablar; cierto que «hie necesitaba, trad. ‘irse por vocal pero ccuiindo y donde la utilize la Edad Media fn nuestro. sentido actual? La prucba esta precisamente en el hecho de esta traduccion y en la falta de un sentido ‘profane die la palabra.) En el mismo sentido emplea la palabra ehiama- ‘mentorla tradeetn italiana de la Biblia del siglo xv, impresa en ln Coltesione dt opere inedite e rare, Boloria, 1857, as! como In 83 i mente del espiritu del traduc- texto original, sino precisamente : ade tor! En la traduccion luterana de la Biblia, parece ha. ber sido utilizada por vez primera, en nuestro actual Ge vocazione, que es 1a que emplcan ls traducciones nodemas. = vocations Qu lapras con que en Tos idiomas romAnicos se En comes csion en el sentido ctsior profs de wna designs Wbcstva consante, carecen de todo Matiz regis ae eco el material lingustico y 10s amas informes oe moe mt estado. amigo el protxot Bais, de minerados Rorulto de que las derivadas de miteri sit ves en un poi clria colracon ete, dea Hse? profesto e’implcare (impiego). Los pasajes antes citados Se Sad Stach enor quatro plea i plabra “rofestn Usaaisc, Taeurs cn oral, vob 3 2 eco iguend in Vlgata de las mvs tadbecones Ie pict ce posto. Law proestanten de > pales manlcos, Po juesea gramatielcreadora anatoga @ 1a que Dado clic nn sobe a fngoa slemana de 1s ctstes, m= racionaliady Sattar, la Confesion de Augsburgo sso parcial ce Paphtatent conic chrcencepto om suestion, 21 ae Sur fata ede Keune, pap 43) procama: “Pues ol Evangelio. A ae dsr os repeney empors, l pt 6a tpimonto, poravs queer talesextadoy, cada cual SERN > etn emer ciad'y hog obray Suen y ets ni ‘eetqicamentes et tabu ordnaionbusexereere crttem, dics carga ah sete dedcirse Ta consecuencia de que eee ABednctre ain etried’, fo cial rasta ais 2a, Tate SeEproteson at menos en'primer termi, en el sentido, ae mean 39, como ordenacin objetive, ¥ el articule SGcPH eat ae Keo ae 88 ina) so abla de prfesn™ eatin vocations) enn de os estado ordnados poe aio autora, resleza,aroocraia, etc, y tun 610 $610 Pee cn eh a rolacion dct bro de las concordias, ment aaa princes lemana falta 1 frase corespordente. Set alo SVE Kota, 4 empia i palabra en un semigo gue, cuando vemos, comprende tambien stro etal Sfoteto, aid "que in maceration no debe Se. nara me seem eclaysino para mantener iestro el cuerpo, de modo cer ree fe gue aca onl te ests ordenado hace con ee de etelon’ (uta vocationem Suan, de elt latino). 84 sentido, en un pasaje de Jess Sirach (11, 20 y 21). No tardé el lenguaje profano de todos los pueblos protes. tantes en adoptar su significacion actual, mientras que 3. Prueba el Iéxico, y asf han tenido Ia amabilidad de confir mérmelo mis colegas los sefiores BRAUNE y HooPs, que antes de Jas traducciones luteranas de la Biblia a palabra. “profesiin” (Beruf), en holandés beroep, en inglés calling, en danés kald y fen stieco kallelse, no aparece en ninguno de los idiomas. que actualmente Ia contienen en su actual sentido puramente pro. ano. Las palabras que en el holandés y en el bajo y alto alemén de la Edad Media expresaban lo mismo que “profesién", signi- ficaban juntamente “llamamiento” (Ruf) en el sentido que ac: tualmente posee en aleman, incluyendo también muy en particu: lar (en la Edad Media tardia), incluso la designacién de un can- didato para un beneficio eclesidstico por el autorizado a conce- dérselo —caso especial éste que también suele sefalarse en los diccionarios de los idiomas. escandinavos. EI mismo. LUrERO utiliza también ocasionalmente la palabra en este ultimo senti- do, Pero aun cuando mas tarde esta especial aplicaciin de la palabra haya favorecido su cambio de sentido, sin embargo, la creacién del concepto moderno de “profesién” arranca incluso gramaticalmente de las tradueciones de la Biblia, concretamente, de las protestantes, y s6lo en Tauter (} 1361) se encuentran atis- bos del mismo, que mas tarde sefialaremos. Todos los que han sufrido fa influencia dominadora de las traduc Ja Biblia han formado la palabra, mientras que esto no ha oct rrido, al menos en este sentido, en aquellas lenguas que, como las roménicas, no han sufrido ese influj. Luteo traduce con la misma palabra “profesién” dos concep. tos que son totalmente distintos, Por de pronto, la. "aj paulina, en el sentido de lamamiento por Dios a’ la salvacion eterna (cf. 1 C.,1, 26; Eph,, I, 18; 4, 1, 4; 2 Tess, I, 11; Hebr, 3, 1; 2. Petri, I, 10). En todos ‘estos ‘casos, se trata’ del concepio puramente religioso del lamamiento hecho por Dios por medio del Evangelio anunciado por el Apdstol, y el concepto de "xine no tiene nada que ver con las “profesiones” terrenales en el sen- tido actual. Las Biblias alemanas anteriores a Lutero escriben en este caso la palabra ruffunge (llamamientos, lamadas) (asi, fodos los incunables de Ia Biblioteca de Heidelberg): ¥, en oca. siones, en lugar de “llamado por Dios”, dicen “demandado (ge- fordert) por Dios". En segundo lugar, ‘como’ ya antes dijimos, traduce las palabras reproducidas en ia nota anterior de Jestis Sirach (en la traduccién de los LXX, tv x tev cov maha ¥ at Euueve x iva cov) por “sigue en tt profesion” (beharre in deinem Beruf), “permanece en tu profesién”, en lugar de decir “en tu trabajo"; las traducciones catélicas (autorizadas) de la 85 ‘anteriormente no se encuentran huellas de ésta en la Tteratura sagrada ni profana de esos mismos pueblos, como no sea en un mistico aleman que influyé grande- mente sobre Lutero. Biblia realizadas con posterioridad (por ejemplo, la de Furs eintte, ulda 1671) Te han sepuido en esto y en otros pasajes del Crore smenta. La traduccion Tuterana de este pasaje de Nacre ue pares ser el primer caso en el que 1a palabra ale Sirach Jorup, profesion, e6 utizada cn st actual sentido, pura rear ofan (La advertencia precedente. [¥. 20]: esi, re Poms Tn traduce: “sigue en la palabra de Dios", st bien Het 1s Ley 9, 10, de Sirach, muestran —de acuerdo con senin las la expresién hebraica PM! que habia empleado Sirac Gites talmadicas ~ que Buen significa de hecho alge semejante cies ara protesion', esto 2, cl "destino", el "trabajo asigrado 2 re iteeonment, ya hemos visto que no existia en la lengua ane arserabea sprotesion” en au sentido posterior ¥ actual alemana 12 Palen de los predicadores y los! ids aatiguos tra Muetores defo Biblia Las Bias fama anteriores = Lowe dluctores {f pasaje de Sirach por “obra” (Werk), Baxriioin vox Hada co Dapiga en suis sermones ia palabra “trabajo” donde LENSE Samos de profesion. El Lenguaje sigue, pus, aqui BOSot af euednd, primer pasaie que conozco asta Jey Illa ge Ue ac aplica no la palabra profesion (Beruf), SIN there ee Siatuento’ (ff) -—como traduccion de whew por de de yar abajo puramente profano, es el bello sermén de lacie edicion de Basia, f.117v.: de Tos cam Tavken sobre ene vewereolar’) a menudo marchan’ mejor “st pesings i gados su lamamiento (Ruf) que los clétigos que no Bane fowacion (Huf)"- Esta palabra no ha penetrado en Tepe Chal lenguaje profano. ¥ a pesar de que el lenguale Se Sede i paincipio. (Obras, ca. de Enh 5, pe. 31) Fe a ata moves segura una influencia directa de TAVLRR Sain Bert rrurarse en la Libertad de un hombre cristiano no optantsuscencias de este sermon, Pues, de primera int rae rors in utilize ia palabra en el sentido puramente pro cn ere Tenplca Tauuen (valga esto contra DESIFLE, Lusher. ia 183). Paine 162 jente, of consejo de Sirach, prescindlendo de Ta 2d ner eral de conta en Dios, ena redaccion de Jos LX. none relent, om a vloracin cpeifcamen one rot eabajo. profesional profano (i expresion, vic. religions oc dad que se encuentra en el segundo pataje alterado fate na eecaia lo contrario, de no haliarse alterado). Le mas Pie ep conresponde simplemente a la advertencia dc! 86 Pero no sélo el sentido literal, también la idea es nueva: es producto de la Reforma. Ni en la Edad Media ni en Ja Antigiiedad (en el helenismo de la ultima época) selmista (Ps. 37,3: sigue en a err y alméntate honradamen como fo confirma también claramente el hallarse esto unido a [a advertencia (v. 21) de no dejarse deslumbrar por las obras. de los impios, pues para Dios es faeil hacer rico @ un pobre, Sélo Ja advertencia inicial: seguir en la (v.20) tine ceria tee Jnaza con la xX evangica, pero precsamente se da el e “profesién”, El pasaje de la primera episfola alos corintis ¥ En Lonuto (en las ediciones corricntes modernas), cl pasaje en ge se ecu se para ae ae Tet Stal Gompote del mod como ef Stor faa (8) que Sado ceunedado, no topes preco, El que es Hamas for. (db) Sign cada etal'on el esta en que‘ ex lado (ev 2h {ay Puce allen oy lsmadg siero, es un bert dl Senor 9 16 mismo quien es Hamado libre, es siervo de Cristo. (23) Venderos {ios cy sos dels pobre ac, args ermanos, en fo que es lama, queda eal Sehor" Havel v.39 Git atte, motvaday por eperanasescatopss 3) sols psc compra te: En' 30, Lyon a exegesis de este captto, habia iraducid “Ane! por ama mice (E i tp 1) nterpetndaa com estado corresponde bastante al lain status ¥ a nuestro estado (ontedo ak. cg at em cl actual seta de “rae Reratura gnega (sta. donde sleanen ef material Hagia solo en un pasaje de-Diowsio un Haticanuaso” en el que ot esse iting precedente fe una palabra avieys) coreoposte ls eases 87 se dieron los supuestos para esa estimacién del trabajo cotidiano en el mundo que implica esta idea de profesién: de ello se hablara mas adelante. En todo caso, lo abso- Giudadanas *convocadas”, Hamadas, TitopxtviaKtos (siglo Xtxt1) Simcnpreta Cor. 7, 20. fc Pip at & ebp. vaya wat oder Misr uy fees (ini colepa Sr. DIesitan me Had Ta atencion Mabe vate paraje) Fn todo caso, la palabra xsjas no corres. Fondo nuestra actual profesion, Pero Lvvexo, que en la adver Toncia(motivada escatologicamente) de que cada cual debe sezuit Shaw estado aetual, habia traducido save por profesién, cuando fms tarde tratujo fos Apocrifos, empled la misma palabra, para Traduie cl ‘comsejotradicionalista, antcrematistico de Sirach He que cada cual debe segwir en si Ofcio, en virtud de Ia positiva SSuiblanza del consejo. (Esto es lo mas decisivo y carzcterstco. Cont TT, 'no emplea, como ya se ha dicho, la pe on el sentido Ge “profesidn® = estera delinliada de prestaciones) Entre tanto {o simultdneamente), en 1530 se afi Tmaba en Ta eonfesiin de Aupsburgo el dogma protestante de la Inulilidad de la superacion eatelica de Ia moratidad profana, ust dose entonces la expresion “eada uno segin su protesion” (wéase ‘ota anterior). Beto y la creeiente estimacion (precisamente al Comionso del afo treina) de la santidad del orden en que cada {no se encuentra situado, que cra consecuencia de su creencia Uinta wes nis uenente presisada cn lo eapecilicima provideo- ietina sobre Ins particalaridades dela vide, y mismo tempo, Si Greciente inclinacion a considerar las ordenaciones del mundo Simo inmutables por voluntad.divina, es fo que aparece con Snuvor claridad en las traducciones de Lreao. En et latin tra Tietona, se empleaba la Palsbra vocatio en ef sentido de llama- ‘Menta divin '@ una vide santa en el claustro 0 como elérigo, y Tne a preson de este dogma, ese fue el sentido que adopt enfant el trabajo sprofesional® profano, Pues asi como ahora traduce ls palabras fpyov ¥ nBvae de Jess Sirach por “profesién {para‘To cual solo exisia antes Ia analogta latina procedente de {E'raduccion monacal) algunos afios antes habia traducido en las sentencias de Salomén 22, 29, el hebreo MPRFS que sirvié de base al tpyev del texto griego de Jess Sirach (y aue, como Ik Bornf alemana las novdicas kald y kallelse, proviere especial Inente de la protesion sacerdotal), yen otros lugares (Gen. 3, Ti) por "negocio" (LAX: fpvevtValgs opus; ingles: business, ¥ ae modo anitogo las traducciones nérdieasy, en general, todas Ghantas conozco), La creacion a et debida. de la palabra “profe Sion’ en nuestro sentido actual, permanecié primeramente ads rita al puro luteranfsmo, Los’ calvinistas consideraron_anticn Tonicos Tos ApSerifos, Solo a consecuencia de una evelucién que 88 Iutamente nuevo era considerar que el més noble con. tenido de la propia conducta moral consistia justamente en sentir como un deber el cumplimiento de Ia tarea profesional en el mundo. Tal era la consecuencia incvi table del sentido, por asi decirlo, sagrado del trabajo, y puso en primer plano el interés de Ia comprobacidn de Ia fe, aceptaron y aun acentuaron desmesuradamente el conceplo. hate ano de profesién; pero en las primeras traducciones (romani fas) no disponian de la palabra correspondiente y no. tenian poder para crearla y darle circulacion en los idiomas ya este- Teotipados. Ya en cl siglo xv1, ef concepto de profesién en sentido actual adquiere carta de naturaleza en Ia literatura profana, Los. tr ductores de la Biblia anteriores a Lurero habian traducido eM; por “Iamamiento” (Berufieng) (asi, por ejemplo, en los incunables de Heidelberg de 146266, 1485); y la traduccion de Fox, en Ingolstadt, dice: ‘en el lamamiento (Ruf) en que es lismado”. La mayoria de las traducciones catolicas posteriores siguen directamente a Lurtxo, En Inglaterra, Wictrr emplea. el primero de todos en sw traduccién (1382) la palabra cleping (antigua palabra inglesa, sustituida més tarde por la de calling, de origen extranjero) —esto es, lo que es caracteristico de Ia tica de los Lolardos: una palabra que corresponde ya al sentido que més tarde tuvo en los reformados, en catabioy te Ural: Gidn de Tinpat. de’ 1534 recurre al concepto de estado: “in the same state wherein he was called ("en el mismo estado en que fue llamado"), y lo mismo la ginebrina de 1587. La traduceién oficial de Cramer de 1539 sustituia stare por calling, mientras ‘que la Biblia (catélica) de Reims de 1582, asi como las Biblias cortesanas anglicanas de la época isabelina, retornan caracteris- ticamente a la palabra vocation, de acuerdo con la Vulgata. Murkay vio con acierto que, en Inglaterra, Ia traduecién de Cri. Me fue la fuente del concepto puritano calling en el sentido de profesion = trade. Ya a mitad del siglo xvi se encuentra empleada fen ese sentido la voz calling, y en 1588 se hablo, segtin MURRAY, de unlawful callings (profesiones ilicitas), y en 1603 de greater callings, en el sentido de profesiones “elevadas". (Es notable 1a idea de'Brentavo —loc. cit., pig. 139—, de que en la Edad Media vocatio no se tradujo por profesién, no conocigndose este con- cepto porque sélo un hombre libre ‘podia seguir una, profesion y entonces faltaban gentes libres en las profesiones, burguesas, Yo no entiendo esta afirmacién, por cuanto que la estructura social de la Edad Media, a diferencia de Ia antigua, se basaba fen el trabajo libre y, sobre todo, los comerciantes eran libres casi en su totalidad.) 9 Jo que engendré el concepto ético-religioso de profesién: concepto que traduce el dogma comiin a todas las confe- siones protestantes, opuesto a la distincién que la ética catélica hacia de las normas evangélicas en praccepta y consilia y que como tinico modo de vida grato a Dios reconoce no Ia superacién de la moralidad terrena por medio de la ascesis monastica, sino precisamente el cumplimiento en el mundo de los deberes que a cada cual impone/la posicién que ocupa en la vida, y que por lo mismo se convierte para él en «profesién». En Lutero," esta idea se desarrolla durante el primer decenio de su actividad reformadora. En un principio, siguiendo en absoluto Ia tradicién medieval tal como a representaba, por ejemplo, santo Tomas de Aquino, 4. Cf. para lo siguiente Ja instructiva exposicién de K. Eocr, Die Anschauung Luthers vom Beruf (Concepcion luterana de la profesidn), Giessen, 1900, cuya Gnica laguna (propia de casi todos fos escritores tealégicas) es quizis el anilisis poco claro del con cepto de lex naturae (wéase acerca de esto E, TROFTSCH, cn la ecensién de la Historia de Tos dogmas de SersrRc, Gait, Gel ‘Anz,, 1902, y, sobre todo, los lugares correspondientes de su libro Sobre las’ “doctrinas sotiales” de as Tglesias cristianss) 5. Pues Tomss UE AOUINO piensa en el cosmos objetivo de la sociedad cuando considera Ta articulaciOn estamentara y_profe sional de los hombres como obra de la divina providencia, Pero {gue el individuo se aplique a una determinada *profesion” con. Greta (como dirfamos nosotros; o, como dice Saxro TOMAS: minis. feriwn u officiwm) tiene su fundamento en causae naturales Quaest. quadlibet, VIL art, 17 c: "Hace autem diversificatio ho: minum in diversis officiis contingit primo ex divina providentia, quae ita hominum status distribuit... secundo etiam ex causis aturalibus, ex quibus contingit, quod in diversis hominibus sunt diversas inclinationes ad diversa officia...” Del mismo modo, por implo, Ia valoracin por Pasci. de la “profesion parte del prin: cipio de que el azar decide sobre Ia eleccién de profesion (cf. so bre Pasctt: A, Koster, Die Ethik Pascals [La ética de Pascal} 1907). De las eticas religiosas “orgénicas”, slo la més cerrada de todas ellas, Ia india, adopta distinta postura en este respecto. La antitesis entre el concepto tomista y protestante de profesién (in s0 en st ultima fase futerana, con la que podria mostrar mayor fafinidad por st acentuacién de io providencial) aparece tan clara, {que puede bastar la cita precedente, puesto que mis tarde habs {que insistir en la apreciacién de las concepciones catélicas. Sobre 90 estimaba que el trabajo en el mundo, aun cuando que ido por Dios, pertenece al orden de la materia, sicndo como el fundamento natural indispensable de la vida religiosa, no susceptible de valoracién ética, como el comer 0 el beber.’ Pero a medida que se fue afirmando en la idea de la sola fides, con todas sus consecuen: cias, y que fue creciendo su oposicién a los «consejos evangélicos» del monaquismo catélico «dictados por el diablo», la idea de «profesién» delimité mas claramente sus perfiles y se impuso en toda su significacién. Segdn gusto Tous véase la obra de Maunexnurciter, Th. v, Aquinas Stellung sum Wirfschafisicbon seiner Zett (Posicion de Trude A ante la vida econdmica de su tiempo), 188. En alganos detalles, ttre ‘prec cineidir com stro, ero el nfo mo emana tanto de este, en especial, como de Ta escoléstica en gene. ral; pues, como. ha sdemostrado Desirn, ‘sy ‘conoctnienta, de Santo TosiGs es harto deficiente (Desir, Luther und Luther tum (Lucero 9 luteranismo), 1903, pag. 1, yet comentario de Kovsn:sin Wort eu Densfles Luther (Und palabra sobre LLutero de Denifcl, 194, pag. 25 ¥ En Von der Freiheit eines Christenmenschen (De ta ti bertad de wr cristiano): a): la “Able naturaleza” humana. es splicds pasa ln eontrncitn de tos dabetes prozanos or el so ido de fex maturae (identifcada con orden objetivo del mundo), tomo consecueneia de que (Ed. Erly 27, pap. 168) of hombre esta Sujeto de hecho as cuerpo y a ia comunidad socal, Dj: Ea esta situacion (he aqui un segundo argumento, igago eon el rt mero), si es ereyente cristiano, adoptara ta revolucion (pa 198) de corresponder con st amor ai projimo al otorgamicmte de ie sracia de que Dios le hizo objeto, por puro amor. Con esta vincr facion Telajada entre la "fe" y el “amor” se entrecrusa: 0) Ta antigua fundamentacién ascetics del trabajo como medio de com ceder al hombre “interior” el dominio sobre su cucrpoy d): Por eso, cl trabajar —asi se-dice despuce en union con esto, teapa Feciendo en nuevo sentido la. klea de ler naturac, cquiparda ahora con "moralidad materal"— es un impulse. que Drow habia ya impreso en Addn antes de Ia caida, y al que Gate sea “solo Bor azrader Dios”. Finalmente, c) (pigs. Jol y 189). en cone Hon con Mt. 7, 18 ys, aparece’ Ie idea de_qué el trabajo vr tuoso en la profesién os y tiene que ser consecuencia de la nucva vida, obra de ta fe: sin embargo, no llega a. desenvolver la idea decisive del calvinismo, de la “comprobacton=: La pasion ‘que informa todo este eserito expica Ia utlzacion eh ol de elementos conceptusles heteropencos 9 Lutero, es evidente que la vida mondstica no sélo carece por completo de valor para justificarse ante Dios, sino que ademas es el producto de un desamor egofsta, que trata de sustraerse al cumplimiento de los deberes que ecisa cumplir en el mundo. Surge asi como contraste Ta idea a la ver protana ¥ religiosa del trabajo profesio- nal como manifestacion palpable de amor al préjimo, re- curriéndose para demostrarlo a razonamientos que, por Jo demés, nada tienen de profanos y que estaa en casi grotesca oposicién con los conocidos principios que mis tarde habia de exponer Adam Smith,’ afirmindose que la division del trabajo obliga a cada cual a trabajar para Jos demas. Pero esta fundamentacién esencialmente es. colistica no tardé en desaparecer y sélo queds Ia afi macién, cada ver més enérgicamente sostenida, de qu el cumplimiento en el mundo de los propios deberes es el nico medio de agradar a Dios, que eso y sélo eso es Jo que Dios quiere, y que, por lo tanto, toda profesi6n ta posce ante Dios absolutamente el mismo valor.* 7. “No esperamos nuestra comida de Ia benevolencia del car nicero, del panadero 0 del labrador, sino de la consideracion de Su propia ventaja; no nos fijamos ‘cn su altruismo, sino en su eoismo, ¥ no les hablamos de nuestras necesidades, sino siempre de su proveco.” (W. of. N. I, 2) 8. “Omnia enim per to operabitur (Deus), mulgebit per te vaccam et set vilissima guaeque opera facict, ae max ma pariter et minima ipsi grata erunt” (Exégesis del Génesis, Op. lat. exer. fed. Elsperger, VII, 213). Antes de Lurero, la idea se encuentra fon Tavure, equiparada fundamentalmente en valor al *llamamien fo" espiritual 0 profano, Las distintas formulaciones 2 que recw. rre santo ToMas ponen de relieve que éste —para pode: afirmar el talor moral de la contemplacon se vio preisado a jnterpretar el principio paulino: "quien no trabaja no debe comer", sostenien- Go que el trabajo es un deber que incumbe en general ala especie fhumana lege naturae, pero no a cada individuo en particular. La gradacion en la estimacién del trabajo, de las opera servilia de jos campesinos para arriba, es algo que guarda conexién con et caricter especifico de las drdenes mendicantes, vinculadas por razones materiales a la ciudad en que estaban domicil adas, y que fue ajena tanto alos misticos alemanes como al propio Luteo “hijo de campesinos—, los :uales consideraban como querids por Dios In estructuracién estamentaria de la sociedad, esti 92 Es indudable, y todo el mundo esta de acucrde co ello, que esta valoracién ética de Ia vida profesional constituye una de las mas enjundiosas aportaciones de la Reforma y, por tanto, de modo especial, de Lutero.” Semejante concepcién esti alejada por todo un mundo, del profundo odio con el que el alma contemplativa de Pascal rechazaba el amor a obrar en el mundo, sélo ex plicable a su juicio por vanidad o astucia; " y todavia lo esta mas de la adaptacion utilitaria al mundo, obra del probabilismo jesuitico. Ahora bien, como haya de re- presentarse en concreto el aleance practico de aquella aportacién del protestantismo, ¢s cosa mis oscuramente sentida que claramente conocida Ante todo, apenas es necesario recordar que no se puede sefialar afinidades intimas entre Lutero y el «espt itu del capitalismo» en el sentido empleado por noso- tros, ni en otro sentido alguno. Aquellos circulos ecle: sidsticos que mas entusiastamente ensalzan el «hecho» de la Reforma, no son en modo alguno amigos del capita- lismo, en ningtin sentido. Y no hay que decir que Lutero habria rechazado dsperamente toda afinidad con nna men. ‘mando por igual todas las profesiones. Véanse los pasajes deci- sivos de santo Touts en MatikeNarectier: Th, v. Aquino Stellumg ‘um Wirtschaftsleben seiner Zeit (Posicién de'S. T. de A. ante la vida econdmica de su tiempo), Leipzig, 1898, pag. 65 y ss 9. Lo mas asombroso es que haya investigadores que piensen que una creacién de esta indole haya podido pasar sin dejar la menor huella sobre el obrar del hombre. Confieso que no puedo comprender esto. 10, “La vanidad echa raices tan hondas en el corazén del hombre que hasta el ultimo galopin, pinche o mozo de cuerda se ensalza y quiere tener sus admiradores...” (Ed, de FAvcERES, I, 208; ef. Koster, loc. cit., pags. 17, 136 y s.) Sobre Ia actitud adop- tada por Port-Royal y el jansenismo ante la "profesién” —sobre Jo que mas tarde se insistiré—, cf. el notable trabajo del doctor Paul Hontesnieis, Die Staats und Soziallehren der franzdsischen Jansenisten im 17. Jahrhundert (Doctrinas sociales ¥ politicas de los Jansenistas franceses en el siglo XVII) (Tesis doctoral de 1a Universidad de Heidelberg, 1914; forma parte de una obra més amplia sobre la “prehistoria de la Hustyacién francesa”; ef. pi ginas 138 y ss. del trabajo primeramente citade). 93 talidad como la que, por ejemplo, revela Franklin. Pero no podemos comprobar este aserto repitiendo sus dia tribas contra los grandes comerciantes, como los Fug- ger y otros; " pues Ja lucha contra la situacién privile- giada, de hecho o de derecho, de algunas grandes com- pafiias mercantiles de los siglos xvi_y xvit podria més bien compararse a la campaia que hoy se leva contra Jos trusts, y ni una ni otra son en si mismas la expresion de una mentalidad tradicionalista. También los hugono- tes y los puritanos emprendieron ruda campafia contra esta mentalidad, contra los lombardos, los «trapecitase y los monopolistas, grandes especuladores y banqueros favorecidos por el’ anglicanismo, los reyes y los parla- mentarios de Francia e Inglaterra."* Cronwell eseribio al Parlamento después de la batalla de Dunbar (sep- tiembre 1650): «Ruego que evitéis los abusos de todas las profesiones, y hay una que hace muchos pobres para hacer ricos a Ios menos: eso no es provechoso para la nbargo, podria demostrarse que comunidad»; y, sin 14, Por rll on Farge se cxpreng de sate moder no puile “ser Justo ni-sgradara Dios el que una hacienda tan trande y real vaya a formar parte del mismo montén por toda vida Ue un hombre" Esto es esencialmente deseonianza carm fesinacontea el capital, Del misino modo (vase. Gr, Sermon Moore hi usura, en la Ed, Erl, 20, pag. 109), la compra de rentas pura cl cticamente reprobable, porque ‘constitaye. una "cosa nueva habilmente invenlada"; es decir, porque era ako econd mcamente tmpenetrable paral, de 1 ism manera Tos Saealiticoy no comprendian el comercio a plas. 2 Esta fucha ha sido muy bien estudiada por H, Levy (en su eserite sobre Die Grundlagen des Okonomischen Liberalismus IN der Geschichie der englischen Votkswirtschaft (Dos. funda- inentos del liberaismo econdmico en la historia de Ia economia Inelese), Jena, 1912), Ch. tambien, por ejemplo, fa pstcion de Jot feveller eh el ejcrcito de Cromwell contra Tos monopolios y Tos compan, en 1653, en GARDINER Comtmonvveatrh Ul, pag. 179. Porel contrario, el regimen de Laud aspiraba a una orzanizacion Sconce “cisanosetal” cvigida por el Fey Tesi de {que el rey se prometia grandes. ventajas” politica, tiscales y sotopostas. Justamente contra esto se dirgia 1a lucha de Tos puritanos 94 estaba completamente empapado de «mentalidad capi: talista»." En cambio, cuando Lutero lanza diatribas con tra la usura y el préstamo a interés, da pruebas de una mentalidad estrictamente «reaccionaria» (desde el punto de vista capitalista) en su concepcién de la ganancia, fret te a la escoléstica tardia."* Recordemos que insiste en el argumento de la esterilidad del dinero, ya abandonado. por ejemplo, por Antonino de Florencia. Pero no nece. sitamos entrar aqui en més particularidades; lo impor- tante es que el sentido religioso de la «profesién» era 13, Lo que queremos decir con esto puede aclararse con el ejemplo del manifiesto a los irlandeses, con el que Cromwell i ciaba su lucha de exterminio contra ellos en el afio 1650 y que era la respuesta al manifiesto del clero catélico itlandés de Clo macnoise de 4 y 13 de diciembre de 1649. Los pérrafos mas sustanciales dicen asi: “Englishmen had good inheritances (en Irlanda particularmente] which many of therm purchased with their money... they had good leases from Irishmen for long time to come, great stocks thereupon, houses and plantations erected at their cost and charge... You broke the union... at a time whien Irland was in perfect peace and when though’ the example English industry, through commerce and trafic, that which was in the nations hand was better to them than if all Ireland had been in their possesion... Is God, will God be with you? Tam confident he will not", Bste manifiesto, que recuerda los articulos de fondo de la prensa inglesa en Ia época de la guerra de los boers, no es caracteristico por establecer como fundamento jur! ddico de ta guerra el “interés” capitalista de los ingleses lo cual hhubiera podido ser objeto de conversaciones, por ejemplo, entre Venecia y Génova acerca de la extensiGn de su esfera de intereses en Oriente (esta objecion me hace extrafamente BRENTANO, op. cit Pagina 142, a pesar de haber yo mismo insistido en ello}— sino que lo espectlico de ese documento consiste precisamenie en ue Cronwell, con la mas profunda conviccién (como sabe todo cl que conoce su caricter), fundamenta In legitimidad etica de la sumisién de los irlandeses en la circunstancia de que el capital inglés educé a los irlandeses en el espititu de trabajo; © invoca para cllo el nombre de Dios. (El manifiesto ha sido impreso y analizado por CaRLYie y, en resumen, en la Hist. of the Common. wealth, 1, pig. 163 y s; tambien se encuentra en traduccion ale. mana en’cl Cromwell de Hoxt0). 14, Noes éste el lugar de insistir mas detalladamente en esto. Véanse los escritores citados dos notas ‘mis abajo. 95 susceptible de adquirir matices y configuracién harto di- versas en sus consecuencias para la vida. Lo propio y especifico de la Reforma, en contraste con la concepcién catdlica, es el haber acentuado el ma- tiz ético y aumentado Ia’ prima religiosa concedida al trabajo en el mundo, racionalizado en eprofesién». Y la evolucién del concepto estuvo en intima conexién con el desarrollo de formas distintas de piedad en cada una de las Iglesias reformadas. La autoridad de la Biblia, de la que Lutero se habia servido para acufiar la idea de profesidn, favoreceré de ahora en adelante interpreta ciones de tipo tradicionalista. De modo especial el Anti- guo Testamento, que no reconocié en las genuizas pro- fecias ni fuera de ellas (salvo atisbos 0 anticipaciones aisladas) una superacion de la moralidad profana, dio este sentido a una idea religiosa andloga: que cada cual atienda a su «alimentaciéns, y que los impios se preo- cupen de ganar dinero: tal es el sentido de todos los pasajes que tratan directamente del oficio 0 profesién en el mundo. Sélo el Talmud descansa en parte, no to- talmente, sobre bases distintas Ta actitud personal de Jesis aparece plasmada con clisica pureza en la suiplica genuinamente oriental: «el pan nuestro de cade dia dé nosle hoy», y su radical repudio del mundo (expresado en el papuniig viig aBuuiag) excluye toda posible referen- cia a él de la idea moderna de profesion.* La era apos- tdlica del cristianismo, tal como se expresa en el Nuevo Testamento, y de modo especial la doctrina de san Pa- blo, adopta’ una actitud de indiferencia, 0 al menos de tradicionalismo, ante la vida profesional en el mundo, puesto que aquellas primeras generaciones cristianas es- taban transidas de esperanzas escatolégicas: ya que todo esperaba la Ilegada del Sefior, cada cual puede seguir ‘ocupando en el mundo la situacidn y oficio en que le ha 15. Weanse las observaciones de Jutic1teR en su hermoso libro sobre las Gleichnisrede Jesu (Pardbolas de Jesus), vol. 1 p& ginas 636, 108 y ss. 96 encontrado Su «llamamiento», y seguir trabajando como hasta ahora; de ese modo, el pobre no es gravoso para sus hermanos; y en todo caso, se trata de una corta os- pera. Lutero leyé la Biblia con los lentes de su propia mentalidad, la cual no s6lo fue tradicionalista en los aiios de su evolucién ideolégica entre 1518 y 1530, sino que cada dia lo fue mas." En Ios primeros afios de su actividad reformadora, ¥ a consecuencia de su concepto excesivamente materia. lista de la profesién, dominé en él, ante toda suerte de actividad en el mundo, una concepcién muy semejante a la indiferencia escatolégica paulina que revelé la epis- tola primera a lo Corintios, 7: cualquier estado es eas te tenet see, meen: epoin, de smear clearing, cms maps, be as bras de ed ae a tors a eal ile oa Mercier ti te, Derseling and Waris vom Lathes alt SRE cs ” bueno para conseguir la bienaventuranza; en este breve viaje de peregrinacién que es la vida, no tiene sentido atribuir excepcional importancia al género de profesion {que se ejerce; la aspiracién a acumular bienes materia- es en medida superior a la propia necesidad, manifies- ta un estado de gracia insuficiente, por lo que es conde- nable, ya que ademas s6lo puede tener realizacisn a cos- ta de otros” Pero Lutero estima en més el trabajo pro- fesional a medida que se enzarza en las disputas y nego- cios de este mundo; entonces, se perfila cada vez mas claramente la idea de que el ejercicio de una determina- da profesién concreta constituye como un mandamiento que Dios dirige a cada uno, obligandole a permanecer en la situacién en que se encuentra colocado por la divi- na providencia. Y como después de sus luchas con los eespiritus fanatizados» y las rebeliones de campesinos, Lutero siente con mayor claridad que antes como deri- vacion directa de Ja divina voluntad el orden objetivo historico en que por designio de Dios se encuentra el individuo,” la acentuacién cada vez més fuert: del ele- Tido de este pasaje, todavia de modo que, en primes lugar, se Ne bligado.a'rechazar tolo estaluto humano (votos monisticos, prohibion de matrimonios mixtos, el), y en segundo, acentta Pomo precepto de amor al projimo el cumplimiento (que, ante Dios, dy en sf indiferente) de los deberes tradicionales hacia los Eemejantes, En verdad, en los caracteristioos razonamientos de Tas pags. 5556, por elemplo, se trata del dualismo de ia Tex nats rae'y la justiia ante Dios, 15. "Véase el pasaje que con razén pone Soupykr como Tema de ‘su exposiciOn del “enpiriy del ofcio” (= Tradicionalismo): Dat comereto y de la usura (1524): “En este comercio no debes proponerte mas que buscar {u alimentacion sufciente; despues, eaular y computar el coste, l esfucrzo, el trabajo » el peligro, Seon arregio n eso poner, aumentar 0 rebajar {uo obtenmas recompensa por este trabajo ¥ ; ineipio queda ast Tormulado en sentido plenamente, tomist " rar ala ‘carta a H. v. SteRNBERG, con la que le dedica en 1530 ia Evdgesis del Poalmo 117, et “estado” de la ncbleza (inte Hor) a pesar de su depravacién moral, aparece. con fundado por él nsisme Dios (ka Erl, 40, pig. 282 infra). La significacion Bisa que tos disturbios de Ménzer tuvieron para el desarroio, 98 mento providencial en todos los acontecimientos de la vida humana ‘conduce irremisiblemente a una concepcién de tipo tradicionalista analoga a la idea del «destino»; cada cual debe permanecer en la profesién y estado en que le ha colocado Dios de una vez para siempre y con- tener dentro de estos limites todas sus aspiraciones y es- fuerzos en este mundo. Resulta asi que el tradicionalis- ™mo econémico, que al principio es resultado de la indife- rencia paulina, es fruto més tarde de la creencia cada vez mis fuerte en la predestinacién,” que identifica la obediencia incondicional a los preceptos divinos* y la \condicional resignacién con el puesto en que cada cual se encuentra situado en el mundo. Lutero, pues, no Iles a basar en principios realmente nuevos o verdaderamen- te fundamentales su vinculacién del trabajo profesional con las ideas religiosas.* La pureza de la doctri 1a, COMO de esta concepcién aparccen claramente sefilados en la carta (Pag, cs supra). Cf. también Ecer, op. cit., pag. 150. Bare En la interpretacion de los ve. $y 6 del Smt TH (Ed. Er 40, pigs. 215 y 216) —1S30— el punio We parials oe tinea poidmiea contra la superacion de'las erdenacloncs det unde Por tos conventos, ete. Pero ahora, la lex nasurae (en oposicon al Derecho positive, tal como lo fabrican’ el emperad 9° kee furistas) es Tdeatiicada directamonte con ta “juste aiviags s fundaciin de Dios y comprende en particular la estructra estamentatia de la soriedad (pag. 213, prop. 2 im fine) con To ual se acentua especialmente el igual valor ie tadot os cstados fnte Dios. 21, Como lo ensefia particularmente en los eseritos Von Kon glen und "Kirchow (De To oncios Itesian) 189, y Rares ekerminis vom heiligen Sakrament (Brave confesion del tone sacramento), ‘1545, ‘ estén det Hasta qué punto ocupa un lugar secundario en Lurewo 4a idea (tan importante para nosotros’) dominante ee ef lee nism) d a comprobacion del evistano ens rao profesional se tevela en el siguiente pasaje del Von Kowalion uhd Kioheg (1539); Ba. Er, 28, pag. 316 infra): “Ademas de estas sete sotag tapitaies (por ‘las’ que’ se. reconace. la verdadera Iglesia) te otf sino exteriotes que priiten conocet tambien Isat lslacristiana.., cuando no somos iimpiicos y borrachos we berbios, vanidosos y orgullosos, sino castos, honcstos y sobrioes Estos signos, segin LvraKo, no’ son tan seguros como “los anteei. 9 Xinico criterio infalible de su Iglesia, afirmada por él cada vez mis rigidamente después de veinte afios de Iu. cha, constituia en si mismo un obsticulo para des ver puntos de vista nuevos en el terreno ¢tico. \ De este modo, el concepio de profesién mantuvo to- davia en Lutero un carécter tradicionalista.* Profesié: ‘cambio, en los misticos alemanes sc encuentran algunos anticipos Pe ei tentatio, intentum s ‘Vol. IV, pag. 109: “Neque haec patents htco intent SE TUTE OD"Sore Vivant content (pap. fil cod) Nostrum autem est, ut unisqulsgue maneat in sun vocatlone ef suo domo hominis circa ea consistat in guadamn ‘mensur; ese . rece en el fin —ratio— de los bienes externos) lo ecaminoso fo fun isposicion divina, Sobre Ia relacién entr use mere corporatia. et animalia sunt. Tanta res. cst fides 100 €s aquello que el hombre ha de aceptar porque la pro- videncia se lo envfa, algo ante lo que tiene que «allanar. se»; y esta idea determina la consideracién del trabajo profesional como misién, como la misién impuesta por Dios al hombre,** rasgo éste que fue todavia acentuado en la evolucién posterior del luteranismo ortodoxo. Lo nico nuevo en el orden ético fue, pues, este rasgo nega. tivo: la desaparicién de los especificos deberes ascéticos (superiores a los deberes a‘cumplir en el mundo) y la predicacién de Ja obediencia a la autoridad y el confor- marse con la situacién asignada a cada cual en la vida.* Cuando estudiemos la ética religiosa medieval, veremos que la idea de profesion en este sentido luterano habia sido preparada por los misticos alemanes: asf, Tauler,”* que valoraba de modo andlogo a Lutero las profesiones in- telectuales y profanas y, en general, la menor estimacién opera sua referre ad gloriam Dei (resonancias de expresiones calvinistas)... Merentur igitur etiam impioram bona opera in hac quidem vita ‘praemia sua (oposicién contra el vitia specie vir. fu paliata de sas A&wrtN) sed nom mumorant, noon cllgi tar in altero 24, En el Sermonario ectesidstica (Ed, Erl, 10, pgs. 233, 235. 236) se dice: "Cada cual es lamado en tina profesion” A esta Beruf (@ la que en ia pig. 236 se llama Befehl, mandato, orden) hay Que esperar y servir en ella a Dios. Lo que agrada a Dios no ¢& 'o realizado, sino Ia obediencia que con ella se le presta, 25. Por eso (en oposicidn a Io que antes se dijo acerea de los sfectos del pietismo sobre el sentido econdmico de las obreras) se afirma que no es raro encontrar entre los modernos empress. tos muchos que, por ejemplo, en Westfalia, poseen una tenia: lidad tradicionalista, acusada ‘precisamente entre aquellos mas iulictos @ los dogmas de ta Iglesia luterana, siendo enemigos de toda transformacién en los métodos de trabajo (aun sin pensae ou el trdnsito al sistema de fébrica), a pesar de la tentadora ‘wavor ganancia que podrian obtener, pensando que en la otra vida ya obtendran la debida compensacién. Es evidente que el ero hecho de ser adicto a una Iglesia y a un dogma no basta para influir de modo decisivo sobre Ia conducta; han sido conte. hidos vitales religiosos mucho mas concretos los que han ejercido ¥ siguen ejerciendo todavia una influencia considerable’ en el esarrollo del capitalismo, 26. Cf. Tautsk, Ed. de Basilea, BL. 161 y s. 101 concedida a las formas tradicionales del obrar ascético, ‘a consecuencia del valor exclusivo reconocido a la re ‘cion estatico-contemplativa del espiritu divino por el alma. En cierto sentido, el luteranismo represents incluso lun retroceso frente a los misticos, ya que en Lutero y, sobre todo, en su Iglesia, fueron harto inseguras las ba- ses psicoldgicas para una ética racional de la profesién, misticas recuerdan més bien en este punto la psicologia de la fe pietista y cu quera; *” ademds, la tendencia a autodisciplinarse as ticamente pareciale despreciable porque santificaba las obras, por lo cual ocupaba en su Iglesia un plano cada vez mas secundario. ‘Como puede verse, la simple idea de «profesion» en sentido luterano tiene un alcance muy problematico para Jo que buscamos; por de pronto, esto es lo tinico que nos interesa establecer.** Con esto no pretendemos negar fen modo alguno la significacién practica que para los fobjetos de nuestra investigacién haya podido tener la reorganizacion luterana de Ia vida religiosa. Todo lo con- trario, Lo que ocurre es que no se la puede derivar direc tamente de la posicién adoptada por Lutero y su Iglesia ante el trabajo profesional y, sobre todo, no es tan clara ‘como en otras formas del protestantismo, Por eso debe mos comenzar por investigar aquellas de sus formas en las que, de modo més claro que en el luteranismo, se percibe la conexién de Ia conducta practica en la vida on un punto de partida religioso. Ya antes se aludié al considerable papel desempeiiado por el calvinismo y las sectas protestantes en la historia de la evolucién capita lista. Asi como Lutero vela a Zwinglio anima¢o por un cespiritus que no cra el suyo, lo propio ocurrfa a sus 27, Cf. el sermén verdaderamente sentimental de Tavitt loc, cit,, ¥ Fol. 17, 18, v. 20. ‘8. “Como en este lugar ésta es Ia tinica finalidad de muestr: observaciones sobre LUTHo, nos contentamos con este bosqt Che pobre de su doctrina, cuya insuficiencla para una valoraciv decvada de su figura confesamos sin rodeos. 102 sucesores con los calvinistas, ¥ r ss. Y no es un azar el que «1 todo tiempo, incluso actualmente, el catcician visto su mayor enemigo en el eal ne, ante todo, una significacién eminent: u in eminentemente politica. Je Reforma seria inimaginable sin la evolucién persone ima de Lutero, y 1a propia personalidad de éste es 1o que le dio un sello permanente; pero su obra no hubier Sido duradera sin el calvinismo. Pero la razin de que eae aborrezcan por igual al calvinismo, zadiea en el lar matiz, ético de éste. La investiga. in més superficial descubre al momento que la relacion entre la vida religiosa y el obrar entre Ia vida religiosa y el obrar en el mundo es de n icismo haya ismo. Este hecho tie- rnte distinto en los calvi a ssencialmente di s calvinistas que en los ca- tlicos y fnteranos, Esto aparece puesto de relieve inch £2.22 Js Hteratura religiosa. Comparese, por ejemplo, el final de la Divina Comedia, cuando al poeta le Falla 7 KGnuale para describir los misterios divinos que contem- pia arrobado en el paraiso, con el final de aquel otro poema que se suele Hamar la «Divina Comedia del puri. tanismo>. Milton coneluye del modo siguiente el dino canto del Paradise lost después wate del aradise loot despues de haber descrito Ta ex: Atrés vuelve la vista en ef instant ¥ ata parte oriental de su morada La espada fulminante Ven en hondas flamigeras vibrada; ¥ su elevada puerta, " Con armas centellantes ya cubic De tremendos semblantes come : Verter les hizo ldgrimas natura; Mas ta vista de un mundo, que and Asidos de la mano con eae earese, 103 En el Edén por solitaria via Siguen la Providencia que los guia. Y, poco antes, Miguel habia dicho a Adan: Resta sdlo que a tu sabiduria Corresponda en los hechos la energia De virtud, de paciencia, fe, templanza ¥ amor, 0 caridad después llamada (Alma de todo), con to cual dichoso No te sera gravoso Dejar del Paraiso la morada; Porque alegre, contento y satisfecho, Mis feliz la tendras dentro del pecho*. Fécilmente se comprende que en un escritor medieval hubiera sido imposible esta grandiosa expresin de la enérgica dedicacién puritana al mundo, este sentido mi- sional de la vida profana. Pero también es del todo ex trato al luteranismo, tal como se manifiesta, por ejem- plo, en los cénticos de Lutero y Paul Gerhard, Lo que hecesitamos ahora es formular de modo mis claro este conocimiento impreciso, y preguntarnos por los motivos intrinsecos de esta diferencia. Apelar al «caricter popu lar» no sélo es una confesién de ignorancia, sino que en este caso es, ademas, totalmente inttil. Atribuir a los ingleses del siglo xvi un cardcter nacional homogéneo se ria, sencillamente, una falsedad histérica; los «caballe- tos» y los «cabezas redondas» se consideraben, mas que como dos partidos, como dos opuestos géneros de hom bres, y quien considere atentamente la histor.a tiene que darles la razén en ello.” Por otra parte, nc es posible + Utilizo Ta traduccién de Benito Ramén de Hermida, Ma Grid, 1814. (N. det 7.) . 33, ‘Ciertamente, quien comparta la construccién hist6rica de tos Leveller tendré la suerte de poder explicar también esto por di forencias de raza: ellos, como representantes de los anglosajones, (Gician defender su birthright contra la descendencia de Guillermo 104 sefialar una oposicién caracterolégica entre los merchants adventurers y los antiguos hanseatas, como tampoco cabe afirmar una diferencia profunda entre las caracteristi cas inglesas y alemanas, explicables por la diversidad de destinos politicos.” Fue el poder de los movimientos religiosos —no sdlo él, pero si de modo dominante— quien creé las diferencias que hoy vemos."* Digamos ahora que cuando al investigar las relacio- nes entre Ia antigua ética protestante y la evolucién del espfritu capitalista partimos de las creaciones de Calvi- no, del calvinismo y de las otras sectas «puritanas», no pretendemos afirmar que en los fundadores o represen- tantes de estas confesiones se encuentre un despertar de lo que lamamos tuvo del hombre). En la época que nos ocupa, encontra- mos claras huellas de la influencia de esta doctrina de la predestinacién en elementales manifestaciones de Ia con- ducta y el modo de sentir la vida, aun alli donde ya el dogma habia perdido su vigencia; pues era tnicamente Ja forma mas extrema de la exclusividad de la confianza en Dios, cuyo andlisis interesa hacer aqui; asi, por ejem- plo, en la literatura inglesa, singularmente puritana, se halla repetida con insistencia curiosa la advertencia de no confiar demasiado en la ayuda y la amistad de los hombres." Aun el suave Baxter aconseja desconiiar del amigo mas intimo, y Bailey recomienda abiertamente no contiar en nadie y no comunicar a nadie nada que sea comprometedor para uno: Dios debe ser el unico confi- dente del hombre.** Del mismo modo, a diferencia del lu- terior afirmacién, puesto que uno y otzos interpretan en sentido diferente las palabras “individualidad” e “individuatismo”. Las geniales formulaciones de Jaxon. BURCKHARUT han sido stperadas en parte y desde el punto de vista cientifico serfa, preeisamente ahora, del mas alto valor un anilisis lundamental de lo concep- tos, de orientacin hist6rica. Lo contrario de esto, natursimente, es el proceder de ciertos historiadores que gustan de ‘definir” redondamente los conceptos para darse el placer de colgarselos con una etiqueta a determinadas épocas de la historia, 24. Y en oposicién tambien —aun cuando, naturalmente, mu cho més suave— con la doctrina catélica posterior. El profundo pesimismo de Pascat, basado igualmente en la doctrina de Ja predestinacién, tiene, en cambio, origen jansenista, y si consi- guiente individualismo, su huida del mundo, no coincide en ma hera alguna con la posicién catélica oficial, Ver sobre esto el ‘escrito antes citado de HosicsHicin sobre jos jansenistas fran 25. Se encuentra igualmente en los jansenistas. 26. Baney, Praxis pietatis (ed. alemana, Leipzig, 1723), pagi nna 187. También Ph. J. Sree en sus Theologischen Bedenken (Objeciones teoldgicas) (citamos con arreglo a la 3a. ed. Halle, 1712) se sitda en punto de vista andlogo: pocas veces da sti con. sejo el amigo por consideracién ala honra de Dios, sino gene ralmente con propésitos carnales (no necesariamente egoistas). "He —the «knowning man+— is blind in no man's house, but 126 teranismo, desaparecié también la confesién privadi, e« tra la que el mismo Calvino slo experimentaba algunos recelos por la posible falsa interpretacién sacramental: hecho éste de gran trascendencia, en conexién ingualmen: te con el modo total de sentirse la vida. Pues, en primer lugar, revelaba el peculiar modo de obrar de esta forma de religiosidad; por otra parte, ponfa de relieve la evolucion psicologica de su actitud ética, Asi se elimind el medio de que la conciencia afectiva de la culpa pudiese «reaccio- nar» periédicamente;* mas tarde insistiremos en la in- fluencia que todo esto ejercié sobre Ja moralidad me- dia de las gentes. Pero son claras, desde luego, las conse- cuencias que tuvo en relacién con la entera situacién re- best sighted in his own. He confiness himself to the circle of hhis own affairs, and thrusts not his fingers in needless fires, He sees the faiseness of it (del mundo) and therefore learns to trust himself ever, others so far, as not to be damaged by their disappointment”: ast filosofa Th. Abas (Works of the Puc ritan Divines, pag. LD. Bauusy (Praxis pietatis, op. cit, pag. 176) recomienda ademés imaginarse cada mafiana, antes de mezclar- se entre la gente, que se entra en una selva virgen lena de peli gros y pedir a Dios que nos de “el manto de la justicia y la prudencia”. Este mismo sentimiento se encuentra en todas las sectas ascéticas y determiné que muchos pietistas llevasen dentro del mundo un tipo de vida semejante al de los anacoretas. El mismo SPAceNBERGER, en Ia Tdea fidei fratrum (moravo), pig. 382, recuerda expresamente a Jer. 17, 5: "Maldito es el hombre que se abandona a los hombres”. Obsérvese, para medir hasta don- de Hlegaba la hostilidad a los hombres de esta concepcion de la vida, el sentido en que se expresa también la Theol. pract, I, pag. 882, de Hoonnsess, acerca del deber de amar a los enemigos: "Denique hoc magis nos ulciscimur, quo proximum, inultum no- bis, tradimus ultori Deo... Quo quis plus se ulciscitur eo minus id pro ipse agit Deus”: es el mismo “aplazamiento de la vengan- za” que se encuentra en aquellas partes del Antiguo Testamento {ue siguen al destierro, un aumento e interiorizacion refinada del sentimiento de venganza contra lo antiguo: "ojo por ojo". Sobre el “amor al préjimo” véase también mas abajo, nota 3. 21. A decir verdad, el confesionario no ha producido sola ‘mente este efecto; las afirmaciones de von MurHMann (Z. f. Rel. Psych, I, fasc. 2, pag. 65), por ejemplo, son demasiado simplis: tas para explicar todo el complicado problema psicalogico que es la confesién. 127 ligiosa del hombre; el comercio del calvinista con su Dios se verificaba en el més profundo aislamiento interior, a pesar de la necesidad de pertenecer a la verdadera Igle- sia para salvarse.* Quien quiera darse cuenta de los es- pecificos efectos de esta atmésfera peculiar, vea en el libro mas leido de toda la literatura puritana: el Pilgrim’ progress, de Bunyan,” la descripcidn de la conducta de Christians cuando, dandose cuenta de que esté en la «ciudad de la corrupcion», y habiendo oido el llamamien. to de Dios que le ordena emprender inmediatamente la peregrinacién a la ciudad celestial, rechaza la compania de su mujer y sus hijos y, tapandose los oidos, va gri tando a campo traviesa: life, eternal lifel Ningun refina- miento podria reproducir mejor que el ingenuo goce del calderero que en su prisién hacia poesias, ante el aplau so de un mundo creyente, el estado de énimo del creyente puritano ocupado solo dé si mismo, pensando sélo en su propia salvacién, ese estado de animo que se manifies ta en las conversaciones Ilenas de uncién (que en algin punto recuerdan el Gerechter Kammacher de Gottfried 28, Precisamente esta combinacién es de capital importancia para juzgar las bases psicologicas de las organizacion=s sociales calvinistas, Todas lias se basan en motivaciones intimamente "individualistas", en la consideracion de la “racionalidac” de un fino de un valor. Pero el individuo nunca penetra. sentimental: mente en ellas. La, "gloria de Dios” y la propia salvacién siem- pre estdn sobre el "umbral de la con: “Todo esto imprime tun sello peculiar, incluso actualmente, a las organizaciones s0- iales de los pueblos de pasado puritano. 29, El sentido fundamentalmente antiautoritario de la doctri na, que negaba el valor y Ia utilidad de la tutela ccles:istica 0 fesiatal de la moralidad y la salvacién del alma, fue causa de que Fepetidas veces fuese prohibida, como lo fue, por ejemplo, por parte de los Estados Generales olandeses. La consecueacia ine itable era la formacion de “conventiculos” (asi, desde 1614). 30, Sobre BUNYAN cf. Ia biografia de FkouDé en la coleccién de Monizy “English Men of Letters”, y el superficial bosquejo de Macautay (Miscell, Works, II, pig. 227). BuNvAN es indiferente ante Jas distintas diferencias ue ‘matiz existentes dentro del calvinis mo, permaneciendo siempre por su parte calvinjsta baptista esthicto, 128 Keller) que mantenia en el camino con otros hombres guiados por la misma aspiracion. Y sélo una vez que ya se siente en lugar seguro, se le ocurre pensar que sevia hermoso tener la familia a su lado, Es un temor ante la muerte y el més alla, idéntico al que se encuentra en Al- fonso de Ligorio, descrito por Dillinger, pero que aho es sentido por todos de modo penetrante, profundamente alejado del espiritu de orgullosa mundanalidad de que dio muestra Maquiavelo en su elogio de aquellos ciudadanos florentinos para quienes —en lucha con el Papa y la ex- comunion— «el amor a la ciudad natal estaba por en- cima del temor por la salvacion de su almas; y mas ale- jado todavia de sentimientos como los que Ricardo Wag- ner manifiesta por boca de Sigmundo ante el encuen- tro mortal: «Saluda a Wotan; saluda a Wallhala... Pero no me habléis de los asperos placeres del Wallhala». Aho- ra bien, los efectos de esta angustia son esencialmente distintos en Alfonso de Ligorio y en Bunyan: la misma angustia que impulsa al primero a rebajarse hasta limi- tes inconcebibles estimula al segundo a una lucha incan- sable y sistematica con Ia vida. gNe dénde viene esta diferencia? A primera vista, parece un enigma como sea posible enlazar la tendencia a emancipar al individuo de los lazos que Je unen al mundo, propia del calvinista, con la indu- dable superioridad del calvinismo en la organizacién so- cial Por raro que parezca, ello es una consecuencia del 31. Parece imprescindible seftalar la gran importancia que para el cardcter social del cristianismo reformado twvo la idea calvinista de que Ja pertenencia a una comunidad, ordenada de acuerdo con los. preceptos divinos, era necesaria para la salva tion, derivada del requisite de la’ “incorporacion en el Cuerpo Ge Cristo” (Catv. Mnstizur. 111, 11, 10), Sin embargo, el centro de gravedad del problema radica eh otra parte, considerado desde hhuesteo especial punto de vista. Esa idea dogmatica pado haberse desarrollado, como lo hizo de hecho, supuesto el caricter pura: mente institucional de la Iglesia. No’ tuvo fuerza suficiente para espertar iniciativas constructivas comunitarias ni para darles fl vigor que posey6 el calvinismo, Precisamente éste levd a cabo 129 matiz que adquirié el cristiano «amor al projimo» bajo la presién del aislamiento interior del individuo realizado por la fe calvinista. Por de pronto, en el orden dogmati Ja realizacién de su tendencia comunitaria fuera del esquema de Ja ‘comunidad eclesiastica “en el mundo”, preserito per, Dios. es decisiva la ereencia de que 1 cristiano comprucba su ‘obrando in majorem Dei gloriam; y es evidente que el arcado aborrecimiento a toda idolatria ala afeccioa‘a las relaciones personales con los hombres tenia que conducir incons Cientemente estas energias pot las vias del obrar objetivado (int personal) El cristiano, cuyo primordial interés es comprobar. su racia, obra por los nes de Dios, los cuales sdlo.pucien ser {mpersonales. Toda relacién sentimental es decir, no justificada racionalmento— entre hombre y hombre, corre i riesgo de in currir facilmente en el anatenia de idolitriea por parte de la ética puritana y ascélica en general. Aparte de’ lo ya. dicho en otra nota, vease este pasaje caracteristico sobre la amistad: “It is an ievational and not fit {or a rational crearire to love aay one farther than reason will allow us. It very otten taketh up mens minds s0 as to hinder their love of God” (Baxran, Christian Di rectory, IV, pag. 253), Estos argumentos se encuentran repetides mil voces, Lbs calvinistas se inspiran en esta Wear que Dios, al formar el mundo y el orden social, quiso lo positivamente conve: niente como medio de honrar su ‘Majestad: no la ciiatura_ por lla misma, sino 1a ordenacion de lo creado bajo su voluntad. Por eso, el impetu activista desencadenado en los. santos por Ia doctrina de In predestinacion desemboca enteramente en la asp racion a racionalizar el mundo. Particularmente, Ia idea de que la utilidad "pablica” 0 the good of the many, como dice BAXTER (Christian Directory, IV, pag. 262, con la cita un tanto forzada de Rom. 9,3), anticipindose al racionalismo liberal posterior, pre ede al bien “personal” 0 “privado” de los particulates, sun cuando no tenia nada de original, derivaba en el puritanismo de su tendencia antiidolatrica, Del mismo modo, Ia tradicional hos tilidad americana a la prestacion de servicios personales, aparte fe otros. motivos ‘mis’ groseros. derivados. de los. sent:nientos ‘democriticos”, guarda especial conexion con esa misma trad cién. Y lo mismo cabria decir de la inmunidad.‘elativamente srande de los pucblos de pasado puritano contra el cesatisino fn general, la posicion de los ingleses con respecto a sus estadly ticas, que si, por una parte, ex interiormente mas libre e inch nada a reconocer el valor de sus grandes figuras, por otra se niega a apasionarse histericamente por ellos y a reconocer valor al principio de que hubiera que estar obligado a prestar a alguien ‘obediencia. politica por. “motives de agradecimiento": Io contra vio de cuanto, a partir de 1878, hemos Visto en este sentido —post 130 co. El mundo esta exclusivamente destinado para how. rar a Dios, el cristiano elegido tampoco existe sino para aumentar la gloria de Dios en el mundo, realizando sus preceptos en la parte que le corresponde. Ahora bien, Dios quiere que los cristianos hagan obra social, pues. to que quiere que Ja vida social se adapte en su estruc tura a sus preceptos y se organice de modo que respon- daa aquel fin. El trabajo social * del calvinista en el mun- do se hace tnicamente in majorem Dei gloriam. ¥ exac- tamente lo mismo ocurre con la ética profesional, que estd al servicio de la vida terrenal de la colectividad. Ya en Lutero vimos derivar el trabajo profesional especia: lizado del «amor al préjimo». Pero lo que en él era atis bo inseguro y pura construccién mental, constituye en los calvinistas un elemento caracteristico de su sistema ético. Como el «amor al projimo» solo puede existir para servir la gloria dé Dios” y no Ia de la criatura;? su tiva 0 negativamente— en Alemania, Sobre Ia culpabilidad de 4a fe en la autoridad —sclo lista cuando cs impersonal. digs Snicamente por el conteniia ein Bnericara yi aoa txagerada de fos hombres mis santos y eminentes "gue pode Poncr en peligro la obedicncia debida a Dios- ver Basten, Chins tian Directory (2a. ed 1678), 1, pig. 58.0, que sites desde el punto de vista politico la oposieon a la “ifolatra” 9 el pai eipio de que sslo Dios debe "dominar” en la Iglesias, en timo termino, en la vida misma, no puede sor objeto de investigacn en este lagar 32." Repetidamente habra ocasion de hablar acerca de las re laciones entre las "consecuencias” dognhticas y prictco pcs less. No necesitamos advertir qu, desde Tueio, no ton eons identicas. “ m 33. "Como es natural, empleamos la palabra “socal” sin pensar to més minimo en el sentido moderno de la mista lo hanes anicamente en el sentido de la actuacion dentro de las cnpanion siones comunitarias:poiticas, clesiztieas, te HM. Son pecaminosas aqueliss buenas, Obras. que se realizan con uin fin distinto que cl de honrar a Dios, Hameed Kasia Confessions, ch. XVI 35, Lo queen la esfera propia de la. vida comin religiosa significa esta “impersonalidad condicionada” del “amor al pro jimo” por la exclusiva referencia_de la vida a Dios, puede vse slaramente muy bien en fos siguiontes datos de la China Inlaid 131 primera manifestacién es el cumplimiento de las tareas profesionales impuestas por la lex naturae, con un caric- ter especificamente objetivo ¢ impersonal: como un ser- vicio para dar estructura racional al cosmos que nos ro- dea. Pues la estructura y organizacién (pletoricas de m: ravillosa finalidad) de este cosmos, que segin la revela- ion de la Biblia y el juicio natural de los hombres pare- ce enderezada al servicio de la «utilidad» del género hu- mano, permite reconocer este trabajo al servicio de la impersonal utilidad social, como propulsor de la gloria de Dios y, por tanto, como querido por El. El puritano y el judio realizan con la misma facilidad, aun cuando por razones diferentes, la eliminacién absoluta de tode pro- blema de teodicea y de todas esas cuestiones en torno al «sentido» del mundo y de la vida, que tanto preocupan a Mission y la International Missionaries’ Alliance (véase a este propésito. Warwtck, Gesch. d. prot. Mision [Historia de las misio hes protestantes}, 5a. ed., pags. 99, 111), Con costo formidable fue ron equipados enormes batallones de misioneros, envidndose, por ejemplo, mil a China solamente, para “ofrecer” a los paganos el Evangelio en sentido estrictamente literal. predicanda por toda cel pais porque ast lo mando Cristo, haciendo depender de esto su vuelta al mundo. Ya es cosa secundaria para el misionero, Porque es asunto exclusivo de Dios, que resuclve en definitiva, el que Jos cateciimenos sean 0 no ganados para el ctistianismo, y participen, por tanto, de la bienaventuranza, ¢ incluso el que hhayan entendido ef meto sentido gramatical del lenguaje de los misioneros. Segin Huvsox. Trvior (cf. WARNECK, op. cit), tiene China alrededor de 50 millones de familias, de modo que mil misioneros podian alcanzar diariamente (1) 50 familias, con lo cual, en mil dias o menos de tres aos podria “oftecerse” el Evangeliv a todos los chinos. Con arreglo a este mismo esquema ejercia el calvinismo su disciplina eclesidstica: su finalidad no era la salvacién del alma de los censurados —asunto exclusive de Dios (y, en la practica, asunto propio) y en el que nada podia hhacerse con medidas disciplinarias—, sino aumentar la. zloria de Dios. Pero el calvinismo no es, propiamente, responsatie de sa obra de misiones a que nos hemos relerido, ya que ¢sta no se encuentra ligada a ninguna denominacién determinada, (E| mismo Catvino rechazaba el deber de hacer obra de misiér con los paganos, puesto que la expansion de la Iglesia es unius Dei ‘opus.) Su origen se debe, mas bien, como es notorio, a la idea latente en Ia éiica puritana de que se cumple con el precepto del 132 otros; en general, esta postura es compartida por tocla Ja religiosidad cristiana antimistica. Aparte de este econ, mia de fuerzas, presenta el calvinismo un segundo ras el desconocimiento del dualismo entre el «individuo» ¥ la sética» (en el sentido de Siren Kierkegaard), a pesar de que el calvinismo pone al individuo a solas consigo mis ‘mo en cuestiones religiosas. No es éste el lugar de ana Tizar el fundamento y significacion de este punto de vi ta en relacién con el racionalismo politico y econémico del calvinismo; en todo caso, ahi radica la fuente del cardcter utilitarista de la ética calvinista y de los mas cax Tacteristicos aspectos de la concepcién profesional del calvinismo.* Insistamos todavia, empero, en la doctrina de la predestinacién. Estimamos que el problema fundamental a resolver es el de cémo pudo ser soportada esta doctrina *" en una amor al préjimo cumpliendo todos Jos mandamnientos divinos Bara mayor gloria de Dios: con est, ya se da al projiono Gree se\le debe, ¥ todo lo demds corre a cargo de Dir teens om ecto Ta “hunnaula at C2D0 Geet aot de hs aac gon el “semejante™. Este hecho se pone. de fellee er tees atlas cireunstancias asi para fo citar stot ta ines de esta atméstera vital—, en la esters de la cheriae Seis tan justamente famosa en slguno de sus aspecton, ks theory de Amsterdarn (alos que todavia en el Siglo ax oe Hoes 2 vestir, como st fuesen bufones, falta y easones mites Gols ¥ mitad rojs,siendo condeidos de esta tuna en former is inglesa),consttuyeron sin dda, para Ia mentalldad de tenes Pasados, un ejemplo altamente eifcante y servian Is phen ae Dios exactamente'en la medida en que necesariamente vince Sentitse ofendido todo’ sentimiento “humane” y pateonsh ee mo veremos, esto se_da en todos los mas pequenos deus ac Ja vida, Se trata, @ no. dudario, de: una tendincls geet gee no imple constaiarclertas limitaciones en casoe contseten peng Necesariamente teniamos que Teferimos aqua eae teris fundamental de Ja religiostdad asecticn 36." in todos estos respects, feta bastante Ia ética pred tinacionista de PortRoval por virtud de su onienacion pied Yrextramundana, esto eo, emica (¥. Honest ia toe it) 31. HUMDESHIAGEN (Beitr. 2. Kivchemverfessungsorotie a Kirchenpottit (Contribucisn @ ta historia te ta seen on ta politica de ta Talesal, 18s, 1. pag. 31) sostgne Te tee re, 133 Spoca en la que los problemas de Ja otra vida preocupa- ban infinitamente mas que todos los intereses de la vida cuentemente repetida desde entonces, de que el dogma de la predestinacién {ue una doctrina teologica, pero jams una doc- {rina aceptada por el pueblo. Esto es cierto solo a condicion de identificar el “pueblo” con la masa de las capas inferiores. mas ignorantes; y aun en esta esfera se encontrarian excepciones. Hacia el ano 40 del siglo x1x, KOHLER (loc. cit.) encontraba que precisamente las “masas" (es decir, la pequena burguesia holan- esa) profesaban un rigido predestinacionismo; quien negaba el doble Decreto, era tin hereje, un condenado, A cl mismo le pre guntaron por el momento de su regeneracién (en sentido de la doctrina), No slo Cronwell —en el que ya ZELLER (Des. iHeol System Zawuinglis (El sistema teotdgico de Zwinglio}, pig. 71) ha- bia ejemplificado como en un paradigma los efectos del conma—, sino todos sus santos sabian perfoctamente de lo que se tratabs y los ednones de los sinodos de Dordrecht y Westminster sobre Ja doctrina en cuestion eran asuntos de interés nacional. Los iryers y ejectors de Cronwell s6lo admitieron puritanos, y BaXtEit Life, 1, pig, 72), a pesar de haber sido antes su adversario, juzga que su efecto sobre la calidad del clero fue considercbie. No hhay que pensar que los pietistas reformadas, los participantes de Jos conventiculos ingleses y holandeses tuviesen dudas acerca de la doctrina, pues ésta era Ja que Jes impulsaba a reunirse en busca de la certitudo salutis. Lo que la predestinacion significaba (© no significaba, alli donde tan s6lo ha Sido doctrina de teslogos, puede mostrarlo el catolicismo eclesidsticamente correcta en el que nunca ha sido doctrina esotérica ni extrafia, en formas mis ‘© menos vacilantes. (Lo decisivo es que. siempre se recha76 la fdea de que el individuo hubiera de considerarse clegido ¥ com: probarse por si mismo, Cf. la doctrina eatdlica, por ejemplo, en ‘Ad. van Wrce, Tract. de predestinatione, Colonia, 1708, No hemos de investigar aqui hasta qué punto era correcta la doctrina pas: caliana sobre Ia predestinaciOn.) HUNDESHAGEN, a quien resulta antipstica la doctrina, recoge sus impresiones predominantemen. te de la situacién en Alemania, Su antipatia se basa en la creen- cia (adquirida por razonamiento deductive) ce que su consecuen- cia para el orden moral tenfa que ser necesariamente el fatalismo y el antinomismo. Esta opinién fue ya debidamente refutada or ZneR, loc. cit. Por Jo demds, no hay que negar la posibil dad de que Ia doctrina hiciese este viraje, del que ya kablaron tanto MELANCHITHON como Westey: pero lo mds caraceristico fs que em ambos casos se trata de una combinacién con la reli siosidad sentimental de Ia “fe”, Y, evidentemente, al faltar la idea racional de Ia comprobacién, dicha consecuencia se_ des prendia de la naturaleza misma de las cosas, También en el Islam 134 terrenal.* Todo creyente tenia que plantearse necesita mente estas cuestiones: ¢Pertenezco yo al grupo de los elegidos? ZY como estaré seguro de que lo soy? Tale cuestiones relegaban a segundo término toda preociin cidn terrena. Para Calvino, personalmente, esto no cons gn esta doctrina no desempeiia el menor papel la iden eicamente faltaba ta “pri religiosa. Véase la, tesis doctoral Univ, de Tox, Brat —en medida decreciente— y Franwure (conertido derosamente en The Pilgrim's progress (La marcha del peregri- no) de Bunyan, ie oe 135 titufa un problema: se sentia «instrumento» de Dios y es- taba seguro de hallarse en posesidn de la gracia. Por eso, a la apremiante cuestién de cémo podré estar el indivi: duo seguro de haber sido elegido para la vida eterna, no sabe dar en principio otra respuesta que ésta: debe- ‘mos contentarnos con el conocimiento del decreto divino y la perdurable confianza en Cristo que se logra por la verdadera fe. Sobre todo, rechaza el supuesto de que la conducta ajena pudiese revelar el destino de quien la practica; seria un intento vano pretender descifrar asi los designios de Dios. Los elegidos no se distinguen apa. rentemente en nada, en esta vida, de los condenados."* ¥ en éstos son posibles incluso las mismas experiencias que en los clegidos (como ludibria spiritus sancti), con la sola excepcién de la confianza creyente finaliter perdura- ble. Los elegidos son, pues, como la Iglesia invisible de Dios. Naturalmente, no ocurre lo mismo con los epigo- nos (asf, Beza) y sobre todo con la extensa capa de los hombres vulgares. Para éstos, la cuestién de la certitudo salutis, la cognoscibilidad del estado de gracia, tenfa que aleanzar una importancia primordial,’ y en general asi ocurrié en cuantos hugares tuvo vigencia la doctrina de la predestinacién, en los que atormenté de continuo la cues. tidn de si existen indicios seguros que permitan recono cer la pertenencia al grupo de los electi. Esta cuestion no sdlo fue el eje de la evolucién pietista, iniciada en el seno de la Tglesia anglicana, sino que en algin momento alcanz6 significacién constitutiva en cierto sentido, y atin ‘conocerlo. De aqui provienen todos Jos impulsos psicolégicos de cardeter puramente religioso. 40, Asi, expresamente, en la carta a Bucer, Corp. Ret, 29, 883 y ss, CF, sobre esto SCHEIBE, op. cit. pag. 30. 41. La Confesién de Westminster admite también (XVIII, 2) Ja certeza infalible de Ia gracia de los elegidos, a pesar de que, por mis que hagamos, siempre somos “siervos indtiles” (XVI, 2) Y'de que la lucha contra el Maligno dura toda la vida (XVIII 3) Pero también el elegido ha de sostener largas luchas para alcan zar la certitudo salutis, que consigue por ia conciencia del cur: imiento del deber, que nunca faitaré por completo al creyente. 136 mas: cuando estudiemos el extraordinario aleance pw Ittico y social de la doctrina y la practica reformadias de la comunién veremos la importancia que aun fuera del pietismo tuvo durante todo el siglo xvit el problema de Ja posibilidad de constatar el estado de gracia por el pro. pio individuo, es decir, por ejemplo, de su posibilidad dc acceso a la comunién, al acto central del culto, el mas decisive para la posicién social de los que en él partici. aban. Planteada la cuestién en torno al propio estado de gracia, resultaba imposible conformarse * con el crite- rio de Calvino, nunca abandonado, en principio al menos, por la doctrina ortodoxa: recurrir al autotestimonio de Ja fe perdurable lograda en el hombre por la gracia. No Jo podia, desde luego, la cura de almas, que a cada mo- mento tenia que vérselas con las torturas que en las al- mas causaba la doctrina, recurriendo a diversos expe- dientes para resolver las dificultades."* En los casos en 42. Asi, por ejemplo, Ounuia, De substantia foederis gratuit inter Deu eleoron (1883), pag. 257. Heanetaen’ Corpus Theol fae, XXIV, $7'y s2 otros pasajes ex" Here: Dong der ex seh Kirche (Los dogmas de la Iglesia evangelica reformada) (I86l, genina doctrina calvinista remit ata fe y la concien comunidad con Dios en los sacramentos, S610. ats dentalente mencioné los “tres frutos del espiritu Ver fs pas jes correspondientes en Herre, op eit, pag. 425. El mismo CALVINO rechazo con gran energia las obras, atin las que él y los laters, fos conser fut de a fe como scales del valor ante Bos st Viraje prictico hacia la comprobacion de’ Eraci 6 Is obras, gue es lo que caraterza fa aces marcha paralclamente a la transformacién paulatina de la doc. ie Entsne age, espe de considera (como 1790) que los signos de Ia Verdaderm Iglesia son, ante todo, ta purera de a dctrnay Tow sacramento lea a conser i “hein como sefial equivalente a estas dos: Esta evolucion puede tepur tg. fos tetoneiadon ch Tm, op. chy pags. ES, y tam bien en la manera como ya_a fines del siglo xvi se adquiria‘en los Paises Bajos la cualidad de miembro (condicion central la su mision contractual expresa a la disciphna). 44." Vease acerca de est0 las observaciones de ScHNECKEN sure, lo. city pag 48 137 que la doctrina no era interpretada con excesiva libertad, © no se Ia atenuaba en términos que implicaban un cban- dono de la misma,” hallamos dos tipos de consejos carac- teristicos para la cura de almas: en primer término, se prescribe como un deber el considerarse elegido y recha- zar como tentacién del demonio toda duda acerca de ello, puesto que Ia poca seguridad de si es consecuen- cia de una fe insuficiente y, por tanto, de una accién in: suficiente de la gracia. La advertencia del Apéstol de «afianzarse» en la propia profesién se considera ahora como un deber para conseguir en la lucha diaria la se. guridad objetiva de la propia salvacin y justificacion; en lugar del pecador humilde y abatido al que Lutero otorga:la gracia si confia arrepentido en Dios, se culti- van ahora esos «santos» seguros de si mismos,” vemos personificados en ciertos hombres de neg: Ia era heroica del capitatismo y atin hoy, en ciertos plares aislados. En segundo lugar, como medio principa lisimo de conseguir dicha seguridad en s{ mismo, sz in- culeé la necesidad de recurrir al trabajo profesional in- cesante,"* tinica mada de ahnyentar la duda religiosa y de obtener la seguridad del propio estado de gracia 45. Asi, por ejemplo, también en Baxter adquiere gran impor tancia, como en el eatolicismo, Ia distincién entre mortal y venial sin. El primero es signo de que, al menos actualmente, falta la gracia al hombre, y s6lo una completa “conversion” de éste pue- de garantizarle su posesién. El tltimo no es incompatible con el estado de gracia, 4, As{_—en innumerables_matices— Baxrer, Bantey, Seoc- wick, Hooaxnetk, Veanse también los ejemplos citados en Scr: [NECKENBURGER, Op. cit, pig. 262 47, La concepeién del “estado de gracia” como una especie de cualidad profesional o de clase (como la de los ascetas ‘le la fntigua Tglesia) se encuentra @ menudo en autores diversos; as en SconriNtttis (Her innige Christendom [EL eristianismo in: terior], 1740; obra prohibida por los Estados Generales). 48. Asi, como mas tarde se verd, en innumerables pasajes et Christian Directory —sobre todo en su pasaje final— de BAX- ita. Esta recomendacién del trabajo profesional como medio de ahuventar la angustia suscitada por el sentimiento de la pro pla inferivridad moral, recuerda la interpretacién psicologica que 138 La razon de que fuera posible considerar de este modo el trabajo profesional, como un medin adlevis do para reaccionar contra la’ angustia ya en ciertas hondas caracteristicas del sentir reliyi 50 fomentado por las Iglesias reformadas, cuya nui festacién mas clara (de rotunda oposicién’ al luteranis mo) esta en la doctrina sobre la naturaleza de la fe jus tificadora. En el hermoso ciclo de conferencias dadas por Scheneckenbiirger,” estas diferencias han sido analizadas con tal finura y objetividad y ausencia de todo juicio de valor, que no tenemos inconveniente en seguir su expo: sicion sobre Ja materia que nos ocupa a continuacién. La mas clevada experiencia religiosa a que aspira daba Phocit al ain de dinero y la ascesisprofesons somo um En el dogma dea predestinacion va unio Is connicion de a diswaftosidad quc\el pecado original ha impreso 2 lacie templcign como snios medias de descarse de fo preston del pecadlo y aleanzar la seguridad de ta salvacion, En ws tre esperamos) cl doctor Hontcsnent ha hechs penetrance obaesic ta del concepto de profesion, En los jansenistas no hay Kelas de Su concepto de a “profesion" tiene, mucho inde que el laverate sélo por el orden social ~eomo en cl eatlesmnor, sito por a voz de fa propia conciencia (Homtesneie loc. eit, pag 1389 49. Un punto de vista parecido sostiene tarnbic el breve por claro resumen de Lonstin en el libro de homenaje-a Ht Hee a coniinuacion. Se le ha reprochado el haber inside semasiads en el aleance del leiemotiv de la certiudo salutis, Pero prest diades practieas de la vura de almas. Todos los movimicntos rel incluso en la India. En realidad, no podia ser de otro modo." 139 Ia piedad Iuterana (singularmente en el curso de su evo- lucién durante el siglo xvir) es la unio mystica con Dios.” Como ya lo indica la palabra (desconocida para la Iglesia reformada), se trata de un sentimiento sustancial ée Dios: el sentimiento de una efectiva penetracién de lo ¢i- vino en el alma creyente, cualitativamente andlogo a los efectos de la contemplacién en los mfsticos alemanes, v caracterizado por su caracter pasivo, enderezado tan s6lo a satisfacer el anhelo de reposar en Dios, y su pura afectiva interioridad. Ahora bien, una religiosidad de tin- te mistico no sélo es perfectamente compatible con un sentido marcadamente realista de la realidad que nos r0- dea (la historia de la filosofia lo comprueba), sino que incluso puede constituir su mas firme apoyo, por su in- compatibilidad con las doctrinas dialécticas. Mas atin: es posible que la mistica contribuya indirectamente a Ia racionalizacién de la conducta practica. Pero, en todo caso, la referencia que la mistica establece con el mun- 50. Ciertamente, no cabe negar que ta plena evolucién de este concento no se efectus mas que en Ja ultima fase del lute- Fanismo (PRAETORIUS, Nicotat, Messxen), También existe, en sen- tido andlogo a éste, en Johannes GERHARD. Por eso en el libro 1V de su Historia del pietismo (vol. M1, pag. 3 y s.) sostiene Rrrscrtt fue la introduccién de este concepto en la religiosidad luterana Significa un renacimiento o aceptacién de la piedad catélica. No hniega (pag. 10) que el problema de Ia certeza individual de la Selvacién ha sido el mismo en LuteRo y en los misticos catélicos, pero cree que recibié en uno y otros Ia solucién opuesta. Acerca de esto, no me atrevo a emitir juicio propio. Como es natural, ‘cualquiera comprende que es distinto él aire que se respira en fa Libertad de un hombre cristiano, comparado con el dulce Jugueteo con el “nifito Testis” de la Titeratura posterior, e inckiso Zon el sentimiento religioso vivo en TauteR, También Ta conser- Vacién de los elementos mistico-magicos en Ia doctrina Tuterana de la Eucaristia tiene motivos religiosos completamente distin- tos que la piedad "bernardina” —que recuerda el estilo del Cantar de los Cantares—, a la que siempre se refiere Rirscitt, estimando aque de ella proviene el cultivo del comercio “virginal” con Crsto. Pero, zno seria posible que también aquella doctrina de la Euce ristia hubiese contribuido a favorecer el renunciamiento del sen- tido mistico de la religiosidad? Desde luego, no es acertado afi mar (loc, eit,, pag. 11) que la libertad del mistico consiste sola- 140 do excluye una valoracién positiva de Ia actividad exter na. Por eso, la unio mystica iba unida en el luterani con un sentimiento de profunda indignidad por cl pe cado original, que habia de servir para que el creyente luterano practicase cuidadosamente la poenitentia quo- tidiana, como medio de conservar la sencillez y humil dad indispensables para la remisién de los pecados. E cambio, la religiosidad especificamente reformada est vo desde un principio en posicion francamente adversa, tanto contra la enemiga al mundo pascaliana como con- tra esta piedad puramente sentimental e interior del lu- teranismo. El calvinista no admitia una efectiva penetra- cién de lo divino en el alma, por la absoluta trascenden- cia de Dios sobre lo creado: finitum non est capax infini ti, La comunidad de Dios con sus agraciados sélo podia realizarse y conocerse cuando Dios «actuaba» (operatur) en ellos, y éstos se daban cuenta de ello; es decir, cuan- do su accién provenia de Ia fe actuada en ellos por la di- vina gracia y, a su vez, esa fe se legitimaba como actua- da por Dios por la calidad de aquel obrar. Podemos asi Jar las dos formas de toda religiosidad préctica:** mente en su aislamiento del mundo. En interesantisimos razona- Iientos desde cl punto de vista psicoldgico-religioso, puso de relieve Tauten el orden que se establece, incluso en ios pensa- Mientos referentes a Ia vida profesional, como efecto practico de las contemplaciones nocturnas tan recomendadas por él du- ante su insomnio: “Solo por esto (por la unién mistica con Dios fen Ia noche, antes del steno) se purifica la razon y se fortalece el cerebro, y el hombre se sentira tan dichosa y divinamente influido durante todo el dia por este cjercicio interior que realmente le hha unido a Dios, que todas sus obras serén ordenadas. Y por eso, cuando se ha preparado para su obra y va a la realidad fundado fen la virtud, sus obras resultan virtuosas y divinas” (Sermones, fol, 318). Ya’ se ve, pues, que la contemplacién mistica y la com cepcién racional de la prolesién no se excluyen en modo alguno. Lo contrario ocurre cuando la religiosidad reviste formas histé eas, lo que no ocurre ni en todos los misticos ni menos atin en todos los pietistas. SI. Véase acerca de esto los articulos siguientes sobre Ja “ética econémica de las religiones”, introduccién. 41 el hombre puede asegurarse de su estado de gracia sin- indose © como «recipiente» o como «instrumento» del poder divino; en el primer caso, su vida tender a cul tivar el sentimiento mistico; en el segundo, propendera al obrar ascético, Lutero se aproxima al primer tipo; el calvinismo pertenece al segundo. También el reformado queria conseguir la eterna felicidad sola fide. Pero como segiin Calvino todos los sentimientos y estados de animo, por elevados que puedan parecer, son siempre engafio: la fe necesita comprobarse en sus efectos subje- tivos, para servir de base segura a la certitudo salutis: ha de ser una fides efficax,* y el lamamiento a Ja salvacién 52._ En este supuesto, el calvinismo coincide con el catolicis- ‘mo oficial. Pero para los catolicos derivaba de abi la necesidad del sacramento de la penitencia, mientras que los reformados deducian la consecuencia de Ia’ comprobacidn prictica por cl obrar en el mundo. 53. Asi, por ejemplo, Beza (De praedestinat, doct. ex praelect, in Rom, 9. a. Raph. Eglino exc., 1584), pag. 133: ”... scut ex ope ribus vere bonis ad sanctificationis donum, a sanctificetione ad fidem... ascendimus: ita ex certis illiseffectis non quamvis voc tionem, sed efficacem illam, et ex hac. vocatione electionem ex slectione donum pracdootinationis in Christo tam firmam quam immotus est Dei’ thronus certissima connexione elfectorum ct causarum colligimus...” Sélo por referencia a los signos de la condenaci6n habria que mostrarse prudente, puesto que se trata del estado final. (En este punto, el puritanismo pensabe de otra manera.) Ver también el profundo estudio de SCHNECKENBURGE Toc. eit, quien solo cita, ciertamente, determinada clase de lite ratura. En toda la literatura puritana Feaparece este mismo ras go. "It will not be said: did you believe? —were you Doers, or Talkers only?", dice Bunyan, ‘Segiin Baxter (The sains's ever: lasting rest (El descanso eterno de los santos}, cap. XI) —re presentante de la forma mas atenuada de Ia doctrina predest. nacionista—, la fe significa la sumisién a Cristo con el corazén y los hechos. “Do what you are able first, and then complain of God for denying you grace if you have cause", contestiba a la objecin de que ia voluntad es sierva y sdlo Dios es quien re tiene injustamente su capacidad de santificacién (Works of the Puritan Divines, TV, pig. 155). El examen de FULLER (historiador eclesidstico) se limitaba a la cuestion de la comprobacién pric tica y Ios autotestimonios del propio estado de graca en Ja conducta. Lo mismo Hows en el lugar ya citado anteriormente. Una lectura de las Works of the Puritan Divines proporcio 12 un effectual calling (como dice la Savoy declaration). A la pregunta de qué frutos del reformado atestiguarsin ki 1e« titud de su fe, se contesta: aquella conducta del cristiano que sirva para aumentar la gloria de Dios; y que con ducta sea ésta, 0 se halla directamente revelado en ka 13, blia, o se deduce indirectamente del orden de los fines de Ja naturaleza por EI creada (lex naturae)..* El estado de gracia puede controlarse especialmente comparando el estado de la propia alma con el que, segtin la Biblia, cra Patrimonio de los elegidos, esto es, los patriarcas.” Sélo el elegido tiene propiamente la fe efficax; sélo él es Prusbas a cada paso. No era raro que fuesen muchos escritos Sscetios: drectamente catlcos los que delcrainaren Ia tage Yersion” al purtanismo (as, en Burin, un tatede fecalony Pero, fronte's la doctringgenuina de Lurtng 9 Caveats cencépciones mo eran realmente una ronovaeies orale Christ 61 et. orig, 133, paw 91, 112) Perospara CiLvINs era seguro que por est vin no legara a acnnane Ia cone deta gracta (4? $b), Era corrente le hnvoeacoe 81 an sen Pasajesanslogos. Amcipemos que la exgeneis de ls fos afc ho se limita a lov caltnitas en Semuido ecteeios fori ee fonfesionen de Te buprsta tran fos trues dete creas tos sobre la predestinacion and that tts ae a ropenoranone “proper evidence appears inthe holy fruits of repentance tad faith and nowness of hie"! att T'de la: ContesiSe bapmeea oa The Baptist Church Manual {hlarual clesvics backs ea J.N, Broven D, Fladet"s, Am, Bap, Publ. See) Defies, py Fecido comienza el tratadoinuclo por el memmeainne Graze Tacxxen (acoptado por cl stnodo db Harlem de heady ody. Dlantcandose la etestion de come se neconce he de tot a fa quc responde (pag. 0): “Nu al ist des dasdanfont oreeot bare ghelove aleene i het scker fondameniate Lemmon oe de conscienien der gelovigen im het nites sere ae a Gods te versekeren’ = : a St. “Ya antes Se ajo algo en tomo al alcance de esta ley no- tural para el contenido material de te eee socal Agus £2 st interesa el contenido, sino el impulso favorable al eae es, 55." Resulta evidente hasta que punto tenla que allt eee idea en la ponctracion del espiit juice del Angas he toven el punitanismo 56, “Asi la Savuy Declaration dice de los members de la eccl sia pura que son “ints by effectual caling, Wisily sank By hele profession and. walking 143 capaz —gracias a la regeneratio y la consiguiente santifi- catio de su vida entera— de aumentar Ia gloria de Dios por la practica de obras realmente, no sdlo aparentemen- te, buenas. Y al darse cuenta de que su cambio —al me- nos en Jo fundamental y en su constante intencién (pro- positum obeedientiae)— se debe a un poder viviente en €™ para aumentar la gloria de Dios —de modo que no sélo es querido, sino actuado por el propio Dios—.” es cuando alcanza el sumo bien a que aspira la reli la certidumbre de la gracia. La posibilidad de alcanzar- Ia esta corroborada por la segunda epistola a los Corin tios, 13, 5° Asi, pues, las buenas obras son del todo ina- decuadas si se las considera como medios para aleanzar la bienaventuranza (pues también el elegido es crictura y todo cuanto hace se encuentra a infinita distancia de los preceptos divinos), pero son absolutamente indispensa- bles como signos de Ia eleccién;* constituyen un medio técnico no para comprobar la bienaventuranza, sino para desprenderse de la angustia por la bienaventuranza. En este sentido, son consideradas ocasionalmente como «in- dispensables para la bienaventuranza»** 0 como condi cién de la possesio salutis;® lo que practicamente signi- 57. A, principle of goodnes, CHaRNock en las "Works cf the Pur. Div.", pig. 175, 58. Sroowiex dice en una ocasién que la conversién es una “copia literal del decreto de predestinacion”. Y agrega Butey: EI que es clegido, es llamado y capacitado para In obedizncia, Solo aquellos a los que Dios llama a la fe (expresada en I con ducta) son croyentes verdaderos, no meros temporary belisvers, como ensefia la Hanserd Knollys Confessio (baptista) 59. Cf, por ejemplo, el final del Christian Directory de Baxter, 60. “As, por ejemplo en CrARsock, Self-examination (Exa men de si’ mismo), pag. 183, para refutar Ia doctrina catélica de In dubitatio. ‘1, Esta argumentacién reaparcce de continuo en Joh, Hoons- esx, Theologia practica, II, pags. 70, 72, 182; 1, pig. 160. 6. Por ejemplo, dice la, Conf. Helvet. 16 “ct improprie his (as obras) salus adtribuitur”. ‘63, Cfr, para todo esto Scuinpceenoncen, pig. 80 y s, “4 fica que Dios ayuda al que se ayuda a si mismo" y que, Por tanto, como ya hubo ocasién de exponer, el calvinistat crea por si mismo® su propia salvacion (0, mejor, li s¢ guridad de Ta misma); pero esta creacion no puede con sistir (como en el catolicismo) en un incesante acopiv de acciones meritorias aisladas, sino en un sistematico con trol de si mismo que cada dia se encuentra ante esta al ternativa: celegido o condenado? Con esto Ilegamos a un punto importante de nuestra exposicién, Ya es sabido que los circulos luteranos han lanzado sobre esta actitud, cada vez mas acusada" en las Igle- sias y sectas reformadas, el reproche de «santificadora de las obras». ¥ por licita que fuese la oposicién de los 4, “Si non est pracdestinatus fac ut praedestin ser que dijo saw-AcvstiN G3. Esto recuerda en esencia una sentencia andloga de Gos ru: *{Como puede uno conocerse asi mismo? Por la contempla Gin, ns lo pore obrar. rata de cumpi con tarde ¥ pide el momento’ “ 7 aa Gs, Pucs en el mismo afirma Citvino que Ia “santidad” tiene ‘que darse tambien en la apariencia (Inst, Crist, IV. 1.88.2, 1,9) Stun cuando los ines entre To santo y"to no santo son ineser {ables para el saber humane, Hemos de ereer que all donde es Puramente anunciada la palabra de Dios en una iglesia organizada Yadministrada segin su ley, exten tambien elepids, aun’ Cua do no los conorcamos. @T._La religion calvinista es uno de los muchos ejemplos que se encuentian en Ia historia roligiosa de la relaciOn que, Con el Comportamiento.pricticoreligioso guardan ciertas. consecuencias dca Tica acolgkcament de detrminaday eas tel hacion fuese cl falalismo, Sin embargo, la consccucncia psicol. Bie Tue precisamente Ia opucst, en vrtud de la idea de la com Probacion practic. (Por motives sndlogos reclaman los parte Fios de Nietzscie signficaciOn etica poitiva parla idea de ey ho relomo. Solo que aqui se Wata de la responsabilidad por una vida futura que no va tunida con ef operante por ningun cont agiun), Bellamente explica Hoorseasen (Fleol prac. vol I, pe tina 183) la relacion ene la predestinacin y ef obra, en el lem fuaje de su tlempor los elect, procisamenie por viriud deat is", parece 445 atacados a identificar su posicién dogmatica con la doc- trina catélica, no faltaba alguna raz6n a los atacantes, pensando en las consecuencias pricticas de la doctrina repulsa de las consceuncas fatalistas (que, com todo, no dejaron Hea" que hace aus dl leance de lay ideas veligtosas con avegle toda vivencia religion pistde su subsiancla al uatar de dase de sistema totcectwal gus la "vivencia”religiown inmedista con Scounneas cca, colo exsion entre lay diversas reagianes del 146 sobre la conducta normal del cristiano reformado;* pues ion del obrar ético como Ia que el calvinismo inculcaba en sus adeptos. Pero lo decisivo para conocer el alcance priti co de esta «santificacién de las obras» es, sobre todo, el conocimiento de las cualidades caracteristicas de la ‘co- rrespondiente conducta, tan distintas del comportamien. to en la vida del cristiano medio medieval, que podria describirse aproximadamente del modo siguiente: en el aspecto ético, el cristiano corriente vivia en la Edad Me- dia® «al dia»; cumplia, por de pronto, sus deberes tra- dicionales y realizaba ademas ciertas «buenas obras» que, 68. Baxter (The saints's Everlartig rest, 1, 6) contesta asi a la cuestion: “Wether to make salvation our end be not mercenary for legal? — It is properly mercenary when we expect it as Wages for work done... Otherwise it is only such a mercenarism as Christ commandeth... and if secking Christ mercenary, I desire to be so mercenary...” Por lo demis, aun en muchos calvinista ue pasaban por oriodoxos no faltaba cn ocasiones la caida on el sentido de una santificacion de las obras groseramente inter pretada. Segin Bantzy (Praxis pictatis, pag. 262), las limosnas son lun medio para cvitar la pews (winporal, Ot00s teologos revomec, daban realizar buenas obras, al condenado para que la condena 8¢ hiciese tal vez mas soportable, y al elegido porque Dios no las Quiere sin una razén, sino ob causam, lo que no dejard de tener su recompensa. Tambien Ia apologia ‘habia hecho ciertas conee siones faciles al alcance de las buenas obras para el grado de bienaventuranza. (ScHNEcKENRURGER, loc. cit, pag. 101.) 69. También agui debemos expresarnos en cl lenguaje y con ceptos del “tipo ideal”, con objeto de destacar las diferencias, fun cuando forcemos ‘con ello un tanto la realidad historica, ero es que de otro modo seria imposible Hegar a una formula ion clara. Seria un punto a discutir separadamente el dela Felatividad de las antitesis, que aqui aparecen formuladas con la mayor crudeza posible. Bien se comprende que ya en la Edad Media afirmé la doctrina oficial eatolien el ideal de santffcacion sistematica de 1a vida, Pero también es cierto, primero, que la préctica cotidiana eclesidstica faciiitaba la conducta "insistemé fica" a que nos referimos en el texto, por obra de su medio dis. siplinario més eficaz: la confesion; y, segundo, que al catolicis- ‘mo secular de la Edad Media tenia que faltarle constantemente el sentido fundamentalmente frio y rigorista y el reconcentrado aislamiento de los calvinistas. M47 normalmente, no constitufan una serie racionalicada de acciones, ni eran esenciales, ni iban necesariamente uni: das a un determinado sistema de vida, mas bien eran rea: lizadas ocasionalmente, con el fin, por ejemplo, de reparar ciertos pecados, 0 por influencia del clero, 0 sobre todo, en las proximidades de la muerte, como una especie de prima de seguro. Naturalmente, la ética catdlica era «éti ca de la intencién; pero acerca del valor de cada accién decidia su concreta’intentio; y cada accion, buena o mala, era imputada a su autor, influyendo sobre su destino tem- poral y eterno. La Iglesia pensaba asi, con criteria realis- ta, que el hombre no constituye en absoluto una unidad determinada y valorable desde un tinico punto de vista, sino que, normalmente, la conducta humana es algo con- tradictorio, por la influencia de opuestas motivaciones. Ciertamente, la Iglesia exigia también del hombre, como ideal, un radical cambio de vida; pero esta exigencia que- daba atenuada (para el tipo medio de hombre) justamen- te por uno de sus instrumentos mas importantes de po- der y educacién: el sacramento de la penitencia, caya fun- cién iba intimamente ligada con la mas profunda pecu- liaridad de la religiosidad catolica. EI «desencantamiento» del mundo, la eliminzcion de la magia como medio de salvacién ®* no fue realizada en la piedad catélica con la misma consecuencia que en la religiosidad puritana (o, anteriormente, en la judia), Para el catélico,” la gracia sacramental de su Iglesia estaba a su disposicién como medio de compensar su propia in. suficiencia: el sacerdote era el mago que realizaba cl milagro del cambio y que tenia en sus manos el poder de las Haves; se podia acudir a él con humildad y arre- pentimiento, y él administraba penitencias y otorgaba es- 70. La significacién absolutamente central de este factor se ira poniendo claramente de relieve, como ya tuvimos ocasion de advertir en los articulos sobre’ la eticw economica de las religiones. Ti. Tambign para los Iuteranos, hasta cierto punto, LUTERO no quiso destruir este Ultimo resto de la magia sacramental 448 is de gracia, seguridad de perdén y garantizaba ta emancipacién de la terrible angustia, vivir en la cual eva para el calvinista destino inexorable, del que nada ni na die podia redimirle; para él no habia esos consuelos amis- tosos y humanos y ni siquiera podia esperar, como el catélico y aun el luterano, reparar por medio de las bue nas obras las horas de debilidad y liviandad. El Dios del calvinista no exigia de sus fieles la realizacién de tales © cuales «buenas obras», sino una santidad en el obrar elevada a sistema.” Ya no se habla de la catélica (y auténticamente humana) oscilacién entre cl pecado, el arrepentimiento, la penitencia, el descargo y la vuelta a Pecar; ya no se establece para la vida un saldo expiable Por penas temporales y cancelables por los medios ecle- sidsticos de Ia gracia. De este modo perdié la conducta moral del hombre medio su caracter anarquico e insis- temdtico, sustituido ahora por una planificacién y meto- dizacién de la misma. No es, pues, un azar que se diese el nombre de emetodistas» a los adeptos del ultimo gran renacimiento de las ideas puritanas en el siglo xvtt, asi como el siglo xvii se habia aplicada a sus antecesores e 72. Ct, por ejemplo, Sebowsck, Buss und Gnadertehre (Doc trina de a” pentencia 9 la graca) (e. alerand de Reade 1689: "El pentente posce “une reg Segara con ln que sabe g au atenerse exactamente y por Ts cualoriena y dire tole sa ‘ida (pag. 591), Prudent, ‘alertayprecavida, vive con Sete 2a ley (hig 896) Esto slo puede iopasse medianeren cane fadical de tedo el hombre, como consceuenls de le proses cién (nig. 382. El arrepestimieno cfectio se maniiens sek ondacta (pig, 361) La distincon entre ls sbray Meeker noa moralmente” las opera spintuata consite (como age Hose, won loc. cit, I, 1X, €-2) en que étas son consceuensi dang ida regenerada, en gue (ib, el I pag. 160) manifests we he Bevo constante! que able puede caplarse por I inerteneoe Scbrenatural de la dvina "praca ibs p. 10), Lets “ae en Gomunes todo el protestantismo § gus como es natu tsa bien se encuentran en tos mas elevadosidcaley del catches pero Solo en aquellas diecciones puritanas que profeeaban ot scetismo lato podlan deseubrir sus consecucreias pars eb mu doy, sabre todo, lo en ellas eran sufcientoments prone desde ef punto de vista poicleen 149 pirituales la calificacién andloga de «precisistas»."" Paes los efectos de la gracia, la ascensin del hombre del status naturae al status gratiae, sélo podian lograrse mediante tuna transformacién del sentido de la vida en cada hora y fen cada accién." La vida del «santo» se encaminaba a una finalidad tinica: Ja bienaventuranza; pero, justamente por 0, el decurso de esa vida suya fue absolutamente racio- nalizado y dominado por la idea exclusiva de aumentar la gloria de Dios; jamas se ha tomado més en serio este principio de omnia in majorem Dei gloriam.”* Ahora bien, Sélo una vida guiada por una constante reflexién podia ser Considerada como superacién del status naturalis; el co- ito ergo sum cartesiano fue acogide por los puritcnos Ge la época a través de una intepretacién ética andloga.” Esta racionalizacién dio a la piedad reformada su cera ter ascético; al propio tiempo, constituye la razén d> su 73, Este ultimo nombre derivé en Holanda de la vida que tos “finos" ajustaban con la méxima precisién a los precepts ‘iblicos (asi; en Voer). Por lo dems, también a Jos puritanos se ‘aplicé en el siglo xvit el nombre de *metodistas”. ico ePes, como se lace obscrvor por todos los prrdicadores puritanos (como, por ejemplo, BUNYAN, en The Pharisee and the Publican LE fariseo y el publicano), W. of Pur. Div., pég. 126), un Calo pecado destruye todo el “mérito” que pudo ser acumalade Por Ins “buenas obras” en el curso de una vida, si —lo que es Paposible— el hombre fuese capaz por si solo de aportar algo ‘que Dios tuviese que imputarle como mérito o pudiera vivit cons Himemente en estado de perfeccién. Ya no hay, como en el cato [Rismo. una especie de cuenta corriente con deduccién de salde eimiagen ésta ya corriente en Ia Antigliedad—, sino que toda lv Jide we encuentra ante esta eruda alternativa: 0 estado de gracis weGadenacion. Véase mas adelante, en la nota 123, pagina 175, Sigunas reminiscencias de esta concepeién de la cuenta co 75. En eso consiste la diferencia con la mera legality y civility que Buxvax hace habitar como camaradas del sefior, "Muadan» Bisereto” ('Wordly.wiseman") en la llamada “Moralidad’ Te “Cannock, Self-examination (Works of the Pur. Div. ps gina 172): "La reflenién y et conocimiento de s{ mismo son uns Bvprrogativa de las naturalezas racionales". Y sigue a esto un Pete que dice: Cogito, ergo sum: tal es el primer principio {a nueva filosofia’ 150 licismo, al cual, naturalmente, no era extrafia una stctitid seno matices harto diferentes, tanto en sus n panei giiedad como en ta Edad Media; en eso se basa preci: menie la significacién historica de la vida monacal cn Occidente por oposicién al monacato oriental (no de todo 1, pero si de su tipo mas general). Ese cardcter se en- cuentra ya en 7 regl de san Benito y en la de los clunia- tule hulda del mundo como del continuo atortmen todo sistematico de conducta racional, con el fin de supe- rar el status naturae, sustrayendo al hombre del poder de los apetitos irracionales, y devolviéndole su libertad an el mundo y la naturaleza; de ese modo se aseguraba la primacia de la voluntad planificada,” se sometian sus ac- ciones a permanente autocontrol, se educaba (objetiva- mente) al monje como trabajador al servicio del Teino de sia de Duns Scavo (nunca dominante, s6l¢ tolorada,y en‘ oescie: fs Sepsis cic eras fea del protestantiomo te) participaron de la hostilidad sentida mas arde Tos pietstas contra la Slosofia aristotcica, en consciente onmcicin feng cist (CEI Cry fy eds Bt, ieee yn a "pina eta otunead? TExactamente de Ia misma manera define su si wnt SOOT: GS Wt ort hia RE. [pron Thr Re le, Sonos pefmitdo.empear Stns en ata ea ia nomen vei hacen por tinbargo, que se le puede emplear en sentido diferente, mas ams plio o mas-estrecho, segin se quiera. — 151 ios y (subjctivamente) se le aseguraba, a su ver, la sal- vaclon del sina, Puet bien, este activo, dominio dea mismo que era el fin de los exerctia de san Ignacio y de las formas mas altas de las virtudes racionales monaca ta exigida por el puritanismo." En el profundo desprecio con que en los relatos sobre los interrogatorios de sus mirtires se opone la fria y reposada serenidad de sus con: fesores a la desenfrenada algarabia de los nobles, pre lados y funcionarios,” resalta la alta estimacion del re- servado autocontrol que representan atin hoy los mejores tipos del gentleman inglés y angloamericano.” Ex nues 79, En el Hudibvas tos, puritanos fueron comparados a tos feanciseanos (Canto T, 18, 19). Un relato de FUESCH, enviado ge snows, Hana a ctiko de Cromwell “asamblen de monic, terna entre la ascent religiosa mondslica ye ascetisino wsico profesional: por eso me sorprende extraordinariamente que BREX Taso (loc. cit pig. 134, entre otras) alegue en contra mia ef he ho” dae To ones practcaen yresomendanen I aac Sh lesin Pele custgutcra puede ver que toa costinulded cg wre Cisamente el supuesto basieo de mis razonamientos: la Reforma faplica a la. vida profesional en el mundo el ascetismo cristiano racional y la vide metodiea practicada antes en el claustro, Vea Se lo que seguidamente digo en el texto, reproduciendo intacto cl de la primera edicion 7 ASI en Ios muchos relatos sobre los interrogatorios de tos neretes purtanos;reprotuldos en ta History of the Puritans fe Nest y en los English Baptist de CROswy Be Siatomt Cy otros anes qué el) deriv del purtansmo el in dal ideal de la reserve, Cf. sobre este ideal las cbserva es de James Bryer sobre el colegio americano en et. IT de Su American Commonwealt. El puritanismo hizo del principio ‘eaten del "dominio de at msm” el padre de la modrta dic plina militar. (Véase sobre Mauricio de Oranje como creador de Jas modernas Instituciones militares, Rotor en et Preuss. Jah buch, 1903, t. IIL, pis. 258). Los Tronsides de. Cromwell, ue, en compacta iormacién, atacaban al enemigo pistola en maro, eran muy superiores.a los "caballeros", no por un ardor de-derviches, Sino, al contrario, por st Trfo dominio’ de st mismos, que les pacitaba para obedecer ciegamente Ins érdenes del mando, mien Tras que ‘aguélles, con stv atague caballeresco ¢ impetusso, di tro lenguaje corriente:" el ascetismo puritano (come todo ascetismo «racional») trabajaba por capacitar a los hombres en la afirmacién de sus «motiyos constantex» (Singularmente los que aquél les inculcaba) frente a los safectos»; aspiraba, por tanto, a educarlo como «perso. nalidad (en este sentido psicolégico-formal de la. pal bra). La finalidad, contra lo que creia el vulgo, era poder Mevar una vida alerta, clara y consciente; por ello, | tarea més urgente era terminar de una vez con el goce despreocupado de la espontaneidad vital, y el medio mas adecuado de lograrlo, poner un orden en la conducta de los ascetas. Todas estas caracteristicas existen también en las reglas del monacato catélico“ con precision no menor que en los principios de conducta del calvinismo.™ solvfan en dtomos su propia tropa, Véanse muches detalles sobre Ja materia en Frere, Cronwells Army {El ejéretto de Cromell) 83._ Cf. Particularmente WinpixaNn, Ueber Willensfrethelt (So bre el libre albedrio), pags. 71 y s 84, “Aun cuando no con la misma pureza. A menudo, con estos elementos racionales se interferian contemplaciones misticas: hee {ores sentimentales. Pero obsérvese que, a su ver, la contenpla cion_hallabase metédicamente regulada 85." Segiin Richard Baxren, es pecaminoso todo lo que es con. fra la recta reason impresa por Dios en nosotros: no Solo aque las pasiones cuyo objeto es en si pecaminoso, sino inelusy los afectos desmedidos ¢ irracionales, porque destruyen la countertan ¢, pues, como hechos puramente materiales, suprimen Is rele gion racional de toda accién y sentimiento con Dios, y son oles sivos para El. Cf., por ejemplo, sobre el pecatlo dela Ira, Chr Directory, 2a, ed.,'1961, I, pag. 285 (con una cita de TAULER en la pig. 287); sobre cl cardcter culpable del temor, ib, pg. 287, sp. 2 También se considera idolarry et que nuestro apelito sea the rule or measure of eating (la regla o medida del comer), ob: eit. t Pgs. 310, 316, s. Ly en otros lugares, Como eonfirmacién ‘dé estos razonamientos ‘suele citarse, ante todo, las sentencias de Suomen, el De tranguillitate animi de PLUTARCO y, a menudo, los eseritos ascéticos de la Edad Media (Saw BeRNARoD, SAN BUENWENe 20R4, etc.). No eabe mayor oposicion al viejo principio de que “quien no guste del vino, de las mujeres y del canton”, que oe tender e1 coneepto de idolatry a todo goce de los semtides que No esté justificado por razones higignicas, en cyo caso, el de. Porte y otras recreations estan permitidas (vease sobre esto tae ludelante), Obsérvese que las fuentes aqui citadas no som ni Obras 153 Esta metodizacién de la vida humana es la base en uno y otro caso del extraordinario poder liberador del ascetis- mo; y, sobre todo, explica la mayor capacidad del calvi nismo, frente al Iuteranismo, de asegurar la consistencia de la Iglesia reformada como ecclesia militans. Por otra parte, no hay dificultad en sefialar dénde ra- dica la oposicién entre el ascetismo calvinista y el medie- val: en la supresion de los consilia evangelica y, por tan. to, en la transformacién del ascetismo sobrenatural en una ascesis puramente «profana», terrenal. No es que dentro de! catolicismo la vida «metédica» hubiese que dado relegada a las celdas de los claustros; ni Ia teoria ni la practica medievales aprobarian tal afirmacién. Pero siempre se ha hecho notar que, a pesar de la elevada sobriedad moral del catolicismo, una vida no sujeta a sis tema ético no puede alcanzar Jos supremos ideales que aquél proclamé como validos, incluso para la vida en el mundo." La Orden Tercera de san Francisco, por ejem- plo, era un potente ensayo de penetrar ascéticariente prictica cotidiana de Ia vida; pero ni siquiera fue el co intento, como es sabido. Ciertamente, obras como Imitacién de Cristo muestran, por la poderosa influencia que ejercieron, que el tipo de conducta exigido en ellas era considerado como algo muy por encima del minimo suficiente de moralidad de! tipo de vida usual, « medidas como las que establecié mas tarde el paritanis mo. Ademés, todo intento de sistematizacion de la con ducta tenfa que cruzarse siempre en su camino con Ia prictica de ciertas instituciones religiosas, como las in dogmaticas ni libros de edificacién, sino que se deben a Ia pric tica de Ta cura de almas y son buena muestra de la direcciés aque influfan 16. Sentirfa, dicho sea de paso, que se interpretase esta ex posicién mia como un juicio de valor expresado a favor de trotra de estas formas de religiosidad. No es éste mi prope fen este Tugar. Sélo me interesa seialar la influencia practica «i falgunos de sus rasgos que, desde el punto de vista purament Teligioso, seran_quizé periféricos, pero que han tenide extraor dinaria importancia para la conducta practica 154 dulgencias, las cuales, por esa razén, fueron consider das en la época de la Reforma no ya como un abuse px riférico, sino como el maximo mal. En todo case, cn ta Edad Media, el hombre que por excelencia vivia mctoi amente en sentido religioso, era el monje: en eonsecien cia, el ascetismo, cuanto mas integral, mas debia apartat del’ mundo al asceta, ya que la santidad de la vida con sistia precisamente en superar la moralidad suficiente para el mundo.” Primero Lutero y, tomandolo de éste, Calvino rompieron con esto; y el primero, no en vir tud de ciertas «tendencias cvolutivas» a las que diese realizaci6n, sino debido a sus propias experiencias per- sonales (al principio, es verdad, con ciertas vacilaciones al Megar a las consecuencias practicas; mas tarde, con toda decisién, impulsado por la situacién politica). Se- bastidn Franck supo ver la medula de esta forma de re- ligiosidad, cuando dijo que lo propio de la Reforma estu- vo en convertir a cada cristiano en monje por toda su vida. Con esto se pusieron barreras a la huida ascética del mundo, y a partir de entonces, las naturalezas mas seria y apastonadamente interiores que antes habian proporcio- nado al monacato sus mejores figuras, viéronse obligadas a realizar sus ideales ascéticos en el mundo, en el traba- jo profesional. Empero, el calvinismo afiadié algo positi- vo en el curso de su evolucién: Ia idea de la necesidad de ‘comprobar Ia fe en la vida profesional; ** con esto, los 87. Véase muy particularmente el articulo "Moratistas ingle: ses", de E Thovimveit, en la RE. f. prot. Th. w Ke, tones ra edicién. rn « 88, Una muestra del sentido en gue obraron determinadas ideas y situaciones religiosas concretas, que parecen Simples “con tingencias historicas" la tenemos, por ejemplo, en el hecho de ue os ltculon pletion nacldos ene hojar elorma se iments con frecueneia In falta. de conventony por eso, cl expe Fimeato “eomunista” de Labadie’y otros fueron tnicamente Un Subrosade de la vida conventual 4. Este rasgo ya aparece en muchas confesiones de Ia raisma época de la Reforma, El mismo Rirscrt (Plerismus, 1, pag, 258 Y" siguiente), a pesar de que considera la evolucion posterior tomo una degencracién de fas ideas veformadoras, no nlega que, 135 piritus més religiosos recibieron el impulso decisive que los orientaba a la prictica del ascetismo; al mismo tiem po, la fundamentacién de la ética profesional en la doc- trina de la predestinacién hizo surgir en lugar de la aris- tocracia espiritual de los monjes situados fuera y por en- cima del mundo, la de los santos en el mundo; predesti- nados por Dios desde la cternidad,” aristocracia que, con su character indelebilis, estaba separada del rest de los hombres, condenados también desde la eternidad, por un abismo insondable, tanto mas higubre cuanto mas pro fundo ¢ infranqueable,” al modo como los monjes me- dievales se hallaban exteriormente separados de] mundo; y Ia idea de este abismo imprimia su cardcter en todas las relaciones y sentimientos sociales. Pues estos favoritos de la gracia, los clegidos y, por 1o mismo, santos, faltén- doles la conciencia de la propia debilidad, no se sentian indulgentes ante el pecado cometido por el projimo, sino que odiaban y despreciaban al que aparecia como un en migo de Dios, que llevaba impreso el signo de la condena- cién eterna.” En algunos casos, este sentimiento se exa- por ejemplo, en la Conf. Gall, 25, 26, la Con. Belg, 29, y 1a Conf. Helv,, post. 17, "las Iglesias particulares reformadas son descritas con notas totalmente empiricas y que de esta verdaderm Iglesia no forman parte los creyentes si les falta In nota de actividad moral” (cf, supra, nota 43). 90, Bless God’ that we are not of the many (Th. Anus, W. of the Div. Pur, pag. 138), 91. La idea, historicamente tan importante, del birthright fencontré con esto en Inglaterra un apoyo importante: “The first born which are written in heaven... As the first born is not to be defeated in his inheritance and the enrolled names are never to be oblitterated, so certainly shall they inherit eternal life” (Th. Apans, W. of Div. Pur., pig. XIV), 92.” El sentimiento futerano del arrepentimiento en la peniten cia es completamente ajeno, no tanto en la teoria como en Is practica, al calvinismo ascético mas avanzado; este lo considers moralmente malo, initil para el condenado; signo de recaids y de santificacién ‘imperfecta para el que estando seguro de si eleccién confiesa un pecado, del que no tiene que arrcpentirse sino que ha de odiarlo y ha de tratar de avanzar en su santific ion obrando ad Dei gloriam. CI. lo que dice OHWe (capellin 156 cerbaba en tales términos que daba lugar a la formiavicn de nuevas sectas. Tal ocurrié cuando —de modo ails 80 a la formacién de las direcciones «independientes» uel siglo xvir— la creencia genuinamente calvinista de qtic la gloria de Dios exigia so-neter a su ley por medio de la Iglesia a los condenados, fue sustituida por Ia tesis con traria, a saber: que constituye una afrenta a Dios admi tir en su rebafio a un impuro que participe en los sacra. mentos 0 los administre en su calidad de pastor; en una Palabra, cuando surgié el concepto donatista de la Igle- sia como consecuencia de la idea de la comprobacién de la fe (caso de los bautizantes calvinistas); 0, en fin, alli donde no se Hev6 a sus tiltimas consecuencias ef postula- do de la Iglesia «pura» como comunidad de los compro. bados como regenerados. De este intento de separar los cristianos regenerados, incapaces de sacramentos, sur, gieron distintas sectas y se produjeron varios cambios Cronvel, 15658) en Of men's enemity against God and of recom giiation ietween God and Aa (De larencinicial da, fan W. of the Div. Purit, pig. 237: "The carnal mind ie caemity post Ged, 18 the’ mind, therefore, not a5 specatve men, at practical and active, that must be renewed” (ead wages Recoucliation... must begin in 1) a deep convient eo former enemity. have been alienated from Goll 2 tne aa 8 dlear and ively apprehension. of the momstrats piles 2 Wickedness thereot™ Aqut s0l0'se habla de outo concn are do, no det pocador. Pero vat cilebre carte de fennene ae rata de’ Ese (madre de "Leonos) a Cyivino en 19 ea Re biras cosas, abla del odio que sentrit contra supine fsposo si'supiera que extaban entre los reprobadose nen emo et odio se aplies tambien 3 ta pevonss no slo al stn 4.8s.un ejemplo al’ mismo tiempo de o que ates st donee, de i rupture interior de ind con fos lass de seuss natural que le ataban @ la comunidad, por dea de Ie de Ja predestinacién. Ps “ ‘eee 23. “None but those who give evidence of being regenerated or holy persons ought to be received oF countes hl ae ae ble chutchs. Where this wanting, the very cae et is lost" dice Owen, el vicecancilicr calvnistainiegeneai ee Oxford en ta paca de Cromwell (Inv. othe ope Véase también cl articulo siguiente. Ce 157 cn las constituciones eclesiisticas, reservindose a los pri- meros el gobierno de la Iglesia (o asegurandoles al menos una situacién especial) y no admitiéndose més que pas: tores regenerados.* esta conducta ascética recibié de la Bi- jura que sin duda necesitaba, y por la que se orienté de modo permanente. ¥ lo que mis nos interesa en la ebibliocracias tan a menudo descrita del calvinismo, es el hecho de que el Antiguo Testamento po- seia exactamente la misma dignidad que el Nuevo, por cuanto gue sus preceptos morales eran debidos a la mis. ma inspiracién (prescindiendo de aquellos que de moda exclusivo se referian a la situacidn historica de los judfos © habian sido derogados por Cristo). Para los creyentes, Ja ley constituia una norma ideal, nunca enteramente rea- lizable, pero dotada de plena validez,”* mientras que L tero habia predicado en un principio la emancipacion de la servidumbre de la ley como privilegio del creyente." En la actitud vital del calvinista se nota el influjo de la filosofia hebraica, tan sobria y tan empapada a la par det seuttinivutu de lo diviny, cistalizada en Jos libros mas dos por los puritanos: las sentencias de Salomén y mu: chos de los Salmos, en los que podemos advertir un mar cado cardcter racional. Tenfa raz6n Sanford * cuando im- putaba a la influencia del Antiguo Testamento la tenden. 94. Véase el articulo siguiente, 95. Cat. Genev,, 149. BalLey, Praxis pietatis, pig. 125: “Debe mos obrar en Ia vida como si nadie mas que Moisés hubiese de mandarnos. 96, "Para los reformados, la ley constituye una norma ideal 1 luterano se humilla ante ella, como norma inalcanzable”. Ev el catecismo Iuterano esti a la cabeza, para suscitar la humilda! necesaria; en los catecismos reforiaadores sigue’ generalmente al Evangelio. Los calvinistas reprochabaa a los luteranos el "set lir verdadero horror a la santificacion” (MO1UER), mientras qu los luteranos echaban en cara a los reformadgs su orgullo ys “sumision servil a Ta ley ° 97. Studies and Reflections of the Great Rebellion, pagina ™ y sigutentes, 158 cia a sofocar los aspectos misticos y especialmente sent mentales de la religiosidad. En todo caso, este tacionalis mo del Antiguo Testamento poseia un carécter tradicio nalista y petit bourgeois, y no s6lo hay que contar con el enérgico pathos de los profetas y muchos salmos, sino con elementos que ya en la Edad media habfan propor cionado un punto de apoyo al desarrollo de la especili ca rcligiosidad sentimental." En ultimo término, pues, era el propio caricter ascético del calvinismo el que se. leccioné y asimilé aquellos elementos mas afines de la piedad hebraica, Una semejanza externa entre la sistematizacién de la conducta ética Ilevada a cabo por el protestantismo calvi- nista y la racionalizacién catélica de la vida esté en la ma- nera como el cristiano puritano «preciso» controlaba de continuo su estado de gracia. La piedad catélica moder na creada por los jesuitas, especialmente en Francia, y los ms celosos circulos eclesidsticos reformados tenfan de comiin Ia practica de apuntar de modo sinéptico en el libro diario religioso los pecados, las tentaciones y los progresns realizadis on le pero mientras en al catolicismo este libro servia para una perfecta confe- sign o para dar al directeur de ame una base segura en su direccidn autoritaria de los cristianos (y mas ain de las cristianas), el cristiano reformado «se tomaba el pul- so» sin mas ayuda que la suya propia. Todos los tedlogos moralistas de alguna importancia hacen mencién de él, y el mismo Benjamin Franklin ofrece un ejemplo clasico levando una contabilidad sinéptico-estadistica de los pro- 88, No hay que olvidar tampoco el Cantar de tos Cantares Decialmente al orientarse en cada norma particular por el Ants guo Testamento, El Decalogo, como codiicacion de los principios ds importantes de la ley natural, siguio Rorma del obrar humano. Sin embargo, no cxistia. um puente seguro que pusiese en comunicacién su validez estatutaria con la significacion cada ver mas exclusivista de la fe para la justi eacion, porque, como ya dijimos, esta fe tenia un cardctey com: pletamente distinto de la calvinista, Se habia abandonado el punto de vista genuinamente luterano de la primera ¢poca, y una Yglsi ue se consideraba a si misma como organisino para la salvacle lenia necesariamente que abandonarlo; pero, al mismo. tiempo, no habia sido sustituido por ningun eriterio nicvo. Por miedo & perder el fundamento dogmético (doctrina de la sola fides) no Se quiso proclamar la racionalizacién ascética de la vida como larea ética impuesta al individuo; Taltaba el impulso que levase 4 la idea de la comprobacion, como lo tenia el calvinismo. Tame bin ta interpretacion magica de los. sucramentos.(coincidente con la decadencia de esta doctrina), sobre todo el situar la rege. nneratio (o st comienzo, al menos) cn el bautismo, y supuesto el luniversalismo de la gracia, tenia que ser un obsticulo para el pro- reso de la moralidad metddica, puesto que atenuaba la distancia existente entre el status naturalis y cl estado de gracia, si se tecuerda, sobre fodo, 10 mucho que’ cl huteranismo acentuaba la 163 ny la predicacién en cada caso. Suficientemente conocida ¢s la diferencia, que tanto Ilamaba la atencién, entre el standard ético de las Cortes reformadas y el de Jas luteranas, degradadas a menudo en la bebida y la bru- talidad, asi como el escaso resultado obtenido por el clero Iuterano con Ja pura predicacién de le fe en relacién con el movimiento ascético de los bautizantes. idea del pecado original. Y no menos ta interpretacién exclu Namente Torense. del acto. de justiieacién, que prescponta, Ia ‘aviabiidad de las decisionesdivinas por la intervene del acto Conereto expiatorio por el. pecador Convertdo, Y predsamente esa interpretacion fue acentdada de modo especial por MeLANcit Tow" creiente cambio de su doctrine se anesta po sta importancia cada ver mayor concedida sla explacion, guard también conexion intima con su concepeton del “hire albedo" Todo esto decidio el cardeter antimetedico de la condacta lute: rana, Para el huterano medio, resonocida In practica de ln com fesidn, el contenido de la saivacion tenia que estar, censtitudo por actos coneretos de gracia para pecados concretos, no por I formacién de una arisocracia de Santos que se iba creando por si misma ls certeza de au salvacin. De ese modo no podia Tegarse nia. una moralidad bre ni un ascetigmo racional Inapirado en Ia ley, sino. que la ley coexistia inorganicamente con ia fe, como estatuio y como postulado ideal; al propio tiempo, Puesio que se Fechaziba la estricta bibliocracia Como santa Precio y, sobre todo, inustemstice. ¥, como dice THosiscx (op. Git) de las teorias ticas, In vida fue “una suma de simples pro: Désitos munca Togrados", armas en la "desmembracion de a unas indicaciones asladas inierias", pero que jamés pretendie fue, on lo esencial, de acuerdo con la evolucion sufriea por propio Lurk, sigtifieaban un conformarse con la situaciét dada "cada cual en la vida, et! grande como en pequeho. Esta “con Formacién® del aleman con gultaras extrahas este rapido cambio de nacionalidad ~aparte de otros destinos politicos dela nacion— debe contarse come factor esencial de ia evolucin que, aun ac {walmente, acta sobre todas nuesiras relaciones vitales: La apro Piacién subjetiva de la cultura foe" debi, porque se realzabs Esencialmente por medio dela aceptaciin pana de lo mandado por ia “awvoridad 106, ‘Véase acerca de estas cosas el interesante libro de TH0 Luck: Vorgeschichte des Ratinalisms (Prekistoria del raciona tismo) 164 Lo que se encuentra en los alemanes de «encanto» y «na turalidad> frente al rigido estilo vital que se: trashice (incluso en los rasgos fisonémicos) en los angloameri canos, como efecto del continuo temor a la recafda en el estado de naturaleza, y que Jos alemanes hallan de ex trafio en aquéllos, calificéndolo de rigidez, falta de liber tad y servidumbre interior, es justamente la caracteris tica que diferencia dos tipos opuestos de conducta ética, Puesto que el luteranismo no es capaz de dar sentido é ida del hombre. En aquellos sentimientos se traduce la antipatia que el despreocupado hijo del mundo siente contra Ia ascesis. La doctrina luterana de Ja gracia privaba al hombre del impulso psicolégico a sis- tematizar stu conducta, racionalizandola con arreglo a un método. Por lo deméds, ya veremos que ese impulso ascé- tico podia ser producido por motivaciones religiosas de varia indole; Ia doctrina de la predestinacién era slo una posibilidad entre otras muchas, si bien no sélo era, in trinsecamente, de una extraordinaria consecuencia, sino que produjo el mas formidable efecto psicolégico imagi- nable."" Los movimlentos ascéticos no calvinistas, con- siderados puramente desde el punto de vista de la mo- tivaci6n religiosa de su ascesis, aparecen, pues, como ate- nuaciones de Ia cohesién propia del calvinismo. En la realidad histérica, por su parte, en la mayoria de los casos, la forma reformada del ascetismo fue o im tada por los restantes movimientos ascéticos, 0 utilizada comparativa 0 supletivamente en el desarrollo de los principios que se desviaban de ella o, simplemente, la superaban, Pero a veces, no obstante la distinta funda- mentacién dogmatica de Ia fe, las consecuencias en el orden ascético eran las mismas; debfase ello, como en 107. Sobre el distinto efecto de la doctrina istamitica de la predestinacién (0, mejor, predeterminacién) y sus motivos, vease Ja ya citada tesis doctoral (Facultad de Teologia, Heidelbers) de F. ULLRICH, Die Vorherbestimmungslehre im Islam und. Chris: tentum, 1912. Sobre Ia doctrina predestinacionista de os Janse. nistas, of. P, Hostcstie1a, op, cit, 165 otro Ingar se mostraré, a Ta influencia de la constiti- cién eclesiastica.”* Histéricamente, a idea de la predestinacién consti- tuye el punto de partida de aquella direccién ascética q se suele designar corrientemente como «pietismo». Mier- tras este movimiento se mantuvo en el seno de Ia Tglesia reformada, es casi imposible trazar un limite preciso er- tre los calvinistas pietistas y no pictistas.”” Casi todos los, 108, Véase acerca de esto ol articulo siguiente de esta co- leceiéa. 109. Rirscstt, Historia del pietismo, 1, pig. 152, quiere ex contrar este limite en la época anterior a Labadie (basindose linicamente en los specimina holandeses), alepando: a), que Ices pietistas formaron conventiculos; b), que’ la idea de la “nulidad @e la existencia creada” fue expuesta “en forma directamente contraria al interés evangélico de Ia bienaventuranza”; y c), que “el aseguramiento de Ia gracia en el tierno trato con Cristo Nues tro Sefior” se buscé de modo totalmente contrario al espirita reformado, La primera nota sélo conviene en esta primera época uno de los autores tratados por él; Ta idea de la “nulidad de Jo ereado” era hija auténtica del espiritu calvinista y sélo allf donde feonducia practicamente a aislarse del mundo podia apartar de Tas vias del protestantismo normal. Finalmente, el sinodo de Dor drecht habfa incluso ordenado en cierta medida (con fines cai quisticos) los’ conventiculos. Fijémonos en las siguientes cara’ teristicas aducidas por RITSCHL por relacién a la piedad aseéties: 4), el "precisismo”, en su sentido de servil sumisién a la letra biblica en todas as exterioridades de la vida, tal como lo repr> senta a veces Gisbert VorT; 6), Ia consideracién de Ia justifics cién y de la reconciliacién con Dios no como fin ditimo, sino como simple medio de una vida santa aseética, como quizé se encuentra en Lopexstey, aun cuando ya 1o anticipé MELANCHTHON. (suprs, rota 105); ¢),'la alta estimacién de la “lucha expiatoria” como c3 racteristica de regeneracién genuina, como enseR por vez primera W. Texurinx; d), la abstinencia de Ja Eucaristia en el caso de que participasen en ella personas no regeneradas (de lo que se Rablard en otra ocasién) y, en conexién con esto, la formacits de conventiculos no atenidos a los limites de los ednones de Dordrecht, con renacimiento de las “profectas", es. decir, Ia in terpretacién de las Eserituras por no tedlogos, incluso mujeres (Amma Maria ScHURMANK), Tado esto son cosas que constitufen fotras tantas atentiaciones, a veces de gran importancia, de ls Goctrina y la préctica de’ los reformadores. Pero, frente a las flirecciones no’ expuestas por RITscHit, los puritanos, ingleses 166 representantes mas notables del puritanismo han sido incluidos entre los pietistas; y, desde luego, es compile tamente lito considerar como una prolongacién pictista de la auténtica doctrina de Calvino los intentos de civ xionar la idea de la comprobacién y Ia doctrina de la predestinacién, con la aspiracion a adquirir una certiv do salutis subjetiva. El origen del revival ascético des Singularmente, representaron un fortalecimiento de tendencias lntentes en toda la evolucion de esta religiosidad, La objetvidad de Ta exposieiin de Rrrscnt. padece porque este gran sablo in rotor on ln Sis comfcciones soe poliica, cles, mejor, religiosa; y su antipatia contra toda religiosidad de tips asectico le hace considerar como recaida en el “catolicismo* toda evolucién en este sentido, Pero, al igual que el catolcismo, tam bien ef antiguo protestantismo’ admitia all sorts and conditions of men en su seno y, sin embargo, In Tglesia catélica rechaz0 igorisme de la ascesis profana, en forma de jansenismo, tanto como el pictismo repudis el quietismo especthcamente calico Gel siglo Xvi. Nosotros vemos a accion dl pletismo en un sen tido distinto, no gradual, sino cualitatiamente, all donde el cre ciente temor ante el “mundo” determing una evasion de la vida Dotson seaman, actu tendons sora conven Ticulos. sobre base conventualcomnista.(Lansoit), 0 (como se dijo por los contemporaneos de algunos pletistas extremistas) al consciente abandono del trabajo profesional en ef mundo por la contemplacion. Naturalmente, esta conseeuencin se dio a menudo cuando la contemplacién ‘comenzo. a adquirit los rasgos “que Ritsentdesizna como bernardinismo, porque se la encuentra por ver primera en la interpretacin por six Bensinoo del Cartar fe Tos Contares: una religiosidad mistica y sentimental, que as. pira a una unio mystica de matiz criptosextal, Desde el punto fe vista de tn psleologia Feligiosa, representa un alitd frente a la religiosidad reformada, pero también frente a su interpreta ign asestica por hombres como. Vorr. Rivsem trata Iieg0 de lnlr bajo ef mismo anatema este quictismo con la ascesis. pie Uist, scialando Tas frecuentes eltas que encuentra en la litera turn’ pietista de esctitores eatélicos misticos 0 ascéticos. Pero también tedlogos moralisias ingleses y holandeses “nada sospe chosos” citan a, SAN, BERNARDO, $8 BUENAVENTURA. TOMAS De Keuis. La relacion que las Igiesias reformadas mantenian con él pasado eatlico ers harto compleja, y segun cual sea el punto de vista que interese destacar, se verin nuevos matices de esta Conexin con et catolisinmo 0 on determinados spectos dl 167 tro de las comunidades reformadas fue unido de ordina- rio, singularmente en Holanda, con un renacimieato de Ia doctrina de la predestinacidn, ya casi olvidada o, al menos, grandemente atenuada, Por eso, en Inglaterra no suele usarse en tales casos el concepto de «pietismo»."” Pero incluso el pietismo continental reformado (en los Paises Bajos y en Ia Baja Renania) constituia, igual que por ejemplo, la religiosidad de Bailey, una exacerbacién del ascetismo reformado: del tal modo se insistio en Ia praxis pietatis, que se abandoné del todo 0 se consideré indiferente la fe en los dogmas. Era posible que los pre- destinados fuesen también acometidos por errores dog maticos, como por otros pecados, y Ia experiencia ense fiaba que muchisimos cristianos totalmente desoricntados en teologia dogmatica producian los frutos mas maduros de Ia fe, mientras que el mero saber teol6gico ne impli caba en modo alguno la seguridad de una regeneracién." 110, El profundo articulo sobre “pietismo" de Murat en la tercera ed. de la R.Ef, Prot. Th. w. K.trata la génesis del pietismo, brescindicudy completamente do cue antecedentes reformades Tnnicamente como tna experiencia religiosa personal de Sreven, riterio que nos resulta un tanto extrafio, Como introduccién fen el pietismo es digna de leerse Ia descripcién de Gustav Freviae sn ak Bildern aus der deutschen Vergangenheit (Cuatros del flempo pasado atemidn). Sobre los comienzos del pietismo in figs véave, de la literatura de la época, W. Wirraxer, Prima ins titutio disciplinague pietatis (1570. 111. ‘Como es sabido, esta concepcién ha permitido sl. pietis mo ser uno de los principales representantes de la idea de tole Tancia, Digamos algo acerca de esto. Prescindiendo de la indi Ferencia del humanismo de la TlustraciOn, sus fuentes principales én Oceidente fueron las siguientes: a), In pura raz6n dz Estado {arquetipo: Guillermo de Orange); 6), el mereantilismo (asf, por Jemplo, se ve claro en ciudades como Amsterdam, entre otras, Jen los terratenientes y potentados que admitieron a Jos sects Hos como representantes del progreso econémico); c), el cambio Tadical de la religiosidad calvinista, Ya la predestinacién fue una Causa esencial de que el Estado no fomentase una determinada fellgién por medio de la intolerancia; él no podia salvar Jas at mas por ese medio; s6lo Ta idea de la honra debida a Dios de ferminaba a la Iplesia @ pretender el apoyo del Estado para so- focar la herejia. Y cuanto mas se insistid en In necesidad de que 168 Pstorety pavticipanes de la Eucvsinpertenelesen por ig El cireuto de los eegidos, amo mis insoportable tenis que te Sultan toda intervention Staal nla pregiion de cargos cele iustcot'y In olson de partoguns Dr rence, Eeor te tiomios de fas Universidade, tl wee no. eboney Sp IEG Pa Grn tein gs ra dicts aa on fecvencia de ser nach se nacyese ovis mins tn osauunios dein comune, B olaione formado fortatecis todavia este punto de vista, al dewvalorivar fn corte dogmdica y dar ule nerpetesn cade ee ds Inga al rnc cnt Eocesom mall say Chong hale cn Sidrado cnicents com compatible con Ta gloria de Dios Te Shmison iow cndenados I Instucon ana de la Ipeig SaNusinInslatoe Se soges a ecu oes sn Sa Gracia de lou santos cmmprobadon yy lo Independents te siete rechazaron toda itermenlda'8e los potter sits © de Gtalguce otro pote fenirquco ‘en el cases as i “eomote lon ponte Unicare dentro de cada comantdnd Tr hee see’ lovin de Die expe someter anions hs rearabo t in dicipi cltintca, fue depends’ yor i We Sonora Ciiene desis primer momento, 9 ea, ver atta cot Imayordcnon) de que es una sfena’a a to de Dias pare Cipr on comonbn con un sadenade: Ua ioneccena ie ets tenn gue sr elvan eden a ereaslon del bcheses Gtanc's Scand eee a gic anette he rados tenfan cabida. El baptismo calvinista, al que, pertenecia, por elemplo,ejfe del “parses ‘de ios cater’? Peres Bazenw fue el Gue con mayor decidn extraje es concencn Glade eat deh Bl eereio de Crone defo ipsa de conclentin ‘el panaicnts de fos santos legs» prota Ie teparacion delice yl Est pour ts moore rat Foaoeptistan x deat or mete pave rcitowe eas tesas tauzantes eas’ Qoe ee Sopa blresios 9 ebet todo at ins vigorons 9 mis consectntesprotrtior desde primer moments ere pesripios ous te fo pertonenent re Bencradgnpodlan atta caia ens commie Se test por So's abericietqlo carter de Corgenacton’ ae 12 igeae’y toda intervencién del poder temporal. Era, pues, también un mo- tno religusopecitve’ al que’ produla eit nase eisencl de tcleranla abscita, El primero que procamd. la tleancia 9 Inscpuracion del Extat'y Iles or tavones anogay ok fencicdn anes que los baptste'y dea peeoaeonrs ties wae ‘Siiom Rooms, fue John now” Et primera declaracn de thm comuiledecssdsticn en ene setide pace sere Repos Son dos bayista inglses en Amsterdam e128 113 eRe ingistrate i bo te mile with veligon'or tatters of consles 169 Por consiguiente, el saber teolgico no cra garantia de eleccién."® Por eso el pietismo se inauguré con una pro- funda desconfianza hacia Ia Tglesia de los tedlogos,"* a la que, sin embargo (ésta es una de sus caracteristicas), permanecié fiel oficialmente, limitandose a agrupar a los adeptos de Ia praxis pietatis en «conventiculos» apartados ce. scause Christ is the King and lawgiver of the Church and SSnadenes" Ei primer doctmento ofcil de una comunidad 6 Sentiea que exige del Fetado, como. un derecho, Ia. protoreion gata de la Hbertad de concienci, es cl art. 4 de la Confesién Bees bbuatar (particulares) de 164, Repitamos expresomen iS que en completamente erronea la opinion sestentada en oe Sone de que tlerancis encanto fl sido favorable pa cere occidental. La hubo en China Ia India, en tos pran- es inpeios aston do ta epoca helena, en el ipo roma how eros rane arans ons, io imtads Por mote ocian como no Tue conocida en ct mundo en 15 hoe xvi y avr y mucho menos en los pafses donde domincba el Bor apogeo,potticoceonomico, oven Ta purtana) Inglaterra caracteristico del Sccidents e Jn sntorerancia conteslona ca mi. En su aplicacién prictica, esta idea se mi: niiestn, ar 170 del mundo: " queria hacer bajar a la tierra y hacer visi ble en ésta la Iglesia invisible de los santos, pero no con tituyd secta; se conformé con buscar un’ refugio en cl que Ilevar una vida asegurada contra todo influjo nun dano, guiada hasta el mas minimo detalle por la voluntid de Dios, para asegurarse de ese modo la propia regenc racién, atin en las particularidades de la conducta extr ma. De ese modo, las ecclesiola de los verdaderamente convertidos podian alcanzar ya en este mundo la biena- venturanza, puesto que la practica ascética realizaba la comunidad con Dios (lo que, por lo demas, era comin a toda forma de pictismo auténtico). Esta aspiracién pre- sentaba alguna semejanza con Ia unio mystica luterana y favorecia cierta preponderancia del aspecto sentimental de la religién, lo que indudablemente la hacia mas asequi- ble al tipo medio del cristiano reformado. Desde nuestro punto de vista, podrfamos considerar que en esto radica lo que caracteriza al pietismo dentro de la Iglesia refor- mada; pues el factor sentimental de Ia religiosidad, to- talmente ajeno a la pristina piedad medieval, orienta la prictica de la religién por las vias del gaee terrenal de Ia bienaventuranza, apartindola de la lucha ascética por la seguridad de un futuro ultraterreno, Pero ese factor sen: timental exacerbése de tal modo, que Ia religiosidad tomé en alin momento caracter histérico; y luego, debido a la alternancia (demostrada por distintos casos someti- dos a investigacién neuropatica) de estados sobrenatu- rales de éxtasis religiosos con perfodos de postracién ner- viosa y «alejamiento de Dios», se consiguié el efecto turanza esti contenido en Ta Escritura con toda claridad, incluso para cl ignorante. 114. Contra esto se alzaba Ia protesta de las Iplesias oficiales, ‘como el Catecismo (breve) de la Tzlesia presbiteriana escocesa de 1688, pig. VIT: se condena como usurpacién de las facultades ‘del cargo Ia participacién en las oraciones caseras de personas rho pertenecientes ala misma familia, Fl pietismo, como todo comunitarismo ascético, arrancaba al individuo de los lazos que Je unian con el patriarealismo doméstico, vineulado con el inte és en el prestigio del cargo. m opuesto a fa austera y rfgida disciplina que imponia al hombre la vida santa y sistemética del puritano: la rela- jacién de los «frenos» que protegian la personalidad ra- cional del calvinista contra sus uenas» aguellas obras que son realizadas con Ia intencién de ehonrar a Dios» y con la creencia igualmente reforma- apices), 11, pig. 81 y ss). Tal es, fundamentalmente, el punto de ‘iia puritano respecio a las relaciones y- ambito de vigencia de fos derechos. del individuo derivados eZ jure diving , por lo mismo, inalienables, A Rirsehi, pues, no ha escapado’ ni ésta Petismo, II, pag, 157) ni la herejia a la que més tarde se alude Gre texto ibe pag. 113). La erica paramente positivsta (Por fo der pedantesca) que hace de la idea del “derecho funda Tnental” e¢ completamente antiistoriea; a esa idea debemos todo Jo gue aun el ms Feaccionario admite hoy como minimum en st ‘Sidia de hbertad; pero tiene razon RirscHL, pensando que en Smbos casos falta la coordinacion organica con el punto de vista itterano de Srexix. [Loe mismos conventiculos (collegia pietatis), los famosas pi desideria de Seth, a los que dio base teorica y realidad préct se Sorrespondian esencialmente a los prophesyings ingleses, que St'cncuentran por vet primera en las Horas Biblicas Iondinenses, Se Jon v. Lasco (1574), que ms tarde formaron en el inventa fHo de las formas de la religiosidad puritana perseguidas por st Tobelion contra la auforidad eclesiéstica. El repudio de la dis Shplina gincbrina estd basado en el hecho de que el “tcreer esta Ga" (starus oeconomicis los eristianes seglares) no forma parte En Is Iglesia hiterana de Ia organizacion eclesiéstica. En Ia dis. Cusian te Ta excomunion ofrece un €2bil matiz Tuterano el reco Sorimicno\de los miembros seares nombrades, por [os prin cy para el Consistorio, como representantes del “tercer estado r 120. El nombre mismo de "pietismo”, adoptado per vez pri mera en el dominio del Tuteranismo indica que, a juiio de lo Contemporéneos, lo caracteristico eca el hacer de la piedad (pic tas) un ejercieio metédic. Tai Glertamente, debe reconocerse que esta, motivaciin co rresponde proferentemente a calvinism, pero-no solo a él. Pucs menudo se la encuentra en las primiivas ordenaciones de Is iglesia luterana 14 da en la posibitidad para los regenerados de aleanzar un cierto grado de perfeccion cristina: Pero, en el fondo, Ia doctrina carecia de cohesion: Spener, fuertemente in fluenciado por los misticos, traté mas de describir au de fundamentar el cardcter sistematico de la conducta cristiana (nota esencial de su pietismo), y lo hizo de modo bastante vago, aun cuando en sentido hondamente luterano;"™ la certitudo salutis no fue ya derivada de la santificacién, de la comprobacién de la fe, sino de Ia idea Iuterana de la vinculacién por la fe, mucho més laxa que la anterior. Pero, en general, dentro del pietismo, el elemento ascético-racional mantuvo la primacia sobre el factor sentimental; por eso siempre estuvieron en vigen- cia las ideas seftaladas por nosotros como fundamenta- les: primero, que el signo del estado de gracia consiste en el desenvolvimiento de la propia santificacién en el sentido de una consolidacién y perfeccién crecientes, con- trolables por la ley; " y segundo, que la providencia de 122. En el sentido de Hebr,, §, 13, 14, CE denken, 1, 306 125." Aparte de Busy y Bectum (v. Consilia theologies, 1, 6,1, dist. 1,47, dist. 3,6) Sever estimaba especialmente a Toss oe Kemeis'y TXuteR (a quien no siempre comprendi6: Consilia theologica, III, 6, dist. I, 1). Sobre esto ultimo véase especialmen: te Cons. theol, 1, 1, 1, ntim. 7, Para él, Luteko proviene de TAULER. 124, Véase en ‘Rirscuit, joc. cit IT, pag. 113, La “lucha ex: piatoria” de los ultimos pietistas (y' de Lotro) no era admitida por cl como signo unico de verdadera conversién (Theol. Beden- ken, III, pag. 476). Sobre la santificacién como fruto de la grati- tad por la fe en la reconciliacion —férmula especificamente lute: Fana-—, véanse los pasajes citados en RITSCHt, loc. cit, pag. 115, nota 2. Sobre la certitude salutis, véase, de’ una parte, Theol Bedenken, I, 234: la verdadera fe no es tanto sentida emocional- mente como reconocida en sus frutos (amor y obediencia a Dios); por otra, el siguiente pirrafo de la misnia obra, I, pak nas 385'y ss. “por Io que respecta a la preocupacion de cémo po- dréis aseguraros de vuestro estado de gracia y salvacién, encon traréis en nuestro. libro [los lutersnos} criterios mas segu ros que los que pudieran encontrarse en escritorzuelos ingleses”. Sin embargo, coincidia con éstos en la doctrina de la santi ficacion, 125. Los diarios religiosos que recomendaba A. H. FRANCK® Spexee, Theol, Be: 175 Dios es Ia que copera» en el hombre perfecto, dandose a ‘conocer en la paciente perseverancia y la reflexién meté- ica." También para A. H. Francke el trabajo profesio: ‘nal era el medio ascético por excelencia; “* pare él era tan seguro, como para los puritanos, que Dios bendice a los suyos dandoles éxito en su trabajo. Y como subro- gado del adoble decreto», recurrié el pietismo a ideas que, con escasa diferencia, afirmaban una aristocracia de Jos regenerados basada en la gracia, con Jas mismas con- secuencias de orden psicolégico antes descritas a: hablar Constituian el signo exterior de esto. El uso y eostumbre meto Gouicos de la santificacién debian causar el erecimierto de ta ‘misma y la separacién de los buenos de los malos: tal es, quizés, El tema fundamental. del libro de Fraxexe: Von des Christe Vollkommenteit (De la perfeccidn del cristiano). 126. "El desvio de esta doctrina pietista racional sob-e la pro- videntia, de su interpretacion ortodoxa se puso de relieve de Mouo caracteristico en Ia eélebre discusion entre los pietistas Te Halle y Luscrtee, defensor de la ortodoxia iuterana, En su Timotiieus Verinus, LOscHER va tan lejos que llega a poner todo Quanto se aleanza por obra de Ja actividad humana frente a los Gesignios providenciales. En cambio, Franck mantuvo siempre cee aie wista diferente: cousiers como wna “advertencia Ue Diss" esa zepentina irrupeién de claridad sobre lo que ha de siceder, que es el resultado de la espera tranquila de 1a decision sese modo analogo a la psicologia de los cuiqueros y de acuerdy Gon la lea comin al ascetisimo de que el método racional es ¢! cor ao para. acercarse a Dios, Ciertamente ZINZEXDORE esti Gigjado dela doctrina de Fraxcsr sobre la prevision divina, pue: {gue dejé.a la suerte, en una de las decisiones més fundamentales, GP acstine de sui comunidad, SraNER, Theologische Belenken, 1, Sag 314, se habia referido a TAULER para earacterizar la “sere Fidad” cristiana, en la que hay que abandonarse plenamente 3 Jhvaccién diving, sin intentar cruzarse en su camino obrand precipitadamente por cuenta propia (punto de vista aue, en > Rindamental, tambien compartia FRaNcxe), Se ve dominar por Goquiera la actividad de Ia religiosidad pictista, eseacialment« Sehiiteda por relacion al puritanismo, preocupada de buscar. ls eee en la tierra, Frente a esto, todavia en 1904 afirmaoa un ditt Pante Baptista: first righteousness, than peace (G. WHITE, que Bertse modo resumnia, en una comunicacién que tend:emos oc Sn de citar repetidamente, el programa moral de su secta; cl Baptist Handbook, 1904, pig. 107). {2. Lect. paraenet, 1V, pag. 271 116 del calvinismo.'* A esto se debe, por ejemplo, el «termi lomo» injestamente imputado al pletismo por sus ad versarios,"" es decir, cl suponer que la gracia fue olte cida de modo general a todos, aun cuando cada uno sole podia recibirla en un determinado momento de su vida © por una sola vez; " asi, para el que no sabia aprove: Ghar este momento, de nada Te servia el universalismo de la gracia, y quedaba en la situacién del olvidado por Dios en la doctrina calvinista. Muy afin a esta teorla era la tesis sustentada por Francke (tomindola de sus per- sonales experiencia) y muy extendida y aun dominante en cierta epoca dentio del pietismo, segin la cual, la gracia solo. podia «itrumpirs en manifestaciones isla das y peculiarisimas, tras previa «lucha expiatorias."** Y como, a jucio de fos pietstas, no todos estaban pre parados para esa experiencia, a pesar de que se debia pro- guia considerando como cristiano pasivo al que no era capaz de realizarla, Por otra parte, la creacién de un método de lucha expiatoria determin6, como consecuen- cia, que el logro de la gracia fuese también objeto de or 128, La critica de Rescat, se dirige_principalmente ‘el continuo rifornelio de esta idea, Vea f rato de Sitado, supra, nota, 1234 donde se contene la dotting, 125; “Se eneuenira tambien en pitistas inpleses no predest- nacinnts, por ejemplo, Comin Ch sure tte tod Hire Gach des isan in dor reformtrten Kirche ston tet etme en a Iglesia rformadal, Leiden, 1, ae ean espuce de ln standard work Ge Riticir sigue siengo incispen sable para lo relativo a Inglaterra y, en muchos puntos, ora bos Paises Bajos. Todavia en el siglo 31% prepuntaron en Halanda a Komuen (Cegun dive en el Hiro que ciaremos en ef artcul st pio) pr et momento de neat la doctrina luterana de la “recuperabilidad” de la | ialmente la corrinte Scanversion® extrema): =e OP IB Seexen (Theol, Bedenken, Th 1. pee, 197), combate supucita necesidad de conocer el dia fa hora de fa “conversion? ceo sgn equ dso Pn sin res conscientiae de LuTeRo. eee contra el escrito de FRANCKE 7 ganizacién racional humana. De este particularismo de la gracia provienen todas las objeciones contra la confe- sin privada suscitadas por la mayoria, no todos (asi, Francke) de los pietistas, como lo demuestran las dudas que de continuo se presentaban a Spener, y que tanto contribuyeron a socavarle las rafces aun dentro del lute- ranismo: lo que decidia sobre la licitud de la absolucié era el efecto visible de la santificacién efectuado por la gracia; era, pues, imposible contentarse con la mera con- tritio para otorgarla." La valoracién religiosa de si mismo conduce en Zin- zendorff a la antigua idea del «instrumento de Dios», a pesar de sus vacilaciones ante los ataques de la ortodoxia, Por lo demas, apenas es posible sefialar de modo inequi- voco cual era la posicién ideolégica de este notable «di ettanti religioso», como Ie lama Ritschl;"* él mismo se consideré repetidamente representante del «tropo pau- linoluterano», frente al «tropo pietista-jacobeo», de ad- hesién a la ey. Pero la misma confraternidad que él admitié y fomenté a pesar de su acentuado luteranis- mo." manifiesta en su protocolo notarial de 12 de agos 132, Es natural que en ello influyese también la interpreta: cin antiautoritaria de la “clerecia universal", propia de todo ascetismo, En ocasiones se recomend6 a los’ pastores aplazar Ta absolucién hasta que.se “comprobase” la autenticidad de. re- mordimiento, Io cual es considerado por RITScrL, con razén, como calvinista, en principio. 133, Los puntos que nos parecen més esenciales se encuen: tran recopilados, para comodidad nuestra, en Purr, Zinzendorf{s Theotogie (Teologia de Z.) (3 vols., Gotha, 1869): vol, I, pags., 32: 345, 381, 412, $29, 433 y 8, 444, 448; vol. 1, pags. 372, 381, 385, 409 &, vol. HI, pags. 131, 167, 176, Cl. también Bernh. Brckex, Zirzem orf uid ‘sein Christentum (Z, y su cristianismo) (Leipzig, 1900), lib. 3, cap. TH. 134. Pues, ciertamente, slo admiti6 que la confesion de Augs burgo fuese un documento auténtico de Ia vida de fa fe cristiano Iuterana mis que si se vierte sobre él un “unglento magico’ (como dice en su repulsiva terminologia). Leerle es una verdailer penitencia, porque su lenguaje, en cl que los pensamientos pare fen derretirse, produce peores efectos que el “aceite cristoter pentino” que tanto asustaba a F. Th. Vissciex (en su polémics 178 to de 1729 un espiritu afin en muchos aspectos a ki satis tocracia calvinista de los santos." Algo parecido se tmnt nifiesta también en la tan discutida transmision «le la jefatura de la comunidad a Cristo, en 12 de noviembre de 1741, De los tres «tropos» de la comunidad, el calvi nista y el moravo se orientaban desde un principio en el sentido de la ¢tica profesional reformada, También Zi zendorff expres6 con espiritu plenamente puritano, fren te a John Wesley, la opinion de que era posible reconocer la propia justificacién, ya que no siempre por el mismo justificado, por los demas en todo caso, atendiendo a las caracteristicas del cambio." Por otra parte, sin embar- go, el factor sentimental ocupé un puesto eminente en la religiosidad morava y, sobre todo, Zinzendorff se ocupo personalmente de oponerse en st confraternidad a las tendencias ascéticas de la santidad puritana,”” interpre. tando en sentido luterano Ja santificacion de las obras."* para delimitar la Iglesia de los Santos. - conseguida, son tan necesarias, que quien no las pructica tampe —ilnlea | cognoscendi " cristiana” que fustiga RitscH1L, loc. cit., pag. 381, be fundamento del método de santilicacién, una vez que fueron Condenados los conventiculos y la confesién, se recurrié de nuevo a la idea luterana de los auxilios sacramentales para la salvacién, y entonces pudo adquirir eficacia la tesis caracteristica de Zinzen- dorff, a saber: que la ingenuidad del sentimiento rel:gio- so es prueba de su autenticidad (0, por ejemplo, el uso de la suerte como medio de revelacién de la divina volun- tad), desplazando de tal modo el racionalismo de Ia ducta que, hasta donde pudo Megar la influencia del 2 de," Jos factores sentimentales, antirracionales de la piedad morava desterraron totalmente a los demas del ietismo alemn."" La union de la moralidad y la remi- sién de los pecados en la Idea fidei fratrum de Spangen- berg es tan laxa como en todo el luteranismo.'* La repulsa considers a conservacién de de aproximacién. Desde entonces Ta ingenuidad y de las virtudes de Ta hun jormidad como objetivo primordial de la ascesis morava, cn cruda oposicion contra las tendencias dominantes en la comunidad, comrleta mente andlogas al ascetismo puritano. 139. La cual, sin embargo, tenia sus limites. Por ese motivo ces equivocado situar con LAMPRECHT Ia Teligiosidad de ZINZEN- DoRFF en una fase "psiquicosocial” de la evolucién. Ademés, Io que més fuertemente influys en su religiosidad fue Ja circuns tancia de ser un conde con instintos esencialmente feudales Precisamente cl aspecto sentimental de la misma se adaparia desde el punto de vista “psiguico-social” tanto en la época de la ecadencia sentimental de Ia caballeria como en la del “sent ‘mentalismo”. Por su oposicién al racionalismo europeo occidental, ¥ suponiendo que se la pueda valorar desde el punto de vista "psiquicosocial”, s6lo se la pulede comprender por la influencia patriareal del oriente aleman. 140.. Tal resulta de las controversias de Zinzexboner con Div aL, asi como —después de su muerte— las manifestaciones del sinddo de 1764 pusieron claramente de maniliesto el caricter de -organismo de salvacién de la confraternidad morava. Véase In critica que de esto hace Rrrscitt, loc. elt, TH, pag. 443 y 5 Ml. CF, por ejemplo, §8 ISI, 143, 160. De las observaciones de la pagina 311 se desprende claramente que es posible la falta de santificacion a. pesar del verdadero arrepentimiento y de la re misién de los pecados, lo cual esta de acuerdo con la doctrin Tuterana sobre’ la salvacién, tanto como contradice a la calvi- nista (y metodista), 180 que siente Zinzendorff hacia la aspiracién metotlista de perfeccién responde (en él como en cualquier otro caso) a su ideal fundamentalmente eudemonista, que aspira a que Ios hombres sientan ya en esta vida" la bienaven turanza (Ia felicidad», como él dice), por medio del sen. timiento, en lugar de forzarles al trabajo racional para asegurarla en la otra vida." Sin embargo, no dejé de estar viva en él la idea de que el valor especifico de la confraternidad, a diferencia de las otras Iglesias, radica precisamente en Ia actividad de la vida cristiana, en la mision y, consiguientemente, en el trabajo profesional; ** ¥ por otra parte, la racionalizacion, desde el punto de vista de Ja utilidad,"® era un elemento esencial del modo Cf. las manifestaciones de Zizenonrr que cita Purtr, M5. Lo mismo SrancenweRs, Idea file, pag. 325. Cf, por ejemplo, la manitestacién de ZiNzenvonrr a propésito de Matth. 20, 28, citada en Puirr, IIL, pag. 131: "Si veo. a un hombre a quien Dios ha hecho un don delicado, me alegraré y me aprovecharé del mismo con placer. Pero si obser Yo que no esti contento con lo suyo porque todavia hubiese prefcrido tenerlo mejor, entonces consideraré esta actitud como. el comiency de Ia tuiint de semejante persona”, ZINZENDORF? negaba —principalmente en su conversacion con John Westy en 1743— el progreso en Ja santificacién, porque la identificaba con Ia justficacién y sélo Is encontraba en la relacion establecida sentimentalmente con Cristo (Pitt, I, pag. 413). El "estar en posesién” de Io divino sustituye al sentimiento de la “instru. mentalidad’: Ia mistica desplaza a la ascesis (en el sentido que se indicara en la introduccién a os articulos siguientes). Na- turalmente (como se mostrar en el mismo lugar), también para el puritano es el habitus actual y terreno aguello’ a lo que mente aspira. Pero este hibito, interpretade como. certitudo salutis, ¢§ para él el sentimiento activo de la instrumentalidad 144. Esta fuente utilitaria impidi dar base ética consecuen tea toda Ia posicion de ZinzeNvorrr, Bste rechazé la idea luterana del “servicio de Dios” en Ia profesién como eriterio decisive de la lealtad profesional. Esta es més bien la recompensa por lealtad al oficio del Salvador” (PLirr, II, p. 41) 145. Conocida es su esencia: “un hombre racional no debe ser inerédulo_y un hombre creyente no debe ser irracional”, en su Sokrates, d. i. Aufrichtige Anzeige verschiedener nicht sowoht unbekannter als vielmehr in Abfall geratener Hauptwahrheiten (Socrates, es decir, sencillas indicaciones sobre algunas verdades 181 como concebia Ia vida Zinzendorff. Esto era en é), como en otros representantes del pietismo, una consesuencia del absoluto desvio de toda especulacién filos6fica (con- siderada peligrosa para la fe) y la consiguiente preferen: cia por el saber particular empirico; al propio tiempo, revélase ahi el sentido politico del misionero profesional. La confraternidad, como centro de la misién, era al mis mo tiempo una empresa comercial, y de ese modo con- ducia a sus miembros por la via de la ascesis profana, {que también propone «quchaceres» a la vida y, por tanto, Ja modela, sometiéndola a un plan. El nico obstaculo es 182 la glorificacién (inspirada en el modelo de la vida mini nal apostélica) del carisma de la pobreza de los «disci pulos» clegidos por Dios," lo que cn la prictica equivalia a una revalorizacién de los consilia evangelica. Esto fue un freno para la creacién de una ética profesional racio. nal andloga a Ja calvinista, aun cuando no la impidié ab. solutamente, como Jo demuestra la transformacién del movimiento bautizante, y mas bien fue interiormente pre: parada por la idea de un trabajo efectuado solame «por la profesién misma», En todo caso, considerando el pietismo alemin des- de nuestro propio punto de vista, observaremos una inse- guridad, una vacilacién en el“entronque religioso de st ascetismo, que contrasta con la férrea consecuencia del calvinismo, y que es debida a influencias luteranas y al cardcter sentimental de su religiosidad. Sin duda, no debe verse en este factor sentimental lo especifico del pietis- ciaimente la “platénica": Cons. Theol, IMT, 6. I, Dist. 2, nim. 13, CE. también el siguiente pasaje, tan’ caracteristico: “Unde pro Cartesio quid dicam non habeo (no lo he lefdo), semper tamen optavi et opto, ut Deus viros excitet, qui veram philosophiam vel tandem oculis sisterent, in qua mullius hominis attenderetur’ auc- foritas, sed sana tantum magistri nescia ratio" (SPENER, Cons, Teolog,, TK, 5, nim. 2). Ya es conocido el aleance que han tenido las concepcicnes del protestantismo aseético para el desarrollo, de la educacién, especialmente de la ensefianea profesional, Com- binadas con la ‘actitud hacia la fides implicita, queda expuesto el contenido de su programa pedagégico. 147. "Es ésta una clase de hombres que ponen su felicidad ppoco més © menos en estas cuatro cosas: a) ser... insignifican tes, despreciados, ultrajados....b) en descuidar... todos los sen tidos que no emplean en servicio de su Sefor... c) en no. tener nada 0 desprenderse de lo que tiene... d) en trabajar a jornat no por la ganancia, sino por la profesién misma y por el Senor ¥ sus projimos..." (Rel. Reden [Discursos religiasos], 1, psi nna 180; Pui, I, pag. 445). No todos podian ni debian ser “disc! pulos”, sino ‘sélo aguellos a quienes Iamaba. el Sefior: pero, segiin propia confesion de Zinzinvorrr (PLITT, I, pég. 449), toda via subsisten dificultades, puesto que el Sermén de la Montati iba formalmente dirigido’a todos. Salta a la vista la semejanza de este “libre acosmismo del amor" con los antiguos ideales bautizantes. 183 mo frente al luteranismo; ** pero, en comparacién con cl calvinismo, el grado de racionalizacién de la vida era mucho menor, puesto que el impulso interior del pensa- miento en el estado de gracia perpetuamente con:rolable (que garantiza la vida eterna) fue desviado sentimental. mente hacia lo presente; y en lugar de Ia seguridad en si mismo que el predestinado trata de conseguir por me- dio del trabajo profesional incesante y cficaz, aparece la humildad ¢ insuficiencia del ser," debida tanto a la ex citacién del sentimiento, en el sentido de la experiencia puramente interna, como a la practica de la confesion. mal mirada por el pietismo, pero tolerada por ei lutera nismo; ® en todo esto se manifiesta el modo genuine. mente luterano de buscar la salvacién, en el que lo deci sivo no es tanto la «santificacién» préctica como Ia «re misién de los pecados». A la aspiracién racional, ordena da a alcanzar y establecer el conocimiento practico de In Dienaventuranza futura (en la otra vida) sustituye ahora Ja necesidad de sentir la reconciliacién y comunidad con Dios actualmente (en este mundo). Asi como en la vida econémiea la in al goce actual choca con la ex tructura eracional» de la «economia», basada en la preo cupacién por el porvenir, lo mismo ocurre en cierto sen 148. Pues para el Interanismo, inluso en ta época de los ent gones, no era en modo aiguno extraia Ta interiorzacion sen Beant do ‘la piedad, La dstineion fundamental consist mr Bien en ef factor aseatico: en In reglamentacion de la vida, av aos ojos de los luteranos, tenia un mareado sabor de “sanis faci Ins obras" ee 85" El “temor cordial” es mejor slgno de la graca,que ts seguridad”, seat piensa Srowtn, Theol. Bedenken, 1, 328. Nat ritiente también en los escritores. puritanos, se eneaentran + Inenudo srias advertentas_ ante un posible “fas segurida se doctzina de la predestination obraba siempre en la! PerG da contrariaal_menos en ia medida en que su infuenss feterminaba Ta cura de almas. 50 Pues el efecto poicolopico de 1a subsistencia de la con: sign era siempre el devcargo. de la propia responsatilidad ht Safeco por st conducta (por es0 fue tan buscada) y le evitacin a2 ae Consecuencias rigoristas de fos postulados ascéicos, 184 tido en Ia esfera de la vida religiosa. Resulta, pues torio que la orientacién de la necesidad religiosa © sentido de la afeccién sentimental interior actual conte- nia un minimum de impulso de racionalizacién del obr en el mundo, comparada con la necesidad de la «compro- bacién» de Ia fe en los «santos» reformados, orientada al futuro; mientras que en relacién con la fe del luterano ortodoxo, aferrado con espiritu tradicionalista a la pala- bra y los sacramentos, podia desarrollar un maximum de metodizacion de la conducta religiosa. En conjunto, la evolucién del pietismo, de Spener y Francke a Zinzen- dorff, se orients en el sentido de una creciente acentua- cidn del factor sentimental. Pero con esto no se manifes- taba una «tendencia evolutiva» propia de él; sino que las diferencias eran debidas al distinto medio religioso y social de que procedian sus representantes més autoriza- dos. En esto ya no nos es posible insistir mas detallada- mente, y tampoco podemos referirnos al modo como se manifiesta la caracteristica del pietismo aleman en su distribucién geogréfica y social.’ Nos limitaremos a in- dicar gue este pictisimo sentimental fue perfilando sus rasgos, frente a la conducta religiosa del santo puritano, en transiciones paulatinas. Para describir siquiera provi sionalmente esta diferencia, diremos que las virtudes que cultivaba el pietismo eran distintas de las que podia pra ticar el «probo» funcionario, empleado, trabajador o al tesano "0 el patrono de sentido patriarcal, con sencillez grata a Dios (a la manera de Zinzendorff); ‘el calvinismo parece mucho mas cercano al frio espiritu juridico y ac- tivo del empresario burgués capitalista."” Por ultimo, el 151, En su exposicién del pietismo wiirttembergués ha mos- trado Riser (tomo TI de su citada obra) la fuerte medida en la que ciertos factores puramente politicos determinaron incluso Ia modalidad de la religiosidad pietista, 152, Véase Ia frase de ZINZENDORIY citada, supra, nota 147, pigina 183, 153. Evidentemente, también es “patriarcal” el calvinismo, fal menos el auténtico. En su autobiografia, pone Baxter de re. 185 pictismo sentimental, como ya observé Ritschl,! era una fofiez para leisure classe. Esta descripcidn no es exhat tiva, pero sirve para explicar incluso ciertas di‘erencias de orden econémico entre los pueblos que han vivido so- metidos bajo la influencia de una u otra de estas dos di: recciones ascéticas. La unién de la religiosidad sentimental y a la par as; cética con Ja creciente indiferencia y aun Tepulsa hacia Jos fundamentos dogmaticos del ascetismo calvinista, sir- ve también para caracterizar el otro aspecto del pietismo continental: el metodismo.* Ya su nombre pone de re Jieve lo que los contemporneos hallaron de chocante en Wiioam Singularmente, males distntos que en el sono del ‘ Ss Para orientarse en el conocimiento del metodismo debe Ga el meiodisano constivaalo €l pots religioso Tasso, Wart 186 sus adeptos: la «metodizaciéns sistemética de la conduc- ta como medio de aleanzar la certitudo salutis, que os lo que interesé en todo momento y Io que siempre fue cl eje de toda tendencia religiosa. Su indudable afinidad (pese a todas las diferencias) con el pietismo aleman cn alguna de sus direcciones "* se descubre en el hecho de que el «método» se aplicé especialmente para producir el acto sentimental de la «conversién». Sobre todo en te- rritorio americano, el sentimentalismo (despertado en John Wesley por influencias moravo-luteranas) tomé un fuerte tinte emocional, ya que el metodismo aspiré des. de un principio a ejercer una misién sobre las masas. Una lucha expiatoria exacerbada hasta los més imponen. tes éxtasis, realizada preferentemente en América en el sbanco de Ia angustia», Hevaba a creer en la gracia inme. recida de Dios y, al mismo tiempo, a la conciencia de la justificacion y la reconciliacién. Esta religiosidad senti- mental, a través de ciertas dificultades internas, realiz6 un peculiar enlace con la ética ascética, a la que el pietis. mo habia impreso para siempre su caracter racionalista A diferencia del calvinismo, que estimaba engaiioso todo lo sentimental, se consideré como tinico fundamento in. controvertible de la certitudo salutis la seguridad abso- Juta del agraciado, en tanto que era sentida por él, deri vada del testimonio directo del espiritu, y cuyo origen de. bia constatar cada dia y cada hora. Segiin la doctrina de Wesley (que significa un consecuente avance en la doctri- 156, Prescindiendo de las influencias personales de Westy, cesta afinidad est condicionada historieamente, de una parte, por la decadencia del dogma de la predestinacidn y, por otta, por el Vigoroso renacimiento de Ia sola fides en los fundadores del metodismo, motivada ante todo por su especifico caraeter. mi sional, que determinaba una repristinacién, (transformada) de Ciertos métodos medievales det sermén de “resurrecelsn", con’. hinado con formas pietistas. Este fenémeno (que en esie res pecto no sélo retrocede mas atris del pietismo, sino incluso por telacin a la religiosidad bernardina de la Edad Media) no. per- fencee, seguramente, a la’ tendencia general hacia el “subjeti. 187 na de Ia santificacién, a Ja par que un decisivo desvio de Ia concepcién ortodoxa de la misma), podia Hegar ya en esta vida, por Ia fuerza de la gracia, a la conciencia de la perfeccién, en el sentido de pureza, en virtud de un segundo hecho interior, de ordinario independiente del primero y casi siempre repentino: la «santificacién». Ge- neralmente, esta finalidad es dificil de alcanzar (como no sea al final de la vida), pero hay que aspirar incondicio- nalmente a ella, porque ella es en definitiva la que garan- tiza la certitudo salutis y la alegre seguridad, en lugar de Ia chosca» preocupacin de los calvinistas; *” y ella es en todo caso la que justificara al realmente convertido ante si mismo y ante los demas, porque al menos los pecados ya no tienen poder sobre él». A pesar de la significacién decisiva del autotestimonio del sentimiento, no por eso se abandoné Ia necesidad de la conducta santa, inspicada en la ley. Cuando Wesley combatia la justicia de las obras de su tiempo, no hacia mas que reproducir la vieja idea puritana de que las obras no son el fundamento real, sino tan s6lo el fundamento cognoscitivo del estado de gracia, y aun esto a condicién de que sean realizadas ex. clusivamente ad gloriam Dei. Esto no lo hace por si sola la conducta correcta, como él la habfa experimentado en si mismo: tenia que afiadirse el sentimiento del estado de gracia. En alguna ocasién Ileg6 a considerar las obras como «condicién de la gracias, y en la declaracién de 9 de agosto de 1771" insistia en que quien no realiza nin- guna obra buena no puede ser buen creyente; los meto istas pontan especial empefio en hacer notar que lo que les diferenciaba de la Iglesia oficial no era la doct:ina, sino la prictica de la piedad. El valor del «fruto» de la fe fue apoyado en el Evangelio de san Juan; y se con: sideré la conducta como claro signo de Ja regenera 157, Ast caracteriz6 en una ocasién Westt¥ Jos efectos de la fe metodista. Se ve claro el parentesco con Ia “felicidad” de que hhablaba ZinzeNponer. 158, Vease la misma en la Vida de Wesley, de Warsox (edi cin alemana), pég. 331. 188 cién. Sin embargo, pronto surgieron dificultades; " para los metodistas partidarios de la doctrina de la predesti nacidn, este desplazamiento de la certitudo salutis desi Ia conciencia de la gracia, en perpetua y renovada cor probacién subsiguiente, a la conducta ascética misma, al sentimiento inmediato de la gracia y la perfeccién puesto que a cada lucha expiatoria se unia la seguridad de la perseverancia—, significa una de estas dos cosas: 0 interpretacion antinémica, en las naturalezas débiles, de la libertad cristiana» (es decir, colapso de la conducta metédica), 0 (si se rechazaba esta consecuencia) segut dad pedante del santo en s{ mismo," es decir, una exal- tacién sentimental del tipo puritano. Ante los ataques de los adversatis, se etendio eludir estas consecuen: cias, acentuando la validez normativa de la Biblia y la necesidad de la comprobacién de la fe," lo que, por otra parte, acabé por fortalecer la posicién anticalvinista de Wesley, que proclamaba la amisibilidad de la gracia. Las fuertes influencias luteranas sufridas por Wesley, a tra vés de las confraternidades," fueron favorables’a esta 159. 5, Scrnsrexsnsunase, Vorl : EAsuRaKe, Vorlesungen ber die Lekrbegriffe ter licen protesntsches ‘Rrhparraen (Lecce ile las dactrinas. de los pequefios partides,eclesidsticos protester. {65} al por thexasu{acen, anctort 85, pa, leo. Witrrerin, jefe’ del grupo predesinscionita (desapa recido, por desorganizado, despuce de su mucric), sechaed fen ee ino er de la idea de Ia comprobacion en vmatél, SCHNtcxinmmoL, toc. cit, pig. HS. Algo diferente Loos, cit, Ambas consecuencias son tipicas de tous seligiosldad in pirada en los misinos princpion 162, Asi, la conferencia €e 1770. Ya la primera c de 144 habia reconocido que el calvinismo ye antigen se Primian la frase biblica “hasta cl ancho de tn cabello" Dada a escuridad, no debian separarse por diferencias doctinalcs, con tal Se mantuviese la vigeneia de la Biblia como norma pricticn 163. “Los metodistas se sentian separados de foe Hermanos Mocavos por la doctrina sobre la postblidad de una perfecclon iimpecable, rechazada tambien especiaimente por Zikvenvons, mientras que Wesiey, por st parte, consideraba “mistcsme” Ie 189 evolucién y aumentaron la vaguedad de la orientacién religiosa de la ética metodista.™ El tinico princip:o s6- lidamente establecido fue el concepto de regeneration (Seguridad de la salvacién nacida sentimentalmente como fruto de la fe), como fundamento imprescindible, y el de santificacién, con su consecuencia de libertad (al menos virtual) contra el poder del pecado, como prueba del es- tado de gracia; paralelamente, fueron devaluados los me- dios externos de la gracia, especialmente los sacramentos, ¥ en todo caso, el general awakening en la secuela del metodismo, significs en todas partes (también, por ejem- plo, en Nueva Inglaterra) una intensificacién de la doc- trina de la gracia y de'la eleccion.'* Parece, pues, que la fundamentacién ética del meto- dismo es tan vacilante como la del pietismo, y en él tam. bién, la aspiracion hacia la higher life, la «segunda ben: dicidns, queria sustituir a Ja doctrina de la predestina cién; su origen inglés le Ilevé a orientar totalmente ta practica de su ética en el sentido del cristianismo refor mado inglés, cuyo revival pretendia ser. El acto emocional de la couversion fue producido metédicamente; pero un vez realizado, no hubo lugar al piadoso goce de la com nidad con Dios (como en el pietismo sentimental de Zin zendorff), sino que el sentimiento despertado se trocé cn aspiracién racional de perfeccién: por eso, a diferencia del pictismo alemén, el cardcter emocional de la religio sidad no dio lugar a un cristianismo sentimental pure mente interior. Schneckenbiirger ha demostrado certers Sentimentalidad de la religiosidad morava y llamaba “blasfemo: alos juicios emitidos por LuTEKo sobre Ia “ley”. Aqui se must i limite que siguié separando irreductiblemente al luteranisi Ge toda especie de conducta religiosa racional tei. John Wesizy hace resaltar en una ocasién que tode cuiqueros, presbiterianos y episcopalianos, tienen que creer Gogmas, excepto los metodistas. Cf. sobre todo esto Ia ex Sicion (muy sumatia, ciertamente) de Skears, History of the j1 Churches of England (Historia de las Iglesias libres de In terra), 1688-1851 168. Cf, por ejemplo, Dexter, Congregationalism,, pag. 455 y 190 mente que ello era debido al escaso v : escaso volumen del senti miento del pecado (en parte, en virlud precisamente del carécter emocional de la conversidn); lo decisive siguis siendo el carécter fundamental reformado de la eoncicn. cia religiosa. La excitacién del sentimiento tuvo el carac ter de un entusiasmo meramente pasajero, aun cuando ogrbinucamente excitdo,y ae, por lo dems, no po 5 en lo mas minimo el carieter racional de la Con. ducta™ La regeneration del metodismo no hizo, pues, més que crear un complemento de la santidad de las ras: dar un entronque religioso a la conducta ascstica una vez abandonada Ia doctrina de In predestinacion. Log signos, de la-conducta, indispensables para controlar la jerdadera conversion, eran en realidad los misinos que en el calvinismo. En las paginas siguientes, dedicadas a Aiscutr Ia idea de profesién, podemos prescindir de alu ir al metodismo, ya que, como fruto tardano, no 6 en realidad nada nuevo." tal gute hoy con tos negros aimericanox. Por fo dems, ef carte mundo macarons flee dele eta macs i dicen seatnenaonyPelaramont save Bl is Ja publicidad del suceso, sino mis bien gan ae ores ee Benetracin assétca de Ta vida en los territories om qua‘el mote oe 10 tuvo mayor) desarrollo. Pero 1a solucién definitiv: ae ie roblensa corrésponderia a los neurdlogos. sae wlth ors (ac che pig" 78) weal eeesamente que habe ack esputs'de in opoce de ius ngs, po mds debit) dl pictivno alemnan on el primes irc de ete she Fa todo casa, de acucrdo con Ritscit (Lehre son der Rechifer end rag, wo pg 9 0 Ft Sa inooner, que (a diferencia de Srexun y ravens) constituye ta toi recon sgue en el metodo una direc istnt Sls moras al Inenos hast onde acs I ae i6a.Sin embargo, la desarrllé en ef mismo sen EI pietismo continental curopeo y el metodismo de los pueblos anglosajones son fenémenos secundarios con- siderados tanto en su contenido ideolégico como en su desenvolvimiento histérico."* Junto al calvinismo, el se: gundo gran representante del ascetismo protestante es el movimiento bautizante y las sectas de los baptistas, men. nonitas y especialmente los cudqueros,'” nacidas en su idénticas consecuencias que las restantes sectas asesticas, como, lo muestra el texto do J. WESI'Y que citamos en Ta pig 250 169, Y, como ya se inostrd, atenuaciones de la ética ascética cconsecuente del puritanismo; mientras que si, siguiendo la con feepcion siguiente, se considerase estas ideas reliziosas como “xpontentes” 0 "reflejos” de la evolucion capitalista, tendria que haber ocurrido precisamente le contrario, 170, De los baptistas, los Hamados General Baptists proceden de los antiguos bautizantes, Ya se dijo que los particular baprists eran calvinistas, que qucrian limita’ a los regenerados 0, al me nos, a los personalmente adeptos la pertenencia a la ‘Iglesia, por Io cual eran voluntarios y cnemigos de toda Tglesia oficial, fan cuando ‘no siempre fueron consccuentes en la prictica eH Ia época de Cronwell. Unos y otros, a quienes reconocemos tod si Importancia histérica como representantes de Ia tradicion Dautizante, no nos dan motivo suficiente para que los sometamos a un especial anilisis dogmitico. Es incuestionable que los cus {ueros, aun cuando formalmente constitu‘an una fundacién nuc va de George Fox y sus colegas, en sus ideas fundamentale fueron simples continuadores de Ia tradicion bautizante. La me jor introduccién a su historia, mostrando al propio tiempo sus Telaciones con baptistas y mennonistas, Ia ofrece Baxcuay, The inmer life of the religious societies of ‘the Commonwealth (La vida interior de las sociedades religiosas de la Commorweatth) 1876, Para la historia de los baptistas, cf. H. M. Dextex, The true story of John Smith, te ReBaplist, as told by himesel! and his coniemporaries (Historia de J. S., el anabaptista, contaia por ¢l mismo y sus contempordneos), Boston, 1881 (véase a este propos! to J. C. Laxo, en Bapt. Quart. R,, 1883, pag. 1 y ss). J. Murex, 4 Hist. of the Presb. and Gen. Bapt. Ch. in the W. of Engi, Londres 1835. A. H. Newnas, Hist. of the Bapt. Ch. it the U.S, Nuevas York, 1894 (Am. Church Hist, Ser., vol. 2); Venoer, A, short his! of the Baptists, Londres, 1897; E. B, Bax, Rise and fail of the Ani baptists, Nueva York, 1902; G, Loriwrk, Baptists in history, 190? TA, Stiss, Baptist system examined Luth, Publ. S., 1992; veo también el Baptist Handbook, Londres, 1896, y siguientes: Bapnis: ual, Paris, 1891-1893, Ia "Baptist Quart. Review"; la Siblfor seno durante los siglos xvr y xvtr, ya directamente o por aceptacién de sus formas del pensamiento religioso,""' y que constituyen agrupaciones religiosas cuya ética entron- ca con principios religiosos esencialmente heterogéncos de los de la doctrina reformada. El bosquejo que a con. tinuacién trazamos, limitado a destacar aquellos aspec- tos que mas nos interesan, no puede dar idea del carac- a sacra (Oberlin, 1900). La mejor biblioteca baptista parece en contrarse en Colgate College, en el Estado de Nueva York. La mejor coleccién para la historia de los cudqueros es la de ia Devonshire house, de Londres (no utilizada por mf). El mederno Srgano oficial de la ortodoxia es cl American Friend editado por el profesor Jones; la mejor historia de los ctaqueros ha sido eserita por Rowwrece. Vease también: RUFUS B. JONES, George Fox, an autobiography, Filadelfia, 1903; Alton C, THOMAS, A hist. of the S. of Friends in America,’ Filadelia, 1895; Edward GRUB, Social aspects of Quaker Faith, Londres, 1899. Anddase a esto a muy abundante y excelente literatura biografica, 171. “Es uno de los muchos méritos de la Historia eclesidstica de Karl Mutter haber concedido dentro de st exposicion el pues- to que merece al movimiento bautizante, grandioso a su manera, ese a su aparente intrascendencia, Como ningin otro, tuvo que sufrir la persecucién implacable por parte de todas las Iglesias, por lo mismo que quiso ser “secta” en el sentido especifico dé la palabra. Como consecuencia de la catdstrofe experimentada fen Miinstcr por Ia direccién escatologica procedente de aquel movimiento, quedé desacreditado en todo el mundo (incluso In- slaterra) a la quinta generacion. Siempre aplastado y condenado a la clandestinidad, Consiguié liegar mucho tiempo después de su nacimiento a formular de modo coherente un programa reli Bioso, Por eso produjo mucha menos “teologia” de la que hublera sido compatible con sus principios, hostiles en esencia a cultivar técnicamente, como “ciencia, la fe en Dios. Tenia escasa sim- ppatia por la antigua teologia —y la de su propio tiempo, que Je infundia pequenisimo respeto. Pero lo mismo ocurre con mu chos modernos, Ritscitt, Pietismo, 1, Pag. 22 y s,, por ejemplo, trata a los “rebautizantes” de manera poco abjetiva ¥ aun imper. tinente: se siente uno inclinado a hablar de un punto de vista teoldgico *burgués”. Ya existia de varios afios antes la hermosa obra de Coxneiius (Geschichte der Miinsterschen Aufruhrs [His foria de ta rebelidn de Minter). Retscuit, imagina también aqui In existencia de una recaida en Io “catdlico” y sospecha influencias directas de los observantes espirituales y franciscanos. Suponien- do que pudiesen probarse, siempre serian hilos harto sutiles. Y, sobre todo, el hecho histérico es que la Iglesia catélica oficial 193 ter polifacético de este movimiento. Desde luego, volve- mos a fijarnos de modo especial en aquellos paises en los que el capitalismo dio sus frutos més tempranos. Ya hemos anticipado cual es la idea més impertante, histrica y fundamentalmente, de estas confesiones, cuyo alcance para el desarrollo de la civilizacién se verd en siempre hizo objeto de profunda desconfianza el ascetismo pro Fano ae foo seglares, cuando tenia, por resultado. la formacion G2"Conventicie, tratando de erenario ‘hacia a formecion de Srdenes religiosas —es decir, de apartario del mundo o, cua ado menos, de someterio, cono ascetismo de segundo grado, ala disipina'o controle i drdncs, Cuando esto no era pose Hlogaba a sospechar peligro de que ln prictica subjetivsta de la moralidad ascdtica se convirtiese en fuente de anarqula y he Teiia, como hizo con el mismo derecho la Iglesia de Lsabe! Con relacion a los prophesyings, © conventiculos biblicos semipic tists, incluso en aquello en lo us, por relacion al conforms Se iminifestaban correctos; y- algo parecido se manifiesa en cl Book of Sports de los Estuardos. (acerca de lo que. se hablar mis tarde), La historia de los innumerables movimientos her tices, de los Tfumillades y Deguinos, el destino de san Fra Cisco. son pruebas de todo esto. La’predicacion de los monje> fmendicantes, sobre todo franciscanos, contribuy@ mucho. & De parar el terreno para la moraligad agetiea falea del protests smo reformadobautizante, Pero la razon dima de ls. gr30 des anidades existentes entre el ascetismo de los monies Occdente yin conduct acti Geto el protestantiono —h nidades que necesitamos sefalar con gran insstencia, por st ncepeional interés consiste en que, como es natural, da asce Sis que se mucva dentro del marco del cristianismo biblico neve Sarlamente ha de poscer Fasgos comunes y en que el ascetisivs gue cualguier confesion fomenta, precisa de cicrios medios Drv Bados de “mortificacion ‘dela carne”. Acerea de la brevet dela exposicion siguiente debe decirse que se debe a la circu {anefa de que [a etca bautizante posee tm alcance limitadisin por telacign al problema que diseutimos. especialmente en cs Foro, a saber. el desarrollo de los fundamentos religioos de Io don “burguesa’ de. profeston. Por relaciin. a ella, nada nue porto. Por otra parte, tenemos que preseindir de considerar 34 Paspecto social del movimiento, de mucho mayor interes. Phi feado ast el problema del contenido HistGrico del antiguo mos Ihiento boutizante, so10 puede exponerse aqut-aquello” que, « DPosteriondad, ha infuigo sobre Ta modalidad de las seta Fos interesan_particularmente: baptist, cuaqueros y {mis "« ‘Cundariamente) meanonitas. 194 otro lugar: la believers church.‘ De modo que la com nidad religiosa, la «iglesia visible», en el Ienguaje de la Reforma,"" ya no fue considerada como. una especie de fideicomiso con fines ultraterrenos, como un organismo en el que necesariamente cabria lo justo y lo injusto, ya para aumentar la gloria de Dios (concepto calvinista) 0 para transmitir a los hombres los bienes de salvacién (concepto catélico y luterano), sino exclusivamente como comunidad de los’ personalmente creyentes y regenera- dos, y s6lo de éstos: con otras palabras, no como «lgle- sia», sino como «secta»."" Tal era el sentido del princi- 172. Véase, supra, nota 93. 173, Sobre’su origen y transformacién, véase RITSCHL, en sus Gesammelten Aujsitzen (Articulos completos), pag. 69 ¥ Ss. 174, Es natural que los bautizantes rechazaran siempre la denominacién de “secta’. Ellos pretendian ser la Iglesia en. el sentido de la Epistola a los Efesios (5, 27). Pero nosotros os denominamos “secta” por varias razones. En primer lugar, rehu- saban toda relacién con el Estado. Su ideal, incluso. para. los ‘cuéqueros (Banciav), era la relacion que la Iglesia y el Estado tenfan en la primera época del cristianismo, pues para ellos, como para muchos pietistas (TERSTEEGEN), solo la’ pureza de las Iglesias bajo la Cruz estaba limpia de sospecha, Pero bajo un Estado in- crédulo, 0 incluso bajo la Cruz, hasta los calvinistas tenfan que estar, faute de mieux (como, en casos andlogos, la Iglesia catblk ca), 4 favor de la separacién entre la Iglesia y el Estado, No es rrazén suficiente para considerar “secta” al movimiento bautizante cl hecho de que Ia admisién en Ja comunidad eclesiastica se ve- Tificase por medio de un contrato entre la comunidad y los catecimenos; pues esto ocurria también formalmente en las co- munidades holandesas reformadas (como consecuencia de Ia pi mitiva situacién politica), con arreglo a la antigua constitucion eclesiistica (véase sobre esto HOPMAN, Kirchentverfassungsrecht der niederl. Reformierten [Derecho constitucional eclesidstico de tos reformados holandeses}, Leipzig, 1941). El. motivo pri cipal para atribuir al movimiento el eardcter sectario consiste en la indole exclusivamente voluntarista de la comunidad religi para no admitir en su seno elementos impuros y no apartars Por tanto, del modelo evangélico, s6lo podia organizarse como see. fa, voluntariamente, no como Iglesia, como organizacién. Las co munidades bautizantes consideraban esencial al concepto de "Igle sia" Jo que en los reformados era una simple situacion de hecho, Por lo demés, ya se indicé que también en el calvinismo actuaron 195 pio (puramente externo, considerado en s{ mismo) que sélo permitia bautizar a los adultos que personalmente hhubiesen conocido y asimilado la fe." Los bautizantes afirmaban insistentemente en todas sus pliticas religio- sas que esta «justificacién» por la fe era algo totalmante distinto de la idea de una imputacién «forense» de los méritos de Cristo, como crefa la ortodoxia dogmatice del Primitivo protestantismo,"* consistiendo mas bien en una apropiacion interior de la obra de In redencién; y esto se realizaba por medio de la revelacién individual, por la accién del espiritu divino en cada caso, y sélo de este modo; esta revelacién se ofrece a todos y és suficiente con esperar al Espiritu y no oponerse a su venida atén- dose por el pecado al mundo. Frente a esto, perdié toda su importancia el valor de la fe como conocimiento de Ja doctrina de la Iglesia o como medio de recibir la divi- na gracia por el arrepentimiento, renaciendo, aun cuando con alguna alteracién, ciertas ideas primitivas cristianas sobre el pneuma, Asi, por ejemplo, la secta fundade por Menno Simons, a la que dio una base doctrinal relativa mente homogénea en su Fondamentboek (1539), asp.rabe a ser al igual que las otras sectas bautizantes, la verda dera indestructible Iglesia de Cristo, formada, como a Geterminados motivos religiosos que impulsaban a la_creacion. Ge la Believers’ church. Vease sobre los conceptos de “secta” y Ge “Iglesia” mds detalles en el articulo siguiente. Un concepto ‘uy semejante al mio ha sido empleado casi al mismo temp que yo y —supongo— con independencia de éste, por Katrin Giscit (art. Secta, en Ja "R. Enzykl. f. prot. Th. u. Kirche") Taosursen Io ha aceptado (en su Soziallehren der christlichen Kirchen), haciendo profundas observaciones en torno all miss Vease también la Introduecién a los articulos sobre la “élic econémica de las religiones". 17S. Corvettes (loc, cit.) ha explicado muy clarameate | gran importancia que tuvo histéricamente el simbolo para con Ecrvar la comunidad de las Iglesias, para las que cre6 un sig inequivoco y claro. Ty. Podemos prescindir aqui de considerar ciertas aprox maciones a ella en la doctrina de Ta justificacién de los mew nonitas. 196 primitiva comunidad cristiana, solamente con los regene rados, con los que oyeron el Ilamamiento de Dios; pues sélo éstos son los hermanos de Cristo, ya que, con Fist han sido directamente sefialados por Dios." La conse- cuencia de esta doctrina, para las primeras comunidades bautizantes, fue el estricto alejamiento del «mundo», es decir, evitar con las gentes mundanas todo trato que e cediese de lo estrictamente necesario; al mismo tiempo, imperio de una rigida bibliocracia, como modelo ejem- plar de vida; y mientras vivid este espiritu, nunca se aban- doné este alejamiento del mundo que caracterizé al mo- vimiento."* Como motivo permanente quedé, pues, en ¢: tas sectas el principio que, con fundamentacién algo dis- tinta, hallamos ya en el calvinismo, y cuya esencial im. portancia no cabe desconocer: Ja repulsa radical de toda sidolatria», que implicaria una atenuacién de la venera- cién que sélo a Dios se debe.” En las primeras genera- 171, En esta idea é ; a descansa quizds el interés religioso en Ja ditison erin ctstones Como iy eaiay aa Enea wcnudo como unico clement puramente dopmatico, povad’ veces falta en, Tos "ms antguos documentos de tos bauite en las “confesiones" reproducidas por Cornetius, apéndice ai ate ou chan obra), Vease sobre esto Karl Mutuen, Historia tciesdstice, Hs I, pas. 330, Los miomes iniresesTeliigses gon fox que determifabatt in aterencia th In cristoloi Se refor mas herons (on fo ocsna de a Hamada eommimtto Tr ts principio se manifesta singularmente en a exch sion de os excomulgndes, primitivamente.practicnda’ con toda ‘ilu: detcomerclecil; punto een ef uc ior calvin Ies'no aban sex sfesides por los cenouds elesstins, Wease ee eee Tie ee terecido ct modo comp este principio se manites taba entre fos Cusgros ‘oe enienoridaden de intracondente tunics nel Nepuse'sasscubrise « anodiianse she narse y a hablar en plural). Pero la idea fundamental és, en si misma, comin hasta cierto punto a toda forma de ascesis, por B ceeere figura auténtica, es siempre “antiautoritaria”. Ut eaiiisne oe nifenaos ene brkep de ae en le Tilesia atlo Cristo debla imperar. Por fo que respect af pietism, 197 ciones bautizantes de Suiza y del norte de Alemania, la conducta biblica tiene un cardcter andlogo al de la con- Gucta franciscana: rompimiento radical con todo goce mundano, y un modo puramente apostdlico de conducir- se en la vida. Y, realmente, la vida de muchos de sus adeptos recuerda la de San Egidio. Pero esta estricta Observancia de la Biblia’ carecié de una base solida ante el caracter pneumatico de la religiosidad. Lo que Dios habia revelado a los apéstoles no es todo Io que pudo y quiso revelar; al contrario, el tinico signo de Ta Verdadera Iglesia, segin el testimonio de Ja comunidad primitiva, era (como ya lo proclamaba Schwenckfeld Contra Lutero y mas tarde Fox contra los presbiterianos) Ta subsistencia de la palabra no como documento escri- to, sino como fuerza actuante del Espiritu Santo en la vida cotidiana de los creyentes que quisieran ofrle, Par- tiendo de esta idea de la revelacién continuada se formé tarde Ia conocida doctrina, consecuentemente ela- borada por los cudqueros, sobre Ia importancia decisiva en diltima instancia del testimonio interior del Espiritu Gn la razén y la conciencia. Con esto no desaparecié Ja vi- gencia, pero si el imperio exclusivista de la Biblia; al Snismo tiempo, inicidbase asi una evolucién que termi- nd radicalmente con todo residuo de la doctrina eclesias fica de la salvacién, y en los cuéqueros, con la desapari- reouérdense los esfuerzos de SpexeR para justificar biblicamente Jos titulos, Fi ascetismo eatélico ha roto con este raszo, por vesacion a a autoridad eclesidstica, al admitir el voto de obe- Giencla, es decir, interpretando ascéticamente la obediencia. 1 Siversiin sufrida por este principio en la ascesis protestante aikstituye el fundamento histérico de la modalidad actual de la Gemocracia en los pueblos influidos por el puritanismo y de su Giferencia con la de “espirit latino”. ¥ es también Ja base de la Sfrrespetuosidad’ de los americanos, que para unos es repulsiva y otros encuentran saludable. 180. Ciertamente, los bautizantes siempre aplicaron ésta mas fal Nuevo TFestamento que al Antiguo. Singularmente el Sermén de la Montafa goza en todas las sectas de un favor especial como programa ético-social 198 cién del bautismo y de la comunién.™ Las diversas con fesiones bautizantes, siguiendo el modelo de los predest nacionistas y, sobre todo, de los calvinistas propiamente dichos, desvalorizaron radicalmente los sacraments como medio de salvacién, y llevaron a sus tiltimas conse Cuencias el «desencantamiento» religioso del mundo; silo Ja eluz interior» de la revelacién continuada capacitaba para comprender incluso las revelaciones.biblicas de Dios." Su efecto, por otra parte, podia extenderse a hom- bres que nunca habian conocido Ia forma biblica de la re yelacién, al menos segtin Ia doctrina de los cuiqueros, ‘que fueron los mas consecuentes en este punto. El prin: cipio extra ecclesiam nulla salus s6lo fue valido para esta Tglesia invisible de los iluminados por el Espiritu; sin la luz interior, el hombre natural, aun guiindose por la razén natural," era simple «criatura», cuyo apartamien- yet Ya, Seuwponeaann babi considera tation de ‘sacramentos ‘como un adicforo, mientras que los genera Beni yo memoria ate ocsmente el baulemy y tr omartém, y loo mennonitas,adernés, ef lavatorio de pies: En is predesiionsl, an pr Yo demas 1a cesvaiot caristfa, Véase el articulo siguiente. ae 2” Bn esto, las sectas bautlzantes, especialmente los cus queros (BaRcLAy, Apology for the true Christian Divinity, 4a. d Bonurea Hol obra que la amabilidad de Ed. Buxsre puso & Ti disposieign), invecaban clerlas_anifestaciones. de. CuLviNo This Inst Christ, Theol, Ill, 2, donde de hecho se encuentran Sproximaciones,ineguivocas. 1a doctrina bautizante. Tambien iPS ing ete iid de “lb, de Di Se aus tateura” Uo ae aauslos Senalaron eh ela) clad dien esecia (sin que por ello pueda hablarse de una eonexton fittsrica) com Ja concepeidn de los bautizantes sobre la nature fuon de a Revelacion, La doctrina mecaniea de la insiracion Ia estricta bibliocracia de los calvinistas era el producto de deter- teisata creluetde acontecida en el curso del siglo AV, asf on ie'aeetrna (de fundamento bautizante) de Ia "hur interior” pro. elds’ yor fos cusqueros eral resultado de otra evolecion de Sgro ifverso la primera. Y, en parte, la mareada antitesis sire una y otra era consecuencia de la-constante polémica, TEs "Bolo Tue crudamente acentuado contra certas tendencias 199 to de Dios sentian los cudqueros de modo ain mas cru- do que los calvinistas. Por otra parte, la regeneracién operada por el Espiritu, si esperamos en él y nos entre- gamos interiormente a él, puede terminar por remover en absoluto el poder del pecado;" pues siendo operada por Dios, la recaida y aun la simple pérdida del estado de gracia son ya de hecho imposibles, si bien el metodis- mo estimé mas tarde que no era regla general alcanzar tal perfecci6n, la cual pasaba en el individuo por distin- tas fases. Pero todas Jas comunidades bautizantes aspii de los socinianos La razén “natural” nada sabe de Dios (Byxciay, loc. eit, pag. 102), Con esto se desplazaba a Ia fex naturae dela posicién que venia ccupando en el protestantismo, En prinsipio, ho podian existir-general raves ni codigos morale, puesto. que Dios. mostraba a cada uno por medio de la conciencia su svoca. cin”, rigurosamente individual. No debemos hacer vel bien’ en ghd generar dela trarén natal” sino te lng de Dios, eserita por Fl en ta maces Alianza en los corazones Tanifestada en fa conciencia (Baxeuiy, pags. 73 y sy 76) Esta ieravionafidad de la moral (conseoencia' de in acentiada post Cin entre To diving y To creado) se expresa en este prinipie fu damental de Ta fea cusquera: “what a man does contrary (0 hte fath, though he fith may be wrong, la no. ways acecptable to\God.” ous the thing might have Soe Tatu to anther Bawciay, pig. 487). Naturalmente, en la prictica era, insosten ble En banca, por ejemplo, ls morel ln perpeoal states dcknowtedged by ll Chrstiais constituyen los iimites de ato. Terancia, Practicamente, sus contemporaneos consideran sa ética como sistancialmente.andlogs (salvo ciertas partcularidades) a Ja de Tos pietistas reformados, “Todo To, bueno en la Iglesia es Suspecto de cuaquerismo", insiste epetidamente SPINER: en rea. Iidad, este debia envidiar por exo mismo a los ctéqueros, Cas Theol, Mt, 6, 1, dist. 2 (nim. 6). El negarse a prestar jure ments basindose en una frase biblica muestra cuém poco Sabin fvanzado de hecho la emancipacién de la letra de la Esert No hemos de ocuparnos aqu del aleance éticosocal. del pr inio “haz a otro s6lo. aquello que quierss que te hagan «ti, onsiderado por los eudqueros como resumen de toda la ética cristina, 184, "Barctay fundamenta Ta necesidad de admitir esta posi bitidad diciendo que, sin ella, “there should never be a piace known by the Saints wherein they: might be tree of doubting and despair, which. is most absurd”, Ya se ve que de esto de pende ia certitudo salulis. Asi, BARCLAY, op. city pg. 20 200 ban a ser comunidades «puras» en el sentido de | ducta intachable de sus miembros. El apartamiento in terior del mundo y sus intereses y‘la incondicional misi6n al Dios qué nos habla en la conciencia eran tam bien signos seguros de una regeneraci6n real, y la con ducta correspondiente era, por lo tanto, un requisito para el logro de la bienaventuranza. Esta no podia merecerse, Pues era un don gratuito de la gracia divina, pero sélo el que vivia de acuerdo con su conciencia podia conside- rarse regenerado. En este sentido, las «buenas obras» eran causa sine qua non. Véase cémo Barclay (a quien hemos seguido en este punto) expone précticamente en estos razonamientos la misma doctrina reformada, bajo la influencia notoria del ascetismo calvinista, que los bautizantes encontraron en Inglaterra y los Paises Bajos y cuya apropiacion interior eficaz fue el tera casi excl sivo de la predicacién de toda la primera época misional de G. Fox. Desde el punto de vista psicolgico, abandonada la doctrina de la predestinacién, el cardcter propiamente metédico de la ética bautizante se hasaba con preferen cia en «aguardar» Ia accién de Dios, idea que todavia hoy imprime su cardcter en el meeting cudquero y que Bar- clay analizé bellamente, diciendo que la finalidad de esta silenciosa espera consiste en superar lo instintivo ¢ irra. cional, las pasiones y «subjetividades» del .* Pero, ademas de esto, ef trabajo es fundamentalmente un fin absoluto de la vida, preserito por Dios."* El prin cipio paulino: «quien no trabaja que no comay sc aplica incondicionalmente a todos;® sentir disgusto en el traba joes prueba de que falta el estado de gracia.* Imanas al comercio sexual por motivos de higiene, cae de leno entro de la mentalidad peritana; y 10-mismo li’ doctina th orriente hoy entre los médicos, segan los cuales, una cuestin que atafe tan hondamente a tos més sutiles problemas. de I personalidad y Ia cultura como es Ta de la “"bstinencia” sexual pertenece “exclusivamente” al foro del_médico (el especialista Dara los puritanos, el especilista eel te6rico moral, para le nddicos, el higienista; pero, sun cuando con signo inverso, di mina en ambos casos el mismo principio de Ia “cometencis| para resolver la cusstia, principio que ticne algo. de innoble Pero, evidentemente, el poderovo idealismo de Ia concepei¢n tana, con todas sus mojizaerias, pudo mostrar resultados Hivos sun desde el punto de vista hipicnico y eugenésico, mien ite que fa moderna higlene sexta, tener gue. apelar inevtts biemente a la *despreocupacion’, incurre en peligro de desfo Garin vasija en que bebe, Naturalmente, iene que queda 2 Sin discutir ef hecho de quc.en virtud de la interpretacisn rac hal de las relaciones sexutates en los pucblos ‘nflvenciados por «1 puritanismo, las elaclones rmatrimoniafes, se afinaron y espii Tualizzron, brotando flores de caballerosidad. matrimorial, onocidas en el ambiente patriareal existente todavia entre pow {roe aun en Tos erenlos’ de Ia aristocracia espiitaal. (En! Smaneipacion’ de la, majer han participado influcncics. baw antes: le protecesin de la libertad’ de conciencia femerina ¥ | Gxtensién dela idea de In “clerecia universal” a Tas. mujer fueron las primeras brechas ablertas en el patriarealismo) 25" Este pensamiento se encuentra repetidamente en Baxi Por lo regular el apoyo biblico se busea o-en los pasaies cit por Frawacin (Sentencas de Salomén, 22,29) 0 en ta rept Bel trabajo. en las Sentencias de Sal 31,16. Cf foe. et 1. 1 fina, 382, pg. 377, te us 4 El mimo Zinzextoner dice en una oasis “ne se baja porque se vive, sino que se vive por el trabajo, ¥ cus no se\trabaya, se porece 0 se ducrme” (Pui, 1, pie. 42) 35. "Tambien un simbolo de los mormones termina (s 218 Aqui se pone claramente de relieve el desvio de las con cepciones medievales. También santo Tomés de Aquino habia interpretado dicho principio; pero, segin dl," el trabajo es necesario sélo naturli ratione, para la conser vacién de la vida individual y social; cuando este fin no existe, cesa también la validez del principio, validez ge- nérica, no individualizada en cada caso. Quien tenga ri- queza suficiente para vivir sin trabajar no esta obligado por el precepto; y no hay que decir que la contempla- cién, como forma espiritual del obrar en el reino de Dios, esté también por encima de la interpretacién lite ral del precepto. Para la teologia popular, la forma mé noble de la «productividad» mondstica consistia en el aumento del thesaurus ecclesiae por medio de la oracién y el servicio de coro. Es natural que Baxter no sélo no admite estas infracciones del deber ético del trabajo, sino que la riqueza no destiga para él de su cumplimiento, y en esto insiste repetidamente con Ia mayor energia.” Si el rico no trabaja, no tiene derecho a comer, pues aun cites) con estas palabras. “Pero wii cristiany mv puede ser un mozo de cuerda 0 un holgazdn, y ser bicnaventurado, Esta. des- tinado a ser picoteado de muerte y arrojado de la colmena”, Era predominantemente Ia grandiosa disciplina, justo medio entre el Claustro y Ia manufactura, In que ponia al individuo ante la alter- nativa de trabajar © ser climinado y la que (unida, ciertamente, al entusiasmo religioso y_sélo posible por éste)’ produjo Tas asombrosas creaciones econdmicas de esta sect 26. Por eso analiza cuidadosamente sus sintomas, loc. cit., I pagina 380, Sloth e idleness son pecados tan graves porque tieren caricter continuo, Baxter los considera como “destructores del estado de graca” oe. cit 1, pigs. 27980). Son justamente Jo 21. Véase supra, nota 5 de Ia pagina 90, 28. Baxter, loc. cit. I, pig. 108 y ss. Especialmente interesan estos pasajes: “Question: But will not ‘wealth excuse us?— Ans wer: It may excuse you from some sordid sort of work, by ma king you more serviceable to another, bat you are no more ex. cused from service of work... then the poorest man." Cl. loc cit, T, pig. 376: "Though they (los ricos) have no outward want to urge them, they have as great necessity to obey God... God has strictly commandeth it (el trabajo) to all”, (Vease nota pi tinas 105-106) 219 cuando no necesita hacerlo para cubrir sus necesidades, esta sometido al precepto divino, al que tiene que dar cumplimiento lo mismo que el pobre. Pues Dios ha asig- nado a cada cual, sin distincién alguna, una profesion (calling), que el hombre debe conocer y en la que ha de trabajar, y que no constituye, como en el luteranismo,"* un «destino» que hay que aceptar y con el que hay que conformarse, sino un precepto que Dios dirige a todos los hombres con el fin de promover su propia honra. Esta diferencia de intrascendente apariencia produjo, sin em bargo, efectos psicolégicos de gran alcance y estuvo en conexién con el desenvolvimiento de Ia interpretacién providencialista del cosmos econémico que ya era corrien te en la Escolistica. El fenémeno de Ia division del trabajo y de la estruc turacién profesional de la sociedad ya habia sido inter pretado, entre otros, por santo Toms de Aquino como derivacién directa del plan divino del mundo. Ahora bien, la integracién del hombre en este cosmos seguia se ex causis naturalibus y era puramente casual (0 «con. tingente», en lenguaje escolastico); mientras que, para Lutero, Ia integracién del hombre en la profesién y estado dados con arreglo al orden histérico obje tivo era derivacin directa de la divina voluntad, constituia, por tanto, un deber religioso para el hom bre el mantenerse dentro de los limites y en Ja situa cidn que Dios le habia asignado.* Obsérvese a este pro 29. Teualmente Sever (loc. cit,, IT, 338, 425), quien comba por esta razén la tendencia a jubilarse antes de Ta edad, qu considera moralmente reprobable; y, al rechazar una objecisn contra el percibo de intereses (el goce del interés conduciria a Is corrupcién), afirma que quien puede vivir de sus intereses esti sin embargo, obligado a trabajar por mandamiento divino, 30. Incluso el pietismo. Sener, siempre que se trata de ls ccuestién del cambio de profesién, afirma que, una vee clerics profesién, el permanecer y entregarse a ella constituye un dehcr de obediencia a Ia providencia divina, 31. En los articulos sobre la “ética econémica de les religio nes" se explica el elevado patetisme dominante en toda la con 20 Pésito que las relaciones de la religiosidad Iuterana con el «mundo» eran y siguen siendo bastante inseguras; por so, de las ideas luteranas no podian deducirse principios Sticos capaces de dar al mundo una nueva estruct puesto que Lutero nunca rompié del todo con Ia indife yencia paulina hacia el mundo: de donde derivaba obligacién de aceptarlo tal y como es, obligacién estri tamente religiosa, En cambio, en la concepcién puritana adquiere matices nuevos el cardcter providencial de la interaccion de los intereses econdmacos-privados. Cual sea el fin provideacial de la adscripcién del hombre a una profesion, se reconoce en sus frutos, segiin el esquema puritano de interpretacién pragmatica. Acerca de esto, Baxter hace manifestaciones que en mas de un punto re cuerdan directamente los conocidos elogios que hacia Adam Smith de la division del trabajo." La especializa- cion de las profesiones, al posibilitar la destreza (skill) del trabajador, produce un aumento cuantitativo y cuali- tativo del trabajo rendido y redunda en provecho del bien general (common best), que es idéntico con el bien del mayor ntimero posible. La siwlivacion, pues, es pura. mente utilitaria y afin en absoluto a criterios ya corrien- tes en la literatura profana de la época;" por eso, la en. ducta, con el que la doctrina india sobre Ja salvacién enlaza el tradicionalismo profesional con las probabilidades de regenera cidn. En eso puede verse la diferencia existente entre las simples teorias éticas y la creacion por la religion de impulsos. psicolo- gicos de determinada especie. Ei piadoso hindi solo podia com: seguir probabilidades favorables de regeneracign por cl cumpli: miento estrictamente tradicional de los deberes de su casta de origen: el tradicionalismo recibia asi el mis firme fundamento religioso imaginable, De hecho, la ética india es en este punto la antitesis mas consecuente de [a puritana, como lo es en otro tes: ecto (tradicionalismo profesional) de la’ del judaisino. 32. Baxter, loc. cit, I, pag. 377, 33. Mas no por eso derivable’ histéricamente de ellos. Mis bien se impuso la idea genuinamente ealvinista de que el cosmos del “mundo” sirve a la gloria de Dios, a su autoglorifcacion, La ireccién utilitarista, que pone el cosmos econdmico al servicio del bienestar de todos (good of many, common good, ete.) cra 224 voltura puritana aparece cuando Baxter pone al frente de todos sus razonamientos el siguiente motivo: «cuando el hombre carece de una profesién fija, todos los trabajos que realiza son puramente ocasionales y efimeros, y en todo caso, dedica mas tiempo al ocio que al trabajo»; de donde concluye que «él (el trabajador profesional) reali- zard en orden su trabajo, mientras que el otro viviré en perpetuo desorden, y Su negocio no conocer tiem: po ni lugar...°* y, por eso, lo mejor para cada uno es po seer una profesidn fija» (certairr calling; en otro lugar dice stated calling). El trabajo efimero a que se encuentra condenado el jornalero es, una situacidn inevitable por lo general, transitoria y en todo caso lamentable. La vida de quien carece de profesién no tiene el cardcter meté dico, sistematico, que exige la ascetizacién de la vida en el mundo. Segiin la ética cusiquera, la vida profesional del hombre debe ser un ejercicio ascético y consecuente de la virtud, una comprobacion del estado de gracia en Ie ho: radez, cuidado y método que se pone en el cumplimien. Consecuencia de la idea de que toda otra interpretacién tiene que conducir a una idolatiia aristocratica 0, cuando menos, no S'la gloria de Dios, sino al servicio de “fines de cultura” mate Pero la voluntad divina, manifestada (ver, supra, nota 35 Ge pig. 131) en la estructura finalista del cosmos econdmico, sélo puede ser el bien de In “colectividad” es decir, 1a utilidad imper- Zonal (en cuanto que sélo interesan fines terrenales). Por tanto, como antes se dijo, el utilitarismo es la consecuencia de la con. figuracion impersonal del “amor al projimo” y de la negacién a honrar el mundo por el exclusivismo del in majorem Dei gloriam puritano. Pues la intensidad con que dominaba en todo el pro- festantismo ascético Ja idea de que toda honra de la eriatura dafia a la gloria de Dios (por lo cual es incondicionalmente con: denable) se muestra claramente en las dificultades y trabajos que ostaba al mismo SPEXER, ciertamente no de ideas demasiado *de mocraticas”, frente a las muchas demandas de considerar el uso de titulos como whagopay, y se tranquiliza con que, en ta Biblia, el Pretor Festo fue titulado por el Apdstol como xpdnatas. Aqui ho interesa el aspecto politico del asunto. 3h. “The inconstant man is a stranger in his own house” (el hombre inconstante es un extrafio en su propia casa), dice tam: bidn Th, AbaMs (Works of. the Pur. Div., pig. 77). 22 to de la propia tarea profesional; Dios no exige tralnjan Por trabajar, sino el trabajo racional en Ia protesicn. 1 este caricter metédico de la ascesis profesional ruliva el factor decisivo de la idea puritana de profesién, 1 (como en Lutero) en el conformarse con lo que, por lis posicién divina, le toca a uno en suerte.” En consecucn cia, no sélo se afirma sin rese e : a sin reservas que cada etial put de combinar distintas calling —si ello es compatible con cl bien general o particular" y a nadie se perjudics,y si no conduce a que alguien se haga poco escrupuloso (unfaithful) en alguna de las profesiones ejercidas sino que ni siquiera se considera reprobable el cambiar de profesién, si no se hace a la ligera, sino a favor de una profesion’ més. grata a Dios —es decir, mis util, de acuerdo con el principio general. Hasta qué punto ‘una profesién es titil 0 grata a Dios, se determina, en primer lugar, segin criterios éticos y, én segundo, con arreglo a Ja importancia que tienen para Ia «colectividad» los bie 8 ATS y ol, ae be Evans, Fade puede ser considerada en absoluto como relleja de cheeuatan, sabipent pie atindn ‘GIs dat eda an Ga eh puritan, Dios no ha andalo nea sina al profi ms ie ecole u propiedad mejor y, por tanto, mis en honra’divi- 5, que lo pudicrs hacer cl proj, no ees Oblisnda eae Bieta mete participa ey e Pasar de la profesién comercial (particularmente desde el pun- to devs mora) toon (Hh page 4 ht, Bio de Profeion muestra ta inportaneaemientemnte pr ‘ica que en la vida cotidiana tenia la interpretacié la Epi tola primera a los Corintios, 7. oo eee 23 nes que en ella han de producirse; a lo que se afiade como tercer criterio —el mas importante, desde luego, desde el punto de vista practico— el eprovecho» econdmico que produce al individuo: * en efecto, cuando Dios (al que el puritano considera actuante en los mas nimios detalles de la vida) muestra a uno de los suyos la posibilidad de un lucro, lo hace con algiin fin; por tanto, al cristiano cre- yente no Ie queda otro camino que escuchar el llama miento y aprovecharse de él.” «Si Dios os muestra un camino que 0s va a proporcionar mas riqueza que siguien- do camino distinto (sin perjuicio de vuestra alma ni de la de los otros) y lo rechazais para seguir el que os en- riquecera menos, pongis obstaculos a uno de los fines de vuestra vocacion (calling) y os negais a ser adminis- tradores (steward) de Dios y a aceptar sus dones para 39. En los escritos de los pietistas continentales mas terizados no se encuentra nada parecido, La posicion de. SPeNER ante el “provecho” vacila entre el Iuteranismo (punto de vista de la “alimentacién") y las argumentaciones mercantilistas sobre 1 utilidad del florecimiento comercial (op. cit, IIL, pags. 320, 332; cf, 1, pag, 418: el cultivo del tabaco aporta dinero al pais; por {es0 es itil y, por tanto, no pecaminoso); cf. también IIL, pagi- has 426, 427, 429, 434; pero advierte que, como muestra el ejem: plo de los éudqueros y mennonitas, se puede sacar provecho y, Sin embargo, ser piadoso, y que incluso una ganancia elevada puede ser producto de una piadosa honradez —acerca de Jo cual se hablara mis tarde— (op. cit, pag. 435). 40, Estas opiniones de Bastér no son un reflejo del ambiente econdmico en que vivia, Por el contrario, su autobiogratia pone de relieve que para el éxito de su trabajo misional interior fue codecisivo el hecho de que los comerciantes afincados en Kind- ‘dminster no eran ricos, sino que sélo ganaban food and raiment, ¥ que los maestros, no mejor que sus trabajadores, tenian que Vivir from the hand in the mouth (al dia). “It is the pocr that receive the glad tidings of the Gospel”, Th, Aoams observa so bbre Ia aspiracion al lucro: "He (the knowning man) knows. that money may make a man richer, not better, and thereupon choo seih rather to sleep with a good conscience than a full pure. therefore desires no more wealth that an honest man may bear away"; pero quiera tanta, sin embargo (T. AoaMs, Works of te Pur, Div., LD, lo que quicre decir que toda ganancia formalmen te honrada es también legitima, 224 utilizarlos en su servicio cuando El os lo exigiese. Podeis trabajar para ser ricos, no para poner luego vuestia ti queza al servicio de vuestra sensualidad y vuestros peca. dos, sino para honrar con ella a Dios». La riqueza es reprobable sélo en cuanto incita a la pereza corrompida y al goce sensual de la vida, y el deseo de enriquecerse sélo es malo cuando tiene por fin asegurarse una vida des- preocupada y cémoda y el goce de todos los placeres; Pero, como ejercicio dei deber profesional, no sélo es éti- camente licito, sino que constituye un precepto obligato- rio." Esto es lo que parece expresar la parabola de aquel 41, Asi BaxroR, loc. et, I, ©. X, ti. I dst. 9 (§ 28), woh, pée sina 378, 2. Sontencias de Salomon, 23, "No trabajcs solo’ por Enriguecerie™; esto significa tnamnente: “riches for out Heshly ends must not ultimately be intended". Lo. odioso no es tare aqua ‘ens, sinu la forma feudalseforial desu aplication’ (ct Ta observacicn de I, pig. 80, sobre ta debauched, part of the sentry), Mitts, nla. primera defensio pro. populo anelicana, Sostione Ia conéclda teoria de que’ solo la sclave media puede Dracticar la virtud; entendiéndose Ta clase media en el sentido de "clase burguesa", en oposicion a la aristocraca, ya. que. tanto el “lujo" como ls “necetigad™ se oponen al ejreiie de ia viru #2." Esto es lo decisivo. Todavin esta observacion general: no nos interesa tanto lo que expiso tedricamente la teolegla moral Goma ta: moral vigente- en la vida practica de los ereyentes, es deci, ta influencia préctica de la orlentacion religiosa ex Ia eica profesional. En Ia literatura casuista del eatoleiomo, singular mente del jesuiico, se pueden leer a ves discustones ‘sobre ma terias como la de fa leptimidad del interes (en ta que. aqul no entramos), que recuerdan las de ‘muchos casuisas protesantes "que incluso parecen ir mucho mis alls en lo. que consideran ‘ieto" © “probable” (a los puritanos. se objeto mds tarde Ta esencialSemejanza de su tick con lt Ue los suitas), At come ios calvinistas acostumbraban a citar obras catlicas de teologla moral, y'no solo las de Toss pe AOUINO, BERNARDO be CLaIRvAUs BlrsaitatUka, sino tambien las de autores comemporaneae, del mut modo los catia catsicos Solan acu eplarmente a td), Prescindiendo de a circunstancia decisiva de la. recompetsa Feliiosa ‘de la vida ascética en el mundo, la diferencia, mayer Consistia, en la misina teoria, en que estas Consecuencias Tatu. arias en el catolcismo eran productos de teoriay cticas espe Sicamente laxas, no sancionadas por la auloridad eelesisica, 225 criado que se condend porque no supo sacar provecho de la libra que le habian prestado.* Se ha dicho muchas veces que querer ser pobre es lo mismo que querer estar enfermo:"' seria en los dos casos santificar las obras e ir contra la gloria de Dios. De modo especial, la mendici- dad por parte de los hombres capacitados para el trsbajo s6lo ¢s reprobable moralmente, como uno de los pe cados capitales —la pereza—, sino que incluso va también contra el amor al projimo, segiin las palabras del Apés- tol.” de Jas que precisamente se alejaban los mais fieles y serios adep. tos de la Iglesia, mientras que, por et contrurio, la idea. pro! sional protestante ponia a los partidarios mas ‘austeros eis vida ascética al servicio de la vida econdmica del capitalismo. Lo que en el catolicismo podia ser permitido condicionalzente en el protestantismo era positiva y moralmente bueno, Las fun damentales diferencias, pricticamente importantes, de ambas éticas quedaron definitivamente Gjadas desde la disputa jansenis tay la Bula Unigenitus. 43. "You may labour in that manner as tendeth most to your succes and lawtul gain, You are bound to improve all. your ta Tents..." Sigue el pasaje traducido en el texto, Confrontacion di recta de Ta aspiraciou a la sigueet en el reind de Dlos oon a aspiracion al éxito en la profesion terrena, em JaNBUAY, Heaven: upon earth (E1 cielo sobre la tierra) en las Works of ‘the Pur, Div, pag. 213, intra, 44. Ya en'la confesion (Iuterana) del duque Cristobal de ‘Wirt temberg, presentada al Concilio de Trento, se argumenta contra el voto de pobreza diciendo que quien por su clase es pobre, debe soportarlo, pero que si promete seguir siendolo, hace lo 1ismo 4que si jurase estar siempre enfermo o tener mala fama. 45. “Asi en Baxre y en la confesién del duque Cristobal de Wiirttemberg. Cf. también pasajes como éste: "the vaztant rogues whose lives are nothing but an exorbitaiit course. the main begging”, etc. (Th. ADAMS, W. of the Pur. Div. pag, 258). Ya Cavin habia prohibido severamente la mendicidad los sino. dos holandeses velan porque no se concedan permisos ni cert. ficaciones que permitan el pordioseo. Mientras que la época de Jos Estuardos, especialmente el régimen de Laud bajo Jacobo I hhabia elaborado sisteméticamente el principio de Ia. protescién oficial a los pobres y de la asignacién de trabajo a los parados, el clamor de los puritanos era: giving alms is no charity (no es caridad dar limosna, titulo del conocido escrito. posteriar’ de Daron), y a fines del’ siglo xvix comenzé para los sit. trabajo el 26 La especializacion que domina en la humanidad actual aureola éticamente con un nimbo de gloria esta consti te predicacion puritana del valor ascético de la prole sidn fija; y lo mismo hace el hombre de negocios con I interpretacion providencialista de las probabilidades de lucro Para el ascetismo, tan odioso resulta ia elegante despreocupacion sefiorial ‘como la zafia ostentacion dei nuevo rico; mientras que la figura austera y burguesa del selfmade man le merece toda suerte de glorificaciones: God blesset his trade es la frase que se aplica a los «san tos» " que habian cumplido con éxito los decretos divi- sistema de intimidacion de tas Workhouses (Casas de trabajo) (cf, Leoxano, Early History of English poor relief, Cambridie, 1900, y H. Levy, Die Grundlagen des dkonomischen Liberalismucs in der Gesch. d. engl, Volkw. [Los furrdumentos itl tiberalis econdmico en ta historia de la economia inglesa’, Jena, 1912, Pagina 69 y ss.) 46. Con insistencia decia el presidente de la Baptist Union of Great Britain and ireland, G. Wine, en sx mensaje inaugural de Ja Assembly en Londres, 1903 (Bapuiss Handbook, 1908, pag. 104) ‘The best men on the roll of our Puritan churches were sien of who believed, that religion should permeate the whole 41. “Aqui radica precisamente la oposicién caracterstica com de fa sangre solo podia benelviar a la dessondcna Gal seen (politico'e social En este sentido es caractereica ia eet espatiola hidaigo = hijo de algo {filus de alu), invebean eel alo coma t pavimonioheredad de ancericte stas diferencias hallanse hoy muy atcnuades: dcbide al ane Pero todavia se sostiene hoy alli en acasiones In conccpeton tan sgussa diectamente opuesta, que ensea deta y a diendo en cambio ningun respeto a la rguets mesementer one diada, mientras que'en Europa (como ya cbservo James Bee) por dinero pucde comprarse todo honor social siempre nae a} Htevado a etbo las necesarias metamorfoss de ot touerh tie dacién de fdeicomisos, ete). Véase contra cl honor ‘de ta an bre Th, ADAMS, W. of the Pur. Divs pd 48, “Asi, por éiemplo, para e!'tndador de Ia secta fauilista, Hendrie Nittans, que era comerciante (Bancray, Tones Tea} 227 nos; el poder del Dios de los judios, que recompensaba precisamente en esta vida la pledad de sus fees,” tenia we seguir haciendo lo propio para los puritanos que, si ulende el consejo de Baxter, controlaban el estado. de gracia confrontindolo con el estado del alma de los hé- roes biblicos” e interpretaban las sentencias de la Biblia See 28 como los earticulos de un cédigo», Las palabras del Anti guo Testament no eran en si mismas lo suficicntemente claras. Ya vimos que Lutero aplicaba gramaticalmente el concepto de «profesion, en sentido profano, en la t cién de un pasaje de Sirach. Pero a pesar de las influcn cias helenisticas que son patentes en él, el libro de Jestis Sirach esta Meno todavia, por el espiritu que lo anima, de los elementos atin vivos de sentido tradicionalista del Antiguo Testamento (ampliado). Es caracteristico el que este libro goce todavia hoy de gran popularidad entre los, campesinos alemanes luteranos;”* y el cardcter luterano de muchas corrientes del pietismo alemén se revela en sus preferencias por Jestis Sirach.** Los puritanos rechaza. ban como no inspirados los Evangelios apécrifos, de acuerdo con su rigida contraposicién de lo divino y Ia na. turaleza.”* De los libros canénicos influ‘a preferentemen- te el Libro de Job, en el que la profunda veneracion a Ia Divina Majestad (absolutamente soberana y sustraida a toda humana medida), tan cara a las concepciones calvi- nistas, aparecia combinada con la seguridad final (tan secundaria para Calvino como importante para el purita- nismo) de que Dios acostumbra a derramar sobre los suyos sus dones, incluso materiales, precisamente — segiin el Libro de Job, sélo— en esta vida.** Por parte de Si. Zur bituertichen Glaubens- und Sittentehre. Von einem thiivingischen Landpfarrer (La fe y la moral entre los campos. nos. Por wr pérroco rural de Turingia), 2a. ed., Gotha, 1890. pé: gina 16. Los campesinos aqui descritos’ son unt producto earac. teristico de la Iglesia luterana. Yo he puesto repetidamente al margen la palabra "luterana” cada vez que el notable autor habla, en general, de religiosidad campesina, 52. Cf.’ por ejemplo, las citas de Ritscur, Pietismo, 11, pée sina 158. Seexer basa sus objeciones al cambio de profesicn ye afan de lucro en las sentencias de Jestis, Theol. Bedenken, volt: men IIT, pag. 426 53. A pesar de todo, Battey recomienda st lectura, y no fal fan, aun cuando no abunden, citas aisladas de los apéctifos, No recuerdo en cambio ninguna (quiad sea casualidad) se Jesus SiRacte. 54. Cuando ocurre que tiene éxito un condenado notorio, 229 Baxter se abandoné tanto el quietismo oriental que se revela en muchos de los salmos més inspirados y en las sentencias de Salomén, como el matiz tradicionalista del parrafo primero de la epistola a los Corintios, no obstan- te su fundamental imporiancia para determinar e! con. cepto de profesién. Por eso se insistié tanto en aquellos pasajes del Antiguo Testamento que ensalzan la rectitud, fa honradez formal como signo de la conducta grata a Dios. Se pensaba que la ley mosaica s6lo habia sido des. provista de validez por la nueva Ley en sus preceptos pur ramente ceremoniales © cuyo alcance histérico se limita ba al pueblo judio, mientras que en tos demas seguia en piena vigencia como expresin de la lex naturae:® esta Coctrina hacia posible, por una parte, prescindir de aque Hos preceptos que ya no podrian hallar cabida en la vida moderna, dejando en cambio via libre para que se forta leciese ef espiritn de legalidad austera y honrada propio de la ascesis profana de este protestantismo, tan alin en snuchos de sus rasgos a la moral de la antigua ley:* Por tanto, cuando no sdlo los escritores de la época, sino 1" co los contemmparineos, califican de Enelish hebraism al sentido fundamentalmente ético del purita sis" proceden con acierto, a condicién de que dicta + signacién se entienda debidamente. No bay que pens: linicamente en el judaismo palestino de la época ca qu se dieron los preceptos del Antiguo Testamento, sino en vl judafsmo tal como se fue formando fentamente bajo |: calvinista (por ejemplo, Hooknaeer), con is e para endurecerlos mis y corroraper! lizase ‘que Dios to wramente. 10 podemos hablar aqui con mas extensién de este punt Lo que interesa tinicamente es el cardcter formalista de la “lw radez", En las Soziallehren de TRorutsckt se encuentran mit Indicaciones sobre la significacién de la ética del Antiguc ‘Tv mento para Ta Tex naturae 56. Segin Baxter (Christian Directory, 111, psig. 173 9s). 1 obligatoriedad de las normas éticas de la Esetitura va tan 1 Que’ bien s6lo son un transcript del law of nature, 0 bie o el express character of universality and perpetuity sncia a Bunyan), toe. cit, sr 37 230 influencia de muchos siglos de educacion f I siglos de educacién formaliss, te ealista y talmidiea; y ya por eso precisa procedr eon ta nina cautela al sefalar paraleismos. Al puritanisn era completamente ajeno el sentido desprescupacly de la vida que caracterizaba tanto al antiguo judaismo, come a la ética econémica del judaismo medieval y contempu neo, en aquellos rasgos especificos que marcan su pe cién en el desarrollo del ethos capitalista, La mentall dad! judaica coincidia més bien con la del Copttalionn aventurero» de tipo politicoespeculador; su ethos. en tuna palabra, era el del capitalismo del paria, mientras cu el puritanismo tenia el eifios de Ja industria racional bur gursa y de It organizacién racional del trabajo, y slo lo que encajaba en estos moldes fue lo que tomo de ética judaica, on ome ee Dentro del breve espacio que : cio que nos permite este bosquc jo, no es posible mostrar lox consecuertelas coracternty gicas que tuvo esta asimilacién vital de las normas dc Antiguo Testament, labor esta que, pese 4 su avec no ha sido realizada ni siquiera por relacion a los misinog judfos.* Aparte las ya indicadas relaciones, imtetoss ack Mis tan sabre eto en on a ica de giones ore re etl eae fs sca, cogcoinente op nea eas her nigens Comoe acc ne a ates eos Beads Undo onsite ae see ir Taarantes us) se sc Som pies ah It ensefianza artistica y social, la “emancipacién del segunde ied atop en cop igen ds ticulos sobre la ética por ejemplo, en el Talmud (en WUNs- 2 vertir que la antigua creencia de ser el pueblo clegi¢o por Dios experiments entre los puritanos un grandioso rena. : entimental—, y la ética puri- no nos es posible mostrar ms al detale lo que deben al prot el tradicional oriental: "R. Tanchum ben Chania ha che fol. 86 b, ntim. 93, en WONSCHE: se trata, del sustento de lox jor- tho la ie de quel exo evidencia i Iandiion. de_ Dio Pero und das Wirtschafisteben (Los juilios y ta vida econtimica). tar aqui en sehalar el gran cambio sifrido por fa actitud int for o conotructivos de fos reyes, que tamto avorrcian los trarlo, era organizacin del trabajo. 232 cimiento,” Io den psicol6; le Que tuvo formidables consecuencias de o1 'gico. El suave Baxter agradecta a Dios hither permitido nacer en Inglaterra y en el seno de I dera Iglesia, no en otra parte alguna; y un recone to andlogo dominaba todo el sentido de la vida de la bun guesia puritana, que se sentia de conducta irreprochable Por la gracia de Dios,” determinando el cardcter formas lista, austero y correcto propio de los ejemplares 1 seniativos de aquella época heroica del capitalismo, ‘Veamos ahora en qué puntos concretos pudo influen. ciar directamente el estilo de vida capitalista la concep. cion puritana de la profesién y el ideal de una conduc {a ascética. Ya sabemos que ia ascesis se dirigia, ante todo, contra el goce «despreocupado» de la existencia ¥ 59. La verdad de la Sagrada Escritur Sltima instancia, de la wonderful ungodly, de In absoluta diversidad entre ol renewed fan’y tea fitos y del evidente especialisimo cuidado con que Dios procica la salvacién del alma de los suyos (que, naturalmente, putde te nifestarse tambien en las “prvebas" que le envia). Chih. Discet pagina 165, 2 mare 60. Una prueba caracteristica de esto I fieza que causa a BUNYAN —en quien, por lo demis, se eneuenteey, Glertas aproximaciones a ta mentalidad luterana de le Lice dee un eristiano (por ejemplo, en Of the law and a Christies tie Fer Ps estianol, W. of ‘the Pur, Div, pig. 494 intra) ta pore bola del fariseo y el publicano (véase ei sermon The Pharivee wai the Publican, op. cit, pig, 100 s.). ¢Por qué se condena al feiss En verdad, no guarda los preceptos divinos, es un sectalo eer dente que sdlo piensa en exterioridades secundatiasy teemey dades sin valor (pig. 107); y, sobre todo, se atribuve el mérito y, sin embargo, ra sigue para Baxrer, en difference of the godly and la tenemos en Ia extra como hacen tos eaiqueros” abuse ded nombre de bios para dar gracias a Este por su vistol ote net valor edifica (ps. 126) de modo culpable, neyande asl meglians mente la predestinacidn divina (pag. 139 8) Por tates eee 8 idolitrica, se adora asf mismo, y eso es lo Pecomainene ee cambio, el purtano esta interiormente Yepencrade conn he ares ba ta sinceridad de su contfestom, pues (como dice one ore tevistica atenuacion puritana del Sentiniemto fueron del ee do), toa right conviction of sin there mitt Ber conviction of th of mercy (de ta recta ¥ sincera Com, virse Ia ‘convieeion de a probebily id sincere probability viecion del pecado debe. segu dad del perdén) (pag. 209) 233 de cuanto en ella puede proporcionar alegria; este :asgo Se manifesta del modo mis claro en Ia lucha en corno al Book of Sport" que Jacobo I y Carlos I elevaron a Iey con el fin de combatir el puritanismo, y cuya lectura ordené el tiltimo que se efectuase en todos los piilzitos. Los puritanos combatieron con furia Ia disposicién real, que toleraba legalmente ciertos esparcimientos popula- res en domingo, fuera de las horas dedicadas al cumpli- miento de los deberes religiosos, no s6lo porque pertur- baba el descanso del sibado, sino porque implicaba una directa oposicién a lo que debe ser la ordenada conduc- ta del santo. Y cuando el rey conminé con severos cas tigos todo ataque contra Ia legalidad de aquellos depor- tes, lo hacia precisamente con el fin de acabar con ese asgo ascético que, por antiautoritario, parecia peligroso para cl Estado. La sociedad mondrquicofeudal protegia 2 cuantos se sentian inclinados a Ia diversién, contra la paciente moral burguesa y los conventiculos ascéticos enemigos de la autoridad, del mismo modo que la socie Ind capitalista de hoy favorece a los que sienten el animo Sebi para el trabajo, conta he wl lain de fos trabajadores y sindicatos mas 0 menos anarquistas, Pero contra eso s¢ alzaban los puritanos con su principio de Ia conducta ascética, que era lo importante: el desv:o que el puritano y el cudquero sentian ante el deporte no se basaba en principios religiosos, y aun lo admiitian, con ta condicién de que sirviese para un fin racional: ser el ali- vio nece ara la capacidad de rendimiento fisico: sélo era condenable, por el contrario, en calidad de sim- ple modo de poner al desnudo los instintos desatados, 0 Como puro instrumento de goce o, finalmente, cuando ser via para despertar la ambicién agonal, el instinto salva je o el placer irracional de la apuesta, cosas totalmente 61, Reproeido en Jos Constitutional Documents de Gm pine, Se pas compara esta lucha contra el aseetisme (ania titan) eon la persecucion de que hizo objeto Luis XIV a Ios jansenistas y Port Royal 24 reprobables. El goce desenfrenado de Ia vida, tan alvia do del trabajo profesional como de la piedad, era el ene migo del ascetismo racional, ya se manifestase aqucl como deporte «sefiorial» o como la frecuente asistencia al baile y la taberna por parte del hombre vulgar!” En consecuencia, también ofrece rasgos de descon fianza, cuando no de hostilidad directa, la actitud ante los, bienes culturales no valorables directamente desde el punto de vista religioso. No quiere decirse con esto que el ideal de vida del puritanismo implicase precisamente un recelo hosco 0 un marcado desprecio hacia la cultura, pues la verdad esta exactamente en lo contrario, al me- nos en lo que respecta a la ciencia (salvo, rre movimiento puritano poseen hondisima forma centista: los sermones del ala presbiteriana miento rezumaban clasicismo," y los mismos radicales, a pesar de hacer de ello un motivo de critica, no desdefia- ban hacer uso de ese tipo de cultura en Ia polémica teo logica. Quizé no ha habido munca un pais tan sobrado de graduates como la Nueva Inglaterra en la primera ge- neracién de st existencia, Las satiras de los adversarios 62, EI punto de vista de CaLvixo era en esto mucho més exible, al menos por relacion a las formas aristocraticas més refinadas de los goces vitales. El tinico limite era la Biblia; quien la sigue fielmente y tiene buena conciencia, no necesita, mirar con temor todo impulso propio a gozar de la’ vida. Los rozamicn tos hechos a este propésito en cl cap. X de la Inst. Christ, Rel (oer eemplo:, “nec fugere ea quoqus postumus. gine identut oblectationi magis quam necessitati inservire"), tal vez podria abrir la puerta a una prictica sobradamente relajada, En los. epigonos, aparte de la creciente tortura en toro a la certitude salutis, se impuso también la cireunstancia (que en otro lugar valoraremos debidamente) de que en la esfera de In ecclesia mii litans fueron Jos pequefios burgueses los factores esencisles de Ja evolucién ética del calvinismo. 63. Th. Avans (Works of the Div. Pur, pg. 3), por ejemplo, comienza un sermén sobre the three divine sisters ("de las cus. Jes la mas grande es el amor”) con esta proposicién: “que tam bien Paris entregé la manzana a Afvodita” 235 (asi, Butler, en Huidibras) atacan precisamente la sabidu- ia de gabinete y la dialéctica escolastica de los parita- nos: Io que estaba, en parte, en conexién con la estima cién religiosa del saber: consecuencia de la actitud ante la catolica fides implicita. Otro es, ciertamente, el cuadro que se ofrece en el mbito de la literatura no cientifica ¥ del arte. Aqui, la ascesis fue lo que sofocd la alegria tal de Ja vieja’ Inglaterra, Los dardos no se dirigieron sélo contra las fiestas profanas; el odio encarnizado de los puritanos contra todo lo que ola a superstition, con- tra todas las reminiscencias de administracién migica de la gracia, se enderezé por igual contra la cristiane fies ta de Nochebuena, contra el arbol de mayo" y contra el despreocupado sentido artistico de la Iglesia. Es ve dad que en Holanda pudo desarrollarse un gran arte, cr: damente realista a menudo, pero esto prueba tar’ sélo 64. Novelas y cosas semejantes no deben leerse: son waste- times (BaxteR, Chr. Direet., I, pig. 51, 2). Ya es conocido el azo tamiento de la lirica y del cafto popular, no solo del drama, des- ‘pues de fa época isabelina en Inglaterra. ¥ sobre todo es chocante {a caida vertical de la excelente aptitud del pueblo inglés nara la miisica (las. aportaciones de Inglaterra ala historia dela musica no tenfan nada de secundatias) hasta la nulidad absoluta Que en este aspecto se vio mis tarde v aun hoy en los pueblos Anglosajones. En América, fuera de las iglesias de los negros y por parte de aquellos cantores profesionales que aliora con tratan las iglesias como “attractions” (la Trinity Church ée Bos- ton por 8.000 dolares anuales)—, no se oye mas que una griteria insoportable para tn oido aleman, a lo que llaman “cantico de la comunidad”. (Algo parecido ocurre también en Holanda.: (65. Lo mismo en Holanda, como puede verse por las discusio nes de los Sinodos. (Ver Ia resolucién sobre cl arbol de mayo en fa coleceién de Reitsma, VI, 78, 139, etc.) 166. Parece indudable que el “renacimiento del Antiguo Testa: mento” y la orientacién pietista hacia ciertos sentimientos cris tianos contrarios a la belleza que arrancan de Deulero-safas y el Salmo 22, tuvo que inluir sobre el arte en el sentido de hacer fo “feo” objeto del mismo en la medida de lo posible, en lo que también influyé, sin duda, el temor puritano a la idolatria. Pero, cuando se trata de concretar algo mas, ya no puede hablarse con tanta seguridad. En la Iglesia romana, motivos completamente diferentes (demagégicos) causaron fenémenos aparentemente and foges, pero con resultado artistico totalmente distinto. Quien con: 236 cuin poco eficaz podia ser en esta materia la reglamenta cin autoritaria de las costumbres, frente a la influencia de la Corte y de la clase dominante (los rentistas) y el sen: sualismo de los pequeiios burgueses enriquecidos, una vez que el breve dominio de la teocracia calvinista habia quedado convertido en una drida Iglesia estatal, incapar de devolver al calvinismo su primitiva fuerza’ ascética proselitista."” También el teatro era condenable para los icmpla en le Maurtshuis el “Sail y David” de Rembrandt, cree erie dirctamente ct poderoeo influ del sentir porta El Waliosoanaisis que hace Carl Neva en su Renbpond a ed Inui cultraes holadests podria daria ted de Ws fe Sundes infos postivos gue leco sobre el are a poset ati E imbosible explcar aguas miles causes que i user en. pencracin relivamonte: pega ae Sst calvinsta‘en Ia prictica de la vide 9 tr deblocion ool copes ‘seit en Holanda va a comiengos dl siglo st on conpees . Lo que esta época del siglo xvi lego como herencia a su sucesora utilitaria fue meet, También para los purtanos deta épocaclisiea era total ‘mente evdente ext conexin,y no pod darse mejor prushe ello como el que Buwan haga ratonar asl a "Me Monet es Icto ser religioso para hacerse rico, por efemml Sea oe nea aes ¢s indiferente el motivo por el que se 45." Darn era uh lose no conormisis® TM") Ja exigencia de una conciencia buena (podriamos decir farisaicamente buena) en materia de enriquecimiento, con tal de que éste se realizase en formas legales. Desapare- ci6 todo resto del Deo placere vix potest™ y nacié el ethos profesional burgués. El empresario burgués podia y debia guiarse por su interés de lucro, si posefa la conciencia de hallarse en estado de gracia y de sentirse visiblemen- te bendecido por Dios, a condicién de que se meviese siempre dentro de los limites de la correccién formal, que su conducta ética fuese intachable y no hiciese un uso inconveniente de sus riquezas. Ademés, el gran po- der del ascetismo religioso ponia a su disposicién traba- jadores sobrios, honrados, de gran resistencia y Icaltad para el trabajo, por ellos considerado como un fin de la vida querido por Dios; y, por otra parte, tenia la seguri- 98, También SreNER (Theol. Bedenken, pgs. 426 ys, 429, 432 y 55) considera que la profesion de comerciante estéIlena de tentaciones y peligros; sin embargo, responde asf a una con- sua "Me place Yer que el arable amigo ho conoce escriulos io que Tespecia al comercio mismo, sino que lo reconoce Pome toque vey como ua modo de vivir eh ol que se pucde hacer mucho ual en favor del genero humano, practicéndose_ el amor Ge acuerdo con la voluntad de Dios”. En diversos lugares, a mis sma idea aparece confirmada més concretamente con argumentos tnercantilisias. Hay ocasfones en que Srener parece profesar el Griterio luterano relative a considerar la ambicion de enriquecerse como el principal peligro (siguiendo a I'Tim., 6, 8 y 9,0 invocando fg Jeaus Sirach), ¥ arrimarse al "punto de vista del sustento” (heot. Bedenken, vol. TH, ps. 435, supra); pero pronto atenia Semejante. posiclon refiriéndose a la vida préspera.y, sin. em argo, santa de los sectarios (pe. 175, A.4). Tampoco tiene conveaiente en reconocer la Heitd de la riqueza como. conse tuencia de la diligencia en el trabajo profesional. Por sus influjos futeranos, su punto de vista es menos consecuente que el de Burren 3. Baxter, Joc. cit, Tl, pag. 16, habla contra la colacacién como servants de heavy, flepmatik, sluggish, fleshy, sothful persons y rocomienda qe se prefira godly ‘serani, 10 ok neque los wnigodly servants serfan meros eyeservants, sino sobre Todo porque @ truly godly servant will do all your service in obedience to God, as f God himself had bid hime do it. En cam bio, los otros propenden 10 make no great matter of conscience 252 dad tranquilizadora de que la desigual reparticisin de los bienes de este mundo es obra especialisima «le li pros dencia divina, que, por medio de estas diferencias ¥y del Particularismo de la gracia, persigue finalidades ocults, desconocidas para nosotros." Ya Calvino habia diclws gue «el pueblo», es decir, la masa de trabajadores y 1 tesanos, sélo obedece a Dios cuando se mantiene en la prr breza;"*' esta afirmacion habia sido «secularizadan por los holandeses (Pieter de la Cour y otros) en el sentido de que los hombres slo trabajan cuando Ja necesidad | impulsa a hacerlo, y la formulacién de este leitmotiv de Ja economia capitalista es lo que condujo mas tarde a construir la teoria de Ia eproductividads de los salarios bajos. Una vez més, el utilitarismo se fue imponiendo insensiblemente, a medida que se iba secando la raiz relt. wosa (confrméndose de nuevo el esque trazado de esta evolucién, y que conviene no olvidar) ética medieval no solo habia folerado la mendickded, cng que habia legado a glorificarla en las érdenes mendican. tes; y los mendigos seglares habian legado a constituir ma que hemos 9f iY, Ia inversa, en tos trabajadores, el signo de la san no es la confesign externa de la Teligidn, sino In conscone fa as their duty. Como se ve, se hace colar el interes de Bios ga lc ls patronos: también Shustx (Theol. Bedenkon, 11, pag 31 =auien, por otra parte, insiste mucho en fr necesidad le teary cierto tiempo a pensar en Dios prestipone como case ectieste que los trabajadores habran de sonformarse con un ninieney de tiempo Hibre, incluso en domingo) Con rar Tamaban agunos eseritoresingleses a fos emigrantes protestanter "rane ee trabajo lustrado”. Veanse tambitn los comprobantee oe Hh Lies Die Grund. des dk Liberaomus nde: $8 100. a ‘analogia entre la predestivacin de algunos (+ con arregio a medidas humana) la tambicn infana ‘monte uerida or Dios, distibuston de los bones se encase or ejemplo, en HooRNsrrk, loc. cit., vol. I, pag. La pobreza es considerada a menudo (asi Baxter, loc. cit., I, 380) cor "0 sintoma de pereza culpable 7h its 80) come ToL." Seguin Th. Abaus (Works of the Pur. Di, pg. 158), Dios Permfie que muchos permanescan tn In pabreda per for panies peligros que la riqueza leva consigo; pues on tretuenda oes Ja religion del corazén de los hombres, ° njusta’ ro igual. 253 una «clase» y ser valorados en esa calidad, por cuento que daban al rico ocasién de realizar buenas obras al dar limosnas, Y todavia estuvo harto cercana a esta actitud ica social anglicana de los Stuarts. Estaba reservada al ascetismo puritano la colaboracién en Ia dura legisla- cién inglesa sobre los pobres, que introdujo en esta ma- teria los cambios més radicales; y pudo hacerlo, porque Jas sectas protestantes y las comunidades estrictamente puritanas no admitian en su seno la mendicidad."" Cuanto a los trabajadores, la variedad pietista de Zin- zendorff, por ejemplo, glorificaba al trabajador fiel a su profesién, que no se preocupa de la ganancia, que vive con arreglo al modelo apostdlico y esté urgido, por tanto, con el carisma de los discipulos."** Mas radicales todavia eran las ideas, de tipo analogo, que en un principio se ha- bian extendido entre los bautizantes. Desde luego, toda la literatura ascética de casi todas las confesiones es:aba dominada por la idea de que el trabajo honrado es tam- bien cosa grata a Dios, aun cuando se realice por bajo salario por parte de aquel a quien la vida no ha brinda- do otras posibilidades mas favorables; en esto, la ascesis protestante no introdujo: novedad alguna, pero no sélo profundizé en esta idea con Ia mayor agudeza, sino que desarrollé lo que mas importaba para la eficacia de la norma: el impulso psicologico motivado por la corcep- cidn de este trabajo como profesién, como medio prefe: rible y aun Gnico de alcanzar la seguridad de la gra: cia;"** por otra parte, legalizaba Ia explotacién de esta 102. Véase, supra, nota 45, y el trabajo alli citado de H. Levy Exactamente lo mismo sefialan todas las descripciones (asi Maw ny por relaciOn a los hugonotes). 103. Tampoco en Inglaterra falt6 algo parecido. Ast, el pie tismo, que, en conexién con el Serious call de Law (1728) predi aba ia pobreza, la castidad y (en un principio) ef aislamiento ‘del mundo, 104, EI éxito sin igual en Ia historia de la cura de almav logrado por la actividad de BaxreR en Kidderminster, completa mente relajada a su llegada, prueba también cémo educé el as tismo a las masas en el trabajo (en la produceién de “plusvali 254 buena disposicién para el trabaj disposicién para el trabajo, desde ef momento que también el enriquecimiento dl empresario consti ws sprofesion.” Ya se ve, pues, cui poderosameiite tes que influir Sobre la «productividads del trabajo cn senti do capitalista la exclusiva aspiracion a aleanaar cl rein le Dios por medio del cumplimiento del deber profesional y el severo ascetismo, que la disciplina cclesisstica impy- hia como cosa natural a las clases desposeidas. Para el trabajador moderno, la consideracion del trabajo como

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