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"Y levanta del polvo al pobre. Y al menesteroso alza del estircol, para
hacerles sentar con los prncipes, con los prncipes de su pueblo."
(Salmo 113:7, 8)
Este texto trata especialmente de la obra de la gracia de Dios (la
condescendencia infinita de Dios).
Se vale de lo que es vil para el mundo y de lo que no tiene valor
alguno para reducir a nada a aquello que se jacta de algo.
Elige para s mismo lo que con desprecio desecha el mundo.
Ej. Un pobre pastorcillo de ovejas para ser el hombre segn su
corazn.
Las personas y cosas que desprecian los hombres son a menudo de
gran estima a la vista de Dios.
Halla decenas de millares que por su estado y dignidad merecen un
estercolero y les eleva llevndolos en sus potentes brazos de
misericordia, hasta sentarlos entre los prncipes de su pueblo.
Fijmonos, pues, en dnde halla a sus escogidos, cmo les eleva y
dnde les coloca.
Cuntas veces los elegidos del Seor se han sentido semejantes a tal
desecho, intiles para todo uso, dignos solamente de ser tirados a la
basura!
T, querido amigo, tal vez en este momento te sientes as, intil,
anulado.
Esta apreciacin te causa tristeza, pero es, sin embargo, una buena
seal.
Cuando nosotros nos tenemos en poco Dios nos tiene en gran
estima.
1 P. 5.5b - Dios resiste al soberbio, pero da gracia al humilde.
El no quebrar la caa cascada; ni apagar la mecha que humea.
Aunque seas digno tan slo de ser echado a la basura, su
misericordia tierna te tendr en cuenta y te elevar entre los
prncipes de su pueblo.
Ej. Cuando una cosa entra en descomposicin, procuramos librarnos de
ella en seguida.
Oh amigo!, si el pecado te hace sentir enfermo, todava el amor del
Seor de gloria bajar hasta ti.
Aun cuando hayas aadido pecado al pecado, la misericordia divina
te busca y la sangre de Cristo an es capaz de limpiarte de toda
vileza.
Todo aquel que se arrepiente y cree en El, queda justificado de todo
aquello de que la ley de Moiss no le podra justificar.
El pecado es un mal horroroso, un veneno fatal, un virus destructor; sin
embargo, y aun cuando hubiere infectado tu alma y tu cuerpo hasta
hacerte repugnante, moral y fsicamente, la gracia infinita de Dios,
manifestada en Cristo Jess, es capaz de levantarte de tanto corrupcin
y degradacin y hacer de ti un glorioso trofeo de su gracia.