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JAMES PETRAS

Katariche
http://www.scribd.com/people/view/3502992-jorge
Recopilación

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Globalización y ciudadanía. I

Por James Petras


DIMENSIONES SOCIALES Y POLÍTICAS

Introducción

Uno de los problemas fundamentales en la actualidad, con relación a los intelectuales


críticos, es la corrupción del lenguaje político, la ofuscación del capitalismo realmente
existente a través del uso de eufemismos y conceptos que tienen poca relación con las
realidades sociales y políticas sobre las que pretenden hablar.
Estamos farniliarizados con este tipo de mistificaciones simplemente al ojear las
páginas financieras de la prensa diaria. Términos tales como "reforma económica" no
tienen nada en común con sus tratamientos tradicionales ni con su significado de
sentido común -redistribución de ingresos, crecimiento de bienes públicos- el
concepto ahora se refiere a la reconcentración de ingresos, ascendentes y hacia el
exterior, la transferencia de propiedades públicas a monopolios privados, la
reasignación de gastos del presupuesto nacional, desde bienes sociales para los
trabajadores y pequeños granjeros hasta la exportación de subvenciones para
corporaciones gigantes. Surge el mismo problema con todo el repertorio de conceptos
elaborados en las últimas dos décadas por ideólogos del neoliberalismo para justificar
y disfrazar las crecientes diferencias socioeconómicas y las Prácticas políticas
autoritarias que acompañan la hegemonía capitalista. Una discusión seria acerca de
los mayores problemas sociales y políticos de hoy en día debe comenzar clarificando
conceptos básicos.
El tema de esta conferencia contiene dos conceptos: "globalización" y "ciudadanía" que
exigen una desmitificación.
En este ensayo, procederé a argumentar contra el concepto de "globalización" y en
favor del concepto de imperialismo, no en términos ideológicos sino como un modo
más preciso de comprender e interpretar el contexto en el que están enmarcados los
problemas políticos y sociales. Procederé luego a discutir el problema de ciudadanía a
través de un marco de trabajo más amplio, desde una visión crítica de la "democracia"
y de las transiciones democráticas, introduciendo el concepto de "neoautoritarismo"
para explicar cómo los procesos electorales han conducido a diferencias
socioeconómicas perversas y desequilibradas. Dentro de este imperio, e del marco
neoautoritario, el ensayo examinará visiones de ciudadanía "oficiales" y críticas,
fijando la atención en la diferencia entre prácticas de ciudadanía formal y sustantiva.
En la segunda parte del ensayo, discutiré el ascenso y el declive de la democracia y de
la ciudadanía en el Sur de Europa en el contexto del nuevo orden imperial y de la
consolidación de su posición subordinada dentro de ese sistema.
En la conclusión discutiré las futuras perspectivas de cambio, enfocándolas desde
una serie de probabilidades contextuales que Podrían hacer detonar transformaciones
de gran escala a largo plazo.

Mitos globales y Poder imperial.


La Globalización o el Imperialismo de los Estados Unidos, esa es la cuestión. Y 1998
debe ser visto como la respuesta definitiva: la economía mundial está cada vez más
dominada por el Poder económico de EE.UU. La visión de los años 80 Y Principios de
los 90 era la de que estábamos entrando en un mundo de "corporaciones globales"
que rebasaban los límites nacionales, lo que algunas autoridades llamaron una
"ciudad global" y lo que otros calificaron como estados interdependientes unidos por

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corporaciones internacionales. Esta perspectiva ya no es sostenible. El análisis
sistemático de la composición de la economía internacional demuestra de manera
concluyente, que las corporaciones multinacionales de EE.UU. están lejos de la fuerza
dominante y fuera de ella, y que cada vez lo están más. Las ideas de un mundo
"bipolar" o "tricolor", de una economía mundial más diversificada basada en la
aparición de las economías del milagro asiático, es un espejismo. La idea de un
contrapeso europeo al poder de EE.UU., anclado en una economía alemana unida y
que resurge, no es evidente, al menos en términos de corporaciones gigantes que dan
forma a la economía mundial.
Hasta el extremo en que persiste la globalización retórica, ésta se ha convertido en
una máscara ideológica que disfraza el poder de las corporaciones de EE.UU, que está
emergiendo, explotando y enriqueciéndose ellas mismas y a sus directores, los jefes
del ejecutivo, hasta un nivel sin precedentes. En la actualidad la globalización debe
ser vista en gran parte como un nombre en clave del imperialismo ascendente de
EE.UU..

El predominio corporativo de EE.UU.


El informe más moderno de las compañías más importantes del mundo basado en su
capitalización de mercado demuestra que entre las 500 mayores compañías del
mundo, los EE.UU. tienen 244 empresas, Japón tiene 46, Alemania 23. Incluso si
sumamos todas las de Europa, el total viene a ser de 173 compañías, muy por debajo
de EE.UU. Está claro que el capitalismo europeo, no en cambio el japonés, permanece
como el único competidor de los EE.UU. en la dominación del mercado mundial. La
aceleración del poder económico de EE.UU. y el declive de Japón en 1998 se
manifiesta en el creciente numero de firmas empresariales estadounidenses entre las
500 más importantes, de 222 a 244, y el precipitado declive de las firmas japonesas de
71 a 46. Esta tendencia se acentuará en los próximos años debido a que las
corporaciones multinacionales estadounidenses están comprando gran número de
empresas japonesas, así como coreanas, tailandesas y de otras firmas.
Si miramos las 25 firmas más importantes, aquellas en las cuales el capital excede de
los 86 billones de dólares, la concentración del poder económico de EE.UU. está aún
más clara: más del 70% son estadounidenses, el 26% son europeos y el 4% son
japonesas. Si miramos las 100 compañías más importantes, el 61% son
estadounidenses, el 33% son europeas y solamente el 2% japoneses. En el nivel en
que las multinacionales controlan la economía mundial, es en los EE.UU donde en
gran parte han resurgido, de manera abrumadora, como el poder dominante. En la
medida en que las compañías más importantes sean la primera fuerza a la hora de
comprar compañías menores, mediante uniones y fusiones, podemos suponer que las
multinacionales de EE.UU. jugarán un papel más importante en el proceso de
concentración y centralización del capital.

El mito de los "mercados emergentes"


A mediados de los años 70, colectivos de periodistas, banqueros inversores y
académicos comenzaron a referirse al fin de la dependencia del Tercer Mundo, al
surgimiento de nuevos centros de poder económico, y a la subida de Asia como el
nuevo centro del capitalismo mundial. En la actualidad esas declaraciones no tienen
valor. Todos los países que están surgiendo (en América Latina, en Asia, en Oriente
Medio, en África), juntos, suman 26 de las 500 compañías que están a la cabeza -el
5%. Lo que es aún más significativo es que debido a las crisis económicas y a las
políticas de privatización, muchas de esas compañías han sido expropiadas con
capital estadounidense o europeo -son, como consecuencia, sucursales de los gigantes
del imperio euroamericano. Por ejemplo, en América Latina la mayoría de las
compañías de telecomunicaciones y eléctricas, que están entre las mayores del mundo
empresarial de América Latina, pertenecen a multinacionales europeas. Las

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privatizaciones en Brasil, especialmente Telebras, la mayor compañía de América
Latina, ha extendido el imperio euroamericano.
Los sectores económicos que encabezan las 500 compañías más importantes son la
banca, comunicaciones, farmacéuticos, equipamiento y software de oficinas y seguros.
En otras palabras el predominio de los EE.UU. está localizado tanto en el capital
financiero como en la alta tecnología -la mayor compañía del mundo hoy en día es
Microsoft seguido de General Electric. El poder imperial de EE.UU. está basado en un
taburete de cuatro patas: financiero, alta tecnología, farmacéuticos y recursos
energéticos.
El cambio dinámico que se ha producido en el poder económico también puede ser
ilustrado, mirando el número de grandes compañías nacionales con aumentos
significativos, así como decrecimientos de valor entre 1997/98: entre las 23
compañías más importantes 13 eran estadounidenses y 10 eran europeas - ninguna
compañía de Asia ni de América Latina estaba en la lista. Como contraste, entre las
compañías cuya capitalización había decrecido de manera significativa, 12 eran de
Japón, 5 eran de otros países asiáticos y sólo 5 eran de EE.UU. y Europa Occidental.
El valor creciente de las compañías de EE.UU. y de Europa les da más capital para
extender sus imperios, mientras que el decreciente valor de las compañías de Japón,
del Sudeste Asiático y de América Latina las hace vulnerables frente a las compras.
El precipitado declive de Asia como poder en la economía mundial, coincide con el
final del desafío comunista al poder euroamericano. Las "reglas de la cooperación
capitalista" entre los centros del imperialismo y los "mercados emergentes" han
cambiado de una forma dramática. En el período previo de confrontación sistemática,
el capital asiático emergente era visto por Washington como un aliado estratégico que
debía ser consentido con un acceso fácil a los mercados y al capital; sus regulaciones
de estado y políticas de proteccionismo eran supervisados convenientemente. En el
período postcomunista contemporáneo de competición intercapitalista, todas las
reglas han cambiado. Asia es percibida como un competidor, como un objetivo a
conquistar. Washington y Wall Street presionaron fuerte para liberalizar, privatizar y
desregular sus mercados financieros. La resultante crisis en Asia es una oportunidad
tremenda para las compañías de EE.UU. y de Europa para reconquistar empresas
lucrativas asiáticas y para eliminar competidores.

Ventajas comparativas de las corporaciones de EE.UU. en la economía mundial


Incluso en los días más oscuros del relativo declive en el poder global, desde mediados
de los 70 a mediados de los 80, las compañías estadounidenses poseían varias
ventajas estratégicas que más tarde pudieron explotar enteramente para recuperar la
supremacía mundial
En primer lugar, las corporaciones estadounidenses tienen un control indiscutible
sobre el sistema político en un nivel que es inimaginable en Europa, Tanto el
Demócrata como el Republicano están comprometidos paraexpandir el poder
corporativo en el extranjero, incluso sacrificando programas sociales en su propia
casa. El Congreso, la Presidencia y la Reserva Federal (el Banco Central) ante
cualquier diferencia mínima existente sobre cuestiones marginales, están orientados a
promover expansiones en el extranjero.
En segundo lugar, los sindicatos estadounidenses representan sólo cerca del 10% de
la fuerza laboral del sector privado y es más significativo es que dependen totalmente
de los dos partidos mayoritarios y además se unen con ellos. No hay democracia social
ni amenaza de una política de izquierdas ante el consenso de los dos partidos acerca
de la expansión de grandes negocios en el exterior. Los sindicatos estadounidenses
oficiales cooperan con las compañías en despidos masivos, reduciendo beneficios
sociales, e implernentando reglas de trabajo que maximizan el poder corporativo.
Obligan a los trabajadores a aceptar cambios tecnológicos y reclasificaciones en el
trabajo en un nivel mucho mayor de lo que hacen los sindicatos europeos o asiáticos.

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Como resultado, las grandes compañías de EE.UU. pueden acumular capital y
expandirse extranjero sin ninguna resistencia política como la que encuentran las
compañías en Europa o en Asia.
En tercer lugar, las corporaciones de EE.UU. tienen los impuestos más bajos que en
cualquier país industrializado. Los impuestos corporativos responden al 10% de los
ingresos federales, los impuestos sobre la renta de los salarios es del 47%. Los EE.UU.
tienen el mayor número de trabajadores sin ningún fondo de salud, que cualquiera de
los países industrializados o semi-industrializados. En combinación, estos factores
proporcionan a las compañías estadounidenses los mejores beneficios a la hora de
comprar competidores y financiar fusiones llegando así a posiciones dominante el
mercado laboral.
En cuarto lugar, el Departamento de Hacienda Puede financiar los enormes déficits de
la cuenta corriente de EE.UU. poniendo en circulación dólares -la mayor moneda de
cambio en mundial. Ningún competidor capitalista tiene esta Posición Privilegiada
para financiar sus balances negativos con el dinero de otros países.
En quinto lugar, los funcionarios del Departamento de Hacienda de EE.UU. son los
miembros que mayor influencia tienen en el Fondo Monetario Internacional y en el
Banco Mundial, estando de ese modo en una posición que les permite reforzar
políticas económicas que minan competidores, aumentando la vulnerabilidad de los
países competidores y facilitando al corporativo de EE.UU. ocupar el poder, bajando
las barreras a las invasiones financieras o de inversión.
Finalmente, el estado imperial de EE.UU. a través de una multiplicidad de agencias
(Comercio, CIA, Pentágono, Hacienda) ha concentrado sus esfuerzos minando la
economía japonesa, conservando influencia en Europa (vía OTAN), incautándose de
bienes en Asia y América Latina mediante una combinación de intervenciones
políticas y militares que compone la agenda de desarrollo en dirección a los mercados
libres.
Estas ventajas internas y externas, políticas y económicas, les han proporcionado a
las compañías de EE.UU. unos recursos internos y una estructura internacional para
fusiones de gran escala y expansión hacia el extranjero... que ha dado lugar al
resurgimiento del imperio económico americano.
Y es imperio no globalización, lo que explica por qué la economía de EE.UU. sigue
creciendo mientras Asia experimenta quiebras masivas y la economía brasileña
colapso. El contraste entre la capitalización creciente de grandes compañías
estadounidenses y la caída de la capitalización de firmas empresariales en Asia y
América Latina no puede ser explicado mediante una economía global
"interdependiente" Más bien, el crecimiento de beneficios, los pagos de intereses a los
bancos y las compras hechas por multinacionales que preceden y acompañan al
colapso asiático y latinoamericano se entienden mejor corno una operación exitosa del
orden imperialista de EE.UU. La crisis de sus competidores es la oportunidad para los
negocios de EE.UU.: adquisiciones a bajo precio de empresas y bancos en Corea,
Japón y Brasil. Las devaluaciones de los salarios más bajos en los países donde las
compañías estadounidenses operan y los bienes de consumo baratos, alimentan el
gasto del consumidor estadounidense.
Se encuentra una buena ilustración del modo en que la "crisis" ha beneficiado al
imperio estadounidense y europeo en las exportaciones de empresas rentables. En
1998, multinacionales estadounidenses y europeas invirtieron 47 billones de dólares
comprando firmas brasileñas. En 1999 la devaluación de la deuda y a depresión en
Brasil, hacen esperar que compañías euroamericanas hagan compras más lucrativas.
En Corea más del 53% de las inversiones de EE.UU. estaban dirigidas a hacerse con
el poder de operaciones existentes de empresas nacionales coreanas. En 1998, debido
a que la industria japonesa cayó un 6.9%, algunas corporaciones de banca y
financieras de EE.UU. están haciendo profundas incursiones en el mercado financiero
y de bienes japoneses.
El imperio económico creciente se corresponde con el creciente consentimiento de la

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Administración Clinton a usar la fuerza en Irak, en Europa Central, en Asia y en
África, para incrementar el presupuesto militar de EE.UU. y para designar unos
asesores firmes de inteligencia y de seguridad presidencial para dirigir una
intervención militar cubierta y abierta. Washington está preparado para defender su
ascendencia económica recién recuperada mediante todos los medios necesarios:
mediante el "libre comercio" si es posible, y mediante la fuerza militar si es necesario.
Según la mayoría de los defensores de la teoría de la "globalización" estamos entrando
en una nueva época de interdependencia, en la que las corporaciones apátridas van
más allá de las fronteras nacionales, estimuladas por la tercera revolución tecnológica
y facilitadas por los nuevos sistemas de información. Desde este punto de vista el
estado-nación es un anacronismo, los movimientos de capital son imparables e
inevitables y el mercado mundial es el que determina la macroeconomía y
microeconomía política. El neoliberalismo es un derivado ideológico que pone el
énfasis en el mercado libre, el libre flujo de capital y la privatización. El resultado,
según los teóricos de la globalización, es progresivo, dinámico, que moderniza el
mundo con naciones prósperas. El contraste entre premisas y promesas de los
teóricos de la globalización y la realidad contemporánea no podía ser más desolador.
En lugar de naciones interdependientes tenemos dramáticos contrastes entre
naciones acreedoras y deudoras; corporaciones de billones de dólares apropiándose de
empresas, intereses, privilegios y excedentes de comercio, mientras billones de
trabajadores y campesinos cosechan, pobreza y existencias miserables.
Estructuralmente encontrarnos que más del 80% de las mayores corporaciones
multinacionales controlan sus inversiones, decisiones acerca de investigaciones y
tecnológicas fuera de sus oficinas de casa en EE.UU., Alemania o Japón. Las
corporaciones multinacionales se basan en operaciones en todo el mundo pero su
control está centralizado.
La contradicción más sorprendente en la teoría de la globalización está en el contraste
entre la relativa prosperidad del capitalismo en EE.UU. y Europa, y el colapso o la
depresión de las economías en el resto del mundo. La crisis en Asia, América Latina,
ex-URSS, etc. se alimentó con las presiones de los poderes euroamericanos que
animaron en la liberalización, la desregulación y la deuda. En la actualidad estas
corporaciones multinacionales (CMN) euroamericanas se benefician mediante compras
de bancos y corporaciones a bajos precios, explotan labores de bajo salario, del mismo
modo en que ejercitan mayor control sobre el comercio y las políticas
macroeconómicas. Es un extraño concepto de "globalización" el que describe el pillaje
y se aprovecha en un mismo soplo de las corporaciones interdependientes y apátridas.
La gran concentración de ganancias e intereses corresponde a cuentas de los
cuarteles de las CMN de los EE.UU. y Europa.
El concepto de imperialismo es mucho más preciso al definir la concentración general
de riqueza y poder, la centralización de capital, los efectos diferenciales de las crisis,
pérdidas debidas a ellas y la distribución de beneficios, Más exactamente, el enfoque
histórico del imperialismo está localizado en la actualidad en los EE.UU.
El crecimiento de los EE.UU. ha llevado al declive la teoría de declive de EE.UU.. Los
bancos estadounidenses y las casas de inversión dominan cada vez más en Asia y
Europa. Las exportaciones de la comodidad cultural de EE.UU. han expandido
geométrica e igualmente a oficiales estadounidenses nombrados en las instituciones
financieras que actúan y son vistos como peldaños para corporaciones
multinacionales y bancos estadounidenses.
Igualmente importante a causa de la OTAN y de su expansión en la Europa del Este,
los EE.UU. ahora tienen una mayor presencia e influencia en Europa que en
cualquier-otro período de la guerra fría. La influencia militar de EE.UU. se ve
mediante su presencia militar en Bosnia, Irak, Yugoslavia (Kosovo), Macedonia. La
influencia estadounidense en las Naciones Unidas, y particularmente su control sobre
los inspectores de NU en Irak es ahora conocida públicamente la violación de
Washington a los mandatos de NU al bombardear Irak y su reto hacia la OMC

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(Organización Mundial de Comercio) mediante sanciones unilaterales contra Europa
en el problema del plátano es simbólico en cuanto a la arrogancia del poder
imperialista.
Es difícil discutir contra la naturaleza imperialista de las relaciones internacionales, e
incluso más difícil negar la ascensión de los EE.UU. dentro del sistema imperialista.
Para seguir negando las realidades económicas y militares mediante la referencia
continuada a la "naturaleza global" de la economía es necesario convertirse, en parte,
a la ofuscación de los actores principales y de los beneficiarios del mismo sistema.

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Globalización y ciudadanía, II.

Por James Petras

El nuevo orden imperial: las implicaciones políticas y sociales


El nuevo orden imperial y la promoción de los intereses de las instituciones
económicas dominantes por medio de políticas neoliberales tiene profundas
consecuencias para la democracia y la sociedad. A nivel estructura] significa que
agentes externos, oficiales no electos juegan un mayor papel en definir la forma de las
decisiones macroeconómicas y macrosociales que tienen efecto en las estructuras
básicas de la economía y en el estándar de vida de las naciones.
En la actualidad en muchos lugares del mundo, oficiales nombrados por la Secretaría
del Tesoro de EE.UU. del Banco Mundial y el FMI (Fondo Monetario Internacional)
deciden a niveles de gasto de gobierno, relaciones de propiedad (propiedad privada
contra pública), estrategias de desarrollo (mercados de exportación o o domésticos y
muchos otros aspectos decisivos de existencia social, evitando el sistema electoral.
Estos actores de política externa responden al imperativo de los gobiernos y
multinacionales nacionales de sus casas. En la mayoría de los casos, la élite de la
política local implementa estas políticas macroeconómicas regresivas sin consultar a
su electorado o ni siquiera al cuerpo legislativo elegido. La presunción de toma de
decisiones políticas de estos representantes externos del poder corporativo altera
fundamentalmente la naturaleza de sistemas políticos electorales.
Si el autoritarismo esencialmente es definir decisiones tomadas sin consulta ni
responsabilidad pública, la influencia y el poder crecientes de los oficiales no electos
de las instituciones financíeras internacionales son un pilar importante de ese
sistema.
La influencia de los actores financieros no elegidos externos, no obstante, es sólo uno
de los aspectos del crecimiento del autoritarismo, aunque es un componente muy
importante. El crecimiento de la OTAN con su estructura central de mando, dominado
por los oficiales militares estadounidenses, y su creciente papel en la definición de
límites nacionales, y en la extensión de su alcance en Europa Central es otra
dimensión del nuevo autoritarismo. La resatelización de la Europa del Este por
mandato de la OTAN es el vivo recuerdo de que los defensores de ayer de la
independencia nacional son los ávidos clientes de hoy de las aspiraciones de la
hegemonía estadounidense.
El nuevo autoritarismo es diferente a los regímenes del viejo estilo represivo. En el
pasado el autoritarismo tenía una cara militar, negaba las libertades individuales y la
oposición electoral. El nuevo autoritarismo es un régimen híbrido que combina
procesos electorales y libertades individuales con estructuras de toma de decisión
altamente elitistas. Mientras acontecen las elecciones, no hay correspondencia entre
la retórica populista o social durante la campaña electoral y el gobierno postelectoral
en el cual la dura austeridad neoliberal controla las políticas de ajuste estructural, y
éstas últimas son aplicadas. El uso deliberado de decepciones políticas llama a
cuestionar el significado real de "elecciones competitivas" como se ha dispuesto en la
elección que ha hecho el votante y como un medio de influenciar en el electorado a lo
largo del proceso político. Por otro lado, el cada vez mayor uso de decretos ejecutivos
para implementar la agenda neoliberal (prívatizaciones, políticas de ajuste estructural,
etc.) es mucho más similar al estilo de los regímenes del antiguo autoritarismo que a
las prácticas democráticas.
Igualmente importante es que la expresión rutinaria de las amenazas de la economía

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debidas a la fuga de capital mediante multinacionales que recortan reformas sociales,
y las amplificaciones de esas amenazas por medio de ejecutivos políticos, es una forma
de chantaje y coacción que niega a los votantes y a las legislaturas la capacidad de
discutir y aprobar leyes. El uso de amenazas y coacción son antitéticos para una
cultura cívica, donde todos los actores socioeconómicos aceptan las reglas del juego
democrático y todos son libres para discutir sobre política sin coacción. El reciente
caso de dimisión del anterior Ministro de Finanzas, Osker La Fontaine es instructivo.
Su tentativa de corregir ciertas injusticias fiscales, fue contestado por una amenaza
de las corporaciones alemanas de salir de Alemania. El Primer Ministro Schroeder
procedió a forzar la cuestión, provocando la dimisión de La Fontaine y desbaratando la
agenda de reforma social. El electorado que había votado a la reforma social, era
marginado y el capital corporativo ya tenía su camino. El proceso democrático en
Alemania se sacrificó para enfrentarse con las exigencias del poder corporativo
centralizado.
El neoautoritarismo, es un sistema híbrido que combina las tomas de decisión de élite
y los procesos electorales, el cuerpo legislativo elegido y el corporativo no elegido que
toma decisiones, campañas electorales y prácticas de decreto, minan la noción de una
cultura cívica. En este contexto es importante examinar de una manera crítica el
significado de ciudadanía desde dos ángulos: ciudadanía "formal" y substantiva. La
ciudadanía formal se refiere a los atributos legales destinados al ciudadano según una
constitución escrita o no escrita. La ciudadanía substantiva se refiere a la capacidad
de los individuos a ejercitar el poder en el debate actual de la resolución de cuestiones
políticas. Hoy en día, a los ciudadanos se les niega sistemáticamente el derecho de voz
y voto en las cuestiones substantivas más profundas que afectan a sus vidas
-incluyendo el gasto de estado, impuestos, privatización, programas de austeridad,
subsidios para multinacionales, etc. Para encubrir esta negación hacia los ciudadanos
los defensores elitistas del estado liberal se refieren a nociones amorfas de "sociedad
civil" y "globalización".
Vivimos en sociedades de clases, donde las desigualdades socioeconómicas son más
agudas de lo que han sido a lo largo de los últimos treinta años. La "sociedad civil"
incluye inversores billonarios y banqueros que acumulan fortunas comprando y
vendiendo empresas, cerrándolas y explotando a miles de trabajadores, así como
pagando salarios muy bajos, negando a los trabajadores eventuales los derechos
laborales elementales. Las desigualdades socioeconómicas y las relaciones
explotadoras de la "sociedad civil" definen concepciones muy distintivas de ciudadanía
y acción política. Para los directores corporativos de la élite rica, la ciudadanía
consiste en decisiones macroeconómicas influyentes; para los trabajadores, la
ciudadanía consiste en adaptarse a esas decisiones o meterse en política de clases
para resistirse a ellas.
El punto teórico es que el concepto de sociedad civil es demasiado general e
incluyente para explicar las políticas económicas divisorias generadas por una clase
de sociedad civil contra otra. El ejercicio de ciudadanía substantiva está
estrechamente asociado con la política de clases que reconocen las relaciones
distintivas y desiguales entre sociedad civil y las relaciones entrelazadas entre las
clases dominantes de la sociedad civil y el Estado.
La ciudadanía substantiva está en profundo conflicto con las prácticas coactivas de
las CMN. Las amenazas públicas y cubiertas de las CMN de mover el capital, cerrar
fábricas, explotar trabajadores es un factor significativo que mina el debate libre y el
proceso legislativo democrático. Es el revólver corporativo apuntando a la cabeza del
trabajo o del legislador que impiden políticas democráticas.
La ciudadanía sólo puede funcionar cuando los ciudadanos pueden elegir a los que
tornan las decisiones, no bajo el dedo de actores externos sensibles a las élites
políticas y económicas de EE.UU. o de Europa. Los ciudadanos no pueden
comprometerse en debates significativos sin una cultura cívica, cuando amenazas y
chantajes son las armas de un conjunto de intereses. La ciudadanía requiere que las

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preferencias electorales basadas en campañas electorales tengan alguna
correspondencia con las políticas del gobierno. Los socialdemócratas que hablan a la
gente antes de las elecciones y se rinden ante las multinacionales después de ellas
ponen en cuestión no sólo sus credenciales reformistas, sino que también minan la
legitimidad del proceso electoral.

Subida y caída de la democracia en el sur de Europa


A mediados de los años 70, en el sur de Europa (Portugal, España, Grecia) se
experimentó una de las transformaciones políticas más prometedoras desde el final de
la II Guerra Mundial: el fin de las dictaduras militar y civiles y el surgimiento de
regímenes civiles elegidos democráticamente. Aún más significativo fue que las clases
populares (trabajadores, agricultores, estudiantes, etc.) de la sociedad civil jugaron un
papel crucial en la "transición" organizando asambleas de masas, publicando revistas,
debatiendo cuestiones en consejos de vecinos, en asambleas en fábricas, en
cooperativas rurales, en el campus universitario, etc. Un proceso político se había
puesto en marcha y se movía para democratizar desde el régimen hasta el lugar de
trabajo, relaciones sociales y el estado.
Esta profunda dinámica de democratización sin embargo, fracasó. La transición a la
"democracia pura" se convirtió en transacción entre las élites políticas emergentes, el
poder establecido en el estado autoritario y los escalones más altos de la estructura de
clases, ayudada e incitada por los EE.UU. y Europa Occidental -principalmente por lo
que entonces era Alemania Occidental.
La fusión de nuevos políticos postdictatoriales, de clase media que escalan posiciones
socialmente y los centros de poder del estado conservadores que existían, limitaron la
transición política a un cambio de régimen, no a una transformación de estado. La
nueva configuración institucional continuó minando las bases democráticas
sociopolíticas fundamentales de la democracia pura, antes de abolir o revocar los
avances socioeconómicos que tuvieron lugar en el período inmediato de la transición.
Las agencias estatales se apropiaron del organismo popular de toma de decisiones.
Los políticos electorales y los oficiales conformistas de la unión comercial ignoraron o
abolieron el estilo asambleario para tomar decisiones en el lugar de trabajo. Grupos
autónomos de vecinos eran sustituidos por agencias estatales o marginales en el
reparto de recursos. En una palabra, la transacción política que conducía a un
"régimen electoral autoritario" híbrido convirtió deliberada y exitosamente una
ciudadanía activa en una clientela electoral pasiva.
La dinámica política de] régimen transaccional no evitó que la sociedad civil perdiera
su autonomía, su agitado espíritu democrático, y procedió a desmantelar o a cooptar
las nuevas formas institucionales. Las cooperativas agrícolas fueron desmanteladas,
marginadas o burocratizadas. Los consejos de trabajadores se transformaron en
agencias "consultivas" marginales. Los jefes locales de los barrios se convirtieron de
facto en administradores del desembolso del presupuesto del estado.
La élite o las estructuras ---dearriba abajo" continuaron su propia "lógica
centralizadora": el poder pasó de las asambleas populares a la clase política electoral,
desde el parlamento hasta el ejecutivo, desde la ejecutiva nacional a las élites
"internacionales" de Bruselas, Washington y Bonn. El autoritarismo del nuevo estilo
fue personificado en el jefe político personalista que designó seguidores leales y
sometió bajo el mando de la OTAN a la CEE (Comunidad Económica Europea) y a los
banqueros internacionales. Ni las elecciones periódicas, partidos competidores, los
parlamentos locuaces, ni los mass-media generalmente libres pero conformistas no
eran retos para ellos.
Los "regímenes de transacción" reprodujeron un estado centralizado de hecho,
comparable con el pasado pero no idéntico a él . Mientras el vocabulario de
democracia y de una "transición democrática" circulaba mucho y era aceptado, en
general, por la mayoría de los académicos, periodistas y el público en general, el poder
político estaba cada vez más concentrado en los acuerdos formados para repartir el

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poder entre las nuevas élites políticas del brazo ejecutivo y los "capitalistas con miras
al exterior" y sus cada vez más importantes socios inversores extranjeros.
Los regímenes transaccionales del sur de Europa estaban afianzados esencialmente
en dos lógicas: la tradicional relación entre patrón/cliente que consolidaba el poder
doméstico, y la nueva lógica de "integración" por subordinación ante los circuitos
internacionales de capital y poder. Este estilo "híbrido" de hacer política era
complementario, no contradictorio. La clientela suministró la estabilidad política que
facilitó la "liberalización" y la "apertura económica" beneficiando a esas clases y
grupos dentro de los circuitos internacionales, mientras perjudicaba a muchos que
estaban fuera de los circuitos.
Los regímenes transaccionales siguieron una trayectoria política que movió la
democracia social y el liberalismo social a neoliberalismo. Esta trayectoria política
reflejó y dio forma a la creación de una estructura de clases nueva, con un
desdoblamiento tanto horizontal como vertical: las clases clave, los "capitalistas
transnacionales" locales forjaban acuerdos rápidamente o se fusionaban o eran
comprados por medio de capital de Europa, de los EE.UU. y de Japón. Las élites de los
servicios de turismo, de comercio y de la banca desarrollaron una gran afinidad y
cambios substanciales para respaldar enérgicamente un giro hacia el "neoliberalismo",
del mismo modo en que lo hicieron los asesores profesionales con las multinacionales
y con los académicos con aspiraciones de llegar a ser "funcionarios internacionales".
Bajo estas clases clave que salían beneficiadas había trabajadores, agricultores y
pequeños hombres de negocios que generalmente sufrieron las consecuencias
adversas, particularmente durante el "período neoliberal tardío", viendo desgastados
sus beneficios sociales, sus subsidios y su protección laboral.
Los partidos socialistas del sur de Europa jugaron un juego fundamental en la
formación del régimen transaccional y la desmovilización de las clases populares en la
transición hacia el liberalismo social. Sus credenciales oposicionistas les dieron un
grado de legitimidad del que los partidos tradicionales de derecha desacreditados
carecían. Los socialistas eran capaces de "vender" a las clases populares la idea de
que la reconsolidación del régimen híbrido era un elemento de "estabilización de la
democracia" y ocultar el hecho de que aquello era una cuña que abría el camino para
la vuelta al poder de una nueva forma de reglas elitistas capitalistas.
Los partidos socialistas cambiaron el discurso ideológico básico desde justicia social y
ecuanimidad hasta "modernización", "europeización" y "empresa", ofuscando (en
términos ideológicos) de esta manera el surgimiento de una nueva clase dirigente, y
nuevas formas de explotación y desigualdades.
El "discurso europeizador" de los socialistas fue particularmente efectivo y útil. En
primer lugar, se aprovechó del complejo de inferioridad de los europeos del sur y evocó
imágenes de una gran capacidad de consumo y fuertes programas de bienestar social
(de los cuales ninguno se materializó de manera continua ni generalizada), En
segundo lugar la "europeización" proporcionó a los socialistas una cobertura
ideológica en los países del sur de Europa para adentrar su economía y su estructura
militar y política en Europa como miembros subordinados. La desigual unión de
economías y el sufrimiento que esto ocasionó a muchos fue racionalizado como el
coste que había que pagar necesariamente para convertirse en "europeos". Para la
élite de la economía, militar y estatal, por supuesto, había beneficios -subsidios,
carreras profesionales, prestigio y codos que rozaban con compañeros socialistas de
Europa Occidental, así como garantías contra la reversión al pasado o revoluciones en
el futuro.
En el actual esquema de cosas, los socialistas del sur de Europa han sido ascendidos
a posiciones de "responsabilidad" por mandato de la OTAN (léase Washington). Javier
Solana, el socialista español, lleva a cabo la política de la Administración de Clinton
como Secretario General de la OTAN. Westendorf, un vestigio de Franco que ejerció en
el Ministerio de Asuntos Exteriores de Felipe González, desempeña la labor de enviado

14
de Washington en Bosnia. Costas Simitis, el Primer Ministro griego, colabora con
Washington en la entrega del líder kurdo Ocalan al represivo régimen turco. Portugal
provee de tropas a las misiones de la OTAN en Europa.
El discurso europeizador es, en efecto, una racionalización ideológica para la
abdicación de una política democrática exterior independiente para el sur de Europa.
Las conexiones sociales subyacentes entre los intereses capitalistas transnacionales
del sur de Europa y el capital euroamericano proporcionan la "base política" para la
integración, por medio de una estrategia de subordinación.
El resultado de este tipo de europeización es, sin embargo, un nuevo divorcio entre la
toma de decisiones los ciudadanos. Las líneas de mandato se extienden más allá,
hacia arriba y hacia fuera, las líneas de transmisión de mandato (políticas) son más
impersonales y unidireccionales (por medio de los massmedia) y el papel de los
ciudadanos es de manera creciente una de dos: o consumidor, o destinatario.
Las revueltas, protestas y marchas ocurren en respuesta a los programas económicos
de diseño elitista: los granjeros protestan por recortes en los subsidios; los
trabajadores se manifiestan contra el desempleo; la servidumbre civil golpea contra los
recortes a lo Mastricht en los presupuestos... todavía la estructura centralizada y su
apuntalamiento ideológico, y el apoyo de los partidos, ambos se mantienen en su
lugar... al menos por ahora.

Conclusión
El resurgimiento de relaciones imperiales -erróneamente descrito como "globalización"
ha hecho estragos en las prácticas democráticas. junto con la redefinición de
democracia como toma de decisiones de manera centralizada mediante elecciones, el
papel de los ciudadanos como protagonistas de debates políticos públicos francamente
ha decaído. El resultado es una mayor apatía del votante, una abstención creciente y
el rechazo a apoyos políticos, el "antivoto" - así como una mayor recurrencia a la
acción extraparlamentaria.
Las perspectivas para una nueva reorganización sociopolítica apremian y la
posibilidad de un orden político económico más participativo (democracia pura o
socialismo) depende de varios factores.
1. La propagación de la crisis capitalista desde el Sudeste de Asia, América Latina,
Rusia y la ex-URSS hasta EE.UU. y Europa. Hay razones muy plausibles para creer
que esto es probable, dada la coacción de que el colapso de estos mercados sería
aprovechado para realizar las mayores corporaciones en Europa y en los EE.UU..
2. Se están perfilando en el horizonte cambios sociopolíticos a gran escala en regiones
que han sido afectadas por la crisis y que son claves: en China el malestar político
está creciendo hacia el interior del país debido a cierres masivos y a las redes de
seguridad no existentes. En Brasil, la depresión está provocando cada vez más
confrontaciones a muchos niveles -desde gobernadores del Estado hasta los
trabajadores sin tierra. En Indonesia, Rusia, etc., devastados por el colapso del
capitalismo están surgiendo retos sociales similares.
3. Las confrontaciones militares y políticas provocadas por la partición de Yugoslavia
por obra militar de Washington -OTAN puede probablemente provocar un conflicto
militar prolongado desestabilizando los Balcanes y podría llevar a una guerra más
general,
4. El boom de los EE.UU. se alimenta en parte de una exagerada burbuja especulativa
que es insustancial. Los stocks están muy sobrevaluados; los ahorros son negativos y
el resultado de la economía productiva no tiene relación con la economía escrita sobre
el papel.
Si en efecto cualquiera o todos estos sucesos se volvieran realidad estaríamos
posiblemente ante un crecimiento de políticas extraparlamentarias en Occidente y

15
una radicalización de los procesos políticos en el Sur y en el Este. Los partidos ya
establecidos, incluso los socialistas o especialmente ellos, convencidos profundamente
de su misión como guardianes del status quo y creyentes de sus propios mitos de
pertenecer al "centro izquierda" o Tercera Vía son estructuralmente incapaces de
liberarse de un orden político económico en crisis. Los nuevos movimientos
sociopolíticos tomarán probablemente en un principio la forma de los consejos de
parados en Francia, de las confrontaciones de agricultores y granjeros con el estado,
de las huelgas generales de los trabajadores daneses, etc.
El colapso del neoliberalismo ya está provocando una profunda reflexión sobre la
despreocupada "liberalización" que ha condenado a cientos de millones de personas a
la pobreza en Asia, América Latina y Rusia. Hay una gran posibilidad de que se dé un
giro hacia un desarrollo interno en contra de la "globalización" imperialista, un
restablecimiento del proyecto socialista -la resocialización de empresas privadas en
quiebra como alternativa a las adquisiciones del exterior, niveles más altos en planes
públicos y un retorno al modelo de asamblea popular para la democratización de
espacios públicos y privados.
En el sur de Europa, la crisis y la reflexión de la trayectoria realizada al finalizar los
años 70 puede llevar a una reanimación del «espíritu de 1974"; la crisis saca lo mejor
y lo peor de la gente. Por parte de las clases gobernantes en decadencia siempre hay
una amenaza de represión para retener el poder y para subvencionar sus pér didas;
para las clases populares, consejos, asambleas, solidaridad -un resurgimiento de la
ciudadanía en lugar de relaciones patrón-cliente.
Lo que está claro es que un cuarto del mundo capitalista no puede prosperar cuando
tres cuartos están en crisis profunda -las leyes de acumulación capitalista no pueden
operar en unas circunstancias tan restrictivas. Lo que también queda claro es que el
actual éxito del capitalismo en Europa y en los EE.UU. está ampliamente basado en la
desmantelación del estado de bienestar social y en el rechazo a acceder a cualquier
pacto social significativo. Tal y corno hemos visto, incluso las más mínimas reformas
fiscales propuestas por el anterior ministro alemán de finanzas fueron rechazadas, y
el propio ministro fue expulsado. Esto suscita una cuestión fundamental: si el
bienestar social, tal y como históricamente ha sido entendido en Europa no es
verosímil bajo la existencia real del capitalismo, ¿cuáles son las alternativas?
Recuerdo una de las exhibiciones retóricas del Presidente Kennedy, que sin embargo
contenía una profunda verdad "Aquellos que hacen que la reforma sea imposible
hacen que la revolución sea inevitable".

17 de abril de 1999

16
1 mayo 2001
EL MOVIMIENTO SOCIAL EN LOS ESTADOS
UNIDOS

Seattle, Quebec, Nader y la recesión después de la prosperidad


James Petras
Página/12

--¿A qué se debe esta vez su visita a la Argentina?

--Forma parte de una visita a Brasil y Argentina. En Brasil participé con otros
intelectuales en una reunión que para la Consulta Popular, que es un movimiento de
los movimientos urbanos y rurales, que buscan crear un espacio político que va más
allá de ellos mismos pero no está definido si va a formar un nuevo partido o no.
También voy a participar en el Tribunal Internacional contra los Crímenes del
Latifundio en el Estado de Paraná, en Brasil, para juzgar al gobernador por el
asesinato de quince activistas campesinos en los últimos años y otros actos de
represión. En Argentina vine a presentar un libro mío de cuentos en la feria del libro
que se llama "Andando por el mundo", que publica el Grupo Editorial Altamira y
también por una invitación de Hugo Calello del Ciclo Básico de la Universidad de
Buenos Aires y por supuesto a ver amigos. Y junto con eso estamos preparando un
estudio académico comparado sobre las privatizaciones en Argentina, Brasil, y México.
Se trata de analizar críticamente lo que pasó con las privatizaciones cinco o seis años
después que fueron hechas y evaluar los resultados.

--Las grandes movilizaciones que se produjeron en Seattle en 1999 y ahora en Quebec


contra la globalización financiera mostrarían que surge un movimiento importante en
los países centrales. ¿Cómo ve usted a este nuevo movimiento, sobre todo en Estados
Unidos?

--No fue una sorpresa si uno analiza la expansión económica de los paises centrales,
como Estados Unidos, en la última década. Esta expansión fomentó las más grandes
desigualdades en la historia de estos países y aumentó geométricamente los ingresos
del diez por ciento más rico, mientras los salarios del 40 por ciento más pobre
sufrieron una pérdida y una pequeña caida en su nivel de vida. La llamada
prosperidad que se da entre 1992 y 1999 tuvo resultados polarizadores. En segundo
lugar generó enormes inseguridades por el movimiento de capitales afuera del país por
la creación de puestos de trabajo de bajos salarios y mucha inestabilidad. Según un
cálculo, con estas nuevas condiciones un trabajador cambiará 15 veces de trabajo a lo
largo de su vida, en vez de las dos o tres que era lo normal. Entre la incertidumbre, el
estancamiento y la creación de mayores desigualdades, entraron en juego varias
tendencias. En primer lugar varios sectores sindicales afectados por la fuga de
capitales, los bajos salarios y la inseguridad.Estas organizaciones han perdido alguna
fuerza porque cada vez son menos los trabajadores sindicalizados en el sector privado,
pero al mismo tiempo hay otro descontento más allá de los sindicatos. Los obreros no
sindicalizados tienen que buscar otra forma de protesta. Tenemos también la
degradación del medio ambiente con la desregulación de Bill Clinton. A pesar de la
retórica, todo el mundo sabe que la degradación con la desregulación perjudicó el
medio ambiente. Entonces tenemos a los ecologistas y los sindicalistas a los que se
suma una nueva generación de jóvenes muy sensibilizados por la explotación que
realizan las transnacionales en el exterior. Esos tres grupos formaron la vanguardia.

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Hay poca presencia de la población negra y de los sectores feministas. Participan
muchas mujeres pero no bajo las banderas feministas. A todo eso se suma otro
fenómeno importante: el desencanto con los partidos.

--En este caso sería con el Partido Demócrata que siempre despertó expectativas en
los sectores progresistas y radicales...

--El Partido Demócrata tenía la autoimagen de ser el partido del pueblo. Con la
derechización de Clinton, los recortes sociales, el libre mercado, el NAFTA, tenían que
buscar otra forma de expresar su descontento y no sólo a partir del proceso electoral.
La gente dice: 'debemos actuar por nuestra cuenta'. Como se trata de algo que
involucra a millones de norteamericanos, yo diría que estas movilizaciones fueron
apoyadas por un espectro más amplio de la población que el que simpatizó con las
grandes movilizaciones contra la guerra de Vietnam. Pese a que los medios mostraron
actos de violencia en estas manifestaciones, lo curioso es que eran vistas con gran
simpatía en la sociedad. Y entre los sindicalistas era más fuerte que el apoyo de este
sector a las protestas contra la guerra de Vietnam y a la lucha por los derechos civiles
de los negros. En esta cuestión cualquier blanco entendía que la salida de capitales y
la precarización del trabajo afectaba algún pariente, hijo o algún conocido. Hay
encuestas que dicen que casi el 80 por ciento de la población, si no está afectada
directamente, tiene algún vecino o alguien más cercano afectado por las nuevas
normas de trabajo.

--¿Cómo analiza el triunfo de George Bush en este contexto?

--Yo creo que hay un proceso de reagrupamiento después de la orgía de la campaña


donde los dos partidos principales gastaron cerca de 500 mil millones de dólares.
Hubo un enorme derroche, saturación de los medios y creo que se da un proceso de
reagrupamiento. No sé que porcentaje llegó a la protesta de Quebec desde los Estados
Unidos. Yo diría que entre el 15 o 20 por ciento fueron a Quebec desde Estados
Unidos. El 80 por ciento eran canadienses y muchos de ellos sindicalistas afiliados a
sindicatos de empresas multinacionales norteamericanas. Creo que fue una protesta
norteamericana con enfoque en Canadá y con líderes canadienses.

--¿Ese movimiento tiene alguna forma orgánica o un líder que lo represente?

--No, no hay un personaje, una figura carismática que convoca. Y creo que eso es
positivo. Pero hay una falta de liderazgo que facilitaría aglutinar en forma permanente.
Hay una descentralización de activistas en diferentes espacios políticos y
organizaciones. Hay coordinadores, hay personas que se comunican constantemente y
que coordinan acciones conjuntas.

--¿Son partidos políticos u organizaciones por los derechos civiles, o sociales?

--Son organizaciones sociales, de ecologistas, una gran gama, una sopa alfabética de
grupos donde cada cual tiene un círculo que lo apoya y se juntan a partir de
acontecimientos como la Cumbre del ALCA, etc.

--¿Se mantienen en contacto más allá de esas fechas?

--En contacto sí, pero no articulados orgánicamente. Son orgánicos dentro de su


propio espacio, pero no tenemos, por ejemplo un Movimiento de los Sin Tierra, no
existe ese tipo de organización.

--¿El convocante principal son los sindicatos?

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--Por lo general son los sindicatos asociados a una coordinadora que prepara el
terreno, se reúnen y se mantienen en comunicación y cuando se produce algún
hecho, promueven adhesiones y deciden acciones. Cada una de esas organizaciones
tiene activistas, yo no les llamaría militantes, son activistas que están actuando en su
local y en su tema específico. Cuando llega el acontecimiento se ponen a actuar a nivel
nacional o internacional.

--¿Este fenómeno social pudo ser capitalizado o expresado por la candidatura de


Ralph Nader?

--Yo participé en la campaña de Nader y estuve en Seattle y podría decir que la mitad
de los participantes junto a Nader son muy consecuentes y muy coherentes
políticamente. Y otro sector que viene del liberalismo, de desprendimientos,
simpatizantes del Partido Demócrata, no lo es tanto. Entonces en las últimas semanas
de la campaña empezaron a demonizar a Nader diciendo que ayudaba al Diablo. Bush
era el fascista, la ultraderecha y el que votaba a Nader favorecía a Bush al restarle
votos a Gore. Fue una campaña de terror que asustó a este sector progresista no
radical. En segundo lugar, Gore adoptó una política momentánea demagógica y
populista. Y además usó a líderes feministas y negros, Gloria Steinhem, Jessie
Jackson, algunos ecologistas de la derecha, para hacer campaña sucia y confundir a
la gente acusándo a Nader de robar votos de Gore. Esta campaña tuvo efecto.
Esperábamos siete millones de votos según las encuestas que se habían hecho dos
meses antes de las elecciones, que era el cinco o seis por ciento del total. Cuando la
campaña estaba finalizando, los temerosos se dieron vuelta y votaron a Gore
tapándose la nariz. Además los medios no dejaban que se mencionara a Nader, no lo
dejaron participar en los debates. En un debate de televisión ni siquiera le permitieron
pasar y sentarse a escuchar. Llamaron a la policía y lo hicieron echar. Ni siquiera lo
dejaron asistir. Fue un bloqueo total a Nader en los medios. Y esto a pesar de que los
actos de Nader fueron los más concurridos de la campaña: 20 mil personas en
Oregon, 15 mil en Seattle. En Wisconsin tuvo diez mil personas. Y Gore llegaba allí y
hacía actos con mil quinientas o dos mil personas, con autobuses pagos y demás. Eso
nos levantaba el espíritu y creo que todos los que asistieron a los actos votaron
después a Nader. El problema eran los que apoyaban en forma pasiva.

--¿Qué tipo de persona o de político es Nader, porque aquí se lo conoce sólo por su
actuación en defensa de los consumidores?

--Yo diría que recibió un 25 por ciento de votos de los trabajadores y un 10 o 15 por
ciento del voto estudiantil. Lo demás es de clase media baja hasta clase media alta,
con muy poco apoyo de la población negra, que votó en un 90 por ciento por Gore,
porque todos los pastores y sus líderes y la politiquería negra que come de las
subvenciones del gobierno federal, se prestaron a llevar los votos a Gore. También
debemos entender que el ausentismo en los barrios negros fue de más del 50 por
ciento. Nader no podía romper las barreras que tiene el Partido Demócrata a partir de
sus politiqueros.
--¿Pero existe una afinidad entre Nader y estas movilizaciones que se han realizado en
Seattle y Quebec?

--Total. Su política tiene un sentido progresista, es decir: no va más allá del Estado de
bienestar social. Dice: "debemos recuperar el New Deal de Rooseveltn porque el
Partido Demócrata traicionó la política económica de bienestar social". En este
panorama es un crítico fuerte de las multinacionales desde dos ángulos: porque
explotan a los trabajadores en el exterior, pero también,porque bajan sus costos

19
transfiriendo capitales al exterior. Hay un tinte casi proteccionista en la crítica a las
multinacionales. Una parte tiene una óptica internacionalista, si se quiere, y la otra es
un discurso que critica a las multinacionales porque están cerrando gran cantidad de
puestos de trabajo en los Estados Unidos. Con el consumidor tiene un enorme
prestigio tras 25 años de actuación en ese medio contra las trasnacionales
automotrices y las farmacéuticas. Por eso este sector de clase media lo apoyó muy
fuertemente. Con respecto a la población negra y las mujeres, tenía programas mucho
más avanzados que Gore, pero no tenía las organizaciones tradicionales. Habló en las
asociaciones de negros y de mujeres, lo aplaudieron mucho, pero finalmente estas
organizaciones optaron por Gore.

--¿La población de origen latino estaba muy influenciada por los cubanos residentes
en Miami y los medios que controlan?

--No. Los cubanos son una minoría extremista. No todos, porque internamente hay
divisiones. En el panorama latino, los puertorriqueños y mexicanos, sus líderes, son
progresistas liberales, con excepciones, hay mexicanos americanos que apoyan a
Bush porque son clientelistas de Texas. Yo diría que un 60 por ciento de los
hispanoparlantes votan Demócrata; un 30 por ciento Republicano y un diez por ciento
son radicales o progresistas. Y las proporciones de no votantes son altas también. Los
ilegales, que son millones, no votan. Y hay muchos a los que no les interesa. Las
horas de trabajo en los Estados Unidos son más que en otros países. El trabajador
promedio de Estados Unidos trabaja seis semanas más al año que el alemán, cuatro
semanas más que el español y es comparable a los coreanos del sur.

--¿Esta experiencia electoral de Nader tiene una proyección hacia el futuro?

--Él dice que sí, que debemos continuar las luchas, etcétera. El problema es que el
Partido Verde, que utiliza como instrumento de su campaña es muy heterogéneo.
Tiene muchos ecologistas radicales que están un poco fuera de la vida cotidiana, están
contra los impuestos, no tienen un enfoque muy social. Tiene que transformar este
partido para hacerlo más popular, más social.

--¿Además de usarlo como herramienta electoral, Nader es dirigente del Partido


Verde?

--Él fue el candidato presidencial del partido y es uno de sus dirigentes aunque no es
el presidente. Con respecto al futuro para convertir la candidatura y los 2.8 millones
que votaron por él, en la construcción de algo orgánico con una visión común de la
sociedad, yo no lo veo muy claro.

--¿Usted sigue participando en el partido de Nader?

--Mire, en mi pueblo, Binghampton, una pequeña ciudad de 60 mil habitantes,


tenemos un grupo de 25 activistas, pero hay sectores libertarios, cuya principal
preocupación es legalizar la marihuana y demás, no tienen vínculo con el pueblo, con
los problemas sociales, la desocupación, los bajos salarios. No me siento muy cómodo
en las reuniones porque mis intereses están más ligados a lo social y a la ecología
anticorporativa y ellos están en cosas más libertarias.

--¿Este movimiento tan amplio e inorgánico identifica intereses comunes con los
movimientos que se dan en Latinoamérica y en el mundo?

--Bueno hay mucha simpatía con los franceses de Bové, con el MST de Brasil, con los
movimientos indígenas, hay afinidades con sectores sindicales. Por ejemplo los

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sindicatos portuarios que en Estados Unidos tiene una larga tradición de izquierda, su
líder fue simpatizante del Partido Comunista en el pasado, y ellos tienen el apoyo
donde hay sindicatos portuarios de izquierda, que no es tN común. Estos sindicatos y
los del ala progresista en los Estados Unidos están elaborando relaciones. También el
ATTAQ y otros grupos de este tipo han desarrollado actividades conjuntas.

--Si se convierte en algo permanente sería un afctor nuevo en la política


norteamericana. ¿Eso no puede provocar cambios, mayor represión?

--Hay bastante represión ya. La policía mata y pega y después discute. Somos una
sociedad muy represiva detrás de la fachada liberal. En todas las ciudades hay gatillo
fácil y los ataques policiales son más brutales aquí cuando se rompen los límites de
control que tiene fijados. Este fenómeno no representa una amenaza tal como la que
teníamos en los '60 cuando se generalizó la represión y asesinaron a dirigentes
negros. Yo creo que están en la etapa de creación de equipos de vigilancia, aprobando
leyes contra el terrorismo con una interpretación muy amplia. Hay un marco legal
muy amplio que están aprobando para restringir las protestas heterodoxas. Hay que
ver qué sucederá con la agresividad de Bush y la recesión que estamos pasando.

--La recesión empezó a anunciarse en 1999, y recién ahora podría comenzar a mostrar
secuelas a afectar a la gente...

--Nadie sabe si la recesión provocará diez o 20 millones de desocupados o


simplemente siete u ocho millones, mucho dependerá de la profundidad de la
recesión. En segundo lugar si Bush se va muy lejos en su política de la nueva guerra,
podría estimular el sentimiento antiguerra, antiintervencionista, que en Estados
Unidos tiene una larga tradición. Es muy cauto en el compromiso de tropas terrestres.
Es la experiencia que han sacado sobre todo de la guerra de Vietnam. Entonces usa
muchas bombas, aviones, cipayos mercenarios subcontratando ex oficiales del ejército
norteamericano. Hay grandes empresas que subcontratan ex soldados. Utiliza estos
mecanismos para que el pueblo no vuelva a ver soldados norteamericanos en guerras.
La resistencia a implicar soldados, como ocurre ahora con la situación en Colombia,
provoca constantes interpelaciones en el Congreso. "Nosotros no tenemos tropas --dice
el gobierno-- tenemos asesores y no están en los frentes de combate". Y cuando
mueren los asesores mercenarios subcontratados no aparecen como bajas de
soldados, sino como muertes de la empresa. En este panorama, Bush trataría de
"latinoamericanizar las guerras para preservar el imperio".-

¿Por qué James Petras?


Norteamérica por un norteamericano
(Por LB)
Es más común que estudiosos norteamericanos tengan una lectura de los
movimientos sociales en América Latina o que estudiosos latinoamericanos traten de
explorar los fenómenos políticos en Estados Unidos para entender sus consecuencias
en los países de la periferia. James Petras es un pensador de izquierda, profesor de
ética política en la Universidad del Estado de Nueva York y desde hace 35 años es un
asiduo visitante y conocedor de la Argentina. Los grandes movimientos de protesta
que se efectuaron en Seattle en 1999 durante la reunión de la Organización Mundial
del Comercio pusieron de manifiesto que la prosperidad económica que se vivía en los
Estados Unidos generaba también descontento en un sector importante de la
población. La candidatura de Ralph Nader, que terció con los históricos demócratas y
republicanos desde la izquierda "líberal" fue otro dato de la existencia de una gran red

21
de agrupamientos que expresan a los afectados y descontentos con esta realidad.
Petras estuvo en las protestas de Seattle y participó en la campaña de Ralph Nader,
por lo que se convierte en un testigo directo de este fenómeno del que la mayoría de
los latinoamericanos sólo alcanza a percibir sus reflejos, pero que puede llegar a
convertirse en un factor inesperado en la política interna de los Estados Unidos, de
alguna manera la capital de la globalización financiera. Petras describe la composición
y el comportamiento de este fenómeno y señala que dependerá de la gravedad que
alcance la recesión que despunta en el país del Norte, para descifrar el futuro político
de este heterogéneo e inorgánico movimiento social.
Por Luis Bruschtein

22
5 de MAYO de 2001
CONSTRUCCION DEL IMPERIO EN
AMERICA LATINA:
LA ESTRATEGIA MILITAR DE EE.UU

James Petras
Especial para Rebelión
Traducción para Rebelión: A. Santos

Introducción
La construcción de un imperio, en particular un imperio capitalista a principios del
siglo XXI, requiere de una elaborada arquitectura militar para poder expandir,
proteger y consolidar los grandes intereses económicos, esenciales para los imperios
modernos.
Mientras que los "teóricos globalistas" escriben sobre las "clases dominantes
mundiales" y el "fin del estado-nación", el aparato militar del estado imperial, y en
concreto el de EE.UU, ha crecido enormemente durante la última década y tiene una
importancia fundamental en promover y proteger a las corporaciones, bancos y
empresas de importación-exportación basadas en EE.UU.
El objetivo de este trabajo es describir y analizar el alcance, la profundidad y la
estrategia del aparato militar de EE.UU en América Latina - destacar sus múltiples
enlaces y controles sobre los militares y cómo estos controles se dirigen a aumentar el
poder del estado imperial norteamericano. Las vastas operaciones de los militares de
EE.UU y el éxito alcanzado en forjar instituciones militares dependientes mediante
una compleja red de programas y actividades conjuntas refutan la retórica sin sentido
sobre el gobierno de las "corporaciones globales". Para demostrar la importancia de lo
militar, este informe se centrará en el Imperio Norteamericano en América Latina.
La primera parte de este trabajo tratará sobre los intereses económicos estratégicos de
EE.UU y la justificación ideológica de la expansión militar norteamericana en América
Latina. En la segunda parte, el informe se centrará en la arquitectura del imperio
militar, especialmente en el establecimiento de relaciones de dependencia o
mercenarias. La tercera parte tratará sobre los objetivos operativos y la propaganda
diseñada para legitimar la militarización de la política latinoamericana bajo la tutela
de EE.UU. En la conclusión se discutirá el fenómeno dual de la expansión del control
militar de EE.UU y el fortalecimiento del papel de los militares en las decisiones sobre
las prioridades de la política latinoamericana; el impacto sobre la sustancia y las
estructuras del sistema político y el papel del imperio norteamericano en delinear la
política interamericana.
Las instituciones militares estratégicas, así como las políticas dirigidas a América
Latina, han sido detalladas sucintamente por el General Peter Pace, Infantería de
Marina de Estados Unidos, Comandante en Jefe del Comando Sur de EE.UU
(USSOUTHCOM). El área de responsabilidad del USSOUTHCOM abarca toda América
Central y América del Sur, el Caribe y las aguas que la rodean, totalizando más de
15.6 millones de millas cuadradas y más de 404 millones de personas. Este informe se
basa en el testimonio del General Pace ante el Comité de Servicios de las Fuerzas
Armadas del Senado de EE.UU del 27 de marzo de 2001.

Bases Económicas del Imperio Militar

23
Los arquitectos de la estrategia militar norteamericana en América Latina son
perfectamente conscientes de la importancia central que tienen los intereses
empresariales de EE.UU a la hora de formular políticas. La elaboración de la
estrategia militar y los programas diseñados para incrementar el poder militar de
EE.UU dentro de los ejércitos latinoamericanos está legitimado por los intereses
económicos norteamericanos: beneficios, mercados y acceso a materias primas
estratégicas, en particular a fuentes energéticas. El General Pace, en su introducción
al Senado, enuncia claramente las bases económicas en su discurso sobre la
estrategia militar norteamericana: "Más del 39 por ciento de nuestro comercio se
realiza dentro del Hemisferio Occidental. Además, 49 centavos de cada dólar gastado
en América Latina se utiliza en bienes y servicios importados de EE.UU. América
Latina y el Caribe suministran más petróleo a EE.UU que todos los países de Oriente
Medio" (El General Pace es bastante ingenioso en el tratamiento de los datos. El
"Hemisferio Occidental" al que se refiere aquí incluye a Canadá, que obviamente no es
parte de América Latina y es el principal socio comercial de los Estados Unidos del
hemisferio. En segundo lugar, cuando dice que 49 centavos de cada dólar se gastan
en la importación de bienes y servicios es dudoso, ya que la mayoría de Sudamérica,
Argentina, Brasil y Chile tienen importantes relaciones comerciales con Europa y Asia.
Puede ser que sus cifras se hayan inflado al incluir el "servicio de la deuda" como
"servicios norteamericanos"). Debido al aumento de los movimientos antiimperialistas
y anticoloniales en todo el mundo, los poderes imperiales contemporáneos, aún
cuando se involucran en las formas más flagrantes y evidentes de dominación,
envuelven sus políticas e instituciones imperiales en una retórica democrática.
"Las amenazas" al poder imperial se expresan en términos moralistas. El
expansionismo militar imperial se justifica en términos de la lucha conjunta contra la
actividad criminal internacional, que afecta adversamente tanto al centro imperial
como a los países latinoamericanos involucrados. En la práctica, la amenaza real son
las fuerzas militares nacionalistas y los sistemas políticos democráticos participativos
que desafían la dominación de EE.UU. Los problemas de principio, como son definidos
por los estrategas militares norteamericanos, tienen que ver con el control de las
consecuencias sociales derivadas de las políticas neoliberales y la explotación
económica de América Latina. La expansión militar de EE.UU y el fortalecimiento de
los ejércitos latinoamericanos son la principal amenaza para el surgimiento de la
democracia y la estabilidad regional. Los militares, sin embargo, ven las
consecuencias - oposición popular - producidas por el dominio y la explotación
norteamericana como "la amenaza" para América Latina.
Por consiguiente, el General Pace argumenta que "La mayor amenaza para la
democracia (sic), la estabilidad y la prosperidad regional (?) de América Latina son la
inmigración ilegal, el tráfico de armas, el crimen, la corrupción y el tráfico de drogas
ilegales" (los comentarios en paréntesis son míos). La inmigración ilegal está
directamente relacionada con la militarización norteamericana de Colombia, y el
empobrecimiento de Perú, América Central y México se deben a la aplicación de
políticas neoliberales. Lo que el Comandante de USSOUTHCOM describe como
"amenazas" son en realidad las prácticas de los aliados militares del USSOUTHCOM.
Los Contras respaldados por EE.UU en América Central; Montesinos, un recurso de la
CIA en Perú; Noriega, el ex hombre fuerte de Panamá (viejo empleado de la CIA) y
muchos otros militares han estado activamente involucrados en el tráfico de armas
con el conocimiento y apoyo del USSOUTHCOM. El incremento de la emigración ilegal,
un antiguo problema en México, está directamente relacionado con las enormes
transferencias de beneficios, intereses y pagos de royalties desde México a los bancos
y corporaciones norteamericanas. El creciente problema de la emigración ilegal desde
Colombia a los países vecinos es el resultado de la estrategia, la ayuda militar y el
asesoramiento del USSOUTHCOM. El equipamiento y entrenamiento de los
escuadrones de la muerte colombianos (las llamadas "unidades paramilitares") es
parte de una estrategia general para militarizar Colombia y absolver a los militares

24
colombianos de las masacres generalizadas de dirigentes civiles de los movimientos
sociales. La verdadera preocupación del USSOUTHCOM es que los países vecinos de
Colombia (Ecuador, Venezuela, Panamá, Brasil), que están sufriendo los mismos
efectos adversos de las políticas neoliberales, se movilicen políticamente contra la
dominación militar y los intereses económicos de EE.UU. Como indica el General Pace,
"Muchos de los países que comparten fronteras permeables con Colombia continuarán
siendo vulnerables a la inmigración ilegal y a las incursiones de insurgentes
armados". La militarización de Colombia por parte de EE.UU y sus efectos de
desbordamiento hacia los países vecinos significa que el USSOUTHCOM se está
movilizando para militarizar toda la región, incrementando los envíos de armamento y
el control de las fuerzas armadas de toda esa zona. La militarización regional se
denomina ahora como "Iniciativa Andina".

Tráfico de armas.
El mayor traficante de armas de la región es el USSOUTHCOM y no los carteles de la
droga. Los segundos mayores traficantes son los aliados militares de Washington, con
el equipamiento en particular de los grupos paramilitares. Los terceros mayores
traficantes son los carteles de la droga que trabajan con el ejército y la policía. Las
guerrillas en Colombia carecen del armamento pesado que tienen las fuerzas
armadas, no tienen ni siquiera sistemas portátiles de armas para defensa aérea. El
tráfico de armas que realizan los insurgentes es una actividad mínima en comparación
con la que realizan el USSOUTHCOM y sus aliados militares. Además, los fines y la
utilización de la compra de armas son radicalmente distintas: EE.UU y el Ejército
trafican con armas para proteger el orden socioeconómico existente y aterrorizar a la
población, mientras que los insurgentes, sus armas livianas y sus misiles "caseros"
están diseñados para derribar ese orden y defender al campesinado.
El delito y la corrupción son otros de los "peligros", según el General Pace, para la
democracia y la prosperidad. La corrupción de la política y los políticos es
predominante entre los que tienen el poder gubernamental y los altos cargos del
ejército con los que el USSOUTHCOM colabora activamente, a los que asesora y dirige.
Cada gran escándalo de corrupción que ha tenido lugar en América Latina durante la
década pasada involucró a políticos y oficiales que llevaban adelante los lineamientos
norteamericanos de política económica neoliberal y la "defensa del hemisferio" (léase
hegemonía de EE.UU). Mientras los guerrilleros secuestran millonarios para financiar
sus actividades, los mayores bancos norteamericanos, incluidos el Citibank, el Bank
of América y los principales bancos de Miami y otras ciudades blanquean entre $250 y
$500 mil millones al año, según las audiencias del senado norteamericano. En cuanto
al tráfico de drogas, la mayoría de los beneficios se blanquean en los bancos
norteamericanos. El campesino recibe una fracción del precio final. La erradicación de
la coca, que conlleva la penetración profunda de EE.UU en todos los niveles de la
policía, fuerzas armadas y el sistema político latinoamericano es un pretexto para el
control a largo plazo y a gran escala por el USSOUTHCOM de todo el aparato del
estado latinoamericano.

La Arquitectura de la Esfera Militar


El USSOUTHCOM se encuentra ubicado en Miami (con una sub-sede en Puerto Rico).
Es responsable de la planificación, coordinación y conducción de la actividad militar
de EE.UU en toda América Latina y el Caribe. El USSOUTHCOM ha instalado bases
militares con aeropuertos en Aruba-Curacao, en las Antillas Holandesas; en Manta,
Ecuador y en Comalapsa, El Salvador. Estas bases le permiten a EE.UU introducirse
tanto en el espacio aéreo de la mayor parte de los países de América Latina, como por
mar y tierra. Además, EE.UU tiene una base operacional militar en Soto Cono,
Honduras, que proporciona apoyo a helicópteros en las misiones intervencionistas
norteamericanas en América Latina y el Caribe. La facilidad con que los militares

25
norteamericanos pudieron construir esta red de bases al servicio del imperio se debió
principalmente al apoyo y entrenamiento a largo plazo de oficiales militares
dependientes realizado por el USSOUTHCOM en América Latina. Así lo manifiesta el
General Pace, "Las excelentes relaciones entre EE.UU y El Salvador, fortalecidas
durante años de sólido contacto entre militares de ambos ejércitos, ayudó a alcanzar
negociaciones favorables sobre el acuerdo FOL " (Emplazamientos Operativos de
Avanzada, en inglés Forward Operating Locations, base aérea). Los años de sólida
colaboración entre los ejércitos incluyen la década de 1980 en la que 75.000
salvadoreños fueron asesinados por los militares. La victoria militar sobre las
guerrillas fue seguida por la consolidación del poder de EE.UU sobre sus lacayos
salvadoreños y la utilización de las instalaciones salvadoreñas como base de avanzada
para la expansión militar norteamericana en toda la región. En El Salvador la década
de colaboración con los militares y los escuadrones de la muerte valió la pena: El
Salvador es ahora un lugar clave para la expansión del control del USSOUTHCOM en
la zona. Actualmente el USSOUTHCOM se ha embarcado en un proyecto similar con el
ejercito colombiano y sus subordinados, los escuadrones de la muerte, las llamadas
fuerzas "paramilitares".
De la misma forma, la intervención política norteamericana en Ecuador para derribar
a la junta popular en enero de 2000 y la consolidación de régimen de Noboa, ha
facilitado grandemente que el USSOUTHCOM pueda asegurar la base militar de
Manta.
La intervención militar norteamericana, al apuntalar o imponer a sus clientes en un
país, proporciona un trampolín para un control regional más general: se dispara una
especie de efecto imperial multiplicador. La construcción de fuerzas militares
dependientes requiere una multiplicidad de actividades. Así lo describe el General
Pace, "Nuestro enfoque se centra en operaciones combinadas, ejercicios,
entrenamiento y educación, ayuda en temas de seguridad y programas de asistencia
humanitaria".
Tanto en la forma como en la organización y los contenidos, los oficiales
latinoamericanos son entrenados directamente para servir a los intereses estratégicos,
económicos y militares del imperio. Con estos programas, EE.UU exige el
fortalecimiento de los militares y el aumento de su capacidad para reprimir a los
adversarios - según sean estos definidos por EE.UU. En cada región: el Caribe,
América Central y el resto de América Latina, el USSOUTHCOM ha estado armando,
entrenando y adoctrinando a los ejércitos nacionales para servir a los intereses de
EE.UU bajo su liderazgo. La finalidad es evitar la utilización de tropas
norteamericanas y de esta forma reducir la oposición política en los Estados Unidos.
El modelo consiste en que Washington dirige y entrena a los ejércitos
latinoamericanos mediante "programas conjuntos" extensivos e intensivos, y
subcontrata compañías privadas de mercenarios que proporcionan militares
especializados, todos ellos oficiales "retirados" del ejército norteamericano. La
construcción de esta red imperial se describe con el sardónico lenguaje eufemístico
común a todas las sangrientas tentativas militares contemporáneas. Por ejemplo, el
General Pace describe la construcción de estados-cliente en el Caribe como "asistir a
la Nación Asociada en el entrenamiento de sus fuerzas de seguridad, con nuevo
equipamiento defensivo": consecuentemente, los lacayos caribeños "acogieron al
TRADE WINDS 2000, un ejercicio multinacional que promueve la cooperación de
fuerzas de mar y tierra en respuesta a las crisis regionales..." El alcance de la
participación militar de EE.UU en el Caribe ha aumentado enormemente en los
últimos dos años. Los Guardacostas norteamericanos dirigen operaciones y
entrenamientos y aumentan el flujo de armas hacia los militares caribeños. En estas
operaciones, gran cantidad de agencias norteamericanas participan por tierra, mar y
aire en los países del Caribe. Según el USSOUTHCOM, estas agencias incluyen a la
DEA (Agencia Antidroga, en inglés Drug Enforcement Agency), el Departamento de
Defensa, el Servicio de Aduanas de EE.UU, los Guardacostas de EE.UU y varias otras

26
agencias.
En América Central, el USSOUTHCOM pretende aumentar el tamaño y la eficiencia de
los ejércitos para que sirvan a los intereses estratégicos de los Estados Unidos.
Bajo la retórica eufemística de "mantener la paz", el USSOUTHCOM ha organizado
seminarios y operaciones para promover la subordinación a los militares
norteamericanos y sus objetivos estratégicos. En este contexto, "mantener la paz" se
refiere a la organización de ejércitos con militares de varios estados dependientes bajo
la dirección del USSOUTHCOM para asegurar las zonas conflictivas y mantener o
reinstaurar regímenes favorables a los Estados Unidos. Los ejercicios conjuntos son
considerados por el USSOUTHCOM como una excelente oportunidad para "entrenar
personal multinacional de las naciones del Caribe y de América Central para
operaciones de mantenimiento de la paz". El USSOUTHCOM también entrena y
adoctrina a tropas de tierra y aire de América Central en un programa llamado "Cielos
Centrales" - aparentemente para campañas antidroga, son ejercicios con fines
múltiples, diseñados para consolidar el control de EE.UU, incrementar la vigilancia
aérea contra potenciales insurgentes antiimperialistas, así como campañas selectivas
antidroga.
La tercera región en la que el imperio militar ha extendido su alcance es el "Cono Sur",
que incluye Chile, Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. Los últimos años han sido
testigos de programas intensivos de adoctrinamiento ("diálogo"), mayor colaboración
militar bajo la tutela del USSOUTHCOM ("cooperación en defensa") y "ejercicios
multilaterales de entrenamiento" bajo dirección norteamericana. Con un fuerte
respaldo de Washington, los regímenes chileno y brasileño están "modernizando" sus
ejércitos, mediante el aumento de los gastos militares, especialmente compras a
fabricantes de armas norteamericanos (Chile está negociando con Lockheed Martin la
compra de aviones F-16). Dado el gran descenso del nivel de vida y los fuertes recortes
de los presupuestos para financiar la deuda externa con los bancos norteamericanos,
el resto de los países latinoamericanos tienen limitaciones en los fondos disponibles
para comprar armas a los EE.UU para defender el imperio.
El USSOUTHCOM ha dirigido ejercicios militares "conjuntos" con los países del Cono
Sur, llamados CABANAS, que se realizaron en el 2000 en Argentina, en contra de la
Constitución del país "anfitrión", sin conocimiento de la opinión pública en general y
sin aprobación legislativa. Una vez más, estos ejercicios fueron organizados para
combatir a enemigos internos, no a invasores extranjeros. Han sido diseñados para
integrar a los ejércitos Latinoamericanos bajo el comando de EE.UU en la represión de
la insurgencia interna, en caso de que colapsen algunos de los regímenes neoliberales
envueltos en la crisis económica. La contraparte marítima de los ejercicios CABANAS
son los ejercicios UNITAS: el mayor ejercicio naval multinacional dirigido por EE.UU
en el hemisferio occidental. El USSOUTHCOM ha diseñado estos ejercicios para
organizar la estructura de mando, profundizar su influencia en el personal de los
ejércitos latinoamericanos y formar a los oficiales en los procedimientos y tácticas del
ejército norteamericano para implementar de forma más eficiente las prioridades
políticas del USSOUTHCOM.
La cuarta región designada por el USSOUTHCOM es el "Sistema Andino" que incluye a
Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. En medio de las revueltas populares de
Ecuador en enero de 2000, los militares norteamericanos, junto con el embajador de
EE.UU, desempeñaron un papel relevante instigando a los cuadros superiores del
ejército a derrocar a la junta popular y apoyar al nuevo Presidente (Noboa). Así
describe el General Pace el papel de EE.UU, "En Ecuador, el USSOUTHCOM ha
trabajado en estrecha colaboración con el embajador norteamericano y el gobierno del
Presidente Noboa, proporcionando ayuda al ejército ecuatoriano, especialmente en la
gestión de la crisis nacional." Al apoyar al régimen de Noboa, el USSOUTHCOM pudo
asegurar la Base Aérea de Manta en la costa noroeste, una plataforma de lanzamiento
clave para extender la vigilancia aérea norteamericana por toda la región andina y,
más específicamente, para proporcionar inteligencia aérea al ejército colombiano (y a

27
los escuadrones de la muerte) entrenados y dirigidos por EE.UU, involucrados en
actividades de contrainsurgencia. Desde Manta, el imperio militar norteamericano ha
extendido su control aéreo sobre toda América del Sur. Como indica el General Pace,
"Manta... es la clave para reajustar nuestra zona de responsabilidad (AOR), nuestra
arquitectura (el aparato militar) y para extender el alcance de nuestra cobertura aérea
de DM y T (Detection, Monitoring and Tracking, en español Detección, Control y
Seguimiento) en la Zonas Fuente (zonas de producción de droga)"
El nuevo imperio militar se ha extendido, controlando no solo tierra, mar y aire, sino
también los ríos de Colombia y Perú. El USSOUTHCOM ha entrenado y equipado a
militares con base en los ríos de ambos países. En Iquitos, Perú, las fuerzas especiales
de la marina norteamericana, Seals, son una gran fuerza operacional que el General
Pace describe como "la mejor instalación de este tipo en el AOR" (zona de nuestra
responsabilidad, en inglés area of our responsibility).
En Colombia, con $1.300 millones en ayuda militar norteamericana destinada al Plan
Colombia, el USSOUTHCOM está involucrado en todos los niveles de las operaciones
militares colombianas. Ha entrenado tres "batallones antidrogas" de elite para
operaciones contrainsurgentes. Está formando a las tripulaciones de helicópteros
equipados con misiles y ametralladoras que trabajan con los mercenarios
norteamericanos subcontratados por el Pentágono. Los cuadros superiores y las
Fuerzas Especiales del USSOUTHCOM participan activamente en los campos de
batalla, dirigiendo operaciones de combate y coordinando la colaboración militar con
los escuadrones de la muerte, tal como se vio en El Salvador, Guatemala y
anteriormente en Vietnam. En Bolivia las Fuerzas Especiales y la DEA (Drug
Enforcement Agency, en castellano Oficina antidroga) actúan en el Chapare,
entrenando y construyendo nuevas bases militares.
Las actividades del USSOUTHCOM están interrelacionadas. Los ejercicios militares
multilaterales son el preludio a los programas de formación doctrinaria. El General
Pace declara: "El programa de ejercicios del USSOUTHCOM es el motor de nuestro
Theater Engagement Plan (programas de entrenamiento)." Los programas de
entrenamiento doctrinario se dirigen particularmente a aquellos militares
latinoamericanos que demuestran una mayor predisposición para servir en la red
militar imperial. Los oficiales latinoamericanos que completan los programas de
adoctrinamiento son valiosos activos del imperio militar, ya que muchos continúan la
carrera hasta convertirse en cuadros superiores.
El General Pace identifica claramente el papel de los programas de entrenamiento de
EE.UU y los beneficios que proporcionan al Imperio. "La formación y el entrenamiento
militar internacional (IMET, en inglés International Military Education and Training) y
su complemento el IMET Expandido proporcionan oportunidades de formación
profesional para militares y candidatos civiles seleccionados cuidadosamente. Estos
programas son la columna vertebral de nuestra combinación de formación y
profesionalización militar. Suministran fondos a los militares y el personal civil de
nuestras Naciones Asociadas para asistir a los cursos de desarrollo profesional en las
instituciones militares de EE.UU. Por solo un modesto coste, estos programas son
valiosas inversiones ya que muchos de los estudiantes continúan la carrera hasta
llegar a ser altos cuadros dirigentes en sus respectivas instituciones militares y
gubernamentales."
En el ejercicio 2000 el USSOUTHCOM recibió $9.8 millones para el IMET y entrenó a
2.684 estudiantes, incluidos 474 civiles. El proceso de construcción de un imperio
militar es por lo tanto un proceso integrado e interrelacionado que comienza por
ejercicios militares con los estados clientes ("Naciones Asociadas"), donde se
selecciona y entrena a los militares prometedores. Estos oficiales alcanzan
posteriormente los puestos más altos y se convierten en activos valiosos para el
Imperio, suministrando las bases militares para que las Fuerzas Armadas
norteamericanas ocupen el espacio aéreo, terrestre, marítimo y fluvial del país. La
expansión del estado imperial de EE.UU, y la integración de los militares lacayos en

28
sus redes, destacan la importancia del estado en el mundo contemporáneo.
La expansión del imperio militar propiciada por el USSOUTHCOM también incluye el
fortalecimiento de la infraestructura de comando, control, comunicaciones e
inteligencia para operaciones fijas y móviles en toda América Latina. Al construir esta
infraestructura, el estado dependiente latinoamericano suministra al USSOUTHCOM,
en palabras del General Pace, "comunicaciones vía satélite (que) son de vital
importancia para nuestras fuerzas desplegadas en tiempos de crisis." El
USSOUTHCOM ha comenzado varios programas para aumentar la efectividad del
Imperio en el control del rebelde pueblo latinoamericano.
Según el General Pace el control y las operaciones que realiza el USSOUTHCOM con
los aparatos de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR) en los estados
dependientes son "prioritarias" para dominar América Latina. Los ISR proporcionan a
los militares norteamericanos, y a los oficiales latinoamericanos de todos los niveles,
indicaciones y advertencias, conocimiento situacional y evaluación de los daños
producidos en las batallas. Estos sofisticados sistemas de reconocimiento son
necesarios para proteger a los militares norteamericanos que dirigen en combate a las
fuerzas armadas dependientes. En términos más eufemísticos el General Pace declara
"Los sistemas de reconocimiento sofisticados son necesarios para mejorar la
protección de nuestra limitada cantidad de personal desplegado en zonas de alto
riesgo". El General Pace admite que las fuerzas militares norteamericanas participan
en situaciones de combate real, dirigiendo las fuerzas militares contra la insurgencia
popular en América Latina.
El alcance y profundidad de la participación del USSOUTHCOM demuestra, por un
lado, la recolonizacion de los aparatos militares de los estados clientes mediante su
absorción, y por otro, la presencia militar directa y el control de las rutas aéreas,
terrestres, marítimas y fluviales.

Conclusión
El imperio militar norteamericano, dirigido por el USSOUTHCOM, ha construido y
extendido múltiples organizaciones regionales, coordinadas por el Comando de EE.UU
de Miami y Puerto Rico. El imperio tiene control e influencia sobre el espacio aéreo, las
aguas costeras, las rutas fluviales y terrestres -a través de los aeropuertos,
instalaciones navales y bases militares. El Imperio está construido y sostenido por el
suministro de equipos militares, entrenamiento y servicios a los clientes
latinoamericanos y caribeños. El USSOUTHCOM ejecuta un gran número de
programas (178 en el año 2000), combinando operaciones y ejercicios de
entrenamiento, cursos de formación, equipos móviles de entrenamiento, intercambio
de unidades y financiación y ventas militares. Sobre todo ha utilizado
conscientemente y sistemáticamente el entrenamiento y las operaciones "antidroga"
para captar a los oficiales latinoamericanos e integrarlos al imperio. En la actualidad,
el imperio militar norteamericano nos recuerda a los imperios coloniales:
comandantes blancos del USSOUTHCOM y oficiales mestizos que dirigen a los
soldados de piel oscura de las tropas de primera línea de combate. Esto incluye a las
Fuerzas Especiales y a los mercenarios subcontratados, escuadrones de la muerte y
conscriptos, detección electrónica aérea y fuerzas paramilitares que empuñan
machetes sobre el terreno. El Imperio se extiende hacia el sur desde Miami a través
del Caribe, América Central, los países andinos hasta el Cono sur. Es un imperio
difícil de manejar, abierto a desafíos y aún "deserciones", como demuestran los
levantamientos militares nacionalistas de Venezuela y Ecuador. Mientras que EE.UU
invierte miles de millones en armas y envía miles de asesores para reclutar y
adoctrinar a los militares latinoamericanos, los oficiales de bajo rango y los soldados
rasos están presionados por las luchas sociales masivas y los cada vez más
deteriorados niveles de vida de sus países. Han aparecido fisuras, aunque el Imperio
haya preparado fuerzas multinacionales. El papel del USSOUTHCOM es intervenir

29
constantemente para prevenir deserciones mayores y maximizar la participación
militar latinoamericana. El apoyo aéreo y operativo está diseñado para minimizar la
utilización de fuerzas terrestres norteamericanas en combate.
La pregunta es si todo esto será suficiente. Si las crisis actuales inducidas por el
pillaje económico llevan a levantamientos populares a gran escala, ¿qué solidez tienen
los militares latinoamericanos dependientes? ¿Podrán contrarrestar a las fuerzas de la
nación dirigidas contra el imperio? La lección de Irán en 1979 es clara: un gran
ejército moderno, fuertemente equipado y entrenado por los Estados Unidos y sus
asesores militares, puede ser vencido.
Lo que está absolutamente claro es que el Estado -el Estado imperial- mediante su
aparato militar, es esencial para asegurar los mercados y las inversiones de las
corporaciones multinacionales basadas en los EE.UU. La total ausencia de cualquier
referencia a este creciente papel del imperio militar norteamericano en los escritos de
las "teorías de la globalización" es otro ejemplo de la vacuidad e irrelevancia de sus
argumentos.

30
Conferencia de James Petras en Madrid

James Petras
(Trascripción de Miguel Álvarez, Colectivo Garibaldi, CELSI)

Quiero dar las gracias a los organizadores de esta Conferencia, y saludar las
presentaciones anteriores, que iluminan una parte importante de la situación actual.
Hoy voy a hablar sobre el Imperio Americano en este periodo de transición, una
transición que tiene muchos matices. No es simplemente un cambio de un presidente
por otro, o de un partido por otro. Yo creo que hay otros cambios importantes que
están ocurriendo en este momento y que podrían tener una enorme influencia en el
próximo periodo.
Para empezar voy a enunciar de forma telegráfica las claves [que permiten] reflexionar
sobre esta nueva coyuntura.
Primero, el fin de la burbuja especulativa -hablando de EEUU- con todas sus
implicaciones.
Segundo, la profundización de la recesión, en su impacto, su profundidad y su
extensión.
Tercero, un cambio en la ideología, o en la publicidad que justifica el sistema: desde lo
que llaman el populismo del mercado hacia un conservadurismo en el mundo de
negocios. [Indicaré] entre paréntesis que el populismo de mercado era la ideología de
que cualquier secretaria, funcionaria, etc... podía invertir sus pocos ahorros en la
economía de burbuja y terminar millonaria para jubilarse con 35 años con su
favorecido amante, e ir a Marbella a disfrutar. Esto ya se acabó: los pequeños
pensionistas y empleados no llegan a nada porque pierden sus fortunas con el colapso
de esta gran estafa, estimulada por la prensa respetable The New York Times o su
imitador en el España, El País.
Cuarto, no hay ningún representante directo de Wall Street en el gabinete actual de
Bush. Han salido y están reemplazados por representantes del gran capital industrial
y extractivo (petróleo, minería, energías, etc...).
Quinto, hay continuidades y cambios en la política identitaria: Bush aprendió mucho
de Clinton sobre la simbología, y ahora hay más mujeres y más negros en el gobierno,
y más homogeneidad en la política liberal; más caras hispanas, asiáticas, más faldas,
... y menos diferencia entre la política económica y la política exterior, menos
preocupación por una diversidad que podría tener vínculos con los movimientos
sociales. (Clinton era el gran maestro de seducir a los representantes de las
organizaciones sociales, sin darles nada más que tocar el saxo, ir a la iglesia para
gritar Aleluya y llorar con los pobres. Bush tal vez podría tocar la armónica o rezar con
voz de bajo en las iglesias negras, pero no va a entrar de esa forma en la política de
mistificación.)
Sexto, la composición social del gabinete, es el retorno de los aglosajones del Oeste del
país, reduciéndose notablemente el porcentaje de judíos del Este en el gobierno: el
anterior tenía a Cohen, Rubin, Berger, Albright, pero ahora son O'Neil, Rumsfeld y
Powell. Esto no creo que tenga ningún significado en términos del manejo de la
política mundial... quizá ofrezca algunas posibilidades diferentes en el tratamiento de
Oriente Medio, tema que luego discutiremos.
Séptimo y último punto, EEUU ahora, tal y como están articulando su política
exterior, no quiere ser la policía mundial de una forma indiscriminada. Quiere mejor
dirigir intervenciones estratégicas en regiones de alta prioridad económica: va a
declinar la retórica humanitaria -que era la ideología de intervención indiscriminada-
y va a intervenir por razones abiertamente económicas en aquellos lugares donde

31
calcule que pueden verse afectados los intereses de las grandes compañías extractivas
e industriales.
No hay tiempo de discutir en detalle las políticas anteriores a Bush, que generan el
contexto actual para su actuación. Pero simplemente hago notar los puntos de la
política de Clinton que afectan de forma importante a lo que Bush puede hacer y la
respuesta que debe elaborar.
Primero, Clinton hizo los recortes más drásticos en la historia de EEUU sobre los
gastos sociales. Excluyó a millones de mujeres solteras de las compensaciones
sociales, forzándolas a trabajar en puestos muy mal pagados sin tener centros
infantiles. A partir de los recortes en bienestar social, el excedente del presupuesto
aumentó a miles de millones, hechos directamente vinculados. Ahora Bush quiere
regalar este excedente a los grandes capitales con recortes de impuestos. Se habla
mucho del excedente presupuestario, pero sin comentar de dónde procede, y sin
enfocar la discusión hacia quién va a recibir la mayor parte de la tarta de los recortes
impositivos: el 1% de los más ricos recibe el 60% de los beneficios impositivos.
Segundo, Clinton desregularizó el sector financiero para que el capital pudiera entrar,
subir, bajar, y además lavar miles de millones de dólares sucios que vienen de
ultramar. Sobre esto estoy haciendo un estudio, revisando muchos documentos
oficiales. Un dato: los bancos más grandes y respetables: Citibank, Chase Maniatan y
Bank of America en conjunto lavan cada año 500 mil millones de dólares sucios que
vienen de los bancos de las Bahamas, islas Caimán, Gibraltar y otros lugares para
entrar en EEUU, o que directamente proceden de regímenes corruptos como Bongo de
Gabón, que lava en un año 130 millones de dólares. Y obviamente cuando
preguntamos a los gerentes de los bancos norteamericanos: "¿cómo haces esos
tratos?" o "¿qué sabes de los orígenes del dinero?", [la respuesta es] "En la ficha tienen
como depositario al 'oficial de gobierno'", y ante la pregunta "¿y no te parece
sospechoso que un oficial de gobierno ingrese 130 millones de dólares?", me
respondían: "¡Qué se yo!, será un error".
Esta desregulación y este tratamiento criminal financian en gran parte el enorme
déficit externo en las cuentas de comercio de EEUU. No es un simple problema de
moralidad. Es un problema estructural. Por eso, a pesar de tantas leyes y tantas
posturas morales que adoptan contra la corrupción, son los bancos norteamericanos
quienes están lavando dinero con ambas manos. Esto indica que, aparte de toda la
retórica sobre la revolución informática, muchísimo más importante es el dinero sucio
para estimular la economía norteamericana que todos los Bill Gates, Microsofts, y
demás..., esa revolución científica de la que tanto hablan los académicos de la
seudo-izquierda. Clinton juega un papel muy importante en este proceso de
sobrevaloración de la revolución informática, estimulando la burbuja especulativa que
no generaba ningunos ingresos -no ya ganancias-: empresas fantasmas que prometen
duplicar las inversiones en un año. Y, como todos los fraudes financieros, duran un
tiempo, y los primeros que entraron se beneficiaron, pero los que llegan tarde, que son
siempre los pequeños inversores, terminan con las manos vacías. (Tengo un sobrino
que tenía opciones para dos años de un empresa informática para la que trabajaba.
Valía 195 dólares cada acción, que ahora se venden por 4 dólares y 50 centavos. La
famosa revolución informática pronto convertirá sus acciones en papel higiénico.)
Manuel Castells, famoso sociólogo español, colaborador de Felipe González, habla
también de la nueva edad informática, "donde la información sustituye al capital".
Clinton dió grandes pasos para permitir la penetración de la política liberal en todas
partes. Él abrió los mercados y no sólo a empresas estadounidenses: uno de sus
principales acompañantes en América Latina era España, cuyas grandes
acumulaciones de capital durante el periodo del PSOE (Telefónica, Unión Fenosa, ...)
entran ahora a sacar gran tajada del mercado liberalizado por EEUU. Sin embargo,
hay una falta de planes de futuro, pues están empobreciendo entre Europa y Norte
América al conjunto de países sudamericanos, y además la absorción de dinero y
recursos al exterior debilita la capacidad de los países para salir de su propia crisis,

32
que precisamente fue generada por su apertura.
Ahora bien, esta política de Clinton tenía su contrapartida en la militarización de su
política exterior. Si uno mira "con poca memoria" -y los medios de comunicación
favorecen que se enfoque sobre cada incidente, en vez de con perspectiva histórica-
hoy es Iraq, mañana Colombia, después los Balcanes, pero el cuadro en su conjunto
da una muestra de que usar el término de militarización no es hablar de forma
retórica, si no que es una expresión con base empírica. Primero tenemos la primera
guerra nuclear de baja intensidad. Como los compañeros del CSCA han mostrado, el
uso de armas radioactivas [de uranio empobrecido] en las guerras se ha normalizado.
Es una forma precisa de guerra nuclear, usando la radioactividad como medio para
aplastar al enemigo. Desde Hiroshima entramos en las guerras nucleares locales.
Después, ya con Clinton empiezan las guerras ofensivas en Europa y también la
guerra prolongada en Oriente Medio (30.000 acciones áereas sobre Iraq durante su
presidencia), extensión de la OTAN hacia los límites con Rusia y reclutamiento de los
países ex-soviéticos como cipayos o lo que llaman "asociados de la OTAN" los
académicos brillantes que siempre están hay para crear nuevos eufemismos...
asociados que están ahora bien entrenados, con manuales norteamericanos, para la
obediencia. Tercero, se multiplican las bases militares en América Latina (Ecuador,
Perú, El Salvador, Aruba). Tumbaron a Fujimori y a Montesinos porque andaban con
negocios de venta de armas clandestinas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC), pero toleran todo tipo de asesinatos, narcotráfico, terrorismo,
corrupción... hasta que Montesinos se mete, como Noriega, a hacer su propio negocio
de armas. Y ahora con el nuevo y respetable presidente [colombiano] tienen sus
agentes militares, sus mercenarios y la aprobación con democráticas ovaciones del
""Plan Colombia"". En Palestina, Clinton estaba dentro del propio gobierno de Israel: el
gran estafador de los bancos inversionistas, Marc Rich , un judío belga que tiene
invertidos en fundaciones israelíes 200 millones de dólares e hizo servicio con el
Mosad (servicios secreto de Israel), que renunció a su ciudadanía norteamericana para
vivir en Suiza y comprar la española, consigue su indulto con el apoyo de Barak y la
ayuda del rey de España. Clinton ha mantenido una política de apoyo incondicional a
Israel en la represión de los palestinos y, más aún, ha apoyado la política de
[establecimiento] de bantustanes o pequeños enclaves autogobernados en los
Territorios [de Gaza y Cisjordania] por la Autoridad Palestina.
En pocas palabras, podemos decir que Clinton extendió la influencia política y militar
de EEUU pero sobre débiles fundamentos de la estructura económica: una expansión
de la economía de papel sobre la economía productiva, flujos externos y déficits
enormes en las cuentas externas, mercados externos fuertes y una falta de ahorro
interno. La capacidad de EEUU para intervenir, para corregir los excesos, queda así
muy debilitada y, con ello, la economía real para favorecer la especulativa de Wall
Street. Y asociado a ello, se da una sobre-extensión del Imperio, debilitando su
capacidad de intervenir en lugares estratégicos -EEEUU interviene en Somalia,
Albania, Kosovo, Afganistán, ...- deteriorándose además los lazos con los regímenes
conservadores árabes y las relaciones con los mercados de América Latina
-admitiendo la presencia de España en algunos de los enclaves más lucrativos.
El desafío de Bush, entonces, es cómo continuar la política neoliberal de Clinton, con
los recortes presupuestarios, la política de privatización. En este sentido, Bush
propone extender la privatización de la educación a partir de programas de [palabra
desconocida], es decir, dar dinero a los padres para que ellos escojan entre la escuela
privada o la pública para sus hijos. Bus propone también aumentar el papel de las
organizaciones religiosas para subvencionar la miseria y la pobreza, volviendo a la
caridad eclesiástica del siglo XVII, concediéndose menos importancia al conjunto de
problemas de las minorías. Utilizar el exceso de presupuesto para concentrar el
ingreso arriba: tenemos en EEUU las desigualdades más grandes de todos los países
industrializados y semiindustrializados. Cuando veáis a los políticos sonrientes con el
dedo índice extendido para indicar que son el Number One, sabed que están hablando

33
de el número uno en deficiencias de sistema sanitario en todo el mundo.
El primer cambio de Bush respecto a Clinton será el fortalecimiento de la política
imperial de EEUU, seleccionado objetivos estratégicos y actuando unilateralmente, sin
tomar en cuenta a sus aliados. Y [responsables de la nueva Administración] ya han
indicado cuáles van a ser la características [de este nuevo enfoque exterior]. EEUU va
a dar prioridad a América Latina, principalmente a Méjico (que Bush ya visitó calzado
con botas de cowboy), Brasil, Argentina, Colombia y Venezuela. EEUU va a dar menos
importancia a las regiones marginales, a los matones albaneses del ELK, ya que
realmente no les interesa Kosovo, y además [aquéllos] están creando problemas con
otros clientes, como Macedonia o al nuevo cipayo de Serbia [el presidente Kosturika]
(poco a poco van a desvelar que los albaneses son terroristas y mostrar a los miles de
serbios que viven en la extrema pobreza: para EEUU ya pasó la época de los albaneses
y es la hora de abrirse a las penas de los serbios). EEUU va a cerrar algunos bases
militares y aumentar el presupuesto de guerra tecnológica con misiles
intercontinentales unilateralmente. También va a cambiar la relación con Europa:
EEUU seguirá ejerciendo el mando a través de la OTAN, pero Washington quiere
descentralizar las intervenciones militares, es decir, que los ejércitos europeos lleven a
cabo las tareas de intervención bajo las órdenes de la OTAN. Cuentan para ello con
Tony Blair y su discurso de que es posible combinar la Alianza con la iniciativa militar
europea de despliegue rápido... siempre que la dirección sea estadounidense. EEUU
va actuar como poder absolutista, rechazando pactos sobre [el desarrollo del sistema]
antimisiles [Guerra de las Galaxias] con Rusia o acuerdos medioambientales
(Protocolo de Kyoto) con Europa. En suma, EEUU va a relanzar la Guerra Fría con
Rusia, China y Corea del Norte.
Ahora bien, el problema de Bush (y él mismo así lo reconoce) es que estamos entrando
en una recesión, cada día, cada semana más profunda. Se agota la burbuja
especulativa de Clinton y esto tiene implicaciones sobre la capacidad y el alcance de la
política exterior. El paro crece, y frente a las bancarrotas económicas que se
multiplican sólo tiene un instrumento: bajar las tasas de interés y los impuestos,
siempre con la teoría de que cuanto más concentramos la riqueza arriba, más
posibilidades tenemos de estimular la inversión. Pero, ¿cómo van a invertir [las
empresas] cuando el mercado cada vez es más pequeño? Y, sobre todo, cuando los
instrumentos keynesianos ya no existen y están prohibidos por los parámetros no sólo
de la ideología neoliberal sino por los propios intereses económicos que maneja la
política económica.
En otras palabras: ¿cuál es la alternativa de Bush? No puede mirar hacia atrás e
intentar un Estado intervencionista para estimular la economía. Está realizando una
intensificación de la campaña de desregularización de la economía y la primera
víctima es el medioambiente, con la insólita extensión de la explotación de petróleo a
los lugares, hasta ahora vírgenes, del norte de Alaska (el encuentro con Fox en Méjico
tuvo como principal objetivo abrir el sector público petrolero mejicano a la penetración
norteamericana).
La política externa se resumirá en la extensión del libre comercio a toda América
Latina a fin de consolidar este mercado frente a la competencia europea y
principalmente de España y Alemania, que tienen ya demasiado espacio. Esta es una
gran prioridad, tanto en el campo manufacturero como en el petróleo.
La segunda prioridad en política exterior es consolidar las relaciones económicas que
EEUU tiene en Europa y en los países árabes respecto al comercio de petróleo.
La tercera prioridad es lanzar el "Plan Colombia" en el triángulo estratégico de
América Latina de Ecuador, Venezuela y Colombia.[Estos tres países] producen
petróleo, y el área es por ello muy importante geopolíticamente como fuente de reserva
energética alternativa frente a la inestabilidad de Oriente Medio. El "Plan Colombia"
cuenta ya con 500 oficiales ya activos, 200 mercenarios manejando helicópteros ya en
combate, que son ex-oficiales de las fuerzas especiales que ahora trabajan para
empresas privadas. Y es que de hecho, el "Plan Colombia" supone la privatización de

34
la guerra, lo cual tiene sus ventajas. Para empezar un mercenario extranjero muerto
no cuenta igual que los soldados de las tropas oficiales norteamericanas.
En Venezuela EEUU utiliza sectores reaccionarios de la iglesia y el mundo empresarial
para estimular la oposición militar contra Chávez. No hay duda de que en la política
de Bush está ya decidida una guerra prolongada y oculta destinada a deponer a
Chávez. Algunos sectores del gobierno norteamericano querrían hacer un
enfrentamiento precipitado y abierto contra Chávez, pero el nuevo subsecretario de
Exteriores -antiguo embajador de Venezuela- ha recomendado trabajar de forma
paulatina, ganando posiciones, acumulando fuerzas y estimulando distensiones, para
derrocarlo "cuando las condiciones políticas sean más favorables", es decir, "cuando
podamos movilizar sectores sociales desencantados con la lentitud del régimen
venezolano para realizar su programa social". Ecuador ya tiene bases militares
norteamericanas, y una gran financiación pendiente, con una economía
completamente dolarizada (dicen algunos indiscretos que el presidente [ecuatoriano]
tiene un tatuaje con el signo del dólar sobre una nalga, para recordar a su esposa
quién es su primer dueño: Washington).
Pero la amenaza de Colombia no es, en primera instancia económica, aunque en el
país sí haya petróleo (la petrolera BP tiene importantes explotaciones) y pueda
potencialmente producir tanto crudo como Venezuela: el problema es que en Colombia
está el más grande desafío al neoliberalismo en toda América Latina y el Tercer
Mundo, las FARC. Las FARC representan actualmente a la mitad del país en lucha.
Influye en el 50% de los municipios, con 20.000 soldados revolucionarios, pero lo más
importante es que estos peces armados nadan en un mar de millones de campesinos
descontentos que les apoyan. La prensa burguesa reitera que los pobres campesinos
están entre el fuego cruzado de paramilitares y guerrilleros. Esto es falso. ¿Cómo se
puede construir de 14 personas en 1964 un ejército de 20.000 personas armadas en
2000? Son los hijos e hijas de los campesinos en un 70% (según me comunicaron las
propias FARC). Eso significa un desafío, porque Washington no puede tolerar ningún
ejemplo de lucha exitosa prolongada que muestra a toda América Latina que "sí, se
puede crecer, se puede ganar, se puede acumular fuerzas, nosotros lo hicimos". Y esto
es intolerable. Ni en un país tan pobre como Haití, cuando el reformista Arístide ganó
las últimas elecciones con un 90% de votos, EEUU le reconoció como presidente
porque, como explícitamente se explicó entonces, aquél no quería privatizar la poca
industria pública que le queda al país. Esta obsesión por no permitir ni el más mínimo
ejemplo, muestra cuan grande es el problema que se plantea en Colombia, un país de
40 millones de habitantes, con gran extensión y fronterizo con Brasil, Ecuador, Perú y
Venezuela.
El objetivo es, ciertamente, destruir la guerrilla, pero aceptando las negociaciones de
paz como táctica. Ahora el presidente Pastrana al abrazar a los líderes guerrilleros
gana tiempo mientras prepara batallones que asedian el territorio desmilitarizado para
un posterior enfrentamiento de gran magnitud que, tarde o temprano, ha de
desencadenar. Pero en ésta guerra las dos partes están casi igualadas. Políticamente
las FARC tienen más fuerza que un desprestigiado gobierno que tiene un apoyo del
20% del electorado. En las ciudades todos los afectados por el neoliberalismo
organizan numerosas huelgas generales; las marchas siguen a pesar de las masacres,
¡qué valentía frente a los asesinos del gobierno! Incluso el Departamento de Estado
dice que el ejército colombiano está implicado hasta el cuello con los paramilitares. El
gobierno EEUU tiene una doble moral, por un lado denuncia los ataques paramilitares
ante la prensa internacional pero por otra parte los financia y ampara.
En Venezuela EEUU mantiene una lucha para aislar a la FARC, su enemigo
estratégico. Quiere primeramente presionar a Chávez para que corte sus relaciones
con la guerrilla y cerrar sus fronteras. Pero también quiere debilitar su postura
nacionalista. Cuando Chávez viaja a Iraq está abriendo un camino para que todos los
demás países petroleros recuperen sus relaciones con Bagdad, en lo que es una gran
derrota diplomática de uno de los ejes de la política estadounidense en Oriente Medio

35
-más allá de las limitaciones internas políticas de Chávez-, junto con el hecho de que
Venezuela encabece la OPEP e impulse una nueva política petrolera. EEUU está
preparando la guerra propagandística: los medios no hablan del presidente elegido de
Venezuela, si no del "régimen del ex-golpista"; tratan la pobreza como si fuera una
creación de Chávez, y no la herencia de los gobiernos anteriores o la consecuencia del
imperialismo: es la política de atrición, es decir, de debilitamiento y desgaste primero
para provocar después una crisis de gobierno y forzar el cambio, en vez de la
confrontación militar.
En Ecuador hay poderosos movimientos populares que asediaron Quito hace pocas
semanas y forzaron al gobierno a retroceder sobre ciertas medidas liberales. Indígenas
y campesinos organizados bajaron de la montaña y cortaron las principales carreteras
del país, tomando numerosas ciudades del interior. Mientras tanto, el Frente
Patriótico -que unifica a la izquierda urbana- convocó a una huelga general conjunta
que paralizó el transporte y otros sectores. Temporalmente se llegó al acuerdo de
retirar las fuerzas hasta la aplicación de diez demandas básicas. Frente a ello,
Washington quiere controlar, a partir de la política económica, de la dolarización de la
economía, con el apoyo de sus bases militares en dl país, el movimiento indígena,
aislándolo y caracterizándolo como un simple movimiento indigenista para poder
debilitarlo y preparar el asalto directo: hay sectores empresariales de Ecuador, muy
vinculados a EEUU, que presionaban por una masacre generalizada, para que el
gobierno usase las armas contra las marchas. El enfrentamiento se está preparando,
por tanto.
Pero lo más importante de toda esta política, lo que más interesa a Bush en este
momento -más allá del "Plan Colombia"- es la política del libre comercio, esto es,
extender el neoliberalismo en América Latina con el apoyo de todos los gobiernos. El
problema es que mientras la recesión económica siga afectando a EEUU, Washington
no puede bajar sus barreras: se va a liberalizar el comercio hacia América Latina sin
la reciprocidad lógica; las cuotas [arancelarias] se van a bajar pero solo en una
dirección, de forma unilateral (es más, probablemente vayan a incrementarse las
cuotas sobre el acero brasileño, se vaya a limitar la importación de textiles
colombianos, etc... realizándose concesiones menores. EEUU quiere seguir
extendiendo la dolarización para crear un bloque efectivo contra su competidor en
Latinoamérica, la Unión Europea.
Mientras tanto, EEUU va a profundizar en la extracción de la riqueza para compensar
la debilidad interna. Washington insistirá en los pagos de las deudas externas, [lo cual
vaticina] más conflictos y más explotación en América Latina, no menos. EEUU va a
soltar la correa de los gobiernos socialdemócratas y democristianos de Europa para
que ellos mismos organicen sus intervenciones. EEUU pescará otro Solana, otro
Kouchner para hacer el trabajo que obedientemente realizan y además de forma muy
eficiente; buscará nuevas relaciones que Washington define como multilaterales pero
que en el fondo defienden tan solo los intereses norteamericanos. Cuando EEUU
quiera que Europa no intervenga en un lugar estratégico, como Iraq, Washington
tomará la iniciativa unilateral. Y esto lo reconoce abiertamente [la Administración
Bus]. Cuando el secretario [estadounidense] del Tesoro Público O'neil fue a la reunión
del G7 dijo que era un acto muy interesante e informativo..., pero que allí no se
resolvía nada, lo cual motivo que los representantes europeos se mostraron ofendidos
cuando tales declaraciones aparecieron en la prensa.
El tercer área de importancia es Oriente Medio. El vicepresidente Cheney era el alto
gerente de Haliburton, una multibillonaria empresa de construcción muy presente en
países como Arabia Saudí. Las petroleras tienen una excelente representación en el
gobierno de Bush, anticipada desde que éste era gobernador de Tejas. EEUU quiere
consolidar unas relaciones que empiezan a aflojar, sacando a flote la política de
Clinton [respecto a Iraq], que está hundiéndose. Van a hacer pequeñas concesiones,
modificar el embargo, etc. para mantener buenas relaciones con algunos regímenes
que son claves desde el punto de vista económico. EEUU quiere favorecer la

36
estabilidad de Jordania, Egipto, Yemen, Líbano, Túnez, Marruecos. E Israel seguirá
siendo importante, pero no tan central. No porque condenen los asesinatos que
comete Sharon, sino por el miedo de que el extremismo radical de Sharon cree
inestabilidad en su relación con los aliados árabes. El proyecto de Israel es la
expulsión masiva de los Palestinos de todos los territorios. Con Barak Israel construyó
más colonias que con todos los gobiernos anteriores. Sharon trae la aceleración de esa
expulsión, usando más fuerza. Los palestinos desplazados irán a los países vecinos,
dónde van a seguir siendo una bomba política, lo cual preocupa a EEUU.
Continuarán los ataques contra Iraq, mientras que se intenta seguir presionando a
Irán y Libia. [Con ambos países] no va a ver una normalización [de relaciones], pero
EEUU permitirá que las grandes empresas norteamericanas intervengan en estos
países a partir de intermediarios subsidiarios (de hecho, las petroleras
norteamericanas, asociadas al capital europeo, ya están operando en Libia).
Washington llevará en este sentido una política doble: criticando formalmente pero a
la vez reconociendo que Italia tiene ya empresas en Libia, mientras Francia y Japón
están firmando acuerdos con Irán. En este sentido hay que reconocer un retroceso
respecto al poder que EEUU tenía en el año 90 o 95, un proceso paulatino de deterioro
de su política diplomática de absoluta dominación.
Lo importante del gobierno de Bush será su acción unilateral. Washington no quiere
discutir, mucho menos compartir, poder con Europa. Es un gobierno que está
preparado para relanzar su Guerra Fría contra Rusia, China y Corea del Norte. Es, en
suma, un gobierno muy influido por el complejo militar-industrial.
Finalmente quiero hablar sobre cómo la crisis doméstica va a afectar a la política
externa. En primero lugar, el declive de la economía norteamericana va a golpear a
todas las economías abiertas y todas las estrategias de exportación. Los países que
mayormente han adoptado su modelo de crecimiento a partir de la exportación van a
verse muy afectados: Corea del Sur, China, Méjico y los países productores de
petróleo. Hasta el momento Europa occidental no va a verse tan gravemente afectada,
debido a que una parte importante de su comercio es interno, entre sus propios
países. Pero cuando la recesión profundice, la crisis se extenderá inevitablemente. El
constipado de EEUU es la neumonía de América Latina: van a bajar los precios y
perder mercados. Eso agudizará la crisis y la respuesta a la crisis. Así, frente a De La
Rua, en Argentina, se anuncia un cambio de gabinete que imponga el
ultralibremercado. Por otro lado las presiones van a favorecer el enfoque nacionalista:
si no podemos vender en el mercado externo, protejamos el mercado nacional para
sustituir importaciones, porque si no se puede vender, no se puede comprar, y por lo
tanto estaremos obligados a consumir producción interna. Debido a esas presiones
están creciendo oposiciones varias al neoliberalismo. El peligro está en los gobiernos
de centro-izquierda, presentes, por ejemplo, en el Foro de Porto Alegre. Ellos todavía
manejan economías social-liberales; hablan de aumentar las inversiones sobre la
pobreza, pero no tienen un proyecto alternativo, radical, nacionalista (ni hablar de
socialista). Me refiero a los Frentes Amplios -ni hablar ya del Sandinista en Nicaragua,
que está pactando con la ultraderecha del presidente Alemán.
La alternativa son los movimientos socio-políticos, como el de Brasil, donde están
todos los sectores más radicalizados del país, recuperando el socialismo como
proyecto. De no sumarse a unas de estas tendencias, los gobiernos de
centro-izquierda se van a caer entre las dos sillas: ni liberales ni de izquierdas. No hay
una Tercera Vía, ha fracasado y va virando cada vez más hacia el liberalismo. La
profundización de la crisis va a poner todo esto sobre la mesa y va a provocar un giro
hacia el nacionalismo, no como mero esquema ideológico sino como necesidad, igual
que pasó en los años 30, cuando cayeron las exportaciones y los gobiernos de América
Latina forzosamente estaban en esta onda.
Lo que puede pasar es que la crisis doméstica provoque aventuras externas como
distracción y también tendencias -que existen ya en ciertos sectores sindicales- contra
la globalización desde la derecha proteccionista para fortalecer América. Frente a esta

37
realidad, debemos entender la cadena de las economías: no hay muros que separen la
crisis de EEUU de la crisis en Europa o Japón.
Estamos en la primera fase de un tránsito. Estamos acostumbrados a que la izquierda
juegue un papel como el del pastor mentiroso, al gritar "¡crisis!" tantas veces que al
final nada cambia. Pero ahora hay signos evidentes de la crisis y de sus efectos. Esa
es la gran oportunidad para la izquierda que tenga un proyecto. No se puede seguir
por la vía de la socialdemocracia. Cuando Jospin fue a la feria de agricultores no pudo
bajar del coche hasta que los guardaespaldas contuvieron a los agricultores. Millones
de consumidores en Europa se enfrentan a la agricultura y ganadería capitalistas con
infecciones, plagas, trangénicos, priones, ... deben ser a quienes busquemos para que
nos acompañen en la lucha.
Hay grandes oportunidades y peligros. La Administración Bush está influida por
sectores ultrabelicistas que buscan el enfrentamiento con China o Rusia, está
totalmente entregada a los sectores de capital extractivo. Pero la radicalización
derechista de la política norteamericana bajo Bush multiplicará también a sus
enemigos y su oposición a ella y, con ello, jugará a favor nuestro.

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(4/03/01)

Conferencia de James Petras en Madrid

James Petras
(Trascripción de Miguel Álvarez, Colectivo Garibaldi, CELSI)

Quiero dar las gracias a los organizadores de esta Conferencia, y saludar las
presentaciones anteriores, que iluminan una parte importante de la situación actual.
Hoy voy a hablar sobre el Imperio Americano en este periodo de transición, una
transición que tiene muchos matices. No es simplemente un cambio de un presidente
por otro, o de un partido por otro. Yo creo que hay otros cambios importantes que
están ocurriendo en este momento y que podrían tener una enorme influencia en el
próximo periodo.
Para empezar voy a enunciar de forma telegráfica las claves [que permiten] reflexionar
sobre esta nueva coyuntura.
Primero, el fin de la burbuja especulativa -hablando de EEUU- con todas sus
implicaciones.
Segundo, la profundización de la recesión, en su impacto, su profundidad y su
extensión.
Tercero, un cambio en la ideología, o en la publicidad que justifica el sistema: desde lo
que llaman el populismo del mercado hacia un conservadurismo en el mundo de
negocios. [Indicaré] entre paréntesis que el populismo de mercado era la ideología de
que cualquier secretaria, funcionaria, etc... podía invertir sus pocos ahorros en la
economía de burbuja y terminar millonaria para jubilarse con 35 años con su
favorecido amante, e ir a Marbella a disfrutar. Esto ya se acabó: los pequeños
pensionistas y empleados no llegan a nada porque pierden sus fortunas con el colapso
de esta gran estafa, estimulada por la prensa respetable The New York Times o su
imitador en el España, El País.
Cuarto, no hay ningún representante directo de Wall Street en el gabinete actual de
Bush. Han salido y están reemplazados por representantes del gran capital industrial
y extractivo (petróleo, minería, energías, etc...).
Quinto, hay continuidades y cambios en la política identitaria: Bush aprendió mucho
de Clinton sobre la simbología, y ahora hay más mujeres y más negros en el gobierno,
y más homogeneidad en la política liberal; más caras hispanas, asiáticas, más faldas,
... y menos diferencia entre la política económica y la política exterior, menos
preocupación por una diversidad que podría tener vínculos con los movimientos
sociales. (Clinton era el gran maestro de seducir a los representantes de las
organizaciones sociales, sin darles nada más que tocar el saxo, ir a la iglesia para
gritar Aleluya y llorar con los pobres. Bush tal vez podría tocar la armónica o rezar con
voz de bajo en las iglesias negras, pero no va a entrar de esa forma en la política de
mistificación.)
Sexto, la composición social del gabinete, es el retorno de los aglosajones del Oeste del
país, reduciéndose notablemente el porcentaje de judíos del Este en el gobierno: el
anterior tenía a Cohen, Rubin, Berger, Albright, pero ahora son O'Neil, Rumsfeld y
Powell. Esto no creo que tenga ningún significado en términos del manejo de la
política mundial... quizá ofrezca algunas posibilidades diferentes en el tratamiento de
Oriente Medio, tema que luego discutiremos.
Séptimo y último punto, EEUU ahora, tal y como están articulando su política
exterior, no quiere ser la policía mundial de una forma indiscriminada. Quiere mejor
dirigir intervenciones estratégicas en regiones de alta prioridad económica: va a
declinar la retórica humanitaria -que era la ideología de intervención indiscriminada-

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y va a intervenir por razones abiertamente económicas en aquellos lugares donde
calcule que pueden verse afectados los intereses de las grandes compañías extractivas
e industriales.
No hay tiempo de discutir en detalle las políticas anteriores a Bush, que generan el
contexto actual para su actuación. Pero simplemente hago notar los puntos de la
política de Clinton que afectan de forma importante a lo que Bush puede hacer y la
respuesta que debe elaborar.
Primero, Clinton hizo los recortes más drásticos en la historia de EEUU sobre los
gastos sociales. Excluyó a millones de mujeres solteras de las compensaciones
sociales, forzándolas a trabajar en puestos muy mal pagados sin tener centros
infantiles. A partir de los recortes en bienestar social, el excedente del presupuesto
aumentó a miles de millones, hechos directamente vinculados. Ahora Bush quiere
regalar este excedente a los grandes capitales con recortes de impuestos. Se habla
mucho del excedente presupuestario, pero sin comentar de dónde procede, y sin
enfocar la discusión hacia quién va a recibir la mayor parte de la tarta de los recortes
impositivos: el 1% de los más ricos recibe el 60% de los beneficios impositivos.
Segundo, Clinton desregularizó el sector financiero para que el capital pudiera entrar,
subir, bajar, y además lavar miles de millones de dólares sucios que vienen de
ultramar. Sobre esto estoy haciendo un estudio, revisando muchos documentos
oficiales. Un dato: los bancos más grandes y respetables: Citibank, Chase Maniatan y
Bank of America en conjunto lavan cada año 500 mil millones de dólares sucios que
vienen de los bancos de las Bahamas, islas Caimán, Gibraltar y otros lugares para
entrar en EEUU, o que directamente proceden de regímenes corruptos como Bongo de
Gabón, que lava en un año 130 millones de dólares. Y obviamente cuando
preguntamos a los gerentes de los bancos norteamericanos: "¿cómo haces esos
tratos?" o "¿qué sabes de los orígenes del dinero?", [la respuesta es] "En la ficha tienen
como depositario al 'oficial de gobierno'", y ante la pregunta "¿y no te parece
sospechoso que un oficial de gobierno ingrese 130 millones de dólares?", me
respondían: "¡Qué se yo!, será un error".
Esta desregulación y este tratamiento criminal financian en gran parte el enorme
déficit externo en las cuentas de comercio de EEUU. No es un simple problema de
moralidad. Es un problema estructural. Por eso, a pesar de tantas leyes y tantas
posturas morales que adoptan contra la corrupción, son los bancos norteamericanos
quienes están lavando dinero con ambas manos. Esto indica que, aparte de toda la
retórica sobre la revolución informática, muchísimo más importante es el dinero sucio
para estimular la economía norteamericana que todos los Bill Gates, Microsofts, y
demás..., esa revolución científica de la que tanto hablan los académicos de la
seudo-izquierda. Clinton juega un papel muy importante en este proceso de
sobrevaloración de la revolución informática, estimulando la burbuja especulativa que
no generaba ningunos ingresos -no ya ganancias-: empresas fantasmas que prometen
duplicar las inversiones en un año. Y, como todos los fraudes financieros, duran un
tiempo, y los primeros que entraron se beneficiaron, pero los que llegan tarde, que son
siempre los pequeños inversores, terminan con las manos vacías. (Tengo un sobrino
que tenía opciones para dos años de un empresa informática para la que trabajaba.
Valía 195 dólares cada acción, que ahora se venden por 4 dólares y 50 centavos. La
famosa revolución informática pronto convertirá sus acciones en papel higiénico.)
Manuel Castells, famoso sociólogo español, colaborador de Felipe González, habla
también de la nueva edad informática, "donde la información sustituye al capital".
Clinton dió grandes pasos para permitir la penetración de la política liberal en todas
partes. Él abrió los mercados y no sólo a empresas estadounidenses: uno de sus
principales acompañantes en América Latina era España, cuyas grandes
acumulaciones de capital durante el periodo del PSOE (Telefónica, Unión Fenosa, ...)
entran ahora a sacar gran tajada del mercado liberalizado por EEUU. Sin embargo,
hay una falta de planes de futuro, pues están empobreciendo entre Europa y Norte
América al conjunto de países sudamericanos, y además la absorción de dinero y

40
recursos al exterior debilita la capacidad de los países para salir de su propia crisis,
que precisamente fue generada por su apertura.
Ahora bien, esta política de Clinton tenía su contrapartida en la militarización de su
política exterior. Si uno mira "con poca memoria" -y los medios de comunicación
favorecen que se enfoque sobre cada incidente, en vez de con perspectiva histórica-
hoy es Iraq, mañana Colombia, después los Balcanes, pero el cuadro en su conjunto
da una muestra de que usar el término de militarización no es hablar de forma
retórica, si no que es una expresión con base empírica. Primero tenemos la primera
guerra nuclear de baja intensidad. Como los compañeros del CSCA han mostrado, el
uso de armas radioactivas [de uranio empobrecido] en las guerras se ha normalizado.
Es una forma precisa de guerra nuclear, usando la radioactividad como medio para
aplastar al enemigo. Desde Hiroshima entramos en las guerras nucleares locales.
Después, ya con Clinton empiezan las guerras ofensivas en Europa y también la
guerra prolongada en Oriente Medio (30.000 acciones áereas sobre Iraq durante su
presidencia), extensión de la OTAN hacia los límites con Rusia y reclutamiento de los
países ex-soviéticos como cipayos o lo que llaman "asociados de la OTAN" los
académicos brillantes que siempre están hay para crear nuevos eufemismos...
asociados que están ahora bien entrenados, con manuales norteamericanos, para la
obediencia. Tercero, se multiplican las bases militares en América Latina (Ecuador,
Perú, El Salvador, Aruba). Tumbaron a Fujimori y a Montesinos porque andaban con
negocios de venta de armas clandestinas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC), pero toleran todo tipo de asesinatos, narcotráfico, terrorismo,
corrupción... hasta que Montesinos se mete, como Noriega, a hacer su propio negocio
de armas. Y ahora con el nuevo y respetable presidente [colombiano] tienen sus
agentes militares, sus mercenarios y la aprobación con democráticas ovaciones del
""Plan Colombia"". En Palestina, Clinton estaba dentro del propio gobierno de Israel: el
gran estafador de los bancos inversionistas, Marc Rich , un judío belga que tiene
invertidos en fundaciones israelíes 200 millones de dólares e hizo servicio con el
Mosad (servicios secreto de Israel), que renunció a su ciudadanía norteamericana para
vivir en Suiza y comprar la española, consigue su indulto con el apoyo de Barak y la
ayuda del rey de España. Clinton ha mantenido una política de apoyo incondicional a
Israel en la represión de los palestinos y, más aún, ha apoyado la política de
[establecimiento] de bantustanes o pequeños enclaves autogobernados en los
Territorios [de Gaza y Cisjordania] por la Autoridad Palestina.
En pocas palabras, podemos decir que Clinton extendió la influencia política y militar
de EEUU pero sobre débiles fundamentos de la estructura económica: una expansión
de la economía de papel sobre la economía productiva, flujos externos y déficits
enormes en las cuentas externas, mercados externos fuertes y una falta de ahorro
interno. La capacidad de EEUU para intervenir, para corregir los excesos, queda así
muy debilitada y, con ello, la economía real para favorecer la especulativa de Wall
Street. Y asociado a ello, se da una sobre-extensión del Imperio, debilitando su
capacidad de intervenir en lugares estratégicos -EEEUU interviene en Somalia,
Albania, Kosovo, Afganistán, ...- deteriorándose además los lazos con los regímenes
conservadores árabes y las relaciones con los mercados de América Latina
-admitiendo la presencia de España en algunos de los enclaves más lucrativos.
El desafío de Bush, entonces, es cómo continuar la política neoliberal de Clinton, con
los recortes presupuestarios, la política de privatización. En este sentido, Bush
propone extender la privatización de la educación a partir de programas de [palabra
desconocida], es decir, dar dinero a los padres para que ellos escojan entre la escuela
privada o la pública para sus hijos. Bus propone también aumentar el papel de las
organizaciones religiosas para subvencionar la miseria y la pobreza, volviendo a la
caridad eclesiástica del siglo XVII, concediéndose menos importancia al conjunto de
problemas de las minorías. Utilizar el exceso de presupuesto para concentrar el
ingreso arriba: tenemos en EEUU las desigualdades más grandes de todos los países
industrializados y semiindustrializados. Cuando veáis a los políticos sonrientes con el

41
dedo índice extendido para indicar que son el Number One, sabed que están hablando
de el número uno en deficiencias de sistema sanitario en todo el mundo.
El primer cambio de Bush respecto a Clinton será el fortalecimiento de la política
imperial de EEUU, seleccionado objetivos estratégicos y actuando unilateralmente, sin
tomar en cuenta a sus aliados. Y [responsables de la nueva Administración] ya han
indicado cuáles van a ser la características [de este nuevo enfoque exterior]. EEUU va
a dar prioridad a América Latina, principalmente a Méjico (que Bush ya visitó calzado
con botas de cowboy), Brasil, Argentina, Colombia y Venezuela. EEUU va a dar menos
importancia a las regiones marginales, a los matones albaneses del ELK, ya que
realmente no les interesa Kosovo, y además [aquéllos] están creando problemas con
otros clientes, como Macedonia o al nuevo cipayo de Serbia [el presidente Kosturika]
(poco a poco van a desvelar que los albaneses son terroristas y mostrar a los miles de
serbios que viven en la extrema pobreza: para EEUU ya pasó la época de los albaneses
y es la hora de abrirse a las penas de los serbios). EEUU va a cerrar algunos bases
militares y aumentar el presupuesto de guerra tecnológica con misiles
intercontinentales unilateralmente. También va a cambiar la relación con Europa:
EEUU seguirá ejerciendo el mando a través de la OTAN, pero Washington quiere
descentralizar las intervenciones militares, es decir, que los ejércitos europeos lleven a
cabo las tareas de intervención bajo las órdenes de la OTAN. Cuentan para ello con
Tony Blair y su discurso de que es posible combinar la Alianza con la iniciativa militar
europea de despliegue rápido... siempre que la dirección sea estadounidense. EEUU
va actuar como poder absolutista, rechazando pactos sobre [el desarrollo del sistema]
antimisiles [Guerra de las Galaxias] con Rusia o acuerdos medioambientales
(Protocolo de Kyoto) con Europa. En suma, EEUU va a relanzar la Guerra Fría con
Rusia, China y Corea del Norte.
Ahora bien, el problema de Bush (y él mismo así lo reconoce) es que estamos entrando
en una recesión, cada día, cada semana más profunda. Se agota la burbuja
especulativa de Clinton y esto tiene implicaciones sobre la capacidad y el alcance de la
política exterior. El paro crece, y frente a las bancarrotas económicas que se
multiplican sólo tiene un instrumento: bajar las tasas de interés y los impuestos,
siempre con la teoría de que cuanto más concentramos la riqueza arriba, más
posibilidades tenemos de estimular la inversión. Pero, ¿cómo van a invertir [las
empresas] cuando el mercado cada vez es más pequeño? Y, sobre todo, cuando los
instrumentos keynesianos ya no existen y están prohibidos por los parámetros no sólo
de la ideología neoliberal sino por los propios intereses económicos que maneja la
política económica.
En otras palabras: ¿cuál es la alternativa de Bush? No puede mirar hacia atrás e
intentar un Estado intervencionista para estimular la economía. Está realizando una
intensificación de la campaña de desregularización de la economía y la primera
víctima es el medioambiente, con la insólita extensión de la explotación de petróleo a
los lugares, hasta ahora vírgenes, del norte de Alaska (el encuentro con Fox en Méjico
tuvo como principal objetivo abrir el sector público petrolero mejicano a la penetración
norteamericana).
La política externa se resumirá en la extensión del libre comercio a toda América
Latina a fin de consolidar este mercado frente a la competencia europea y
principalmente de España y Alemania, que tienen ya demasiado espacio. Esta es una
gran prioridad, tanto en el campo manufacturero como en el petróleo.
La segunda prioridad en política exterior es consolidar las relaciones económicas que
EEUU tiene en Europa y en los países árabes respecto al comercio de petróleo.
La tercera prioridad es lanzar el "Plan Colombia" en el triángulo estratégico de
América Latina de Ecuador, Venezuela y Colombia.[Estos tres países] producen
petróleo, y el área es por ello muy importante geopolíticamente como fuente de reserva
energética alternativa frente a la inestabilidad de Oriente Medio. El "Plan Colombia"
cuenta ya con 500 oficiales ya activos, 200 mercenarios manejando helicópteros ya en
combate, que son ex-oficiales de las fuerzas especiales que ahora trabajan para

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empresas privadas. Y es que de hecho, el "Plan Colombia" supone la privatización de
la guerra, lo cual tiene sus ventajas. Para empezar un mercenario extranjero muerto
no cuenta igual que los soldados de las tropas oficiales norteamericanas.
En Venezuela EEUU utiliza sectores reaccionarios de la iglesia y el mundo empresarial
para estimular la oposición militar contra Chávez. No hay duda de que en la política
de Bush está ya decidida una guerra prolongada y oculta destinada a deponer a
Chávez. Algunos sectores del gobierno norteamericano querrían hacer un
enfrentamiento precipitado y abierto contra Chávez, pero el nuevo subsecretario de
Exteriores -antiguo embajador de Venezuela- ha recomendado trabajar de forma
paulatina, ganando posiciones, acumulando fuerzas y estimulando distensiones, para
derrocarlo "cuando las condiciones políticas sean más favorables", es decir, "cuando
podamos movilizar sectores sociales desencantados con la lentitud del régimen
venezolano para realizar su programa social". Ecuador ya tiene bases militares
norteamericanas, y una gran financiación pendiente, con una economía
completamente dolarizada (dicen algunos indiscretos que el presidente [ecuatoriano]
tiene un tatuaje con el signo del dólar sobre una nalga, para recordar a su esposa
quién es su primer dueño: Washington).
Pero la amenaza de Colombia no es, en primera instancia económica, aunque en el
país sí haya petróleo (la petrolera BP tiene importantes explotaciones) y pueda
potencialmente producir tanto crudo como Venezuela: el problema es que en Colombia
está el más grande desafío al neoliberalismo en toda América Latina y el Tercer
Mundo, las FARC. Las FARC representan actualmente a la mitad del país en lucha.
Influye en el 50% de los municipios, con 20.000 soldados revolucionarios, pero lo más
importante es que estos peces armados nadan en un mar de millones de campesinos
descontentos que les apoyan. La prensa burguesa reitera que los pobres campesinos
están entre el fuego cruzado de paramilitares y guerrilleros. Esto es falso. ¿Cómo se
puede construir de 14 personas en 1964 un ejército de 20.000 personas armadas en
2000? Son los hijos e hijas de los campesinos en un 70% (según me comunicaron las
propias FARC). Eso significa un desafío, porque Washington no puede tolerar ningún
ejemplo de lucha exitosa prolongada que muestra a toda América Latina que "sí, se
puede crecer, se puede ganar, se puede acumular fuerzas, nosotros lo hicimos". Y esto
es intolerable. Ni en un país tan pobre como Haití, cuando el reformista Arístide ganó
las últimas elecciones con un 90% de votos, EEUU le reconoció como presidente
porque, como explícitamente se explicó entonces, aquél no quería privatizar la poca
industria pública que le queda al país. Esta obsesión por no permitir ni el más mínimo
ejemplo, muestra cuan grande es el problema que se plantea en Colombia, un país de
40 millones de habitantes, con gran extensión y fronterizo con Brasil, Ecuador, Perú y
Venezuela.
El objetivo es, ciertamente, destruir la guerrilla, pero aceptando las negociaciones de
paz como táctica. Ahora el presidente Pastrana al abrazar a los líderes guerrilleros
gana tiempo mientras prepara batallones que asedian el territorio desmilitarizado para
un posterior enfrentamiento de gran magnitud que, tarde o temprano, ha de
desencadenar. Pero en ésta guerra las dos partes están casi igualadas. Políticamente
las FARC tienen más fuerza que un desprestigiado gobierno que tiene un apoyo del
20% del electorado. En las ciudades todos los afectados por el neoliberalismo
organizan numerosas huelgas generales; las marchas siguen a pesar de las masacres,
¡qué valentía frente a los asesinos del gobierno! Incluso el Departamento de Estado
dice que el ejército colombiano está implicado hasta el cuello con los paramilitares. El
gobierno EEUU tiene una doble moral, por un lado denuncia los ataques paramilitares
ante la prensa internacional pero por otra parte los financia y ampara.
En Venezuela EEUU mantiene una lucha para aislar a la FARC, su enemigo
estratégico. Quiere primeramente presionar a Chávez para que corte sus relaciones
con la guerrilla y cerrar sus fronteras. Pero también quiere debilitar su postura
nacionalista. Cuando Chávez viaja a Iraq está abriendo un camino para que todos los
demás países petroleros recuperen sus relaciones con Bagdad, en lo que es una gran

43
derrota diplomática de uno de los ejes de la política estadounidense en Oriente Medio
-más allá de las limitaciones internas políticas de Chávez-, junto con el hecho de que
Venezuela encabece la OPEP e impulse una nueva política petrolera. EEUU está
preparando la guerra propagandística: los medios no hablan del presidente elegido de
Venezuela, si no del "régimen del ex-golpista"; tratan la pobreza como si fuera una
creación de Chávez, y no la herencia de los gobiernos anteriores o la consecuencia del
imperialismo: es la política de atrición, es decir, de debilitamiento y desgaste primero
para provocar después una crisis de gobierno y forzar el cambio, en vez de la
confrontación militar.
En Ecuador hay poderosos movimientos populares que asediaron Quito hace pocas
semanas y forzaron al gobierno a retroceder sobre ciertas medidas liberales. Indígenas
y campesinos organizados bajaron de la montaña y cortaron las principales carreteras
del país, tomando numerosas ciudades del interior. Mientras tanto, el Frente
Patriótico -que unifica a la izquierda urbana- convocó a una huelga general conjunta
que paralizó el transporte y otros sectores. Temporalmente se llegó al acuerdo de
retirar las fuerzas hasta la aplicación de diez demandas básicas. Frente a ello,
Washington quiere controlar, a partir de la política económica, de la dolarización de la
economía, con el apoyo de sus bases militares en dl país, el movimiento indígena,
aislándolo y caracterizándolo como un simple movimiento indigenista para poder
debilitarlo y preparar el asalto directo: hay sectores empresariales de Ecuador, muy
vinculados a EEUU, que presionaban por una masacre generalizada, para que el
gobierno usase las armas contra las marchas. El enfrentamiento se está preparando,
por tanto.
Pero lo más importante de toda esta política, lo que más interesa a Bush en este
momento -más allá del "Plan Colombia"- es la política del libre comercio, esto es,
extender el neoliberalismo en América Latina con el apoyo de todos los gobiernos. El
problema es que mientras la recesión económica siga afectando a EEUU, Washington
no puede bajar sus barreras: se va a liberalizar el comercio hacia América Latina sin
la reciprocidad lógica; las cuotas [arancelarias] se van a bajar pero solo en una
dirección, de forma unilateral (es más, probablemente vayan a incrementarse las
cuotas sobre el acero brasileño, se vaya a limitar la importación de textiles
colombianos, etc... realizándose concesiones menores. EEUU quiere seguir
extendiendo la dolarización para crear un bloque efectivo contra su competidor en
Latinoamérica, la Unión Europea.
Mientras tanto, EEUU va a profundizar en la extracción de la riqueza para compensar
la debilidad interna. Washington insistirá en los pagos de las deudas externas, [lo cual
vaticina] más conflictos y más explotación en América Latina, no menos. EEUU va a
soltar la correa de los gobiernos socialdemócratas y democristianos de Europa para
que ellos mismos organicen sus intervenciones. EEUU pescará otro Solana, otro
Kouchner para hacer el trabajo que obedientemente realizan y además de forma muy
eficiente; buscará nuevas relaciones que Washington define como multilaterales pero
que en el fondo defienden tan solo los intereses norteamericanos. Cuando EEUU
quiera que Europa no intervenga en un lugar estratégico, como Iraq, Washington
tomará la iniciativa unilateral. Y esto lo reconoce abiertamente [la Administración
Bus]. Cuando el secretario [estadounidense] del Tesoro Público O'neil fue a la reunión
del G7 dijo que era un acto muy interesante e informativo..., pero que allí no se
resolvía nada, lo cual motivo que los representantes europeos se mostraron ofendidos
cuando tales declaraciones aparecieron en la prensa.
El tercer área de importancia es Oriente Medio. El vicepresidente Cheney era el alto
gerente de Haliburton, una multibillonaria empresa de construcción muy presente en
países como Arabia Saudí. Las petroleras tienen una excelente representación en el
gobierno de Bush, anticipada desde que éste era gobernador de Tejas. EEUU quiere
consolidar unas relaciones que empiezan a aflojar, sacando a flote la política de
Clinton [respecto a Iraq], que está hundiéndose. Van a hacer pequeñas concesiones,
modificar el embargo, etc. para mantener buenas relaciones con algunos regímenes

44
que son claves desde el punto de vista económico. EEUU quiere favorecer la
estabilidad de Jordania, Egipto, Yemen, Líbano, Túnez, Marruecos. E Israel seguirá
siendo importante, pero no tan central. No porque condenen los asesinatos que
comete Sharon, sino por el miedo de que el extremismo radical de Sharon cree
inestabilidad en su relación con los aliados árabes. El proyecto de Israel es la
expulsión masiva de los Palestinos de todos los territorios. Con Barak Israel construyó
más colonias que con todos los gobiernos anteriores. Sharon trae la aceleración de esa
expulsión, usando más fuerza. Los palestinos desplazados irán a los países vecinos,
dónde van a seguir siendo una bomba política, lo cual preocupa a EEUU.
Continuarán los ataques contra Iraq, mientras que se intenta seguir presionando a
Irán y Libia. [Con ambos países] no va a ver una normalización [de relaciones], pero
EEUU permitirá que las grandes empresas norteamericanas intervengan en estos
países a partir de intermediarios subsidiarios (de hecho, las petroleras
norteamericanas, asociadas al capital europeo, ya están operando en Libia).
Washington llevará en este sentido una política doble: criticando formalmente pero a
la vez reconociendo que Italia tiene ya empresas en Libia, mientras Francia y Japón
están firmando acuerdos con Irán. En este sentido hay que reconocer un retroceso
respecto al poder que EEUU tenía en el año 90 o 95, un proceso paulatino de deterioro
de su política diplomática de absoluta dominación.
Lo importante del gobierno de Bush será su acción unilateral. Washington no quiere
discutir, mucho menos compartir, poder con Europa. Es un gobierno que está
preparado para relanzar su Guerra Fría contra Rusia, China y Corea del Norte. Es, en
suma, un gobierno muy influido por el complejo militar-industrial.
Finalmente quiero hablar sobre cómo la crisis doméstica va a afectar a la política
externa. En primero lugar, el declive de la economía norteamericana va a golpear a
todas las economías abiertas y todas las estrategias de exportación. Los países que
mayormente han adoptado su modelo de crecimiento a partir de la exportación van a
verse muy afectados: Corea del Sur, China, Méjico y los países productores de
petróleo. Hasta el momento Europa occidental no va a verse tan gravemente afectada,
debido a que una parte importante de su comercio es interno, entre sus propios
países. Pero cuando la recesión profundice, la crisis se extenderá inevitablemente. El
constipado de EEUU es la neumonía de América Latina: van a bajar los precios y
perder mercados. Eso agudizará la crisis y la respuesta a la crisis. Así, frente a De La
Rua, en Argentina, se anuncia un cambio de gabinete que imponga el
ultralibremercado. Por otro lado las presiones van a favorecer el enfoque nacionalista:
si no podemos vender en el mercado externo, protejamos el mercado nacional para
sustituir importaciones, porque si no se puede vender, no se puede comprar, y por lo
tanto estaremos obligados a consumir producción interna. Debido a esas presiones
están creciendo oposiciones varias al neoliberalismo. El peligro está en los gobiernos
de centro-izquierda, presentes, por ejemplo, en el Foro de Porto Alegre. Ellos todavía
manejan economías social-liberales; hablan de aumentar las inversiones sobre la
pobreza, pero no tienen un proyecto alternativo, radical, nacionalista (ni hablar de
socialista). Me refiero a los Frentes Amplios -ni hablar ya del Sandinista en Nicaragua,
que está pactando con la ultraderecha del presidente Alemán.
La alternativa son los movimientos socio-políticos, como el de Brasil, donde están
todos los sectores más radicalizados del país, recuperando el socialismo como
proyecto. De no sumarse a unas de estas tendencias, los gobiernos de
centro-izquierda se van a caer entre las dos sillas: ni liberales ni de izquierdas. No hay
una Tercera Vía, ha fracasado y va virando cada vez más hacia el liberalismo. La
profundización de la crisis va a poner todo esto sobre la mesa y va a provocar un giro
hacia el nacionalismo, no como mero esquema ideológico sino como necesidad, igual
que pasó en los años 30, cuando cayeron las exportaciones y los gobiernos de América
Latina forzosamente estaban en esta onda.
Lo que puede pasar es que la crisis doméstica provoque aventuras externas como
distracción y también tendencias -que existen ya en ciertos sectores sindicales- contra

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la globalización desde la derecha proteccionista para fortalecer América. Frente a esta
realidad, debemos entender la cadena de las economías: no hay muros que separen la
crisis de EEUU de la crisis en Europa o Japón.
Estamos en la primera fase de un tránsito. Estamos acostumbrados a que la izquierda
juegue un papel como el del pastor mentiroso, al gritar "¡crisis!" tantas veces que al
final nada cambia. Pero ahora hay signos evidentes de la crisis y de sus efectos. Esa
es la gran oportunidad para la izquierda que tenga un proyecto. No se puede seguir
por la vía de la socialdemocracia. Cuando Jospin fue a la feria de agricultores no pudo
bajar del coche hasta que los guardaespaldas contuvieron a los agricultores. Millones
de consumidores en Europa se enfrentan a la agricultura y ganadería capitalistas con
infecciones, plagas, trangénicos, priones, ... deben ser a quienes busquemos para que
nos acompañen en la lucha.
Hay grandes oportunidades y peligros. La Administración Bush está influida por
sectores ultrabelicistas que buscan el enfrentamiento con China o Rusia, está
totalmente entregada a los sectores de capital extractivo. Pero la radicalización
derechista de la política norteamericana bajo Bush multiplicará también a sus
enemigos y su oposición a ella y, con ello, jugará a favor nuestro.

46
LA CUESTIÓN DEL BILINGÜISMO

JAMES PETRAS

La lucha por un cambio social progresista en Estados Unidos y en España gira


alrededor de reformas políticas, económicas y culturales. Existe en la actualidad un
reconocimiento cada vez mayor de que el cambio político y socioeconómico depende
cada vez más de la capacidad de los trabajadores para expresar sus demandas y
preocupaciones en el idioma en el que lo hacen con mayor facilidad. Es más, la
creación de una clase obrera capaz de expresarse y segura de sí misma se basa en la
recuperación de su Historia, de su contribución cultural, de la memoria colectiva de
sus líderes y movimientos que dieron lugar a la industria y a los servicios que hicieron
que la nación prosperase.
En Estados Unidos, la lucha de los trabajadores hispanos, asiáticos y afroamericanos
oprimidos se centra en cambios fundamentales de los programas educativos y
sociales. Los manuales de Historia se han escrito de nuevo en muchos sitios para
tener en cuenta la experiencia hispana, afroamericana y asiática. Con la misma
trascendencia, las guerras culturales han girado en torno a la cuestión del
bilingüismo, el derecho de los niños hispanos y asiáticos a recibir la enseñanza en su
idioma nativo, sea español o asiático, así como en inglés. La reacción de la derecha
angloamericana ha sido la de resistir y oponerse a toda concesión en favor del
reconocimiento de un cierto pluralismo y de la diversidad cultural, como forma de
retener el poder político y económico. El monolingüismo es el banderín de enganche
de la clase étnica dominante en importantes zonas en las que las poblaciones de
idiomas español y asiático son mayoritarias o están cerca de la mayoría (California,
Texas, la ciudad de Nueva York).
Una situación parecida se da en Cataluña, donde la clase étnica catalana dominante
está imponiendo un sistema monolingüista a la población de habla hispana, incluso
en las numerosas ciudades del cinturón de Barcelona en las que la aplastante
mayoría de la población y, sobre todo, los estudiantes son hispanohablantes. La
tiranía lingüística de la elite catalana se justifica mediante una retórica centralista de
la que Franco se habría sentido orgulloso: alusiones a un mítico pasado catalán, la
necesidad de una vigorosa nación unificada y, más discretamente, el sentimiento de
superioridad y arrogancia típico de todos los grupos étnicos que dominan los
principales bancos, las empresas y los puestos de gobierno.
Los monolingüistas, sea en Cataluña o en Estados Unidos, evocan la imagen de
«amenazas» a su integridad cultural y, en el colmo del absurdo, se presentan a sí
mismos como «oprimidos» por sus víctimas. Resulta curioso que, mientras los
movimientos populares de los grupos de habla hispana y asiática han conseguido
importantes avances hacia la educación bilingüe en Estados Unidos, ocurra al
contrario en Cataluña: el dogma monolingüista es cada vez más la práctica habitual.
Item más, si en Estados Unidos son los sindicatos de profesores progresistas, los
movimientos sociales de la izquierda liberal y las confederaciones sindicales los que
han asumido un papel abiertamente en defensa de los derechos al bilingüismo y a la
cultura de afro-americanos, asiáticos e hispanos, en Cataluña los progresistas
(incluidos sindicatos y partidos de izquierda) han respaldado las políticas
monolingüistas del autoritario régimen catalán.
Los Estados Unidos tiene graves problemas étnicos y raciales; en pocas palabras, la
sociedad está impregnada de racismo. Pero se admite, y las fuerzas sociopolíticas
están divididas y se enfrentan en torno a los temas en conflicto. En Cataluña se da
una asombrosa falta de conciencia sobre los derechos de la clase trabajadora de habla
hispana, en particular sobre su derecho a recibir enseñanza en su propia lengua. Las

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consecuencias son desastrosas. Estudiantes que se han criado hablando en un
determinado idioma en casa son obligados a estudiar en otro, lo que les hace padecer
una situación gravemente desventajosa. Tanto los mexicanos en California como los
murcianos y andaluces en Cataluña registran más altas tasas de abandono de los
estudios y de fracaso escolar que los estudiantes cuyo idioma nativo es el inglés o el
catalán. Quizá se trate precisamente de eso al imponer el monolingüismo: perpetuar
las posiciones de privilegio de la población anglo y catalano hablante en la sociedad
mientras se relega a «los otros» a puestos de baja categoría, peor pagados, porque les
faltan los requisitos de formación exigibles.
Lo absurdo de esta campaña para catalanizar Cataluña se me reveló hace pocos años,
cuando me pidieron que diera una conferencia en la joya de la educación superior en
Barcelona, la Universidad Pompeu Fabra. ¡El patrocinador me preguntó si la
pronunciaría en catalán o en inglés! «¿Por qué no en español?», pregunté yo. El
profesor respondió que eso era inaceptable. Así que hablé en inglés y me dí cuenta de
que menos de la mitad de la audiencia entendía la conferencia, aunque el 100%
entendía español. Más tarde pregunté a alguien de la jerarquía universitaria por qué
pensaba que el inglés era menos represivo que el español, dado que el imperialismo de
Estados Unidos enseñoreaba la OTAN y el imperio financiero de los bancos en Wall
Street y Londres. Su respuesta: «Hemos estado oprimidos por los españoles mientras
que las grandes empresas angloamericanas son socios nuestros en la modernización
de nuestra nación». Rambla abajo, ví «la opresión»: la reconstrucción del Barrio Chino
financiada con fondos del Estado, las nuevas, enormes y feas torres de acero y cristal
de Plaza Catalunya, los bloques de carísimos pisos nuevos en los alrededores del
estadio olímpico en los que viven los oprimidos catalanes.
Tomé luego el metro a Besós, en Hospitalet, donde los bares rebosaban a primera hora
de la tarde de jóvenes en paro que bebían cerveza y todo el mundo hablaba español.
¡Sí, señor! ¡Catalanes oprimidos! Igual que los anglos oprimidos de Beverly Hills o de la
parte este de Manhattan, que se quejan de la educación bilingüe. En Estados Unidos,
los educadores progresistas que respaldan la diversidad cultural y el bilingüismo han
tenido éxito en las grandes ciudades porque los gobiernos locales tienen poder para
decidir sobre política educativa. Es indispensable en Cataluña una mayor autonomía
municipal para que la mayoría hispanohablante que vive en los suburbios de
Barcelona pueda fomentar el bilingüismo en las escuelas. A fin de cuentas, si Pujol
puede justificar la autonomía y la autodeterminación catalanas dentro del Estado
español, ¿por qué la mayoría hispanohablante de las ciudades de Cataluña no ha de
poder exigir también autonomía y autodeterminación en materia lingüística? ¿No es
hora ya de que los progresistas catalanes dejen de imitar a la derecha
norteamericana?

James Petras es profesor de Etica Política de la Universidad de Binghamton (EEUU)

48
Los intelectuales de izquierda y su
desesperada búsqueda de respetabilidad

James Petras

Introducción
Cuando George Soros, uno de los más grandes y rapaces especuladores del mundo,
publicó un libro cuestionando algunos de los aspectos más destructivos del capital
especulativo, los intelectuales de izquierda se apresuraron a reproducir sus citas
como evidencia de que, efectivamente, "el capital global" era una amenaza para la
humanidad. La parte curiosa de este escenario es que Soros ganó publicidad gratis,
aumentó sus regalías, y adquirió estatura política e intelectual, mientras seguía
beneficiándose de las ganancias de sus fondos de especulación. Este no fue un caso
aislado: más temprano que tarde, los intelectuales de izquierda buscan fuentes
"respetables" para apoyar sus argumentos, citándolas como "impecables" o "sin
afinidades de izquierda", como si la investigación y la escuela de izquierda fueran
menos confiables o menos convincentes. La búsqueda de la izquierda por una
respetabilidad burguesa tiene profundas implicaciones en la discusión del problema
de la hegemonía burguesa sobre las clases populares y el crecimiento de una cultura
alternativa en lo político y lo intelectual.
Uno de los aspectos más impresionantes de la política contemporánea es la brecha
entre las condiciones, objetivamente a la baja, de la clase trabajadora y rural, y las
respuestas subjetivas, que son difusas, fragmentadas y frecuentemente están bajo la
tutela de partidos neoliberales. Este contraste es muy claro en el Tercer Mundo, pero
también está presente en los países capitalistas avanzados.
Mientras que las inequidades entre clases sociales, razas, género y regiones se han
incrementado, y los servicios para la clase trabajadora han sido tasajeados para lograr
impuestos más bajos y subsidios más altos para los ricos, la respuesta subjetiva ha
cambiado: las huelgas y protestas tienden a ser vistas como reacciones defensivas; los
movimientos agrarios no tienen aliados urbanos y la mayoría de los intelectuales
están disociados de las luchas populares o han aceptado premisas de la ideología
neoliberal, como que la globalización es inevitable e irreversible. En una palabra, la
"hegemonía burguesa" juega un rol vital para asegurar la estabilidad de un sistema
social altamente desigual y explotador.
La hegemonía burguesa es un producto de numerosos factores, incluyendo los medios
de comunicación y las instituciones culturales del Estado. Sin embargo, es también el
resultado del pensamiento y los métodos de trabajo de los intelectuales de izquierda,
que buscan legitimar su producción intelectual en el mundo burgués.
Hoy, muchos intelectuales de izquierda toman prestados, y han asimilado para su
análisis del mundo contemporáneo, los conceptos claves y el lenguaje de teóricos
burgueses y publicistas. Estos incluyen términos como "globalización", "capital
desestatizado", "la revolución de la información", el "ajuste estructural", la "flexibilidad
laboral", entre otros. Estos conceptos son parte integral del sistema imperial y la
ideología neoliberal -y se entienden en el contexto de un sistema de poder que busca
disfrazar y legitimar su dominio. Aún más, los intelectuales de izquierda evitan usar
conceptos más precisos que son mucho más útiles para identificar las configuraciones
contemporáneas del poder, como imperialismo en lugar de globalización; Estado
imperial en lugar de corporaciones desestatizadas; ascendencia del poder financiero
en lugar de la "revolución de la información"; explotación intensiva/extensiva en lugar
de flexibilidad laboral; reversión económica en lugar de reforma económica;
reconcentración y monopolización de la riqueza en lugar de ajuste estructural. El tema
de la mímica intelectual, en la que un lenguaje y conceptos amorfos y decepcionantes

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son adoptados por los intelectuales de izquierda contemporáneos, en lugar de un
lenguaje más preciso y vigoroso nos lleva a una pregunta: ¿por qué la izquierda cae
víctima, o mejor aún, sigue los pasos de la burguesía al trabajar para la construcción
del paradigma de la "globalización"?

El gran problema
Este ensayo busca argumentar que el hecho de que los intelectuales de izquierda
muevan el rabo a la burguesía en cuestiones del paradigma de la "globalización" es
parte de un problema mayor, fuertemente anclado en la subordinación a la cultura
burguesa; es decir, en el hecho de mirar hacia la cultura dominante como fuente de
veracidad, objetividad, prestigio y reconocimiento.
La subordinación de los intelectuales de izquierda a la cultura burguesa coexiste con
el desarrollo de una crítica parcial a las instituciones y cultura de los burgueses Los
intelectuales de izquierda que trabajan con el concepto del paradigma burgués de la
globalización están en búsqueda de respetabilidad y reconocimiento que no podrían
obtener si trabajaran con el concepto del paradigma imperialista.
La búsqueda de los intelectuales de izquierda por el prestigio, el reconocimiento, las
afiliaciones institucionales y la certificación de la burguesía, implica aceptar, de facto,
los valores que se asocian con este grupo. Esta aceptación de valores y prácticas juega
un papel importante en la perpetuación de la hegemonía burguesa, a pesar de la
retórica de protesta y contra hegemonía de los intelectuales. El hecho es que
estudiantes, trabajadores y en general las clases populares que siguen lo que los
intelectuales de izquierda dicen y hacen, y la identificación institucional y simbólica
de los reconocimientos que persiguen en sus carreras y su vida diaria, habla
elocuentemente de qué es lo que realmente valoran.
Un aspecto importante dentro del avance y reconocimiento de la carrera, así como en
el aseguramiento de una posición en una institución burguesa prestigiosa, tiene que
ver con jugar las reglas del juego en el trabajo intelectual. Siguiendo las reglas de este
juego, la izquierda intelectual legitima el llamado burgués a la legitimación y refuerza
su posición hegemónica.

Legitimando la hegemonía burguesa


Una de las principales reglas seguidas por los intelectuales de izquierda es citar
fuentes burguesas, incluso cuando hay fuentes de izquierda que pueden dar una
perspectiva crítica. El pseudo argumento que muchos intelectuales de izquierda
enarbolan es que, al citar fuentes burguesas sobre fuentes de izquierda, serán más
convincentes con el "público en general" o el mundo académico. Los intelectuales de
izquierda logran varias cosas procediendo de este modo. En primer lugar, refuerzan la
autoridad de los autores burgueses, poniéndolos como una fuente de verdad objetiva.
Segundo, refuerzan y perpetúan la invisibilidad de los investigadores de izquierda y de
su trabajo, pues no logran reconocer su contribución. Tercera, adquieren
respetabilidad y aceptabilidad, al compartir con sus colegas burgueses una literatura
común y un entendimiento común de "lo que es importante haber leído". Cuarto, el
citar críticas de notorios procapitalistas contra el capitalismo les permite rediseñar su
imagen y les da una futura plataforma para denunciar a la izquierda.
La respuesta de los intelectuales de izquierda al libro de George Soros es un ejemplo
perfecto. Soros tiene una bien ganada reputación como un especulador que ha ganado
millones de pesos mediante el pillaje de economías y la ruina de países enteros antes,
durante y después de la publicación de su libro. Jugó, y continúa jugando, un papel
de primera línea en el sabotaje de instituciones culturales y en la cooptación de
intelectuales, particularmente en países ex comunistas que han implantado el libre
mercado y han quedado devastados por ello. A pesar de estos antecedentes, los
intelectuales de izquierda se encontraron citando sus críticas a las actividades
especulativas y a los excesos capitalistas, como si él fuera una autoridad especial

50
sobre los estragos del capitalismo. En su desesperada búsqueda de reivindicación, los
intelectuales de izquierda citaron a Soros para apoyar sus críticas al neoliberalismo,
obviando el hecho de que incluso mientras el libro salía a las librerías, Soros hacía
millones mutilando las economías asiáticas. El aislamiento de los movimientos de
masas de los intelectuales de izquierda, y su postración frente al poder burgués es lo
que los lleva a buscar personalidades de derecha para justificar sus argumentos
frente a audiencias burguesas.
La relación de los intelectuales de izquierda con el Banco Mundial es otro ejemplo que
ilustra esta búsqueda de respetabilidad. El Banco Mundial publica anualmente un
apéndice estadístico que incluye datos sobre la pobreza en el mundo. Es frecuente que
los intelectuales de izquierda citen estos datos para defender sus argumentos, sin
examinar críticamente cómo se mide la pobreza y en que forma es subestimada. Los
intelectuales de izquierda consideran al Banco Mundial una autoridad intachable en
el tema de pobreza, precisamente porque es una institución con credenciales
derechistas y neoliberales. El hecho es que los datos del Banco Mundial no son
confiables y sus formas de medición de pobreza son totalmente inadecuadas. Su
"límite de pobreza" es un dólar al día, lo cual no permite vivir en ningún país del
mundo. Si los investigadores de izquierda hicieran un índice adecuado, doblarían o
triplicarían el número de pobres en el mundo. Sin embargo, al citar al Banco Mundial,
los intelectuales de izquierda apelan a sus colegas "conservadores", demostrando que
comparten las mismas fuentes. Al citar la autoridad del Banco Mundial, refuerzan su
imagen como una "fuente confiable de información". Las medidas del Banco Mundial
en el Tercer Mundo llegan al absurdo de que los porcentajes de población viviendo en
la pobreza en el sudeste de Asia están casi al mismo nivel que en los Estados Unidos y
Canadá. En lugar de reconocer que la ideología neoliberal del Banco Mundial moldea
los indicadores y medidores de pobreza, los muy listos intelectuales de izquierda
piensan que pueden separar uno de otro y salvarse a sí mismos de la ardua tarea de
construir sus propios medidores de pobreza y de hacer su propio trabajo de campo, o
peor aún, de citar los datos y estadísticas que otros investigadores y militantes de
izquierda han recopilado.
La Comisión Económica para América Latina (ECLA, por sus siglas en inglés*) es otra
fuente de datos y punto de referencia para los intelectuales de izquierda. Una vez más,
presentan a la ECLA como una fuente intachavble, sin ningún tinte izquierdoso,
-como si ser de izquierda fuera algo que contamina la información. Por ejemplo, los
intelectuales de izquierda usan frecuentemente los datos de ECLA sobre privatización
de empresas públicas (que es de hecho una parte clave de la agenda política de ECLA).
Pero una mirada cuidadosa a los documentos de la ECLA revela que rara vez discuten
la corrupción y las concertasesiones que siempre existen dentro de las privatizaciones.
ECLA siempre describe las transacciones como un proceso puramente económico, y
asegura que no se involucra en los aspectos políticos no cómo los políticos organizan
las privatizaciones, ni mucho menos en las consecuencias negativas que puedan tener
en el corto o largo plazo. En términos generales, la ECLA dice que las transacciones de
Estado deben ser transparentes, pero no enfrenta el hecho de que las privatizaciones
no lo son. La pregunta es ¿porqué la ECLA continúa promoviendo recetas de
privatización, cuando saben de primera mano que el proceso es corrupto y que
involucra la renuncia a de recursos necesarios a precios irrisorios? Conociendo la
desviación de la ECLA, ¿porqué los intelectuales de izquierda siguen citándola cuando
prominentes escritores y periodistas de izquierda han publicado discusiones más
completas y críticas? Al darle juego a Soros, al Banco Mundial y a ECLA, usando su
información, validando sus fuentes y tomando prestado su lenguaje, los intelectuales
de izquierda prolongan la hegemonía burguesa.

Personalidades burguesas prominentes


En su constante búsqueda de respetabilidad, los intelectuales de izquierda no sólo
miran hacia las instituciones burguesas para repetir sus argumentos, sino que

51
también buscan personalidades burguesas prominentes, con nombre y prestigio
dentro de los círculos burgueses, para promover causas populares. Frecuentemente,
al organizar un evento público, los intelectuales de izquierda ignorarán a los escritores
más consecuentes, los activistas o líderes de izquierda, para favorecer a algún
"progresista" actor, abogado, juez o escritor, que no tiene práctica o lucha en su
expediente, pero que ofrece algunas obviedades que no educan a nadie y no resuenan
entre la gente de acción.
Al promover a individuos con "status de celebridad" en los medios como una forma de
atraer publicidad y público curioso, los intelectuales de izquierda sacrifican el
contenido de sus reuniones. El costo político puede ser significativo: las reuniones
políticas se convierten en un espectáculo, un entretenimiento que no más bien
despolitiza en lugar de educar a la gente en la causa social y sus consecuencias. Más
aún, los intelectuales de izquierda frecuentemente tienen que ser quienes terminan
dando explicaciones sobre los "lapsus" de los burgueses prestigiosos -celebridades que
frecuentemente confunden la violencia popular por la defensa de la tierra y forma de
vida con la violencia predadora de los poderes imperiales.
"Por supuesto", dirán apologéticamente los intelectuales de izquierda, "él o ella no es
uno de los nuestros, pero vean cuánta gente vino, miren cuantos centímetros nos
dieron en la prensa burguesa, cuántos segundos en la televisión". En nombre de la
"mayor unidad", la izquierda crea una plataforma para discursos de celebridades
burguesas que frecuentemente deriva de críticas del sistema a la de una política, de
una política a otra, y de otra a la crítica de una personalidad equis, ofuscando el
sentido de la reunión. Aún peor, las celebridades burguesas presumidas como
progresistas por intelectuales de izquierda en un evento público, pueden al día
siguiente celebrar con altos dignatarios de un régimen regresivo... lo que desacredita a
la izquierda y siembra confusión entre la gente sobre la naturaleza de las políticas de
izquierda y cuáles son sus líderes y voceros.
Debido a que los intelectuales de izquierda están obsesionados con la aprobación de
los medios y la respetabilidad burguesa, prefieren buscar a burgueses notables que
tengan un oído sensible aunque esto sirva a sus intereses, en lugar de construir el
apoyo mediante organizaciones enraizadas.

La búsqueda de símbolos de prestigio burgués


Los intelectuales de izquierda mueren por el reconocimiento de sus colegas burgueses
y despreciarán la acción pública, denunciarán a colegas y adoptarán posturas serviles
para complacer a sus jueces superiores y conservadores, en la esperanza de asegurar
un símbolo de prestigio burgués. Estos símbolos son un boleto hacia la promoción y la
legitimación a los ojos de los intelectuales de izquierda con movilidad ascendente. Los
intelectuales consecuentes con compromisos hacia luchas populares no reciben
ningún reconocimiento de prestigio. Para los intelectuales de izquierda, ganar un
Premio Nobel, una beca Guggenheim o de la Fundación Ford es visto como la
culminación de una carrera exitosa. Certifica ante el poder académico de elite, que el
intelectual de izquierda puede ser honrado por abstenerse de cualquier lucha
antiimperalista o anticapitalista. Es comprensible que Jean Paul Sartre rechazara el
Premio Nobel. El empeño por conseguir premios y reconocimientos burgueses
presupone ciertos compromisos, y eso está sobreentendido tanto por las fundaciones
euroamericanas que los dan, como por los intelectuales que se los piden.
Pero los intelectuales de izquierda, cuando acuden a actos políticos, citan estos
mismos títulos y premios al presentar al "prestigioso" orador. La izquierda hace
reverencias ante los premios burgueses como evidencia de su propia integridad y
conocimiento. Al dar un lugar prominente a estos títulos, convencen a la audiencia de
que efectivamente la izquierda ha llegado a tener un cierto nivel intelectual. De hecho,
lo que la izquierda hace es legitimar los estándares y procesos de selección burgueses
que determinan el acceso a las recompensas. En pocas palabras, al cortejar los
premios burgueses , la izquierda refuerza la hegemonía burguesa.

52
El anhelo de respetabilidad burguesa también se encuentra en el lugar que se le da a
las identidades institucionales: los intelectuales de izquierda presumen de ser
graduados de Harvard, Yale, Princeton, Oxford, Cambridge, la Sorbona, como si estos
no fueran centros en donde se adoctrina a los estudiantes con doctrinas neoliberales y
proimperalistas, donde uno aprende a decir algo significativamente crítico sobre el
Imperio a pesar de los profesores y los seminarios. Y aún así, la identidad institucional
es subrayada por los intelectuales de izquierda al presentar a un orador o un escritor.
Esto es verdad también cuando se habla de funcionarios gubernamentales retirados a
quienes los intelectuales de izquierda les dan importancia. Uno no puede objetar que
los antiguos funcionarios de un gobierno pueden cambiar su forma de pensar y
convertirse en críticos del estado, pero el punto de convergencia con la izquierda
debería ser el hecho de que son ex funcionarios y no los dueños de antiguas
posiciones de "prestigio" en un régimen burgués.
Como hace mucho tiempo señaló Karl Marx, la hegemonía burguesa se renueva
constantemente, mediante el reclutamiento de individuos talentosos que provienen de
clases populares. Esto se hace frecuentemente dando becas a estudiantes pobres pero
brillantes, que van a universidades "de prestigio" donde son "reeducados" y
entrenados para servir a las clases dominantes. La izquierda debe leer y escuchar lo
que dicen los intelectuales a pesar de sus prestigiosas credenciales institucionales, no
debido a ellas.
Adicionalmente a los premios y las identidades institucionales, los intelectuales de
izquierda están en búsqueda perpetua de patrocinadores burgueses para sus eventos:
personalidades, instituciones, funcionarios. La idea es que entre más burgués es un
patrocinador, mayor serán la respetabilidad, legitimidad y audiencia. De hecho, esto
lleva a una mayor visibilidad y legitimidad de las instituciones burguesas del poder,
mientras que las instituciones más marginales o radicalizadas se hacen invisibles.

Como aseguran su carrera los intelectuales de izquierda


Ser una persona de izquierda activa y crítica tiene un costo político que no es menor
cuando se persigue una carrera académica. Aún así, muchos intelectuales han
seguido senderos que los han llevado a una carrera exitosa dentro de instituciones
burguesas, y han logrado retener una pequeña parcela de credenciales de izquierda.
Podemos identificar al menos cuatro estrategias de carrera para los respetables y
móviles intelectuales de izquierda. La primera estrategia puede describirse como el
enfoque de "congelamiento", en donde los intelectuales de izquierda mantienen un
perfil bajo durante años, haciendo investigación más o menos convencional, mientras
aseguran una posición dentro de la institución y consolidan su carrera, mientras
esperan el día de "volverse" radicales. El problema es, por supuesto, que la mayoría de
los "criptoizquierdistas" es que en el tiempo de adaptación a las exigencias de sus
carreras exitosas, eventualmente terminan creyendo lo que están haciendo y nunca se
"vuelven": se convierten en lo que hacen. Para la minoría que se "convierte" el pastel
queda entero: tienen una identidad prestigiosa en el mundo burgués y el aplauso de la
izquierda, particularmente porque le añaden a su retórica radical el mérito, según la
izquierda, de un título prestigioso.
La segunda estrategia para asegurar una carrera dentro de una universidad de
prestigio es combinar la investigación convencional y pregonar, entre los tiempos de
trabajo y las pláticas de pasillo, charla radical. Ser de izquierda como si fuera un
"apostolado" es particularmente atractivo para los guardianes burgueses de la
academia, porque esto no afecta la investigación científica y no cuestiona el rol del
sistema educativo para reproducir líderes de elite o entrenar trabajadores
conformistas. Esta izquierda puede describirse como la "izquierda de coctel" -que en
escenarios privados puede ventilar sus inconsecuentes puntos de visa mientras
trabaja para escalar la escalera académica.
La tercera estrategia para el éxito de la izquierda dentro de la academia yace en el
tiempo y esfuerzo desproporcionados que se dedica al trabajo académico convencional,

53
en comparación con los escasos esfuerzos que se dedican a movimientos populares.
En esta estrategia, el intelectual de izquierda dedica meses y años para preparar
documentos y publicaciones para consumo académico, mientras que improvisa
conferencias con material anecdótico para sus audiencias radicales/populares,
reciclándose frecuentemente o repitiendo la misma plática del año anterior. En
algunos casos, los intelectuales de izquierda, a pesar de contar con fondos
sustanciosos para su trabajo, simplemente dan reminiscencias de un pasado radical;
la nostalgia se convierte en el substituto de un análisis serio. Estas reminiscencias no
requieren ningún análisis que pueda llevar a compararlas con luchas actuales, son
pura improvisación y anécdotas de la clase más superficial e impresionista.
Finalmente, están los académicos de izquierda que investigan y dirigen becas como
académicos "desinteresados", lejos de las luchas, movimientos y compromisos
políticos. Escriben sobre la clase trabajadora sin ninguna perspectiva política. Es
probable que den información útil si alguien más puede elaborar un cuadro político e
intelectual que sirva para unir esa información a eventos políticos contemporáneos.
Esta estrategia de éxito académico tiene algo de mérito y utilidad si es que hay otros
intelectuales o activistas que han realizado el riesgoso trabajo político de construir un
movimiento; de otra forma, sólo sirve para extender el currículum vitae. Este tipo
específico de académico de izquierda es particularmente abundante en Estados
Unidos, donde hay conferencias anuales que imitan las reuniones profesionales, en
las que los académicos hablan sólo entre ellos o, en otras palabras, se divorcian de los
movimientos populares. Este divorcio ha garantizado que muchos izquierdistas
aseguren sillas altas y bien remuneradas en universidades de prestigio.
Las consecuencias de estas prácticas de los intelectuales de izquierda han sido,
primero, el reforzamiento del prestigio y la legitimidad de las instituciones, ideas y
personalidades burguesas, mientras que los análisis y las posiciones de activistas de
izquierda se hacen invisibles, perpetuando una especie de complejo de inferioridad y
marginalidad de la izquierda.
Segundo, debido a que los académicos de izquierda sirven como modelos para la
generación de futuros académicos, su comportamiento propicia el arribismo. La
práctica de este arribismo perpetua el mito, sobre todo en el Tercer Mundo, de que el
"verdadero conocimiento" está en el extranjero, en las escuelas con prestigio de marca
y que los intelectuales locales nacionales son de calidad inferior y, ciertamente, no son
modelos a seguir.
Tercero, por razones de su propia agenda y condición, los intelectuales de izquierda de
instituciones de prestigio, ignoran y reafirman las distorsiones ideológicas, las
mistificaciones y los marcos teóricos y conceptuales erróneos que se enseñan en los
centros prestigiosos de educación superior. La desviación ideológica que es empacada
en estas instituciones es obviada por intelectuales de izquierda que rara vez cambian
el trabajo de sus colegas, mucho menos el curriculum, pues saben que serían
castigados. En todo caso, si alguna vez verbalizan algún tipo de inconformidad, es su
presencia en las instituciones y su proceso de acceso lo que alimenta las ambiciones
de nuevas generaciones.
Lo más asombroso sobre los intelectuales de izquierda en universidades de prestigio y
los que buscan entrar a ellas, es cómo suspenden sus críticas a los patrocinadores,
fundaciones y personalidades burguesas que financian las grandes agendas de
investigación para perpetuar y extender el poder imperial. Al suspender sus críticas,
los intelectuales de izquierda aumentan sus posibilidades de aparecer en diarios de
prestigio, conferencias internacionales y posiciones lucrativas dentro de la academia.
Aseguran reconocimiento académico y su promoción a puestos honorarios que
requieren hacer buenas relaciones con los guardianes de la academia burguesa. Los
intelectuales de izquierda tienden a ser muy colegiados, incluso con sus colegas que
apoyan las guerras imperialistas y diseñan programas neoliberales que están
devastando el Tercer Mundo.

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Intelectuales contemporáneos
Hay una gran variedad de "estilos de vida" para ser un intelectual de izquierda hoy en
día, frente al poder y la riqueza del Imperio Euroamericano.
-Intelectuales en alquiler Este es el tipo de intelectual que hoy vaga por el espectro
político ofreciendo sus servicios a una variedad de patrones. Un reconocido intelectual
francés denunció las huelgas de empleados en 1995, fue al encuentro internacional
zapatista en el verano de 1996 y después voló para encontrarse y halagar al
presidente derechista de Uruguay. Estos intelectuales son para todos lugares y
precios. Su postura pública tiene sus motivaciones con la necesidad de
reconocimiento y publicidad de cualquier bando, pero también con firmes principios
intelectuales: no están "vendidos" a la derecha, están rentados e incluso están
disponibles para la izquierda en ciertas ocasiones.

-Intelectuales de casa
Son aquellos cuyo universo son otros intelectuales o incluso su "reflexión interna".
Estos intercambios incestuosos son particularmente abundantes entre los
posmodernistas que discuten cuántas identidades podrán soportar. Tienen su propio
lenguaje exótico, que solo comprenden los iniciados, y su trabajo se concentra en gran
parte en descifrar textos y lenguaje divorciados del mundo objetivo.

-Intelectuales en angustia perpetua


Ha e intelectuales que están en angustia perpetua, que planean sobre los problemas
socioeconómicos ("neoliberalismo" y "globalización") y nunca pasan del lugar común
"debemos encontrar una alternativa". Ignoran las luchas diarias que buscan crear
alternativas; le temen al problema (imperialismo) y le temen a la solución
(transformación).

-Los pesimistas
Otra pose intelectual común es la del izquierdista que se baña en derrotas históricas y
encuentra en ellas un pretexto en la medida en que hacen incierto un nuevo y
pragmático acomodo con el status quo. Al dramatizar las pérdidas políticas, como
batallas profundas e irreversibles, evitan reconocer las nuevas luchas revolucionarias
que emergen en el Tercer Mundo, los movimientos sociales que se oponen a la OMC
en el Este, a los movimientos de granjeros militantes y trabajadores del transporte, el
rechazo masivo de consumidores y productores hacia los patrocinadores corporativos
de las comidas y semillas genéticamente alteradas, etcétera. El pathos pesimista se
convierte ya sea en una coartada para la inacción y el desentendimiento , o en un
billete de ida hacia las políticas liberales, que son percibidas como lo único que hay
disponible.

-Intelectuales irreverentes
En agudo contraste con las posturas antes mencionadas, existe el intelectual
irreverente hacia los protocolos académicos, que no se impresiona con los títulos y
premios, y que incluso, son respetuosos ante los militantes que están en las líneas de
combate anticapitalistas o antiimperialista. Son constantes y productivos en su
trabajo intelectual, que está motivado en gran medida por las grandes cuestiones que
enfrentan las luchas sociales. Son irónicos y antihéroes, cuyo trabajo es respetado por
la gente que trabaja para la transformación social básica. Son objetivamente
partidarios y partidariamente objetivos. Los intelectuales irreverentes escuchan y
discuten con los pesimistas y otros intelectuales, a pesar de sus títulos y
pretensiones, para ver si dicen algo que valga la pena.
Para el intelectual irreverente y comprometido, el prestigio y el reconocimiento derivan
de los activistas y los movimientos intelectuales que están involucrados con luchas

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populares. Trabajan con estos intelectuales y activistas. Conducen investigación que
busca fuentes originales de información; crean sus propios indicadores y conceptos,
por ejemplo, para identificar la verdadera profundidad de la pobreza, la explotación y
la exclusión. Reconocen que los premios y condecoraciones son parte de un sistema
que sostiene la hegemonía burguesa y que hay unos cuantos intelectuales en
universidades de prestigio que están claramente comprometidos con luchas
populares. Estas excepciones, dicen, deben ser notadas, aunque reconociendo que
muchos sucumben al espejismo de la certificación burguesa durante el ascenso por la
escalera. Los intelectuales irreverentes admiran a Jean Paul Sartre, quien rechazó un
Premio Nobel en medio de la Guerra de Vietnam. Y sobre todo, los intelectuales
irreverentes luchan contra la hegemonía burguesa junto con la izquierda, integrando
su pensamiento y enseñanza, evitando dividir lealtades.
En pocas palabras, los intelectuales irreverentes trabajan en la formación de una
cultura contra hegemónica.

Conclusión
Mientras que buena parte de la investigación alrededor del tema de la hegemonía
burguesa se ha realizado mediante el examen de instituciones, los medios, centros
educativos y propaganda de Estado, se ha puesto poca atención a cómo, dentro de la
izquierda, los signos y símbolos de esta hegemonía son transmitidos, en forma
putativa, por los intelectuales de izquierda. Los intelectuales son un grupo
importante, particularmente para dar forma a la subjetividad de los estudiantes y, en
ciertos contextos, de las clases populares. En la medida en que son visibles y tienen
acceso a los medios, representan otro canal a través del cual se forma la subjetividad
o conciencia política. Sus valores, carrera, opciones educativas y sus ambiciones
juegan un rol al momento de dar forma a "modelos de comportamiento" y de transmitir
mensajes que tienen un impacto en grupos estratégicos que se convertirán en líderes
de opinión. El grado en que los intelectuales han absorbido metas burguesas e
interiorizado el sistema burgués de prestigio, se convierten a su vez en un mecanismo
que prolonga y profundiza la hegemonía burguesa, especialmente dentro de la
izquierda.
El problema de la subjetividad es clave hoy en día. Hay cada vez más desinterés
popular a lo largo del Tercer Mundo e incluso en países imperialistas. La clave del
cambio está en ligar estos descontentos con movimientos de transformación social.
Esto requiere teorías revolucionarias, conceptos críticos e intelectuales comprometidos
que den una doble lucha, una contra los poderes burgueses y la segunda contra el
doble discurso de los intelectuales de izquierda.

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La geopolitica del Plan Colombia

Por James Petras

Introducción
Para poder comprender el Plan Colombia correctamente, debemos ubicarlo en su
perspectiva histórica tanto en relación con Colombia como con los últimos conflictos
de América Central. El Plan Colombia es al mismo tiempo una política "nueva" y la
continuación de la pasada intervención de los Estados Unidos en Colombia.
A principios de los años 60 con el gobierno de Kennedy, Washington lanzó su
programa de contrainsurgencia, entrenando a fuerzas especiales diseñadas para
atacar a los "enemigos internos". El objetivo era la autodefensa de las comunidades
colombianas, particularmente Marquetalia. Posteriormente el Pentágono continuó su
presencia en Colombia con mayor o menor intensidad. Por lo tanto, el Plan Colombia
es la extensión y la profundización de la guerra interna de Kennedy ahora realizada
por Clinton. La diferencia entre la versión antigua de la doctrina de guerra interna y la
actual se encuentra en las justificaciones ideológicas de la intervención
norteamericana, en la escala y el alcance de su participación y en el contexto regional
de la intervención.
Bajo Kennedy la contrainsurgencia se basaba en la amenaza del comunismo
internacional y hoy la justificación se encuentra en la amenaza de la droga. En ambas
instancias existe una negación total de la base histórica y sociológica del conflicto.
La segunda diferencia fundamental entre el Plan Colombia de Clinton y el programa
de contrainsurgencia de Kennedy es la escala y el ámbito de la intervención. El Plan
Colombia es un programa de miles de millones de dólares a largo plazo que incluye el
envío de armamento moderno a gran escala. En cambio, la agenda de contra
insurgencia de Kennedy era mucho más pequeña. La diferencia en la escala de la
operación militar no se debe a diferencias estratégicas o políticas; la causa se
encuentra en el diferente contexto político de Colombia y el mundo: en los años 60 las
guerrillas eran grupos pequeños y aislados, hoy son un ejercito formidable que opera
a escala nacional. En ese momento Kennedy se concentraba militarmente en
Indochina, mientras que hoy Washington se encuentra con las manos relativamente
libres. El Plan Colombia es entonces la continuación y el aumento de la política militar
de los EEUU basada en objetivos estratégicos similares adaptados a la nueva realidad
mundial.
El segundo factor histórico que debe tomarse en cuenta al discutir el Plan Colombia se
refiere a los conflictos regionales recientes como la intervención norteamericana en
América Central. El Plan Colombia está muy influenciado por la exitosa reafirmación
de la hegemonía de Washington en América Central, como continuación de los
llamados "acuerdos de paz". El éxito de Washington en América Central se ha basado
en el uso del terrorismo de estado, el desplazamiento masivo de la población, los
gastos militares a gran escala y a largo plazo, en los asesores militares y la oferta de
un arreglo político que implica la reincorporación de los comandantes guerrilleros a la
política electoral. El Plan Colombia de Washington se basa en el éxito obtenido en
América Central y su creencia en que puede obtener el mismo resultado en Colombia.
Washington cree que puede repetir la formula de terror por paz de América Central
con el Plan Colombia en el país andino.
A continuación realizaré un análisis de los intereses geopolíticos y las preocupaciones
ideológicas que guían al Plan Colombia, las consecuencias de la escalada militar de
EE.UU y una critica del diagnostico equivocado que realiza sobre la "cuestión
colombiana". El informe concluirá con un debate sobre algunas de las consecuencias
adversas imprevistas en las que Washington puede caer en la consecución de su

57
política militar en Colombia.

El Plan Colombia y el Triángulo Radical


El Plan Colombia es descrito por sus críticos básicamente como la política creada y
promovida por EEUU para eliminar militarmente a las fuerzas de la guerrilla de
Colombia, reprimiendo a las comunidades campesinas que la apoyan. Los políticos
norteamericanos describen al Plan Colombia como un esfuerzo para erradicar la
producción y el comercio de drogas que se encuentran en las zonas controladas por la
guerrilla. En vista de que a la guerrilla se la asocia con las regiones productoras de
coca, se desarrolla esta línea de argumento, mandando Washington a sus equipos de
asesores militares para destruir lo que ellos llaman las "narco guerrillas."
Recientemente y en particular con el éxito político y militar de los dos principales
movimientos guerrilleros – las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y
el Ejercito de Liberación Nacional (ELN), Washington admite cada vez más el hecho de
que esta guerra se dirige contra lo que ahora se llama la insurgencia guerrillera.
Mientras que los activos económicos son sustanciales en Colombia, tanto para
Washington como para la oligarquía gobernante en Bogotá, el asunto más grande y
más importante del crecimiento rápido y masivo de la intervención militar de US en
Colombia es geopolítico.
Los estrategas de Washington están preocupados con varios temas geopolíticos claves
que podrían afectar adversamente al poder imperial de EEUU en la región y aledaños.
El asunto de la insurgencia colombiana es parte de una matriz geopolítica que está en
camino de cuestionar y modificar la hegemonía norteamericana en el norte de Sud
América y en la zona del Canal de Panamá. En segundo lugar, el factor de la
producción, suministro y precio del petróleo se enlaza con este cuestionamiento en la
región y alrededores (en la OPEC, México, etc.). En tercer lugar, el foco de los
conflictos con el imperio se encuentra en Colombia, Venezuela y Ecuador (el triángulo
radical) pero también existe un creciente descontento izquierdista y nacionalista en
países vecinos claves, especialmente en Brasil y Perú. En cuarto lugar, el ejemplo de
la exitosa resistencia de los países del triángulo radical ya está resonando en países
más al sur - Paraguay, Bolivia, sobre la base de luchas políticas triunfantes realizadas
por los movimientos de indigenas-campesinos en las zonas montañosas ecuatorianas
o por las "apelaciones Bolivarianas" del Presidente Chaves de Venezuela y a la siempre
presente conciencia nacional populista de Argentina. En quinto lugar, la fuerza del
triángulo radical y en particular la diplomacia del petróleo y la política de
independencia del Presidente Chaves ha echado por tierra la estrategia
norteamericana de aislar a la revolución cubana e integrar a Cuba en la economía
regional. Más aun, los beneficiosos acuerdos con el petróleo (comercio a precios
subsidiados) ha fortalecido la decisión de los regímenes centroamericanos y caribeños
de resistir los esfuerzos de Washington para convertir al Caribe en un lago exclusivo
de los norteamericanos.
Mientras que las guerrillas y los movimientos populares representan un serio reto
político y social para la supremacía norteamericana en la región, Venezuela
representa un reto diplomático, económico y político en la cuenca del Caribe y
alrededores, mediante su liderazgo en la OPEC y con su política externa no alineada.
En términos más generales, el triángulo radical puede contribuir a minar la mística de
la hegemonía invencible de los EEUU y la idea de que la ideología del libre mercado es
inevitable.
En términos más específicos el conflicto entre el triángulo radical y el poder imperial
norteamericano centra la atención en el hecho de que mucho de lo que se describe
como "globalización" se apoya en los cimientos de las relaciones sociales de
producción y el equilibrio de las fuerzas de clase en el estado-nación. El
reconocimiento de este hecho tiene una importancia especial en el conflicto
EE.UU-FARC en Colombia. La hipótesis aquí es que sin una sólida base social, política
y militar dentro del estado-nación, la empresa imperial y las redes globales que la

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acompañan están en peligro. En consecuencia es necesario observar más de cerca la
naturaleza de esta guerra de representación en Colombia en la que Washington
mediante su régimen clientelar intenta destruir a las guerrillas y diezmar y
desmoralizar a sus simpatizantes con el objeto de restaurar los cimientos locales del
poder imperial.

La Geografía del Desafío a Washington


En los años 60 y 70 el desafío al poder imperial de EEUU se encontraba en el Cono
Sur de América Latina - es decir, Chile, Argentina, Uruguay y Bolivia. Washington
respondió respaldando a los golpes militares y el terrorismo de estado para derribar
gobiernos y aterrorizar a la oposición popular y lograr su sometimiento. Durante los
años 80, América Central se convirtió en la pieza central del desafío revolucionario al
poder imperial norteamericano. La revolución nicaragüense, los movimientos de la
guerrilla popular en El Salvador y Guatemala representaron un reto serio para los
regímenes clientelares norteamericanos y los intereses geopolíticos y económicos.
Washington militarizó la región invirtiendo miles de millones en armas, financiando
un ejercito mercenario en Nicaragua y la actividad militar terrorista de estado en El
Salvador y Guatemala. La guerra de desgaste realizada por Washington finalmente
impuso varios acuerdos de paz que restauraron los regímenes clientelares y la
hegemonía de EEUU al costo de más de 200.000 muertos en Guatemala, 75.000 en El
Salvador y al menos 50.000 en Nicaragua.
A fines de los años 90 y ya en el nuevo milenio, la geografía de resistencia al imperio
norteamericano se trasladó al norte de Sudamérica – es decir, Colombia, la zona
montañosa oriental de Ecuador y Venezuela. En Colombia, las fuerzas combinadas de
la guerrilla controlan o tienen influencia sobre una amplia banda de territorio al sur
de Bogotá hacia la frontera ecuatoriana, en el noroeste hacia Panamá y en varios
bolsillos hacia el este y oeste de la capital, además de unidades de milicia urbana.
Paralelamente al movimiento guerrillero, las movilizaciones de campesinos y
sindicatos convocaron huelgas generales que han sacudido al régimen de Pastrana.
En Venezuela el liderazgo de Chaves ganó varias elecciones, reformó las instituciones
del estado (Congreso, Constitución, Poder Judicial) y ha tomado una posición
independiente en política externa – llevando a que la OPEC aumente el precio del
petróleo, desarrollando lazos con Irak, extendiendo lazos diplomáticos y comerciales
con Cuba, etc.
En Ecuador un poderoso movimiento indigeno-campesino (CONAIE) en unión con
oficiales militares de bajo rango y con sindicalistas, tumbó el régimen de Noboa en
enero de 1999 y mientras los militares intervenían para derribar a la junta popular, el
CONAIE y sus aliados barrieron en las siguientes elecciones legislativas en el sierra
ecuatoriana. Como resultado, la estrategia militar del Pentágono de rodear a las
guerrillas colombianas mediante la construcción de una base militar en Ecuador
(Manta) está siendo seriamente amenazada. En estos tres países los movimientos
armados y civiles y el régimen de Chaves han puesto en cuestión el intervencionismo
de Washington y su promoción de la agenda económica neoliberal.
La resistencia en estos tres países tiene lugar en una zona que es rica en petróleo;
Venezuela es un importante proveedor de los EEUU, Colombia es un país productor y
posee importantes reservas sin explotar, al igual que Ecuador, si bien en menor
escala. Por lo tanto, el asunto del petróleo es una hoja de doble filo; un estimulo para
una política intervencionista agresiva de EEUU (como el Plan Colombia, la
intervención contra la junta popular ecuatoriana) y una palanca de poder para
desafiar la dominación norteamericana, como ha demostrado Chaves.
El Plan Colombia está inserto en la matriz geo-económica del triángulo rico en petróleo
del norte de Sudamérica, un recurso estratégico para alimentar al imperio así como
un recurso económico que puede permitir a los nacionalistas desafiar cualquier boicot
y financiar a aliados potenciales.
El Plan Colombia es también una estrategia para contener y minar el atractivo que

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representa el avance revolucionario colombiano para otros países latinoamericanos. La
existencia de las FARC, el CONAIE y el régimen de Chaves en los territorios
adyacentes se apoyan mutuamente. Mientras que el proyecto nacionalista-populista
de Venezuela tiene sus raíces en el revulsivo popular de la corrupción así como la
decadencia de sus instituciones políticas y la exclusión de la mayoría de su pueblo, el
hecho de que exista un poderoso movimiento social a su puerta protege las fronteras
de Venezuela de cualquier política de desestabilizacion inspirada por EEUU.
Igualmente el rechazo del régimen de Chaves de permitir que los aviones de
reconocimiento vuelen en el espacio aéreo venezolano para buscar y señalar a las
fuerzas guerrilleras, disminuye la presión militar sobre las guerrillas. El hecho de que
en Ecuador exista un movimiento indigeno-campesino a gran escala que se opone a la
militarización norteamericana de la frontera entre Ecuador y Colombia, debilita el
esfuerzo de guerra imperial.
La adopción del régimen ecuatoriano de la dolarización de la economía y la
construcción de una base norteamericana ha deslegitimizado al régimen en el medio
de un creciente empobrecimiento y grandes tensiones socio políticas.
El triángulo radical y el conflicto con el imperio norteamericano puede extenderse a
los países vecinos. Perú, un firme vasallo de los EEUU hasta hace poco gobernado por
el miembro de la CIA y jefe de la policía secreta Vladimir Montesinos se encuentra en
un periodo de inestabilidad ya que los movimientos populares de masas compiten con
los políticos neoliberales por el poder e influencia. En Brasil, el Partido de los
Trabajadores de la izquierda reformista ha ganado varias elecciones municipales
importantes incluída la municipalidad de Sao Pablo, mientras que el partido del
Presidente Cardoso continua en su espiral descendiente. Más importante es el
Movimiento de los Sin Tierra (MST) que continua organizando y ocupando grandes
fincas agrarias y resisten la represión del estado en zonas del campo tensas y
conflictivas. Mas al sur, importantes movilizaciones campesinas y urbanas con una
frecuencia creciente han paralizados las economías de Bolivia y Paraguay, mientras
que en Argentina, las provincias se encuentran en un estado de revuelta continua,
cortando rutas y atacando a las instituciones políticas municipales. Este es el
contexto de la creciente movilización continental en el que el Plan Colombia debe verse
como un intento para descabezar a la oposición más avanzada, radicalizada y bien
organizada a la hegemonía hemisférica de EEUU.
Hoy el resurgimiento de la polifacética oposición en el triángulo radical ha hecho
jaquemate o revertido las políticas norteamericanas al filo de los intereses imperiales.
La histórica política de Washington de aislar la revolución cubana de América Latina y
el Caribe se ha visto efectivamente resquebrajada. La visita de Chaves y el acuerdo del
petróleo consolida las fuentes de energía de Cuba. La conferencia iberoamericana de
Panamá en noviembre de 2000 pidiendo la terminación de la Ley Helms-Burton aisló
totalmente a los diplomáticos norteamericanos. Los pasos de Washington,
cuidadosamente calibrados para debilitar al régimen de Chaves han sido rechazados.
La OPEC eligió a un venezolano, Ali Rodríguez, para presidir la organización. Los
países caribeños buscaron entusiasmados la firma de beneficiosos acuerdos sobre el
petróleo con Venezuela. El conflicto de Oriente Medio ha fortalecido la mano de
Chavez para negociar con los EEUU: vean su ataque público al Plan Colombia y las
favorables respuestas diplomáticas de Brasil, México y otros países claves.
Washington sigue una estrategia "dominó". El Plan Colombia implica primero la
derrota de la guerrilla, luego rodear y presionar a Venezuela y Ecuador antes de
moverse hacia el aumento de la desestabilizacion interna. El objetivo estratégico es
lograr la reconsolidacion del poder en el norte de Sudamérica, asegurarse acceso
irrestricto al petróleo y aplicar la ideología de "no existe alternativa a la globalización"
en el resto de América Latina.

Manteniendo la Mística

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El Plan Colombia intenta mantener la mística de la invencibilidad del imperio y la
irreversibilidad de las políticas neoliberales. La elite en el poder en Washington sabe
que las creencias de los pueblos oprimidos y sus líderes son tan eficaces para
mantener el poder norteamericano como las demostraciones de fuerza reales.
Mientras los regímenes latinoamericanos y la oposición sigan creyendo que no existe
alternativa a la hegemonía de EEUU, aceptarán las principales demandas
provenientes de Washington y sus representantes en las instituciones financieras
internacionales La creencia de que el poder de EEUU es intocable, de que sus dictados
están más allá del alcance del estado-nación (que la retórica de la globalización
fortalece) ha sido un factor fundamental en el fortalecimiento del dominio material de
EEUU (explotación económica, construcción de bases militares, etc.). Una vez que el
dominio de EEUU se pone a prueba y es resistido por las luchas populares en una
región, la mística se menoscaba y el pueblo y los regímenes de cualquier lugar
comienzan a cuestionar los parámetros de acción política definidos por EEUU. Una vez
que se desafía a la mística y el cuestionamiento se extiende sobre el continente, se da
un nuevo ímpetu a las fuerzas de la oposición, desafiando las reglas de juego y las
normativas neoliberales que facilitan el saqueo de sus economías. Una vez que las
normas se cuestionen, el capital siempre temeroso de un resurgimiento de las
reformas nacionalistas y socialistas y de los ajustes estructurales redistributivos,
empezará a circular. La vuelta a mercados más restrictivos y las limitaciones del
riesgo y la disminución de los márgenes de ganancia debilitarán al dólar. La huida del
dólar dificultará a la economía norteamericana la financiación del enorme
desequilibrio de su cuenta corriente. El miedo a esta reacción en cadena se encuentra
en la raíz de la hostilidad de Washington a cualquier desafío proveniente de donde sea
que pueda poner en marcha una oposición política extendida y a gran escala.
Colombia es un buen ejemplo. En sí misma la participación económica y política de
EEUU en Colombia no es especialmente importante. Pero la posibilidad del triunfo de
una lucha de emancipación dirigida por la FARC, el ELN y sus aliados populares
podría minar la mística y poner en funcionamiento a los movimientos en otros países y
tal vez poner algo de carácter en algunos líderes latinoamericanos. El Plan Colombia
trata de evitar que Colombia se convierta en un ejemplo que demuestre que existen
alternativas y que Washington se puede vencer.
Más importante, una alianza Cuba-Venezuela-Colombia proporcionaría un poderoso
bloque político y económico: la tecnología cubana sobre cuestiones sociales y
seguridad, la potencia energética de Venezuela y el petróleo, la mano de obra, la
agricultura y la industria colombiana. Las favorables economías políticas podrían ser
un polo alternativo al imperio centralizado norteamericano. El Plan Colombia está
organizado para destruir la potencial pieza central de esa alianza política: la
insurgencia colombiana.

Frases Vacias y Realidades Concretas


El Plan Colombia tiene la virtud de ser una avanzada operación militar dirigida por
EEUU para destruir su enemigo de clase con el objeto de consolidar su imperio en
América Latina. La retórica antidroga es más para consumo interno, en lugar de ser
una guía operativa de acción. Los lideres de la guerrilla y sus movimientos entienden
esto y actúan en consecuencia, movilizando sus bases sociales de apoyo, asegurando
sus pertrechos militares y diseñando una estrategia anti- imperial apropiada.
Enfrentados con esta fuerte polaridad político militar, claramente definida por cada
adversario, muchos intelectuales académicos y supuestamente progresistas se retraen
a abstracciones apolíticas divorciadas de las configuraciones del poder real y la lucha
de clases, a conceptos oscurantistas y abstracciones materializadas. Hablan del
Sistema Capitalista Mundial, la Acumulación a Escala Mundial, Derrotas Históricas,
la Edad de los Extremos – palabras vacías muy escritas y repetidas como un mantra
que no explica nada y oscurece las bases políticas y de clase de los crecientes
movimientos antiimperialistas y de lucha de clases.

61
Dada la importancia estratégica de los sucesos colombianos a ojos de Washington y el
potencial que la lucha tiene como filo para cortar la hegemonía de EEUU en América
Latina, es importante tener en cuenta que la acumulación de capital norteamericano
depende de los resultados de la lucha política dentro de un estado-nación. Además,
reconociendo la posición central que ocupa el petróleo como fuente principal de
energía para EEUU, una victoria político militar de EEUU en Colombia aislaría a
Chaves y facilitaría los esfuerzos para minar a su régimen. Mientras que las
FARC/ELN existan como el radical "demonio más grande" (a ojos de Washington), los
planificadores de la política norteamericana tienen que moverse cuidadosamente
contra la política exterior de Chaves por temor a que el radicalice su política interna
en línea con la izquierda colombiana. A pesar de todos sus discursos nacionalistas
sobre política exterior, Chaves ha seguido una política fiscal bastante ortodoxa,
respetando e invitando a nuevos inversores extranjeros y ha pagado
escrupulosamente la deuda externa (e interna) de Venezuela. Por lo tanto Washington
ha seguido una política compleja hacia sus adversarios en el triángulo, manteniendo
relaciones frías pero correctas con el régimen de Chaves, y al mismo tiempo
aumentando drásticamente su apoyo a la guerra contra la FARC/ELN.

Política Multi-Via de Washington


Washington está intentando una política multi-via con las diferentes clases de
oposición que enfrenta en la región. En relación con Colombia, donde un vasallo de
EEUU controla el aparato del estado y las formaciones guerrilleras representan un
desafío sistemico, el Departamento de Estado ha declarado la guerra total, la
centralización y la expansión de la maquinaria de guerra y la marginalizacion de las
organizaciones populares autónomas en la sociedad civil. Mientras se tolera la zona
desmilitarizada en la que se realizan las negociaciones de paz, Washington intenta
apretar el cerco militar de la región, controlando militarmente toda la frontera
(especialmente la frontera ecuatoriana-colombiana) y preparando eventualmente el
ataque militar total sobre la dirección de la guerrilla dentro la zona desmilitarizada.
La estrategia militar norteamericana se ha centrado cada vez más en la expansión y la
eficacia operativa de las fuerzas paramilitares. Durante más de una década la CIA
ayudó a la formación de grupos paramilitares aparentemente para combatir el cartel
de la droga. Durante los últimos tres años, Washington ha escalado el apoyo
clandestino a las fuerzas paramilitares a través de la ayuda militar a las Fuerzas
Armadas Colombianas y tolero sus actividades con el narcotráfico. Los terroristas
paramilitares desempeñan un papel esencial en el Plan Colombia: realizando una
agresiva "limpieza social" de activistas campesinos en regiones enteras, sospechosos
de simpatizar con la guerrilla. La fuerza, estimada en 10.000 paramilitares, es la
"carta" de Washington para hundir las negociaciones de paz y convertir al conflicto
colombiano en una guerra total. La táctica de Washington es presionar para lograr la
presencia de las fuerzas paramilitares en las negociaciones de paz y luego permitir
que Pastrana medie como un centrista entre los dos extremos, imponiendo un arreglo
que sostenga el status quo socio- económico. Es muy probable que esto cause la
ruptura de las negociaciones y la guerra total.
Washington combina una política a dos bandas con las fuerzas paramilitares: "critica
de papel" en los informes anuales del Departamento de Estado y el apoyo material a
gran escala mediante la ayuda militar a los militares colombianos.
Mientras que EEUU sigue un camino casi exclusivamente militar con Colombia
(acompañado por pequeños incentivos financieros incorporando a las ONGs al trabajo
sobre cultivos alternativos), en Venezuela Washington intenta evitar precipitar
prematuramente una gran confrontación. El Departamento de Estado entiende que el
equilibrio de fuerzas dentro de Venezuela son desfavorables para cualquier acción
político militar. Chaves ha reformado el poder judicial, ganado las elecciones
legislativas, designado funcionarios con mentalidad constitucional y se ha asegurado
un sólido apoyo mayoritario entre la población. Los aliados de Washington entre la

62
elite empresarial, los partidos tradicionales y en el aparato de estado no se
encuentran en este momento en posición de proporcionar canales eficaces para un
esfuerzo desestabilizador dirigido y financiado por Washington. Por ahora la estrategia
es realizar una guerra de propaganda basada en la creación de condiciones favorables
para una futura desestabilizacion a gran escala y un golpe cívico-militar. Las tácticas
de EEUU son el reverso de su política hacia el régimen colombiano. Contra Chaves,
Washington habla sobre los peligros autoritarios de la centralización del poder; el
Departamento de Estado promueve una mayor autonomía para sus elites clientelares
de la sociedad civil. En Venezuela, Washington busca fragmentar el poder y
proporcionar una plataforma en la que reorganizar a los desacreditados partidos
tradicionales. Mientras en Colombia EEUU apoya los programas de austeridad de
Pastrana y el FMI, en Venezuela Washington se centra en la pobreza de las masas y el
desempleo, esperando estimular el descontento popular.
En Ecuador, al igual que en Colombia, Washington respalda firmemente el liderazgo
centralista del poder ejecutivo, la represión de los movimientos sociales y la
marginalizacion de la representación opositora en el Congreso. La dolarización de la
economía y la concesión de una base militar norteamericana son los más claros
indicios de la transformación de Ecuador en vasallo de EEUU.
La política multi-via norteamericana de confrontación militar (Plan Colombia) a través
del aparato del estado y las fuerzas paramilitares en Colombia, la presión diplomática
y política mediante las elites de la sociedad civil en Venezuela, la incorporación
política y económica del ejecutivo ecuatoriano definen el complejo modelo de
intervención.
Es demasiado temprano para realizar un juicio definitivo sobre la política
norteamericana multi-via. En sus estadios tempranos, el Plan Colombia ha llevado a
una utilización más agresiva de las fuerzas paramilitares y más bajas civiles pero no a
un retroceso efectivo de la guerrilla. En el lado negativo, el creciente deterioro de la
economía ha aumentado el descontento de los sectores urbanos y ha debilitado la
posición política de Pastrana evidenciado por las fuertes pérdidas en las elecciones
municipales de fines del 2000. En Venezuela, el régimen de Chaves está consolidando
el poder institucional, consiguiendo apoyo en los sindicatos mediante elecciones
libres, reteniendo al mismo tiempo el apoyo de las masas. En Ecuador los
movimientos sociales y la coalición aborigen-campesina retiene el poder de
movilización, aunque los aliados de Washington hayan triunfado momentáneamente
en presionarles con los acuerdos militares y la abierta subordinación de la economía
ecuatoriana al Tesoro de EEUU (mediante la dolarización).

Consecuencias de la escalada militar de EEUU.


El Plan Colombia – una típica guerra de baja intensidad (en la que se combinan las
armas y la financiación a gran escala de EEUU con la implicación de la infantería de
bajo rango) ya ha tenido un impacto de alta intensidad (en campesinos y trabajadores)
que está internacionalizando el conflicto. A pesar de los predecibles desmentidos, las
agencias militares y de inteligencia norteamericanas han estado activas en la
estimulación de las fuerzas paramilitares colombianas para diezmar el apoyo civil,
fundamentalmente campesino, de las FARC/ELN en los poblados. Docenas de
campesinos sospechosos, activistas comunitarios y otros son asesinados para
aterrorizar al resto de la población. Frecuentes barridas paramilitares de las regiones
ocupadas por el ejercito colombiano asesorado por EEUU ha llevado al desplazamiento
de más de un millón de campesinos. El terror paramilitar es parte del repertorio de
tácticas contra insurgentes de EEUU, diseñadas para vaciar el campo y negar a la
guerrilla apoyo logístico, comida y nuevos reclutas.
Mientras el Plan Colombia escala la violencia, miles de campesinos están huyendo y
cruzando la frontera hacia Venezuela, Ecuador, Panamá y Brasil. Inevitablemente los
ataques cruzados en la frontera de parte de los paramilitares sobre los refugiados ha
extendido el conflicto militar. Los familiares de los activistas guerrilleros que han

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tenido que huir mantienen sus lazos y contactos. La frontera y los limites se han
convertido en zonas de guerra en las que los ocupantes refugiados viviendo en la
miseria son partisanos en el conflicto y son objetivos de los militares colombianos.
Más que contener el conflicto civil, el Plan Colombia está extendiendo e
internacionalizando la guerra, exacerbando la inestabilidad en las regiones fronterizas
con los países vecinos.
El Plan Colombia claramente escala el grado y la visibilidad de la implicación
norteamericana en Colombia. Con unos 300 asesores militares y mercenarios
subcontratados adicionales que pilotan helicópteros, la implicación norteamericana ha
pasado de planificar, diseñar y dirigir la guerra al nivel táctico-operativo. Más aun, los
políticos norteamericanos han utilizado su presión financiera para premiar a los
oficiales militares colombianos colaboracionistas y maleables y castigar o humillar a
aquellos que no responden suficientemente a las directivas o al asesoramiento
norteamericano. La percepción (y la realidad) de los colombianos es que el Plan
Colombia está transformando una guerra civil en una guerra nacional. No existe
ninguna duda de que la elite colombiana y los sectores de la clase media alta están a
favor de una mayor y cada vez más directa intervención militar de EEUU. Sin
embargo, entre los campesinos la mayor presencia de EEUU significa un mayor uso de
defoliantes químicos, y redadas militares, cada vez más agresivas y destructivas para
erradicar la coca y otras plantas comestibles y eliminar físicamente a las personas que
se encuentran en el camino. El Plan Colombia está transformando una guerra civil en
una lucha de liberación nacional. Esta dimensión nacionalista podría proporcionar un
apoyo urbano añadido a la lucha de la guerrilla de estudiantes, profesionales y
sindicalistas mientras que empuja a los agricultores apolíticos al campo de la
guerrilla, para lograr la supervivencia de sus hogares.
El énfasis fundamental del Plan Colombia en una respuesta militar a la insurgencia
popular es la militarización de la sociedad colombiana – incrementando la salida al
extranjero de los profesionales y otros que escapan de la creciente intimidación
causada por las descontroladas fuerzas militares/paramilitares en las ciudades. La
colocación de Colombia en pie de guerra intimida al colombiano medio pero también
aliena a los colombianos de la clase media baja, sujetos a allanamientos arbitrarios e
interrogatorios. La perdida del limitado espacio urbano donde los colombianos realizan
el discurso civil aumentará la actividad clandestina de algunos mientras obligará al
retiro de la vida pública a otros. Las demandas sindicales y cívicas se consideran
"subversivas al esfuerzo de guerra" por el gobierno, la oposición civil está formada por
"quinta columnistas que actúan de parte de la guerrilla". El resultado es un aumento
del número de sindicalistas y periodistas asesinados. La intimidación de algunos será
acompañada por el rechazo radical del estado por otros.
El Plan Colombia requiere muchos miles de millones (3.500 millones de dólares) del
Tesoro colombiano, en un momento en que el gobierno está imponiendo medidas de
austeridad y cortes en gastos sociales que afectan adversamente a los grupos de
asalariados. Al aumentar los gastos militares de Colombia, el Plan Colombia aumenta
la oposición pública al Estado, que al mismo tiempo aumenta la demanda del aparato
político/militar de EEUU de incrementar el aparato represivo. Las políticas
neoliberales y la militarización del conflicto requiere un Estado centralizado más
grande y una sociedad civil encogida y restringida, al menos entre las clases populares
de la sociedad civil.
El reforzamiento del Estado y su compromiso para pelear en una guerra de dos frentes
– una guerra en el campo con armas, y en las ciudades con las políticas neoliberales
de austeridad- no solo profundiza la polarización entre el régimen y la población civil,
sino también cada vez más aísla al régimen y lo hace más dependiente de Washington
y de las desarrolladas fuerzas militares y paramilitares en las ciudades y en el campo.
El Plan Colombia tiene muchas consecuencias no intencionadas que lejos de contener
el conflicto y construir el apoyo para el régimen, extienden y profundizan el conflicto y
aíslan al régimen. Esencialmente esto sucede porque Washington y sus vasallos

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colombianos, cegados por la inquebrantable búsqueda del poder imperial hacen una
lectura falsa del desafío revolucionario.

Diagnóstico de Washington: Manías y Hechos


Esencialmente el Plan Colombia de Washington funciona en base a tres hipótesis
equivocadas 1) una falsa analogía extrapolada de sus victorias en América Central, 2)
varias ecuaciones falsas sobre la naturaleza de las guerrillas colombianas y sus
fuentes de poder, 3) un énfasis desubicado o enfoque exagerado sobre la droga como
base del poder político de la guerrilla.
El desafío al poder que significan las FARC/ELN no se puede comparar con las luchas
guerrilleras centroamericanas de los años 80. En primer lugar, existe el factor tiempo,
las guerrillas colombianas tienen una trayectoria más larga, acumulando una gran
cantidad de experiencias prácticas, particularmente sobre los obstáculos de los
acuerdos de paz que fracasan en la transformación del Estado y la reforma estructural
en el centro de una propuesta. En segundo lugar, el liderazgo guerrillero de las FARC
está compuesto principalmente por dirigentes campesinos o individuos que han
desarrollado profundos lazos con el campo, a diferencia de los comandantes
centroamericanos que eran mayoritariamente profesionales de clase media deseosos
de retornar a la vida en las ciudades y a una carrera política electoral. En tercer lugar,
la geografía es diferente. Colombia no solo es mucho más grande, la topografía
favorece la guerra de guerrillas. Además, la relación guerrilla política-terreno en
Colombia es mucho más favorable. Las guerrillas, por su origen social y su experiencia
están mucho más familiarizadas con el terreno de guerra. En cuarto lugar, los
dirigentes de la FARC han puesto en el centro de sus negociaciones políticas las
reformas socioeconómicas – a diferencia de los centroamericanos que priorizaron la
reinserción de los ex comandantes en el proceso electoral. En quinto lugar, las
guerrillas colombianas se auto financian totalmente y no dependen de las presiones y
los acuerdos de los apoyos de fuera – como era el caso de América Central. En sexto
lugar, las FARC han pasado por un acuerdo de paz – entre 1984-90 en que miles de
sus partidarios y simpatizantes fueron asesinados y no se realizó ningún avance en la
reforma del sistema socio económico. Finalmente las guerrillas han observado la
marcha de los acuerdos y no se han impresionado con los resultados; la ascendencia
del neoliberalismo, la impunidad de los militares violadores de los derechos humanos
o el enriquecimiento de muchos de los ex comandantes guerrilleros, algunos de los
cuales se han unido al coro que apoya la intervención norteamericana en Colombia.
Dadas estas diferencias, la política a dos bandas de Washington, hablando de paz y
financiando los cultivos alternativos al mismo tiempo que escala la guerra y promueve
la erradicación de los cultivos, está condenada al fracaso. La zanahoria de un acuerdo
de paz para los comandantes y la guerra de desgaste en la base no llevará a las FARC
a aceptar un acuerdo de paz en el que la inserción electoral, la continuidad
institucional militar y un neoliberalismo desbocado permanecen inamovibles.
La segunda hipótesis falaz de los políticos norteamericanos es el análisis simplista que
realizan de las fuentes del poder de las FARC. Los pensadores estratégicos de
Washington igualan a las FARC con el narcotráfico, derivando su fuerza de los
millones de dólares que acumulan para reclutar combatientes y a las "tácticas de
terror" que practican para intimidar a la población y ganar el control del campo. Las
ecuaciones simples: FARC=drogas, drogas=$$, $$=combatientes, combatientes=terror,
terror=crecimiento de control territorial.
Este enfoque superficial carece de dimensión histórica, social y regional, perdiendo de
vista completamente la dinámica social de la creciente influencia de las FARC.
Primero, ignora el proceso histórico de la formación y crecimiento de las FARC en
regiones y clases concretas. Las FARC han llegado a ser una formación guerrillera
formidable mediante la acumulación de fuerzas a lo largo del tiempo, no linealmente
sino con avances y retrocesos. Los lazos familiares, las experiencias de vivir y trabajar
en regiones abandonadas o amenazadas por el Estado han desempeñado un gran

65
papel en reclutamiento y movimiento – construyéndose a lo largo de un periodo de 35
años. Por un camino de pruebas y errores, reflexionando y estudiando, las FARC han
sido capaces de acumular gran cantidad de entendimiento práctico de la psicología y
las bases materiales de la guerra de guerrillas y el reclutamiento masivo. A traves de
su historia de defender la reforma agraria y los derechos de los campesinos las FARC
han sido capaces de crear cuadros campesinos que conectan a los habitantes de los
pueblos y a los dirigentes y comunican en ambas direcciones. Estos lazos históricos y
sus experiencias, mucho más que el impuesto al narcotráfico, son el instrumento del
crecimiento de las FARC. En realidad, el papel del impuesto a la venta de las FARC
está moldeado por su evolución histórica y política y no viceversa. La decisión de
cobrar impuestos a los narcotraficantes y reinvertir los fondos en el movimiento – no
obstante algunos ejemplos aislados de enriquecimiento personal – revela el carácter
político del movimiento. En las zonas bajo control de las FARC no se vende ni se
consume droga. Las FARC protegen a los productores campesinos, mientras que los
aliados políticos y militares de los EE UU, y sus bancos, comercializan las drogas y
blanquean los beneficios.
Socialmente las FARC se encuentran insertas en la estructura de clases, acoplándose
con los habitantes de los pueblos y defendiendo los intereses de los campesinos. Las
FARC reclutan sus soldados de los campesinos y de los pobres de las ciudades con los
que trabajan y con los que en muchos casos tienen relaciones familiares. Hasta el
punto en que cuando las depredaciones de los militares/paramilitares destrozan los
pueblos, los jóvenes campesinos quedan libres y dispuestos a integrarse al ejército
guerrillero. Lo mismo sucede con los programas de erradicación de coca: la
destrucción del medio rural crea condiciones propicias para escuchar la llamada a las
armas de la guerrilla.
La fortaleza de la guerrilla en las provincias proviene no solo del gobierno de
explotación y abusos de las elites económicas sino también de la concentración del
gasto del Estado y el consumo en Bogotá y aunque en menos proporción también en
las otras ciudades principales. La polarización histórica campo-ciudad ha contribuido
a la formación de ejércitos rurales, tanto por los políticos regionales como por la
guerrilla. Pero la intervención violenta y arbitraria en el campo de los militares al
servicio de la elite política de Bogotá y de los propietarios de la tierra residentes,
aumenta la distancia entre la clase política y los campesinos, muchos de los cuales se
sienten más cerca de la guerrilla.
Finalmente, los políticos norteamericanos enfatizan en exceso la centralización de los
ingresos provenientes de la droga en la guerra de guerrillas. Nadie puede negar que el
impuesto a la droga es un factor importante, una fuente de ingresos necesaria para
financiar las compras de armas y alimentos. Pero no es de ninguna forma suficiente.
Lo que los ideólogos del Plan Colombia ignoran o desvalorizan es la importancia de la
lucha de las FARC en la representación de los intereses básicos de los campesinos
(tierra, créditos, caminos, etc.), sus llamamientos a la educación política e ideológica,
los servicios sociales y la ley y el orden que proporcionan. En la mayoría de sus tratos
con la población rural, las FARC representan el orden, la rectitud y la justicia social.
Mientras que el impuesto a la droga compra armas, es esta unión de actividades
sociales, políticas e ideológicas la que resuena en el campesinado y atrae a los
campesinos a la convocatoria a las armas. La lealtad de clase y las alianzas en los
pueblos no se compran con el impuesto a la droga o con las armas. Si fuera así, las
fuerzas militares y paramilitares serían fuerzas invencibles! La fuerza de las FARC se
basa en el interjuego de los llamamientos ideológicos y la resonancia de sus análisis y
las prácticas políticas con la realidad diaria de la vida del campesinado.
Para minar a las FARC, Washington debería cambiar la realidad socio económica, que
el Plan Colombia está diseñado para defender.

Resultados y Perspectivas de un "Diagnóstico Equivocado".

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El Plan Colombia de Washington es el típico ejemplo de un poder imperial volcando
armas y dinero para promover a un vasallo leal (el régimen de Pastrana) que cada vez
más se apoya en la coerción (las fuerzas militares y paramilitares) y en los aliados
económico políticos que se apropian de la tierra, quitándosela a las familias de los
campesinos. Los militares reclutan conscriptos con ningún costo para los ingresos
militares y entrenan profesionales militares sin ninguna compenetración con la gente
(solo lealtad a la jerarquía) y que no tienen familiaridad alguna con el terreno de
lucha. Los oficiales están entrenados en el armamento militar de alta tecnología y su
principal preocupación es la promoción profesional. En general, el programa de
militarización dirigido por EEUU no la levantado la baja moral de los conscriptos o de
los oficiales de rangos inferiores. Las tácticas de los militares están dirigidas a los
grupos de civiles de los que se reclutan muchos conscriptos. La destrucción a gran
escala de cultivos y poblados no es muy atractiva para los reclutas normales – y
explica la razón por la cual los militares se apoyan en los asesinos pagados de los
grupos paramilitares para llevar adelante la "guerra sucia". El Plan Colombia provoca
el miedo y la huida de los campesinos y alguna vez las formaciones paramilitares
reclutan a unos pocos entre la juventud desarraigada. Sin embargo, es dudoso, por
razones de historia, biografía y antecedentes socio económicos, que las fuerzas
paramilitares puedan igualar a las FARC/ELN en conseguir nuevos combatientes.
La continuación y profundización de la guerra y el aumento del aislamiento del
régimen está llevando a una mayor implicación de EEUU. En este momento los
asesores norteamericanos están enseñando y dirigiendo una guerra de alta tecnología
y proporcionando liderazgo operacional en las cercanías de los campos de batalla.
Washington está presionando para extender las bases operativas a nuevas regiones y
estas guarniciones serán objetivos de las fuerzas guerrilleras. ¿Si las fuerzas
colombianas no son capaces de defender las bases avanzadas desde las cuales operan
los asesores norteamericanos, esa será la excusa para enviar más tropas
norteamericanas para proteger las bases? Esto sería el comienzo de una cadena que
llevaría a mayor implicación de EEUU.
Mientras es posible hacerse preguntas sobre el grado y la profundidad de la futura
implicancia militar norteamericana, no hay duda de que el Plan Colombia significa la
profundización de la guerra y que con seguridad conducirá a minar aun más la
economía colombiana. El Tesoro colombiano se vaciará para financiar la guerra, la
guerra creciente por aire y tierra provocará un aumento masivo de los refugiados y
desestabilizará a las economías regionales (y en última instancia, nacionales) Los
campos de refugiados con frecuencia se convierten en semilleros para políticas
radicales –las políticas de los desarraigados. Florecerán la droga, el contrabando y
otras actividades delictivas, forzando la capacidad de vigilancia de las fronteras de los
países vecinos. La historia nos enseña que EEUU no será capaz de mantener los
efectos de su guerra fuera de sus fronteras: se producirá otra vez un efecto
"boomerang".

Conclusión: El Apoyo Explosivo


La explosión se refiere a los inesperados efectos adversos de la implicancia de EEUU
en las guerras de ultramar. Por ejemplo, el entrenamiento realizado por EEUU de
exilados cubanos y de fanáticos islámicos afganos para luchar contra el comunismo
llevó a la creación de bandas de narcotraficantes altamente organizadas que
suministraron a los mercados norteamericano y europeos y más tarde se involucraron
en actividades terroristas, en algunos casos atacando objetivos norteamericanos.
Los grandes narcotraficantes colombianos no son la gente descrita por los jefes
antidrogas de Washington y difundidas por los defensores ideológicos del Plan
Colombia. Las llamadas narco guerrillas y los campesinos que cultivan coca reciben
menos del 10% de las ganancias porque ellos solo producen y gravan la materia
prima. Los grandes beneficios provienen del mercado de exportación y del blanqueo de
los beneficios de la droga. La configuración real del poder del narcotráfico en cada

67
punto de tránsito al consumidor demuestra que son aliados estratégicos de EEUU en
la guerra contrarevolucionaria. Si observamos las rutas de la droga a través del Caribe
y de América Central, veremos que pasan a través de importantes regimenes
clientelares y que obviamente se mueven con el respaldo oficial.
Lo mismo es cierto para el Sur Asiático y para Oriente Medio. La producción de droga,
su procesamiento y transporte sigue una ruta a través de vasallos norteamericanos
nuevos o viejos: Afganistán, Burma, las repúblicas ex-Sovieticas—Turquía—Bosnia,
Albania—Europa/USA.
Turquía es el centro de todo narcotráfico europeo con la protección activa de los
militares turcos y las agencias de inteligencia. Tienen profundos lazos con
delincuentes bosnios y albaneses cuyas actividades son facilitadas por el fuerte
respaldo político y militar norteamericano de Albania/Kosovo y Bosnia. Con respaldo
oficial estos gángsters llevan el negocio de la droga, el tráfico de blancas y de armas.
En algunos casos, los aliados estratégicos de Washington y los vasallos
anticomunistas se han divorciado, en muchos casos después haber sido entrenados
en armas y suministro por la CIA. Por ejemplo, ex vasallos de la CIA han organizado
células terroristas que han bombardeado objetivos como el New York's World Trade
Center.
Colombia representa potencialmente un golpe similar. Los traficantes que compran las
hojas de coca, procesan la pasta y presentan el producto final (polvo), prácticamente
en todos los casos están trabajando con o son miembros de los grupos paramilitares,
altos mandos militares, terratenientes y bastantes banqueros y otros respetables
capitalistas, que blanquean dinero proveniente de la droga, inviertiendolo en
propiedades, construcción, etc. Los beneficios provenientes de operaciones en el
extranjero se blanquean en los principales bancos norteamericanos y europeos, como
ha sido revelado por investigaciones presentes y pasadas. Los aliados políticos claves
de EEUU en Colombia y las influyentes elites económicas de los bancos
norteamericanos son los principales jugadores en el narcotrafico, minando la
propaganda fundamental ideológica del Plan Colombia de Washington y revelando su
verdadera base imperial. Los narcotraficantes respaldados por EEUU se encuentran
hoy promoviendo el abuso de la droga y el delito, que continua plagando las ciudades
norteamericanas, especialmente entre los menores. En segundo lugar, la violencia
asociada con el narcotráfico crea distorsiones conocidas que sacuden los negocios de
ultramar, norteamericanos y europeos. En tercer lugar, al involucrarse en
confrontaciones violentas los oficiales narcoparamilitares desestabilizan el clima de
inversión, perpetuando la inseguridad e inhibiendo las inversiones a largo plazo. Tan
pronto como se vea más claramente la brecha entre la ideología antidroga de EEUU y
su conexión con las fuerzas narcomilitares/paramilitares, seguramente creará más
descontento interno. Por ahora no hay perspectivas de un movimiento de oposición a
gran escala en EEUU. Pero en Colombia, en Venezuela, Ecuador y el resto de América
Latina, que se saben el blanco de la guerra para salvar al Imperio, el avance de la
lucha revolucionaria colombiana tendrá grandes consecuencias para el futuro.

Artículo cedido por Cuba Siglo XXI

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¿De quién es la violencia en Palestina?

Por James Petras

Los medios de comunicación y los sectores políticos pro israelíes no dejan de hablar y
de escribir machaconamente acerca de la violencia en Gaza o en Cisjordania. Ariel
Sharon, el recientemente elegido primer ministro de Israel, proclama que no negociará
con Arafat hasta que los palestinos renuncien a la violencia. La prensa respetable de
Estados Unidos, The New York Times y Washington Post, se hacen eco de los
argumentos de Sharon, como era de esperar.
Lo que los medios de comunicación de Israel y de Estados Unidos cuentan de la
violencia palestina guarda resabios de las prácticas de esos regímenes totalitarios y
autoritarios que acusan a sus víctimas de los crímenes que cometen contra ellas. En
esta lucha unilateral entre David y Goliat, las pedradas de unos honderos
adolescentes se miden con carros blindados, fusiles automáticos y helicópteros de
combate. Los resultados de este desigual enfrentamiento ponen de manifiesto las
mentiras de la propaganda mediática de israelíes y norteamericanos sobre la violencia
de los palestinos.
Desde que empezó la Intifada el 28 de septiembre del año pasado, los palestinos han
sido mayoría entre los muertos habidos en enfrentamientos. Casi un tercio son niños,
casi la mitad no habían tenido participación en los enfrentamientos y cerca del 90%
eran civiles. Ni uno solo de estos asesinatos a cargo de las fuerzas armadas israelíes o
de colonos paramilitares ha sido objeto de investigación, lo que ha otorgado a los
asesinos una inmunidad absoluta. La afirmación de los israelíes en el sentido de que
fueron atacados en controles tumultuarios se ve desmentida por el hecho de que cerca
de las tres cuartas partes de los palestinos heridos de bala presentaban impactos en
la parte superior del torso (pecho, estómago, cabeza).
Los asesinatos y las mutilaciones a manos de militares y colonos israelíes se pueden
comparar con la violencia de las fuerzas militares y paramilitares colombianas. La
violencia en los territorios ocupados es manifiesta y abrumadoramente una violencia
agresiva de los israelíes contra los palestinos: tiene por escenario ciudades y
poblaciones de los palestinos y las víctimas son palestinas.
Según los medios de comunicación estadounidenses y los propagandistas israelíes, la
violencia de los judíos está guiada exclusivamente por razones de seguridad nacional.
Los datos históricos, sin embargo, revelan algo diferente. Las fuerzas israelíes han
asesinado a 89 trabajadores médicos, han acribillado a tiros, como mínimo, seis
hospitales palestinos y han disparado contra 40 periodistas. Estos ataques contra
objetivos civiles en misiones humanitarias violan las leyes y acuerdos internacionales,
pero el pueblo elegido nunca se ha sentido constreñido dentro de los límites de unas
leyes que, a fin de cuentas, no dejan de ser terrenales.
Los ataques a los periodistas no son por casualidad: no se ha disparado ni un solo tiro
a ninguno de los periodistas que escriben opiniones apologéticas en favor del Estado
de Israel, sino que tan sólo se ha abierto fuego contra los periodistas que son
neutrales o que han facilitado amplios reportajes y fotografías sobre las víctimas
palestinas.
El punto clave de esta confusión que tienen los israelíes entre los que es un objetivo
militar y lo que es un objetivo civil es que no se trata de una acción policial; se trata
de una guerra abierta en la que todos los palestinos son objetivos reales o potenciales.
La verdad de este conflicto es que los palestinos están librando una guerra de
supervivencia con el objeto de evitar que los echen al mar. La lógica de la política
israelí, incluso bajo el ex primer ministro Barak o especialmente bajo él, era la
construcción de nuevos asentamientos judíos, el desplazamiento de todavía más

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palestinos y el socavamiento de su economía por el procedimiento de destruir sus
medios de producción y de intercambio de mercancías. La solución final de Sharon
consiste en que la población árabe abandone por completo los territorios ocupados.
¿Una conclusión exagerada? Los antecedentes históricos nos dicen lo contrario. A lo
largo de los dos años de negociaciones de paz de Barak, se construyeron más
asentamientos judío israelíes que en cualquier otro periodo anterior de dos años. Los
datos desmienten la retórica de Barak, la de tierra por paz, en las ruedas de prensa.
En segundo lugar, los israelíes cerraron de forma premeditada todas las carreteras,
aeropuertos y puertos, lo que obligó a los productores palestinos a buscar mercados
dentro de los territorios ocupados y en el mundo exterior, lo que ha acabado con el
comercio, el empleo y la producción (el PIB ha caído un 15%).
El desempleo ha aumentado hasta cerca del 50% y muchas empresas han tenido que
echar el cierre. Cerca de 3.000 edificios han resultado dañados o destruidos y más de
25.000 olivos y otros árboles frutales han quedado arrasados. Miles de hectáreas de
tierras han sido ocupadas al haber aplicado los israelíes la práctica de la denominada
responsabilidad colectiva, que, irónicamente, fue puesta en marcha por primera vez
por la Gestapo en represalia contra la Resistencia durante la II Guerra Mundial.
La ocupación armada de los israelíes ha llevado al cierre de escuelas, ha desarraigado
a 20.000 estudiantes, ha convertido escuelas árabes en acuartelamientos militares,
ha bombardeado o causado daños en decenas de centros educativos y ha acabado con
la vida de medio centenar de estudiantes que regresaban desde la escuela a su casa.
La política de tierra quemada de los israelíes, el estrangulamiento de la economía y de
los servicios sanitarios y educativos, la ocupación de tierras y el uso indiscriminado
del terror de Estado tienen un objetivo político: se trata de no dejar ni un sólo
momento de acorralar y de aislar a los palestinos en islas de pobreza y desolación sin
los recursos necesarios y, por último, forzar su éxodo total.
La elección de Sharon es representativa de esta política. Su simbólica invasión, el 28
de septiembre del año 2000, de un lugar religioso islámico constituyó toda una
declaración de principios, una manera de decir a los palestinos que no hay nada
sagrado, que no hay un sólo lugar que sea de los palestinos y que los judíos israelíes
pueden entrar por las bravas donde les apetezca con total impunidad. Ese es el
mensaje que Sharon, con el respaldo de Barak y la clase dirigente israelí, dirigió a los
palestinos, y así es como lo entendió el mundo árabe. Barak habría preferido el doble
lenguaje, hablar de paz y ocupar tierras, en lugar de la abierta y provocadora
ostentación de poder e impunidad que hizo Sharon.
La elección de Sharon no fue consecuencia de una falta de seguridad de los israelíes;
es la búsqueda de un hombre fuerte que sea capaz de echar mano de toda la firmeza
que haga falta para profundizar y ampliar la política de Barak de expansión de los
judíos en tierras árabes. Tal y como Sharon se ha hartado de proclamar, «lo único que
entienden los palestinos es la fuerza».
Sharon y todos los políticos israelíes han ignorado todas las resoluciones y acuerdos
internacionales, todas las condenas de las Naciones Unidas y todas las críticas de la
Unión Europea, porque cuentan con el respaldo económico y militar de Washington.
Eso quedó puesto de manifiesto hasta la saciedad bajo el presidente Clinton, que era
conocido entre los diplomáticos occidentales como el presidente de Tel Aviv. Nunca ha
estado ningún presidente norteamericano tan estrechamente ligado al estado de
Israel, tan influido por los políticos israelíes y por el poder financiero judío americano.
Su Gobierno contaba con mayoría judía (Defensa, Asesoría de Seguridad Nacional,
Política Exterior, Agricultura, el banco central); el principal receptor de ayuda exterior
fue Israel y él mismo tuvo una intervención decisiva en el indulto de uno de los más
conocidos estafadores financieros judíos y fugitivos de la Justicia de la historia de los
Estados Unidos (Marc Rich), en respuesta a «las recomendaciones» de los más
destacados dirigentes israelíes (Barak, entre ellos), lo cual hizo que montara en cólera
todo el espectro político de Estados Unidos.

70
El apoyo de los israelíes a Marc Rich se basaba en sus donativos de 200 millones de
dólares a organizaciones benéficas israelíes, dinero que ese hombre había estafado a
los ciudadanos norteamericanos.
El nuevo presidente Bush no tiene los mismos lazos políticos y no está influido por los
grupos israelíes de presión. Su Gobierno se compone fundamentalmente de
capitalistas de los sectores extractivos (minería, petróleo) del Oeste. No están
presentes Wall Street y los capitalistas financieros. Su vicepresidente, Cheney,
mantiene buenas relaciones con los conservadores gobernantes árabes de Oriente
Medio.
No va resultar tan probable que los grupos israelíes de presión tengan al régimen de
Bush en el bolsillo. Es posible que Bush no acabe siendo tan fanáticamente pro israelí
como Clinton. Todo va a depender de si los intereses económicos de Estados Unidos
en Oriente Medio se ven amenazados por la belicosa actitud de Sharon, pues a Bush y
Powell les trae sin cuidado la violencia de los israelíes contra los palestinos. Lo que les
preocupa es de qué forma va a afectar el terrorismo de Estado de Sharon a los
intereses petroleros en Oriente Medio y a las alianzas estratégicas con los estados
árabes del Golfo Pérsico. El tiempo lo dirá.

71
Centralidad del mundo en el estado actual

James Petras
Especial para Rebelión
Traducción para Rebelión: J. M. Ribó

I. INTRODUCCIÓN
Uno de los mitos más extendidos e insidiosos de nuestro tiempo es la idea que vivimos
en un mundo sin estados-nación. Nada podría estar más lejos de la verdad. En todas
las regiones del mundo el estado -ya sea imperial, capitalista o neo-colonial- se ha
reforzado, sus actividades se han expandido, su intervención en la economía y
sociedad civil es omnipresente. El estado en las naciones imperialistas -lo que
podríamos llamar estado imperialista- es particularmente activo en lo que respecta a
la concentración del poder en el interior de la nación y en su proyección exterior con
la ayuda de una gran variedad de instituciones, circunstancias económicas y políticas
y mediante el establecimiento de vastas esferas de influencia y dominio. El estado
imperialista de los Estados Unidos (USA) lidera el camino, seguido por la Unión
Europea (UE), liderada por Alemania y Francia, y Japón. El poder del estado
imperialista se extiende a las instituciones financieras internacionales (IFI) como el
Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), el Banco Asiático (BA),
la Organización Mundial de Comercio (OMC), etc. Los estados imperialistas
proporcionan la mayor parte de los apoyos económicos, nombran a los lideres de las
IFIs y los mantienen responsables de implantar políticas que favorezcan a las
empresas multinacionales (EMN) de sus países respectivos. Los que abogan por un
mundo sin estados-nación o sostienen teorías globalizadoras (TG) no aciertan a
comprender que las IFIs no son una más elevada o nueva forma de gobierno más allá
de los estados-nación sino más bien instituciones cuyo poder deriva de los estados
imperialistas.
Este ensayo se ocupará de discutir y criticar los argumentos infundados de las teorías
globalizadoras y, a continuación, detallar y discutir el significado del estado en la
economía actual en los ámbitos mundial, regional y local. La tercera sección del
ensayo mostrará una explicación de las razones del crecimiento de la estatalización en
las economías neoliberales del mundo.

II. ARGUMENTOS DEL MITO DEL "MUNDO SIN ESTADOS-NACIÓN"


Los que abogan por la tesis del "mundo sin estados-nación" , a quienes llamaremos
"teóricos de la globalización" parten de un conjunto de premisas muy dudosas. Existen
variaciones y matices entre ellos: algunos argumentan que el concepto del
estado-nación es anacrónico, otros argumentan que está en decadencia, otros, que ya
no es una realidad. Mientras estas diferencias continúan generando debate, lo que es
más significativo son las premisas comunes de los teóricos de la globalización. Estas
premisas cuestionables incluyen las siguientes:
Premisa 1: Las EMN son corporaciones globales que no tienen ninguna localización
específica en ningún estado-nación en particular. Constituyen, pues, una nueva
economía mundial divorciada de los controles nacionales y son parte de una nueva
clase dirigente mundial.
Esta premisa se basa en el hecho de que las empresas multinacionales operan en un

72
buen número de países, son móviles y tienen el poder de evadir impuestos y
regulaciones de muchas jurisdicciones nacionales. Existen varios problemas tanto a
nivel conceptual como empírico con esta hipótesis.
En primer lugar, el hecho que las EMNs operen en muchos países no excluye que los
cuarteles generales en donde se toman las decisiones estratégicas más importantes y
en donde se concentran directores y beneficios están situadas en USA, UE y Japón.
En segundo lugar, la movilidad se basa en decisiones estratégicas tomadas por la
dirección en los cuarteles generales de los centros imperiales. Estas decisiones
dependen de las condiciones políticas y económicas creadas por el estado imperialista
y sus representes en las IFIs. La movilidad está supeditada a las relaciones entre
estados.
En tercer lugar, la evasión de impuestos y regulaciones son posibles por políticas
deliberadas llevadas a cabo por los estados imperialistas y sus bancos
multinacionales. La no promulgación de leyes contra la transferencia de ganancias
ilícitas desde países neo-coloniales hacia los estados imperialistas es una forma que
tiene el estado para favorecer la concentración de riqueza a gran escala que fortalece
las cuentas exteriores de las economías imperialistas. El desprecio por parte de las
EMNs de las regulaciones de los países neo-coloniales es parte de un conjunto más
amplio de relaciones de poder ancladas en las relaciones entre estados neo-coloniales
e imperialistas.
Premisa 2: Los gobiernos de los viejos estados-nación han sido desbancados por un
nuevo gobierno mundial, constituido por los mandatarios de las IFI, de la OMC y los
de las EMNs. Éste es un argumento basado en una discusión superficial del
epifenómeno, más que en una visión analítica de la estructura del poder. Aunque es
cierto que las IFIs toman importantes decisiones en gran número de puntos
geográficos afectando de forma importante distintos sectores económicos y sociales,
estas decisiones y quienes las toman están íntimamente relacionados con los estados
imperialistas y las EMNs que los influencian. Los altos cargos de las IFIs han sido
nombrados por sus gobiernos nacional/imperialistas. Todas las políticas que dictan
las condiciones para la concesión de créditos son establecidas por los ministros del
tesoro, finanzas y economía de los estados imperialistas. La inmensa mayoría de la
financiación de las IFIs proviene de los estados imperialistas. La representación en el
consejo ejecutivo de las IFIs es proporcional a la financiación otorgada por los
distintos estados imperialistas. El FMI y el BM han sido siempre dirigidos desde USA o
la Unión Europea.
La visión que tienen los globalistas sobre el poder de las IFIs está basada en la
discusión del poder derivado, no en su origen en el estado imperialista. En este
sentido, el poder internacional está basado en los estados imperialistas, no en
entidades supra-nacionales. El último concepto sobrestima en gran medida la
autonomía de las IFIs y subestima su subordinación a los estados imperialistas. El
significado real de las IFIs se encuentra en cómo magnifican, extienden y profundizan
el poder de los estados imperialistas y cómo se convierten en terreno para la
competencia entre estados imperialistas rivales. Lejos de desplazar a los viejos
estados, las IFIs han fortalecido sus posiciones.
Premisa 3: Uno de los argumentos más comunes de los teóricos de la globalización
sostiene que ha tenido lugar una revolución de la información, eliminando las
fronteras entre los estados y creando una nueva economía global. Las TG argumentan
que una nueva revolución tecnológica ha transformado el capitalismo aportando un
nuevo ímpetu al desarrollo de las fuerzas productivas. La afirmación de que las
tecnologías de la información han revolucionado las economías y, en consecuencia,
han creado una nueva economía global en la cual los estados-nación y las economías
nacionales se han convertido en superfluos es extremadamente dudosa.

73
La comparación del crecimiento de la productividad en USA en los últimos 50 años no
apoya el argumento globalizador. Entre 1953-73, antes de la llamada revolución de la
información, en USA la productividad creció una media del 2,6%; con la introducción
de los ordenadores, la productividad creció entre 1972-95 menos de la mitad. Incluso
en el llamado boom de 1995-99, el crecimiento de la productividad se situó en el 2,2%,
todavía por debajo de las cifras del periodo anterior a los ordenadores. Japón, el país
que hace un uso más extenso de ordenadores y robots ha sido testigo de una década
de estancamiento y crisis. Entre los años 2000-01, el sector de la información se
sumió en una profunda crisis. Decenas de miles de trabajadores fueron despedidos,
cientos de empresas suspendieron pagos, la cotización de las acciones cayó alrededor
del 80%. La burbuja especulativa, que definió la llamada "economía de la información"
explotó. Aún más, la mayor fuente de crecimiento de la productividad según los
globalizadores estaba en la informatización del área de la fabricación de ordenadores.
Algunos estudios han mostrado que los ordenadores usados en los centros de trabajo
se dirigen más al trabajo personal que al intercambio de ideas. Algunas estimaciones
sitúan en el 60% el tiempo de ordenador destinado a actividades no relacionadas con
la empresa. Las empresas de fabricación de ordenadores suponen el 1,2% de la
economía de los USA y menos del 5% del capital.
Aún más, el censo de población de USA proporciona otra explicación a las cifras de
alta productividad -los cinco millones de trabajadores americanos -mayoritariamente
inmigrantes ilegales que inundaron el mercado de trabajo norteamericano en los 90s.
Si consideramos que la productividad se mide por la producción por trabajador
estimado, los cinco millones de trabajadores no contabilizados inflaron los datos de
productividad. Si se incluyen los cinco millones, las cifras bajarían más allá del 2%.
Con la caída de la economía de la información y su valor en bolsa, se hace claro que la
revolución de la información no es la fuerza trascendente que define a las economías
de los grandes estados imperialistas y menos aún configura un nuevo orden mundial.
El hecho de que la mayoría de la gente disponga de ordenadores y que algunas
empresas tengan mayor control sobre sus inventarios, etc. no significa que el poder se
haya alejado de los estados-nación. Las afirmaciones de los publicistas sobre la
"revolución de la información" no tienen fundamento ya que los inversores en bolsa
trasladan sus inversiones hacia la economía real y lejos de las empresas ficticias de
alta tecnología, que no obtienen beneficios y sí, en cambio, pérdidas crecientes.
Premisa 4: En relación con la premisa anterior, los globalistas argumentan que
vivimos en una nueva Economía que ha desplazado la Vieja Economía industrial,
minera, agrícola y de servicios sociales. Según los globalistas, el 'mercado' crea una
'democracia real' en la cual 'la gente corriente' elige su futuro, y la eficiencia de las
nuevas tecnologías asegura un alto crecimiento. La recesión del final de 2000 y de
2001 ciertamente rechaza las afirmaciones de los ideólogos de la Nueva Economía: el
ciclo de negocio continúa operando y, aún más, el ciclo se acentúa particularmente
por la naturaleza altamente especulativa de la 'Nueva Economía. De hecho, la 'Nueva
Economía' manifiesta todas las características de una economía volátil y especulativa,
orientada a la obtención de beneficios desorbitados. En la ausencia de beneficios o
incluso en periodo de recesión, sucede que mucho de lo que fue calificado de 'Nueva
Economía' fue una estafa financiera colosal, en donde los grandes beneficios de los
primeros inversores llevó a la ruina de los inversores posteriores.
La nueva eficiencia prometida por los publicistas de la 'Nueva Economía' no pudo
resistir la lógica del ciclo de negocio capitalista. La producción "Just in time" estaba
basada en un crecimiento estable y continuo de la demanda: la recesión de 2001, la
caída repentina de la demanda, llevaron a una acumulación de stocks entre
productores y vendedores, y los despidos resultantes. Los problemas de liquidez
incrementaron las deudas y las bancarrotas propias de la "Vieja Economía".
Está claro que la llamada "Nueva Economía" no trasciende la crisis capitalista; de
hecho, es más vulnerable y dispone de menos recursos en qué apoyarse ya que buena

74
parte de sus movimientos de capital dependen de expectativas especulativas de
beneficios altos continuados. La brusca caída de ganancias en publicidad de los sitios
web y la saturación del mercado informático ha llevado a una crisis estructural de los
productores de hardware y software, que, a su vez, ha producido una enorme
sacudida en la 'industria' -el desorbitado valor de las acciones ha caído a una fracción
de su valor y las más grandes empresas de Internet están luchando por sobrevivir, no
para definir la naturaleza de una 'Nueva Economía'.
Premisa 5: Algunos teóricos sobre la globalización, como Toni Negre, escriben sobre un
'sistema imperialista' en oposición a los estados imperialistas -como si uno pudiera
existir sin los otros. El 'sistema' no tiene 'centro' puesto que todos los estados han
perdido su significación especial ante las todopoderosas EMNs que dominan los
mercados. Una explicación basada en los sistemas no acierta a reconocer la clase y el
poder institucional de los bancos y empresas públicas. Aún peor, los teóricos de los
sistemas no aciertan a relacionar las estructuras, operaciones, códigos legales y
enlaces entre los estados imperialistas, las empresas multinacionales y sus filiales en
las IFIs. El vasto alcance de su poder se concentra en beneficios, intereses, rentas y
royalties en los países imperialistas. El 'sistema' se deriva y se sostiene por las fuerzas
combinadas de los estados imperialistas y sus EMNs. Hacer abstracción de las
especificidades de la propiedad y el poder estatal para describir un sistema
imperialista es perder de vista las contradicciones básicas y los conflictos, las
rivalidades entre los estados imperialistas y las luchas por el poder del estado. La
quimera de los "imperios sin estado" contiene los mismos problemas que la idea de un
'mundo sin naciones-estado' -exagera la autonomía del capital respecto al estado y
propaga las proposiciones falsas de las 'ideologías del mercado libre', que argumentan
que el 'mercado' (o, en palabras de Negri, el "capitalismo colectivizado") domina el
sistema imperialista.
Premisa 6: Cuando los globalistas definen las configuraciones de poder operan en un
nivel de abstracción tan alto que amalgama las variaciones más significativas en
regímenes, estados, configuraciones de clase. Como resultado, no tienen una
concepción muy convincente de los cambios socioeconómicos. El malentendido más
flagrante se halla en su aproximación al sistema mundial, con sus categorías de
'núcleo' o 'centro' y semi-periferia y periferia. Este tipo de estratificación abstracta y
simplista de la economía y del poder mundial subordina la dinámica de las relaciones
de clase a una distribución estática de las acciones de los mercados. Las categorías
abstractas oscurecen las diferencias fundamentales en los intereses de clase entre
naciones de cada categoría; diferencias que determinan cómo las acciones del
mercado son distribuidas en el interior de las naciones, la posesión de la propiedad,
los niveles de vida así como diferencias entre países dinámicos y estancados. Más
fundamentalmente, contemplando las posiciones del mercado, los globalistas pasan
por alto la ubicuidad del estado en la preservación y desafío de las relaciones entre los
estados y las economías y en la reconfiguración de la economía mundial.

III LA CENTRALIDAD DEL ESTADO


En el mundo actual, el estado-nación, tanto en su forma imperial como neo-colonial
ha multiplicado y expandido su actividad. Lejos de ser un anacronismo, el estado se
ha convertido en un elemento central en la economía mundial y en el seno de los
estados-nación. De todos modos, las actividades del estado varían según su "carácter
de clase", es decir, si son imperialistas o neo-coloniales.

Estados imperialistas

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En los recientes años la centralidad de los estados imperialistas se ha evidenciado en
áreas fundamentales de actividad político-económica, cultural y económica que
refuerzan la posición de los poderes imperialistas, particularmente los de USA.

Gestión de la crisis
En la década pasada diversas e importantes crisis económicas y financieras tuvieron
lugar en varias regiones del mundo. En todos los casos, los estados imperialistas,
particularmente los USA intervinieron para salvar las EMNs, y evitar el colapso de los
sistemas financieros. Por ejemplo, en 1994, cuando el sistema financiero mexicano
estaba al borde del hundimiento, el entonces presidente Clinton intervino para enviar
20.000 millones de dólares al estado Mexicano para salvar a los inversores
estadounidenses y estabilizar el peso. En segunda instancia, durante la crisis Asiática
de 1998, los USA y los gobiernos europeos aprobaron una ayuda multimillonaria del
FMI-BM a cambio de una apertura en las economías de esos países (particularmente
Corea del Sur) que permitiese las absorciones extranjeras de industrias básicas. En la
crisis brasileña de 1999 y en la crisis argentina de 2001, Washington presionó a las
IFIs para salvar los regímenes. Dentro de USA la amenaza de quiebra de un
importante banco internacional de inversiones llevó a la intervención de la reserva
federal (Banco Central), salvando, de este modo, a un banco privado. En una palabra,
con gran frecuencia y con ingentes recursos, el estado imperialista ha jugado un papel
dominante en la gestión de las crisis, salvando a importantes inversores de la quiebra,
apuntalando EMNs insolventes e impidiendo el desplome de las monedas. Más que
nunca, las EMNs y la llamada "economía global" dependen de la constante y masiva
intervención de los estados imperialistas para gestionar las crisis y asegurar los
beneficios (compra de acciones de empresas locales).

Competencia inter-imperialista
La competencia entre poderes imperialistas rivales y las EMNs ha sido esencialmente
estimulada por los estados imperialistas rivales. Por ejemplo, el estado imperialista
norteamericano está dirigiendo la lucha para abrir los mercados europeos a la ternera
de USA y las exportaciones estadounidenses de plátanos provenientes de América
Central y Sudamérica. Mientras, los estados japoneses y europeos negocian con los
USA para incrementar la 'cuota' de una serie de exportaciones que incluyen acero,
materiales textiles? El comercio y los mercados se definen de forma muy importante
por acuerdos estado-estado. La globalización no es sólo un producto del 'crecimiento
de las EMNs' sino más bien un artificio de los acuerdos estado-estado. La competencia
en términos capitalistas está mediatizada, influenciada y dirigida por los estados. Los
mercados no trascienden los estados sino que operan en sus fronteras.

Conquista de los mercados


El estado juega un papel extendido y profundo en la conquista de mercados exteriores
y en la protección de los mercados locales. En primera instancia, el estado
proporciona subsidios directos e indirectos hacia los sectores exportadores. En USA
las exportaciones agrícolas reciben ayudas para el agua y la energía eléctrica y
también en forma de rebajas impositivas. En segundo lugar, el estado imperialista vía
IFI presiona a los países receptores de préstamos en el tercer mundo para reducir o
eliminar barreras comerciales y privatizar empresas a través de acuerdos
condicionados. Esto permite a las EMNs de USA, Europa y Japón penetrar en los
mercados y comprar empresas locales. La mayoría de las exportaciones están
financiadas por agencias estatales. La llamada "globalización" no existiría si no fuera
por la intervención estatal. De igual modo, los mercados no estarían abiertos si no
fuera por la intervención militar y electoral, las amenazas político-económicas o la

76
presión y reclutamiento de clientes locales llevadas a cabo por los estados
imperialistas. El imperialismo toma muchas formas pero persigue objetivos similares:
la conquista de los mercados del tercer mundo, la penetración en economías
competidoras y la protección de los mercados domésticos. Europa, los USA y Japón
han construido una serie de barreras comerciales en una gran gama de productos de
importancia estratégica: las importaciones de vehículos están limitadas por cuotas, lo
mismo que las de azúcar, materias textiles, acero, etc. Hay una multiplicidad de
restricciones no tradicionales y acuerdos informales que limitan la entrada de
productos al mercado estadounidense (todo ello negociado en base a acuerdos
estado-estado). En muchos casos, en sus acuerdos con países neo-coloniales, como
Brasil durante la presidencia de Cardoso, USA rechaza la reciprocidad, exigiendo y
asegurando la liberalización de la indutria de la información al mismo tiempo que se
restringían las exportaciones brasileñas de acero, argumentando el falso pretexto de
evitar la inundación del mercado.

Acuerdos comerciales
Todos los grandes acuerdos económicos que liberalizan el comercio y que establecen
una nueva regulación de las inversiones son negociados por los estados, exigidos por
los estados y sujetos a modificaciones estatales. GATT, WTO, Lome, etc., que
establecieron las regulaciones comerciales e instauraron el marco legal para las redes
de comercio globales fueron formuladas por los estados. Además, los pactos de
comercio bilaterales, regionales y multilaterales, como NAFTA, LAFTA, etc. son
iniciados por estados imperialistas para abrir nuevos mercados para sus
multinacionales. El
estado imperialista opera en sinergia con sus corporaciones multinacionales. Los
"mercados en expansión" no tienen nada que ver con empresas multinacionales que
desplazan los estados anacrónicos. Al contrario, la mayoría de los movimientos de
capital a nuevos mercados dependen de la intervención del estado para hacer caer
barreras y, en algunos casos, desestabilizar regímenes nacionalistas.

Acuerdos de inversiones
Los nuevos acuerdos de inversiones multilaterales y bilaterales están formulados a
nivel de estado con el acuerdo y la participación activa de las EMNs. La razón está
clara: las EMNs desean la participación estatal para garantizar que su capital no será
expropiado , sujeto a impuestos "discriminatorios" o restringido en la obtención de
beneficios. El estado se encarga de garantizar las inversiones, un elemento crucial en
las inversiones para la expansión de las corporaciones. En muchos casos, los estados
imperialistas usan sus representantes en las IFIs para imponer nuevos códigos de
inversiones como condiciones para créditos de 'estabilización' y desarrollo.

Protección, subsidios y adjudicación


El estado imperialista de USA impone poderosas barreras protectoras a sus productos
agrícolas. USA y los estados europeos subvencionan fuertemente la agricultura con
bajas tarifas para la electricidad y el uso del agua. La investigación y desarrollo de
nuevas tecnologías están financiadas fuertemente por el estado y, más tarde revierte
en las multinacionales. En cada estadio previo, durante y después de la expansión de
las EMNs en el mercado internacional, el estado se implica profundamente. Más
todavía, donde las empresas nacionales no son competitivas, los estados imperialistas
inventan pretextos para protegerlas de productores más eficientes. Japón protege sus
productores de arroz, a pesar que sus precios son diez veces superiores para los
consumidores. USA proporciona grandes subsidios a las empresas agrarias
exportadoras de California en forma de investigación, tarifas de agua baratas y
créditos ligados a la compra de cereales exportados por USA. La UE subvenciona la

77
formación de sus industrias de alta tecnología, agricultura, etc.
La estatalización o la neo-estatalización es la pieza central de la 'expansión global' de
las EMNs. El estado ha crecido, su alcance se ha expandido, su papel en la economía
internacional es esencial. La retórica vacía de los 'mercados libres' promovida por los
ideólogos conservadores ha sido consumida y repetida por la izquierda 'globalizadora'.
Mientras que la izquierda habla de la pérdida de peso del estado, la derecha ha
mantenido una posición activa en la promoción de la actividad estatal para fomentar
los intereses de las EMNs. Mientras la izquierda habla de 'globalización de mercados' ,
las EMNs desde los países imperialistas y sus estados se reparten los mercados,
ampliando sus esferas de dominación y control.
Por encima de todo, el estado imperialista no es simplemente una institución
económica; la expansión de las EMNs hacia mercados exteriores depende en gran
medida del papel político y militar del estado imperialista.

Expansión del poder político y económico del estado imperialista


La expansión exterior de las EMNs ha sido posible gracias a la expansión política y
militar del imperialismo euro-americano vía OTAN y ejércitos adláteres en el sur de
África, Latinoamérica y Asia. En Rusia (la antigua URSS) y Europa del este, los
estados imperialistas han apoyado regímenes clientelistas, preparando el terreno para
hacerse con una gran cantidad de industrias estratégicas, fuentes de energía, etc. El
triunfo del estado imperialista de USA sobre la URSS aportó el ímpetu necesario para
desmantelar los estados del bienestar en Europa y lo que pretendía ser un estado del
bienestar en USA. Las guerras Euro-americanas en el Golfo y los Balcanes
consolidaron la dominación de los estados imperialistas y extendieron su influencia
sobre los estados disidentes. La desestabilización de los antiguos regímenes
comunistas, las guerras destructivas contra los regímenes nacionalistas del sur de
África, Latinoamérica y donde fuera necesario abrieron estas regiones a prescripciones
políticas neo-liberales. La expansión militar imperialista relacionada directamente con
los aparatos militares de estado acompañó y promovió la expansión de las EMNs en el
exterior. La llamada globalización creció a punta de pistola (por supuesto, una pistola
de un estado imperialista). Para proteger aún más el capital en el exterior, USA y la
UE han creado una nueva doctrina de la OTAN que legitima las guerras ofensivas,
dentro y fuera de Europa, contra cualquier país que amenace los intereses
económicos (de sus EMNs). La OTAN se ha expandido para incorporar nuevos
estados-clientes en Europa del este y nuevos "asociados de paz" entre los estados
Bálticos y las antiguas repúblicas de la URSS (Georgia, Kazahkstan, etc...) En otras
palabras, las alianzas militares de los estados imperialistas incorporan nuevos
estados, con más y mayores aparatos estatales armados que nunca anteriormente
-para asegurar la entrada de las EMNs europeas y americanas en sus países y facilitar
el flujo de los beneficios de éstas hacia sus cuarteles generales en USA o Europa
Occidental.

El estado y los Medios de comunicación de masas


Mientras los medios de comunicación de masas y su aparato político-cultural cruza
más fronteras que nunca, la propiedad y el control están altamente concentradas en
las manos de EMNs europeas y americanas. El mensaje es cada vez más homogéneo, y
la fuente de inspiración está íntimamente coordinada con los estrategas de
Washington, Berlín, Londres, etc. Flujos globales, controles imperiales, ésta es
actualmente la esencia de los medios de comunicación de masas. Las multinacionales
de los medios de comunicación miran hacia los estados imperialistas para establecer
la línea política y para definir los parámetros de la discusión, mientras ellos recogen
los beneficios.

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En conclusión los estados imperialistas, lejos de ser desplazados por la expansión del
capital exterior, han crecido y se han convertido en componentes esenciales de la
política económica mundial. Los teóricos de la globalización confunden el papel del
estado imperialista, un adversario esencial, en la defensa de los privilegios y poder de
las EMNs.
Mientras algunos escritores globalistas podrían reconocer la importancia del estado
imperialista, argumentarían que los estados recolonizados están debilitados ante las
corporaciones globales que socavan su capacidad de tomar decisiones y regular las
economías nacionales.
IV Estados re-colonizados: El estado como terreno para la lucha
El punto de partida para cualquier discusión sobre los estados del TercerMundo (ETM)
es histórico -la mayor parte de los ETM desarrollaron políticas socioeconómicas
contrarias a las directrices del FMI y del BM durante el periodo 1945-1975. La razón
básica tenía poco que ver con la existencia o no de la URSS. La razón principal eran
las clases sociales, las alianzas políticas y la ideología que dirigió la política de los ETM
y las presiones de los movimientos de masas. Durante este período de 30 años los
estados imperialistas, específicamente USA, presionaron a los ETM para lograr la
liberalización de sus economías, la privatización de empresas públicas, etc. La mayor
parte de los ETM resistieron ante estas presiones imperialistas (ahora bautizadas
como 'globalización'). Dos cambios básicos tuvieron lugar y alteraron este escenario:
los poderes imperialistas dirigidos por USA lanzaron una ofensiva militar, utilizando
fuerzas mercenarias en el sur de África, América central y del sur y Asia para destruir
las economías y derribar a los regímenes nacionalistas y socialistas que rechazaron el
programa liberal. El segundo cambio fue la ascendencia en el Tercer Mundo de una
nueva clase capitalista transnacional (CCT) (incluyendo altos funcionarios políticos)
ligada a circuitos financieros internacionales, con cuentas de banco e inversiones en
el extranjero e involucrada de forma importante en el mercado de exportación. Esta
CCT, compartiendo el programa neoliberal de los poderes imperialistas, se convierte
en la clase dominante en los ETM y procede a la implantación de políticas que
conceden privilegios a los intereses de los poderes imperialistas. La interacción
dinámica entre las CCT y los poderes imperialistas, produce lo que se conoce por error
como globalización. Lo que realmente emerge es la re-colonización del Tercer Mundo
vía el rol de pivote de las CCT en los países del Tercer Mundo.
Los ETM son descritos por los teóricos de la globalización como desprovistos de
cualquier poder, sin los atributos de un estado e incapaces de resistir las fuerzas de la
globalización. Existen algunos problemas con esta aproximación. En primer lugar,
agrupa a todos los estados del Tercer Mundo en la misma categoría sin distinguir
aquéllos que, en el pasado tuvieron atributos diferentes de los de los estados
contemporáneos neo-coloniales. Segundo, no considera el hecho que los ETM fueron
agentes activos en el desarrollo de políticas que facilitaron la liberalización de las
economías. En tercer lugar, los teóricos de la globalización no pueden explicar las
variaciones de la política de los ETM en relación a la agenda liberal de los poderes
imperialistas. En cuarto, pasan por alto la importancia de la nueva clase, la CCT, que
ha ganado ascendencia en el Estado e impulsa la agenda liberal. Quinto, los
globalistas subestiman el alcance y profundidad de la intervención estatal en la
economía y sociedad liberales, equiparando un estado débil con la ausencia de estado
del bienestar. De hecho, el estado neo-colonial es tan activo, regulador e
intervencionista como el populista o el estado del bienestar, pero su actividad, reglas e
intervención se dirigen a servir los intereses de una clase diferente: el capital
extranjero y la CCT.
Mientras los estados recolonizados (ER) actúan para servir los intereses de capitalistas
extranjeros, banqueros y estados, requieren y retienen recursos sustanciales que
permiten a los ER cumplir su misión. De hecho, sin un estado (recolonizado) fuerte los

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objetivos imperialistas estarían en peligro. La fuerza se mide en este contexto por la
capacidad de los actores del estado y las instituciones para llevar a cabo importantes
cambios estructurales y asegurar su estabilización contra la mayoría de movimientos
sociales populares, sindicatos y partidos políticos. Mientras que el estado recolonizado
aparece débil ante las demandas de las IFIs, es fuerte cuando traduce esas demandas
en políticas nacionales. De hecho, el concepto de estado débil es de valor dudoso,
puesto que el estado recolonizado comparte las políticas del estado imperialista y se
compone de los socios de las EMNs -su propia CCT-y, por tanto, no puede ser
concebido como capitulando ante las IFIs ni dominado por las llamadas "fuerzas
globales".
La centralidad de los ER en la contrarrevolución liberal es evidente en varias áreas
políticas interrelacionadas.

Privatización
Los ER en consulta con las IFI implementan su agenda liberal por medio de la
privatización de empresas públicas estratégicas y lucrativas. La privatización requiere
una intervención intensiva por parte del estado, incluyendo el establecimiento de
alianzas políticas, represión de los sindicatos y/o el despido de trabajadores
militantes, socializando las deudas de las empresas, asegurando el asesoramiento de
bancos inversores extranjeros en la organización de la venta, interviniendo para
asegurar que los compradores favorecidos tengan ventajas en la compra, y eliminando
cualquier control de precios, cuando la empresa pública operaba con tarifas fijas.

Imposición de políticas de ajustes estructurales (PAE)


Esencialmente, el significado de PAE va mucho más allá de los términos económicos
"ajuste" y "estructural". Se refiere a poder de clase, riqueza y control. En este caso, el
ER es extremadamente importante y activo puesto que las PAE incluyen cambios en la
propiedad (de público a privado, de capital nacional a capital extranjero), imponiendo
impuestos regresivos (aumentar el IVA en lugar de impuestos progresivos al capital
extranjero), reconcentrando ganancias y propiedad (políticas salariales regresivas,
congelando los salarios mínimos, promocionando las industrias agrarias a expensas
de los agricultores, etc.), reduciendo las barreras de aranceles (quiebra de los
productores nacionales, permitiendo a las EMNs mayores acciones en mercados
locales, etc.) reduciendo gastos sociales tanto sanitarios como de educación e
incrementado los subsidios para las exportaciones. La PAE es una estrategia diseñada
por y para la clase dirigente CCT y el capital exterior y en contra de la gran mayoría de
los productores locales, trabajadores y agricultores. Incrementa la desigualdad y la
pobreza. La implantación de las PAE requiere un estado fuerte dispuesto a resistir la
oposición de la mayoría. Un estado ideológicamente comprometido, dispuesto a ocultar
su rol histórico como entidad independiente y a rechazar la idea de la soberanía
popular para así poder implantar políticas por vías autoritarias, por real decreto.
Quien habla de un régimen neoliberal habla de un estado poderoso que impone e
implanta sus políticas.

Flexibilidad laboral
Éste es un eufemismo para la concentración del poder en las manos de los
empresarios y de los ER. La llamada Reforma laboral y de las pensiones constituyen
políticas que incrementan los poderes de los empresarios para contratar trabajadores
en precario y despedirlos sin apenas indemnización. Representa la total sumisión del
trabajo al capital . Los trabajadores no tienen derecho a negociar sus condiciones
laborales, seguridad y condiciones sanitarias. Los contratos precarios no ofrecen a los
trabajadores ninguna seguridad laboral puesto que el empleo está basado en
contratos cortos sin vacaciones, pensiones, etc. La privatización de los fondos de
pensión puso miles de millones de dólares en las manos de los inversores privados,

80
que reciben exorbitantes comisiones y acceso a los fondos para especular y realizar
fraudes, enriqueciendo a unos pocos y amenazando la pensión de jubilación de
millones de personas. La implantación de una legislación laboral y de pensiones tan
regresiva requiere un estado poderoso que pueda intervenir en contra de los sectores
populares de la sociedad civil y reprimir y resistir las protestas de los sindicatos. Su
ejecución requiere la consolidación del apoyo de la clase capitalista y asegurar la
ayuda de las IFIs, que ya está disponible. Un estado débil no sería capaz de resistir las
presiones de las clases populares; haría concesiones. Un estado fuerte puede ignorar
las protestas y proceder a implantar una legislación laboral y de pensiones regresiva.
Examinando las políticas más importantes perseguidas por los ER, está claro que el
alcance y profundidad de la intervención del estado es tan fuerte como siempre. La
diferencia más importante se encuentra en la dirección socioeconómica del activismo y
la intervención estatales: el neo-estatismo liberal conlleva la intervención para
transferir riqueza y propiedad al capital privado, especialmente extranjero. El ER no
ha desregulado la economía, ha establecido nuevas reglas para gobernar las políticas
de ingresos, pensiones, relaciones laborales, políticas de importación-exportación,
flujo de capital, etc. Las nuevas reglas, que favorecen a las CTT y el capital extranjero,
requieren un nuevo régimen regulador, en el cual trabajo-capital
populistas-nacionalistas sean reemplazados por representantes de la nueva clase
dirigente liberal.
En el desmantelamiento del anterior régimen regulador y la economía social y en la
construcción de las nuevas sociedades y economías liberales, el estado recolonizado
juega un papel esencial activista e intervencionista, a pesar de operar bajo la
dominación del estado imperial.

Por qué el estado juega un papel central


Los poderes imperialistas y las CCT del Tercer Mundo tienen una comprensión mucho
más realista y pragmática de la centralidad del estado- ya sea imperial o recolonizado-
que los llamados teóricos de la globalización que pretenden mantener posiciones de
izquierdas. Mientras los publicistas de la clase dirigente lanzan su retórica
globalizadora, en la práctica trabajan unidos en fortalecer y extender el poder del
estado, porque es necesario para la expansión y la supervivencia de sus intereses.
Existen varias razones por las cuales el estado continúa jugando un papel relevante
en el mundo contemporáneo.

Volatilidad de los mercados


La economía del mundo actual está profundamente influenciada por los sectores
financieros y por la actividad especulativa que es altamente volátil y requiere
constantemente de la intervención estatal para evitar que las crisis financieras
periódicas de regiones particulares se extiendan por toda la economía mundial. Los
especuladores de los mercados financieros de los países imperialistas dependen
altamente de los tipos de interés fijados por los bancos centrales. El colapso financiero
y de los sistemas bancarios depende de la intervención del estado para "reestructurar"
los malos créditos (pago a los acreedores con el dinero de los contribuyentes) como es
el caso en Japón, Corea del Sur y Rusia. Las economías estancadas dependen de la
intervención estatal para estimular su crecimiento como en Japón y China. El número
de ejemplos se podría multiplicar, pero la idea esencial es que el incremento de
movimientos del capital especulativo ha aumentado el papel del estado para tratar de
estabilizar la anarquía del mercado, con cualesquiera recursos que puedan ser
movilizados desde dondequiera que estén disponibles, pero especialmente por la vía de
añadir cargas a los contribuyentes de ingresos bajos.

Desregulación financiera

81
El decremento del control del estado sobre las transacciones financieras ha
incrementado el papel de la intervención del estado para en la superación de crisis a
caballo de sistemas financieros y empresa, como fue el caso en las crisis de Ahorros y
Créditos en los USA. La falta de controles sobre el capital y el libre cambio ha
permitido la especulación en las monedas y las masivas huidas de capital en tiempos
de pánico. El estado ha intervenido manteniendo las monedas o dejándolas flotar y/o
dificultando los créditos con incrementos de los tipos de interés. La frecuencia y la
creciente intensidad de las crisis ha transformado el papel del estado desde policía a
bombero -apagando el fuego de las conflagraciones financieras.

Competencia inter-imperialista
Los estados imperialistas han tomado parte creciente en la lucha por las acciones de
los mercados, cada uno defendiendo sus propias EMNs. Los estados recolonizados
participan activamente en promover proyectos conjuntos entre sus empresas
transnacionales y EMNs. Los estados imperialistas han negociado cuotas en las
importaciones, llevado competidores a la OMC, organizado boicots, etc. para fortalecer
sus EMNs a expensas de sus rivales. El estado imperialista estadounidense ha
luchado para sus exportadores ganaderos contra la UE, amenazando con boicots y
medidas de represalia; ha limitado las importaciones de productos agrícolas, del
azúcar producido en países tropicales -en una palabra, la competencia entre EMNs
nacionales se ha convertido en conflictos entre estados, en los cuales los estados se
convierten finalmente en los árbitros. Considerando los mercados menguantes y la
recesión creciente de 2001, podemos esperar mayor intervención estatal y más
políticas proteccionistas.

El alcance y la profundidad de las transformaciones


Ninguna EMN (o grupo de ellas) ha tenido, por sí misma, el poder y la autoridad para
transformar la economía y estructuras sociales que permiten al capital circular
masivamente en los mercados exteriores. El estado ha creado un caparazón dentro del
cual el capital fluye y ha establecido las reglas del juego que guían la expansión
exterior. Dada la fragilidad de estas estructuras el estado debe involucrarse
continuamente para salvar el capital y sostener regímenes recolonizados.

Apoyando las IFIs


Como las IFIs dependen directamente de los estados imperialistas por lo que respecta
a sus líderes, programas y prioridades, el apoyo de los estados imperialistas es
esencial para permitir a las IFIs continuar interviniendo en los estados re-colonizados.
La subvención de las IFIs depende de los estados imperialistas, sin los cuales no
podrían tener ninguna influencia ni ninguna autoridad para forzar sus prescripciones.
Si consideramos hasta qué punto las IFIs sirven para enlazar los estados imperialistas
con los recolonizados, su posición como centro de poder se basa en el poder derivado
de los centros imperialistas. Por estas razones, el estado continúa y continuará siendo
esencial en la economía política mundial. Lejos de ser un poder residual derivado del
pasado, la relevancia continua del estado forma parte estructural del sistema
imperialista actual.

Conclusión
Las teorías derivadas del paradigma de la globalización no aciertan a explicar el papel
central que el estado juega en las economías políticas del mundo actual. Igualmente,
la idea de un sistema imperialista no tiene sentido a menos que entendamos las
actividades de los estados imperialistas y la multiplicidad de papeles que juegan en la
apertura de mercados para la expansión de sus EMNs.
El aspecto teórico fundamental es que la actual configuración de poder en la economía

82
mundial no está basada en una "ausencia de estados" o en "corporaciones globales"
sino en EMNs que colaboran íntimamente con sus estados imperialistas. Las IFIs,
como el BM y el FMI no conforman un nuevo estado global sino que derivan su poder y
subvenciones de los estados imperialistas. El imperialismo y la no globalización son
los conceptos clave para entender los conflictos interestatales y la competencia entre
las empresas. Los estados imperialistas y las EMNs no son polos opuestos. Son
sinergias entre el neo-estatalismo y el neoliberalismo. En el mundo actual, en contra
de la ideología neoliberal del libre mercado, los estrategas políticos tanto de los
estados imperialistas como de los recolonizados eligen a los ganadores y a los
perdedores a través de incentivos, subsidios, y tarifas. El resultado es la expansión de
las grandes agrupaciones capitalistas y la caída de las empresas pequeñas y medianas
y también de las grandes que no mantienen vínculos con el régimen.
El debate entre los economistas burgueses es si la intervención a gran escala y a largo
plazo y las ayudas a las EMNs es un "riesgo moral", es decir, si el conocimiento por
parte de los directores de las corporaciones de que el estado subvencionará las
pérdidas estimula un comportamiento de "especulación imprudente". Los economistas
de la Nueva Economía dejan en un segundo plano su ideología del libre mercado
cuando se enfrentan con una crisis y miran hacia el estado en busca de recursos
financieros que les pongan a salvo de la bancarrota. Por otra parte, los neo-liberales
fundamentalistas argumentan que los beneficios se ganan en base a los riesgos en las
inversiones y, por tanto, si el estado elimina el riesgo, socava la colocación eficiente de
recursos por parte del mercado y promueve la especulación destructiva.
El problema básico con la teoría de la globalización es que mira al epifenómeno -la
expansión de las corporaciones nacionales en el exterior y no acierta a considerar sus
vínculos con los cuarteles generales de estas corporaciones. Las EMNs compran y
venden globalmente pero sus decisiones estratégicas en relación a la tecnología y a las
inversiones están controladas por los cuarteles generales nacionales en su estado
imperialista. Multinacional en forma pero nacional en contenido -particularmente
cuando analizamos los íntimos lazos entre las sedes de las EMNs y los altos cargos de
los estados imperialistas.
La afirmación de los globalistas de un nuevo "régimen global" basada en la
supremacía de las IFIs está basada en la extrapolación superficial de las actividades
del FMI y del BM desde las redes de los grandes estados imperialistas de las que ellos
forman un punto subordinado. Como resultado, las teorías globalizadoras inflan el
poder de las IFIs y desinflan los poderes de los estados -particularmente de los
estados imperialistas.
Los globalistas mezclan sus errores más allá confundiendo un desplazamiento en el
activismo del estado desde el estado del bienestar a los subsidios a las empresas por
un "menor peso del estado" o un "debilitamiento del estado". Como hemos demostrado,
el estado recolonizado es muy activo, intervencionista y fuerte en la implantación de la
agenda neo-liberal. Al negar la importancia del "estado" porque el estado del bienestar
ha sido eclipsado por el estado neoliberal, los globalistas ocultan uno de los más
importantes terrenos de lucha.
Tal como hemos argumentado, el estado retiene potencialmente grandes recursos,
capacidad y una posición estratégica entre los productores y la economía mundial. La
cuestión pues, se convierte no tanto en la globalización de la lucha como en la
transformación de la naturaleza del estado, reconfigurando su relación con las EMNs
y las CCT: esto significa que la lucha de clase dentro de la nación por el poder del
estado es esencial en lo que respecta a asegurar los recursos económicos -centros de
investigación tecnológica, medios de producción, tierra -para redistribuir la riqueza y
restablecer los mercados nacionales. Las múltiples y profundas actividades que los
estados imperialistas y recolonizados realizan para las EMNs y CCTs indica que se
trata de un lugar de recursos, poder y actividades que pueden transformar y mejorar
las vidas de los trabajadores si se obra una revolución. La ideología de reducción o

83
desaparición del estado en una maniobra de desorientación imperialista diseñada
para desviar los movimientos populares hacia instituciones secundarias que reciben
su poder del estado.
El internacionalismo de los globalistas de la izquierda está basado en eventos
-reuniones del FMI, BM, etc. donde un gran conglomerado de grupos se encuentran,
protestan y se dispersan. Aunque el valor publicitario es bueno, estas actividades no
ponen en peligro los fundamentos del estado y las estructuras del poder imperial y
neo-colonial.
El internacionalismo es fuerte sólo en la medida que los movimientos políticos
nacionales son poderosos, donde las clases oprimidas tienen poder estatal y pueden
intervenir en apoyo de sus camaradas en el extranjero. Los movimientos nacionales
fuertes construyen una solidaridad internacional poderosa.

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6 de junio de 2001

El estado sigue siendo el factor decisivo de la


economía contemporánea

James Petras

Conferencia de James Petras, Profesor de Sociología de la State University of New York,


dictada en la Facultad Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, el 2
de mayo de 2001.

La exposición del doctor James Petras comprendió los siguientes temas:


1. La teoría de la globalización.
2. Los Estados neoliberales y recolonizados no desaparecen.
3. Las multinacionales tienen matriz en un determinado Estado.
4. El poder es de las multinacionales y no del FMI, del BM o del BID.
5. ¿Hay verdadera revolución científica y técnica?
6. Qué se esconde detrás de la informática y de la biotecnología.
7. El Estado sigue siendo el protagonista.
8. El triángulo no amoroso de la competencia y la colaboración.
9. La expansión política y militar del Estado imperial.
10. Para privatizar el sector productivo el Estado recolonizado se agrandó.
11. Para privatizar el Estado recolonizado tuvo que endeudarse más.
12. Por desregular el Estado recolonizado tuvo que intervenir más.
13. Preguntas de la Audiencia.

Quiero agradecer a profesores, docentes, estudiantes, por esta oportunidad de discutir


con vosotros. Es un gran placer estar aquí con tantas generaciones actuales a la mía y
con las nuevas generaciones que están surgiendo en Argentina. Nuevas generaciones
que están a la búsqueda desde las ciencias sociales y de las ciencias naturales y para
crear una visión crítica de las realidades, y en la investigación de alternativas. Como
parte de este esfuerzo es que quiero compartir con vosotros el tema elegido, que es el
tema de El Estado Contemporáneo y su relevancia en la Economía Contemporánea.
Forma parte de una gran polémica en el mundo académico con enormes
consecuencias políticas. Se trata no solo de un debate entre académicos, sino que es
una gran controversia en el conjunto de la sociedad civil e incluso más allá
alcanzando las esferas políticas y de las luchas políticas y sociales. Este marco tiene
para mí la tradición de vincular los problemas académicos con las luchas sociales y
políticas, no en el estrecho sentido de meterse en discusiones acerca de tácticas y
sobre qué hacer hoy o mañana pero, dentro del panorama de fórmulas y diagnósticos,
buscar caminos para salir de lo que podríamos llamar, sin prejuicios, la gran crisis
que está afectando actualmente no sólo a la Argentina sino a todo el mundo,
incluyendo a los países del capitalismo en el norte.

Teoría de la Globalización
Ahora la teoría que más influye es la que podríamos llamar teoría de la globalización.
Desde la derecha hasta a algunos sectores de la izquierda, desde académicos a
periodistas se habla acerca de una nueva época, donde el capital no tiene casa,
circula por todo el mundo, genera su propio poder, sus propias instituciones, y su
propia dinámica. Esta nueva configuración del poder habría superado al
Estado-nación, y se afirma que el Estado-nación es superfluo, y que es una categoría

85
residual que, poco a poco, se hará anacrónica. Yo estoy completamente en contra de
estas suposiciones, de estas afirmaciones, porque creo que el Estado sigue siendo
factor clave en el desarrollo del capitalismo y es un punto de partida para la
transformación del sistema actual. Atrás de esta contraposición se halla el concepto
mismo de globalización, que no es el más adecuado para entender la circulación de
capitales y las grandes desigualdades que existen entre clases, entre géneros, entre
etnias y entre naciones. Creo que debemos recurrir al concepto del imperialismo,
como una forma de entender las diferentes configuraciones del poder, la dominación y
la concentración de riqueza en algunos sectores sociales como también la exclusión, o
mejor dicho la explotación, de otros sectores sociales, clases sociales y naciones.
Para mí el factor decisivo consiste en el hecho de que el Estado empíricamente se
encuentra en todos lados, en todos los niveles de actividades, tanto político,
económico, militar y cultural. El Estado no ha desaparecido. Yo creo que el Estado
actual es tan activo, sino más activo, que en el período anterior, donde existían los
sistemas de bienestar social y gobiernos nacionalistas y populistas. La diferencia no es
que el Estado está desapareciendo o está más débil. Con esto se confunde un tipo de
Estado con contenido social con el Estado con formación política que ahora tiene otro
contenido. El Estado neoliberal interviene, tiene sus reglas, actúa en forma muy
agresiva en la sociedad civil, interviene entre las clases, aumenta las subvenciones
para algunos y las baja para otros, aumenta impuestos para unos y los baja para
otros. Es un mito decir que el Estado es más débil, que el Estado está desapareciendo.
Al contrario, mi tesis, como voy a demostrar, es lo contrario. El Estado, precisamente
con el neoliberalismo, tiene que aumentar sus actividades por la naturaleza de las
coyunturas que genera la inestabilidad de la política económica neoliberal. Esta es la
tesis. Ya la escuchaste, y ahora ya podemos terminar. Los que venían para tomar
apuntes de la clase ya tienen el principal punto a discutir y ya pueden abrir los diarios
para ver los resultados de Boca con sus adversarios. Perdón a los partidarios de River,
pero tengo mis preferencias en el fútbol argentino.

Hay tres tipos de Estado


Hay por lo menos tres tipos del Estado que podríamos perfilar hoy. Lo que llamo el
Estado imperial, que es el Estado de los Estados Unidos, el Estado de la Europa Unida
y el Estado de Japón.
Al Estado capitalista lo encontramos en los países capitalistas que están desarrollados
pero con poco alcance mundial. No son independientes ni conquistadores del mundo,
y son como Finlandia, Noruega, o Australia.
Y después tenemos a los que quiero llamar Estados colonizados, que son los de
América Latina, una porción importante de Asia y casi toda Africa.
Ahora bien, yo quiero primero contestar los argumentos de mis adversarios para ser
muy amplio en la discusión, y tomar en cuenta lo que dice el adversario tratando de
reconstruir, en la forma más objetiva, las premisas y suposiciones de sus argumentos.
O sea, los argumentos de los teóricos de la globalización, los teóricos del Estado
irrelevante.

El mito de la Corporación Multinacional


Lo primero que argumentan es que las grandes empresas, a las que llaman
multinacionales, ya no tienen casa matriz. Las subsidiarias funcionan por su propia
voluntad moviendo capitales por todo el mundo. Ahora bien, analicemos donde estas
empresas toman las decisiones estratégicas. Hay un estudio que se llama El Mito de la
Corporación Multinacional. Este estudio empírico respecto a las empresas de
Alemania, Japón y Estados Unidos muestra que más del 80% de las decisiones más
importantes sobre inversiones y tecnologías lo hacen en la casa matriz, es decir en
Detroit, Cleveland, Nueva York, o Los Angeles y no en los países donde funcionan las
subsidiarias. Es correcto utilizar la palabra multinacional para referir que la empresa

86
tiene subsidiarias en muchas partes del mundo. Si quieres utilizar la palabra
multinacional para indicar que una empresa que tiene inversiones en muchas partes
del mundo no hay problema, pero si al mismo tiempo con ello quieres decir que cada
subsidiaria tiene autonomía o actúa fuera del marco político estatal estás equivocado.
Están equivocados los que lo afirman. Si hacen las investigaciones de las decisiones
estratégicas respecto adónde invertir, dónde des-invertir, qué empresas comprar, qué
empresas vender. Se demuestra que todo esto se hace en las casas matrices. Entonces
es un mito que en la dinámica de la nueva época hay empresas afuera de los Estados.
Y hay muchas razones porqué siguen funcionando relacionadas con los Estados
particulares. Y esto voy a tratarlo más adelante cuando me refiera al argumento
favorable, pero primero quiero presentar la crítica.

¿Hay nuevo gobierno mundial?


La segunda suposición es que hay un nuevo gobierno mundial. Un mundo y un
gobierno mundial. Y ¿cómo se configura este nuevo gobierno mundial? La respuesta
es que el nuevo gobierno mundial está formado por las instituciones financieras
internacionales, las IFI. Como a las multinacionales, que puedes decirles CMN por
tratarse de corporaciones multinacionales. Ahora ¿qué pasa con eso? ¿Qué son las
IFI? Son el Banco Mundial, el Fondo Monetario, el Banco Interamericano de Desarrollo
BID, el Banco de Asia, etcétera. Según los teóricos de la globalización esta
configuración conforma el centro de todas las grandes decisiones mundiales y que
estas instituciones circulan arriba de cualquier Estado haciendo la política económica.
Y eso aparece en muchas protestas: ¡Abajo el Fondo monetario! ¡Abajo el Banco
mundial! Son buenos como eslóganes y para agitar y educar a la gente en las primeras
etapas, pero hay que profundizar el análisis respecto a cómo se configuran el Banco
Mundial y el Fondo Monetario, quiénes son y de dónde vienen las personas que
dirigen estas instituciones.
El primer aspecto que hay que entender es que el voto para elegir oficiales de estos
organismos surge de la contribución de cada nación: más dinero más poder electoral.
Entonces hay una división de trabajo: Estados Unidos pone más dinero en el Banco
Mundial y ¡siempre! elige al presidente, Para repartir el poder en el Fondo Monetario
siempre el presidente es un europeo, elegido por el gobierno alemán o el francés. Es el
patrón que no varía. Entonces, la representación está en función de la contribución de
los gobiernos imperiales. Los candidatos deben ser aprobados por los países
imperiales. Cuando el funcionario de la IFI tiene que considerar préstamos y
condiciones lo primero que hace es consultar a los principales ministros de su país y
del bloque de poder. En otras palabras, el poder de las IFI está derivado de los Estados
imperiales. Es una derivación de un poder potente porque enfrenta a los gobiernos y a
los pueblos porque atrás está el poder del Estado imperial. Y atrás de los Estados
imperiales, si investigamos más a fondo, están los grandes capitales multinacionales
que influyen al Estado imperial, el Estado imperial influye en las IFI, y las IFI
presionan e intervienen en el Tercer Mundo, en América Latina, en Argentina. Esta
premisa afirma que son superficiales y simples estos enfoques -hablo analíticamente,
teóricamente- sobre el Fondo Monetario, y demás IFI. Está bien utilizar estos
argumentos para criticar cuando se los utiliza en una confrontación, en un choque,
porque son ellos los que aplican la política. Pero una persona de ciencias sociales debe
profundizar el análisis.

La Informática
La tercera suposición de los teóricos de la globalización sostiene que estamos en una
época nueva a partir de lo que llaman la "revolución científico-técnica". Dicen que
entramos en una nueva fase de la tercera revolución científico-técnica. Y se centran
en dos sectores para justificar este argumento: el sector que llaman informático, y la
biotecnología, que está revolucionando el mundo. Japón tiene por los menos 30 años

87
aplicando informática, robots, en todos los sectores económicos. Pero en los últimos
10 años o 11 años está estancado, con tasas de crecimiento del 1 por ciento o menos.
¡Cómo se puede hablar de revolución científico-técnica cuando las tasas de
crecimiento son tan bajas! Por otra parte, si comparamos el comportamiento de 20
años en los Estados Unidos, desde el año 1975 a 1995, la tasa de crecimiento
productivo es menor a la de la época preinformática, que va de 1955 a 1975.
Entendamos el argumento: con la introducción de la informática no mejoraron las
tasas de crecimiento y se encuentran tasas de productividad baja. ¿Por qué? Porque
en gran parte las inversiones en informática no estimularon el crecimiento de la
productividad. Ejemplo de ello es que el enorme gasto en capitales durante el año
2000 o en el año 1999 anticipando el nuevo milenio recuerda la gran estafa provocada
cuando se afirmó que todos los bancos iban a paralizar la economía. Grandiosa estafa
histórica que resultó en la más grande estafa mundial. El mundo gastó más de 50 mil
millones de dólares para evitar el "peligro" (Y2K). En Finlandia, más vivos, sólo
invirtieron 100 mil dólares y no pasó nada. Hubo un enorme derroche en el mundo
aprovechado por las compañías informáticas. Y hay más todavía, ya que desde 1995 a
1999 en Estados Unidos creció la tasa de productividad. Creció al nivel de los años
1955 a 1975, pero si analizamos más de fondo, ¿qué sector creció más? La
productividad y la producción de computadoras, y las computadoras facilitan la
reproducción de computadoras más eficientes, pero el efecto generalizado es muy
limitado. Se hicieron estudios en las oficinas sobre el uso de las computadoras porque
todo el mundo en las oficinas tiene computadoras, y descubrieron que el 60% del uso
es por razones personales. La gente trabaja y está mandando cartas a amigas, novios,
amantes, parientes, juegan a Nintendo, miran pornografía en forma discreta, y sólo el
40% del uso tiene algo que ver con la empresa. Y en la empresa solo el 20% está
intercambiando ideas. Ahora las empresas están tomando cuenta y controlando las
formas en que se utiliza la informática. Y más aún, la gran burbuja informática está
en colapso total porque la gran mayoría de las empresas informáticas generaron
ingresos sobrevalorando sus ganancias en 180 veces. El valor de las empresas en sus
acciones eran 180 veces más de las ganancias que generaban, pero la generación de
verdaderas ganancias sólo fue un 10 por ciento.
Todo lo demás era papel con mucho bombos y platillos, que estaría generando el
mundo nuevo y el cambio y generación de la nueva economía. ¡Qué nueva economía
cuando Cisco e Intel están despidiendo miles de obreros y trabajadores! Ahora los
taxistas y autónomos son ex empleados de la informática, los unemployed.com como
los llaman. ¿Dónde está la nueva economía? No digo que hace cosas interesantes,
pero no evitan el ciclo típico del capitalismo de crecimiento y crisis. Más, acentúan las
crisis aunque el argumento consiste en que la nueva economía es diferente de la
economía vieja de chimeneas. Afirman que ahora todo se incrementa, no hay ciclos,
no hay altas y bajas, todo sube. Los inventos de chips y computadoras son increíbles.
El famoso just at time del sistema Toyota no puede evitar la sobreproducción. Hay
saturación ahora con computadoras, con chips y con todo lo demás.

La Biotecnología
La biotecnología es otro aspecto de este argumento. Siempre los expositores de
ciencias sociales, incluyendo la izquierda, repiten respecto a la revolución
biotecnológica como papagayos. Hace poco, el presidente de Genetech, la empresa
más importante en el mundo de la biotecnología, dijo textualmente: "No hay una
revolución científica con la introducción y experimentación de la biotecnología". Hay
400 empresas biotecnológicas entre las cuales solo 25 tenían algún éxito financiero.
Hay gastos de miles de millones en varios experimentos pero solo 63 productos han
logrado ganancias. Hay muchos productos fabricados con mucha publicidad,
diciéndose que curarían todos los cánceres que tenemos, pero en el período de prueba
empezaron a matar pacientes. Curar el cáncer matando al paciente. Otros productos
tenían muchos efectos colaterales negativos impidiendo su entrada al mercado.

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Algunas cosas han mejorado la vida con el estudio de los genes, pero aún es muy
preliminar decir, aunque sea con mucha modestia, que es parte de una revolución
científico-técnica. Todos los argumentos de los globalizadores caen, porque ellos
utilizan el argumento de que la globalización está en función de la revolución
científico-tecnológica y de la informática para oscurecer que la dinámica de la
expansión del capital es parte de un proceso de empuje del imperialismo. En vez de
enfrentar la dinámica y la lógica de la acumulación del capital inventan esta tercera
revolución tecnológica como el gran factor que facilita o extiende al capital.
Avanzamos más allá de las premisas de la teoría de la globalización. Ahora entramos
en el argumento propio, como es la afirmación a favor de que el Estado sigue siendo el
factor decisivo de la economía contemporánea. En primer lugar, tenemos que
examinar las crisis, las crisis económicas, porque siempre en las crisis descubres las
verdaderas relaciones, tanto a nivel personal, cuando conoces quienes son tus amigos
y amigas, como a nivel económico, en la política económica de los países. Cuando en
1994 México sufrió una quiebra con el llamado efecto tequila; cuando en Rusia en
1998 quebró la economía; cuando en Argentina entra en crisis casi permanente, lo
primero que sucede es que los gobiernos piden la intervención de los Estados
imperiales. En la crisis de 1998 Asia buscó el financiamiento de los poderes imperiales
y así los países imperiales juntaron paquetes de miles de millones de dólares
interviniendo en estos países. Cuando Clinton era presidente firmó un decreto por el
que prestó a México 20 mil millones de dólares con la garantía de la venta del petróleo
mexicano. Pero, ojo, el Estado imperial intervino al conseguir los 20 mil millones de
dólares. ¿Por qué hacen esto los Estados imperiales? Por dos razones. Primero quieren
salvar a sus especuladores ya que los que van a ser perjudicados con la quiebra son
precisamente los norteamericanos, los que han invertido en México. Entonces hacen
circular el préstamo del siguiente modo: 20 mil millones de dólares entran desde
Estados Unidos al gobierno mexicano; a su vez el gobierno mexicano los circula
compensando a los inversionistas norteamericanos. Y ¿qué pasa? La cuenta, los platos
rotos, la paga con impuestos y ajustes el pueblo mexicano. Pero desde el aspecto
teórico es claro que el Estado imperial está profundamente involucrado. No
desaparece el Estado, es el protagonista.

Un triángulo no amoroso
En segundo lugar, hay un fenómeno que debemos notar porque es importante. Se
refiere a la competencia entre la Unión Europea y los Estados Unidos. Y de los
Estados Unidos con Japón, y de la Europa unida con Japón. Un triángulo no amoroso.
Es un triángulo de competencia y también de colaboración. Dentro de esta
competencia, los Estados imperiales de cada país tratan de conseguir mejoras para
sus multinacionales. Estados Unidos, por ejemplo, subvenciona su agricultura para
hacerla más poderosa que la europea, los japoneses protegen a sus productores de
arroz, Europa protege sus industrias. Y más, porque los gobiernos imperiales
condicionan los préstamos al Tercer Mundo para facilitar la penetración de sus
capitales en América Latina. En las reuniones internacionales fijan normas favorables
a sus empresas, por ejemplo desregulando los mercados financieros. Como Wall Street
y la City de Londres tienen mucho poder quieren liberalizar al máximo el mercado
financiero, y esto es producto de la acción estatal. Con los grandes acuerdos de libre
comercio sucede lo mismo. El gobierno de los Estados Unidos actúa con un doble
discurso: liberalización en Argentina y en América Latina y proteccionismo de sus
mercados donde los productores son débiles. Para ello descubren una vaca enferma
en Jujuy y dicen que "no vamos a permitir la entrada de vacas. A Brasil le dicen que
está haciendo dumping y colocando productos en el mercado con precios debajo del
costo. Todo es ficticio. Y con estos acuerdos establecen dos palabras que son liberar y
excepciones. Con las cláusulas de excepciones protegen sus industrias y facilitan la
penetración de sus empresas en otros países.
Ahora, más allá del campo de la política económica, los Estados imperiales están en

89
plena expansión político-militar, aumentado su presencia militar. La Organización del
Tratado del Atlántico Norte, OTAN, en la actualidad se extiende desde los países
bálticos, pasando por el centro europeo y los Balcanes hasta el sur de Asia, y llegando
a los países ex comunistas. La extensión de OTAN es el desplegar del alcance del
Estado imperial con relación al pasado. Aumentó el papel del Estado militarizado,
construyendo un cerco alrededor de China y de lo que queda de Rusia. Además, los
Estados están interviniendo en muchas partes: bombas sobre Servia, bombas sobre
Afganistán, bombas en Kosovo, bombas en Bosnia, ocupación en Haití, etc. Entonces,
¿cómo se puede argumentar que el Estado ha perdido relevancia? Y no hablamos de
los bombardeos a Irak que mataran a más de un millón de niños en los últimos años.
Son indicadores empíricos de lo que estamos hablando: de la expansión de los Estados
como mecanismo de expansión de los capitales, principalmente en los países
petroleros. Hasta ahora hablamos de regiones más alejadas pero aquí más cerca
tenemos el Plan Colombia y la Iniciativa Andina, donde los Estados Unidos tiene más
de 300 asesores con helicópteros, mercenarios y subcontratados que actúan para
limitar las transformaciones sociales en función de una ideología antinarcótica. Como
todo el mundo sabe, y en el Clarín del domingo 6 de mayo va a salir, creo yo, un
artículo mío diciendo que los bancos de los Estados Unidos son los principales
lavadores de dinero sucio en el mundo, principalmente el City Bank. Espero que haya
aquí un abogado del City Bank para que me demande, porque tengo miles de páginas
del Congreso (de Estados Unidos) para presentar en el juicio. Más de 500 mil millones
de dólares lavan anualmente los principales bancos de los Estados Unidos. ¡Cada año!
Tenemos con esto otro ejemplo del doble discurso: criminalizar lo latinoamericano y
defender sus propios lavaderos. Esto significa que los Estados Unidos y, en menor
grado pero con mucha fuerza, los europeos utilizan al Estado como instrumento
político-económico.
En Colombia tienen miedo por el petróleo que es un factor por las reservas, como
también en Venezuela porque tiene considerables reservas petroleras y es, junto a
México, la principal fuente de provisión de petróleo de los Estados Unidos. Se teme
que un éxito en Colombia podría tener un efecto demostrativo sobre las posibilidades
de producir cambios en América Latina. Se intenta, con el miedo, frenar cualquier
ejemplo alternativo, cualquier lucha que podría tener un "efecto de contaminación",
para usar el lenguaje imperial respecto de la ampliación de las posibilidades reales de
transformación. Con esto yo quiero concluir el primer aspecto con relación a que en el
Estado imperial es fundamental en la dinámica del capital que está atravesando el
mundo. Entonces uno puede decir, o un estudiante astuto preguntar:
-Doctor Petras, estás hablando del Estado imperial. Estamos de acuerdo, pero yo
entiendo con los académicos que debes hablar del Estado que vos llamás Estado
Recolonizado. Estos sí han perdido fuerza, han sido superados por la globalización.
Debes dirigirte a esta problemática. Es muy fácil argumentar respecto al Estado
Relevante en el mundo imperial. Por qué no tratás este tema que es el que nos afecta
aquí.

El Estado Recolonizado
Como decía, esta pregunta es muy astuta, inteligente y voy a tratar de contestarla
directamente. Primero, los Estados Recolonizados, cuando hablamos de Argentina,
Brasil, y otros países, han entregado las "joyas de la economía" al capital extranjero.
Para privatizar y desnacionalizar el Estado Recolonizado tiene un papel muy
significativo. Primero tiene que generar la crisis en las empresas públicas a través de
desinversión, sobrecostos y bajas tarifas. Y después, antes de venderlas, debe crear
una visión ineficiente y costosa de la empresa estatal. El Estado reconolizado socializa
la deuda, la toma y la pasa a cuenta de los ciudadanos. Después el Estado se pone
muy activo en los despidos, preparando la empresa para venderla. Porque para
venderla al sector privado los compradores quieren una empresa preparada para
ganar dinero. Los Estados están muy activos preparando el terreno. Luego el Estado

90
busca con propinas, "compensaciones", "comisiones", coimas el precio político, no el
precio del mercado, fijando el precio según las influencias de la competencia. Cuando
se privatiza firman el acuerdo y luego el Estado actúa para renegociar cada acuerdo
tiene alguna norma que hay que cumplir, como dar empleo, introducir tecnología,
etcétera. Pero como los grandes capitales no cumplen los contratos piden en todo
momento renegociar los contratos originales. Entonces entra otra vez el gobierno para
hacer trampa y decirles "entendemos que tienen problemas, les bajamos los
impuestos y les extendemos las concesiones, etcétera". Entonces, fíjate, el Estado
interviene, el Estado subvenciona, pero ahora en vez de dar subvenciones a los pobres
subvenciona a los compradores de empresas. En algunos casos el Estado presta
dinero a los compradores extranjeros para que compren las empresas nacionales.

El Papel del Pueblo es pagar Deudas


En segundo lugar, con los costosos compromisos con las empresas extranjeras el
Estado asume la deuda fraudulenta de los gobiernos porque sacan préstamos y
muchos de ellos entran al país pero no van a los lugares productivos, sino que van a
la bicicleta financiera, a la especulación. Pero la deuda queda para que el pueblo la
pague. El pueblo no recibe los préstamos; el papel del pueblo es pagar los intereses y
el capital. Entonces, para ajustar la economía en esta situación introducen recortes
brutales en el presupuesto educativo, de sanidad, de salud, de pensiones, etc. y eso lo
llaman con eufemismo un ajuste estructural (el ajuste es un apriete salvaje) que
consiste en la reconcentración de los ingresos, de la propiedad y una pauperización
social aumentada. Para eso usan la palabra ajuste y programas de ajuste (PAs). Y esto
también significa que el gobierno impone e interviene sobre política salarial, política
educativa, política de sanidad, intervencionismo en la economía y después interviene
para aplastar a la oposición. Intervención represiva a la sociedad civil, intervención
liberal para sostener los mal llamados ajustes.

El Neoestatismo Neoliberal
Entonces qué conclusiones tenemos. Tenemos la conclusión de que el Estado sigue
siendo más activo que nunca, el Estado es más relevante que nunca. Y entonces ¿por
qué? Es la última pregunta que vamos a contestar:
- Doctor Petras, ¿por qué pasa esto? ¿por qué está ocurriendo ahora?
Con la virulencia que está tomando este intervencionismo neoestatismo neoliberal, voy
a dar varias hipótesis.
Primero porque la desregulación de la economía (desregulación significa falta de
control sobre los flujos de capital) genera grandes volatilidades. Volatilidad significa
que haya muchas altas y bajas. Y la contrapartida de la mayor volatilidad es más
intervención estatal para establecer la estabilidad relativa de los flujos de capitales.
No es una paradoja, aunque lo parezca: a más desregulación más intervención del
Estado, pero esto es algo lógico dentro del proceso que discutimos. Después tenemos
el aumento de competencia capitalista que necesariamente implica que el Estado
interviene cada vez más para mejoras las condiciones. Entonces el Estado interviene
crecientemente dentro de la intensificación de la competencia de capitales. No hay
libre mercado. No hay libre mercado: hay intervenciones estatales puntuales y
generalizada. Y más, las transacciones entre las multinacionales se hacen en gran
parte fuera del mercado. Ochenta por ciento de las ventas de las empresas se realizan
dentro de las empresas. La misma empresa produce el cobre, y el cobre producido por
una subsidiaria es vendido por otra subsidiaria que genera la electricidad, la
electricidad genera la producción y la distribución. Todas son transacciones que se
realizan totalmente fuera del mercado. Entonces el discurso, o mejor dicho la retórica
libre mercado, no tiene nada que ver con la realidad. Para terminar entramos al tramo
final, ¿qué significa esto políticamente? Significa el hecho de que el Estado es un
terreno para luchar y que no es irrelevante. No se debe decir que debemos hacer una

91
lucha antisistémica global. Yo creo que eso se puede pensar, pero las luchas de clase
internas, a nivel de países, de estados, de la ciudad y la nación sigue teniendo una
gran importancia como una forma de controlar los recursos, controlar las inversiones,
eliminar los monopolios, negociar el comercio externo. Es falso y muy siniestro decir
que el mundo globalizado ha eliminado la lucha por el poder estatal terminando con la
lucha de clases.
Todos debemos comprar computadoras para transmitir nuestros mensajes en una
forma internacional. No estoy en contra del internacionalismo pero entiendo que el
Estado tiene muchas posibilidades, como lo usan los capitales mismos: utilizan su
Estado para beneficiarse, acumular capitales, proteger sus intereses. Y en forma
inversa, los pueblos, los estudiantes intervienen para configurar un nuevo Estado,
transformar el Estado Recolonizado en un Estado nacional y tal vez, en algunos casos,
socialista, que podría resocializar las economías estratégicas, planificar las
inversiones, y producir una economía que tiene como prioridad producir mercancías
de consumo popular. Y es obligatorio entrar a la lucha.
Ayer en Corrientes cerca de Callao caminábamos a la medianoche, y Buenos Aires no
es Africa pero tiene características africanas, o de Bosnia donde hay canibalismo.
Anoche a las once y media de la noche en el restorán Toboso tres chicos sentados en
la calle estaban comiendo la poca carne cruda que quedaba en los huesos, carne
desechada con los huesos. Era una cosa muy impresionante y no lo diga para
dramatizar, pero es urgente cambiar, estudiar y luchar. Si hoy algo estimulé en esta
área creo que he tenido éxito.
Al terminar la conferencia los oyentes hicieron algunas preguntas:
Pregunta: -¿Cuál es grado de libertad que tienen los Estados de los países
recolonizados?
Petras: -Creo que todos los países tienen espacio para actuar, no hay ninguna
restricción en absoluto, pero podemos decir que hay espacios y posibilidades relativos.
Argentina y Brasil tienen muchas posibilidades por sus tamaños, los recursos que
manejan, la capacidad científico-técnica. Países pequeños como Centroamérica, muy
cerca de Estados Unidos y con pocos recursos, obviamente están más limitados. Pero
incluso en este caso una pequeña isla como Cuba pudo desarrollar un modelo
heterodoxo donde combina su herencia revolucionaria con adaptaciones al mercado.
El problema principal es el poder, porque para hablar de la libertad de acción
debemos identificar la voluntad de aprovechar las oportunidades que existen en el
mundo. Como decía, esta competencia entre Europa, Japón y Estados Unidos permite
a Cuba transar y combinar con los competidores. Cuba consigue petróleo en
Venezuela, comercializa incluso con el nuevo régimen de Rusia, tiene relaciones
comerciales de intercambio de azúcar con China, etc. Argentina, que tiene alimentos,
minerales, petróleo, pesca, metalurgia potencial que está cerrada pero que puede
reabrir, y alto nivel de educación y desocupación, tiene enormes potencialidades pero
nunca las va a realizar si no hay una transformación en el Estado, empezando con el
desmantelamiento de las fuerzas represivas, fundamental para ejercicio del poder y
aprovechar todas las posibilidades que existen. Argentina puede comercializar con
todo el mundo: Rusia necesita carne, China granos, Europa quiere transar sobre todo
en la gama de productos metalúrgicos y para el transporte. Esto considerando lo que
existe, pero debe proyectar lo que podría existir para comercializar, que no es siempre
la configuración actual. Dice alguna persona que "si no pagamos la deuda el mercado
financiero nos va a estrangular". Hay que ver que significa estrangular, porque una
cosa es retirar el dinero, cortar los créditos. Se trata de un cuchillo de dos filos: sales y
pierdes, pierdes mercado, todo lo que invertiste en el país. Uno debe saber que si
estás perjudicando a la Argentina vas a perjudicar a los inversionistas y a todos los
bonos de seguridad que han vendido en el mundo. Obviamente una transformación
implica momentos difíciles de transiciones, implica peligros, riesgos, campañas
internacionales, pero el mundo actual es muy diversificado. Hay países que han roto
el bloque contra Irán que ya tiene contratos con todo el mundo, Libia se ha escapado

92
del control norteamericano y tiene relaciones con Italia, con empresas, etc. Hay que
usar la imaginación. La capacidad de tecnología informática que tiene Argentina es
enorme, porque tiene matemáticos e informáticos afuera y adentro. Un porcentaje de
los que se fueron del país volverán si hay una Argentina diferente que les permita
ejercer su profesión, aún con salarios más bajos de los que ahora tienen. Yo creo que
no debemos pensar que solo hay una alternativa y que todas las puertas están
cerradas en el exterior si no conformamos a los intereses imperialistas. En esto
Cavallo está, como siempre, totalmente equivocado.
Pregunta: -El desarrollo económico de los países recolonizados o recientemente
industrializados bajo las reglas de los capitales, ¿no enfrentan a las clases obreras que
usted llama a luchar? ¿Por qué cree que la izquierda en la Argentina no cumple la
función de lucha?
Petras: -Sí, es obvio que las empresas entran porque pueden bajar los salarios, tienen
acceso al mercado, tienen acceso a las exenciones impositivas, y una serie de razones.
Pero no siempre entran y reprimen o explotan. También se radican porque pactan con
los dirigentes sindicales que facilitan todo el proceso de explotación. Argentina tiene
todo un aparato que podríamos llamar "la inercia potente". Es un gran aparato
incapaz de enfrentar la situación actual pero bloquea la expresión de las bases
sociales que están con malestar y descontentas. Hay que ver cómo romper esta inercia
potente y crear canales y expresiones políticas que permitan la libre expresión de todo
el descontento y la bronca que está latente, latente pero algunas veces muy expresiva,
como los piqueteros y otros grupos de acción. Ahora, sobre la izquierda argentina, uno
debe hablar en una forma más amplia que los pequeños partidos que llamamos, en
forma tradicional, de izquierda: trotskistas, maoístas, comunistas y todas las
variantes. Ello forma una parte muy pequeña de lo que yo llamo la izquierda. La
izquierda son todas las organizaciones de los desocupados que están enfrentando en
acción, son los campesinos en Santiago del Estero que luchan por la tierra, son los
pobladores que están confrontando en las municipalidades. Ahora uno dice: Petras es
un populista porque habla de generalidades, no tiene programa fijo, no tiene una
ideología elaborada. Pero uno no define la izquierda simplemente con programas. Si
fuera así hay gropúsculos que ganarían el premio mundial. Pero programas sin
respaldo de masas son debates intelectuales. Hay que ver en esta amplia definición de
izquierda cuál es la expresión política capaz de aglutinar en un proyecto político más
coherente.
Pregunta: -¿Cuál es el rol de China?
Petras: -El fenómeno de China es muy complejo. Muy contradictorio, ya que la cúpula
dominante está en una onda muy liberal. Quieren liberalizar la economía, entregar las
empresas y los mercados al estilo Menem, porque tienen los Menem que hablan chino.
Están promoviendo el capital, y esta formación política tiene un problema, porque
China es un poder real, efectivo, con ejército. Tiene coherencia como país, no como
Rusia que es un país quebrado.

93
La centralidad del Estado en el Mundo
Contemporáneo
James Petras

I. INTRODUCCIÓN
La idea de que vivimos en un mundo sin estados-nación es uno de los mitos más
recurrentes e insidiosos de nuestros tiempos . Nada más lejos de la realidad. En todas
las regiones del mundo el estado - sea imperialista, capitalista o neocolonial - se ha
visto reforzado, se han impulsado sus actividades y ha aumentado su intervención en
la economía y en la sociedad civil. El estado en las naciones imperialistas - lo que
denominamos el estado imperial - desarrolla una actividad especialmente intensa de
concentración de poder en la nación para proyectarlo sobre el exterior a través de una
gran variedad de instituciones, tanto económicas como políticas, y estableciendo
vastas esferas de influencia y dominación. Estados Unidos lidera este fenómeno como
estado imperial, seguido por la Unión Europea (UE), encabezada ésta por Alemania y
Francia, y Japón. El poder del estado imperial se extiende hasta las Instituciones
Financieras Internacionales (IFI) como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el
Banco Mundial (BM), el Banco Asiático (BA), la Organización Mundial del Comercio
(OMC), etc. Los estados imperiales aportan la mayor parte de los fondos, nombran a
los líderes de las IFI y les responsabilizan de políticas que favorecen a las
corporaciones multinacionales de sus respectivos países. Los que anuncian un mundo
sin estados-nación o teóricos de la globalización se niegan a comprender que las IFI no
constituyen una nueva forma de gobierno por encima del estado-nación; son
instituciones que obtienen su poder de los estados imperiales.
Este ensayo abordará la discusión y crítica de argumentos poco consistentes como los
de las teorías de la globalización, así como el debate en profundidad sobre el
significado del estado en el mundo contemporáneo, en las economías regionales y
locales . La tercera parte de este ensayo presentará una explicación sobre las causas
del crecimiento de lo estatal en las economías neoliberales del mundo.

II. ARGUMENTOS RELACIONADOS CON EL MITO DE UN MUNDO SIN


ESTADOS-NACIÓN
Los defensores de la tesis de un "mundo sin estados-nación", a los que llamamos
"teóricos de la globalización", parten de presunciones bastante cuestionables. Existen
ciertas discrepancias entre ellos, ya que mientras unos consideran que el
estado-nación es un anacronismo, otros afirman que está en decadencia, y para un
tercer grupo ya no constituye una realidad. A pesar de que estas diferencia continúan
suscitando el debate, lo más significativo son los paralelismos que se encuentran en
las teorías globalizadoras. Éstas dudosas premisas son:
Presunción 1ª: Las corporaciones multinacionales son organizaciones globales que no
localizadas en ningún lugar específico de un estado-nación concreto. Forman una
nueva economía mundial ajena a los controles nacionales y son parte de una nueva
clase gobernante mundial.
Esta idea está basada en el hecho de que grandes corporaciones operan en diferentes
países, tienen gran movilidad y poder para evadir impuestos y regulaciones en
muchas jurisdicciones nacionales. Esta presunción plantea varios problemas
conceptuales y empíricos.
En primer lugar, el hecho de que las corporaciones multinacionales actúen en
numerosos países no entra en contradicción con el hecho de que sus cuarteles
generales, de donde surgen la mayor parte de las decisiones estratégicas, directores y
beneficios, estén situados en Estados Unidos, Unión Europea y Japón .

94
En segundo lugar, la movilidad está basada en decisiones estratégicas tomadas por
directores desde las centrales situadas en los núcleos imperiales. Estas decisiones
dependen de condiciones económicas y políticas creadas por el estado imperial y sus
representantes en las IFI. La movilidad es contingente respecto a las relaciones
interestatales.
En tercer lugar, logran eludir impuestos y regulaciones gracias a decisiones políticas
tomadas en el estado imperial y sus bancos multinacionales . El debilitamiento de las
leyes de los estados neocoloniales contra la transferencia de ganancias ilícitas de los
estados imperiales es una forma de actuación estatal que favorece la concentración a
gran escala de riqueza y engrosa las cuentas externas de los países imperiales. Las
corporaciones multinacionales obvian las regulaciones de los estados neo-coloniales y
forman parte de un engranaje de relaciones de poder ancladas en relaciones estatales
imperiales y neocoloniales.
Presunción 2ª: El gobierno de los viejos estados-nación ha sido sustituido por un
nuevo gobierno mundial formado por los dirigentes de las IFI, la OMC, y los directores
de las corporaciones multinacionales. Este es un argumento basado en un debate
superficial de epifenómenos, evitando un análisis profundo de la lógica de poder. Si
bien es verdad que las IFI toman decisiones muy importantes en relación con
diferentes zonas geográficas, afectando así a sectores económicos y sociales
significativos, estas decisiones y los que las adoptan están fuertemente influidos por
los estados imperiales y sus corporaciones multinacionales. Los miembros más
poderosos de las IFI son dirigidos desde sus gobiernos nacional-imperiales. Las líneas
políticas más importantes, que guían las condiciones de los préstamos, son
determinadas por los ministros de economía, finanzas y del tesoro de los estados
imperiales. La inmensa mayoría de los fondos de las IFI provienen de los estados
imperiales y la representación de la cúpula ejecutiva de las IFI se establece en
proporción a los fondos aportados por los estados imperiales. El FMI y el BM han
estado siempre liderados por individuos de Estados Unidos o la UE .
La visión globalizadora se niega a analizar el poder de las IFI como derivado de los
estados imperiales; rechazan la idea de un poder internacional basado en las
entidades no-supranacionales de los estados imperiales. Esta visión exagera la
autonomía de las IFI e infravalora su subordinación a los estados imperiales. La
verdadera significación de las IFI reside en su forma de magnificar, extender y
profundizar el poder de los estados imperiales, en cómo se convierten en terreno de
competición entre estados imperiales rivales. Lejos de debilitar los viejos estados, las
IFI han reforzado su posición.
Presunción 3ª: Uno de los argumentos más frecuentes de los teóricos de la
globalización consiste en afirmar que se ha producido una revolución informativa que
ha eliminado las fronteras estatales y ha creado una nueva economía global.
Consideran que esta revolución tecnológica ha transformado el capitalismo, aportando
un nuevo ímpetu al desarrollo de las fuerzas productivas. Dudamos de la validez de
una concepción que afirma que las tecnologías de la información han revolucionado
las economías, creando así una nueva economía global, en la que los estados-nación y
las economías nacionales serían ya inútiles.
Un análisis comparativo del crecimiento de la productividad en Estados Unidos a lo
largo de los últimos cincuenta años no corrobora este argumento globalizador. Entre
1953 y 1973, antes de la llamada revolución de la información, en Estados Unidos la
productividad crecía una media del 26%; con la introducción de los ordenadores el
crecimiento de la productividad entre 1972 y 1995 se redujo a la mitad . Incluso en el
llamado período del boom de 1995-1999, el crecimiento de la productividad fue del
2%, por debajo del período anterior a la informatización. Japón, país donde se da un
uso extensivo de informática y robótica, ha sufrido una década de estancamiento y
crisis. Entre los años 2000 y 2001, el sector de la información sufrió una fuerte crisis,
con diez mil despidos, cien empresas en bancarrota y caída del 80% del valor de los
capitales. La burbuja especulativa, que definía la llamada economía de la información,

95
explotó. Por otro lado, los autores de la globalización sostenían que la mayor fuente de
crecimiento de la productividad se encontraba en la informatización del área de
fábrica de ordenadores. Diversos estudios han mostrado que el uso de ordenadores en
las oficinas consiste fundamentalmente en el uso personal, y no potencia el
intercambio de ideas, tal y como confirman algunas estimaciones de las que se extrae
que hasta un 60% del uso del ordenador se dedica a temas no relacionados con la
empresa. Las fábricas de ordenadores suponen el 1,2% de la economía de Estados
unidos y menos del 5% del capital stock .
Por otro lado, el censo poblacional de Estados Unidos aporta una explicación diferente
en relación con las fuentes de productividad, que se identificarían con los 5 millones
de trabajadores en Estados Unidos, la mayor parte inmigrantes ilegales que han
inundado el mercado de trabajo en los noventa. Desde el momento en que la
productividad se mide en función de la producción de cada trabajador estimado, estos
5 millones de trabajadores no incluidos en la estimación engrosan los datos de
productividad. Si fueran considerados, los datos sobre productividad llegarían a
descender hasta situarse por debajo del 2%.
Con el declive de la economía de la información y las valoraciones de stock se hace
patente que la revolución de la información no es el elemento explicativo esencial a la
hora de entender la lógica de las economías de los grandes estados imperiales, y desde
luego tampoco ha provocad la aparición de un nuevo orden mundial. El hecho de que
muchísimas personas tengan acceso a ordenador e internet, o que algunas empresas
tengan un mejor control sobre sus inversiones, no significa que el poder haya dejado
de estar en manos del estado-nación. Mientras continúan las proclamas en relación
con la revolución informativa, los inversores en los mercados mundiales de stock
desvían fondos hacia la economía real alejándose de las empresas etéreas de alta
tecnología que no aportan ningún beneficio y aumentan las pérdidas.
Presunción 4ª: en relación con la presunción anterior, los globalistas afirman que
vivimos en una Nueva Economía superadora una Vieja Economía basada en fábricas,
minas, agricultura y servicios sociales. Según los globalistas el mercado crea una
"democracia real" en la que la "gente corriente" tiene ante sí opciones reales sobre su
futuro y la nueva eficiencia aportada por las nuevas tecnologías garantiza altos niveles
de crecimiento. La recesión de finales del 2000-2001 claramente refuta las bases de la
Teoría de la Nueva Economía: el ciclo económico no sólo no se ha alterado sino que
resulta reforzado por la naturaleza especulativa de la "Nueva Economía". De esta
forma, la "Nueva Economía" contiene todos los elementos propios de una economía
volátil y especulativa, guiada por demandas exorbitantes de altos beneficios. Ante la
ausencia de estos beneficios, resulta que parte de lo que se calificaba como "Nueva
Economía" consistí esencialmente en una estafa financiera colosal, donde las altas
ganancias de los primeros inversores llevaban a aquellos que invertían con
posterioridad a la ruina financiera.
La nueva eficiencia vaticinada por los partidarios de la "Nueva Economía" no resistió
la lógica del ciclo de negocio capitalista. La producción "Just In Time" se estableció en
función de un crecimiento estable y continuo de la demanda: la recesión de 2001,
causada por la caída repentina de la demanda, conllevó una acumulación de
inventarios entre productores y vendedores, provocando abundantes despidos. Con los
problemas de la circulación de líquido se multiplicaron los impagos y quiebras propias
de la "Vieja Economía".
Parece claro que la llamada "Nueva Economía" no sólo no evita las crisis capitalistas,
sino que es aún más vulnerable y cuenta con menos recursos a la hora de
recuperarse debido a que la mayor parte de su flujo de dinero depende de expectativas
especulativas y de altas ganancias constantes. El fuerte declive de los ingresos por
anuncios publicitarios en los sitios web y la saturación del mercado informático ha
causado la crisis estructural de los productores de hardware y software, creando un
auténtico trauma en la "industria". El valor exorbitante del capital se ha reducido
drásticamente y las grandes compañías de Internet luchan por sobrevivir en el

96
conjunto de la "Nueva Economía".
Presunción 5ª: algunos teóricos de la globalización como Toni Negri afirman que el
llamado "sistema imperial" es incompatible con un sistema de estados imperialistas -
como si el uno pudiera existir sin el otro . El "sistema" no tiene "centro" porque los
estados se habrían diluido ante las poderosas compañías multinacionales que
dominan los mercados. Esta concepción parte de una premisa equivocada al no tener
en cuenta el poder de clase e institucional de los bancos e industrias de propiedad y
dirección nacional. Y aún más grave, los teóricos de sistemas se niegan a relacionar
las estructuras, operaciones, códigos legales y otros elementos de los estados
imperiales con sus corporaciones multinacionales y ramificaciones en las IFI. El
amplio alcance de su poder se concentra en beneficios, intereses, rentas y regalías que
revierten en los estados imperiales. El "sistema" se deriva de y es sostenido por las
fuerzas combinadas de los estados imperiales y sus corporaciones multinacionales. Si
a la hora de describir un estado imperial no se tiene en cuenta la lógica de la
propiedad y el poder de ese estado se pierden de vista las contradicciones y conflictos
básicos, las rivalidades Inter.-imperiales y las luchas populares por el poder del
estado. La quimera de los "imperios sin estado" conlleva los mismos problemas que la
noción del "mundo sin estados-nación"; exagera la autonomía del capital respecto al
estado y propaga la falacia del "libre mercado", en la que el "mercado" (o según Negri
el capitalista colectivista) domina el sistema imperialista.
Presunción 6ª: Los "globalistas" operan en un nivel excesivamente alto de abstracción
al abordar la definición de la configuración del poder, obviando las variaciones más
significativas en relación con regímenes, estados y lógicas de clase. En consecuencia,
no aportan una concepción válida del cambio socio-económico. El fallo conceptual más
grave se encuentra en la definición los diferentes estratos del sistema mundial , que
denominan "centro", semiperiferia y periferia. Este tipo de estructuración abstracta y
simplista de la economía y el poder mundiales, subordina la dinámica de las
relaciones de clase a una distribución estática de cuotas de mercado. Estas categorías
abstractas oscurecen las diferencias fundamentales que plantean los diversos
intereses de clase entre naciones en cada categoría, diferencias que determinan cómo
se distribuyen las cuotas de mercado entre naciones, la estructura de propiedad, los
niveles de vida, así como las diferencias entre países dinámicos y estancados. Aún
más importante, al observar la situación del mercado, los globalistas no consideran la
ubicuidad del agente estatal a la hora de preservar o cuestionar la relación entre
estados y economías y la reestructuración de la economía mundial.

III. LA CENTRALIDAD DEL ESTADO


En el mundo contemporáneo el "estado-nación", tanto en su variante imperial como
neo-colonial, ha multiplicado y expandido su actividad. Lejos de ser un anacrónico, el
estado se ha convertido en un elemento vital para la economía mundial y para el resto
de los estados-nación. Con todo, las actividades de cada estado varían en función de
su carácter de clase, esto es, en función de su condición imperial o colonial.
Estados imperiales
En los últimos años, la centralidad del estado imperial se ha puesto de manifiesto en
áreas fundamentales de la actividad política, cultural y económica. De hecho, ha sido
el apoyo fundamental de la continuidad del poder imperial, en concreto en el caso de
Estados Unidos.
La gestión de la crisis
A lo largo de la última década se han producido fuertes crisis en diferentes regiones
del mundo. En cada caso, los estados imperiales, sobre todo Estados Unidos, han
intervenido para salvar a las corporaciones multinacionales y evitar el colapso de los
sistemas financieros. Por ejemplo, en 1994, cuando el sistema financiero mejicano
estaba al borde de la quiebra, el entonces presidente Clinton intervino inyectando 20
billones de dólares en Méjico, con el objetivo de tranquilizar a los inversores

97
estadounidenses y estabilizar el peso. Durante la crisis asiática de 1998, Estados
Unidos y los gobiernos europeos concedieron una ayuda de varios billones de dólares
a cambio de la apertura de sus economías, en especial Corea del Sur, a la toma de sus
industrias básicas por parte de extranjeros. En la crisis brasileña de 1999 y en la de
Argentina de 2001, Washington presionó a las IFI para que sostuvieran estos
regímenes. En EE.UU. la amenaza de quiebra de uno de los mayores bancos
inversores, provocó la intervención de la Reserva Federal (banco central), que presionó
a los bancos privados para que concedieran su apoyo. En otras palabras, en el manejo
de las crisis el estado imperial ha jugado un papel cada vez más importante y ha
contado con recursos cada vez mayores a la hora de evitar la quiebra de los grandes
inversores, apuntalar corporaciones multinacionales insolventes y prevenir el colapso
de las monedas. Más que nunca, las corporaciones multinacionales y la denominada
"economía global" dependen de la intervención masiva y constante de los estados
imperiales para gestionar las crisis y asegurar beneficios (compra de empresas
locales).
Competición Inter-imperialista
La competición entre poderes imperiales rivales y corporaciones multinacionales ha
sido espoleada por estos mismos estados imperiales. Por ejemplo, EE.UU. presiona
constantemente a la UE para lograr la apertura del mercado europeo a la carne de
vacuno norteamericana y a las exportaciones norteamericanas de plátanos
procedentes de América central y del sur, mientras que Japón y los estados europeos
negocian con EE.UU. el aumento de la cuota de una serie de exportaciones, entre ellas
el acero, los textiles, etc. El comercio y los mercados vienen definidos en buena
medida por acuerdos entre estados. La competición en términos capitalistas está
mediatizada, influida y dirigida por el estado. Los mercados no superan al estado y de
hecho actúan dentro de fronteras definidas por éste.
La conquista de mercados
El estado tiene una función de inmensa trascendencia tanto en la conquista de
mercados extranjeros como en la protección de los mercados locales. En primer lugar,
proporciona ayuda directa e indirecta a los sectores de la exportación . Las
exportaciones agrícolas de Estados Unidos reciben subvención en forma de agua y
electricidad, y ayudas a la exportación a través de reducción de impuestos. En
segundo lugar, el estado imperial presiona a los estados beneficiarios de préstamos en
el Tercer Mundo a través de las IFI para lograr la eliminación de las barreras al
comercio así como la privatización y des-nacionalización de empresas mediante la
firma de acuerdos condicionados. Esto permite a las corporaciones multinacionales
estadounidenses, europeas y japonesas penetrar en los mercados y comprar empresas
locales. La mayor parte de las exportaciones están financiadas por agencias estatales.
La denominada "globalización" no existiría sin la intervención del estado, como
tampoco los mercados permanecerían abiertos si no fuera por la intervención militar y
electoral del estado, las amenazas político-económicas, la presión y el reclutamiento
de los clientes locales. El imperialismo adopta muchas formas, pero siempre con
objetivos similares: la conquista de los mercados del Tercer Mundo, la penetración de
las economías de los competidores y la protección de los mercados nacionales.
Estados Unidos, Europa y Japón han elaborado conjuntos de barreras al comercio en
un amplio grupo de áreas de producción de importancia estratégica: las
auto-importaciones, como el del azúcar, los textiles, el acero, etc, se encuentran
limitadas por cuotas . Existen múltiples restricciones no tradicionales o bajo la forma
de acuerdos informales (siempre fruto de la negociación entre estados) que limitan la
entrada de países exportadores en los mercados estadounidenses. En muchos casos,
al negociar con regímenes neocoloniales, como el Brasil de Cardoso, Estados Unidos
rechaza el principio de reciprocidad, reclamando y garantizando la liberalización de la
industria de la información, cuando paralelamente impone la restricción de las
exportaciones de acero de Brasil, basándose en el falso pretexto de costes de
"anti-dumping".

98
Acuerdos comerciales
Cada uno de los grandes acuerdos económicos, que liberalizan el comercio y regulan
la inversión, son negociados por los estados y sometidos a modificaciones también
estatales. El GATT, la OMC, Lome, etc., que establecieron las normas del comercio y el
marco de las "redes comerciales globales", fueron formulados por los estados. Además,
los acuerdos comerciales bilaterales y multilaterales regionales, como el NAFTA,
LAFTA, etc. fueron el resultado de iniciativas del estado imperial cuyo objetivo fue
siempre la apertura de mercados a sus multinacionales. El estado imperial actúa
siempre de acuerdo con su corporación multinacional. La "expansión de los mercados"
no tiene nada que ver con corporaciones multinacionales superadoras de un sistema
estatal anacrónico. En realidad, la mayor parte de los movimientos de capital hacia
nuevos mercados depende de que el estado intervenga y destruya obstáculos
económicos, o desestabilice, en algunos casos, a los regímenes nacionalistas.
Acuerdos sobre inversiones
Los nuevos acuerdos sobre inversiones multilaterales y bilaterales son formulados en
el nivel estatal con el beneplácito y la participación activa de las corporaciones
multinacionales. La razón es obvia: las corporaciones multinacionales reclaman una
participación estatal que evite la expropiación de su capital o la restricción de sus
beneficios y garantice la minimización de impuestos "discriminatorios". El estado
asegura el cumplimiento de las garantías sobre la inversión, elemento crucial en la
expansión de la inversión corporativa. En muchos casos, los estados imperiales
utilizan su representación en las IFI para imponer nuevos códigos de inversión como
condiciones sobre préstamos de "estabilización" o desarrollo.
Protección, Subvenciones y Adjudicación
Los estados imperiales de la Unión Europea protegen férreamente sus productos
agrícolas. Estados Unidos y los estados europeos subvencionan fuertemente su
agricultura mediante el descenso del nivel impositivo sobre el uso de electricidad y
agua. La investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías obtienen abundante
financiación estatal para que sus resultados sean más tarde aplicados a las
multinacionales. En cada estadio, antes, durante y después, de la expansión de las
corporaciones multinacionales en el mercado internacional, el estado está
profundamente implicado. Más aún, allá dónde las empresas nacionales no son
competitivas, los estados imperiales inventan pretextos para protegerlas de
productores más eficientes. Japón protege a sus productores de arroz, a pesar de que
su precio resulte finalmente diez veces más caro para el consumidor. Estados Unidos
proporciona una enrome subvención a los exportadores del "agro-business" de
California en forma de investigación, impuestos leves sobre el agua y préstamos
ligados a la compra de las exportaciones de grano estadounidense. La UE subvenciona
la formación de sus industrias de alta tecnología, agricultura, etc.
La estatalidad o la neo-estatalidad es el elemento central de la "expansión global" de
las corporaciones multinacionales. El estado ha crecido, su alcance se ha extendido,
su función en la economía internacional es esencial. La retórica falaz del "mercado
libre", promovida por ideólogos conservadores, ha sido extendida y cimentada por la
izquierda "globalista". Mientras la izquierda se alarma ante el debilitamiento del rol del
estado, la derecha se ha preocupado por poner en marcha una actividad dele estado
orientada a la satisfacción de los intereses de las corporaciones multinacionales.
Mientras la izquierda la "globalización" de los mercados, las corporaciones
multinacionales de los países imperiales y sus estados se reparten esos mismos
mercados, logrando aumentar sus esferas de dominación y control.
Ante todo el estado imperial no es simplemente una institución económica; la
expansión exterior de las corporaciones multinacionales depende intensamente del rol
militar y político del estado imperial.
La Expansión del poder político y militar del estado imperial
La expansión exterior de las corporaciones multinacionales ha sido posible gracias a la
expansión político-militar del imperialismo euro-americano a través de la OTAN y sus

99
ejércitos vasallos en África del Sur, América Latina y Asia. En Rusia (la antigua URSS)
y Europa del Este, los regímenes clientelares han sido financiados e impulsados por
los estados imperiales, preparando el terreno para la toma de un vasto conjunto de
industrias estratégicas, fuentes energéticas, etc. El triunfo del estado imperial
estadounidense sobre la URSS proporcionó el impulso necesario para el
desmantelamiento de los estados de bienestar en Europa y el llamado estado de
bienestar, si es que puede ser considerado como tal, en Estados Unidos. Las guerras
euro-americanas en el Golfo Pérsico y los Balcanes consolidaron la preeminencia de
los estados imperiales y extendieron su control sobre los estados disidentes. La
desestabilización de los antiguos regímenes comunistas y las guerras destructivas
contra los regímenes nacionalistas en África del Sur o América Latina entre otros,
abrieron estas regiones a las prescripciones políticas neoliberales. La expansión
militar imperial, estrechamente relacionada con los aparatos militares estatales
promovió la expansión exterior de las corporaciones multinacionales. La llamada
globalización creció a partir de los arsenales del estado imperial. Hoy, para proteger
aún más al capital en el extranjero, Estados Unidos y la UE han creado una nueva
doctrina de la OTAN que legitima las guerras ofensivas dentro y fuera de Europa y
contra cualquier país que amenace intereses económicos vitales (sus corporaciones
multinacionales) . La OTAN se ha ampliado para incorporar nuevos estados-clientes
en Europa del Este, y nuevos "socios de paz" en los estados bálticos y las antiguas
repúblicas de la URSS (Georgia, Kazajstán, etc.). En otras palabras, las alianzas
militares del estado imperial incorporan más estados, incluyendo más aparatos
militares estatales que antes, con el objetivo de asegurar una penetración eficaz de las
corporaciones multinacionales euro-norteamericanas en nuevos países y el flujo fácil
de beneficios hacia sus centros de decisión en Estados Unidos y Europa occidental.
El Estado y los medios de comunicación de masas
Ahora que los mass media y su aparato político-cultural atraviesan más fronteras que
nunca, la propiedad y el control de los mismos están claramente concentrados en las
corporaciones multinacionales estadounidenses y europeas. Sus mensajes son
crecientemente homogéneos, dictados y coordinados por políticos de Washington,
Berlín, Londres, etc. Flujos globales y controles imperiales: esa es la esencia de los
mass media en la actualidad. Los estados imperiales fijan la línea política y definen los
parámetros de discusión, que son más tarde difundidos por las corporaciones
multinacionales de mass media, garantizando así sus ingentes beneficios.
En definitiva los estados imperiales, lejos de haber sido sustituidos por la expansión
del capital en el exterior, han crecido hasta convertirse en componentes esenciales en
la configuración de la economía política mundial. Los teóricos globalistas banalizan el
rol del estado imperial y al hacerlo parecen erigirse en defensores de los privilegios y el
poder de las corporaciones multinacionales.
Llegado el caso de que algunos teóricos de la globalización admitieran el peso
específico del estado imperial, lo harían introduciendo un importante matiz: son ahora
los estados re-colonizados los que se están marchitando ante las corporaciones
globales, que minan su capacidad para tomar decisiones y regular sus economías
nacionales.

IV. ESTADOS RECOLONIZADOS: EL ESTADO COMO ÁMBITO DE LUCHA.


Debemos partir de un punto de vista histórico a la hora de analizar la situación de los
Estados del Tercer Mundo (ETM), dado que la mayor parte de este grupo de estados
llevaron a cabo políticas contrarias a las prescripciones del FMI y el BM a lo largo del
período 1945-1975. Detrás de esta actitud encontramos a la URSS tan sólo
tangencialmente. La explicación fundamental hay que buscarla en las clases sociales,
las alianzas políticas y la ideología que motivaba las decisiones de los ETM, así como
en la presión ejercida por los movimientos de masas. A lo largo de este período de
treinta años, los estados imperiales (fundamentalmente Estados Unidos) presionaban

100
a los ETM para que liberalizaran sus economías, privatizaran sus empresas públicas,
etc. La mayor parte de estos ETM resistieron estas presiones imperiales, las mismas
que hoy se insiste en denominar globalización. Dos cambios esenciales vinieron a
alterar este escenario: los poderes imperialistas, liderados por EE.UU., emprendieron
una ofensiva militar, utilizando las fuerzas político-militares clientelares como
mercenarias. Esta ofensiva se desplegó en África del Sur, América Central y del Sur y
Asia, con el objetivo de destruir sus economías y derribar aquellos regímenes
nacionalistas y socialistas que rechazaban el programa liberal. El segundo de los
cambios fue el ascenso de una nueva Clase Capitalista Trasnacional en el Tercer
mundo (CCT), formada fundamentalmente por altos funcionarios políticos y ligada con
los circuitos financieros internacionales. Esta nueva clase cuenta con cuentas
bancarias en el extranjero, inversiones y está participa activamente en los mercados
de exportación. Al aceptar y compartir el programa neoliberal de los poderes
imperiales, se transforma en la clase dirigente en los ETM e inicia la implementación
de políticas que privilegian a los poderes imperiales. La dinámica interactiva entre la
CCT y los poderes imperiales produjo lo que hoy erróneamente se describe como
globalización. Lo que realmente se inició fue la recolonización del Tercer Mundo a
través de la función de bisagra de la CCT en los Estados del Tercer Mundo.
Los ETM son descritos por los teóricos de la globalización como agentes débiles que
carecen de los atributos propios de un estado, y por lo tanto incapaces de resistir las
fuerzas de la globalización. Este planteamiento conlleva diferentes problemas. En
primer lugar amalgama todos los ETM bajo una misma rúbrica, sin lograr singularizar
aquellos que en el pasado adoptaron parte de los atributos de los estados
neo-coloniales. En segundo lugar, no tiene en cuenta el hecho de que los ETM
promovieron voluntariamente políticas que facilitaban la liberalización de las
economías. En tercer lugar, los teóricos de la globalización ignoran las variantes que
existen en las políticas de los ETM a partir de una misma agenda liberal determinada
por los poderes imperiales. En cuarto lugar, prácticamente obvian la importancia de la
configuración de una nueva clase, la CCT, que ha adquirido creciente influencia en el
estado e impulsa la agenda liberal. Por último, los globalistas infravaloran el alcance y
profundidad de la intervención del estado en la economía y la sociedad liberales,
concluyendo erróneamente que la ausencia de un estado de bienestar social significa
automáticamente que estemos ante un estado débil. En realidad, el estado neocolonial
practica una política de regulación e intervensionismo tan activa como la del estado de
bienestar o populista. La diferencia estriba en que su actividad, sus normas y su
intervención están dirigidas al servicio de diferentes intereses de clase: el capital
extranjero y la CCT.
A lo largo del proceso de adaptación de su política a los designios de los capitalistas
extranjeros, banqueros, los estados recolonizados requieren y retienen recursos
sustanciosos y beneficios suficientes para llevar a cabo su función. De hecho, si no
existiera un estado recolonizado fuerte los objetivos imperiales no serían alcanzados.
En este contexto la fortaleza se mide en función de la capacidad de los actores
estatales y sus instituciones para llevar a puerto cambios estructurales que aseguren
su estabilización frente a la oposición que representan los movimientos sociales
populares, los sindicatos y partidos políticos. El estado recolonizado es débil ante las
demandas de las IFI, pero fuerte a la hora de convertir esas exigencias en política
nacional. De hecho, el concepto de estado débil plantea en sí muchas dudas, ya que
desde el momento en que el estado recolonizado comparte las políticas del estado
imperial y cuenta con asociados de las corporaciones multinacionales - su propia CCT
- no puede ser concebido como un actor que capitula ante las IFI o está dominado por
las llamadas "fuerzas globales".
La centralidad del estado recolonizado en la contra-revolución liberal se pone de
manifiesto en diferentes áreas políticas relacionadas entre sí.
Privatización
El estado recolonizado, tras consultar a las IFI, aplica su programa liberal a través de

101
la privatización de empresas públicas estratégicas y lucrativas. Esta privatización
requiere una intensa intervención estatal que incluye la construcción de alianzas
políticas, la represión de los sindicatos del comercio y/o despido de trabajadores
militantes, la socialización de las deudas de las empresas, la garantía del apoyo de los
bancos inversores extranjeros en la organización de la venta, una intervención que
garantice que los compradores obtengan ventajas en la compra, y la eliminación de
cualquier control sobre el precio o tarifa en el caso de que la empresa pública funcione
con cuotas fijas.
La imposición de Políticas de Ajuste Estructural (PAE)
En esencia las siglas PAE significan mucho más que un mero "ajuste" económico y
"estructural". Hacen referencia al poder, la riqueza y el control de clase . En este caso,
el estado recolonizado cobra una enorme importancia ya que las PAE suponen un
cambio esencial en el concepto de propiedad (de público a privado, de nacional a
privado), la imposición de impuestos regresivos (aumento de los VAT contra la
imposición progresiva sobre el capital rico y extranjero), reconcentración de los
beneficios y la propiedad (políticas salariales regresivas, congelación de los salarios
mínimos, promoción del agro-business a expensas de la agricultura campesina, etc.),
descenso de las barreras arancelarias (arruinando a los productores nacionales,
poniendo en manos de las corporaciones multinacionales mayores porcentajes de los
mercados locales, etc.), disminución de los gastos sociales en salud y educación y
aumento de las subvenciones a los exportadores. Las Políticas de Ajuste Estructural
son una estrategia por y para la clase gobernante (CCT) y el capital extranjero contra
la inmensa mayoría de los productores locales, trabajadores y campesinos. Aumenta
la desigualdad y la pobreza. La aplicación de las PAE requiere un estado fuerte
dispuesto a imponerse a pesar de la oposición de la mayoría, un estado entregado a
una ideología y dispuesto a abandonar su papel histórico como entidad independiente
y rechazar la idea de soberanía popular en aras de la implementación de políticas
mediante medios autoritarios, a través de decretos del poder ejecutivo.
Cuando hablamos de un estado neoliberal nos referimos a un estado poderoso que
impone y lleva a cabo su política.
Flexibilidad laboral
Este es un eufemismo utilizado para hacer referencia a la concentración de poder en
manos de los patronos y el estado recolonizado. Las "nuevas" Reformas sobre el
Trabajo y las Pensiones incrementan el poder en manos de los patronos a la hora de
contratar trabajadores en precariedad y despedirlos con poca o ninguna
indemnización. Representa el total sometimiento del trabajo al capital. Los
trabajadores quedan privados de cualquier posibilidad de control sobre sus horas o
días de trabajo, condiciones de seguridad o salud. Los contratos precarios eliminan la
seguridad en el trabajo desde el momento en que los contratos son de corta duración,
sin vacaciones, pensiones, etc. La privatización de los fondos de pensiones pone
billones de dólares en manos de las empresas privadas que reciben honorarios
exorbitantes y acceden a fondos para especulación y fraude, enriqueciendo a unos
pocos y amenazando los ingresos por jubilación de millones. La aplicación de
legislaciones laborales y de pensiones regresivas requiere de un estado fuerte que
pueda actuar contra los sectores populares de la sociedad civil, y reprimir y resistir las
protestas de los sindicatos fuertes. Para lograr el cumplimiento de esta tarea es
preciso que se consolide el apoyo mutuo y colaboración entre los capitalistas,
asegurándose el respaldo de las IFI, siempre disponibles. Un estado débil nunca sería
capaz de resistir la presión de las clases populares, haría concesiones. Un estado
fuerte ignoraría las protestas y procedería a la aplicación de la citada legislación
laboral y de pensiones.
Al examinar detenidamente las políticas más importantes emprendidas por el estado
recolonizado, se hace patente que la intervención estatal es más intensa que nunca.
La principal diferencia se encuentra en la dirección socio-económica de la actividad
estatal: el neo-estatalismo liberal viene definido por una intervensionismo que

102
persigue poner la riqueza y la propiedad en manos del capital privado, rico, y, ante
todo, extranjero. El estado recolonizado no ha desregulado la economía, sino que ha
establecido nuevas normas que regulan la política de ingresos, pensiones, relaciones
laborales, políticas de exportación-importación, flujo de capital, etc. Esta nueva
normativa, que favorece a la CCT y al capital extranjero, necesita un nuevo régimen
regulador, en el que las dicotomías trabajo-capital, populistas-nacionalistas, son
reemplazadas por un único agente: los representantes de la nueva clase liberal
gobernante. Con el desmantelamiento del régimen regulador previo, la economía
social, y la construcción de la nueva economía y sociedad liberal, el estado
recolonizado juega un papel esencial, activo e intervencionista (aunque actúe bajo la
dominación del estado imperial).
El porqué del papel central del estado
Los poderes imperiales y la CCT del Tercer Mundo tienen una visión mucho más
realista y pragmática de la centralidad del estado - sea éste imperial o recolonizado -
que la de los teóricos globalistas que pretenden pertenecer a la izquierda. Los
portavoces de la clase gobernante proclaman y aceptan formalmente la retórica
globalista, pero en la práctica se esfuerzan por fortalecer y ampliar el poder del estado,
condición necesaria y previa a la hora de lograr la expansión y supervivencia de sus
intereses. Diversos factores hacen del estado un actor esencial en el mundo
contemporáneo.
La volatilidad de los mercados
La economía mundial contemporánea está profundamente influida por los sectores
financieros y la actividad especulativa, ambos altamente volátiles y necesitados
constantemente de una intervención estatal que evite que crisis financieras periódicas
en regiones concretas afecten a toda la economía mundial. Los especuladores del
mercado de capitales en los países imperiales dependen en gran medida de los precios
de los intereses fijados por los Bancos Centrales. Los sistemas financieros y bancarios
que colapsan dependen de una intervención del estado orientada a la
"reestructuración" de los préstamos "malos" (en los que se paga a los prestatarios con
dinero de los contribuyentes) como en el caso de Japón, Corea del Sur o Rusia. Las
economías estancadas, como Japón o China, necesitan de la intervención estatal para
estimular su crecimiento. El número de ejemplos podría multiplicarse, pero la idea
fundamental es que los movimientos crecientes de capital especulativo han extendido
el rol del estado. Éste intenta estabilizar la anarquía del mercado, con cualquier
recurso a su alcance, fundamentalmente a través del aumento de las cargas
impositivas sobre los contribuyentes con ingresos bajos.
Desregulación financiera
El fenómeno de disminución del control estatal sobre las transacciones financieras ha
ido acompañado de la acentuación paralela de la intervención del estado en el manejo
de las crisis y la salvaguarda de los sistemas financieros y empresas (por ejemplo en el
caso de la crisis de Savings and Loan en Estados Unidos). La inexistencia de controles
sobre el capital y la libre conversión han permitido la especulación monetaria y la
huida masiva de capital en tiempos de pánico. La intervención del estado ha buscado
la protección de las monedas o el establecimiento de reservas monetarias,
acompañadas o no de la reducción de los préstamos a través de la subida de los tipos
de interés. La frecuencia y creciente intensidad de las crisis hacen que podamos
hablar de un estado-bombero (ha dejado de ser esencialmente policía) que lucha
contra los incendios creados por las conflagraciones financieras.
Competición interimperialista
Los estados imperiales han tomado una postura crecientemente activa en la lucha por
las cuotas de mercado, defendiendo cada uno sus propias corporaciones
multinacionales. Los estados recolonizados emprenden empresas arriesgadas que
unen a sus núcleos capitalistas trasnacionales con las corporaciones multinacionales.
Los estados imperiales han negociado cuotas de importación, han llevado a sus
competidores a la OMC, organizado boicots, etc., con el objetivo de fortalecer sus

103
corporaciones multinacionales a expensas de sus rivales. El estado imperial
norteamericano ha defendido a sus exportadores de ganado frente a la UE,
amenazando con boicots y represalias, y ha limitado la importación de productos
agrícolas de los países tropicales productores de azúcar. En pocas palabras, la
competición entre corporaciones multinacionales nacionales ha tomado la forma de
conflictos interestatales, en los que los mismos estados acaban siendo el árbitro
definitivo. Ante mercados que se hunden y una creciente recesión desde comienzos
del 2001, es fácil predecir un aumento de la intervención estatal y la protección.
El alcance y la profundidad de las transformaciones
Ninguna corporación multinacional tuvo nunca el poder suficiente como para
emprender la enorme transformación de las estructuras sociales y económicas que
precedió y permitió el flujo masivo de capital hacia los mercados extranjeros. Fue el
estado el que creó el caparazón en el que fluyó el capital, y estableció las reglas del
juego que guiaron la expansión al extranjero. Dada la fragilidad de estas estructuras
el estado debe involucrarse continuamente en la salvaguarda del capital, reflotando a
los regímenes recolonizados.
Respaldando a las IFI
Dado que las IFI dependen de los estados imperiales para determinar sus líderes,
programas y prioridades, el apoyo de los estados imperiales es también esencial a la
hora de permitir que las IFI continúen interviniendo en los estados recolonizados. Los
fondos de las IFI dependen de los estados imperiales, y sin ambos no contarían con
autoridad alguna con la que imponer sus prescripciones. Las IFI sirven como nexo de
unión entre los estados imperiales y los recolonizados. Las IFI obtienen su poder de
los centros imperiales. Por estas razones, el estado continua y continuará siendo
esencial para la economía política mundial. Lejos de ser un poder residual vestigio del
pasado, la continuada relevancia del estado esta anclada estructuralmente en el
sistema imperial contemporáneo.

V. CONCLUSIÓN.
Las teorías derivadas del paradigma de la globalización no logran explicar el papel
central que juega el estado en las economías del mundo contemporáneo. De la misma
forma, la noción de sistema imperial carece de significación si no analizamos las
actividades del estado imperial y la multiplicidad de funciones que desarrolla en la
apertura de mercados para la expansión de sus corporaciones multinacionales.
La actual configuración del poder en la economía mundial no está basada en la
"ausencia de estados" o en "corporaciones globales" sino en corporaciones
multinacionales que trabajan codo a codo con sus estados imperiales . Las IFI, como
el BM o el FMI, no conforman un nuevo estado global sino que derivan su poder y sus
recursos de los estados imperiales. El concepto clave a la hora de entender los
conflictos interestatales y la competición intercorporativa es imperialismo y no
globalización. Estados imperiales y corporaciones multinacionales no son agentes
enfrentados o contradictorios, sino que más bien actúan en un contexto de sinergias
entre neo-estatalismo y neo-liberalismo. En el mundo actual, y en contra de la propia
ideología neoliberal de libre mercado, los políticos de los estados imperiales y
recolonizados eligen a los ganadores y a los perdedores mediante incentivos,
subvenciones y aranceles, provocando la expansión de grupos capitalistas específicos
y el declive de las pequeñas y medianas empresas o grandes empresas no vinculadas
estrechamente con el régimen impuesto.
El debate entre economistas burgueses se centra en dilucidar si la intervención a gran
escala, largo plazo y protección de las corporaciones multinacionales es un "peligro
moral", es decir, si el que los directores corporativos sepan de antemano que el estado
subvencionará sus pérdidas alimenta la "especulación temeraria". Los economistas de
la Nueva Economía olvidan su ideología de libre mercado, recurriendo al estado en
busca de recursos financieros que eviten la quiebra, en tiempos de crisis. Estos

104
mismos neoliberales fundamentalistas continúan afirmando que los beneficios se
obtienen a partir de la base de los riesgos de inversión y, por lo tanto, si el estado
elimina ese riesgo acaba con la asignación eficiente de recursos y promueve la
especulación destructiva.
El problema central de la teoría de la globalización es que se enfrenta al estudio de
epifenómenos, como la expansión exterior de las corporaciones nacionales hacia
muchas regiones, sin tener en cuenta sus lazos con los centros estratégicos de estas
corporaciones. Las corporaciones multinacionales compran y venden globalmente pero
sus decisiones estratégicas sobre tecnología e inversión son controladas desde sus
cuarteles generales en el estado imperial. Por su forma son multinacionales, pero su
esencia es nacional. Esta máxima es especialmente clarificadora cuando analizamos
los lazos estrechos entre los centros de las corporaciones multinacionales y sus
directores principales en el estado imperial.
La proclama globalista de un nuevo "régimen global" basado en la supremacía de las
IFI, surgida de una extrapolación superficial de las actividades del FMI y el BM que
obvia la matriz estado imperial, de la que en realidad son un elemento subordinado.
Como consecuencia, los teóricos globalistas logra magnificar el poder de las IFI y
minimizar el poder del estado, en particular el del estado imperial.
Los globalistas intentan enmendar sus errores interpretando el paso del activismo
estatal desde el ámbito de lo social al de la subvención de las pérdidas de las
corporaciones multinacionales como "declive del estado" o "debilitamiento del estado".
Tal y como hemos demostrado, el estado sigue teniendo enormes recursos y
capacidad, así como una posición estratégica entre los productores y la economía
Mundial.
De esta forma, no se trata de globalizar la lucha sino de transformar la naturaleza de
clase del estado, reconfigurando su relación con las corporaciones, multinacionales y
la clase capitalista trasnacional. Esto significa que la lucha de clase dentro del país
por el poder del estado es esencial a la hora de obtener los recursos económicos -
centros de investigación tecnológica, medios de producción, tierra - necesarios para la
redistribución de la riqueza y la reconstrucción de los mercados nacionales. La
intensas actividad que el estado recolonizado o imperial lleva a cabo en relación con
las corporaciones multinacionales muestra que se trata de un centro de recursos,
poder y actividad que puede llegar a transformar y mejorar las vidas de los
trabajadores si se revoluciona, si se le da la vuelta. La ideología del declive y la
desaparición del estado es una falacia imperial diseñada con el fin de desviar el
objetivo de los movimientos populares hacia instituciones estrictamente secundarias
que además derivan su poder del estado.
El internacionalismo del ala izquierda globalista está basado en eventos - encuentros
contra el FMI, BM etc. - donde un amplio conglomerado de grupos se encuentran,
protestan y se dispersan. A pesar de que logran una amplia cobertura mediática, estas
actividades no amenazan los pilares estatales y las estructuras del poder imperial y
neocolonial.
El internacionalismo se hará fuerte allá donde los movimientos políticos nacionales
sean poderosos, donde las clases oprimidas conquisten el poder del estado y puedan
intervenir para apoyar a sus camaradas en el extranjero. Movimientos nacionales
fuertes construyen una solidaridad internacional poderosa.

Traducción: Elisa Nieto


Campaña contra el Banco Mundial Barcelona 2001. Madrid
Junio de 2001

105
El derecho de libertad
para los Prisioneros Políticos

Una de las señales más claras de la naturaleza abortada de las transiciones políticas
de las dictaduras militares a los regímenes electorales civiles, es la impunidad
extendida al ejército, la continuidad de la legislación represiva y las políticas
socioeconómicas regresivas.
Una de las señales más claras de la naturaleza abortada de las transiciones políticas
de las dictaduras militares a los regímenes electorales civiles, es la impunidad
extendida al ejército, la continuidad de la legislación represiva y las políticas
socioeconómicas regresivas.
La llamada transición fue, de hecho, un cambio del autoritarismo militar al
neo-autoritarismo civil en el que el ejército retuvo las decisiones sobre la estrategia
política y el general Staff de las fuerzas armadas mantuvo el mando por encima de los
parámetros de la vida política. Los regímenes civiles neo-autoritarios permitieron las
elecciones, la pugna entre los partidos y las libertades individuales al interior de los
parámetros establecidos por su pacto con el ejército.
Bajo los regímenes electorales neo-autoritarios, el modelo neo-liberal se profundizó y
se extendió. Se mantuvo el programa de privatizaciones, la legislación
anti-trabajadores, las inmensas desigualdades entre quienes poseen la tierra. Riqueza
y propiedad fueron consolidadas. La nueva clase política electoral en colaboración con
el ejército se comprometió en la corrupción, en el narcotráfico y en el uso de métodos
autoritarios (los decretos presidenciales) para llevar a cabo su agenda neo-liberal
contra la voluntad de la mayoría. Los regímenes civiles desnacionalizaron las
economías vendiendo los recursos lucrativos a las corporaciones multinacionales
europeas y norteamericanas, al tiempo que aplicaron políticas de ajuste estructurales
regresivas, diseñadas por los EE.UU., el FMI y el Banco Mundial.
Enfrentado con estas brutales realidades, obreros, campesinos, profesionales, y
estudiantes organizaron la resistencia, la protesta y la acción directa. En Chile,
muchos jóvenes militantes, enfrentados con un sistema autoritario muy cerrado como
es el régimen llamado de la Concertación, compuesto principalmente de
democristianos, socialistas (sólo de nombre) y radicales, impulsaron rebeliones
organizadas. La impunidad de los Generales, incluso la del sangriento dictador
Pinochet y la persistencia de la Constitución Militar retrógrada de 1980, obligó a
numerosos militantes retornar a la acción directa. Muchos fueron abatidos en las
calles, encarcelados y torturados. Se detuvo a periodistas, escritores y comentaristas
que ejercieron la libertad de expresión, criticando al ejército. Todo esto fue
descaradamente implementado y reforzado por las políticas autoritarias del Gobierno
de la Concertación. Algunos de los militantes que luchaban por la democracia y la
justicia social contra el régimen de Concertación-Pinochet, tomaron las armas.
Decenas fueron encarcelados, torturados y condenados a largas sentencias por los
mismos jueces que exoneraron a los comandantes militares genocidas.
En lugar de considerar a estos activistas políticos como patriotas y demócratas, los
neo-autoritarios y sus apologistas en la universidad, la prensa y los medios de
comunicación de masa, los etiquetaron como terroristas. Era como si en Francia,
después de la liberación, los militantes que aplicaron justicia en contra de los
colaboradores de los Nazis y de Vichy hubieran sido etiquetados como terroristas. Una
idea que nadie en aquella época hubiera podido imaginar. No obstante en Chile los
socialistas,. que siguen fielmente los dictados de las leyes represivas de Pinochet,
persisten en aplicar enérgicamente estas mismas leyes contra los opositores. Peor
aún, la elección del mal llamado socialista Lagos continúa manteniendo en prisión a
más de un centenar de prisioneros políticos, incluidos prisioneros mapuches, así como
militantes que llevan más de 12 años en la cárcel. La tragedia es que muchos líderes

106
de derechos humanos e izquierdistas supuestamente progresistas e independientes,
utilizan al carcelero Lagos como mal menor, sacrificando los derechos y justicia de los
prisioneros políticos a cambio de su propia conveniencia personal.
El ejemplo chileno es representativo de toda América Latina, incluso su grado de
represión excede a la de algunos de sus vecinos. En Colombia, los partidos de la
oligarquía electoral usan las fuerzas armadas y los grupos paramilitares para destruir
la organización popular, asesinar a los líderes sindicales y masacrar a pueblos
enteros. En este proceso, cientos de disidentes políticos y sociales languidecen en las
cárceles. Lo mismo ocurre en México, Paraguay, Perú, Bolivia, Ecuador -quienquiera
se resiste al modelo neo-liberal y a la presencia militar U.S.A.- es encarcelado o le
sucede algo peor. La tortura se ha vuelto una rutina bajo los regímenes electorales. En
países como Brasil y Argentina, se reprimen brutalmente las protestas públicas, sobre
todo fuera de las ciudades importantes. En Brasil, se ha asesinado a más de 60
militantes campesinos bajo el régimen de Cardoso. La estrategia de estos regímenes
neo-autoritarios es encarcelar y asesinar a los activistas más comprometidos para
lograr de esta manera fragmentar y atomizar la oposición al modelo neo-liberal y al
imperialismo U.S.A.
Dado que la crisis en América Latina agrava el desempleo y el subempleo que alcanza
entre un 30-70%, y las "estrategias de exportación" se rompen ante el declive de la
demanda en U.S.A. y Japón (debido a sus crisis), crece el número de voces críticas que
se levantan, las demandas de justicia social, así como los llamados a poner un
término a la impunidad. Precisamente, es en este contexto que la exigencia de liberar
a todos los prisioneros políticos es urgente. Los movimientos fuera de las cárceles
necesitan de los activistas y líderes ahora en prisión. El primer paso, en la transición
de los regímenes electorales neo-autoritarios a la democracia socialista libertaria,
empieza vaciando las cárceles de patriotas y encarcelando a los vende-patria.

Escribe: James Petras, Desde EE.UU. para Tiempos Modernos

107
Imperio con imperialismo
7 de noviembre de 2001

Por James Petras

Traducción para Rebelión:


Germán Leyens

"Imperio" es un libro extraño. Siendo que EE.UU. es la única superpotencia, cuando


caso un 50 por ciento de las 500 mayores multinacionales son de propiedad
estadounidense y están domiciliadas en EE.UU., y cuando Washington está
conduciendo una guerra de intervención contra Afganistán (después de guerras
intervencionistas anteriores en los Balcanes, en América Central (Panamá), en el
Caribe (Granada) y guerras por encargo en Colombia (Plan Colombia) y antes en
Angola, Mozambique, Nicaragua, los autores de este libro tan elogiado, nos cuentan
que el imperialismo es algo del pasado. Argumentan que el "Imperio" es un fenómeno
pos-imperialista en el que el poder se dispersa y ninguna nación aislada puede
controlar el "imperio". Además argumentan que el "imperio" es un adelanto positivo en
la historia del mundo. "La cosa [sic] que llamamos el Imperio es en realidad una
enorme mejora histórica respecto al sistema y al imperialismo internacionales."
Después de 413 páginas de texto y 57 páginas de notas, lo mejor que los autores
saben hacer es decirnos que "en este espacio terso (?) del Imperio no hay un sitio
determinado de poder -está en todas partes y en ninguna. El Imperio es una OU-Topia
o realmente un no-sitio (p.190). Sin una noción clara de los agentes del "imperio" ni su
dinámica en los estados imperiales realmente existentes y sus corporaciones, se nos
dice que el Imperio es imperial pero no imperialista, que la Constitución de EE.UU. es
imperial y no imperialista. De esto deducen (y nosotros aprendemos) que la
Constitución de EE.UU. es imperial porque (en contraste con el proyecto del
imperialismo de expandir constantemente en forma lineal su poder en espacios
cerrados e invadir, destruir, y subsumir a los países sometidos bajo su soberanía) "el
proyecto constitucional de EE.UU. está construido sobre el modelo de la rearticulación
de un espacio abierto y de reinventar incesantemente diversas y singulares redes a
través de un terreno ilimitado. La idea contemporánea de Imperio nace a través de la
expansión global del proyecto constitucional interno de EE.UU." (p.182). En otras
palabras, la celebración del Imperio, es también una celebración del
constitucionalismo de EE.UU. (de la idea para ser exactos), que es un modelo para la
"democratización" del Imperio. El estudio se deshace de las clases y de los conflictos
de clase como pasados de moda e imprecisos, y sustituye la noción de "multitudes
biopolíticas de producción" -un término que nunca es delineado claramente y que no
tiene una especificidad histórica o empírica. Aparte de "multitudes", no hay agencias
designadas para la "revolución" anunciada pero no especificada. El programa de esta
novedosa revolución no es muy diferente del que es adoptado por los socialdemócratas
del estado de bienestar.
Se ha escrito mucho sobre el "empuje del libro, su grandeza teórica". Frederic
Jameson, colega de Hardt en Duke, lo llama "la primera nueva gran síntesis teórica
del nuevo milenio.”[1] Dejando a un lado la hipérbola, pocos de los críticos literarios
han comentado la falta de evidencia histórica y empírica para basar su sinnúmero de
aserciones no fundamentadas. Los autores argumentan desde el comienzo que los
orígenes intelectuales de la revolución estadounidense pueden ser encontrados en
Spinoza y Maquiavelo. A Rousseau y a Locke los echan con cajas destempladas, a
pesar de su mayor relevancia inmediata. Discusiones extensas y tendenciosas de la
soberanía están entremezcladas con aserciones reduccionistas que colapsan o que

108
omiten numerosas diferencias. Por ejemplo, en su discusión del totalitarismo y de la
nación-estado, argumentan "Si Alemania nazi es el tipo ideal de la transformación de
la soberanía moderna en soberanía nacional y de la articulación en su forma
capitalista, la Rusia estalinista es el tipo ideal de la transmisión del interés popular y
la cruel lógica que resulta lleva a un proyecto de modernización nacional, movilizando
para sus propias intenciones las fuerzas productivas que ansían liberarse del
capitalismo" (p.110). He citado extensivamente para ilustrar la naturaleza confusa,
ilógica, anti-histórica de las amplias y vacuas generalizaciones de los autores. ¿Qué
base empírica o histórica existe para pretender que Alemania nazi es el "tipo ideal"? La
soberanía nacional existía antes de los nazis y continúa después de su desaparición
en entornos no-totalitarios. Si la Rusia de Stalin encarnaba "el interés popular" ¿por
qué iba alguien a buscar su liberación de ella? "Lógica cruel" de los "intereses
populares" son cuentos del antiguo régimen - difícilmente una base para la
orientación de las "multitudes" que según los autores son las nuevas agencias para
democratizar el mundo.
Los autores se involucran en lo que George Saboul calificó una vez de enfoque de
"aspiradora" a la historia: un poco de historia antigua, una pizca de exégesis de teoría
política elemental, una evaluación de los pros y los contras del posmodernismo, una
celebración del constitucionalismo estadounidense, una breve sinopsis del
colonialismo y del poscolonialismo. Estas incursiones discursivas proveen un brillo
intelectual al argumento central que trata del mundo contemporáneo: la desaparición
del imperialismo; la obsolescencia de los estados imperiales, de los estados-nación (y
de las fronteras) y la supremacía de un Imperio mal definido, la globalización y los
organismos gobernantes supranacionales, aparentemente similares a las Naciones
Unidas.
Comencemos con la aserción de Negri y Hardt (NH) sobre la decadencia del estado
nacional o imperial. Su argumento a favor de un imperio sin estados, exagera la
autonomía del capital respecto al estado y repite como un logro las falsas propuestas
de los ideólogos del libre mercado que pretenden que el "mercado mundial" es
supremo. Contrariamente a lo que pretenden NH, el estado nacional en el mundo
contemporáneo, tanto en su forma imperial como en la neocolonial, ha expandido su
actividad. Lejos de ser un anacronismo, el estado se ha convertido en un elemento
central de la economía mundial y dentro de los estados-nación. Sin embargo, las
actividades del estado varían según su carácter de clase y si son estados imperiales o
neocoloniales.[2]
En los últimos años, la centralidad del estado imperial ha sido evidenciada en áreas
fundamentales de las actividades político-económicas, culturales y económicas que
refuerzan la posición de los poderes imperiales, particularmente de EE.UU.

Gestión de crisis
Durante la última década, han ocurrido varias crisis importantes en los sectores
financiero y económico, en varias regiones del mundo. En cada caso, los estados
imperiales, sobre todo el estado EE.UU., han intervenido para salvar a las compañías
multinacionales, y evitar el colapso de los sistemas financieros. Por ejemplo, en 1994,
cuando el sistema financiero mexicano estuvo al borde del colapso, el presidente
Clinton intervino para enviar 20.000 millones de dólares al estado mexicano a fin de
rescatar a los inversionistas estadounidenses y estabilizar el peso. Otro caso fue
durante la crisis asiática de 1998, cuando EE.UU. y algunos gobiernos europeos
aprobaron un paquete de rescate por miles de millones de dólares del FMI y del Banco
Mundial a cambio de una apertura de sus economías, a la adquisición de sus
industrias básicas por empresas extranjeras, particularmente en el caso de Corea del
Sur. En la crisis brasileña en 1999 y en la crisis argentina en 2001, Washington
presionó a las instituciones financieras internacionales (IFIs) para que rescataran a

109
los regímenes. Dentro de EE.UU. la amenaza de bancarrota de un importante banco
internacional de inversiones, llevó a la Reserva Federal (banco central) a intervenir,
influyendo a favor de un rescate por bancos privados. En una palabra, con cada vez
más frecuencia y con medios cada vez mayores, el estado imperial ha jugado un papel
dominante en la gestión de crisis, salvando de la bancarrota a importantes
inversionistas, apuntalando a compañías multinacionales insolventes e impidiendo el
colapso de divisas. Más que nunca, las compañías multinacionales y la llamada
"economía global" dependen de la constante y masiva intervención de los estados
imperiales para administrar la crisis, y conseguir ventajas (adquisiciones de empresas
locales).

Competencia inter-imperialista
Las competencias entre poderes imperiales rivales, empresas económicas y compañías
multinacionales han sido encabezadas esencialmente por estados imperiales rivales.
Por ejemplo, el estado imperial EE.UU. dirige la lucha por la apertura de los mercados
europeos a la carne de vacuno estadounidense, y a las exportaciones estadounidenses
de plátanos de América del Sur y de Centroamérica, mientras los estados japonés y
europeos negocian con EE.UU. para aumentar la 'cuota' de una serie de
exportaciones, incluyendo el acero, los textiles, etc. El comercio y los mercados son
generalmente definidos por acuerdos de estado a estado. La 'globalización' no es sólo
un producto del 'crecimiento de las compañías multinacionales', sino que sobre todo
un artificio de acuerdos de estado a estado. La competencia entre capitales es lograda,
influenciada, y dirigida por el estado. Los mercados no van más allá del estado, sino
que operan dentro de fronteras definidas por el estado.

Conquista de mercados
El estado juega un papel que todo lo invade y que es importante en la conquista de
mercados extranjeros y en la protección de mercados locales. En el primer caso, el
estado otorga subsidios indirectos y directos a los sectores de exportación.[3] En
EE.UU., las exportaciones agrícolas reciben agua y energía eléctrica subvencionadas,
y subsidios en la forma de reducciones impositivas. En segundo lugar, el estado
imperial, a través de las IFIs, hace presión sobre los estados receptores de préstamos
en el Tercer Mundo, a través de acuerdos condicionados, para que reduzcan o
eliminen las barreras arancelarias, y que privaticen o desnacionalicen empresas,
permitiendo así que las compañías multinacionales estadounidenses, europeas y
japonesas penetren los mercados y adquieran empresas locales. La llamada
'globalización' no existiría si no fuera por la intervención estatal, ni los mercados
seguirían abiertos si no fuera por la intervención militar y electoral del estado
imperial, por las amenazas o la presión político-económicas, y el reclutamiento de
clientes locales.
El imperialismo adopta muchas formas, pero persigue objetivos similares: la conquista
de mercados, la penetración de competidores y la protección de sus mercados
interiores. EE.UU. tiene un sistema minucioso de barreras arancelarias en una amplia
gama de productos de importancia estratégica: las importaciones de automóviles están
limitadas por cuotas, así como el azúcar, los textiles, el acero, etc.[4] Una
multiplicidad de limitaciones no-tradicionales y de acuerdos informales limitan a los
países exportadores en sus intentos de penetrar los mercados de EE.UU. - todos
negociados de estado a estado. En muchos casos, en sus negociaciones con regímenes
neocoloniales, como Brasil bajo Cardoso, el estado EE.UU. rechaza la reciprocidad,
exigiendo y logrando la liberalización de la industria informática, mientras restringe
las exportaciones de acero brasileñas, con el falso pretexto de acusaciones
"anti-dumping".

110
Acuerdos comerciales
Todos los mayores acuerdos comerciales, la liberalización del comercio y el
establecimiento de nuevas regulaciones del comercio, son negociados por los estados,
impuestos por los estados y sometidos a modificaciones por los estados. El GATT, la
OMC, y las Convenciones de Lomé, que establecieron las bases para el comercio y el
marco para las redes comerciales globales, fueron formulados por los estados.
Además, los pactos comerciales bilaterales, así como aquellos regionales
multilaterales, como NAFTA (TLCAN), ALCA, son iniciados por el estado para abrir
nuevos mercados para las multinacionales. El estado imperial opera en sinergia con
sus corporaciones multinacionales. La "expansión en los mercados" no tiene nada que
ver con el que las corporaciones multinacionales sustituyan a estados anacrónicos:
por el contrario, la mayor parte de los movimientos de capital a los nuevos mercados
depende de la intervención del estado para derribar barreras y en algunos casos
desestabilizar a los regímenes nacionalistas.

Acuerdos de Inversión
Los estados imperiales de la UE imponen poderosas barreras restrictivas para sus
productos agrícolas. EE.UU. y los estados europeos, subvencionan fuertemente la
agricultura con tarifas bajas para la electricidad y el consumo de agua. La
investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías son fuertemente financiadas por el
estado y luego transferidas a las multinacionales. En cada etapa antes de, durante y
después de, la expansión de las compañías multinacionales en el extranjero dentro del
mercado internacional, el estado está implicado profundamente. Además, donde las
empresas nacionales no son competitivas, los estados imperiales inventan pretextos
para protegerlas de productores más eficientes. Japón protege a sus productores de
arroz, aunque su producción sea diez veces más cara para los consumidores. EE.UU.
da inmensos subsidios a los exportadores del agro-comercio en la forma de
investigación, bajos costos del agua y préstamos condicionados a la compra de
exportaciones de trigo estadounidenses. La UE subvenciona la formación de sus
industrias de alta tecnología.
El estatismo o el neo-estatismo es el eje de la 'expansión global' de las compañías
multinacionales, ubicadas en los estados imperiales. El estado ha crecido, su alcance
se ha extendido, su papel en la economía internacional es esencial. La retórica vacía
de los 'libre mercados' promovida por los ideólogos conservadores ha sido consumida y
cotorreada por la 'izquierda globalista'. Mientras NH escriben sobre la decadencia del
papel del estado, la Derecha ha actuado para promover la actividad del estado en
apoyo de los intereses de las compañías multinacionales. Mientras NH escriben de la
'globalización' de los mercados, las multinacionales de los países imperiales y sus
estados se reparten los mercados, aumentando sus esferas de dominación y control.
Sobre todo, el estado imperial no es simplemente una institución económica; la
expansión en el exterior de las compañías multinacionales depende fuertemente del
rol militar y político del estado imperial.

Expansión del poder político y militar del estado imperial


La expansión en el exterior de las compañías multinacionales ha sido posibilitada por
la expansión militar y política del imperialismo euro-estadounidense a través de la
OTAN y de ejércitos supletorios en África meridional, América Latina, y Asia. En Rusia
(la antigua URSS) y Europa Oriental, los estados imperiales han auspiciado y apoyado
regímenes clientes, estableciendo los fundamentos para la adquisición de una vasta
selección de industrias estratégicas, recursos energéticos, etc. El triunfo del estado
imperial EE.UU. sobre la URSS produjo el ímpetu para desmantelar los estados de
bienestar en Europa y lo que pretendía ser un estado de bienestar en EE.UU. Las
guerras euro-estadounidenses en el Golfo y en los Balcanes consolidaron la

111
dominación de los estados imperiales y extendieron su influencia sobre los estados
disidentes. La desestabilización de los antiguos regímenes comunistas, las guerras
destructivas contra los regímenes nacionalistas y socialistas en África meridional,
América Latina y otras partes, abrió esos regímenes a las recetas de la política
neoliberal. La expansión militar fue organizada por aparatos estatales que
acompañaron y promovieron la expansión exterior de las compañías multinacionales.
La así llamada globalización creció en el cañón de un fusil -un fusil estatal imperial.
Para proteger aún mejor el capital en el extranjero, EE.UU. y la UE crearon una nueva
doctrina de la OTAN que legaliza las guerras ofensivas, fuera de Europa contra
cualquier país que amenace sus intereses económicos vitales (sus compañías
multinacionales).[5] La OTAN ha sido expandida incorporando a nuevos
estados-cliente en Europa Oriental, y a nuevos "asociados por la paz" entre los estados
bálticos y las antiguas repúblicas de la URSS (Georgia, Kazajstán, etc.). En otras
palabras, las alianzas militares estatales imperiales incorporan más estados,
involucrando más aparatos estatales que antes - para asegurar el libre paso de las
compañías multinacionales a sus países y facilitar el flujo de los beneficios a sus
centrales en EE.UU. y en Europa Occidental.

El estado y los medios de comunicación de masas


Mientras los medios de comunicación de masas y su propaganda político-cultural
atraviesan más fronteras que nunca, su propiedad y control están fuertemente
concentrados en manos de compañías multinacionales de EE.UU. y Europa. El
mensaje es crecientemente homogéneo, y la fuente e inspiración está estrechamente
coordinada con los que deciden las políticas en Washington, Berlín, Londres, etc. Los
flujos globales, los controles imperiales son la esencia de los medios de comunicación
de masas de la actualidad. Las compañías mediáticas multinacionales miran hacia los
estados y funcionarios imperiales para establecer su línea política, como es
explícitamente declarado durante la Guerra de Afganistán, y definen los parámetros
para la discusión, mientras cosechan los beneficios.
En conclusión, los estados imperiales, lejos de ser substituidos por la expansión en el
exterior del capital, han crecido y se han convertido en componentes esenciales de la
economía política mundial. El concepto de imperio de NH, encubre el papel del estado
imperial, disminuyendo así la importancia de un adversario esencial, en las primeras
líneas de la defensa de los privilegios y el poder de las compañías multinacionales.
Hardt y Negri basan sus argumentos sobre un imperio sin estados y sin clases, sin
imperialismo, en una noción de un mercado mundial dominado por las corporaciones
multinacionales, las que, argumentan, "deberán eventualmente superar el
imperialismo y destruir las barreras entre el interior y el exterior." (p.234). Esas
compañías multinacionales "globales" han convertido a las naciones y a los estados
imperiales en anacronismos.
NH no suministran informaciones sobre la organización interna de las compañías
multinacionales (CMN), ningún análisis de la estructura de la toma de decisiones,
ninguna discusión de sus relaciones con los estados. Teorizar por decreto es una
manera conveniente de evadir estudios empíricos inconvenientes. El argumento de
Hardt y Negri se basa esencialmente en seis suposiciones no fundamentadas.

Suposición 1:
Las CMN son corporaciones globales que no tienen una ubicación específica en
ninguna nación-estado en particular. Forman una nueva economía mundial
divorciada de los controles nacionales y forman parte de una nueva clase gobernante
del mundo.
Esta suposición se basa en el hecho de que corporaciones en gran escala operan en
una gran cantidad de países, son móviles y tienen el poder de evadir impuestos y
regulaciones en muchas jurisdicciones nacionales. Hay varios problemas conceptuales

112
y empíricos con esta suposición.
En primer lugar, el que las CMN operen en muchos países no cambia en nada el
hecho que sus oficinas centrales, donde se concentra la mayoría de sus decisiones
estratégicas, sus directores, y sus beneficios, están ubicadas en EE.UU., Europa, y
Japón.[6]
En segundo lugar, la movilidad se basa en decisiones estratégicas adoptadas por los
directores en las oficinas centrales en los centros imperiales. Esas decisiones
dependen de las condiciones políticas y económicas creadas por el estado imperial y
sus representantes en las IFIs. La movilidad está supeditada a las relaciones entre
estados.
En tercer lugar, la evasión de impuestos y regulaciones, es posible gracias a políticas
deliberadas de los estados imperiales y de sus bancos multinacionales.[7] El
no-cumplimiento de las leyes contra transferencias de beneficios ilícitos de los países
neocoloniales a los países imperiales, es una forma de actividad estatal que favorece la
transferencia en gran escala de riquezas que fortalecen las cuentas externas. El
abierto desacato por las CMN de las regulaciones de los estados neocoloniales, forma
parte de un sistema más amplio de relaciones de poder, aseguradas por las relaciones
entre estados imperiales y neocoloniales.

Suposición 2:
Los antiguos gobiernos-estado han sido substituidos por un nuevo gobierno mundial,
formado de los dirigentes de las IFIs, de la OMC, y los jefes de las CMN (p.326). Es un
argumento basado en una discusión superficial de epifenómenos, en lugar de una
visión analítica más profunda de la estructura del poder. Aunque es cierto que las IFIs
toman muchas decisiones importantes en numerosos emplazamientos geográficos,
que afectan importantes sectores económicos y sociales, esas decisiones y los que las
toman, están estrechamente ligados a los estados imperiales y a las CMN que los
influencian. Todos los principales funcionarios de las IFIs son nombrados por sus
gobiernos nacionales / imperiales. Todas las fundamentales orientaciones políticas
que determinan sus préstamos y las condiciones para otorgarlos, son establecidas por
los ministros de finanzas, del tesoro y de economía de los estados imperiales. La
inmensa mayoría de los fondos de las IFIs provienen de los estados imperiales. La
representación en el consejo ejecutivo de las IFIs está basada en la proporción de la
contribución financiera de los estados imperiales. El FMI y el Banco Mundial han sido
siempre dirigidos por individuos de EE.UU. o de la UE.[8]
La visión de Hardt y Negri del poder de las IFIs se basa en una discusión del poder
resultante y no de su fuente en los estados imperiales. En este sentido, el poder
internacional se basa en los estados imperiales y no en las entidades supranacionales.
Este último concepto sobreestima en demasía la autonomía de las IFIs y subestima su
subordinación a los estados imperiales. La verdadera significación de las IFIs es cómo
magnifican, extienden y profundizan el poder de los estados imperiales y cómo se
convierten en un campo de competencia entre estados imperiales rivales. Lejos de
sustituir a los viejos estados, las IFIs han reforzado sus posiciones.
Suposición 3
Uno de los argumentos comunes de teóricos globalistas como Hardt y Negri es que ha
habido una revolución de la información que ha eliminado las fronteras de los estados,
transformado el capitalismo y creado una nueva época (p.145) trayendo nuevos
ímpetus al desarrollo de las fuerzas productivas. La pretensión que las tecnologías de
la información hayan revolucionado las economías y así hayan creado una nueva
economía global en la que los estados nacionales y las economías nacionales resultan
superfluos, es extremadamente dudosa.
Una comparación del crecimiento de la productividad en EE.UU. durante el medio
siglo pasado no apoya el argumento globalista. Entre 1953 y 1972, antes de la llamada
revolución de la información, la productividad en EE.UU. creció un promedio de 2,5%;

113
con la introducción de los ordenadores, el crecimiento de la productividad entre 1973
y 1995, fue menos de la mitad.[9] Incluso en el llamado período del boom de 1995 a
1999, el crecimiento de la productividad fue de un 2,5%, aproximadamente lo mismo
que en el período anterior a los ordenadores. Japón, que hace el uso más extensivo de
ordenadores y de robots, ha sufrido una década de estagnación y de crisis. Durante el
año 2000-01. el sector informático entró en una profunda crisis, decenas de miles
fueron despedidos, cientos de firmas quebraron, las acciones bajaron su valor cerca
de un 80%. La burbuja especulativa, que definía la llamada economía de la
información, reventó. Además, la mayor fuente del pretendido crecimiento de la
productividad fue la informatización de la producción de ordenadores. Se ha
demostrado en estudios al respecto que el uso de ordenadores en oficinas se orienta
más hacia el uso personal que hacia el intercambio de ideas. Se calcula que hasta un
60% del tiempo en los ordenadores es utilizado en actividades que no tienen relación
con la empresa. Los fabricantes de ordenadores totalizan un 1,2% de la economía
estadounidense y menos de un 5% del capital social.[10]
Además, el censo de la población de EE.UU. da otra explicación de las altas cifras de
productividad - los 5 millones de inmigrantes ilegales que inundaron el mercado
laboral de EE.UU. en los años 90. Ya que la productividad es medida por la
producción por trabajador registrado, los 5 millones de trabajadores no contados
inflan los datos de productividad. Si los 5 millones fueran incluidos, las cifras de
productividad se desinflarían.
Con la declinación de la economía de la información y sus valoraciones en la bolsa, se
hace claro que la "revolución informática" no es la fuerza trascendental que define las
economías de los principales estados imperiales, ni mucho menos que puedan definir
un nuevo orden mundial. El que la mayor parte de la gente tenga ordenadores y
navegue en Internet, que algunas firmas controlen mejor sus inventarios, no
significan que el poder haya trascendido la nación-estado. Las afirmaciones de los
publicistas sobre la "revolución informática" suenan vacías, cuando los inversionistas
en las bolsas del mundo, transfieren fondos hacia la economía real, lejos de las
compañías de alta tecnología que no muestran beneficios y aumentan sus pérdidas.

Suposición 4
En relación con la suposición anterior, los globalistas NH argumentan que estamos
viviendo en una Nueva Economía que ha sustituido a la Vieja Economía, de
manufactura, minería, agricultura y servicios sociales (pp. 3-21). Según los
globalistas, el 'mercado' crea nuevas eficiencias producidas por las nuevas tecnologías
y asegura un elevado crecimiento. La recesión de fines de 2000 a 2002 refuta
claramente las afirmaciones de los ideólogos de la Nueva Economía: el ciclo económico
continúa operando y, además, el ciclo es particularmente acentuado por la naturaleza
altamente especulativa de la 'Nueva Economía'. El resultado es que la 'Nueva
Economía' muestra todas las características de una economía especulativa volátil,
movida por las promesas exorbitantes de altos rendimientos. En la ausencia de
beneficios o incluso de ingresos, resulta que gran parte de lo que era promocionado
como una 'Nueva Economía' era, en realidad, un colosal timo financiero, en el que los
altos rendimientos para los primeros inversionistas llevaron a la ruina de los que los
siguieron.
Las "nuevas eficiencias" pronosticadas no superaron la lógica del ciclo económico
capitalista. La 'producción justo a tiempo' se basaba en un crecimiento continuo y
estable de la demanda. La recesión de 2000 a 2002, la declinación repentina de la
demanda, llevaron a una acumulación de inventarios entre los productores y los
vendedores, y a los despidos resultantes. Problemas de cash-flow, creciente
endeudamiento y las bancarrotas características de la 'Vieja Economía', reaparecieron
con fuerza.
Es claro que la llamada 'Nueva Economía' no supera la crisis capitalista, en realidad

114
es más vulnerable y tiene menos recursos a los que recurrir, ya que la mayor parte de
su cash-flow depende de las expectativas especulativas de continuos altos
rendimientos. La disminución de las entradas por publicidad comercial en los sitios de
la red y la saturación del mercado de ordenadores, han llevado a una crisis
estructural tanto para productores de hardware como para los de software,
conduciendo a una inmensa escarda en la 'industria' - el exorbitante 'valor ficticio' de
las acciones se desplomó a una fracción de su valor y las principales compañías de
Internet luchan por sobrevivir, ¡cómo para que vayan a definir la naturaleza de una
'nueva época capitalista'!

Suposición 5
Los teóricos globalistas como NH escriben sobre un 'sistema imperial' en lugar de
estados imperialistas -(prefacio), como si lo uno pudiera existir sin lo otro. El 'sistema'
no tiene 'centro' ya que todos los estados han perdido su especial importancia ante las
todopoderosas CMNs que dominan los mercados. Los enfoques sistémicos no llegan a
reconocer el poder clasista e institucional de los bancos e industrias de propiedad y
dirección nacionales. Lo que es aún más fatal, los teóricos sistémicos no llegan a
asociar las estructuras, las operaciones, los códigos legales y los lazos entre los
estados imperiales, las corporaciones multinacionales y sus vástagos en las IFIs y el
amplio alcance de su poder y de su concentración de beneficios, intereses,
arrendamientos y royalties en los países imperialistas. El 'sistema' se deriva de, y es
apoyado por, las fuerzas combinadas del estado imperial y sus CMNs. Abstraer de las
especificidades de la propiedad y del poder estatal para describir un sistema imperial,
es perder de vista las contradicciones y conflictos básicos, las rivalidades imperiales
interestatales y las luchas de clase por el poder en el estado.

Suposición 6
NH operan a un tal nivel de abstracción al definir las configuraciones del poder que
oscurecen las variaciones más importantes en los regímenes, los estados, y las
configuraciones de clase. Como resultado, no tienen una concepción muy convincente
del cambio socio-económico. Su concepto del imperio se parece al enfoque del sistema
mundial. En lugar de núcleo, semi-periferia y periferia, hablan de 'imperio' y de
'multitudes'. Este tipo de estratificación simplista y abstracta de la economía y del
poder mundiales, subordina la dinámica de las relaciones de clase a una distribución
estática de cuotas de mercado. Las categorías abstractas oscurecen las diferencias
fundamentales en los intereses de clase entre las naciones en cada categoría,
diferencias que determinan cómo se distribuyen las cuotas de mercado, la posesión de
la propiedad, los niveles de vida, así como las diferencias entre países dinámicos y
estancados. Lo que es más fundamental, al considerar las posiciones de mercado, NH
pasan por alto la ubicuidad del estado en la preservación y la confrontación de la
relación entre los estados, las economías y la reconfiguración de la economía mundial.

El mito de la tercera revolución científico-tecnológica


El segundo argumento principal de N y H, es que vivimos en una época totalmente
nueva. Un nuevo capitalismo, gracias a la tercera revolución científico-tecnológica
(TRCT). Estudios empíricos detallados de la economía de los años 90, han refutado
efectivamente el argumento de que la TI, la transmisión por fibra óptica, y la
biotecnología inauguraron una "nueva época del capitalismo" al revolucionar las
fuerzas de producción.
Japón, que 'robotizó' temprano sus fábricas y que diseñó y aplicó muchos de los
nuevos productos de la TI ha estado estancado (crecimiento promedio de
aproximadamente un 1% durante los últimos 11 años) y entró a una aguda recesión

115
en 2001). El sector manufacturero en EE.UU. tuvo un crecimiento negativo desde
fines de agosto de 2000 que continúa durante 12 meses consecutivos - el período más
prolongado de crecimiento negativo registrado desde el fin de la segunda guerra
mundial. Se espera que la recesión continúe durante un período indeterminado - los
cálculos van de 1 a 3 años. Las tasas de crecimiento de la TI fueron negativas durante
todo el año 2001. Las perspectivas de una recuperación rápida no son nada de
halagüeñas, ya que los niveles de ahorro negativos, los inmensos déficit, el fuerte
dólar, inhiben el crecimiento interior o aquel nutrido por las exportaciones. Al
coincidir las crisis estructural y cíclica, es muy probable que la recesión continúe
durante algún tiempo.[11] La recesión desmiente totalmente a los ideólogos de la TI
que declararon que la 'Nueva Economía' había hecho pasar de moda los ciclos
económicos. En realidad, las compañías de TI han sido las más maltratadas en el
bajón actual. Más de un 80 por ciento de las punto.com no dan beneficios.[12]
En segundo lugar, la actual economía de la TI es menos competitiva y más
concentrada que nunca antes, ya que sólo unos pocos gigantes han sobrevivido y
muchos han fracasado. Mientras miles de punto.com desaparecían, las principales 5
compañías de la TI retuvieron su posición entre las 10 más importantes del
mundo.[13]
La revolución de la productividad -un crecimiento de un 2,5%- se basaba en un breve
intervalo de 4 años (1996-2000) y fue seguido por una disminución de la
productividad a un 1,2% negativo durante el primer trimestre de 2001.[14]
Las inversiones de miles y miles de millones de dólares en la TI, desviaron las
inversiones de otros usos más productivos, llevaron a una vasta sobrecapitalización de
un sector con bajos rendimientos y con pocos efectos indirectos. Además, el mayor
estímulo para la TI provino del engaño del año 2000 - la exageración de la posibilidad
de una avería de los sistemas, con el comienzo del nuevo milenio. Cientos de miles de
millones de dólares fueron gastados en la TI entre 1996 y 1999, para evitar un
problema dudoso, sin tener virtualmente ningún efecto a largo plazo. No se realizó
ninguna evaluación crítica o un análisis comparativo con países como Rusia, China,.
Finlandia, y unos pocos otros, que gastaron una fracción de lo que se gastó en Europa
y en América del Norte en el Y-2, sin sufrir una "avería catastrófica". Esto viene a
presentar la pregunta si la burbuja de la TI propiamente tal, no fue un artefacto de un
inmenso fraude promocional. En todo caso, los datos en los que se basan las
pretensiones de la TI sobre una revolución productiva, son extremadamente limitados
y problemáticos.
Un reciente estudio por Paul Strassman, uno de los principales críticos de los
ideólogos de la TI, basado en el estudio de 3.000 compañías europeas, demuestra que
no hay ninguna relación entre la inversión en ordenadores y la rentabilidad.[15] Por lo
tanto, tres argumentos básicos de la revolución de la TI: que ha eliminado el ciclo
económico, que ha generado una revolución sostenida de la productividad, y que
produce elevados beneficios, no se ajustan a la realidad. Lo cierto es que las
irracionalidades del capitalismo han sido ampliadas por la burbuja de la TI: el ciclo
económico opera con toda su fuerza, la productividad tiende a estancarse, y existe una
tendencia a que disminuya el nivel de rentabilidad.
Un artículo reciente de Robert Gordon que analiza el aumento de la productividad
(entre 1995 y 1999) presenta serias dudas sobre las afirmaciones de Hardt y Negri
sobre una "nueva época".[16] Señala que casi un 70% de las mejoras en productividad
pueden deberse a una mejora de los sistemas de medición de la inflación (cálculos
más bajos de la inflación significan necesariamente un mayor crecimiento de la
producción real, por lo tanto de la productividad) y la reacción de la productividad al
crecimiento excepcionalmente rápido de la producción del período de 3 ½ años. Por lo
tanto, sólo un 30% del aumento de 1% de la productividad (o sea de un 3%) durante
el período de 1995 a 1999, puede ser atribuido a la informatización de la llamada
"revolución informática", difícilmente una revolución.
Según el estudio longitudinal de Gordon sobre el progreso técnico, que cubre el

116
período entre 1950 y 1996, el período de máximo progreso técnico manifestado en el
crecimiento anual multi-factores de la productividad, fue en el período entre 1950 y
1964, en los que alcanzó aproximadamente un 1,8%. El período de menor crecimiento
multi-factores de la productividad en este siglo fue entre 1988 y 1996,
aproximadamente un crecimiento de un 0,5%.[17]
Un reciente estudio empírico detallado del Mc Kinsey Global Institute demuestra que
la aguda mejora en el desempeño económico de la economía de EE.UU. entre 1995 y
2000 fue debido a sólo un puñado de sectores empresariales y sobre todo no fue el
resultado de un repentino aumento de las inversiones en la tecnología de la
información.[18] El estudio demuestra que en la mayor parte de los sectores de la
economía los grandes aumentos en las inversiones en la TI no produjeron mejora
alguna en la productividad (www.mckensey.commends.) El estudio provee información
que demuestra que 53 sectores que representan un 69% de la economía
contribuyeron sólo un 3% de crecimiento de la productividad. Esos 53 sectores
realizaron un 62 por ciento de la aceleración en los gastos en TI. Muchos de ellos
incluso tuvieron una deceleración de la productividad. Entre los sectores que
mostraron un crecimiento acelerado, la TI fue sólo uno de numerosos factores.
Está claro que las innovaciones a principios y a mediados del siglo XX fueron causas
mucho más importantes de mejoras generales de productividad en la economía que
los sistemas electrónicos, informatizados, de fines del siglo XX.
Los fabricantes de ordenadores tienen una participación de un 1,2% en la economía
de EE.UU. y de sólo un 2% en el capital social (1997). Aunque las corporaciones
gastan montos sustanciales en ordenadores, es sobre todo para reemplazar otros
anticuados. No hay evidencia que respalde las afirmaciones de NH de una "nueva
época capitalista".[19]
La afirmación de Hardt y Negri sobre una nueva era capitalista no se basa en ninguna
supuesta Tercera Revolución Científica de la Información.
La industria de la biotecnología, junto con la TI y las fibras de transmisión óptica
fueron consideradas como los tres motores de la Nueva Economía. La industria de la
biotecnología tiene más de un cuarto de siglo y aún tiene que proveer un flujo
consistente de nuevos tratamientos y beneficios. Según Arthur Levinson, Presidente y
Director General de Genetech, la mayor y más exitosa de las compañías de
biotecnología - "no ha habido ninguna revolución en la medicina en los últimos 25
años."[20] Según el Director Ejecutivo de otra compañía biotecnológica, Kevin Sharer,
de Amgen, de los miles de millones de dólares invertidos en el sector, sólo han
resultado en 63 nuevas drogas presentadas en el mercado.[21] Analistas del mercado
señalan que sólo 25 de las más de 400 compañías de biofármacos de EE.UU. lograrán
beneficios.[22] La mayor parte de los grupos fundados hace más de una década aún
tienen que demostrar que son rentables. La mayor parte de los grupos de
biotecnología de los años 80 ya no existen. Toda la publicidad promocional alrededor
de las secuencias del genoma humano, que sigue atrayendo miles de millones,
probablemente va a provocar desilusiones según Levinson. Como el timo de la TI, la
revolución biotecnológica atrajo miles de millones de dólares, desviando inversiones de
fines productivos, llevando al mismo tiempo a muchos hacia la bancarrota.
En los años 90, el presidente Clinton y los dirigentes, inversionistas, y académicos
europeos occidentales vieron un brillante futuro para las fibras de transmisión óptica
-la tercera fuerza en la "nueva época capitalista". Entre 1999 y 2000, más de 160
millones de kilómetros de fibras ópticas fueron instaladas en todo el mundo, mientras
las compañías gastaban 35 mil millones de dólares para establecer redes de
comunicación inspiradas por Internet.[23] Hoy sólo un 5% de la fibra instalada está
"activado", pero los costos astronómicos de energía y de entrega al consumidor final,
han llevado a una disminución dramática en las inversiones en la industria de la
comunicación. Como en la biotecnología, el colapso ha impactado el resto de la
economía: miles de millones invertidos en las compañías de telecomunicación parecen
haber sido desperdiciados. El agotamiento de la inversión es una de las razones por

117
las que la economía se ha paralizado. Los gigantes en los equipos de comunicación
como Lucent Technologies y Nortel han declarado pérdidas de miles de millones.
Nortel anunció una pérdida de 19 mil millones en el primer trimestre de 2001. En la
primera mitad de 2001, hubo compañías que no pagaron 13.900 millones de dólares
en bonos de telecomunicación resultando en pérdidas de los inversionistas por 12.800
millones de dólares.[24] Una vez más, la Revolución Técnico-Científica terminó
reventando como una burbuja especulativa.
La "supremacía global" de EE.UU. y Europa se sostiene sobre 3 soportes inestables e
insostenibles. Uno reposa sobre un sector altamente vulnerable y especulativo,
tendiente a gran volatilidad y que entra en una profunda recesión. El segundo es el
alto nivel de transferencias de beneficios, pagos de intereses y royalties de sus
respectivas áreas colonizadas. Sólo en el caso de América Latina se transfirieron entre
1990 y 1998 más de 700 mil millones de dólares en pagos a bancos y multinacionales
en Europa y EE.UU.[25] La tercera base del imperio es el poder político (incluyendo el
poder de imprimir dinero para cubrir los déficit) y la seguridad que los estados
euro-estadounidenses ofrecen a los nacionales extranjeros que transfieren fondos,
incluyendo miles de millones obtenidos ilegalmente en sus respectivos países. El
poder político y la seguridad de los estados imperiales dependen de la aquiescencia o
del consenso de sectores económicos estratégicos que son vulnerables a la
competencia de libre mercado de países rivales imperiales y no-imperiales. Por
ejemplo, a causa del fuerte dólar, las corporaciones siderúrgicas estadounidenses
tienen dificultades para exportar bienes o incluso para competir en el mercado de
EE.UU.
El problema para los gobernantes euro-estadounidenses es cómo administrar sus
imperios frente a una creciente recesión, un sector de la TI deprimido y el creciente
desempleo en los sectores económicos que no son competitivos en el mercado
mundial.

El nuevo imperialismo: alternativa al "Imperio"


El neoliberalismo siempre fue un mito: los estados imperiales nunca han abierto
completamente sus mercados, eliminado todos los subsidios o dejado de intervenir
para apoyar o proteger a sectores económicos estratégicos, sea por razones políticas o
sociales. El imperialismo neoliberal siempre significó una apertura selectiva a países
seleccionados durante períodos especificados en áreas seleccionadas de productos. El
gobierno de EE.UU. abrió mercados a productos producidos por afiliadas
estadounidenses en países extranjeros. "El libre comercio" en el país imperial no se
basaba en criterios económicos sino que políticos. Por otro lado, los responsables de la
política en Europa y EE.UU., y sus empleados en el FMI-Banco Mundial, predicaron el
"fundamentalismo de mercado" al Tercer Mundo: la eliminación de todas las barreras
arancelarias, subsidios y regulaciones, para todos los productos y servicios en todos
los sectores. Las prácticas selectivas de libre mercado de los estados imperiales
permitieron que sus multinacionales se aprovecharan de las oportunidades de
mercado en los países-objetivo, practicando fundamentalismo de mercado mientras
protegían los sectores económicos interiores que afectaban a importantes electorados
políticos. El conflicto apareció cuando los dos rivales imperiales, EE.UU. y Europa
(ambos activos en el libre mercadeo selectivo) trataron de abrir los mercados de los
otros mientras protegían áreas importantes por su influencia electoral.
Con el advenimiento de la triple crisis de recesión, colapso especulativo y de
competencia intensificada, los países imperiales han recurrido a una mayor
intervención estatal en una multiplicidad de sectores: mayores subsidios agrícolas y
otros subsidios estatales - 30.000 millones de dólares en EE.UU. en 2001; a un
incremento en el recurso a la interferencia en el comercio para imponer "cuotas" a las
importaciones (el compromiso de Bush con la industria del acero de EE.UU.)[26] y la
intensificación de la explotación de regiones del Tercer Mundo para aumentar el flujo

118
de beneficios, intereses, y obtener ventajas comerciales (la proposición del "Libre
Comercio de las Américas" de EE.UU.) y la guerra, Keynesianismo militar - como en el
ataque de EE.UU. contra Afganistán.
El comercio administrado por el estado que combina la protección de los mercados
interiores y la intervención para asegurarse de ventajas monopolísticas en el mercado
y beneficios para las inversiones, define el contenido del imperialismo
neomercantilista. El imperialismo neoliberal con su retórica de libre mercado y su
apertura selectiva de mercados está siendo reemplazado por un neomercantilismo que
apunta a la mayor monopolización de zonas de comercio regionales, a más decisiones
políticas unilaterales para maximizar las ventajas comerciales y la protección de los
productores interiores y una mayor dependencia de estrategias militares para
profundizar el control sobre las economías liberales atormentadas por las crisis,
dirigidas por clientes desacreditados y para aumentar el Keynesianismo militar.
Igual que EE.UU. fue el líder en el desarrollo de su imperio neoliberal y Europa fue
una región seguidora, ahora cuando se trata de la transición a un imperio
neomercantilista, EE.UU. juega el papel dirigente.
En lo esencial, si no en el estilo, la transición al neomercantilismo comenzó durante el
régimen de Clinton y se convirtió en la estrategia dominante de construcción del
imperio durante la administración Bush.
Durante la era Clinton, EE.UU. "compartió" la absorción de los mercados y de las
empresas latinoamericanos con los europeos. Por ejemplo, los bancos, y las compañías
energéticas y de telecomunicaciones de EE.UU. compitieron con las multinacionales
españolas en la adquisición de las antiguas empresas públicas y de los bancos
nacionales. El régimen Clinton, sin embargo, trató de debilitar a la competencia
europea y japonesa, firmando el Tratado Norteamericano de Libre Comercio que
privilegió a las empresas estadounidenses en Canadá y México. El éxito de
Washington en la monopolización del mercado mexicano contrastó con la relativa
disminución de su parte en las empresas recientemente privatizadas y en los
mercados latinoamericanos.
La proposición de Clinton de extender el control monopolista de EE.UU. a través del
Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) recibió más ímpetu de la
administración Bush -particularmente en la cumbre de las Américas de Québec en
abril de 2001. El propósito del ALCA es dar privilegios a las compañías y a los
exportadores estadounidenses que operan en América Latina, mientras se restringe el
acceso latinoamericano a los mercados de EE.UU. Aunque el ALCA se presenta como
una doctrina de comercio recíproco, la administración Bush se negó a hacer
concesiones sobre las llamadas regulaciones anti-dumping, que son evocadas
normalmente para restringir el ingreso de productos latinoamericanos competitivos,
que se apoderarían de segmentos del mercado de compañías estadounidenses.
Además, la "reciprocidad" es un concepto sin sentido cuando las dos regiones que
comercian tienen desigualdades tan inmensas en la capacidad productiva y en el
tamaño de muchos sectores económicos y cuando se obliga a industrias en desarrollo
a competir con gigantes empresas bien establecidas. En esas circunstancias, la
"reciprocidad" se convierte en una fórmula para adquisiciones estadounidenses y la
bancarrota de las empresas latinoamericanas. Como hemos visto, las empresas
estadounidenses en los sectores bancario, energético, de telecomunicaciones, minero,
y del transporte, tienen inmensas ventajas que han utilizado para desplazar a sus
competidores latinoamericanos. El ALCA obliterará decisivamente lo que queda de las
economías nacionales latinoamericanas e impondrá una estructura de toma de
decisiones económicas que estará concentrada en las centrales de los bancos y de las
corporaciones multinacionales de EE.UU.
De igual importancia es que el estado EE.UU. dictará las reglas y regulaciones que
gobiernan el comercio, las inversiones y la legislación sobre patentes que regirán en
las Américas. Esto posibilitará que el gobierno de EE.UU. esté en condiciones de
combinar el proteccionismo en el interior, la exclusión de Europa de América Latina y

119
los libres mercados en América Latina.
Un claro ejemplo de los elementos proteccionistas del imperio neomercantilista son las
promesas de la Casa Blanca de proteger las plantas siderúrgicas de EE.UU. contra la
competencia extranjera -incluyendo a Brasil. En la primera semana de junio (de
2001), la administración Bush lanzó una acción (una investigación bajo la sección 201
de "prácticas comerciales injustas") para proteger a los productores de acero de
EE.UU. contra la competencia extranjera.[27] Tanto Donald Evans, el Secretario de
Comercio de EE.UU., como Robert Zoellick, el representante comercial de EE.UU.
defendieron públicamente la intervención estatal para proteger a los productores de
acero estadounidenses no-competitivos contra el "comercio injusto". La verdadera
razón de la pérdida de competitividad de la producción de EE.UU. es el fuerte dólar y
los mayores costos operativos en EE.UU. Como indicó la Asociación Nacional de
Fabricantes de EE.UU. en una carta al Secretario del Tesoro de EE.UU. [los niveles
actuales de cambio del dólar estaban] "teniendo un fuerte impacto negativo en las
exportaciones industriales, la producción y el empleo." La carta señalaba que el dólar
de EE.UU. ha aumentado un 27% desde principios de 1997, "llevando a precios que
excluyen a los productos de los mercados tanto en el interior como en el
extranjero."[28]
Sin embargo, un dólar fuerte es una estrategia preferida por el poderoso sector
financiero de EE.UU. y es vital para el continuo flujo de capital extranjero a EE.UU.,
para financiar el creciente déficit comercial.
El lavado de fondos ilícitos por los principales bancos de EE.UU. es una fuente
importante de flujos del extranjero a EE.UU. Cálculos de un subcomité del senado de
EE.UU. van de 250 a 500 mil millones de dólares por año. Como el anterior imperio
mercantilista que dependía en parte de participar en el botín de sus rapaces piratas,
la economía neomercantilista prospera con los gobernantes corruptos que saquean
sus economías y transfieren sus fondos ilícitos a los imperios euro-estadounidenses.
El dólar fuerte es uno de los atractivos de los depredadores y de los gobernantes
corruptos. No es sorprendente que la administración Bush haya debilitado
considerablemente su apoyo a una iniciativa internacional tendiente a reforzar la
regulación financiera para combatir el lavado de dinero, excepto cuando se trata de
fondos "terroristas".[29]
El imperialismo mercantilista en el que el estado imperial combina el proteccionismo
en casa, los monopolios en el extranjero y el libre comercio dentro del imperio, es por
lo tanto la estrategia escogida paras mantener el imperio y recibir apoyo político en el
interior, a un costo horrible para América Latina y consternando a los competidores
europeos. Para llegar al imperio neomercantilista, Washington debe basarse
crecientemente en decisiones y políticas unilaterales. Por su naturaleza monopolista,
el mercantilismo depende de la exclusión de aliados competidores y de la
maximización de las ventajas comerciales a través de decisiones estatales
unilaterales.
El rechazo unilateral del acuerdo de Kyoto, su decisión unilateral de proceder con el
nuevo programa de misiles, violando los acuerdos existentes, sus crecientes subsidios
a la agricultura de EE.UU., su declaración unilateral de guerra contra Afganistán y su
intento de acelerar el ALCA, constituyen ejemplos de unilateralismo al servicio de la
construcción del imperio neomercantilista.
Los ataques terroristas en Nueva York y Washington han llevado a los bombardeos de
superficie de Afganistán en la mejor tradición imperialista, digan lo que digan Negri y
Haardt, incluso si las condiciones en los mercados mundiales se deterioran. La
política de construcción de alianzas, particularmente con la UE, no ha modificado la
intención de Washington de lograr la hegemonía, Al contrario, la alianza está basada
en la subordinación de la UE al comando militar de EE.UU. y su monopolización de
todas las decisiones relacionadas con la guerra, aún más de lo que sucedió en el caso
de Kosovo. Lo que sorprende en las primeras fases de la intervención militar de
EE.UU. es el grado en el que sus exigencias bélicas fueron totalmente aceptadas por la

120
UE, Rusia, China, y algunos regímenes árabes del Oriente Medio, sin ningún quid pro
quo explícito. Va sin decirlo, la intervención afgana y el poderoso rol del estado
imperial en la definición de los temas, las alianzas, y las circunstancias políticas para
las transacciones de mercado, es otro paso en el camino a la derrota de los imperios
sin estado y fortalece el argumento a favor de una teoría de un nuevo estilo
mercantilista de imperialismo.
El mercantilismo, con su fuerte énfasis en los beneficios de los monopolios, la acción
unilateral y, particularmente, la intervención estatal para favorecer los intereses
empresariales contra sus rivales externos, ha sido acompañado históricamente por
conflictos armados y grandes gastos militares. El neomercantilismo contemporáneo
sigue la misma regla. El ALCA es acompañado por un importante aumento de los
gastos militares de EE.UU. en América Latina, nuevas bases militares, la colonización
del espacio aéreo, de las costas, de los ríos y estuarios. El Plan Colombia, la Iniciativa
Andina y los gastos militares correspondientes para militarizar las fronteras de
Ecuador con Colombia y de Panamá con Colombia, involucran más de 1.500 millones
de dólares y cientos de agentes militares estadounidenses. La subcontrata de oficiales
militares latinoamericanos, de fuerzas paramilitares y de mercenarios
estadounidenses, forma parte integral de la protección y la expansión de la
construcción del imperio neomercantilista. La guerra en Afganistán ha llevado a
vastos aumentos en los gastos militares (100.000 millones de dólares), mayor
proteccionismo y amenazas militares en todas direcciones. Al imperialismo y al
Imperio les va bien, sin duda - las únicas que sufren son las "multitudes".
Después de leer "Imperio" no sorprende que los críticos de Time y del New York Times
hayan aplaudido el libro. "Imperio", alineado con la teoría de la tontería global
generalizada, argumenta que la globalización es un movimiento progresista en la
historia, al abolirse el imperialismo por decreto intelectual y al encarnarse las
alternativas sistémicas en una multitud amorfa que carece de cualquiera de las
herramientas de análisis y de organización política que se identificaban con las luchas
revolucionarias contemporáneas. La mención en el libro de citas embalsamadas
provenientes de un ejército aplastante de pensadores, provee el boato formal para una
celebración del constitucionalismo estadounidense - en una época en el que sus
dirigentes están bombardeando Afganistán para devolverlo a la Edad de Piedra,
después de enviar a Irak y a Yugoslavia a la Edad de Hierro. "Imperio" es una síntesis
generalizada de las banalidades intelectuales sobre la globalización, el
postmodernismo, el posmarxismo, unidos todos por una serie de argumentos y
suposiciones no fundamentados que violan seriamente las realidades económicas e
históricas. La tesis del postimperialismo de "Imperio" no es novedosa, no es una gran
teoría y explica poco del mundo real. Más bien es un ejercicio verboso vacío de
inteligencia crítica.

1 Citado en el New York Times, 7 de julio de 2001, p. A15


2 Para ver una discusión detallada de las instituciones del estado imperial y del
desarrollo del imperialismo poscolonial, véase "El estado imperial EE.UU." de James
Petras y Morris H. Morley, en Review, Vol. IV. No. 2, otoño de 1980. Muchos de los
temas y argumentos discutidos en nuestro artículo fueron repetidos por Leo Panith en
Socialist Register, desgraciadamente sin citar nuestro artículo. "Imperio" no contiene
ninguna discusión de las instituciones del estado imperial, ni siquiera de su "imperio",
excepto para refundir este último con el "mercado mundial".
3 En el año 2000, el Banco de Exportación e Importación de EE.UU. financió más de
15.000 millones de dólares en ventas de exportación estadounidenses. Actualmente,
EE.UU. está en séptimo lugar entre los países que subsidian exportaciones, después
de Japón, Francia, Alemania, Holanda, Canadá y Corea del Sur. Véase Financial
Times, 6 de marzo de 2001, p.4
4 Tanto EE.UU. como la UE manipulan las regulaciones "anti-dumping" para proteger

121
a industrias no-competitivas contra productores más eficientes. Véase Financial Times,
6 de marzo de 2001, p.8
5 Véase "El concepto estratégico de la alianza atlántica" Reunión en la cumbre de la
OTAN, 23-24 de abril de 1999.
6 Paul Doremus, William Kelly, Louis Pauly y Simon Reich, The Myth of the Global
Corporation (Princeton, N.J.: Princeton University Press 1999) ch. 5.
7" Bancos privados y lavado de dinero: un estudio de oportunidades y
vulnerabilidades", audiencias ante el Subcomité permanente sobre investigaciones del
comité sobre asuntos gubernamentales, senado de EE.UU., Congreso No. 106, 9-10 de
noviembre, 1999. También "Informe sobre bancos corresponsales: un portal para el
lavado de dinero" Personal de la minoría del subcomité permanente sobre
investigaciones del senado de EE.UU., febrero de 2001.
8 Washington nombra al jefe del Banco Mundial, Europa al director del FMI. En la
última reunión para seleccionar al jefe del FMOI, EE.UU. trató de imponer a su propio
candidato, pero los europeos finalmente ganaron, pero no sin que se les haya obligado
a cambiar su postulante.
9. Martin Wolf "Not so new economy", Financial Times, 1 de agosto, 1999, p.10.
10 Martín Wolf, op. cit
11 Financial Times, 15 de mayo de 2001, p.17.
12 Financial Times, 10 de mayo de 2001, p. 12.
13 Alan Cane, "Meltdown, but the strongest keep their cool". FT 500, The world´s
largest companies, 11 de mayo de 2001 (suplemento del Financial Times), p. 9
14 Financial Times, 6 de junio de 2001, p.6.
15 Financial Times, 28 de junio de 2001, p.14.
16 Robert Gordon. "U.S. economic growth since 1870: One Big Wave?", The American
Economic Review, mayo de 1999. La discusión que sigue se basa en el artículo de
Gordon.
17 Ibíd.
18 www.McKensey.commends-
19 Robert Gordon, op. cit.
20 Financial Times, 6 de abril de 2001, p.14.
21 Ibíd..
22 Ibíd..
23 New York Times, 28 de junio de 2001, p.1.
24 Ibíd..
25 James Petras y Henry Veltmeyer, "América Latina al fin del milenio", Monthly
Review, julio y agosto de 1999, pp. 31 a 52.
26 Edward Alden y Richard McGregor, "White House promises to protect U.S.
steelworkers", Financial Times, 7 de junio de 2001, p.6.
27 Edward Alden y Christopher Bowe, "Bush seeks friends in steel industry", Financial
Times, 8 de junio de 2001, p. 6.
28 Edward Alden, "Manufacturers in call to Bush on strong dollar," Financial Times, 8
de junio de 2001, p.8
29 Edward Alden y Michael Peel, "US may ease stance over money laundering",
Financial Times, 1 de junio de 2001. Desde el 11 de septiembre de 2001, funcionarios
estadounidenses han llamado a los países a reforzar los controles sobre el lavado de
fondos de terroristas, lo que, desde luego, no afecta los miles de millones lavados por
los bancos de EE.UU. y de Gran Bretaña.

122
El 11 de setiembre: más allá de la tragedia humana
EL OTRO WORLD TRADE CENTER/PENTÁGONO

9 de noviembre de 2001
Traducción para Rebelión: Marta Negro

El 11 de setiembre los medios de comunicación ofrecieron al mundo imágenes de una


tragedia humana - gente saltando por las ventanas, edificios derrumbándose, y
heroicos bomberos y policías muriendo al intentar rescatar a las víctimas. Nos dijeron
que diez mil ciudadanos norteamericanos habían sido víctimas de un ataque terrorista
indiscriminado contra los Estados Unidos.
Periodismo de investigación reciente nos muestra una versión completamente
diferente de los hechos del 11 de setiembre.
Según la Cruz Roja de los Estados Unidos, el número de víctimas es de 2.563. Según
la Associated Press, es de 2.625. Casi un cuarenta por ciento eran extranjeros que
trabajaban en los Estados Unidos. En otras palabras, el número total de víctimas de
Nueva York puede que no exceda de 1.500 ciudadanos norteamericanos. La cifra que
dieron los funcionarios de la ciudad de Nueva York afirma que hubieron el doble de
víctimas (4.964) - probablemente por razones políticas, para conseguir más fondos del
gobierno federal para reconstruir el distrito financiero. La pregunta que surge es si la
muerte de 1.500 ciudadanos norteamericanos justifica una guerra que ya ha
provocado el éxodo de 3 millones de afganos y provocado la muerte de varios miles de
civiles a causa de bombardeos, malnutrición y enfermedades.
En segundo lugar, el WTC no era solamente un "símbolo" de poder económico - según
el periódico inglés The Guardian (2 de noviembre 2001) era un centro de la CIA y los
servicios secretos. El sótano, 20 metros bajo tierra, almacenaba cientos de armas,
incluidos rifles de asalto, bloques de cocaína y taxis falsos usados en operaciones
secretas en los Estados Unidos. En otras palabras, la CIA usaba la tapadera civil del
WTC como un centro operacional y logístico en el sótano, poniendo en peligro de un
modo irresponsable a los civiles que trabajaban en las oficinas de arriba.
En tercer lugar, el sótano del WTC era uno de los mayores depósitos de oro del
mundo, valorado en 350 millones de dólares. Los inquilinos del WTC incluían los
grandes grupos financieros de los Estados Unidos, quienes son directamente
responsables de muchas de las grandes tomas de poder y deudas en el extranjero.
Incluían J.P.Morgan, Merril Lynch y muchas de las principales empresas financieras
que controlan la economía mundial.
En otras palabras, no se trató de un ataque indiscriminado contra "América", sino de
un ataque político contra un importante objetivo militar-financiero que es primordial
para el imperio global de los Estados Unidos.
En el caso del ataque a Washington, el objetivo militar, el Pentágono, está
directamente involucrado en la planificación e implementación de las estrategias
militares de los Estados Unidos para destituir a los regímenes nacionalistas y
socialistas, para reafirmar la hegemonía global de Washington y proteger las redes
financieras y de inversión de los Estados Unidos.
Esto plantea la pregunta fundamental de si la declaración de guerra de Washington se
basó en la muerte de un reducido número de ciudadanos norteamericanos
(posiblemente 1.500) o en el contenido político-económico del WTC y el Pentágono.
El hecho de poner la CIA y los servicios secretos en un edificio catalogado de civil
(WTC) proporcionaba una "tapadera protectora" para los activistas de la ciudad de
Nueva York, pero ponía a los ocupantes del WTC directamente en la línea de fuego de
los numerosos adversarios de la CIA.
Algunas de las víctimas del WTC son conocidos estafadores. Poco después del 11 de

123
setiembre, los directores de First Equity Enterprises, que tenían oficinas en el WTC,
usaron los ataques terroristas para desaparecer con 100 millones de dólares en
fondos fraudulentos.
Numeroso otros casos de fraude y explotación comercial han salido a la luz,
incluyendo exageradas reclamaciones a compañías de seguros, la venta de recuerdos
por parte de vendedores ambulantes, la desaparición de millones de dólares en
ayudas financieras destinadas a los familiares de las víctimas (el presidente de la Cruz
Roja norteamericana tiene un sueldo de 350 mil dólares). Esto no es de extrañar dada
la competencia sanguinaria que existe entre las instituciones financieras y los
consejeros de inversión que trabajaban en el WTC. Mientras que no hay duda alguna
de que mecanógrafos y porteros también murieron en el ataque, había entre las
víctimas un número desproporcionado de financieros y especuladores en cambio de
moneda que cobraban enormes sueldos. El punto teórico es que la explosión del
sentimiento de guerra de Washington probablemente tuvo más que ver con la
"calidad" y no la "cantidad" de las víctimas y su influencia en los mercados financieros
globales. Las subsiguientes sacudidas a la economía norteamericana - el miedo de
inversores y banqueros, la caída de la bolsa - tuvo muy poco que ver con las
secretarias y los porteros, y mucho que ver con la importancia económica de las
instituciones financieras afectadas.
Además, el momento escogido para el ataque coincidió con la creciente recesión y
sirvió para acelerar la crisis económica. En octubre, 450 mil trabajadores perdieron
sus puestos de trabajo - la cifra mensual más alta de la historia reciente. Es obvio que
la decisión de los terroristas no fue un acto de venganza basado en la religión, sino en
un estratégico entendimiento económico de la posición económica y espacial de su
objetivo, y del momento escogido en el ciclo económico. El lugar y el tiempo fueron
seleccionados con tal de maximizar los efectos estratégicos a la economía
norteamericana - y no para cobrar el mayor número de vidas humanas.
En resumen, los actos del 11 de setiembre tienen dos caras: la tragedia humana y el
heroísmo personal que la CNN nos presentó, y el conflicto de poder económico y
político entre el imperio de los Estados Unidos y sus adversarios en el Tercer Mundo.
Los medios de comunicación y Washington manipulan la tragedia humana para
desviar la atención de las dimensiones económicas y militares del conflicto. Esta
manipulación se ha hecho evidente hasta en sectores del público norteamericano. Ni
dos meses después del 11 de setiembre, los mismos bomberos de la ciudad de Nueva
York, alabados por el alcalde por su heroísmo, se manifestaron en las ruinas del WTC
para protestar contra la reducción presupuestaria del personal asignado a la
búsqueda entre las ruinas. El alcalde Guiliani clasificó a los bomberos de
alborotadores e infractores de la ley y alabó a la policía por la represión de la protesta.
El alcalde ha reducido el presupuesto asignado a los bomberos para financiar la
reconstrucción del centro financiero. Los héroes de ayer son los proscritos de hoy.
Del mismo modo, los beneficiarios de los subsidios federales no son los trágicos ex
empleados que han perdido su trabajo sino los empresarios millonarios. Los
empleados que sufrieron la tragedia del 11 de setiembre se han convertido de nuevo
en víctimas, esta vez en manos del gobierno de la ciudad, sus jefes y Washington.
Las víctimas de la tragedia, ya no útiles como propaganda política a favor de la guerra,
han sido ignoradas y ahora hacen cola frente a las oficinas de empleo.
Lo que sugiero es que el 11 de setiembre fue un acto complejo en el que la tragedia
humana y cuestiones políticas estratégicas se entrelazaron. La explotación, distorsión
y el encubrimiento por parte del gobierno y los medios de comunicación no reducen la
tragedia humana. Pero esto también sugiere que, dada la naturaleza estratégica del
objetivo, los terroristas actuaron con premeditación: si su intención era desafiar al
imperio, escogieron un objetivo importante, aunque el daño circunstancial no deja de
ser atroz.

124
24 de noviembre de 2001

Carta abierta a los"amigos de EE.UU." franceses

Traductor: Germán Leyens

Las imágenes y realidades de la experiencia intelectual y política estadounidense, tal


como se las interpreta en las columnas de periodistas de derecha en Europa, son
fuertemente simplificadas, si no radicalmente tergiversadas. Por ejemplo, Jacques
Julliard, el redactor del Nouvel Observateur (El Mundo, 16 de noviembre de 2001,
p.13) ataca a los intelectuales franceses de izquierda por la "miseria del
antiamericanismo" (mean-spirited anti-americanism). De la misma manera, el
académico derechista Bernard-Henry Levy dirige una áspera "carta a aquellos
equivocados" refiriéndose a los intelectuales occidentales que critican la guerra de
EE.UU. contra Afganistán. Ambos escritores defienden la guerra de Washington
(refiriéndose erróneamente a "americanos", olvidando la otra mitad del hemisferio) en
Afganistán, y acusan a los críticos de ser "anti-'americanos'". Ambos escritores ignoran
en extremo la historia y las actuales divergencias de opinión en "América" (del Norte).
Para Julliard, las críticas de las destructivas intervenciones estadounidenses en
América Central, África del Sur e Indochina - que costaron más de 7 millones de
vidas- provienen de una "lógica delirante". Bernard-Henry Levy, celebrando los
exitosos bombardeos de área, denuncia a los intelectuales occidentales por no
reconocer los efectos liberadores de varios millones de toneladas de explosivos y de
cinco millones de refugiados desplazados. Estos intelectuales franceses de derecha
que se pretenden "pro-'americanos'" son en realidad partidarios de una tendencia
histórica en la política estadounidense. En su fervor político confunden su propia
retórica ideológica con las realidades complejas y conflictivas de EE.UU. En cierto
modo no son más que apologistas de los "americanos" que ejercen el poder militar y
político. En la actualidad, en los EE.UU. realmente existentes, hay millones de
"americanos" que se oponen a la guerra - aunque sean una minoría. En segundo
lugar, la mayoría del público de EE.UU., incluyendo a abogados, académicos,
periodistas y dirigentes religiosos -pasando por todo el espectro político- se oponen a
los poderes dictatoriales asumidos por Bush, específicamente al establecimiento de
tribunales militares secretos para juzgar a los extranjeros a los que se acusa de
asociación con terroristas.
La guerra, el incremento del autoritarismo y la erosión de las libertades democráticas
está dividiendo a "América". La alternativa que enfrentan los mal informados
apologistas franceses de la guerra es -¿qué "América" apoyan? - ¿la de los tribunales
militares y de los bombardeos de área o la del hábeas corpus, de la Declaración de
Derechos y de la autodeterminación de las naciones?
El actual conflicto entre el EE.UU. democrático y republicano y los poderes
autoritarios, imperiales, tiene una prolongada historia, desde la fundación del país.
La tradición democrática republicana comenzó con aquellos que lucharon contra la
Inglaterra colonial, aquellos que combatieron en la guerra civil contra la esclavitud,
aquellos que se opusieron a la invasión de EE.UU. de Cuba y Filipinas, aquellos que
confrontaron a los nazis y que más tarde se opusieron a la guerra de Vietnam.
Julliard y Levy no apoyan a un EE.UU. abstracto (pero oficial)- apoyan al "otro
EE.UU." - el de la dominación sobre los débiles, del apaciguamiento de los poderosos y
de la injusticia hacia la mayoría de los estadounidenses. Su postración servil ante el
poder de las bombas de Washington los ubica en la misma posición que adoptaron los
defensores del imperio británico contra la revolución anticolonial de EE.UU., los
esclavistas en el Sur, y los "anti-bolcheviques" estadounidenses como Henry Ford, que
consideraban las bombas nazis como un poderoso antídoto contra el comunismo.
Nosotros, los intelectuales estadounidenses que vivimos en EE.UU., rechazamos un

125
semejante "pro-'americanismo'" sanguinario. Somos pro-estadounidenses- como lo son
numerosos intelectuales europeos y latinoamericanos que apoyan a los EE.UU. que
están en la tradición republicana-democrática. Estamos contra los "enredos en el
extranjero", como aconsejara George Washington en su discurso de despedida, y por la
defensa incondicional de la Declaración de Derechos. Nos unimos a la vasta mayoría
de los estadounidenses en el rechazo de la violación de nuestra Constitución y la
usurpación del imperio de la ley. A los messieurs Julliard y Levy y sus colegas en
Francia, nuestra respuesta es que preferimos los demócratas franceses (a los que
ustedes se refieren injustamente como "anti-americanos") a su adulación de la
poderosa máquina de guerra y de los tribunales militares establecidos para
defenderla. Washington podrá "ganar la guerra" en Afganistán, pero los gángsteres y
señores de la droga que lleve al poder, conducirán a nuevas guerras y rebeliones. Las
mayorías de la actualidad se convertirán en las minorías de mañana. El terror estatal
llevará al terror individual. Eso es lo que asusta a muchos estadounidenses, y lo que
ignoran Julliard y Levy desde sus cafés parisinos. Después de todo, no son los
partidarios y apologistas de Washington en el extranjero los que pagan por las guerras
de Washington - es el pueblo estadounidense. Tenemos suficientes problemas
defendiendo nuestras libertades contra su cercenamiento por el ejecutivo - no
necesitamos "partidarios" que redoblen sus tambores llamando a la guerra y nos
lleven por el camino de la "justicia" militar.
Ser pro-estadounidense en la actualidad es defender los valores de los EE.UU.
democráticos y republicanos. Los auténticos anti-estadounidenses son los que,
defendiendo esta guerra infame, confunden la política del estado imperial con la
soberanía del pueblo.
Nosotros, en Estados Unidos, particularmente lo que nos preocupamos por la libertad,
comprendemos que las guerras injustas en el extranjero socavan la democracia en
casa. El poder arbitrario no tiene fronteras. Como señaló uno de sus ilustres filósofos
(J.P.Sartre) en tiempos de su guerra de Argelia, "las guerras coloniales son el cáncer
de la democracia".
La responsabilidad de los intelectuales -incluyendo sus compatriotas- es ir más allá de
la propaganda oficial, y desmitificar el poder de la destrucción realizada para obtener
beneficios.
La Alianza del Norte es financiada y dirigida por Washington, como un instrumento
político útil, a pesar de las ejecuciones masivas, del pillaje y las violaciones.
Distraer la atención de las nuevas barbaries en nombre de la liberación es patológico -
un caso de perversidad profundamente arraigada en la que las víctimas son acusadas
de los crímenes cometidos en su contra, una práctica perfeccionada por los ocupantes
en la Francia de Vichy durante la II guerra mundial. Levy y Julliard no son fascistas,
sólo imitadores, y definitivamente no pro-estadounidenses, al menos no en la tradición
democrática y republicana.

126
4 de diciembre de 2001

Las organizaciones no gubernamentales


frente a la psicosis de conflicto y guerra
James Petras
Traductor: Germán Leyens

Introducción
Los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra el World Trade Center en Nueva
York y el Pentágono en Washington, y sus ramificaciones, definen una nueva
coyuntura para los movimientos sociales y las ONGs. El contexto global que precedió
al 11 de septiembre es importante para la comprensión de la reacción ulterior de
Washington y los efectos que han tenido en las perspectivas y el rol que las ONGs
pueden jugar en la política global.
Antes del 11 de septiembre, la posición internacional de Washington mostraba claros
signos de debilitamiento. Los movimientos de masas contra la globalización, desde
Seattle a Ginebra, estaban creando mayores obstáculos a la "agenda del libre
mercado." El rechazo por Washington del protocolo de Kyoto sobre el recalentamiento
global, su renuncia unilateral al tratado sobre misiles antibalísticos, y el hecho de que
no firmara la Convención sobre Armas Biológicas y Tóxicas, aislaron a Washington del
resto de la comunidad internacional. En el Oriente Medio, Irak se estaba liberando del
boicot impuesto por EE.UU., convirtiéndose en un miembro activo de la OPEC, y
aumentando sus lazos con sus vecinos árabes. Irán mantiene relaciones económicas
con Japón, Rusia, la UE y con la mayor parte del resto del mundo, a pesar del boicot
de EE.UU. En América Latina, formidables movimientos sociales en Colombia, Brasil,
Argentina y Ecuador, desafiaban el modelo liberal.. La creciente recesión en EE.UU. y
Europa afectaba profundamente el "modelo de exportación" en México, América
Central y en el resto de América Latina y Asia. Además, la recesión dentro de EE.UU.
conducía a grandes despidos y bancarrotas, provocando aún más volatilidad en la
bolsa de valores, afectada ya por el colapso de la burbuja especulativa de la tecnología
de la información.
En resumen, la hegemonía global de EE.UU. se deterioraba, sus fundamentos internos
se debilitaban y el descontento aumentaba - antes del 11 de septiembre.

Después del 11 de septiembre


El período inmediatamente después del trauma del 11 de septiembre fue, en el ámbito
gubernamental, un esfuerzo concertado por movilizar al mundo basándose en un
discurso bélico. La frase clave, del presidente Bush, fue: "los países tienen que elegir,
o están con nosotros o están con los terroristas,". El efecto de este discurso fue la
movilización de seguidores previsibles, como Tony Blair de Inglaterra, Aznar de
España y Berlusconi de Italia. Otros países de la OTAN se unieron a la "alianza" con
cierta vacilación. Aunque la mayoría del resto del mundo condenó el ataque terrorista,
y expresó su solidaridad con las víctimas, muy pocos países mostraron ansias por
unirse a una campaña mundial cuyo final era imprevisible, contra terroristas
vagamente definidos, y naciones que dan albergue a terroristas. Sólo definiendo
tácticamente al enemigo, limitando los objetivos (Osama bin Laden y los talibán)
consiguió Washington una cooperación mínima dentro del Oriente Medio y en Asia
Central. Pero Washington tiene planes más amplios - la guerra contra los principales
proveedores de petróleo de Europa y Japón en el Oriente Medio - es decir Irak e Irán.
La clave de la campaña mundial del presidente Bush "contra el terrorismo" es la

127
inversión del creciente debilitamiento de la hegemonía global de EE.UU. Quiere obligar
a Europa a someterse al liderazgo de EE.UU., asegurarse de la total obediencia de los
gobernantes árabes en el Oriente Medio y alentar a los regímenes clientes en Asia y
América Latina a aumentar sus capacidades represivas contra la oposición política al
modelo neoliberal y a la hegemonía de EE.UU.
Bush hijo trata de volver a crear un Nuevo Orden Mundial, que Bush padre trató de
proyectar después de la guerra del Golfo y que se deterioró poco después. Después de
la emergencia de la guerra del Golfo, los intereses competitivos de Europa y Japón
entraron en conflicto con la hegemonía de EE.UU., como también sucedió con la
emergencia de movimientos sociales, del Norte y del Sur. Es probable que una vez que
la psicosis de guerra inicial disminuya, reaparezcan las divisiones y las rivalidades
con aún más virulencia que a principios de los años 90. La extensión de la guerra más
allá de Afganistán, la recesión mundial, y el intento de Washington de conseguir
ventajas económicas como resultado de su liderazgo en la coalición de tiempos de
guerra, puede fácilmente provocar divisiones.
A pesar de esto, la movilización bélica involucra a corto plazo una ofensiva
socio-económica mundial para anular los progresos de fines de los años 90. Esta
ofensiva tiene varias características comunes:
1. Aumentar la legislación represiva, limitar las libertades democráticas y ampliar el
poder policial.
2. Intentos de invertir el aumento de la recesión mediante un "Keysianismo militar"
con mayores gastos militares y subsidios de miles de millones de dólares a los
"negativamente afectados" (líneas aéreas, turismo, etc.).
3. Restauración de la hegemonía de EE.UU. utilizando la dominación militar - su
"liderazgo" - y el refuerzo de los regímenes clientes.
4. Silenciar a los movimientos contra la globalización reenfocando la atención
mundial de los males de las corporaciones multinacionales hacia el terrorismo
internacional.
5. Invertir la tendencia al aislamiento de EE.UU. causada por su rechazo unilateral
de acuerdos internacionales sobre la paz y el medio ambiente:
1. El rechazo del Acuerdo de Kyoto sobre los gases invernadero;
2. El rechazo del acuerdo de misiles antibalísticos;
3. El rechazo del protocolo que prohíbe la guerra biológica;
4. El rechazo de la resolución sobre el tribunal internacional de los
derechos humanos;
5. El rechazo del protocolo contra el uso de minas terrestres.
La "alianza antiterrorista" refuerza la conducción global de EE.UU. ya que el poder de
decisión está exclusivamente en manos de Washington. La "Alianza" es una asociación
de seguidores sin influencia ni en la táctica ni en la estrategia. Incluso la OTAN está
excluida de toda influencia operacional. En efecto, la alianza antiterrorista es otra
manifestación de la acción unilateral de un estado. El uso imperial del antiterrorismo
va mucho más allá de Afganistán. La expresión, tal como la aplica Washington, es
interpretada tan vagamente que se puede aplicar a cualquier país en el que haya
combatientes de la resistencia, cualquier movimiento involucrado en la
transformación social, cualesquiera partidarios de movimientos, incluyendo a las
ONGs.
El Coordinador para el Terrorismo del Departamento de Estado, Francis Taylor,
declaró: "Mi oficina está trabajando con diferentes agencias del gobierno para
establecer una estrategia antiterrorista para Colombia y otros países andinos. Esta
estrategia es elaborada para complementar el Plan Colombia y la Iniciativa Regional

128
Andina," continuó Taylor, "En la actualidad, el grupo terrorista más peligroso en este
hemisferio son las FARC." El Departamento de Estado centró la segunda parte de su
estrategia antiterrorista (después del Oriente Medio) como "una ofensiva contra el
terrorismo en las Américas." El Congreso de EE.UU. aprobó la asignación de otros 730
millones de dólares "para la guerra contra el terrorismo... en la región."
El imperialismo actual está firmemente anclado en el estado - el estado imperial, que
interviene en el mundo y en la economía interna, para subvencionar, promover y
proteger a sus compañías multinacionales, así como para organizar permanentes
ataques militares para destruir los desafíos contra su dominación. En la actualidad,
más que nunca en el pasado, el estado imperial es la pieza central del imperio y la
fuerza impulsora de la expansión multinacional del capital.
Actuando de concierto, el estado imperial y las corporaciones multinacionales han
polarizado el mundo en líneas de clase, raza, género, naciones y regiones. La ideología
imperial trata de ocultar esta división, polarizando el mundo entre la democracia (el
imperio) y el terrorismo, a fin de consolidar el poder imperial. Esta polarización
también ha penetrado el mundo de las ONGs.

Polarización de las ONGs


Las ONGs se han multiplicado por decenas de miles durante la última década,
reflejando una variedad de perspectivas políticas y sociales, fuentes de financiamiento
y
filiaciones políticas. La mayoría de las ONGs, y las más "ricas" en su financiamiento,
son colaboradoras directas de los estados euro-estadounidenses y de los regímenes
neoliberales locales, trabajando activamente contra la propiedad pública/social. A
pesar de esto, en los últimos años una cantidad creciente de ONGs ha jugado un
papel activo en los movimientos contra la globalización, contra el racismo y la guerra,
que han tenido lugar desde Seattle a Sudáfrica.
El hecho más significativo en el mundo de la ONGs es la polarización, o sea el mundo
tri-polar de las ONGs. Para simplificar, las ONGs pueden ser divididas en tres grupos
que tienden a coincidir con sus niveles de financiamiento.
1. Las ONGs que son promotoras activas del neoliberalismo, que trabajan con
inmensas sumas del Banco Mundial, de USAID, y de otras agencias de
financiamiento internacionales y estatales, sobre la base de 'subcontratos' para
socavar las instituciones nacionales de asistencia social generalizada.
2. Las ONGs reformistas que reciben financiamiento de nivel mediano de las
fundaciones privadas socialdemócratas y de gobiernos progresistas locales o
regionales para financiar proyectos de mejoras y para corregir los excesos del libre
mercado. Los reformistas tratan de "reformar" la OMC, el FMI, y el Banco Mundial
y de regular el movimiento de capitales.
3. Las ONGs radicales que están básicamente involucradas en los movimientos
contra la globalización, contra el racismo, contra el sexismo y por la solidaridad.
Entre las ONGs radicales hay diferencias en las tácticas utilizadas, (desobediencia
cívica, acción directa), en los objetivos, (anticapitalistas, anticorporativos, contra el
capital especulativo), y en las alternativas (comunitarias, ecológicas, socialistas,
por la auto administración.)
La polarización de las ONGs se refleja sobre todo en las reacciones a los principales
eventos, como ser la Conferencia de Durban. Las ONGs radicales denunciaron a Israel
como un país racista, mientras que los reformistas trataron de oponerse al racismo
sin nombrar a Israel, y las ONGs neoliberales apoyaron a Washington o guardaron
silencio.
La segunda área de diferenciación es en las principales manifestaciones, de Seattle a
Génova, donde las ONGs radicales llaman a abolir el FMI y el Banco Mundial,
mientras que las reformistas sólo buscan una mayor regulación del capital

129
especulativo (la tasa Tobin), que se perdonen las deudas, que se reaccione ante la
pobreza y reformas internas para que el Banco Mundial y el FMI sean más "sensibles"
al bienestar popular y al medio ambiente.
El tercer plano de diferenciación de las ONGs es entre aquellas ONGs (neoliberales y
reformistas) que buscan la colaboración con las instituciones imperiales (globales) y
aquellas que colaboran con los movimientos populares de masas. Los
"institucionalistas" conciben "divisiones" entre las instituciones, su capacidad de
"razonar" con banqueros y funcionarios para demostrar que los intereses de los
grandes negocios y las reformas ecológicas y de la asistencia social son compatibles
con los beneficios y la estabilidad. Las ONGs radicales orientadas hacia los
"movimientos," creen que se precisan cambios estructurales básicos desde abajo -la
redistribución del poder, de la propiedad, de los ingresos- para lograr un desarrollo
sostenible y la justicia social.
Hasta ahora las lecciones son claras: las ONGs neoliberales sólo han tenido éxito en la
integración de dirigentes locales, mientras que el modelo económico neoliberal se ha
desmoronado en la crisis, aumentando el número de pobres e indigentes. Las ONGs
reformistas y radicales han crecido y sus acciones se han multiplicado, el tamaño del
movimiento contra la globalización ha crecido -mientras que las tensiones dentro de
los movimientos han aumentado. Frente a la creciente polarización y a la crisis
económica en el mundo, las ONGs reformistas están perdiendo terreno como posibles
interlocutores, al volcarse los poderes imperiales en Bruselas y Washington hacia la
guerra contra el Tercer Mundo y hacia el ataque contra el nivel de vida en el Norte.

ONGs: repensando las políticas y las estructuras


Frente a esta polarización que se profundiza entre el imperio y los movimientos
populares, el Norte y el Sur, las ONGs deben repensar su organización interna, sus
relaciones con los movimientos de masas y sus políticas de financiamiento. La mayor
parte de las ONGs reformistas y radicales son básicamente organizaciones de cuadros,
compuestas por un personal profesional y voluntarios que "movilizan a la gente."
Aunque muchas de las causas son justas, las estructuras son elitistas. En la
actualidad los movimientos más prometedores y dinámicos -el movimiento de los
trabajadores desocupados en Argentina, el MST en Brasil, los cocaleros en Bolivia, los
zapatistas en México- se basan en asambleas y consultas populares, en la democracia
directa- Hay una contradicción en el estilo y en la sustancia entre los movimientos y
las ONGs en lo que se refiere a sus concepciones de la lucha y de la organización. Para
resolver esta contradicción, que tiene importantes consecuencias tácticas y
estratégicas, las ONGs deben democratizar sus estructuras, y llegar a formas de
organización compatibles con sus compañeros de los movimientos.
En gran parte, las estructuras y la orientación de las ONGs se derivan de sus fuentes
de financiamiento. Mientras más dependen de un apoyo financiero institucional, en
lugar de contribuciones voluntarias, más retienen una estructura jerárquica. Mientras
más se acercan las ONGs a un movimiento, más dependerán de las contribuciones
populares y voluntarias. El financiamiento institucional implica límites en la agenda
política, las reivindicaciones sociales y la actividad táctica. La dependencia de
contribuciones voluntarias significa una mayor integración con la gente en la lucha y
más sensibilidad a sus reivindicaciones, junto con una mayor educación política.
La segunda área en la que la polarización a escala global exige que las ONGs
repiensen su actividad, es en las estrategias. En el pasado, las ONGs progresistas
(radicales y reformistas) se concentraban en micro-proyectos (en América Central y en
otras partes) y, más recientemente, en movilizaciones contra la globalización. Mientras
los "micro-proyectos" mejoraron algunas comunidades, no contrarrestaron los ataques
neoliberales contra los niveles de vida y la adquisición de la riqueza nacional mediante
privatizaciones por el capital extranjero e interior. El progreso hacia la actividad
contra la globalización fue un paso adelante, en la medida en la que las ONGs
progresistas reconocieron a algunas de las principales fuerzas político-económicas que

130
atacaban a los pobres. Sin embargo, emergieron varios problemas nuevos: la ideología
de la "anti-globalización" oscureció la centralidad de los estados imperiales y su
ofensiva por la dominación mundial -exagerando la autonomía del FMI-Banco Mundial
y de las corporaciones multinacionales. En segundo lugar, las actividades contra la
globalización se concentran en gran parte en dramáticos eventos periódicos (Génova,
Davos, Melbourne, Praga), mientras disminuye la actividad de organización y lucha de
cada día. No se trata de eliminar las confrontaciones internacionales, sino que de
combinarlas con luchas de masas regionales y nacionales contra los despidos, el
desempleo, la intensificación de la explotación, etc.
El tercer sector que hay que "repensar" incluye el financiamiento, los patrocinadores y
la colaboración con empresas privadas, instituciones internacionales y gobiernos. Ha
habido un prolongado debate con las ONGs sobre estos temas. Los debates se han
concentrado en la relación de costo y beneficio de la aceptación de ayuda financiera y
del patrocinio de ésta o la otra institución. Por ejemplo, numerosas ONGs discuten si
las concesiones en programas y actividades se justifican por las contribuciones
financieras y los patrocinios "legítimos." Algunos dirigentes de ONGs se han hecho
expertos en la ambigüedad de presentar una imagen moderada y conseguir un
financiamiento importante para el trabajo militante de solidaridad. Sea como sea, la
mayor experiencia histórica demuestra que la asociación a largo plazo, en gran escala,
con la "estructura del poder" lleva a la corrupción de los dirigentes de las ONGs, y a
que las ONGs se conviertan en apéndices del proyecto neoliberal.
El análisis de costos y beneficios es un marco demasiado estrecho para evaluar el
financiamiento y las alianzas de una ONG, porque no toma en consideración la
estructura del poder y la trayectoria histórica. Las concesiones tácticas se convierten
en una subordinación estratégica cuando se sacrifican los principios en aras del
mantenimiento de florecientes y costosas burocracias e infraestructuras. ¿Qué hacer?
El punto de partida fundamental es un compromiso de clase, un programa
profundamente arraigado en principios, una ideología clara y una transición de una
organización de "cuadros" a un movimiento social que se involucre en luchas de
solidaridad en el extranjera y en luchas de clase en el país.
En la actualidad, tanto el presidente Bush como bin Laden han tratado de polarizar el
mundo, uno entre la guerra y el terrorismo, el otro entre el imperio y la religión (el
Islam). Las ONGs deben rechazar esta polarización y desarrollar alternativas al
imperio y al fundamentalismo, que refuercen la autodeterminación de los pueblos y de
los estados seculares con programas de asistencia social para todos.
Antes del 7 de octubre de 2001, cuando Washington lanzó su guerra aérea contra
Afganistán, las ONGs progresistas (las reformistas y las radicales) confrontaban la
polarización socio-económica y política entre el imperio euro-estadounidense y el
Tercer Mundo. Hoy en día, esa polarización incluye la guerra del imperio contra el
Tercer Mundo, la primera fase, según el régimen de Bush, es concentrarse en
Afganistán, para continuar con nuevas guerras, en el futuro cercano, contra otros
países del Tercer Mundo. La guerra contra Afganistán forma parte de una ofensiva a
largo plazo, en gran escala, para recuperar la hegemonía global de EE.UU.: el imperio
está empeñado en una táctica como quien corta un salchichón, eliminando uno tras
otro a todo régimen independiente que no se subordina a la alianza
euro-estadounidense.
Una de las victorias más resonantes del imperio, fue su triunfo ideológico sobre los
sectores de las ONGs de izquierda y progresistas, cuando estas últimas apoyaron los
bombardeos de la OTAN y la invasión de Yugoslavia, a los terroristas del ELK en
Kosovo, a los fundamentalistas en Bosnia, y a la invasión dirigida por el ELK contra
Macedonia. En cada uno de estos casos, el imperio manipuló los símbolos
democráticos ("los derechos de las minorías") y la retórica humanitaria para expandir
su esfera de influencia. Muchas ONGs se convirtieron en herramientas del imperio,
recibiendo millones de dólares a cambio de sus servicios humanitarios pro-imperiales.
La lógica bélica imperial, desde Irak a Yugoslavia, a Afganistán, desde el Oriente

131
Medio a los Balcanes, a Asia del Sur, ha llevado una nueva colonización: dos tercios
del espacio aéreo iraquí y un tercio del país están colonizados; hay bases militares de
la OTAN en Kosovo, Bosnia y Macedonia ocupados. Un régimen títere está siendo
preparado para Afganistán. Se planean nuevas guerras para el Oriente Medio y otros
sitios, tratando de incorporarlas en una definición abstracta de la guerra contra el
terrorismo. Se dirigen amenazas militares contra países que se niegan a subordinarse
a la lógica militar del imperio (que se niegan a "unirse a la alianza".) Los infantes de
marina reemplazan a los funcionarios del FMI como emisarios de los conquistadores.
En tiempos de crisis económica, las clases gobernantes desvían el descontento y la
cólera popular hacia enemigos externos; los movimientos populares y las ONGs
progresistas deben oponerse a las guerras imperiales y volcar la atención hacia los
opresores internos. Las ONGs deben asociar la lucha contra la globalización a la lucha
contra la guerra y a los movimientos contra la recesión.

El movimiento avanza sobre cinco frentes


El desafío actual para las ONGs es edificar movimientos que elaboren alternativas a
cinco problemas entrelazados: 1) la guerra y el terrorismo; 2) la militarización y la
represión; 3) el aumento de la recesión económica y la crisis global de los mercados; 4)
el colapso de las estrategias de exportación y la vulnerabilidad de los regímenes
neoliberales; y 5) el masivo desempleo y el crecimiento de la pobreza en el norte y en el
sur.
Las guerras imperiales en nuestros días son "guerras totales" - en las que todos los
civiles y las condiciones más elementales para la supervivencia (agua, electricidad,
alimentación, etc.) son considerados objetivos de destrucción militar. La guerra total
contiene las semillas del genocidio; pueblos enteros, como en Afganistán, huyen de la
destrucción en masa y enfrentan una muerte inminente por inanición; las muertes
causadas por la guerra en Afganistán exceden las en Nueva York y Washington en una
proporción geométrica. El estado policial: la legislación antidemocrática, está siendo
pasada por el Congreso y los parlamentos a todo correr, sin discusión, abrogando
derechos democráticos básicos en el nombre de la seguridad, pero reforzando en
realidad los poderes represivos del estado para limitar la oposición popular
democrática.
La guerra y la represión desplazan la reforma socio-económica como reacción a la
profundización de la crisis económica. Los empleadores y las multinacionales
aprovechan la psicosis de guerra para despedir a millones de trabajadores, para
aumentar la cantidad de trabajadores temporales, intensificar la explotación y
presentar al estado pedidos financieros exorbitantes para obtener subvenciones.
Lo que es una crisis en el norte, constituye una catástrofe en el sur. Las infames
"estrategias de exportación" neoliberales en el Tercer Mundo se descalabran con la
disminución de los mercados euro-estadounidenses. Nuevos ajustes estructurales
provocan grandes confrontaciones; las importaciones básicas tienen precios
inasequibles, las deudas no pueden ser reembolsadas, los sectores de exportación se
enfrentan a la bancarrota, el estado neoliberal no tiene recursos: la vulnerabilidad es
omnipresente, nadie encuentra soluciones capitalistas. Mientras tanto, los gastos de
guerra, los subsidios para las multinacionales en quiebra, y la debilidad de los
mercados llevan al aumento del desempleo en EE.UU. y en Europa.
Estamos en una época de profundización de los problemas, pero también de grandes
desafíos y oportunidades para presentar temáticas básicas y alternativas radicales.

Perspectivas y estrategias: a corto y mediano plazo


A corto plazo, enfrentamos una ofensiva derechista encabezada por la Alianza bélica
euro-estadounidense, respaldada por las poderosas multinacionales y las fuerzas
policiales y militares. Esta ofensiva, utilizando los medios de comunicación de masas,
que han aceptado abiertamente su conversión a portavoces de la Alianza, ha
conseguido el apoyo temporal o la pasividad de la mayoría de la población en América

132
del Norte y Europa, pero no en el Oriente Medio o en muchas otras partes del Tercer
Mundo.
En la actualidad, particularmente en EE.UU. y en la UE, hay una psicosis de guerra
manipulada por el estado y amplificada y transmitida por los medios de masas. A corto
plazo, esto ha llevado a la supremacía de una unanimidad irracional en la que
sectores de la opinión pública han sido llevados a creer que el disenso o la crítica de la
guerra es una forma de "colaboración" con el terrorismo. En EE.UU. los directores de
los medios de masas han sido instruidos por el estado para que no publiquen o
anuncien los discursos de bin Lasen o no informen sobre discursos de los talibán sin
identificarlos como propaganda terrorista. Probablemente no hubo necesidad de una
intervención directa del estado ya que la autocensura de los medios y su incondicional
apoyo a la guerra, hicieron innecesario todo control estatal.
En este contexto, los movimientos sociales populares y las ONGs progresistas tienen
un vital papel educativo para contrarrestar la propaganda estatal y sus exponentes
intelectuales en los medios de masas. A través de la crítica sistemática de la
propaganda de guerra y de sus deformaciones, se puede movilizar a una opinión
pública informada, particularmente en las clases populares, para que se oponga a la
guerra y a las injusticias e inseguridades que la acompañan.
La educación política puede seguir cuatro líneas de contraataque. Por ejemplo, poner
énfasis en las inconsecuencias y contradicciones flagrantes del mensaje bélico, la idea
de que se trata de una guerra humanitaria, cuando millones de afganos son
desplazados por los bombardeos de área y sufren hambre, sed y destrucción de las
necesidades básicas (electricidad, agua, alimentación, transporte, etc.)- La idea que la
violencia estatal desarraigará el terrorismo, en lugar de multiplicarlo y profundizar el
odio y las represalias violentas. La guerra creará una espiral de violencia y la lógica de
las guerras prolongadas y extendidas multiplicará los ataques contra civiles de EE.UU.
y de la UE.
Sólo a través de cambios de la política hacia las fuentes políticas (Palestina, Irak, etc.)
de descontento en el Oriente Medio y en los estados del Golfo, puede minimizarse el
conflicto y reducir los niveles de violencia.
La segunda línea de educación política requiere denunciar la manera en la que las
fuerzas socialmente reaccionarias en el estado y en la estructura de clases, se están
aprovechando de la "crisis bélica" que ellas mismas han creado, para favorecer sus
intereses a costa de la mayoría de los trabajadores.
Es una guerra, como muchas guerras anteriores, en la que muchos se sacrifican y
unos pocos se benefician. En EE.UU. las inversiones en la asistencia social están
siendo reducidas, y los gastos militares se disparan. Las corporaciones
multinacionales están despidiendo a millones de trabajadores y recibiendo inmensos
subsidios por lo que llaman "daños de guerra", mientras se rechaza el pago de
subsidios de desempleo. Los llamados del estado a la "unidad nacional" están siendo
manipulados para ocultar las divisiones y las injusticias clasistas, quién se beneficia y
quién pierde en la "guerra contra el terrorismo". Un cuadro familiar en EE.UU. es ver a
obreros despedidos manejando hacia sus hogares con una bandera ondeando en las
antenas de sus coches, mientras los mandamases de las corporaciones se codean con
los funcionarios del estado para negociar nuevas subvenciones. El punto clave es que
la crisis económica precedió al conflicto, y que la guerra dio a las corporaciones un
pretexto "legítimo" para "reestructurar" masivamente sus empresas para reducir
costos y aumentar los beneficios. Aclarando el vínculo de los quebrantos
socio-económicas con la guerra, se puede alcanzar a millones de trabajadores con un
programa de paz y justicia social.
La tercera línea de educación política puede enfocar las divisiones reales y latentes
dentro de la Alianza de la Guerra. Un conflicto particularmente explosivo es el
proyecto de Washington de ampliar la guerra para incluir a Irak, Irán, Siria, etc. La
principal fuente de petróleo de la UE es el Oriente Medio, y nuevas guerras llevarán a
una reducción catastrófica del suministro de petróleo y a un aumento geométrico en el

133
precio del crudo, lo que podría llevar a una depresión importante. Igualmente, los
clientes de EE.UU., particularmente en Arabia Saudita, Egipto, Pakistán y otras
partes, se encuentran bajo una enorme presión desde abajo y cualquiera presión
ulterior de EE.UU. para lograr un mayor apoyo a la actual guerra en Afganistán o para
ampliar la guerra a los países vecinos, podría llevar a insurrecciones nacionales. En
realidad, la guerra contra Afganistán ha limitado ya el apoyo a los EE.UU. en
comparación con la amplia simpatía original para las víctimas en Nueva York y
Washington.
En cuarto lugar, mucha gente en todo el mundo rechaza la visión dicótoma del mundo
de Bush (y bin Laden) ("O están con nosotros -y la guerra- o están contra nosotros.")
Una mayoría de "moderados" quiere que terminen los bombardeos y que comience la
ayuda humanitaria para alimentar a millones de afganos hambrientos y desplazados.
Mucha gente piensa que EE.UU. y la UE debieran considerar la oferta de los talibán
de negociar y que debiera presentarse evidencia tangible de la participación de bin
Laden en los actos terroristas. El hecho fundamental es que la mayor parte de lo que
es conocido públicamente sobre los sospechosos, no apunta ni a bin Laden ni a Al
Qaeda. La mayoría eran de clase media, no-fundamentalistas, siete estudiaron en
Occidente (Hamburgo), y cinco fueron entrenados en bases militares estadounidenses.
Ninguno ha sido identificado como entrenado en Pakistán o Afganistán o indoctrinado
por mulás en uno de los dos países. Son temas que hay que difundir ampliamente,
porque están en conflicto con la ideología básica utilizada para justificar esta guerra.

Activismo: involucrar al público


Hay tres ejes posibles para la acción política en esta coyuntura. Uno implica un
"enfoque indirecto" que incluye la movilización de comunidades, sindicalistas y
vecindarios contra las consecuencias socio-económicas de la profundización de la
recesión económica (despidos / desempleo) y los beneficios de la elite provenientes de
la "crisis bélica" en el ámbito nacional e internacional. Las decisiones tomadas por las
compañías multinacionales de despedir trabajadores por las "condiciones del mercado
mundial" constituyen un poderoso argumento contra las llamadas estrategias de
crecimiento por la exportación y los argumentos de la "globalización." Es importante
para el desarrollo de la actividad de los movimientos en esta coyuntura que se
relacione la adversidad social local con la globalización y la guerra.
En segundo lugar, la actividad debiera concentrarse en el eslabón más débil de la
llamada Alianza de la Guerra: la violencia israelí y su desposeimiento de los
palestinos. Fuera de EE.UU. la mayor parte de los comentaristas reconocen que la
guerra israelí contra los palestinos es el detonador de la actual crisis. Las políticas
genocidas del régimen ultra-derechista de Sharon han unido a todo el mundo árabe, a
la mayor parte de la opinión pública europea, y fuera del lobby judío pro-israelí en
EE.UU., a sectores de la opinión pública estadounidense. Incluso el presidente Bush y
el secretario de estado Powell han hablado, de los dientes para afuera, sobre la idea de
un estado palestino. El punto político es que al enfocar en la intransigencia israelí se
puede polarizar favorablemente a la opinión pública contra la guerra y convertirlo en
un punto de partida para reactivar el movimiento contra la globalización.
El tercer sector de actividades se relaciona con los desastres humanitarios causados
por las guerras en Afganistán, Irak y Colombia. Según las Naciones Unidas, siete
millones de afganos pueden morir de hambre a causa de la guerra, algo comparable
con el Holocausto. La ayuda humanitaria sólo puede ser transportada si cesan los
bombardeos anglo-estadounidenses. Es un tema que puede llevar a millones de
personas a ejercer presión para que terminen los bombardeos, aunque sea
temporalmente. La "Guerra contra el Terror" ya se ha convertido en una escalada
contra las fuerzas populares insurgentes en América Latina. El jefe de la DEA en
México declaró que el EZLN es una organización "terrorista." Un portavoz del
departamento de estado ha declarado que habrá un masivo aumento de 700 millones
de dólares y más personal militar para combatir el "terrorismo de las FARC." Las

134
víctimas humanas de estas nuevas guerras son horrendas: entre el 1 y el 15 de
octubre, los paramilitares respaldados por los militares colombianos asesinaron a 150
campesinos y obreros y la cuenta sigue. El tema del terrorismo de ESTADO es
ilustrado gráficamente como el verdadero contenido de nuestra definición de la guerra
contra el terrorismo.
Un tribunal internacional sobre la catástrofe humanitaria en Afganistán, dirigido por
personalidades internacionales podría concentrar la atención mundial y educar a la
opinión pública sobre el verdadero significado de la guerra. En resumen, las ONGs
progresistas debieran relacionar sus estrategias contra la globalización con la
profundización de la crisis económica interna y desarrollar alternativas programáticas
basadas en la socialización de la producción, la redistribución de los ingresos y el
incremento de los mercados internos, basándose en el aumento de los gastos sociales.
Las ONGs debieran ligar su apoyo a la ayuda humanitaria con el movimiento contra la
guerra y las catastróficas consecuencias económicas para Europa, que resultarían de
la extensión de la guerra a otros países del Oriente Medio y del Golfo. La creación de
alianzas internacionales basadas en la crisis internacional, requiere la creación de
organizaciones de base en cada barrio, municipalidad y región. Las ONGs debieran
aprender las lecciones de los movimientos de acción directa como el MST en Brasil, los
trabajadores desocupados en Argentina, que aplican piquetes de bloqueo de rutas
no-violentos y presiones estratégicas en la producción y la distribución.

Conclusión
Está claro que existe una ofensiva derechista a escala mundial: las llamadas "medidas
de seguridad" están fortaleciendo los poderes arbitrarios del estado a costa de las
libertades individuales y los derechos sociales colectivos. Además está claro que está
emergiendo un creciente movimiento de resistencia, particularmente en los países
musulmanes y en un grado considerable en Europa (Italia, Inglaterra, Francia.) El
mismísimo extremismo de la estrategia de la guerra total de Bush está teniendo un
efecto de bumerang: la prolongación de la guerra y el creciente número de víctimas,
están aumentando la cantidad de voces de los grupos humanitarias, de derechos
humanos y de los ciudadanos de los países musulmanes. Puede lograrse que la
ofensiva derechista se vuelva en su contra. Al multiplicarse los temores y las
inseguridades, al debilitarse las economías como consecuencia de la guerra y al
afectar adversamente a más y más gente, esas "víctimas masivas" en las economías
internas de la UE, e incluso de EE.UU., pueden convertirse en reclutas potenciales
para los movimientos sociales. La alianza internacional para la guerra puede llevar a
una contra-alianza por la paz y la oposición al militarismo. La legislación represiva
puede incrementar las sensibilidades democráticas; el autoritarismo puede alimentar
los movimientos por la democracia.
Las polaridades y las alternativas compulsivas ("la guerra contra el terrorismo")
pueden tener un efecto de bumerang, aislando a sus proponentes en sus propias
formulaciones extremas. Los movimientos deben redefinir las polaridades: la
globalización y la guerra, o la democracia, la autodeterminación, la ayuda humana a
las víctimas de la guerra y trabajo para los desocupados. La amplia mayoría de la
gente rehúsa escoger entre las guerras imperiales y el terror fundamentalista. La
mayoría escogerá alternativas de naciones seculares, pacíficas, en las que la gente
tenga libertad para escoger el sistema social que mejor satisfaga sus vidas. En la
actualidad, la mayor amenaza para la humanidad es el unilateralismo - la decisión de
Washington de comenzar la guerra, de bombardear un país de vuelta a "la edad de
piedra;" de rechazar Kyoto, los controles de misiles, la abolición de las minas
terrestres; de no aceptar las cortes internacionales de justicia y las decisiones de la
ONU que exigen que Israel se retire de los territorios ocupados. El unilateralismo hoy
en día significa militarismo. Frente a la crisis económica mundial y a la creciente
competencia, el unilateralismo significa la intensificación de la lucha por expandir el
control sobre recursos y mercados vitales, utilizando métodos no-económicos.

135
El unilateralismo socava cualquier pretensión de construir alianzas durables. El
militarismo aliena a aquellos que pagan el precio de la guerra: la mayoría de la
humanidad. El unilateralismo fuerza a los aliados a la oposición; la crisis económica
lleva a una reevaluación de las prioridades, modelos, mercados - desafiando la
ortodoxia neoliberal. Tácticamente es imperativo buscar la alianza táctica más amplia
posible contra el unilateralismo, el militarismo y el neoliberalismo.
La historia de las dos guerras mundiales, de las guerras de Argelia y Vietnam, nos
enseña que las penurias, el sacrificio desigual y el costo político y social de la guerra,
debilitan la unanimidad inicial y fortalecen la resistencia. Al crecer la oposición desde
abajo, se profundizan las rupturas verticales y horizontales y la arrogancia imperial de
un "Nuevo Orden Mundial" se desmorona y se abren oportunidades para transformar
el mundo y las eternas esperanzas de paz y justicia se convierten en las bases
programáticas de nuevos movimientos socio-políticos. Para formar parte de la solución
y no del problema, las ONGs progresistas deben trazar una clara línea de
diferenciación entre ellas y las ONGs millonarias, como el Foster Parent Plan, que
junta 300 millones de dólares por año, Misereor, 214 millones al año, World Vision,
500 millones, Care, 50 millones. Esas agencias millonarias colaboran con el
imperialismo euro-estadounidense y son financiadas para debilitar los movimientos
sociales mediante el "desarrollo comunitario" y "familiar" en el marco del
colaboracionismo de clase. En la actualidad, las fundaciones de las corporaciones
multinacionales, el Banco Mundial y los imperios euro-estadounidenses, invierten
más de 7 mil millones de dólares en ONGs para minar un desarrollo público general y
los movimientos anti-sistémicos. Las ONGs progresistas sólo pueden participar en las
luchas populares para oponerse a la guerra y resistir a la globalización si rechazan los
fondos de fuentes que limitan sus objetivos. Todo financiamiento proveniente de la
estructura del poder comporta "condiciones" -restricciones en las luchas, el programa,
las tácticas, y la estrategia. Pensar de otra manera es engañarse, Para llegar a ser una
fuerza verdaderamente independiente, las ONGs progresistas deben volver a sus
raíces, y conseguir la lealtad de su gente para autofinanciarse y vivir y trabajar con
donaciones voluntarias de aquellos que pretende servir.
No es una época fácil para las ONGs, ni para los movimientos populares, pero los
tiempos cambian, la reacción sobrepasa las fronteras. La necesidad lleva a la gente a
la lucha. Creo que hay un poderoso movimiento de resistencia que va desde el campo
y los barrios de América Latina, Asia y África a las calles, a las ciudades y a los
movimientos contra la globalización de Europa-EE.UU. Debemos aprovechar nuestras
oportunidades y avanzar, rechazando los cantos de sirenas de derrota, muerte,
destrucción y desmoralización.

136
Siete tesis sobre el significado histórico del
golpe militar del 24 de marzo de 1976, en
Argentina
James Petras
REDH

El significado histórico del golpe militar del 24 de marzo de 1976 determina una
transformación en la historia Argentina en diferentes aspectos relacionados entre sí. A
saber, en primer término, el golpe militar destruyó el tejido social de la sociedad
Argentina, desarticulando las fuerzas populares en la sociedad civil. A diferencia de
previos golpes que se caracterizaron por el asesinato dirigido a determinados líderes
populares, el golpe del 76, asesinó sistemáticamente a miles de activistas y dirigentes
populares, cuya existencia mantenía la unidad de millones de trabajadores con sus
debates y su capacidad de organización. Es tan sólo ahora, veinticinco años más tarde
en que, nuevamente, las organizaciones populares han resurgido emergiendo y
reconstruyendo el tejido social de la Argentina. Organizaciones populares tales como
piqueteros, cortando rutas, "Hijos" con sus escraches como también sectores de la
CTA organizando protestas, paros etc.
El sentido histórico del golpe militar de 1976 es el intento de intervención político
militar de Washington después de su derrota en Indochina y su victoria en Chile. La
lección aprendida por Washington después de Indochina y Chile fue que el único
camino para reestablecer su hegemonía era el establecimiento del terrorismo de
estado. Ese camino que iniciaron en 1976, encuentra continuidad lógica y directa en
el proyecto de dolarización de la economía Argentina (Plan Cavallo). Del estado de
terror a la recolonización.
El tercer significado histórico del golpe ha sido la transformaciòn de la burguesía
Argentina que se ha convertido en "multinacional". La idea de conciliación de clases
sociales; alianzas populares y nacionalistas se declaró extinguida. La burguesía se
convirtió en aliada de los Estados Unidos en la sistemática destrucción de las bases
populares y del poder de los trabajadores para la construcción del nuevo edificio: la
economía neoliberal.
El cuarto aspecto del golpe estuvo representado por la transformación del Peronismo
de movimiento nacional y popular a su constitución como un nuevo partido neoliberal.
Con el giro a la derecha de la burguesía, después del 76, el peronismo tenía dos
posibles caminos. Tanto la construcción de un partido de trabajadores democrático
social o bien aliarse con la burguesía. La presidencia de Menem fue la confirmación de
esa segunda hipótesis.
El quinto aspecto fue la domesticación general de los intelectuales y las clases
dirigentes. La dictadura impuso parámetros inamovibles en el proceso electoral.
Aspectos vinculados con la propiedad privada, el mercado financiero, los recursos, la
desigualdad y el permanente estado de las instituciones cada vez más alejadas de la
transformación política y el debate. La transición fue -en consecuencia- estrictamente
controlada y el proceso electoral y el el debate intelectual relegado a un segundo
plano. Los intelectuales aceptaron las reglas de juego y siguieron los dictados de
Esados Unidos y las fundaciones europeas comprometidos con el oscurantismo
imperial. Sólo veinticinco años más tarde, en medio de una severa crisis, emerge una
nueva generación de intelectuales para combatir al neoliberalismo.
El sexto aspecto esta representado por el fin de los partidos tradicionales ( comunista,
trotkista, socialista) como importantes referentes políticos durante el período
pos-militar. El partido comunista perdió para siempre su credibilidad después de su
resplado a Videla en 1976. La incapacidad de los grupos de izquierda en construir una

137
resistencia posible durante la dictadura o durante el período de transición los
convirtió en sectas marginales. Los nuevos movimientos populares surgen
desvinculados de la izquierda tradicional. Sus líderes y combatientes están
enfrentando directamente al liberalismo y la desintegraciòn de la sociedad. El proceso
de transformación del movimiento revolucionario, sin los partidos de la izquierda
tradicional es el más importante desfío dentro de la izquierda argentina.
El séptimo y último significado histórico del golpe militar de 1976 fue demoler el mito
de una Argentina potencia, excepcional europea y no latinoamericana.
El golpe militar demostró que Argentina era aún una oligarquía neocolonial con
características más similares a Paraguay y Bolivia que a Suecia y Dinamarca. Desde el
golpe, la desnacionalización de la economía, el crecimiento del 35% de la pobreza en
áreas urbanas, en cuidades, el 20 % en la tasa de desocupación, el crecimiento
geométrico de subempleados, la llamada "economía informal", la proletarización de la
clase media y la tutela directa de Washington inscribe claramente a la Argentina como
parte de latinoamérica , del tercer mundo.

CONCLUSION
La herencia que dejó el golpe del 24 de marzo de 1976 está representado aún en la
Argentina de hoy. Las fuerzas de derechos humanos y fuerzas políticas que continúan
luchando para anular las leyes de impunidad [1] son un claro ejemplo de ello. Los
viejos políticos del PJ y UCR continúan defendiendo privilegios y prerrogativas de los
militares mientras que la nueva mayoría Argentina está clamando por justicia. El plan
económico-social instrumentado por Martinez de Hoz perdura aún en el super liberal
ministro López Murphy.[2] Sólo hoy, nuevas fuerzas han surgido dentro de la
oposición tales como la organización de trabajadores, grupos de protesta social en el
interior del país y en los suburbios pobres del gran Buenos Aires.
El golpe de estado de 1976 no fue sólo militar sino también un golpe de clases. Un
enfrentamiento brutal de una clase sobre la otra. Veinticinco años después, el
enfrentamiento continúa. Los militares y sus políticas sociales han ganado
decisivamente la batalla por imponer su programa reaccionario, pero no la guerra. El
aislamiento , descrédito y corrupción dentro de esta elite ha ido en aumento y
producido gran resistencia: La lucha continúa.

[1] Nota de los traductores. Hace referencia a las leyes de Obediencia debida y Punto
Final
[2] Idem. En el momento en que fue escrita esta nota aún no se había producido la
renuncia del citado ministro y el nombramiento de Cavallo, como sí se dieron de hecho
en el instante mismo en que esta traducción llegaba a su término, por lo que se
considera pertinente esta información.
Versión de la traducción a cargo de Rose Wind and Paul Jones

138
"Los zapatistas son la piedra en el zapato del
imperialismo"

Pascual Serrano

La nueva Administración Bush parece que ha entrado con una política mucho
más agresiva: bombardeando Iraq, endureciendo su posición frente a Corea del
Norte, desarrollando su proyecto de explotar el petróleo de la reserva natural de
Alaska.... ¿Era de prever esa política?, ¿es tan diferente de la de Clinton?

Yo creo que la idea es intervenir con gran fuerza en sus planes estratégicos. Se trata
de un error afirmar que estas iniciativa son más duras puesto que algunas de las
políticas de la actual administración Bush están extendiendo y profundizando las
medidas de Clinton. Clinton hizo los grandes recortes sociales, en los presupuestos de
bienestar social, salud, educación, etc. Bush tiene como herencia el excedente de
presupuesto que procede en gran parte de esos recortes. A partir de ahí va bajando los
impuestos a los ricos y clases acomodadas. Se trata más de una interrelación entre
Clinton y Bush que una ruptura o una diferencia.
Sobre la política exterior, debemos ubicar a Bush como un presidente que tiene
interés en consolidar los mercados e inversiones en America Latina donde los Estados
Unidos mantienen ventajas sobre otros países y su balanza comercial le es favorable.
Mientras que con Europa y Asia mantienen una balanza comercial negativa. Por ello,
tiene más interés en Brasil que en Bosnia, Kosovo, etc. Creo que incluso van a
desentenderse de estos lugares, no les interesan, no ven ventajas económicas.

¿Y en Oriente Medio?

Sí hay un interés importante en Oriente Medio. Hay una división bastante clara entre
el Pentágono y Powell (1). Powell quiere defender el imperio reconstruyendo la
hegemonía norteamericana en los países del Golfo y el Africa Arabe, porque en los dos
últimos años de Clinton han perdido influencia diplomática. La izquierda no aprecia
cuanto avanzan sus posiciones. Arabia Saudí ya está abriendo relaciones con Irán,
Iraq ya está en el Consejo de Países Arabes, Egipto y otros países se están acercando a
Irán e Iraq, Siria se está normalizando con Iraq. No son grandes saltos pero sí hay un
desgaste o deterioro del control total que tenia EEUU en los 90. Ante eso, Powell
quiere volver a consolidar la influencia. Frente a esa estrategia hay otro más dura, la
de Rumself (2), que se reflejó en el último bombardeo a Iraq. Con él se pretendía dar
un mensaje de intimidación: Si no atienden nuestros intereses, miren lo que podemos
hacer. Powell es mucho más sutil, considera que no siempre la forma de mantener la
adhesión a Estados Unidos es mostrando la fuerza, especialmente cuando el gobierno
israelí tiene como objetivo expulsar a todos los palestinos. Yo creo que la idea es
expulsarlos a todos, Sharon dijo una vez: "Los palestinos ya tienen un país, Jordania".
Si analizamos la labor de Barak, observamos que consolidó más las colonias judías, el
territorio palestino está más achicado desde los Acuerdos de Oslo que antes. Tienen
menos territorio, menos recursos económicos, más dependientes de subvenciones del
exterior. Yo creo que frente a este panorama, Powell tiene claro que la agresión israelí
genera una inestabilidad peligrosa en los países árabes. El quiere tener una relación
más amable con algunos sectores árabes para estar informado de los efectos que
puede tener esta inestabilidad, y también quiere distanciarse del lobby judío, no
mucho pero una distancia razonable, por eso criticó la política de estrangulamiento de
las comunidades palestinas. Por esta razón creo que vamos a asistir a una mala
publicidad de Powell en los grandes medios de Estados Unidos, muy influidos por los

139
grupos judíos proisraelíes.

En cuanto a la estrategia económica, parece que existe una ofensiva para


dolarizar América Latina. Ecuador hace una año, ahora El Salvador, en Argentina
la ley de Convertibilidad. El republicano Connie Mark elaboró en la anterior
legislatura un proyecto de ley donde establece el protocolo para la dolarización
de los países. ¿Qué opinión le merece?

Yo creo que la dolarización ya está en marcha en América Latina pero con mucha
resistencia en Brasil y Venezuela. No va a ser fácil, ni va a ser fácil imponer un
tratado de libre comercio en toda América Latina. Los apoyos fuertes para EEUU son
Perú, con su nuevo gobierno más entreguista que Fujimori como lo ha demostrado
aceptando que fuerzas especiales marinas creen una base en Iquito para apoyar el
Plan Colombia. También tiene el apoyo de Argentina, de Banzer en Bolivia y Macchi en
Paraguay. Esos son los gobiernos completamente cipayos. Pero después están
Venezuela y Brasil que están poniendo resistencia. Pastrana es otro cliente de
Washington. México tiene que balancear su herencia independiente en política
exterior con el entreguismo de Fox. Su ministro de relaciones exteriores, Jorge
Castañeda, es un tipo muy servil, como algunos intelectuales españoles que
presentan una fachada liberal socialdemócrata pero en el fondo son más serviles que
la derecha tradicional, más entreguistas frente a Washington. Es el caso de Javier
Solana. No va a ser fácil para EEUU convencer a Brasil, porque detrás del presidente
Cardoso hay sectores de la burguesía que no quieren eliminar las barreras
comerciales. También hay una fuerte oposición desde la izquierda y de sectores de
centro que estarían incómodos con el entreguismo de la dolarización. Brasil es muy
difícil, Venezuela muy difícil y México problemático. Esos son los países que tienen
peso en América Latina.
Lo más fuerte que tiene de su lado Washington es Argentina, con de la Rua que es un
completo cipayo, no hay duda. América Latina es la gran enchilada para Washington,
después el Golfo Pérsico y Africa no cuenta. En Asia, Bush tiene que inventar el
problema de Corea del Norte, quiere montar el programa de misiles y romper el pacto
con Rusia, y una de las justificaciones, entre comillas, es la amenaza Iraq-Corea del
Norte. Si quieren montar los nuevos misiles no pueden llegar a un acuerdo con Iraq y
Corea del Norte, son los países que ellos llaman "amenaza para EEUU". Por este
vínculo con su plan de misiles quieren enfriar sus relaciones con Corea del Norte. El
problema es que hay fortísimas presiones en Corea del Sur para acercarse a la otra
Corea, es una cuestión de sangre, como en Alemania occidental y oriental pero más
fuerte todavía.

Su análisis sobre el papel de las ONG´s como cómplices del neoliberalismo,


participando en su gestión y sofocando las iniciativas sociales ha tenido una gran
repercusión. ¿Cómo cree que deberían actuar las ONG´s para no tener ese papel y
ser una auténtica vía de participación y contestación social?

Deben colaborar con los movimientos en lucha, con los zapatistas, con los Sin Tierra,
con las FARC, con todos los grupos de acción directa, los cocaleros en Bolivia,
etcétera, y no tratar de competir ni crear polos ni dividir comunidades mediante la
caridad, como nuevos misioneros con retórica izquierdista. Hay ONG´s que entienden
eso, hay buenas ONG´s, pero no son las que reciben la gran parte del pastel. Son
activistas de una adecuada línea política. De los veinte mil millones de dólares que
van a ONG´s, yo decía que el noventa por ciento va a los que colaboran con el FMI, el
BM y gobiernos neoliberales. Lo demás está dispero entre grupos tibiamente
progresistas y otras minorías, pequeña pero que se presta a apoyar los movimientos
antiimperialistas y que están en las primeras trincheras de la lucha.

140
Usted ha trabajado mucho sobres los movimientos sociales en América Latina.
Asombra ver que no haya una estrategia de lucha común en esos países, más allá
de sus encuentros en el Foro de Sao Paulo. Son muy diferentes los métodos del
MST en Brasil, las FARC en Colombia o los zapatistas en México. Incluso los
medios de lucha pueden parecer contradictorios, se podría decir que la estrategia
de las FARC tiene un alto coste de vidas humanas y que la de los zapatistas no es
suficientemente combativa, quedándose en una guerrilla lírica que no está
consiguiendo grandes logros para los indígenas. ¿Cuál es su valoración de estas
luchas?

Yo creo que todos tienen su papel y su contexto positivo. Yo no creo que las FARC
provoquen un alto coste de vidas humanas, están actuando a favor de parar la
violencia y abriendo espacios en sus audiencias en los territorios desmilitarizados.
Creo que los asesinatos de los paramilitares, los narcotraficantes, los militares, etc.
existían cuando las FARC no tenían fuerza, existen ahora y existirán después de las
FARC si no hay un cambio en la política económica. Es absolutamente falso decir que
los muertos surgen por la existencia de la guerrilla, las FARC son un obstáculo para la
extensión y profundización de la violencia. Creo que es importante entender este
punto.
Sobre los zapatistas, creo que han detonado una gran ánimo y solidaridad en México
que no existía antes. Hace dos años, los sindicatos más poderosos e independientes de
México, los electricistas, me invitaron a un congreso internacional contra las
privatizacionnes, y una de las cosas interesantes que descubrí es el apoyo que tiene la
dirección de este sindicato a los zapatistas, apoyo material, politico y moral. Se
sienten identificados porque es una forma de revelarse contra el partido único, el
neoliberalismo, coinciden en estos grandes temas. Porque los anarquistas y otros
grupos olvidan que la bandera principal del zapatismo es el antiimperialismo. El día
que se levantaron fue el día que entro en vigencia el NAFTA y no fue accidental.
Cuando ellos reivindican la autonomía de las comunidades y el control de sus
recursos naturales supone reivindicar el petróleo que hay en Chiapas. Por eso el diario
El País publica esas cosas escandalosas, es un ejemplo de la prensa de las cloacas,
llamando a Marcos pendejo o diciendo que están tomando posiciones que van en
contra de todos los mexicanos. El zapatismo es la piedra en el zapato porque siguen
enfrentándos a Fox cuando el centroizquierda, el quivalente del PSOE y
pseudoizquierda están a la espera de lo que dice Fox, cuando la esencia del ex
presidente de Coca Cola es profundizar el neoliberalismo de los priístas anteriores.
Creo que, en este sentido, la marcha zapatista y las banderas que están alzando son
muy positivas. Están tratando de romper el cerco, cerco militar con una acción
sumamente atrevida porque en el país los asesinatos políticos comunes del
gobierno-pri y los que manejan los poderes fácticos cualquier cosa es posible. Y un
atentado contra Marcos no me sorprendería.
Pero el hecho es que América Latina hay una gran coincidencia entre zapatismo,
FARC, Sin Tierra y es romper las barreras hacia la participación de las masas. Todos
están enfrentando los obstáculos institucionales controlados por las oligarquías, y eso
es importante. Y no sólo esos países, la Federación Nacional de Campesinos está
ocupando Asunción estos días, en Ecuador casi tomaron el poder, llegaron a formar
una Junta Patriotica Popular y Nacional. Lucha de masas en lugares como Paraguay,
Brasil y Ecuador y lucha militar en lugares donde no existe espacio político, donde lo
común es matar.

¿El caso de Colombia?

Recordemos los cuatro mil progresistas y comunistas de la Unión Patriotica que


mataron en Colombia en la tregua del 84 y 90. Eso marca las negociaciones. Las FARC
no van a integrarse otra vez en un progreso político mientras no haya una

141
transformación del ejército que desarme a los paramilitares. Marulanda, en mi
opinión, como lider politico y militar es el mayor y mejor estratega desde Giap de
Indochina, autor de la derrota de los japoneses primero y de los franceses y
norteamericanos después, uno de los grandes estrategas de lucha popular de la
historia. Ahora tenemos a Marulanda, treinta y cuatro años construyendo un ejército,
trabajo de hormiga acumulando fuerzas. No está reconocido como el gran líder que es,
ni por los partidos comunistas ni por los sectores progresistas porque es un hombre
humilde, no habla mucho, no es un demagogo carismático, es un hombre meticuloso,
lee mucho, sobretodo a los grandes teóricos de las luchas populares como Mao
Tse-Tung y Giap, libros de contrainsurgencia... Las FARC han enfrentado todos los
cercos, desde Kennedy a los paramilitares, y han construido un poderoso ejército y el
punto de confrontación con el imperio norteamericano en todo el mundo. Lo que está
en juego en Colombia es toda América Latina, no es simplemente Colombia. Si gana el
pueblo colombiano van a crear un referente de 40 millones de personas para América
Latina. EEUU no tolera ninguna victoria porque interumpirá su estrategia en América
Latina.

¿Cuál es en su opinión la estrategia de Pastrana con sus conversaciones con las


FARC y la aceptación de la zona de despeje?

Pastrana está ganando tiempo, mientras habla de paz está entrenando tres batallones
especiales de intervención. Están intensificando la destrucción de la alimentación que
sostiene a millones de campesinos. Pastrana habla de paz y está haciendo la guerra,
guerra intensiva porque desplaza a miles de campesinos mediante el uso de
herbicidas. Todo el mundo sabe que está destruyendo la fuente de alimentación de los
sectores populares. Hablo de cien mil hectáreas. ¿Eso qué significa?. Desplazar
millones de campesinos. Las FARC son un ejército campesino, con miles de vínculos
con campesinos: padres, hijos, abuelos, tíos, primos. ¿Cómo se sostienen veinte mil
personas si no tienen redes, una gran masa popular de apoyo?. La gran táctica de
Pastrana es vaciar el mar para capturar los peces y preparando asesores mercenarios
norteamericanos que manejan los helicópteros de guerra, están gestando el gran
asalto. Mientras, las FARC quieren un territorio desmilitarizado para abrir un dialogo
político con los civiles, han participado treinta mil personas en las audiencias en
territorio desmilitarizado, y ellos saben que con ese espacio pueden llegar a muchas
más personas que si permanecen sólo en la montaña o en la selva. El sesenta por
ciento de la población colombiana ahora está en las ciudades y ellos quieren formar
una gran alianza urbana-rural.

Se diría que los partidos políticos tradicionales están en crisis. Ningún


movimiento popular contacta con ellos y viceversa. ¿Qué están haciedo mal los
partidos de izquierda?, ¿hemos de renunciar a ellos como medios a utilizar para
cambiar las cosas?

Los partidos políticos de izquierda que no han hecho un trabajo en las bases, no han
encabezado las huelgas o las ocupaciones de tierras, no han participado en la lucha
de barrios por la sanidad, etc. y han concentrado en las confrontaciones electorales
enormes gastos y dinero, creo que han perdido los orígenes. Los resultados de las
elecciones son producto de las grandes luchas, porque a partir de las luchas creas los
vínculos y la conciencia para después presentar candidatos. Ahora los partidos de
izquierda van al contrario, creen que a partir de las elecciones llegarán a la gente y a
partir de la gente van a crear conciencia.
Yo estuve en Chile cuando ganó Allende, yo fui asesor allá. Te juro que Allende ganó
porque los cinco años antes de las elecciones hubo ocupación de terrenos urbanos,
sindicalización rural, reforma agraria, organización de barrios, luchas sindicales muy
fuertes, masacres. Allende estaba allá. Por ello, los socialistas y comunistas ganan las

142
las elecciones a pesar de tener toda la propaganda en contra. Ahora la izquierda llora
porque no tiene el apoyo de los medios. Qué esperan si no. En Chile todos los medios
estaban contra Allende, la televisión, la radio, la CIA financiando El Mercurio y el resto
de la prensa. ¿Y cómo ganaron a pesar de los medios de comunicación?. Porque en
cada lugar, en cada barrio, tenían sus cuadros trabajando con la gente. Cuando llegan
las elecciones ya no tienes que ser un paracaidista de fuera, ya estás dentro.
Recuerdo una anécdota. Una mujer que lavaba la ropa en mi casa, entonces no
teníamos lavadora, me contaba que el cura llamó a su puerta haciendo propaganda
por la democracia cristiana. Le decía que los comunistas iban a raptar a sus hijos y
mandarlos a Rusia. Ella le respondió: "Ojalá, que los lleven a Rusia para recibir
educación y salud gratuita". ¿Cómo llegó ella a pensar en esa respuesta?. Porque
participó en una toma de terreno previa para construir su casa. ¿Donde estaban los
socialistas, los comunistas, los miristas (4)?. Estaban con ella, enfrentando a la policía
y luchando por conseguir electricidad, conseguir una clínica, etc. Y entonces llega el
momento de las elecciones. Allende pide el voto, y ellos ya saben a quien votar. Esa
mujer cuando estaba en el mercado conversando con su vecino, ella le recordaba "no
olvides a quienes nos ayudaron y a quienes nos piden ahora el voto".

¿Cómo valora la situación y evolución de los movimientos sociales de


contestación social en Europa y en EEUU?

Yo creo que los partidos y los movimientos tienen algo que aportar cada uno. Los
movimientos tienen la fluidez, la capacidad de incorporar mucha gente, trabajar cosas
inmediatas, pegar fuerte, enfrentar, confrontar, desobiendiencia civil máxima, ocupar
edificios. Y los partidos ofrecen la capacidad de aportar una visión del problema
nacional, internacional, la idea de disciplina actuando juntos. Mi idea es incorporar
los dos elementos, lo que llamo movimientos políticosociales. No sirve luchar en un
sólo sector, pero tampoco formar los funcionarios y estructuras rígidas del partido. La
fluidez y dinamismo de los movimientos con la disciplina y proyecciones nacionales,
integrando las luchas sectoriales en un proyecto común. El Movimiento Sin Tierra, por
ejemplo, combina las dos estrategias.

1. Colin Powell, secretario de Estado de la Administración Bush


2. Donald Rumself, secretario de Defensa de la Administacion Bush
3. Vo Nguyen Giap (1912- ), general y ministro de Defensa vietnamita (1945-1980).
Principal figura en la victoria militar comunista en la guerra de Vietnam. Maestro
en la guerra de guerrillas, liberó Hanoi de los japoneses en 1945. Después
planificó y dirigió las operaciones militares contra los franceses que culminaron
con la derrota de éstos en la batalla de Dien Bien Phu en 1954. Durante la década
de 1960, Giap se encargó de las operaciones guerrilleras contra Vietnam del Sur y
Estados Unidos, y planificó la ofensiva final de la guerra de 1968, que supuso un
severo golpe psicológico para las fuerzas estadounidenses.
4. Militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Grupo armado
revolucionario constituido en 1965, aunque crítico apoyó la Unidad Popular de
Allende y suspendió sus acciones durante su mandato.

143
16 de diciembre de 2001

La Contraofensiva Imperial
Para el Foro Social de Porto Alegre, Brasil
30 de enero al 5 de febrero de 2002

James Petras

Traductor: Germán Leyens

La tesis general de este artículo es que el ataque de EE.UU. contra Afganistán es un


esfuerzo por invertir el debilitamiento relativo del imperio de EE.UU. y por reestablecer
su dominación en las regiones conflictivas. La guerra en Afganistán sólo forma parte
de una contraofensiva imperial general con varios componentes: 1) reestablecer la
subordinación de Europa a Washington, 2) reafirmar su control total en la región del
Oriente Medio y del Golfo, 3) profundizar y extender la penetración militar en América
Latina y en Asia, 4) aumentar la guerra militar en Colombia y proyectar su poder en
todo el resto del continente, 5) restringir y reprimir la protesta y la oposición contra
las corporaciones multinacionales (CMNs) y las instituciones financieras
internacionales (IFIs), como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la
Organización Mundial del Comercio, reemplazando los derechos democráticos por
poderes dictatoriales, 6) utilizar los gastos del estado en armamentos y los subsidios a
las CMNs que están casi en quiebra (líneas aéreas, seguros, agencias de turismo) y las
reducciones retrógradas de impuestos para detener una recesión que se profundiza, la
que debilitaría el apoyo del público para el proyecto de construcción del imperio.
La segunda tesis es que los preparativos para la contraofensiva imperial siguieron una
secuencia planificada en tres partes:
Fase 1: 11 de septiembre a 6 de octubre - Un masivo esfuerzo propagandístico que
exageró y deformó la naturaleza de los ataques contra el World Trade Center y el
Pentágono a fin de obtener apoyo político en todo el mundo. La campaña contra el
terrorismo creó la apariencia de un "consenso mundial" a favor de Washington.
Fase 2: Del 7 de octubre al presente - Un intensivo ataque militar fue lanzado,
activamente apoyado por el núcleo duro de los partidarios de EE.UU. (Gran Bretaña,
Turquía, Pakistán, Francia, Italia, Japón, España, etc.) Las barreras políticas,
psicológicas y legales a la participación en la guerra fueron demolidas en EE.UU.,
Japón y Alemania. Esto preparó la escena para nuevas intervenciones militares,
aumentó la represión interna y acrecentó la especulación, bajo el pretexto de
condiciones de "guerra permanente".
Fase 3: Implica una ofensiva militar general contra adversarios y críticos reales o
potenciales, utilizando la intimidación (la amenaza de bombardeos masivos como en
Afganistán) y una mayor presencia militar para extender y profundizar el control en
regiones en crisis como Colombia.
La tercera tesis es que hay tres "crisis internacionales,"
1) La crisis político-militar: La guerra de duración indefinida declarada por
Washington a fin de restaurar unilateralmente su poder, imponiendo nuevos estados
clientes;
2) La crisis económica: El debilitamiento y el reto al poder imperial
euro-estadounidense resultante de la recesión mundial (y de la eventual depresión) y
de los crecientes movimientos opositores dentro y fuera de los estados imperiales;
3) Las crisis de la oposición de izquierda: La contraofensiva de EE.UU. ha impuesto
una nueva gama de problemas a los movimientos populares: mayor represión,
aumento de la militarización, un esfuerzo monolítico y masivo de propaganda y la
generalización del miedo y de la ira.

144
El nuevo orden imperial crea muchos desafíos, peligros y oportunidades para la
resistencia, si la izquierda puede superar su actual desorientación. Estas tres crisis
internacionales que afectan tanto al imperio como a la oposición, generan varias
posibles consecuencias que resultan de sus respectivas contradicciones.
En el desarrollo de este ensayo identificaremos en primer lugar el contexto de la
contraofensiva imperial, es decir el debilitamiento relativo del poder de EE.UU. Luego
pasaremos a las ventajas imperiales de la guerra extendida, de duración indefinida,
(como una solución a las crisis político-económicas) y a sus contradicciones.
Finalmente, consideraremos la guerra como parte de las crisis y su impacto sobre la
oposición popular así como el potencial existente para una nueva resurgencia del
poder popular.

Debilitamiento relativo del imperio


y "la necesidad de un nuevo imperialismo"
La expresión generalmente repetida, "después del 11 de septiembre de 2001, el
mundo ha cambiado," ha recibido muchos significados diferentes. El sentido más
frecuente, explícitamente indicado por Washington, repetido por la Unión Europea, y
amplificado por los medios de masas es que, como resultado del 11 de septiembre, se
abrió una era enteramente nueva, un nuevo "período histórico" en el que se
"establecieron" una nueva serie de prioridades, de relaciones de alianzas y políticas.
La perspectiva de Washington de periodicizar una nueva era histórica desde el 11 de
septiembre refleja, sin embargo, sus propias pérdidas y vulnerabilidades. Desde la
perspectiva del Tercer Mundo (y tal vez más allá) la "nueva era·" comienza el 7 de
octubre de 2001, la fecha de la masiva intervención y bombardeo de área de
Afganistán por EE.UU. El 7 de octubre es importante porque señala el comienzo de
una importante ofensiva mundial contra los adversarios de EE.UU. bajo definiciones
muy elásticas y amplias de "terrorismo," "refugios de terroristas," y "simpatizantes de
terroristas". Marca claramente una nueva ofensiva militar contra los oponentes y
competidores del poder imperial de EE.UU., incluyendo a la disensión interior.
Es importante comprender el significado dela expresión "nueva época" porque gran
parte de lo que está sucediendo no es nuevo, sino más bien la continuación y la
profundización de la continua agresión militar imperial que precedió al 11 de
septiembre y al 7 de octubre. Igualmente, las luchas de liberación popular en muchas
partes del mundo continúan sin disminución, a pesar del 11 de septiembre y del 7 de
octubre, a pesar de algunos cambios significativos en su contexto.
En breve, aunque el 11 de septiembre y el 7 de octubre son eventos importantes,
queda por ver si los acontecimientos que siguieron después de esas fechas marcan un
nuevo período histórico desde el punto de vista cualitativo.
Yo diría que es más útil analizar la interrelación entre los acontecimientos y los
procesos históricos antes del 7 de octubre y después, a fin de separar lo que es nuevo
y significativo de lo que es efímero o establecido. Algunos factores significativos
establecen los parámetros y el contenido para nuestra discusión. El primero es el
debilitamiento relativo del poder político y económico de EE.UU. durante todos los
años 90 en áreas clave del mundo, particularmente en la región del Oriente Medio y
del Golfo, de América Latina, Asia, y Europa, junto con un aumento de la influencia de
EE.UU. en los estados balcánicos menos importantes de Kosovo, Macedonia y Serbia.
El segundo factor es la vasta expansión de los intereses económicos de EE.UU. a
través de sus corporaciones y bancos multinacionales en el Tercer Mundo, y el
debilitamiento gradual de los regímenes clientes que apoyan esa expansión.
Evidentemente, las instituciones financieras internacionales (IFIs) tales como el Banco
Mundial (BM), y el Fondo Monetario Internacional (FMI), habían agotado hasta tal
punto la riqueza de las economías locales con sus políticas de ajuste estructural, las
doctrinas de libre comercio y las exigencias de privatización, que los estados clientes
se estaban fragmentando y debilitando y se veían plagados por elites corruptas del
sector privado y políticos que saqueaban el tesoro nacional. El debilitamiento de la

145
"estructura de control" imperial significó que la dependencia tradicional casi exclusiva
de las IFIs para la extracción del superávit se estaba volviendo inadecuada. La
disminución del control imperial "indirecto" de los estados empobrecidos y devastados
del Tercer Mundo, requería un "nuevo imperialismo," según el periodista del Financial
Times, Martín Wolf, (FT, 10 de octubre de 2001, p. 13.) En pocas palabras, las bombas
y los infantes de marina, complementaron a los funcionarios del FMI y de a los
programas de ajuste estructural en la "reestructuración" de las economías y
asegurando la subordinación de los estados del Tercer Mundo. Como dice Wolf: "Para
enfrentar el reto del estado fracasado [saqueado y consumido] lo que se precisa no son
piadosas aspiraciones sino una fuerza coercitiva honesta y organizada." En otras
palabras, guerras imperiales como en Afganistán, Yugoslavia, etc., deben ser
acompañadas por nuevas conquistas imperialistas -la recolonización es el "nuevo
imperialismo," un proceso que ya está en camino en el espacio aéreo, terrestre y
marítimo de América Latina.
Desde el fin de la guerra del Golfo y la presidencia de Bush (padre) al 7 de octubre de
2001, EE.UU. venció en conflictos militares en los Balcanes y en América Central,
(regiones periféricas), y sufrió una seria pérdida de influencia en regiones estratégicas.
De manera similar, la economía de EE.UU. pasó por un mini-boom especulativo entre
1995 y 1999 y luego sufrió una creciente recesión al entrar en el nuevo milenio. La
combinación de las victorias periféricas y de la burbuja especulativa ocultó la
creciente debilidad estructural.
Las pérdidas en la influencia estadounidense pueden ser brevemente resumidas. En
el Oriente Medio, la estrategia de EE.UU. de derrocar o aislar al gobierno iraní y al
régimen iraquí de Sadam Husein fue un fracaso total. Esos regímenes no sólo
sobrevivieron, sino que rompieron efectivamente el boicot estadounidense. Las
sanciones de EE.UU. contra Irán fueron rotas, de facto, por la mayor parte de los
"aliados" de EE.UU., incluyendo a Japón, la UE, los estados árabes, etc. Irán fue
aceptado entre los países de la OPEC revitalizada y firmó acuerdos de energía nuclear
con Rusia y contratos petroleros con Japón. Irán firmó acuerdos de inversiones y
comercio con todos los principales países con la excepción de EE.UU. e incluso tres
CMNs estadounidenses, trabajando a través de terceras partes, se involucraron en el
comercio iraní.
Irak fue reintegrado a la OPEC, fue aceptado como miembro en las reuniones de los
estados del Golfo, en las cumbres árabes y en las conferencias islámicas
internacionales. Irak vendió millones de barriles "clandestinos" de petróleo a través de
Turquía y Siria, claramente con conocimiento de los "regímenes de tránsito" y de los
consumidores europeos occidentales.
La insurrección palestina y el apoyo unánime que recibió de los regímenes árabes
(incluyendo los clientes de EE.UU.) aislaron a EE.UU. que permaneció estrechamente
ligado al estado israelí. En África del Norte, Libia desarrolló fuertes lazos económicos
con la UE y sus compañías petroleras, particularmente con Italia y estableció
relaciones diplomáticas con numerosos países de la OTAN.
Por lo tanto, tres países productores de petróleo, identificados como objetivos
importantes de la política de EE.UU., aumentaron su influencia y sus lazos con el
resto del mundo, debilitando así el dominio de EE.UU. sobre la región, después de la
guerra del Golfo. Evidentemente, el "Nuevo Orden Mundial" de Bush padre se
encontraba en ruinas, reducido a mini-feudos, en el patio trasero, en las provincias
albanesas en los Balcanes, infectadas por la mafia. Otro signo importante de la
disminución del poder de EE.UU. se mostraba en el masivo aumento de los superávit
comerciales acumulados a costa de EE.UU. en Asia y en la UE. En el año 2000,
EE.UU. llegó a un déficit comercial de 450 mil millones de dólares. Los 350 millones
de consumidores de Europa Occidental compraron crecientemente bienes producidos
en Europa -más de 2/3 del comercio de la UE fue intereuropeo. En América Latina,
las CMNs europeas, particularmente las españolas, derrotaron a sus competidores
estadounidenses en la adquisición de lucrativas empresas privatizadas.

146
Políticamente, sobre todo en América Latina, la dominación de EE.UU. estaba siendo
puesta severamente a prueba por los formidables movimientos de guerrilla en
Colombia, por el presidente de Venezuela, Chávez, y por los movimientos de masas en
Ecuador, Brasil, y otros sitios. El colapso de la economía argentina, las crisis
económicas generales en el resto del continente y la significativa pérdida de
legitimidad de los regímenes clientes de EE.UU., fueron otros indicadores del
debilitamiento del poder de EE.UU. en sus provincias neocolonizadas.
El fuerte crecimiento del "movimiento contra la globalización," particularmente de sus
sectores "anticapitalistas" en toda Europa Occidental, América del Norte y otras
partes, desafió el poder de Washington en la imposición de nuevas reglas favorables al
imperio para las inversiones y el comercio.
Confrontado con la disminución de su influencia en regiones estratégicas, una
creciente crisis económica interior, el fin de la burbuja especulativa (tecnología de la
información, biotecnología, fibras ópticas), Washington decidió comenzar a militarizar
su política exterior (mediante el Plan Colombia) y a buscar agresivamente ventajas
comparativas a través de decisiones unilaterales: la abrogación de tratados (el acuerdo
anti-misiles ABM con Rusia, el Acuerdo de Kyoto, el Tribunal Internacional de
Derechos Humanos, y los acuerdos contra la guerra biológica y contra el uso de minas
terrestres, etc.) La acción unilateral fue considerada una manera de invertir el
debilitamiento relativo, combinando la acción militar regional y la presión económica.
Para contrarrestar la disminución de la influencia de EE.UU. en América Latina y
aumentar su control, Washington impulsó el Acuerdo de Libre Comercio de las
Américas (ALCA) para limitar la competencia europea y aumentar la dominación
estadounidense. Sin embargo, encontró una oposición considerable en cuatro de los
países clave de la región: Brasil, Venezuela, Colombia y Argentina.
El 11 de septiembre, (que se agregó al ataque contra el acorazado Cole en Yemen, a
los ataques contra las embajadas en Kenia y Tanzania y a los intentos anteriores de
destruir el World Trade Center) fue otra señal del debilitamiento relativo del poder de
EE.UU., esta vez de la incapacidad de Washington de defender los centros del poder
financiero y militar dentro del imperio.
El 11 de septiembre no es una fecha significativa. No lo es porque continuó marcando
la disminución relativa de la influencia de EE.UU. Lo es porque se convierte en el
momento crucial para una importante contraofensiva para invertir el debilitamiento y
reconstruir un "Nuevo Orden Mundial" centrado en EE.UU.

La contraofensiva: 7 de octubre
La declaración de guerra de Washington contra Afganistán tiene dos fases
importantes: la estructuración de una amplia alianza dominada por EE.UU. basada en
la oposición al ataque terrorista contra el World Trade Center y el Pentágono, y más
tarde en la conversión de este frente antiterrorista en un instrumento político para
apoyar la intervención militar en Afganistán y más allá. La intención evidente de la
administración Bush era lanzar una cruzada mundial contra los opositores al poder
estadounidense, y al hacerlo, invertir el debilitamiento a fin de reconstruir un nuevo
orden imperial. Desde el comienzo, los masivos bombardeos y la invasión por cientos
de miembros de las Fuerzas Especiales, en misiones de muerte y destrucción, tenían
el propósito de obliterar las objeciones internas a futuras guerras terrestres y a
nuevas intervenciones militares. Lo que es igualmente importante, las masivas
matanzas y el desplazamiento de millones de civiles sirvieron un propósito explícito de
intimidación política orientada a obligar a adversarios reales o imaginarios del estado
a aceptar la dominación y el control de EE.UU. sobre sus políticas extranjeras y
domésticas, así como a amenazar a los movimientos sociales conque la misma
violencia podría ser dirigida contra ellos.
En una palabra, la efectividad declinante de las IFIs como instrumentos de la
hegemonía de EE.UU. ha llevado a Washington a basarse crecientemente en la fuerza
militar bruta y en la violencia de alta intensidad. La amenaza abierta de una serie de

147
ataques militares está contenida explícitamente en la referencia de la Administración
a la invasión de Afganistán como la primera fase, con la evidente implicación de que
será seguida por otras guerras imperiales. La más prominente es la amenaza de
Washington de lanzar otro ataque de gran escala contra Irak, y otros "refugios" para
"terroristas". La llamada "alianza contra los terroristas" se ha fusionado en una
Alianza para la Guerra (incluyendo a todos los principales países de la OTAN.) Todas
las principales decisiones militares y políticas, hasta en el nivel táctico, son tomadas
exclusivamente y sin la menor consulta por Washington. En otras palabras, la Alianza
para la Guerra es la continuación del previo unilateralismo de Washington, sólo que
ahora ha reestablecido con éxito su dominación sobre los países de la UE. Aunque la
actividad hiper-cinética de Tony Blair por cuenta de la guerra de Washington ha
merecido elogios del presidente y de los medios de comunicación de EE.UU., no ha
conducido en lo más mínimo a alguna participación suya en la toma de decisiones.
Por lo menos en esta primera fase de la contraofensiva de EE.UU., Washington ha
reestablecido su dominación sobre Europa. Aprovechando al máximo su carta más
poderosa en el sistema inter-estatal, el poder militar, Washington ha buscado la
militarización de las realidades político-económicas. Convirtiendo el "anti-terrorismo"
en el tema dominante de todo foro internacional y regional (APEC, [Cooperación
Económica de Asia y el Pacífico], ONU, OEA) Washington espera debilitar las divisiones
horizontales entre clases y países ricos y pobres y reemplazarlas con una polarización
vertical ideológico-militar entre los que apoyan a los adversarios definidos como
"terroristas" por EE.UU. y aquellos que los resisten y consienten a su intervención
militar.
Numerosos regímenes se han aprovechado de esta definición militar de las realidades
socio-económicas para reprimir a los movimientos populares y de izquierda y a las
organizaciones por la liberación en el Oriente Próximo, América Latina y Asia Central.
La multiplicación de purgas "anti-terroristas" por parte de varios regímenes clientes
sirve perfectamente la política de Washington, siempre que los movimientos recién
etiquetados de terroristas se opongan a la política de EE.UU. y siempre que sus
clientes autoritarios sigan aceptando el Nuevo Orden Imperial. Como era previsible, la
amenaza de Washington de guerras indefinidas y extensas de conquista imperial, ha
sido acompañada por la correspondiente legislación represiva que, en efecto, confiere
poderes dictatoriales al presidente. Todas las garantías constitucionales son
suspendidas y todos los terroristas sospechosos nacidos en el extranjero son
sometidos a tribunales militares en EE.UU. - sin que importe su ubicación geográfica.
Existe un amplio consenso para considerar que los poderes que ha asumido el
ejecutivo para lanzarse a la guerra violan la letra y el espíritu de la Constitución y de
las normas de un régimen democrático. No convence el argumento de los defensores
del autoritarismo de que estas medidas evidentemente dictatoriales son sólo
temporales, considerando la posición del presidente de que vamos hacia un período de
guerra largo y extenso.
En otras palabras, el autoritarismo y la participación en guerras imperialistas
agresivas van mano en mano, obliterando la visión democrática republicana de la
revolución estadounidense. La historia nos enseña que las guerras imperiales son
siempre costosas, los beneficios económicos son desigualmente distribuidos y las
costos son soportados por los trabajadores. Las medidas autoritarias sirven para
reprimir o intimidar a aquellos que ponen en duda la retórica patriótica, que
comienzan a descalificar la consigna belicista de: 'Los Enfrentamos Unidos',
agregando, 'Pero Nos Beneficiamos por Separado'.
La resurrección de la construcción del imperio durante una recesión económica que
se agrava, es una estrategia problemática. Mientras la administración rebaja los
impuestos para los ricos, la guerra aumenta los gastos - ejerciendo considerable
presión sobre presupuesto y la masa de los contribuyentes. El keynesianismo militar
podrá estimular a unos pocos sectores de la economía, pero no invertirá la aguda
disminución de los beneficios que afecta al sector capitalista en su conjunto. Además,

148
el aumento al extremo de los aparatos represivos de los regímenes clientes para
asegurarse de su aquiescencia al proyecto de construcción del imperio global, no
expandirá los mercados mundiales para las exportaciones de EE.UU. En realidad, los
conflictos en el exterior reducirán los mercados al profundizar las cuentas externas
negativas de la economía de EE.UU.
Lo que es más significativo para el actual enfoque militar de la construcción del
imperio en el período posafgano (fase 2), es que amenaza con desestabilizar las
economías de Europa, Japón y de los estados del Oriente Próximo. Un ataque militar y
la ocupación de Irak afectarán con certeza el flujo de petróleo a Europa y Japón y
desestabilizarán la política interior en Arabia Saudita y otros países del Golfo y del
Oriente Próximo. El temor a los efectos desestabilizadores de la fase dos de la
construcción del imperio ya ha conducido al disenso, incluso entre los incondicionales
europeos más serviles de Washington en Inglaterra. Sin embargo, considerando la
visión imperial de Washington, su enfoque unilateral y su acceso a fuentes
alternativas de petróleo, (México, Venezuela, Ecuador, Alaska, Canadá, etc.), un
ataque militar contra Irak podría servir dos objetivos estratégicos - debilitar a los
competidores europeos y eliminar a Irak como posible rival regional. El bombardeo de
Irak dañaría las economías de la UE y alienaría a sus dos principales clientes árabes
(Arabia Saudita y Egipto), pero Washington ha demostrado que puede echar a un lado
todas las objeciones europeas y a pesar de ello asegurarse su aquiescencia.
Una nueva guerra de EE.UU., sin embargo, podría crear inseguridad entre los
inversionistas a escala mundial, y el debilitamiento de Europa repercutiría
negativamente en la economía de EE.UU. durante un período de crecimiento negativo.
Un debilitamiento europeo inducido por la guerra podría mejorar la posición relativa
de EE.UU., pero su economía se debilitaría en términos absolutos.
Al concentrarse exclusivamente en la persecución de un puñado de supuestos
terroristas, el presidente Bush trata de atrapar mosquitos, y traga camellos. El daño
generalizado a las economías tanto de la UE como de EE.UU. causado por una nueva
guerra excede de lejos todas las posibles pérdidas que puedan ser causadas por
terroristas. La imposición de la definición militar de la administración Bush a los
conflictos político-económicos en el Tercer Mundo, encuentra su eco en las políticas de
terrorismo de estado de Israel (contra los palestinos), de Argelia (contra los beréberes),
y de Turquía (contra los kurdos) en el Oriente Próximo y en África del Norte, y en
ninguna otra parte. Los Ariel Sharon en Washington (defensores de una guerra
permanente para la construcción del imperio) no han pensado virtualmente para nada
en las consecuencias económicas de la intervención militar en el Oriente Próximo. El
colapso de la arquitectura financiera y de los suministros de energía de los estados
imperiales puede derribar un imperio mucho más rápido y con mucho mayor
seguridad que cualquier red terrorista, real o imaginaria.

La contraofensiva: América Latina


La contraofensiva imperial es mundial. En la jerarquía de las regiones por
reconquistar, América Latina se destaca en segundo lugar, después del Oriente
Próximo. Es la región que ha facilitado a EE.UU. sus únicas balanzas de pago
favorables. Sus clases gobernantes y afluentes han extraído cientos de miles de
millones de dólares en transferencias ilegales a los bancos de EE.UU., y durante la
última década la economía estadounidense ha recibido casi un millón de millones de
dólares en beneficios, pagos de intereses, royalties, y otras transferencias. Los
regímenes clientes en América Latina siguen usualmente de manera servil las
posiciones de EE.UU. en los foros internacionales y proporcionan fuerzas militares
nominales para sus excursiones intervencionistas, suministrando así una hoja de
parra para lo que en realidad son acciones unilaterales.
Washington identificó como grupos terroristas a los movimientos de guerrilla
colombianos, basados en el campesinado (FARC/ELN), el desafío más poderoso contra
su dominación en el hemisferio. Con su control o influencia sobre más de un 50 por

149
ciento de las municipalidades del país a mediados de los años 90, el avance de las
FARC y el ELN junto con la política extranjera independiente del régimen de Chávez
en Venezuela, y el gobierno revolucionario en Cuba, representan un polo alternativo a
los serviles presidentes peones del continente que sirven al imperio.
Comenzando a fines de la presidencia de Clinton, y crecientemente durante la
administración Bush, EE.UU. declaró la guerra total a la insurgencia popular. El Plan
Colombia y más tarde la Iniciativa Andina, fueron esencialmente estrategias de guerra
que precedieron a la guerra afgana, pero que sirvieron para enfatizar la nueva
contraofensiva imperial. Washington destinó 1.500 millones de dólares en ayuda
militar a los militares colombianos y a sus suplentes paramilitares. Cientos de
miembros de las Fuerzas Especiales fueron enviados a dirigir las operaciones en el
terreno. Pilotos mercenarios estadounidenses, de firmas privadas, fueron
subcontratados para participar en la guerra química en los campos de cultivo de coca
de Colombia. Las fuerzas paramilitares se multiplicaron bajo la protección y la
promoción del comando militar. El espacio aéreo, la costa marítima y los estuarios
fluviales, fueron colonizados por las fuerzas armadas de EE.UU. Se establecieron
bases militares en El Salvador, Ecuador y Perú para dar apoyo logístico. Funcionarios
de EE.UU. establecieron una presencia operativa directa en el Ministerio de Defensa
en Bogotá. La contraofensiva mundial del 7 de octubre profundizó el proceso de
militarización en Colombia. Bajo la dirección de EE.UU. la fuerza aérea colombiana
viola el espacio aéreo sobre la zona desmilitarizada donde las FARC negocian con el
régimen Pastrana. Las incursiones ilegales a través de la frontera de la zona han
causado conflictos. La identificación de las FARC y del ELN como "terroristas" por el
Departamento de Estado, los pone en la lista de objetivos que han de ser atacados por
la maquinaria bélica de EE.UU. Bajo la doctrina Bush-Rumsfeld, la mitad de Colombia
es un refugio de terroristas y está por lo tanto expuesta a la guerra total.
La fiebre de la guerra total llevó al Departamento de Estado a enviar una delegación
oficial a Venezuela para coaccionar al gobierno de Chávez para que apoye la ofensiva
imperial. Según funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela,
cuando Chávez condenó el terrorismo y la guerra de EE.UU., el Departamento de
Estado amenazó al gobierno con represalias en la mejor tradición de los capos de la
mafia.
La dimensión fundamental del proyecto de construcción del imperio de Washington en
América Latina es el propuesto Acuerdo de Libre Comercio de las Américas. Esta
proposición dará a las CMNs y a los bancos estadounidenses un acceso incontrolado a
los mercados, las materias primas y a la mano de obra, mientras limita la penetración
europea y japonesa y protege los mercados de EE.UU. Este sistema imperialista
neomercantilista es otra iniciativa unilateral, tomada de acuerdo con los regímenes
satélites de la región, sin ninguna consulta popular. Considerando los altos niveles de
descontento en la región, bajo los regímenes neoliberales, la imposición del
imperialismo neomercantilista, llevará probablemente a condiciones sociales
explosivas y a la reemergencia de alternativas nacionalistas y socialistas. La doctrina
militar anti-terrorista de Washington, con sus amenazas de intervenciones violentas y
su presencia militar activa y directa, sirve de arma ideológica útil para imponer el
imperio neomercantilista.
América Latina está actualmente colonizada a medias: sus banqueros, políticos,
generales, y la mayor parte de sus obispos, apoyan y favorecen al Imperio. Desean una
mayor "integración." La otra mitad de América Latina, la vasta mayoría de sus obreros,
campesinos, indios, empleados públicos de la baja clase media, y sobre todo sus
decenas de millones de desocupados que son explotados por el imperio, la rechazan y
resisten. La contraofensiva imperial está orientada a intervenir a fin de sostener a sus
clientes coloniales y a doblegar a la otra mitad de América Latina - la que no tiene
propiedades, pero representa los intereses históricos de la región.
Estamos ingresando en un período de aún más guerras, de constantes amenazas
militares, de salvajes bombardeos, y de decenas de millones de personas desplazadas.

150
Las zonas de conflictos sociales violentos ya no se limitan al Tercer Mundo, aunque es
donde la gente pagará el más alto precio. ¿Será también éste un período de
revoluciones - como en el pasado? ¿Puede sostener la economía de EE.UU. una
sucesión de guerras, sin socavar sus propios fundamentos? ¿Puede sobrevivir
desestabilizando no sólo a sus competidores europeos y japoneses, sino también a sus
socios comerciales e inversionistas?

Centralidad del estado imperial


Hay claras señales de que las bases económicas del imperio de EE.UU. se están
debilitando por razones económicas y políticas. Económicamente, el sector fabricante
de EE.UU. ha estado en recesión durante 18 meses y seguirá estándolo en el año
2002. Cientos de miles de millones de dólares invertidos en la tecnología de la
información, en las fibras ópticas y en empresas de biotecnología han sido perdidos.
Miles de empresas se declaran en quiebra al desplomarse sus ingresos. Tanto las
economías "antigua" como "nueva," se encuentran en crisis profundas y prolongadas.
Los sectores financieros y especulativos de la bolsa de valores dependen fuertemente
de las volátiles circunstancias político-psicológicas en EE.UU. y en la economía
mundial. La caída vertical de la bolsa de valores después del 11 de septiembre, y la
rápida recuperación después del 7 de octubre, reflejan esa volatilidad. De manera más
específica, los mercados de acciones y bonos de EE.UU. dependen fuertemente de
inversionistas extranjeros, así como de especuladores locales. Esos acaudalados
inversionistas así como sus equivalentes estadounidenses, invierten en EE.UU. tanto
por razones políticas como económicas: buscan refugios seguros y estables para sus
fortunas privadas. El 11 de septiembre sacudió su confianza, porque demostró que los
propios centros del poder económico y militar eran vulnerables a un ataque y a la
destrucción. Por ello se produjo esa fuga masiva.
El ataque del 7 de octubre, la masiva contraofensiva mundial del imperio, y la
destrucción de Afganistán, restauró la confianza de los inversionistas y llevó a un
importante ingreso de capitales y a la recuperación temporal del mercado de valores.
La estrategia de guerra total adoptada por el Pentágono lo fue tanto para restaurar la
confianza de los inversionistas en la invencibilidad y seguridad del poder imperial,
como por cualquier razón política o incluso por los futuros oleoductos. La conducta del
mercado de valores, particularmente la de los inversionistas extranjeros en gran
escala, a largo plazo, en el mercado de acciones y de bonos de EE.UU., parece ser
motivada tanto por razones de seguridad como por el estado real de la economía de
EE.UU. De ahí la paradoja entre la relación inversa entre el mercado de valores y la
economía real: mientras todos los indicadores económicos de la economía real
disminuyen, hacia un crecimiento negativo, el mercado de valores se recuperó
temporal a sus niveles de antes del 11 de septiembre.
Hay límites, sin embargo, a esa base política para las inversiones. Es casi
absolutamente seguro que un crecimiento negativo prolongado y la disminución de los
beneficios (o el aumento de las pérdidas) causarán, en su momento, el fin de la
recuperación y producirán un agudo descenso en el mercado de valores.
El planteamiento teórico es que a medida que se debilitan los fundamentos teóricos
del imperio, el papel del estado imperial aumenta. El imperio depende aún más de la
intervención estatal, revelando los lazos estrechos entre el estado imperial y los
inversionistas, incluyendo a las CMNs. Lo que es igualmente significativo es que los
componentes militares del estado imperial juegan un papel cada vez más dominante
en el restablecimiento de la "confianza de los inversionistas," aplastando e
intimidando a los adversarios, reforzando regímenes neocoloniales debilitados,
imponiendo acuerdos económicos favorables (ALCA) para los inversionistas
estadounidenses y perjudicial para los competidores euro-japoneses (la acción militar
en el Golfo y en el Oriente Próximo.)
El antiguo imperialismo de los años 80 y 90, que dependía más de las IFIs (BM y FMI),
está siendo suplantado y / o complementado por el nuevo imperialismo de la acción

151
militar: las Boinas Verdes reemplazan a las reverencias de los funcionarios del FMI y
del BM. La OTAN, dirigida por EE.UU., extiende su dominio desde los estados clientes
del Báltico a los satélites de los Balcanes y, pasando por Turquía e Israel, a las
repúblicas de Asia Central y del Sur (exsoviéticas.) El eslabón que falta en esa cadena
imperial son los estados del Golfo, estratégicamente importantes: Irán e Irak. Aunque
esta cadena imperial es importante desde el punto de vista militar, significa más bien
un costo para el imperio que una fuente de ingresos: contiene grandes riquezas, pero
no las produce, por lo menos hasta ahora. Esto lo tiene claro la administración Bush,
que está más interesada en destruir poderes regionales que en inversiones en gran
escala en la construcción de estados coloniales, como demuestran los escasos
recursos invertidos en los Balcanes, Asia, tal como será probablemente el caso, en
Afganistán.
La centralidad del estado imperial en la conquista y expansión del poder de EE.UU. ha
refutado las suposiciones de los principales teóricos del movimiento contra la
globalización como Susan George, Tony Negri, Ignacio Ramonet, Robert Korten, etc.,
que piensan en términos de la "autonomía de las corporaciones globales"- Su énfasis
en el papel central del mercado global en la creación de la pobreza, del dominio y la
desigualdad constituye en el contexto actual un anacronismo. Ya que los estados
imperiales euro-estadounidenses envían tropas para conquistar y ocupar más países,
para destruir, para desplazar y empobrecer a millones, existe una gran necesidad de
pasar de la antiglobalización a los movimientos antiimperialistas, de la falsa
suposición de súper-estados dominados por CMNs autónomas, a la realidad de las
corporaciones multinacionales ligadas a los estados imperiales.
La contraofensiva a escala mundial, guiada y dirigida por el estado imperial EE.UU.,
apunta a la reconstrucción del fracasado "Nuevo Orden Mundial" del período posterior
a la Guerra del Golfo. En la actualidad, ante la crisis económica y la creciente
resistencia popular, las multinacionales no tienen la voluntad o los recursos para
actuar "autónomamente" a través de las fuerzas del mercado. El nuevo imperialismo
se basa en la intervención militar (Afganistán/Balcanes), la colonización (bases
militares), el terror (Colombia.) El gigante imperial avanza, de las guerras en Irak y los
Balcanes a Afganistán, justificando cada nueva catástrofe humana con una descarga
aún más grande de propaganda de misiones humanitarias.
La ofensiva imperial después del 7 de octubre se basa en imperativos estratégicos y
económicos, y no tiene nada que ver con el "choque de civilizaciones". El imperio de
EE.UU. incluye a estados musulmanes (Pakistán, Arabia Saudita, Egipto, Turquía,
Marruecos, Bosnia, Albania, etc.) a estados judíos (Israel), así como a regímenes
seculares, nominalmente cristianos. Lo que define la ofensiva imperial de EE.UU. no
son sus aliados permanentes (de una religión / civilización o la otra), sino que sus
intereses permanentes. En los Balcanes, y antes en Palestina y Afganistán,
Washington estimuló a musulmanes fundamentalistas y a traficantes de drogas
contra nacionalistas y socialistas seculares. Los clientes musulmanes de ayer (los
talibán) son, en algunos sitios, los enemigos de hoy. El hilo que une a todas estas
alianzas cambiantes es la necesidad de defender las esferas imperiales de dominación.
La aparente "hipocresía" o el "doble estándar" de las elites imperiales lo es sólo desde
el punto de vista del espectador que creyó erróneamente en la propaganda original del
imperio y que ahora se siente "traicionado" por el cambio de clientes imperiales.
Los avances militares de EE.UU. en Afganistán están preparando el camino para
nuevas guerras. La alianza militar en Afganistán está basada en los señores de la
guerra tribales rivales, que viven del contrabando, del tráfico de drogas y del saqueo
del botín de las guerras locales. En otras partes se vislumbran severas
contradicciones estructurales y crisis futuras.

Contradicciones del imperio

152
La ofensiva imperial de EE.UU. enfrenta dos tipos de contradicciones que son
coyunturales y estructurales. En el contexto actual, la Guerra de Afganistán polarizó a
los estados musulmanes entre sus dirigentes favorables al imperio, y la masa de los
simpatizantes del pueblo afgano y de Osama bin Laden. Esta polarización aún no ha
producido ningún reto organizativo serio a los gobernantes clientes, aunque la crucial
monarquía saudí es la más vulnerable. La victoria militar de EE.UU. y de su cliente, la
"Alianza del Norte" y del régimen musulmán de coalición resultante, podría disipar a la
masa amorfa de la oposición puramente musulmana. La oposición de la UE y de los
estados árabes sólo se activará si Washington extiende su guerra a Irak y
desestabiliza a los proveedores europeos de petróleo. Éstas y otras contradicciones
coyunturales secundarias no debilitarán el impulso imperial de Washington, aunque
podrían aislarlo diplomáticamente, particularmente en algunas organizaciones
internacionales.
Las contradicciones estructurales más profundas a largo plazo del "Nuevo
Imperialismo" se encuentran en la expansión militar durante una recesión económica
que se profundiza, tanto local como mundialmente. El keynesianismo militar -el
incremento de los gastos militares- no ha reducido ni reducirá la recesión, ya que
afecta a pocos sectores de la economía y porque las industrias que recibirán algún
estímulo -la aeroespacial, están duramente afectadas por la recesión en el mercado de
la aviación civil.
Mientras la maquinaria militar del estado imperial promueve y defiende los intereses
de las CMNs estadounidense, no es el proveedor de servicios más eficiente desde el
punto de vista de los costos. Los miles de millones de dólares en gastos en el
extranjero, exceden de lejos los beneficios inmediatos para las CMNs y no afectan la
disminución de la tasa de beneficios, tampoco abren nuevos mercados,
particularmente en las regiones de máxima participación militar. La intervención
militar expande las regiones colonizadas sin aumentar el rendimiento del capital. El
resultado neto es que las guerras imperiales, en su forma actual, socavan la inversión
de capital no-especulativo, aunque ofrezca garantías a los inversionistas extranjeros.
Como en América Central, los Balcanes, y ahora en Afganistán y Colombia, EE.UU.
está más interesado en destruir a sus adversarios y en establecer regímenes clientes
que en inversiones en gran escala, a largo plazo, en la "reconstrucción." Después de
elevados gastos militares para la conquista, las prioridades presupuestarias se
transfieren a subvencionar a las CMNs estadounidenses, y a reducir los impuestos
para los ricos - ya no hay más "Planes Marshall". Washington deja que Europa y
Japón "despejen los escombros humanos" después de las victorias militares de EE.UU.
La reconstrucción de la posguerra no intimida a posibles adversarios, los bombardeos
de área de los B52 sí lo hacen. El vencedor militar en la presente coyuntura deja sin
solucionar la consolidación de un régimen cliente pro-imperial. Igual como EE.UU.
financió y armó la victoria fundamentalista contra el régimen afgano secular y
nacionalista en 1990 y luego se retiró, conduciendo a la supremacía del régimen
talibán anti-occidental, la victoria y la retirada de hoy van a tener, probablemente,
resultados similares en la próxima década. La brecha entre la alta capacidad bélica
del estado imperial y la debilidad de su capacidad para revitalizar las economías de las
naciones conquistadas es una contradicción mayor.
Una contradicción aún más seria es el esfuerzo agresivo por imponer regímenes y
políticas neoliberales, especialmente cuando los mercados de exportación, para los
que fueron elaboradas, están derrumbándose y cuando los flujos externos de capital
se están terminando.
La creciente recesión en EE.UU., Japón y en la UE ha dañado seriamente a los
estados-clientes más leales y serviles, particularmente en América Latina. Los precios
de las exportaciones "especializadas" que impulsan a los regímenes neoliberales se
han desmoronado: exportaciones de café, petróleo, metales, azúcar, así como de
textiles, tejidos y otros bienes manufacturados elaborados en las "zonas de libre
comercio" han sufrido por las fuertes bajas de precios y la saturación de los mercados.

153
Los poderes imperiales han respondido presionando por más "liberalismo" en el Sur,
mientras aumentan los aranceles proteccionistas en el interior y los subsidios para las
exportaciones. Los aranceles para las importaciones del Tercer Mundo en los países
imperiales, son cuatro veces más elevados que aquellos fijados para las importaciones
de otros países imperiales, según el Banco Mundial (Global Prospects and the
Developing Countries 2002, ) El apoyo a las CMNs agrícolas en los países imperiales
fue de 245 mil millones de dólares en el año 2000 (Financial Times, 21 de noviembre
de 2001, p.13.) Como señala el informe del Banco Mundial, "la parte de las
exportaciones subvencionadas ha aumentado aún más [durante la última década]
para muchos productos de interés para la exportación a los países en vías de
desarrollo." La doctrina neoliberal del Viejo Imperialismo, están dando paso a la
práctica neo-mercantilista del Nuevo Imperialismo. Las políticas del estado dictan y
dirigen el intercambio económico y limitan el papel del mercado a un papel subsidiario
-todo para beneficiar a la economía imperial.
La naturaleza altamente restrictiva de las políticas neo-mercantilistas, en el pasado y
en el presente, polariza la economía entre productores locales y monopolios
respaldados por el estado imperial. El debilitamiento y el colapso de los mercados en
el exterior perjudican a los sectores de exportación "neoliberales". El papel altamente
visible del estado imperial en la imposición del sistema neo-mercantilista, politiza al
creciente ejército de los desempleados y de los trabajadores, campesinos y empleados
públicos mal pagados. El colapso de los mercados en el exterior significa que se
obtienen menos divisas para pagar las deudas externas. Menos exportación, significa
menos capacidad para importar alimentos y bienes de equipo esenciales para
mantener la producción. En América Latina, la estrategia de exportación sobre la que
se basa todo el edificio imperial está derrumbándose. Sin poder importar, América
Latina se verá obligada a producir localmente o abstenerse. Sin embargo, la ruptura
definitiva con la estrategia de exportación y la subordinación al imperio no ocurrirán
sólo por contradicciones internas - requieren una intervención política.

Oportunidades y Desafíos para la Izquierda


A corto plazo ("la coyuntura,") la izquierda enfrenta todo el impacto de la
contraofensiva imperial de Washington, con todo lo que implica en términos de más
belicosidad, más amenazas y más servilismo de las elites clientes gobernantes. Sin
embargo, aunque este nuevo esfuerzo de "reconquista" dirigido por los militares ha
comenzado, encuentra serios obstáculos prácticos, ideológicos y políticos.
Por una parte, la ofensiva tiene lugar en medio de un importante resurgimiento de la
izquierda en varios países estratégicos y un serio debilitamiento en las economías
neoliberales. En Colombia, Brasil, Argentina, Ecuador y Bolivia, han emergido
poderosos movimientos político-sociales y han consolidado su influencia en
importantes electorados populares, mientras los respectivos regímenes clientes están
profundamente desacreditados, en muchos casos con cifras de popularidad de un solo
dígito. Esta situación presenta peligros y oportunidades. Peligros provenientes de la
respuesta crecientemente militarizada y represiva de Washington que es coreada por
sus regímenes clientes en América Latina, como lo demostraron en la Declaración de
la Conferencia Iberoamericana del 23 de noviembre de 2001 sobre el terrorismo (La
Jornada, 24 de noviembre de 2001.) Las oportunidades provienen del hecho que la
izquierda resurgente no ha sufrido una derrota mayor en este período (comparando
con 1972-1976) y está en una posición sólida para pasar de la protesta al poder. Los
regímenes neoliberales no han encontrado mercados externos para sostener la
producción interna, y no han ubicado nuevos flujos de capital para compensar las
vastas salidas por pagos de la deuda, remesas de beneficios, etc. La prolongada
depresión en Argentina es emblemática para la dirección que ha tomado toda América
Latina.

La actual crisis es sistémica, porque no sólo afecta a los trabajadores y a los

154
desocupados - porque aumenta la pobreza, el desempleo y las desigualdades - sino por
los mecanismos mismos de acumulación del capital. El capital que se acumula en
América Latina es depositado en cuentas en el extranjero como "riqueza muerta". Es
evidente para cualquiera, con la excepción de los académicos más obstinadamente
ciegos, - que no son pocos que digamos- que el neoliberalismo está muerto y que el
nuevo sistema imperial neomercantilista no deja sitio para "alternativas de mercado".
Desde esta perspectiva, lo esencial para convertir estas oportunidades objetivas en
cambios estructurales sustanciales, es el poder político. Los movimientos sociales han
movilizado a millones, han realizado innumerables cambios en el ámbito local, han
creado un nuevo nivel promisorio de conciencia social y, en algunos casos, controlan o
influencian a gobiernos locales y han logrado concesiones de las clases dominantes
mediante la presión de masas. Sin embargo, hay varios aspectos que aún no han sido
resueltos por estos movimientos de los que puede decirse que prefiguran una
alternativa política al poder estatal.

En primer lugar, los movimientos esposan, desde el punto de vista político, una serie
de exigencias programáticas y alternativas -que son positivas e importantes- pero que
carecen de una comprensión política de la naturaleza del sistema imperial que se está
desarrollando, sus contradicciones y la naturaleza de la crisis.
En segundo lugar, hay falta de unidad, un desarrollo disparejo entre los movimientos
urbanos y rurales, entre el interior y la costa; y dentro de algunos movimientos hay
rivalidades basadas en personalidades, tácticas, etc. El conglomerado de los
movimientos existentes, si estuvieran unificados en un solo movimiento coherente,
estaría mucho más cerca de representar un desafío al poder estatal. En tercer lugar,
muchos de los movimientos enuncian tácticas militantes y programas radicales
articulados, pero en la práctica se empeñan en una negociación constante para
conseguir concesiones muy limitadas, reduciendo así sus movimientos al nivel de
grupos de presión dentro del sistema, en lugar de ser protagonistas en el
derrocamiento del régimen. El desafío actual es cómo desarrollar un programa de
transición adaptado a las exigencias inmediatas del pueblo, pero que coloque en el
centro de la lucha la construcción de una alternativa socialista. El creciente
autoritarismo de los regímenes clientes dirigidos por el imperio requiere la formación
de movimientos de masas democráticos y antiimperialistas.
La estrategia imperial de militarización de EE.UU. para imponer un imperio
neomercantilista requiere mayor capacidad para incorporar a nuevos aliados y hace
necesaria la preparación para diversas formas de lucha. Los estrategas imperiales han
seleccionado a Colombia como el terreno de prueba para el "Nuevo Imperialismo"
porque es el país donde enfrentan el mayor desafío político-militar. Todas las fuerzas
reaccionarias del hemisferio han sido movilizadas contra los ejércitos guerrilleros, así
como contra los crecientes movimientos de masas. Todos los presidentes peones del
hemisferio se han enrolado en la cruzada antiterrorista y las FARC y el ELN han sido
identificados por el imperio como terroristas. Éxitos militares en Colombia acelerarían
y alentarían la conquista militar y la colonización de América Latina, tal como sucedió
cuando el golpe militar dirigido por EE.UU. en Brasil (1964) fue seguido por invasiones
(República Dominicana en 1965) y subsiguientes golpes militares en Bolivia (1971),
Uruguay (1972), Chile (1973), y Argentina (1976.)
Una victoria o guerra prolongada contra las guerrillas en Colombia, daría un respiro al
resto de la izquierda. Por lo tanto es esencial que se extienda el máximo apoyo y
solidaridad posibles a la lucha colombiana. El internacionalismo no es sólo la red
solidaria contra la nueva ofensiva militar imperial, en general, sino el apoyo a los
campesinos y obreros colombianos, organizados en sus "Ejércitos Populares".
Vivimos en tiempos peligrosos y plenos de esperanzas -peligros de doble filo: para el
Imperio y para la izquierda. La lucha continúa.

155
22 de diciembre de 2001

Navidad en los Territorios Ocupados

James Petras

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

La aldea estaba ocupada, las tiendas cerradas, las oficinas de asistencia social
bombardeadas, su propio hogar en ruinas y José sin trabajo. Nadie tenía suficiente
dinero para contratar a un carpintero. Y aunque lo hubieran tenido, los ocupantes no
permitían ni nuevas construcciones ni reparaciones, ni siquiera poseer materiales de
construcción.
Cuando María salió al alba, el aire gélido le mordió la piel y se envolvió estrechamente
el cuello y las mejillas con su chal. Fue al pozo y llenó su cubo con agua. Le costó
agacharse, su voluminoso abdomen era un obstáculo. Toda la noche había tenido
espasmos y sabía que el momento decisivo se acercaba. Habían tratado de encontrar
un sitio donde estar, pero sus parientes vivían en la aldea vecina, en un sitio llamado
Belén. Los caminos principales estaban bloqueados por tanques y vehículos
blindados, con soldados armados de fusiles automáticos.
José se lavó la cara y le ayudó a acostarse sobre la frazada que cubría el piso de tierra
de su tienda de campaña improvisada. Le pasó su mano callosa por los cabellos y le
dio unas cariñosas palmaditas en el estómago. María sonrió, a pesar de su malestar.
Era sólo una muchacha, de unos dieciocho o diecinueve años, más joven que el
barbudo José.
-Hablé con Sami, el pastor. Acepta llevarnos por los senderos a Belén esta noche. José
empaquetó sus pocas pertenencias. A medianoche, María montó el burro, José cargó
sus cosas y Sami los guió por los campos. Cada paso por el rocoso sendero por el que
ascendían, era una cuchillada en las entrañas y piernas de María.
Al aproximarse a Belén vieron una potente luz que escudriñaba las afueras de la
ciudad. Sami les señaló una reja en el perímetro:
-Hay un espacio entre la reja y las rocas y pueden irse por ahí, pero tienen que
abandonar el burro.
-¿Abandonar el burro...? ¡Jamás! -José lo miró con desconfianza.
Sami se sintió ofendido por las sospechas de José:
-¡Entonces van a tener que pasar por el puesto de control israelí! Yo los dejo aquí. Que
Dios los acompañe.
José miró a su alrededor. María dormitaba. Condujo el burro por la ladera del cerro
hasta la ruta principal. La luz los encandiló. Una voz fuerte, áspera resonó por un
altavoz:
-¡Deténganse o disparamos! ¡Ahora mismo!
-¡Desmonten, tiren su bolsa y levanten las manos! ¡Rápido, o disparamos! -ladró la voz
invisible.
José colocó su bolsa en el suelo y ayudó a desmontar a María. Sus movimientos eran
torpes. Estaba semidormida y muy asustada.
-¡Avancen con las manos en alto, especialmente tú, el árabe gordo!
María, con sus brazos bien arriba, sintió de repente que tenía que orinar, mitigar la
presión en su pesada barriga.
Cuando un soldado le ordenó a José que avanzara, gritando, "Ponte las manos arriba
de la cabeza!," María se sintió abandonada.
Le ordenaron que avanzara, lentamente. Los soldados acariciaban los gatillos de sus
Uzis, apuntando a su cabeza y su abdomen.
-¡Abre tu abrigo y levántate el vestido! -gritó una voz oculta por la oscuridad. Hubo
una pausa. Sólo José la había visto desnuda. Alzó su vestido.

156
Un soldado apuntó sus binoculares hacia su abdomen.
-No hay bombas... sólo grasa o una barriga cargada de bebé.
Pasó los binoculares a su jefe. Éste miró y gritó furioso:
-¡Levántate esa enagua, no te vengas a hacer la virgen con nosotros!
María estaba confundida, su cara enrojecida. Levantó su enagua y una linterna
alumbró su inmenso abdomen que colgaba por sobre sus bragas.
-¡Quiero verlo todo, puta árabe de mierda, podrías esconder algo entre tus piernas
fuera del pijo de tu marido!
María hubiera preferido morir al bajarse los calzones. La luz alumbró su oscuro
púbico.
-¡Date vuelta!
Se dio vuelta,
-¡Ahora vístete! ¡Y tú, el de la barba, levántate!
Dos soldados se le acercaron e hicieron señas a María para que avanzara.
María y José fueron interrogados durante varias horas. Que de dónde venían, que por
qué se habían ido, que por qué su casa había sido destruida.
-¡Tienen que haber hecho algo! -lanzó el oficial israelí -dónde iban, por qué viajaban de
noche y por senderos perdidos, con quién se iban a quedar, por cuánto tiempo, y
sobre todo su relación con la Autoridad Palestina, Hamás, Yihád, el FPLP. Cada
respuesta directa y simple provocaba muecas sospechosas.
María sentía que las contracciones se hacían más y más frecuentes. Sus pies estaban
entumecidos de frío. José, un carpintero con poca educación que jamás había
pertenecido a alguna organización, y María, que nunca había expresado una opinión
política, estaban totalmente confundidos.
El oficial apuntó con su pulgar al abdomen de María:
-Otro subversivo. Ustedes los terroristas se reproducen como conejos.
María apretó los dientes. Una contracción violenta y prolongada atravesó su cuerpo.
Los oficiales israelíes se consultaron.
-Está claro que son agentes. Soltémoslos y los seguimos hasta llegar a sus jefes.
El oficial superior les dijo que pasaran.
Aún era oscuro cuando entraron a Belén y María apenas podía continuar por las
contracciones. José estaba desorientado. No podía encontrar ni la calle ni la casa. No
había nadie en la calle, por el toque de queda. El burro sacudió su hocico y los llevó a
un establo en el que algunas cabras y ovejas yacían en el heno. José ayudó a
acostarse a María y ella se recostó con la cabeza apoyada en un fardo de heno. El
burro comenzó a mordisquear la paja.
María estaba en pleno trabajo de parto y se le escapó un grito por entre sus dientes
apretados. José le ayudó lo mejor que podía. Milagrosamente, un bebé nació y
comenzó a gritar de inmediato. Se encendió una luz, los dueños salieron. Una pareja
palestina. La mujer limpió el bebé y cubrió a María con unas mantas.
La casa estaba repleta de parientes que habían huido de Nablus y Ramala para evitar
los misiles israelíes. Se encontraban entre palestinos cristianos de Belén,
seguramente sería más seguro.
A la noche siguiente, una resplandeciente estrella brilló en el firmamento y los Tres
Reyes, que venían de ultramar, pasaron los puestos de control israelíes sin que los
vieran, protegidos por el Señor -pensaban. Y llegaron al establo que albergaba al
recién nacido, llamado Jesús, y le llevaron regalos y se arrodillaron ante su Salvador
que dormía en un pesebre improvisado hecho por José.
De repente hubo gritos y culatas de fusiles que destrozaban las puertas y rompían los
cristales. Un helicóptero pasó rugiente y de pronto hubo una explosión, y el establo
estalló. Brazos, piernas, cabezas de ovejas, piernas de cabras, torsos humanos y la
cabeza de un bebé, volaron hacia el oscuro cielo aterciopelado.
La radio israelí anunció que tres terroristas árabes sospechosos, huyendo de
Afganistán, habían sido muertos en un escondite en Belén, después de cruzar la
frontera. El gobierno israelí se disculpó por toda muerte de civiles. Los medios

157
estadounidenses repitieron la historia, mientras Washington felicitaba al gobierno
israelí por su papel en la lucha contra el terrorismo internacional. Jesús vivió un solo
día.

158
28 de diciembre de 2001

Los intelectuales y la guerra:


de la retirada a la rendición

James Petras
Traductor: Germán Leyens

Introducción
La oposición de los intelectuales izquierdistas occidentales a la devastadora guerra de
Washington en Afganistán se ha prácticamente desintegrado. Esto nos hace
preguntarnos si el fin de una tradición de oposición intelectual requiere un nuevo
comienzo, el que por su parte necesita severas reflexiones sobre el pasado reciente.
Ya hubo claras señales de un repliegue intelectual a mediados de los años 60, cuando
numerosos intelectuales apoyaron la guerra de EE.UU. en Vietnam, hasta que se vio
claramente que no se ganaría la guerra, y entonces comenzaron a oponerse a ella. A
principios de los años 70, muchos intelectuales de izquierda abandonaron su breve
amorío con los movimientos sociales independientes contra la guerra y contra el
racismo, para volver al Partido Demócrata y a su portaestandarte liberal, George
McGovern.
El primer cambio inconfundible hacia un redescubrimiento de la naturaleza virtuosa
del imperialismo, ocurrió durante la Presidencia Carter. Después del derrocamiento de
los dictadores y gobernantes coloniales respaldados por EE.UU. en Etiopía, Nicaragua,
y especialmente en Irán, y con nuevos gobiernos izquierdistas radicales en Afganistán,
Angola, Mozambique y Guinea Bissau, la administración Carter lanzó una nueva
ofensiva militar contrarrevolucionaria, acompañada por la retórica sobre los derechos
humanos. La presidencia Carter armó y organizó una serie de fuerzas reaccionarias
para destruir o debilitar a los nuevos gobiernos. Cientos de millones de dólares en
armamentos fueron canalizados a Savimbi en Angola, a los contras en Nicaragua, a
Renimo en Mozambique y a los señores de la guerra tribales en Afganistán. A pesar de
todo, numerosos intelectuales occidentales se intoxicaron con la retórica sobre los
derechos humanos de Carter.
La contraofensiva imperialista, que devastó los países contra los que se dirigía y que
revirtió las reformas progresistas, se justificó como parte de una campaña por los
derechos humanos y fue endosada por un sector importante de la izquierda. La
masiva intervención de EE.UU. en Afganistán fue respaldada por el dictador militar
paquistaní, el general Zia y su policía secreta, así como por el tesoro de Arabia
Saudita. EE.UU. y sus estados-clientes reclutaron a decenas de miles de voluntarios
fundamentalistas en todo el mundo árabe, Procedieron a destruir las escuelas mixtas,
las instituciones seculares, y a degollar a cientos de mujeres que enseñaban en las
escuelas rurales y a los campesinos que habían recibido tierras del programa de
reforma agraria del gobierno secular. La insurrección reaccionaria, auspiciada por
EE.UU., de los señores de la guerra tribales y los mercenarios extranjeros, obligaron al
régimen secular izquierdista de Kabul a apelar a la URSS para que suministrara
ayuda militar y soldados.
La intervención de EE.UU. y la contrarrevolución tenían un doble propósito: derrocar
a un régimen izquierdista y provocar la entrada de la Unión Soviética en una guerra
de desgaste. La secuencia de los acontecimientos provee un contexto importante para
comprender la traición de los intelectuales occidentales. La verdadera secuencia del
establecimiento de un régimen izquierdista secular en Afganistán, seguido por el
terrorismo auspiciado por EE.UU. contra la población civil y, finalmente, la
intervención soviética, siguiendo la invitación de un aliado y vecino bajo ataque, fue
totalmente obliterada por la maquinaria de propaganda de Washington. La

159
insurrección auspiciada por EE.UU. fue etiquetada como "la invasión soviética de
Afganistán," la intervención de los mercenarios fundamentalistas extranjeros fue
bautizada como lucha por la liberación de los muyahidin afganos. Zbigniew Brzezinski,
el consejero de seguridad nacional del presidente Carter, se ha vanagloriado
abiertamente de que la intervención militar de EE.UU. comenzó seis meses antes del
ingreso de tropas soviéticas en Afganistán y que fue preparada para debilitar el
régimen de Kabul y obligar a pedir con urgencia la presencia de tropas terrestres
soviéticas.
La izquierda occidental en su casi totalidad -y la mayor parte de la izquierda en el
Tercer Mundo- se alineó con Washington en el ataque contra "la intervención
soviética." Prácticamente no hubo intelectuales occidentales apoyando el régimen
secular sitiado en sus campañas por la igualdad de los géneros a través de la
educación y la reforma agraria.
Mientras los diversos señores de la guerra retrógrados avanzaban contra las tropas
afganas y soviéticas combinadas, violaban y asesinaban a miles de mujeres
trabajadoras, obligaban a miles de doctoras y maestras a huir de los campos y a
confinarse en sus casas y a vestir la burka.
Ninguna de las organizaciones feministas occidentales, ni las dirigentes feministas
marxistas, denunciaron la contrarrevolución auspiciada por EE.UU. y la destrucción
de las reformas por el avance de los señores de la guerra fundamentalistas. En lugar
de hacerlo, se unieron al "coro antisoviético." La mayor parte de las sectas de
izquierda, la sopa de letras de los grupúsculos trotskistas, maoístas y anarquistas,
agregaron su retórica antisoviética a la campaña orquestada por EE.UU. Algunos,
desde luego, criticaron a los muyahidin por sus excesos y trataron de encontrar a un
señor de la guerra tribal progresista que postulara la "Tercera Vía".
La retirada de los intelectuales izquierdistas occidentales (IIO) confrontados con
"Afganistán I" fue estratégicamente importante. Al encontrar una base común con los
intereses y las políticas estadounidenses, los IIO comenzaron el proceso de socavar
toda la noción de imperialismo como el principal carácter definitorio de EE.UU.
La "nueva forma de pensar" que comenzó en 1980 levó a muchos intelectuales
occidentales de izquierda a considerar el imperialismo sólo como una política, no como
una estructura de poder y de expansión económica. Según esa visión, una política
imperial era sólo el producto de una constelación específica de funcionarios
gubernamentales que competían con otros funcionarios. El resultado era que la
política imperial o humanitaria dependía del contexto, los valores y de políticos
influyentes. Los "nuevos pensadores" entre los IIO procedieron a atacar a la izquierda
antiimperial por ser "antiestadounidense" o "marxistas ortodoxos" porque los
antiimperialistas nunca encontraban nada positivo en la política de EE.UU. Uno de los
aspectos positivos, por ejemplo, fue la oposición de Washington contra la "invasión
soviética de Afganistán". Los IIO suspendieron todo juicio crítico o investigación seria
sobre la secuencia en el levantamiento tribal auspiciado por EE.UU. y el ingreso
soviético. Después de "Afganistán I" un importante sector de los IIO se unió a las filas
del imperialismo humanitario.
Los estrategas políticos en Washington sintieron que valía la pena repetir su exitosa
fórmula para lograr el apoyo de los intelectuales occidentales en la guerra afgana.
Tenían razón.
Washington justificó su intervención en Granada, citando una toma del poder
"estalinista" de un gobierno populista. En Panamá, EE.UU. justificó su invasión
pretendiendo su oposición contra el "narco-dictador" Noriega. En la Guerra del Golfo,
EE.UU. entró a la guerra para oponerse a "un nuevo Hitler". El imperialismo
humanitario se ganó a otros pocos IIO. Flaquearon en su oposición, pretendiendo que
se "oponían" tanto a las fuerzas invasoras de EE.UU. como al dictador. Se olvidaron de
que una invasión imperial destruye a un país y su derecho a la autodeterminación,
una condición previa para toda lucha contra un régimen dictatorial.
Esta ecuación simplista, igualando a los ejércitos imperialistas con dictaduras locales

160
que se oponen a la ocupación del país, se convirtió en el distintivo de la evasión y de la
decadencia moral de los IIO. La "teoría del doble demonio" fue un punto de tránsito
entre un antiimperialismo consecuente y la apología del imperialismo humanitario. La
naturaleza del régimen que se opone a la invasión imperial es secundaria frente a la
conquista imperial del poder, especialmente para los intelectuales en los estados
imperiales. La alternativa no es el imperialismo humanitario o las dictaduras del
Tercer Mundo, sino la autodeterminación o la recolonización.
La discusión sobre la guerra comienza con esta alternativa básica dentro del sistema
entre estados. La dinámica histórica de la conquista imperial exitosa en una región
lleva inevitablemente a más agresión y conquista en otras regiones. Resulta en
continuas guerras y en el saqueo de países y continentes. Es el motivo por el cual la
oposición a los dictadores locales está subordinada a la lucha antiimperialista.
Antes de y durante el siglo XX, y sobre todo durante los últimos veinticinco años, las
principales guerras han sido de naturaleza antiimperialista. Washington comenzó con
Granada, seguido por Panamá e Irak, y luego los Balcanes, Afganistán y numerosos
otros países por venir. El ejercicio del poder imperial por Washington es cada vez más
devastador en su aplicación y más destructivo en sus consecuencias.
La dinámica del imperialismo histórico no es comprendida por los IIO, que consumen
la propaganda humanitaria con la que Washington y sus portavoces mediáticos
bombardean el mundo, perdiendo de vista la interrelación entre una guerra imperial y
la otra.
El momento crucial para los IIO fue la Guerra del Golfo. Fue la "última batalla" de la
izquierda antes de su colapso durante los salvajes bombardeos de la OTAN y su
ocupación de los Balcanes. Sólo días antes de que el presidente Bush padre lanzara
su ataque militar contra Irak, la mayor parte de los intelectuales de izquierda se
oponían a la guerra. Exigían una solución diplomática y un retiro pacífico de las
tropas iraquíes de Kuwait, o simplemente se oponían a la intervención de EE.UU.
como parte de una estrategia motivada por el petróleo. La rápida y abrumadora
victoria militar de Washington - con la ayuda de sus socios comanditarios europeos-
sin sufrir pérdidas importantes, convirtió a un público dividido en una inmensa
mayoría a favor de la guerra. El grueso de los IIO que se oponían a la guerra fue
silenciado. Muchos se retiraron o se unieron al ruidoso coro pro-guerra de los
intelectuales ex-izquierdistas, acoplados a la política exterior israelí a los que no les
bastaba con aplaudir la guerra, sino que exigían que se marchara sobre Bagdad.
La demonización de Sadam Husein en la propaganda de los medios estatales (un
"Hitler árabe") fue repetida por los izquierdistas arrepentidos. Renunciaron
convenientemente a su inteligencia crítica para abrazar la partición y ocupación del
espacio terrestre, marítimo y aéreo iraquí, y un bloqueo económico genocida que ha
llevado a la muerte de 500.000 niños.
La fusión de los sentimientos pro-israelíes y pro-imperialistas alimentó un nivel
intelectual particularmente vitriólico, que encontró un amplio espacio en los
principales medios de comunicación impresos y electrónicos. Sus ataques personales
contra intelectuales de izquierda de principios, sirvieron para intimidar o para
restringir la crítica de colegas indecisos.
Una vez más, reapareció la retórica del "doble demonio". El asesinato en masa de
cientos de miles de iraquíes, la colonización de facto del país, el bloqueo económico, la
legalización del espionaje para identificar objetivos de bombardeo a través de los
inspectores de armamentos de la ONU, fueron equiparados con el régimen dictatorial
de Sadam Husein, que estaba defendiendo su país de la destrucción total. La política
perversa de los "equivalentes morales" pasó por alto la lógica histórica de la escalada
de la expansión imperial y el creciente poderío y la disposición a destruir toda
resistencia a esa expansión.
Irak fue el primer terreno de pruebas para el uso de un poder militar masivo contra
una potencia de segunda línea -en comparación con estados marginales como
Granada y Panamá. El bombardeo y la invasión de Yugoslavia por EE.UU. y la OTAN,

161
extendió los parámetros de intervención a un régimen europeo que no había realizado
invasión alguna, que tenía una economía de mercado y un gobierno multi-partido
elegido. En este caso, un conflicto entre etnias, azuzado por políticos separatistas, y
alentado por las potencias de la OTAN, sirvió como pretexto para la intervención
imperial. Washington se alineó con los musulmanes bosnios y con el régimen
pro-fascista de Croacia, mientras que Alemania apoyaba a los eslovenos, y el régimen
mafioso de Albania apoyaba a un sector de los kosovares albaneses anexionistas -
todos opuestos a la multi-étnica República Yugoslava, gobernada por serbios.
"Historias de atrocidades" publicitadas por Washington, tendenciosas, exageradas, o
inventadas, estaban saturadas con la sangre de la limpieza étnica serbia.
Deliberadamente omitieron los degüellos de civiles serbios por musulmanes
fundamentalistas en Bosnia, o la expulsión de 200.000 serbios de la región Krajina
ocupada por el ejército croata.
El aluvión propagandístico de Washington y la OTAN, con intensas imágenes de
atrocidades reales o falsificadas, hicieron un impacto masivo en el público y
particularmente sobre los IIO. Casi la totalidad de los IIO apoyaron la guerra
humanitaria de Washington y sus masivos bombardeos de objetivos civiles en
Belgrado, Kosovo y otras partes. Hospitales, fábricas, puentes, trenes de pasajeros,
estaciones de radio y televisión fueron bombardeados. Los IIO no dudaron,
gimoteando a favor de las víctimas bosnias en Sarajevo, de los albanos en Kosovo.
La ceguera moral e intelectual de los IIO les impidió reconocer que la mayor atrocidad
cometida en Sarajevo fue tramada por los musulmanes bosnios: el bombardeo de su
propio mercado, matando a una multitud de personas, para lograr la simpatía de
Occidente y dar a la OTAN el pretexto necesario para la intervención militar "para
salvar a los musulmanes del genocidio serbio". La ceguera moral y política aseguró a
los intelectuales de las ONGs un certificado de 'Ética Política' de la OTAN y les ayudó a
embolsarse millones de dólares en el período de 'reconstrucción'. Los IIO con su
certificado ético se hicieron los ciegos durante la intervención de EE.UU. y la OTAN en
Kosovo y su subsiguiente armamento del Ejército de Liberación de Kosovo terrorista y
el asesinato y brutal expulsión de cientos de miles de civiles serbios, roma, albaneses
cristianos, turcos, bosnios, y judíos. El silencio ensordecedor y las excusas abyectas
de los IIO para los bombardeos terroristas de la OTAN contra Yugoslavia y para la
limpieza étnica del ELK, fueron la señal del fin de la política intelectual de izquierda
occidental, tal como la habíamos conocido durante los cincuenta años previos.
El strip-tease moral de los IIO comenzó con la primera guerra afgana, cuando los
intelectuales se despojaron de sus vestimentas exteriores, rehusando apoyar al
régimen secular en Kabul y respaldando la insurrección fundamentalista respaldada
por EE.UU. Después, se despojaron de sus camisas y pantalones, dando un apoyo
subrepticio a la conquista imperial de Irak ("¡Había que hacer algo para detenerlo!") En
los Balcanes se despidieron de la ropa interior: el apoyo de los IIO para la masiva
guerra destructiva contra Yugoslavia, repitiendo como papagayos la línea del
Pentágono de la guerra humanitaria. (Algunas sectas trotskistas llegaron a proponer
que se compraran armas para los tratantes de blancas, traficantes de drogas, y
autores de limpiezas étnicas del ELK.) Un caso de reacción política combinada con
una psicosis.

De dobles demonios y del gran demonio.


La actual guerra de Washington contra Afganistán evocó el menor disenso de
cualquiera de las recientes guerras imperiales. El silencio y la complicidad se han
convertido en un hábito. En la guerra de los Balcanes, los IIO habían entregado sus
principios morales y políticos. Ya no podían analizar la secuencia de las guerras
imperiales destructivas; en lugar de hacerlo consideraban cada guerra como otra
respuesta humana a tiranos, traficantes y terroristas. Lo que es igualmente
reprensible, igualaban la agresión global de un tirano imperialista con la resistencia
de un autoritario local.

162
Las bases intelectuales y morales para la capitulación política fueron establecidas
mucho antes de que las primeras bombas de 7.000 kilos (corta-margaritas en el
morboso léxico del Pentágono), cayeran sobre Afganistán. La cobardía moral estaba
enraizada en el silencio intelectual sobre la lucha palestina. Renunciando a la
responsabilidad moral y a los principios políticos los IIO simularon su horror ante la
"violencia" en el Oriente Próximo. La tortura, la expulsión, el asesinato y la mutilación
de cerca de 20.000 palestinos -cristianos, musulmanes, izquierdistas seculares- y la
destrucción de miles de casas, miles de hectáreas de olivares y huertos frutales, para
establecer asentamientos coloniales, fueron "igualados" con el repudio de los
atentados suicidas contra autobuses y bares por individuos oprimidos por el
colonialismo, incapacitados para combatir contra tanques, helicópteros artillados y
misiles teleguiados. La cobardía tanto como la vacuidad moral, condujeron al silencio,
a la ambigüedad moral y al abandono de los principios anticoloniales más
elementales. La cobardía nacida del temor de ser calificado de "antisemita" por
fanáticos intelectuales judíos y partidarios incondicionales de la colonización israelí de
los territorios ocupados y de la expulsión de la población cautiva. La cobardía
intelectual ante los asesinatos cotidianos y la tortura institucionalizada - y nada de
esto oculto tras chimeneas humeantes y malolientes. Los IIO que temen las
recriminaciones de sus colegas pro-israelíes agresivos dirán, "Después de todo el
conflicto del Oriente Próximo es importante para ellos, no es mi prioridad". Es lo que
dicen muchos IIO cuando están entre ellos, sin sus colegas pro-israelíes. "Palestina"
no es una prioridad, por el temor de ser descalificado políticamente y quedar aislado
en los medios y en las esferas profesionales.
El temor también proviene de la propaganda de los medios estatales y de la multitud
enfurecida agitando banderitas en el caso de Afganistán. Cuando el 11 de septiembre
llevó al 7 de octubre, cuando el presidente, respaldado por ambos partidos, el
Congreso y todos los medios de comunicación de masas declaró la guerra contra
Afganistán y confrontó al mundo con su agresivo "o están con nosotros o están con los
terroristas," la mayor parte de los IIO ni pensaron en dudar. Se pusieron sus
uniformes, saludaron y procedieron a discutir objetivos bélicos, el terrorismo y la
seguridad nacional. "La guerra total" (el bombardeo indiscriminado de todas las
instalaciones civiles y militares), se convirtió en una parte aceptada, aunque no
declarada, del discurso antiterrorista que dominaba a los IIO. Muchos críticos, que
solían ser izquierdistas, aceptaron las premisas básicas de la guerra: que bin Laden y
una conspiración internacional apoyada por Afganistán eran responsables por el 11 de
septiembre y que Washington tenía derecho a "defender su pueblo" -bombardeando al
pueblo afgano. Lo que fue crucial para la conversión de los IIO a la II Guerra Afgana
fue el hecho que los atentados terroristas del World Trade Center en Nueva York y el
Pentágono fueron exagerados hasta llegar a convertirlos en eventos de importancia en
la historia mundial, "sin precedentes en los tiempos modernos" según los hiperbólicos
pronunciamientos que emanaban de Washington y de los medios de masas de EE.UU.
y eran repetidos por sus pares en el resto del mundo. En realidad, la muerte de entre
2500 y 3000 personas no fue ni con mucho un acontecimiento sin precedentes.
Aproximadamente la misma cantidad de serbios fue asesinada o 'desaparecida' por los
terroristas del ELK en Kosovo durante la ocupación de la OTAN, Los bombardeos de
EE.UU. y Gran Bretaña y el bloqueo de Irak, causaron cientos de miles de muertos
entre los niños de menos de diez años -unas mil muertes por semana. Se podrían citar
muchos otros ejemplos de la violencia política dirigida por EE.UU. con mayores tasas
de mortalidad que el 11 de septiembre. En una palabra, el número de víctimas
mortales no constituye precisamente una tragedia humana "sin precedentes". Sin
embargo, los IIO se alinearon dócilmente, repitiendo las invocaciones de los medios de
masas y difundiendo el mensaje de que la guerra de EE.UU. y la OTAN contra
Afganistán era una "guerra justa," con la piadosa advertencia de que la guerra debería
evitar víctimas civiles. Era la deshonestidad derivada de la cobardía -intelectuales que
sabían perfectamente que la guerra sería total, que habría masivos bombardeos de

163
todos los objetivos, incluyendo hospitales, hogares, campos de refugiados, etc. Sus
reservas fueron ahogadas por el coro celebrando una "guerra justa".
Entre los intelectuales de Nueva York el ataque del 11 de septiembre hizo aflorar
valores totalitarios derivados de su apoyo incondicional al estado terrorista israelí.
Seymour Hersh, y otras figuras consagradas de la izquierda literaria liberal, abogaron
por la tortura de los miembros de las familias de los sospechosos de terrorismo,
citando y elogiando los infames métodos practicados a diario por la policía secreta
israelí. El izquierdista convertido al terror estatal del imperio, conjuró el fantasma
paranoico de una inminente acometida terrorista que, afirmaba, justificaba la tortura
como una política de 'defensa nacional'.
El Secretario de Defensa Rumsfeld y el Fiscal General Ashcroft no llegaron tan lejos
como esos intelectuales neoyorquinos -ellos 'sólo' arrestaron a cientos de sospechosos
árabes, suspendieron los derechos de hábeas corpus y defendieron la proposición del
presidente Bush de utilizar tribunales militares secretos y ejecutar a los condenados
en juicios secretos.
Las ambigüedades en las que se han empecinado durante años los intelectuales de
Nueva York -su apoyo a la represión israelí contra los palestinos y su crítica a la
intervención militar de EE.UU. en otras partes- se resolvieron: ahora podían apoyar la
guerra de EE.UU. contra Afganistán y la matanza de palestinos por parte de Israel. La
sinergia de este abrazo de la violencia, eliminó sus últimas dudas críticas. Los
intelectuales neoyorquinos apoyaron plenamente la guerra total. Propagaron una
visión paranoica de un terrorismo omnipresente para exacerbar la guerra permanente.
Eran los totalitarios culturales que escuchaban a Bach y elogiaban los B-52, que
publicaban revistas culturales en papel satinado y se sonreían ante Kabul en ruinas,
que elogiaban a la Orquesta Sinfónica de Israel e ignoraban a los 6000 niños
palestinos mutilados en el último año de represión. Su visión es y será siempre el
totalitarismo cultural.
Si los intelectuales de Nueva York, por sus vinculaciones pro-israelíes, se encontraban
en el último extremo de la comitiva belicista de los IIO, hubo muchos otros que
descubrieron sus propias razones para justificar su capitulación ante la máquina de
guerra imperial. Feministas que apoyaron originalmente la guerra, desde Carter a
Clinton, contra el régimen afgano secular, progresista respecto a los problemas de
género (todas se opusieron a la 'invasión soviética'), cambiaron de trinchera y
apoyaron la guerra de EE.UU. contra los talibán. La guerra de EE.UU. se convirtió,
desde su punto de vista, en una oportunidad para liberar a las mujeres de la opresión,
olvidándose de que todos los dirigentes afganos de la Alianza respaldada por EE.UU.
eran partidarios de la opresión de las mujeres. La constante en el ala feminista de los
IIO no es su apoyo a la igualdad de los géneros, sino su leal apoyo al poder global de
EE.UU., esperando extraer fondos y sitios en la cola de las ONGs para recibir
prebendas.
No todos los IIO apoyaron la guerra, por lo menos abiertamente. Algunos recurrieron,
como era de esperar, al argumento del doble demonio, comparando el ataque del 11 de
septiembre con el continuo bombardeo terrorista de un país empobrecido. La muerte
de unos 2.500 ciudadanos estadounidenses por un cerebro gris -lo que aún queda por
probar-, fue comparada con el bombardeo terrorista de 27 millones de personas, el
asesinato y la tortura de miles de civiles y prisioneros de guerra, y el desplazamiento
de 3,5 millones de refugiados de sus aldeas y hogares arrasados. Los teóricos del
doble demonio argumentan que lo que importa es el "principio" del terror, no la
cantidad de víctimas. Para los que deciden la política imperial, el criterio no es la
cantidad, sino la calidad: una víctima estadounidense vale por 100.000 refugiados
afganos; veinte agentes de bolsa valen por 20.000 hospitales, clínicas, escuelas,
almacenes y mercados.
La perversión fundamental de la equivalencia moral se encuentra en los dos factores
de la ecuación: El terror estatal de EE.UU. es evidente para todos; el otro factor es un
gran signo de interrogación, pero con un asterisco -nadie sospecha al régimen afgano

164
de ser responsable de los ataques. Lo más lejos que han llegado las acusaciones es
que ha brindado refugio al presunto terrorista Osama bin Laden. El régimen afgano
ofreció negociar y entregar el acusado a un tribunal internacional independiente si se
presentaba una evidencia objetiva. No se ha presentado jamás alguna evidencia que
podría servir para fundamentar una condena en algún tribunal que valga su nombre,
como admitió Tony Blair después de presentar una lista de "pruebas"
circunstanciales.
El aspecto teórico y moral es que no hay una culpa equivalente en lo que respecta a la
guerra y el terror a "ambos lados". Por un lado, Washington es culpable de terrorismo
en masa en aras de una victoria militar; por otro lado, jamás se ha probado que el
régimen afgano haya estado implicado en el incidente terrorista en EE.UU. y ha estado
dispuesto a considerar una resolución judicial del sospechoso en su territorio. El uso
del terror estatal por la administración Bush es inmoral. La proposición de
negociaciones diplomáticas sobre la evidencia judicial de los talibán, fue una
propuesta civilizada y humana para enfrentar conflictos entre estados.
Si el ardid de los IIO de basarse en la equivalencia moral está plagado de suposiciones
falsas y de conclusiones inmorales, ¿para qué sirve? A los IIO les suministra una
tapadera política. Les permite distanciarse de los defensores de la independencia
afgana y asegurar al estado imperial y a su coro de partidarios, que ellos también
están de acuerdo con que los talibán fueron parte del atentado en EE.UU. Sobre todo,
piensan que la equivalencia les otorga protección política, mientras critican la guerra
como el medio erróneo de confrontar el "crimen" de los talibán. El resultado es
legitimar la causa de la agresión imperial, condenando al mismo tiempo la reacción
belicosa. En el mundo real, la asociación que hacen los IIO entre el régimen afgano y
bin Laden y el incidente terrorista del 11 de septiembre exacerbó la sensación de que
se trataba de un imperio herido. Después de que han nutrido el frenesí del terror de
los medios de comunicación, la crítica de la guerra que declaran los IIO resulta
intrascendente. Habiendo reforzado la justificación difundida por el estado, las dudas
de los IIO respecto a la guerra llegan a pocos y convence aún a menos.
Como en toda guerra imperial anterior, la izquierda oportunista evita los temas
fundamentales, concentrándose en aspectos secundarios para justificar su hipocresía
política. Se concentran en, y amplían, cualquier y todo defecto en las políticas y
prácticas del régimen que se opone al poder imperial. Citan la opresión de las
mujeres, el analfabetismo, las tasas de mortalidad infantil, el autoritarismo, las
prácticas religiosas restrictivas. Las políticas reaccionarias de los talibán son
analizadas con un microscopio y se pregonan repetidamente a los cuatro vientos. El
verdadero mensaje es que el régimen merece ser destruido, que los bombardeos de
área de los B52 representan un evento liberador... Los IIO no apoyan realmente a los
B52, sólo contextualizan el acto de violencia y luego se retuercen las manos en señal
de desesperación. Las fuerzas retrógradas apoyadas por EE.UU. y la masiva
destrucción de la mínima estructura social existente en Afganistán es contemplada a
través de un telescopio, lo que provoca aún más retorcimiento de manos. Los IIO
evitan los temas fundamentales: la autodeterminación, el anticolonialismo, la
imposición imperial de un régimen cliente, y la lógica de las invasiones imperiales
pasadas, presentes y futuras. Estos problemas son enterrados y en su lugar los
medios de masas presentan una discusión de la libertad del cambiador de divisas en
Kabul, de los vendedores de vídeos en Kandahar y de los propietarios de prostíbulos
en todas partes.
Si los intelectuales neoyorquinos uniformados aconsejan a los interrogadores de la
policía, aplauden los bombardeos y llaman a nuevas guerras contra "los árabes," en
Los Ángeles, los patrones culturales y los actores de Hollywood se presentan como
voluntarios para servir a los conquistadores militares. El 3 de diciembre de 2001, más
de 40 ejecutivos superiores y dirigentes sindicales del cine y la televisión, se reunieron
con Karl Rove, consejero político de la Casa Blanca, y con Jack Valenti, jefe de la
Asociación de la Industria Cinematográfica de EE.UU. para considerar cómo la

165
industria cultural podría movilizar el apoyo para la guerra en EE.UU. y entre las
tropas en ultramar, mientras hacen propaganda en el resto del mundo. El primer
batallón de soldados rasos de Hollywood -incluyendo a George Clooney, Matt Damon,
Andy Garcia y Julia Roberts- viajó a las bases militares de EE.UU. para levantar la
moral. "Estrellas" de cine, representantes de la cultura mediática de EE.UU., están
jugando un papel importante como herramientas propagandísticas en la guerra
imperial. En un ejemplo simbólico del salvajismo de la guerra, David Keith, estrella de
"Tras las líneas enemigas," una película militar- dijo a los marinos estadounidenses en
un portaaviones en el Mar de Omán: "ustedes son los puños para destrozar sus
bocas... y nuestros dientes para desgarrar sus gargantas", (Financial Times, 2 de
diciembre de 2001, p. 9).
Hollywood está preparando una serie de películas que en estilo y sustancia van a
transmitir explícitamente la línea de Washington sobre la guerra. El propósito es
convencer a los estadounidenses de que apoyen la expansión de la guerra a otras
regiones, preparar al público de EE.UU. para que acepte futuras víctimas (si es
necesario), presentando las invasiones de EE.UU. como guerras justas con altas
probabilidades de victoria. Las películas de propaganda "recontextualizarán" los
hechos de una guerra pasada según un productor hollywoodense. Una película
basada en la invasión de Somalia por EE.UU. presentará a los africanos como
agresores y a las tropas invasoras de EE.UU. como liberadores. El papel de Hollywood
en las guerras de conquista es importante. El mensaje político de las películas de
Hollywood complementará la retórica imperial de Washington, glorificando a los
depredadores imperiales, "personalizando" a los conquistadores, incluyendo romances
entre los conquistadores y los conquistados y ennobleciendo la conquista al omitir la
tortura y la destrucción civil. Las películas convertirán a las víctimas en verdugos y a
los conquistadores en liberadores, y elogiarán a los colaboracionistas locales como si
fueran patriotas.
¿Qué obtiene Hollywood por esta colaboración "voluntaria" con el estado? Como
corporaciones de miles de millones de dólares, comparten los intereses y la ideología
de los responsables de la política imperial. También esperan aprovechar la fiebre
bélica para atraer inmensas audiencias y beneficios lucrativos. En una palabra,
esperan que la transmisión de la propaganda del estado valga la pena. La radio y la
televisión se unieron desde el 11 de septiembre a las filas de la maquinaria de guerra.
Uno de los principales presentadores de "noticias," Daniel Rather de CBS, declaró
públicamente que está "listo para recibir las órdenes del presidente Bush". La
televisión saturó los hogares y las oficinas de imágenes, entrevistas y comentarios
apoyando el bombardeo de Afganistán. Excluyeron toda "información negativa" y
restaron importancia o justificaron las víctimas civiles y reprobaron la oposición tanto
en Afganistán como en el resto del mundo. Las fuentes de las "noticias" de la televisión
y la radio provenían invariable y exclusivamente de funcionarios estadounidenses, de
expertos favorables a la guerra o de señores de la guerra clientes. Estos comentarios
parciales reforzaron la posición política oficial de Washington. Los medios de masas
eliminan cualquier mención de la complicidad o la responsabilidad de EE.UU. por
atrocidades pasadas o presentes - tales como la tortura y el asesinato de 600
prisioneros en Mazar-i-Sharif. Ningún medio menciona el apoyo de EE.UU. a los
fundamentalistas en su guerra contra el régimen secular afgano en los años 80. No se
incluye una sola palabra sobre la activa cooperación de Washington con los
fundamentalistas en Bosnia, Kosovo, Chechenia y Macedonia durante toda la década
del 90 y a comienzos del nuevo milenio. No hay discusión alguna en los medios sobre
el subsidio de 40 millones de dólares de Washington a los talibán en mayo de 2001 -
para eliminar el cultivo y el transporte del opio. Ante todo, los medios evitan relacionar
la huida de millones de refugiados afganos con los bombardeos estadounidenses de
ciudades y aldeas.
Confrontados con esta arremetida mediática, la mayor parte de los intelectuales
occidentales se retiran a su "horror del 11 de septiembre" - como una excusa para el

166
hecho de que no están dispuestos a declarar públicamente su oposición a la guerra
total.
Ante la tragedia del pueblo afgano, causada por los masivos bombardeos y los ataques
asesinos de los señores de la guerra clientes, el reparto del país y el
desencadenamiento de los traficantes de drogas y forajidos que saquean todo lo que
no forma parte de caravanas armadas de comerciantes que hacen largos recorridos, la
mayor parte de los intelectuales izquierdistas occidentales, que no han sucumbido a
la tentación totalitaria, se retiran a sus libros, bibliotecas y oficinas. ¿Es por cinismo o
por cobardía? Ante monstruosos crímenes contra la humanidad, se tornan hacia sus
estudios de temas arcanos y se absorben en sus tareas rutinarias.
Hay intelectuales y periodistas disidentes y valerosos. El periodista británico, Robert
Fisk, es un brillante ejemplo de esta minoría. Pregunta si debería establecerse un
Tribunal de Crímenes de Guerra para los perpetradores de la Guerra Total. Seguimos
esperando una reacción de los IIO.
Los manifestantes contra la guerra protestan, sin ser tomados en cuenta por los
medios de masas, y son calumniados por los derechistas del Nuevo Totalitarismo,
intelectuales franceses como Bernard-Henry Levy y Jacques Julliard por su
"anti-americanismo". Esos intelectuales "amigos de EE.UU." conocen sólo el EE.UU.
del imperio e ignoran su linaje revolucionario antiimperialista.
Muchos antiguos IIO mitigan sus ansiedades repitiendo las banalidades patrioteras y
celebrando una "guerra justa". Otros vacilan mediante la equivalencia moral. La
mayoría se retira a reflexiones apolíticas.
Los intelectuales izquierdistas occidentales han llegado a un callejón moral sin salida.
La rendición intelectual de hoy tiene sus raíces en el reflejo anticomunista de
principios de los años 80 y en el apoyo auto-ilusorio de las guerras imperiales
humanitarias de los 90. Su transvaloración de la guerra total como una ·"guerra justa"
es una perversión de los imperativos morales al servicio del imperio. Las guerras
imperiales, como escribió Jean Paul Sartre, son el cáncer de la democracia.
El renacimiento de la práctica intelectual de la izquierda occidental requerirá más que
una inteligencia crítica, requerirá un coraje moral capaz de resistir la fácil elección
entre dobles demonios y equivalencias morales. Los nuevos intelectuales izquierdistas
tendrán que decir lo indispensable sobre los estados coloniales, a pesar de las
sensibilidades étnicas de sus colegas. Ante todo, reconocerán que viven en un imperio
y que tienen la singular responsabilidad de reconocer que los imperios no hacen
guerras humanitarias, sólo guerras contra la humanidad.

167
El movimiento de los sin tierra
El proceso gana impulso

Por James Petras

En los últimos 30 años, los gobiernos brasileños -tanto militares como civiles-. han
proclamado la necesidad de la "reforma agraria", pero se han resistido a la
implementación de una política efectiva en ese sentido. El Instituto Nacional de
Colonización y Reforma Agraria (INCRA), que es la oficina gubernamental a cargo de la
distribución de la tierra, ha seguido una política de asentamiento de familias sin tierra
en campos de fronteras distantes, generalmente lejanos de los mercados, y en tierras
yermas, infestadas de malaria. En sus 30 años de existencia, el INCRA ha instalado
menos del 7% de las familias rurales sin tierra, 331.276 de los 4 millones de familias
sin tierra existentes, y la mayoría de los asentamientos fueron iniciados por
ocupaciones organizadas por el MST (el movimiento de los trabajadores sin tierra), que
fueron luego legalizadas por el INCRA.
La mayoría de los recursos agrícolas, tanto federales como estatales, están destinados
a promover los grandes negocios agrícolas y a subsidiar a los agricultores orientados a
la exportación. La promoción y financiación de los grandes agroexportadores ha sido
denominada "modernización agrícola" tanto por los militares como por el actual
régimen de Cardoso. La "modernización" agrícola ha sido un componente clave de la
estrategia neoliberal del régimen de Cardoso y condujo tanto al masivo
desplazamiento de pequeños productores y trabajadores rurales del interior del país
como al aumento creciente de la influencia del MST. Como resultado, el interior del
país fue el sector más duramente golpeado de la economía y el centro de la oposición
al régimen.
La reestructuración de la economía que llevó adelante Cardoso sólo se ha enfrentado
con una oposición esporádica e inefectiva de los sindicatos urbanos (como la CUT) y de
la oposición parlamentaria (Partido de los Trabajadores, Partido Comunista de Brasil,
etc.) Por otro lado, en el interior del país tenían lugar grandes confrontaciones. Las
luchas en gran escala han sido una realidad constante. La ofensiva política de
Cardoso, caracterizada por la privatización masiva de lucrativas minas,
telecomunicaciones, energía (y otras industrias clave), su desregulación de los
mercados financieros, la liberalización del comercio y los flujos de capital, ha
erosionado seriamente la base económica de los sectores populares y nacionalistas,
compuestos por quienes producen para el mercado local y por los trabajadores
industriales. La ofensiva urbana de Cardoso se apoya en una coalición de banqueros e
industriales extranjeros y grandes empresarios agrícolas, terratenientes e intereses
financieros e industriales. La conducción del MST percibió tempranamente las
consecuencias negativas que tendrían las transformaciones previstas por Cardoso -en
gran escala y a largo plazo- para los trabajadores rurales y urbanos, pequeños
agricultores y productores orientados al mercado local.
La respuesta del MST a la ofensiva de Cardoso fue lanzar su propia ofensiva en el
interior del país a principios de 1995. El MST organizó una campaña de ocupaciones
de tierra en forma escalonada, que involucró a un número creciente de familias a lo
largo de toda la administración de Cardoso.
La respuesta del régimen de Cardoso a la ofensiva del MST fue cambiando en las
diferentes etapas. Al principio, la administración trató de ignorar al Movimiento
minimizando su significado y etiquetándolo como "anacronismo histórico". Luego de
una histórica movilización de 100.000 personas en Brasilia convocada por el MST en
1996, Cardoso cambió de táctica, abriendo negociaciones y tratando de cooptar al

168
Movimiento a través del ofrecimiento de una cuota de asentamientos, a cambio de la
desmovilización del Movimiento. Desmovilizando al MST, Cardoso esperaba conseguir
ventajas para su estrategia política de crear un sector de alta tecnología agrícola para
exportación, basado en complejos agroindustriales a gran escala, ligando a los
terratenientes locales con el exterior, en especial con los exportadores agroindustriales
norteamericanos.
El MST entró en negociaciones pero insistió en que bajo ninguna condición acordaría
frenar las ocupaciones de tierras improductivas, ya que la mayoría de los casi 4
millones de familias de trabajadores sin tierras continuaría con sus necesidad
mínimas sin cubrir, debido a las limitadas cuotas fijadas por el régimen de Cardoso.
La ofensiva del MST tuvo un gran impulso en 1996, cuando se registró un gran
número de ocupaciones de tierra. La estrategia de ocupación de tierras del Movimiento
combinó tácticas legales y constitucionales con acciones extra parlamentarias y con
un estilo de coalición política muy abarcativo, que aunó a organizaciones eclesiásticas,
grupos de derechos humanos, sindicatos urbanos, partidos parlamentarios, grupos
cívicos locales, y representantes municipales. El MST confiaba en las cláusulas
constitucionales que promovían que el Estado expropiara tierras sin cultivar y las
redistribuyera entre los trabajadores rurales, y financiara los nuevos asentamientos
rurales. Dentro de este marco legal constitucional, el MST podía construir amplias
coaliciones de apoyo a sus pacíficas y bien organizadas ocupaciones de tierras. Con
apoyo mayoritario en la opinión pública de San Pablo, Río de Janeiro y otras
importantes ciudades, el MST podía neutralizar la represión del gobierno central. Sin
embargo, a nivel local y estatal, los gobernadores, funcionarios locales y terratenientes
aliados de Cardoso organizaron violentas represiones y procesos judiciales para
aplastar el creciente atractivo del MST. Los terratenientes organizados en la UDR
(Unión Democrático Ruralista) lanzaron aprovechando su influencia entre los
gobernadores estatales y los funcionarios locales, una violenta contraofensiva de
derecha, con el apoyo político y de propaganda del régimen de Cardoso. Esto culminó
en abril de 1996, con la infame Masacre de Eldorado de Carajas (en el Estado de
Para), donde la Policía Militar dirigida por el gobernador del Estado, masacró a 19
trabajadores sin tierra, para reprimir una marcha pacífica. En total, durante los
primeros cuatro años del régimen de Cardoso fueron asesinados 163 trabajadores
rurales.
La masacre de Eldorado, que tuvo como propósito intimidar al Movimiento, consiguió
el efecto contrario: la opinión pública se volcó masivamente a favor del Movimiento de
Trabajadores sin Tierra y el MST respondió lanzando una nueva ola de ocupaciones de
tierra a través del país. El régimen de Cardoso, forzado a la defensiva y políticamente
aislado, intentó sacar ventaja de las nuevas ocupaciones de tierras declarándose
favorable a las mismas. Sin embargo esta estratagema falló, y se duplicó el número de
familias asentadas. Mientras el gobierno tenía éxito en vender sectores estratégicos de
la economía, desregulaba los mercados financieros y rebajaba las tarifas comerciales,
el interior se agitaba cada vez más. La rebaja en las tarifas aduaneras significaba
importaciones de comida barata; el desmantelamiento de subsidios estatales, el apoyo
crediticio y la asistencia técnica debilitaba a los pequeños productores locales. En los
primeros cuatro años del régimen de Cardoso, más de 400.000 pequeños productores
terminaron en la bancarrota y fueron expulsados de la tierra o convertidos en
trabajadores sin tierra o en empleados de las grandes empresas agroindustriales de
exportación, que son el núcleo de la llamada "estrategia exportadora de modernización
agrícola" de Cardoso.
En 1996, los pequeños agricultores siguiendo el ejemplo del MST, comenzaron a
movilizarse y organizarse, en particular en el sur de Brasil. En 1997 surgió una nueva
organización, el Movimiento de Pequeños Agricultores (MPA). El MPA comenzó a imitar
las tácticas de acción directa del MST, bloqueando rutas, ocupando oficinas
gubernamentales, y participando en grandes demostraciones en las capitales
estatales. En agosto de 1999 hubo una manifestación en Brasilia en la que

169
participaron más de 15.000 pequeños, medianos y grandes productores fuertemente
endeudados, demandando el perdón del 40 al 60% de sus deudas. Cardoso ofreció
perdonarles del 10 al 20% de las dudas -en especial la de los grandes productores.
Bajo presión, el régimen de Cardoso combinó concesiones al MPA -facilitando el
crédito y ofreciéndoles un perdón parcial de las deudas- mientras que al mismo
tiempo reducía las partidas presupuestarias federales para las producciones agrícolas
familiares, para ajustarse a las metas fiscales del FMI-BM. Como resultado de esto,
dos semanas después los productores, trabajadores rurales, sindicatos y partidos de
izquierda organizaron una protesta masiva en Brasilia en la que participaron 100.000
personas, para denunciar el presupuesto de austeridad de Cardoso.
Enfrentado a la intransigencia estatal, el MST se volcó a la construcción de coaliciones
político-sociales con movimientos urbanos e intelectuales, a través de una campaña
política nacional: la Consulta Popular, un programa de desarrollo alternativo que
combina programas industriales nacionalistas, proteccionistas y dirigistas con reforma
agraria y participación de masas en el proceso político. El "nuevo giro" del MST -su
intento de romper con un marco estrictamente "rural"- llevó a nuevas iniciativas
urbanas, como la organización de residentes de las favelas en algunas de las ciudades
más importantes, incluyendo San Pablo, Río, y otras. La organización urbana condujo,
en algunos casos, a la ocupación de parcelas en las inmediaciones de las principales
ciudades, como el asentamiento de Nuevo Canudos, a menos de una hora de San
Pablo, que incluyó a trabajadores desocupados del gremio de la construcción y del
metal. El régimen de Cardoso y el Gobernador del Estado enviaron a la Policía Militar
para desalojar a los ocupadores ilegales urbanos, con el argumento de que la tierra de
Nuevo Canudos era "cultivada". En realidad, estando a una hora de San Pablo, era
tierra valiosa para la especulación inmobiliaria. La desesperada situación de los
ocupantes de tierra urbanos los llevó a apropiarse de dos camiones que transportaban
pasta y carne, y eso produjo una razzia policial en el asentamiento y el arresto de
varios activistas.
A comienzos de 1999, el Gobierno Federal y sus aliados políticos en los gobiernos
estatales decidieron abolir el mandato constitucional existente que financiaba las
expropiaciones de tierra. El régimen de Cardoso introdujo un esquema del Banco
Mundial para crear lo que bautizó como "reforma agraria de mercado". El Gobierno
Federal desvió fondos del Instituto de Reforma Agraria (INCRA) al "Banco de la Tierra".
El presupuesto general del INCRA fue reducido 53%, de 1.900 millones de reales a
1.000 millones; los fondos del INCRA para expropiaciones de tierras fueron reducidos
de 600 millones de reales a 200 millones; se cerró la línea especial de créditos blandos
del INCRA para nuevas cooperativas. Los drásticos cortes en el INCRA implicaban que
los campesinos ocupantes de tierra no tendrían fondos para cultivar la tierra
improductiva que ocupaban. En lugar de eso, el gobierno propuso comprar tierras a
los terratenientes y vendérsela a agricultores individuales, que serían obligados a
tomar créditos para financiar la producción. El resultado sería la creación de una
clase de pequeños agricultores con pesadas deudas, que deberían enfrentar una
competencia desigual con las importaciones baratas de alimentos. El resultado sería
la casi segura bancarrota y la reventa de las tierras, que pasarían de manos de
pequeños agricultores familiares a productores comerciales o a especuladores
inmobiliarios.
La inviabilidad económica de la "reforma agraria de mercado" es evidente. En todo
caso, el propósito del Gobierno Federal es político -eliminar la posibilidad de que las
ocupaciones de tierra del MST conduzcan a la formación de cooperativas de
producción exitosas (como lo han sido en la mayoría de los casos en todo el país). El
segundo propósito de la estrategia de Cardoso es seducir a los trabajadores sin tierra
con la oferta de asentamientos y de acceso al crédito, dividiendo con esto al
movimiento y creando en su interior estratos de pequeños productores que apoyarían
al régimen. Las primeras experiencias de la "reforma agraria de mercado" no son
promisorias. Se han producido ya una serie de grandes demostraciones demandando

170
el perdón de las deudas como producto de la devaluación masiva y la declinación de
ingresos y demanda.
Los recortes de fondos que hizo Cardoso se evidencian en el creciente número de
familias sin tierra que han ocupado tierras improductivas y cuyas demandas de
expropiación no han sido atendidas. Durante los primeros cuatro meses de 1999,
22.000 familias organizadas por el MST y la Confederación Nacional de Trabajadores
Agrícolas (CONTAG) ocuparon más de 155 grandes fincas. A mediados de 1999 había
más de 72.000 familias -más de 350.000 campesinos- "acampando" a la espera de una
respuesta. Algunas familias vivieron en campamentos hasta cuatro años. Reteniendo
los fondos federales, el régimen de Cardoso espera desalentar la ocupación de tierra y
minar el apoyo al MST. La respuesta usual del gobierno a los trabajadores rurales y a
los desempleados -que debían emigrar a las ciudades- suena a hueco, dado el 20% de
tasa de desempleo en la mayoría de los grandes centros urbanos. La defensa que hace
Cardoso de las elites rurales y su política negativa hacia los potencialmente
productivos trabajadores rurales sin tierra ha aumentado la tensión en las ciudades,
que concentran la nueva ola de productores rurales desplazados. Esta es otra razón
de porqué el MST está cada vez más dedicado a la organización urbana.
En respuesta a los ataques del gobierno a la constitución nacional y al
desmantelamiento efectivo de las instituciones de la reforma agraria y sus
presupuestos, el MST se ha volcado a la esfera política. El pensamiento guía es que lo
que los trabajadores sin tierra están ganando en términos de apoyo popular y
ocupaciones de tierras, lo están perdiendo en términos de financiamiento del estado
para nuevos asentamientos. La conducción nacional del MST está ampliado sus
esfuerzos en dos direcciones: muestra una creciente tendencia a involucrarse
directamente en la política electoral y aumenta sus esfuerzos para formar coaliciones
políticas en el orden nacional para desafiar directamente al gobierno.
Mientras estos cambios estratégicos ocurren a nivel nacional, y el Gobierno Federal
intensifica sus esfuerzos para quitarle la iniciativa política al Movimiento, en el nivel
estatal y local los aliados de derecha de Cardoso agudizan sus ataques al MST. En los
estados de Parana, Para, San Pablo, grupos de activistas del MST y trabajadores sin
tierra han sido torturados, golpeados y encarcelados con falsos cargos. Por el
contrario, militares de alto rango filmados mientras asesinaban a pacíficos
manifestantes han sido exonerados, como fue el caso de los oficiales que ordenaron la
masacre de Eldorado de Carajas.
Los poderosos lazos entre los terratenientes y el sistema judicial están demostrados
por el hecho de que, entre 1985 y 1999, con relación al asesinato de 1.158 activistas
rurales, sólo 56 personas fueron llevadas a juicio y sólo 10 fueron condenadas. Al
profundizarse la crisis económica en 1999 y aumentar el desempleo, la popularidad de
Cardoso cayó estrepitosamente, y lo dejó en una situación de gran dependencia del
FMI-BM y los inversores extranjeros.
La presión del FMI-BM para cortar los gastos públicos y reducir el déficit aumentó la
polarización social y son pocos los sectores productivos de la economía nacional
interesados en sostener al régimen. Enfrentado con el desmantelamiento del Instituto
de la Reforma Agraria (INCRA), el MST trató de ampliar sus alianzas en el interior del
país, trabajando con pequeños y medianos productores y sus organizaciones para
luchar conjuntamente contra la política de precios y créditos del gobierno. El aumento
de las acciones políticas y las alianzas sociales del MST corre paralelo a su constante
política de acción directa.
Son varios los factores que pesan en la conformación de la nueva política del MST.
Primero, la naturaleza muy politizada del sistema judicial, puesta en evidencia con las
graves violaciones jurídicas que cometió el juez actuante en el juicio a los oficiales
acusados de asesinar a 19 trabajadores sin tierra, en Para. Con independencia de las
poderosas evidencias presentadas y de la declaración inicial de culpabilidad por parte
del jurado, la intervención del juez, cuestionando la suficiencia de la prueba
presentada y su rechazo al testimonio de testigos oculares, demostró que sin

171
influencias políticas concretas era imposible asegurar la justicia en las cortes, contra
los influyentes y organizados terratenientes.
El segundo factor que da forma al cambio político del MST es el desmantelamiento del
Instituto de la Reforma Agraria y la eliminación práctica de los fondos para nuevos
asentamientos. La estrategia de ocupaciones de tierra del MST dependía grandemente
del reconocimiento legal que tenía el INCRA, la formalidad de las expropiaciones y los
fondos para lanzar con éxito la producción en los asentamientos de tierra. Sin los
fondos del INCRA, las ocupaciones de tierra organizadas por el MST se verían en
severos aprietos financieros, en especial para asegurar la semilla, los fertilizantes, las
herramientas agrícolas y los arreglos básicos para vivir. El régimen de Cardoso,
cortando los recursos del INCRA y desviando recursos al Banco de la Tierra, ha
cometido una violación clara de su mandato constitucional, estableciendo una nueva
agenda política que no puede ser combatida por la acción directa - o por lo menos por
acciones sociales a nivel local o estatal. Sólo la acción política directa dirigida a la
conformación de un poder político nacional es capaz de restaurar los fondos para los
asentamientos establecidos a través de la ocupación de tierras. Sólo las
organizaciones políticas nacionales son capaces de contrarrestar la reforma agraria
"privatizada" y al Banco de la Tierra promovido por el Banco Mundial e implementado
por el régimen de Cardoso.
El tercer factor que incide en la nueva política de amplias alianzas sociales del MST,
fue la profundización de la crisis económica y la extensión y radicalización de las
demandas de sectores sociales que estaban antes paralizados o inmovilizados. Este es
el caso de los pequeños y medianos agricultores, los sectores nacionalistas de la
industria nacional, los cada vez más inquietos empleados públicos, y la creciente
masa de desempleados del antiguo sector industrial privado. El lanzamiento de la
Consulta Popular significa abrir una puerta a la "convergencia nacional" entre clases
sociales geográfica y socialmente diferentes, dentro y fuera del sector agrícola.
El cuarto factor que influye en el cambio hacia coaliciones políticas nacionales son,
precisamente, los devastadores efectos de la política agraria federal. La política de
mercado libre, las importaciones baratas y la relativa declinación de los precios con
relación al crédito y a los costos de los insumos condujo a un éxodo masivo del campo
de casi 5.500.000 personas entre 1986-1996. El censo rural de 1986 estimaba la
población rural en 23,4 millones de personas; en 1996 la población rural había caído
a 18 millones.
La concentración de tierras, por un lado, y la falta de tierras en el interior de Brasil,
por el otro, ha continuado acelerándose. En 1970, las fincas de más de 1.000
hectáreas representaban el 0,7 del total de las fincas existentes y sus dueños poseían
el 40% de la tierra; en 1996, el 1% de los terratenientes que tenía fincas de más de
1000 hectáreas poseían el 45% de la tierra. Más de cuatro millones de trabajadores
rurales no tienen tierra. La declinación de la población rural, y su fuga a la periferia
de los pueblos y ciudades es un importante afluente potencial para los organizadores
del MST, en particular aquellos que mantienen lazos rurales. El MST ha intentado
organizar a desocupados rurales emigrados a las ciudades para llevar a cabo
ocupaciones de tierra en los campos adyacentes, con resultados inciertos. Uno de los
problemas más difíciles es que casi todas las tierras cercanas a la ciudad están por lo
menos parcialmente cultivadas, un pretexto que el gobierno usa para desalojar
violentamente a las familias que las ocupan. Dentro de los estrechos límites políticos
con que se define la tierra no cultivable, el MST percibió la necesidad de involucrarse
en política para ampliar su base para la expropiación de tierras.
Mientras el MST ha dado un cambio hacia una mayor participación en la política
nacional y la creación de coaliciones en el ámbito nacional, continúa organizando la
ocupación de fincas improductivas en el interior el país. En los primeros 6 meses de
1999, el MST organizó 147 ocupaciones con la participación de 23.000 familias,
manteniendo la presión sobre el gobierno, en desafío a su "reforma agraria de
mercado". El MST está siguiendo una estrategia a dos puntas: continúa la

172
organización de las bases en el interior y sus alianzas políticas en el ámbito nacional.
La clave del éxito de la alianza rural- urbana es la extensión y consolidación de un
movimiento rural poderoso que sirva tanto como punto de apoyo del MST en sus
negociaciones nacionales como de catalizador de los movimientos y partidos urbanos
para profundizar su propia inserción en las organizaciones de base.
Las exitosas movilizaciones del MST y las transformaciones concretas de los
trabajadores rurales demuestran que un movimiento democráticamente estructurado,
bien organizado, políticamente consciente, puede desafiar con éxito la agenda
neoliberal del Banco Mundial- FMI. El éxito de combinar tácticas legales y de acción
directa en el contexto de la construcción de un apoyo público y establecer alianzas
sociales con instituciones civiles ha permitido al MST convertirse en el foco central de
oposición del régimen de Cardoso. La retirada de los partidos tradicionales de
izquierda y los sindicatos no es el producto de los cambios estructurales de la
economía sino el resultado de sus deficiencias políticas y organizativas.
Las "condiciones objetivas" en Brasil están maduras para una acción política de
masas. Esto es más evidente en el interior del país, donde la disminución de ingresos,
la liberalización de las políticas comerciales y las crecientes tasas de interés han
devastado a los pequeños productores y forzado a los trabajadores rurales a
abandonar el campo. El crecimiento del sector de trabajadores rurales sin tierra, la
declinación de la agricultura de pequeños productores y la expansión de las grandes
fincas constituyen un terreno propicio para que el MST expanda su influencia y
aumente su atractivo. Sus bien organizadas y exitosas ocupaciones de tierras y la
consecuente organización de cooperativas agrícolas viables y productivas atrajeron
favorablemente la atención del público y eso se evidenció en las encuestas de opinión
realizadas en grandes ciudades.
El fracaso del régimen de Cardoso en zanjar diferencias con el MST lo llevó
inexorablemente a estrechar vínculos con los partidos de derecha y con las
organizaciones de terratenientes. Su compromiso con la agenda neoliberal lo condujo
a desmantelar el marco legal y político existente, que permitía una módica reforma del
interior. La escalada de la contrareforma del régimen de Cardoso provocó a su vez un
cambio radical en la estrategia del MST -de un movimiento social a un movimiento
político social; de una organización del "sector rural", a una coalición que engloba
importantes movimientos y partidos urbanos.
Como argumenta J.Yves Martin, la estrategia de comercialización de Cardoso está
acompañada por la militarización del campo en una escalada mutuamente
complementaria y altamente conflictiva de confrontación política. Esto fue
representado gráficamente en las páginas del Finantial Times: por dos artículos que
estaban en la misma página, uno al lado del otro. Uno se titulaba: "Brasil aligera los
controles de capital para atraer inversiones extranjeras" el otro se titulaba: "Tres
policías sobreseídos por asesinatos en Brasil". Las políticas de Cardoso de atraer al
capital extranjero están estrechamente ligadas a su política de recortes fiscales y
flexibilización laboral, que a su vez se conecta con mayor represión, que
inevitablemente se conecta con mayor impunidad para los agentes de la represión. El
"modernizador" Cardoso ha quedado profundamente atrapado en la red de políticas
oligárquicas tradicionales: regalías al exterior, alianzas con terratenientes, políticas
sociales regresivas y represión militar.
El debilitamiento y la declinación del régimen de Cardoso ofrecen grandes
oportunidades al MST de capitalizar políticamente la nueva situación. El problema
fundamental es la débil y fragmentaria naturaleza de los movimientos y partidos
urbanos, por lo que se busca unificar fuerzas. Lo que está claro es que el MST ha
reconocido los límites de la "política de movimiento" a niveles locales, aun cuando
hasta ahora ha tenido un impresionante éxito. La cuestión es si tendrá éxito en
organizar una fuerza política nacional en las aguas turbias del parlamentarismo
urbano y la política de clientelismo sindical.

173
Las dos caras de las ONG
Por James Petras

La Jornada
Comentaristas e intelectuales se mostraron sorprendidos cuando muchos líderes y
activistas de organizaciones no gubernamentales (ONG) se unieron a la campaña
electoral de Vicente Fox y, tras su victoria, esperan recibir puestos dentro de su nuevo
gobierno. La idea de que líderes "progresistas" de las ONG se unan a un régimen
abiertamente partidario del "libre mercado" parece anómala. No obstante, un análisis
más profundo de la historia y antecedentes de funcionarios de ONG en América
Latina, así como de su ideología y nexos con donantes externos, podía haber
vaticinado este escenario.
En la transición hacia la política electoral en Chile, Bolivia, Argentina y América
Central, numerosos líderes de ONG se aliaron a regímenes neoliberales que utilizaron
su experiencia organizacional y retórica progresista para controlar protestas populares
y socavar movimientos de clases sociales.
Desde el principio de la década de los 80, las clases dominantes neoliberales, junto
con el gobierno de Estados Unidos y gobiernos europeos, se percataron que las
políticas del "libre mercado" estaban polarizando a las sociedades en América Latina.
Mediante fundaciones privadas y fondos estatales empezaron a financiar a las ONG,
mismas que expresaban una ideología contra el Estado y promovían la "autoayuda".
A finales de este milenio, existen unas 100 mil ONG en todo el mundo que reciben
cerca de 10 mil millones de dólares y compiten con los movimientos sociopolíticos por
la lealtad de las comunidades militantes.
Aun cuando las ONG han criticado violaciones a los derechos humanos, rara vez
denuncian a sus benefactores en Europa y Estados Unidos. A medida que aumentó la
oposición al neoliberalismo, el Banco Mundial (BM) incrementó los donativos
destinados a las ONG.
El punto fundamental de convergencia que comparten las ONG y el BM era el rechazo
de ambas entidades al "estatismo". Superficialmente, las ONG criticaban al Estado
desde un perspectiva de "izquierda" en la que defendían a la "sociedad civil", mientras
que al BM lo criticaban en nombre del "mercado".
En realidad, el BM y los regímenes neoliberales aprovecharon las ONG para minar el
sistema de seguridad social estatal, y fueron utilizados y reducidos a medios para
compensar a las víctimas de las políticas neoliberales. Mientras los regímenes
neoliberales disminuían los niveles de vida y saqueaban la economía, las ONG se
fundaron para promover proyectos de "autoayuda" que absorberían, temporalmente, a
pequeños grupos de desempleados pobres, a la vez que reclutaban líderes locales.
Las ONG se convirtieron en "el rostro comunitario" del neoliberalismo y se
relacionaron íntimamente con los de arriba y complementaron su labor destructiva.
Cuando los neoliberales transferían lucrativas propiedades estatales, privatizándolas
para los ricos, las ONG no fueron parte de una resistencia sindical. Por el contrario, se
mostraron activos en la creación de proyectos privados, promoviendo el discurso de la
iniciativa privada ("autoayuda") al dedicarse a fomentar la microempresa en las
comunidades pobres.
Las ONG crearon puentes ideológicos entre pequeños capitalistas y los monopolios
que se beneficiaron de las privatizaciones --todo en nombre del antiestatismo y la
construcción de la sociedad civil. Mientras los ricos creaban vastos imperios
financieros a partir de las privatizaciones, profesionales de clase media que
trabajaban con las ONG recibían pequeños fondos para financiar sus oficinas, sus
gastos de transporte y sus actividades para promover actividades económicas a

174
pequeña escala.
Lo importante aquí es que las ONG despolitizaron a sectores de la población,
ignoraron sus compromisos hacia actividades del sector público y se valieron de
líderes sociales potenciales para la realización de proyectos económicos pequeños. En
realidad, las ONG no son no gubernamentales. Reciben donativos de gobiernos
extranjeros o funcionan como agencias subcontratadas por gobiernos locales.
Igualmente importante es el hecho de que sus programas no son calificados por las
comunidades a las que ayudan, sino por sus benefactores extranjeros. Es en ese
sentido que las ONG sabotean la democracia al arrancar programas sociales de las
manos de las comunidades y de sus líderes oficiales, para crear dependencias a cargo
de funcionarios no electos, provenientes del extranjero, quienes eligen y ungen a sus
interlocutores locales.
La ideología de las ONG en cuanto a sus actividades privadas y voluntarias destruye el
sentido de lo "público"; la idea de que el gobierno tiene la obligación de procurar a
todos sus ciudadanos. Contra esta noción de responsabilidad pública, las ONG
fomentan la idea neoliberal de una responsabilidad privada hacia los problemas
sociales y la importancia de los recursos pararesolver estos problemas.
De tal suerte, las ONG imponen una doble carga sobre los pobres: el pagar impuestos
para financiar a un Estado neoliberal que sirve a los ricos; y el autoexplotarse de
manera privada para satisfacer sus propias necesidades.
Muchos de los líderes y militantes de las ONG son ex marxistas o "post marxistas",
quienes toman prestada mucha de la retórica referida a "dar poder al pueblo", "el
poder popular", "la igualdad de género" y "el liderazgo de las bases como el único que
logra legitimidad", mientras que alejan la lucha social de las condiciones que marcan
la vida de las personas. Las ONG se convierten en un vehículo organizado que permite
la movilidad social ascendente para desempleados o profesionistas ex izquierdistas
mal pagados.
El lenguaje progresista disfraza el núcleo conservador de las prácticas de las ONG.
Ejemplo de esto es el hecho de que la naturaleza local de las actividades de las ONG
tiene siempre que ver con "dar poder", pero los esfuerzos de estos organismos rara vez
van más allá de una influencia en pequeñas áreas de la vida social, utilizando los
recursos limitados y siempre dentro de las condiciones permitidas por el Estado
neoliberal. En lugar de dar educación política sobre la naturaleza del imperialismo y
sobre las bases clasistas del neoliberalismo, las ONG discuten sobre "los excluidos",
"los indefensos" y "la extrema pobreza" sin jamás pasar de sus síntomas superficiales
para analizar el sistema social que produce estas condiciones.
Al incorporar a los pobres a la economía neoliberal a través de acciones voluntarias
que son exclusivamente de la iniciativa privada, las ONG crean un mundo en el que la
apariencia de una solidaridad y acciones sociales ocultan una conformidad hacia las
estructuras nacionales e internacionales del poder.
No es casual que las ONG se hayan convertido en entes dominantes en ciertas
regiones donde las acciones políticas independientes han decaído y el neoliberalismo
rige sin oposición alguna.
La conversión de líderes de las ONG; de abanderados del "poder popular", a
simpatizantes del presidente electo conservador, Vicente Fox, es por lo tanto
perfectamente comprensible. Los funcionarios de las ONG proporcionan la retórica
"populista" en torno a la sociedad civil que legitiman las políticas del libre mercado. A
cambio, sus nombramientos como funcionarios gubernamentales satisfacen sus
ambiciones de movilidad y ascenso social.
Para los ex izquierdistas, el antiestatismo es el pasaje que les concederá tránsito
ideológico de la política de clases y el desarrollo comunitario hacia el neoliberalismo.
Para los intelectuales críticos, el problema no es sólo el neoliberalismo del "libre
mercado" que viene de las cúpulas, sino también el neoliberalismo de la "sociedad
civil", que proviene de abajo.
Traducción: Gabriela Fonseca

175
Los neoliberales estatólatras
Ajustes estructurales en oferta

Por James Petras y Steve Vieux


Es necesario aclarar la terminología adoptada por los ideólogos del capitalismo
desregulado, ya que, para nombrar las propuestas neoliberales, utilizan términos tales
como "ajuste estructural" o "reforma económica". Sin embargo, primero, estas
fórmulas no reflejan la realidad de los procesos emprendidos, y, segundo, han sido
tomadas a corrientes reformistas de izquierda que les daban otro sentido en los años
cincuenta y sesenta: el de redistribuir el ingreso, las tierras y la propiedad a favor de
las capas desfavorecidas de la sociedad.
Ahora, las expresiones de "ajuste estructural" y "reforma económica" describen
políticas que conducen a una redistribución de recursos a favor del sector privado, de
los exportadores, a una disminución de los gastos públicos para fines sociales,
etcétera (véase el recuadro "¿Qué es un ajuste estructural?"). A lo largo de este
análisis crítico, mantenemos en mente que se ha invertido su sentido inicial.

Crisis y transformación del Estado


¿Cómo establecer o prolongar eficazmente un capitalismo desregulado a escala
mundial? Durante los últimos diez años, este asunto ha pasado a conformar el centro
de las preocupaciones de círculos elitistas y cerrados de gente que toma decisiones, y
que incluyen oficinas de asesores, departamentos de universidades de renombre e
instituciones financieras internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI)
y el Banco Mundial (BM). Esta discusión tomó vigor durante los últimos años a causa
de la proliferación de programas de ajuste estructural en el tercer mundo durante los
años ochenta. La primera ola de investigaciones se enfocó a temas económicos
tocantes, ante todo, a las secuencias y los ritmos de las "reformas económicas". Las
medidas —que se catalogan bajo la etiqueta de "consenso de Washington"— se
concentraban en el cambio de la función del Estado en la Economía y en la ampliación
de las relaciones mercantiles. Implicaban recortar presupuestos estatal, liberalizar
mercados financieros, unificar tipos de cambio a niveles competitivos (mediante
fuertes devaluaciones y supresión de tipos de cambio preferenciales), reducir
aranceles, privatizar industrias estatales, abrir las economías a las inversiones
extranjeras, reducir y reorganizar las reglas de intervención del estado y garantizar los
derechos de propiedad privada (esto también para los inversionistas extranjeros).
Estos debates se activaron a inicios de los noventa, tras el derrumbe del bloque
soviético, en el marco de una tendencia a liquidar la supuesta planificación
centralizada.
Con el paso de la década, los expertos se dieron cuenta de que la aplicación de los
programas de ajuste estructural dependía de manera decisiva de la existencia de
condiciones políticas favorables. Así, los debates de orientación se desplazaron cada
vez más hacia temas relativos a la política. Esta modificación de los términos de la
discusión en gran medida la estimuló la multiplicación de los movimientos populares
de oposición, a veces violentos, contra los ajustes y los gobiernos que debían
garantizar su aplicación. Éstos mataron a decenas y a veces a centenas de personas
en el tercer mundo durante las protestas espontáneas contra sus decisiones. Desde
entonces, el debate académico y político ha gravitado alrededor de la temática
siguiente: ¿bajo qué condiciones políticas y mediante qué instituciones se pueden
imponer con más eficacia los programas de ajuste estructural? ¿Cómo se puede
reforzar el apoyo político a estos programas, y de qué formas se puede neutralizar a la
oposición? De esta manera, el debate se ha centrado en los medios y no tanto en los

176
fines, en las técnicas y la administración, y no en los fundamentos y la lógica de los
programas.
Una de las tendencias más influyentes, respecto a la materialización de los programas
de ajuste, insiste en la función decisiva del Estado en estos procesos. Llamaremos a
esta corriente la del neoliberalismo estatólatra. Su visión subraya la necesidad de que
el aparato de Estado disponga de capacidad técnica y administrativa de alto nivel y
tome la máxima autonomía posible respecto de la sociedad en la que echa sus raíces.
Afirma que tal autonomía, respecto de grupos de interés u otras fuerzas sociales, es
esencial. Al respecto, estos neoliberales citan los trabajos de la corriente de la "Nueva
Política Económica" (NPE), cuyos representantes más conocidos son Mancur Olson y
Anne Krueger, quienes desarrollaron la argumentación: en lugar de meterse en
actividades económicas productivas, los sectores rentistas buscan trabar alianzas con
políticos y burócratas con miras a obtener ventajas tales como subsidios, medidas
proteccionistas contra ciertas importaciones, créditos intereses bajos, etcétera;
presionan al personal político para que establezca tales acuerdos a cambio de apoyo
electoral y otras formas de sostén político. Esta interacción entre políticos y sectores
rentistas obstaculiza la procuración de objetivos sociales más amplios, tales como el
crecimiento del producto interior bruto (PIB), la reducción de la inflación, etcétera, lo
cual aventaja el mejoramiento económico de sectores muy delimitados.
Sin embargo, los partidarios del neoliberalismo estatólatra rompen con el diagnóstico
muy pesimista de la corriente de la NPE, ya que firman la capacidad del Estado, bajo
ciertas condiciones, para liberarse de la dependencia de fuerzas rentistas y
transformar sustancialmente la sociedad con rumbo a una economía capitalista más
abierta y competitiva. Los análisis de la NPE ya habían descartado la posibilidad de tal
viraje, mientras no intervinieran catástrofes, guerras o revoluciones, como en
Alemania y Japón. Los neoliberales estatólatras redujeron a su manera este factor de
Olson de la crisis o catástrofe.
Así, afirman que para aplicar una política de ajuste durable, se requiere de los
siguientes elementos. Es menester trastocar el status quo socioeconómico mediante
una crisis económica lo suficientemente severa, para romper los lazos de dependencia
de los actores económicos que gozan de ingresos de origen estatal y disfrutan de
diversas rentas y protecciones, ya que estos lazos impiden el desarrollo. La pura
perspectiva de un programa de ajuste estructural es poco eficaz para modificar el
status quo social, ya que las medidas tradicionales de ajuste sólo provocan un número
limitado de perdedores a corto plazo, sin lograr más que prometer beneficios futuros y
difusos a amplios sectores de la sociedad.
En consecuencia, ya desatada una crisis lo bastante amplia para desestabilizar las
inercias sociales, es esencial que un aparato de Estado, con un grado suficiente de
autonomía en relación con las fuerzas sociales, se afirme y empiece a aplicar el
programa de ajuste. El dispositivo lo completa el apoyo proveniente de fuerzas
exteriores tales como el FMI o el Banco Mundial. Este argumento a favor de la
autonomía del aparato de Estado no se reduce a una simple preferencia por las
dictaduras. Es cierto que la mayoría de las economías con resultados exitosos en los
últimos años están sometidas a regímenes netamente autoritarios. Sin embargo, no
todos los regímenes autoritarios han estimulado el crecimiento, y entre las economías
con alto nivel de crecimiento, se encuentran algunas democracias o sistemas políticos
en transición hacia la democracia. El Estado será capaz de actuar con tanta más
eficacia mientras mayores sean su sofisticación técnica y la competencia de su
burocracia, y reforzará su aislamiento respecto de los grupos de interés y otras
presiones políticas. Donde existen regímenes electorales, a menudo se garantizará la
consolidación política de las condiciones del ajuste mediante el establecimiento de un
sistema político que incluya dos partidos centristas que dispongan de una base de
varias clases sociales lo suficientemente amplia, y estén establecidos en
circunscripciones electorales grandes y heterogéneas. Esto permitirá absorber y
moderar los antagonismos de clases.

177
La opción por una pieza: El Estado
La escuela neoliberal estatólatra se alimenta de una segunda fuente. Se inspira del
análisis del crecimiento económico acelerado en Japón, Corea del Sur, Taiwán y
Singapur, tomado como un proceso articulado por el Estado. Este enfoque "centrado
en el Estado" insiste en la magnitud de la intervención estatal en el Sudeste Asiático
para promover el crecimiento, proteger las industrias y los mercados interiores,
asignar créditos a tasas de interés bajas y concentrar los subsidios en ciertos sectores
industriales. También pone en relieve la debilidad o la represión de los grupos de
interés, en particular de los asalariados. Subraya la autonomía de esos Estados
respecto de la sociedad civil, autonomía ligada al apoyo estadunidense durante los
momentos fuertes de la guerra fría. En fin, recalca el poder extraordinario e
independiente de instituciones tales como el Economic Planing Board (consejo
económico de planificación) de Taiwan o el MITI japonés (Ministerio de Comercio
Exterior y de la Industria) en el establecimiento de la planificación económica.
Todas esas características del desarrollo económico en el sureste de Asia, han servido
de modelo para elucubrar la función articuladora que podría desempeñar la
autonomía de los aparatos de Estado, coherentes en la afinación y aplicación de las
"estrategias de desarrollo" de los programas de ajuste estructural. Los neoliberales
estatólatras insisten sistemáticamente en un elemento: que la estabilización y el
ajuste otorgan a la administración pública de los países sujetos al ajuste
responsabilidades muy grandes. Stephen Haggard y Robert Kauffman escriben: "A
menudo se olvida que numerosas reformas económicas, incluso las orientadas a
incrementar el papel de las fuerzas de mercado, requieren de capacidades
administrativas y técnicas cuya existencia es limitada en los países en desarrollo:
nivel de educación adecuado entre los funcionarios de las capas medias e inferiores,
capacitación especializada a funcionarios de alto rango, y equipos técnicos y
capacidades para reunir información, ordenarla y comunicarla."

Problemas de método
Las precondiciones políticas para el ajuste que enuncian los neoliberales estatólatras
son de un carácter casi incestuoso. Los autores se copian de un libro a otro, de una
conferencia a otra. Las mismas citas y referencias bibliográficas se encuentran en un
artículo y en otro. Muchos autores vienen de un círculo restringido del medio
académico o de fundaciones privadas. Por lo general han beneficiado de
financiamientos del Banco Mundial. Casi todos son firmes partidarios de la extensión
de las relaciones mercantiles a escala internacional y ello por medio de la aplicación
de programas de ajuste estructural.
La obra de referencia de John Williamson, The Political Economy of Reform, es un
ejemplo elocuente. Este libro contiene trece análisis de casos acerca de los países que
supuestamente han logrado el éxito por medio de programas de ajuste estructural. La
meta del libro es ofrecer "consejos útiles a los que practican los ajustes" e inician
"reformas económicas radicales". En las conclusiones, redactadas junto con Haggard,
se presentan ocho tesis para resumir las lecciones de los estudios: 1) una crisis previa
al ajuste es muy útil para romper las prácticas comunes de los grupos de interés
autóctonos y facilita los cambios profundos de orientación político-económica; 2) un
gobierno dedicado a la aplicación del programa de ajuste, que accede al poder en
plena crisis podrá gozar de un periodo de gracia entre las capas populares, lo que
favorece la aplicación del ajuste; 3) un equipo preparado de economistas competentes
y capacitados para tal efecto facilitará la reorientación político-económica; 4) es útil
tener un líder de envergadura nacional, que presente un proyecto de cambio de
conjunto; 5) también se necesita un número de medidas coherentes que puedan
realizarse rápidamente; 6) rara vez es provechoso valerse de una política de
encantamiento (voodoo politics), ya que llevará a los políticos favorables al ajuste a

178
esconder sus metas y opciones reales; 7) donde existen instituciones parlamentarias,
puede ser de utilidad contar con un apoyo legislativo, y 8) muy a menudo un apoyo
exterior puede contribuir al proceso de cambio de orientación que representa el ajuste
estructural.
Con base en estos estudios de caso, los autores reunidos por Williamson rechazan la
idea de que dictadores o gobernantes de derecha sean esenciales. Concluyen también
que la utilización de los medios de comunicación para apoyar sus reorientaciones no
necesariamente es útil. así como no hay que crear una capa muy vistosa de
beneficiarios de las nuevas políticas.
Manifiestamente, estas conclusiones plantean algunos problemas desde el punto de
vista del método: la decisión de los criterios que sirvieron para seleccionar los casos
estudiados sólo podía conducir a esas conclusiones. Además, los organizadores de
este estudio solicitaron informes sobre los países a los expertos directamente
implicados en la elaboración de los programas. Por lo que no sorprende que esos
mismos expertos concluyan que la participación de expertos como ellos era crucial
para el éxito del ajuste. Asimismo, no tiene nada de sorprendente que los estudios
insistan en la necesidad de un cambio global y coherente de orientación. En efecto, los
que ordenaron los estudios habían excluido investigaciones sobre países que habían
iniciado reformas paulatinas, como Malasia o Singapur.
Las mismas consideraciones se aplican a la noción de "apoyo político". Los estudios
sobre los programas de ajuste se concentraron en los que tenían "un éxito en el plano
político", lo que implicaba un apoyo político, de lo que estos expertos concluyen que el
apoyo político es necesario. Por ende, no es de sorprender que obtengan resultados
tan nítidos.
Otra anomalía en estos estudios es la selección de los casos, que hace que la
investigación se mueva en una ámbito de aire puro. Se dedican algunas páginas a
Venezuela, donde los esfuerzos del presidente Carlos Andrés Pérez (socialdemócrata,
electo en 1989 y destituido por corrupción en 1993) condujeron a una serie de
revueltas populares masivas, brutalmente reprimidas y a una intentona militar en
1992. Los autores seleccionaron Perú, pero a inicios de los años ochenta, en la época
de la presidencia de Fernando Belaunde Terry, entre 1980 y 1985, y no los años de la
presidencia de Alberto Fujimori (electo en 1990) marcada por la disolución del
parlamento y por muy serias violaciones a los derechos humanos. También se evita
con sumo cuidado la Argentina de Menem, con su corrupción generalizada y su
sistema de gobierno por decretos presidenciales. La ausencia de examen de tales
casos garantiza la ausencia de lo que constituye el contenido real de la "economía
política de la reforma". También se ignora por completo África subsahariana.
Evidentemente, una discusión profunda de los programas de ajuste estructural en
esta parte del mundo habría suscitado una serie de preguntas perturbadoras acerca
de los procesos de ajuste mismos y de sus consecuencias para la democracia, la
soberanía y el crecimiento.
Esto subraya simplemente los métodos sesgados de obras de referencia tales como
The Political Economy of Reform que construyen la evaluación positiva de una
orientación a partir de resultados cuya función es autoconfirmarse, producidos por los
mismos que diseñaron los programas de ajuste en cuestión.

Ausencia de funcionario weberiano y ajuste


Pasemos del método al contenido. Para empezar, enfoquémonos al papel del Estado en
el ajuste. Un primer asunto tiene que ver con la función que esos autores le atribuyen
al carácter central de las competencias y a la coherencia de las burocracias estatales
en la aplicación de los programas de ajuste estructural. Sin embargo, estos programas
se han aplicado común y profundamente en casi todo el tercer mundo, mientras que
la existencia de burocracias ordenadas, con capacidad administrativa, de innovación e
intervención, como las del supuesto modelo del sureste asiático, es más bien
excepcional.

179
Esto no tiene nada de asombroso. En efecto, las especificidades históricas que han
permitido la existencia de aparatos estatales con esas características en el sureste
asiático, sólo podían producirse excepcionalmente en otros lugares del mundo:
continuidad de la presencia colonial en Hong Kong; toma del poder por un partido
militarizado, el Kuomingtang, en Taiwán; ocupación militar americana y ayuda masiva
a Corea del Sur, dado el lugar estratégico de ese país durante la guerra fría.
Por ello, los análisis neoliberales estatólatras forzosamente concluyen que las
aptitudes burocráticas según ellos indispensables para la restructuración son poco
comunes en el tercer mundo. Al final de un largo artículo acerca de la función del
Estado en el desarrollo, Peter Evans hace el comentario siguiente: "La primera y más
importante lección que se debe extraer del estudio de caso es que la burocracia (el
cuerpo de funcionarios de Estado) es insuficiente, y no excesiva. Y ese problema no se
limita a las sociedades postcoloniales de la región subsahariana. Incluso países como
Brasil, que gozan de recursos relativamente abundantes en términos de personal
calificado y poseen una larga tradición de intervención estatal en la economía,
muestran que les hace falta un cuerpo de funcionarios de Estado fiable y competente
según normas como las de Max Weber."
Sin embargo, aunque ese tipo de burocracia escasee, ¡no sucede lo mismo con los
programas de ajuste estructural! Un examen de estos programas en Latinoamérica
durante los años ochenta, para ver cuánto se han aplicado, revela la existencia de
esfuerzos sistemáticos por ponerlos en práctica. Williamson muestra que se aplicaron
ajustes vigorosos en siete países del subcontinente en los años setenta y ochenta:
Chile, Costa Rica, Bolivia, México, Jamaica, Uruguay, y Trinidad y Tobago. En África,
durante la década de los ochenta, se iniciaron 241 programas de ajuste, y sólo se
abandonaron 21. Evaluaciones del FMI y del Banco Mundial acerca de la extensión de
los programas en África, concluyen que "se aplicó totalmente o en gran parte 75 por
ciento de todas las condiciones dictadas por los programas". Así, surge una pregunta
legítima: dada la infrecuencia de las capacidades y de la coerción burocráticas en el
tercer mundo, ¿cómo ha sido posible, según los neoliberales estatólatras, aplicar todos
esos programas de ajuste estructural?
Una característica de los ajustes en Sudamérica esclarece el contenido real de la
necesidad supuesta (por los neoliberales en cuestión) de un aislamiento de las fuerzas
gubernamentales que aplican los programas ante las presiones políticas de la
población. Así, en América del Sur, los decretos presidenciales constituyen un
instrumento de utilización sistemática de los ajustes. Por ejemplo en Bolivia, el
presidente Paz Zamora, que se hacía llamar socialdemócrata, inició un ajuste brutal
en 1985 por medio de un decreto. En 1991, el presidente argentino Carlos Menem
firmó un megadecreto de lieberalismo, de 122 artículos, que puso fin a décadas de
desregulación, abolió las instituciones de regulación social y debilitó al extremo la
capacidad negociadora del movimiento sindical. Ni a Menem ni a Paz Zamora les
pareció obligatoria la delegación de poderes a burócratas aislados. Estaban expuestos
directamente a las presiones políticas, pero su poder ejecutivo extremadamente fuerte
les permitió actuar mediante mecanismos discrecionales. Estos dos ejemplos también
hacen pensar que esos ejecutivos tenían confianza plena en el apoyo sólido de Estados
Unidos, el FMI, los banqueros y los militares para aplicar su política de ajuste: no
apostaban a la autonomía de su burocracia estatal o a la ruptura con las redes de
clientelismo.

Un empréstito fraudulento
Otra faceta de la visión sesgada de los neoliberales estatólatras, reside en el intento de
deducir la función del Estado en las "estrategias de desarrollo", a partir de una
extrapolación abstracta de la función del Estado en el Sureste Asiático durante los
cuarenta años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Las exigencias relacionadas
con la aplicación de un programa de ajuste estructural, son muy diferentes de las que
se proponen a una intervención económica compleja tomada a cargo por instituciones

180
tales como el MITI de Japón (que interviene mediante subsidios, autorizaciones de
exportación, atribuciones de implantaciones industriales y que participa en la red de
dirigentes de empresas muy grandes), o el Consejo de Planificación Económica (EPB)
de Corea del Sur.
Los programas de ajuste se realizan mediante la aplicación del choque y la
marginación de los opositores, el establecimiento de una "credibilidad" de la reforma
bajo los efectos del choque. Al contrario, el MITI y el EPB funcionan trabajando de
manera minuciosa y sistemática con los industriales y las direcciones de grandes
empresas y sus organismos representativos. Lo último que necesitan Menem o Paz
Zamora es un "cuerpo de altos funcionarios de Estado" impasibles y aptos para
negociar.
La proyección técnica de un programa de ajuste estructural la suelen establecer los
equipos del FMI y del Banco Mundial. Un economista antiguamente asignado a ese
tipo de funciones ante el FMI lo constata: "Así, a pesar de la responsabilidad
reivindicada por el gobierno para definir el programa, los programas del fondo en la
práctica esencialmente los conciben equipos del FMI con una participación totalmente
limitada del gobierno." Por otro lado, los propios neoliberales estatólatras reconocen
esta realidad sin darse cuenta: "Los estudios de caso, de una manera un tanto
sorprendente, han demostrado que un bajo nivel de competencia técnica no
necesariamente constituye un obstáculo a la adopción inicial de un conjunto de
reformas liberales, y de hecho puede facilitarla. Los gobiernos de Ghana y Bolivia, por
ejemplo, han podido emplear inmigrantes y apoyarse en los equipos del FMI y del
Banco Mundial para concebir programas y reformas muy amplios." Esto no les impide
a los mismos expertos afirmar teóricamente, y más de una vez, exactamente lo
contrario.
Un rasgo característico del enfoque de los neoliberales estatólatras, reside en su
interés exclusivo por el Estado, en tanto que instrumento de aplicación de los ajustes
estructurales. De la experiencia del Sureste Asiático, lo único que retoman es el
Estado fuerte y autónomo, no el conjunto de medidas orientadas a reforzar y proteger
la industria exportadora sostenida o incluso creada por esos mismos Estados. Estas
medidas representan un factor determinante de la historia de su desarrollo, lo que
hasta economistas neoliberales reconocen.
En África y en más de un país de Asia, el Estado fuerte que opera un ajuste lo hace
con la meta contraria: eliminar las protecciones a los empresarios locales, abriendo
completamente los mercados internos a los recursos, los productos y los
inversionistas extranjeros; eliminan las barreras al libre movimiento de capitales.
En resumen, los neoliberales estatólatras abogan por la aplicación de los programas
de ajuste estructural por todo el tercer mundo, con el matiz de que quieren que los
aplique y los defienda un Estado fuerte, que disponga de un cuerpo de funcionarios
aislados de las presiones populares. Su visión podría sintetizarse así: una mezcla de la
doctrina de las instituciones de Washington (FMI y Banco Mundial) y los Estados del
Sureste Asiático.

Camuflaje y legitimación tecnocrática


Un segundo problema importante que se encuentra en las obras relativas a las
condiciones políticas de los programas de ajuste estructural, reside en las razones
invocadas a favor de una intervención amplia del Estado. La burocracia de Estado
debe intervenir como salvaguarda del bienestar económico, en apego a lo que dicen
esos expertos. Y eso porque los programas de ajuste estructural se toparán con la
fuerte oposición de los que sufrirán la experiencia de las pérdidas súbitas y fuertes y,
a la indiferencia de los otros —cuyos límites son difíciles de imaginar por
adelantado—, quienes podrán en el futuro beneficiarse del crecimiento del PIB y de la
baja de la inflación. Los perdedores más directamente afectados se verán obligados a
reaccionar rápidamente y con fuerza. Será necesario reducir los problemas planteados
por sus acciones colectivas. Y en la medida en que no existan fuerzas sociales

181
significativas dispuestas a apoyar los programas de ajuste, el Estado actuará como
una especie de sustituto capaz de presionar a su favor.
Este análisis tiene que ver con una confusión. Esconde los verdaderos desastres
provocados por los ajustes estructurales en el grueso de la población. Hace caso omiso
de las ganancias masivos que les asegura a las clases más acomodadas de un país y a
sus aliados internacionales. Además guarda silencio acerca del apoyo fundamental
que le atribuyen las clases acomodadas a la política de ajuste, dada su certidumbre de
que su aplicación rápido les dejarán ventajas sustanciales.
El ajuste estructural contribuye a cambiar la correlación de fuerzas a favor de las
clases dominantes indígenas y en contra de las capas populares. Se concreta —en la
fase de estabilización, y luego en la de ajuste— en reducir los salarios reales y
aumentar los precios por efecto de las devaluaciones (carestía de productos
importados), reducir drásticamente los gastos sociales, suprimir los subsidios a los
bienes de consumo básicos, liquidar el control de precios de los bienes de consumo o
los servicios públicos (transportes), despedir funcionarios gubernamentales que a
menudo distribuyen su salario en una red familiar muy amplia, etcétera.
Muchos estudios comprueban la rápida depauperación generada por los programas de
ajuste estructural. Además, como la demanda interna se reduce con el fin de mejorar
la balanza de pagos (se importa menos dado que los ingresos disminuyen y los precios
de los productos importados crecen) y el desempleo y el subempleo se incrementan
junto con la explosión del llamado sector informal. La reducción drástica de los
ingresos populares y el aumento del desempleo constituyen hechos de orden
económico y político. En efecto, al intensificar la ansiedad de cada quien por sobrevivir
y agudizar la competencia entre trabajadores, esas medidas desorganizan a las masas
urbanas y debilitan sus medios y organizaciones de resistencia.
A este deterioro de las condiciones de vida de las capas populares, los programas de
ajuste estructural la mayoría de las veces agregan una transferencia importante de
riquezas, e incluso subsidios, a la clase dominante. Incluyen además una socialización
de las deudas privadas: instituciones estatales asumen responsabilidad por las
deudas de las empresas con bancos extranjeros, lo que constituye una garantía para
éstos (el Estado garantiza el servicio de la deuda, y en última instancia la población la
paga). Así, en América del Sur, la proporción de deudas exteriores con garantía
pública pasó de 53.7 por ciento en 1982 a 79.5 por ciento en 1986.
Las privatizaciones también crean la posibilidad de ganancias importantes y rápidas
para la clase dominante y los inversionistas extranjeros (que compran partes de deuda
a precios rebajados con los bancos prestatarios y las utilizan para obtener minas,
industrias o servicios a precios menores en los países endeudados). El gobierno de
Menem vendió las líneas aéreas argentinas a un precio irrisorio. La ola de
privatizaciones se volvió a acelerar durante los años noventa con enormes
redistribuciones de riqueza hacia un polo de la sociedad (Argentina, Chile, México… .).
A la hora de sacar los balances de las pérdidas y ganancias de un ajuste, los teóricos
del neoliberalismo estatólatra suelen olvidar los recursos de esa índole asignados a las
clases dominantes.
Es particularmente falso suponer que las clases dominantes, en especial en América
Latina, no veían con claridad el contenido y sentido de clase de los ajustes
estructurales y que sólo se esperaban ganancias vagas y lejanas en el tiempo. El
Banco Mundial, en un inicio, aclamó las políticas aplicadas por las dictaduras del
cono sur como ejemplares. No hay que olvidarlo. El informe anual del Banco Mundial
en 1980 era explícito en ese sentido. Los ajustes estructurales en el cono sur
permitieron debilitar y desarmar a las clases populares y simultáneamente extender
las prerrogativas de los poseedores de capitales que podían "operar sufriendo
interferencias mínimas".
E insistimos, en lo esencial de las obras mencionadas, se subraya claramente que
perjuicios inmediatos de los programas de ajuste estructural se concentran en un
sector social limitado. Sin embargo, y es bastante extraño, un número importante de

182
obras aceptan implícitamente que las masas urbanas —¡que no son ninguna
minoría!— constituirán el centro de gravedad de la oposición al ajuste. Cuando esos
teóricos hablan de excluir a alguna oposición, se refieren a los asalariados y a las
masas urbanas depauperadas: "Donde la oposición sindical se combina con protestas
más amplias, por lo general provenientes de sectores de masas urbanas y populares
—aunque a veces también de sectores económicos—, se debieron modificar mucho los
programas de ajuste o incluso hubo que abandonarlos." Entre las recomendaciones de
los teóricos del ajuste, a menudo figura la hipótesis de una protesta de las masas
urbanas y de los trabajadores a los programas de ajuste. En efecto, esos teóricos
ponen énfasis en que los regímenes políticos que conduzcan la restructuración podrán
actuar mejor si logran apoyarse en dos partidos centristas capaces de atraer de todo.
La hipótesis de trabajo reposa en la idea de que disponer de una base social
heterogénea provista por tales partidos permitirá amortiguar las movilizaciones y
protestas populares. Un sistema tal de partidos "podrá ofrecer una cierto lugar a las
fuerzas de izquierda y sindicales, pero como aliados secundarios (junior partners), de
los partidos centristas dominados por las elites y que procuren captar en sus redes a
sectores sociales de orígenes diversos".
El acento puesto en la función decisiva de la burocracia estatal como sustituto del
apoyo social supuestamente necesario para una política de ajuste desempeña un
papel ideológico de primer orden. Este enfoque otorga una protección de legitimidad
tecnocrática orientada a camuflar el sentido y el efecto del ajuste estructural. Por ello
se presenta como resultado de un proceso impersonal, de deliberaciones de expertos
impermeables a todo, apoyo interesado de parte de alguna fuerza social. Esta
presentación suprime todo esclarecimiento de la importante redistribución del poder y
de los privilegios de clase que todo ajuste estructural implica. En resumen, el análisis
centrado en el Estado enmascara los intereses sociales en juego en los
enfrentamientos existentes durante un ajuste y, a la vez, reduce al mínimo su
magnitud y naturaleza.

Explicar el ajuste global


Para una corriente de pensamiento decidida a explorar las condiciones políticas de
una reforma, es impresionante que sus promotores no intenten explicar el motivo de
la densidad de ajustes estructurales a escala mundial desde inicios de los años
ochenta. No basta con aludir al "segundo choque petrolero" (a la deuda y la segunda
recesión de los países desarrollados) o "al deterioro de los términos del intercambio"
(disminución de precios de las materias primas exportadas en relación con los
productos manufactureros importados).
Las necesidades dictadas por los ajustes y la capacidad de operarlos son dos cosas
distintas. Además, no basta con un análisis de cada país. Un proceso de conjunto
requiere de una explicación al mismo nivel. ¿Entonces cuáles han sido las condiciones
políticas que han permitido aplicar los programas de ajuste estructural? ¿Por qué de
súbito fueron posibles los ajustes si en el pasado se logró derrotar reformas análogas,
como la devaluación hindú de mediados de los años sesenta, detenida por la oposición
nacionalista y la izquierda?
La explicación de las condiciones de aplicación de los programas de ajuste estructural
debe buscarse en las derrotas políticas acumuladas por la izquierda y los movimientos
populares. Aunque se sufrieron profundas derrotas durante los años sesenta —en
particular el aplastamiento del movimiento popular y la liquidación del partido
comunista en Indonesia en 1965, así como la derrota de varias guerrillas a finales de
la misma década en América Latina—, las que se produjeron en África y en América
Latina posteriormente fueron de otra magnitud. Un cuadro de los retrocesos y las
derrotas de los movimientos populares en Latinoamérica, Asia, —junto con la
implosión del llamado bloque soviético a finales de los ochenta— permite entender
cómo se crearon las condiciones políticas que facilitaron la aplicación generalizada de
los programas de ajuste estructural. Discutir del "desarme de las oposiciones en cada

183
país, caso por caso, en el momento de los ajustes en un país específico, ahorrándose
el examen de la trayectoria histórica de conjunto de los movimientos populares de
resistencia", es tan mal fundamentada como discutir de la crisis de las balanzas de
pagos caso por caso, sin tener en cuenta las tendencias generales, como el segundo
choque petrolero (que endeudó a países importadores de petróleo del tercer mundo) o
la política de préstamo a muchísimos países "en vías de desarrollo" amenazada por las
bancas privadas durante el periodo 1974-1982.

Democracia y ajuste
Los analistas de la economía política de las reformas no se interesaron en el tema de
la democracia por sus valores intrínsecos. Se imaginan demasiados tropiezos en la
introducción del ajuste, desde el punto de vista de un conjunto de instituciones que
podrían obstaculizarla. ¿Cómo pueden las instituciones democráticas frenar el avance
o la consolidación de los ajustes estructurales? ¿Qué régimen y cuál sistema de
partidos políticos puede ofrecer mayor resistencia a un ajuste? Esas interrogantes
dominan la agenda de investigaciones de los expertos del ajuste.
En gran medida se deja de lado el impacto del ajuste sobre la magnitud y calidad de la
participación democrática, y sobre la obligación de las instituciones públicas de rendir
cuentas a las mayorías. Excepcionalmente, cuando mecanismos democráticos afectan
la concretación de un programa de ajuste estructural, retienen su atención. No se
examinan en detalle los rasgos autoritarios de los llamados "nuevos regímenes
electorales" de países en los que se está aplicando el ajuste. En efecto, en la mayoría
de esas naciones, se ha presenciado una hipertrofia de los órganos ejecutivos, un
mayor ejercicio del poder por decretos y una marginación de los parlamentos. Además,
el desarrollo de los programas de ajuste estructural ha acelerado mucho esas
tendencias. La reorientación de los presupuestos de los Estados y el desplazamiento
de sus intervenciones han debilitado los lazos entre los individuos electos a puestos y
sus bases. De esa manera, se ha debilitado la legitimidad de los parlamentos junto
con la capacidad de los individuos electos para responder a una parte de las
reivindicaciones de su electorado. El atrofiamiento de la democracia y el reforzamiento
del autoritarismo en el seno mismo de los sistemas electorales no es un tema de
preocupación prioritaria para los ideólogos del ajuste.
De hecho, los neoliberales estatólatras ven en la democracia un peligro. Las masas
son poco susceptibles de comprender y apoyar las reformas. Se necesita por lo tanto
una crisis para quitarles sus ilusiones. Se requiere de una elite de expertos calificados
para elaborar políticas que estimulen el crecimiento y la prosperidad. Debe idearse un
sistema de instituciones políticas, incluyendo partidos, para impedir que las masas
excitadas corrompan las reformas pensadas por las elites. El cuerpo de funcionarios
estatales debe aislarse en su interior, alejado de las influencias políticas y de los
resentimientos de amplias capas de la población.
Llenas de estas preocupaciones, todas esas obras están marcadas de un desprecio por
el ciudadano ordinario. Es menester manipular a tales personas para que apoyen las
orientaciones correctas, porque ignoran el consenso técnico que existe entre los
expertos de Washington. Así, John Waterbury canta loas a la ()duperie- necedad: "Las
pérdidas y las ganancias a favor de los diferentes sectores deben mantenerse veladas;
a mayor precio político y económico potencial del ajuste, mayor deberá ser la
confusión deseada." Haggard y Kauffman recomiendan un programa mixto de
manipulación y efecto de choque para las masas urbanas, sin dejar de remarcar que
"el compromiso es más importante cuando se trata de negociar con los privilegiados".
John Williamson, del Instituto de Economía Internacional, se plantea la pregunta de
saber si es preferible "optar por una crisis provocada deliberadamente" para facilitar la
aceptación de un ajuste o concebir una "pseudocrisis que pueda tener la misma
función concreta".
Es poco probable que Fujimori o Menem necesiten de ese tipo de lecciones de engaño
político. Pero, por otro lado, una decisión brutal de aumentar el precio del pan o del

184
transporte dificulta el uso de ese tipo de triquiñuelas, aún para el mentiroso más
experimentado. Quizás el cinismo extendido en esas obras sirva simplemente para
señalar la adhesión total de sus autores a las metas de los que sujetan los hilos de la
bolsa y su asignación de becas de investigación desde las oficinas del FMI y del Banco
Mundial.

¿Qué es un programa de ajuste estructural?


El Fondo Monetario Internacional ha presionado a los países endeudados, en el Sur,
en el Este, y en ocasiones en el Norte, para que reorienten sus políticas
macroeconómicas a favor de los prestatarios internacionales (bancos y otros). Un
programa de ajuste estructural se divide en dos grandes fases:
La inicial, llamada de estabilización, comprende, primero, una devaluación, cuya
función oficial es estimular las exportaciones, ya que su precio relativo baja (una
dificultad si todos los países exportan materias primas devaluando su moneda, ya que
se anulan las ventajas de la devaluación, y la sobreproducción de productos agrícolas
o materias primas reduce aún más los precios y los ingresos por concepto de
exportación). Una devaluación implica asimismo un aumento de los precios de los
productos importados, lo que debe mejorar la balanza comercial (relación
exportaciones e importaciones), ya que habrá menos importaciones. Segundo, una
austeridad fiscal para afectar los gastos sociales y las inversiones públicas. Tercero,
liberalización de los precios, o en otras palabras, supresión de los subsidios a los
bienes de consumo, mientras que los productos importados (pesticidas y abonos)
aumentan. De esto resulta un aumento de los precios de consumo elementales.
Cuarto, incremento de las tarifas por los servicios públicos para limitar el déficit.
Quinto, hacer independientes los salarios de la inflación, lo que acentúa la
disminución del poder de compra. Una de las metas de estas medidas es garantizar
que un país endeudado pueda hacer frente al servicio de su deuda (transferencia de
sus riquezas hacia los bancos y las instituciones financieras internacionales).
La posterior, en la fase llamada estructural, se incluye, primero, eliminar las barreras
arancelarias que protegen el mercado interior. Segundo, privatizar al sector bancario y
liberalizar las tasas de interés. Tercero, privatizar las empresas estatales o
paraestatales. Cuarto, modificar el sistema fiscal, incrementando el peso de los
impuestos indirectos. Quinto, detener las reformas agrarias, y reprivatizar las tierras.
Sexto, aplicar una política de "adelgazamiento", que consiste en una afinación de las
estructuras gubernamentales más presentables, combinadas con una reglamentación
coercitiva de las actividades del movimiento sindical, campesino y asociativo. Desde
los años noventa, se aplican técnicas de "descentralización", que implican el
desentendimiento del Estado central y la administración con base en recursos propios
(se conciben las comunidades como "centros de ganancias" que deben equilibrar sus
recursos).

185
Hay un desafío contra
los poderes hegemónicos

Por James Petras


Entrevista publicada en "El Mundo" realizada por Fernando Múgica

MADRID.- No usa el tono de un predicador. Habla mirando a los ojos con una voz
suave y persuasiva. Se sabe la lección. Ha dedicado muchos años de su vida a
estudiar los fenómenos sociológicos y políticos en Latinoamérica. En nuestro país
causó impacto con lo que se conoció como el Informe Petras, un estudio sobre el
cambio de la composición de la fuerza del trabajo durante los últimos 25 años en el
Estado español. Ahora ha reflexionado en un libro, La izquierda contraataca, de
ediciones Akal, sobre los conflictos de clases en América Latina en la era del
neoliberalismo.

¿Cuál es el eje de su planteamiento?


Se trata de seguir el fenómeno del surgimiento de una nueva ola de izquierdas muy
sui géneris. Algo muy distinto de la izquierda tradicional a la que estábamos
acostumbrados en el Cono Sur y en los países centroamericanos de los años 60 y 70.
Lo de ahora son movimientos nuevos, alejados de la guerrilla clásica y de los partidos
políticos. Son movimientos sociales con proyectos políticos.

¿Qué tienen en común estos movimientos?


Por lo general son grupos formados por gentes de clase media. No son cinturones de
transmisión de otros proyectos ni se dejan manejar por dirigentes políticos. Padecen
cierta endogamia. Son gente que se ha educado a sí misma. Podríamos calificarlos de
trabajadores rurales. No son analfabetos. Pueden ser jóvenes con educación primaria
e incluso secundaria.

¿Cuáles son sus prioridades, sus preocupaciones?


Están relacionados con la ciudad. Es una respuesta a lo que se ha dado en llamar la
economía global. Fijan sus prioridades en función de problemas agrarios concretos.
Son proyectos orientados al mercado interno. Realizan una función catalítica con
movimientos urbanos, movilizan el sindicalismo dormido. Se preocupan por problemas
concretos, a los que dan soluciones concretas. Estamos hablando de los Sin tierra en
Brasil, los cocaleros de Bolivia o los zapatistas de México

¿Cuál puede ser el futuro de todos estos movimientos?


Pienso que ya están teniendo éxitos concretos. Por ejemplo, en Brasil han conseguido
solucionar, con asentamientos, la educación, el alimento y la vivienda de 250.000
familias. Eso supone, al menos, aliviar los problemas de un millón de personas.
Satisfacen las necesidades básicas de un grupo importante de población. En muchos
lugares pretenden movilizar a las fuerzas sociales de las ciudades. Se trata de un
desafío contra los poderes hegemónicos. Se oponen a la política neoliberal y a lo que
representa el Fondo Monetario Internacional, y lo hacen no con grandes discursos,
sino con soluciones a problemas concretos.

¿Cree usted que conseguirán cambiar las cosas?

186
Bueno, no tiene más que ver el ejemplo de Ecuador. La Confederación Nacional de
Indígenas ha conseguido derribar a un presidente de la nación. Como es lógico, no
han podido dar más pasos porque son movimientos que no tienen armas. Se trata de
una revolución pacífica. Tienen una visión distinta de la democracia y desde luego se
oponen a la intervención de Estados Unidos. Es una alternativa. Los gobiernos en los
últimos 20 años nos han demostrado con sus grandes fusiones y sus impuestos
regresivos que son incapaces de mejorar las cosas, y que sólo sirven para perpetuar la
situación. Y eso lleva al desencanto.

187
El nuevo campesinado revolucionario

El crecimiento, liderado por el campesinado,


de la oposición al neoliberalismo

Por James Petras

Fui invitado a dar unas de las charlas inaugurales en el Segundo Congreso del CLOC
(Congreso Latinoamericano de Organizaciones del Campo) que se celebró en Brasil del
3 al 7 de Noviembre del año 1997. Había aproximadamente 350 delegados de
prácticamente todos los países latinoamericanos (solo estaban ausentes Uruguay y El
Salvador). El Congreso marcó un punto de inflexión en la política revolucionaria
latinoamericana al destacar el resurgimiento y el dinámico crecimiento de
movimientos independientes, de base popular, dedicados a derrocar los regímenes
neo-liberales y crear una alternativa humana e igualitaria.
El crecimiento de la masiva oposición, liderada por el campesinado, al neo-liberalismo
es desigual. En algunos países, como Brasil, donde el Movimiento de los Campesinos
Sin Tierra (MST) representa a centenares de miles de granjeros, el movimiento rural
proporciona liderazgo a la lucha nacional. En otros países, por ejemplo Chile, los
movimientos formados por granjeros aún no se han recuperado de la salvaje represión
del régimen de Pinochet y es una fuerza marginal incluso a niveles locales. Uno de los
factores clave que explica la creciente influencia de los movimientos campesinos es su
autonomía e independencia de los partidos políticos y de los "comandantes" de la
guerrilla allí donde solo son meras "correas de transmisión" de la política.
El segundo factor es que abarcan una agenda socio-política nacional. En las
discusiones con muchos de los líderes campesinos en la conferencia de la CLOC (como
también en otros encuentros en los cinco años anteriores) la cuestión fundamental fue
la "auto-determinación", la idea que los granjeros solo pueden liberarse a través de
sus propias organizaciones. La FENOC en Ecuador, el MST en Brasil y la Federación
Campesina paraguaya, que han jugado, las tres, un papel preponderante en la
formulación del debate nacional sobre la reforma agraria, emergieron de la
organización campesina de base, desarrollaron sus propias estructuras y líderes, y no
debían nada a ningún partido.
Por contra, las organizaciones rurales chilenas están ligadas, mayoritariamente, a las
élites de los partidos políticos (Socialistas y Cristianodemócratas) los cuales forman
parte de la coalición de gobierno que implementa una agenda neo-liberal. Estas
organizaciones tienen poca capacidad para organizarse y dependen del Estado para
obtener unos escasos subsidios.
La influencia y poder de los movimientos rurales es evidente:
En Ecuador los movimientos campesino e indígena fueron la punta de lanza de la
movilización que forzó la dimisión del presidente Bucaram, acusado de corrupción y
de tratar de imponer al pueblo una agenda de libre mercado según las directrices del
FMI.
En Brasil, el MST ha instalado a cerca de 150000 familias, lo que representa casi un
millón de personas, sobre tierras sin cultivar a través de la acción directa –esto es, las
movilizaciones de ocupación de tierras. Con sus acciones en 21 estados, el MST ha
llevado la reforma agraria al centro del debate político. Un indicador de su éxito lo
encontramos en recientes encuestas realizadas en Sao Paulo (la ciudad más grande de
Brasil), las cuales indican que cerca del 75 por ciento de la población apoya una
distribución de tierras que favorezca a los campesinos sin tierra.
En Bolivia, los campesinos, particularmente los cultivadores de coca, antiguos
mineros del estaño, han liderado la lucha en defensa de la soberanía nacional y

188
recientemente sus candidatos han arrasado en las elecciones en el área de
Cochabamba.
En Colombia, el ejército guerrillero de base rural, el ejército popular de las fuerzas
armadas revolucionarias de Colombia (FARC), ha extendido su influencia a casi la
mitad de los municipios rurales del país. Aunque, estrictamente hablando, no se trata
de un movimiento rural ya que casi un tercio de sus reclutas proceden de áreas
urbanas, muchas de sus demandas programáticas se centran en temas rurales:
reforma agraria, derechos humanos en el campo, sindicación de los granjeros, etc.
Con cerca de 15000 combatientes, en su mayoría campesinos, es, probablemente, el
ejército guerrillero más potente en el Tercer Mundo en la actualidad y cada vez gana
más fuerza. Es indicativo el hecho que el Departamento de Defensa de los EE.UU.
haya abandonado la ficción que su multimillonario programa de ayudas militares está
dirigido a la lucha contra el narcotráfico. Los EE.UU. han confirmado públicamente
que los envíos de armamento son para reprimir la insurgencia campesina.
En Paraguay, solo la masiva movilización de campesinos y estudiantes bloqueó un
temido golpe militar. La caída en picado de los precios del algodón ha puesto a
centenares de miles de campesinos al borde de la bancarrota. Las políticas de libre
comercio y de promoción estatal de los grandes exportadores agrarios están
perjudicando seriamente a los pequeños productores locales, incitando un ciclo de
ocupaciones de tierra por parte de los campesinos y violentos desalojos militares.
En México, el movimiento zapatista (EZLN) ha reabierto la cuestión de los derechos de
los indígenas, la reforma agraria, y de manera más profunda el rechazo al paquete
completo de políticas de mercado libre promocionadas por Clinton y Zedillo, reforzadas
a raíz de la firma del NAFTA [Acuerdo NorteAmericano de Libre Comercio]. Sin la
sublevación zapatista de 1994, la firma y posterior implementación del NAFTA habría
pasado como un evento ceremonial de las élites. Desde que empezó la implementación
de los acuerdos NAFTA, cerca de un millón de campesinos se han arruinado y decenas
de millones de asalariados han visto reducidos a la mitad sus ingresos. Las demandas
y la crítica del EZLN resuenan por todo el país.

El nuevo campesinado
Los movimientos campesinos contemporáneos no son comparables a los del pasado, y
tampoco encajan con el estereotipo de campesinos analfabetos, locales y tradicionales
luchando con la consigna "la tierra para el que la trabaja". Muchos de los delegados
campesinos e indígenas en el congreso de la CLOC eran personas instruidas (ya sea
autodidactas o con al menos seis años de escolarización formal) y tenían
conocimientos de asuntos nacionales e internacionales. Los nuevos movimientos
rurales tienen una agenda nacional: no solo se preocupan de las cuestiones rurales.
Más específicamente, saben que las políticas de redistribución de tierras solo tendrán
éxito con créditos, asistencia técnica, y mercados protegidos. Reconocen que la alianza
política con clases y organizaciones urbanas es necesaria para transformar el
régimen. No son simplemente "organizaciones económicas". Son movimientos
socio-políticos, que combaten las políticas privatizadoras de libre mercado,
desreguladoras, y promotoras de la exportación. Los movimientos rurales han formado
alianzas políticas con sindicatos y han contribuido a la organización de los habitantes
de los barrios pobres de las ciudades. Las huelgas generales que sacudieron Ecuador
en Febrero del 1997, Brasil en Junio del 1996, Bolivia en Diciembre del 1996, por
ejemplo, se basaban en alianzas entre sindicatos y campesinos indígenas.
En la conferencia de la CLOC la mayoría de los delegados estaban entre los 20 y los 30
años. Se presentaban al congreso dejando moméntaneamente sus luchas regionales y
nacionales. La histórica primera Asamblea Latinoamericana de Mujeres del Campo se
celebró antes que la conferencia de la CLOC y tuvo una asistencia de cerca de 100
delegadas. Sobre un 40 por ciento de los delegados en el encuentro de la CLOC eran
campesinas, la mayoría sobre 20 y 30 y pocos años. Este fue un cambio

189
extraordinario: en el congreso anterior de la CLOC celebrado tres años antes menos
del 10 por ciento de los delegados eran mujeres.
Afortunadamente, los delegados más jóvenes no han conocido las guerras sectarias de
los 60 y los 70 en el seno de la izquierda. Su apoyo a la Revolución Cubana se
fundamentaba en su resistencia a la intervención estadounidense y a su reforma
agraria progresista. Pocos, si es que hay alguno, adquirió de Fidel Castro sus "normas
doctrinales". "Incorporaron" al Che Guevara o Fidel Castro a causas sociales y
nacionales particulares. Así el delegado de los cultivadores de coca mencionó el
antiimperialismo del Che cuando habló de la lucha contra las políticas de erradicación
de cultivos promovidas por la DEA estadounidense. Se citó a Fidel Castro como
precursor de la lucha de los campesinos brasileños en la ocupación de tierras y la
resistencia al desalojo. Así pues, no hay ni repudio ni entronización de revolucionarios
del pasado.
El crecimiento de los nuevos movimientos campesinos afronta retos importantes,
planteados tanto en las sesiones formales como en las discusiones informales. Por
ejemplo, uno de los "slogans" de la conferencia fue "reforma agraria,
anti-imperialismo, y socialismo", aunque los representantes de la organización
guatemalteca (CONIC) me dijeron que era imposible plantear ninguna de esas
cuestiones en Guatemala. "El terror masivo y las continuas operaciones de los
escuadrones de la muerte paramilitares siguen pesando mucho en el mundo rural".
Los acuerdos de paz firmados por los comandantes de las guerrilla dejó a los generales
genocidas inmunes ante cualquier persecución. El sistema político emergente aún
está ligado a las instituciones violentas del Estado (ejército, magistratura y policía
secreta), a las cuales solo se les ha lavado la imagen, dándoles otro nombre y
reorganizando su personal.
"La principal prioridad es crear una organización que haga de paraguas a la docena de
movimientos campesinos surgidos en los últimos años. Tenemos que moderar nuestra
actividad para no poner en peligro el precario y muy limitado espacio político que
ocupamos", comentó un líder rural. Los fondos para cuestiones rurales de la ayuda
estadounidense se han usado para crear organizaciones rivales de los movimientos
campesinos militantes y para animar a las agrupaciones a pensar en términos de
"proyectos" y no en la reforma agraria.

Cultura y revolución
Las cuestiones culturales, particularmente las demandas de una autonomía territorial
por parte de los indígenas, reconocimiento de sus religiones, lenguas y sus economías
de base comunitaria fueron cuestiones centrales planteadas, especialmente, por las
delegaciones ecuatoriana, boliviana y guatemalteca. Una líder campesina boliviana
habló de la naturaleza religiosa y sagrada de la producción de la coca, en la cual ella
se involucró para ayudar a su familia. Los guatemaltecos se hicieron eco de una
preocupación común de todas las delegaciones campesinas indígenas acerca de un
mayor derecho al auto-gobierno.
Lo que sí quedo claro, sin embargo, en el curso de las discusiones, fue las profundas
diferencias entre estos militantes y las figuras públicas que los grandes medios
occidentales presentan como "portavoces de los indígenas". Por ejemplo, los bolivianos
hablaron despectivamente de su "vice-presidente de habla quechua", el cual se llena
la boca con los indígenas y trabaja para los extranjeros ricos. Los guatemaltecos
fueron muy críticos con Rigoberta Menchú por desligar su abrazo a los simbólicos
cambios culturales "Mayas" de las grandes cuestiones político-económicas y de
derechos humanos. Y los líderes ecuatorianos de la FONIC-I criticaron a dos líderes
indígenas del movimiento paraguas CONAI que cedieron para formar parte del
régimen corrupto y partidario del libre mercado de Bucaram. Los líderes de los
movimientos indígenas presentes en el congreso de la CLOC no eran víctimas de la
política de la "identidad cultural" diseñada para dividir y comprar a los líderes locales

190
con la idea de subvertir las demandas de los movimientos sobre el derecho a las
tierras.
Los nuevos movimientos han sido profundamente influenciados por las doctrinas
sociales de la Iglesia. En una de las sesiones plenarias, Fray Beto, el teólogo católico
brasileño, preguntó cuántos de los delegados habían sido influenciados por las
enseñanzas religiosas: sobre un 90 por ciento de los delegados levantaron la mano. La
religiosidad popular, fusión de las lecciones bíblicas y de los valores religiosos, ha
tenido un efecto directo estimulando a la nueva generación de líderes rurales, junto
con el marxismo, los valores comunitarios tradicionales y las modernas ideas
feministas y nacionalistas. La disciplina organizativa, integridad personal, y el
compromiso moral que infunde gran parte del movimiento proviene de su anterior
substrato religioso, aunque la mayoría de los militantes se encuentran muy lejos de la
conservadora jerarquía de la Iglesia y del Vaticano.
El éxito de la Asamblea Latinoamericana de Mujeres Campesinas se manifestó en la
respuesta abrumadoramente favorable a sus propuestas por una presencia equitativa
en todos los niveles de la organización campesina (de la internacional a la local) y en
todas las instancias del proceso de reforma agraria (desde los títulos de propiedad
sobre las tierras al liderazgo de cooperativas). Las energías y el entusiasmo desatado
proporcionaron una vitalidad adicional a las propuestas para una acción coordinada
continental acerca de las demandas rurales.
La nueva militancia de mujeres campesinas se manifestó con otros ejemplos. Una
delegada del movimiento campesino de la Cochabamba describió la lucha de los
cultivadores de coca contra la campaña de erradicación dirigida por los EE.UU. "Este
año ya han asesinado a varios de nuestros miembros y a uno de nuestros líderes.
Hemos resistido y continuaremos resistiendo. Estoy ayudando a mi anciana madre y a
mi único hijo en mis cuatro acres. Negociamos con el gobierno un pacto a cambio de la
erradicación de 7000 acres dedicadas a la producción de la coca y el gobierno
prometió financiar actividad económica alternativa, incluyendo una fábrica para
emplear a los granjeros desplazados. Hemos reducido en 3000 acres la zona de
producción de coca pero aún ni siquiera se ha comenzado a construir la fábrica. Nos
la han jugado otra vez. Ahora nos amenazan con enviar a los militares a masacrarnos
y erradicar los cultivos de todas nuestras tierras sagradas, dejándonos en la miseria.
Quiero aprender a usar un arma. Porque quiero ser capaz de formar parte de la
resistencia armada cuando llegue la invasión del ejército".

Militarización y represión estatal


Los regímenes neo-liberales y los que les apoyan en Washington han respondido a los
crecientes movimientos rurales militarizando el campo: hay 40000 soldados en
Chiapas, México, además de los, al menos 5, nuevos grupos paramilitares desde 1995.
En Colombia, el ejército ha armado decenas de grupos paramilitares, aterrorizando y
desplazando varios centenares de miles de campesinos a los que se ve como
potenciales o reales simpatizantes de las FARC. En Perú, el ejército, con el apoyo de
los EE.UU., ocupa tres cuartas partes del campo y el presidente Fujimori celebra sus
conferencias de prensa y sus reuniones de altos vuelos en los cuarteles. En Bolivia,
los militares, secundados por consejeros de la DEA estadounidense, han masacrado a
los cultivadores de coca y están saturando la región para un gran asalto sobre un
territorio en el cual hay unas 40000 familias cuyo único medio de vida es el cultivo de
la hoja de coca.
Es transparente la responsabilidad de Washington en la militarización de las zonas
rurales latinoamericanas, con el consiguiente crecimiento de la violencia. La apuesta
de Clinton por los mercados perjudica a los productores rurales locales que se ven
arruinados por las baratas importaciones de cereal y grano estadounidenses. La
financiación por parte de la Casa Blanca de las estrategias en pro de grandes negocios
agrarios dedicados a la exportación está convirtiendo el campo en una enorme

191
plantación desplazando campesinos y granjeros indígenas comunales. Aquellos que no
son desplazados por el mercado, aquellos que deciden quedarse y organizarse o
dedicarse a cultivos alternativos que son comercializables, son expulsados por fuerzas
militares y paramilitares entrenadas por los EE.UU. Si algo está claro en
Latinoamérica es que los activistas rurales se han dado cuenta de la complicidad de la
administración Clinton con algunas de las políticas económicas más perniciosas que
han experimentado. Con la subvención por parte de Washington de la creciente
militarización del continente, Clinton puede superar el sangriento record de Reagan de
275000 muertos centroamericanos en los años 80.
Pero los nuevos movimientos campesinos han crecido, a pesar de la represión de los
nuevos regímenes civiles. En Santa Carmen hubo una ocupación de tierras en la cual
los campesinos estaban aclarando el terreno con sus machetes y se alimentaban en
una cocina comunitaria. En agosto del año 1996, el ejército ocupó el territorio y mató
a tres campesinos, destruyó sus casas y sus cosechas, y echó a decenas de familias
del territorio. Varios meses después los campesinos re-ocuparon las tierras y
organizaron una conferencia nacional a la que asistieron un millar de personas que
incluían a estudiantes, profesionales, hombre de negocios progresistas y campesinos
procedentes de todo el país. Formaron un comité de coordinación nacional para la
reforma agraria.
Del mismo modo, en Brasil, en Para, 18 campesinos sin tierra que bloqueaban
pacíficamente autopistas fueron masacrados por la policía militar por orden del
gobernador. Un fotógrafo grabó en vídeo los hechos. Inmediatamente se produjo una
protesta nacional. Manifestaciones masivas tuvieron lugar en Sao Paulo, Rio, y en
otras ciudades. Las encuestas de opinión mostraron un apoyo abrumador al MST. El
MST organizó una marcha sobre la capital y a ella se le unieron unas 100000
personas, incluyendo sindicalistas y habitantes de los barrios pobres. El presidente
Cardoso, quien denunció el MST como un "movimiento anacrónico" luchando por
batallas anticuadas (como la reforma agraria), encaró las masivas protestas, e invitó a
uno de los líderes al Palacio Presidencial para discutir la mejor manera de
implementar las reformas. La mesa nacional formada por 15 miembros apareció en
público para demostrar que no había un solo líder y rechazó la oferta de Cardoso de
firmar un acuerdo que suspendiese las ocupaciones de tierras a cambio de asentar
49000 familias acampadas en tierras en litigio. Como dijo después Joao Pedro Stedil,
un líder del MST, "es necesario negociar pero nunca al precio de desmobilizar al
movimiento. Si así lo hiciéramos, no habría nada que negociar en el futuro."
Pero no todos los movimientos campesinos se encuentran en situación de responder a
la represión de los escuadrones de la muerte. Un líder campesino de Colombia habló,
en el congreso, del exterminio sistemático de activistas campesinos y de sus familias
por parte de grupos paramilitares que sospechan que cualquier partidario de la
reforma agraria o de los que abogan por los derechos humanos es un simpatizante de
la guerrilla disfrazado porque las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia) también apoyan esas demandas.
En Perú, la Confederación Campesina de Perú (CCP) se encuentra en el proceso de
reagrupar sus fuerzas, diezmadas por los asesinatos del régimen de Fujimori, de
Sendero Luminoso, la fanática secta maoísta, y las divisiones provocadas por los
partidos políticos que buscan sacar provecho de sus miembros. En algunas regiones la
CCP ha organizado "rondas campesinas" [nota: en español en el original], grupos de
auto-defensa campesinos para resistir a las fuerzas paramilitares y las "acciones
ejemplarizantes" de los sectarios de Sendero. López y otros campesinos son críticos
con las trayectorias de anteriores líderes de su movimiento que ganaron un sillón en
las elecciones. "Cuanto más cerca del parlamento, más lejos del pueblo".

ONG

192
Las ONG crean muchos problemas a las luchas de los campesinos: existe mucho
financiamiento exterior ligado a practicar políticas compatibles con el libre mercado;
centrarse en proyectos locales más que en cambios estructurales (léase reforma
agraria); el énfasis en las estrategias de auto-explotación y auto-ayuda en lugar de
salud pública universal, educación y promoción de la vivienda.
Los activistas y los líderes campesinos han descrito como las ONG competían con los
líderes rurales, dividiendo a las comunidades, y se ganaban a los activistas con sus
fondos. Una activista brasileña habló de los esfuerzos de las mujeres del MST para
formular una estrategia común en el Encuentro Latinoamericano de Mujeres
Campesinas. "Propusimos una estrategia unitaria sobre reforma agraria, un papel
activo en el liderazgo en la lucha relacionada con la ocupación de tierras y una
estrategia de confrontación con el rol represivo del estado. En el encuentro no se
consiguió alcanzar un acuerdo", dijo, "a causa del comportamiento manipulador de las
mujeres profesionales de las ONG, que querían controlar la agenda y limitarla
exclusivamente a la cooperación internacional y constreñir la lucha a cuestiones
feministas exclusivamente lo que significa no apoyar la reforma agraria, ni el
anti-imperialismo ni el anti-neoliberalismo".
Continuó describiendo a las feministas profesionales de las ONG como "autoritarias y
con mentalidad colonialista; no tienen a nadie detrás excepto sus ricos financiadores
extranjeros". Un líder campesino ecuatoriano comentó "Yo no tengo ninguna objeción
a la financiación de nuestro movimiento por la reforma agraria por parte de ONG
extranjeras si eso es lo que quieren hacer. Pero es ofensivo que impongan sus
prioridades y financien a profesionales de nuestro país para que vengan y socaven
nuestra lucha".
Los campesinos han aprendido del pasado que incluso profesionales progresistas
bienintencionados han usado su apoyo a los campesinos para cimentar una carrera
profesional lucrativa en la política como expertos o asesores en materia exterior. Eso
no quiere decir que los campesinos den la espalda a los intelectuales o profesionales.
La principal diferencia es que quieren que los intelectuales sean un recurso añadido
para los movimientos, en vez que los movimientos sirvan de trampolín a los
profesionales e intelectuales para obtener becas del extranjero.

Alianzas urbano-rurales
El aspecto más prometedor de los nuevos movimientos rurales es la comprensión que
han alcanzado sobre los límites de los "movimientos campesinos" estrictamente
confinados a las cuestiones del campo. Todos los grandes movimientos campesinos
están haciendo un esfuerzo concertado para construir una base urbana de apoyo y
para coordinar las luchas rurales y las urbanas. En Ecuador, la FENOC está envuelta
en la lucha para elegir una asamblea constitucional, reflejando los intereses de los
pobres del campo y de la ciudad. La Federación Campesina paraguaya ha formado un
Fórum Sobre la Reforma Agraria que incluye estudiantes, profesionales, y gente de
negocios. Han extendido sus horizontes políticos para oponerse al capitalismo de libre
mercado y a la élite narco-capitalista. En Bolivia, los cultivadores de coca han formado
un nuevo partido político, la Alianza para la Soberanía del Pueblo. La Alianza
consiguió la victoria barriendo en todas las regiones dedicadas al cultivo de la coca,
alcanzando alrededor de un 60 por ciento de los votos y eligiendo a Evo Morales como
representante en el Congreso.
En Brasil, el MST ha comenzado un esfuerzo sistemático de cara a organizar las
inmensas favelas , los grandes asentamientos marginales que circundan Sao Paulo,
Rio, y otras grandes ciudades. Han encontrado mucha receptividad entre los
favelados, principalmente a causa de sus exitosas luchas rurales y del hecho que
muchos de los favelados son emigrantes recientes del campo. El MST no solo se centra
en demandas inmediatas de títulos de propiedad de tierras e infraestructura (luces,
agua, carreteras pavimentadas, transporte público, etc.), sino también en la educación

193
política en escuelas que formen para el liderazgo político y el desarrollo de una
perspectiva anti-capitalista basada en la comprensión de la naturaleza explotadora del
capital, sea de bienes raíces o financiero. Tienen la esperanza de evitar el patrón
previo según el cual los líderes que encabezaron una lucha valiente y fueron elegidos
para el Ayuntamiento seguidamente se dedicaron a construir máquinas electorales
basadas en políticas clientelistas.
El MST ve a su proyecto para la organización urbana como parte de la lucha política
nacional. Con ese fin, han formulado un programa llamado "Proyecto Brasil" que se
basa en la inversión de las más importantes contra-reformas del mercado libre:
renacionalización de las industrias básicas (petróleo, telecomunicaciones, etc.), la
socialización de los centros estratégicos de la economía (bancos, comercio exterior) y
una reforma agraria integral, que limite las exportaciones baratas y promocione
enlaces entre cooperativas y plantas industriales de procesado de alimentos.
Ganarse a las ciudades no es un camino fácil. Hay obstáculos: la clase media urbana
e incluso los sindicatos aún tienen una visión condescendiente para con el
campesinado. Hoy en día son los trabajadores rurales quienes están desafiando la
creencia tradicional que los líderes de la clase trabajadora urbana son la vanguardia
designada para el cambio histórico. Los líderes campesinos actuales están buscando
una alianza con los trabajadores de la ciudad, como también con los habitantes de las
enormes bolsas de pobreza urbanas para fijar un programa común en el cual las
cuestiones agrarias ocupen un lugar central. El internacionalismo de viejo estilo ligado
a una patria socialista ha sido reemplazado por un nuevo internacionalismo
voluntario, descentralizado y consultivo en el cual florecen culturas diversas y luchas
comunes se forjan no a través de líderes carismáticos sino por el constante trabajo de
organización y el heroísmo diario, con campesinas y campesinos viajando día y noche
a los pueblos de Guatemala, a los altiplanos de Ecuador y a las enormes extensiones
de Brasil, enseñando, aprendiendo y creando una nueva política revolucionaria de
liberación social y realización espiritual.

194
El imperialismo resurgente:
El problema principal del nuevo milenio

Por James Petras

Mitos desafiantes y cuestiones sin respuesta que se presentan


Mito 1. El neoliberalismo es un fenómeno universal.
Mito 2. El capitalismo mundial está en crisis.
Mito 3. La globalización define el nuevo orden mundial.
Mito 4. La crisis del capitalismo no acaba.
Mito 5. Los regímenes del centro-izquierda representan una tercera vía entre el
«neoliberalismo» y el socialismo de estado.
Mito 6. El mundo está dividido en tres grandes bloques que compiten entre ellos
(EEUU-Japón-Europa).
Mito 7. La hegemonía de los EE.UU. está en declive en Europa, en Asia y en América
Latina.
Mito 8. Las luchas nacionales y de clase han pasado de moda; las políticas de
identidad organizadas a escala internacional son sólo aproximadamente viables.

Cuestiones sin respuesta


1. Si el neoliberalismo es universal, ¿cómo se explica la continuación de las cuotas de
proteccionismo en numerosos productos agrícolas e industriales en los EE.UU. y en
Europa?
2. Si el neoliberalismo es una doctrina aplicada de manera selectiva, ¿quién decide
cuándo y dónde es aplicable?, ¿qué nos dice esto de la organización del poder en la
economía política internacional?
3. Si el «capitalismo mundial» está en crisis, ¿cómo se explica su crecimiento
ininterrumpido, aumentando las ganancias e incremen-tando el poder de EE.UU. y de
Europa Occidental? ¿Deberíamos continuar escribiendo/hablando de una crisis
capitalista «mundial» o de una crisis capitalista de una nación en particular?
4. Si tanto en Europa como en América el capitalismo se está expandiendo y
prosperando, y el resto del mundo está en crisis, ¿cómo se explican las diferentes
trayectorias político-económicas? ¿Qué teoría puede explicar el hecho de que haya
prosperidad y crisis, y sus interrelaciones?
5. ¿Qué teoría explica el nuevo orden mundial emergente en el que el poder militar y
económico están concentrados en los EE.UU., la globalización o el imperialismo? ¿En
qué sentido están dominando los principales medios -corporaciones multinacionales
(CMN) y bancos multinacionales (BMN)- el comercio internacional y los flujos de
capital global y/o nacional?
6. Si la crisis actual del capitalismo representa el final del neoliberalismo, ¿cómo se
explican las nuevas medidas neoliberales más radicales? ¿Cuál es el problema, el
capitalismo o las «soluciones» adoptadas para «reestabilizar» el capitalismo? En otras
palabras, ¿se ha convertido la recuperación del capitalismo en un medio para
aumentar la crisis para los trabajadores, agricultores y la clase media? ¿Cómo
explicamos la mejora de ciertos indicadores macroeconómicos para los grandes
inversores extranjeros y nacionales, y el declive de los indicadores macrosociales para
las clases asalariadas? El final de la «crisis» del capitalismo, ¿puede significar una
posición estructural mucho más baja para los trabajadores y los agricultores?
7. ¿Por qué la «tercera vía» de Blair/Clinton y sus seguidores en Europa/Asia/América
Latina lleva a una intensificación de recortes en programas sociales, a guerras

195
imperialistas agresivas y a una mayor concentración de riquezas y poder en las
grandes corpora-ciones? ¿Qué conexión hay entre la «tercera vía» y el neoliberalismo?
Si la «tercera vía» es una intensificación y una extensión del neoliberalismo, ¿por qué
niegan su paternidad sus autores ideológicos?
8. Si, tal y como muchos defensores de la globalización mantienen, la lucha
nacionalista y de clases está anticuada, ¿cómo se explica el virulento crecimiento del
poder imperialista y de las intervenciones militares? Los nuevos movimientos
sociopolíticos basados en identidades étnicas o religiosas, ¿han resuelto o han
intensificado las crisis económica, militar y política? Las frecuentes conferencias y
reuniones internacionales de las ONG, ¿han tenido algún impacto en las políticas de
sus gobiernos? Los movimientos nacionalistas, ¿han tenido más éxito movilizando a la
gente para la lucha? ¿Qué relación hay entre el incremento de movimientos
nacionalistas y la creación de la solidaridad internacional?
Estas cuestiones plantean un reto a los mitos dominantes que están actualmente en
boga entre los intelectuales y que son propagados por los mass-media. Las respuestas
a estas cuestiones no sólo son de importancia a nivel intelectual, sino que son
centrales a la hora de desarrollar una alternativa ante el nuevo orden imperial
resurgente.

196
El menenismo: El contexto internacional
de la década de los 90

La década de los 90 fue el período más espectacular en todo el siglo XX en lo


relacionado a la transferencia de riqueza de América Latina a los Estados Unidos y
Europa. Fueron los años durante los cuales una importante cantidad de presidentes
surgidos de elecciones sufrieron distintas suertes: algunos fueron juzgados y
condenados por fraude y enriquecimiento ilícito (Collor de Mello en el Brasil, Pérez en
Venezuela y Bucaram en el Ecuador); otros fueron públicamente identificados con
asesinatos y narcotráfico (Salinas en Méjico), drogas y contrabando (Jaime Paz en
Bolivia), y venta fraudulenta de empresas públicas (Cardoso en el Brasil). La
presidencia de Menem tuvo la particularidad de combinar todos los vicios de sus
colegas presidentes, con una diferencia: mantuvo el apoyo de Wall Street, la
Comunidad Económica Europea y las más importancias instituciones financieras
(FMI, Banco Mundial, BID). Menem es parte de la corte de presidentes
latinoamericanos responsable de haber vendido a precio vil los recursos públicos más
lucrativos en la historia de la región. De esta manera, el menemismo es parte de un
fenómeno más genérico, el "peonismo (servilismo) político": la utilización de la
presidencia al servicio de las demandas y el espíritu adquisitivo de las corporaciones
multinacionales. Comprender al menemismo es enfocarlo como un fenómeno
relacionado con un patrón general de comportamiento en América Latina. Los
presidentes de Méjico, Brasil, Chile, Venezuela, Ecuador, etc. sirvieron de
instrumentos para hacer que la década del 90 haya sido la más lucrativa para los
bancos y multinacionales de los Estados Unidos y Europa: cerca de un trillón de
dólares en ganancias, pagos de intereses de la deuda, excedentes comerciales y pagos
en concepto de regalías, sumados a la venta de la mayor parte de los activos de las
empresas más valiosas, y la transferencia del control del grueso de los mercados
internos. El peonismo político presidencial ha enriquecido a las clases capitalistas de
los Estados Unidos, Europa y el Japón hasta un grado sin precedentes, al tiempo que
redujo de forma sistemática el estándar de vida de las tres cuartas partes de la
población.
La política de Menem al servicio de las multinacionales fue representativa de todo el
período en la región, ya que éste, al igual que Fujimori y Cardoso, pudo obtener
durante una década un poderoso apoyo externo a su personal mando autoritario.
Dentro de este subgrupo de presidentes autoritarios, el dominio de Menem se basó en
una mezcla de intimidación política a través de agencias de inteligencia policial,
control del Estado a través del partido peronista y utilización del paternalismo estatal
para controlar la pobreza urbana. Menem, como Cardoso en el Brasil y Salinas en
Méjico, representa una ruptura radical con las instituciones "nacionalistas y
populares" de su país: el completo desmantelamiento de los programas de bienestar
social y la venta de empresas públicas. La personal idiosincrasia de Menem, su
extravagante pillaje del tesoro público para sacar fondos para sus placeres personales,
los nexos de su familia con el tráfico de drogas y el contrabando, y su imagen
estrafalaria de playboy, no nos debería distraer de su más consecuente conducta en lo
atinente a la transformación de la Argentina en una sociedad altamente polarizada y
totalmente dependiente del capital financiero de los Estados Unidos. Menem, como
sus pares en América Latina, fue responsable de la más impresionante era de
depredación extranjera y ganancias hechas por inversores extranjeros en el siglo
pasado; igualmente importante es el hecho de que fortaleció una corte poderosa de
inversores argentinos, financistas y especuladores que establecieron los parámetros
económico-políticos que todo futuro político capitalista se verá obligado a seguir. Su
legado, es decir, la economía altamente dependiente y vulnerable, significa que
cualquier desvío en política podría provocar un colapso del edificio financiero y la

197
huida del capital especulativo. El menemismo hizo que cualquier reforma capitalista
resulte inviable: este legado ha polarizado las opciones económicas entre el
capitalismo neoliberal o el socialismo.
Si, como creemos, al "menemismo" se lo encuentra en la mayoría de los países
latinoamericanos, la explicación no puede atribuirse a la idiosincrasia del presidente
argentino, sino a una serie de factores generales que afectan a América Latina en su
conjunto. El surgimiento del "menemismo continental" se explica por dos factores, uno
externo y otro interno: el primero se relaciona con el resurgimiento del imperialismo
de los Estados Unidos y Europa, después del retroceso temporal durante los años 70.
Este retroceso se da a partir de su derrota en Indochina, el resurgimiento del
radicalismo islámico en Irán, los movimientos de liberación nacional en el sur de
África y el breve florecimiento de regímenes populares en el cono sur de América
Latina. De cualquier manera, a finales de los `70 el imperialismo norteamericano y
europeo lanzó una exitosa contraofensiva, que logró aislar los procesos revolucionarios
de Indochina e Irán, acabar con los regímenes progresistas de América Latina y
destruir la promesa de liberación en Angola, Mozambique, etc. Esta contraofensiva
culminó en la restauración del capitalismo en la Unión Soviética, el este de Europa y
China. Con el capitalismo en ascenso y el socialismo en retirada, el imperialismo
norteamericano "radicalizó" su agenda política: se implementó una política coordinada
para destruir los Estados capitalistas nacionales a través del uso combinado de
instituciones financieras internacionales, dictaduras militares complacientes e
intervenciones estatales imperialistas. De esta forma, uno de los factores clave que
influenciaron en la aparición del "menemismo continental" es el resurgimiento de un
imperialismo "radicalizado, sin el impedimento de una izquierda en retirada política y,
en algunos casos, militarmente derrotada.
El segundo factor, interno, que influenció en el surgimiento del "menemismo
continental" es la aparición en América Latina de una nueva clase capitalista
transnacional (NCCT), que no mira más al mercado interno como su principal fuente
de ganancias, ni tampoco busca protección del Estado: está ligada al capital exterior a
través de joint ventures, invierte la mayor parte de su capital en el exterior y obtiene
principalmente sus préstamos de bancos extranjeros. En pocas palabras, la NCCT
opera en los mismos circuitos financieros del capital extranjero, moviendo sus fondos
dentro y fuera de América Latina al igual que los especuladores extranjeros. Esta
nueva clase capitalista transnacional de América Latina comparte los mismos
intereses económicos y perspectivas políticas que el capital extranjero, con la única y
principal diferencia que está enraizada en la estructura político-económica del
subcontinente, es decir, tiene un pie en éste y otro en los Estados Unidos o Europa.
Ocupando posiciones estratégicas en las finanzas, la industria y el comercio, la NCCT
no es simplemente el "comprador" capitalista del pasado, ya que está en condiciones
de influenciar los flujos de inversión y comercio dentro del subcontinente y, de esa
manera, en posición como para precipitar una "crisis"-hiperinflación, salida de
capitales, etc.-, para minar cualquier régimen capitalista que pretenda imponer el
viejo modelo nacional-populista.
El "menemismo continental" es la expresión de la ascendente NCCT en América Latina
y de la disolución de la vieja "burguesía nacional". La ruptura de Menem, Cardoso y
Salinas con el anterior modelo nacional-popular y su adaptación al modelo neoliberal
corresponde al ascenso de la clase capitalista transnacional latinoamericana como
nueva referencia sociopolítica, determinante de cualquier desarrollo capitalista.
En síntesis, la aparición del "menemismo continental" en década pasada, coincide con
la transformación interna de la clase capitalista y la radicalización del resurgido
imperialismo euro-norteamericano. La "coincidencia de intereses" entre estos dos
fenómenos refuerza el ascenso del menemismo continental.
El argumento de que no hay alternativa al neoliberalismo se basa en el hecho de que
no existe un poder capitalista viable capaz de sostener un modelo de desarrollo
alternativo con el ascenso de la NCCT. Su corolario es que el resurgimiento del

198
imperialismo internacional ha eliminado la alternativa socialista en dicho ámbito. En
este caso, se identifica al "socialismo" con los regímenes de la ex Unión Soviética. El
ascenso de la NCCT en América Latina es consonante con los intereses del capital
multinacional y sirve de orientación a cualquier político capitalista que sea elegido
para gobernar. La convergencia de estas fuerzas internas y externas explica por qué
líderes políticos de distintos orígenes o adscripciones partidarias -ya sean
socialcristianos, socialdemócratas, nacional-populares, etc.-, terminaron convergiendo
en su totalidad en el neoliberalismo.
En el contexto de la Argentina posdictatorial, el régimen de Alfonsín fue una muestra
palpable de las demandas de poder de la nueva configuración capitalista: allí se
juntaron la falta de habilidad de expresidente argentino para acelerar las propuestas
neoliberales, su breve flirteo vía Grinspun con una moderada dosis de políticas
reformistas y su debilidad para acabar con la dirigencia sindical propulsora de
huelgas que ocasionaban perjuicios económicos -la huida de capitales, las crisis y la
"falta de confianza". El eje de la "estabilización" de Menem apuntó a un objetivo
político -romper la resistencia popular, con vistas a cumplir con todas las propuestas
de la NCCT y las del capital imperialista: privatización, recorte social drástico,
flexibilidad laboral, etc. El nombramiento de un gabinete ultraliberal, una vez
alcanzada la primera victoria electoral menemista, fue la señal de que la NCCT era el
único punto de referencia para su política económica.
Situaciones políticas similares a las Menem se dieron en el Perú con Fujimori y en el
Brasil con Cardoso. El capital precipitó una crisis contra los débiles regímenes
"nacionalistas" de Alan García en el Perú y de Itamar Franco, en el Brasil.
Consiguientemente, los nuevos presidentes electos, que habían desarrollado su
campaña en base a programas populistas, procedieron a implementar programas de
estabilización orientados a crear el clima para la privatización drástica.
Menem fue el líder de la segunda ola de neoliberalismo: estableció la conexión
explícita con el capital extranjero e introdujo las nuevas políticas autoritarias a fin de
asegurar la implementación de sus políticas. En primer lugar, eludió al Congreso,
privatizando por decreto; en segundo lugar, intervino en el ámbito judicial para
asegurarse jueces complacientes; en tercero, impulsó la reforma constitucional para
asegurar su reelección. Este patrón de ejercicio autoritario del poder fue seguido
subsecuentemente en el Perú y el Brasil. De esta manera, al tiempo que las fuerzas
imperialistas externas y la NCCT interna intervenían para darle forma a los
parámetros de acción política de la segunda ola de neoliberalismo menemista, el
régimen político de Menem conformaba una configuración institucional
político-económica que permitía la implementación de las políticas neoliberales sin
ninguna oposición popular o democrática. El neoliberalismo ha avanzado en dos olas
en América Latina: la primera, llevada a cabo por Pinochet en Chile y más tarde
retomada por Martínez de Hoz en la Argentina, estableció las bases para el
surgimiento y la hegemonía de la NCCT latinoamericana, en alianza con las
corporaciones multinacionales de los Estados Unidos y Europa. Esta primera ola creó
una "cabeza de playa" o un nuevo punto de referencia en las postrimerías de los `70
para la ofensiva imperialista, que coincidió con el resurgimiento de los políticos
electoralistas tradicionales.
El menemismo representa el arquetipo de la segunda ola de neoliberalismo:
totalmente servil con los poderes de arriba -corporaciones multinacionales y NCCT-, y
represivo frente a las fuerzas populares de abajo, un ejemplo de la clásica
personalidad autoritaria analizada por Theodore Adorno. Menem fue pionero del
peonismo presidencial en el supuesto de que su servilismo incondicional al
imperialismo le aseguraría una posición "privilegiada", como socio menor, en el
imperio en expansión. La competencia entre los "peones presidentes" de América
Latina en otorgar concesiones y "negocios especiales" socavó toda posibilidad de una
política latinoamericana conjunta en la renegociación de la deuda externa, en la
regulación del flujo especulativo de capitales, etc.

199
En este contexto, la constitución del Mercosur debería ser vista, no como una
estrategia regional, sino como un marco institucional a través del cual las
multinacionales extranjeras, ahora propietarias, podrán expandir sus mercados,
reducir pagos de tarifas aduaneras e integrar procesos productivos más allá de las
fronteras nacionales. Lejos de ser una alternativa "latinoamericana" a la dominación
imperialista, el Mercosur es una herramienta importante para profundizar la
expansión euro-norteamericana dentro de la región. El Mercosur se hizo posible a
causa de la diseminación del menemismo desde la Argentina al Brasil, el Uruguay y el
Paraguay. La convergencia de las políticas neoliberales entre Menem y Cardoso
estableció las bases para una nueva ola de expansión entre las fronteras por parte de
las industrias automotrices norteamericanas y europeas y el control extranjero de las
empresas manufactureras en el Brasil y agropecuarias en la Argentina (de las que
Soros es sólo un ejemplo).
En una retrospectiva histórica, el nuevo y más radical programa de privatización
iniciado por Menem, como líder de la segunda ola de neoliberalismo, desempeñó la
función de profundizar y extender la explotación y adquisición de riqueza por parte de
los Estados Unidos y Europa. Lo que también es claro, de todos modos, es que el
imperialismo euro-norteamericano no ha retribuido a sus sátrapas locales con
ninguna prebenda económica. El servilismo de Menem garantizó, como máximo, la
tolerancia política euro-norteamericana y el apoyo a su régimen hasta el momento en
que su corrupción flagrante y su rufianería política se transformaaron en un estorbo...
entonces, buscaron un sustituto que continuara sus políticas económicas sin los
"excesos" de aquél: de esta forma se explica el apoyo a De la Rúa.
La internacionalización del menemismo, ya sea bajo la forma de peonismo presidencial
o de electoralismo autoritario, ha provocado una serie de confrontaciones sociales
importantes en varios países de América Latina, donde las fuerzas de la izquierda
nacionalista son más fuertes que en la Argentina. Los regímenes políticos en
Venezuela, el Brasil y el Ecuador, que intentaron seguir el modelo de Menem han sido
derribados, derrotados o enfrentados severamente. Este modelo funciona mejor allí
donde las masas puedan ser controladas por un partido de gobierno, donde la
izquierda esté fragmentada y los movimientos sociales sean de alcance local, y donde
la oposición esté ampliamente ligada a los mismos intereses euro-norteamericanos y
de la NCCT.
En Venezuela, el menemismo bajo la forma de los regímenes de Pérez y de Caldera,
colapsó y fue reemplazado por un régimen bastante parecido al nacional-populista,
como el de Chávez. En el Ecuador el régimen de Bucaram fue desplazado del poder
por medio de huelgas generales prolongadas que paralizaron el país. En el Brasil, el
régimen de Cardoso está aislado y desacreditado ya que encuentra una resistencia
nacional diseminada ampliamente a partir del Movimiento de los Trabajadores Rurales
Sin Tierra (MST), los sindicatos (CUT) y el Partido de los Trabajadores (PT).
Sólo en el Perú, donde Fujimori se enfrenta a una izquierda débil y fragmentada y
donde maneja un aparato estatal clientelista fuertemente represivo, encontramos un
menemismo con una fuerza formidable.
Mientras el rasgo general del menemismo crea una profunda contradicción al nivel de
las relaciones nacionales y de clase, las expresiones políticas de estas contradicciones
se manifiestan de acuerdo a la estructura interna de las fuerzas sociales nacionales y
populares. Los resultados políticos y sociales desiguales y diferenciados de la creciente
polarización socioeconómica apunta a la centralidad de las políticas internas de clase
y la lucha de clases como los determinantes principales que conforman una
perspectiva de largo alcance en el desarrollo progresivo de alternativas al menemismo
en América Latina.

Neoliberalismo y cleptocracia
En la Argentina se generalizó el rechazo a la endémica corrupción del régimen
menemista. Es necesario analizar la corrupción general que acompaña a los procesos

200
de privatización en América Latina, y particularmente cómo la nueva configuración de
poder, basada en el predominio del capital extranjero y la dominación imperial, induce
a la corrupción. Una de las principales fuentes de corrupción es el proceso de
privatización: cuánto más amplio y generalizado es el proceso de privatización, es más
factible que se implemente mediante decretos ejecutivos, menos probable que se
sujeten a un control contable público, y hay más oportunidades de que la elite política
se involucre en prácticas corruptas. Hay varias formas a través de las que el proceso
de privatización se presta, en sí mismo, a la corrupción. Primero, en el avalúo de la
empresa pública: se asegura un bajo precio de venta y el favoritismo a un comprador
mediante coimas a autoridades gubernamentales del entorno presidencial. La
transferencia de propiedades públicas a manos privadas frecuentemente involucra el
pago de sumas de dinero a miembros de la familia y "amigos" del presidente. Estos
pagos pueden aparecer bajo la forma de "comisiones" a consultores u otros
mecanismos. La falta de transparencia es resultado del estilo autoritario de toma de
decisiones propio de la elite y de la naturaleza antipopular del proceso de
privatización. De esta forma, los altos niveles de corrupción en el régimen de Menem
son en gran parte una función de su papel de presidente peón del imperialismo
euro-norteamericano, que incluye la privatización masiva y su consecuente
corrupción.
La corrupción masiva y endémica también es el resultado de la concentración de la
propiedad. La ruta tradicional hacia la movilidad social para la clase media se daba,
por ejemplo, a través de la apertura de un negocio, el incremento de la producción y
las ventas, que le permitía acumular riqueza en forma gradual. Con la privatización y
la concentración de la propiedad de la tierra, las finanzas y la industria, el "costo de
ingreso" para involucrarse en negocios exceden de lejos la capacidad económica de
cualquier persona de clase media en América Latina. Imposibilitados de ascender
socialmente a través de la competencia en el mercado, los individuos de clase media
con ambición de ascenso social, ingresan a la política y transforman su cargo político
en un mecanismo para servir al capital extranjero a cambio de comisiones económicas
(coimas, acciones bursátiles, etc.). Ya que los canales de ascenso social están
cerrados, el cargo político se transforma en la única arena donde la clase media puede
competir, obtener una oficina y subir la escalera económica a través de mecanismos
ilegales.
El presidente Menem es el arquetipo de clase media baja provinciana que fue capaz de
convertir su retórica populista en cargo gubernamental y política económica en medio
de una transferencia masiva de riqueza a los bancos extranjeros y a las
multinacionales a cambio de beneficios económicos. En este sentido, la corrupción
política es el principal vehículo de la movilidad social en la era de la monopolización
imperial del mercado. No es simplemente una transgresión de la moral por parte de
individuos imperfectos, sino una condición estructural endémica del modelo
neoliberal.
En el contexto internacional de los `90, la corrupción menemista es la norma de
conducta de todos los políticos que promueven la dominación imperial de las
economías.

Conclusión
Este contexto internacional de la última década del siglo revela una realidad dual: la
profundización de la crisis capitalista para las masas de América Latina, una mayor
concentración de poder de la NCCT nativa y un período de prosperidad sin
precedentes del imperialismo euro-norteamericano. Menem fue un pionero en la
introducción y consolidación de las políticas económicas y las relaciones entre Estados
que promovieron este modelo. Su modelo de peonismo presidencial estableció un
punto de referencia importante a seguir por los otros presidentes latinoamericanos.
Menem fue igualmente importante en establecer un modelo híbrido electoral y
autoritario, en el que las formas electorales democráticas se saturaron de prácticas

201
políticas autoritarias, permitiendo, de esta manera, a los presidentes electos imponer
las preferencias imperiales antipopulares. En conclusión, mientras que la correlación
internacional de fuerzas favorecían la expansión imperial y la extensión de la doctrina
neoliberal, los desarrollos económicos internos (es decir, el ascenso de la NCCT) y los
cambios políticos (surgimiento de figuras políticas innovadoras, serviles y autoritarias
a la vez, al estilo de Menem), resultaban instrumentales a la imposición del modelo
neoliberal.
Sin lugar a dudas, están apareciendo cambios significativos en la correlación interna
de fuerzas de clase nacionales, que están confrontando al menemismo en América
Latina... en el Brasil con el MST, en Colombia con las FARC y el ELN, en Venezuela
con el movimiento de masas chavista, y en la Argentina con los sindicatos disidentes y
los movimientos populares. De cualquier forma, queda claro que, dada la ausencia de
una burguesía progresista, sólo un movimiento socialista basado en las clases
populares puede crear un modelo económico alternativo y viable, y una base duradera
con vistas a un nuevo orden internacional

202
Socialismo en la era del imperialismo

James Petras

Introducción
En un pasado no muy lejano, millones de personas de todo el mundo, buscando
escapar de la tiranía y explotación del imperialismo, encontraron una respuesta en la
construcción de una sociedad socialista. Hoy en día, proponer la alternativa socialista
genera más preguntas que respuestas. Estas preguntas pueden agruparse en varias
subdivisiones: las preguntas más generales contraponen las nuevas y adversas
condiciones "mundial-histórico" políticas, económicas y culturales, al surgimiento de
movimientos y luchas revolucionarias; un segundo grupo de preguntas, que aunque
acepta los aspectos estructurales negativos de un mundo dominado por el
imperialismo, se cuestiona si a nivel micro, se puede desarrollar una subjetividad
socialista; un tercer grupo de preguntas cuestiona si una revolución socialista
triunfante puede desarrollar una estrategia viable en el medio de un mar de
adversarios imperiales o simplemente se enredará en el mercado capitalista. Estas son
preguntas importantes que deben dirigirse a aquellos que se plantean una alternativa
socialista al poder imperial reinante, porque se necesitan respuestas exactas.
Solamente visionar una alternativa "utópica", o evocar un sueño socialista no nos va a
llevar muy lejos y será muy difícil que convenza a alguien excepto a aquellos que ya se
encuentran entre los iniciados. Más importante aún, las utopías concebidas
individualmente generalmente están confeccionadas por intelectuales divorciados de
las luchas populares, y sus ideas están tan desconectadas de las experiencias y
necesidades de las clases populares como lo está su vida diaria. Antes de
embarcarnos en una discusión sobre las posibilidades históricas de una
transformación socialista, será de utilidad especificar las preguntas más relevantes
presentadas por los escépticos y los adversarios de la alternativa socialista.
El primer grupo de preguntas pone el énfasis en las nuevas restricciones
estructurales. ¿El socialismo es posible en la era del imperialismo? ¿El poder de las
corporaciones globales gigantes puede ser desafiado dentro de países o por países? ¿El
poder de los medios masivos de comunicación Euro-Americanos y la influencia de sus
mensajes propagandísticos sobre los pobres urbanos y rurales puede ser
contrarrestado por formas alternativas de comunicación desde una perspectiva de la
clase trabajadora? ¿Puede crearse una nueva subjetividad revolucionaria?¿Cuáles son
las lecciones históricas de los períodos anteriores de expansión imperial en relación
con la revolución?
Un segundo grupo de preguntas trata sobre los problemas de la subjetividad, la falta
de una referencia socialista o revolucionaria. Las preguntas relevantes a este
cuestionamiento de las posibilidades revolucionarias incluyen lo siguiente. Las
ultimas décadas han demostrado que el aumento de la pobreza masiva y de las
desigualdades no ha llevado hacia la revolución. ¿Podría ser que la movilidad
individual y las relaciones de reciprocidad entre las clases bajas hayan creado formas
alternativas de comportamiento y organización compatibles con el imperialismo?
¿Puede el socialismo reconstruirse sobre la base de experiencias nuevas, nacionales (o
internacionales) a la vista del colapso de la URSS y la conversión de la elite china al
capitalismo? ¿Es el estado un anacronismo trascendido por actores globales
comprometidos con el sistema imperial?
El tercer grupo de preguntas no niega la existencia de oposición al imperialismo o a
muchas de sus manifestaciones negativas pero cuestiona que los revolucionarios y los
socialistas tengan una estrategia alternativa consecuente. Ellos preguntan: ¿existe

203
una estrategia socialista coherente que pueda revertir los actuales intereses
socioeconómicos imperiales creados, y las configuraciones del poder político? ¿Se
pueden revertir las contrareformas neoliberales sin traumas ni crisis? ¿Son las
instituciones socialistas viables en un mar de relaciones capitalistas?¿Los valores
socialistas son compatibles con las operaciones en mercados mundiales o locales?
¿Puede una sociedad socialista organizar su seguridad nacional y su planificación
económica sin caer en gobiernos burocráticos? Estas son las importantes cuestiones
académicas y políticas que plantean los temas fundamentales que enfrenta cualquier
defensor de una alternativa socialista al imperialismo contemporáneo. Sin embargo
existen respuestas, algunas más provisionales que otras, todas argumentando que, a
pesar de todo el escepticismo, dudas y críticas, existen bases sólidas para la lucha por
el socialismo, como una posibilidad objetiva y subjetiva.

Condiciones objetivas para el Socialismo.


Una de las objeciones más fuertes al socialismo se basa en el alto grado de integración
de los procesos económicos; el gran desarrollo de la división social del trabajo. Se nos
dice que hoy más gente forma parte de más sectores económicos, que abarcando una
multiplicidad de países, cooperan en la producción y distribución de todo tipo de
bienes. Puesto de otra forma, se argumenta, la globalización -o en nuestros términos,
el imperialismo- ha roto las limitaciones sectoriales del territorio nacional en la
circulación de bienes y capital, creando, por lo tanto, un mercado y una unidad
productiva interdependiente. En un sentido, esto es parcialmente cierto, en otro es
claramente falso.
La profundización de la producción socializada, en la que muchas unidades
económicas ubicadas en una multiplicidad de lugares cooperan para producir a escala
mundial, es un hecho destacado en el mundo contemporáneo. Pero es falso presentar
esto como una forma cooperativa de producción basada en un mayor grado de
interdependencia. Porque esta cooperación para la producción de bienes está
presidida por un inequívoco segmento de propietarios privados individuales y
administradores de las empresas que toman las decisiones sobre las inversiones
estratégicas y se apropian de los beneficios. Los propietarios privados y los
controladores de la producción socializada no son interdependientes con sus
trabajadores y empleados - ellos establecen las condiciones de trabajo, los niveles de
remuneración y se asignan sus propios ingresos en una forma altamente desigual. El
poder, la propiedad, el prestigio y el factor de ingresos son asignados en una forma
altamente asimétrica basada en relaciones jerárquicas de explotación- no de
interdependencia.
El Imperialismo ha puesto en movimiento dos procesos claros y opuestos: un alto
grado de cooperación social entre los productores como un modo de aumentar la
eficiencia; y una mayor concentración de la apropiación privada de la riqueza que se
produce. Esta contradicción o polaridad creciente entre cooperación para la
producción y la apropiación privada de los bienes colectivamente producidos es
fundamental para el desarrollo de una transformación socialista. Se mida como se
mida, el aumento de eficiencia, las crecientes innovaciones tecnológicas y la creciente
productividad se encuentra en el mayor desarrollo de la división social del trabajo o
producción cooperativa. La principal función de los propietarios privados y los
administradores de las empresas es la apropiación de esta riqueza. La creciente
concentración de la riqueza - la emergencia de una clase de super multibillonarios- se
basa en el creciente número de trabajadores sometidos por este sistema de
producción social: el socialismo está, por tanto, objetivamente situado dentro de la
producción colectiva y la lucha se basa en extender la producción social a la
propiedad y dirección social. La idea de cooperativa productiva es, por tanto, una
parte integral de la producción global pero está mediatizada, defendida, racionalizada
por la clase capitalista dominante que se apropia de su riqueza. El secreto capitalista
de acumulación de riqueza no se encuentra en la genialidad de los capitalistas

204
individuales sino en el vasto ejército de trabajadores, investigadores y empleados que
producen y distribuyen bienes y servicios. El trabajo colectivo puede existir y
prosperar sin ni un solo empresario capitalista incluido William Gates, pero el
capitalista billonario no puede acumular riqueza sin el trabajo cooperativo.
El descubrimiento de la naturaleza social de la generación de la riqueza
contemporánea, sin embargo, mientras proporciona un punto sólido de partida para la
propiedad colectiva no nos conduce en si misma al socialismo, a menos que exista
una comprensión profunda y extensa, una organización y lucha por parte de los
productores directos para resolver esta contradicción. Por lo tanto el argumento de
que la nueva ola de expansión imperial ha descartado la transformación socialista
debido a la extensión de las relaciones de mercado se ha dado vuelta: el mismo
proceso de incorporar a más trabajadores de más países dentro de la división social
del trabajo crea una base objetiva para la acción social por la propiedad social.
La segunda base objetiva para argumentar a favor del socialismo es la naturaleza
crecientemente centralizada de las decisiones políticas. Hoy más que nunca un
pequeño grupo de funcionarios no elegidos tiene más voz y poder sobre un vasto
número de personas en todo el mundo. Los funcionarios de los Bancos Centrales y de
los ministerios de Economía y Finanzas del Imperio Euro-Americano, sus
representantes en las llamadas instituciones financieras (IFI) como el Fondo
Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco de Asia, el Banco Interamericano
de Desarrollo, hacen las políticas macro y micro económicas que afectan
adversamente a miles de millones de personas. Estas elites no elegidas de hacedores
de políticas económicas responden directamente a los intereses de sus
multinacionales y billonarios bancarios. En efecto, estas elites de tomadores de
decisiones se adelantan a los poderes políticos ostensiblemente sostenidos por los
funcionarios elegidos de los estados no hegemónicos. En otras palabras, el electorado
del mundo vota por funcionarios electorales que están subordinados a las elites
económicas no elegidas y que sirven a las instituciones imperiales y sus intereses. El
electorado popular está, en efecto, privado del derecho al voto: las decisiones
estratégicas se toman de forma centralizada por funcionarios no elegidos que
gobiernan por decreto sin representación, deliberación o consulta popular. Por lo
tanto, mientras más y más gente está crecientemente sujeta al gobierno de una elite
centralizada, tienen menos control sobre sus condiciones sociales y económicas. El
divorcio entre la política electoral y el dominio de las elites, entre los beneficios
sostenidos para la elite del imperio y los ingresos y las condiciones sociales en
disminución para la mayoría, establece las bases objetivas para las luchas extra
parlamentarias y abre grandes oportunidades para que las fuerzas revolucionarias
cuestionen las pretensiones oligárquicas de que capitalismo y democracia son
términos coincidentes. Objetivamente la vasta centralización del poder oligárquico
proporciona las bases para demostrar que la democracia solo puede recuperarse bajo
el socialismo.
Si las contradicciones de las estructuras imperialistas contemporáneas proporcionan
una sólida base objetiva para el desarrollo de una alternativa socialista, la experiencia
histórica pasada nos proporciona una base más.

La Expansión Imperialista y la Revolución Socialista en Perspectiva Histórica.


El imperialismo es el resultado de los trabajos internos del capitalismo combinado con
oportunidades externas, en parte ellas mismas instrumentos de los políticos
imperialistas. En el pasado como en el presente, la expansión y conquista de los
mercados externos y las fuentes de ingresos estatales han deshecho y rediseñado las
relaciones de clase y las configuraciones del estado para maximizar los intereses
económicos imperiales y las posiciones politico-militares estratégicas. El mismo
proceso de desarrollo capitalista inducido por el imperialismo muy a menudo ha
llevado hacia el desplazamiento masivo de campesinos, relaciones de trabajo de gran
explotación, conflictos étnicos y raciales a diario y desigualdades de clase abismales.

205
Los altos jefes políticos imperiales que dirigen el sistema solo responden ante sus
propias clases gobernantes, provocando conflictos con un gran abanico de clases y
grupos, desde elites pre-imperiales a modernos intelectuales y trabajadores
asalariados. Estos conflictos inducidos por el imperio han llevado a innumerables
revueltas y en algunos casos a revoluciones socialistas triunfantes, particularmente
en períodos de guerras inter-imperialistas, cuando las clases dominantes locales y las
elites gobernantes estaban debilitadas y desacreditadas. El punto teórico es claro, los
sistemas imperiales a gran escala y de larga duración no han inhibido las luchas
revolucionarias ni evitado las revoluciones socialistas.
Las revoluciones socialistas son producto de las guerras imperialistas realizadas por
trabajadores y plebeyos dentro de los países imperiales y también por los pueblos
colonizados o cuasi colonizados.
La famosa Comuna de París fue una prolongación de la Guerra Franco-Alemana de
1870-71, entre viejos y nuevos países imperialistas. La victoria militar alemana y la
conquista de la mayor parte de Francia puso en funcionamiento una poderosa
sublevación popular en París y la consiguiente comuna. Mientras que la Comuna de
París duró apenas unos meses, su organización, legislación y hasta sus errores
sirvieron como modelo práctico para las teorías revolucionarias de Marx y Lenin. La
Primera Guerra Mundial inter-imperialista (1914-18) con sus millones de muertos,
desplazamientos de población, hambre y destrucción puso en funcionamiento
levantamientos populares masivos, protestas y revoluciones. La Guerra, la búsqueda
de conquistas imperiales por medios militares, destruyó los lazos convencionales entre
los líderes burgueses y sus seguidores plebeyos, y minó el control de los terratenientes
sobre los sumisos campesinos. Las revoluciones socialistas se hicieron en Hungría,
Bavaria, Finlandia y Rusia. Soldados y trabajadores se sublevaron en Berlín y en la
flota del Báltico. El poderoso sistema imperial europeo, que dominaba en cinco
continentes y se sostenía en una fuerza armada masiva y en tesoros rebosantes, como
un bastión inexpugnable del poder capitalista, llevó a levantamientos masivos de
trabajadores y campesinos y a una revolución socialista triunfante en Rusia.
En el período entre guerras existió un resurgir del imperialismo, particularmente los
nuevos países imperialistas emergentes de Alemania y Japón, que desafiaron a los
países europeos ya establecidos y a los Estados Unidos en sus regiones de hegemonía.
Los conflictos y conquistas que vinieron a continuación, liberaron una nueva y
poderosa ola de movimientos populares antiimperialistas entre los países destruidos
por la guerra e hiper explotados, particularmente entre los millones de campesinos
desplazados en China, Indochina y Corea. La expansión imperial y el pillaje de la
tierra, minas y unidades productivas intensificado por la guerra, creó un gran ejército
de resistencia revolucionaria, que condujo a revoluciones socialistas bajo el liderazgo
de los Partidos Comunistas nativos en China, Indochina y Corea del Norte. Lo que
comenzó como guerras antiimperialistas se convirtió en guerras civiles en las que
finalmente triunfaron las fuerzas socialistas. En Europa se dio un proceso similar en
Yugoslavia. En otros países la lucha anticolonial se dividió entre regímenes que
consolidaron la relación neo-colonial y otros que buscaron crear estados
nacionales-populares mixtos y no alineados. Es necesario subrayar dos puntos. En
primer lugar, fue precisamente el nuevo y virulento imperialismo con su poderosa
máquina militar y estructuras de estado totalitarias, lo que disparó las revueltas
populares que minaron la dominación imperial. En segundo lugar, los viejos poderes
imperiales europeos y el nuevo imperialismo de Estados Unidos no fueron capaces de
restaurar la hegemonía imperial en varios países importantes (China, la mitad de
Corea e Indochina. El punto teórico es que esta segunda ola de imperialismo, a pesar
de su mayor poder de fuego y humano, el ámbito y la profundidad de su alcance
económico, no pudieron evitar que las revoluciones socialistas transformaran con
éxito la sociedad. Es importante notar en este sentido que las revoluciones triunfaron
a pesar de y no debido a la ayuda de la sociedad colectivista que existía en la URSS. El
mar de relaciones capitalistas no pudo evitar las revoluciones sociales.

206
El período de posguerra que siguió a la Segunda Guerra Mundial fue testigo del
surgimiento del Imperialismo de Estados Unidos a escala mundial, con una red
mundial de bases y alianzas militares, el mayor presupuesto militar y la tecnología
militar más avanzada y empresas gigantes muy capitalizadas preparadas e
involucradas en una expansión mundial para conquistar los mercados extranjeros (el
surgimiento de las llamadas empresas multinacionales). Mientras el nuevo imperio de
los Estados Unidos era capaz de reprimir y vencer a un cierto número de revueltas
populares revolucionarias en todo el mundo, fue derrotado en dos conflictos
importantes (China y Cuba), fue obligado a retirarse en una tercera (Corea) y vencido
temporalmente en otras (Nicaragua, Angola, Mozambique, Chile, Granada, República
Dominicana). Las revoluciones triunfantes tuvieron lugar precisamente en los países
en los que la presencia del Imperialismo norteamericano era más dominante:
Indochina, con 500.000 soldados y decenas de miles de millones de dólares de
inversiones estatales en infraestructura militar. Cuba fue el país con la mayor
concentración de propiedades norteamericanas y una gran base naval (Guantánamo).
Los Estados Unidos aportaron más ayuda militar y asesores durante la guerra civil
China que en ningún otro país desde la mitad a finales de la década de 1940.
Igualmente los Estados Unidos dedicaron cientos de miles de soldados, y miles de
millones de dólares en ayuda para conquistar la península de Corea y tuvieron que
aceptar una negociación para dividir el país.
El punto teórico es que la profundización de la presencia militar y económica del
imperio Norteamericano fue un factor condicionante que precipitó una revolución
socialista triunfante, y no solamente un factor poderoso de inhibición. Respecto a la
relación entre la revolución socialista y la ausencia o presencia del bloque soviético,
debe notarse que todas las revoluciones en el período posterior a la Segunda Guerra
Mundial tuvieron lugar a pesar de la oposición del Kremlin: Yugoslavia, China, Cuba e
Indochina. Mientras que los Soviéticos proporcionaron apoyo importante una vez que
las revoluciones se habían consumado, la caída de la URSS no llevó al colapso de la
revolución en Cuba, si bien la obligó a ajustar su política hacia el capital extranjero y
buscar nuevos socios comerciales. El inicio y éxito de todas las revoluciones
socialistas del siglo XX tuvieron poca relación con la presencia del bloque Soviético y
más con el desarrollo de las luchas de clase y antiimperialistas en el país y la
solidaridad internacional. Esto indica que la ausencia de la URSS hoy en día (el mar
de capitalismo) no es un nuevo impedimento histórico sino un factor constante
durante todo el siglo XX.
El resurgimiento de luchas populares de masas bajo direcciones socialistas o al menos
anti-neoliberales o antiimperialistas en todo el mundo al comienzo del nuevo milenio,
debería dejar de lado la noción de que el triunfo del imperialismo Euro-Americano es
irreversible y no puede ser cuestionado. En América Latina las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC),el movimiento rural de los Trabajadores sin
Tierra (MST) en Brasil, la breve toma del poder por una alianza de indígenas,
campesinos y suboficiales en Ecuador son los puntos destacados en el resurgimiento
de la izquierda antiimperialista de masas. En Asia han surgido movimientos populares
de masas similares basados en los sindicatos de trabajadores industriales (Corea del
Sur) y también han surgido movimientos urbanos y campesinos en, entre otros,
Indonesia, Filipinas y Nepal.
El punto teórico es que las dramáticas generalizaciones sobre un triunfo absoluto y
universal del capitalismo/imperialismo en el despertar de la muerte de la URSS,
voceado por sus defensores y repetido por los sectores desmoralizados de la
intelectualidad de la izquierda no tiene bases empíricas. Esta postura ideológica
triunfalista solo se puede sostener debido a la mediocridad de sus defensores y, en la
izquierda, por el deseo de encontrar un nicho crítico en el imperio.
Si fuera cierto que el imperialismo Euro-Americano ha triunfado tanto y está tan
consolidado como dicen sus fieles y la izquierda desmoralizada, el imperio no tendría
necesidad de recurrir constantemente a políticas violentas y contrarevolucionarias y

207
agrandar y profundizar su capacidad militar de intervención. Si la revolución ha
terminado, o como dice un escritor izquierdista, el imperio se ha apuntado una
victoria histórica decisiva, ¿por qué la necesidad de armar constantemente a la OTAN,
entrar en guerras ofensivas en los Balcanes, el Golfo, el Cuerno de Africa? ¿Por qué
los Estados Unidos están aumentando la ayuda militar 5 veces en Colombia y
multiplicando el número de bases militares y oficinas del FBI en más de 30 países?
Ciertamente ninguno de estos movimientos militares ofensivos están dirigidos contra
el ataque de algún estado. El argumento más plausible se basa en el bastante frágil
equilibrio socio político que existe entre las fuerzas pro y anti-imperialistas, en todo el
mundo: un imperio todavía poderoso y un movimiento antiimperialista emergente
como una corriente especifica y crecientemente anticapitalista.

Subjetividad entre Condiciones Objetivas y Revoluciones Populares.


Existe una brecha importante entre las oportunidades objetivas y la lógica racional de
la revolución socialista y el nivel de conciencia revolucionaria entre los explotados y
las clases marginalizadas. El desarrollo general y la profundización de la conciencia
revolucionaria puede aparecer después de una convulsión revolucionaria o antes. En
el análisis final la subjetividad revolucionaria no es una mera reflexión sobre la
codiciosa explotación económica de los imperios en expansión. Es el eslabón esencial
que comprende las condiciones objetivas y transmite esa comprensión en un
programa político y en acción revolucionaria. Las condiciones objetivas son una
condición necesaria pero no suficiente para la creación de clases sociales
revolucionarias. La expansión imperial desplaza o subordina a los pequeños
productores, convierte a los campesinos en trabajadores sin tierra, aumenta el
número de asalariados, expulsa a los asalariados y los convierte en pobres urbanos
autoempleados, quiebra las pequeñas y medianas burguesías. La respuesta ideológico
política de estos grupos adversamente afectados no está predeterminada por la fuente
imperial de su desgracia. El determinante de sus respuestas socio políticas se
encuentra en la disponibilidad, capacidad de organización y liderazgo de los grupos
ideológicos que compiten entre sí para convocar a las masas descontentas. En las
presentes circunstancias existen varias formas organizadas y expresiones políticas de
este descontento.
La respuesta más conservadora a la expansión imperial encuentra su expresión en los
dependientes étnicos de los poderes Euro-Americanos, que promueven las
apropiaciones y la explotación imperiales desde arriba y la expropiación de otros
grupos étnicos desde abajo (por ej. guerras étnicas de liberación que legitiman el robo
de la propiedad y los asesinatos públicos).
Una segunda respuesta es un tipo de "nacionalismo clerical" en el que las antiguas
elites tradicionales desafían la dominación imperial para restaurar el poder y las
prerrogativas de algunas de las elites religiosas y, en algunos casos, comerciales y
terratenientes. A falta de los grupos izquierdistas seculares, los religiosos
antiimperialistas presentan alternativas a la decadente moral occidental en lugar de
un reto sostenido del poder económico Euro-Americano. No es raro que una división
del poder económico, cultural y político resulte en que la autoridad religiosa controla
las instituciones políticas y culturales mientras los partidarios de la libertad de
mercado controlan la economía. Una tercera respuesta a la dominación imperial surge
entre sectores de la pequeña burguesía que se ven afectados desfavorablemente por la
libertad de comercio, que socava a los fabricantes locales, pago de deudas que
reducen el crédito y aumentan los intereses y los inversores especulativos que
generan volatilidad económica y provocan quiebras. Este grupo de profesionales
progresistas, dirigentes de ONGs y otros están interesados en compartir el poder con
los poderes imperiales. Luchan por un lugar en la mesa del FMI, del Banco Mundial y
en las reuniones de la OMC. Piden alguna regulación para el movimiento de capitales,
mayor acceso a los mercados occidentales y argumentan contra las condiciones de
trabajo dictadas por occidente. Su demanda más radical es la tasa Tobin (un impuesto

208
sobre las transacciones financieras a corto plazo).
Los movimientos más consecuentemente antiimperialistas se encuentran en las
florecientes alianzas populares entre los trabajadores rurales sin tierra, los pequeños
agricultores y productores campesinos y los trabajadores urbanos. Forman el moderno
movimiento antiimperialista enlazando las reformas radicales con el socialismo. La
multiplicidad de respuestas a la conquista Euro-Americana demuestra tanto la
extensión de la oposición como su carácter fragmentado. La respuesta refleja solo
parcialmente las posiciones de clase - así como la mayoría de las respuestas
anteriores contienen una variedad de bases de masas aun si sus líderes vienen de
medios sociales particulares. Está claro que la misma causa (la explotación
imperialista) genera una variedad de efectos y organizaciones políticas. Evidentemente
los políticos no provienen de procesos económicos, se crean en un campo de luchas
culturales, ideológicas y políticas. Los grupos políticos con más posibilidades de
triunfar, son aquellos cuyas organizaciones resuenan efectivamente con la experiencia
diaria, proporcionan una fundamentación general (independientemente de lo
irracional y equivocada que pueda ser), parecen resolver los problemas de cada día (no
importa cuan depredadores puedan ser) y crean una imagen positiva de víctima
triunfante.
El problema hoy no es objetivo - las vastas desigualdades mundiales y las
transferencias de riqueza desde el mundo re-colonizado al imperio Euro-Americano
son transparentes. El mundo capitalista está polarizado, los campesinos y
trabajadores están explotados como nunca antes, el número de empobrecidos crece y
sobre todo, dirigiendo el proceso está un imperialismo Euro-Americano omnipresente,
arrogante, e invasor, un imperio sin ninguna virtud salvadora.
El problema es subjetivo - la debilidad específica se encuentra en la oposición o en los
críticos del imperialismo, algunos de los cuales hasta reconocen los imperativos
sistémicos políticos y económicos que definen el sistema imperialista, influenciados
por el marco teórico y conceptual de sus adversarios, como se evidencia en su
adopción del lenguaje del imperio (globalización, reforma económica, ajuste
estructural, etc. etc.). Las ONGs, si bien enfocan correctamente sus criticas del OMC,
el FMI, el Banco Mundial y los problemas del capital especulativo, pobreza, etc. no
tienen una base organizada entre los trabajadores y los campesinos. Operan
principalmente fuera de estas clases - porque carecen de un análisis clasista de los
problemas y por lo tanto, de las soluciones.
Muchos de los intelectuales, incluídos pensadores críticos, han adoptado una visión
pesimista del mundo, inflando el poder del imperio y la reputación de sus apologistas
mientras condenan a la izquierda (y a aquellos que tienen la audacia de involucrarse
en la lucha antiimperialista) por no haber desentrañado suficientemente las
profundidades de su derrota y no haberse adaptado a las nuevas realidades, o sea,
encontrar un nicho realista en el sistema donde se puedan codear con la "nueva
Derecha", socialdemócratas convertidos en social-imperialistas. Este género de
intelectuales carece de una visión mundial, toman prestado el paradigma dominante,
proporcionan un poco de crítica abstracta, marcan su ascendencia y proyectan su
futura continuidad mientras exponen sus excesos y ofrecen paliativos no solicitados
en la usual forma servil-realista con el poder que sea.
En el campo de las organizaciones de masas los sindicatos tradicionales, salvo
algunas notables excepciones, se han adaptado a las exigencias de las políticas
neoliberales y las demandas de los conglomerados económicos. Los máximos
funcionarios sindicales han adoptado una posición hacia el estado similar a la
relación entre los monarcas y los nobles: juran lealtad al orden neoliberal a cambio del
control de su feudo (el sindicato). A pesar de todo, importantes minorías del ejército de
trabajadores, dentro y fuera de las confederaciones sindicales oficiales, se han
involucrado en numerosas acciones militantes no autorizadas y a menudo se han
unido con otros movimientos sociales de izquierda anti corporaciones en una masiva
oposición al OMC, el Banco Mundial, el FMI y sus organizaciones en el exterior.

209
Igualmente una importante minoría de intelectuales y estudiantes han elaborado
programas anti corporaciones, anti globalización para acompañar e inspirar sus
políticas de acción directa. Así como los partidos históricos de la izquierda
(Comunistas) y el centro izquierda se han dirigido a abrazar al neoliberalismo (La
Tercera Vía de Blair es el ejemplo más claro), los nuevos grupos antiimperialistas,y
anti corporativos han creado sus propias redes internacionales, su propio estilo de
movimiento, organización política y formas innovadoras de políticas de acción directa
que incluyen las ocupaciones de tierras en Paraguay y Brasil, huelgas generales y
levantamientos populares en Ecuador y Bolivia, ocupaciones de fábricas en Corea del
Sur, masivas demostraciones de desobediencia civil en Londres, Seattle, Washington y
Amsterdam y luchas guerrilleras a gran escala en Colombia. Los intelectuales militan
en los movimientos contra la deuda externa, ONGs progresistas contra la globalización
y que atacan a los modelos económicos neoliberales. La marea creciente de oposición
extraparlamentaria a la dominación imperial (mal llamada globalización) ha
introducido un nuevo factor en la ecuación política: un eslabón subjetivo entre las
condiciones objetivas de explotación y una transformación social popular. Los nuevos
movimientos que propugnan la nueva sociedad en sus múltiples o concretos aspectos
políticos, necesitan confrontar algunos retos importantes en el diseño de una sociedad
socialista nueva. Para ahorrar espacio, las voy a catalogar en una lista abreviada: 1) la
división internacional del trabajo, 2) la dependencia de los mercados externos y las
finanzas, 3) pesados pagos de deuda, 4) migración extranjera (emigración de
trabajadores calificados inducido por el imperio), 5) dependencia de las clases altas y
medias de los bienes importados, 6) el aparato de los partidos y sindicatos existentes
están atados al status quo, 7) los medios masivos de comunicación hostiles están
ligados a los conglomerados y transmiten propaganda pro imperialista, 8) posibles
embargos económicos y amenazas militares, 9) tiranía de la doctrina de la
"inevitabilidad de la globalización", 10) fuga de capitales, 11) revueltas mercenarias,
étnicas o militares sustitutas.
Para construir una sociedad socialista nueva, corresponde a los militantes el anticipar
los posibles escenarios adversos para preparar las respuestas. En primera instancia el
socialismo debe verse como un cambio integral basado en transformaciones en la
esfera económica, cultural y política; basado en la comprensión de la dominación
multidimensional del imperialismo. No se puede tender a la transformación económica
sobre un aparato estatal hostil ni introducir cambios sociales cuando los medios
masivos de comunicación exhortan a una demanda excesiva del consumo, a la
rebelión militar, etc.
Aun reconociendo los profundos retos que el imperialismo Euro-Americano representa
para una transformación socialista, los socialistas poseen varios activos políticos
estratégicos. En primer lugar, las tecnologías de información (TI) proporcionan
enormes posibilidades para recoger información de fuentes específicas sobre mercados
alternativos, conflictos de competencia entre poderes imperiales, recursos inutilizados
en el país así como para informar y registrar las demandas populares. Las nuevas
tecnologías pueden procesar y producir nuevos paradigmas y políticas alternativas
basadas en restricciones y activos en el mundo de la toma de decisiones económicas y
políticas, que pueden proporcionar un público más amplio con los costos y beneficios
de las decisiones políticas alternativas. Las TI no son un sustituto de la prática
política democrática sino una herramienta que permite al pueblo registrar sus
necesidades a través de la riqueza de datos, facilitando decisiones óptimas. Una
precondición esencial para la democracia con TI es un estado nuevo, configurado de
manera adecuada. El estado juega un papel de pivote, proporcionando el terreno para
la participación popular, el debate y la formulación de un programa de transición que
vaya de una economía de configuración neo-imperial a una economía socialista.
Las configuraciones de un nuevo estado presuponen varias condiciones de factibilidad
- esencialmente cambios estratégicos en la sociedad y en la economía. Primero y sobre
todo, el principio de base social de apoyo político debe pasar de partidarios pasivos a

210
activos: la masa de población explotada, excluida y desplazada debe ser movilizada,
organizada y debe estar provista de canales para la deliberación, la consulta y la toma
de decisiones efectiva. Sobre todo, debe diseñarse una estrategia económica de
manera que la base social del régimen sea la primera beneficiaria, para demostrar que
la revolución es por el pueblo y para el pueblo y no un subterfugio ideológico para
intelectuales con una movilidad social ascendente. Siguiendo esta línea, el segundo
cambio estratégico implica la reordenación de la producción, la inversión, los
prestamos y las prioridades del mercado para estimular el empleo, los ingresos y la
producción de la base de masas. Es esencial moverse hacia la nueva economía y
consolidar el apoyo político. Interelacionado con el cambio y la introducción de nuevas
prioridades de producción está la necesidad de redistribuir ingresos y la tierra para
romper el poder de los terratenientes y los conglomerados y mejorar la posición de los
trabajadores y los pequeños productores. Finalmente, el estado es de crucial
importancia para reordenar las prioridades presupuestarias en términos de impuestos
y gastos: terminar con los subsidios a las exportaciones y a las corporaciones
imperiales y aumentar los gastos sociales para la atención médica universal, vivienda
publica, educación y pensiones. Para evitar una crisis fiscal, los porcentajes de los
impuestos deberían ser más progresivos en ingresos, ganancias e incrementos
inmobiliarios.
Estos cambios socioeconómicos son estratégicamente importantes en fortalecer la
capacidad del estado socialista democrático para enfrentar el inevitable intento
subversivo de la oposición imperial corporativa. Esa oposición se expresará en primera
instancia como una crisis de confianza inversora- tácticas de miedo diseñadas para
acobardar al régimen y conseguir que reniegue de su política. Esto requiere que el
estado realice acciones decididas y movimientos tácticos compatibles con sus objetivos
estratégicos. Esencialmente existe una línea de tres ramas de acción preventiva.
Primero, políticas económicas de choque, creadas a imitación de las del FMI, solo que
invirtiendo beneficiarios y perdedores: congelamiento de las cuentas bancarias,
ganancias y otros activos, control de precios de los productos básicos, congelamiento
de todos los empleos. Esto debe ser seguido por políticas de ajuste estructural desde
abajo - las empresas en quiebra o con problemas económicos deberían intervenirse,
sus deudas reestructurarse, su administración reorganizarse -introduciendo el control
de los trabajadores y de los empleados técnicos. Estas políticas deberían ser parte
esencial de un paquete más amplio de reformas económicas que pondrían el énfasis
en la ampliación y profundización del mercado interno, cerrando selectivamente la
economía a los conglomerados monopolistas y fomentando el espíritu empresarial
dentro de empresas socializadas cooperativas o las pequeñas y medianas empresas
privadas. Las reformas económicas deberían combinar un plan nacional formulado
democráticamente con la existencia de empresas públicas autónomas y
descentralizadas, cooperativas y firmas privadas coordinadas por una asamblea
legislativa nacional y ejecutiva.

Gestión de Crisis
Estas políticas seguramente provoquen la oposición de los centros pro imperiales,
llevando a una crisis en la economía de transición. Esto, a su vez, requiere una
estrategia de gestión de crisis. Pueden seguirse varias líneas de acción
simultáneamente. Primero, la política debe orientarse a garantizar las necesidades
básicas de la base social de masas. En segundo lugar, se deben aplicar políticas de
austeridad sobre los ricos (extranjeros y nacionales): una política de tomar rehenes de
MNC para poder negociar. La elección debe ser: cooperación o expropiación. Debe
mencionarse que la desinversión es una espada de doble filo; afectar a la economía
popular es un negocio de una sola opción: una vez que los inversores se marchan no
hay vuelta atrás. En tercer lugar, el régimen debe sustituir nuevos factores de
producción para reemplazar la fuga de capitales. Esto requiere la movilización de

211
recursos no utilizados (los desempleados y los subempleados, tierras en barbecho,
transporte de animales en distancias cortas, tecnologías autóctonas, etc.) para
producir bienes que extiendan y profundicen la economía interna y sostener las
importaciones. Mediante las bases de datos TI, los políticos pueden reutilizar los
recursos inutilizados para cubrir las necesidades básicas en la micro y macro
economía.

Hacia una Política de Consolidación de la Transición.


El surgimiento de una economía libre socialista y cooperativa no puede basarse en su
totalidad en un modelo o visión preconcebido. Por el contrario, el resultado será una
mezcla de intentos conscientes y contingencias basadas en el comportamiento, actitud
y desempeño político y económico de actores sociales y clases claves. Por ejemplo, la
transición puede comenzar con un modelo de coparticipación entre capital y trabajo,
pero bajo circunstancias de desinversión evolucionan desde el control de los
trabajadores a la expropiación y reestructuración que lleva a una forma de auto
gestión.
A su vez, la auto gestión basada en un sistema descentralizado se modificará hasta el
grado en que las prioridades sociales nacionales se acepten o se rechacen y el auto
enriquecimiento de forma a las decisiones de los nuevos gerentes, llevando hacia
nuevas desigualdades. Una intervención estatal selectiva en forma de impuestos y
políticas redistributivas puede legislarse para evitar grandes desigualdades regionales
y sectoriales. Mientras el nuevo régimen socialista proporcione una amplia libertad de
formas de propiedad en diferentes sectores, ciertos sectores estratégicos como la
banca, comercio exterior, telecomunicaciones, recursos nacionales, transportes,
infraestructuras, salud serán de propiedad pública bajo control popular. El sector
público combinará el espíritu empresario y la contabilidad popular. El viejo y angosto
espíritu empresario relacionado con el beneficio se reestructurará para hacer que la
innovación, la gestión y la investigación sean más propensas a la creación de
habilidades nacionales. Se introducirán nuevos estilos de gestión flexibles,
adaptándose a las necesidades de los trabajadores, la familia, los consumidores y el
medio ambiente. Las TI deberían proporcionar programas flujo de matrices para
facilitar el nuevo estilo de gestión. Una de las áreas clave para el nuevo liderazgo es el
problema de la corrupción política y las ganancias ilícitas. El sobreprecio realizado por
las empresas privadas exigirá un control de precios de los productos básicos, tales
como productos farmacéuticos, agua, granos básicos, transporte, etc. Esto se puede
combinar con el precio libre de los bienes de lujo - sujetos a fuertes impuestos a la
importación e impuestos a la propiedad personal. El nuevo régimen debería investigar
y confiscar los bienes de fortuna transferidos ilegalmente a cuentas en el exterior.
Debería amarrar los activos nacionales y reclamar a los holdings extranjeros de la
droga, la prostitución y el contrabando capitalista y a sus cómplices financieros.

Políticas del Régimen Pos-Imperial


El control sobre el estado requiere el despido o arresto de altos funcionarios corruptos
o que estén involucrados en comportamientos altamente perjudiciales para las clases
populares (involucrados en represión que causa la pérdida de vidas). Esto implica la
creación de nuevas instituciones en el ámbito de lo militar, lo judicial y de banca
central. Se deben crear nuevas estructuras estatales que sean compatibles con el
nuevo régimen socialista y demócratico y la nueva economía. Debe desarrollarse una
nueva policía de seguridad nacional para garantizar la seguridad de los ciudadanos y
las naciones y protegerlos de la intervención imperial y la subversión. Esto requiere
organización popular así como nuevos códigos legales que impidan la financiación y la
promoción imperial de candidatos clientelares.
Las asambleas regionales y locales (como las del estado de Río Grande do Sul en el sur
de Brasil) deberían debatir y resolver las asignaciones presupuestarias para proyectos

212
sociales, económicos y culturales.
Deberían realizarse asambleas anuales en los lugares de trabajo para debatir y decidir
proyectos de nuevas inversiones así como prioridades de las empresas y de la
comunidad local en consulta con los grupos minoritarios. Deberian ser elegidos
comités del lugar para dirigir la producción conjuntamente con comités de ingeniería,
marketing y gestión en una base de representación del 50/50.
Las políticas económicas a corto plazo deberían dirigirse hacia la conservación de las
relaciones comerciales externas, orientándose tan pronto como sea posible hacia la
diversificación de los mercados, y la recomposición de las exportaciones y acreedores
mientras se profundiza el mercado interno. Debería efectuarse una moratoria sobre el
pago de la deuda. Los préstamos de los políticos corruptos y los préstamos privados
para empresas con fines no productivos deberían repudiarse. Los pagos deberían
renegociarse y posponerse hasta que la economía se estabilizase. Cualquier medida
punitiva o políticamente hostil por parte de los prestamistas debería llevar al rechazo
de la deuda. Las posibilidades de evasión de impuestos deberían desaparecer y se
debería castigar a las corporaciones que encarezcan los productos via transferencia de
precios. Los sectores estratégicos de la economía deberían socializarse y pagarse con
bonos a largo plazo con pagos diferidos para recapitalizar y modernizar las empresas.
La gestión económica del estado debería modernizarse para aumentar su pericia y su
capacidad para la administración económica y elevar su eficiencia en detectar evasión
de impuestos, regulando la salud y las condiciones laborales. Debería profundizarse la
producción para la sustitución de importaciones y acompañarse por el desarrollo
continuado de la educación en solidaridad política e innovación tecnológica.
Los mercados internos en particular tienen prioridad esencial en la construcción de la
nación. Las políticas del imperialismo y el libre mercado han llevado a la quiebra a la
economía campesina y a las industrias provinciales, causando la despoblación masiva
del interior. Para el imperialismo, la "nación" son los enclaves urbanos y mineros y los
centros administrativos que refuerzan la perspectiva del mercado libre y promociona
las absorciones extranjeras. La nación como ente político geográfico es una formalidad
vacía. La tarea de un régimen socialista es recrear la nación, reconstruyendo los
mercados y las unidades productivas del interior de los países por medio de créditos,
redes de transporte que conecten los sectores productivos complementarios de las
provincias y la infraestructura social. La seguridad nacional implica la consolidación
de la construcción de la nación y de la base social popular del régimen. Elevar el nivel
nutricional de la población requiere un compromiso importante en inversiones para la
autosuficiencia alimentaria. Esto exige la promoción de productores locales mediante
cooperativas de productores y empresas familiares. La producción local de bienes de
consumo populares tiene un efecto de multiplicación que lleva a extender la
reproducción y a un mercado interno vibrante.
La eficiencia de la producción socializada, la distribución, el transporte, las
telecomunicaciones y las TI debería medirse por el grado en que estimula el
crecimiento del ingreso, la producción y el estándar de vida para la economía social; la
disminución de los ingresos del estado puede llevar a déficits empresariales, pero a
excedentes sociales - en términos de estándares de vida generales y la expansión de la
red productiva en las economías provinciales. El cálculo de los beneficios sociales es la
forma más adecuada de medir la eficiencia de la economía socialista.

Política Cultural Post-Imperial.


Mientras exista una esfera distinta de política cultural, su significado puede
entenderse y representarse mejor dentro de una matriz económica, política y social
mayor. Dada la importancia estratégica de consolidar la base social popular, durante
el período transicional el régimen socialista debería priorizar la educación básica en
alfabetismo incluyendo formación informática, formación técnica, análisis crítico de
clase y reconocimiento de las contribuciones del arte clásico occidental y no
occidental. La esfera cultural debería involucrarse en la promoción de expresiones

213
culturales nacionales innovadoras, la participación popular en creaciones artísticas
así como nuevas síntesis de formas de arte cosmopolitas y locales. La política debería
dirigirse a maximizar la participación popular a expensas de los promocionados y
sobrevaluados espectáculos comerciales de las millonarias supuestas superestrellas
Euro-Americanas.
La política cultural debería dirigirse hacia el redescubrimiento desde abajo de la
historia y las relaciones de clase contemporáneas. Realismo crítico y expresiones
románticas que se construyen desde el recuento imaginativo de las realidades sociales
y los deseos personales.
Básicamente el estado debería participar de un debate público sin coerción con
adversarios artísticos y apologistas de los intereses del imperio. A través de trabajos
de arte imaginativos y argumentos razonados, los regímenes culturales pos imperiales
deberían promocionar valores de solidaridad, las críticas de los beneficios antisociales
y la exploración individual de la dimensión socio psicológica de los problemas
personales. La honesta presentación de los problemas universales de la mortalidad, el
amor, la muerte, el envejecimiento, los fracasos y éxitos. El estado debería subsidiar
las artes - en sus expresiones alta, baja y media que entretiene y educa. Si bien los
intelectuales, las figuras deportivas y los artistas muy formados pero oportunistas
deberían poder emigrar libremente a mercados más rentables, deberían retribuir a la
clase trabajadora y a los campesinos por los gastos de su educación y formación, ya
sea mediante tiempo de trabajo o pagos directos. Los precios de entrada a los
espectáculos deportivos y los eventos artísticos deberían establecerse de forma que
sean accesibles a todos los trabajadores. Los salarios de los actores profesionales
deberían concordar con los de los profesionales o los trabajadores altamente
cualificados. No deberían ser parte de una elite privatizada. Las instalaciones
culturales deberían ser públicas y estar ampliamente disponibles: casas de campo y
mansiones de la playa deberían socializarse y estar disponibles para las vacaciones de
las familias trabajadoras.
Finalmente, la revolución cultural promoverá la auto realización a través de trabajos
culturales de estilo experimental y clásico. Como conclusión, el socialismo puede
comenzar a resolver el problema básico de la existencia material, acabando con el
saqueo. Podría también proporcionar las bases para confrontar las tragedias y los
triunfos de las relaciones personales y las necesidades emocionales. El socialismo no
resolverá estos problemas muy básicos, que persistirán. Pero el camino estará abierto
al debate sobre la naturaleza de las pasiones humanas y los dilemas insolubles de la
vida diaria. Las cuestiones de ciencia, tecnología, sus usos y abusos, los sentimientos
religiosos estarán todos abiertos al debate, dentro de los parámetros de nuestra
democracia participatoria igualitaria, fuera de su uso instrumental para aumentar el
poder imperial.

Traducción para Rebelión: Alicia de los santos

214
El Che Guevara y los movimientos
revolucionarios actuales

Por James Petras

Le Monde Diplomatique
Para discutir la relevancia del pensamiento y de la práctica del Che Guevara hoy, es
importante distinguir entre su política revolucionaria por un lado, y su aplicación
táctica particular en la forma de "lucha armada" o, incluso, más específicamente, de
guerra de guerrillas rural, por el otro.
Esta distinción es importante porque el Che fue ante todo un actor y teórico
revolucionario, incluso cuando no estaba involucrado en el combate armado. Además,
sirve para analizar los diferentes niveles del pensamiento y de la práctica del Che.
Podemos anotar varias dimensiones. Primero: su análisis general de la estructura de
clases, del rol del imperalismo, de las alianzas políticas, de las experiencias históricas,
de la correlación de fuerzas a nivel nacional, regional e internacional. Segundo: el
pensamiento y la práctica revolucionarios del Che combinaban un análisis crítico del
imperialismo y del capitalismo con un involucramiento activo y reflexiones sobre la
construcción del socialismo. Tercero: el pensamiento y la práctica revolucionarios del
Che concebían al socialismo como parte de un orden mundial nuevo, en el que los
países imperialistas se movilizaban a escala mundial para destruir cada revolución, lo
cual, a su vez, obligaba a los revolucionarios a buscar apoyo y extender la revolución
internacionalmente.
Entre la posición táctica del Che sobre la guerra de guerrillas y su análisis general del
capitalismo, del imperialismo y del socialismo, estaban sus puntos de vista sobre ética
y práctica política, sobre la relación entre organizaciones revolucionarias y pueblos
oprimidos, sobre las interrelaciones entre revolución e imperialismo, y sobre la
relación entre valores personales y acción revolucionaria.
Yo argumentaría que la relevancia del Che para la política revolucionaria
contemporánea se encuentra en su análisis general de la política y en sus reflexiones
de nivel medio sobre la acción política y las estructuras económicas, más que en sus
ideas tácticas aplicadas a circunstancias coyunturales específicas. Fusionar estos tres
niveles de la práctica revolucionaria del Che, o reducir sus pensamientos a
discusiones tácticas sobre la lucha guerrillera o armada, es entender completamente
mal y desvalorar su relevancia hoy.
Del análisis general y de las reflexiones de nivel medio del Che, uno puede derivar una
variedad de estrategias y tácticas políticas y sociales, y una variedad de formas de
acción organizacionales que pudieran o pudieran no incluir la "lucha armada" y la
guerra de guerrillas. Ya que éstas últimas son cuestiones tácticas derivadas de
determinaciones contextuales específicas y de circunstancias coyunturales, su
utilidad y relevancia son históricamente limitadas. Por lo tanto, la línea de decisión
más fructífera es enfocar sobre el conocimiento y la visión revolucionarios del Che
respecto del capitalismo y, particularmente, del imperialismo, y sus reflexiones de
alcance medio acerca de la relación entre subjetividad y condiciones objetivas.
La dialéctica del imperialismo y de la revolución: el Che contra los globalizadores
Para el Che, la expansión del capitalismo a escala mundial y su penetración, cada vez
más profunda, de mercados, producción, distribución, banca y servicios, eran
esencialmente un fenómeno social y político. Los movimientos económicos del
capitalismo estaban sustentados en la acción político-militar, como premisa que
creaba las "apropiadas" relaciones sociales estables de explotación entre el capital y el

215
trabajo. Dentro de este marco social y político, inducido imperialmente, acontecían los
movimientos de capital, se expandían las multinacionales, inversionistas extranjeros
compraban empresas públicas privatizadas, eran implementados programas de
austeridad del Fondo Monetario Internacional(FMI). La descripción del Che de la
expansión del capitalismo como esencialmente una relación de poder político, se
encuentra en contraste agudo con los teóricos contemporáneos que parlotean acerca
de la "globalización". Éstos describen la expansión del capitalismo como un proceso
universal, impersonal, que es irreversible porque es el producto de estructuras
económicas.
La lectura del Che de la expansión capitalista como una relación social y política
contrasta con los teóricos globalistas contemporáneos, que hablan en términos de
procesos objetivos. Estas concepciones diferentes tienen ramificaciones políticas
enormes. Debido a que el Che reconoce que el poder político es la fuente de la
expansión del capital mundial, utiliza un concepto analítico incisivo--el
imperialismo--. Los teóricos globalistas no tienen ejes centrales donde ubicar su
amorfa categoría, en gran parte descriptiva, de la "globalización".
Segundo, el Che define el imperialismo como una relación social y política entre clases
y Estados; por lo tanto sujeta a la transformación. Los globalistas describen la
globalización como una estructura objetiva que se propaga mediante su lógica interna
y que, por ende, elimina cualquier acción política o social transformativa.
Tercero, el Che conceptualiza el imperialismo como un fenómeno histórico
contradictorio, cuya expansión crea conflictos nacionales/de clase que conducen a su
declive. En contraste, los globalistas tienen una concepción linear de la expansión
capitalista, que resulta en su consolidación en un nuevo orden mundial. En su forma
extrema(y reaccionaria), los globalistas conciben al capitalismo deviniéndo en un
"sistema capitalista mundial" auto perpetuante, en el que los únicos cambios ocurren
entre diferentes localidades dentro del sistema.
Para el Che, una vez que las relaciones socioeconómicas de explotación estan en su
lugar, la subjetividad es determinante del orden social y del sistema económico. En el
pensamiento globalista, las estructuras económicas continúan dominando a la
subjetividad, dejando solamente pequeños espacios para la acción social. Mientras
que para el Che los grandes interrogantes, el poder del Estado, la dominación
imperialista y las relaciones de clase permanecen en el centro de la disputa política,
entre globalistas contemporáneos, los grandes interrogantes han sido resueltos. Para
los globalistas, la única política posible es negociar los términos de la capitulación
ante el imperialismo; èllos se concentran en debates culturales concernientes a
identidades formales y al espacio social ocupado por varios grupos de identidad que
funcionan en los intersticios del "sistema". En una palabra, mientras que el Che
desafía al imperialismo mundial a partir del nivel micro de las aldeas de Africa y de
Bolivia, la perspectiva globalista está casada con el micro mundo de los
posmodernistas en los intersticios de un hiperdeterminado sistema capitalista
mundial.
La perspectiva política del Che evoca una imagen prometeica de seres humanos
luchando por cambiar su mundo. Los globalistas contemporáneos evocan el
pesimismo de Schopenhauer con respecto a las perspectivas de transformar el
capitalismo, o una euforia mánica posmoderna que enumera la proliferación de
identidades distintas, todas firmemente situadas en el firmamento capitalista. El
conflicto político y teórico fundamental hoy se da precisamente entre la perspectiva
prometeica del Che y el pesimismo schopenhaueriano y/o su eufórica contraparte
panglossiana, que piensa que nosotros ya "vivimos en el mejor de los mundos
posibles".
Aproximarse hoy a la acción política revolucionaria requiere que uno escoja la
perspectiva guevariana. El punto de partida para el análisis teórico y para la acción
práctica reside en examinar las relaciones de clase y políticas que apuntalan la
expansión del capitalismo. El proceso de transformación de la estructura del

216
capitalismo o del imperialismo mundial comienza con las relaciones sociales que la
sostienen a cada nivel; desde las unidades más básicas (el lugar de trabajo, la
economía local), pasando por los sectores productivos y el Estado nacional, hasta las
instituciones financieras internacionales y los Estados imperialistas.

El Che: subjetividad, "condiciones objetivas" y revolución


Siguiendo esta línea de investigación y práctica, pasamos a la segunda contribución
mayor del Che a la política revolucionaria contemporánea: la centralidad de la acción
humana: consciencia, organización disciplinada y claridad ideológica.
En sus tiempos, el gran enemigo del Che eran los ideólogos y epígonos de los partidos
socialdemócratas y pro soviéticos quienes aconsejaban pasividad ante el "desarrollo de
las fuerzas productivas". Ellos argumentaban que los "partidos revolucionarios"
deberían promover la "maduración del capitalismo", así posponiendo la acción
revolucionaria para una "etapa posterior", ya que la clase trabajadora todavía estaba
en proceso de "ser formada". A estas perspectivas reaccionarias, o en el mejor de los
casos, "reformistas", el Che planteó varias objeciones y una perspectiva alterna.
En primer lugar, argumentó que mientras el capitalismo podría "avanzar", lo haría
explotando a más trabajadores y socavando las mismas condiciones de existencia de
éstos. El Che argumentó que el capitalismo, en curso de "desarrollar las fuerzas
productivas", estaba profundizando las desigualdades y minando la capacidad de las
clases y de las naciones para actuar por sí mismas. Segundo: el Che no veía ninguna
razón a priori por la cual trabajadores y campesinos deberían esperar o posponer sus
actividades revolucionarias sociales para una "etapa posterior", si ya estaban en su
lugar las mismas condiciones de explotación y de miseria, y las experiencias colectivas
que hacían posible una revolución. El interrogante para el Che no era un asunto
cuantitativo de cuántas máquinas y obreros estaban en su lugar, sino un asunto
cualitativo. ¿Polarizaba el imperialismo las clases dentro de las unidades básicas de
producción? ¿Caracterizaban las relaciones clasistas de explotación a la formación
social? Si así fuere, entonces la revolución no solamente era posible sino necesaria.
Hoy está presente la misma dualidad de perspectiva que en tiempos del Che;
únicamente han cambiado los nombres y el lenguaje.
Los ideólogos de hoy de centro izquierda argumentan que en esta etapa del
capitalismo global, la opción es entre variedades muy diferentes de capitaismo:
neoliberalismo(variedad retrógrada) o capitalismo asistencialista(variedad progresista).
Junto con su acomodamiento al capitalismo, argumentan que las tareas actuales de la
izquierda giran alrededor de "modernizar" la economía, "reformar" el Estado y
"descentralizar" el gobierno. Detrás de estas formulaciones generales se encuentra la
noción de que la revolución social es imposible, (debido a la globalización, un mantra
evocado en la ausencia de poder cerebral), o de que queda pendiente para el futuro
distante. Mientras tanto, los revisionistas actuales argumentan que la tarea es
colaborar("concertación") con la burguesía "moderna" y con el imperialismo, para
construir una economía competitiva, capaz de participar en la economía global y para
promover el bienestar del "pueblo".
Al igual que en los tiempos del Che, quienes comparten su pensamiento hoy rechazan
esta tesis y proponen otra basada en las contradicciones que emergen del capitalismo
realmente existente.
Primero, señalan el hecho de que la burguesía más dinámica y más avanzada
(aquellos quienes más activamente invierten, exportan y producen) es precisamente la
más explotadora en términos de relaciones capital/trabajo.
Segundo, el "desarrollo de las fuerzas productivas", como ocurre hoy bajo condiciones
de dominación total del Estado, está desintegrando y desplazando masas de obreros y
campesinos, (a través de la tecnología, de la especulación, de las adquisiciones de
industrias locales, de las importaciones baratas, etc.), no ampliando y creando una
nueva clase trabajadora cohesiva.

217
Tercero, la "reforma del Estado" que favorecen los revisionistas significa en la práctica
el despido masivo de empleados públicos de los servicios sociales, y la creciente
influencia de pequeños núcleos de tecnócratas entrenados en el extranjero y
organizaciones no gobernamentales, ONGs), quienes son sirvientes a sueldo o socios
del imperialismo, y colaboran con la clase dominante y su Estado.
Cuarto, la "descentralización" traslada la responsabilidad por los servicios sociales a
los gobiernos locales sin los recursos correspondientes, mientras que los ingresos del
erario se concentran en un ejecutivo centralizado que financia a la élite económica.
A partir de su crítica de los revisionistas contemporáneos, los seguidores actuales del
Che establecen un conjunto diferente de premisas para la ación política.
Para empezar, argumentan que la política electoral de hoy no es la arena para llevar a
cabo el cambio social; solamente ha sido efectiva la acción directa que involucra la
movilización masiva. Para respaldar esta proposición citan quince años de práctica
política.
Segundo, argumentan que la pobreza que se profundiza y la creciente desigualdad
entre trabajadores y campesinos explotados y desplazados requiere de la solidadridad
de clase, no de pactos sociales("concertación") con los explotadores. De nuevo, esto
está basado en experiencias históricas recientes y en observaciones empíricas.
Tercero, señalan el conflicto de clases dentro de la sociedad civil, (entre terratenientes
y trabajadores rurales, ejecutivos corporativos y trabajadores asalariados, etc.), así
como la centralidad del Estado en promover la agenda neoliberal. Rechazan las ideas
de una "sociedad civil" virtuosa y homogénea, y de un Estado populista malvado.
Cuarto, los revolucionarios de hoy argumentan que la acción política necesita ser
estructurada, organizada y orientada por una educación política. Se oponen tanto a la
espontaneidad como a los pactos electorales cupulares o de élite.
La lucha entre los revisionistas y los revolucionarios de hoy refleja los debates de
antes entre el Che y sus antagonistas. ¿Quiénes son actualmente los "seguidores" del
la práctica revolucionaria del Che? Como mencioné anteriormente, la cuestión no se
resuelve decisivamente contando el número de armas (la ecuación militar), sino
entendiendo las políticas y las prácticas que guían a las nuevas organizaciones
sociales revolucionarias.
Podemos empezar con el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra(MST) en
Brazil, la Federación Nacional Campesina en Paraguay, el Ejercito Zapatista de
Liberación Nacional(EZLN) en México, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia(FARC), el Sindicato Campesino y sectores de las uniones mineras en Bolivia,
la federación india y campesina en Ecuador, el CUC en Guatemala, el ADC en El
Salvador, la Fuerza Revolucionaria en la República Dominicana.
Lo que distingue a estos grupos revolucionarios de los revisionistas no es la cuestión
de las armas, sino el contenido y el estilo de la política. Lo que asocia a estos grupos
con Guevara es la perspectiva política común, el diagnóstico político común y el punto
de partida común para la acción política: las relaciones sociales de producción, el
asumir que la subjetividad es el motor clave de la historia, la idea de que la
subjetividad necesita ser expresada en formas disciplinadas y organizadas, y que la
pieza central de la política es la liberación de los campesinos y de los trabajadores por
su propia acción directa, y no por las élites electorales divorciadas de las luchas
cotidianas de ellos. Esto no quiere decir que estas fuerzas revolucionarias no
participen en la política electoral o que no busquen apoyo en partidos electorales
próximos a sus posiciones políticas. Sí significa que la política electoral y que las
alianzas multi clasistas estan subordinadas a políticas de acción directa y a su agenda
programática.
Uno pudiera argumentar que este análisis "diluye" la "esencia" revolucionaria del
pensamiento del Che, al incluir a grupos diversos, con estrategias diferentes,
involucrados en formaciones no militares.
Ante esa crítica hay que recalcar que la premisa fundamental de este trabajo es que el
pensamiento y la práctica del Che son polifacéticos, complejos e incluso , en algunos

218
casos, determinados contextualmente. El Che estaba agudamente consciente de la
variación histórica y de las realidades objetivas, al mismo tiempo que en casos
particulares cometió errores tácticos. Esta línea de argumentación, lejos de diluír el
pensamiento y la práctica del Che, expande e incorpora su pensamiento politíco más
amplio; rechaza el enfoque reduccionista militarista a favor de un entendimiento
teórico más amplio, uno que explica la razón por la cual la mayoría de los movimientos
político-sociales enumerados arriba se ven a sí mismos como herederos de la teoría y
la práctica del Che.

Internacionalismo: el Che y los movimientos actuales


Mientras que el Che comenzó desde la perspectiva internacionalista de la Revolución
Cubana y se desplazó hacia un área de acción nacional específica, e incluso local, los
movimientos revolucionarios actuales parten de una base sólida a nivel regional o
local y se trasladan hacia lo nacional o internacional. Mientras que el pensamiento
internacional del Che configuró su práctica local, los movimientos político-sociales de
hoy actúan localmente y piensan internacionalmente. El resultado es que mientras
que el Che tenía una comprensión brillante de la naturaleza de las políticas
imperialistas, una perspicacia profunda de los efectos multiplicadores de las
revoluciones y de las vulnerabilidades estructurales de sus adversarios, era
tácticamente débil y menos que lúcido en cuanto a las localidades específicas donde él
originaba la acción.
En contraste, los movimientos revolucionarios actuales tienen una facultad
fundamental para captar las condiciones locales, incluyendo un entendimiento
profundo de estructuras de poder nacional y regional, de los reclamos particulares y
de las capacidades organizativas de las clases explotadas. Pero estan aún en las
etapas iniciales de la formulación de una estrategia internacionalista.
Una síntesis de las fortalezas prácticas y teóricas del análisis internacional del Che
Guevara y de las practicas locales de los movimientos revolucionarios actuales
proporcionaría capacidades organizacionales y tácticas y estratégicas en las tareas de
crear condiciones para una transformación socialista del capitalismo.

Ética y política
Etica y política es otra área en la cual el análisis del Che Guevara es relevante e
influyente para la política revolucionaria actual. Esto asume varias formas; en primera
instancia, el método de combatir la distancia(jerarquía) entre seguidores y líderes. En
segundo lugar,la idea de combatir la estructura burocrática y las distinciones
privilegiadas entre líderes y seguidores. Tercero, la práctica de involucrarse en el
trabajo y la vida cotidianos de la gente mientras ejercen autoridad en posiciones de
liderazgo. Cuarto, comprometerse con medios que son compatibles con los fines.
Quinto, enseñar dando el ejemplo, no por decreto o mandato.
Las prácticas éticas no son concepciones idealistas divorciadas de la existencia
material. El materialismo histórico incluye las normas de acción, así como la práctica
misma. Un enfoque materialista histórico que entienda la relevancia política y las
continuidades de la influencia del Che Guevara sobre las políticas revolucionarias
actuales requiere que examinemos su concepto de "la ética" de la política.
La vida privada del Che fue austera: su influencia política no resultó en la
acumulación de riqueza y privilegios. No había ninguna "piñata" sandinista en su vida
posrrevolucionaria. La revolución tenía que ver con avances sociales de clase como un
todo, no con el engrandecimiento individual. Cuanto menor la distancia material entre
líderes y seguidores, tanto más probable que compartan los mismos problemas, tanto
más probable que los líderes respondan a las mismas necesidades y problemas de la
generalidad de la población. Cuanto menor la distancia material, tanto mayor la
posibilidad de perspectivas compartidas y tanto menores los obstáculos a la
comunicación y al acceso directos, y también menor la probabilidad de que el

219
movimiento atraiga a oportunistas interesados en utlilizar la política como trampolín
para una carrera lucrativa.
Hoy, la práctica del Che de condiciones materiales compartidas es ejercida por todos
los nuevos movimientos revolucionarios mayores. Los líderes del MST en Brasil, de los
cocaleros en Bolivia, de la federación campesina en Paraguay, viven en viviendas,
comen y se visten a niveles bastante similares a los de la mayoría de quienes les
apoyan. Las gratificaciones del liderazgo no se encuentran en recompensas materiales
o en privilegios, sino en crear y mejorar las posibilidades de la propia vida en un grado
igual al de los militantes del movimiento. Buen liderazgo es recompensado con
respeto, reconocimiento y autoridad entre las bases.
El Che luchó constantemente contra estructuras y métodos "burocráticos", pugnando
por una organización eficiente y efectiva, trayendo a los cuadros a trabajar en las
faenas físicas prácticas, y creando y educando a la gente común en las tareas a ser
resueltas. La lucha antiburocrática no era espontánea. Exigía disciplina y estructuras
que permitían el esfuerzo adicional e iniciativas individuales.
Los movimientos revolucionarios exitosos de hoy estan altamente organizados y, sin
embargo, permiten iniciativas locales y regionales en la realización de metas e
intereses comunes. El MST, por ejemplo, es un movimiento organizado, disciplinado,
con un liderazgo nacional cuyo propósito es realizar una reforma agraria profunda.
Mientras que el liderazgo nacional proporciona la dirección general, las organizaciones
regionales organizan las ocupaciones de tierra, la resistencia y la producción. Y las
cooperativas locales deciden su organización interna y sus políticas.
El Che era un partidario convencido del trabajo productivo; de combinar tareas
mentales y físicas como un elemento clave para entender los problemas y
preocupaciones cotidianos de la gente. Vio el trabajo voluntario como un ingrediente
importante en desmantelar perspectivas de casta entre profesionales e intelectuales;
para enseñarles cómo era generada la plusvalía para proveer la actividad cultural.
Más básicamente, el Che veía esta práctica como clave para crear vínculos entre
trabajadores mentales y manuales, para evitar el surgimiento de una Nueva Clase
basada en la superioridad de los intelectuales.
Hoy, los nuevos movimientos revolucionarios estan involucrados en una lucha similar:
en reclutar intelectuales que sirvan al movimiento y no que se conviertan en
vanguardias autoproclamadas. Una de las áreas de mayor conflicto a este respecto es
la lucha entre los profesionales de las ONGs y los líderes populares de los
movimientos sociales revolucionarios. En muchos casos, los profesionales de las ONGs
fragmentan los movimientos, los ponen bajo tutela, o los arrean a proyectos apolíticos,
así socavando su programa político revolucionario. Los movimientos revolucionarios
insisten en fijar la agenda, en definir sus necesidades y en invitar a los intelectuales a
fomentar la lucha en los términos fijados por los líderes populares. Algunos
intelectuales aceptan, muchos se retiran.
Moralidad personal y política estan entrelazadas en la práctica del Che. En la Sierra
Maestra prohibió a sus camaradas emplear la tortura para obtener información de un
espía que trabajaba para la policía secreta. Argumentó que el uso de la tortura
derrotaría el propósito de la revolución, que consistía en abolir el trato inhumano. Es
más, el Che argumentó que la práctica de la tortura corrompería a los revolucionarios
que la practicaran. Igualmente, el Che liberó frecuentemente a soldados comunes
durante la guerra revolucionaria, reconociendo que ellos también eran víctimas del
sistema. Sólo torturadores y aquellos oficiales perpetradores de crímenes de sangre
eran ejecutados sumariamente.
La idea del Che era que las organizaciones revolucionarias deberían involucrarse en
actividades y crear relaciones que preconfiguraran la sociedad nueva. De ahí que su
creencia en "El Hombre Nuevo" estaba basada en la idea de que lo que hoy se hace, y
cómo se hace, conforman lo que emergerá en el futuro. No compartía la creencia
soviética de que fijar precios o estímulos comerciales para motivar a la gente crearía
una sociedad comunista. Al contrario, percibió correctamente que detrás de la fachada

220
de la propiedad del Estado, los soviéticos estaban creando una mentalidad capitalista.
Así, el Che anticipó con gran previsión el colapso del comunismo soviético y el
surgimiento repentino de la ideología capitalista. Como argumentaban él y Fidel
Castro, "no se puede erigir el comunismo con signos de dólares en los ojos de la
gente". Esto no quiere decir que mejoras materiales no fueran esenciales en la visión
del Che. Pero lo que argumentaba era que la manera de consecución, (lucha colectiva
para mejoras colectivas basadas en un esfuerzo igual), era tan importante como el
resultado: las mejoras materiales.
Muchos de los movimientos revolucionarios contemporáneos en América Latina
reportan las mismas ideas hoy. Los movimientos luchan por combinar medios éticos
para lograr fines justos. No coaccionan a sus miembros a que persigan una sola forma
de organización social después de que tierra ha sido expropiada. Educan y entonces
dejan que las familias escojan. Consultan a sus miembros en asambleas organizadas;
no hay ningún caudillo iluminado quien actúa por la gente. Por supuesto, esto es la
norma que no siempre es practicada. En cualquier movimiento de masas hay
individuos quienes, a veces, se involucran en actividades egoístas y buscan ganar
pequeñas ventajas a expensas de otros. Hay líderes a quienes la crítica les disgusta.
El punto, sin embargo, es que éstas son desviaciones de las normas reconocibles, no
la regla que guía la conducta, como sucede en los códigos capitalista o stalinista.
Enseñar por medio del ejemplo era el principio rector del Che. En su rol activo en la
lucha guerrillera sufrió las mismas privaciones y dificultades, tomó los mismos riesgos
y no pidió ningún favor especial, a pesar de su serio impedimento físico(asma). De
hecho, se sobre comprometió; trabajó horas más largas, durmió menos, y era muy
crítico de sus errores y traspies. Su estilo pedagógico era que el aprendizaje estaba
basado en observar lo que uno hacía, no sólo lo que uno decía. Demasiado
frecuentemente las masas perdían confianza en las ideas por causa del doble
discurso; las divergencias entre lo que prometía o decía un líder, y la manera en que
vivía o practicaba realmente la política. El Che creía que la confianza era esencial en
la edificación de un movimiento popular, y en crear una organización basada en una
conducta apegada a principios. Por este motivo creía que los líderes deberían enseñar
dando el ejemplo.
Los líderes revolucionarios de hoy aplican las enseñanzas del Che: en las conferencias
comen los mismos alimentos, duermen sobre el mismo tipo de litera o hamaca, viaja
en la misma clase de autobús, se involucran en el mismo tipo de práctica y de trabajo.
Cuando hablan a favor de la ocupación de tierras, estan en la primera línea de acción,
no en el cuartel general en la ciudad capital emitiendo boletines de prensa y dando
entrevistas a la televisión.
El éxito de los nuevos movimientos revolucionarios es en parte el resultado de la
práctica de la ética y de la política articuladas por el Che. La admiración popuñar y la
emulación está fundamentada en la creencia compartida de que las bases materiales
de la sociedad nueva son construídas a partir de los valores del igualitarismo, de la
responsabilidad personal y del respeto mutuo.

El Che y las tácticas de la lucha armada


Probablemente el área en el cual la contribución del Che sea de la menor relevancia
hoy es en el ámbito de la táctica militar. Su éxito guerrillero en Cuba estaba basado
en gran medida en la pre existente organización de masas en las ciudades, en la
politización histórica del campesinado de ciertas regiones y en el genio estratégico de
Fidel Castro. La experiencia del Che en el Congo y en Bolivia eran en buena parte
esfuerzos infructuosos por cristalizar una lucha por el poder.
Esto no quiere decir que la lucha armada no haya sido una estrategia exitosa
(Vietnam, Nicaragua, Cuba, China, Mozambique, etcétera); ni tampoco que no existan
importantes movimientos populares armados hoy (FARC en Colombia, EZLN en
México, la AFLD de Kabila en Zaire, etcétera.). Más bien, en este terreno uno tiene que
tener cuidado de no deletrear qué es lo relevante en los escritos y en la práctica del

221
Che, y qué queda como históricamente anecdótico.
Primero, el Che describió detalladamente las condiciones bajo las cuales la lucha
armada era necesaria: la dictadura (Cuba de Batista, Bolivia de Barrientos),
invasiones imperialistas (Vietnam, Guatemala), dictadores coloniales/neocoloniales
(Congo, Zaire). Algunas de estas condiciones estan presentes hoy día en algunos
países de América Latina (Perú, Colombia, México). En América Latina, por ejemplo,
Colombia, a pesar de su fachada electoral, es un Estado terrorista, en el cual los
escuadrones de la muerte y los militares gobiernan vastas regiones del país. El Partido
Revolucionario Institucional(PRI) de México es una dictadura de partido-Estado, que
asesina a rivales y roba elecciones. Perú está gobernado por una dictadura
cívico-militar. Segundo, el Che reconoció los límites de la democracia capitalista y
cuestionó la voluntad de la burguesía para aceptar desenlaces electorales que fueran
en contra de sus intereses fundamentales de propiedad; o en el caso del imperialismo,
de que acepte democracias que fueran contra sus sus inversiones, cobranza de deuda
y oportunidades de mercado. En esas condiciones, la posición del Che anticipó el
derrocamiento estadunidense-militar del régimen de Allende, electo
democráticamente.
Estas observaciones del Che fueron la base para su perspectiva de la lucha armada, y
hoy continúan estando abiertas al debate y a la discusión.
Lo que es menos relevante es su concepción de la relación entre la lucha armada y
movimientos populares de masas. Incluso en Cuba, el Che malentendió y subestimó la
importancia crucial de la lucha urbana y de sus redes de apoyo; un punto del que
finalmente se percató, en su fracasado esfuerzo en Bolivia cuando éstas no
funcionaron.
La selección de áreas de lucha, hechas por el Che, y su análisis de las relaciones
específicas de fuerza en los sitios de acción, en el Congo, Bolivia, Argentina y Perú,
estaban bastante fuera del blanco. Su dependencia de fuentes de información de
segunda mano y sus valoraciones generales fueron una metodología inadecuada. Su
sentido de subjetividad de la población local y de la distribución física de sus
partidarios fue incorrecta. En pocas palabras, intentó formalizar un modelo de guerra
de guerrillas, (basado en supuestos erróneos en Cuba), y extrapolarlo a otro conjunto
de países. El método fue equivocado y las consecuencias fatales.
En este sentido, los movimientos revolucionarios actuales tienen una tremenda
ventaja táctica y gran experiencia para complementar y trascender la enseñanza
revolucionaria del Che. Dicho de otra manera, puede y debe haber un diálogo crítico y
creativo entre el pensamiento vivo del Che Guevara, su brillante análisis general, sus
reflexiones críticas sobre teoría y práctica, y los nuevos movimientos revolucionarios
en América Latina, sus prácticas perspicaces y sus creativas perspectivas
estratégicas.

222
El papel de las clases privilegiadas
en la destrucción de la democracia chilena
Por James Petras
Fuente: H.I.J.O.S.

Introducción
En el vigésimo quinto aniversario del derrocamiento de Salvador Allende, presidente
del gobierno socialista chileno democráticamente elegido, el juicio convencional de los
hechos continúa repitiendo los mismos errores básicos en relación con la violenta
destrucción de las instituciones democráticas, sus perpetradores, y, más
específicamente, sobre la relación entre las clases media y alta y las prácticas
totalitarias de los dictadores militares. Pintar el derrocamiento de la democracia como
un suceso puramente "militar", ajeno a la estructura de clases, a las elites políticas y
a las tradiciones autoritarias profundamente arraigadas en una sociedad tan
estratificada como la chilena, contribuye a ocultar las verdaderas fuerzas actuantes
en el golpe de estado y permite la colaboración entre una izquierda supuesta y el
centro-derecha gobernante. La distorsión de la historia política de Chile y del papel
jugado por las clases y sectores civiles implicados en el derrocamiento del gobierno de
la Unidad Popular es acompañada por la falsificación de la naturaleza del sistema
político chileno anterior al golpe. Actualmente algunos ex-izquierdistas dispuestos a
colaborar con los responsables del golpe de estado y quienes lo apoyaron, proclaman
que fue la izquierda chilena la que lo provocó con su ideología, valores y conducta
antidemocráticas. Estos arrepentidos describen al gobierno de Allende como
compartiendo el mismo talante autoritario que el régimen militar de Pinochet,
buscando con ello legitimar su actual colaboración con el régimen neoliberal vigente al
que presentan como el mejor de los mundos posibles. Sin embargo, este enfoque,
denominado como la estrategia de los "dos demonios" por sus críticos, no resiste un
examen histórico cuidadoso. Este ensayo sostendrá, en primer término, que el
derrocamiento de Allende fue un golpe clasista en el cual civiles pertenecientes, casi
exclusivamente, a las clases altas jugaron un papel decisivo en el apoyo y la
promoción de medidas totalitarias antes, durante y después del violento golpe que
derrocó al presidente electo. En segundo término, sostendremos que bajo el gobierno
de Allende, Chile experimentó un nivel de participación democrática sin precedentes
en su historia, comparable a los sistemas más avanzados en el ámbito mundial. El
problema de Chile no fue la ausencia de democracia, sino la incapacidad de su
gobierno, democráticamente electo, para distinguir entre oposición legítima y
subversión totalitaria. El problema consistió en la falta de voluntad de los demócratas
en el gobierno de Allende para defender el orden constitucional frente al
comportamiento ilegal y violento de las clases altas, sus organizaciones sociales y las
elites de los partidos políticos que defendían sus intereses.

Golpe militar o golpe clasista


Durante los diez años en que realicé estudios sobre la política chilena (1962-1973)
creció mi escepticismo sobre el paradigma dominante que hablaba de su prolongada y
asentada tradición democrática. Descubrí que desde finales del siglo XIX hasta
mediados los años sesenta, varios gobiernos chilenos estaban implicados en algunas
de las más sangrientas represiones ocurridas en América Latina contra sindicatos
democráticos y pacíficas protestas campesinas y urbanas. El sistema electoral era tan
imperfecto que, hasta bien entrado este siglo, menos del 10 por ciento del electorado
podía determinar los resultados electorales. En segundo lugar, Chile experimentó una

223
serie de violentas convulsiones que prepararon el terreno para la caída de Allende. En
1891, así como en el período comprendido entre la segunda mitad de los años veinte y
el comienzo de los treinta, el proceso político estuvo marcado por golpes militares y
convulsiones civiles, con las clases dominantes reclamando la intervención del ejército
para resolver los conflictos laborales y para derribar a políticos nacionalistas. Aquellas
recurrieron a la organización de milicias paramilitares "republicanas" para reforzar su
dominio frente a los movimientos de izquierdas emergentes, incluso después de la
restauración de la democracia, a mediados de la década de 1930. El autoritarismo,
profundamente asentado, de la política chilena se manifestó en la década
comprendida entre 1948 y 1958 con la proscripción del Partido Comunista y el
establecimiento de campos de concentración en varias localidades de norte desértico
del país, como Pisagua, constituyendo un verdadero precedente de los campos
abiertos por el régimen militar del general Pinochet, respaldado por esas clases
dominantes, en la década de 1970. La proscripción de la principal organización
política de la clase obrera (el Partido Comunista) durante los años cincuenta, pone en
tela de juicio la premisa fundamental sostenida por los que afirman la existencia de
una "tradición democrática sólidamente asentada a lo lago de un siglo" en la política
chilena. Al comenzar mis estudios de campo en Chile a mediados de los sesenta, topé
con frecuencia con actitudes y conductas autoritarias entre los miembros de las clases
alta y media alta. Desdeñaban las preferencias de voto de obreros y campesinos, al
tiempo que se mostraban hostiles a las normas y procedimientos democráticos que
afectaban sus intereses sociales y económicos. Aplaudían públicamente las medidas
represivas adoptadas por el gobierno Frei contra los mineros del cobre y del carbón.
Durante la década de 1960 circularon dos versiones relativas a la naturaleza del
sistema político chileno: la "versión oficial" que repetía sin cesar que Chile era una
democracia que gozaba de vibrante vitalidad, y la "versión extraoficial", que inspiraba
el comportamiento de las clases dominantes y que consideraba a la democracia como
algo a tolerar siempre y cuando los privilegios de clase, las desigualdades y la
concentración de la propiedad permanecieran intactos. En varios encuentros
informales mantenidos con grandes terratenientes a finales de los sesenta, me
manifestaron su intención de oponerse la reforma agraria promulgada y de alentar un
derrocamiento violento del gobierno. Cuando en aquella época desarrollé la tesis de un
golpe apoyado por la clase alta (en las conclusiones de mi primer estudio Politics and
Social Forces in Chilean Development) los autores más convencionales descartaban
esa posibilidad.
La tradición autoritaria de las clases alta y media alta chilenas (CAMA) se activó
inmediatamente después de la victoria electoral de Salvador Allende. Al comienzo,
miembros violentos de las CAMA asesinaron al general Schneider, un
constitucionalista, esperando provocar con ello un golpe militar. Ejecutivos de
multinacionales norteamericanas (AT& T) junto a sus homólogos chilenos
contribuyeron a financiar otro golpe de estado que terminó fracasando. El
derrocamiento violento de Allende fue un proceso, no un evento singular sucedido el
11 de septiembre de 1973. Las actividades ilegales y violentas de los partidos,
dirigentes y activistas de las CAMA jugaron un papel principal en el
desencadenamiento del asalto militar al poder, colaborando con el gobierno en la
represión desatada en fábricas y barrios, apoyando al nuevo régimen militar-civil y
recogiendo los beneficios de su política. Entre 1970 y 1973, pero especialmente
durante el período que se extiende desde mediados de 1972 hasta septiembre de
1973, prácticamente la totalidad de los empresarios y propietarios rurales con los que
conversé criticaban la reticencia militar a derrocar el gobierno. Por supuesto muchos
de ellos rechazaban la idea de arriesgarse personalmente para defender sus sagrados
derechos de propiedad. Hombres de negocios, profesionales enriquecidos, propietarios
de empresas de transporte y comerciantes mayoristas participaban en boicots ilegales
que amenazaban el bienestar popular, con el fin de derrocar al régimen, no de
alcanzar reivindicaciones específicas. Los propietarios de los medios de comunicación

224
colaboraron con organismos de espionaje extranjeros (como, por ejemplo, Agustín
Edwards de El Mercurio con Richard Helms de la CIA) para provocar el caos y apoyar
acciones violentas encubiertas. La casi totalidad de los empresarios organizaron
lock-outs ilegales para paralizar la economía y derrocar al gobierno. Con frecuencia
colaboraron con grupos derechistas para intimidar a aquellos que rehusaban
participar en los cierres patronales. La dirección del Partido Demócrata-Cristiano
(PDC) se implicó en los esfuerzos sistemáticos para paralizar al gobierno de la Unidad
Popular bloqueando la aprobación de presupuestos, intentando la dimisión de
ministros con los pretextos más nimios, e instruyendo a sus partidarios en los
sindicatos y las asociaciones profesionales para que colaboraran con los empresarios
para desbaratar la producción y bloquear los mecanismos de negociación colectiva. La
cúspide dirigente del PDC conspiró con servicios de inteligencia extranjeros recibiendo
fondos ilegales, y con oficiales militares dispuestos a derrocar a Allende y sustituirlo
por un demócrata-cristiano. El Partido Nacional, de extrema derecha, junto al grupo
terrorista Patria y Libertad, organizó el sabotaje de la producción, distribución y
transmisión de energía. Los acontecimientos militares del 11 de septiembre de 1973
fueron precedidos por un nivel inédito de actividades violentas apoyadas y dirigidas
por las CAMA, con el propósito explícito de crear un clima propicio al golpe militar. El
proceso de "organización del golpe" estuvo controlado, casi por completo, por civiles
pertenecientes a las clases alta y media alta, con el objetivo de debilitar a las
organizaciones de la clase obrera y del campesinado. Fue un proceso de carácter
claramente clasista dirigido a subvertir y anular los cambios socioeconómicos y
políticos que habían permitido el acceso a la propiedad a los campesinos, el control
obrero en la industria y el desarrollo de un sistema financiero para promover el sector
económico de propiedad social. El violento derrocamiento del gobierno democrático por
los militares era el medio idóneo para recuperar privilegios de clase, la propiedad
indiscutida sobre los medios de producción y el control total de las relaciones de
producción. Una vez desencadenado el golpe de estado y ante la mínima posibilidad de
que hubiera resistencia armada, los miembros de las clases dominantes se refugiaron
en sus domicilios a la espera de acontecimientos mientras los partidos Demócrata
Cristiano y Nacional hacían explícito su apoyo al golpe -desde la seguridad de sus
cuarteles generales. La naturaleza militar del asalto final al gobierno, fue la
culminación de las actividades ilegales instigadas por los civiles, que "legitimaron" la
violencia a los ojos de los generales. La judicatura, la mayor parte de la burocracia
civil y la gran mayoría de la elite empresarial y profesional -incluyendo a muchos
profesores de la Universidad Católica y la Universidad de Chile- ofrecieron
inmediatamente su colaboración a la nueva junta militar. Inmediatamente después de
la consumación del golpe de estado, las CAMA aportaron una colaboración esencial en
la formulación de la política económica, la represión de los trabajadores, la
expropiación a los beneficiarios de la reforma agraria, en obtener la asistencia
financiera internacional y una política de defensa para la junta militar. Sin esta
colaboración a gran escala y a largo plazo, la junta militar habría tenido serias
dificultades para sostenerse. Industriales, gerentes y terratenientes desencadenaron
purgas masivas contra los sospechosos de simpatizar con el gobierno de Allende.
Empresarios y burócratas sindicales aliados a la Democracia Cristiana y al Partido
Nacional denunciaron a activistas y dirigentes sindicales sometidos a tortura,
ejecutados o encerrados en campos de concentración por la policía secreta y los
militares. Los dirigentes de las principales organizaciones industriales, comerciales y
médicas se colaboraron con el régimen militar con asesores y técnicos para suplir su
inexperiencia en temas económicos. Los infames Chicago-Boys de la Universidad
Católica proporcionaron los programas económicos y trajeron a Chile a asesores como
Milton Friedman y Arnold Harbeger para legitimar el "modelo" económico de
superexplotación. Muchos miembros del alto clero expresaron públicamente su apoyo
a la junta militar, aún cuando sacerdotes demócratas eran arrestados y torturados. El
Partido Nacional e inicialmente la Democracia Cristiana aprobaron la disolución del

225
parlamento. La primera divergencia se produjo poco después que los militares
disolvieran los partidos políticos. Los demócrata-cristianos que habían aprobado al
primera ola de arrestos y ejecuciones masivas, terminaron objetando cuando vieron
claramente que el golpe no les devolvería el poder. Algunos sectores protestaron por la
disolución de su partido. Otros, en cambio, la aceptaron y se unieron al régimen de
Pinochet. Mucho más significativo fue el abrumador apoyo a la junta, sin interrupción
durante una década y media, del grueso de las CAMA, instaladas en los lujosos
barrios de Santiago (Las Condes, Vitacura, Providencial), Concepción, Valparaíso,
Temuco. Las razzias militares en los barrios de chabolas, habitados por las clases
bajas, las brutales masacres durante as protestas populares que se produjeron entre
1983 y 1986 fueron aplaudidas por las CAMA y el grueso de la clase media bajo los
auspicios de El Mercurio, La Tercera y las principales cadenas radiofónicas y
televisivas.
Prácticamente no se registran casos de familias pertenecientes a las clases altas
dando refugio o protección a militantes obreros o campesinos. En ese sentido la
actitud de la clase alta chilena frente al atropello de los derechos humanos fue peor
que la registrada en la Europa ocupada durante la persecución de los judíos por los
nazis. Los contados casos en que ofrecieron refugio o apoyo a demócratas perseguidos
fue cuando se trataba de izquierdistas pertenecientes a su propia clase. Profesionales
y hombres de negocios chilenos contaron, en algunos casos, con el apoyo familiar para
refugiarse en las embajadas. El carácter clasista de la sociedad chilena se manifestó
incluso en la persecución de la oposición. Muchos de los izquierdistas pertenecientes
a la clase media abandonaron a sus compañeros de la clase obrera, llegando a Europa
donde alcanzaron, en muchos casos, posiciones lucrativas en las universidades así
como subsidios. Mientras que campesinos y obreros sufrieron el peso de la represión
militar y de la explotación y el abuso de las clases dominantes. El aspecto clave de la
fusión y colaboración entre las CAMA y los militares fue su acuerdo "en colocar a
obreros en su sitio", restaurar las estructuras clasistas y castigar con severidad a los
transgresores. Los industriales ya no tuvieron que afrontar huelgas o negociaciones
colectivas con los sindicatos. Los terratenientes pudieron contar nuevamente con la
obediencia ciega de los campesinos aterrorizados. Las damas de la alta sociedad
pudieron tiranizar sin obstáculos a sus sirvientas. El retorno de un orden y una
legalidad clasista incuestionables fue el motivo de la colaboración mutua entre las
CAMA y los militares. La distribución de los beneficios económicos en el nuevo orden
militar fue otro de los puntos clave en la consolidación de sus relaciones con las clases
dominantes. Las enormes ganancias que obtuvieron banqueros y empresarios
industriales, los vastos imperios económicos surgidos en el seno de la nueva clase de
millonarios es una consecuencia directa de la naturaleza esencialmente capitalista del
régimen militar. En términos estrictos la junta militar reprimió con el asesoramiento y
la ayuda de jueces y líderes civiles pertenecientes a las clases altas. En el ámbito
social y económico fueron las clases altas chilenas las que diseñaron y aplicaron las
políticas que privatizaron empresas públicas lucrativas, quienes aseguraron los
préstamos internacionales que permitieron recuperar la banca en crisis para que
pudiera privatizarse. Se comete un serio error cuando se dice que los militares
devolvieron su riqueza a los ricos, porque el régimen nunca fue exclusivamente
militar. Especialmente en el ámbito de la política económica fueron los miembros de
las clases altas, vinculados a las instituciones económicas más importantes de la
sociedad civil chilena, quienes dictaron los términos. La visión totalitaria de Pinochet
fue compartida por la mayor parte de las clases altas durante su mandato. Apoyaron
sus medidas diseñadas para sostener el modelo económico que las enriquecía
mientras empobrecía a millones.

La continuidad del autoritarismo en el período postpinochetista

226
Lo más notable en la transición al sistema electoral es la continuidad de las
desigualdades económicas y sociales del período precedente, la permanencia del
aparato militar y de inteligencia con sus estructuras intactas y la impunidad de los
principales responsables de las violaciones de los derechos humanos. Este
continuismo explica la facilidad con que las autoritarias CAMA han aceptado al
proceso electoral. El férreo control ejercido por las clases dominantes sobre la
sociedad, los medios de comunicación y las instituciones económicas, a través de los
partidos políticos gobernantes expresa el continuismo del poder en un nuevo contexto.
La anterior fusión cívico-militar de la dictadura ha sido reeditada en la Concertación:
la fusión de las clases altas con los partidos políticos, el estado y los militares. En los
años noventa esta continuidad se manifiesta así mismo en el control estatal sobre los
sindicatos y las organizaciones campesinas, en la salvaje represión de las protestas
pacíficas y en la incorporación del máximo líder del estado totalitario en una de las
cámaras parlamentarias. Firmemente instaladas en los centros del poder económico y
militar, las CAMA toleran la actividad pública que no afecta los aspectos centrales del
gobierno y la economía. Los debates y manifestaciones políticas reciben poca o
ninguna difusión pública y son consideradas como entretenimientos para pacificar a
la oposición.

Los intelectuales arrepentidos


Una de las dificultades que afronta la nueva generación de opositores al status quo en
Chile es el reencuentro con el pasado. Uno de los mayores obstáculos son los
"intelectuales izquierdistas arrepentidos". El papel fundamental del intelectual
arrepentido y reconciliado con el status quo, es el de distorsionar la rica experiencia
democrática del gobierno de Allende para conseguir una buena posición dentro del
sistema electoral neo-autoritario dominado por las CAMA. El sistema político chileno
durante el gobierno de la Unidad Popular fue uno de los más democráticos en la
historia occidental reciente, cualquiera que sea el aspecto desde el que se lo examine.
No sólo tuvieron lugar elecciones libres, abiertas y regulares para elegir a los
representantes políticos, sino que también aquellas tuvieron lugar en los sindicatos,
organizaciones campesinas, de mujeres y vecinales, así como en otros sectores de la
sociedad civil. Trabajadores elegidos democráticamente administraron las fábricas, los
campesinos votaron para designar a los dirigentes de los asentamientos generados por
la reforma agraria, y los estudiantes y empleados universitarios participaron en la
elección de los equipos de gobierno de los centro académicos. Muchos institutos de
investigación y servicios públicos (salud, vivienda e higiene) fueron sometidos al
control de los ciudadanos. Esta contundente realidad democrática, sin precedentes en
Chile como en Occidente, ha sido negada, distorsionada y falsificada por estos
ex-izquierdistas arrepentidos. Enfocan sus críticas sobre los "valores autoritarios" de
la izquierda chilena, su "visión instrumental" de la democracia, su afinidad por las
ideologías autoritarias (pro-soviéticas). Sin embargo, la cuestión fundamental es que
estos denominados por aquellos como intelectuales autoritarios se atuvieron a las
reglas de juego democráticas. Ninguno fue capaz de imponer sus supuestos valores
"autoritarios" en el sistema político. En mis diez años de investigación en Chile, entre
1963 y 1973, la mayor parte de los datos que obtuve demuestran que el grueso de las
medidas democráticas fue impulsado por la izquierda: comités barriales
democráticamente elegidos, fábricas y granjas autogestionadas, coparticipación
universitaria, comités de salud pública comunitarios, etc. Los ex izquierdistas
vergonzantes falsifican la realidad deduciendo actitudes autoritarias a partir de
esquemas ideológicos abstractos en lugar de observaciones empíricas e históricas
sobre el comportamiento de la izquierda. Por lo tanto inventaron el mito que presenta
a la izquierda rechazando a la democracia, adjudicándole que la consideraba como un
mero "instrumento en el camino a al dictadura del proletariado". La realidad es que la
izquierda extendió y profundizó la democracia participativa más allá de la convocatoria
periódica de elecciones parlamentarias, extendiéndola a los lugares de trabajo y a los

227
barrios así como al sistema educativo y sanitario.
Las normas democráticas fueron utilizadas para realizar una democracia sustantiva -
igualdad de condiciones y libertad de expresión para las clases populares, hasta ese
momento oprimidas e intimidadas por empresarios, terratenientes y damas de al alta
sociedad. Lo que resulta particularmente deshonesto en esos intelectuales ex
izquierdistas es su falta de interés en explorara y criticar actualmente el pasado
autoritario y totalitario de sus colegas demócrata-cristianos y derechistas en el
parlamento y las universidades. No lo intentan para lesionar su mutuo acuerdo y el
nuevo consenso basado en denunciar el pasado igualitario y socialista y celebrando el
régimen electoral neoliberal y autoritario. Para estos ex izquierdistas los demócratas
fueron los responsables del golpe de estado, no las CAMA implicadas en la violencia.
Aducen que los políticos que nivelaron riqueza y propiedad fueron "provocadores".
Este absurdo lógico es una apología transparente de los tres años de violencia y
violación de las normas democráticas organizadas por el PDC y el P.
Nacional en colaboración con las clases altas durante la presidencia de Allende. La
nueva generación que alcanza la madurez política en Chile en la búsqueda de cambios
auténticamente democráticos debe recuperar la verdadera historia de la democracia
bajo el gobierno de la Unidad Popular y rechazar los mitos y falsedades difundidas por
los intelectuales ex izquierdistas. Sobre todo deben rechazar los rasgos autoritarios de
las CAMA chilenas mientras perfilan su programa de justicia social.

228
ONGs y movimientos sociopolíticos
James Petras

Las ONG enfatizan en los proyectos, no en los movimientos: "movilizan" a la gente para
producir en los márgenes y no para luchar por el control de los medios básicos de
producción y riqueza; focalizan su atención en la asistencia técnica financiera a los
proyectos y no en las condiciones estructurales que conforman la vida cotidiana de la
gente. Las ONG cooptan el lenguaje de la izquierda: "poder popular", "fortalecimiento
del poder", "igualdad de género", "desarrollo sustentable", "dirigencia de abajo hacia
arriba", etc. El problema es que ese lenguaje está ligado a una estructura de
colaboración con donantes y agencias gubernamentales que subordinan la actividad
práctica a la política de no confrontación.
La naturaleza local de la actividad de las ONG -que significa "fortalecimiento del
poder"- nunca va más allá de la influencia sobre áreas pequeñas de la vida social que
disponen de recursos limitados dentro de las condiciones permitidas por el Estado
neoliberal y la macroeconomía.
Las ONG y sus contingentes de profesionales post marxistas compiten directamente
con los movimientos socio-políticos por la influencia sobre los pobres, las mujeres, los
racialmente excluidos, etc. Su ideología y práctica desvía la atención desde las fuentes
y las soluciones de pobreza (mirando hacia atrás y al interior en vez de hacerlo hacia
arriba y al exterior). Hablar de microempresas en lugar de referirse a la explotación
por los bancos internacionales refleja -más que la búsqueda de una solución- la
noción subyacente que de el problema tiene que ver con la iniciativa individual más
que con transferencia de capitales al exterior. La ayuda de las ONGs llega a sectores
pequeños de la población, generando competencia entre comunidades que luchan por
recursos escasos, provocando diferencias insidiosas y rivalidades inter e intra
comunitarias que destruyen la solidaridad de clase. Lo mismo vale para los
profesionales: cada cual se preocupa de su ONG para solicitar financiamiento
internacional. Compiten en presentar proposiciones más apegadas al gusto de
donantes y que ofrezcan los costos más bajos, mientras sostienen mayor número de
seguidores... El efecto concreto es una proliferación de ONG que fragmentan las
comunidades pobres en grupos sectoriales y subsectoriales incapaces de ver el
contexto social que los aflige y, mucho menos, de unirse para luchar contra el
sistema.
Experiencias recientes demuestran también que los donantes internacionales
financian proyectos durante "crisis" (políticas y sociales) que desafían el status quo.
Una vez que los movimientos han amainado, ellos desvían el financiamiento hacia
ONG que "colaboran" con el régimen, ajustando los proyectos a la agenda neoliberal.
El desarrollo económico compatible con el libre mercado, antes que la organización de
base para el cambio social, se convierte en el ítem dominante para la distribución de
fondos. La estructura y naturaleza de las ONG, con su postura "apolítica" y su
preocupación por la autoayuda, despolitizan y desmovilizan a los pobres. Refuerzan
los procesos electorales impulsados por los partidos neoliberales y los medios de
comunicación de masas. Se elude la educación política acerca de la naturaleza del
imperialismo, las bases de clase del neoliberalismo, la lucha de clase entre los
exportadores y los trabajadores de temporada. En vez de eso, las ONG hablan de "los
excluidos", de "los sin voz", de la "extrema pobreza", de la "discriminación racial o de
género" sin ir más allá de los síntomas, comprometiéndose así con el sistema social
que produce esas condiciones. Al incorporar a los pobres a la economía neoliberal a
través solamente de la "acción voluntaria privada", las ONG crean un mundo político
en el que la apariencia de solidaridad y acción social oculta una conformidad
conservadora con la estructura de poder nacional e internacional.
No es coincidencia que en ciertas regiones en que las ONG se convirtieron en

229
dominantes, declinara la acción política de clase independiente y el neoliberalismo
campeé sin cortapisas.
El asunto de fondo es que el crecimiento de las ONG coincide con el mayor
financiamiento proveniente del neoliberalismo y la profundización de la pobreza allí
donde se produce. A pesar de los muchos éxitos locales que reclaman las ONG, el
poder del neoliberalismo en su conjunto se mantiene incontrarrestable y las ONG
tienen que buscar cada vez con mayor intensidad nichos en los intersticios del poder.
El problema de la formulación de alternativas ha sido obstaculizado de diversas
maneras.
Muchos de los antiguos líderes guerrilleros y de los movimientos sociales, sindicatos y
organizaciones populares de mujeres han sido cooptados por las ONG. La oferta es
tentadora: remuneraciones elevadas (a veces en moneda dura), prestigio y
reconocimiento por parte de los donantes internacionales, viajes y acceso a redes de
trabajo, ayudantes y equipamiento en infraestructura, seguridad relativa ante la
represión.
Frente a ellas, los movimientos socio-políticos ofrecen pocos beneficios materiales,
pero sí un mayor respeto e independencia y, lo que es más importante, libertad para
desafiar la política y el sistema económico. Las ONG y sus financistas internacionales
(Banco Interamericano de Desarrollo, Banco Mundial) publican informes y boletines
sobre experiencias exitosas de micro empresarios y otros proyectos de autoayuda, sin
mencionar los altos promedios de quiebras y fracasos que se producen a medida que
baja el consumo popular o que las importaciones de bajo precio inundan el mercado y
suben las tasas de interés.
Incluso los "éxitos" se refieren solamente a una pequeña fracción del total de pobres
en el grado en que otros no pueden entrar al mismo mercado. Sin embargo, la
propaganda sobre los éxitos individuales de microempresarios es importante para
alimentar la ilusión de que el neoliberalismo es un fenómeno popular. Los frecuentes
estallidos de violencia que tienen lugar en regiones en que se promueven las
microempresas sugieren que la ideología que la sustenta no es hegemónica y que las
ONG no han desplazado todavía a los movimientos de clase independientes.
Por último, las ONG nutren un nuevo tipo de colonialismo cultural y económico y una
nueva dependencia. Los proyectos se diseñan -o al menos se aprueban- dentro de las
"pautas" de prioridades de los centros imperiales o sus instituciones. Ellos son
administrados y "vendidos" a las comunidades. Las evaluaciones son hechas por -y
para- las instituciones imperiales. Los cambios de prioridades en los financiamientos y
las malas evaluaciones provocan desastres de grupos, comunidades, granjas y
cooperativas. Todo (personas y cosas) se ajusta para cumplir con las exigencias de los
donantes y los evaluadores de proyectos. Los nuevos virreyes supervisan y controlan
que haya conformidad con los objetivos, valores e ideología del donante, así como el
uso adecuado de los fondos. Si hay "éxito" se hacen cada vez más dependientes de la
continuación del apoyo externo; en caso contrario, colapsan.
Mientras la mayoría de las ONG son instrumentos del neoliberalismo, hay una
pequeña minoría que logra desarrollar una estrategia alternativa que apoya políticas
de clase y antiimperialistas. Ninguna de ellas recibe fondos del Banco Mundial o de
agencias gubernamentales europeas o norteamericanas. Ellas mismas sostienen los
esfuerzos de vincular a las organizaciones de poder local con las luchas por el poder
del Estado.
Vinculan los proyectos locales con los movimientos socio-políticos nacionales que
impulsan la ocupación de tierras, que defienden la propiedad pública y el dominio
nacional frente a las multinacionales. Entregan apoyo político a los movimientos
sociales involucrados en luchas para conseguir la expropiación de la tierra. Se
solidarizan con las luchas de las mujeres con perspectiva de clase. Reconocen la
importancia de la política en la orientación de las luchas locales e inmediatas. Creen
que las organizaciones locales deben también luchar a nivel nacional y que los

230
dirigentes nacionales deben ser responsables ante los activistas locales. En una
palabra, estas ONG no son post marxistas

231
Democracia y capitalismo. Transición
democrática o neoautoritarismo

James Petras

La temática de hoy, democracia y capitalismo, puede presentarse como interrogante:


¿estamos en una transición democrática o vamos hacia un neototalitarismo? Esa es la
primera pregunta que quiero plantear. Después quiero discutir sobre la relación entre
capitalismo y democracia. Y tercero, quiero vincular todos estos debates con el efecto
que han tenido sobre la intelectualidad en América latina, porque yo creo que gran
parte del giro hacia el centro, centroderecha de la intelectualidad, está profundamente
vinculado con las actividades, discursos y escritos sobre la temática de las llamadas
transiciones y el sentido que tienen la democracia y el autoritarismo. Vamos a
finalizar, entonces, con esta cuestión de la intelectualidad, de las fuerzas y debates
que están influyendo sobre su trayectoria.
Ahora, algunos comentarios generales. El debate sobre las llamadas transiciones
democráticas es muy pobre. Hemos revisado un mar de tinta y toneladas de papeles
escritos. Y la conclusión que saco de ello es que hay una gran pobreza.
Primero, la presentación de una dicotomía, entre autoritarismo militar y democracia
electoral. Esta dicotomía es una gran simplificación. Que lo que no es militar, lo que
es civil, cuando hay elecciones, necesariamente significa un sistema democrático. Voy
a argumentar que la otra alternativa es considerar regímenes electorales autoritarios.
Por eso lo voy a llamar neoautoritarismo, para distinguirlo del viejo autoritarismo
relacionado con las dictaduras militares.
Segundo, en el debate falta una discusión seria sobre la composición de las
instituciones políticas básicas que conforman los parámetros de las actividades
políticas en los sistemas que se llaman democráticos. Hay que ir a fondo a discutir no
solo las instituciones, sino también las decisiones y los procesos que están implicados
en la toma de decisiones. Y finalmente, analizar la cultura política que es
determinante sobre la forma en que están actuando las elecciones, los políticos y la
estructura de decisión.
Tercer punto en relación con esta pobreza discursiva es la falta de estudios históricos
comparativos que puedan utilizarse para especificar las condiciones en que
capitalismo y democracia son compatibles o no compatibles, y sus limitaciones.
Tenemos que considerar toda una gama de experiencias históricas para argumentar
sobre cuáles son las condiciones que permiten la confluencia de capitalismo y
democracia. Y cuáles son las condiciones en las que la democracia y el capitalismo
son incompatibles.
Cuarto punto, debemos considerar una tendencia creciente, de largo plazo, de gran
alcance, del aumento de los agentes no elegidos como principales actores en la toma
de decisiones en los sistemas actuales. En otras palabras, debemos considerar la
creciente influencia que tienen funcionarios no elegidos en estos sistemas llamados
democráticos, que actúan sobre la macroeconomía, las macro estructuras sociales y
sobre todos los aspectos que afectan la vida de los ciudadanos.

T ransiciones o transacciones
A partir de una evaluación, un análisis que debe ser breve esta noche, podríamos
contestar la pregunta inicial: si esta transición está llevándonos hacia una democracia
o hacia un neototalitarismo. En otras palabras, para nosotros, en la primera parte de
nuestra discusión, la idea de una transición democrática es problemático, es para
debatir, no es una cosa dada ya como afirman, atreviéndose incluso de hablar de

232
"consolidación" o "no consolidación", de "democracia restringida" o "no restringida",
utilizando adjetivos para modificar sus posiciones históricas (que tienen una enorme y
nefasta influencia desde fines de los '80), justificando y defendiendo la tesis de una
transición democrática frágil, problemática, pero anunciando que se dirigía hacia una
gran transición que culminaría en la consolidación democrática. Entonces, las dos
hipótesis que confrontan pueden expresarse así: ¿desde los gobiernos militares hemos
transitado hacia la democracia o hacia un gobierno electoral neoautoritario?
Primero, debemos hacer una distinción fundamental entre régimen y Estado. Tenemos
de verdad lo que podríamos llamar una transición híbrida y debemos rechazar los
criterios que siempre dicen: tenemos partidos competitivos, tenemos elecciones,
tenemos alternancia, y después a partir de eso ya estamos en la democracia. Esta
definición muy estrecha excluye una discusión sobre las instituciones políticas más
importantes del sistema político.
Debemos reconocer la continuidad en la composición, funcionamiento y vínculos de
las instituciones estatales con los sectores dominantes del sistema político anterior.
En otras palabras, el régimen político electoral está insertado en una serie de
instituciones sumamente autoritarias, militares, policiales, poder judicial, autonomía
del Banco Central, instituciones que no responden a cualquier política que resulte de
una mera consulta electoral. Esta matriz de fuerzas autoritarias fija los límites del
debate político y fija los límites sobre la toma de decisiones de la política, la
macropolítica. Condiciona lo que es factible y lo que no es factible.
Entonces, es preciso reconocer que no son cosas de autoritaristas, que quede un Patti
aquí, un Massera allá, sino que son estructuras que tienen un legado operativo que
sigue funcionando en la actualidad. No son anomalías. Un asesinato, una represión,
una persecución, tienen raíces en la institucionalidad actual.
Segundo factor que debemos tomar en cuenta es el legado histórico del pasado.
Teníamos un período de mucho protagonismo popular en un sistema electoral, viene
el golpe militar y después viene el gobierno civil. Durante el período de gobierno
militar hay una represión feroz. Se impone una cultura del terror y los políticos que
surgen después de la dictadura internalizan la política represiva. ¿Qué significa
internalizar? Dicen que a partir de la nueva situación debemos bajar las banderas,
debemos asimilar el nuevo discurso, debemos dejar de hablar del Estado, debemos
hablar de la retórica democrática y no de los poderes verticales que dominan sobre la
política.
Y este legado entonces, que es producto de experiencias históricas, es un factor que
influye sobre la toma de decisiones y el pensamiento de los mismos políticos y es un
factor difícil de cuantificar y mucho más difícil de medir con la precisión de la
matemática y por ello es mucho más eficaz y eficiente en la influencia.
Entonces, si uno analiza los aspectos estructurales debemos concluir que en la
relación transición hacia la democracia y continuidad del Estado, está el primer
argumento a favor de la hipótesis del neototalitarismo.
Ahora, lo que tenemos es realmente lo que decía ... porque la caída de los militares era
producto de dos fuerzas: luchas, protestas populares y un desgaste, por un lado, y
negociaciones de las élites para conseguir una salida que proteja sus intereses, por
otro.
Como resultante de las dos fuerzas, tenemos una situación doble: mejoramiento
relativo de los derechos individuales, libertad de palabra, con todos los crímenes que
continúan: matando periodistas, amenazando estudiantes, profesores, etcétera.
Hablando relativamente conseguimos estos espacios para reunir, conversar y discutir.
Pero los grandes parámetros institucionales, socioeconómicos son productos de
aquella negociación. Por eso digo que debemos hablar de regímenes híbridos que
combinan el autoritarismo estructural y la variable liberal, democrática, que funciona
dentro de aquel marco político.
El otro factor que creo que debemos entender es la composición político-económica de
las campañas electorales. Las grandes finanzas que influyen sobre las campañas, son

233
imprescindibles para motivar a los ciudadanos a votar en ausencia de alternativas
reales. Necesitan gastar millones y millones en publicidad mediática por la falta de
motivación en los contenidos del discurso de los políticos y las campañas.
Y más, las campañas electorales tienen un defecto fundamental: lo que se discute en
la campaña no tiene ninguna relación con lo que hacen los elegidos en el gobierno. En
todos los países los políticos atacan el neoliberalismo para profundizarlo después.
La disociación entre la campaña electoral y la política de gobierno, significa que la
campaña no tiene sentido. Es una gran decepción. Si la campaña, la competencia es
una decepción. ¿Cómo entendemos la práctica democrática de que un ciudadano a
partir de una campaña, puede elegir su programa, sus preferencias? ¿Qué significa
entonces? ¿Que esta campaña define el camino de una democracia en transición o
define precisamente la decepción hacia un neoautoritarismo? Y más aún el proceso de
toma de decisiones fundamentales en toda América latina, que en el último tiempo es
por decreto presidencial: en una tarde Menem cambia todo el panorama económico
firmando decretos de privatización. Lo mismo hace Cardoso, Fujimori ni hablar. Las
decisiones de gran trascendencia ocurren sin consultar a los congresistas, al cuerpo
legislativo, mucho menos consultas populares. No se atreven a poner un referéndum
sobre las privatizaciones de petróleo, de los bancos, de los servicios públicos, etcétera.
Está hecho con el dedo, al mejor estilo de los militares. Son civiles del dedo: es el
estilo de gobiernos autoritarios, es el neoautoritarismo.
Un gobierno democrático consulta, entra en debate, pone sobre la mesa las preguntas
durante la campaña, antes de la campaña, etcétera.
Ultimo punto en relación con eso. Las decisiones estratégicas en el último período, la
política de ajustes estructurales, las privatizaciones, la "flexibilización" del trabajo, la
concentración económica, las fusiones, la gran mayoría de las estrategias económicas
y las medidas prácticas, son producidas por funcionarios no elegidos. O son
instituciones llamadas internacionales, con funcionarios de Europa o de Estados
Unidos, que actúan en el Fondo Monetario, actúan en el Banco Mundial, en el Banco
Interamericano de Desarrollo, las que toman las decisiones, fijan las normas y
condicionan cualquier préstamo en función de ellas. Cualquier ministro de Hacienda o
presidente del Banco Central (funcionarios no elegidos) ahora debe ser un hombre de
confianza de otros funcionarios no elegidos.
No es exagerado decir, entonces, que estamos hablando de un nuevo colonialismo. No
es una expresión retórica, para conseguir aplausos. Analizamos las visitas-inspección,
los planes de ajuste, la implementación, los condicionamientos. ¿Cómo podemos
hablar de una transición a la democracia cuando las decisiones fundamentales están
tomadas por funcionarios no elegidos, ni siquiera nacionales, extranjeros? Y los
funcionarios nacionales no elegidos seleccionados, los mal llamados tecnócratas,
tienen que ser personas de confianza de los poderes externos, tampoco elegidos.
Caso reciente es el del presidente del Banco Central de Brasil, hombre de confianza
del financista internacional George Soros. Está nombrado precisamente por eso. Y
cuando se refieren a "la confianza", están diciendo que el criterio de selección es "la
confianza" de los no elegidos en otros no elegidos. Implica la expropiación del ejercicio
democrático de elección por los ciudadanos. Es la otra cara de la moneda.
Ahora, tomando todo eso en cuenta, algunos escritores académicos hablan de
"paradoja". Más elecciones, dicen, más desigualdad; más presidentes electos, más
pobreza, más concentración de riqueza. Son "paradojas", la democracia está
generando una situación tan deteriorada... y con tanta pobreza.
No hay tales "paradojas" si aceptamos la hipótesis del autoritarismo. La política
sustancial, el contenido de las políticas prácticas es elitista, porque la estructura que
está tomando estas decisiones no tiene nada que ver con la democracia. Son los
funcionarios no elegidos, nacionales o extranjeros, es la manera autoritaria imponer
las políticas, los que generan las desigualdades. No hay ninguna paradoja: vemos
desde otra óptica el verdadero funcionamiento del sistema político y sus instancias de
decisión.

234
Entonces es muy explicable lo de la gente. Lo de ese pobre pueblo estúpido, que sigue
votando por fulano y eligiendo y tomando decisiones sobre su propio destino hacia la
catástrofe. Tomando los cuatro criterios que hemos seleccionado ¿qué es la cultura?
La cultura política es la política de la incertidumbre, la política de la inseguridad. Está
estudiado por los políticos. Es la teoría de que si nosotros empezamos a implementar
medidas efectivamente populares, vamos a provocar a los militares. Entonces cultivan
una cultura del terror. No la cultura cívica, no promoviendo la participación y la
organización.
Segundo, ahora tienen otro demonio: se van los inversionistas, viene el caos. Entonces
debes aguantar más. Esta cultura del terror es incompatible con la hipótesis de una
transición democrática, es el cultivo del miedo, de la incertidumbre: es la fórmula de
cualquier gobierno autoritario.

Capitalismo y democracia
En esta primera parte de la presentación expusimos sobre las teorías de transición;
ahora quiero entrar en otro aspecto de este debate que es la relación entre capitalismo
y democracia.
La derecha argumenta que el capitalismo y la democracia están vinculados. El
capitalismo genera una pluralidad de clases: clases populares, clases medias, clases
dominantes. Y este pluralismo social genera un pluralismo político que es la base de la
democracia: la competencia de clases sociales llega a la competencia política. Si no
hay mercados no hay pluralismo. Si no hay pluralismo, no hay democracia. O a la
inversa, si hay capitalismo, hay pluralismo y hay democracia.
La izquierda argumenta que capitalismo y democracia son incompatibles. Que el
capitalismo siempre es la concentración del poder contra los esfuerzos por
democratizar y abrir camino para la competencia electoral y para la participación del
ciudadano en la política.
Y tercera, una versión de Norberto Bobbio y otros que podríamos llamar un poco
"centristas", dicen que capitalismo y democracia son compatibles cuando se respetan
las reglas del juego que permiten la legitimidad y la alternancia política. Estoy
simplificando, ya no hay tiempo de elaborar sobre Bobbio, un hombre muy influyente
aquí y que tenía alguna popularidad en algunos círculos...
Ahora, cómo analizamos estos aspectos. En relación con el último, la posición de los
procedimientos, de las reglas del juego como factor determinante, compaginando
democracia y capitalismo. Primero, esta teoría no tiene una explicación de cómo se
formulan las reglas de juego, qué son los parámetros, las relaciones más generales
que podrían influir sobre cuáles son los parámetros en que ocurre la alternancia,
etcétera.
Hay prioridades anteriores a la formulación de reglas políticas, y debemos entender
que las reglas políticas están formuladas dentro de los parámetros de las relaciones de
clase que existen con anterioridad. Y cuando el poder estatal está establecido, cuando
las clases sociales ya están establecidas, en este contexto se discuten qué reglas van a
operar y qué reglas no van a operar y cómo se van a redefinir las reglas según la
composición de poder dentro del panorama sociopolítico.
Sobre el argumento de la derecha creo que tenemos, más que nada en Argentina,
suficientes ejemplos para mostrar que el capitalismo genera tanta represión como
cualquier otro sistema. Tenemos muchos años de gobiernos militares precisamente
vinculados con el capitalismo como para que sea sustentable el argumento de
Fiedmann y otros, que democracia y capitalismo son compatibles.
Y la izquierda que argumenta sobre la incompatibilidad de la democracia y
capitalismo, si tomamos la definición más estrecha de que "elecciones igual
democracia", tenemos que decir que esta explicación que democracia y capitalismo
son incompatibles, no explica la introducción y el apoyo del imperialismo
norteamericano a las elecciones en todo el mundo. ¿Por qué en este momento los

235
Estados Unidos apoyan elecciones en todas partes, en todas partes del mundo y antes
no? Argumentos como que han cambiado su pensamiento son poco convincentes.
Entonces tenemos que explicar las anomalías tanto en los postulados de la derecha, la
izquierda y de la argumentación sobre las reglas del juego. Y para mí, lo que explica la
relación entre el capitalismo y la democracia son dos conceptos: uno, la hegemonía y
otro, las relaciones de propiedad.
Primero, la democracia capitalista es contingente de la hegemonía capitalista y la
solidez de la propiedad capitalista, esos son puntos básicos para entender la
introducción de la democracia dentro del sistema capitalista.
Segundo punto, el capitalismo tiene una visión instrumental de la democracia. Y
depende de la naturaleza del régimen que apoyen o no apoyen las prácticas
democráticas en las instituciones. Si uno cree como muchos académicos que la
democracia es buena en sí, es una frase vacía. Y los principales protagonistas del
capitalismo no creen que la democracia es buena en sí, es solo buena si funciona
dentro de un marco de relaciones sociales y de propiedad. Decir que es buena en sí es
como una extrapolación de la historia y de la realidad y siempre una imputación
normativa de lo que uno siente, más que analizar cómo funciona la democracia en
relación con los poderes de clase, propiedad y Estado.
Los capitalistas tienen una visión de democracia muy relativista, cuando extienden
sus intereses que fortalecen sus posiciones estatales están en la onda democrática.
Cuando sus intereses están violados, amenazados, pasan a la política autoritaria y
apoyan un régimen autoritario. Cuando hablamos de la democracia capitalista y la
democracia obrera, esa no es una frase leninista, como O'Donnel y compañía dicen.
"Frases anacrónicas". Estamos diciendo una cosa muy precisa conceptual e
históricamente: que las democracias como las entendemos funcionan con la capacidad
de defender algunos intereses contra otros intereses.
Si este factor no es operativo, si no es así, podríamos hablar de una democracia sin
apellidos, pero lo que voy a citar es una serie de ejemplos que niegan esta
"desafiliación". Lo que afirmo es que la propiedad y los intereses hegemónicos son
sobredeterminantes sobre lo que llamamos la democracia y ése es el sentido real de la
frase democracia capitalista.

Casos históricos
Empezamos brevemente a revisar los ejemplos. En 1918, en Finlandia, ocurre una
revolución donde los obreros eligen un gobierno democrático que practica a partir del
Parlamento y el primer ministro, una política tibiamente reformista a favor de los
trabajadores. Frente a esta democracia obrera con todas sus limitaciones,
parlamentaria, la burguesía encabezada por Mannerheim y apoyada por el ejército
alemán invade Finlandia, destruyen el sistema parlamentario, uno de cada cinco
obreros es asesinado o forzado al exilio o encarcelado, imponen la dictadura; después
de eliminar a los trabajadores como factor influyente, vuelven a construir el sistema
parlamentario en el que ellos mandan y dirigen la política económica.
Segundo ejemplo, Guyana, que era colonia inglesa, allá arriba cerca de Brasil y
Venezuela. Un socialista parlamentario estilo Allende, Cheddi Jagan, presenta su
candidatura en 1953 y es elegido libremente por una mayoría, no pluralidad, mayoría
absoluta. Los ingleses invaden el país y lo tumban, lo desplazan. Vuelve otra vez la
candidatura, en el '61, gana otra vez, y esta vez interviene la CIA provocando
divisiones raciales y tumba a Jagan otra vez. Una vez que lo tumban vuelven a montar
elecciones, ahora en un país polarizado racialmente y gana un candidato más hacia la
política de Estados Unidos.
Tercer caso, Chile '70 y '73. Gobierno popular, gobierno con apoyo obrero y
campesino, elegido libremente, libre competencia. La burguesía se organiza, tocan las
puertas de los cuarteles, Estados Unidos interviene: todo el cuento conocido. Después
que destruyen todo este proyecto los Estados Unidos vuelven en el '85, '86 frente a las
grandes movilizaciones a convencer a los socialistas, a colaborar con la derecha

236
demócrata-cristiana y vuelven a las elecciones, ahora dentro de los nuevos
parámetros: Constitución del '80 de Pinochet, toda la institucionalidad militar,
neoliberalismo, capitalismo, privatización, etcétera. ¿Qué es diferente? ¿Cambió sus
ideas el imperialismo o cambiaron los contenidos, los parámetros de acción
política-económica?
Caso Guatemala: eligieron un gobierno en el '50, el de Jacobo Arbenz. Empieza un
programa de reforma agraria de las tierras de las grandes multinacionales
norteamericanas, empieza a dar espacios democráticos para los sindicatos, empieza a
haber libertades para los socialistas, comunistas: interviene la CIA otra vez. Tumba al
gobierno, una guerra prolongada que cuesta doscientas mil personas.
Y después, más tarde, en el '91, se acuerda la paz, empiezan a introducir a los
guerrilleros en la política electoral, dentro de parámetros en los que no hay reforma
agraria, no hay castigo para los asesinos, donde el neoliberalismo está
profundizándose en los últimos años en una forma descarada: entonces ¿qué tipo de
transición a la democracia? Vuelven a crear el marco electoral ahora porque están
establecidos la hegemonía, el poder, la propiedad, etcétera.
Podríamos multiplicar muchos casos, Irán en el '54: un gobierno elegido, tumbado por
la CIA, impone la dictadura y después cuando la dictadura del Sha cae después del
apoyo multimillonario de los Estados Unidos surgen los musulmanes que empiezan a
tomar medidas contra las compañías norteamericanas, los Estados Unidos y otros
liberales apoyan el retorno de qué... de las elecciones. Perdido el control
político-económico- social busca una forma ahora de insertar una posición
democrática.
Ahora, el caso de Haití, es muy indicativo de todo lo que estamos discutiendo, en el '91
gana Bertrand Aristide una elección con una mayoría abrumadora. Recuerdo, estuve
con haitianos, que James Carter fue allá tratando de convencer a Aristide de retirarse
de la campaña en favor del candidato norteamericano que era un ex funcionario del
Banco Mundial. Aristide dice no y empieza a implementar un programa populista
tibiamente nacionalista. Estados Unidos apoya, debajo de la mesa, el golpe militar,
aunque públicamente lo denunció. Tenemos todas las pruebas de que financió y
colaboró con los golpistas.
Bueno, después del golpe hay una enorme salida de haitianos hacia Florida. Eso
preocupa a los racistas en Washington y en Florida. Entonces ¿cómo evitar la ola
migratoria? Bueno, tenemos que cambiar el gobierno allá. Se sentaron con Aristide en
un aula en Washington y le presentaron los ministros. Les juro, eso es lo que pasó.
Estuve con un asesor de un congresista, me contaban, incluso la gente que le
presentaban a firmar la agenda económico-social, y los ministros que tenía que
incluir. "Si quieres volver, nosotros te llevamos con los marines para volver. Pero no
vas a tocar ninguna propiedad y no vas a volver a esa política populista. Si aceptas
eso, te vamos a presentar como el presidente elegido".
Y finalmente Aristide acepta, y vuelve pero ya es un político totalmente diferente de
cuando fuera elegido democráticamente. Estados Unidos apoya el retorno de la
democracia, pero dentro del marco de clase, dentro del marco del imperio. Se opone al
gobierno elegido cuando estaba actuando contra los intereses norteamericanos.
Otro caso muy ejemplar es el caso de Nicaragua. En el '84, con miles de observadores
de Europa, de Estados Unidos, de Canadá, ganan los sandinistas con mayoría
abrumadora. Todos dicen: elecciones relativamente limpias. Estados Unidos dice que
no y fortalece a los mercenarios, los llamados "contras". Aumenta la agresión, los
asesinatos, el bloqueo del puerto, etcétera. En el '89 después del desgaste de la
guerra, más los errores políticos de los sandinistas, empiezan a aplicar los ajustes:
conclusión, gana la derecha. Estados Unidos: bienvenida la democracia ya, estas
elecciones son democráticas, dentro del nuevo marco, con Violeta Chamorro
privatizando, incorporando al sandinista Humberto Ortega, que pasó a ser millonario
corrupto, dirigió así la represión del pueblo sandinista que se movilizaba contra
Violeta. Con el aplauso de los marines de Estados Unidos asesorándolos. Solamente

237
cuando Humberto hizo el servilismo demasiado descarado y ofreció una medalla a un
coronel de la marina, dijo no quiero, no quiero tener nada que ver con ustedes. Hagan
su trabajo y déjenme hacer mi trabajo. Esto fue una cosa vergonzosa.
Pero lo que es un punto clave en esto, es que otra vez aplican el criterio de clase para
evaluar la democracia, el criterio del imperio.
Y no sólo en América latina y el Tercer Mundo. En Alemania, la suba del fascismo y el
nazismo era respaldado por todos los grandes capitalistas; los judíos, que ahora están
criticando y quejándose, nombran a las principales multinacionales alemanas y al
gran capital, como los principales beneficiarios del régimen de Hitler. Y piden
compensación por el trabajo de esclavos. Hitler primero eliminó los sindicatos, los
partidos de izquierda. Después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la izquierda ya
está bastante aplastada y los socialdemócratas ya incorporados al capitalismo,
Estados Unidos y los capitales alemanes vuelven a apoyar la democracia, porque ya la
democracia funciona dentro del marco de hegemonía norteamericana y la vuelta del
capital alemán, sin el desafío que en los '30 eran socialistas y comunistas.
Bueno, podríamos continuar con muchos más ejemplos, pero el punto teórico es que
la democracia capitalista no existe independientemente de la lucha de clases y los
intereses de clase. Y debemos entender este punto cuando la gente habla de que la
democracia es un bien en sí mismo. No existe el "sí mismo". Existen las relaciones de
clases, hegemonías, configuración de estados.

Globalización o imperialismo
Ahora, cómo discutimos la democracia en la edad del imperialismo. No hablo de
globalización porque es una frase vacía. La globalización, es un concepto muy nefasto
que ha circulado mucho en las mentes de la gente. Quienes circulan los capitales, son
las empresas multinacionales norteamericanas, europeas en menor grado, japonesas.
Los bancos, las grandes inversiones tienen nombre y apellido, hablar de globalización
no tiene ningún sentido, es una palabra utilizada por los grandes empresarios de
Estados Unidos que no querían obviamente tener un concepto peyorativo con
antecedentes negativos.
El problema es que la izquierda empieza a utilizarlo como algo novedoso, creativo. Pero
no tiene sentido científico hablar de capitalismo circulando por el mundo sin bases
económicas, políticas, estados respaldándolos, cuando hay crisis en el Estado
intervienen, ayudando, las multinacionales norteamericanas.
Crisis en México, está presente Clinton en veinticuatro horas para resolver el
problema. Lo mismo sobre comercio externo negociando con Europa para romper
barreras para sus capitales.
En Colombia ahora están metidos con la política militar, para mantener a Colombia
dentro de las filas norteamericanas. Entendemos eso, entendemos por qué la palabra
imperialismo es la palabra más precisa para comprender las relaciones de poder, la
configuración mundial que ocurre.
¿Cómo entendemos la democracia en la edad del imperialismo?
Volviendo a la temática original. Las instituciones financieras internacionales en un
lado están tomando decisiones macroeconómicas, y en el nivel microeconómico social
han contratado las ONG, que nadie las elige y no son responsables frente a la
ciudadanía. No se presentan como candidatos, no consultan a ningún pueblo, fijan
sus programitas, buscan financiamiento de los gobiernos, por ser no gubernamental,
consiguen dinero y tienen más de diez mil millones de dólares de presupuesto anual,
una gran parte ahora viene de AID, viene del Banco Mundial. Están copando las
decisiones a nivel local y por otro lado al macronivel y están vaciando la legislatura de
sus poderes. Qué van a hacer si las ONG arreglan los problemas locales a través de
proyectos financiados afuera, entonces cuál es el espacio para el Congreso, los
partidos, etcétera. En otras palabras, el espacio público, para debates públicos, para
actividad ciudadana en relación con la política pública, cada vez se va achicando más.
Están poniéndolos en un rincón donde pueden discutir las cosas irrelevantes, los

238
gritos de denuncia, o una investigación inconsecuente.
¿Y frente a eso qué hacen? Financian proyectos sobre cultura, financian proyectos
sobre lo que llaman ellos los nuevos movimientos sociales. Algunos que tienen una
buena posición de denuncia, denuncia del ambiente, denuncia de la Organización
Mundial de Comercio, pero que no tienen un programa político sobre el poder. Están
fragmentando la política a partir de estos burocratitos, importantes, pero
desvinculados de proyectos nacionales de poder.
Desvinculadas de la pobreza del pueblo, tantas organizaciones de género
desvinculadas de la lucha de los campesinos en Brasil, desvinculadas de los pobres en
las favelas. Si entran en lucha contra el imperialismo no reciben los financiamientos.
Ningún movimiento de género va a recibir un peso del Banco Mundial si empieza a
criticar al imperialismo. Criticar, no alguna medida discriminatoria (como que no
incluyen a la mujer como directora del banco). Pero si entra en la lucha de clases, los
docentes, enfrentando al Estado, cambia la cuestión. Estuve en Bolivia, en La Paz, las
mujeres que son la gran mayoría de docentes, se encontraban enfrentando al Estado
contra un salario de miseria, y docenas de ONG estaban con los brazos cruzados
organizando las microempresas de las mujeres que producen cestas para vender. Yo
preguntaba: ¿por qué no están encabezando la lucha?, el noventa por ciento son
mujeres, están sufriendo salarios malos, muchas son solteras, jefas de familia. Es un
problema de género, género de clase obviamente. No, no es nuestra causa, decían,
estamos a favor que ganen, pero estamos en otra cosa.
Y eso es un problema que creo que debilita la lucha por la democracia, es otra táctica
que están utilizando los poderes para debilitar la democracia a partir de
organizaciones que no son responsables de ningún grupo de ciudadanos organizados.

El Imperialismo y los intelectuales


Ahora tenemos estas temáticas, democracia, imperialismo y voy a tratar de terminar.
Tendremos tiempo de discutir cómo todo esto está vinculado con el problema de los
intelectuales.
Yo creo que uno de los grandes éxitos del imperialismo en los últimos tiempos es el
que ha tenido con un porcentaje importante de intelectuales americanos, que han
cambiado del marxismo hacia el liberalismo, del socialismo hacia el capitalismo.
Variantes de la vertiente neoliberal, liberal, social liberal. Y lo más problemático o más
peligroso, el disociar a los intelectuales de las luchas populares y sustituir el papel del
intelectual por el de consultor. Consultor, académico o recadero de cualquier
institución oficial, y el menos malo, una postura pasiva frente a los grandes
acontecimientos.
Ahora, ¿cómo entendemos esta victoria parcial del imperialismo sobre los
intelectuales?
Hay tres períodos en los que el imperialismo norteamericano trata de influir a los
intelectuales latinoamericanos.
Primer período, '48 al '58, durante la primera fase de la Guerra Fría. En esta época los
Estados Unidos apoyaban toda una colección de dictaduras de derecha. Pérez
Giménez, en Venezuela; Odría, de Perú; Batista, de Cuba; bueno, la lista es larga y
conocida. Y en este contexto, a estos gobiernos represivos, no les molesta reprimir la
izquierda democrática, la izquierda revolucionaria, todos eran blancos de la represión.
Y Washington no se preocupa por eso. Ya tenía su gente en el poder dando medallas,
Eisenhower, a Pérez Giménez, Odría invitado a Washington.
Como consecuencia de esto y como producto de la revolución cubana en el '59
empieza una nueva fase de Estados Unidos. Toda la intelectualidad de los años '48,
'58, pasa a la lucha antiimperialista. Casi era de rigor ser antiimperialista, porque era
antiimperialista-antidictatorial. La democracia y el antiimperialismo marchaban
juntos. Entonces hay una gran radicalización por lo menos formal de las
universidades y de muchos académicos, intelectuales, escritores.
En el '59 la revolución cubana atrae una enorme gama de los intelectuales en América

239
latina. Apoyando, activando, simpatizando. Washington está totalmente aislado. Entra
Kennedy en el '60 y empieza a tratar de construir puentes hacia lo que ellos llaman la
izquierda democrática, contra la izquierda comunista, revolucionaria o lo que sea.
Empieza un diálogo, abre puertas y declara la Alianza para el Progreso, las reformas
contra la revolución, la reforma agraria contra la revolución agraria. Empieza en este
período del '59 hasta el '79 una política de acercamiento. Y este acercamiento no es
afectado esta vez cuando apoyan las dictaduras militares. A diferencia de los años 40
y 50 combinan un apoyo a los gobiernos de la derecha represivos con líneas de
comunicación y becas y apoyo a la izquierda democrática no comunista. Tiene
consecuencias enormes para el período actual.
Cuando empiezan a caerse o desgastarse los gobiernos militares, Washington ya tenía
una imagen positiva entre los sectores que recibieron becas en Europa o que se fueron
al exilio a Occidente. Y cuando caen las dictaduras o se reemplazan, Estados Unidos
empieza a impulsar con Reagan incluso la vuelta de estos sectores en colaboración
con la centroderecha que ya surge como política de conciliación y de colaboración.
En otras palabras, este período genera la oportunidad de influir a un sector
importante de los intelectuales. Y éste entra con fuerza con las fundaciones y las
instituciones académicas de los Estados Unidos.
Empiezan a volcar enorme cantidad de dinero, conferencias, becas, para discutir ya
las transiciones a la democracia.
En esta transición los académicos norteamericanos introducen este concepto de la
democracia sin apellidos. Empiezan a hablar de la democracia en sí, dejan de hablar
del imperialismo, hablan de la globalización, etcétera. Imponen a partir de esos
proyectos su lenguaje, sus imágenes del intelectual. El intelectual disociado de los
problemas de la gente: ahora tenemos el académico, ahora tenemos el ideólogo. Y
Princeton y Harvard, Illinois, Standford, empiezan a invitar a los latinoamericanos de
centroizquierda. No simplemente a los viejos derechistas o centroderechistas. Se llena
de latinoamericanos que vienen a entrar en el mismo diálogo, sobre la transición, las
consolidaciones, el debate, las críticas. Totalmente ausente una crítica al
imperialismo. No aparece. Empecé a revisar los paneles donde están participando los
latinoamericanos, son docenas de paneles, no hay ninguno, ninguno que diga "El
imperialismo y la transición". Nada.
¿Es la falta de preparación intelectual? ¿La falta de realidad? No, yo creo que son
condicionados ya, socializados en las ciencias sociales norteamericanas.
Entonces tenemos la modernización sin la justicia, tenemos la globalización sin el
imperialismo, tenemos la democracia sin adjetivos. Y a partir de eso los académicos
norteamericanos que trabajan con las fundaciones, que son activos en la política,
muchísimos académicos en los Estados Unidos cuando vuelven al país son the brief.
¿Qué significa the brief? Van a consultar con el Departamento de Estado y a contarles
sus experiencias en el país. No es espionaje simplemente, es un intercambio de ideas
(Risas). Dicen fulano, Ricardo está en eso, Néstor está en el otro, este tipo está ahora
desencantado con el marxismo, por qué no le ofrecemos una beca, venir aquí (Risas).
Son cosas crudas, pero ojo, este período de los '80 en adelante es formativo en esta
nueva intelectualidad. Y hay mucho prestigio, mucho acceso, Washington está muy
abierto a los intelectuales que están dispuestos a entrar en este diálogo, estas
condiciones conceptuales del lenguaje, vocabulario que ellos mismos favorecen.
Entonces, el punto clave en la transformación de la intelectualidad es justamente el
debate sobre la democracia. La transición democrática es la premisa de que si hay
una transición a la democracia, ya es el terreno del enemigo. Reclutan toda la
intelectualidad de América latina, toman el marco intelectual con todos estudiantes
graduados de FLACSO, CLACSO, MACSO (Risas). Y entran en este terreno (Aplausos).
Entonces el que entra a cuestionar eso es antidemocrático, como se me acusó (no voy
a mencionar nombres), sos antidemocrático, de fondo estás contra la democracia,
como entendía él la democracia. Yo decía no, no estoy a favor del autoritarismo que
estaba con el gobierno de Alfonsín. Entonces, un marxista serio, respetado y reputado,

240
pasa a ser el que acepta la definición imperialista de lo que es elecciones libres,
mercados libres. Es aceptar que bajo el imperialismo uno puede luchar a favor de
transformaciones con conceptos amorfos, como el de sociedad civil.
Cualquier niño sabe que la sociedad civil incluye esclavistas, banqueros, dueños de
plantaciones. ¿Cómo es la lucha de la sociedad civil? La sociedad civil está dividida en
clases, latifundistas y peones forman parte de la sociedad civil, entonces la
problemática no es que la sociedad civil es homogénea, que va a luchar contra la
opresión. El problema de la sociedad civil es el de la definición de "sociedad civil".
Entonces lo que empezó como un debate intelectual, como democracia sin clases, sin
lucha de clases, termina creando una nueva generación de intelectuales que toman
posturas fatalistas, posturas que dicen que debemos aceptar el nuevo terreno de
debate. Debemos aceptar que hay una democracia, ya estamos en transición, hay que
considerarla como parte de nuestro proyecto, etcétera.
Y también los nuevos convertidos inventan este mito de que la izquierda en el pasado
siempre estuvo contra la democracia. Una gran mentira. Yo sé que existen autoritarios
en la izquierda, pero casi toda la izquierda que yo conocía luchaba por mejores
derechos en los sindicatos, listas plurales en los sindicatos, asambleas en los barrios,
participando, apoyando el Estado de Bienestar, mejorando la vida, discutiendo al
infinito. ¿Qué es esta mentira de que la izquierda era autoritaria y empieza ahora a
aprender de la democracia? ¿Cuántas dictaduras surgieron de la izquierda en América
latina? Ninguna. En Brasil lucharon contra la dictadura. Algunas organizaciones más
verticales y otras menos. Pero en los movimientos amplios participaron y construyeron
sindicatos pluralistas, listas competitivas, hay que reconocer esto.
Yo sé que hay pugnas, unos dicen stalinistas, otros trotskistas. Pero todos
participaban y luchaban entre sí, que es el juego democrático.

Conclusión
Debemos volver a recuperar las tradiciones de los años 50, 60 y 70. Estas grandes
tradiciones críticas de la mejor intelectualidad en las universidades de América latina.
Debemos tratar de hacer críticas sistemáticas de lo que llaman democracias,
transiciones y globalizaciones. Debemos retener y fortalecer y profundizar nuestro
análisis de la política clasista, de la política antiimperialista, de las formas diferentes,
complejas de la lucha de clases. Cómo se articulan con los ecologistas, con mujeres,
con los grupos étnicos. Debemos comprometernos otra vez con la lucha popular, y no
simplemente quedarnos encerrados, debemos aceptar colaborar con el pueblo en lugar
de pelear por los boletos para asistir a las conferencias financiadas por las grandes
fundaciones.

241
Las relaciones USA - Latinoamérica:
Quién obtiene qué, dónde y cómo

Por James Petras

I PARTE:
Visión general
Durante algo más de década y media Washington y Wall Street han estado celebrando
una nueva era en las relaciones EE.UU-Latinoamerica. Nos estamos refiriendo a que
la combinación de mercados libres y elecciones libres ha transformado la región en un
"mercado emergente" donde los inversores y hombres de negocios pueden tener éxito,
los ciudadanos ejercer elecciones libres y la prosperidad ser compartida.
Habiendo eliminado los desafíos revolucionarios en América Central y asegurado
regímenes políticos favorables a las políticas de libre mercado, Washington y Wall
Street han procedido a cosechar los beneficios de esa nueva era sin gran publicidad ni
mucha preocupación por las consecuencias para la región. En una palabra, mientras
Latinoamerica funcione como una máquina estable de hacer dinero para los
banqueros y grandes empresas de EE.UU., sin que se vean perturbados por crisis
graves o por protestas populares, Latinoamerica estará relegada a las últimas páginas
de la sección de noticias. En la sección de economía de los periódicos, las grandes
ofertas y las subastas de empresas públicas rentables (privatizaciones) atraen alguna
atención, de la misma forma que lo hacen las altas tasas de rentabilidad de las
inversiones empresariales, la clasificación de los bonos, los tipos de interés, los niveles
de reservas exteriores y las fluctuaciones de los mercados de cambio. De hecho, la
idea de Latinoamerica como un "mercado emergente" ha excluido de la discusión a la
gran mayoría de la gente trabajadora, así como las relaciones políticas, culturales y
sociales que definen la región. Las relaciones políticas y económicas entre
Latinoamerica y EE.UU. se han desarrollado de forma cíclica. Los comienzos del siglo
XX, aproximadamente desde la Guerra Hispano-Cubana-Norteamericana a la Gran
Depresión, fueron testigo de un periodo de intervenciones militares directas por parte
de EE.UU., del auge de la Diplomacia del Dólar y de la posterior penetración a gran
escala de las economías latinoamericanas por banqueros e inversores. La ideología del
libre comercio mandó en las relaciones EE.UU.-Latinoamerica, a pesar de ello fue
aplicada selectivamente, principalmente en interés del acceso estadounidense a los
mercados latinoamericanos y con mayores restricciones respecto a la entrada de
Latinoamérica en los mercados de EE.UU. (v.g. cuotas de azúcar, etc.). Con la Gran
Depresión el "sistema de libre mercado" colapsó, muchos inversores, banqueros y
comerciantes estadounidenses desinvirtieron, algunos fueron a la bancarrota y otros
encontraron pocos compradores para vender sus mercancías. En Latinoamerica
mediante circunstancias planeadas y/o forzadas, los gobiernos comenzaron a
desarrollar la industrias nacional por la vía de las inversiones públicas y las barreras
arancelarias proteccionistas; las subvenciones favorecieron a los productores locales
en los mercados nacionales y hicieron accesible la alimentación básica al conjunto de
la población. La regulación pública de los beneficios de las grandes empresas y las
remesas del extranjero mantuvieron los ingresos por divisas que fueron asignados a
las industrias y actividades ligadas más estrechamente a la producción local de bienes
industriales. En suma, la economía política nacional-populista floreció durante casi
medio siglo. Wall Street se adaptó a este modelo hasta tal punto que Washington no
podía invertirlo y volver a la anterior bonanza del periodo de laissez-faire.
Con el comienzo de la Guerra Fría, Washington utilizó la amenaza soviética como

242
vehículo para reestablecer el modelo de Libre Comercio en América Central y el
Caribe, y para presionar al resto de Latinoamerica a revertir sus compromisos con
objeto de liberalizar sus economías. En el extremo opuesto del espectro político, los
revolucionarios latinoamericanos pretendían radicalizar el régimen nacional-populista
y transformarlo al socialismo. Los revolucionarios tuvieron éxito en el caso de Cuba,
mientras Washington fue capaz de arrebatar a la fuerza el control del resto de
Latinoamérica por la vía de una serie de dictadores militares y regímenes civiles
autoritarios. Ayudado por la crisis de la deuda, Washington pudo obligar a los
regímenes latinoamericanos a aceptar la vuelta a la economía del laissez-faire.
Desde principios de los 80 hasta finales del siglo, una nueva regla de juego fue
introducida en Latinoamerica, la misma ha sido denominada Libre Mercado o
"régimen neo-liberal". Los componentes esenciales del sistema de libre mercado
incluyen la eliminación de todas las barreras al comercio, el fin de todos los subsidios
estatales a la industria y a los consumidores de baja renta, la privatización de toda
empresa de propiedad pública, bruscas reducciones en los gastos sociales del estado,
libre convertibilidad de monedas, ilimitada remisión de beneficios, ilimitada
explotación de aquellos recursos naturales escasos en el país de origen de los
inversores, desregulación de las inversiones y una nueva reglamentación del trabajo
que facilita la concentración de poder para contratar y despedir en los gerentes.
Este "paquete de medidas" llamado por sus beneficiarios "reformas económicas" ha
tenido un importante impacto en los intereses de EE.UU. Ni desde los años 20 y
finales del siglo XIX ha disfrutado Wall Street de un tratamiento tan favorable. Las
"reformas" han suministrado más oportunidades a más empresas estadounidenses
para que inviertan en los más diversos sectores de la economía latinoamericana y para
maximizar su beneficio, que en ningún otra época en la historia de las relaciones
EE.UU.-Latinoamérica. Al mismo tiempo, las altas tasas de beneficios para Wall Stret
han sido acompañadas con el surgimiento de una pequeña élite de multimillonarios
latinoamericanos que también han participado de esos beneficios sin precedentes. Por
otra parte, las desigualdades sociales, la pobreza, la marginalidad y explotación de la
mayoría de la población ha alcanzado niveles sin precedentes. Este "nuevo sistema"
(que alberga muchas semejanzas con la vuelta al modelo explotador de principios de
siglo) ha sido construido mediante la intervención consciente de los policy makers en
Washington y Latinoamérica, en estrecha colaboración con las élites de las
instituciones financieras y económicas, y de los grandes complejos industriales y
comerciales de EE.UU. y Latinoamérica.
Los artífices o arquitectos del sistema de libre mercado han creado oportunidades
históricas para los inversionistas de Wall Street y formulado estrategias económicas
que maximizan sus ventajas, particularmente en el periodo posterior a la Guerra Fría.
Detrás de la "apertura de mercados" y la disminución de las barreras comerciales se
encuentran dos importantes tendencias, una "interna" y otra externa.
Dentro de Latinoamérica una nueva clase de capitalistas transnacionales ha
emergido, estos tienen grandes inversiones en compañías del exterior, están
involucrados en "joint ventures" (sociedades conjuntas con acuerdos de riesgos
compartidos temporalmente) con empresas multinacionales, son altamente
dependientes de la financiación externa y tienen sustanciales cuentas en la banca
off-shore (banca no sometida a regulaciones nacionales). Los capitalistas
transnacionales han amasado una inmensa fortuna por distintas vías, frecuentemente
combinándolas. Algunos acumularon inicialmente pequeñas fortunas por la vía de los
contratos estatales durante la anterior etapa nacionalista, luego aprovecharon su
dinero para comprar empresas públicas a "precios políticos" (es decir, precios
determinados en función de las conexiones políticas), durante el furor privatizador con
ocasión de la llegada de los neoliberales. Otros capitalistas transnacionales son el
producto, casi exclusivamente, de las transferencias de dinero a gran escala habidas
mediante las vinculaciones con el estado y la corrupción existente (no ocasionalmente
vinculada a las drogas). Posteriormente el dinero fue "blanqueado" mediante amplias

243
inversiones en empresas legítimas vinculadas, a menudo, a inversores extranjeros.
Otros siguieron el camino de la acumulación de capital y luego "vendieron" a empresas
extranjeras continuando como accionistas minoritarios. Finalmente una minoría fue
capaz de combinar la acumulación normal, con la ventaja de sobornar a las empresas
públicas, las favorables asociaciones con inversores del extranjero, los préstamos
subsidiados y los mercados monopolizados para acumular inmensas fortunas que les
facilitan alcanzar el estatus de transnacional. Con posiciones dominantes en una
diversidad de sectores económicos estratégicos y fuertes relaciones con el aparato de
estado, los capitalistas transnacionales latinoamericanos están deseosos de entrar en
los mercados del exterior y construir alianzas. Tienen acceso al capital extranjero y
son defensores poderosos y con éxito de las políticas neoliberales, además de ser
decisivamente influyentes en la elección de Presidentes y legisladores.
La importancia de los capitalistas transnacionales latinoamericanos en configurar la
estructura política de la que el "Libre Mercado" emergió no puede ser subestimada.
Ellos constituyen el vínculo vital entre el eje Washington/Wall Sreet, la penetración en
los mercados latinoamericanos y el estado, y la explotación del trabajo y los recursos.
Los capitalistas transnacionales latinoamericanos y sus amaestrados economistas
estadounidenses (y británicos) son artífices importantes de las políticas de Libre
Mercado, a la vez que importantes beneficiarios económicos de las mismas.
El segundo factor que facilita el surgimiento del Libre Mercado es la creciente
capacidad de EE.UU. para intervenir en el periodo posterior a la Guerra Fría. La
eliminación del bloque chino-soviético ha dado una oportunidad sin precedentes a
Washington: la capacidad de intervenir militarmente en cualquier parte del mundo sin
temor o miedo a represalias; en otras palabras, la impunidad imperial ha sustituido el
equilibrio del terror. Al contrario de muchos escritores que describen el periodo
posterior a la Guerra Fría como un tiempo de paz, cooperación y prosperidad, el
mundo político-militar unipolar suministra a Washington una formidable oportunidad
para modelar la agenda político económica de los regímenes renuentes que no
reconocen esas verdades evidentes por sí mismas del "Libre Mercado". El poder real y
potencial para intervenir militar, económica o secretamente, ha sido un importante
resorte para imponer el régimen de Libre Mercado, y la ideología neoliberal de los
inversores privados, especuladores económicos e instituciones económicas
internacionales.
Las intervenciones militares periódicas de Washington en África, Europa Central,
América Central y Sudeste asiático han sido recordatorios a los régimenes que aún
puedan cuestionar el Libre Mercado, de que ellos también pueden convertirse en
objetivos. A pesar de que cada una de esas intervenciones fue justificada con una
amplia variedad de argumentaciones, la justificación genérica era "la necesidad de
mantener el liderazgo USA" y/o "retener la credibilidad política global". En otras
palabras, enviar un mensaje militar de que los distintos regímenes deberían admitir y
someterse a la agenda de Libre Mercado de Washington /Wall Street.
Washington, en búsqueda de los objetivos del Libre Mercado, actuó de común acuerdo
con sus representantes económicos en las Instituciones Financieras Internacionales
(IFI: Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional, principalmente) y con las
poderosas instituciones financieras privadas de Wall Street, poniendo de moda lo que
más tarde fue denominado " el consenso de Washington" o reinado del régimen de
Libre Mercado en Latinoamérica.
Todas y cada una de las políticas que surgen de las IFI son previamente discutidas y
aprobadas por el Departamento del Tesoro de EE.UU., de común acuerdo con las
necesidades e intereses financieros y empresariales privados. La influencia combinada
de Wall Street y Washington ha sido un instrumento para desmantelar las
instituciones de asistencia social y las empresas públicas de Latinoamérica, la
legislación progresista sobre el trabajo y los subsidios estatales para la alimentación
básica de los pobres. Una vez que Washington se ha asegurado la desregulación de los
mercados financieros de Latinoamérica permitiendo el libre flujo de mercancías,

244
capitales, beneficios, dividendos y pagos de intereses, la influencia de Wall Street
fue derribada a patadas (¿¿). Para frenar las salidas de los flujos de capital y retener
la afluencia de fondos, los regímenes latinoamericanos fueron obligados a subir los
tipos de interés y someterse a condiciones más onerosas.
Los artífices del Libre Mercado fueron en gran medida ayudados en su cruzada por la
pujanza de una secuencia de acontecimientos políticos que acentuaron su influencia.
Los golpes militares desde mediados de los 60 a mediados de los 70 en Brasil,
Indonesia, Chile, Argentina, Bolivia, Uruguay y otros países, fueron importantes
puntos de apoyo político para los defensores del libre mercado. En todos los casos,
Washington estuvo activamente implicado en promover y/o organizar y financiar el
ejército. Con posterioridad a los golpes de estado y con grados diferentes de
"liberalización", los nuevos regímenes dictatoriales transformaron sus economías
adaptándose a la agenda de Libre Mercado de Washington/Wall Street mientras
fomentaban el ascenso de la nueva clase de capitalistas transnacionales.
La así llamada "crisis de la deuda" permitió a los arquitectos del Libre Mercado
imponer su agenda neoliberal. Aunque mucho se dijo y criticó sobre la dificultad
creada por los pagos de la deuda (en la mayoría de los casos justificadamente), lo que
sería estratégicamente más devastador fueron las condiciones impuestas a cambio de
la "renegociación" o "reestructuración" de la misma. Para los artífices del Libre
Mercado la deuda exterior se convirtió en un instrumento para un fin más ambicioso.
Aunque la recaudación de los pagos por intereses fue importante, objetivos más
amplios y más lucrativos eran más preocupantes: la captación de los sectores
financieros locales, la compra de empresas estratégicas del sector público
(telecomunicaciones, petróleo, etc.), la penetración en todos los sectores de la
economía. Las negociaciones de la deuda resultaron en la imposición de una serie de
condiciones que condujeron de hecho a la implementación de la agenda del Libre
Mercado por parte de los regímenes locales.

Las Nuevas estructuras, políticas y prácticas

El sistema de Libre Mercado en Latinoamerica llevó a largo plazo a la transformación


del comercio a gran escala, a la aplicación de determinadas políticas económicas y
financieras, y al surgimiento de un nuevo tipo de "intervencionismo estatal" con su
propio sistema regulatorio.
Los recursos claves fueron asignados hacia atrayentes inversores extranjeros, no
hacia el fomento del ahorro nacional o la expansión de los mercados nacionales. Los
sistemas de comunicaciones, reglamentaciones del trabajo y leyes sobre la inversión
fueron todos dirigidos a incentivar a las empresas extranjeras a adquirir la economía
local. La política comercial al favorecer a los exportadores extranjeros, arruinó a los
productores locales pequeños y medianos e incentivó el crecimiento de capitalistas
dedicados al comercio internacional o de compradores (como importadores). La
liberalización financiera provocó el boom del capital especulativo (tanto extranjero
como nacional) a costa de la inversión productiva y la financiación de la investigación
y el desarrollo.
De importancia crucial para estos cambios económicos ha sido la transformación del
estado, el cual (al contrario de su ideología de Libre Mercado) reorientó su
intervencionismo y reestructuró sus regulaciones fomentando el beneficio de los
inversores extranjeros y sus homólogos transnacionales. La introducción del
capitalismo de libre mercado estuvo lleno de problemas desde su nacimiento. Primero
las medidas orientadas hacia la desregulación y privatización fueron precedidas por lo
que se denominó "terapias de choque" o dicho de otro modo brutales aumentos del
precio de los alimentos básicos, servicios públicos, gasolinas, etc. Esto fue
acompañado de una congelación de salarios, y recortes masivos en los gastos públicos
para programas sociales, inversiones públicas y salarios de los funcionarios. El estado
intervino así para reorientar el gasto público a favor de las empresas en lugar de a los

245
grupos asalariados, mientras que colocaba al movimiento laboral a la defensiva.
La intervención estatal en la sociedad civil particularmente contra las clases
populares siguió con objeto de reducir la oposición al tratamiento de choque. La
intervención del estado en la economía continuó: la privatización fue esencialmente la
transferencia de empresas públicas del estado a monopolios privados a precios, en
muchos casos, determinados por las vinculaciones políticas entre los inversores
privados y los funcionarios estatales. El estado volvió a socializar la banca privada con
deuda y transfirió los bancos "saneados" a propietarios privados alineados con el
régimen. Posteriormente el estado intervino financiando grandes empresas privadas al
borde de la bancarrota y transfiriendo fondos públicos a los bolsillos privados.
El intervencionismo definió así el nuevo estado de libre mercado a pesar de que era un
tipo bastante distinto de la variante nacional populista previa.
Aunque los defensores del Libre Mercado hablaban de desregulación, su estado, de
hecho, instituyó un nuevo conjunto de regulaciones, conducido por una nueva
configuración de reguladores. El sistema regulador de Libre Mercado fue básicamente
formado por un nuevo conjunto de actores socioeconómicos (capitalistas
transnacionales, directivos de las IFI, etc.). Este sistema regulador estableció las
normas para controlar los flujos de capital, las relaciones del mercado con el estado y
los sectores designados para la privatización.
En suma, la ascendencia del sistema de Libre Mercado fue acompañada por la
transformación del estado pero no exactamente en los términos descritos por sus
ideólogos. El nuevo estado de libre mercado fue aún más activista, más
profundamente atrapado en contradicciones al elaborar las regulaciones y más
propenso a intervenir en la sociedad civil, que el anterior estado nacional populista. La
principal diferencia eran las poderosas relaciones entre el Estado de Libre Mercado y
Wall Street y Washington, el mayor grado de control del capital transnacional
latinoamericano y el propósito o compromiso más unilateral de reconcentrar las
ganancias en los de arriba y el exterior.
Las nuevas políticas comerciales y de inversión encarnadas o personificadas en el
sistema de Libre Comercio y la nueva estructura del estado han tenido un gran
alcance y han generado un profundo impacto en las actuaciones de EE.UU. en
Latinoamerica. Concretamente ellas generan grandes ingresos a los bancos, grandes
empresas y fondos de inversión estadounidenses, así como también suministran
grandes superávit a las de otra manera desequilibradas cuentas exteriores de EE.UU.
A gran escala, las multinacionales estadounidenses y las empresas financieras de
Wall Street han sido los principales beneficiarios del sistema de Libre Mercado que
Washington ha contribuido a insertar en la zona. Los beneficios han ascendido a
extremos sin precedentes, los pagos de intereses han sido recaudados muchas veces
por encima de la deuda original, los ingresos por patentes, los contratos por licencias
y sobre productos culturales han alcanzado niveles records. Enormes flujos de
inversiones especulativas o de cartera han festejado los exorbitantes tipos de interés y
los artificialmente inflados precios de las aciones.
Nunca en la historia de las relaciones EE.UU-Latinoamérica los inversores
estadounidenses han hecho tanto dinero en tan corto espacio de tiempo, y desde una
variedad tal de fuentes, como ha ocurrido durante los últimos 20 años. El baile de
billones ha beneficiado a los capitalistas transnacionales de Latinoamérica
convirtiendo a los multimillonarios en billonarios y a estos en propietarios de
inmensos imperios que abarcan el continente. Sin embargo, las mismas estructuras
que tan elegantemente han beneficiado a las élites financieras y empresariales USA
tienen dos consecuencias negativas.
Primero, la más importante a saber, la estructura básica que facilita los flujos de
capital es precisamente la misma que provoca la fuga de capitales. Y subyaciendo a
ello son economías y sociedades con poca o ninguna capacidad visible de producir
innovaciones o nuevos productos o aumentar el consumo nacional. En una palabra,
hay un abismo irreconciliable entre la afluencia de capital y la capacidad de la

246
economía de expandirse durante demasiado tiempo suministrando ingresos o
ganancias a largo plazo. Como consecuencia es de esperar que ocurra una crisis
interna.
En segundo lugar, el método fundamental de reestructurar la economía para
acomodarla a las demandas de las clases dominantes ha polarizado la sociedad entre
una mayoría que ha venido disminuyendo gravemente sus estándares de vida y una
minoría super-rica que comparte con la élite estadounidense los beneficios, préstamos
y subsidios. El resultado a largo plazo será el surgimiento de conflictos sociales y
políticos a gran escala. Igualmente importante es la reduccion del mercado nacional y
el constante drenaje exterior de recursos financieros, lo que significa que ningún
paquete de estímulo puede ponerse fácilmente en marcha para compensar el colapso
de los mercados exteriores Igualmente devastador es probablemente la peculiar
estrechez de quiénes constituyen, controlan y configuran política y
socioeconómicamente el estado del Libre Mercado al usar su poder político para
financiarse a sí mismos en las crisis y trasladar los costes a las clases asalariadas,
exacerbando así los conflictos de clase mientras imposibilitan cualquier "reforma"
significativa que tenga lugar. Finalmente, dada la naturaleza "abierta" del modelo de
Libre Mercado y el papel integral unitario que las inversiones especulativas juegan en
el mantenimiento del mismo, los primeros signos de crisis interna provocaránn fugas
de capital a gran escala.

PARTE II

La Lógica del Estudio


Con objeto de comprender el alcance y sentido de los beneficios estadounidenses
durante los 20 años de bonanza en Latinoamerica, nos proponemos analizar las
relaciones económicas específicas entre EE UU y Latinoamérica; es decir, las
relaciones comerciales, de inversiones, préstamos y royalties. Los beneficios
empresariales estadounidenses han sido multisectoriales, prolongando y aumentando
las tasas de ganancia de los periodos previos. Los beneficios han sido tanto
específicamente sectoriales como sistémicos o internos, en el sentido de que no sólo
los bancos mejoraron sus márgenes de beneficio, sino que también la balanza de
pagos de la economía estadounidense fue ampliamente mejorada. Lo que comenzó
como una "crisis" en las relaciones financieras EE UU-Latinoamérica (la llamada crisis
de la deuda de 1981-82) fue convertida literalmente en una oportunidad de oro para
que los intereses de la banca y empresas estadounidenses apalancaran y accedieran
de una forma sin precedentes a los mercados latinoamericanos, a sus recursos,
bancos (y ahorros locales) y al trabajo, bajo condiciones enormemente ventajosas; es
decir, con costes laborales reducidos (gracias a las devaluaciones), desregulaciones
comerciales y monetarias, y tipos impositivos favorables.
Los beneficios sectoriales y las ventajas estratégicas de la posición económica global
que gozaba EE UU reforzó el gran interés en sostener las agendas "neoliberales" en
Latinoamérica. Esto requirió que Washington apoyara a las élites latinoamericanas
frente a la insatisfacción popular general que provocaban los resultados
socioeconómicos de las políticas de Libre Mercado.
La política económica estadounidense hacia Latinoamérica es casi exclusivamente
definida por los intereses de las 500 empresas que aparecen en la revista "Forbes", los
mayores bancos y empresas multinacionales estadounidenses que suministran la
enjundia y el contenido a la de otra manera vacua retórica de la "globalización".
La lógica de la expansión financiera y empresarial estadounidense; es decir, la
conquista y consolidación de cuotas del mercado latinoamericano conduce o lleva a
inversiones crecientes en "mercados de derivados" y a la enorme expansión de capital
especulativo en la economía de papel. Así, mientras los préstamos e inversiones en
Latinoamérica crecen, el ámbito y profundidad del mercado real (consumidores y

247
productores) se reduce. Los primeros inversores obtienen altas ganancias sobre la
base de la entrada de los últimos inversores que inflan el valor de las acciones y bonos
por encima de su capacidad de ganancia real. En cuanto los principios o fundamentos
económicos vayan mal, el boom artificial se debilitará con el primer signo de que las
altas tasas de ganancias de los primeros inversores se estuvieran agotando. El
resultado será el comienzo de una precipitada caída en los beneficios, intereses,
dividendos y ganancias especulativas de los inversores privados. Esto no será
meramente un fenómeno de "boom y ruina" sino esencialmente el colapso de un
"esquema tipo pirámide" que, sin embargo, arrastra con él a las "inversiones
productivas normales" que se hayan producido en la industria, minas, comercio al por
menor, etc.
La crisis de los 90 ha afectado la tasa de beneficio de las 500 empresas Forbes y a sus
ingresos agregados, acarreando distintas consecuencias negativas para las cuentas
exteriores de EE UU, ya cada vez más fuera de equilibrio en Asia.
Lo que la mayoría de los expertos financieros y economistas convencionales de
prestigiosas Universidades describen como "fundamentos o bases saneadas"
("economías reformadas", libre convertibilidad, privatización de la empresa pública,
eliminación de los controles de cambio, etc.) que facilitan la entrada a gran escala del
capital extranjero para financiar el crecimiento, fueron precisamente las condiciones
que minaron y desarticularon las economías latinoamericanas llevándolas a una crisis
más profunda. Las inversiones de cartera a gran escala expandieron las reservas
latinoamericanas pero aceleraron el colapso: la entrada fácil lleva a la salida rápida.
La lógica del capitalismo de libre mercado es una sociedad depauperada como
condición para las entradas de capital exterior a gran escala y un colapso interno o
sistémico ante las salidas de capital. Por encima del camino de la parábola del libre
mercado surgen distintos ganadores y perdedores. Los ganadores tienen estrechas
relaciones con los principales arquitectos del modelo de Libre Mercado (incluso
aunque al final los ganadores acaben devorando a sus propios hijos).

Quiénes ganan y quiénes pierden (1989-1999)


La mejor forma de comprender las implicaciones económicas y políticas de USA en
Latinoamérica es desde la perspectiva de saber quién gana y quién pierde. Los
principales beneficiarios desde el lado estadounidense han sido los "cuatro jinetes":
exportadores, inversores (fabricantes y otros), banqueros (y especuladores financieros)
y rentistas (recaudadores de royalties). Cada uno de estos cuatro jinetes operan en
mercados específicos y son capaces de captar los altos beneficios que generan las
actividades a través de las ventajas que proporciona el crecimiento de los sistemas de
mercado inducidos políticamente.

Comercio
Para los exportadores estadounidenses Latinoamérica era una región clave en el
mercado mundial. Por encima del 20% de las exportaciones de las 80 empresas más
importantes de EE.UU tienen como destino Latinoamérica. Dentro de Latinoamérica,
Brasil, Méjico y Argentina son los principales mercados de los exportadores
estadounidenses representando en conjunto el 60% del comercio de EE.UU. con
Latinoamérica. En paralelo al comercio empresarial desde EE.UU., las principales
empresas obtienen importantes beneficios de lo que se describe como "comercio
regional", concretamente con la asociación de comercio MERCOSUR. Las ganancias
del comercio desde EE.UU. a Latinoamérica, así como del comercio intraregional,
representan una parte importante de los ingresos empresariales de las principales
multinacionales.
Aunque los exportadores estadounidenses se benefician, también lo hacen los
importadores de EE.UU., concretamente los importadores de materias primas
estratégicas. Por la vía del apalancamiento de la deuda y las privatizaciones

248
indiscriminadas, las empresas de EE.UU. han adquirido algunos de los ingresos más
rentables en la producción minera, petróleo, telecomunicaciónes y compañías
internacionales de alimentación. El resultado neto es que los importadores son
capaces de reducir los costes de producción y aumentar los beneficios por la venta
final de los productos.
Bajo el sistema de Libre Mercado, la industria manufacturera exportadora de EE.UU.
ha sido capaz de desplazar y/o comprar la industria nacional aumentando su
participación en el mercado Latinoamericano en áreas de alto crecimiento (tales como
computadores, telefonía celular, etc.). Asimismo, las empresas agroalimentarias han
llevado a la quiebra a los productores locales de cereales (trigo, maiz y arroz) en
Méjico, mientras que por otra parte captan o acaparan los inputs (maquinaria
agrícola, fertilizantes, etc.) y elaboran los alimentos agrícolas. Resultados similares se
han producido en el mercado de los "bienes culturales de masas": el libre mercado ha
dado lugar a la proliferación e inundación de películas, tiendas de distribución de
vídeos, CDs, casettes y espectáculos de entretenimiento de los EE.UU..
El resultado es que EE.UU. tienen una Balanza de Pagos espectacularmente favorable
con Latinoamérica. Si comparamos y analizamos el superávit comercial de EE.UU. en
Latinoamérica con sus déficit comerciales con Asia y Alemania podemos comprender
las enormes ventajas que el sistema de libre comercio le ha generado en una región,
Latinoamérica, donde las empresas de estadounidenses gozan de ventajas
competitivas y de instituciones políticas favorables a sus intereses. Sin esas balanzas
comerciales favorables con Latinoamérica las cuentas exteriores de EE.UU. estarían
desequilibradas, lo que provocaría graves presiones sobre el dólar y sobre la capacidad
de EE.UU. para financiar sus déficit. La apertura comercial que existe en
Latinoamérica y la capacidad de las empresas estadounidenses para explotarla es con
diferencia mayor que en cualquier otro lugar del mundo (desde luego mayor que en
Asia)

Préstamos
Los beneficios de las bancos USA provienen de distintas fuentes: pagos de intereses de
los préstamos, pagos de intereses de los pagos de intereses, la penetración del sistema
financiero y bancario Latinoamericano (y la captación de los ahorros locales), la
adquisición total o parcial de las empresas locales a cambio de los pagos de deuda
denominados en dólares y la facilidad para llevar a cabo "fugas de capitales" y el
"blanqueo" de billones de dólares mediante los ingresos ilícitos u "oscuros" de las
influyentes élites políticas y económicas.
En las dos décadas que van desde principios de los 70 a los 90, los bancos de EE.UU.
estuvieron capitalizando a tipos de interés variables, el empeoramiento en las
condiciones para devolver los créditos que habían concedido y las acomodaticias élites
políticas latinoamericanas defensoras del libre mercado hizo que se captaran pagos de
intereses por encima de la media, de forma que las devoluciones acumuladas
excedieron con diferencia la deuda original en que se incurrió en los 70.
Las renegociaciones de la deuda fueron cruciales para apalancar a las economías
latinoamericanas en el Libre Mercado sirviendo a los intereses de los capitalistas
transnacionales latinoamericanos y estadounidenses que deseaban la libre
convertibilidad. De camino, esto último animaba el crecimiento masivo de la inversión
en cartera interesada en los rápidos ingresos y la fácil convertibilidad a dólares. Los
principales grupos bancarios y financieros fueron capaces de acumular valiosos
activos por debajo de los precios de mercado mediante swaps de deuda, diversificaban
así sus holdings y multiplicaban las fuentes de sus lucrativas remuneraciones.
El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial suministraron oficialmente la
financiación que permitió a los bancos de EE.UU. recuperar los préstamos al
suministrar a los regímenes latinoamericanos fondos para satisfacer el pago de las
deudas privadas. Así, por ambos lados (acreedor y prestamista) los fondos públicos
asumieron los costes al "socializar" los malos préstamos, aunque facilitando

249
suculentos beneficios.
La adquisición parcial de los bancos latinoamericanos endeudados y la constante
necesidad de los regímenes latinoamericanos de crear confianza a la inversión por la
vía de mantener altos niveles de reservas exteriores (en dólares) suministró a los
bancos e instituciones económicas extranjeras la oportunidad de invertir en bonos
gubernamentales a alto tipos de interés, otra lucrativa zona de donde obtener
beneficios.
La inestabilidad y volatilidad de las inversiones de cartera a corto plazo inherente a su
dependencia de la flotación libre del tipo de cambio, la falta de crecimiento en la
economía real, los altos niveles de quiebra en las economías locales auspiciaron la
fuga de capitales (parte de la cual fue de hecho transferencia de capital desde
Latinoamerica a EE.UU. Los inversores latinoamericanos compraron bonos y acciones
y depositaron sus ahorros en cuentas bancarias estadounidenses, todo lo cual
beneficiaría a los sectores financieros públicos y privados de EE.UU.
La volatilidad y las salidas de capital también obligaron a los regímenes de Libre
Mercado Latinoamericanos a subir los tipos de interés para hacer atractivos los bonos
del Estado a los inversores extranjeros. Los inversores, de camino, demandaron y
recibieron instrumentos denominados en dólares para cubrirse ante las súbitas
devaluaciones de la moneda local.
Lo que aparecía como especulaciones financieras de "alto riesgo", sin embargo, no
eran a menudo tales. Por ejemplo, el dinero de los contribuyentes estadounidenses fue
usado por Washington para financiar a los especuladores de Wall Street que habían
perdido varios billones de dólares con el "crash" mejicano de 1994. El sistema de Libre
Mercado en EE.UU. y Latinoamérica requirió un estado "activista" para recuperar las
inversiones privadas arbitrarias y poco fundadas, revelando así el poder del capital
financiero tanto en EE.UU. como en Latinoamérica. Al minimizar las pérdidas
mediante la financiación o monetización de las mismas por el gobierno y maximizar
las ganancias por la vía del fomento gubernamental de las políticas de Libre Mercado,
incluyendo el apalancamiento de los swaps, las instituciones financieras y bancarias
estadounidenses han sido los grandes ganadores en Latinoamérica así como serían los
grandes perdedores si se produjera el colapso del sistema de Libre Mrecado.

Inversión
Los inversores comerciales, mineros y de la industria de servicios USA también se han
beneficiado a partir la década del "baile de billones".
A la primera oportunidad el sistema de Libre Mercado ha estado en vanguerdia
bajando los costes laborales vía reducción de hecho de los salarios mínimos,
debilitando gravemente la legislación laboral que afecta a la higiene, salud y seguridad
en el trabajo, socavando el poder de negociación de los sindicatos por la vía de la
represión estatal y la cooptación de sindicalistas corruptos, y aumentando el
desempleo y subempleo para exacerbar las presiones a la baja en los salarios de los
trabajadores empleados. Junto a costes del trabajo más bajos, los inversores
estadounidenses se han beneficiado de las devaluaciones comprando a precios de
saldo aquellas empresas locales con problemas, a menudo mediante pagos a políticos
profesionales y dóciles consejeros económicos adiestrados en el libre mercado de
EE.UU.
La ausencia de impuestos, la desregulación de los controles sobre las propiedades
extranjeras y las remesas de beneficios, la libre convertibilidad y eliminación de las
restriccciones a las propiedades extranjeras ha permitido a las multinacionales
extranjeras con sus inmensos recursos expandir la obtención de beneficios a nuevos
sectores económicos, incluyendo tiendas de alimentos al por menor, inmobiliarias,
comercio al por menor, petróleo y otros minerales estratégicos.
El resultado han sido altas tasas de ingresos no sólo en las inversiones directas sino
ganancias inesperadas, a través de la adquisición de empresas públicas rentables
mediante la privatización de las mismas. Antes de la privatización los sistemas de

250
Libre Mercado Latinoamericanos asumieron la carga de los trabajadores despedidos
absorbiendo las deudas y desregulando los precios o tarifas (concretamente la de los
servicios públicos), así garantizaban a los nuevos propietarios multinacionales una
alta tasa de ganancia. En algunos casos, las adquisiciones de las empresas privadas
han estado basadas en la conversión de las deudas en inversiones, de este modo
ningún nuevo capital (o títulos valores) entra en el precio de compra. El sistema de
libre mercado puede obtener una fuerte inyección de fondos de la venta, pero pierde
beneficios a largo plazo y los productores y consumidores pagan precios más altos por
los bienes y servicios, mientras las multinacionales aumentan sus remesas de
beneficios o financian nuevas inversiones en nuevos sectores de la economía. La
privatización no suministra normalmente nueva tecnología, investigación o puestos de
trabajo como en gran medida ocurre cuando se producen cambios en la propiedad. La
privatización conduce a la reasignación de los beneficios, con mayores cantidades
saliendo al exterior y hacia arriba, introduciendo de esa manera una mayor presión en
la balanza de pagos y en las reservas exteriores, especialmente por aquellas empresas
que producen mayoritariamente para el mercado nacional.
Si las negociaciones de la deuda, los swaps y la condicionalidad aceleraron la
adquisición de recursos y empresas latinoamericanas por las multinacionales de
EE.UU., la liberalización de los movimientos de capital que acompañó el proceso y la
desregulación del sistema financiero abrieron la puerta al crecimiento masivo de la
especulación (sobre las divisas, acciones, derivados, bonos basura, etc.) otra fuente de
volatilidad y drenaje de riqueza hacia los bolsillos de los grandes fondos de inversión
de Wall Street. El posterior colapso de la especulación de valores era inevitable dada la
muy estrecha base de la economía real, la reducción del mercado consumidor nacional
las expectativas inversoras grandemente infladas basadas en la percepción de que
"otras y posteriores inversiones" continuarían inyectando dinero en la ya saturada
"economía de papel".
El sistema de Libre Mercado mantuvo la afluencia de capitales mediante divisas
altamente sobrevaloradas y tipos de interés exorbitantes que consumieron la inversión
local, y llevaron al estancamiento, la recesión y el desempleo masivo. Cuando el
sentido de la realidad penetró finalmente incluso el denso humo ideológico de la clase
dirigente, y la economía real mostró signos de colapso, los inversores extranjeros
huyeron en masa socavando las reservas exteriores y sacando las cuentas exteriores
de su equilibrio. Los tipos de interés artificialmente altos y las monedas locales
sobrevaloradas, que previamente habían dañado gravemente a los exportadores, les
obligaron a desplazar los recursos a cuentas denominadas en dólares, la economía de
papel y la compra de bonos a corto plazo, retroalimentaron así la economía de papel.
El colapso de los valores y préstamos que no se devolvieron a tiempo al sistema
financiero fueron así los detonantes de un colapso que se originó por los
"fundamentos" o "principios" de la economía de libre mercado: los incentivos
diseñados para atraer inversores extranjeros, las estructuras que transformaron la
toma de decisiones empresariales en una clase de bomba de crecientes inversiones
improductivas y la acumulación basada en el exterior

Royalties
Una de las fuentes más grandes y más rápidas de extracción de beneficios y de
enriquecimiento de las empresas de EE.UU. en Latinoamérica son los acuerdos sobre
royalties y licencias de patentes. Los emergentes billonarios y multimillonarios de
Latinoamérica que se han "asociado" con las multinacionales de EE.UU. prefieren
alquilar las licencias y tecnologías más que hacer inversiones a gran escala y a largo
plazo en investigación y desarrollo. Muchas grandes empresas estadounidenses
prefieren en muchos casos alquilar tecnologías y patentes por un porcentaje de ventas
garantizado, evitando los conflictos nacionalistas y laborales, así como los problemas
de comercialización. Así, sin añadir un solo dólar de inversión, software, biotecnología
y productos farmacéuticos, películas, vídeos, Cds,.., circulan a través de las empresas

251
latinoamericanas que pagan un perpetuo royaltie a las empresas de EE.UU.
Los pagos por royalties son una parte crecientemente importante del total de ingresos
acumulados y transferidos a EE.UU. Y nuevas áreas están siendo añadidas,
concretamente en el área ambigua y poco definida de la "propiedad intelectual". De
hecho, productos medicinales y plantas que siempre han sido usados por la gente en
Latinoamérica están siendo "patentadas" por las multinacionales, prohibiendo así su
producción y uso por sus originales usuarios. Sucursales de gigantescas empresas
agroalimentarias de EE.UU. están produciendo "semillas empaquetadas" que están
diseñadas genéticamente para impedir a los granjeros utilizar las semillas de la planta
original. Los royalties que las multinacionales recaudan se ven aumentados por estas
nuevas formas de "imperialismo transgénico", y la homogeneización de la producción
que socava la potencial innovación inducida localmente es una consecuencia de las
políticas básicas del sistema de libre mercado.

Resumen
Las ganancias acumulativas de las grandes empresas de EE.UU., bancos y empresas
de inversiónes, totalizan una extraordinaria acumulación de riqueza por cualquier
cálculo que se haga. Quizás en mayor medida que en cualquier otra época de la
historia reciente y que en cualquier otro lugar del mundo, las empresas de EE.UU.
han obtenido con diferencia la mayor recompensa económica de ningún otro poder
imperial o poder que aspire a ser global. Es claro que la mayoría de los beneficios son
el producto del sistema de libre mercado y la rígida aplicación de políticas que
favorecen a las grandes empresas. Dado el deprimente funcionamiento de las
economías en su conjunto, el prolongado estancamiento económico, la crisis crónica
de la balanza de pagos y la creciente asignación de los recursos nacionales para
satisfacer las obligaciones externas, parece claro que el sistema de Libre Mercado ha
hecho poco por el desarrollo de Latinoamérica y mucho por aumentar las
oportunidades de una multitud de grandes empresas estadounidenses de saquear la
economía y sociedad latinoamericanas
Las mayores empresas de EE.UU. en la banca, exportación e inversión extraen o
sacan la parte más importante de sus ingresos de Latinoamérica: de hecho su
viabilidad depende de mantener en funcionamiento esa bomba de succión. El colapso
de las economías latinoamericanas , en gran parte inducido por el sistema de libre
mercado y el masivo pillaje de su economía por parte de la élite empresarial, bancaria
e inversora de EE.UU. y sus socios latinoamericanos, es inminente. El impacto en las
principales empresas de EE.UU. será rápido y profundo, amenazando con provocar el
mayor crash desde 1929.
Reconociendo los peligros para las principales multinacionales de EE.UU., Washington
ofreció 30 billones de dólares para evitar el colapso de la economía brasileña. Incluso
aquellos fondos hicieron poco por evitar la crisis brasileña y mucho por financiar a los
atemorizados inversores estadounidenses de las principales pérdidas del "papel" que
ellos mantuvieron en préstamos, títulos y anotaciones brasileños. El aspecto crucial es
que el impacto de la crisis de las economías latinoamericanas tendrá un efecto
fundamental en los principales actores económicos, las empresas que van a la cabeza
en la economía estadounidense. El gobierno de EE.UU. está preparado para desviar
billones de los programas sociales nacionales y de las infraestructuras nacionales
deterioradas apoyando o sosteniendo las estructuras tambaleantes que han
engordado las cuentas de los bancos y empresas de EE.UU.. Al promover los sistemas
de Libre Mercado, Washington no está sólo actuando en beneficio o representación de
los intereses empresariales privados y de Wall Street, está también sosteniendo
sistemas que han acentuado los intereses hegemónicos de EE.UU.

Las ganancias políticas de Washington

252
A nivel general los sistemas de Libre Mercado latinoamericanos han funcionado como
un coro en defensa de las políticas de libre mercado de Washington en el mundo
entero. Menem en Argentina, Frei en Chile, Cardoso en Brasil, Fujimori en Perú,..la
lista es muy larga-, y mientras los Presidentes cambian, la retórica del libre mercado
continúa. En Latinoamérica Washington se ha asegurado discípulos ejemplares y
socios billonarios interesados por sí mismos en promover el programa de Wall Street
de privatizar los planes de pensiones, las empresas públicas rentables y aplicar
rigurosamente la redistribución o reconcentración de la renta (ajustes estructurales)
sin tener en cuenta la oposición ni los intereses del pueblo.
Al ligar su suerte al vagón de Washington los regímenes latinoamericanos suministran
una coartada o tapadera que legitima las prácticas que claramente favorecen a los
principales protagonistas económicos de EE.UU. (y de Europa y Japón). Aunque el
funcionamiento actual de la economías de libre mercado no es para alardear sobre las
mismas, el "efecto demostración" que tiene sobre las élites de Asia y otros lugares es
probablemente significativo. Las inmensas fortunas acopiadas por los socios de Wall
Street en Latinoamérica son probablemente la envidia de muchos especuladores de
Asia crecientemente móviles, la capacidad o facilidad para despedir trabajadores en
Chile es seguramente la envidia de los fabricantes de transportes surcoreanos.
Latinoamérica sirve como "rampa de lanzamiento" para "globalizar" la ideología y
políticas de libre mercado al resto del tercer mundo. Y no de manera poco significativa
Washington puede contar conlos votos de Latinoamérica en el GATT y otros foros
económicos internacionales para respaldar o dar apoyo moral a su posición general
sobre el libre comercio, incluso aunque tengan diferencias en cuestiones concretas.
Los sistemas de libre comercio latinoamericanos que brindan un alto nivel de
colaboración entre su capitalistas transnacionales estratégicamente situados y los
intereses de las grandes empreesas de EE.UU., han asentido o dado el consentimiento
en extender el radio de acción de Washington a las instituciones políticas, militares y
judiciales de Latinoamérica en un grado sin precedentes. No es una exageración
considerar a las naciones latinoamericanas como naciones "semi-soberanas". En
primer lugar, los sitemas de Libre Mercado han aceptado, de hecho, las peticiones de
Washington de "extraterritorialidad". El arresto, transporte, juicio y sentencia por
parte de Washington del General Noriega fue un ejemplo. Las críticas por no mantener
las formas fueron seguidas por un profundo silencio y posterior cooperación al
prorrogar las bases militares de EE.UU. en Latinoamérica y ampliar el papel oficial de
la DEA (Agencia de Lucha contra la droga), CIA y FBI en la vigilancia de las sociedades
latinoamericanas. Los regímenes latinoamericanos se han sometido a los
procedimientos de "certificación" USA en lo que respecta al narcotráfico, lo cual da a
Washington un papel esencial en la selección y rechazo de altos funcionarios políticos,
militares, judiciales y de la policía (lo que precisamente no supone una insignificante
intromisión y delimitación de la "soberanía nacional".
Los sistemas de Libre Mercado latinoamericanos han implementado fervorosamente
las "Políticas de ajuste" diseñadas por EE.UU. por la vía del control e influencia del
Tesoro en el Banco Mundial y el FMI. Las características principales de las economías
(relación entre la propiedad pública y privada, reglas de comercio, reglamentación
laboral, sistema de pecios y subsidios,...) han sido profundamente moldeados por Wall
Street a través de Washington de tal manera que sería la envidia de los Virreyes
españoles.
Las características de la actividad estatal y la reorientación del activismo estatal hacia
la promoción de los inversores extranjeros es otro gran plus político de Washington. El
Gobierno de EE.UU. se ha asegurado mediante los acuerdos sobre comercio e
inversiones, no sólo la eliminación de las barreras al comercio y a la inversión
extranjera, y la protección de los inversores estadounidenses de las posibles
nacionalizaciones, sino la aquiescencia por parte de los sistemas de Libre Mercado del
"papel clave" que los inversores extranjeros juegan en cualquier esquema de
"desarrollo".

253
Es como si los regímenes latinoamericanos hubieran asumido el papel de Washington
de guardianes de los inversores estadounidenses ( con la cláusula añadida de que los
contribuyentes latinoamericanos pagan la factura. En términos globales y regionales,
los sistemas de libre mercado han contribuido a realzar los fines estratégicos de
EE.UU. en el terreno ideológico, económico y militar, mientras que disminuyen todos
los obstáculos a la penetración en el público de masas de la cultura estadounidense.
Aparte de los beneficios "macropolíticos", Washington se ha asegurado el apoyo en
áreas y cuestiones concretas. Las élites económicas y políticas del libre mercado
Latinoamericano se hacen eco de las posiciones de Washington sobre el terrorismo,
derechos humanos y las políticamente definidas como "naciones non gratas". Por
ejemplo, los libres hombres de negocios latinoamericanos nunca se pronuncian sobre
cuestiones relativas al terrorismo de estado que dimana de Washington (bombardeo de
Afganistán y Sudán), pero condenan a Serbia en Kosovo. Condenan lo que Washington
califica como "criminales de guerra" en Bosnia, pero siguen la indicación de
Washington absolviendo a los generales latinoamericanos genocidas de Guatemala,
Chile y Argentina. Condenan y boicotean a Libia for el caso Lockerbee, pero se
abstienen de condenar la tortura sistemática de palestinos por parte de Israel.
En los conflictos regionales y el "alineamiento de bloques", los regímenes
latinoamericanos es más probable que se alineen con Washington frente Europa y
Japón en cuestiones de comercio, y en cuestiones del Medio Oriente y de seguridad.
Hay también áreas de desacuerdo, concretamente en cuestiones regionales donde hay
un notable sentimiento público e intereses empresariales locales opuestos a las
políticas de Washington y donde Europa respalda "la postura independiente" de los
regímenes latinoamericanos. La más notable diferencia entre los regímenes de Libre
Mercado latinoamericanos y Washington es en la legislación Helms-Burton que
sanciona a las empresas que se relacionan con Cuba. En el comercio cubano los
regímenes latinoamericanos son defensores del "libre mercado" más consistentes que
sus tutores del norte, cuya política está más "motivada ideológicamente". Otra
cuestión de conflicto es Las Malvinas, donde Washington respalda a Londres contra el
suave apoyo de Latinoamérica a Buenos Aires. Lo que estas y otras diferencias nos
dicen es que en las grandes cuestiones que definen la posición hegemónica de
Washington los regímenes de Libre Mercado latinoamericanos son "seguidores de la
fuerza hegemónica". Pero en cuestiones específicas que afectan sensibilidades
nacionales concretas y los importantes intereses de sus capitalistas transnacionales,
los regímenes de Libre Mercado latinoamericanos han disentido, particularmente
cuando han contado con el apoyo europeo y canadiense.
Claramente las relaciones entre los sistemas de Libre Mercado latinos y Washington
han sido inmensamente favorables a las posiciones hegemónicas de Washington. Los
regímenes latinoamericanos han permitido el acceso sin precedentes por parte de
EE.UU. a los recursos naturales, han facilitado la influencia de Washington dentro de
sectores clave del gobierno, incluyendo los servicios secretos, el ejército y el poder
judicial. Lo que claramente es un excelente ejemplo de un súbdito hegemonizado, es
en muchos casos el papel de aquellos regímenes latinoamericanos que toman
iniciativas en beneficio de los intereses de USA sin coerción o directivas de
washington. Por ejemplo el Presidente Zedillo paga préstamos multibillonarios de
dólares a los EE.UU. con antelación a su fecha a pesar de la enorme dificultad que ello
supone para el pueblo mejicano. El Presidente Menem a menudo se adelanta a las
demandas políticas y económicas de EE.UU. y se apresura a implementarlas antes de
que sean planteadas realmente por Washington.
Las décadas de los regímenes latinoamericanos de Libre Mercado han sido claramente
el periodo más favorable en este siglo para Wall Street y Washington. Pero ¿qué le
ocurre a Latinoamérica bajo la hegemonía USA? ¿Quién gana y quién pierde bajo el
Nuevo Imperio?.

Latinoamérica bajo la hegemonía de EE.UU.: ¿quién gana y quién pierde?

254
El éxito de las instituciones políticas y económicas estadounidenses en Latinoamérica
ha tenido un importante impacto socioeconómico en la región. Esencialmente
podemos considerar tres hipótesis en relación a los éxitos o logros norteamericanos.
La hipótesis ganancia-ganancia: ganadores en todas partes. La prosperidad general
acompaña la hegemonía de EE.UU. y la implementación de las políticas de libre
mercado. Después de un breve periodo de sufrimiento inicial los grupos de asalariados
y propietarios participan de los beneficios y dádivas de las inversiones
estadounidenses (inversiones en cartera y de adquisiciones de empresas).
La hipótesis de suma cero sugiere que las "ganancias" de EE.UU. se ven acompañadas
por pérdidas latinoamericanas. Esta hipótesis argumenta que las transferencias de
riqueza a los EE.UU., la explotación de recursos y las privatizaciones benefician el
"centro" y perjudican a la "periferia". Esto es, que las sociedades hegemonizadas están
de hecho "subdesarrolladas" y sin fuentes autóctonas de acumulación.
La hipótesis tercera de ganancia-ganancia-pérdida sugiere que el éxito de Wall Street
incrementa el enriquecimiento de una "élite minoritaria" crecientemente segmentada
mientras que empobrece a la mayoría. El sistema de libre mercado no está
encapsulado rígidamente en regiones "geográficas" sino que se describe mejor a través
de las alianzas de clase e interestatales. Lo que los apologistas del libre mercado
impermeabilizan como "economía globalizada" describe de hecho una estructura de
clases altamente polarizada a nivel interno en la que los capitalistas transnacionales
latinoamericanos comparten los beneficios, las ganancias financieras y las
privatizaciones con Wall Street. Los éxitos son resultado de la redistribución de la
renta, los gastos del gobierno, los préstamos y créditos a favor de los de arriba, y de la
descapitalización de las empresas y granjas productivas locales y de la caída del
empleo y la renta entre los productores asalariados y los campesinos pobres.
Para medir el impacto del éxito de EE.UU. en la sociedad latinoaméricana es
importante analizar distintos indicadores socioeconómicos:
La distribución de la renta: Los estudios han demostrado consistentemente que la
desigualdad entre el 10%de la población con rentas más altas y el 40% con rentas
más bajas ha aumentado a lo largo de los 20 años. Si miramos la parte más alta de la
pirámide de rentas encontramos que ha surgido una nueva clase de billonarios super
ricos cuya riqueza y activos económicos exceden ampliamente cualquiera de las
fortunas previamente acumuladas por las clases con mayor riqueza. Un vehículo de
transformación de los "ricos" (millonarios) en super-ricos" (billonarios) ha sido la
privatización de activos rentables a precios de saldo. Después de las ventas, las
valoraciones han subido vertiginosamente sin que se produzca ninguna nueva
inversión significativa, mientras las privatizaciones han ocasionado despidos masivos,
precios más altos y pagos más bajos por los despidos.
El crecimiento de la renta de las diferentes clases (la cuestión del nivel de vida):
Aunque en su conjunto los niveles de renta pueden haber aumentado en algunos
países, los niveles de vida de los asalariados y pequeños productores han disminuído.
La subida del desempleo, el crecimiento de la fuerza de trabajo informal, los recortes
en los gastos estatales en salud, educación , bienestar y vivienda, implican que los
salarios del Tercer Mundo no mantienen un ritmo de acción uniforme a los precios
como en el primer mundo. La privatización de los servicios sociales significa que una
mayor parte de la renta monetaria tiene que ser asignada para pagar lo que
previamente era financiado gratuitamente o a más bajo coste por los programas
públicos de asistencia. La calidad de la educación y de la sanidad pública también se
ha deteriorado. Así, aparte de la disminución relativa y absoluta de renta monetaria,
la eliminación de los subsidios de los servicios y productos alimenticios, reduce el
poder de compra de la clase asalariada y de los pequeños productores.
Concentración de la tierra y carencia de tierras: Con la implementación de la agenda
de Libre Mercado la concentración de tierras y la carencia de las mismas ha crecido
rápidamente. La bajada de las barreras arancelarias ha llevado a abaratar la
importaciones de EE.UU. y a la ruina de los pequeños productores de cereales que no

255
pueden competir con las subsidiadas exportaciones de cereales estadounidenses. La
promoción de productos para la exportación y la asignación de los créditos
gubernamentales y de asistencia técnica ha provocado la expansión de grandes
empresas agrarias y el declive del campesino agrícola. La mecanización y
especialización de cultivos ha desplazado a los granjeros arrendatarios y a los
aparceros, y convertido en obsoletos a los jornaleros agrícolas. La consecuencia ha
sido el éxodo acelerado de campesinos desde las zonas rurales a los barrios pobres de
las ciudades y un aumento en el número de campesinos virtualmente sin tierras en el
campo. En Brasil, Méjico y Argentina grandes empresas agroalimentarias de EE.UU.
han financiado la producción a gran escala así como contratado productores
latinoamericanos, dando lugar a una mayor especialización y concentración de la
propiedad. Como resultado la producción alimenticia latinoamericana ha disminuído y
la importaciones de alimentos han subido vertiginosamente. Mientras tanto, los
campesinos relegados a las tierras marginales subsisten a duras penas. Otros,
incapaces de pagar aquellos productos alimenticios básicos a los que se les ha quitado
el subsidio, están de forma creciente sufriendo hambre o malnutrición. El Libre
Mercado al causar la crisis en la agricultura ha sido un factor importante para la
generación de una nueva ola de militancia campesina y de un aumento en la
produción de coca y otros cultivos ilícitos.
Autosuficiencia alimenticia: Latinoamérica no tiene alimentos suficientes. La región
ha llegado a ser dependiente alimenticiamente incluso cuando aumenta sus
exportaciones agarias. Esto es el resultado directo de las políticas de Libre Mercado
que favorecen las importaciones de alimentos estadounidenses y a las élites de las
empresas agroalimentarias de EE.UU. y Latinoamérica que se especializan en
productos de exportación. Los campesinos productores y los granjeros pequeños y
medianos eran los principales productores de artículos de primera necesidad (maiz,
arroz, frijoles,...) para el consumo local. Como las políticas comerciales y de crédito del
Libre Mercado han beneficiado a los productores especializados y arruinado a los
pequeños productores, Latinoamérica se ha convertido en un importador neto de
alimentos, un importador que no puede suministrar alimentos a precios asequibles a
su población rural y urbana.
El empleo: formal e informal: Directa e indirectamente el sistema de Libre Mercado ha
tenido un impacto importante en el mercado de trabajo. El cambio más espectacular
ha sido el crecimiento de la fuerza de trabajo "informal"; es decir, el crecimiento del
empleo inestable con baja remuneración y al margen de la normativa laboral. En
muchos países latinoamericanos la "fuerza de trabajo informal" es mayoritaria y los
trabajadores formales una distinguible minoría. En muchos casos el crecimiento del
"trabajo informal" es producto de la subcontratación de la produción a los principales
fabricantes por parte de los pequeños productores locales que de paso distribuyen el
trabajo a productores que lo hacen en familia
El crecimiento y proliferación del empleo "informal" es una forma encubierta de
desempleo. El sistema de Libre Mercado ha provocado el despido masivo de
trabajadores de las empresas privatizadas y de empleados públicos debido a los
recortes en los gastos estatales especialmente en los servicios sociales. El resultado es
un amplio conjunto de trabajadores que ejercen presiones a la baja en los salarios y
que aumentan la rotación de los trabajadores con contratos temporales mal pagados.
El anverso de esta situación es un tremendo aumento del poder de los empleadores e
inversores extranjeros que tienen capacidad para reducir los costes laborales
aumentando las ganancias de los inversores.
Especialización, estrategias exportadoras y vulnerabilidad: El sistema de Libre
Mercado ha reestructurado las economías latinoamericanas fomentando la
especialización y las exportaciones frente a la diversificación de la economía y el
desarrollo del mercado nacional. El resultado es la desarticulación de las redes
internas de transportes, infraestructuras e intercambios de bienes, y la
"modernización" de enclaves y redes de distribución ligadas a los mercados exteriores.

256
La especialización en limitados productos de exportación significa una mayor
vulnerabilidad a las fluctuaciones de precios lo que de paso provoca unos ingresos
gubernamentales inestables que están conduciendo a la incertidumbre en la inversión
y a restricciones a largo plazo en las inversiones de capital público y privado. La
dependencia de los mercados exportadores en un mundo de "exportadores" provoca
un exceso de productores en un mundo de escasos (shrinking) consumidores,a una
sobre acumulación de capital en un mundo de cada vez más débiles oportunidades de
inversión. El crash de los importantes mercados de exportación en Asia, Rusia y cada
vez más sitios, ha presionado para que sectores latinoamericanos se adentren en la
crisis. Los desequilibrios entre el mercado nacional y los sectores exportadores
debilitan la capacidad del estado de reavivar la economía, a no ser que cambie la
estructura básica de la economía. La desarticulación del mercado nacional significa
tanto la ruina de los productores agrarios locales como que los ingresos de las
exportaciones no alcanzan a cubrir las importaciones de alimentos. La especialización
en las exportaciones y la reducción de las barreras arancelarias llevaron a la
bancarrota a muchos fabricantes locales capaces de sustituir con productos locales
las inaccesibles importaciones extranjeras que estaban lejos del alcance de los
consumidores locales. Asimismo, la estrecha integración del estado con el capital
transnacional debilitó su capacidad de reconstruir una economía capaz de sustituir la
producción nacional y los mercados locales.
Los "desequilibrios" creados por la especialización de las exportaciones no sólo son
perjudiciales económicamente sino que han comprometido seriamente la capacidad
del estado para liberar a las naciones latinoamericanas de las crisis.
Auge y quiebra de las finanzas: Latinoamérica nunca experimentó un boom económico
real bajo la égida del sistema de Libre Mercado. Una significativa expansión tuvo lugar
en los especializados sectores mineros, en los mercados de valores y en assembly
plant zones ¿¿ -pero ninguna de ellas acarreó importantes innovaciones y nuevas
líneas de producción capaces de sostener el crecimiento.
El boom en los denominados "mercados emergentes" fue en gran parte el resultado de
flujos a gran escala de inversiones en cartera que inflaron artificialmente el valor
monetario de las acciones por encima de su capacidad para generar ganancias. La
privatización encaminó al capital extranjero y nacional a la compra de las empresas ya
establecidas, no a añadir nueva capacidad productiva, mientras los regímenes usaban
los ingresos obtenidos por la venta de las empresas públicas para pagar a los
acreedores extranjeros. El efecto neto fueron cambios en los títulos de propiedad pero
poco crecimiento real de las fuerza productivas y la pérdida de futuros ingresos
públicos. El problema clave en la transferencia de propiedad, desde la propiedad
nacional a la extranjera y desde lo público a lo privado, es la pérdida de control sobre
resortes estratégicos de la economía. Las decisiones para reinvertir las ganancias al
expandirse la producción local están ahora basadas en una comparación con las tasas
de ganacia internacionales, no en consideraciones locales de empleo, ahorro de divisas
o en profundizar las ligazones hacia atrás y hacia delante de la economía nacional.
Asimismo, la privatización impide la toma de decisiones clave sobre la financiación de
la investigación y el desarrollo tecnológico, nuevas líneas de productos y nuevas
estrategias de comercialización, trasladándolas fuera del alcance de los policy makers
nacionales y hacia los consejos de administración de compañías extranjeras.
En suma, el Libre Mercado crea a corto plazo ganancias inesperadas y a largo lazo
debilidad estructural; esto es, afluencias de capital a gran escala y salidas rápidas. Es
precisamente cuando se necesita capital nuevo para suplir los déficit de reservas y de
ingresos de divisas, etc.. cuando el capital extranjero vuela respondiendo a lo que los
inversores extranjeros consideran "señales del mercado negativas", de esta forma,
repentinamente, exacerban la debilidad estructural subyacente.
La fuga de capital nacional que acompaña la desregulación del Libre Mercado ha
aumentado la necesidad de préstamos extranjeros que necesitan los regímenes
latinoamericanos. El ratio deuda/exportaciones tiende a subir con el aumento del gap

257
entre los gastos por importación y los ingresos por exportación. El resultado neto son
presiones añadidas sobre el sistema para pedir prestado o despojarse de otros activos
nacionales para atraer nuevos flujos de capital extranjero a corto plazo. Para asegurar
la financiación exterior los tipos de interés se elevan a niveles a los que los
productores locales no pueden permitirse pedir prestado y son incapaces de sostener
la producción, mientras los consumidores no pueden adquirir créditos y la economía
se estanca.
La contradicción central es esta: las condiciones necesarias para atraer del exterior
grandes flujos de capital en cartera (los altos tipos de interés) son precisamente las
condiciones que generan el estancamiento nacional. Un fenómeno que ha llegado a ser
generalizado en Brasil desde mediados de los 90 y que se extiende a través del resto
del continente.
Como consecuencia del declive de la inversión nacional pública y privada se produce
el estancamiento de los mercados nacionales, el deterioro de la infraestructura social
pública (instalaciones educativas y sanitarias), así como de la infraestructura física. El
resultado es una incidencia creciente de las enfermedades contagiosas como el cólera
y la fiebre amarilla, y el crecimiento del analfabetismo funcional.
El aumento de los pagos de la deuda que acompañan el crecimiento de los préstamos,
sugiere fuertemente que la mayoría de los nuevos créditos, préstamos e inversiones,
no son productivos o coste eficientes; es decir, no son capaces de generar las rentas e
ingresossuficientes para cubrir los nuevos costes del pago del principal y los intereses.
Por tanto, los préstamos y créditos que se suponen son para sacar a Latinoamérica del
estancamiento y la deuda, sirven en su lugar para suministrar de nuevo a los
inversores extranjeros la privatización de más empresas rentables y el pago de
intereses más altos a los especuladores. Los aumentos en la deuda están
inversamente relacionados al crecimiento (un círculo de desarrollo perverso, no
virtuoso). Mirado desde el ángulo del desarrollo nacional, el crecimiento a corto plazo
de los sectores especializados (los que tienen mayores flujos de capital de cartera) y el
crecimiento de ciertos sectores exportadores no compensan o garantizan el
crecimiento agregado y sostenido de la economía nacional: grandes sectores de la
economía nacional están en declive, una mayoría de la fuerza de trabajo está
subutilizada (ocupada en trabajos de baja productividad), la investigación innovadora
ha sido exterminada, la economía sigue el patrón de las crisis: crecimiento y después
colapso. Hay poco que hablar en términos de una estrategia de desarrollo del sistema
de Libre Mercado. Hay great deal un gran negocio que considerar en términos de
reconcentración de la riqueza, del poder y los assets valores.

La estructura de la toma de decisiones


El sistema de Libre mercado ha llevado a un agudo deterioro de la capacidad de tomar
decisiones por parte de los representantes nacionales elegidos. Las decisiones más
significativas que afectan a las relaciones entre la propiedad pública y privada, los
salarios, precios, inversiones, gastos e ingresos son forjadas o configuradas por los
protagonistas extranjeros que se ocultan o refugian en las instituciones financieras
internacionales. Ellos son seleccionados por funcionarios del Tesoro del gobierno de
EE.UU. y responden a las necesidades e intereses de las grandes compañías y
empresas estadounidenses. Los nuevos reguladores que determinan o fijan las reglas
comerciales y de inversión son los funcionarios no elegidos de los bancos centrales
nacionales, los ministros de finanzas y sus asesores, y los consejeros que forman las
IFIs. Las decisiones tomadas nunca son el resultado de la consulta y el debate con el
gran público antes, durante o después de las elecciones. Por el contrario, las
decisiones son deliberadamente tomadas para evitar la consulta y el debate público
porque está claro para todo el mundo que ellas perjudican a la mayoría y benefician a
las élites muy ricas. Las decisiones básicas, quiénes las toman y la manera en que son
tomadas, revelan la naturaleza profundamente autoritaria del sistema de Libre

258
Mercado. El hecho de que las decisiones estén basadas en una gran disparidad de
ganancias y pérdidas entre por una parte las élites nacionales y extranjeras y por otra
la gran mayoría de latinoamericanos, explica la centralidad del comportamiento
autoritario dentro de los sistemas de Libre Mercado.

Conclusión
Hacia una teoría de las relaciones Latinoamericanas-Estadounidenses
El desafío al estudiar (y cambiar) las relaciones EE.UU.-Latinoamérica es llegar a
términos en teoría, con la divergencia fundamental de los beneficios e intereses
incrustado enlavado en los sistemas de libre mercado. El entramado conceptual
reciente que afirma destaca la "interdependencia" fracasa totalmente para captar la
tremenda disparidad en los beneficios y pérdidas, asi como llas relaciones de poder
situadas a los lados. Más recientemente otros han destacado la noción de relaciones
hegemónicas, destacando la difusión y asimilación de la ideología neoliberal
dominante. Aunque la hegemonía explica en parte el comportamiento de las élites
políticas en Latinoamérica, ella fracasa al tratar con el uso pasado y presente de la
fuerza y la intervención USA abierta y encubierta para imponer los regímenes iniciales
de hecho que establecieron los parámetroslos parámetros políticos de los
contemporáneos sistemas político económicos de libre mercado. Además la
"hegemonía" puede aludir más al comportamiento de las élite políticoeconómicas
latinoamericanas que se han beneficiado de las políticas y por tanto no tienen
ninguna necesidad de ser "influenciadas". En este aspecto, hay numerosas
indicaciones de que la ideología de libre mercado (la expresión de la hegemonía USA)
no se extiende muy por debajo de las clases medias si acaso en Latinoamérica. A la
luz de las huelgas generales de masas, las ocupaciones de tierras y otras formas de
oposición popular a las políticas claves de libre mercado es probable que la
"hegemonía" tiene una clase específica y aplicación de tiempo concreta particular.
Aún más general y más pervasive es el uso del término "globalización" para descridbir
la actuales relaciones USA-Latinoamérica. El problema con este concepto es que
fracasa para reconocer bancos y grandes corporaciones tienen su base están
asentadas en USA, protegidos por Washington y nutridos por los funcionarios del
departamento del Tesoro en las IFIs. Aunque estas grandes empresas funcionan en
muchos países, ellas tienen el cuartel general en USA donde la mayoría de los CEOs
(Chief executive officiar) toman las decisiones, sacan sus salarios y distribuyen los
beneficios.
La interface entre Whashington y Wall Street difícilmente da prestad o financia por sí
la noción de "aldea global" y otras tales pintorescas pero irrelevantes metáforas.
Las divergenciad en los beneficios y pérdidas en las relaciones entre USA y
Latinoamérica no puede ser comprendida por vacuas abstracciones como "centro" o
"periferia" que se abstrae de las relaciones de clases a través de las naciones ni
explica la integración de los capitalistas transnacionales latinoamericanos en el
sistema de libre mercado dentro de Latinoamérica y en las redes internacionales de
acumulación de riqueza.
La divergencia de intereses y beneficios puede ser comprendida dentro de un
paradigma teórico que puede explicar porqué y cuando los intereses de los bancos y
empresas USA ganan y las clases productoras, trabajadoras y campesinas
latinoamericanas pierden. La teoría del imperialismo tiene varias ventajas. Primero,
permite tener en cuenta las raíces históricas de las relaciones contemporáneas.
Segundo, se cimenta, se basa alrededor de la centralidad de relaciones de clases y
estados, entre capital y trabajo, lo que nos permite centrarnos en las relaciones de
explotación así como en la dominación nacional. En tercer lugar, suministra una
comprensión de la fuerza que conduce la expansión extranjera (la actividad
maximizadora del beneficio de bancos prestamistas y empresas). En cuarto lugar,
suministra una comprensión de la "nación-estado concreta" base de la dominación y

259
por ello de la explotación. En quinto lugar, el imperialismo suministra una estructura
para comprender la diferenciación discriminación de clase y la explotación que lleva a
"pérdidas y ganacias". Además, nos los suministra con una comprensión del papel
sistemático del estado imperial en promover, expandir y consolidar y defender los
intereses de grandes compañías multinacionales que funcionan en Latinoamérica. El
imperialismo suministra una comprensión del papel colaborador de los estados y
clases transnacionales latinoamericanas al identificar los intereses económicos
comunes y su modo de asociación.
La "hegemonía" puede ser mejor comprendida como un producto de la fase específica
del imperialismo en la que los golpes cruentos o sangrientos se deshicieron d elos
adversarios, los políticos locales son cooptados o asimilados al asumir las ideas
dominantes y los intelectuales institucionales u orgánicos difunden las ideas
estipuladas o decretadas por los poderes dominantes. En resumen, la fuerza imperial
precede a la persuasión hegemónica.
El concepto d imperialismo es extremadamente útil para comprender la naturaleza de
las "transiciones" de la administración militar y el talante autoritario d los sistemas
electorales del libre mercado. La democracia latinoamericana bajo el imperialismo
USA ha sido desde el comienzo un asunto de las élites: la misma transición fue
marcada por negociaciones relativas a las élites que efectivamente congelaron
mantuvieron el status quo de la era militar. Además, el mismo funcionamiento,
estructura y restricciones de la democracia latinoamericana ha sido profundamente
influido por las relaciones que atraviesan las naciones entre instituciones autoritarias
y elitistas en Latinoamérica (como el ejército y los grupos empresariales y financieros
locales) y sus equivalentes u homógos en USA. Washington ha defendido regularmente
la impunidad de los exdictadores militares que cometieron flagrantes abusos de los
derechos humanos (para resguardar defensores estratégicos de los sistemas de lire
mercado.
El estilo y sustancia d la influencia política y económica d USA en Latinoamerica es
por la vía de negociaciones de elite a puerta cerrada en gran medida con
representantes o funcionarios no elegidos que son de absoluta confianza para
Washington y Wall Street. Las decisiones a las que llegan son frecuentemente
"legisladas" mediante decretos ejecutivos decretos ley, un procedimiento autoritario
muy aplaudido por Washington y los medios USA como "actos de coraje" frente a la
masiva desaprobación o rechazo. El autoritarismo en la sustancia y estilo que
caracteriza la democracia latinoamericana es en gran parte producto de las
conexiones o relaciones de los intereses imperialistas que definen las relaciones
Latinoamericanas-USA. Por tanto para referirse a la "continuación del legado
autoritario en las actuales democracias latinoamericanas" requeriría una explicación
de ela matriz imperial que sostiene los centros modernos de poder autoritario.
Las élites políticas que administran las democracias latinoamericanas lo hacen bajo
las "restricciones" de acomodar arreglar a los capitalistas transnacionales
latinoamericanos (que definen lo que es el capitalismo hoy) y la la multiplicidad d los
intereses USA que se extienden y dominan sectores clave del sistema político y
económico. Estas excluyen al pueblo y a la mayoría del electorado de representación
en las áreas de interés y más importante aún de cualquier legislación y consulta
significativa.
En suma, el imperialismo mantiene las formas pero vacía el contenido de la
democracia. La democracia bajo el imperialismo es en gran medida hablar para el
pueblo y trabajar para los ricos, especialmente los ricos de fuera extranjeros. Las
relaciones imperiales entre USA y Latinoamérica están cargadas con crisis. LA
extraordinaria volatilidad de los flujos de capital en ambas direcciones, el pillaje o
saqueo sin precedentes de la economía y las enormes concentraciones de riqueza han
socavado los fundamentos para un crecimiento capitalista sostenido y creado la base
para una crisis severa. La base d apoyo a los extraordinarios beneficios para los
intereses USA se ha estrechado: pocos recursos públicos quedan por ser explotados,

260
los erarios públicos se han vaciado para pagar los cada vez más onerosos pagos de la
deuda, las reducciones en los gastos sociales para incentivar a los inversionistas han
sido ya reducidos hasta llegar a los huesos. El sistema regulador de libre mercado ha
destruido el mercado nacional, socavado las infraestructuras materiales y levado a la
bancarrota a los productores locales. La capacidad para importar es cada día más
rstringida por desequilibrada estrctura renta de la demanda. El menor pánico
financiero puede llevar accionar a los inversionistas extranjeros, el líquido sangre vital
del sistema, a la escapada. La precariedad del sistema de "Libre Mercado" en su
conjunto es tanta que el edificio entero depende d inyecciones grandes y cada vez más
grandes de préstamos estatales y de la incierta confianza de los prestamistas
financieros.
Dada la importancia económica de Latinoamérica para las compañías multinacionales
y bancos claves, el colapso de Brasil, Méjico, Argentina y Venezuela llevará a una
crisis de consecuencias imprevisibles. La misma importancia que las ganacias
latinoamericanas (beneficios, pagos de intereses, etc.) se han dado por hecho o
asumido por los sectores claves de la élite económica USA (y para la Balanza de Pagos)
tiene su lado negativo en las duras consecuencias que un colapso tendrá en las
pérdidas para Wall Street.
El imperialismo y el gap en las ganacias y pérdidas que ha producido, ha generado
movimientos sociopolíticos a gran escala a través del continente. Su alcance y detalle
varia de pais a pais. Desde los masivos Movimientos de Trabajadores sin tierras en
Brasil a los 15.000 miembros de la guerrilla en Colombia y otros muchos movimientos
entre otros.
El imperialismo no solo produce ganadores y perdedores sino que la subyacente
explotación que produce aquellas divergencias de intereses también provoca
reistencia, rebelión y quizás un nuevo ciclo de revoluciones

261
El impacto político
y social del neoliberalismo

por James Petras

Hay varias mistificaciones en cuanto al neoliberalismo, que propagan sus defensores y


que desafortunadamente toman como verdaderas muchos escritores de izquierda.
Para comprender como el neoliberalismo impacta sobre la sociedad en general, y sobre
los obreros rurales en particular, hay que tener una comprensión clara de lo que es y
de lo que no es el neoliberalismo.
Los defensores del neoliberalismo, arguyen que es una forma nueva y avanzada del
capitalismo, que es la culminación de la historia. Arguyen que es el inevitable
resultado de una revolución tecnológica, un producto de la racionalidad del mercado.
Arguyen que es la forma más eficaz de organización económica. Hay varias fallas
fundamentales en el argumento neoliberal.

Mitos y realidades del neoliberalismo


En primer lugar, el neoliberalismo no es nuevo. América Latina ha experimentado
estrategias económicas liberales durante la mayor parte de los últimos 500 años.
Desde la mitad del siglo XIX hasta los años 30, la mayoría de América Latina siguió la
estrategia liberal: economía abierta, especialización exportadora, propiedad privada
(mayormente extranjera) de recursos básicos y dependencia de préstamos e
inversiones extranjeras. El análisis crítico de este sistema, tuvo lugar en los años '30,
durante las crisis mundiales capitalistas. Las crisis del liberalismo condujeron a
rebeliones populares en México y por toda América Latina. Estas rebeliones fueron
provocadas por la extrema concentración de riqueza y poder y por el aumento masivo
de la pobreza y el desempleo. Después, definieron una fase de desarrollo
nacionalista-populista, tanto en las empresas públicas como en la protección del
mercado doméstico, la industrialización nacional estimulada por el Estado y los
programas socio-populistas. El "neoliberalismo" contemporáneo, ha creado
desigualdades socio- económicas parecidas a las del liberalismo del siglo XIX. Aunque
la estructura de clase, los patrones demográficos y los sistemas económicos son
distintos hoy en día, los resultados generales son similares. Es importante esta crítica
perspectiva histórica para señalar el hecho de que el neoliberalismo no es el fin de la
historia, sino una regresión, una vuelta atrás, hacia una doctrina que falló en el
pasado. En segundo lugar, el neoliberalismo no es el producto del "progreso evolutivo",
sino que es parte de un proceso cíclico. El neoliberalismo llegó al poder en el siglo XIX,
se extendió, se deterioró y se reemplazó por un sistema distinto: en algunos casos por
el populismo nacional, en otros por el socialismo. El reclamo neoliberal de que éste
representa un producto de la revolución tecnológica, es falso, al menos en dos
aspectos. Primero, el neoliberalismo tiene una historia de ascensos y descensos, con
500 años de historia, anteriores a cualquier revolución tecnológica. Muchos de los
fundamentales cambios tecnológicos, como el ordenador y la automatización,
precedieron al actual resurgimiento del neoliberalismo, y por lo tanto no se pueden
atribuir al "mercado". En tercer lugar, el argumento de que el neoliberalismo es
producto de una elección racional y de la eficacia del mercado, contrasta con el hecho
de que los orígenes del neoliberalismo en América Latina, se ubican en el período de
las dictaduras militares de los '60 y '70, las cuales reprimieron "elecciones libres" y
prohibieron el debate racional. Además, es difícil describir el neoliberalismo como un
sistema "eficaz", en tanto aumenta el número de trabajadores subempleados y
desempleados a un 60 por ciento de la fuerza laboral y la tierra no cultivada se

262
concentra en pocas manos, al tiempo que se desplaza a los obreros rurales. Resulta
claro que el ascenso del neoliberalismo no es el producto de la eficacia de la
racionalidad. El neoliberalismo es el resultado del poder político y de la lucha de
clases. Las victoria militares y políticas de los capitalistas exportadores y financieros
aliados con el imperialismo y el ejército, impusieron el neoliberalismo a la fuerza y
sostienen el modelo a través del control del Estado. A modo de resumen, el
neoliberalismo es esencialmente un proyecto político basado en una configuración de
poder de capitalistas exportadores y financieros, que controlan el Estado. Desde esta
base de poder en el Estado, la burguesía neoliberal dicta la política económica,
contrata ideólogos y compra elecciones. Para cambiar la política neoliberal hace falta
un cambio fundamental en la correlación de poder de clase dentro del Estado.

La lucha de clases y la ascendencia del neoliberalismo


La ascendencia del neoliberalismo no es el resultado de un debate doctrinal, sino el
producto de las derrotas militares y políticas de la izquierda entre 1964 y 1967. En
este período, la clase capitalista tomó el Estado y comenzó una guerra prolongada
contra el avance social de las dos décadas previas: se eliminó la legislación laboral
progresista, se privatizaron y desnacionalizaron las empresas públicas, se bajaron los
sueldos, y se revirtieron los avances en materia de reforma agraria. Las derrotas
político-militares de la Izquierda en Brasil (1964), Chile y Uruguay (1973), Argentina
(1976), Bolivia (1971), etc., fueron seguidas por la implementación de las primeras
etapas de programas neoliberales de "choque". Los aliados estratégicos de esta
ofensiva política neoliberal fueron las multinacionales estadounidenses y el Estado
imperial, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. La lección es clara:
cualquier intento de reversión del neoliberalismo debe seguir la misma lógica que
tomaron los capitalistas para establecer su sistema: la lucha de clases que conduce al
poder del Estado, la renacionalización de la industria y la redistribución de tierra e
ingresos. En resumen, los orígenes del neoliberalismo no son ni "tecnológicos" ni
"económicos" sino, en el análisis final, políticos y sociales: las políticas neoliberales y
las expresiones ideológicas siguieron a la toma del poder del Estado. Desde esta
ventajosa perspectiva, podemos ahora examinar las consecuencias políticas del
reinado del neoliberalismo.

Consecuencias políticas del neoliberalismo


El neoliberalismo en el poder, ha transformado la naturaleza de las políticas y las
propias relaciones políticas e interestatales. El hecho político fundamental es la
aparición de un sistema político neoautoritario, bajo el disfraz del proceso electoral.
Los regímenes recurren a un estilo autoritario de gobierno -característico de
regímenes militares-, para poder implementar las políticas neoliberales antipopulares
de privatización de empresas públicas, promover los intereses agro-industriales en
desmedro de los campesinos y obreros rurales, e incrementar el número de
desempleados para bajar los sueldos urbanos. 1o Gobiernan por decreto: la
privatización de las empresas públicas se decreta por el Ejecutivo sin consultar a la
ciudadanía ni al Congreso. 2o Las decisiones las toman organizaciones no electas por
la ciudadanía, como las instituciones financieras extranjeras y domésticas. 3o El
aparato del Estado (judicatura, altos mandos militares, policía y agentes de
inteligencia) permanece incambiado con respecto a la dictadura. 4o El régimen
promueve una cultura de miedo: se usan amenazas de fuerza e intimidación para
inhibir la movilización de masas y la oposición pública. 5o Las elecciones se controlan
a través de la manipulación y el control de los medios de comunicación, vía fraude
(como en México) o por la compra de diputados del Congreso (como en Brasil). El
neoliberalismo es compatible con las elecciones, pero depende de medidas autoritarias
e instituciones para implementar su programa. El proceso electoral en sí, se devalúa
porque los políticos neoliberales nunca hacen campaña para su programa real e

263
incluso prometen corregir los abusos del neoliberalismo. Una vez electos, proceden a
profundizar y extender el proceso de privatización. Entonces hay un abismo profundo
entre lo que ocurre durante la campaña electoral y lo que los neoliberales practican
cuando llegan al poder. La carencia absoluta de correspondencia entre las campañas
electorales y el gobierno elegido, alienta la apatía de los votantes, el cinismo hacia la
política electoral y el giro hacia la política extra-parlamentaria. Por ejemplo, cuando
los políticos prometen reformas agrarias durante su campaña electoral y entonces,
una vez elegidos, promueven los intereses de los exportadores de plantaciones a gran
escala, los obreros rurales y los campesinos toman la acción por fuera del sistema
electoral y al ocupar tierras legislan su propia reforma agraria. La política neoliberal
favorece a los capitalistas vinculados al mercado exportador, a los inversionistas
extranjeros y a los que operan en el sector bancario, y frecuentemente excluyen al
Congreso y a la oposición política de cualquier decisión importante. Los ejecutivos
neoliberales buscan evitar cualquier debate público y la revelación pública de los
ilícitos vinculados a la privatización de las empresas públicas lucrativas y -para evitar
investigaciones- de las superganancias que obtienen. Lo mismo pasa con las
violaciones de los derechos humanos por parte del Estado (como por ejemplo, con las
masacres de campesinos). Cuando los presidentes neoliberales no pueden convencer a
los legisladores, frecuentemente recurren a chantajes y a la implementación de fondos
especiales para proyectos locales, que les aseguren votos decisivos para legitimar su
políticas. En resumen, el neoliberalismo corrompe el proceso legislativo, haciendo de
los miembros del Congreso elegidos por los votantes, meros funcionarios del Ejecutivo.
El nuevo autoritarismo de los neoliberales se manifiesta en su política hacia los
trabajadores. Mientras los regímenes militares sencillamente reprimieron los derechos
laborales, los neoautoritarios aprueban leyes laborales restrictivas, que facilitan el
despido de los trabajadores, debilitan o derogan las regulaciones con respecto a la
salud y al bienestar, y alientan a los patrones a intensificar la explotación a través de
prácticas de "flexibilidad laboral" El crecimiento del desempleo y las nuevas leyes
laborales, tienen el doble efecto de "fragmentar" los sindicatos tradicionales,
debilitando su poder colectivo de negociación. En respuesta al declive de los sindicatos
tradicionales, han surgido nuevos movimientos socio-políticos comprometidos en la
acción directa. Por ejemplo, mientras las confederaciones laborales urbanas más
importantes han perdido huelgas y han estado a la defensiva, los obreros rurales y los
movimientos de campesinos de Brasil, Paraguay y México, Bolivia, Ecuador, etc., han
tomado la ofensiva, ocupando la tierra y atacando las políticas liberales del régimen.
Los regímenes neoliberales recurren a "tácticas de choque", combinando los aumentos
dramáticos de los precios al consumidor, con cortes drásticos en los gastos sociales,
en los sueldos y en el trabajo estable. Como resultado, los salarios han caído casi un
70 por ciento en México, 30 por ciento en Argentina, 60 por ciento en Bolivia, etc. Las
llamadas "estrategias de supervivencia", despolitizan a los pobres y los confinan en
proyectos locales a pequeña escala, dirigidos por organizaciones no gubernamentales
y financiados por donantes extranjeros. En muchos casos, los neoliberales combinan
los programas macro- sociales que favorecen a los ricos, con programas "de pobreza"
micro-sociales, diseñados para evitar que los pobres reaccionen políticamente en
contra el régimen neoliberal. En resumen, uno de los resultados claves del
neoliberalismo, es el crecimiento de los gobiernos neoautoritarios, junto con la
corrupción del proceso electoral y la de los diputados electos. Esto ha estimulado -
como contra-respuesta-, el crecimiento de la acción directa extra-parlamentaria,
especialmente la de los movimientos rurales. Los nuevos regímenes autoritarios,
cuentan con el Estado represivo para implementar sus "políticas de choque" y con sus
seudo programas anti-pobreza para evitar rebeliones populares. El efecto combinado
está diseñado para fragmentar los movimientos de masas. El resultado, sin embargo,
es el debilitamiento del proceso tradicional de negociación colectiva de los sindicatos
urbanos y el fortalecimiento de los movimientos de acción directa en las zonas rurales.

264
El retorno de la izquierda
Sería un grave error sobreestimar la capacidad de los regímenes neoliberales para
imponer sus políticas y consolidar su gobierno a perpetuidad. El neoliberalismo sigue
un ciclo de ascenso, consolidación y declive político. Las misma condiciones que
marcan el "éxito" de un régimen neoliberal (privatización de los bienes públicos,
crecimiento de las exportaciones e importaciones, incremento de la inversión externa,
concentración del ingreso) extienden y profundizan la oposición. Hoy, por toda
América Latina, está surgiendo una izquierda nueva, a partir de nuevos actores
socio-políticos. El centro principal (pero no exclusivo) de resistencia, está en el campo,
en las provincias y entre los funcionarios (profesores, trabajadores de la salud, etc.).
Los líderes campesinos son muy distintos de los del pasado, incluso si han aprendido
de las luchas tradicionales. Son jóvenes (entre 20 y 30 años), cosmopolitas (saben de
agricultura y de política nacional e internacional), viven de acuerdo a como viven
aquéllos a quienes representan (no tienen privilegios económicos) y funcionan dentro
de organizaciones democráticas en las que priman las decisiones colectivas.
Combinan la política de acción directa en las zonas rurales, con la construcción de
coaliciones con movimientos urbanos. Estos nuevos movimientos campesinos son
organizaciones autónomas que combinan el marxismo y la política de clases, con las
luchas de género y de etnia. Trabajan con partidos fraternales, pero rechazan la idea
de ser "correas de transmisión" partidarias. Uno de los componentes básicos de estos
nuevos movimientos, es que entienden que, para tener éxito, la cuestión de la reforma
agraria tiene que formar parte de una transformación social general que involucre a
las instituciones financieras, tanto como a las comerciales y culturales. Lo que hace
que estos nuevos movimientos rurales revolucionarios sean diferentes a los de los
sindicatos reformistas, es que conciben la lucha contra el neoliberalismo, no sólo
como una cuestión económica, sino en términos de lucha política. Los nuevos
movimientos rurales ponen énfasis en la lucha contra el imperialismo cultural y la
manipulación de la cultura popular. Proporcionan recursos impresionantes para la
educación popular, y en la lucha por crear una nueva subjetividad. Están de acuerdo
con el Che Guevara en que "no se puede construir el socialismo con los símbolos del
dólar en los ojos de la gente". Los movimientos agrarios están comprometidos en una
lucha cultural directa contra los neoliberales para ganar los corazones y las mentes de
las clases populares rurales u urbanas. Mientras el neoliberalismo promueve el
interés individual, los movimientos enfatizan la solidaridad social de clases; mientras
el neoliberalismo idealiza la promoción individual, los movimientos promueven el
avance colectivo; mientras el neoliberalismo glorifica la ganancia, la avaricia y el
consumismo, estos movimientos jerarquizan la riqueza social, la salud pública, la
educación y la vivienda. En esta confrontación cultural sobre la zona crucial de la
subjetividad, está mucho en juego: la subjetividad da forma a la organización y a su
capacidad de luchar y transformar las condiciones impuestas por el neoliberalismo.
No sólo el empobrecimiento económico conduce directamente a la acción social
colectiva. Para transmitir los valores e ideas "neoliberales", las clases dominantes
cuentan con los medios de comunicación, para moldear individualidades apolíticas y
atomizadas, que viven virtualmente la vida de los ricos y famosos que exhibe la
televisión. Para contrastar con los medios de comunicación, los movimientos rurales
cuentan con miles de líderes de opinión a nivel local, con activistas, militantes, radios
locales y publicaciones, con las que dan forma a una cultura alternativa basada en la
solidaridad. Una vez más, es un error sobreestimar el poder de los medios de
comunicación y la capacidad del neoliberalismo para establecer su hegemonía sobre
las masas. En primer lugar, en donde hay comunidades hegemónicas que comparten
una experiencia de clases común y que tienen su propios líderes de clase, el mensaje
neoliberal no penetra la conciencia de la gente. La ideología neoliberal penetra en la
conciencia de las masas, cuando la gente está atomizada, desorganizada,
"victimizada", o cuando sus organizaciones son dirigidas por burócratas enriquecidos

265
que no prestan atención a la educación política y que dependen de su "carisma
personal" o de sus conexiones con la élite. El neoliberalismo no es meramente un
fenómeno económico, también es cultural e ideológico: proyecta una visión mundial.
Como tal no se le puede enfrentar sólo en el nivel económico o político, sino también a
través de una visión alternativa, como parte de una totalidad democrática, coherente y
colectivista.

Las herramientas del neoliberalismo


La ideología neoliberal se puede dividir en dos tipos de discursos. Uno de ellos se
dirige a las clases gobernantes y se diseña para formular políticas que reparten los
recursos estatales y las empresas para enriquecer aun más a lo ricos. Por ejemplo, el
neoliberalismo promueve la privatización de empresas públicas (en realidad, su venta
a monopolios privados), y la eliminación del salario mínimo para bajar los gastos
laborales de los capitalistas. Estas políticas macro socio-económicas que definen el
carácter general de la economía, la estructura de clase y el Estado, polarizan la
sociedad, aumentan las desigualdades y concentran la riqueza y el poder. Pero si se
sigue al neoliberalismo en su "lógica pura", sólo llegaría a una minoría privilegiada,
aislada y vulnerable a la revolución. Por miedo a una rebelión social, un grupo de
ideólogos ha formulado una doctrina que se llama "neoestructuralismo". Este discurso
apoya los propósitos básicos del neoliberalismo, pero añade una serie de proyectos
"microsociales" para contener el malestar social. La política microsocial comprende el
reingreso del Estado para "corregir" algunos de los excesos (pobreza de masas,
desempleo, etc.) generados por las macro políticas. Estas micro-políticas incluyen las
siguientes propuestas diseñadas para complementar el modelo neoliberal: 1o
"Auto-ayuda" y "micro-empresas" 2o Política de "identidad" 3o "Desarrollo alternativo"
Las políticas de autoayuda son financiadas por fundaciones neoliberales, gobiernos
extranjeros y regímenes locales. Su propósito es desviar el malestar popular, para que
no exija fondos del Estado, inversiones y repartos de tierra destinados a la
autoexplotación, promoviendo la labor familiar sin pago, el trabajo en turnos dobles y
la auto-financiación. La autoayuda está vinculada con "microempresas", que proveen
de mano de obra barata para la distribución de los productos de las grandes
corporaciones o para la fabricación de mercancías a través de subcontratistas. En
todos los casos, los "microempresarios" no tienen vacaciones pagas, no pensiones, ni
programas de salud, etc. La tasa de bancarrota es muy alta, porque la competencia es
intensa. Sin embargo, quiénes promueven las micro-empresas editan publicaciones
financiadas sobre "historias exitosas" de "micro-empresarios" que han logrado
beneficios. El problema es que no se resuelve ninguno de los problemas básicos de los
sin tierra y de la pobreza de las masas. Pero sí se cultiva la ilusión y la esperanza de
que es posible "tener éxito a través de la iniciativa individual". La segunda arma
ideológica del neoliberalismo, al nivel micro social, se centra en los temas de género,
ecología e identidad étnica, divorciados de los de clase, tierra y cuestiones
económicas. Se dirige mucho dinero a organizaciones promovidas por ecologistas que
critican los problemas ecológicos sin examinar y desafiar sus raíces
económico-políticas en la estructura del poder capitalista. Se dan fondos para
organizaciones feministas que centran su enfoque en los problemas de nivel personal
o familiar, pero que no se comprometen en la la lucha de clases por la reforma agraria,
por el empleo estable o por centros de cuidado para los niños de las madres que
trabajan. De la misma manera, la estrategia neoliberal aporta fondos para actividades
culturales reivindicadoras del idioma y del folclore de los indios y negros, pero
rechazan sus luchas por el retorno a la tierra fértil y por la creación de empleos
estables y bien pagados. Los neoliberales han incluso cooptado el discurso de algunos
grupos progresistas, al dar fondos para economías de comunidad o para "alternativas
populares". Estas "alternativas" combinan muchas de las características de la
autoayuda y la microcooperación, pero están desconectadas de la lucha para
transformar el macro sistema de poder. Los proyectos basados en las comunidades

266
son sujetos a las mismas presiones del libre comercio, del declive en las inversiones
del Estado, y la escasez de la tierra, del crédito y la asistencia técnica. La
"descentralización" significa que el gobierno local asume la responsabilidad por la
educación y la salud, pero sin los recursos económicos que se concentran en el Estado
y que financian a las élites exportadoras. El propósito de estas políticas microsociales
es dividir, localizar y despolitizar a los obreros rurales y los campesinos. Promueven la
autoexplotación, además de la explotación capitalista. La respuesta del movimiento
popular a este reto neoestructural, es radicalizar estas propuestas al vincular la
cooperación étnica, de género y local, a luchas nacionales e internacionales para
transformar los sistemas macro sociales. La lucha campesina por la igualdad entre los
hombres y las mujeres, se basa sobre la solidaridad de clase para la reforma agraria,
por la socialización de los bancos, por la protección del Estado al mercado doméstico y
por préstamos de bajo interés a los productores. Frente a la propuesta neoliberal, que
subordina las campesinas a mujeres burguesas, en una organización común que
opera dentro de los parámetros del neoliberalismo, los movimientos revolucionarios de
campesinos y sus líderes femeninas, proponen una alianza de clases de mujeres,
dentro de la lucha de clases por reforma agraria. La igualdad de género en el
movimiento es un prerequisito para la transformación social.

El impacto organizativo del neoliberalismo


El neoliberalismo ha provocado un impacto mayor sobre la organización
socio-económica de la producción y sobre las organizaciones socio-políticas de la
sociedad. Es útil enfocarse en el impacto del neoliberalismo en el campo. Podemos
especificar siete cambios organizacionales mayores en la producción en las zonas
rurales. 1o Las trasnacionales subcontratan a granjeros locales la mayoría de la
producción, mientras ellos ganan de la venta de insumos y la comercialización. Así, el
"granjero independiente" es de hecho, un empleado del complejo agro- industrial. 2o
La organización de las cooperativas rurales, está vinculada con las trasnacionales y
eso determina que los cooperativistas dependan de la producción, la distribución y los
precios de las trasnacionales, las que también deciden la elección de mercancía y
mercados. 3o Los complejos agroindustriales han transformado la fuerza laboral, al
introducir la tecnología y la producción especializada, aumentando así el volúmen del
excedente de mano de obra. La misma está fragmentada en una masa de trabajadores
temporales y una pequeña minoría de empleados permanentes. 4o La política del
Estado se dirige a subvencionar a los grandes exportadores y convertir a los
campesinos en trabajadores sin tierra, a través de dos mecanismos: la importación de
alimentos baratos y la intervención militar para destruir la producción de la coca. Los
intereses de los exportadores estadounidenses y la DEA convergen con los de los
grandes productores locales. 5o El Estado promueve la colonización de los campesinos
sin tierra en tierras marginadas, lejos de los centros políticos y económicos. El
resultado es la dispersión política y económica de campesinos con potencia radical. 6o
El Estado neoliberal, a través de sus políticas de precios bajos, altos tipos de
intereses, libre comercio y políticas de subvención selectiva que favorecen a los
grandes exportadores, socava a los productores locales a pequeña escala, llevándolos
a la bancarrota. El desplazamiento masivo de poblaciones rurales a las ciudades, ha
sido una manera de promover la agricultura extensiva de los agroexportadores. El
desplazamiento de productores pequeños, también crea excedente de mano de obra, lo
cual baja los sueldos en el campo y en la ciudad. 7o El Estado neoliberal depende de
la confianza de los grandes inversionistas para financiar sus deudas, cubrir sus déficit
de comercio y sus inversiones. La "confianza" de los grandes inversionistas depende
de que se les aseguren altas tasas de ganancias y mano de obra dócil y de la carencia
de controles por parte del Estado. Debido a las desigualdades socio-económicas y al
malestar socio-político creciente, el Estado depende cada vez más de la represión para
mantener la confianza de los inversionistas y evitar la huida del capital. La represión
toma la forma de intervención directa del Estado, apelando a grupos paramilitares no

267
oficiales, muchos de los cuales son en realidad organizaciones militares oficiales.
Estas nuevas formas dadas a la organización de la producción bajo el neoliberalismo,
generan la resistencia popular y el crecimiento de las organizaciones de clase. Para
desarticular los movimientos de clase, los neoliberales establecen organizaciones de
competencia, que intentan socavar la resistencia popular.

El neoliberalismo y las ONG


El neoliberalismo alienta el crecimiento de las organizaciones no gubernamentales,
que buscan atraer a los campesinos y a los pobres urbanos al ámbito de influencia de
donantes extranjeros, oficiales gubernamentales locales y profesionales contratados.
Estas organizaciones sociales se presentan como grupos progresistas que defienden el
"poder popular", el "desarrollo sustentable" y la "democracia participativa". En la
práctica, son correas transmisoras para la política neoliberal, que ayudan a
desmantelar los servicios públicos y a promover la privatización de los servicios
sociales. Las ONG no se oponen a la privatización masiva de los recursos naturales, o
a los grandes flujos de capital extranjero que se dirigen hacia el crecimiento
exportador no sustentable. Finalmente, las ONG son dirigidas por un grupo de élite de
profesionales, que tiene que responder ante sus donantes extranjeros, es decir, son
organizaciones verticales, no democráticas. La segunda organización socio-política
promovida por el neoliberalismo son los "programas de pobreza", controlados por el
Estado. El Estado neoliberal patrocina grupos de "autoayuda" y otros similares, en
contra de la pobreza, que ni atacan las raíces de la misma ni responden a las
necesidades básicas de la gente, sin cuestionar el tema de los medios de producción
necesarios para resolver sus necesidades básicas. Estos programas de autoayuda y
contra la pobreza, dirigidos por el Estado, son nuevas organizaciones que sirven a los
poderes establecidos. Representan una manera de generar el clientelismo para
conseguir votos en beneficios de los políticos neoliberales. En tercer lugar, las
agencias internacionales de préstamos, dan financiación para "economías basadas en
la comunidad". Estos grupos son subordinados a los intereses de los grandes
capitalistas. en muchos casos, los "líderes de la comunidad", son empleados del
Estado o colaboradores que dependen de los recursos financieros de los banqueros
neoliberales. En cuarto lugar, los neoliberales han sido activos en financiar sectores
"apolíticos", espiritualistas, evangélicos y pentecostales, que se oponen a la teología de
la liberación. Enseñan la obediencia al Estado y la sumisión al sufrimiento resultante
de las políticas neoliberales. En quinto lugar, los neoliberales promueven
organizaciones feministas, étnicas y ecológicas, que se comprometen en la
colaboración de clase con el imperialismo. Se preocupan por echarle la culpa a los
pobres por la desforestación, el machismo y el racismo. Las ideologías de la política de
identidad, arguyen que estas "identidades" trascienden las divisiones de clases y se
las puede tratar a través de actividades culturales y proyectos en pequeña escala. En
resumen, el neoliberalismo está cambiando la organización de la economía y la
sociedad, en modalidades que fragmentan la mano de obra y debilitan las
organizaciones de clase. Estos cambios organizacionales, sin embargo, han sido
enfrentados por nuevas formas de organización social y por el retorno de la política de
lucha de clase.

El neoliberalismo y la lucha de clases en los '90


El neoliberalismo ha provocado una oposición creciente por todo el continente, que es
distinta en muchos aspectos a la política revolucionaria del pasado. Para colocar la
nueva ola de organizaciones sociales revolucionarias y el retorno de la lucha de clase
en su contexto histórico, es importante repasar los ciclos revolucionarios pasados.
Esencialmente, podemos distinguir cuatro ciclos revolucionarios diferenciados: 1o
(1957-67) Comienza con la revolución cubana y los movimientos guerrilleros en Perú y
Venezuela, y termina con la muerte de Guevara, la consolidación de la revolución

268
cubana y la derrota de algunos de estos movimientos. 2o (1968- 76) Se compuso de
luchas urbanas de masas, movimientos guerrilleros y avances electorales en Chile,
Argentina, Uruguay, Brasil y México. El período termina con una serie de golpes de
Estado, que conducen a las dictaduras militares. 3o (1979-89) Comienza con la
revolución sandinista y la ofensiva popular en El Salvador y Guatemala, y terminó con
la derrota electoral de los sandinistas y los acuerdos de paz con el neoliberalismo. 4o
(1990) Este ciclo continúa en ascenso y se basa fundamentalmente en las luchas
campesinas en Brasil, México, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Colombia y en otros paises.
Muchos de los antiguos revolucionarios se han transformado en neoliberales y
colaboradores del imperialismo. Algunos aún usan la retórica e incluso critican al
neoliberalismo, pero forman alianzas electorales con los llamados "sectores
modernizantes" de la burguesía. La cuarta ola de oposición revolucionaria es distinta
de las del pasado, en el sentido de que la mayoría de los movimientos importantes se
basa en organizaciones autónomas de campesinos. Los líderes son líderes rurales, no
intelectuales urbanos. Las organizaciones rechazan el papel de correas transmisoras
para los partidos electorales o los comandantes guerrilleros. Son democráticas y no
verticales. Su liderazgo es colectivo y no personalista. Algunos de los movimientos
tienen relaciones fraternales con partidos electorales de la izquierda, pero su actividad
principal se basa en la acción directa antes, durante y después de las elecciones.
Algunos de los movimientos se vinculan con movimientos guerrilleros como las
FARC-EP en Colombia o los zapatistas en México; otros dependen de la movilización
política de masas, la solidaridad y la autodefensa. Mientras la mayoría de los
movimientos dinámicos tienen una base rural fundamental entre los obreros sin
tierras y los campesinos, buscan forjar coaliciones sociales y políticas con los
movimientos urbanos y los sindicatos. Mientras la reforma agraria es una exigencia
central, ellos tienen la visión de la transformación de las relaciones agrarias como
parte de un cambio mayor en el sistema capitalista. Surge la pregunta: ¿por qué lo
rural ha llegado a ser el centro de la movilización política? ¿por qué la lucha agraria
ha surgido con centro de la oposición al neoliberalismo, pese al declive relativo de la
población rural?. Básicamente, no hay una sola explicación. La estrategia de
exportaciones ha diezmado a los pequeños productores; la promoción de la
agroindustria ha aumentado la importancia del excedente de mano de obra en el
campo; la crisis urbana ha cerrado las ciudades como válvula de escape. Mientras la
economía campesina ha sido golpeada duramente, el campo sigue manteniendo
fuertes lazos sociales: la familia, la comunidad, los lazos étnicos y religiosos,
contribuyen a la solidaridad social. Así que la combinación de la extracción
intensificada de riquezas y la solidaridad social, ha conducido a una mayor capacidad
para la movilización social. En segundo lugar, ha surgido un liderazgo nuevo en el
campo, que no ha sido corrompido por las estructuras burocráticas existentes y por la
financiación del Estado. Ser un líder en el campo no es fuente de privilegios, es un
oficio peligroso. Así que los individuos que buscan posiciones de liderazgo, lo hacen
por intereses éticos y morales, además de los de clase. Estos líderes han jugado un
papel importante en la construcción de movimientos desde abajo, basados en la
participación de las masas. En tercer lugar, los movimientos rurales han sido
creativos en combinar el marxismo, la religión y las creencias comunitarias y étnicas,
en una ideología dinámica y ecléctica que es inclusiva y no exclusiva. Finalmente, los
movimientos del campo han sido eficaces en movilizar las asociaciones religiosas, los
sindicatos y el apoyo universitario sin perder su autonomía. En algunos casos, los
nuevos revolucionarios rurales han establecido la hegemonía sobre los movimientos
urbanos de masas: la reforma agraria es la exigencia central de una amplia alianza de
movimientos rurales y urbanos.

Las alternativas sociales, culturales y políticas

269
Las alternativas surgen de las experiencias reales y del análisis de una realidad
concreta. Las utopías son el opio de los intelectuales. Lo que es fundamental a
cualquier alternativa es la cuestión del Estado. A pesar de lo que los neoliberales
arguyen, el Estado es central a la promoción y defensa de las políticas neoliberales y a
la perpetuación de las desigualdades. La cuestión básica es la relación entre los
movimientos revolucionarios y el Estado. La tarea estratégica fundamental es
establecer un Estado democrático y socialista, que responda a los movimientos
populares democráticos. Esta meta estratégica, sin embargo, es el producto de una
lucha prolongada y acompañada por luchas que dan soluciones de corto a mediano
plazo a los problemas básicos que existen. Los revolucionarios tienen que centrar su
esfuerzo, en ganar el control de los medios de producción, de comunicación y de
distribución, a nivel local, regional y nacional. Los movimientos deben describir sus
papeles en relación al sistema económico, como clases y no en términos de la
distinción legal de ciudadanos en el sistema electoral. Son ciudadanos-campesinos,
ciudadanos-obreros. En segundo lugar, los movimientos deben identificar las
divisiones de clases y la explotación que definen la "sociedad civil" y rechazar la
ideología que homogeiniza todas las clases como miembros de la llamada sociedad
civil. En breve, deberemos profundizar nuestra comprensión de clase, del Estado y de
la sociedad. En tercer lugar, debemos comprender que las clases no son homogéneas,
que son diferenciadas internamente, que debemos luchar por la igualdad de género,
de raza y de etnia dentro de la clase y por las exigencias culturales de grupos étnicos
específicos dentro de la clase. Ese reconocimiento, no obstante, debe tomar lugar
dentro de la unidad de la clase, dentro del marco de la perspectiva de lucha de la
clase. La integración entre las unidades económicas populares, atravesando las
fronteras nacionales, es un imperativo creciente para enfrentar la "integración desde
arriba". Las cooperativas rurales y los complejos industriales urbanos que vinculan la
producción y el consumo, se deben desarrollar para apoyar la lucha política y para
crear los mercados alternativos. Se deben crear nuevos modelos de empresas públicas
que se controlen democráticamente, que sean innovadoras y abiertas a nuevas ideas y
tecnologías. No podemos tumbar al neoliberalismo repitiendo los errores del pasado. A
partir de los movimientos democráticos y autónomos, las nuevas alternativas deben
vincular abiertamente sus luchas sectoriales a una visión nueva de la sociedad
socialista democrática, en la cual la propiedad colectiva, sea un medio para procurar
una mayor libertad individual, mayor ocio y atención a las demandas afectivas. La
liberación cultural significa la creación de medios de comunicación alternativos, la
promoción de escritores, poetas y músicos locales; significa luchar contra la
saturación de mercancías culturales imperialistas, al crear actividades culturales
significantes y divertidas. No hay fórmulas culturales prefabricadas, y cualquier
intento de imponer la conformidad a un estilo, está destinado a fracasar. Las
alternativas a nivel político, se basan en los micromodelos, en los movimientos,
asambleas, en la consulta y en los líderes representativos. Las alternativas están
presentes en las prácticas, y las prácticas tienen que ser teorizadas y proyectadas a
nivel nacional. En el análisis final, el neoliberalismo condena a la gente a una vida
vacía. La alternativa revolucionaria da sentido a la vida. Luchamos, luego, existimos.
El neoliberalismo es un sistema moribundo, pero no caerá solo. La sociedad
revolucionaria está luchando para nacer. Solamente la intervención popular directa,
puede hacer que eso suceda.

270
El Imperialismo: Pasado, presente y futuro

James Petras

Cuanto mayor sea la realidad del poder imperialista, menos se escribe, se habla de
ella o siquiera se menciona. Circulan toda clase de ideas vagas y amorfas: la
globalización, el neoliberalismo, "la doctrina única". El imperialismo es la dominación,
el control, la posesión y la explotación por parte de las clases dominantes de una
nación-estado sobre otra nación, sus recursos, mercados y gente. Actualmente en un
grado sin precedentes, los banqueros inversores, las empresas multinacionales y las
instituciones financieras de Europa y Estados Unidos controlan la vasta mayoría de
las principales organizaciones económicas que producen, invierten, comercian y
circulan capital y commodities. Estas no son compañías "sin estado". Sus casas
centrales se encuentran en Europa y Estados Unidos. Sus estados negocian,
manipulan, presionan y se involucran en guerras para crear oportunidades, comprar
a sus competidores, derribar barreras a su expansión económica y eliminar cualquier
adversario real o imaginario.
Los gobernantes imperialistas plantean amenazas nucleares, utilizan armamento de
alta tecnología y destruyen a sus enemigos. Sus negociadores comerciales eliminan
restricciones de los competidores y justifican las barreras comerciales para sus
propias empresas. La principal función del estado imperialista es dominar de tal modo
que sus multinacionales puedan florecer. El estado imperialista se ha hecho más
poderoso e invasor con el crecimiento de los capitalistas "internacionales". El estado
imperialista emplea a más funcionarios para abrir mercados, recaudar grandes sumas
para financiar los regímenes de sus clientes en crisis financieras, envía a sus mejores
banqueros a negociar deudas, aumenta la provisión de fondos para mejorar su
capacidad militar y de inteligencia, para destruir a sus enemigos y debilitar a sus
competidores. El estado imperialista otorga subsidios a un pequeño ejército de
ideólogos para que discutan que el estado es anacrónico, que las reglas del "mercado
libre" y las empresas globales no tienen lealtades nacionales. La hegemonía del estado
imperialista se basa sobre la negación de su poder, para extender y profundizar su
ejercicio.

El lenguaje del Imperio


En el período previo a la revolución bolchevique de octubre de 1917, el imperialismo
era entendido a través del sistema euronorteamericano de dominación colonial de
Africa, Asia y América Latina. Los estados coloniales y el capital euronorteamericano y
japonés trabajaban de la mano para conquistar tierras y pueblos. Los países
dominantes aceptaron ser designados como potencias imperialistas como signo de
prestigio, ser una Gran Potencia. Después de las revoluciones comunistas, el
surgimiento de los movimientos de liberación nacionales y la desaparición de las
potencias imperialistas fascistas, la etiqueta de "imperialista" quedó desprestigiada.
Se asociaba con saqueo y dominación. Por respeto a las susceptibilidades
democráticas de Occidente y a las revueltas en el Tercer Mundo, la práctica del
imperialismo se disfrazó y surgió un nuevo vocabulario de "regímenes
post-colonialistas", "países en vías de desarrollo" y "países desarrollados". La realidad
del imperialismo continuó, sólo que estaba más disimulada,
El ejercicio actual de las intervenciones militares imperialistas imita al del pasado. En
el período colonial, la ocupación euronorteamericana y el saqueo de los continentes
estaban justificados en nombre de traer la "civilización occidental". Actualmente las
guerras de agresión y la ocupación militar están justificadas en nombre de "misiones
humanitarias". En el pasado, el mito imperialista era "El Descubrimiento de Nuevas
Tierras"; en la actualidad es el mito de la "Invasión por Invitación" (extendida por los

271
clientes locales). En el pasado, lo piratas, aventureros y funcionarios comerciales
sobornaban, embaucaban y reclutaban a los jefes locales y líderes tribales para que
traicionaran a su pueblo y colaboraran con el Imperio. Actualmente las "agencias de
inteligencia" participan en operaciones encubiertas entrenando a ejércitos
mercenarios, montando "gobiernos en el exilio" y proporcionándoles un libreto que
declara su nacionalidad y afirmando su derecho a la autodeterminación. Lo que los
ideólogos imperialistas consideran la legítima autodeterminación nacional es la
división de las naciones y la creación de mini regímenes clientes que dependan del
imperio.
En el pasado, las órdenes religiosas y las autoridades coloniales participaban en el
adoctrinamiento ideológico de los pueblos sometidos. En la actualidad los medios
masivos de comunicación, el sistema de "educación superior" y las organizaciones no
gubernamentales subvencionadas por el imperio junto con la propaganda del Vaticano
proporcionan el mensaje ideológico que describe la subordinación como
"modernización", la recolonización como "globalización" y la especulación financiera
como la Era Informática.
Actualmente, a diferencia del pasado, el poder imperialista penetra en todas las áreas
geográficas y en todos los aspectos de la vida socioeconómica. Las corporaciones
multinacionales y los bancos dominan no sólo los mercados de commodities y
financieros, las principales redes comerciales locales e internacionales, sino también
la elaboración genética de alimentos, la producción y comercialización masivas de
"productos" culturales. Las fuerzas militares de los países están dirigidas por
generales de los cuarteles euronorteamericanos. La marca del "éxito" cultural y
educativo debe ser "certificada", "reconocida" y financiada por los líderes culturales en
los centros culturales del imperio euronorteamericano. El imperialismo es un
fenómeno multifacético.

Componentes del Poder Imperialista


Se nos recuerda constantemente que las corporaciones multinacionales en la
actualidad no tienen una identidad nacional. Sin embargo, un reciente estudio
empírico (The Myth of the Global Corporation) observó que más del 80% de las
decisiones clave en inversiones y tecnología se toman en las casas centrales del "país
de origen". Mientras que las multinacionales producen y distribuyen en todo el
mundo, sus casas centrales siguen administradas y dirigidas por Europa, Estados
Unidos y Japón. En una palabra, los circuitos económicos internacionales están bajo
el control imperialista
El alcance de la dominación imperialista puede ser mal entendido si se observan los
componentes clave del poder imperialista, especialmente el control de las principales
organizaciones económicas, el ejercicio del poder político-militar y el alcance de la
hegemonía cultural.

Economía de Imperio
El concepto amorfo de "globalización" oscurece el grado en el que el poder económico
está concentrado en las instituciones de Europa y Estados Unidos. Datos extraídos del
Financial Times, 28 de enero de 1999, revelan que entre las 500 compañías más
grandes (basadas en su capitalización de mercado), 244 son norteamericanas, 173
europeas y 46 japonesas. En otras palabras, el 83% de las mayores empresas que
controlan el comercio y la producción mundiales son norteamericanas y europeas. Lo
que resulta igualmente importante es el aumento del poder de Estados Unidos y la
declinación de Japón en los últimos años. La cantidad de firmas japonesas entre las
500 principales disminuyó de 71 a 46; mientras que la cantidad de grandes firmas
norteamericanas entre las primeras 500 aumentó de 22 a 244. Esta tendencia se
acentuará en el nuevo milenio porque las compañías norteamericanas están
comprando una gran cantidad de empresas japonesas, coreanas y de otros países

272
asiáticos. La concentración de poder es aún más sorprendente si analizamos las 25
compañías más grandes del mundo (aquellas cuya capitalización excede los 86 mil
millones de dólares): más del 70% son norteamericanas, el 26% son europeas y el 4%
japonesas. En la medida en que las multinacionales controlen la economía mundial,
es principalmente Estados Unidos el que resurge como potencia abrumadoramente
dominante
El argumento de que la "globalización" crea un nuevo mundo "interdependiente" es
falso. Todos los llamados "mercados nacientes" de Asia, América Latina y Africa
constituyen sólo el 5% (26) de las 500 empresas principales. Lo que es más
significativo aún es que, debido a la crisis económica y las privatizaciones, muchas de
estas 26 empresas son compradas por capitales norteamericanos o europeos y se
convierten en subsidiarias del imperio euronorteamericano
En la esfera financiera de poder, 11 de las principales 13 casas financieras y de
inversiones son norteamericanas, las otras dos son europeas. Los mega fusiones y las
comisiones billonarias en dólares que estos bancos "asesores" reciben los convierten
en los actores más influyentes en el mundo financiero
E l Imperio, no la "globalización" explica porqué la economía de los Estados Unidos
continúa creciendo, mientras que Asia, América Latina, la ex U.R.S.S. sufren
bancarrotas, crisis económicas y se derrumban. Las transferencias masivas de
ganancias, intereses y pago de regalías a las multinacionales de Europa y Estados
Unidos preceden y acompañan la crisis del resto del mundo. Este sistema de
prosperidad y crisis puede entenderse mejor como el exitoso funcionamiento del
imperio euronorteamericano. La "crisis" se ve precipitada por la liberalización forzada
y las inversiones especulativas. Como consecuencia de la crisis, los países
imperialistas se benefician mediante la compra de empresas en bancarrota, pagando
bajos salarios en moneda devaluada y comprando bienes de consumo baratos.
En nuestros días el capital euronorteamericano ha extendido su control mucho más
allá de los primeros enclaves imperialistas en minería, agricultura o industria. En la
actualidad los bancos euronorteamericanos sostienen miles de billones de dólares en
deudas y reciben cientos de billones en pagos de deudas. Controlan los bienes
inmobiliarios, las tiendas minoristas, los centros comerciales (shopping centers),
productos de cultura masiva, los medios. Administran la política macroeconómica a
través del FMI y del Banco Mundial. El alcance y la profundidad del imperialismo
contemporáneo excede ampliamente la antigua "versión colonial"
Este lucrativo imperio económico es creado, mantenido, protegido y expandido por el
estado: no es, contrariamente al folklore neoliberal, un "sistema de mercado que se
autoabastece".

El Estado Imperialista
El creciente imperio económico se corresponde con la mayor militarización de la
política internacional. Encabezando el camino en esta dirección se encuentra el
principio de poder de construcción del imperio: Estados Unidos y el gobierno de
Clinton. Los presupuestos militares proyectados para los próximos cinco años rondan
los 1,5 trillones de dólares. Se construyen nuevos sistemas antimisiles. Más
importante que eso es que el régimen de Clinton, apoyado por los líderes europeos, ha
definido explícitamente a la OTAN como una alianza militar ofensiva enfocada sobre la
intervención en conflictos internos en cualquier parte del mundo. La doctrina militar
neoimperialista está descripta en un documento titulado "El concepto estratégico de la
Alianza" publicado por la cumbre de la OTAN el 23-24 de abril de 1999 y aprobado por
los jefes de estado de Estados Unidos y Europa que se reunieron en Washington.
Este documento brinda la explicación más explícita y global de la nueva doctrina
militar que sirve para defender el creciente imperio económico euronorteamericano. La
pieza fundamental de la nueva doctrina de la OTAN es la ampliación de la definición
de intervención militar, la creación de nuevas fuerzas militares y la formulación
explícita de una base unilateral para la acción militar ofensiva basada en los intereses

273
imperialistas de los países de la OTAN.
En el primer caso, la OTAN ya no es concebida como una alianza defensiva que
responde a ataques militares. En lugar de ello, la OTAN ahora puede actuar
simplemente para "mejorar la seguridad y estabilidad de la región euroatlántica" ). Es
más, la participación militar de la OTAN se basa ahora en la "prevención del conflicto
... el manejo de la crisis -a través de- operaciones de respuesta a una crisis". En otras
palabras, cada vez que los estados euronorteamericanos perciben que sus intereses
corren peligro debido a los movimientos sociopolíticos que surgen, pueden intervenir
militarmente dentro de un país ("operaciones de respuesta a una crisis").
Los pretextos sin límite prefijado para la intervención militar de la OTAN son más
explícitos en la 2 Parte, titulada "Perspectivas Estratégicas". Bajo el subtítulo
"Desafíos y riesgos para la seguridad" - que subraya posibles escenarios para la
intervención militar, el documento establece que: "Algunos países en y alrededor de la
región euroatlántica enfrentan serias dificultades económicas, sociales y políticas.
Rivalidades étnicas y religiosas, disputas territoriales, intentos inadecuados o fallidos
de reforma, el abuso de los derechos humanos y la disolución de estados ... tales
conflictos podrían afectar la seguridad de la Alianza [OTAN]". En otras palabras, si los
obvios fracasos de las transiciones capitalistas en Europa Oriental y en la ex U.R.S.S.
llevan a movimientos anticapitalistas ("inestabilidad") que amenacen a regímenes
miembros de la OTAN en la región, esta puede intervenir militarmente en las luchas
internas con el pretexto de que el conflicto pone en peligro la seguridad de los países
integrantes de la OTAN.
Para intervenir en cualquier parte del mundo para proteger al nuevo imperio
euronorteamericano, el documento propone una nueva fuerza estratégica (la creación
de "fuerzas de despliegue rápido"), y un mayor gasto militar ("los aliados europeos
fortalecen su capacidad para la acción, incluyendo el aumento de sus capacidades
militares"). El carácter claramente imperialista de la nueva estrategia militar queda
explícito en dos párrafos clave que van más allá de la declaración original de propósito
de la OTAN.
En el pasado, la acción militar de la OTAN se basaba en la premisa "ante cualquier
ataque armado al territorio de los aliados". Sin embargo, en la nueva versión de la
doctrina de la OTAN leemos: "La seguridad de la Alianza (OTAN) debe tener en cuenta
el contexto global. Los intereses de seguridad de la Alianza pueden verse afectados por
otros riesgos de una naturaleza más amplia, incluyendo actos de terrorismo, sabotaje
y el crimen organizado y por la alteración del flujo vital de recursos". En otras
palabras, si sustituimos la palabra "imperio" por "seguridad", podemos entender mejor
que los líderes euronorteamericanos ahora pueden citar una multitud de asuntos
internos/pretextos para intervenir militarmente fuera de Europa. Es más, si un
régimen progresista decide nacionalizar sus recursos naturales y/o dedicar una
mayor parte de los recursos al desarrollo interno en lugar de destinarlos a los cofres
de las multinacionales euronorteamericanas, puede ser acusado por la elite de la
OTAN de "alteración del flujo de recursos" y estar sujeto a una invasión por parte de
las fuerzas de despliegue rápido y a un bombardeo por parte de los "administradores
de las crisis" de la OTAN.
Si no existen "verdaderas crisis", la elite de la OTAN puede imaginar una "crisis
potencial en una etapa inicial" en cuyo caso las "fuerzas militares de la Alianza puede
ser llamadas a realizar operaciones de respuesta a una crisis". En otras palabras, las
elites de la OTAN pueden inventar una crisis hipotética para enviar sus misiles y su
fuerza aérea para bombardear a un país disidente y calificarla de "operación de
respuesta a una crisis".
La expansión mundial y la conquista del capital euronorteamericano van
acompañadas por una militarización mundial de la política exterior. Como establece el
documento de la OTAN: "El tamaño, la disposición, la disponibilidad y el despliegue de
las fuerzas militares de la Alianza reflejarán su compromiso con la defensa colectiva y
con la ejecución de operaciones de respuesta a una crisis, a veces con poco tiempo de

274
aviso, lejos de sus estaciones centrales, incluso fuera del territorio de los Aliados". La
OTAN se presenta como la fuerza policial del mundo, definiendo para sus propios
propósitos la naturaleza de crisis y de "defensa".
El documento de la OTAN, a la vez que reconoce que la explotación imperialista y el
pillaje en la "periferia" del imperio llevan a conflictos con los movimientos populares,
proporciona los fundamentos políticos para la intervención militar: " Deberán tenerse
en cuenta consideraciones regionales y en particular geoestratégicas dentro de la
Alianza, dado que las inestabilidades en la periferia de la OTAN podrían conducir a
una crisis o a conflictos que requieran (sic) una respuesta militar de la Alianza,
potencialmente con poco tiempo de preaviso". Evidentemente, los blancos de la OTAN
se extienden mucho más allá del continente europeo hasta América Latina, Asia y
Africa. En el pensamiento de los estrategas de la OTAN se encuentra implícita la idea
de que las políticas del mercado libre en Europa Oriental y Central, los Balcanes y la
ex U.R.S.S. han producido resultados catastróficos para la mayoría de sus habitantes.
Los líderes de la OTAN están preocupados porque esto provoque importantes
levantamientos y un retorno al socialismo o que resulte en alguna variedad de
nacionalismo benefactor. Por lo tanto, los militares intensifican su poderío para
proteger a los nuevos regímenes de los clientes pro-imperialistas.
Los planificadores militares estratégicos de la OTAN reconocen explícitamente que las
políticas imperialistas de apoyo evocarán poco, o nada de, apoyo popular en el país
elegido para la intervención militar. El documento dice: "Montar y mantener
operaciones fuera del territorio de los Aliados donde haya poco o ningún apoyo por
parte de la nación anfitriona significa la aparición de desafíos logísticos especiales".
Para los estrategas militares del imperio, el problema no es la oposición política de la
gran mayoría de la población en el país invadido, ni las violaciones a la soberanía, ni
las inevitables y masivas pérdidas civiles de este indeseado ataque, sino la logística, la
coordinación de todo el espectro de armas destructivas y de las tropas para llevar a
cabo la misión imperialista.
Para llevar a cabo la misión militar de los estrategas euronorteamericanos del imperio,
la OTAN ha reclutado a los nuevos regímenes clientes de Europa Oriental: la
República Checa, Hungría, Polonia, así como también 21 nuevos regímenes
subordinados llamados "Socios para la Paz". Los nuevos líderes en Europa Oriental
que, durante la era soviética, decían querer la "independencia nacional" ahora
proporcionan tropas, bases y apoyo para el comando militar de Europa y Estados
Unidos. Del mismo modo, desde el Báltico hasta el Cáucaso, la OTAN ha extendido su
alcance militar, rodeando a Rusia y atacando a cualquier régimen disidente, desde
Yugoslavia hasta Irak, Somalia y Afganistán. Los llamados Socios para la Paz están
completamente subordinados a los comandantes de Estados Unidos y a la plana
mayor de Europa Occidental. Los "socios" están preparados para convertirse en el
equivalente de los nuevos legionarios extranjeros, reciben paga y son promovidos en
proporción directa a los servicios leales que brindan al imperio euronorteamericano.

Rivalidades interimperialistas: la OTAN y las Fuerzas Europeas de "Defensa"


La toma de decisiones de la OTAN siempre ha estado bajo el control de Estados
Unidos. Cuando el gobierno de Estados Unidos decidió reemplazar a Wesley Clark del
comando de la OTAN en Yugoslavia, el llamado "Secretario General de la OTAN" Javier
Solano se enteró por el diario. La oposición europea a la dominación de la OTAN por
los Estados Unidos refleja el hecho que las decisiones militares tienen importantes
consecuencias político-económicas que afectan a las fortunas de sus respectivos
intereses capitalistas. Allí donde la OTAN interviene, Estados Unidos posteriormente
forja o extiende su esfera de influencia, logrando que sus multinacionales obtengan
una entrada privilegiada; el nuevo régimen del cliente es "leal" a Estados Unidos: en
una palabra, la OTAN es el brazo armado del imperio norteamericano. Como
resultado, a medida que el capital europeo se expande por todo el mundo y compite
con Estados Unidos en Europa Oriental, en la ex U.R.S.S., en el Medio Oriente y en

275
cualquier otra parte, los líderes europeos reconocen la necesidad de tener su propia
fuerza militar independiente, sus propias fuerzas de despliegue rápido para establecer
esferas de influencia en el continente y para intervenir cuando los intereses
económicos imperialistas europeos estén en peligro. El resurgimiento del imperialismo
europeo coincide con la remilitarización de Alemania y las propuestas de los líderes
franceses Jospin/Chirac y del Primer Ministro británico Blair para incrementar en
forma masiva el gasto militar y el reclutamiento. La propuesta de la nueva Unión
Europea es equipar hasta 60.000 tropas para intervenir en cualquier lugar del mundo
donde los "intereses estratégicos" europeos se vean amenazados. Según lo explicó el
canciller de Alemania, Gerhard Schroder: "La Europa del futuro deberá poder defender
sus intereses y valores eficazmente en todo el mundo".
No es coincidencia que los principales exponentes del nuevo militarismo en Europa
sean los llamados Social-demócratas de la llamada "Tercera Vía". Como los defensores
más agresivos de las mega fusiones en su propio país y de la expansión agresiva en el
exterior de los bancos del capital multinacional en otros países, representan a la
Nueva Derecha - que tiene su identidad precisamente en la creación de una nueva
presencia global europea para competir con el imperio norteamericano.

276
El postmarxismo rampante:
Una crítica a los intelectuales y a las ONG

Por James Petras

El postmarxismo se convirtió en una posición intelectual de moda con el triunfo del


neoliberalismo y el retroceso de la clase trabajadora. El espacio que dejó vacante la
izquierda reformista ha sido ocupado en parte por políticos e ideológos capitalistas,
tecnócratas e iglesias tradicionales y fundamentalistas.
En el pasado, este espacio lo ocupaban políticos socialistas, nacionalistas, populistas
y activistas religiosos asociados con la teología de la liberación. El centroizquierda era
muy influyente con los regímenes políticos ( en su cúpula) o con las clases populares
menos politizadas ( en sus regímenes inferiores).
Alentadas y, en muchos casos, subsidiadas por las principales instituciones
financieras y agencias gubernamentales promotoras del neoliberalismo, ha surgido un
número masivo de organizaciones sociales cuya ideología, vínculos y prácticas están
compitiendo directamente y en conflicto con la teoría y práctica marxista. Estas
organizaciones, que en su mayoría se autodescriben como no gubernamentales o
centros independientes de investigación, se muestran activas en proponer ideologías y
prácticas políticas compatibles y complementarias con la agenda neoliberal de sus
patrocinadores financieros.

Componentes
Los proponentes intelectuales del marxismo son, en la mayoría de los casos,
exmarxistas cuyo punto de partida es una crítica al marxismo e intenta proveer una
teoría alternativa o al menos una línea aceptable de análisis. Es posible, más o menos,
sintetizar los diez argumentos básicos del discurso postmarxista:
1.El socialismo fue un fracaso y todas las teorías generales de sociedades están
condenadas a repetir ese proceso. Las ideologías son falsas (salvo el postmarxismo),
porque reflejan un pensamiento dominado por un solo sistema cultural de
raza/género.
2. El énfasis marxista sobre las clases sociales es reduccionista, porque las clases se
están disolviendo. Los principales puntos políticos de partida son culturales y están
arraigados en diversas identidades (raza, género, etnicidad, preferencia sexual).
3. El Estado es el enemigo de la democracia y la libertad, y un proveedor ineficaz de
bienestar social. En su lugar, la sociedad civil es el protagonista de la democracia y la
mejoría social.
4. La planificación central crea la burocracia, un producto que también entorpece el
intercambio de bienes entre productores. Los mercados, quizá con regulaciones
limitadas, permiten un mayor consumo y una distribución más eficaz.
5. La lucha tradicional de la izquierda por el poder del Estado es corruptora y conduce
a regímenes autoritarios, los cuales proceden a subordinar a su control a la sociedad
civil. Las luchas de asuntos sociales por parte de las organizaciones también locales
son la única forma democrática de cambio, junto con la petición/presión sobre
autoridades nacionales e internacionales.
6. Las revoluciones siempre terminan mal o son imposibles : las transformaciones
sociales amenazan provocar reacciones autoritarias. La alternativa es luchar por
transiciones democráticas y consolidarlas para salvaguardar el proceso electoral.
7. La solidaridad de clases es parte de ideologías pasadas y refleja políticas y
realidades anteriores. Las clases ya no existen. Hay comunidades fragmentadas en las
que grupos específicos ( identidades) participan de labores y relaciones recíprocas

277
para la supervivencia basadas en cooperación con partidarios externos. La solidaridad
es un fenómeno que trasciende las clases, un gesto humanitario.
8. La lucha de clases y el enfrentamiento no producen resultados tangibles; provocan
derrotas y no resuelven problemas inmediatos. La cooperación gubernamental e
internacional respecto de proyectos específicos si genera incrementos en la producción
y el desarrollo.
9. El antiimperialismo es otra expresión del pasado. En la economía globalizada no
hay posibilidades de enfrentar los centros económicos. El mundo es cada día más
interdependiente y hay una necesidad de mayor cooperación internacional en la
transferencia de capital, tecnología y conocimientos de los países ricos hacia los
países pobres.
10. Los líderes de las organizaciones populares no deben estar orientados
exclusivamente para organizar a los pobres y compartir sus condiciones. La
movilización interna debe basarse en fondos externos. Los profesionales deben diseñar
programas y asegurar el financiamiento externo para organizar a grupos locales. Sin
ayuda externa, los grupos locales y las carreras profesionales se desplomarían.

Crítica a la ideología
Los postmarxistas tienen un análisis crítico de la estrategia de desarrollo del mundo:
en una palabra, es la misma ideología general que ellos condenan al discutir acerca
del marxismo. Además, se trata de una ideología que no identifica la crisis del
capitalismo ( estancamiento prolongado, pánicos financieros periódicos, etc) y las
contradicciones ( desigualdad y polarización social) en escala nacional e internacional
que inciden en los problemas sociales.
Los orígenes del neoliberalismo son producto del conflicto de clases. Sectores
específicos del capital aliados con el Estado y el imperio derrotaron a las clases
populares e impusieron el modelo. Los orígenes sociológicos del postmarxismo están
incrustados en el cambio de poder político que escapó de la clase trabajadora para
desplazarse hacia el capital exportador.
¿Qué quiere decirse con "el fracaso del socialismo"? ¿El fracaso de la URSS, de los
regímenes de Europa Oriental? Qué es lo que ha fracasado: ¿el sistema político, el
sistema socioeconómico?. Los resultados recientes de elecciones en Rusia, Polonia,
Hungría y muchas de las ex repúblicas soviéticas sugieren que una mayoría de
votantes prefieren un retorno a aspectos de política económica de bienestar social y
prácticas económicas del pasado. Si la opinión popular en las naciones excomunistas
es un indicador de "fracaso", los resultados no son definitivos.
Si por "fracaso del socialismo" los postmarxistas entienden la declinación en el poder
de la izquierda, debemos insistir en una distinción entre "fracaso" pro ineficacia
interna de las prácticas socialistas, y derrotas político-militares por parte de agresores
externos. Nadie diría que la destrucción de Hitler por las democracias europeas fue un
"fracaso de la democracia". Regímenes capitalistas-terroristas-intervenciones de
Estados Unidos en Chile, Argentina, Bolivia, Uruguay, República Dominicana,
Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Angola, Mozambique y Afganistán desempeñaron
un papel importante en la declinación de la izquierda revolucionaria. Las derrotas
militares no son fracasos del sistema económico, y no reflejan la eficacia de las
experiencias socialistas.
Cuando analizamos los desempeños internos durante el periodo socialista
relativamente estable o de gobierno popular, los resultados son, según múltiples
indicadores, mucho más favorable que lo que llegó después: participación popular,
salud, educación y crecimiento igualitario bajo Allende se comparan muy
favorablemente con lo que ocurrió posteriormente bajo Pinochet. Los mismos
indicadores bajo los sandinistas se comparan favorablemente con el régimen de
Chamorro en Nicaragua. El gobierno de reformas agrarias y políticas de derechos
humanos de Arbenz se compara favorablemente con la política del gobierno instalado
por la CIA, que se caracterizó por la concentración de tierras y ciento cincuenta mil

278
asesinatos.
Si bien es cierto que los neoliberales hoy gobiernan y los exmarxistas están alejados
del poder, difícilmente puede encontrarse un país en el Hemisferio Occidental donde
los movimientos de masas influídos por socialistas o marxistas no estén encabezando
manifestaciones importantes y desafiando a los políticos y regímenes noeliberales. En
Paraguay, Uruguay y Bolivia, huelgas generales exitosas; en México, movimientos
importantes de campesinos y guerrilleros indígenas; en Brasil, el movimiento de
trabajadores carentes de tierra reflejan, en todo caso, influencia marxista.
El socialismo fuera del bloque comunista fue esencialmente una fuerza democrática
popular, que obtuvo un gran apoyo porque representaba a los intereses populares
libremente decididos. Los postmarxistas confunden el comunismo soviético con los
movimientos socialistas democráticos populares en América Latina. En este sentido, la
perspectiva postmarxista de "el fin de las ideologías" no sólo es insconsciente con sus
propios pronunciamientos ideológicos, sino también con la continuación del debate
ideológico entre marxistas pasados y presentes, y los debates y enfrentamientos con el
neoliberalismo y su hijo postmarxista.

La disolución de clases y el surgimiento de identidades


Los postmarxistas atacan desde diversas perspectivas la idea marxista del análisis de
clases. Argumentan que oscurece la igualmente o más significativa importancia de las
identidades culturales (género, etnicidad):
1. Acusan a los analistas de clase de ser reduccionistas económicos y de no poder
explicar las diferencias étnicas y de género dentro de las clases Luego proceden a
argumentar que estas diferencias definen la naturaleza política.
2. La segunda línea contra el análisis de clase se genera de la perspectiva que la clase
es sólo una construcción intelectual, esencialmente un fenómeno subjetivo
determinado por la cultura. En consecuencia, no hay intereses objetivos de clase que
dividan la sociedad, dado que los "intereses" son meramente subjetivos y cada cultura
define sus preferencias.
3. La tercera línea de ataque arguementa que ha habido bastas transformaciones en
la economía y en la sociedad que han borrado las viejas distinciones de clase. En la
sociedad postindustrial, argumentan los postmarxistas, la fuente de poder está en los
nuevos sistemas de información, en las nuevas tecnologías y en quienes las manejan y
las controlan. La sociedad, según este punto de vista, está evolucionando hacia una
nueva sociedad donde los trabajadores industriales están desapareciendo en dos
direcciones: hacia arriba, a la nueva clase media de alta tecnología, y hacia abajo,
hacia la subclase marginal.
Los marxistas nunca han negado la importancia de las negaciones raciales, de género
y étnicas dentro de las clases, pero han hecho énfasis en el sistema social que genera
las diferencias y la necesidad de unir las fuerzas de clase para eliminar las
desigualdades en el trabajo, el barrio y la familia. Los marxistas se oponen a que las
desigualdades de género y raza sean analizadas y resueltas fuera del ámbito de clase:
que mujeres terratenientes con sirvientes y riqueza tienen una identidad especial con
las mujeres campesinas que están empleadas con sueldos de hambre.
Las clases no adquieren realidad debido a un edicto: son organizadas por la clase
capitalista para apropiarse del valor. En consecuencia, la idea de que la clase es una
noción subjetiva dependiente de tiempo, lugar y percepción está confundiendo clase
con conciencia de clase. Es obvio que hay cambios importantes en la estructura de
clases, pero no en la dirección que señalan los postmarxistas. Los cambios
importantes han reforzado las diferencias de clase y su explotación, al mismo tiempo
que han cambiado las condiciones e índole de las clases explotada y explotadora.
Hoy existen más trabajadores temporales, muchos más empleados en el sector
informal. El tema de la explotación sin regular no describe un sistema que
transciende el capitalismo del pasado: es el regreso de las formas de explotación
laboral del siglo XIX. Quien requiere de análisis es el capitalismo después de que el

279
Estado populista protector ha sido demolido. Esto significa que los complejos papeles
de los Estados y partidos que mediaban entre capital y mano de obra han sido
reemplazados por instituciones estatales vinculadas evidentemente a la clase
capitalista dominante.
Cualesquiera que hayan sido los determinantes múltiples del comportamiento del
Estado y régimen en el pasado, hoy el modelo neoliberal depende del control estatal
centralizado, vinculado a los bancos internacionales para implantar pagos de deudas y
a los sectores de exportación para ganar divisas extranjeras. Sus vinculos verticales al
ciudadano como sujeto y su liga primaria por medio del aparato estatal represivo y
organizaciones no gubernamentales (ONG) encargadas de restar peligro a posibles
explosiones sociales.
El desmantelamiento del Estado protector significa que la estructura social está más
polarizada: entre burócratas en los sectores de salud, educación y seguridad social,
por una parte, y profesionales bien pagados ligados a corporaciones multinacionales,
ONG y otras instituciones, financiadas externamente y vinculadas al mercado mundial
y a los centros de poder político.
La lucha actual no es entre las clases en las fábricas, sino entre el Estado y las clases
desarraigadas en las calles y los mercados, desplazadas del empleo fijo y obligadas a
producir y vender y a soportar los costos de su reproducción social. La integración al
mercado de explotadores de élite y compradores medianos y pequeños tiene su
contrapartida en la desintegración de la economía del interior: industria local,
pequeñas granjas con su concomitante desplazamiento de productores hacia la ciudad
o al extranjero.
La importancia de bienes de lujo para la clase media alta está basada en utilidades
remitidas por el trabajo "exportado" de los pobres. El nexo de explotación se inicia en
el empobrecimiento del interior, el desarraigamiento de los campesinos su emigración
a las ciudades y al extranjero. Los recursos que remiten los miembros de esta mano
de obra exportada proporcionan las divisas duras para financiar importaciones y
proyectos neoliberales de infraestructura para promover los negocios de exportación
interna y externa y el turismo. La cadena de explotación es más compleja, pero aún
así reside, en última instancia, en la relación capital- mano de obra.
En la era del neoliberalismo, la lucha para recrear la nación, el mercado nacional ,la
producción y el intercambio nacional es, una vez más, una demanda histórica. En la
misma forma, el empleo desregulado (trabajo informal o subterráneo) requiere de una
poderosa inversión pública y un centro regulatorio para generar empleo formal con
condiciones sociales vivibles. En una palabra, el análisis de clase debe ser adaptado al
imperio del capital sin mediación en un mercado laboral no regulado con vínculos
internacionales, en el que las políticas redistributivas del pasado han sido
reemplazadas por políticas neoliberales que concentran el ingreso en la cúpula.
La homogeneización y movilidad hacia debajo de vastos sectores de trabajadores y
campesinos que antes estaban en el mercado de trabajo crea un gran potencial para
la acción revolucionaria unificada. Hay una identidad común de clase que abona el
terreno para organizar las luchas de los pobres. En suma, en contra de lo que
argumentan los postmarxistas, la transformación del capitalismo ha hecho más
relevante que nunca el análisis de clase.
El crecimiento de la tecnología ha exacerbado las diferencias de clase, no las ha
abolido. Los trabajadores en industria de microchips y aquellas industrias en las que
han incorporado esos nuevos chips no han eliminado la clase trabajadora. Más bien,
han desplazado las sedes de actividad y el modo de producir dentro del continuado
proceso de explotación. La nueva estructura de clase, hasta donde es visible, combina
las nuevas tecnologías con formas más controladoras de producción.
La automatización de algunos sectores acelera el ritmo de trabajo en la línea de
ensamblaje: cámaras de televisión aumentan la vigilancia del trabajador al tiempo que
disminuyen el personal administrativo: círculos de control de calidad, en los que
trabajadores presionan a trabajadores, incrementan la autoexplotación sin aumento

280
de sueldo o poder. La revolución tecnológica está moldeada, en última instancia, por
la estructura de clase de la contrarrevolución neoliberal. Las computadoras permiten
a las agroempresas controlar el coste y el volumen de los pesticidas, pero son los
trabajadores mal pagados quienes esparcen las sustancias y se envenenan. Las redes
de información son unidades para distribuir trabajo a los talleres clandestinos de los
hogares ( economía informal), para producir textiles, zapatos, etc...

Estado y sociedad civil


Los postmarxistas pintaron la imagen del Estado con un solo rostro. El Estado es
descrito como una enorme burocracia ineficaz que saqueó el tesoro público y dejó en
la pobreza al pueblo y en la bancarrota a la economía. En la esfera política, el Estado
era la fuente del gobierno autoritario y dictámentes arbitrarios, obstaculizando el
ejercicio de la democracia y del libre intercambio de bienes. Por otra parte,
argumentan los postmarxistas, la sociedad civil era la fuente de libertad.
De una sociedad civil activa surgiría una economía igualitaria y dinámica. Lo que es
extraño acerca de esta ideología es su peculiar capacidad para pasar por alto 50 años
de historia. El sector público era necesariamente el encargado de estimular la
industrialización en ausencia de la inversión privada y debido a las crisis económicas (
la crisis mundial de los 30, la guerra de los 40, etc.).En segundo lugar, el crecimiento
del analfabetismo y la salud pública fue, en gran parte, una iniciativa pública.
En siglo y medio de libre empresa ( del XVIII al decenio de 1930) América Latina
padeció las siete plagas de la Biblia, mientras la mano invisible del mercado
permanecía inmóvil: genocidio, hambruna, enfermedades, tiranía, dependencia,
desarraigo y explotación. El sector público creció en respuesta a esos problemas y se
desvió de sus funciones públicas al grado de que fue apropiado privadamente por las
elites de negocio y política.

La ineficacia del Estado está directamente relacionada con la subordinación a


intereses privados
Los programas amplios de salud y educación del Estado nunca han sido reemplazados
por la iniciativa privada, la Iglesia o las ONGs. Estas proporcionan atención y
educación sólo a grupos limitados, dependiendo de los caprichos e intereses de los
capitales extranjeros. Los postmarxistas han dejado que su retórica antiestatista los
ciegue a los logros positivos comparativos de lo público sobre lo privado.
El argumento de que el Estado es fuente de autoritarismo resulta y no verdad. Han
existido y existirán Estados dictatoriales, pero la mayoría tienen poco o nada que ver
con la propiedad pública. La mayoría de las dictaduras han sido antiestatistas y en
favor del libre mercado hoy, en el pasado y probablemente en el futuro.
Los ataques generalizados, históricos y asociales contra el Estado no tienen razón de
ser y sólo sirven como instrumento político para evitar que ciudadanos del libre
mercado forjen una opción eficaz y racional anclada en las potencialidades creativas
de la acción pública.
La posición contraria de la sociedad civil con relación al Estado es también una
dicotomía falsa. La sociedad civil o, más exactamente, las clases dirigentes de la
sociedad civil, al tiempo que atacan al estatismo de los pobres, se han preocupado por
reforzar los vínculos con la tesorería y los militares para promover y reforzar su
posición en la sociedad civil.
En igual forma, las clases populares en la sociedad civil, cuando son provocadas, han
tratado de romper el monopolio de las clases gobernantes sobre el Estado.
Los pobres siempre han dirigido la mirada a los recursos del Estado para reforzar su
posición económica relativa a los ricos. El asunto es, y siempre ha sido, la relación de
las diferentes clases con el Estado.
Los ideólogos postmarxistas, marginados del Estado por los neoliberales, han hecho
una virtud de su impotencia. Absorbiendo acríticamente la teoría antiestatal que les

281
llega de arriba, la transmiten hacia abajo. Los postmarxistas tratan de justificar los
vehículos organizacionales (ONG)que utilizan para lograr movilidad hacia arriba, con
el argumento de que operan fuera del Estado y en la sociedad civil cuando, de hecho,
están financiadas por gobiernos extranjeros para trabajar con los gobiernos
nacionales.

La lucha de clases y la cooperación


Los postmarxistas a menudo escriben de la cooperación de todos, sin profundizar
mucho en el precio y las condiciones para garantizar la cooperación de los regímenes
neoliberales y las organizaciones populares. La lucha de clases se considera un
atavismo con un pasado inexistente. Hoy se nos dice que los pobres están empeñados
en construir una nueva vida, están hartos de la política, las ideologías y los políticos
tradicionales. Hasta allí vamos bien.
Los grupos de empresarios hacen que los postmarxistas participen en un nuevo tipo
de política similar a la de los enganchadores de un pasado no tan lejano: que reunían
a las mujeres que necesitaban capacitación y establecían microempresas
subcontratadas con productores o exportadores de mayor envergadura. La política de
los postmarxistas es de compradores: ellos no elaboran productos nacionales, sólo
relacionan a los capitalistas extranjeros con la mano de obra local para facilitar la
continuación del régimen neoliberal.
Los postmarxistas en su papel de administradores de las ONGs son
fundamentalmente actores políticos cuyos proyectos, capacitación y talleres no
producen un impacto económico importante, ni en las ONGs ni en diminuir la
pobreza. Pero sus actividades si desvían a la gente de la lucha de clases. La
perspectiva marxista de la lucha y confontación de clases se construye en las
verdaderas divisiones sociales de la sociedad: entre quienes obtienen beneficios,
intereses, renta e impuestos y quienes luchan por optimizar los salarios, el gasto
social y las inversiones productivas.
Los resultados de las perspectivas marxistas son actualmente evidentes en todas
partes: la concentración del ingreso y el aumento de las desigualdades son más
grandes que nunca.
Instituciones como el Banco Internacional de Desarrollo (BID) financian empresas
agroindustriales de exportación que explotan y envenenan a millones de trabajadores
agrícolas, y al mismo tiempo proporcionan fondos para el financiamiento de pequeños
microproyectos. El papel de los postmarxistas en los microproyectos es neutralizar la
oposición política de la parte inferior, mientras se promueve el neoliberalismo en la
parte superior.
Su teoría de la cooperación liga a los pobres por medio de los neoliberales.
Intelectualmente, son polícías que definen la investigación aceptable, distribuyen los
fondos para investigar y filtran los tópicos y las perspectivas que proyectan el análisis
de clases y la perspectiva de la lucha. El control de la moda intelectual, publicaciones,
conferencias y fondos para investigar les proporcionan una base importante de poder,
pero en última instancia dependen de evitar el conflicto con sus patrones, quienes les
otorgan el financiamiento desde el extranjero.
Los intelectuales marxistas críticos tienen su fuerza en el hecho de que sus ideas
resuenan con las realidades sociales en evolución. La polarización de clases y los
violentos enfrentamientos aumentan, tal como lo pronostican sus teorías. Es a partir
de estos hechos que los marxistas demuestran debilidad táctica, pero fuerza
estratégica en relación con los postmarxistas.

¿Murió el antiimperialismo?
En los últimos años el antiimperialismo desapareció del diccionario político de los
postmarxistas. Los ex guerrilleros de Centroamérica se convirtieron en políticos
electorales y los profesionales que manejan las ONGs hablan de cooperación e

282
interdependencia internacionales. Sin embargo, los pagos de la deuda siguen
transfiriendo gigantescas sumas de los pobres latinoamericanos a Europa, Estados
Unidos y Japón. Las propiedades públicas, los bancos y por encima de todo los
recursos naturales se van enajenando a precios muy bajos por parte de las
transnacionales.
Hay más multimillonarios de América Latina que tienen la mayor parte de sus fondos
en bancos estadounidenses y europeos que nunca antes. Entre tanto provincias
enteras se han convertido en cementerios industriales, y el campo está despoblado.
Estados Unidos tiene más asesores militares, funcionarios antidrogas y policías
federales encargados de dirigir la planeación, que en ninguna otra etapa de la historia
mundial.
No obstante, algunos exsandinistas y exfarambundistas dicen que el
antiimperialismo/imperialismo desapareció al término de la guerra fría. El
problema-dicen- no es la inversión o ayuda extranjeras, sino la falta de ellas y piden
más ayuda imperial. La miopía política y económica que acompaña a esta perspectiva
no entiende que las condiciones políticas para los créditos son el abaratamiento de la
mano de obra, la eliminación de la legislación social y la transformación de
Latinoamérica en una gran plantación, un gran campo minero, una gran zona de libre
comercio desprovista de derechos, soberanía y riqueza.
El énfasis marxista en la profundización de la explotación imperialista tiene su origen
en las relaciones sociales de producción y las relaciones del Estado entre el
capitalismo imperialista y el dependiente. El derrumbe de la URSS ha intensificado la
explotación imperialista. Los postmarxistas (ex marxistas) que creen que el mundo
unipolar tendrá por resultado una mayor cooperación, interpretaron mal la invasión
estadounidense en Panamá, Irak, Somalia y otros países. En forma más fundamental
la dinámica del imperialismo radica en la dinámica internacional del capital, no en la
competencia externa con la URSS. La pérdida del mercado interno y los sectores de
Latioamérica es un retorno a la fase prenacional: las economías latinoamericanas
empiezan a tomar características de su pasado colonial. La lucha actual contra el
imperialismo involucra la reconstrucción de la nación, el mercado local, la economía
productiva y una clase trabajadora ligada a la producción y al consumo sociales.

Dos perspectivas de la transformación social : organización de clase y ONG


Para adelantar la lucha contra el imperialismo y sus colaboradores neocompradores
nacionales hay que pasar por un debate ideológico y cultural con los posmarxistas que
están dentro y en la periferia de los movimientos populares.
El neoliberalismo opera actualmente en dos frentes: el económico y el cultural-
político; y en dos niveles: el régimen y las bases populares.
En la parte más alta las políticas las formulan y las implantan los personales usuales:
Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, en combinación con Washington,
Bonn, Tokio y en asociación con os regímenes neoliberales y los exportadores locales y
grandes conglomerados empresariales y banqueros transnacionales.
A principios de los 80, los sectores más perceptivos de los gobernantes neoliberales
vieron que sus estrategias estaban polarizando a la sociedad y provocando
descontento a gran escala. Los políticos empezaron a financiar y a promover una
estrategia paralela desde abajo: la promoción de organizaciones de base con una
ideología antiestatista para intervenir entre las clases posiblemente conflictivas y
crear un cojín social.
Estas organizaciones dependían económicamente de fuentes neoliberales y estaban
involucradas en una competencia con los movimientos sociopolíticos por la lealtad de
los líderes locales y las comunidades activistas. Para la década de los noventa estas
organizaciones descritas como no gubernamentales llegaban a miles y recibían en todo
el mundo cerca de 4 mil millones de dólares.
La confusión concerniente a su carácter político se deriva de su historia anterior a los
años 70. En este período las ONGs desplegaron su actividad proporcionando apoyo

283
humanitario a las víctimas de las dictaduras militares y denunciando las violaciones
de los derechos humanos. Las ONGs apoyaron las cocinas de beneficencia que
permitían a las familias de las víctimas sobrevivir a la primera oleada de tratamientos
de choque.
Este período creó una imagen favorable de las ONGs hasta en la izquierda. Se les
consideraba como parte del campo progresista. Aún entonces sus límites eran
evidentes aunque atacaban las violaciones de los derechos humanos de las dictaduras
locales, raras veces denunciaban a sus patronos estadounidenses y europeos que las
financiaban y asesoraban. Tampoco había un esfuerzo serio por relacionar las
políticas económicas neoliberales y las violaciones de los derechos humanos con el
nuevo rumbo que tomaba el sistema imperialista. Obviamente, las fuentes externas de
financiamiento limitaban la esfera crítica y acción en materia de derechos humanos.
Al crecer la oposición al neoliberalismo a principios de los ochenta, los gobiernos
europeos, estadounidenses y el Banco Mundial aumentaron el financiamiento de las
ONG. Existe una relación directa entre el desarrollo de los movimientos que
desafiaban el modelo neoliberal y el esfuerzo por subvertirlos mediante la creación de
formas alternas de acción social por medio de las ONG. El punto básico de
convergencia entre las ONG y el Banco Mundial era su oposición común al estatismo.
En su superficie las ONG criticaban al Estado desde una perspectiva izquierdista,
defendiendo a la sociedad civil, mientras que la derecha lo hacía en nombre de los
mercados.
En realidad el Banco Mundial, los regímenes neoliberales y la fundación occidental se
combinaron y alentaron a las ONG para hacer tambalear al Estado benefactor
proporcionando servicios sociales para compensar a las víctimas de las empresas
multinacionales. En otras palabras, conforme los regímenes neoliberales devastaban a
las comunidades al inundar al país con importaciones baratas, pagos de la deuda
externa y la abolición de las legislaciones laborales, creando una masa cada vez más
grande de trabajadores mal pagados y desempleados las ONG recibieron
financiamientos para establecer proyectos de autoayuda, educación popular,
capacitación para el trabajo, etc, y absorben temporalmente a pequeños grupos
pobres y captan a los líderes locales para minar las luchas contrarias al sistema.
Las ONG se convirtieron en el rostro de la comunidad del neoliberalismo intimamente
ligadas con los poderosos y complementaron así su labor destructiva con proyectos
locales. En efecto, los neoliberales organizaron una operación de pinza o estrategia
doble. Desgraciadamente, muchos izquierdistas sólo se enfocaron en el neoliberalismo
desde arriba y desde fuera (FMI y BM) y no en el neoliberalismo desde abajo y desde
dentro (las ONG y las microempresas).
Una razón importante para este error de apreciación fue la conversión de muchos
neomarxistas a la fórmula y a la práctica de las ONG. El postmarxismo fue el boleto de
tránsito ideológico de la política de clases al desarrollo comunitario, del marxismo a
las ONG.
Mientras los neoliberales transferían lucrativas propiedades estatales al rico sector
privado, las ONGs no formaban parte de la resistencia de los sindicatos. Al contrario,
participaban activamente en proyectos privados para promover el discurso de la
empresa privada (auto-ayuda) en las comunidades locales enfocándose en la
microempresa. Las ONGs construyeron puentes ideológicos entre los capitalistas en
pequeña escala y los monopolios que se benefician de la privatización, todo en nombre
del atiestatismo y formando sociedades civiles.
En tanto los ricos acumulaban vastos emporios financieros a partir de la privatización,
los profesionales de la clase media de las ONGs obtuvieron pequeñas sumas para
financiar oficinas, transportes y una actividad económica en pequeña escala.
Políticamente, lo importante es que las ONGs despolitizaron a sectores de la
población, redujeron su compromiso con los empleados públicos y nombraron a
líderes potenciales para proyectos pequeños.
Las ONGs se abstienen de participar en las luchas de los maestros de escuelas

284
públicas y educadores del sistema oficial contra sueldos y recortes presupuestales,
porque su presupuesto proviene de gobiernos neoliberales.
En realidad, las ONGs no son no gubernamentales. Reciben fondos de gobiernos
extranjeros o trabajan como subcontratistas privados locales. Con frecuencia
colaboran abiertamente con dependencias gubernamentales a nivel local o
transnacional. En este sentido, las ONGs ponen en peligro la democracia, al quitar los
programas sociales de las manos de la gente local y sus funcionarios de elección
popular, y crear dependencia en funcionarios extranjeros.
Además desvían la atención y luchas populares del presupuesto nacional hacia la
autoexplotación, para garantizar los servicios sociales locales. Esto les permite a los
neoliberales restringir los presupuestos sociales y transferir fondos del Estado para
subsidiar las cuentas incobrables de los bancos privados, créditos a los exportadores,
etc.
La autoexplotación ( la autoayuda) significa que, además de pagar impuestos al
Estado y no recibir nada a cambio, los empleados tienen que trabajar horas extras con
recursos marginales, gastando sus escasas energías para obtener servicios que los
burgueses obtienen del Estado.
En la forma más fundamental, la ideología de las ONGs de la actividad voluntaria
privada mina el sentido público, la idea de que el gobierno tiene una obligación de
velar por sus ciudadanos y proporcionarles vida, libertad y búsqueda de la felicidad:
que la responsabilidad política del Estado es esencial para el bienestar de los
ciudadanos.
Contra ese concepto de responsabilidad pública las ONGs promueven la idea
neoliberal de la responsabilidad privada de los problemas sociales y la importancia de
los recursos privados para resolver esos problemas. En realidad imponen una carga
doble a los pobres: la de pagar impuestos para financiar al Estado neoliberal, que
sirve a los ricos, y la autoexplotación privada que se ocupe de sus propias
necesidades.

ONG y movimientos sociopolíticos


Las ONGs ponen énfasis en los proyectos, no en los movimientos; movilizan a la gente
para que produzca en los márgenes, no para luchar por controlar los medios básicos
de producción y riqueza: se enfocan a la asistencia técnica y financiera de proyectos,
no en las condiciones estructurales que forman la vida cotidiana. Las ONG se
apropian del lenguaje de la izquierda: Poder popular, igualdad, desarrollo sustentable,
liderazgo popular, tec.El problema es que ese lenguaje está ligado a un ámbito de
colaboración con los donantes y las dependencias gubernamentales que subordinan la
actividad práctica a la política no conflictiva.
Las ONGs y su personal profesional postmarxista compiten directamente con los
movimientos sociopolíticos para adquirir influencia entre los pobres, las mujeres y los
marginados, las minorías raciales, etc. Su ideología y práctica desvía la atención de
las fuentes y las soluciones de la pobreza. Hablar de microempresas en vez de
explotación de parte de los bancos extranjeros, se basa en el concepto de que el
problema es de iniciativa individual, no de la transferencia de los ingresos al
extranjero.
La ayuda de las ONGs afecta a pequeños sectores de la población y establece una
competencia entre comunidades por los escasos recursos, lo cual genera distinción y
rivalidades internas y externas que perjudican la solidaridad de clase. Lo mismo
sucede entre los profesionales: cada uno establece sus ONGs para solicitar fondos del
extranjero. Compiten con propuestas "al gusto" de los donantes extranjeros, mientras
afirman hablar en nombre de más seguidores.
El efecto real es la proliferación de las ONGs que fragmentan las comunidades pobres
y las convierten en grupos sectoriales y subsectoriales incapaces de ver de manera
más amplia el cuadro social que los aflige y menos capaces aún de unirse en la lucha
contra el sistema.

285
Las experiencias recientes demuestran que los donadores extranjeros financian
proyectos durante las crisis, pero una vez que los movimientos menguan, cambian el
financiamiento a colaboración del régimen, y adaptan los proyectos de las ONG a su
agenda neoliberal. La estructura y agenda de las ONG, con su postura apolítica y su
enfoque de auotayuda, despolitiza y desmoviliza a los pobres. Además, refuerzan el
proceso electoral alentado por los partidos neoliberales y los medios de comunicación.
Las ONGs hablan de excluidos, de los sin poder, de la pobreza extrema, de la
discriminación por sexo o raza, pero no pasan de los síntomas superficiales para
abordar el sistema social que produce estas condiciones. Incorporan a los pobres a la
economía neoliberal por medio de una acción voluntaria puramente privada, las ONGs
crean un mundo político donde la apariencia de solidaridad y acción social disimula
una conformidad conservadora con la estructura de poder nacional e internacional.
No es coincidencia que conforme las ONGs se han hecho dominantes en ciertas
regiones, la acción política independiente de clase ha declinado, y el liberalismo no
tiene freno. La línea de fondo es que el crecimiento de las ONGs coincide cada vez más
con el financiamiento del neoliberalismo y la profundización de la pobreza en todas
partes.
A pesar de sus afirmaciones de muchos éxitos a nivel local, el poder general del
neoliberalismo no tiene rival, y las ONGs buscan cada vez más posiciones en los
intersticios de poder. El problema de formular alternativas se ha impedido en otra
forma. Muchos de los antiguos líderes de movimientos guerrilleros y sociales,
sindicatos y organizaciones femeninas han sido atraídos por las ONGs. La oferta es
tentadora: mayor salario, prestigio y reconocimiento de los donantes extranjeros,
conferencias y redes en el extranjero, personal de oficina y relativa seguridad de no
verse sujetos a represión. En cambio, los movimientos sociopolíticos ofrecen pocos
beneficios materiales, pero mayor respeto e independencia y, lo que es más
importante, la libertad de retar al sistema político y económico.
Las ONGs y sus patrocinadores financieros en el extranjero (BID y BM) publican
boletines con narraciones sobre el éxito de las microempresas y otros proyectos de
autoayuda, pero no mencionan los elevados índices de fracasos conforme baja el
consumo popular, importaciones baratas inundan el mercado y las tasas de interés
suben en espiral.
Hasta los éxitos afectan sólo a una pequeña fracción del total de los pobres y sólo
afectan en el sentido de que otros no pueden ingresar en el mismo mercado. El valor
propagandístico del éxito individual de la microempresa, no obstante, es importante
para crear la ilusión de que el neoliberalismo es un fenómeno popular. Las frecuentes
explosiones populares de violencia que tienen lugar en regiones donde existe la
promoción de la microempresa, sugiere que la ideología no es hegemónica y que las
ONGs todavía no desplazan a los movimientos independientes de clase.
Las ONGs fomentan un nuevo tipo de colonialismo y dependencia cultural y
económica. Los proyectos se diseñan, o al menos se aprueban, según las normas de
las prioridades de los centros imperialistas o sus instituciones. Son administrados y
vendidos a las comunidades. Se hacen evaluaciones por y para las instituciones
imperialistas. Los cambios en el financiamiento de las prioridades o las malas
evaluaciones tiene como consecuencia el abandono a su suerte de los grupos,
comunidades, granjas y cooperativas.
Todo y todos se disciplinan cada vez más para cumplir con las demandas de los
donantes y los evaluadores de sus proyectos. Los nuevos virreyes supervisan y
garantizan el cumplimiento de las metas, los valores y las ideologías del donante, así
como el uso adecuado de los fondos. Donde se registran éxitos, dependen en gran
medida del apoyo continuo del extranjero para evitar que se derrumben.
Aunque la mayor parte de las ONGs son cada vez más instrumentos del
neoliberalismo, hay una pequeña minoría que intenta desarrollar estrategias alternas
que apoyen la política de clase y el antiimperialismo. Ninguna de ellas recibe fondos
del BM o de dependencias gubernamentales estadounidenses o europeas. Apoyan los

286
esfuerzos para ligar el poder local con el poder estatal. Relacionan los proyectos
locales con los movimientos nacionales que ocupan, defienden la propiedad pública y
nacional contra las multinacionales...En una palabra, no son postmarxistas

287
El fin del mito de la globalización

Los medios informativos mundiales no habían presentado nunca antes un panorama


de contrastes tan sorprendentes como el del año pasado.
Las páginas de economía ofrecen enardecidos artículos sobre el auge bursátil sin
precedentes, que ya dura cuatro años, de Estados Unidos y de Europa Occidental. Los
inversores han obtenido unos beneficios de alrededor del 20% anual en los últimos
años.
En cambio, las páginas de la sección internacional hablan de los nueve millones de
rusos que corren peligro de morir de hambre en las ciudades industriales del círculo
ártico, devastadas a causa del fallido experimento de restauración del sistema
capitalista en Rusia.
El fracaso del experimento neoliberal de Brasil es la primera ficha de dominó que cae
en América Latina. La estrategia de Cardoso, basada en las privatizaciones, la
vinculación del real al dólar estadounidense y la desregulación del comercio y de las
finanzas, aumentó la vulnerabilidad de Brasil ante las presiones financieras de
Estados Unidos al tiempo que socavaba la capacidad de crecimiento interno. El
colapso financiero de Brasil ha dejado al Gobierno fuertemente endeudado, ha minado
la industria y ha aumentado el desempleo real hasta cerca del 20 por ciento. Mientras
la moneda brasileña se devalúa, las multinacionales europeas y estadounidenses
adquieren empresas nacionales endeudadas a precio de saldo y reducen el salario de
sus trabajadores. En 1998 las multinacionales extranjeras, atraídas por los bajos
precios, invirtieron la cifra récord de 56.000 millones de dólares (7,8 billones de
pesetas) en la adquisición de empresas latinoamericanas. De esta suma, 47.000
millones de dólares (6,6 billones de pesetas) se emplearon en la compra de compañías
brasileñas. La crisis y la pobreza de los brasileños son las oportunidades y los
beneficios de Wall Street
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha informado que los beneficios
obtenidos por las multinacionales, los bancos y los exportadores norteamericanos en
América Latina durante los años 90 han registrado máximos históricos. Sin embargo,
en esta misma región del mundo el desempleo, las quiebras y la marginación han
alcanzado cotas sin precedentes.
En Asia el número de personas que viven en la pobreza ha aumentado de forma
geométrica desde 1996; en Indonesia el número de pobres ha pasado de 30 millones a
cerca de 100 millones en dos años. En cambio, las multinacionales norteamericanas
se han dedicado a adquirir empresas asiáticas en crisis por apenas una fracción de su
antiguo valor. Por ejemplo, el Gobierno de Corea del Sur ha declarado que en 1998
más del 53% de la inversión norteamericana se destinó a la compra de empresas
administradas por ciudadanos coreanos. El Tesoro de Estados Unidos ha recibido un
flujo constante de capitales a través de la venta de bonos a los capitalistas asiáticos
que se retiran de sus maltrechas economías.
El déficit comercial es un problema que afecta negativamente a muchas regiones del
mundo. En cambio Estados Unidos se beneficia de tener el mayor déficit comercial del
mundo, ya que al importar artículos de bajo costo mantiene controlada la inflación y
los salarios, y fomenta el consumo. A su vez, el Tesoro de Estados Unidos financia su
déficit con la venta de dólares a los inversores de los países en crisis.
Esta situación económica, llena de contrastes, demuestra que no existe la llamada
«crisis global del capitalismo». Algunos países capitalistas marchan muy bien mientras
otros van muy mal. Y la razón por la cual no hay una «crisis global» es porque no hay
una «economía global». Con esto quiero decir que el actual sistema capitalista se basa
en las naciones estado, algunas de las cuales ejercen un profundo control sobre el
resto de las economías del mundo. Una de los principales ofuscamientos de nuestros
tiempos consiste en pensar que la Nación Estado es un anacronismo y que el capital

288
trasciende las fronteras nacionales. En realidad, los bancos y las empresas de mayor
importancia y tamaño se encuentran en Estados Unidos, Europa Occidental y Japón;
sus decisiones y sus beneficios están centralizados, su tecnología y sus finanzas están
centralizadas, y sus respectivos gobiernos intervienen de forma masiva y continuada
para apoyar y ampliar sus operaciones. Los grandes bancos y las principales
empresas de Estados Unidos no son globales; es cierto que obtienen la mayor parte de
sus ingresos en otros países, aunque concentran sus capitales en su país de origen.
Puesto que han diversificado sus riesgos y obtienen beneficios de muchas partes del
mundo, los bancos y las empresas de Estados Unidos (y de Europa Occidental) no han
sufrido los efectos de la crisis.
Además, la actual situación contradictoria de crisis y prosperidad en el mundo
capitalista requiere que reflexionemos sobre el elevado grado de concentración y
centralización del poder entre ciertas naciones. Contrariamente a lo que sostiene la
teoría de la globalización, las estrechas relaciones que existen entre las
multinacionales, los banqueros y los poderes financieros de Estados Unidos y el
Estado contribuyen a la protección y promoción de los inversores y los prestamistas
norteamericanos en las regiones en crisis. A través del FMI, los funcionarios de
Estados Unidos negocian condiciones favorables para los inversores norteamericanos,
quienes se aprovechan de la vulnerabilidad de los indonesios, los brasileños y los
rusos. Con la emisión de más dólares para los inversores extranjeros, el Tesoro de
Estados Unidos cubre su déficit y puede bajar los tipos de interés, respaldando así los
ataques de los especuladores norteamericanos contra las monedas extranjeras y sus
operaciones en el mercado de valores.
La estrecha relación entre Wall Street y Washington, así como entre el Banco Central
y los grandes intereses financieros, ha quedado de manifiesto en una serie de crisis
regionales. Cuando el sistema bancario mexicano se desplomó Washington concedió al
Gobierno mexicano 20.000 millones de dólares (2,8 billones de pesetas) en préstamos
para que rescatara las inversiones norteamericanas. A cambio de estas ayudas,
México concedió a Estados Unidos el control de sus ingresos por las ventas de petróleo
y privatizó varias empresas rentables. Washington consolidó los intereses de Wall
Street y potenció los beneficios de las multinacionales, al tiempo que la economía
mexicana se deprimía y el nivel de vida y los salarios de los trabajadores mexicanos
descendían en un 40%. En resumen, la crisis mexicana se limitó a México (afectó
principalmente a los trabajadores y los campesinos mexicanos), mientras que la Bolsa
de Estados Unidos alcanzaba máximos históricos.
En Asia se ha producido una situación similar. En contra de las previsiones de la
mayoría de los teóricos globalistas, la crisis asiática no se ha extendido a Estados
Unidos ni ha causado grandes problemas económicos en este país. Si bien las
exportaciones norteamericanas disminuyeron, los importadores norteamericanos y las
empresas asiáticas se han beneficiado de la reducción de costes y del abaratamiento
de la mano de obra. El mercado de valores de Estados Unidos ha ganado un 20% y el
Tesoro ha vendido un número récord de bonos a los inversores asiáticos que intentan
proteger sus capitales refugiándose en una moneda segura.
Este contraste de crisis y prosperidad apunta a la necesidad de reflexionar sobre la
naturaleza de las «relaciones globales», no en términos de un mundo de
interdependencias, sino del predominio del poder imperial. Los imperios son los
banqueros del mundo; imponen condiciones a los países deudores, sus gobiernos
dictan las condiciones financieras que favorecen a sus inversores.
La explicación más razonable para este panorama de contrastes, de crisis y
prosperidad, se encuentra en las relaciones desiguales entre los estados y las
economías. El milagro asiático dependía de la financiación de Estados Unidos, de su
mercado y de su tecnología. El crecimiento de Asia fue resultado de la posición
privilegiada de estos países en el mercado de Estados Unidos, debido a la Guerra Fría.
Cuando Washington y Wall Street cambiaron las reglas de la economía internacional,
los gobiernos asiáticos descubrieron que su endeudamiento y su producción eran

289
excesivos, y que sus monedas estaban sobrevaloradas. El colapso del milagro asiático
ha sido consecuencia de la reafirmación del poder imperial de Estados Unidos. La
crisis asiática ha puesto fin al mito de la teoría de la globalización de que el Tercer
Mundo podrá adquirir prosperidad por el camino del capitalismo. Tal como declaró un
banquero neoyorquino: «A nuestro mercado de valores le va fantásticamente, sólo a los
asiáticos les va mal»

290
La Gran Cama y la insurrección popular
(La revolución por debajo de la cama)

James Petras - Rebelion


Traductor: Germán Leyens
Dedicado a las Madres de la Plaza de Mayo

Este relato se basa en numerosas historias que me han sido contadas por amigos y
compañeros que participaron activamente en el Argentinazo. Estoy en deuda con ellos
por su tiempo y su confianza al compartir conmigo sus experiencias y observaciones
personales. Sin duda este relato será atacado por los que lo consideren ofensivo, como
una provocación anarquista basada en rumores. Todo lo que les puedo contestar es
que confío más en las versiones de los que luchan en las calles que en las de sus
críticos.
La Cama era grande. Tenía que serlo, porque debajo estaban los dirigentes de toda la
izquierda argentina, además de los líderes de las tres confederaciones sindicales.
Si uno se atreviera a formular una pregunta impertinente diría: ¿Qué hacían debajo
de la Gran Cama durante el levantamiento popular -el histórico Argentinazo? Muchas
cosas (que sólo ellos podrán referir) y nada. Esta paradójica situación tiene una
explicación fácil. Los líderes pasaron varios días y noches discutiendo entre ellos y
dentro de sus grupos y publicando muchos manifiestos revolucionarios desde sus
sitios fijos bajo la cama. A diferencia de aquellos militantes que sucumbieron a la
fascinación de la insurrección, los líderes brillaron por su ausencia de las
manifestaciones de masas, marchas y de los programas de distribución de alimentos
en los supermercados.
Bajo la cama, la izquierda estaba distribuida en cuatro esquinas según su sabiduría:
la electoral, la intelectual, la revolucionaria y la voyeurista. En la mitad de la cama se
amontonaban los dirigentes de las tres centrales sindicales: la oficial, la disidente y la
disidente extraoficial.
El cuadrilátero de la izquierda revolucionaria, por su parte, estaba subdividido entre el
Partido In-Operario (PiO), el Partido de la Revolución Socialista-Para Ayer (PRS-PA),
Partido de la Revolución Socialista-Para Mañana (PRS-PM), Partido Bolchevique
Sin-Saqueo (PB-SS) y los dos segmentos del anteriormente unificado Partido Proletario
( PP) dividido entre el PP-AL (Partido Proletario Anti-Lumpen ) y el PP-AE ( Partido
Proletario Anti-Espontaneidad.)
Antes del Argentinazo, el PiO mostraba generalmente las pancartas más grandes de
auto-bombo en todos los desfiles. Pero en el Argentinazo no se dejaron ver para nada.
Pero lo compensaron publicando la mayor cantidad de panfletos, anuncios y
manifiestos a las "masas que se levantan." Fueron tan generosos con sus consejos a
los trabajadores rebeldes como cautelosos en la protección de sus cuadros.
La ausencia de todos los dirigentes de la izquierda revolucionaria no fue el producto
de algún consenso entre los pendencieros Secretarios Generales, fue más bien el
resultado de deliberaciones entre cada secretario general y su politburó.
El PRS-PA argumentó que el Argentinazo no cumplía con los requerimientos de una
revolución -no había soviets, ni siquiera aquellos de carácter reformista. En el mejor
caso, dijeron, se trata de una rebelión popular. La razón porque la que no se trataba
de una revolución, según el Secretario General, es que no había una vanguardia
revolucionaria. La vanguardia debiera prepararse para intervenir si y cuando
aparecieran los soviets, según un documento interno que circuló bajo la Cama.
El PRS-PM consideró que las condiciones objetivos y subjetivas no estaban maduras.
Según su Secretario General el Argentinazo fue sólo la primera etapa de un "proceso
molecular, cuyo carácter de clases aún no se hace visible".

291
El PiO llamó a sus cuadros a vender el periódico, pero que se abstuvieran de
participar en confrontaciones directas, a fin de evitar "que se confunda nuestro
programa con la línea de frente popular de los caceroleros de clase media". Según un
documento interno, "en las manifestaciones los trabajadores y los desocupados
estaban mezclados con la clase media, y era importante esperar hasta que se
desarrollara una mayor polarización para aclarar la situación".
Las dos alas del PP estuvieron ausentes del Argentinazo porque "no había liderazgo
programático o político". En una palabra, las masas no consultaron a la vanguardia.
Según los dos oráculos de los dos PPs, el saqueo de negocios no era el camino a la
revolución. Según los dirigentes de los PP, el camino correcto era que los oficinistas y
los trabajadores de los supermercados se unieran con su partido y exigieran la
expropiación del capital. La división entre los PP se hallaba en el tema de la
caracterización del "proceso". Un sector, el PP-AL, sostenía que el "llamado"
Argentinazo fue básicamente una "actividad dominada por el lumpen que, sin
embargo, incluyó a algunos jóvenes desocupados desorientados, a los que debieran
aproximarse los cuadros del PP."
La otra sección, el PP-AE argumentó que había sido una protesta "puramente
espontánea" sin dirección ni programa, que corría el peligro de ser infiltrada por la
extrema derecha, peronistas, oportunistas, etc... El Secretario General ordenó que sus
cuadros volvieran a las fábricas y convocaran a asambleas para discutir una Huelga
General, y que no se dejaran distraer por la juventud pequeño burguesa rebelde.
Los dirigentes de la Confederación Sindical se reunieron en la mitad de la Gran Cama.
El Gran Califa del Sindicalismo Oficial denunció al Presidente después que éste había
sido obligado a demitir, y defendió al Presidente siguiente, antes de que él renunciara.
Su principal objeción fue que el gobierno había confiscado los fondos de pensión del
sindicato, lo que impidió que el Gran Califa terminara de pagar las cuotas para su
penthouse multimillonario en Miami. El Presidente del Sindicato Disidente Oficial
denunció al Presidente antes de que dejara el cargo y se sacó una foto con el segundo
Presidente durante su primer día en el puesto. Calificó el Argentinazo de una "victoria
para el pueblo sobre el FMI y los Bancos" y pasó a decirle a la gente que volviera a sus
casas y que esperaran hasta que el nuevo Presidente realizara la "revolución nacional
popular". Ya que habló desde debajo de la cama, sólo sus funcionarios remunerados lo
escucharon y aplaudieron. El Secretario General de la Confederación
Disidente-No-Oficial, fue el más vehemente en su denuncia del Presidente saliente.
Durante el Argentinazo había estado tan profundamente ocupado en la elaboración de
un Programa para Combatir la Pobreza, que no había visto a los pobres enfrentando a
la policía en las calles y aliviando su pobreza al llevarse alimentos de los
supermercados. Durante el levantamiento, el Secretario General estuvo negociando
con otros dirigentes sindicales. Según un portavoz, su ausencia de todas las marchas
y reuniones masivas en las plazas, fue debida a su preocupación por la planificación
estratégica. No podía perder su tiempo con protestas de todos los días.
La izquierda electoral saludó la caída de los Presidentes y exigió nuevas elecciones. La
izquierda de la izquierda exigió elecciones a una asamblea constituyente, en la
reunión de conmemoración de los 30 combatientes callejeros que murieron. Sin duda
los diversos partidos de izquierda revolucionario-electoralistas encontrarán excelentes
razones para luchar entre sí por la "hegemonía" en las listas electorales.
Algunos intelectuales de izquierda estuvieron suficientemente enfurecidos para unirse
a los manifestantes callejeros (sus cuentas bancarias habían sido congeladas y no
pudieron salir de vacaciones.) Algunos escribieron sobre el "fin del neoliberalismo" y el
"significado histórico del 20 de diciembre" basándose en su observación de los eventos
televisados, las noticias en Internet y, en algunos casos arriesgados, las observaciones
hechas desde sus balcones y los informes de los vendedores de los quioscos vecinos.
El sonido y la furia de las manifestaciones de masas resonaban en sus palabras
escritas, pero no se oyó ni una palabra de su parte en las plazas y en las avenidas
ensangrentadas.

292
Los mirones de izquierda estuvieron de verdad en las calles -a título personal. Ellos sí
que olieron el gas. Vieron a las muchedumbres, desde lejos. Se movieron rápida y
perceptiblemente cuando apareció la policía a caballo. Vieron las caras
ensangrentadas, a las Madres golpeadas, a los combatientes callejeros. Tomaron nota
de todo. Se quedaron impresionados por el coraje de los manifestantes y perturbados
por la violencia. "Si sólo las cosas hubieran continuado pacíficamente..." fue un refrán
común enviado a su larga lista de corresponsales de correo electrónico.
La Gran Cama hospedó a la Izquierda organizada. Todos estaban dispuestos a salir de
debajo de la Gran Cama y presentar batalla cuando las condiciones estén maduras, el
lumpen se quede en las villas, y los proletarios nos llamen- no cualesquiera
trabajadores, tenía que ser una clase obrera disciplinada, organizada, con ciencia de
clase, agrupada en soviets.
Mientras tanto, con la multitud rebelde en las calles y la policía utilizando munición
de guerra, el mejor lugar para desarrollar una perspectiva clasista prístina y lúcida
era... debajo de la Gran Cama

293
Cuando el rio suena
Petras analiza los sucesos del 11 de septiembre

James Petras
Revista "Locas" Madres de Plaza de Mayo

Después de los hechos acaecidos en los Estados Unidos el 11 del mes pasado,
fecha muy recordada en la agenda mundial por los acontecimientos que
sucedieran otrora en Chile, el sociólogo y escritor norteamericano James Petras,
desde Nueva York, mantuvo un extenso diálogo con el periodista Herman Schiller
-y un panel de personalidades invitadas- durante un programa realizado en una
emisora radial de Buenos Aires. La extensión y lucidez de sus comentarios -que
en exclusividad LOCAS da hoy a conocer- nos obligó a extractar las partes
esenciales de su pensamiento y enfoque, dándole a los mismos titulo-guías de
orientación que servirán para considerar su visión como un ensayo-marco sobre
un tema de insoslayable actualidad y posicionamiento.

No es fácil hablar de lo acontecido. Todo este episodio tiene una larga historia. Y es
una historia que se inicia con la intervención de los Estados Unidos en Irán, en 1954.
para tumbar al gobierno de Mossadegh. Después viene el respaldo de Washington a
Israel en relación al conflicto con los palestinos, que culminó con la masacre del
Líbano y con el asesinato de Sabra y Chatila por el actual primer ministro de Israel.
Tenemos así muchos acontecimientos concatenados, desde el boicot a Irán, las
bombas sobre Irak y otros muchos incidentes. ¿Qué quiere decir todo esto? Que hay
una guerra -aunque no declarada- contra todos los países árabes por parte de los
Estados Unidos, y una guerra que ha cobrado muchos muertos. Tenemos también la
voladura de un avión iraní con 280 pasajeros por la aviación yanqui y la posterior
condecoración del piloto que la hizo. con una medalla por parte de la presidencia
norteamericana.
Es una acumulación interminable de conflictos que ocurren en Medio Oriente, de los
cuales estoy mencionando los principales. Ahora la guerra ha pasado a territorio
estadounidense y también con muchos muertos. Todo esto refleja un conflicto que
tiene origen en un factor esencial: Estados Unidos sigue tratando de dominar a los
países árabes del Medio Oriente, no quiere respetar los derechos de los palestinos
(está dando más de 2.000 millones anuales de dólares a Israel, más la ayuda de
armamentos).
Lo que sucedió es algo que en alguna medida se esperaba que sucediera: cuando el río
suena...; la sorpresa fue el momento y el lugar. Y desde ese momento y desde ese
lugar (los centros vitales del país) se impone la necesidad de la reflexión: o los Estados
Unidos quiere ser un Imperio despótico (con todas las consecuencias que ello implica)
o quiere retomar a sus raíces de país republicano que respeta a los demás países y
pueblos del planeta.Como a todos los imperios. según la historia, las guerras que
emprenderán los pueblos de la periferia terminarán por derrumbarlo. .

Un cuchillo de doble filo


Obviamente que este incidente servirá para que la derecha recalcitrante
norteamericana aproveche para usar la fuerza de manera indiscriminada. Se
aumentará -tras lo ya logrado-el presupuesto militar y se buscará eliminar toda la
agenda social pendiente, a su vez que aumentará la represión dentro y fuera del país.
El fenómeno acelerará un proceso que estaba en marcha: Bush había rechazado ya el
Tratado de Kioto y otros convenios internacionales y había aumentado el presupuesto

294
antes del acontecimiento de las torres, y ahora. en esta coyuntura. si bien es cierto
que la derecha lanzará una política más bélica y agresiva, no es cierto que esta
política vaya a tener éxito, porque sí lanza una guerra en Medio Oriente tendrá un
efecto boomerang; en la medida que más ataque a esa zona más subirá el precio del
petróleo, que profundizará la recesión económica. Igual que si aumenta su apoyo a los
gobiernos autoritarios de América Latina -en este momento de recesión y de
incredibilidad hacia los políticos-, puede profundizar aún más la crisis.
Entonces debemos ver que, esencialmente, la política bélica y derechista de los
Estados Unidos es un cuchillo de doble filo. Y creo que, en este sentido, discrepo con
algunas opiniones que ven en la reacción derechista algo inevitable. No hay tanta
torpeza o puede que la haya. Pero creo que hay que poner esta cara de la moneda en
un contexto más dinámico y ver, qué fuerzas están en juego.

Presupuesto militar récord


De cualquier modo. conviene estar prevenidos: el Congreso de los Estados Unidos,
después de los hechos, aprobó en cinco minutos -creo que es histórico- una adición de
40.000 millones de dólares: 20.000 para la reconstrucción del Pentágono y otros
destrozos, y 20.000 millones para los sectores militares, la CIA, policía, bomberos y
demás cuerpos armados. Pero más allá de esto, hay propuestas para aumentar los
gastos militares hasta los cien mil millones -aparte de los 300.000 que ya integraban
el presupuesto actual. Esto significa duplicar el presupuesto militar en un año. Es un
dato a tener en cuenta.

De los talibanes a Osama bin Laden


Respecto del tema cabe recordar que los Estados Unidos no sólo entrenaron a los
talibanes y los financiaron para derrocar al gobierno secular y reformista de
Afganistán, sino que colaboraron estrechamente con la policía secreta de Pakistán y
de Arabia Saudita, y utilizaron los voluntarios de la guerra afgana para luchar contra
los serbios en Kosovo y Macedonia.
Muchos de los voluntarios en la guerra de los Balcanes que lucharon con los
norteamericanos y los musulmanes albaneses en Bosnia son integrantes, ahora, de
las fuerzas desconocidas que están atacando al ex amigo en su propia casa.
El señor bin Laden recibió armas, instrumental y entrenamiento de manos de la
propia CIA en los primeros años de los 80. Y este personaje es un producto acabado
de la rara simbiosis que surge de especiales interpretaciones del Corán y de la técnica
y la preparación militar recibida de la propia CIA y de los servicios secretos de
Pakistán.
Es necesario observar que ahora hay dos cosas que están funcionando alrededor de
todo esto: una es la estrategia más allá de la coyuntura y otra es la coyuntura misma.
Hay un pensamiento estratégico que está aprovechando, en este momento, esta
coyuntura para reproyectar el poder de los : Estados Unidos a nivel global. Como se
utilizó en su oportunidad la guerra del Golfo para subordinar a los países de Europa al
poder norteamericano, ahora la guerra contra el terrorismo tiene o podría tener la
misma función. Volver a subordinar y cohesionar un frente -en medio de fisuras,
competencias y crisis diversas- movilizando a los cipayos de todos los países satélites
y obligándolos a actuar con más fuerza en el área del Tercer Mundo. Al mismo tiempo
dar "luz verde" para que Ariel Sharon aplaste definitivamente a los palestinos.
Entonces hay que ver el calculo fino que están haciendo los estrategas militares y
financieros, cálculos que no son conejos que saldrán de una galera: multiplicación del
presupuesto militar, ataques punitivos parciales, medidas para evitar la insinuada
profundización de la recesión, etc., etc. No están tan aturdidos por el número de
víctimas inocentes... No. Psicológicamente, rápido, largan la posibilidad de la guerra,
la política bélica y de agresión, de subordinación de viejos y nuevos aliados, de
activación del cipayaje incondicional con que cuentan en cada país. Es para recuperar

295
el liderazgo que estaban perdiendo frente al desarrollo de las luchas de Irak, del
pueblo palestino y las de todas e innumerables resistencias populares que se dan en
los países periféricos, llámense resistencias de los zapatistas, de los Sin Tierra, de los
piqueteros, etcétera.

Incógnitas y contexto internacional


En relación con quienes efectuaron los actos no se sabe todavía -o lo ocultan- quiénes
son ni de qué sectores provinieron. Se barajan nombres de origen árabe. Pero nada se
sabe de la afiliación o creencias políticas, ideológicas y religiosas. Se cree que son
ciudadanos egipcios, de los Emiratos Arabes y de Arabia Saudita. Pero todavía no hay
pruebas contundentes de su vinculación a ningún gobierno.
Si se supone que recibieron entrenamiento aquí, en Estados Unidos, sobre el manejo
de aviones. Por otra parte, debemos entender que los movimientos musulmanes son
muy pluralistas, tanto como los movimientos de la izquierda antiimperialista. También
debemos comprender que hay un contexto político internacional en el que se debe
andar con cuidado -y operar con delicada mesura-, porque si los apellidos que
predominan entre los presuntos culpables son sauditas, Washington estaría dispuesto
a tirar bombas contra el país que es su principal fuente de abastecimiento petrolero y
su mejor aliado en el Golfo? El señor bin Laden es un ciudadano saudita. Su familia
está sumamente vinculada con el régimen monárquico saudí.
Los servicios secretos de Pakistán, el mejor aliado de los Estados Unidos, son los más
implicados con los talibanes y los que les dan entrenamiento, armas y financiación.
Arabia Saudita es el apoyo diplomático más fuerte de los talibanes. Entonces si
Estados Unidos quiere operar a partir de la especulación de las pruebas que
presuntamente tiene, éstas determinan que debe atacar a sus propios aliados:

Pakistán, Arabia Saudita y los Emiratos Arabes Unidos. Los "desniveles" del
discurso oficial
Hay también ciertas señales y detalles relevantes. Aunque es muy engorroso averiguar
quiénes o quién escribe los discursos de Bush -porque él no tiene capacidad para
hacerlo-, se advierte en ellos, desde el inicial, diversos registros, diversas intenciones y
proyectos. Eso es también un elemento importante.
Como en realidad la política informa el lenguaje, de los últimos discursos va surgiendo
la intencionalidad de la guerra, de ampliación del presupuesto militar, de la
movilización de los peores sectores de la sociedad norteamericana y de los países
considerados aliados, como pidiendo un consenso, una especie de respaldo que
posibilite una suerte de "carte blanche" para lanzar ataques militares indiscriminados.

En los últimos ha utilizado un lenguaje de venganza, de revancha, y creo que este


cambio es porque en el primero estaba sondeando las aguas para medir el respaldo a
una escalada militar y a la política estratégica que maneja.
También hay que sopesar algo que parece trivial: durante los minutos en que se
desarrolló el desastre, Bush y la mayoría de los "altos funcionarios" se escondieron en
sus búnkers, en actitud plenamente cobarde que luego quisieron explicar como "de
seguridad". Pero el alcalde Giuliani ~y uno puede discrepar con su política- durante
esos minutos bajó al lugar de los hechos y se mezcló con los bomberos y personal de
rescate.
Debemos entender entonces que el discurso de Washington no es muy firme, y que el
cambio de lenguaje y registro es el de la cobardía que sale de la protección de su
búnker y adopta luego el tono del bravucón. De última, si no es así, por lo menos es
un discurso errático.

El peligro de la militarización

296
Hay algo más de vital importancia: nadie debe admitir que este acontecimiento -que
está manipulado por una estrategia de largo plazo para activar las fuerzas represivas
en todo el mundo- aumente todavía más sus proyecciones siniestras.
No se debe confundir la solidaridad hacia las víctimas que ha dejado, con la
justificación de una política represiva que pueda estar preparando Estados
Unidos.Hay que tener cuidado porque este clima se transmite a todo el mundo, a
todos los países.Y en especial, al estar hablando con ustedes y como los conozco,
pienso en la Argentina, donde hay justificada efervescencia social. Se puede utilizar la
lucha contra el terrorismo para relanzar un terrorismo desde el Estado. De lo que hay
una larga y triste memoria.En este sentido, la posición del gobierno argentino de
querer mandar tropas si Estados Unidos así lo determina, creo que el hecho, de
concretarse, como episodio enmarcado dentro de la política exterior, habilitaría
también al uso de fuerzas militares para cierta represión interna. Lo que sería una
militarización de lo que se da en llamar "las incipientes democracias", y seria también
una militarización de la política.Todo ello, en realidad, para justificar y preservar una
conducción y una dirección económicas de miseria y exclusión que no tiene el más
mínimo apoyo en el país. El afuera y el adentro son dos caras de la misma política,
como en una moneda

297
29 de diciembre del 2001

El Argentinazo:
Lecciones positivas de la acción directa
de masas

James Petras

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

El Argentinazo es el cuarto y mayor alzamiento popular contra la dominación


autoritaria neoliberal y la impunidad política. En 1982 el pueblo y los soldados se
levantaron para denunciar a los militares después del desastre de las Malvinas. El
resultado fue el enjuiciamiento de los generales genocidas. La segunda gran
movilización fue contra la amenaza de un golpe militar por Seyneldin - que obstruyó
efectivamente el camino al resurgimiento de los militares. La tercera acción directa de
masas fue la lucha en las calles y la expropiación de alimentos en los supermercados
de 1989, que derribó al régimen de Alfonsín.
El Argentinazo del 20 de diciembre tuvo éxito al derribar el régimen de De la Rúa y
Caballo y al lograr el repudio temporal de la deuda externa.
Las históricas lecciones de estas cuatro acciones directas de masas son claras.
Ninguna de ellas fue dirigida u organizada por los sindicatos oficiales o por los
partidos de "izquierda." Todas tuvieron éxito donde las rituales huelgas generales
oficiales, las protestas parlamentarias y las negociaciones de la elite habían fracasado.
El Argentinazo fue el levantamiento popular más prolongado (5 días) y amplio
(nacional) en la historia argentina, y fue el más exitoso en términos del poder político y
de los cambios en la agenda gubernamental y política. En comparación, las tres
centrales sindicales con sus negociaciones inefectivas y huelgas esporádicas y por
sectores, no tuvieron impacto alguno en la política y los gobiernos durante los dos
años pasados. Los partidos de izquierda eligieron a diputados impotentes en un
Congreso impotente.
Los movimientos de trabajadores desocupados y su acción directa con cortes de rutas
fueron el "ensayo general" para el Argentinazo. Suministraron la experiencia y el
espíritu de acción directa que detonó el Argentinazo. Piqueteros y Argentinazo son
sinónimos de acciones de masas exitosas.
Hay otra lección del pasado: después de cada levantamiento exitoso, cuando al
consolidarse en el poder, un nuevo régimen pasaba a revocar las concesiones hechas.
Alfonsín firmó la ley de punto final, Menem profundizó la agenda neoliberal. El
Argentinazo es un poderoso ejemplo del poder de la acción directa de masas. Para
extender y profundizar los cambios iniciales, los activistas del 20 de diciembre deben
organizarse para avanzar más allá de las promesas de Saá y crear un gobierno
alternativo de poder popular.

298
8 de enero de 2002

La recolonización y la "necesidad
de un nuevo imperialismo"

James Petras
Alcaabajo

La expresión generalmente repetida, "después del 11 de septiembre de 2001, el


mundo ha cambiado," ha recibido muchos significados diferentes. El sentido más
frecuente, explícitamente indicado por Washington, repetido por la Unión Europea, y
amplificado por los medios de masas es que, como resultado del 11 de septiembre, se
abrió una era enteramente nueva, un nuevo "período histórico" en el que se
"establecieron" una nueva serie de prioridades, de relaciones de alianzas y políticas.
La perspectiva de Washington de periodicizar una nueva era histórica desde el 11 de
septiembre refleja, sin embargo, sus propias pérdidas y vulnerabilidades. Desde la
perspectiva del Tercer Mundo (y tal vez más allá) la "nueva era*" comienza el 7 de
octubre de 2001, la fecha de la masiva intervención y bombardeo de área de
Afganistán por EE.UU. El 7 de octubre es importante porque señala el comienzo de
una importante ofensiva mundial contra los adversarios de EE.UU. bajo definiciones
muy elásticas y amplias de "terrorismo," "refugios de terroristas," y "simpatizantes de
terroristas". Marca claramente una nueva ofensiva militar contra los oponentes y
competidores del poder imperial de EE.UU., incluyendo a la disensión interior.
Es importante comprender el significado dela expresión "nueva época" porque gran
parte de lo que está sucediendo no es nuevo, sino más bien la continuación y la
profundización de la continua agresión militar imperial que precedió al 11 de
septiembre y al 7 de octubre. Igualmente, las luchas de liberación popular en muchas
partes del mundo continúan sin disminución, a pesar del 11 de septiembre y del 7 de
octubre, a pesar de algunos cambios significativos en su contexto.
En breve, aunque el 11 de septiembre y el 7 de octubre son eventos importantes,
queda por ver si los acontecimientos que siguieron después de esas fechas marcan un
nuevo período histórico desde el punto de vista cualitativo.
Yo diría que es más útil analizar la interrelación entre los acontecimientos y los
procesos históricos antes del 7 de octubre y después, a fin de separar lo que es nuevo
y significativo de lo que es efímero o establecido.
Algunos factores significativos establecen los parámetros y el contenido para nuestra
discusión. El primero es el debilitamiento relativo del poder político y económico de
EE.UU. durante todos los años 90 en áreas clave del mundo, particularmente en la
región del Oriente Medio y del Golfo, de América Latina, Asia, y Europa, junto con un
aumento de la influencia de EE.UU. en los estados balcánicos menos importantes de
Kosovo, Macedonia y Serbia.
El segundo factor es la vasta expansión de los intereses económicos de EE.UU. a
través de sus corporaciones y bancos multinacionales en el Tercer Mundo, y el
debilitamiento gradual de los regímenes clientes que apoyan esa expansión.
Evidentemente, las instituciones financieras internacionales (IFIs) tales como el Banco
Mundial (BM), y el Fondo Monetario Internacional (FMI), habían agotado hasta tal
punto la riqueza de las economías locales con sus políticas de ajuste estructural, las
doctrinas de libre comercio y las exigencias de privatización, que los estados clientes
se estaban fragmentando y debilitando y se veían plagados por elites corruptas del
sector privado y políticos que saqueaban el tesoro nacional. El debilitamiento de la
"estructura de control" imperial significó que la dependencia tradicional casi exclusiva
de las IFIs para la extracción del superávit se estaba volviendo inadecuada. La
disminución del control imperial "indirecto" de los estados empobrecidos y devastados

299
del Tercer Mundo, requería un "nuevo imperialismo," según el periodista del Financial
Times, Martín Wolf, (FT, 10 de octubre de 2001, p. 13.) En pocas palabras, las bombas
y los infantes de marina, complementaron a los funcionarios del FMI y de a los
programas de ajuste estructural en la "reestructuración" de las economías y
asegurando la subordinación de los estados del Tercer Mundo. Como dice Wolf: "Para
enfrentar el reto del estado fracasado [saqueado y consumido] lo que se precisa no son
piadosas aspiraciones sino una fuerza coercitiva honesta y organizada." En otras
palabras, guerras imperiales como en Afganistán, Yugoslavia, etc., deben ser
acompañadas por nuevas conquistas imperialistas -la recolonización es el "nuevo
imperialismo," un proceso que ya está en camino en el espacio aéreo, terrestre y
marítimo de América Latina.
Desde el fin de la guerra del Golfo y la presidencia de Bush (padre) al 7 de octubre de
2001, EE.UU. venció en conflictos militares en los Balcanes y en América Central,
(regiones periféricas), y sufrió una seria pérdida de influencia en regiones estratégicas.
De manera similar, la economía de EE.UU. pasó por un mini-boom especulativo entre
1995 y 1999 y luego sufrió una creciente recesión al entrar en el nuevo milenio. La
combinación de las victorias periféricas y de la burbuja especulativa ocultó la
creciente debilidad estructural.
Las pérdidas en la influencia estadounidense pueden ser brevemente resumidas. En
el Oriente Medio, la estrategia de EE.UU. de derrocar o aislar al gobierno iraní y al
régimen iraquí de Sadam Husein fue un fracaso total. Esos regímenes no sólo
sobrevivieron, sino que rompieron efectivamente el boicot estadounidense. Las
sanciones de EE.UU. contra Irán fueron rotas, de facto, por la mayor parte de los
"aliados" de EE.UU., incluyendo a Japón, la UE, los estados árabes, etc. Irán fue
aceptado entre los países de la OPEC revitalizada y firmó acuerdos de energía nuclear
con Rusia y contratos petroleros con Japón. Irán firmó acuerdos de inversiones y
comercio con todos los principales países con la excepción de EE.UU. e incluso tres
CMNs estadounidenses, trabajando a través de terceras partes, se involucraron en el
comercio iraní.
Irak fue reintegrado a la OPEC, fue aceptado como miembro en las reuniones de los
estados del Golfo, en las cumbres árabes y en las conferencias islámicas
internacionales. Irak vendió millones de barriles "clandestinos" de petróleo a través de
Turquía y Siria, claramente con conocimiento de los "regímenes de tránsito" y de los
consumidores europeos occidentales.
La insurrección palestina y el apoyo unánime que recibió de los regímenes árabes
(incluyendo los clientes de EE.UU.) aislaron a EE.UU. que permaneció estrechamente
ligado al estado israelí. En África del Norte, Libia desarrolló fuertes lazos económicos
con la UE y sus compañías petroleras, particularmente con Italia y estableció
relaciones diplomáticas con numerosos países de la OTAN.
Por lo tanto, tres países productores de petróleo, identificados como objetivos
importantes de la política de EE.UU., aumentaron su influencia y sus lazos con el
resto del mundo, debilitando así el dominio de EE.UU. sobre la región, después de la
guerra del Golfo. Evidentemente, el "Nuevo Orden Mundial" de Bush padre se
encontraba en ruinas, reducido a mini-feudos, en el patio trasero, en las provincias
albanesas en los Balcanes, infectadas por la mafia.
Otro signo importante de la disminución del poder de EE.UU. se mostraba en el
masivo aumento de los superávit comerciales acumulados a costa de EE.UU. en Asia y
en la UE. En el año 2000, EE.UU. llegó a un déficit comercial de 450 mil millones de
dólares. Los 350 millones de consumidores de Europa Occidental compraron
crecientemente bienes producidos en Europa -más de 2/3 del comercio de la UE fue
intereuropeo. En América Latina, las CMNs europeas, particularmente las españolas,
derrotaron a sus competidores estadounidenses en la adquisición de lucrativas
empresas privatizadas.
Políticamente, sobre todo en América Latina, la dominación de EE.UU. estaba siendo
puesta severamente a prueba por los formidables movimientos de guerrilla en

300
Colombia, por el presidente de Venezuela, Chávez, y por los movimientos de masas en
Ecuador, Brasil, y otros sitios. El colapso de la economía argentina, las crisis
económicas generales en el resto del continente y la significativa pérdida de
legitimidad de los regímenes clientes de EE.UU., fueron otros indicadores del
debilitamiento del poder de EE.UU. en sus provincias neocolonizadas.
El fuerte crecimiento del "movimiento contra la globalización," particularmente de sus
sectores "anticapitalistas" en toda Europa Occidental, América del Norte y otras
partes, desafió el poder de Washington en la imposición de nuevas reglas favorables al
imperio para las inversiones y el comercio.
Confrontado con la disminución de su influencia en regiones estratégicas, una
creciente crisis económica interior, el fin de la burbuja especulativa (tecnología de la
información, biotecnología, fibras ópticas), Washington decidió comenzar a militarizar
su política exterior (mediante el Plan Colombia) y a buscar agresivamente ventajas
comparativas a través de decisiones unilaterales: la abrogación de tratados (el acuerdo
anti-misiles ABM con Rusia, el Acuerdo de Kyoto, el Tribunal Internacional de
Derechos Humanos, y los acuerdos contra la guerra biológica y contra el uso de minas
terrestres, etc.) La acción unilateral fue considerada una manera de invertir el
debilitamiento relativo, combinando la acción militar regional y la presión económica.
Para contrarrestar la disminución de la influencia de EE.UU. en América Latina y
aumentar su control, Washington impulsó el Acuerdo de Libre Comercio de las
Américas (ALCA) para limitar la competencia europea y aumentar la dominación
estadounidense. Sin embargo, encontró una oposición considerable en cuatro de los
países clave de la región: Brasil, Venezuela, Colombia y Argentina.
El 11 de septiembre, (que se agregó al ataque contra el acorazado Cole en Yemen, a
los ataques contra las embajadas en Kenia y Tanzania y a los intentos anteriores de
destruir el World Trade Center) fue otra señal del debilitamiento relativo del poder de
EE.UU., esta vez de la incapacidad de Washington de defender los centros del poder
financiero y militar dentro del imperio.
El 11 de septiembre no es una fecha significativa. No lo es porque continuó marcando
la disminución relativa de la influencia de EE.UU. Lo es porque se convierte en el
momento crucial para una importante contraofensiva para invertir el debilitamiento y
reconstruir un "Nuevo Orden Mundial" centrado en EE.UU.

301
22 de enero del 2002

Israel y Estados Unidos, una relación única

James Petras
CSCAweb/Rebelión

Las relaciones entre EE.UU e Israel han sido descritas de distintas maneras. Los
políticos se refieren a Israel como el mejor aliado de EE.UU en Oriente Medio, si no en
el mundo. Otros lo consideran un aliado estratégico. Algunos piensa que Israel y
EE.UU comparten valores democráticos comunes en la guerra contra el terrorismo.
Dentro de la izquierda, los críticos consideran a Israel una herramienta del
imperialismo norteamericano para minar el nacionalismo árabe, un baluarte contra el
terrorismo fundamentalista islámico. Unos pocos escritores señalan el "exceso de
influencia" que el gobierno israelí ejerce en la política del gobierno norteamericano a
través de los poderosos lobbies y personalidades judíos en los círculos mediáticos,
financieros y políticos.
Aun cuando haya algo de verdad en lo anterior, existe un aspecto único en esta
relación entre una potencia imperial como EE.UU y una potencia regional como Israel.
A diferencia de la relación de Washington con la Unión Europea (UE), Japón y
Oceanía, Israel es quien presiona y obtiene vastas transferencias de recursos
financieros (2,8 mil millones de dólares al año; 84 mil millones en 30 años). Israel
obtiene transferencias de los más modernos armamento y tecnología, acceso sin
restricciones a los mercados de EE.UU, libre acceso de emigrantes, el compromiso de
apoyo incondicional de EE.UU en caso de guerra y represión del pueblo palestino
colonizado, y la garantía del voto de EE.UU en contra de cualquier resolución de
Naciones Unidas.
Desde el punto de vista de las relaciones entre Estados, la potencia menor regional es
la que arranca un tributo al Imperio, un resultado aparentemente único o paradójico.
La explicación de esta paradoja se encuentra en el poderoso e influyente papel de los
judíos proisraelíes en sectores estratégicos de la economía norteamericana, partidos
políticos, el Congreso y el poder Ejecutivo. El equivalente más próximo con imperios
del pasado es el de los influyentes colonizadores blancos de las colonias, que por
medio de sus vínculos en el extranjero fueron capaces de obtener subsidios y
relaciones comerciales especiales.
Los "colonos" israelíes en EE.UU han invertido y donado miles de millones de dólares a
Israel, en algunos casos desviando fondos de las cuotas de los sindicatos de
trabajadores con bajos sueldos para comprar bonos israelíes empleados para financiar
nuevos asentamientos coloniales en los territorios ocupados. En otros casos, el Estado
de Israel ha protegido a judíos fugitivos de la justicia norteamericana, especialmente a
riquísimos estafadores como Mark Rich, e incluso a gángsteres y asesinos. Las
ocasionales demandas oficiales de extradición por parte de la justicia norteamericana
han sido deliberadamente ignoradas.
El imperio colonizado se ha desvivido por ocultar su sumisión ciega a su supuesto
aliado, pero poder hegemónico de hecho.
La relación entre EE.UU e Israel es la primera de la historia contemporánea en la que
el país imperial encubre un importante ataque militar deliberado de un supuesto
aliado. En 1967 el U.S. Liberty, un barco de comunicaciones y de reconocimiento, fue
bombardeado y destruido durante casi una hora por aviones de combate israelíes en
aguas internacionales, lo que provocó cientos de muertos y heridos entre los
marineros y oficiales [1]. Mensajes por radio israelíes interceptados así como el hecho
se que se mostrara muy claramente la bandera norteamericana demuestran que fue
un acto deliberado de agresión. Washington actuó como habría actuado cualquier
dirigente del tercer mundo ante un embarazoso ataque a su hegemonía: silenció a sus

302
oficiales de marina que habían sido testigos del ataque y aceptó discretamente una
compensación y una disculpa formal. Aparte del hecho de que esto fuera una acción
sin precedentes en las relaciones militares y diplomáticas de EE.UU con cualquier
aliado, no se conoce ningún caso de un país imperial que encubra un ataque de un
aliado regional. Muy al contrario, a circunstancias similares han seguido respuestas
diplomáticas y militares belicosas.
En ningún caso se puede explicar esta aparente anomalía por medio de la debilidad
militar o la ineficacia diplomática: el armamento de Washington es claramente
superior y sus diplomáticos son capaces de elevar una enérgica protesta ante aliados
o adversarios cuando existe voluntad política. El lobby judío- norteamericano, los
congresistas, los medios y los magnates de Wall Street estratégicamente situados en el
sistema político económico de EE.UU, garantizaron que el Presidente Johnson actuara
dócilmente [2]. Ni fueron necesarias presiones directas porque un liderazgo político
hegemónico actúa, aparentemente, según sus propias creencias una vez aprendidas la
reglas del juego político. La relación entre EE.UU e Israel es una relación única, que ni
siquiera un ataque militar no provocado puede poner en cuestión. Como todos los
poderes hegemónicos, Washington amenazó a los testigos de la marina
norteamericana con un juicio militar si hablaban mientras que mimaban a sus
agresores en Tel Aviv.
Otro ejemplo de la asimétrica relación se encuentra en uno de los principales casos de
espionaje durante la Guerra Fría que implicó a un agente israelí, Jonathan Pollard, y
al Pentágono. Pollard robó y copió durante varios años bolsas llenas de documentos
reservados sobre el servicio de inteligencia norteamericano, la contrainteligencia,
planes estratégicos y armamento militar, y los puso en manos israelíes. Fue el caso de
espionaje más importante llevado a cabo contra EE.UU por cualquier aliado en la
historia reciente. Pollard y su mujer fueron declarados culpables. El gobierno
norteamericano protestó en privado al israelí. Los israelíes, por su parte, organizaron
por medio de sus aliados judío-norteamericanos un lobby para hacer propaganda a su
favor. Finalmente, todos los principales dirigentes israelíes e integrantes de los lobbies
judío-norteamericanos hicieron campaña a favor de su amnistia y estuvieron a punto
de lograrlo con el presidente Clinton.
La desigual relación se hace claramente patente en el caso de un importante fugitivo
de la justicia, Mark Rich. Financiero y comerciante, el tribunal federal norteamericano
lo condenó por diversos casos de clientes estafados y timados. Huyó a Suiza y
posteriormente obtuvo el pasaporte y la ciudadanía israelí al invertir fuertes
cantidades de su mal adquirida fortuna en industrias y obras benéficas israelíes. A
pesar de la gravedad de su delito, Rich se codeó con los principales líderes en Israel y
con su elite económica. En el año 2000 el primer ministro israelí y numerosas
personalidades judías pro-israelíes, incluyendo a la ex-esposa de Rich, convencieron a
Clinton de que lo amnistiara. Mientras se alzaban protestas por la relación entre la
amnistia de Rich y la contribución de más de 100.000 dólares realizada por su esposa
al Partido Demócrata, la subyacente relación de subordinación a la influencia israelí y
al poder del lobby israelí en EE.UU se hacía claramente más importante. Vale la pena
señalar que es extraordinariamente poco frecuente que un presidente de EE.UU
consulte a un gobernante extranjero (como hizo Clinton con Barak) en relación a un
estafador convicto. No tiene precedentes el perdonar a un acusado fugitivo de la
justicia y que nunca cumplió condena.
El poder de Israel se manifiesta en los numerosos peregrinajes anuales que
influyentes políticos norteamericanos hacen a Israel para declarar su lealtad al Estado
israelí, incluso durante periodos de represión intensiva de los rebeldes. Por el
contrario, los sátrapas norteamericanos del mini-imperio israelí aplaudieron la
invasión del Líbano por parte del Estado judío, su sangrienta represión de la primera y
segunda Intifada y se opusieron a cualquier mediación internacional para prevenir
más masacres israelíes, sacrificando así cualquier credibilidad en la ONU.
En las votaciones en la ONU, incluso en el Consejo de Seguridad, a pesar de la

303
abrumadora evidencia de violaciones de los derechos humanos presentada por los
aliados de la UE, Washington ha trabajado duro al servicio de su hegemonía.
Sacrificando su credibilidad internacional y distanciándose deliberadamente de otras
150 naciones, Washington calificó las críticas al racismo israelí de antisemitismo. Esto
no constituye el punto culminante del servilismo de Washington ante Israel.
El caso más reciente y quizá más importante del servilismo de Washington sucedió en
los meses anteriores y posteriores al ataque del 11 de septiembre al World Trade
Center y al Pentágono. El 12 de diciembre de 2001, los informativos de la Fox supieron
por fuentes del servicio de inteligencia de EE.UU e investigadores federales que desde
el 11 de septiembre habían sido detenidos 60 israelíes implicados en una campaña
mantenida durante largo tiempo para espiar a funcionarios del gobierno
norteamericano. Muchos de estos detenidos son agentes israelíes activos, militares o
de la inteligencia. Fueron arrestados según la Ley Patriótica antiterrorista. Muchos
fueron descubiertos en el detector de mentiras al responder a preguntas relativas a
actividades de vigilancia contra y en EE.UU. Aún más grave, investigadores federales
creen con razón que los agentes israelíes habían recopilado previamente
informaciones acerca de los atentados del 11 de septiembre y que no informaron a su
aliado de Washington. El grado de implicación de Israel en los hechos del 11 de
septiembre es un secreto celosamente guardado. Un importante investigador federal
dijo a los informativos de la Fox que existen "conexiones". Cuando se le pidió que diera
detalles, el investigador federal se negó: "las pruebas que vinculan a estos israelíes
con el 11 de septiembre están clasificadas. No puedo hablarles de las pruebas que se
han reunido. Es información clasificada".
Nada como este caso de espionaje israelí ejemplifica el poder que Israel tiene sobre
Washington. Incluso en el caso del peor bombardeo en la historia de EE.UU
Washington suprime pruebas reunidas federalmente que vinculan a conocidos espías
israelíes con posibles evidencias de un conocimiento previo. Es evidente que estas
pruebas pueden plantear preguntas acerca de los vínculos y lazos entre elites políticas
y económicas así como minar las relaciones estratégicas en Oriente Medio. Lo que es
más importante, puede enfrentar a la Administración Bush con el lobby judío
norteamericano y su poderosa red formal e informal en los medios, las fianzas y el
gobierno. Los informativos de la Fox obtuvieron numerosos documentos clasificados
de investigadores federales, probablemente frustrados por el encubrimiento del
espionaje israelí por parte de dirigentes políticos en Washington. Estos documentos
revelan que incluso antes del 11 de septiembre, al menos otros 140 israelíes habían
sido detenidos o arrestados en una investigación secreta sobre el espionaje israelí, a
gran escala y durante muchos años, en EE.UU. Ninguno de los principales medios
escritos o electrónicos informó de estas detenciones. Ni el presidente ni ninguna de las
principales figuras del Congreso habló acerca de los continuos y persistentes
esfuerzos de Israel por obtener datos militares y de inteligencia claves de EE.UU.
Los documentos clasificados detallan "cientos de incidentes en ciudades y pueblos por
todo el país", que los investigadores aseguran que pueden ser una creciente actividad
de la inteligencia israelí organizada. Según los documentos federales citados por los
informativos de la Fox, los agentes israelíes seleccionaron y penetraron en bases
militares, en la DEA [Agencia contra la droga], en el FBI y en docenas de centros
gubernamentales e incluso en oficinas secretas y domicilios particulares (no incluidos
en ninguna guía) de personal de los departamentos de justicia e inteligencia. El
documento de la General Accounting Office [Oficina General de Cuentas] -una sección
de investigación de Congreso norteamericano- se refiere a Israel como "País A" y
afirma que "el gobierno del País A lleva a cabo la más agresiva operación de espionaje
contra EE.UU de todos los países aliados de EE.UU". Un informe de la Inteligencia de
Defensa afirma que Israel tiene una "voraz apetito de información... Recopila
agresivamente tecnología militar e industrial, y EE.UU es su principal prioridad".
El Informe de los informativos de la Fox escrito por Carl Cameron apareció en Internet
un día (el 12 de diciembre de 2001) y luego desapareció; no hubo continuación.

304
Ninguno de los demás medios aprovechó este importante informe sobre espionaje. Es
indudable que la poderosa influencia proisraelí sobre los medios tuvo que ver con ello.
Más significativamente que la "presión" directa, la hegemonía israelí "persuade",
"intimida" a los medios y a los dirigentes políticos para que actúen con la mayor
discreción restringiendo la información sobre apropiación israelí de información
estratégica.
Mientras que la red de agentes israelíes a veces es objeto de arrestos, interrogatorios y
expulsiones, el Estado israelí y sus ministros en activo nunca son condenados
públicamente, ni hay nunca respuesta oficial alguna como la simbólica retirada
temporal del embajador norteamericano.
El paralelismo más cercano con el comportamiento estadounidense respecto a los
espías israelíes es la respuesta de los países pobres y dependientes del Tercer Mundo
ante casos de espionaje norteamericano. En este contexto, los dóciles gobernantes
piden discretamente al embajador que refrene a algunos de los más agresivos agentes.

Una pregunta no respondida: el 11 de septiembre y los israelies


Después del 11 de septiembre, por todo el Oriente árabe circularon rumores de que el
bombardeo había sido una conspiración israelí para incitar a Washington a atacar a
sus adversarios árabe-musulmanes. Estas noticias y sus autores sólo proporcionaron
pruebas circunstanciales, a saber, que la campaña antiterrorista de Bush legitimaba
la represión "antiterrorista" de los palestinos por parte de Sharon. Las noticias que
implicaban a Israel fueron completamente descartadas por todos los medios y
dirigentes políticos adeptos. Los investigadores federales norteamericanos revelan
ahora que Israel pudo haber tenido noticias del ataque antes de que éste ocurriera y
no informar de ello.
Esto plantea la cuestión de la relación entre terroristas árabes y los servicios de
información israelíes. ¿Penetraron los israelíes en el grupo u obtuvieron información
acerca de ellos? La información confidencial de los investigadores federales podría
posiblemente clarificar estas vitales cuestiones. Pero, ¿se hará alguna vez pública esta
información confidencial? Lo más probable es que no, por la sencilla razón de que
pondría de manifiesto, por medio de esos agentes secretos, la influencia israelí en
EE.UU y, más importante, de sus poderosos lobbies en el extranjero y de sus aliados
en el gobierno y las finanzas. La ausencia de cualquier declaración pública
concerniente al posible conocimiento israelí de los hechos del 11 de septiembre es
muestra de la vasta, omnipresente y agresiva naturaleza de sus poderosos defensores
en la diáspora. Dada la enorme importancia económica y política que los medios han
otorgado al 11 de septiembre, y los aplastantes poderes, fondos e instituciones
creados en torno a la cuestión de la seguridad nacional, es sorprendente que no se
haya mencionado a las redes de espionaje israelí que operan en las más delicadas
esferas del antiterrorismo norteamericano.
Por supuesto, esto no es sorprendente si comprendemos correctamente la "relación
única" entre el imperio norteamericano e Israel, una potencia regional.

Cuestiones teóricas
La relación entre EE.UU, una potencia global imperial, e Israel, una potencia regional,
nos proporciona un modelo único de relaciones interestatales. En este caso, la
potencia regional arranca un tributo (2,8 mil millones de dólares en contribuciones
directas del Congreso norteamericano), libre acceso a los mercados norteamericanos,
protección en el extranjero a delincuentes judíos ante procesos judiciales o posible
extradición a EE.UU mientras estén implicados en espionaje persistente y blanqueo de
dinero. Además, Israel establece límites de la política de EE.UU en Oriente Medio en
foros internacionales. La hegemónica posición israelí ha perdurado tanto bajo la

305
presidencia republicana como bajo la demócrata, durante casi medio siglo. En otras
palabras, es una relación historicamente estructural, que no se basa ni en
personalidades ni en configuraciones transitorias de política de partido.
Diversas hipótesis emergen del estudio de esta realción única.
La primera proviene del hecho de que el Estado territorial israelí tiene poco poder de
persuasión, alcance económico o influencia militar, en comparación con las
principales potencias (Europa y EE.UU). El poder de Israel se basa en la diáspora, las
muy bien estructuradas y política y económicamente poderosas redes judías que tiene
acceso directo e indirecto a centros de poder y de propaganda en el más poderoso país
imperial del mundo. El tributo es extraido por medio de la influencia de esos
"colonialistas internos" que operan en el nivel de los fabricantes de opinión en los
medios y vía el Congreso y la presidencia. Cerca del 50% de los fondos del Partido
Demócrata procede de judíos proisraelíes. Por cada dólar gastado por las redes judías
para influenciar el voto, el Estado de Israel recibe 50 en ayudas para financiar la
construcción y el armamento de los asentamientos coloniales en los Territorios
Ocupados, incluyendo piscinas, jardineros rumanos y doncellas filipinas.
Por medio de las redes en el extranjero, el Estado israelí puede intervenir
directamente y establecer los parámetros de la ayuda exterior norteamericana en
Oriente Medio.
Las redes en el extranjero desempeñan un papel principal en perfilar el debate interno
sobre a la política norteamericana respecto a Israel. La propaganda que asocia la
represión israelí de los palestinos a una respuesta justificada de las víctimas del
Holocausto ha sido repetida y divulgada por todos los medios. Desde las cumbres de
los medios a las salas de juntas de los abogados y las salas de espera de los médicos
los que apoyan la red tildan agresivamente de antisemita a cualquier voz crítica. Por
medio de la intimidación a nivel local y de maliciosas intromisiones en las distintas
profesiones, los fanáticos defienden la política israelí y a sus dirigentes, aportan
dinero, organizan a los votantes y se infiltran en los despachos. Una vez ahí sintonizan
con las necesidades de la política israelí.
El fenómeno de expatriados extranjeros que tratan de influir en una potencia imperial
no es exclusivamente judío. Pero en ningún otro caso tiene conexiones dirigidas a
establecer una relación hegemónica duradera: EE.UU, imperio colonizado por un
poder regional, paga tributo a Israel y está sometido a las anteojeras ideológicas de
estos colonos extranjeros.
Muchas preguntas permanecen sin respuesta mientras el Imperio prosigue
agresivamente su expansión militar y las voces internas de la represión reducen los
términos del debate público.

Conclusión
Al tiempo que estos colonos extiende su influencia por las esferas política e
intelectual, se sienten mas seguros reafirmando la superioridad israelí sobre EE.UU,
especialmente en los ámbitos de la coacción política y la guerra. Se jactan
descaradamente de la superioridad del sistema de seguridad israelí, de sus métodos
de interrogatorio, incluyendo sus técnicas de tortura, y piden que EE.UU siga la
agenda de guerra Israel en Oriente Medio.
Seymour Hersch insta al FBI y a la Agencia de Inteligencia norteamericanos para que
siga la práctica de la policía secreta israelí de usar o amenazar con tortura a los
familiares, padres incluidos, de los sospechosos de terrorismo. Richard Perle, que
tiene una gran influencia en el Departamento de Defensa de Rumsfeld, aboga por la
táctica israelí de bombardeos ofensivos a los adversarios. "En 1981 los israelíes se
enfrentaron a una decisión urgente: ¿debían permitir que Sadam Husein abasteciera
de combustible a un reactor nuclear construido por Francia cerca de Bagdad, o
destruirlo? Los israelíes decidieron atacar preventivamente. Todo lo que sabemos (sic)
acerca de Sadam Hussein obliga (sic) al presidente Bush a tomar una decisión similar:
emprender una acción preventiva o esperar, posiblemente hasta que sea demasiado

306
tarde" [3].
Otro prominente colono, el senador Joseph Lieberman, hizo un llamamiento para que
EE.UU bombardeara Siria, Iraq e Irán tras el 11 de septiembre, haciéndose eco del
consejo del primer ministro Sharon al presidente Bush. Alan Dershowitz, profesor de
derecho en Harvard, refrendó públicamente la represiva legislación en EE.UU, cuyo
modelo era el sistema israelí de detención ilimitada de palestinos.
Los colonos subordinan la política norteamericana a las necesidades de la política
exterior israelí, independientemente de las circunstancias y de los extremos a los que
les empuja la política colonial israelí. Además, como representantes del poder
hegemónico en EE.UU, tratan incluso de controlar a bajo nivel las medidas de
seguridad -tortura en los interrogatorios- al tiempo que se convierten en vociferantes
defensores de una guerra generalizada en Oriente Medio. Los colonos han influido con
éxito en el gobierno de EE.UU para que bloquee cualquier iniciativa de la UE respecto
a una mediación internacional, al tiempo que EE.UU auspiciaba el Plan Mitchell, que
recomendaba observadores de paz. En resumen, a pesar de sus intranscendentes y
puntuales críticas a los excesos de Israel, EE.UU no sólo ha sido un defensor
incondicional de Israel, sino que ha hecho lo mismo, en el contexto de la sangrienta y
prolongada represión y ocupación de los territorios palestinos, de las que Washington
es cómplice. La hegemonía israelí sobre EE.UU a través de sus colonos es un arma
formidable para neutralizar a los aliados de EE.UU de la OTAN, a los vasayos
petroleros árabes, a la vasta mayoría de la Asamblea General de la ONU e incluso a su
propio público en determinados asuntos de Oriente Medio.
Más peligrosa todavía es la paranoia irracional que los colonos transfieren de la
política israelí a EE.UU. Todos los árabes son sospechosos. Se debe a amenazar a los
adversarios de Oriente Medio, si no bombardearlos. Se deben establecer tribunales
militares secretos y la justicia sumaria para los sospechosos de terrorismo. Los medios
están especialmente puestos a punto para recoger el síndrome de paranoia israelí:
magnificando cada amenaza, mostrando la resolución y eficiencia israelí contra los
terroristas árabes. El estilo paranoico de la política ha conducido a los ataques
israelíes a países árabes en Oriente Medio, al espionaje en EE.UU, a la compra ilegal
de armas nucleares en EE.UU y a una violencia sin tregua contra los palestinos y los
libaneses. El peligro es que la asimilación del estilo paranoico por parte de EE.UU
tiene enormes consecuencias, no sólo para Oriente Medio, sino para el resto del
mundo y para las libertades democráticas en EE.UU.
Lo que los intelectuales colonos y otros publicistas israelíes olvidan mencionar es que
la política de seguridad israelí es un completo desastre: estaciones de autobús,
centros comerciales, hoteles de cinco estrellas, pizzerías y todas sus fronteras han
sido atacados, y cientos de ciudadanos israelíes han sido asesinados o heridos. Miles
de israelíes cultos huyen del país precisamente a causa de la inseguridad y de la
proximidad de la violencia que ni el Shin Ben, ni el ejército, ni los colonos de los
asentamientos son capaces de impedir.
Ciegos ante los fallos de la seguridad israelí, los colonos insisten en crear condiciones
para la represión interna y la guerra externa. Dado su influyente papel en los medios,
su importancia en las páginas de opinión y en los editoriales de los más prestigiosos
periódicos, el mensaje de los colonos llega mucho más allá de su limitado número y de
su mediocridad intelectual. Posición y dinero pueden compensar sus patologías
sicológicas y políticas así como anular cualquier escrúpulo acerca de lealtades dobles.

1. James Bamford, Body of secrets. Doubleday: New York, 2001. pp.: 187-239.
2. Muchos judíos no están de acuerdo con aspectos particulares de la política israelí y
no aprueban el incondicional apoyo del lobby judío-norteamericano a Israel. Pero sus
voces no se escuchan y en la mayoría de los casos tienen escasa o nula influencia en

307
la política, los medios y la economía.
3. New York Times, 28 de diciembre de 2001, pág. 19.

308
2 de febrero de 2002

Un Escritor de un Talento Excepcional

James Petras
Traducido para Rebelión por Jorge Capelán

Desde temprano, Biperdhar Sukumar estuvo resentido de todo y de todos los que le
rodeaban: Cuando al hijo de Mukarjee, Ravi, le dieron una bicicleta nuevecita, se dijo
a sí mismo que era porque su padre que era comerciante, engañaba a los clientes
sacando ventaja de los cañeros ignorantes. Cuando al cabo de tanto porfiar logró que
su padre le comprara una bicicleta, anduvo por las calles y los caminos disfrutando
del espectáculo de las anchas hojas de tuna, ignorando a los cargadores descalzos con
pesadas cargas de caña cortada. Su padre le hablaba de su abuelo, un brahmán, un
hombre de espíritu y dignidad, que llegó como sirviente contratado, como jornalero,
pero un hombre de vasta profundidad espiritual. B.S., como llegó a llamarse más
tarde a sí mismo, era bajo y rechoncho, y él también se imaginaba la gran profundidad
espiritual de la India, su maravilloso pasado ancestral. Despreciaba a los ágiles
africanos y a los atléticos Hindúes que palo en mano competían en los partidos de
cricket. "Lo que les falta de cerebro lo reponen con músculo, hasta entre medio de las
orejas," éste fue uno de los primeros aforismos de B.S. Él era un comentarista social
lúcido, cuyo conocimiento de primera mano del Caribe más tarde le sería
recompensado en su segundo hogar, Inglaterra. Su primer hogar era la India, nació en
Trinidad por un malentendido.
Desde muy temprano, B.S. demostró una habilidad inconfundible en manipular el
color de su piel y su origen nacional para congraciarse con sus maestros de escuela
británicos. En la clase era el primero en levantarse y con un canto a toda voz de 'God
Save the Queen' [Dios Salve a la Reina] para el placer de sus maestros y la ira de sus
compañeros de clase. Valientemente resistía los impactos de misiles de papel
masticado que rebotaban sobre sus orejas extendidas. Era el más estudioso de todos
los estudiosos entre los alumnos, y no sólo de Sheakespeare, Swift y los victorianos:
también consumía y regurgitaba los prejuicios raciales y clasistas de sus autores
británicos preferidos. Compartía la fe colonial en el efecto terapéutico del 'deporte'
para los revoltosos políticos con demasiadas hormonas del África y de la India
(Oriental); pero no para sí mismo. Su única queja de la escuela fue la hora de ejercicio
obligatorio; desde pequeño tuvo problemas para alcanzar con los brazos los dedos de
los pies. Le encantaba alabar a sus profesores en base a redacciones y una estudiada
imitación del estilo literario de Dickens y otros victorianos. Uno de sus maestros,
entrenado en Gran Bretaña, encontró bochornosos ese acogimiento chillón a los
valores de los amos coloniales, y sus demostraciones públicas de civilidad y peculiar
vida rural chapada a la antigua. Animó a B.S. ser más selectivo, que mucha de esa
civilidad exterior y esas muestras de comportamiento cortés enmascaraban
superficialidades y actos brutales. Pero B.S. ni se conmovía: cualesquiera fuesen los
errores que pudiesen ser atribuibles a la clase media británica, eran más que
compensados por su decencia en lo fundamental. Eran el ejemplo de un pueblo
civilizado, algo que a la Isla le faltaba.
Su infancia fue una de aislamiento, en parte autoimpuesto por su sentido de
superioridad, un batallador brahmán caribeño. La mayoría de los afrocaribeños lo
ignoraban por sus raros amaneramientos, mientras que los hijos de los cortadores de
caña hindúes se reían de él por sus aires de superioridad. Más tarde logró vengarse de
todos ellos: tomó todas sus habilidades de aprendizaje básico de las escuelas de la Isla
y luego acreditó a Inglaterra y a su incomprendida y mítica India por su éxito. Lo que
más le molestaba era que nadie supiese cuál era su lugar. Los caribeños eran una
mezcolanza de razas, impurezas, y él sabía que el mestizaje no podía producir nada de

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valor, sólo la interminable palabrería pretenciosa y vacía, los traseros bamboleantes y
una risa alta y falsa. "Muestran más los dientes que el cerebro," le confió una vez a un
editor inglés.
En Inglaterra pensó que había encontrado la segunda cosa más parecida a la casta:
un rígido sistema de clases que sostenía una forma de gobierno altamente civilizada.
Bastante curiosamente, B.S. llegó a Inglaterra precisamente cuando el antiguo
sistema de clases de caballeros predestinados como patrones de las artes estaba
tocando a su fin. Con la expansión del sistema de bienestar social, los impuestos
progresivos y la conversión de la antigua elite rentista al estilo de codos afilados del
capitalismo estadounidense, la Vieja Inglaterra había muerto. Siendo un recién
llegado con poco sentido de las realidades históricas cambiantes y de las realidades
sociales, B.S. buscó resucitar la visión del libro de cuentos victoriano de Inglaterra
como la tierra de la civilidad, la democracia y la preocupación patricia por lo pobres.
Suez no le preocupó: tampoco llegó a siquiera a pestañear ante la masacre de los
kenianos durante el levantamiento de los Mau Mau, o de la complicidad británica con
la guerra de los EEUU en Indochina. Su obsesión con mantenerse leal a las virtudes
de los Tories le hizo pasar por alto cualquier tipo de imperfecciones morales sobre las
mejillas rojas de ginebra de la Reina. Su búsqueda de reconocimiento y dinero, tanto
como el resentimiento hacia su pasado -- el Caribe, los Africanos, el Tercer Mundo --
echaban leña al fuego de sus rabiosas polémicas vestidas con las ropas de sus
caracteres literarios. Su inteligencia en el giro de la frase, en el proveer un incisivo
primer plano de la vida cotidiana y fundirlo con sus banales reflexiones filosóficas,
ciertamente le dieron a su obra una apariencia de realismo y universalismo. Pero sólo
la apariencia.
La adopción por Biperdhar Sukumar de un nombre de dos iniciales vino de su
reencarnación como gentleman académico. Más tarde, las dos iniciales fueron
precedidas de un título nobiliario, aunque devaluado. Sir B.S. Nodpol estaba
silenciosamente furioso por el hecho de que su título nobiliario le hubiese sido
otorgado después que el de Mick Jagger, quien aparentemente había hecho más
intercambio exterior para las arcas de la Corona con sus contorsiones y sus alaridos
amanerados que los libros de Biper. Las iniciales dobles se ajustaban a la imagen de
sí mismo de un gentleman inglés y le ayudaron a olvidar los feos y peyorativos apodos
("Viper")[La Víbora] con que sus compañeros de clase se referían a él en la Isla.
Todo aquello que no podía hacer, o que le salía mal, lo odiaba. Tal vez esa no fuese
una respuesta inusual, pero lo que difícilmente era normal era el grado tal al que B.S.
era capaz de elevar sus aversiones personales a principios universales. Un fracaso
miserable en los deportes y el baile, un loco por el control desprovisto de toda
espontaneidad o sentido de la solidaridad, compensó todo eso adulando a sus
superiores, especialmente aquellos que lo pudiesen ayudar a subir la escalera del
éxito.
Convirtió sus vicios en virtudes. Justificó sus ligeras narraciones de la historia
desprovistas de toda investigación tediosa de las fuentes argumentando que sus
profundas reflexiones filosóficas no podían ser encajonadas por la "pedantería". Lo que
a sus ensayos les faltaba en documentación lo repuso con frases listas y bien afiladas.
La elegancia literaria y la convincente articulación de su peculiar sensibilidad hacia
los matices de la vida cotidiana en el Caribe encubrieron su investigación descuidada
y su desdeño por el récord histórico y social. Lo que impulsó su carrera fue la
combinación de estilo y prejuicios imperiales. El primero sedujo a los liberales, los
últimos atrajeron el gusto de los conservadores. La caricatura de su mirada amargada
y el ridículo de los críticos del nuevo imperialismo entretuvieron al Centro Comercial
de Londres, a los snobs, y a los amateurs aficionados al Suplemento Literario del
Times. Los estetas de las casas contables y los guardianes del establecimiento literario
eran fundamentales para ser invitado a la Gran Casa, como la llamaban los
indo-caribes de Trinidad. B.S. hizo maravillas por el idioma inglés, pero no de la forma
en que algunos de sus acólitos liberales lo entendieron.

310
Luego de su primer éxito literario, y a medida que se fue convirtiendo en un autor
citable, se volvió un virtuoso en el vaciar conceptos de su significado clásico y
rellenarlos con sus propios prejuicios egoístas. Por ejemplo, cuando Biper hablaba o
escribía acerca del "respeto por las virtudes cívicas," en realidad quería decir
adulación servil del stablishment; cuando hablaba de "mantener altos estándares
literarios," en realidad estaba hablando de "polémica deshonesta y falta de infundada."

Se ajustaba a la personalidad autoritaria de Adorno: a los pies de Su Majestad y a la


yugular de aquellos que no tienen poder ni influencias. Esto está ilustrado por sus
respuestas a las flatulencias de las clases altas y las de las clases bajas -- el tirarse
pedos en público. En una recepción en su honor en el Palacio de Buckingham, estaba
escuchando a Su Majestad platicar con un círculo de amistades, cuando ésta soltó un
ruidoso, y en consecuencia oloroso pedo, sin parar a respirar ni por una coma.
Impresionante prestación, pero él ni por un momento se permitió una sonrisa, ni
siquiera para sus adentros. Más tarde escribió un trabajo acerca de la importancia de
la Monarquía en el mantenimiento de los modales cívicos en los lugares públicos. En
una de sus raras visitas a Trinidad, y en uno de sus más raros aún, pasajes por un
mercado público, un vendedor callejero rasta se le acercó para venderle ganga
[marihuana en Jamaica y el Caribe]. Sin darse cuenta, el vendedor se tiró un pedo, e
inmediatamente pidió disculpas con una sonrisa. Lleno de ira, Biper convirtió el
incidente en una imaginativa diatriba filosófica contra el pueblo caribeño "cuyas
obscenidades en los lugares públicos son un hecho bien conocido."
Desde sus tiempos en Trinidad, B.S. tenía los ojos puestos en el premio, un oído
aguzado para recoger los prejuicios de la elite y una lengua afilada para expresarlos.
Fanon debe haber tenido a Biper en mente cuando escribió Máscaras Negras, Caras
Blancas, un ensayo sobre los intelectuales colonizados del Tercer Mundo. En un
dialecto más popular, sus compañeros de clase le llamaban "El Coco": marrón por
fuera y blanco por dentro. Esos flechazos difícilmente podrían haber sido causa de
desgracia, porque B.S. estaba orgulloso de ser identificado con las autoridades
coloniales británicas. Él sabía que esos africanos estúpidos eran orgánicamente
incapaces de entender que él y su familia procedían de un antiguo linaje de
brahmanes, cuyos sirvientes, limpiadores de bacinicas, eran de carácter superior al de
este populacho plebeyo africano.
Cuando el poder negro y el movimiento de la negritud de Aime Cesaire comenzó a
ganar influencia, B.S. se perturbó mucho, dado que éstos cuestionaban sus valores
fundamentales, para no hablar del camino que eligió hacia la movilidad social. Luego
del shock inicial, desarrolló un sentimiento de superioridad en lo interior, así como un
deleite maligno ante la desgracia ajena en lo exterior. Le dijo a uno de sus conocidos
Mahendra Sen, que "El Poder Negro no llegará a ningún lugar." "A ningún lugar,"
quería decir a una beca en una universidad inglesa.
Sin embargo, la adulación servil de Biper no llegó a atraer la atención de los
dispensadores de becas, ni en la isla ni en Londres. La desilusión él se la atribuyó a la
mediocridad del Comité Afrocaribeño y sus cobardes colegas hindúes. Los altamente
respetables británicos no eran responsables de pasar por alto a este genio en
potencia. Ellos eran almas confiadas, engañadas por lugareños prejuiciosos que sólo
nominaban a los de su propia grey jugadora de cricket. Fue un incidente en la
embajada británica el que hizo que Biperdhar Sukumar se precipitase a acortar su
nombre a B.S., (aunque era algo que el había añorado hacer en imitación de varios
lores británicos y leones literarios). El funcionario de la embajada le llamó Viperarse
[Culodevíbora] Kumar Naughtypo. Cuando se ruborizó y débilmente le corrigió, el
funcionario se puso visiblemente irritado y lo mandó a volver a su asiento. Fue así que
nació B.S. Nodpol, y desde entonces nadie se ha equivocado al pronunciar su nombre.

En sus libros de viaje políticos, especialmente hacia el Tercer Mundo, Biper fue
particularmente interesante para sus amos coloniales literarios en Londres y Nueva

311
York. Les encantaba la manera en que él descuartizaba a los líderes nacionalistas y
les encantaba la forma deliciosa en que destruía sus pretensiones de enfrentar al
"neocolonialismo" exponiendo sus improcedentes pecuniarios. "Qué encantador el que
uno de ellos nos lo diga a nosotros," era una frase común escuchada en las fiestas de
cócteles en Mayfair. Pocos disfrutaban en realidad de su presencia. "Prefiero el libro
antes que al hombre," comentó un corredor de la bolsa de Oxbridge.
"Verdaderamente, es un plomazo insoportable, a pesar de sus obvios talentos,"
comentó una graciosa anfitriona, arrugando la nariz, luego de que un ataque de
flatulenta exuberancia hubiese interrumpido una educada conversación entre Lady
Footsie y el Sir Biperdhar.
Su gira por América Latina fue muy reveladora de su talento literario. En el Sheraton
de Buenos Aires mantuvo una brillante conversación con una prostituta porteña [en
español en el original] muy bien proporcionada, que reclamaba descendencia directa
de una famosa familia terrateniente. Su libro contenía un memorable capítulo sobre la
política argentina. Como era de predecir, fue un panegírico mordaz que ridiculizaba el
nacional-populismo y la irracionalidad de la turbamulta peronista que sólo tenía
churrasco y fútbol en la cabeza. "Los años dorados del principio de siglo fueron
destruidos y en su lugar la turba adoraba a la histriónica ex-cabaretera Eva Perón."
Cuando los historiadores y hasta algunos académicos literarios conocedores de la
literatura latinoamericana leyeron este libro señalaron errores factuales flagrantes de
nombres, fechas, secuencias y eventos a los que B.S. grandilocuentemente restó
importancia por perder de vista las verdades interpretativas más profundas que él
había puesto al descubierto al mismo tiempo que desnudaba torpe y ambiciosamente
a su escultural informadora argentina. "El mundo de la literatura es una obra de la
imaginación y no una réplica del mundo de los hechos," declaraba solemnemente en
un ensayo del Suplemento Literario del Times. En respuesta a los críticos, B.S.
respondió: "Cualquier periodista a destajo puede registrar fechas y horas, así como
copiar nombres debidamente. Lo importante al escribir cualquier ensayo político es
tener una visión clara de la imagen de conjunto, tener un marco interpretativo que
trascienda los hechos cotidianos e ilumine nuestra comprensión de los significados,
en última instancia morales de la Cultura y de la Política."
Los Tories, y hasta los yuppies del New Labor comprendieron totalmente a B.S. Ellos
también trascendieron las estrecheces cotidianas del Sistema Nacional de Salud, el
Subte y los mendigos vagos sin casa que se amontonaban en las salidas y en las
aceras, con sus visiones de una Inglaterra próspera y moral.
El coro airado de críticos le molestó a B.S. Él siempre fue mejor para repartir que para
recibir. En una ocasión, cuando eran un escolar ridiculizó a un niño hindú vecino
suyo, Shipra Guha, por su gramática no-inglesa, a lo que el niño se dio vuelta y le
arrojó en plena cara "mi padre pagó su viaje hasta aquí, el tuyo no." Biper se limpió la
cara y corrió hasta su casa, con el labio inferior temblándole de vergüenza y de rabia.
A medida que iba creciendo en estatura y reconocimiento, y de que las invitaciones a
las recepciones de smoking se iban multiplicando, B.S. escribió un brillante trabajo
sobre la conciencia cívica en el occidente civilizado como clave de la estabilidad de la
democracia al tiempo que fulminaba a los "estados fallidos" del Tercer Mundo, los
cuales dependían de demagogos carismáticos e ideólogos medievales o totalitarios.
Cuando La Voz de América lo invitó a hablar sobre el Islam, los regímenes clientes del
Tercer Mundo pusieron a sus policías en estado de máxima alerta.
Cada año, B.S. esperaba recibir La Llamada de Estocolmo, fingiendo desinterés
mientras no la recibía y expresando sorpresa cuando sí la recibió.
Fue una pura coincidencia el que se le hubiese otorgado el Premio Nobel de literatura
y que él hubiese sido aclamado como el escritor más creativo del mundo el mismo año
en que los países anglosajones mandaron a Afganistán de vuelta a la edad de piedra -y
por cierto, que a una piedra pulverizada- a punta de bombas. Él recibió el premio con
gracia y amabilidad -- como siempre se había comportado hacia sus benefactores de
clase alta.

312
Hasta cuando Sir B.S. estuvo en el pináculo de su éxito no pudo escapar a sus raíces
en el "sórdido" Caribe. El "incidente" ocurrió luego de haber hecho un brindis con Sus
Majestades blancas como la nieve, el Rey y La Reina en Estocolmo, y de haber puesto
sus dedos regordetes sobre los guantes bancos de varias decenas de dignatarios
políticos, celebridades de la cultura y estafadores globales de todos los credos y
colores. A su regreso a Londres se encontró con un autobús lleno de turistas
trinitarios de edad media que estaban sacando partido de las rebajas de fuera de
temporada, estacionado no muy lejos de Trafalgar Square. Al tiempo que nuestro
gigante literario del premio Nobel iba pasando, alguien gritó "Eh, Coco." B.S. sacudió
la cabeza -- un reflejo incontrolable. "Hola, hombre," un fornido hombre negro se
apresuraba hacia él con la mano extendida. B.S. trató de apurar el paso, pero el
hombre negro estaba parado en frente de él, grande como una puerta.
Contra sus deseos fue forzado a estrechar la mano de aquel hombre (una acción que
más tarde despreciaría como "servilismo hacia las masas").
B.S. se quedó mirando la gran sonrisa en la cara del hombre, que decía: "Quiero
felicitarlo por haber ganado el premio Nobel. Usted sabe que esto no sólo es un honor
personal, es un honor para todos los trinitarios." B.S. pestañeó, se mordió el labio
inferior y la vejiga se le puso a punto de explotar.
"Bueno, muchas gracias" murmuró Biper, "Ahora me tengo que ir." Intentó pasar por
un costado del hombre grande.
"Quedamos encantados con que un muchacho del lugar hubiese conseguido el
premio, alguien educado en la misma escuela, sabe?" soltó una risotada alta. "Le dije
a los muchachos en nuestra partida semanal de dominó que su nivel de percepción
del mundo es uno de los más altos, y que su prosa es el instrumento perfecto para
plasmar esas percepciones en el papel." Se agachó y dio unas palmaditas en la
espalda jorobada de B.S.
Biper siguió caminando, visiblemente conmovido y fastidiado, maldiciendo
alternativamente en hindú de bazaari y en cockney de trastienda.
"Eso es, el charlatán ese, nunca le habló sobre mí a los vagos con los que juega
dominó. Sacó esos comentarios de Martin Amis en The Guardian. Un típico vividor
caribeño, eso es lo que es, un emblema de todo lo que representa esa región."
B.S. estaba siendo algo injusto. Después de todo, el tipo había leído el Guardian, y
nada más ni nada menos que la página cultural.
Se lavó las manos suaves y regordetas y se fijó a ver si las callosas manos del
causante de sus tormentos no le habían dejado alguna marca. Luego se sentó y
escribió un ensayo memorable sobre "Culturas Falsificadas: Las Civilizaciones
Caribeña y Occidental." Era una denuncia desacostumbradamente vehemente de lo
que llamó "música estridente de basurero, bailes vulgares de pelvis contorneándose."
Describió el "reggae" como un "repetitivo ritmo fascistoide cuyas letras eran toscas,
derivadas de primitivos rituales copulatorios africanos."
Se acordó con vergüenza de la noche en que llevó a sus ancianos padres a cenar en
un restaurante supuestamente de primera categoría y mientras estaban sentados en
la terraza al aire libre, un trovador callejero comenzó a cantar "mis canciones de amor
para el gran bambú."
"La pasión de su hostilidad hacia su patria afro-indocaribeña era atenuada por la
elegancia de la expresión," comentó uno de sus críticos en el Guardian.
Como era de esperarse, los "intelectuales callejeros" no tenían ninguna simpatía hacia
B.S. Un psicólogo sin licencia había diagnosticado sus violentas eyaculaciones contra
la cultura afrocaribeña como envidia del pene. "No quiero decir que no lo tenga, pero
sí que tiene problemas al usarlo." Un poeta transplantado que hacía sus primeros
retoños dijo que Biper era un "escritor inspirado, que escribía desde el profundo
abismo de su propio odio a sí mismo."
Los intelectuales radicales hindúes y paquistaníes estaban divididos.
Aquellos que tenían acceso a los medios de masas, pensaban que era una pena que
un escritor tan talentoso que tan bellamente retratase el carácter de las gentes de las

313
indias orientales tuviese que negar tan vehementemente su identidad cultural. Los
hindúes más jóvenes, locuaces y conscientes de la raza decían que era un
"lameculos," y continuaron con la venta ambulante de sus vídeos pirateados, sus
cedes y su hachís en las agitadas aceras de Londres.
Viperdhar Sukumar tenía las credenciales como para ganar un Premio Nobel. Además
de la elegancia de su estilo, muy comentada por los críticos literarios, estaba su
tiradera de basura contra el Tercer Mundo: "los estados fallidos," la corrupción
interna, los líderes demagógicos, las masas ignorantes y atrasadas y los intelectuales
dogmáticos que siempre le echaban la culpa al "imperialismo occidental" de sus
fracasos. Sólo entre entre las figuras literarias anglosajonas, B.S. se decantaba por el
orientalismo precisamente cuando éste ya no estaba de moda. Las masas orientales
eran propensas a las ideologías irracionales y a los líderes autoritarios. Su sistema
político era inherentemente hostil a una cultura cívica. B.S. era un virulento crítico de
los antropólogos enclenques y sus cómplices literarios que hacía patronazgo para los
degenerados del África con su relativismo cultural. Él, un hombre de color marrón,
apreciaba la profunda distancia entre los valores democráticos occidentales y la alta
cultura, y los despreciables logros y falsos intentos del Tercer Mundo de restaurar un
pasado muerto o decrépito de asesinatos en masa y rituales de sangre. Su
desvergonzada celebración de la Cultura Occidental y la Democracia tuvieron lugar en
el momento en el que un puñado de intelectuales blancos anglosajones estaban
criticando los bombardeos anglo-estadounidenses de Yugoslavia, la indiscriminada
destrucción de la República Islámica de Afganistán y el prolongado boicot de Irak, que
había causado medio millón de muertes infantiles. B.S. Nodpol no fue al número 10 de
Downing Street a tomar el té o a almorzar a la Casa Blanca con el fin de ser orientado.
No tenía necesidad porque intuitivamente ya estaba en sintonía con las voces del
poder imperial occidental. Lo amaba, y más aún, los beneficios que se acrecentaban
con él. B.S. creía sinceramente que había sido alabado y laureado por ser
exactamente lo que era: un escritor muy talentoso y perceptivo con una imaginación
inigualada para defender a unos pocos privilegiados en nombre de la civilización
británica.
Su profundo odio hacia la "cultura plebeya" tuvo eco entre los estafadores
thatcheristas que ostentaban de su riqueza. Sobre todo, él denostó la cultura y la
consciencia de clase de los trabajadores como "una cultura agresivamente plebeya que
se celebra a sí misma por ser plebeya."
B.S. era extremadamente personal en sus ataques a los autores que se atreviesen a
poner un pie en los temas literarios de su auto-asumida propiedad. Describió la
famosa novela de E. M. Forester "Un Pasaje a la India" como basura. Con el propio
Forester fu menos amable. "Él era alguien que no conocía al pueblo Hindú. Sólo
conoció a unos pocos hindúes de clase media y a los chicos jardineros a los que le
gustaba seducir." B.S. se sentía incómodo a causa del profundo conocimiento de
Forrester del servilismo de los hindúes de movilidad social ascendente. Su vívida
mirada sicológica le traía resonancias demasiado cercanas. El comportamiento de
B.S., y peor aún, su manera de escribir concordaban demasiado con la hipocresía y la
falsa piedad de los funcionarios hindúes colonizados de los que Forester tan
aptamente se burlaba.
Sobre todo, la recompensa del Premio Nobel fue facilitada por la basura que Sir Biper
le tiró al Islam en momentos de conquista y destrucción imperiales. Según los
rumores, el premio literario se hizo sobre la base de criterios políticos, el servicio
intachable brindado por Sir Biperdhar a la defensa de la civilización imperial.
Académicos hindúes, feministas y no pocos escritores protestaron vehementemente
cuando B.S. resultó galardonado como el académico más distinguido del siglo por el
gobierno de BJP. Los historiadores estaban particularmente ardidos por la
comprobada ignorancia del Sir Biper acerca de los recientes trabajos académicos
sobre la 'cultura nacional' emergente de la India durante y contra el régimen colonial.
"Sus puntos de vista son los de un inmigrante de tercera generación. Tiene una

314
imagen idealizada de lo que fue la India, de lo que ésta es hoy en día y de hacia dónde
va. Su narrativa es poco más que una especulación malformada para encandilar a los
anglohindúes en el extranjero," comentó un prominente profesor de estudios sobre
género. Un sociólogo, con orígenes de casta baja, encontró "una ignorancia absoluta
de la cultura popular hindú y de las formas autóctonas de creación y resistencia. Su
libro debe haber sido escrito en un café del Soho o en un salón de té de Grovsenor
Square."
No hace falta decir que había un ejército de escribas, editores y expertos que (no
importa cuáles fuesen sus reservaciones en privado hacia su cátedra) se sintieron
orgullosos de recibir al hijo hace tanto perdido y ganador del Premio Nóbel, como uno
de los suyos. Aquellos que en el pasado podrían haber nombrado a sus hijos Vladimir,
ahora corrían para registrar una multitud de Biperdhares.
Por supuesto, no faltaron los acostumbrados suaves y deliciosamente circumvolutivos
funcionarios literarios británicos que encontraron maneras de encontrar rodeos para
las diatribas desinformadas del brahmán contra el Islam y su "calamitoso efecto"
sobre la sociedad. Olvidando varios cientos de años de dominio islámico durante el
cual filósofos judíos, mercaderes griegos, matemáticos árabes y académicos y
científicos clásicos occidentales florecieron, el ganador del Premio Nobel condenó al
Islam, plagiando la retórica del Secretario de Seguridad y Defensa de los EEUU Donal
Rumsfeldt. "Para convertirse al Islam, uno tiene que destruir su pasado. Debe
pisotearlo, debe decir 'mi cultura ancestral no existe, no importa.'" Funcionarios
británicos relamidamente suavizaron la tosca diatriba de B.S. contra las sociedades
islámicas, diluyéndola en generalidades vacías. "La presente situación tal vez dé lugar
para una reacción más atenuada. Lo que en realidad él ataca es un rasgo particular
que ésta tiene en común con todas las culturas que traen consigo los conquistadores,
el de tratar de eliminar a la cultura precedente." Por supuesto, B.S. no se refería a
"todos los conquistadores." Nunca despotricó contra los aviones de guerra B-52
anglo-estadounidenses y sus "corta-margaritas" de 15.000 libras que estaban
haciendo un trabajo de lo más completo de "pisotear el pasado y el presente" de las
culturas afganas, junto con pueblos, hospitales, escuelas y toda piedra que quedase
sobre otra.
Es fácil dar rienda suelta a la licencia poética de un gran escritor, aún en sus escapes
más prosaicos de capricho colonialista.
Aún entre sus más fervientes acólitos conservadores, quedaban algunos de la "Vieja
Escuela" que tenían algunas reservas acerca B.S., particularmente aquellos que
tenían alguna experiencia de la India colonial. En su club privado, el Lord Anthony
Blimpton una vez le contó a su cuaterna de bridge "Sé que él es bueno para el
Imperio, pero ustedes saben, en aquellos tiempos nuestros jardineros hindúes, con
una sonrisa respetuosa decían una cosa en frente de uno, y luego hablaban mal de
uno cuando estaban entre ellos mismos. Nunca inviten a un hindú a cenar, si tienen
cubiertos de plata!" Su colega Percivile objetó: "Vamos, Anthony, no escuchó lo que
Biper dijo de Tony Blair? 'él está destruyendo nuestra civilización.' Justo en el blanco,
diría yo. Yo lo invitaría a cenar, o al menos a un vaso de jeréz."
El Sir Blimpton se enrojeción: "A cenar, tal vez, pero nunca invitaría a ese mono
marrón a mi casa. Basta de hablar de eso! Hasta qué punto habremos llegado, cuando
necesitamos de un hindú caribeño para que nos defienda!" El Sir Blimpton se tuvo
que inclinar para mirar su mano de barajas; la vanidad le impedía usar anteojos.
Es bastante poco probable que el Sir Biper llegue a oír los comentarios despectivos de
Lord Blimpton, pero efectivamente, él compartía su zoológica opinión acerca de los
trinitarios. Para el Lord inglés él era un mono. Para el ganador del Premio Nobel, la
gente de Trinidad cabe precisamente en esa descripción, de acuerdo a una entrevista
concedida a The Guardian. "No puedo ver un Mono -- usted puede usar la eme
mayúscula, esa es una palabra afectuosa para la mayoría de los que leen mi obra.
Estas gentes de Trinidad viven vidas que yo encuentro deleznables. Sólo los convierte
en tipos interesantes en las universidades que llevan adelante estudios compasivos

315
sobre las bestias."

[B.S. es un eufemismo inglés usado para la palabra bullshit. N. del T.]

316
4 de febrero de 2002

El movimiento de desempleados en Argentina

James Petras
Traducido para Rebelión por Juan Antonio Julián

Ya desde la presidencia del general Juan Domingo Perón DE 1946 A 1955, la provincia
argentina de Jujuy, en el noroeste del país, disponía de empresas estatales e
industrias protegidas, como las del tabaco y el azúcar. Un símbolo de la visión que
Perón tenía del país era la empresa Aceros Zapla, una explotación minera y
siderúrgica de propiedad estatal, situada a una hora de camino al Este de la capital
provincial, San Salvador de Jujuy. La empresa pagaba a sus empleados salarios de
clase media.
Pero la vida en Jujuy empezó a deteriorarse a finales de los 80, a medida que
Argentina comenzaba a reducir sus aranceles aduaneros y a privatizar las empresas
del Estado. Jujuy perdió miles de empleos, en beneficio de países como China e India,
en donde los trabajadores tenían unos salarios mucho menores. El peor golpe lo sufrió
en 1992, cuando la acería de Aceros Zapla redujo su mano de obra radicalmente, de 5
000 a alrededor de 700 personas. El nuevo dueño de la empresa, un consorcio que
incluía a Citicorp, de Nueva York, decidió que podía alcanzar mayores beneficios
dedicándose a una producción de aceros de gama alta para usos específicos. El
Gobierno, mientras tanto, recortaba el sistema de bienestar de la nación y hacía poco
por crear empleo. El índice oficial de pobreza entre los 600 000 habitantes de Jujuy se
elevó de un 35% en 1991 a 55% en 1999.
Después de recurrir a la militancia sindical, presentar peticiones al Gobierno y
realizar manifestaciones pacíficas ?todo ello sin resultado? los residentes de Jujuy
fueron de los primeros de entre el creciente grupo de los desempleados argentinos en
desarrollar una nueva táctica: el bloqueo de carreteras. Uno de sus primeros bloqueos
cortó el puente internacional de Horacio Guzmán, enlace principal entre Argentina y
Bolivia, la noche del 7 de mayo de 1997. Durante los siguientes cuatro días, las
barricadas se extendieron a toda la provincia. La primera respuesta del Gobierno fue
la violencia: el 20 de mayo, centenares de trabajadores del azúcar resultaron heridos
por las balas de goma y las granadas lacrimógenas del Ejército. Pero cuando los
manifestantes resistieron, los funcionarios provinciales acordaron crear más de 12
500 empleos y aumentar la ayuda al desempleo.
El bloqueo de carreteras se extendió rápidamente de Jujuy y otras provincias
septentrionales a los suburbios empobrecidos de ciudades industriales, como
Córdoba, Rosario, Neuquén y Buenos Aires. Los "piqueteros", nombre con el que se
conocen los parados manifestantes, se organizan por barrios y municipios. Para evitar
las manipulaciones, la mayor parte de los grupos mantienen su autonomía e insisten
en que todos los "piqueteros" participen en las decisiones.
Las principales barricadas se han montado alrededor de La Matanza, un suburbio al
oeste de la capital, donde viven 2 millones de pobres en medio de centenares de
fábricas ociosas de donde en otros tiempos salía todo tipo de productos, de
automóviles a textiles. Los "piqueteros" de La Matanza forman el núcleo central de
una agitación que no muestra ningún signo de amainar, después de haber acabado
con dos Gobiernos argentinos en diciembre.
Con unas demandas que van desde paquetes de comida a la renacionalización de
industrias, los "piqueteros" son más radicales que los jóvenes de clase media que
asaltaron las sucursales de Citibank y Bank of Boston en enero, cuando se hizo
público que el bloqueo de los ahorros se mantendría durante meses. Además, sus
barricadas son más estratégicas que las frecuentes huelgas generales argentinas, con
las que las federaciones sindicales dan salida al descontento de la clase obrera sin

317
desafiar el orden económico de la nación.
Mostrando el poder de los trabajadores "marginales", los parados de Argentina están
zarandeando ese orden económico, considerado una vez la joya de corona de la élite
económica global. Están promoviendo tácticas contra las políticas de mercado libre
que pueden emular los pobres de todo el mundo. Están mostrando que el cambio
fundamental no viene de los políticos y burócratas, sino de la democracia de base y de
la acción directa.

LA PRIMERA PRESIDENCIA de PERÓN fue seguida por tres décadas de dictadura


militar, con solo breves interrupciones de gobierno civil, incluida la vuelta de Perón en
los años 70. Después del último régimen militar, los gobiernos de los presidentes Raúl
Alfonsín (1983-1989), Carlos Menem (1989-1999) y Fernando de la Rúa (1999-2001)
fueron fieles a la línea marcada por los organismos de crédito multilaterales
dominados por el Departamento del Tesoro de EE UU. La "liberalización" del comercio
y las privatizaciones que devastaron Jujuy y La Matanza crearon ciudades fantasma
en todo el país, y los drásticos cortes en los gastos sociales perjudicaron a todos
aquellos que no podían permitirse una enseñanza y una atención sanitaria privadas.
Para empeorar las cosas, el Gobierno adoptó políticas monetarias que llevaron a una
especulación desenfrenada y a la fuga masiva de capitales. Una recesión que venía
gestándose desde 1997, se convirtió en el año pasado en una auténtica depresión,
creando la mayor concentración mundial de trabajadores industriales parados. La
tasa de desempleo oficial del país alcanzó el 18,3%, una cifra que los economistas
independientes consideran que está muy por debajo de la real. En algunas ciudades,
cuatro de cada cinco trabajadores carecen de trabajo decente. El índice oficial de la
pobreza de la nación ha alcanzado una cifra record de 44%, el doble que en 1991. En
un país de entre los mayores productores de ganado y cereales del mundo, la mayor
parte de los argentinos no pueden permitirse comer carne o pasta: los trenes
transportan esos productos a los puertos para exportarlos a Europa.
Algunos "piqueteros" han pasado toda su vida en la economía sumergida, como
vendedores callejeros, trabajadores eventuales, trabajadores domésticos, etc. Pero
muchos otros tuvieron hasta hace poco con salarios decentes en la industria
?metalúrgica, de la energía , de la confección, etc.? y muchos de ellos tienen
experiencia sindical. Una mayoría de "piqueteros" son en realidad "piqueteras",
mujeres cuyos maridos están desalentados como resultado del paro de larga duración.
Los sindicatos argentinos, como sus homólogos norteamericanos, culpan de su
creciente pérdida de protagonismo a la desaparición de empleos industriales. La más
antigua de las tres federaciones sindicales principales del país ?la Confederación
General de Trabajadores (CGT), liderada por Rodolfo Daer? colaboró con la última
dictadura y se ha aliado desde entonces con cada uno de los gobiernos en el poder.
Una federación disidente toma su nombre de su líder, Hugo Moyano: la CGT-Moyano
organiza huelgas generales y utiliza una retórica populista, pero sólo presiona al
Gobierno en asuntos de escasa importancia, y negocia a espaldas de los trabajadores.
La tercera federación, la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), es más
progresista. Liderada por la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), un sindicato
de funcionarios, la CTA se ha comprometido con los parados y plantea cuestiones
estructurales, pero tiende a iniciar acciones militantes para luego retroceder y entrar
en negociaciones a puerta cerrada. Durante las protestas de los días 19 y 20 de
diciembre, que acabaron con el gobierno de de la Rúa, los militantes sindicales
aseguran que su principal dirigente, Víctor de Gennaro, estaba ausente.

Las tres federaciones tienen una trayectoria basada en lealtades personales hacia sus
burócratas de más alto rango, muchos de los cuales cobran sueldos comparables a los
de los altos funcionarios argentinos. Las tres se concentran en sus miembros
cotizantes, no en la clase obrera en su conjunto; todas mantienen lazos estrechos con
los dos partidos principales: el Partido Justicialista de Menem (peronistas) y la Unión

318
Cívica Radical (UCR) de Alfonsín y de la Rúa. Estos intereses explican porqué las
huelgas generales, más comunes en Argentina que en cualquier otro país, siguen
siendo asuntos de un solo día, sin ocupación de empresas o cualquier otra
movilización estratégica. Los funcionarios corporativos y del Gobierno han aprendido a
no moverse hasta tanto todo vuelve a la normalidad, a la mañana siguiente.
Estos intereses explican porqué los escasos sindicatos que intentan organizar a los
parados tienden a la indiferencia. Ningún jefazo sindical está dispuesto a chapotear en
el barro de una "villa miseria"; ninguno está dispuesto a asistir a reuniones
improvisadas en lugares inhóspitos, en el viento helado o el calor bochornoso, entre
niños que lloran, mujeres que exigen alimentos para sus familias y jóvenes a los que
las conferencias económicas aburren. Ninguno está dispuesto a colocarse con un
tirachinas detrás de una barricada de neumáticos ardiendo, bloqueando carreteras y
enfrentándose a disparos de munición real. Los jefes sindicales prefieren una cita de
media horita en el Ministerio de Trabajo, un comité tripartito de apoyo a las empresas
y los programas de austeridad, que amortiguan la situación garantizan la
"gobernabilidad".

La organización militante a partir de los barrios está en auge en toda América Latina.
En la República Dominicana, los pobres urbanos luchan por seguir teniendo
electricidad; en Venezuela, están impulsando la agenda populista de Presidente Hugo
Chávez; en Bolivia, están trabajando con los sindicatos contra la privatización del
agua potable, etc. Esa organización de barrio se entrelaza con los fuertes movimientos
rurales de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, México y Paraguay.
En muchos países, la táctica más efectiva es la barricada. El tráfico se acumula, los
camiones no pueden moverse, las fábricas no pueden obtener suministros, y las
grandes explotaciones agrícolas no pueden mover su grano. Una barricada bloquea
tanto los insumos como los productos acabados. Como una huelga debilitante, impide
a la élite la acumulación de beneficios, ralentiza el cambio de divisas, recorta los
ingresos por impuestos que permiten que el Gobierno pague su deuda.
Con esta potente táctica, los "piqueteros" argentinos han impulsado una agenda
amplia. En una barricada típica, se exige la liberación de militantes encarcelados y la
retirada de la policía, se piden paquetes de comida, empleos con subsidios estatales,
salarios decentes, subsidios de desempleo, financiación de siembras, e inversiones
públicas en agua, electricidad, calles pavimentadas e instalaciones sanitarias.
Los parados argentinos practican una democracia desde la base. Todas las decisiones,
desde formular demandas a erigir una barricada, se toman colectivamente en
asambleas abiertas a nivel de barrio o a nivel municipal. Una vez que se elige una
carretera, la asamblea organiza el apoyo en la vecindad de la carretera. Centenares e
incluso miles de gente participan: montan tiendas y organizan ollas populares. La
amenaza de intervención de la policía atrae a una muchedumbre incluso más amplia.

El Gobierno, por miedo a que se desencadene una batalla, generalmente decide


negociar. Los trabajadores desempleados exigen que las negociaciones se desarrollen
en el lugar de la barricada, de modo que todos los "piqueteros" puedan participar. Si el
Gobierno se aviene a proporcionar empleo, los parados distribuyen los puestos de
trabajo de acuerdo con la necesidad familiar y la participación en el bloqueo. Los
"piqueteros" han aprendido por experiencia que el envío de representantes para
negociar a una oficina del Estado en el centro de la ciudad da como resultado que las
personas asistentes a la negociación, sus parientes y amigos, obtienen trabajo, pero
no necesariamente los demás.
Las movilizaciones de "piqueteros" en algunas zonas han quitado el poder de las
manos de los funcionarios locales, creando zonas cuasi liberadas. En una ciudad del
noroeste, General Mosconi, los trabajadores parados han elaborado una "economía
paralela" de más de 300 proyectos, que incluye una panadería, huertos biológicos,
plantas de depuración del agua y centros de atención médica primaria. Una parte de

319
los proyectos están ya en funcionamiento, con pleno éxito.
La primavera pasada, cuando las fuerzas de seguridad del Estado comenzaron a
responder con más violencia, el movimiento de desempleados se radicalizó. En los
meses que siguieron al 17 de junio, día en que un ataque de las fuerzas de seguridad
mató a dos manifestantes e hirió a alrededor de 40, en una barricada cerca de General
Mosconi, muchos "piqueteros" ingresaron en los sindicatos más militantes y
coordinaron a decenas de miles de argentinos en protestas a nivel nacional,
bloqueando más de 300 carreteras y paralizando la economía. En septiembre, los
"piqueteros" organizaron bloqueos masivos de carretera en la capital y colaboraron con
los sindicatos militantes en el cierre de las empresas públicas y privadas más
importantes. Las acciones contaron con la significativa participación de las clases
medias: tenderos, pensionistas, trabajadores de la sanidad, maestros y activistas de
los derechos humanos, especialmente las Madres de la Plaza de Mayo.
Cuando el Gobierno congeló las cuentas de ahorros, el 3 de diciembre, en una virtual
confiscación de miles de millones de dólares de las clases medias argentinas, el
número de manifestantes aumentó masivamente. En las dos semanas siguientes se
realizaron manifestaciones masivas y se organizó el saqueo de supermercados,
seguido por días de saqueo desorganizado y de choques mortales con las fuerzas de
seguridad. En una intervención televisada, el 19 de diciembre, de la Rúa anunció un
estado de sitio durante 30 días, que decenas de miles de residentes de Buenos Aires
desafiaron, saliendo a las calles apenas unos minutos después de su discurso.
Muchos de ellos llevaron la cacerolada a las puertas de la residencia del ministro de
economía, Domingo Cavallo, obligándolo a dimitir esa misma noche. Otros
manifestantes sufrieron ataques de la policía, que produjeron muertos y que obligaron
a de la Rúa a dimitir al día siguiente. La agitación dio paso a una rueda de
presidentes, hasta que el Congreso nombró presidente, el 1 de enero, al peronista
Eduardo Duhalde.

LAS DEMANDAS DE LOS "PIQUETEROS" que hace apenas dos meses se consideraban
exigencias izquierdistas ?desde obras públicas masivas a la denuncia de una deuda
de 140 000 millones de dólares? se han convertido en gritos de batalla de la clase
media argentina.
Una lista de tales demandas surgió en septiembre de dos reuniones nacionales, una
en La Matanza, un suburbio de Buenos Aires, y la otra en la ciudad de La Plata, a una
hora al sudeste de la capital. Convocadas por los comités de parados, las reuniones
contaron con más de 2 000 representantes de los "piqueteros", sindicatos militantes,
grupos de derechos humanos, partidos de izquierda, grupos de estudiantes, colectivos
de artistas, etc.
A medida que se profundiza la depresión en Argentina y que el Gobierno responde a
las protestas con una represión más dura, no hay aún ningún liderazgo reconocido
que transforme el movimiento de los barrios en un gobierno de los trabajadores. Al
darse cuenta de que la resistencia del movimiento proviene de la autonomía local,
algunos de los grupos más exitosos de "piqueteros" se oponen a una organización a
escala nacional. General Mosconi, por ejemplo, no envió delegados a las reuniones de
La Matanza y La Plata.

Los partidos de izquierda y de centro-izquierda, por su parte, se han limitado a la


venta de sus publicaciones y a elegir sus representantes a un Parlamento impotente.
Mientras que algunos "piqueteros" han aceptado puestos en partidos izquierdistas,
incluida una nueva formación llamada Polo Social, la mayoría del movimiento de
parados evita la política electoral, temiendo que los partidos sometan a los
"piqueteros" a una agenda reformista.
Un miedo similar surge de las relaciones tácticas con los sindicatos. Algunos
"piqueteros", influenciados por la ATE, el sindicato de los funcionarios, han permitido
el paso por carreteras alternativas, en una clara concesión dirigida a "ganarse" a los

320
que deben desplazarse cada día al trabajo y al Ministerio de Trabajo.
Desde la derecha, entretanto, algunos peronistas oportunistas dan respaldo a las
demandas de los "piqueteros" y ofrecen negociar los puestos de trabajo con el
Gobierno. Su objetivo es atraer a parte de los parados para reconstruir el partido. Los
"piqueteros" han resistido hasta ahora estos acercamientos, pero si la represión se
intensifica y las necesidades básicas siguen sin cubrirse, tendrán que elegir entre
radicalizarse más o cooperar con los jefes políticos.
Duhalde conoce este juego. Su mandato de ocho años (1991-1999) como gobernador
de la provincia Buenos Aires, debió mucho a un aparato patrocinador que distribuyó
cestas de comida y empleos. Y cuando los favores no funcionaron, envió a sus
escuadras fascistas. Incluso durante la ceremonia de toma de posesión de Duhalde,
estos escuadristas hicieron su aparición y apalearon a los manifestantes que
protestaban. La policía dio su apoyo a los ultras.
El Gobierno de EE.UU. convenció rápidamente a Duhalde para que negociase nuevos
préstamos, condicionados a un presupuesto austero, lo que solamente añadirá leña al
fuego del levantamiento y conducirá a un régimen más represivo o a la revolución
popular. Con el apoyo tácito de EE UU, como mínimo, la dictadura argentina de
1976-1983 enterró el movimiento izquierdista, asesinando a 30 000 personas.
Pero los "piqueteros" no ceden. En Jujuy, los trabajadores parados bloquearon las
carreteras el 15 de enero bajo una bandera en que se leía "Movimiento de lucha de
clases". Al día siguiente, a medida que las protestas se extendían de nuevo a todo el
país, miles de personas en la capital lanzaban el slogan: "Queremos 100 000 puestos
de trabajo, ya".

321
5 de febrero del 2002

James Petras proclama socialismo única


alternativa al neoliberalismo
El Foro Social Mundial enjuicia
la globalización neoliberal de la cultura

NODAL
Agencia Prensa Latina

El Foro Social Mundial culminaba ayer uno de los más concurridos espacios de
reflexión sobre el impacto de la globalización neoliberal en la cultura con el debate
sobre hegemonía y diversidad en el ámbito audiovisual.
En realidad se trata de un encuentro paralelo, dentro del FSM, que reúne a
especialistas del arte y la industria cinematográfica, así como intelectuales de otras
especialidades, inspirados en el lema "Otra mirada es posible".
El también llamado Foro Mundial Audiovisual reunió en su primera jornada a un
público en el que se mezclaron varias generaciones de cineastas, artistas y amantes
del séptimo arte, junto a líderes y activistas de movimientos sociales y populares.
Un encuentro inédito desde todos los puntos de vista, que contó con una conferencia
inaugural del laureado director, guionista, productor y actor argentino Fernando Pino
Solanas, autor de La nube, Sur y Tangos: El Exilio de Gardel, entre otros filmes de
repercusión mundial.
Solanas estremeció al publico, que abarroto el amplio teatro de la Pontificia
Universidad Católica, al advertir que el tesoro de la diversidad estética de la
humanidad esta amenazado por el discurso visual homogenizador de la globalización
del neoliberalismo.
Hoy, alertó, un pueblo que no tiene imagen, que no logre preservar sus memorias y su
imaginario, es un pueblo indefenso, que puede ser víctima de agresiones salvajes.
El famoso cineasta argentino hizo un análisis pormenorizado de como el cine
norteamericano se tornó hegemónico en las pantallas latinoamericanas y del resto de
los países del Tercer Mundo y apenas no consiguió igual objetivo en Europa gracias a
leyes que protegen una parte del tiempo de proyección para las películas locales.
Somos invadidos de la manera más grosera, dijo, al subrayar que el cine en América
Latina tampoco tiene un espacio garantizado en la televisión abierta de los países de
la región.
No queremos ser mas "el globalizado". No queremos pasar a ser de colonizados a
globalizados, enfatizó.
Este es un tema estratégico, agrego, que los cineastas y especialistas del medio
audiovisual debemos poner en manos de los movimientos sociales.
Otra realidad apuntada como un peligro es el hecho de que sólo un dos por ciento de
los filmes que pasan en cines o en la televisión de Estados Unidos es extranjero, lo
que da una idea de cuan poco conocen los norteamericanos al resto del mundo.
En contrapartida, el 85 por ciento de los filmes que se proyectan en cines y la
televisión abierta latinoamericana son procedentes de Estados Unidos, lo cual califico
de "un escándalo".

James Petras proclama socialismo única alternativa al neoliberalismo.


El sociólogo norteamericano James Petras cerró hoy el panel "Socialismo, la
alternativa de la esperanza" con un llamado a movimientos sociales aquí reunidos a
plantearse un cambio real del capitalismo neoliberal.

322
Junto a él estuvieron en el tercer y ultimo día del debate conferencistas de reconocido
prestigio como Rita Edwards, de Sudáfrica, y Fausto Bertinotti, del Partido
Refundacion Comunista de Italia, quienes también hicieron una demoledora critica
del sistema.
En un análisis de las conductas políticas de partidos tradicionales, populistas y
socialdemócratas, Petras dijo que todos terminan acomodándose al juego electoral,
sus representantes electos prometen una cosa y hacen lo contrario.
En su evaluación de las corrientes socialistas en el mundo actual, dijo que hay dos
vertientes básicas: una para ricos y otra para pobres.
"Socialismo de ricos es aquel de la llamada tercera vía, de los socialdemócratas.
Es un socialismo de mercado, que mantiene la subordinación de las empresas
públicas al capital extranjero", señaló.
Se trata -enfatizo- de un adiós al socialismo y un gran abrazo con el capitalismo.
Petras sostuvo que en los últimos 25 años no hubo avances sociales en cualquiera de
las regiones geográficas del planeta, ni en los países nórdicos, ni en Europa, África o
América Latina.
Aplaudido por un auditorio donde se mezclaban trabajadores rurales sin tierra
brasilenos, activistas sociales llegados de Argentina, junto a cientos de delegados de
movimientos de Europa y el resto de América Latina, Petras ataco la corrupción de
presuntos políticos y legisladores de izquierda.
La realidad viene demostrando que esos políticos se adaptan a las exigencias del
sistema, prometen avances sociales y terminan aplicando los programas neoliberales.
Dijo que tecnócratas no elegidos, apuntados por las burguesías locales y organismos
financieros internacionales, son los encargados de ejecutar los planes neoliberales, en
tanto la democracia queda reducida a un parlamento impotente.
Petras agrego que en América Latina la burguesía integrada al capital internacional,
con sus recursos financieros depositados en el exterior e interesada en exportar, es
incapaz de promover los cambios necesarios exigidos por los movimientos populares.
En opinión del italiano Bertinotti, "el nuevo capitalismo torna más actual la
revolución, ya que la globalización es una restauración del capitalismo, una revolución
de los patrones que está cambiando el mundo, pero dejando inalterado el poder en sus
manos".
Añadió que el proceso de mundializacion de la economía construye un único
pensamiento, aquel representado por los bancos y por las empresas.
Se trata de una revolución capitalista, dijo, que entraña el riesgo de destruir a la
humanidad por medio de la barbarie, lo cual se expresa en situaciones como la
muerte de una persona cada 10 segundos por falta de agua potable. El dirigente
italiano señaló en sus conclusiones que las injusticias ocurridas constantemente en
todo el mundo llevan a situaciones extremas.

323
8 de febrero 2002

Rebelión en Argentina:
"Uno mismo tiene que tomar la acción y desde
la base"

James Petras
Socialist Worker
Traducido por Héctor Reyes

En noviembre, Argentina era un símbolo del desastre del mercado libre. Años de recesión
habían llevado el desempleo a casi 20 por ciento y empujado a una tercera parte de la
población a la pobreza. Y todo lo que el Presidente Fernando de la Rúa y su odiado
ministro de economía Domingo Cavallo pudieron ofrecer fue más sueldos recortados a
través de medidas de austeridad, despidos, recortes, y privatización. Pero Argentina es
hoy el símbolo de algo más: la esperanza de un mejor futuro. A mediados de diciembre,
el pueblo argentino dijo NO a la miseria de un sistema manejado por banqueros y
patrones. Para el 20 de diciembre de 2001, cada ciudad y pueblo de Argentina, inclusive
Buenos Aires, fueron paralizados por demostraciones masivas. Cavallo fue el primero en
irse. Entonces de la Rúa. Y una semana después de esto, una ola nueva de
demostraciones tumbó a otro gobierno.
James Petras ha trabajado por los últimos dos años con el movimiento de desempleados
en Argentina y con el movimiento rural de trabajadores de sin tierra en Brasil por más de
una década. El es el autor de numerosos libros sobre América Latina. El más reciente,
escrito conjuntamente con Henry Veltmeyer, se titula "Globalization Unmasked:
Imperialism in the 21st Century", publicado por Zed Books. El habló a principios de enero
con Alan Maass, el redactor de Obrero Socialista, acerca del levantamiento.

¿De donde salió la chispa para el levantamiento de diciembre?


La fuerza motriz de estas movilizaciones masivas tiene sus raíces en las actividades
sostenidas y de gran escala del movimiento de los desempleados.
El movimiento de trabajadores desempleados ha estado ganando fuerza durante los
últimos cinco años. Pero en el último año, se ha extendido a través del país y ha
jugado un papel mayor en asegurar programas de subsistencia del gobierno y
programas de obras públicas para por lo menos un sector de los desempleados.
Sus tácticas consisten en paralizar la circulación de bienes y el transporte. Así que los
llamados piqueteros bloquean las carreteras más importantes para hacer sus
demandas.
En el movimiento de los desempleados existe una preponderancia de mujeres,
especialmente mujeres a la cabeza de su hogar, que ha crecido con el desempleo.
En algunas áreas, el desempleo es probablemente de 50 a 60 por ciento. Muchos de
los piqueteros son trabajadores de fábrica con experiencia sindical. Muchos otros son
jóvenes que nunca han tenido un trabajo.
Ellos se organizan y bloquean las carreteras. El tráfico se embotella, los camiones no
pueden moverse, las fábricas no pueden obtener sus suministros. Estos son los
equivalentes funcionales de cuando los trabajadores de una fábrica ponen un alto al
uso de sus herramientas. En este caso, en vez de la producción ser directamente
parada, ellos paran las entradas de materia prima y la salida de productos
procesados.
Entonces el gobierno puede mandar a la policía, en cuyo caso hay una confrontación
total. Hay gente que ha muerto, cinco o seis recientemente en el norte de Argentina.
Pero el temor del gobierno es que si las confrontaciones continúan, las muchedumbres
de los inmensos arrabales pueden sumarse al conflicto, y podrían convertirlo en una

324
mini-guerra civil. Pero el gobierno generalmente - después de amenazas y
movilizaciones de la policía - negocia un acuerdo.
Estos acuerdos son discutidos por los participantes mismos. Ellos no delegan a
ningún líder para ir al centro de la ciudad. Ellos hacen que el gobierno venga a las
carreteras, y la gente allí discute lo que ellos deben exigir y lo que ellos deben aceptar.

Su experiencia con el liderazgo delegado es que éstos van el centro, se sientan en una
habitación grande con el gobierno o con la burocracia del sindicato, y usualmente son
comprados. Los líderes reciben algún soborno, aún los líderes militantes. O son
atrapados en algún acuerdo tripartita, y la base es traicionada. Su actividad se trata
de representación directa, negociación directa, acción directa.
Estas demostraciones han sido enormemente exitosas dentro de las áreas limitadas
en que ellos operan. Pero recientemente, tan temprano como septiembre del año
pasado, hubo dos reuniones nacionales que trataron de coordinar los comités de las
diferentes ciudades y regiones y suburbios de Buenos Aries, y ellos crearon una clase
de comité coordinador.
Pero lo que ellos le enseñaron a toda la población es que uno no puede depender de
los políticos. Uno mismo tiene que tomar acción y desde debajo.

¿Como fue que las luchas de los piqueteros prepararon el camino para las
demostraciones de diciembre?
Pienso que ese espíritu comenzó a manifestarse, aún en el centro de Buenos Aires,
poco antes de este último levantamiento. Hubo varios casos donde quejas surgieron, y
los comerciantes y otros decidieron cerrar las calles del centro de la ciudad.
Había un debate inmenso dentro del movimiento, porque el supuesto liderato
progresista del sindicato pensó que podría ganar el apoyo de la clase media
bloqueando las calles principales pero permitiendo funcionar a las calles alternativas.
Esto fue opuesto por los movimientos de desempleados más militantes, que dijeron
que o se cierran todas las calles, o ninguna.
Este espíritu capturó la imaginación no sólo de trabajadores empleados y, por
supuesto, de los jóvenes, pero también de la empobrecida clase media baja, e incluso
sectores más opulentos de la pequeña burguesía, como comerciantes, pequeños
empresarios y otros que tenían cuentas en los bancos.
Cuándo el gobierno confiscó finalmente los ahorros - billones de dólares en ahorros -
de la clase media, estas capas también se tiraron a las demostraciones en las calles.
Esta es una clase media empobrecida y radicalizada.
Es un error pensar en ésta como simplemente la clase media. Estas son gentes que
perdieron todos sus ahorros. No tienen dinero pagar sus compras en el supermercado,
o sus alquileres, o ir de vacaciones, o lo que sea. Así que a partir del ejemplo de los
trabajadores desempleados, llegaron a juntarse varios sectores de la población.
Hay una gran masa de desempleados que está envuelta en algún tipo de economía
informal. Hay trabajadores que no habían recibidos sus sueldos porque las cuentas de
sus patrones habían sido congeladas. Y hay una gran masa de empleados públicos y
pequeños comerciantes y otros que forman un frente muy amplio contra los
banqueros.
Los banqueros han podido sacar su dinero. Usando la compra de acciones argentinas
en la bolsa de valores de Nueva York, ellos no han tenido ningún problema en sacar
su dinero fuera del país.
Entonces esto es un fenómeno de clase, en que los trabajadores desempleados
formaron un polo de atracción, atrayendo a los trabajadores, a la pequeña burguesía y
otros sectores de la clase media a la política de la lucha extraparlamentaria a la
política de rechazar a los grandes partidos burgueses.
Esto, yo pienso, es la dinámica. Ahora, si esta clase media será un aliado estratégico
si ellos logran un arreglo que les permita sacar su dinero de los bancos es algo que
está por verse.

325
Pero creo que el factor más importante en esto es que la acción de masas, más que
todas las huelgas rituales de la burocracia sindical, llevó al desalojo de los líderes
principales del neoliberalismo y de los portavoces principales de los bancos de los
EE.UU. y del imperialismo estadounidense en el gobierno en aquel momento.
Cada vez, estos fueron reemplazados por caras nuevas, todos dentro del marco del
neoliberalismo. No hay forma de que la deuda sea pagada sin precipitar un
levantamiento masivo, en cuyo caso, yo pienso, el sistema parlamentario burgués
colapsará, y quizás habrá una guerra civil, con el ejército entrando en acción.
Nada en la prensa burguesa captura el grado de tensión y polarización que existe hoy
en Argentina. En Argentina, los activistas y revolucionarios lo describen como una
situación pre-revolucionaria. Y ciertamente el grado de hostilidad hacia todos los
partidos burgueses y el grado de militancia de grandes masas de personas describiría
la situación como pre-revolucionaria.
No hay en este momento un partido revolucionario organizado con raíces y apoyo. Hay
miles de activistas y militantes locales que se envuelven en estas actividades, y hay
una amplia radicalización de conciencia entre cientos de miles, sino millones, de
argentinos hoy inaudito en tiempos recientes en América Latina.
Pero los pequeños partidos de izquierda - todos los Trotskistas y los partidos
marxistas - gastaron la mayor parte de sus recursos recientemente para elegir
oficiales a un parlamento impotente. Y en ningún lugar estos partidos - o la
centro-izquierda, por supuesto - han ejercitado cualquier clase del liderazgo. Han
estado fuera de vista. Ellos publican sus manifiestos; ellos venden sus periódicos. En
ninguna de estas crecientes confrontaciones de masas que alcanza las proporciones
de cientos de miles en ciudades diferentes ha habido alguna vanguardia organizada.
Hay militantes del movimiento de los desempleados, que tienen alguna experiencia de
lucha callejera y preparación. Programáticamente, ellos están claros sobre sus
demandas inmediatas que son proyectos masivos de empleo, sueldos decentes,
beneficios de desempleo, y por supuesto, el rechazo al pago de la deuda. Y algunos
sectores claman por la renacionalización de los sectores estratégicos de la economía.

¿COMO VA ser el nuevo gobierno de Duhalde?


EL ACTUAL gobierno del Presidente Duhalde es claramente una provocación. El es un
hombre de la derecha, y él organizó, en el pasado, un aparato político de matones.
A pesar de lo que la prensa dice, él es capaz de movilizar a luchadores callejeros
derechistas grupos cuasifascistas que pueden atraer a lumpenes y a algunos
desempleados desorientados a retar por la hegemonía de las calles y quitarle un poco
de presión a la policía. Ya ha habido una confrontación mayor, con la policía, por
supuesto, tomando el lado de los matones peronistas de Duhalde.
Pero esto es, yo pienso, un ensayo. No va a haber un período de luna de miel para
Duhalde. Ahora, mientras hablamos, están ocurriendo demostraciones masivas en
Argentina, y hay preparaciones para una muestra grande de fuerza cuando él anuncie
su programa económico esta tarde.
Más que ningún otro acontecimiento [internacional] reciente, nosotros hablamos de
un país que tiene una larga tradición sindical, de acción colectiva. Las huelgas
generales son más comunes en Argentina que en cualquier otro país del mundo.
Este es el país que hoy tiene la concentración más grande de trabajadores industriales
desempleados del mundo. Y tercero, este es el país con el número más grande de
trabajadores desempleados organizados y comprometidos con la acción directa.
Pienso, que lo que es necesario o que hace falta en este contexto es un liderato político
reconocido que pueda llevar este proceso dinámico hacia adelante a la creación de un
gobierno de trabajadores. Creo que la corriente lucha pondrá de relieve esta cuestión
muy agudamente.
Debemos tener presente que el liderato en Washington no descansará hasta que
entierre este movimiento. Y pienso lo que quizás veamos es la preservación de la
fachada política civil y el regreso del ejército como un factor determinante en la

326
política.
Y eso es como tirar madera al fuego. Como vimos con la dictadura de 1976, esto
requirió 30,000 muertos y desaparecidos para enterrar al movimiento. Esta vez, hay
muchos, muchos más activistas y militantes que los que había en el apogeo de las
movilizaciones de los 1960s y 1970s.

Hablaste acerca de lo conservador de los líderes obreros y de las huelgas


generales "rituales". ¿Pero no han jugado las uniones un papel en la resistencia?
UNO NO puede meramente hablar de una huelga general en Argentina. Hay huelgas
generales, y hay huelgas generales. Y todos saben esto en Argentina. Uno puede
hablar con un conductor de taxi, que, cuando uno le pregunta, "¿Qué piensas de esta
huelga general?", dirá que los burócratas la usan para disipar la presión.
Estas son eventos de un día sin movilizaciones activas u ocupaciones de fábricas. Los
patrones lo saben, y el gobierno lo sabe que si ellos se sientan y cruzan los brazos por
un día, todo volverá a la normalidad.
Así que tienen pocas consecuencias. Hay poca movilización y poco que lleve a activar a
la clase y a crear conciencia de clase. Son decididas desde arriba, y son apagadas
desde arriba.
Hay tres confederaciones sindicales en Argentina. El sindicato oficial es la CGT, que se
ha aliado con cada gobierno desde que cayó la dictadura e incluso llegó a tener
arreglos con la dictadura.
Está la CGT-Moyano a CGT disidente dirigida por Hugo Moyano, que ha sido crítico de
la CGT oficial por estar tan cercanamente vinculada al gobierno. Pero en cambio, esta
federación es manejada por otro conjunto de burócratas que utilizan su oposición al
status quo para presionar al gobierno a hacerle concesiones a sus miembros mientras
se mantienen al margen de algún desafío estructural.
La tercera unión de importancia es la progresista CTA, que surgió como un rechazo a
la CGT y que tiene muchos de los trabajadores del sector público trabajadores que no
han recibido ningún alivio tras el cierre y los recortes de servicios y los despidos de
cientos de miles.
La burocracia del sindicato de Moyano ha estado más dispuesta a comprometerse con
las huelgas generales y a movilizarse en torno a asuntos específicos. Ellos usan
muchísima retórica populista, pero negocian luego sobre asuntos más estrechos de
carácter sectoriall, constantemente negociando a espaldas de los trabajadores.
Esto es por lo que muchos sectores de la clase de trabajadora desconfían de ellos,
viéndolos esencialmente como una oposición oportunista que es capaz de traer gente a
las calles, pero que es también bastante capaz de sacarla de las calles.
La CTA ha sido el más activo y radical de los sindicatos, dirigida por la ATE, la unión
de empleados públicos. Ellos han estado envueltos con los piqueteros y los
desempleados.
Ellos han señalado asuntos estructurales muy importantes. Sin embargo, en ningún
momento han cuestionado el sistema capitalista. Además, ellos tienden a enfrascarse
en acciones militantes, y entonces retroceden y negocian. Ellos han estado
conscientes de su posición como empleados del estado y por lo tanto están
comprometidos a negociar con el estado pero más allá de palabras no se comprometen
con el resto de la clase trabajadora.
Ellos dicen que debemos unificar a los desempleados con los empleados públicos. Pero
la experiencia de los trabajadores desempleados con el liderato nacional de la CTA y,
particularmente, el de la ATE ha sido que los desempleados se convierten en
auxiliares. Y cuando las negociaciones verdaderas suceden, es sobre reducciones en
empleo en el sector público. Eso es por lo que los desempleados decidieron irse y
organizarse por sí mismos.
Entonces, hay sectores poderosos de las uniones de empleados públicos, más sectores
de la unión de maestros, que se han envuelto en la lucha de masas y en
confrontaciones y han sufrido algunas heridas y muertes aún en las grandes

327
movilizaciones.
Pienso que uno tiene que distinguir entre el liderato nacional - particularmente de la
CTA y en menor grado del grupo de Moyano - y la gente común. Esto es especialmente
cierto en las provincias, donde uno encontrará sindicalistas muy militantes y muy
radicales, inclusive líderes locales, así como también de la base.
Por ejemplo, en Córdoba, en Salta, y en Neuquén, donde la industria del petróleo está
localizada, uno tiene un número grande de activistas sindicales, algunos que han sido
influenciados por los piqueteros, que se han unido a las luchas.

¿Cual és la forma que toman los vínculos entre los movimientos de desempleados
y los miembros de base de las uniones?
TE PUEDO dar un ejemplo. Los trabajadores de un hospital en Neuquén protestaron
por semanas, tratando de deshacerse de un director abusivo. Finalmente, el director
llamó a la policía para que terminara el bloqueo que los huelguistas tenían de la
entrada al hospital.
La voz rodó hasta que llegó a los desempleados. Ellos se montaron en sus automóviles
y autobuses - o cualquier transporte disponible - y llegaron allí, tantos como 300. En
menos de una hora, el director fue destituido, y los trabajadores del hospital eligieron
a un director nuevo.
Esto es un ejemplo de la clase de solidaridad entre los trabajadores de la salud y los
piqueteros que ocurre frecuentemente en el interior del país. Yo pienso que esto es un
desarrollo muy prometedor. Pero tiene que ser visto en el contexto.
Las declaraciones que vienen de los lideratos generales no son representativas de lo
que ellos hacen y ciertamente no corresponden a las clases de alianzas que se están
levantando a nivel de base. Esto es lo significativo.
No quiero decir que no haya líderes individuales en algún sector particular de la
industria que haya demostrado militancia. Pero la militancia de hoy tiene que ser
entendida en un sentido muy concreto. ¿Dónde estaban a los líderes de la ATE y la
CTA durante las protestas del 20 de diciembre?
Los militantes me dicen que estos estaban debajo de su cama. Ellos brillaban por su
ausencia en esos días magníficos que derribaron al gobierno de de la Rúa. Ellos no
enseñan la cara, como dicen en Argentina. Y eso es muy importante, porque la acción
dice mucho más que los discursos y los programas.

¿En donde figuran los trabajadores industriales en este panorama del


movimiento obrero?
El grueso de los trabajadores industriales está hoy desempleado. Ellos solían ser el 40
por ciento de la fuerza laboral. Hoy en día son menos del 20 por ciento.
Tenemos que pensar de los desempleados no como algún tipo de vendedores
ambulantes urbanos pobres. Estamos hablando de Argentina. Hablamos de gente que
trabajaba en plantas de autos, que eran trabajadores del acero, que trabajaban en la
metalurgia y la mecánica. Cuándo hablé en una reunión en Argentina en mayo
pasado, conocí a muchísimos trabajadores que tenían experiencia en los sindicatos.
Y lo que es aún más interesante son las esposas de los que fueron trabajadores
industriales. Una de las cosas que he notado es la militancia y los niveles altos de
participación de las esposas de los trabajadores industriales, esposas que han tomado
aún más responsabilidades familiares porque sus esposos han llegado a
desorientarse, en parte a causa de estar desempleados por tanto tiempo.
Las mujeres son quienes los empujan a unirse a la línea de piquete a llegarse allí y
estar activos para conseguir un trabajo. Porque si uno no está en el bloqueo de la
carretera, uno no va a estar allí para conseguir un trabajo cuando la asamblea reúna.
Para entender al movimiento sindical, pensemos que [John] Sweeney [presidente de la
confederación sindical de los EE.UU., la AFL-CIO] y el sector común y corriente de la
AFL-CIO estarían en la CGT. La centro-izquierda de la AFL-CIO estaría probablemente

328
con Moyano, el disidente. Muy pocos sindicalistas estarían en la CTA. Y por supuesto,
la sección militante de la CTA sería totalmente foránea al sindicalismo estadounidense
o inclusive a la mayor parte del sindicalismo europeo contemporáneo.
Tenemos que poner esto en perspectiva. La acción de masas y las confrontaciones de
masas que comenzaron el 20 hicieron más para cambiar la agenda política y la
fisionomía del gobierno que todas las huelgas generales y las protestas simbólicas de
los sindicatos en los últimos cinco o diez años. Las huelgas generales son importantes
cuando tienen un contenido social cuando los trabajadores ocupan las fábricas y
salen y confrontan al gobierno.
Esto es lo que yo pienso que estos movimientos de los desempleados tienen. Hoy estos
son gente desesperada. Estos no son trabajadores empleados que luchan contra cierta
reducción. Ellos han perdido todos sus ahorros. Ellos llevan sin trabajo mucho
tiempo. Muchos de ellos no han visto carne por meses. Esto es toda una masa
desesperada de gente que abarca varias clases pero en donde las demandas de clase
son articuladas.

¿Cuáles son las perspectivas para el desarrollo de una organización o un partido


que pueda adelantar las grandes cuestiones políticas?
EL PRINCIPIO organizativo de la lucha ha sido el hambre. Eso es lo que instigó el
saqueo de los supermercados en diciembre, y la organización de los bloqueos de
carreteras antes de eso. Había lo quizás podríamos llamar demandas de sobrevivencia
pidiendo trabajos aún trabajos de baja paga como los de obras públicas que pagan
unos $200 al mes y alimentos.
A partir de esa lucha y organización, algunos de los trabajadores más avanzados en el
movimiento con experiencia sindical y alguna experiencia política comenzaron a traer
otros asuntos, asuntos estructurales como el repudio de la deuda, inversiones
públicas de gran escala y la renacionalización de las industrias estratégicas.
Hay marxistas y socialistas que han estado envueltos en algunas de estas
organizaciones. Pero ellos están allí como militantes dentro de estos movimientos.
Ellos no son, ciertamente, la fuerza dominante. Y ellos ciertamente no tienen la
influencia en estos movimientos para dar liderato y dirección por lo menos por el
momento.
Pienso que lo que tenemos son tres niveles. Uno es la base, que sufre una privación
horrenda. Este es un país que es uno de los productores de carne y grano más
grandes del mundo, y los trabajadores pasan hambre. Ellos no tienen carne de res, no
tienen las pastas, no pueden alimentar a sus hijos y ellos ven los trenes
transportando las decenas de miles de toneladas de carne hacia Buenos Aires para
ser embarcadas a Europa.
Esto es una provocación. Aquí está una de las áreas más fértiles del mundo con un
desempleo en gran escala y con hambre, inaudito en la historia de Argentina.
Eso es un nivel. El segundo nivel es el liderato emergente, que tiene una concepción
de los cambios estructurales que nosotros podríamos llamar anti-capitalista y
populista. Y entonces tenemos un tercer nivel, en que los asuntos del socialismo y de
una revolución entran en juego.
Mientras el gobierno continúa evitando medidas que alivien los problemas, cada vez
más el poder dentro de estas movilizaciones se mueve hacia la izquierda. Hace un
mes, el asunto de la repudiación de la deuda extranjera era un asunto izquierdista.
Hoy, es común y corriente. El asunto de grandes proyectos de obras públicas era un
asunto izquierdista. Hoy, también se ha hecho común y corriente.
La renacionalización de industrias estratégicas básicas tenía un grupo muy pequeño
de partidarios. Hoy, está ganando decenas de miles de adeptos. La intervención en los
bancos era un asunto de una minoría. Hoy, ha llegado a ser un asunto principal.
Así que todo el debate político se ha movido hacia la izquierda, según la izquierda
comienza a ganar hegemonía ideológica. Pero son las ideas, no una izquierda
organizada.

329
12 de febrero del 2002

Israel y EE.UU

James Petras
Traducido para Rebelión por Marta Negro

Las cartas de los señores Almeyra, El Fisgón y Petro Miguel, y Arnoldo Kraus,
publicadas en el periódico La Jornada, en las que se critica mi artículo "Israel y EEUU:
una relación única", están llenas de distorsiones, invenciones y acusaciones
calumniosas.
1. Mi artículo dice que la política de EEUU hacia Oriente Medio y su relación con
Israel están fuertemente influenciadas por el grupo de presión israelí y adinerados e
influyentes judíos norteamericanos. Yo no escribí sobre una conspiración mundial
judía. El título de mi artículo era EEUU e Israel y hacía referencia explícita a los judíos
norteamericanos que dan apoyo incondicional a Israel. Escribí que la política de EEUU
en Oriente Medio (no en el mundo) está fuertemente influenciada por Israel mediante
el grupo de presión pro Israel y prominentes organizaciones judías. El señor Almeyra
desvirtúa mi discusión acusándome de escribir que EEUU es un "agente" de Israel.
2. Ninguna de las tres cartas habla de los hechos que se presentan en mi artículo: que
Israel recibe 2800 millones de dólares anuales de EEUU, más de 84000 millones de
dólares en 30 años, más de lo que reciben África y Asia juntas; que el gobierno de
EEUU veta cualquier resolución que condene los asesinatos masivos de palestinos en
el Líbano y los Territorios Ocupados; y que el gobierno de EEUU proporciona a Israel
las armas más modernas de destrucción masiva, que significan la muerte para cientos
de niños, mujeres y activistas palestinos.
El poder del grupo de presión israelí en los asuntos relacionados con Oriente Medio es
evidente en la administración Bush. A pesar de mantener una estrecha relación con la
industria petrolífera de Texas desde hace ya años, Bush ha dado apoyo al terror de
Sharon, y condenado a Arafat por buscar armas para proteger a su gente de los
ataques israelíes, mientras que por otro lado abastece Israel de helicópteros Apache.
Las compañías petrolíferas norteamericanas dan apoyo a los regímenes conservadores
árabes, como el de Arabia Saudí, que se opone a la violencia de Sharon. Aún así, Bush
sigue dando apoyo a Israel, en contra de los sauditas y sus aliados de la industria del
petróleo.
¿Por qué? La respuesta es evidente para cualquiera que se haya entrevistado con
alguno de los grupos de negocios de EEUU, militares, líderes religiosos y políticos: el
grupo de presión pro Israel es el más poderoso en Washington por lo que se refiere a
asuntos relacionados con Oriente Medio. Cité las principales áreas de la política para
ilustrar la relación de EEUU e Israel: el presupuesto de ayuda al exterior de EEUU, el
blanqueo de dinero, el ataque militar de Israel contra el buque USS Liberty, el
espionaje, los votos en las Naciones Unidas, los procesos de extradición, el perdón de
ricos judíos fugitivos (Marc Rich). Ninguno de los autores de las cartas pone en duda
estos hechos. Lo que hacen es meterse en perniciosas y deplorables calumnias al
comparar mi análisis empírico con "Protocolos de Zion". Por lo visto, el bueno del
doctor Kraus nunca se ha fijado en el presupuesto de ayuda al exterior de EEUU, ni
ha leído nada sobre la financiación de candidatos políticos por parte del grupo de
presión israelí, ni se ha fijado en los documentos de las Naciones Unidas sobre las
votaciones de EEUU en cuestiones referentes a Oriente Medio. El señor Kraus prefiere
predicar la ética de la difamación, o aún peor, la "ética" de la censura política a
quienes documentan los antecedentes de la influencia israelí sobre la política de
EEUU en Oriente Medio a través de su poderoso grupo de presión pro Israel.
Doctor Kraus, su defensa poco sutil de la censura sí se practica en EEUU, pero ya no
en México; y está encontrando una resistencia creciente en Israel, donde cientos de

330
soldados y oficiales rechazan la política genocida de Sharon, Bush y el grupo de
presión pro Israel de EEUU.
La única imprecisión de mi artículo es un error del traductor de La Jornada, que
convirtió en un siglo mi medio siglo de influencia israelí en Washington. Aparte de
esto, la traducción es excelente.
En ningún momento mi artículo se refiere a todos los judíos de EEUU (y aún menos
del mundo). Se refiere claramente a los judíos que dan apoyo incondicional a la
política de estado de Israel. Mis comentarios sobre la presencia de numerosos espías
israelíes en EEUU antes y después del 11 de setiembre se basan en un artículo del
respetado periodista Carl Cameron, en un informe de la Fox News (12 de diciembre
2001), y en informes de la Oficina de Contaduría General de EEUU. Algunos de estos
espías fueron detenidos y expulsados discretamente sin ninguna protesta oficial ni
publicidad alguna. Cité el artículo de Cameron y su declaración de haberse
entrevistado con numerosos oficiales de la inteligencia de EEUU, y los relatos de estos
sobre que los israelíes podrían haber tenido conocimiento previo de los hechos del 11
de setiembre. Estas son cuestiones legítimas que vale la pena explorar.
Intelectuales norteamericanos de origen judío, como Noam Chomsky, Norman
Finkelstein, Edward Herman y Howard Zinn, que critican a Israel y al grupo de
presión israelí en EEUU ven como se les niega el acceso a los medios de comunicación
de masas, y no tienen influencia alguna en la política de EEUU. Con frecuencia los
colonos pro Israel les acusan de "antisemitas que se odian a si mismos" por sus
críticas honestas y francas al estado israelí, con la misma virulencia deplorable que
caracteriza a los autores de estas cartas. Es muy triste ver que individuos que en
teoría son de izquierdas se meten en polémicas que recuerdan a lo que Leon Trotsky
llamó la Escuela Stalinista de la Falsificación. Estoy abierto al debate y a las críticas
sobre mis ensayos, pero sólo si se basan en los hechos y las teorías que presento, no
en calumnias dirigidas a silenciar las voces de argumentos medidos y razonados.
La calumnia es el último recurso de la ignorancia. Continuemos el debate – por
supuesto. Pero sobretodo, rechacemos las voces autoritarias que quieren convertir el
diálogo en un monólogo a través de la censura y las acusaciones difamatorias.
Para quienes estén interesados en mis análisis, mi página web es la siguiente:
http://www.rebelion.org/petras.htm. Encontraran un análisis de clase que refuta
absoluta y completamente las calumnias de Almeyra, Kraus, etc

331
13 de febrero 2002

¿Reforma o Revolución?
Una discusión en las condiciones actuales de
América Latina

James Petras
Exposición en Forum Social Mundial Porto Alegre 2002

El tema de hoy tiene una larga historia de discusiones. Cuando hoy lo retomamos, no
podemos ignorar la situación en la que estamos los revolucionarios, que somos
minoría en casi todos los contextos de la izquierda, aunque en algunos casos estemos
creciendo creciendo.
En primer lugar, tenemos que comenzar precisando qué es concretamente el
reformismo, ya que los revolucionarios no nos caracterizamos por el rechazo a las
reformas como muchas veces nos imputan los reformistas. No está allí la diferencia.
Hlando muy esquemáticamente, diríamos que el reformismo es la corriente política
que busca aumentar los ingresos de los trabajadores, disminuir el grado de las
desigualdades sociales, promover políticas de distribución del ingreso y políticas
sociales por la vía de buscar un mayor peso del estado, y promoviendo estos objetivos
dentro del marco del propio sistema capitalista.
La política revolucionaria en cambio tiene métodos de lucha distintos al reformismo:
acción extraparlamentaria, creación de nuevas formas de organización popular, de
doble poder. Pero no se trata de una diferencia metodológica que se justifique por sí
misma. La razón de ser de esta metodología es la búsqueda sistemática, por parte de
los revolucionarios, de la posibilidad de transferir a estas organizaciones populares el
control de las relaciones de producción y de las formas de gestión de la producción
social.
Viendo la realidad actual, podemos decir que hay un error muy grande, a veces, por
parte de los revolucionarios, de seguir calificando de reformistas referirse a corrientes
políticas con las que disputan en seno del movimiento popular y la izquierda. Porque,
de hecho, si nos atenemos a la caracterización anterior, vemos que estas
organizaciones llamadas reformistas, o que provienen del reformismo clásico que
conocimos, ya no lo son. Podemos ejemplificar esto gráficamente citando Milton
Friedman, el papá del neoliberalismo, quién llegó a decir la vez que conoció a Felipe
González, que si él hubiese sabido que los socialistas eran así, se hubiese hecho
socialista.
Pero para actuar sobre esta realidad no alcanza con repetir definiciones sobre las
diferencias entre reformistas y revolucionarios a partir de los textos clásicos, porque si
nos limitamos a tachar de reformistas a quienes no comparten la política
revolucionaria, perdemos la oportunidad de actuar en el escenario político real.
De lo que se trata, en cambio, es de partir de un análisis de la realidad. Veremos
inmediatamente que las condiciones que existían en los momentos históricos de auge
del reformismo clásico, ya no existen más. Y eso nos permite explicarnos entonces el
por qué del fenómeno de que ese reformismo clásico ya no funcione. Porque la
Historia nos muestra que el reformismo avanza en determinadas condiciones: cuando
hay crecimiento de la economía capitalista, cuando hay posibilidades de ampliar el
mercado interno, cuando hay una situación internacional favorable, cuando puede
existir un sistema político más abierto. Tal es el caso, por ejemplo, de la coyuntura de
las guerras de los países imperialistas entre ellos. En esa situación los países del
Tercer Mundo encontraban condiciones favorables para las ventas de sus materias
primas, y al mismo tiempo no podían importar productos industriales del Primer
Mundo porque la industria de estos últimos estaba volcada a la producción militar.

332
Debieron entonces llevar adelante la sustitución de importaciones, desarrollar su
propia industria para atender el mercado interno. Y eso generó las condiciones en las
que fueron posibles los casos de reformismo en el Tercer Mundo, cuyos ejemplos
veremos.
La revoluciones surgieron en cambio en otras situaciones, a partir de los desastres
producidos por las guerras, de colapso del mercado capitalista, y cuando el capital
imperialista había logrado copar nuevamente los mercados interiores de los países del
Tercer Mundo, cuando las burguesías de estos países pasan entonces a ser lo que
llamamos burguesías compradoras , simples intermediarias del capital imperialista sin
ninguna autonomía productiva. Pero aclaremos que el colapso del capital por sí mismo
no crea las revoluciones. Capital quebrado no significa el fin del capitalismo, o la
etapa final del capitalismo. No hay una etapa final del capitalismo, el capitalismo sólo
se termina cuando la gente decide tirarlo.
Y si miramos las experiencias políticas de los últimos veinte años, podemos decir que
no hay ni un sólo ejemplo de reformismo real, salvo alguna excepción parcial.
El peronismo de la década del cuarenta fue un ejemplo de reformismo en el Tercer
Mundo (de tipo populista). Pero el gobierno de Menem desarrolla una política
ultra-neoliberal.
El partido socialista chileno, el partido de Allende, podría ser tomado como un caso de
reformismo en otra época, pero hoy es el partido más liberal de América Latina. Y en
todo el continente vemos casos de movimientos nacionalistas que se han
transformado en liberales.
Como excepción, podemos contar apenas con pequeños episodios de reformismo, por
tiempos muy limitados. Alán García en Perú tuvo una muy breve política reformista
(nacionalización de la banca), pero muy pronto claudicó. Jospin impulsó primero la
reducción de la jornada laboral a 35 horas, pero de inmediato comenzó la mayor ola de
privatizaciones en Francia, superando aún a la de Chirac. Y debemos decir que no se
trata exclusivamente de Jospin y los socialistas, porque los verdes y el PCF van a cola,
discrepando, es cierto, pero conservan sus ministerios.
Y Chávez en Venezuela es otro de esos casos. Y la tragedia es precisamente que
cuenta con un gran apoyo popular. Más allá de su discurso, y hablo porque tuve
oportunidad de conocerlo personalmente en París y hablar extensamente con él, se
trata de un nacionalista liberal de rasgos populistas. En tres años no ha realizado
ninguna reforma profunda en Venezuela, no ha invertido ni siquiera en programas
sociales de envergadura, no ha hecho obras para atender a las necesidades de las
masas gastando grandes sumas de dinero en ello como sí lo hicieron los reformistas
populistas de hace décadas. Tiene sí una política externa de confrontación con el
imperialismo, pero al mismo tiempo, impulsa una apertura económica de Venezuela
de corte liberal. Su ley de tierras es más conservadora incluso que la reforma agraria
del 61, pagando las expropiaciones en efectivo y de inmediato. Pero incluso en ese
contexto, su política externa es ya demasiado para el imperialismo, y ha provocado la
ira de EE.UU. Los aspectos de su política internacional que chocan con el extremismo
actual de EE.UU. son: su rechazo a la agresión a Irak, su rechazo al Plan Colombia, no
permitir los vuelos militares por sobre el territorio venezolano, y, sobre todo, su
rechazo a la cruzada antiterrorista de EE.UU. Por este punto, los funcionarios del
gobierno norteamericano fueron expresamente a Venezuela a advertirle que le iban a
hacer pagar un alto precio. Por eso ahora han alentado una campaña abierta contra
Chávez por parte de la derecha. Chávez no tiene base orgánica, y no tiene tiempo para
crearla. La gente está cansándose de haber esperado seis años sin resultados. En
estas condiciones, si no radicaliza en forma inmediata su política social interna, no va
a tener posibilidades de sustentar su política exterior independiente, y no terminará
este año.
Esto que estamos diciendo no es un argumento deducido de los textos clásicos, las
limitaciones actuales que hacen imposible estos tipos de reformismo surgen de la
propia realidad.

333
Lo que ha ocurrido hoy a escala mundial es un viraje del neoliberalismo a un
neomercantilismo. El colapso del neoliberalismo no significa su final, por el contrario,
hoy van a apretar más, significa su combinación dentro de una nueva política, que
llamamos neomercantilismo, y que esta caracterizada por muros de contención para
los sectores no competitivos de los EE.UU., que reciben subsidios y créditos, al mismo
tiempo que el Estado imperialista trabaja para abrir los mercados en el sur. Y vemos
que se cierran las posibilidades de exportación a EE.UU. en un sector tras otro, autos,
cítricos, azúcar, en el caso de Brasil. Si aún pueden exportar café es porque EE.UU.
no produce café, de modo todos Uds pueden transformarse todos en cafetaleros sin
molestar a EE.UU. El neoliberalismo ya pasó, hoy es el neomercantilismo, que se
impone por la fuerza de la misma forma que el mercantilismo clásico que conoció la
Historia. Y esta nueva estrategia imperialista provoca la liquidación de los mercados
internos de los países del Tercer Mundo, y de esta forma, es una sentencia de muerte
para la pequeña y mediana industria y la pequeña y mediana propiedad que fueron la
base material del reformismo de otrora. Hoy se extrae el excedente a la fuerza.
A su vez, la burguesía en América Latina se ha transnacionalizado. Gran parte de sus
ingresos están depositados en bancos internacionales. 500 mil millones son
transferidos por año del Tercer Mundo a los bancos internacionales.
En estas condiciones, el proyecto reformista de Lula, de las democracias cristianas,
del Polo Social, y de tantos otros ejemplos en el continente, no tiene posibilidades de
ser realizado. Esto lo saben estos líderes políticos, y ya tienen decidido que los
programas que sus organizaciones esgrimen no se van a poner en práctica, se van a
dejar de lado. Si llegan al gobierno, por el contrario, van a profundizar el proyecto
liberal.
Además el neomercantilismo viene sustentado en la guerra. Esto significa la
militarización de América Latina, el llamado pacto antiterrorista impuesto por EE.UU.
y firmado de inmediato por todos los presidentes del continente menos Castro y
Chávez, que significa abrir las puertas de todo tipo de represión y el Congreso deja las
manos libres a la CIA a texto expreso, algo nunca visto anteriormente.
Con la nueva política belicista, EE.UU. busca matar dos pájaros con una sola piedra.
Al involucrar a sus aliados en ella, los usan para destrozar la resistencia del Tercer
Mundo, y al mismo tiempo crearles problemas a sus competidores entre las potencias
imperialistas. Estados Unidos difícilmente tenga problemas de abastecimiento de
petróleo a causa de la guerra en Medio Oriente, pero Europa sí puede llegar a
tenerlos. Esta política belicista tiene entonces un gran impacto en América Latina.
Y en este continente se dice desde hace unos años que vivimos una transición, pero
¿transición a qué? Uno de los grandes errores de la izquierda latinoamericana es
hablar de una transición democrática luego de las dictaduras militares. Lo que en
realidad hubo es una transición de un autoritarismo militar a un autoritarismo
cívico-militar, donde se conservan todos los resortes del autoritarismo tradicional,
donde las decisiones son tomadas por políticos no elegidos e impuestas por la
intimidación y el chantage. Algunos hablan de democracia, pero no la hay. Claro que
hay diferencias, ahora que estamos reunidos, no nos están golpeando, aunque ayer
mismo invadieron diez hombres armados el local de la CUT en São Paulo. Hay una
tensión permanente entre estas dos tendencias, como un paisaje híbrido
autoritariosmo-democracia.
Pero esto tiene un nuevo giro a partir del 6 y 7 de octubre (creo que hay que tomar
esta fecha y no el 11 de setiembre como fecha clave) como masacre a Afganistan, Y no
guerra, porque no hay realmente una guerra si hubo 20000 muertos afganos y un
soldado norteamericano. Un nuevo viraje que trae una ola de invasiones
generalizadas, aunque en general se trata de una invasión de funcionarios de cuello
blanco del FMI, siempre es una invasión militarizada porque los marines son el
soporte de esos funcionarios.
En esta nueva situación represiva, muchos políticos de izquierda pensaron que no hay
más remedio que acomodarse a la nueva realidad. Es un error, cuanto más se

334
acomoden, más golpes recibirán. La política de presión usada en los tiempos del viejo
reformismo debe ahora dejar paso a una política de vocación de poder.
Y para definir esta debemos prestar atención a las nuevas situaciones, como la de
Argentina, en que aparecen nuevas formas de lucha y nuevos protagonistas. Los
desocupados cortan las rutas, y al cortar el proceso de circulación de las mercancías
cortan el circuito de valorización del capital, en una forma equivalente a las huelgas
de los trabajadores que interrumpen la producción. Ahora, el desocupado es muchas
veces un ex-sindicalista que aporta su experiencia organizativa en las nuevas
organizaciones barriales. Aparecen también otros actores, luchas de los cocacoleros en
Bolivia y campesinos en otros países, los Sem Terra de Brasil, etc. Y en las luchas de
los indígenas en Ecuador, vemos entrar en escena a los explotados de los explotados.
Ante estas situaciones debemos tratar de comprender la nueva realidad. Lenin
esperaba la revolución en Alemania y no ocurrió, entonces volvió su mirada a otros
lados. Estas otras luchas tenían formas distintas. Mao fue criticado en su momento
por quienes argumentaban que organizar un ejército de campesinos no es el camino
para realizar una revolución socialista. Se equivocaron, por más que aquella
revolución que Mao llevó al triunfo tuviese sus limitaciones. Fue una auténtica
revolución de inspiración socialista. Lo mismo Cuba donde la izquierda se
automarginó de la lucha hasta último momento. Y por último, el gran líder Manuel
Marulanda en Colombia, despreciado por la izquierda por tratarse de un campesino
que no tiene producción escrita, pero que ha logrado formar un ejército de veinte mil
hombres que controla el 40% del territorio de Colombia y se mantiene por treinta
años, superando en esto al Che, y lo digo con el mayor de los respetos hacia el Che.
Debemos aprender de todas estas nuevas experiencias. Y si no entendemos esta
realidad, terminamos quedándonos debajo de la cama.

335
18 de febrero 2002

Porto Alegre 2002: Una historia de dos foros

James Petras
Traducido para Rebelión por Jorge Capelán

El Foro Social (FS) que tuvo lugar en Porto Alegre entre el 1 y el 5 de febrero de 2002
atrajo casi 70.000 participantes, incluyendo a más de 15.000 delegados de casi 5.000
organizaciones. Los delegados vinieron de 150 países para participar en 28
conferencias, 100 seminarios y 700 talleres. Más de 3.000 periodistas de radio,
televisión, periódicos y revistas cubrieron el evento. Siendo el primer evento de
envergadura desde el 11 de septiembre/7 de octubre, el FS refutó la línea de
propaganda de Bush-Rumsfeld de que los pueblos del mundo habían escogido entre el
imperialismo de los EE.UU. y el terrorismo islámico. Porto Alegre demostró que el
movimiento mundial "antiglobalización" está vivo y crece: en 2002 participó el doble de
gente que el año anterior, hubo una mayor cobertura de los medios de comunicación
(excepto en los EE.UU.), el espectro de grupos y participantes fue más amplio de lo
que ha sido en cualquiera de los foros previos; finalmente, la manifestación de
clausura con 50.000 participantes anti-ALCA fue la mayor hasta el momento en
América del Norte o del Sur.
Probablemente, tan importante como la presencia física de grandes cantidades de
gente y movimientos lo fue el espíritu del foro: la fe y el optimismo ascendentes se
reflejaron en la consigna central, "Aquí? otro mundo es posible."
Había pocos rastros del derrotismo y la desmoralización evidentes en los círculos
intelectuales de los EE.UU. y Europa después del 11 de septiembre. Las esperanzas
en un mundo alternativo fueron atemperadas por el reconocimiento de que la ofensiva
militar de los EE.UU. y su postura unilateralista pondrían más altos los obstáculos
para el cambio socioeconómico y medioambiental.
En gran parte, la cobertura más amplia de los medios de comunicación y los
reportajes más objetivos (excepto en los EE.UU.) se debieron a la presencia de
celebridades políticas que sostienen posiciones centristas (miembros de la diligencia
del Partido Socialista Francés, representantes de las Naciones Unidas, Banco
Mundial, dirigentes del sector moderado/socialdemócrata del Partido de los
Trabajadores del Brasil, etcétera). Los avances políticos y los logros del FS2002
notados por los medios Europeos Occidentales fueron acompañados por un particular
prejuicio en los reportajes: la mayoría de los periodistas y redactores citaron y
presentaron favorablemente las "ideas serias" de las personalidades y los líderes
políticos más moderados que se reunieron en la Universidad Católica. Muy pocas
veces se citó o se mostraron fotografías de los dirigentes de masas y de los activistas
de los movimientos populares. Por ejemplo, el Financial Times (5 de febrero de 2002,
p.28) caricaturizó las diferencias entre los radicales y los reformistas de la siguiente
manera: "Tras las teatrales expresiones de protesta, el Foro se caracterizó por un serio
intercambio de ideas y propuestas, tales como reformas de los acuerdos sobre los
derechos de propiedad intelectual de la OMC. La mayoría (sic) de los participantes
dijeron que no estaban en contra de la globalización, sino por una forma equitativa de
la misma, con una participación internacional más amplia en la toma de decisiones."
Los medios de comunicación, en su mayoría, ignoraron los cientos de reuniones
paralelas organizadas en los campamentos por grupos de activistas y las discusiones
formales e informales de las organizaciones radicales y revolucionarias de mujeres,
jóvenes, campesinos, indígenas. Mientras los medios de comunicación calificaron la
presencia del Banco Mundial, de las Naciones Unidas y de otros funcionarios como
que "agregaban legitimidad al Foro," para la mayoría de los activistas del Tercer
Mundo lo fueron la presencia de fuertes contingentes de militantes de Argentina,

336
recién venidos de echar abajo el régimen neoliberal, quienes le dieron al Foro su
legitimidad.
Mientras que muchos de los líderes mencionaron la "diversidad" del FS, noventa por
ciento de los participantes eran: brasileños (67%), italianos, españoles, franceses y
argentinos (23%). Más significativo que la diversidad de las nacionalidades (que como
lo demuestran los porcentajes indicados arriba, fue bastante limitada), fueron las
diferencias sociopolíticas entre los participantes brasileños y europeos.

Una historia de dos Foros


Si la declaración final unitaria emitida por numerosos movimientos sociales expresó
un nivel de consenso contra el pago de la deuda externa, oposición a la guerra de los
EE.UU. en Afganistán y solidaridad con los palestinos, las demandas programáticas
reflejaron las exigencias de las ONGs más reformistas y de las personalidades más
ilustres, mientras que el calendario de las movilizaciones para 2002 reflejó la
influencia de los activistas.
En realidad, el FS2002 se dividió entre reformistas y radicales, una división que
encontró su expresión al interior de las diferentes organizaciones e individuos
presentes. Esta división fue evidente hasta en la ubicación física de las discusiones,
así como en el estilo de la presentación y composición de la audiencia.
La mayor parte de lo que se ha escrito acerca del FS está basado en lo que tuvo lugar
en la Universidad Católica (PUC). Los eventos del PUC no fueron representativos del
FS, al menos a los ojos de muchos activistas del movimiento. Los organizadores
señalaron que aproximadamente una quinta parte (10.000) de los participantes del FS
estuvieron en el PUC -por lo general, aquellos de más de 40 años de edad y en su
mayoría profesionales de clase media. Fuera del PUC, aproximadamente 50.000
personas participaron en un espacio más politizado, que incluyó debates y discusiones
acerca de la lucha por el socialismo.
En la Universidad Católica (PUC) por lo general académicos, intelectuales y 'oenegeros'
discutieron entre ellos mismos. Sólo hubo un número muy limitado de dirigentes
campesinos, activistas urbanos y sindicalistas. Más aún, los académicos hicieron muy
poco por comunicarse efectivamente con los pocos activistas de base presentes, y sus
presentaciones en su mayoría no lograron articularse con las preocupaciones actuales
de los militantes. En las reuniones y talleres paralelos en los campamentos hubo
mayor debate entre activistas y oradores, un intercambio más fluido de ideas y un
mayor esfuerzo para articular experiencias entre los militantes de base.
El Foro estuvo fuertemente politizado. Por un lado estaban los reformistas -los
oenegeros, los académicos y la mayoría de los organizadores del Foro: ATTAC -los
partidarios de la Tasa Tobín de Francia- y dirigentes del ala social-liberal del Partido
de los Trabajadores del Brasil. Por el otro, estaban los radicales del Movimiento Sin
Tierra del Brasil, intelectuales activistas, piqueteros de Argentina, representantes de
partidos de izquierda, sindicatos, movimientos urbanos y grupos de solidaridad.
Hubieron diferencias significativas en la composición social de las reuniones y de las
manifestaciones.
En la marcha inaugural, dirigida por los funcionarios reformistas, los manifestantes
pertenecían a un conjunto diverso de grupos. La marcha no-oficial de 50.000
participantes contra el ALCA fue organizada por grupos radicales y concluyó con un
amplio contingente de trabajadores brasileños, campesinos y gente sin vivienda, así
como militantes internacionalistas de las luchas que están teniendo lugar en
Argentina, Bolivia y otros países.
Lo que resultó más llamativo de ambas manifestaciones fue la preponderancia de
contingentes, pancartas y banderas que representaban a los movimientos de izquierda
y radicales, y la mínima visibilidad de los contingentes reformistas/ONGs. Hubo pocas
pancartas del Partido de los Trabajadores, de la CUT de Brasil, de los grupos globales
de ATTAC, etcétera. Las diferencias en cuanto a poder de 'convocatoria' eran
evidentes. Sin embargo, los oradores centrales en ambos eventos fueron políticos del

337
Partido de los Trabajadores del Brasil, que este año se encuentran de campaña
electoral.
El Foro también estuvo dividido en cuanto a la dirección a seguir. Los reformistas,
citando cláusulas de la constitución de Foro Social, justificaron la exclusión de los
zapatistas, de las FARC y de otros movimientos populares insurgentes calificándolos
de "movimientos políticos," mientras que por otro lado presentaban figuras dirigentes
del Partido de los Trabajadores del Brasil, el Partido Socialista francés, etcétera. Más
aún, las exclusión por parte de los funcionarios del FS2002 de las Madres de Plaza de
Mayo, un movimiento social argentino muy prominente, fue protestada por el
Movimiento Sin Tierra del Brasil, que envió una invitación a las Madres y un pasaje de
avión a Hebe Bonafini. La división entre reformistas y radicales fue más evidente aún
en sus definiciones de lo central de la lucha y en las propuestas. Los reformistas
todavía hablaban el lenguaje de oponerse a la globalización, sumando a esto la
oposición al militarismo yanqui. Los radicales, vinculaban cada vez más la expansión
de las corporaciones multinacionales a los estados imperiales y hablaban cada vez
más el lenguaje del antiimperialismo. Esta no es una distinción retórica, está
profundamente enraizada en la orientación y las perspectivas estratégicas de los
alineamientos en pugna.
Mientras que los reformistas hablaban el lenguaje de continuar con las
movilizaciones, su impulso principal es el del cabildeo y las negociaciones entre elites
con el Banco Mundial y otros Organismos Financieros Internacionales para
asegurarse promesas de "globalización humanitaria." Muchos de los reformistas
hablan y escriben de "otra globalización," una globalización que implica agregar
cláusulas de derechos humanos, y un lugar en la mesa junto a los poderes imperiales
y sus banqueros y directores ejecutivos. Los radicales ven la movilización como
tendiente a la creación de nuevas organizaciones de poder popular, basadas en la
organización de masas de movimientos de pobladores urbanos, trabajadores, indios y
negros. Su orientación es la de crear nuevos movimientos internacionales basados en
la clase, como la Vía Campesina, que busca implementar transformaciones radicales
de los derechos de propiedad y las relaciones sociales de producción. Los reformistas,
al referirse a la "sociedad civil," no muestra interés en el "poder estatal;" se contentan
con presionar a los poderes imperialistas existentes para asegurarse mayor
regulación, limitaciones sobre los capitales especulativos (la Tasa Tobín) y una mayor
liberalización del comercio para ayudar a las elites agroexportadoras en el Tercer
Mundo a asegurarse nichos de mercado en el Norte. Los radicales se refieren
concretamente a organizaciones de clase que combinan género, raza y ecología, y
reconocen que, aunque las reformas son esenciales, éstas no han sido duraderas y ni
siquiera han sido implementadas por los estados imperialistas o por sus lacayos
locales. Señalan la necesidad de un nuevo poder estatal, basado en asambleas de
base y movimientos sociales capaces de socializar los medios de producción y
democratizar las relaciones sociales -desplazando totalmente a las actuales elites
corporativas y sus benefactores de las Instituciones Financieras Internacionales.
Rechazan las políticas de compartir espacios en la mesa del Banco Mundial como
estrategia de cooptación, en la que el control de los lazos financieros y estructurales a
los estados imperiales y a las Corporaciones Multinacionales, hacen de la
coparticipación una estrategia sin salida que sólo enriquece a los 'oenegeros' a
expensas del pueblo.
En su búsqueda del máximo (en realidad, mínimo) común denominador para la
"unidad antiglobalización," los reformistas incluyen personalidades y representantes
políticos cuyos partidos apoyan la masacre de Afganistán y que dan apoyo ("con
reservas") a la ofensiva militar de Bush a escala mundial. Los radicales describieron la
presencia de éstos como incompatible con los principios básicos del Foro y algunos
anarquistas estuvieron involucrados en un incidente de tarta-en-la-cara para dar a
conocer su opinión en ese sentido. Dentro del bando radical, los disciplinados
movimientos sociales, particularmente el MST, fueron la fuerza predominante para

338
prevenir que provocadores y anarquistas se lanzasen al vandalismo y para movilizar a
miles de militantes en una masiva pero pacífica demostración de fuerza política.
Mientras muchos comentaristas notaron la diversidad de los grupos y sus demandas,
pocos cuestionaron la representatividad de los presentes. Muchas de las ONGs de
Europa y los EE.UU. que estuvieron presentes son organizaciones en el papel, y la
mayoría de las ONGs del Tercer Mundo son miembros de pequeños grupos de
profesionales con pocos (si acaso) simpatizantes organizados y poseen poco poder de
convocatoria. Por otro lado, hubo un pequeño número de representantes de
movimientos de masas africanos, particularmente de Sudáfrica y Asia, que
representaron a cientos de miles de activistas de base. Sin embargo, fueron las
conocidísimas personalidades intelectuales de las ONGs las que llenaron las tarimas e
informaron al público acerca de los movimientos en sus regiones. La
sobre-representación de grupitos de personalidades a expensas de los militantes
ciertamente que atrajo a los medios, pero no aumentó el intercambio de ideas y la
transmisión de experiencias a aquellos que se encuentran en la primera línea de la
lucha. Las sesiones plenarias oficiales y los "testimonios" estuvieron fuertemente
sesgados a favor de los 'oenegeros' y los intelectuales, mientras que los talleres
paralelos y los seminarios fueron el lugar de ocasionales intercambios fructíferos entre
activistas de movimientos sustantivos trenzados en batallas significativas contra el
imperialismo ("globalización").
En la discusión de "alternativas," los organizadores oficiales enfatizaron el
imperialismo "reformado" y el capitalismo "regulado," mientras que los movimientos
sociales radicales abrieron un debate y pusieron sobre la mesa la discusión acerca del
socialismo. La declaración final de los movimientos sociales reflejó un compromiso
entre los reformistas y los radicales. Por un lado, hubo un diagnóstico radical de los
problemas del mundo y un calendario repleto de movilizaciones para todo el 2002, y
por otro lado, las demandas finales reflejaron en su mayoría la inclinación de los
reformistas por los intercambios de migajas, dejando de lado cualquier demanda
estratégica por un socialismo participativo y la derrota del imperialismo.

Conclusión
Con nubarrones de guerra imperialista sobre el horizonte, una recesión mundial que
se profundiza y Washington activamente dedicado a construir su imperio
neomercantilista desde América Latina hasta los campos petrolíferos del Asia del Sur
y Central, hay poco espacio y lugar para la política reformista. Como lo ha declarado el
Presidente Bush, se trata de adaptarse al imperio o perecer. El giro a la derecha de los
organizadores del Foro Social 2002, su programa minimalista y su énfasis en
presentar personalidades moderadas, no es probable que logre construir una
resistencia contra la ofensiva imperial de los EE.UU. El nuevo imperialismo está
polarizando el mundo de una manera que se ajusta a los análisis de los radicales. La
amplitud y la profundidad de la militarización de los EE.UU. no puede ser confrontada
con protestas esporádicas de redes de ONGs sin un apoyo popular organizado. Los
movimientos sociales radicales que construyen poderosos movimientos
anticapitalistas locales, regionales e internacionales son mucho más efectivos que las
ONGs internacionales trotamundos.
El FS2003 tendrá un año para reflexionar acerca de las nuevas realidades, y
esperemos que pueda capitalizar el vasto apoyo presente en el FS2002 para
profundizar y radicalizar su agenda, en línea con las realidades históricas emergentes.
Hacer otra cosa llevará a una nueva consigna, "Otro Foro Social es Posible."

339
21 de febrero de 2002

El capitalismo al fin del milenio

James Petras
Henry Veltmeyer - Semanario La Aldea

Introducción
Un buen lugar para iniciar una revisión del capitalismo latinoamericano es la Era del
imperialismo de Harry Madoff. Las últimas dos décadas del desarrollo capitalista en
América latina han sido testigo de un período de prosperidad sin paralelo de los
bancos estadounidenses multinacionales y de las corporaciones, así como de un poder
político casi indisputado, ejercido desde Washington. A pesar del consenso intelectual
que se ha formado alrededor del concepto de globalización, las dinámicas de estos
desarrollos en América latina pueden ser entendidas mejor en términos de la
actuación del imperialismo euro-americano. Aunque tiene raíces largas y profundas
en la región, no es sino hasta las décadas de los ochenta y noventa que el
imperialismo, el estadio más elevado -y final- del capitalismo, llegó efectivamente a la
mayoría de edad en América latina, creando las condiciones para su consolidación.
Varias cuestiones son centrales en nuestra discusión sobre la configuración actual del
poder capitalista en América latina al inicio del siglo XXI.

Primero, hay una creciente evidencia de la hegemonía de Estados Unidos sobre el


proceso global de acumulación capitalista. A lo largo de los noventa el capital
estadounidense y su estado imperial han incrementado su peso y posición en la
economía global, embarcándose en un verdadero frenesí de fusiones y adquisiciones
de las corporaciones líderes en los sectores estratégicos de la economía global, al
punto que 224 de las 500 corporaciones más importantes son ahora norteamericanas
(contra 222 de hace sólo un año); y de las 100 primeras, 60 lo son. En lo que respecta
a América latina, 10 de las 20 más importantes son propiedad norteamericana. Esta
hegemonía emergente y de creciente poder económico, y la declinación
correspondiente de la posición de Europa, y particularmente del capital japonés [1], va
paralelo a una serie de movimientos estratégicos para establecer el control sobre las
palancas e instituciones de las finanzas globales y el "ejercicio del gobierno" así como
potencia militar.

Segundo, la riqueza y el poder sin paralelos de Wall Street y Washington en América


latina es un fenómeno relativamente reciente, arribado después de varias décadas de
políticas nacionalistas y populistas que limitaron la profundidad y amplitud del
imperialismo norteamericano y bloquearon su hegemonía.

Tercero, a pesar de diversos esfuerzos por reactivar las economías nacionales en la


región, éstas han estado acosadas por una tendencia a la profundización de la crisis.
Las condiciones de esta crisis incluyen el pillaje de los recursos en proporciones
asombrosas y operaciones aun más grandes de rescate de los inversores
norteamericanos, organizadas por el estado imperial y sus adjuntos institucionales de
la «comunidad financiera internacional".

Cuarto, mientras las condiciones de pobreza y las desigualdades sociales en la


distribución de los recursos productivos y del ingreso están encastradas en
estructuras económicas y sociales hondamente enraizadas, la actual ascendencia del
imperialismo de Estados Unidos en la región ha llevado a una reversión de los avances
limitados que habían logrado la clase obrera y las clases medias, así como a un serio

340
retroceso en sus niveles de vida.

Quinto, la transición capitalista desde una economía agrícola rural a una economía
industrial centrada sobre las ciudades ha conducido a una nueva y fundamental
división en la sociedad latinoamericana. De un lado hay una burguesía dominada por
un puñado de super ricos, ligados con los circuitos de¡ capital global y un pequeño
racimo de corporaciones multinacionales orientadas a la exportación. Del otro, una
creciente masa de trabajadores empobrecidos, superexplotados y marginalizados,
ubicados en el sector informal en desarrollo de las economías urbanas de la región,
despojados de derechos sociales y de legislación laboral protectora.

Sexto, se ha construido un nuevo lenguaje político y discurso teórico para cegar la


actuación de¡ imperialismo en la región y en cualquier otro lugar. Los bancos y
corporaciones trans o multinacionales en sus operaciones (toma de empresas
productivas, apropiación de activos, dominación de mercados y extracción de
ganancias sobre la base de¡ trabajo barato) ya no son entendidos como unidades y
agentes del sistema imperialista; ahora son vistas allanando la globalización y la
creciente integración e interdependencia de la economía mundial. La transferencia del
ingreso del trabajo al capital y su reconcentración es considerada un mecanismo de
ajuste interno a las exigencias de la economía global. La compra barata de activos
públicos y estatales es llamada "privatización". La quita de restricciones a la inversión
extranjera, la liberalización de los mercados, la desregulación de la empresa privada,
todas políticas destinadas a incrementar la tasa de ganancia del capital invertido, son
vistas como formas de "ajuste estructural". La prescripción imperial de políticas
macroeconómicas es descripta como "estabilización". La imposición de políticas
económicas destinadas a atraer y favorecer el capital extranjero; el salvamento de
inversores internos y el acrecentado control sobre las fuerzas militares y policiales,
bajo el pretexto de las campañas contra la droga, son llamadas libertad de mercados"
o "políticas amigas de los mercados". La acomodación del "Tercer sector" o de
organizaciones populares a los intereses y políticas del estado imperial es descripta
como buen gobierno" o "fortalecimiento de la sociedad civil", un factor crítico en el
proceso de desarrollo económico". Y las acciones en busca de beneficios llevadas a
cabo por la clase dominante son consideradas como el comportamiento socialmente
orientado y subjetivamente significativo de los nuevos agentes económicos o, en
términos "posmo ernos", como las acciones de individuos diversos y particulares en
búsqueda de su identidad social. Con la disolución en el pensamiento de las
estructuras operativas y las condiciones materiales del sistema capitalista, las clases
también desaparecen. Aun la clase capitalista -dominante económica y políticamente-
base social del sistema imperialista es reemplazada por una multiplicidad de actores
sociales e individuos, y cada uno batalla por definir y ubicarse en el contexto social del
nuevo orden económico global y la heterogeneidad de sus condiciones, que son vistas
y tratadas más como subjetivas que objetivas.
Para entrar en la discusión del capitalismo y del imperialismo en América latina, el
primer paso es descartar el lenguaje y discurso eufemístico, impreciso y enceguecedor
que se ha convertido en una moda, y volver a las categorías más precisas y rigurosas
del marxismo.
Orígenes históricos de la hegemonía imperial
Desde 1930 hasta mediados de los setenta el imperialismo norteamericano en América
latina se vio constantemente desafiado por regímenes y movimientos nacionalistas,
populistas y socialistas democráticos. Estos desafíos eran por lo general más
reformistas que revolucionarios, en la medida en que cuestionaban elementos del
proyecto imperialista, pero no el conjunto de las relaciones y el sistema existente.
En los años treinta y cuarenta el presidente Cárdenas de México nacionalizó los
intereses petroleros de Estados Unidos, mientras Vargas en el Brasil, Perón en la

341
Argentina y el Frente Popular en Chile promovían la protección estatal de la industria
nacional con barreras comerciales, iniciando un vasto movimiento hacia la
nacionalización de industrias estratégicas en la región. En los cincuenta el presidente
de Guatemala, Arberiz, expropió la tierra de la United Fruit y la distribuyó entre los
campesinos, lo que dio por resultado un golpe de estado exitoso dirigido por la CIA
contra su administración. Una revolución de tipo radical nacionalista tuvo lugar en
Bolivia en 1952, seguida de una revolución social en Cuba que desafió la hegemonía
imperial en la región. Los sesenta y setenta fueron testigos del surgimiento de
regímenes y movimientos populistas, nacionalistas y democráticos a lo largo del
continente. Este "largo medio siglo" de avance social y político dio como resultado una
significativa legislación social y económica que legalizó sindicatos, proveyó de
beneficios sociales básicos, extendió la educación pública y la asistencia en salud a
sectores sustanciales de la clase obrera industrial, de los empleados públicos y en
unos pocos casos (Chile entre 1970 y 1973) a los campesinos.
Este período, que precedió a la actual fase de hegemonía imperial de Estados Unidos y
que asistió a la gradual incorporación de la clase obrera y de las clases medias al
proceso político y de desarrollo, no fue de ninguna manera una "edad dorada" de
desarrollo o un paraíso para los trabajadores. Estos eran explotados, los campesinos
estaban excluidos de la legislación social, y las economías dependían fuertemente de
la exportación de bienes primarios a los países adelantados industrialmente para
financiar sus importaciones de bienes de capital e intermedios. De todas maneras,
todavía había algunas restricciones sobre el capital, y bajo diversos regímenes
populistas mejoró de manera significativa la distribución de¡ ingreso entre el capital y
el trabajo. En el caso de Chile bajo el régimen socialista de Allende el trabajo recibió
casi el 60% de¡ ingreso derivado de la producción social, un avance que fue
rápidamente revertido por el régimen de Pinochet. Este creó las condiciones para que
en 1989, después de 17 años de políticas neoliberales, la participación de¡ trabajo en
el ingreso nacional estuviera reducida al 19%, una de las más bajas del mundo.
El sistema de dos clases (campesinos/propietarios de tierras) que había prevalecido en
el período de depresión fue reemplazado por una estructura más compleja que,
además de los campesinos y propietarios de la tierra, incluía obreros, pequeña
burguesía y burguesía industrial. Una ola de nacionalizaciones en los años sesenta y
comienzos de los setenta vio cómo la energía, minería, telecomunicaciones, transporte,
acero y otros sectores estratégicos de la economía pasaban a estar bajo el control del
estado. En algunos casos las firmas imperiales fueron compensadas generosamente y
muchas encontraron lucrativas salidas para nuevas inversiones. Las barreras
tarifarias impulsaron la industrialización nacional pero no impidieron que las
corporaciones multinacionales (CMNs) siguieran estableciendo plantas filiales. De
todas maneras, por lo general tuvieron que sujetarse a la legislación que establecía
requisitos en cuanto al sector de la economía, el empleo de los nacionales y el régimen
cambiario (producir para la exportación). Más serio todavía fue que las CMNs tuvieron
restricciones en lo que respecta a la inversión directa y la repatriación de beneficios,
viéndose forzadas a recurrir a subterfugios tales como la transferencia de los
beneficios mediante los precios, de manera que emergieran a la superficie en
economías más liberales y menos restrictivas.
Los regímenes nacional-populistas de América latina permitieron que hubiera
sustanciales beneficios sobre el capital extranjero invertido y las operaciones de las
CMNs. De todas maneras, tras la revolución cubana, nuevas y más radicales medidas
estuvieron en los programas de muchos gobiernos, creándose las condiciones para la
reacción política de las fuerzas sociales generadas en el proceso de acumulación
capitalista. En particular, una nueva clase de ricos operadores de negocios y de
banqueros estaba irritada por la legislación laboral y los controles establecidos sobre
sus capitales, para no hablar de las medidas destinadas a redistribuir los recursos
productivos, tales como la tierra, así como el ingreso. Esta clase se volcó hacia las
fuerzas armadas y las corporaciones multinacionales en busca de apoyo para romper

342
la alianza populista y asegurar una mayor participación en los mercados exteriores,
financiamiento de sus emprendimientos y acceso a nueva tecnología. Así se formó la
base social para las políticas de contrarreforma y el ascendiente del imperialismo
norteamericano que caracterizaría al capitalismo latinoamericano en las siguientes
dos décadas.
Las bases políticas e ideológicas del ascendiente imperial
De acuerdo con los ideólogos del neoliberalismo el "mercado libre" se ha convertido en
el modelo dominante debido al fracaso del "estatismo" y a las virtudes inherentes del
mercado. Pero los datos históricos sugieren otra cosa. El "mercado libre" surgió en
América latina precisamente en reacción al éxito de las reformas sociales y fue
impuesto con la intervención política violenta.
Washington, en concierto con los militares de América latina, derribó a los gobiernos
elegidos democráticamente en Chile, la Argentina, el Brasil y el Uruguay. Las nuevas
dictaduras, apoyadas por las instituciones financieras internacionales, procedieron a
desmantelar las barreras sociales y proteccionistas, a desnacionalizar los sectores
industriales y bancarios y a privatizar los activos públicos. Las políticas de mercado
libre fueron implementadas y puestas en vigor por regímenes draconianos que
mataron a miles, encarcelaron y torturaron a decenas de miles y obligaron a muchos
más a ir al exilio. Los vínculos políticos entre los bancos, las corporaciones
multinacionales, los capitalistas transnacionales de América latina y el estado fueron
reforzados y las aspiraciones de hegemonía de Estados Unidos se hicieron realidad.
La centralidad de la política, la violencia estatal y la intervención del estado imperial
en la construcción de la nueva configuración neoliberal desmiente a los que sostienen
que la institución del "nuevo modelo económico" se debió a la mayor eficiencia y
racionalidad del mercado. La expansión de la inversión imperial vía compra de
empresas privatizadas, la toma de bancos latinoamericanos y la penetración de los
mercados no fue el producto de fuerzas globales impersonales e inevitables (y
amorfas); mucho menos fue un inevitable "imperativo de la globalización" o del
"sistema mundial capitalista". Más bien la nueva configuración de poder es el
resultado de una guerra de clases conducida en el nivel nacional, regional e
internacional y ganada por las fuerzas imperiales y sus aliados domésticos, quienes
procedieron a construir un nuevo orden económico y sociopolítico, acorde con sus
intereses.
Inmediatamente después entraron en juego los ideólogos del nuevo orden imperial.
Ellos han elaborado un nuevo discurso (globalización) para darle cierta legitimidad. El
nuevo proyecto imperial hace varias afirmaciones y proyecciones futuras acerca del
desarrollo capitalista que necesitan ser deconstruidas y sometidas a un análisis
crítico.
La primera afirmación es que el sistema anterior "estatista-populista" y su modelo
económico estaba en crisis, una vez cumplido su ciclo, y que un nuevo modelo de
acumulación era necesario, dirigido hacia el exterior en lugar de estar orientado hacia
adentro: dirigido hacia el mercado mundial -el motor del crecimiento económico y el
sector privado -su chófer-.
La segunda afirmación es que el nuevo modelo requeriría un período de ajuste penoso
en el cual los salarios más bajos y la eliminación de los empleos en servicios públicos
llevarían a un crecimiento dinámico basado sobre la concentración del ingreso (un
nivel más alto de ahorro e inversión), y flujos de capital en amplia escala, de largo
plazo, que llevarían a nuevos trabajos mejor pagados y a ingresos más altos.
La tercera afirmación es que la "transformación productiva" (conversión tecnológica) y
"modernización" que acompañó la liberalización incrementaría la competitividad
internacional de las firmas latinoamericanas, aumentaría el consumo privado sobre la
base de menores costos de producción e importaciones más competitivas y llevaría a
una torta económica más grande, que incrementaría el ingreso real y beneficiaría a los
pobres, aun cuando las desigualdades sociales existentes persistieran, como se

343
esperaba que sucediera.
Finalmente, los neoliberales sostienen que, una vez que el nuevo orden esté
establecido, la liberalización económica conducirá a una política democrática.
Entonces surgirán políticos responsables, preocupados con la administración del
sistema de libre mercado y con evitar las demagógicas e irracionales demandas
"populistas".
En esta concepción del "orden económico del nuevo mundo" (la consolidación del
sistema imperial) se presume y argumenta que las adaptaciones a los cambios en él (y
los requerimientos del) sistema económico mundial darían un nuevo dinamismo a las
economías de la región, permitiéndoles participar de la "nueva ola de prosperidad" que
está por inundar a todo el mundo. De todas maneras las evidencias sugieren un
desarrollo y giro muy diferente de los acontecimientos: el surgimiento de una enorme
división entre nuevas formas del capital y el trabajo, que producen en abundancia, de
un lado, grandes concentraciones de riqueza y, del otro, condiciones de extendida y
creciente pobreza y miseria.
En el contexto de este desarrollo, sostenemos que la retórica de la globalización y del
ajuste estructural, y la previsión de un crecimiento renovado y prosperidad, están
destinadas a encubrir el proyecto imperial de recolonización. El programa real que
está detrás de la consolidación del nuevo orden imperial en América latina es no sólo
generar un renovado ciclo de acumulación capitalista, sino también crear en el
proceso las condiciones que permitirán a las fuerzas del imperialismo norteamericano
avanzar y expandirse en otras partes del mundo. En efecto, América latina ha sido
señalada no sólo para ser saqueada en sus recursos, sino también como un terreno de
lanzamiento hacia la batalla pendiente por el mercado mundial entre los centros
líderes de los poderes capitalistas y las aspiraciones hegemónicas, y las pretensiones
del capital de Estados Unidos.

El Nuevo Orden Imperial: doce años en el poder


Existe abundante evidencia para sostener que los miembros de la elite de la clase
capitalista transnacional de América latina así como las "empresas" imperiales se han
beneficiado enormemente con la hegemonía imperial de Estados Unidos en el último
cuarto de siglo. La naturaleza del Nuevo Orden Imperial en América latina puede ser
entendida en términos de los hondos lazos estructurales que han servido como puntos
de extracción de excedente y de las relaciones clase/estado que los han sustentado.
El Nuevo Orden Imperial se construye sobre cuatro pilares: pagos de intereses a largo
plazo de la deuda externa en gran escala; transferencia masiva de beneficios derivados
de las inversiones directas y de cartera; compras y toma (takeovers) de empresas
públicas lucrativas y de empresas nacionales con problemas financieros, así como
inversiones directas en talleres y fábricas de sobreexplotación, en recursos energéticos
y en manufacturas e industrias de servicios de bajos salarios; cobro de rentas
provenientes del pago de regalías sobre una amplia gama de productos, patentes,
mercancías culturales, etc.; balances de cuenta corriente favorables basados sobre la
dominación de las corporaciones y bancos de Estados Unidos en la región gracias a la
tradicional "familiaridad" con el mercado y a los lazos históricos.

(i) Pagos de intereses sobre la deuda


En lo que respecta al pago de los intereses sobre la deuda externa, las estadísticas
causan vértigo y la realidad que les corresponde aún más. La mayoría del capital
original en forma de préstamos bancarios sindicados fue prestada en los setenta,
cuando los bancos comerciales de Estados Unidos expandieron rápidamente sus
operaciones internacionales para ubicar sus excedentes de capital y ganar las altas
tasas de retorno que anticipaban. Para 1982, unos 257.000 millones de dólares
habían sido extendidos en esta forma (préstamos bancarios) a los gobiernos

344
latinoamericanos y al sector privado, particularmente en México y el Brasil, que por sí
solos tenían más del 50% de toda la deuda acumulada del tercer mundo. Con el inicio
de la "crisis de la deuda" en 1982 el volumen de los créditos bancarios a la región fue
drásticamente reducido, a pesar de que en el curso de la década -desde 1983 a 1989-
la deuda externa acumulada de la región creció de 257.000 millones de dólares a
452.000 millones; esto a pesar de haberse pagado intereses por 170.000 millones. El
resultado fue un drenaje neto de recursos tan grande (120.000 millones), que el
entonces presidente del Banco Mundial se vio impulsado a observar, con alguna
vacilación, que la transferencia de recursos en tales proporciones es... probablemente
prematura".
Para los noventa, cuando el flujo de capital a la región había cambiado
significativamente en su composición (crecientemente en la forma de valores y no
deuda), los Institutos Financieros Internacionales (IFIs) anunciaron en son de triunfo
el fin de la crisis de la deuda, a pesar de que la mayoría de los países aún tenían que
servir sus deudas externas por un nivel (50% de los ingresos por exportaciones) que el
mundo bancario define como "crítico". En el curso de la década el problema de la
deuda externa no se superó de ninguna manera, a pesar de que era visto ahora por
los IFIs como "manejable" (Cuadro1). Para 1998 el total de la deuda externa de
América latina trepaba a 698.000 millones de dólares, un incremento del 64%
respecto de la deuda existente en 1987, el año pico de la crisis de la deuda. De todas
maneras, lo que es significativo acerca de esta deuda no es su tamaño (alrededor del
45% del producto bruto regional) ni el peso que representa para los trabajadores,
productores y clases medias de la región, sino el volumen de los pagos de intereses a
los bancos de Estados Unidos como una forma de plusvalía y el drenaje de una
inmensa masa de capital potencial de América latina. En sólo un año (1995) los
bancos recibieron 67.500 millones de dólares de esta fuente y en el curso de la década
más de 600.000 millones, un número equivalente a aproximadamente el 30% del total
de los ingresos por exportación generados en el período a un enorme costo económico
y social.

Cuadro 1 Deuda y pago por la deuda, América latina, 1982-98 (en miles de millones
de dólares, promedios anuales, a precios corrientes)
'80 '87 '90 '91 '92 '93 '94 '95 '96 '97 '98
Stock de deuda 257 474 476 491 450 526 547 588 627 650 698
% de pnb 36 66 45 45 42 37 35 36 35 33 36
Pagos 30 47 41 39 37 38 35 36 35 33 35
% de
36 37 32 26 26 28 29 29
exportaciones
Fuentes: Banco Mundial World Debt Tables 1994/95, 1994, World Development
Report, varios años; Cepal, 1998b:25

(ii) Inversiones de cartera


Seducido por un programa de reformas neoliberales, el capital privado ha afluido a
América latina a una tasa acelerada a partir de 1991 (Cuadro 2). Las inversiones de
cartera en acciones y títulos han formado una parte importante de este flujo de
capital, representando la parte del león del total de los flujos de capital a lo largo de la
década y, como inversión directa extranjera (IDE), altamente concentrada en los

345
países avanzados más industrializados de la región, el Brasil y México. En los años
que llevan a la crisis de la deuda de los ochenta hubo una salida neta de inversiones
de cartera, que reflejan no sólo la volatilidad de esta forma de capital, sino también un
síntoma de la fuga del capital así como de las condiciones que llevaron a un
incremento persistente de los déficits de la cuenta corriente en la región y la erosión,
sino saqueo, de las reservas de divisas de los bancos centrales (Cuadro 6). Los
primeros años de los noventa vieron un boom de las inversiones de cartera, atraídas
por las altas tasas de interés y las oportunidades en los mercados emergentes, pero en
los años siguientes ha habido un considerable sube y baja, y entrada y salida, en el
flujo de la inversión de cartera, en la medida en que los inversores responden a los
ajustes de los gobiernos, a las manipulaciones de las tasas de cambio y de interés, y a
las condiciones cambiantes. En general, se observa (Cuadro 2 y UNCTAD ) [2] que
países de América latina (más que en cualquier otro lugar, con la excepción de Chile)
han tendido a apoyarse más sobre la inversión extranjera de cartera que en la
inversión extranjera directa (IDE). Hasta hace poco y desde 1992 los flujos de entrada
de inversión de cartera en la región (bonos y títulos emitidos por gobiernos,
especialmente del Brasil y México) han excedido por mucho a los flujos de entrada de
IDE [3].

Cuadro 2 Flujos de capital en activos hacia América latina (miles de millones de


dólares acumulados)
1981-8
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997
9
Entrada
-8.3 12.2 25.3 51.1 76.3 66.3 61.2 89.1 94.8
neta [4]
IDE +
82.1 28.2 45.7 91.6 91.8 37.3 94.2 88.6
Cartera
IDE 83.0 8.7 11.6 17.6 17.2 28.7 31.9 43.8 56.1
Cartera -9 16.6 28.1 74.4 63.1 5.4 50.9 32.5
Otras -90.5 -2.9 0.4 -15.3 -25.5 23.9 -5.1 6.2
Fuente: Para inversiones de cartera y otras, FM1 lnternational Financial Statistics
varios años; para. W 1990-97: UNCTAD (1998: 256, 362) basada sobre datos
provistos por ECLAC, Unit on Investment and Corporate,Strategies. De acuerdo con
Securities Data (Excelsior, 16 de enero de 1999) 54.400 millones de dólares en OE
en 1998 fueron usados para comprar activos de corporaciones existentes en 1998.

(iii) Inversiones directas extranjeras


A lo largo de los ochenta la mayor parte del capital en la forma de valores se dirigió a
otros países desarrollados, mientras que los créditos bancarios se dirigieron hacia los
países en desarrollo; pero en los noventa la dirección y composición de los flujos de
capital ha cambiado significativamente. El mayor cambio ha consistido en un giro
relativo hacia inversiones en valores tanto en forma de cartera como directa [5]. Desde
1978 a 1981 los préstamos bancarios sindicados representaron la parte del león de
todos los flujos de capital hacia América latina (82%). Una década más tarde desde
1990 a 1993 sólo representaba el 32%, pero hacia el fin del milenio, unos seis años
después, la inversión en valores representa más de las tres quintas partes de tales
flujos -una tercera parte en la forma de cartera y cerca del 45% en la forma de
inversión directa, Otra característica de este flujo de capital es su acrecentada
preferencia por los "mercados emergentes" de América latina y por los activos debido a

346
las condiciones altamente favorables que presenta el amplio programa de privatización
de América latina, la profundización de la liberalización, la estabilidad
macroeconómica -y política-, así como la Política general de los gobiernos y el stock de
recursos naturales, mercados, trabajo y "activos creados" de la región[6]. En el curso
de la década, el flujo de inversión directa creció un 223% en el mundo, pero en
América latina la tasa de aumento estuvo cerca del 600%, la mayor parte (62%)
corresponde al Brasil, México y la Argentina, mientras que a Chile, Colombia, Perú y
Venezuela les corresponde el 26% [7]. Este flujo de entrada de IDE a la región (Cuadro
2) se refleja en el rápido crecimiento del stock acumulado de IDE y en la acrecentada
participación de la IDE en la formación de capital fijo bruto -de un promedio anual de
4,2% en los años 1984 a 1989, 6,5% de 1990 a 1993, 8,6% en 1993 y 11 % en los
siguientes años un nivel que refleja el peso desproporcionado de las CMNs en la
economía de la región [8].
La mayor parte de esta IDE se ha usado para comprar los activos de las empresas
públicas privatizadas y de empresas "privadas" de la región con problemas financieros,
con poca formación de capital comprometida [9]. Tales adquisiciones, juntas,
representan entre el 68 y el 75% de toda la IDE de la región. La naturaleza
improductiva de esta IDE se refleja en las estadísticas sobre la explosión de fusiones y
adquisiciones transfronteras, que ha llevado a que sectores industriales clave y
corporaciones de primera línea cayeran en las manos (con compañías tenedoras de
acciones o en operaciones) de corporaciones de Estados Unidos, las unidades más
grandes en operaciones del imperialismo norteamericano [10]. Para 1999, 33 de las
100 corporaciones más importantes de América latina habían caído víctimas de los
inversores extranjeros, en su mayoría de Estados Unidos [11]. El poder económico y el
control efectivo ejercido por estas corporaciones sobre la economía latinoamericana es
mucho mayor que el tamaño de su capital comprometido (entre el 3,5 y el 5% del pbn
de la región). Esto se debe a que los activos actuales en posesión y controlados por las
filiales de las firmas imperialistas es aproximadamente 3,5 veces más grande que su
stock de entrada de IDE [12]. A esto hay que agregar que el control corporativo está
concentrado y es ejercido estratégicamente.
El flujo de IDE en la región ha generado preocupación por el impacto negativo de la
IDE en las balanzas de pagos. En el Brasil, por ejemplo, el déficit de la cuenta
corriente ascendió de 1.200 millones de dólares en 1994 a 33.000 millones en 1997, a
la par que los flujos de entrada subían de 3.000 millones a 17.000 millones [13]. Un
estudio realizado por Varman-Schneider (Cuadro 5) sugiere que este problema abarca
a toda la región y está ligado con la cuestión de la huida de capital, que aparece como
un residuo en los datos de las balanzas de pagos [14]. De hecho, Varman-Scheneider
muestra que grandes entradas en deuda y valores de capital, así como los crecientes
déficits en la cuenta corriente y el vaciamiento de las reservas de divisas se vinculan
con el fenómeno de la fuga de capitales, que en muchos casos alcanza y aun excede
las proporciones de la deuda externa. Y estos problemas también se vinculan con la
enorme salida de ganancias realizadas por los administradores de dinero de Wall
Street y los bancos de inversión en sus inversiones especulativas de corto plazo. En
relación con esto, un informe reciente sobre la crisis financiera en el Brasil señala las
enormes ganancias realizadas por algunas casas de inversión y bancos como el Chase
Manhattan, que en el contexto de la crisis brasileña duplicaron y hasta
cuadruplicaron su tasa "normal" de beneficio [15].
El ingreso generado por los flujos de entrada de IDE es considerable, constituye una
fuente muy importante de beneficios, de los cuales un 50% es reinvertido
regularmente (y por lo tanto considerando el volumen del flujo actual de IDE, el flujo
real de entrada de capital es sólo el 6% del total del flujo registrado [16]. El Cuadro 3
presenta diferentes formas de este ingreso y la tasa de ganancia sobre la IDE de
Estados Unidos. El ingreso registrado representa en promedio anual una tasa de
beneficio del 12% sobre la IDE de Estados Unidos, calculada por el Departamento de
Comercio (de Estados Unidos), pero una tasa que va del 22 al 34% tal como la calcula

347
ECLAC. Por supuesto, la tasa real de retorno y de beneficio es mucho mayor porque
gran parte de él no es informado, o es disimulado a través de mecanismos de
transferencia con los precios, pero también porque no incluye los beneficios
reinvertidos y se calcula después de las deducciones por impuestos, las obligaciones
de las corporaciones matrices, los pagos por seguros y derechos por licencias y
regalías, y una serie de "ajustes" relacionados con las valuaciones de las monedas. De
todas maneras, aun como se registra oficialmente, la tasa y magnitud de la
repatriación de beneficios es significativa -sobre la base de los cálculos de la ECLAC,
sólo en los últimos tres años fue de 157.000 millones de dólares [17]. Esto constituye
una fuente crucial de combustible para el proceso de acumulación global y expansión
del imperialismo norteamericano.

Cuadro 3 Pagos de ingreso sobre inversiones en valores y tasas de beneficio (en miles
de millones, promedios anuales)
1993 1994 1995 1996 1997
Ingreso sobre activos 27.5 34.0 41.6 40.0 59.0
IDE 14.3 16.6 16.7 17.8 19.9
Otros 12.6 18.1 25.7 22.2 20.1
Tasa de beneficio sobre IDE [18]
(1) 14.2 12.3 12.1 11.6
(2) 27.2 34.3
Fuentes: FMI, varios años; UNCTAD, 1998: 267-268; Departamento de Comercio-BEA
Estados Unidos, 4 de marzo de 1999.

(iv) Royalties y derechos por licencia


La batalla de Estados Unidos por incluir las cláusulas de "propiedad intelectual" en la
Ronda Uruguay del GATT se basó sobre el hecho de que las regalías y los pagos por
licencias han devenido cada vez más importantes para el balance de pagos de Estados
Unidos (Cuadro 4). Entre 1982 y 1992 los pagos por regalías y licencias totalizaron
unos 1.300 millones de dólares, pero en los noventa tales pagos han excedido los mil
millones por año y representan un gravamen creciente impuesto anualmente por las
corporaciones matrices de Estados Unidos a las operaciones de sus filiales en América
latina. No sólo estos pagos constituyen una forma de renta que puede ser cobrada sin
añadir valor a la producción, sino también permiten a las empresas matrices bajar
sus tasas de beneficios declarados en el país receptor. Los pagos de royalties y
derechos de licencias también están aumentando en los últimos años, crecieron un
14% en 1996 y otro 20% en 1997.

Cuadro 4 Pagos por royalties y derechos de licencias a Estados


Unidos desde América Latina. (en miles de millones de dólares,
promedio de pago anual)
1985-90 1991-93 1994-95 1996 1997
0.9 1.1 1.6 1.4 1.7
Fuente: UNCTAD, 1998: 268; Depto. de Comercio - BEA de Estados
Unidos, "US Direct Investment Abroad. Capital Flows" (1994; 1999)

(v) Comercio

348
Los retornos acumulados de la inversión directa de Estados Unidos en un amplio
abanico de sectores económicos y los altos márgenes de ganancia de las mayores
corporaciones son de vital importancia para sostener la economía norteamericana.
Pero de igual importancia es el papel jugado por el comercio entre América latina y
Estados Unidos. Cerca de un cuarto de las exportaciones norteamericanas y de las
importaciones desde Estados Unidos se dirigen hacia América latina. En este sentido,
América latina es la única región en el mundo que provee a Estados Unidos con un
excedente significativo en la cuenta corriente. Sin este excedente, el déficit externo en
cuenta corriente de Estados Unidos sería significativamente mayor, el dólar estaría
más débil y el rol de Estados Unidos como banquero del mundo se volvería mucho
más problemático. Perder este papel devastaría la capacidad de Estados Unidos para
financiar sus enormes déficits. En este aspecto América latina está considerada una
reserva estratégica, que compensa la debilidad comercial de Estados Unidos en otros
lugares y provee un importante flujo de beneficios para sostener la expansión
imperial.
La especialización de las economías de América latina impuesta por la "comunidad
financiera internacional" ha generado ganancias inesperadas para Estados Unidos y
otros poderes imperiales. La doctrina de las "ventajas comparativas" según la cual se
aconseja a los países latinoamericanos especializarse en ciertas líneas de producción
que reflejen sus dotaciones de factores, ha socavado el proceso de diversificación
económica que se había iniciado y puesto en marcha durante la fase industrial
nacional. El resultado ha sido una sobredependencia en una limitada línea de
productos de exportación -particularmente materias primas- que ha sufrido una
fuerte caída de precios a lo largo de años, con el resultado de un deterioro relativo de
los términos de intercambio, que se estima ha costado a la región un 25% de las
ganancias potenciales por exportación. En la actual coyuntura (marzo de 1999) una
precipitada caída en el precio mundial del cobre, petróleo y café está causando
desastres en numerosas economías de la región, con el resultado de que se anticipa
una tasa general de crecimiento negativa para el último año del milenio, con un ajuste
hacia la baja de un anterior -y repetido- pronóstico de crecimiento sostenido.
En este contexto, en la medida en que los precios de¡ petróleo declinan fuertemente en
el mundo, las economías de México y Venezuela han incrementado su dependencia de
las exportaciones de petróleo hacia Estados Unidos, con una desastrosa baja en sus
ingresos que, a su vez, ha provocado cortes salvajes en los programas sociales y en las
inversiones públicas y, por lo tanto, un deterioro sustancial de los niveles de vida y un
incremento masivo de la pobreza y el desempleo. La caída en los ingresos ha llevado a
la venta de aun más activos públicos lucrativos para cumplir con los pagos de la
deuda con el extranjero. Por otro lado la economía de Estados Unidos se ha
beneficiado enormemente con las fuentes de energía barata para alimentar su propio
crecimiento y maximizar los beneficios de sus corporaciones.
La estructura del comercio entre Estados Unidos y América latina no sólo ha provisto
a Estados Unidos de un excedente sustancial en su balanza comercial con la región,
sino también facilita la transferencia encubierta de una significativa masa de plusvalía
y ganancia. Entre otras cosas, las filiales de las corporaciones norteamericanas
dominan este comercio y, se estima, un 58% de ese comercio consiste en
transferencias intrafirmas y por lo tanto no está sujeto a las llamadas "fuerzas del
mercado". Más aun, hay evidencia de una considerable subfacturación o falsificación
de documentos de transacciones comerciales, como un medio de ganar divisas por
fuera del control o la regulación de los bancos centrales de la región [19]. Cuando se
suma al ingreso perdido por el mecanismo de los términos de, intercambio y el ingreso
generado sobre las exportaciones e importaciones, así como el enorme flujo hacia
fuera de ingreso en la forma de renta, pago de intereses y beneficios sobre inversiones
a largo y corto plazos, el resultado es una enorme masa de recursos que ha
succionado al exterior, a la manera de un sifón, la sangre vital de la región, para
enriquecer a los capitalistas locales o extranjeros, pero mutilando la economía y

349
empobreciendo a la gente.
Estancamiento, regresión y nuevo dualismo en América latina
El otro lado de la prosperidad de las corporaciones dentro del imperio norteamericano
es la profundización del estancamiento y las crisis sistemáticas en América latina.
Como Magdoff y Sweezy lo han argumentado de manera convincente, el capitalismo en
su fase monopolista posee una tendencia inherente al estancamiento y la crisis. En
ningún lado esto es más evidente que en América latina hoy (Cuadro 5). A pesar de
los anuncios periódicos del Banco Mundial y del FMI acerca de América latina se ha
recuperado de la crisis y está en camino de un crecimiento dinámico, tales
proyecciones optimistas siempre son de corta vida en la medida en que surgen nuevas
y más serias crisis, a partir de la debilidad de los fundamentals de la economía y las
grietas en su base.
Entre 1980 y 1999 América latina ha experimentado el estancamiento, perforado por
crisis sistemáticas que son acompañadas por costosos salvamentos que debilitan aún
más las estructuras básicas de la economía. Los años ochenta fueron llamados la
década perdida" en cuanto los bancos internacionales drenaron la economía regional a
través de masivas transferencias de pagos de la deuda y la primera ola de compras de
empresas públicas lucrativas. Las deudas renegociadas y los nuevos préstamos
estuvieron condicionados a la aplicación de políticas que debilitaron el sistema
productivo y socavaron el empleo y la inversión pública en infraestructura, que pudo
haber prevenido una recurrencia de las crisis. Las "condiciones" impuestas por los
IFIs abrieron aún más las economías de la región a una inundación de importaciones
baratas y aflojaron los controles sobre los flujos de capital. El resultado ha sido un
boom de corto plazo en inversiones especulativas de cartera, un debilitamiento del
poder del estado sobre sectores estratégicos de la economía y una mayor dependencia
y vulnerabilidad con respecto a los centros imperiales del capital extranjero.
Las inyecciones de capital de corto plazo en gran escala, de tiempo en tiempo, dan la
impresión de una "recuperación" y de la llegada a la "tierra prometida" promovida por
los ideólogos neoliberales De todas maneras, poco después de que se anunciara la
recuperación", un evento disparado (en casa o afuera) llevaría al asalto de la moneda
nacional y de las reservas de los bancos centrales, conduciendo a una masiva fuga de
capitales, estimada por fuentes oficiales en una magnitud que excede en mucho los
nuevos flujos entrantes de capital. Esto condujo a una nueva crisis, profundizando el
estancamiento y el crecimiento del desempleo y subempleo, exponiendo la fragilidad
del sistema financiero y productivo, y la completa dependencia (leída como relaciones
de interdependencia) de la región de las agencias e instituciones imperialistas. Cada
"solución" ofrecida profundiza la penetración imperialista, aumenta las oportunidades
rentables y debilita los fundamentals de la economía.

Cuadro 5 Indicadores macroeconómicos del desarrollo de América latina


1981- 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997
1998
89
Pnb per
-0.9 -2.2 2.0 1.3 2.3 3.8 -1.2 1.8 3.6 0.7
cápita
Balanza de pagos (en miles de millones)
Comercio -20 -32 -50
Cuenta
-5 -22 -38 -41 -46 52 -37 -64 -84
Corriente
Capital 62 80 62

350
Balanza de pagos (promedio anual de cambio en %)
Comercio -2.1 0.4 -1.2 -1.5 -0.6 -0.5 -0.5 -1.6
Cuenta
-0.2 -1.5 -2.7 -3.2 -3.1 -2.1 -2.0 -3.2
Corriente
Capital -0.7 1.9 3.8 4.3 2.5 1.7 3.5 4.1
Fuente CEPAL, 1998 a: 1; 1998 b: 26.

Para atraer nuevo capital a las economías en deterioro los regímenes neoliberales
ofrecen tasas de interés más altas a los especuladores, llevando a una ola de
inversiones de cartera, venta de empresas lucrativas y a una política de puertas
abiertas a mayores flujos de importaciones, profundizando por lo tanto el
estancamiento en la medida en que las empresas locales van a la bancarrota. En este
sentido, se estima que unas 38.000 empresas medianas en la Argentina, aquellas
operadas por la pequeña burguesía, o bien quebraron en la pasada década o están
agobiadas por deudas imposibles de pagar. En México este desarrollo es aun más
crítico, dando como resultado la formación de una organización de productores
endeudados con los bancos (El Barzon) que en el lapso de pocos años ha reunido más
de 750.000 miembros.
En el mismo contexto, los industriales locales buscan mantener la tasa de beneficio
sobre sus inversiones y operaciones bajando los salarios aún más y/o volcándose
hacia actividades de intermediación y especulativas, así como a actividades ilícitas
(drogas, contrabando y prácticas corruptas en gran escala, comprendiendo sobre
costos en los contratos estatales). Para atraer las inversiones de cartera la "estabilidad
macroeconómica" que se busca a cualquier costo da como resultado una moneda
sobrevaluada, lo que lleva a la caída de las exportaciones y al aumento de los déficits
comerciales, lo que a su vez provoca apuestas especulativas y corridas sobre la
moneda, lo que demanda nuevas operaciones de salvataje y el saqueo de las reservas
de divisas de los Bancos Centrales [20]. El resultado es un círculo vicioso
(estancamiento -crisis -salvamento -estancamiento) que beneficia al sistema imperial
de conjunto así como a sus corporaciones clave y a los agentes financieros, pero que
sujeta a los que conducen la política de la región a considerables dificultades en la
administración económica y gobernabilidad.
Del estancamiento a la crisis de clase
Para mantener los beneficios capitalistas bajo condiciones de estancamiento crónico,
la clase capitalista de América latina se ha empeñado periódicamente en una serie de
asaltos directos contra la clase obrera, atacando su capacidad organizativa y
negociadora, y en un asalto indirecto (vía el estado) contra los beneficios sociales
legislados estatalmente, revirtiendo la legislación social del período previo para
debilitar aún más la capacidad del trabajo de participar en cualquier aumento de la
productividad. En este aspecto, muy poco del capital atraído a la región ha sido o es
invertido productivamente. En el curso de los ochenta y noventa la tasa de
participación del capital en las ganancias de productividad asociadas con el proceso
de conversión tecnológica y transformación productiva, según la mayoría de los
cálculos, fue negativa o marginal. El trabajo, por otro lado, ha participado
sustancialmente del aumento de la productividad, pero lo ha hecho sin un aumento
correspondiente en sus niveles de participación. De hecho la participación del trabajo
en el valor añadido a la producción y al ingreso nacional (Cuadro 6) ha sido reducida
drásticamente en el proceso de reestructuración laboral, lo cual ha resultado en una
compresión dramática del valor de los salarios, así como una reducción de la parte del
trabajo en e¡ ingreso nacional. La clase obrera indudablemente soporta el embate más

351
fuerte del proceso de ajuste generado por los esfuerzos de insertar la economía de
América latina en el proceso de globalización.

Cuadro 6 Salarios como porcentaje del ingreso nacional


1970 1980 1985 1989 1992
Argentina 40.9 31.5 31.9 24.9
Brasil 34.2 35.1 36.3
Chile 47.7 43.4 37.8 19.0
Ecuador 34.4 34.8 23.6 16.0 15.8
México 37.5 39.0 31.6 28.4 27.3
Perú 40.0 32.8 30.5 25.5 16.8
Fuente: CEPAL, varios años

La base de este ajuste es la reestructuración del trabajo en sus formas de empleo


(precarización), sus condiciones de trabajo (irregularidad e informalidad) y
particularmente en su relación con el capital. El proceso puede ser seguido en dos
niveles. En términos estructurales, se refleja, en primer lugar, en las condiciones que
llevaron a una significativa reducción de la participación del trabajo en los ingresos
nacionales (y en el valor añadido a la producción). A comienzos de los setenta, bajo el
régimen de Allende, los trabajadores chilenos recibían más de un 50% del ingreso
nacional. Para 1980, después de cinco años de crisis y de medidas draconianas contra
el trabajo, esta participación se había reducido al 43%; para 1989, después de 17
años de dictadura y de reformas de libre mercado, al 19%. Y en otros países la historia
es la misma: en promedio, la parte del trabajo (salarios) en el ingreso nacional ha sido
reducida alrededor del 40% al comienzo del proceso de ajuste a menos del 20%, y este
desarrollo fue paralelo con una aún mayor reducción de la parte del trabajo en el valor
agregado al producto social. Otros cambios estructurales pueden ser registrados en la
reducción de los trabajos en el sector formal de la producción y en una declinación
asociada y desaparición de proletariado industrial.
Los cambios estructurales en la clase obrera también son evidentes en la caída en el
valor de¡ salario promedio y de los salarios mínimos y en el empeoramiento que va
asociado de las ya amplias y profundas disparidades en la distribución de los ingresos
de los hogares. En muchos casos, los niveles salariales a comienzos de los noventa
estaban todavía por debajo de los niveles alcanzados en 1980 y en el caso de la
Argentina y Venezuela en 1970. El Banco de México estima que al final de 1994 -esto
es, antes de la más reciente crisis que trajo una reducción mayor y drástica de los
niveles salariales- los salarios habían mantenido sólo el 40% de su valor de 1980. En
Venezuela y la Argentina los trabajadores todavía no recuperaron los niveles salariales
alcanzados en 1970 [21].
En cuanto a la distribución del ingreso basada sobre una compresión generalizada de
los salarios, la Argentina brinda un caso ejemplar. En 1975 el ratio de ingreso recibido
por los quintiles superior e inferior de la población era de 8 a 1. En 1991 esta brecha
en el ingreso se había duplicado y en 1997 llegaba a un asombroso 25 a 1 En el caso
extremo -pero no atípico- del Brasil el 10% más alto recibe 44 veces más ingreso que
el último decil. En otros países se puede encontrar el mismo patrón y la misma
historia: crecientes desigualdades sociales en la distribución de la riqueza y el ingreso;
en un extremo, florece un puñado de enormes fortunas y un proceso de acumulación
asociado, y en el otro, la extendida ampliación y profundización de una agobiante
pobreza. ECLAC estima que en el curso de las reformas estructurales implementadas

352
en la región en los ochenta la tasa de pobreza aumentó del 35 al 41% de la población,
pero que en la primera mitad de ¡os noventa esta tasa de pobreza se redujo algo en
ocho de doce países estudiados. De todas maneras un examen más atento de las
estadísticas sugiere manipulación o directamente ocultamiento y mentiras: la pobreza
se reduce redefiniendo la línea de pobreza en términos del Banco Mundial de 1 dólar
por día. Con otras medidas más razonables, relacionadas con la capacidad de la
población de satisfacer sus necesidades básicas, la tasa de pobreza ha continuado
subiendo, hasta el 60% o más de los hogares, de acuerdo con algunos estudios. En
todo caso, el mínimo progreso que se identificaba para la primera parte de los noventa
ha desaparecido en la segunda mitad.
En el nivel político, el ajuste de los trabajadores a las demandas del imperialismo se
refleja en la desarticulación y destrucción de sus organizaciones de clase y en un
generalizado debilitamiento de su capacidad de negociar acuerdos colectivos con el
capital. Estos desarrollos, así como el fracaso o incapacidad de la clase obrera para
resistir efectivamente la imposición en todos lugares del nuevo modelo económico
reflejan una nueva correlación de fuerzas de clase en la región. En los setenta los
trabajadores enfrentaron una concentración de fuerza armada y represión así como
un asalto directo del capital a su capacidad organizativa y a las condiciones de su
existencia social. En los ochenta el principal mecanismo de ajuste fue una
reestructuración de la relación capital -trabajo basada sobre las fuerzas liberadas en
el proceso de cambio de la política económica. En los noventa, dentro del mismo
marco político e institucional, la clase obrera enfrentó una gran campaña a favor de la
reforma del mercado laboral, llevada a cabo por organizaciones como el Banco
Mundial.
El objetivo de esta campaña, la última arma en el arsenal de estas organizaciones que
se han unido a la batalla del capital, fue crear las condiciones políticas para un nuevo
y más flexible régimen de acumulación (capitalista) y un modo de regulación (laboral):
dar al capital, en su función de dirección, mayor libertad para contratar, despedir y
usar el trabajo en la medida que lo necesite y flexibilizarlo, es decir, predispuesto a
aceptar los salarios ofrecidos bajo las condiciones del libre mercado y someter al
nuevo modelo de dirección su relación con el capital y la organización de la
producción. Tal como el Banco Mundial lo elabora, la extendida interferencia de los
gobiernos en el mercado laboral y lugares de trabajo (legislación salarial mínima), así
como el excesivo (monopólico) poder de los sindicatos, han distorsionado el
funcionamiento del mercado, llevando al capital a retirarse del proceso de producción
y generando con ello los problemas de desempleo, pobreza e informalidad que infestan
la región.
Para resolver estos "problemas", las legislaciones laborales que protegen el empleo son
reemplazadas por leyes que aumentan el poder arbitrario de los empleadores para
despedir obreros, contratar trabajo temporal y transitorio y reducir las
indemnizaciones por despidos. Tal desregulación del mercado laboral y de otros
mercados ha conducido a nuevas reglas impuestas por la elite capitalista para facilitar
la transferencia de ganancias, inversiones y de la producción dentro y fuera de la
región, con el resultado de que fueron diezmados los trabajos estables, aumentó la
marginalidad en las comunidades y se polarizaron agudamente las economías
nacionales.
Las disparidades en la distribución de¡ ingreso y el acceso a los recursos productivos
cuya distribución es aun más sesgada y la compresión y reducción del valor de los
salarios, se reflejan, en un polo, en la abundancia de unos pocos multimillonarios, la
concentración del ingreso en la clase capitalista y propietaria, que dispone de la parte
del león de los recursos productivos y del ingreso. Peor aún, mucho del ingreso
disponible para esta clase no está declarado. Por ejemplo, los ingresos provenientes
del narcotráfico de capitalistas de México, réditos de los cuales una parte se distribuye
entre compinches -políticos, banqueros y otros- exceden los ingresos provenientes de
su principal exportación, el petróleo y están subregistrados en gran medida.

353
Por otra parte, los hogares más pobres disponen de una reducida parte del ingreso
que está creciendo poco o no crece en absoluto en términos reales. Un resultado de
esto es la generación de nuevas formas y condiciones de pobreza que alcanzó a las
clases medias de las sociedades de América latina. En relación con esto, una
característica que impresiona de la desigualdad inducida por el imperio es el
crecimiento de los pobres urbanos y el cambio de la composición de clase de los
pobres. La nueva pobreza es urbana más que rural y se extiende mucho más allá de
las clases trabajadoras y productoras, llegando a la otrora orgullosa clase media, que
ha sido diezmada por las fuerzas liberadas en el proceso de reestructuración. En el
pasado, la mayoría de los pobres estaban concentrados en las áreas rurales en
declinación. Mientras la pobreza rural continúa siendo la regia, el crecimiento más
rápido del número de pobres hoy se registra en las ciudades. A diferencia del pasado,
los nuevos pobres urbanos no son simplemente "migrantes rurales" sino trabajadores
en situación descendente y capas bajas de la clase media, que han sido despedidos de
sus trabajos y no encuentran empleo en el superpoblado sector informal. El creciente
ejército de pobres urbanos de América latina está formado ahora por trabajadores de
segunda y tercera generación, que crecientemente viven en villas de emergencia,
incapaces de subir en la escalera de ocupaciones hacia una mejora creciente de las
anteriores generaciones. Una de las mayores consecuencias de esto ha sido el gran
crecimiento del crimen, directamente ligado con la desintegración de la familia, y
concentrado en una juventud que en la anterior época habría canalizado sus quejas a
través de los sindicatos o del sistema fabril.
El nuevo dualismo: primer mundo, cuarto mundo
Los presidentes Carlos Menem, Fernando Cardoso, Ernesto Zedillo y Eduardo Frei han
anunciado, en alguno u otro momento, que sus respectivos países (la Argentina, el
Brasil, México, Chile) entraban en el primer mundo. Exhiben los modernos shoppings,
el boom de los teléfonos celulares, los supermercados abarrotados de bienes
importados, las calles atoradas por autos y los mercados accionarios que atraen a
grandes especul¡adores extranjeros.
Hoy en América latina el 15 a 20% de la población comparte un estilo de vida "primer
munclo": envían sus hijos a exclusivas escuelas privadas, pertenecen a countries
privados donde nadan, juegan al tenis y hacen ejercicios aeróbicos, se hacen Iffing en
sus caras en clínicas privadas, viajan en autos lujosos en caminos con peajes y se
comunican vía computadoras, faxes y servicios de correo privado. Viven en
comunidades con entradas protegidas por policía privada. Frecuentemente veranean y
hacen compras en Nueva York, Miami, Londres o París. Sus hijos van a universidades
en el extranjero. Disfrutan del fácil acceso a políticos influyentes, a los grandes
personajes de la prensa, celebridades y consultores de negocios. Por lo general hablan
un inglés fluido y tienen la mayoría de sus ahorros en cuentas en el exterior o en
títulos locales nominados en dólares. Forman parte del circuito internacional del
nuevo sistema imperial. Constituyen la audiencia a la cual los presidentes de América
latina dirigen sus grandilocuentes discursos de primer mundo sobre una nueva ola de
prosperidad global basada sobre el sometimiento a las exigencias del nuevo orden
económico mundial. Y a pesar de las subas y bajas de la economía, continúan
beneficiándose del sistema imperial.
El resto de la población vive en un mundo totalmente diferente: está descendiendo del
estilo de vida "tercer mundo" al "cuarto mundo". Los recortes en el gasto social y la
eliminación de los subsidios para la comida básica han llevado a los campesinos a la
malnutrición y el hambre. Los despidos en gran escala de trabajadores industriales y
su entrada en el "sector informal" significan el retorno a una existencia de
subsistencia y dependencia de la1amilia extendida", de la caridad basada sobre la
comunidad y de la "solidaridad (ollas populares) para sobrevivir. La reducción radical
de los presupuestos en salud pública y educación da como resultado que cada vez
haya que pagar más los servicios y éstos sean cada vez peores. Los recortes en las

354
inversiones para mantener el agua, las redes cloacales y otros servicios públicos han
dado como resultado el resurgimiento de enfermedades infecciosas. Los niveles de
vida en baja, medidos en ingreso monetario, así como las condiciones de vida, son la
realidad de dos tercios o más de la población. Una declinación desde el estado de
bienestar del tercer mundo a la miseria del cuarto mundo.
En la medida en que se profundiza la crisis del sistema de conjunto, la elite de la
clase, para desarrollar nuevas capacidades productivas, intensifica la explotación de
las clases asalariadas. Como los costos de asociarse con los poderes del primer mundo
se incrementan, las elites de América latina desvían un mayor porcentaje de los
ingresos estatales para subsidiar sus sociedades a expensas de los programas sociales
para las familias trabajadoras.
En la medida en que se acumulan los pagos de la deuda, y los intereses, regalías y
ganancias se van al exterior, los ingresos en retroceso achican los mercados
domésticos. Se multiplican las quiebras y la competencia de los mercados extranjeros
en baja se intensifica. La crisis deviene sistémica: las economías vacilan al borde de¡
colapso. El estancamiento se transforma en depresión, grandes bancos e instituciones
financieras van a la quiebra, se fusionan o son compradas por grupos financieros de¡
exterior. Los especuladores del exterior amenazan con una salida rápida. Los
salvatajes internacionales se hacen más frecuentes y amplios, y son instrumentados
para prevenir el colapso inminente como es el caso del Brasil.
La crisis de los sectores y clases "excluidas" ha comenzado a extenderse desde las
clases medias a los sectores de elite y a las clases ligadas con la economía
internacional. América latina, uno de los eslabones más débiles de la economía
mundial capitalista, tiene la menor capacidad de resistencia: las reservas extranjeras
que parecen formidables en un momento, desaparecen en meses, sino en semanas
porque están construidas sobre arena; o peor, sobre la gran afluencia de inversiones
de cartera basadas sobre la fácil entrada y la rápida salida. A comienzos de 1999 las
propias elites reconocían que las mayores y más importantes economías de América
latina marchaban hacia la depresión. Se espera que la economía del Brasil caiga un
5% en 1999, arrastrando toda la región a la recesión; se anticipa una caída del 1,2%.
México, la Argentina, Venezuela están en la misma espiral descendente, así como
Chile, la actual estrella y la vidriera del neoliberalismo latinoamericano. Inversores de
Estados Unidos ya están saliendo, los banqueros toman resguardos ante la
probabilidad de que no se cumplan pagos de la deuda y los exportadores están
enfrentando fuertes pérdidas en los mercados. La crisis sistémica no es una
predicción, es visible en las estadísticas económicas. La verdadera cuestión ahora es
cuán honda va a ser, cuánto va a durar y cómo afectará a la economía de Estados
Unidos.
Respuestas a la crisis: reforma o revolución
En los últimos años algunas voces desde el seno del consenso imperial han
comenzado a cuestionar seríamente los resultados del "nuevo modelo económico"
sustentado sobre las operaciones del "mercado libre". Funcionarios internacionales,
intelectuales, políticos y líderes de negocios han hablado de la necesidad de "volver a
traer al estado". Al tiempo que aceptan las premisas básicas del libre mercado,
reclaman una intervención estatal limitada para suavizar los golpes del mercado,
financiando programas de entrenamiento laboral, de alivio o reducción de la pobreza y
de autoayuda. Algunos han propuesto controles al capital para estimular las
inversiones productivas más que la Inversión especulativa". Al tiempo que apoyan las
privatizaciones como una cosa buena, cuestionan la "transparencia" de los negocios,
la venta a precios no competitivos a compinches. Critican el alto desempleo, pero
evitan abordar sus causas estructurales, prefiriendo pedir más flexibilidad y
entrenamiento laboral. En efecto, promueven el modelo de mercado libre pero abogan
por un banco agrario para financiar a los productores pequeños y medianos al borde
de la bancarrota, por protección contra la afluencia de importaciones baratas y la

355
necesidad de aumentar la base social de la producción [22]. Algunas de estas
propuestas han sido implementadas y, como era previsible, han fracasado en frenar la
profundización de la crisis; otras han sido archivadas una vez que los críticos entraron
al gobierno.
Por otro lado está creciendo una oposición más consecuente, extraparlamentaria, que
cuestiona la "globaloney" de las clases dominantes. Estos nuevos movimientos
sociopolíticos como el ELZN de México, el MST de Brasil, las FARC de Colombia, los
movimientos campesinos-indios de Ecuador, Bolivia, el Paraguay, están desafiando
abiertamente los regímenes neoliberales y a los imperialistas que los respaldan. A
pesar de que sus tácticas varían desde las ocupaciones de tierra en gran escala, a los
ejércitos guerrilleros, pasando por una amplia gama de otras acciones de masas, estos
movimientos han llamado a la socialización de los sectores estratégicos de la
economía, a una redistribución de gran alcance de la tierra y la reducción de la deuda
externa y de otras transferencias. Mientras que programas completos alternativos
todavía están en proceso de ser elaborados, estos movimientos están luchando por
crear regímenes antiimperialistas que pueden comenzar la reconstrucción del
mercado doméstico, recuperar el control sobre las palancas esenciales de la economía,
redistribuir la riqueza y crear una forma de democracia participativa para reemplazar
los sistemas electorales dirigidos por la elite, basados sobre el extranjero, que
corrientemente se describen como democracias.
Conclusión
La parábola neoliberal ha completado su curso. A partir de los setenta, cuando el
neoliberalismo irrumpió en escena bajo las armas de los militares y el tutelaje de la
CIA y del Pentágono, se inauguró un nuevo ciclo que atacó salvajemente a la clase
obrera y al campesinado, demolió el estado de bienestar y despejó el camino para la
expansión capitalista sin restricciones. Alimentados por masivos préstamos de los
IFIs, el flujo de capital de las corporaciones multinacionales y los préstamos privados
en gran escala y a largo plazo, los regímenes consolidaron temporariamente su
dominio. Ellos se aseguraron el apoyo entre sectores de la pequeña burguesía y los
trabajadores mejor pagados con facilidades de crédito e importaciones baratas. El
boom, de todas maneras, terminó en seguida con la crisis mundial de estanflación de
comienzos de los ochenta que llevó al colapso virtual de las economías y casi a una
década de retroceso y desacumulación. El descontento popular, el malestar en la elite
y la intervención de Washington llevaron a las transiciones desde las políticas
militares a las electorales ampliamente ubicadas dentro del "caparazón" de economías
neoliberales e instituciones estatales autoritarias. Las elites electorales profundizaron
y extendieron las políticas de libre mercado y las instituciones inauguradas por los
regímenes previos, sin consulta popular. Amplios sectores de la economía fueron
privatizados por decretos ejecutivos, los pagos de la deuda fueron satisfechos al costo
de los programas sociales y se impusieron planes de austeridad al pueblo. Las
políticas gubernamentales no guardaban ninguna similitud con las campañas
electorales: las promesas de reforma social precedieron las fuertes reducciones en el
gasto social; las promesas de pleno empleo fueron seguidas por despidos en masa; la
retórica sobre la defensa del patrimonio nacional fue seguida por la privatización de
las empresas estratégicas y rentables.
El capital volvió a la región en el período 1990-93, la mayor parte en forma de
inversiones especulativas de cartera o simple compra de empresas.
El estancamiento subyacente de las fuerzas productivas todavía es la realidad, como
es la propensión a las crisis. El crash mexicano de 1994-95 puso de relieve la
declinación definitiva del neoliberalismo, dejando como resultado la destrucción
masiva de empleo productivo y el colapso del sistema financiero. El "paquete de
rescate" de 20.000 millones de dólares sólo salvó a los especuladores norteamericanos
y sujetó a México a un abierto control colonial, con sus futuros ingresos petroleros
como hipoteca para el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

356
Al final del milenio, el estancamiento de largo plazo y la crisis están transformándose
en un colapso en gran escala. Las reservas extranjeras están siendo vaciadas, los
salvatajes se multiplican en la medida en que las monedas son amenazadas por el
colapso, la tasas de crecimiento negativas y de dos dígitos de desempleo (el Brasil:
12%; la Argentina: 14%) van paralelas a un ejército permanente de reserva y/o
subempleo (el sector informal), alcanzando el 50, 60 y 70% de la población en países
como la Argentina, México y Venezuela. Los ingresos por exportaciones están en
picada, se están reduciendo las importaciones, las deudas, internas y externas, están
reduciendo cualquier recurso estatal que hubiera podido usarse para estimular la
economía. El ciclo neoliberal se acerca al colapso aun cuando los regímenes continúan
aplicando fórmulas vacías para enriquecer un estrecho círculo de compinches de
clase, el 10% más alto de la población.
La vieja izquierda de los años setenta y ochenta, enlodada en disputas electorales y
acomodamientos socioliberales al status, muestra poca imaginación y menos audacia
para organizar una ruptura radical con el sistema, a pesar de su colapso. Figuras
militares populistas como Hugo Chavez emergen como radical outsiders que
rápidamente se. ponen en buenos términos con los banqueros extranjeros y los
inversores mientras florea la retórica y se frustran las expectativas de las masas. La
brecha entre las condiciones objetivas de la crisis y el posible colapso del sistema
capitalista y la respuesta revolucionaria subjetiva se está ensanchando en la medida
en que la crisis se hace más sistémica. Las ONGs en este contexto zozobran en los
intersticios del sistema, sus proyectos locales y microempresas de autoayuda actúan
como un soborno ineficaz frente a niveles de vida que colapsan. Los nuevos
movimientos sociopolíticos radicalizados en sus asentamientos rurales tienen hondas
raíces populares "fuera" del sistema. Ellos están comprometidos en la construcción de
una nueva subjetividad revolucionaria.
El problema fundamental es convertir estos movimientos sectoriales en formaciones
políticas nacionales capaces de transformar las luchas regionales en revoluciones
sociales. El fin del milenio trae intensas privaciones, elevadas polaridades sociales y
nuevas formas de represión estatal. El nuevo milenio puede ser el preludio del
renacimiento del socialismo, pero es probable que el camino sea largo y tortuoso.

Bibliogratía
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Sevenm Institute for Internation Economics.
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World Bank (1995), World Developement Report, New York: Oxford University Press

Notas
* La versión original de este trabajo, enviada por los autores para su reproducción en
la revista Realidad Económica, fue publicada en Monthly Review (julio-agosto 1999).
Traducción del inglés: Rolando Astarita.
1.- Este asunto es discutible. Bergsten y Randall Henning (1996), entre otros, han
llamado la atención sobre la evidencia existente acerca del renacimiento de la
rivalidad interimperialista, reflejada en las disensiones en el seno del G-7. De todas
maneras, sostendremos que existe evidencia del esfuerzo creciente y éxito de Estados
Unidos, luego del colapso de la URSS y del bloque socialista, en establecer su
hegemonía sobre el conjunto del sistema. El Japón, en particular, ha estado perdiendo
terreno. Al mismo tiempo, y a pesar de la evidencia de una creciente batalla por el
mercado global y de las dificultades dentro del G-7 para concertar políticas de
management global y de gobierno, y de las dificultades para controlar los efectos del
capital especulativo de corto plazo, el sistema en conjunto está cada vez más bajo el
poder y la hegemonía de Estados Unidos. Este desarrollo se refleja en la participación
decreciente del Japón en las 500 multinacionales más importantes (de 71 en 1998 a
46 en 1999) y de la Comunidad Europea (173 contra 244 de Estados Unidos). Entre
las 100 primeras, la preponderancia de EStados Unidos es aun más llamativa: el 70%
contra 26% para Europa y 4% para el Japón (Financial Times "Global 500", 28 de
enero de 1999)
2.- UNCTAD, 1998:17
3.- La liquidez y volatilidad de las inversiones de cartera se refleja en la caída
dramática de los flujos de inversión de cartera en 1995 con la crisis financiera
mexicana; inmediatamente después de ésta más de la mitad de los bancos del país
entraron en default, requiriendo un salvataje equivalente al 8,6% del pnb de México.
4.- El flujo real de capital así como el ingreso derivado del mismo es difícil de
determinar y es probable que sea considerablemente mayor al informado. Esto se debe
en parte a las "distorsiones significativas" -como dice CEPAL (1999:1)- generadas por
el hecho de que más del 40% del capital en activos, aun registrado oficialmente como
flujo hacia la región, es depositado en los "centros financieros del Caribe". Más
todavía, un "inusualmente alto" porcentaje de los ingresos de las filiales -58% en
1997, 54% en 1996 y 38% desde 1982 a 1995- es reinvertido (Departamento de
Comercio de Estados Unidos, Survey of Current Business, junio de 1998). Como
resultado, la contribución de nuevo capital es mucho menor que lo que reflejan las
estadísticas del flujo de capital.
5.- En cuanto al stock de inversión directa extranjera, calculado en 3,5 billones de
dólares para 1997 (UNCTAD, 1998:xvii), provee la base para las operaciones de unas
53.000 corporaciones multinacionales y 448.000, aproximadamente, de sus filiales,
que dominan la producción y el comercio mundiales; valor total se calcula en 9,5
billones de dólares. Observando el flujo de IDE, los países en desarrollo tuvieron cerca
de 2/5, o 149.000 millones de dólares de la IDE del mundo en 1997, lo que
representaba el doble de su participación en 1993 y diez veces la de 1985 (UNCTAD,
1998:16). Para 1997 América latina había superado a Asia del Sur, del Este y del
Sudeste como lugar preferido de llegada de IDE y en IDE per cápita (ibid: 17,264)
6.- UNCTAD, 1998: xvii-xix, 246, 264. Dice la UNCTAD : "los marcos politicos liberales
nacionales" en la región son ahora tan comunes que pierden su poder para atraer
capital extranjero, el cual crecientemente se orienta en sus decisiones por las
"ventajas locales" de una región, esto es, su stock de recursos humanos,

358
infraestructura, acceso a los mercados, así como los "activos creados" como tecnología
y capacidad innovativa (xxxi).
7.- UNCTAD, 1998: 224. En 1996 el Brasil mantuvo su posición como líder de la
región en la recepción de IDE, superando a México; en 1997 esta superioridad sobre
México se consolidó con una entrada adicional cuantiosa basada sobre la mayor
privatización efectuada hasta la fecha.
8.-UNCTAD (1996 a: 61), UNCTAD (1998: 12,243). Mientras los flujos de IDE hoy son
casi dos veces mayores de lo que han sido en 1990 y aproximadamente siete veces su
volumen de 1989, ello subvalora fuertemente la magnitud real de la inversión de las
CMN porque no cubre las inversiones que son financiadas con fondos captados en los
mercados domésticos e internacionales (UNCTAD, 1997a). Si éstos se incluyeran se
estima que el capital base de la producción global correspondiente a las corporaciones
transnacionales (CTN) y sus filiales sería de unos 1,6 billones de dólares,
aproximadamente 3,5 veces el valor del stock de IDE (UNCTAD, 1998: 8).
9.- De acuerdo con el Banco Central do Brasil (1998) sólo aproximadamente el 30% de
los activos privatizados en Brasil han sido adquiridos por inversores extranjeros (la
mayoría de Estados Unidos), aunque en los sectores de telecomunicaciones y
electrónica el involucramiento de empresas extranjeras es más alto (39 y 40%
respectivamente). Más en general, desde 1996 la IDE se usa en forma creciente para
adquirir las acciones de firmas no privatizadas -un 40% de acuerdo con la CEPAL
(1999).
10.- En 1997 el total de las transacciones por fusiones y adquisiciones transfronteras
(F y A) en el mundo sumaron unos 342.000 millones, representa aproximadamente el
25% de todas la F y A del mundo, pero el 58% del total de los flujos de IDE (UNCTAD,
1998: 19). En el Brasil, el campo de deportes de América Latina favorito del capital
transnacional, desde 1992 a 1997 se produjeron 600 F y A, 61% de los cuales
involucraron a firmas extranjeras (en su mayoría de Estados Unidos). Estas F y A han
sido particularmente evidentes desde 1994 en los sectores de bancos, seguros y
finanzas (que en 1997 se convirtieron en el principal destino para la IDE en la región),
así como en productos farmacéuticos y químicos y telecomunicaciones (UNCTAD,
1998: 19 y ss.).
11.- América Economía, 1997/1998; UNCTAD, 1998: 248.
12.- UNCTAD, 1998: 8.
13.- IDB, 1998; UNCTAD, 1998: 263.
14.- La fuga de capital se mide de manera diferente en diversos estudios
(Varman-Schneider, 1991). Tal como lo elabora el Banco Mundial, es un ítem residual
en la cuenta de la balanza de pagos, esto es, la diferencia entre la fuente de
financiamiento (cambio en las reservas oficiales de divisas, déficits en la cuenta
corriente y salidas de capital). Alternativamente la fuga de capital se mide como la
suma del cambio en la deuda externa acumulada, el aumento en la IDE neta, el
excedente en la cuenta corriente y el cambio en las reservas oficiales.
15.- New York Times, 26 de marzo de 1999. El mecanismo de estos super beneficios es
la especulación acerca de los tiempos de las acciones políticamente manipuladas del
gobierno sobre la tasa de cambio del real. Chossudovsky (1999) estima que los
administradores de dinero de Wall Street y los especuladores hicieron una ganacia
adicional de 20.000 millones de dólares por esta vía.
16.- UNCTAD, 1997: 27.
17.- ECLAC, 1998 c: 2; Slide 18.
18.- La tasa de beneficio es calculada por los autores sobre la base de los datos de la
balanza de pagos informada por el Departamenteo de Comercio -BEA- de Estados
Unidos, sobre el ratio entre el ingreso por inversión (el retorno sobre la IDE de Estados
Unidos) y la posición de la IDE de Estados Unidos (sobre la base de los costos
históricos). El ratio (1) es el ingreso de inversión calculado por el BEA sobre la IDE de
Estados Unidos, mientras que el ratio (2) utiliza los datos del ingreso de IDE
presentados por Investment and Entrepreneurship Strategy Unity de ECLAC, del 12

359
de octubre de 1998. De acuerdo con esta fuente, la IDE desde 1990 a 1997 en las
once economías más grandes de la región (Cuadro 5 para 1996-1998) generó un total
de ingreso neto de 323.000 millones de dólares, más del doble del ingreso registrado
por el Departamento de Comercio de Estados Unidos para ese período. Estos cálculos
de la tasa de beneficio sobre las inversiones directas se comparan con los siguientes
cálculos realizados por la UNCTAD (1994: 29) de los beneficios realizados por CMNs
con base sobre Estados Unidos sobre las inversiones directas en América Latina: 11,7
(1977), 16,1 (1982), 10,7 (1987), 10,9 (1988), 14,6 (1989) y 11,4 (1990). A pesar de que
estos cálculos claramente subestiman las tasas reales de ganancia, el Departamento
de Comercio de Estados Unidos nota que la IDE en América Latina y en otros lugares
siempre genera una considerable prima sobre las ganancias generadas en las
operaciones domésticas, en compensación de los riesgos más altos involucrados.
19.- Varham-Schneider, 1991: 12.
20.- Este proceso está bien ilustrado en el caso del Brasil y su más reciente crisis
financiera que creó las condiciones que condujeron al "miércoles negro" (15 de enero
de 1999); un asalto especulativo masivo sobre la moneda, con el resultado de una
devaluación de facto del 20%; la pérdida de 50.000 millones de dólares de reservas, la
mayoría de los cuales terminaron en los cofres de los especuladores de Wall Street y en
las cuentas en el exterior de la elite financiera del Brasil; y una fuga de capital que, de
acuerdo con fuentes oficiales, promedió los 400 millones de dólares por día, pero que
en por lo menos dos días alcanzó 1.500 millones y 3.000 millones.
21.- Fields y Newton (1997). En términos de los datos del Banco Mundial (1995), el
índice de salarios bajó en Bolivia de 192 (1980) a 76,4 (1987); en México de 129,2 en
1980 a 103,3 (1990); en el Brasil de 100 (1981) a 68,3 (1989); y en Venezuela de 100
(1980) a 47,4 (1992).
22.- Cepal/ECLAC (1990) es la mayor fuente institucional de tales propuestas en la
región. Mientras el modelo neoliberal está dirigido a un pequeño racimo de empresas
(se estima un 15% aproximadamente de todas las empresas) que son compeatitivas
internacionalmente, así como a otro grupo de empresas medianas que tienen
"capacidad productiva", CEPAL sostiene que es necesaria una forma de desarrollo
económico más participativa e inclusiva: incorporar en el proceso de producción (y
desarrollo) aquellas empresas formadas por los campesinos en la economía rural, y
por los operadores de micro empresas en la economía urbana informal, que han sido
dejados a merced de los vientos de las fuerzas del mercado por el modelo neoliberal.

360
23 de febrero de 2002

El 11-S, cinco meses después

James Petras CSCAweb

La teoría de la conspiración ha creado una especie de psicosis bélica en EEUU que


justifica la guerra sin fin y los sacrificios económicos crónicos, permitiendo a
Washington planificar una nuevo imperio mercantilista en el que bombarderos e
inversores van de la mano, colonizando nuevas regiones, ejerciendo el monopolio
sobre mercados y recursos estratégicos, y marginando a sus competidores europeos
Desde el 11 de septiembre, se han sucedido los acontecimientos históricos a escala
global.
El 7 de octubre, EEUU declaraba la guerra a Afganistán; una guerra que ha
masacrado a miles de civiles y soldados afganos y ha tenido como resultado el éxodo
forzado de varios millones de personas. EEUU ha establecido sus bases militares en
Asia Central. Washington ha derrocado a los talibán, estableciendo un régimen
satélite en Afganistán.
El presidente Bush ya ha anunciado que habrá nuevas guerras, y ha designado a
Corea del Norte, Irán e Iraq como posible objetivos futuros. Los portavoces del
Pentágono Rumsfeld y Wolfowitz han promulgado la doctrina de la guerra permanente,
unilateral, y con carácter "preventivo". A pesar de los cambios tan profundos que
están teniendo lugar, sigue sin probarse la existencia de una red terrorista
internacional islámica dirigida por Osama Ben Laden, supuestamente responsable de
los ataques contra el World Trade Center y el Pentágono, y que ha servido como
justificación del Nuevo Imperialismo. Más bien ocurre al contrario: existen pruebas
firmes que niegan la teoría de una conspiración internacional defendida por
Washington.
La justificación que desde Washington se ha dado para destruir y ocupar Afganistán y
su ofensiva militar de alcance global se basan en varios argumentos.
1. Bin Laden planificó, dirigió, y llevó a cabo los ataques contra el World Trade Center
y el Pentágono.
2. El régimen talibán cooperó con Bin Laden y ha servido de refugio para los
terroristas.
3. Los 19 terroristas [del 11-S] formaban parte de la red de Al-Qaeda de Osama Bin
Laden y habían sido organizados, financiados, y dirigidos por éste último.
4. La red terrorista amenaza al planeta con nuevos atentados similares a los del 11-S.
Contra la teoría conspiratoria de Washington, me gustaría presentar un escenario
alternativo y volver a examinar las circunstancias que se han dado en los últimos
cinco meses con el objeto de decidir cuál de las dos tiene mayor validez.
Mi contra-teoría se basa en el argumento de que los 19 terroristas del 11-S eran un
grupo autónomo de conspiradores que planificaron, organizaron y ejecutaron sus
acciones independientemente de la red de Al-Qaeda y de Osama Bin Laden.
Si bien los 19 pudieron haber recibido pequeñas cantidades de dinero procedentes de
grupos radicales islámicos e incluso algunos pudieron haber conocido a miembros de
Al-Qaeda, eran en esencia un grupo autónomo. La validez de una u otra teoría tiene
importantes consecuencias políticas a la hora de comprender la política militar de
Washington y el futuro de la paz mundial.
Las pruebas El hecho más sorprendente después del 11-S es la ausencia de nuevas
acciones terroristas que hayan tenido lugar en EEUU, Europa, Oriente Próximo, o
incluso Afganistán. A pesar de las advertencias diarias lanzadas por todas las
secciones de los servicios de inteligencia norteamericanos, no ha ocurrido nada.
Tras la muerte de los 19 suicidas, no ha habido ningún incidente grave. El supuesto
miembro de Al-Qaeda que llevaba una bomba en los zapatos resultó ser un ladrón

361
semi-analfabeto de Jamaica que carecía de la precisión y la capacidad operativa de los
19. Según los argumentos y las descripciones ofrecidas por la CIA sobre la existencia
de una red conspiratoria, y vista la devastación de Afganistán, era de esperar que se
produjeran nuevos ataques terroristas. Pero no ha habido ningún ataque.
Es lógico concluir que los 19 actuaron independientemente de Al-Qaeda y de que
tuvieron éxito precisamente porque no tenían conexión con el grupo. El director de la
CIA, George Tenet, ofreció, sin darse cuenta, aún más argumentos para pensar que
los terroristas del 11-S actuaron autónomamente. En su declaración ante el comité
del Senado el 6 de febrero de 2002, Tenet asegura que las labores de infiltración de la
CIA han dado como resultado la detención de más de 1000 agentes de Al-Qaeda desde
el 11-S.
Más aún, Tenet afirma que la CIA había mantenido una guerra contra Al-Qaeda
durante 5 años, y que la Agencia había infiltrado a espías y había vigilado la red de
comunicación de sus líderes.
Tenet afirma categóricamente: "¿Se había penetrado el objetivo [Al-Qaeda]? Por
supuesto. ¿Manteníamos operaciones activas? Faltaría más. ¿Dónde reside el secreto
de la planificación del 11-S? Probablemente, en la mente de tres o cuatro personas".
Es una declaración devastadora, porque viene a querer decir que los únicos "tres o
cuatro" que podían conocer lo que ocurriría eran los líderes de los 19: no Bin Laden ni
otros líderes de Al-Qaeda. Visto el nivel de infiltración y vigilancia mantenidos por la
CIA contra Al-Qaeda y la aseveración de Tenet de que la CIA mantenía un agente
cerca de Bin Laden, la única explicación posible de que los 19 no fueran detectados es
porque no se comunicaron con, ni formaban parte de, Al-Qaeda, y porque
evidentemente no obedecían órdenes de Bin Laden. A pesar de que Tenet afirma que
las fuerzas especiales norteamericanas han descubierto una cantidad considerable de
material de Al-Qaeda (documentos, vídeos, material informático, etc.) ninguna de los
materiales [encontrados] contiene ni una sola prueba de que haya habido
comunicación entre Al-Qaeda y los 19.
La razón por la que los 19 no fueron detectados, de que su célula no hubiese sido
infiltrada ni vigilada, es porque no formaban parte de Al-Qaeda y tampoco actuaban
bajo las órdenes de Bin Laden, que estaba siendo vigilado por la CIA y era uno de los
activos de la Agencia. Pese a que cientos de prisioneros de Al-Qaeda y algunos líderes
talibán han sido interrogados (y torturados), no existen pruebas que vinculen a los 19
con Bin Laden.
Los vídeos de Bin Laden que según Rumsfeld y Bush constituyen una prueba de su
vinculación con los 19, prueban de hecho lo contrario. En los vídeos, Bin Laden no
asume la responsabilidad [de los atentados], aunque alaba e incluso celebra los
ataques terroristas. Vista la naturaleza de su política y el apoyo que ha brindado al
terrorismo, lo más seguro es que de haber sido el responsable se hubiera atribuido el
mérito. Contrariamente a lo que ocurrió con los 19, la imagen de los talibán y de
Al-Qaeda de mártires fanáticos por la causa se contradice con su comportamiento
durante la "guerra".
Decenas de miles se marcharon o se rindieron antes de librar una "guerra santa hasta
la muerte". Se comportaron como haría un soldado ordinario que debe hacer frente a
una adversario infinitamente más poderoso. En otras palabras, durante los últimos 5
meses no ha habido ningún grupo capaz de actuar con la misma precisión,
organización y dedicación demostradas por los 19.
El contraste entre la organización de los 19 y el hombre del "zapato bomba" vinculado
con Al-Qaeda es sorprendente, y pone de manifiesto las diferencias existentes entre
un grupo terroristas autónomo y bien educado y una red internacional terrorista
incompetente, infiltrada, y falta de eficacia. Las implicaciones de la 'contrateoría' Dado
que los atentados del 11-S fueron organizados por un grupo aislado, es posible
explicar por qué en los cinco meses siguientes no se han producido nuevas acciones.
En consecuencia, la guerra contra Afganistán no se sostiene sobre base alguna. La
ausencia de lazos entre el grupo de los 19 y cualquier red terrorista internacional

362
quiere decir que la campaña internacional contra el terrorismo lanzada desde
Washington se basa en suposiciones falsas y proyecciones futuristas bastante
dudosas.
La teoría de una conspiración internacional tramada desde Washington ha sido
diseminada con el fin de justificar una campaña militar a escala global que tiene como
objetivo la expansión de las bases norteamericanas en Asia Central, Filipinas, y
Latinoamérica, justificar una intervención militar de carácter unilateral, y dejar al
margen a los competidores europeos y japoneses en regiones estratégicas productoras
de petróleo como el Próximo Oriente o el Mar Caspio. Al mismo tiempo, la propaganda
de guerra contra el terrorismo sirve dentro de EEUU para reforzar a un Estado
represivo, debilitar la oposición a los recortes masivos en la esfera social, e
incrementar enormemente el nivel de militarización [del país], así como para silenciar
cualquier voz que cuestione la teoría de una conspiración terrorista internacional.
La teoría de la conspiración ha creado una especie de psicosis bélica en EEUU que
justifica la guerra sin fin y los sacrificios económicos crónicos, permitiendo a
Washington planificar una nuevo imperio mercantilista en el que bombarderos e
inversores van de la mano, colonizando nuevas regiones, ejerciendo el monopolio
sobre mercados y recursos estratégicos, y marginando a sus competidores europeos.

363
2 de marzo de 2002

La lucha por el socialismo en la actualidad

James Petras
Traducido para Rebelión por Jorge Capelán

Una discusión acerca de la lucha por el socialismo hoy en día debería comenzar por
ver qué es y qué no es el socialismo. Es importante tener claridad política acerca de
las falsas alternativas, así como de los componentes básicos de una sociedad
socialista. Este ensayo abordará el asunto analizando críticamente tres de las
ideologías antisocialistas más influyentes que se dicen abogar por una izquierda
renovada y proponen un enfoque socialista alternativo. Este análisis seguirá con una
discusión de la vía militante al socialismo y una crítica de las ilusiones que rodean a
la política electoral. La última sección se centrará en la discusión del contexto
mundial actual y de los retos y oportunidades que enfrenta la Izquierda de cara a la
ofensiva imperial de Washington.

Lo que NO es el socialismo
La Izquierda se enfrenta esencialmente a tres alternativas falsas de socialismo: (1) "La
Tercera Vía" promovida por Tony Blair, (2) la Socialdemocracia europea y del Tercer
Mundo y (3) el "socialismo de mercado" al estilo chino.
La "Tercera Vía" propuesta por el líder del Partido Laborista Británico Tony Blair,
pretende definir una "tercera vía" entre la propiedad pública de los medios de
producción y de los servicios sociales y el mercado liberal no regulado. De hecho,
combina lo peor de ambos mundos, una burocracia estatal grande y cara al servicio de
las poderosas instituciones financieras y la banca, y una legislación autoritaria que
viola las libertades individuales. En la práctica, la "Tercera Vía" de Blair es un camino
directo hacia las guerras, las crisis y la profundización de las privatizaciones a
expensas de los consumidores, el medio ambiente y los trabajadores. El régimen de
Blair ha sido un activo colaborador subalterno de Washington en los salvajes
bombardeos de civiles en Yugoslavia, Afganistán e Irak, y de la conquista y ocupación
de Afganistán, Kosovo y Macedonia. La Tercera Vía promovió la desindustralización de
Inglaterra, la burbuja especulativa de las telecomunicaciones y su colapso,
precipitando la actual recesión. El programa de privatizaciones de Blair ha minado el
plan nacional de salud, perpetuado el peor sistema de transporte e infraestructura de
Europa Occidental, y puesto a los trabajadores ingleses en el peor lugar en lo que
respecta a los derechos sociales. Claramente, la "Tercera Vía" es un simple eufemismo
para el neoliberalismo autoritario y el militarismo.
La segunda versión burguesa del socialismo es la socialdemocracia. Durante los
últimos 20 años, los partidos socialdemócratas y populistas de Europa y América
Latina han abandonado sus programas reformistas, de bienestar social, en favor de
las políticas neoliberales, la subordinación a la hegemonía imperial de los EE.UU., y
en Latinoamérica, la adopción de los programas de ajuste estructural del FMI. En
breve tiempo, los socialdemócratas y los populistas se han convertido al
neoliberalismo, redistribuyendo el ingreso hacia las clases altas y el capital extranjero.
Ya no son partidos reformistas de las clases trabajadoras, son partidos reaccionarios,
proimperialistas y neoliberales. Los mejores ejemplos de esta conversión son el PSDB
de Cardozo en Brasil, y el partido Peronista en Argentina.
El tercer ejemplo de socialismo fantasma es el así llamado "socialismo de mercado"
practicado en China. La realidad política de la China es la de la subordinación de la
propiedad social al mercado capitalista. No queda absolutamente nada del socialismo
chino: los trabajadores tienen las jornadas más largas, los peores salarios y los
menores derechos sociales de todos los trabajadores asiáticos. Los capitalistas chinos

364
y sus socios de ultramar extraen las ganancias más altas y envían ilegalmente al otro
lado del mar entre 30.000 y 40.000 millones de dólares al año - creando las
desigualdades más grandes del Asia. El estado socializa las deudas de las empresas
privadas y de elites estatales corruptas roban millones del tesoro público para
financiar sus inversiones, sus cuentas en el extranjero y sus estilo de vida de un lujo
obsceno. El "Socialismo de Mercado" es una ideología para justificar la transición de la
propiedad colectiva al capitalismo salvaje.

Lo que el socialismo significa hoy en día


Contra esos ejemplos de "falso socialismo," el socialismo de verdad hoy, ante todo
implica la socialización de los medios de producción, la transformación de la
propiedad y el control de los bancos, las fábricas, la tierra, los servicios sociales, el
comercio exterior y la transferencia del poder de los capitalistas a los productores
directos, a los consumidores y a los defensores del medio ambiente. El socialismo
significa la oposición a todas las guerras imperialistas, a las intervenciones militares,
y el apoyo a la autodeterminación de las naciones y a los movimientos de liberación
nacional. Bajo un régimen socialista, la representación y las elecciones tendrían lugar
en los lugares de trabajo, en los barrios y en las cooperativas, y conducirían a una
asamblea nacional que rendiría cuentas directamente ante las organizaciones de
trabajadores, campesinos y consumidores. El socialismo promoverá profundas
reformas en la familia, en el trabajo y en los servicios sociales para facilitar la igualdad
de género. El gasto público se transformará, de subsidiar a los capitalistas y pagar la
deuda externa, a proveer de forma gratuita y amplia salud, educación y entornos
recreativos en una escala masiva.
Las diferencias entre el falso socialismo y el verdadero son fundamentales e
insoslayables. No hay bases para una alianza o "cohabitabilidad." Los antagonismos
sociales entre las clases se expresan en el conflicto entre el falso y el verdadero
socialismo. Las distinciones no son sólo intelectuales; son prácticas.

La Vía Militante al Socialismo


El camino hacia el socialismo implica una serie de actividades prácticas que enfrentan
a los militantes socialistas contra las prácticas elitistas de los jefes políticos del falso
socialismo. En la lucha por el socialismo, los militantes actúan en varios niveles de
acción: (1) se comprometen directamente en las luchas cotidianas en el barrio, el lugar
de trabajo y el mercado callejero; (2) organizan movimientos de masas, no sectas
políticas, para llevar a cabo una reforma agraria integral, la socialización de las
fábricas, la propiedad pública de los bancos y el control estatal del comercio exterior;
(3) los militantes se organizan para conseguir el poder político - no se la pasan todo el
tiempo en foros internacionales, reuniéndose con otros turistas de izquierda que no
tienen ninguna base social en sus países de origen; (4) los militantes se reúnen para
resolver las cuestiones que están a la orden del día, para resolver los problemas de las
masas y para estudiar los procesos políticos, las estructuras de poder y la creación de
alternativas revolucionarias; (5) combinan la lucha de masas con la creación de
formas de organización socialistas y de participación de estilo asambleario; (6) los
militantes rechazan a los líderes que cultivan el "culto a la personalidad" y que
subordinan las luchas y las organizaciones populares a su poder personal; (7) los
militantes y los movimientos invierten tiempo y recursos educando a dirigentes y
organizadores capaces de tomar decisiones difíciles, discutiendo las tácticas y las
estrategias en las asambleas; (8) los dirigentes siempre comparten los mismos riesgos
que aquellos a quienes dirigen - en primera fila de la lucha, sin diseñar estrategias
"desde abajo de la cama." Para inspirar la acción resuelta en la lucha de masas es
importante "mostrar la cara."
La historia y la experiencia nos muestran que la acción popular directa de masas es la
única vía para lograr cambios fundamentales en el poder, la propiedad y en la

365
autoestima. Las elecciones para parlamentos impotentes no han conducido a ninguna
reforma digna de ese nombre en el último cuarto de siglo. Los dirigentes populares
que comienzan en la izquierda, y son elegidos para el parlamento, son asimilados por
el sistema y terminan hablándole al pueblo y trabajando para el capital. El caso de la
trayectoria de Lula confirma este análisis. Él comenzó liderando las luchas populares
y terminó abrazando a la derecha neoliberal en una coalición electoral.

Combatir ilusiones: Elecciones, La Vía Parlamentaria y las Reformas


El abrazo abierto a la política neoliberal por el Partido de los Trabajadores de Brasil, y
la selección por parte del candidato presidencial Lula de un gran empresario
derechista (Alencar) como socio en la vicepresidencia, ilustran la decadencia de la
izquierda parlamentaria y su evolución hacia la derecha. Durante los últimos 25 años
de elecciones parlamentarias, en los que los medios de masas de manera uniforme
han servido a los políticos capitalistas y a los grandes financieros en todas las
campañas electorales, la gran mayoría de la clase trabajadora, de los campesinos y de
los desocupados han sufrido una severa regresión de sus niveles de vida. Las
campañas electorales burguesas han servido de fachada para legitimar el poder y las
decisiones de elites no-electas del FMI, el Banco Mundial y los funcionarios locales al
servicio de la clase local capitalista en el poder. Como resultado de ello, los líderes
políticos electos llevan adelante políticas regresivas: la concentración de la tierra a
expensas de los campesinos sin tierra y los pequeños productores, la erosión de los
derechos democráticos del pueblo al gobernar por decreto y apoyar una legislación
anti-trabajadores, y la imposición de una política macroeconómica (el "neoliberalismo")
que destruye el mercado doméstico, mina el control público nacional y erosiona la
propiedad de los sectores estratégicos de la producción, las materias primas y las
finanzas. En contraste con los fracasos de las políticas electorales, la política de la
acción directa abrazada por los movimientos sociopolíticos en Brasil, Ecuador,
Argentina y en otros lugares ha tenido éxito al lograr cambios sociales y políticos
significativos. El Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra en Brasil, a través de su
política de ocupaciones de tierras ha asentado a más de 250.000 familias. La CONAIE
de Ecuador ha derribado a dos presidentes. En Argentina, las fuerzas combinadas de
los movimientos de trabajadores desempleados (Piqueteros), las organizaciones
vecinales (Cacerolas) y los jóvenes activistas han obligado al no-pago de la deuda
externa, han derribado a 5 presidentes y creado un movimiento popular nacional de
masas contra toda la clase política burguesa.
El contraste entre los logros prácticos de los movimientos sociopolíticos
comprometidos con la acción directa de masas y la impotencia, la corrupción y la
cooptación de la izquierda electoral salta a la vista.
El proceso electoral no tiene impacto sobre las políticas de los funcionarios electos.
Repetidas veces, durante las campañas electorales, los candidatos burgueses y de
izquierda prometen crear empleo, atacar al "neoliberalismo" y crear un sistema
económico más equitativo. Sin embargo, cuando los políticos asumen sus cargos,
profundizan y extienden las privatizaciones, imponen nuevas políticas de ajuste
estructural y aumentan la represión contra los movimientos populares. Los
candidatos electos por los partidos de izquierda se quedan impotentes en la oposición
o, peor aún, evolucionan hacia las alianzas y la colaboración con la derecha, reciben
grandes sueldos y, de manera creciente, se divorcian de las luchas de las masas,
priorizando la actividad en las instituciones. En muchos casos, los políticos de
izquierda convierten a los activistas que les ayudaron a ser elegidos en funcionarios
de bajo nivel y convierten a los movimientos en maquinarias electorales. La conversión
de los partidos socialdemócratas y populistas y sus líderes en neoliberales, significa
que las principales organizaciones que luchan por reformas (reforma agraria,
cancelación de la deuda externa, sistema nacional de salud, etcétera) son los
movimientos sociales de la acción directa. Los viejos partidos socialdemócratas y
populistas ya no son reformistas. Son liberales que trabajan con el capital local

366
transnacional e imperial.
El declive del reformismo socialdemócrata esta basado en el hecho de que la clase
burguesa dominante ya no es "nacional" - producen para los mercados extranjeros,
depositan sus ganancias en el extranjero, dependen de financiamiento extranjero y de
tecnología extranjera. Están integradas en los circuitos imperialistas del capital. Los
Socialdemócratas dependen del capital transnacional y no pueden implementar
reformas sociales sin sufrir fugas de capitales, presiones financieras, etcétera.
Enfrentados a la elección de abandonar las políticas de la colaboración de clases y
construir poderosos movimientos clasistas de masas para realizar "reformas," los
socialdemócratas han rechazado las reformas y se han acomodado a los intereses de
sus socios capitalistas transnacionales. El abandono de los socialdemócratas de sus
programas reformistas de "bienestar social" ilustra su subordinación a y su
dependencia de la orientación de la clase capitalista hacia los mercados, las finanzas y
las redes imperiales.
Para los movimientos sociopolíticos, los sindicatos y los marxistas, el continuar
apoyando "críticamente" a los partidos ex-socialdemócratas es convertirse en rehenes
de la burguesía neoliberal y traicionar su compromiso con la transformación social.
Con el colapso del proyecto neoliberal - ilustrado por la total bancarrota de la
Argentina y la recesión mundial-, las posibilidades de reformas sociales y de una
recuperación del estado del bienestar capitalista son remotas. Las reformas del estado
de bienestar tuvieron lugar en un período de expansión capitalista en Europa y los
EE.UU. durante el período de 1950-72, y en América Latina entre los 1940s e inicios
de los 1970s. Hoy las clases capitalistas ven a los obreros y campesinos como un costo
de producción para los mercados extranjeros, no como un consumidor para el
mercado interno.
La polarización mundial provocada por la actual ofensiva militar de Washington
desvaloriza cualquier intento de las fuerzas reformistas por organizar coaliciones
progresistas. El apoyo de los socialdemócratas a la cruzada contrarrevolucionaria de
Washington refuerza a los cuerpos represivos del estado y a la legislación represiva
dirigida contra las reformas propuestas por los movimientos sociopolíticos.
Los socialdemócratas, atrapados en la polarización cada vez más profunda entre el
imperialismo y los movimientos sociopolíticos, abandonan su oposición al militarismo,
el ALCA y la deuda externa. La recesión y el declive de los ingresos presupuestarios
hacen imposible para los socialdemócratas el subsidiar las exportaciones y las
empresas en quiebra, sacar de apuros a los bancos, pagar la deuda externa y al
mismo tiempo financiar reformas sociales para las clases populares.
El declive de los mercados de exportación, la disminución de la inversión extranjera y
los recortes a la producción local significan que el proyecto reformista, de apoyar el
neoliberalismo e incrementar el gasto en los pobres, no es viable. El compromiso
socialdemócrata para trabajar con un modelo neoliberal en un momento en el que los
estados imperiales aumentan el proteccionismo y expanden sus subsidios agrícolas
significa que la crisis socioeconómica en América Latina se profundizará y que su
régimen político estará en una crisis perpetua. La posibilidad de combinar reformas
sociales con regímenes neoliberales es virtualmente nula.
Sólo los movimientos sociopolíticos revolucionarios o radicales pueden llevan a cabo
reformas, en el transcurso de una acción directa de masas que construyan nuevas
formas populares de representación. Las reformas duraderas sólo son posibles bajo un
nuevo estado revolucionario de obreros y campesinos.

La coyuntura actual: Obstáculos y Oportunidades


La lucha por el socialismo en esta coyuntura requiere que evitemos dos concepciones
erróneas. La primera es la de suponer que el imperialismo estadounidense es
omnipotente y omnipresente - que lo que Washington dice y hace automáticamente
tendrá éxito. El segundo error es el de asumir que el ascenso popular de las luchas en

367
América Latina, particularmente en Argentina, significa que estemos entrando en un
período revolucionario - una lucha por el poder del estado.
La ofensiva militar mundial de los EE.UU. (su rechazo unilateral de los tratados de
Kioto, de misiles, de armas biológicas, etc., su marginación de Europa/OTAN en la
masacre afgana, su apoyo incondicional a la masacre israelí de los palestinos, las
nuevas guerras propuestas contra Irak, Irán y Corea del Norte, su intervención militar
en gran escala en Colombia y la campaña de desestabilización contra Chávez y el
enorme aumento de los gastos militares) están dirigidos a revertir el declive de su
poder e influencia en el mundo. Antes del 11 de septiembre, Irán erosionó el boicot de
los EE.UU. desarrollando lazos de inversiones y comercio con Europa y Asia. Irak se
convirtió en miembro activo de la OPEP y de la organización internacional de países
islámicos. La Intifada Palestina y Hezbollah en el Líbano desafiaban al poder israelí.
En América Latina, Chávez rechazó las políticas imperiales de los EE.UU. -su
bombardeo de Afganistán, el Plan Colombia, los vuelos estadounidenses sobre el
espacio aéreo venezolano y el cronograma estadounidense para el ALCA. Los avances
militares y políticos de las FARC y el deterioro del régimen cipayo de Pastrana,
amenazaban la dominación estadounidense y su control sobre Colombia. El colapso
del régimen cliente de los EE.UU. en Argentina, en diciembre, y el levantamiento
popular amenazaron la dominación de los EE.UU. en un país clave en América Latina.
En Brasil, la radicalización del electorado, las crecientes protestas anti-ALCA, el
crecimiento de los movimientos sociopolíticos como el MST y el deterioro del régimen
de Cardozo reflejaron el declive de la influencia de los EE.UU. en el país más grande y
más importante en América Latina.
La consolidación de la Unión Europea y del euro amenazaron la supremacía del dólar
y las ventajas de los EE.UU. como santuario para las fugas de capitales. Los conflictos
comerciales con Europa resultantes de los subsidios y el proteccionismo
estadounidenses desafiaron la retórica de mercados libres de Washington.
La militarización de la política de los EE.UU. y su unilateralismo reflejan un giro hacia
el imperialismo neomercantilista. En respuesta a los retos antes mencionados,
Washington adoptó una nueva estrategia: el neo-mercantilismo. El ALCA está basado
en la idea de un bloque comercial diseñado para desplazar a la competencia europea y
para privilegiar a los inversionistas y exportadores de los EE.UU. La defensa de las
posiciones económicas monopólicas de los EE.UU. depende de la militarización cada
vez mayor y de la intervención estatal de los EE.UU., para proteger y subsidiar a los
sectores no-competitivos de la economía estadounidense. El neo-mercantilismo y la
intervención militar son serias amenazas para los movimientos sociopolíticos
populares. Pero las bases del poder imperial de los EE.UU. son vulnerables y las
contradicciones y crisis del imperio estadounidense son profundas y crónicas, creando
oportunidades para el avance de la lucha por el socialismo.
Mientras que los EE.UU. expanden su poder militar a lo largo y ancho del mundo y
amenazan a países de cuatro continentes, la economía de los EE.UU. está en una
posición precaria. Los EE.UU. financian el enorme déficit de sus cuentas con el
exterior emitiendo dólares y no a través de la producción. Algunos de sus mayores
gigantes corporativos (Enron, Qwest, Crossways) han colapsado, y los inversionistas
han perdido su confianza en los asesores de inversiones y las agencias contables de
Wall Street. Los beneficios se han reducido y los mercados de ultramar han caído. El
excedente del presupuesto de los EE.UU. se ha convertido en un déficit creciente.
Mientras que el gasto militar ha aumentado, hay menos recursos para subsidiar y/o
salvar a las multinacionales en quiebra. Lo que es más importante, los bancos de los
EE.UU. y las agencias de crédito están amenazadas por crashes financieros al estilo
Argentina y negativas al pago de la deuda que podrían erosionar el imperio financiero
de Wall Street.
Las dos fuerzas motrices del imperio de los EE.UU. se están moviendo en direcciones
opuestas: su economía va en declive, mientras que el gasto militar se expande -lo que
produce un efecto tijera insostenible. Más aún, los costos de las conquistas militares

368
no traen consigo beneficios en el corto o medio plazos. Los costos de las guerras
interminables a escala mundial sólo agravarán cada vez más la diferencia del efecto
tijera entre las inversiones improductivas en la expansión militar y la actividad
económica en declive.
La segunda contradicción se centra en la transición de los EE.UU. hacia un imperio
neomercantilista. En la versión actual del imperio, el estado imperial juega un papel
central en establecer la primacía económica de las corporaciones y bancos de los
EE.UU. El estado imperial aumenta los subsidios agrícolas para conquistar mercados
de ultramar, mantiene o introduce nuevas barreras arancelarias, y asegura contratos
de construcción para las multinacionales estadounidenses en los países clientes al
terminar las guerras imperiales. El estado imperial provee subsidios para sus
exportadores y establece barreras arancelarias y cuotas para proteger sus industrias
cada vez menos competitivas (acero, automóviles, etc). EE.UU. insiste en el Acuerdo
Latinoamericano de Libre Comercio, que es un tratado comercial promovido por el
estado y diseñado para privilegiar a los inversionistas de los EE.UU. a expensas de los
competidores europeos y japoneses.
La mejor explicación de la postura militarista y unilateral de Washington se encuentra
en el giro hacia el neo-mercantilismo: el intento de asegurarse ventajas mercantiles -
no a través de la competencia del mercado, sino a través de los decretos de estado
unilaterales y la intervención militar que intimida a los competidores y mina o
perturba el desarrollo de sus economía.
Sin embargo, el neo-mercantilismo agudiza los conflictos y provoca mayores
rivalidades interimperialistas. Europa ha denunciado las amenazas militares de los
EE.UU. contra los estados productores de petróleo del Golfo Irak e Irán, con los que
han aumentado las inversiones y el comercio de petróleo. Los países asiáticos, como
China y Corea del Sur, han rechazado las amenazas militares de los EE.UU. contra
Corea del Norte -que deterioran el comercio y la ampliación de inversiones
interasiáticas. La alianza militar de los EE.UU. con sus estados árabes clientes, es
contrarrestada por los esfuerzos de la UE de forjar relaciones más cercanas con la
Asociación de Estados Islámicos. En América Latina, la UE está promoviendo un
acuerdo de integración y libre comercio con el MERCOSUR, la organización regional de
comercio que incluye a Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia. Mientras que
la brecha en poderío militar entre los EE.UU. y la UE se ensancha, el mercado
integrado de la UE y sus vínculos con el exterior proporcionan un reto formidable a la
construcción del imperio neo-mercantil. A medida que se incrementan las tensiones y
se profundizan los conflictos, las rivalidades podrían tener un impacto al erosionar las
bases económicas del imperio militar de los EE.UU. y los esfuerzos estadounidenses
para minar a la sociedad europea. Por ejemplo, en Afganistán y luego de las
conquistas militares de los EE.UU., estos se niegan a cooperar con Europa en la
erradicación de los cultivos de drogas que tienen un potencial de producción de 4,500
toneladas de opio y 450 toneladas de heroína - de las cuales 150 toneladas inundarán
Europa y amenazarán su tejido social (Financial Times 18 de febrero de 2002, p. 3).
Segundo, la invasión militar de los EE.UU. y los bombardeos victoriosos no producen
áreas de inversión que den beneficios: destruyen áreas potenciales de ganancias y
crean economías corruptas, tribales y gangsteriles como en Kosovo, Albania,
Macedonia y Bosnia. En Afganistán, los señores tribales de la guerra están
combatiendo salvajemente a lo largo y ancho del país, incluyendo Kabul. Los
regímenes clientes de Washington terminan como estados fallidos sin ley, incapaces
de establecer las condiciones mínimas de seguridad, mucho menos de un clima para
las inversiones. Mientras que Rumsfeldt puede comparar favorablemente a la
conquista militar de alta tecnología de Afganistán con la blietzkrieg de los Nazis en
Europa (Financial Times 18 de febrero de 2002, p. 4), el uso innovativo de las armas
guiadas por láser no tiene el menor impacto para sacar a los EE.UU. de una recesión
industrial que ya lleva dos años.
El imperio de Washington, precisamente porque ha vinculado a sus estados clientes

369
de ultramar con el mercado estadounidense, ha transmitido sus crisis a todo el
mundo.
Todos los así llamados "estados clientes neoliberales" han visto reducirse sus
mercados de exportaciones, caer los precios de sus mercancías, y muchas de sus
plantas de ensamblaje ir a la quiebra. La bancarrota de la estrategia de crecimiento
"guiada por las exportaciones" significa que los estados clientes tienen severas
insuficiencias en sus rentas e ingresos, que les impiden importar alimentos básicos y
productos acabados o semiacabados, lo que provoca tasas negativas de crecimiento,
niveles de vida en declive y un aumento de la demanda para la renacionalización de
las industrias estratégicas y los bancos, junto con un cambio hacia la producción para
el mercado doméstico.
La oposición a la dominación estadounidense y europea se ha extendido, desde los
desempleados urbanos y los pobres rurales, a una clase media empobrecida y de
movilidad social descendente. Esto es especialmente evidente en la Argentina, donde
el régimen cliente en colaboración con los bancos extranjeros confiscaron los ahorros
de toda la clase media. Como resultado, la clase media ha radicalizado sus exigencias
para incluir un amplio conjunto de demandas antiimperialistas por primera vez en su
historia reciente.
Por último, y lo que es lo más importante, la intervención militar de los EE.UU. en
defensa de sus clientes y su dependencia casi exclusiva de la guerra y de las
amenazas militares, esta creando una polarización favorable a la Izquierda, lo que
aumenta la oposición y aísla a los aliados de los EE.UU..
Las 50.000 personas que marcharon contra el Acuerdo de Libre Comercio en el Foro
Social de Porto Alegre el 4 de febrero de 2002, sólo son la punta del iceberg de la
creciente oposición popular. Los cientos de millones de dólares de ayuda militar
dirigidos a las fuerzas militares y paramilitares de Colombia no ha cambiado el
equilibrio de fuerzas entre la guerrilla y los militares en ese país. Al contrario, ha
distorsionado aún más la economía del país y ha incrementado la oposición de las
organizaciones cívicas.
En Bolivia, Paraguay y Ecuador, las movilizaciones de masas, las huelgas generales y
los bloqueos de carreteras han sido más extensos y efectivos al paralizar la economía y
desacreditar a los regímenes clientes.
En Brasil, el papel activo de los movimientos sociopolíticos y de los partidos marxistas
en las luchas de masas aún ejercen una poderosa influencia entre importantes
sectores de la población. Aún más importante, la continua masivadad del
levantamiento popular en la Argentina y la obligada renuncia de cinco presidentes son
indicadores del potencial revolucionario en ese país clave.
Sin embargo, esta contraofensiva popular, que continúa a pesar de la política de
militarización global de Washington, tiene sus limitaciones. Muchos de los
movimientos de masas están atados a demandas en su mayoría limitadas (comida y
trabajo para los desempleados en Argentina); los movimientos son regionales y
sectoriales, y por lo tanto no cuentan con una dirigencia nacional capaz de plantearse
el reto de la toma del poder estatal. Muchos de los dirigentes activistas desafían a los
regímenes clientes, y luego negocian acuerdos de corto plazo (la mayoría de los cuales
nunca son cumplidos por el estado) -creando de esta forma un proceso cíclico de
movilización - acción directa - confrontación - negociación - acuerdos - promesas rotas
- movilización, etcétera. Sin embargo, hay signos importantes de un gran adelanto en
lo político. Muchos de los activistas y militantes en toda América Latina están
totalmente desilusionados con los líderes electorales de izquierda. El pacto de Lula
con el Partido Liberal y su abierto apoyo a la política procapitalista obligan a la
mayoría de la izquierda consecuente a dar el giro hacia la acción directa de masas y,
posiblemente, hacia una nueva formación socialista. En Argentina, las luchas en los
barrios, en los suburbios empobrecidos de la clase trabajadora, entre los
desempleados, entre las clases medias de movilidad social descendiente y entre los
sectores de los empleados públicos, la fecha significativa no es el 11 de septiembre

370
como lo quisiera Bush, sino el 19 y 20 de diciembre, los días de las barricadas y del
derrocamiento del régimen cipayo neoliberal en el poder.

Conclusión
Estamos viviendo un período de guerras imperiales, levantamientos populares,
crecientes militarización y polarización política y social.
El intento de Washington de formar una alianza contrarrevolucionaria mundial
muestra fisuras cada vez más profundas. Las bases económicas del imperio tienen
profundas fallas. La resistencia popular en los estados colonizados se está
extendiendo.
Las alternativas reformistas, al tiempo que aún presentes, ya no son viables. Los
políticos electoral-parlamentarios se encuentran cada vez más al margen de las
grandes confrontaciones históricas. Los grandes aparatos sindicales ya no controlan
ni contienen a la lucha de las masas. Al interior de las luchas de masas, el socialismo
reemerge, tanto de las cenizas de la experiencia estalinista derrotada y desacreditada
como de una socialdemocracia igualmente corrupta y servil, inmersa en el lodazal
neoliberal.
La lucha por el socialismo emerge inicialmente como una serie de cambios
estructurales: reforma agraria, renacionalización de la banca, de los sistemas de
telecomunicación y de los recursos estratégicos. Sin embargo, el avance socialista no
se desarrolla de modo lineal: hay derrotas y retiradas; dirigentes históricos de la clase
trabajadora, como Lula y el Partido de los Trabajadores del Brasil se lanzan a la
reacción y desorientan a sus partidarios entre la clase obrera. Un régimen neoliberal
es derribado (De La Rúa) y reemplazado por otro (Duhalde) en la Argentina. Cortes
masivos de carreteras y huelgas en Bolivia desafían al estado y terminan
abruptamente sin tocar las cuestiones fundamentales. En Colombia, la insurgencia
popular se desarrolla de manera despareja - poderosa en el campo, débil en las
ciudades. Las rivalidades personales y divisiones entre "reformistas" y revolucionarios
continúan.
La coordinación internacional entre los movimientos nacionales y la organización de
manifestaciones internacionales son parte integrante del calendario político. Las
luchas nacionales, los levantamientos locales, llevan a la formación de militantes
revolucionarios conscientes al interior de los movimientos. El imperio no puede estar
siempre en todos lados. A medida que la lucha por el socialismo se extiende de los
militantes a las masas, la amenaza de las bombas y de la propaganda masiva ya no
intimidan a los movimientos de masas. Los desempleados, los empobrecidos, los
destituidos, con los ojos hambrientos y los puños cerrados, avanzan: la cuestión es
quién organizará la lucha por el poder socialista del estado.

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13 de marzo del 2002

La ofensiva de los EE.UU en América Latina:


golpes, retirada y radicalización

James Petras
Traducido para Rebelión por Jorge Capelán

Introducción
La actual ofensiva político-militar de los EEUU se pone de manifiesto en América
Latina en múltiples contextos, usando una variedad de tácticas (militares y políticas) e
instrumentos, dirigida a apuntalar regímenes clientes en decadencia, desestabilizar a
los regímenes independientes, presionar al centro-izquierda para que se mueva hacia
la derecha y destruir o aislar a los movimientos populares en ascenso que desafían al
imperio de los EEUU y sus lacayos. Procederemos discutiendo en primer lugar las
formas particulares de la ofensiva de los EEUU en cada país, para luego explorar las
razones generales y específicas de la ofensiva en la América Latina contemporánea.
Esta discusión nos aportará las bases para el análisis teórico de la naturaleza
específica de "Nuevo Imperialismo" que reviste esta ofensiva y su impacto sobre los
partidos electorales de centroizquierda y los movimientos sociopolíticos radicales. En
la sección final discutiremos las alternativas políticas existentes en el contexto de la
ofensiva de los EEUU y del nuevo imperialismo.

Ofensiva Político-Militar: Métodos Diversos, Objetivo Único


El aspecto más llamativo de la ofensiva político-militar de los EEUU en América Latina
lo constituyen las variadas tácticas utilizadas para establecer o consolidar a los
regímenes clientes y derrotar a los movimientos sociopolíticos populares opuestos a la
dominación imperial.
El centro de la atención sobre la intervención estadounidense de alta intensidad se da
en Colombia y Venezuela. En ambos países Washington mantiene apuestas muy altas,
que tienen que ver con intereses políticos, económicos e ideológicos, así como con
consideraciones geopolíticas.
Ambos países tienen costas hacia los países caribeños y andinos, al igual que Brasil;
la emergencia de un régimen revolucionario en Colombia o la estabilización de un
régimen nacionalista en Venezuela podrían inspirar transformaciones similares en las
regiones adyacentes y minar el control que ejerce EEUU a través de sus regímenes
clientes. Más aún, de producirse cambios políticos significativos, estos podrían afectar
el control de los EEUU sobre la producción y el abastecimiento de petróleo, no sólo en
Venezuela y Colombia, sino que también podrían imponer presión sobre México y
Ecuador para que retrocedan en sus procesos de privatizaciones.
A toda costa Washington quiere mantener un abastecimiento seguro de petróleo en el
actual período de "guerra no declarada" contra países productores de petróleo del
Golfo - es decir, Irak e Irán- y frente a la creciente vulnerabilidad de Arabia Saudita.
Geopolíticamente, las transformaciones socio-políticas en Colombia y Venezuela
podrían llevar a un pacto de integración con la Cuba revolucionaria, destruyendo así
el embargo de cuarenta años de Washington y creando una alternativa viable al
Acuerdo de Libre Comercio (ALCA/FTAA en inglés) patrocinado por los EEUU.
Washington ha optado por diferentes estrategias hacia esos dos países. Para derrotar
a la insurgencia popular en Colombia, ha adoptado una estrategia de "guerra total."
En Venezuela, combina una estrategia civil de desestabilización político-económica
que culminaría en un golpe militar.
La estrategia contrainsurgente de Washington en Colombia operaba bajo el manto de
una campaña antinarcóticos, para justificar la acelerada escalada militar. Las

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campañas antinarcóticos se centraban en regiones en las que las FARC (Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia) eran más fuertes, al mismo tiempo que
ignoraban virtualmente las áreas controladas por los paramilitares aliados de las
Fuerzas Armadas Colombianas. El avance político-militar de las FARC a fines de los
90s obligaron al gobierno colombiano a ir a la mesa de negociaciones e incrementaron
su dependencia de la ayuda militar y los asesores del ejército de los EEUU. En los
EEUU (y en Colombia) las "negociaciones de paz" fueron vistas como una táctica
temporal para prevenir una ofensiva a gran escala de las FARC sobre los centros
urbanos de poder y como una tregua para fortalecer la capacidad militar del ejército
colombiano. También para extender y profundizar la influencia militar de los EEUU
sobre las fuerzas militares-paramilitares, así como sobre la estrategia militar de las
mismas. Los "negociadores de paz" del gobierno también esperaban distraer o dividir a
las FARC ofreciéndoles una "opción electoral," tal y como sucedió en Centroamérica (El
Salvador y Guatemala). Las FARC, conocedoras del brutal asesinato en masa de
activistas políticos (4,000-5,000) en la segunda mitad de los 80s y del abyecto y
estrepitoso fracaso de los guerrilleros centroamericanos, convertidos en políticos
electoralistas para apenas lograr cambios sociales significativos, se negaron a
rendirse. Insistieron en reformas fundamentales de las estructuras del estado y la
economía como precondiciones para cualquier acuerdo de paz duradero. Esas
propuestas de reformas democráticas y socioeconómicas fueron totalmente
inaceptables para los regímenes de EEUU y de Pastrana, que se estaban moviendo en
la dirección opuesta, hacia una mayor militarización de la vida política y de
liberalización de la economía.
A lo largo de todo el período de negociaciones de paz, los EEUU y Pastrana
combinaron una retórica de paz con el financiamiento y la promoción de grupos
paramilitares (a través del ejército colombiano) involucrados en la toma y destrucción
de pueblos y aldeas, el desplazamiento de millones de campesinos y sindicalistas y el
asesinato de miles de campesinos sospechosos de tener simpatías izquierdistas. El
objetivo era el de aislar la las FARC dentro de la zona desmilitarizada y al mismo
tiempo entrenar, armar y acumular tropas en las fronteras, llevar adelante
inspecciones de reconocimiento de alta tecnología para identificar blancos
estratégicos. Por fin, romper abruptamente las negociaciones y atacar por sorpresa la
región por aire y por tierra, capturando o matando a los líderes de las FARC y
desmoralizando a los insurgentes en retirada. No hace falta decir que esas tácticas
fallaron. La guerrilla continúa activa fuera de la zona de paz, fortalecieron sus fuerzas
en el interior de la zona desmilitarizada y no sufrieron pérdidas serias cuando
Pastrana rompió las negociaciones de paz.
Los Estados Unidos hicieron de Colombia un "caso experimental" para su ofensiva
político- militar en América Latina. Antes que nada porque las FARC son la formación
antiimperialista más fuerte que amenaza con tomar el poder del estado. En segundo
lugar, porque tiene frontera con Venezuela y es percibida como un aliado del
Presidente Chávez. La derrota de las FARC le permitiría a los EEUU "cercar" e
incrementar la presión externa sobre Venezuela, y reforzar la campaña de
desestabilización interna.
A medida que la base política de Pastrana se erosiona - debido a la prolongada
recesión y a los recortes sociales producto del enorme presupuesto militares - los
EEUU aumentan su ayuda militar. Ahora, toda la economía colombiana está
subordinada a la estrategia militar estadounidense; y la estrategia militar esta dirigida
por una política de tierra arrasada - guerra total. Esto significa que todas las
consideraciones civiles y económicas de Colombia son secundarias para el interés
primordial de Washington de "ganar la guerra" contra las FARC.
Dadas la fuerza y la experiencia de la FARC y la formidable capacidad estratégica de
su dirigente, Manuel Marulanda, y de su Comandancia General, la guerra entre los
EEUU y Colombia promete un desarrollo prolongado y sangriento, en el que
probablemente haya un escalamiento de grandes dimensiones de la intervención de

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los EEUU, un mayor uso del terror paramilitar y mayores y más indiscriminados
bombardeos de blancos civiles. Sin embargo, una victoria militar de los EEUU es muy
dudosa: el resultado final podría estar más cerca de Vietnam que de Afganistán.
Los primeros signos de que la ofensiva de Washington podría tener un efecto de
boomerang son visibles en Colombia. Hace menos de dos semanas, luego que los
EEUU presionasen al Presidente Pastrana para que terminara las conversaciones de
paz y declarase zona de guerra al área desmilitarizada, el primer general al frente de
las tropas que entraron a la zona renunció. Declaró públicamente que la victoria
militar era imposible. La causa inmediata de su renuncia fue la destrucción por las
FARC de un puente que conducía hacia la antigua zona desmilitarizada, bajo el
mando militar directo del general. La exitosa ofensiva militar de las FARC que siguió al
fin de las conversaciones de paz, llevó al Embajador de los EEUU en Colombia a
admitir que el Plan Colombia era un fracaso.
En contraste con la estrategia militar de tierra arrasada en Colombia, los EEUU
implementan un enfoque cívico-militar para derrocar al presidente Chávez en
Venezuela. Chávez es un nacionalista liberal: ha seguido una política económica
interna bastante ortodoxa al mismo tiempo que ha emprendido una política exterior
nacionalista e independiente. La estrategia de los EEUU tiene varias fases y combina
ataques cívico-económico-mediáticos con esfuerzos para provocar fisuras dentro del
ejército tendientes a provocar un golpe de estado.
La primera fase de este conflicto es la desestabilización de la economía, a través de
acciones muy coordinadas de grupos allegados de negocios y profesionales, y
dirigentes sindicales de derecha. El propósito es el de movilizar la oposición pública y
centrar la atención de los medios en la inestabilidad del país, inhibiendo las
inversiones de los capitalistas menos politizados quienes, sin embargo, tienen miedo
de ver descender sus ganancias ante una situación conflictiva. Los medios de
comunicación emprenden una campaña sistemática para derrocar al régimen de
Chávez, abogando por una toma violenta del poder. Las protestas gubernamentales y
públicas contra el comportamiento subversivo de los medios le permiten a Washington
orquestar una campaña internacional contra las "violaciones a la libertad de
expresión," en especial a través de la Asociación Interamericana de Prensa,
influenciada por los EEUU. La segunda fase de la estrategia de la Administración
Bush consiste en pasar directamente de la desestabilización a un golpe militar. Esto
incluye dos fases. La primera es la de movilizar los recursos de inteligencia de los
EEUU, oficiales venezolanos retirados y aquellos denominados "disidentes" entre los
oficiales militares en activo de las ramas más reaccionarias del ejército - en el caso de
Venezuela, la Fuerza Aérea y la Marina. La idea es la de forzar una discusión política
en el comando militar, provocar a otros oficiales con ideas afines para que "salgan" en
defensa de los oficiales expulsados y reforzar el mensaje de los medios/empresarios
acerca de la "inestabilidad" y de una inminente "caída de Chávez," estimulando así un
incremento en la fuga de capitales. El segundo paso es el de organizar a los oficiales
autoritarios de la marina y la fuerza aérea para que presionen al ejército - el grueso
del apoyo a Chávez - para conseguir adherentes, neutralizar a los oficiales apolíticos y
aislar a los leales a Chávez. La estrategia de dos fases de Washington culminaría en
un golpe militar con apoyo activo de los EEUU, en el cual una "junta cívico-militar de
transición" acabaría en el poder.
Vinculada a su estrategia interna, basada en sus lacayos venezolanos, Washington ha
implementado una "estrategia externa." El Secretario de Estado Powell ha denunciado
públicamente a Chávez como autoritario, y tanto él como el FMI han dado
públicamente su apoyo a un "gobierno de transición" - una señal clara y evidente del
apoyo de los EEUU a los golpistas internos. Las "Fuerzas Especiales" de los EEUU ya
operan en Ecuador, Colombia, Perú, Panamá, Afganistán, Yemen, Filipinas, Georgia,
Uzbekistán y otros estados lacayos del Asia Central. Es más que probable que, en el
caso de un intento de golpe, el Pentágono envíe elementos tácticos operativos y
asesores políticos para "conducir el golpe" y asegurarse de que emerja la configuración

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apropiada de personalidades civiles con propósitos propagandísticos.
El peligro que el régimen venezolano enfrenta es el de que, en la "guerra de desgaste
político" de Washington, en la que abundan las avalanchas propagandísticas diarias y
las acciones provocadoras, Chávez no puede depender de las constantes
movilizaciones de masas. Debe implementar seriamente políticas socioeconómicas
redistributivas radicales para mantener el compromiso de las masas y el apoyo activo
organizado. La ofensiva orquestada por los EEUU está orientada a crear una "tensión
permanente" como un arma psicológica para agotar el apoyo popular y socavar la
moral del ejército.
La política exterior independiente de Chávez es lo que suscita el antagonismo de los
EEUU. Esto incluye su oposición al Plan Colombia, su crítica a la guerra de los EEUU
en Afganistán y a la ofensiva imperial a nivel mundial, sus relaciones cordiales con
Irak, Irán y Cuba, y su rechazo a permitir que los EEUU colonicen el espacio aéreo
venezolano. Su política exterior no ha sido complementada con reformas
socioeconómicas integrales que redunden en el bienestar de millones de sus
partidarios desempleados y mal remunerados que viven en los barrios pobres y en las
villas miserias.
Los esfuerzos de los EEUU por derrocar a Chávez están basados en su rechazo, a
inicios de octubre, a apoyar la ofensiva imperial mundial - la así llamada "campaña
antiterrorista." Asesores cercanos a Chávez me informaron que una delegación de
altos funcionarios de Washington visitaron a Chávez y le dijeron sin rodeos que
"pagaría un alto precio por su oposición al Presidente Bush." Poco después, la cámara
de comercio local y los dirigentes sindicales lanzaron sus campañas - aún cuando el
Presidente Chávez había introducido una reforma impositiva muy modesta (que en su
mayoría afectaba a las compañías petroleras extranjeras), un plan de adquisición
(remunerada) de tierras, y había privatizado la mayor empresa eléctrica pública de
Caracas.
Claramente, los intentos de Chávez de montar sobre dos caballos - una política
exterior independiente y una política interna liberal-reformista- lo hacen muy
vulnerable a la estrategia golpista diseñada por los EEUU. La táctica imperial de los
EEUU en Venezuela difiere sustancialmente de la empleada en Colombia, en gran
parte porque en un caso está defendiendo a un estado cliente contra la insurgencia
popular y en el otro está tratando de crear un movimiento civil para provocar un golpe.
Sin embargo, estratégicamente, el resultado político buscado es el mismo: el de
consolidar un régimen lacayo que subordine el país al imperio neomercantilista
personificado en el ALCA, y se convierta en vasallo dispuesto a hacer de policía del
imperio en Latinoamérica y tal vez de proveedor de mercenarios para las nuevas
guerras de ultramar.
Argentina es el tercer país en el que Washington está interviniendo. Luego del
levantamiento popular de masas del 19/20 de diciembre de 2001, y de la caída de
cinco "Presidentes" lacayos, Washington comenzó a operar a través de una estrategia
de varias fases que fue diseñada para continuar transfiriendo activos por miles de
millones de dólares a las compañías estadounidenses, perjudicar a los competidores
europeos y reasegurarse una posición privilegiada en el sistema político y económico
de la Argentina. El colapso del régimen vasallo de De La Rúa, y la debilidad del
régimen de Duhalde para "imponer" un retorno al estatus quo anterior al
levantamiento popular, han llevado a Washington a recurrir a los allegados civiles
incondicionales (el ex-presidente Menem y el ex-ministro de economía Murphy) y al
aparato de inteligencia militar - relativamente intacto desde los días de la sangrienta
dictadura.
El problema de Washington con el régimen de Duhalde no es su "rectificación" de las
"medidas populistas" (ha accedido al pago parcial de la deuda, ha jurado apoyo
incondicional a la ofensiva global de los EEUU, propone limitar el gasto público,
etcétera). El problema de los EEUU es que Duahlde no puede cumplir de manera
enérgica con sus compromisos con el FMI y Wall Street. Los movimientos populares

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están creciendo en tamaño y actividad, y son más organizados y radicales. En sus
asambleas, plantean cuestiones fundamentales así como preocupaciones inmediatas.
Sus demandas incluyen el repudio a la deuda externa, la nacionalización de la banca
y de los sectores económicos estratégicos y la redistribución del ingreso - en una
palabra, repudian el "modelo neoliberal," en un momento en el que los EEUU están
presionando para extender y profundizar su control por medio del ALCA
neomercantilista.
Cabe pocas dudas de que el régimen de Duhalde está preparado para acceder a la
mayoría de las demandas del FMI - pero le falta la capacidad de implementar todo el
paquete completo de austeridad y rescatar económicamente a los bancos en el tiempo
y las condiciones que Washington y el FMI lo demandan. Cada concesión al FMI -
como los recortes presupuestarios - alimenta el fuego de más manifestaciones de
maestros y empleados públicos; el rescate de los bancos extranjeros requiere
continuar la confiscación de los ahorros privados; la rebaja drástica de los
presupuestos provinciales provoca más desempleo, hambre y revueltas. El régimen de
Duhalde ya ha incrementado el nivel de represión y desatado a sus matones callejeros
- pero los movimientos todavía proliferan y el tenue barniz de legitimidad de este
régimen se está disolviendo. El director de la CIA Tenet ya ha señalado la
"preocupación" de los EEUU con la inestabilidad en la Argentina - refiriéndose a las
movilizaciones populares. Los recursos estadounidenses en el aparato de inteligencia
argentino están lanzando globos sonda que evalúan la respuesta a los rumores de un
golpe militar. Esas jugadas tentativas, exploratorias, han sido diseñadas para
asegurar un consenso entre las elites militares, financieras y económicas - junto con
los banqueros y las multinacionales estadounidenses y europeas, especialmente
españolas. Los medios de EEUU y Europa han comenzado a hacerse eco de la
estrategia en desarrollo de Washington - escribiendo sobre el "caos," el "colapso," y la
"inestabilidad crónica" del régimen civil.
Washington apunta hacia un régimen cívico-militar, si y cuando Duhalde renuncie o
sea derrocado. La estrategia de Washington es la de decapitar a la oposición popular.
Puede ser resumida como la Triple M, un régimen conformado por el ex-presidente
Menem, el ex-ministro de economía Murphy y los Militares. Su falta de todo apoyo
social entre las capas medias y los pobres urbanos significa que ese sería un "régimen
de fuerza": diseñado para poner a la clase media contra la pared, dirigiéndola hacia un
éxodo masivo por medio de una reducción brutal de los niveles de vida para cumplir
con los compromisos de la deuda externa.
En resumen, Washington está trabajando en dos direcciones: por un lado presionando
a Duhalde para que se pliegue a sus demandas asumiendo poderes dictatoriales
totales, y por el otro preparando las condiciones para un nuevo régimen vasallo
"cívico-militar", más autoritario y derechista.
El recurso a dictaduras militares con una fachada cívica provee a la Administración
Bush con la fachada ideológica de "defender la democracia y la libertad de mercados."
Los medios de los EEUU pueden embellecer esto, así como toda una variedad de
motivos relacionados.
La estrategia de militarización de Washington también es evidente en Ecuador, Bolivia
y Paraguay, donde los regímenes lacayos, desprovistos de toda legitimidad popular, se
aferran al poder e imponen las fórmulas neo-mercantilistas de Washington (mercados
libres en América Latina y proteccionismo y subsidios en los EEUU).
En Brasil y México, Washington depende grandemente de instrumentos políticos y
diplomáticos. En el caso de México, Washington tiene acceso directo a la
Administración Fox en política económica y un virtual agente en el Ministro de
Relaciones Exteriores Jorge Castañeda. La meta de la subordinación mexicana al
neo-mercantilismo de los EEUU no es cuestionada, dado que Fox y Castañeda están
totalmente de acuerdo. Lo que sí es cuestionado es la efectividad del régimen en
implementar las políticas estadounidenses. El esfuerzo de Fox para convertir el sur de
México y América Central en una gran planta de ensamblaje, centro petrolero y

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turístico de los EEUU (Plan Puebla-Panamá) ha chocado con una oposición sustancial.
El desplazamiento masivo de capitales estadounidenses hacia China, donde los
salarios son más bajos, ha provocado el desempleo en gran escala en los pueblos de la
frontera entre México y los EEUU. Los así llamados "beneficios recíprocos" de la
"integración" brillan por su ausencia. El dumping estadounidense de cereales y otros
productos agrícolas ha sido desbastador para los campesinos y agricultores
mexicanos. La toma de control estadounidense de todos los sectores de la economía
mexicana (finanzas, telecomunicaciones, servicios, etcétera) ha llevado a un flujo
masivo de pagos al exterior en concepto de beneficios y licencias.
En cuanto a las relaciones exteriores, la influencia de Washington nunca ha sido
mayor, dado que Castañeda remeda groseramente las políticas del Departamento de
Defensa y de la CIA - declarando el apoyo incondicional a la política estadounidense
en Afganistán y en cualquier intervención militar futura, e interviniendo burdamente
en la política interna de Cuba y provocando el peor incidente en la historia reciente de
las relaciones diplomáticas Cubano-Mexicanas. Las groseras intervenciones
anticubanas de Castañeda apoyando a Washington tuvieron el resultado contrario,
con la gran mayoría de la clase política mexicana pidiendo un voto de censura para el
ministro o su renuncia. Sin embargo, se ve claramente que la mera presencia de tan
desvergonzado promotor de la política estadounidense, como lo es Castañeda en la
Administración Fox, es indicativa de la conquista agresiva de espacio por parte de
Washington en el sistema político mexicano. La poderosa presencia de bancos y
corporaciones multinacionales de EEUU y de numerosos vasallos políticos locales y
regionales, facilitan la recolonización de México - contra una fuerza laboral cada vez
más empobrecida y difícil de controlar.
En Brasil, los EEUU han estado activos, tanto en la esfera política como en la
económica. Su apoyo a Cardozo produjo resultados sin precedentes: la virtual entrega
de las principales empresas públicas en los sectores de las finanzas, los recursos
naturales y el comercio. Más significativo aún es que los vínculos de los capitales de
EEUU y Europa con los imperios brasileños en los sectores de los medios y los
grandes negocios, han tenido una poderosa influencia sobre la clase política y sobre la
conformación de la política electoral. Este bloque de poder ha conseguido hacer girar
políticos electoralistas de centroizquierda hacia la derecha, con el objetivo de asegurar
el acceso a los medios y el apoyo financiero para ganar las elecciones nacionales. La
hegemonía de los EEUU sobre Brasil es un proceso político. Su influencia se transmite
tanto a través de intermediarios locales y regionales como de los monopolios
mediáticos nacionales. La "conquista" más reciente de la ofensiva estadounidense es
la de la dirigencia del así llamado Partido de los Trabajadores, y en particular de su
candidato presidencial Ignacio Lula da Silva. En respuesta a la ofensiva de los EEUU,
Lula seleccionó a un magnate textil del derechista Partido Liberal como candidato a la
vicepresidencia. Ha intentado congraciarse a si mismo buscando una reunión con
Kissinger, declarando su lealtad al FMI y jurando cumplir los compromisos de la
deuda externa, las industrias privatizadas, etcétera. El giro a la derecha de Lula y el
Partido de los Trabajadores significa que todos los mayores partidos electorales
permanecerán dentro de la órbita estadounidense y garantizarán la hegemonía
indiscutible de los EEUU sobre las clases políticas.
En resumen, la ofensiva imperial ha adoptado una variedad de tácticas y enfoques en
diferentes países, en una variedad de contextos político-militares. Al tiempo que
dándole una mayor supremacía a la intervención militar y a los golpes militares
(siempre con alguna forma de fachada civil) en ciertos países (Colombia, Venezuela),
Washington continúa por un lado instrumentalizando a sus vasallos políticos y
diplomáticos, y por otro "dando la vuelta" a sus adversarios políticos.
El objetivo estratégico de construir un imperio neomercantilista enfrenta una gran
variedad de obstáculos políticos, sociales y militares, lo que es particularmente
evidente en Colombia, Venezuela y Argentina. En otras palabras, la proyección
imperial de poder está lejos de haberse realizado. Se encuentra enredada en una serie

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de relaciones conflictivas y en un contexto en el que los fracasos socioeconómicos del
imperio en el pasado no crean un terreno favorable para el avance ni justifican el
supuesto de una victoria inevitable. Por el contrario, la actual ofensiva imperial es en
parte el resultado de importantes reveses en los años recientes y del crecimiento de la
oposición entre sus antiguos partidarios en las clases medias de algunos países.

La Decadencia del Imperio: Las Bases de la Ofensiva Imperial


La ofensiva político-militar de los EEUU en América Latina forma parte de una
campaña mundial para revertir el deterioro de su influencia política y su dominación
económica, y para extender y consolidar su poder imperial por medio de una
combinación de bases militares y regímenes políticos vasallos. Con el inicio el 7 de
octubre de 2001 del bombardeo masivo y la subsecuente ocupación de Afganistán,
Washington procedió a establecer un régimen títere, completamente dependiente del
poder militar de los EEUU. La construcción de satélites se extendió hacia el Asia
Central, donde Washington apartó abruptamente a los enlaces rusos y estableció
bases militares y relaciones patrón-cliente con los regímenes. Procesos similares de
intervenciones militares, ocupaciones de bases y relaciones patrón-cliente fueron
establecidas con los gobernantes de Filipinas, Yemen y Georgia. En América Latina,
antes del 7 de octubre de 2001, los EEUU ya habían establecido bases militares en
Ecuador, Perú, Aruba, El Salvador y en el norte de Brasil. Más significativo aún es que
la ubicación de nuevas bases fue acompañada por un papel operativo extenso y
directo en el financiamiento, el entrenamiento y la dirección de operaciones de
contrainsurgencia de las fuerzas militares y paramilitares colombianas que combaten
a la insurgencia popular.
Es importante hacer notar dos puntos. Primero, parte de esta expansión del poder de
los EEUU está dirigida a contrarrestar los avances de los movimientos populares y de
los regímenes antiimperialistas. Segundo, la ofensiva no sólo busca recuperar la
influencia perdida, sino establecer nuevos centros estratégicos de poder en orden de
imponer un imperio mundial indiscutido. En el caso de América Latina, ambos
procesos están en camino: un esfuerzo imperial concertado para derrotar los desafíos
populares al poder imperial y establecer un imperio neo- mercantil más exclusivo,
explotador y represivo que el que existió durante el período denominado como
"neoliberal."
El propósito inmediato de la ofensiva político-militar de los EEUU en América Latina
es el de recuperar su dominación en una región en la que sus regímenes lacayos están
desacreditados y perdiendo su capacidad de controlar las políticas macroeconómicas
debido a la oposición de las masas.
Esencialmente, la presencia militar de largo plazo de los EEUU tiene un objetivo
político - apuntalar regímenes desacreditados, reemplazar regímenes vasallos débiles
por juntas cívico- militares más autoritarias y derrocar gobiernos nacionales
independientes que se rehusan a seguir las políticas de Washington.
El que los regímenes vasallos de los EEUU se están debilitando salta a la vista por el
fracaso del modelo económico liberal, el declive vertical de la popularidad registrado
en las encuestas de opinión, la fuga en ascenso de capitales locales y lo que es más
importante, en algunos países, la beligerancia cada vez mayor de robustos
movimientos populares de masas dirigidos a desafiar la autoridad del régimen -
cuando no el poder del estado.
El desafío más poderoso y organizado al proyecto de construcción de satélites del
imperio se da en Colombia. La oposición popular al régimen cívico-militar se basa en
un poderoso movimiento agrícola multisectorial (que incluye a agricultores,
campesinos y trabajadores rurales), perjudicado por los recortes en los créditos, la
política de puertas abiertas hacia las importaciones de alimentos baratos
estadounidenses y el bajo precio de sus productos de exportación. La oposición
incluyó también luchas sindicales militantes, particularmente de los sindicatos
petrolero, de los empleados públicos y de la industria. La tercera y más significativa

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oposición se encuentra en el movimiento guerrillero más poderoso y mejor organizado
de la historia reciente de América Latina. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) de menor tamaño, incluyen
más de 20,000 combatientes. La tarea principal de los expertos en contrainsurgencia
es la de dirigir a los escuadrones de la muerte paramilitares para que expulsen del
campo por la fuerza a cientos de miles de campesinos simpatizantes de la guerrilla, y
asesinar a los habitantes progresistas de los barrios pobres, activistas estudiantiles,
trabajadores por los derechos humanos y líderes sindicales. La violencia de las fuerzas
paramilitares esta dirigida a aislar a las guerrillas de su base natural de masas - y
fuente de alimentos y reclutas - en orden de facilitar a las Fuerzas Armadas el
enfrentamiento directo con la guerrilla.
La amplitud y la profundidad de la violencia militar -40,000 civiles asesinados en la
década de 1990- sugieren el grado en el que la guerrilla estuvo y está profundamente
enraizada en la población trabajadora y campesina. La guerrilla controla o tiene
influencia sobre la mitad de los municipios rurales del país y no ha sufrido derrotas
significativas, a pesar de las frecuentes "campañas de exterminio" del ejército. Por el
contrario, la guerrilla se encuentra activa a menos de 80 kilómetros de la capital,
Bogotá, controla carreteras principales y domina una vasta franja de zonas rurales. Al
tiempo que inmersos en una guerra móvil, más bien que de posiciones, los
insurgentes han, de hecho, establecido un sistema de doble poder en varias regiones
del país. Más aún, los insurgentes tienen la ventaja del conocimiento del terreno, la
proximidad a la población local y una dirigencia estratégicamente superior que más
que compensa la superioridad tecnológica y numérica del ejército dirigido por los
EEUU, en su mayoría compuesto por reclutas.
La entrada masiva de armas y oficiales estadounidenses está dirigida a reforzar al
régimen y a impedir su deterioro o colapso de cara a la recesión que ya lleva dos años,
al descontento civil y a las arremetidas de la guerrilla.
En Venezuela, el régimen de Chávez ha desafiado la política exterior de los EEUU en
varias regiones vitales: 1) en el Medio Oriente, los Estados del Golfo y el Norte de
África. El gobierno de Chávez ha fortalecido a la OPEP y visitado Irak, Irán y Libia,
rompiendo así el boicot de los EEUU. 2) En el Sur de Asia, Chávez se opuso a la
intervención militar de los EEUU ("la respuesta al terror no es más terror"); en
América Latina se opuso al Plan Colombia y a la estrategia militar contrainsurgente de
los EEUU, prohibió los vuelos espías estadounidense sobre el espacio aéreo
venezolano, rechazó la implementación inmediata del ALCA, desarrolló lazos cercanos
con Cuba y ofreció su mediación en la disputa entre la guerrilla y el régimen en
Colombia. En términos más generales, Chávez ha fortalecido la OPEP y ha revitalizado
su capacidad de toma de decisiones, y sobre todo Chávez ha rechazado someterse a la
cruzada por la dominación mundial del tándem Bush-Rumsfeld. Esta última toma de
posición es la que ha llevado a los EEUU a retirar temporalmente su embajador y
enviar una delegación de alto nivel de funcionarios del Departamento de Estado que
amenazaron a Chávez en un estilo que recuerda más bien a la mafia que a los
diplomáticos de carrera. La política exterior independiente de Chávez marca un claro
contraste con los anteriores regímenes vasallos corruptos, que hacían de eco de la
política internacional de los EEUU.
El tercer país que ha sido testigo de un agudo declive de la influencia de los EEUU es
la Argentina. El colapso del régimen de De La Rúa y su séquito de ministros, a
remolque de los banqueros extranjeros y de los bancos multilaterales controlados por
Europa y los EEUU, hicieron sonar las campanas de alarma en Washington. La
instalación de la camarilla de Duhalde y sus concesiones a Washington y al FMI no
han pacificado a la Casa Blanca porque su régimen es percibido como inestable e
incapaz de poner fin de manera efectiva a las movilizaciones de masas. El hecho
político más significativo es el de que la gran mayoría de la clase media se ha puesto
en contra del neoliberalismo y sus promotores extranjeros, y rechazan a todos los
políticos locales asociados con estos. A diferencia del golpe de 1976, en el que los

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EEUU y los generales fueron capaces de echarle la culpa a la izquierda del "desorden"
y la "violencia," en 2002 son los regímenes liberales derechistas pro-estadounidenses
los que confiscaron los ahorros de la clase media, haciendo descender sus niveles de
vida y reprimiendo violentamente las asambleas y los cacerolazos de la clase media.
Un golpe cívico-militar respaldado por los EEUU tendría lugar en un vacío político,
prácticamente sin ninguna base social de apoyo y dependiendo exclusivamente de la
represión violenta contra la práctica totalidad de las organizaciones de la sociedad
civil. El total descrédito político de los lacayos políticos de los EEUU, como el
ex-presidente Menem, el ex-ministro (ministro por 15 días) Murphy y los comandantes
genocidas del ejército, significa que Washington enfrenta una correlación de fuerzas
socio-políticas muy desfavorable en este momento y en un futuro inmediato. En este
contexto, las estrategias más probables de Washington serán las de llamar a Duhalde
a tomar medidas represivas aún más severas como un medio de desmovilizar a la
oposición para cumplir con las condiciones de los bancos extranjeros, con la promesa
de nuevos préstamos del FMI. Otro escenario posible serían nuevas elecciones, en las
que una renovada versión de coalición de centroizquierda llegue al poder, y
Washington recurra a una estrategia de desgaste político - minando las inversiones,
los préstamos, etcétera a efectos de provocar el descontento para así descargar un
golpe de estado en un entorno de caos y políticas fallidas.
En este contexto tiene lugar una carrera entre los movimientos de masas y
Washington, para ver quién consigue llenar el espacio dejado por la derecha civil en
desintegración. Los EEUU tienen las armas del estado pero no la base social. Los
movimientos de masas tienen el apoyo popular pero ninguna dirigencia nacional
organizada en una posición de pujar por la toma del poder del estado.
Colombia, Venezuela y Argentina expresan claramente los centros de la influencia y el
poder en decadencia de los EEUU. Sin embargo, fuerzas alternativas avanzan en
varios otros países latinoamericanos. Hay signos claros de que los regímenes vasallos
en Paraguay (Macchi), Bolivia (Quiroga), Ecuador (Noboa), Perú (Toledo) están
desacreditados y tienen poco apoyo popular en su implementación de la agenda de
Washington. Lo que es más, hay poderosos movimientos de masas multisectoriales en
los tres primeros países que han demostrado su capacidad para la acción directa al
bloquear algunas de las leyes más retrógradas. Mientras que esos movimientos son
poderosos, su fuerza reside en regiones y en clases sociales particulares (campesinos)
y son propensos a negociar acuerdos limitados (que nunca son implementados por el
régimen - lo que de este modo precipita nuevas movilizaciones y confrontaciones).
Analizar la influencia política de Washington en Brasil es muy complejo. Por un lado,
el régimen centro-derechista y pro-estadounidense de Cardozo ha perdido mucho
apoyo en la opinión pública - excepto entre los banqueros extranjeros y las elites
locales - debilitando así la hegemonía de los EEUU. Por otro lado, la izquierda ha sido
severamente debilitada por el giro a la derecha de la dirigencia del Partido de los
Trabajadores y su candidato presidencial Ignacio Lula Da Silva. Su alianza con el
derechista Partido Liberal y su adopción de la mayor parte de la agenda neoliberal
dejan a los EEUU con una situación en la que sólo pueden ganar. El giro a la derecha
alienará a muchos de los votantes de base del PT y tal vez divida al partido, causando
que pierda las elecciones. O, si se da el resultado improbable de una victoria del
PT-Liberales, las consecuencias políticas no afectarán los intereses fundamentales de
los EEUU. La incógnita es en qué medida el giro a la derecha del PT va a resultar en
un reagrupamiento de la izquierda - en el que los poderosos movimientos sociales
(Trabajadores Sin Tierra, pequeños agricultores, movimientos urbanos y
habitacionales), los partidos de izquierda radicales (PSTU, PCdoB, etcétera) y los
disidentes de izquierda del Partido de los Trabajadores puedan aunar fuerzas.
Independientemente de los partidos electorales, hay una poderosa y creciente
corriente de opinión nacionalista y antiimperialista, que se opone fuertemente al ALCA
y a las políticas económicas promovidas por los EEUU y Europa que han traído
consigo una década de estancamiento económico. Más aún, el ejército brasileño no es

380
un aliado de fiar para el Pentágono, dado que hay una fuerte corriente nacionalista
con raíces históricas que podría resistirse a una mayor intervención estadounidense.
En resumen, sería una equivocación atribuir la actual ofensiva político-militar de los
EEUU exclusivamente a factores globales. La contraofensiva de los EEUU es de fecha
anterior al 11 de septiembre y al 7 de octubre. El Plan Colombia comenzó casi dos
años antes. Ciertamente, la ofensiva imperial en América Latina recibió un ímpetu
ideológico y militar mayor luego de los eventos de la segunda mitad de 2001, pero
igualmente importante es el avance de los movimientos populares y la extensión de los
sentimientos antiimperialistas y antiliberales hacia sectores sustantivos de las clases
medias en algunos de los países más grandes. La compleja interacción entre la
decadencia de la influencia en América Latina y en los Estados del Golfo, combinada
con la competencia de Europa, ha cambiado dramáticamente la concepción del
imperio por parte de Washington.

El Nuevo Imperialismo: Del Neo-Liberalismo al Neo-Mercantilismo


El caso de los "regímenes fallidos" al interior del imperio neoliberal de los EEUU en
América Latina fue ilustrado dramáticamente por la Argentina, pero se repite en otros
países. El Neoliberalismo, como estrategia imperial para obtener el control de los
mercados, las empresas nacionales y los recursos naturales, parece estar llegando a
su punto final. Esto no significa el fin del imperialismo. Lo que está teniendo lugar es
un mayor grado de control del estado imperial sobre las economías y los circuitos de
circulación del capital y las mercancías. El ALCA de Washington es precisamente un
plano para la construcción de un imperio neomercantilista, en el que los EEUU
establecen el marco legal para consolidar una posición privilegiada en los mercados y
en la economía latinoamericanos, por encima y en contra de sus competidores
europeos/japoneses.
Los imperios neo-mercantilistas se basan esencialmente en decisiones de estado
unilaterales (rechazando las negociaciones) y en la supremacía militar, ambas
diseñadas para imponer políticas a los competidores internacionales, regionales y
nacionales. Dada la debilidad de los estados- clientes neoliberales para contener la
insurgencia popular, el estado imperial neomercantilista opta por un mayor uso de la
fuerza y de la militarización de la política. Contra las conquistas económicas en
América Latina de sus aliados europeos, el neo-mercantilismo busca limitar las
pérdidas futuras atando América Latina a los Estados Unidos.
La transición de un imperio neoliberal a uno neo-mercantil no es un cambio abrupto;
el nuevo imperialismo todavía tiene muchas de las características del anterior: EEUU
todavía importa muchas más mercancías que hace 30 años, y continuará siendo
dependiente de las importaciones en el futuro previsible. Pero de modo cada vez
mayor, Washington se esta moviendo hacia el control de las importaciones, cuotas y
tarifas para proteger a las industrias domésticas no- competitivas, desde el acero
hasta el camarón.
Segundo, muchas de las exportaciones de los EEUU han sido subsidiadas y, en cierta
medida, el proteccionismo siempre ha existido, aún en los momentos más álgidos del
imperio neoliberal. La verdadera cuestión es el grado y, lo que es más importante, la
dirección del comercio subsidiado por el estado. EEUU ha incrementado
desproporcionadamente sus subsidios a la agricultura, y a causa del dólar
sobrevalorado pasaron a imponer aranceles al acero, a un costo para los exportadores
de ultramar de casi 10,000 millones de dólares en ingresos no-percibidos. Europa
tomará represalias; los clientes latinoamericanos, no - especialmente aquellos
comprometidos con el ALCA.
Tercero, a medida que EEUU pasa a ser un imperio de comercio e inversiones dirigidos
por el estado, en América Latina mantendrá su retórica neoliberal implementando al
mismo tiempo una estrategia estatista, desorientando así a los analistas superficiales.
Varios factores llevan a una coincidencia entre el neo-mercantilismo y el incremento
de la militarización. En primer lugar, la evidente asimetría de las relaciones

381
comerciales - los EEUU protegen y dan subsidios a su industria, pero exigen "libre
comercio" para América Latina - conduce a desequilibrios que sólo pueden ser
impuestos y sostenidos por la fuerza. Segundo, el neo-mercantilismo degrada y aliena
a sectores de las clases medias locales, de los agricultores, y de los pequeños negocios
urbanos, estrechando así la base política del régimen lacayo local. En tercer lugar, el
papel cada vez mayor del estado imperial politiza la oposición al estado. En cuarto
lugar, el neomercantilismo debilita el empleo local en las industrias y en los servicios
sociales del sector público, engrosando las filas de los des- y subempleados y
ampliando la base social para la acción directa de masas. Quinto, la presión del
estado imperial sobre los estados vasallos para que cumplan con el pago de la deuda
externa, elimina la mayor parte del ingreso para financiar servicios sociales locales o
proyectos de capital, reduciendo el empleo de profesionales y el desarrollo de la
infraestructura. En resumen, la transición a la economía neo-mercantil requiere más
explotación y dominación. La ideología global "antiterrorista" usada para justificar una
mayor militarización estadounidense en América Latina es un ardid propagandístico:
las bases económica de la militarización están enraizadas en la transición hacia el
nuevo imperialismo.

La Ofensiva de los EEUU: Su Impacto en la Izquierda


La actual ofensiva imperial de los EEUU ha tenido un impacto diferencial en las
formaciones de izquierda en América Latina. En general, podemos decir que los
partidos electoralistas han girado a la derecha y que los movimientos sociopolíticos se
han radicalizado. La ofensiva no sólo ha afectado a las configuraciones políticas y las
estrategias, sino también a los programas económicos.
Comencemos por el lado negativo - aquellos sectores de la izquierda que, como
resultado de la intervención de los EEUU, las amenazas, las presiones y la
propaganda, han girado a la derecha. Los dos casos más destacados son los del
Partido Sandinista (FSLN) en Nicaragua y el Partido de los Trabajadores en el Brasil.
En ambos casos hubo un gradual giro hacia el centro durante la última década. En
las elecciones presidenciales de Nicaragua de 2001, Daniel Ortega escogió un
candidato neoliberal para vicepresidente y luego del 11 de septiembre avaló el
bombardeo de los EEUU sobre Afganistán, su ofensiva militar a escala mundial, el
ALCA, el pago de la deuda externa y la política neoliberal ortodoxa. Eso no sirvió de
nada: Washington y el embajador de los EEUU intervinieron en las elecciones
favoreciendo al candidato liberal convencional y lanzaron amenazas al electorado en
caso de votar por una guerrilla reciclada convertida en liberal. Ortega perdió las
elecciones y el apoyo de la militancia y de la izquierda, sin lograr asegurarse el apoyo
de las elites capitalistas.
En Brasil, la dirigencia del Partido de los Trabajadores ha pasado de un programa
socialista a uno socialdemócrata y, recientemente, a uno neoliberal. Mientras que el
Partido aún cuenta con una fuerte minoría de socialdemócratas de izquierda y un
contingente de intelectuales marxistas, su orientación actual es la de desplazarse
hacia el centro-izquierda para asegurar alianzas con el conservador Partido Liberal y
el PMDB (el Partido Movimiento Democrático Brasileño). Mientras que los dirigentes
del partido dan el giro a la derecha, el dirigente máximo, Lula, asume más bien las
características de un caudillo autoritario - más interesado en ganar posiciones de
poder que en reformar o cambiar el sistema socioeconómico. Lula y sus seguidores en
la dirección han tomado medidas tanto simbólicas como efectivas para asegurar a
Washington su voluntad de ser vasallos obedientes: prometen garantizar el pago de la
deuda, defender a las empresas privatizadas y estimular a los inversores
estadounidenses. En el nivel simbólico-sustantivo, la selección por parte de Lula de
un magnate textil, hostil a los sindicatos militantes, los homosexuales y el Movimiento
de Trabajadores Sin Tierra (MST) y favorable al ALCA sugieren que el PT continúa en
movimiento… hacia la derecha. Lula alabó a Kissinger, archidefensor de las guerras
imperiales y de la OMC, durante su reciente visita a São Paulo. Lula ha visitado

382
Washington para dar seguridades a la Casa Blanca de su apoyo total a su campaña
global "antiterrorista." El giro a la derecha, aún más pronunciado por parte del PT
luego del 11 de septiembre, sugiere que la presión de Washington aceleró un proceso
que ya estaba teniendo lugar como resultado de la política partidaria interna.
En México, el voto del PRD (junto con los otros dos principales partidos de derecha) a
favor de la legislación que perjudicaba a las comunidades dirigidas por los zapatistas -
y de hecho, todas las comunidades indígenas - es un indicador de las políticas
conciliatorias de la actual dirigencia. La negativa del actual líder del Partido a
denunciar los provocadores pronunciamientos del ministro de relaciones exteriores
mexicano y las acciones contra Cuba, son indicadores de que algunos sectores del
PRD pueden estar compitiendo con el PAN para ser los lacayos favoritos de
Washington en el Senado mexicano.
En resumen, la ofensiva de los EEUU ha tenido un impacto significativo en empujar a
la mayoría de los partidos electoralistas de centroizquierda hacia la derecha. En casi
todos los casos, sin embargo, este giro hacia la derecha ya estaba en camino - la
presión sólo aceleró el proceso y quizás empujó a esos partidos mucho más hacia la
derecha de lo que se podía prever.
En contraste, la ofensiva político-militar estadounidense y el gran empujón dado para
imponer el ALCA han aumentado la extensión, profundidad y radicalización de
muchos de los movimientos sociopolíticos de la región.
En Colombia, la presión de los EEUU para romper las negociaciones de paz y
militarizar la zona neutral ha conducido a grandes y exitosas contraofensivas de las
guerrillas, a una colaboración más estrecha entre las FARC y el ELN y a un drástico
deterioro de la economía, incluyendo los flujos de petróleo y energía, y el
abastecimiento de agua, producto de los ataques de la guerrilla. Aún más, bajo
condiciones de guerra y confrontación de clases, es probable que las demandas
programáticas de la insurgencia se radicalicen. Al menos en su primera fase, la
ofensiva estadounidense en Colombia ha conducido a varias derrotas tácticas y,
aparte de la captura de unas pocas poblaciones aisladas en la zona desmilitarizada,
ha llevado a pérdidas significativas entre los escuadrones de la muerte paramilitares
patrocinados por los ejércitos de EEUU y Colombia.
En Argentina, el intento de Duhalde para aplacar a los EEUU en cuanto al pago de la
deuda, ofreciendo votar contra Cuba, cumplir con el FMI, etcétera, ha fortalecido a la
oposición y radicalizado las demandas. Los grupos y clases de oposición, otrora
dispares, convergen cada día más hacia una coalición efectiva. Las reuniones de
unidad nacional cuentan con una asistencia de miles y los cacerolazos de la clase
media continúan uno detrás del otro con grandes bloqueos de carreteras a cargo de
los desempleados. La economía continúa hundiéndose, previéndose un crecimiento
negativo de dos dígitos. La masa de la clase media con sus fondos todavía confiscados
sabe que los banqueros estadounidenses y europeos y sus clientes argentinos
pudieron enviar a los EEUU, Europa y Uruguay cerca de 40,000 millones de dólares
antes de que sus cuentas fuesen congeladas. El resultado es un rechazo poderoso y
consciente hacia la clase política. La ofensiva de los EEUU ha tenido el efecto de aislar
a sus vasallos políticos. No ha tenido ningún efecto en cuanto a amortiguar o
neutralizar el ascenso popular. Mientras el régimen de Duhalde respalda la ofensiva
de los EEUU, se ve socialmente impotente y políticamente aislado, incapaz de
implementar medidas políticas significativas. Más importante aún es que Washington
no posee interlocutores estables en la mansión presidencial - el régimen de Duhalde
podría terminar antes de cumplir con el período de su mandato.
En Venezuela, la ofensiva estadounidense ha movilizado exitosamente a las elites
comerciales (Fedecámaras), a la jerarquía religiosa y a los jefes sindicales en
manifestaciones a gran escala con la esperanza de provocar un golpe militar y
reemplazar a Chávez por un vasallo local. Por otro lado, Chávez ha respondido
fomentando manifestaciones masivas de sus partidarios entre los pobres de las
ciudades y los sindicalistas disidentes. También cuenta con la lealtad de los

383
comandantes del Ejército. La intervención de los EEUU ha radicalizado los discursos
de Chávez, quien ha dado señales de que podría introducir cambios socioeconómicos
más sustanciales a favor de los pobres.
Las confrontaciones están llevando a una mayor polarización social entre las clases
altas ricas y las clases medias prósperas por un lado, y la clase media pauperizada y
los pobres urbanos y rurales por el otro. La ofensiva de Washington ha polarizado al
país y ha radicalizado las demandas políticas y sociales en ambos bandos: las clases
ricas y el empresariado apoyan abiertamente una solución militar para volver a
imponer un régimen lacayo que revierta la política exterior independiente de Chávez;
los pobres pidiéndole a Chávez que use mano dura para tratar a la oposición dirigida
desde el exterior y que implemente un programa redistributivo radical. Chávez hasta
el momento mantiene una cada vez más insostenible "posición intermedia" -
resistiendo los intentos de la derecha para derrocarlo, llamando a movilizaciones de
masas en apoyo al régimen constitucional, manteniendo su política exterior
independiente pero sin comprometerse claramente en un proceso de transformaciones
sociales claramente delineado.
En México, Brasil, Bolivia, Ecuador y Paraguay, los EEUU se han asegurado el
respaldo de los regímenes lacayos a su ofensiva mundial. Pero en ese proceso, los
regímenes mismos se convierten cada vez más en instrumentos aislados e inefectivos
de las políticas de los EEUU dentro de América Latina. Más aún, por debajo del nivel
del gobierno, hay poco apoyo para cualquier campaña militar estadounidense que
favorezca a las políticas económicas asesinas y que se sostenga en fuerzas militares
represivas con un largo historial de masacrar movimientos populares.
Washington consigue asegurarse alineaciones favorables de parte de la mayoría de los
regímenes en los foros internacionales, por medio de las amenazas y la compra de
votos, pero ha perdido la hegemonía ideológica en toda la región, excepto en algunos
círculos de elites intelectuales y entre las ONGs conformistas.
En contraste con esto, los cortes de carreteras de multiplican - desde las "autopistas"
de la Patagonia hasta los caminos rurales de Bolivia o las junglas de Colombia: "ellos"
no pasan. Los EEUU se aseguran las promesas de los Presidentes títeres, pero cada
vez más los palacios presidenciales y los edificios del congreso son rodeados por
manifestantes, mientras que el olor a neumáticos ardiendo se filtra por entre los
alambres de púas y pasa por las caras adustas de los soldados fuertemente armados.
La ofensiva estadounidense ha intimidado o cooptado a los políticos oportunistas
precisamente en el momento en el que el electorado los estaba abandonando.

Conclusión
Claramente, estamos entrando en un período de ofensiva política y militar de los
EEUU, golpes militares (o intentos de golpes), acción directa de masas, polarización
política y nuevas formas de representación social. No hay resultados uniformes – los
beneficios y las pérdidas que resulten de la ofensiva estadounidense no pueden ser
medidos contando los votos de los presidentes y el nivel de asentimiento de los
generales leales. Los movimientos sociales en avance y la insurgencia popular han
desenmascarado el saqueo imperial y han derribado regímenes lacayos, pero los
resultados políticos importantes están todavía por venir.
Los conflictos sociales y los enfrentamientos militares tiene lugar a escala continental;
presidentes lacayos suben y bajan, se imponen reemplazantes. Movimientos y partidos
crecen y luego enfrentan retos decisivos: hacer compromisos o luchar por el poder. Los
fallos y las limitaciones de los programas reformistas han vuelto a poner el socialismo
en la agenda.
Ha surgido una nueva generación que no vivió en carne propia las derrotas políticas y
el terror de las décadas de 1960 y 1970, pero que ciertamente ha vivido el hambre, la
pobreza, el desempleo y la corrupción política de la década de 1990. Ninguno de los
movimientos militantes emergentes o de las insurgencias populares ha experimentado
una derrota histórica en esta década. El movimiento, con ascensos y descensos

384
temporales, todavía sigue una trayectoria ascendente. Sin embargo, ningún resultado
es inevitable ni predeterminado: la organización consciente, la claridad política y la
audaz intervención humana son necesarias para contrarrestar la actual ofensiva
imperial y convertirla en una derrota histórica, y más allá de eso, en una revolución
socialista victoriosa.

385
26 de marzo de 2002

El concepto de imperialismo neoliberal no es


válido, estamos en una transición ya
consumada del neoliberalismo al imperialismo
neo-mercantilista de Estados Unidos
James Petras

Entrevista realizada en el Foro Social Mundial de Porto Alegre a James Petras:

Jorge Lora

Cinco mil organizaciones, movilizaciones de decenas de miles de personas y


encuentros fortuitos de los luchadores anticapitalistas en el II FSM expresaron la
necesidad de vincularse y de protestar contra el imperialismo y la globalización de la
guerra después del fracaso del neoliberalismo en gran parte del mundo. Quedaron
muchas interrogantes ante la actual agresividad imperialista, faltaron programas y
medidas concretas de acción para impedir el nuevo intervencionismo multilateral que
amenaza a Latinoamérica, particularmente a los movimientos político sociales más
avanzados de la región como las FARC-ELN, el EZLN, el MST, la CONAIE, los
piqueteros, los cocaleros. James Petras, intelectual revolucionario y
latinoamericanista, que nunca cejó en la lucha antiimperialista, responde a algunas
preguntas.

¿Cuál sería su evaluación del segundo Foro Social Mundial?

Este foro es un importante evento.

En primera instancia porque es el primer acto internacional después del 7 de octubre


y del 11 de septiembre; es decir, es un evento después del acto terrorista y la guerra
declarada, o mejor dicho la masacre de Afganistán por parte de Estados Unidos, que
muestra que los movimientos políticos sociales en el mundo todavía no solo están
presentes, sino que están en ascenso. Sesenta y ocho mil participantes en este foro es
mas de cuatro veces la cantidad del año pasado, con una variedad de talleres,
seminarios y plenarias de una amplia gama de fuerzas sociales y políticas; es un
repudio de los temerosos, los oportunistas y capitulacionistas que decían que ahora el
mundo ha cambiado, que hay que someterse a los Estados Unidos, siguiendo el
ejemplo del vergonzoso Jorge Castañeda y compañía, eso es lo mas importante desde
mi punto de vista en el contexto mundial.

Segundo, es un buen lugar para intercambiar ideas y elaborar la lucha contra el


ALCA, el punto más alto de este Foro fue la marcha de cincuenta mil personas contra
el ALCA, que muestra su cara más combativa, porque el foro expresaba variedad de
posiciones, desde los mas reformistas que quieren poner una cara humanista al
capitalismo hasta los movimientos políticos sociales que quieren transformar el
capitalismo en un sistema socialista y antiimperialista, entonces, yo creo este es el
segundo punto importante: la gama de fuerzas internacionales de Europa, de Asia,
con los compañeros de América Latina.

Tercero, creo que algunas de las sesiones sirvieron para extender y profundizar las
propuestas alternativas y dar un diagnóstico a fondo de que atrás de la retórica de la
globalización hay una realidad imperialista y,

386
Cuatro, creo que es un lugar para conversaciones informales y algunas formales para
articular una serie de actividades juntos en el futuro, a partir de Vía Campesina, a
partir del MST, etcétera.

Ahora, cuales son las debilidades frente a este cuadro tan positivo, una fue la parte
que estaba en la Católica, en la PUC donde hubo mucho academicismo y poca
coordinación entre las presentaciones, poco relevante para la lucha de masas, era
como ir a una conferencia académica. Segunda, la poca articulación entre los
diferentes grupos, se formaron casi tribus, cada cual con sus diversas actividades y
discursos, dando la impresión de un supermercado de puntos de vista y la tercera,
creo que fue la reticencia de algunos sectores oficiales de aprobar una visión mas
definida frente al imperialismo, reticencia en el sentido de que si debemos oponernos
al neoliberalismo, pero sin definir el marco político de lo que es el neoliberalismo;
incluso en mi opinión el concepto de imperialismo neoliberal no es válido. Para darte
una aproximación de mi perspectiva teórica, estamos en una transición ya consumada
del neoliberalismo al imperialismo neo-mercantilista, donde Estados Unidos quiere
monopolizar América Latina a partir del ALCA, propuesta sumamente
neo-mercantilista, para profundizar su penetración en América Latina y proteger sus
propios mercados, industrias, agricultura que no es competitiva, ni con América
Latina ni con Europa o Asia. Es este sistema neo-mercantilista sobre el que debemos
profundizar el análisis para combatirlo, porque Estados Unidos para nada es liberal;
protege una gama de industrias hasta la del pescado y muchas mas, y solo cuando
sus empresas multinacionales venden a Estados Unidos abren las puertas
completamente. Se reubican en maquiladoras, entonces las puertas estarán abiertas.
Pero cuando es un problema de competencia en acero por ejemplo, inventan cuotas,
inventan restricciones, todo un conjunto de cosas. Debemos entender que todas las
exportaciones de Estados Unidos están subvencionadas por el Estado, todas las
entradas al mercado están en función de presiones del Estado; el neomercantilismo
implica un poderoso estado imperialista, hablar de la lógica del mercado me parece
totalmente equivocado. La lógica del mercado está en función de las posibilidades que
abre el Estado; lo mismo ocurre con la crisis, cuando hay crisis o amenaza de no
pagar la deuda, interviene el Estado imperialista y sus mensajeros del Fondo
Monetario Internacional, para implementar las políticas de chantaje. En este sentido
creo que debemos abrir un debate sobre la naturaleza del imperialismo que estaba
ausente. Aquí hay mucha repetición, de papagayos del neoliberalismo, etcétera. Tiene
muy poca relevancia explicar por ejemplo el unilateralismo de Estados Unidos que
está en función del nuevo modelo liberalista, neomercantilista, es explícitamente
unilateralista, por la naturaleza y la forma en que está llevando a cabo la dominación.
Militarismo, Estados Unidos y la guerra permanente, está también vinculado con la
idea de que este sistema neomercantil provoca conflictos en todos lados porque
implica la no reciprocidad, incluso con los sectores burgueses exportadores; deben ser
compradores, intermediarios o producir solo como complementación de las industrias
norteamericanas, debemos volver a estudiar el siglo XVIII, no el XIX, de sistemas
mercantilistas para tener una idea de lo que esta pasando con Estados Unidos y
América Latina. Y esta debilidad teórico práctica, creo debemos corregir y no hay
ningún espacio aquí en el foro.

Otro tema que no se debatió y que la dirección del Foro no quiso pronunciarse al
respecto y tampoco los intelectuales quieren hablar de ello, es el tema de la violencia
política, la violencia política de las FARC, ¿Por qué cree usted que hay tanta
resistencia a defender a estos revolucionarios, que son quienes están oponiendo más
fuerte resistencia al imperialismo y al ALCA?

Yo creo que hay dos cosas que uno debe analizar cuidadosamente sobre eso, primero
la formulación del foro está dirigida a agrupar movimientos sociales, no guerrilleros,

387
esa es la formula legal, y tampoco partidos, pero en la práctica hay un desequilibrio
porque invitaron a políticos del Partido de los Trabajadores en todos los grandes
eventos, al Gobernador, al Alcalde y a varios mas y según estas prácticas venían como
individuos, pero en cada lugar eran introducidos como gobernantes o miembros de un
partido, entonces hay un doble juego: si fueran lógicos con sus parámetros no
deberían invitar a ellos al igual que no invitan a las FARC, yo creo que esa en una
contradicción. Segundo punto es que la mayoría de los organizadores están en
desacuerdo con la lucha de las FARC a tal punto que no querían incluirlos en el
debate. Ahora, tácticamente y dadas estas circunstancias, en vez de protestar, yo creo
personalmente que las FARC deberían tener una fundación o un movimiento y
presentar a sus oradores y conferencistas, para no quedarse excluidos, deben buscar
otra forma de presentar su punto de vista aquí, porque el enemigo no es el foro, el
enemigo es el imperialismo. Hay que buscar formas de acomodar estas restricciones
para dar -el hecho es importante- voz a sus posiciones y no quejarse de la conferencia,
eso me parece, es mi punto de vista sobre el asunto.

Y las Madres de Plaza de Mayor, que son un movimiento social importantísimo, me


parece que tampoco fueron invitadas

No fueron invitadas por los organizadores del foro, pero sí fueron invitadas del MST
que pagó su pasaje, entonces tuvieron presencia, estuvieron en las actividades
paralelas y han tenido expresión, y salieron en los diarios. Esa actitud me parece la
expresión puramente política de la mayoría mas reformista del foro que no querían
darle una presencia oficial porque el año pasado las madres polarizaron entre
izquierda y derecha y ellos quieren mantener esta posición de centro izquierda, en mi
opinión esta decisión es equivocada, deberían invitarlas como la voz auténtica de un
pueblo y región importante de América Latina.

Hablando de movimientos sociales, han aparecido en los últimos años importantes


movimientos, o al menos se han desarrollado. Está el EZLN en México, el MTD de
Solano en Argentina, están los compañeros de la CONAIE y su movimiento indígena,
los campesinos bolivianos, y las mismas FARC, que ya es el movimiento más antiguo
en América Latina pero para muchos intelectuales no es considerado un movimientos
social. ¿Yo quisiera saber cuál de estos movimientos cree usted que está aportando
más a la experiencia de la resistencia latinoamericana al imperialismo

Yo creo que cada uno de los que mencionaste está dando contribuciones importantes
desde varios ángulos diferenciados, por ejemplo creo que movimientos indígenas en
Ecuador han articulado una crítica al imperialismo y de la dominación capitalista, lo
que llaman neoliberalismo, desde el ángulo de las masas indígenas. Los desocupados
de Solano en Argentina expresan la nueva y novedosa forma de luchar organizando a
los desocupados, cortando los caminos y movilizando como detonante del
levantamiento popular, lo que ellos llaman el argentinazo, el repudio de la deuda
externa, etcétera y el grupo mas integral y consecuente y poderoso, los Sin Tierra de
Brasil expresan el repudio del imperialismo, luchan por una la reforma agraria y
ponen sobre la mesa un proyecto abiertamente socialista a partir de la movilización de
masas y la lucha extraparlamentaria. Yo trabajo con ellos hace mas de diez años,
como maestro en la escuela de liderazgo, entonces creo que hay la necesidad de
articular estas diferentes instancias de acción, porque Jorge, a fin de cuentas no son
simples movimientos sociales son movimientos social-políticos, los mas ambiguos en
todo esto son los grupos indígenas en Ecuador, porque si bien es cierto, tienen gran
capacidad de movilización, de enfrentar al gobierno, tumbaron a dos presidentes, han
tenido variedad de experiencias, donde diferentes líderes han sido cooptados y otros
han pasado a negociar pactos de límites muy estrechos dejando colgados a grupos
urbanos, etcétera, entonces no es simple decir movimientos indígenas, hay que

388
especificar que son los dirigentes y en que contexto y con que política, porque si
algunos grandes eventos los definen como protagonistas hay una dinámica entre los
indígenas y las variedades políticas entre los indígenas que hay que tomar en cuenta y
no ser racista al hablar del movimiento indígena, como si todos los indígenas fueran
iguales, como sabemos entre los blancos o mestizos hay variaciones en política de
clase, ¿porque pensar que los indígenas son todos puros, revolucionarios, etc.? Ahora
bien yo creo que los movimientos que yo llamo político sociales en diferente grado han
formulado un proyecto socialista y dentro de este panorama creo que está marchando
Argentina, en algunos sectores de desocupados con una visión clara, no sectaria
porque la gran enfermedad en Argentina es el caudillismo de la pequeña izquierda y
su sectarismo y este problema espero que no continúe y afecte y fragmente la nueva
ola de lucha, pero una cosa muy clara es la politización de las masas, la politización
de la juventud y la radicalización de las reivindicaciones, hace seis meses el repudiar
la deuda externa estaba reducido a los grupos mas radicales, ahora es una
reivindicación mas generalizada, llegando al 80 por ciento de la población Argentina o
mas, para dar un simple ejemplo, entonces estamos en una situación contradictoria
de avances y contradicciones no violentas, contradicciones en el sentido del que
hablabamos.

Quizás la debilidad del movimiento ecuatoriano de la CONAI y el movimiento


Pachacuti, etc, tenga que ver con la presencia muy fuerte de las ONG´s detrás del
movimiento políticosocial

Las ONG´s las podemos dividir en tres variantes, las abiertamente colaboracionistas
con el Banco Mundial o fundaciones que se prestan a la privatización y la apertura
liberal, que son las ONG´s mas ricas, que colaboran con el BID, con el AID. Después
tenemos los reformistas, que están presentes en este foro en gran número, que
critican el ambiente, el capitalismo, la globalización, con propuestas concretas pero
estrechas, que no ponen en cuestión al sistema y tienen poca presencia en las
grandes luchas de clases. Lanzan actos dramáticos de publicidad, pero nunca están
insertos en la ocupación de tierras, por ejemplo, y tienen contrapartidas en América
Latina, que son cuadros profesionales, muchos ex izquierdistas que hacen política
ambigua, critican el régimen dominante sin poner en cuestión al Estado y sin
subordinarse a los movimientos de masa, al pueblo. Y el tercer grupo muy reducido de
ONG´s que se prestan a dar recursos a los movimientos de masas en lucha, que están
dispuestos a subordinar su proyecto organizativo a canalizar recursos, así a los
zapatistas como a otros grupos; pero como decía en general son minoría, no son las
mas ricas pero tienen alguna vida consecuente, el problema con estos grupos es que
no hacen suficiente trabajo de organizar y politizar al pueblo en sus propios países y
segundo la estructura interna poco democrática, hay un jefe, hay un staff, cuadros y
se marcan, deben democratizar y volver sobre sus raíces de formar grupos de masas
solidarios con la lucha y no simplemente canalizar recursos, que eso es bueno que lo
hagan. Yo creo que el caso de Ecuador es la segunda y primera categoría que
funciona, gran parte de ONG´s que creen que tienen la verdad sobre indígenas, sobre
una y otra cosa, organizan foros y hay gente, dirigentes indígenas y que hacen un tipo
de turismo de izquierda, van a un foro y a otro, hablan mucho del problema indígena,
de la pobreza y van acumulando un curriculum de muchas actividades en los foros
internacionales mas que organizar la lucha de masas, eso es un problema peor en los
resultados de Chile y Perú, destruyeron gran parte y captaron a los líderes por eso no
hay nada significativo, en Chile están los mapuches en el sur, hay algunos otros
movimientos campesinos muy reducidos. En Perú, la fragmentación de la CCP, Perú
está lleno de ONG´s y el problema de ellos es que hay mas ONG´s que dinero, pelean
entre sí para capturar a algún pobre y mostrar a los visitantes de Europa que
representan algo, en todo caso hay que tener una visión crítica de las ONG´s, no
categóricamente rechazando a todas pero con mucha precaución y evaluando que

389
hacen, con quien y porqué.

En el plano teórico hay una discursión entre quienes plantean la construcción de


contrapoderes y quienes plantean la destrucción del poder, la toma del poder, usted
cree que son propuestas complementarios o son distintas

Hay diferentes etapas, primero es la organización de masas en función de


reivindicaciones cotidianas, donde uno puede hacer una propaganda educativa sobre
fines, metas, sobre teoría y de práctica, pero que principalmente es tomar contacto
con las grandes masas, el problema agrario, el problemas de tierras, de habitación. La
segunda fase es cuando las masas se empiezan a organizar, a formar territorios de
influencia, sectores de población organizada, con capacidad de controlar espacios
políticos y que generan un tercer nivel de crear un poder paralelo pero en
confrontación, lo que llaman el contrapoder, es casi el viejo concepto marxista de
poder dual, el contrapoder, poder y contrapoder, como yo lo entiendo. Y después entre
los dos poderes no se puede subsistir en el mismo terreno, o gana uno u otro,
entonces no hay que decir que no queremos el poder y solo el contrapoder, no es
viable, uno y otro no pueden los dos ocupar el mismo espacio en disputa permanente
porque el sistema no funciona, la circulación de mercancías, la reproducción de
capital, las necesidades por parte del capital, el otro necesita solucionar problemas, la
masa no siempre está movilizada, a la espera, hay que resolver problemas, entonces la
situación es sumamente inestable, entonces la lucha por el poder está implícita en la
formación de contrapoder y la transformación del Estado es obligatoria, no se puede
sostener un régimen del poder del pueblo, en una situación en que cada momento las
instituciones de Estado intervienen y derrocan al régimen. Ahora, un pequeño
paréntesis, hay algunos ideólogos de las ONG´s por las limitaciones de su
organización, que hablan de un contrapoder retórico radical, pero que en realidad son
reformistas de las ultranzas, porque lo que ellos llaman contrapoder es simplemente
grupos de presión sobre el poder, donde piensan que pueden presionar por
concesiones, etcétera y mas un sector peor todavía de los contrapoderistas es que
crean que están inventando algo nuevo con la reciprocidad, la economía de trueque,
micro proyectos, es absurdo porque en cualquier crisis económica quiebran, las
microempresas, y la subsistencia no es la solución para la gran mayoría de masas,
quizás para unas ONG´s, que tienen sus departamentos, su propio Jeep cherokee de
30 000 dlls y lo demás, para ellos es el mundo ideal, casi el comunismo primitivo y no
se qué, pero de fondo estos proyectos viven en islas controladas y determinadas por la
macroeconomía y por el poder del Estado y en cada crisis hay quiebras masivas de
micro empresas. Nosotros hicimos investigaciones en Chile, hace muchos años y el 80
% de las microempresas quiebran en un año y si preguntas, entrevistas a los
ambulantes, ¿prefieres un trabajo en fábrica, los salarios, prestaciones sociales y
jubilación o ser ambulantes?. El 90 % dicen obviamente que quieren lo primero.
Hablas con empleadas domésticas ¿prefieres trabajo de 40 horas en fábrica o
quedarse bajo el mando de la señora?, ni hablar, entonces toda esta mitología de que
el mundo, contramundo contra alternativa desde abajo, toda esta retórica pseudo
popular está adaptada al sistema de fondo porque el Banco Mundial está prestando
millones para reproducir estos sistemas que no son ningún desafío al poder pero se
titulan, se tachan de contra poder y finalmente esta este discurso de Marcos de no
tomar el poder, yo creo que se está convirtiendo la necesidad en virtud. En una
primera época ellos pensaban en marchar a México sobre el cerco militar, delimitando
sus territorios, entonces no pueden tomar el poder por eso dicen que no lo quieren. En
realidad quieren poder, quieren poder en Chiapas, quieren poder para sus
instituciones, asambleas, etcétera, los anarquistas en el exterior utilizan eso para
justificar una acomodación lúdica al sistema.

390
Podría seguir desarrollando su análisis sobre los zapatistas ¿Qué otras limitaciones
encuentra, qué otras contradicciones internas?

Yo creo que el zapatismo, el movimiento en Chiapas por los menos, es muy positivo,
desde un principio dividió a la sociedad con todo sus exponentes, desde Octavio Paz
en la derecha apoyando las masacres hasta los centristas como Carlos Fuentes que
dijo que son buenas las metas pero que los métodos hay que cuestionarlos, hasta la
izquierda consecuente que apoyó el alzamiento, en este sentido creo que primero el
hecho de que se lanzaran en la inauguración del TLC es un hecho antiimperialista
detonante. Creo que la participación indígena, la articulación de las demandas, la
dignidad que impone en Chiapas para los indígenas frente a los coletos es
impresionante, romper el racismo, la discriminación, la vergüenza y todo lo demás, en
este sentido lo creo importante y también enfocar el problema de los pobres en México
mundialmente, la proyección desde Chiapas informando al mundo que México no es
simplemente un patio de Estados Unidos, que la gente lucha y tiene expresión, cara y
huesos. Las limitaciones en parte son el desarrollo desigual de las luchas indígenas,
desigual en el sentido de que Chiapas avanza, otros sectores no los acompañan, en
segundo lugar yo creo que en parte el discurso de Marcos estaba mas orientado a los
marginados, que a la clase obrera, a los sindicatos, etcétera. Debe dar una expresión
mas, por ejemplo el sindicato de electricistas es mucho mas importante como base de
apoyo que los homosexuales de Coyoacán, en este sentido y no estoy contra los
homosexuales, deben estar presentes, incluidos en el programa de liberación, lo digo
en términos grosso modo. Tercero, creo que las convocatorias a las grandes asambleas
incluyeron a muchas sectores e individuos no representativos, delegados o
representantes que realmente no representaban mucho, entonces deben tener mas
cuidado en las invitaciones, buscar lazos mas orgánicos, con formaciones
representativas de masas y creo que eso también era un problema y en general el
discurso antiimperialista para mi es importante, en México contra los cipayos y vende
patrias como Castañeda y todo el grupo que son realmente la peor expresión de la
intelectualidad Mexicana vendida, y creo en este sentido, que no debemos idealizar
demasiado el zapatismo, hay grandes movimientos en Oaxaca, en Guerrero y en otras
partes demasiado numerosas; y un gran desafío que no entiendo es el porque no se
podría articular por lo menos una red de coordinación y eso podría dar una gran
fuerza, en vez de pegar con un dedo, pegar con el puño cerrado y eso es un mayor
desafío que articular con Europa, con Estados Unidos. Es muy importante, pero o
debe subestimar esta gran tarea difícil, complicada, de articularse con Guerrero, con
una gran tradición de lucha, mucho mas importante que los anarquistas de
Barcelona.

Parece que los asesores del gobierno mexicano están proponiendo a su gobierno
organizar otro congreso indígenas, sabiendo precisamene esa debilidad de la que
usted habla

Sí, no hay duda y van a ofrecer dinero con un discurso liberador y tengo miedo porque
estuve, no voy a mencionar el nombre, con una destacada dirigente internacional
indígena que hace poco me dijo que van a organizar una reunión en México con Fox
invitado y yo decía no se los participantes pero tu, vas a estar desprestigiada entre los
indígenas de lucha indígena, te va a costar enormemente estar en la plataforma con
un gobierno profundamente anti indígena y pro imperialista, yo creo que cualquier
indígena que se presta a este juego está quemado de por vida

¿Cómo ve usted la situación de los intelectuales de izquierda en la actual coyuntura?

Hablando de Europa y de Estados Unidos, hay un gran colapso frente a la guerra,


muchos intelectuales progresistas de Estados Unidos capitularon frente a la presión

391
fuerte burguesa, la vigilancia, las amenazas capitularon, apoyaron. Con muchos
ataques a los Talibanes olvidaron el principio fundamental antiimperialista que es la
autodeterminación. Dicen que la guerra debe ser justa, no se que y lo mismo en
sectores importantes en Europa. Ahora en América Latina yo creo que hay dos
generaciones, la generación nuestra que en gran parte yo creo que o está pasiva,
academicista o se han derechizado, con excepciones notables como John Saxe
Fernández y otros, y hay una nueva generación de intelectuales jóvenes en la
búsqueda de la crítica, con mucha sed de crítica, de elaborar proyectos
antiimperialistas. Debemos trabajar en minoría, no importa y esta generación nueva y
los pocos que quedan de nuestra generación hacer una gran convergencia.
Elaboraciones nuevas teóricas desde el ángulo de la lucha de clases, del marxismo
creativo y el marxismo aplicado, quiero enfatizar, no una elaboración abstracta, hay
que tomar los conceptos mas útiles para analizar problemas concretos, o sea, el
imperialismo cómo se organiza ahora empíricamente y que consecuencias
empíricamente o históricamente y no hacer un simple trabajo althuseriano de
elaborar todo un aparato sin saber cómo aplicarlo.

Las fundaciones imperialistas como la Fundación Ford, la Fundación Rockefeller,


etc..., igualmente los gobiernos latinoamericanos, tienen todo un proyecto de
absorción de los intelectuales de izquierda, ¿nos podría hacer algunos comentarios
sobre ésto?

Sí claro, uno, la fundación Ford empezó con muchos líderes de la CIA y ha seguido
muchos años dando becas para remodelar el mundo académico intelectual en función
del gobierno norteamericano, donde son asesores del gobierno o de políticos, creo que
siguen siendo muy nefastos. Más ahora porque prestan algún dinero a gente
progresista mientras su actividad está orientada a suplementar la política
mercantilista, neoliberal o lo que sea.

392
28 de marzo de 2002

Antiglobalización, militarismo y lamebotismo

James Petras
La Jornada

Tres fuerzas principales actúan sobre el mundo contemporáneo: el movimiento


antiglobalizador, cada vez más opuesto al dominio del capital euroestadunidense y a
las guerras imperiales; la militarización que realiza Washington de la política y la
economía de su país y del mundo, y el incremento del lamebotismo entre líderes
tercermundistas ansiosos de ofrecer favores a Washington a cambio de préstamos, de
acceso a los mercados, o por simple servilismo ideológico.
Cada una de estas tendencias es evidente en los sucesos recientes, en forma que
sugiere que están interrelacionadas.
El resurgimiento de la oposición global a la dominación imperial estadunidense y
europea es evidente en todo el mundo desde diciembre de 2001. En Porto Alegre 70
mil participantes de todo el mundo repudiaron el dominio del capital y promovieron
una variedad de propuestas progresistas alternativas para lograr la paz y la justicia
social. En Argentina cerca de tres millones de personas han mostrado activamente su
repudio a la clase gobernante local y a sus patronos europeos y estadunidenses, y
lograron ya deponer al primer presidente lamebotas, aunque no a todos.
En Barcelona, España, el 16 de marzo pasado, cerca de 400 mil personas denunciaron
el neoliberalismo, el capitalismo y los preparativos de guerra de Washington,
desafiando a 20 mil soldados y policías de Aznar, así como a helicópteros armados,
fragatas de guerra y aviones AWAC. En Italia, el 23 de marzo, dos millones de
trabajadores y empleados marcharon en contra de las políticas neoliberales de
Berlusconi, la guerra estadunidense y la globalización. Los movimientos sociales
convergen, hermanándose a través de las fronteras y creciendo en tamaño y
perspectiva, uniendo temas nacionales con la oposición a las trasnacionales y a los
planes bélicos de Washington.
En respuesta al desafío democrático popular, Washington ha adoptado una estrategia
dual consistente en aumentar su gasto militar y lanzar una ofensiva diplomática para
estimular el lamebotismo entre políticos clientes, en particular, aunque no
exclusivamente, en América Latina.
El gobierno de George W. Bush ha incrementado oficialmente su presupuesto militar
en cerca de 20 por ciento, casi 300 mil millones de dólares. En el mismo periodo ha
extendido sus bases militares nuevas en las antiguas repúblicas soviéticas de Asia
central y Georgia, así como en Yemen, Macedonia, Kosovo, Montenegro, El Salvador,
Filipinas, Ecuador, Brasil, Aruba y Perú. Además, Washington recluta y financia
mercenarios para patrullar regiones de conquista, como las fuerzas turcas en
Afganistán, los militares paquistaníes en las fronteras afganas, los kurdos en el norte
de Irak, etcétera. La confrontación mundial entre los movimientos antiglobalizadores y
populares y el militarismo estadunidense se relaciona íntimamente con el creciente
rechazo a las políticas neoliberales y a la explotación que realizan las bancas
estadunidense y europea y las corporaciones trasnacionales.
En esta confrontación Washington ha demandado cada vez más a sus gobiernos
clientes del Tercer Mundo que intervengan en favor de su imperio. El lamebotismo no
es un fenómeno nuevo: en los periodos coloniales y neocoloniales hubo líderes de
tribus, terratenientes, señores de la guerra y mercaderes dispuestos a colaborar en el
saqueo de sus países a cambio de dividendos materiales y estatus privilegiado entre
los súbditos coloniales. La típica sicología del colaborador lamebotas es autoritaria (en
el sentido que Theodor Adorno da al término): a los pies de los poderosos, a la
garganta de los indefensos.

393
En meses recientes Washington ha dado luz verde a sus clientes lamebotas en
América Latina. El presidente designado de Argentina, Eduardo Duhalde, se ha
comprometido a votar junto con Estados Unidos en contra de Cuba y se manifestó
dispuesto a enviar tropas mercenarias a cualquier guerra que Washington declare. El
mandatario Andrés Pastrana pone fin a las negociaciones de paz, apoya el control
creciente de Washington de las operaciones militares en Colombia y sigue perdiendo
tanto el apoyo popular como la guerra con la guerrilla. El presidente Alejandro Toledo
ofrece a Washington nuevas bases militares, mayor control sobre los ríos y fronteras
de Perú a cambio de puras promesas de mayores préstamos militares. El gobernante
de Chile, Ricardo Lagos, ofrece votar contra Cuba en Naciones Unidas (Ginebra) y
apoyo al ALCA a cambio de ser incluido en el Tratado de Libre Comercio de
Norteamérica.
Mientras estos presidentes siguen la línea ortodoxa de servilismo lamebotas a cambio
de algún favor económico, Jorge G. Castañeda, secretario de Relaciones Exteriores de
México, aplica una política lamebotas heterodoxa: actúa en favor de la política
estadunidense mientras incrementa los privilegios económicos de sus patrones
estadunidenses. George Castañeda, como se le conoce entre sus mentores de
Washington, demuestra que el lamebotismo puede alcanzar alturas nuevas e
insospechadas... de servilismo. George fue el primer canciller latinoamericano en
declarar apoyo incondicional a la intervención militar estadunidense en Afganistán.
De hecho, ¡les ganó por varios días a sus competidores lamebotas latinoamericanos!
Luego, durante una reunión con exiliados cubanos en Miami, procedió a provocar una
ruptura de los lazos históricos entre México y Cuba, incitando al lumpen isleño a
irrumpir violentamente en la embajada mexicana en La Habana. Posteriormente
desinvitó a Fidel Castro a la conferencia de la ONU en Monterrey, cumpliendo en la
forma más servil con los "protocolos" de Bush. Castañeda no pidió nada a cambio de
estas violaciones de la tradicional política exterior independiente de México: no hubo
intercambio alguno. Más aún, Castañeda apoyó la propuesta de Bush de que la ayuda
al exterior debe ir acompañada de mayor control e intervención imperial para asegurar
que los fondos no sirvan a propósitos nacionales o populares. Castañeda, con
aprobación del presidente Vicente Fox, accedió a permitir mayor control aduanero y
migratorio estadunidense en el lado mexicano de la frontera. Estados Unidos ha
respondido al servilismo de Castañeda cerrando miles de maquiladoras (se han
trasladado a China) y despidiendo a decenas de miles de trabajadores.
No creo que Washington haya "presionado" a George, como afirman algunos críticos.
Tiene un largo y nada distinguido historial de servir a sus patrones estadunidenses.
Su variedad de lamebotismo heterodoxo es ideológica y personal: ideológica porque
cree que los líderes del Tercer Mundo deben subordinarse a Washington ya que ése es
el orden natural del mundo. Como un campesino servil me dijo alguna vez: "Hay una
jerarquía en el mundo en la cual uno sirve al patrón y ordena a los peones". Personal,
porque el grupo de referencia de George, en cuanto a éxito y estatus, son los
personajes e instituciones de prestigio en Estados Unidos y de ellos le interesa recibir
los espaldarazos.
La gran confrontación entre el imperio militar estadunidense y el movimiento
antiglobalizador se hizo presente en Monterrey, con Fidel Castro hablando por los
oprimidos y contra la globalización, y Bush defendiendo el militarismo y ofreciendo al
Tercer Mundo menos ayuda anual de la que destina al régimen invasor israelí.
El intento de Castañeda por limitar el atractivo que el mensaje de Castro tendría para
el pueblo de México y para el mundo, mediante maquinaciones groseras y
despreciables, fue sin duda del agrado de su patrón texano. Sin embargo, a final de
cuentas, la historia recordará el discurso de Castro en la conferencia de Monterrey
como una contribución al creciente movimiento mundial contra la globalización.
Los futuros científicos sociales, al estudiar las patologías políticas, harán notar los
extremos a los que el lamebotismo fue llevado por el ex canciller George Castañeda,
todo para obtener una plaza de profesor visitante en la Escuela Kennedy de la

394
Universidad de Harvard.

Traducción: Jorge Anaya

395
9 de abril de 2002

El Campanero
James Petras
Rebelión
Traducido para Rebelión por Jorge Capelán

Ibrahim se despertó antes del amanecer dado que ese había sido su hábito desde que
tenía uso de razón. Metió los pies dentro de las pantuflas que tenía al lado de la cama,
levantó la cajetilla de fósforos que tenía sobre la veladora, encendió una vela y luego
prendió una pequeña cocina de queroseno. Se puso de pie y se estiró, pero no miró
por la ventana, como solía hacerlo, para ver cómo estaba el tiempo. El trueno de las
piezas de artillería que explotaban y el fuego de ametralladora que le hacía a uno
rechinar los dientes le disuadieron de esa práctica habitual. Se miró en el espejo, de
cerca, y luego abrió el grifo -- no había agua. Metió una taza en un balde y se lavó,
secándose la cara con la toalla que colgaba al lado del lavabo. Miró la toalla estrujada,
la volvió a levantar y la volvió a poner en su lugar, pulcramente doblada. Se sacó el
pijama y lo dobló bajo su almohada, estiró las sábanas y las frazadas muy
prolijamente. Se dirigió hacia el pequeño quemador para hacerse el café. Sacó el viejo
pan negro de la alacena, cortó dos rebanadas y lo volvió a poner en su lugar. Abrió el
refrigerador, no estaba frío, sacó la mantequilla blanda y el queso y untó el pan y
rebanó el queso, al que procedió a cortar en trozos de tamaño uniforme. Se sirvió su
café en una taza azul y llevó el queso y el pan con mantequilla hasta una mesa
pequeña de madera en un plato floreado. Encendió la radio - pero no salía ningún
sonido. En las cercanías cayó una bomba que hizo temblar el edificio y casi apagó la
vela. Ibrahim hizo un hueco con su mano en torno a la llama, como para protegerla de
intrusiones violentas. Mojó el pan crujiente en el café y lo comió con un pedazo de
queso. Cuando terminó recogió el plato y la taza y los llevó al fregadero, abrió el grifo,
pero no salía agua. Sacó otra taza del balde, lavó los platos y los dejó a secar en el
secaplatos. Sacó un trapo y limpió todas las migas de la mesa y de la encimera. Sacó
la regadera y con las últimas gotas regó las plantas. Echó una mirada furtiva por la
ventana hacia su jardín: los rosales estaban pisoteados y había soldados por todos
lados.
"Hoy no puedo regar las plantas," se dijo para sus adentros. "Las ramas están
quebradas, pero tal vez las raíces estén protegidas y las flores vuelvan a brotar de
nuevo, cuando se vayan los soldados". Hablaba más consigo mismo que con cualquier
otra persona. Vivía solo desde hacía una década, después de la muerte de sus padres.
Buscó debajo de la cama y sacó sus zapatos, y una pequeña sonrisa le cruzó por la
cara. "Ella trataba de ayudar, pero desordenó todo. Me ponía loco de rabia porque ella
ponía todo en el lugar que no era". Ibrahim hablaba de su cuñada, que había
intentado, hacía ya varios meses, limpiar y ordenar de nuevo el apartamento. Había
puesto sus zapatos en el armario y los cuchillos y las cucharas en el cajón y sacaba
las frazadas para ventilarlas. Ibrahim no estaba contento y volvió a poner todo en su
lugar.
"Tú necesitas una esposa, una mujer para que te cuide", le había dicho su hermano
hace años.
Ibrahim no había respondido, aunque escuchó respetuosamente.
"Quién te va a cuidar cuando estés viejo, o si nos mudamos?"
Ibrahim había vuelto los ojos, perplejo. "No soy viejo", se dijo para sus adentros más
tarde, mientras se miraba al espejo.
Justo cuando estaba de pie frente a la cama, hubo una tremenda explosión en el piso
de abajo, esquirlas de vidrio se metieron en su apartamento, las cortinas volaron
hacia adentro y hasta el piso tembló bajo sus pies.
Ibrahim se arrastró por el piso, recogiendo los pedazos de vidrio roto y tapó la ventana

396
con la tabla de picar. Miró afuera hacia la plaza de la Iglesia de la Natividad y vio un
tanque monstruoso con su enorme cañón apuntando hacia la puerta de la iglesia.
Ibrahim cayó de rodillas, el miedo le oprimió el corazón, rezó en árabe y luego sacó
una cruz de debajo de su camisa. La miró: son las seis, la misa comienza dentro de
poco. Había un fuego continuo de ametralladoras, las órdenes de los soldados, los
gritos de los heridos. Se puso el abrigo y la gorra, y se puso la bufanda alrededor del
cuello. Miró hacia abajo, un gato grande y negro se refregaba contra su pierna. Cortó
un poco de pan, lo remojó en leche y lo puso en un tazón. Salió y bajó las escaleras.
Todas las puertas estaban cerradas, pero podía oír los sonidos de los niños llorando y
los murmullos de sus padres. Cuando llegó al final de las escaleras, la puerta de un
apartamento se abrió de pronto y una pareja de ancianos se paró frente a él.
"Ibrahim, a dónde vas?" Eran pequeños, les temblaban las manos y estaban llenos de
miedo.
Ibrahim señaló hacia la iglesia. "Voy a tocar la campana de la iglesia. Quieren que les
traiga algo al regresar?"
"Ibrahim! Hoy no hay misa. Los negocios están cerrados. No hay comida. Hoy los
soldados han cerrado la iglesia. Nadie puede dejar su casa. Están matando a todo el
que encuentran en la calle. Tienes que volver a tu cuarto y esperar."
Ibrahim frunció el ceño. Abrió la puerta. Frente a él estaba el monstruo de hierro. La
pareja de viejos cerró rápido la puerta y le habló desde adentro.
"Ibrahim, no te dejes ver! Están matando a todo el mundo. Si te pegan un tiro en la
calle nadie te va a ayudar. Le disparan a los doctores. Te vas a pudrir donde caigas,
porque ni siquiera los curas ni los de las pompas fúnebres se van a hacer cargo de tu
cadáver. También los matarán a ellos".
Ibrahim dudó un poco. Pero si todo el mundo en Belén lo conocía. En los amaneceres
grises de los últimos 25 años se había levantado y había caminado hasta la pequeña
puerta al costado de la entrada de la iglesia. Había entrado y se había persignado en
el Sagrado lugar del Nacimiento de Jesús y había subido las escaleras del campanario.
Seis toques para la primera misa del día, ocho para la misa de la mañana, cuatro para
un casamiento, tres para un bautismo, y diez toques para un funeral. Con todas las
muertes que han habido últimamente, parecía que las campanas de la iglesia siempre
sonaban. Las manos callosas de Ibrahim estaban acalambradas. Comenzó a caminar
calle abajo mirando hacia adelante, como transmitiéndoles a los malhechores el
mensaje de que sólo se dirigía hacia la puerta lateral, de que sólo iba a tocar las
campanas para llamar a los fieles como lo había venido haciendo cada día durante el
último cuarto de siglo. Sólo jalar seis veces de la campana. Sin arma, sin gatillo, con
las manos abiertas a los costados del cuerpo. Caminó frente al tanque y sintió el calor
del metal, el olor a diesel quemado le penetró en la nariz. A su izquierda, cerca de la
entrada de la iglesia estaba un cuerpo sin cabeza, y la sangre salpicaba el pavimento y
la puerta. De repente, Ibrahim fue asaltado por el miedo, comenzó a caminar más
rápido, sólo estaba a diez metros de la iglesia cuando se escuchó un disparo y luego
varios más.
Ibrahim giró sobre sí mismo, con los ojos llenos de miedo de morir. Su boca se movía.
"Por qué yo? Yo sólo quería tocar las campanas para la primera misa".
Cayó muerto. Las campanas no doblaron por el campanero. Era un palestino en la
tierra del Gran Israel.

397
16 de abril de 2002

El voraz apetito del arzobispo

James Petras
Rebelión
Traducción Gabriela García Cedro.

Salió de la puerta trampa, linterna en mano, sin sus vestiduras elegantes y sus
anillos- impedimentos para la tarea a realizar. En su camisa de dormir y pantuflas se
deslizó hasta el baño contiguo al dormitorio y se sentó sobre el retrete a esperar. En
unos momentos, un joven seminarista se deslizó al compartimento y el arzobispo
apretó sus muslos, lo dio vuelta y lo sodomizó, ignorando su "Ave Marías". El
Arzobispo Edward Putz durmió profundamente esa noche y soñó con angelicales
muchachos jóvenes en el paraíso haciendo reverencias sobre un lecho, con sus
túnicas enrolladas hasta sus muslos de alabastro. Al día siguiente, él dio a un
solemne sermón sobre las virtudes de la abstinencia antes del matrimonio.
Putz tenía un apetito voraz, algo bien conocido desde sus tempranos días en el
Vaticano dónde él era miembro activo en la Secretaría de la casa del Papa - junto con
una docena de otros hombres jóvenes. El joven e inocente Edward, de una iglesia
pequeña en Lubon, un pueblo cerca de Poznan, fue enormemente atraído por las
intrigas y políticas del Vaticano, especialmente, por las habilidades de su mentor, el
futuro Papa Juan Pablo. Fue en Roma, más específicamente en el sótano del Vaticano
donde Putz se inició en las alegrías de la carne. La iniciación de Putz tuvo lugar en las
duchas del dormitorio, bajo la dirección capaz y la tutela de un mayor experimentado.
Prelado italiano. Comenzó con un juego al que el Padre Luigi llamó, jocosamente,
"dejando caer el jabón" y terminó en mutua sodomización. A continuación, Luigi
organizaba las cenas de los sábados con otros miembros de la Secretaría quienes
también gustaban de la buena comida, el vino y la sodomía. Como el Padre Luigi
explicó, "la actividad está diseñada para purgar el alma de los deseos enfermos, la
morbosidad y los pensamientos y actos pecaminosos". Él enfatizó que "tales actos,
cuando se dirigen a la congregación, son pecados peores que las "purgas ocasionales"
entre los guardianes espirituales de la fe."
Edward observó la mirada santa en la cara de Luigi durante la misa que siguió a un
rato particularmente vigoroso de sodomía. "El camino a la beatitud", pensó, "empieza a
través de extraños orificios".
De esta manera, el una vez el célibe y austero prelado polaco floreció. Pasó de ser un
subordinado obediente y pasivo a convertirse en un extrovertido, vigoroso y astuto
practicante del arte de identificar a los agentes de poder emergentes y servir a sus
necesidades, tanto espirituales como de las otras.
Se volvió indispensable para el nuevo Papa polaco. Él excorió a los reformadores de la
Iglesia como más insidiosos que los conocidos enemigos comunistas de la Iglesia. Él
castigó a aquéllos que hicieron pensar en la introducción de prelados mujeres -
acusándolos de violar la pureza espiritual de la Madre Santa - un "non sequiter" que
agradó al Papa pero dejó perplejos a los teólogos. Ante todo, estaba la actividad
política de Putz en demonizar a comunistas, socialistas y filo-comunistas demócratas
cristianos que le valieron una citación al obispo de parte del Santo Padre, y un boleto
de regreso a Polonia.
"Ve, hijo mío, y sé digno de mi bendición. Ve con los trabajadores polacos y apártalos
de los falsos profetas del estado de bienestar y el comunismo. No temas tomar los
recursos materiales de las agencias de inteligencia Occidentales, porque cualesquiera
sean sus pecados, ellos están sirviendo a la Santa Iglesia Evangélica. Para combatir al
Comunismo tenemos que tomar prestados sus métodos. A aquéllos que disienten -
púrgalos; a aquéllos que obedecen y siguen al Único y a la Verdadera Fe, bendícelos

398
para que prosperen y sean buenos a los ojos de Dios."
El Papa hizo una pausa, pasó su mano a través del cabello de Putz y la apoyó sobre su
hombro. Miró a Putz a los ojos. "Recuerda, Poznan no es Roma. Cuídate de la
tentación del diablo." Se detuvo. "Tú eres mi hijo querido, pero? " la voz suave y
amable del Papa se endureció, "guía tu apetito. Encuentra una ama de casa fiel,
preferentemente una viuda mayor. No hagas nada que perjudique a la Iglesia."
Al principio, el Obispo Edward Putz siguió los órdenes Padre Santos al pie de la letra.
Él era el intermediario financiero (el "limosnero") para el sindicato Soldoutery.
Transfirió los fondos de las agencias de inteligencia alemanas y americanas y les dio la
mayoría de ellos a los líderes del sindicato con mejor predisposición clerical. Cuando
fue cuestionado por la C.I.A. sobre los déficits en los pagos, afirmó que había utilizado
el dinero para "caridades relacionadas con otras iglesias" que no podía revelar debido
al "carácter confidencial de la confesión". Los inspectores de inteligencia Occidentales
notaron que el obispo tenía una bañera especial de agua caliente y una sauna
instaladas en el sótano de su residencia privada. "No tan malo - él escamoteó sólo
10%", comentó un cínico operario "la partida tomada en el Medio Este es doble."
La inauguración de sus nuevas facilidades higiénicas coincidió con la visita
tumultuosa de Su Eminencia acompañada por un numeroso entorno de Roma que
incluía a dos de los antiguos compañeros de juegos de Edward de los días del sótano
del Vaticano. Después de un día agotador dándole la comunión a algunos de los
líderes de Soldoutery, a los muchachos les gustó retozar en la jabonosa tina de agua
caliente de Putz, tras haber probado sus proezas sexuales en el baño sauna.
En una sesión privada con el Santo Padre, el Obispo Putz reportó su misión: relató los
lazos íntimos con Lick Ballesa, el líder indiscutible de Soldoutery, enumeró los
sermones contra el aborto "comunista"; detalló el dinero transferido entre "nuestros
amigos del Oeste" y "la estimada, querida y leal congregación sindical".
El Papa le golpeó suavemente la cabeza y le preguntó gentilmente si había seguido su
consejo paternal contratando a una ama de casa. El obispo se ruborizó
inconscientemente. "Aún no, Padre, todavía estoy buscando a la mujer correcta que
pueda realizar sus deberes y sea sincera en su fe."
El Santo Padre evaluó a Putz y con una sonrisa mansa le informó que "cuando el
monstruo comunista sea finalmente derrotado y extirpado, tendrás que ser
considerado para Arzobispo por tu resistencia al enemigo ateísta, tu servicio a la
Iglesia y tu "rectotud" El Obispo se sobresaltó por el error en la pronunciación del
Papa, pero hizo una reverencia y besó la mano con el gran anillo.
Fue poco después de la partida del Papa y la huelga general precedente a la ley
marcial, que el Obispo empezó a tener noches desveladas, poluciones nocturnas y
deseo constante. Pensó en entrevistar a las viudas mayores disponibles, pero su
"demonio" estaba pidiendo la carne del estudiante de primer año. Su abrazo a los
clérigos visitantes y los ayudantes jóvenes duró mucho más tiempo y fue acompañado,
primero por palmaditas en las mejillas, y luego, por un apretón de manos, a veces
sostenido muy cerca del centro de su ardor. Pero esto sólo sirvió aumentar la pasión
de Edward, sin apagar sus deseos. Se le ordenó a la señora de limpieza que cambiara
las sábanas manchadas dos veces por semana.
El jubiloso, aunque más tarde trágico, descubrimiento del túnel secreto ocurrió justo
antes de la caída de Jaruzelski. El jardinero, un viejo campesino de barba gris con las
mejillas rojas, apisonaba la tierra en el jardín del Obispo. "Usted sabe, Santo Padre,
hay un túnel aquí abajo, que fue usado por los patriotas para escapar de la
persecución Nazi. Y más tarde se dijo que algunos de los partidarios de Pilsudski
usaban los túneles después de la Guerra para esconderse de los rusos."
El Obispo estaba menos interesado en las historias de guerra y los salvadores
nacionales, que en averiguar dónde estaba el túnel. "¿Con qué se conecta el túnel?",
preguntó mientras miraba esperanzadamente el seminario cercano.
"Yo pienso que va en esa dirección", el jardinero apuntó al dormitorio de la escuela.
Edward apenas podía contener su alegría. Se volvió abruptamente y se encaminó a su

399
casa, directamente al sótano. Después de varias horas de búsqueda, cubierto con
telarañas, encontró la entrada. Abrió la puerta y con una lámpara en la mano,
procedió. A diferencia de Diógenes, él no buscaba la sabiduría, sino la satisfacción
física. Guiado por las visiones de hombres jóvenes soñolientos con las nalgas gordas y
redondas, siguió. Al final del túnel, vio una deteriorada escalera de mano y la puerta
trampa. Ya era de noche y podía oír las campanillas que sonaban para las oraciones
de la tarde. Dudó. Su mente le dijo que volviera pero sus ijadas lo impulsaron a
seguir. Subió los escalones y alzó la puerta trampa. Se abrió al final de un vestíbulo
en el dormitorio, al lado de un baño. Se incorporó, cerró la puerta y se arrastró a lo
largo del vestíbulo. Oyó una puerta que se abría- por lo que se deslizó al baño, entró
en un casillero y se quedó de pie en el asiento del retrete. Un seminarista se deslizó en
el casillero contiguo y empezó a masturbarse. El Obispo estaba en llamas. Miró hacia
abajo y decidió hacer su movimiento. La aventura acabó satisfactoriamente, por lo
menos para el Obispo. Combinando amenazas de expulsión, infierno y purgatorio con
sus caricias experimentadas, logró sodomizar al joven asustado. El Obispo le hizo
jurar discreción y le exigió que se encontraran al día siguiente para la confesión.
La victoria electoral de Lick Ballesa y la caída del Comunismo fueron celebradas en
todas las Iglesias. En Poznan, una gran misa fue llevada a cabo en la Catedral, pero se
extendió a la plaza mayor y las calles laterales. El Obispo pidió que todos los sistemas
de micrófonos confiscados a los rojos fueran puestos a lo largo de la ciudad para
transmitir la Palabra de Verdad Universal y Liberación Nacional. Cineastas famosos
fueron invitados para grabar el histórico momento. Poco después, se le envió al
Estimado Padre en Roma una película que lo impresionó debidamente. No fue mucho
antes de que el Obispo se hiciera Arzobispo - el prelado más alto en Polonia. Cuando
se le preguntó si se mudaría a Varsovia, declaró, bajando sus ojos y susurrando que,
a pesar de su nueva posición privilegiada, él deseaba continuar sirviendo a sus
humildes parroquianos.
En realidad el recientemente ungido Arzobispo tenía en Poznan una red entera de
hombres jóvenes para escoger durante sus cabriolas nocturnas y él no quería
abandonarla. En el seminario, él estaba fuera del baño y en la alcoba. Sus favoritos
eran dos fornidos muchachos campesinos. Él los inició y los invitó a su tina caliente y
su sauna, intercambiando favores por todos los orificios.
La promoción de Putz no podía haber ocurrido en un mejor momento. Una campaña
de rumores sobre sus abusos sexuales empezaba a extenderse. El rector del seminario
y varios sirvientes menores del Señor estaban preparándose para archivar las quejas y
estaban discutiendo la posibilidad de acercarse discretamente al Concilio de los
Obispos. Con su promoción, ninguno de los Obispos se atrevió a desafiar a Putz, desde
que él seleccionaba y financiaba sus visitas semi-anuales al Vaticano.
Animado por sus éxitos con los seminaristas, el Arzobispo empezó a extender su mano
para alternar muchachos y miembros del coro. Más tarde se reportó que había
alterado el confesionario para facilitar la comunicación más directa entre Dios y Sus
pecadores. Pero nadie habló. Las demandas de los niños sobre los juegos obscenos
fueron acalladas por sus padres, quienes temían que la protesta pública solamente
ensuciara la pureza de la Iglesia y apenara al Santo Padre polaco en Roma.
Putz creyó que sus engaños amorosos no eran detectados gracias a su inteligencia. En
realidad, sus hazañas eran generalmente conocidas y cubiertas por los creyentes en
nombre de la protección de la Iglesia contra las indignas calumnias de los Comunistas
ateístas. Como uno de los defensores de Putz argumentó: los únicos beneficiarios de
cualquier revelación pública serían los rusos y sus agentes polacos.
El apetito voraz del Arzobispo no se suavizó con el tiempo -de hecho, buscó asegurarse
su continuada virilidad extendiendo su alcance a los prelados visitantes, extraños
virtuales que pasaron a obtener fondos prominentes.
La caída del Arzobispo coincidió con una serie de "shocks externos": una marcada
caída en la asistencia de la Iglesia; el fin de subsidios de "nuestros amigos
Occidentales", una vez que el régimen comunista cayó; la debacle del régimen

400
corrupto de Lick Ballesa. La cuadruplicación del desempleo acompañado por el cierre
de "ineficaces" industrias pesadas llevó a una merma en las contribuciones. La
proliferación de salones de fiestas, cabarets y discotecas distrajeron a la juventud del
camino de la Iglesia. Los Nuevos Ricos invirtieron sus fondos mal habidos de las
privatizaciones en cuentas fuera del país, negándole su diezmo a la Iglesia. Era un
momento de "decaimiento moral", según el Arzobispo, pero nadie prestó mucha
atención. "Ah, por los buenos viejos tiempos de comunismo"- reflexionaba el
Arzobispo.
El declive en los réditos, y la pérdida de esperanza de cualquier "renovación moral"
por parte del Arzobispo, movilizó a un grupo de sacerdotes a escribir una lista de
cargos contra Putz y enviarla al Vaticano. Una copia se deslizó al periódico local que
publicó los cargos de inmoralidad incluyendo el abuso sexual de seminaristas,
muchachos y otros.
El Arzobispo protestó vigorosamente, negando todo y enviando una carta a todos los
sacerdotes en sus diócesis para que fuera leída en la Misa del domingo. Pocos
obedecieron. Incluso, pocos de los creyentes abusados se animaron a atestiguar en su
contra por temor a "brindar argumentos a los enemigos ocultos de la Iglesia." Nuevas
revelaciones aparecieron en los periódicos locales. Los medios de comunicación de
Varsovia vieron apropiado enviar reporteros y móviles de la televisión. Los servicios
internacionales de noticias sembraron los informes alrededor del mundo.
El Santo Padre estaba dolido. Su protegido le había fallado. Duplicidad. El Santo
Padre se entristeció profundamente. Él oró por el alma de su Arzobispo desviado. Oró
por las almas de todos los pedófilos y felones "quienes no encontraron los
compromisos que vienen con la ordenación sacerdotal y quienes están pasando por un
período de dificultad y crisis." Él también oró por aquéllos "que, a sabiendas o no,
llevaron al Arzobispo a desviarse del camino." Y en las profundidades de San Pedro, se
preguntó dónde y cuándo había empezado todo. Él se cuestionó por qué Putz no había
tomado el virtuoso camino de contratar a una viuda mayor como ama de casa, como
habían hecho en el pasado tantos otros con apetitos desenfrenados.
"Él debe irse", ordenó firmemente el amable Santo Padre a la comisión investigadora
del Vaticano antes de que partiera para Poznan.
El día antes de su llegada el Arzobispo continuaba la ofensiva negando todos los
cargos y denunciando una campaña "mendaz y masiva contra mi persona, la Iglesia y
el pueblo polaco".

En menos de una semana la Comisión concluyó sus entrevistas y su visita al sitio que
incluyeron el confesionario reestructurado, el túnel, el baño con sauna y tina caliente
y el pijama manchado de un seminarista.
El día siguiente de su regreso al Vaticano, el Arzobispo Putz anunció su renuncia,
para alivio de muchos de los creyentes. Otros, aquéllos que no eran de la Verdadera
Fe, preguntaron por qué él no era encarcelado por crímenes sexuales, como se hacía
con los pedófilos y violadores ordinarios. Otros, los abogados más occidentalistas
preguntaron por qué los padres de las víctimas no demandaban a la Iglesia por
complicidad con que cubrían los abusos de Putz, como se hacía en la Tierra de los
Libres, en Chicago, Boston y en otros lugares más. El domingo cuando Putz anunció
su renuncia, un grupo de polacos se puso de pie en la Iglesia y denunció a los
pedo-sacerdotes en el vestíbulo de los violadores.
Pero la Iglesia polaca no estaba en el peligro. Un nuevo Obispo ha sido designado,
quien sólo pellizcará las mejillas de los seminaristas sin abrazarlos. El Vaticano
anunció que el Santo Padre, amante y afligido, viajaría a Polonia para reavivar la fe, y
estimular esperanzadamente el renacimiento espiritual en estos tiempos de desempleo
de dos dígitos y la migración de jóvenes obreras textiles de Cracovia a los burdeles de
Hamburgo.

401
22 de abril de 2002
Conferencia de James Petras en
la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo
La contraofensiva imperialista: Peligros,
contradicciones y oportunidades

James Petras
Cuba Siglo XXI

Texto de la Conferencia - Homenaje de JAMES PETRAS a las Madres, en sus 25 años


de lucha, dada el Viernes 12 de Abril de 2002 en el Auditorio de la Universidad
Popular Madres de Plaza de Mayo, y posterior intercambio con el público.

VICENTE ZITO LEMA (Director Académico de la Universidad Popular Madres de Plaza


de Mayo):

Buenas noches compañeros, en principio pedirles disculpas por la tardanza, hay


algunas dificultades con el tránsito y el profesor Petras no podía llegar. Luego
agradecer a los docentes y estudiantes que están presentes, esta es una clase abierta
y por lo tanto agradecer la presencia de todos ustedes, que han venido a nuestra
Universidad para escuchar a James Petras, que, aparte de ser un intelectual conocido
por todos, estamos honrados con su amistad, y en especial porque el profesor Petras
es el presidente del Consejo Académico Internacional de la Universidad Popular
Madres de Plaza de Mayo.(aplausos)

Y ahora, el pequeño marco de referencia inevitable para una reunión como esta, les
doy la bienvenida y me presento, a quienes no me conocen, soy Vicente Zito Lema,
Director Académico de la Universidad. Para nosotros, recibirlo a Petras es motivo de
alegría, porque es un compañero que comparte esta historia hermosa de la
Universidad, que hace tres años que llevamos adelante. Es además alguien que ama a
nuestro pueblo, es un compañero que históricamente ha participado desde todas sus
posibilidades, y corriendo los riesgos de un intelectual que viviendo en el centro del
imperio, alza su voz desde allí, que no es fácil, insisto que es un compañero desde
hace muchos años ligado a las Madres de Plaza de Mayo, y como sabemos este año se
celebran 25 años de hermosa y corajuda existencia de las Madres. (aplausos)

Y es en este mes de celebración de sus 25 años, que el compañero Petras ha querido


dar su aporte, por eso está aquí para reflexionar sobre un tema que obviamente lo
conmueve, que es la acción del imperialismo, lo que él llama la nueva contraofensiva
del imperialismo.

Insisto, coferencia del compañero Petras, siempre bien recibido en nuestra casa de la
que es parte, especialmente unido a los 25 años de Madres pero también unido a un
momento muy importante, por lo que ocurre en el mundo y lo que ocurre en nuestro
país. Todos sabemos que ayer cayó el gobierno del presidente Chávez, de Venezuela,
que modifica también para el que quiere ver y para los que no lo quieren ver, una vez
más la realidad histórica social de América latina. Habla Petras, en el momento en que
para vergüenza de todos nosotros el gobierno argentino, quiere adherir otra vez a esa
votación contra el gobierno de Cuba, contra el pueblo de Cuba, aduciendo de forma
grosera, que en Cuba se violan los derechos humanos, cuando por una cuestión
mínima de honestidad intelectual, (claro muchas veces es pedir mucho), los que están

402
a cargo del gobierno argentino, tendrían que abocarse a pedir públicas disculpas, por
las continuas reiteradas, y obsesivas violaciones de los derechos humanos que el
actual gobierno sigue haciendo, como lo hicieron los gobiernos anteriores, que
también en forma hipócrita, y permítaseme la palabra, en forma canallesca, se
adjudicaron, el rol de decir que en Cuba se violaban los derechos humanos. Cuando
todos sabemos que hay un país, en donde la violación de los derechos humanos se ha
convertido prácticamente en la existencia natural, es desgraciadamente aquí. Perdón
Cuba por tener el gobierno que tenemos, perdón Cuba por este voto que no nos
representa.

Y es también claro, Petras dará esta conferencia en el marco de la presencia del Fondo
Monetario, lo sabemos todos: una visita que acarreará mas desgracias sobre las que
ya padecemos; en un marco mundial en el que para todos aquellos que aman la paz,
ésta es la casa de las Madres, de la Universidad, por lo tanto la paz, es algo muy
importante, porque la paz en definitiva es el resultado de la justicia, y aquí
históricamente peleamos por la justicia, y al pelear por la justicia estamos sin
hipocresías luchando por la paz, y no podemos obviar entonces lo que está pasando
hoy por hoy en Medio Oriente, no podemos negar la masacre que sufre el pueblo
palestino, porque más de una vez hemos dicho que todas las desgracias nos duelen,
cualquier muerto que suceda también en Israel, como ser humano nos duele, y
mucho, pero aquí lo que está en juego es una violación flagrante del derecho que tiene
el pueblo palestino a ser un país, a ser un Estado respetado por el conjunto de los
luchadores por la paz.

En este complejo contexto para ayudarnos a pensar en nuestra situación, para


ayudarnos a discutir, a plantearnos a pura luz que está pasando hoy aquí en
Latinoamérica, la palabra del compañero James Petras.

JAMES PETRAS:
Bueno, estoy aquí en Argentina principalmente por esto de celebrar con las Madres
sus 25 años, esa es la razón para este viaje, de este viejo con problemas en la espalda,
un poco miope, algo de alzheimer y todo lo demás, pero celebrando con las Madres sus
25 años de intransigencia, contra los presidentes de turno, los militares y demás
canallas que sabemos están en este país rico en minerales y con gran pobreza.

Entonces bien, hoy noche quiero empezar a partir de la discusión de cinco grandes
estafas en este último período, para entrar en la actualidad de las estafas de la gran
política imperialista de la actualidad.

En primera instancia tenemos la "estafa del año 2000", recuerden, como todo el
mundo está a "punto del cataclismo", y entonces teníamos que invertir miles de
millones de dólares para financiar las compañías de informática, para "salvarnos" de
la quiebra mundial, que caen los aviones, los bancos dejar pasar dinero etc....( Para
controlar la circulación dinero no necesitan quebrar Haití, necesitan un Cavallo como
ministro en un país, y eso resulta mayor desastre que cualquier pecado de los
computadores).(aplausos)

En todo caso termino diciendo, era una estafa, porque países como Finlandia gastaron
menos de cien mil dólares y no tenían ningún problema, y China y Rusia lo mismo y
los que gastaron cientos de miles de millones llegaron al mismo punto. Eso ha servido
para inflar valores y expectativas de lo que llaman la nueva economía, no era un
estímulo de la producción, era precisamente la estafa que estimuló, infló los valores, y
después tenemos el hecho, de que un año después hubo una caída vertical y
descubrimos todos que los fundamentos de la nueva economía eran falsos. Por
ejemplo: la biotecnología, a pesar de 30.000 millones de dólares de inversión, ha

403
producido solo 25 medicinas que generaron lucro, tenemos el caso de fibras ópticas,
cuyo 95 % no están enchufados y no están funcionando, es algo espantoso, otra vez se
comieron cientos de miles de millones de dólares y todavía no está operativo en su
capacidad, solo el 5% de la capacidad.

Más allá de eso tenemos las grandes inversiones de computadores, software, y lo


demás, sus valores han caído, muchas empresas están en bancarrota, y en conclusión
el estímulo que dieron a la economía es mínimo, menos 0.5% de lo que es la
economía, y entonces la mal llamada "tercer revolución tecnológica", era en realidad
una invención de sus promotores; y comieron mucho de los pequeños peces, y algunos
grandes también, que entraron tarde y se quemaron, pensando que podrían ganar
dinero fácil sin trabajar. Simplemente como las abuelas, y los jóvenes "yuppies",
esperando que caiga del cielo el dinero de sus inversiones en la famosa nueva
tecnología, algunos ganan mucho dinero pero la mayoría queda entre el frío y la
bancarrota.

Luego tenemos actualmente la guerra en Afganistán, el hecho de que hay una guerra,
entre Estados Unidos y el gobierno de Afganistán, pero, una pregunta básica sería:
¿como podemos llamar un guerra, cuando 3000 personas mueren, millones están
desplazados, otro tanto de destrucción de escuelas, forzando a abandonar sus
comunidades, y del otro lado pierden solo un soldado, un torturador que, interrogando
presos, los torturados se levantan y lo mataron, luego mataron los 500 presos que
quedaron encerrados? Eso es una gran estafa, una invención de la prensa, no era eso,
era una masacre premeditada, y realizada con sus cómplices, todos los medios de
comunicación, que nos convencen de que hay una red de fanáticos que están
dispuestos a luchar hasta las últimas consecuencias, nos dicen que eran
fundamentalistas. ¿y como explicamos a los que salieron con las bombas de 15.000
kg. que cayeron sobre sus cabezas?

Eran realmente soldados normales, pueblo Afgano, tratando de defender su país de los
invasores. Otra gran estafa, junto con las que ya hemos mencionado.

Y ahora tenemos otras dos estafas, en esta semana: la primera que quiero mencionar
es la estafa de la "restauración de la democracia en Venezuela", un gobierno que gana
6 elecciones en 4 años, que permite elecciones libres de sindicatos, y los que ganan
tienen el control de sus sindicatos, permite que toda la prensa, la televisión, los
medios de comunicación lo ataquen pidiendo el golpe de estado. Este gobierno es en
realidad ultra democratismo, democratismo en exceso, en mi opinión; pero nada de
autoritario, nada de represivo.

Luego, la mayoría de los muertos ayer y antes de ayer, eran seguidores de Chávez,
muertos en realidad por la policía sublevada; la prensa aquí, la televisión mostraba
solo personas histéricas: ?¡Chávez ha matado mi hijo!?

La mayoría de las víctimas del ¡golpe militar! del ¡gol-pe-mi-li-tar!, eran seguidores de
Chávez. Aquí estamos frente a otro gran fraude publicitario planificado hace meses, y
exactamente este escenario, era como ver la tragedia en el comienzo y ahora verla otra
vez, repitiéndose.

Finalmente tenemos el fraude de Israel luchando contra el terrorismo, y este seudo


debate de si Israel está cometiendo genocidio o no. Los israelitas permiten por primera
vez que los Palestinos vuelvan a Israel, como cadáveres....

El ejército Israelita está llevando miles de cadáveres de gentes, un pueblo totalmente


destruido, enterrándolos en Israel, como dice un oficial judío de Israel:" para que no

404
vuelvan a llamarnos masacradores como los de Sabra y Chatila".

Destruyeron el pueblo, peor que los nazis en Varsovia, no queda un solo ladrillo arriba
de otro, con los bulldozers terminan los pocos ladrillos que quedan. Todas las familias
han perdido personas, han agrupado todos los hombres y han "desaparecido" nadie
sabe donde están. Tal vez les hayan "permitido volver a Israel como cadáveres".

Es una política sistemática, conciente, y cuando Saramago hizo la comparación con


los nazis no es una exageración. Los periodistas que quieren entrar en Jenín, para ver
la destrucción, el genocidio, no les permiten entrar, porque no quieren que sean visto
los camiones cargados de cadáveres que van entrando en Israel, para que esto no
pueda ser denunciado, para que los oficiales israelíes puedan decir luego ?...ah,
matamos doscientas personas?.

Las noticias sobre los palestinos siempre se califican en la prensa. Se dice: "-Según lo
que dicen los palestinos-", o bien:"- reportajes no confirmados-", porque lo que dicen
los familiares, los vecinos, los compañeros de los palestinos, nunca puede estar
confirmado, como nunca los periodistas pueden entrar a conversar con ellos...

Pero sí reproducen los boletines del comando director del ejército israelita como
noticia, estas mentiras, estas estafas forman el mundo en que vivimos.

Esto para entender que el "nuevo imperialismo" nace y funciona en el centro de


grandes estafas mundiales.

Todos los grandes pronunciamientos: "guerra en Afganistán"," revolución


cientifico-técnica", "el año 2000 cataclismos", cada cual funciona de acuerdo con un
proyecto de concentrar el poder y la dominación y extenderlo hacia el mundo.

Mi tesis esta noche es muy simple: el imperialismo norteamericano actual, quiere


todo: todo el poder y toda la dominación, toda la riqueza, y no está dispuesto a
compartirlas con nadie, ni con los aliados europeos, ni con los cipayos presidentes de
otras partes, regiones del mundo. Esto es lo que voy a elaborar hoy.

Primero empezando con el proyecto inicial. El ataque de Afganistán, es en realidad un


pretexto, un pueblo que sirvió como plataforma de lanzamiento de la ofensiva
generalizada de este proyecto de dominio mundial.

En este sentido ¿por qué lo lanzaron en Afganistán? Porque era un país clave entre
Asia y Europa y los centros de petróleo, donde se puede mover fácilmente, y a partir
de donde podría conseguir un consenso temporal, entre los llamados aliados europeos
árabes y otros.

¿Porqué? Porque son los talibanes, los fundamentalistas, se puede pintar un cuadro
bien negro y justificar la destrucción.

Nunca pudieron juntar a los talibanes con los acontecimientos del 11 de setiembre, no
se ha encontrado ninguna documentación que permita vincular a quienes atentaron
con Bin Laden, a pesar de que entran toneladas de documentos, y que dicen que han
capturado oficiales, no han podido mostrar ningún vínculo serio. En realidad es una
guerra que encontraba un pretexto para lanzarse.

Eso parece la primera tesis que quisiera discutir.

Que la masacre de Afganistán forma parte de una ofensiva generalizada para generar

405
un nuevo tipo de imperialismo, en que el Estado sirve como punta de lanza de
dominación, de control, de exclusión y después de explotación, que rompe todos los
esquemas de aquellos que piensan que todas las multinacionales, el capital, los
mercados, generan un nuevo mundo globalizado ¡Totalmente falso!

El Estado encabeza todos los avances, promueve todas las seguridades del gran
capital, y abre caminos, particularmente para el avances del capital norteamericano
en competencia con sus rivales.

La idea entonces de esta nueva guerra es subordinar Europa al proyecto


norteamericano, por eso no los consulta. Es un aviso: de ahora en más ustedes
limpiarán el piso salpicado de sangre, después que nosotros hemos dominado la
región. Manden después sus policías, sus guardias, vosotros financiaréis la
reconstrucción de lo que destruímos; métanse en las luchas tribales que nosotros
organizamos ¡y ojo!, que las nuevas "cosechas de ruinas" producto de nuestros fieles
aliados, no las consumen sus soldados, porque ya hay una sobrecosecha este año que
podría causar algunos problemas de disciplina. Como hay sobrecosecha del precio de
ruinas, han bajado al nivel de las cajas de ravioles ahora.

Segundo, yo creo que la idea es lanzarse hacia el Medio Oriente, controlar la principal
fuente de petróleo, no solo en el mar Caspio, como dice mucha gente.

La razón, yo creo, es atacar Irán, Irak y los demás países, y capturarlos, colonizarlos,
fragmentarlos, y después controlar y monopolizarlos como instrumento estratégico
para aumentar su influencia sobre Japón y Europa.

Mas allá del daño que hará a los pueblos y naciones árabes. Y más a partir de la
militarización de esta nueva fase del imperialismo, aumentar su penetración en
América Latina, frente a una situación de desgaste generalizado de todos los
presidentes peones, o peones presidentes, no sé como es más apropiado decirlo...
Vicente, mi profesor de gramática, aquí a mi lado, tus correcciones están siempre
bienvenidas.

Es profundizar en América latina, y extender la penetración en los países


ex-soviéticos, con la aprobación del señor Putin, que es una suerte de clown,
reencarnación con menos vodka del señor Yeltsin; (aplausos y risas) ...solo se va a
resistir cuando los militares norteamericanos estén a la puerta del Kremlin y los
helicópteros bajen en la Plaza Roja con todos los oficiales y entonces dirá: ?señor Bus,
usted ya pasó los límites?, pero será Bush el que le diga: ?no, eres tú el que está fuera
de su oficina, Putin, porque no has pagado el alquiler?.

Esta situación es muy dramática, porque están conquistando todo el sur de lo que era
la Unión Soviética, y esto significa que la carta militar, el instrumento militar es clave
para la política, la actuación del Estado es clave.

No tenemos razón para pensar ahora que el principal enemigo es simplemente los
instrumentos del estado imperialista. El FMI, las multinacionales, son parte de este
proyecto organizado y dirigido por el estado imperialista, una lucha sumamente
política y no simplemente social.

Y más.. este gran empuje tiene consecuencia profunda sobre los derechos
democráticos, en cada país ahora, donde se profundiza esta mal llamada "alianza
antiterrorista", mejor sería decirle "de extensión del terrorismo del estado".

Este proyecto en todas partes del mundo ha aumentado la violación de los derechos

406
democráticos, aumentando el aparato del Estado, los andamiajes legislativos, para
colocarnos a todos nosotros en cada país, en una suerte de campo de concentración,
como apoyantes, simpatizantes con el terrorismo, porque violamos los derechos de los
inversionistas, que obviamente son antiterroristas, y como nosotros los estamos
perjudicando automáticamente nos transformamos en terroristas.

Se dan ustedes cuenta de la lógica ¿muy claro, no? Muy kantiano.

Este proyecto pasa por una elaboración, no nace así, como una concepción
inmaculada, es una elaboración, y podríamos decir, si identificamos a micronivel como
funciona este nuevo proyecto imperialista, yo diría que debemos detenernos a
examinar el período entre el 11 de setiembre y el 6 o 7 de octubre, antes de que
empiece la masacre de Afganistán, e inmediatamente después que se produjo el
atentado de las torres.

Se desató una campaña mundial homogeneizadora y masiva, intensiva de


propaganda, que tenía una meta, revertir nuestro pensamiento sobre que son las
causas y prioridades en la lucha.

La pobreza, la pauperización social, las divisiones horizontales eran falsas.

Lo que realmente que había que hacer era encarar la lucha contra el terrorismo, una
lucha vertical, contra los "fundamentalistas" de todas clases sociales, y esto establecía
entonces una opción, entre apoyar aEEUU o bien apoyar a los terroristas, esto es que
lavaron el cerebro de las personas; para traumatizar a la gente repiten los imágenes
de las torres y los mil quinientos norteamericanos que murieron, con cifras
completamente exageradas: diez mil, seis mil. Ahora sigue bajando la cifra, hay
setecientos extranjeros y mil quinientos americanos, entre los cuales hay una mezcla
de personas civiles, inversionistas y personas de la CIA., en las torres gemelas estaba
escondida una oficina de operaciones de la CIA.

Esto en algún momento fue mencionado, después rápidamente desapareció de las


noticias; Parece que era un gran centro de operaciones del noreste, no solo de Nueva
York y la ciudad de Maniatan, era parte de un proyecto.

Bueno, entonces esta propaganda generó en el ambiente intelectual mundial un


clima: hay que hacer algo contra el terrorismo, porque está por sobre todos los otros
conflictos, la desintegración en Argentina, la pobreza , los zapatistas, el problema de
los inmigrantes en EEUU, (diez millones en Norteamérica) . Todo desaparece, solo
queda la agenda de EEUU.

Esta captura de atención y subordinación de los gobernantes en todo el mundo:


Europa, China, Rusia, etc., servía como un gran estímulo para los EEUU, que tenía el
mundo en sus manos para hacer lo que quiere hacer.

Y esto es la punta de lanza, para después pasar a generar su gran ofensiva.

Creo que este proyecto norteamericano, genera tres grandes crisis: primero, la crisis
de una guerra sin fin. Una guerra que no define una meta, (ahora conquistamos este
país, ahora tenemos este gobierno u otro gobierno) es en realidad para parafrasear a
Trotsky, la guerra permanente; si termina en un lugar, empieza en otro, derrocan un
gobierno, y empiezan a derrocar otro, hasta el final como decía, quieren tener
absolutamente todo. Quieren tener todo. No negocian para compartir, negocian para
conquistar.

407
Esto lo dijo Chávez, cuando estuvimos compartiendo una charla en La Sorbona, en
Paris, yo decía: ?ya se acabó el tiempo de las negociaciones, te quieren poner el yugo?
y el dijo: ?ah, no estamos preparados?. (Ya veo como estabas preparado. Para la
derrota.)

Subestimar al imperialismo es el peor pecado. Todos los que están en este pecado van
a estar en el infierno, sacando carbones vivos con la manos y sin guantes. Es la
condena de los que subestiman al imperialismo.

No puede subestimarse la importancia y centralidad política imperialista en esta


época.

¿Qué significa una guerra sin fin? Una gran agresividad, pero en realidad es también
la generación de contradicciones en todos lados, entre otros capitalistas que quieren
repartir la torta; significa además limitar el espacio de los cipayos para actuar, no
tienen otra opción que seguir.

Y tercera parte, multiplica los frentes en los que debe luchar EEUU y sobreextender
sus fuerzas generando puntos débiles en su lanzamiento en cada lugar.

Entonces es una crisis del mundo frente a la agresión de guerra sin fin, pero por otro
lado genera posibilidades de multiconflictos en el mundo, y la posibilidad de la quiebra
de la cadena de las guerras lanzadas.

Segundo punto, es la crisis económica: si uno ve los diarios cada día, por ejemplo: en
enero empiezan a hablar de la recuperación de EEUU, cada semana tiran datos,
repuntes etc., exportaciones que crecen, el sector manufacturero muestra alguna vida
etc.,etc.

Después en marzo: la recuperación está estancada, la desocupación crece, las


inversiones están en realidad muy abajo...¿Que pasa?

Si tomamos todo el período, en realidad la crisis está todavía, y más, las expectativas
que podrían buscar nuevos mercados están en verdad muy limitadas, precisamente
por las limitaciones que ponen sobre los mercados potenciales, cada vez resultan más
perjudicados.

Como todos necesitan exportar y nadie debe importar se crea un problema de


sobreproducción y surgen dificultades para generar tasas de ganancia. suficientes
para satisfacer a los inversionistas. Esto significa que seguimos teniendo un
estancamiento mundial, que no veo y muchos observadores lo hacen, no se visualiza
una salida fácil y pronta.

Peor aún, tenemos a Japón, que entra en depresión. después de once años de
estancamientos, la segunda economía mundial va a tener un saldo negativo. Europa
va como el cangrejo, un paso adelante, otro atrás, dos al lado. L a idea de que Europa
puede constituirse en punta de lanza de la recuperación, no está funcionando.
Entonces dicen bueno, entonces China.

Bueno, China es una cleptocracia; los que crean las estadísticas de China son idiotas.
Ejemplo: miden el producto bruto y dicen: cada año crecemos 8 %. Miras entonces el
crecimiento de energía que es un buen señalador, y entonces ves un 3%, máximo un
4% siendo optimista. ¿Entonces hay un defasaje entre lo que se dice que está
creciendo y el uso de energía, que debería estar vinculado con las cifras de la
economía en su conjunto? Dicen que tienen excesos en los balances externos, de 90

408
mil millones de dólares, pero la acumulación de divisas en las reservas crecen solo
5000 millones de dólares. ¿Donde están los 80 y pico mil millones de dólares
restantes?. Es un misterio.

Dicen una parte es la fuga,( 40 mil millones). Entonces: ¿quién está sacando el
dinero? Es otro gran misterio. ¿Pero y los cuarenta mil que quedan?

Bien... por eso digo es una cleptocracia, porque la idea de la China dinámica tiene que
tratar el hecho de falsificar los datos; cleptocracia e indisponibilidad de capitales para
seguir el país un alto nivel de crecimiento, y el desplazamiento de cientos de millones
de chinos del campo y de las industrias estatales.

Entonces hay una crisis del capitalismo, no es simplemente una palabra para
justificar una posición de izquierda. Objetivamente hay una crisis que va a afectar la
capacidad de solucionar los problemas sociales, y estimula a EEUU a extender su
política de guerra, primero para estimular su economía con los gastos militares, y
luego exteriorizar las contradicciones externas, distraer al pueblo para que piense que
el problema no es su capitalismo, sino los obstáculos en el exterior.

Y un tercer punto, es que dadas las debilidades norteamericanas, lo que deben hacer
es conquistar, colonizar las economías en un sistema neo-mercantilista, donde EEUU
protege su acero, sus textiles, sus azucareras, y abre los mercados en el Tercer
Mundo.

Esto no solo es injusto, sino que perjudica a sectores de la burguesía, buscando


entrar en el juego del liberalismo: neoliberales frustrados y neo-mercantilistas que
mandan

Otros puntos de este gran conflicto que estamos enfrentando.

Finalmente la crisis de la izquierda. Más crece la efervescencia, los choques violentos,


tanto en el norte cono en el sur. Hace poco estuve en Barcelona, ¡400.000! personas
contra 20.000 del ejército español, todos estaban allí, con tanques, helicópteros,
inclusive pusieron dos cruceros armados en el puerto de Barcelona. ¡Era una
invitación para todos los jóvenes a marchar a Barcelona! No se puede intimidar la
gente...

Hablan de anti-globalización, pero la mitad de los participantes estaban organizados


por la plataforma contra el capitalismo. Eso, junto con los levantamientos en
Argentina y otros países de América latina, significa una gran oportunidad
político-social, pero enfrentan los problemas de represión, la militarización y también
la fragmentación.

Este es el desafío: cómo unificar las fuerzas dispersas, como un elemento que pueda
actuar a nivel nacional, coherentemente hacia la transformación del Estado.

Y entonces la pregunta: ¿ y por qué el Estado? Porque el Estado tiene todos los
recursos, los impuestos, ingresos de comercio externo. Porque controla represión, por
eso el Estado. Los que dicen que no quieren el poder del Estado, es porque quieren
chupar del Estado existente. No hay ninguna lucha ni en Chiapas, ni los Sin Tierra,
que no quieran el poder; poder local, regional ...

Crear una fuerza nacional e internacional, para cambiar los recursos en inversiones
en salud, educación. La lucha por el Estado es céntrico, más ahora que en ningún
otro momento en la historia.

409
Es el terreno que más preocupa al imperialismo, y a las clases dominantes, y no
debemos permitirnos ser desviados por algunos intelectuales desubicados que nos
dicen que el Estado no es un proyecto para la izquierda. Perdónenme, pero no sé en
que mundo viven. Pero seguro no viven en el mundo que sufre la represión y la
pobreza generada por este Estado.

Bien, me gustaría continuar con un momento que tiene que ver con el momento de
entender la periodización, que tiene que ver con acontecimientos ocurridos en los
años ?90. Esto es el debilitamiento relativo del poder imperialista. después del padre
Bush, ¿lo recuerdan? Hablaba del nuevo orden mundial, publicó un documento, con
un escenario como EEUU puede dominar el mundo, a partir de la masacre en Irak,
que llamaron también "guerra del golfo", tirando bombas sobre ciudades ¿Es guerra,
no? Misiles destruyendo todo, matando miles de civiles y ciudades. Es guerra, según
entienden ellos.

Entonces en este período post-Bush padre, primero, en el Medio Oriente, los países
Irak e Irán, empezaron a establecer relaciones con todo el mundo, menos con EEUU

Irán principalmente: contratos con Europa, Japón, bueno, comercio, vínculos


culturales etc.

El boicot está roto, EEUU pierde, debilita su control sobre esta particularidad. Luego
Irak, que integra la Asociación de Países Islámicos, está vinculado con Chávez, en la
OPEP, empezó a partir de terceros, incluso de aliados de la OTAN como Turquía a
vender su petróleo y recibe reconocimiento últimamente de sus adversarios árabes.
Otra vez debilitamiento de EEUU. Libia lo mismo, el levantamiento de Palestina,
debilita el posicionamiento del principal socio de EEUU en el área de Palestina-Israel.

Entonces son expresiones. Bueno, uno podría decir : en los Balcanes gana EEUU.
Gana Albania, Macedonia y así.... pero hablando fríamente son puntos marginales en
la política global, no tienen materia estratégica, no pesan en la política mundial.

Mas allá de eso podríamos ver en Asia, donde los inversionistas norteamericanos
siguen siendo fuertes, pero cada vez más podríamos ver que los clanes chinos
empiezan a entrar con fuerza, desde Hong-Kong, Taiwán, y las grandes fortunas
chinas están inversionando en China, y dando competencia por ahí...

En América latina, los capitales españoles, europeos que compraron las empresas más
lucrativas, y el comercio interregional del MERCOSUR, el comercio
Argentino-Brasileño, está funcionando, y a pesar de que hay multinacionales
actuando, causa unos desequilibrios en las ventas directas de EEUU; entonces estas
fórmulas de que hablábamos, de regresión del poder de EEUU generan esta
necesidad.

¿Por qué? EEUU necesita competir con Europa ahora. En el grado en que pueda
debilitar

las fuentes de petróleo de Europa aumenta sus costos de producción- y por lo tanto
baja su productividad - EEUU tiene México, Venezuela, Canadá, Alaska etc, ellos
pueden compensar sus pérdidas en este sentido, pero Europa no.

Segundo: EEUU necesita América Latina, es el único lugar en el mundo donde


consigue balances favorables, sus ingresos superan sus afueras. No sólo en las
cuentas oficiales, el lavado de dinero en EEUU es increíble, cifras que nosotros hemos

410
encontrado en las audiencias del senado, por ejemplo: City Bank, Bank of America,
lavan por año entre ¡200mil y 500mil millones de dólares! y citan casos particulares de
cada dictador latinoamericano, Cómo arregló el City Bank para lavar el dinero, no hay
tiempo para referirlo, pero es interesante.

A ver, tal vez uno pudiera conocer la fórmula, sobre todo algún millonario que esté
presente aquí en la sala. Yo creo que hay en expertos en todo caso en Argentina, no se
en esta aula pero... (risas) y bueno, City Bank es muy colaborador, entonces tienen
entradas legales e ilegales que sirven para reflotar la economía norteamericana cada
vez que resulta no competitiva a nivel mundial.

Estas situaciones de declive relativo, son la base para el lanzamiento del nuevo
imperialismo. Es la base económica para lanzarla, ¿y por qué militarmente? Porque si
no, significa bajar más el estándar de vida en EEUU, significa reestructurar la
economía, una modalidad que tiene un altísimo costo político social. No se puede
sostener el imperialismo en el exterior con descontento adentro. La formula es
entonces: extenderse afuera, domesticar, derrocar, destruir los adversarios y
establecer el dominio monopólico.

Esto es lo que debemos entender; porque muchos progresistas, por ejemplo en "Pagina
12" y en otros, hablan del pecado de unilateralismo.

EEUU no consulta, cancela el acuerdo de misiles. Cancela las leyes sobre el uso
biológico-químico, cancela abruptamente.

Cancela el acuerdo de Kyoto, sobre la ecología, ahora mismo rechaza este acuerdo
sobre la corte internacional contra las violaciones de DDHH, de crímenes contra la
humanidad, y dicen desde el congreso claramente: no aceptamos, porque cada vez que
se produzca una misión de soldados en el exterior, en las misiones humanitarias en
las que matamos gente, ¿vamos a permitir que extranjeros juzguen a nuestros
soldados?. Van a condenar todas nuestras fuerzas en el exterior, puesto que cada vez
que enviamos soldados afuera matamos gente. Entonces rechazaron.

Este unilateralismo es un aspecto, no es el decisivo, es una derivación del proyecto


neo-mercantilista, es decir, ser unilateral porque quieres monopolizar los mercados y
cuando tienes un proyecto de monopolizar no puedes consultar, porque significa que
debes compartir. Multilateralidad significa compartir riqueza, compartir poder;
unilateralismo es malo, pero de forma de actuar, vinculado con el contenido del nuevo
imperialismo.

Y bien, entramos concretamente en América Latina. EEUU tiene como blanco


principal en esta lucha Colombia y Venezuela. En Colombia porque es la lucha más
avanzada antiimperialista, en donde un gran territorio está bajo control de las FARC y
el otro en menor grado de ELN, que están abiertamente enfrentados con el
imperialismo y están por un cierto tipo de socialismo, eso sería para discutir. Y están
armados, preparados, disciplinados, y con un liderazgo de gran experiencia. Yo decía
que Marulanda es un estratega histórico, es un líder histórico, es creo, superior de
cualquier otro - sacando a Fidel Castro - pero es un campesino, no escribe mucho, no
tiene una sonrisa como la del Che.

En el Pentágono lo saben, están tratando con un militar de gran capacidad. Y están


intentando en Colombia territorios arrasados, represión, paramilitares, masacres. Pero
es un empate hasta ahora, no avanzan, pero tampoco están a punto de caer. Pero
EEUU está canalizando cada vez más millones y millones de dólares, está llegando
ahora a los 2000 millones de dólares, escondidos o directos, con asesores, y aún así

411
no pueden avanzar.

El otro blanco es Venezuela, primero por el mal ejemplo de una política externa
alternativa, y el petróleo, que es clave para Washington. Tercero porque a partir de
Venezuela forman el cerco contra los guerrilleros de Colombia.

Ahora tienen al cholo Toledo, este cholo del banco Mundial, lo pintan como un cholo,
pero es un charlatán, ya está metido hasta las narices con especuladores de World
Street ¿Qué cholo? nos engañan siempre.

Entonces estos son los principales, y luego hay otros dos puntos sensibles: Argentina,
por el desgaste total de los políticos que defienden los intereses norteamericanos y
europeos, y segundo por la concientización de grandes masas de personas. Dicen las
cifras que tres millones de personas han participado en alguna marcha, en alguna
protesta, y eso es mucho.

Y un grado de politización de la ciudadanía impresionante, precisamente lo que no


quiere Washington. Quiere que las élites gobiernen, como el señor calvo Cavallo.
Bueno en eso yo estoy bien, tengo un poco más, no solo arriba, bueno. Este desgaste
ahora de De la Rua, y en Paraguay. Cardoso mismo está muy desgastado, el favorito
en Brasil está poniendo distancia de él mostrándose como candidato propio, no hijo de
Cardoso. Y tenemos también a Fox, que salió como el caballero, el gaucho de
coca-cola, sale como algo nuevo, y metieron algunas ONG en su gabinete, que ya
renunciaron. Los verdes entran y salen, y bueno, tiene este otro gran George
Castañeda, como lo llama el departamento de estado norteamericano. George-boy,
actuando como punta de lanza en la política y romper una tradición de más de cien
años de México, y subordinarse a una política de sumisión de los EEUU; estos
personajes que se juegan por EEUU, no siempre por el servilismo pero si por el
contenido social y económico de su política, pero bueno, ambas cosas van juntas.

Aumenta para financiar su gran proyecto para el imperialismo, el plan Puebla


Panamá, y debe aumentar los impuestos sobre medicamentos y la canasta básica de
comida.

Eso se llamaría en Argentina un proyecto político de gran profundidad. ¡Boludez!


(risas)

La boludez, es cuando tomas medidas políticas que sabes con anticipación que van a
fracasar. Eso tiene premio, tanto para Castañeda como para Fox. Eso no lo puedes
vender, hasta el PRI en el parlamento, le dijo: mira, eso no puedes vender, nosotros
vamos a perder votos, y Fox, quedó un poco colgado. Ahora no le permiten salir del
país, ahora no puede irse del Distrito Federal porque le piden que conteste que hizo
Castañeda para provocar la salida de Castro de Monterrey.

Este fanfarrón de Castañeda dice "no tengo tiempo para ir al congreso". Bueno, pero
estás en el país, ¿qué, estás limpiando tus uñas? Bueno, vamos a encontrar tiempo.
En tanto, el presidente Fox no puede ir a EEUU.

Entonces tenemos en este contexto, que se lanza militarmente para fortalecer los
regímenes no importa quien es Duhalde, De la Rua, Rodríguez Sa... no les importa un
pito el personaje, les interesa el régimen y si es capaz de mantener el pago de la deuda
y la implementación de los paquetes que van a bajar el nivel de vida aún más.

No quieren hundir el cuchillo en la carne: quieren que llegue al hueso. Esto va junto a
este nuevo militarismo, estimulando arriba, atrás, la idea, globos de ensayos, para

412
saber hasta qué punto se puede ir.

Porque el golpe en Venezuela - porque es un golpe, no es una restauración de la


democracia como se quiere decir - es un golpe. Puede ser uno de los golpes en cadena
en otras regiones, o partes y eso no se puede hacer en vacíos político-sociales, no se
puede hacer con la gran mayoría del pueblo, con las clases medias, obreros,
desocupados piqueteros, no se puede hacer con un golpe en un contexto de vacío.
Tenían tiempo a lanzarse los sindicalistas corruptos en Venezuela, los empresarios,
los lúmpenes contratados y poner fuerza en la calle, y generar el pretexto.

Pero en Argentina no pueden hacer esto. Todo lo desprestigiado está en el gobierno, no


hay contexto aquí, si hay un golpe los golpistas serían totalmente aislados, y nada
puede funcionar así. Ni la industria ni los trenes, nada. Un golpe así es un cuchillo de
dos filos, un golpe radicaliza la agenda de la oposición, pone sobre la mesa el
problema del Estado para todos los ciudadanos, no sólo para los sectores más
avanzados.

Entonces estamos frente a los peligros de la militarización, la neo-mercantilización, el


emborrachamiento con el poder, cuando veo a Brushwell. Me da náuseas cuando lo
escucho por televisión: ?nosotros no consultamos nada?, ?siempre hay muertos
cuando hay guerra?, ese lenguaje fascista, abiertamente fascista, me da mucha
bronca, me da ganas de arrojar el zapato contra la televisión.

Yo creo que estamos en una situación de un desarrollo de la lucha desigual. Hay un


retroceso hoy en Venezuela, evidentemente. Pero un retroceso que nos da lecciones:
no se puede hacer política externa progresista, y una política liberal internamente. Yo
decía hace algún tiempo, incluso en París, que no se puede combinar una política
liberal internamente con una política nacional externamente. Porque uno no sostiene
a la otra. Es dialéctico. Chávez se empecinó en hacerlo, privatizó la compañía de
electricidad en Caracas. Extendió los derechos de exportación a las empresas
extranjeras, del petróleo. Modificó una pequeña parte de los impuesto aumentando los
gastos sociales en habitación etc., pero aumentó el impuesto sobre los ingresos. Una
política muy moderada, en los años 60 lo llamaríamos demócrata cristiano.

Y en segundo lugar, el creía en este mito de los soldados profesionales, los soldados
sólo van acatar a los presidentes, este es un mito equivocado. Y tercero, creía que él
mismo con el carisma, hombre simpático, en mi opinión encantador, populista, canta,
baila, pero, obviamente esto es insuficiente para organizar esta masa de rancheros,
villeros inorgánicos. No se puede organizar con el personalismo, tiene que
institucionalizar, organizar. Mas para organizar tienes que cambiar el estatus y las
condiciones de las masas.

Hay que arrojar los libros de responsabilidad fiscal por la ventana, hay que gastar, hay
que invertir, hay que crear 5 o 6 millones de la burguesía que se va a Miami, hay que
paralizar la fuga de capitales al exterior, hay que armar la propia prensa. Hace dos
semanas, me escriben algunos asesores de Chávez, y me dicen. "la prensa está contra
nosotros". ¿Y que esperas, que te besen? Yo les digo pero sos gobierno, quince mil
millones de ingreso por año, ¿por qué no abren estaciones de televisión, su propio
diario, su radio? Es preciso hacer su propio medio de comunicación de masas, no
quejas, no estáis en la oposición.

Continuaron con una política de adaptación, de criticarlos, que son oligarcas... mejor
no criticarlos tanto y hacer cosas. Camina con un gran palo y habla en un tono bajo.
No hablar con un palito pequeño y gritar todo el tiempo. La mala política.

413
Estamos, decía, en un desarrollo desigual. Argentina avanza. Lo digo con verdad, hace
un tiempo estuve aquí, y era muy diferente. El otro día venía caminando a mi hotel de
lujo de 2 estrellas (risas) y veo en la esquina de Ayacucho, 60 personas discutiendo
política, pensaba que estaba en Grecia antigua... Entonces esta gran transformación
política desde abajo es un gran salto, mientras hay un retroceso en Venezuela.

La lucha en Brasil sube y baja, se ha derechizado el PT, no es ya un partido con un


proyecto de izquierda, es un proyecto de centro derecha. Han dejado todo con un vise
de candidato al estilo Alzogaray.

En Colombia, la lucha sigue con toda la violencia muy salvaje, pero creo que todavía
falta una definición entre izquierda y derecha, y hay que tomar partido con todas las
reservas y críticas que uno quiere hacer, las FARC son una alternativa positiva, en
este contexto de desangre, y estamos en eso entonces. No hemos sufrido una derrota
como en el ?76, no hemos sufrido otros golpes al estilo Pinochet. Hemos avanzado en
el sentido de ubicar quiénes son nuestros enemigos, tenemos aliados en Europa que
no teníamos antes. España, Francia, en Italia 2 millones contra Berlusconi. No
vivimos solos en este mundo, si no tenemos Estados en el sentido de Rusia y lo
demás, tenemos independencia y claridad política, un futuro donde nosotros podemos
escribir nuestra historia.

VICENTE ZITO LEMA: Muchas gracias al compañero Petras, disculpas a la gente por
no tener más lugar para poder ubicarlos a todos. Como es una clase abierta, abramos
el espacio para las preguntas que espero sean pertinentes y lo más concretas posibles,
para que haya más lugar para los que quieran hacerlas. Sin que signifique esto una
mordaza...

VICENTE ZITO LEMA: solicitan a Petras exponga un poco más su opinión, sobre las
concepciones de Negri y otros politicólogos, en relación con una discusión que se está
dando en el sentido de utilizar el termino ?imperio? en lugar del termino
?imperialismo?. Sobre esa disputa intelectual es la pregunta

PETRAS: Tenía una exigencia de una revista académica inglesa para escribir un
artículo sobre el libro de Negri, y entonces empecé a leerlo. Luego de 50 paginas,
pensé que ya no valía la pena perder el tiempo leyéndolo, trae unas 400 páginas,
citaciones, bibliografía; finalmente el director de la revista me dijo: ?bueno mire que es
un libro que está leyendo mucha gente en Argentina, en Europa, en América Latina,
debes hacer un esfuerzo?. Y bueno escribí un ensayo, y quiero decir entonces que es
un libro que tiene la virtud de fracasar en 5 niveles: teórico, conceptual, empírico,
histórico y las prescripciones.

Entonces bueno, primero habla que el capital en el mundo ahora no tiene país. Es
falso. Todos los directores de los capitales -estén donde estén- son de las
nacionalidades de los países donde están ubicados sus lugares centrales. Todas las
decisiones de las multinacionales están tomadas en sus casas matrices. Sobre las
investigaciones, sobre las inversiones, son ellos los que formulan la estrategia; y más,
cuando quieren solucionar problemas consultan el Estado. En casos de crisis como la
de Argentina, piden que venga Piqué, o bien Felipe González, o bien Aznar y toda la
politiquería de España. Cuando EEUU ha tenido problemas con las quiebras en Asia,
en México también, con grandes préstamos a partir de las instituciones. Entonces
hablan de instituciones internacionales de un mundo ficticio que crean los ideólogos
del capitalismo, de los bancos internacionales, ahora han tenido una fuerza
propia...una idiotez.

Cualquier tonto puede entender que los nombrados en el Banco Mundial, el FMI,

414
cualquiera sabe que están puestos por la Hacienda en Europa y el Tesoro de EEUU,
que son responsables de responder semanalmente, de los dineros y préstamos que
entran en sus oficinas. ¿¿¿Qué autonomía???

Hablan de un "gobierno supranacional". Tal vez un tipo de Naciones Unidas.

¿Naciones Unidas? Ha sido una organización servil ante las exigencias de los Estados
Unidos en todas sus actuaciones. Eso simplemente, luego dicen que la nación-estado
es un anacronismo.¡Qué cosa!...

Esto, mientras EEUU se pasa tirando bombas, mientras EEUU gobierno y sus
militares está conquistando Afganistán, tomando bases en todo el mundo: Yemen,
Filipinas, Uzbekistán, Georgia, ¡Qué más! El estado no está desapareciendo, mi tesis
es en contrario, es cada vez más relevante, más omnipresente, más vinculado con el
capital que nunca en su historia.

Entonces hablando teóricamente, hablando empíricamente, ¡que justificación!¡Adonde


han chupado estas afirmaciones, en que mundo viven!

Hablan además de "multitudes", y la mayoría de la gente participando en las


asambleas son asalariados. Son definiciones socioeconómicas, viven de salarios, están
organizados en sindicatos, tienen organizaciones que expresan sus intereses de clase.
No están allá en discursos platónicos.

Los que toman las tierras en Brasil, no son multitudes. Estamos hablando de clases
sociales bien definidas, en un mundo donde la configuración de clases, arriba, están
gestando estas políticas imperialistas. Están bien definidos, no debemos hablar con
frases vacías, oscurantistas.

"Multitudes" ¡que atraso!, ¡que salto a la oscuridad este libro! En "Gandhi" tienen una
pila inmensa, le pregunto a la cajera - a la gente lo compra- me dijo, bueno a lo mejor
lo comen después, van a conseguir algo más que la nutrición intelectual.

Pero habla de qué, de la constitución de los EEUU, el país que esta martirizando el
mundo, y dice: la forma de democratizar la economía mundial ahora expandiendo el
constitucionalismo norteamericano, por eso Time, Newsweek, y O' Globo en Brasil, y
Clarín, han hecho comentarios tan elogiosos, y le han dado tanto espacio.

¡Pero qué confusión, qué falta de pensamiento crítico! de los intelectuales que están
pasando bajo la influencia y dicen ?es un libro importante Petras, se puede discrepar
pero...? ¡Pero discrepo totalmente! Con la teoría, la concepción, el análisis, y la falta de
cualquier documentación empírica para justificar un mínimo de declaración, no vale
la pena discutir tanto, pero imagino que algunas personas aquí han leído el libro y
están iluminados.

MUJER DEL PUBLICO. ¿ porqué habla de nuevo imperialismo, no es siempre el


mismo?

PETRAS: No, no... quiero distinguir varios factores. Primero el factor de la importancia
del militarismo del Estado, en relación con el pasado reciente, donde yo creo que en el
mercado las instituciones económicas servían más como instrumentos de dominación
y extensión de poder, donde el FMI, el Banco Mundial, servían suficientemente para
controlar los factores, de decisión...

Segundo: creo que el discurso neoliberal que formaba parte de este período anterior,

415
era la forma en que trataban de organizar el imperialismo, a partir de la liberizacion
de comercio e inversiones. Yo pienso que estamos entrando en otra fase de
proteccionismo de barreras e imposiciones. Lo que yo llamo la transición del
neoliberalismo al neo-mercantilismo.

SEÑOR DEL PUBLICO: quiero preguntarle si esta contraofensiva imperialista no debe


ser vista como el ocaso de los dioses, por recordar la película de Visconti. Dos, si el eje
del ataque en América no está más bien dirigido a Brasil, y tercero, ¿que pasa con la
izquierda y la clase obrera norteamericana?

PETRAS: Creo que en la charla mencioné que la nueva ofensiva está en función de dos
cosas: una, el declive del poder en varias regiones estratégicas del mundo, declive es
recuperar y superar la influencia anterio; y segundo la crisis interna, y los
desequilibrios externos, esos son los factores que motivan este nuevo imperialismo y
la forma que está tomando. Entonces no quiero volver a repetir en la primera parte de
la conferencia.
Me aburre repetir, oír mi voz, voy a tener que tomar mate.

Entonces segunda sobre Brasil. En un sentido tiene razón: Brasil es más poderoso,
pero creo que la política no funciona en relación con la geografía, y simplemente una
enumeración económica de los factores. Brasil sí, es el país económicamente más
importante de América Latina, pero no es el país donde las luchas económico-sociales
son más intensas. Donde el desafío hacia Washington es más fuerte, el desafío es
Colombia, que tiene capacidades agrícolas, tiene petróleo, manufactureras, es céntrico
en relación con Ecuador, Perú y Venezuela; entonces el lugar donde la lucha es más
intensa es donde EEUU está concentrando su fuerza y preocupaciones, y ¿cómo
sabemos? Porque usamos indicadores.

¿Cuál es un indicador? El dinero que EEUU está utilizando para frenar el proceso en
Colombia, en relación con Brasil; diez veces más. Otro indicador: más presencia de
observadores militares norteamericanos. El eje de la lucha de clases esta más en los
países nombrados.

La tercera: sobre la lucha de clases en EEUU. Sigue estando en retroceso, pero el 11


de setiembre fue un gran golpe para los movimientos sociales y populares, lo que
surge de cierto está en un proceso de reformación de 6 meses. Bueno, pero ahora en
abril hay una movilización en Washington, tuvimos unos 10.000 en una movilización
de protesta del grupo de Davos que no es mucho pero es algo. En el sindicalismo, hay
un nuevo discurso de que debemos organizar a los no organizados, pero la dirección
sindical sigue cobrando salarios que son cientos de miles, y no solo en el nivel de
confederación, sino también a niveles de las regionales, algunos cobran 350.000
dólares por año, a pesar de que su discurso aparentemente más progresista, apoyan
la guerra en Afganistán, en América.

Algunos gremios locales particulares están en contra de las masacres de trabajadores


en otros países: los portuarios progresistas, o bien otros limpiadores de Los Ángeles,
pero el conjunto de los trabajadores sigue atado al partido demócrata, y carece de
independencia política. En última instancia apoyan las agresiones imperialistas.

UN JOVEN: Quería preguntarle de que manera, piensa Ud. se puede enfrentar un


imperio que está basado militarmente...

PETRAS. No voy ha hablar militarmente porque es un tema muy delicado y para ser
tratado en otros foros y otras personas a discutir. Pero Argentina -sin exagerar-,
científicamente es un país casi autosuficiente, con una capacidad para alimentar aquí

416
330 millones de personas. Es mucho, hay también minerales, petróleo, metalurgia,
mano de obra calificada, están todos los ingredientes, dispersos, mal usados,
abusados, entonces esto primero.

Segundo, Argentina tiene capacidad de desarrollar relaciones en el Mercosur, con


China, con Medio Oriente y con Europa, que está en competencia con EEUU. L a
posibilidad de tener un comercio diversificado en función de complementar el
desarrollo del mercado interno es obvio. De no pagar la deuda, captura recursos para
utilizarlos aquí, mejorar la infraestructura, vincular el interior con la costa, los centros
de producción más hacia una política de interrelación, esto algún economista puede
mostrártelo un poco mejor que yo, las formas de vincular e intervincular los diferentes
sectores complementarios en las economías provinciales. Entonces, el mundo externo
es muy favorable, la capacidad interna es mejor que la de cualquier otro país del
Tercer Mundo. Lo que se llama capital humano está bien situado, hay mercados
regionales completamente abiertos de gran tamaño, etc.

Yo veo esto del hindú , que si el FMI no nos da un préstamo, quebramos, esta
chupando estas amenazas de su dedo, debe dejar de chupar su dedo, y hablar en
serio. Trae una receta similar para Uganda, Haití y Argentina. Este país tiene
capacidades para insertarse en la economía mundial, fortalecer el mercado interno,
socializar sectores estratégicos de la economía, y planificar su propio desarrollo,
controlando los efectos negativos del mercado, donde va a seguir jugando un papel en
las transacciones multisectoriales, y no puedo entrar más porque hay mucho más que
discutir, estoy simplemente contando las potencialidades, y contra esta mentalidad
cerrada imperial y provinciana al mismo tiempo, porque se encierra en el mundo
intelectual del imperio, donde el Tercer Mundo nunca puede actuar por su cuenta.

UNA SEÑORA: Quisiera saber su opinión respecto del Foro Social de Porto Alegre,
considerando que una buena porción socialdemócrata se intentó apoderar del mismo.

PETRAS: Estuve en el Foro, a partir de las luchas de mis compañeros de "Sin Tierra"

porque parece que muchos estaban con dudas de si podían invitarme o no. Estuve en
la parte social, entre los notables, marginado, pero presente. Lo importante es que me
pagaron el pasaje, el hotel, después me pasé casi todo el tiempo en los campamentos,
en las calles, cumplí los "deberes matrimoniales" presenté la charla, en el foro oficial.
Estaban dos foros que estaban en la Universidad Católica, presentaciones oficiales, y
tenían este tinte reformista que excluyó de ser invitados a las FARC a los Zapatistas, a
las Madres. Hebe vino por invitación de los Sin Tierra, estaba presente, entonces hay
dos foros.

Primero creo que era un gran salto positivo, porque después del 11 de setiembre, era
la primera expresión grande de una marcha, de una disidencia, frente a la "guerra
contra el terrorismo" llevada adelante por EEUU. Con todas las limitaciones en el
oficialismo. Hay una derechización en el foro, por lo menos en niveles de cúpulas,
acomodación, la socialdemocracia, lo que tu dices.

Y yo escribí un artículo, llamándolo, el cuento de los dos foros. Pero en general es


bueno encontrarse con la gente de las bases y poder criticar a los personajes del
oficialismo que estaban allá invitados como los sabios del mundo, y aprender, porque
las discusiones paralelas de los talleres y demás, servían para intercambiar ideas y
formular una estrategia a seguir juntos. La Vía Campesina tiene un lista de eventos de
todo el año en diferentes lugares, calendarios de lucha. Yo pienso que debemos tener
una postura de apoyo crítico y hablar claramente lo que son las críticas, porque el
enemigo principal no son los reformistas, el enemigo principal es el enemigo

417
norteamericano, estamos entre vida y muerte.

UN ASISTENTE: Hay una idea en las asambleas populares y es formar una asamblea
constituyente popular y darle un contenido político revolucionario.

PETRAS: No estoy para abrir juicios sobre estas propuestas, pero tengo sí una
pregunta: Estas propuestas ¿significan una situación prerrevolucionaria? O por lo
menos en esa situación de una gran polarización, donde amplios sectores de la
población está en condiciones de aceptar e implementar un proyecto de esta
naturaleza y la pregunta que hago es ¿esto es así? Si esto es así, entonces está bien,
en cambio si las cosas están mas lentas e incrementándose ... me parece que hay un
camino más largo para todo esto. Sin quedar a la cola, creo que no hay que precipitar
declaraciones que no se realizan, que pierden entonces validez, sentido para la gente.
Repetir slogans y no poder implementarlo es devaluarlo.

Tal vez se podría debatir aquí, a lo mejor, armar un quilombo (se ríe)

UN ASISTENTE: Quisiera preguntar, de que forma cree Ud. que podemos pararnos
para enfrentar al imperialismo, porque hay quienes lo han hecho y bueno, salieron
perdiendo, me imagino a Sadam Husein, o bien en nuestra propia historia, las luchas
de las décadas del ?70 que llevaron a una gran derrota, y el golpe de estado.

PETRAS: Es que yo creo que nunca hay garantías en la vida, o te mueres con hambre
en las villas de Rosario o te levantas y buscas soluciones para tus hijos, para vivir
mejor. Yo no puedo garantizar nada, y creo que nadie aquí pueda dar una opinión con
garantías. Lo que pienso es que si tu ganas ahora 500 pesos y mañana te dicen
?bueno, solo ganarás 100?, bueno, serás vos el que deba decidir si vas a preguntarte
lo que paso en el 76 o vas a luchar.

418
3 de mayo de 2002

Jenin: Auschwitz o el gueto de Varsovia

James Petras
Traducido para Rebelión por L.B.

Aunque coincido con la caracterización global que hace Saramago del ataque israelí
contra los palestinos, opino que la analogía más apropiada no es Auschwitz, sino la
insurrección del ghetto de Varsovia contra los nazis. Naturalmente, tanto los israelíes
como los nazis buscaban aniquilar el tejido social de la población oprimida y
expulsarla del territorio conquistado. En el caso de los nazis, por medio de hornos
crematorios y cámaras de gas; en los territorios ocupados, a través del uso sistemático
del terror y de la destrucción de las estructuras básicas de la sociedad: vivienda,
hospitales, escuelas, carreteras, electricidad, agua, almacenes, alimentos, comercio,
agricultura e industria. En ambos toda la población masculina comprendida entre los
15 y los 60 años fue arrestada de forma sistemática e internada en campos de
concentración.
Sin embargo, la resistencia palestina de Jenin y de otras ciudades y campamentos de
refugiados es similar a la violenta insurrección de los judíos del ghetto de Varsovia
contra los nazis y diferente de la pasiva sumisión de los judíos deportados a
Auschwitz. Ironías de la historia, los judíos israelíes destruyeron Jenin el mismo día
(19 de abril) en que los judíos conmemoran la insurrección del ghetto de Varsovia. El
ejército israelí tomó prestadas de los nazis de forma explícita sus tácticas de guerra
urbana y provocó una destrucción masiva al recurrir a tanques y transportes
blindados de tropas después de toparse con una fuerte resistencia en los combates
que se desarrollaron casa por casa. El Estado Mayor judío ordenó que los tanques
bombardearan los edificios con sus habitantes dentro y luego arrasó las viviendas con
bulldozers, sepultando a las víctimas bajo los escombros. Las tropas de asalto nazis
practicaron la misma política de tierra quemada. El resultado es que tanto Jenin como
el ghetto judío de Varsovia presentan el mismo aspecto lunar y despiden el mismo
hedor causado por los cadáveres en descomposición sepultados bajo los escombros.
Son similares también las respuestas de los dos Gobiernos a sus crímenes contra la
humanidad: los combatientes resistentes palestinos y los judíos alzados del ghetto son
tildados de "terroristas". Sin embargo, el calificativo que les aplica su propia gente es
diferente. Tanto los combatientes callejeros judíos de Varsovia como los milicianos
palestinos son considerados por sus respectivos pueblos como héroes nacionales.
La maquinaria propagandística de los Estados judío y nazi difundió la misma
propaganda falaz: la invasión de los ghettos y la destrucción de la resistencia judía
son descritas por los nazis como una "estrategia defensiva", mientras que la
destrucción del tejido social palestino es descrita por el Gobierno israelí en términos
de destrucción de infraestructura terrorista. Sharon, como Goebbels, habla de buscar
la paz ... a través del genocidio.
Tanto Hitler como los israelíes prohibieron a la Cruz Roja el acceso a los ghettos para
auxiliar a los heridos, enfermos y perturbados mentales. La misma visión paranoica
que llevó a la maquinaria bélica de Hitler a asesinar a mujeres y a niños conduce hoy
a los israelíes a desafiar y descalificar a grupos pro derechos humanos, a las Naciones
Unidas, a la Unión Europea y a otras agencias humanitarias horrorizadas por la
masacre. Mientras que en su paranoia Hitler denostaba a todos los demócratas
críticos contra su política tachándoles de "antiarios", Sharon y sus fanáticos cómplices
de dentro y fuera de Israel acusan de "antisemitismo" a la ONU, a la Cruz Roja y a
otras organizaciones humanitarias en arrebatos constantes de conducta psicótica.
La profunda irracionalidad de los líderes israelíes halla su mejor ilustración en un
incidente que tuvo lugar en el hospital psiquiátrico palestino de Ramallah. Después de

419
que un tanque israelí destruyera una pared del asilo, un enfermo mental internado en
el mismo preguntó a su doctor: "¿Me presta su móvil? Quiero llamar a la CNN y decirle a
Ariel Sharon que puede venir aquí y recibir tratamiento gratis". La respuesta de los
partidarios del Estado nazi y judío a los acontecimientos de Varsovia y de Jenin son
similares: celebraciones de victoria y declaraciones de renovado apoyo. Alrededor de
100.000 personas, la mayoría judíos, desfilaron en Washington coreando su apoyo
incondicional a Sharon y a su campaña genocida. Respetables médicos, dentistas,
hombres de negocios, celebridades de los medios de comunicación, recolectaron
millones de dólares para financiar la maquinaria bélica israelí. Mientras que
profesionales judíos y elementos progresistas de Israel huyen de su país por
inseguridad o por asco, líderes judíos de Israel y de los Estados Unidos visitan la
Argentina para reclutar a judíos depauperados de la clase media ofreciéndoles pasaje
gratuito, casa, subsidios, trabajo y jardín -todo ello robado a los palestinos.
Exactamente de la misma forma como los nazis expulsaron a los judíos y confiscaron
sus propiedades para distribuirlas después entre sus acólitos.
Varsovia y Jenin: judíos como víctimas y judíos como opresores. Descendientes de los
héroes de los ghettos de Varsovia aplicando los métodos y la estrategia de los asesinos
de sus abuelos. Evidentemente, hubo y hay entre los nazis y los judíos personas que
se oponen a la maquinaria de guerra nazi e israelí. Millones de disidentes alemanes
socialistas, comunistas, sindicalistas y demócratas fueron asesinados, encarcelados y
represaliados por el régimen nazi. En la actualidad, una minoría de valientes israelíes
protestan abiertamente contra Sharon y sus cómplices. Exiliados progresistas
alemanes condenaron la masacre de judíos de Varsovia y algunos hasta expresaron su
solidaridad con la resistencia. Igualmente, en los Estados Unidos y en Europa grupos
de judíos críticos condenan la maquinaria bélica de Sharon. Pero los medios de
comunicación de masas no se hacen eco de esta denuncia. Son voces críticas que se
silencian. En los Estados Unidos solamente se escucha la voz y las imágenes del
Estado de Israel: poderosos funcionarios sindicales continúan adquiriendo bonos con
los fondos de pensiones de sus afiliados. La venta de bonos israelíes se ha convertido
en una industria floreciente.
Hollywood es cómplice. La diferencia reside en que, a diferencia de la Alemania nazi,
aún no ha surgido en Hollywood el productor que produzca algo similar a "El Triunfo
de la Voluntad", la glorificación de los desfiles nazis realizada por Leni Reisenthal.
Compárense Jenin y Varsovia. En ambos casos el mundo, las democracias
occidentales, se mantuvieron al margen y se limitaron a contemplar la carnicería.
Horrorizados, pero sin voluntad para intervenir. Sin embargo, hoy, en Jenin, a
diferencia de lo que ocurrió durante la masacre nazi de los judíos de Varsovia, nadie
puede alegar ignorancia.
Jenin: el genocidio de nuestro tiempo. La destrucción del ghetto de Varsovia no fue un
acto único ejecutado por un único poder maléfico. Los judíos no son el único pueblo
que ha sufrido un holocausto. Nuestro holocausto se llama Jenin. La insurrección
palestina la lideran nuestros combatientes de la libertad. El 19 de abril, en el curso de
una ceremonia celebrada en Buenos Aires para conmemorar el aniversario de la
insurrección del ghetto de Varsovia, Osvaldo Bayer evocó ante su audiencia
mayoritariamente judía la resistencia palestina de Jenin. Algunos asistentes
aplaudieron. La mayoría permanecieron callados.
Algunos críticos pueden objetar que Israel es una democracia mientras que Alemania
era un Estado totalitario. Israel es una democracia para los judíos y un violento
opresor para los palestinos de los territorios ocupados. En los territorios ocupados
Israel actúa como los nazis, robando la tierra y el agua de los palestinos, encarcelando
a millares de personas y demoliendo las casas del "pueblo inferior". Otros críticos
podrían argüir que los palestinos practican el terrorismo contra los colonos de los
territorios ocupados y contra los ciudadanos corrientes del Estado de Israel, a
diferencia de los resistentes de Varsovia, que combatieron contra el ejército nazi. La
diferencia es sólo marginal: los combatientes de Varsovia también mataron a

420
funcionarios civiles alemanes, a polacos e incluso a colaboradores judíos. La principal
diferencia es de orden geográfico, una mera cuestión de distancias: simplemente, en
aquella época los alemanes estaban demasiado lejos. Después de la guerra, la
totalidad de la población civil alemana fue severamente castigada por los crímenes
perpetrados por su Gobierno.
Como ocurre con todas la analogías, la analogía Varsovia/Jenin tiene sus límites
temporales y espaciales. Pero en sus aspectos básicos revela una similitud
espeluznante: en ambos casos, un pueblo heroico se alzó en armas para repeler la
agresión de la maquinaria militar de un Estado genocida.

421
7 de mayo del 2002

¿Quién financia al estado de Israel?

James Petras
Traducido para Rebelión por L.B

A la vista del desafío que plantea Israel a la opinión pública internacional y de su


negativa a permitir que ninguna organización humanitaria internacional examinar las
consecuencias de su criminal destrucción de ciudades y campamentos de refugiados
en los Territorios Ocupados, ¿quién está financiando al Estado de Israel y por qué
razón esa financiación continúa sin suscitar el oprobio del mundo?
Los intentos de la ONU por investigar la destrucción israelí de Jenin han provocado la
hostilidad de toda la clase política israelí. Shimon Peres (el autodenominado laborista
moderado que forma parte del Gobierno de Ariel Sharon) acusó de perpetrar un "libelo
de sangre" a los más de 170 países miembros de la ONU, incluyendo presumiblemente
en la acusación a los Estados Unidos, que votaron a favor de la resolución a favor de
la creación de una comisión investigadora.
La cuestión de quién financia al Estado de Israel es crucial, ya que Israel, en la forma
como lo conocemos hoy, sería un Estado inviable sin la contribución masiva del apoyo
exterior. Billones de dólares recaudados por instituciones judías y no judías son
canalizados para el mantenimiento de la maquinaria de guerra israelí, de su política
de generosos subsidios que actúan como señuelo para atraer a los judíos que se
establecen tanto en Israel como en las colonias judías de los territorios ocupados, y
del elevado nivel de vida de los ciudadanos judíos de Israel. Sin ayuda exterior la
economía de Israel exigiría severos recortes que implicarían un deterioro del nivel de
vida y de las condiciones laborales y que provocarían con toda seguridad el éxodo de
la mayoría de los profesionales israelíes, de los empresarios y de los inmigrantes
recién llegados; el presupuesto militar israelí sufriría recortes e Israel se vería obligado
a reducir sus intervenciones militares en los países árabes y en los territorios
ocupados. Israel dejaría de ser un Estado rentista que vive a expensas de los
subsidios que recibe del exterior y se vería obligado a dedicarse a la actividad
productiva, es decir, a regresar a la agricultura, la manufactura y los servicios, pero
sin las ventajas que ahora obtiene de la explotación de sirvientas asiáticas mal
remuneradas, de trabajadores agrícolas importados de los países de Europa del Este y
de trabajadores palestinos de la construcción.
Europa continúa privilegiando la importación de productos y servicios financieros
israelíes a pesar de los ataques frontales y malintencionados que está sufriendo por
parte de los líderes de los dos partidos presentes en el Gobierno de Sharon.
Prominentes organizaciones judías de Francia e Inglaterra vinculadas a los dos
partidos israelíes mayoritarios han abortado cualquier tentativa de utilizar la baza
comercial para ejercer presión sobre Israel y forzarle a aceptar la mediación de la
Unión Europea o de las Naciones Unidas. Sin embargo, los lazos comerciales y
financieros que unen a Europa con Israel no constituyen el pilar principal sobre el que
descansa la maquinaria bélica israelí. La base principal de apoyo financiero a largo
plazo y a gran escala a Israel hay que buscarla en instituciones públicas y privadas de
los Estados Unidos.
En los Estados Unidos existen fundamentalmente cuatro bases de apoyo financiero,
ideológico y político a la economía rentista israelí:
1. Acaudalados contribuyentes judíos y poderosas organizaciones dedicadas a
recaudar fondos para Israel.
El Gobierno de los Estados Unidos, tanto el Congreso como la Presidencia.
Los medios de comunicación, en especial el New York Times, Hollywood y las
principales cadenas de televisión.

422
Dirigentes sindicales y directores de fondos de pensiones.
La actuación de estas cuatro configuraciones institucionales se superpone de forma
sustancial. Por ejemplo, los activistas judíos del lobby israelí trabajan en estrecha
colaboración con los líderes del Congreso para asegurar la ayuda militar a largo plazo
y gran escala de Estados Unidos a Israel. La mayoría de los medios de comunicación
de masas y unos cuantos sindicatos actúan bajo la influencia de partidarios
incondicionales de la maquinaria bélica israelí y de su economía rentista. Judíos pro
israelíes se hallan representados de forma desproporcionada en el mundo financiero,
político, profesional, académico, inmobiliario, en el sector de los seguros y en los
medios de comunicación de masas. Aunque los judíos constituyen una minoría en
cada uno de esos sectores, disfrutan de un poder e influencia desproporcionados
porque están organizados, son activos y concentran toda su labor en una única
cuestión: la política de los Estados Unidos en el Oriente Medio, y, de forma específica,
en garantizar el apoyo militar, político y financiero masivo, incondicional e
ininterrumpido de los Estados Unidos a Israel. Maniobrando desde sus puestos
estratégicos en la estructura del poder, son capaces de influir en la política y censurar
la circulación de cualquier voz disidente en los medios de comunicación y en el
sistema político.
En la esfera política, políticos pro israelíes y poderosas organizaciones judías han
unido sus fuerzas con cristianos fundamentalistas de extrema derecha partidarios de
Israel y con poderosos líderes políticos vinculados al complejo militar-industrial como
el Secretario de Defensa Rumsfeld y el vicepresidente Cheney.
El apoyo incondicional de Israel a la Guerra Fría de Washington y a la ulterior ofensiva
militar antiterrorista ha reforzado los lazos ideológicos y militares entre los líderes
estadounidenses derechistas, los políticos pro israelíes y los líderes de las principales
organizaciones judías. La política del nuevo imperialismo norteamericano concuerda a
la perfección con la política de conquista y destrucción de los territorios ocupados
desarrollada por el tándem Sharon-Peres. No resulta sorprendente que dos de los
principales defensores en el Pentágono de la doctrina de guerra permanente que
prevalece en Washington y de la agresión israelí sean Paul Wolfowitz y Richard Perle,
dos acérrimos partidarios de organizaciones judías de extrema derecha.
Los medios de comunicación de masas de los Estados Unidos, y en particular el
"respetable" New York Times, se han puesto a la cabeza del esfuerzo propagandístico
destinado a presentar ante la opinión pública la conquista y destrucción israelí de los
territorios ocupados como una acción "defensiva" y una "guerra antiterrorista". Ni una
sola voz o editorial del New York Times se ha alzado para denunciar las masacres de
civiles palestinos y la destrucción por parte de Israel de lugares de incalculable valor
histórico y religioso de una antigüedad superior a los 2000 años. Mientras que la
maquinaria bélica israelí destruye antiguos monasterios y una porción de la herencia
cultural del mundo, los medios de comunicación pro israelíes de los Estados Unidos
concentran sus atención en los escándalos protagonizados por el clero católico. El
resultado es el silenciamiento de las protestas de la Iglesia contra el bombardeo israelí
de la Basílica de la Natividad y contra el asesinato de las personas allí refugiadas.
Las opulentas y eficientes organizaciones judías, los complacientes representantes del
Congreso y las organizaciones fundamentalistas de extrema derecha no son sin
embargo las únicas fuentes de financiación con que cuenta Israel. Los contribuyentes
norteamericanos han venido sufragando la maquinaria militar israelí durante 35 años
a razón de 3 billones de dólares por año concedidos en concepto de ayuda directa (más
de 100 billones en total, y la cuenta sigue). Los afiliados de base de los sindicatos se
sorprenderían al saber que sus fondos de pensiones han sido invertidos en la compra
de bonos israelíes que ofrecen intereses inferiores a los normales y presentan riesgos
más elevados. A pesar del bajo atractivo financiero de los bonos israelíes, algunos de
los principales sindicatos norteamericanos, fondos de pensiones de trabajadores y
principales corporaciones multinacionales han prestado colectivamente billones de
dólares al régimen israelí. En todos los casos, la decisión de adquirir bonos de un

423
Gobierno extranjero es adoptada por los dirigentes sindicales y por los gestores
empresariales de los fondos sin consultar a los afiliados ni a los accionistas.
Cuando preguntaron a Nathan Zirkin, director financiero del Sindicato de Detallistas,
Mayoristas y Grandes Almacenes, si su sindicato pensaba continuar adquiriendo
bonos israelíes a pesar de que Israel se dedica a reprimir y arrestar a sindicalistas
palestinos, respondió lo siguiente: "Sin ninguna duda. Los palestinos no tenían un duro
hasta que llegó Israel". Los ingresos procedentes de la venta de los bonos son
empleados para financiar asentamientos judíos en Cisjordania y Gaza. El grueso del
resto de los ingresos generados por los bonos se transfiere al presupuesto ordinario
israelí para costear los gastos militares y los servicios de inteligencia.
Muchos de los sindicatos que compran bonos israelíes están controlados por la Mafia
o se hallan bajo su influencia. El sindicato de camioneros es el mayor comprador de
bonos israelíes; también es el sindicato con mayor número de altos cargos incursos en
causas penales por mantenimiento de vínculos con la Mafia, por uso ilícito de fondos
sindicales y por robo masivo de fondos de pensiones de los afiliados al sindicato. En
este caso, los sindicalistas mafiosos compraban a los medios de comunicación de
masas propaganda favorable y apoyo para las "respetables" organizaciones judías a
través de la adquisición de bonos israelíes.
Los fondos de pensiones de los sindicatos han sido utilizados también por
sindicalistas burócratas para adquirir bonos israelíes. El caso más sangrante es el del
antiguo Sindicato de Trabajadores de la Confección Femenina, actualmente
denominado UNITE, un sindicato cuyos afiliados son en un 95% trabajadores negros,
hispanos y chinos con ingresos inferiores al salario mínimo. La directiva y plantilla de
UNITE está formada en su inmensa mayoría por judíos con ingresos que oscilan entre
los 100.000 y los 350.000 dólares anuales, más dietas. Al canalizar más de 25
millones de dólares de los fondos de pensiones de ese sindicato hacia Israel se despoja
a los trabajadores estadounidenses afiliados a ese sindicato de la posibilidad de
acceder a préstamos de vivienda, a servicios sociales, a defensa legal, etc. Claramente,
los líderes sindicales judíos están en mayor sintonía con el Estado de Israel y con la
opresión que éste ejerce contra los trabajadores palestinos que con sus propios y mal
organizados trabajadores, víctimas de algunas de las peores condiciones de trabajo de
los Estados Unidos.
Los promotores de bonos israelíes, ayudados por dirigentes sindicales corruptos
vinculados a la Mafia, han vendido bonos israelíes por valor de cientos de millones de
dólares a 1.500 organizaciones sindicales con unos tipos de interés inferiores a los de
otros títulos y mucho menores de los que cualquier inversor esperaría razonablemente
de préstamos realizados a un Gobierno extranjero tan problemático desde el punto e
vista económico como es Israel.
Tres factores explican que los dirigentes sindicales estadounidenses canalicen los
fondos de pensiones de sus afiliados y sus cuotas sindicales hacia la compra de bonos
israelíes: 1) la protección política y respetabilidad que obtienen al verse asociados con
Israel y sus lobbystas -esto es especialmente importante en el caso de funcionarios
corruptos con vínculos mafiosos; 2) los lazos ideológicos y étnicos existentes entre los
dirigentes sindicales judíos e Israel, y, 3) la posibilidad de utilizar la compra de los
bonos israelíes como método para lavar el dinero obtenido ilegalmente por algunos
dirigentes sindicales. La principal organización dedicada a la venta de bonos israelíes
se las arregló para llegar a un acuerdo con las autoridades estadounidenses y resolver
"fuera del tribunal" una demanda por lavado de dinero presentada contra ella a
instancias de la Comisión Estadounidense de Bolsa y Valores.

Cómplices de genocidio
En abril del 2002, 100.000 personas, en su mayoría fundamentalistas judíos y
cristianos, realizaron una marcha de apoyo al régimen de Sharon justo en el momento
en el que tenía lugar el asedio de Jenin. En Israel, dos de cada tres israelíes (65%)
encuestados a finales de abril del 2002 apoyaban a Sharon y casi un 90% daban

424
crédito a la propaganda del régimen según la cual la comisión de la ONU para
investigar la devastación de los Territorios Ocupados "no será justa con Israel". El
público israelí, los dirigentes sindicales estadounidenses y las élites políticas y
financieras que financian a Sharon son cómplices de los crímenes perpetrados por
Israel contra el pueblo palestino. Obviamente, la cada vez más reducida minoría de
judíos en Israel que se opone a la maquinaria militar israelí tiene poca o nula
influencia sobre la política del país, sobre los medios de comunicación y prácticamente
ninguna capacidad para recaudar fondos del exterior.
Los acaudalados y poderosos judíos del extranjero gravitan en torno a la órbita de
Sharon. Siete de entre los ocho oligarcas billonarios de la Mafia rusa han realizado
generosas contribuciones al Estado de Israel y mantienen excelentes relaciones con
Sharon y con Shimon Peres, con quienes comparten idéntico desdén por los militares
reservistas disidentes.

Conclusión
Debido en primer lugar al enorme e incondicional apoyo militar y financiero que recibe
por parte de influyentes judíos de los Estados Unidos, de fundamentalistas cristianos,
del complejo militar-industrial, de los extremistas del Pentágono y de corruptos
sindicalistas estadounidenses, Israel puede permitirse el lujo de desafiar a la opinión
pública mundial, difamar a las organizaciones humanitarias y a líderes defensores de
los derechos humanos y proseguir con todo desparpajo con su política genocida. Los
líderes israelíes conocen a "su gente": saben que cuentan con partidarios
incondicionales que ya han sido puestos a prueba. Saben que sus banqueros,
profesionales y fundamentalistas van a apoyarles hasta que acaben de asesinar al
último palestino. La marcha de los 100.000 realizada en Washington en mitad de la
masacre de Jenin es la prueba de ello.

425
15 de mayo de 2002

Modelo Occidental, Desastre para el Tercer


Mundo

James Petras
Traducido para Rebelión por Jorge Capelán

Entre 1992 y 1997, el Banco Mundial alababa a la Argentina como país modelo en el
Tercer Mundo. Washington y Bruselas se sumaron al coro de alabanzas. Los
periódicos financieros más prestigiosos (The Wall Street Journal, The Financial Times)
hacían editoriales acerca de la profundidad y efectividad de las "reformas económicas"
llevadas a cabo por el régimen neoliberal de Menem. Las razones del efusivo apoyo
eran la total liberalización de la economía, la privatización masiva de los sectores
estratégicos de la banca, las telecomunicaciones, los sectores petrolero e industrial y
la total desregulación de la economía. Hoy, la Argentina es un desastre (apenas)
viviente. Se encuentra en medio de una depresión que ya dura cinco años (y cuyo fin
no está a la vista), con un crecimiento negativo que se espera excederá el 20%; los
ahorros de millones de argentinos por un valor de unos 40 billones de dólares han
sido confiscados (o congelados). Los principales bancos de propiedad extranjera están
al borde del colapso o preparan su salida del país. Cientos de miles de empleados
públicos en el interior del país no han recibido sus sueldos durante varios meses.
Las principales carreteras son bloqueadas por piqueteros desempleados; decenas de
miles de jubilados y de personas de la clase media empobrecida golpean sus cacerolas
todos los días, por toda la ciudad de Buenos Aires, exigiendo sus ahorros, sus
salarios, sus pensiones. El país ha cesado en los pagos de su deuda externa de unos
150.000 millones de dólares. Las instituciones financieras internacionales (FMI,
Banco Mundial) se niegan a hacer nuevos préstamos, Washington y la Unión Europea
demandan mayores reducciones del gasto público, más despidos de empleados
públicos y menos subsidios sociales, aunque más de un tercio de los niños van a la
escuela sin haber desayunado, y aún cuando en mayo de 2002 más del 50% de la
población ya se encuentra por debajo de la línea de pobreza.
De haber sido el "modelo" de la economía neoliberal, en los ojos de los Gobiernos
Occidentales, Argentina se ha convertido en un estado "paria" o "leproso". La
Argentina, una vez citada como la "historia exitosa" de los 90s, se ha convertido en la
historia desastrosa del nuevo Milenio. El problema es que la Argentina aplicó todas las
prescripciones ortodoxas del liberalismo ordenadas por los expertos económicos
liberales, y ellos enriquecieron a banqueros e inversionistas extranjeros y minaron la
economía local: las empresas y bancos privatizados y desnacionalizados extrajeron y
repatriaron enormes ganancias y enormes pagos de intereses; la desregulación
condujo a estafas financieras y fugas masivas de capital; los fuertes préstamos
externos condujeron a unos pagos de la deuda cada vez mayores y a que no hubiese
ninguna expansión productiva.
Los expertos extranjeros y sus políticos lacayos prometieron que los sacrificios
inmediatos llevarían a una prosperidad en el largo plazo. En vez de esto, lo que hay
son sacrificios de largo plazo sin ningún alivio inmediato. Washington y Bruselas se
niegan a admitir el fracaso de sus recetas. En vez de esto, culpan a los argentinos y
piden más sacrificios y más dolor. Los líderes políticos repiten las mismas fórmulas
ortodoxas. Pero nadie escucha. La consigna más popular es "Que se vayan todos!". Los
intentos del gobierno de imponer las políticas del FMI llevaron al levantamiento
masivo del 19 y 20 de diciembre de 2001, que derribó al gobierno.
En respuesta, el gobierno ha propuesto un fondo de emergencia para aliviar la
pobreza de 150 pesos (50 dólares) mensuales por familia. Para una familia de cuatro
personas, eso es igual a 1.66 dólares por día, o 0.42 dólares por persona al día para

426
pagar la comida, la vestimenta, el transporte, etcétera. Esto es claramente un subsidio
de hambre.
El FMI, apoyado por Washington y Bruselas demandó en mayo de 2002 mayores
medidas de austeridad que elevarán el número de los que se encuentran por debajo
de la línea de pobreza a un 70% y el número de los desempleados a un 35%.
Con la hiperinflación cobrando fuerza este año (en abril fue del 10%), y los salarios
congelados y sin cobrar, Argentina se dirige hacia un gran levantamiento popular o
hacia el descenso hacia el "cuarto mundo", y no por cierto a llegar a ser "el próximo
aspirante a entrar al primer mundo", como predijo el Banco Mundial hace seis años.

427
21 de mayo de 2002

¿Quién Gobierna el Mundo?

James Petras
Traducido para Rebelión por Jorge Capelán

Se han escrito una serie de libros y artículos superficiales acerca de la "globalización",


las "corporaciones globales" y el "imperio", sin la menor noción de la estructura real de
poder. Un análisis de un reciente informe hecho por el Financial Times (suplemento
del 10 de mayo de 2002) de las 500 mayores compañías del mundo basadas en valor,
país y sector pone fin al debate entre globalización del imperio e imperialismo. Los
estados nacionales, en este caso los estados imperiales, no están desapareciendo, sino
que son prioritarios para entender los centros de poder político y económico.
Casi un 48% de las mayores compañías y bancos en el mundo son de los EE.UU. y un
30% son de la Unión Europea, sólo 10% son Japoneses. En otras palabras, casi 90%
de las mayores corporaciones que dominan la industria, la banca, y los negocios son
estadounidenses, europeas o japonesas. El poder económico esta en esas 3 unidades
geográfico-económicas, no en conceptos sin sentido como "imperio" sin imperialismo o
corporaciones multinacionales "desterritorializadas".
Al interior de este sistema imperial, el poder económico imperial de los EE.UU. es aún
dominante. Si examinamos los sectores económicos claves esto se vuelve evidente.
Cinco de los 10 principales bancos son estadounidenses, seis de las 10 principales
compañías farmacéuticas y/o biotecnológicas, cuatro de las 10 principales compañías
de telecomunicaciones, siete de las principales compañías de tecnologías de la
información, cuatro de las principales compañías de petróleo y gas, nueve de las 10
principales compañías de software, cuatro de las 10 principales compañías de seguros
y nueve de las 10 principales compañías de comercio minorista. Sólo en el sector de
las aseguradoras la Unión Europea tiene una proporción mayor entre los 10 primeros
lugares que los EE.UU. (un margen de 5 a 4).
El poder imperial de los EE.UU. está diversificado a lo largo de varios sectores
económicos, pero es particularmente la fuerza dominante en las finanzas, en la
farmacéutica y la biotecnología, en las tecnologías de la información y el software, y en
el comercio minorista. En otras palabras, las gigantescas compañías de los EE.UU.
tienen una poderosa red de control sobre los sectores más importantes de la "nueva
economía", las finanzas y el comercio.
La concentración del poder económico de los EE.UU. es aún más evidente si miramos
a las 10 principales compañías del mundo: 90% son propiedad estadounidense; de las
principales 25, 72% son propiedad estadounidense; de las principales 50, 70% son
estadounidenses y de las principales 100, 57% son propiedad estadounidense. En el
círculo de las mayores compañías, los Estados Unidos tienen una abrumadora
presencia y dominio.
Africa y América Latina están ausentes de la lista. Y los así llamados Tigres Asiáticos
tienen tres compañías entre las principales 500, menos de un 1%.
Las implicaciones políticas de esta concentración de poder son importantes. Ningún
país del Tercer Mundo tiene recursos para "liberalizar" sus mercados porque el bloque
estadounidense-europeo inmediatamente controlará la situación a causa de su
superioridad de recursos. El argumento liberal de que el libre comercio incrementará
la "competitividad" de las economías del Tercer Mundo es falso, dado que existe una
concentración tan desigual del poder económico en las compañías estadounidenses y
europeas.
En segundo lugar, la concentración de poder no es meramente un producto de la
eficiencia, la administración y el know-how, sino un resultado directo las políticas
estatales de los Estados Unidos y la Unión Europea. Por ejemplo, el Congreso de los

428
Estados Unidos acaba de aprobar (en mayo de 2002) una propuesta de subsidio para
el sector agroindustrial de los EE.UU. para la próxima década, convirtiendo en una
broma las propuestas de "libre comercio" de Washington. Las implicaciones para los
encargados de formular las políticas de los países del Tercer Mundo son claras: deben
proteger y subsidiar a sus productores públicos o privados en orden de obtener una
porción de los mercados, ya sea en casa o en el extranjero - de la misma manera como
los principales poderes imperiales lo hacen.
La concentración del poder económico mundial en las compañías y bancos de los
Estados Unidos y en menor medida, de la Unión Europea significa que los mercados
mundiales no son competitivos, sino que en gran medida están formados por los
monopolios de los EE.UU. y Europa que los dominan. Los flujos de los sectores
financiero, farmacéutico, de software y de seguros están formados por las diez
principales compañías estadounidenses y europeas. Los mercados mundiales están
divididos entre las principales 238 compañías y bancos de los EE.UU. y las 153 de la
Unión Europea - esta concentración de poder es lo que define la naturaleza imperial
de la economía mundial, junto con los mercados que controlan, las materias primas
que saquean (80% de las principales compañías de petróleo y gas son propiedades
estadounidenses o europeas) y de la fuerza de trabajo que explotan. La lucha del
movimiento antiglobalización para que "otro mundo sea posible" debe confrontar esta
monopolización del poder económico y de los estados imperiales que la defienden. La
única manera de democratizar la globalización es la de socializar esos monopolios
gigantes dondequiera que operen o enfrentar las presiones económicas y las amenazas
de minar las economías locales.
Los estados imperiales tienen serios problemas para mantener su imperio, por
diversas razones. En cuanto al costo militar, el presupuesto militar de los EE.UU. ha
aumentado casi un 20% para 2002/2003, y los recortes de impuestos para los ricos,
que estimulan la inversión externa, han causado un serio déficit presupuestario y
mayores recortes del gasto social, amenazando la estabilidad fiscal y política. Lo que
es más importante, el poder y la concentración económicos de las compañías y bancos
de los EE.UU. se han basado en la inversión en el exterior, las ganancias y las
re-exportaciones a los EE.UU. por medio de subsidiarias. El resultado es que el
creciente imperio económico en el exterior ha salvado la balanza de pagos de los
EE.UU. - los EE.UU. tienen un déficit en su balanza comercial que este año se
aproxima al nivel insostenible del medio billón de dólares ($400-500.000 millones).
La economía de los EE.UU. depende esencialmente de un flujo masivo de fondos de los
inversionistas extranjeros para mantener su déficit externo. En otras palabras, a
medida que crece el imperio, la 'república' entra en crisis más profundas, privada de
sus empresas competitivas e incapaz de limitar sus importaciones de artículos de
consumo. Esta contradicción no puede ser fácilmente resuelta, porque la dirigencia
política esta totalmente comprometida con la construcción imperial y la única
concesión que puede hacer a la economía doméstica son mayores subsidios y más
proteccionismo - los que a su vez aumentan las tensiones y los conflictos con sus
competidores imperiales de Europa y los regímenes exportadores dependientes en el
Tercer Mundo.
La solución de la Administración Bush para esta contradicción entre crecimiento
imperial y decadencia doméstica es la conquista de los países del Tercer Mundo que
tienen recursos vitales. El despliegue de Washington hacia los países productores de
petróleo del Mar Caspio, sus planes de invasión de Irak, son parte del plan para
extraer riqueza que pueda ser transferida de vuelta a los EE.UU. para financiar sus
déficits. El Acuerdo de Libre Comercio de las Américas es parte integral de esta
estrategia: al monopolizar los mercados latinoamericanos los EE.UU. puede bajar sus
déficits comerciales y capturar sectores financiero y comerciales lucrativos.
El Plan Puebla-Panamá es el prototipo de la nueva estrategia imperial de aumentar las
exportaciones directas hacia México, mientras que las maquiladoras de propiedad
estadounidense o subcontratistas de ese país mueven los mercados de fuerza de

429
trabajo más barata hacia China, Vietnam y la India. Mientras que está claro que el
control imperial de los EE.UU. sobre la economía mundial aún es una realidad,
también está claro que ese poder está basado en fundamentos frágiles y en un orden
global altamente polarizado. La emergencia de movimientos anticapitalistas masivos y
una corrida contra el dólar podrían llevar a la caída del imperio.

430
22 de mayo de 2002

La polarización izquierda/derecha: Entre las


urnas y la calle

James Petras
Traducido para Rebelión por L.B.

Introducción
Los medios de comunicación, los académicos y los políticos convencionales han
centrado su atención en el aumento del poder electoral de la derecha y de la extrema
derecha. La reciente primera ronda electoral francesa, en la que el voto combinado de
la extrema derecha aglutinó al 20% del electorado, suele ser mencionada como
ilustrativa del giro hacia la extrema derecha. En el espacio de unos pocos días, sin
embargo, más de medio millón de manifestantes se echaron a las calles de Paris y de
otras ciudades en contra de Le Pen.
Mi tesis es que no hay un giro generalizado hacia la derecha, sino más bien una
agudización de la polarización entre derecha e izquierda, con aquélla manifestándose
en las urnas y ésta en la calle. Esta polarización es el reflejo de diversas y complejas
situaciones y adopta una gran variedad de formas y expresiones. El mismo concepto
de polarización derecha/izquierda requiere una explicación debido a la confusión
política que envuelve a los conceptos de "izquierda" y "derecha".
Vamos a proceder definiendo los términos de nuestra discusión para después analizar
y describir la polarización y concluir centrándonos en el análisis de sus implicaciones
teóricas y políticas.

Derecha e izquierda hoy.


Académicos, periodistas y publicistas políticos han creado una gran cantidad de
confusión con su negligente catalogación de los regímenes políticos. Por ejemplo, el
líder político francés Le Pen es clasificado correctamente como de "extrema derecha"
debido a su retórica racista y xenófoba. Sin embargo, la Administración Bush,
implicada en guerras (Afganistán, Colombia), golpes de Estado (Venezuela) y planes
para futuras guerras (Irak), es calificada erróneamente como "conservadora", en lugar
de ser catalogada correctamente como "régimen de extrema derecha". Igualmente, la
Gran Bretaña de Tony Blair y la Francia de Jospin y la anterior Administración de
Clinton son catalogadas como de "centro izquierda", a pesar de que recortaron
drásticamente programas de bienestar social y promovieron la especulación financiera
y las conquistas militares en los Balcanes y, en el caso de Jospin, privatizaron más
empresas del sector público que ninguno de sus predecesores conservadores.
Claramente, la etiqueta más adecuada es la de "conservador" o "centro-derecha".
En la práctica, muchos de los políticos de centro-derecha no son "conservadores" en el
sentido genérico de que apoyan las disposiciones constitucionales vigentes: Blair y
Clinton rebasaron ampliamente las limitaciones constitucionales al usurpar poderes
de guerra en los Balcanes, mientras que Jospin privatizó Air France, France Telecom y
las industrias de Defensa sin contar con la autorización del Parlamento. La transición
del "centro-derecha" a la derecha y la extrema derecha tiene sus raíces precisamente
en las repercusiones negativas que sus políticas socio-económicas tienen sobre sus
electorados populares
Hoy en día la fuerza significativa y dinámica de la auténtica izquierda se encuentra en
la calle, halla su expresión en movilizaciones masivas y no en el proceso electoral. En
Italia, 300.000 personas se manifestaron en contra del capital y dos millones en

431
contra de Berlusconi; en España, 400.000 personas, en su mayoría manifestantes
anti-capitalistas, protestaron en contra de la cumbre de la UE y de la presidencia
española de Aznar. Lo que antes se llamaba "centro-izquierda" se ha desplazado hoy
hacia el centro-derecha o hacia la derecha, y lo que era considerado como derecha se
ha convertido en extrema derecha.
En la actualidad, el centro-izquierda se halla debilitado o es inexistente; los debates
electorales tienen lugar entre el centro-derecha, la derecha y la extrema derecha. A
diferencia de la izquierda, los partidos de la derechas operan a través de las
instituciones del poder y tienen poca capacidad o interés para promover
movilizaciones en la calle, salvo en períodos de campaña electoral.
Las políticas que definen a todas las variedades de la derecha incluyen los siguientes
elementos: privatización de empresas públicas, recortes de los servicios del sector
público, desregulación de la economía, debilitamiento de los sindicatos, activación de
leyes que precarizan el empleo y las coberturas sociales y apoyo a las guerras
imperiales, pasadas y futuras. Las diferencias entre los diferentes partidos de derecha
incluyen diversos grados de proteccionismo (Bush y Le Pen estarían a la cabeza, Blair
y Aznar serían más "liberales"), inmigración (la mayoría de la derecha europea es
restrictiva, Le Pen y Haider son partidarios de la expulsión), Oriente Medio (los EEUU
y Le Pen apoyan a Sharon incondicionalmente, el resto de los europeos son
moderadamente críticos).
En Latinoamérica la derecha y la extrema derecha abarcan a casi todos los regímenes
que apoyan las guerras e intervenciones de los EEUU, aceptan la Zona
Latinoamericana de Libre Comercio y siguen las recetas de instituciones
europeo-estadounidenses tales como el FMI. En realidad, se hallan incluidos en ese
rubro todos los regímenes del área excepto Cuba y Venezuela.
En Latinoamérica la izquierda electoral -es decir, el centro-izquierda-o bien se ha
movido hacia el centro-derecha --y hasta más a la derecha incluso--, o bien es una
fuerza minoritaria. La máxima expresión de la izquierda realmente existente se
encuentra en los grandes movimientos sociopolíticos y en los alzamientos populares
de carácter organizado como los que han derrocado a dos presidentes en Ecuador, a
cuatro presidentes en Argentina y al presidente de Bolivia. La izquierda tiene muchas
expresiones, demandas y formas de acción diferentes. Pero existe un vínculo común
que las une a todas: el hecho de que su acción descansa en movilizaciones masivas en
la calle -acción directa-y su rechazo del imperialismo americano (Plan Colombia,
ALCA, etc), del pago de la deuda externa, de las políticas de ajuste estructural y de
otras prescripciones del FMI. En la mayoría de los casos, apoya la reforma agraria, la
nacionalización de los bancos, el incremento drástico del papel económico del Estado
a través de inversiones públicas en servicios sociales, protección y promoción del
mercado doméstico, nuevas formas directas de representación popular y mayor
igualdad social vía legislación tributaria de carácter progresivo, expropiación de
monopolios y confiscación de fortunas ilegales.
Existe todavía una izquierda electoral, particularmente en Europa (Francia e Italia,
principalmente) y en Latinoamérica (Argentina, Brasil, México, Ecuador), pero no ha
tenido un impacto significativo en su papel institucional: solo cuando los activistas y
líderes de la izquierda electoral se convierten en partes de un movimiento mayor de
acción directa consiguen tener algún impacto.
Resumiendo, las antiguas divisiones electorales entre el centro-izquierda y la derecha
se han convertido al día de hoy en irrelevantes: la mayoría de los partidos Comunistas
y Socialdemócratas han adoptado políticas de centro-derecha y de derecha,
favoreciendo al capital y a las guerras imperiales y abandonando la legislación social
del Estado de Bienestar. Las divisiones izquierda/derecha, no obstante, son más

432
relevantes que nunca si tomamos como protagonistas a los crecientes movimientos de
masa de izquierda y a las fuerzas electorales/institucionales de la derecha.

El giro derechista: La marcha a través de las instituciones.


Los éxitos electorales de los partidos políticos de ultraderecha en Francia (Le Pen),
Austria (Haider), Israel (Sharon) están directamente relacionados con el giro hacia la
derecha de las antiguas coaliciones de "centro-izquierda". Los regímenes putativos de
"centro-izquierda" han demostrado estar a favor de la reducción del gasto público
-amenazado así el sistema de Seguridad Social que ampara a los ancianos--, a favor
de la reducción de las barreras arancelarias en detrimento de los pequeños
agricultores, a favor de aplicar medidas de inmigración selectiva, y han introducido la
"flexibilidad laboral" (abaratando el precio del trabajo y dando facilidades al despido de
trabajadores de mayor edad), incrementando de ese modo la precariedad laboral,
enfatizando medidas policiales en lugar de invertir en empleo para atajar la violencia
juvenil, etc. El resultado del giro derechista es que sectores significativos del pueblo se
sienten engañados y abandonados por los partidos tradicionales de derecha y de
izquierda. Además, el antiguo "centro-izquierda" ha ampliado e intensificado la
privatización de empresas públicas, convirtiéndose así en la percepción popular en
una coalición de grandes empresarios, indistinguible de la derecha tradicional.
Del lado de la derecha, la difuminación de diferencias con el centro-izquierda en
cuestiones socioeconómicas tiene el doble efecto de empujar a la derecha más cerca
de la extrema derecha en temas como la represión policial (ley y orden), inmigración
(mayores restricciones) y aumento de connivencias públicas con las grandes
empresas. En este contexto, las proclamas xenófobas y chauvinistas de la extrema
derecha son legitimadas por la derecha, mientras que sus políticas proteccionistas y
liberales atraen a los pequeños empresarios, agricultores y tenderos amenazados por
las políticas liberales del antiguo centro-izquierda.
De igual importancia en la esfera internacional, las políticas extremadamente
militaristas e imperialistas que surgen de Washington han contribuido a fortalecer a la
extrema derecha. El apoyo de la Administración Bush al líder ultraderechista israelí
Ariel Sharon y la masacre de afganos, palestinos y, próximamente, de iraquíes,
refuerza y legitima la postura "antiárabe", "antimusulmana" y "antiinmigrante" de la
extrema derecha. Igualmente, la adopción por parte de Washington de la causa del
unilateralismo, su postura de "el imperio americano primero", y su chovinista
campaña doméstica alimentada con retórica antiterrorista, se acomoda perfectamente
con la posición de Le Pen, Haider y el resto de la ultraderecha europea.
Se puede argumentar con fundamento que el mayor elemento de avance e impulso
para la extrema derecha lo constituye la elección y gobierno del equipo
Bush-Rumsfeld-Cheney. El programa de la ultraderecha europea busca imitar a la
Administración estadounidense. No obstante, la ultraderecha europea tiene un
problema de relaciones públicas, puesto que está lastrada también con el equipaje
ideológico de un abierto antisemitismo y de un racismo declarado públicamente.
Mientras que los medios de comunicación de masas hablan o escriben acerca de la
"conservadora" Administración Bush, en realidad se trata de una Administración todo
menos conservadora en lo que respecta a su esencia y a su política. La Administración
Bush ha denunciado y rechazado de forma unilateral toda una serie de acuerdos
internacionales de carácter fundamental: el acuerdo de Kioto sobre calentamiento del
planeta, el acuerdo con Rusia sobre misiles antibalísticos, el tratado sobre guerra
biológica y bacteriológica. La Administración Bush se ha opuesto a la creación de un
tribunal internacional con capacidad para juzgar crímenes contra la humanidad. La
Administración Bush ha impuesto tarifas aduaneras y cuotas para proteger el
comercio no competitivo de madera, tejidos, azúcar, automóviles, acero y numerosas
otras industrias, en violación del acuerdo GATT y de las normas de la Organización

433
Internacional del Comercio. El régimen de Bush no preserva el status quo económico
-sus políticas representan una ruptura radical y un giro hacia políticas
ultraderechistas.
En el área de las relaciones internacionales, la Administración Bush ha profundizado
y ampliado las políticas de conquista militar iniciadas por Clinton a través de la
implementación de un estrategia de guerra permanente. La guerra de la
Administración Bush contra Afganistán, sus bases militares en Asia central, Filipinas,
América Latina, los Balcanes, la organización del fallido golpe de Estado militar en
Venezuela, marcan un nuevo y virulento estadio de expansión militar.
Tanto en estilo como en sustancia (en forma de expansión militar unilateral), los más
altos estrategas políticos de los EEUU defienden públicamente la destrucción de
Afganistán, rechazan cualquier influencia europea y abrazan abiertamente la opción
de intervenir en otros países. Bush llama a Sharon un "hombre de paz" en el mismo
momento en que las fuerzas armadas israelíes masacran, encarcelan, torturan y
desplazan a millares de palestinos.
El historial de la Administración Bush sobre la guerra y los musulmanes es mucho
más ultraderechista que las retóricas de Le Pen y Haider, y, ciertamente, excede
holgadamente las políticas de derechistas europeos convencionales como Berlusconi y
Aznar. Le Pen habla de proteger a las industria francesa de los efectos de la
"globalización", pero Bush ha instituido una vasta panoplia de barreras comerciales.
Le Pen amenaza principalmente a los inmigrantes árabes, pero Bush ha encarcelado y
acosado a cientos de miles de inmigrantes árabes y ha abastecido de armamento
estratégico, apoyo diplomático y ayuda económica a Israel, que se dedica a expulsar
de su tierra a los palestinos. Le Pen propuso proyectar el poder imperial francés hacia
el mundo, pero la construcción imperial de Bush sobrepasa hasta lo inimaginable los
ensueños de Le Pen. Le Pen propone aumentar los poderes de la policía y reducir el
crimen y las actividades terroristas. Bush, a través del Acta Patriótica y con un
presupuesto de 27 billones de dólares a su disposición, ha puesto ya en pie una
batería legislativa que autoriza los tribunales militares y otras medidas policiales que
violan la Constitución. Le Pen apoya con palabras la guerra de Sharon contra los
palestinos, pero Bush lo auxilia con armas y dinero.
El principal área de diferencia se refiere al uso que Le Pen hace de la retórica
antisemita, que es evitada por Bush. Si, tal como suponen la mayoría de los
comentaristas, políticos y gurús mediáticos, Le Pen representa a la extrema derecha,
entonces no cabe ninguna duda de que la Administración Bush representa a la
ultra-ultraderecha. En la práctica, en cuestiones relativas a la guerra, a la política, al
imperio, a los inmigrantes árabes, a los tratados internacionales --que son los temas
sobre los cuales se arguye la adscripción de Le Pen a la ultraderecha--, la práctica de
Bush es mucho más contundente, directa y tiene mayores consecuencias. Además, el
apoyo electoral a Bush y su ascenso al poder está muy en la línea -incluso
superándola-del enfoque de Le Pen. Bush recibió sólo el 24% de los votos del
electorado (el 49% del 50% que votó), lo cual representa una minoría del voto popular,
y recurrió a maniobras ilegales en Florida para hacerse con el poder. Le Pen y la
ultraderecha obtuvieron aproximadamente el 18% de los votos y no recurrieron a
métodos ilegales para llegar al poder.
Lo significativo del "ascenso de la extrema derecha" no es el apoyo electoral
mayoritario, sino las políticas que se implementan una vez que llega al poder. Una vez
en el poder, la minoritaria y ultraderechista Administración Bush se aprovechó de la
guerra y de la manipulación masiva de la psicosis terrorista para definir la agenda
política a nivel mundial y para asegurarse la mayoría en el interior. Igualmente
significativo, regímenes convencionales de derechas como Chirac, Aznar y Berlusconi
y antiguos centro-izquierdistas reconvertidos al conservadurismo como Blair, Jospin,
Schroeder y otros colaboraron con las políticas belicistas y ultraderechistas de

434
Washington o les presentaron una oposición inefectiva. Solo cuando las medidas
proteccionistas estadounidenses sobre el acero afectaron a los intereses empresariales
europeos y japoneses se decidieron éstos a responder con amenazas de sanciones.
Entre los regímenes conservadores europeos, solo la Inglaterra de Tony Blair ha
seguido la agenda imperial ultraderechista marcada por Washington, apoyando los
planes de Bush para una futura guerra en el Golfo.
El hecho de que la ultraderecha europea esté adquiriendo prominencia no se debe
solo o principalmente a cuestiones domésticas, sino a que cuenta con un modelo y un
competidor en la Administración Bush. Menciono el "auge de la ultraderecha" como
una suposición y no como un hecho, ya que los datos electorales comparativos del
voto a Le Pen difícilmente se compadecen con la tesis de un eclosión de la
ultraderecha. El voto de Le Pen en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales
del 2002 fue una réplica del voto que obtuvo siete años antes. El voto combinado de la
izquierda (trotskistas, comunistas, socialistas de izquierda y verdes) en la primera
vuelta fue prácticamente el mismo que el de Le Pen.
Lo significativo del voto a la ultraderecha no es su matriz doméstica, sino su imitación
de la política nacional e internacional de la Administración Bush. Mientras que el
respetable ultraderechista de la Administración Bush y Blair critica severamente a Le
Pen y a la extrema derecha europea por sus excesos retóricos, omite deliberadamente
las mayores similitudes de perspectiva global que les vincula a ellos. El éxito de la
Administración Bush en obtener apoyo popular para atacar a grupos musulmanes y
su campaña antiterrorista ha cautivado la imaginación de los políticos europeos
ultraderechistas. Igualmente significativo, las amenazas políticas de Washington, su
postura unilateralista y su proteccionismo comercial amenazan la soberanía y la
expansión europeas. La débil respuesta de la derecha europea (tanto del antiguo
centro izquierda como de los conservadores tradicionales) al matonismo global de
Washington proporciona un terreno fértil para las políticas de "primero los franceses"
de la ultraderecha, que no es sino una réplica de la política de Washington.
Si el "giro derechista" ha obtenido su máximo avance y expresión en los EE.UU, un
giro similar hacia la derecha ha tomado fuerza en la política electoral europea. Si
descartamos las etiquetas tradicionales de "centro izquierda" y "centro derecha"
propias del pasado, la actual política de los regímenes europeos en las últimas
décadas presenta un cariz, una estrategia y una práctica indefectiblemente contrarias
a los intereses de los trabajadores y favorable a las grandes empresas. El giro a la
derecha, sin embargo, varía en velocidad y extensión y en las características que
presenta en cada país, especialmente en lo que respecta a la fuerza de los
movimientos de masa y de los sindicatos. Ningún país europeo, ya esté gobernado por
antiguos socialdemócratas, por cristianodemócratas, por conservadores o por
cualquier otro partido tradicional, ha aumentado la cobertura social de la clase
trabajadora. Al contrario, todos los regímenes han debilitado la legislación que protege
el empleo, la seguridad de los trabajadores y los derechos sindicales; prestaciones
sociales, sanitarias y educativas han sido recortadas en diferentes grados. Con la
posible excepción de Francia (y esta excepción apenas debe nada al régimen) la
jornada laboral no ha sido reducida; de hecho, la multiplicación del empleo precario y
mal retribuido ha dado como resultado el pluriempleo y la jornada laboral intensiva.
Los regímenes europeos han participado y brindado su apoyo a las guerras lideradas
por los EE.UU, al bombardeo e invasión de Irak y Yugoslavia, con instalación de bases
permanentes en Macedonia, Kosovo, Albania y Afganistán y al control aéreo todo Irak.
Los regímenes europeos han adoptado la agenda "militaro-neoliberal" promovida por
sus bancos y multinacionales y han financiado la expansión hacia Europa del Este,
Rusia, Oriente Medio y América Latina, en muchos casos en competencia con y/o
colaboración con los EE.UU. La convergencia de todos los partidos políticos europeos
mayoritarios en la agenda "militaro-neoliberal" significa que existe un vacío
prácticamente total en la izquierda electoral --ningún partido representa a las

435
personas perjudicadas por las políticas neoliberales, por el expansionismo militar y
por los subsidios a las grandes empresas y bancos. El sistema multipartidista europeo
se han convertido en el sistema americano de "un partido y dos facciones". En este
contexto de unanimidad de partidos electorales y de hostilidad y descontento popular,
han emergido dos fuerzas encontradas: la ultraderecha electoral y la izquierda
extraparlamentaria han surgido y han ganado el apoyo de las masas. La ultraderecha
ha cosechado apoyo electoral practicando una "oposición pasiva" a las políticas de los
partidos neoliberales. La base de su apoyo la constituyen personas mayores temerosas
del aumento de criminalidad derivado del declive social y de las políticas neoliberales
que generan el desempleo juvenil (especialmente entre los jóvenes inmigrantes).
También obtienen el apoyo de pequeñas empresas y agricultores amenazados por la
competencia de productos importados y de las grandes empresas. En este sentido, la
ultraderecha combina una política "proteccionista" con respecto a los productores
extranjeros y una "política liberal" con respecto a los monopolios domésticos. Los
ultras también atraen a veteranos de guerra de conflictos coloniales, tradicionalistas
cristianos e inveterados partidarios de sectas o movimientos de naturaleza fascista o
cuasifascista. El atractivo más potente, sin embargo, lo ejerce el "sentimiento
nacional", la afirmación de la soberanía nacional en contra de la Unión Europea
controlada por las grandes empresas no democráticas, en contra de la influencia
cultural de los EE.UU y a favor de una mayor independencia cultural norteamericana.
La ultraderecha es hostil a los sindicatos, tanto por razones ideológicas (son dirigidos
por "comunistas"), como por razones económicas (frenan la productividad). Instan a
los trabajadores a unirse para "proteger sus puestos de trabajo contra los
extranjeros", en lugar de aunar fuerzas contra las multinacionales que dictan sus
despidos. Finalmente, la ultraderecha se hace eco del mantra antiterrorista para
reforzar su consigna a favor de un Estado policial fuerte y lo combina con sus políticas
antimigratorias y antiizquierdistas, a fin de atraer a derechistas convencionales. Esta
mezcla de retórica antisistema combinada con un programa liberal favorable al
sistema se superpone a las convencionales apelaciones de la "vieja derecha" a Dios, la
patria y la vieja empresa. La vitriólica retórica de la extrema derecha agudiza la
polarización política, religiosa y racial existente entre la izquierda y la derecha al
tiempo que trata de oscurecer las crecientes divisiones de clase provocadas por las
políticas neoliberales.
La extrema derecha ha avanzado electoralmente y ha elegido el terreno de la política
institucional, pero no ha demostrado tener un poder significativo en las calles. Sus
millones de partidarios son en su mayoría votantes, por razones demográficas, y
porque su política está dirigida al fortalecimiento del aparato estatal capitalista y al
reforzamiento de las políticas liberales en el plano doméstico, e incluso quizá al
establecimiento de un "liberalismo global" una vez electos. Los ataques van dirigidos
contra los partidos, no contra la policía o el ejército; contra personalidades y no contra
la propiedad privada y relaciones; contra aspectos concretos de las políticas liberales,
no contra el liberalismo en sí. El enfoque "exclusionista" con respecto a los
no-europeos y la adopción abierta de una política de "mayor represión policial" (las
políticas de "ley y orden" o de tolerancia cero) se ha nutrido de la legislación restrictiva
en materia de inmigración aprobada por la nueva y vieja derecha en el poder, la
campaña antiterrorista orquestada por Washington y los expeditivos poderes policiales
promovidos por el ex-alcalde de Nueva York, paladín de la "tolerancia cero", Rudolph
Giuliani. El enfoque institucional-electoral de la extrema derecha les ha investido de
un acierta "legitimidad constitucional" -juegan con las mismas reglas que la derecha
neoliberal convencional-e infundido a su convergencia programática en aspectos
básicos una razón para trabajar dentro del sistema. La "polarización institucional" y la
intensa competición interpartidista acerca de quién representa mejor los intereses
capitalistas de Europa (pequeño capital versus gran capital, productores
internacionales versus productores domésticos) eclipsa la común hostilidad de la
extrema derecha y de las derechas convencionales contra la creciente oposición

436
extraparlamentaria de izquierda.

El giro izquierdista: La calle es nuestra.


La convergencia de ex-socialdemócratas y ex-comunistas con partidos liberales y
conservadores para apoyar al capital internacional, a las guerras imperiales y a la
legislación antiobrera ha provocado que cientos de miles de obreros, empleados
públicos y particularmente jóvenes se hayan volcado hacia la "política callejera".
Desde Seattle hasta Ottawa, desde Melbourne hasta Génova y Barcelona, decenas de
millares de personas se han organizado primero en contra de la "globalización" y
después en contra del capitalismo. Las manifestaciones han aglutinado a decenas de
millones de personas y han conducido a la proliferación de un vasto tejido de
seguidores, organizadores y grupos coordinadores internacionales. Movimientos
regionales contrarios al Tratado de Libre Comercio Latinoamericano (ALCA) han
crecido en fuerza y tamaño. La arena electoral ha sido desbordada debido al fuerte
bloqueo institucional (el monopolio de los partidos burgueses sobre los medios de
comunicación, las limitaciones consagradas en los mecanismos electorales) y porque
los cuerpos legislativos electos son impotentes frente a la centralización del poder en
instituciones de carácter ejecutivo, Bancos Centrales y otras instituciones no
refrendadas por sufragio. La corrupción, la cooptación y la impotencia de las
instituciones elegidas por sufragio han obligado a trabajadores, campesinos,
desempleados, disidentes y opositores de izquierdas a adoptar formas de lucha
extraparlamentaria, cosa que a la postre ha resultado ser más eficaz para plantear las
cuestiones y asegurar el cambio.
Las manifestaciones masivas de Seattle, Londres, Génova, Melbourne, Barcelona, han
sido mucho más eficaces para politizar y activar a una nueva generación de jóvenes
que todas las campañas electorales de la "izquierda" y "centro-izquierda" juntas. Las
manifestaciones de las plataformas antiglobalización y anticapital han sido mucho
más efectivas a la hora de llamar la atención sobre las injusticias del Nuevo Orden
Imperial y las organizaciones financieras internacionales (FMI, Banco Mundial, IDF,
etc) que cualquier crítica realizada en el Congreso. Los debates públicos en los foros
internacionales de masas acerca de cuestiones tales como la deuda externa, la
privatización o el neoliberalismo son mucho más eficaces para generar solidaridad
internacional con los pobres y explotados del Tercer Mundo que el atronador silencio
de los salones del Congreso de los EEUU y que los solitarios críticos de los
Parlamentos europeos. Las movilizaciones extra-parlamentarias en contra del FMI, de
las multinacionales, de la Organización del Libre Comercio (WTO) les han colocado a la
defensiva: cada uno de los lugares en los que celebran sus reuniones es rodeado por
cientos de miles de activistas y tiene que ser protegido con alambre de espino y por
miles de policías auxiliados con helicópteros y vehículos blindados:
La polarización de clases enfrenta a jóvenes, agricultores, empleados y profesionales
contra las clases dirigentes financieras e industriales. A medida que los antiguos
partidos socialdemócratas y comunistas se desplazan hacia el centro-derecha y hacen
suya la agenda neoliberal de derechas, los movimientos extraparlamentarios van
ocupando el espacio de la Izquierda y se aprestan a enfrentarse a la ultraderecha y a
las políticas neoliberales de la nueva y vieja derecha.
En Francia los movimientos obreros de masas de los años 1995-96 precipitaron la
derrota del Gobierno de derechas; la misma presión social consiguió forzar al régimen
neoliberal de Jospin a introducir la jornada laboral de 35 horas semanales antes de
que se procediera a pivatizar Air France, las industrias de Defensa, las
telecomunicaciones y antes de "flexibilizar" las condiciones de trabajo en beneficio de
los patrones.
No fueron las tibias e impotentes resoluciones del Parlamento europeo criticando a la
banca internacional lo que forzó a la Organización Mundial del Comercio a reunirse en

437
una isla remota del Golfo Pérsico. Fue la amenaza de otra "Génova" más militante y de
mayores proporciones.
La polarización entre los regímenes electorales de derechas (incluida la antigua
centro-izquierda y la derecha convencional) y la izquierda extraparlamentaria se
manifiesta en el Tercer Mundo, en Asia y en América Latina. En el Tercer Mundo, el
"giro derechista" de Europa y los EEUU -el ascenso al poder de la ultraderecha en
Washington y la acomodación europea a sus designios-ha ahondado y radicalizado la
polarización izquierda-derecha.

Polarización creciente en América Latina


Hay muchos indicios que demuestran el corrimiento hacia la ultraderecha en América
Latina. En México, el régimen de Fox ha roto con todas las prácticas anteriores en
materia de asuntos exteriores y ha abrazado de forma abierta las posiciones
intervensionistas de los EEUU; propuso un Plan Pueblo-Panamá que convierte la
economía mexicana en una inmensa maquiladora (economía de plantas de
ensamblaje), estuvo a punto de provocar la ruptura de relaciones diplomáticas con
Cuba, y, a través de su ministro de Asuntos Exteriores Jorge Castaneda, abandonó
cualquier apariencia de una política exterior independiente. En el terreno de la
política interior, Fox promueve la privatización progresiva de la lucrativa industria
petrolífera y la aplicación de una tasa sobre los artículos básicos de consumo de la
población. El régimen de Fox es un claro ejemplo de la forma y el contenido implícitos
en el giro hacia la extrema derecha: subordinación absoluta al proyecto
estadounidense de construcción imperial unilateral, aceptación sin restricciones del
control estadounidense de todos los recursos estratégicos de la economía y aceptación
incondicional de los acuerdos de "libre comercio" auspiciados por EEUU.
Mientras el régimen de Fox se desplaza progresivamente hacia la derecha, la oposición
popular no ha dejado de crecer. Con motivo de las manifestaciones multitudinarias del
1 de mayo, a lo largo y ancho de toda la geografía mexicana sindicatos grandes y
pequeños, organizaciones indígenas y campesinas manifestaron su repudio a la
hostilidad de Fox contra Cuba y a su servilismo con respecto a la Administración
Bush. La oposición parlamentaria integrada por el centro izquierda (PRD) y la derecha
(PRI) critica a Fox y trata de modificar sus políticas. Sin embargo, la derrota de la
agenda de Fox llegará por efecto de la presión de la masa de mexicanos que se hallan
fuera de los salones del Congreso -las manifestaciones del Primero de Mayo en las
calles del país.
Venezuela ha experimentado el grado más alto de polarización socio-política de su
historia reciente. La derecha proimperial, dirigida, financiada y apoyada por la
Administración Bush y respaldada por la totalidad de la burguesía respaldó un fallido
golpe de Estado militar que fracasó por la acción de las masas pobres del campo y de
la ciudad y por algunos sectores del ejército. Hasta los poderes institucionales
estuvieron divididos: una minoría se alió al golpe auspiciado por los EEUU y la
burguesía, mientras que una mayoría prestó su apoyo a la exitosa restauración de la
democracia liberal protagonizada por las masa populares.
La extrema derecha de Washington halló su correlato en la ultraderecha venezolana.
Esto se hizo evidente durante el golpe fallido de abril del 2002. Las primeras medidas
adoptadas por el cabecilla del golpe, el líder empresarial Carmona, estaban en
absoluta sintonía con la agenda de Washington: embargo petrolífero a Cuba, rechazo
de las cuotas de producción de crudo acordadas por la OPEP, alineamiento con la
política exterior de Bush, disolución de todas las instituciones elegidas por sufragio
(casi todas ellas con mayoría de votos a favor de Chávez). El acceso al poder de la
ultraderecha en Venezuela adoptó la forma de un régimen títere de carácter
autoritario entregado de pies y manos a los designios de Washington, dispuesto a
efectuar una purga masiva de todas las instituciones públicas para eliminar de ellas a

438
cualquier representante del movimiento bolivariano (los partidarios del gobierno del
presidente Chávez).
La oposición al golpe de Estado no provino inicialmente de los representantes electos,
del Congreso o de las fuerzas armadas. Vino de cientos de miles de pobres,
organizados o no, que tomaron las calles de Caracas y de otras grandes ciudades para
reinstaurar a Chávez en el poder. Esta demostración de poder popular animó a grupos
de militares "lealistas" a rechazar el golpe y provocó que los indecisos generales se
decantaran a favor del sector "lealista" de las fuerzas armadas. Algunos militares que
habían respaldado el golpe desde su misma concepción tuvieron que hacer verdaderas
piruetas cuando constataron el fracaso del putsch, sumándose a la demanda de
restauración democrática a fin de estar en mejores condiciones para imponer sus
términos al repuesto presidente Chávez.
A pesar de los relatos de los medios de comunicación citando el papel relevante jugado
por las fuerzas armadas, el verdadero punto de inflexión del proceso de restauración
de Chávez y de la democracia radicó en los cientos de miles de personas que
reocuparon Caracas y amenazaron con tomar al asalto el palacio presidencial. El
grueso de las fuerzas armadas se vio enfrentado a una doble elección: o bien aliarse
con los golpistas y provocar una sangrienta guerra civil de desenlace incierto, o bien
intervenir para impedir al populacho tomar las riendas del Gobierno y radicalizar el
proceso político. El ejército intervino tanto para frenar la radicalización popular como
para reponer en el poder a Chávez y restaurar la democracia liberal. La complejidad
de la polarización venezolana, en donde Chávez, representante de una mezcla de
política exterior de corte nacionalista y política interior neoliberal, se enfrenta a una
burguesía nacional y unos líderes sindicales absolutamente subordinados a los
intereses de Washington, se superpone a una real polarización de clases. Una clase
alta que goza de privilegios de gran solera y que practica el racismo, la corrupción y el
pillaje se enfrenta a una masa encolerizada de pobres y a una clase media-baja en
proceso de declive social azotadas por índices de desempleo superiores el 60% y por
una tasa de pobreza que rebasa el 80%.
Propietarios de apartamentos en Miami y especuladores de Wall Street contra pobres
habitantes de los "ranchos" que salpican las colinas que circundan Caracas. Chávez
no ha organizado y satisfecho las demandas básicas de las masa de pobres que le
apoyan. Sin embargo, ha politizado y dado forma política a su hostilidad en contra de
los ricos y poderosos, les ha inculcado un sentimiento de orgullo racial por su origen
africano y ha afirmado la identidad nacional venezolana a través de una política
exterior independiente. Participación popular e independencia son dos cosas que
sacan de sus casillas a Washington y a las clases dominantes locales y que les animan
a preparar el terreno para el Golpe 2.
El acceso al poder de la ultraderecha en los EEUU significa luz verde para golpistas de
todo pelaje y abierto apoyo público a más represión para mantener la situación de
pillaje extranjero de las economías nacionales. Colombia es el tercer ejemplo del
ascenso de la ultraderecha en la política electoral. El candidato presidencial Uribe,
que figura como favorito, es el vocero de la consigna de Washington: guerra total
contra la insurgencia popular. Mientras tanto, la Administración Bush se encuentra
preparando un programa de ayuda nuevo, multianual y multimillonario, dirigido
específicamente contra la guerrilla de base campesina. En Colombia el régimen de
Pastrana, que cuenta con el respaldo estadounidense, rompió las negociaciones que
mantenía con los insurgentes y lanzó una infructuosa ofensiva militar contra la
guerrilla que provocó la escalación del conflicto y el aumento de los asesinatos de
civiles no combatientes por parte de elementos paramilitares.
El Plan Colombia --el paquete de ayuda ofrecido inicialmente por Clinton para frenar
el avance de la insurgencia popular en Colombia-- ha sido ampliado por la
Administración Bush con el Plan Andino, que supone la militarización del Ecuador y

439
de Perú, la creación de nuevas bases militares en San Salvador, Manta (Ecuador) y la
parte central y norte del Perú, así como la intervención directa de funcionarios
militares estadounidenses, de Fuerzas Especiales y de mercenarios a sueldo.
La militarización de la política colombiana auspiciada por los EEUU ha provocado una
polarización que alcanza las proporciones de una guerra civil entre la oligarquía y los
militares, por un lado, y la guerrilla y el campesinado, por otro. La pugna política se
dirime en Colombia extramuros del Congreso. Su forma actual es la de la
confrontación directa entre el Estado Mayor de las fuerzas armadas y la insurgencia
popular extraparlamentaria.
La política argentina revela una polarización social y política extremas entre el
"régimen electoral" no electo (el presidente Duhalde no fue plebiscitado en las urnas) y
la vasta mayoría del electorado cuyo principal slogan es "¡Que se vayan todos!". La
revuelta popular del 19-20 de diciembre del 2001 fue un estallido espontáneo de
cólera, una manifestación de hostilidad y rechazo de la clase política en general, de los
partidos mayoritarios, de los líderes provinciales, municipales y congresionales y en
especial del Presidente, que huyó de la Casa Rosada en helicóptero para evitar
cruzarse con los cientos de miles de ex-miembros de las clase media y de
desempleados que se echaron a la calle para manifestar su ira.
La polarización social no podía ser peor: los bancos (en su mayoría de propiedad
extranjera), apoyados por el Gobierno, confiscaron todos los ahorros de la clase media
(más de 45 billones de dólares), mientras que entre 30 y 40 billones de dólares
pertenecientes a la élite del país volaron fuera del país justo antes del congelamiento
de las cuentas bancarias. La clase financiera (que obtiene unos beneficios anuales de
más del 30%) propuso a través del régimen del autoelecto presidente Duhalde y con el
beneplácito del FMI y del Banco Mundial que el Gobierno emitiera bonos de diez años
a un interés del 2% como pago a los ahorristas cuyos ahorros los bancos afirmaban no
estar en condiciones de restituir dado que los fondos habían sido evacuados a sus
oficinas centrales.
Esta polarización socio-política queda reflejada en la emergencia de instituciones
políticas paralelas: "asambleas populares" vecinales en las que participan miembros
de la clase media depauperada, pensionistas, empleados públicos, trabajadores,
desempleados y otros. Las asambleas populares reflejan la creciente politización y
participación de la mayoría argentina y se postulan como alternativas a las
instituciones formales que han perdido toda su legitimidad y carácter representativo.
La distancia que separa a la gran mayoría de los argentinos de sus élites políticas y
clases dirigentes se ha ensanchado y ahondado como nunca lo había hecho en toda la
historia de la República. Por un lado, tenemos a una clase gobernante formada por
banqueros extranjeros, financieros locales y poderosos "grupos económicos"
poseedores de un capital superior a los 150 billones de dólares depositados en
cuentas en el extranjero y que ha confiscado los ahorros de cada uno de los
argentinos, y en el otro lado tenemos a una gran masa de argentinos sin ahorros --el
30% de ellos sin empleo, el 50% de ellos viviendo por debajo del umbral de pobreza--,
a pensionistas incapaces de subsistir a base de pensiones retrasadas o devaluadas de
50 dólares mensuales (y descendiendo), y a cientos de miles de empleados públicos en
las provincias (trabajadores de la sanidad, maestros, funcionarios, empleados
municipales, etc) que llevan meses sin cobrar su salario (y cuando lo perciben se les
abona con una moneda "provincial" de curso legal restringido a la provincia). En este
contexto de depauperación masiva y de cinco años de recesión económica (la industria
cayó en un 20% durante el ejercicio 2001-2002), el FMI, el Banco Mundial y la
Administración Bush, respaldadas por la Unión Europea, exigen mayores recortes
presupuestarios, la eliminación de déficits y monedas provinciales y más despidos
como condición para la concesión de nuevos préstamos. Habida cuenta del grado de
polarización social y dado el aislamiento del régimen, el acatamiento de las directrices

440
de Washington es imposible sin contar con un régimen de fuerza, bien sea una
dictadura militar en toda regla o bien un régimen presidencialista dispuesto a hacerse
con un poder dictatorial. La Administración Bush y el FMI reclaman abiertamente un
Presidente que tenga la "voluntad" necesaria para implementar las medidas
económicas necesarias para reducir las obligaciones de la deuda externa y aliviar a los
bancos extranjeros de sus obligaciones financieras con respecto a los ahorristas
argentinos. En este contexto en el que la disyuntiva es entre supervivencia
colectiva/nacional o pobreza/desintegración inducida por la ingerencia imperialista, la
mayoría popular se halla dividida por luchas intestinas entre facciones de izquierda y
por la dispersión de las protestas. La polarización socioeconómica no ha cuajado aún
en un liderazgo unificado y organizado capaz de desafiar al poder estatal. Y tampoco la
derecha favorable a un golpe de Estado cuenta con el más mínimo apoyo social para
ejecutar una intentona.
El desplazamiento hacia la derecha y la ultraderecha de los partidos gobernantes de
EEUU y Europa tuvo un poderoso impacto en América latina. En primer lugar, el giro
derechista en los EEUU y Europa condujo al saqueo de las economías y provocó una
creciente crisis económica. En segundo lugar, ahondó la polarización socio-económica
al concentrar la riqueza y alentar el fraude bancario que por valor de billones de
dólares se ha realizado a expensas de los ahorristas y contribuyentes. En tercer lugar,
la derecha europea y estadounidense aspira a saquear aún más a poblaciones que se
hallan en estado de cuasi-indigencia y a economías en declive por medio de nuevas
exigencias que impiden la recuperación económica y que hacen más fácil la
transferencia de mayores volúmenes de riqueza hacia el exterior y hacia las capas
superiores. Y, en cuarto lugar, dado el aislamiento total de los regímenes clientelares y
el rechazo unánime de las nuevas medidas, Washington está optando de forma abierta
por las intervenciones militares y por regímenes autoritarios y dictatoriales con o sin
fachada electoral democrática. Nada refleja con mayor precisión el ascenso de la
ultraderecha en Washington que las extremas medidas económicas y la polarización
social y política de América Latina.
A lo largo y ancho de América latina la clase política ha fracasado en la tarea de
impedir el colapso de los índices del nivel de vida, la depauperación de la clase media
y el incremento del número de desempleados y de empleados precarios, colectivos
éstos que agrupan al 50-80% de la población trabajadora. Por el contrario, la derecha
(los antiguos partidos de "centro-izquierda") han sido cómplices de este proceso al
aprobar legislaciones regresivas que acarrean recortes drásticos de los servicios
públicos y que satisfacen las obligaciones de la deuda externa y al privatizar empresa
públicas rentables. Los partidos de la izquierda electoral han sido unos críticos
vociferantes pero impotentes, marginados por el crecimiento de los poderes ejecutivos
y por el rol dominante de los banqueros europeos y estadounidenses y de los
funcionarios del FMI, del Banco Mundial y del IDF. En muchos casos, los partidos de
izquierda se han deslizado a través del espectro político hacia el centro e incluso hacia
la derecha a fin de acomodarse al poder imperial. El resultado es que la polarización
socio-política en América latina tiene lugar entre los movimientos extraparlamentarios
y el imperialismo estadounidense-europeo ligado a las élites políticas domésticas y a
las clases dirigentes.
Brasil es un buen ejemplo. En los años noventa el Partido Social Democrático
brasileño de Cardoso se movió a la derecha, abrazó la política neoliberal y se alió con
la ultraderecha, con el partido de los terratenientes (PFL) y con la derecha (PMDB),
abrazó a Wall Street y recibió el apoyo de Washington. En las elecciones del 2002, el
autotitulado Partido de los Trabajadores se movió del centro-izquierda a la derecha,
hizo suya la agenda neoliberal, atacó al Movimiento de Trabajadores Sin Tierra,
expresó su apoyo a Washington y se alió con el ultraderechista Partido Liberal.

Solo los movimientos sociales del tipo del Movimiento de Trabajadores Rurales

441
Sin Tierra (MTRST) permanece para expresar y defender los intereses y demandas
populares.
La calle, y no la urna electoral, es el camino para la creación de auténticas formas de
representación democrática en contra de las instituciones políticas oficiales marcadas
por la corrupción, la impotencia y la complicidad. Solo los movimientos de masas han
sido capaces de derribar a presidentes conchabados con las instituciones imperiales
en la tarea de empobrecer a la población y saquear la economía. La lista de
presidentes expulsados del poder por los movimientos de masas es larga y va
creciendo con el tiempo: cuatro presidentes en un solo mes en Argentina, dos
presidentes en Ecuador, uno en Venezuela, Brasil y Bolivia. El poder social de los
movimientos de masas ha permitido el establecimiento en granjas de más de 300.000
familias sin tierra en el Brasil, ha defendido la fuente de ingresos de miles de
cultivadores de coca en Bolivia y Colombia, ha derrotado un golpe de Estado
orquestado por los EEUU y ha restaurado la democracia en Venezuela.
Se aprecia un extraordinario contraste entre el poder, la integridad y la eficacia de los
movimientos sociopolíticos izquierdistas de masas y la impotencia, el oportunismo y la
marginalidad de los partidos electorales de izquierda. El extremismo derechista de los
EEUU y de Europa ha debilitado las opciones electorales del centro-izquierda, ha
minado sus bases de apoyo en los sindicatos y en la antigua clase media y ha sentado
las condiciones para una confrontación clásica entre la reacción dictatorial y la
revolución.

La polarización del Oriente Medio.


El giro hacia la ultraderecha en los EEUU ha alentado y fortalecido a la ultraderecha
en todo el mundo. Existen innumerables ejemplos de ello, desde el apoyo
estadounidense a la invasión y destrucción israelí de los Territorios Ocupados, a la
consolidación de la dictadura militar en Pakistán del aliado de Washington general
Mussharaf, hasta los estrechos lazos con el régimen indio del BJP, partido hindú
extremista, antimusulman y partidario del libre mercado. En Asia Central, los
dirigentes de las antiguas Repúblicas Soviéticas abren sus puertas a las bases
imitares estadounidenses y se convierten así de hecho en clientes subordinados del
imperio estadounidense. En la India, el régimen del BJP, alineado con la campaña
antiterrorista de Washington, mantiene alianzas con los fascistas hindúes de Gujarat
que organizaron los progroms antimusulmanes y asesinaron y mutilaron a millares de
personas y desplazaron a más de 150.000 personas. En Pakistán, el General
Mussharaf ha autorizado a las Fuerzas Especiales estadounidenses a intervenir y
atacar a comunidades tribales de Pakistán, al tiempo que se organizaba un
referéndum fraudulento para ampliar su mandato (obtuvo el 98% de los votos, dato
del cual se hizo eco la prensa imperial occidental sin la menor muestra de sonrojo o
ironía). En las Filipinas, el régimen Macapagal-Arroyo ha rebasado todas las barreras
constitucionales y ha autorizado a los EUU a reimplantar bases militares y a emplear
directamente a oficiales estadounidenses de alto rango en la lucha contra los
separatistas musulmanes. El desplazamiento hacia la ultraderecha en Asia
Central/Pakistán, India y Filipinas (mensurable por el creciente índice de
recolonización del territorio, penetración militar e implacable represión de minorías y
disidentes) está directamente relacionado con el ascenso al poder en los EEUU de la
ultraderecha y con su interés mutuo por consolidar el poder local y ponerlo al servicio
de la dominación imperial.
La alianza Bush-Sharon es el mejor ejemplo de la convergencia de la ultraderecha en
el poder. La invasión militar israelí de ciudades palestinas y la política de tierra
quemada que ha dejado a sin hogar a cientos de miles de personas y que ha causado
decenas de miles de muertos, heridos o prisioneros en campos de concentración, fue
apoyada militarmente por Washington y recibió el apoyo abrumador del Congreso y del

442
Senado norteamericanos. En el Senado el voto fue de 94-2, y en el Congreso de
352-21. En medio de la matanza de Jenin el presidente Bush alabó a Sharon
calificándole de "hombre de paz" y denunció a los resistentes palestinos como
"terroristas". Poderosos líderes judíos del Congreso encabezados por el senador
Lieberman establecieron la conexión, relacionando la guerra de Israel contra el pueblo
palestino con la ofensiva militar estadounidense a escala global. La política
ultraderechista israelí de arrasamiento de las instituciones económicas, sociales y
políticas palestinas tiene como objetivo, tal como declara el escritor israelí Uri Avnery,
expulsar a los palestinos de sus tierras, posición que cuenta con el apoyo público del
líder de la mayoría del Congreso Richard Armey, quien reclamó la expulsión forzosa de
todos los palestinos de los Territorios Ocupados. Esta versión fascista de la Solución
Final procede del tercer político con más poder de EEUU, el tercero en la línea de
sucesión presidencial después de Bush y el vicepresidente Cheney. El extremismo
estadounidense e israelí ha polarizado completamente a la opinión pública palestina y
árabe a favor de la resistencia armada y ha ejercido una presión enorme sobre los
clientes políticos estadounidenses de Egipto, Arabia Saudita y sobre Yasir Arafat.
Exceptuando a los tres emiratos árabes del Golfo, el eje Israel-EEUU está
completamente aislado y su proyectada guerra contra Irak suscita un rechazo
prácticamente unánime.
La dinámica estadounidense de adhesión a posturas extremistas en el Oriente Medio
está estrechamente relacionada con los poderosos lobbies judíos de los EEUU. El
Comité de Asuntos Públicos Americano-Israelíes (AIPAC), que emplea a 140 personas,
es descrito por el Financial Times como "uno de los cinco principales grupos de
presión en Washington" (FT, 2 de mayo del 2002, p. 4). Para propagar las políticas del
Gobierno israelí y asegurarse el apoyo político y militar estadounidense a Israel la
AIPAC trabaja en estrecha conexión con los 37 miembros judíos del Congreso
estadounidense, con el Comité Judeo-Americano, con los presidentes de las
principales organizaciones judías y con los influyentes líderes fundamentalistas
ultraderechistas cristianos, especialmente con los líderes del Congreso Thomas Delay
y con el líder de la mayoría en el Senado Richard
"Me-alegraría-que-Israel-pillara-toda-Cisjordania" Armey. Dentro de la Administración
Bush, los incondicionales partidarios ultraderechistas de Sharon incluyen a
personalidades tanto judías (Perle y Wolfwitz en el Pentágono) como no judías (el
vicepresidente Cheney y el secretario de Defensa Rumsfeld).
Esta poderosa constelación de fuerzas ideológicas y étnico/religiosas ha desbancado a
las compañías petrolíferas estadounidenses aliadas con los productores árabes de
crudo a la hora de dibujar las líneas maestras de la política estadounidense en
Oriente Medio. El resultado es una política pro-israelí extraordinariamente
desequilibrada basada exclusivamente en estrechas consideraciones militares y la
transformación de Israel en un proveedor subrogado de operativos e instructores de
contrainsurgencia que operan según testimonios en Colombia, Venezuela, Perú,
Ecuador y otros países.
La guerra estadounidense-israelí contra los palestinos ha hecho de la cuestión del
anticolonialismo y del antiimperialismo el eje central de confrontación en el Oriente
Medio, marginando a los críticos parlamentarios de Europa y del Oriente Medio.
Sharon y sus protectores estadounidenses han elevado la apuesta: rendición
incondicional a la fuerza militar o resistencia armada. La ultraderecha ha minado la
posición del centro. El apoyo a Sharon ha aumentado drásticamente en Israel hasta
un 75% entre la población judía; en los EEUU cerca de 100.000 judíos
estadounidenses desfilaron en apoyo de Sharon y el AIPAC y las organizaciones judías
aliadas recolectaron cientos de millones de dólares por medio de la venta de bonos
israelíes de emergencia y aseguraron el apoyo prácticamente unánime del Congreso
americano y de los medios de comunicación de masas a Israel. Por otro lado, millones
de europeos y decenas de millones de árabes y musulmanes han tomado posiciones a

443
favor de la resistencia palestina. Mientras, Sharon y sus aliados laboristas proclaman
su derecho a masacrar palestinos, hacen suyo el lema de Bush de que "o estás
conmigo o estás contra mí" y rechazan toda crítica proveniente de las Naciones
Unidas, la Cruz Roja y otras organizaciones. Los EEUU respaldaron el rechazo de
Sharon a autorizar la creación de una comisión investigadora para esclarecer la
masacre de Jenin.
La arrogancia colonial israelí ante la condena de la opinión pública mundial es
emblemática de su confianza en el respaldo de Washington y en la capacidad de los
lobbies y políticos judíos para ejercer su influencia sobre las dos cámaras del
Congreso estadounidense.

Europa y los EEUU: ¿Polarización?


La polarización entre el imperialismo y los movimientos socio-políticos constituye un
factor de importancia creciente en la política europea. El movimiento antiglobalización
se ha radicalizado en los últimos años, adoptando una posición anticapitalista,
antiimperialista y antiisraelí en el contexto de la ofensiva militar global
estadounidense y de la invasión israelí de la nación palestina. Desde Londres hasta
Praga y desde Génova hasta Barcelona las manifestaciones han ido creciendo en
tamaño y han ido radicalizando sus programas. Los movimientos sociales y políticos
han crecido en proporción directa al giro derechista de los antiguos partidos
socialdemócratas. El Partido Laborista Británico es el partido de la City de Londres, es
el partido que se opone a la reducción de la jornada laboral de los trabajadores
británicos y al aumento de salarios hasta equipararlos con los del resto de los países
europeos. El socialista Jospin y sus satélites verdes y comunistas privatizaron más
empresas públicas que los partidos políticos de la derecha convencional. Aznar, el
gobernante español, ha apoyado la agenda militar global ultraderechista de Bush, ha
secundado a Washington en su apoyo al fallido golpe de Estado en Venezuela y está en
primera línea a la hora de apoyar los intentos del FMI por imponer nuevas medidas
draconianas a la clase trabajadora argentina para rescatar a los banqueros españoles
y a los monopolios españoles del petróleo y las telecomunicaciones. En sintonía con
Bush y Blair, Aznar ha recortado severamente las libertades democráticas por medio
de una serie de medidas antiterroristas que ha conducido a la ilegalización de partidos
disidentes y ha restringido las protestas civiles pacíficas. Durante la marcha contra la
cumbre de la UE de Barcelona (marzo del 2002), Aznar movilizó a más de 20.000
policías y elementos de las fuerzas armadas con helicópteros y buques de guerra para
intimidar a los protestantes. La estrategia le salió rana porque más de 400.000
manifestantes llenaron las calles.
En Italia, Alemania y Francia, la política electoral se desplaza hacia la derecha y los
movimientos sociales ocupan un lugar privilegiado como principal fuerza de oposición.
En Francia, durante la primera vuelta de las elecciones presidenciales, la coalición
encabezada por Jospin sufrió un estrepitoso fracaso, la abstención se disparó hasta
cerca del 30% y el ultraderechista Le Pen se hizo con cerca del 20% de los votos
emitidos. En la segunda vuelta, sin embargo, cerca de un millón de personas se
manifestaron en la calle y se movilizaron en contra de la derecha fascista,
consiguiendo que decreciera el apoyo obtenido por ésta. Desgraciadamente, la
izquierda extraparlamentaria fue incapaz de convencer a los votantes para que
rechazaran al vencedor derechista Chirac.
En Italia, más de dos millones de trabajadores se manifestaron en contra de la
legislación antiobrera de Berlusconi en lo que constituyó la mayor protesta desde el
final de la Segunda guerra Mundial, y consiguieron bloquear la legislación -algo que el
centro-izquierda y la izquierda electorales habían sido incapaces de conseguir.
Mientras se intensifica la presión del imperialismo estadounidense y aumenta el
descontento popular desde abajo, la clase dirigente europea oscila entre la crítica a los

444
EEUU y la capitulación y el respaldo a las políticas de Washington. Los movimientos
sociales y políticos europeos han obligado a los gobiernos europeos a aceptar el
protocolo de Kioto, a criticar la masacre de palestinos perpetrada por Sharon, a apoyar
al Tribunal Internacional de Crímenes contra la Humanidad, el acuerdo internacional
contra la guerra bacteriológica y química, el tratado ABM antimisiles, y todo ello frente
a la oposición unilateral de los EEUU. Por otro lado, la clase dirigente europea ha
secundado la ofensiva militar de Washington, comenzando por la guerra de
Afganistán. La UE apoya la posición del FMI y de los EEUU sobre Argentina y Europa
y ha seguido la política comercial estadounidense consistente en proteccionismo de
cara al mercado interior y liberalismo de cara al mercado exterior. Esta política ha
conducido a una serie de grandes disputas comerciales causadas por la competencia
con el imperialismo rival para controlar el mercado global. Las tarifas estadounidenses
que gravan el acero producido en Europa y los subsidios concedidos a los productores
estadounidenses han provocado las represalias europeas. La Zona de Libre Comercio
propuesta por los EEUU en América latina es un intento de monopolizar mercados a
expensas de Europa. Las decisiones unilaterales estadounidenses en materia de
medio ambiente están diseñadas para abaratar los costes de producción de la
industria estadounidense y mejorar así su posición competitiva. Las intervenciones
militares estadounidenses y las atrocidades que llevan aparejadas precisan, para ser
posibles, que Washington rechace cualquier autoridad judicial internacional. La
dinámica de la actual carrera estadounidense por la hegemonía no incluye el
compartir riqueza y mercados con su socio imperial europeo. Parafraseando a Bush, "o
estás conmigo o estás con mi enemigo". El "ultraimperialismo" de la ultraderecha en el
poder ha creado un cierto grado de polarización entre los EEUU y la UE, siendo
Washington más fuerte en el plano militar y Europa más fuerte en el plano económico.

Hasta ahora, en todas las cuestiones centrales Europa ha capitulado ante Washington
tras expresar dudas, reservaciones e incluso críticas. Con el ascenso de la derecha en
Inglaterra, Italia, España y Francia, la UE seguirá la política militarista e
intervensionista excepto en los casos en que ello suponga perjuicio para sus intereses
estratégicos, por ejemplo una guerra contra Irak que obstruya el flujo del crudo y
mine su economía. Es poco probable que las disputas comerciales lleguen a dar paso
a una guerra comercial, pues Europa carece de la voluntad para enfrentarse a los
EEUU. No obstante, dado el poder creciente de los movimientos anticapitalistas
europeos y la militancia de los movimientos sindicales franceses, italianos y, en menor
medida, alemanes, la derecha europea no puede sumarse a la agenda estadounidense
sin perjudicar a sus propias multinacionales y sin provocar la oposición de las masas.
La llave del ahondamiento de la polarización existente entre Europa y los EEUU la
tienen en su mano los movimientos extraparlamentarios, no los cálculos capitalistas
de los regímenes derechistas.

Conclusión
La polarización a escala mundial se está produciendo entre la ultraderecha y la
derecha que detenta el poder estatal, por un lado, y la izquierda que ocupa las calles y
los movimientos socio-políticos de masas, por otro. Esta es la realidad política que
define a este comienzo de siglo XXI. El ascenso al poder de la ultraderecha en
Washington con su doctrina de guerras permanentes y de dominación total ha
ahondado la polarización en América Latina, Asia y Europa. El giro derechista del
centro-izquierda y su asimilación de las posiciones de la derecha ha provocado que
sean los movimientos socio-políticos de izquierda la única alternativa existente al
proceso de construcción imperial emprendido por los EEUU.

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El poder de la derecha/ultraderecha reside en su control del poder estatal, incluyendo
a los instrumentos de represión y a las instituciones económicas básicas. Estas bases
de poder proporcionan continuidad de acción y control sobre los medios de
comunicación.
El poder de la izquierda reside en su capacidad para la movilización de masas y en su
ocasional capacidad para derribar a líderes políticos, paralizar la actividad económica
y plantar cara a las cumbres que organizan los poderes imperiales.
La debilidad de la ultraderecha/derecha reside en su posición estructural como raíz
última del expolio mundial, de la explotación y la destrucción ecológica, cuyas
consecuencias afectan a varios miles de millones de personas y sólo benefician a una
minoría.
La debilidad de la izquierda radica en la falta de continuidad de su acción y su
carencia de una clara estrategia para hacerse con el poder estatal. Poderosos en la
oposición, los movimientos socio-políticos de izquierda carecen sin embargo de la
vocación por acceder al poder estatal y al mando que caracteriza a la derecha.
A medida que el tiempo pasa va aumentando la intensidad del conflicto implícito en el
proceso de polarización. La ultraderecha de Washington interviene militarmente en
todo el planeta, presionando a sus clientes para que efectúen recortes draconianos en
los programas sociales, e intensifica su acción militar. Los golpes de Estado militares,
la consolidación de la dictadura militar en Pakistán y el genocidio perpetrado por
Sharon en los territorios palestinos se han convertido en la norma. En la izquierda, los
movimientos de masas copan las calles, la totalidad del pueblo palestino resiste, las
guerrillas colombianas contraatacan, las manifestaciones anticapitalistas en Europa
aumentan en tamaño y extensión. La izquierda electoral es marginada y el antiguo
centro-izquierda se alinea con la derecha.
El punto teórico es que hoy en día la polarización no adopta la forma de una simple
confrontación entre partidos de izquierda y el Estado. Hoy en día las mayores batallas
tienen lugar entre los partidos de la izquierda extraparlamentaria y los Estados
imperiales que operan en alianza con sus clientes locales. En segundo lugar, la arena
política electoral está siendo desbordada por todos los flancos. La derecha gobierna a
golpe de decretos ejecutivos imperiales y la izquierda responde con manifestaciones en
la calle.
La derecha obtiene su poder gracias al monopolio que ejerce sobre el proceso electoral
y después gobierna al servicio de los intereses de la gran empresa. La izquierda se
moviliza utilizando sus redes internacionales y nacionales, Internet y dando expresión
articulada a quejas compartidas por amplias capas de la población pero que son
ignoradas por los "órganos electos" nominales.
Nos encontramos en un período de guerras, de creciente poder de gobiernos
derechistas autoritarios, de profundización de la polarización social y de una acción
extraparlamentaria cada vez más eficaz. Se trata de un período de guerras
permanentes, de golpes de Estado y de construcción imperial sin fin. Estas
"circunstancias impuestas" son los vectores fuerza que impulsan el resurgir de las
movilizaciones de masas a lo largo y ancho de América latina.
El desenlace político de esta polarización no está predeterminado: dependerá de la
intervención política de uno u otro antagonista. Existen al menos cuatro escenarios
posibles:
Escenario nº 1: La polarización y la confrontación se resuelven con una vuelta a la
socialdemocracia. La izquierda extraparlamentaria crece y amenaza el dominio del
capital pero carece de vocación de poder. La clase dirigente, temerosa de perder poder,
riqueza y propiedades, negocia con el "mal menor" -un centro-izquierda resucitado--
un pacto social que implica el reparto de la riqueza.

446
Escenario nº 2: La polarización se resuelve con la victoria de la derecha y la
ultraderecha, que dan paso a un imperio mundial estadounidense basado en
regímenes represivos tercermundistas y en un sistema político unipartidista al estilo
estadounidense en Europa.
Escenario nº 3: Movilizaciones izquierdistas combinadas con conflictos intestinos de
los poderes imperiales, guerras comerciales y crisis económicas culminan con la toma
del poder estatal por parte de la izquierda y con el comienzo de la socialización de los
medios de producción.
Escebario nº 4: Polarización continua, irresuelta y sin desenlace definitivo. El imperio
estadounidense no es sostenible por su coste económico y por la debilidad de sus
regímenes clientelares; los movimientos socio-políticos plantan cara a los dictadores y
a los regímenes clientelares pero son incapaces de tomar el poder; la UE se agita en
un torbellino de luchas de clase y de conflictos derivados de la inmigración.
A la vista de estos posibles escenarios, ¿qué hacer? ¿Qué se puede hacer para
conseguir que el tercer escenario se convierta en realidad?
La tarea primera y fundamental de la izquierda extraparlamentaria es romper
resueltamente todos los lazos que la unen con la izquierda electoral y concentrarse en
ampliar su base da masas más allá de su base electoral original y desarrollar una
estrategia de poder estatal. Esto exige la ruptura total con la izquierda sectaria y con
ideólogos de la "espontaneidad" que fragmentan los movimientos y/o transforman a
los poderosos movimientos de masas en grupos de presión.
En segundo lugar, la izquierda extraparlamentaria debe desarrollar continuidad de
acción, tomando parte directa en las luchas cotidianas que se desarrollan a nivel de
barrio y sindicato y en las luchas de los trabajadores rurales. La movilización de
masas con ocasión de eventos internacionales debe estar subordinada a la
construcción de organizaciones continuas orientadas a la consolidación de
movimientos de clase nacionales.
En tercer lugar, los movimientos extraparlamentarios deben asumir el hecho de que
su principal adversario lo constituye el imperialismo estadounidense y europeo y no
una cierta vaga idea de globalización o de imperio. La claridad ideológica es esencial
para la formulación de un programa alternativo. La posibilidad de un renacimiento de
una fuerza electoralista de centro-izquierda es altamente improbable a causa del giro
derechista. Por otro lado, incluso bajo la presión de las masas es improbable que la
clase capitalista vaya a aceptar regresar al Estado de Bienestar. Casi con toda
seguridad adoptará soluciones ultraderechistas. Incluso suponiendo que se produzca
la reaparición de un centro-izquierda viable, difícilmente será una formación estable
dado el actual grado de polarización de la escena política.
Una victoria definitiva de la derecha/ultraderecha tendría lugar en la mayoría de los
lugares sin una base de masas significativa. Pero incluso una dictadura militar nacida
de un golpe de Estado orquestado por los EEUU tendría que afrontar el problema de
cómo gobernar sin disponer de recursos económicos (el propio régimen golpista habría
sido alumbrado para continuar pagando la deuda externa, etc) e incluso sin la
aquiescencia tácita de la clase trabajadora.
La izquierda debe movilizarse para impedir que la ultraderecha tome el poder,
absteniéndose de pactar con la derecha bajo ninguna de sus formas. Solo a través de
la independencia política, de la acumulación desde debajo del poder político y de una
vocación de poder estatal podrá resolverse la actual polarización en una dirección
históricamente progresista.

447
27 de junio del 2002

La triple crisis de EE.UU

James Petras
La Jornada

El concepto de crisis ha sido utilizado en exceso por los analistas de izquierda, sobre
todo en relación con la economía capitalista. Efecto de ello es que cuando ocurre una
crisis de verdad no se le toma en serio. El sistema político y económico estadunidense
atraviesa por una crisis seria, una triple crisis que afecta a sus principales
corporaciones trasnacionales y, por lo tanto, a la economía; una crisis política que
afecta al Estado en su relación con la seguridad interna y con la beligerancia externa,
y una crisis del sistema político, que no sólo no representa al electorado, sino que
tampoco responde a las crisis política y económica.
La crisis económica, a la que la prensa financiera define como "crisis de la dirección
corporativa", se refiere a fraudes multimillonarios cometidos por muchas de las
mayores compañías de energía, petróleo y comunicación, bancos de inversión, firmas
de contabilidad y megaconglomerados en Estados Unidos y otras partes del mundo.
Los nombres son familiares: Credit Suisse, First Boston, Enron, El Paso Oil, Merrill
Lynch, Xerox, Adelpha, Tyco, Worldcom, Dynergy, Southeby y docenas de otras
empresas e instituciones bancarias. El número de pensionados, empleados e
inversionistas que han perdido sus ahorros llega a decenas de millones.
El director ejecutivo de Goldman Sachs, Henry Paulson, líder financiero en Wall
Street, declaró que las corporaciones estadunidenses están "en una posición de mala
fama que nunca había visto en mi vida". Según el Financial Times y el Wall Street
Journal, el problema radica en la "ambición corporativa" y la "pérdida de confianza de
los inversionistas".
El problema en realidad no es sólo la ambición individual, sino la desregulación total
de los sectores empresariales y financieros, y la naturaleza especulativa de la
economía del país. Es un mal del sistema: la concentración del poder económico y el
control que las corporaciones ejercen sobre el sistema político significa que los altos
ejecutivos de los consorcios diseñan la legislación y escriben las reglas que les dan
mano libre para cometer fraudes en gran escala y obtener enormes ganancias a corto
plazo antes que sus empresas se derrumben. El caso de Enron y El Paso Oil, y su
papel dominante en el trazo de la política energética de Bush y Cheney es
emblemático de esa relación simbiótica, en la misma forma en que los vínculos de
Clinton con Wall Street condujeron a la desregulación de los sectores financieros y
bancarios.
Las consecuencias sistémicas de estos fraudes en gran escala que contaminan todo lo
que está a su alcance han sido la pérdida de legitimidad de los grandes bancos de
inversión y una disminución masiva de la inversión extranjera en Estados Unidos. De
enero a febrero de 2001 fluyeron al país 78 mil millones de dólares; en esos mismos
dos meses de 2002 sólo se invirtieron 14 mil millones en acciones y bonos
estadunidenses. Esta retracción de los flujos de capital foráneo ha debilitado
sustancialmente al dólar y amenaza con llevar a niveles alarmantes los déficit de las
cuentas externas estadunidenses, lo que obligaría a reducir las importaciones y el
nivel de vida. La pronunciada caída en la inversión extranjera se debe a que los
capitalistas ya no confían en los informes de utilidades de las grandes corporaciones
financieras, en particular los que emiten los auditores locales y los directivos de las
empresas. El resultado es que el mercado de valores ha declinado, y las pérdidas en
acciones persisten en 2002 por tercer año consecutivo, las quiebras de consorcios
importantes aumentan y las utilidades decaen: una verdadera crisis económica.

448
La crisis política tiene sus raíces en el contexto político de los acontecimientos que
antecedieron al 9/11 y los que vinieron enseguida. La revelación de que Washington
tuvo conocimiento previo de un complot terrorista para secuestrar aviones en el país -
incluso advertencias de ataques a edificios públicos y privados- ha planteado
interrogantes fundamentales. La versión oficial del gobierno de Bush, el Departamento
de Estado, la CIA/FBI y los demócratas en el Congreso es que hubo una "falla de
inteligencia": burócratas individuales no actuaron, la burocracia no fue "eficiente" y
"faltaba personal calificado". Para intelectuales críticos, periodistas y expertos en
inteligencia, las explicaciones oficiales no aclaran varias discrepancias importantes.
En primer lugar, Condoleezza Rice, la consejera de Seguridad Nacional, declaró en
público que durante el verano de 2001 el gobierno creía que "Al Qaeda podría
secuestrar un avión y utilizarlo para exigir la liberación de prisioneros. No creo que
nadie hubiera podido predecir que esta gente se apoderaría de un avión y lo estrellaría
en el World Trade Center" (Financial Times, 5/18-19, 2002, pág. 6). Rice reconoció que
"sólo esperábamos un aerosecuestro tradicional". El gobierno hizo caso omiso de
advertencias de Francia, Egipto, Israel e Inglaterra de que un atentado terrorista era
inminente; pasó por alto avisos de agentes de la FBI en Arizona y Minnesota sobre
posibles secuestros de aviones por terroristas que habían recibido cursos de piloto
comercial, así como un informe de la CIA al presidente Bush, fechado el 6 de agosto
de 2001, en el que se indicaba que Al Qaeda planeaba un aerosecuestro.
La mayoría de los observadores creen que si, según Condoleezza Rice, hubo tantas
advertencias a altos funcionarios, provenientes de tantas fuentes responsables, hay
otra explicación: que el régimen de Bush/Cheney/Rumsfeld estaba preparado para
permitir que ocurriera un aerosecuestro "tradicional", para explotarlo para sus
intereses políticos tanto internos como externos. Jamás sospecharon que los
terroristas atacarían las Torres Gemelas y el Pentágono.
Otros indicios hacen aumentar las sospechas de que altos funcionarios del gobierno
de Bush contribuyeron a facilitar los aerosecuestros: los líderes terroristas contaban
con visas de entrada múltiple, que no son fáciles de obtener por turistas ordinarios.
Los terroristas funcionaban a campo abierto, inscribiéndose en escuelas de vuelo e
incluso solicitando préstamos del Departamento de Agricultura para comprar
aeroplanos para "fumigar campos de cultivo". Muchos recibieron visas de Arabia
Saudita, país que, según declaraciones recientes de un ex funcionario del consulado
estadunidense, emitió muchas visas bajo presiones de la CIA, probablemente para
combatientes reclutados con financiamiento de Washington para las guerras
islamistas en Bosnia, Kosovo, Chechenia y Asia Central. Hay una buena probabilidad
de que al menos algunos de esos terroristas fueran "agentes dobles", lo que podría
explicar las "fallas de inteligencia" y la renuencia a admitir que hubo conocimiento
previo de lo que ocurriría el 11 de septiembre.
Hay gran cantidad de estudios históricos en Estados Unidos que demuestran que
Washington "fabrica crímenes" para justificar guerras. Los ejemplos van desde el
"bombardeo del Maine" como preludio a la guerra con España por Cuba hasta el
conocimiento previo que Roosevelt tenía de Pearl Harbor, o el infamante "incidente
Tonkin" de Johnson durante la guerra de Vietnam, o la invención de una destrucción
de incubadoras con recién nacidos en Kuwait por parte de los iraquíes, en tiempos de
Bush padre. En cada uno de estos casos el presidente en turno declaró que hubo un
"ataque no provocado" y movilizó al público a una guerra de colonización y conquista
en gran escala. En el caso de la guerra en Afganistán, es del conocimiento público que
el 10 de septiembre de 2001 el gobierno de Bush tenía preparado un plan de ataque al
talibán y Al Qaeda, el cual procedió a ejecutar después del 11.
La fabricación y uso de provocaciones ha sido una larga e innoble práctica histórica en
las expansiones estadunidenses, europeas y japonesas, como los mexicanos pueden
atestiguar dolorosamente con las frecuentes invasiones y anexiones justificadas con el
argumento del combate a "bandidos terroristas".
La guerra ha sido insrumento esencial de la construcción imperialista de los cuatro

449
presidentes anteriores de Estados Unidos. Las guerras exitosas de Ronald Reagan en
Granada y Panamá contribuyeron a su popularidad, debilitaron el "síndrome de
Vietnam" y permitieron a su régimen derogar leyes progresistas en materia social.
Esta pauta fue reproducida y extendida por Bush padre en la guerra contra Irak, en la
que la victoria militar condujo a la proclamación del "nuevo orden mundial" basado en
la supremacía de Washington. La guerra de Clinton contra Yugoslavia y la
continuación del bombardeo sobre Irak vinieron acompañadas de la desregulación
total de la economía, la liquidación de los restos del programa de bienestar social y la
burbuja especulativa en los campos de la tecnología informática, la biotecnología y la
fibra óptica. Bush hijo, como presidente minoritario, llegado al poder mediante el
fraude electoral en Florida, se sirvió de la guerra en Afganistán para incrementar su
respaldo público, aumentar enormemente los presupuestos y el poderío del Ejército y
de la policía secreta, subsidiar a las grandes corporaciones y expandir el imperio
político y militar estadunidense en Asia, América Latina y la ex Unión Soviética.
El acto terrorista inicial, y el encubrimiento de la participación del gobierno han
contribuido a una seria restricción de las libertades democráticas y a la amenaza
constante de nuevos atentados terroristas para incrementar la intervención de la
policía del Estado en todos los aspectos de la sociedad civil.
Tanto el reconocimiento de "errores" por parte del gobierno como las críticas de los
legisladores por la "incompetencia" han prestado un buen servicio al aparato
policiaco- militar: la "defensa de la patria", mediante el crecimiento presupuestario y
de personal, recibió 37 mil millones de dólares adicionales a los 29 mil millones
originales. El recién creado Departamento de Seguridad Nacional contará con 170 mil
empleados, entre agentes y mandos.
Mientras el gasto en la policía y la milicia se eleva hasta el cielo, se hace a un lado a
los inversionistas privados, crecen los déficit presupuestales y los capitalistas
extranjeros se vuelven hacia sitios más lucrativos, todo lo cual desestabiliza la
economía del país. Mientras el imperio se expande, el sistema político y económico
interno se debilita y el dólar se hunde.
No hay mecanismos correctivos a la vista. En épocas pasadas, cuando ocurrían
escándalos empresariales y financieros en gran escala, se llevaban a cabo reformas
importantes. Hoy no existe una oposición legislativa ni un movimiento popular
importante que exija reformas. En palabras del Financial Times, la política "sigue su
curso". La razón de la falta de un movimiento en pro de una reforma empresarial es
que los mismos bancos y corporaciones corruptos, como Enron, Merril Lynch y demás,
hacen aportaciones financieras a ambos partidos políticos.
El encubrimiento que hace Washington de sus acciones conducentes al 11 de
septiembre se relaciona con el de los ataques con ántrax. Periodistas y microbiólogos
de prestigio han identificado el laboratorio de investigación militar en Fort Detrick,
Maryland, como la fuente de la que provino el bacilo, e incluso han señalado a dos
microbiólogos estadunidenses como probables sospechosos. La FBI se ha negado a
actuar. La razón es que los científicos participaban en proyectos para dar uso bélico al
ántrax y otros agentes químicos y biológicos, trabajo que viola el Tratado Químico y
Biológico de 1991. No hay investigación en el Congreso ni informaciones en los
medios. Ninguna reacción pública. La triple crisis se profundiza, mientras los
apologistas del imperio califican a los críticos del sistema de "teóricos de la
conspiración". Sin embargo, los intelectuales críticos continúan acicateando la
conciencia pública, con la esperanza de que se produzca un renacimiento de la
política democrática.

© 2002, James Petras


Traducción: Jorge Anaya

450
Paradojas de la injusticia: guerra y crisis

James Petras

El colapso de grandes empresas trasnacionales de la energía y las comunicaciones


-Enron, WorldCom, Adelphi y otras- ha perjudicado a numerosos pensionistas y
pequeños inversionistas. Pero también ha producido pérdidas enormes a muchos
políticos corruptos, narcotraficantes e individuos acaudalados de América Latina que
transfirieron ilegalmente e invirtieron miles de millones de dólares en el mercado
estadunidense de valores. Los latinoamericanos adinerados que confiaron con fervor
en el consejo de los bancos de inversión de Estados Unidos estaban seguros de que el
mercado de valores de este país, y en particular las mayores y mejor conectadas de las
trasnacionales, eran dignos de su confianza. Esos mismos inversionistas tenían
profunda desconfianza en la economía y la gente de sus países. Los megaestafadores
estadunidenses tomaron sus fondos y los dejaron con papeles sin valor: WorldCom
pasó de 96 dólares a 6 centavos por acción. Típico caso del pez grande que se come al
chico. Un ejemplo, quizá, de perversa justicia, pero que para las víctimas finales en
América Latina apenas si representa cierta satisfacción emocional.
El vasto y trascendental esquema de corrupción, encubrimientos y fraude en las más
altas esferas del mundo empresarial estadunidense tiene profundas raíces culturales
y políticas y consecuencias económicas de largo alcance. En Estados Unidos es dogma
aceptado la idea de que "lo que es bueno para los negocios es bueno para el país": las
figuras más prestigiadas e influyentes en los ámbitos de la cultura, la política, la
academia y los medios de comunicación provienen del mundo empresarial. Su
posición dominante no se pone en duda, incluso si sectores del público llegan a
criticar sus excesos.
Políticos de los dos partidos principales buscan el apoyo financiero de esas figuras en
las campañas electorales, y después de los comicios, banqueros, financieros y
abogados de empresa dominan el gabinete y el banco central. Muchos funcionarios de
alto nivel entran al mundo de los negocios cuando dejan sus cargos públicos.
El hecho de que los reguladores gubernamentales no hayan detectado los fraudes que
se fraguaban en los más altos niveles empresariales obedece en parte a la creencia de
que los hombres de negocios son incapaces de actuar mal. Y si cometen delitos, es
mejor que los investigadores miren al otro lado, por miedo de poner en tela de juicio la
confianza esencial de la gente en el sistema empresarial. Sólo cuando la corrupción de
los grandes consorcios condujo a un descenso considerable en la confianza de los
inversionistas se decidió el gobierno a intervenir, en un intento por restaurar el
sistema. El temor en Wall Street es que los estafadores capitalistas provoquen el retiro
de inversiones y el colapso del sistema. Otro caso de perversa moralidad: la injusticia
conduce a una justicia de naturaleza onerosa y limitada.
El tercer ejemplo de la paradoja de la injusticia en Estados Unidos se refiere al refugio
que proporciona a notorios torturadores. El Centro de Justicia y Responsabilidad ante
la Ley, organización de abogados estadunidenses que defiende a víctimas de tortura,
señala que más de mil torturadores y ex dictadores extranjeros viven en Estados
Unidos, de los cuales más de 300 están en Florida. En forma selectiva Washington
brinda un santuario a terroristas de ex estados clientes en todo el mundo. Entre ellos
se cuentan el oficial militar que organizó el asesinato del arzobispo Oscar Arnulfo
Romero, el oficial de la policía secreta chilena que asesinó al general constitucionalista
Carlos Pratts, el notorio torturador haitiano Emmanuel Constant y muchos más.
Estos terroristas viven en libertad en Estados Unidos porque colaboraron
estrechamente con las agencias de inteligencia de Washington hasta que se les
amenazó con la persecución judicial. Washington no puede permitir que sean

451
extraditados porque eso socavaría su relación con los regímenes represivos y
torturadores de hoy.
El gobierno de este país brinda refugio a conocidos torturadores-terroristas por más
que ese hecho debilite considerablemente la actual campaña mundial contra el
"terrorismo". ¿Qué autoridad moral tiene Estados Unidos para perseguir terroristas
más allá de sus fronteras si los resguarda en su territorio? La paradoja de la injusticia
(proteger a clientes terroristas) conduce a la justicia (el desenmascaramiento de la
campaña antiterrorista de Washington como subterfugio para dominar el mundo).
Existe, sin embargo, una paradoja aún mayor. La creciente crisis moral, política y
económica del país no propicia ningún movimiento de reforma o renovación política ni
ningún desafío serio a la estructura económica del mundo empresarial estadunidense.
En cambio el régimen de Bush planea metódicamente otra guerra, una invasión
militar de Irak. Una guerra contra Irak se percibe como una forma de distraer la
atención de la profunda corrupción empresarial y los estrechos vínculos entre los altos
ejecutivos de los consorcios y el gobierno de Bush. La guerra sirve para inducir al
público a enfocar su atención en la "moralidad de una guerra justa" y no en la
inmoralidad de los altos círculos. Puede utilizarse para provocar inestabilidad en
Medio Oriente y Europa y atemorizar a los inversionistas para que compren dólares e
inviertan sus capitales en el mercado estadunidense de valores.
La guerra contra Irak y otros países llamados "terroristas" puede emplearse para
silenciar las críticas a la doble moral de Washington hacia el terrorismo. La guerra, en
otras palabras, se considera en Washington un medio necesario para resolver
favorablemente los efectos debilitadores de las perversas paradojas domésticas.
Con una agenda bélica, el gobierno de Bush puede contar con que los medios masivos
cambiarán su enfoque de la inmoralidad de la elite empresarial a historias terribles
sobre Saddam Hussein, y del derrumbe del sistema económico a noticias sobre
victorias militares de las fuerzas armadas estadunidenses. Con una guerra los medios
dejarán de comentar la decadencia moral de los negocios y elogiarán las virtudes de la
"intervención humanitaria". La idea de Washington es que la única forma de evitar la
opción de una reforma política como mal menor ante el descrédito es mediante un mal
mayor: la conquista de Irak. La guerra permite a Washington continuar protegiendo a
directivos empresariales corruptos, y a terroristas clientes del pasado y el presente en
nombre del antiterrorismo. La conquista de Irak, que cuenta con la segunda reserva
petrolera en importancia en Medio Oriente, se ve en el Pentágono como un medio de
recobrar inversiones extranjeras y fortalecer el dólar.
Toda la historia del gobierno de Bush está basada en la construcción fantasiosa,
desde el 11 de septiembre hasta ahora. Ahora sabemos que Al Qaeda no era una
organización mundial: cuando mucho tenía 200 miembros. Pese a las declaraciones
diarias o semanales del gobierno sobre nuevas amenazas terroristas, ninguna se ha
materializado. Los dos "terroristas" detenidos eran ex convictos analfabetos que
apenas si saben amarrarse las agujetas. Los 150 mil millones de dólares gastados en
el antiterrorismo han llevado casi a la bancarrota a la industria aérea, al derrumbe
masivo del turismo y al asesinato de cientos de afganos inocentes que celebraban
bodas. El gasto gubernamental en el ejército y la policía ha conducido a una
disminución de la inversión pública que podría estimular el crecimiento y revivir la
confianza en el mercado estadunidense. Todo esto conduce a la última y mayor
paradoja: el uso de la guerra por el gobierno de Bush para resolver la crisis nacional
puede ni más ni menos que exacerbar todas las contradicciones internas: los bribones
empresariales seguirán actuando con impunidad; nuevas y mayores estafas ocurrirán,
y ello puede propiciar más fugas de inversionistas del mercado estadunidense y
nuevas caídas del dólar. La guerra puede elevar temporalmente la menguante
popularidad de Bush, pero la exaltación militar de Rumsfeld y Cheney no evitará una
caída profunda de la economía y la inseguridad general que será consecuencia del
desempleo masivo.

452
© James Petras
Traducción: Jorge Anaya

453
¿Quién gobierna el mundo?

Por James Petras

Una gran cantidad de libros y artículos sobre globalización, corporaciones globales e


imperio se ha publicado sin que exista la más mínima noción de la estructura real del
poder mundial.
El análisis de un estudio reciente del Financial Times (suplemento, 10 de mayo de
2002) sobre las 500 compañías más grandes del mundo, con base en criterios de
valor, país y sector, viene a poner fin al debate en torno a la globalización del imperio o
imperialismo.
El Estado-nación, en este caso los estados imperiales, no sólo están lejos de
desaparecer, sino que además son cruciales para identificar y entender los centros
neurálgicos del poder político y económico.
Casi 48 por ciento de las empresas y bancos más importantes del mundo son de
Estados Unidos y 30 por ciento son de la Unión Europea; solamente 10 por ciento
pertenece a Japón.
En otras palabras, casi 90 por ciento de las corporaciones más grandes que dominan
los sectores de la industria, los bancos y el comercio son estadounidenses, europeas y
japonesas.
El poder económico se concentra en estas tres unidades económicas geográficas, y no
en conceptos vacíos como "imperio" sin imperialismo o corporaciones multinacionales
"sin territorio".
Dentro de este sistema el poder económico imperial de Estados Unidos sigue siendo
dominante. Esto resulta claro si examinamos de cerca los sectores económicos clave.
Cinco de los 10 bancos principales son estadounidenses, así como seis de las 10
empresas farmacéuticas y biotecnológicas, cuatro de las 10 compañías de gas y
petróleo más importantes, nueve de las 10 compañías líderes de seguros y nueve de
las 10 principales empresas generales de comercio al por menor.
El sector de las aseguradoras es el único en el que la Unión Europea se lleva la mejor
parte del pastel con respecto a Estados Unidos (por un margen de cinco a cuatro).
El poder imperial estadounidense está diversificado a lo largo de varios sectores
económicos, pero particularmente la fuerza dominante la tienen en las finanzas, la
industria farmacéutica y biotecnológica, de la información y el software, y el comercio
al por menor.
Dicho de otra forma, las gigantescas compañías estadounidenses poseen una red
poderosa que controla los sectores de la "nueva economía", las finanzas y el comercio.
Africa y América Latina brillan por su ausencia en la lista. Y los llamados "tigres
asiáticos" cuentan con tres empresas en la lista de las 500 más grandes, esto es,
contribuyen con menos de uno por ciento.

Las implicaciones de esta concentración del poder son relevantes.


Ningún país del denominado Tercer Mundo puede darse el lujo de "liberalizar" sus
mercados, ya que Europa y Estados Unidos se lo impiden debido al control que logran
ejercer con la superioridad y concentración de sus recursos. Así pues, es falso el
argumento liberal según el cual el libre comercio aumentará los niveles de
"competitividad" de las economías en vías de desarrollo.
En segundo lugar, la concentración del poder no es meramente producto de la
eficiencia, la gestión y el know how, sino que es resultado directo de las políticas
estatales de Estados Unidos y Europa.
Por ejemplo, el Congreso de Estados Unidos acaba de aprobar (mayo 2002) un monto
de 182 mil millones de dólares para subsidiar la agricultura estadounidense durante

454
la próxima década, en contradicción con las propuestas de "libre comercio" que
Washington tanto gusta defender.
Las implicaciones para los tomadores de decisiones en el Tercer Mundo son
claras: deben proteger y subsidiar a sus productores privados o públicos para
compartir el pastel de los mercados, dentro y fuera de sus países, tal como los
poderes imperiales lo hacen.
La concentración del poder económico mundial en las empresas y los bancos de
Estados Unidos y, en menor medida, de la Unión Europea no significa que los
mercados mundiales son competitivos, sino que en buena medida son definidos por
los monopolios de ambos poderes que los dominan.
La idea del movimiento antiglobalización de que "otro mundo es posible" debe
enfrentar esta monopolización del poder y los países imperiales que la defienden.
La única manera de democratizar la globalización es socializar estos gigantes
monopolios dondequiera que operen, o bien soportar la presión económica y las
amenazas que tanto perjudican a las economías locales.

Los países imperiales, particularmente Estados Unidos, tienen serias dificultades


para sostener su imperio por diversas razones.
El costo militar es una de ellas. El presupuesto militar de Estados Unidos ha
aumentado en casi 20 por ciento para 2002-2003 y las reducciones en los impuestos
de los ricos que estimulan las inversiones foráneas han conducido a un déficit
presupuestario y a mayores recortes en el gasto social, todo lo cual conlleva
desestabilización financiera y política.
Más importante aún, la concentración del poder económico en empresas y bancos de
Estados Unidos se ha basado en las inversiones extranjeras, las ganancias y las
reexportaciones hacia Estados Unidos vía los subsidios. El resultado es que el
creciente imperio económico proyectado en el exterior ha afectado negativamente la
balanza de pagos estadounidense, de tal manera que el déficit comercial de este año
se acerca a los 500 mil millones de dólares.
La economía de Estados Unidos depende esencialmente del flujo masivo de fondos
provenientes de los inversionistas del exterior para financiar ese déficit.
En otras palabras, a medida que el imperio crece, la "república" se hunde en crisis
más profundas, alejada de sus empresas competitivas e incapaz de limitar las
importaciones de bienes de consumo.
Esta contradicción no puede resolverse fácilmente debido a que el liderazgo político
está totalmente comprometido con la construcción de su imperio y la única concesión
que está dispuesto a hacer a su economía interna es darle más subsidios y más
protección.
La solución que ofrece el gobierno de George W. Bush a la contradicción que existe
entre el crecimiento imperial y la decadencia interna es la conquista de países ricos en
recursos vitales.
Los planes de invadir Irak son parte del objetivo de extraer riqueza para financiar el
déficit.
El Acuerdo de Libre Comercio para las Américas forma parte de esta estrategia: al
monopolizar los mercados latinoamericanos Estados Unidos puede reducir sus déficit
comerciales y capturar sectores financieros y comerciales jugosos.

455
30 de julio del 2002

Después de Gaza, la solución final de Sharon

James Petras
Traducido por Beatriz Morales

El asalto israelí a un bloque de viviendas que mató e hirió a más de 200 personas,
incluyendo la muerte de 10 niños tiene un significado más profundo. A pesar de
algunas disculpas rituales e hipócritas por parte de algunos funcionarios israelíes por
el asesinato de los palestinos, la triunfalista opinión de Sharon acerca de los
asesinatos puso de manifiesto los verdaderos sentimientos del Estado de Israel.
Sharon aplaudió el ataque como "uno de nuestros principales éxitos", mientras que los
palestinos transportaban ataúdes que contenían los restos de las 14 víctimas y el
cuerpecito de un bebé.
Sharon y sus comandantes defienden el lanzamiento de una bomba de una tonelada
sobre un barrio densamente poblado salvo para causar una matanza y muchos
heridos, y lo consiguieron. Hay varias razones estratégicas por las cuales Sharon
decidió bombardear a civiles palestinos en Gaza en ese momento -con el pretexto de la
presencia del dirigente de Hamas, Al Salah Shehade. En primer lugar, Sharon y el
régimen israelí trataban de boicotear una propuesta de alto el fuego firmada por todas
las organizaciones de resistencia palestina (incluyendo a Hamas, Jihad, etc) y
respaldada por la mayoría de los Estados árabes, incluso Arabia Saudí. La propuesta
incluía un compromiso unilateral de acabar con los atentados suicidas contra civiles
israelíes. Sharon decidió bombardear a civiles palestinos precisamente en ese
momento para no tener que afrontar la perspectiva de negociación -un acuerdo
recíproco de alto el fuego y retirada del ejército israelí de los territorios ocupados.
Unas negociaciones que avanzaran en este dirección minarían la estrategia de Sharon
de expulsar a los palestinos de Palestina por medio de la destrucción y ocupación de
sus casas, y de la infraestructura social y económica. Para Sharon, como para muchos
dirigentes israelíes anteriores a él, la guerra y el terror son preferibles a desmantelar
los asentamientos y a reconocer un Estado palestino.
Cuando Sharon habla de "éxito" quiere decir que prevé que las matanzas y
mutilaciones de civiles en Gaza provocarán represalias por parte de los palestinos. No
es accidental que Sharon eligiera la ciudad de Gaza, una de las ciudades mejor
organizadas y con mayor conciencia social de los territorios ocupados. Sharon está
contando con las represalias militares de la resistencia palestina para presentar una
vez más a Israel como la "víctima" del terrorismo y recibir una cobertura favorable en
los media norteamericanos. En otras palabras, Sharon está dispuesto a sacrificar a
unas cuantas víctimas judías a las represalias palestinas para sabotear cualquier
oportunidad para las negociaciones y cualquier acuerdo. El éxito israelí se mide por la
habilidad para mantener la espiral de violencia en Palestina.
El propósito más amplio del ataque terrorista de Sharon es minar el creciente
consenso programático entre los Estados árabes (que hasta incluye a Arabia Saudí,
Egipto y Jordania) y los movimientos de resistencia palestinos. El violento ataque de
Sharon está planeado para provocar una respuesta militar de los palestinos, una
medida que no apoyarán los conservadores Estados árabes. En el contexto de las
represalias palestinas, Sharon puede contar con el apoyo del presidente Bush a pesar
de la leve crítica de Washington a la masacre israelí.
El bombardeo de Gaza por parte de Sharon también está pensado como una prueba
de lealtad de las principales organizaciones de judíos pro-israelíes y de
fundamentalistas cristianos en EEUU. Ni una sola de las principales organizaciones
judías que apoyan a Israel ha pronunciado critica alguna al ataque de Sharon. Y lo
mismo respecto a los fundamentalistas cristianos de ultraderecha. Sharon puede

456
contar con su apoyo incondicional para desencadenar otra oleada de terror tras las
inevitables represalias palestinas.
Sharon prospera en un ambiente de guerra y tensión permanentes, en el que puede
ejercer su voluntad totalitaria. El bombardeo de Gaza alimentó su ofensiva para
invadir y destruir las comunidades palestinas en Gaza, igual que antes había
destruido Jenín, y ocupado y aterrorizado Cisjordania. Sharon actúa con impunidad a
pesar de críticas ocasionales del Parlamento o de dimisiones de miembros del
gobierno, porque sabe de antemano que, sean cuales sean las críticas que reciba de la
Casa Blanca, puede contar con el apoyo de Bush para su estrategia de limpieza
étnica. En el momento en que Sharon estaba celebrando su gran victoria, el portavoz
de la Casa Blanca, Ari Fleisher declaraba "el presidente [Bush] es y siempre será un
gran amigo de Israel. El presidente comprende perfectamente lo que Israel (sic) ha
estado pasando. El presidente es el primero en defender el derecho de Israel a
defenderse a sí mismo". El bombardero F-16 de ejecutó el bombardeo era un reciente
regalo de Washington a Tel Aviv, sabiendo de antemano su probable uso para
masacrar palestinos.
Sharon es y siempre ha sido un extremista militarista -un dirigente israelí con un odio
violento hacia los palestinos y, en especial, hacia sus movimientos de resistencia y sus
dirigentes. Por medio de sus ataques políticos y militares a los palestinos ha
provocado represalias, que ha utilizado para suscitar un intenso apoyo entre un
amplio sector de la sociedad israelí y organizaciones judías de fuera de Israel. Su
comportamiento de psicópata encuentra hoy un terreno favorable en la "Guerra contra
el terrorismo" de la administración Bush. La reciente masacre por parte de las fuerzas
aéreas norteamericanas de centenares de campesinos afganos y su justificación en
Washington resuena con la aprobación de Sharon del bombardeo de la ciudad de
Gaza. La expansión militar de Washington, sus nuevas bases militares en Asia
central, los Balcanes y América del sur son versiones más amplias de la militarización
de Sharon de los territorios ocupados. La división que hace Washington del mundo
entre imperio o terroristas se refleja en la división que hace Sharon entre Gran Israel
y terroristas. Y el lobby israelí en EEUU unía Israel y EEUU contra "los terroristas"
-Palestina y el resto del rebelde Tercer Mundo.
Nadie se cree que el bombardeo de Gaza fuera un "fallo de los sistemas de
inteligencia" o un "error" -porque incluso Sharon declara públicamente que fue
planeado y ejecutado bajo sus órdenes. La afirmación de Sharon de que el propósito
era ejecutar a un dirigente de Hamas carece de credibilidad . Su propósito era más
estratégico: establecer el escenario para un masivo asalto militar a Gaza (tras las
represalias palestinas) y llevar a los palestinos al desierto del Sinaí y unir el "Gran
Israel". La postura negociadora de Simon Peres es complementaria de la solución
militar de Sharon. Devolver lo fondos confiscados apoya a Arafat y a su entorno
mientras que Sharon destruye la resistencia palestina y aterroriza a la comunidad.
Como ha aprendido muchas veces a lo largo de esa Intifada, la resistencia palestina
sólo puede confiar en sí misma en su lucha contra la "Solución final" de Sharon.
¿Acaso es sorprendente que en una situación en la que todos los intentos de paz
evocan una mayor violencia de Estado y con el estéril desierto a sus espaldas y en
medio de las desoladas ruinas de sus comunidades, jóvenes palestinos desarraigados
respondan al terror con terror?

25 de julio de 2002

457
18 de agosto del 2002

Buscado: un Secretario General de la ONU


íntegro

James Petras
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Mucha gente progresista en todo el mundo solía considerar a la Organización de las


Naciones Unidas (ONU) como la mejor institución para la solución pacífica de
conflictos y para servir la causa de la justicia, libre del control de los intereses de las
grandes potencias. Dentro de la ONU, el secretario general era considerado como una
persona de ecuanimidad, integridad y, sobre todo, independencia de la persuasión de
las grandes potencias. Para algunos izquierdistas postmodernos como Toni Negri, la
ONU era un nuevo modelo para un gobierno mundial.
La historia reciente nos enseña una lección diferente –la atroz bancarrota de la ONU
como una institución por la paz y la decadencia moral de la función del Secretario
General bajo Kofi Annan. Una y otra vez hemos visto cómo la ONU permanece pasiva o
realmente colabora ante guerras de agresión, limpieza étnica y genocidio económico.
Para ser justos, la ONU, en las décadas previas, estaba lejos de ser una organización
perfecta y el Secretario General era usualmente una persona que evitaba las
confrontaciones con las grandes potencias –particularmente con los países de la
OTAN. Pero en los años 70 y hasta principios de los 80, la Asamblea General solía
criticar consecuentemente las desigualdades entre el Norte y el Sur, y proponía un
nuevo orden mundial en el que el Tercer Mundo recibiría la ayuda técnica y financiera
necesaria para el desarrollo social y económico. Entonces, el Secretario General Kurt
Waldheim se negó a ceder ante la presión de EE.UU. y tomó una actitud equitativa
hacia el Oriente Próximo, oponiéndose a la ocupación israelí y apoyando una solución
de dos estados. Incluso Boutros-Gali, que inicialmente fue apoyado por Washington y
que fue el predecesor de Annan, se opuso a la ocupación israelí y estuvo a favor de
una conferencia multilateral más activa con la participación de Europa. Washington
se opuso a su reelección, a pesar de que en general tenía puntos de vista
pro-occidentales.
Kofi Annan fue el candidato preseleccionado por Washington para el puesto de
Secretario General. Presentado como "representante de África," Annan fue elegido
gracias a una fuerte intervención, sobornos y amenazas de EE.UU., hacia sus clientes
y receptores de ayuda de África y América Latina. Annan no poseía una base política
independiente de apoyo, era un virtual desconocido del público en general, pero era
conocido en Washington, como un candidato maleable con el que podía contar para
que cumpliera con sus órdenes en todos los temas de importancia para EE.UU. Fiel a
su vocación, Kofi ha ganado el título de "El Mensajero" en círculos de la ONU, por su
capacidad para transmitir las órdenes de Washington a la comunidad mundial.
Bajo Annan, varios importantes funcionarios de la ONU con una actitud crítica, por
razones humanitarias, hacia las políticas de EE.UU., han sido obligados a renunciar;
guerras agresivas han sido excusadas y la ONU ha suministrado fuerzas de ocupación
militar ("mantenedores de la paz") para consolidar las victorias imperiales. Bajo Annan
ha perecido más de un millón de iraquíes, mientras se niega a condenar el embargo y
ha forzado la renuncia de dos vicesecretarios generales de la ONU a cargo de los
programas de "Petróleo por alimentos" que criticaron el embargo dirigido por EE.UU.
como un desastre humanitario. Bajo Annan, la ONU ha encubierto crímenes contra la
humanidad cometidos por EE.UU. y su aliado israelí.
Finalmente, ningún Secretario General ha sido más flagrante y públicamente
identificado con el libre mercado y las multinacionales que Kofi Annan.

458
Su historial habla por sí sólo:
Cuando la ONU organizó el mortífero embargo contra Irak, Annan lo administró
–utilizando a la ONU como pantalla para un programa que impedía que Irak
reconstruyera su infraestructura básica para suministrar agua limpia, un suministro
adecuado de alimentos y de productos farmacéuticos. Además permitió a sabiendas
que un equipo de inspección de armamentos de la ONU, infiltrado por espías de
EE.UU., reuniera información utilizada en los bombardeos de EE.UU. El antiguo Jefe
de Inspectores de Armamentos de la ONU en Irak (1991-1997), Rolf Ekeus confirmó
recientemente que Annan retiró los inspectores de la ONU a fines de los años 90,
cuando Washington informó a Annan que estaban planeando el bombardeo de
Bagdad. Más tarde, Annan repitió la mentira de Washington de que Irak había
expulsado el equipo de inspección de la ONU. Durante todo el período Annan se ha
negado a negociar la naturaleza del proceso de inspección – a pesar de la admisión de
espionaje de la misión anterior –repitiendo la estipulación de "sin condiciones" de
Washington.
Dos distinguidos funcionarios civiles internacionales, Denis Haliday y Hans Von
Sponeck, que sirvieron bajo Annan como coordinadores humanitarios en Irak entre
1997 y 2000, renunciaron en protesta contra la prolongación del embargo y la
aquiescencia del Secretario General.
Bustani, un destacado brasileño a cargo de la Comisión de las Naciones Unidas contra
los armamentos químicos y biológicos, responsable por la supervisión, acusó a
Estados Unidos de haber dirigido la campaña para desbancarlo. Annan recibió bien su
reemplazo.
Mary Robinson, la antigua Presidente de Irlanda y conocida humanitaria, fue obligada
por Washington a renunciar como Alta Comisionada de la ONU sobre Derechos
Humanos. Annan le agradeció sus servicios y acogió positivamente su reemplazo.
Durante los ataques de EE.UU. y de la OTAN contra Yugoslavia, Annan nunca expresó
crítica alguna contra el bombardeo de objetivos civiles –hospitales, obras hidráulicas,
estaciones de televisión. La misión de Annan de la ONU en Kosovo no actuó para
impedir el asesinato de más de 2.000 personas y la fuga obligada por el ELK de
200.000 no albanos después de la guerra. En lugar de hacerlo, Annan ajustó su
retórica sobre la naturaleza humanitaria de la guerra de la OTAN.
Mientras crecía la oposición mundial a la Organización Mundial de Comercio y el Foro
Social Mundial en Porto Alegre lograba la atención del mundo, Annan voló a Davos,
Suiza, y dio un endoso sin precedentes de la ONU a los "libre mercados" y a la
"globalización" ante la reunión de multimillonarios y funcionarios corporativos. Nunca
antes un Secretario General había hecho una tal inequívoca declaración en defensa de
una de las instituciones más corruptas y explotadores de nuestra época.
Más recientemente, Annan ha servido a sus amos de Washington ofreciendo una
pantalla para crímenes contra la humanidad. Después de la destrucción israelí de
Yenín, donde miles perdieron su hogar y cientos de civiles fueron asesinados o
heridos, Annan envió una comisión a Yenín para "investigar" el alcance de la
catástrofe humana. Basándose en fuentes israelíes, ignorando a las agencias médicas
y humanitarias palestinas, la comisión de Annan declaró que no hubo masacre, ya
que sólo pudieron identificar a 53 muertos, incluyendo a 26 civiles. Los medios
israelíes y los medios de masas de EE.UU. difundieron la propaganda de la "no
masacre" en un intento por desacreditar a los palestinos y a todos los críticos de la
violencia israelí – mientras Annan permanecía hipócritamente en segundo plano.
Poco después Washington se vio nuevamente ante profundos problemas por la
matanza de numerosos aldeanos afganos. Annan envió otra comisión a Afganistán.
Esta vez el informe preliminar indicó que había ocurrido una masacre y que las
fuerzas de EE.UU. penetraron a la escena del crimen y eliminaron evidencia
condenatoria. Cuando el informe preliminar fue filtrado a la prensa, el fiel sirviente de
Washington, Kofi, intervino y el informe fue corregido para complacer a la
administración Bush. El informe completo nunca fue hecho público.

459
Kofi Annan ha establecido nuevos estándares para el nombramiento de un Secretario
General de las Naciones Unidas: El servilismo hacia Washington, la agilidad en la
manipulación de informes para que convengan a las potencias occidentales, la
aquiescencia en el despido de funcionarios humanitarios dedicados, y la ceguera
moral ante las depredaciones imperiales.
No cabe duda que Annan ha servido bien al imperio de EE.UU., pero ha causado un
gran perjuicio a la humanidad, sobre todo a los millones en el Oriente Próximo, en
Asia del Sur y en los Balcanes. Sus frases piadosas y vacías no engañan a nadie. Bajo
su dirección la ONU ha degenerado, su misión se ha degradado de ser un instrumento
de paz y justicia a ser una organización para la guerra, cuyos funcionarios se
enriquecen encubriendo las atrocidades de Washington y sus aliados. Esto es más
evidente en Kosovo que en ninguna otra parte, donde se ha visto que los funcionarios
de la ONU no son sólo los mejores clientes en los burdeles con muchachas
adolescentes, sino que algunos han formado operaciones comerciales conjuntas con
empresarios albanos –liberados de las restricciones del ahora destruido estado
yugoslavo. Sin duda Kofi Annan registrará esto como otra exitosa misión humanitaria
de las Naciones Unidas. ¿Quién nominará a Kofi para el Premio Nobel de la Paz –
Rumsfeld o el agradecido ELK?

460
2 de septiembre de 2002

EEUU ganó en Afganistán pero perdió el país

James Petras
La Jornada

Desde el 11 de septiembre de 2001 han ocurrido grandes cambios. La invasión y


ocupación de Afganistán, la proliferación de bases militares estadunidenses en todo el
mundo, un incremento en la legislación represiva ''antiterrorista'' y la articulación e
instauración de la doctrina Bush de guerra permanente, intervención militar e
impunidad criminal. En el nivel institucional el Pentágono, dirigido por Rumsfeld, ha
dado una definición exclusivamente militar de la política exterior de Washington y los
intereses internacionales, promoviendo nuevas guerras en Medio Oriente (Irak y
posiblemente Arabia Saudita) y estableciendo una nueva red internacional de policía
secreta (Fuerzas de Operaciones Especiales) para matar a líderes de Al Qaeda y otros
adversarios.
Si bien han ocurrido estos cambios importantes durante este último año, si miramos
la evolución general de los acontecimientos experimentamos una sensación de déja
vu. En muchos sentidos el régimen de Bush junior repite la trayectoria de la
presidencia de su padre.
En el curso del año, el régimen de Bush ha dado un giro completo desde la debilidad
aparente hasta un poderío mundial en apariencia sin paralelo, y de ahí a una caída en
picada. Antes del 11 de septiembre, la influencia de Estados Unidos en Medio Oriente
y el sureste asiático iba en declive. Irak, Irán y Libia habían debilitado el embargo
estadunidense, Israel se enfrentaba a un levantamiento importante en una condición
de total aislamiento diplomático, y Europa progresaba hacia la unificación y
presentaba a Estados Unidos un desafío económico en los principales mercados. En el
ámbito interno, el gobierno de Bush se consideraba como una minoría en el poder a
causa de un cuestionable recuento de votos y enfrentaba críticas por la alta inflación y
por su inadecuada atención a la salud pública.
El 11 de septiembre permitió al régimen de Bush tomar la iniciativa tanto en el ámbito
nacional como en el internacional. La movilización bélica y la campaña antiterrorista
unificó al país en respaldo al gobierno. Aliados, clientes e incluso antiguos adversarios
apoyaron dócilmente la guerra estadunidense y la conquista de Afganistán. Las
antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central concedieron bases militares a
Washington, mientras los foros internacionales y regionales expresaban apoyo a la
campaña antiterrorista. A fines de 2001, la influencia y el poder de Washington
parecían abarcar el mundo entero.
Sin embargo, de enero en adelante, cuando la Casa Blanca comenzó a aplicar la
doctrina Bush de guerra permanente, surgió el disentimiento entre los aliados
europeos y los clientes de Medio Oriente.
Encabezada por Francia y Alemania, Europa rechazó una nueva guerra con Irak y el
apoyo incondicional de Estados Unidos a Ariel Sharon. De manera similar,
Saudiarabia, Kuwait, Jordania y la mayor parte del mundo árabe cuestionó el apoyo
estadunidense a la violencia israelí y rehusó apoyar una guerra contra Saddam
Hussein.
En Afganistán, la derrota del talibán y de Al Qaeda no condujo a la captura de Bin
Laden y de casi ningún otro dirigente. Los señores de la guerra, cuya lealtad fue
comprada, combatieron al talibán sólo para asegurar sus propios dominios. En varias
regiones surgieron reyertas entre los aliados estadunidenses. Washington compró el
voto de la Loya Jirga (concilio tribal) a favor de Karzai, pero éste estaba en tal
aislamiento político y tan carente de apoyo, que el régimen de Bush se vio forzado a
suministrar a sus Fuerzas Especiales para que le sirvieran de guardia presidencial.

461
Afuera de Kabul no había gobierno central ni ejército nacional. La Alianza del Norte se
desintegró y los llamados ''garantes de la paz'', comandados por los británicos y más
tarde los turcos, permanecieron en Kabul. Sin contar con un control territorial
efectivo, Washington también subestimó la base popular del talibán. Decenas de miles
de dolientes peregrinaron en homenaje y recordación hacia el sitio donde fueron
enterrados los últimos mártires de la resistencia en Kandahar. Estados Unidos ganó
en Afganistán, pero perdió el país.
En lo interno, la crisis económica minó la popularidad del régimen. Después de estar
sujeta a siete meses de intensa propaganda bélica, la población comenzó a cansarse
de las constantes amenazas de ataques inminentes que jamás se materializaban. La
campaña antiterrorista ocasionó grandes pérdidas y bancarrotas en la industria del
transporte aéreo, el turismo y servicios conexos. Los enormes escándalos de
corrupción empresarial y los vínculos que prominentes defraudadores tienen con el
gobierno de Bush incrementaron la desconfianza de los inversionistas y ocasionaron
fuga de capitales de los mercados de valores y del dólar. Después de tres meses de
recuperación, entre enero y marzo, el país volvió a caer en recesión y Bush se vio
forzado a emprender una gira de discursos en la que lo único que tenía que ofrecer
para levantar la alicaída economía era ''optimismo''. Sin embargo, el hecho
significativo fue que la opinión pública mostraba mayor interés por la crisis que por el
histrionismo ''antiterrorista'' de Bush, Rumsfeld y Powell.
Washington no compró lealtad eterna, más bien alquiló a los señores de la guerra
Por si fuera poco, se intensificaron las luchas entre los burócratas de la
administración por cuestiones de jurisdicción y tácticas. El intento de Rumsfeld de
tomar control sobre la política exterior y las operaciones clandestinas lo puso en
oposición con Powell y Tenent (jefe de la CIA). Mientras que Powell favorece la
propagación de la doctrina antiterrorista por medio de regímenes clientes ''legales''
(Macapagal en Filipinas, Uribe en Colombia, etcétera), Rumsfeld se inclina por la
intervención militar directa y el uso de las Fuerzas Especiales Delta para asesinar a
opositores del extranjero, aun sin consultar a los países involucrados. Rumsfeld está
creando su propia red clandestina de inteligencia a expensas de la CIA. La cuestión es
que la megalomanía de Rumsfeld se percibe cada vez más en círculos empresariales y
gubernamentales como una desventaja y una amenaza para el sistema. A principios
de agosto un columnista se refirió a Rumsfeld como ''cañón suelto'' (Financial Times,
10/11 de agosto 2002, pág. 7).
El gobierno de Bush ha dado un giro completo, de un régimen unificado que dictaba
políticas al resto del mundo y anunciaba el futuro, a un imperio abandonado por sus
aliados y resistido por sus clientes y por un gobernante afgano que ni siquiera puede
mantener seguro el palacio presidencial. En vez de un apoyo casi unánime, Bush
enfrenta ahora un público que cuestiona cada vez más su política y ética económicas.
Bush hijo y sus asociados de línea dura en el gabinete derivaron varias lecciones del
esfuerzo fallido de Bush padre por instaurar un nuevo orden mundial:
(1) la importancia de no depender de aliados, es decir, la necesidad de ''ir solos'';
(2) la necesidad de emprender guerras continuas, incluso de conquista;
(3) la necesidad de construir una red mundial de bases militares desde las cuales
lanzar nuevos ataques para consolidar el imperio.

El esfuerzo actual de Bush hijo por construir un nuevo orden mundial no ha podido
sacar otras lecciones del pasado reciente:
(1) que las crisis económicas internas socavan la construcción de imperio y conducen
a la derrota de los presuntos imperialistas;
(2) que las campañas antiterroristas en Afganistán pueden tener un efecto bumerán.
Los señores de la guerra a quienes Estados Unidos financió y dio armas para combatir

462
a los talibanes no deben lealtad a Washington, sino al control de sus dominios.
Washington no compró lealtad eterna, más bien alquiló a los señores de la guerra para
tareas específicas, que eran combatir al talibán y votar por Karzai en la Loya Jirga.
Después de cumplir su tarea y recibir su paga, los señores de la guerra siguieron su
curso, exprimiendo a su gente con impuestos, traficando drogas, guerreando entre sí,
oprimiendo a sus mujeres y desafiando al gobierno central (y a Washington).
(3) Que ''ir solos'' no es una estrategia viable para mantener un imperio duradero,
puesto que Washington no tiene ni fondos para financiar un gran ejército de
ocupación ni la voluntad de enviarlo al frente;
(4) que la supremacía, expansión y conquista no necesariamente se traducen en
ganancias económicas. Todos los movimientos militares del año en cualquier territorio
han sido costosos y han obtenido escasas ganancias económicas; (5) la militarización
no puede remplazar un modelo económico fallido. Si bien Washington se aseguró el
apoyo de sus regímenes clientes de América Latina, la mayoría resultaron abyectos
fracasos políticos y económicos. La lista de regímenes fracasados -aquellos cuya
popularidad anda entre 5 y 20 por ciento y que se enfrentan a pobreza creciente y
bancarrota económica- es larga: Duhalde en Argentina, Toledo en Perú, Cardoso en
Brasil (su protegido para la presidencia va en cuarto lugar en las encuestas), Noboa en
Ecuador, Macchi en Paraguay y el ex presidente Quiroga en Bolivia (cuyo partido logró
3 por ciento en los comicios presidenciales de 2002). El incremento de la ayuda bélica,
las bases militares, los golpes castrenses y amenazas fallidas no han reducido la
recesión económica. El derrumbe de los regímenes clientes, la fuga de inversionistas y
la creciente oposición sociopolítica a Washington siguen en aumento.

Las ''lecciones'' no han sido aprendidas, y esto explica el fracaso del régimen de Bush
en construir imperios. La razón estructural de que no pueda aprenderlas está en la
naturaleza del liderazgo político del gobierno.

***
Conclusión
La declaración de Rumsfeld de que está organizando a las fuerzas de Operaciones
Especiales para involucrarse en acciones clandestinas en la campaña contra el
terrorismo es un reflejo de su frustración por el fracaso de la guerra y por el creciente
aislamiento político y diplomático de Washington. Enviar, como Rumsfeld propone,
fuerzas Delta en misiones encubiertas de asesinato, sin consentimiento o
conocimiento de los países involucrados, es admitir que no existen acuerdos y
alianzas políticas abiertas o no funcionan. Andar por el mundo persiguiendo líderes y
activistas de Al Qaeda es reconocer el fracaso del propósito principal de la guerra en
Afganistán, que era destruir la organización. Recurrir a medidas extremas y
desesperadas de asesinatos políticos en distintos países no sólo es indicativo de una
mente desequilibrada sino, sobre todo, apunta a un liderazgo político carente de
estrategia política.
La rápida caída del apoyo nacional e internacional al gobierno de Bush es resultado de
su composición y de la naturaleza de su liderazgo. Es un régimen basado en el
capitalismo tramposo, ha privilegiado sus vínculos con un estrecho grupo de
magnates texanos de la energía y ''capitalistas extractivos'' que siempre han confiado
en los lazos políticos dentro del país y en la fuerza en el exterior para acumular
riqueza. En segundo lugar, y relacionada con esto, está la autonomía del componente
militar del gobierno. Mientras la camarilla de tramposos estimula una estrecha visión
de la construcción imperial, el Pentágono proporciona una definición militar
estratégica de la realidad política global, ajena a las consideraciones económicas. El
tercer elemento en el gobierno de Bush es su profunda inmersión en la corrupción
empresarial, encarnada en el vicepresidente Cheney. La corrupción empresarial tiene
sus orígenes en las políticas desregulatorias del régimen de Clinton, pero se ha

463
desparramado por toda la clase capitalista.
La trapacería, la autonomía militar y la corrupción florecen en la mediocridad de la
que Bush es el representante perfecto. Esta clase de liderazgo es incapaz de entender
el ascenso y caída de los imperios. El problema es que la podredumbre interna no sólo
derrumba los imperios, sino que aventureros políticos como Rumsfeld son capaces de
llevarse con ellos a buena parte del mundo.
El año que termina el próximo 11 de septiembre ofrece la esperanza de que la
oposición a la guerra, a la corrupción y a la injusticia puede una vez más ganar
ascendiente. Pero para eso se necesita echar abajo la imagen de un imperio
omnipotente y reconocer el poder en aumento de los movimientos sociopolíticos y los
partidos electorales. De las selvas de Colombia al Congreso de Bolivia, de la fuerza de
las urnas al poderío de la gente en las calles, la izquierda está una vez más en
marcha.

464
17 de septiembre de 2002

Cómo funciona el Imperio: la segunda vía

James Petras
Traducido para Rebelion
por Gabriela García Cedro

Introducción
En el último año, la construcción del imperio del los EUA ha enfocado principalmente
la conquista militar, las amenazas de guerras regionales y un aumento masivo de
operaciones de inteligencia y militares clandestinas. Particularmente, desde la guerra
y ocupación de Afganistán, el inminente ataque sobre Irak y el fallido golpe militar en
Venezuela, la vía militar en EUA ha llevado la delantera en el debate público. Sin
embargo, la política estadounidense opera en dos vías, la militar y la
político-diplomática, para expandir y consolidar su poder imperial. Aún hoy mientras
los medios y las autoridades se centran en los preparativos de guerra de EUA, en las
bases cotidianas sobre muchos asuntos cruciales del día, los diplomáticos
estadounidenses, los operativos de inteligencia y las agencias permaneces activos
intimidando, sobornando, y presionando a los supuestos adversarios para aceptar y
colaborar con el imperialismo de EUA o al menos refrenar su crítica hacia él.
Numerosos casos cobran importancia en estos días. Sabotear la operación de la Corte
Internacional de Justicia, a la cual EUA se opone, diplomáticos de Washington han
presionado exitosamente a varios países para firmar acuerdos bilaterales proveyendo
impunidad a soldados estadounidenses en sus países. La lista incluye Rumania,
Argentina, Colombia, Inglaterra (y por supuesto Israel, que vio la oportunidad de
obtener impunidad para sus criminales de guerra) y la lista continúa alargándose.
Los diplomáticos de EUA pudieron prevenir a la UE y otros miembros de pasar
cualquier resolución significante en cualquier problema mayor, incluyendo los blancos
de combustible, el recalentamiento global y la reducción de la pobreza en la reunión
global de Johannesburgo. En relación a las recientes decisiones adversas de la
Organización de Comercio Mundial (World Trade Organization. WTO) concerniente a
las prácticas comerciales de Estados Unidos, oficiales y diplomáticos de comercio han
amenazado a europeos y otros diplomáticos con horribles consecuencias si ellos
realmente implementan las sanciones de la WTO. Los europeos se abstuvieron de
implementar esta reglamentación. Es claro que la construcción del imperio opera en
dos vías interrelacionadas en las que las amenazas políticas y económicas son usadas
para subordinar a los competidores aliados al tiempo que los clientes retroceden por el
poder del ejército y la fuerza militar o las amenazas contra los adversarios detectados.
La vía político-diplomática es también usada para cooptar y/o reprimir la oposición
dentro de los países clientes, particularmente una oposición que se ha convertido de
insurrección popular a política electoralista legal. El proceso por el cual el canal
diplomático opera para silenciar o limitar la oposición legal es evidente en una
reciente conferencia internacional organizada para discutir y debatir el Plan Colombia
y la política de los Estados Unidos y sus implicancias para América Latina. La
conferencia tuvo lugar en El Salvador, entre el 20 y el 22 de julio de 2001 y fue
auspiciada por el Departamento de Filosofía de la Universidad de El Salvador y fue
programada para desarrollarse en el hall de conferencias de la Universidad.

La operación del canal diplomático


Uno de los objetivos principales de las políticas oficiales extranjeras de EUA en la
Embajada es la de convertir a líderes políticos de la oposición en aliados de
Washington. Las técnicas incluyen convencerlos para pasar de la acción directa de los

465
movimientos de base (ya sean armadas o civiles) al la política electoral. La embajada
ofrece a estos líderes la legalidad para la separación de la lucha de las masas por
cambios socio-económicos. Con legalidad y acuerdos institucionales, los políticos
opositores son vulnerables ante futuras presiones de la Embajada para evadir ataques
directos en la política norteamericana.
Oponiéndose a la oposición, la Embajada utiliza sus recursos políticos locales y
extranjeros para sostener la posición política de Washington – evitando, así, la
confrontación directa y haciendo aparecer que el debate está entre los adversarios
nacionales o regionales.
En nuestro estudio del caso de la intervención de diplomáticos estadounidenses para
minar la conferencia de El Salvador, los oficiales de la Embajada combinaron varias de
las técnicas mencionadas más arriba para debilitar la efectividad de la conferencia.
Contrariamente a la propaganda de Washington, hay mayor preocupación por la
manipulación política para imponer uniformidad en apoyar la línea política de
Washington en un debate libre y abierto de ideas.
Este ensayo se traza sobre un memorando (al que se referirá como memo en el texto)
emitido desde la embajada de los EUA en El Salvador en julio de 2001 por vía segura
Acta de libertad de información.
El primer punto a resaltar es que la Embajada caracterizó el evento como un ejercicio
de propaganda organizada a pesar del escenario académico y la presencia de varios
Premios Nobel prominentes (José Saramago y Adolfo Pérez Esquivel), el presidente del
Concilio Mundial de Iglesias (Arzobispo Pagura de Argentina), el entonces presidente
del Parlamento Argelino (Ahmed Ben Bella) y dos reconocidos profesores de México y
los Estados Unidos – Heinz Dieterich y James Petras. Los auspiciantes incluyeron al
Frente Martí de Liberación Nacional (FMLN), el principal partido opositor y anfitrión de
las fundaciones locales y las ONGs de EUA.
De acuerdo con el memo, un oficial político de la Embajada (Poloff) "expresó franca y
enérgicamente ... a los miembros del FMLN que la prensa libre (crítica de los EUA) era
de retórica inflamatoria y que habría dos costos serios si la conferencia procedía de
ese modo". Entre los serios costos para el FMLN, Poloff mencionó que el "FMLN
perjudicaría su propia imagen, mostrando que prefería "un aplastamiento anticuado
de los Estados Unidos" a la discusión responsable de asuntos serios." Poniendo a la
defensiva a Eugenio Chicus, el consejero del FMLN por el comité de asuntos
extranjeros, este último hizo notar que el FMLN no podría controlar lo que otros
participantes dijeran. Poloff insistió en que "como organizador el FMLN mostraba
responsabilidad expresa" y fue a prevenir que "si no tomaban distancia de la retórica
inflamatoria, estarían tácitamente ligados a esos comentarios".
Varios asuntos importantes surgieron a partir de este memo. Primero, que la
Embajada claramente amenaza al partido político con represalias –serios costos– lo
que implica una reversión a la ilegalidad desde que la Embajada oficial clama que su
imagen (como partido electoral legal) fue dañada por la vuelta a un aplastamiento
anticuado de los Estados Unidos (una referencia a la política anti-imperialista del
FMLN cuando representó la insurrección popular) El uso de una retórica violenta e
hiperbólica para referirse a las posiciones de disenso de los ganadores del Premio
Nobel, arzobispo y académicos como un medio de desacreditar la conferencia es una
técnica designada para recordar al FMLN que una condición para la tolerancia
estadounidense es que desista de la crítica sistemática a la construcción del imperio
de EUA.
La estrategia de los Estados Unidos estaba basada en presionar al FMLN para
disminuir la orientación crítica de la conferencia y operar con los parámetros dictados
por la embajada.
La proclama de Washington de favorecer una discusión responsable de asuntos serios
es una simple estrategia de propaganda, apelando al estilo no-confrontativo de los
consejeros legislativos del FMLN como una minoría en el congreso salvadoreño. En
realidad la Embajada ha diseñado su propia estrategia para mostrar la conferencia y

466
su cobertura por las redes principales de información. La embajada fue a trabajar
para recluir "amistosamente" a periodistas y políticos colombianos "asegurar que el
punto de vista de los EUA es articulado" (memo). La estrategia era encontrar
periodistas colombianos respetables y, en El Salvador, una "voz razonable desde la
izquierda" hacia los Estados Unidos para reunir formas oficiales del gobierno y
escritores del ala derechista, para proveerlos con argumentos que presumiblemente
los volvieran a El Salvador para mostrar la conferencia. Entre las personas que
influirían al respetable periodista colombiano Eduardo Torres, anclado en tres canales
de televisión y columnista para el periódico conservador El diario de hoy –se
encontraba un tal Francisco Santos, uno de los dueños del mayor diario de Bogotá El
Tiempo, a quien la embajada asumió como el que presentaría el punto de vista de los
Estados Unidos. Si Santos fue un acierto de la inteligencia de los EUA no es claro,
pero hoy él es el Vicepresidente de Colombia, bajo el presidente Uribe –pasado y
actual organizador de los escuadrones de la muerte paramilitares.
La búsqueda de la Embajada de una "voz razonable dentro de la izquierda" es una
estrategia común, en la cual los individuos con algún pasado en la izquierda y algunos
críticos moderados del orden existente son cooptados para hacer el trabajo sucio de
desacreditar a prestigiosos críticos como los invitados a la conferencia. Usando sus
auto-proclamadas credenciales como activistas de "derechos humanos" ellos pasan la
mayor parte de su tiempo atacando a la izquierda y alabando las preocupaciones
retóricas de Washington. Sus visiones son ampliadas: como establece el memo
–"nosotros podríamos seguir las conferencias con telepress entre periodistas y
especialistas colombianos del sector privado. Además, Post (un operativo de la
embajada) asegurará que los medios y contactos interesados" estén informados.

Conclusión
La Embajada no tuvo éxito en detener el encuentro, pero ejerció presión en la
Universidad para cancelar el uso del hall de reuniones en el último minuto y limitar la
cobertura mediática detrás de los varios cientos que asistieron al evento.
La estrategia de dos vías es evidentemente un componente importante en la
construcción del imperio. En el contexto salvadoreño, incluyó la Vía 1: la intervención
militar en los ochenta y el asesinato de más de 75.000 salvadoreños, seguido de la Vía
2: los así llamados acuerdos de paz, la legalización del FMLN y las tácticas de presión
y cooptación. Esta doble estrategia reposa pesadamente sobre "contactos personales",
amenaza con rescindir el status legal y la "buena voluntad" embajadora, y en algunos
casos la cooptación de izquierdistas razonables, quienes tienen acceso a los medios
puede ser usado para desacreditar a la izquierda.
El desafío para la izquierda es focalizar su oposición en dos modos: oponerse a la
militarización tanto como a la intimidación y cooptación diplomático-política. La
izquierda debe rechazar la retórica imperial que etiqueta "anti-imperialismo" como
"anticuado", que habla de una preocupación razonable por los derechos humanos
mientras está envuelta en una campaña mundial para violarlos. La construcción del
imperio es un proceso integral que combina violencia y diplomacia, represión y
cooptación –no hay "buenos diplomáticos" y "malos militaristas", ellos trabajan en
tándem, como un modo de promover el mismo objetivo imperial: ellos no trabajan en
caminos paralelos– ambos convergen en un mundo donde las voces de resistencia son
silenciadas por la violencia y las "voces razonables de la izquierda".

467
24 de septiembre de 2002

Entrevista a James Petras: Guerra en el golfo


Pérsico

James Petras y Ricardo Martínez Martínez


Rebelión

A un año de los ataques en Nueva York y Washington contra símbolos del poder
económico y militar de los Estados Unidos y luego de responder con una guerra en
Afganistán, los intereses del grupo petrolero en el poder comandado por el presidente
George W. Bush, apuntan a preparar una incursión militar en el Golfo Pérsico.
Esta vez "Washington apuesta al control total de Medio Oriente y para ello sus
ideólogos guerreristas impulsan una política militar con la visión del imperio", aseveró
en entrevista vía telefónica el especialista en temas geopolíticos, James Petras.
El catedrático de la Universidad de Binghamton de Nueva York y analista del actual
orden mundial dijo que la eventual guerra de Estados Unidos contra Irak tiene el
objetivo de controlar la generación y comercialización del petróleo en Asia y restar
poder a sus competidores China y Rusia.
Pese a la inminencia de la guerra, "los resultados de varios conflictos –actuales-
confirman que el monopolio de las armas no es el único elemento para mantener el
dominio, aunque el complejo industrial militar de Estados Unidos sigue siendo el más
poderoso de la tierra", apuntó James Petras.
-Luego de los ataques contra las Torres Gemelas y el Pentágono hace un año
¿Cómo interpretas las pruebas y las hipótesis del gobierno estadounidense
sobre los autores intelectuales del atentado?
-Yo creo que el cuadro que estamos descubriendo con cada reporte de la policía, de la
inteligencia mundial, es que en el fondo la agrupación clave en el atentado es el
llamado Grupo de Hamburgo, con centro de operaciones en Alemania. Si en algún
momento esta organización mantenía algún contacto con la Red Al Qaeda, siempre
actuó con bastante autonomía y bajo su propia capacidad, aunque no se pueden
negar las simpatías con los objetivos de la red de Osama Ben Laden.
Lo que se demuestra a un año de los sucesos del once de septiembre es que la famosa
red Al Qaeda no tiene capacidad operativa, es decir, no hay ningún incidente o
atentado que pueda replicar al presunto acto del grupo de Hamburgo.
Por otra parte, la información con la que contamos indica que el régimen de Bush
tenía información sobre un acto terrorista, pero no tomó medidas para impedirlo. La
consejera de seguridad de los Estados Unidos, Condolezze Rice, dijo muy claramente
que esperábamos un atentado tradicional lo que significó que no anticiparon un
ataque como el de las Torres Gemelas y el Pentágono. Su cerrazón los llevo a pensar
en que podrían movilizar a la opinión pública en favor del gobierno de George W.
Bush.
La primera respuesta del Pentágono el mismo día de los hechos fue vincular al
gobierno de Bagdad y lanzar una guerra ofensiva contra Irak. Sin embargo, la idea de
la administración Bush junior sobre la posibilidad de montar una serie de guerras a
partir de los atentados quedó altamente cuestionada. A un año de los sucesos de
septiembre la famosa Alianza Antiterrorista está en pedazos. Países como Alemania,
Rusia, China y las naciones árabes se oponen terminantemente a otra guerra.
-El gobierno de George W. Bush impulsa desde sus fronteras y junto a sus
aliados medidas de seguridad hemisférica ¿Qué implicaciones concretas tienen
en el actual orden mundial?
-Es otra expresión de lo que está en juego, es decir, el imperialismo de Estados

468
Unidos. La aplicación de leyes norteamericanas son excusas para intervenir los fondos
en el exterior de grupos disidentes al empire.
Se trata del uso de las leyes de manera extraterritorial, es decir, las leyes de la Unión
Americana son superiores a las leyes de los países en los cuales el dinero está
depositado. Esto quiere decir que las leyes locales no cuentan y sólo las leyes de los
EU tiene la preferencia. Además, Washington desplegó un ejército de empleados y
funcionarios en las aduanas de otros países, supuestamente en búsqueda de
materiales terroristas y estableció bases militares en muchas partes del mundo donde
los soldados actúan con toda impunidad, cometen crímenes y actos de genocidio sin
poder ser juzgados.
Esta impunidad de la extraterritorialidad así como de otras medidas, implica
realmente que estamos hablado, sin ninguna limitación, de una política imperialista y
que se está defendiendo como lo hicieron los antiguos romanos y los británicos.
-Diversos analistas han dicho que el desarrollo tecnológico militar es tan
grande y diversificado que las potencias hegemónicas poco a poco pierden
control de él y así el monopolio de la violencia...
-Yo decía que hablar de monopolios de la violencia es exagerar. Hay varias formas de
luchar contra el poder, hay poder de las mayorías, hay poder político y hay poder de
las armas.
A pesar de que Estados Unidos tiene mucho más fuerza militar que Alemania, no
puede forzar a los alemanes a seguir sus planes de guerra contra Irak; en el caso de
Venezuela, Washington no logró imponer el modelo del golpe de Estado y en Argentina
la embajada norteamericana no pudo evitar la caída del gobierno proestadunidense al
momento de la insurrección popular en diciembre pasado. Los resultados de varios
conflictos confirman que el monopolio de las armas no es el único elemento para
mantener el dominio, aunque el complejo industrial militar de Estados Unidos sigue
siendo el más poderoso de la tierra.
-Luego de la guerra en Afganistán ¿Cómo se configura políticamente el actual
orden regional de Asia Central?
-Pakistán vive una dictadura militar encabezada por el presidente Pervez Musharraf y
a todas luces cuenta con un nulo apoyo del pueblo. Si la dictadura de Musharraf tiene
el 25 por ciento de la población a su favor ya es hablar mucho de sus alcances
políticos internos y naturalmente externos.
Asimismo observamos a las dictaduras corruptas de la ex Unión Soviética que
conforman una serie de satélites de EU que sirven para controlar el petróleo del mar
Caspio, frente a las empresas rusas.
Por su parte, Afganistán es ahora más inestable que nunca y hay constantes luchas
violentas entre los diferentes grupos tribales que coincidieron en su momento dentro
de la llamada Alianza del Norte. Los clanes y señores de la guerra no son leales entre
sí y tampoco con los EU. Los guerreros en Afganistán aceptaron dinero del imperio,
actuaron por su cuenta, lucharon contra el Talibán, se pelearon entre ellos y ahora
colaboran con los restos de los talibanes. Afganistán es un mosaico caótico guerrero
que actúa en función del paraguas de EU.
Washington ha establecido muchas nuevas bases militares, ha coptado a varias
cúpulas de poder, pero aún así nada es estable en esa región de Asia Central.
- Washington prepara incursiones militares en el Golfo Pérsico en el marco de la
llamada lucha contra el terrorismo ¿Qué puedes interpretar sobre los intereses
de Washington en derrocar al régimen de Sadam Hussein?
Yo creo que hay dos cosas vinculadas. Los intereses del grupo texano petrolero de
Bush y el militarismo de los ideólogos guerreristas de Washington que impulsan la
política con la visión de imperio. Estos militaristas no toman en cuenta las
consecuencias económicas de sus agresiones. Entonces entre las influencias
petroleras y las militares se está diseñando la estrategia bélica en el Golfo Pérsico.
Estas fuerzas impulsoras de la guerra no tienen ninguna idea de las consecuencias

469
económicas de una acción militar contra Irak, no avizoran que hará un grave daño los
EU, subirá el precio del petróleo limitando la oferta en Europa y Japón y generando
una situación inestable en los países árabes.
El lobby norteamericano no toma en cuenta las realidades, sólo defiende los intereses
del gran capital. Hay voces de algunos asesores de gobiernos anteriores, incluso de
Bush padre que critican la propuesta de guerra contra Irak porque entienden que será
perjudicial para los intereses de Wall Street, entre otros.
-¿Qué papel juegan otras potencias cómo Europa, Rusia y China en la
geopolítica de Asia Central?
En algún sentido, los principales interesados en Asia Central son los rusos y los
chinos porque geográficamente están muy próximos y porque tiene interés también en
el acceso al petróleo. Asimismo se juega el problema geomilitar. EU pretende formar
un cerco alrededor de China y hacer cortes de salami para restar influencia a Rusia.
Europa tiene grandes intereses económicos, pero sus Estados no han tomado un
papel todavía muy activo en la región.

470
25 de octubre de 2002

El ALCA visto desde los Estados Unidos


El ALCA forma parte de la estrategia
imperial

James Petras
Traducido para Rebelión por Manuel Talens (www.manueltalens.com)

Las conversaciones y entrevistas de los hombres de negocios y de los banqueros de


Wall Street, las opiniones de los editores financieros y de los representantes del
gobierno en Washington y la lectura de periódicos económicos y documentos públicos
nos indican que el ALCA goza de un apoyo entusiasta y casi unánime en este país. La
confederación sindical AFL-CIO, que en cualquier caso carece prácticamente de poder,
está tratando de imponer tarifas a las exportaciones de América Latina para proteger a
los trabajadores estadounidenses, pero si hacemos abstracción de algunos grupos
afines a iglesias cristianas y de las organizaciones latinoamericanas de solidaridad
que se oponen al ALCA, el resto de la opinión pública estadounidense ni siquiera
conoce la existencia de este acuerdo comercial.
Tales premisas nos permiten plantear diversas preguntas: (1) ¿Cómo es posible que
tras el fracaso de las políticas de libre mercado aplicadas durante las dos últimas
décadas en América Latina y la pobreza cada vez mayor que sufre México bajo el
NAFTA exista un respaldo tan firme por el ALCA?; (2) ¿Por qué sería necesario el
ALCA, si las compañías multinacionales estadounidenses y europeas han prosperado
bajo el actual marco neoliberal? y (3) ¿En qué aspecto de la estrategia de guerra global
de la administración Bush encaja el ALCA?

La transición, desde los beneficios exorbitantes al ALCA


Entre los años 1990 y 2002 -la "edad de oro del neoliberalismo"- los bancos y las
compañías multinacionales obtuvieron un trillón de dólares en beneficios, intereses de
la deuda y regalías provenientes de América Latina. Además, la elite latinoamericana
expatrió cerca de novecientos mil millones de dólares de "dinero sucio" (fondos de
origen ilícito) por mediación de los bancos estadounidenses y europeos. Éstos, durante
el mismo periodo, adquirieron más de 4000 lucrativos bancos públicos, compañías de
telecomunicaciones, de transportes, petroleras y mineras, y de venta al por menor en
toda Latinoamérica, pero sobre todo en Argentina, México y Brasil. El superávit del
comercio de los Estados Unidos con América Latina compensó más del 25% de su
déficit con Asia o más del 50% con Europa. Las tasas de beneficios e intereses de las
compañías multinacionales y de los bancos estadounidenses en Latinoamérica
duplicaron y triplicaron su rentabilidad en los Estados Unidos. Dichas empresas, al
relocalizarse en el cono sur, fueron capaces de reducir sus gastos laborales en un 70 a
80%; la parte del mercado de venta al por menor en Latinoamérica se incrementó de
manera exponencial por mediación de los bancos y de las compañías filiales, sobre
todo en la comida rápida, en los centros comerciales y en los bienes raíces. En otras
palabras, las políticas de "libre mercado" dieron lugar a resultados diametralmente
opuestos: por un lado, los beneficios más inmensos y la mayor presencia de
multinacionales estadounidenses en América Latina de todo el siglo XX y principios
del XXI y, por el otro, el crecimiento más bajo durante el mismo período en la región,
especialmente en Argentina, Brasil y México. La pobreza y el estancamiento de
América Latina es un producto de la concentración y la centralización de la riqueza,
así como de la expansión de los Estados Unidos.

Los banqueros estadounidenses son de la opinión que los regímenes "neoliberales"

471
fueron un éxito resonante y consideran que el ALCA profundizará y prolongará los
años literalmente dorados de 1990 a 2002. Las transferencias masivas de riqueza
hacia el "norte" han limitado la acumulación y el crecimiento local; la privatización ha
conducido a beneficios cada vez mayores y a un desempleo creciente; la desregulación
bancaria ha permitido que los bancos estadounidenses se apropien de los ahorros
locales y transvasen de manera ilegal miles de millones de fondos ilícitos desde
América Latina a los Estados Unidos (entre los cuales se encuentran los cien millones
de dólares que el Citibank desvió a nombre de Raúl Salinas de Gortari), mientras que,
al mismo tiempo, los productores locales se enfrentaban a elevadas tasas de interés y
a un crédito exiguo; el "proteccionismo y el mercado libre" asimétricos han conducido
al control del comercio al por menor, de las telecomunicaciones y de los bienes raíces
por parte de las compañías estadounidenses, así como a cupos y restricciones a las
exportaciones latinoamericanas de productos agrícolas (cítricos, azúcar, algodón,
langostinos, etc.), del transporte, de los textiles y de otras muchas mercancías. Si
excluimos el petróleo y los productos de las plantas de montaje -de propiedad
extranjera-, que poseen un bajo valor añadido, el porcentaje de las exportaciones
latinoamericanas en comparación con las exportaciones de los Estados Unidos ha
disminuido considerablemente. Si este inmenso volumen de riqueza que se esfumó en
dirección de los Estados Unidos se hubiese invertido en América Latina durante la
pasada década, el nivel de vida habría aumentado allí un 40% y los sistemas
nacionales de salud y educación habrían mejorado enormemente.

La conclusión está bien clara: el apoyo de los Estados Unidos al ALCA se debe a los
beneficios exorbitantes que obtienen con las políticas de libre mercado y a la creencia
de que el acuerdo consolidará el marco necesario para la continuidad de las
ganancias. La desintegración de las economías de América Latina y la descomposición
de sus sociedades únicamente entrarían en los cálculos de Wall Street y Washington
si llegaran a producirse revueltas populares, en cuyo caso Washington está preparado
para imponer un control militar, pero no para modificar las condiciones de
explotación.

La necesidad del ALCA


El ALCA es una continuación necesaria del "libre mercado" porque establece una base
institucional legal y formal para la absorción absoluta de los recursos, ahorros,
mercados, comercio y empresas de América Latina. Tal como hemos visto más arriba,
el neoliberalismo ha obtenido un tremendo éxito para Wall Street, pero todavía existen
pequeños espacios de control local, así como unas pocas y debilitadas leyes
restrictivas nacionales y sociales y, en algunos casos, regímenes endebles incapaces
de poner en práctica en su totalidad las políticas de Washington a causa de la presión
popular. El ALCA permitirá la abolición de dichos impedimentos que limitan el pillaje
imperial. Tal como ha sido concebido, las políticas económicas del ALCA serán
dictadas por una comisión dominada por los Estados Unidos, de la misma manera que
dominó la OEA, la BID y otras organizaciones regionales. Los reglamentos del ALCA
serán impuestos por un personal administrativo y por alianzas militares bajo el
control de los Estados Unidos. El ALCA nace ya adulto de la matriz neoliberal, pero es
también un intento de que sus políticas y estructuras se vuelvan "irreversibles". El
ALCA, tras eliminar los organismos legislativos y ejecutivos locales sujetos a la
influencia popular, los sustituirá por comisarios no elegidos bajo la dirección de los
departamentos estadounidense del Tesoro y del Comercio, que supervisarán y
formularán las políticas destinadas a una mayor penetración de los Estados Unidos,
así como a proteger a las empresas estadounidenses de cualquier competición, a
expensas de sus contrincantes europeas y de los productores latinoamericanos.

Por último, las compañías multinacionales estadounidenses consideran que el ALCA


es un medio para impedir que sus rivales europeas se hagan con los lucrativos

472
recursos latinos y con partes del mercado. Dado el cada vez mayor déficit comercial de
los Estados Unidos con el resto del mundo, el ALCA permitirá incrementar los
excedentes comerciales y facilitar las transferencias hacia el norte del "dinero sucio".
El desmoronamiento de los regímenes neoliberales que les sirven de clientela, así
como el auge de los movimientos populares y la elección en las urnas de regímenes
progresistas, hacen que el ALCA se proponga arrebatar el poder de la toma de
decisiones de manos de su desacreditada clientela para ponerlo en las de funcionarios
imperiales.

El ALCA y la estrategia de la Guerra global de Bush


Mientras que los funcionarios económicos estadounidenses se ocupan del trabajo
preparatorio previo al pacto del ALCA en el año 2005, las autoridades de alto rango de
la administración Bush cumplen un trabajo diferente, pero paralelo: la conquista
militar y el monopolio de los recursos estratégicos petroleros a través de la guerra y
posterior ocupación de Iraq, así como de probables guerras futuras y colonizaciones de
otros países productores. Los intensos esfuerzos de Washington por fomentar un golpe
militar en Venezuela y promover una guerra total en Colombia son el punto de
convergencia entre la conquista por la fuerza de los recursos petroleros y América
Latina.

El predominio de la ultraderecha militarista en el régimen de Bush (Wolfowitz, Perle,


Cheney, Rice y Rumsfeld) significa que, al menos de manera temporal, la guerra y las
políticas represoras tienen prioridad por encima de las económicas, incluido el ALCA.
Washington asume que su clientela de regímenes latinoamericanos y el activo de que
dispone entre los serviles ministros de asuntos exteriores se ocuparán de la
promoción del ALCA. Desde el punto de vista estratégico, si fuera necesario imponerlo,
los señores estadounidenses de la guerra confían en sus lazos cada vez mayores con
los militares y la policía secreta de América Latina (eso que se suele denominar
fuerzas de seguridad y servicios de "inteligencia).

Estudiado con objetividad, el énfasis que pone el régimen de Bush en la conquista


militar se sustenta en el enorme déficit económico actual y en la esperanza de los
futuros beneficios monopolísticos que obtendrá tras controlar el petróleo del Oriente
Próximo y Venezuela. Mientras tanto, en el período de "transición" que va del déficit
actual a las ganancias futuras, Washington trata de exprimir América Latina para
obtener la diferencia. Sin embargo, los cálculos de Washington y de Wall Street no
tienen en cuenta el alcance y la profundidad de la emergente ola de movimientos
populares contra el ALCA y su brazo militar; mientras que Washington se ocupa de
sus proyectos de construcción imperial, las masas están cada vez más inquietas y la
clientela de regímenes neoliberales empieza a convertirse en un accidente de la
historia. Queda por dilucidar la cuestión de qué ocurrirá en primer lugar: ¿Crearán los
movimientos populares regímenes nacionalistas y socialistas antes de que Washington
pueda encerrarlos en la jaula del ALCA? Yo apuesto por los movimientos populares.

Nota del traductor: ALCA: Área de Libre Comercio de las Américas.


AFL-CIO: American Federation of Labour merged with Congress of Industrial
Organisations.
NAFTA: North American Free Trade Agreement.
OEA: Organización de Estados Americanos
BID: Banco Interamericano de Desarrollo.

473
La Jaula de Hierro

James Petras

El ALCA es una continuación necesaria del ³libre mercado² porque establece una base
institucional legal y formal para la total absorción, por parte de Estados Unidos, de los
recursos, ahorros, mercados, comercio y empresas latinoamericanas. El
neoliberalismo ha sido un exitazo para Wall Street, pero aún persisten en América
Latina negocios bajo el control de intereses locales, y algunas debilitadas legislaciones
que restringen la inversión extranjera y, en unos casos, regímenes incapaces de poner
en práctica la totalidad de las políticas de Washington debido a la presión popular.
Con el ALCA, estos impedimentos a un total saqueo imperial serán abolidos.
Los cálculos de Washington y Wall Street, sin embargo, subestiman el alcance y la
profundidad de la emergente ola de movimientos populares masivos contra el ALCA y
su componente militar.
Este es uno de los materiales que Masiosare presenta en este número con el tema del
Área de Libre Comercio de las Américas, con motivo de la reunión ministerial que se
realizará esta semana en Quito, Ecuador EN CONVERSACIONES Y ENTREVISTAS con
hombres de negocios estadunidenses y banqueros de Wall Street, editores financieros
y funcionarios gubernamentales en Washington, así como en la lectura de diarios de
negocios y documentos públicos, resulta claro que hay un casi unánime y entusiasta
apoyo al Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA). La confederación de
sindicatos, AFLCIO, que, en cualquier caso, es prácticamente impotente, busca
imponer aranceles a las exportaciones latinoamericanas para proteger a los
trabajadores estadunidenses. Aparte de algunos grupos de iglesias cristianas y
organizaciones de solidaridad con América Latina que se oponen al ALCA, el resto de
los ciudadanos estadunidenses ignoran la existencia de la negociación comercial.
Varias preguntas importantes surgen de estos hechos: (1) En vista del fracaso de las
políticas de libre mercado de las pasadas dos décadas en América Latina y la creciente
pobreza en México bajo el TLCAN, ¿por qué hay un apoyo tan fuerte al ALCA? (2) ¿Por
qué es necesario el ALCA si las empresas multinacionales estadunidenses y europeas
han prosperado bajo el actual marco neoliberal? (3) ¿Cómo encaja el ALCA dentro de
la estrategia de guerra global de la administración de Bush? De las megaganancias al
ALCA De 1990 a 2002, la ³era dorada del neoliberalismo², los bancos estadunidenses y
las empresas multinacionales remitieron desde América Latina un billón de dólares en
ganancias, pagos de intereses y derechos de autor. Además, cerca de 900 mil millones
de dólares en ³dinero sucio² o fondos ilegalmente obtenidos fueron enviados por la
elite latinoamericana al extranjero, a través de bancos estadunidenses y europeos. En
el mismo periodo, los bancos estadunidenses y europeos compraron más de 4 mil
lucrativos y antes estatales bancos y compañías de telecomunicaciones, de
transportación, petroleras y mineras, minoristas y otras en América Latina, pero
principalmente en Argentina, México y Brasil. Los superávits comerciales
estadunidenses con América Latina cubrieron más del 25% de su déficit con Asia o
más del 50% con Europa. Las tasas de ganancia e interés de empresas
multinacionales y bancos estadunidenses en América Latina fueron dos o tres veces
superiores a las tasas de ganancia dentro de Estados Unidos. Las empresas
estadunidenses que se posicionaron en América Latina pudieron reducir sus costos
laborales en de 70 a 80%; las acciones estadunidenses en los mercados
latinoamericanos de minoristas, colocadas a través de subsidiarias bancarias y
locales, se incrementaron geométricamente, especialmente en el ramo de la comida
rápida, los centros comerciales y los bienes raíces. En otras palabras, las políticas de
³libre mercado² generaron resultados diametralmente opuestos: para las

474
multinacionales estadunidenses, significaron las más altas ganancias y la mayor
presencia en América Latina en los siglos XX y XXI; y para América Latina, el peor
desempeño del crecimiento en el mismo periodo especialmente en Argentina, Brasil y
México. La pobreza y el estancamiento de América Latina es un producto de la
concentración y la centralización de la riqueza y expansión de Estados Unidos.
Desde el punto de vista de los banqueros estadunidenses, los regímenes ³neoliberales²
fueron un exitazo y su comprensión del ALCA les dice que éste se profundizará y
prolongará los años, literalmente ³dorados², de 19902002.
Las masivas transferencias de riqueza hacia el norte han socavado la acumulación y el
crecimiento local; la privatización ha provocado ganancias cada vez mayores y mayor
desempleo; la desregulación de los bancos ha estimulado que éstos se apropien de los
ahorros locales, la transferencia irregular de miles de millones de fondos ilegales de
América Latina a Estados Unidos (incluyendo la transferencia de Citibank de 100
millones de los fondos ilícitos de Raúl Salinas), y más altas tasas de interés y escaso
crédito para los productores locales; los asimétricos ³libre comercio y protección² han
llevado a que las empresas estadunidenses se apropien del comercio al menudeo, las
telecomunicaciones y los bienes raíces, y a cuotas y restricciones a las exportaciones
latinoamericanas de bienes agrícolas (cítricos, azúcar, algodón, camarones, etc.),
transporte, textiles y muchos otros productos. Si excluimos el petróleo y los productos
de bajo valor agregado de las maquiladoras extranjeras, las exportaciones de América
Latina, como porcentaje de las exportaciones estadunidenses, se han reducido
considerablemente. Si esta inmensa transferencia de riqueza a Estados Unidos se
hubiera invertido en América Latina durante la pasada década, los niveles de vida se
hubieran incrementado en 40% y los sistemas nacionales de educación y de salud se
hubieran mejorado sustancialmente.
La conclusión es totalmente clara: el apoyo estadunidense al ALCA se basa en las
megaganancias de las políticas de libre mercado y en la creencia de que el ALCA va a
consolidar el marco para que las altas ganancias continúen. La desintegración de las
economías latinoamericanas y la decadencia de las sociedades latinoamericanas está
totalmente fuera del cálculo de Wall Street y Washington, sin contar el hecho de que
pueden desencadenar sublevaciones populares. En caso de que esto acontezca,
Washington está preparado para militarizar la región, en vez de modificar las
condiciones de la explotación.
La necesidad de un ALCA El ALCA es una continuación necesaria del ³libre mercado²
porque establece una base institucional, legal y formal, para la total absorción de los
recursos, ahorros, mercados, comercio y empresas latinoamericanas. Como se dijo
anteriormente, el neoliberalismo ha sido un exitazo para Wall Street, pero persisten en
América Latina negocios bajo el control de intereses locales o debilitadas legislaciones
nacionales y sociales que restringen la inversión extranjera y, en algunos casos,
regímenes incapaces de poner en práctica la totalidad de las políticas de Washington
debido a la presión popular. Con el ALCA, estos impedimentos al total saqueo imperial
serán abolidos. Así como están concebidas, las políticas económicas del ALCA serán
dictadas por una comisión dominada por Estados Unidos de la misma manera en la
que dominó a la OEA, al BID y a otras organizaciones regionales. Las reglas del ALCA
serán puestas en práctica por personal administrativo controlado por Estados Unidos
y por alianzas militares. El ALCA emerge, maduro, del cascarón neoliberal, pero
también es un intento por hacer que las políticas y estructuras regresivas se vuelvan
³irreversibles². Al eliminar los organismos ejecutivos y legislativos locales sujetos a la
influencia popular, el ALCA los sustituirá con comisionados no electos, bajo la
dirección del Departamento del Tesoro estadunidense y el Departamento del
Comercio, quienes supervisarán y formularán las políticas para avanzar en la
penetración estadunidense y proteger a las empresas estadunidenses no competitivas,
a expensas de los competidores europeos y los productores latinoamericanos.
Finalmente, las multinacionales estadunidenses ven en el ALCA un medio para
restringir el acceso de las competidoras multinacionales europeas a los lucrativos

475
recursos y acciones del mercado latinoamericano. Dado el aumento del déficit
comercial estadunidense con el resto del mundo, el ALCA permitirá que haya más
superávits comerciales y facilitará la transferencia hacia el norte de ³dinero sucio².
Con el colapso y el descrédito de los regímenes clientelares neoliberales, el incremento
de los movimientos populares y el cada vez mayor número de gobiernos progresistas
emanados de las urnas, el ALCA propone trasladar el poder de tomadedecisión de sus
desacreditados clientes locales directamente a las manos de los funcionarios
imperiales.
El ALCA y la estrategia de guerra Mientras los funcionarios económicos
estadunidenses están preparando las bases para el pacto del ALCA de 2005, los altos
funcionarios de la administración Bush van por un carril diferente pero paralelo: la
búsqueda de la conquista militar y la monopolización de los recursos estratégicos
petroleros a través de la guerra y la ocupación de Irak y de las muy probables guerras
futuras y de la colonización de otros países productores de petróleo. La convergencia
entre la conquista militar, cuya meta es el petróleo, y América Latina se haya en los
intensos esfuerzos por fomentar un golpe de Estado en Venezuela y en promover una
guerra total en Colombia.
El ascenso de los militaristas de ultra derecha en el régimen Bush (Paul Wolfowitz,
secretario adjunto de Defensa; Richard Perle, presidente del comité del Pentágono
para Políticas de Defensa; Dick Cheney, vicepresidente; Condoleezza Rice, consejera
de Seguridad Nacional; y Donald Rumsfeld, secretario de Defensa) significa que las
políticas represivas y de guerra por lo menos temporal tienen una prioridad más alta
que las políticas económicas incluyendo el ALCA. Washington asume que sus
regímenes clientelares latinoamericanos y sus activos políticos entre los serviles
ministros del Exterior ³cargarán con la bolita² de empujar el ALCA. En un sentido
estratégico, los señores de la guerra estadunidenses cuentan con sus crecientes lazos
con los militares y la policía secreta latinoamericana (la llamada ³inteligencia² y las
fuerzas de seguridad) para imponer el ALCA, si es necesario.
Hablando objetivamente, el énfasis del régimen de Bush en la conquista militar se
basa en los actuales déficits económicos y las futuros ganancias monopólicas que
provengan del control directo sobre el petróleo del Medio Oriente y Venezuela. En el
periodo de ³transición², entre los actuales déficits y las futuras ganancias, para
compensar, Washington se propone exprimir a América Latina. Los cálculos de la
Casa Blanca y Wall Street, sin embargo, subestiman el alcance y la profundidad de la
emergente ola de los movimientos populares masivos contra el ALCA y su componente
militar; mientras Washington continúa con su proyecto imperial, las masas se
inquietan y los regímenes clientelares se vuelven notas al pie de página de la historia.
Queda todavía por resolverse una cuestión de tiempos: ¿Crearán los movimientos
populares regímenes nacionalistas y socialistas antes de que Estados Unidos pueda
imponer su jaula de hierro del ALCA? Yo le apuesto a los movimientos populares.
(Traducción: Tania Molina Ramírez)
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9 de octubre del 2002


La disputa por el gas y el petróleo en el marco del ALCA (I)
Gustavo Castro Soto CIEPAC

INTRODUCCION
El control de los yacimientos, el mercado y los precios del petroleo y el gas natural han
sido factores decisivos para la creacion de conflictos politicos y sangrientas guerras.
Incluso miles de civiles han pagado con su vida el costo de tal ambicion. Segun Oil
Watch entre estas guerras estan las de Nigeria que se libro de 1967 a 1970 y de 1980

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a 1984; Sudan que se debate en el conflicto desde 1983; las guerras en Yemen entre
1986 y 1987 y entre 1990 y 1994; el Congo entre 1997 y 1999; Irak de 1974 a 1975 y
luego diez anos mas tarde entre 1985 a 1992. Por este motivo tampoco termina el
conflicto en Indonesia desde 1986, en Angola desde 1992 ni en Argelia desde 1991.
Cada 5% de aumento en la dependencia al petroleo, estos paises gastaron un 1.6%
mas en gastos militares, segun Oxfam y citado en el documento de Oil Watch,
"Moratoria a la ampliacion de la frontera petrolera".
Luego de la guerra contra Afganistan a partir del 11 de septiembre y el intento de
golpe militar contra el gobierno venezolano y su petroleo, la sombra del aguila de la
muerte comenzo nuevamente a merodear los pozos petroleros de Irak. En abril del
2002 Sadam Hussein anuncio el recorte temporal de todas las exportaciones de
petroleo en protesta por la ocupacion de Israel en ciudades palestinas. Cuatro meses
despues el gobierno iraki firmo con Rusia un acuerdo de cooperacion economica y
comercial por 40 mil millones de dolares. Desde la derrota en la Guerra del Golfo
Persico, Irak fue obligada a canalizar la totalidad de sus ingresos procedentes de la
venta del petroleo a traves de un programa de la ONU que ofrece ayuda humanitaria y
reparaciones de guerra. Pero se sospecha que Irak ha desviado alrededor de 300
millones de dolares a la industria militar, no muy distinta a la actitud del gobierno de
los Estados Unidos (EU) con su industria belica. Sin embargo, hay grandes intereses
para que las cosas sigan igual ya que Chevron-Texaco, Exxon-Mobil Oil y Valero
Energy han devorado casi la mitad del petroleo exportado por Irak.
Hace algunos anos el Banco Mundial (BM) afirmo que las guerras del siglo XXI serian
provocadas por el control mundial del agua dulce cada dia mas escasa en el planeta. Y
sobre este recurso van las transnacionales. En Barranquilla, Puerto Colombia y ahora
con la localidad de La Soledad, la empresa Tecnicas Valencianas del Agua (Tecvasa) de
Espana, que no tiene inversiones en su propio pais, logro la concesion del servicio del
agua por 20 anos. Creada en 1999 para concursar en las privatizaciones del agua en
America Latina, a solo tres anos cuenta ya con cuatro filiales: Metroagua en Santa
Marta (Colombia); AAA Dominicana (Santo Domingo, Republica Dominicana); Amagua
en el canton de Samborondon (Ecuador) y AAA Venezuela, en el Estado Zulia. Tecvasa
controla una zona con nueve millones de habitantes en America Latina, con un
volumen total de negocios de 180 millones de dolares en 2001. Asi, despues de largas
y sangrientas luchas por la independencia de America Latina, el nuevo colonialismo
espanol contraataca.
Pero hay otro recurso del cual se preve provocara fuertes conflictos: el oro verde, la
biodiversidad. Sobre los bancos geneticos sobrevuelan los buitres transnacionales de
alimentos transgenicos y medicinas como Bayer, Monsanto y Novartis entre otras. "El
verdadero petroleo y el verdadero oro del futuro lo seran el agua y el oxigeno; lo seran
nuestros mantos acuiferos y nuestros bosques" (Extracto del Mensaje Inaugural de la
Toma de Posesion del Presidente de la Republica de Costa Rica, el Dr. Abel Pacheco de
la Espriella, periodo constitucional Mayo 2002-Mayo 2006).
En fin, agua, petroleo, gas y biodiversidad han provocado y provocaran mas
militarizacion en las tierras que cuenten con estos recursos estrategicos. Y el costo es
y sera para los pueblos indigenas y campesinos, porque ellos han sido los depositarios
de tal riqueza. Los pueblos indigenas son y seran los muros de contencion contra la
depredacion y la ambicion del capital, resistiendo en sus tierras, luchando contra la
expulsion, recogiendo el petroleo de los rios, mares y lagunas; evitando que aterricen
las transnacionales o abran el vientre de la madre tierra para inyectar oleoductos y
gasoductos por "las venas abiertas de America Latina". Hoy se han levantado muchas
esperanzas en America Latina y el Caribe. El triunfo de los campesinos de Atenco
contra el megaproyecto del nuevo aeropuerto internacional de Mexico fincan
precedentes de que, frente a los avances privatizadores y de expropiacion de tierras
campesinas; pese al aparato gubernamental aliado a los medios de comunicacion y
pese a los acuerdos comerciales, entre otros pesares, la sociedad puede detener el
avance del Plan Puebla-Panama (PPP) y el Area de Libre Comercio de Las Americas

477
(ALCA).
Otro ejemplo lo ponen los bolivianos y uruguayos quienes han detenido procesos de
privatizaciones de los recursos publicos en manos de las grandes corporaciones
multinacionales, o los indigenas miskitos de Nicaragua y los garifunas hondurenos
declarando sus territorios libres de la exploracion petrolera.

¿QUE SON LAS RESERVAS DE HIDROCARBUROS?


"Son las acumulaciones de hidrocarburos conocidas a una fecha determinada y que se
pueden explotar y recuperar comercialmente. Todas las reservas estimadas involucran
algun grado de incertidumbre, que depende principalmente de la cantidad y calidad de
informacion geologica, geofisica, petrofisica y de ingenieria disponible al tiempo de la
estimacion e interpretacion de esos datos. Las reservas probadas son volumenes de
hidrocarburos evaluados bajo condiciones economicas actuales, que se estima seran
comercialmente recuperables en una fecha especifica, con un elevado nivel de
certidumbre. En esta categoria de reservas la probabilidad de recuperacion sera de 90
por ciento o mas de la cantidad estimada (...) Las reservas probables son aquellas
reservas en donde el analisis de la informacion de los yacimientos sugiere que son
mas factibles de ser comercialmente recuperables, que de no serlo" (Raul Munoz Leos,
director de Pemex).
El gas tiene muchas utilidades entre las que se encuentra la produccion de energia
electrica mediante al quema del gas cuyo calor hace mover la turbina generadora; y en
una planta de ciclo combinado se puede reaprovechar para calentar agua y producir
vapor, que al mismo tiempo mueve la siguiente turbina. Estas plantas tardan menos
en construirse que una hidroelectrica, produce mas energia y su costo es mas bajo.
Aunque tambien contaminan, lo son menos en comparacion a las plantas generadoras
de energia con carbon, diesel o agua. Sin embargo tambien desaloja poblados de sus
tierras al construir los gasoductos para transportar el gas, como en Peru y Bolivia.
La industria petrolera es una de las mas contaminantes. Tan solo 122 empresas en el
mundo son responsables del 80% de la contaminacion mundial y cinco de ellas, las
famosas "cuatro hermanas" petroleras (Exxon-Mobil Oil, BP Amoco, Shell y
Chevron-Texaco) son responsables del 10% de todas las emisiones de carbono en el
planeta. Una gran contaminacion de la tierra, aire y agua se producen durante el
proceso de exploracion, extraccion, transportacion y quema de combustibles fosiles,
incluso en comercializacion.
Todo ello requiere de infraestructura como oleoductos, gasoductos, plataformas,
carreteras, entre otras, amenazando con la deforestacion de areas naturales
protegidas.
Segun Oil Watch, por cada pozo de exploracion se deforestan 2 hectareas de bosques.
"En la perforacion exploratoria de petroleo y gas, se generan ciento de miles de pies
cubicos de desechos toxicos que son vertidos en el ambiente sin ningun tratamiento",
agregan. Esta contaminacion tambien destruye la biodiversidad maritima y terrestre,
la soberania alimentaria de los pueblos y las economias ligadas a la naturaleza.
Ademas, la extraccion y transporte de petroleo y gas induce a una ocupacion
desordenada de los territorios que conlleva, en el mejor de los casos, a una
reubicacion forzada de los duenos de la tierra, y por lo general a expulsiones violentas
con el apoyo del monopolio represivo del estado, ejercito y policias, e incluso con el
apoyo de grupos paramilitares en contubernio con las corporaciones transnacionales
aliadas a dictaduras militares. Pese al conocimiento de que la quema de combustibles
fosiles es la principal causa del Cambio Climatico, las inversiones en energia fosil han
sido 100 veces mayores que en otras formas de energia.

LAS TENDENCIAS MUNDIALES


Diversos analistas internacionales consideran que no habra en los proximos 20 anos
una sustitucion significativa de los hidrocarburos como fuente primaria de energia. Es

478
mas, se espera que en este lapso de tiempo la demanda aumente mundialmente hasta
duplicar la demanda registrada entre 1970 y el ano 2000. Para la Administracion de
Informacion sobre Energia (EIA) de EU la demanda mundial de petroleo aumentara
56% que equivalen a 43 millones de barriles al dia para el ano 2002. Por su lado, la
Agencia del Departamento de Estadisticas Energeticas pronostico que la demanda
mundial de petroleo pasara de 75 millones a 119.6 millones de barriles por dia para el
2020. En fin, independientemente de la fuente todos marcan la misma tendencia: mas
extraccion de petroleo y gas en las proximas decadas. ?Como terminara el mundo
dentro de 20 anos? ?Como veremos el planeta, las tierras y los bosques? ?Cuantos
pueblos mas desplazados o asesinados? Incluso, la posibilidad de acceder a nuevos
yacimientos de hidrocarburos en el mundo en lugares hoy inaccesibles aumentara
debido al avance de la tecnologia. Segun el Instituto del Petroleo, tomado de los
estimados de la EIA's International Energy Outlook 2001, el consumo de gas natural
en los paises industrializados para el 2020 sera mayor en Japon y Australia, seguidos
de Norteamerica y luego Europa Occidental. En cuanto al petroleo el consumo mayor
sera en Norteamerica seguido de Europa Occidental y por ultimo Japon y Australia.
La banca multilateral no esta ausente del gran negocio del gas y petroleo.
Tambien ha facilitado para que en los ultimos 10 anos se hayan incorporado 100
nuevos paises a la actividad de exploracion. Se calcula que cuentan con inversiones
de cerca de los 50 mil millones de dolares.
Entre ellas estan, para no variar, el Banco Mundial (BM) con un total de 5,950
millones de dolares invertidos en el sector entre 1995 y 1999; el Banco Europeo para
la Reconstruccion y El Desarrollo; el Banco Asiatico de Desarrollo; el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) y la financiacion por Agencias de Credito a la
Exportacion De Desarrollo Upstream de Petroleo y Gas (No Minero).
El ano de 1999 fue el de mayores descubrimientos. Aunque algunos se hicieron en
yacimientos ya explotados como son los casos de Arabia Saudita e Iran, otros se
llevaron a cabo en diversos paises gracias al avance tecnologico como son los casos de
las exploraciones en aguas profundas de Brasil y Angola. Entre 1995 y 2000 se
incorporaron a las reservas probadas 4.5 millones de barriles por cada sondeo de
exploracion realizado, que equivale a un 50% mas que en el periodo de 1990 a 1995.
En la segunda mitad de la decada de los 90, los nuevos descubrimientos de gas han
sido superiores a los de petroleo en un 85%. En los ultimos anos se encontro petroleo
en 95 paises y el 50% del petroleo encontrado se ubico tan solo en 10 de ellos: Iran,
Arabia Saudita, Angola, China, Mexico, Azerbaijan, Nigeria, Guinea Ecuatoriana,
Brasil y Noruega. De hecho, el Instituto de Petroleo del Reino Unido calcula que
existen alrededor de 4 mil millones de toneladas de carbono en los combustibles
fosiles que se encuentran todavia bajo la superficie de la Tierra. Segun Oil Watch,
cada barril de petroleo implica, en promedio, 0.12 toneladas de carbono.
Segun Alfredo Elias Ayub, Gerente General de la Comision Federal de Electricidad
(CFE) en Mexico, las plantas generadoras de electricidad son mas eficientes y
economicas con gas. El costo por megawatt, que es la unidad de capacidad, en una
planta de ciclo combinado de gas, oscila actualmente entre 500 y 600 millones de
dolares, mientras que una nuclear o una hidraulica esta por arriba de los mil millones
de dolares. Por ello las corporaciones transnacionales estan ligando sus inversiones
en torno a todo el proceso: el gas, el petroleo, el agua y la generacion de energia
electrica. Especialmente la convergencia del gas y la electricidad ha abierto una dura
pugna entre petroleras y electricas en la batalla por producir kilovatios con gas. De
hecho, en 2000 la venta de gas natural a la CFE crecio en un 18.8%, y en el 2001 la
tasa de crecimiento del consumo de gas natural por parte del sector electrico
mexicano rebaso el 14% anual, y se calcula que se quintuplicaran en la proxima
decada. Por ello, para el gerente de la paraestatal solo con la inversion extranjera
directa en la energia electrica se podra obtener los 34 mil millones de dolares que se
requieren durante el periodo presidencial de Vicente Fox del 2001 al 2006, con el
objetivo de modernizar la infraestructura electrica del pais.

479
Segun la declaracion del Secretario de Energia de Mexico, Ernesto Martens, en
octubre de 2001, entre 2000 y 2006 "la demanda de electricidad se incrementara en
45%, la de gas licuado de petroleo en 17%, la de gas natural en 80% y la de
combustibles liquidos, incluyendo diesel y querosina crecera en 20%". Para el ano
2002 senalo que Mexico modificaria su politica energetica para dar mayor prioridad al
gas que al petroleo y comenzar a invertir en el "negocio del futuro", porque la demanda
de gas crecera 120% en los proximos 10 anos sobre todo para generar energia
electrica. Y es aqui donde entra la guerra de las corporaciones electricas. Para el 2009
la CFE tiene calculado que habran entrado en operacion 49 centrales de ciclo
combinado en el pais que produciran 21 mil megavatios, ya que calcula que el
consumo de energia electrica aumentara a una tasa anual promedio de 5.5% para el
periodo 2001-2010.
Es desde este angulo donde debemos analizar el proyecto del Plan Puebla-Panama
(PPP); el Area de Libre Comercio de Las Americas (ALCA) y los Acuerdos de Libre
Comercio; el Plan Colombia; la militarizacion de las regiones estrategicas del
Continente Americano y de tierras indigenas y campesinas, asi como la creciente
instalacion de bases militares de los EU a lo largo de todo el Hemisferio. Tambien,
desde este angulo debemos analizar las negativas de los gobiernos a dialogar con los
pueblos indigenas, de aceptar sus autonomias y respetar sus derechos humanos.
Muchos ejemplos existen hoy en America Latina de represion y expulsion de los
pueblos autoctonos. La negativa del gobierno mexicano de cumplir los Acuerdos de
San Andres negociados y firmados con el EZLN es un rechazo de Estado, donde el
Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial niegan la consecucion de la paz y la distribucion
de la riqueza con equidad. Los gobiernos se postran ante los intereses de las
corporaciones petroleras mas poderosas del mundo y dan la espalda a los intereses de
la mayoria, a la soberania de los pueblos.
Asistimos hoy a una profunda crisis de las democracias, a una democracia virtual y a
una dictadura corporativa transnacional-militar.

¿QUIEN TIENE HOY EL PETROLEO Y EL GAS?


En el Medio Oriente esta el 65% de las reservas mundiales de crudo; y en Venezuela
el 7% lo que tambien explica la militarizacion con el Plan Colombia y las bases
militares norteamericanas en las islas de Curazao. El otro 7% se encuentra en Africa
principalmente en Argelia, Libia y Nigeria; y el 5% en Rusia. Asia Central es la
segunda cuenca petrolera mas grande del mundo que tiene cerca de 200 mil millones
de barriles de reservas de petroleo, despues del Golfo Persico que cuenta con 660 mil
millones de barriles. De ahi el interes de EU por tomar el control del puente europeo
asiatico.
Por otro lado, el territorio de Afganistan concentra el 4% de las reservas mundiales de
carbon que todavia no son explotadas; y cuenta ademas con cobre, hierro, azufre,
zinc, sal, plomo y piedras preciosas y semipreciosas.
Para otras fuentes, en el territorio ruso de Siberia se encuentra la segunda reserva de
petroleo mundial que le provee al gobierno ruso el 60% de sus ingresos fiscales. Por
cierto, curiosamente, en el mes de agosto del 2002, el gobierno mexicano cerro sus
embajadas en los paises petroleros de Arabia Saudita y Noruega. Este ultimo pais se
consideraba en 1998 como el segundo mayor productor mundial de petroleo, segun su
ministro de Energia y Petroleo Tore Sanvold.
Recientemente, el periodista Jim Carlton del diario The Wall Street Journal confirmo
que bajo las aguas y alrededores de la isla de Sakhalin en Rusia (conocida para su
abundancia de salmon, cangrejo y otros mariscos, y ballenas en peligro de extincion),
las corporaciones petroleras calculan que hay unos 13 billones de barriles de petroleo,
cuando EU cuenta con 22 billones de barriles de reserva y Rusia 49 billones de
barriles. Desde 1994 las aguas de la isla Sakhalin estan siendo explotadas por
Exxon-Mobil Oil y Royal Dutch/Shell y se pretende comercializar los hidrocarburos

480
por oleoductos y gasoductos. En 1999, el primer ano de produccion comercial del
petroleo, el impacto sobre los danos ecologicos y la pesca eran ya visibles.
Pese a eso se llevan a cabo la construccion de mas torres de perforacion cuyas
instalaciones requieren inversiones por los 22 mil millones de dolares. Luego del 11 de
septiembre, con mayor razon Rusia se convirtio para los EU en lo que George W. Bush
llamo de "importancia estrategica" por su petroleo; e inmediatamente en mayo del
2002 festejo con el presidente ruso Vladimir Putin el proyecto de cooperacion
economica por 12 billones de dolares para la exploracion de la isla.
En el caso del gas natural, el 28% se encuentra en Rusia; el 9% en el Persico; otro 9%
en el Mar del Norte (Holanda, Noruega e Inglaterra); 7% en Canada; y otro 7% en
Africa principalmente en Argelia y Nigeria donde Shell y Chevron apoyaron a las
dictaduras militares.
Por tanto, la Union Sovietica y el Medio Oriente cuentan con la mayoria del gas
natural hasta el momento. Por ello, EU pone los ojos sobre el Continente Americano.
En Canada, el gas natural se encuentra principalmente en la provincia de Alberta y
Saskatchewan, aunque tambien tiene un fuerte potencial en el Artico y en la costa
este canadiense.
Segun el estudio "Perfil Energetico de America del Norte" difundido por la Secretaria
de Energia de Mexico, la demanda de energia en los paises de America del Norte
descendera ligeramente en los proximos 8 anos. Establece ademas que "El consumo
de energia per capita crecera 10% hacia el 2010 en la region de America del Norte".
Este estudio fue elaborado por el Grupo de Trabajo de America del Norte conformado
en el 2001 por acuerdo de los Presidentes de Mexico, EU y Canada. Su analisis refleja
que en el ano 2000 la region tenia una capacidad instalada de 967 gigawatts, de los
cuales 819 correspondian a EU, 111 a Canada y 37 gigawatts a Mexico; que la
tendencia de consumo observada desde 1980 seguira y revela tambien necesidades
futuras para mantener un sistema interconectado. Refiere que las reservas de petroleo
en la zona ascienden a 50 mil millones de barriles, de los cuales 24 mil millones
corresponden a Mexico, aunque en gas natural EU tiene reservas por 167 billones de
pies cubicos, Canada 92 billones y Mexico solo con 30 billones de pies cubicos. En fin,
cada quien con sus datos. Pero se sigue marcando una tendencia comun.
Aunque en muy menores proporciones, pero no por eso deja de ser importante para
los intereses de EU en el marco del PPP y el ALCA, en otros paises de America Latina y
el Caribe tambien hay petroleo como en Brasil, Argentina, Colombia, Ecuador, Peru,
Trinidad, Bolivia, Honduras, Guatemala, Nicaragua y Panama. Veamos tan solo un
ejemplo que parece una historia de terror sobre un rico pais de pobres donde la
codicia de las transnacionales pasa por encima de los pueblos para arrasar con todo.
En Bolivia, las transnacionales Shell y Enron (Transredes) que invierten en los
sectores del gas y petroleo con la ayuda de los fondos de pensiones de los
trabajadores, solicito un credito al BID por 100 millones de dolares para la
construccion de un oleoducto Yacuiba-Camiri, y por 434 millones de dolares
(BO-0192) para un gasoducto, pese a la resistencia de las comunidades indigenas
Weenhayek que viven en el lugar.
Y es que los indigenas no pierden la memoria. En enero del 2000 estas empresas
produjeron el mayor desastre en la historia de la explotacion de hidrocarburos en
Bolivia cuando el oleoducto privatizado a su favor que pasaba bajo las aguas del rio
Desaguadero se rompio, derramando 29 mil litros de crudo pesado y gasolina. Otra
empresa, Transierra y Petrobras de Brasil, dio inicio a las obras del gasoducto Rio
Grande-Yacuiba excavando y enterrando tuberias que afectaran a tierras indigenas
guaranies. Por su lado, Petrobras y la Repsol espanola pretenden explorar en los
parques nacionales Madidi y la Reserva de la Biosfera y Territorio Indigena Pilon
Lajas.
El negocio es tan jugoso que las exportaciones de gas a Brasil podrian significar un
ingreso a las corporaciones por 5 mil millones de dolares en los siguientes 20 anos
mientras que el gobierno boliviano recibiria mientras se lo permiten solo 80 millones

481
de dolares al ano en impuestos y regalias.
Tambien las reservas de gas de Bolivia son el centro de la ambicion ya que se calcula
que podria tener un valor de 80 millones de dolares al ano. Esto equivale a 10 veces la
produccion de bienes y servicios de un ano. La reserva boliviana de gas se calcula la
mas grande de Sudamerica y superiores a las de Argentina, Brasil, Chile y Peru
juntas, y ya estan en manos de Repsol, BP, Petrobras, Pluspetrol, Tesoro BG, Vintage
y Maxus entre otras.
Para el Ministerio de Desarrollo de Bolivia, el gobierno dejo de percibir 3.152 millones
de dolares al bajar los impuestos a los campos hidrocarburiferos de las
transnacionales del 50 al 18%.
Por si fuera poco, el gobierno boliviano ha avalado el Proyecto de Exportacion de Gas a
EU y Mexico a las corporaciones transnacionales British Gas, British Petroleum (BP) y
Repsol YPF aglutinados en el Consorcio Pacific LNG, y a las empresas Sempra Energy
y Pan American Energy. Es en este pais donde las nuevas iniciativas legales de
Reglamento de Expropiaciones y Servidumbres en el sector de Hidrocarburos y el
proyecto de Modificaciones al Reglamento de Ductos, le otorgaria a las transnacionales
ser duenas no solo del gas y petroleo bolivianos, sino de las tierras. Es en Bolivia
donde el gobierno ha ido privatizando la paraestatal Yacimientos Petroliferos Fiscales
Bolivianos (YPFB) a las empresas extranjeras asi como su gas y pozos petroleros, en
un pais donde su energia proviene en un 90% del petroleo y del gas.
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11 de octubre del 2002


La disputa por el gas y el petróleo en el marco del ALCA (II)
Gustavo Castro Soto CIEPAC

LA CRISIS ENERGETICA DE ESTADOS UNIDOS


Entre las fuentes de energia se encuentra el agua (hidroelectricas), el petroleo, el gas,
el vapor y el carbon (termoelectricas); la energia solar, eolica (viento) o nuclear (uranio
enriquecido). Pero si toda la energia la tuviese que generar el petroleo, cada dia el
mundo requeriria 210 millones de barriles diarios de petroleo. Pero hoy se producen
75 millones de barriles diarios. De la energia mundial actual el 38% proviene del
petroleo; 22% es del gas natural equivalente a 46 millones de barriles; 26% de la
energia proviene del carbon; 7% de la energia nuclear; y el otro 7% proviene de la
energia hidraulica, solar, eolica, entre otras.
El 20% de toda la energia la consume el sector del transporte en el mundo; mas del
30% se destina para la iluminacion, refrigeracion, calefaccion, transmision y recepcion
de informacion, uso domestico, comercios y edificios publicos. El resto es para la
industria especialmente de acero, cemento, vidrio, quimica, aluminio, celulosa y
papel, principalmente. Por tanto, industria y transporte consumen el 70% de la
energia mundial por lo que son los pilares del desarrollo neoliberal, del Area de Libre
Comercio de Las Americas (ALCA) y del Plan Puebla-Panama (PPP). De ahi que la
privatizacion de la energia electrica, el gas y el petroleo mexicanos son algunos de los
objetivos estrategicos y de seguridad nacional del poder imperial de EU.
EU cuenta con 173 refinerias; Mexico con 6; Rusia con 45 quien consume 4 millones
de barriles diarios; y la Union Europea con 20 refinerias y consume 5 millones de
barriles diarios de petroleo. A principios del 2002, EU producia el 12% del petroleo
mundial, o sea, 9 millones de barriles diarios.
Sin embargo, consume el 25% del crudo del planeta siendo el mayor consumidor
mundial y el mayor contaminante atmosferico. Por tanto, tienen que importar otros 11
millones para cubrir sus necesidades. De ellos, Mexico le vende un millon 600 mil y
Venezuela 2 millones de barriles diarios de crudo, y el resto proviene del mundo

482
arabe. Con el ritmo actual de produccion, EU tiene crudo para 11 anos, pero si tuviera
que producir con sus reservas todo lo que consume, solo tendria petroleo para 4 anos.

Lo anterior explica porque EU busca desesperadamente garantizarse el acceso a los


mercados de crudo del Continente Americano, como es el caso de Canada, Mexico y
Venezuela. Pero el gobierno venezolano de Hugo Chavez le es amenazante por su
discurso antineoliberal, y porque enviaba a Cuba 53 mil barriles diarios de petroleo en
condiciones preferenciales en virtud de un acuerdo firmado entre los dos gobiernos en
octubre del 2000. A cambio, Cuba prestaba servicios, tecnologia y productos para
impulsar el desarrollo economico-social en los sectores mas necesitados.
Por tanto, los intentos del derrocamiento de Chavez tambien tienen que ver con su
petroleo, al igual que la guerra contra Sadam Hussein quien gobierna el petroleo
iraqui. Sin embargo, el gobierno de Vicente Fox en Mexico no es un peligro sino un
fuerte aliado de Bush para abrir a los capitales extranjeros la extraccion del gas
natural y del petroleo. Para lograrlo se requerira sepultar la soberania de Mexico por
medio de las negociaciones-imposiciones del ALCA que se llevan a cabo, y la
modificacion del articulo 27 de la Constitucion que hoy reza asi: "Corresponde a la
Nacion el dominio directo de todos los recursos naturales (...) el petroleo y todos los
carburos de hidrogeno, liquidos o gaseosos (...) Tratandose del petroleo y de los
carburos de hidrogeno solidos, liquidos o gaseosos o de minerales radioactivos, no se
otorgaran concesiones ni contratos, ni subsistiran los que, en su caso, se hayan
otorgado y la Nacion llevara a cabo la explotacion de esos productos (...) Corresponde
exclusivamente a la Nacion generar, conducir, transformar, distribuir y abastecer
energia electrica que tenga por objeto la prestacion de servicio publico. En esta
materia no se otorgaran concesiones a los particulares y la Nacion aprovechara los
bienes y recursos naturales que se requieran para dichos fines (...)" EL ALCA:

ESTRATEGIA ESTADOUNIDENSE PARA EL CONTROL ENERGETICO


Desde otro punto de vista, entre los tres negocios más lucrativos del mundo se
encuentran la industria militar, el narcotrafico y los hidrocarburos. Del ultimo
dependen los paises ricos del norte y, lamentablemente para ellos, muchos gobiernos
de Latinoamerica todavia controlan gran parte del sector, ademas de realizar alianzas
que ponen en jaque a la economia norteamericana, como cuando en 1998 Venezuela y
Mexico, en alianza historica con Arabia Saudita, decidieron reducir la produccion de
petroleo para revertir la crisis del precio del crudo.
Por lo anterior, y tomando en cuenta los grandes intereses del mandatario
estadounidense George Bush en el sector petrolero de Texas, el gobierno de los EU
despliega su estrategia sobre el Continente con el fin de crear un bloque energetico
petrolero en torno al ALCA que incluye al PPP y al Plan Colombia. La iniciativa
Petroamerica intenta la conformacion de una gran transnacional que podria fusionar a
Pemex de Mexico con Petrobras de Brasil, Petroleos de Venezuela S.A. (PDVSA),
Ecopetrol de Peru e IPF-REPSOL de Espana en Argentina, bajo los intereses
norteamericanos. Y en Mexico encuentra su mas fiel aliado.
El presidente Vicente Fox, hijo de madre espanola y el nuevo Malinche de la Nacion,
advirtio en febrero del 2002 que "Este mismo ano ya se van a ver muchas realidades
de obras de infraestructura, que haran que queden totalmente conectados los
mercados de EU y Canada, a traves de Mexico hacia Panama, con ejes carreteros, con
puertos, con aeropuertos, que aseguren la infraestructura en la cual la inversion
concurra". Durante el mes de agosto del 2002, Fox se reunio con los gobernadores del
pais para convencerlos de la reforma electrica haciendo uso de chantajes politicos.
Explico que la inversion de 500 mil millones de pesos que se destina a la electricidad,
es similar a la transferencia anual a todos los gobiernos estatales y municipales del
pais, por lo que en caso de cancelar la posibilidad de la reforma seguirian los
problemas presupuestales en todos los niveles de gobierno.
Poco a poco, las petroleras se han ido fusionando creando monstruosos oligopolios.

483
Hoy, las "cuatro hermanas" petroleras transnacionales mas poderosas del mundo son
Exxon-Mobil que, para Fortune, es la compania transnacional que ocupa el primer
lugar en mayores ganancias en todo el mundo, registrando en el ano 2001 alrededor
de 15,320 millones de dolares.
Tambien se encuentra Chevron-Texaco que ocupa el lugar 43; Royal Dutch-Shell con
el cuarto lugar; y British Petroleum (BP) en el sexto lugar mundial.
Solo la China National Petroleum que ocupa el lugar 23 de las empresas con mayores
ganancias a nivel mundial representa una amenaza para las cuatro hermanas. Segun
Fortune, Petrobras ocupa el lugar 41 de las empresas mas ricas del mundo, PDVSA el
36, Repsol el 80 y Pemex el lugar 81. Si tomamos solamente el sector petrolero, para el
director de la paraestatal Raul Munoz Leos, Pemex ocupa la quinta o sexta posicion
mundial.
En Ecuador no ha bastado que Chevron-Texaco haya dejado una impresionante
contaminacion por la extraccion del crudo ademas de dejar a muchos pobladores sin
tierras ni medios de subsitencia, y en mayor pobreza a 300 mil campesinos e
indigenas amazonicos, sino que ecologistas, a principios del 2002, se tuvieron que
amarrar a los arboles que Repsol y otras corporaciones pretenden derribar en el
Bosque Protector de Mindo para construir un oleoducto de crudo pesado que
atravesaria 300 millas de areas protegidas, con un prestamo del banco aleman
WestLB por 900 millones de dolares.
Segun el investigador Aram Ruben Aharonian, en el ano 2000 los ingresos de PDVSA
fueron menos de una cuarta parte de los de Exxon-Mobil y menos de un tercio de los
de Royal Dutch- Sell o BP, mientras que su patrimonio oscilaba entre la mitad y un
tercio respecto a las grandes petroleras. En el periodo 1998-2000, el promedio de las
cuatro hermanas superaba a PDVSA en 3.6 veces en ingresos, 1.9 en activos, 1.4 en
patrimonio y 1.6 veces en ganancias antes de impuestos.
Segun un informe del Institute for Policy Studies del 2000, que incluye datos de la
Revista Fortune y del Banco Mundial, de las 100 economias mas grandes, 51 son
corporaciones y 49 paises. Segun el informe, en 1999, la venta de la cinco
corporaciones mas grandes del mundo superaban el PIB de 182 paises. En ese ano
Exxon-Mobil o Shell tenian ingresos mayores al PIB de Venezuela y Colombia, no se
diga ya de los paises caribenos y centroamericanos.

EL IMPERIALISMO GRINGO Y LA CONQUISTA GACHUPINA


Entiendase por "gringo", segun el diccionario Larousse, como "Yanqui,
estadounidense"; y "gachupin" como "Espanol establecido en la America de lengua
espanola. (Se dio primeramente este nombre a los espanoles en tiempos de la guerra
de Independencia mexicana)". Pues bien, el Imperialismo norteamericano y la nueva
version de la Conquista espanola hacen ahora alianzas. Mientras que el gobierno
espanol de Jose Maria Aznar se deja USAr por Estados Unidos para influenciar sus
politicas en Europa y la OTAN; en America Latina tambien es USAdo para abrir la
brecha mientras las grandes corporaciones transnacionales norteamericanas se
preparan a deglutir a las espanolas de energia, gas y petroleo. Las tres electricas mas
grandes de Espana estan buscando mejores posiciones hoy en el mercado y por el
control de la energia, el gas y el agua en todo el Continente bajo el acecho imperial.
Endesa, la primera electrica espanola cuenta con 20 millones 164 mil clientes (la
mitad en el extranjero y la otra mitad en Espana). Entre enero y marzo del 2002 casi
duplico su beneficio neto ya que vendio su filial Electra de Viesgo a la electrica italiana
Enel para salvar su crisis de inversion en Argentina. Ha incrementado
sustancialmente su presencia en el mercado del gas, del que hoy es segundo operador
en Espana por numero de clientes, con una cuota del 6% en el mercado domestico de
gas natural y del 4.2% en el mercado liberalizado. Pretende para el 2006 alcanzar una
cuota del 15% en el mercado liberalizado de gas. De las espanolas, solo Endesa ha
incursionado en el mercado europeo especialmente a Italia y Francia, y ademas
cuenta con inversiones en los sectores de telecomunicaciones y consultorias.

484
Endesa e Iberdrola que en menos de un ano han ingresado al negocio de la venta de
gas natural, han lanzado la guerra a Gas Natural y pretenden arrebatar el liderazgo a
Repsol en Espana. Endesa tiene en Argentina el 5% de su dinero invertido y el 2.8%
de sus activos, que equivale a una inversion de 100 millones de dolares. Esta presente
a traves de su participacion en Edesur, una de las principales electricas argentinas y
posee dos centrales. Actualmente controla el Sistema de Integracion Electrica para
America Central en el marco del PPP y se lanza por la construccion de otra presa
hidroelectrica en Chile pese a las advertencias de sus efectos en el medio ambiente y
la expulsion de indigenas de sus tierras.
Iberdrola, la segunda electrica de Espana, controla mas de un 4% del mercado
espanol de gas pero pretende llegar al 20% en el 2006 para atender sus plantas de
energia electrica y sus clientes, con quienes desde octubre del 2001 a mayo del 2002
habia firmado cerca de 100 contratos de gas. Ahora pretende convertirse en el
segundo suministrador de gas y quitarle clientes al enemigo comun de las electricas,
Gas Natural. Es lider en la operacion y construccion de parques eolicos. Entre 2002 y
2006 pretende invertir 12 mil millones de euros de los cuales la tercera parte se
destinara a otros paises, principalmente en Mexico y Brasil. Recientemente hubo un
intento de fusion entre Repsol e Iberdrola que puso en pie de guerra al sector electrico
encabezado por Endesa. La fusion fracaso. Luego otro intento de fusion entre Endesa
e Iberdrola y entre Union Fenosa e Hidrocantabrico, que tambien fracasaron.
Union Fenosa, tercera electrica espanola tambien contempla el sector gasista como
uno de los pilares para su crecimiento. Hacia el 2005 su actividad en el exterior
representara el 40% total de sus ventas y el 35% del resultado operativo. La electrica
gallega trabaja en la generacion y distribucion de energia electrica y prestacion de
servicios como el suministro de agua y consultor. En el 2000 se introdujo en el sector
del gas natural e incremento su beneficio neto en un 18.7% en el primer trimestre de
este ano por el crecimiento de su actividad internacional.
La petrolera espanola Repsol nacio en 1987 sin una dimension internacional.
Hoy ocupa la 5a. posicion en Europa y es la 7a. petrolera del mundo. En 1999 decidio
comprar Yacimientos Petroliferos Fiscales de Argentina (YPF) con una inversion de 15
mil millones de dolares. Uno de sus objetivos estrategicos es la inversion en
electricidad ya que cuenta con el gas. Repsol YPF y Gas Natural construyeron una
nueva sociedad con un capital repartido en un 50% para comercializar gas licuado en
el mundo. Pero luego llego la crisis de los precios del petroleo y la crisis en Argentina
cuyo gobierno impuso un impuesto del 20% a las exportaciones petroleras, por lo que
retuvo la mitad de los envios de crudo fuera del pais asi como gasoleo a Bolivia. Repsol
YPF se vio obligada a vender sus acciones atrapada en unas medidas que sus propios
directivos ayudaron a promover.
De este modo, con una deuda de 5 mil millones de euros, Repsol anuncio que vendia
el 23% de la participacion de Gas Natural a los catalanes del banco La Caixa quien,
con un 26% de las acciones, se convierten en el principal accionista con lo que dan
comienzo a su incursion en los negocios del gas natural y la electricidad. Entre el
2002 y el 2006, Gas Natural pretende conseguir más de 10 millones de clientes en
distribucion de gas y ganar cuota en el mercado de generacion electrica. Por cierto,
Gas Natural por medio de su subsidiaria en Mexico y quien controla 8 de las 14 redes
de distribucion de gas natural en el pais, podria ser la unica empresa con la concesion
para distribuir el gas natural en el estado de Veracruz por 30 anos. Curiosamente, es
el FMI quien ha llevado a la crisis a Argentina y por tanto a las inversiones europeas,
sobre todo espanolas en el sector bancario, gas y petroleo. De la misma manera llevo a
la crisis a los "tigres asiaticos". No es casualidad que las oficinas del FMI, del Banco
Mundial, del BID, la Casa Blanca y el Pentagono, esten en Washington.
La petrolera espanola Cepsa tiene inversiones en la planta Interquisa Canada cuya
produccion sera principalmente destinada a EU. Cuenta con exploracion en diversas
zonas de Colombia y otras en America Latina. Su estrategia de crecimiento se basa en
el gas de Argelia, pais cuyos ingresos dependen en un 95% de la venta del petroleo,

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toda vez que su yacimiento RFK cuenta con reservas iniciales de mas de 100 millones
de barriles de crudo que se explota desde 1996. Pero hay otro yacimiento 10 veces
mayor que este, el yacimiento ORD. Cepsa estudia la construccion de un gasoducto
que unira Argelia con Europa, via Espana, bajo la sociedad Medgaz donde estan
asociadas Sonatrach, TotalFinal Elf, Endesa, British Petroleum, Gaz de France y ENI.
Por lo hasta aqui expuesto podemos afirmar que el futuro de Espana es el futuro de
EU. El imperialista devorara tarde o temprano al nuevo conquistador en el escenario
de la guerra que libran las transnacionales por el control del agua, el gas, la
electricidad y el petroleo. Pero es al mismo tiempo la guerra contra los pueblos indios
y campesinos del Continente que luchan y resisten por su dignidad y por su tierra.
Son, en definitiva, la vanguardia de los protectores de la naturaleza y la punta de
lanza de un mundo mejor para todas y todos.

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14 de noviembre de 2002

Antonio, el estafador

James Petras
Traducido para Rebelión por María Luján Leiva

Antonio mostraba un real espíritu empresarial a una edad temprana. Cuando era
monaguillo vendía el vino sobrante de la comunión a un amigo de la familia antes que
el sacerdote pudiera humedecer sus labios. También era "un poquito diablito", como
se quejó un anciano monseñor a la madre sin entrar en detalles. El jovenzuelo,
inocentemente ignoró la mano sigilosa del hombre de Dios, que ascendía de su rodilla
a su muslo y justo un poquito más arriba - hasta el chico saltó dando un grito. El
padre pío se sobresaltó y empleó palabras tranquilizadoras, pero el joven amenazó
decírselo a su confesor, un joven sacerdote que ambicionaba ocupar la lucrativa
parroquia del viejo cura. Este último temiendo el escándalo y la pérdida de su
pensión, se vio forzado a abastecer al "pequeño diablo" con pistachos, empanadas y
pasteles que hacía doña María, una de sus devotas de la parroquia, quien se
preguntaba sobre los nuevos gustos del viejo cura.
De monaguillo el joven Antonio pasó a ser líder de la división juvenil del Opus Dei,
donde fue activo en la recolección de fondos y organizando retiros donde los líderes
económicos y la nueva generación podrían encontrarse para la renovación espiritual.
Los padres de la Iglesia apreciaban las habilidades organizativas de Antonio y el éxito
en la colecta de fondos, aunque algunos obispos arqueaban las cejas sobre la
contabilidad "gastos varios" que sumaban un tercio de todos los gastos.
En los retiros, Antonio se arrodillaba y bajaba sus ojos en los momentos más visibles y
apropiados, pero pasaba la mayor parte del tiempo conversando con ejecutivos de
bancos, brokers, inversionistas y miembros de familia políticamente conectados. En
las noches durante la hora social el ponía la mira sobre la sobrina de algún muy bien
conocido obispo, aunque no era claro si era por la espiritualidad de ella, la línea del
busto o los lazos eclesiales lo que atraían a Antonio. De cualquier modo, manejaba
todo bien, empezando con Tomás Aquino, el terminaba retozando en el paso y con una
presentación al Tío Obispo, quien se había movido de salvar a las almas al manejo de
las inversiones y propiedades de la Iglesia.
Durante sus años de Universidad en la Facultad Empresarial de los Jesuitas, se unió
al grupo de debates, combatiendo fieramente al grupo cripto-comunista de la "Teología
de la liberación", ganándose el favor de los jerarcas ancianos que aún estaban en
duelo por la muerte de Franco y de la 'época dorada de la Iglesia'.
En sus vacaciones de verano, Antonio retozaba desnudo en las playas de Mallorca,
invitado por su última novia, Isabel, la hija de un prominente líder del Partido
Popular. "Como Adán y Eva", bromeaba mientras rompían las olas. Era un artífice
para asegurarse relaciones amorosos sin ningún compromiso estratégico,
convenciendo a Isabel que ellos podrían confesarse después de usar un condón.
Antonio nunca abandonó completamente a ninguna de sus bien conectadas novias o
sus conocidos influyentes, aunque esto afectaba su trabajo en la facultad resultando
en calificaciones algo bajas. "Quién tú conoces es tan importante como qué conoces",
le dijo a uno de sus compañeros de facultad, mostrándole ostentosamente un reloj
Rolex.
Ya en tercer año de la Universidad, Antonio estaba trabajando en una agencia de
inversiones, haciendo investigación sobre las tendencias de inversión. Pero también
apuntó al modo en el que los nuevos fondos eran colocados en cuentas anónimas en el
exterior y que no se hacían diligencias sobre los depositantes de más de 100 millones
de pesetas. Antonio tenía un buen salario pero no era el dinero sino los clientes lo que
le interesaban. Era muy diferente con los altos oficiales militares y respetuoso con el

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alto clero y despectivo con sus colegas que pasaban su tiempo encegueciéndose frente
a las pantallas de las computadoras.
"No te vuelves rico trabajando para otro", su padre le había aconsejado, un empleado
de por vida en el correo, "pero tú no estás tentado de hacer el trabajo del diablo",
agregó su piadosa madre.
El día después de la graduación Antonio salió para buscar un nuevo auto, empezando
con un BMW y terminando con un Mercedes. Las cuotas excedían su salario mensual.
Celebró con su familia en un almuerzo y luego invitó a su última novia, la hija de un
general de la Guardia Civil, a uno de los restaurantes más caros de Madrid, donde le
sugirió un fin de semana en un "resort" de cinco estrellas en las Canarias.
Antonio editó un llamativo folleto sobre estadísticas del crecimiento de las inversiones
que era el doble de sus antiguos empleadores, solicitó el nombre de conocidos
prominentes para el Consejo de Asesores y lo envió a individuos conectados con
organizaciones importantes. Luego alquiló una oficina en el distrito financiero,
convenció a una rica viuda para postergar la renta por seis meses prometiéndole un
20% de interés. Tal era su confianza, que compró un magnífico escritorio y mesa de
caoba, pagando el equivalente de los salarios anuales de una armada de limpiadores
del Aeropuerto Internacional de Barajas.
Pero Antonio no era uno de quedarse sobre su sofá de cuero admirando el mobiliario.
El estaba al teléfono, hablando, visitando clientes potenciales. Logró una lista de las
más grandes asociaciones de caridad y de fondos de pensiones, localizó a los
directores y luego empezó a telefonear a los amigos o a los amigos de amigos en
posiciones altas. Su actual novia era la sobrina del Ministro de Salud en el gobierno
conservador. Recorrió la lista de las sociedades de caridad con fondos públicos. Anotó
la Asociación de los Mudos, Sordos y Ciegos, los pensionados de la Orden de los
Combatientes Falangistas, y la Fundación por las Guardias Civiles Discapacitados.
Para empezar, su novia pidió una entrevista con el Ministro de Salud con el cual
discutió sus planes para privatizar y convertir a las sociedades de caridad en "auto
sustentables" sobre las bases de las ganancias de su Fondo de Inversión, de alta
ganancia y bajo riesgo, que él llamó Fondos de Crecimiento y Seguridad (FOCES).
"Nosotros bajamos la carga del Estado, introducimos el Mercado pero al servicio de las
tradicionales virtudes cristianas de la caridad y de la ayuda a los pobres". El continuó
demostrando su sinceridad en la prosecución de la caridad a través de la promesa de
bajos costos en la administración de fondos - la mitad de las firmas establecidas.
"El tema" aconsejó un exitoso y fugitivo financiero americano - ahora con ciudadanía
israelí - "es lograr los grandes dineros. Olvídate de los honorarios - esos son maníes".
El Ministro, un devoto practicante del Mercado Libre y miembro del Opus Dei estaba
impresionado pero quería más información sobre los récords de FOCES. Antonio le
pasó una copia del Report FOCES, el cual presentaba un mapa mostrando una
tendencia positiva del 40% sobre el año anterior.
"Ud. maneja fondos privados?, inquirió el Ministro.
"Sólo para amigos e inversores de más de 50 millones de pesetas", contestó Antonio.
"Mi principal incumbencia son los clientes institucionales".
El Ministro, cuyos propios fondos estaban alzándose al 14% captó la chance,
"Desearía Ud. incluirme en su lista de amigos?"
"Por supuesto", sonrió Antonio.
Allí, el Ministro firmó un cheque de 20 millones, "sólo para ver como funciona, soy una
persona cauta".
Antonio fue directamente al Banco y depositó el cheque en su cuenta personal. Esa
noche llevó a su novia a un restaurante 3 estrellas y pagó una cuenta de 50.000
pesetas. También pagó sus cuotas atrasadas de su Mercedes. Antonio estaba siempre
afuera y corriendo. El siguiente día hizo una cita para ver al Director de la Asociación
de Mudos, Sordos y Ciegos. Habiendo recibido una llamada del Ministro, le dio la
bienvenida a Antonio, quien lo encontró ciego de angurria y de "fáciles ganancias".
Mostró el folleto, siguió el cheque, incluso el favor privado fue incluido. Antonio

488
extendió su mano que fue estrechada ansiosamente por su nuevos cliente.
"Cuatrocientos millones de pesetas no es un mal negocio temprano en la mañana".
Antonio volvió a su oficina y empezó a colocar sus apuestas en los sectores del boom
de alta tecnología y telecomunicaciones. La mayor parte de su conocimiento del
mercado de varios tratados académicos sobre la "New Economy" escritos por
profesores americanos de prestigiosas universidades y un frecuentemente citado
catalán que escribió varios tomos sobre "la revolución científico-tecnológica".
El teléfono sonó tres veces antes que Antonio se dignara atender. Era Pedro, el gallego,
cuyos barcos de pesca transportaban más cocaína y heroína que bacalao y
langostinos.
"Me gustaría hacer una inversión, Doctor Antonio. Venga a mi oficina después de
almuerzo a las 5,30 hs."
Antonio dudó, "Ok"- justo para ser educado.
Antonio estaba enojado. Después de su gran presa, no tenía ganas de correr a su
oficina para levantar la ropa sucia.
Dudó. Me sería posible introducirlo a Ud., tengo una agenda compacta, a las 4,30". El
otro dijo a las 5 y colgó.
Antonio miró su lista. Con el nuevo régimen conservador, los Falangistas retirados
habían logrado un gran impulso en el presupuesto del estado.
Marcó el número y habló al director. La brusca voz juvenil se suavizó cuando él
mencionó FOCES. "Sí, qué tal mañana a la mañana para el desayuno?".
El iba muy suave. Antonio lo halagó con alguna reflexión sobre "la segunda ola" de
Franquistas que impresionó grandemente al director, hijo de un antiguo general del
Ejército Nacional.
"Vea usted, Franco restableció el orden a través del estado, y proveyó seguridad de la
propiedad; la 'segunda ola' moderniza la sociedad privatizando la economía, y pone al
mercado al servicio de nuestros valores tradicionales".
El director sonrió, le dio un nuevo significado a su prosecución de riqueza y virtud. El
neo-falangista estaba igualmente impresionado por la publicación y la lista de clientes
que ya se habían suscripto a los fondos de FOCES. "Nosotros tenemos 400 millones de
pesetas en fondos de pensión de nuestros valientes ex - combatientes, puede usted
manejarlos?."
Antonio sonrió, "es el promedio de nuestras inversiones institucionales. Estoy
comenzando un nuevo portafolio diversificado incluyendo importantes compañías de
energía de USA, en las cuales se incluirían los fondos falangistas, porque mi familia
tiene lazos con el Movimiento desde los inicios".
El falangista lo miró un momento. "Hay alguna comisión para volcar estos fondos en
FOCES?", susurró.
Antonio lo miró fijo. "Comisión? Mi porcentaje para nuestras obras de caridad es la
mitad de mis competidores y un tercio de lo que cobran los vascos y catalanes. Y
usted quiere una comisión?. No, mi colega, no puedo aceptar pagar 'comisiones' que
comprometan la integridad de mi Casa, a mí mismo y a mis otros clientes". El
ejecutivo se quedó frío.
"Estaba probándolo", dijo, "Como Dios probó a Abraham".
Antonio se alegró de no haber perdido la cuenta - prefiriendo este tipo de diligencia a
una auditoría de sus libros. En compensación, Antonio acordó pagarle un "honorario
de consulta" si él le abría paso entre los ricos de la "segunda ola" falangista.
En algunos meses el Fondo de Inversiones de Antonio aparecía en los titulares de las
páginas financieras de los principales diarios de Madrid y Cataluña. Era descripto
como un "muchacho genio" de la New Economy. Daba conferencias en varias
empresas y bancos de ahorro y préstamos (cajas) cobrando su usual honorario de 1
millón de pesetas por una conferencia de 45 minutos y 30 minutos de preguntas. Las
más importantes redes televisivas lo entrevistaban, y cuando los directores lo
invitaban a almorzar le pedían discretamente un consejo para la inversión. Las filas se
formaban afuera de las oficinas de FOCES aunque Antonio había alquilado dos pisos

489
como también a un pequeño ejército de secretarias, contadores y analistas de
mercado. Los inversores en fondos de pensión le rogaban que tomara sus dineros -
órdenes religiosas de ambos sexos, la Guardia Civil, la Asociación para la Protección
de la Familia, la Tradición y la Nación; las abuelas, las viudas, las secretarias como
también académicos líderes y por supuesto, a hurtadillas, la Familia Real. Antonio les
dio entrada privilegiada a ellos en una nueva oferta de una compañía estadounidense
de software, FlyByNite.com, la cual proveía acceso a acciones calientes, fútbol y
popcorn. La Reina lo invitó al Palacio donde pudo encontrar otras celebridades del
mundo del cine, la alta sociedad y el mundo de las altas finanzas.
Antonio estaba muy ocupado viajando principalmente por Estados Unidos, Rusia y el
Caribe. Pasaba la mayor parte del tiempo en Nueva York con lo más granado y mejor
de Wall Street, consultando e investigando de acuerdo a las recomendaciones de las
Grandes Casas - Solomon Brothers, Goldman-Sachs, Merrile-Lynch.
Los antisemitas viscerales de la Iglesia Tradicional abandonaban sus prejuicios en la
medida que sus acciones remontaban ("Esos judíos son gente astuta" decía el
manager de inversiones a sus píos clientes", y "Antonio los conoce a todos"). En Rusia,
Antonio se encontró en el aeropuerto con un séquito de hombres corpulentos que lo
llevaron a un hotel. Su consejero económico era del íntimo círculo de los más cercanos
consejeros de Yeltsin - así les dijo.
"El Gran Hombre es muy lúcido, cuando está sobrio", Iván Shactman le deslizó a
Antonio. "Y cuando está sobrio, firma tratos de negocios muy lucrativos para el sector
privado".
Antonio estaba más impresionado por la variedad de truhanes ofrecidos por los
managers del hotel, que por los directores financieros, cuyas manos y cuentas
mostraban
claros signos de exceso de lavado "sin detergente". Antonio tenía el signo dólar en los
ojos pero dudó cuando su consejero Schactman desapareció después de una
discusión en la sala del Consejo de GAZPROM, el gigante del petróleo y la energía.
Cuando Antonio preguntó a otro consultor de inversiones, le dijeron "se escapó con
una secretaria ucraniana de dieciséis años a Marbella".
Antonio se hizo cauto y temeroso por la forma en que las compañías cambiaban de
mano sobre cadáveres. "Es más seguro no invertir aquí pero hay posibilidad de
transferir capital de Rusia a España", pensó. "Nosotros resolvemos nuestras disputas
en cortes de justicia, este es un país sin ley de asesinos y estafadores - no es como
América" comentó cuando se dirigía al aeropuerto.
Antonio no invirtió en capitales rusos, pero volvió con varios contratos lucrativos "para
invertir fondos rusos" con propósitos de lavado con una saludable comisión del 20%.
Desde su retorno, Antonio dio una conferencia en la Universidad sobre "Globalización:
El Nuevo Orden Mundial". Describió como la "globalización es el estadio más alto del
capitalismo - eliminando clases y conflictos generacionales. Todos ganan, nadie
pierde". Luego como una provocación para los pocos profesores izquierdistas de cara
amarga alardeó "Nuestra firma está reclutando más gente trabajadora y asalariada
que todos los izquierdistas y los sindicatos de España porque nosotros los hacemos
ricos ahora, no les ofrecemos un pedacito de cielo en la ilusoria utopía de un futuro
impredecible".
Muchos estudiantes y profesores se amontonaron en el podio cuando terminó,
pidiéndole trabajos, "tips"de inversión, su autógrafo. Antonio sonreía con gracia y sus
ayudantes entregaban tarjetas profesionales y su chofer le abrió la puerta de su
Jaguar.
Antonio, llamó a la oficina. "Tenemos que tener una reunión inmediatamente cuando
llegue a la oficina: Tenemos un inmenso mercado no destapado - 'la democracia de los
tenedores de acciones'. Invita a algunas secretarias y señoras de la limpieza!".
Antonio caminaba dentro del salón de reuniones. "Nuestro foco ha sido convencional,
institucional". Se sacó la corbata y dejó caer su saco Armani sobre el respaldo de la
silla. "Millones juegan a la lotería y pierden. Nosotros invertimos sus fondos y ellos se

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enriquecerán! Nosotros somos los verdaderos revolucionarios: convertiremos a cada
español en millonario. Cuántas de nuestras secretarias han invertido en fondos
FOCES? Muchas manos se levantaron. "Han ganado dinero?"
"Sí" gritaron todas.
"Quieren ser ricas"?
Todas sonrieron. "Por supuesto".
"Está bien", Antonio estaba exultante, "mañana llamamos a una conferencia de
prensa y ustedes estarán en el centro de la atención. Estamos lanzando un esfuerzo
de organización masivo para asegurarles un futuro de bienestar y de prosperidad a
cada español que pueda levantar su colchón!".
Todos aplaudieron.
"Nuestras comisiones serán altas dado que podemos esperar un montón de clientes
son pequeñas sumas. Pero recuerden, nosotros no estamos más en una operación de
negocios, estamos construyendo una democracia económica, con inversiones y
ganancias para todos". Antonio terminó con un brillo en los ojos, casi gritando como
un nuevo converso al mercado.
En la conferencia de prensa, un cronista le preguntó a Antonio, "qué le sucedería a la
economía, si cada secretaria se convirtiera en millonaria, quién trabajaría?".
"Ese será un problema para el futuro. Tendremos que resolver el problema del ocio y
de la alta cultura, quizás debamos volver a Carlos Marx y consultar lo que decía sobre
la organización del tiempo de ocio en una sociedad sin clases", contestó jocosamente.
"Qué si la economía se sumerge y las acciones bajan?, preguntó otro periodista.
Antonio sonrió. "Esa cuestión es parte del pensamiento conservador. En nuestro
tiempo con la Nueva Economía revolucionaria no hay ciclos económicos, como no hay
más chimeneas humeantes o vestidos formales". Hay fibras ópticas, biotecnología, y
sobre todo tecnología informática. Esto significa que nunca más experimentaremos el
alza y la caída de los mercados. Hay un sólo camino y es hacia arriba. Ayer 2000, hoy
3000, mañana 4000 - no hay límites para las acciones, la creencia y el éxito!".
Antonio se iba caminando mientras los periodistas empujaban por las tarjetas de sus
asistentes. Dos días después, mientras Antonio con su pijama de seda estaba tendido
junto a su nueva novia, una princesa de Silicon Valley, quien le llamó la atención
sobre las noticias del colapso de una docena de empresas dot.coms en Silicon Valley.
"Llamaré a mi agente en New York y veré que dice", Antonio bostezó.
"Hola, es Antonio de FOCES - FOCES en Madrid", dijo Antonio algo ofendido que el
agente de New York no reconociera inmediatamente su voz. "Quiero saber qué sabes
sobre el colapso de esas dot.coms en Silicon...".
"Nada de preocuparse. Un pequeño sacudón de las firmas marginales. Pasa todo el
tiempo después de la explosión, hay fusiones, ventas y algunos perdedores.
Luego empieza de nuevo. Nada para preocuparse. Si tienes algo en esas compañías no
es mucho y el resto del NASDAQ va bien. Le aconsejo comprar en las bajas y vender
en las alzas".
Antonio colgó y sonrió a su princesa de Silicon. "Dice que es una normal sacudida,
todo está bien"" .
Ella se rió tontamente, "espero que signifique una sacudida y no un derrumbe".
En las siguientes 3 semanas más empresas dot.coms se plancharon. El mercado
temblaba y luego se sumergía abruptamente. Antonio estaba perplejo. Estaba en
constante contacto con sus agentes en Nueva York, Londres, San Francisco.
Cuando les hablaba, le aconsejaban quedarse calmo, "es una sacudida"; o le advertían
"si usted se va en la bajada, usted pierde - espere la recuperación".
Antonio empezó a incrementar sus "comisiones" y trasladarlas a cuentas off-shore
anónimas. Llamó a una reunión a todo su equipo, sus agentes y analistas.
"Tenemos una necesaria corrección en el mercado. Tenemos que informar a nuestros
inversores de mantenerse firmes, resistir sino de otras maneras ellos perderán una
gran tajada. Es lo que se apoda en Wall Street una "sacudida" inevitable, donde las
grandes firmas se apoderan de las firmas marginales".

491
No obstante los teléfonos, los faxes y los mails inundaban las oficinas de FOCES.
Afuera de las oficinas se formaban filas de clientes. Antonio abría las puertas y les
decía: "Manténganse firmes, no cunda el pánico, nuestras inversiones están seguras
en los sectores de punta de las nuevas telecomunicaciones".
Pero algunos inversores empezaron a retirarse en grande. Antonio llamó a sus agentes
en EE.UU - el mercado IT estaba cayendo aceleradamente: algunas acciones de
millones de dólares eran más baratas que el papel higiénico; algunas acciones de
billones de dólares no servían ni para una entrada a la corrida de toros.
Llamó a una reunión de sus contadores y auditores. "Necesitamos cubrir nuestras
pérdidas temporarias"- todos sonrieron - "no es una broma, sus puestos de trabajo
son los próximos!". Antonio ordenó con aspereza "podemos 'tomar préstamos' de las
'transacciones financieras' de Rusia y ubicar amplias órdenes de compra y venta con
diferentes agentes en el mismo día. Esto inspirará confianza a nuestros inversores
mientras se dará la impresión que FOCES está dirigiendo una buena cantidad de
negocios."
Uno de los contadores mencionó el creciente faltante en las cuentas corrientes y la
ausencia de 'cash' para cubrirlo.
"Bien, usted opera con las categorías de la vieja economía. Nuestros bonos, y opciones
no son realmente 'costos' - son 'inversiones' - nosotros somos 'activos'. Usted necesita
ponerlos en la otra columna".
"Qué pasa acerca de créditos con bancos en el exterior?", interrumpió un contador
senior.
"Eso mi querido colega, es el secreto de nuestro éxito. Cómo nosotros creamos
confianza en los inversores, pagamos buenos bonos - cómo nosotros compramos
nuestras residencias en Marbella y los yates de 20 metros - y nos metimos en la muy
volátil New Economy. El secreto de nuestro éxito son los préstamos secretos - no
queríamos preocupar a nuestros inversores acerca de nuestros créditos, así que los
mantuvimos fuera de los informes oficiales".
"Pero Antonio, esas son nuestras deudas, deben ser pagadas y los nuevos flujos de
capital se están secando y nuestras inversiones quiebran. Qué debemos hacer?".
Los auditores de Armani estaban preocupados, sabían mejor que ninguno que el barco
se hundía y no querían quedarse con la valija en la mano.
Antonio arqueó sus cejas, por primera vez unas gotas de sudor aparecieron en su
frente, no obstante el aire acondicionado. "Hablaré con nuestros amigos, el Ministro
de Salud y de Economía, que no permitirán que nos hundamos, para que nos den un
crédito puente".
El encuentro terminó.
Esa tarde, varios Arzobispos llamaron, como también el Director de los Fondos de
Pensiones de la Guardia Civil. Todos querían una cita privada o amenazaban retirar
sus fondos.
Antonio sonreía mientras revisaba sus acciones. "Amenazas vacías", reía
nerviosamente. "No hay nada que puedan retirar".
Se puso a leer el sector financiero de El País. "Las inversiones FOCES en crisis?", él
leyó. Llamó al editor para quejarse. El asistente del Director le contestó que sus
"fuentes eran impecables: ex - auditores recientemente licenciados".
"No hay lealtad en este mundo", moralizó. "Sólo socios para los buenos tiempos".
Su secretaria le comunicó que había recibido una llamada de los asociados
económicos de Rusia que venían de Moscú para una reunión privada. Antonio cambió
de colores: del rosa al amarillo pálido. A los huérfanos, ciegos y sordos los podía
manejar pero a la mafia rusa no, miró sus delicados dedos y un estremecimiento
recorrió su espalda. Qué si ellos traen a los albaneses con ellos, estos tipos cortan
orejas, no sólo quiebran manos?".
Antonio agarró su maletín, lo llenó con todos los papeles de valor y se fue por la
puerta trasera, diciendo a su secretaria que estaba afuera en viaje de negocios por el
resto de la semana.

492
Dejó su Jaguar en el garaje de la oficina y alquiló un Peugeot. Llamó a su novia y le
dijo que se encontraran en su departamento en diez minutos.
"Necesito un lugar para descansar - una 'villa' tranquila, quizás Portugal".
Su noviecita preguntó "pero qué pasa con mi ropa, mis zapatos"?
"Todos necesitamos hacer sacrificios", replicó Antonio, tenso.
"Le prometí a mi mamá advertirla si dejamos la ciudad", agregó con sonrisa tonta.
Antonio condujo hacia Extremadura.
Los corpulentos hombres de negocio rusos empujaban a través de la multitud de la
elite española, no mostrando ningún respeto ni consideración por las pesadas cruces
de oro, o las medallas de los generales, o las abuelas con anteojos de sol y zapatos de
tenis.
"Dónde está él?". Bramaban los jefes de la mafia rusa en un español deficiente. Las
secretarias españolas estaban muy atemorizadas. Los contadores y agentes se metían
en la cafetería; un auditor de orejas grandes decidió llamar a la policía cuando uno del
grupo albanés miró su orificio auditivo.
La Guardia Civil salió de los ascensores y corrió hacia el Director de sus Fondos de
Pensión, la Guardia usaba sus bastones para desalojar a los sudados rusos y al grupo
albanés para poner a su Director de Pensiones en la primera línea. En vano. Antonio
se había ido.
Todos los periódicos encajaron la noticia en primera página, los canales de televisión
competían con las noticias sobre los fondos de las asociaciones de caridad y de
pensiones que habían sido escamoteados.
Mientras, Antonio descansaba en una villa de las sierras de Extremadura, lo
despertaban los cencerros de las ovejas en las mañanas y gozaba de caminatas en los
senderos de montañas. Hablaba a pocas personas y gozaba del aire campestre,
preparando su próxima movida.
"Los Estados Unidos de América - no tomé dinero de ellos, al contrario logré un pepino
de ellos!. Florida tiene un clima para disfrutar, una cierta cultura latina y es el centro
del giro de capital de América Latina que busca inversiones prometedoras."
Su novia sonrió. "Nada mejor que un lugar bendecido por Dios. Pero no tienes miedo
de ser extraditado?".
Antonio sonrió, "No extraditan a amigos del mercado libre. Leí que hay más de mil ex -
dictadores, torturadores, militares, estafadores, que viven vidas normales en Florida. Y
yo soy un inversor cuyas inversiones se estropearon como a millones de americanos.
Empaca, mi querida".
Como Antonio cargó el auto, tres patrulleros lo pararon en la polvorienta ruta. Y
bloquearon su camino. Saltaron varios Guardias Civiles.
"Es él", exclamó un pastor. "Es uno de los que estafaron el Fondo que pagaba 10.000
pesetas de pensión a mi hijo sordomudo".
Antonio fue llevado a un costado. Su novia gritaba. "No te olvides de tirarme las llaves
del auto".
En prisión, sus abogados le aconsejaron no pedir una fianza, ya que un grupo de
siniestros rusos y albaneses merodeaban sus oficinas y su departamento.
Se lanzó una investigación parlamentaria, y la mayoría de los Ministros del Partido
Conservador alegaron que fueron engañados por las cartas de recomendación de los
Directores de los Fondos de Pensión y de las Asociaciones de Caridad, quienes a la vez
acusaron a los obispos que se remitieron a cartas de un desesperado monseñor que a
la vez alegaba recordar a Antonio como un monaguillo un poco diablito.

493
2 de diciembre de 2002

El giro a la derecha del presidente Lula


Epílogo: Brasil en noviembre de 2002

James Petras
Traducido para Rebelión por Manuel Talens http://www.manueltalens.com

Según la mayor parte de los criterios económicos, el régimen de Cardoso fue el peor de
los siglos XX y XXI en Brasil. Sin embargo, uno de los resultados positivos de sus
fracasos fue que provocó un cambio masivo hacia la izquierda en el electorado. En las
elecciones presidenciales de octubre de 2002, Luiz Ignacio "Lula" da Silva, el
candidato a la presidencia por el Partido de los Trabajadores obtuvo la cifra récord de
52 millones de votos, es decir, el 61,4%, frente al 38,6% de José Serra, el delfín de
Cardoso. La elección de Lula fue el reflejo tanto de las condiciones abismales de la
economía brasileña como de las enormes expectativas de la clase trabajadora y de los
campesinos para que este gobierno lleve a cabo una profunda redistribución de la
riqueza y de la tierra, así como para que mejore los servicios sociales, ofrezca
oportunidades de trabajo y vuelva a socializar las industrias estratégicas.
A pesar de que algunos sectores de la clase capitalista brasileña apoyaron a Lula, los
observadores estiman que más del 80% de sus votos procedían de los pobres de zonas
urbanas y rurales, que esperan cambios sociales básicos y una ruptura con el modelo
neoliberal existente.
Sin embargo, el nuevo presidente no es ni mucho menos el candidato izquierdista de
años pasados. Antes de las elecciones, designó como vicepresidente al magnate de la
industria textil Alencar, que procede del derechista Partido Liberal, forjó alianzas con
grupos evangelistas de derecha y con sindicatos, lo cual dio lugar a protestas del clero
progresista católico y de la izquierdista Confederación de los Trabajadores (CUT). Lula
firmó asimismo un pacto con el FMI por el que se compromete a mantener los pagos
de la deuda, una política fiscal estricta y un superávit de 3% en el presupuesto que
será dedicado a las obligaciones de la deuda. Aceptó también continuar las
negociaciones de la Alianza de Libre Comercio de las Américas (ALCA), impulsado por
Washington, y se negó a apoyar un referéndum informal sobre este asunto promovido
por la iglesia y los movimientos sociales. El programa de Lula era esencialmente de
centro, pues prometía (1) bajar las tasas de interés para los inversores sobre la base
de su distinción entre el capital "productivo" y el "especulativo"; (2) financiar
programas para que los pobres hicieran tres comidas por día; (3) mejorar los
programas de la educación y la sanidad públicas; (4) proteger las industrias locales y
(5) llevar a cabo un programa de reforma agraria. El giro de Lula hacia el
centro-derecha, alejado de un programa de cambios estructurales, no es
sorprendente. Durante el último congreso de su partido, más de 75% de los delegados
eran profesionales de clase media, funcionarios públicos, etc.; el otro 25% incluía
sindicalistas y una serie de líderes de los movimientos sociales. Hace veinte años, el
Partido de los Trabajadores se basaba en representantes de las fábricas, activistas de
las favelas urbanas, movimientos rurales y "comunidades de base" de la iglesia
progresista. El "giro a la derecha" de Lula no es sólo un reflejo de un cambio táctico
para ganar apoyo electoral, sino del cambio estructural interno en la composición del
Partido de los Trabajadores. En segundo lugar, las estructuras internas del partido
han cambiado de manera importante. Durante sus primeros años, el Partido de los
Trabajadores estaba vinculado directamente con los movimientos sociales, pero a
principios de los noventa evolucionó para convertirse en una máquina electoral,
separada de los movimientos, y sus miembros elegidos, tanto en los ámbitos local
como estatal y nacional, se vincularon a las estructuras institucionales. Debido a
dicho cambio, la base popular empezó a tener cada vez menos influencia en el

494
programa del partido y en los miembros elegidos, que se convirtieron poco a poco en
políticos burgueses convencionales, muchos de los cuales privatizaron servicios
públicos y forjaron alianzas con las elites del mundo de los negocios. El cambio
programático de Lula se vio precedido por el giro a la derecha de muchos
gobernadores, alcaldes y otros legisladores locales del Partido de los Trabajadores. El
ejemplo más notable es el de Antonio Palocci, uno de los estrategas electorales más
importantes de Lula, que ha sido, además, el primero en acceder al gabinete (como
ministro de Economía). Cuando era alcalde de Ribeirão Preto, en el estado de São
Paulo, Palocci privatizó el agua y las compañías municipales de teléfonos y se alió con
los barones del azúcar, archienemigos de los trabajadores rurales. El paso de Palocci
por la alcaldía es una muestra más de las deficiencias de su "giro a la derecha". Tras
siete años en el puesto, la ciudad sólo trata el 17% de las aguas residuales, los índices
de desempleo y de criminalidad han aumentado y el tiempo de espera y las colas en
los hospitales también. Las posibilidades que tiene Lula de mejorar sustancialmente el
nivel de vida de los pobres brasileños, de financiar una reforma agraria y una
promoción a gran escala del empleo y de la expansión industrial son muy limitadas, y
ello debido a sus alianzas preelectorales y a los acuerdos económicos que pactó.
En primer lugar, su acuerdo con el FMI significa que dispondrá de muy pocos fondos
una vez que su gobierno aparte un superávit del 3% del presupuesto para pagar la
deuda pública. En segundo lugar, las tasas de interés de 23% de Cardoso se basan en
la necesidad de seguir atrayendo capital extranjero para impedir la inflación. La
aceptación por parte de Lula de esta agenda "antiinflacionista" significa que será
incapaz de disminuir sustancialmente las tasas de interés para estimular la inversión
local "productiva". Dados los acuerdos presupuestarios de Lula y sus lazos con las
elites de los negocios, probablemente será incapaz de responder a las exigencias de los
trabajadores de aumentar los salarios, o incluso de incrementar el salario mínimo. En
el caso de que Lula responda en parte a las expectativas populares, puede esperar que
el FMI suspenda los préstamos. Si disminuye las tasas de interés para estimular la
inversión local, los inversores extranjeros se retirarán, lo cual hará aumentar la
inflación. A pesar de que el control de la inflación puede ser una herramienta política
positiva, es bastante probable que provocara la inclusión de Lula en la lista negra de
las instituciones financieras internacionales y de los bancos locales privatizados. El
hecho de haberse comprometido con un esquema neoliberal hará que Lula tenga
dificultades para iniciar cualquier nuevo programa, incluso los que prometió a sus
nuevos aliados de las elites de los negocios. Más aún, existe el peligro de que el nuevo
régimen tenga que adoptar medidas represivas para contener las exigencias populares
dentro de los límites impuestos por el FMI y el Partido Liberal. Durante la campaña
electoral, Lula prometió utilizar toda la fuerza de su régimen para reprimir las
ocupaciones ilegales de latifundios, es decir, los programas de las organizaciones de
los trabajadores sin tierra. También Cardoso utilizó medidas represivas similares, de
acuerdo con sus alianzas preelectorales con los hacendados que controlan el Partido
del Frente Liberal. No cabe duda alguna de que Lula ha heredado una economía en
condiciones desastrosas: inflación galopante, casi 20.000 millones de dólares de
desembolsos anuales para la deuda externa, déficit de la balanza de pagos,
crecimiento negativo per cápita, una moneda en declive, fuga de capitales, grandes
desigualdades y un desempleo y una pobreza cada vez mayores. Pero existen dos
opiniones ante la crisis brasileña. La perspectiva progresista la considera como una
oportunidad para transformar el país, argumentando que es precisamente el fracaso
de las políticas liberales y las alianzas con la derecha lo que exigen una ruptura clara
con el pasado y un giro hacia la izquierda para redistribuir la riqueza y estimular la
economía local, renacionalizar la industria y las instituciones financieras, retener la
renta para inversiones dentro del país y generar empleo, así como para realizar una
reforma agraria que estimule el consumo rural de productos industriales y la
reducción de las importaciones alimentarias.
La perspectiva conservadora –que predomina en el régimen de Lula– arguye que la

495
crisis interna requiere la conformidad con el modelo existente para "estabilizar" y
"reactivar" la economía, lo cual permitiría llevar a cabo reformas sociales una vez
pasada la crisis. Esencialmente, esta orientación en "dos etapas" sólo prevé cambios al
alza en el gasto público.
En nuestra opinión, la perspectiva conservadora únicamente perpetuará o incluso
profundizará la crisis e impedirá las reformas marginales. El problema de la
"reducción de la pobreza" sólo se puede resolver eliminando la concentración de la
riqueza que produce la pobreza y perpetúa las desigualdades. Y la manera más eficaz
de impedir las fugas de capitales consiste en cambiar las formas de propiedad y las
relaciones sociales de producción.
El nuevo régimen tiene un mandato de más del 90% de los 52 millones de brasileños
que votaron por Lula para llevar a cabo una transformación social. Si el gobierno de
los Trabajadores sucumbe a las lisonjas de las concesiones al comercio marginal de la
Administración Bush y a los préstamos del FMI y del Banco Mundial, y da la espalda a
las exigencias mayoritarias de cambios sociales básicos, no solamente desilusionará a
millones de sus seguidores, sino que pospondrá el desarrollo de Brasil durante otra
generación.
Tres semanas después de su aplastante victoria electoral, Lula dio una clara señal de
la dirección que tomará su régimen. Convocó una reunión de los líderes de sindicatos,
trabajadores rurales, empleados y funcionarios de gobierno para discutir un "pacto
social". El tema principal que debatieron fue una "reforma laboral" que aumentaría el
poder de la patronal para contratar y despedir trabajadores y congelar salarios, la
eliminación de un impuesto a la patronal para financiar programas sociales y
sindicatos y la concesión, también a la patronal, del poder de renegociar contratos que
invaliden las ventajas sociales legalmente establecidas de los trabajadores. Al mismo
tiempo que daba prioridad a la aceptación de las exigencias de la patronal, Lula se
negó a conceder un incremento inmediato del salario mínimo de 50 dólares por mes y
prometió considerar un incremento de en torno al 10% (5 dólares), pero a mediados de
2003. Está claro que Lula, al igual que su predecesor Cardoso, más que representar a
sus electores trabajadores, lo que hizo fue dar señales de izquierda antes de las
elecciones, pero luego se ha pasado a la derecha. Las dos centrales sindicales
principales, la CUT (Confederación Unida de Trabajadores) y la Força Sindical, así
como el movimiento de los sin tierra (MST), han rechazado de plano las proposiciones
de Lula y han afirmado al mismo tiempo su independencia con respecto al nuevo
gobierno. La agresividad con la que Lula lleve a cabo su programa favorable a los
negocios será lo que determine en qué momento tendrá lugar la ruptura entre su
régimen y las centrales sindicales.

496
20 de diciembre 2002
Los perversos efectos psicológicos
del capitalismo salvaje
Neoliberalismo, resistencia popular y salud
mental

James Petras

Traducido para Rebelión por Manuel Talens - www.manueltalens.com -

Los quebrantos socioeconómicos causados por la economía neoliberal son muy


evidentes en todo el planeta. Millones de trabajadores han perdido sus puestos, la
patronal ha obtenido un control casi absoluto del lugar de trabajo y ha aumentado con
ello los índices de explotación, mientras que decenas de millones de campesinos y de
pequeños agricultores han perdido sus trabajos, los salarios han disminuido y la
pobreza se ha disparado. Al mismo tiempo, la renta de los altos ejecutivos de las
principales corporaciones se ha multiplicado por 10.
Lo que no ha recibido una atención seria es el daño psicológico infligido a los
trabajadores asalariados y eventuales, que en muchos aspectos es tan grave como las
pérdidas materiales. Las entrevistas, los testimonios y las visitas a las comunidades
revelan las patologías mentales debidas al desempleo, a la inseguridad en el trabajo y
a la degradación de éste: los índices de depresión crónica, de rupturas familiares, de
suicidio, de violencia doméstica, de malos tratos infantiles y de comportamiento
antisocial están en aumento, en particular si los desempleados se encuentran aislados
o son incapaces de exteriorizar su hostilidad y su rabia mediante la acción social
colectiva. La impotencia social y política del individuo genera impotencia personal y se
expresa bajo la forma de pérdida de la autoestima, de trastornos sexuales y de
inversión de la rabia hacia el interior, lo cual da lugar a un comportamiento
autodestructivo. Soy de la opinión que la organización y la acción colectivas, bajo la
forma de movimientos de desempleados, de organizaciones sociales comunitarias que
llevan a cabo exigencias colectivas tienen un efecto positivo no sólo sobre la creación
de nuevas oportunidades de trabajo, sino también desde el punto de vista terapéutico.
Las luchas colectivas incrementan la autoestima y la eficacia personal, crean
solidaridad y ofrecen una perspectiva social, todo lo cual reduce la anomia.
Método Con respecto a la salud mental colectiva, el enfoque dialéctico es la mejor
manera de estudiar la relación existente entre fenómenos macropoliticoeconómicos,
tales como el neoliberalismo, y el comportamiento psicológico microsocial. De la
misma manera que las decisiones macroeconómicas que toman banqueros y
ejecutivos afectan el empleo –y, de rebote, el desempleo y las psiques individuales–,
las respuestas del trabajador –ya se trate de una depresión o de su implicación en un
movimiento social– pueden asimismo tener una consecuencia importante sobre la
macroeconomía, ya sea por medio de la ocupación de fábricas o del cambio de las
formas de la propiedad.
Franz Fanon, en su ya clásico libro The Wretched of the Earth [Los desheredados de la
tierra], señaló los efectos psicológicos profundos y negativos que la opresión política y
económica ejerce sobre los individuos cuando éstos se encuentran atomizados.
Estudios recientes han puesto de relieve que el desempleo prolongado conduce a los
trabajadores al desánimo y a la falta de voluntad para inscribirse en las listas oficiales
de desempleo. Ello hace que las estadísticas distorsionen y subestimen seriamente los
índices reales, ya que no dejan constancia de los trabajadores no inscritos por causa
de depresión. A su vez, esto permite que los portavoces de las clases dominantes
hagan propaganda sobre la salud de la economía y sobre la supuesta mejora del

497
empleo.
La lógica dialéctica de la estructura política y económica, de la organización social y de
la mente individual funciona desde los niveles superiores a los medios y desde éstos a
los inferiores. El capital internacional, la patronal local y la camarilla política, que
hace de correa de transmisión, toman las grandes decisiones en el nivel superior y
dichas decisiones reflejan las relaciones de poder existentes entre las clases y los
estados-nación. Este es el contexto actual que vive América Latina entre el
imperialismo yanqui y sus regímenes clientes.
Las decisiones de la elite tienen un impacto sobre las organizaciones sociales, las
relaciones de clase entre los trabajadores asalariados, las organizaciones sociales, los
barrios, etc. La organización social sirve de mediador entre las clases dominantes y el
individuo, reforzando el impacto negativo, mejorando los efectos u ofreciendo formas
de resistencia colectiva. De manera dialéctica, la reacción individual (o la falta de
reacción) influye sobre la organización social y, en circunstancias excepcionales,
puede incluso invertir de manera parcial o total las decisiones macroeconómicas y el
dominio de las elites.
La salud mental, más que un trastorno hereditario o anclado en las experiencias
infantiles, está socialmente determinada por las relaciones de poder, lo cual sugiere
que quienes sufren de enfermedad mental o depresión inducidas por el desempleo, la
inseguridad laboral o la disminución del nivel de vida, pueden acceder a la curación a
través de la resocialización adulta (la conciencia de clase), ya sea a través de la
organización colectiva o de la acción social.

Los problemas socioeconómicos inducidos por el neoliberalismo tienen


consecuencias para la salud mental
El trabajo organiza nuestra vida, nuestras costumbres diarias, nuestro ocio, nuestro
nivel de vida y nuestra vida familiar. La pérdida del trabajo altera la disciplina
cotidiana, vacía el bolsillo (o la cuenta bancaria) y deja al individuo lleno de deudas y
con una sensación de pánico. Hoy en día, la patronal utiliza tácticas de choque: los
despidos repentinos, sin previo aviso para evitar protestas u organizaciones colectivas,
aíslan todavía más a la víctima. Si la pérdida del trabajo se vio precedida por un
sentimiento de inseguridad, puede que el trabajador o el empleado experimenten al
principio una sensación de alivio cuando la tensión entre el trabajo y su ausencia se
ha resuelto, aunque sea de manera desfavorable. No obstante, este alivio inicial se ve
reemplazado por la depresión cuando el desempleado va al mercado de trabajo y
descubre que no hay nada para él. El rechazo repetido de sus peticiones lo conduce a
la depresión, en especial cuando la ausencia de empleo se vive como un fracaso
personal, lo cual sucede cuando patrones y economistas culpan al individuo de no
poseer los atributos personales apropiados, de ser demasiado viejo, demasiado joven,
de no vivir en la región apropiada, etc. Sin embargo, cuando el desempleado socializa
su problema, comprueba que éste afecta a millones de otros seres y que los
responsables son las clases dominantes y las camarillas políticas y se entera de que
existen medios para exteriorizar la rabia mediante la acción política, es menos
probable que sufra los peores efectos de la depresión.
El segundo problema inducido por el neoliberalismo es la reducción de los niveles de
vida y de la renta. Los despidos obligan a los trabajadores a buscar empleos peor
pagados o a echar mano de sus ahorros y, en muchos casos, a caer por debajo de los
niveles de pobreza. La pérdida de estatuto social, el miedo y la inseguridad frente a la
incapacidad de pagar las facturas de la electricidad, del agua o la hipoteca de la casa
crean una profunda y constante ansiedad y una pérdida del respeto de sí mismo. En
algunos casos, en especial entre los empleados de oficina, éstos mantienen la fachada
de respetabilidad incluso cuando sus bases materiales han desaparecido. No es
infrecuente observar a profesionales desempleados, con chaqueta y corbata, leyendo
los anuncios de trabajo en el periódico. El intento desesperado de mantener las
apariencias frente a la decadencia ha llevado a comportamientos esquizofrénicos: se

498
vive como un proletario mientras que, al mismo tiempo, se niega la realidad.
La pérdida del empleo o los salarios de miseria dan lugar al colapso del estilo de vida,
a la pobreza, al aislamiento, a la intensificación de los conflictos familiares y a una
sensación de impotencia.
Las crisis económicas del neoliberalismo, en particular el aumento del desempleo y la
proliferación de los trabajos mal pagados e inseguros, tienen múltiples efectos, que se
extienden más allá de las condiciones materiales de vida y afectan tanto al ser social
como a las relaciones más íntimas de los individuos que las sufren.
Los efectos sociales y psicológicos La personalidad al completo se ve afectada por el
colapso provocado por el neoliberalismo, pero la respuesta varía según sean las
personas y los contextos. La respuesta inicial más frecuente es un choque profundo y
una depresión, en muchos casos acompañados de rabia que, si se posee conciencia de
clase, se dirige contra los patrones o los políticos tradicionales. Otros, quienes confían
en sus jefes, pasan a odiarse a sí mismos, pues aceptan las explicaciones que éstos
les dan: son ‘culpables’ de lo que les sucede.
En tales circunstancias, existe una tendencia a retraerse, a sentir vergüenza y perder
la autoestima, lo cual conduce a la disminución de la libido, al insomnio y a la
incapacidad para dar o recibir afecto. La hostilidad reprimida en contra del poder
superior se desplaza hacia abajo: contra la pareja, los hijos o los amigos. Por el
contrario, cuando el trabajador victimado socializa su descontento y lo convierte en un
problema público, es más fácil que la hostilidad se canalice en movimientos sociales,
que dirigen la agresión hacia la patronal y el estado. No obstante, si no existen
movimientos progresistas, la hostilidad exteriorizada corre el peligro de caer bajo el
control de grupos que actúan contra otros trabajadores o colectivos marginales
(minorías raciales, mujeres inmigrantes, etc.).

Patologías extremas
En circunstancias extremas, la interiorización de los problemas sociales o la
autodepreciación pueden conducir a tendencias al suicidio, a comportamientos
autodestructores (alcoholismo crónico o drogadicción), a conductas homicidas o a una
paranoia clínica. En un contexto político, la autodepreciación refuerza el complejo de
inferioridad y puede hacer que el individuo se ponga del lado de la poderosa elite que
le inflige los tormentos, o bien que desarrolle una personalidad fascista, que se pone
de rodillas ante los poderosos y ataca a los desvalidos. Son, en potencia, tropas de
ataque de la derecha listas para ser reclutadas.

Salud mental y militancia social y política


Incluso si es casi inevitable un cierto grado de trastorno mental con las crisis
económicas y la pérdida del empleo, su grado y duración pueden ser contrarrestados
mediante las propiedades curativas de la organización y la acción social y política.
Los efectos de choque de los despidos de fábricas u oficinas pueden hacer que los
trabajadores y los empleados comprendan la naturaleza arbitraria y explotadora del
poder corporativo. El despido destruye el falso sentido de las lealtades y de las
obligaciones mutuas entre el capital y el mundo del trabajo y revela en toda su
brutalidad la auténtica sustancia de las relaciones capitalistas: los beneficios están
por encima del sustento, de la familia o del trabajador individual. Y así, el trabajador
sin empleo se ve forzado a aceptar que su situación personal constituye un ejemplo
del concepto marxista de los intereses antagónicos entre el capital y el trabajo, pues
los años de esfuerzo, de puntualidad, de lealtad y de productividad no impiden que
sea algo desechable, como un condón que se tira después de utilizado.
La salud mental de los trabajadores desempleados depende del grado de solidaridad
social con que se encuentran una vez expulsados de su lugar de trabajo. Entre el
despido y las organizaciones sociales de los trabajadores victimados, las relaciones del
individuo con su entorno social tienen un efecto importante sobre su salud mental.

499
Los movimientos sociales, en particular las asambleas populares y los movimientos de
trabajadores desempleados, proporcionan un marco para la transformación de los
problemas privados individuales en respuestas sociales colectivas, pues exteriorizan la
hostilidad contra el sistema, contra la patronal económica y política. Las asambleas
son un foro donde los individuos pueden hablar y expresar sus ideas y sentimientos,
así como escuchar y aprender de otros que se encuentran en la misma situación
social. Las manifestaciones a favor de exigencias programáticas proporcionan
dirección y objetivos y ayudan a vencer el sentido de impotencia, de aislamiento y de
anomia.
La acción colectiva es una forma de terapia social, pero no a través de la consulta de
un profesional de pago, sino en la calle, con la gente que comparte las mismas
condiciones en el mundo real, con sus peligros (de represión) y sus victorias (los
cambios sociales). La acción social incluye organización, participación, implicación
individual y debate, que aumentan la autoestima, porque utilizan las capacidades y el
conocimiento del desempleado. El logro de cambios o reformas a través de la acción
colectiva, ya sea bajo la forma de obras públicas financiadas por el estado o de
empresas económicas de base comunitaria, proporcionan esperanza para el futuro y
beneficios inmediatos.
En este contexto, la catástrofe económica se convierte en una experiencia de
aprendizaje, de solidaridad práctica, no en una competición individual; de igualdad
social, no de distinciones injustas.
Cuando los movimientos sociales de desempleados o las asambleas populares están
organizadas, se suelen basar en redes familiares y comunitarias. La familia, en vez de
convertirse en un terreno de conflicto, es la base del apoyo social, donde los
compañeros comparten trabajo casero y valores sociales comunes. Los vecindarios se
unen para organizar proyectos de autoayuda mientras se movilizan para el cambio del
sistema.
Las nuevas relaciones creadas por los lazos sociales de solidaridad de clase
disminuyen la alienación encarnada en las relaciones corporativas y en las jerarquías
estatales. La integración social en los movimientos colectivos disminuye el
comportamiento antisocial y la inclinación a las tendencias delictivas.
Los sentimientos de solidaridad en la familia refuerzan los lazos íntimos y el afecto
personal. La exteriorización de los conflictos aumenta la estima personal y el deseo
sexual.
Los movimientos sociales y la acción política no pueden ayudar a los individuos
afectados de patologías extremas o aumentar la autoestima de las víctimas que
continúan aferradas a sus verdugos. Tampoco la acción social resuelve los problemas
económicos fundamentales que deterioran la salud mental, pero es un paso en la
buena dirección hacia una nueva persona con mayor sensibilidad y solidaridad. Ya lo
dice el eslogan del movimiento de trabajadores desempleados: "Tocas uno, tocas
todos".

500
26 de diciembre de 2002

Nuevas amenazas y viejos apologistas

Respuesta de James Petras a Horacio Verbitsky


Traducción: Gonzalo Moyano

En un artículo publicado en Página 12 ("Nuevas Amenazas", 15/12/02), Horacio


Verbitsky realiza una serie de acusaciones infundadas y ataques personales que
implican absolutas falsedades, al tiempo que se opone a las movilizaciones populares
contra el régimen de Duhalde. Su método de difamación personal intenta vincular a
quienes apoyan la lucha popular con estrategas militares estadounidenses (una vieja
técnica estalinista, reciclada como "teoría de los dos demonios"). Verbitsky cita un
documento de la Junta Interamericana de Defensa (JID) que menciona las "nuevas
amenazas" a la dominación estadounidense por parte de los movimientos y
movilizaciones populares en toda América Latina. El documento de la JID citado por
Verbitsky propone la militarización de América Latina para reprimir dichas "nuevas
amenazas". La "oposición" de Verbitsky a la militarización consiste en atacar los
movimientos populares que luchan contra la desnutrición, el desempleo y la
pobreza, acusándolos de favorecer la represión militar. Escribe: "Facilitar los
pretextos (luchas populares) necesarios a esa decisión (remilitarización) no parece lo
más conveniente a los intereses populares". En este contexto se comprende porque
Verbitsky no considera las jornadas del 19 y 20 de diciembre una victoria popular y
condena las reclamaciones y esfuerzos por construir nuevas instituciones
representativas: éstas constituyen "nuevas amenazas", en palabras de la JID, o
"pretextos" para la remilitarización, según Verbitsky. Tanto Verbitsky como la JID se
oponen a los nuevos movimientos extraparlamentarios, una en nombre de la
"Seguridad Hemisférica" (léase el imperialismo estadounidense) y el otro en nombre de
los "intereses populares" (léase un régimen civil corrupto subordinado a los EE.UU.).
Para la JID, el derrocamiento de De la Rúa generó una "amenaza" y, según Verbitsky,
es un "pretexto" para la remilitarización: es preferible sufrir el robo de decenas de
miles de millones de dólares en ahorros (con más de la mitad de la población viviendo
en la pobreza).
Pero Verbitsky no se contenta con denunciar las luchas populares contra Dela Rúa,
Duhalde y otros "pretextos" para la intervención estadounidense. No sólo me denuncia
por apoyar las luchas populares en Argentina, sino también denuncia mi crítica
ideológica a la derechización de Lula en Brasil. Si Verbitsky leyera alguna otra cosa
más allá de su columna, descubriría que en todos los diarios, desde el Financial Times
de Londres hasta la Folha de Sao Paulo o el Wall Street Journal, todos los periodistas
respetables llegan a la misma conclusión. Lula ha virado a la derecha al nombrar a un
banquero neoliberal al frente del Banco Central, otro liberal en la vicepresidencia y
otro en el Ministerio de Hacienda. En segundo lugar, si Verbitsky leyera las
declaraciones de los principales sindicatos (CUT, Força Sindical) y del Movimiento de
Trabajadores Sin Tierra (MST), también descubriría que ellos repudian el giro a la
derecha de Lula, afirman su independencia y se están movilizando contra su
programa económico y social. Existe una coincidencia de opiniones entre el MST, la
CUT y Petras acerca de la derechización de Lula y la necesidad de movilizarse, porque
las políticas que Lula y sus funcionarios designados proponen, contradicen las
promesas electorales a los 50 millones de brasileños pobres que lo votaron. Ni el MST
brasileño ni la CUT, ni las asambleas barriales argentinas, ni los piqueteros necesitan
mi asesoramiento para actuar y movilizarse. Hay más que un número suficiente de
dirigentes locales competentes para hacerlo.
Una de las reglas elementales del periodismo ético es la de obtener los datos
biográficos básicos correctos. Verbitsky sostiene que yo vivo en mi "confortable casa de

501
Boston". Jamás he vivido en Boston. Vivo en Binghamton, Nueva York, una ciudad
provinciana y empobrecida en una zona desindustrializada que tiene los precios
inmobiliarios más bajos del país. No soy propietario de ninguna casa. En los últimos
50 años he participado activamente en los sindicatos y movimientos universitarios,
comunitarios y solidarios tanto en Estados Unidos como en América Latina, Europa y
Asia. Todos los años recibo invitaciones de muchos movimientos populares de América
Latina para dar conferencias y clases. En diciembre de este año fui invitado por Evo
Morales a un encuentro nacional en Chapare (Bolivia) para analizar el imperialismo
norteamericano con 500 delegados de los campesinos cocaleros. En noviembre, por los
trabajadores petroleros de Esmeralda (Ecuador) y los trabajadores de la electricidad de
México. El MST de Belén (Brasil) me invitó a participar de un Tribunal en mayo de
2003. También me invitaron los piqueteros de Neuquén. Yo asisto porque los
movimientos populares me convocan y acepto porque estoy activamente comprometido
con sus luchas y quiero aprender de su experiencia y de nuestros diálogos. Me he
metido en el barro entre nubes de mosquitos mientras hablaba en campamentos de
campesinos sin tierra en Río Grande do Sul. He compartido debates políticos y arroz
con porotos con los zapatistas en México. He debatido con militantes campesinos de
Santiago del Estero mientras compartía un asado. No necesito consejos sobre mi estilo
de vida de un enemigo jurado de las Madres, pero usted, Verbitsky tiene mucho de
que responder. Verbitsky, ¿es incorrecto que yo acepte invitaciones de estos
movimientos y de la Universidad de Madres? ¿Lo objeta cuando sus patrocinadores
financieros, los directores académicos de la Fundación Ford, le aconsejan al
Departamento de Estado como "contener" las "nuevas amenazas" al imperialismo
norteamericano? Verbitsky ¿por qué no enfrenta el hecho de que no sabe nada acerca
del estilo y contenido de mi actividad política de los últimos 40 años en América
Latina? ¿Por qué no debatir francamente los nuevos movimientos sociales, en lugar de
calumniarlos con su concepto reciclado de los "dos demonios"? Quizás así, como
escritor conservador, pero honesto, podría ser reconocido como periodista y no como
propagandista.

502
01 ernero 2003

Política agrícola de los Estados Unidos de


América hacia Latinoamérica

James Petras

Introducción
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial la política de los EUA hacia
Latinoamérica ha cambiado drásticamente. Esencialmente podemos dividirla en tres
distintos periodos basados en los distintos intereses político-económicos dentro de los
Estados Unidos, las alianzas socio-políticas con las élites Latinoamericanas y la
relación particular con el interés global de los Estados Unidos:
(1) Fase Extractiva: dictaduras, inversiones directas y latifundismo: 1945-59;
(2) Reforma, democracia y la burguesía progresista: la alianza para el progreso:1960-
1973;
(3) Modernización desde arriba y desde afuera: 1974-2000
Este artículo apoya varias tesis:
(1) La política agraria norteamericana no tiene aliados permanentes, solo intereses
permanentes. Las alianzas cambian de los propietarios de latifundios tradicionales a
reformadores agrarios y hasta legar a exportadores comerciales de agronegocios
dependiendo en los cambios en el poder político y social dentro de Latinoamérica.
(2) La política de los Estados Unidos siempre apoyó una política selectiva de libre
comercio hacia Latinoamérica.
Comenzando con el Caribe y América Central en los 40’s y 50’s y extendiéndose hacia
el sur después de la mitad de los 70’s, Washington intentó capturar los mercados de
alimentos y unir la agricultura Latina a las empresas manufactureras químicas y de
equipo agropecuario de los Estados Unidos.
(3) La política de libre comercio en los Estados Unidos fue bloqueada en los 60’s y a
principios de los 70’s por regímenes nacionalistas y de izquierda en Sudamérica y
México, durante extensos periodos, particularmente después de la Revolución Cubana
y fue forzado a adoptar una política de acomodo a la Reforma Agraria como una
estrategia para evitar la Revolución Socialista.
(4) Washington contribuyó a la derrota de los movimientos populares rurales en los
60’s y a principios de los 70’s y en la instalación de los regímenes autoritarios, los
cuales revirtieron las reformas pero no restauraron los latifundios pre-reforma. En vez
de ello Washington favoreció una modernización capital intensiva de la agricultura
que marginó a los propietarios de tierra tradicionales y a los campesinos en favor de
granjas comerciales a gran escala, agricultores subcontratados y agricultores de
mediano tamaño integrados al mercado.
(5) La política agrícola de libre mercado está guiada por la búsqueda de Washington de
nuevas salidas dentro de Latinoamérica para los inversionistas, un superávit
comercial en su búsqueda de aminorar sus déficit comerciales globales y la promoción
de la especialización de la agricultura Latina para proveer con importaciones de
alimentos baratos para mantener la inflación local baja y proveer trabajadores locales
con alimento de bajo precio.
(6) "La apertura" de la agricultura Latinoamericana desde los 80’s es parte de una
"estrategia neo-liberal" que afecta a todos los sectores de la economía
Latinoamericana. Las fuerzas sociopolíticas dentro de Latinoamérica promueven la
desregulación, la especialización de exportaciones, la privatización y la reducción del
gasto social, son las mismas fuerzas que están canalizado los créditos, los prestamos y
la asistencia técnica los exportadores de agronegocios a gran escala.
La alianza entre Washington y los comerciantes libres de Latinoamérica se está

503
polarizando y concentrando la riqueza y la tierra en una minoría de capitalistas
transnacionales. En el campo, están los sectores exportadores y en las ciudades, los
grupos financieros y de manufactura atados a los circuitos internacionales.
(7) La política de libre comercio de los Estados Unidos está provocando movimientos
rurales de protesta a gran escala y a largo plazo, resistencia y movilización social a
través de Latinoamérica. Los movimientos rurales en tanto ganan fuerza están
construyendo alianzas con movimientos urbanos y partidos políticos radicales, los
cuales desafían tanto las políticas agrícolas de los Estados Unidos no solo están
dañando el abastecimiento local de alimentos y están minando a los productores a
pequeña escala, y también están encendiendo la oposición sociopolítica más
significativa hacia el modelo neoliberal.

Fase extractiva: 1945-59.


Justo después de la Segunda Guerra Mundial los inversionistas norteamericanos
concentraron sus inversiones en la minería y en la agricultura. Las áreas de mayor
interés fueron el Caribe y Centroamérica. Washington se alió con las clases
propietarias de grandes tierras y con los regímenes autoritarios establecidos: Trujillo
en la República Dominicana, Batista en Cuba, Somoza en Nicaragua, Pérez Jiménez
en Venezuela, Duvalier en Haití, Los dictadores ofrecieron entrada libre a los
mercados y regulaciones liberales para la inversión. En efecto, estos fueron los
tiempos de la liberalización temprana’ donde los inversionistas de los Estados Unidos
se estaban concentrado en extraer beneficios de los enclaves exportadores en minas y
plantaciones. Los patrones de inversión de los Estados Unidos comenzaron a cambiar
a principios de los 50’s, 3 particularmente en Sudamérica y México, cuando los
manufactureros, a gran escala comenzaron a invertir para supera las barreras
arancelarias establecidas mediante las políticas de sustitución de importaciones. La
política económica extractiva enlazada con la alianza, con los dictadores políticos y los
terratenientes tradicionales, provocó rebeliones populares particularmente en
Guatemala y Bolivia a principios de los 50’s. La respuesta de Washington varió en
cada caso.
En Guatemala el régimen democráticamente electo de Arbenz aprobó una legislación
que legalizaba los sindicatos y expropiaba las tierras no cultivadas propiedad del Unite
Fruit Company. Los Estados Unidos organizaron un boicot y más tarde con éxito
derrocaron al gobierno a través de un golpe dirigido por la CIA.
En Bolivia los Estados Unidos aceptaron una reforma de la Tierra y expropiaron a los
latifundistas bolivianos y se aliaron con los nacionalistas de la clase media para
prevenir una revolución socialista dirigida por los mineros. Las diferentes respuestas
demuestran tanto la rigidez como la flexibilidad de Washington en asuntos de cambio
agrario. La rigidez cuando las reformas agrarias afectan los intereses de negocios de
los Estados Unidos, la flexibilidad cuando no. Es igualmente importante hacer notar
que el poder imperial de Washington no fue ilimitado. Aún en los 50’s, los retos
radicales de abajo emergieron y en alguna ocasión tuvieron éxito.
La Revolución Cubana: su significado para la política agraria de los Estados Unidos:
1959-62.
La Revolución Cubana tuvo un gran impacto en la política de los Estados Unidos hacia
la agricultura Latinoamericana. Previo a la revolución Washington nunca cuestionó
sus alianzas con terratenientes tradicionales porque ellos eran la clase más favorable
para la "economía abierta de libre comercio". La mayor parte de las estaciones
experimentales agrícolas de los Estados Unidos y las misiones de ayuda técnica,
especialmente el programa Rockefeller en el desarrollo de nuevas semillas híbridas
estaba encaminado hacia la programación de actividad agraria de exportación a gran
escala.
La Revolución Cubana, en el curso de sus primeros tres años, expropió la mayor parte
de las plantaciones propiedad a gran escala de los Estados Unidos y los cubanos,
fábricas de azúcar y ranchos ganaderos. Convirtió muchas granjas estatales y

504
cooperativas y repartió tierra a los pequeños propietarios La primera y segunda
reformas agrarias crearon una base rural de apoyo político para la socialización del
resto de la economía, por lo tanto convirtiendo a cuba en el primer país socialista del
hemisferio. Cuando los Estados Unidos cortaron la cuota de azúcar de Cuba, el
régimen de Castro desarrolló lazos comerciales con la ex Unión Soviética, China y
mantuvo sus lazos con Canadá y Europa Occidental. Como resultado de la Revolución
Cubana los autores de la política de los Estados Unidos comenzaron "a re-pensar la
política" en Latinoamérica con dos propósitos en mente: (1) cómo limitar el atractivo de
la Revolución Cubana en Latinoamérica; (2) cómo evitar que las luchas sociales para
la reforma agraria se unieran con los movimientos de trabajadores en las ciudades y
que por lo tanto se produjera una revolución social.
El presidente Kennedy propuso la Alianza para el progreso la cual combinaba la
reforma agraria y la promoción de una alianza entre la industria latina y las
corporaciones multinacionales norteamericanas. Junto a la Reforma social, Kennedy
luchó por elecciones libres y programadas de contrainsurgencia: elecciones para
ganarse a la clase media latina y represión militar para detener el avance político de
los campesinos, trabajadores y estudiantes radicalizados.
Las condiciones políticas en el continente americano estaba maduro para revoluciones
sociales: movimientos campesinos a gran escala se encontraban activos en Perú,
Brasil, Chile, Colombia, México y otros países. Las guerrillas rurales surgieron en
Venezuela, Guatemala, Perú y Colombia; los movimientos de masas urbanos en la
República Dominicana, Brasil, Chile y Argentina estaban en ascenso. Estos
movimientos rechazaban el "mercado libre" y, las políticas de puerta abierta de la
alianza Estados Unidos- Latinoamérica.
Washington condicionó la ayuda económica a la legislación que promoviera la reforma
agraria, esperando que la presión sobre los regímenes latinos formara una nueva
alianza reformista entre los campesinos y la clase media para disminuir la
radicalización en el campo. La legislación de la reforma agraria se aprobó
formalmente, pero no se implementó y se llenó de obstáculos administrativos. Los
regímenes electorales de clase media no pudieron o no quisieron poner en riesgo a los
terratenientes, ya que muchos de ellos poseían lazos económicos, políticos y familiares
con las élites rurales y estaban temerosos del radicalismo de los campesinos. Aún
más, los militares reprimieron a los militantes campesinos e intervinieron para
minimizar los cambios agrarios que ponían en peligro a la élite terrateniente. Los
Estados Unidos adoptaron una política contradictoria de apoyo a la reforma agraria, y
la contrarreforma militar. El resultado de la alianza para el progreso fue una
profundización de la radicalización.
Para fines de 1963 los políticos en Washington estaban debatiendo sobre si dar por
terminado su apoyo a la reforma agraria y dirigirse hacia una políticamente más
aceptables "estrategia de modernización de la élite". La resolución en parte llegó con el
golpe militar apoyado por los Estados Unidos en Brasil en 1964. Esto fue el comienzo
del fin de los coqueteos de Washington con la política reforma agraria.
Los militares brasileños destruyeron los movimientos campesinos y se embarcaron en
un compromiso a gran escala y a largo plazo hacia una estrategia de agricultura
dirigida a la exportación, financiando por el Banco Mundial y la organización USAID y
apoyado por las agencias agrícolas públicas y privadas de los Estados Unidos.
Mientras que Washington consideraba la estrategia brasileña como un modelo de
"modernización desde arriba y desde afuera" para Latinoamérica, tenía que acomodar
otras realidades en otras partes de Latinoamérica. En Chile y Perú los regímenes
reformistas (demócratas cristianos y la izquierda en Chile, nacionalistas militares en
Perú), instauraron políticas redistributibas a gran escala, dando por terminado el
latifundio y estableciendo nuevas cooperativas rurales. Sin ninguna alternativa social
en aquél entonces, Washington no resistió los cambios, particularmente debido a que
las inversiones norteamericanas estaban concentradas en sectores no agrícolas.
Washington en el contexto de un apalancamiento político limitado, buscó la reforma

505
para evitar la revolución, ya que la política del mercado libre no era una alternativa
viable.
Washington sin mucha ceremonia abandonó sus alianzas previas entre los
latifundistas chilenos y peruanos para abrirle los brazos a los nuevos reformistas de
clase media, por el momento.
A principios de los 70’s, la crisis y las confrontaciones se profundizaron en
Latinoamérica: las reformas sociales estaban alcanzando niveles inaceptables para la
clase capitalista local y sus aliados en Washington. Comenzando en Sudamérica los
golpes de estado militares respaldados por los Estados Unidos en Bolivia, Chile,
Argentina, Uruguay y Ecuador. Washington decidió a terminar su apoyo a la política
de reformas y negociación.
Decidió hacer un cambio radical en su estrategia general hacia Latinoamérica con un
nuevo grupo de élites económicas y un nuevo grupo de hombres de decisión.

Modernización "desde arriba y desde fuera": 1974-2000.


Si la revolución cubana marcó la vuelta hacia la ‘reforma’ e política agraria de los E.
U., la contrarreforma chilena de 1973 señaló un cambio decisivo en la política de los
E. U. Hacia el neoliberalismo, la instauración sin ataduras de una política de libre
comercio y la ascendencia de los agro-negocios.
Desde la mitad de los 70’s hacia adelante, el marco conceptual, el vocabulario de la
economía político-agraria, cambió drásticamente, reflejando los cambios en el poder.
Términos como "reforma agraria", "agricultura cooperativa", "política redistributiva" y
otros asociados con la ascendencia de movimientos masivos de campesinos de la
década previa desaparecieron. En su lugar los expertos agrarios, y los políticos en
Washington y Latinoamérica hablaron el lenguaje de la "modernización", ""fuerzas del
mercado", "estrategias de exportación" y "eficiencia", reflejando la ideología y el poder
de la agricultura corporativa.
Por supuesto que el tema real no era la productividad contra la reforma social como
algunos defensores de la política corporativa argumentaron. El tema real era político:
las relaciones sociales, la tenencia de la tierra y las estrategias de mercado que serían
instauradas. Las estrategias de desarrollo no son empujadas por la "tecnología", sino
por patrones de tenencia de la tierra. La organización social determina los tipos de
tecnología desarrollada y aplicada. La nueva era de la contrarreforma no tenía que ver
con una restauración de formas previas de la agricultura basada en latifundio, más
bien se movió hacia la "corporatización de la agricultura". Las empresas
multinacionales y el gobierno de los E. U. ya no encontraban utilidad en la labor
intensiva en predios tierras de cultivo extensivo del pasado. No sólo por su
ineficiencia, sino porque estaban muy carentes de lazos hacia adelante y hacia atrás
dentro de la matriz de los agro-negocios.
Washington estaba interesada en revertir la agricultura reformada basada en
campesinos y en integrar la nueva agricultura capitalista al mercado internacional
utilizando insumos caros (fertilizantes, pesticidas, semillas, maquinaria agrícola) y en
proveer bienes agrícolas baratos para los procesadores y exportadores
norteamericanos.
Brasil era la vanguardia de la nueva estrategia E. U.-Latinoamérica (parte porque
comenzó casi una década antes que el resto de Latinoamérica). Los dictadores
militares brasileños promovieron la especialización en el cultivo a gran escala de
productos para la exportación (soya, café, jugo de naranja, etcétera). Los Estados
Unidos estaban involucrados profundamente en la venta de importaciones y
particularmente en el comercio de exportación. Mientras tanto, la represión militar de
movimientos campesinos y la eliminación de la reforma agraria condujeron a un
pronunciado declive en el porcentaje de la población que vivía en el campo y la
emigración masiva hacia las favelas o ciudades perdidas de las grandes ciudades. Se
desarrolló una gran brecha, un golfo entre los sectores corporativos encaminados a la
exportación y los productores campesinos desplazados o arruinados, algunos de los

506
cuales emigraron hacia las grandes ciudades del sureste o hacia el Amazonas para
crear áreas de sobrevivencia.
Chile bajo Pinochet siguió la "experiencia brasileña". El régimen promovió la
restauración de tierra expropiada con un esfuerzo concertado para fomentar nuevos
negocios agrícolas exportación de fruta entre nuevos inversionistas. El régimen
neo-liberal no recreó el viejo sistema de latifundio. Lo que siguió al desmantelamiento
del sector de la reforma agraria fue el crecimiento forzado de una agricultura
altamente intensiva de exportación ligada a los mercados mundiales. La estrategia de
Pinochet de "modernización desde arriba y el exterior" combinó exportaciones de fruta
hacia los E.U. dirigido por una nueva élite de productores corporativos chilenos. Los
campesinos emigraron a las ciudades o bien se volvieron trabajadores de granja por
temporal, trabajando en los campos o viviendo en empresas empacadores (packing
proses).
A principios de los 90’s, una nueva y lucrativa división del trabajo internacional
evolucionó, en la cual los gigantes conglomerados estadounidenses "contrataron"
granjas latinas y productores agro-corporativos para producir cosechas específicas
que se ajustaran a los mercados norteamericanos y proveer cosechas de temporada,
por ejemplo vegetales y frutas de invierno. Los controles de calidad especificados por
el Departamento de Agricultura de los E. U. se referían principalmente a la apariencia,
tamaño y color -con menos preocupación sobre los pesticidas u otro contenido
químico.

El Contacto político militar para la ascendencia de los agro-negocios.


Los E.U. se comenzaron a involucrar mediante una relación
CIA-Pentágono-Departamento de Estado en colaboración con las élites militares y
económicas de Latinoamérica al establecer los regímenes neo-liberales.
Subsecuentemente el Departamento del Tesoro, Comercio y Agricultura intervinieron
para proveer una estrategia múltiple de penetración y promoción de los intereses
norteamericanos en los agros-negocios. El Tesoro proveyó los préstamos y sus
representantes en el Banco Mundial financiaron a los grandes agroexportadores, los
proyectos de irrigación, caminos y redes de transporte que unieron a los nuevos
agro-exportadores a los mercados externos, a la vez que aislaron a los pequeños
productores de los mercados locales. El Departamento de Comercio promovió "los
mercados abiertos" para las exportaciones norteamericanos de granos, ganando
importantes segmentos de mercado y convirtiendo algunos países que previamente
tenían excedentes agrícolas de granos en países con déficit alimentario. Los términos
financieros liberales hechos por el Banco de Exportaciones y Importaciones de los E.
U.
hacían que los importadores latinos les fuera barato comprar granos norteamericanos
para sí arruinar a los productores locales pequeños y de mediano tamaño. El
Departamento de Agricultura trabajó con los complejos norteamericanos más grandes
Cargill, Archer Daniels y otros para promover el control norteamericano sobre la
comercialización, así como con las compañías químicas norteamericanos como
Monsanto, Dow Chemical, etcétera. La agencia estadounidense AID contrató a un
número de universidades norteamericanas para promover la agricultura basada en
productos químicos ligada a unidades a gran escala orientadas hacia exportaciones,
creando así una "industria del conocimiento" ligada a una producción corporativa
multinacional. "El conocimiento técnico" se ancló a una forma particular de
agricultura corporativa. Lo que se asumía acerca de los métodos de producción,
mercados, formas de producción y poblaciones, estaba basado en creencias derivadas
de estrategias corporativas. A pesar de sus compromisos con las multinacionales
muchos de los expertos agrícolas norteamericanos declararon su "neutralidad
ideológica". Sólo una minoría de expertos agrarios en los E. U. buscaron desarrollar
una "ciencia para la gente", creando tecnologías apropiadas para proveer comida
nutritiva y barata para poblaciones locales dentro del marco de relaciones de tenencia

507
de la tierra equitativas. La relación integrada entre agencias políticas, militares y
agrícolas en el gobierno de los E. U. que promovían los regímenes neo-liberales, y la
"agricultura abierta" en Latinoamérica, dieron sus frutos. Los patrones de consumo
latino cambiaron, al tiempo que los puntos de venta de comida procesada
norteamericana se expandieron. Los Corn Flakes de Kellogg's remplazaron las
tortillas, la Coca-Cola reemplazó los jugos de frutas; Mc Donald's reemplazó los
antojitos.
Los déficit en la dieta crecieron, al tiempo que el consumo de productos imperialistas
se incrementó.
Los inversionistas norteamericanos a gran escala sacaron ventaja de las crisis en la
deuda, los deft-swaps, las devaluaciones y el valor bajo de la tierra para comprar
tierras agrícolas valiosas. En la actualidad el especulador norteamericano George
Soros es el exportador de ganado más grande en Argentina. El patrón que se replica
en México, Venezuela y Brasil, con otros gran inversionistas norteamericanos
europeos y japoneses.
Las principales compañías agroquímicas y exportadoras de semillas, han financiado la
experimentación agrícola que ha generado nuevas semillas que son más "productivas",
pero más costosas en términos de insumos. Así se desplaza a los pequeños
productores, reduciendo la diversidad de las especies e incrementando la
vulnerabilidad hacia nuevas plagas que crean inmunidad hacia los productos
químicos actuales en un ciclo que nunca termina.
Igualmente importante es la nueva estrategia de agro-exportaciones, la cual conduce a
la influencia de financiamiento de ultramar y en particular al papel de los bancos
internacionales para "aceitar las ruedas del comercio". En tiempos de alza de precios
de productos básicos esto no es problema; sin embargo los movimientos repentinos y
hacia abajo en los precios y los pagos más elevados a los bancos conducen a crisis
financieras aún para los "agrosectores corporativos".
El efecto neto de la nueva estrategia de "modernización" por lo tanto no está confinado
a la elevada explotación, desplazamiento y empobrecimiento de los campesinos más
pobres, sino a la bancarrota y al endeudamiento de agricultores medianos y aún
grandes, como es el caso de los cultivadores de maíz y trigo en el sur de Brasil, México
y otros países.
En la perspectiva global Washington se beneficia de la emigración de los campesinos a
las ciudades a través del crecimiento de una población laboral excedente disponible
para trabajo barato dentro los E.U. y en las industrias de la frontera. La
"modernización desde arriba", crea una masa de fuerza de trabajo excedente para la
manufactura ligera, plantas maquiladoras que se han convertido en grandes
"plataformas de exportación". El excedente de la labor rural, ha servido para poner
una gran presión hacia abajo en el salario de la fuerza de trabajo, no sólo en
Latinoamérica sino también en los E. U., donde las amenazas de "salir del país",
disciplina a los trabajadores de los E.U. a para mantener las demandas salariales a
niveles bajos.
La estrategia de modernización desde arriba, promovida por los E.U. ha resultado en
una sociedad de clases altamente polarizadas y en un crecimiento desigual. Una
nueva clase de "agricultores" latinoamericanos multimillonarios vinculados a las
empresas agronegocios de los E. U. mandan sobre una población campesina cada vez
más pobre, agricultores de mediano tamaño en bancarrota o cerca de la bancarrota y
granjeros altamente dependiente de los contratos. El resultado ha sido un éxito
espectacular de los creadores de política de E. U.: han consolidado una posición
económica decisiva en la agricultura latinoamericana, una posición que influye entre
los creadores de política latinoamericanos y que juega un papel importante en el
entrenamiento de agrónomos latinoamericanos cómplices.
Aún así el éxito al establecer la hegemonía norteamericana ha creado contradicciones
y oposición manifiesta.
(1) El empobrecimiento de los productores tradicionales de granos a través de

508
competencia injusta ha motivado la producción de droga, cocaína, mariguana,
etcétera, la cual ha tenido repercusiones negativas en la sociedad norteamericana.
(2) Movimientos sociales a gran escala, tales como el MST en Brasil, los zapatistas en
México, los cocaleres en Bolivia, los movimientos campesinos de Ecuador, la guerrilla
y movimientos campesinos en Colombia, los movimientos campesinos en Guatemala,
El Salvador, etcétera, han jugado un papel importante en la creación de polos de
oposición políticos no sólo hacia las políticas de agro-negocios, sino hacia los
regímenes neo-liberales.
(3) La internacionalización de la producción ha elevado los precios pero ha dejado a los
consumidores locales sin subsidios alimentarios en un momento en que los salarios
han declinado y los beneficios sociales han sido cortados, creando una población
urbana explosiva.
(4) La internacionalización de las inversiones crea una vulnerabilidad más grande, al
tiempo que la demanda y los precios fluctúan y los sitios de inversión cambian de
acuerdo con las preferencias corporativas. El fenómeno de altas y bajas de la
economía especulativa está profundamente inmerso en la nueva economía agrícola.
(5) El daño ambiental se acumula, ya que debido a los agronegocios se hace uso
intensivo de productos químicos, y esto ha levantado un movimiento ecologista
significativo popular así como de profesionistas. La unión entre asuntos de justicia
social y los grupos ambientalistas, crea la base para una oposición política nacional
que une a los campesinos y a la clase media.
(6) Una nueva generación de agrónomos con una perspectiva crítica hacia la
"estrategia de modernización desde arriba" ha emergido y está técnicamente
preparada así como socialmente unida a movimientos populares, para desarrollar un
nuevo marco en la agricultura el cual pone los asuntos de alimentación y tenencia de
la tierra locales en él, dentro de los debates sobre producción y tecnologías.
Enfrentando una oposición a largo plazo y a gran escala entre movimientos rurales
politizados y cada vez más sofisticados, la élite de los agronegocios ha recurrido a
financiar proyectos, los cuales distraen los retos fundamentales de tenencia de la
tierra, propiedad, financiamiento y mercadeo.
Para minar la oposición han diseñado "programas de pobreza" que proveen
subsistencia temporal a los campesinos alejados de su tierra por las fuerzas del
mercado para evitar su movilización social. El Banco Mundial brinda fondos de
"autoayuda" y "microempresas" en los intersisticios de la economía para dirigir la
atención de los campesinos empobrecidos hacia bajo y hacia adentro. El Banco
Interamericano de Desarrollo apoya proyectos locales que impactan poblaciones
limitadas a corto plazo sin poner en riesgo el poder de las élites sobre la
macro-economía agrícola. Las instituciones financieras apoyan con fondos ciertas
ONG orientadas hacia el sector privado para minar los programas públicos y los
fondos para campesinos y pequeños granjeros. Las microempresas tienen poco
impacto a largo plazo y a gran escala. La mayor parte de los microproyectos cubren a
poca gente, frecuentemente fallan pero tienen un impacto político a corto plazo
consiguiendo el voto para los neoliberales, una minoría de ONG’s progresistas se están
aliando con movimientos campesinos progresistas y revolucionarios orientados hacia
la transformación social. En el contexto de movimientos sociales, proyectos locales
pequeños se han unido a transformaciones sociales, creando nuevos modelos de
producción colectiva democrática.

Conclusión.
Es una de las ironías más grandes de nuestro tiempo que el lazo más débil en el
nuevo imperio global sea precisamente las áreas rurales. La transformación capitalista
de la agricultura ha puesto en movimiento una nueva generación de campesinos
orientada a crear movimientos ligados a los centros urbanos y a las organizaciones
internacionales como la "Vía Campesina". El mismo éxito del neo-liberalismo para
concentrar la riqueza está conduciendo a la acumulación de nuevas fuerzas en un

509
polo alternativo: rurales sin tierra, campesinos, agrónomos progresistas, trabajadores
urbanos, granjeros en bancarrota y profesionales en la clase media. En el nuevo
milenio es posible ver un nuevo modelo de agricultura "desde abajo y en el interior", el
cual se base en las habilidades técnicas de los agrónomos entrenados ligados a las
demandas de justicia social y la democracia participativa de los productores rurales.
La clase gobernante de los norteamericanos no es omnipotente. Las políticas agrícolas
no se envían directamente del centro imperial y se implementan automáticamente en
latinoamérica. La instauración de políticas de libre mercado norteamericanas reflejan
relaciones de poder. Cuando los regímenes latinoamericanos están controlados por
políticos ligados a élites exportadoras, Washington tiene una gran influencia. Las
políticas favorables a Washington se instauran. Cuando los regímenes nacionalistas o
socialistas están en el poder, Washington se ve forzado a enfrentar o adaptarse a los
cambios hechos en latinoamérica. Es crucial para la ejecución de la política de
Washington la unión con las clases colaboradoras y los creadores de políticas en
latinoamérica. Cuando están en el poder, Washington muestra una política de
cooperación.
Cuando emergen regímenes que tienen en la mente la reforma agraría y que persiguen
estrategias alternativas, Washington intenta minarlos con presión económica y
derrocarlos vía fuerza militar. El punto teórico es que las alternativas para las
políticas de libre mercado surgieron en los 60’s y a principios de los 70’s, precedidos
por una década de movilización social. Hoy podemos tomar las lecciones del pasado.
Contra aquellos académicos que argumentan que la "globalización" o el imperialismo
son inevitables, apuntamos al pasado reciente, cuando los movimientos políticos
retaron y forzaron a los E.U. a modificar su agenda agrícola. Podemos apuntar al
paralelismo entre los movimientos masivos crecientes en el campo en la actualidad y
aquellos que surgieron en los 50’s, actividades que precedieron transformaciones
políticas de los 60’s y de principios de los 70’s. La pregunta decisiva es si una
estrategia alternativa puede ser desarrollada y un liderazgo político puede emerger, el
cual unifica las luchas sociales a una estrategia política nacional, que vea hacia la
profundización y a la extensión de los mercados locales, como ocurrió entre
1940-1980. La historia nos enseña a no ser esclavos de los amos del momento: dentro
de cada movimiento rural se crean y se llevan a cabo las esperanzas y realidades de
las nuevas sociedades.

510
7 de enero de 2003
James Petras analiza el año que comienza
desde el materialismo histórico
2003: un año de guerras imperiales, crisis
económica y levantamientos populares

James Petras
Traducido para Rebelión por Manuel Talens www.manueltalens.com

Las luchas políticas y sociales a lo largo de la década pasada han probado una vez
más que los "profetas" de ciclos largos, basados en proyecciones económicas, son
incapaces de comprender los acontecimientos más profundos del devenir
contemporáneo. No son "los medios de producción" lo que constituye el motor de la
historia, sino "las relaciones sociales de producción", entendidas en sentido amplio
como el poder estatal, los sistemas productivos y las relaciones de clase.
Esencialmente, el sistema no es un amorfo "capitalismo mundial " o "imperio", sino un
sistema imperialista, que no está controlado por un "centro" sociológicamente vacío y
su "periferia" sino, de forma concreta, por un estado estadounidense imperial que ha
vuelto a colonizar el Tercer Mundo y ha subordinado a sus rivales imperiales en
Europa y Asia. El estado imperial no es sólo un producto de "fuerzas de mercado",
sino el resultado del poder militar y político ejercido por las clases dominantes en las
principales economías imperiales. El comportamiento de las clases dominantes es
menos un subproducto de "ciclos largos" que el resultado de su política estratégica y
de sus alianzas políticas. Para poder entender los trascendentales acontecimientos del
pasado, del presente y del futuro es necesario teorizar a partir de fuerzas políticas
claramente identificadas, que actúan en circunstancias concretas, no de proyecciones
a largo plazo, basadas en fórmulas abstractas y ajenas a las principales luchas
políticas y sociales. En el sistema imperialista existen cuatro luchas mundiales
simultáneas. La primera es la del imperialismo estadounidense para conquistar el
mundo a través de la guerra (Irak, Afganistán), la presencia militar (Colombia), los
bloqueos económicos (Venezuela), las amenazas con armas de destrucción masiva
(Corea del Norte) y el chantaje diplomático (Europa y Japón). La segunda se encuentra
en los movimientos nacionales y sociales de liberación, en su resistencia al
imperialismo y en su capacidad de conquistar el espacio político en las calles, en el
campo, en las junglas y en los parlamentos de todo el mundo. La tercera enfrenta a
las clases dominantes de EE.UU., Europa y Japón, que buscan ampliar inversiones,
negociar y conquistar mercados en todo el mundo, y a los trabajadores asalariados y
en paro, que sufren las consecuencias del rápido deterioro de sus economías
nacionales. La cuarta tiene lugar entre los regímenes imperiales de guerra y conquista
y los movimientos antiimperialistas y pacifistas de Europa, Oriente Medio, América
Latina, Asia, África del Norte y Norteamérica. Los resultados de su pugna tendrán un
profundo impacto sobre el futuro de la humanidad durante la próxima década. A corto
plazo, el estado imperialista estadounidense está preparado para llevar a cabo una
serie de guerras de conquista, en principio contra Afganistán, Irak y Corea del Norte y,
después, contra Venezuela, Irán y otros países ricos en petróleo. El desenlace
reforzará probablemente la posición geopolítica, geopetrolera y militar de EE.UU. en la
economía mundial. No obstante, su economía interior sufre al mismo tiempo una
profunda recesión que debilitará las bases financieras y fiscales del imperio y ejercerá
un intenso impacto negativo sobre las economías de los regímenes proimperialistas en
todo el mundo, ya que dependen de los mercados y de las inversiones
estadounidenses. El impacto combinado de las guerras imperialistas de conquista y
una recesión mundial refuerza la posición de los movimientos de liberación en el

511
Tercer Mundo: el declive del neoliberalismo, el fracaso del "libre comercio" y el
debilitamiento de la clientela proyanqui, así como de los regímenes de centro
izquierda, favorecen los movimientos extraparlamentarios de izquierda. En el mundo
árabe es probable que estallen importantes disturbios y, en América Latina, el
impulso podría derrocar los regímenes de Argentina, Bolivia, Ecuador y otros países.
En Venezuela, Brasil, Uruguay y Perú aumentará la presión política a favor de
transformaciones sociales. Los efectos combinados de guerras imperiales, crisis
económica y poderosos movimientos de liberación serán un estímulo importante para
el crecimiento de movimientos de masas en Europa y, en un grado menor, en Japón y
Norteamérica. En particular en Francia, Italia y España, la lucha será substancial y
desafiará la complicidad de sus regímenes con las guerras estadounidenses de
conquista. El creciente desempleo, que es el resultado de la recesión y de los recortes
salariales y de los servicios sociales, podría radicalizar los movimientos europeos. Los
efectos políticos de las guerras imperiales, la recesión mundial y el auge de los
movimientos de liberación en todo el mundo probablemente harán irrupción en la
política interna de los EE.UU. Sin embargo, la propaganda del terror en todos los
medios de comunicación, la vigilancia a gran escala del estado policial, un liderazgo
sindicalista corrupto e impotente y un bipartidismo cómplice del estado imperialista
limitarán la influencia política directa de los crecientes movimientos antiglobales y
pacifistas en los EE.UU. Los estados europeos, a pesar de sus conflictos comerciales
con EE.UU. y de sus "reservas" simbólicas e inconsecuentes sobre las guerras
estadounidenses de conquista, no ofrecen ninguna auténtica oposición. El "debate" de
las Naciones Unidas sobre la guerra estadounidense lo ilustra bien: los EE.UU. fueron
capaces de obtener una resolución que les asegura un pretexto para la guerra; la
arbitraria incautación estadounidense de los documentos iraquíes sometidos al
Consejo de Seguridad de la ONU y la purga de ocho mil de sus once mil páginas no
encontró gran oposición. Sin presentar prueba alguna de que Irak había infringido la
resolución de las Naciones Unidas, los EE.UU. han programado una invasión de dicho
país, que tendrá lugar en febrero de 2003. Europa protestó, pero ha terminado por
plegarse a la voluntad de los EE.UU. En el Extremo Oriente, Washington rompió su
acuerdo para suministrar energía a Corea del Norte, acusó a dicho país de ser una
amenaza terrorista y prepara una guerra de agresión. Corea del Sur y Japón se quejan
de la agresión estadounidense, pero la aceptan. La oposición proviene de los millones
de coreanos del sur, que temen más a EE.UU. que los del norte. El año 2003 será
decisivo para el resto de la década: a corto plazo, el imperialismo estadounidense
conquistará Irak haciendo uso de la información de los inspectores sobre las armas de
destrucción masiva. El hecho de que los equipos anteriores de inspección de las
Naciones Unidas destruyesen la mayor parte de armas iraquíes facilitará la conquista
militar. El apoyo de estados clientes de los EE.UU. en Oriente Medio (Kuwait, Turquía,
Omán) y de su aliado Israel asegurará el éxito imperial. La ofensiva militar se basa en
el monopolio por parte de Washington de las armas de destrucción masiva y en sus
esfuerzos para impedir que otros países las desarrollen. La campaña para desarmar y
destruir la capacidad militar de Irak forma parte de la estrategia imperial de debilitar
a los países que son futuros objetivos y en impedirles que obtengan armas
disuasorias. Las amenazas de Rumsfeld de declarar la guerra a Corea del Norte
buscan impedir el desarrollo de medios militares para oponerse a la invasión
estadounidense. La ideología de la guerra "contra el terror" y "contra las armas de
destrucción masiva" es un instrumento de propaganda para permitir que la conquista
imperial tenga lugar con impunidad, con pocas víctimas estadounidenses, con un
mínimo de gastos políticos interiores y con un máximo de pérdidas físicas en el país
considerado como objetivo. Sin embargo, el éxito militar a corto plazo del estado
imperial no impedirá que la recesión se incremente, sino que más bien la exacerbará.
El aumento del los precios del petróleo, el declive del dólar y el déficit cada vez mayor
pondrán a prueba la economía estadounidense. Los gastos de las conquistas
imperiales serán sufragados por los trabajadores de EE.UU. y, lo que es peor, por los

512
del Tercer Mundo, sobre todo en América Latina. Esto dará lugar a transferencias de
riqueza cada vez más cuantiosas y a un aumento de la militarización. Los regímenes
clientes de América Latina se verán forzados a aceptar las reglas del imperio a través
del ALCA. Washington exigirá la privatización de los recursos petroleros estatales en
Ecuador, Venezuela y México, el pago total de la deuda y una disminución todavía
mayor de las barreras comerciales. La imposición a América Latina de gastos
adicionales para la construcción del edificio del imperio tiene lugar en un momento en
que Colombia, Venezuela, Argentina y Bolivia están sometidas a grandes
confrontaciones sociopolíticas y en que el modelo neoliberal existente se derrumba o
está al borde del colapso en Brasil, Paraguay y Perú. Para Washington será
sumamente difícil obtener más recursos económicos de la empobrecida pero
combativa gente de América Latina. A medio plazo, el conflicto entre el costo militar
del imperio y su declinante economía interior, el auge de los movimientos de liberación
y el colapso de las economías neoliberales latinoamericanas probablemente ejercerán
una enorme presión sobre los regímenes "de centro izquierda", que intentan navegar
entre dos aguas combinando los acuerdos internacionales con el imperio y las
reformas sociales en la política interior. El eslabón más débil de la cadena del imperio
mundial de Washington se encuentra en América Latina. El desigual desarrollo de los
movimientos sociopolíticos en América Latina, su fragmentación y la ausencia de
mando nacional es la debilidad estratégica más seria ante el centralizado poder militar
y económico del estado estadounidense imperial. A pesar de que el Foro Social
Mundial es útil como punto de encuentro para debates y reuniones, no proporciona la
cohesión programática y estratégica necesaria para impedir el avance de imperio y la
descomposición de los regímenes clientes. Son de esperar cambios profundos en el
ámbito de los estados-nación, que a su vez puedan servir como eje político o "eje del
Bien" para proporcionar apoyo político a los movimientos de liberación que surjan en
otros países. Nadie puede predecir las consecuencias totales de las guerras imperiales
estadounidenses en 2003, porque todo dependerá de la respuesta subjetiva de los
pueblos del mundo a muchas preguntas políticas: ¿Precipitará la guerra un
levantamiento en Arabia Saudita, lo cual provocaría una intervención estadounidense
todavía mayor y una escalada del conflicto? ¿Expulsará Israel a millones de palestinos
durante la invasión estadounidense de Irak, lo cual daría lugar a una nueva ronda de
conflictos entre árabes e israelíes? ¿Provocarán los acuerdos del Fondo Monetario
Internacional con Brasil un levantamiento de grandes proporciones, una crisis en el
régimen y una mayor radicalization? ¿Podrán los regímenes europeos seguir siendo
cómplices de los EE.UU. frente a una crisis económica cada vez más profunda, al
aumento de los movimientos de masas y a la posible escasez en el suministro de
petróleo? Las fórmulas económicas abstractas no sirven para explicar la "crisis del
capitalismo mundial". Las respuestas dependerán del grado de conciencia de clase y
de conciencia nacional, expresado a través de la intervención política.

513
11 de enero de 2003

Grito de los Excluidos

James Petras
Traducido para Rebelión por Gabriela García Cedro

El "grito de los excluidos" tiene varios significados, dependiendo del contexto histórico
y del protagonista. La palabra "excluido" tiene un doble significado. En el contexto
más comúnmente aceptado, se refiere a las clases y los grupos sociales (indígenas,
negros, mujeres, etc.) que son excluidos de los servicios sociales como salud y
educación, de los productos e ingresos que generan y de las instituciones políticas que
gobiernan un país. Muchos de los "excluidos" juegan un rol importante o esencial en
la producción y distribución como empleados domésticos, cuyo trabajo permite a los
profesionales y ricos comprometerse en actividades redituables; como los obreros de la
construcción, que construyen oficinas, fábricas y hogares lujosos para los banqueros,
industriales y profesionales; como desempleados o semi-empleados, que venden
productos terminados por los manufactureros. En una palabra, los "pobres" están
integrados al sistema de producción y distribución pero no reciben ningún beneficio
porque están excluidos de las esferas de poder. La batalla de base no es sobre la
"incorporación" de los pobres dentro del sistema, dado que ya están "incorporados"
como sectores clases/razas/ géneros esencialmente subordinados, excluidos del
poder, la tierra, la riqueza, la propiedad y los servicios. El problema real de los
excluidos es la "transformación" del sistema de propiedad y de poder a fin de que los
pobres tengan acceso al control de los recursos de riqueza y servicios sociales. Hoy,
los pobres son "excluidos" del empleo, ellos forman una reserva de desempleados que
son usados para abaratar costos de empleado. Los pobres están "excluidos" del trabajo
limpio y bien pago –ellos trabajan en empleos sucios, mal remunerados e inestables,
la mayoría en el "sector informal", sin pensiones, vacaciones o beneficios de salud. La
pregunta es: ¿quién excluye a quién y con qué propósito? Los "excluidos" son
principalmente, trabajadores rurales sin tierras, indígenas y paisanos en minifundios
o granjas de subsistencia, trabajadores urbanos desempleados o sub-empleados,
trabajadoras domésticas, la masa de vendedores callejeros, obreros de la construcción
temporarios, operarios de fábricas con contratos precarios, jóvenes que nunca
tuvieron un trabajo estable –en otras palabras, más del 70% de la población de
Ecuador, Bolivia, Perú, Venezuela, Argentina y el resto de América Latina. ¿Quién
"excluye"a los pobres de los beneficios que producen y quién monopoliza el poder
político? Los estados imperialistas –los Estados Unidos, la Unión Europea y Japón– y
sus corporaciones multinacionales y bancos que se apropian de los beneficios,
intereses y pagos principales y se aseguran ventajas comerciales mediante un
comercio desigual. El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que son
instrumentos de los estados imperiales, excluyen a los pobres a través de políticas
socio-económicas que transfieren las empresas públicas a las multinacionales
mediante privatizaciones y fuerzan pagos onerosos, empobreciendo a los pobres y
enriqueciendo a las elites extranjeras. Los gobiernos locales de América Latina y las
clases dominantes excluyen a los pobres gracias a su monopolio del poder político, su
robo del tesoro público y las "rentas" que reciben de los explotadores del trabajo y los
recursos nacionales. Los "excluidos" y "excluyentes" están en esencial conflicto: la
condición para la dominación de algunos es la exclusión de muchos. La política del
"inclusión" está basada sobre la transformación de este sistema: la "exclusión" de las
clases gobernantes extranjeras y nacionales y sus estados –los principales
"excluyentes". El "Grito de los excluidos" es oído en diferentes contextos y tiene varios
significados. El primer "grito" surge del dolor y del sufrimiento de pobreza y

514
explotación que hace erupción cuando los pobres se rehúsan a sufrir en silencio. Este
grito es un anuncio al mundo que el dolor de la pobreza ya es intolerable. Los gritos
iniciales resuenan de una casa a otra, a lo largo de los barrios de los pobres y
desempleados y se convierten en un nuevo grito colectivo: el grito de los movimientos
sociales organizados demandando justicia, trabajo, tierra, alimento, vivienda y
escuelas. El grito de los movimientos sociales es de afirmación, de poder colectivo, un
grito no ya de desesperación sino un grito de guerra para la batalla. Fuera de las
luchas de los movimientos sociales emerge un nuevo grito que va más allá de
concesiones inmediatas –la demanda por el poder popular y la demanda por la
renuncia de los políticos ("Que se vayan todos"). El grito del poder popular avanza
desde el poder local dentro de las comunidades hacia el poder estatal. El "grito de los
excluidos" exige socialización de los medios de producción y toma del poder estatal. El
grito final es un grito festivo –la celebración de la construcción de una nueva sociedad
sin clases, sin excluidos ni excluyentes. El grito de dolor y sufrimiento de los excluidos
se convierte en grito de júbilo y en el final de la exclusión. En el mundo
contemporáneo, en América Latina y el resto del Tercer Mundo, el grito de los
excluidos refleja un mundo de explotación imperialista y de guerras, de decadencia
social y saqueo económico. Realidades socio-económicas de los excluidos La pobreza
masiva ha aumentado astronómicamente a lo largo de América Latina en los últimos
cinco años. Cada país latinoamericano está experimentando desempleo y subempleo
masivos. El hambre corre desenfrenadamente incluso en los antiguos países "más
ricos" de la región. En Argentina, que produce suficiente carne y trigo para alimentar
a 350 millones de personas, casi 8 millones de habitantes (más del 20 por ciento) son
indigentes y sufren de malnutrición. La degradación de los excluidos no es sólo un
dato estadístico –está evidentemente probada. En mayo de 2002, en la acera opuesta
a un restaurante cercano al congreso nacional, tres niños harapientos, de no más de
diez años de edad, estaban royendo los restos de carne de huesos tirados a la basura.
Según las estadísticas oficiales del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cuyas
estadísticas siempre subestiman la calamidad social, América Latina tiene las peores
desigualdades en el mundo: 10 por ciento de las clases más ricas tienen ingresos 84
veces superiores al 20 por ciento de los ingresos de los más pobres. Ochenta y cinco
por ciento de los niños latinoamericanos viven en la pobreza, 33 por ciento de los
niños sufren de malnutrición. En América Central –Guatemala, El Salvador,
Nicaragua, Honduras, el hambre crónica acecha la tierra: entre 1992 y 2002 el
porcentaje de gente hambrienta ha aumentado un 33 por ciento, de 5 millones a 6.4
millones. Los "acuerdos de paz" de Estados Unidos han agregado 1,4 millones de
hambrientos. La decadencia masiva del nivel de vida en los últimos cinco años es más
evidente en la otrora abundante Argentina. Hace diez años el porcentaje de gente
viviendo bajo la línea de pobreza era inferior al 15 por ciento, en el año 2000 el
número de pobres subió al 30 por ciento y en diciembre de 2002, el 53 por ciento está
en la pobreza. De acuerdo con las Naciones Unidos, en 1997 el ingreso per capita de
Argentina era de 8,950 dólares, en marzo de 2002 era de 3,197 dólares e iba en
descenso –un 67 por ciento de caída en el nivel de vida promedio. Argentina, con la
tierra más rica de América Latina, es ahora la tierra del hambre e incluso de la
inanición: en las últimas semanas de 2002 más de 40 niños en las provincias de
Tucumán y Misiones murieron de hambre. En México cerca del 60 por ciento de la
población vive en la pobreza –y cifras comparables o aún mayores se encuentran en
Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia y Paraguay. En Brasil, más de 100 millones de
personas viven bajo la línea de pobreza, mientras en Uruguay y Venezuela, los niveles
de vida están disminuyendo a gran velocidad. En Chile, las cifras reales de pobreza
exceden ampliamente las estimaciones oficiales –más de un tercio de la población. La
pobreza es el resultado del desempleo y el sub-empleo que están creciendo. En
Argentina en los años 2001-2002 el desempleo aumentó del 16,4 al 25 por ciento; en
Brasil, del 6 al 11 por ciento, Uruguay de 15 al 20 por ciento, en Venezuela de 14 al
17 por ciento. En América Latina los llamados "trabajadores informales" –sin

515
pensiones, planes de salud o empleo estable, y con bajos ingresos, ahora exceden el
60 por ciento de la fuerza laboral. En México los economistas estiman que la caída del
ingreso real para los trabajadores es de más del 60 por ciento desde 1994, y que
tomará 30 años recobrar el nivel de inicios de los ’90 y 60 años para recuperar los
niveles de ingreso de los ’70 –antes de que las políticas neo-liberales fueran
implementadas. Trabajadores mexicanos han experimentado la mayor decadencia en
los salarios mínimos en América Latina en los últimos veinte años (1982-2002) –81
por ciento de pérdida en el poder adquisitivo. Hace veinte años con el salario mínimo
mensual se podían comprar 25 kilos de tortillas, hoy sólo pueden adquirir ocho kilos
de tortillas. En 1982, el sueldo mínimo permitía adquirir el 93,5 por ciento de la
canasta familiar básica; en diciembre de 2002 sólo permite comprar el 19,3 por ciento.
El costo de vida ha aumentado cuatro veces sobre el salario mínimo. En los primeros
años de la presidencia de Fox (2000-2002) el poder adquisitivo ha caído un 11,7 por
ciento. La pobreza rural y el desempleo son causados por la concentración de la
propiedad –el crecimiento de la agroindustria orientada a la exportación, la
adquisición de grandes haciendas por capitales extranjeros, terrorismo estatal y
para-militar y desplazamientos forzados. En Colombia, los sucesivos regímenes
contra-revolucionarios y sus aliados entre los escuadrones de la muerte paramilitares
han desplazado a tres millones de paisanos de su tierra. En Ecuador, casi un tercio
del campo ha emigrado a la costa, a los barrios bajos urbanos o extranjeros en la
última década. En Brasil, entre 1995 y 2002 más de un millón y medio de pequeños
granjeros y trabajadores sin tierra han sido forzados a abandonar su tierra, sus
hogares y sus comunidades. Las políticas neoliberales del "mercado libre" no sólo han
conducido a un desempleo masivo, caída de los niveles de vida promedio, la
bancarrota de pequeños granjeros y el robo de los ahorros de la clase media, también
ha provocado el empobrecimiento de los jubilados debido a la apropiación de los
fondos de pensión por "administradoras privadas". Durante los ’80 y los ’90, los
regímenes neoliberales "privatizaron" los fondos de pensión, dejando su
administración en manos privadas. El resultado es que un exorbitante porcentaje de
los fondos de pensión son "apropiados" por administradores privados como "costos
administrativos". Una comparación de los costos públicos versus los de la
administración privada de contribuciones anuales demuestra la ventaja del sector
público. En los Estados Unidos la administración pública de los fondos de pensión
cuesta el 0,5 por ciento; la administración privada en Argentina es del 23 por ciento,
en Chile del 15,6 por ciento, en México del 22,1 por ciento y en Colombia del 14,1 por
ciento. Claramente, los "altos costos" de las administradoras privadas reducen
significativamente la pensión que los trabajadores recibirán, en tanto que los dueños
de las compañías privadas incrementan su riqueza en billones de pesos. La visión de
millones de jubilados hambrientos a lo largo de América Latina está directamente
relacionada al saqueo de sus contribuciones, como resultado de las privatizaciones de
las pensiones, una parte central del programa neo-liberal. La masificación de la
pobreza ha ayudado a aumentar la deserción escolar: más del 40 por ciento de los
niños pobres no termina la escuela primaria. Sólo el 20 por ciento de aquellos que
entran al colegio secundario completan sus estudios. Las clínicas y los hospitales
están siendo cerrados o carecen de recursos médicos básicos e instalaciones para
tratar las largas filas de pobres que esperan ocho o diez horas para ser atendidos. Los
accidentes de trabajo aumentan puesto que la legislación de protección laboral es
suprimida y el número de inspectores es reducido. En México, en 2002 los
trabajadores presentaron 308.000 quejas por violaciones de los derechos laborales por
parte de los empleadores. La transición de gobiernos militares a políticas electorales
ha sido acompañada por un descenso en el nivel de vida promedio, mayor desempleo y
empobrecimiento masivo. La "transición" ha sido de un régimen militar-oligárquico a
un régimen civil-oligárquico, de una forma de gobierno de elite autoritaria a otra. El
crecimiento de la exclusión masiva bajo regímenes electorales de elite es el resultado
de una ausencia de democracia, no una causa de la misma. Los regímenes electorales

516
de elite han profundizado las políticas neo-liberales y saqueado la economía vía
corrupción y robo masivos. La reducción de barreras tarifarias ha permitido que los
granos y otros alimentos subsidiados de Estados Unidos y Europa destruyan a
millones de granjeros familiares locales. El fin del subsidio a los alimentos en América
Latina llevó al hambre urbana masiva. La desregulación del sector financiero terminó
en el gran fraude bancario que llevó a que los ahorristas en Argentina, Uruguay,
Ecuador y Bolivia perdieran decenas de millones de dólares de sus depósitos. Las
importaciones baratas subsidiadas han destruido las industrias locales aumentando
el desempleo de ese sector. Actualmente, el sector informal de auto-empleados excede
a los trabajadores formalmente empleados en una proporción de 5 a 1. El proceso
electoral es controlado por los medios de comunicación, los candidatos son
intimidados por las bancas internacionales y el imperialismo norteamericano, y las
campañas electorales están completamente disociadas de las prácticas de los políticos
electos. En otras palabras, incluso aquellos políticos que hacen campaña sobre un
programa "anti-neoliberal" de "cambio social" para ganar votos, una vez electos,
implementan el programa neoliberal –austeridad para los pobres; concesiones
mineras, agrícolas e impositivas para los ricos, especialmente los ricos extranjeros.
Los excluidos golpean de nuevo: alternativas populares
Una reciente encuesta demostró que el apoyo a los regímenes electorales de la elite
neo-liberal (descriptos como "democracias") está decayendo: sólo 48 por ciento de la
gente apoyó estos regímenes. En Brasil, solamente el 30 por ciento de la población
confía en que los regímenes electorales lleven a cabo sus promesas. En Argentina, el
slogan más popular es "Que se vayan todos". Sólo el 30 por ciento del electorado
confía en los presidentes, 25 por ciento en el Congreso y 20 en los partidos
tradicionales. La razón para este rechazo popular a los regímenes electorales es una
combinación de empobrecimiento y represión estatal. Bajo la presidencia de Cardoso
en Brasil (1994-2000), más de cien activistas rurales fueron asesinados por grupos
estatales y paramilitares. En Bolivia, docenas de cocaleros fueron asesinados o
heridos. En Argentina, más de 31 personas murieron durante el derrocamiento de De
la Rúa (19 y 20 de diciembre de 2001). En respuesta, los excluidos se han rebelado
exitosamente, han derrocado presidentes, creado movimientos autónomos, liberado
territorios y tomado el manejo de las fábricas. El "grito de los excluidos" en su lucha
ha pasado de sufriente a combativo, el grito de los movimientos en avance, las
celebraciones de batallas exitosas y victorias parciales. En Ecuador, los
levantamientos indígenas y urbanos derrocaron dos regímenes neoliberales de elite.
En Argentina, el levantamiento de la empobrecida clase media y los desempleados
derrocó a tres presidentes en dos semanas. En Venezuela, un levantamiento popular
en defensa del presidente Chávez, desbarató el golpe militar orquestado por los
Estados Unidos en abril de 2002 y resiste un prologando ataque en diciembre de
2002. En México un movimiento masivo de campesinos bloqueó el intento del
presidente Fox de expropiar las tierras cultivables para construir un nuevo
aeropuerto. En Cochabamba, Bolivia, una alianza de las fuerzas populares frenó un
intento por privatizar el agua. En Perú, un movimiento de masas que comenzó en
Arequipa y se extendió por todo el país bloqueó la agenda de privatizaciones del
presidente Toledo. En Colombia, las guerrillas –FARC/ELN–han combatido a las
fuerzas militares y paramilitares financiadas por los Estados Unidos, manteniendo un
impasse con el territorio parejamente dividido. Los movimientos populares en
crecimiento han creado sus propias instituciones económicas –embriones del poder
dual. En Argentina, más de doscientas empresas con miles de empleados han sido
tomadas y puestas en funcionamiento por los trabajadores. En Bolivia, los cocaleros
han creado gobiernos cooperativos y municipales que responden a las asambleas
populares. Los trabajadores han ocupado las fábricas cuyos dueños habían cerrado,
defendiéndolas de los esfuerzos gubernamentales para desalojarlas y ahora están
produciendo y comercializando sus productos. Cuando el estado trata de apoderarse
de esas fábricas, miles de trabajadores de otras fábricas, gente de las asambleas

517
barriales, estudiantes y desempleados enfrentan a la policía, poniendo en práctica el
lema "Tocas a uno, tocas a todos". En Bolivia, una coalición nacional de granjeros
cocaleros, empleados domésticos y trabajadores auto-empleados, pensionados, pobres
urbanos, paisanos sin tierra y pequeños granjeros se han unido para reclamar la
renacionalización de las industrias privatizadas, el derecho de los cocaleros para
cultivar media hectárea de tierra, inversiones públicas y varias otras demandas
sociales. Estas demandas serán reforzadas con el bloqueo de las rutas nacionales. En
Ecuador, una coalición de movimientos sociales, liderado por los trabajadores del
petróleo y la electricidad han, hasta hoy, desbaratado los esfuerzos por privatizar
ambas industrias, mientras que los movimientos de indígenas y paisanos han creado
un partido político electoral, "Pachakutic", el cual esperan representará mejor sus
intereses. En México, los trabajadores de la industria eléctrica han logrado detener los
esfuerzos de privatización del régimen de Fox, mientras que los Zapatistas y otros
movimientos indígenas y rurales continúan la lucha por la tierra y la autonomía
política y cultural. En Brasil, el movimiento de los sin tierra (MST) ha establecido a
350.000 familias, ocupando tierras, resistiendo la represión y produciendo cosechas,
mientras continúa la batalla por la reforma agraria integral. En Venezuela, millones de
pobres urbanos (en su mayoría negros y mulatos) están organizados en "círculos
bolivarianos" defendiendo al democráticamente electo régimen de Chávez contra la
oposición salvaje y tenaz de las elites blancas y sus simpatizantes de la clase media,
financiados y dirigidos desde Washington. El nuevo milenio ha sido inaugurado por
una lucha continental de todos los excluidos de América Latina contra el ALCA, el
empeño de Washington por recolonizar América Latina. En todos lados, desde las
selvas de Chiapas a los maizales de los Mayas en América Central, desde los ranchos
de Venezuela a las montañas de Colombia, desde las aldeas andinas hasta la
movilización urbana en Buenos Aires, hay un grito común: "ALCA no pasará". Los
excluidos han gritado de dolor por la muerte y enfermedad de sus niños, en desafío
bloqueando las rutas por empleo, tierra y comida, con victoria al tomar las fábricas,
tierras y municipalidades y con determinación al avanzar hacia la transformación del
injusto sistema del capitalismo neoliberal. Para algunos intelectuales el problema es
hacer unas pocas reformas a fin de ofrecer una "oportunidad" a algunos líderes de los
pobres; para los reformistas, se trata de compartir una parte de la riqueza con los
pobres; para los revolucionarios, la demanda es transferir el poder social, económico y
político a los excluidos, para construir una nueva sociedad socialista auto-dirigida.

518
13 de enero de 2003

Argentina y el hambre

James Petras

A comienzos y mediados de los años 90 las instituciones financieras internacionales


(el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial), las instituciones financieras
regionales (El Banco de Desarrollo Interamericano) y los países del 7-G (Norteamérica
y Europa Occidental) alabaron el programa de liberalización argentino como un
modelo económico para el Tercer Mundo(1). Entonces el presidente Menem y su
ministro de economía Cavallo prometieron al pueblo argentino que pronto formarían
parte del "Primer Mundo".
Hoy Argentina se halla en estado de absoluta desintegración; no solamente su
economía atraviesa su quinto año de recesión/depresión, sino que su sistema
bancario ha colapsado, el índice de desempleo se ha disparado y más de las mitad de
la población vive por debajo de la línea de pobreza. En este informe analizaremos las
políticas neoliberales impulsadas por las instituciones financieras internacionales
(IFIs) y el G-7 y aplicadas por los regímenes Menem (De la Rúa y Duhalde) desde los
años 90 hasta el 2002; a continuación, analizaremos críticamente los postulados
teóricos y los resultados prácticos que han llevado a la situación actual (mediados del
2002). Nuestra tesis es que esas políticas y las fuerzas socio-económicas que las han
implementado son la causa directa de la desintegración del país. A fin de calibrar la
profundidad y dimensiones de la desintegración nacional argentina, estudiaremos tres
series de indicadores:
1) colapso de la economía: estudiaremos la industria, las finanzas y los servicios;
2) empobrecimiento masivo: analizaremos empleo, ingresos, sanidad y alimentación;
3) fractura de la autoridad política y nivel de conflicto social.
A continuación, pasaremos a examinar los nexos causales que relacionan las políticas
neoliberales, las estructuras del poder estatal y la subordinación internacional con la
desintegración de Argentina. La lógica de nuestra pesquisa nos llevará a continuación
a analizar las consecuencias de la desintegración de Argentina en relación con:
1) sus antiguos patronos de las IFIs y del G-7,
2) las demandas actuales de sus benefactores externos y sus implicaciones,
3) las alternativas a la desintegración y subordinación encarnadas en dos programas
diferentes, el Plan Phoenix y el Plan Prometeo.
El hilo conductor de nuestro estudio estará constituido por las siguientes hipótesis:
1) La economía argentina se encuentra en proceso de regresión irreversible y
constante que lleva a la desintegración de la soberanía nacional, al desempleo masivo
y a la depresión económica.
2) La causa principal de la recesión se halla en las estructuras neoliberales del poder
y en políticas que han facilitado el saqueo de la economía, la corrupción a escala
masiva y una deuda externa creciente que no halla correlato en el crecimiento de las
fuerzas productivas.
3) Las fracasadas políticas neoliberales, el saqueo económico y la deuda externa
exponencial hicieron de Argentina un país inatractivo para inversores extranjeros y
prestamistas oficiales que procedieron a demandar mayores sacrificios al tiempo que
en la práctica rechazaban conceder más financiación para reflotar el régimen y la
economía.
4) Los Estados neoliberales fracasados como la Argentina se enfrentan a tres
alternativas:
a) convertirse en súbditos coloniales del neoimperialismo;

519
b) embarcarse en un proyecto neoestructuralista;
c) emprender transformaciones de corte revolucionario.
Estas son las hipótesis que guían nuestra investigación y dirigen nuestra pesquisa
sobre las causas que explican la situación de los Estados neoliberales fallidos y sobre
el tipo de acción decidida que puede evitar su fracaso y reformar o revolucionar a
naciones que han caído presas de la trampa neoimperial.

COLAPSO ECONÓMICO Y EMPOBRECIMIENTO MASIVO


Ningún país ha caído tan rápida y profundamente en un estado de pobreza masiva ni
ha experimentado un colapso económico tan prolongado como la Argentina. Aunque la
mayoría de los países latinoamericanos han aplicado políticas neoliberales, ninguno lo
ha hecho de forma tan intensa y acelerada como Argentina. Además, ningún país
latinoamericano estaba tan avanzado desde el punto de vista industrial y poseía una
economía tan diversificada como la Argentina(2). Por último, Argentina disfrutaba del
nivel de vida más alto de la región, la fuerza de trabajo más especializada y cualificada
y la dirigencia política más determinada a seguir los preceptos de las IFIs y del G-7.
Argentina es un banco de pruebas de la eficacia y limitaciones de la perspectiva
neoliberal bajo condiciones óptimas: un Gobierno complaciente, una infraestructura
bien desarrollada, una fuerza de trabajo cualificada, antiguos vínculos con los
mercados mundiales y una clase media significativa con tendencias consumistas
compatibles con los patrones culturales euroamericanos.
El resultado de 27 años de neoliberalismo nos proporciona una adecuada referencia
temporal para evaluar su impacto sobre la economía y la sociedad y evitar desenlaces
circunstanciales o coyunturales.

EMPOBRECIMIENTO MASIVO Y DESIGUALDADES CRECIENTES


El número de argentinos que viven por debajo del umbral de pobreza ha aumentado
de forma geométrica. Hace 10 años eran menos del 15%, hace 2 años eran el 30% y
en junio del 2002 el porcentaje sobrepasaba el 50%(3). En Argentina, a fecha de junio
del 2002, el régimen de Duhalde reconoce que sobre 18,2 millones de argentinos el
51,4% vive por debajo del umbral de pobreza. De esos, 7,7 millones son indigentes de
acuerdo al SIEMPRO (Sistema de Información, Monitoreo y Evaluación de Programas
Sociales), una institución oficial bajo jurisdicción presidencial. La cifra de niños y
adolescentes que viven en condiciones de pobreza es casi la mitad de los 8,2 millones
de pobres. La depauperación está creciendo a un ritmo acelerado. Entre enero y mayo
del 2002 el número de pobres creció en 3.8 millones de personas, es decir, 762.000 al
mes, es decir, 25.000 al día. Entre los pobres, el índice de pobres indigentes está
creciendo de forma incluso más rápida que el índice general de pobreza. Por ejemplo,
en 1998 el 28,9% de los pobres eran indigentes; en junio del 2002 la proporción de
indigentes era del 42,6% de la población de pobres. La masificación de la pobreza
extrema se manifiesta en los elevados índices de malnutrición infantil (más del 58%
de los niños están desnutridos en Matanzas, un suburbio obrero de Buenos Aires). En
el interior se multiplican los informes acerca de niños que se desmayan en la escuela
por falta de alimentación. Más del 60% de los recién nacidos en Misiones padecen
anemia como consecuencia de los recortes que el Gobierno ha efectuado en programas
de alimentación escolar para complacer las demandas del G-7 y del FMI.
Exceptuando al 10% de la población situada en la cúspide de la pirámide social y a los
capitalistas extranjeros, los ingresos de todos los sectores obreros de la población y de
los pensionistas han experimentado un declive medio del 67% en términos de ingresos
mensuales. El descenso de los ingresos ha sido profundo, repentino e ininterrumpido.
En 1997 el Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas (PDNU) calculó que la
renta per cápita anual de Argentina era de 8.950 dólares. En marzo del 2002 era de
3.197 dólares(4). Este descenso afecta a todas las regiones del país. Si utilizamos
como indicadores aproximados de "clase" las diferentes regiones de la provincia de

520
Buenos Aires podemos estimar de forma aproximada el impacto social de la crisis. La
capital Buenos Aires, que podemos considerar como integrada básicamente por la
clase media, vio descender los ingresos medios desde 909 dólares mensuales en
diciembre del 2001 a 363 dólares en marzo del 2002. En los suburbios obreros de la
ciudad de Buenos Aires los ingresos cayeron de 506 dólares a 202 dólares. En la
provincia de Buenos Aires los ingresos cayeron de 626 dólares a 250 dólares(5). Si
examinamos la estructura ocupacional, el mayor descenso se produce entre los
trabajadores del sector informal y entre los pensionistas. En la capital los ingresos de
los "informales" cayó de $643 a $257; en los suburbios obreros descendió de $334 a
$134; en la provincia, de $394 a $158. Entre los pensionistas el descenso fue
igualmente devastador: de $437 a $175 en la capital; de $320 a $128 en los suburbios
obreros y de $360 a $144 en la provincia(6)
La situación es mucho peor en el resto de las provincias, donde los salarios son más
bajos, el desempleo mayor y las demoras en el pago de los salarios y pensiones
alcanzan frecuentemente entre los 3 y 6 meses.
Para la clase trabajadora y para la clase media la pérdida de empleo formal significa
un severo descenso de sus ingresos. Con el desempleo duplicándose entre 1999-2002
(mayo) el número de indigentes y pobres pertenecientes a la antigua clase
media/trabajadora ha aumentado de forma geométrica. Asalariados del sector privado
de la capital que ganaban $904 en diciembre del 2001, tres meses más tarde (marzo
del 2002), reducidos a la condición de subempleados, ganaban $257 en el sector
informal. Con un incremento de precios del 30% en el mismo periodo, el poder
adquisitivo real en diciembre del 2001 se redujo aún más.El descenso de los ingresos
de diferentes categorías profesionales indica el descenso absoluto y relativo de la clase
media, su claro proceso de proletarización: empleados de banca de la capital han visto
cómo sus ingresos se reducían cerca del 60%, de $1.081 a $432 al mes, y funcionarios
de la capital han experimentado una caída de $1144 a $458 mensuales(8). A fecha de
abril del 2002 los ingresos medios de la antigua clase media no alcanzan a cubrir sus
necesidades básicas de alquiler, alimentación, transporte, educación y sanidad; de ahí
la necesidad de que todos los miembros de la unidad familiar recurran al pluriempleo
–algo prácticamente imposible. La movilidad descendente de la clase media se hace
evidente si comparamos su salario actual con el que percibían los trabajadores
asalariados con anterioridad a la devaluación. Los salarios privados de los
trabajadores suburbanos antes de la devaluación eran de $550; los ingresos de la
clase media posteriores a la devaluación son solamente el 75% de los antiguos
salarios de la clase trabajadora.
Si tomamos la cifra de $400 como marca del umbral de pobreza y la de $250 como
marca de la línea de indigencia, hallamos que todas las categorías profesionales de la
clase trabajadora de los suburbios del Gran Buenos Aires se encuentran situadas por
debajo de la línea de pobreza y que algunas categorías son indigentes. En la capital, el
60% de los sectores laborales se hallan por debajo de la línea de pobreza (autónomos,
sector informal, trabajadores del sector privado).
Los pensionistas que dependen fundamentalmente de sus pensiones son indigentes
en todos los sectores geográficos, como lo son también todos los trabajadores
desempleados (25%-30% de la población laboral) que viven en los suburbios y en el
Gran Buenos Aires. Incluso si aceptamos que algunos trabajadores desempleados
trabajan en el sector informal, prácticamente todos ellos se hallan cercanos a, o por
debajo de, la línea de indigencia. El incremento masivo del desempleo hasta el 25%-
30% a nivel nacional, hasta el 40%-60% en los suburbios obreros y hasta índices aún
superiores en algunas de las antiguas ciudades industriales del interior, la movilidad
descendente y el empobrecimiento de la clase obrera y media –su precipitado declive
en términos de ingresos y condiciones de vida—recuerdan los peores años de la
depresión estadounidense de los años treinta y de la Alemania de Weimar de los años
veinte.
Simultáneamente, y en relación con el empobrecimiento de la inmensa parte de las

521
clases obrera y media, se produce la concentración de riqueza en manos de la clase
dirigente, de la alta clase media y de capitalistas y banqueros extranjeros. En 1974 el
10% más rico de la población acaparaba el 28% de los ingresos nacionales; en 1992
algo más del 34% y en el 2001 más del 37%, mientras que el 10% más pobre recibía el
2,2% en 1974 y en 1992 y el 1,3% en el 2001, antes de la devaluación y del dramático
aumento del desempleo(9). En 1974 el 10% más rico de los ricos ingresaba 12 veces la
cantidad ingresada por el 10% más pobre. Si tomamos en cuenta el abultado y común
maquillaje a la baja de los ingresos declarados por las clases acaudaladas, el
departamento de estadística del Gobierno calcula que las desigualdades actuales son
mucho mayores: según su estimación, el 10% más rico de la población gana 40 veces
más que el 10% más pobre(10)
El conjunto de las clases altas –la case dirigente más la clase media alta—perciben el
53% del los ingresos declarados, y probablemente la proporción real está más cerca
del 60-65% anterior a la devaluación. Dado que las clases altas pudieron retirar sus
fondos (de 30.000 a 40.000 millones de dólares) de los bancos y sacar su dinero del
país, evitando su confiscación (la de diciembre del 2001), el porcentaje de riqueza en
manos de las clases altas es probablemente cercano al 80%. El impacto del
neoliberalismo ha tenido un profundo y doble efecto estructural: empobrecer a la clase
obrera y a la clase media y enriquecer a las clases altas. A mediados de los años 90, el
desigual crecimiento de los ingresos nacionales basados en la entrada masiva de
fondos especulativos, créditos extranjeros y privatización de empresas públicas
aumentaron de forma artificial los ingresos medios. Sin embargo, cuando cesaron esas
inyecciones de capital a corto plazo los ingresos y el empleo cayeron en picado para el
80% de los trabajadores asalariados y para los autónomos, mientras que la movilidad
del capital, la elevada liquidez y las fuentes de ingresos diferentes de los salarios de
los que disfrutaban los muy ricos protegían su riqueza y condujeron a un
extraordinario aumento de las desigualdades.
Mientras que la depauperación y las diferencias en los ingresos aumentaron con la
recesión/depresión que arrancó en 1998, la desastrosa caída de ingresos y de nivel de
vida para las clases medias (el 40% de la población de la capital) se produjo al
comenzar la depresión del 2001-2002, seguida por la confiscación/congelación de
cuentas bancarias de diciembre del 2001 y de la consiguiente devaluación e inflación.
Según estimaciones de expertos financieros, a comienzos del 2001 los argentinos
tenían 86.500 millones de dólares depositados en bancos de titularidad
mayoritariamente extranjera y en su gran parte en dólares(11). Durante el año 2001, y
especialmente a partir del período abril-noviembre, las clases altas retiraron y sacaron
del país 40.000 millones de dólares. En diciembre el Gobierno congeló las cuentas
bancarias y después convirtió los fondos congelados en pesos (al 1 de junio del 2002 el
cambio se sitúa en 3,3-3,5 pesos por dólar). En efecto, las cuentas se redujeron de
45.000 millones de dólares a aproximadamente 13.000 millones de dólares y
continúan bajando ya que no existe indexación. El intento del régimen para convertir
el capital restante en bonos del Estado amortizables en 10 años al 2% de interés
devaluaría aún más los ahorros, habida cuenta del índice de inflación del 30% para el
primer cuatrimestre del 2002. Esta tentativa por parte del régimen para estafar a los
argentinos el resto de sus ahorros fue abortada por medio de manifestaciones masivas
realizadas por la clase media empobrecida –los cacerolazos que amenazaron el
Congreso y asaltaron las oficinas bancarias.
La desintegración social y la polarización tienen su raíz en el colapso de la economía
argentina y en la profunda y crónica recesión industrial. Durante los tres primeros
meses del 2002 la actividad industrial descendió en más del 18%(12). La recesión
industrial se aceleró entre abril del 2002 y marzo del 2002: de –2% en abril del 2001,
a –4% en julio del 2001, a –10% en septiembre, a –12% en noviembre y a -18% en
marzo del 2002(13). La producción de automóviles cayó un 55% en marzo del 2002
comparada con el mismo periodo del año anterior, mientras que la producción textil y
manufacturera cayó un 48% con respecto al año anterior. En el 2001 la industria

522
descendió un 10%(14). El número de cierres de factorías aumentó a lo largo del
período 1999-2002, alcanzando cotas sin precedentes en el último trimestre del 2001
y en la primera mitad del 2002. A principios del 2002 casi tres cuartas partes de los
industriales predijeron que la crisis empeoraría(15). El nivel de la capacidad industrial
no utilizada sobrepasaba el 50% en la mayoría de los sectores económicos, incluyendo
el sector del metal, del textil y de los componentes de automoción.
El sistema financiero se encuentra al borde de la bancarrota, en parte debido a las
transferencias financieras a gran escala realizadas a la casa madre por filiales de
propiedad extranjera. La deuda externa creció de 58.700 millones de dólares en 1990
a 139.900 millones de dólares en 1998, mientras la fuga de capitales y el pago de
intereses aumentó en el mismo período a 115.000 millones y 81.700 millones de
dólares(16). En otras palabras, el crédito externo financió ampliamente la fuga de
capitales y parte del exuberante pago de deuda, dejando un déficit neto de flujos de
capital. Esto erosionó la capacidad económica para sostener el crecimiento y condujo
a la recesión, a mayores recortes presupuestarios, los cuales a su vez convirtieron la
recesión en depresión. La retirada masiva de fondos realizada por las élites
extranjeras y nacionales –auxiliadas y toleradas por los bancos extranjeros— provocó
la confiscación de los ahorros de millones de argentinos y el virtual colapso del
sistema financiero. A lo largo del período 1999-2001 los préstamos del FMI solo
sirvieron para pagar a bancos privados y a las IFIs, al tiempo que exacerbaron el
problema de la deuda, agudizaron la recesión e hicieron descender el nivel de vida.
Para conseguir créditos a corto plazo Argentina estaba pagando el 16% sobre bonos
del Tesoro estadounidense hasta una fecha tan tardía como agosto del 2001(17).
Cuando finalmente se produjo el colapso, ni las IFIs ni el Banco Mundial ni el G-7
estaban dispuestos a prestar más dinero, a menos que el Gobierno central aboliera su
Ley de Subversión Económica (una ley cuyo objeto era perseguir las prácticas
bancarias ilícitas), suprimiera las monedas provinciales que estaban manteniendo a
flote las economías locales y despidiera a varios cientos de miles de funcionarios de la
sanidad, educación y otros servicios públicos.
La preocupación clave de las IFIs al rechazar la Ley de Subversión Económica era que
se trataba de un instrumento para perseguir a los bancos del G-7 implicados en la
transferencia ilegal de más de 50.000 millones de dólares en el año 2001-2002 (en
junio del 2002 la ley fue retirada por presiones del FMI). Mientras el FMI acusaba a los
ahorristas argentinos de ser responsables de la crisis financiera (por haber retirado
sus ahorros presa del pánico), existen datos sustanciales que demuestran que los
bancos privados, en su mayoría propiedad de extranjeros, ya habían consumado una
transferencia masiva de fondos al extranjero y no tenían el menor deseo de
recapitalizar los bancos(18). Por otro lado, el FMI/Banco Mundial presionaron al
Gobierno argentino para que se hiciera cargo de las obligaciones de los bancos
privados con respecto a sus depositarios y emitiera bonos del Estado con diez años de
garantía en lugar de pagar directamente a los titulares de las cuentas de ahorro. En
ausencia de fondos y con la negativa de las casas matrices para recapitalizar sus
sucursales argentinas, los bancos privados extranjeros y nacionales declararon
hallarse al borde de la bancarrota en el momento en que los titulares legítimos de la
cuentas intentaron retirar sus ahorros. La única medida capaz de impedir el colapso
total fue la congelación de las retiradas de fondos.
Resumiendo, el experimento neoliberal no sólo ha empobrecido al 80% del pueblo
argentino, no sólo ha arruinado sus industrias, conducido a más de un cuarto de ellas
a la bancarrota o a sus aledaños y robado sus ahorros a sus clases medias, sino que
ha socavado los cimientos mismos de la economía capitalista. Aparte del aumento de
desigualdades descomunales, la economía neoliberal ha conducido al saqueo de la
economía mediante la transferencia legal/ilegal al extranjero de decenas de miles de
millones de dólares que han sido sustraídos del circuito de la economía nacional y
colocados en inversiones en el extranjero, cuentas de ahorros, propiedades
inmobiliarias y bonos del tesoro. Para aquellos capitalistas con capital fijo y limitados

523
recursos de capital activo las políticas neoliberales han tenido consecuencias
desastrosas debido a los desorbitados tipos de interés, a la desigual competencia
derivada de la entrada en el país de importaciones baratas exentas de aranceles y por
el colapso de la economía doméstica debido a los elevados índices de desempleo y al
descenso en picado de las condiciones de vida de la clase media. El neoliberalismo es
como "la cerda que devora a su propia progenie".

CAUSAS DEL COLAPSO


La causa inmediata del colapso del capitalismo argentino ha sido el papel jugado por
los bancos extranjeros y las IFIs dirigidas por el FMI en la tarea de vaciar el sistema
financiero argentino. Las causas a más largo plazo son los cambios estructurales
regresivos (privatizaciones / SAP / apertura de mercados) y la casi criminal
`desregularización' de la economía, que causó no solamente el colapso de la
producción doméstica sino también el saqueo sistemático de la economía y, más tarde,
de millones de cuentas de ahorro.
Los expertos económicos y otros apologetas de la élite financiera arguyen que los
causantes de la crisis bancaria fueron los ahorristas, que retiraron sus depósitos y los
sacaron del circuito del sistema financiero(19) Mientras que las retiradas de fondos
realizadas por los ahorristas fue un factor que contribuyó a la crisis, no fue sin
embargo la causa principal o determinante que la desencadenó. Durante el período
que culminó en la crisis (febrero 2001– noviembre 2001), los activos financieros
(préstamos y otros créditos) del sistema financiero argentino disminuyeron en 44.800
millones de dólares, de los cuales 37.300 millones provenían del sector privado
(83,4%), de los cuales 26.500 millones de dólares (59,1%) provenían de los diez
principales bancos privados(20). En otras palabras, en los meses que condujeron a la
crisis, los diez principales bancos sacaron aproximadamente 27.000 millones de
dólares del sistema financiero argentino. Esto es evidente si analizamos los activos y
pasivos de los bancos. "Otros créditos de intermediarios financieros" en el capítulo de
activos y "Otras obligaciones de intermediarios financieros" en el capítulo de
pasivos(21). La existencia de estas categorías revela el hecho de que el sistema
financiero argentino operó en dos niveles: por un lado, existía un sistema formal de
depósitos y créditos y, por otro, funcionaba un "sector informal" en el que las
mega-cuentas operaron sobre todo para lavar fondos y desarrollar todo tipo de
actividades especulativas en el sector financiero. Las "otras" categorías" en febrero del
2001 representaban una cifra de 56.900 millones de dólares en activos y 60.000
millones de dólares en obligaciones(22). Para noviembre, el total de los "otros"
descendió a 25.000 millones de dólares para los activos y 35.000 millones para las
obligaciones. Un análisis más detenido revela que del descenso de 25.000 millones de
dólares de activos más del 74% tuvo lugar entre los diez bancos más importantes(23).
Los créditos del FMI a Argentina sirvieron para cubrir la creciente sangría de recursos
del sistema financiero causada por las élites financieras, al tiempo que se imponían
recortes más drásticos en el gasto público y en las inversiones. El triple fenómeno de
creciente depresión económica, fuga de capitales y creciente endeudamiento fue
causado por la alianza de las IFIs, los grandes financieros locales y extranjeros y los
bancos extranjeros. Los pequeños y medianos ahorristas argentinos fueron las
víctimas de una estafa financiera encubierta, no sus perpetradores, como pretenden
los expertos económicos. Su desesperado y tardío intento de retirar sus ahorros fue
una reacción a la estafa financiera ejecutada por las élites financieras. La mayoría de
los pequeños y medianos ahorristas, sin embargo, no tuvieron éxito. Los pasivos de los
bancos después de la fuga de las grandes cuentas y del agotamiento de los créditos
externos sobrepasaba ampliamente el montante de sus activos; con la crisis
económica, muchos de sus extraordinarios créditos eran delictivos y no había forma
humana para que las casas matrices inyectaran fondos para cubrir la demanda de los
ahorristas. El Gobierno intervino para "salvar a los bancos" congelando efectivamente
todos los depósitos e impidiendo de esa forma que los impositores recuperaran sus

524
ahorros. El escandaloso sesgo clasista del plan de rescate financiero ideado por el
Gobierno provocó la cólera de las clases bajas y medias. La ulterior devaluación del
peso les robó de hecho dos tercios del valor nominal de sus ahorros congelados y
rebajó sus ingresos, mientras que la clase media-alta y la clase dirigente, que habían
sacado su dinero del sistema financiero, vieron abaratados los precios que afectaban a
su nivel de vida, producción y consumo en un 65%.El colapso financiero y la
depresión económica tienen su raíz en las políticas neoliberales y en el contexto en el
que fueron aplicadas. Sin embargo, más fundamentales aún son la naturaleza y la
estructura de las clases dirigentes y gobernantes que impusieron el modelo neoliberal
que ha destruido la economía argentina. A diferencia de la mayoría del resto de los
países de América Latina, Argentina era un país altamente industrializado que a
mediados de la década de los 70 contaba con uno de los más elevados porcentajes del
mundo de fuerza laboral empleada en el sector manufacturero. Aún a finales de la
década de los 80 Argentina era proporcionalmente el país más industrializado de la
región. Con una fuerza de trabajo altamente especializada y relativamente mejor
pagada que en el resto de América Latina y con un sistema de cobertura social para
los trabajadores sindicados comparable al de Europa, existía en Argentina un
sustancial mercado interno. Argentina poseía algunos de los suelos cultivados más
ricos y extensos del mundo y un sector de agro-exportación muy competitivo, así como
multitud de fuentes de energía (petróleo, gas natural, energía hidráulica). En una
palabra, Argentina poseía un mercado atractivo para los exportadores, recursos
rentables para los inversores y sustanciales depósitos bancarios para la banca
extranjera. La rápida y extensiva liberalización de la economía produjo un efecto
devastador sobre este país fuertemente industrializado. La industria argentina sufrió
por un lado la presión de las importación de mercancías baratas provenientes de
áreas de bajos salarios (Asia) y, por otro, del impacto de las importaciones a gran
escala de las fuertemente subsidiadas manufacturas de alta tecnología americanas y
europeas. El argumento liberal de que la "competencia" haría que las empresas
argentinas fueran más "eficientes" era falso: pocas compañías argentinas tenían las
dimensiones necesarias para competir con las mayores multinacionales
estadounidenses y europeas y ni siquiera los trabajadores argentinos peor pagados
podían competir con los trabajadores chinos cuyo salario es de un dólar al día. La
rápida desaparición de las barreras arancelarias impidió a su vez cualquier
posibilidad de preparse adecuadamente para afrontar la competencia y la ausencia de
reciprocidad en la reducción de subsidios y la eliminación de los aranceles en los USA
y Europa impidió a las empresas argentinas competitivas conquistar mercados
extranjeros.
La experiencia histórica y contemporánea de las políticas de liberalización en los USA
y en los países de la Unión Europea demuestra que en esos países el proceso de
liberalización ha sido un proceso gradual de liberalización selectiva, al menos en
comparación con la experiencia argentina. La libre convertibilidad no se aplicó en
Europa hasta que las economías no se encarrilaron en una senda de expansión
constante, cosa que en algunos casos no ocurrió hasta bien entrados los años 60.
Barreras comerciales, incluidas cuotas, tarifas y limitaciones no tradicionales
(barreras sanitarias, injustas reglas comerciales y antidumping) son aún utilizadas de
forma frecuente y extensa para proteger a sectores no competitivos. Masivos subsidios
públicos y déficits fiscales son usados para promover exportaciones y estimular el
crecimiento doméstico.
En Argentina las barreras comerciales se desmoronaron. La vinculación del peso con
el dólar limitaba las posibilidades de acometer políticas monetarias expansivas
orientadas a estimular la economía. Se recortaron los subsidios y se antepuso el pago
de la deuda a las inversiones productivas. Se obtuvieron créditos mediante estrategias
privatizadoras que afectaron a sectores lucrativos de la economía, socavando los
ingresos públicos, aumentando los costes de producción y, por consiguiente,
erosionando la competitividad. La privatización provocó severos recortes en el

525
transporte que unía a las diferentes economías provinciales, perjudicando sus
transacciones industriales y comerciales. Mientras que en economías basadas en la
exportación de minerales y materias primas como Chile la liberalización abrió el país a
la inversión extranjera en los sectores de exportación consolidados que eran
competitivos y complementarios con la economía industrial capitalista, en la economía
argentina, mucho más desarrollada y diversificada, la industria resultó perjudicada.
La avalancha de importaciones y el declive de las industrias nacionales provocó
bancarrotas y desempleo, la transformación de manufactureros en importadores y
comerciantes y, en las provincias, la inflación del sector público como último recurso
del patrono. Vastas sumas de inversiones se desplazaron desde la arriesgada actividad
productiva hacia instrumentos financieros de elevada rentabilidad(24).
El régimen Menem dio la imagen de ser un "régimen opulento" basado en créditos
elevados y en un incremento extraordinario de los ingresos derivados de la venta de
bienes públicos. La mayor parte de las entradas de capital incrementaron el consumo
de la clase alta y facilitaron le corrupción masiva de la totalidad de la clase política y
de su entorno de funcionarios, jueces, aduaneros, policía y militares(25). Los
banqueros internacionales estaban dispuestos a conceder créditos porque los tipos de
interés eran entre 10 y 20 puntos superiores a los tipos europeos y estadounidenses y
la liquidez era sencilla debido a la convertibilidad libre y a que la dolarización de facto
de la economía garantizaba la estabilidad monetaria. Así, cada paso del proceso de
liberalización iba debilitando los fundamentos de la economía: la economía doméstica
se retrajo, los empresarios huyeron a las aparentemente lucrativas actividades
financiero-especulativas, se disparó el pago de la deuda, las transacciones de créditos
a cambio de acuerdos de privatización llegaron a su punto límite y se aceleró la fuga
de capitales a medida que las clases altas fueron sintiendo que el edificio liberal
estaba condenado al colapso y que en breve no habría ni sistema productivo ni
recursos monetarios para reconstruirlo.
Un factor decisivo para el colapso de la burbuja económica lo constituyó la conducta
de la gran burguesía argentina(26). Cómodamente instalada en el régimen Menem, fue
la beneficiaria inicial del proceso de privatización y de los créditos extranjeros(27). Fue
también el grupo que dictó la política económica. El principal punto de referencia del
régimen Menem para el desarrollo de la agenda liberal fueron las clases dominantes
argentinas que disponían de inversiones en el extranjero y que estaban estrechamente
ligadas a los bancos extranjeros a través de inversiones conjuntas en bancos
privatizados y de créditos extranjeros que demandaban un peso fácilmente convertible
a dólares. La liberalización a ultranza permitió a esta burguesía argentina
"transnacional" adquirir bancos y empresas públicas a precio de saldo y venderlas
posteriormente al capital extranjero(28). La desregularización bancaria abrió la vía a
masivas transferencias de fondos al exterior del país y al lavado de ganancias ilícitas.
Importaciones baratas, créditos fáciles y masiva fuga de capitales fueron los tres
conceptos sobre los que las élites argentinas definieron el proceso de liberalización.
Por razones evidentes los países del G-7 y las IFIs se mostraron entusiasmados: se
hicieron con el control de bancos y depósitos, de lucrativas redes de
telecomunicaciones, de compañías aéreas, industrias petrolíferas y numerosas otras
empresas públicas altamente rentables. Y animaron al régimen a que avanzara a toda
máquina con temeraria despreocupación.
Mientras que la economía doméstica se desmoronaba, especialmente en las
provincias, los gobiernos provinciales se endeudaron de forma desmesurada, en parte
para financiar la corrupta maquinaria política que mantenía al Gobierno nacional y en
parte para evitar revueltas populares a nivel provincial. A diferencia de Corea del sur,
China y Japón, la corrupción a escala masiva no alcanzó a engrasar las ruedas de la
producción nacional: los sobornos untaban las manos de quienes vendían lucrativas
empresas públicas a inversores extranjeros que absorbían los activos y reducían la
producción local a favor de la especulación a gran escala. Se estableció una relación
inversamente proporcional: a medida que aumentaba la corrupción, declinaba la

526
industria, los ingresos fiscales se reducían y la competitividad se transformaba en un
slogan vacío.
La propiedad extranjera que los abogados de la liberalización describían como una
fuerza dinámica de crecimiento sostenido resultó no serlo tanto. La experiencia
argentina describe la típica parábola viciosa: al aumento inicial de inversión
extranjera que animó al régimen Menem a embarcarse en un proceso exuberante (o
delirante) de privatización que causó una entrada masiva de capitales --de cartera y
directos— le siguió un drástico declive a medida que los sectores lucrativos eran
acaparados, los trabajadores eran despedidos, los mercados locales se contraían y la
fuga de capitales a gran escala se ponía en marcha. El resultado fue una efímera
eclosión de crecimiento a comienzos y mediados de los 90, seguida de declive y
colapso. La secuencia era enteramente predecible dado que los inversores extranjeros
inicialmente se aprovecharon de las ventas a precio de saldo de las empresas públicas
con beneficios casi garantizados (en mercados monopolizados) y con tipos de interés
desorbitados y, después, de forma silenciosa pero rápida, retiraron sus fondos dejando
a la economía sin activos y con un futuro extremadamente incierto. Las IFIs actuaron
como maestros y discípulos de la parábola: condicionaron la concesión de créditos
públicos a una mayor liberalización durante el periodo inicial para favorecer a los
inversores extranjeros y, más tarde, cuando la economía comenzó a decaer y crecían
las deudas y el descontento social, impusieron condiciones aún más duras para
continuar aportando financiación.
El proceso mismo de negociaciones entre el régimen y las IFIs se modificó con el
tiempo. Al principio, cuando muchos recursos, mercados y oportunidades estaban a
disposición de los inversores extranjeros, las IFIs extendieron un cheque en blanco al
régimen, prestándole miles de millones de dólares y dando luz verde a banqueros
privados e inversores extranjeros para que con extraordinarios beneficios explotaran
el "mercado emergente". El resultado fue la adquisición de más bancos lucrativos, más
empresas de telecomunicaciones y de petróleo por parte de bancos españoles y
multinacionales e inversores estadounidenses. Mientras tanto, los inversores
extranjeros se introdujeron en los sectores de la agroindustria, del comercio (grandes
superficies), de la propiedad inmobiliaria y de la hostelería, en asociación con un
pequeño núcleo de la élite económica argentina y con algunos sectores de la
cleptocracia política encabezada por la familia extensa Menem y su entorno político.
El primer efecto adverso fue el despido de empleados en el proceso de preparación de
las empresas públicas para su privatización. El Estado despidió a cientos de miles de
trabajadores de los sectores de telefonía, ferrocarril y agua, asumiendo los costes
económicos y la responsabilidad de reprimir las protestas consiguientes. Muchas
ciudades del interior, como por ejemplo la ciudad petrolífera de Neuquen, pasaron de
ser prósperas ciudades a convertirse en ciudades fantasma con índices de desempleo
cercanos al 30-40%. Las promesas de "empleo alternativo" nunca fueron cumplidas,
pues los funcionarios provinciales y municipales vinculados al Gobierno central, o
bien robaban directamente los fondos, o bien los utilizaban para financiar sus
maquinarias políticas fomentando la creación de empleos "administrativos"
improductivos.
El segundo efecto negativo fue la reducción de los servicios y del transporte, lo que
aisló a las regiones argentinas de los mercados y proveedores regionales, nacionales e
incluso internacionales. Los balances de las compañías privatizadas se basaban en
beneficios empresariales, no en los rendimientos y rentas de la multitud de industrias
y granjas que dependían de las redes de electricidad, energía, telecomunicaciones y
transportes. De ese modo, mientras que los balances de las compañías privadas en
manos extranjeras arrojaban saldos positivos, los resultados de las economías
periféricas aparecían en caracteres rojos y dependían de forma cada vez mayor de
subsidios del Gobierno central. Por otro lado, el coste público de la infraestructura
necesaria para mantener a flote a las empresas privatizadas aumentaba, mientras que
los ingresos a las arcas del Estado disminuían debido a exenciones fiscales y

527
subsidios a gran escala. El resultado final fue el aumento del gasto público y el
intervencionismo para promover la privatización –mientras los ingresos descendían—y
la necesidad de mayores recortes en gastos sociales y mayores préstamos de capital
extranjero con tasas de interés cada vez más elevadas dado que la deuda externa se
duplicó y los pagos de intereses aumentaron 2.5 veces entre 1992-1998. La
privatización privó a la Argentina de aportaciones de bajo coste para la industria, hizo
que subieran los costes del transporte y sobrevaluó el peso haciendo que los
productos argentinos con alto valor añadido resultaran demasiado caros para ser
vendidos en los mercados internacionales e incluso en los nacionales. La
liberalización, lejos de aumentar la competitividad de la industria argentina, la
condujo por la pendiente de la bancarrota y de la descapitalización de la investigación
y el desarrollo (I+D). El apoyo a la industria y a la innovación sufrió un recorte
drástico ya que la financiación pública a centros universitarios y de investigación
disminuyó y los fondos privados se orientaron de forma cada vez mayor hacia el
inflado y altamente rentable sector financiero.
La unilateral reducción de barreras aduaneras llevada a cabo por el Gobierno Menem
debilitó a las empresas locales sin recompensar adecuadamente a los productores
eficientes, ya que el régimen no supo garantizar acuerdos recíprocos con los USA y
Europa para que también estos países redujeran sus barreras comerciales. El
resultado final de todo esto fue que la Argentina compitió con dos juegos de reglas
diferentes: por un lado seguía los rígidos preceptos del liberalismo en relación con su
economía y, por otro, aceptaba las flexibles reglas "liberal-proteccionistas" que
aplicaban la mayoría de sus socios comerciales.
La continuación y profundización de las políticas de liberalización durante la década
de los 90 –la bomba de relojería a punto de estallar—se basó en las estructuras del
poder estatal. El régimen Menem era un régimen altamente autoritario que ignoraba
al Congreso o sobornaba a los legisladores, que acaparaba los tribunales para
asegurarse mayorías afectas, que centralizaba el poder en funcionarios no electos y
que organizaba y generalmente financiaba a una poderosa maquinaria de partido que
inhibía el desarrollo de una oposición organizada y aislada en los vecindarios más
pobres --hasta que llegó el colapso de finales de los 90. Además, el gangsterismo
selectivo del partido estatal organizado por las agencias de inteligencia logró silenciar
por medio de amenazas y, ocasionalmente, de asesinatos selectivos, a las voces
críticas que se expresaban a través de los medios de comunicación.
La "centralización" de los poderes Legislativo y Ejecutivo en la Presidencia –en su
propia persona—y los métodos dictatoriales utilizados por Menem para legislar (la
mayoría de los bancos e industrias fueron privatizados via decreto presidencial)
facilitaron la liberalización rápida y extensiva. La concentración y centralización del
capital argentino fue simultáneamente causa y consecuencia de la liberalización y
creció paralela a la centralización del poder Ejecutivo. El punto de referencia político y
la perspectiva estratégica del régimen Menem estaban profundamente influidos por
los vínculos estructurales con los grandes grupos económicos que emergieron durante
la la dictadura y después(29).
Mientras que la composición interna de los grandes grupos variaba, externamente su
política era consistentemente liberal y orientada a ensanchar y profundizar sus lazos
con las redes financieras europeas y estadounidenses. Para el presidente Menem y su
zar económico Cavallo, estos grandes grupos económicos y sus circuitos
internacionales y asociados constituían la realidad económica: el objetivo del Estado
era velar por sus intereses, consolidar sus estructuras y expandir sus oportunidades.
La neoliberalización significaba el desarrollo de políticas que facilitaran la adquisición
de empresas públicas por parte de los grandes grupos económicos, la fácil
transferencia de capitales al exterior, el acceso ventajoso a créditos extranjeros y la
socialización por parte del Estado de las pérdidas privadas.
Bajo Menem el Estado se involucró en la tarea de financiar la consolidación de los
imperios económicos privados, más que en financiar inversiones productivas mediante

528
el apoyo a los empresarios pequeños y medianos. Su liberalización comercial permitió
a los grandes grupos económicos centrar sus actividades en las finanzas, la
inmobiliaria y el comercio, descuidando las inversiones para aumentar la
productividad del sector manufacturero. El neoliberalismo significó que el régimen se
especializaba en vender recursos públicos sin aumentar la producción ni la
productividad. A su vez, los grandes grupos económicos argentinos adquirieron
empresas públicas no para transformarlas en eficientes unidades productivas o de
servicios, sino para revenderlas con beneficios al capital extranjero(30). El enorme
influjo de capital estadounidense y europeo cambió la configuración del Estado
argentino: pasó de ser un Estado liberal a ser un Estado neocolonial liberal, donde el
Estado, a falta de ingresos domésticos, dependía cada vez más de los créditos
extranjeros y de los ingresos derivados de los ingresos por exportación generados por
empresas de titularidad extranjera.La transición de una economía mixta a una
economía liberal primero y neocolonial liberal después acompañó el ascenso y caída
de la "parábola viciosa" de la economía argentina. Una secuencia que podría ser
descrita como una tragedia griega en la que el orgullo desmedido de los protagonistas
presagió el colapso final de una relación viciada en su misma base. La analogía, sin
embargo, es deficiente en la medida en que los protagonistas –los Menems, los
banqueros, las IFIs—no son quienes al final sufren la ruina. La figuras trágicas son la
nación argentina y el 80% de su población.

Consecuencias: Desintegración, Abandono y Pobreza.


A medida que la economía argentina pasaba de la recesión a una total depresión, a
medida que la producción industrial declinaba de un –6% en el último trimestre de
2001 a un –15% en el primer trimestre de 2002 y a medida que el sistema financiero
se iba dirigiendo hacia un crash y se hizo evidente que la Argentina no podría pagar la
mayor parte de su deuda, las IFI, los bancos extranjeros y los países del G-7 se niegan
a concederle nuevos préstamos sino en las condiciones más onerosas (31) En
diciembre de 2000, los bancos concedieron un paquete de $40 billones bajo la
dirección del FMI y en agosto de 2001 el FMI le concedió al tambaleante régimen de
De La Rúa un crédito de emergencia de $8 billones, 5 billones de los cuales fueron a
parar al Banco Central Argentino y salieron del país a medida que la clase media alta
sacaba billones hacia el extranjero entre enero y noviembre. Varios billones fueron
destinados a la reestructuración de la deuda, de hecho, para pagar a los dueños de
bonos en el extranjero. La asignación de fondos tampoco hizo nada para estimular la
economía local, para bajar las tasas de interés o prevenir retiros privados de depósitos
bancarios. De hecho, el préstamo del FMI a la Argentina incrementó su deuda de $130
billones a casi $140 billones en 2001 sin hacer frente a los problemas estructurales
fundamentales –poniendo de esta manera en movimiento de colapso final en
diciembre de 2001.
La causa por la que los créditos fracasaron en "salvar" a la economía argentina es que
no estaban destinados a eso. Simplemente aportaron fondos para ser reciclados en la
economía para "salvar" a las clases altas y a los grandes accionistas. Los grandes
prestamistas reconocían lo peligroso de las condiciones: la tasa de interés distribuida
entre papeles de la deuda del estado argentino y bonos del Tesoro de los EEUU se
elevó al 16.7% a fines de agosto de 2001. En noviembre, los especuladores no estaban
comprando bonos de la deuda argentina a ningún precio, dado que el gobierno
inevitablemente iba rumbo al default (cesación de pagos de la deuda).
A medida que la economía argentina colapsaba, los prestamistas extranjeros y sus
filiales bancarias presionaban al régimen para congelar los depósitos, amenazando
con hacer colapsar el sistema financiero y retirarse de la Argentina. El gobierno
accedió. Devaluó la moneda, reduciendo las obligaciones de los bancos con respecto a
sus depositarios de dólares. Los bancos y sus gobiernos delegaron en el FMI para
desempeñar un papel de protagonista en las negociaciones para recuperar sus
préstamos, aún cuando la economía estaba sedienta de nuevos financiamientos y de

529
inversiones estatales y privadas.
Falto de todo recurso público, firma o banco rentable que generase ingresos o
ganancias gracias a las anteriores políticas privatizadoras del así llamado "genio
económico" del milagro argentino, Domingo Cavallo, no recibió ningún salvavidas de
sus amigos en Wall Street. Lo que Cavallo erróneamente supuso era su genio personal
y su confianza ganada entre los banqueros del mundo se convirtió en un espejismo:
los bancos no estaban interesados en sacar a flote una economía que habían
comprado, saqueado y que ahora estaban en proceso de descartar mientras se
mudaban a otros lugares más lucrativos del mundo. La fórmula secreta de Cavallo es
conocida para todo estafador financiero: cambiar bonos de la deuda estatal vencidos
hace tiempo y con altos intereses por otros con tasas de interés aún más altas, un
proceso insostenible que estaba destinado a colapsar y que de hecho colapsó.
La respuesta del FMI al colapso se materializó en la misión de dicha institución que
viajó a la Argentina en abril de 2002. Conducida por Anoop Singh, la misión dictó
conferencias, dio entrevistas y públicamente dictó políticas para cada aspecto de la
economía doméstica y las políticas sociales de la Argentina. (32) En plena recesión,
demandó que la Argentina recortase sus gastos, que eliminase las monedas
provinciales y las deudas, que facilitase las adquisiciones de empresas por parte de
los acreedores liquidando a las empresas deudoras y aboliendo la legislación bancaria
que prevé sanciones para los bancos extranjeros involucrados en movimientos ilegales
de divisas. En otras palabras, Singh demandó una política estatal de austeridad
orientada a asegurar un excedente estatal destinado a pagar las deudas con los
bancos extranjeros, al tiempo que brindando facilidades para ampliar las
transferencias de fondos al extranjero y facilitar las adquisiciones por los bancos
extranjeros de las empresas endeudadas. (33)
En términos político-económicos, esto se denomina como pelar los huesos del
esqueleto. Con la Argentina en una depresión de gran envergadura, lo que menos
necesita es balancear su presupuesto y reducir el gasto público – especialmente con
seis de cada diez trabajadores en el paro en los suburbios pobres y tres de cada diez a
nivel nacional.
Pero Horst Kohler, el presidente del FMI, pensaba que a la Argentina habría que
exprimirla aún más: "La Argentina," dijo en abril de 2002, "debe tomar la píldora
amarga para salir de la crisis."(34)4 La "píldora amarga" son más recortes en el gasto
público y la eliminación de más servicios y más desempleo. Como lo admitió el mismo
Kohler, por lo menos 450.000 empleados públicos deberían ser despedidos por encima
de un desempleo del 30%.(35) Esto elevaría la tasa de desempleo a entre un 35 y un
40% -- una situación catastrófica. A continuación, él procedió a echarle las culpas a la
víctima: "Los problemas que la Argentina está sufriendo son de origen doméstico."(36)
Como si diez años de préstamos condicionados por el FMI, misiones extranjeras,
programas de ajuste e ideología liberal no jugasen papel alguno en ocasionar la crisis.
El secretario del Tesoro de los EEUU Paul O'Neill puso su grano de arena al lado del
"apretón final" del FMI, refrendando el salvataje económico del FMI a los banqueros y
la adquisición de los sectores restantes de la economía. Pero él demandó, con un
lenguaje típicamente eufemístico 'una solución política'.(37) Pidió un régimen
autoritario fuerte, capaz de hacerle tragar por la fuerza a los argentinos empobrecidos
los despidos masivos, los cortes presupuestarios y la abolición de las monedas locales.
O'Neill cuestionó la "capacidad de liderazgo" del gobierno de Duhalde.(38) Según una
entrevista, O'Neill dijo que el problema de la Argentina se reducía a una sola cuestión:
La de si el gobierno argentino sería capaz de hacer lo que tiene que hacer, o sea, de
implementar las políticas del FMI.(39) Lo que O'Neill y otros en las IFI y el G-7 quieren
decir con 'voluntad política' es precisamente el pasarle por encima a los intereses y a
la supervivencia de 33 millones de argentinos, cargos electos del Congreso,
gobernadores y alcaldes, y obligarles a aceptar más bancarrotas y desempleo – a
empujarles más allá de un nivel de pobreza del 53% para satisfacer a los
inversionistas y banqueros extranjeros.

530
La UE adoptó una línea igualmente dura hacia la Argentina. Según el entonces
ministro de economía francés Laurent Fabius, "Las respuestas que el gobierno
argentino nos ha dado [en respuesta a las recetas de austeridad del FMI] no son
satisfactorias."(40) Probablemente, los comentarios más obscenos vinieron de Anne
Krueger, segundo al mando del FMI, designado por los EEUU y ex-catedrático de
Standford. En una entrevista para el Financial Times, afirmaba que "las autoridades
argentinas no son lo suficientemente realistas."(41) Realismo, según Krueger, significa
que en plena depresión, se corte el gasto público, se bajen los niveles de vida y se
aumente el desempleo. El "realismo" al que se hace referencia en el mundo del capital
financiero y su voraz apetito por exprimir aún más pagos de intereses de provincias,
negocios y tesoros públicos en bancarrota, por retirar aún más ahorros impunemente
de la Argentina.
El equipo de la Embajada de los EEUU en la Argentina fue aún más lejos. El Agregado
de Asuntos Políticos Michael Matera afirmaba que la crisis de la Argentina se debía no
sólo a sus líderes políticos, sino a todo el pueblo argentino. "El punto de vista de los
economistas internacionales es incompatible con la mentalidad nacional de los
argentinos. Los argentinos tienen una incapacidad colectiva para cambiar; son
inmaduros y paranoicos."(42)
Hay algunas evidencias de que una razón adicional para la línea dura de
EEUU-UE-FMI es la cesación unilateral de pagos de parte de Argentina sobre la deuda
de $140 billones. Según un congresista argentino, un funcionario del FMI le dijo que
"Lo que nunca les perdonaremos es que su gente del Congreso celebrase y aplaudiese
luego que (el ex-presidente por una semana) Adolfo Rodríguez Saa declarase la
cesación de pagos."(43) Desde esta perspectiva, la línea dura tendría como sentido el
advertir a cualquier otra nación latinoamericana que contemple la cesación de pagos
de la deuda acerca de las duras consecuencias.
El régimen de Duhalde, atado estructuralmente al capital transnacional financiero
argentino, al sector agroexportador y al capital extranjero sólo puede encontrar una
solución a través de un acuerdo con el FMI, el cual presumiblemente podría abrir un
poco las billeteras de los prestamistas privados, y conducir a una renegociación de la
deuda pendiente. La falta de disposición del gobierno de Duhalde para desarrollar un
plan alternativo, como lo demandan los economistas disidentes argentinos, está
basada en vínculos estructurales a gran escala y a largo plazo con entre el régimen y
la clase dominante. Dado el total descrédito de esa clase dominante y sus desastrosas
políticas para el 80% de la población argentina y la desintegración de la nación, y una
oposición masiva y activa, su autoridad política es virtualmente nula y su capacidad
de toma de decisiones se ve estrechamente limitada.
El trasfondo histórico de la secuencia de políticas del G-7 y las IFI de finanzas-
saqueo-abandono y su cambio hacia una posición de línea dura está basada en dos
consideraciones. Durante los 14 años anteriores, el capital euroestadounidense
consiguió todo lo que quería de los gobiernos de Menem y De la Rúa. En segundo
lugar, las 'gangas' fáciles y lucrativas del pasado ya no están disponibles, sólo una
explotación intensiva en lugar de una extensiva puede proveer ganancias en este
momento histórico.
La historia anterior en la que el FMI dictaba las políticas y el gobierno argentino
obedecía ha condicionado a los dirigentes a asumir un régimen de obediencia en lugar
de uno de negociaciones y reciprocidad. Los prestamistas extranjeros siempre han
sido conscientes del carácter venal de la clase política y dirigente argentina, pero
estaban dispuestos a seguir prestando dinero aunque fuese objeto de la rapiña
durante tanto tiempo como fuera posible, siempre y cuando ellos a su vez pudiesen
saquear la economía. Hoy, sin embargo, con el saqueo ya completo, la elección es
entre los ingresos de los bancos o el despilfarro de los fondos para mantener a las
maquinarias electorales provinciales corruptas. Los acreedores están demandando
que la clase política recorte a los caudillos provinciales y a sus sectores públicos
inflados para hacer frente a sus obligaciones con el extranjero. Si esto significa dar

531
fuerza a la oposición y minar el apoyo político del régimen, entonces los banqueros
insisten por todos los medios que se apliquen poderes extraordinarios, que se muestre
"decisión política" – que se convierta al régimen en una dictadura autoritaria. Cómo es
que esta dirigencia podría gobernar – aún con un poder dictatorial – dado el eventual
empobrecimiento de tres cuartas partes de la población es una pregunta que ni
Krueger, O'Neill, Kohler, Wolfenson hacen ni para la que tienen respuesta.
Sin embargo, las IFI y el G-7 sabe que Duhalde estructuralmente no tiene alternativas
para ver el mundo, excepto a través del refinanciamiento a cargo de un grupo de
banqueros dirigido por el FMI. Ellos saben que él es un rehén y representante de toda
la vida el capital extranjero y de sus socios domésticos, y por lo tanto, presa fácil de
las presiones. La vulnerabilidad que ellos perciben en el régimen da aliento a su
enfoque de "línea dura".
El tercer factor que condiciona la respuesta de línea dura del FMI y el G-7 es la
radicalización cada vez mayor de la población argentina y las protestas de masas y
levantamientos populares casi diarios. El "factor de riesgo" en la Argentina es
extremadamente alto a los ojos de los inversionistas. El miedo es el de que si Duhalde
cae o es derrocado podría resultar un régimen populista nacionalista que renegase de
todos los acuerdos previos. Paradójicamente, si las demandas del FMI y del G-7 fuesen
satisfechas, probablemente darían pie a un gran levantamiento popular. Entre más
alto el FMI y el G-7 ponen la barrera para garantizar el financiamiento, más dura será
la caída del régimen que intente saltarla. Implícita en la estrategia económica de línea
dura de las elites políticas y económicas de Washington y Madrid está la idea de que el
ejército argentino intervendría para derrocar un régimen popular adverso. Sin
embargo, un golpe militar en el presente contexto tendría lugar en un vacío político
absoluto, desprovisto de todo apoyo político y social.
El estilo y la sustancia de las relaciones de la Argentina con el G-7 hablan de un
nuevo imperialismo:(44) el saqueo de la economía, el crecimiento de profundas
desigualdades, el estancamiento económico seguido por una depresión profunda y
duradera y el empobrecimiento masivo de la población como consecuencia de la mayor
concentración de la riqueza en la historia argentina de los siglos XX y XXI. El nuevo
imperialismo funciona directamente a través del sistema interestatal y de las
instituciones financieras subsidiarias como el FMI para dictar las políticas. La misión
de abril del FMI, con sus pronunciamientos públicos sobre todos y cada uno de los
aspectos de la economía argentina, los dictados descarados de la embajada de los
EEUU y de los ministros de economía del G-7 tienen un fuerte eco de las relaciones
coloniales del pasado. La sumisión ciega del régimen argentino, su buena disposición
para implementar esas políticas, que deterioran profundamente los niveles de vida
para satisfacer las demandas imperiales, hablan a las altas y a las claras de un nuevo
tipo colonial de imperio. El Nuevo Colonialismo, sin embargo, impuesto sobre un ex
país industrializado con niveles de vida relativamente altos para el Tercer Mundo, no
sólo tiene que provocar mayores desigualdades económicas, sino también una extrema
polarización política y social, lo que va totalmente en contra de los poderes
imperiales-coloniales y toda la clase política argentina.

Los Levantamientos Populares


En una gira por la provincia de Tucumán en abril de 2002, visitamos las grandes villas
miseria o barrios marginales y hablamos con la multitud de pobres e indigentes: nos
dijeron que entre 2001 y 2002, en sólo un año, el número de niños que sufren de
malnutrición se incrementó seis veces. La combinación de despidos masivos, inflación
y los recortes de raciones de alimentos convirtió a los pobres en indigentes, incapaces
tan siquiera de satisfacer sus necesidades alimenticias más básicas.
Una semana más tarde, cuando estábamos reunidos con un delegado sindical del
sindicato de trabajadores bancarios de Buenos Aires, fuimos informados de que los
bancos estaban planeando despidos masivos. Un mes más tarde (el 19 de mayo de
2002), un periódico cercano a la elite financiera, La Nación, publicó en un reporte que

532
los bancos estaban planeando despedir a dos terceras partes de sus empleados,
80.000 de los 120.000 existentes, y reducir los sueldos del resto de la plantilla.(45)
A principios de julio las calles se encontraban agitadas con manifestantes, el crimen
estaba fuera de control, profesores universitarios con tres cátedras estaban ganando
200 dólares al mes, se bloqueaban carreteras y los caceroleros jubilados y miembros
de la clase media empobrecidos se estaban reuniendo, no sólo para demandar el
derrocamiento del gobierno, sino de toda la clase política.
La profundización de la polarización política en Argentina ha tomado una variedad de
formas políticas y sociales: un levantamiento popular que derrocó al régimen de De la
Rúa el 19 y 20 de diciembre de 2001; la rebelión permanente en las provincias, las
constantes movilizaciones de masas de los desempleados (piqueteros) y las asambleas
de gente de clase media y barrios de las clases trabajadoras (caceroleros).
El 19 y 20 de diciembre de 2001, cientos de miles de argentinos salieron a las calles a
protestar contra la declaración del estado de emergencia por parte del gobierno que
prohibía las demostraciones públicas, la confiscación de 40 billones de dólares de los
ahorristas, la recesión galopante y la tasa de desempleo de un 23%.(46) El
levantamiento que terminó por obligar al Presidente De la Rúa a renunciar y a salir
del Palacio Presidencial en un helicóptero fue la culminación de una serie de bloqueos
masivos de carreteras de los piqueteros desempleados, caceroladas y asambleas de los
barrios, movilizaciones provinciales, así como ataques a los gobernadores, alcaldes y
funcionarios del gobierno. Mientras que cada una de las acciones de masas en
particular tiene su base social específica, formas de acción directa y demandas
priorizadas, todas convergen en el rechazo al pago de la deuda externa, los programas
de austeridad del FMI y la confiscación de los ahorros.
El movimiento de masas de los trabajadores desempleados, como ya lo he discutido en
otras ocasiones en mayor detalle, (47) fue el detonante del levantamiento del 19 y 20
de diciembre, aún cuando los desempleados organizados no fuesen una fuerza
decisiva en el día del derrocamiento del presidente. El movimiento de los trabajadores
desempleados (MTD) se ha extendido geográficamente por toda la Argentina y ha
escalado su lucha durante los últimos seis años a medida que la recesión se ha ido
convirtiendo en una depresión y millones de trabajadores fabriles antiguamente
sindicalizados han venido siendo despedidos y se han convertido en desempleados de
'larga duración.' Los MTDs están organizados territorialmente – por barrio, municipio y
más recientemente, a nivel de varios municipios, en algunos casos en organizaciones
nacionales que compiten entre sí. Su táctica principal es la de levantar barricadas en
las principales carreteras, bloqueando el transporte de bienes, servicios y trabajo, y de
las industrias, los bancos y otros sectores. Sus demandas invariablemente incluyen
trabajos financiados por el estado y comida. Por lo general son autónomos con
respecto a los principales sindicatos y partidos políticos, aunque hay excepciones
importantes. Los miembros del MTD por lo general se reúnen en asambleas en sus
barrios para decidir acerca de las tácticas, las demandas y la distribución de los
empleos conseguidos en luchas exitosas. A principios de 2002, más de 200.000
trabajadores desempleados estaban organizados, aunque muchos más trabajadores y
desempleados son los que participan en sus bloqueos de tráfico y marchas. Los MTDs
sacan su apoyo de los sindicalistas de base, de dirigentes sindicales regionales, en
particular de los sindicatos de empleados públicos (ATE) y la confederación disidente
(CTA) y los partidos marxistas. Los MTDs claramente ha sido la punta de lanza de la
organización de la oposición al régimen Desde junio de 2001 hasta junio de 2002, el
número de bloqueos de carreteras ha aumentado aún más, fundiéndose y
combinándose con otras formas de lucha, incluyendo las marchas masivas de los
cacerolazos (marchas de gente de la clase media que hacen sonar sus cacerolas),
levantamientos masivos urbanos (puebladas), asaltos de supermercados en búsqueda
de comida y el levantamiento nacional del 19 y 20 de diciembre de 2001 (en especial,
el 20 de diciembre).
Varias lecciones teóricas emergen de un análisis del MTD. Primero, la idea de que los

533
desempleados, fuera de las fábricas, no pueden organizarse porque están demasiado
dispersos, fragmentados y sin apoyo social es falsa. Los MTDs demuestran que su
situación social común, la dirección desde abajo con raíces en trabajadores que antes
habían estado organizados sindicalmente a través de asambleas populares en
estructuras horizontales puede tener éxitos organizativos aún en plena depresión, a
pesar de la hostilidad y la indiferencia de toda la dirigencia político-partidaria y
sindical. El punto focal de la acción social colectiva se ha movido de la fábrica a la
calle, especialmente a medida que el desempleo en los barrios de clase trabajadora ha
alcanzado el 40-60%, el subempleo, el 20-30% y el hambre afecta a más de un tercio
de los niños de familias de clase trabajadora.
La masa activista se ha "feminizado" en gran parte, dado que en la mayoría de los
casos las mujeres son cabezas de familia y están a la cabeza de la organización de las
barricadas y de los sistemas de apoyo logístico (ollas populares a la orilla de las
carreteras). Las mujeres de familias de clase trabajadora aportan al MTD la
experiencia de dos décadas de organización vecinal, primero a través de los planes de
reforma vecinal de los diferentes regímenes, y durante los últimos siete años, a través
de los militantes autónomos del MTD.(49) Los bloques de rutas han evolucionado, de
ser acciones esporádicas, casi espontáneas, en actividades sistemáticas y organizadas,
coordinadas entre miles de desempleados. En 1998 hubieron 51 cortes de rutas, 252
en 1999, 514 en 2000 y casi mil en 2001.(50) En 2002 los cortes de rutas se
combinaron a menudo con levantamientos generalizados, particularmente en las
provincias del interior, aunque también en la región del Gran Buenos Aires. En enero
de 2002, por ejemplo, los cortes de rutas acompañaron a movilizaciones populares en
Córdoba, Santa Fe, el Chaco, Misiones, Santiago del Estero, Salta y Formosa.(51) Las
luchas combinadas incluían tanto las demandas de los miembros del MTD como las de
los otros sectores de manifestantes, como el pago de salarios adeudados a los
empleados públicos, casas para la gente sin techo, el fin de la confiscación de los
ahorros y la distribución de alimentos. En algunos casos se saquearon edificios
municipales y supermercados, se asaltaron las mansiones de los gobernadores y se
ocuparon asambleas legislativas provinciales.
El saqueo de negocios minoristas puede ser diferenciado según los organizadores y los
objetivos perseguidos. (1) Aquellos organizados por los jefes bajo la tutela del partido
peronista (Justicialista), particularmente antes del 19 y 20 de diciembre de 2001, para
desestabilizar la presidencia de De la Rúa, un dirigente del Partido Radical. (2)
Aquellos que se organizaron "espontáneamente" por los indigentes y los pobres con
hambre. (3) Aquellos que el MTD organizó o amenazó con organizar como una medida
de presión para negociar con los supermercados para asegurar donaciones
voluntarias.(52) El grado de organización y el trabajo de los MTDs varía grandemente a
lo largo y ancho del país. El MTD en Matanza, bajo la dirección de D'Elía, tiene 25.000
afiliados, organizados por barrio en la municipalidad de Matanza, una ciudad de más
de un millón de habitantes. En Mosconi, Cutral-Co y Tartagal, ex-ciudades petroleras,
el MTD está dirigido por ex-trabajadores petroleros, antes sindicalizados y bien
pagados. En Mosconi, un impresionante conjunto de talleres pequeños y micro
empresas se ha establecido en lugar de los planes estatales "cosméticos" que incluye
panaderías, herrerías, obras de construcción y otras ramas de actividad.
Queda claro que los piqueteros no son sólo lo aparentan ser, trabajadores
desempleados que luchan por la justicia social. En particular el Partido Peronista,
ahora en el poder, ha usado los subsidios de trabajo para intentar dividir al MTD,
distribuyendo los formularios de solicitud a través de sus jefes barriales y organizando
bandas de malhechores para romper las reuniones a nivel local. A esto se suma que
jefes peronistas locales han contratado desempleados para asaltar e intimidar las
asambleas populares en varios barrios, aunque rara vez se atrevan a intimidar al
MTD.
En algunos municipios, el MTD se ha estado expandiendo gradualmente pero ha
tenido problemas en la organización de la producción a pequeña escala. En Solano,

534
por ejemplo, la membresía se ha duplicado hasta alcanzar más de 1.200 miembros en
un año.(53) Algunos proyectos, como una panadería local, construcciones, herrerías y
talleres de costura han tenido éxito, pero los huertos caseros han fallado debido a las
inundaciones frecuentes y a la falta de experiencia agrícola. Asimismo, el MTD
enfrenta el problema de mantener la disciplina laboral, especialmente entre algunos
sectores de los jóvenes desempleados que son militantes en las barricadas, pero que
nunca han experimentado la puntualidad del reloj y la prontitud a la hora de cumplir
con las obligaciones laborales, lo que causa roces y conflictos al interior de los
colectivos.(54)
El MTD es una fuerza potente, aunque cada vez más dividida en organizaciones
sociopolíticas con conflictos y competencia entre sí. El MTD en Matanza, conducido
por D'Elía y otros bajo la influencia de la CCC (coordinadores basados en la clase)
colaboran y negocian con el régimen de Duhalde. En lo táctico, han diluido
fuertemente el impacto de los cortes de ruta al permitir 'rutas alternativas' en
búsqueda de lo que llaman "alianzas policlasistas". Estos tipos de grupos del MTD
trabajan de cerca con la confederación sindical disidente CTA en subordinar la
confrontación a la negociación. Ninguna de estas organizaciones participó en el
levantamiento de masas del 19 de diciembre y D'Elía se opuso a la participación el día
20. Estos grupos del MTD son claramente reformistas.
Los grupos radicales del MTD están dispersos por todo el país y en la región del Gran
Buenos Aires. Incluyen a Aníbal Verón, Almirante Brown, Teresa Rodríguez, Solano y
muchos otros, incluyendo a afiliados regionales de la CCC que han mantenido el estilo
militante y confrontativo de la acción social, el total bloqueo de las vías de
comunicación y su autonomía de todas las confederaciones sindicales.
Sin embargo, los mismos grupos radicales del MTD están divididos entre sí a lo largo
de las líneas políticas, con el Polo Obrero trotskista, el 'Tierra y Liberación' comunista
y otras formaciones que compiten por la hegemonía.(55) El resultado es que el MTD
radical, en el mejor de los casos sólo tiene alianzas tácticas, mientras que se
encuentran en conflicto más bien a menudo, al punto tal de llevar a cabo
negociaciones separadas con el régimen.
A pesar del formidable crecimiento y poder alcanzado por los MTD, no han alcanzado
todo su potencial. Han tenido éxito en asegurar la asistencia temporal de
subsistencia, pero no han sido capaces de convertirse en una fuerza para la
transformación del sistema. En parte esto es debido a las barreras impuestas por la
burocracia sindical colaboracionista y al conflicto entre los diferentes MTDs. Los MTDs
no tienen una dirigencia nacional aceptada y reconocida capaz de organizar un plan
nacional de lucha, el cual podría confluir con las asambleas populares, con los
levantamientos populares y los sindicatos disidentes, particularmente con los
empleados públicos. Cuando un levantamiento popular de masas tuvo lugar en la
capital, los MTDs no lo condujeron ni aportaron a sus actores principales, a pesar de
que en los años previos de escalamiento de la acción directa crearon un clima
favorable.

El Levantamiento Popular del 19 y 20 de Diciembre de 2001


Las banderas rojas de la izquierda marxista, por lo general omnipresentes, las
centrales sindicales disidentes y los piqueteros estuvieron casi completamente
ausentes cuando decenas de miles de argentinos marcharon a la Plaza de Mayo
enfrente al Palacio Presidencial, la Casa Rosada, la calurosa tarde del 19 de diciembre
de 2001. Este fue el comienzo de un levantamiento de dos días que terminó con el
aborrecido gobierno de De la Rua y su zar económico Cavallo, y que costó las vidas de
entre 30 y 40 manifestantes y miles de heridos y detenidos.
Lo que comenzó como una serie de caceroleadas en los barrios pronto de volcó hacia
las principales avenidas en una multitudinaria protesta pacífica pero estridente. La
gente de clase media miró la verdad a la cara – sin ahorros ni acceso a sus cuentas

535
bancarias, muchos sin trabajo o a punto de perderlo, incapaces de pagar las hipotecas
de sus casas, las tarifas de los colegios y la salud, se veían caer en la clase media y
seguir de largo directo hacia la pobreza. Para muchos de ellos esa fue su iniciación en
la lucha política callejera de masas. Habían creído fervientemente en las promesas de
Menem de que ingresarían al primer mundo; habían gastado y habían pedido
préstamos, visitaban las brillantes boutiques de moda en los nuevos centros
comerciales, ignoraban o eran molestados por los bloqueos de tráfico de los
desempleados. Sólo los empleados públicos, la clase media de cuello blanco, que le
hacían frente a los recortes y, en las provincias, a los largos retrasos en el pago de los
salarios expresaban alguna solidaridad con los movimientos de masas en ascenso.
Entonces, la recesión se asentó en 1999 y se profundizó en 2000, el desempleo
comenzó a afectar a los negocios de clase media y a la clientela de los psicólogos. Los
servicios se caían a pedazos.
Ya en 2001, la recesión se estaba convirtiendo en una depresión, el financiamiento
externo se estaba secando y, con la cesación de pagos en el horizonte, sectores de la
clase media-alta y alta comenzaron a retirar sus fondos seguidos con retraso por la
clase media y media-baja. Por noviembre, cuando la economía estaba colapsando, la
clase media salió en carrera a retirar sus fondos, sólo para descubrir que no les era
permitido hacerlo, precisamente en el momento en el que los dos principales partidos,
la Corte Suprema y el régimen bloqueaban sus cuentas. Obligados a confiar en su
propia voz, se congregaron agresivamente enfrente de los bancos, en especial de los
extranjeros, el Banco de Boston, el Citybank, el de Galicia, el de Escocia, tratando de
forzar las puertas, protestando con rabia y decepción, y expresando su despertar
político. Durante más de dos décadas los bancos saquearon el país, sus recursos, su
tesoro público, a medida que las ganancias de los exorbitantes intereses llenaban sus
cajas fuertes, mientras que la clase media apoyaba al régimen bipartidista
(Radicales/Peronistas) que supervisaba el saqueo. Entonces, le llegó el turno a los
ahorros de la clase media. De la conformidad complaciente a las estentóreas
erupciones callejeras, la clase media buscaba acceder a su dinero. Los bancos y el
régimen se convirtieron en blancos de su ira.(56)
Los vecinos iban a reuniones para hablar de su calvario, para expresar su rabia y su
solidaridad. De reuniones informales a nivel de barrio, comenzaron a extender sus
horizontes a calles más alejadas, hasta las principales avenidas, donde habían visto
marchar a los pobres, a los piqueteros. Salieron a las calles y algunos se desquitaron
la rabia en los cajeros automáticos, también rompieron las vidrieras de los bancos.
Las calles se iban llenando, el ruido de las cacerolas se iba haciendo más alto, y cada
vez salían a la calle más vecinos con sus cacerolas de los balcones de sus
apartamentos. El 19 de diciembre convergieron enfrente de la Casa Rosada, ignorados
por el presidente, confrontados por la policía montada, involucrados en una
manifestación ilegal. Las cifras de los asistentes varían de 100.000 a 200.000, pero el
hecho significativo fue que la clase media estuvo enfrente al Palacio Presidencial
pidiendo la renuncia del Presidente. De hecho, pidiendo la renuncia o el
derrocamiento de toda la clase política (que se vayan todos). La policía atacó con
bastones, gas lacrimógeno y balas de plomo. Varios manifestantes fueron asesinados,
cientos fueron heridos, una marcha pacífica de protesta se convirtió en una batalla
campal, a medida que los manifestantes de mayor edad huían, los jóvenes respondían.
Trabajadores mensajeros en sus motocicletas les proveían de los informes logísticos y
de inteligencia. El centro de Buenos Aires estaba lleno de gas, un campo de batalla
sangriento con llantas ardiendo, lleno de combatientes callejeros tirando piedras y
milicos de gatillo alegre, reminiscentes de la Intifada palestina.
Sin ser ni totalmente espontáneos ni mínimamente organizados, los días y semanas
que siguieron a la confiscación de los bancos, lo humillante de los oídos sordos de los
voceros públicos, los grotescos salarios y los beneficios extras de los legisladores
(12.000 dólares al mes más mordidas y coimas), todo eso fue una enorme provocación
que quebró el conformismo consuetudinario y la complacencia, y sobre todo, la fe en el

536
sistema electoral y en la idea de un gobierno representativo.
En los barrios, las asambleas llenaban las plazas donde la falta de confianza pública
se puso en evidencia: las asambleas rechazaban los dirigentes, las agendas
arregladas, las etiquetas partidarias (hasta las de la izquierda), todo debía de
discutirse y someterse a votación, pero a menudo era muy poco lo que se
implementaba.(57)
La ausencia de la Izquierda en el primer día del levantamiento (el 19 de diciembre)
puede atribuirse a varios factores, tanto ideológicos como organizativos.(58) La mayor
parte de la izquierda operaba a partir de un análisis clasista rígido del cual deducía
un determinado comportamiento político. La izquierda era en general "obrerista", lo
que no salía de las fábricas era algo sospechoso. Esta rigidez adoptaba la siguiente
lógica: obrero fabril-sindicalización-partido revolucionario-huelga general- revolución.
Mientras tanto, los trabajadores sindicalizados se convirtieron en una minoría, la
mayoría de los trabajadores eran sub- o desempleados y muchos de ellos estaban
organizados en el MTD. Tardíamente, la izquierda se volcó a organizar, movilizar y
fragmentar al MTD.
Análogamente, la izquierda perdió de vista la dinámica de la movilidad de clase: la
rápida movilidad descendente de la clase media, su empobrecimiento y
proletarización. Habiendo perdido todos sus ahorros, a la clase media no le quedaba
nada por perder – profundamente alienada de sus tradicionales valores
conservadores. Estaban abiertos a un nuevo estilo democrático de política callejera y
formas directas de democracia de estilo asambleario.
La izquierda sólo se sumó al levantamiento en el segundo día, el 20 de diciembre, y
sólo los activistas, dado que los dirigentes permanecieron en sus cuarteles generales
dedicados a la estrategia. El 20 de diciembre, importantes contingentes de
sindicalistas del sector público, piqueteros, activistas marxistas y decenas de miles de
miembros de la clase media radicalizada salieron a las calles. Miles de jóvenes, de
estudiantes de clase media baja hasta jóvenes piqueteros desempleados se sumaron a
la marcha y a los eventuales enfrentamientos con la policía frente al Palacio
Presidencial en Buenos Aires y en otras grandes ciudades. La manifestación de la
clase media de movilidad social descendente fue el detonante de la arremetida masiva
y continuada contra el poder. Cuatro gobiernos entraron y salieron en rápida sucesión
durante los siguientes 14 días.
El levantamiento fue exitoso en varios puntos importantes. El régimen de Saa declaró
que la Argentina no cumpliría con el pago de la deuda. El pueblo fue capaz de obligar
la renuncia de cuatro presidentes. El levantamiento deslegitimó a la clase política y al
poder judicial, exponiendo su venalidad y su carácter antinacional y antipopular.
El levantamiento de masas del 19 y 20 de diciembre fue único en términos históricos
por una serie de razones: fue la primera vez en la historia de la Argentina que un
levantamiento popular había derrocado a un líder elegido o dictatorial en bancarrota.
Fue la primera vez en la historia en la que la mayoría de los argentinos confrontaron y
rechazaron a toda la clase política. El levantamiento y la solidaridad que le siguió
condujeron a la creación nuevas y creativas formas de representación popular directa
en la forma de asambleas barriales, y nuevas tácticas de lucha, las manifestaciones de
caceroladas que eran capaces de bloquear las decisiones estatales que afectaban
adversamente a la gente (tales como el intento del régimen de Duhalde de convertir los
ahorros confiscados en bonos fijos recuperables a cinco años).
Luego de la selección de Duhalde como presidente a través de una conspiración de
jefes del partido peronista, gobernadores y unas pocas promesas demagógicas, las dos
centrales sindicales oficialistas, la CGT y la CGT-Moyano respaldaron su régimen. La
vasta mayoría de la población se opuso desde el inicio, y lo fue haciendo cada vez más
a medida que pasaba el tiempo. A seis meses de vida del régimen, su apoyo se ha
diluido hasta menos del 10% y ha enfrentado una nueva ola de cortes de rutas y
huelgas generales.
Las asambleas populares comenzaron a descansar cada vez más en las comisiones de

537
trabajo para implementar cambios de políticas a medida que las sectas marxistas
comenzaban a penetrar, debatir, discutir acerca de las tácticas, los programas y toda
la cháchara partidaria, alienando a muchos y logrando reclutar a unos pocos.(59)
Hubo un retroceso temporal con respecto al clímax alcanzado en diciembre de 2001.
El movimiento cacerolero ha demostrado su capacidad para vetar las nominaciones y
decretos presidenciales. Sin embargo, su falta de un enfoque claramente político y su
estructura organizativa difusa debilitaron su capacidad de consolidar un poderoso
movimiento nacional. La guerra interna entre las sectas de izquierda minó el atractivo
de las asambleas para muchos participantes. A pesar de las debilidades que se iban
poniendo de manifiesto, la experiencia política y la sensación de poder han mantenido
a una corriente de opinión cada vez más radical y creciente entre la clase media
empobrecida. Los sondeos de opinión acerca de los candidatos presidenciales afines
de mayo de 2002 favorecían a un marxista, Zamora, por encima de todos y cada uno
de los de los grandes partidos.

La Revuelta en las Provincias


El 17 de abril, los trabajadores portuarios de La Ensenada (Provincia de Buenos Aires)
tomaron por asalto la mansión del gobernador demandando el pago de los salarios del
mes anterior. A ellos se les sumaron empleados públicos con su sindicato (ATE) y
maestros con su sindicato (SUTEBA). (60) Ese mismo día, miles de maestros en huelga
en Córdoba marchaban hacia el gobierno provincial, al tiempo que miles de
sindicalistas y piqueteros manifestaban en apoyo a los desocupados que las oficinas
del Ministerio del Trabajo demandando trabajos públicos.(61) Por toda la provincia de
Chubut, miles de desempleados y sindicalistas marchaban en las principales ciudades
por trabajo y contra los recortes presupuestarios, mientras que en Catamarca, los
trabajadores se encontraban en el segundo día de una huelga provincial en demanda
del pago de sus salarios atrasados desde marzo.(62) En San Juan, los empleados
públicos tomaron el parlamento provincial, enfrentándose con la policía, demandando
sus salarios atrasados. El 18 de abril, los empleados públicos y los desocupados de las
provincias de Chubut y Jujuy se enfrentaban a la policía al tiempo que se abrían paso
hacia el parlamento provincial.(63) Entre los manifestantes había trabajadores
bancarios, maestros, empleados públicos que demandaban pagos atrasados mientras
que los desempleados pedían trabajo. En Jujuy, además de atacar y parcialmente
destruir la asamblea legislativa, saquearon un supermercado, atacaron los cuarteles
generales de los grandes partidos y las casas de dos políticos del régimen.(64)
Las "provincias están en llamas" y el gobierno se está armando. El Secretario de
Seguridad del régimen le pidió a la policía estatal (la Gendarmería) que diseñara un
programa de entrenamiento policial provincial para reprimir los conflictos sociales y
solicitó ayuda "técnica" internacional (incluyendo armas y asesores). (65)
La rebelión en las provincias está profundamente enraizada en las políticas liberales
del último cuarto de siglo, que han desindustrializado las economías provinciales. Hoy
sólo quedan unas pocas empacadoras de carne en la tercera ciudad de Argentina,
Rosario. Donde los padres estaban empleados como cortadores de carne, sus hijos
están desocupados. Su única experiencia de cortar carne es la de algún viaje en un
camión descubierto que lleva ganado al mercado, la única carne en su dieta durante
muchos meses, si no en años.(66) La desindustrialización es un resultado de la
privatización, de la bajada de las barreras comerciales, y de la entrada en masa de
importaciones baratas, así como de las barreras comerciales hacia la carne y los
productos agrícolas en Europa y los EEUU. El incremento en los costos de transporte
y energía y la falta de inversiones del gobierno para el mejoramiento de las industrias
y la promoción de nuevas empresas también han contribuido a la desaparición de la
industria.
Los despidos masivos y las altas tasas de desempleo que afectan al Buenos Aires de
fines de los 90s hasta el presente, comenzaron una década antes en Rosario,
Tucumán y otras ciudades del interior. El libre mercado ha minado a los productores

538
locales en las provincias, mientras que los beneficiarios a corto plazo en Buenos Aires
disfrutaban de bienes de consumo importados baratos. Las industrias alimentaria,
textil y de bienes de consumo declinaron y el sector de agroexportación sufrió de los
subsidios y el proteccionismo de los productores europeos de estadounidenses. Más
aún, los enclaves exportadores en las provincias (el petróleo, la minería, la agricultura)
hacían un uso intensivo de capital. Absorbían pocos trabajadores. La privatización
barrió con decenas de miles de puestos de trabajo, particularmente en la industria
petrolera, a medida que los nuevos dueños extranjeros cerraban sus operaciones en
las provincias, convirtiendo los pocos enclaves en provincias como Neuquén en
centros de desempleo y estallidos sociales. La promesa del régimen de crear empleos
alternativos para los trabajadores desplazados por las empresas privatizadas nunca se
materializó.
El ingreso individual declinó a medida que se multiplicaban las bancarrotas de los
comercios. El comercio interprovincial declinó debido a las reducciones en el
transporte de las aerolíneas y vías férreas privatizadas, mientras que los costos del
transporte por carreteras se elevaron debido al alza de los peajes por parte de los
dueños privados.
Los ingresos en el presupuesto de los gobiernos provinciales cayeron
estrepitosamente, mientras que sus costos fijos se elevaban debido a la crisis social.
Para cubrir el déficit cada vez mayor y evitar estallidos sociales, los gobiernos
provinciales recurrieron crecientemente al financiamiento federal y a imprimir
monedas locales. El sector público provincial expandía sus servicios no-productivos al
tiempo que el sector productivo declinaba. El sector público se convirtió en el
empleador de primera y última instancia. Los partidos políticos dominantes y los jefes
partidarios provinciales se robaban decenas de millones de pesos del gobierno local y
regional, desviaban ganancias de empresas provinciales y financiaban grandes
maquinarias electorales, perpetuándose en el poder por medio de trabajos para
algunos, al tiempo que arruinaban la economía y empobrecían a las mayorías
excluidas de los despojos del estado.
Las principales IFIs (Banco Mundial, FMI, BID) no se quejaban mientras los jefes
políticos corruptos respaldaban al Presidente Menem y su agenda liberal al tiempo
que imponían e implementaban el proceso de privatizaciones en sus propias
provincias. Vivir de las dádivas del gobierno federal, que reforzaban las desigualdades
sociales y regionales, era una forma de contra-insurgencia. Cuando las rebeliones
populares se intensificaron, los gobernadores provinciales y legisladores corruptos se
aseguraban un préstamo o un paquete de ayuda del gobierno federal para pagar
salarios atrasados o crear puestos de trabajo ficticios.
Cuando la recesión y luego la depresión golpearon al país, particularmente a Buenos
Aires y al gobierno central, los fondos de las provincias disminuyeron. Los
gobernadores locales convertibles y reconocidas sólo dentro de su jurisdicción,
limitando las transacciones interprovinciales, el transporte, la movilidad y los viajes.
Con el fin de los recursos públicos privatizables en orden de asegurarse nuevos
financiamientos de las IFIs, el gobierno federal se vio obligado a aceptar drásticos
recortes de la ayuda a los gobiernos provinciales. Con el default, las IFIs demandaron
que el gobierno federal impusiera fuertes trabas fiscales sobre los gobiernos
provinciales ya casi en la bancarrota y la eliminación de las monedas provinciales,
provocando así despidos masivos, quiebras y un enorme crecimiento de la pobreza.
Las provincias se rebelaron. Como lo notaba el Financial Times, "Con niveles de
pobreza que aumentan día a día y gobiernos provinciales cortos de dinero, incapaces
de pagar a los trabajadores y ofreciendo limosnas a los pobres, hay temores de una
nueva ola de violencia."(67) Una semana después entraba en efecto una masiva
huelga general de 24 horas. El conflicto político de clases se intensificó durante todo
2002. El resultado final de la lógica de privatizaciones y liberalización de los mercados
fue una rebelión política generalizada que se extendía de provincia en provincia,
moviéndose hacia el centro de Buenos Aires y hasta la sede del poder político y

539
financiero.
Las rebeliones provinciales son muy similares a los levantamientos populares en el
sentido de que incorporan una amplia variedad de estratos sociales en las mismas
movilizaciones de masas: empleados públicos, maestros de escuela, trabajadores
desempleados, obreros industriales a los que no se les ha pagado el sueldo. La línea
clara y definida entre los sindicatos conducidos burocráticamente, las asambleas
populares y el MTD (trabajadores desempleados) que opera en la capital, se desdibuja
en las provincias. Allí, por lo general, los sindicatos de la ATE y de los maestros se
involucran en acciones conjuntas con los trabajadores desempleados apoyando las
demandas de pagos atrasados. La distancia social entre los dirigentes y los miembros
de base de las centrales sindicales de las provincias se ha acortado. Muchas familias
tienen miembros que son empleados del estado y otros que son desempleados. La
lucha de clases es principalmente contra el estado, el estado neoliberal, a pesar de las
demandas de alternativas son difusas. Muchas rebeliones han terminado con el
retorno del patronazgo estatal, pagando unos salarios atrasados por aquí y creando
unos pocos empleos por allá. Sin embargo, ya en 2002 la capacidad del "patronazgo
estatal" de terminar temporalmente con las rebeliones es extremadamente limitada,
justo al tiempo que el ingreso cae y el desempleo llega al 30-40% en las ciudades y al
60-70% en las villas.
El resultado de esto fueron las "puebladas" – levantamientos de ciudades enteras que
se rebelan, tomando edificios públicos, bloqueando carreteras y tomando legisladores
como rehenes. El ciclo de acción radical seguido por la elección de políticos
conservadores está cambiando. El período de movilizaciones populares se está
extendiendo y los niveles de acción se están intensificando al tiempo que los políticos
electorales, despropósitos de patronos, están totalmente desacreditados. La acción
colectiva en las calles es más representativa de los intereses y actitudes de la gente
que los gobernadores y legisladores en funciones. Las puebladas crean una especie de
"poder dual" en funciones que, sin embargo, no ha encontrado la forma de
institucionalizarse.
La crisis cada vez más profunda ha homogeneizado a vastos sectores de la población:
los profesionales han visto caer su ingreso en dos tercios, los empleados públicos no
han recibido sus salarios desde hace meses (salarios reducidos en un 70%), y sus
ahorros han sido confiscados. Las puebladas son una clara expresión de la creciente
homogeneización de las clases sociales, de su situación social común. La acción
conjunta y la solidaridad entre empleados, profesionales y desempleados personifican
este declive de las distinciones socioeconómicas.
Aunque las rebeliones sociales se hacen cada vez más frecuentes, intensas e
incluyentes, y aún cuando tienen lugar en al mismo tiempo, no están coordinadas y
no tienen una dirigencia interprovincial generalmente aceptada, ni un programa
económico alternativo. La táctica es "ofensiva", las demandas son "defensivas". Sólo en
unas pocas instancias la clase obrera ha tomado la iniciativa o creado patrones
alternativos de propiedad y de relaciones sociales.

Las Tomas de los Trabajadores: Brukmann y Zanón


El poderoso movimiento piquetero de los desempleados, las tan extendidas asambleas
barriales, el levantamiento del 19 y el 20 de diciembre de 2001 y la huelga general del
29 de mayo de 2002 apuntan hacia una oposición masiva a los regímenes
neoliberales, sus políticas y sus dirigentes. Lo que es igualmente importante, esas
acciones colectivas de masas demandan cambios profundos en la política económica
nacional e internacional y en las relaciones con los bancos extranjeros, las IFIs,
Washington y el G-7. No ha habido una definición clara de una alternativa
político-económica radical a nivel nacional. Sin embargo, a nivel local dos ejemplos
indican la alternativa revolucionaria – una transformación de la propiedad y las
relaciones sociales: las ocupaciones y puesta en operación de varias fábricas por los
trabajadores. Las más conocidas de estas ocupaciones tuvieron lugar en Neuquén, en

540
la planta de cerámica Zanón, y en Buenos Aires, en la fábrica de textiles Brukmann.
Esas dos fábricas bajo control de los trabajadores apuntan hacia una alternativa a los
cierres de fábricas, los planes cosméticos de trabajo del estado y las ollas populares.
Durante la primera mitad del año 2002, los cierres de plantas se multiplicaron y los
despidos de trabajadores se aceleraron: en enero, 1000 trabajadores al día; en febrero,
2000 al día; en marzo, más de 65.000 estaban en la calle.(68) Varias fábricas
amenazadas por cierres, fueron ocupadas por los trabajadores para evitar más
despidos y la venta de la maquinaria. Los propietarios, con la ayuda de burócratas
sindicales colaboracionistas, procedieron a obtener órdenes legales de evacuación de
los locales y enviaron a la policía para desalojar a los trabajadores. Las ocupaciones
de los trabajadores siguieron una secuencia específica.(69) Primero, los trabajadores
en las fábricas votaron para reemplazar a los delegados de fábrica en deuda con la
burocracia sindical, con representantes combativos electos que respondían ante las
asambleas de fábrica. Luego, procedieron a destituir por medio de votaciones a los
cargos ocupados por los colaboradores en el sindicato local. Con una nueva dirigencia
y las decisiones en manos de las asambleas de fábrica, los trabajadores votaron a
favor de hacer resistencia contra los cierres de las plantas, ocupando y operando ellos
mismos las fábricas. Las fábricas operadas por los trabajadores y los nuevos
sindicatos se aseguraron el poyo de las asambleas populares en la ciudad, de
activistas sindicales a nivel local, de estudiantes universitarios, sobre todo, del MTD.
Enfrentados con amenazas de desalojo, las asambleas sindicales llamaron a sus
aliados en las asambleas barriales y en el MTD para hacerle frente a la policía.
Enfrentados con una resistencia masiva de un amplio y decidió espectro de
organizaciones, la policía se tuvo que retirar.
Las fábricas operadas por los trabajadores se han asegurado el apoyo técnico de las
universidades y el personal administrativo de las propias fábricas. Pero la principal
innovación organizativa ha sido el establecimiento de comisiones encargadas de los
insumos y de las ventas, la salud y la solidaridad, así como otras áreas a medida que
van surgiendo nuevos retos. En la fábrica de cerámicas Zanón, los antiguos dueños
presionaron a los proveedores para que recortasen la venta de insumos, reduciendo
así la producción de un 80 a un 25% entre febrero y marzo de 2002.(70) Desde
entonces, la comisión de los trabajadores se ha movido para restablecer las redes de
abastecimiento.
Los trabajadores de Zanón y Brukmann no ven la ocupación de fábricas aisladas como
la solución, dada la crisis general, así como el alto nivel de desempleo. Ellos apoyan
una ofensiva generalizada de los trabajadores para ocupar las fábricas y demandar la
propiedad pública bajo el control de los trabajadores, o sea el socialismo. Las
experiencias de Brukmann y Zanón han recibido la atención nacional y se han
convertido en puntos de referencia para otros trabajadores que enfrentan cierres de
fábricas. Pero el primer paso hacia cualquier transformación social reside en el
establecimiento de representantes de fábrica y dirigentes sindicales democráticamente
electos a base de asambleas que respondan a las asambleas de fábrica. En todas las
luchas para impedir los cierres de fábricas, las confederaciones sindicales nacionales
y sus representantes locales han sido los grandes obstáculos para las ocupaciones.
Los ejemplos de Zanón y Brukmann indican que la destitución de las actuales elites
burocráticas es el primer paso en la confrontación exitosa con los dueños de las
fábricas y el estado. Las ocupaciones de fábricas son vistas por la nueva dirigencia
democrática como el primer paso hacia una transformación nacional, de ahí su apoyo
a la demanda del MTD "por un empleo de verdad" por unos salarios de los que se
pueda vivir en actividades productivas socialmente necesarias (construyendo
escuelas, hospitales, viviendas de bajo costo, artículos de consumo popular). Las
fábricas bajo control de los trabajadores están basadas en la organización clasista en
el lugar de trabajo de y por los mismos trabajadores; el éxito de su perspectiva de
lucha de clases se encuentra en agudo contraste con el enfoque colaboracionista de
los burócratas a nivel nacional que han fracasado en contener los despidos masivos y

541
que han entrado en acuerdos implícitos y explícitos con el régimen con la esperanza
de asegurarse puestos de trabajo cosméticos para los desempleados, o simplemente
para mantener sus salarios e incentivos.
Aunque el alcance del movimiento de tomas de fábricas por los trabajadores sea
limitado y pequeño en número de participantes en comparación con otras formas de
movilización de masas, ciertamente es el más significativo en lo que respecta a una
poderosa alternativa de sistema social, y una alternativa democrática al sistema
electoral elitista y corrupto que ha llevado a la Argentina por el camino de la
desintegración.

Alternativas: Plan Fénix o Plan Prometeo


A la luz del colapso total y completo del modelo neoliberal argentino han emergido
varios modelos de desarrollo alternativo. Uno de ellos, el Plan Fénix (PF), propuesto
por 100 economistas y cientistas políticos, es el que ha circulado más ampliamente y
de mayor influencia en círculos intelectuales.(71) El otro, que podemos llamar Plan
Prometeo, está articulado al interior de las organizaciones democráticas
revolucionarias emergentes.
El PF es tanto un diagnóstico crítico de las políticas neoliberales y una prescripción de
cambio y desarrollo. El diagnóstico crítico cubre un amplio espectro de áreas de
política económica, desde políticas fiscales, de gasto público, ALCA y MERCOSUR,
hasta las privatizaciones y las políticas tecnológicas.(72) Mientras que la mayoría de
los analistas son críticos hacia las políticas neoliberales, algunos lo son más que
otros. Azpiazu y Basualdo, por ejemplo, son más críticos hacia las estructuras de
poder que Katz y Stumpo, que son liberales bastante ortodoxos.(73) Las virtudes
principales del PF se encuentran en su crítica de la total desregulación de la
economía, la apertura indiscriminada al mercado mundial, la reducción unilateral y
radical de las barreras tarifarias (sin reciprocidad), la pérdida de control sobre la
política monetaria a través de la dolarización de facto, el desmantelamiento del estado
como instrumento de la política económica, la gran concentración del poder económico
y la falta de transparencia en la privatización de las empresas públicas. El rechazo por
parte del PF de los argumentos de los ideólogos de la globalización de que el estado-
nación ya no es un instrumento viable para la definición de políticas es parte de un
nuevo proyecto para revitalizar el rol del estado en la búsqueda de una política
industrial que priorice el desarrollo del mercado interno y de la competitividad a nivel
internacional.(74)
En el área de reformas, el PF se concentra en asegurar reducciones en los pagos de la
deuda a través de una moratoria o una reducción de los mismos – el documento es
contradictorio. En todo caso, sus moderadas propuestas han sido sobrepasadas por
los eventos ulteriores, dado que tres meses después de la publicación del PF el
gobierno entró en default. El PF favorece un incremento de los impuestos a los ricos,
los grupos financieros y otros sectores "no-productivos", y la eliminación de los
subsidios para las clases privilegiadas. Los ingresos así obtenidos serían canalizados
hacia las inversiones generadoras de empleo en áreas socialmente útiles (escuelas,
viviendas de bajo costo, centros de cuidado infantil), así como en programas de
capacitación para los trabajadores. La premisa básica del documento del PF es que
una coalición de partidos políticos, sectores privados productivos, y la sociedad civil
serían las bases políticas para un nuevo régimen regulador.(75) El estado dirigiría al
capital financiero para financiar el capitalismo productivo, al capital financiero para
reinvertir sus ganancias en la economía nacional, y al capital productivo para invertir
capital en actividades socialmente útiles. La prioridad del PF sería la de desarrollar un
plan nacional de desarrollo para reactivar la economía, fijar prioridades sociales,
proteger selectivamente a los productores locales, buscar fuentes de financiamiento
doméstico y luego negociar con las IFIs, incluyendo al FMI.(76) El énfasis estaría
concentrado en la transformación interna y en el rol del estado nacional, no en
acuerdos externos con las IFIs.

542
El PF propone "reprogramar los pagos de la deuda" para asegurar un "período de
gracia" a través de la negociación con las IFIs y asegurar créditos del G-7 para
desarrollar un estado de bienestar, basado en una economía privada regulada por el
estado. Citando ejemplos de Europa Occidental en los 60s e inicios de los 70s, el PF
creía que el estado de bienestar y el capitalismo eran compatibles. La coalición para
llevar adelante sus políticas se asemeja a los componentes de la alianza "nacional-
popular" de los 40s y los 50s.(77)
El PF contiene una crítica informada de diversos sectores de la economía con una
concepción totalmente desfasada de las realidades sociopolíticas y económicas,
particularmente el comportamiento, intereses y orientación de las clases sociales, los
partidos políticos, la banca extranjera y las IFIs.
Como uno de los contribuyentes al PF, Alfredo García señalaba, "En el marco político,
cualquier propuesta económica sólo tiene validez si hay una fuerza social capaz de
instrumentalizarla."(78)
El PF es básicamente un plan neo-estructuralista que acepta el proceso de
privatizaciones, la distribución de la propiedad y las relaciones sociales de producción
existentes.(79) Los dueños realmente existentes de los bancos, las fábricas, las
telecomunicaciones, las propiedades, la tierra y los minerales para nada son
cuestionados. La reforma básica es la de insertar al estado para que regule su
comportamiento, reduzca los excesos del mercado, aumente los impuestos y les
convenza de que aumentes sus inversiones en el sector industrial, en el consumo
doméstico y en el bienestar social.
Hay varios problemas con las políticas reguladoras. Las clases dominantes políticas y
financieras han esquivado y resistido todos los intentos por "reorientarlas" porque
están atadas a los circuitos internacionales. Los intentos anteriores de regulación han
llevado a fugas de capitales en masa – tal y como se vio cuando se publicó el PF –
aunque ambos eventos no estuviesen directamente conectados. La regulación parte de
que existe una economía viable, que no es el caso de la Argentina, en este momento.
El PF es publicado en un momento de depresión. Cuando la economía está
retrocediendo un –15% al año y el ingreso cae en un 60%, el proponer "regular" en un
contexto de unas tasas de quiebras en alza no tiene sentido. La cuestión de la
intervención estatal implica grandes inversiones públicas directas en un sector
público, lo que sólo puede tener lugar por medio de la re-socialización y
nacionalización de los sectores económicos estratégicos.
Las medidas de bienestar social e inversiones públicas no pueden ser financiadas por
medio de impuestos adicionales cuando los inversores han mandado sus ahorros al
extranjero o caen las ganancias. Cuando el régimen de Duhalde intentó "retener" las
ganancias del sector agroexportador, éste organizó un boicot productivo que hizo
retroceder al régimen.
Las propuestas adelantadas por el PF subestiman totalmente la amplitud y
profundidad de la crisis argentina – la desintegración de la economía y de la sociedad.
El proponer políticas paliativas en un momento todo el sistema
productivo-financiero-distributivo se está rompiendo es totalmente inadecuado para
relanzar la economía.
Los supuestos del PF de que las IFIs y los bancos privados van a cooperar reduciendo
sus ganancias (a través de impuestos) y bajar sus trasferencias hacia sus sedes
centrales, se estrella contra las realidades prácticas. Los bancos privados retiraron
enormes sumas de sus ganancias y de los depósitos de los ahorristas y se han
resistido a refinanciar a sus subsidiarias durante todo el período 2000-2002, un
comportamiento difícilmente compatible con el pagar mayores impuestos, reinvertir
sus ganancias en la Argentina y expandir el bienestar social. Sobre este último punto,
la reestructuración propuesta por la banca extranjera incluye echarle al estado el
fardo de sus pasivos de depósitos, despidiendo hasta 2/3 de la fuerza de trabajo,
reduciendo el número de subsidiarias y, en algunos casos, cerrando y yéndose del
país, como fue el caso del Banco de Escocia y varios otros.

543
El rechazo de las IFIs para conceder o extender el crédito a la Argentina por no hacer
ésta más concesiones liberales o recortes difícilmente se puede entender como un
signo de que éstas "negociarían nuevos créditos y refinanciamientos" a un régimen
que implemente impuestos a las transacciones de la banca extranjera, que limite el
movimiento de las ganancias y "oriente" a los bancos a prestar dinero a los sectores
productivos de la Argentina que produzcan para el mercado doméstico, tal y como lo
propone el PF.
El PF subestima los lazos entre las IFIs y el capital extranjero en el contexto de los
1990s. Su extrapolación del estado de bienestar de los años 60s, cuando los
sindicatos eran fuertes, el comunismo era una alternativa, el capitalismo se
encontraba en expansión y el capital financiero estaba subordinado al capital
industrial, es una clara falta de comprensión del contexto global y nacional actual. El
capital está vinculado a los mercados internacionales y es profundamente hostil al
estado de bienestar en su conjunto – en todas partes. Las burocracias sindicales
tienen poca influencia y los partidos políticos nacionalistas/populares ya no existen.
La extrapolación del PF no logra darse cuenta de que hoy en día el capitalismo
euroestadounidense no puede ser "regulado" – desinvierte, se retira de los países,
hace resistencia; desestabiliza para evitar la regulación, el bienestar social y los
impuestos progresivos. La cuestión es nacionalizar el capital en función de regularlo –
cambiar el carácter de las relaciones de propiedad en función de realojar las
inversiones, invertir en la economía doméstica, y financiar el bienestar social y la
infraestructura.
Sin embargo, el fallo más grande del documento del PF reside en su total dependencia
del estado para estimular, colaborar con y alentar a los "agentes privados": subsidiar
al sector privado (para crear puestos de trabajo), trabajar con el capital extranjero
para reinvertir las ganancias, regular el comportamiento de las empresas privatizadas
para corregir las tarifas excesivas y el mal servicio, etc. La crítica al ALCA sigue la
misma línea: El ALCA es criticado por las barreras tarifarias y subsidios de los EEUU,
más que por las desigualdades estructurales entre las CMNs [Corporaciones
Multinacionales, N. Del T.] gigantes del Norte y los sectores industriales de la
Argentina. La crítica del PF, aún si fuese aceptada por los EEUU (algo
extremadamente poco probable, dado que la administración Bush aumentó sus
subsidios a la agricultura), podría aumentar ciertas exportaciones agrícolas, pero
continuaría perjudicando a la industria local y a algunos productores de IT.
Igualmente problemático es el tipo de estado que propone el PF. El problema no son
sólo la incompetencia, el nepotismo y la corrupción – que ciertamente son serios
problemas, como Oszlak correctamente lo señala,(80) sino la composición política del
estado y aún más, de toda la clase política.
Luego del colapso de la economía argentina, toda la clase política ha sido
desacreditada, inclusive todos los partidos que el PF propone como componentes de
su "nueva coalición social". La "coalición de fuerzas productivas" propuesta por el PF
carece de realismo – los empleadores están despidiendo trabajadores, reduciendo
jornadas laborales, bajando los salarios, empleando trabajadores temporales, cerrando
fábricas y mudándose a otros lugares (dentro y fuera del país), transfiriendo su capital
a otros sectores o al extranjero. Los trabajadores están ocupando fábricas, los
desempleados están cortando rutas y tomándose edificios municipales, y hasta se
levantan para derrocar presidentes. Esta realidad hace no-viable a la "coalición social"
propuesta – los niveles e intensidad del conflicto social, la fiera competencia sobre los
escasos recursos, han rotos todos los lazos entre el capital y el trabajo. Los
"productores nacionales" no han mostrado propensión alguna para financiar
programas de bienestar – excepto para su propia sobrevivencia y fuga.
Las bases policlasistas para una economía mixta de bienestar social no se han
materializado durante los últimos 20 años de políticas electorales. Por el contrario,
cada coalición electoral victoriosa (Alfonsín, Ménem, La Alianza) durante las últimas
dos décadas se ha basado en una coalición nacional-popular que al llegar al poder

544
implementó duras medidas neoliberales, siguiendo el rumbo marcado por los grupos
empresariales y financieros dirigentes.
Los pequeños y medianos productores del interior y de Buenos Aires pueden jugar un
papel, pero ciertamente que no en términos de exportaciones, financiamiento y
creación de empleo en gran escala y a largo plazo en el contexto actual.(81) Las tasas
más altas de quiebras se encuentran precisamente en este sector, y éste paga los
salarios más bajos y provee la cobertura social más baja para los trabajadores. Las
PYMES difícilmente son empleadores modelo desde el punto de vista de los
trabajadores.
El peligro del PF es que no logra comprender o siquiera menciona los problemas de la
confrontación con el imperialismo de los EEUU. (82) El default es hoy una realidad, y
el Tesoro de los EEUU y el G-7 han lanzado un ultimátum: pagar, recortar, despedir
trabajadores y acabar con los déficits de las provincias, o de lo contrario habrá un
bloqueo financiero/crediticio. No hay una estrategia ni un acuerdo en el documento
del PF acerca de cómo hacer frente a una confrontación política global. Sin prestar
atención a una agresión económica (y militar) de los EEUU/Europa, los autores
actúan como si fuese una cuestión de hacer reformas a nivel nacional y negociar a
nivel internacional. Pero son precisamente las reformas a nivel nacional – aún los
cambios graduales -- las que no son aceptables para los EEUU y Europa, por miedo
ante el efecto de contagio que unas reformas exitosas podrían tener en los países
vecinos.
El documento del PF está disociado de los poderosos movimientos sociales y de los
levantamientos políticos que han tenido lugar. Éstos ni siquiera son mencionados de
pasada. Los desempleados organizados, las asambleas populares, los movimientos de
tomas de fábricas, las rebeliones en las provincias, todos aquellos que tienen un
interés directo por las metas de bienestar, desarrollo y empleo del PF son ignorados.
En lugar de esto, el PF mira hacia los desacreditados burócratas sindicales de las
confederaciones, los partidos políticos y los dirigentes que han sido la principal causa
del desastre para que vuelvan a poner en escena una nueva coalición
popular-nacional con capital extranjero y créditos de las IFIs.
El seguir la lógica política y social del PF significa que cualquier régimen que emerja
será presionado por sus propios agentes económicos privados para descartar las
disposiciones de bienestar social y las regulaciones nacionales para asegurarse un
mínimo de cooperación para la producción. La hegemonía interna se revertiría hacia
los "agentes privados" y los programas de bienestar social serían subordinados a la
maximización de las ganancias a corto plazo.
Si, por otro lado, las "fuerzas sociales" de la coalición ganan ascendencia, los "agentes
económicos privados" probablemente se aliarían con el capital extranjero y el G-7 para
desestabilizar al régimen y provocar una intensificación del conflicto social tendiente a
crear una inestabilidad política favorable a la derecha.
Dada la inviabilidad del programa de reforma regulatoria del PF en el contexto
argentino y global actual, la alternativa es un retroceso hacia la política neoliberal en
bancarrota o un cambio revolucionario que incorpore las reformas sociales del PF en
una estructura económica realista, socializada con el apoyo de sus principales
beneficiarios.

El Plan Prometeo: La Alternativa Revolucionaria


Antes que nada está la necesidad de una nueva coalición social del 80% de los
argentinos que sufren un severo deterioro de sus niveles de vida, incluyendo al 55%
que se encuentra por debajo del nivel de pobreza. Sólo los trabajadores desempleados
y subempleados llegan a cerca del 50% y la clase media empobrecida incluye otro 20-
30%. Esta es una coalición de bases amplias, que no está vinculada a los bancos
extranjeros. Éstos son sus enemigos jurados por haber confiscado sus ahorros. Esto le
da al estado socialista la base social para renacionalizar la banca y el sistema
financiero y provee una base política para resistir las presiones de los banqueros del

545
G-7. La nacionalización del comercio exterior le daría al estado un mecanismo para
reorientar el intercambio con el exterior para financiar la inversión pública y la
industrialización del país. La renacionalización del petróleo le daría al estado ingresos
y beneficios para estimular la capacitación, la infraestructura y los proyectos sociales
generadores de empleo. Los impuestos progresivos y la recolección de impuestos
pueden ser ejecutados bajo amenazas de expropiar las propiedades de los evasores y
delincuentes fiscales.
Las reformas estatales propuestas por el documento del PF deberían de articularse
con nuevas formas asamblearias de representación popular y la incorporación de los
nuevos movimientos sociales (los piqueteros) en los gobiernos locales y municipales.
Las asambleas populares deberían ejercer un control directo sobre las asignaciones de
los presupuestos y los gastos, una forma avanzada de presupuesto participativo. La
propiedad de los sectores estratégicos de la economía es esencial para mantener las
políticas redistributivas, tal y como lo atestiguan las décadas recientes. Con las
privatizaciones aumentaron las desigualdades, el poder de decisión de las políticas
macroeconómicas fue monopolizado por poderosos grupos económicos.
La crisis económica ha bajado el ingreso per cápita en dos tercios. Dados los escasos
recursos y la desintegración de la base productiva, sólo la propiedad pública bajo el
control de los trabajadores puede expandir la base material y generar una mayor
igualdad. Una mayor igualdad depende de que el control social del ingreso sea
distribuido. La propiedad social está en el centro del Plan Prometeo. Combina los
impuestos y los gastos del PF pero dentro de sector de propiedad social vastamente
más amplio, democráticamente controlado por los productores directos y administrado
por una administración pública meritocrática. Es prometeico porque involucra la
reconstrucción total de una economía en vías de desintegración con un tejido social
despedazado frente a los poderosos adversarios imperiales de EEUU y Europa. Sin
embargo, el tener control sobre los sectores básicos de la economía significa el retorno
y la reinversión de las ganancias en la Argentina. El default significa el ahorro de más
del 50% de los ingresos de las exportaciones. La diversificación de la producción y la
reactivación de la economía significan que se puede hacer un uso óptimo de la
capacidad no utilizada existente. El MERCOSUR, la China, los países árabes y
sectores de la UE y Rusia ofrecen mercados alternativos ante cualquier boicot
organizado por las IFIs. Las inversiones públicas en la innovación, la tecnología, la
investigación y el desarrollo pueden incorporar a la fuerza de trabajo argentina,
altamente capacitada pero actualmente subutilizada. La reactivación de los mercados
internos y la protección selectiva de los productores de las provincias pueden expandir
los mercados. Las inversiones públicas en infraestructura pueden emplear a los
desempleados y facilitar el comercio entre las provincias y a lo interno del
MERCOSUR.
El Plan Prometeo incorpora las críticas del Plan Fénix y las amplía, de modificar el
comportamiento de actores privados a transformar su posición estructural. Prometeo
incorpora algunas de las reformas sociales específicas del PF, pero las ubica en un
marco de propiedad político-económica más realista que evita las trabas y amenazas
de la no-cooperación privada y/o extranjera. Prometeo reemplaza la coalición
nacional-popular propuesta por el PF con una coalición popular más realista
enraizada en los movimientos sociales realmente existentes y sus intereses.

546
30 de enero de 2003
Activismo, ideología y medios de comunicación
La cultura y los retos del mundo
contemporáneo

James Petras
Traducido para Rebelión por Manuel Talens
(www.manueltalens.com)

Nunca construiremos una conciencia comunista con un signo de dólar en las mentes y en
los corazones de los hombres.
Fidel Castro

Introducción
Escribir de cultura es escribir de arte, ideología, educación, deporte y otras muchas
cosas. La cultura se puede enfocar desde numerosas perspectivas, que incluyen la
personalidad, la estética, la política y la historia. Me centraré expresamente en la
cultura como terreno para la lucha política y dejaré para otro momento y otro lugar la
discusión de la cultura como medio estético, como fuente de reflexión y de realización
humanas. Me centraré en particular en la cultura como ideología y en cómo influye en
la clase y en la conciencia nacional, así como en la acción política. La cultura como
ideología implica la creación y la expresión de una «subjetividad» humana o,
expresamente, la conciencia nacional y de clase, que es la manera en que la gente
(clases, géneros, grupos étnicos y raciales) percibe y actúa para influir en sus
circunstancias objetivas. La subjetividad es esencial para la comprensión de los
conflictos, las estructuras de poder y los movimientos que buscan la transformación
en el mundo contemporáneo. La «subjetividad» como conciencia política se puede
entender en su relación dialéctica dinámica con la realidad objetiva. La manera en
que la gente y las clases reaccionan a sus condiciones objetivas da forma a su realidad
material, la cual, a su vez, produce un impacto en su subjetividad.
Las creencias ideológicas y la acción política son el resultado de múltiples
determinaciones, que incluyen las condiciones socioeconómicas (crisis, posición en la
estructura de clase, movilidad social hacia arriba o hacia abajo, naturaleza del Estado)
y las organizaciones políticas, el liderazgo, los medios de comunicación, las
instituciones religiosas y las organizaciones sociales inmersas en tradiciones y en
prácticas familiares y comunitarias. El comportamiento de clase puede verse influido
tanto por las condiciones económicas presentes como por las aspiraciones futuras y
las esperanzas.

La ideología y las grandes cuestiones


Para entender la clase y el conocimiento nacional en relación con las grandes
cuestiones en el mundo contemporáneo es importante identificar su naturaleza.
La mayor parte de la humanidad se enfrenta a cinco retos principales, que son:
El afán imperialista estadounidense por dominar el mundo a través de la doctrina
bushiana de las «guerras permanentes». Esto queda ejemplificado por las guerras de
conquista en los Balcanes, Afganistán e Irak, por los preparativos de guerra contra
Corea del Norte, Irán y el Este árabe y también por la intervención militar en Colombia
a través del Plan Colombia, por la actitud beligerante hacia Cuba y por el apoyo a un
golpe militar en Venezuela.
La nueva colonización de América Latina a través de la imposición del ALCA y la

547
transferencia de soberanía a la comisión del ALCA, controlada por los EE.UU. La
utilización que hace Washington de la doctrina de la «extraterritorialidad», que afirma
el derecho de EE.UU. a pasar por encima de las leyes nacionales e internacionales. El
rechazo estadounidense del Tribunal Penal Internacional, rechazo que deja impunes
los crímenes cometidos por su estamento militar. Los EE.UU. se han adjudicado el
«derecho» a que sus militares y agentes de inteligencia puedan asesinar adversarios
políticos dentro de las fronteras de cualquier país.
El pillaje del Tercero Mundo, en particular de la América Latina, que conduce a la
reimplantación de retrógradas formas anteriores de explotación, como son la esclavitud
blanca (pues lanza sin remedio a millones de mujeres y niños a la prostitución, sobre
todo en la antigua URSS y en América Latina); el pillaje económico (el robo y la
transferencia a EE.UU. y Europa de cientos de miles de millardos de dólares de
ahorros privados y públicos provenientes de América Latina, a través del sistema
bancario internacional), la apropiación de todos los sectores principales de la economía
(industria, financias, comercio) y la desindustrialización de las economías
latinoamericanas a través del libre comercio, mientras que EE.UU. conserva sus
barreras a la importación y las subvenciones a la exportación. El resultado es la
reaparición en muchas partes de América Latina de relaciones económicas
precapitalistas. Por ejemplo, en Argentina, la economía de trueque implica ahora a
más de 4 millones de personas. En América Latina más del 60 % de la mano de obra
funciona a través de la economía informal o de subsistencia, simplemente
intercambiando productos.
La hegemonía estadounidense sobre la clase política, desde los partidos de centro
izquierda a los de extrema derecha, que se han acomodado al proyecto imperialista de
perpetuación del sistema de pillaje y a la nueva colonización. Por ejemplo, la
Organización de Estados Americanos (OEA) y los autoproclamados «Amigos de
Venezuela» han intervenido para promover los planes políticos de la clientela
estadounidense golpista contra el presidente Hugo Chávez.
El desigual auge de poderosos movimientos sociopolíticos en todo el mundo, pero más
directamente en América Latina, en respuesta al proyecto imperialista
estadounidense.
Los problemas de las guerras imperiales, de la nueva colonización y del pillaje
constituyen un reto fundamental para las clases populares y los Estados que se
organizan contra el imperio. La hipótesis principal que desarrolla este ensayo es que
la realidad objetiva derivada de la construcción del imperio ha creado condiciones
necesarias, pero no suficientes para un frente antiimperialista y anticapitalista de
masas a escala mundial. La regresión de las condiciones socioeconómicas globales
sólo puede proporcionar la base de una transformación fundamental en presencia de
factores subjetivos. Para ilustrar la importancia de lo subjetivo o «factor cultural»
frente al desafío del imperio, es útil comparar las experiencias de países diferentes.

Subjetividades comparativas: Argentina y EE.UU.


En los Estados Unidos y en Argentina el fraude a gran escala y las estafas cometidas
en 2001 y 2002 dieron lugar a la pérdida de decenas de millardos de dólares en fondos
de pensión y en ahorros. En el caso de EE.UU. fueron las compañías multinacionales,
los bancos privados de inversión y los auditores corporativos quienes llevaron a cabo
las estafas con la complicidad de agencias reguladoras del gobierno. En Argentina, los
autores fueron los bancos privados, sobre todo los de propiedad extranjera, con la
complicidad directa del gobierno.
En Argentina hubo protestas masivas, que llevaron a un levantamiento popular que
obligó a la dimisión del gobierno. Con posterioridad, miles de ciudadanos crearon
asambleas barriales, que formaron alianzas con los movimientos de trabajadores
desempleados para presionar al gobierno.
En los Estados Unidos no hubo movimientos de masas, sólo quejas individuales,

548
malestar privado y hostilidad localizada contra las compañías multinacionales. La
alienación frente al sistema político aumentó. Algunos grupos contrataron abogados
para llevar a los tribunales a las corporaciones, con la esperanza de recuperar sus
fondos. La mayor parte de la empobrecida clase media se resignó a una vida laboral
más larga, a retrasar su jubilación y a disminuir su nivel de vida. Muchos pequeños
inversionistas retiraron sus inversiones de fondos de pensión. Las inconsecuentes
audiencias del Congreso y el nombramiento de nuevos reguladores estatales no
cambiaron nada. Nadie puso en entredicho el sistema, las compañías siguieron
funcionando de la misma manera y el Presidente y su partido se aseguraron una
«mayoría» en el Congreso, mientras que las dos terceras partes del electorado ni
siquiera fueron a votar.
Estos dos casos sugieren la siguiente pregunta: ¿Por qué fraudes masivos similares y
la pérdida significativa de ahorros tuvieron respuestas subjetivas tan distintas? La
respuesta se encuentra en el diferente contexto político, cultural e ideológico de cada
país.
En Argentina hay movimientos políticos y sociales a gran escala: los «piqueteros» en
paro se manifiestan y bloquean carreteras; los partidos de izquierda intervienen en la
vida política; una confederación disidente del sindicato de los funcionarios está en la
oposición activa; hay un rechazo generalizado de la ideología de «libre mercado» en la
población general. Las condiciones subjetivas que dan lugar a protestas de masas en
Argentina se deben a una cultura política que favorece la acción colectiva, a una
ideología que achaca la responsabilidad política de las pérdidas económicas a los
bancos y al régimen y a un exitoso modelo de acción política basado en los piqueteros.
La «cultura política» de oposición se ha extendido, a pesar del apoyo que los medios de
comunicación han prestado al gobierno. El movimiento asambleísta creó sus propias
redes de comunicación y utilizó los medios de comunicación alternativos existentes. El
movimiento asambleísta y la acción de masas tuvieron lugar a pesar de la ausencia de
apoyo por parte de la burocracia sindical oficial, estrechamente vinculada al régimen
en el poder.
En los Estados Unidos, los millones afectado por el fraude carecen de cultura política
de protesta y movilización. La mayor parte de ellos son partidarios de uno de los dos
partidos capitalistas, que se alternan en el poder financiados por los principales
estafadores corporativos. Las demás «asociaciones cívicas» a que pertenecen son
conservadoras o apolíticas, no proporcionan marco alguno para entender la naturaleza
y la responsabilidad del gobierno en el fraude ni son un vehículo para la acción
política. Las mentes de millones de víctimas están programadas en torno a la idea de
lealtad al Estado, a las corporaciones y a la familia. Una vez que el Estado y las
corporaciones les fallaron, echaron mano de la familia, que sólo les ofreció consuelo
personal y ninguna base para la acción colectiva. En ausencia de cualquier referencia
a organizaciones para la acción colectiva, sin los ejemplos de exitosas movilizaciones
populares, las víctimas buscaron en gran parte soluciones personales, se tragaron las
pérdidas en silencio y en un aislamiento impotente. Los principales estafadores
regresaron a sus negocios con impunidad.
Unas «subjetividades» y un grado de acción social y de organización social tan
opuestos entre los EE.UU. y Argentina, en condiciones similares de adversidad
socioeconómica, indican la importancia decisiva de la cultura política, de la ideología y
de la intervención política. En los Estados Unidos el lema fue «sálvese quien pueda».
En cambio, en Argentina fue «quien roba a uno roba a todos». La diferencia
fundamental es la aparición de una cultura de la solidaridad en Argentina, que
contrasta con la dependencia vertical característica del mundo corporativo
estadounidense.

Comparación: Brasil y Venezuela


Durante los años noventa, Brasil y Venezuela atravesaron una década de
estancamiento económico, con el incremente de las desigualdades sociales y una

549
disminución de la renta per cápita. En ambos países las condiciones objetivas eran
favorables a cambios políticos consecuentes. En ambos, una gran mayoría de votantes
eligió a un presidente populista o de centro izquierda, Hugo Chávez en Venezuela y, en
2002, Lula da Silva en Brasil. Con posterioridad, sin embargo, Chávez se ha
enfrentado a huelgas y a largos cierres patronales. Una minoría sustancial del
electorado (las cifras son conflictivas) exigió su dimisión y dio su apoyo a los líderes del
ala derecha. Mientras que disminuía el apoyo a Chávez, el de Lula aumentó durante la
carrera que condujo a su elección. En otras palabras, hubo un giro a la derecha bajo
un presidente en funciones y un giro a la izquierda hacia un candidato recién elegido,
en condiciones económicas generalmente similares.
La distinta subjetividad y las diferencias requieren una discusión del contexto político,
social y cultural. En el primer caso, el régimen de Chávez funcionó durante un
estancamiento económico, mientras que Lula estaba todavía en la oposición y la
responsabilidad de los problemas socioeconómicos recaía claramente en el régimen
precedente, el de Cardoso. En segundo lugar, el régimen de Chávez concentró sus
inversiones públicas en la mejora de los servicios de los sectores más pobres (la salud,
la educación y la vivienda), mientras que la clase media se resintió de una pérdida
relativa de su bienestar económico. En Brasil, el régimen recién elegido de Lula
aumentó su apoyo al prometer la supresión del hambre sin afectar el poder y los
privilegios de las clases altas y medias gobernantes. En tercer lugar, los medios de
comunicación proimperialistas de Venezuela iniciaron una vitriólica y permanente
guerra de propaganda contra Chávez cuando éste declaró su independencia de la
política exterior de los EE.UU., en particular del Plan Colombia, del ALCA y de las
guerras de conquista en Afganistán, Irak y en otras partes. Por el contrario Lula, una
vez elegido, se ha referido a Bush como «aliado», ha prometido «negociar» sobre el
ALCA y se ofrecido para «mediar» entre los golpistas y el gobierno de Chávez (en vez de
confirmar su apoyo al gobierno constitucional). Al adoptar una agenda centrista, Lula
se ha asegurado el apoyo de los poderes financieros y la «neutralidad» de los medios de
comunicación.
La tenaz reiteración de propaganda abiertamente engañosa y calumniadora por parte
de los medios de comunicación venezolanos buscaba abiertamente la incitación a la
rebelión militar y el derrocamiento del gobierno electo de Chávez. La campaña de los
medios de comunicación fue uno de los factores principales que han influido en la
inquina de las clases medias contra Chávez y en que tomaran las calles. Los medios
venezolanos han propagado una imagen de un presidente autoritario que preside un
estado dictatorial, informado y aliado por el comunismo castrista y que está
destruyendo la economía. La eficacia de los medios en la propagación de esta imagen
totalmente falsa se puede medir por el sustancial sector de la clase media que se lo ha
creído, incluso si la experiencia directa lo desdice.
La gran mayoría de los venezolanos, sobre todo aquellos que ahora tratan de derrocar
el régimen, participaron y votaron sin coacciones en siete elecciones libres, en las que
Chávez o su programa constitucional fueron aprobados. El régimen ha respetado la
división entre los tres poderes de gobierno y ha tolerado los enormes excesos de la
prensa y los medios electrónicos de comunicación, más allá de lo que lo hubiera hecho
cualquier otro sistema electoral occidental. El gobierno ha permitido y ha protegido
asambleas de masas y marchas, incluso de los que incitaban a la rebelión militar y al
derrocamiento violento del gobierno elegido. A pesar de que el gobierno no ha
conseguido mejoras sustanciales del nivel de vida, sobre todo para la clase media, su
funcionamiento económico representó una mejora relativa con respecto al régimen
anterior, hasta que la patronal estatal del petróleo saboteó la producción. La causa
principal de la rápida disminución del nivel de vida fue el cierre y la parálisis de la
industria petrolera, organizada por la patronal y por el director de las compañías
petroleras estatales, que se empeñaron en la consecución de una profecía:
«predijeron» el colapso y luego hicieron todo lo posible para hacer que tuviese lugar.
Frente a ellos, el gobierno ha estado luchando para reiniciar la producción e impedir

550
que sigan disminuyendo los ingresos.
Está claro que, en el terreno ideológico y político, la oposición proestadounidense ha
estado ganando la guerra cultural. Existen pocas dudas y muchos precedentes
históricos para sospechar que los costosos esfuerzos de propaganda de los medios de
comunicación probablemente están financiados en parte por fondos encubiertos de
agencias de inteligencia estadounidenses. De otro modo, no es posible entender que el
cierre patronal pueda prolongarse durante tanto tiempo. Sin ingresos publicitarios y
con los enormes gastos generales que deben afrontar, los medios privados de
comunicación no podrían mantener a todo su personal, siete días por semana,
durante casi dos meses, a no ser que estén recibiendo transferencias a gran escala de
la CIA, que utilizó subvenciones similares encubiertas para financiar El Mercurio en
Chile, La Prensa en Nicaragua y muchos otros medios aliados de los EE.UU. en países
donde Washington buscaba derrocar regímenes independientes.
Esto sugiere la pregunta de por qué la propaganda progolpista, antichavista y
proyanqui ha tenido tanto éxito a la hora de polarizar el país y, en particular, de
«persuadir» a las clases medias de una manera que sería inimaginable en Brasil
La clave es la «cultura política» de la clase media de Caracas, más armonizada con
Miami que el país interior y los pobres urbanos. El «complejo de Miami» se basa en las
visitas frecuentes, en las vacaciones y en las excursiones de consumo a Florida en
particular y a los EE.UU. en general. Este complejo contribuyó a la reproducción del
modelo consumista estadounidense y a la aparición de una «cultura del centro de
compras», en torno a la cual gira la existencia de la clase media de Caracas. La «clase
de referencia» de la clase media venezolana es la clase media alta que vive en Miami,
cuyo estilo de vida aspira a imitar: un condominio, gastos ilimitados con tarjeta de
crédito y criadas haitianas mal pagadas.
La disminución del nivel de vida durante las dos pasadas décadas y el malestar de la
clase media hizo que algunos votaran por Chávez. Su esperanza se basaba en la idea
de que acabaría con la corrupción y aumentarían sus ingresos para sostener su visión
de Miami. El problema surgió cuando Chávez entró en conflicto con los EE.UU., algo
que tuvo dos efectos en Venezuela: los clientes políticos de Washington en los negocios
y en la elite sindical se pusieron en marcha y utilizaron a la clase media para echar a
Chávez. La clase media, en gran parte blanca, se vio obligada a escoger entre un
presidente negro, que apela a los pobres, y su identificación con el complejo de Miami.
El racismo latente entre la clase media blanca (latente sólo mientras fue dominante)
fue activado por las elites y contrapuesto a su «modelo», el estilo de vida de las
prósperas elites blancas de Miami.

Cultura y política
Estas experiencias comparativas destacan la importancia de la cultura, la ideología y
los medios de comunicación en la formación de respuestas políticas divergentes a
circunstancias económicas similares. La propaganda de los medios proimperialistas es
sobre todo eficaz en aquellos lugares donde la izquierda no ha organizado a los
electores y donde la cultura de la solidaridad brilla por su ausencia. El predominio de
una cultura «mimética y consumista» facilita la penetración de la ideología autoritaria
y la alineación, con líderes políticos favorables a los Estados Unidos.
El impacto de los medios derechistas de comunicación es muy limitado cuando hay
organizaciones populares de masas (en particular las de estructura «horizontal»)
basadas en luchas y experiencias comunes, bajo la influencia de la ideología
igualitaria. Tanto en Argentina como en Brasil, los medios de comunicación son
uniformemente favorables a las elites del ala derecha en el poder, pero en ambos
casos las masas rechazaron el mensaje de propaganda. En Argentina, el movimiento
de masas derrocó el régimen de De La Rua; en Brasil, más del 60 % de la población
votó por quien estaba considerado como un candidato de centro izquierda.

551
Cultura y guerra
En la actualidad, la cuestión principal es la guerra imperialista, en especial el ataque
militar de Washington y la invasión de Irak, así como las amenazas nucleares contra
Corea del Norte. La máquina de propaganda de Washington, sus regímenes clientes y
sus «aliados» europeos están implicados en un esfuerzo global para justificar la
guerra, neutralizar opositores y ganar adherentes, en particular entre la clase política.
Incluso los sectores más belicosos y militaristas del régimen de Bush –que son los
más propensos a hacer caso omiso de la opinión pública mundial– se ven forzados a
encontrar «razones» para asegurarse el apoyo de sus clientes.
Los medios de comunicación –en particular los que pertenecen a los EE.UU.– han
saturado el mundo con propaganda favorable a la guerra, presentando y justificando
la línea oficial y excluyendo las voces alternativas críticas o cualquier noticia de
grandes protestas. Sin embargo, los sondeos de opinión pública demuestran que la
aplastante mayoría de los ciudadanos europeos y de América Latina no cree que los
EE.UU. tengan razones convincentes para la guerra, y en algunos países como
Francia, más del 75 % se opone la guerra imperialista. Incluso en EE.UU. las
encuestas indican que el público está dividido. A pesar de que muchos apoyan una
guerra, la oposición está creciendo, como lo demuestran las manifestaciones masivas
de más de 700,000 personas el 18 de enero de este año. Más aún, incluso entre
quienes apoyan la guerra, la mayoría lo hace con condiciones: sólo si las Naciones
Unidas votan a favor de una solución militar.
La propaganda de los medios de comunicación es menos creíble y sólo sirve para
reforzar el sentimiento favorable a la guerra entre la elite política, así como para
inmovilizar a quienes se oponen verbalmente a la guerra.
En la batalla por la conciencia popular, la oposición política a la guerra ha sido capaz
de ganar apoyos a través de los medios alternativos de comunicación (los medios
electrónicos) y de las manifestaciones públicas. Las voces de figuras culturales
críticas, de intelectuales y de líderes religiosos –en particular cristianos y
musulmanes– también han contribuido a la movilización de la opinión pública. A
pesar de la gran disparidad en el poder institucional y de los estrechos vínculos
existentes entre los medios de comunicación y el Estado estadounidense imperial, la
mayoría de la opinión pública mundial no está convencida. Las manifestaciones
mundiales contra la guerra crecen en tamaño y militancia y han comenzado a influir
en los sectores de la clase política de Europa.
Sin embargo, algunos intelectuales estadounidenses y fundamentalistas cristianos
–en particular los alineados con el Estado israelí– han abrazado la «cultura» militarista
imperial, basada en la dominación violenta. La visión de la «guerra permanente» en el
exterior y la represión en el interior evoca las imágenes del Tercer Reich… Su apoyo a
guerras ofensivas («guerras preventivas») y su aceptación de asesinatos políticos,
intervenciones indiscriminadas o chantajes económicos busca intimidar a cualquier
régimen que pudiera atreverse a poner en entredicho la voluntad de Washington de
convertirse en el Imperio Global. La aparición de intelectuales totalitarios, vinculados
a interminables guerras imperiales de conquista, está ejemplificado por su apoyo a la
violencia masiva contra Irak.
Las Naciones Unidas estiman que la invasión estadounidense dará lugar a diez
millones de muertos y heridos. El hecho de atacar a una población prácticamente
indefensa con el previo conocimiento de que diez millones de personas morirán o
resultarán heridas es un acto de genocidio premeditado, comparable o mayor que el
Holocausto nazi contra los judíos o las persecuciones de gitanos y serbios. Los
intelectuales totalitarios que abrazan con entusiasmo esta política genocida son
fervientes abogados de bombardeos aterradores de civiles, a la búsqueda del poder
estadounidense mundial.
Los medios de comunicación hacen caso omiso del informe de las Naciones Unidas
sobre los probables millones de víctimas o bien lo trivializan como si fuese otra noticia

552
sólo digna de las páginas interiores.
Prominentes líderes fundamentalistas cristianos y el ala derecha de los intelectuales
judíos de EE.UU. justifican en los medios impresos y audiovisuales de comunicación
este genocidio premeditado, este crimen científicamente planeado contra la
humanidad. En Europa lo apoyan los principales gobiernos occidentales (en particular
los de la Gran Bretaña, Italia y España). El presidente de los EE.UU., con el apoyo de
las tres ramas del gobierno y de los medios de comunicación, se siente libre para
llevar a cabo el genocidio con impunidad.
Parafraseando a Eduardo Pavlovshy, lo que aquí nos interesa, mucho más que las
patologías individuales de Bush, Rumsfeld y Wolfowitz y otros genocidas practicantes,
es la institucionalización del genocidio, ya que si insistimos en los atributos
individuales de los verdugos de políticas genocidas perderemos de vista la clave del
problema: el genocidio como institución.
Dentro del contexto institucional, es lógico que la Administración Bush haya
rechazado el Tribunal Penal Internacional. La impunidad internacional es un
acompañamiento necesario del genocidio institucional. Hoy, las guerras culturales
entre intelectuales totalitarios y pacifistas hacen surgir cuestiones fundamentales,
pero ninguna de ellas es más importante que la lucha contra el genocidio
premeditado.

ALCA, resistencia y guerras culturales


El ALCA es fundamentalmente la nueva colonización de América Latina y significa la
pérdida total de soberanía nacional y popular, así como la conquista de la economía
latinoamericana. Pero para llevar a cabo la conquista colonial, el poder imperial
necesita ejercer la hegemonía cultural ideológica. La anterior política neoliberal ha
creado el núcleo principal de políticos, intelectuales y economistas favorables al
imperio, que promueven el ALCA. Los que son abiertamente favorables al ALCA no
sólo se encuentran a la derecha, sino también en eso que se denomina «centro
izquierda», y son los que aceptan negociar para «reformar» el ALCA, a la espera de
conseguir por escrito algunas concesiones favorables a los sectores de su clase
dirigente interior.
Con los fracasos del neoliberalismo y el auge de los movimientos antiimperialistas de
masas, los intelectuales de la derecha y los políticos que apoyan el ALCA están en
gran parte desacreditados. En su lugar, ha aparecido un nuevo tipo de intelectual
colonialista: el crítico anticolonialista y anti-ALCA que, sin embargo, al mismo tiempo
acepta el marco imperial, mucho mayor, en nombre del «realismo» o del
«pragmatismo». Estos intelectuales citan «el desfavorable marco internacional», «la
gravedad de las crisis internas», «la necesidad de evitar enfrentamientos
internacionales» en apoyo de su aceptación de negociaciones sobre el ALCA. El peligro
de estos intelectuales –antiguos izquierdistas recientemente convertidos al ALCA– es
que sus cartas credenciales son todavía de izquierda y su historia personal es creíble.
Su principal afirmación ideológica consiste en argumentar que los recién elegidos
políticos de centro izquierda representan una «nueva era» para América Latina y citan
en apoyo su historia pasada y su «orígenes populares». Cuando los críticos de
izquierda hacen hincapié en los nombramientos de ministros económicos y de
banqueros centrales de credo neoliberal, así como en sus acuerdos regresivos con el
Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, estos ideólogos abogan por el
«pragmatismo», el «realismo» y la necesidad de hacer «alianzas». Los ideólogos ex
izquierdistas de «centro izquierda» se sienten claramente incómodos con la defensa de
regímenes que inician negociaciones sobre el ALCA (sobre todo después de haber sido
ellos mismos sus críticos más feroces). Recurren a diatribas irracionales contra
«marxistas escolásticos» que defienden «teorías anticuadas y fracasadas«,
«izquierdistas de café» «totalmente ajenos a la realidad nacional». La demagogia
antiintelectual se ha convertido en el último resorte de los apólogos de la transición
del régimen de centro izquierda hacia el ALCA. Su «realismo» es, de hecho, el acomodo

553
a la existente estructura de poder nacional e internacional. Su caricatura del
marxismo es un subterfugio frente a los intelectuales antiimperialistas que critican la
inserción del centro izquierda en el orden imperial. El ataque contra los «marxistas de
café» se basa en su propio distanciamiento de la praxis de los intelectuales
izquierdistas, que sí están comprometidos en las protestas contra el ALCA.
La incorporación de muchos antiguos políticos e intelectuales de «izquierda» a los
aparatos de los nuevos regímenes de centro izquierda constituye un gran desafío para
los izquierdistas consecuentes. La tarea principal del intelectual de izquierda no es
entrar y luchar dentro del aparato estatal, terreno sin esperanza en el que las
estratégicas posiciones económicas y represivas están controladas por ministros y
funcionarios favorables al ALCA. El auténtico desafío debe mirar fuera del aparato
estatal, hacia los crecientes movimientos agrarios y urbanos de masas. Dentro de
estos movimientos de masas, que cuentan en sus filas con millones de las víctimas de
la explotación imperialista, hay un creciente debate sobre el papel de la política
electoral, la relación con los recién elegidos regímenes de centro izquierda y la relación
con el ALCA. El resultado de tales debates tendrá un profundo impacto sobre América
Latina durante la próxima década.

Política electoral y política de movimiento


El movimiento revolucionario considera la política electoral como un elemento
subordinado a la lucha de masas y al partido electoral como un «instrumento» de
apoyo a las exigencias populares y a la acción extraparlamentaria. Esta relación entre
el movimiento de masas y la política electoral ha quedado ilustrada en Bolivia durante
las movilizaciones populares convocadas por los cocaleros y generalmente apoyadas
en todo el país. El MAS, –«instrumento» electoral de los movimientos de masas– se
echó a la calle junto con los piqueteros en las obstrucciones de carreteras.
La lucha de clases tiene lugar dentro de movimientos populares de masas mayores y
mejor establecidos. En Ecuador, por ejemplo, muchos de los líderes indios integrados
en la política electoral y que forman parte de los regímenes de centro izquierda son
comerciantes locales, propietarios de transportes y beneficiarios de fondos extranjeros
que les llegan a través de ONG. Obtienen ganancias como intermediarios y se
consideran parte de una móvil clase media alta. Cuando le pregunté a uno de esos
líderes indígenas sobre la educación bilingüe, me dijo que era para la «gente pobre» y
que él llevaba a sus hijos a escuelas de lengua castellana, porque ésa es «la manera
de tener éxito en la vida». La creciente diferenciación de clase dentro de «comunidades
indias» rompe la imagen de los ideólogos de la identidad, que rechazan el análisis de
clase a favor de la imputación de atributos culturales a grupos étnicos enteros. La
posición central de desacuerdos socioeconómicos dentro de grupos étnicos ha tenido
consecuencias políticas: la transformación de movimientos en partidos reformistas
electoralistas.
El enfoque reformista electoralista está bien ilustrado por el Partido de los
Trabajadores de Brasil, que rechazó apoyar el referéndum contra el ALCA para
asegurarse alianzas electorales con partidos neoliberales de la derecha. Durante el
Foro Mundial Social en Porto Alegre, Lula decidió participar en el Foro Social Mundial
y en la reunión de Davos, organizada por las oligarquías financieras y de negocios del
mundo. A pesar de que más de 52 millones de brasileños votaron por Lula con la
esperanza de cambios sociales, Lula eligió un estratégico equipo económico de
notables neoliberales sin consultar ni con los movimientos de masas ni con el Partido
de los Trabajadores. En Brasil, la política electoral domina los movimientos de masas
(como se hizo evidente durante la campaña electoral, cuando el Partido de los
Trabajadores exigió que los movimientos suspendiesen todas las luchas que pudieran
«enajenar» a los oligarcas de la derecha).
La tensión entre los partidos electorales y los movimientos de masas se refleja en la
polarización de los intelectuales. Para aquellos vinculados con los partidos electorales,
sus opiniones ideológicas y sus valores abrazan la política de acomodo a corto plazo

554
con el poder y de control de los puestos públicos. Los intelectuales vinculados con los
movimientos populares conservan una posición realista y autónoma en relación con
los movilidad hacia la derecha de los regímenes de centro izquierda y afirman la
perspectiva de construir un proyecto antiimperialista alternativo y transformador.
Mientras que los intelectuales de centro izquierda valoran el poder, el prestigio y la
aprobación de los medios de comunicación, los intelectuales de movimientos
populares valoran la organización de los explotados, el pensamiento crítico y la
independencia política.
Hoy, en toda América y en el resto del mundo, los intelectuales de izquierda han de
hacer frente a estos debates y a estas opciones: por un lado la de formar parte del
sistema imperial y de sus bloques regionales, por el otro, la de optar por los
movimientos de masas globales y locales sobre la base de la clase social, que buscan el
derrocamiento del sistema. Ésta es la opción entre quienes apoyan las negociaciones
sobre el ALCA y quienes lo rechazan, entre quienes apoyan la existente estructura de
poder (en nombre del gobierno para «todos») y quienes actúan a favor de los
explotados. En el movimiento pacifista hay quienes se oponen a la guerra imperialista
estadounidense y quienes se oponen sólo porque el Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas no la aprueba.
Estas guerras culturales –los debates ideológicos– no son simplemente el reflejo de
intereses económicos: también producen bloques de poder, partidos y movimientos
que decidirán la disyuntiva entre las guerras imperialistas o la paz, entre la nueva
colonización o Estados libres y vibrantes, sensibles a las clases empobrecidas.

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01 febrero 2003

"Estamos en un momento de correr


contra el tiempo"

Entrevistadora :Alina Perera Robbio fuente: Juventud Rebelde (Cuba)

Hace unos cincuenta años que conoce y se mueve en el mundo de la política.


Comenta risueño y con el desenfado de quien le sabe todos los secretos a su oficio, el
investigador y profesor del Departamento de Sociología de la Universidad del Estado
de Nueva York (Binghamton), James Petras.
Lo cierto es que en todo ese tiempo le ha tomado el pulso, con minuciosidad, al
desenvolvimiento social del mundo. Sus estudios y análisis han dejado como fruto
numerosos textos sobre las dictaduras y represiones que ha sufrido América Latina;
sobre los conceptos de reforma y de revolución; sobre el capitalismo, el socialismo y la
crisis mundial; sobre el Tercer Mundo, las trampas de la democracia, la
globalización...
Por tercera vez ha llegado a la Isla. Recuerda que su primera visita fue en 1969, y que
en el verano de ese año participó durante un mes en un corte de caña que le hizo
bajar diez kilogramos de peso. Aquellos días dejaron en la memoria del académico
norteamericano la sensación de un país hirviente y cambiante en todas sus puntas.
Volvió en 1992, en los momentos iniciales del período especial, y compara esa segunda
ocasión con el presente en el cual aprecia que los cubanos están más relajados,
menos tensos, han solucionado problemas básicos aunque la sociedad no está exenta
de contradicciones.
Usted ha compartido con los participantes en la Conferencia Internacional por el
Equilibrio del Mundo su certeza de que es muy importante rescatar la subjetividad de
la conciencia. ¿Qué está proponiendo con esa idea? Hay que entender la existencia de
un marxismo vulgar que anticipaba determinadas conductas a partir de la posición de
clase de la gente. Según esa teoría, si alguien era obrero automáticamente iba a tomar
conciencia de su condición, entrar en la lucha, organizarse y combatir. Pero en la
práctica no era eso lo que siempre sucedía.
Algunos sectores sí tomaron conciencia. Otros no. Esa forma mecánica de ver las
cosas perdió vigencia con la Revolución cubana, particularmente con los
planteamientos críticos del Che Guevara y de Fidel Castro, precedidos de los de Lenin
y Gramsci, quienes hablaron de la importancia de las influencias culturales y del
entendimiento, por parte de las fuerzas actuantes de la Historia, de lo que sucede
alrededor.
Una obrera puede decir : soy pobre porque Dios lo quiere así, si está influenciada por
una iglesia conservadora. O puede decir : la solución es actuar por mi cuenta, si está
influenciada por el liberalismo. O podría decir: voy a mejorar mis condiciones a partir
de reiniciarme en un sindicato de clases.
Para los líderes de opinión de una sociedad es clave saber la trascendencia que hay en
explicar a esa obrera qué sucede en su escenario, ubicarla en un espacio explicativo
para que ella escoja la mejor opción de cambio.
De eso se trata, y no de aceptar mecánicamente esa teoría pasiva según la cual las
condiciones objetivas, la pertenencia a una determinada clase social, transformarán
automáticamente la subjetividad.
Si no hay intervención ideológica, política, cultural, todo junto; no se podrá apreciar
cambio alguno.
¿Cuáles son, a su modo de ver, los desafíos principales del mundo actual? El primer
gran desafío es el imperialismo a ultranza entronizado en los Estados Unidos, esa
visión de conquistar el mundo entero y esa filosofía de que haya guerras interminables

556
en todos los espacios del planeta.
Esa es una doctrina fascista, y no lo digo en términos metafóricos. La última vez que
escuchamos un discurso del estilo de la actual presidencia norteamericana fue
durante el III reich, y sin dudas eso constituye un gran peligro y un enorme desafío.
El otro es la recolonización de América Latina a partir del ALCA; la militarización de
ese continente, y la hegemonía que ejerce Estados Unidos sobre la clase política en
gran parte de la región a partir de conexiones económicas e ideológicas.
Asimismo es un problema el desarrollo desigual de los movimientos sociopolíticos que
están en la búsqueda de la unidad continental o de un programa común de lucha
para la transformación de los escenarios.
Sin dudas lo que está sucediendo en América Latina es interesante incluso para el
mundo. ¿Cuál es su reflexión al respecto? No hay dudas de que está sucediendo algo
muy interesante en América Latina.
Y la atención principal, a mi modo de ver, debemos ponerla en las grandes masas que
protagonizan los actuales cambios.
Al paso de algunos años, cómo mira un mundo que vivió el derrumbe del socialismo
en Europa del Este, la desaparición de la URSS, los vaticinios del fin de la Historia
como los que hiciera Fukuyama? Lo primero a decir es que Fukuyama no tuvo mucha
influencia con sus ideas ni siquiera en los Estados Unidos. Seguramente haya sido en
Norteamérica donde menos lo tomaron en serio.
En Estados Unidos, seis meses después de haber salido publicados sus comentarios
en alguna que otra revista, ya nadie lo recordaba mucho. Tampoco lo tenían como el
gran teórico.
En cuanto a Rusia, todo el mundo sabía que había quebrado el país en un sentido
catastrófico, pero eso no significaba que sus habitantes se fueran a quedar en
absoluta y total miseria para siempre.
Hubiera sido absurdo pronosticar que la historia terminara con el 90 por ciento de los
rusos viviendo como indigentes y ya.
Por otra parte, después de la desaparición del socialismo en ese país, las luchas no
solo continuaron en América Latina sino que se extendieron. Se acabó un sector de la
izquierda, pero las fuerzas de izquierda de América Latina no estaban vinculadas,
como un brazo, al ministerio de relaciones externas de Rusia, tal como lo propuso la
mitología anticomunista. De modo que ellas seguían creciendo.
A partir de los años ochenta y hasta finales del siglo pasado, la ocupación de tierras
por parte de los sin tierra en Brasil, ubicó hasta 300 000 familias. Eso da la señal de
que la dinámica era realmente en función de la lucha de clases y no en función de la
lucha de estados, en un esquema de guerra fría del este contra el oeste.
La dinámica de cambio social fue de Centroamérica al sur, dadas las condiciones y las
capacidades organizativas del pueblo en América Latina.
Esa es la dinámica que no se ha detenido y que está multiplicando los avances en la
actualidad.
Creo que esta lucha está creciendo mundialmente. Lo que empezó como un
movimiento antiglobalización, ahora está incluyendo la lucha anticapital,
antiimperialista y antiguerrerista. Y la lucha no solo está ampliándose en cantidad,
sino que también se está radicalizando.
Por otra parte, si miramos a Norteamérica en los últimos meses, es obvio que la
multiplicación de la oposición es insólita. Nunca había visto crecer un movimiento
político social con tanta fuerza y rapidez. Yo participé durante los años sesenta en
manifestaciones de oposición, pero entonces nos costó tres, cuatro años, poner en
Washington unas 500 000 personas, y eso ocurre ahora en solo dos o tres meses.
Acontece la radicalización en la medida en que aumenta el extremismo de la Casa
Blanca.
El mundo mira que estamos ingobernados por extremistas de la ultraderecha, y ese es
un peligro pero también una oportunidad porque se van haciendo políticas que cada
vez alienan más personas, las mismas que tendrán que rebelarse.

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Hay una total irracionalidad del imperialismo militar. Y eso despierta no solo la
efervescencia desde abajo, sino también un cuestionamiento de las elites económicas
de Estados Unidos y de Europa.
¿Qué importancia le concede a estar en este evento que, en homenaje al ideario de
Martí, se plantea los desafíos del mundo actual? Creo que es importante que el
Marxismo y el Socialismo se adapten, en su aplicación, a las historias y cultura de
cada país. No se puede hacer un socialismo que no está enraizado en la Historia, que
no beba de los libertadores del pasado, quienes tienen elementos humanistas y de
emancipación. Por eso Martí, su ética, es importante.
Él debe ser reconocido como un precursor, por ejemplo, del Che Guevara, porque se
empeñó en combinar la teoría con la praxis y erigió la teoría del revolucionario
integral, ese que no debe hablar por la izquierda y trabajar por la derecha.
¿Usted cree que podamos equilibrar el mundo? ¿Acaso podríamos morir intentándolo?
No creo en las muertes. Creo que avanzaremos. Y no será de forma lineal.
Estamos en un momento de correr contra el tiempo. En Estados Unidos, por ejemplo,
la oposición al gobierno crece mientras ese gobierno tiene prisa por lanzarse a la
guerra. Entonces es un enfrentamiento jugando con el tiempo: si nos sostenemos dos
meses más en esta lucha contra la guerra, posiblemente lleguemos al punto de
desestabilizar la política belicista.
Mirando a otra parte tengo que decir, después de mis recientes visitas a Ecuador,
Bolivia, Brasil, y Argentina, que el movimiento popular no ha sufrido ninguna derrota
histórica desde hace 25 años. Ha sufrido retrocesos, pero no una derrota que
postergue la revolución que harán otras generaciones.
Todo está sobre la mesa. Nada garantiza que la victoria sea inevitable, pero las fuerzas
están movilizadas y creo que hay buenas posibilidades de avanzar en un proceso
transformador. Creo que definitivamente estamos en ascenso.

558
3 de febrero de 2002

Los signos del Estado policial se encuentran


por doquier

James Petras
Z Magazine
Traducido por Katia Rico y revisado por Pedro Prieto

Hace algunos años un conocido autor, Bertram Gross, escribió que el fascismo vendría
a los EEUU con una cara amigable: no con juicios de Nuremberg, o con doctrinas de
superioridad racial, sin prohibir formalmente partidos políticos, abolir la Constitución
o eliminar las tres ramas del gobierno, pero con el mismo fervor nacionalista, leyes
arbitrarias y dictatoriales y con violentas conquistas militares.

En los EEUU, las muestras de un estado-policía son evidentes en todas partes. Miles
de estadounidenses con ascendencia del Medio Oriente han sido arrestados sin
cargos, y se ha catalogado como apoyo al terrorismo el ejercicio de su derecho a
criticar las políticas de los EEUU hacia Medio Oriente. Este pogrom [N.T.: Del yiddish,
se refiere a la organización de masacres de gente indefensa] ha sido alentado e
incitado por funcionarios del gobierno, especialmente por la policía, tanto local como
federal y por una variedad de grupos de veteranos y políticos demagogos. El presidente
ha decretado poderes dictatoriales, al establecer tribunales militares anónimos para
juzgar a los imigrantes que parezcan "sospechosos" y a extranjeros "sospechosos",
quienes pueden ser secuestrados y juzgados en los EEUU. El habeas corpus ha sido
suspendido. Los niños en edad escolar han sido forzados a cantar himnos
cuasi-religiosos y a jurar lealtad a la bandera. Muchos empleados que expresaron su
crítica a la guerra o el apoyo de los EEUU a Israel o denunciaron las masacres de los
palestinos por los israelíes, han sido suspendidos o despedidos. Todas las cartas,
correos electrónicos y llamadas telefónicas estan sujetas a control, sin necesidad de
ningún tipo de revisión judicial. Los medios de comunicación "vomitan" la propaganda
del gobierno, producen en serie historias chauvinistas y son relativamente silenciosos
respecto a las masacres en el extranjero y la represión interna.

Sospecha mutua
Uno de los sellos de un régimen autoritario es la creación de un estado de sospecha
mutua por la que la sociedad civil se transforma en una red de informantes secretos
de la policía. Después del once de septiembre, el FBI (Agencia Federal de
Investigación) exhortó a cada ciudadano estadunidense a informar sobre cualquier
comportamiento sospechoso de amigos, vecinos, familiares, conocidos y extraños.
Entre septiembre y fines de noviembre se registraron casi 700,000 denuncias. Miles
de vecinos originarios de Oriente Medio, tenderos locales y empleados fueron
denunciados, así como muchos otros ciudadanos estadounidenses. Ninguna de estas
denuncias tuvo como consecuencia un arresto o por lo menos, información
relacionada con el once de septiembre. Aun así, cientos, miles de personas inocentes
fueron investigadas y acosadas por la policía federal. Decenas de millones de
estadounidenses se han vuelto paranoicos - temiendo al "terrorismo" en su vida diaria,
en el trabajo, de compras y en las actividades de ocio. La gente se abstiene de hacer la
más ligera crítica sobre la guerra o el gobierno, por miedo a ser clasificados como
simpatizantes de los terroristas, denunciados a las autoridades, investigados y perder
su trabajo.

559
Chivos expiatorios
El facismo amistoso tiene como chivos expiatorios a los árabes - a los que arresta,
investiga, acusa y señala- mientras en el discurso público se proclaman las virtudes
de la tolerancia y el pluralismo. Las doctrinas raciales no se cuestionan, pero se
acepta que la policía local, estatal y federal disponga de procedimientos para con el
perfíl racial de Medio Oriente. Las grandes concentraciones de comunidades árabes,
tales como Dearborn, Michigan se sienten como si estuviesen viviendo en un ghetto,
esperando a que suceda un pogrom. La dirección del FBI considera a todas las
asociaciones árabes cívicas, caritativas o de otro tipo, sospechosas de ayudar al
terrorismo y susceptibles a ser investigadas y sus miembros, sujetos a ser arrestados.
Las masivas "razzias", los allanamientos de policías a hogares privados, tiendas y
oficinas de grupos cívicos, han creado una mentalidad de asedio. La campaña
policiaca ha despertado los instintos racistas y fomentado una oleada de insultos
entre civiles y hostilidades.

Poderes dictatoriales del ejecutivo


En los estados totalitarios, el líder supremo toma los poderes dictatoriales, suspende
las garantías constitucionales (reclamando "poderes de emergencia"), dota de poder a
la policía secreta y selecciona tribunales de manera aleatoria para arbitrariamente
arrestar, juzgar y condenar al acusado a prisión o a ser ejecutado. El trece de
noviembre, el presidente Bush dio el fatal paso de asumir poderes dictatoriales. Sin
consultar al Congreso, Bush decretó un estado de emergencia. Este estado le permite
al gobierno arrestar a no-ciudadanos de quienes se tengan "razones para creer" que
son terroristas, para ser juzgados por tribunales militares. Los juicios son secretos y
los fiscales no tienen que presentar pruebas, si es "en el interés de la seguridad
nacional."

Los condenados pueden ser ejecutados, aún si un tercio de los jueces militares están
en desacuerdo. Los poderes dictatoriales para encarcelar o ejecutar a los sospechosos
sin un juicio adecuado, son la escencia de los líderes totalitarios.

A mediados de noviembre, el Departamento de Justicia rechazó revelar las identidades


y el estado de más de 1,100 personas arrestadas desde el once de septiembre. Como
en regímenes totalitarios, los prisioneros políticos son constantemente interrogados
sin abogados y sin cargos por el FBI, en la esperanza de forzar confesiones.

El 26 de octubre Bush firmó el USA/Patriot Act (Ley Patriótica de los EEUU), que
fortaleció inmensamente los poderes de la policía sobre la sociedad civil. El aumento
de los poderes de la policía secreta fue aprobado de manera prácticamente unánime
por el Congreso (muchos de cuyos miembros nunca leyeron la ley). Cada una de las
cláusulas de esta ley violó la constitución de los EEUU. Bajo esta ley: (a) cualquier
agencia que observe el acatamiento de la ley puede entrar secretamente a cualquier
casa o comercio, reunir pruebas y no informar al ciudadano del allanamiento, para
después usar la prueba (encontrada o 'plantada') para condenar al ocupante de un
delito; (b) cualquier agencia de policia tiene el poder de supervisar el tráfico de
Internet y los correos electrónicos, interceptar teléfonos celulares, sin permiso de
millones de "sospechosos"; (c) cualquier agencia de policía federal puede invadir las
instalaciones de cualquier negocio, confiscar toda la información, con el argumento de
que está "conectada" con una investigación de terrorismo. Los ciudadanos que
públicamente protestan por estas arbitrarias e invasivas acciones pueden ser
arrestados.

Como sus contrapartes totalitarias, la Ley Patriótica de los EEUU tiene una vaga e

560
imprecisa definición de "terrorismo" la cual pemite reprimir cualquier organización
disidente y actividad de protesta. De acuerdo a la sección 802 de esta Ley, el
terrorismo se define como "las actividades que involucran actos peligrosos para la vida
humana y que violan las leyes sobre delitos de los Estados Unidos...[y] que parezca
que intentar intimidar o coartar a la población civil [o]...influenciar la política
gubernamental, mediante la intimidación o coerción." Ahora cualquier protesta
anti-globalización, tal y como la ocurrida en Seattle, puede ser etiquetada como
"terrorista", sus líderes y participantes arrestados, sus casas y centros de trabajo
allanados, su documentación confiscada y, si ellos no son ciudadanos
(estadounidenses), enviados a tribunales militares. Estos decretos y leyes de
"emergencia" están vigentes hasta 2005 y más allá si las investigaciones empezaron
antes del último año.

Tal vez cuando el país haya sido re-democratizado, la fiebre chauvinista haya
disminuido y unos medios informativos justos y plurales hayan reemplazado el estado
actual de las máquinas de propaganda, podamos descubrir duras verdades. Cuando
los archivos de la policía secreta se abran tal vez podamos descubrir que muchas
respetables y honorables personas denunciaron a sus vecinos y amigos debido a
"vendettas" personales, que algunos profesionistas informaron secretamente sobre sus
colegas que criticaban a Israel; que el FBI espíaba a millones de estadounidenses
progresistas, que cumplían la ley, porque ideólogos de derechas pretendían
eliminarlos. Al estudiar las grabaciones, las transcripciones y los videos de los
mensajes de los medios informativos, podremos ver que fácil y que rápido y de que
forma tan completa se convirtieron en armas de propaganda del amigable estado
fascista.

Los investigadores se maravillarán o impresionaran por la corrupción del lenguaje


político: bombardeos masivos de grandes ciudades en nombre del "anti-terrorismo",
eufemismos para justificar masacres, asesinatos masivos de prisioneros de guerra
descritos como "muertos durante revueltas de prisioneros". Los historiadores también
descubrirán la ausencia de voces críticas, la ausencia de informes de víctimas civiles.
Cuando los futuros investigadores vean en videos las jocosas declaraciones del
Secretario de Defensa Rumsfeld de "matar a todos los terroristas", no compartirán las
risas de las audiencias de periodistas, cuando recuerden las montañas de cadáveres
ejecutados a sangre fría por los mercenarios sustitutos de Rumsfeld.

Los historiadores debatirán si el consentimiento masivo del público de los EEUU al


bombardeo y las ejecuciones fue el reflejo de la incesante y extensa propaganda o si
fueron voluntariamente cómplices de la masacre. Los filósofos y psicólogos debatirán
si el ondear las banderas celebrando el Nuevo Orden Mundial fueron motivadas por
las sonrientes caras y la retórica belicosa de sus líderes o si fueron ellos mismos los
que abrazaron aquel amable fascismo debido a su paranoia, miedo y a la ansiedad
inducida por las voces de la autoridad y amplificada por los medios informativos.

Esta visión supone que las voces críticas sobrevivirán el actual periodo de fascismo
amigable y construirán un movimiento para desfiar su poder. Uno debe esperar y
creer que pasará porque, de otra forma, las mentiras y asesinatos del presente
quedarían sin respuesta.

561
16 de febrero de 2003
La gran confrontación está en marcha: barbarie contra civilización
Guerra y genocidio premeditado: ¿Qué es lo
que está en juego?

James Petras
Traducido para Rebelión por Manuel Talens
www.manueltalens.com

Según estimaciones de las Naciones Unidas, la guerra estadounidense de agresión


provocará la muerte, la invalidez o el desplazamiento de más de 10 millones de
iraquíes. Es sumamente probable que las cifras que manejan los servicios de
inteligencia de los EE.UU. sean similares. Washington ha puesto en marcha un plan
militar que incluye cientos de aviones y barcos de guerra dispuestos a lanzar miles de
toneladas de explosivos sobre ciudades, pueblos, infraestructuras esenciales e
instalaciones de defensa de Irak. Los medios de comunicación del mundo han descrito
con mayor o menor detalle el despliegue por tierra, mar y aire. Los funcionarios
públicos estadounidenses hablan abiertamente de la destrucción sistemática, del
pillaje y de la ocupación prolongada de Irak.
El genocidio –la destrucción masiva, sistemática de un pueblo y de una nación– ha
sido planeado hasta el último detalle táctico. Los economistas han calculado de forma
minuciosa el costo de los movimientos de tropas, de los bombardeos y de los
desplazamientos de la población, tras lo cual han estimado el impacto de la guerra
sobre el presupuesto nacional y los futuros beneficios a obtener del petróleo, así como
el tiempo que durará la ocupación y los gastos a que dará lugar.
Se trata de un genocidio científicamente premeditado, similar al que preparó la
Alemania nazi durante la Conferencia Wannsee de enero de 1942, cuando el alto
mando decidió la exterminación de los judíos. La diferencia principal con aquella
experiencia es que la decisión de Washington con respecto al genocidio antecede a la
guerra y los verdugos la han difundido ampliamente en documentos públicos y en
discursos oficiales.
Los arquitectos de la aniquilación proceden de diversos grupos étnicos, raciales y
religiosos: dos son negros, algunos son anglosajones, varios son judíos y uno es de
origen hispano. A excepción de Powell, todos ellos evitaron el servicio militar o
cualquier función de combate durante la guerra de Vietnam. Todos ellos han estado
implicados en la planificación o el apoyo de guerras anteriores de agresión o de
atrocidades militares. Durante la guerra de Vietnam, Powell escribió un informe en el
que justificaba la matanza de My Lai, es decir, el asesinato de cientos de campesinos
desarmados por parte del ejército estadounidense. En tiempos de la Administración
Reagan, Rumsfeld fue un gran defensor de la intervención militar y el apoyo de
terroristas en América Central, Asia y África. Paul Wolfowitz y Richard Perle, como
consejeros del Likud, diseñaron la estrategia de la destrucción sistemática del Estado
palestino, política que el régimen de Sharon ha venido poniendo en práctica desde
entonces.
Lo que en el pasado fueron ejercicios teóricos de limpiezas étnicas, planificación de
matanzas localizadas y justificaciones teóricas, se ha fundido ahora en una doctrina
sistemática de genocidio internacional. Cada miembro de la elite genocida aporta sus
patologías particulares: Powell, su capacidad para fabricar sistemáticamente
«pruebas» que justifiquen las matanzas; Condeleeza Rice, su apego ilimitado al poder a
cualquier precio; Rumsfeld, las frustraciones de no haber sido nunca más que un
mediocre no combatiente que ahora se las da de ser el mayor estratega militar del

562
mundo; Wolfowitz y Perle, su odio visceral hacia los palestinos y los árabes y su
adhesión incondicional a las limpiezas étnicas israelíes y al terror.
Lo que les importa a las elites genocidas no es el petróleo o Wall Street, sino el poder
ilimitado y la dominación mundial. No ven peligro alguno en la extrema derecha, sino
aliados como Sharon. Para estas elites, las críticas de socios de la OTAN como Chirac
y Shroeder representan el mal y no son más que «obstáculos». Protegen y promueven a
sus innobles y serviles vasallos en la Europa del Este y del Sur. Las fanfarronadas y
los insultos de taberna que ha lanzado Rumsfeld retumban como un eco por los
salones silenciosos de las Naciones Unidas. La aguda voz metálica de Bush busca la
complicidad del pueblo estadounidense para llevar a cabo su genocida invasión de
Irak. Los integrantes de la elite militarista, cada uno de ellos según su propio estilo,
avanzan en formación militar en pos del exterminio sistemático de una nación entera,
y ello con un sentimiento absoluto de impunidad y una arrogancia ciega.
Pero sus consejeros y sus publicistas les han dicho que la gente está inquieta. Cientos
de miles de ciudadanos se han echado a las calles en todas las ciudades principales y
en muchos de los pueblos a lo largo y a lo ancho de los EE.UU. Al principio, los
genocidas recibieron tales informes como provenientes de «los izquierdistas
habituales». Pero, entonces, decenas de miles de otros ciudadanos, que incluyen a
escritores prominentes, artistas, ex embajadores y generales, unieron sus voces a las
de la calle. Los genocidas se pusieron frenéticos e intentaron negar el clamor de la
oposición pública activa: «Prohiban las protestas callejeras», «impidan cualquier
cobertura en los medios de comunicación». Ahora, se inventan mentiras más audaces,
dan más ruedas de prensa, escriben discursos más beligerantes y envían al
Emperador Bush a que lea sus discursos en cualquier parte donde esté garantizado
un público seguro.
Los genocidas están cada vez más histéricos, sus insultos son cada vez más fuertes
conforme se enfrentan a «obstáculos» en la OTAN y en las Naciones Unidas y a la
creciente oposición en el interior del país. Sienten que corren contra el reloj, pues
cuanto más retrasen los europeos el genocidio, mayor será la conciencia pública del
horror y de las implicaciones de la empresa, y más probabilidad habrá de que la
oposición aumente por millones y sea imposible controlarla con los medios de
comunicación y la policía. Quieren el genocidio ahora: les aterra que todos sus planes,
sus fantasías de poder mundial y de un Oriente Próximo bajo poder angloisraelí y sin
la resistencia árabe, se esfumen en el aire y que ellos, personalmente, fracasen y
pasen a la historia como los genocidas que cayeron derrotados por su propio pueblo y
no por ejércitos invasores, que es lo que les sucedió a sus precursores en el Tercer
Reich.
En la cima del poder, los líderes de Europa y EE.UU. discuten sobre las condiciones y
el momento de la guerra: los EE.UU. movilizan a sus satélites de la Europa del Este,
heredados de la antigua URSS, mientras que los gobiernos francés, alemán y belga
cuentan con el apoyo de la inmensa mayoría de sus votantes, que se oponen a la
guerra. Washington y Gran Bretaña movilizan a sus reservistas militares y a los
fundamentalistas cristianos y sionistas de extrema derecha, mientras que los
sindicatos obreros ingleses, franceses, italianos y españoles amenazan con huelgas y
las principales iglesias cristianas se unen, y millones de ciudadanos cierran filas a
través de las naciones con protestas públicas y actos de desobediencia civil.
La guerra que se acerca al Oriente Medio no es sólo una conquista colonial imperial,
sino también un conflicto entre la barbarie y la civilización, cuyos resultados y
consecuencias no se limitarán al desenlace militar en Irak. Estamos ante una
confrontación histórica entre los partidarios del genocidio, que creen en uno, dos o
muchos Afganistán e Irak, y la oposición floreciente de millones de seres humanos, de
sus mejores escritores e intelectuales, de todo lo que hay de noble y digno entre sus
portavoces religiosos y espirituales y, por encima de todo, de sus líderes naturales
entre las clases populares. No es posible hacer compromiso alguno, no habrá final
hasta que se llegue a uno de estos dos resultados: o bien el mundo abraza una

563
civilización limpia de imperialismo, genocidio y matanzas étnicas o bien
descenderemos al infierno de un mundo gobernado por psicópatas genocidas que
consideran la guerra como el medio para la dominación perpetua.
Tal como dejó escrito Jean-Paul Sartre, "no hay salida", hemos de tomar partido y
afrontar las consecuencias. Allá donde vivamos y trabajemos, tendremos que
implicarnos, porque el imperio está por todas partes, desde el norte de México al
centro de Buenos Aires, desde los yacimientos petrolíferos de Oriente Próximo a los
bancos de Yakarta. Pero también los movimientos populares están por todas partes.
En las calles de Roma, Londres, París, Madrid, Atenas, Seúl, Manila, Nueva York y en
otros cientos de ciudades y pueblos pequeños, millones de trabajadores, de pobres
urbanos, de campesinos, de jubilados, de miembros de la clase media y de
estudiantes, se han movilizado.
La gran confrontación tendrá lugar. Estamos viviendo la historia. Creo que
ganaremos. No con la fe del visionario, sino con la convicción de que nuestra lucha
representa lo mejor del género humano.

564
17 marzo 2003

Genocidio y vida cotidiana en Estados Unidos

James Petras / LA JORNADA

El Pentágono anunció que fue probada la bomba no nuclear más grande de la historia,
con un peso de nueve toneladas y media, en preparación para su posible uso en Irak.
Dos semanas antes el general Richard Meyers, presidente del comando conjunto del
estado mayor, afirmó que la política estadunidense era crear un shock a Irak para
obligarlo a rendirse, soltando sobre Bagdad 3 mil bombas guiadas y misiles durante
las primeras 48 horas de la campaña bélica. Funcionarios militares estadunidenses
calculan que 300 mil soldados y civiles iraquíes morirán. Naciones Unidas estima que
al menos 10 millones de iraquíes resultarán muertos, heridos, desplazados y
traumatizados.
A diferencia de las políticas genocidas alemanas contra los eslavos, gitanos, judíos y
homosexuales, el genocidio estadunidense es del conocimiento público, se discute
abierta y concienzudamente en los medios masivos de comunicación con las mismas
voces sin inflexión e imágenes que uno espera que acompañen el reporte del tiempo.
Los más grandes entre los diarios respetables, The New York Times, The Washington
Post y Los Angeles Times, publican en sus primeras planas extractos, y a veces incluso
transcriben íntegramente, los discursos de generales, ministros y del presidente, en
los que se describen tácticas y estrategias de aniquilamiento masivo. Sus páginas
editoriales no son espacio para manifestar desacuerdo.
A medida en que estas armas de destrucción masiva se acumulan en Medio Oriente, y
las tropas estadunidenses se preparan para lanzar una invasión de envergadura, los
medios se congracian con los lectores publicando reportajes "de interés humano"
sobre parejas llorosas que se abrazan en la despedida, madres patrióticas que ondean
sus banderas o patrones generosos que ofrecen conservar los planes de salud de sus
empleados mientras ellos están inmersos... en una guerra genocida.
Los preparativos anunciados y premeditados de esta guerra genocida son presentados
por los medios junto con los marcadores de los juegos de básquetbol, los recientes
escándalos de Hollywood, el reporte climatológico y, desde luego, los comerciales de
desodorantes, automóviles y los reportes de la bolsa de valores.
Los medios de comunicación han intentado integrar al genocidio dentro de la vida
cotidiana de los ciudadanos comunes. Matar, mutilar, desplazar a millones de
personas se ha convertido en una simple "medida de seguridad", como los consejos
que aparecen en los periódicos provinciales que advierten a los ciudadanos cerrar con
llave sus puertas por las noches. A nivel sicológico, los medios tratan de inculcar la
idea de que quienes perpetrarán el genocidio son las víctimas de un complot mundial
para destruir a Estados Unidos, y que las víctimas iraquíes de tal genocidio son los
agresores. La paranoia política masiva inducida por los medios de comunicación sirve
para lanzar una guerra genocida.
A diario la prensa estadunidense inventa terroristas, da publicidad a acusaciones
infundadas, infla incidentes menores, reporta las denuncias fabricadas que el
secretario de Estado, Colin Powell, presenta ante el Consejo de Seguridad, y después
omite la cuidadosa refutación que de ellas hacen los inspectores de armas de la ONU.
En todo el mundo se publican los escándalos mayúsculos que se generan porque han
sido intervenidos teléfonos, faxes y correos electrónicos de los miembros de Naciones
Unidas, pero estas noticias están totalmente ausentes en el New York Times y el
Washington Post.
Funcionarios estadunidenses aislados (como el congresista Moran) que se atreven a
mencionar la influencia en el gobierno de políticos judíos de derecha (Wolfowitz, Perle,
Cohen, Kagan, Abrams, etcétera) en relación a la cuestión de Israel, son tachados de

565
antisemitas y obligados retractarse y someterse a una humillante autoacusación;
sufren el mismo tratamiento que los críticos de José Stalin en la década de los 30. La
negativa a retractarse ha destruido las carreras de muchos servidores públicos
experimentados.
La marcha de Washington hacia el genocidio ha sido impulsada por el fanatismo en
varios estratos ideológicos. Bush es un fundamentalista cristiano quien, para horror
de la comunidad científica, proclama la historia bíblica de la creación en forma literal
mientras fustiga las bases del conocimiento científico sobre la evolución como se
enseña en escuelas secundarias y universidades. Como muchos alcohólicos
reformados, se ha aferrado al fundamentalismo cristiano con un fervor que llega al
extremo de que haya lecturas diarias de la Biblia en los salones del gobierno federal.
Afirma que Dios lo predestinó para ser presidente (con la intervención divina de
boletas electorales defectuosas en Florida y una corte en manos de republicanos), y
para guiar a la nación en una cruzada contra el mal que justifica el genocidio del
pueblo iraquí (la Babilonia del Cinturón de la Biblia estadunidense).
El segundo estrato ideológico poderoso es el fanático compromiso y lealtad ciega hacia
el Estado de Israel y su expansión y dominio en Medio Oriente, que caracteriza a los
políticos de derecha judía y militarista, quienes son los arquitectos ideológicos de una
doctrina de guerra permanente.
El tercer estrato poderoso son los ideólogos civiles ultrabelicistas, como Rumsfeld y
Condoleezza Rice, quienes codician un dominio mundial y alardean que con el poderío
militar de su país podrían pelearse dos, tres o más guerras de exterminio.
Un cuarto estrato está formado por oportunistas como Colin Powell, que promueven el
genocidio como un medio de fortalecer su propia posición política para un futuro
intento de llegar a la presidencia.
La confluencia de estas visiones de extremismo religioso, de contenido étnico y
militarista que imperan en la administración Bush es el motor que impulsa el
genocidio premeditado. La creencia de que existe "gente elegida por Dios" y "personas
especiales" limpia la conciencia ante cualquiera que piense en la suerte que correrán
millones de víctimas iraquíes, y además prepara el camino para futuros asesinatos en
masa en Siria, Irán, Corea del Norte, Libia y tal vez en la "Europa antisemita", como la
llamó Richard Perle, el principal asesor militar de Rumsfeld.
Los respetables medios de comunicación, sus prestigiados periodistas y sus alegres
editores proveen el tipo de reportajes que amplifica las políticas extremistas de estos
dirigentes, idelógicamente fanáticos. Publican fotografías de funcionarios clave
anunciando asesinatos masivos con rostros joviales o pensativos, como el de tu tío.
La mayor ofensa de los medios estadunidenses es la forma en que "normalizan" los
preparativos para una invasión brutal, de la misma forma en que han normalizado el
perpetuo asesinato de Israel a sus oponentes palestinos. Al presentar los planes para
un genocidio como si se tratara de un "evento" rutinario, algo cuyos detalles técnicos
se discuten con los caudillos estadunidenses en entrevistas favorecedoras, los medios
despojan a este crimen de toda dimensión moral, humana y política.
"Imagínense una bomba de nueve toneladas y media, más grande que la Cortadora de
Margaritas, que pesaba sólo siete y media toneladas", anuncia alegremente el vocero
militar. "Entre más grande es mejor", dicen los militaristas. "Una forma más rápida y
barata de reordenar Medio Oriente y purgarlo del mal", canta un coro de
fundamentalistas cristianos y de fanáticos del Likud. Ningún medio ha evocado la
imagen de misiles crucero incinerando a más de 400 civiles iraquíes en el refugio
antibombas de Amiriya en un solo ataque en una noche clara de febrero de 1991.
Diversas voces solemnes, trabajando en armonía para lograr un sistema imperialista
más violento y sin escrúpulos, o como sugieren los respetables medios cobardes, para
"tener la esperanza de un mundo más pacífico" para aquellos iraquíes que sobrevivan
y podrían disfrutar la pax americana. Funcionarios del Pentágono anunciaron en
titulares recientes sus generosos planes de "emplear" a soldados iraquíes que se
rindan para labores de limpieza (o para cavar fosas comunes).

566
Pero a pesar de su irredenta propaganda, que incluye burdos intentos de vincular a
Irak con los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, y
con la red fundamentalista Al Qaeda, los medios no han tenido éxito en su intento de
convencer a millones de ciudadanos estadunidenses. Más de 40 por ciento rechaza la
guerra; un porcentaje menor se opone a la guerra independientemente de cualquier
resolución en la ONU. ¿Cómo fue que el poder combinado de los medios y del Estado
no han logrado convencer a decenas de miles de estadunidenses?
Las razones incluyen una repugnancia moral hacia una ofensiva bélica que tiene base
en acusaciones falsas, el miedo a represalias de terroristas, la preocupación de que la
crisis económica doméstica se profundice, una sensación de aislamiento político o
solidaridad con miles de millones de personas en el extranjero que se oponen a la
guerra. Quizá, a un nivel más profundo, existe el temor de que los extremistas
fanáticos que impulsan una máquinaria bélica sin control con misticismos religiosos,
convicciones militaristas y enredos en el extranjero puedan provocar resultados
catastróficos e impredecibles para este país.
Muchos ciudadanos estadunidenses prosiguen su vida diaria como siempre; ven
televisión por demasiadas horas, consumen montañas de comida chatarra, están
aprehensivos ante la inseguridad en sus empleos y se dedican a sus familias y sus
comunidades. A sus ojos, existe una diaria trivialización de una guerra inminente, la
preparación unilateral de una destrucción masiva sin ningún apoyo exterior, sin
ningún argumento creíble. Una descarada agresión que ahora aterra a un número
creciente de estadunidenses de todas las edades y sectores.
En las calles de miles de ciudades, pueblos y comunidades hay quienes protestan
contra la guerra. Hay sitios de Internet que los conectan con alternativas noticiosas y
con la prensa extranjera más crítica. Se escucha el grito de "No en nuestro nombre" de
una multitud de celebridades y escritores. Hay amigos y vecinos que discuten sobre la
guerra y deciden oponerse a ella. Una extensa nube de incertidumbre cubre a todo
Estados Unidos, y toca tanto a los inversionistas de Wall Street como a los mecánicos.
Los precios del petróleo se disparan; ante los déficits insostenibles, se habla de una
inflación futura, y aumentan las protestas antibélicas. Los medios de comunicación
han fracasado al intentar mo-vilizar al público, pese a sus masivos esfuerzos por
legitimar la guerra. Aún hay esperanza en el futuro.

Traducción: Gabriela Fonseca

567
18 de marzo del 2003
James Petras desbarata los argumentos de Perry Anderson
Sobre la guerra y la paz

Rebelión
Perry Anderson, seguido de James Petras.
Traducido para Rebelión por Manuel Talens
Aviso del traductor: Perry Anderson, profesor de Historia en la Universidad de
California en Los Ángeles (UCLA), publicó el 6 de marzo de 2003 un ensayo titulado
'Casuistries of War and Peace' en la revista London Review of Books
(www.lrb.co.uk/v25/n05/ande01_.html), que ha suscitado una punzante respuesta
del sociólogo estadounidense James Petras, profesor en la Universidad de
Binghamton: 'What Makes Perry Run?'. En aras de una mejor comprensión de los
argumentos de ambos, he considerado oportuno ofrecer al lector en primer lugar el
texto de Anderson, tras el cual encontrará el de Petras.

LAS CASUÍSTICAS DE LA PAZ Y LA GUERRA


Perry Anderson

La probabilidad de una segunda guerra en Irak suscita un gran número de preguntas,


tanto analíticas como políticas. ¿Cuáles son las intenciones ocultas tras la inminente
campaña? ¿Cuáles serán las consecuencias? ¿Qué nos dicen los preparativos de la
guerra sobre la dinámica a largo plazo del poder estadounidense global? Estas
cuestiones permanecerán sobre la mesa todavía durante algún tiempo, más allá de
cualquier ofensiva que tenga lugar esta primavera. El proscenio está ocupado en la
actualidad por distintos argumentos, relativos a la legitimidad o a la cordura de la
expedición militar que ahora se prepara. Mi objetivo aquí consistirá en reflexionar
sobre las críticas que recibe en la actualidad la Administración Bush articuladas
dentro de la opinión general, así como sobre las respuestas de la Administración a
tales críticas, todo ello con vistas a discernir la estructura de justificación intelectual
de ambos argumentos, lo que los divide y lo que tienen común. Por último, terminaré
con unos comentarios sobre cómo se ve este debate desde la perspectiva de unas
premisas distintas.
Si observamos por encima las múltiples objeciones que se le hacen a una segunda
guerra en el Golfo, podemos distinguir seis críticas principales, expresadas de
maneras diferentes y distribuidas a través de un amplio abanico de la opinión.
1. El ataque proyectado contra Irak es una cruda demostración de la unilateralidad
estadounidense. La Administración Bush ha declarado abiertamente su intención de
atacar Bagdad, con el aval de las Naciones Unidas o sin él. Esto representa no
solamente un grave revés para la unidad de la alianza occidental, sino que conducirá
a un peligroso debilitamiento sin precedentes de la autoridad del Consejo de
Seguridad, que es la encarnación más elevada del derecho internacional.
2. La intervención masiva a tal escala en el Oriente Próximo sólo puede fomentar el
terrorismo antioccidental. Más que ayudar a la destrucción de Al Qaida,
probablemente multiplicará el número de voluntarios que se alistarán en esa
organización. Los Estados Unidos correrán más peligro después de una guerra contra
Irak que el que corrían antes.
3. La campaña en preparación es un ataque preventivo, abiertamente declarado como
tal, que socava el respeto hacia el derecho internacional y expone al mundo a un

568
torbellino de violencia, conforme otros estados sigan la misma senda y se tomen la
justicia por sus propias manos.
4. La guerra, en cualquier caso, siempre debería ser una última instancia para
resolver un conflicto internacional. En el caso de Irak, un endurecimiento de las
sanciones y la vigilancia bastarían para desmantelar el régimen baath, ahorrando
vidas inocentes y conservando la unidad de la comunidad internacional.
5. La obsesión con Irak es una distracción del peligro más agudo que plantea Corea
del Norte, país que tiene un mayor potencial nuclear, un ejército más poderoso e
incluso unos dirigentes más temibles. Los Estados Unidos deberían ocuparse con
mayor prioridad de Kim Jong Il, no de Sadam Husein.
6. Incluso si la invasión de Irak se llevase a cabo sin complicaciones, la ocupación del
país será una empresa demasiado arriesgada y costosa para que los Estados Unidos
salgan de ella sin problemas. La participación aliada es necesaria para que tenga
cualquier posibilidad de éxito, pero la unilateralidad de la Administración compromete
la posibilidad de dicha participación. El mundo árabe probablemente asistirá con
resentimiento a un protectorado extranjero. Incluso con una coalición occidental para
controlar el país, Irak es una sociedad profundamente dividida, sin tradición
democrática, que no podrá ser fácilmente reconstruido según el modelo alemán o
japonés de la posguerra. Los costos potenciales de la aventura pesan más que
cualquier posible ventaja que los Estados Unidos pudieran obtener.
Tal es, más o menos, el conjunto de las críticas que se pueden encontrar en los
medios de comunicación convencionales y en respetables círculos políticos, tanto en
los propios Estados Unidos como -incluso más- en Europa y en otros lugares. Se
pueden resumir en unos pocos títulos: los vicios de la unilateralidad, los riesgos de
alentar el terrorismo, los peligros de la guerra preventiva, el costo humano de la
guerra, la amenaza de Corea del Norte y las responsabilidades de hacer más de lo
necesario. Como tal, se dividen en dos categorías: las objeciones de principios -los
males de la unilateralidad, de la guerra preventiva- y las objeciones de prudencia: los
peligros del terrorismo, Corea del Norte, el problema de hacer más de lo necesario.

¿Qué respuestas puede dar la Administración Bush a cada una de ellas?


1. La unilateralidad. Históricamente, los Estados Unidos siempre se han reservado el
derecho de actuar solos si era necesario, si bien buscando aliados dentro de lo
posible. En años recientes actuaron solos en Grenada, en Panamá, en Nicaragua...
¿Cuáles son sus aliados que se quejan ahora de los acomodos que tuvieron lugar en
cualquiera de esos países? En cuanto a las Naciones Unidas, la OTAN no las consultó
cuando lanzó su ataque contra Yugoslavia en 1999, en el que participaron todos los
aliados europeos que ahora hablan de la necesidad de una autorización del Consejo
de Seguridad y que fue apoyado calurosamente por el 90 por ciento de la opinión que
ahora se queja de nuestros planes para Irak. Si fue correcto derrocar por la fuerza a
Milosevic, que no tenía armas de destrucción masiva y que incluso toleró una
oposición que llegó a ganar unas elecciones, ¿por qué no lo ha de ser derrocar por la
fuerza a Sadam, un tirano más peligroso, cuyo historial de violaciones de derechos
humanos es peor, que ha invadido a un vecino, que utilizó armas químicas y que no
soporta oposición de ninguna clase? En cualquier caso, las Naciones Unidas ya han
aprobado la resolución 1441, que deja la vía libre a los miembros del Consejo de
Seguridad para aplicar la fuerza contra Irak, con lo que la legalidad de un ataque no
está en entredicho.
2. El terrorismo. Al Qaida es una red que se guía por el fanatismo religioso de una fe
que apela a la guerra santa del mundo musulmán contra los Estados Unidos. La
creencia de que Alá asegura la victoria a los jihadi es uno de sus principios básicos.
Por ello, no hay mejor manera de desmoralizar y terminar con dicha creencia que

569
demostrando la falsedad de la ayuda celestial y la imposibilidad absoluta de resistir a
la muy superior fuerza militar estadounidense. Los fanatismos nazi y japonés se
apagaron con el simple hecho de una derrota aplastante, y si Al Qaida está muy lejos
de aquel poderío, ¿por qué ahora sería distinto?
3. La guerra preventiva. Lejos de ser una nueva doctrina, es un derecho tradicional de
los estados. Al fin y al cabo, ¿qué fue la más admirada victoria militar de la posguerra,
sino un ataque preventivo? La Guerra de los Seis Días de Israel, en 1967, lejos de ser
condenable, dio lugar a la moderna doctrina de las Guerras justas e injustas, tal como
la definió el distinguido filósofo de la izquierda estadounidense Michael Walter en un
trabajo vivamente elogiado por el todavía más ilustre filósofo liberal John Rawls en su
The Law of Peoples [El derecho de los pueblos. Más aún, al atacar Irak, lo único que
haremos es completar el vital ataque preventivo de 1981contra el reactor Osirak.
¿Quién se queja ahora de aquello?
4. El costo humano de la guerra. En verdad es algo trágico y haremos todo lo que
podamos -que técnicamente es mucho- para reducir al mínimo las víctimas civiles.
Pero la realidad es que una guerra rápida ahorrará vidas y no al contrario. Según la
UNICEF, desde 1991 las sanciones contra Irak -apoyadas por la mayor parte de
quienes ahora se oponen a la guerra- han causado 500.000 muertes por desnutrición
y enfermedad. Incluso si aceptamos una cifra inferior, es decir, 300.000, es muy
improbable que la guerra rápida y quirúrgica que somos capaces de llevar a cabo se
acerque a esta destrucción provocada en tiempo de paz. Al contrario, una vez Sadam
derrocado, el petróleo fluirá libremente de nuevo y los niños iraquíes tendrán bastante
para comer. La población aumentará de nuevo con celeridad.
5. Corea del Norte. Se trata de un estado comunista arruinado que seguramente
plantea un gran peligro para el nordeste asiático. Tal como señalamos mucho antes de
las actuales protestas, es la otra extremidad del Eje de Mal. Pero es de sentido común
que concentremos nuestras fuerzas primero en el eslabón más débil del Eje, no en el
más fuerte. Si hemos de proceder con mayor cautela al derrocamiento del régimen no
es porque Pyongyang tenga o no tenga unas rudimentarias armas nucleares, que
podemos fácilmente destruir, sino porque podría abalanzarse sobre Seúl en un ataque
convencional. ¿Acaso alguien duda de que tenemos la intención de ocuparnos también
del régimen norcoreano cuando llegue el momento?
6. El problema de hacer más de lo necesario. La ocupación de Irak realmente plantea
un desafío, que no subestimamos. Pero es una apuesta razonable. La hostilidad árabe
está sobreestimada. Al fin y al cabo, durante los dos años que ha necesitado Israel
para aniquilar la segunda intifada ante las cámaras de la televisión, no ha habido ni
una sola manifestación de importancia en el Oriente Próximo, y eso que la simpatía
popular por los palestinos es mucho mayor que por Sadam. También suele olvidarse
que ya tenemos un protectorado muy ventajoso en el tercio norte de Irak, donde
hemos abatido cabezas kurdas con bastante eficacia. ¿ Alguna vez se ha quejado
alguien? El centro sunni del país seguramente será más difícil de controlar, pero la
idea de que en Oriente Próximo es imposible mantener regímenes estables creados o
dirigidos por poderes extranjeros es absurda. Basta con recordar la prolongada
estabilidad de la monarquía que establecieron los británicos en Jordania o el
satisfactorio pequeño estado que crearon en Kuwait. Mejor aún, pensemos en nuestro
leal amigo Mubarak, de Egipto, que tiene una población urbana mucho más numerosa
que Irak. Todo el mundo decía que Afganistán era un cementerio para los extranjeros
-británicos, rusos, etc.-, pero lo liberamos con bastante rapidez y ahora las Naciones
Unidas hacen un trabajo excelente que lo está haciendo revivir. ¿ Por qué no Irak? Si
todo va bien, podríamos obtener grandes ventajas: una plataforma estratégica, un
modelo institucional y considerables provisiones de petróleo.
Ahora, si uno considera desapasionadamente ambos modelos de argumentos, quedan
pocas dudas de que, en cuestiones de principios, la posición de la Administración

570
Bush contra sus críticos es inatacable, y está muy claro por qué. Ambos lados
comparten una serie de asunciones comunes, cuya lógica hace que el ataque contra
Irak sea una proposición sumamente defendible. ¿Cuáles son tales asunciones? Se
pueden resumir como sigue:
1. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas representa la expresión legal
suprema de la 'comunidad internacional'; excepto en los casos en que no se especifica,
sus resoluciones tienen una fuerza obligatoria jurídica y moral.
2. Sin embargo, las intervenciones humanitarias u otras por parte de Occidente,
cuando son necesarias, no requieren el permiso de las Naciones Unidas, aunque
siempre sea preferible obtenerlo.
3. Irak cometió una ofensa contra el derecho internacional cuando trató de anexar
Kuwait y fue castigado por aquel crimen, contra el cual las Naciones Unidas se han
venido alzando desde entonces como una sola voz.
4. Irak también ha procurado adquirir armas nucleares, cuya proliferación es, en
cualquier caso, un peligro urgente para la comunidad internacional, por no hablar de
las armas químicas o biológicas.
5. Irak es una dictadura como no hay otra, o quizá sólo unas pocas más, incluida
Corea del Norte, que viola los derechos humanos.
6. En consecuencia, Irak no puede gozar de los derechos de un estado soberano, sino
que debe someterse a bloqueos, bombardeos y pérdidas de integridad territorial, hasta
que la comunidad internacional decida lo contrario.
Equipados con estas premisas, no es difícil demostrar que a Irak no se le puede
permitir que posea armas nucleares o de cualquier otro tipo; que ha desafiado
resoluciones sucesivas de las Naciones Unidas; que el Consejo de Seguridad aprobó
tácitamente un segundo ataque contra su territorio (cosa que no hizo en el ataque
contra Yugoslavia) y que Sadam Husein hace tiempo que se merece la destitución.
No obstante, estas mismas premisas pueden ser utilizadas por los críticos de la
Administración Bush, aunque no basándose en principios, sino simplemente en
razones de prudencia: puede que la invasión de Irak sea moralmente aceptable e
incluso deseable, pero ¿es políticamente acertada? El cálculo de las consecuencias es
siempre más imponderable que la deducción a partir de principios, de manera que
deja mucho espacio libre para desacuerdos considerables. Es poco probable que
cualquiera que esté convencido de que Al Qaeda es un bacilo mortífero a la espera de
convertirse en una epidemia, que Kim Jong Il es un déspota todavía más demente que
Sadam Husein o aquel Irak podría convertirse en otro Vietnam, se deje influenciar si
se le recuerda la resolución 1441 de las Naciones Unidas o la alta misión de la OTAN
en la protección de derechos humanos en los Balcanes.
Las estructuras de justificación intelectual son una cosa. El sentimiento popular,
aunque no sea inmune a ellas, es otra. Las multitudinarias manifestaciones del 15 de
febrero en la Europa occidental, en los Estados Unidos y en Australia, opuestas a un
ataque contra Irak, plantean un tipo diferente de pregunta. Es así de simple. ¿Cómo
explicar esta enorme y apasionada rebelión contra la perspectiva de una guerra cuyos
principios se diferencian poco de precedentes intervenciones militares, las cuales
fueron aceptadas o incluso bienvenidas por tantos de quienes ahora se alzan contra
ésta? ¿Por qué la guerra en Oriente Próximo hoy despierta sentimientos que la guerra
de los Balcanes no despertó, si lógicamente son tan similares? Es poco probable que
la desproporción de las reacciones tenga algo que ver con distinciones entre Belgrado
y Bagdad y, en cualquier caso, esta última ha dado más motivos para la intervención.
Está claro que la explicación se encuentra en otra parte. Tres factores parecen haber
sido decisivos.

571
En primer lugar, la hostilidad al régimen republicano de la Casa Blanca. La aversión
cultural por la presidencia de Bush está muy extendida en la Europa occidental,
donde sus ásperas afirmaciones sobre la supremacía estadounidense y su tendencia
poco diplomática de aunar las palabras con los hechos han logrado que la opinión
pública, acostumbrada a que se suela correr un velo decoroso sobre la realidad del
poder, no lo aprecie en absoluto. Para comprender hasta qué punto tiene peso este
ingrediente en el sentimiento pacifista europeo, basta con recordar la sumisión con
que se tomaron los sucesivos bombardeos de Clinton sobre Irak. Si una
Administración Gore o Lieberman estuviese preparando una segunda guerra del Golfo,
la resistencia sería la mitad de la que hay ahora. La aversión actual hacia Bush de los
medios de comunicación y de la opinión pública de la Europa occidental no tiene
ninguna relación con las diferencias reales entre los dos partidos en los Estados
Unidos. Basta con señalar que Kenneth Pollack y Philip Bobbitt, que son
respectivamente el principal exponente práctico y el principal teórico intelectual de la
guerra contra Irak, son antiguos ornamentos del régimen de Clinton. Pero como los
sistemas políticos occidentales tienden a difuminar los contrastes sustanciales de la
política, las diferencias simbólicas de estilo y la imagen pueden adquirir, en
compensación, una rigidez histérica. El Kulturkampf entre demócratas y republicanos
dentro de los Estados Unidos ahora se está reproduciendo entre los Estados Unidos y
la Unión Europea. Es típico que en tales discusiones la violencia de las pasiones
partidistas sea inversamente proporcional a la profundidad de los auténticos
desacuerdos. Pero al igual que en los conflictos entre las facciones azules y verdes del
hipódromo bizantino, preferencias afectivas mínimas pueden tener consecuencias
políticas importantes. La Europa que echa de menos a Clinton -véase cualquier
editorial en The Guardian , Le Monde, La Repubblica o El País-- puede unirse para
rechazar a Bush.
En segundo lugar está el espectáculo. La opinión pública estaba bien preparada para
la Guerra de los Balcanes debido a la masiva cobertura de la prensa y de la televisión
con respecto a las salvajadas étnicas que se estaban cometiendo en la región, que
eran reales y -tras Rambouillet, en un grado considerable- míticas. Las
incomparablemente mayores matanzas de Ruanda, donde los Estados Unidos, por
temor a que los medios de comunicación dejasen de informar sobre Bosnia,
bloquearon la intervención durante el mismo período, fueron totalmente ignoradas. El
sitio de Sarajevo, retransmitido con todo detalle, horrorizó a millones de personas. La
destrucción de Grozny, que sucedió fuera de campo, apenas provocó un encogimiento
de hombros. Clinton la llamó liberación y Blair se apresuró a felicitar a Putin por las
elecciones que ganó por tal motivo. En Irak, la grave situación de los kurdos fue
ampliamente televisada después de la guerra del Golfo, lo cual movilizó a la opinión
pública a favor de la creación de un protectorado angloestadounidense, sin necesidad
de una autorización de las Naciones Unidas. Pero hoy, por mucho que Washington o
Londres declamen las atrocidades de Sadam Husein, por no hablar de sus armas de
destrucción masiva, son invisibles a todos los efectos prácticos para el espectador
europeo. Las sesiones de diapositivas de Powell en el Consejo de Seguridad no tienen
parangón con las imágenes de Bernard-Henri Lévy o de Michael Ignatieff vibrando
ante el micrófono. A falta de imágenes, la liberación de Bagdad deja fría la imaginación
de los europeos.
En tercer lugar, quizás la razón más importante sea el miedo. Los bombardeos aéreos
pudieron llevarse a cabo sobre Yugoslavia en 1996 y de manera continua sobre Irak a
partir de 1991 sin ningún riesgo de represalias. ¿Qué podían hacer Milosevic o
Sadam? Eran blancos fáciles. El atentado del 11 de septiembre alteró este sentimiento
de seguridad. Fue de verdad un espectáculo inolvidable, diseñado para hipnotizar a
Occidente. El objetivo de los ataques eran los Estados Unidos, no Europa. Si bien los
estados europeos, con Gran Bretaña y Francia a la cabeza, participaron en la
respuesta contra Afganistán, para sus poblaciones la guerra se desarrolló en un

572
escenario remoto, y el telón se bajó con rapidez. La perspectiva de una invasión y de
una ocupación de Irak, mucho más grande y más cercana, en el corazón de Oriente
Próximo, donde la opinión pública europea observa con inquietud -pero sin hacer
nada al respecto- que algo va mal en la tierra de Israel, es otra cosa. El espectro de la
venganza por parte de grupos como Al Qaeda o similares en una nueva versión de la
Guerra de los Balcanes ha enfriado a muchos ardientes partidarios del nuevo
'humanismo militar' de finales de los años noventa. Los serbios eran una bagatela:
menos de ocho millones. Los árabes son doscientos ochenta millones y están más
cerca de Europa que de los Estados Unidos, e incluso muchos de ellos en su interior.
Ante la expedición a Bagdad, incluso los militantes leales del New Labour se
preguntan ahora: ¿estáis seguros de que esta vez nos vamos a librar?
Los grandes movimientos de masas no se deben juzgar con rígidas normas lógicas.
Sean cuales sean sus motivos, las multitudes que han protestado contra una guerra
en Irak son un latigazo contra los gobiernos que la promueven. En cualquier caso,
había allí elementos demasiado jóvenes como para haberse comprometido a causa de
los precedentes. Pero si el movimiento desea permanecer deberá desarrollarse más
allá de las limitaciones del club de fans, de la política del espectáculo, de la ética del
miedo. Porque la guerra, si tiene lugar, no se parecerá a Vietnam. Será corta y aguda
y no hay ninguna garantía de que la justicia poética llegará después. Una simple
oposición prudencial a la guerra no sobrevivirá al triunfo, y tampoco lo hará lo que se
escriba a mano sobre su legalidad en una hoja de parra de las Naciones Unidas. Los
diversos jueces y abogados que ahora ponen reparos a la campaña que se avecina
harán las paces con sus comandantes bastante pronto, una vez que los ejércitos
aliados se instalen en el Tigris y Kofi Annan pronuncie uno o dos discursos para hacer
las paces, redactados por los 'negros' del Financial Times , sobre la distensión de la
posguerra. La resistencia, si desea perdurar, deberá encontrar otros principios en qué
basarse. Y puesto que los debates actuales invocan interminablemente a la
'comunidad internacional' y a las Naciones Unidas, como si fuesen un bálsamo contra
la Administración Bush, deberán asimismo comenzar por ahí. He aquí algunas
proposiciones telegráficas que podrían servir de alternativas:
1. No existe ninguna comunidad internacional. El término es un eufemismo de la
hegemonía estadounidense. Se debe a la Administración el que algunos de sus
funcionarios lo hayan abandonado.
2. Las Naciones Unidas no son un lugar de autoridad imparcial. Su estructura, dado
el poder abrumador de las cinco naciones vencedoras de una guerra que tuvo lugar
hace cincuenta años, es políticamente indefendible: comparable históricamente a la
Santa Alianza de principios del siglo XIX, que también proclamó su misión de
preservar la 'paz internacional 'en beneficio de la humanidad'. Mientras que estos
poderes estuvieron divididos por la guerra fría, se neutralizaron unos a otros en el
Consejo de Seguridad y la organización fue inofensiva. Pero ahora que la guerra fría se
ha terminado, las Naciones Unidas se han convertido esencialmente en una pantalla
para la voluntad estadounidense. Supuestamente dedicada a la causa de la paz
internacional, la organización ha emprendido dos guerras importantes desde 1945 y
no ha impedido ninguna. Sus resoluciones son sobre todo ejercicios de manipulación
ideológica. Algunos de sus afiliados secundarios -la UNESCO, la Unctad y otros
similares- hacen un buen trabajo y la Asamblea general es poco dañina. Pero no hay
ninguna posibilidad de reformar el Consejo de Seguridad. El mundo estaría mucho
mejor -sería un conjunto más honorable de estados iguales- sin su presencia.
3. El oligopolio nuclear de los cinco poderes vencedores de 1945 es igualmente
indefendible. El Tratado de no proliferación nuclear es una burla de cualquier
principio de igualdad o de justicia, pues quienes poseen las armas de destrucción
masiva insisten en que todos, excepto ellos, se deshagan de ellas en beneficio de la
humanidad. En el caso de que algunos estados reclamaran tales armas, serían los

573
pequeños, no los grandes, ya que éstas compensarían el poder y la arrogancia de estos
últimos. En la práctica, como era de esperar, estas armas están muy difundidas, y
puesto que los grandes poderes se niegan a desechar las suyas, no hay ninguna razón
para oponerse a que otros las posean. Kenneth Waltz, decano estadounidense de la
teoría de las relaciones internacionales y una fuente impecablemente respetable,
publicó hace mucho tiempo un tranquilo y detallado ensayo, que nunca ha sido
refutado y que se titulaba 'The Spread of Nuclear Weapons: More May Be Better' [La
proliferación de las armas nucleares: más puede ser mejor]. Es una lectura
recomendable. La idea de que no se debe permitir que Irak o Corea del Norte posean
tales armas, mientras que se puede perdonar que Israel o la Sudáfrica blanca sí las
tengan, no tiene base lógica alguna.
4. Las anexiones de territorios -denominadas conquistas en un lenguaje más
tradicional-, cuyo castigo es la justificación nominal del bloqueo impuesto por las
Naciones Unidas a Irak, nunca atrajeron las iras de las Naciones Unidas cuando los
conquistadores eran aliados de los Estados Unidos, sino únicamente cuando eran sus
adversarios. Las fronteras de Israel, a pesar de las resoluciones de las Naciones
Unidas de 1947, por no hablar de 1967, son el producto de conquistas. Turquía se
apoderó de dos quintas partes de Chipre, Indonesia de Timor oriental y Marruecos del
Sahara Occidental, sin que nadie temblara en el Consejo de Seguridad. Los detalles
legales importan sólo cuando los intereses de los enemigos están en juego. En lo que
respecta a Irak, las agresiones excepcionales del régimen baath son un mito, tal como
John Mearsheimer y Stephen Walt -a quienes difícilmente se los puede tachar de
radicales incendiarios- han demostrado recientemente con detalle en su reciente
ensayo publicado en Foreign Policy.
5. El terrorismo, tal como lo practica Al Qaeda, no es una amenaza seria para el statu
quo en ninguna parte. El éxito espectacular del ataque del 11 de septiembre se basó
en la sorpresa -incluso la del cuarto avión- y es imposible de repetir. Si Al Qaeda
hubiera sido una organización fuerte, habría descargado sus golpes en los estados
clientes de Estados Unidos en Oriente Próximo, donde el derrocamiento de un régimen
significaría una diferencia política, más que en los Estados Unidos, donde sólo hizo el
efecto de un pinchazo. Tal como han señalado Olivier Roy y Gilles Keppel, las dos
mejores autoridades en el campo de islamismo contemporáneo, Al Qaeda es el
remanente aislado de un movimiento de masas del fundamentalismo musulmán, cuya
utilización del terror es el síntoma de su debilidad y de su derrota, el equivalente
islámico de la Facción del Ejército Rojo o de las Brigadas Rojas que surgieron en
Alemania y Italia una vez que los grandes levantamientos de estudiante de finales de
los años sesenta se hubieran desvanecido, y que fueron fácilmente reprimidos por el
estado. La total incapacidad de Al Qaeda para organizar un solo atentado mientras
que sus bases estaban siendo destruidas y sus mandos aniquilados en Afganistán,
habla mucho sobre su debilidad. De formas diferentes, la evocación del espectro de
una conspiración enorme y mortal, capaz de golpear en cualquier momento, le hace el
juego tanto a la Administración como a la oposición del Partido Demócrata, pero es un
invento que tiene poco que ver de una u otra manera con Irak, que ni tiene hoy
conexiones con Al Qaeda ni probablemente podrá hacer que la organización reviva si
cae mañana.
6. Las tiranías o el abuso de los derechos humanos, que ahora se utilizan para
justificar intervenciones militares -pasando por encima de la soberanía nacional en
nombre de valores humanitarios- son otra cosa que las Naciones Unidas también
utilizan con criterios no menos selectivos. El régimen iraquí es una dictadura brutal,
pero hasta que atacó a uno de los peones estadounidenses en el Golfo había sido
armado y financiado por Occidente. Su historial es menos sangriento que el del
régimen indonesio, que durante tres décadas fue el pilar principal de Occidente en el
sudeste asiático. La tortura era legal en Israel hasta ayer, abiertamente aceptada por
el Tribunal Supremo. A diferencia de Irak, Turquía, reciente candidata a la entrada en

574
la Unión Europea, ni siquiera tolera la lengua de sus kurdos y, en calidad de buen
miembro de la OTAN, tortura y encarcela sin obstáculo alguno. En cuanto a la 'justicia
internacional', la farsa del Tribunal de la Haya sobre Yugoslavia, puesto que la OTAN
es juez y parte, se amplificará con el Tribunal Penal Internacional, en el que el
Consejo de Seguridad puede prohibir o suspender cualquier acción que no le guste (es
decir, que irrite a sus miembros permanentes).Además, se invita a compañías
privadas o millonarias -Walmart o Dow Chemicals, Hinduja o Fayed, pongamos por
caso- a financiar investigaciones (Artículos 16 y 116). Sadam, en caso de que lo
capturen, seguramente será juzgado por este augusto tribunal. ¿Alguien se imagina
que Sharon o Putin o Mubarak alguna vez lo serán?
¿Cuáles son las conclusiones? Simplemente éstas: maullar sobre la locura de Blair o
la crudeza de Bush sólo sirve para salvar los muebles. Los argumentos contra la
guerra inminente serían más creíbles si se centrasen en la estructura anterior al
tratamiento especial que las Naciones Unidas le otorgaban a Irak, en vez de ocuparse
de la cuestión secundaria de si hay que seguir estrangulando despacio el país o bien
sacarlo rápidamente de su miseria.

¿QUÉ ES LO QUE MOTIVA A PERRY?

James Petras

Perry Anderson ha escrito una polémica crítica de los argumentos de los sectores
liberales del movimiento pacifista. Su crítica del apoyo a las Naciones Unidas y en
particular al Consejo de Seguridad y al Tratado de no proliferación nuclear está bien
argumentada, si bien peca de unilateral. Aparte de sus perspicaces reproches al
campo pacifista liberal, el resto de su polémica adolece de profundos y penetrantes
fallos teóricos, de conceptualización y de realidad. En primer lugar, Anderson hace
caso omiso de la compleja y plural coalición que vincula a antiimperialistas radicales
con pacifistas y con liberales religiosos y seglares.

La discusión que hace Anderson de los preparativos estadounidenses para la guerra


carece de cualquier alusión a un marco teórico digno de este nombre. Su vaga y
escueta mención de la 'hegemonía' estadounidense no funciona. Su reticencia a la
hora de discutir (o incluso de mencionar) el imperialismo estadounidense y las
especificidades de su elite gobernante excluye cualquier comprensión del contexto, de
la radicalización y del crecimiento del movimiento pacifista y, en particular, de su
poderosa vertiente antiimperialista. Anderson se limita al debate entre conservadores
y liberales, que son tanto probélicos como pacifistas y, a continuación, inserta el
movimiento pacifista de masas dentro de estos estrechos límites.

La idea que tiene Anderson del movimiento pacifista está distorsionada por la lectura
del London Times o del Los Angeles Times o por los chismorreos de Beverly Hills. El
movimiento pacifista es una superación de los sectores radicales del movimiento
antiglobalizador, para ser más precisos de su ala anticapitalista. En segundo lugar, un
sector mayoritario del movimiento pacifista (sobre todo fuera de la órbita
angloestadounidense) se opone a la guerra con independencia de cualquier decisión de
las Naciones Unidas, lo cual demuestra su posición crítica con respecto al
comportamiento pasado y presente de las Naciones Unidas. En tercer lugar, en
muchos países, incluidos Inglaterra, Turquía, Italia y Francia, los trabajadores han
iniciado acciones directas -huelgas- o han amenazado con otras acciones para
oponerse a la naturaleza imperialista de la guerra. En el norte de Italia los
sindicalistas y los activistas pacifistas han bloqueado vías férreas que se utilizan para
transportar convoyes cargados de armas. El 14 de marzo, millones de trabajadores

575
españoles organizaron una huelga general contra los preparativos de la guerra.

La fláccida discusión de Anderson sobre los motivos que mueven al creciente


movimiento pacifista es una caricatura del movimiento, más cercana a Paul Wolfowitz
que a las explicaciones dadas por los propios participantes. Según Anderson, la
oposición se basa en la hostilidad cultural hacia los republicanos, en los defectos de la
campaña de propaganda ('espectáculo') de los medios de comunicación adictos a Bush
y en el 'miedo'. Las principales consignas que se gritan en las manifestaciones de todo
el mundo son 'No cambiemos sangre por petróleo', 'Petróleo = Guerra' y otras muchas
variantes del mismo tema, que reflejan la oposición a la guerra que promueve
Washington para quedarse con el petróleo de Irak. Estos eslóganes reflejan un
razonamiento coherente, lógico y exacto, que vincula una guerra imperial con la
búsqueda del control de una materia prima estratégica. Anderson subestima la
repugnancia popular hacia el asesinato en masa, así como la convicción que tienen los
movimientos pacifistas de que millones de iraquíes serán asesinados, heridos o
desplazados. La opinión popular de las masas ha sido capaz de ver a través de la
campaña de propaganda sin precedentes, masiva y homogénea de Bush, Blair, Aznar,
Berlusconi y otros. En vez de reconocer una nueva conciencia crítica pública,
Anderson le reprocha a Bush el que no haya emprendido una campaña de
propaganda mas agresiva y eficaz. Al parecer, Anderson olvida que sólo pueden
proyectar sus imágenes de propaganda durante 24 horas por día.

La cuestión del miedo a la venganza es un factor que influye en el auge del


movimiento pacifista, pero esta inquietud psicológica está ligada tanto a los
sentimientos pacifistas como a los favorables a la guerra. Las razones que encaminan
la condición psicológica hacia una dirección particular -a oponerse a los Estados
Unidos como agresor- son factores políticos, sociales y económicos, el reconocimiento
de que Washington ha falsificado los datos que justifican la guerra, de que no hay
ninguna prueba de que existan amenazas creíbles provenientes de Irak y la sensación
de que los Estados Unidos son la auténtica amenaza terrorista. Ésta es la cuestión en
la mayor parte de los países, en particular fuera del mundo anglosajón. En Corea del
Sur, según encuestas recientes, la mayor parte de la población, tres de cada cuatro
coreanos, considera que los Estados Unidos son una amenaza mayor que Corea del
Norte.

En lo que seguramente será considerado como el argumento logicodeductivo más


absurdo sobre el movimiento pacifista, Anderson aduce que 'en cuestiones de
principios, la posición de la Administración Bush contra sus críticos es inatacable'.
Conforme uno lee con detenimiento el resumen que hace Anderson de las asunciones
en que se basan tales 'principios' , advierte que no logra explicar en detalle el principio
bushiano de la guerra permanente sobre la base de una conspiración planetaria
internacional mundial hoy vigente en 60 países, la doctrina de las guerras
preventivas, las múltiples guerras en Oriente Próximo y la ilógica posición de apoyar
los principios de las Naciones Unidas y de anularlos en la práctica. Si no fuera por lo
mucho que está en juego, resultaría divertido leer la enérgica presentación que hace
Anderson de la guerra 'de principios' de la Administración Bush y su disparatado
resumen de la ilógica e incoherente discusión de la posición pacifista liberal. En sus
esfuerzos por desacreditar los argumentos liberales pacifistas, sin querer -o bien
deliberadamente- intenta abrir una brecha entre la coalición plural que se opone la
guerra. Para lograrlo, su principal arma consiste en un ataque general contra las
Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad y la 'comunidad internacional' como
simples instrumentos de la 'hegemonía' estadounidense. Las generalidades de
Anderson contienen verdades a medias, carecen de cualquier sentido táctico político y
de estrategia y están desprovistas de cualquier idea sobre cómo sobrepasar el
movimiento pacifista más allá de algunas declaraciones poco pertinentes.

576
El punto de partida es la incapacidad de Anderson para entender el comportamiento
político de las Naciones Unidas durante el medio siglo que acaba de transcurrir.
Mientras que los Estados Unidos dominaron las Naciones Unidas durante los años
cincuenta y sesenta, en los setenta se cambiaron las tornas y los Estados Unidos
quedaron en minoría frente a las exigencias de un Nuevo Orden Internacional. Los
Estados Unidos tuvieron que recurrir a su veto para bloquear resoluciones que
afectaban al socio especial de Washington, Israel. Durante los años noventa, la
influencia de los Estados Unidos en las Naciones Unidas alcanzó su punto máximo,
que ha declinado conforme se acercaba la segunda Guerra del Golfo. No cabe duda de
que los Estados Unidos son un poderoso país imperialista con vocación para la
conquista (no para la hegemonía), pero Anderson hace caso omiso de que, hoy,
Washington encuentra oposición en su camino y amenaza con actuar con
independencia de las Naciones Unidas. ¿Cuál es la fuente de este conflicto, rivalidades
interimperialistas, elites gobernantes diferentes? Nunca llegamos a averiguarlo,
porque Anderson, con su lógica sublime, ignora totalmente estas cuestiones y, lo que
es peor, no llega a ver que los conflictos interelititistas son una condición importante
para el avance antiimperialista en ciertas circunstancias. Los treinta millones de
activistas pacifistas incluyen a gente que todavía cree en las Naciones Unidas, que
confían en Chirac y en una resolución de las Naciones Unidas. ¿Acaso debería la
izquierda romper con ellos y debilitar el movimiento o bien debería trabajar junto a
ellos, presentar sus propios argumentos antiimperialistas y profundizar el
conocimiento popular de las causas sistémicas de la guerra?

Está claro que los revolucionarios y los antiimperialistas reformistas han escogido
correctamente el segundo camino, y con mucho éxito, tanto desde el punto de vista
cualitativo como cuantitativo. El movimiento pacifista se está radicalizando, crece por
millones conforme se acerca la guerra y ha llevado a los aliados burgueses e
imperiales hacia una oposición temporal. Incluso si las Naciones Unidas estuviesen
totalmente dominadas, tal como afirma Anderson, han servido de foro para plantear
cuestiones fundamentales y para obligar a los Estados Unidos a exhibir su lado más
oscuro: el chantaje político, las amenazas violentas, la corrupción económica y el
crudo espionaje de representantes de las Naciones Unidas, lo cual no sólo ha afectado
desfavorablemente la imagen de los Estados Unidos, sino que también ha sacado a la
luz los límites de las Naciones Unidas y del Consejo de Seguridad. Las apelaciones a
las Naciones Unidas son demandas de transición, que unen la actual conciencia
moderada antibelicista con una perspectiva antiimperialista más radical, siempre que
la izquierda no renuncie a su posición de principios. La alternativa de Anderson al
movimiento pacifista antiimperialista consiste en abolir el Consejo de Seguridad y en
estudiar las pasadas relaciones de las Naciones Unidas con Irak, lo cual es algo que
carece de importancia frente a un movimiento pacifista de masas correctamente
centrado en el papel del régimen imperial de Washington y en sus actuales
proyecciones militares en Oriente Próximo, un movimiento que pretende profundizar y
explotar las 'ilógicas' y 'contradictorias' posiciones adoptadas por las clases rivales
dominantes y sembrar la conciencia antiimperialista entre los mil millones de
oponentes a la guerra.

577
22 de marzo de 2003

Guerra Genocida: Lecciones para el futuro.

James Petras
Traducido para Rebelión por Juan Antonio Julián
Rebelión

Irak es en estos momentos un infierno. Mientras miles de millones de personas de


todo el mundo observan lo que está sucediendo, millones de irakís se agolpan en
refugios destruidos, mercados, hospitales y escuelas, irradiados por las nuevas armas
de destrucción masiva, abrasados con napalm, volatilizados con bombas gigantes de
9.5 toneladas. Entretanto, se oye la voz de muerte de Donald Rumsfeld declarando a
los periodistas: "Pónganlo como quieran, pero hemos destruido a Sadam Husein". Los
Estados Unidos han destruido las Naciones Unidas como organización internacional
para la resolución pacífica de conflictos, pero no sólo por medio del genocidio en Irak.
Los Estados Unidos no han estado solos, han contado con el apoyo de sus sátrapas de
Gran Bretaña, España, Australia y algunas otras concubinas de América Central, así
como por los hasta ahora respetables y civilizados regímenes de Dinamarca y Países
Bajos. Las tropas y las fuerzas aéreas y navales que lanzan las armas de destrucción
masiva estaban basadas en su mayor parte en países árabes y musulmanes: Bahrain,
Jordania, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Turquía.
Regímenes venales, que, temerosos de sus propios pueblos, prefieren ser un feudo del
Imperio. Los nuevos satélites de Estados Unidos en Europa Oriental – la República
Checa, Bulgaria, Hungría, Eslovaquia, Rumania— han sido cómplices conscientes y
sus corruptos líderes han negociado la sangre iraquí por promesas de préstamos. Al
evaluar la razón del fracaso de las Naciones Unidas para impedir el genocidio
provocado por los Estados Unidos, su fracaso mayor, debemos darnos cuenta de que
dicho genocidio ha sido el último golpe, no el primero. Las primeras grietas en el
edificio de las Naciones Unidas aparecieron con su tolerancia de las intervenciones
militares unilaterales norteamericanas en Panamá y Grenada, pequeños países
marginales sin duda, en los que los EE UU sacaron en conclusión que podían invadir
con total impunidad. De la primera guerra del Golfo, Washington concluyó que podía
utilizar la máxima fuerza militar para subyugar a una nación y prolongar su
sufrimiento como ejemplo para todo el mundo. Los europeos, los japoneses y la mayor
parte de los regímenes árabes dieron su aquiescencia y colaboraron decididamente,
incitando a los señores de la guerra civiles estadounidenses y a los ideólogos de hoy a
elaborar, ya a partir de 1992, documentos que describen la dominación mundial. El
asalto norteamericano a Yugoslavia, la limpieza étnica realizada por los gángsteres
albaneses promovida por el presidente Clinton –y apoyada por Bernard Kouchner,
socialista francés, y Javier Solana, socialista español portavoz de la OTAN— reforzaron
el convencimiento de Washington de su destino como muñidor de naciones clientes en
Europa, a su imagen y semejanza. Luego llegó el momento de Afganistán, con sus
bombardeos terroristas masivos, su intervención militar unilateral al margen de todo
debate en los Estados Unidos o en la OTAN, aprobada por las potencias europeas y los
regímenes musulmanes --una asamblea de jeques-playboys--, monarcas absolutistas,
ex comunistas tratantes de blancas y elegantes diplomáticos de Europa Occidental. A
los ojos de Washington, la construcción del Imperio implica una división del trabajo:
Estados Unidos interviene unilateralmente, nombra un nuevo régimen títere basado
en una alianza de criminales, jefes de tribu y señores de la guerra de diferentes
etnias, se apodera de los grandes contratos de reconstrucción en beneficio de sus
transnacionales, y se hace con el control de todo tipo de recursos estratégicos o rutas
de transporte, y a continuación solicita a Europa que envíe fuerzas militares de policía
del nuevo régimen cliente, que limpie los restos del destrozo y financie la ayuda

578
humanitaria. El fracaso en impedir la intervención militar unilateral estadounidense
en Irak tiene sus antecedentes en anteriores fracasos de la ONU y en el acomodo de
Europa a la conquista imperial norteamericana. Consideraban que cada nueva
conquista constituía un acontecimiento único que no iba a afectar a sus intereses. Si
bien es cierto que los señores de la guerra civiles estadounidenses diseñaron y
promovieron la doctrina de dominación mundial, el apaciguamiento, la indulgencia y
la complicidad europeos que condujeron a la invasión de Irak facilitaron la realización
de ese sueño imperial. Hasta el mismo día de la invasión norteamericana, los
europeos y los inspectores de la ONU facilitaron la conquista de los hombres de
Washington. Todos los miembros del Consejo de Seguridad estuvieron de acuerdo en
que las armas defensivas de Irak constituían la principal amenaza a la paz mundial, y
no la masiva y continua acumulación norteamericana de armas de destrucción masiva
en Oriente Medio, sus declaraciones de intenciones de destrozar Irak, y su apoyo a la
masacre de palestinos por parte de Israel. Las Naciones Unidas desarmaron a Irak e
ignoraron los preparativos militares estadounidenses. El jefe de inspectores, Blix,
insistió en forzar a Irak a destruir armas que eran claramente defensivas. Después del
ataque, Blix mismo ha admitido que los EE UU nunca estuvieron interesados en las
inspecciones, y que se sentían decepcionados cuando los irakís colaboraban con los
inspectores, arrebatándoles así un pretexto para la invasión. Kofi Annan presidió el
embargo de bienes esenciales para el pueblo iraquí e instó a los inspectores a
identificar todos los centros de importancia militar estratégica de Irak. Toda esta
información se transmitió a los miembros del Consejo de Seguridad, proporcionando
con ello valiosos datos a los estrategas militares estadounidenses empeñados en una
rápida conquista de Irak en unas pocas semanas. Si bien la intención de las Naciones
Unidas y la mayoría de miembros del Consejo de Seguridad puede haber sido la de
cuestionar las tácticas imperiales de EE UU y promover soluciones diplomáticas, su
promoción del desarme unilateral iraquí sólo consiguió enardecer a los más agresivos
de entre los estrategas estadounidenses que elaboran las políticas de ese país, que
estimaban que un Irak debilitado era un blanco más fácil, que provocaría menos bajas
estadounidenses, y que ofrecería mayores oportunidades de despedazar el país en una
serie de mini feudos dirigidos por un general de EE UU. La única vía verdadera hacia
la paz pudo haber sido un plan de paz de la ONU que incluyera el desame mutuo de
armas de destrucción masiva en Oriente Medio. Pero en ninguna de sus sesiones se
mencionó siquiera un plan de este tipo, por cuanto implicaba que los miembros del
Consejo de Seguridad en la oposición realizasen una evaluación crítica de su pasado
apoyo a las conquistas militares de EE UU. En el último momento, la ONU se opuso al
genocidio norteamericano, pero para entonces el genio ya se había escapado de la
botella, se había permitido a Israel asesinar impunemente, y se había ignorado la
lógica imperialista de guerra y dominación mundial. ¿Y ahora, qué? La comprensión
más profunda y cabal de esta guerra estadounidense se halla en los millones de
personas que se manifiestan en las calles, no en los pérfidos pasillos de unas
impotentes Naciones Unidas. Las redes internacionales emergentes están creando
unas nuevas "naciones unidas" desde abajo, sin apaciguadores, cómplices y
diplomáticos que debaten sobre la paz de los cementerios. Los cientos de millones de
personas en todo el mundo que se vuelven hacia sus propios líderes: activistas
sindicales, pacifistas, líderes religiosos progresistas y líderes comunitarios. Es decir,
ciudadanos corrientes. Algunos países están aprendiendo la lección de que la
debilidad militar sólo es un incentivo para la agresión norteamericana. Irán, según los
representantes de Israel en la Casa Blanca, Wolfowitz, Feith y Perle, es el nuevo
blanco de una "guerra preventiva". Esperemos que Irán y el resto del mundo aprendan
la lección de Irak y el fracaso de las Naciones Unidas: la solidaridad internacional y la
disuasión militan pueden elevar los costes de la guerra más allá de los cálculos de los
mercaderes de guerras de Washington.

579
2 de abril de 2003
Ayuda humanitaria y medios de comunicación
Guerra total: Resistencia

James Petras
Rebelión

A medida que se prolonga la guerra contra Irak, que crece la resistencia iraquí civil y
militar, que los ataques de la guerrilla y las milicias se hacen más audaces, y que las
bajas británico-estadounidenses aumentan y las líneas de suministro pierden
consistencia, el mando civil y militar estadounidense desarrolla su escalada bélica. De
una ofensiva rápida basada en las fuerzas terrestres, ideada por Donald Rumsfeld, se
pasa a la campaña de bombardeos aéreos sostenidos desarrollada durante la primera
guerra del Golfo y conocida como "doctrina Powell". El bombardeo terrorista de
blancos civiles se ha hecho rutinario y sus objetivos son las grandes concentraciones
de civiles, especialmente a la luz del día, y los populosos mercados. Se ordena al
ejército realizar misiones de "búsqueda y destrucción" (search and destroy), de infame
recuerdo en Vietnam, centradas en la localización y destrucción de hogares, escuelas,
hospitales y de cualquier habitante de zonas en las que se sospeche que puedan
albergarse "fuerzas enemigas". En un país en el que se ha demostrado que más del
90% de la población es hostil a la invasión norteamericana, la política de "búsqueda y
destrucción" hace explícita la naturaleza genocida de la guerra. Las consecuencias del
bombardeo británico-estadounidense de blancos civiles desde el aire serán más
atentados con coches bomba iraquíes en tierra. La guerra total de los EE UU contra la
decidida resistencia de todo el pueblo iraquí ha convertido este conflicto en una
"guerra popular" internacional contra la conquista imperialista. Su expresión más
llamativa es el resurgimiento masivo de la solidaridad panárabe en todo el mundo
árabe, y más allá de éste. Desde los días del líder egipcio Gamal Abdel Nasser no
había habido tantos millones de ciudadanos árabes en las calles, expresando su
solidaridad e inspirándose en la heroica resistencia popular iraquí. El surgimiento de
este panarabismo ha producido un profundo movimiento democratizador de las
naciones árabes: han surgido en toda la región emisoras independientes de televisión,
y periódicos semioficiales egipcios y de otros países se han desvinculado de los
gobiernos y han denunciado la agresión norteamericana y a los gobiernos
colaboradores árabes. El plan imperial de George Bush de colonización del Oriente
Próximo ha tenido el efecto opuesto: el poderoso, creciente e independiente
movimiento panárabe amenaza con cimentar una vibrante sociedad civil, compuesta
de ciudadanos antiimperialistas activos y capaces de derrocar a sus corruptos
regímenes pro estadounidenses y cerrar las bases militares norteamericanas. A
medida que se extiende y profundiza el movimiento panárabe, los gobiernos árabes
clientes de Washington y aliados encubiertos suyos comienzan a sufrir divisiones.
Siria permite la entrada de alimentos y armas ligeras en Irak; Jordania, Arabia Saudí
y los Emiratos Árabes Unidos, amenazados por protestas masivas y por la hostilidad
activa de toda su población, reprimen y retroceden. Miles de voluntarios árabes,
exilados y emigrantes iraquíes, y ciudadanos no iraquíes forman brigadas
internacionales y cruzan las fronteras para unirse a la resistencia iraquí. En los
países occidentales, a medida que los movimientos masivos manifiestan su oposición a
gran escala, los enfrentamientos cotidianos y la desobediencia civil, la división
comienza a manifestarse entre las élites gobernantes. En Gran Bretaña, el ex ministro
laborista de Asuntos Exteriores Robin Cook ha presentado su dimisión; en España,
uno de los protectores políticos más antiguos de Aznar, Félix Pastor Ridruejo, rompe
con el Gobierno, y le sigue un buen número de cargos locales; en los EE UU, el sólido
apoyo a la guerra de los líderes religiosos y las organizaciones judías se cuartea, y los

580
judíos contrarios a la guerra cuestionan las posiciones de los principales mecenas del
grupo de Bush y del influyente lobby judío que lo apoya. El 27 de marzo, un grupo de
líderes de negocios formado por europeos y norteamericanos, reunido en Bruselas,
denunció el unilateralismo de EE UU y sometieron a Alan Larson, alto asesor
económico de Colin Powell, a un severo interrogatorio en el European Policy Center.
Los líderes empresariales europeos se sentían particularmente ofendidos por la
decisión de otorgar a empresas estadounidenses los jugosos contratos
multimillonarios de reconstrucción de Irak y excluir de los mismos a las empresas
europeas. Incluso empresarios norteamericanos se unieron a las críticas, quejándose
de que solo se habían seleccionado empresas pertenecientes a la camarilla del
vicepresidente Cheney y del secretario de Defensa, Rumsfeld. Mientras las élites
empresariales occidentales se disputan los despojos de la guerra, los gobiernos
europeos opuestos a la guerra unilateral estadounidense han vuelto, parcialmente, a
su posición subalterna. El 27 de marzo, Francia, Alemania y Bélgica se unieron a
otros 22 países en el rechazo a una moción de convocatoria de una sesión especial del
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, con el fin de
examinar la situación humanitaria y de derechos humanos del pueblo de Irak bajo el
salvaje ataque de las fuerzas de EE UU. En la Asamblea General y el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas no se adoptó ninguna resolución concreta de
condena sobre el homicidio de civiles iraquíes, a pesar de las demandas de 80
representantes nacionales, el primer día de sesiones. Mientras millones de personas
fuera de la ONU condenan la guerra, la ONU guarda silencio, lo cual demuestra que la
lucha contra la guerra es básicamente un asunto extraparlamentario. El giro a la
derecha del gobierno francés es totalmente evidente en lo relativo a la cuestión de la
ayuda humanitaria. El 27 de marzo, Dominique de Villepin, ministro de Asuntos
Exteriores, pidió una rápida reanudación del programa de las Naciones Unidas de
"petróleo por alimentos", con el fin de proporcionar ayuda humanitaria a Irak, y
añadió que los EE UU podrían administrar un Irak ocupado "bajo el paraguas
legitimador de la ONU". Afirmó que la ONU debería aprobar, aunque no las gestionase,
las operaciones humanitarias en el Irak de la posguerra. Resulta evidente que los
gobiernos europeos aceptan la conquista de Irak, si bien esperan poder asegurarse
una parte de sus riquezas en petróleo tras haber hecho ostentación de su oposición. A
primera vista, el asunto de la ayuda humanitaria parece sencillo; se trata de
proporcionar alimentos, agua y cobijo a 23 millones de iraquíes cuyos medios de vida,
y sus propias vidas, han sido destruidas por la guerra de EE UU. Sin embargo, las
políticas de la ayuda humanitaria tienen un alcance mucho mayor y plantean varias
preguntas fundamentales. Por ejemplo, si la ayuda humanitaria ha de ser un
instrumento de guerra y conquista o bien una ayuda a las víctimas de una guerra
criminal. O si la ayuda humanitaria es realmente una ayuda. Y también, quién ha de
administrarla y cuál será el destino final de la ayuda y en qué condiciones se
distribuirá. En primer lugar, no es realmente una "ayuda". Su origen son los ingresos
que proporciona la explotación y venta del crudo iraquí que ha sido confiscado por la
ONU y los EE UU. No es aceptable calificar de acto "humanitario" lo que no es sino la
devolución de una parte de la riqueza robada a un país victimizado. La ayuda
humanitaria durante y después de la guerra solo está destinada a los territorios
ocupados por los EE UU, y se les ofrece a las ciudades controladas por los iraquíes a
condición de que se rindan. Eso no es ayuda, es chantaje. En las actuales
circunstancias, la ayuda humanitaria forma parte de la estrategia de sitio de los EE
UU: matar de hambre y bombas a la población civil. El cerco militar y el bombardeo de
mercados e instalaciones depuradoras provoca hambre, sed y la muerte lenta de
millones de personas. La ayuda humanitaria es pues un modo de quebrar la
resistencia de los sectores más vulnerables y debilitados de la población. En la
posguerra, la ayuda humanitaria será un medio de legitimación de lo que Villepin
llama la "solidaridad transatlántica" y del dominio colonial de EE UU. Una auténtica
política de ayuda humanitaria debería incluir contribuciones de la ONU, además del

581
programa de "petróleo por alimentos"; debería incluir un alto el fuego que permitiera
que la ayuda humanitaria llegase a la población civil, especialmente a la población
cercada en pueblos y ciudades. La ayuda humanitaria debería entregarse a los
funcionarios iraquíes, la Media Luna Roja y las organizaciones de la sociedad civil
para su distribución, y no debería ir "etiquetada" con fines propagandísticos. Bush ha
aprobado la iniciativa de la ONU en materia de ayuda humanitaria, pero la ONU no se
ha puesto en contacto con ninguno de los programas que se ocupan de las víctimas en
las ciudades controladas por la resistencia iraquí. Una de las razones principales de
que el asunto de la ayuda humanitaria no se comprenda cabalmente se debe al papel
que desempeñan los controlados medios de comunicación británico-estadounidenses,
y sus equivalentes europeos, japoneses y latinoamericanos. La clave que permite
comprender el papel de dichos medios en la guerra de propaganda es el análisis de lo
que Washington llama "periodistas incrustados" (embedded reporters), es decir,
profesionales integrados en las unidades británico-estadounidenses que atacan las
ciudades iraquíes, y que están sujetos a la censura del mando militar. A los
periodistas independientes que trabajan por cuenta propia no se les permite
acompañar a las fuerzas invasoras. El resultado es la exclusión de toda información
relativa a las matanzas perpetradas por las fuerzas estadounidenses y de las fotos de
civiles mutilados y muertos en las calles y hospitales de Bagdad y Basora. Lo que se
publica es propaganda británico-estadounidense: noticias de inexistentes ciudades
capturadas; levantamientos populares que no han tenido lugar, como el supuesto de
Basora; y niños iraquíes que reciben dulces de manos de los soldados
estadounidenses. El Daily Mirror, de Londres, fue el único diario británico o
estadounidense que publicó la foto de dos soldados iraquíes decapitados, junto a una
bandera blanca de rendición desgarrada, mientras soldados "aliados" observaban a
sus víctimas. Los militares estadounidenses celebran el éxito de los "periodistas
incrustados", que refuerzan la fe de los que están a favor de la guerra en EE UU y
Gran Bretaña, y cuyos "reportajes en directo desde la zona de guerra" son utilizados
como propaganda destinada a convencer a los indecisos sobre la "autenticidad" de la
guerra... tal como la entienden los generales conquistadores y los oficiales con mando
de tropa. Estos medios de comunicación amplifican y difunden la propaganda de
Bush/Blair sobre malos tratos a los prisioneros entrevistados en la televisión iraquí,
olvidando los miles de prisioneros afganos y árabes que murieron sofocados y fueron
asesinados en contenedores metálicos tras su rendición a las fuerzas de EE UU y la
Alianza del Norte, o a los cientos de prisioneros que mantienen en Guantánamo
esposados, con los ojos vendados y recluidos en jaulas. Los periodistas que
acompañan a las unidades repiten como cotorras la propaganda estadounidense sobre
prisioneros maltratados, pero callan todo sobre las recientes órdenes de "búsqueda y
destrucción", que tienen por blanco los civiles iraquíes, y las de "no hacer prisioneros".
La noción de "periodistas incrustados" –es decir, la incorporación formal de los
periodistas como parte integrante de la maquinaria de propaganda militar—
representa un ataque a la libertad de presa en las sociedades de EE UU y el Reino
Unido. La guerra imperialista ha encontrado en Irak una resistencia masiva, y los
costes políticos y económicos de la guerra han incrementado la oposición interior a la
misma. El presidente Bush declara que la guerra continuará indefinidamente y los
señores de la guerra estadounidenses admiten que no hay un final próximo a la vista.
Los gobiernos de España y Gran Bretaña sufren un aislamiento terrible en sus propios
países. Algunos de los medios de comunicación favorables a la guerra se pasan a la
oposición (El País, en España; el Daily Mirror, en Gran Bretaña; y hasta, por primera
vez, el New York Times ha publicado algunos artículos críticos). Sin embargo, la guerra
está poniendo de manifiesto el aumento del autoritarismo en los países que apoyan a
EE UU. Los medios ignoran a la gran mayoría de los ciudadanos que están contra la
guerra, y Bush limita sus apariciones en público a las bases militares. Los aliados
euroamericanos se reúnen en una remota isla del Atlántico, temerosos del rechazo
masivo de la población. Las decisiones se adoptan en el seno de camarillas de

582
confianza y se excluye a los parlamentarios, las cámaras de diputados y la sociedad
civil. El espacio civil se militariza. A medida que la resistencia iraquí continúa y que la
campaña terrestre se encalla; a medida que la oposición nacional crece y el
panarabismo cobra vida, los extremistas descontrolados de la Casa Blanca preparan
una "solución final" --en consulta con los expertos militares israelíes sobre una
solución como en Jenin— a base de la destrucción masiva con bulldozers, el uso de
helicópteros artillados y bombardeos de saturación de toda la población de Bagdad.
Sin embargo, la resistencia iraquí es mayor y tiene más armamento que los palestinos,
y, además de contar con el apoyo de decenas de millones de manifestantes en Europa
y América del Norte, cuentan con la "calle árabe", que ha comenzado a agitarse. ¿Qué
va a llegar primero: la caída de Bagdad, el derrocamiento popular de los gobiernos
clientes o el colapso de la democracia occidental? ¿Traerán las nuevas guerras nuevos
movimientos revolucionarios? Luchemos contra aquéllas para hacer posibles éstos.
2003 es un año para vivir peligrosamente, un año de crímenes contra la humanidad y
de resistencia heroica; es una ocasión de rechazar la guerra y ampliar nuestra
solidaridad con el pueblo iraquí en ésta su hora de la verdad

583
2 de abril de 2003

Manifiesto para un boicot económico global


contra el imperio

James Petras y Manuel Talens

Por fin, con la predestinación inevitable de una tragedia griega, los guerreros
homicidas de Washington han sembrado de muerte la tierra milenaria de Irak. Nada
parece detenerlos en su sed de venganza, ni el enérgico antagonismo de algunos
gobiernos europeos ni la oposición del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
ni, menos aún, el espectacular despliegue de manifestaciones pacifistas en todo el
planeta. Se ha hablado mucho durante las últimas semanas del carácter ilegal de esta
guerra obscena, que contraviene explícitamente el derecho internacional, pero tal
argumento, por muy innegable que sea, sólo sirve para dejar al descubierto de manera
expresa el principio histórico inamovible de que la gestión de los asuntos del mundo
no se ha guiado nunca por la ley, sino por el poder del más fuerte. Lo demás, las
sociedades de naciones, los tribunales internacionales, las declaraciones de derechos
humanos, en suma, las bellas palabras, son sólo la retórica que envuelve la realidad
con una cortina de humo, pues cada vez que se invocan tales principios para frenar
acciones contrarias al bien común la respuesta es invariable: la violencia. Es un
hecho conocido que los imperios nacen, florecen y terminan por declinar. Le sucedió a
Roma, a España y a Inglaterra. Hoy, los Estados Unidos de América ocupan el lugar
que éstos dejaron vacío. Su manera de gobernar no ha cambiado. Sí, en cambio, la
retórica. Ahora ya no se trata de civilizar naciones salvajes ni de convertirlas a la fe de
Dios, sino de imponerles a sangre y fuego su peculiar sentido de la democracia o
liberarlas del dictador de turno, argucias que dejan como botín el control de recursos
naturales ajenos que Washington necesita para sobrevivir. Con tales fines, el imperio
actual se ha dotado del arsenal armamentista más descomunal de todos los tiempos y
no duda en emplearlo cada vez que le conviene. La agresión contra Irak es el último
ejemplo. Las armas, sin embargo, son sólo la vanguardia que desbroza el camino para
que las tropas civiles avancen sin dificultad y ocupen posiciones estratégicas, ya que
el objetivo final de este imperio no es la violencia en sí misma, sino el dominio
absoluto de la economía global. Dichas tropas civiles son las compañías
multinacionales estadounidenses –la industria ideológica de lo audiovisual, con
Hollywood a la cabeza, ocupa un lugar especial–, más mortíferas a la larga que las
bombas, pues producen poco a poco un insidioso cambio cultural en los países
colonizados y los convierten en lacayos inconscientes y serviles del poder. Rebelión ya
ha lanzado al ciberespacio la idea de un boicot económico global contra los Estados
Unidos (www.rebelion.org/economia/030325boicot.htm ). Estas líneas nacen con la
voluntad explícita de convertirse en el manifiesto de dicha idea y apelan a las gentes
de bien –que son la mayoría de la humanidad– a boicotear de forma selectiva y en la
medida de sus posibilidades los productos estadounidenses de carácter imperialista,
desde los restaurantes de comida rápida a las bebidas en lata, desde las películas que
difunden la propaganda imperial a los automóviles que enriquecen la industria de
Detroit, desde las tarjetas de crédito a los electrodomésticos, desde las poderosas y
dictatoriales discográficas a las petroleras que venden gasolina manchada de sangre.
Los Estados Unidos obtienen un enorme porcentaje de beneficios en los mercados
situados fuera de su territorio. A largo plazo, la mejor manera de hacer mella en su
economía parasitaria y de contribuir a la paz consiste en negarse a comprar productos
del imperio. El cambio en los hábitos de consumo no ha de ser circunstancial, sino
mantenido, definitivo. A partir de ahora, les corresponde a los esforzados militantes
antiimperialistas de cualquier cultura la difusión de este manifiesto, su traducción a
las diversas lenguas, la elección cuidadosa de los productos estadounidenses

584
considerados como objetivo de boicot y la difusión de la consigna por los cuatro
puntos cardinales. ¡A trabajar, compañeros!

585
04 abril 2003

Guerra total:
Resistencia, ayuda humanitaria y medios
masivos

James Petras / LA JORNADA

A medida que se prolonga la guerra contra Irak, que la resistencia civil y militar iraquí
se intensifica, que los ataques de guerrilleros y milicianos se vuelven más audaces,
que las bajas militares angloestadunidenses aumentan y las líneas de abastecimiento
se vuelven más ralas, el comando civil-castrense de Estados Unidos incrementa la
intensidad de la guerra y pasa de la ofensiva rápida terrestre promovida por Rumsfeld
a la campaña aérea sostenida que se desarrolló durante la primera guerra del Golfo, a
la "doctrina Powell".
El bombardeo de civiles se ha vuelto rutinario, tomando como objetivo grandes
concentraciones de civiles, en particular a la luz del día, y barrios de comercio. Las
fuerzas militares reciben órdenes de llevar a cabo misiones de "búsqueda y
destrucción", tristemente célebres en Vietnam, cuyo enfoque es localizar y destruir
hogares civiles, escuelas, hospitales y a cualquier poblador de áreas en las que se
sospecha que se refugian "fuerzas enemigas". En un país en el que se ha demostrado
que más de 90 por ciento de la población es hostil a la invasión estadunidense, la
política de "búsqueda y destrucción" hace explícita la naturaleza genocida de la
guerra. Las consecuencias del bombardeo angloestadunidense de blancos civiles
desde el aire significan más coches bombas iraquíes desde tierra. La guerra total de
Estados Unidos contra la decidida resistencia de todo el pueblo iraquí ha convertido
esto en una "guerra de la gente" de todas las naciones contra la conquista imperial.
La expresión más impactante es el renacimiento masivo de la solidaridad en todo el
mundo árabe y, por supuesto, más allá. Desde los días del líder egipcio Abdel Nasser
no se habían visto tantos millones de ciudadanos árabes en las calles, expresando
solidaridad y tomando inspiración de la heroica resistencia popular iraquí. El
levantamiento panárabe ha conducido a un profundo movimiento hacia la
democratización de las naciones árabes: por toda la región surgen nuevas estaciones
independientes de televisión, los periódicos semioficiales en Egipto y en otras partes
han roto con sus regímenes y denunciado la agresión estadunidense y a los regímenes
colaboracionistas árabes. El plan de Bush de colonizar Medio Oriente se ha vuelto en
su contra: el movimiento panárabe independiente, que gana cada vez más adeptos y
poderío, amenaza con echar los cimientos de una vibrante sociedad civil, ciudadanos
activamente antimperialistas capaces de derrocar a sus corruptos gobernantes pro
estadunidenses y expulsar las bases militares del Pentágono.
A medida que este movimiento panárabe se extiende y profundiza, los regímenes
clientes de Washington y los aliados encubiertos comienzan a dividirse. Siria permite
que fluyan alimentos y armas ligeras hacia Irak. Jordania, Saudiarabia y los estados
del Golfo, al verse amenazados por las protestas masivas y la hostilidad activa de sus
pueblos, rectifican y retroceden. Miles de voluntarios árabes, exiliados iraquíes,
emigrantes y no iraquíes forman brigadas internacionales y cruzan las fronteras para
unirse a la resistencia en Irak.
En Occidente, a medida que los movimientos de masas llevan su oposición hasta los
enfrentamientos en gran escala y la desobediencia civil, ocurren fracturas en las elites
gubernamentales. En Inglaterra renuncia el ex ministro de Exteriores del Partido
Laborista, Robin Cook; en España, el que fue durante años mentor político de Aznar
rompe con el régimen junto con decenas de funcionarios locales. En Estados Unidos

586
se resquebraja el sólido apoyo que brindaban a la guerra los líderes y organizaciones
religiosas judíos, porque judíos opuestos a la guerra confrontan las posiciones de los
recaudadores de aportaciones políticas y los influyentes judíos derechistas del
régimen de Bush.
El 27 de marzo, dirigentes empresariales europeo-estadunidenses reunidos en
Bruselas denunciaron el unilateralismo estadunidense y sometieron a un severo
interrogatorio a un importante asesor económico de Colin Powell en el Centro Europeo
de Políticas. Los empresarios estaban particularmente indignados porque los
contratos multimillonarios de posguerra para la reconstrucción de Irak se otorgaron a
empresas estadunidenses y se excluyó a las europeas. Incluso las elites empresariales
estadunidenses se quejaron de que sólo empresas cercanas a la camarilla de Cheney y
Rumsfeld fueron escogidas.
Mientras las elites empresariales de Occidente se disputan los despojos de la guerra,
los regímenes europeos que se opusieron a la agresión unilateral de Washington han
vuelto en parte a su posición subordinada. El 27 de marzo Francia, Alemania y Bélgica
se unieron a otros 22 países para derrotar una moción dirigida a convocar a una
sesión especial de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en la cual se
examinaría la situación humanitaria del pueblo iraquí sometido a la salvaje agresión
de Washington. Ni en la Asamblea General ni en el Consejo de Seguridad se prevé la
adopción de resoluciones que condenen la matanza imperialista de civiles iraquíes,
pese a los 80 oradores que desfilaron en el primer día de sesiones. Mientras miles de
millones de personas fuera de la ONU condenan la guerra, la organización guarda
silencio. Esto demuestra que la lucha antibélica es esencialmente una batalla
extraparlamentaria.
El giro del régimen francés a la derecha es más evidente en las políticas de "ayuda
humanitaria". El 27 de marzo Dominique de Villepin, ministro francés del Exterior, se
manifestó por una rápida restauración del programa Petróleo por Alimentos de la ONU
para dar ayuda humanitaria a Irak. Sostuvo que Estados Unidos podía administrar el
Irak ocupado "bajo la sombrilla de la ONU para darle legitimidad". Afirmó que la ONU
debería aprobar operaciones humanitarias en el Irak de posguerra, aunque no las
administre. Está claro que los regímenes europeos aceptan la conquista
estadunidense de Irak, pero tienen la esperanza de asegurarse parte de la riqueza
petrolera después de haber expresado oposición a la guerra.
En la superficie, el tema de la ayuda humanitaria parece sencillo: proporcionar
alimentos, agua y refugio a 23 millones de iraquíes cuyas vidas y medios de
subsistencia han sido destruidos por la guerra estadunidense. Pero las políticas de
ayuda humanitaria van mucho más a fondo y plantean preguntas fundamentales.
¿Será la ayuda humanitaria un instrumento de guerra y conquista, o es un apoyo
desinteresado a las víctimas de una guerra criminal? ¿La ayuda humanitaria es ayuda
de verdad? ¿Quién la entregará, cuál es su destino y bajo qué condiciones?
En primer lugar no es realmente "ayuda": la fuente de la "ayuda" se deriva de la
explotación y venta del petróleo iraquí que ha sido confiscado por Estados Unidos y la
ONU. Malamente puede ser un acto "humanitario" devolver una porción de la riqueza
robada a un país victimado. La ayuda humanitaria durante la guerra y después de ella
está destinada sólo a los territorios ocupados por Estados Unidos y se ofrece a las
ciudades y pueblos controlados por el gobierno iraquí a condición de que se rindan.
No es ayuda, sino chantaje. Bajo las circunstancias actuales la ayuda humanitaria es
parte de la estrategia del sitio estadunidense: bombardear y matar de hambre a la
población civil. El cerco militar y el bombardeo de zonas comerciales y fuentes de agua
provocan hambre, sed y muerte lenta a millones de personas. La ayuda humanitaria
se ofrece, pues, para destrozar la resistencia del sector más vulnerable y debilitado de
la población. En el periodo de posguerra esta ayuda se utilizará para legitimar lo que
De Villepin llama la "solidaridad trasatlántica" y el dominio imperial estadunidense.
Una verdadera política de ayuda humanitaria incluiría contribuciones de la ONU:
además del programa Petróleo por Alimentos, un cese del fuego para permitir el envío

587
de ayuda a toda la población civil, en especial a la de pueblos y ciudades sitiados. La
ayuda humanitaria debería entregarse a funcionarios iraquíes, a la Media Luna Roja y
a grupos de la sociedad civil para que la distribuyan y no debe ser "etiquetada" con
fines de propaganda. Bush aprobó la iniciativa de la ONU de ayuda humanitaria, pero
la ONU no ha hablado de ninguna política verdadera de ayuda humanitaria que
atienda a las víctimas en las ciudades controladas por la resistencia iraquí.
Una de las principales razones por las que temas como la ayuda humanitaria no se
entienden apropiadamente es el papel de los medios masivos controlados por los
angloestadunidenses y sus contrapartes en Europa, Japón y América Latina. La clave
para entender el papel propagandístico de estos medios es examinar a los que
Washington llama "reporteros incrustados": periodistas integrados con las fuerzas que
atacan ciudades iraquíes y sujetos a censura del comando militar. A los periodistas
que trabajan por su cuenta o para medios independientes no se les permite
acompañar a las fuerzas invasoras. El resultado es la exclusión de reportes sobre las
masacres estadunidenses y de fotografías de civiles muertos y mutilados en las calles
y hospitales de Bagdad y Basora. Lo que se publica es propaganda
angloestadunidense, referente a la captura de ciudades que no existen, a
levantamientos populares ficticios en Basora y a niños iraquíes que reciben caramelos
de los soldados estadunidenses. El Daily Mirror de Londres fue el único diario que
publicó la foto de dos soldados iraquíes decapitados al lado de una andrajosa bandera
de rendición mientras los soldados "aliados" miran a sus víctimas. El Pentágono
celebra el éxito de sus "reporteros incrustados", que refuerzan las convicciones de
quienes en Estados Unidos y Gran Bretaña están en favor de la guerra, pues sus
"reportes directos desde la zona de guerra" sirven de propaganda para convencer a los
indecisos de la "autenticidad" de la acción armada... según la experimentan a través
de los ojos y bocas de los generales y oficiales del ejército conquistador. Los medios
amplifican y diseminan la propaganda de Bush/Blair sobre los abusos cometidos con
prisioneros entrevistados por la televisión iraquí, olvidándose de los miles de
prisioneros afganos y árabes que fueron sofocados y asesinados en contenedores de
metal después de haberse rendido a la Alianza del Norte, apoyada por Washington, o
de los cientos de prisioneros maniatados, enjaulados y vendados de los ojos en
Guantánamo. Los reporteros incrustados repiten como loros la propaganda
estadunidense que habla de abusos a prisioneros, pero no informan sobre las
recientes órdenes de "búsqueda y destrucción" que abarcan a todos los civiles iraquíes
con la consigna de "no tomen prisioneros". La noción de "reporteros incrustados" -es
decir, la incorporación formal de los periodistas como parte de la maquinaria
propagandística- representa un asalto general a la libertad de prensa en la sociedad
angloestadunidense.
La guerra imperialista ha encontrado oposición masiva en Irak, y los costos políticos y
económicos han incrementado la oposición doméstica. El presidente Bush declara que
la guerra continuará indefinidamente. Los señores estadunidenses de la guerra
reconocen que no habrá un fin rápido. Los regímenes de España y Gran Bretaña están
en terrible aislamiento doméstico. Algunos medios pro bélicos se están yendo hacia la
oposición: El País en España, el Daily Mirror en Inglaterra, y por primera vez hasta el
New York Times ha publicado algunos artículos críticos. Pero la guerra está
demostrando el profundo crecimiento del autoritarismo en regímenes que apoyan a
Estados Unidos. Washington desprecia a la vasta mayoría de ciudadanos que se opone
a la guerra; Bush limita sus reuniones públicas a las bases militares. Los aliados
angloestadunidenses se reúnen en una isla remota del Atlántico, temerosos del
rechazo público masivo. Las decisiones son tomadas por una camarilla de gente de
confianza: los parlamentos y la sociedad civil quedan excluidos. El espacio civil está
militarizado.
A medida que prosigue la resistencia iraquí y el terreno de la campaña militar se
empantana, que la oposición doméstica crece y el panarabismo se vuelve realidad, los
extremistas sin control de la Casa Blanca miran hacia la Solución Final -consultan con

588
los expertos militares israelíes sobre una "solución tipo Jenin"-: la destrucción masiva
con bulldozers, helicópteros artillados, bombardeo rasante de toda la población civil de
Bagdad. Pero la resistencia iraquí es más fuerte y está mejor armada que los
palestinos, y cuenta con el apoyo de decenas de millones de manifestantes en Europa
y Norteamérica: la "calle árabe" empieza a movilizarse. ¿Qué vendrá primero: la
captura de Bagdad, el derrocamiento popular de regímenes clientes, el colapso de la
democracia occidental? ¿Vendrán en consecuencia nuevas guerras o nuevos
movimientos revolucionarios?
Lucharemos contra las primeras y actuaremos para propiciar los segundos. Este 2003
es un año para vivir en peligro: de crímenes contra la humanidad y de heroica
resistencia; es hora de no rehuir la lucha y de extender nuestra solidaridad hacia el
pueblo iraquí en éste, su momento de la verdad.

Traducción: Jorge Anaya

589
10 de abril de 2003

Irak: La ironía de la Historia

James Petras - 5 de abril de 2003


Traducido para Rebelión por Alberto Villalba

Entre las mentiras y distorsiones más insidiosas que los regímenes de Bush y Blair y
sus medios de comunicación de masas han inventado para justificar esta guerra
genocida está la idea de que el pueblo iraquí acogería a los invasores como liberadores
y que (especialmente los chiítas) se sublevarían para derribar el régimen de Saddam
Hussein. Cuando nada de eso ocurrió –la población iraquí es hostil a los invasores– la
campaña de los medios de comunicación angloamericanos dijo que se debía a su
miedo al ejército iraquí, a los mandos del partido Baaz y a la milicia local. Los medios
siguieron describiendo al pueblo iraquí como ‘aterrorizado’ por Saddam Hussein y
esperando a que EEUU destruyese su régimen antes de expresar sus ‘verdaderos
sentimientos’ de gratitud a los invasores, sus tanques, misiles y bombas de
fragmentación.
La teoría de los medios occidentales y de los generales y políticos angloamericanos era
que había una distancia insalvable entre Saddam Hussein, el Estado iraquí y el
‘pueblo’, lo que llevaría a un colapso del ejército, una vez que las fuerzas armadas
angloamericanas conquistasen las ciudades y pueblos. El registro histórico y la
realidad empírica refuta todas las propuestas del mando militar de EEUU.
Primero, la guerra no condujo a ninguna división ni abandono dentro de las Fuerzas
Armadas o entre los dirigentes políticos de Irak, pese a que las unidades militares
estaban descentralizadas y frecuentemente aisladas del mando de Bagdad.
Segundo, no hubo ningún levantamiento popular contra el régimen iraquí durante los
primeros días de la invasión estadounidense ni cuando los invasores entraron en las
ciudades. Por el contrario, la resistencia más eficaz y consistente en el sur de Irak
contra esos invasores fue la milicia popular y las fuerzas guerrilleras que incluían, en
su mayoría, a civiles y ciudadanos desconectados con la Guardia Republicana
Especial o el ejército regular.
El tremendo bombardeo de Basora y el asedio británico de la ciudad se debieron a que
los ciudadanos, la milicia y los soldados lucharon juntos –no por la coacción de
Saddam Hussein– sino porque eran patriotas iraquíes defendiendo a sus familias, sus
comunidades y su nación de los invasores genocidas. Cualquier oposición al régimen
que pueda haber existido, desapareció ante el bombardeo masivo, el asesinato y la
mutilación de miles de niños, mujeres, ancianos y ciudadanos normales iraquíes. La
‘guerra total’ de Rumsfeld unió a los distintos sectores políticos y sociales de la
población iraquí en pueblos, ciudades y villas. Campesinos ancianos disparaban a los
convoyes, mujeres embarazadas atacaban a los marines de EEUU, los adolescentes
disparaban a los helicópteros desde los tejados de las casas… En el sur de Basora,
Al-Najaf y grandes zonas de Al-Nasiriya no han sido tomadas, pese a semanas de
bombardeo aéreo y artillero. Las fuerzas invasoras angloamericanas, al encontrarse
con hostilidad y rechazo generales, han comenzado a disparar indiscriminadamente
contra hombres y mujeres jóvenes con sus grandes ropajes flotando al viento por
llevar el tipo incorrecto de calzado, y a las mujeres con sus grandes ropajes; sobre
todo, el mando general ordenó a las fuerzas aéreas que usasen bombas de
fragmentación para diezmar a la población urbana.
La milicia local no son simplemente activistas del partido Baaz, sino que son
principalmente iraquíes apolíticos furiosos por la muerte y la mutilación de amigos y
familias, la destrucción de viviendas, escuelas, fábricas, oficinas y sus medios de vida.
Los activistas del partido Baaz se mezclan con miles de voluntarios de barrios pobres y

590
exiliados de clase media que han regresado para luchar por la nación iraquí.
Las distinciones que los medios de comunicación occidentales hacen al describir la
resistencia iraquí son falsas --bajo las condiciones de una guerra genocida-- porque
las bombas y los misiles no hacen distinciones en sus ataques asesinos.
Los medios de comunicación de masas de los Estados occidentales describen a
Saddam Hussein como un ‘dictador’, un tirano, un ‘Hitler’ que es odiado por su
pueblo. Eso podría haber sido verdad entre algunos sectores de la población antes de
la Guerra, pero ante el bombardeo terrorista angloamericano, la ocupación de los
pozos petrolíferos, la ocupación del país y la destrucción de los suministros de agua,
electricidad y alimentos, el rechazo y la resistencia de Saddam Hussein le ha
convertido en un héroe popular nacional.
Muchos periodistas occidentales progresistas bienintencionados siguen intentando
‘equilibrar’ su descripción de las atrocidades angloamericanas con la continua
referencia a los crímenes de Saddam Hussein de hace una o dos décadas atrás como
si su pecado original aún le define a él y a su identidad política actual, en medio de
una guerra contra los invasores coloniales.
Estos reporteros progresistas no pueden aceptar que un político como Saddam
Hussein (incluso uno que ha cometido graves delitos en el pasado), se redima y se
redefina en las nuevas circunstancias: que, lejos de ser un criminal de Guerra, está
comprometido a luchar contra el genocidio; de ser un cliente de EEUU contra Irán, se
ha convertido en un líder de una revitalización del movimiento panárabe que pretende
derribar a los regímenes corruptos clientes de EEUU en Oriente Medio. La Historia
funciona de modos extraños. Hoy día, no teme lavarse las manos de los ‘dobles
demonios’ Rumsfeld lanzando bombas sobre ciudadanos civiles y el dictador Saddam
Hussein armando a todo el pueblo y quedándose solo entre los dirigentes árabes para
defender a la nación árabe contra la recolonización.
En la película ‘La batalla de Argel’, un joven ladronzuelo encarcelado por las
autoridades coloniales francesas es puesto en libertad y se incorpora al Frente de
Liberación Nacional, convirtiéndose en un líder de la resistencia anticolonialista y en
un héroe de las masas argelinas. La máquina propagandística estatal colonial
preferiría haberle descrito como parte de la ‘conspiración criminal-terrorista’ por
desafiar los símbolos y la presencia de los colonos franceses. Para el pueblo
colonizado, fue visto como un símbolo heroico de la nación resistiendo a los invasores
y a los bombardeos, un hombre que, en el transcurso de su lucha, se ha transformado
de ser un ladronzuelo, en un héroe popular … Es posible, quizá igualmente, que ha
ocurrido también con Saddam Hussein: no ha huido, no se ha rendido, no se ha
marchado al exilio, ha permanecido en Bagdad y se ha quedado para luchar pese al
bombardeo terrorista, día y noche, y a un cuarto de millón de invasores que buscan
su cabeza. No nos equivoquemos, Saddam puede personificar la resistencia nacional
para mucha gente, pero para la mayoría de los iraquíes que luchan contra los tanques
Abram, los helicópteros Cobra y los bombarderos B52 de EEUU, armados con poco
más que fusiles y lanzagranadas, la lucha es por objetivos que transcienden a Saddam
Hussein: están luchando por su país, por su nación, sus cinco mil años de civilización
y por su dignidad como un pueblo independiente.
Por eso, millones de iraquíes están resistiendo a los invasores, mujeres embarazadas y
jóvenes siguen atacando a los ejércitos ocupantes. Eso es algo que todos los expertos
del Pentágono, los comentaristas de los medios de comunicación de masas y los
asesores israelíes no podrían comprender y no lo entenderán: esas fuerzas pueden
conquistas pero nunca gobernarán. Un pueblo orgulloso e independiente luchará al
lado de un tirano nacional convertido en líder valiente contra un invasor conquistador
y asesino.
En los años venideros, los investigadores expertos en Oriente Medio quizá escriban
sobre la gran ironía de la Historia, que democracias occidentales autoproclamadas
cometieron crímenes contra la Humanidad mientras, un dictador único resistió y
defendió a su pueblo en medio de los escombros ardiendo de una antigua ciudad

591
devastada. Será más reverenciado muerto que vivo, por lo que defendió finalmente, y
no por su pasado.

592
11 de abril de 2003

¿Dónde se ha metido Al Qaeda?


¿Qué fue de la "conspiración terrorista"?

James Petras
Traducido para Rebelión por Juan Antonio Julian

Los soldados estadounidenses garabatean sobre sus misiles y bombas "Recuerda el 11


de septiembre", antes de enviarlos a abrasar niños iraquíes, algunos de los cuales ni
siquiera habían nacido en esa fecha. Donald Rumsfeld habla de nuevas guerras
contra Siria, Irán y los terroristas de todo el mundo. Los funcionarios del Pentágono
prometen "meter mano" a Corea del Norte, una vez liquidado Irak. Hasta Venezuela se
ha convertido en un santuario de "narcoterroristas", según mandos militares de EE
UU. Washington prepara nuevas invasiones y bombardeos en todas partes, en una
Fase 3 de la lucha contra el terrorismo (la Fase 1 fue Afganistán; la Fase 2, Irak; la
Fase 3 promete muchas más guerras). Lo que no aparece en estas belicosas
declaraciones de Washington es Al Qaeda, Bin Laden y su red terrorista, los
"terroristas originales" que nos vendieron como "la mayor amenaza a la seguridad
norteamericana en el nuevo milenio". Han desaparecido de los medios de
comunicación de masas tan rápidamente como aparecieron: no hay nuevas
conspiraciones, ni ataques inminentes, ni imágenes. Algunos críticos de la guerra han
señalado que la invasión estadounidense de Irak provocaría el surgimiento de más
terroristas y la realización de nuevos ataques terroristas. Pero el Gobierno de
Washington ha descartado las nuevas amenazas terroristas potenciales. En
determinados casos, simplemente utilizaron idéntico argumento para respaldar sus
intenciones de atacar... Siria, Irán o Líbano. Hay una buena razón que explica la
desaparición de Bin Laden y de Al Qaeda del estridente palabrerío de Washington (y,
por consiguiente, de los obedientes medios de comunicación de masas): esos infames,
omnipresentes y omnipotentes terroristas han sido de utilidad a los fines del gobierno
de Bush, a sus objetivos propagandísticos; sirvieron de acicate a la fea mentalidad
militarista y racista latente en muchos estadounidenses; y sirvieron para acorralar al
Congreso y hacer que suspendiera las garantías constitucionales y diera carta blanca
al gobierno Bush. Las imágenes de una poderosa conspiración terrorista
árabe-musulmana abonó el terreno para la multiplicación del presupuesto militar, la
creación de un aparato interior de seguridad y la movilización del público
estadounidense a favor de las conquistas imperiales por las armas. La conspiración
terrorista mundial de los Bin Laden y Al Qaeda preparó a la opinión pública para
aceptar el plan Bush de dominación mundial. Luego, fue sustituida por la propaganda
masiva contra Irak, sus armas de destrucción masiva y el dictador Sadam Husein, en
preparación de la invasión militar de ese país. Donald Rumsfeld y Paul Wolfowitz
siguieron las instrucciones del propagandista nazi Joseph Goebbels, quien afirmó que
vender una guerra imperialista era fácil: "Todo lo que hay que hacer es hacer creer a
la gente que estamos siendo atacados y denunciar a la vez a los pacifistas por su falta
de patriotismo y por exponer al país al peligro". Retomando el argumento de Goebbels,
Rumsfeld y Wolfowitz proponen conquistar todo el Oriente Próximo con el fin de
asegurar los intereses de Washington y Tel Aviv. Hay muchos problemas políticos
graves relacionados con la pretensión de crear regímenes satélites en Oriente Próximo,
y uno de ellos, y no el menor, es la justificación original o inicial de la "guerra contra el
terrorismo", es decir, la no existencia de un enemigo principal: Al Qaeda . Desde el 11
de septiembre de 2001 no ha habido ningún ataque terrorista de importancia en
América del Norte o Europa que haya logrado su objetivo. Han sido invadidos por EE
UU dos grandes países musulmanes (Afganistán e Irak), en los que las fuerzas

593
militares han hecho estragos; sus mezquitas han sido destruidas, han sufrido la
mutilación y muerte de muchos niños, a la vez que Al Qaeda ha estado totalmente
inactiva, no operativa. A pesar de algunas llamadas de Bin Laden a favor de la "yihad"
no ha habido acciones violentas contra los intereses estadounidenses ni en los
territorios ocupados por Estados Unidos ni en su propio territorio. En otras palabras,
no hay signo alguno de actividad de nada que pueda parecerse a un grupo
conspirador terrorista organizado y disciplinado. Casi toda la oposición activa ha
tenido su origen en la movilización masiva de ciudadanos unidos en una protesta
pacífica, sin la más remota conexión con Bin Laden. A medida que continúa la
resistencia iraquí, miles de árabes e iraquíes desean regresar voluntariamente a Irak.
No hay un incremento en el número de reclutas de los conspiradores terroristas.
Mientras Bagdad se halla en estado de sitio, bombardeada hasta los escombros, los
tanques, buques y aviones estadounidenses funcionan con petróleo saudí, argelino y
kuwaití. Estos colaboradores árabes y sus pozos petrolíferos no han sufrido ni un solo
ataque terrorista atribuible a Al Qaeda. Una situación como la actual, en la que una
supuesta organización terrorista internacional dirigida por un líder implacable no
reacciona en el momento de la batalla decisiva y profiere amenazas tremebundas que
luego no cumple, nos lleva a la conclusión que dicha organización no existe, que ha
sido un invento de los servicios secretos euro-estadounidenses. Como mínimo,
podemos llegar a la conclusión de que sea lo que sea lo que se escondía en las cuevas
de Afganistán es hoy algo no operativo, incapaz de organizar ninguna actividad de
importancia, no digamos ya de llevar a cabo una "guerra santa" generalizada, aun
cuando millones de vidas de musulmanes iraquíes se hallen en peligro. Las órdenes
de Bin Laden caen en un terreno estéril: entre su mensaje y sus acciones hay una
enorme nada. Sin duda, la provocación es bien visible en las televisiones árabes, y la
rabia y la indignación son tan notables y universales en los países árabes que es de
esperar algún incidente grave. La hipótesis más lógica sería que si no hay
organización no puede haber acción. Más concretamente, no hay acción porque Al
Qaeda nunca existió como organización terrorista internacional efectiva, ni tampoco
ha cobrado vida en unas condiciones de máximo ataque a una población musulmana.
La idea de una "conspiración terrorista internacional" fue un montaje elaborado en
Washington, adornado por la belicosa retórica de Bin Laden, líder sin seguidores,
creado por los medios de comunicación, incapaz de dirigir un solo ataque terrorista
operativo. Si no hay pruebas de la existencia operativa de Al Qaeda, y si Bin Laden no
cuenta con seguidores reales, es evidente que nunca hubo una conspiración
terrorista. Esta idea fue todo un montaje de Washington destinado a justificar los
planes previamente elaborados por Paul Wolfowitz y Richard Perle (1992, 1998) para
conquistar Oriente Próximo. El hecho de que la "conspiración terrorista internacional"
sea un montaje evidente plantea preguntas fundamentales sobre el acontecimiento
que dió el pistoletazo de salida de la conquista militar por parte de los Estados Unidos:
los atentados del 11 de septiembre. Es un hecho ya sabido que nunca ha existido una
conexión entre Irak y Bin Laden/Al Qaeda, a pesar de los denodados esfuerzos de
Colin Powell por convencer al Consejo de Seguridad de la ONU con sus pruebas
preparadas. Y lo que resulta igualmente significativo es que ni los EE UU, ni la ONU,
ni Tony Blair, ni los señores de la guerra y el narcotráfico afganos, ni otros aliados de
EE UU hayan conseguido presentar pruebas tangibles que relacionen a Bin Laden/Al
Qaeda con los ataques terroristas del 11 de septiembre. Ni un mensaje cifrado, correo
electrónico, grabación telefónica, video, memorando; nada, a pesar de la montaña de
papel de este dossier. La única "prueba" es la ampulosa celebración y el elogio de los
atentados del 11 de septiembre por Bin Laden, quien por otra parte ha sido incapaz de
organizar ningún tipo de ataque en Estados Unidos o Europa desde entonces. La
conclusión lógica es que Bin Laden/Al Qaeda han tenido, como mucho, un papel
marginal en el asunto. Lo que sí sabemos es que varios de los terroristas obtuvieron
con facilidad en Arabia Saudí visados de entrada múltiple en la embajada de los
Estados Unidos en ese país. Y también que al menos dos de los secuestradores de los

594
aviones recibieron formación en bases militares norteamericanas. Y que el FBI y la
CIA tuvieron conocimiento previo de los secuestros y que permitieron que los
preparativos continuasen. Y que Condoleeza Rice admitió tener noticias de antemano
de un "secuestro tradicional" poco antes de que sucediese. Y que las fuerzas aéreas de
los EE UU no entraron en acción hasta después de la realización de los atentados.
Ahora sabemos que Al Qaeda no tiene capacidad operativa fuera de Afganistán, que
Bin Laden es incapaz de llevar a cabo cualquier tipo de ataque efectivo en algún lugar
del mundo, y que ningún país del Oriente Próximo ha estado asociado a Bin Laden y
Al Qaeda. Por eliminación, todo ello deja solo tres posibilidades: o bien los
secuestradores formaban parte de una célula autónoma que operaba siguiendo sus
propias directrices; o bien el ataque terrorista fue organizado por Washington con el
fin de poner en marcha sus planes previos de conquista militar de Oriente Próximo; o
bien el ataque fue una combinación de ambos supuestos: terroristas autónomos y
agentes infiltrados operando según planes propios a cada uno de ellos y con una idea
diferente del objetivo de los ataques. Personalmente, tiendo a aceptar el primer
supuesto, si bien no excluyo el tercero. No obstante, lo importante en sentido general
no es quién cometió los atentados del 11 de septiembre sino quién los utilizó y cómo lo
hizo, y cómo luego condujeron a una serie de montajes políticos concebidos para
ampliar los objetivos imperiales de los EE UU. Y al menos podemos decir que los que
fabricaron las historias de las armas de destrucción masiva, de que los iraquíes
acogerían a los invasores estadounidenses alborozados, de todas esas organizaciones
terroristas internacionales, etc., son como mínimo capaces de fabricar la historia del
11 de septiembre. Sin duda, no es accidental que, a pesar de la abundancia de
sospechosas "pifias" de los servicios de inteligencia, la comisión de investigación de los
hechos del 11 de septiembre, creada por el gobierno de los EE UU, haya desaparecido
de las cabeceras de la prensa, no haya celebrado ninguna reunión y probablemente no
lo haga nunca. Está de más en esta búsqueda del imperio.

595
15 de abril de 2003

"EE.UU. no soporta autodeterminación de


Venezuela"

Según James Petras, oposición teme estabilización de la economía.

Darvin Romero Montiel


http://www.forobolivariano.org.ve/

"Oposición venezolana es 5% nacional, porque 95% de sus capitales está en


Estados Unidos". Cree el científico estadounidense que Chávez comenzó
proponiendo la unión de todas las fuerzas productivas, pero los empresarios
disfrazados de políticos no quieren compartir las posibilidades que ofrece el país,
con el resto de los venezolanos. Asegura que al gobierno de Bush le duele que
Venezuela negocie con la Opep y otros países sin consultar a Washington.

El científico norteamericano James Petras, quien se encuentra en Venezuela


participando en el Primer Encuentro Mundial de Solidaridad con la Revolución
Venezolana afirmó que, según su análisis, el conflicto político...
...en nuestro país pudiera radicalizarse en la medida que el gobierno logre estabilizar
la economía. Según el sociólogo la oposición sabe que si Chávez logra esto la
revolución se consolidaría, "por eso los conspiradores insisten en sabotear los
principales centros de producción del país", afirmó.
Petras asume con propiedad el tema venezolano, ya que además de ser un reconocido
estudioso de la política internacional vivió en este país y fue profesor de la Universidad
del Zulia. Cuenta como una anécdota que cuando se llevó a cabo la llamada
Nacionalización del Petróleo, promulgada por Carlos Andrés Pérez, muchos
trabajadores de la industria y estudiantes de su cátedra, pedían que les explicara en
qué consistía el cambio, a lo cual respondía que eso no era más que la legalización del
monopolio asociativo entre un grupo de políticos y empresarios venezolanos y otro
norteamericano.
El también periodista estadounidense, recomienda al gobierno venezolano que trate de
postergar las elecciones hasta que se estabilice la economía y no caiga en el juego de
la oposición, cuyo propósito -asevera- es justamente convocar a un proceso
eleccionario en medio de un escenario inestable, a fin de utilizar el descontento de
algunos sectores como instrumento político. Sin embargo Petras cree que los sectores
opuestos a Chávez han perdido credibilidad y poder de convocatoria entre quienes
hasta hace poco los seguían: "Cada vez son menos los manifestantes? y los
promotores, o están en pugna o están en el exilio". Desde su perspectiva, la revolución
se está consolidando.
Otra de las recomendaciones que como especialista en el tema político, hizo Jemes
Petras al gobierno, fue que impulsara medidas más severas contra los conspiradores,
a quienes considera "venezolanos 5%, ya que 95% de sus capitales está en los
Estados Unidos". Advierte que PDVSA y las Fuerzas Armadas, han sido infiltrados por
la inteligencia norteamericana a través de cursos y talleres con una fuerte carga
imperialista, que nuestros funcionarios han estado recibiendo desde hace años en
Estados Unidos y en Venezuela.

596
"Es imposible conciliar con Bush"
Petras es categórico al asegurar que lo que no puede soportar el gobierno de Bush es
que Chávez haya roto con la tradicional dependencia que los gobiernos anteriores
tenían con respecto a Washington, al momento de negociar con la OPEP y con otros
gobiernos del mundo. Según el sociólogo norteamericano, en la medida que Venezuela
aumente su autodeterminación, aumentará también la presión solapada por parte del
gobierno de Estados Unidos. "Eso ha sido y seguirá siendo así? por eso las relaciones
de la Casa Blanca con Latinoamérica las maneja la más rancia gusanería conformada,
no sólo por excubanos, sino también por traidores de otras naciones de América
Latina". Para el científico social la política internaciones de Estados Unidos, sigue
siendo primitiva, es decir, basada en la fuerza, el amedrantamiento y las invasiones
ilegales como las de Irak.
Petras, está convencido de la participación de los gobiernos de Bush y Asnar en el
golpe perpetrado en abril de 2002 contra el presidente venezolano, pese a que "Chávez
y José Vicente Rangel, parecieran todavía creer que es posible conciliar con el
gobierno norteamericano", puntualizó

597
21 de abril de 2003

El genio del mal del imperio: ¿Resurgirá


Irak de nuevo?

James Petras
Traducido para Rebelión por Marina Trillo

18 de Abril de 2003
Millones de ciudadanos estadounidenses protestaron antes de la guerra y cuando ésta
empezó pero conforme la máquina de la guerra estadounidense procedió a conquistar
Irak, el movimiento declinó, el número de manifestantes se redujo a unos miles, y
estaba integrado mayormente por activistas comprometidos. En su lugar, cientos de
miles de banderas estadounidenses comenzaron a brotar de las antenas de los coches
y de las fachadas. Las encuestas indicaban que cerca de tres cuartas partes de la
población apoyaba el modo en que estaba dirigiendo Bush la guerra.
Está claro que la rápida conquista militar y la destrucción de Irak por los EE.UU.
produjeron una ola de apoyo irracional patriotero a Bush y a la guerra. La perra diosa
del éxito – incluso del "exitoso" genocidio -- tiene multitud de seguidores en los
Estados Unidos. Esto plantea muchas preguntas dolorosas y difíciles sobre la
naturaleza del movimiento pacifista estadounidense y sobre los sentimientos
populares. Está claro que esos intelectuales que elogiaron la oposición de la
pre-guerra como una "nueva fuerza moral" en continuo ascenso, estaban equivocados.
Muchos disidentes pacifistas chaquetearon y apoyaron la guerra cuando comenzó.
Una multitud incluso mayor salió agitando sus banderas después de que Irak fuera
derrotado, la sociedad iraquí destruida y a la gente iraquí humillada. La guerra no
incrementó la oposición, como esperaban algunos intelectuales progresistas, el éxito
militar disminuyó la protesta y aumentó los sentimientos patrioteros. Por encima,
cuando Bush, Rumsfeld, Wolfowitz y otros permitieron que los saqueadores y bandas
organizadas desvalijaran a la sociedad entera, no hubo virtualmente afrenta popular –
tan solo algunos arqueólogos y restauradores profesionales deploraron las pérdidas
para la humanidad.
¿Cómo se explica la muerte del movimiento pacifista estadounidense e incluso la
aceptación de la guerra entre algunos sectores de los manifestantes, particularmente
conforme el ejercito pulverizaba y conquistaba Bagdad?
El factor único más importante era el alejamiento del miedo a un "ataque" letal por
Irak, a la "seguridad" de una conquista y ocupación militar de Bagdad por los EEUU.
En otras palabras muchos anti-guerra estadounidenses no estaban motivados por
principios morales o por solidaridad - actuaban contra la guerra porque temían que la
sociedad estadounidense y los soldados pudieran verse afectados adversamente. Una
vez que estuvo claro que no había ocasión para ninguna toma de represalias
significativa dentro de los EEUU o de Irak (Bush siempre supo que Irak fue
eficazmente desarmado antes de la invasión), que la milicia estadounidense tenía el
control total, chaquetearon sus lealtades y se unieron al apoyo a los señores de la
guerra.
Los medios de comunicación presentaron los éxitos y conquistas militares como el
resultado del genio estratégico de los líderes militares y civiles estadounidenses. Los
medios presentaron cada rendición y cada humillación de los iraquíes como una
disminución de la "amenaza" a los soldados y a los civiles de los EEUU. La ausencia de
cualquier ataque iraquí con armas de destrucción masiva y las imágenes de la
ocupación estadounidense de los principales pozos petrolíferos y los palacios del
régimen fue ofrecida en los medios, y bien recibida, incluso de modo jocoso, por la
mayoría de los ciudadanos estadounidenses. En la psique de muchos ciudadanos de

598
los EEUU la ausencia de peligro desató una orgía de patrioterismo y una aceptación
de los genios del mal. Los ideólogos pro-guerra y sus partidarios se volvieron más
agresivos para promover nuevas guerras. Los dubitativos y los críticos se pusieron a la
defensiva y algunos se desmoralizaron ante la vista del pillaje total, la matanza de los
iraquíes que protestaban por la ocupación estadounidense y el turbio comportamiento
patriotero de sus vecinos y compañeros de trabajo, ninguno de los cuales mostró la
más mínima preocupación porque Irak se convirtiera en una ardiente desolación. Si
hubiera una preocupación mínima entre la masa de ciudadanos de los EEUU habrían
observado que las imágenes de "masas" de iraquíes supuestamente "dando la
bienvenida" a los "libertadores" estadounidenses mostraban a unos centenares en una
ciudad de 5 millones. Que el derribo de una estatua de Saddam fue precedido por el
izado de la bandera de los EEUU y que los soldados de los EEUU estaban entre el
puñado de iraquíes que derribaron la estatua. En Mosul, Bagdad, Najaf, Nasariya y
varias otras ciudades, miles de valientes iraquíes se enfrentaron a los fusiles, tanques
y helicópteros estadounidenses, para exigir su libertad de los EEUU y de sus hombres
de paja designados entre los exiliados, así como de Saddam Hussein. Pero los
ciudadanos estadounidenses continuaron exaltando con orgullo a los "héroes
conquistadores" ("nuestros bravos soldados") – los asesinos de manifestantes pacíficos
que demandaban libertad de sus pasados tiranos y sus presentes señores supremos
militares.
Al grueso del público estadounidense no le preocupó que un militar de EEUU gobierne
a 23 millones de iraquíes. Los periódicos están verdaderamente ensoberbecidos al ver
al General Franks celebrando la ocupación y su nuevo papel como gobernador militar.
Casi el ochenta por ciento de los ciudadanos estadounidenses cree que la conquista,
destrucción y violación cultural de Irak fue una guerra digna. Reverencian a los
generales y a la administración por llevar a cabo una guerra "honorable" a pesar del
hecho de que se ha demostrado que todas las justificaciones oficiales para la guerra
eran mentira. No se encontró ninguna arma de destrucción masiva; no se encontró
ningún vínculo con al Qaeda; no se llevó a cabo la captura de Saddam Hussein; no se
intentó proteger a la población civil; no se protegieron los hospitales. Por el contrario,
las fuerzas de ocupación estadounidenses permitieron que los hospitales fueran
atacados y sus medicinas y equipos saqueados – mientras que millares de niños,
mujeres, ancianos y soldados mutilados y heridos gritaban de dolor y los más
afortunados morían en medio de piscinas de sangre en los suelos del hospital, de
heridas tratables.
Al contrario que los progresistas optimistas, la gran mayoría de ciudadanos
estadounidenses están totalmente desinteresados del sufrimiento de los iraquíes a
manos de los vándalos y saqueadores apoyados por los Estados Unidos. Tan solo han
protestado unos pocos restauradores indignados. En la mayoría de las capitales y
pueblos, los ciudadanos están preparando celebraciones para "dar la bienvenida al
hogar a nuestros valientes hombres y mujeres en armas", contentos de que los
bombarderos B-52, los mísiles y las bombas de fragmentación permitieran terminar la
guerra tan rápidamente, de modo tan decisivo y con tanto éxito... al coste de tan solo
121 soldados estadounidenses muertos. "Vamos a por Siria", "Vamos a por Irán".
Puedo oír ahora en las cantinas de la American Legión y de Veterans of Foreign Wars,
así como en las bien moduladas pero amenazantes voces de los líderes de las
organizaciones judías más importantes, haciendo eco de la voz de su real Presidente,
Ariel Sharon.
Esta no fue una "guerra" contra un dictador, ni incluso una masacre simplemente fea
del pueblo iraquí, es la destrucción deliberada de una civilización realizada por los
bárbaros modernos - bárbaros modernos que combinan las armas de destrucción
masiva de alta tecnología, usadas para destruir hogares, fábricas, oficinas, estaciones
de depuración de agua, servicios públicos; con los vándalos primitivos y las fuerzas
paramilitares que destruyen la herencia de 5000 años de civilización y de 30 años de
un estado árabe secular moderno. Los vándalos desatraillaron para incinerar los

599
archivos de una nación, sus bibliotecas y sus institutos de investigación, para
despojar el más famoso museo arqueológico de antigüedades sin precio y joyas del
arte islámico, para destruir universidades, expedientes escolares, hospitales,
documentos que detallaban los aspectos más importantes de la vida iraquí moderna
así como la herencia nacional iraquí. Esta es la destrucción sistemática de todo lo que
permite que un pueblo exista como nación reconocida.
No hay duda de que el pillaje realizado por los vándalos fue una política deliberada del
gobierno de los Estados Unidos. Washington fue advertido antes de que empezara la
guerra, sobre el peligro para los museos y los preciados archivos históricos. Con todo
Washington eligió reunirse en enero con tratantes de antigüedades para "liberalizar"
las leyes sobre venta y exportación de arte saqueado. Perlstein y otros representantes
estadounidenses de tratantes de arte exigieron que los EEUU abolieran la política
"retencionista" de Irak sobre arte y antigüedades. Conforme tenía lugar la ocupación,
los ciudadanos iraquíes imploraban a los oficiales y soldados de EEUU que
protegieran los museos, las oficinas, los archivos y los hospitales, y fueron
desterrados. En aquellos casos en los que los ciudadanos defendieron personalmente
sus hogares y negocios de los vándalos, fueron denunciados a los infantes de marina
como partidarios de Saddam y les dispararon. El mayor criminal de guerra del mundo,
Rumsfeld, en su habitual manera jocosa, cínica y siniestra absolvió a los vándalos…
"Siempre hay saqueo después de una guerra" Añadió, " No hay nada que pudiéramos
hacer … libertad significa ser libres para hacer cosas malas"
Las fuerzas armadas de los EEUU, -200.000- ocuparon las principales ciudades,
protegieron los pozos de petróleo, asumieron el control los palacios presidenciales,
patrullaron por las calles principales del centro de las ciudades -helicópteros,
ametralladoras, tanques por todas partes- pero el ejército más poderoso del mundo
¿no podía detener a unos centenares de criminales mal armados y de incendiarios que
actuaban delante de sus narices?.
Uno tiene que ser completamente estúpido para creer que esto era simplemente un
descuido. Cuándo se producen alborotos y saqueo de supermercados en los EE.UU.,
se da orden a las National Reserves de "disparar a matar"… y lo hacen, sobre todo con
negros e hispanos, pero no con los vándalos, desvalijando la herencia de la
humanidad.
El pillaje sigue la lógica del imperio estadounidense. Primero las sanciones,
empobreciendo el país y minando la salud de la nueva generación; después la guerra
para destruir el fundamento básico de la economía y la infraestructura; seguidos del
pillaje por grupos paramilitares para borrar la memoria histórica, los símbolos y las
señas de una civilización; y finalmente la partición del país entre una colección de
jeques, mullahs, lacayos exiliados de mala reputación, tiranos tribales y gángsteres
locales -- bajo la dirección de un generalísimo de los EEUU y de los infantes de marina
y protegidos por la policía servil y los funcionarios locales dispuestos a servir bajo el
yugo extranjero. La utilización por parte de los EEUU de vándalos y asesinos sigue el
ejemplo de la invasión israelí del Líbano y la utilización de las milicias Maronitas para
desvalijar y asesinar a los refugiados palestinos en Sabra y Shatila. La destrucción de
hospitales, escuelas, ministerios de sanidad y de educación, registros de propiedad de
la tierra, y centros culturales se asemeja a Jenin, Ramala y a Nablus – solo que a
escala nacional. Los bárbaros imperiales utilizan a vándalos locales para completar la
"solución final" -- la reducción de una nación histórica orgullosa a una serie de
fragmentados feudos primitivos de vasallos serviles y tiránicos.
Los bárbaros imperiales borrachos de poder, ensoberbecidos por el apoyo masivo del
público, espoleados por Ariel Sharon y sus sionistas subrogados en la administración
Bush se preparan inmediatamente para las nuevas conquistas de Siria e Irán,
reciclando la misma fórmula usada para invadir y destruir Irak. La motivación para
las guerras imperiales ya no es el petróleo, son los intereses regionales israelíes. Un
antiguo analista de alto nivel de la CIA lo explicó muy claramente en la US National
Public Radio… "Después de Irak, los legisladores de los EEUU están planeando el

600
cambio de régimen o la modificación del régimen en Siria e Irán, lo cual dará la
seguridad de que Israel sea la superpotencia indiscutida en la región".
El "genio del mal" del imperio estadounidense ha infectado al país - de un rasguño se
ha convertido en una gangrena. La creencia de que los EEUU pueden emprender
guerras de conquista con éxito sin pérdida de soldados, es ahora moneda corriente
entre la masa de estadounidenses. Los bárbaros de la alta tecnología del imperio están
desatados. A los críticos consternados que preguntan "¿por qué la destrucción y el
pillaje?", Rumsfeld les contesta "¿Por qué no?. Nosotros ganamos. Ellos perdieron."
Rumsfeld, Sharon, los generales y los subrogados israelíes en Washington no han
derrotado de modo definitivo al pueblo iraquí. Ya sospechan o rechazan abiertamente
a los vasallos subrogados, falsos "primeros ministros" y administradores designados
por el imperio. Las fuerzas de ocupación de los EEUU se asustan por las calles con
cada "extranjero" – pues son el primer ejército conquistador que jamás luchó... (lo
hicieron todo las bombas). Cara a cara con decenas de miles de iraquíes que los
rechazan totalmente, se aterran, disparan y asesinan, pero la presión civil está
aumentando. Su lema "Ni Saddam ni EEUU" puede no ser el programa completo para
la democracia y el desarrollo... pero es un comienzo. El pueblo iraquí se está
levantando de las cenizas de nuevo, es la historia de 5.000 años de civilización,
conquista y liberación nacional.

601
22 de abril de 2003

Cada éxito militar alimenta nuevas invasiones"

Con James Petras: los objetivos primarios en latinoamerica son Colombia,


Venezuela y Cuba.

Mateo Grille

Caras y Caretas - mailto:caretas@adinet.com.uyEs uno de los más encumbrados


opositores del gobierno estadounidense. Junto con Noam Chomsky, es el
norteamericano más requerido por los movimientos sociales para tratar de entender
qué es lo que se viene. Desde Nueva York, James Petras dialogó con
CARASyCARETAS.
-¿Estamos asistiendo a la debacle de un imperio o a la confirmación y expansión del
mismo?
-Yo creo que estamos ante dos procesos simultáneos. Uno es la proyección del poder
norteamericano en una serie de guerras de conquista que han tenido militarmente
éxito; desde los Balcanes a Afganistán y ahora en Iraq, han conseguido por lo menos
el derrocamiento del gobierno y el establecimiento posterior de gobiernos títeres.
Están preparando una serie de nuevas guerras a partir de los éxitos que han tenido
militarmente contra Irán, Siria y Corea del Norte y más allá están ocupando bases y
creando tensiones entre Venezuela y Colombia, o en la triple frontera, o dentro de
Bolivia donde el embajador estadounidense está actuando agresivamente y no hay que
olvidarse de lo que están generando contra Cuba, que bien podría ser otro blanco en
esta nueva ola de esta política de conquista. Cada éxito militar alimenta las nuevas
guerras y el problema es que cuando hay un máximo de resistencia bajan las
posibilidades, pero esta gente no parece tener mucha resistencia y cada vez que
conquista países dentro de un tiempo relativamente corto, a partir de bombardeos
muy generalizados lo que genera grandes genocidios que sirven para bajar el costo
político dentro de los sectores que apoyan a Bush, que son en estos momentos
mayoritarios en el pueblo. Del otro lado, el contrapeso va creando una situación
económica muy inestable con la continuación de la recesión, enormes déficit y deudas
muy grandes. Uno no puede especular sobre cuando será el momento en que eso
empieza a tener un efecto político dentro del país. Porque también puede ser que el
chauvinismo sobrepase la crisis interna que se está viviendo aquí. Eso es una cosa
que no podríamos pronosticar , entre otras cosas porque en tanto Estados Unidos siga
conquistando nuevos terrenos y generando una inestabilidad mundial, también sigue
consiguiendo que el dólar domine la mayoría de las transacciones y el financiamiento
de estos déficit. En otras palabras, la crisis interna se podría descargar sobre los
hombros del resto del mundo, aunque esto es una incógnita, dado que el dólar cayó en
los últimos 18 meses un 20%.
-¿Qué papel juega el Euro?
-No sé exactamente. Yo creo que la fuga del dólar respecto al Euro refleja la debilidad
y las condiciones deficitarias de Estados Unidos. También refleja la imagen de
E.E.U.U. como una economía de grandes estafadores, de auditores mentirosos. Esa
estructura corrupta ha debilitado la tasa de inversión en EEUU y como consecuencia,
ha bajado la fuerza del dólar como último refugio para los inversionistas. Y creo que
en este sentido, no es que la performance de Europa sea sensacional porque la veo
bastante mediocre, pero en relación con las estafas y el descontrol en la bolsa y los

602
mercados de capitales estadounidenses, como mal menor los grandes inversionistas
prefieren los euros que dólares. -¿El aniquilamiento de la ONU es parte de una
estrategia o respondió a la coyuntura? La ONU siempre funcionó como un foro de
debates mientras E.E.U.U. ganaba los votos. Cuando E.E.U.U. sintió que no podía
tener el apoyo en votos en ONU no tuvo ningún problema en invadir Panamá,
República Dominicana o Granada por citar algunos. Incluso la guerra sobre
Afganistán no paso por una aprobación o debate en la ONU. Ya desde los sucesos en
el Congo, en los años 60, la ONU no funcionaba de forma imparcial ni a favor de los
principios que ha declarado siempre. Cuando mataron a Patrice Lumumba, era Dag
Hammarskjold el Secretario General que encabezó la misión que derrocó al gobierno.
Ejemplos sobran. Lo que hoy tenemos es una opinión mundial que desprecia a la
ONU. Y la colaboración de la ONU con Estados Unidos fue evidente con el desarme a
Saddam Hussein y con las tramposas declaraciones de Blix y Al-Baradei que dejaron a
los iraquíes totalmente desarmados para enfrentar los ataques de E.E.U.U. Todos los
terrenos del debate estaban enfocados sobre los problemas de Iraq y no sobre la
preparación del genocidio que Estados Unidos iba a cometer. En este sentido, creo que
la ONU perdió toda credibilidad como interventor o mediador en estos conflictos,
mucho menos como un opositor consecuente a los planes bélicos. Kofi Annan, que es
el peor de los cipayos de Estados Unidos, está diciendo textualmente - con el apoyo de
Francia y Alemania - que la ONU debe tener un papel importante en la reconstrucción
iraquí para dar legitimidad a la administración de Iraq por parte de los invasores. Es
muy claro de qué lado está. -¿Por qué Francia, Alemania y Rusia se opusieron en un
momento y ahora reclaman un papel reconstructor?
- Primero, ellos tenían un gran miedo por las inversiones y posibilidades que tenía en
la explotación de Iraq y consideraban que ante la invasión, se podría llegar a
monopolizar todo lo que tuviera que ver con el petróleo allí y cortar o controlar el flujo
de petróleo hacia estos países. Por lo menos Francia y Alemania cumplen estos casos.
Segundo, ellos tienen gran preocupación por el futuro. Mientras Estados Unidos siga
esta secuencia de conquistas que van desde Afganistán, Iraq y ahora amenazando
irán y Corea con guerras, nadie podrá estar muy seguro. Porque ya los medios
masivos están tocando los tambores por una nueva guerra contra Irán y cualquier
otro país que se oponga a Israel en Medio Oriente. No podemos subestimar la
poderosa influencia que tiene el lobby israelí en la política de Estados Unidos. El señor
Collin Powell y Condoleza Rice fueron recorriendo congresos de los judíos en Estados
Unidos jurando apoyos a Israel en Medio Oriente y amenazando a Irán y Siria, por lo
que obtuvieron muchos aplausos. Y este poder y la representación directa que tienen
con una docena de elementos que son los arquitectos de esta guerra de limpieza del
Medio Oriente están directamente vinculados con el partido Likud en Israel, no hay
nada escondido en esto. Y no sólo judíos. El próximo director de política es un
personaje con profundos lazos en Israel. En este sentido, Europa está marginada de
una región bajo dominación norteamericana que se apoya a sí mismo y a Israel que
quiere regímenes títeres en ese lugar del mundo.
-Esta guerra según dicen ha unificado el sentimiento anti norteamericano en el
mundo árabe. ¿Eso no podría llegar a "palestinizar" toda la región?
-Es difícil aventurar eso. En un sentido surge sí un panarabismo muy fuerte desde la
muerte de Abdul Nasser y han tenido enormes movilizaciones y hay hasta un 99% de
oposición a los Estados Unidos de un lado. Por otro, hay algunos medios que critican a
Estados Unidos y otros que se atreven a criticar a los colaboradores árabes, pero en el
fondo lo que hay que ver es que Arabia Saudita, Yemen, Kuwait y todos los demás
países árabes en la OPEP han aumentado la producción de petróleo que alimenta a los
tanques y aviones que tiran las bombas que destruyen Iraq. Entonces no debemos
subestimar el grado de apoyo táctico y estratégico que los mismos países árabes han
dado a la guerra imperialista y creo que en este sentido, debemos distinguir entre los
pueblos árabes y los gobiernos. Creo además, que las grandes limitaciones de las
protestas árabes están ubicadas en el problema de no tener una gran estructura

603
organizativa para tumbar los gobiernos. Mientras tanto, los gobiernos están
reprimiendo en forma brutal cualquier manifestación que no sea aceptada por los
regímenes. Hay miles de presos en Jordania, Egipto y otros países de la región
mientras los gobiernos murmullan algo de crítica hacia la guerra genocida de Estados
Unidos. -¿Qué papel juega China en todo esto? -China es un país de comerciantes a
quienes no les importa mucho más que los mercados, descuidando completamente los
problemas militares y estratégicos que van a afectarlos con la monopolización del
poder por parte de los Estados Unidos. Han mantenido un perfil bajo, han criticado la
invasión pero ni siquiera llegan a un nivel de oposición como el del gobierno francés.
Son críticas verbales. Además, no permiten ninguna manifestación contra el genocidio
para no perjudicar a los inversionistas extranjeros. Y más aún, este virus nuevo que
está afectando a miles y miles de chino incluso en Beijing y Shangai, están
escondiéndolos para que no baje la taza de inversión ni la cantidad de visitantes. Es
un gobierno muy corrupto que entre sus ingresos por exportación se pierden casi
40.000 millones de dólares por año, o a través de estafas o de reciclar dinero fuera del
país. No podríamos crear con un país comerciante y de corruptos una respuesta
contundente. -¿Y no es un país que, a pesar de lo que usted dice, amenace la
unipolaridad estadounidense en unos años?
-Con las tendencias a subordinarse que tiene es difícil pensar eso, pero no sé. Para
reorientar la política de China necesita una revolución interna que cambie la
configuración de poder. La tendencia a mi juicio es integrarse y subordinarse
totalmente al gran capital. Va a ponerlos más dependiente y más seguidores de
Estados Unidos. Esa imagen de que China vuelve a ser un gran poder y que tendría
una enorme influencia regional está elaborada sobre una premisa que yo creo
errónea. Esa premisa es que el crecimiento económico y de los mercados, está
determinando la nueva fuerza de China. Pero cuando analizamos quiénes son los que
más exportan en China descubrimos que más del 60% de las exportaciones están
hechas por empresas extranjeras y entonces el peso realmente chino de este proceso
dinámico de exportación está completamente dependiendo de capitales extranjeros y
mercados principalmente de Estados Unidos. - ¿Qué amenaza constituye Corea del
Norte? Porque es como Iraq, en la medida que es un país independiente que tenía una
posición contra la expansión de Estados Unidos y se resiste a ser un satélite
norteamericano a costa de su independencia. Todavía tiene una economía
colectivizada aunque muy golpeada por el boicot norteamericano y la traición de Rusia
y China con venderles o comercializar sobre insumos. Entonces, por estas razones
tanto políticas como económicas y militares, los Estados Unidos en esta época de
políticas de conquista, consideran a Corea del Norte un peligroso adversario. Es
Estados Unidos quien rechaza a firmar un pacto de paz. Es Estados Unidos quien
amenaza con lanzar una guerra contra Corea del Norte. Es Estados Unidos quien
rompió el acuerdo con el pacto de 1994 para dar petróleo y alimentos a cambio de
cerrar las instalaciones atómicas. Así que por ese lado tienes grandes amenazas de
Estados Unidos hacia Corea del Norte, tiene pactos rotos unilateralmente y tienes
nuevas indicaciones de que Estados Unidos está preparando una guerra, que puede
ser nuclear, contra ellos. Los coreanos, muy atentos, están preparándose para
aumentar el costo de una invasión norteamericana. Es la única política que les queda
es aumentar sus armamentos y echar a los funcionarios de la ONU que tienen una
visión tuerta cuando solo miran las armas de Corea del Norte y no miran ni desarman
a Estados Unidos que es el verdadero verdugo en este conflicto. Además del plan
Colombia, el golpe de estado en Venezuela o lo sucedido hace pocos días en Bolivia,
¿cómo podemos visualizar la ofensiva norteamericana en esta zona? Yo creo que
Estado Unidos está aumentando su agresión. Ya tienen bases militares en muchas
partes de América, en Ecuador, en Colombia, en Bolivia, están haciendo ejercicios en
Argentina e incluso tienen una base militar en B5rasil. Debemos entender, entonces,
que estados unidos seguirá su política de conquista. Ahora mismo está creando un
punto de gran tensión con Venezuela en la frontera usando paramilitares y militares

604
de Colombia para crear incidentes y con ese escenario llamar a la OEA, u
Organización de "Colonias" Americanas, con Gaviria que ha mostrado su colores en el
conflicto interno. En este sentido, el eje de agresión de Estados Unidos está
generalizado pero enfocado primordialmente sobre Venezuela, Colombia y Cuba.
En ese marco podemos entender estos últimos hechos en Cuba....
Exactamente aunque creo que allí las agresiones son dobles. En primer lugar el
representante norteamericano, James Cason, han hecho enormes intervenciones en
toda la isla, han viajado más de 6.000 millas hasta cualquier pueblo donde
encuentren un disidente como ellos le llaman, dispuesto a ser funcional para la
política norteamericana. Les han dado más de 8.000.000 de dólares para financiar
estos supuestos disidentes o periodistas. Si esta gente funcionara así en Estados
Unidos ya estaban en cárceles por actuar para un gobierno extranjero, no se registran
en Estados Unidos como agentes extranjeros y entonces están sujetos a juicios
penales enseguida. (El caso de los cinco Cubanos, ver CARASyCARETAS Nº 86). Ocho
millones de dólares supuestamente para estas organizaciones. Hay un sitio de AID
(programa de apoyo a la disidencia) que muestra cada entrega, cada organización, el
nombre y la tarea a desarrollar y dicen textualmente que "financiamos organizaciones
que coincidan con nuestra política para derrocar al gobierno de Cuba". En este marco,
entonces, dadas las declaraciones bélicas, Cuba no puede tolerar a personajes como
ese representante norteamericano que tiene a cierta gente funcionando para la
política estadounidense en un período que no quiero llamar de preguerra, pero sí de
grandes agresiones. Creo que es algo que la Seguridad Nacional de Cuba está
haciendo para protegerse de la agresión externa de Estados Unidos. Y por otro lado,
los Estados Unidos han creado esto para ejercer presión e intentar agresiones
internas que justifiquen una escalada de agresiones externas. Y creo que está jugando
tal vez para la expulsión del representante estadounidense en Cuba y así poder cerrar
la oficina de intereses de los cubanos en Estados Unidos para intimidar a la gran
mayoría de empresarios y representantes que está a favor de abrir el comercio y
terminar de una vez con el bloqueo económico. ¿Qué le queda a la sociedad civil por
hacer ante tanta arrogancia bélica? Primero, formar y coordinar redes de
movilizaciones en todo nivel. Un frente amplio entre pacifistas, guerreristas,
musulmanes y todos los que están contra este militarismo guerreristas. Segundo,
organizar boicots de los más conocidos productos norteamericanos a nivel mundial.
Tercero, montar campañas educativas mostrando las limitaciones y el papel de la ONU
en este proceso de avanzada del imperialismo y, por último, tratar de transformar los
gobiernos en cada país para que tengan políticas exteriores que defiendan los
intereses internos. Lo que no podemos es quedar esperando que el imperio se caiga
por sus propias contradicciones y acuñar frases como que la hegemonía está
terminando y esas cosas. Porque está resurgiendo una enorme ola de militarismo aquí
que continuará con una enorme secuencia de guerras y hay que entenderlo. Lo que
pongan la cabeza bajo la arena diciendo que por suerte ya termina lo de Iraq se están
engañando. Aquí ya empezó la campaña para invadir Irán y Corea del Norte. El The
New York Times ya dice cosas por el estilo y tiene enorme apoyo de muchos grupos
judíos y pro gubernamentales y además el gobierno está totalmente por fuera de
cualquier control del Congreso y sus Constituyentes.
-¿Y todo esto tiene tiempo estimado? -Es difícil. Hoy están preparando el terreno. Si
traen a los europeos para que limpien la sangre en Iraq, se podrán dedicar
exclusivamente a eso, de lo contrario les tomará un tiempo mayor pero ya comenzaron
a hablar del tema. Es exactamente el mismo patrón que configuraron en Afganistán.
Puede ser en seis meses o puede ser en un año, uno nunca sabe cómo funciona el
calendario.

605
6 de mayo de 2003
De cómo algunos intelectuales de Occidente le
hacen el juego al imperialismo
La responsabilidad de los intelectuales:
Cuba, los Estados Unidos y los derechos
humanos

James Petras
Traducido para Rebelión por Manuel Talens (www.manueltalens.com)

De nuevo, los intelectuales han decidido intervenir en un debate, esta vez sobre el
imperialismo estadounidense y los derechos humanos en Cuba. "¿Qué importancia
tiene el papel de los intelectuales?", me pregunté a mí mismo un soleado sábado por la
tarde (el 26 de abril de 2003), mientras paseábamos por la madrileña Puerta del Sol y
el eco de los gritos contra Castro de varios centenares de manifestantes resonaba en
la plaza casi vacía. A pesar de una docena de artículos y columnas de opinión de
conocidos intelectuales en los principales periódicos de Madrid, de las horas de
propaganda en radio y televisión y del apoyo de burócratas sindicales y jerifaltes de
partidos, sólo acudieron a la convocatoria unos ochocientos manifestantes, la mayor
parte de ellos exiliados cubanos. "Está claro", me respondí, "que los intelectuales
contrarios a Cuba tienen poco o ningún poder de convocación, al menos en España".
Pero la impotencia política de los escritores contrarios a Castro no significa que los
intelectuales en general no representen un papel importante; tampoco la falta de
resonancia popular significa que carezcan de recursos, sobre todo si cuentan con el
apoyo de la máquina guerrera y propagandística estadounidense, que amplifica y
disemina sus palabras en todo el planeta. Para poder adoptar una decisión en el
debate que bulle entre intelectuales sobre los derechos humanos en Cuba y el
imperialismo estadounidense, vale la pena tomar distancias y considerar el papel de
los intelectuales, el contexto y las principales cuestiones que enmarcan el conflicto
entre los Estados Unidos y Cuba.

El papel de los intelectuales


El papel de los intelectuales consiste en clarificar las cuestiones más importantes y
definir las amenazas a la paz, a la justicia social, a la independencia nacional y a la
libertad en cada período histórico, así como en identificar y apoyar a los defensores de
los mismos principios. Los intelectuales tienen la responsabilidad de distinguir entre
las medidas defensivas tomadas por países y pueblos sometidos al ataque imperial y
los métodos ofensivos del poder imperial en su campaña de conquista. El
establecimiento de equivalencias morales entre la violencia y la represión de los países
imperiales conquistadores y los del Tercer Mundo sometidos a ataques militares y
terroristas es el colmo de la doblez y de la hipocresía. Los intelectuales responsables
examinan críticamente el contexto político y analizan las relaciones entre el poder
imperial y sus funcionarios locales a sueldo –los denominados "disidentes"–, en vez de
otorgar un fíat moral basado en sus pocas luces y en sus imperativos políticos.
Los intelectuales comprometidos que pretenden hablar con autoridad moral, sobre
todo los que presentan como garantía su crítica del imperialismo, tienen la
responsabilidad política de desmitificar el poder y el estado y la manipulación de los
medios, sobre todo en lo relativo a la retórica imperial de violaciones de derechos
humanos por parte de estados independientes del Tercer Mundo. En los últimos
tiempos hemos visto cómo demasiados intelectuales "progresistas" occidentales

606
apoyaban o bien guardaban silencio ante la destrucción estadounidense de Yugoslavia
y la limpieza étnica de más de 250.000 serbios, gitanos y otra etnias en Kosovo, y se
tragaban la propaganda estadounidense de una "guerra humanitaria". Todos los
intelectuales de los Estados Unidos (Chomsky, Zinn, Wallerstein etc...) apoyaron el
levantamiento fundamentalista en Afganistán –financiado por el Pentágono contra el
gobierno civil prosoviético, con el pretexto de que la Unión Soviética había "invadido"
el país y los fanáticos fundamentalistas eran "disidentes" que defendían la
"autodeterminación"–, estratagema propagandística confesada y satisfactoriamente
ejecutada por el jactancioso antiguo consejero de seguridad nacional Zbig Bryzinski.
Tanto entonces como ahora, intelectuales prestigiosos blanden sus cartas credenciales
pasadas como "críticos" de la política exterior estadounidense para prestar
credibilidad a su denuncia poco informada de las presuntas transgresiones morales
cubanas, y comparan la detención en Cuba de funcionarios pagados por el Ministerio
de Asuntos Exteriores estadounidense y la ejecución de tres secuestradores
terroristas con los crímenes de guerra del imperialismo estadounidense. Los
practicantes de equivalencias morales aplican un microscopio a Cuba y un telescopio
a Estados Unidos, lo cual les presta una cierta aceptabilidad entre los sectores
liberales del imperio.

Imperativos morales y realidad cubana: la moralidad como falta de honradez


Los intelectuales están divididos en lo relativo al conflicto entre los Estados Unidos y
Cuba: Benedetti, Sastre, Petras, Sánchez-Vázquez, Pablo González Casanova y
muchos otros defienden a Cuba; los intelectuales de la derecha, entre ellos Vargas
Llosa, Savater y Carlos Fuentes, como era de esperar, han publicado sus diatribas
habituales contra Cuba, y un pequeño ejército de intelectuales asimismo progresistas
–Chomsky, Saramago, Galeano, Sontag, Zinn y Wallerstein– se ha unido el coro de
condenas, agitando sus posiciones críticas anteriores en un esfuerzo por distinguirse
tanto de los opositores de la derecha como de los cubanos a sueldo. Es este último
grupo de "progresistas" el que le ha causado mayor daño al floreciente movimiento
antiimperialista y estas líneas críticas van dirigidas a ellos.
La moralidad basada en la propaganda es una mezcla mortal –en particular cuando
los juicios morales provienen de prestigiosos intelectuales izquierdistas y la
propaganda emana de la administración ultraderechista de Bush.
Muchos de los críticos "progresistas" de Cuba reconocen, de pasada y en términos
generales, que los Estados Unidos han sido un agresor hostil contra la isla, por lo que
"generosamente" le conceden a este país el derecho a la autodeterminación, pero luego
se lanzan a una serie de acusaciones infundadas y de falsificaciones desprovistas de
cualquier contexto especial que hubiera podido servir para clarificar las cuestiones y
proporcionar una base razonada a... "los imperativos morales".
Lo mejor es empezar por los hechos más fundamentales. Los críticos de la izquierda,
sobre la base del etiquetado del Ministerio de Asuntos Exteriores estadounidense,
denuncian la represión del gobierno cubano de individuos, disidentes, periodistas,
dueños de bibliotecas privadas y miembros de partidos políticos implicados en
actividades políticas no violentas que intentan ejercer sus derechos democráticos. Lo
que los "progresistas" no pueden o no quieren reconocer es que los detenidos eran
funcionarios a sueldo del gobierno estadounidense. Según la Agencia de Desarrollo
Internacional (AID), que es la principal agencia federal de subvenciones y préstamos
para la implementación de la política exterior estadounidense, el Programa USAID
destinado a Cuba (resultante de la ley Helms-Burton de 1996) ha canalizado desde
1997 más de 8,5 millones de dólares US a los opositores cubanos del régimen de
Castro, destinados a publicaciones, encuentros y propaganda favorable al
derrocamiento del gobierno cubano, en coordinación con ONG, universidades,
fundaciones y otros grupos (véase Profile of the USAID Cuba Program, en el sitio web de
AID). El programa U.S.AID, a diferencia de su estilo habitual, no envía los pagos al
gobierno de Cuba, sino a su clientela cubana de "disidentes". Los criterios para la

607
financiación son meridianos: todo aquel que desee recibir pagos y subvenciones debe
haber manifestado un claro compromiso favorable al "cambio de régimen", propiciado
por los Estados Unidos, hacia el "mercado libre" y la "democracia", sin duda similar a
la dictadura colonial estadounidense en Irak. La ley Helms-Burton, el Programa
U.S.AID, los funcionarios cubanos a sueldo y el manifiesto progresista de los
intelectuales "condenan la falta de libertad, el encarcelamiento de disidentes
inocentes, y piden un cambio democrático de régimen en Cuba". Se trata de extrañas
coincidencias que requieren un análisis. Los periodistas cubanos que han recibido
280.000 dólares de Cuba Free Press no son disidentes, sino funcionarios a sueldo. Los
grupos de "derechos humanos" cubanos, que recibieron 775.000 dólares de la
tapadera de la CIA "Freedom House", no son disidentes, dado que su misión consiste
en promover la "transición" (el derrocamiento) del régimen cubano. La lista de
subvenciones y pagos a "disidentes" (funcionarios) cubanos por parte del gobierno
estadounidense es larga y detallada y accesible a todos los críticos progresistas
morales. Lo que debe contar es que los opositores encarcelados por el gobierno
cubano eran funcionarios a sueldo del gobierno estadounidense, pagados para poner
en práctica los objetivos de la ley Helms-Burton según los criterios del U.S.AID y bajo
la dirección de James Cason, el jefe de la Sección de la US Interest Section en La
Habana. Entre el 2 de septiembre de 2002 y marzo de 2003, Cason mantuvo docenas
de reuniones con sus "disidentes" cubanos, tanto en su casa como en su oficina, para
darles instrucciones y directrices sobre qué escribir y cómo reclutar, mientras que
pronunciaba arengas públicas contra el gobierno cubano, de manera muy poco
diplomática. USAID proporcionó a los funcionarios cubanos a sueldo de Washington
equipos de comunicación electrónica, libros y otros materiales de propaganda, así
como dinero para financiar "sindicatos" favorables a los Estados Unidos a través de la
tapadera denominada "American Center for International Labor Solidarity". No se trata
de bienintencionados "disidentes" que desconocen quién les paga y cuál es su papel
como agentes imperiales, puesto que el informe de USAID (en la sección titulada "The
US Institutional Context") señala que el Programa de Cuba está financiado a través del
Fondo de Apoyo Económico, cuyo objetivo consiste en apoyar los intereses económicos
y de política exterior de los Estados Unidos mediante ayudas financieras a aliados [sic]
y a países en transición hacia la democracia".
Ningún país del mundo tolera o etiqueta de "disidentes" a aquellos entre sus
ciudadanos que están a sueldo y trabajan para promover los intereses imperiales de
un poder extranjero. Esto es sobre todo verdad en los Estados Unidos, donde el
apartado 18 de la sección 951 del U.S. Code establece que "cualquiera que dentro de
los Estados Unidos acepte trabajar bajo la dirección o el control de un gobierno o
funcionario extranjero podrá ser sometido a procesamiento penal y una condena de
diez años cárcel". Salvo que, desde luego, esté inscrito como agente extranjero a
sueldo o trabaje para el gobierno israelí.
Los intelectuales "progresistas" estadounidenses han abdicado de sus
responsabilidades como analistas y críticos y aceptan sin poner en entredicho que el
Ministerio de Asuntos Exteriores de los Estados Unidos califique a sus funcionarios a
sueldo de disidentes que luchan por la "libertad".
Algunos defensores de los agentes-disidentes protestan porque estos funcionarios
fueron condenados a "sentencias escandalosamente largas". De nuevo, la miopía
empírica da lugar a moralizaciones mendaces. Cuba se halla en pie de guerra. El
gobierno de Bush ha declarado que el país está en la lista de objetivos militares
susceptibles de invasión y de destrucción masiva. Y, por si acaso nuestros
intelectuales moralistas no están al corriente, Bush, Rumsfeld y los halcones sionistas
de la Administración cumplen lo que dicen. La total falta de seriedad de Chomsky,
Zinn, Sontag y los dictados morales de Wallerstein se deben a que no logran reconocer
la amenaza inminente de una guerra estadounidense con armas de destrucción
masiva, anunciada por adelantado. Esto resulta particularmente oneroso si
consideramos que muchos de los detractores de Cuba viven en los Estados Unidos,

608
leen la prensa estadounidense y son conscientes de hasta qué punto a las
declaraciones militaristas suelen seguir acciones genocidas. Pero a nuestros
moralistas no les preocupa el contexto ni las amenazas inmediatas o futuras contra
Cuba, pues prefieren ignorar todo para demostrarle al Departamento de Estado que
no sólo se oponen a la política exterior estadounidense, sino que también condenan a
cada país, sistema o líder independiente que se oponga a los Estados Unidos. En otras
palabras, señor Ashcroft, cuando castigue usted a los "apólogos" del "terror" cubano,
recuerde que nosotros somos diferentes, también condenamos a Cuba y también
exigimos un cambio de régimen.
Los críticos de Cuba no hacen caso de que los Estados Unidos han puesto en marcha
una estrategia politicomilitar de dos vertientes, con el objetivo de controlar el país.
Washington proporciona asilo a piratas del aire, hace todo lo posible para
desestabilizar la economía turística de Cuba y trabaja estrechamente con la terrorista
Cuban American Foundation en sus intentos de asesinato de líderes cubanos. Hay
nuevas bases estadounidenses en la República Dominicana, Colombia y El Salvador y
un campo de concentración cada vez mayor en Guantánamo, y todo ello con el objetivo
de facilitar una invasión. El embargo estadounidense es cada vez más intenso, con el
apoyo de los regímenes derechistas de Berlusconi en Italia y de Aznar en España. La
actividad agresiva y abiertamente política de James Cason, de la Interest Section,
similar a la de sus seguidores cubanos entre los funcionarios-disidentes, forma parte
de la estrategia interior diseñada para minar la lealtad cubana hacia el régimen y la
revolución. Nuestros prestigiosos críticos intelectuales han decidido ignorar la
conexión existente entre ambas tácticas y su convergencia estratégica, pues prefieren
darse el lujo de emitir prédicas morales sobre la libertad en todas partes y para todos,
incluso cuando un Washington psicópata coloca el cuchillo en la garganta de Cuba.
No, gracias, señores Chomsky, Sontag y Wallerstein, Cuba actúa con toda la razón
cuando les pega a sus atacantes una patada en las pelotas y los envía a que se ganen
honradamente la vida cortando caña.
La pena de muerte para los tres terroristas que secuestraron un bote es un duro
tratamiento, pero igual de dura era la amenaza que pesó sobre las vidas de cuarenta
pasajeros cubanos que afrontaron la muerte a manos de los secuestradores. De
nuevo, nuestros moralistas olvidan hablar de los actos temerarios de piratería aérea y
de otros complots descubiertos a tiempo. Los moralistas no logran entender por qué
estos terroristas desesperados buscan escapar de Cuba de manera ilegal. La
Administración de Bush ha eliminado prácticamente el programa de visados para
emigrantes cubanos que deseen marcharse. Los visados han disminuido desde 9000
durante los cuatro primeros meses de 2002 a 700 en 2003. Se trata de una táctica
sutil para alentar actos terroristas en Cuba y luego denunciar las duras sentencias,
que a su vez hacen cantar el coro de los que dicen sí en el rincón del amén de la
progresía intelectual estadounidense y europea. ¿Es simplemente ignorancia lo que
hay tras estas declaraciones morales contra Cuba o es algo más, un chantaje moral
destinado a obligar a sus colegas cubanos a rebelarse contra su régimen, su gente, so
pena de afrontar el oprobio de intelectuales prestigiosos y de verse todavía más
aislados y estigmatizados como "apólogos de Castro"? Por un lado están las amenazas
explícitas de Saramago de abandonar a sus amigos cubanos y de abrazar la causa de
los funcionarios a sueldo de los Estados Unidos. Por el otro, las amenazas implícitas
de no volver a Cuba y de boicotear sus conferencias. ¿Es una cobardía moral el salir
en defensa del imperio y meterse con Cuba justo cuando ésta se enfrenta a una
amenaza de destrucción masiva por haber encarcelado agentes a sueldo, decisión que
cualquier país del mundo hubiera tomado? Lo que resulta francamente vergonzoso es
que hagan caso omiso de los enormes logros de la revolución cubana en el empleo, la
educación, la salud y la igualdad, de su heroica oposición, basada en los principios, a
las guerras imperiales –Cuba es el único país que lo dice claramente– y de su
capacidad de resistir casi cincuenta años de invasiones. ¡¡Eso no cuenta nada para los
intelectuales estadounidenses, eso es escandaloso!! La actitud de los intelectuales es

609
una desgracia, una marcha atrás en busca de respetabilidad después de haberse
"atrevido" a oponerse a la guerra estadounidense junto con otros treinta millones de
personas en el mundo. Éste no es el momento de "equilibrar" las cosas condenando
Cuba, pidiendo un cambio de régimen o apoyando la causa de los
funcionarios-disidentes cubanos "adictos al "mercado".
Vale la pena recordar que los mismos intelectuales progresistas apoyaron a
"disidentes" financiados por Soros y por el Ministerio de Asuntos Exteriores de los
Estados Unidos en la Europa del Este y en la Unión Soviética. Los "disidentes"
entregaron el país a la mafia rusa, tras lo cual la esperanza de la vida disminuyó cinco
años (más de 10 millones de rusos murieron de forma prematura tras la ruina del
sistema sanitario nacional), mientras que en Europa Oriental los "disidentes" cerraron
los astilleros de Gdansk, ingresaron en la OTAN y proporcionaron mercenarios para la
conquista estadounidense de Irak. Brilla por su ausencia entre estos partidarios
actuales de los "disidentes" cubanos cualquier reflexión crítica sobre los resultados
catastróficos de sus diatribas anticomunistas y de sus manifiestos a favor de los
"disidentes" que hoy son soldados del imperio estadounidense en Oriente Próximo y en
la Europa central. Nuestros moralistas estadounidenses no han reflexionado nunca
–lo repito, nunca– de manera crítica sobre sus fracasos morales pasados o presentes,
ya que, mire usted, están a favor de la "libertad en todas partes", incluso cuando la
gente "equivocada" toma el poder y el "otro" imperio lo asume y millones de seres
mueren de enfermedades curables y florecen las redes de esclavitud blanca. Su
respuesta es siempre la misma: "Esto no es que queríamos, deseábamos una sociedad
libre, justa e independiente, pero cuando exigíamos un cambio de régimen y
apoyábamos a los disidentes nunca sospechamos que el imperio se quedaría con todo,
se convertiría en la única superpotencia y de dedicaría a colonizar el mundo".
Los intelectuales moralistas deben aceptar la responsabilidad política de las
consecuencias sin esconderse tras tópicos morales abstractos, ni en el caso de su
complicidad pasada con el auge de imperio ni en el de sus escandalosas declaraciones
actuales contra Cuba. No pueden alegar que desconocen las repercusiones de lo que
dicen y de lo que hacen. No pueden pretender inocencia después de todo lo que han
visto, han leído y han escuchado sobre los proyectos estadounidenses de guerra
contra Cuba.
La autora y promotora principal de la declaración anticubana en los Estados Unidos
(firmada por Chomsky, Zinn y Wallerstein) es Joanne Landy, que se declara "socialista
democrática" y que desde hace cuarenta años aboga por el derrocamiento violento del
gobierno cubano. En la actualidad es miembro del Council on Foreign Relations (CFR),
una de las principales instituciones que desde hace medio siglo han asesorado al
gobierno estadounidense en política imperial. Landy apoyó públicamente la invasión
estadounidense de Afganistán y de Yugoslavia, así como a la organización terrorista
albanesa KLA, responsable del asesinato de dos mil serbios y de la limpieza étnica de
cientos de miles de serbios y otros grupos en Kosovo. No sorprende en absoluto que la
declaración escrita por esta camaleónica extremista de derecha no contenga mención
alguna a los logros sociales de Cuba y a su oposición frente al imperialismo. Preciso es
señalar, además, que a lo largo de su ascensión a posiciones influyentes en el CFR,
Landy fue una opositora visceral de la revolución china, de la vietnamita y de otras
revoluciones sociales.
Por mucho que se jacten de su conciencia crítica, los intelectuales "progresistas" han
pasado por alto la indeseable política de la autora que promovió la diatriba contra
Cuba.

El papel del intelectual en la actualidad


Muchos críticos de Cuba hablan de "principios" como si fuesen algo único y aplicable
a todas las situaciones, con independencia de quién esté implicado y de las
consecuencias. La aplicación de "principios" como el de la "libertad" a los

610
responsabilizados de la planificación del derrocamiento del gobierno cubano en
complicidad con el Ministerio de Asuntos Exteriores de los Estados Unidos convertiría
a Cuba en otro Chile –donde Allende fue derrocado por Pinochet– y conduciría a una
inversión de las ventajas populares de la revolución. Hay principios más básicos que
la libertad para funcionarios cubanos a sueldo del imperio, y son la seguridad
nacional y la soberanía popular. Existe una cierta atracción, sobre todo entre la
izquierda progresista estadounidense, por las víctimas del Tercer Mundo, por quienes
sufren derrotas, así como una aversión por los revolucionarios que tienen éxito. Al
parecer, los intelectuales estadounidenses progresistas siempre encuentran una
coartada para evitar comprometerse con la revolución. Si el estado juega un papel
importante en la economía o tienen lugar movilizaciones de masas, sacan el viejo
estribillo del "estalinismo" y hablan de "dictaduras plebiscitarias"; y si las agencias de
seguridad previenen satisfactoriamente la actividad terrorista, hablan de "estado
policiaco represor". El hecho de vivir en la nación menos politizada de la tierra, con
uno de los aparatos sindicales más serviles y corruptos de Occidente y sin ninguna
influencia política fuera de los campus universitarios, hace que los intelectuales de los
Estados Unidos no tengan ningún conocimiento práctico o experiencia de las
amenazas cotidianas y de la violencia que pende sobre los gobiernos revolucionarios y
sobre los activistas en América Latina. Sus conceptos políticos, los criterios que
esgrimen para condenar o aprobar cualquier actividad política, no existen en ninguna
parte excepto en sus cabezas, en su agradable y progresista entorno universitario,
donde disfrutan de todos los privilegios de la libertad capitalista y no corren ninguno
de los riesgos contra los que los revolucionarios del Tercer Mundo deben defenderse.
Un poco de modestia, queridos intelectuales prestigiosos, críticos y predicadores de
libertad. Hagan introspección y pregúntense si les gustaría caer en manos de una
organización terrorista con sede en Miami. Pregúntense si les resultaría agradable
estar sentados en el café de uno de los principales hoteles turísticos de La Habana y
que de pronto estallara una bomba, un regalito de los terroristas que toman cerveza
con Jeb, el hermano del Presidente. Piensen en lo que es la vida en un país que está
en el número uno de la lista negra del régimen imperial más violento que ha existido
desde la Alemania nazi. Si lo hacen, quizá sus sensibilidades morales atenuarían sus
condenas de la política de seguridad cubana y podrían contextualizar sus escrúpulos
morales.
Quiero concluir estas líneas estableciendo mis propios "imperativos morales",
dedicados a los intelectuales críticos.
El primer deber de los intelectuales de Europa y de América consiste en oponerse a
sus propios dirigentes imperiales que pretenden conquistar el mundo.
El segundo deber consiste en clarificar las cuestiones morales implicadas en la lucha
entre militaristas imperiales y la resistencia popular/nacional y en rechazar la
postura hipócrita que compara el terror de masas del uno con las restricciones
justificadas y a veces excesivas de seguridad del otro.
El intelectual crítico debe establecer normas de integridad política y personal con
respecto a los hechos y cuestiones antes de emitir juicios morales.
El intelectual crítico debe resistir a la tentación de convertirse en "héroe moral del
imperio" por el hecho de negarse a apoyar las luchas victoriosas populares y los
regímenes revolucionarios, que no son perfectos y que carecen de todas las libertades
puestas a la disposición de los intelectuales impotentes e incapaces de amenazar al
poder (que, por eso mismo, gozan del derecho de reunión, de discusión y de crítica).
El intelectual crítico debe negarse a ser el juez, el fiscal y el jurado que condena a los
progresistas que tienen el coraje de defender a los revolucionarios. El ejemplo más
ridículo de esto ha sido el burdo ataque de Susan Sontag contra el novelista y premio
Nobel colombiano Gabriel García Márquez, al que acusó de falta de integridad y de ser
un apólogo del terror cubano [sic]. Sontag profirió su acusaciones difamatorias en
Bogotá (Colombia). Las brigadas de la muerte colombianas, que trabajan con el
régimen y con los militares, han matado a más sindicalistas y periodistas que en

611
cualquier lugar en el mundo, y lo hacen por mucho menos que por ser "un apólogo"
del régimen de Castro. Se trata de la misma Sontag que fue partidaria entusiasta de la
invasión imperial estadounidense y del bombardeo de Yugoslavia, apóloga del régimen
fundamentalista bosnio y testigo silenciosa de la matanza y de las limpiezas étnicas de
serbios y otras etnias en Kosovo. ¡Menuda integridad moral! El inestimable sentido de
superioridad que poseen los intelectuales de Nueva York hace que Sontag pueda
señalar con el dedo a García Márquez y se quede convencida de que ha hecho una
gran declaración moral.
Los intelectuales de Europa y de los Estados Unidos no deberían confundir su propia
inutilidad política y su posición inconsecuente con las de sus colegas los intelectuales
comprometidos latinoamericanos. Hay lugar para el diálogo constructivo y el debate,
pero nunca para los ataques personales ofensivos contra individuos que viven
amenazados a diario.
A los intelectuales críticos les resulta fácil ser "amigos de Cuba" en los buenos tiempos
de celebraciones, cuando los invitan a dar conferencias Es mucho más difícil ser
"amigo de Cuba" cuando un imperio totalitario amenaza a la isla heroica y pone sus
pesadas manos sobre los defensores.
Es en tiempos como los actuales –con guerras permanentes, genocidios y agresiones
militares–, cuando Cuba necesita la solidaridad de los intelectuales críticos,
solidaridad que está recibiendo de todas partes de Europa y, en particular, de América
Latina. Ya va siendo hora de que nosotros, en los Estados Unidos, con nuestros
ilustres y prestigiosos intelectuales progresistas, de sensibilidades morales
majestuosas, reconozcamos que hay una revolución vital, heroica, que lucha para
defenderse contra el gigante del norte y, modestamente, dejemos de lado nuestras
importantes declaraciones, apoyemos esa revolución y nos unamos al millón de
cubanos que acaban de celebrar el 1 de mayo con su líder, Fidel Castro.

612
7 de mayo de 2003

«Estados Unidos tiene el proyecto de


conquistar el poder mundial»
El Irak post Sadam - Entrevista a James Petras

Rosa Meneses Aranda


El Mundo, España Martes, 29 de Abril de 2003

Ayudado por su humor ácido e irónico, el sociólogo y politólogo estadounidense James


Petras es uno de los intelectuales más críticos con la política exterior de su país. El
pasado fin de semana, acudió a Madrid para participar en un acto solidario con el
pueblo iraquí, organizado por el Comité de Solidaridad con la Causa Arabe, tras el que
accedió a entrevistarse con EL MUNDO.
Pregunta.- ¿Cómo evolucionará Irak después de Sadam Husein y con la presencia de
las tropas de Estados Unidos?
Respuesta.- EEUU trata de consolidar su dominación en Irak mediante los cipayos
iraquíes en el exilio y una estrategia para dividir y debilitar a la oposición. No será un
camino fácil para las personas que Washington ponga en los puestos clave del
Gobierno, pues no tienen apoyo interno. Es más, son vistos como una extensión del
poder extranjero.
En Irak no hay ninguna figura con legitimidad para llevar las riendas del Gobierno.
Esto implica que la estancia de EEUU en Irak será prolongada y que tendrá que
proteger a los funcionarios no aceptados. La Casa Blanca intentará también politizar
las diferencias étnicas y religiosas. La resistencia a la ocupación está comenzando con
fuerza y será más profunda en la medida en que Washington comience a aplicar sus
políticas para tomar el control de la industria petrolera iraquí.
P.- George Bush ya está apuntando a Siria y a Irán. ¿Cuál cree que será el próximo
objetivo de la guerra contra el terror?
R.- No cabe duda de que EEUU tiene el proyecto de conquistar el poder mundial. Y
este proyecto tiene una gran influencia sionista fanática y militarista que no hay que
subestimar. Por otra parte, mucho antes del 11-S ya figuraban en la agenda
estadounidense los planes para atacar Afganistán. Tras los atentados, esta guerra se
justificó con la teoría de la conspiración internacional terrorista dirigida por Osama
bin Laden desde las cuevas de Afganistán.Desde entonces, no se ha producido ningún
atentado en Europa o en EEUU. No hay una conspiración terrorista. Es astrología.Es
una invención que persigue generar paranoia para justificar guerras políticas.
P.- Los motivos de Bush para ocupar Irak están claros; pero ¿qué intereses mueven a
Tony Blair y José María Aznar?
R.- Blair no se vende, se alquila. Aznar es un neofranquista que no necesita beneficios
económicos para prestarse. Comparte la visión imperialista de Bush y, para él, esto ha
sido una conquista política. Tal vez le suponga algún contratito en la reconstrucción.
P.- ¿Por qué EEUU ataca a Irak con la excusa de que tiene armas de destrucción
masiva y, en cambio, mantiene negociaciones para que Corea del Norte suspenda su
programa nuclear?
R.- Por tres razones: Irak tiene petróleo, está en una región estratégica y es un país
adversario de Israel. En Corea del Norte hay otros factores. Uno es que Corea del Sur
percibe a EEUU como más peligroso que su vecino del norte. Otro es que en la región
no hay apoyo a las pretensiones belicistas de Washington. Y, por último, que Corea del

613
Norte tiene poderosas armas nucleares, misiles transatlánticos y posibilidades de
lanzarlos. Esto sirve de estrategia de contención. Además, el costo de una guerra
contra Pyongyang sería muy alto.
P.- ¿Qué esperanza les queda a todos aquellos que se manifestaron en contra de la
guerra? ¿Su lucha ha sido en vano?
R.- Mucha gente ha obtenido respuestas, ha aprendido y ha profundizado sus
conocimientos sobre la esencia imperialista de EEUU. También aprendió los límites de
la ONU. Si bien algunos manifestantes sienten que su postura se ha debilitado porque
finalmente Washington ha ocupado Irak, otros se van a radicalizar y van a convertir
su oposición a la guerra en apoyo a la resistencia iraquí contra la presencia de EEUU.
Hemos perdido batallas, pero no la guerra.Tenemos que plantearnos políticas nuevas
más allá de las protestas.Hay que avanzar desde la protesta a la política. Desde las
manifestaciones espontáneas a la profundización en las estrategias políticas.

614
29 de mayo de 2003

Reportaje a James Petras en Neuquén


Mano a mano con un grande de la izquierda
internacional
(Primera parte)

Por Elio Brat desde Neuquén

¿Cómo llega a ser el Petras que hoy conocemos?


"Mi padre era un trabajador que cortaba peces y yo lo seguí a él en ese trabajo.
Empecé a los 14 años y trabajé cuatro con él, mientras estuve en la escuela
secundaria. Hasta que un día, después de pasar una noche con amigos y habiéndome
levantado, como era común, a las cinco de la madrugada para ir a comprar los peces,
se me escapó el cuchillo y me corté casi todos los dedos. No los perdí pero fue muy
problemático? Entonces mi padre me dijo que mejor que siguiera los estudios porque
para ese trabajo no servía. Decía que tenía mi cabeza en otro lado. Y me dijo: "mejor
que estudies porque no servís como trabajador?". Así que me transformé en un
intelectual porque soy un obrero fracasado? (risas).

MI madre era una mujer educada que nació bajo el imperio otomano, y eso hizo que
tuviera, por lo menos, una actitud nacionalista. En mi casa nosotros hablábamos
griego y ella era de un territorio muy cerca de Asia, de Turquía y cerca de Palestina,
del Medio Oriente.

Pero cuando fui a la universidad, eran tiempos malos porque había macartismo y
mucho miedo e intimidación. Tenía amigos judíos cuyos padres era por lo menos
socialdemócratas y nuestro barrio era algo curioso. Teníamos muchas discusiones
mientras tomábamos cerveza y hablábamos de política, de religión y temas como el
existencialismo. Así que, por fin, decidí abandonar el lugar donde vivimos cerca de
Boston y me fui a California porque entendía que en la universidad de allá las cosas
eran más progresistas. Llegué en el período de los grupos rebeldes culturales. Pero
luego del primer semestre dejé la universidad y empecé a escribir cuentos y poesías
que leía en los bares y cafés donde nos juntábamos para ver y escuchar lo que
habíamos escrito. Y en 1960, en San Francisco fue donde conocí grupos marxistas,
quienes me convencieron -o me convencí yo mismo leyendo libros de Marx, Lenin,
Trotsky, Gramsci- de sus ideas. La verdad es que también me radicalicé acompañando
la Revolución Cubana, cada vez que los cubanos se iban más y más a la izquierda,
declarándose una revolución socialista. Y fue en esa época que mis compañeros me
convencieron de volver a trabajar en una fábrica. Así lo hice durante tres años en una
metalúrgica que mantenía máquinas automáticas que pelaban fruta. La verdad es que
no reclutamos a nadie ya que eran buenos tiempos para los obreros de las fabriles,
quienes tenían aumento de salarios de 6 a 7 por ciento anual. Y eran muy pocos los
que nos escuchaban".

¿En qué organización militaba?


"Estaba en un grupo que se llamaba Partido de Obreros Socialistas, que era un grupo
trotskista. Pero desde el comienzo yo tenía una visión diferente de cómo hacer política.
Ese tiempo en la fábrica generó muchas lealtades con los obreros, que eran en su
mayoría conservadores del sur pero también eran muy solidarios cuando me
expulsaron de la fábrica por estar en una manifestación contra el macartismo.

615
Cuando tomamos el ayuntamiento en San Francisco, la policía federal fue a la fábrica
y pidieron mi expulsión como castigo. Allí, los obreros -entre los cuales había muchos
que eran veteranos de la guerra en Corea y otros que venían del sur y que eran medio
racistas- cuando llegó le momento de mi expulsión, el delegado de la fábrica se me
acercó y me dijo que no estaba de acuerdo con mis opiniones pero que él respetaba el
derecho que tenía de decirlas. Así fue como los obreros amenazaron con cerrar la
fábrica y hasta convencieron a la burocracia sindical para que me respalden porque
sino van a perder todo el respeto en una fábrica donde había cien obreros calificados.
Y la lucha se ganó y me tenían que reinsertar en el trabajo. Pero como me notificaron
con sólo 24 horas y yo estaba visitando a mi madre, al volver me dijeron que como no
había aparecido me indemnizaban con salarios por un año. Con eso vuelvo a la
universidad de Berkeley, donde participé en la lucha en defensa de Cuba contra la
política agresiva de Kennedy. En esa universidad que era la mayor, creamos un gran
movimiento de estudiantes que llegaron a ser unos 40 activistas trotskistas,
incluyendo muchos jóvenes que eran anarquistas y de la nueva izquierda. El tema es
que nuestro partido miraba todo ese movimiento como un gran peligro, porque no
aceptábamos la verticalidad. Al final tuvimos alguna discrepancia y nos fuimos todos.
El partido se quedó con dos personas. Allí empezamos a integrarnos a la lucha de
masas de los negros y de los antiguerra, con los cuales llevamos a cabo las primeras
grandes huelgas generales estudiantiles que tuvieron de más de 30 mil jóvenes. Ese
movimiento detonó en todo el país.

Terminé esta fase de mi vida y preparando mi tesis fui a Chile, Perú y Argentina. Pero
concentrándome especialmente en Chile, escribí una tesis sobre el proceso de lucha y
la formación socioeconómica de Chile. Y mi tesis ganó un premio, publicándose como
un libro que también llegó a editarse en Argentina. El libro era un poco profético
porque en el último capítulo escribí que era muy probable que gane (Salvador) Allende
las elecciones (de 1970) pero que iba a encontrar el autoritarismo chileno latente y
muchas fuerzas para derrocarlo. Eso fue en el año 1968, donde la tendencia para mí
era clara por la trayectoria de Allende. Pero también algo descubrí debajo de la
fachada cívica democrática de Chile, donde existía un fuerte autoritarismo y una
historia de odio de clases desde arriba. Allí participé varios años asesorando al
gobierno de Allende, trabajando con varias personas y también manteniendo
relaciones con grupos extraparlamentarios. Finalmente salí de Chile nueve días antes
del golpe del 11 de septiembre del '73 porque pensaba que todo estaba perdido una
vez que Allende aceptó la renuncia de los tres generales constitucionalistas. Fue un
acto de suicidio y yo personalmente pensaba que Allende cometió terribles errores,
sacrificando la lucha de masas y el pueblo obrero organizado en las fábricas por
pactar con militares y buscando una alianza con la Democracia Cristiana en el final de
esa época. Creo que eso facilitó el golpe y me fui".

¿Se lo dijo cara a cara al presidente Salvador Allende?


"No se lo dije a él sino a su ministro de Defensa Orlando Letellier, quien era mi
contacto con el gobierno. Luego lo volaron con una bomba en su carro en Washington?
Cuando volví, enseguida me llamó el senador Lelio Basso de Italia y formamos el
Tribunal Russel contra la violación a los Derechos Humanos en América Latina. Y en
esa época la organización de ese tribunal tuvo mucha influencia en la prensa y en los
medios de comunicación de masas. Lo conformamos con media docena de premios
nobeles y otros como García Márquez y Julio Cortázar y otros matemáticos de gran
prestigio. Integré este jurado como una persona menos conocida que todos los demás,
pero fui más que nada el autor del documento de preparación para la acusación
contra el gobierno norteamericano y contra las multinacionales implicadas en la
represión, tanto en Brasil, Chile, después Bolivia y todos los países que vinieron con el
avance de la derecha.

616
Eso fue una gran experiencia. Allí conocí al dirigente del Partido Socialista griego
Andreas Papandreu, que estuvo en una de las sesiones. Me invitó a Grecia y fui en
1976 para dar un cursillo como tutor de quien iba a ser el próximo presidente que
saldría del Partido Socialista en Atenas. Discutimos mucho, enseñando los conceptos
básicos del marxismo y cómo aplicarlo para entender lo que pasa en Grecia. Bueno,
no fue mi mejor alumno porque cuando llegó al poder dio señales por la izquierda y
virajes por la derecha?

Yo estuve en Italia cuando ganó las elecciones y le mandé un telegrama de


felicitaciones. Y enseguida me invitó a Grecia. Al otro día viajé y me ofreció un centro
de estudios en el Mediterráneo, vinculado con los sindicatos, cooperativas y otras
organizaciones. Pasé casi tres años allí en Grecia? Una experiencia rica con avances
sobre la legislación de la mujer, legislación de las pensiones y la sindicalización.
Fueron avances democráticos pero el presidente no se atrevió a intervenir las fábricas
endeudadas para entregarlas a los obreros como yo traté de insistir. El siempre decía
que primero solucionamos la crisis y después lo pensamos. Yo decía que al contrario,
debíamos atacar la crisis precisamente a partir de intervenir las fábricas y así íbamos
a estimular la recuperación. Teníamos diferencias. Y finalmente cuando él empezó a
aplicar un plan de ajuste, los sindicatos llamaron a una huelga -incluso los
sindicalistas socialistas- y él expulsó a todos del partido. Entonces yo renuncié en
solidaridad con los expulsados. Eso fue aproximadamente en el '86. Entretanto estuve
antes en Venezuela y en Centroamérica con el sandinismo? Nunca me identifiqué
mucho con los sandinistas porque los encontraba muy soberbios, verticalistas y algo
oportunistas".

¿Usted dice el propio Daniel Ortega?


"Ortega y su hermano Humberto, quien termina con un estilo corrupto siendo uno de
los hombres más ricos de Nicaragua. Colaboró con Chamorro y les dio medallas a los
marines norteamericanos. Pero en Venezuela estuve en el primer período de Carlos
Andrés Pérez, en el 76/77, cuando ocurre la nacionalización del petróleo. Y un año
después hice una investigación cuando estaba dando un curso en Maracaibo.
Investigué qué impacto tenía la nacionalización sobre la estructura de clases y los
ingresos. Y descubrí que el simple hecho de nacionalizar no dio los resultados que se
esperaban. Los nuevos gerentes hablaban con acento inglés, ocupaban las mismas
enormes casas y tenían los mismos privilegios que los anteriores. Entonces vi que no
había cambiado nada en las relaciones sociales de producción. Y peor: los nuevos
ingresos se canalizaban hacia sectores pseudoagrícolas que tenían granjas pero
recibían préstamos que los invertían en bienes inmobiliarios y no en la agricultura y
en la producción. Allí hice un estudio crítico de quién se beneficia con esa
nacionalización. Y ahora con Chávez es muy relevante el libro que escribí hace tanto
tiempo?"

¿Usted confía en el presidente Hugo Chávez? Algunos hablan que es otro Perón?
"No hay que hacer analogías. Chávez es un sui generis. Es un populista en su estilo.
Es un hombre muy sencillo, plebeyo, amable. Nos conocimos dos veces, en un
almuerzo y en una cena donde conversamos. Yo creo que está bien intencionado, pero
que no tiene claro un programa estratégico. En su gobierno hay muchas
improvisaciones. Y tiene una política similar a Perón en el sentido que puede unificar
todos los productores: capitalistas, obreros, agricultores, campesinos en un gran block
de producción. Utilizando los ingresos de petróleo para financiar obras sociales. Y
más: cree que puede compaginar el nacionalismo independiente con buenas
relaciones con Estados Unidos. Y eso creo que son sus limitaciones.

Por otro lado, creo que su discurso y el hecho de su gobierno dirigiendo fondos a obras

617
sociales provocó una reacción muy fuerte en la clase media alta y en la clase
dominante. Provocó un gran odio hacia él y hacia las clases populares que lo
apoyaron. Un odio de clase que solo uno puede imaginar en una situación de un
régimen socialista. Un odio mutuo: después de dos golpes Venezuela es lo más
dividido que se ha visto desde la polarización en Chile. Y más: creo que como tenemos
en los Estados Unidos un gobierno extremista, odia al régimen también de una forma
visceral. Creo que eso genera una situación bastante interesante porque Chávez,
diferente de Perón, hizo una política hacia el ejército. Trató de reagrupar oficiales
jóvenes alrededor de su política. Hizo una buena purga de los golpistas, por lo menos
en los primeros niveles. No armó los obreros pero están organizando las villas de allá.
Entonces, es un proceso muy contradictorio y él sigue pensando que se puede
combinar el antiimperialismo con una política liberal. Su equipo económico es el
punto más débil porque, por ejemplo, en el Banco Central son neoliberales. Y él
propone políticas de bienestar. El sigue pagando la deuda pero también quiere
extender los programas sociales. Pero cuando caigan los precios del petróleo ahora,
después de lo de Irak, tiene que tomar una definición. Porque van a bajar los precios
del petróleo y van a bajar dramáticamente los ingresos del gobierno. Su gran momento
son las derrotas de los golpes, que fortalecieron su gobierno".

618
30 de mayo de 2003

Reportaje a James Petras en Neuquén


Mano a mano con un grande de la izquierda
internacional
(Segunda parte)

Por Elio Brat desde Neuquén

Usted que conoce y quiere a la Revolución Cubana ¿qué piensa que puede pasar a
la muerte del Comandante Fidel Castro?
"No hay una sola posibilidad sino son varias cosas las que pueden pasar. Una es que
se forme una dirección colectiva entre lo que llaman la nueva generación de
tecnócratas de izquierda en conjunto con viejos cuadros militantes de la época de la
revolución. Juntos podrán combinar a seguir adelante, tal vez, ampliando el espacio
político y también racionalizando los planes económicos de una forma más orgánica.
Eso es una posibilidad. Mucho depende de las condiciones entre Estados Unidos y
Cuba. En el grado que Estados Unidos siga en pie de guerra contra Cuba yo creo que
cambios dramáticos en la situación interna políticamente van a ser limitados por
razones de seguridad nacional.

Creo que otra opción surge de una combinación entre más liberalización y más
espacio político en un grado mayor de autonomía. Esto en referencia a sindicatos y
otros organismos, pero aquí vuelve a depender de la situación de seguridad nacional a
la cual me referí anteriormente.

En tercer lugar, que continúe un régimen bajo Raúl Castro, quien tiene menos
carisma y es menos agudo en el análisis de la problemática que genera algunas
contradicciones entre las nuevas y viejas generaciones y también entre la política de
seguridad y la marcha de la política en general. En mi opinión, la opción más probable
es que cambios graduales que combinen tres debates internos: uno entre eficiencia y
participación, otro desde la apertura externa en el comercio y la profundización de la
socialización de las empresas estatizadas y en tercer lugar un debate sobre en que
grado se puede mantener el sistema de seguridad en relación con las presiones de
profundizar las relaciones con Europa, Canadá, etcétera. Esos, para mí, son los temas
de gran debate. Y dentro de ellos las varias definiciones de la democracia. En qué
grado la democracia está ubicada en los debates del partido y en qué grado deben ser
más autónomas las estructuras de la sociedad civil y los sindicatos. Y cada vez que los
Estados Unidos pega fuerte todos en Cuba se unifican bajo el liderazgo del partido
como baluarte y el ejército. En un grado que Estados Unidos tenga un retroceso o se
repliegue en su política hay más posibilidades para que los cubanos se sientan
suficientemente seguros para abrir una discusión más amplia".

¿Qué piensa de las críticas que han hecho últimamente a Cuba intelectuales
como Saramago y otros?
"Yo creo que los críticos de la izquierda como Galeano y Saramago están totalmente
equivocados en una cosa muy muy grave: ellos ignoran totalmente el problema de la
seguridad nacional en Cuba como si fuera una cosa más del análisis. Cuando vemos
actos terroristas, amenazas de guerra, tantos atentados con Castro, contra los hoteles,
contra las líneas de comunicación y transporte sólo para estrangular la revolución y
tirar piedras en un momento de enfrentar a un gobierno fascista e imperialista como

619
el de Bush en su política al mundo, me parece totalmente irresponsable. Nosotros
tenemos que contextualizar nuestras críticas y apreciaciones de lo que hay en Cuba".

Si le cabe a Usted alguna crítica al régimen cubano ¿cuál sería?


"En la medida que haya seguridad en Cuba, yo creo que deben ampliar la discusión
sobre las decisiones en la economía. Eso puede extenderse a los cuadros sindicales,
los intelectuales y todos los que están luchando a favor de la revolución. Eso excluye
los más llamados disidentes y los cubanos pagados por el Departamento de Estado
norteamericano. Yo creo que este espacio. Por ejemplo, podría permitir un debate
sobre la expansión de un turismo sobredimensionado y también la expansión hacia
áreas donde Cuba podría satisfacer sus necesidades como en el arroz, donde importa
dos tercios de lo que necesita. Y dar menos importancia o fe en la biotecnología y lo
que son las nuevas áreas porque nuestra experiencia con 40 mil millones de dólares
en biotecnología solo hay 25 productos rentables y hay un alto costo por producto. Y
ellos deben reconocer que tienen una fe mágica sobre lo que pueden generar con la
biotecnología. A lo sumo se puede invertir en algunas áreas específicas de
experimentación en el campo de a biotecnología pero todo eso tiene un alto riesgo en
mi opinión. Y el turismo también es muy bueno para Cuba porque tiene recursos muy
bien establecidos. Pero como en planteamiento que había sobre el azúcar, si
sobredimensionaban esa área cuando hay una saturación de productores y dependían
totalmente del mercado soviético, hay que diversificar más la economía cubana en
varios renglones. Eso es un tema grande para discutir".

Petras, usted recordó a los soviéticos. ¿Usted considera que Gorbachov es un


gran traidor? ¿Cómo se llega a un Putin con posiciones absolutamente de
derecha, incluso de apoyo relativo a la invasión a Irak? ¿Cómo vivió la caída de
la Unión Soviética?
"Yo creo que la caída fue una catástrofe, desde el ángulo humano. El estándar de vida
bajó un 80 por ciento para un gran número de obreros y los pensionistas perdían
todo. Los abuelos y abuelas están en la calle y no tienen más de diez dólares
mensuales para vivir. La extensión de vida bajó de 64 años a 58. Hay una enorme
prostitución. Enfermedades venéreas. Una catástrofe. Es que diez millones de rusos
murieron y no tenían porqué morir en estos diez años. Yo creo que eso no es el simple
problema de Gorbachov. La suba de Stalin y los privilegios que consiguieron la casta
que apoyó a Stalin se convirtió de terroristas a burócratas occidentalizados, mirando
más hacia el capitalismo norteamericano y no la herencia de la revolución. Estaban
totalmente integrados en el estilo de vida y los valores del capitalismo mientras
todavía existían como burócratas. Y esos son las fuerzas que hicieron subir a
Gorbachov y definieron su política: una acomodación con el Occidente para implantar
un capitalismo, hablando retóricamente del socialismo y del mercado que era más
mercantil que socialista.

Y Gorbachov como político era un idiota, un imbécil de gran alcance. Cuando Bush
volvió de negociar con él dijo que "nunca esperaba que van a regalarnos todo lo que
queríamos, sin incluso conseguir nada". Entonces como político, estrictamente,
Gorbachov fue un idiota en las negociaciones, idiota en el conocimiento del poder,
idiota en la forma de gobernar. Y sigue siendo un idiota vendiendo pizza para Pizza
Hut. Es un personaje muy desprestigiado en todos los círculos, incluso en los círculos
realistas de los Estados Unidos. Lo creen un idiota que regaló un imperio a los
Estados Unidos".

Y dentro de todo ese marco ¿China, post Mao Tsé Tung?

620
"Hay muchas rigideces en el período Mao, con muchas contradicciones y campañas
irracionales. Algunas estaban bien intencionadas y otras con resultados nefastos. Yo
creo que las virtudes del período maoísta era la igualdad y los programas sociales en
el campo, más allá de las aventuras del "gran salto adelante" en los fines de los años
50. Yo creo que garantizaba el empleo, la salud y la educación y la protección de la
salud de las mujeres. Cuando Mao y sube esta nueva clase social en China,
protocapitalista, liberaron en las fuerzas de producción las restricciones sobre la
expansión de granjas y demás pero en una forma muy irracional. Pensaban que
debían hacer más reformas capitalistas en forma irreversible. Como resultado yo creo
que hay dos cosas: una enorme polarización entre clases sociales porque estoy
convencido que las condiciones de trabajo en China son las peores en el mundo.
Peores en el mundo! Mientras antes, con la burocracia en el partido, tenían una
función de protección del obrero sin darles autonomía. Las condiciones de trabajo bajo
Mao eran muy suaves. Yo estuve en fábricas y los obreros trabajaban pero no con
tanta prisa. Tenían descansos, dormían media hora en la tarde, 20 minutos en la
media mañana. No ganaban mucho pero tampoco estaban estresados. Ahora ganan
más pero bajo condiciones absolutamente brutales, particularmente en las fábricas de
exportación de capital extranjero. En final de cuentas, creo que las fuerzas
productivas crecen en una tasa bastante sustancial mientras la polarización de clases,
las huelgas y protestas se están multiplicando. No recibimos ni una fracción de
noticias sobre las rebeliones y enfrentamientos que están ocurriendo en todo China.
Creo que la irresponsabilidad completa del partido capitalista chino -que se llama
comunista todavía- está llegando a niveles explosivos. Yo creo que la enfermedad del
SARS muestra en todo sentido el deterioro del sistema de salud pública, la soberbia de
la burocracia y la vulnerabilidad de la economía que depende mucho en la exportación
y del capital extranjero. El 50 por ciento de lo que llaman exportaciones chinas están
hechas por las multinacionales extranjeras, pero se calcula como chino porque están
ubicados allá. Pero las ganancias y la tecnología queda en manos de los extranjeros.
Hay que ver en qué grado, en los próximos diez años, estas vulnerabilidades y
contradicciones pueden volar el sistema".

No me quiero despedir sin hablar del pago chico y su presencia en Neuquén. ¿Qué
se lleva de Zanón y su experiencia obrera autogestionada?
"Mientras Zanón amplíe y profundice sus alianzas sociales aquí entre los sectores
sindicales, ATE, CTA, los maestros, los profesores universitarios, la iglesia, tiene
muchas posibilidades de continuar y prosperar. Yo creo que no se pueden excluir
otros esfuerzos para defender a Zanón. Creo que va a seguir un proceso de tensión. La
lucha para legalizar la expropiación es muy importante y se tienen que combinar
todos los medios de lucha: luchas callejeras, luchas institucionales, luchas legales,
todas las formas para que se mantenga un equilibrio de fuerzas y no permitir que el
gobierno se sienta fuerte para lanzarse contra la fábrica. Pienso que Zanón está
aprendiendo cada día más como manejar la empresa. Están aprendiendo con técnicos
que ayudan a profesionalizar su trabajo mientras continúan con la asamblea. El
punto que creo que deben discutir en Zanón es que deben financiar un fondo de
capitalización para tener dinero para reparaciones y sustitución de maquinarias,
etcétera. No se puede simplemente dirigir todo el dinero al salario. Hay que balancear
el consumo con la inversión. Eso es básico. Y en segundo término creo que deben
buscar financiamiento en varios lugares para extender las líneas de producción y los
nuevos clientes afuera de Argentina como Bolivia, Venezuela, etcétera, donde creo que
pueden con el excelente producto que tienen hacer una empresa de exportación de
cerámicos".

De lo que Usted vio en la Argentina de los años 60 y pico a esta parte ¿considera
que lo de Zanón es inédito en la Argentina y también insólito?

621
"Sí, pero hay características anteriores como el planteamiento de empresas
autogestionadas siempre estaba en el centro de muchos debates y luchas como en
Córdoba y en otros lados. Que se puede tomar y prolongar y extender la experiencia de
Zanón es algo insólito".

622
9 de junio de 2003

Clasificaciones estadounidenses de los


Regímenes latinoamericanos

James Petras
Rebelión
Traducido para Rebelión por Marina Trillo

Lo que resulta de las entrevistas y conversaciones con inversores y directores de


riesgo de Wall Street y funcionarios de negocios y comercio en Washington, así como
de una lectura detallada de los informes del Banco Mundial y del Fondo Monetario
Internacional, Wall Street Journal, Financial Times y las páginas financieras del New
York Times en los primeros 6 meses de este año (2003) es que hay una jerarquía de
favoritos y enemigos entre los gobiernos latinoamericanos. Los criterios usados para
juzgar a los regímenes son su buena disposición para seguir las políticas neoliberales
de Wall Street-Washington, su capacidad para ponerlas en práctica y su capacidad
para procurarse legitimidad política. Las clasificaciones del "establishment" han
cambiado el año pasado en particular allí donde los regímenes favoritos han sido
ineficaces para imponer tales políticas o han quedado aislados políticamente. Por
ejemplo hace un año o menos el Presidente Boliviano Sánchez de Losada, el
Presidente Peruano Toledo y el gobierno de Uribe en Colombia presentaban una alta
clasificación debido a su fuerte apoyo al Comercio Libre Latinoamericano, sus
programas de privatización, su compromiso para el pronto y completo pago de la
deuda y el apoyo incondicional a las intervenciones militares de Bush, en Colombia,
Afganistán e Irak. Este año han sido rebajados de categoría, no porque hayan
cambiado su política, sinó porque están casi privados de apoyo político - clientes
aislados y desacreditados, de valor limitado para seguir los planes de Washington y
Wall Street.

Los Favoritos de Wall Street de 2003


En cabeza de la lista de favoritos están los regímenes Brasileño y Ecuatoriano.
Aunque la mayor parte de los más astutos diplomáticos y funcionarios veteranos del
Ministerio de Asuntos Exteriores sabían antes de la elección presidencial del 2002 que
Lula ya no era una amenaza radical ni incluso un reformador consecuente, la mayor
parte de los ideólogos de Wall Street y Washington, sorprendidos por la selección de
Lula de un equipo económico ortodoxo liberal, quedaron absolutamente embelesados
cuando de modo convincente comenzó a impulsar una agenda neoliberal radical, que
incluye la privatización de la seguridad social, baja considerablemente las pensiones
de los empleados de sectores públicos y reduce el coste y alivia las exigencias para
que los capitalistas despidan a los trabajadores. Un funcionario de Washington me
comentó que el claro rechazo de Lula de la política redistributiva Keynesiana de su
partido (Partido de los Trabajadores) le recordaba el rechazo del comunismo por parte
de Gorbachev y la entrega de Europa Oriental a Washington sin ningún tipo de
coacción ni compromiso. El consenso en Wall Street es que la única diferencia
económica significativa entre Lula y Bush es que el Presidente brasileño es un
defensor del libre mercado más consecuente que Bush. Exige que Washington baje su
barrera comercial sobre una lista de productos protegidos (zumo de naranja, acero,
textiles, etc.).
Brasil está actualmente en la cima de la clasificación del "establishment"
estadounidense debido a cuatro factores: 1) lo que un cínico agente de bolsa de Wall
Street (un antiguo Izquierdista) llamó "neoliberalismo Talibán de Lula" (refiriéndose a

623
su dogmático abrazo de todo el repertorio del Fondo Monetario Internacional desde la
austeridad fiscal a sus peticiones a las multinacionales para luchar contra la pobreza);
2) la inmediata y vigorosa puesta en práctica por Lula de la áspera agenda neoliberal
formando incluso alianzas con partidos de derecha y castigando a los diputados
disidentes de izquierdas de su propio partido que discrepen; 3) el hecho de que Lula
conserve una mayoría popular en las encuestas y haya tenido éxito en cooptar o
neutralizar a la organización sindical de izquierda (CUT) y en no hacer caso de las
demandas del MST; 4) que Lula siga impulsando la agenda del Fondo Monetario
Internacional a pesar del índice de crecimiento negativo durante los 6 primeros meses
de 2003.
El segundo Presidente más popular es Lucio Gutiérrez de Ecuador que ha reafirmado
la economía dolarizada, ha confirmado la base militar estadounidense de Manta,
apoya la intervención militar estadounidense en Colombia (Plan Colombia) y propone
privatizar los sectores clave del petróleo, electricidad, e industrias ligeras. Antes de la
elección de Gutiérrez Washington le consideraba como una especie de oportunista
raro que hablaba a favor de Pinochet y Castro dependiendo de quien pagara sus
gastos de viaje. Poco después de la primera ronda de las elecciones Gutiérrez fue a
Washington donde le consideraron "un oyente dócil" según declaró extraoficialmente
un funcionario de Washington. Una vez elegido Gutiérrez "hablaba a los Indios, pero
trabajaba con nosotros" según un importante asesor de inversiones petrolíferas. Para
gran placer de Washington, ha dividido al anteriormente poderoso movimiento indio
cooptando a su ala política Pachacuti dando a algunos notables, puestos ministeriales
molestos (con poco poder efectivo) y proporcionando puestos menores en la
administración a algunos políticos locales. El movimiento social indio CONAIE está
todavía más dividido entre líderes y seguidores sobre si hay que romper con Gutiérrez,
debilitando severamente los esfuerzos para unificar la oposición. El mismo proceso de
cooptación tiene lugar con el otrora poderoso sindicato de trabajadores del petróleo.
Todo esto son buenas noticias para el "establishment" de Washington, porque Ecuador
ya ha visto a dos anteriores Presidentes clientes estadounidenses derrocados por
CONAIE y sus aliados en los sindicatos de trabajadores de electricidad y petróleo.
Un poco más abajo en las clasificaciones positivas están el Presidente Fox de México,
Uribe de Colombia y Lagos de Chile. Todos son devotos discípulos de la agenda
neoliberal ALCA de Washington. Varios factores han hecho que estos Presidentes
clientes pierdan puestos en la clasificación. Primero Fox ha sido incapaz de impulsar
los planes de privatización del petróleo y la electricidad, que promueve Wall Street; y
Fox aún insiste en el "quid pro quo" de la legalización de 4 millones de trabajadores
mexicanos en EEUU. En segundo lugar, Fox permitió que el activo número uno de
Washington Jorge Castaneda fuera expulsado del ministerio de Asuntos Exteriores.
Además Fox no apoyó a Bush con el voto en el Consejo de Seguridad para la invasión
estadounidense de Irak.
De la misma manera Uribe bajó puntos debido a su fracaso e incompetencia en la
implementación de la guerra de Washington contra los guerrilleros y a su creciente
aislamiento político y social. Uribe prometió a Washington que militarizaría el país, y
destruiría a los guerrilleros. Después de más de un año de combate ha fallado por
completo. Fuentes del Pentágono aseguran que los comandantes militares de Uribe
están más interesados en la confiscación de droga para la reventa que en combatir a
los guerrilleros.
Lagos todavía está muy bien considerado en Washington, pero con la derecha
neo-Pinochetista ganando fuerza y la coalición pro-Lago inmersa en escándalos de
corrupción, Washington ha degradado ligeramente a Lagos, especialmente después de
su perorata sobre la resolución de Irak en el Consejo de Seguridad.
Los clientes de segunda fila tienen la virtud, a los ojos del Wall Street, de ser aliados
neo-liberales estratégicos, incluso si su esporádica y moderada expresión de
desacuerdo irrita al Pentágono de Rumsfeld.
El tercer nivel de clasificaciones positivas incluye a muchos de los primeros puestos

624
anteriores, Batlle de Uruguay, Sánchez de Losada de Bolivia y Toledo de Perú. Batlle
dirige un régimen quebrado y montado en la corrupción que permanece en el poder en
gran parte gracias a la inercia del sistema político y al ultra-legalismo y la prudencia
de la oposición parlamentaria de centro-izquierda. Sánchez de Losada y Toledo tienen
menos del 10 % de apoyo y son confrontados constantemente por oposición masiva en
las calles. Son totalmente ineptos y carecen de poder para poner en práctica los
planes de privatización de Wall Street, y la política represiva de Washington hacia los
agricultores cultivadores de coca en la medida en que les gustaría.
Washington/Wall Street siguen hasta ahora apoyando a estos regímenes, pero
contemplan dejarlos de lado si aumenta la presión popular. Entonces tendrán la
opción de buscar a un centrista "responsable" (como Alan Gareen de APRA en Perú)
para apagar el incendio, o a la junta militar-civil en Bolivia (como arguye el Embajador
Greenlee) para que tome el poder "para salvar la democracia" según la fórmula de
Rumsfeld.
Entre las clasificaciones positivas y negativas está el nuevo Presidente argentino
Néstor Kirchner. Washington mostró su reacción negativa a la derrota de sus dos
candidatos ultraderechistas preferidos (Menem/Murphy) mandando a un cubano
emigrado de nivel bajo, a la inauguración del Gabinete ministerial de Kirchner. En
Wall Street están ansiosos por ver como maneja Kirchner las negociaciones con el
Fondo Monetario Internacional, cuanto tarda en reanudar el pago de deudas, y
durante cuanto tiempo puede mantener el orden y garantizar un acuerdo con la élite
local financiera y las multinacionales. Tanto a Washington como a Wall Street no les
gustó la declaración de independencia política de la élite corporativa de Kirchner y la
prioridad que dio a la integración regional en contraposición al ALCA. Pero tanto los
observadores de Wall Street como los profesionales de Washington están
acostumbrados a la retórica populista y nacionalista postelectoral y esperan para ver
que política concreta seguirá Kirchner. "Como gobernador de la provincia rica en
petróleo de Santa Cruz, Kirchner apoyó la privatización de la lucrativa industria
petrolífera, y eso cuenta algo", me comentó un periodista financiero. Washington y
Wall Street colocan a Kirchner en el apartado inclasificado marcándole con un
asterisco, "Esperando la puesta en práctica de los planes político económicos."
En las clasificaciones negativas figuran Venezuela y Cuba en ese orden. Venezuela
está en negativo en las clasificaciones de Washington, y más o menos en las de Wall
Street. La discrepancia tiene que ver con la política heterodoxa del Presidente Chávez.
Paga sus deudas a tiempo a los Bancos de Wall Street; es un leal proveedor de
petróleo a los EEUU incluso durante una guerra imperialista; no ha nacionalizado
ninguna propiedad estadounidense ni ha fijado impuestos graduados. Su equipo
económico y su política neo-liberal son vistos como ventajas en Wall Street. Sin
embargo, ha despedido a los directivos pro-Wall Street más maleables y corruptos de
la empresa estatal de petróleo, y ha desviando ganancias hacia inversiones en el
desarrollo interno en vez de a la bolsa estadounidense, lo que ha costado lucrativas
comisiones a firmas de Wall Street. Ha instituido controles de capital, limitando la
salida de capital y ganancias, lícitas e ilícitas, a bancos estadounidenses e inversores
inmobiliarios. Aunque existe cierta ambigüedad en Wall Street respecto a los
resultados económicos de Venezuela, en Washington la clasificación de Venezuela es
totalmente negativa. El presidente Chávez derrotó a los "activos" venezolanos dirigidos
por la CIA y a los clientes político-económicos de Washington que por dos veces
trataron de derrocar al Presidente elegido. Chávez ha adoptado una posición crítica
sobre la guerra estadounidense contra el terrorismo, el Plan Colombia y ALCA en
nombre de la paz, la antimilitarización y la integración latinoamericana. La Venezuela
de Chávez, tiene amistosas relaciones comerciales y diplomáticas con Cuba. En la
opinión mundial de Rumsfeld-Wolfowitz Venezuela necesita "un cambio de régimen."
Cuba está claramente en el pedestal más bajo de las clasificaciones de Washington. La
administración de Bush ha etiquetado a Cuba como objetivo militar, parte "del eje del
mal" a invadir, si Cuba no tuviera las fuerzas armadas mejor entrenadas del Tercer

625
Mundo, un sistema de seguridad magnífico y el apoyo popular de millones de cubanos.
Cuba es el enemigo número uno porque es una clara alternativa para las colonias
neo-liberales de la región. Cuba es una fuerza importante en las Naciones Unidas y en
todos los foros internacionales, expresando su solidaridad con los movimientos
antiglobalización y antiimperialistas y oponiéndose a los diseños imperiales
estadounidenses en Asia, Oriente Medio y sobre todo América Latina. Mientras
Washington da a Cuba la clasificación más baja posible, Wall Street, o al menos
sectores del enorme área de negocios agrícolas, no siempre están de acuerdo. La
Cámara del Comercio estadounidense, importantes exportadores agrícolas y
gigantescas empresas de transporte de grano han dado a Cuba una clasificación
económica positiva en términos de su potencial de mercado, pues tiene importante
turismo, líneas aéreas e industrias de servicio.

Conclusión
Las clasificaciones estadounidenses reflejan los cambios que operan dentro de las
complejas fuerzas políticas y sociales de América Latina así como el éxito y fracaso de
las políticas de Wall Street y Washington. Mientras que los movimientos populares
han minado las clasificaciones de varios regímenes cliente estadounidenses como
instrumentos efectivos de la política estadounidense, en otros casos importantes la
evolución derechista de determinados líderes políticos populares ha motivado que
Washington incluyera a sus países entre las clasificaciones más altas.
En gran parte las clasificaciones estadounidenses de regímenes latinoamericanos son
un resultado de las luchas políticas internas y de clases, los fracasos de la política
económica neo-liberal, y la lucha entre la intervención imperial y los movimientos y
naciones antiimperialistas. En segundo lugar, está claro que aunque en muchos casos
Washington y Wall Street coinciden en sus clasificaciones hay casos de ciertas
divergencias. Finalmente en el caso del Brasil de Lula tenemos una situación peculiar
en la cual la administración de Bush-Rumsfeld y los políticos de centro izquierda en
América Latina coinciden en altas clasificaciones. La evaluación positiva de
Washington está basada en la política real de Lula, y el centro izquierda en sus
equivocadas expectativas o sus ilusiones.

626
10 de junio de 2003

Realizada por Pablo Scatizza, en su paso


por la Cerámica Zanon.
Entevista a James Petras
Comisión de Prensa de los obreros de la Cerámica Zanon

Acaba de conocer personalmente la experiencia de los obreros de Zanón. ¿Qué


enseñanza se lleva?
Bueno, es impresionante el hecho de que los obreros hayan tomado la iniciativa, y que
tiene muchas implicaciones la operación de la empresa bajo control obrero. Primero
mundialmente, porque muchos obreros han perdido su trabajo por el hecho de que la
empresa se fue a la banca rota, por la fuga de los capitales o por estafas. Tenemos
varios casos grandes en Estados Unidos como Enron y otras empresas, incluso en mi
ciudad, donde perdimos algo más de 20 mil puestos de trabajo, donde los obreros se
quedaron colgados. .
Creo que el ejemplo de Zanón, donde los obreros tomaron la empresa y pusieron en
marcha la empresa, es una indicación de que hay una solución para este problema,
más allá de lo que dicen los burócratas que hay una sola solución, que es buscar una
mejor indemnización. Eso es sólo una solución para los más viejos, con algún pago
considerable, pero no es una solución para los obreros por debajo de los 50 años. .
Segundo, es importante por el hecho de que los obreros muestran las responsabilidad
de poner la empresa en funcionamiento, invertir y tener la disciplina de trabajo
mientras organizan un nuevo sistema, asambleísta, para tomar las decisiones
estratégicas. .
Y tercero, cómo se sumaron las personas calificadas de la universidad, desde salud;
uno puede ver que la empresa es una empresa social en doble sentido, porque junto
con los obreros, ingenieros, diseñadores y otros sectores se ponga la empresa a
trabajar, y que la empresa también forme parte de la comunidad, dando solidaridad a
otros sectores, impactando sobre la vida cívica. Creo que todo eso es importante. .
Finalmente es importante porque al ser dueños locales se maximizan los insumos
comprado localmente, y los gastos generan otros más trabajos y los ingresos vienen a
estimular el resto de la economía, cuando, por otro lado, las ganancias de las
empresas privadas, en su gran mayoría, no se vuelven a reinvertir en los pueblos
dónde funcionan. Por ejemplo Walmart. Walmart gana su dinero aquí y transfiere sus
ganancias afuera, mientras que una empresa cuyo dueño es obrero, va a volver a
invertir el dinero que gana aquí, y eso tiene un efecto múltiple, de cinco veces más allá
de lo que ganan los propios obreros. .
Los trabajadores de Zanón proponen la estatización de la fábrica bajo control obrero,
¿usted cree que eso es viable con un estado neoliberal como el de esta provincia y el
de este país? .
Yo creo que el ser neoliberal es el comienzo del proceso. El estado neoliberal es una
barrera en el camino, pero no necesariamente significa que el proceso va a terminar
con sólo decir que es una empresa neoliberal. .
Te voy a dar ejemplos. México tiene un gobierno neoliberal hace 25 años, pero la
empresa estatal petrolera sigue siendo pública, la industria eléctrica sigue siendo
pública, los guerrilleros zapatistas siguen controlando Chiapas. Lo mismo uno puede
decir de Venezuela, donde la empresa petrolera sigue siendo pública. El caso de

627
Ecuador, donde la electricidad y el petróleo sigue siendo estatal, aunque el gobierno
seudopopulista (de Lucio Gutiérrez) es el primero que se va a atrever a privatizarlo. .
En definitiva sí, (el Estado neoliberal) es un obstáculo, genera peligros, muchos
peligros, pero no es inevitable. Eso implica que lo que va a determinar los resultados
es una correlación de fuerzas. Si con 50 mil firmas y respaldo generalizado se puede,
por lo menos, hacer una victoria dentro de la campaña. Obviamente el gobierno va a
resistir otros esfuerzos de estatizar otros sectores, pero la guerra esta compuesta por
muchas batallas, y el gobierno ha ganado varias batallas con las privatizaciones, con
las grandes subvenciones a empresas privadas después de que fueron a la bancarrota.
Pero también pueden perder luchas en muchos sectores, mientras controlan el
gobierno. Lo que está atrás de todo eso es el fantasma del 20 y 21 de diciembre, que
es una sombra detrás del poder virtual que hay ahora. .
Ya que lo menciona, ¿no cree que la Argentina perdió una oportunidad histórica luego
de las jornadas del 20 y 21 de diciembre? .
Si..., bueno, perdió y algo escapó, mejor dicho. Yo creo que el levantamiento de
diciembre fue un levantamiento espontáneo, no una revolución. Una revolución
implica una organización política, un respaldo de masas, un liderazgo, un programa.
El levantamiento popular de diciembre fue un gran acto de repudio de un régimen, no
del Estado. Ni hay soviets, ni hay Ejército Rojo, ni hay Fidel Castro. Las experiencias
varían , pero en ninguna de las experiencias se pueden ubicar los factores esenciales.
.
Ahora, este levantamiento abre espacio para el avance de las organizaciones
populares, desde las asambleas, asambleas de barrios, para ampliar el apoyo de los
piqueteros, estimular muchas actividades en las universidades, etcétera. .
Lo que pasa, y en este sentido puede encontrarse algún error en la izquierda, es que
se metieron en todo este proceso los grupos de izquierda, pero de una forma sectaria,
y en vez de tratar de unificar fuerzas, fragmentaron las organizaciones de masas, y eso
fue un error. Segundo no tuvieron la agilidad de reconocer el cambio que existían en
el país a partir de junio, donde la situación de otro levantamiento ya estaba pasando,
cuando debieron organizar sus fuerzas aprovechar las divisiones en la clase
dominante para presentar candidatos y un movimiento unificado para las elecciones.
Si la izquierda salía con una organización política creíble, con líderes con amplio
apoyo popular, con el cinco por ciento de la gente lo toman todo aquí. Pero como se
presentaron en pequeñas fracciones... .
Ese es el problema histórico que ha tenido la izquierda, en especial en nuestro país.
¿Por qué cree que la izquierda siempre pierde en el terreno electoral, en los
estamentos gubernamentales, en los espacios de poder? .
Bueno yo no se si la izquierda siempre pierde, yo creo que la izquierda cuando se
unifica como fuerzas populares avanza, avanza en situaciones particulares donde
muestra alguna capacidad de encabezar luchas populares. Yo creo, en este sentido,
que la izquierda cuando participa de muchas huelgas donde se unifica con otras
fuerzas, influye en sindicatos, cuando participa en organizaciones unitarias como
Zanón, la izquierda gana, pero no cuando juega un papel hegemonizador. Fracciona,
divide y pierde. .
Cuando la izquierda es inteligente y audaz, y unificadora, puede compartir poder con
otras fuerzas. Yo creo que no hay que decir que la izquierda "esencialmente pierde",
intrínsecamente por ser de izquierda. .
... me refería precisamente a los estamentos gubernamentales de poder... .

628
Si, bueno, hay sectores de izquierda que han equivocado siempre la historia, como el
partido comunista, que primero se opone a Perón en el 46, después vuelven a apoyar a
Videla y después caen en mil trampas por las políticas erróneas de su composición. .
Pero eso qué nos indica: yo creo que aquí la izquierda sólo puede avanzar dejando de
ser sectarios. Deben disolver las organizaciones existentes y fusionar con los
movimientos sociopolíticos bajo banderas más amplias, sin un caudillo. Un carácter
de la izquierda es que siempre tiene el mismo vocero, que es el centro del
pensamiento, y los otros tiran volantes, hacen la organización; y hay una cabeza. .
En "Clase, Estado y Poder en el Tercer Mundo", donde analiza la luchas de clase en
América Latina, usted habla de la importancia de la organización para poder triunfar
en una revolución. Menciona la necesidad de líderes, cuadros, combatientes,
militantes y simpatizantes, organizados en ese orden. ¿Se refiere a que hoy no existe
en la izquierda ese tipo de estructura? .
No sólo estructura, sino la manera de pensar. Si uno piensa en el éxito de las
revoluciones que existen son una gran extensión de poderes. China, por ejemplo,
formando cientos de miles de cuadros y millones de simpatizantes, millones. Cuba
avanza de la insurrección a conseguir el apoyo de millones. Entonces, tu no puedes
construir una formación revolucionaria con simples cuadros sueltos. Tiene que ser
una organización amplia, que incluya a muchos sectores. Fidel Castro dijo que una
organización que se combina con religiosos revolucionarios, teología de la liberación,
marxistas, nacionalistas radicales, demócratas avanzados, todos estos sectores
pueden participar en una transformación. Pero simplemente reducir la organización
de unos cuadros, a unos líderes, y confundir eso con una vanguardia es una
excepción. .
Yo creo que en la Argentina existen muchos sectores, desde la clase media progresista
hasta los sindicalistas, los maestros, las fábricas ocupadas, los desocupados, los
mapuches, es un bloque social muy significativo, y este polo podría atraer a los
pequeños comerciantes y otros amenazados por los monopolios como Walmart. .
Walmart va a limpiar en poco tiempo a todo el centro de la ciudad de tiendas, de los
comerciantes, como lo hicieran en mi pueblo. El centro de la ciudad está ahora lleno
de tiendas vacías, parece un pueblo fantasma, porque las guerras de precios que hace
Walmart mata , porque compra en grandes cantidades, y cuando quieren dar
competencia bajan el precio al costo, y una vez que hacen la limpieza suben los
precios. .
Entonces, hay en Neuquén grandes posibilidades para proyectar un poder social
político, pero eso implica una gran alianza, una formación política con una visión. Una
visón amplia pero dirigido hacia una transformación, con un plan de desarrollo
provincial, no simplemente reflejando una serie. Podrían ser planteos esenciales para
el sector público, obras para desocupados, ampliar la producción en Zanón, etcétera. .
Hablando de luchas populares. Tenemos en Latinoamérica a los indígenas en Ecuador
agrupados en la CONAIE (Confederación Nacional Indígena de Ecuador) y otras
organizaciones, los cocaleros en Bolivia, campesinos sin tierra y en lucha por ella en
Brasil, piqueteros desocupados en Argentina, obreros que ocupan fábricas, ¿Qué une
y qué divide a estas diferentes formas de lucha popular. .
En primer lugar, yo creo que la primera cosa, que es muy evidente, es que todos
dependen de la lucha de acción directa. No alcanzan reformas o mejoras esperando
que algún político elegido les entregue tierras, reivindique las demanda básicas.
Primero se organiza, ocupan, resisten, y producen. .
Esta secuencia de generar y ganar victorias, tiene un efecto muy poderoso como
propaganda. Luchar y ganar tiene un gran impacto. La gente está harta de escuchar

629
sobre derrotas, sufrimientos, pobreza; ya lo saben. No vas a agitar personas
haciéndolas escuchar que somos pobres, o estamos sufriendo. .
La gente quiere escuchar reportajes de éxito. Eso es lo que da vigor y vitalidad a la
gente. Y en mi experiencia una victoria vale más que 10 denuncias. Esa es la
significación de Zanón. Toca a 300 obreros, que no es poco, pero el hecho de ganarle
al patrón, resistir al Estado, poner la empresa a funcionar y pagarle a los obreros, eso
es lo que la gente quiere escuchar. Es mi experiencia de los últimos viajes, y ya tengo
más de 43 años en la política. .
Hasta los encarcelados, cuando yo estuve en la cárcel dando conferencias, haciendo
denuncias, todos están así, muchachos duros, quietos; y en el momento que menciono
la victoria de Cuba en Angola contra los ejércitos de Africa del Sur, la unidad
congolina cubana obteniendo la primera gran derrota del racismo, no puedes imaginar
Pablo cómo los puños se levantaron y los gritos que se escucharon. Una audiencia de
80 por ciento negros y portorriqueños. Ellos lo que querían escuchar es que podemos
ganar. .
Es el secreto, con todas sus contradicciones, de los cubanos. Luchan, derrotan y
resisten el poder más fuerte en el mundo, esa es la inspiración. .
Petras, tenemos a un Lucio Gutiérrez en Ecuador apoyado -al menos al comienzo de
su gestión- por los indígenas, a un Chávez en Venezuela que tiene el apoyo de los
sectores populares, a Lula en Brasil -sin saber aún si Brasil giro a la izquierda o Lula
a la derecha-, tenemos a un Evo Morales emergente en Bolivia, y a un faro que
ilumina todo desde la isla de Cuba como Fidel Castro. ¿qué está pasando en América
Latina? .
Mira Pablo, Lucio Gutiérrez tenía el respaldo de los sindicatos, de la CONAIE, etcétera,
pero era una figura indefinida. O peor, mostraba señales bastantes macabras: hacía
declaraciones a favor de Castro y Pinochet. Llegó la primera vuelta (electoral), ganó, y
antes de la segunda se va a Washington a pactar con los Estados Unidos. ¿Quién era
el verdadero Lucio?. Bueno, no perdamos mucho tiempo. Llega a la presidencia y
quiere subir los precios de los combustibles, aplicar un ajuste a los empleados
públicos, y de ahí en adelante amistades y acuerdos con los Estados Unidos,
dolarización garantizada, base de Manta, etcétera. Entonces la imagen que se mostró
de una gran ola izquierda electoral con los personajes que mencionaste es falsa. No
hay una nueva ola progresista desde el lado electoral. .
El caso de Lula es muy emblemático. Si Gutiérrez nunca fue izquierdista, tenemos con
Lula el caso de una persona que empieza en la izquierda y termina en la derecha, que
tiene pactos con los sectores más reaccionarios de Brasil, los grandes hacendados,
con los grandes bancos imperialistas, seleccionando como principal ministro a
(Enrique) Merelles, ex gerente del Banco de Boston, que estafó a los ahorristas de la
Argentina. .
Yo decía que Lula puede llegar a ser el peor presidente de la historia del Brasil, sin
dudas. Y cuando lo digo la piel de la gente suda, particularmente los del partido
comunista de Argentina. Se indignan mucho, digo, especialmente el sector de
banqueros del partido comunista, los que financian los grandes proyectos faraónicos
en Buenos Aires. .
El hecho habla por sí mismo, Lula va a expulsando a cualquier disidente. Es un
autoritario, personalista, bruto. Quiere bajar las pensiones, lo que llama reformas;
quiere promover los sectores de agricultura de exportación, de soja, etcétera, contrario
a los intereses de los pequeños productores; va a liberalizar más los mercados y
prehipotecar a los cooperativistas de los Sin Tierra. Recortes en el presupuesto social,
30 por ciento, adiós Plan de Hambre Cero, y una lista larguísima. Es un segundo
Menem. .

630
Pero Lula fue la gran esperanza de la izquierda... .
Si. No hay duda que 50 millones que votaron por él no votaron por este programa,
votaron por una ruptura con este programa... .
Pero no sólo los 50 millones de brasileños que lo votaron, sino la izquierda de toda
Latinoamérica... .
Si, mira, es tal vez comprensible porque quedaron con una visión congelada del PT y
Lula; porque siguieron con la foto de los 80, como si siguiera siendo el metalúrgico, el
sindicalista. Es como hablar de Vandor como de vanguardia de la clase obrera. En su
momento era militante metalúrgico y pasó a ser un arquetipo de burócrata. .
Pasó lo mismo con Lula. A fines de los 80 convirtió al Partido de los Trabajadores en
una máquina electoral, disociado de la lucha popular, y en el último congreso del PT,
el 75 por ciento de los delegados nunca trabajó en fábricas. Eran abogados,
funcionarios, profesionales, empresarios. Hasta tal punto, Pablo, que Lula gastó más
dinero en su campaña publicitaria que el candidato oficialista. Y ahora tiene que
pagar la deuda; los capos del capitalismo no invierten dinero sin cobrar al próximo día
de las elecciones... .
O sea que la esperanza en América Latina sigue sin estar en las elecciones y sí en los
movimientos populares... .
Si, pero con una excepción. La campaña electoral de Evo Morales. Evo es muy
diferente, por lo menos hasta ahora, en relación con Gutiérrez y Lula. Cómo está muy
pegado al movimiento popular, particularmente a los cocaleros, y como no tiene
ningún futuro bajo ningún gobierno burgués, es imposible cooptar a Evo sin que él
pierda a toda su base social. Y Evo combina la lucha de masas en las calles con cortes
de caminos y levantamientos populares con el proceso electoral. .
Y uno es complementario del otro. En este caso llegó a ser la segunda fuerza política, y
ahora es lejos la figura más popular en el país, con el 38 por ciento de aprobación
contra (Gonzalo) Sánchez de Lozada, el presidente, con menos del 5 por ciento. .
Petras, como buen marxista, usted centraliza su discurso y sus prácticas en la lucha
de clases. El libro que le mencionaba recién dedica su mayor parte a estudiar la lucha
de clases en América Latina. En términos marxistas, sabemos que la lucha de clases
se da entre los propietarios de los medios de producción y los obreros que nos los
poseen, en una relación en la que los primeros enajenan el trabajo de los segundos. .
En la actualidad, en este contexto conformado por una gran gama de actores sociales,
desde obreros que ocupan fábricas para ponerlas a producir, campesinos e indígenas
que luchan por sus tierras, piqueteros, desocupados que buscan ser explotados, que
es en definitiva lo que les va a suceder si entrar al sistema, en este contexto, ¿De qué
hablamos cuando hablamos de lucha de clases? .
Bueno, hay que entender que no siempre es el obrero que trabaja en la fábrica es el
que se puede caracterizar como obrero. Un jornalero en el campo es un obrero; por el
hecho de trabajar en el campo no se hace menos obrero. .
Ahora, hay muchos sectores desocupados que buscan volver a ser trabajadores, no
buscan ser explotados, buscan el empleo... .
Bueno, pero en este modelo... .
Si, van a ser explotados, en el grado que las condiciones de entrar al mercado de
trabajo se entra en condiciones de explotación; eso no implica que van a ponerse de
rodillas y besar los pies del patrón. Van a entrar en diferentes condiciones, van a
tener diferentes experiencias. .
Ahora, hablando de otras categorías, como los cocaleros. Los cocaleros son
autoocupados. No son obreros strictu sensu, pero muchos vienen de la minería, eran

631
obreros, en Cochabamba, muchos de los fabriles en calzado y textiles, destruidos la
economía, por las importaciones de China, etcétera. .
Entonces, en el concepto de organización, de orientación, se asimila el proyecto
obrero, porque entienden que la raíz de su condición está en función del capitalismo:
la concentración y centralización de capital, y producto de la integración de capitales
con el Estado. Por eso, la lucha de clases entre estos sectores, pasa directamente
contra el Estado.

632
11 de junio de 2003

Argentina: valoración general tras 18


meses de lucha popular

James Petras
Traducido para Rebelión por Manuel Talens
(www.manueltalens.com)

Introducción
He pasado el mes de mayo de 2003 en Argentina, visitando fábricas, suburbios de
clase obrera, villamiserias (menesterosas viviendas de okupas sin trabajo), asambleas
de clase media baja en las ciudades, centros sociales de desocupados y universidades,
hablando con sindicalistas, trabajadores desocupados, estudiantes y activistas
académicos y de derechos humanos, directores de cine y de video, con las dos
agrupaciones de las Madres de la Plaza de Mayo, escritores, médicos, periodistas, y
líderes políticos marxistas y de centro izquierda. Ha sido este mi 38º año de visitas,
estudios y conferencias en Argentina. Pasé la mayor parte de mi tiempo en el gran
Buenos Aires y en la provincia de Neuquén, donde la principal fábrica de cerámica del
país pasó a manos de sus trabajadores y está administrada sobre la base de un
sistema de autogestión democrática. Argentina es la tercera economía más importante
de América Latina (después de Brasil y México) y, hasta finales del siglo pasado, tenía
el nivel de vida más alto en la región. Desde entonces, padece uno de los índices de
pobreza e indigencia más elevados de América Latina, si se excluye América Central y
el Caribe.
Para entender la compleja y cambiante realidad de la Argentina actual, tras cinco
años de depresión económica, colapso financiero y levantamientos populares y
movimientos de masas en 2001 y 2002, así como el reciente retorno de los partidos
políticos tradicionales al poder, es importante identificar los principales
acontecimientos politicoeconómicos que dan forma a las perspectivas presentes y
futuras de los movimientos populares sociales y políticos.

Siete tesis en Argentina


(1) En el curso de los últimos quince años, Argentina ha pasado de un auge
especulativo a mediados de los años noventa a una depresión económica (1998-2003),
a un levantamiento popular en 2001 con el florecimiento de movimientos de masas y
al actual período de auge de partidos políticos y personalidades de la derecha.
(2) La clase obrera y los pobres han cambiado desde la acción directa de masas hasta
un grado elevado de participación electoral entre 2001 y 2003 –la campaña de
sectores de la izquierda a favor de la abstención en las elecciones presidenciales de
2003 fue un fracaso total–, puesto que el 79 % del electorado votó.
(3) El movimiento de trabajadores desempleados para ocupar fábricas y
autogestionarlas ha sido invertido en parte, pues el Estado desaloja por la fuerza a los
trabajadores en algunas fábricas y las restantes están en gran parte a la defensiva.
(4) La unidad de las asambleas populares y del movimiento de trabajadores
desocupados ha cedido el paso a la fragmentación y, en algunos barrios, al regreso de
los jefes locales peronistas con sus prácticas clientelistas.
(5) La profunda crisis socioeconómica sigue y, a pesar de la frágil «estabilización»
durante 2003, la pobreza y los índices de indigencia han seguido creciendo, incluso
cuando el desempleo disminuyó ligeramente.
(6) Los «fundamentos» de la economía siguen siendo incompatibles con cualquier

633
recuperación económica sostenida, puesto que la economía neoliberal sigue vigente,
las nuevas inversiones brillan por su ausencia, las compañías extranjeras privatizadas
y sus socios locales siguen descapitalizando la economía (con la canalización al
extranjero de 19 mil millones de dólares en 2002) y el poder del gran capital persiste y
sustenta la ampliación de las desigualdades sociales.
(7) Mientras los movimientos de masas han decaído y los políticos convencionales
dominan el campo electoral, las organizaciones populares siguen luchando; no han
sufrido ninguna derrota decisiva y son capaces de recuperar el terreno si la economía
entra otra vez en barrena y los movimientos son capaces de construir una formación
sociopolítica unificada orientada hacia el poder estatal. Con vistas a analizar estas
«tesis», relacionadas con la Argentina contemporánea, es necesario repasar
brevemente los acontecimientos políticos y económicos que condujeron al
levantamiento popular de los días 19 y 20 de diciembre de 2001. Podemos dividir los
acontecimientos políticos en dos partes, sobre la base de los presidentes de Argentina
responsables del auge y del colapso.

Las presidencias de Menem y De la Rua


La presidencia de Menem (1989-2000) fue un período de préstamos extranjeros
masivos y privatización de todas las industrias importantes y de la mayor parte de las
secundarias, de las compañías de servicios, de los bancos y de los servicios públicos.
La mayor parte de los préstamos y de los beneficios se gastaron en la compra de
bienes de consumo de importación, miles de millones desaparecieron robados en
monstruosas corruptelas y en la financiación del partido justicialista-peronista de
Carlos Menem. La bolsa subió por las nubes y los bancos extranjeros abrieron cuentas
en dólares cuando el gobierno inauguró su política de convertibilidad entre el dólar y
el peso. Hacia 1998, aquella economía no productiva, en manos extranjeras,
especulativa y cargada de deudas, entró en una recesión/depresión que se fue
haciendo más profunda con cada año que pasaba. La desocupación aumentó, las
fábricas, incapaces de competir con los exportadores asiáticos y estadounidenses
subvencionados por los Estados Unidos bajo el régimen neoliberal de libre mercado,
quebraron. Los ricos con «información privilegiada» retiraron miles de millones y los
pusieron a salvo en ultramar. La evasión fiscal de los ricos era la norma. Hacia el final
del segundo mandato de Menem, en el año 2000, la economía entró en una espiral de
descontrol y se hizo inminente una depresión de grandes proporciones: la deuda de
Argentina dobló y ya no había manera de pagar la deuda y financiar una
recuperación. En 2000 fue elegido De la Rua, candidato del tradicional Partido
Radical, en coalición con un peculiar centro izquierda. De la Rua exacerbó la crisis
con una estricta política monetaria, desreguló los mercados financieros y pagó
decenas de miles de millones de dólares de deuda externa, mientras que la
desocupación sobrepasaba el 20 % y los ingresos disminuían el 30 %. En la carrera
hacia su forzada dimisión, los bancos extranjeros transfirieron más de 40 mil millones
de dólares a sus sedes en el exterior. De la Rua congeló todos los ahorros y las
cuentas corrientes, lo que despojó a la clase media de todos sus ahorros, mientras que
los bancos se declararon insolventes, lo cual destruyó literalmente los ahorros de los
pensionistas y de cinco millones de argentinos de clase media. La economía se hundió
hasta un crecimiento negativo del 15 % en 2001-2002, la desocupación se elevó hasta
el 25 % y los salarios cayeron en un 65 %. Protestas callejeras masivas bloquearon las
carreteras. El 19 de diciembre de 2001, cientos de miles de empobrecidos individuos
de clase media y jubilados, desocupados y activistas sindicales se dieron cita con
cacerolas ante el palacio presidencial de la Plaza de Mayo para exigir la destitución de
De la Rua. Los manifestantes fueron agredidos por policías a caballo provistos de
bastones. Retrocedieron, se reagruparon y entonces la policía los recibió con balas.
Más de 30 murieron y muchos resultaron heridos. De la Rua dimitió y escapó en un
helicóptero. Decenas de miles de manifestantes se concentraron en la Plaza del
Congreso y lo asaltaron. Entretanto, la economía quedó totalmente paralizada durante

634
casi dos semanas. El congreso eligió a tres presidentes en menos de siete días, que se
vieron forzados a dimitir ante la presión de los manifestantes. Por fin, los
gobernadores provinciales, los congresistas y los dirigentes del Partido Peronista (JP)
seleccionaron a Duhalde para la presidencia.

La presidencia de Duhalde – Primera parte: el auge de los movimientos populares


A pesar de las alegaciones de algunos izquierdistas, que consideraron el
levantamiento popular de diciembre de 2001 como una «situación prerrevolucionaria»,
en realidad fue una rebelión espontánea de las masas con un limitado orden del día y
un amplio apoyo popular, que iba desde los indigentes a la clase de pequeños y
medios comerciantes, antaño bien acomodados. El levantamiento en Buenos Aires se
vio seguido por explosiones similares en el interior, en las provincias arruinadas y
deprimidas. Pero lo más significativo fue que las asambleas populares barriales se
extendieron por todas partes en la ciudad de Buenos Aires y que en ellas se reunieron
espontáneamente cientos de miles de ciudadanos para discutir de sus pérdidas, de
sus dificultades; quienes antes habían sufrido en silencio empezaron a hablar y a
expresar su cólera en aquellas reuniones y los debates se prolongaban durante horas.
Se votaron y aprobaron cientos de propuestas y demandas radicales, si bien pocas de
ellas fueron puestas en práctica. Los pequeños partidos marxistas y los anarquistas
intervinieron, cada uno de ellos con su propio orden del día y su concepción del papel
que deberían representar las asambleas. Las discusiones duraban casi toda la noche
en parques, plazas y esquinas callejeras. Los anarquistas argumentaban como
«horizontalistas» a favor de reuniones abiertas sin orden del día ni líderes ni
portavoces ni clausura. Los pequeños grupos marxistas estaban a favor de un orden
del día fijo (el de sus prioridades), de una directiva establecida (sus cuadros) y
votaciones por mayoría. Cada grupo veía las asambleas como prototipos de «comunas»
o de «soviets».
En enero y febrero, los movimientos de trabajadores desocupados (MTD) y las
asambleas barriales convergieron en manifestaciones de masas. Los MTD apoyaron
las exigencias de las asambleas de clase media de que se descongelaran sus ahorros
y, a su vez, participaron en el bloqueo de calles del centro en apoyo de las demandas
de empleo y de ayuda alimentaria de los «piqueteros» (trabajadores desempleados). Se
organizaron conferencias para unificar ambos movimientos con grupos de derechos
humanos, movimientos universitarios, intelectuales progresistas y sindicalistas. Como
mucho, se alcanzaron acuerdos temporales entre los líderes de los múltiples grupos
implicados, pero más tarde cada uno siguió adelante según su orden del día local.
Entre los trabajadores desocupados y las asambleas barriales existía un rechazo
general de los tradicionales líderes políticos, expresado en el lema, «Que se vayan
todos», lema que para los anarquistas, los partidarios de lo espontáneo y muchos
líderes de movimiento sociales significaba un rechazo de cualquier forma de
organización política y de actividad electoral. Lo que en un principio era un sano
rechazo espontáneo de la clase política dominante se convirtió en un dogma, que
excluía el desarrollo de un nuevo liderazgo político y de tácticas flexibles capaces de
obtener el poder político institucional. En el punto álgido de las movilizaciones
populares, a principios de 2002, los analistas estimaron que entre 2 y 3 millones de
argentinos participaron en una protesta pública. Las organizaciones de desocupados
contaban con más de 100.000 participantes activos que tomaron parte en gran
cantidad de cortes de rutas y en ocupaciones pacíficas de oficinas gubernamentales. A
finales de 2001 y principios de 2002, muchas fábricas fueron ocupadas por
trabajadores amenazados de despidos masivos y cierres de la empresa. Estaba claro
que el sistema capitalista se hallaba sumido en una profunda crisis, que los
tradicionales líderes políticos y los partidos estaban desacreditados o en declive y que
los nuevos movimientos sociales adquirían importancia política. El principal desafío
con el que se enfrentaban los activistas era cómo sostener y ampliar los movimientos,
cómo asegurar la influencia o el control de los recursos públicos para financiar

635
empleos, viviendas y sistemas de salud, y por último, cómo desarrollar la coherencia
organizativa, encontrar líderes políticos y un programa común para aspirar al poder
estatal. A pesar de que el movimiento de trabajadores desocupados en un principio se
mostró prometedor en su presión para obtener empleos y financiación para proyectos
locales, pronto se vio confrontado a una serie de problemas graves. En primer lugar, el
movimiento sólo apelaba a una fracción de los trabajadores desempleados, menos del
10 % de 4 millones. En segundo lugar, mientras que los MTD eran bastante
militantes, sus exigencias siguieron centradas en los contratos de trabajos públicos
con salarios de 150 pesos mensuales y, fuera de los líderes y de sus seguidores
inmediatos, existía en ellos poca profundidad o conciencia de clase política. La
asunción de muchos anarcoizquierdistas y marxistas era que la crisis «radicalizaría»
por sí misma a los trabajadores o que las tácticas radicales de cortes de rutas crearían
automáticamente una perspectiva radical. En esto fueron particularmente dañinos
pequeños grupos de estudiantes universitarios que propagaron las teorías de
transformaciones «espontáneas», basadas no en la búsqueda del poder político o
estatal, sino en la conservación de lealtades locales en torno a proyectos a pequeña
escala. Su gurú, un profesor británico desprovisto de cualquier experiencia con los
movimientos populares argentinos, aportó un lustre intelectual a las prácticas de sus
seguidores estudiantes locales. En la práctica, los profundos problemas estructurales
persistieron y el nuevo gobierno de Duhalde pronto inició una gran ofensiva destinada
a pacificar los municipios rebeldes de trabajadores desempleados con la oferta de más
de dos millones y medio de contratos de trabajo durante 6 meses, distribuidos por sus
«hombres y mujeres» leales en los barrios. Esta táctica redujo el poder de atracción de
los líderes radicales de los MTD para ampliar sus organizaciones y proporcionó al
partido peronista unos lazos organizativos con los pobres y desempleados para futuras
elecciones, sobre todo si se considera que los líderes del movimiento rechazaban la
política electoral y descuidaron cualquier tipo de educación política. Con el tiempo, la
mayor parte de los seguidores iniciales, «anarquistas», espontáneos y grupúsculos
partidarios de la «ausencia de poder» los abandonaron y se trasladaron a los comités
de desocupados controlados por los peronistas. A principios de 2003, los tradicionales
peronistas populistas de derecha entraron de nuevo en los barrios de desocupados y
establecieron relaciones clientelistas, incluso con los activistas que seguían apoyando
a los MTD de izquierda y participando en cortes de rutas. A pesar de que todos los
grupúsculos marxistas seguían activos de alguna forma en las asambleas,
movimientos de trabajadores desocupados y ocupaciones de fábricas, sus
contribuciones organizativas iniciales se vieron más que rechazadas a causa de sus
tácticas sectarias, que buscaban el control en gran parte de las discusiones y ganaban
posiciones de liderazgo en reuniones prolongadas (lo cual es una especialidad de los
sectarios), una vez que la mayoría de los nuevos militantes se habían marchado ya
antes de la medianoche. El resultado fue un conjunto de organizaciones MTD y de
«coordinadores» con líderes que competían entre sí, divididos por diferencias mínimas
y con frecuencia incapaces de actuar al unísono el Primero de Mayo, y mucho menos
en luchas diarias. Los sectarios de izquierda dividieron los movimientos, pero no
estaban solos. Otro golpe importante al desarrollo de un movimiento sociopolítico
unificado lo dio un grupo de líderes militantes del MTD que elevaron el ambiguo
término de «autonomía» a la categoría de principio universal. Al principio, se
consideraba que autonomía significaba independencia de la dominación de los
partidos electorales (tanto de izquierda como de derecha) y de los corruptos sindicatos
burocráticos. Con el tiempo, sin embargo, la «autonomía» empezó a significar actitudes
negativas hacia cualquier coalición política, hacia alianzas con cualquier sindicato y
hacia cualquier forma de unidad con otros movimientos sociales, excepto sobre una
base táctica. La «autonomía» extrema excluyó cualquier alianza estratégica. El MTD
sigue siendo hoy una fuerza vital en los barrios pobres, pero su poder de movilización
ha disminuido, su movimiento está dividido y el gobierno se dedica cada vez más a
tentar a algunos activistas ofreciéndoles beneficios. Las asambleas barriales que

636
surgieron por todas partes en Buenos Aires entre enero y mayo también han sufrido
una metamorfosis similar. En sus inicios, los deseos espontáneos de implicarse y
hablar con vecinos y amigos, la grave situación común de pérdidas de empleos y
ahorros y los cierres de empresas reunieron a decenas de miles en lugares de
encuentros de los barrios. Al principio había infinitas discusiones sin fin, que
permitieron airear ideas, algunas de ellas inmediatas y prácticas, otras
revolucionarias e ideológicas y otras, por fin, peculiares y terapéuticas. Las reuniones
duraban toda la noche sin alcanzar ningún plan de acción definitivo, salvo el de
reunirse de nuevo a los pocos días. Hubo tentativas de elegir líderes o incluso
coordinadores para convocar reuniones, formular un orden del día (cualquier orden
del día), pero los espontáneos y anarquistas intervinieron para denunciar cualquier
estructura o medida práctica como «autoritaria» o «manipuladora». En los debates que
seguían sobre si era preciso tener un orden del día, los grupúsculos marxistas
intervinieron con argumentos racionales, pero con objetivos sectarios. Las infinitas
discusiones procesales y los prolijos debates entre anarquistas y marxistas dieron
lugar a que muchos abandonaran el empeño. La mayor influencia de los marxistas,
con su control de los debates y del orden del día, alejó a otros muchos hacia las
cafeterías locales o a ver los partidos de fútbol. En enero, cientos asistían a las
reuniones en el Parque del Centenario; cuando yo participé, a principios de abril de
2002, había menos de treinta personas, la mayor parte de ellas militantes de
organizaciones de partido. Las asambleas barriales desaparecieron o se dedicaron, en
algunos casos, a formar comisiones para solucionar problemas locales. Mientras
tanto, el régimen de Duhalde empezó a poner en marcha la maquinaria represiva del
estado. El punto decisivo fue el asesinato por parte de la policía, en junio de 2002, de
tres manifestantes desocupados que bloqueaban el Puente de Pueyredon que conduce
a Buenos Aires desde los suburbios. Miles se movilizaron los días siguientes. Una
grabación de un videoaficionado identificó claramente a un inspector de policía que le
pegó un tiro en la cabeza a un manifestante herido. El video fue ampliamente
difundido. Una vez que disminuyeron las protestas, el régimen inició una serie de
ataques contra okupas sin hogar que habían ocupado edificios abandonados,
desalojándolos. Durante la última parte de 2002 las manifestaciones de trabajadores y
de empleados que no cobraban sus salarios fueron violentamente reprimidas en las
provincias, sobre todo en el noroeste (Salta, Jujuy y Tucumán). Hacia el final de 2002,
el régimen de Duhalde anunció nuevas elecciones para mayo de 2003, sobre la base
de una situación económica y social relativamente estable y de los contratos de
trabajo mínimo para ir tirando. Duhalde anunció que no sería candidato,
desacreditado en gran parte a causa de las astronómicas cifras de pobreza (que
aumentaron del 50 % al 60 %) durante sus 18 meses en el cargo. Sin embargo,
«designó» y apoyó a su reemplazante, Néstor Kirchner, que terminaría siendo el
vencedor. En 2003, los tribunales –con el apoyo de Duhalde– ordenaron que las
fábricas controladas por los trabajadores fueran devueltas a sus dueños, incluidos dos
de los principales símbolos de la ascensión de la izquierda: la fábrica textil
Bruckmann, en Buenos Aires, y la fábrica de cerámica Zanon, en la provincia de
Neuquén. El régimen logró desalojar a los trabajadores en Bruckmann, pero fracasó
en Zanon. Es importante analizar los motivos de la victoria parcial en Zanon.

Cerámica Zanon: autogestión 2003


La fábrica de cerámicas Zanon está localizada en la provincia de Neuquén, en la
región de la Patagonia y es una de las principales fábricas de azulejos para suelo y
pared en Argentina. Fue inaugurada en 1979 con cuatro líneas de producción, gracias
a una subvención de terreno gratuito, créditos estatales, exenciones fiscales y tarifas
de gas y eléctricas a bajo precio. Cuando los obreros la tomaron en 2002, su deuda
total con diversos acreedores públicos y privados ascendía a 75 millones de dólares,
en gran parte debida a la desviación de las ganancias y a los préstamos de dúctiles
autoridades públicas. En 1998, los directivos de Zanon, con el asentimiento de los

637
acomodaticios burócratas sindicales, despidieron a cien trabajadores, lo cual precipitó
un movimiento dentro de la planta para sustituir al delegado sindical, ligado a la
burocracia y los patrones. Al principio, el «sindicato interno» funcionó de manera
clandestina para evitar que los burócratas lo señalasen con el dedo y los patrones
procedieran a su despido. Las exigencias de los organizadores eran la protección del
empleo, el poder del trabajador en la fábrica, mejores condiciones de trabajo, el final
de las mentiras sindicales y, la más importante de todas ellas, la discusión abierta y
las decisiones por votación en las asambleas de la fábrica. Los funcionarios sindicales
oficiales se opusieron con vehemencia a la exigencia de asambleas populares, así
como a otras muchas demandas. Argumentaron, junto con los patrones, que la
compañía estaba en «crisis», incluso cuando los contables de planta cercanos a los
movimientos de base presentaron documentos que mostraban lo contrario. Los
patrones de Zanon intentaron dividir a los trabajadores según su antigüedad,
mediante el cierre de las líneas de producción más antiguas y la conservación de las
más nuevas. También introdujeron el «trabajo flexible», con el despido de todas las
trabajadoras debido a la obligación de combinar el levantamiento de maquinaria
pesada con el manejo operativo de ésta. A finales de 1999, el movimiento de las bases
ganó las elecciones de la fábrica y, en 2000, salió victorioso en las elecciones
provinciales por un margen de 3 a 1. Hay varias fábricas de cerámica en Neuquén. En
el proceso que condujo a la ocupación de la fábrica en octubre de 2001, los patrones
retrasaron el pago de salarios, cerraron la enfermería y la cafetería y, el 28 de
noviembre de 2001, despidieron en masa a la mayor parte de los trabajadores y
procedieron al cierre patronal de la fábrica. El 30 de noviembre, los trabajadores de
Zanon organizaron una marcha pacífica para presentar una solicitud de intervención
al gobierno, pero fueron brutalmente reprimidos. Los trabajadores empezaron a
distribuir octavillas en barrios, centros de trabajadores desocupados y entre los
empleados del sector público, como profesores y personal sanitario. Su lema, «Una
fábrica dirigida por los trabajadores al servicio de la comunidad», apelaba a amplios
sectores de la sociedad, incluidos la Iglesia católica y los grupos cívicos. En marzo de
2002 una marcha multisectorial de tres mil personas liberó a diecinueve trabajadores
de la cerámica que estaban encarcelados. El 2 de marzo de 2002, los trabajadores que
ocupaban la fábrica votaron por iniciar la producción. Tenían la opción de permanecer
desempleados y recibir una cantidad de subsistencia de 150 pesos al mes (50 dólares)
o tomar el control de la fábrica. El voto fue unánimemente favorable a una fábrica
gestionada por los trabajadores. En una asamblea se fijó por votación un salario
máximo de 800 pesos mensuales, pagados de forma igualitaria a cocineras, contables,
trabajadores especializados y semicualificados. Los trabajadores formaron comisiones
para la administración, las ventas, la seguridad y la producción. La planta emplea a
trescientos diez trabajadores, de quienes dependen económicamente mil quinientas
personas. La política de los trabajadores consiste en «comprar material local» en la
medida de lo posible: materias primas, piezas de maquinaria, alimentos, ropa de
trabajo. etc. El poder adquisitivo de los trabajadores ha estimulado pequeños
comercios locales. Los trabajadores de Zanon han trabajado estrechamente con el
MTD en Neuquén, han participado en manifestaciones de masas en defensa de la
gestión de la fábrica por parte de los trabajadores y en las demandas de vivienda,
trabajos públicos y empleos. Durante los pasados quince meses, la fábrica de Zanon
ha estado funcionando bajo la tutela de los trabajadores, mientras que el Estado
intervenía otras fábricas en las mismas circunstancias, desalojaba a los trabajadores y
devolvía las plantas a los patrones. El éxito de los trabajadores de Zanon en el
mantenimiento del control y en la continuación de la producción se debe a varios
factores. Ante todo, pusieron en marcha una amplia alianza entre diversos sindicatos
(maestros, funcionarios, profesores de universidad), estudiantes, grupos religiosos
–incluido el Obispo– y organizaciones de trabajadores desocupados. Estas fuerzas se
han movilizado para bloquear las incursiones de la policía y presionar al alcalde de la
ciudad y al gobernador estatal a que negocien en vez de reprimir. En segundo lugar,

638
los trabajadores de la fábrica desarrollaron en sus asambleas un alto grado de
solidaridad y de conciencia de clase antes de la toma de la fábrica. Esto facilitó
discusiones animadas y abiertas y la elección de un comité de coordinación que
reflejaba los diversos intereses de los trabajadores. Algunos de los líderes son
miembros de pequeños partidos marxistas, pero son una minoría y, lo que es más
importante, su lealtad primera es hacia la fábrica, hacia la escucha en las asambleas
y hacia la creación de una coalición. No están allí para imponer una línea sectaria.
Ninguna «personalidad» domina las reuniones o asambleas. En tercer lugar, los
trabajadores de Zanon han «aprendido lo que no sabían» en el manejo de la fábrica.
Han compensado sus carencias buscando apoyo técnico y administrativo y siguiendo
cursos cortos de ingeniería y de gestión, así como con la ayuda de los pocos
administradores que se quedaron y que trabajan en la nueva fábrica dirigida por
trabajadores. Igual de importante es que los trabajadores han aprendido haciendo las
cosas. Combinan las actividades productivas con la movilización política, en
solidaridad con diversos grupos oprimidos, como los indios mapuches, los
trabajadores desocupados y otros. Hacen turnos de trabajo de vez en cuando para
asistir a manifestaciones políticas y convocan asambleas para «acontecimientos
especiales». Las comisiones toman la mayoría de las decisiones diarias relacionadas
con la producción y luego presentan cada semana un informe a las asambleas. La
asamblea eligió a un antiguo administrador superior como director ejecutivo, sujeto a
su autoridad. Dos contadores y un especialista en informática mantienen los libros de
contabilidad de la fábrica. Personal sanitario universitario –enfermeras, médicos y
psicólogos– trabaja a diario de forma voluntaria en la planta junto a los especialistas
de primeros auxilios. Según el psicólogo de la planta, el estrés es el principal problema
de salud y se debe a la aceptación de responsabilidades nuevas, al miedo a que el
gobierno recupere la planta, al hostigamiento constante de los jueces y a las órdenes
judiciales de desalojo. Algunos trabajadores estaban tan acostumbrados a seguir
órdenes que sus nuevas responsabilidades hicieron que sufrieran de estrés por miedo
al fracaso. La disciplina de la fábrica es elevada, el ausentismo o los retrasos son
bajos y los trabajadores están impacientes por agregar capacidad de producción para
aumentar el empleo entre sus aliados desocupados. Los principales problemas a que
se enfrentan los trabajadores de Zanon son: primero, la amenaza de una orden
judicial de desalojo por la fuerza. Los trabajadores de Zanon han obtenido 40.000
firmas para pedir que la legislatura estatal expropie la fábrica bajo su control. En
segundo lugar, la planta funciona al 20 % de su capacidad debido a la carencia de
créditos, capital y préstamos –los gobiernos estatales y provinciales se niegan a
proporcionar cualquier fondo– y ello a pesar de que el Estado se ha gastado miles de
millones ayudando a bancos y monopolios privados. En tercer lugar, los trabajadores
tienen que mejorar su control de la comercialización. El Estado y los grandes
capitalistas en Neuquén han presionado a las empresas para que no compren
productos de Zanon: el gobernador, que alardea del lema «Compre Neuquén», importa
cerámica de Brasil en vez de comprarla en Zanon y participa en una campaña
concertada para socavar la fábrica autogestionada. En cuarto lugar, los trabajadores
tienen que establecer un fondo de depreciación. Los gastos actuales incluyen el 70 %
para materias primas, el 15 % para salarios y el 15 % para impuestos, electricidad,
agua y beneficios netos, lo cual deja muy pocos fondos para nuevas inversiones o para
costos de reemplazo de capital. Los trabajadores son conscientes de estos problemas
y, tal como declaró uno de sus líderes, «aprendemos constantemente, comenzamos sin
experiencia pero ya hemos gestionado la fábrica durante dieciocho meses, y
seguiremos creciendo, aumentando, empleando tantos desocupados como sea factible
para servir a la comunidad». Mientras que los trabajadores han permanecido firmes en
sus luchas, oponiéndose a ataques físicos y detenciones, enfrentándose y derrotando
a burócratas sindicales, desafiando al sistema judicial favorable al patrón, los asaltos
violentos de la policía y los boicoteos del gobernador y de las principales
corporaciones, su heroísmo ha logrado mantener la fábrica porque también buscaron

639
y se aseguraron el apoyo de ingenieros y técnicos para que los entrenaran y los
aconsejaran, y también porque crearon una amplia coalición que incluía a la
izquierda, pero también a la iglesia, a sindicatos, estudiantes y desocupados. Sin la
amplia coalición y el apoyo activo de los profesionales, los trabajadores no habrían
tenido éxito. La ausencia virtual de política sectaria y el amplio apoyo comunitario
probablemente tiene mucho que ver con el lugar geográfico en que se encuentra
Zanon. En las provincias, las luchas internas sectarias son menos intensas, ya que
todos se conocen y trabajan juntos cara a cara y la camaradería en el lugar de trabajo
es más fuerte que los altercados ideológicos, en particular cuando llega la hora de
cerrar filas ante una gran amenaza. De la misma manera, en las ciudades provinciales
el concepto de «comunidad» es más fuerte y los vínculos de redes sociales con la
familia, los vecinos y las organizaciones sociales crean lazos más cercanos de
solidaridad social, en la que la «reciprocidad» en el apoyo a la lucha de los demás es
un rasgo común.

Los trabajadores de la telefonía: de trabajador temporal a permanente


Otro ejemplo de victoria en el lugar de trabajo en la lucha de las masas de
trabajadores argentinos desde diciembre de 2001 se puede encontrar en la lucha de
un grupo de jóvenes trabajadores temporales contra la compañía telefónica. El éxito
de la lucha se basó en gran parte en la autoorganización y la cooperación y la ayuda
de los trabajadores militantes veteranos, que antes habían luchado sin éxito contra la
privatización de la compañía. Casi todos los trabajadores temporales eran estudiantes
universitarios que, supuestamente, se encontraban en periodo de «formación en el
trabajo» para una futura carrera. De hecho, eran trabajadores a contrato, excluidos de
cualquier ventaja social, al igual que otros millones de jóvenes trabajadores. Los
salarios mensuales para «temporales» varían entre 115 dólares en las provincias y 200
dólares en Buenos Aires. La universidad recibía el 10 % del sueldo en calidad de
agencia de trabajo. Los trabajadores-estudiantes firmaron un contrato de cuatro años
como «temporales».Los trabajadores permanentes ganaban 350 dólares más la
pensión, los planes de salud, vacaciones y dos pagas extraordinarias al final del año.
Al cabo de los seis primeros meses, los «temporales» comprendieron dos cosas: (1) los
empleos no tenían nada que ver con su educación universitaria y (2) no había otros
empleos en el mercado de trabajo. Comprendieron que eran «trabajadores», no
estudiantes en tránsito hacia algo mejor. Durante más de un año, los «temporales»
mantuvieron una organización clandestina y publicaron un boletín. En diciembre de
2001, justo antes del levantamiento popular, la compañía telefónica despidió a los
líderes de los trabajadores temporales. Aquellos que trabajaban junto a trabajadores
permanentes estaban mejor organizados, en gran parte porque los delegados
sindicales en los edificios donde trabajaban les proporcionaron apoyo y solidaridad.
Organizaron una huelga que se extendió a otros edificios y sectores que eran
exclusivamente temporales. La burocracia sindical intentó romper la huelga y luego la
aceptó, debido a la diseminación de las protestas de masas en las calles, que llevaron
al levantamiento popular de los 19 y 20 de diciembre de 2001. Los trabajadores
temporales ganaron la huelga, se convirtieron en trabajadores permanentes y se
aseguraron una mejor protección y «períodos de prueba» más cortos para trabajadores
temporales recién empleados. Está claro que la victoria de los trabajadores temporales
dependió de la solidaridad intergeneracional y de la desaparición de fronteras y
miedos entre trabajadores «temporales» y permanentes. Los trabajadores más antiguos
temían que los temporales los sustituyeran y éstos pensaban que los permanentes no
les harían caso en la búsqueda de sus propios intereses económicos. El puente crucial
lo constituyeron los militantes delegados sindicales con conciencia de clase, que
tenían la experiencia y la capacidad para oponerse a los burócratas sindicales y
proporcionar los instrumentos organizativos para la victoria.

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Río Turbio
Río Turbio es un pueblo minero en la poca hospitalaria punta austral de Argentina,
con un militante sindicato de mineros del carbón que condujo satisfactoriamente a
una lucha para nacionalizar de nuevo la mina –al menos parcialmente– con la
participación de la burocracia sindical. Varios de los líderes sindicales son miembros
de un partido marxista, pero se consideran primero sindicalistas y luego miembros de
su partido, de cuyas opiniones y prácticas sectarias discrepan con frecuencia. La
fábrica fue privatizada en 1994 y parcialmente nacionalizada de nuevo a principios de
2002. Los burócratas sindicales de la compañía de electricidad poseen el 25 % de las
acciones, como hacen otros propietarios privados de acciones. La nueva
nacionalización parcial fue el resultado de una acción conjunta entre el sindicato local
de mineros del carbón, otros sindicatos del sector público y una asamblea de la
comunidad general de 3000 personas (el 21 % de los 14.000 residentes de Río Turbio).
La práctica de una solidaridad y una participación comunitaria de masas fue muy
anterior a los acontecimientos de diciembre de 2001, aunque quizás el tamaño de la
asistencia reflejara la influencia de los acontecimientos en Buenos Aires. Después del
éxito parcial de los trabajadores, la asamblea barrial desapareció, y reaparece cada
vez que hay una cuestión importante que afecta a la ciudad o a la región. La clave de
la asistencia comunitaria fue el contrato de la empresa minera y el papel del estado en
impedir que la compañía privatizada quebrase debido a la mala gestión y a la
desinversión. En 2003, la mayoría de los trabajadores votó a favor de Néstor Kirchner
en las elecciones presidenciales, como una alternativa moderada al derechista
Menem, y los sindicalistas de izquierda no tuvieron ninguna influencia sobre el
comportamiento en las urnas de los miembros del sindicato: «la campaña a favor de la
abstención fracasó y los candidatos de los partidos marxistas apenas obtuvieron votos
(menos del 2 %). Los sindicalistas marxistas criticaron a los partidos de izquierda
–incluidos los suyos– por participar en la política «con un cubo en sus cabezas» y sus
lemas resonándoles en los oídos, lo que hizo que confundieran el eco de sus propias
voces con lo que pensaban y decían la mayor parte de los trabajadores. Los líderes
sindicales de izquierda en Río Turbio, a diferencia de los marxistas en Buenos Aires,
no consideraron el levantamiento popular de diciembre de 2001 como una «situación
prerrevolucionaria», porque, según señalaron, ni entonces ni ahora había ninguna
estructura revolucionaria». Los líderes mineros estudiaron el declive del movimiento
de masas desde finales de julio de 2002 hasta la actualidad (junio de 2003) y
señalaron como un momento clave de tal declive la intervención estatal en las minas
en junio de 2002, que sustituyó la asamblea de trabajadores por funcionarios
designados.

Presidente Kirchner: perspectivas para 2003


La elección de Néstor Kirchner en mayo de 2003 marca una nueva línea divisoria en la
política argentina, línea que probablemente tendrá un impacto importante sobre la
clase obrera y las luchas populares en el futuro inmediato. Los comentarios iniciales
de Kirchner, los nombramientos para su gabinete, la purga de militares y sus
promesas de deshacerse de los corruptos y derechistas jueces del Tribunal Supremo,
así como su encuentro con grupos de derechos humanos son un buen augurio para el
futuro del país. Sus nombramientos reflejan un enfoque pragmático y moderado que
mezcla a partidarios personales de su propia provincia de Santa Cruz con un
heterodoxo ministro económico social liberal y varios partidarios del saliente régimen
de Duhalde. Su oposición a las exigencias del Fondo Monetario Internacional de
reiniciar de inmediato el pago de la deuda y la promesa de posponer o condicionar los
pagos a la recuperación económica son respuestas racionales para un país en el que
el 60 % de la población se encuentra por debajo del umbral de pobreza y más del 20
% está desocupado. Su «retiro» forzoso de cincuenta generales y almirantes de derecha

641
y su reemplazo con oficiales destinados en su provincia de Santa Cruz es una medida
de seguridad para debilitar la capacidad golpista de los Estados Unidos y sus aliados
entre la elite argentina. Kirchner ha dado la prioridad a la financiación de un proyecto
de trabajos públicos de tres mil millones de dólares para reducir el desempleo. Se
trata de medidas progresistas que han gustado a la mayoría de los argentinos. Sin
embargo, hay varios elementos contradictorios en el orden del día de Kirchner. Ante
todo está la cuestión del poder político: su estrategia económica de capitalismo de
estado, regulado y dirigido, no depende de la cooperación, la inversión y la producción
por parte de la banca, la agroexportación y las compañías controladas por extranjeros,
ninguna de las cuales se ha mostrado favorable a cualquiera de las medidas
mencionadas. Si, tal como parece probable, prosiguen sus actividades especulativas,
envían sus ingresos al extranjero y no invierten el dinero, Kirchner se enfrentará a la
opción de aumentar el papel del Estado y nacionalizar de nuevo las compañías
lucrativas o capitular y dar marcha atrás en sus compromisos. La segunda
contradicción se encuentra entre su promesa de mantener una política fiscal ajustada
y proporcionar una compensación a las compañías privadas que hayan salido
perdiendo a causa de la devaluación y a la necesidad de aumentar los gastos para
financiar proyectos generadores de empleos. Kirchner propone financiar las nuevas
inversiones mediante una recaudación fiscal más estricta y el castigo a los evasores
fiscales, pero si la historia pasada sirve de ejemplo, le será difícil cumplir con estas
medidas. Además, la mayor parte de la clase dirigente argentina considera el castigo
de los evasores fiscales como un «acto hostil» y puede condicionar las ofertas de
inversiones futuras a una política de clemencia ante la evasión fiscal. En cuarto lugar,
la derecha peronista, incluidos los partidarios de Menem y del régimen de Bush, y los
banqueros poseen una fuerza importante en el Congreso, en el Tribunal Supremo y
entre los gobernadores de varias provincias. Este año hay elecciones para renovar
esos cargos. Si Kirchner espera proseguir con su política pragmática, tendrá que
movilizar y organizar a las clases populares, lo cual lo obligaría a una ruptura con el
Partido Peronista, algo bastante improbable. En consecuencia, tendrá que echar mano
de decretos presidenciales o poner en peligro la mayor parte de sus reformas de la
estructura del poder institucional.
En el momento de su investidura, tenía el apoyo de facto de las tres confederaciones
sindicales, de la gran masa de la clase media empobrecida, de importantes sectores de
funcionarios y de sus sindicatos y de la mayoría de empresas pequeñas y medianas.
El Fondo Monetario Internacional y el capital financiero local e internacional lo están
presionando para que permita que los acreedores recuperen las hipotecas de las
decenas de miles de propiedades de las clases medias bajas de argentinos, es decir, de
las mismas clases que esperan de él nuevas iniciativas que lleven al país a un mayor
desarrollo nacional. La llegada de Kirchner es un reto a los nuevos movimientos de
trabajadores desocupados y sindicalistas militantes, que han decidido suspender las
confrontaciones durante tres meses para permitirle al régimen que defina y ponga en
práctica su política social y económica. Dado el amplio apoyo de que goza Kirchner, se
trata de un enfoque realista y práctico, que deja abierta la posibilidad de una acción
directa si Kirchner no logra cumplir con sus promesas.

Conclusión
La política argentina ha dado un vuelco completo, desde un levantamiento popular
que obligó a la dimisión de un presidente y de varios presidentes en ciernes hasta el
retorno de un presidente que casi salió elegido (Menem se retiró antes de la segunda
vuelta). Los argentinos han pasado de la lucha en las calles a las urnas, del desprecio
por los políticos tradicionales a la esperanza de que el presidente recién elegido
empiece a invertir la caída del nivel de vida y reactive la economía. Este ciclo no ha
sido el de un automático «movimiento pendular», sino que se ha basado en la
incapacidad de la izquierda, de los marxistas, socialistas, anarquistas,
«horizontalistas» y otros muchos para organizar y canalizar el amplio descontento que

642
se extendió por todo el país durante más de seis meses tras el desplome del sistema
financiero y el empobrecimiento de las masas. Si alguna vez las «circunstancias
objetivas» llegaron a favorecer una transformación radical, ése fue el período entre
diciembre de 2001 y julio de 2002, con sus movimientos de masas en las calles, una
clase media proletarizada en su nivel de vida, si no en sus perspectivas, y la clase
dirigente desacreditada pero nunca desalojada o eficazmente derrotada; también, con
un movimiento de trabajadores desocupados para ocupar fábricas abandonadas: 160
ocupaciones de las 2500 compañías cerradas tuvieron lugar entre 2001 y 2002. Más
allá de los errores tácticos, varias cuestiones teóricas pasaron a primer plano. Una
rebelión popular de masas no es una revolución. El hecho de concluir, como tantos de
izquierdistas y anarquistas hicieron, que hubo una «situación prerrevolucionaria»
(entre diciembre 2001 y febrero de 2002) y de actuar como si la búsqueda de
«reformas» y la creación de coaliciones con sindicatos progresistas no fuese necesaria,
dio lugar al aislamiento de la vanguardia del movimiento y a la pérdida de contacto
con la mayoría de trabajadores desocupados descontentos y con la clase media. El
segundo punto teórico es que ninguna organización tenía apoyo suficiente como para
asumir cualquier papel de mando (incluso si todas ellas fingían ser autosuficientes) ni
de definir un proyecto político hacia la toma, con el tiempo, del poder estatal. En
ausencia de un mando unificado y cohesivo, los diletantes intelectuales y los líderes
locales dividieron los movimientos en nombre del fetichismo autonomista y del
vanagloriado vanguardismo, y todos ellos se pusieron el «cubo en la cabeza» y se
creyeron sus propios lemas espontáneos o revolucionarios... que seguramente no
resonaron entre las masas.
El tercer punto es que los movimientos sociales (sobre todo algunos de ellos) que
carecen de una vocación para alcanzar el poder y rechazan la lucha política, terminan
como grupos de presión dentro de un sistema político dominado por los políticos
tradicionales y por los partidos. El lema antipolítico «Que se vayan todos» intimidó a
los eventuales candidatos de izquierda y, en última instancia, llevó a la dominación
completa de la política electoral por parte de los partidos tradicionales de derecha.
El punto final y más importante es que, cuando la masa de la población se rebeló y le
dio la espalda a los partidos tradicionales, no estaba preparada u organizada para una
insurrección política de tipo «barricadas»: buscaba una formación política de masas
unificada, creíble y capaz de ofrecer al electorado una salida de la crisis. Incluso si
una minoría de activistas pensó que había llegado el momento de luchar por el poder,
estaban fragmentados, divididos y carecían de líderes experimentados, capaces de
organizar una opción seria, incluso minoritaria, por el poder, en ausencia de medios
militares para consumarla. Sin duda las ilusiones de «insurrección» se disiparon
después de los días embriagadores de diciembre de 2001 y principios de enero de
2002. La tarea de organizar a los tres o cuatro millones de desocupados estaba en el
orden del día; los trabajadores empleados del sector privado estaban todavía
controlados por los dirigentes sindicales. Estos problemas nunca fueron resueltos. Los
cientos de miles de activistas radicalizados no se convirtieron en millones. Y, sin
embargo, había una manera de organizar una alternativa electoral unificada de las
masas para iniciar el proceso de cambio, ya que la clase dirigente estaba dividida en
cinco facciones enfrentadas. Esto también fue desaprovechado, por parte de los
anarquistas, que rechazaron las elecciones; de los líderes de movimientos, que
rechazaron la política como algo corrompido por naturaleza; de las sectas marxistas,
cada una de las cuales presentó a sus gurús singulares para consolidar su 2 % del
voto. Una oportunidad perdida para la transformación no cuenta toda la historia. Tal
como demuestran nuestros estudios de caso de Zanon, de los mineros de Río Turbio y
de los jóvenes trabajadores de la telefonía, hubo victorias sustanciales: Zanon
demostró que las fábricas dirigidas por trabajadores pueden tener éxito; los
trabajadores temporales pueden cambiar sus contratos de trabajo; las asambleas
populares pueden trabajar con los sindicatos y con grupos de desocupados. El
levantamiento de diciembre es un punto de referencia para millones de argentinos.

643
Los días heroicos de solidaridad de masas y los cambios de régimen son un
recordatorio de lo que el poder popular puede lograr y logrará, incluso si es
espontáneo. Es también un recordatorio de que si el presidente Kirchner fracasa, el
ciclo puede invertirse otra vez hacia la política de masas, y es posible que entonces los
activistas y militantes tengan en cuenta las experiencias positivas y negativas del
pasado.

644
13 de junio de 2003

Situación Actual en América Latina

James Petras
Traducido para Rebelión por Marina Trillo

Introducción

Hay cuatro claves para entender la situación actual en América Latina:


El desarrollo desigual de la lucha étnica y de clase y las contradicciones dentro de los
movimientos sociales.
La derechización de antiguos partidos electorales izquierdistas o populistas y su
alianza con el imperialismo estadounidense
El declive del modelo socioeconómico neoliberal y el aislamiento de los regímenes
neoliberales y su acrecentado recurso a la violencia
Resurgimiento del militarismo y colonización imperiales - sus victorias y derrotas.

Desarrollo Desigual de Clase, Lucha étnica y Anti-imperialista


Los movimientos y luchas populares latinoamericanos reflejan una compleja pauta de
avances y retrocesos, que dependen de circunstancias específicas y momentos
puntuales. No hay ninguna "nueva ola" general de victorias o derrotas. En el lado
positivo está la victoria del movimiento popular en Venezuela - derrotando dos golpes
de estado orquestados por EEUU y el programa de reforma agraria del Presidente
Chavez que promete colocar a 100.000 familias hacia agosto del 2003. En Bolivia, el
MAS y los movimientos sociales, sobre todo los cocaleros, han bloqueado
satisfactoriamente el programa de privatización del gobierno del Presidente Sánchez
de Losada y han acrecentado su apoyo electoral y de masas. En contraposición, en
Ecuador y Brasil, la adopción del neoliberalismo por parte de los Presidentes Lucio
Gutiérrez e Inacio Lula representa un debilitamiento temporal de la izquierda y la
lucha de masas.
El desarrollo desigual de la lucha popular de masas se produce en toda América
Latina – Perú avanza, Chile está estancado, Argentina en declive pero la guerrilla
Colombiana se expande. La clave para comprender el reflujo y flujo de la lucha de
masas en América Latina requiere que vayamos más allá de un análisis de las crisis
económicas y examinemos la cuestión política - en particular la relación entre la
política electoral y la de masas. La razón está clara: todas las economías
latinoamericanas están en crisis profunda y adolecen de generar desigualdades
sociales - pero en algunos países, la lucha avanza y en otros declina.
La clave para entender el desigual desarrollo de la lucha se encuentra al observar las
diferentes relaciones entre movimientos sociales y formaciones políticas. En Bolivia,
Venezuela, Cuba, los movimientos de masas están vinculados a formaciones políticas
populistas y socialistas - que promueven los objetivos de los movimientos. En Brasil y
Ecuador los movimientos de masas están (¿o estaban?) vinculados a regímenes
políticos y partidos neoliberales que se oponen a las reivindicaciones básicas de los
movimientos populares y están ligados al Fondo Monetario Internacional y a élites
neoliberales. En Perú, Colombia y México los movimientos de masas y guerrilleros
progresan porque son independientes de los regímenes neoliberales y de los partidos
burgueses. En Argentina, y en mucho menor grado en Paraguay y Uruguay, los
movimientos de masas no son capaces de construir una alternativa política - como

645
consecuencia las heroicas luchas y protestas de masas no se han traducido en un
desafío serio para el poder estatal sinó que han permitido a partidos electorales
burgueses y reformistas capitalizar el descontento con la elección de Kirchner en
Argentina y el Frente Amplio en Uruguay
En resumen, los movimientos sociales que han llegado más lejos en el período actual
son los que están vinculados a formaciones políticas de clase/populistas, mientras
que aquellos movimientos sociales que no tienen vínculos se han estancado o se han
retirado. La paradoja consiste en que en Argentina el levantamiento popular y el
floreciente movimiento de trabajadores en paro y asambleas de vecindad carecieron de
organización política para alcalzar el poder político, mientras que en Brasil los
movimientos populares estaban unidos a un partido político - el Partido de los
Trabajadores (PT) - que se derechizó y abandonó el movimiento.
Tanto en Argentina como en Brasil el avance del movimiento social fue frustrado por la
carencia de una organización de clase política independiente, a pesar de la madurez
de condiciones objetivas.

La Situación Socioeconómica
La situación objetiva en América Latina está "madura" para una transformación
social. Todos los principales indicadores sociales son negativos. Si tomamos la cifra
realista de USD 5 diarios como nivel de pobreza, más del 70 % de latinoamericanos
viven en la pobreza y casi el 40 % son indigentes - viviendo con menos de USD 2 al
día. En Argentina, el país más rico en producción de carne y cereal per cápita, casi el
60 % de las población vive en la pobreza y un tercio es indigente. Brasil ha estado en
recesión durante más de 3 años y ha pagado más de 60 mil millones de dólares de
deuda, mientras que tanto Cardoso como Lula han reducido la financiación pública
para vivienda, salud, educación y reforma agraria. En México, Uruguay, Bolivia,
Colombia y Venezuela las economías están en profunda crisis, a medida que el modelo
neoliberal basado en exportaciones, transfiere al exterior los ingresos por
exportaciones en forma de remesas de beneficios, pagos de deudas y evasión fiscal.
Las desigualdades se han extendido durante los 5 años últimos por toda América
Latina: bajo los programas de austeridad introducidos en Brasil, Argentina y México,
las clases altas aumentan sus ganancias gracias a impuestos más bajos, pago de
salarios inferiores y pagos más reducidos de seguros sociales - a expensas de los
trabajadores.
El estancamiento económico crónico y las desigualdades sociales no han cambiado
con las elecciones de Lula en Brasil, Gutiérrez en Ecuador o Toledo en Perú – si acaso
la situación socioeconómica ha empeorado. Durante los 6 primeros meses del 2003
Brasil muestra un índice de crecimiento negativo del 1 %, Gutiérrez ha polarizado el
país, favoreciendo a los inversores extranjeros y perjudicando a los campesinos e
indios, y Toledo que ha seguido a la perfección la fórmula del Fondo Monetario
Internacional, afronta protestas callejeras masivas de todos los sindicatos principales,
organizaciones de campesinos y federaciones de estudiantes del país.

El ascenso y derrumbe de la "Cuarta Ola de Neoliberalismo"


El neoliberalismo se parece a un gato con nueve vidas. En cada década desde
mediados de los años 1970 hasta la fecha, han surgido nuevos dictadores o
presidentes, que prometían "modernizar" el país por medio de "política de libre
mercado" regida por la exportación y han dejado el poder con ignominia, o han sido
expulsados por incompetentes, corruptos, o ambas cosas. Sólo para ser sustituidos
por una nueva versión de lo mismo, con cada nuevo presidente prometiendo "cambios"
y realizando "ajustes" aún más severos que empobrecen más al país. El período actual
no es ninguna excepción - Da Silva, Gutiérrez, Fox, Toledo se presentaron como los
"presidentes del pueblo" durante su campaña electoral, pero una vez resultaron
elegidos prosiguieron con y ahondaron en la agenda neoliberal y sus lazos con el

646
imperialismo estadounidense. Esta "cuarta ola" de neo-liberales despierta una nueva
ronda de confrontaciones profundas.
Las protestas de masas más recientes han ocurrido en Bolivia dirigidas por los
cocaleros de Chapare, los 'fabriles' de Cochabamba, los mineros de los Andes y los
pobres urbanos de La Paz; en Perú los maestros de la escuela pública han lanzado
una huelga general, apoyada por agricultores y campesinos contra los salarios
miserables y los bajos precios de los productos agrícolas que son consecuencia de la
importación de grano y cereales subvencionados estadounidenses. Las mismas
alianzas maestro-agricultor-campesino se encuentran en México y Colombia; en
Venezuela las masas urbanas que derrotaron a los golpistas apoyados por EEUU
organizan círculos Bolivarianos y presionan al gobierno Chávez para que lleve a cabo
cambios estructurales y de política redistributiva más radicales en la economía y la
sociedad. En Colombia, los dos grupos guerrilleros - el FARC-EP y el ELN han
rechazado de modo satisfactorio todas las importantes ofensivas militares desde que el
Presidente Uribe subió al poder - y hoy su régimen es más débil y menos capaz de
lograr apoyo político y económico para la guerra, excepto por parte del Pentágono. En
Ecuador, dirigidos por CONAIE y en Brasil, dirigidos por el MST, los movimientos de
masas comienzan a expresar sus críticas respecto a los nuevos regímenes que al
principio apoyaron, a medida que crece la frustración sobre la política neoliberal y la
derecha, incluyendo a grupos paramilitares que toman la ofensiva en Brasil,
aprovechando la favorable política de "agro-exportación" de los Presidentes electos.
Como las élites financieras en EEUU y Europa reconocen que Lula, Gutiérrez y Toledo
cuentan sólo con un tiempo limitado para implementar las "reformas" neoliberales del
Fondo Monetario Internacional – les urgen a actuar enérgica y rápidamente antes de
que queden políticamente aislados y tengan que encarar las confrontaciones de
masas. A pesar del derrumbamiento inminente de la "cuarta ola" de regímenes
neo-liberales, las alternativas políticas populares sólo son visibles en Cuba, Venezuela
y Bolivia

Subjetividad: Las Futuras Alternativas


No hay ninguna duda de que la derechización de los antiguos candidatos
izquierdistas/populistas ha limitado temporalmente las luchas populares en Brasil y
Ecuador - pero sólo durante un corto período. Como hemos visto en Perú, Bolivia,
Ecuador y Argentina, cuando los pseudo-populistas exponen sus planes neoliberales,
se enfrentan antes de un año a intensificadas movilizaciones populares que ponen en
cuestión su legitimidad y estabilidad. En el pasado reciente numerosos Presidentes
han sido echados del poder por movilizaciones de masas antes de que su mandato
oficial hubiera expirado: Pérez de Venezuela, De la Rua en Argentina, Collor en Brasil,
Mahuad y Buccaran en Ecuador, y Fujimori en Perú.
Las cuestiones principales que afrontan los movimientos sociales son ¿cómo traducir
su acción defensiva a una estrategia ofensiva, cómo convertir sus demandas sociales
en un programa político, cómo unificar los movimientos sociales en un instrumento
político? Los movimientos sociales de masas han sido el vehículo más eficaz para
expresar el descontento popular y llevar a cabo reformas - en gran contraste con los
ineficaces y oportunistas partidos electorales "de izquierdas". Sin embargo los
movimientos sociales no han creado sus propios instrumentos políticos - con la
notable excepción de los cocaleros Bolivianos - MAS (Movimiento para el Socialismo).
La mayor parte de los movimientos sociales han unido sus esperanzas a partidos y
candidatos electorales que ellos no controlan y que con frecuencia tienen lazos con
intereses imperialistas como el Fondo Monetario Internacional.
Los movimientos sociales se encuentran con una contradicción entre la acción
independiente directa de masas y los vínculos a partidos electorales burgueses. Esta
contradicción puede ser resuelta no dando la espalda a la política, o a instrumentos
políticos o incluso partidos electorales, sinó construyendo un instrumento político de
masas controlado dirigido y subordinado a los movimientos sociales.

647
Hoy el debate dentro de los movimientos sociales avanzados de América Latina es
como construir a partir de los avances positivos del pasado, aprender de los errores
del presente y construir nuevas coaliciones políticas de masas para ir más allá de la
protesta hacia la política de transformación social.

Conclusión
En la situación actual de América Latina, hay muchos signos positivos y algunas
circunstancias ambiguas. Aunque América Latina está gobernada por regímenes
neoliberales (excepto quizás Venezuela), ninguno de los Presidentes ha consolidado el
poder. Por todas partes se da el mismo modelo: Los presidentes ganan las elecciones,
pactan con el Fondo Monetario Internacional, multinacionales y bancos y pierden la
calle - porque la inmensa mayoría de la gente se vuelve en contra del presidente
"elegido". El Toledo de Perú de hoy ha ido de más del 50 % del voto a menos del 10 %
de popularidad. En Bolivia Sánchez de Losada pasó del 22 % del voto a menos del
5%... La misma pauta ocurrirá con los nuevos presidentes de Ecuador y Brasil dentro
de un año o dos. En segundo lugar aunque la lucha de masas aumenta y disminuye,
no ha habido ninguna derrota decisiva, como ocurrió con los golpes militares de 1964,
1973, 1976 etc... En tercer lugar los movimientos de masas de algunos países han
combinado varias formas de lucha – bloqueos de carreteras, ocupaciones de tierra y
toma de fábricas y edificios gubernamentales- con luchas electorales. Finalmente la
conciencia de clase de las masas está desarrollando lentamente un punto de vista
crítico respecto a los partidos electorales "de izquierda" y los "candidatos populistas".
El período actual presenta grandes oportunidades y peligros para los movimientos de
masas. El peligro proviene principalmente de los proyectos de colonización de EEUU
por medio del ALCA y la militarización con el Plan Colombia, las "coaliciones militares
interamericanas" dirigidas por EEUU y las bases militares para instigar golpes
militares. Washington ha tenido éxito al conseguir que apoyen el ALCA Fox de México,
los regímenes cliente Centroamericanos y caribeños, Uribe en Colombia, Lagos en
Chile, Lula en Brasil y Toledo en Perú. Por supuesto que habrá algunas
"negociaciones" respecto a las subvenciones y medidas proteccionistas
estadounidenses (sobre todo por parte del régimen brasileño).
Pero el ALCA también ha generado oposición masiva en toda América Latina, donde
casi el 80 % de la población (el 95 % en Brasil) se opone al "nuevo colonialismo". En
cualquier referéndum el ALCA pierde. Por lo tanto EEUU y las élites latinoamericanas
aprobarán el acuerdo de recolonización sin consultar a la gente y quizás ni siquiera al
cuerpo legislativo.
La nueva "doctrina Bush" de invasiones militares ofensivas en cualquier parte y en
cualquier momento representa una amenaza para todos los movimientos populares.
La estrategia de militarización de Bush ya ha sido puesta en práctica por presidentes
clientelistas locales. Desde principios del 2003, más de 60 trabajadores y campesinos
fueron asesinados por el régimen de Sánchez de Losada en Bolivia. Varios activistas y
trabajadores rurales en Brasil y en Guatemala han sido asesinados por fuerzas
paramilitares vinculadas a grandes terratenientes. Cientos de campesinos y
sindicalistas han sido asesinados en Colombia. Docenas de manifestantes han sido
heridos y asesinados en Perú. Cientos de activistas políticos indios fueron
encarcelados en Chile, Bolivia, México, Paraguay, Perú y Guatemala
América Latina demuestra, sin embargo, que el imperialismo estadounidense puede
ser derrotado. Cuba ha desmontado varias redes terroristas financiadas por EEUU y
ha derrotado amenazas internas y externas a su seguridad nacional. Venezuela ha
derrotado dos tentativas de golpe de estado patrocinadas por EEUU. En Bolivia, la
izquierda es hoy la fuerza política dominante en las calles y una oposición poderosa en
el Parlamento. En Colombia los movimientos populares y guerrilleros siguen creciendo
a pesar de las intervenciones militares estadounidenses. En Perú millones exigen la
dimisión de Toledo. En Argentina, bajo la presión de las masas el Presidente Kirchner

648
se propone posponer los pagos de deuda a favor de gastos sociales e inversión pública
- promesa que está pendiente de cumplimentación.
En otras palabras, el Imperio estadounidense es poderoso y peligroso pero no es
omnipotente - puede y ha perdido varias luchas recientes.
La situación actual promete ser un período de creciente polarización social y política
en Brasil, Ecuador, Perú y Argentina. Antes de finales del 2003 probablemente
veremos una nueva alineación de fuerzas políticas y sociales desde abajo y quizás
algunos "cambios de régimen" desde arriba o desde abajo.

649
24 de julio del 2003
Entrevista a James Petras
"Lo que yo veo es el final del PT como un
proyecto popular"

Mario Hernandez
Rebelión

MH: Recientemente publicaste un artículo muy crítico sobre los primeros pasos dados
por Lula en Brasil

JP: Primero, creo que es importante hablar con los hechos y no con impresiones.
Segundo, entender que los partidos tienen trayectorias y no quedarse con las fotos
fijas, sino ver una película donde se pueden notar cambios significativos desde los
orígenes hasta hoy.

El PT no es el partido de 1980. ¿De qué forma ha cambiado? En el 80 era un partido


íntimamente vinculado con los movimientos sociales, a los barrios, las favelas, a los
Sin Tierra, mucha efervecencia, debates marxistas, teólogos de la liberación, muchos
voluntarios, ningún profesional, trabajaban en los barrios, tenían un programa
socialista, con fuerte contenido marxista, tenían bases de los movimientos, asambleas
populares para discutir, evaluar los candidatos, rechazarlos, criticarlos. No tenían
máquina electoral, eso es lo que cambió.

¿Qué es el PT ahora?

En el último Congreso el 75% de los delegados eran abogados, profesionales,


funcionarios, empresarios, etc. No tenían nada de popular. Además, me comentó Perry
Anderson en Caracas, que Lula recibió más dinero para financiar su campaña el
candidato oficial. Recibió mil millones de reales para publicidad en televisión ¿De
dónde venía el dinero? Venía del gran capital. Entonces, más allá de la composición,
de la orientación, tiene deudas con el gran capital. No es simplemente la estructura de
poder, los cambios organizativos, los giros. Son acuerdos concretos con sectores que le
dieron ciento de miles de reales para montar la campaña publicitaria.

¿Por qué?

Porque pactó con el FMI un ajuste brutal, aumentó el porcentaje del PBI para cumplir
con la deuda, bajando el presupuesto social un 30% en educación, salud, etc. Peor
que Cardoso.

Después elige con su dedo -ya no es un partido de asambleas- al Vicepresidente, un


gran capitalista textil, un explotador de sus trabajadores; empieza a pactar con los
partidos burgueses, en cada Estado, a veces contra sus propios partidarios. No quiere
apoyar el referendum contra el ALCA a pesar que 11 millones votaron en contra.
Cuando llega al poder empieza a cumplir porque los que pagan la cuenta quieren
cobrar. Empezó con un ajuste estructural, luego la flexibilización del trabajo, habla de
igualdad de las jubilaciones, bajando las del sector público, con demagogia, citando
algunas excepciones, algún Juez que cobra U$S 10.000, algún fulano U$S 6.000, pero
la gran mayoría no supera los 2.000, quiere bajarlas a 1.000 para ser equitativo con el
sector privado, es la igualdad de empobrecer. Habla de Plan Hambre 0 pidiendo

650
colaboración a los capitalistas para financiarlo. La peor caridad. La gente no quiere
bolsas de comida, quiere empleo. Fue a Davos a pedir colaboración a los grandes
capitalistas, a Soros y los otros, para la lucha contra la pobreza. A los mismos que la
generaron, ahora Lula les pide colaboración. Forma el Comité de amigos de Venezuela
¿Con quién? Con Aznar, Bush, Fox, Lagos, entonces -me contó el Ministro de
Relaciones Exteriores, Amorin- Venezuela le pidió: '¿por favor, podemos poner algunos
amigos de Venezuela en el Comité de amigos?'. '¡No!', contestó, 'no podemos cambiar,
eso es lo que hay', entonces, Fidel dijo, con todo su sentido del humor: 'con amigos
como esos no necesitas enemigos' y Chávez remató: 'prefiero tratar los asuntos
nosotros mismos'.

MH: ¿Qué opinan los sindicatos, el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra?

JP: Hace 3 días, Joao Pedro Stedile, secretario de los Sin Tierra, me mandó un
artículo del domingo pasado donde un gran diario de Brasil titula: "Lula y los
hacendados en clima de paz". Allí, relata una gran fiesta organizada por los más
grandes hacendados donde estuvo Lula como invitado, para celebrar, para sacarse
fotos con los hacendados ¿Por qué? Porque su principal proyecto en la agricultura es
estimular a los agro-exportadores, introducir los transgénicos y extender la
producción de soja y otros productos para la exportación. La reforma agraria tiene que
ser en lugares alejados de las tierras fértiles cultivables. El MST se siente defraudado
porque lo apoyaron puerta a puerta, lucharon, ahora están con mucha frustración y
fijaron fecha para dentro de 3, 4 meses lanzar, otra vez, la única forma en que saben
hacer la reforma agraria con gobiernos que toman estos virajes: las ocupaciones de
tierras.

En el artículo que te comentaba Lula dice, refiriéndose a los hacendados: "Antes yo


hablaba mal de vosotros. Ahora creo que todos nos entendemos mejor", mientras hay
60.000 acampados viviendo bajo carpas de plástico, sin comida y esperando que Lula
lance algún tipo de reforma agraria.

Los empleados públicos están preparando una huelga general -no sé si van a lanzarla
para este mes-, los metalúrgicos de Forza Social -que es una central sindical
supuestamente más amarilla que la CUT- ya anunciaron que preparan una huelga
contra la política salarial. El salario mínimo de Lula de U$S 69 es exactamente igual al
de Cardoso, o incluso puede ser un poco menos.

Todos estos sectores empiezan a moverse, no a grandes saltos pero, lentamente, el


descontento está generándose, independientemente de lo que dicen las encuestas de
un 60/70% de aprobación.

En América Latina creo que algunos sectores están empezando a darse cuenta que no
es un gobierno de izquierda, pero se quedan con la ilusión que si fue votado por
52.000.000 de personas es popular, olvidando que Menem también consiguió una
gran mayoría mientras estaba destruyendo el país.

MH: Me pregunto si no es una visión exageradamente negativa.

JP: A veces la gente dice: 'Petras, usted es negativo, no cincide con lo que dice la
radio, eres terrible, nadie te satisface', y yo contesto: 'Sí, algunos me satisfacen: los
cocaleres, los Sin Tierra'. Fijate que yo no estoy diciendo que todas las medidas tienen
que salir de asambleas populares, sino de representantes que estén vinculados con el
pueblo y sus organizaciones. Como hace Evo Moralesen Bolivia. Estuve con él en
Chapare, en diciembre del año pasado cuando estaban discutiendo el plan de lucha,
haciendo una consulta en una gran asamblea de cocaleros que escuchaban, haciendo

651
comentarios, formulando los 10 puntos del programa para los jubilados, para los
trabajadores fabriles y demás sectores populares. Discutieron, luego Evo, como un
gran líder, presentó los puntos para negociar y rompió las negociaciones cuando no
vio ningún resultado. Para mí ese es un liderazgo que consulta, discute y después va
implementando desde arriba. No hay que convocar todos los días una asamblea para
ver qué hacer. Se discute un plan de lucha y luego el líder decide la táctica, la forma
de implementarlo, eso es obvio.

MH: Hay sectores al interior del PT que sostienen que hay 2 planes.

JP: Esa es la izquierda del PT que dice: 'El Plan A va a fracasar y luego Lula tendrá
que girar al Plan B'. Pero Lula está anunciando el plan para los próximos 4 años, no
es simplemente una táctica, entonces la lucha es inevitable. Las páginas del Wall
Street Journal y el Financial Times le aconsejan que se apresure a poner en práctica el
programa de modificar las indemnizaciones, bajar las jubilaciones, eliminar las
restricciones a las inversiones de capitales, porque "la luna de miel va a terminar
dentro de un año". Ellos lo saben. La izquierda del PT vive de ilusiones ¿Por qué?
Porque siguen congelados con el cuadro de 1980, 85, 90, no están al día con las
transformaciones orgánicas del PT, la transformación programática, la transformación
del partido, siguen con la ilusión de Lula del pasado. Hablan de Lula como el
'Presidente metalúrgico'. Hace 23 años era metalúrgico.

Todas las tendencias juntas de la izquierda del PT llegaron a representar el 35/40 %,


se quejaban, criticaban, pero a partir de fines de los 80 aceptaron la lucha en el
interior del aparato del PT contra el centro que era Lula y la derecha con Suplici y los
demás. Pero ya todos funcionaban dentro del aparato.

El Ministro de Finanzas presentó el plan económico y lo votó a favor el 70%. Cuando


hablan de la primera fase, de la crisis que tenemos que superar para luego hacer otra
política social, como dijo el Ministro de Planificación, es para reírse. Designaron
derechistas en Finanzas, Agricultura, Industria, Comercio, los ministerios claves. El
Presidente del Banco Central pretende separarlo del control del Poder Legislativo y a
eso lo llama autonomía y todos, incluso Celso Furtado, hablan de su privatización,
poniendo al frente a un ex gerente del Banco de Boston que hizo la gran estafa a los
ahorristas argentinos.

Sinceramente, yo no creo que haya un Plan B, lo que yo veo es el final del PT como un
proyecto popular. Hay que volver a reconstruir otro proyecto, conotra estructura, tal
vez aprendiendo de los primeros períodos del PT.

MH: ¿Te parece que un polo Argentina-Brasil, sobre todo sin Menem en el poder,
abriría la posibilidad de un Mercosur que objetivamente se oponga a los intereses de
EE.UU. en la región?

JP: ¡No! Para nada. Brasil está copatrocinando el ALCA con EE.UU. pretendiendo
modificar algunas políticas ¿Qué medidas quiere modificar? EE.UU. es tan liberal
como Brasil y Lula está completamente comprometido con la política liberal a
ultranza. Lo que quiere es quitar proteccionismo a EE.UU., hacerlo simétricamente
liberal. Es una crítica desde el liberalismo contra el proteccionismo norteamericano.

Creo que algunas medidas extremistas de Cavallo y cía., frenando y poniendo barreras
a la circulación, pensando que perjudicando a Brasil ganaban el favor de Washington,
no les interesan. Ahora van a bajar las barreras para que circulen mejor las
mercaderías entre Brasil y Argentina y complementariamente con EE.UU. que no tiene
problemas ni con Kirchner ni con Lula, incluso va a apoyar a Kirchner porque no va a

652
robar ni extorsionar a las empresas norteamericanas cobrándoles un 10/15% de
comisiones por los acuerdos. Tal vez Kirchner baje el precio a 5% o menos.

MH: ¿Dirías que el Mercosur es funcional al ALCA?

JP: No exactamente funcional, pero sí complementario. No es opuesto. Lo dicen


Amorín, también el presidente del Banco Central de Brasil. Es su discurso, no el mío.
Un ejemplo es que Lula rechazó el referéndum contra el ALCA diciendo: "En el PT no
vamos a participar del referéndum contra el ALCA" y se cumplió con algunas
excepciones como Heloísa Helena, una senadora valiente pero totalmente marginal del
gobierno y del PT. Están preparando su expulsión y la de algunos otros diputados
porque es un partido cada vez más personalista, más verticalista. Tarso Genro, uno de
los 2 ó 3 asesores más íntimos de Lula, está preparando la expulsión de su propia
hija, Luciana. No sé cómo se van a arreglar en la familia una expulsada y su
expulsador. Va a ser un problema.

653
28 julio 2003

Construcción imperial y dominación

James Petras / LA JORNADA

Salvo algunos dinosaurios intelectuales, muchos escritores, periodistas y académicos


han vuelto a introducir el concepto de imperialismo en sus análisis de la estructura de
poder mundial. Las discusiones que se centraban en la "hegemonía" han resultado
inadecuadas para explicar el nuevo énfasis que los constructores del imperio
estadunidense ponen en la coerción militar, la invasión y la ocupación, y en el dominio
impuesto por la fuerza. Hace 50 años la Cepal describió la economía mundial en
términos de "centro" y "periferia", y 20 años después los teóricos del sistema mundial
añadieron una semiperiferia. La mayoría de los escritores críticos del mundo
contemporáneo ya no encuentran utilidad alguna en estos términos, privados desde
hace mucho de una especificidad histórica, de clase o de Estado.

Todas las preguntas importantes que nos confrontan hoy respecto de la naturaleza y
dirección de las relaciones internacionales de poder, la naturaleza de los conflictos, las
conquistas y las resistencias que se multiplican giran en torno de la naturaleza y la
dinámica del imperialismo, en particular el de la potencia imperial más agresiva y
poderosa: Estados Unidos.

Se han formulado preguntas fundamentales sobre la sustentabilidad del imperio


estadunidense, por lo menos en su actual estructura militar y económica. En su forma
más simple, la pregunta más co-mún es si el imperio estadunidense se encuentra en
ascenso o en decadencia. Si bien en la superficie ésta parece ser la "cuestión central",
en realidad oscurece preguntas más esenciales que deben abordarse, referentes a las
relaciones entre las economías y las políticas nacionales y el imperio, a las relaciones
de clase y políticas que sostienen a éste y las que se le oponen, y a la capacidad
política del imperio para sostener la expansión hacia el exterior y la decadencia
interna. Alegar, como algunos académicos, que el imperio declina porque está
sobrextendido (Kennedy, Hobsbawm, Wallerstein) es pasar por alto la capacidad de la
clase gobernante imperial de continuar reasignando recursos de la economía nacional
al imperio; las duraderas instituciones estatales, mediáticas y partidistas que
propician la continuidad de la construcción imperial y, de manera más importante, la
capacidad de reclutar clientes que sirvan al imperio.

La dinámica y continua expansión im-perial, que incluye la conquista militar de tres


regiones (los Balcanes, Afganistán e Irak), se lleva a cabo con la aprobación activa de
la gran mayoría de los ciudadanos estadunidenses, que padecen los peores recortes
sociales y económicos en los programas gubernamentales y la legislación fiscal más
regresiva de la historia reciente. Está claro que se equivocaban los comentaristas
impresionistas que pretendieron ver en las ocasionales manifestaciones masivas en
Seattle, Washington y otras ciudades contra la globalización y la guerra en Irak un
desafío al imperio y un signo de su debilitamiento. Una vez iniciada la conflagración,
las grandes ma-nifestaciones terminaron y no existe ningún movimiento de masas que
se oponga a la sanguinaria ocupación colonial o apoye la resistencia anticolonial.

Igualmente grave, desde la perspectiva metodológica, es que los críticos del po-der del
imperio sean incapaces de explicar la naturaleza global de la doctrina imperial, que
consiste en librar guerras "en todos lados y por el futuro previsible", conforme con la
doctrina Bush. Aferrados al objetivo más visible y obvio -en el caso de Irak, el
petróleo-, los críticos activistas pasan por alto los múltiples sitios de continua

654
intervención militar imperialista en América Latina, Africa y Asia (Colombia, Djibutí,
Filipinas, etcétera). El petróleo es un componente importante de la construcción
imperial, pero también lo es el poder, el control y la dominación de los clientes y de los
estados rivales e independientes.

Para entender con propiedad la agresión política y militar global de los constructores
del imperio estadunidense, debemos enfocarnos en el alcance y ex-tensión del imperio
económico de ese país. A fin de comprender adecuadamente si el imperio
estadunidense está en decadencia o en expansión debemos distinguir entre la
economía doméstica y la economía internacional, que es la que constituye
propiamente el imperio.

El imperio económico de EU
Uno de los parámetros clave de las di-mensiones económicas del imperio
estadunidense es el número y porcentaje de sus corporaciones trasnacionales y
bancos entre los 500 mayores consorcios del mundo en comparación con otras
regiones económicas. Casi todos los analistas económicos coinciden en que las
trasnacionales son la fuerza motriz de la economía mundial, las instituciones
centrales de las inversiones internacionales, las transacciones financieras y el
comercio mundial. Algo igualmente importante es que ningún Estado puede aspirar a
la dominación mundial si sus principales instituciones económicas, las
trasnacionales, no ejercen un papel de liderazgo en la economía del planeta. Cualquier
discusión seria del presente y el futuro de la supremacía imperial estadunidense tiene
por fuerza que analizar la distribución del poder entre las trasnacionales en
competencia.

Existen varias formas de medir las "trasnacionales líderes". He seguido el enfoque del
Financial Times y utilizado los datos que ese medio ha compilado. Califica las
empresas según su capitalización de mercado, es decir, el valor en acciones de cada
compañía. Mientras mayor sea el valor de mercado de una empresa, más alta será su
calificación. La capitalización de mercado se obtiene multiplicando el precio de cada
acción por el número de acciones emitidas. Sólo se incluyen las empresas en las que
las acciones libres exceden de 85 por ciento del total, con lo cual se excluyen las
compañías en las que un alto porcentaje del capital está en manos del Estado o de
familias.

Las trasnacionales estadunidenses do-minan la lista de las 500 principales empresas


del mundo. Casi la mitad de las mayores trasnacionales (48 por ciento) son de
propiedad y dirección estadunidenses, casi el doble del competidor regional más
próximo, Europa, con 28 por ciento. Las trasnacionales de propiedad japonesa
representan sólo 9 por ciento, y el resto de Asia (Corea del Sur, Hong Kong, India,
Taiwán, Singapur, etcétera) posee en conjunto menos de 4 por ciento de las 500
firmas y bancos principales. La concentracióndel poderío económico es aún mayor si
nos fijamos en las principales 50 trasnacionales, de las cuales 60 por ciento son de
propiedad estadunidense, y es todavía más evidente al examinar las 20 mejor
situadas, de las cuales más de 70 por ciento son de ese país. De las primeras 10,
Estados Unidos controla 80 por ciento.

Muchos analistas impresionistas, para quienes el descenso de los valores de mercado


de las trasnacionales estadunidenses es indicativo de una declinación de la posición
estadunidense en el planeta, no se dieron cuenta de que el valor de mercado de las
trasnacionales de Europa, Japón y el resto del mundo también bajó -en igual o mayor
grado-, lo cual neutralizó el efecto de la caída de los consorcios estadunidenses en su
preponderancia global.

655
Podemos examinar otras formas de me-dir el persistente y consolidado poderío
económico del imperio estadunidense. Si comparamos la capitalización neta de las
trasnacionales de ese país que figuran entre las primeras 500 del mundo con las de
otras regiones, encontramos que el valor de esas compañías estadunidenses excede el
valor combinado de todas las demás regiones. La valuación de las trasnacionales
estadunidenses es de 7 billones 445 mil millones de dólares, contra 5 billones 141 mil
millones de dólares de las otras. Las trasnacionales estadunidenses tienen un valor de
mercado superior al doble de sus competidoras más cercanas, las europeas.

El argumento en favor de la tesis de que existe un imperio económico estadunidense


consolidado y en expansión se ve realzado si examinamos los ocho principales
sectores de la economía mundial, que son banca, industria farmacéutica,
telecomunicaciones, hardware para la tecnología de la información, petróleo y gas,
software y servicios de cómputo, se-guros y cadenas de autoservicio. Las
trasnacionales estadunidenses constituyen mayoría entre las que ocupan los primeros
lugares en cinco sectores, conforman 50 por ciento de uno de ellos (petróleo y gas) y
sólo son minoritarias en un sector (seguros).

La misma pauta se puede observar si examinamos la llamada "vieja economía", en la


cual las trasnacionales estadunidenses -entre ellas las de las industrias minera,
petrolera, automotriz, química y de bienes de consumo- suman 45 de los cien
consorcios líderes. Entre las principales 45 relacionadas con la manufactura, Estados
Unidos tiene 21, Europa 17, Japón cinco y el resto del mundo dos. Estados Unidos
tiene la compañía que ocupa el escalón más alto en 23 de 34 grupos de industrias, y
sus trasnacionales controlan casi 59 por ciento de las principales empresas
extractivas y manufactureras, casi tantas como los consorcios europeos y japoneses
juntos. La principal área de debilidad estadunidense es el sector electrónico, donde
ese país sólo posee dos de las 23 firmas líderes.

En la medida que las trasnacionales son el fundamento y la fuerza motriz de la


construcción del imperio económico, está claro que Estados Unidos sigue do-minando,
controlando, y que muestra po-cos signos, o ninguno, de "debilitamiento",
"decadencia" o pérdida de posición frente a Japón o Europa. La tesis de una economía
"sobrextendida" o "decadente" tiene pocas bases. La reciente burbuja especulativa sólo
ha afectado a algunos segmentos del sector de la tecnología de la información, pero
esto se aplica también a los competidores de Estados Unidos. Además, mientras ese
sector declinó, los de la "vieja economía" se han expandido. E inclusive dentro de los
sectores de la tecnología de la información ha habido un proceso de concentración y
centralización del capital, en el que Microsoft, IBM y unos cuantos gigantes
estadunidenses más han mejorado posiciones en tanto muchos otros decayeron.

Si bien los fraudes y la corrupción han afectado la confianza de los inversionistas en


las trasnacionales estadunidenses, también ha ocurrido así en Europa y Japón. El
resultado ha sido una declinación general en las evaluaciones de mercado de todas las
trasnacionales de los centros imperiales en competencia (Estados Unidos, Unión
Europea y Japón). La disminución global de la valuación de mercado es evidente si
comparamos los totales entre 2002 y 2003: en 2002 el valor neto era de 16 billones
250 mil millones de dólares, en comparación con 12 billones 580 mil millones en
2003, una caída de 22.6 por ciento. Sin embargo, aproximadamente 50 por ciento de
esta disminución se experimentó en el sector de hardware para la tecnología de la
información.

El hecho indiscutible es que el imperio económico estadunidense es dominante y está


en fase ascendente: su profundidad y amplitud sobrepasa a sus rivales europeos y
japoneses por múltiplos de dos en la mayoría de los casos. Quienes hablan de la

656
"decadencia del imperio", o no comprenden los elementos estructurales del imperio
estadunidense o recurren a pronósticos de largo plazo basados en comparaciones
históricas, cuya conclusión es que en algún momento del futuro el imperio
estadunidense decaerá, como to-dos los imperios (Hobsbawm). La predicción histórica
a largo plazo de una decadencia inevitable tiene la virtud de consolar a los miles de
millones de personas que enfrentan la explotación y las guerras destructivas, y a los
gobernantes de naciones amenazadas con la invasión militar y con el despojo de sus
lucrativos recursos naturales. Pero es totalmente irrelevante para diagnosticar el
poder del imperio hoy día, su dinámica y las fuerzas organizadas en su contra. La
tesis de la decadencia está basada en teorías abstractas, que en el peor de los casos
son simple racionalización de deseos, y en el mejor extrapolaciones de la economía
doméstica del imperio.

Lo que es necesario enfatizar es que las "contradicciones" que amenazan al imperio no


son simples deducciones económicas a partir de un supuesto "imperio sobrextendido"
que presumiblemente impulsará a "la gente" a derrocar a la elite constructora del
imperio, o forzará a sus dirigentes a repensar su proyecto imperialista. El imperio
estadunidense está construido y apoyado por los dos principales partidos políticos, por
todas las ramas del gobierno, y ha seguido una trayectoria ascendente vía guerras
imperiales, conquistas coloniales y expansión de las trasnacionales, en particular
desde la derrota en las guerras de Indochina. Las derrotas imperiales y los momentos
de decadencia son resultado directo de las luchas políticas, sociales y militares, la
mayoría de las cuales han tenido lugar en América Latina y Asia, y en menor medida
en Europa y Norteamérica.

Traducción: Jorge Anaya

657
6 de agosto de 2003

Construcción imperial y dominación:


EE.UU. e Iberoamérica

James Petras
Traducido para rebelión por Marina Trillo

Introducción
Con excepción de algunos dinosaurios intelectuales, muchos escritores, periodistas y
académicos han reintroducido el concepto de imperialismo en sus análisis sobre la
estructura del poder mundial. Los anteriores debates centrados en "la hegemonía"
han mostrado ser inadecuados para explicar el nuevo énfasis de los constructores
imperiales estadounidenses sobre la coerción militar, la invasión, ocupación y
gobierno por la fuerza. Hace cincuenta años la Comisión Económica de Iberoamérica
(CEPAL) describió la economía mundial con los términos de "centro" y "periferia",
veinte años más tarde los teóricos del sistema mundial agregaron una semi-periferia.
Estos términos, ampliamente desprovistos de cualquier especificidad histórica, de
clase o estado ya no se consideran útiles por la mayoría de los escritores críticos del
mundo contemporáneo.

Todas las preguntas importantes con las que nos enfrentamos hoy respecto a la
naturaleza y dirección de las relaciones internacionales de poder, la naturaleza de los
crecientes conflictos, las conquistas y la resistencia giran alrededor de la naturaleza y
dinámica del imperialismo – especialmente del poder imperial más poderoso y
agresivo, los Estados Unidos de América.

Se han planteado cuestiones fundamentales respecto a la sostenibilidad del imperio


estadounidense – por lo menos en su actual estructura militar y económica. En su
forma simplificada, la pregunta más común es si el imperio de EEUU está en ascenso
o si está en declive. Aunque en la superficie éste parece ser el ‘asunto principal’ en
realidad oscurece cuestiones más fundamentales que deben formularse, referidas a
las vinculaciones entre la política y la economía domésticas respecto al imperio, las
relaciones de clase y políticas que apoyan y se oponen al imperio y la capacidad
política del imperio para sostener la expansión exterior y el declive doméstico. Argüir,
como hacen algunos académicos, que el imperio está en declive debido a que está
"sobre-extendido" (Kennedy, Hobsbawm, Wallerstein) es desestimar la capacidad de la
clase dirigente imperial para continuar reasignando los recursos de la economía
doméstica al imperio, al estado duradero, los medios de comunicación, y a las
instituciones del partido que apuntalan la continuación de la construcción del imperio
y lo que es más importante, la habilidad para reclutar a clientes al servicio del
imperio.

La continuada expansión dinámica imperial, incluyendo la conquista militar de tres


regiones (Balcanes, Afganistán e Irak) tiene lugar con la aprobación activa de la
inmensa mayoría de los ciudadanos estadounidenses, que están sufriendo los peores
recortes sociales y económicos en programas gubernamentales y la legislación fiscal
más regresiva de la historia reciente. Claramente, los comentaristas impresionistas
que pretendieron ver las ocasionales manifestaciones de Seattle, Washington y otras
ciudades contra la globalización y la guerra de Irak como un desafío y debilitación del
imperio, estaban equivocados. Una vez iniciada la guerra, se acabaron las grandes
manifestaciones y no existe ningún movimiento de masas que se oponga a la
sangrienta ocupación colonial ni apoye la resistencia anticolonial. Igualmente grave,

658
desde la perspectiva metodológica, los críticos del poder imperial son incapaces de
explicar la naturaleza mundial de la doctrina imperial – para librar guerras imperiales
"en cualquier parte y durante el futuro previsible" según la doctrina de Bush.
Encerrándose en el objetivo más visible y obvio – en el caso de Irak, el petróleo – las
críticas de activistas pasan por alto los múltiples sitios de continuada intervención
militar imperialista, en Iberoamérica, África y Asia (Colombia, Djibouti, y Filipinas,
etc.). El petróleo es un componente importante de la construcción del imperio, pero
también lo es el poder, el control y la dominación de clientes, rivales y estados
independientes.

Para entender adecuadamente la agresión política y militar a nivel mundial de los


constructores imperiales estadounidenses, debemos fijarnos en el alcance y extensión
del imperio económico de los EEUU. Para entender adecuadamente si el imperio
estadounidense está en declive o en expansión debemos distinguir entre la economía
doméstica (lo que llamaré "la república") y la economía internacional (a la que llamo
"imperio").

El imperio económico estadounidense.


Una de las medidas claves de las dimensiones económicas del imperio estadounidense
es el número y porcentaje de sus corporaciones multinacionales (CMN) y bancos entre
las primeras 500 firmas del mundo en comparación con otras regiones económicas.
Casi todos analistas económicos están de acuerdo en que la fuerza impulsora de la
economía mundial, las instituciones fundamentales para las inversiones
internacionales, las transacciones financieras y el comercio mundial son las CMN.
Igualmente importante, ningún estado puede aspirar a la dominación global si sus
principales instituciones económicas, las CMN, no desempeñan un papel primordial
en la economía mundial. Cualquier debate serio sobre la presente y futura supremacía
imperial estadounidense está obligado a analizar la distribución de poder entre las
CMN en competición.

Hay varias maneras de evaluar las "CMN punteras". He seguido el enfoque del
Financial Times – y he utilizado los datos que han compilado. El FT clasifica a las
compañías según su capitalización bursátil, es decir, según la valoración de sus
acciones. Cuanto mayor sea el valor de mercado de una compañía más alta será su
clasificación. La capitalización bursátil es igual al precio de la acción multiplicado por
el número de acciones emitidas. Sólo se incluyen compañías en las que la libre
participación en las acciones sobrepase el 85% quedando así excluidas las compañías
que tengan grandes participaciones estatales o familiares.

Las CMN estadounidenses dominan la lista de las 500 corporaciones principales del
mundo. Casi la mitad de las CMN más grandes (48%) está en poder de
estadounidenses que asimismo las dirigen, casi duplicando a su siguiente competidor
regional, Europa que tiene el 28%. Los japoneses poseen solo el 9% del total de CMN y
el conjunto del resto de Asia (Corea del sur, Hong-Kong, India, Taiwán, Singapur
etc…) posee menos del 4 por ciento de las 500 firmas y bancos más grandes. La
concentración del poder económico estadounidense es aún mayor si miramos las 50
CMN más grandes – donde más del 66% es de propiedad estadounidense; y el poder
de los gigantes económicos de EEUU es aún más evidente cuando examinamos las 20
primeras CMN, donde más del 70% es de propiedad estadounidense. Entre las 10
CMN punteras EEUU controla el 80%.

Muchos analistas impresionistas que citan el descenso del valor bursátil de las CMN
estadounidenses como indicador de un declive general en la posición global de EEUU
omiten reconocer que el valor bursátil de las CMN de Europa, Japón y resto del
mundo cayó también – en igual o mayor grado – neutralizando de este modo el efecto

659
del descenso de EEUU en la dominación continuada que ejercen las CMN
estadounidenses.

Podemos examinar varias otras valoraciones del continuado y consolidado poder


económico del imperio estadounidense. Si comparamos la capitalización neta de las
CMN estadounidenses entre las primeras 500 firmas con la de las CMN de otras
regiones encontramos que el valor las CMN estadounidenses sobrepasa la valoración
conjunta de todas las demás regiones. La valoración de las CMN estadounidenses es
de entre $7.445 mil millones y $5.141 mil millones. Las CMN estadounidenses tienen
un valor de mercado que excede el doble al de su competidor más próximo, Europa.

El argumento respecto al consolidado y creciente imperio económico mundial


estadounidense queda más reforzado si examinamos los ocho sectores económicos que
lideran la economía mundial, a saber, banca, productos farmacéuticos,
telecomunicaciones, hardware de informática, petróleo y gas, servicios de software y
computación, seguros y detallistas generales. Las CMN estadounidenses son mayoría
entre las primeras clasificadas de cinco sectores, poseen el 50% de un sector (petróleo
y gas) y son minoría en un sector (seguros). La misma pauta se cumple cuando
examinamos la denominada "vieja economía". Las CMN estadounidenses de la vieja
economía que incluye minería, petróleo y automoción, productos químicos y bienes de
consumo ascienden a 45 de entre las 100 primeras CMN. Entre las primeras 45 CMN
vinculadas a la fabricación las CMN estadounidenses poseen 21, Europa 17, Japón 5
y el resto del mundo 2. EEUU cuenta con la compañía puntera en 23 de 34 grupos
industriales. Las CMN estadounidenses controlan casi el 59% de las principales
compañías manufactureras y mineras – casi iguala a la suma de las CMN europeas y
japonesas. La mayor área de debilidad estadounidense está en el sector de electrónica
donde EEUU posee sólo 2 de las 23 empresas principales.

Hasta donde las CMN son base y fuerza impulsora para la construcción económica del
imperio, está claro que EEUU es todavía dominante, controlando aún y mostrando
poco o ningún signo de "debilitación", "declive" o pérdida de clasificación respecto a
Japón o Europa. La tesis de una economía "sobre-extendida" o "declinante" tiene poca
base. La reciente burbuja especulativa solo ha afectado a áreas del sector de IT
(informática), pero esto también afecta a los competidores de EEUU. Además mientras
el sector IT decreció, sectores de la "vieja economía" se han expandido. E incluso
dentro de áreas de IT, ha habido un proceso de concentración y centralización de
capital – con Microsoft, IBM y otros pocos gigantes estadounidenses avanzando en la
clasificación mientras muchos otros disminuyen.

Aunque el fraude y la corrupción han afectado la confianza de los inversores en las


CMN estadounidenses, también ha sido ése el caso en Europa y Japón. El resultado
ha sido un descenso general en las valoraciones de mercado de todas las CMN de los
tres centros competidores imperiales (EEUU, UE, Japón). El descenso mundial en la
valoración de acciones es evidente si comparamos los totales de 2002 y 2003: en 2002
el valor neto era $16.250 mil millones comparado con $12.580 mil millones en 2003 –
un 22.6% de bajada. Sin embargo aproximadamente el 50% de la bajada sucedió en el
sector de hardware.

El hecho indisputable es que el imperio económico estadounidense es dominante y


está en fase ascendente – su profundidad y alcance superan a sus rivales europeos y
japoneses por múltiplos de dos en la mayoría de los casos. Los abogados del "imperio
en declive", u omiten captar los elementos estructurales económicos del imperio de
EEUU, o recurren a pronósticos a largo plazo basados en la comparación histórica que
concluyen que en algún momento futuro el imperio estadounidense entrará en declive,

660
como todos los imperios (Hobsbawm). Los pronósticos históricos a largo plazo sobre un
declive inevitable tienen la virtud de consolar a los miles de millones de personas que
sufren explotación y guerras destructivas, y a los gobernantes de las naciones
amenazadas con invasión militar y la rapiña de sus lucrativos recursos naturales.
Pero es totalmente irrelevante para diagnosticar el poder actual del imperio, su
dinámica y las fuerzas organizadas contra él. La tesis del declive se basa en teorías
abstractas, buenos deseos en el peor de los casos, y a lo más en extrapolaciones de la
economía doméstica del imperio.

Lo que necesita ser destacado es que las "contradicciones" que amenazan al imperio
no son simples deducciones económicas de un asumido "imperio sobre-extendido" que
presumiblemente estimulará a "la gente" a derribar a la elite constructora del imperio,
o forzará a los ideólogos imperiales a replantearse su proyecto imperialista. El imperio
estadounidense es construido y apoyado tanto por los dos partidos políticos
principales como por todas las ramas del gobierno y ha seguido una trayectoria
ascendente por medio de guerras imperiales, conquistas coloniales y expansión de las
CMN, en particular desde la derrota en las guerras de Indochina. Las derrotas
imperiales y los momentos de declive son el resultado directo de luchas políticas,
sociales y militares - la mayor parte de las cuales han ocurrido en América Latina y
Asia, y en menor grado en Europa y Norteamérica.

Militarismo e Imperio Económico


Existen pocas dudas de que el imperio económico global estadounidense ha tenido
desde hace mucho tiempo y a gran escala una relación positiva con el imperio militar
estadounidense. EEUU tiene bases militares en 120 países que forman el corazón del
imperio militar. El militarismo estadounidense, que implica guerras, intervenciones
interpuestas utilizando mercenarios, combatientes contratados, fuerzas especiales y
operaciones de inteligencia encubiertas ha creado, en muchas regiones del mundo
durante un prolongado período de tiempo, condiciones favorables para la expansión
del imperio económico estadounidense. Los regímenes que imponen restricciones o
excluyen la inversión extranjera estadounidense, rehúsan pagar deudas a los bancos
estadounidenses, nacionalizan las propiedades estadounidenses de ultramar o apoyan
a los movimientos nacionalistas han sido amenazados hasta la sumisión, derribados o
invadidos, resultando en la imposición de regímenes cliente favorables a la
construcción del imperio estadounidense. No hay ninguna secuencia exacta entre la
expansión económica y la acción militar aunque haya una superposición enorme de
vínculos. En algunos casos, los intereses económicos dictan las bases militares o la
intervención de la CIA (como fue el caso de Chile en 1973); en otros casos la acción
militar, incluyendo guerras, fuerzan a países o regiones a rendirse a la construcción
imperial (como en el caso de Irak en 2003).

Tampoco hay una "simetría perfecta" entre la intervención y el gasto militar imperial y
la construcción del imperio económico. A veces la intervención militar va "rezagada"
respecto a la expansión de las multinacionales estadounidenses, como ocurrió a
mediados de los años 1950 hasta principios de los 1960 y más tarde entre el final de
las guerras de Indochina y principios de los años 1980. En otros momentos ocurre al
revés, y la participación militar domina los planes político económicos como sucedió
durante la guerra de Corea (1950-53), la guerra de Indochina (1965-1974), la era de
Reagan (1981-1989) y hoy (2001-?). El "movimiento" y la "construcción" del edificio
imperial no siguen una línea recta de simetría perfecta entre los componentes
económicos y militares. El énfasis periódico, desproporcionado, de uno u otro no
conduce a la muerte del imperio, como queda de manifiesto tras una revisión del
último medio siglo de imperio estadounidense.

La noción de un imperio "sobre-extendido" es una pieza de especulación no histórica

661
que asume que la construcción del imperio debe seguir una especie de "modelo ideal"
donde los gastos militares y los beneficios económicos van de la mano. Esto es falso
por varios motivos: los beneficios de la construcción del imperio van a la elite
corporativa de ultramar y doméstica, los gastos son pagados por los contribuyentes
estadounidenses y las familias de bajos ingresos que proporcionan los soldados para
la ocupación y el combate. Además lo que parecen ser "desproporciones"
económico-militares durante un período conducen al "equilibrio" en el siguiente. Por
ejemplo los gastos militares estadounidenses de la guerra fría y las intervenciones
contribuyeron a la caída de los regímenes comunistas lo que más tarde llevó a una
lluvia de ganancias, mano de obra barata y lucrativa explotación de los recursos
minerales en los países ex-comunistas y sus aliados así como a la reducción de
programas de asistencia social en Occidente. Para argumentar que el "exceso" de
imperialismo militar perjudica a la construcción del imperio económico, es necesario
especificar si el alcance y la profundidad del control de las CMN estadounidenses
sobre la economía mundial ha declinado, si el acceso a materiales estratégicos ha
disminuido, y si los ciudadanos estadounidenses rechazan sufrir los recortes sociales,
las cargas fiscales regresivas y las asignaciones presupuestarias que sostienen la
construcción del imperio.

La tesis de la "sobre-extensión" del imperio militar estadounidense pasa por alto la


capacidad de los constructores del imperio estadounidense para reclutar aliados
subordinados y estados-cliente para que acepten sus deberes policiales,
administrativos y financieros al servicio del imperio estadounidense. En los Balcanes,
los europeos tienen más de 40.000 soldados que sirven bajo las órdenes de la OTAN
controlada por EEUU. En Afganistán, fuerzas militares europeas, personal
administrativo de Naciones Unidas y un número estados cliente del Tercer Mundo
proporcionan el personal para salvaguardar el régimen marioneta de Karzai designado
por EEUU. En Irak, aliados subordinados como Gran Bretaña y estados vasallos como
Polonia y otros clientes de Europa del Este suministran auxiliares militares y civiles
para hacer cumplir el dominio colonial estadounidense. La creación de estados-cliente
en Europa del Este a gran escala y desde hace tiempo remontándose al menos a los
años 1980 con Solidaridad en Polonia, proporciona un vasto depósito de apoyo político
y diplomático y ejércitos mercenarios para el impulso actual de construcción imperial.
Enormes bases aéreas y plataformas para despliegue de tropas se están construyendo
actualmente en Rumania y Bulgaria a añadir a las de Kosovo y Macedonia. Los
constructores del imperio estadounidense han echado a los rusos de Asia Central y
Asia del Sur, construyendo bases aéreas en Kazajstán, Uzbekistán, Georgia y
Afganistán. El reclutamiento de regímenes-cliente desde el Báltico a Oriente Medio,
Asia Central y Asia del Sur demuestra el rápido crecimiento del imperio militar
estadounidense y las consiguientes nuevas oportunidades de las CMN
estadounidenses para la expansión del imperio económico. Este imperio extendido ha
llevado a la formación de alianzas regionales dominadas por el imperio que
proporcionarán nuevos reclutas militares para sostener y consolidar el imperio en
expansión. En vez de ver la construcción del imperio estadounidense como un proceso
de "sobre-extensión" debería ser visto como un proceso de ensanchar el depósito de
nuevos reclutas que reforzarán el mando militar estadounidense. El poder
estadounidense ha aprendido a desechar la participación en el poder multilateral de
sus competidores-aliados imperiales europeos, favoreciendo la subcontratación de la
ocupación militar y funciones policiales a los nuevos clientes de Europa Oriental, Asia
Central y Asia del Sur.

Durante todo el crecimiento y la expansión del imperio estadounidense, la Unión


Europea le ha seguido en pos de sus conquistas, financiando y proporcionando
administradores militares y civiles. El breve interludio de desacuerdo alemán, francés
y belga, antes de la invasión estadounidense de Irak fue seguido del servilismo casi

662
total hacia la política imperial estadounidense - demandas belicosas e impertinentes y
ataques a Irán, Corea del Norte y Cuba; compromisos para seguir las pautas de EEUU
en el despliegue de una fuerza militar rápida; respaldo para la ocupación de Irak por
los EEUU (Resolución 1483 del Consejo de Seguridad) y de modo más general un
reconocimiento de que, según palabras del sumiso Ministro de Asuntos Exteriores de
la Unión Europea, Javier Solana, "No queremos competir con Estados Unidos - sería
absolutamente ridículo – sinó ver el problema conjuntamente." La Unión Europea
acepta su papel (según lo definieron Rumsfeld o Wolfowitz) como un aliado
subordinado del impulso estadounidense para la dominación mundial, procurando
asegurarse un lugar en la artesa económica y el poder delegado y participaciones
menores en cualquiera de los contratos y empresas privatizadas. Aquellos teóricos
imperiales que abogaron por incrementar la independencia europea y la competencia
para debilitar el imperio estadounidense deberían leer a Romano Prodi, Presidente de
la Comisión Europea, que en una declaración de prensa en Washington durante junio
de 2003 dijo, "Cuando Europa y EEUU están unidos, ningún problema o enemigo
puede afrontarnos; si no estamos juntos cualquier problema puede convertirse en una
crisis". Prodi y Solana representan el nuevo pensamiento de Europa: mejor colaborar
con un imperialismo victorioso y asegurarse ventajas menores que ser castigado,
intimidado y excluido de las nuevas colonias. Los constructores del imperio
estadounidense dan la bienvenida al nuevo pensamiento y lo animan, teniendo en
cuenta la promesa de la Unión Europea de ayudar a sufragar los gastos iniciales de
ocupación y construcción del estado colonial sin desafiar la supremacía
estadounidense.

Hasta la fecha, incluida la fase actual de guerras estadounidenses de conquista


imperial, no existen signos de que el militarismo global esté erosionando la
construcción del imperio económico estadounidense. Las CMN estadounidenses
siguen dominando la banca, fabricación, IT, industrias farmacéuticas, petróleo y gas.
La invasión iraquí ha reforzado el control y acceso de los estadounidenses a las
segundas mayores reservas de petróleo y gas del mundo. En tercer lugar, no existe
una inminente rebelión popular ni un rechazo ciudadano a la construcción imperial.
En medio de la conquista colonial, más de la tercera parte de los ciudadanos
estadounidenses - la proporción más alta del mundo - dicen estar "muy orgullosos de
su país"; más de ocho de cada diez personas apoyan la invasión de Irak aún cuando
es público y notorio que la justificación del Presidente Bush para la guerra - eliminar
las armas de destrucción masiva – se ha demostrado que es una pura fabricación. A
pesar de la reducción de impuestos más regresiva de la historia reciente, el recorte a
gran escala de los gastos sociales y el enorme déficit presupuestario, los ciudadanos
de EEUU no muestran ningún signo de protesta de masas. El movimiento pacifista de
enero-febrero de 2003, desapareció casi completamente tras el éxito de la conquista
militar y la ocupación de Irak. En resumen, la extensión de la actividad militar desde
los Balcanes pasando por Oriente Medio hasta el Sur de Asia no ha afectado
desfavorablemente a la posición económica internacional de las CMN
estadounidenses, ni ha minado el apoyo político doméstico a los arquitectos del
imperio.

Mientras el imperio prospera y proliferan las bases militares estadounidenses, la


"república", la economía dentro de las fronteras territoriales de EEUU declina, su
sociedad de clases se hace más polarizada, su política se hace más represiva.

El declive de la República
Hay dos "economías" y actividades estatales distintas pero interrelacionadas en EEUU,
el imperio que encapsula el mundo de las multinacionales, el aparato global militar y
las instituciones financieras internacionales vinculadas al estado imperial; y la
república que son la economía, las instituciones estatales y las clases sociales

663
localizadas en los EEUU, que proporcionan los soldados, directivos, impuestos y
mercados que sostienen el imperio. El crecimiento del imperio ha empobrecido la
economía doméstica visiblemente y de muchas maneras, mientras se enriquecen los
presidentes (y sus amplios séquitos) que se benefician de, y dirigen, las actividades
exteriores de las CMN. Los constructores del imperio estadounidense han añadido
más de 100 mil millones de dólares a los gastos militares para financiar las guerras de
Irak y Afganistán, recortando los gastos de los programas de sanidad, educación y
sociales. Hay actualmente más de 50 millones de ciudadanos estadounidenses sin
ninguna cobertura de salud, otros 50 millones con cobertura parcial e inadecuada y
muchos millones más que gastan hasta un tercio de sus ingresos netos para obtener
una cobertura médica adecuada.

Los fondos de pensiones y seguridad social se vaciaron para cubrir los gastos
corrientes e impedir que el déficit presupuestario se hinchara fuera de control. La
financiación del imperialismo ha llevado a un déficit presupuestario estimado de 400
mil millones de dólares en 2003 que puede aumentar cuando la ocupación militar de
Irak llegue al menos a 80 mil millones de dólares. La producción doméstica industrial,
en particular la industria automovilística ha visto como caía bruscamente el margen
de beneficios, como la Ford ha sufrido unas pérdidas de varios miles de millones de
dólares mientras la mayoría de fabricantes estadounidenses han invertido dinero en el
extranjero o han subcontratado a trabajadores locales en América Latina y Asia. El
resultado es que las filiales de las CMN estadounidense han capturado una parte
importante de las exportaciones de China al mercado de EEUU, pero han aumentado
el déficit externo estadounidense durante 2003 que ha llegado a 500 mil millones de
dólares y sigue subiendo. Los grandes beneficios obtenidos por las CMN reubicadas en
todas partes de las nuevas economías coloniales y semicoloniales de Asia y América
Latina refuerzan las instituciones imperiales mientras debilitan la economía
doméstica, la financiación de su presupuesto y sus cuentas exteriores.

Los "gastos insoportables de la dominación global" (financiero Felix Rohatyn) son de


verdad "soportables" - no hay ninguna rebelión de masas a pesar del aumento de
desigualdades, disminución del nivel de vida, exhaustos o inexistentes servicios
sociales, ampliaciones de jornada laboral, cuotas individuales más altas para servicios
sanitarios y fondos de pensiones, y corrupción generalizada y fraude - escándalos que
roban a millones de inversores y pensionistas estadounidenses sus ahorros y fondos
de pensiones. El crecimiento del paro sobrepasa ahora el 10% en 2003 incluyendo a
aquellos que ya no se registran.

Los constructores imperiales gastan sumas enormes para conquistar el mundo


basándose en argumentos fabricados. Aterrorizan a la población con visiones
paranoicas de ataques inminentes, en búsqueda de guerras infinitas, conquista
mundial y horrorosas matanzas de gente indefensa. Patrocinan o protegen a los
terroristas de ántrax domésticos que aterraron a la población de EEUU y sirvieron
para justificar el terrorismo estatal estadounidense. En general la gran mayoría de la
población de los EEUU "se repantigó y observó" (Harold Pinter) o aún peor se
enorgulleció y sintió placer vicario al identificarse con los turbulentos ejércitos
victoriosos. Mientras que las principales ciudades estadounidenses están en
bancarrota o tremendamente endeudadas, el Gobierno Federal gasta miles de millones
en subsidiar a las elites agro exportadoras con la cantinela de 180 mil millones de
dólares en 10 años, entregando a gigantescas CMN contratistas (Halliburton) con
vínculos cercanos a los constructores imperiales lucrativos contratos de miles
millones de dólares, mientras gastan miles de millones para subvencionar a ejércitos
mercenarios en Afganistán, Irak y Colombia. En medio del estancamiento doméstico,
los constructores imperiales conceden enormes recortes de impuestos a la elite
corporativa – aquellos que con toda probabilidad van a invertir en las CMN que operan

664
en el extranjero

Para atraer miles de millones de dólares de inversores extranjeros, el estado imperial


permite que los bancos multinacionales estadounidenses laven decenas de miles de
millones de dólares de fondos ilícitos, de multimillonarios evasores de impuestos,
banqueros corruptos y funcionarios políticos de la elite de América Latina, China,
África y otras partes (Congreso estadounidense). Los fondos para sostener el imperio
están basados en parte en la corrupción generalizada de los clientes del exterior que
"invierten" en la economía de EEUU abriendo sus países al pillaje imperial. Sin
embargo el declive de la economía de la república ya no atrae altos niveles de
"inversión extranjera" a medida que el dólar se debilita y merman las oportunidades
lucrativas. La inversión directa extranjera ha disminuido de 300 mil millones de
dólares en el 2000 a 50 mil millones de dólares en el 2002. La república necesita 2,7
mil millones de dólares diarios en aportaciones de capital para financiar el déficit
externo. La respuesta al reforzamiento del imperio y debilitamiento de la república es
mayores sacrificios sociales en casa, más proteccionismo, mayores transferencias de
ganancias y pagos de intereses desde América Latina y otras regiones neocoloniales,
más cruzadas moralistas, campañas en medios de comunicación más poderosas,
mentiras oficiales aún más ostensibles y nuevas guerras para recargar el infinito
suministro de jugos chovinistas.

El gran timo corporativo con cargo a millones de inversores y pensionistas


estadounidenses enriqueció a los presidentes y financió la expansión de las CMN en el
extranjero. La corrupción no es una anomalía de presidentes descarriados – es un
rasgo estructural de la construcción imperial estadounidense tanto en el extranjero
como en casa.

Guerras imperialistas y "República"


A pesar de las ocasionales críticas de líderes europeos y de la disensión inconsecuente
dentro de la legislatura de la "república", el régimen de Bush ha ampliado
enormemente la construcción imperial sobre las bases políticas y militares y las redes
de sus predecesores en particular la presidencia de Clinton. Los constructores
imperiales durante el gobierno de Clinton expandieron el imperio militar desde el
Báltico a los Balcanes y más allá, hasta la ocupación parcial de Irak. Los militaristas
de Bush extendieron el imperio militar estadounidense a la conquista de Irak,
Cáucaso, Asia Central, a Afganistán y Sudeste Asia, un enorme archipiélago de bases
aéreas, zonas de aprovisionamiento militar y fortalezas desde las que atacar y
conquistar toda la hilera del sur de Asia, hasta e incluyendo Corea del Norte. En
Oriente Medio, Bush anuncia 'una zona de libre comercio' – del Norte de África a
Arabia Saudita, incluyendo Israel - controlada por los EEUU. Nunca ha crecido tanto
el imperio militar estadounidense, ni con tal rapidez y facilidad - haciendo de los
comentarios sobre el "declive del Imperio" charla ociosa o ejercicios auto indulgentes
de "curación por la fe"
No hay duda de que ciertos sectores económicos han padecido la propaganda histérica
"antiterrorista" del imperio diseñada para asegurarse el apoyo del público a las
guerras y conquistas imperiales. Los sectores adversamente afectados incluyen los de
las industrias aeronáuticas civiles, turismo, y actividades relacionadas del sector
servicios. Sin embargo las subvenciones estatales a gran escala y los préstamos sin
interés han amortiguado los efectos para el sector corporativo.

Factores sistémicos impulsan la construcción imperial en nuestro tiempo, reforzados


por el extremismo ideológico. Las tentativas simplistas para explicar la guerra
mediante referencias a la influencia del complejo militar-industrial no tienen en
cuenta la disminución relativa en las clasificaciones del espacio aéreo principal y el
sector de defensa en 2001-2002 entre las 500 primeras firmas. Hoy las conquistas

665
imperiales están basadas en el impulso para conquistar el mundo y para abrir
oportunidades futuras para las CMN estadounidenses - el imperio militar está
diseñado para asegurar el futuro acceso a la riqueza, no para generarlo en el proceso
de conquista; la guerra y la red de satélites militares están diseñados para crear una
red mundial que facilite el monopolio de las ganancias por medio de dirigentes-cliente
dispuestos a ofrecer los derechos de explotación a las CMN estadounidenses.

"La construcción imperial no es ninguna fiesta", me dijo una vez un coronel retirado
de los Marines de EEUU, refiriéndose a las sistemáticas violaciones de derechos
humanos que acompañan a las guerras y conquistas imperiales. Nada capta la
deliberada, planeada, violenta conquista y brutal ocupación incrustadas en la
construcción imperial estadounidense, como la oposición de EEUU a la Corte Penal
Internacional y el corrompido retorcer de brazos que ha forzado a más de 50 países a
firmar pactos bilaterales que proporcionan impunidad al personal militar
estadounidense. Pero no es la naturaleza inhumana de las guerras imperiales, ni las
gruesas violaciones de la Ley internacional, ni la fabricación de provocaciones para
justificar la conquista colonial lo que causa grietas en el bloque de poder dirigente
(políticos y élite corporativa) sinó las relaciones entre gobernantes constructores
militares imperiales y constructores económicos imperiales sobre el mejor modo de
construir el imperio y consolidar la autoridad sin minar la capacidad de la república
para financiar el estado imperial.

Conflicto de Clases inter-gubernamental


Hay varios niveles en los que ocurre la lucha inter-elite sobre la construcción imperial.
El primer y más general tema de debate es la cuestión sobre la relación de los
militaristas y los constructores corporativos imperiales. Aunque ambos comparten
una visión común de un "imperio dominante estadounidense ", discrepan (al menos
algunos) sobre el grado de "autonomía" con el que actúan los militaristas – elaborando
a veces estrategias militares que se concentran en la conquista más que en los costes
y beneficios económicos. Las exitosas conquistas militares han aumentado el poder e
independencia de los militaristas para dar forma a la estratégica estrategia global por
encima y en contra de algunas preocupaciones de los constructores económicos
imperiales del sector privado.

La segunda cuestión son las distorsiones en la construcción imperial estadounidense


generadas por estrategas clave del imperio debido a sus vínculos con el sionismo y la
influencia que esto tiene en la conformación de la política imperial en Oriente Medio y
más allá. Sionistas como Wolfowitz, Feith, Perle y una multitud de otros arquitectos de
la estrategia de conquista global, siguiendo la política israelí, dirigen la política
estadounidense hacia la destrucción de los adversarios árabes de Israel en todo
Oriente Medio, incluso cuando son factibles acercamientos "negociados" a la
expansión del imperio estadounidense. Este es claramente el caso de Irán y Siria, a
pesar de la aparición de movimientos políticos liberales pro-estadounidenses y
personalidades que siguen métodos no violentos.

Igualmente dañino, a los ojos de militares convencionales y estrategas de inteligencia,


los constructores imperiales sionistas han proyectado el punto de vista paranoide de
la política israelí - un mundo lleno de enemigos, Europeos en los que no se puede
confiar, gente del Tercer Mundo como terroristas potenciales. Sionistas influyentes
como Richard Perle siguen los preceptos de uno de los infames políticos-militares
israelíes (Moshe Dayan) "los Árabes sólo entienden (el lenguaje de) la fuerza". Mientras
la "filosofía" sionista-israelí es bastante mortífera en Oriente Medio, sus exponentes en
Washington tienen el poder global y la capacidad para ponerla en práctica a escala
mundial. La visión mundial israelí de guerras "preventivas", "colonización", ocupación,
castigo colectivo, y empleo unilateral de fuerza a despecho de la ley internacional han

666
sido adaptados por los militaristas estadounidenses que tienen vínculos permanentes
desde hace mucho tiempo con Israel y han convertido las prácticas israelíes en la guía
doctrinal para la construcción imperial.

El resultado del "sesgo sionista" en la construcción estratégica imperial


estadounidense ha generado varios puntos de conflicto en el seno de la elite imperial:
entre los constructores imperiales económicos que buscan alianzas con dirigentes
árabes del petróleo para ampliar su dominio; entre la elite profesional de militares y
agencias de inteligencia estadounidenses que han sido castigados y marginados por
los sionistas por no proporcionar la inteligencia "correcta" para justificar las guerras
de destrucción de los enemigos de Israel. Esto llevó al Subsecretario de Defensa Paul
Wolfowitz a formar una estructura de inteligencia paralela compatible con la política
sionista para "destruir a los enemigos de Israel". Este falso grupo de inteligencia que
se autodenomina "trama" no es tanto una agencia de inteligencia para recabar
información fiable como una agencia de propaganda para fabricar "informes" que
justifiquen la política predeterminada de guerra basada en la visión mundial israelí.

El tercer nivel de conflicto está entre Rumsfeld, el Secretario de Defensa, y los


profesionales militares y de inteligencia. Rumsfeld, como figura clave implicada en el
proceso de construcción militar imperial, ha estado enérgicamente dedicado a
concentrar poder en sus manos y las de su círculo personal dirigido por Wolfowitz,
Perle, Boulton y otros militaristas extremistas. Rumsfeld ha pasado por encima de los
profesionales del Pentágono sobre la reorganización de las fuerzas armadas, la
obtención de armas, la estrategia de guerra y las operaciones de inteligencia. Ha
promocionado a oficiales militares leales sobre aquellos con mayor antigüedad y
experiencia militar, y ha humillado a los que expresan el más leve desacuerdo. Su
comportamiento tiránico hacia altos oficiales militares es su método de sofocar
cualquier desacuerdo en la elite.

Sus subordinados más leales y sus consejeros influyentes son aquellos que se
adhieren a su estrategia extremista de construcción militar imperial: guerras
secuenciales que se superponen y se combinan con programas mundiales terroristas
encubiertos de asesinato. No hay duda de que Rumsfeld ha sido la figura que controló
la formulación y ejecución de la estrategia de conquista mundial militar - una
estrategia imperial que se parece íntimamente a la de la Alemania nazi. La
concentración de poder de Rumsfeld dentro de la elite imperial y la hostilidad hacia
los profesionales fue expresada dramáticamente con su nombramiento del General
retirado Schoomaker, antiguo comandante de las Fuerzas Especiales "Delta", que me
fue descrito por oficiales mayores militares en el cuartel general de Delta en Fort
Bragg como una colección de "psicópatas entrenados para asesinar". Claramente el
general ex-Delta fue seleccionado precisamente porque su perfil ideológico y conductal
encaja con las propias tendencias Nazis de Rumsfeld.

Las primeras diferencias importantes y conflictos internos entre Rumsfeld y las


jerarquías militares/inteligencia surgieron después de la guerra iraquí sobre la
cuestión de la inexistencia de armas de destrucción masiva (WMD) en Irak. Como las
WMD fueron la justificación principal para la guerra según la Administración de Bush,
esto provocó debate en los medios de comunicación y entre algunos miembros del
congreso. El conflicto inter-elite afloró cuando los "profesionales" del ejercito y de las
agencias de inteligencia filtraron informes e hicieron declaraciones que cuestionaban
las alegaciones de Rumsfeld en la carrera a la guerra. Claramente los "profesionales"
esperaban señalar a Rumsfeld y al círculo de "inteligencia" personal como
responsables de "cocinar los datos" para justificar los planes de guerra de
Rumsfeld-Wolfowitz. En breve la intensidad de la lucha inter-elite por el poder
burocrático había alcanzado el punto en el cual los profesionales pro-imperio estaban

667
dispuestos a poner en cuestión una acertada guerra imperialista por verse libres de
un tirano burócrata que sentían ponía en peligro la construcción imperial para llevar
adelante su estrecho poder personal dentro del aparato del estado imperial. Sin
embargo los militaristas con la ayuda del Congreso y los medios de comunicación
fueron capaces de enterrar la cuestión – e incluso tuvieron éxito para lograr apoyo
público a la guerra.

La cuarta cuestión en debate en el seno de la elite imperial gobernante es el conflicto


de relaciones entre los constructores militares y económicos del imperio. Los últimos
ven claramente la acción militar como los medios para el fin - un imperio económico
estadounidense dominante. Para los imperialistas militares, la definición militar de la
conquista mundial se ha convertido en el objetivo estratégico, que si se asume
redundará eventualmente en beneficio de los constructores económicos imperiales.
Esto conduce a que críticos e ideólogos entre algunos constructores económicos
imperiales cuestionen el conocimiento que tienen los militaristas sobre los gastos
económicos – a corto y largo plazo - de una política indiscriminada de intervención
militar y guerras permanentes. Esto puede convertirse en un debate importante sobre
los métodos de construir el imperio, pero no sobre el imperio mismo que ambos
apoyan. A este debate hay que añadir la disputa sobre el "compadreo económico" que
aflige a los militaristas. Entregan lucrativos contratos de posguerra a las CMN
favorecidas que están vinculadas a la pandilla de Rumsfeld-Cheney-Bush mientras
ignoran las peticiones de otros sectores corporativos.

Sin embargo estas disputas entre capitalistas y constructores militares del imperio
son claramente secundarias a los poderosos intereses y política que los une. A pesar
de las preocupaciones ocasionales y actuales expresadas por algunos capitalistas
sobre la política de guerra imperialista, la clase capitalista, en particular las CMN son
poderosos partidarios de la construcción imperial de Bush-Rumsfeld.

Hay al menos ocho razones por las que las CMN apoyan a la Administración de Bush
a pesar de ciertas dudas de capitalistas aislados acerca de la doctrina neonazi de
guerra permanente. Aunque algunos editorialistas de la prensa financiera y
capitalistas aislados han criticado los déficits presupuestarios del régimen de Bush, la
debilidad del dólar y los crecientes déficits de cuentas exteriores, la mayoría de la
clase capitalista sigue proporcionando firme apoyo a la construcción imperial del
régimen de Bush por motivos muy concretos. El régimen de Bush ha rechazado todos
los tratados internacionales, incluyendo el acuerdo Kyoto, que impone controles
medioambientales a la industria, bajando así los costes de producción a firmas
estadounidenses. En segundo lugar la Administración de Bush proporciona miles de
millones en subvenciones a la exportación en particular a grandes firmas
exportadoras agrícolas, aumentando de este modo sus cuotas de mercado, su
"competitividad" y sus ganancias.

En tercer lugar la Administración de Bush concede medidas proteccionistas a más de


200 productos, afectando a decenas de miles de productores no competitivos que
venden en el mercado ("doméstico") de la república y de este modo bloquean o limitan
la entrada de competidores más eficientes. En quinto lugar el régimen de Bush ha
rebajado los impuestos a toda la clase capitalista – beneficiando a los presidentes de
las CMN y a los capitalistas que operan en la "república", incrementando así las
ganancias por dividendos, plusvalías y salarios. En sexto lugar la Administración de
Bush en gran parte ha tolerado (o ha participado en) el encubrimiento de corrupción,
fraude y graves delitos de auditoría en la mayor parte de las principales CMN y
bancos, por miles millones de dólares. Séptimo el régimen sigue tolerando normativas
bancarias negligentes, promoviendo de hecho el lavado de dinero de miles de millones
de dólares por bancos multinacionales estadounidenses. Y octavo la Administración de

668
Bush ha rechazado aumentar el salario mínimo y ha seguido un plan anti-trabajo,
bajando los costes de la mano de obra para grupos de negocios grandes y pequeños
dedicados a las fábricas donde se explota al obrero y al sector servicios.

Estas y otras políticas similares proporcionan las bases económicas para


acoplamientos estructurales a largo plazo y gran escala entre la Administración Bush
y la clase capitalista en su totalidad. Esto explica por qué hay colaboración íntima
entre los constructores económicos y militares del imperio, entre los constructores
militares del imperio y la clase negociante que funciona en la república. El ‘trato’ (¡si
es que necesita haber uno!) conlleva compensaciones financieras económicas
estatales a la elite local de negocios a cambio del apoyo político y financiero de la clase
capitalista a los constructores militares del imperio.

Lo que permite a los constructores militares del imperio estadounidense proseguir en


su búsqueda de la conquista mundial, a pesar de la crítica inconsecuente y
momentánea de sus aliados europeos es el saber que cuentan con el apoyo sólido de
Wall Street y "Main Street" (capitalistas que producen para el mercado interior de la
república). Además el poder exterior y los vínculos corporativos de las CMN y bancos
estadounidense con sus colegas europeos han debilitado la determinación europea
para desafiar la supremacía estadounidense y vigorizaron los regímenes de derechas
de Berlusconi y Aznar en Italia y España.

Imperialismo: Circo sin Pan


La construcción imperial estadounidense no proporciona compensaciones económicas
a los trabajadores, empleados, pequeños agricultores y pequeños negocios del imperio.
Su apoyo al imperio se basa en el consumo de propaganda estatal en los medios de
comunicación, la gratificación simbólica de formar parte de una 'potencia mundial'
victoriosa y una actitud servil hacia la autoridad estatal establecida. La falta de un
partido o movimiento de izquierdas creíble mina aún más la oposición popular.
Incluso peor, los que pasan por ser diarios izquierdistas o progresistas o intelectuales
estuvieron en gran parte apoyando las guerras de EEUU contra Yugoslavia, Afganistán
y en menor grado Irak.

Lo que aún cuenta más, la gran mayoría de los intelectuales de la izquierda


estadounidense se unieron al coro de Bush para atacar a Cuba respecto a la ejecución
de terroristas cubanos y el encarcelamiento de los agitadores financiados por EEUU.

Los movimientos "progresistas" y los periódicos estadounidenses, salvo pocas y


notables excepciones, jamás han mostrado solidaridad con movimientos de resistencia
anticolonial presentes o pasados, luchas nacionales de liberación o regímenes
revolucionarios – ya fueran el Frente Nacional de liberación en Vietnam, la resistencia
Iraquí o la revolución Cubana. La mayor parte de la oposición estadounidense es
legalista (según la ley constitucional), y moralizadora (según los preceptos universales)
divorciada de cualesquiera ejemplos prácticos, y aún menos de prácticas
revolucionarias del Tercer Mundo.

El estado, los medios de comunicación y el mundo corporativo animan el compromiso


estúpido, pasivo de los espectáculos de masas que crean una "identificación" apolítica
(deportes y héroes y heroínas de culebrón) y refuerza la visión imperial de un mundo
de "buenos" y "malos", donde los "tipos buenos" derrotan a los "malvados" por medio
de la violencia y la destrucción

A medida que crece el imperio, desaparece la financiación de pensiones corporativas,


los gastos médicos y farmacéuticos se ponen por las nubes y el paro y la pobreza
crecen más allá de las falseadas estadísticas oficiales. A julio del 2003, la tasa oficial

669
de paro era del 6,5% - la no oficial ascendía casi al doble. La construcción imperial no
crea una "aristocracia laboral" que comparta las migajas de Imperio - al menos si
excluimos a los varios miles de cuadros sindicales que negocian cientos de miles de
dólares en salarios anuales, pensiones e indemnizaciones aunque el porcentaje de
afiliados cotizantes en el sector privado es el 9% de la mano de obra. Las
desigualdades aumentan: la relación entre los ingresos de un director general y un
obrero ha subido desde el 80 a 1 de hace veinticinco años al 450 a 1 de hoy, y sigue
aumentando. Los trabajadores estadounidenses tienen menos tiempo de vacaciones
(de promedio tres veces menos que los trabajadores europeos), vida laboral más larga,
impuestos más regresivos y ninguna representación en el sistema político, porque los
dos partidos dominantes están controlados por los constructores imperiales.

Las pérdidas objetivas de la clase trabajadora no han llevado a ninguna oposición


significativa a la construcción imperial excepto entre los negros - que se opusieron a la
guerra iraquí en buen número. El declive del estado de bienestar y la transferencia de
riqueza hacia arriba sirve para financiar la construcción imperial (el fin de la guerra
fría fue un "dividendo imperial"). La corrupción corporativa a gran escala en una
economía especulativa estancada y el paro creciente han acompañado un dramático
giro a la derecha de la política imperial. Ha habido un aumento de los delitos
corporativos, chovinismo nacional y extensión de la ideología de supervivencia
individual. Minorías en paro y poco instruidas deciden enrolarse en el ejército
imperial, mientras muchos trabajadores blancos pobres manifiestan su hostilidad a
los Musulmanes, Árabes y pueblos del Oriente Medio. Los abundantes líderes de las
principales organizaciones judías dan su apoyo incondicional al carnicero Sharon y
sus colegas ideológicos en el régimen de Bush mientras éstos planean nuevas guerras
imperiales apuntando a Irán en particular. Entre tanto la "progresía" estadounidense
comienza una vez más su esfuerzo perenne y vano para transformar el partido
demócrata pro imperial en un partido demócrata de la república.

No existen en EEUU desafíos importantes al imperio, al menos en el futuro previsible,


ni de capitalistas disidentes (debido al creciente vacío entre el imperio y la república),
ni de la clase trabajadora. La amenaza principal al imperio viene de afuera, de las
luchas de masas existentes en el Tercer Mundo, principalmente América Latina,
Oriente Medio y Asia.

Imperialismo y América Latina


En ninguna parte del mundo contemporáneo han sido las relaciones económicas entre
el imperio y los regímenes del Tercer Mundo tan unilaterales - tan beneficiosas para
los Estados Unidos y Europa y tan perjudiciales como en América Latina. Al debatir
sobre las relaciones imperio-estado cliente es importante establecer una periodización,
que distingue los grados de dominación y control, la clase específica de colaboradores
del imperio, y lo que es más importante, identifica las distintas formas de
construcción imperial del último cuarto de siglo.

Hablar de imperialismo como "500 años de explotación y dominación" es a la vez


verdadero en términos generales y expresamente engañoso. Aunque los constructores
imperiales europeos y estadounidenses han explotado a muchos de los países de
América Latina la mayor parte del tiempo durante más de medio milenio, también es
cierto que los movimientos populares latinoamericanos, regímenes nacionalistas y
socialistas han modificado o han transformado considerablemente sus relaciones con
el imperio en diferentes momentos. El imperialismo está basado en relaciones de clase
y estatales que por su naturaleza implican conflictos, confrontaciones y conquistas,
revoluciones, contra-revoluciones y transformaciones.

670
En la historia reciente, los regímenes nacional-populistas desde los años 1930 a los
1960 tuvieron éxito al transformar parcialmente América Latina desde una economía
basada en la exportación de materias primas a una economía urbana industrial
diversificada produciendo para el mercado interior. Desde los años 1970 hasta el
presente la contrarrevolución dirigida por el imperio (dirigida por el estado imperial de
EEUU y el IFI) en alianza con capitalistas transnacionales latinoamericanos (sectores
del capital vinculados a redes internacionales financieras, comerciales y de
comercialización) impusieron un modelo "neoliberal" por medio de regímenes clientes.
Hacia finales de los años 1990, el Imperio, habiendo tomado el dominio de los sectores
estratégicos y dinámicos de la economía y consolidado control sobre una clase política
cliente, lanzó la transición hacia la recolonización de la región, llamando al proceso
"Área de Comercio Libre de las Américas". El proceso de recolonización está bastante
avanzado, sostenido por líderes tradicionales de derechas y reclutamiento de nuevos
dirigentes clientes entre las filas de los izquierdistas renegados y populistas de
América Latina.

Resumiendo podemos identificar tres períodos distintos de relaciones imperio-cliente.


El período 1930-60 de dominación imperial relativamente limitada estaba basado en el
eclipse (no el desplazamiento) de las clases de colaborador liberal agro-mineral, y la
emergencia y expansión del estado nacional y empresas privadas industriales,
comercio exterior y regímenes de control de divisas y bancos nacionales. El período
1970-95 incluyó la privatización masiva de empresas públicas y la desnacionalización
de bancos, industrias, telecomunicaciones, servicios de energía estratégicos etc... La
tercera fase (período actual) conlleva la transformación de las conquistas económicas
estratégicas en un nuevo régimen político legal - la Comisión ALCA - que confiere a los
constructores imperiales estadounidenses el gobierno formal de la región.

Construcción imperial: Fase I


La transición del nacional populismo al neoliberalismo se consumó con conflictos
violentos, golpes militares, masacres, exilios forzados, y el establecimiento de un
aparato estatal (militares y policía) leal al imperio y una clase política de cómplices
bien dispuestos hacia el gobierno imperial. Los constructores imperiales y
gobernantes clientes, tanto militares como civiles, abrieron inmediatamente la región
a una invasión masiva de especuladores y corporaciones multinacionales
estadounidenses y europeas.
La construcción del imperio económico se hizo posible mediante los constructores
militares del imperio que directa e indirectamente intervinieron para reprimir,
desarticular y fragmentar la oposición popular. Los golpes militares en Brasil (1964),
Bolivia (1971), Chile (1973), Argentina (1976) y golpes militares civiles en Uruguay
(1972), y Perú (1993) crearon el marco político y los acuerdos internacionales con el
IFI que dieron la vuelta al proyecto de industrialización nacional y abrieron América
Latina a la conquista por las corporaciones multinacionales estadounidenses y
europeas.

A mediados de los años 1980 bajo la presión de las masas los EEUU acordaron una
"transición negociada" de militares a gobierno de elite electoral política autoritaria,
salvaguardando el marco económico "neoliberal" para impulsar la expansión del
imperio económico. Entre mediados de los años 1980 hasta 2000, los imperios
económicos se expandieron – tanto el Europeo (mayormente español) como el
estadounidense, a medida que cayeron las barreras comerciales y las materias primas
estadounidenses, de la Unión Europea y asiáticas inundaron los mercados
Latinoamericanos, desplazando a millones de pequeños agricultores, productores
locales, fabricantes y minoristas.

671
Los nuevos regímenes cliente autoritarios saquearon la economía, privatizando y
vendiendo miles de empresas públicas, mientras las CMN compraban bancos locales y
fabricantes, tierras y bienes inmuebles. Según un estudio reciente (Minella), en Brasil
en 1989 los bancos extranjeros poseían el 9,6 % de las acciones bancarias, hacia el
2000 controlaban el 33%. En 2001, el capital financiero extranjero controlaba 12 de
los 20 bancos más grandes de Brasil. El crecimiento del capital extranjero es casi
exclusivamente resultado de la adquisición de bancos nacionales públicos y privados,
no de la creación de nuevas empresas. En América Latina, un estudio de 212
directores de 19 sociedades financieras que representan a bancos de l4 países
Latinoamericanos, reveló que el 55% eran representantes de bancos extranjeros. Una
mayoría de los líderes de las redes financieras de Latinoamérica son banqueros
norteamericanos o europeos. Estas redes financieras a su vez directamente o
indirectamente controlan propiedades industriales, comerciales e inmobiliarias.
Igualmente importante, establecen las condiciones para la financiación externa en
colaboración con el IFI. La mayor parte de los ideólogos cliente estadounidenses de
América Latina se formaron en universidades de propaganda de la elite como Chicago,
Harvard, Stanford etc. Por medio del terrorismo estatal y la coacción impusieron el
"modelo neoliberal" centrado en el imperio. El IFI reforzó el "modelo" por medio de sus
políticas de ajuste estructural apoyando a los regímenes cliente y beneficiando a las
elites financieras locales vinculadas a los bancos multinacionales estadounidenses.

El modelo centrado en el imperio condujo al pillaje sistemático durante mucho tiempo


y a gran escala de todos los países de América Latina. El último estudio, para el año
2002, de Naciones Unidas, Comisión Económica para América Latina, revela que más
de USD 69,2 mil millones en pagos de intereses y beneficios fueron remitidos a las
oficinas centrales en los EEUU. El estudio no incluía los varios miles de millones en
pagos de derechos ("royalties"), fletes, seguros y otros honorarios por servicios ni los
demás miles de millones ilegalmente transferidos por las elites latinoamericanas a
través de bancos estadounidenses y europeos a cuentas en el extranjero. El total
saqueado a América Latina se acerca a 100 mil millones de dólares. Si multiplicamos
esta suma por la década 1992-2002 podemos estimar de manera conservadora que la
explotación de América Latina sobrepasó 1 trillón de dólares.

Un proceso similar de construcción imperial es patente en el dominio de la


apropiación del comercio, instalaciones productivas y mercados locales. Según un
estudio del Banco Bilbao Vizcaya Argentina (BBVA) con sede en España, más de un
tercio (56) de las 150 empresas más grandes son de propiedad extranjera, la mitad
son de particulares nacionales y casi el 13% (19) son firmas estatales nacionales. Sin
embargo las 75 firmas nacionales privadas sólo generan el 30% de las ventas totales
de las 150 empresas más grandes. Las firmas de propiedad Latinoamericana solo
corren con el 22% de las exportaciones de las 150 firmas más grandes, las firmas en
manos extranjeras el 15% y las firmas públicas el 63 % de los beneficios por
exportaciones. En otros sectores las CMN estadounidenses y europeas controlan una
parte sustancial del mercado interior, mientras que las firmas públicas nacionales son
los que más beneficios tienen por el cambio de divisas.

Las CMN estadounidenses, europeas y japonesas dominan los mercados interiores y


en gran parte desplazan a los productores locales. La fórmula imperial para América
Latina es exportar capital para capturar mercados domésticos e importar materias
primas de las empresas de capital público. En 2002, las CMN transfirieron 22 mil
millones de dólares por ganancias sobre las inversiones directas de 76 mil millones de
dólares - una tasa de retorno de casi el 35%.

Con las empresas públicas contabilizando 245 mil millones de dólares en ventas de
las cuales el 35% representó exportaciones queda claro que el objetivo estratégico de

672
la construcción imperial estadounidense es hacerse con el control de este sector. El
foco está sobre las empresas estatales de petróleo y de gas de México, Venezuela,
Brasil, Ecuador, Colombia y Bolivia así como la Corporación Chilena de Cobre (BBVA
citado en La Jornada el 15 de junio de 2003.)

Así que la construcción imperial implica cuatro etapas: 1) intervención


ideológica-militar-política para imponer el "modelo centrado en el imperio" y los
parámetros de debate "realista" político económico - con algunas "imperfecciones"
(resistencia popular, diferentes momentos de puesta en práctica, dirigentes
incompetentes etc.) . 2) implementación de la primera ola de desregulación,
privatización y desnacionalización que conduce al dominio por las elites locales
vinculadas al IFI y las CMN. 3) Paso de la privatización nacional al control extranjero
mediante pagos de deudas, préstamos y compras de participaciones que conducen a
la toma de posesión de grandes cuotas de mercado en ventas y banca. 4) Impulso para
el control directo político militar imperial para reprimir la resistencia de las masas que
es resultado del pillaje de las etapas 1-3, y para extender y profundizar en la
privatización que incluya la energía lucrativa, las materias primas y luz y empresas
públicas energéticas. La etapa cuatro es la preparación para la imposición del ALCA -
etapa final de la construcción imperial - la recolonización de América Latina.

Como gobierna el imperio


La clave de la construcción imperial - la dinámica del imperialismo - es el papel
dinámico del estado imperial y sus "casi-privados/públicos" auxiliares en el sector
privado. Las CMN y la expansión y financiera en América Latina son cruciales para la
acumulación, y para contrarrestar la tendencia a disminuir de la tasa de beneficios.
Pero también es importante reconocer el papel del estado imperial en la resolución de
la cuestión fundamental de los lugares geográficos/económicos donde se desarrollan
estos procesos, el tiempo de resolución o de intento de resolución de estas crisis
económicas y las necesarias relaciones político sociales y el marco que permite que
estas contradicciones económicas se resuelvan. La superproducción puede impulsar
al capitalista a volverse hacia la conquista de mercados exteriores, pero los "mercados"
no se abrirán si los regímenes locales no son forzados a bajar las barreras con
invasiones militares, golpes, y la colocación de economistas-ideólogos centrados en el
imperio en puestos de toma de decisiones. El apalancamiento del IFI vinculado al
estado imperial es también un componente básico en la apertura de mercados. La
decreciente tasa de beneficios en sectores económicos clave (y sus CMN principales)
no se puede revertir si la legislación laboral de los estados cliente no es "reformada"
por el IFI y la resistencia organizada de masas no es reprimida por el aparato policial y
militar de los clientes.

Tasas de retorno del treinta y cinco por ciento no están aseguradas en sociedades
democráticas, participativas, con pleno empleo y derechos laborales. Tasas de retorno
exorbitantes, pillaje de recursos públicos, saturación de mercados, y pago puntual y
completo de la deuda en medio de la pobreza de las masas exige la represión
sangrienta de los gobernantes cliente, lo que está mucho más allá de la capacidad de
las "fuerzas de mercado".

Aperturas estratégicas para las CMN requieren claramente la participación masiva


sistemática del estado imperial. La construcción económica imperial está íntimamente
relacionada con la construcción del régimen cliente (lo que los ideólogos imperiales
llaman "construcción nacional"). El estado imperial que funciona en América Latina no
sólo crea los fundamentos iniciales del desarrollo centrado en el Imperio, sinó que está
profundamente implicado en controlar, castigar, reclutar, corromper, cooptar y
amenazar a los políticos electorales para que sirvan como colaboradores locales.

673
El imperio gobierna por medio del IFI que hace cumplir la disciplina económica
mediante préstamos, acondicionamiento y amenazas – siendo el objetivo utilizar las
deudas para ahondar en la privatización y obligar al cumplimiento de la política de
"mercados abiertos".

El gobierno de mercado abierto se aplica a Latinoamérica, pero no a EEUU o a la


Unión Europea donde impera el proteccionismo selectivo. El estado imperial ha
establecido más de 120 bases militares por todo el mundo - incluyendo más de dos
docenas de bases y posiciones operacionales por toda América Latina para reclutar
funcionarios y entrenarlos ideológicamente para que se identifiquen con el imperio, se
opongan a los adversarios anti-imperiales e intervengan en momentos de crisis de
régimen. Lo que es más importante, el estado imperial interviene para influir en las
elites políticas, financiando a candidatos y partidos, comprando, cooptando,
amenazando, y seduciendo a las figuras políticas emergentes.

Los hacedores de la política imperial estimulan mayores vínculos con las CMN y
mayor distancia respecto de los grupos electorales populares. La última actividad
implica la dedicación durante largo tiempo a figuras de la oposición de lo que el
Departamento de Estado (Ministerio de Asuntos Exteriores) llama izquierda
"responsable" o "izquierda democrática" que emite las "señales correctas" - apoyo
electoral en contraposición a la lucha de masas, compromisos favorecedores de
consiguientes concesiones a las CMN y cierta afinidad por la movilidad individual
sobre la colectiva. El imperio mira de buen grado un perfil personal de gobierno
personalista que proporcione una puesta en práctica autoritaria para implementar
duras normas de austeridad para la mayoría y concesiones a gran escala para los
ricos, en particular los extranjeros ricos.

Los éxitos más recientes de la estrategia del estado imperial de construcción de


regímenes cliente se encuentran en Brasil y Ecuador. En ambos casos los líderes
políticos, Ignacio Da Silva y Lucio Gutiérrez fueron apoyados por movimientos
radicales populares antes de que "se dieran la vuelta" o se convirtieran a la política
centrada en el imperio mediante el proceso de persuasión ideológica en línea con un
giro a la derecha en la dirigencia de su aparato de partido.

El estado imperial a través de sus vínculos formales e informales con instituciones


culturales basadas en los EE UU - tanto privadas como públicas - recluta "estrellas"
de los medios de comunicación, intelectuales arribistas, estudiantes y periodistas para
diseñar y promover prácticas culturales centradas en el imperio e institutos que
entrenan activistas e influyen sobre la opinión pública. El jefe de US-AID exigió
recientemente que las ONG financiadas por EEUU se olvidaran de su fachada "no
gubernamental" y declararan abiertamente que son "un brazo del gobierno de los
EEUU." (Financial Times, 13 de junio de 2003.) Hay muchos "brazos del gobierno de
los EEUU", declarados o no, que combinan la función cultural y el adoctrinamiento
ideológico, noticias mundiales y propaganda imperial, becas y subvenciones a
fundaciones de pensamiento y actuación centrados en el imperio. El estado imperial
ha creado y defendido este universo cultural "público-privado" para la construcción
imperial en América Latina. En resumen Washington gasta dólares de los
contribuyentes para financiar la expansión del imperio económico estadounidense -
depauperando la república. En ninguna parte están los lazos directos entre la
construcción político militar imperial y la dirigencia más claramente relacionados con
la construcción económica imperial que en América Latina y el proceso va hacia el
gobierno colonial imperial.

Nuevas Direcciones del Imperio

674
La construcción imperial ha tomado una dirección nueva y más agresiva en el nuevo
milenio – embarcándose en una serie de guerras imperialistas y conquistas llevadas a
cabo por el estado imperial y dirigidas por ideólogos militaristas. En el curso de dos
años EEUU ha librado dos guerras de conquista, innumerables asesinatos e
intervenciones por todo el mundo con "operaciones de fuerzas especiales" clandestinas
y el reclutamiento y la cooptación de gobernantes cliente por toda Asia, África,
América Latina y Balcanes. Los constructores imperiales han consolidado el control
sobre sus clientes de Europa del Este y Bálticos y han seguido adelante para
cementar sus lazos con los regímenes de extrema derecha de España e Italia. Bajo
presión, la resistencia inicial de la Unión europea ha cedido dando paso al hecho de
convertirse en socios subordinados a EEUU, protegiendo a los regímenes títere
estadounidenses de Afganistán, proveyendo ayuda régimen colonial de EEUU en Irak,
respaldando las amenazas de EEUU contra Irán, y uniéndose al ataque contra Cuba al
apoyar a agentes cubanos financiados por EEUU.

Los constructores imperiales estadounidenses han acelerado el proceso de


colonización de América Latina por medio del ALCA. Hay varios motivos por los que
EEUU está presionando el proceso de colonización: 1) los clientes y colaboradores de
América Latina están todavía en sus puestos, pero su poder es tenue a lo más, 2) la
resistencia de las masas aumenta por toda la zona, 3) el modelo mercantilista,
proteccionista-liberal del imperio está provocando oposición entre sectores de las
elites latinoamericanas de exportación, 4) EEUU procura monopolizar la toma de
posesión de las principales empresas públicas que quedan según son privatizadas -
evitando las pérdidas habidas para Europa, especialmente España, durante la ola
anterior de los años 1990, 5) los clientes militares están todavía en sus puestos pero
no están presentes en todas partes y en el mismo grado particularmente en
Venezuela, Brasil, Ecuador, Bolivia, 6) EEUU tiene el "ímpetu" de sus conquistas
militares-políticas en Asia para presionar y chantajear la conformidad de las elites
políticas de América Latina, 7) la conversión por sorpresa de dos regímenes - Da Silva
en Brasil, Gutiérrez en Ecuador - al ALCA, y su vulnerabilidad respecto a la oposición
de masas hace que los constructores imperiales se muevan deprisa.

Los constructores imperiales estadounidenses se han movido hacia la dominación


colonial con poder desnudo y exigencias centradas en el imperio, ignorando
cualesquiera concesiones a sus regímenes cliente, debilitando así severamente su
base para el cumplimiento. El caso de México es el más claro: EEUU ha rechazado la
petición del Presidente Fox para legalizar la situación de 4 millones de trabajadores
inmigrantes mexicanos, o mantener la reciprocidad en los acuerdos comerciales sobre
transporte, textiles y varias otras materias primas. En vez de ello Washington exige la
completa privatización de la industria pública de petróleo de México (PEMEX) – la
empresa con mayores réditos y ganancias por entrada de divisas del país.

El precedente histórico para el actual proceso de construcción imperial


estadounidense en América Latina es el sistema mercantilista de los imperios
coloniales europeos. Los rasgos básicos comunes incluyen: 1) Control imperial
manifiesto por medio de una autoridad política (ALCA) que establece la normativa
económica y el marco legal para el monopolio estadounidense de una posición
económica privilegiada en América Latina; 2) estructuras imperiales de mando militar,
bases, implicación directa en las operaciones de campaña para reprimir alzamientos
populares; 3) comercio no recíproco que implica la liberalización total del comercio
Latinoamericano y medidas protectoras selectivas para impedir que productores
competitivos Latinos compitan satisfactoriamente en el mercado de EEUU; 4)
exclusión efectiva de Europeos, Japoneses y otros para competir en los mercados
Latinoamericanos.

675
El sistema imperial neomercantilista está siendo puesto en práctica explícitamente
por medio del ALCA en el aspecto económico, y por el Plan Colombia, la Iniciativa
Andina y la coordinación continental de la economía militar por los comandantes
militares veteranos en el frente militar

La perspectiva para la construcción imperial, recolonización y consolidación descansa


sobre tres patas políticas: 1) la cooptación de ex líderes "populares" como Lula en
Brasil, Gutiérrez en Ecuador y Kirchner en Argentina; 2) la aceleración de los
acuerdos militares ALCA ante clientes en descomposición (Toledo en Perú, Sánchez de
Losada en Bolivia y Uribe en Colombia); y 3) el aislamiento y/o derrocamiento de los
regímenes de Venezuela y Cuba y la derrota de la creciente oposición popular en
América Latina. ALCA proporcionará a los constructores imperiales estadounidenses
el control sobre una institución, la Comisión ALCA, que dictará la política sobre cada
aspecto del comercio, inversión, relaciones público-privadas, servicios (incluidas la
educación, salud, pensiones, etc.). Al igual que la refinanciación de la deuda de los
regímenes Latinoamericanos facilitó la liberalización, los actuales regímenes
neoliberales facilitan la recolonización por medio del ALCA. Bajo el dominio colonial
estadounidense las estructuras administrativas Latinas permanecerán, reducidas y
reconfiguradas, para implementar la política colonial estadounidense adoptada en el
seno de la comisión ALCA. La legislatura Latino Americana, poderes ejecutivos y
judiciales quedarán reducidos a debatir los métodos, marcha y aplicación de la
política dictada por ALCA-EEUU. Como en todos los sistemas coloniales, estructuras
verticales autoritarias serán sobrepuestas sobre las instituciones electorales.

El creciente poder militar estadounidense y sus proyecciones en América Latina han


envalentonado a los constructores imperiales para actuar más agresivamente. En
Venezuela un golpe de estado civil y el cierre de la patronal fueron orquestados por
agencias de inteligencia estadounidenses. En Colombia, la participación militar
estadounidense ha intensificado las matanzas y el desplazamiento de cientos de miles
de campesinos para privar de reclutas, apoyo logístico y alimentos a los rebeldes
populares. Contra Cuba, Washington ha organizado abiertamente núcleos de cuadros
contrarrevolucionarios (llamados "disidentes") para dedicarse a la propaganda y
reclutamiento, mientras explícitamente incluyen al régimen revolucionario como su
próximo objetivo militar. Por toda América Latina, han sido establecidas bases
militares estadounidenses como cabeza de playa para intervención en los casos en que
puedan ser derrocados por las mayorías populares los regímenes cliente.

Igualmente importantes son las conquistas políticas de los constructores imperiales.


En Brasil, el régimen de Lula ha sido convertido completamente en un satélite del
Imperio – abrazando sin criterio a las elites financieras y agro-exportadoras que
juegan un papel integral en la promoción de ALCA y la recolonización. En Ecuador,
Lucio Gutiérrez y sus compañeros, el partido Pachacutik se han movido rápidamente
para privatizar las empresas estatales de petróleo y eléctricas, adoptar la dolarización,
bases militares estadounidenses, Plan Colombia y ALCA, rompiendo huelgas, y
militarizando las refinerías de petróleo en el curso de la preparación del país para el
estatus colonial.

Las "nuevas perspectivas" para la colonización de América Latina existían antes de los
acontecimientos del 11-S y la llamada "guerra contra el terrorismo" estadounidense.
El nuevo militarismo después del 11-S aceleró el proceso de colonización y dio mayor
ímpetu a la militarización y la intervención directa. El cambio más significativo desde
el 11-S fue la exclusión total de cualquier consulta y las concesiones a regímenes
cliente – haciendo aún más desequilibradas las relaciones.
En el mejor de los casos es vano y en el peor es engañoso especular y consolarse con
el hecho de que en un futuro distante "todos los Imperios declinan". Antes de que

676
ocurra ese tiempo inespecificado millones de vidas están en juego, la soberanía
nacional está en peligro y ocurren luchas populares. Colocar "juicios finales" en el
centro del análisis es distanciarse uno mismo de los actores para el cambio y del
poder real del imperio hoy, su lógica y dirección. Lugares comunes tendenciosos, como
"los imperios declinan", no nos proporcionan el marco analítico para entender las
fuerzas motrices del imperialismo y el alzamiento de las fuerzas de oposición. El
análisis histórico abstracto e inespecífico y la discusión superficial sobre los
constructores imperiales (sus decisiones son "frívolas") es en sí mismo frívolo y
superficial. La "larga visión de la historia" divorciada del análisis concreto sobre el
actual poder dominante del imperio estadounidense y su impulso para la conquista
mundial y las luchas antiimperialistas basadas en las clases es un espejo del estilo de
los ideólogos de los constructores imperiales. No hay ningún final de las lumbreras
imperiales que escribieron acerca del "American Century", Pax Americana, Global
Power y otras vacuas "amplias visiones" de la historia.

Para entender las contradicciones actuales del imperio tenemos que analizar clases
concretas, clases étnicas, la naturaleza específica de los regímenes con sus
configuraciones de clase así como las capacidades organizativas de los movimientos
populares para montar desafíos a clientes imperiales y al imperio. Pontificar desde
analogías históricas abstractas y descubrir el lugar común de que los imperios
eventualmente declinan, no tiene ni relevancia intelectual ni relevancia política
práctica.

Imperio: Relaciones de Clases y Estado


La construcción imperial estadounidense y el deterioro se construyen sobre relaciones
de clase y estatales. Las clases colaboradoras son formadas a través de un proceso
complejo de clases internas y formación política e integración externa dentro de
relaciones subordinadas pero beneficiosas (para la elite). La hegemonía y la
dominación por parte de las clases dirigentes transnacionales Latinoamericanas es
esencial para conformar y apoyar a los estados cliente imperiales que implementen la
"política neoliberal" centrada en el imperio. El papel del estado imperial fue
fundamental para la formación de estados cliente - tanto en términos de apoyo
financiero como político así como para proporcionar amenazas y recompensas
personales que indujeran a la puesta en práctica activa de la privatización de
empresas públicas lucrativas y la eliminación unilateral del comercio exterior y
barreras a la inversión.

Lo que les parece a los críticos académicos extranjeros una agresión imperial
"irracional" es de hecho un cálculo sumamente racional basado en la facilidad
histórica con la cual los estrategas de la política imperial han afianzado una posición
dominante en la economía colonizada, el cumplimiento de los estados cliente y el
apoyo impaciente de las elites financieras y especulativas transnacionales Latinas. El
éxito fácil para imponer los "modelos" centrados en el imperio, para derrocar y/o
invadir regímenes Latinoamericanos recalcitrantes o nacionalistas (en Chile, Brasil,
Panamá, República Dominicana, etc.) ha animado a los constructores imperiales a
actuar con mayor violencia, manejando desvergonzadamente la fuerza como el arma
más razonable, considerando su eficacia para afianzar los objetivos imperiales.
Deberíamos recordar que el éxito intervencionista estadounidense en Guatemala
(1954) causó que EEUU repitiera su política con Cuba en 1961 - una política que lo
llevó a la derrota. Los exitosos golpes militares orquestados por EEUU en Brasil (1964)
e Indonesia (1965) y la invasión de la República Dominicana (1965) animaron a EEUU
a ahondar y expandir su invasión militar de Indochina que condujo a una derrota
histórica pero temporal de los estrategas imperiales y el profundo debilitamiento del
apoyo político doméstico.

677
La reconstrucción del proyecto de construcción imperial bajo el Presidente Carter se
focalizó en la guerra político-ideológica sobre el terreno favorable de Europa Oriental y
la URSS y la reconstrucción de vicarios militares encubiertos en el Sur de Asia
(Afganistán) en alianza con fundamentalistas Islámicos. En África del Sur (Angola y
Mozambique) los estrategas de la política imperial financiaron y suministraron a
vicarios tribalistas apoyados por la racista Sudáfrica. En Sur y Centroamérica
(Argentina, Chile, Bolivia, El Salvador, y Guatemala) EEUU actuó a través de
regímenes militares cliente, y en Nicaragua mediante clientes mercenarios del tráfico
de drogas. A partir de finales de los años 1970 hasta 1990, los constructores
imperiales reconstruyeron el aparato militar estadounidense y reconquistaron
gradualmente el apoyo político doméstico para las conquistas de ultramar con las
invasiones militares de Panamá y Granada.

La "fórmula ideológica" para la conquista imperial es muy similar a la usada por el


Tercer Reich: los líderes de la oposición son demonizados, la invasión y la imposición
de regímenes cliente son descritas como liberación y restauración de la democracia y
la incorporación dentro de la esfera de influencia de los EEUU se describe como entrar
a formar parte del "mundo libre". El imperio militar de Carter-Reagan creó las bases
para que el padre de Bush se lanzara a la creación de otro "Nuevo Orden Mundial"
estadounidense con la guerra del Golfo, un proyecto que fue prematuro y al que le
faltó la "ocupación colonial" para asegurar el control indisputado.

La década de Clinton (1992-2000) contempló la expansión masiva de la construcción


imperial a escala mundial - guerras en los Balcanes, conquista de un tercio de Irak
por medio de los clientes kurdos del norte y zonas 'sin vuelos' en el sur (combinados
con bombardeos de castigo y bloqueos económicos para destruir el estado y la
economía), alianzas militares con nuevos clientes y bases militares desde los estados
del Báltico pasando por Europa Central a los Balcanes y Cáucaso meridional. La
conquista agresiva militar y la colonización comenzaron con la bandera del
imperialismo humanitario bajo Clinton. La radicalización doctrinaria vino con Bush,
Rumsfeld y Wolfowitz. Es un grave y notorio error ver la fecha '11/09/2001' como
punto de partida para la construcción militar imperial. Lo que ocurrió después del
11-S es la búsqueda sistemática, unilateral, de la construcción imperial con una
doctrina más explícita de guerra global, a diferencia de la práctica poco sistemática
pero igualmente violenta del imperialismo humanitario propuesto por Clinton.

Imperio y Relaciones de Clase y Estatales: Conflicto Inter-imperialista y de


Clases/Nacional
En primer lugar, el poder imperial está incrustado en las relaciones de clase y
estatales: antes del movimiento de capital y la imposición del poder imperial estatal,
tiene lugar una lucha de clases nacional, una lucha que varía en intensidad, pero se
repite a lo largo de todo el período de ocupación imperial y dominación. Como quedó
indicado antes, en América Latina la imposición de los regímenes neoliberales
centrados en el imperio fue establecida por medio de una violenta lucha de
clase-estatal "desde arriba". Las clases victoriosas transnacionales reconfiguraron el
estado, para poder "reconstruir" relaciones sociales (relaciones trabajo-capital, formas
de propiedad pública-privada y extranjera-nacional) conformadas al modelo centrado
en el imperio. Los regímenes neoliberales e imperios neomercantilistas fueron el
resultado de luchas de clases como lo son las continuadas relaciones antagonistas
que se oponen al proyecto de recolonización de los constructores imperiales.

Las relaciones de clase antagonistas son una constante en la construcción imperial


contemporánea. Sin embargo las relaciones sociales, de clase, las fuerzas étnicas y de
género que se enfrentan hoy entre sí son diferentes del pasado reciente debido a la

678
transformación de la estructura de clases forjada por un cuarto de siglo de gobierno
neoliberal. Es importante resumir los cambios en la formación de clases para entender
las clases sociales actuales que se enfrentan a los constructores imperiales y a los
estados cliente locales. Las nuevas fuerzas de clase han desarrollado a su vez nuevas
tácticas, estrategias y liderazgos que son importantes en los esfuerzos para derrocar la
dominación imperial.

Cambios Básicos en la Estructura de Clases y Relaciones Sociales


Desde el inicio de neoliberalismo en los años 1970 se han producido varios cambios
clave políticos y socioeconómicos en la estructura de clases. La apertura de la
economía a importaciones baratas de manufactura extranjera ha tenido dos impactos
principales sobre la estructura de clases: ha reducido el tamaño de la clase obrera
industrial, ha establecido "una mano de obra cautiva" en las zonas de libres comercio
'maquiladores' / plantas de montaje, ha reducido el número de trabajadores
especializados del metal, y ha creado industrias 'contratistas de mano de obra' más
pequeñas más explotadoras descentralizadas. Como consecuencia, el tamaño de la
mano de obra industrial empleada estable ha disminuido en la mayor parte de países
(como Bolivia, Perú, Colombia, Brasil y Argentina) mientras que los que siguen
colocados temen ser reemplazados por la buena gana de los patronos para desplegar
el ejército de reserva de parados. El relativo peso socio-político de los trabajadores
industriales dentro de la clase obrera ha disminuido, al igual que el porcentaje de
trabajadores sindicados y número de huelgas y la militancia obrera en el sector
industrial. Por otra parte, el número de trabajadores en paro y en trabajos basura ha
aumentado geométricamente, yendo del 40% al 80% en países como Argentina, Perú,
Bolivia, Colombia, Brasil, Venezuela y México. Las regiones maquiladoras industriales
más antiguas - zonas fronterizas del Norte de México, Caribe - han experimentado
cierres de plantas a medida que los capitalistas estadounidenses se trasladaron a
China o a las "áreas rurales" (sur de México) donde los salarios son más bajos y las
condiciones de trabajo aún más explotadoras (jornadas más largas, menor normativa
sobre seguridad, salud y ambiental.) El crecimiento de una "masa crítica" de
trabajadores en paro ha llevado al desarrollo de movimientos autónomos de
trabajadores en paro que atacan a la clase capitalista fuera del sitio de producción (la
fábrica) en las calles, bloqueando la circulación de maquinaria y materias primas
(entradas) y productos acabados (salidas) que se transportan al mercado, poniendo
limitaciones sobre la realización de beneficios.

La promoción de una "estrategia de crecimiento de exportación" unida a la


importación de alimentos baratos subvencionados, en particular cereal, ha provocado
el desplazamiento de campesinos y la bancarrota familias campesinas que producían
para los mercados locales. Más del 90 % de las subvenciones estatales agrícolas se
dedican a los agro exportadores a gran escala, denegando créditos estatales y
financiación a los pequeños productores. La política agrícola centrada en el imperio ha
aumentado el porcentaje y número de trabajadores rurales sin tierra, ha polarizado el
campo y radicalizado a pequeños agricultores familiares que encaraban la extinción
debido a la intervención del estado cliente a favor de las importaciones de alimentos y
las elites agro exportadoras. Creciente concentración de tierras, usurpación de las
tierras de la gente indígena, alto coste de los "inputs" de granja y bajos precios de los
productos de alimentación han radicalizado el campesinado y las comunidades de
campesinos Indios, privándoles de la tierra, mercados y márgenes de beneficio. El
crecimiento de la alfabetización y la interacción social con la Iglesia progresista y
núcleos sindicales y las recientes experiencias de lucha han convertido el campo en
un centro de movimientos antiimperialistas.

Los movimientos rurales contemporáneos no están integrados por "rebeldes


primitivos, "tradicionalistas" que miran hacia atrás resistiéndose a la "modernización".

679
Los movimientos campesinos están dirigidos por hijos e hijas cultos de familias
rurales venidas a menos, procuran obtener créditos, y cuotas de mercado, recuperan
la tierra ocupada por el capital, y la protección estatal de importaciones baratas
subvencionadas. Buscadores del medios de producción modernos, cuotas de mercado,
créditos baratos y ‘precios justos’, trabajando y luchando colectivamente son el
contraste de las modernas, pero empobrecidas clases rurales. Están bien informados
sobre el negativo impacto de la política centrada en el imperio (ALCA, neoliberalismo).
En Brasil, el Movimiento Rural de Trabajadores Sin tierra (MST), en Bolivia (los
cocaleros), en Colombia (los movimientos campesinos y guerrilleros rurales), en
Ecuador (sectores del movimiento campesino-Indio) y en menor grado en Paraguay,
Perú y México, movimientos de base campesina han sido los mejor organizados y las
vanguardias de la resistencia anti-imperialista.

La contradicción campesinado-imperio ha sido la más aguda, no debido a mayor


explotación y extracción de plusvalía, sinó debido a la amenaza de desplazamiento
total (tierra, casa, familia, comunidad), apropiación violenta de los medios de
producción, y denegación de un lugar para ‘ganarse la vida’. La mano de obra rural
está sumamente estratificada y es en muchos casos étnicamente diversa, causando
desacuerdos sociopolíticos; sin embargo allí donde se han superado estas ‘diferencias’,
las combativas clases organizadas rurales han logrado más éxitos al desafiar la
expansión imperial – tanto en el campo como en las ciudades. El MST ha ocupado
grandes latifundios y ha establecido 350.000 familias en menos de 20 años y
actualmente tiene 120.000 familias organizadas para ocupar fincas sin cultivar (julio
2003). En Bolivia más de 40.000 familias se ganan la vida cultivando coca en
comunidades vibrantes de familias estables gracias a la organización y las luchas del
sindicato de agricultores cocaleros. El principal desafío militar en América Latina para
los regímenes cliente y los constructores militares del imperio estadounidense está en
el campo colombiano, donde los dos grupos guerrilleros principales (FARC y ELN)
controlan más del 40 % del territorio. Muchas de las organizaciones principales
nacionales que organizan manifestaciones urbanas contra el ALCA están localizadas,
la mayoría de las veces, entre las organizaciones rurales militantes.

Considerando el papel visible y dominante de los modernos movimientos rurales de


base agraria que se oponen al imperio estadounidense, es sorprendente que no se
encuentre ningún debate sistemático en los escritos de Hobsbawn, Wallerstein, y otros
profetas del eventual declive imperial. Estos escritores ponen de relieve rivalidades
inter-imperiales, conflictos inter-elite (capitalistas contra el imperio), basando sus
argumentos en disputas comerciales concretas y diferencias relativas a los modos de
construcción imperial o las nociones generales, tendenciosas y emocionalmente
gratificantes de que "todos los imperios declinan", todos los "sistemas capitalistas con
el tiempo entran en crisis" – dejando que la magia del mercado alcance lo que ellos
llaman "cambios sistémicos" desde el "caos". Una visita a una reunión de campesinos
en un estado ocupado es probable que proporcione estímulo suficiente para que estos
profetas de salón centrados en el imperio se replanteen sus teorías sobre el declive
imperial.

El Nuevo Proletariado Urbano - Trabajadores del Sector público


En julio-junio de 2003, en Ecuador, Bolivia, Perú, Brasil, Argentina y Colombia los
funcionarios públicos – sobre todo maestros de la escuela pública – estuvieron de
huelga indefinida, involucrando a millones, y en algunos casos desencadenando paros
laborales por parte de asalariados del sector privado. En las ciudades los funcionarios
públicos han sido la vanguardia de las mayores y más militantes luchas urbanas
contra los regímenes cliente y sus políticas centradas en el imperio. Este es
necesariamente el tema, dado que la expansión imperial se basa en la privatización de
las empresas públicas, causando despidos masivos, pérdida de la pensión y otros

680
beneficios sociales y tenencia de trabajo. En segundo lugar los acreedores imperiales
exigen excesos de presupuesto para pagar la deuda a los acreedores extranjeros, lo
que conlleva recortes en todos los servicios sociales y gastos públicos para el
desarrollo llevando a reducir aún más el número de funcionarios públicos, reducción
salarial, pensión y beneficios sociales y mayor intensificación de la carga de trabajo
(relación profesor-estudiante y relación médico paciente).

La pérdida de tenencia y el alquiler de trabajadores contratados (ONG) han minado la


seguridad en el puesto de trabajo de los funcionarios públicos - haciéndoles sujeto de
las mismas "inseguridades de mercado" que los trabajadores de las fábricas. En suma,
las estrategias constructoras imperiales de privatización de firmas públicas, la
prioridad del pago de la deuda en la asignación del presupuesto y la proletarización
del nivel de vida y condiciones de trabajo son los factores objetivos que sacan a los
funcionarios públicos a las calles y en prolongadas huelgas a escala nacional.

Los compañeros de coalición principales en todas las confrontaciones importantes con


los estados cliente y sus patronos imperiales son los funcionarios públicos, sobre todo
los maestros y los campesinos. Las acciones sindicales más militantes en las ciudades
provinciales y en la capital están encabezadas por los funcionarios públicos,
implicando la ocupación de edificios municipales y federales, bloqueo de calles y
desahucios de funcionarios públicos. Con frecuencia, los funcionarios públicos han
sido reducidos a la casi indigencia debido a las tardanzas en los pagos y/o pagos en
dinero devaluado. En Brasil, los funcionarios públicos han perdido el 20% de sus
ingresos reales porque los salarios fueron congelados desde 1998-2003. En las
provincias argentinas, a los trabajadores municipales les retrasaron los pagos durante
3-4 meses y luego les pagaron con moneda local, provincial.
Los nuevos protagonistas de la política anti-imperialista son: campesinos sin tierra,
movimientos agrícolas y campesinos, parados urbanos y autónomos (sobre todo en
Argentina, Venezuela, Bolivia y Perú) y funcionarios públicos de toda la región en
particular los trabajadores de la industria del petróleo y gas señaladas para
privatización. Sus demandas específicas están con frecuencia vinculadas al rechazo al
ALCA, bases militares estadounidenses y política centrada en el imperio de los
regímenes cliente.

Construcción imperial: La omnipotencia está en los Ojos del Observador


En los medios de comunicación estadounidenses y en las expresiones públicas de la
elite de Washington el avance del imperio estadounidense parece ser un proceso
inevitable, siempre acertado, totalmente justificado e irreversible, para aplaudirlo o
sufrirlo. Para los críticos las "contradicciones internas" o la "sobre extensión" del
imperio llevarán a los constructores imperiales a su propia caída.
El sentido de omnipotencia imperial impregna tanto a celebrantes como a pesimistas
que adoptan una visión a largo plazo del imperio. Lo que falta tanto a los
especuladores históricos del "largo plazo" como los apologistas del corto plazo es
comprender a fondo las luchas concretas que conforman hoy la correlación de fuerzas
que determinarán si el imperio estará con nosotros durante unos años, una década o
un siglo

Los constructores imperiales estadounidenses han sufrido varias derrotas importantes


en una serie de confrontaciones importantes. En Venezuela, los pobres urbanos, los
parados, los autónomos bajaron de los ‘ranchos’ de Caracas en cientos de miles y
proporcionaron ímpetu a los militares legitimistas para derrocar el régimen dictatorial
de Carmona impuesto por un golpe militar-civil orquestado por EEUU y restaurar al
populista Hugo Chavez elegido para la presidencia. Un año más tarde, los EEUU
apoyaron económicamente a medios de comunicación y sindicatos clientes para

681
intentar derrocar el régimen con la paralización de la industria petrolífera. También
fueron derrotados por una alianza de mandos militares legitimistas, sectores de la
clase obrera y la masa de los pobres urbanos, muchos organizados en "círculos
Bolivarianos", organizaciones de masas con base en los barrios.

En Colombia, el esfuerzo de EEUU para establecer el dominio por medio de campañas


de terror paramilitares y estatales ordenadas por el Presidente cliente Uribe han sido
contenidas con decisión por las Fuerzas armadas Revolucionarias de Colombia - el
Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el Frente De Liberación Nacional (ELN), a pesar de los
miles de mercenarios pagados por Estados Unidos, trabajadores contratados y
asesores de combate que operan con un presupuesto de más de 2 mil millones de
dólares y con tecnología punta de vanguardia y helicópteros artillados.

En Bolivia, los cocaleros han resistido satisfactoriamente la campaña orquestada por


Estados Unidos para destruir a los agricultores de coca y sus organizaciones. A pesar
de la violenta represión del Presidente cliente estadounidense Sánchez de Losada y la
intervención directa del Embajador estadounidense en la política boliviana, los
cocaleros han creado, en asociación con mineros, pobres urbanos, trabajadores de
fábricas y autónomos, en Cochabamba, La Paz, Sucre y Oruco una formidable
coalición capaz de bloquear la política neoliberal - como la privatización del agua -
creando un movimiento político nacional que es el principal partido de la oposición en
el Congreso, y un liderazgo nacional con capacidad para derrotar la entrada de Bolivia
en el ALCA

En Cuba, los movimientos de masas urbanos y rurales proporcionaron firme apoyo al


atinado esfuerzo del régimen revolucionario para desmontar las redes terroristas
financiadas por Estados Unidos así como las embrionarias células de propaganda
promovidas por el jefe de la sección de intereses de Estados Unidos.

Los desafíos más exitosos y derrotas a la construcción imperial estadounidense han


ocurrido en el Tercer Mundo, por fuerzas de clase autónomas organizadas. Los
opositores a la construcción imperial menos consecuentes son los antiguos regímenes
electorales socialdemócratas, de centro izquierda y populistas que en gran parte han
adoptado las estrategias económicas y sociales centradas en el imperio y se han aliado
con los capitalistas latinoamericanos transnacionales y las multinacionales de la
Unión Europea y Estados Unidos. El ejemplo más asombroso es el régimen de "Lula"
Inacio da Silva y el Partido de los Trabajadores (PT). El régimen del PT ha sido
convertido en un cliente servil de EEUU, designando a ministros económicos clave y a
un banquero central que están totalmente integrados en el proyecto de "desarrollo"
centrado en el imperio. El programa monetarista económico de Da Silva de reducir las
pensiones de los funcionarios públicos, fuertes recortes de los gastos sociales,
impuestos regresivos y "reforma laboral" a favor del patrón es tan sólo parte de un
programa a favor del imperio. Procesos similares han ocurrido con otros políticos
electorales pseudo populistas en Ecuador con Lucio Gutiérrez y en Perú con Toledo. El
desarrollo más significativo es la velocidad con la que la masa de los movimientos a
base de clases - en particular los funcionarios públicos, campesinos y trabajadores
autónomos – se movilizan para enfrentar y atacar a estos nuevos clientes del imperio.
En cada caso, las masas que votaron a favor del "centro izquierda" son las mismas
fuerzas que en las calles exigen su dimisión como colaboradores del imperialismo.

En todo el continente Latinoamericano, no hay prácticamente ningún movimiento de


masas organizado por la clase capitalista - o en realidad por los pequeños y medianos
empresarios o agricultores, aunque una minoría de vez en cuando apoye protestas
concretas sobre cuestiones del pago de la deuda, tasas de interés y proteccionismo. Lo
que excluye la inclusión de la burguesía en las luchas de masas, es su apoyo a la

682
legislación neoliberal anti-trabajo, el bajo nivel del salario mínimo, la reducción de las
cuotas a la seguridad social y la tolerancia del régimen respecto a la enorme evasión
fiscal y los corruptos vínculos con funcionarios de aduanas y comercio de rango
inferior en lo referente a tasas de importación y licencias de exportación.

Los movimientos sociopolíticos que tienen estrechas relaciones con regímenes de


"centro izquierda", convertidos en clientes imperiales, han estado severamente
desorientados y en algunos casos están en procesos de debate interno y discusiones.
El MST Y CUT en Brasil, CONAIE en Ecuador, el movimiento de trabajadores en paro
en Argentina, los sindicatos en Uruguay, todos se enfrentan al problema de escoger
entre la lucha de clases anti-imperialista o la colaboración con los nuevos regímenes
electorales clientes imperiales de "centro izquierda".

En contraste con la lucha por el poder estatal basada en las clases, de orientación
política, que ha infligido golpes a la expansión imperial, los amorfos movimientos
"antiglobalización" y los Foros Sociales Mundiales no han derrotado ninguno de los
proyectos de construcción imperial ni tampoco han logrado impedir ni una sola
conquista militar. Aún más, los líderes "antiglobalización" no han creado ningún apoyo
de masas para la resistencia popular anti-imperialista contra la ocupación militar y el
pillaje estadounidense en los Balcanes, Afganistán o Irak. Las manifestaciones de
masas son acontecimientos rituales limitados en tiempo y espacio. Carecen de tácticas
o estrategias que tengan un impacto destacado sobre la expansión imperial,
preparativos de guerra, privatizaciones, políticas de ajuste estructural o cualesquiera
otras medidas centradas en el imperio. Sólo cuando rivales imperiales
estadounidenses en Europa (en particular Francia, Alemania, Italia y España) toman
medidas para hacer sus CMN más competitivas bajando las pensiones o subiendo la
edad de jubilación o recortando los gastos sociales, se manifiestan los trabajadores.
Sólo en Francia hay algún esfuerzo del movimiento de los trabajadores para ir más
allá de las limitadas huelgas "rituales" - protestas simbólicas que pueden demorar,
pero ciertamente no eliminar la imposición de cargas domésticas para financiar la
expansión imperial.

Las metódicas y de tiempo limitado manifestaciones pacifistas masivas que se


enfrentan simbólicamente al poder estatal - desfilaron por la ciudad de Londres hasta
el Hyde Park para escuchar por altavoces discursos anti-imperialistas, pero no tienen
capacidad para paralizar el sistema o implicarse en una guerra política seria. Es
propio de las 'muchedumbres' el ir y venir según gusten, careciendo de una estructura
política organizada. Las sectas izquierdistas están limitadas a vender sus periódicos o
distribuir panfletos en foros radicales mientras los autodenominados anarquistas (y
provocadores policiales) rompen unos cuantos escaparates para auto convencerse de
que son anti-capitalistas.

La fuerza del movimiento anti-imperialista se encuentra entre los guerrilleros de las


selvas de Colombia, los círculos Bolivarianos de los barrios de chabolas de Caracas,
las manifestaciones de las calles de Cuba, los trabajadores sin tierra que ocupan las
fazendas de Brasil, los agricultores de coca de Bolivia, los pobres urbanos
subempleados y desempleados de Perú y Argentina - en una palabra las clases
organizadas, desplazadas, explotadas y empobrecidas por los regímenes cliente
centrados en el imperio.

Hacia una Teoría de los Movimientos Anti-imperialistas


Cualquier teoría sobre anti-imperialismo debe ser por su naturaleza provisional y
contingente porque intenta tratar con la naturaleza fluida de la subjetividad de clase y
nacional - conscientemente.

683
Una teoría de los movimientos anti-imperialistas (MAI) debe tomar en consideración
varios factores contingentes: 1) Todos los MAI populares de masas van unidos a la
lucha por demandas económicas inmediatas o concretas. Por ejemplo, los agricultores
de coca exigen el final del programa de erradicación de coca, la expulsión de las bases
militares estadounidenses y se oponen ALCA. El MST brasileño une la expropiación de
la tierra no productiva y una reforma agraria a sus demandas de protección de los
productores locales de alimentos y la oposición al ALCA. 2) Los MAI se construyen
sobre las debilidades estructurales y las pérdidas económicas de sus partidarios
constituyentes. Los agricultores y campesinos mexicanos se oponen al Tratado de
Libre Comercio Norteamericano (NAFTA) porque ha permitido la entrada en el mercado
mexicano de las exportaciones subvencionadas estadounidenses de alimentos lo cual
ha empobrecido y ha llevado a la bancarrota a millones de mexicanos. La movilización
colectiva socio política y el poder compensan la relativa debilidad de mercado o
económica de los productores Latinoamericanos. 3) Condiciones económicas y
estructurales objetivas son necesarias universalmente, pero no suficientes para la
emergencia de los MAI.

Por toda América Latina hay cientos de millones de personas explotadas y desplazadas
por los constructores imperiales, pero sólo una fracción es consciente y/o está
organizada para la lucha. Factores históricos, de organización, estructurales, políticos,
demográficos y geográficos juegan un papel significativo en la creación de la
conciencia anti-imperialista. Lo que la mayor parte de los MAI de América Latina
tienen en común es su predominantemente, pero no exclusivamente, 'centro' rural de
organización. Los campesinos están en el centro de los MAI porque el imperialismo ha
golpeado del modo más duro a la economía rural aunque uno pueda ver el impacto
negativo de la política centrada en el imperio sobre el paro urbano de Argentina,
Colombia y otras partes. Los movimientos sociales rurales están más avanzados
porque su nivel de organización es más fuerte y ha surgido un liderazgo político que
no está obligado hacia los agentes de poder de los regímenes cliente. Los motivos de la
mayor fortaleza de la organización agraria no son porque el sector rural sea de mayor
tamaño - en realidad en términos relativos y absolutos está mermando – sinó porque
los líderes militantes rurales son mucho más independientes que los sindicatos
urbanos subvencionados por el estado, y porque tienen lazos más estrechos con su
base campesina (de hecho la mayoría son de extracción campesina o de pequeño
agricultor). Además los movimientos rurales no están confrontados con aparatos
sindicales reaccionarios vinculados a los jefes como es el caso de los sectores
industriales tradicionales. En otras palabras, el factor subjetivo en el campo tiene
menos estorbos de lazos ministeriales y aparatos sindicales conservadores que
bloquean la articulación de las demandas, desmovilizan a los sectores populares, y se
acomodan a las estrategias de construcción imperial.

Los cocaleros, el MST, las FARC, los Zapatistas, y hasta hace poco, el CONAIE, juegan
un papel decisivo al enfrentarse al imperialismo porque sus líderes y organizaciones
son capaces de articular demandas populares libres de compromisos estatales,
permitiéndoles movilizarse y pasar a la acción directa que avanza la lucha popular.
Los movimientos MAI de base urbana son más diversos, pero por lo general se
vinculaban a los sindicatos de izquierdas de los trabajadores del sector público,
parados, la masa de trabajadores-consumidores y los beneficiarios de programas
sociales promovidos por regímenes anti-imperialistas en el caso de Cuba y Venezuela.
Profesionales cultos venidos a menos (trabajadores de la sanidad, maestros),
anteriores obreros especializados del metal convertidos en parados, y consumidores
empobrecidos afectados por la merma de ingresos, subidas de precios y transportes y
tarifas de utilidades (energía, luz, agua, teléfono, transporte público, etc.) de empresas
privatizadas de propiedad extranjera han encabezado los MAI urbanos.

684
Los "movimientos antiglobalización" norteamericano y europeo se organizan en
reacción a acontecimientos específicos de la elite (reuniones de la OMC, cumbres de la
Unión Europea, etc.) pero no tienen ningún vínculo organizado con una base de
masas. Por consiguiente sus actividades no tienen ninguna continuidad real en la
lucha aparte de la de los acontecimientos específicos de la elite y tienen poco impacto
sobre la expansión en curso económica y militar del imperio. Incluso más seriamente,
sólo una muy pequeña minoría de los movimientos antiglobalización del norte se
involucra en las luchas actuales contra la colonización imperial y la represión de los
pueblos conquistados de Irak y Afganistán, y la colonización económica de América
Latina por medio del ALCA.

Aunque las protestas de masas de los movimientos antiglobalización y pacifistas son


positivas en el sentido de que muestran la oposición pública, no tienen ninguna
perspectiva política y mantienen pocos, si es que tienen alguno, vínculos con la lucha
popular de masas o grupos de electores en contraste con los MAI Latinoamericanos.
En otras palabras, los MAI consecuentes son decididamente un fenómeno de las
naciones oprimidas -- y en particular las clases rurales y urbanas explotadas que
están desplazadas económicamente, a ritmo descendente y vinculados a movimientos
sociopolíticos dirigidos por una nueva generación de líderes de bases, autónomos
respecto al estado y a los partidos electorales de centro izquierda.

Futuro de Imperio
Es difícil especular con cierta precisión el momento en el que el imperio
estadounidense comenzará su declive. Es aún más difícil determinar si el declive será
estructural o coyuntural. Lo mejor que puede hacerse es delinear las contradicciones
principales. Las contradicciones más importantes son políticas y sociales y también
económicas. La contradicción fundamental y el desafío está hoy entre las masas
organizadas rurales y urbanas de América Latina y los constructores imperiales
estadounidenses y sus gobernantes cliente, capitalistas transnacionales y ONG /
sindicatos auxiliares. La segunda contradicción importante está entre el imperio en
expansión y la república en declive - y la capacidad de la clase dirigente imperial para
transferir riqueza, ganancias y personal para la construcción imperial. La tercera
contradicción está entre la conquista y la ocupación de países colonizados y los
masivos movimientos nacionales de resistencia anticoloniales – tanto en Irak como en
Afganistán.

La cuarta contradicción está entre el creciente imperio militar y la incapacidad para


extraer ganancias de las regiones recién colonizadas, futuras rentas del petróleo no
obstante.

La posición fundamental de las luchas de tercer mundo para debilitar al imperio


estadounidense queda mejor ilustrada por los efectos de la resistencia iraquí sobre el
ejército de ocupación estadounidense. Las fuerzas de ocupación coloniales
estadounidenses están sufriendo bajas a diario - muertos y heridos por todo el país a
manos de los guerrilleros iraquíes apoyados por el pueblo. El efecto más inmediato es
bajar la moral de las fuerzas de ocupación estadounidenses. El rápido desencanto de
las tropas estadounidenses y la hostilidad abiertamente expresada hacia cualquier
ocupación de larga duración es uno de los eslabones más débiles del imperio
estadounidense – como lo fue después de la segunda guerra mundial, y las guerras de
Corea e Indochina. Esta debilidad clave de las fuerzas armadas imperiales
estadounidenses significa que los militaristas tienen un grave problema para
mantener las conquistas coloniales - a menos que haya una infusión importante de
legionarios extranjeros de India, Paquistán, Turquía, Europa Oriental y otros
regímenes cliente.

685
La enorme superestructura tecnológica de la máquina de guerra imperial
estadounidense, confía en última instancia en las tropas de tierra para ocupar y
consolidar el gobierno imperial. El problema sin embargo es que la naturaleza de las
tropas de tierra estadounidenses no es compatible con la vigilancia policial de larga
duración en las colonias. Primero la mayor parte del ejército de ocupación está
integrado por reservistas – no por soldados alistados de por vida – que se alistaron en
el ejército para complementar su paga civil y obtener beneficios sanitarios y de
pensión que no se pueden obtener de otra manera. La idea de "servicio militar" de los
reservistas es un entrenamiento una noche por semana y unas cortas prácticas en el
verano, con llamadas para cortos períodos de servicio activo en momentos de
emergencia nacional. Esta perspectiva es incompatible con la ocupación colonial de
larga duración. Este sector del ejército tiene poco estómago para una ausencia
prolongada del trabajo, familia, escuela y comunidad, sobre todo en Irak y Afganistán
afrontando las duras condiciones de intenso calor, carencia de agua e instalaciones
decentes, vasta hostilidad popular y frecuentes ataques de francotiradores. En
segundo lugar, muchos de los soldados alistados lo hicieron para evitar el paro o
trabajos de ingresos bajos sin futuro con la esperanza de 'aprender un oficio' y volver
a la vida civil. Pocos voluntarios esperaban el combate cuerpo a cuerpo en territorio
hostil. En tercer lugar los "soldados profesionales" se resienten de que los asignen a
actividades de policía colonial, especialmente teniendo en cuenta el ambiente hostil
del día a día y la incompetencia total de los grados más altos del mando militar para
reconstruir una infraestructura básica. En cuarto lugar existe una profunda brecha
en la "soldadesca" entre los abundantes, arribistas, expertos mediáticos generales y
coroneles del aire acondicionado, que vuelan a los países ocupados para informes,
revisiones y ruedas de prensa y vuelan de regreso a su seguro y bien equipado cuartel
general en Qatar, Florida o Washington, para cenar fillet mignon, mientras las fuerzas
de ocupación se alojan en tiendas bolsa-de-pulgas, comen raciones envueltas en
plástico, no tienen agua para duchas y váteres y se enfrentan con la hostilidad general
del pueblo iraquí conquistado.

En quinto lugar, las fuerzas de ocupación están cada vez más resentidas y frustradas
con las mentiras y engaños del alto mando respecto a la duración de su servicio. La
brecha entre ideales y promesas y la realidad está mandando ondas de choque a
través de todas las fuerzas de ocupación. Primero, les dijeron que les darían la
bienvenida como a un "ejército de liberación"; en vez de eso se enfrentan a hostilidad
general y con razón son considerados como un ejército de opresores. Les dijeron que
trabajarían con "iraquíes libres" para reconstruir el país, en vez de eso patrullan por
calles destrozadas en transportes blindados, dedicándose a reventar casas y a
barridos militares masivos. Lo que es más importante, les dijeron que lucharían en la
guerra, conquistarían el país y volverían a casa como héroes. En cambio, ahora les
dicen que tendrán que pasar años esquivando granadas y balas para sostener un
inepto y mundialmente odiado gobernador colonial.

El ejercito estadounidense, que fue entrenado para la guerra de alta tecnología, se


enfrenta con guerrilla urbana en las calles, universidades, y vecindarios donde la
resistencia iraquí tiene toda la ventaja de conocer el terreno y contar con el apoyo de
los habitantes del lugar. La propaganda de Rumsfeld sobre la resistencia urbana de
que es simplemente un "remanente" de las derrotadas fuerzas Baathistas les suena a
falso a los soldados que experimentan hostilidad desde los niños de escuela primaria a
los millones de Musulmanes que antes fueron perseguidos por Saddam Hussein.

El dilema de los militaristas civiles es que los 160.000 soldados estadounidenses en


Irak resultan inadecuados para controlar a 24 millones de iraquíes que exigen la
autodeterminación. Dado el hecho que el ejército estadounidenses necesita al menos 5
soldados no combatientes por cada combatiente activo, y dada la disminución en el

686
reclutamiento de "voluntarios" ante las duras exigencias de ser un ejército de
ocupación, los militaristas civiles no tienen ninguna otra opción, que la de limitar la
rotación de las tropas y buscar ayuda "multilateral" de clientes y aliados. Lo que los
militaristas civiles no están dispuestos a hacer es volver a la conscripción general.
Como antiguos prófugos, los militaristas de la administración de Bush no tienen
ningún deseo de llamar a sus hijos y nietos para que arriesguen la vida por su
imperio. Tanto los gentiles de clase media alta como los sionistas no tienen ningún
deseo de sacar a su progenie de las universidades y escuelas profesionales de la elite o
de la banca lucrativa y carreras financieras para luchar contra el "terrorismo
internacional."

Finalmente, los gobernantes civiles-militares responsables de la política colonial están


totalmente divorciados, no sólo de la dilatada oposición de masas en Irak y de las
rebeliones crecientes de sus propias tropas de tierra, sinó de sectores de sus propios
mandos militares. Los ideólogos Rumsfeld-Wolfowitz desacreditaron y dejaron de lado
a los militares y a las fuentes de inteligencia de la CIA crearon sus propios "círculos
interiores" para imponer su propia "inteligencia" sumamente politizada para justificar
la conquista militar. Su obsesión con la conquista imperial y el dominio militar está
abastecido con el combustible de la animosidad racista antiárabe y guiada por la idea
de una mayor "esfera de co-prosperidad" USA-Israel en Oriente Medio. La división
organizativa-ideológica en la cúspide de la organización de inteligencia militar imperial
puede con el tiempo erosionar seriamente el poder de los militaristas civiles.

A medida que la "república" va siendo sustituida por el imperio, es más que probable
que una de las principales fuentes de conflicto y rebelión pueda tener lugar en el seno
del ejército y con el tiempo esto puede tener impacto sobre la política doméstica. La
guerra y el impulso para el control colonial han generalizado fuerte resistencia
popular anticolonial en los países ocupados y víctimas diarias de las fuerzas de tierra
imperiales. Estos factores (resistencia, víctimas, descontento militar) comienzan a
afectar la popularidad de la guerra colonial. La imagen negativa en EEUU se deriva de
las víctimas estadounidenses, el caos económico y político de Irak, los gastos de
conquista y la incompetencia de los gobernantes coloniales. Incluso notables
apologistas imperialistas lamentan la falta de "preparación" o "capacidad" de los
estrategas de la dominación colonial. La acción militar unilateral estadounidense
benefició el intento a corto plazo de los militaristas de guerra sin restricciones, pero
mina las bases para conseguir el apoyo financiero y militar multilateral en la
construcción colonial post-conquista.

Las diatribas sumamente cargadas y emocionales de los militaristas civiles con su


"voluntarista" neonazi "deseo de poder mundial " choca contra la realidad de los
estados vasallo poco dispuestos, el resurgimiento de la oposición masiva iraquí y la
creciente rebeldía de las tropas estadounidenses en las tierras ocupadas. Aquellos
ideólogos y políticos que toman sus indicaciones de la estrategia israelí-Sharon de
fuerza masiva unilateral para dominar las colonias, olvidan que Sharon no puede
existir sin el apoyo del gobierno de los EEUU y la diáspora sionista – los EEUU no
tienen, ni un poder que les apoye ni abundantes benefactores.

Algunos observadores, al fijarse en las discrepancias sobre disputas tácticas y


comerciales alegan crecientes rivalidades inter-imperialistas entre la Unión Europea y
Estados Unidos. Lo que es significativo sobre estos conflictos es cuan rápidamente son
desactivados, cuan pequeño es su impacto y más recientemente lo rápido que se
reconcilian los contendientes para proseguir la construcción imperial conjuntamente.

Por ejemplo, la oposición de algunos países europeos a la invasión


estadounidense-británica de Irak fue posteriormente seguida de un acuerdo en el

687
seno de la Unión Europea para montar sus propias fuerzas de despliegue rápido.
Francia envió paracaidistas a tres países africanos poco después de la guerra de Irak.
La decisión de Europa de seguir a Estados Unidos queda ilustrada por su decisión de
reducir las relaciones con Cuba, colaborar con EEUU en el aislamiento de Irak,
aprobar las resoluciones promovidas por EEUU en contra de la proliferación de 'armas
de destrucción masivas', etc... Los vínculos imperiales entre Europa y EEUU son
mucho más fuertes que sus intereses contrapuestos. Igualmente importante la fuerza
del imperio militar y económico estadounidense y su agresivo ejercicio han intimidado
a los potenciales críticos de Francia y Alemania que están rodeados por satélites
estadounidenses en Europa Oriental, naciones Bálticas y los Balcanes

La economía de la república de los EEUU está basada en la especulación, fraude,


crédito, deuda, mano de obra barata inmigrante, enormes subsidios estatales directos
e indirectos, préstamos extranjeros y enormes y crecientes déficits comercial y
presupuestario. Cuando la economía se mueva desde el estancamiento a una recesión
importante esto debilitará el Imperio si el estado es incapaz de imponer la carga de la
recuperación sobre las espaldas del salario, grupos asalariados y pequeños
empresarios y si el estado es forzado a reasignar recursos y personal de la
construcción imperial a la república. Lamentablemente la historia del último cuarto
del siglo nos dice que el público estadounidense ha mostrado poca resistencia activa a
los gastos militares en épocas de guerra y sólo hay una oposición minoritaria a la
conquista imperial.

Los sindicatos son políticamente impotentes y están vinculados al imperio a través de


sus vínculos con el partido demócrata. No existe ningún movimiento nacional político
y social capaz de desafiar a los constructores imperiales, ni hoy ni en el futuro
previsible. Con más del 90% de la fuerza obrera del sector privado sin sindicar, los
trabajadores no sólo muestran poca, en caso de tener alguna, influencia política, sinó
que ni siquiera disponen de una organización social que potencialmente pudiera
reasignar el presupuesto hacia mayor gasto social en vez de militar. Una de las
grandes ventajas de los constructores imperiales estadounidenses sobre Europa e
incluso Japón es precisamente su capacidad para explotar a los trabajadores
(jornadas laborales más largas, inexistencia de servicio de atención sanitaria nacional,
pensión o planes de vacaciones), despido fácil y barato, y reubicación de empresas. La
ventaja clave comparativa de los constructores imperiales estadounidenses contra sus
potenciales rivales europeos y japoneses se basa en su control sobre la clase obrera
más atrasada del mundo industrializado.

Las sumamente explotadoras relaciones sociales de producción en EEUU


proporcionan el excedente necesario para la expansión de ultramar y limitan las
posibilidades de las cada vez menos pagadas clases asalariadas y trabajadoras para
desafiar el declive de la República.

El argumento del declive del imperio no puede esperarse de ningún derrumbamiento


económico automático o rebelión interna o consiguiente división entre constructores
imperiales económicos y militares. El imperio será derrotado desde afuera o nunca
será derrotado. Sólo con derrotas externas surgirá la disensión interna, activando a
los explotados y a los pobres, en particular la población negra e hispana. La
particularidad del imperio estadounidense en contraste con Europa, Asia y otras
partes, es que carece por completo de una tradición de clase obrera o de un
anti-imperialismo de izquierdas. La oposición en el pasado reciente estaba dirigida
contra el "capital global" y la política y prácticas de las CMN. Excepto para una
pequeña minoría, no tenía ningún sentido para el movimiento antiglobalización el que
problema principal era el estado imperial estadounidense. Y ni siquiera a esta altura
del reciente movimiento pacifista ha habido ninguna comprensión sobre la naturaleza

688
imperial-colonial de la guerra. Esto quedó patente con la subsiguiente virtual
desaparición del movimiento pacifista, tras iniciarse la guerra. Durante la ocupación
estadounidense, el dominio colonial y la matanza de iraquíes que protestaban contra
la ocupación estadounidense y la destrucción de su economía, no hubo prácticamente
ningún movimiento anticolonial. La única oposición interna duradera contra la política
imperial estadounidense ocurrió durante la Guerra de Vietnam debido a la prolongada
duración y a la eficacia de los movimientos de resistencia indochinos, la derrota de
EEUU y el gran número de muertes y bajas de soldados estadounidenses.

Los constructores imperiales actuales han aprendido de sus derrotas anteriores - no


vacilan en lanzar ataques aéreos masivos, usar armas mini nucleares (bombas con el
extremo de uranio) y movilizar a mercenarios de sus nuevos regímenes cliente en
Inglaterra, Polonia, Ucrania, etc. Recurren a reclutar a miles de mercenarios privados
subcontratados por el Pentágono para la implementación del Plan Colombia y la
pacificación de los Balcanes. El problema de la "sobre extensión" no es por tanto un
problema irremediable, sobre todo desde que la Unión Europea ha puesto en marcha
un programa similar de fuerzas de despliegue rápido para invadir y ocupar países
donde los clientes estén en peligro o surjan estados o movimientos independientes.

La dinámica de la construcción imperial estadounidense está todavía en pleno apogeo


aunque las contradicciones se hagan más profundas y aparezcan grietas. El estado
imperialista exige lealtad de su clase dirigente doméstica y sectores sustanciales de
una fragmentada, chovinista población con nivel de vida decreciente a pesar de la
creciente inquietud entre el público a medida que crece la resistencia iraquí. La
economía imperial sigue dominando los sectores claves mundiales de inversión,
comercio y finanzas por medio de sus multinacionales. Los constructores militares
imperiales han establecido más bases militares en más regiones que nunca,
adoptando abiertamente una doctrina de guerra permanente e intervención militar en
cualquier parte del mundo - con la aquiescencia de Europa y Japón.

¿Ha alcanzado su "punto culminante" el imperio estadounidense? Quizás. Pero los


proyectos imperiales actuales son de más guerras. Se están consolidando nuevas
redes imperiales coloniales. En América Latina la conversión del régimen de Da Silva
al ALCA y la formación de una conexión "USA-Brasil-México" garantiza a EEUU
nuevos mercados más grandes y la puesta en práctica de enormes y privilegiadas
oportunidades para las CMN estadounidenses. La conexión USA-Israel promueve una
"Zona de Libre Mercado" en Oriente Medio dominada por las dos potencias.

Los promotores de la conquista imperial-colonial estadounidense no trazan límites, no


experimentan ninguna coacción interna y disponen de cómplices dispuestos entre las
otras potencias mayores y menores, la mayoría de los cuales están impacientes por
compensar su manso desacuerdo sobre las tácticas estadounidense en la carrera para
la conquista iraquí. La evidencia está clara - la Unión Europea ha asumido el vareo de
EEUU para atacar a Cuba, Irán, Corea del Norte con vehemencia y amenazas sin
precedentes, ganando méritos ante Washington. Sobre la base de la exitosa conquista
estadounidense de Irak, los constructores imperiales en la Unión Europea y Japón
han decidido que es mejor unirse a la maquinaria de guerra estadounidense y
compartir los despojos de la conquista que quedar excluido en el futuro.

Si nuestras pruebas y argumentos son ciertos, está claro que las rivalidades
imperiales, oposición interna y contradicción económica no jugarán un papel decisivo
en el "declive del imperio". Las luchas político-sociales de masas en las naciones
colonizadas y estados cliente son las fuerzas motrices que ponen en cuestión la
durabilidad del imperio, su durabilidad y sus éxitos y pérdidas. La resistencia popular
de masas en Irak está retrasando las entregas de petróleo, minando la moral militar,

689
recalcando todos los rasgos feos totalitarios de una fuerza de ocupación sanguinaria.
Las fuerzas guerrilleras a gran escala en Colombia bloquean la expansión de las CMN
estadounidenses y minan las estrategias militares estadounidenses. La continuada
resistencia Palestina bloquea la consolidación del Gran Israel y los planes USA-Israel
sobre una zona más amplia libre de aranceles. El alzamiento urbano de las masas en
Venezuela derrotó el cierre empresarial respaldado por Estados Unidos y minó los
esfuerzos estadounidenses para monopolizar el petróleo desde Venezuela a Irak. El
régimen revolucionario cubano sigue siendo modelo y esperanza de resistencia para
cientos de millones en el Tercer Mundo.

Sólo cuando estas y otras luchas hagan detonar levantamientos regionales más
amplios y luchas radicales, aumentando las víctimas estadounidenses y los costes,
surgirá la oposición en Estados Unidos y la Unión Europea. Potencias imperiales
rivales pueden aprovecharse del declive para afirmar sus propios intereses imperiales
y disociarse de un imperio debilitador.

La construcción imperial estadounidense no es simplemente un producto de la


"acumulación a escala mundial" estadounidense, ni tampoco los constructores
militares imperiales han franqueado los límites de la posibilidad económica ('rebasar').
La construcción imperial ha seguido con altibajos durante más de medio siglo -
acelerándose en el período reciente con la caída bloque sino-soviético y sus aliados
nacionalistas en el Tercero Mundo. Tanto los Demócratas como Republicanos,
administraciones de Clinton y de Bush aprovecharon con impaciencia las ocasiones
para ampliar las bases militares, lanzar conquistas coloniales e imponer regímenes
cliente, aún cuando las justificaciones ideológicas difieren entre los dirigentes. Los
dirigentes de ambos partidos principales estadounidenses han subordinado la
economía de la república al imperio. Ambos partidos persiguen el ALCA - el primero lo
promovió, el segundo lo puso en práctica. El sistema de partidos políticos
estadounidense, el congreso, el sistema de tribunales y los medios de comunicación
están totalmente encajados en el sistema imperial. Los valores imperiales y los
intereses de los fundamentalistas cristianos, ideólogos sionistas, militaristas civiles,
banqueros y altos ejecutivos de las CMN están embebidos en el estado imperial.

La mayor parte de los ciudadanos estadounidenses que defienden el imperio no


reciben los despojos del imperio (más bien lo financian), pero todavía están imbuidos
de una ideología racial-nacionalista que se arroga todo lo bueno para sí misma y lo
malo para los críticos y los adversarios exteriores del estado. El cambio sólo vendrá
cuando la realidad de la resistencia del Tercer Mundo y las rebeliones minen la
voluntad de las tropas estadounidenses para conquistar.

690
28 de agosto del 2003

La política tras la tragedia de la ONU

James Petras

El bombardeo del recinto de Naciones Unidas en Irak ha provocado cólera, pena,


altisonantes bravuconadas del gobierno de Bush y promesas irreflexivas de "continuar
con la misión humanitaria" por parte del Secretario General Kofi Annan. El debate y la
discusión, en el grado en que han aparecido en los medios de comunicación, se centra
en quien fue el responsable de los "fallos de seguridad", la ONU y sus partidarios
señalan la incompetencia del ejército de ocupación estadounidense, los oficiales
estadounidenses culpan de negligencia a los funcionarios de la ONU. Estas
discusiones son cuestiones secundarias, técnicas, y omiten ocuparse de los motivos
políticos más profundos que subyacen tras el ataque a la ONU.

Previsiblemente, los neoconservadores pro-israelíes de Washington atribuyen el


bombardeo de la ONU al terrorismo-árabe-islámico y amontonan juntos el bombardeo
de un autobús israelí y el de la ONU como justificación para una mayor violencia por
parte de EEUU y de Israel. El centro izquierda alaba las virtudes diplomáticas y
humanitarias del representante especial de la ONU en Irak, Sergio Viera de Mello y
con indisimulada incomprensión claman que el bombardeo dañó la causa del pueblo
iraquí y retrasó el proceso de reconstrucción nacional.

Tanto la ONU como los oficiales de EEUU, neoconservadores e intelectuales de centro


izquierda omiten analizar el verdadero papel político de Naciones Unidas en Irak y
especialmente el partidista papel político de Sergio Viera de Mello que pudieran haber
provocado el ataque.

La ONU dirigida por Kofi Annan no ha jugado un papel imparcial en el conflicto EEUU-
Irak. Durante más de una década la ONU apoyó las sanciones económicas contra Irak,
causando más de 1 millón de muertos iraquíes, en su mayor parte niños, y la dimisión
de dos altos funcionarios de la ONU en protesta. Los inspectores de la ONU
supervisaron el desarme de las defensas iraquíes e ignoraron o aprobaron los
bombardeos estadounidense-británicos de Irak durante 12 años. Hasta la hora final
de la invasión estadounidense de Irak, toda la atención de la ONU se dirigió a
presionar al Gobierno Iraquí para que aceptara las exigencias de EEUU, no
condenando los preparativos de guerra estadounidenses, aún cuando el Consejo de
Seguridad finalmente rehusó aprobar la invasión unilateral de EEUU. El registro
histórico de la década que precede a la invasión pone claramente a la ONU del lado de
EEUU, hasta el punto que fueron identificados varios inspectores de la ONU que
estaban trabajando con la CIA y realizando búsquedas y proporcionando información
estratégica a la inteligencia militar estadounidense.

A esto puede oponerse algún escritor y argumentar que la colaboración de la ONU-


EEUU fue una cosa del pasado, después de la conquista militar estadounidense la
ONU no ha apoyado la ocupación colonial y promovió una transición hacia un
autogobierno democrático. Documentos publicados, entrevistas oficiales y
resoluciones de la ONU presentan un cuadro muy diferente. Uno en el que la ONU
aceptó y trabajó con el gobernante colonial estadounidense, Paul Bremer, en un
intento de consolidar el control estadounidense del país ocupado.

Después del desastroso mes del gobierno del primer gobernador colonial
estadounidense Garner, y de su reemplazo por Paul Bremer, quedó claro incluso para

691
el más tenaz y sanguinario militarista del Pentágono que ese gobierno imperial trajo
como resultado un poderoso movimiento de resistencia de todos los sectores de la
sociedad Iraquí y el aislamiento total del régimen colonial estadounidense respecto a
todos los gobiernos árabes, musulmanes o europeos (menos Inglaterra y por supuesto
Israel). El gobierno de Bush fue inexorable en su reclamación del poder total en Irak,
pero estaba dispuesto a permitir que la ONU operara bajo el gobierno estadounidense.
Annan despachó a Viera de Mello a trabajar con el gobernador colonial
estadounidense Bremer y fue un brillante éxito político en términos que resultaban
ventajosos para el poder colonial estadounidense.

La misión de Naciones Unidas de Viera de Mello era colaborar con Bremer y estaba
encaminada a crear una junta consultora (Consejo Interino Nacional Iraquí) que
proporcionara una hoja de parra al control colonial estadounidense. Actuando bajo la
Resolución 1483 aprobada por el Consejo de seguridad el 22 de mayo de 2003, se le
asignaron a De Mello ocho áreas de actividad, que tenían que ver todas ellas con la
"reconstrucción" del país especialmente en la esfera política. De Mello se mostró muy
activo para engatusar a los líderes tribales, clérigos conservadores así como a los
prodigios del exilio del Pentágono, para formar la junta con la cláusula de que el
gobernador colonial estadounidense tendría que aprobar a todos sus miembros, y que
todos aprobaban la invasión estadounidense y la ocupación. En efecto, de Mello
organizó una impotente colección de las autoproclamadas élites que no tenía
credibilidad en Irak ni legitimidad entre el pueblo Iraquí, para que sirviera de
escaparate al gobierno colonial estadounidense.

Una vez que la junta aprobada por EEUU ocupó su puesto, de Mello viajó por todo el
Oriente Medio tratando de convencer a los países vecinos de que la "creación"
estadounidense, a la que se oponía la mayoría de los iraquíes, era un "régimen de
transición" legítimo y representativo. El argumento principal de De Mello era que la
junta designada por EEUU era un cuerpo "gubernamental" y no meramente
"consultivo", argumento que no convenció a nadie, y menos a los oficiales
estadounidenses que estaban repartiendo contratos a Halliburton Corporation y
organizando la privatización del petróleo iraquí, e indudablemente tampoco al ejército
estadounidense que estaba aterrorizando y disparando a inocentes civiles iraquíes.

Tanto la resolución 1483 de la ONU en pos de la "reconstrucción" bajo gobierno


colonial estadounidense, como el activo papel de De Mello promoviendo y defendiendo
el régimen provisional títere de EEUU, no eran actividades humanitarias
desinteresadas. Eran posiciones políticas - compromisos que implicaron la aceptación
del gobierno colonial estadounidense, y una decisión clara y deliberada de utilizar a
las Naciones Unidas como vehículo para la legitimación del gobierno imperial por
medio de una junta impotente y corrupta rechazada por el pueblo iraquí. De Mello era
plenamente consciente de la concentración de poder en manos de Bremer, era
plenamente consciente de que el pueblo Iraquí - al que no se dio en ningún momento
voz ni voto en su selección, rechazó la junta; tomó parte activa para excluir del consejo
a los críticos anticoloniales. Su estrecha relación de trabajo con Paul Bremer, el
gobernante estadounidense de Irak, sin duda socavó cualquier pretensión de que la
ONU fuera una fuerza independiente en Irak. A los ojos de los iraquíes y de dos
anteriores altos funcionarios de la ONU (Boutros Ghali y Denis Halliday) la ONU y en
particular Kofi Annan y De Mello era apéndices del poder colonial estadounidense.

Denis Halliday, el anterior adjunto al Secretario General de la ONU y Coordinador


Humanitario de la ONU en Irak declaró recientemente que el bombardeo de la ONU en
Irak fue en revancha por la colusión con EEUU. El 24 de agosto de 2003 en una
entrevista con The Sunday Herald (Escocia) observó que la "colaboración adicional"
entre la ONU y EEUU e Inglaterra "sería un desastre para Naciones Unidas porque se

692
vería inducida a secundar la ocupación ilegal de Irak… La ONU ha sido incitada a ser
un brazo de EEUU - una división del Departamento de Estado. Kofi Annan fue
designado y apoyado por EEUU y eso corrompió la independencia de la ONU".

En una entrevista con la BBC, Boutros Boutros Ghali, anterior Secretario General de
la ONU, hablando de las repercusiones del bombardeo, declaró "la percepción en gran
parte del Tercer Mundo es que Naciones Unidas, a causa de la influencia Americana
(sic)… es un sistema que discriminó (en contra de) muchos países del Tercer Mundo."
George Monbiot del periódico inglés The Guardian (el 25 de agosto de 2003) indica "El
gobierno de EEUU ha dejado perfectamente claro que la ONU puede operar en Irak
sólo como subcontratista. Las tropas extranjeras recibirán sus órdenes de
Washington." Ninguna de estas observaciones apareció en modo alguno en ninguno de
los medios de comunicación estadounidenses.

La ONU se ha alejado mucho de sus principios fundacionales originales. En tiempos la


ONU defendía la paz, la justicia y la autodeterminación social y se oponía a las
guerras coloniales, al pillaje de la riqueza nacional y al gobierno colonial. Dado el
activo papel partidista de la ONU en Irak, para crear un armazón político compatible
con un prolongado gobierno colonial estadounidense, no es ningún misterio por qué la
resistencia Iraquí apuntó contra el edificio de la ONU del mismo modo que apunta
contra el ejército imperial y los oleoductos que están en venta a corporaciones
multinacionales estadounidenses y europeas.

Habiendo tomado partido por EEUU, es el colmo de la hipocresía que altos


funcionarios de la ONU digan que son víctimas inocentes. Igualmente es engañoso que
EEUU y funcionarios de la ONU declaren que la resistencia anticolonial está
compuesta por "extranjeros", "restos" de Saddam Hussein, terroristas de Al Qaeda,
extremistas Sunníes o Chiítas Iraníes. La resistencia no está confinada a las áreas
donde era popular Saddam Hussein, ni está limitada a áreas de creyentes Sunníes;
está al norte y al sur, al este y al oeste, cubriendo todas regiones y los enclaves
étnicos y religiosos. La resistencia es nacional, indígena y basada en oposición a la
ocupación colonial estadounidense, la destrucción de la infraestructura y la
degradación física y psicológica de 23 millones de Iraquíes. Mientras los iraquíes
sufren un desempleo del 80% y están sin agua limpia, alimentos ni electricidad, altos
funcionarios de Naciones Unidas cobran unos salarios de entre $80,000 a $150,000
anuales, se mueven en coches de lujo y SUV, trabajan en oficinas con aire
acondicionado y cenan alimentos frescos importados en confortables apartamentos o
chalés - gozando de lo mejor de la vida colonial. Uno no necesita introducir la
hipótesis de Al Qaeda para entender que el resentimiento político y personal contra
estos engreídos colaboradores imperiales podría bullir en un ataque violento.

Está claro para muchos en Oriente Medio que la ONU se ha convertido en un cuerpo
falso de agencias vasallas dirigidas por funcionarios escogidos a dedo como de Mello,
cuyo encanto e inteligencia no compensan por su colaboración en la construcción del
imperio estadounidense. Para un número creciente de profesionales, periodistas y
especialmente para la gente corriente está claro que la ONU ha perdido su
independencia y utilidad como fuerza para la paz. Cada vez más movimientos sociales
y naciones del Tercer Mundo están buscando organizaciones y foros internacionales
nuevos para proseguir con los principios que la ONU ha traicionado. El nuevo cuerpo
tendrá que renunciar al carácter elitista de la actual ONU con su sistema de dos filas
de votar y poder; tendrá que rechazar como miembros a países que adopten guerras
"preventivas" de conquista y gobierno colonial y pillaje de recursos nacionales. En una
palabra la nueva organización internacional y su Secretario General no deben ser un
apéndice de Washington - si desea evitar la tragedia de la ONU - un cuerpo que
comenzó con grandes ideales y acabó como un manipulador cínico de los ideales a

693
servicio del poder imperial.

24 de agosto de 2003

694
16 de septiembre de 2003

El debate sobre la Gran Defecación

James Petras
Traducido para Rebelión por Ainhoa Botto y Annie Ferrer

En medio del revuelo nacional causado por la amenaza que suponían las armas de
destrucción masiva que el presidente Tush se sacó de la manga para justificar la
invasión de Irak, surgió un acalorado debate entre los círculos científicos y
periodísticos acerca de lo que ha pasado a conocerse como "La controversia de la gran
defecación". Son escasos los congresos psicológicos o revistas médicas que no hayan
salido a la palestra con apasionados argumentos sobre el tema. Se componen y
descomponen tesis enteras sobre los distintos enfoques posibles, y mientras, las
acusaciones de manipulación de datos y de problemas con la obtención de pruebas se
han convertido en críticas por falta de ética. Lo que en un principio se consideraba
simplemente como el eterno debate científico-esotérico entre psicólogos y antropólogos
acerca de cuestiones como la privacidad y vulnerabilidad, ahora es una discusión
política mordaz que ha alcanzado la cúspide de la pirámide gubernamental. El
resultado del debate parece influir en cómo el creciente imperio estadounidense será
dirigido, y puede que incluso ayude a comprender las razones que impulsan a la
construcción de imperios.

La tesis original
A finales de verano de 2001, justo antes de la caída de las Torres Gemelas del World
Trade Center de Nueva York, y casi de forma simultánea, dos investigadores
independientes publicaron sendos estudios acerca de las pautas de la defecación. Uno
de los estudios lo realizó un equipo de psicólogos que afirmaba que las personas
procuraban defecar donde no puedan ser vistos (tras puertas cerradas, en espacios
separados o escondidos detrás de un árbol) por vergüenza, por no querer ser
sorprendidos ensuciando el entorno a la vez que mostrando las partes más íntimas o
aún peor, demostrando que sus cuerpos contuvieron sustancias de fétido olor.
El derecho a la "privacidad" era el eufemismo empleado para evitar ser acusado de
comportamiento indecoroso (producir fétidos olores, exponer los genitales, exhibir una
conducta incontrolable). La "privacidad" permitía a los individuos defecadores "tapar"
su indecente acto (tirar de la cadena del váter, enterrar o tapar el excremento) e ir
vestido normalmente. El otro estudio llevado a cabo por un grupo de antropólogos
argumentaba que la conducta defecadora estaba regulada por el sentido de la
"vulnerabilidad". En pleno acto de defecar, un individuo se ve incapacitado y procura
protegerse en un lugar apartado, a puerta cerrada (si puede ser con llave), o en un
edificio separado y con su propia entrada. Los investigadores estudiaron desde
sociedades primitivas hasta prácticas tribales actuales de África y se percataron de
que la vulnerabilidad durante la defecación es el resultado de quedarse sin armadura,
escudo, espada o lanza protectora alguna para poder excretar adecuadamente los
residuos corporales. Desarmados y ocupados con la tarea defecadora (que en
ocasiones requiere un gran esfuerzo para liberar los residuos) incluso el guerrero más
temible es vulnerable ante el enemigo más débil. Para ganar tiempo y prevenir el
ataque del enemigo en potencia, los individuos ponen distancia y obstáculos al
adversario; de ahí la necesidad de encontrar lugares cerrados u ocultos.
Los periódicos populares y los medios recogieron el debate científico alentados por la
creciente paranoia ciudadana creada a raíz de la retórica cada vez más belicosa del
Régimen Tush. Los libertadores civiles plantearon cuestiones de privacidad mientras
la nueva y represiva legislación antiterrorista permitía colocar cámaras en lavabos

695
públicos y ordenadores en miniatura en las tazas de los váteres para analizar
cavidades anales y asegurarse de que sólo los desechos no contaminados (por
productos químicos de destrucción masiva) caían en la taza. Expertos en ciencias
sociales y humanidades indicaban que las amenazas a las personas (la brutal
propaganda que afirmaba que terroristas fundamentalistas planeaban ataques a las
alcantarillas que provocarían que las aguas fecales volviesen a las casas y oficinas
creando riegos a la salud) causaba estrés corporal e inhibía el flujo defecativo, lo cual
aumentaba la propensión al estreñimiento. Las principales empresas farmacéuticas
que controlaban las patentes de laxativos guardaban silencio, aunque mediante
contribuciones financieras apoyaban a la administración y su propaganda
antiterrorista.
Una serie de acontecimientos extraños propiciaron entonces que el Presidente Tush, el
Secretario de Defensa Culsfelt y el Subsecretario de Defensa Cacowitz saltasen a la
palestra. Un canal de televisión por cable creado por un grupo de colgados de Texas
condenados al ostracismo, descendientes de accionistas de Pedoenburton y Petróleo y
Construcciones Eruptantes, satirizaron en un programa la imagen del Presidente
Tush, que aparecía en el baño de la Casa Blanca con la puerta cerrada. Le
acompañaba un texto que decía: "El presidente Tush temeroso e inseguro se echa
pedos y caga con la puerta cerrada". El Presidente Tush, que acababa de regresar de
sus azarosas vacaciones de verano en el Rancho de Cagadaful, estaba haciendo
zapping y fue a dar con el programa. Indignado, se levantó del sofá inmediatamente y
mirando a la pantalla exclamó: "¡yo cago como se me antoja!." Por un momento se
quedó absorto en sus pensamientos; más bien, durante 5 largos minutos y, al fin, con
cierto recelo, añadió "¿Cómo saben cómo cago?" "¿ Será que hay algún agente secreto
infiltrado en mi casa o alguna cámara secreta?".
Llamó a seguridad y les reunió para cuestionar su "utilidad" y también al equipo de
contraespionaje de Dallas para investigar a los servicios especiales. Al mismo tiempo,
expertos en electrónica inspeccionaron el baño, la taza del váter y su dormitorio. No
dieron con ningún aparato escondido.
Al día siguiente El Presidente Tush fue al baño y dejó la puerta abierta de par en par.
Procedió a desabotonarse el pijama, se bajó los calzones y se tiró un sonoro pedo que
despertó a La Señora Tush. "¡bajad!, ¡bajad!", gritaba mientras expulsaba una boñiga
tras otra. "¿Sucede algo malo, cariño?", preguntó ella. Y él contestó: "me niego a cagar
con la puerta cerrada, porque ni tengo miedo ni soy vulnerable. Debo mostrar al
mundo que el país está seguro en mis manos. No cierres la puerta, que caiga la
mierda, que caigan las bombas".
Tush se levantó, se limpió el trasero y observando el papel higiénico manchado
añadió: "ni el miedo ni la vergüenza evitarán que este presidente tome cartas en el
asunto. Pásame el teléfono, cielo".
La Señora Tush que en ese momento estaba haciendo ascos a la bola de papel
higiénico impregnada con una majestuosa boñiga, sonrió y le alcanzó el teléfono
inalámbrico al Presidente. "Agente especial, comuníqueme con Culín y Caquín". Ya me
entiende, con Culsfelt y Cacowitz, tengo que hablar con ellos, dígales que se trata de
una emergencia."
¿Estás ahí, Culín?, ¿eres tú, Caquín? No sé si sabréis compañeros que circula por los
medios de comunicación en los Estados Unidos una campaña siniestra que nos tacha
de ser "conejillos de indias," y lo peor es que ahora dicen que si cagamos con la puerta
cerrada es porque tenemos miedo, somos vulnerables y todo eso. No podemos dar al
mundo el liderazgo al que aspira en estos momentos de crisis. Si los gabachos se
enteran de todo esto nos pondrán a parir en las Naciones Unidas.
Se hizo un silencio al otro lado del teléfono hasta que Culsfelt exclamó: "¿Qué quieres
que hagamos?", "¿cagamos en público o bombardeamos Bagdad?". "¿ Por qué no las
dos cosas al mismo tiempo?", añadió Cacowitz.
"A ver, lo más importante es que dejéis la puerta abierta mientras defequéis. Así
reafirmaremos nuestra valentía. Debéis filtrar a los medios de comunicación que

696
cagamos igual que actuamos, es decir, confiando en la fuerza de nuestro país y con la
certeza de que Dios nos ampara, tal y como sucedió por ejemplo cuando enviamos
aviones de guerra a Tabul y Bagman."
" Entiendo Señor Presidente, pero es que no tengo ganas de defecar", contestó
Culsfelt. "Pero no seas tonto Culín, todos defecamos en algún momento del día. No te
avergüences de ello. Ahora debéis comunicar este asunto con discreción al resto del
gabinete. "Puertas de par en par y bombas fuera."
"De acuerdo, Señor presidente, ¿algo más?", preguntó Cacowitz. En media hora, el
presidente debía acudir a una reunión con Mossad para hablar sobre un defectante
iraquí clave, pero no les comentó nada a estos, dada la gravedad de la situación. "Sí,
quiero que se instalen cámaras en todos vuestros baños. Así me aseguraré de que
todos estamos unidos en esto. Si luchamos juntos, conseguiremos que nuestra nación
pase a ser la mejor de todos los tiempos, ¿entendéis?." " Sí, Señor Presidente".
Cacowitz se organizó un horario, de modo que la expulsión de sus despojos corporales
y su consiguiente fetidez no coincidiesen con ninguna reunión ineludible. Culsfelt hizo
lo mismo. A pesar de que la comunidad científica no sabía todavía que cada uno de los
altos cargos del régimen de Tush estaba cambiando su patrón defecador, sin duda
este hecho iba a ser trascendente para la investigación del futuro.
A las siete de la mañana, antes de recibir órdenes militares y de emprender algún
nuevo ataque o masacre se pudo oír decir en voz alta a cada uno de los miembros del
gabinete: "bajad, bajad", al tiempo que sus cagadas iban descendiendo y salpicaban la
taza del váter. Aliviados, miraron a la cámara y sugirieron la "V de victoria".

697
25 de septiembre de 2003

Política antiimperialista: Formación de


clase y acción socio-política

James Petras

Introducción
Para comprender la naturaleza y dinámica de la política antiimperialista es importante
responder a varias preguntas clave. Entre ellas:
¿Qué constituye un movimiento antiimperialista (MAI)? ¿Son antiimperialistas los
movimientos o eventos antiglobalización, antiALCA, antiIrak (o antiguerra)?.
¿Bajo qué condiciones y localizaciones geopolíticas emergen y se expanden los MAI?
¿Qué clases específicas inician y cuales expanden los MAI, y qué clases, estados, y
regímenes defienden el imperialismo?.
¿Bajo qué condiciones (contexto político y económico) las clases estructuralmente
determinadas (explotadas) se involucran en luchas antiimperialistas?. ¿Marcan alguna
diferencia las fuertes crisis económicas y la emergencia de nuevas organizaciones y
líderes?
¿Bajo que condiciones surgen los movimientos MAI en los países imperialistas (EEUU
y UE)? ¿Cuáles son su potencial y limitaciones?
¿Qué estrategias y tácticas promueven o limitan el crecimiento de los MAI?.

Las respuestas a éstas y otras relevantes cuestiones proporcionan una guía para
nuestro debate sobre la teoría y política antiimperialista actual.

Movimientos antiimperialistas
La oposición al imperialismo adopta una gran variedad de formas y prácticas
organizativas. No hay una sola organización internacionalmente dominante, que se
oponga completamente al imperialismo como sistema de poder. Más bien, los que
predominan son una serie de movimientos monotemáticos que se oponen a la política
e instituciones imperiales. Por ejemplo, importantes manifestaciones en toda Latino
América, movimientos y referéndums se han opuesto al Área de Libre Comercio de las
Américas (ALCA) patrocinada por EEUU. Para muchos de los adversarios, la oposición
al ALCA se basa en los efectos destructivos que el libre comercio ejerce sobre los
trabajos, así como sobre los granjeros y campesinos. Para otros, el ALCA es visto como
parte de una estrategia global estadounidense para conquistar y dominar las
economías y la política de Ibero América y del resto del mundo. Los movimientos
antiALCA se oponen a un aspecto importante del imperialismo estadounidense - su
intento de dominar el comercio e inversión de toda la región por medio de su control
formal del armazón político legal que rige las relaciones económicas.
El movimiento antiglobalización y la campaña antiguerra (Irak, Afganistán) abarcan
tanto a grupos antiimperialistas como a "reformistas imperiales" que por lo general
apoyan el poder imperial estadounidense pero se oponen al particular modo de
ejercitar el poder, o a la ubicación específica en la que se manifiesta. Otros se oponen
al comportamiento de las corporaciones multinacionales pero no al estado y sistema
imperial en el que están inmersas. Estos movimientos son antiimperialistas en cuanto
movilizan fuerzas populares para oponerse a una importante manifestación de la
expansión imperial, despiertan la conciencia popular sobre los motivos de los
regímenes de EEUU y la UE y abren la posibilidad de profundizar y extender la
resistencia al imperialismo como sistema.

698
No obstante, con frecuencia no se comprenden las potencialidades de estas políticas
monotemáticas; la lucha contra un solo asunto se queda aislada del rechazo general
al imperialismo, y la victoria o derrota del poder imperial generalmente termina con
las movilizaciones. La movilización antiguerra de Vietnam, que fue la oposición más
amplia y más duradera contra una guerra imperialista, disminuyó cuando se acabó el
reclutamiento militar, los vietnamitas ganaron la guerra y los EEUU retiraron sus
tropas. Los efectos posteriores fueron limitar el uso masivo de tropas estadounidenses
de infantería durante quince años, (hasta la Guerra de Golfo) y aumentar la
contratación de ejércitos mercenarios (Afganistán, Nicaragua, Angola, Mozambique,
etc.), aumento de la dependencia en agencias de inteligencia y fuerzas especiales para
derrocar a los regímenes antiimperialistas (Chile 1973, Argentina 1976, Uruguay
1973, etc.) y fuerzas a pequeña escala para invadir países pequeños (Grenada,
Panamá). Además, los movimientos antiimperialistas monotemáticos no impidieron, ni
siquiera se movilizaron para terminar con el bloqueo económico a Cuba, Vietnam,
Camboya, Laos, etc. Finalmente muchos de los antiimperialistas de tema único se
unieron al ala liberal del pro imperialista Partido Demócrata de los EEUU, y los
partidos reformistas pro OTAN de Europa - el Partido Socialista de Francia, el Partido
Comunista de Italia etc.
El registro histórico de los movimientos antiimperialistas monotemáticos es muy
ambiguo; en algunos casos tiene efectos residuales a medio plazo, en otros se disuelve
en la política tradicional y en unos pocos casos alimenta movimientos sociales más
grandes. En el último caso, las luchas anticoloniales de Francia e Italia alimentaron
los mayores movimientos antisistema; París 1968, otoño caliente de Italia en 1969.
La clave para identificar la dinámica (hacia adelante o hacia atrás) de los movimientos
antiimperialistas monotemáticos es la política: la ideología, los líderes y los programas
en torno a los que se organizan los movimientos. La mayor parte de los impactos a
corto plazo son resultado de la ideología política de los líderes de mínimo denominador
pragmático, fijándose exclusivamente en el tema más inmediato (política imperial),
disociados del imperialismo como sistema de poder, evitando cualquier desafío político
al poder del régimen o del estado, y acomodando o subordinando el movimiento de
masas a los políticos oportunistas "disidentes" de los principales partidos imperiales,
que buscan capitalizar la protesta de masas con fines electorales.
Las movilizaciones antiimperialistas monotemáticas, como la antiglobalización, surgen
con fuerza, se extienden y después se hacen rutina y declinan, porque omiten
conectar instrumentos políticos para desafiar al poder, con las luchas populares de
masas. En el caso de la lucha antiglobalización, las falsas premisas de los ideólogos
del movimiento, la idea de las corporaciones multinacionales como poderes autónomos
divorciados del estado imperial, fallaron en prever las guerras imperiales y la
ocupación colonial. La reorientación de muchos antiguos activistas antiglobalización,
hacia el movimiento antiguerra de Irak, condujo a un aumento masivo de protestas
con el tema único de la guerra, seguidas de un desplome después que EEUU
conquistó y ocupó Irak. No ha surgido ningún movimiento de masas que se opongan al
régimen colonial estadounidense ni que apoye la resistencia iraquí.
La erupción de los movimientos de masas monotemáticos opuestos a políticas
antiimperialistas específicas no lleva necesariamente a un progresivo, radicalizado y
consecuente movimiento antiimperialista, a menos que el movimiento vaya más allá
de asuntos únicos y desarrolle un programa y un liderazgo capaces de vincular el
antiimperialismo con la transformación del sistema.

Condiciones para la emergencia de los MAI


La segunda pregunta clave es: ¿Bajo qué condiciones emergen y se expanden los MAI?

Casi todos los movimientos MAI más importantes y consecuentes han tenido lugar en

699
Latino América, Asia, o África. En el período actual podemos identificar varios
contextos en los que han surgido MAI significativos.
1. Invasión colonial y ocupación: Irak ha visto la reagrupación y resistencia de los
movimientos antiimperialistas de masas organizados contra el gobierno
colonial-militar. Los regímenes coloniales saquean la economía, designan a los
gobernantes coloniales, destruyen la infraestructura, matan a civiles, y torturan a
sospechosos. Las humillaciones diarias de millones provocan hostilidad, rechazo y
resistencia. Lo mismo es válido para Afganistán, donde existe resistencia armada
contra la fuerza de ocupación EEUU-UE y su régimen títere (Karzai)
2. Intervención Militar: La participación militar estadounidense a largo plazo como
asesores, proveedores de armas, y apoyo financiero de la oligarquía Colombiana han
provocado una guerrilla antiimperialista y oposición ciudadana a gran escala y de
larga duración. La fase más reciente de la intervención militar imperial (Plan
Colombia) ha polarizado al país, empobrecido a los trabajadores urbanos, y
aumentado las matanzas de campesinos, activistas pro derechos humanos,
periodistas y sindicalistas. La participación directa de subcontratistas mercenarios
estadounidenses en el combate y la erradicación de la coca ha contribuido aún más al
crecimiento de la política antiimperialista en las áreas rurales.
3. Privatización y Disminución del Nivel de Vida: La mayor parte de los bancos
privatizados, telecomunicaciones, servicios públicos (luz y energía), empresas
minerales y petrolíferas han terminado en manos de las CMN de EEUU y UE. El
resultado ha sido tiroteos masivos, precios más altos, reducción de las regiones
servidas y transferencia de recursos al extranjero a gran escala, legal e ilegalmente. El
proceso mismo de la privatización no fue transparente, porque los sobornos y
cohechos produjeron compras por debajo del valor de mercado. Esto ha llevado a
protestas masivas contra la empresa privada extranjera, la política estatal y las
consecuencias negativas. Enormes protestas antiprivatización han tenido lugar en
Perú (empresas eléctricas nacionalizadas), Bolivia (agua), Ecuador (petróleo y
electricidad) y muchos otros países. En Argentina hubo un levantamiento popular
(20/21 diciembre 2001) después de que los bancos de capital extranjero transfirieron
al exterior los ahorros de los depositantes. El grueso de la actividad antiprivatización
se ha centrado sobre el apoyo del IFI a la privatización y el respaldo al IFI por parte de
EEUU y la UE.
4. Comercio Desigual e Inversión: EEUU y la UE subsidian sus productos agrícolas en
una cifra de más de cincuenta mil millones de dólares en desembolsos directos, y
varios miles de millones más en sistemas de irrigación financiados por el estado,
subvenciones a la exportación, ayuda técnica, tarifas eléctricas y energéticas,
promoción de comercialización, infraestructuras, redes y "ayuda vinculada". Además
tanto EEUU como la UE imponen barreras arancelarias, cuotas, barreras comerciales
no tradicionales, a las exportaciones agrícolas y de productos manufacturados del
Tercer Mundo. En contraposición, los estados imperiales de EEUU y la UE exigen la
bajada y eliminación de tarifas y subvenciones en el Tercer Mundo. Como resultado, el
Tercer Mundo pierde aproximadamente doscientos mil millones por año en ingresos
comerciales, más del doble de todos los préstamos, inversiones, concesiones y
transferencias de los regímenes imperialistas. EEUU propone, por medio del ALCA
(Área Latinoamericana de Libre Comercio), consolidar y profundizar en su desigual
relación comercial con América Latina estableciendo un marco legal y político bajo
una comisión ALCA, que lo controlará, convirtiendo de este modo a América Latina en
una zona colonial mercantil.
En todas partes de Latinoamérica millones han protestado contra la firma del acuerdo
ALCA.
En Brasil en un referéndum informal, el noventa y cinco por ciento de los votantes
rechazó el ALCA – un total de once millones de votantes. La clave para el avance del

700
ALCA se encuentra en los regímenes vasallos que gobiernan en Latinoamérica en
particular en Brasil, Colombia, México, Ecuador, Chile, Bolivia, Perú y otras partes.
La derrota del esfuerzo de re-colonización de Washington pasa por el derrocamiento o
la expulsión de los regímenes vasallos, que colaboran activamente con EEUU. Las
principales fuerzas sociales contrarias a la re-colonización son los campesinos y los
pequeños agricultores, que no pueden competir con los productos agrícolas
subvencionados estadounidenses que se venden a precios inferiores debido a las
subvenciones imperiales estatales a la exportación. En Bolivia, los campesinos se
vuelven hacia un cultivo alternativo, la coca, ya que no pueden competir con las
subsidiadas importaciones agrícolas estadounidenses. En México, Bolivia, Colombia, y
Perú los movimientos rurales reivindican el derecho a producir cosechas alternativas y
oponerse al ALCA. En Brasil el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST)
es la principal fuerza que se opone ALCA.
En la medida en que ALCA, en sustancia y símbolo, representa la conquista imperial
estadounidense y la colonización de América Latina, los movimientos antiALCA
representan un elemento clave de la lucha antiimperialista.
La transición del libre comercio al imperialismo colonial mercantilista ha estimulado
las condiciones para la aparición y extensión de los movimientos antiimperialistas
(MAI) Igualmente importante, el ALCA ha ampliado el alcance de la oposición a la
dominación de EEUU y la UE. Durante la primera fase del neoliberalismo, la oposición
al imperialismo estaba basada en una privatización específica de la política y se fijaba
en sectores industriales afectados concretos (o incluso en firmas concretas) Las
protestas iban dirigidas contra injusticias específicas, pérdida de empleo, bajada de
salarios, aumento de precios, etc. Estas luchas particulares persisten - principalmente
las de los trabajadores ecuatorianos del petróleo contra la privatización y
desnacionalización de la industria petrolera, los trabajadores de centrales eléctricas y
sector energético de México etc. Sin embargo, estas luchas concretas están cada vez
más explícitamente unidas a la oposición al ALCA y a la conquista imperial
estadounidense.

Movimientos antiimperialistas: Perspectiva histórica


Los actuales MAI son la más reciente de una serie de luchas que se remontan a la
conquista original del Tercer Mundo. Sin embargo los objetivos, clases sociales, y
programas de los MAI difieren enormemente de lo que fueron en tiempos anteriores.
Podemos distinguir varios tipos y subtipos de MAI históricos y actuales.
MAI tradicionales
Los primeros movimientos contra la conquista imperial colonial, frecuentemente se
oponían al genocidio, exterminación, esclavitud, desplazamiento, y servidumbre. Los
objetivos de al menos algunos de sus líderes eran restaurar los sistemas precoloniales
de gobierno jerárquico con emperadores locales, consejos o comunidades. Las
rebeliones, derrotas, re-esclavitud, y dispersión de los pueblos colonizados crearon
dos economías paralelas: la economía colonial dominante y las comunidades de
subsistencia de pueblos anticoloniales en regiones remotas de los países
conquistados.
MAI modernos
Los MAI modernos pueden dividirse y subdividirse en aquellos que lucharon por la
independencia política del dominio colonial manifiesto (América Latina en el siglo
diecinueve y principios del veinte) y Asia/Africa (a mediados del siglo veinte) y aquellos
que lucharon por la independencia política y económica por medio de luchas
revolucionarias nacionales y socialistas a mediados del siglo veinte (China, Cuba,
Vietnam, Yugoslavia, etc.) Estas revoluciones antiimperialistas a su vez sentaron las
bases para la nueva confrontación entre movimientos capitalistas-nacionalistas y
socialistas-populistas. Los MAI modernos lograron establecer economías y regímenes

701
"híbridos", estado mixto, formas de propiedad privadas y colectivas, y regímenes
populares jerárquicos. Estos "regímenes y economías híbridos" sirven de base para
nuevas confrontaciones con el imperialismo. Las nuevas élites nacionalistas y
comunistas, divorciadas de las realidades socio-económicas de las masas, y sujetas a
la influencia o intervención imperial, evolucionaron durante décadas hacia una nueva
clase o fueron derrocadas y sustituidas por regímenes vasallos del imperio, en
particular durante las últimas décadas del siglo XX. Regímenes nacionalistas de África
y Asia fueron derrocados y sustituidos por señores de la guerra tribales, vasallos
coloniales y clérigos reaccionarios - todos ellos inicialmente vinculados a EEUU y/o la
UE. La conversión de regímenes colectivistas en regímenes pro
capitalistas/proimperialistas en la ex URSS, Europa Oriental, y Asia del Sur se
basaron tanto en fuerzas sociales externas como internas. En Europa Oriental, el
apoyo financiero e ideológico estadounidense a políticos nacionalistas, élites
intelectuales y jefes sindicales, facilitaron el cambio de sus regiones pasando de
satélites de Rusia a estados vasallos estadounidenses - extendiendo el Imperio
estadounidense desde el Báltico hasta los Balcanes. La intervención militar y el apoyo
de fuerzas paramilitares subrogadas extendieron el imperio estadounidense desde los
Balcanes a Oriente Medio. En el siglo veintiuno los EEUU se expandieron al Oriente
Medio y Asia del Sur con las guerras de Afganistán e Irak. La ideología de la conquista
imperial varió su teórica del tradicional "humanitario" colonial a la de la "liberación"
de Irak, y al moderno subterfugio antiterrorista de Afganistán
Hacia el final del siglo XX ya surgieran tres variantes de antiimperialismo:
Antiimperialismo de derechas, articulado por disidentes cliente estadounidenses en
Europa Oriental, Balcanes, y Cáucaso como instrumento para mudar lealtades de la
dominación soviética al imperio estadounidense.
Antiimperialismo clerical, basado en la oposición religiosa (Musulmana) a la agresión
militar, conquista política, influencia cultural, depredaciones económicas y hostilidad
racial estadounidenses, orientado hacia la "restauración" de las opiniones clericales
tradicionales y en algunos casos combinándolas con valores nacionalistas modernos.
Antiimperialismo moderno, oponiéndose a las guerras y conquistas imperiales, las
CMN, la OMC, el ALCA, apoyando las luchas de liberación del Tercer Mundo. Las
profundas diferencias de clase y políticas en los movimientos antiimperialistas o
nacionalistas -- entre movimientos pro imperio estadounidense, movimientos
clericales-nacionalistas y movimientos modernos de liberación -- tienen importantes
consecuencias teóricas y prácticas. La guerra de EEUU contra Yugoslavia basada en
una alianza con terroristas Musulmanes en Bosnia y Kosovo (ELK), los clérigos
derechistas de Afganistán y la tentativa de establecer una junta colonial clerical (Shia)
en Irak indican el modo como se articula el imperialismo con derechistas
reaccionarios contra regímenes seculares. El apoyo estadounidense y su influencia
sobre las élites disidentes de Europa Oriental y la conversión de éstas en vasallos
estadounidenses muestran la capacidad del imperio para cooptar la ideología
antiinfluencia y sus propagadores al objeto de afianzar bases militares y estados
vasallo políticos. El uso y desuso selectivo de Musulmanes, intelectuales seculares, y
extremistas étnicos son una parte fundamental de la estrategia imperial
estadounidense para debilitar a los regímenes antiimperialistas y dividir a los
opositores al imperialismo. Esto es particularmente eficaz en el caso de críticos en los
MAI que carecen de una perspectiva de clase respecto de la naturaleza del
imperialismo, las múltiples formas que toma y las flexibles concesiones que adopta:
apoyar a los Musulmanes contra los izquierdistas en un momento, atacar a los
nacionalistas Musulmanes y favorecer a vasallos seculares o Musulmanes en otro
momento. La ola actual de MAI incluye fuerzas seculares y clericales, socialistas y
nacionalistas, progresistas y restauracionistas.

702
Antiimperialismo en EEUU:
Los movimientos antiimperialistas han sido sumamente débiles en Estados Unidos. A
excepción del pico con motivo de la invasión estadounidense de Indochina entre
1966-1972, ha habido pocas actividades antiimperialistas de masas continuadas. Sin
embargo, la opinión pública estadounidense y las protestas electorales dirigidas
contra incursiones imperiales estadounidenses concretas, no han sido infrecuentes.
Esencialmente, podemos identificar varios períodos de oposición pública
estadounidense a aspectos de la política imperial.
1945-1947 oposición pública estadounidense y manifestaciones de tropas de ultramar
forzaron a los planificadores imperiales después de la segunda Guerra Mundial a
reducir considerablemente los despliegues de tropas estadounidenses en los países
ocupados y a limitar la intervención estadounidense contra las revoluciones China,
Indochina, y Socialista Yugoslava.
1951-1953 oposición pública estadounidense a la Guerra Coreana condujo a la
derrota del candidato presidencial demócrata pro guerra y presionó a Eisenhower a
negociar un armisticio que negó la victoria militar a Washington.
1966-1972 oposición pública estadounidense (manifestaciones de masas, y acusada
polarización sociopolítica) y el descontento a gran escala entre los militares en
Vietnam minaron las bases políticas y militares del poder imperial y contribuyeron a
la derrota del ejército de los EEUU.

Posteriormente hubo una protesta pública continuada sobre la intervención


estadounidense de Centroamérica, el apoyo estadounidense al régimen apartheidista
sudafricano y más recientemente a la invasión estadounidense de Irak. Estas
protestas tuvieron un efecto muy limitado para influenciar la política estadounidense.
Igualmente importante, la intervención de EEUU en Angola, América Central y
América del Sur durante la década de 1973 a 1983, en apoyo de mercenarios y/o
golpes militares, produjo poca respuesta pública excepto por parte de pequeños
grupos de activistas. La manifestación "antiglobalización" de 50.000 en Seattle en
1999 fue un acontecimiento singular - con poca continuidad efectiva, excepto el
rebrote de manifestaciones pacifistas de enero-febrero de 2003.
¿Qué cuenta para las raras pero exitosas movilizaciones de protesta antiimperialista
en EEUU? Tanto en Corea como en Vietnam, las tropas estadounidenses fueron
derrotadas o no fueron capaces de ganar y sufrieron muchas bajas (varios cientos de
miles de muertos o heridos) durante un prolongado período de tiempo (de tres a diez
años) a manos de las fuerzas nacionales de liberación. Las derrotas imperiales y las
bajas devolvieron la guerra a las comunidades, vecindarios, lugares de trabajo,
familias, y organizaciones sociales estadounidenses. En segundo lugar las anteriores
guerras se libraron con ejércitos de reclutas forzosos, que incluían o amenazaban
incluir en situaciones de combate a los hijos de las clases medias y medias altas,
afectando así a un importante sector del electorado.
La amenaza del alistamiento forzoso en un ejército que ya estaba sufriendo muchas
bajas con una guerra prolongada motivó que muchos hombres en edad militar y sus
padres se opusieran activamente a la guerra. En tercer lugar, las guerras imperiales
prolongadas y costosas, aunque estimularon la economía, llevaron a una pérdida de
valores en los mercados mundiales y fortalecieron a los rivales imperiales
estadounidenses, al tiempo que limitaron la capacidad de Washington para intervenir
y controlar otras regiones del mundo. Sectores de las clases dirigentes y políticas
comenzaron a dar prioridad a los intereses estratégicos del imperio en vez de
continuar con una guerra sin esperanzas que había llegado a un punto muerto,
llevando a desacuerdos entre la elite acerca de como mejor construir un imperio
mundial

703
Los factores combinados de probada resistencia popular, bajas militares
estadounidenses, miedo al alistamiento y desacuerdos entre la élite, propiciaron los
movimientos de masas organizados y oposición sostenida. Sin embargo, incluso en las
protestas a gran escala contra la invasión estadounidense de Indochina, la gran
mayoría no se opuso al sistema imperial estadounidense, sinó a aspectos concretos
del mismo, como la guerra de Indochina, el alistamiento, y las bajas militares
estadounidenses. Al final de la guerra, el éxito del movimiento era relativo; esto llevó a
una reducción temporal de los gastos militares (1974-1978), y a resistencia a nuevos
compromisos masivos de tropas de tierra en intervenciones manifiestas.
Posteriormente, durante los años 1970 a 1990, cuando EEUU cambió a intervenciones
encubiertas de la CIA (Chile, Argentina, Uruguay), y utilizó ejércitos mercenarios en
Angola, Mozambique y Centroamérica (Contras Nicaragüenses), se produjo poca
protesta. No hubo ninguna oposición de importancia en relación con las invasiones
estadounidenses de países diminutos, débiles, como Grenada y Panamá en los años
1980 que causaron muy pocas bajas entre los reclutas de EEUU.
Posteriormente, las invasiones y ocupaciones estadounidenses de regiones como
Yugoslavia y Afganistán, ambas en gran parte guerras aéreas con apoyo en tierra de
señores de la guerra fundamentalistas Musulmanes y terroristas, obtuvieron un
significativo apoyo público en EEUU. La invasión y la conquista de Irak por EEUU
confirman este análisis. La exitosa invasión y conquista fueron en gran parte
resultado de la enorme fuerza militar y bombardeo, una guerra aérea acompañada por
la rendición encubierta de los comandantes militares iraquíes, que condujeron a una
conquista militar rápida y exitosa con un mínimo de víctimas estadounidenses. Sin
embargo, la subsecuente ocupación y el gobierno colonial han llevado a la oposición
popular a gran escala en Irak y a una probada guerrilla urbana, que causan docenas
de bajas estadounidenses cada semana (más de cuatro mil heridos y más de ciento
cincuenta muertos) en los seis primeros meses (Mayo-Octubre 2003) A medida que
crecen la resistencia guerrillera iraquí y la oposición popular, y las bajas
estadounidenses se acumulan, la opinión estadounidense comienza a cambiar desde
el apoyo rotundo a las guerras imperiales, a la oposición creciente con un 49% de
opositores a Bush hacia finales de agosto. Esto coincidió con citas para audiencias en
el Congreso y críticas a la guerra en la campaña electoral.
Igualmente importante la invasión estadounidense de Irak es la primera guerra
imperialista que no ha ido unida a beneficios socioeconómicos para las clases de
masas de asalariados y obreros. El imperio se amplía, las compañías petroleras y los
beneficios de las corporaciones bombean para doblar dígitos, a medida que el paro
aumenta y los recortes en las prestaciones sanitarias y educativas erosionan cada vez
más el nivel de vida de la masa obrera. A pesar de las medidas extremas de la
agresión imperialista y la severidad de los ataques sobre el nivel de vida, ha habido
poco "movimiento" contra el imperialismo por parte de las clases obrera y asalariada.
En círculos de oposición oficiales y semioficiales, la oposición se dirige contra la
"propaganda engañosa" (las mentiras del estado) no contra la cuestión fundamental de
las guerras imperiales. Los disidentes progresistas critican la política concreta que
llevó a la guerra no las estructuras de poder que generan la política; critican al
régimen de Bush no al estado imperial. La "solidaridad" existente se dirigida a los
soldados estadounidenses ("traed a nuestros chicos a casa") no a la resistencia
anticolonialista del pueblo contra un ejército de ocupación.
El registro histórico nos dice que serán necesarias condiciones extremas para mover
fuerzas significativas en EEUU que se opongan a la agresión imperial, tales como una
gran crisis económica, importante pérdida de vidas, o guerras prolongadas de atrición.
Debemos mirar hacia otra parte (fuera de EEUU) para localizar la dinámica de los
movimientos antiimperialistas, precisamente a aquellas regiones y entre aquellas
clases que han sufrido de lleno el impacto de la conquista imperialista.

Impacto del imperialismo en la Estructura de Clases

704
Los nuevos MAI de clases surgen de la enorme transformación causada por la
penetración y toma de posesión de las economías del Tercer Mundo, en particular en
América Latina. El imperialismo, sobre todo su política económica y el lograr tomar
posesión de sectores estratégicos financieros, comerciales, minería, y del petróleo, han
tenido gran efecto sobre la naturaleza cuantitativa y cualitativa de todas las clases
sociales de América Latina. Además, la política económica impuesta por las
autodenominadas instituciones financieras "internacionales" (FMI, Banco Mundial,
Banco Interamericano de Desarrollo) también ha contribuido decisivamente a la
transformación de la estructura de clases. Igualmente importante, la ejecución
selectiva de la política de "libre comercio" ha sido un factor determinante en la
reestructuración de la estructura de las clases urbana y rural. Todos los cambios
causados por las clases e instituciones imperialistas han contribuido de modo decisivo
a conformar la naturaleza de los movimientos antiimperialistas que surgen. En el
campo, la política y la clase imperialistas habían tenido varios efectos clave:
Minado de pequeños y medianos productores agrícolas por la política de "libre
mercado" que permite la afluencia masiva de exportaciones agrícolas estadounidenses
subvencionadas.
Concentración de la propiedad y desplazamiento de campesinos de subsistencia y sin
tierra a través de préstamos y ayuda a firmas agro-exportadoras (tanto en
Latinoamérica como en EEUU) que se especializan en la producción de productos de
exportación, como soja, café, y zumo de naranja.
Aumento de la polarización en el campo por terminar las restricciones sobre la
propiedad extranjera, y acabar con los títulos comunales de la tierra, estimulando la
estratificación interna.
Bajada de precios a productores locales, aumentando el precio del crédito (sobre todo
denegando crédito formal y forzando a los pequeños productores a tomar prestado a
tasas de interés desorbitadas en el mercado informal de préstamos)
El resultado neto es el aumento del número de productores rurales sin tierra, la
bancarrota de familias campesinas y forzar a los emigrantes rurales a la periferia de
los centros urbanos regionales. El empobrecimiento de masas inducido por el imperio,
la concentración de la tierra y el desplazamiento del campesinado han sido factores
clave para la ignición de los movimientos sociales rurales que han estado en la
vanguardia de las luchas contra el ALCA, el IFI, y el neoliberalismo. Igualmente
importante la política imperial ha afectado desfavorablemente a países con altas
concentraciones de campesinos y labradores indios y negros, por medio de la
mecanización y eliminación de puestos de trabajo, el apoderarse de la tierra de pasto o
el empleo de mecanismos coercitivos ilícitos y legales para hacerse con tierra de
reservas minerales probadas. La financiación de infraestructura del IFI casi
exclusivamente vincula a los grandes agro-exportadores con los mercados, ignorando
las necesidades de las comunidades rurales. Lo que es probablemente más importante
para los pequeños productores de Bolivia, Perú, y Colombia, programas químicos de
"erradicación" diseñados por el imperio han destruido el sustento de millones de
familias sin proporcionar ninguna cosecha viable alternativa a la producción de coca.
El resultado ha sido la organización y movilización de los movimientos sociales de
masas de campesinos en defensa de su tierra, granjas, y comunidades, y un agudo
aumento de la conciencia antiimperialista.
En las ciudades, las privatizaciones de firmas promovidas por el imperio y las
reducciones presupuestarias para pagar a los acreedores extranjeros han tenido un
severo impacto sobre empleados y asalariados. Millones de empleados del sector
público, especialmente de los servicios sociales y la administración pública, han
perdido sus empleos y su seguridad en el puesto de trabajo y la mayoría han sufrido
disminución de ingresos de hasta un cuarenta por ciento durante la pasada década.
Los nuevos dueños han despedido a trabajadores industriales, a medida que
consolidaban operaciones empresariales o saqueaban los recursos públicos recién
adquiridos. El resultado final ha sido la "proletarización" de los trabajadores del sector

705
público como consecuencia de los bajos ingresos, la inseguridad en el trabajo y la
disminución de estatus. El resultado ha sido un gran aumento de la protesta
organizada del sector público dirigida contra los programas de "ajuste estructural"
promovidos por el imperio - y más allá contra los autores intelectuales en seno del IFI.
La política e instituciones imperiales han minado estos dos pilares de "estabilidad
política" de la hegemonía imperial, pequeños propietarios rurales y profesionales de
ingresos medios del sector público. Los trabajadores urbanos en paro y los
trabajadores rurales desplazados han sido concentrados en el llamado "sector informal
" y en las mal pagadas, sumamente explotadas y fuertemente controladas
"maquiladoras" (plantas de montaje) Cada vez más organizados como movimientos de
trabajadores en paro, vendedores callejeros autónomos con base en el barrio u
organizados en diversos mercados, el liderazgo y activistas en Bolivia, Argentina, Perú,
Venezuela y en algunos de los otros países han estado en la vanguardia de oposición a
la política imperialista de privatización, como las del agua en Cochabamba, Bolivia y
electricidad en Arequipa, Perú y el aumento de tarifas de utilidad pública impuestas
por las firmas recientemente privatizadas que anteriormente eran de propiedad estatal
y están controladas por monopolios extranjeros. La universidad, los profesores de la
escuela primaria y secundaria y los estudiantes se han opuesto a las reducciones
presupuestarias y el deterioro de las escuelas públicas y a las reducciones salariales
ordenadas por el IFI para pagar a los acreedores extranjeros.
Han surgido protestas ocasionales entre los obreros de las fuertemente controladas
"maquiladoras", pero los tradicionales sindicatos del sector industrial privado han
demostrado, o carencia de interés, o incapacidad para apoyar la sindicación en las
firmas de propiedad imperialista. De hecho los trabajadores industriales y en
particular sus sindicatos han sido los componentes menos activos y menos militantes
de los movimientos antiimperialistas. Muchos trabajadores temen la pérdida de
empleo en medio de una masa de trabajadores en paro. Igualmente dañino la mayor
parte de los funcionarios del sindicato se ha hecho con el control y se ha vinculado
estrechamente a pactos tripartitos con el estado y la patronal, y rechazan la acción de
clases independiente, cuanto más la solidaridad antiimperialista activa. Aparte de las
denuncias formales al ALCA, neoliberalismo y SAP, los sindicatos industriales han
sido actores menores en la nueva ola de luchas antiimperialistas en América Latina,
mucho menos comprometidos que los sectores progresistas de la Iglesia Católica.
Existen excepciones, pero representan una minoría, en las confederaciones Brasileña,
Uruguaya, Chilena, y Argentina.
El imperialismo ha reestructurado la clase capitalista; cientos de miles de fabricantes
pequeños y medianos han sido llevados a la bancarrota o han cambiado a la actividad
comercial, porque el alto coste y la escasa disponibilidad de crédito han cortado el
flujo de efectivo, las importaciones baratas han minado las ganancias y las CMN han
exprimido las ganancias de los subcontratistas. Un patrón similar ha ocurrido en el
sector de comercio; enormes almacenes por departamentos y supermercados, de
capital extranjero, han reducido bruscamente la parte cuota de los negocios
particulares pequeños y medianos en la venta al detalle y el sector de alimentación. El
resultado neto es un importante aumento de trabajadores mal pagados, no sindicados,
empleados en el sector servicios por emporios gigantescos de capital extranjero. La
toma de bancos a gran escala por banqueros estadounidenses y europeos ha llevado a
despidos masivos de empleados de banca, y al estímulo de un aumento enorme del
capital especulativo y flujo legal e ilegal de miles de millones de dólares de beneficios
evasores de impuestos, y ganancias ilícitas. En vez de radicalizar la burguesía, la
política imperial ha creado socios imperiales, vinculados a redes financieras y
comerciales, un ejército de consultores locales, publicistas, consejeros legales y
fiscales y promotores políticos locales que sirven como intermediarios para el
allanamiento, las privatizaciones lucrativas, los contratos estatales y los controles de
monopolio de mercado. Una minoría de productivos capitalistas pequeños y medianos
(PYMES) se muestra activa en la búsqueda de crédito más barato, protección,

706
subvenciones y tarifas de servicios públicos más bajas, pero su oposición está
atenuada por su apoyo a la legislación antitrabajo y antisocial promovida por el IFI y
por lo tanto juegan un papel menor en los nuevos movimientos antiimperialistas.
El imperialismo también ha transformado la naturaleza del estado mediante la
intervención militar, chantaje económico, golpes de estado, y procesos electorales
corruptos, o por la manipulación de elecciones con la ayuda de los medios de
comunicación de masas. El estado en América Latina, principalmente el Banco
Central, ejército, policía, servicios de inteligencia, altos cargos de la administración
(todas las "instituciones permanentes" del gobierno) son entrenados, adoctrinados y
"conectados en red" por el estado imperial, con algunas excepciones notables. El
estado refuerza los regímenes vasallo imperiales, que sustituyeron a los regímenes
populista-nacionalistas del período anterior. El imperialismo ha establecido los
parámetros de la política de los regímenes vasallos: subordinación imperial en política
exterior, libre mercado y SAP en política económica, re-concentración de rentas en
sentido ascendente y hacia fuera en política social, prioridad de pago de deuda a
acreedores extranjeros sobre la reactivación del consumo interno y la inversión.
Este régimen de acumulación centrado en el imperio requiere la intervención estatal a
largo plazo y gran escala para reasignar los recursos a las empresas imperiales, leyes
que faciliten el flujo libre de ganancias y pago de intereses al exterior, e intervención a
gran escala en la sociedad civil para reprimir, cooptar, o eliminar a los líderes y
activistas antiimperialistas, entre otros, como ocurre en Colombia, Bolivia, Guatemala,
Perú, y en el campo en Brasil, Paraguay, y México.
El imperialismo se ha movido hacia el control político manifiesto por medio del ALCA,
un supuesto tratado comercial y de inversión que convertirá los estados vasallos en
rotundas colonias del nuevo modelo político-económico formal centrado en el imperio.
Organización de Clase y Política Antiimperialista
En superficie parece que los movimientos antiimperialistas abarcan multitud de
clases, identidades, estratos que se extienden desde el fondo a cerca de la cima de la
jerarquía social. Esta impresión refleja las opiniones de los movimientos
"antiglobalización" europeos y los activos en EEUU. Esta imagen está lejos de la
realidad en América Latina. Hoy como en el pasado reciente la mayor parte de los
movimientos antiimperialistas están integrados por obreros, parados y subempleados
urbanos, estudiantes y trabajadores autónomos, y especialmente campesinos,
agricultores de subsistencia indios y trabajadores rurales sin tierra. No hay ninguna
"multitud" indiferenciada, más bien los participantes están organizados y/o son
convocados por organizaciones sociales de clase cuyos líderes y organizadores tienen
"historias" de participación en la lucha de clases y la política de clases, ya sea en el
lugar de trabajo o en los vecindarios.
Los movimientos antiimperialistas contemporáneos son considerablemente diferentes
a los del pasado en la medida en que la composición de los movimientos, el mando y
sus fuerzas políticas ha tomado las características específicas del período actual. Ante
todo está la ausencia de una "burguesía progresista" como factor hegemónico o
participante. La mayor parte de la burguesía local se ha puesto en contacto bajo
cuerda con firmas imperiales, se han convertido en socios marginales, han sido
comprados, o se han beneficiado de la legislación laboral regresiva que baja los costes
de la mano de obra, aún cuando les afecte desfavorablemente la bajada de barreras
arancelarias. En contraste con el pasado, el eje central de la base popular de los MAI
ha cambiado de los sindicatos industriales al campesinado y movimientos rurales,
porque muchos de los sindicatos están implicados en acuerdos de negociación
colectiva con las CMN y prefieren negociar contratos a suscitar cuestiones como
nacionalización. En contraposición, el sustento de los campesinos y agricultores y
casas se ven afectados directamente y desfavorablemente por la entrada a gran escala
de productos de alimentación subvencionados, programas de erradicación dictados
por el imperio y expansión de corporaciones agro exportadoras de capital extranjero.

707
En tercer lugar los movimientos antiimperialistas actuales no están bajo la influencia
de estados externos como URSS y China como sucedía en el pasado y tenían así
mayor flexibilidad táctica y una noción más clara de la dinámica de clases interna de
la explotación imperialista. En el pasado la agenda antiimperialista estaba
influenciada en parte por las prioridades de los "aliados" externos, hoy las prioridades
antiimperialistas están determinadas internamente y las acciones internacionales se
basan en consultas abiertas. Finalmente el liderazgo de los MAI es hoy mucho más
propenso a la acción directa y luchas de clases sostenidas vinculadas al
antiimperialismo y menos a grandes manifestaciones simbólicas. Los Foros Sociales,
sean mundiales o regionales o nacionales, son lugares de encuentro para movimientos
y otros para intercambiar ideas, pero no proporcionan liderazgo o programas ni
tampoco proporcionan recursos para las luchas antiimperialistas diarias en curso
dentro de los estados nación.
Cuestiones Teóricas
La clave para los nuevos MAI se encuentra en su análisis teórico que localiza la
contradicción central entre clases y no estados. Los nuevos MAI vinculan la
explotación de clases al pillaje imperialista, a diferencia del pasado donde los
conflictos se percibían como conflictos entre bloques, como el Socialista contra los
estados Capitalistas, o regímenes, como el Tercer Mundo contra el Primer Mundo. Los
nuevos MAI ven claramente que las diferencias de clase y las desigualdades internas
están vinculadas y reforzadas por la coalición de CMN y estados imperiales. La
penetración imperial del estado nación, en particular la cúpula del estado, y el
régimen y jerarquías financieras significa que las clases imperialistas y clases
colaboradoras locales son el punto inicial de conflicto entre capital y trabajo. En otras
palabras, el imperialismo no simplemente influye y controla las estructuras nacionales
económicas, culturales y políticas, sinó que también opera en los niveles macro y
micro políticos y socioeconómicos. El resultado es que el antiimperialismo se expresa
en ambos niveles, el nacional en forma de grandes manifestaciones en las principales
ciudades, pero también en el nivel municipal y en el nivel de ciudad. Además los
diferentes movimientos antiimperiales con frecuencia se interconectan y se
intensifican yendo de lo local a lo nacional, pero también viceversa.
Por ejemplo en Bolivia, en la región de Chapare y en Cochabamba, tuvieron lugar dos
importantes luchas antiimperialistas en el nivel micro de ciudad/campo. En el caso de
Cochabamba, fue sobre la privatización del agua por una empresa extranjera, y en
Chapare fue sobre la política estadounidense de erradicación de coca. Estas luchas
locales iban unidas a luchas más grandes contra la imposición de la política neoliberal
que minó el empleo local agrícola y de fabricación y la financiación del sector público
lo que a su vez condujo a movimientos antiimperialistas contra el ALCA, el Fondo
Monetario Internacional y el imperialismo estadounidense.
La clave para los nuevos MAI es precisamente el vínculo directo entre la política macro
imperialista y sus impactos sobre la clase sectorial y local que sirven para ampliar la
conciencia de los trabajadores y campesinos desde el nivel de simples demandas
económicas a las luchas políticas nacionales. Por ejemplo las SAP (políticas de ajuste
estructural) impuestas por instituciones financieras euro-estadounidenses sobre la
economía Peruana y Argentina causan despidos masivos y reducciones salariales a los
funcionarios, en especial a los maestros y trabajadores de la sanidad. Esto llevó a
enormes manifestaciones públicas exigiendo aumento de salarios y a ataques contra
el régimen que implementaba las SAP y los dictados del IFI en política así como los
estrategas imperiales estadounidenses y los banqueros que se benefician de los pagos
de intereses garantizados por excedentes estatales.
Las protestas más grandes y más extendidas contra el imperialismo estadounidense
van unidas a la amplia ringlera de clases afectadas por la política macroeconómica del
imperialismo estadounidense y las clases específicas y sectores públicos afectados por
las SAP, las doctrinas de Libre Comercio y los funcionarios imperiales con ostensible

708
poder de decisión que imponen esta política.
La alta visibilidad de los estrategas imperiales, su clara identificación con el estado
imperial, el negativo y sostenido impacto directo de la política económica imperial
proporciona a la masa de clases explotadas un objetivo muy claro para su oposición y
movilización. Las clases populares no requieren gran esfuerzo para identificar las
fuentes de su adversidad cuando el Fondo Monetario Internacional dicta SAP que
provocan merma de financiación del sector público, pérdida de empleo público y
terminación de clínicas en los barrios, aulas atestadas, huelgas de profesores y
mendicidad infantil. Los MAI ya no son movimientos nacionalistas dominados por la
clase media, son movimientos de clase porque el imperialismo está empotrado en el
trabajo diario y en la supervivencia familiar.

Movimientos y Regímenes Antiimperialistas


En contraste con la retórica triunfalista de EEUU, Gran Bretaña e Israel después de la
exitosa invasión militar estadounidense de Irak y Afganistán, los movimientos
antiimperialistas están ganando terreno en varios frentes.
En Afganistán los movimientos anticoloniales se están reagrupando y han lanzado
varios ataques con éxito, en particular contra las agencias civiles de la ocupación
colonial. Lo que es aún más asombroso, el movimiento de resistencia iraquí ha
infligido bajas diarias a las fuerzas de ocupación anglo-estadounidenses. Las protestas
civiles masivas y la hostilidad diaria de millones de iraquíes están erosionando
seriamente la moral de las tropas de ocupación. Los esfuerzos israelíes, respaldados
por sionistas estadounidenses en el Pentágono, para extender la Guerra de Oriente
Medio a Irán, Siria y Líbano, y provocar una renovación de la guerra contra los
Palestinos, incrementan la actividad antiimperialista y elevan la conciencia por todas
partes de Oriente Medio. Pero es en América Latina donde la intersección de la
extensión imperial estadounidense y el aumento del descontento popular con el
declive del nivel de vida es más intensa. Después de cuatro años de crecimiento
negativo (1999-2002) y altos niveles de transferencia de riquezas a EEUU y Europa,
América Latina representa la ilustración simbólica y sustancial más clara de todos los
males del imperio.
Para analizar los movimientos antiimperialistas es importante distinguir entre eventos
antiimperialistas y luchas en curso y movimientos organizados. Por ejemplo, el
referéndum antiALCA en Brasil en julio de 2002 incluía una coalición de movimientos,
grupos progresistas de la iglesia y partidos de izquierda. Once millones de personas
votaron en el referéndum, convirtiéndolo en un importante acontecimiento,
destacando la oposición activa a las pretensiones coloniales estadounidenses. El
referéndum fue un acontecimiento, la convergencia simultánea de las fuerzas sociales
en un movimiento específico. Un acontecimiento similar pero más amorfo fueron los
"Foros Sociales Mundiales" que se reunieron, aprobaron resoluciones y luego se
disolvieron o volvieron a organizar foros sociales nacionales. Por el contrario, las
organizaciones de cocaleros de Bolivia están en una lucha continua contra la política,
instituciones y agencias del imperialismo estadounidense profundamente implicadas
en la dirección de la política agraria del país y el control de las ramas ejecutivas y
militares del gobierno. Al hablar de antiimperialismo es importante señalar los
movimientos continuados y no simplemente una recitación de los actos
internacionales que han recibido la mayor parte de la publicidad, pero han tenido
menos efecto en el cambio del gobierno imperial que las luchas nacionales
continuadas de los movimientos en curso.
Los movimientos antiimperialistas de América Latina se han desarrollado de modo
desigual. Se pueden identificar tres niveles: a) movimientos continuados a gran escala,
b.) Movimientos que son a gran escala, pero no son continuados en el tiempo, c)
movimientos que son esporádicos y de dimensiones menores. También podemos

709
distinguir entre movimientos que son coherentemente antiimperialistas y aquellos que
combinan el antiimperialismo conciliándolo con imperialismo.

Movimientos Continuados, a Gran Escala


Amarya Sen y otros han argumentado que los regímenes electorales, los que ellos
denominan gobiernos "democráticos", generan mayor equidad, desarrollo y estabilidad
política que las dictaduras. Este argumento es engañoso por varios motivos. Primero,
a pesar de celebrar elecciones, muchas de las decisiones clave socioeconómicas de los
regímenes electorales son tomadas por élites extranjeras y domésticas no elegidas, y
han causado mayores desigualdades, empeoramiento del nivel de vida, y crecimiento
negativo o regresivo.
Los cuatro países donde los movimientos antiimperialistas son más fuertes, son todos
regímenes electoralistas y todos ellos vasallos económicos de EEUU, que han seguido
la política dictada por el imperio durante las dos décadas pasadas.
El régimen permanente electoral más antiguo, Colombia, ha estado bajo ley cuasi
marcial durante el medio siglo pasado y recibe la mayor cantidad de ayuda militar
estadounidense, consejeros y contratación de fuerzas extranjeras mercenarias de
América Latina. Colombia es también el sitio del movimiento de mayor, más combativo
y continuado movimiento antiimperialista de América Latina. Cuenta con dos ejércitos
populares guerrilleros nacionales e importantes movimientos sociales. En Colombia,
los guerrilleros son el componente más importante del movimiento antiimperialista.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) cuentan aproximadamente
con veinte mil combatientes y casi diez mil partidarios activos entre sus milicias
urbanas, comandos y unidades de apoyo rural que cubren la mitad los municipios del
país. El Ejército Nacional de Liberación (ELN) tiene aproximadamente cuatro mil
quinientos combatientes y probablemente otros cinco mil simpatizantes civiles en las
ciudades y en provincias específicas. Los regímenes militar y de escuadrones de la de
muerte paramilitares han diezmado durante años a los movimientos civiles
antiimperialistas legales. Más de doscientos cincuenta líderes sindicales fueron
asesinados entre 2002 y agosto de 2003, con mucho las cifras más altas del mundo.
En contraposición a los movimientos antiimperialistas de otras partes, las FARC-ELN
apuntan al derrocamiento del régimen vasallo y la toma del poder estatal para
terminar con el control imperialista de la economía, ejército y estado. Tienen un vasto
programa multi sectorial que incluye la oposición al ALCA pero se amplía a la
oposición a la propiedad extranjera de los recursos naturales, finanzas, pago de deuda
externa y el estratégico "Plan Colombia" estadounidense.
Si las condiciones socioeconómicas de Colombia son similares a las del resto de
América Latina, ¿qué cuenta para el crecimiento de un movimiento antiimperialista
revolucionario en Colombia y no tanto en el resto de América Latina? Podemos
suponer varios factores. El sumamente represivo sistema político colombiano elimina
físicamente a los críticos políticos del imperialismo, tales como la Unión Patriótica, el
movimiento electoral de los años 1980 que sufrió cinco mil muertes a manos del
régimen y sus aliados paramilitares. Hay una gran tradición de resistencia armada
rural popular contra el control centralizado de un gobierno vinculado a terratenientes
locales y narcotraficantes. Finalmente, la organización del movimiento guerrillero
rural y su mando encabezado por Manuel Marulanda, quien tiene estrechos lazos con
el campesinado, con el sesenta y cinco por ciento de los luchadores guerrilleros que
proceden del campo, ha mantenido su independencia respecto a los reformistas
urbanos y partidos electorales. La presencia desde hace mucho tiempo de fuerzas
contrarrevolucionarias estadounidenses y sus tácticas de desplazamientos de masas
de campesinos, erradicación de lucrativas cosechas de agricultores familiares y la
alianza de EEUU con las fuerzas militares/paramilitares y terratenientes clave han
radicalizado el campo. El "ultra decidido" papel de EEUU, en la estrategia militar e
intervención durante más de cuarenta años, las tradiciones históricas de insurrección
rural vinculadas a líderes rurales y la carencia de espacio democrático han sido los

710
elementos clave para nutrir el movimiento antiimperialista más poderoso de América
Latina.
El segundo movimiento antiimperialista de masas más importante se encuentra en
Bolivia. Otra vez, la vasta y antigua intervención militar, política, y financiera
estadounidense, el apoyo estadounidense a regímenes militares y golpes de estado, la
erradicación de cosechas y el apoyo a los cierres de minas, ha producido una
conciencia antiimperialista profundamente asentada y muy extendida. Desde la
intervención estadounidense en la post revolución nacionalista de 1952, a la
promoción de juntas militares pro-estadounidenses en los años 1960, 1970, y 1980 al
cierre US-FMI de las minas de estaño, la masiva y violenta campaña de erradicación
de coca de los últimos veinte años, la política de EEEU y la entrada en la política
boliviana han tenido un impacto negativo de gran duración y a gran escala sobre los
mineros urbanos, los trabajadores de la fábricas (por las doctrinas de libre comercio) y
los campesinos. El segundo factor es la antigua tradición de revolución y lucha
antiimperialista, desde la revolución de 1952 y la formación de milicias de
trabajadores, a la Asamblea Popular de masas de 1970-1971, a la historia de
repetidas huelgas generales, a los actuales bloqueos masivos de carreteras por grupos
de campesinos militantes, al levantamiento popular rural-urbano de febrero de 2003
contra la política US-FMI, los movimientos Bolivianos populares demuestran una
capacidad para la lucha continuada.
El tercer factor es el liderazgo político y social de masas de los agricultores de coca y
sus disciplinados y democráticos movimientos sociales y sindicatos. El líder popular,
Evo Morales, combina la acción rural directa con la política urbana electoral para
construir un movimiento antiimperialista nacional que una las demandas locales para
acabar con la erradicación de coca dirigida por EEUU a la oposición al ALCA. En
Bolivia, la lucha antiimperialista tiene apoyo popular cimentado en su relación con la
supervivencia familiar y laboral.
En Argentina, Brasil, y Ecuador hay movimientos antiimperialistas a gran escala que
combinan un rechazo consciente al FMI y a la política de desarrollo dictada por el
imperio, con actos de masas en protesta de los pagos de deuda exterior, ALCA, y otras
manifestaciones del poder imperial. Estos movimientos, sin embargo, no están unidos
a un proyecto para llegar al poder político y carecen de un mando político unificado y
organización. No obstante, han mostrado capacidad para expulsar regímenes
apoyados (Argentina y Ecuador) y registrar oposición de masas al ALCA (referéndum
de once millones en Brasil en 2002). En el resto de América Latina hay amplia
oposición al ALCA, a la "política neoliberal" dirigida por el imperio, al Plan Colombia y
más expresamente a iniciativas pro-imperialistas del régimen, como el programa de
privatización de Toledo en Perú, que encendió protestas nacionales de masas.
Además de los movimientos antiimperialistas, hay dos gobiernos opuestos o que son
parcialmente independientes del imperialismo: Cuba y Venezuela. Cuba ha estado en
la vanguardia de la lucha contra el imperialismo desde Sudáfrica a América Latina y
más allá. A diferencia de otros regímenes de izquierdas y nacionalistas del pasado,
como el de Allende en Chile (1973), Goulant en Brasil (1964), y varios otros, el régimen
revolucionario de Cuba ha derrotado satisfactoriamente los esfuerzos estadounidenses
para derrocarlo. A diferencia de otros regímenes ex-izquierdistas y ex-nacionalistas
como los Socialistas de Chile, y los Peronistas de Argentina y el Partido de los
Trabajadores de Brasil, Castro ha rechazado retirarse a la política pro-imperialista.
¿Qué es lo que explica la antigua trayectoria de Cuba como un país antiimperialista
ante el derrocamiento o decadencia de otros regímenes de izquierdas? Básicamente
hay varios factores tanto internos como externos. El régimen cubano es el resultado
de un proceso y liderazgo revolucionarios que destruyeron el viejo aparato estatal y
han construido satisfactoriamente una sofisticada organización de seguridad de la
patria para neutralizar a los terroristas y saboteadores. En segundo lugar, Cuba tiene
unas fuerzas armadas grandes, profesionales, sumamente motivadas y estrechamente
vinculadas a las masas populares, subordinadas al mando revolucionario y capaces de

711
defender Cuba de una invasión frontal de EEUU (En simulacros de 'juegos de guerra'
el Pentágono ha estimado unas bajas estadounidenses de decenas de millares en una
invasión de Cuba por tierra). En tercer lugar, el mando revolucionario cubano original
ha logrado reproducir una nueva generación de cuadros revolucionarios y técnicos,
que asumiendo las riendas del poder, defiendan los beneficios sociales originales de la
revolución. En cuarto lugar, la gran mayoría de trabajadores y campesinos cubanos
están considerablemente mejor que sus colegas de América Latina y disfrutan de los
beneficios de asistencia social que no están a disposición de los exiliados cubanos en
EEUU. En quinto lugar, el mando cubano logró conseguir favorables acuerdos
comerciales, militares y económicos con la URSS y China para resistir los ataques
militares estadounidenses y el embargo económico. Posteriormente el mando cubano
logró reestructurar su economía en el período postsoviético y desarrollar relaciones
comerciales y económicas con Europa, Asia, y América Latina. Más recientemente ha
desarrollado lazos mutuamente beneficiosos con Venezuela, asegurándose fuentes
energéticas estratégicas. Finalmente, la política estadounidense de constante
hostigamiento y amenazas militares ha minado a los grupos de Cuba orientados hacia
una conciliación con el imperialismo. En otras palabras, el anti-imperialismo para
Cuba es tanto una necesidad como un ideal.
Venezuela, bajo el Presidente Chávez presenta un una imagen más ambigua, similar a
la de aquellos antiguos nacionalistas latinoamericanos. Sigue una política exterior
independiente, oponiéndose a guerras imperialistas como la invasión de Irak y
programas de contrainsurgencia como el Plan Colombia, promoviendo la solidaridad y
relaciones fraternales con Cuba, y criticando el ALCA. En política doméstica, sin
embargo, ha seguido una política neoliberal, privatizando firmas públicas, ofreciendo
concesiones petrolíferas a MNC estadounidenses, pagando la deuda exterior y
siguiendo una política monetaria y presupuestaria bastante ortodoxa. La clave de la
política ambigua o contradictoria de Venezuela se encuentra en el proceso por el cual
Chávez alcanzó el poder, las alianzas de clase y los programas que previó para
gobernar el país y su opinión liberal de la estructura política y social del país. Chávez
formó alianzas con una amplia serie de fuerzas sociales y políticas y la mayor parte
incluían un número importante de grupos y personalidades neoliberales y pro
imperialistas, que posteriormente desertaron hacia la oposición a favor del golpe de
estado. A diferencia de Cuba, Chávez no ha organizado un movimiento sociopolítico de
masas coherente que apoye a su régimen. El desahogo del apoyo popular de masas
que lo rehabilitó en el poder tras el intento de golpe de estado fue sobre todo
espontáneo. Sólo tras llevar tres años en el poder está teniendo lugar la organización
de una federación de sindicatos pro-Chávez y se están organizando los vecindarios por
medio de los 'Círculos Bolivarianos'. Chávez todavía depende de mandos militares
"institucionales" y su lealtad personal para defender el régimen. La mayor parte de
estos oficiales no han tomado parte en ninguna experiencia social revolucionaria;
excepto la de oponerse a dos intentos de golpe de estado orquestados por EEUU. En
tercer lugar la ideología de Chávez nunca ha puesto en duda las desigualdades de
clases, y las propiedades y riqueza de las clases superiores. Sus reformas se
construyen en torno a estos obstáculos a la justicia social. Considerando esta
compleja situación, de una economía política de derechas, una administración pública
de lealtad y competencia dudosas y una política exterior de independencia nacional,
los límites del anti-imperialismo de Chávez quedan claros: son políticos no
económicos, tolera una burguesía pro imperialista y CMN estadounidenses en los
sectores estratégicos de la economía y moviliza a los pobres urbanos radicalizados que
son más consecuentemente antiimperialistas en lo concerniente a la propiedad y el
control de la economía doméstica.
Tanto los movimientos antiimperialistas como los estados han creado cantidad de
partidarios políticamente conscientes, que son activados para luchas locales,
nacionales, e internacionales. Todos los movimientos y regímenes exitosos han
desarrollado potentes líderes vinculados de antiguo a la lucha de masas. Aún más

712
importante, los movimientos más grandes y más boyantes han crecido en conflicto
directo con EEUU. En Cuba, Colombia, Bolivia, Venezuela, la fallida intervención
armada o los golpes militares radicalizaron a los partidarios del pueblo. Igualmente
significativo, los movimientos antiimperialistas son fundamentalmente movimientos de
clase, no una multitud amorfa. Las bases de las masas de los guerrilleros en Colombia
son campesinas, los movimientos antiimperialistas urbanos se fundamentan en
asalariados y obreros. En Cuba, la masa de obreros y campesinos y en Venezuela los
urbanos pobres son la base de los MAI. Lo que es asombroso es la ausencia de algún
sector significativo de la burguesía a pesar del hecho de que el control imperial de
mercados, crédito y política estatal han perjudicado a muchos grupos hasta llevarlos a
la bancarrota. Los grupos pivotales de Colombia, Brasil, Argentina, y Perú son los
funcionarios que han sido machacados por las reducciones presupuestarios dictadas
por el imperio. En el caso de Venezuela, Paraguay, y México los empleados del sector
público han estado divididos, sectores importantes que deben sus empleos al
patrocinio político se han unido a sus patronos de partido a favor del imperialismo.
La base de clase popular de los movimientos antiimperialistas ha influido en las
tácticas de acción directa de los movimientos y asimismo se han involucrado debido al
empleo de tales tácticas.
Tácticas y Estrategias de los MAI
Los MAI, su crecimiento y extensión a todas partes del mundo son en parte resultado
del éxito de la política de acción directa que, a su vez, es respuesta a los fracasos y
traiciones de los partidos electorales de ex-izquierda. Para entender la política de
"acción directa" de los MAI, es importante contextualizarla. Destacan dos factores: la
agresividad creciente del imperialismo estadounidense y europeo, tanto en su
vertiente económica como en la militar, y la colaboración activa de los partidos
tradicionales Socialdemócratas y ex-Comunistas y los sindicatos, con los regímenes
implicados en las conquistas imperiales. En la variante estadounidense, es la
ausencia de una alternativa electoral o sindical significativa, al imperialismo, lo que
obliga a la oposición callejera.
Los actos de los MAI en EEUU y Europa difieren considerablemente de los que ocurren
en América Latina, aún cuando existen puntos de semejanza y convergencia de
activistas. En EEUU y Europa, la táctica principal y el enfoque de la organización son
los Grandes Acontecimientos como Seattle, Génova, Davos, y Barcelona, donde un
número enorme de ONG, sindicatos, y grupos antiglobalización convergen para
protestar contra las reuniones de los poderes imperiales, tales como la OMC y el G-7.
Estos eventos sirven para mostrar el alcance y profundidad de la oposición popular a
la política imperialista, para educar al "público pasivo" y quizás para forzar a los
gobernantes imperiales, en particular en Europa, a volverse más circunspectos en su
apoyo a los proyectos estadounidenses para la conquista mundial. Estas
movilizaciones también sirven a los MAI como lugar de encuentro para intercambiar
ideas, coordinar futuras actividades y crear redes de solidaridad en caso de represión,
particularmente en América Latina.
En América Latina el objetivo principal de los MAI está en la lucha día a día contra el
imperialismo; las movilizaciones contra las constantemente recurrentes
privatizaciones, y la serie infinita de SAP y programas de austeridad del FMI y
exigencias de pagos de la deuda, la profunda penetración de operaciones militares
estadounidenses en programas de contrainsurgencia y de erradicación de cosechas e
intentos de golpes de estado orquestados por EEUU. Aunque estas confrontaciones
reciben mucha menos publicidad que los Grandes Acontecimientos de los países del
Norte, involucran a más trabajadores y campesinos y han obtenido resultados
concretos en el bloqueo de la privatización, en la lucha sostenida y en la educación de
la población local. Los Grandes Acontecimientos, como el Foro Social Mundial y sus
derivados nacionales e incluso municipales, realmente ocurren en América Latina.
Sirven a una función educativa, pero tienen más de impacto simbólico o inspirador

713
para los participantes que de impacto directo sobre las conquistas imperiales. De
hecho, con el tiempo el FSM ha pasado de ser un crítico del imperialismo a una
empresa mucho más ambigua, sobre todo debido a que uno de sus patrocinadores
clave, el Partido de Trabajadores de Brasil, se ha convertido en un partido pro
imperialista.
Hay diferencias más profundas entre la táctica de los movimientos de Grandes
Acontecimientos en el Norte y las luchas sostenidas populares de América Latina.
Programáticamente los movimientos del Norte son una mezcla de reformadores
progresistas del imperialismo, radicales anticapitalistas y sindicalistas proteccionistas
chovinistas, que lo hacen difícil de concretar para activistas en curso. Además los
Grandes Acontecimientos, aparte de barricadas dispersas por la calle, algunas
ventanas rotas y contenedores de basura quemados, tienen poco impacto sostenido
sobre las estructuras políticas o las actividades económicas diarias de los poderes
imperiales, incluso en el mismo país en el que tienen lugar los acontecimientos.
Por el contrario en América Latina, los movimientos MAI han paralizado la actividad
nacional de transporte y económica con el mantenimiento de bloqueos populares de
calles, toma de edificios públicos y huelgas generales contra la privatización. Estas
acciones han tenido impacto para forzar a los regímenes a retirar decretos de
privatización, limitó los programas de erradicación estadounidenses, contrarrestó la
intervención militar estadounidense y derrotó golpes militares orquestados por
Estados Unidos. En una palabra, las tácticas de los MAI latinoamericanos son mucho
más políticas que meramente sociales, más anticapitalistas que reformistas, más
centradas en el poder que en protestas simbólicas y sirven de experiencia educativa a
los líderes políticos por la praxis más que por conferencias públicas de prohombres de
ultramar.
La disyunción profunda entre la lucha antiimperialista de las FARC, los cocaleros, las
masas venezolanas y los movimientos del Norte es evidente en la abundante
publicidad de los medios de comunicación y la solidaridad que reciben estos últimos y
la atención y solidaridad mínimas de los anteriores. Cuando sesenta activistas
antiimperialistas bolivianos fueron asesinados entre enero y febrero de 2003 apenas
hubo protesta por parte de las ONG del Norte, sindicatos o intelectuales progresistas;
cuando un activista italiano fue asesinado en Génova, hubo protesta mundial,
petición de investigación parlamentaria, y se convirtió en un punto de referencia para
el movimiento del Norte. En una palabra, el movimiento antiimperialista a pesar de
sus pretensiones de ser "internacionalista" todavía refleja diferencias profundas en el
grado de solidaridad recíproca.
Las diferencias tácticas se reflejan en los objetivos estratégicos contrapuestos de los
MAI del Norte y de América Latina. La mayor parte del movimiento del norte (en
especial las ONG) son profundamente reformistas, atacan el "capital especulativo", los
preparativos de guerra, los excesos de las CMN, piden la tasa Tobin y códigos de
conducta para las CMN, y apoyan las resoluciones de la ONU contra las guerras. En
América Latina los MAI luchan para transformar el sistema capitalista, sustituir a los
que detentan el poder y expresan solidaridad hacia la gente colonizada del Tercer
Mundo.
Más expresivamente, existen profundas diferencias políticas entre los intelectuales del
Norte y los Latinoamericanos en relación con la intervención imperialista y la
solidaridad con Cuba. Los intelectuales estadounidenses y europeos "Progresistas"
condenaron la detención por parte Cuba de agentes financiados por EEUU que se
hacen pasar por disidentes y la aplicación de la pena capital a los terroristas que
piratearon un buque cubano y amenazaron las vidas de sus pasajeros. En
Latinoamérica la gran mayoría de intelectuales y movimientos antiimperialistas
declararon su solidaridad con Cuba, reconociendo la financiación y el control
estadounidense de los "disidentes".
Las ambigüedades e inconsistencias de los intelectuales del Norte y ONG
antiimperialistas se explican en parte por los poderosos medios de comunicación,

714
compañeros, y presión gubernamental, que etiquetan a los antiimperialistas
latinoamericanos como "terroristas", "autoritarios", "y narcotraficantes". Los
intelectuales progresistas del Norte atenúan sus críticas al imperialismo con la
condena de los antiimperialistas latinoamericanos que no encajan en su modelo
preconcebido de oposición. Esta política de hacer equivalencias morales alcanza su
punto más bajo en la guerra colonial de EEUU contra Irak, donde los principales
críticos intelectuales a la guerra estadounidense, rehusaron apoyar la resistencia
anticolonial iraquí durante la invasión o incluso durante el período post Saddam
Hussein.
A pesar de mucha retórica internacionalista y de solidaridad, la oposición del Norte
(en particular en EEUU) tiene un oscuro registro: muchos sectores apoyaron la
invasión de estadounidense de Yugoslavia y Afganistán, muchos criticaron la invasión
estadounidense de Irak, pero condenaron igualmente la resistencia iraquí; la mayor
parte critican el ALCA, al tiempo que también critican a los principales regímenes de
América Latina que se oponen al mismo, a saber Cuba y Venezuela
En América Latina casi todos los principales movimientos MAI y líderes e intelectuales
principales apoyan la revolución cubana y expresan públicamente su solidaridad en la
mayor parte de las movilizaciones de masas contra los golpes de estado organizados
por el imperialismo, ALCA y otros actos de conquista imperial. Tras las diferentes
actitudes hacia Cuba existe una diferencia estratégica más profunda - los
movimientos e intelectuales de EEUU están todavía mayormente atados a las
instituciones pro imperiales de la sociedad civil (el Partido Demócrata "de izquierda",
la pro imperial AFL-CIO, la confederación de sindicatos partidarios del golpe de
estado) y siempre se han echado atrás en el apoyo de los logros revolucionarios
sociales de América Latina. La carencia de una visión común muestra los límites de
cualquier alianza estratégica entre los MAI estadounidenses y los latinoamericanos.

Conclusión
La mayor parte de los MAI estadounidenses están formados por profesionales de la
clase media, estudiantes y ONG afiliadas. La gran mayoría de los MAI de América
Latina lo están por trabajadores, pobres urbanos, campesinos, funcionarios y
estudiantes de clase media baja de provincias. Los movimientos estadounidenses
están muy vinculados a los movimientos ecologistas, sindicatos proteccionistas y
movimientos ciudadanos pacifistas y progresistas. En EEUU, el imperialismo es visto
negativamente debido a sus efectos sobre el medio ambiente, libertades cívicas,
pérdida de empleos y sus inmorales intervenciones extranjeras y sus engaños así
como su degradación de la política democrática en Estados Unidos. En América Latina
los MAI está basados en los impactos negativos directos sobre nivel de vida, empleos,
producción agrícola y control de la política económica. Los lazos entre imperialismo y
estados represivos y organizaciones paramilitares son un importante punto de
confrontación. El resultado es un conocimiento antiimperialista mucho más profundo
y más comprensivo que pervade las "divisiones sectoriales" de los MAI
estadounidenses y europeos. El punto teórico es que las relaciones de clase y
posiciones diferentes en la estructura de clases en Europa, EEUU y América Latina
tienen un impacto directo sobre la aparición de los diferentes niveles de conocimiento
antiimperialista. El desigual impacto de la política imperialista, su impacto directo
sobre las vidas de los Latino Americanos y los efectos indirectos en EEUU y Europa
han causado un desarrollo desigual de la acción militante, su alcance y
mantenimiento. Los MAI religiosos y seculares del Tercer Mundo coinciden en su
oposición al dominio estadounidense, pero difieren en sus objetivos estratégicos, en
particular en el Oriente Medio.
La aparición de MAI a escala mundial, a pesar de sus fluctuaciones en EEUU y
Europa y su represión en Oriente Medio y América Latina muestran las
vulnerabilidades del imperialismo estadounidense y europeo. La transformación de la

715
OTAN en un ejército de ocupación colonial y el rápido desarrollo de fuerzas armadas
imperiales es en gran parte una respuesta a la nueva resistencia antiimperialista así
como un impulso para imponer el dominio colonial.
Las configuraciones de clase del los nuevos MAI, su relevante carácter popular, y su
relación con la resistencia contra el dominio colonial manifiesto (sea en Afganistán,
Irak, o a través del ALCA en América Latina) asegura que no es probable que la lucha
sea traicionada por la deserción de nacionalistas burgueses. En otras palabras las
fuerzas de clase involucradas son las que probablemente se verían más perjudicadas
por el abandono de la lucha antiimperialista. Hay encajados en los movimientos
intereses de clase esenciales que proveen la base para las luchas sostenidas. La
vulnerabilidad del imperialismo queda claramente evidente en una serie de derrotas
tácticas; la inversión del golpe venezolano de abril de 2002; el reagrupación y aumento
de actividad de la resistencia anticolonial en Afganistán; la resistencia guerrillera
anticolonial de Irak; el fracaso del Plan Colombia para derrotar a las FARC, ELN, y
movimientos cívicos; la creciente resistencia continental al ALCA. El gobierno imperial
está basado en las relaciones de clase y a medida que crece la resistencia en el Tercer
Mundo y crecen los costes humanos y gastos económicos de EEUU y Europa, se
comienzan a generar conflictos políticos y sociales en el seno de y entre los poderes
imperiales de EEUU y Europa y en un futuro no lejano podrían causar un desafío
unificado al poder imperial.

716
29 septiembre 2003

La fundación FORD y la CIA


Un caso documentado de colaboración
filantrópica con la policía secreta

En la actualidad, como en los años 50 y 60, la Fundación Ford financia selectivamente


a grupos antiizquierdistas de derechos humanos que se concentran en el ataque
contra las violaciones de los derechos humanos cometidas por los adversarios de
EE.UU. y se distancian de las organizaciones de derechos humanos antiimperialistas y
sus dirigentes.

James Petras| Estados Unidos

Introducción
La CIA utiliza fundaciones filantrópicas como el conducto más efectivo para canalizar
grandes sumas de dinero a proyectos de la Agencia sin alertar a los destinatarios
sobre su origen. Desde principios de los años 50 al presente, la intrusión de la CIA en
el campo de las fundaciones fue y es inmensa. Una investigación del Congreso de
EE.UU. en 1976, reveló que cerca de un 50% de las 700 subvenciones otorgadas en el
campo de las actividades internacionales por las principales fundaciones fue
financiado por la CIA (Saunders, pp. 134-135). La CIA considera a fundaciones como
Ford "la mejor y más plausible forma de cobertura para financiamientos (Saunders
135).1
<http://www.eurosur.org/rebelion/petras/ciaford.htm#sdfootnote1sym#sdfootnote1s
ym> La colaboración de fundaciones respetables y prestigiosas, según un antiguo
agente de la CIA, permitió que la Agencia financiara una "variedad aparentemente
ilimitada de programas de acción clandestina que afectan a grupos juveniles,
sindicatos, universidades, editoriales y otras instituciones privadas." (p. 135). Estas
últimas incluyeron a grupos de "derechos humanos" desde comienzos de los años 50
al presente. Una de las "fundaciones privadas" más importantes que han colaborado
con la CIA durante un período prolongado en proyectos significativos en la Guerra Fría
cultural es la Fundación Ford.
Este ensayo demostrará que la conexión entre la Fundación Ford y la CIA fue un
esfuerzo conjunto, deliberado y consciente, por fortalecer la hegemonía cultural
imperial de EE.UU. y debilitar la influencia política y cultural de la izquierda.
Procederemos considerando los lazos históricos entre la Fundación Ford y la CIA
durante la Guerra Fría, examinando los presidentes de la Fundación, sus proyectos
conjuntos, así como sus esfuerzos comunes en varias áreas culturales.

Antecedentes: La Fundación Ford y la CIA


A fines de los años 50, la Fundación Ford poseía activos de más de 3 mil millones de
dólares. Los dirigentes de la Fundación estaban completamente de acuerdo con la
proyección del poder mundial en Washington posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Un destacado erudito de ese período escribe: "A veces parecía como si la Fundación
Ford fuera simplemente una extensión del gobierno en el área de la propaganda
cultural internacional. La fundación tenía un historial de participación íntima en
acciones clandestinas en Europa, trabajando en estrecha relación con el Plan

717
Marshall y los funcionarios de la CIA en proyectos específicos." (Saunders, p. 139).
Esto es gráficamente ilustrado por el nombramiento de Richard Bissell como
presidente de la Fundación en 1952. En sus dos años en el cargo, Bissell se reunió a
menudo con el jefe de la CIA, Allen Dulles, y otros funcionarios de la CIA, en una
"búsqueda común" de nuevas ideas. En enero de 1954, Bissell dejó la Ford para
convertirse en asistente especial de Allen Dulles (Saunders, p. 139). Bajo Bissell, la
Fundación Ford (FF) fue la "vanguardia del pensamiento de la Guerra Fría". Uno de los
primeros proyectos de la Guerra Fría de la FF fue el establecimiento de una editorial,
Inter-cultural Publications, y la publicación de una revista en Europa: Perspectives,
en cuatro idiomas. El propósito de la FF, según Bissell no era "tanto derrotar a los
intelectuales izquierdistas en el combate dialéctico (sic) como atraerlos, alejándolos de
sus posiciones" (Saunders p. 140). El consejo de dirección de la editorial estaba
totalmente dominado por partidarios de la Guerra Fría. Ante la potente cultura
izquierdista en Europa en el período de la posguerra, Perspectives no logró atraer
lectores y quebró. Otra revista Der Monat financiada por el Fondo Confidencial de los
militares de EE.UU. y dirigida por Melvin Lasky fue adquirida por la FF, para darle un
aspecto independiente. (Saunders p. 140). En 1954, el nuevo presidente de la FF fue
John McCloy. Era la personificación del poder imperial. Antes de llegar a ser
presidente de la FF, había sido subsecretario de Guerra, presidente del Banco
Mundial, Alto Comisionado de Alemania ocupada, presidente del Chase Manhattan
Bank de Rockefeller, abogado en Wall Street de las siete grandes compañías petroleras
y director de numerosas corporaciones. Como Alto Comisionado en Alemania, McCloy
había provisto coberturas para muchos agentes de la CIA (Saunders p. 141). McCloy
integró a la FF a las operaciones de la CIA. Creó una unidad administrativa dentro de
la FF específicamente para tratar con la CIA. McCloy dirigió un comité consultivo de
tres personas con la CIA para facilitar el uso de la FF como cobertura y canalización
de fondos. Con esos lazos estructurales, la FF era una de esas organizaciones que la
CIA podía movilizar para la guerra política contra la izquierda antiimperialista y pro
comunista. Numerosos "frentes" de la CIA recibieron importantes subsidios de la FF.
Muchas organizaciones culturales, grupos de derechos humanos, artistas e
intelectuales, supuestamente independientes, auspiciados por la CIA, recibieron
subsidios de la CIA y la FF. Una de las donaciones más grandes de la FF fue al
Congreso por la Libertad de la Cultura organizado por la CIA, que recibió 7 millones de
dólares a principios de los años 60. Numerosos agentes de la CIA consiguieron empleo
en la FF y continuaron la estrecha colaboración con la Agencia (Saunders p.143).
Desde su origen mismo hubo una estrecha relación estructural y un intercambio de
personal a los niveles más altos entre la CIA y la FF. Este lazo estructural estaba
basado en los intereses imperiales comunes que compartían. El resultado de esa
cooperación fue la proliferación de una cantidad de revistas y el acceso a los medios
de comunicación de masas que los intelectuales pro-EE.UU. utilizaron para lanzar
polémicas vituperantes contra los marxistas y otros antiimperialistas. El
financiamiento de la FF para esas organizaciones e intelectuales antimarxistas
suministraba cobertura legal para sus afirmaciones de que eran "independientes" de
los fondos gubernamentales (CIA).
El financiamiento de frentes culturales de la CIA por la FF era importante para
reclutar a intelectuales no comunistas a los que alentaba a que atacaran a la
izquierda marxista y comunista. Muchos de estos izquierdistas no-comunistas
pretendieron más adelante que fueron "engañados," que si hubieran sabido que la FF
era una fachada de la CIA, no le hubieran prestado su nombre y su prestigio. Sin
embargo, esta desilusión de la izquierda anticomunista, no tuvo lugar hasta después
de que las revelaciones sobre la colaboración entre la FF y la CIA fueron publicadas en
la prensa.
¿Eran de verdad tan ingenuos esos socialdemócratas anticomunistas como para creer
que todos esos Congresos en mansiones de lujo y en hoteles de cinco estrellas en el
lago Como, en París y en Roma, todas esas costosas exposiciones de arte y esas

718
brillantes revistas eran simples actos voluntarios de filantropía? Tal vez. Pero hasta
los más ingenuos deben haberse dado cuenta de que en todos los congresos y revistas
el objetivo de la crítica era el "imperialismo soviético" y la "tiranía comunista" y los
"apologistas izquierdistas de la dictadura": ‹a pesar de que era un secreto a voces que
EE.UU. intervino para derrocar el gobierno democrático de Arbenz en Guatemala y el
régimen de Mossadegh en Irán y que los derechos humanos eran masivamente
violados por las dictaduras respaldadas por EE.UU. en Cuba, la República
Dominicana, Nicaragua y en otras partes. La "indignación" y las afirmaciones de
"inocencia" de muchos intelectuales de izquierda anticomunistas después de que se
reveló que fueron miembros de los frentes culturales de la CIA, deben ser tomadas con
una buena dosis de cínico escepticismo. Un prominente periodista, Andrew Kopkind,
escribió sobre un profundo sentido de desilusión con los frentes culturales financiados
por las fundaciones privadas y la CIA. Señaló que: "La distancia entre la retórica de la
sociedad abierta y la realidad del control fue mayor de lo que alguien se hubiera
podido imaginar. Todo el que viajó al extranjero para una organización estadounidense
era, de una u otra manera, testigo de la teoría de que el mundo estaba dividido entre
el comunismo y la democracia y que todo lo demás constituía una traición. La ilusión
del disenso fue mantenida: la CIA apoyaba a socialistas partidarios de la guerra fría, a
fascistas partidarios de la guerra fría, a negros y blancos partidarios de la guerra fría.
La amplitud y la flexibilidad de las operaciones de la CIA fueron sus principales
ventajas. Pero era una farsa de pluralismo y era extremadamente corruptor."
(Saunders, pp. 408-409).
Cuando un periodista estadounidense, Dwight Macdonald, que era redactor de
Encounter (una influyente revista cultural financiada por la FF y la CIA) envió un
artículo criticando la política cultural y política de EE.UU. el que fue rechazado por los
editores, en estrecha relación con la CIA (Saunders pp. 314-321). En el campo de la
pintura y el teatro, la CIA trabajó con la FF para promover el expresionismo abstracto
contra cualquier expresión artística con contenido social, suministrando fondos y
contactos para exposiciones altamente publicitadas en Europa y que recibieron
reseñas favorables de periodistas "auspiciados". El directorio entrelazado entre la CIA,
la Fundación Ford y el Museo de Arte Moderno de Nueva York, llevó a una generosa
promoción del arte "individualista," alejado de la gente ‹y a un maligno ataque contra
los pintores, escritores y dramaturgos europeos que trabajaban desde una perspectiva
realista. "El expresionismo abstracto," sea cual fuere la intención del artista, se
convirtió en un arma en la Guerra Fría (Saunders, p. 263).
La historia de colaboración y nepotismo entre la CIA y la Fundación Ford en su
promoción de la hegemonía mundial de EE.UU. es ahora un hecho bien documentado.
Queda por ver si esa relación continúa en el nuevo milenio después de las
revelaciones de los años 60. La FF ha hecho algunos cambios superficiales. Es más
flexible en el suministro de pequeños subsidios a grupos de derechos humanos y a
investigadores académicos que a veces discrepan con la política de EE.UU. No es
probable que recluten agentes de la CIA para que dirijan la organización. Lo que es
más importante, es probable que cooperaran más abiertamente con el gobierno de
EE.UU. en sus proyectos culturales y educacionales, particularmente con la Agencia
de Desarrollo Internacional.
La FF ha refinado de cierta manera su estilo de colaboración con el intento de
Washington de lograr la dominación cultural mundial. Como el FMI, la FF impone
condiciones como ser la "profesionalización" del personal académico y la "mejora de los
estándares". En la realidad, esto se traduce en la promoción del trabajo científico
social basado en las suposiciones, valores y orientaciones del imperio de EE.UU.;
tener profesionales desligados de la lucha de clases y relacionados con los académicos
y funcionarios pro imperiales de EE.UU., partidarios del modelo neoliberal.

719
En la actualidad, como en los años 50 y 60, la Fundación Ford financia selectivamente
a grupos antiizquierdistas de derechos humanos que se concentran en el ataque
contra las violaciones de los derechos humanos cometidas por los adversarios de
EE.UU. y se distancian de las organizaciones de derechos humanos antiimperialistas y
sus dirigentes. La FF ha desarrollado una estrategia sofisticada de financiamiento de
grupos de derechos humanos (GDH) que llaman a Washington a cambiar su política,
mientras denuncian a los adversarios de EE.UU. por sus violaciones "sistemáticas." La
FF apoya a GDH que igualan el terror estatal masivo de EE.UU. con los excesos
individuales de sus adversarios antiimperialistas. La FF financia a DGS que no
participan en las acciones de masas contra la globalización y contra el neoliberalismo
y que defienden a la Fundación Ford como "organización no-gubernamental" legítima y
generosa.
La historia y la experiencia contemporánea nos dicen algo diferente. En
circunstancias en las que un financiamiento de actividades culturales por Washington
se hace sospechoso, la FF llena una función muy importante en la proyección de las
políticas culturales de EE.UU. como una organización aparentemente "privada,"
filantrópica y no política. Los lazos entre los principales funcionarios de la FF y del
gobierno de EE.UU. son explícitos y continuos. Una revisión de los proyectos
recientemente financiados por la FF revela que nunca ha financiado un proyecto de
importancia que contravenga la política de EE.UU.
Presenciamos una importante ofensiva político-militar de EE.UU. Washington ha
presentado la alternativa como "terrorismo o democracia," igual como durante la
Guerra Fría cuando se trataba de "Comunismo o democracia." En ambos casos, el
imperio reclutó y financió "organizaciones, intelectuales y periodistas de fachada, para
atacar a sus adversarios antiimperialistas y neutralizar a sus críticos democráticos. La
Fundación Ford está bien ubicada para volver a jugar su papel para contribuir una
cobertura para la Nueva Guerra Fría Cultural.
1 Frances Stonor Saunders "La Guerra Fría Cultural". La CIA en el mundo de las artes
y las letras. (The New Press: Nueva York 2000). Este libro es el estudio definitivo sobre
el papel de la CIA en la organización de frentes culturales y la colaboración con
fundaciones filantrópicas. Se basa en entrevistas exclusivas y documentos
recientemente desclasificados. Este ensayo se inspira en ese estudio.

Las masacres encubiertas de la CIA


William Blum, autor del compendio más extenso sobre las actividades encubiertas de
la CIA en el Tercer Mundo, afirma en su libro Killing Hope que la aparición de los
primeros escuadrones de la muerte se registró en Brasil tras el golpe de Estado contra
el Presidente Joao Goulart, en 1964. Como en el caso de Arbenz, el brasileño toleraba
a los comunistas y había adoptado una política exterior independiente, absteniéndose
a votar en contra de las sanciones que ordenó EU contra el régimen de Fidel Castro.
El entonces embajador estadunidense en Brasil, Lincoln Gordon, y el agregado militar,
coronel Vernon Walters, figura nefasta en la historia de América Latina durante casi
cuarenta años, informaron al Departamento de Estado que Goulart "estaba a punto de
asestar una desesperada acometida para instaurar un poder totalitario". Una semana
después, los militares brasileños, con el general Humberto de Alencar Castelo Branco,
depusieron al gobierno legítimamente instaurado, culminando así la conspiración
dirigida desde la embajada de EU en ese país.
Enseguida, los militares instalaron una de las más brutales dictaduras en América del
Sur, que se prolongó durante dos décadas.
Detrás de la campaña contra Goulart estaban el secretario de la Defensa, Robert
McNamara, y el procurador general Robert Kennedy, que durante una reunión previa
con el Presidente brasileño le manifestó su "preocupación" por permitir que
"comunistas" tuvieran cargos en agencias gubernamentales. Según Phillip Agee, que
desertó de la CIA en 1969 y denunció las atrocidades de la Agencia en su libro Dentro

720
de la Compañía, EU invirtió entre 12 y 20 millones de dólares para esta operación.
Pero además de las "contribuciones" de la CIA para desestabilizar y deponer al
gobierno de Goulart, millones de dólares adicionales se canalizaron a través de la
Agencia para el Desarrollo Internacional (AID), para financiar campañas electorales de
candidatos afines a EU, como lo hace en la actualidad por medio del Fondo Nacional
para la Democracia, y sumas adicionales se destinaron a la creación y entrenamiento
de escuadrones de la muerte "para atormentar" a los izquierdistas, indica Blum.
Durante los primeros días después del golpe, varios miles de brasileños fueron
arrestados, comunistas y sospechosos de serlo por igual y los graduados del programa
del AIFLD (Instituto Americano para el Desarrolo del Libre Trabajo), designados por el
nuevo gobierno para purgatra los sindicatos. Luego, Castelo Branco instauró un
programa que llamó "Rehabilitación Moral de Brasil', que no fue otra cosa que una
campaña de represión encomendada a policías y militares entrenados por la CIA.
Así nacieron los escuadrones de la muerte al servicio de las dictaduras en América
Latina. Su labor encubierta consistía en "desaparecer" a cualquiera que representara
un peligro real o imaginario para los regímenes de derecha instaurados y apoyados
por Washington. "Tras la exitosa experiencia en Brasil, la Oficina Pública de Seguridad
de EU (OPS), la CIA y la AID proporcionaron asistencia técnica, equipo y programas de
adoctrinamiento para apoyar los horrores que se cometieron en países como Uruguay
y Guatemala, y en el caso de Brasil se designó a Dan Mitrione para establecer una
`fuerza policiaca' que para 1969 contaba con cien mil policías altamente entrenados y
523 elementos `especializados' que recibieron instrucción en EU", relata Blum.
En febrero pasado, la administración Clinton desclasificó documentación relacionada
con tres décadas del intervencionismo estadunidense encubierto en Guatemala, donde
durante ese lapso se calcula fueron asesinados más de 200 mil indígenas mayas a
manos de escuadrones de la muerte.
En su libro La Guardia Pretoriana, el ex agente de la CIA, John Stockwell, señala que
nada ilustra mejor el poder de "racionalizar el cinismo" que el llamado Programa de
Seguridad Pública, que llevó a cabo el AID, mediante el cual "entrenó y organizó a
oficiales policiacos y paramilitares de todo el mundo, en técnicas de control de
población, represión y tortura".
Y agrega que para lograr sus fines, Estados Unidos abrió escuelas en su territorio, en
Asia y Panamá, a las que asistieron cientos de miles de "estudiantes" que eran
entrenados incluso por ex oficiales del Tercer Reich de Hitler. "Se utilizaban películas
y material didáctico de diversas técnicas de tortura y eventualmente los estudiantes
tenían que practicar. Entonces Mitrione ordenaba secuestrar limosneros de las calles,
que se usaban como conejillos de Indias. Cuando se colapsaban, un médico les
inyectaba vitaminas y tras dejarlos en un periodo de recuperación volvían a ser parte
de una nueva sesión. Los que morían eran descuartizados y tirados en la calle para
despertar el miedo entre la población", asegura Stockwell.
Anteriormente, en investigaciones congresionales efectuadas a finales de la década de
los ochenta, a propósito del escándalo Irán-contras, salieron a la luz pública los
excesos cometidos por los servicios de inteligencia de EU y la Mossad de Israel en
América Central, particularmente en El Salvador, donde grupos paramilitares
armados y entrenados por la CIA cobraron cientos de miles de víctimas, entre ellas
monseñor Oscar Romero, asesinado por Roberto D'Abuisson, que durante años se
encargó de "desaparecer" a los opositores del régimen proestadunidense.
Sin embargo, la exposición pública más amplia de las actividades clandestinas de la
CIA desde los años cincuenta ocurrió en 1975, durante las audiencias que llevó a cabo
un comité especial que encabezó el senador Frank Church. Por primera vez en la
historia el mundo conoció cómo y dónde se habían efectuado operaciones encubiertas,
más de 900 en ese entonces, destacando las perpetradas contra Cuba, Chile y
Vietnam, y otras en Siria, Indonesia, Guyana Británica, Italia, Cambodia, Laos, Haití,
Algeria, Ecuador, Congo, Perú, República Dominicana, Ghana, Uruguay, Grecia,
Bolivia, Costa Rica e Irak.

721
invasiones del imperio gringo con la guerra sucia de la CIA
Simultáneamente, en 1954 la CIA orquestó un golpe de Estado mucho más audaz y
cerca de sus fronteras. Tres años antes, Jacobo Arbenz había sido elegido Presidente
de Guatemala, una nación empobrecida, donde 2 por ciento de la población era dueña
de 70 por ciento de la tierra y donde el único patrón que explotaba a la fuerza de
trabajo era la United Fruit Company. La United Fruit Company es de las mismas
familias dueñas de la Universidad de Yale, del Bak of Boston y de la CIA.
Decidido a sacar a Guatemala -la original "banana republic"- de la miseria y la
injusticia, el nuevo Mandatario decretó una serie de reformas para restituir los
derechos sindicales y la repartición de tierras, políticas que naturalmente disgustaron
a la United Fruit, que apeló a sus poderosos contactos en Washington.
Aunque no designó a ningún comunista para ocupar un puesto en su gabinete,
Jacobo Arbenz los toleraba y cooperaba con ellos. Esto fue inadmisible para
Washington, que decidió que el Presidente guatemalteco no sólo era una amenaza
para los intereses económicos de EU, sino que había convertido al país en un pie de
playa para los comunistas en las Américas.
En marzo de 1953, la CIA apoyó a la derecha guatemalteca con armas y dinero para
organizar una revuelta que finalmente fracasó. Sin embargo, el Presidente Eisenhower
ya había decidido que "Arbenz tenía que irse" y fue entonces cuando el director de la
CIA, Allen Dulles, encargó la misión al subdirector de Planeación, Frank Wisner.
Con una inversión de 20 millones de dólares, Wisner diseñó un golpe de Estado que
debía ser presentado ante el mundo como una revuelta interna de militares y exiliados
guatemaltecos y eligió al coronel Carlos Castillo Armas como figura central de la
operación. Mercenarios estadunidenses, sudamericanos y guatemaltecos fueron
entrenados en bases en Nicaragua y con el apoyo del jefe de la dinastía Somoza, el
viejo Tacho, la CIA dispuso una impresionante flota de guerra aérea en el aeropuerto
de Managua y estaciones radiotransmisoras en la frontera con Honduras.

En mayo de 1954 la CIA se enteró del envío de un cargamento de armas de


Checoslovaquia a Guatemala y ese fue el pretexto para iniciar una campaña
continental, magnificando los vínculos de Arbenz con el comunismo internacional, una
técnica muy similar a la que utilizó Ronald Reagan dos décadas más tarde para
justificar la guerra contra los sandinistas en Nicaragua.
Un mes después los efectos de la propaganda de la CIA fructificaron y los altos
mandos militares guatemaltecos desertaron al campo enemigo. El 18 de junio, Castillo
Armas y su ejército cruzó la frontera desde Honduras y aviones de guerra P-47 de EU
bombardearon el puerto de San José en la costa del Pacífico, así como la ciudad
capital. A nueve días de la invasión, Arbenz se rindió.

Tras la firma de un pacto entre la Junta Militar y Castillo Armas, éste asumió el poder
de lo que sería un largo reino de terror para el pueblo guatemalteco. Las reformas
fueron revertidas y la tierra arrebatada a los campesinos y devuelta a la United Fruit.
En Washington, el secretario de Estado, Foster Dulles, aseveró que la lucha en
Guatemala había expuesto "los propósitos malignos del Kremlin para encontrar dónde
hacer nidos en las Américas" y agregó que con el coronel Castillo Armas a la cabeza,
"los patriotas se levantaron para retar al liderazgo comunista y cambiarlo".
Bajo el punto de vista de la CIA, de que "un buen golpe de Estado merece otro", en
noviembre de 1960, cinco días después del triunfo electoral de John F. Kennedy, la
Agencia intervino secretamente para aplastar una revuelta militar contra el Presidente
Miguel Ydígoras.

El movimiento golpista, de carácter nacionalista más que ideológico, era un reflejo del
descontento al interior de las fuerzas armadas ante la corrupción y el saqueo ilimitado
de los recursos de su país por un poder extranjero. Para 1960 su paciencia llegó al

722
límite cuando Ydígoras permitió a la CIA instalar bases de entrenamiento en territorio
guatemalteco, en preparación para una próxima invasión a Cuba, para derrocar al
naciente régimen revolucionario de Fidel Castro.
En pocos días, la Fuerza Aérea guatemalteca "por sí misma" conjuró el atentado
golpista y Eisenhower ordenó a unidades aéreas y navales estadunidenses patrullar el
Caribe y "disparar si era necesario" para evitar cualquier invasión "encabezada por
comunistas" a Guatemala y Nicaragua. Sin embargo, años después se revelaría que
pilotos del exilio cubano y estadunidenses fueron quienes bombardearon los cuarteles
de los oficiales golpistas para conjurar la insurrección.

Los éxitos de la CIA en sus dos primeras misiones en el Tercer Mundo, en Irán y
Guatemala, donde instauró dictaduras afines a los intereses nacionales de EU, fueron
factores decisivos para que Washington optara en los siguientes 40 años por las
operaciones clandestinas, antes que una guerra abierta, para cambiar el destino de
las naciones en América Latina. Gracias a la asistencia económica y militar de la
Agencia, Haití, Nicaragua, Brasil, Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay, Panamá y
Honduras, entre otros, padecieron el peso del terror y la miseria a manos de
dictadores de derecha, una especie en extinción a partir de la desaparición de la ex
URSS.

Fuentes: http://www.nuevaopinion.com/Reportaje/Cia_Kgb/cia_kgb.htm

723
3 de octubre de 2003

Brasil y el ALCA

James Petras
Traducido para Rebelión por Marina Trillo

La mejor manera de entender la posición de Brasil respecto al ALCA es empezar


examinando a los políticos clave que están implicados en la elaboración de la política
económica exterior. El presidente del Banco Central es Henrique Meirelles, anterior
presidente del Fleet Boston Global Bank, un neo-liberal ortodoxo que mantiene
excelentes relaciones de trabajo con Wall Street. El ministro de Finanzas es Antonio
Palocci, antiguo trotskista que ha renegado de su anterior izquierdismo dogmático
para abrazar las doctrinas de "libre mercado". El ministro del comercio Luiz Fernando
Furlan es un millonario dueño de una empresa de negocios agrícolas - y practicante
de las políticas neoliberales. El ministro de Agricultura es Roberto Rodriguez que fue
presidente de la Brazilian Agro-Industrial Association es un ardiente defensor de los
cultivos modificados genéticamente y colaborador íntimo de Monsanto, el gigante
corporativo estadounidense. El 25 de septiembre de 2003, el régimen de Lula legalizó
la soja modificada genéticamente. El Ministro de Asuntos Exteriores, Celso Amorin, es
otro antiguo marxista que ha virado a la derecha y está trabajando en estrecha
colaboración con la US Trade Commissioner Zoellick en la presidencia conjunta de la
comisión preparatoria del ALCA. El Presidente Luis Inacio Lula da Silva, extrabajador
del metal (hace casi un cuarto de siglo) se ha convertido a la doctrina del libre
comercio. Al iniciar la reunión de la Asamblea General de la ONU en septiembre de
2003, atacó el proteccionismo de los países industrializados y defendió la tesis de que
el proteccionismo es el mayor obstáculo para el desarrollo de las fuerzas productivas
del mundo y aquéllos que practican el proteccionismo ganarían mucho más con la
dinámica de una economía global basada en la liberación verdadera y completa del
comercio (La Jornada, 23 setiembre 2003) La estrategia del régimen de Lula es
promocionar sus competitivos productores agro-exportadores y conseguir acceso sin
trabas a los mercados estadounidenses y europeos, especialmente de productos
cítricos y habas de soja, un negocio multibillonario en dólares. Con este fin Lula ha
dejado definitivamente de lado cualquier reforma agraria doméstica seria, asentando a
tan solo 2.000 familias en los primeros 9 meses de gobierno, la décima parte de los
regímenes anteriores, la trigésima de las 60.000 familias que una vez prometió y una
sexagésima de lo que exige el MST (Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra)
Los granjeros corporativos del Oeste y del Sur cuentan con una poderosa voz en
Washington y se oponen a cualquier bajada de barreras comerciales y subsidios, y la
administración Bush confía en su apoyo político. Para contrarrestar la resistencia de
EEUU a lo que Lula denomina un "verdadero y completo" mercado libre, el equipo de
Lula ha formulado una estrategia de presión colectiva por medio de coaliciones con
otros países. En la reunión de Cancún de Ministros del Comercio Mundial (septiembre
de 2003), Brasil fue en vanguardia de la oposición de "Los 21", (países del Tercer
Mundo que incluyen a China, India y Sudáfrica) exigiendo el final de los subsidios
comerciales estadounidenses y europeos y reglamentación antidumping. Brasil
asumió el liderazgo en Cancún y ganó ventaja estratégica para sus propias
negociaciones bilaterales con EEUU, al objeto de impulsar los intereses
agro-exportadores bajo la bandera de la "antiglobalizacion". De hecho la política de
Lula era promover el neoliberalismo simétrico, y no tenía ningún interés en defender a
los pequeños agricultores que producen para el mercado local. La segunda estrategia
del régimen de Lula es consolidar y ampliar el MERCOSUR (grupo regional de

724
integración económica en el que están Argentina, Uruguay y Paraguay para incluir a
Bolivia, Chile, Perú y Venezuela), no como alternativa al ALCA, sinó como una
herramienta para fortalecer su posición de negociación internacional respecto a
Norteamérica (Financial Times, 26 de agosto de 2003, p.3) La tercera y relacionada
estrategia es implicarse en acuerdos bilaterales de libre comercio con otros países
Latinoamericanos para conseguir mercados y presentar a los EEUU una muy lucrativa
oportunidad de ganar diversos mercados abiertos si los EEUU están realmente
dispuestos a abandonar sus políticas proteccionistas. Brasil no está construyendo un
sistema alternativo de integración que excluya a los EEUU per se, sinó que está
intentando forzar a EEUU a que liberalice y proporcione oportunidades comerciales a
la élite agraria que es la espina dorsal de la estrategia de Lula de crecimiento de la
exportación. Los intereses comerciales estadounidenses y la Comisión Comercial
Zoellick están decididos a conseguir un "amplio y comprensivo" acuerdo sobre
derechos comerciales, de inversión, de servicios, e intelectual, al tiempo que sacan de
la agenda el tema del proteccionismo agrícola estadounidense ya habiéndolo tratado
en la ronda de Doha (Financial Times 24 Stbre 2004) EEUU desea a la vez, dominar
totalmente las finanzas, la industria, los servicios y la investigación de Latinoamérica
(recolonizando la región a través de un sistema de normas controladas por los EEUU),
y proteger sus no competitivos sectores agrícolas y manufactureros. Brasil, con sus
propias poderosas corporaciones agro-industriales está intentando ejercer presión
sobre EEUU mediante la formación de coaliciones que ofrecen mayores oportunidades
para lograr que pase el ALCA, pero a condición de que su propia burguesía también se
beneficie. En noviembre, Brasil y los EEUU co-presidirán una reunión para impulsar
un acuerdo ALCA en 2005. EEUU ha logrado sacar de la mesa de negociaciones el
tema de los subsidios agrícolas y ha forzado a Brasil a convenir negociaciones
bilaterales de libre comercio entre EEUU y el MERCOSUR en el contexto del ALCA. Los
progresistas y las ONG que vieron el liderazgo Brasileño de "Los 21" en Cancún como
parte de un movimiento antiglobalización están totalmente equivocados; los políticos,
las políticas y las alianzas Brasileñas no son ni antiglobalización ni mucho menos
antiimperialistas. La idea de que la promoción Brasileña del MERCOSUR sea una
alternativa al ALCA es también una noción equivocada, los líderes Brasileños lo
consideran como un medio de ejercer presión sobre EEUU para conseguir ventajas
para las élites locales agro-exportadoras dentro del ALCA. Los Brasileños de seguro
que negociarán e insistirán en concesiones contra un régimen estadounidense que lo
quiere todo - libre flujo de inversiones y control de América Latina y proteccionismo en
casa. La oposición al ALCA viene, no del régimen de neoliberales de Da Silva, sinó de
la gran mayoría de Brasileños. En un referéndum informal en 2002, votaron 11
millones de brasileños y 95% estaban en contra del ALCA. Los principales
movimientos sociales, como el MST, los sindicatos, sectores progresistas de la Iglesia,
partidos marxistas y miembros radicales disidentes del PT, están a la vanguardia de la
campaña de oposición. Representan la verdadera alternativa al neoliberalismo en el
país y vía el ALCA.

725
6 de octubre de 2003

Invasión Estadounidense de Irak:


Guerra de Pega y Resistencia Popular

James Petras
Traducido para Rebelión por Marina Trillo

Introducción
Las explicaciones de la invasión estadounidense de Irak están cubiertas de mentiras y
distorsiones, que magnifican los éxitos del mando militar de EEUU. La historia de una
victoria rápida, con un número mínimo de bajas, es aducida como ilustrativa del
superior poder militar estadounidense, del genio de los estrategas del Pentágono y del
derrumbe de la moral militar entre las fuerzas iraquíes al enfrentarse a una fuerza
militar superior y a la inevitabilidad de una victoria militar estadounidense. A pesar de
la amplia circulación de estas explicaciones en todos los medios de comunicación y su
virtual aceptación por parte de los escritores de todas las tendencias políticas, hay
varias preguntas importantes sin contestar: ¿Por qué no fueron utilizados aviones
iraquíes para atacar los puestos de mando estadounidenses en Kuwait y los navíos
estadounidenses (que estaban) a pocos minutos de distancia? ¿Por qué dejaron
prácticamente abandonada militarmente a Bagdad? ¿Por qué ha habido más bajas
militares estadounidenses "después de la guerra" que antes? ¿Por qué la resistencia y
la moral de lucha de los iraquíes no han disminuido bajo la ocupación militar por
tropas estadounidenses?
Estas y otras preguntas llevan a una cuestión más profunda - ¿Fue el 'contrato'
militar entre las fuerzas invasoras estadounidenses y el gobierno iraquí realmente una
'guerra'? Más de 30.000 soldados iraquíes y ocho mil civiles fueron matados y muchos
miles más heridos. Esto significa que hubo un ataque estadounidense muy violento
contra ciudades iraquíes e instalaciones militares. Una invasión militar e incluso una
ocupación no necesariamente significan que se libró una guerra. No quiero decir que
no hubiera focos de resistencia, algunos de ellos bastante decididos, pero lo que está
claro es que ciudades estratégicas, ciudades petroleras del Norte, Bagdad la capital,
en el centro y las ciudades petroleras de las zonas fronterizas del sur, fueron
conquistadas sin encontrar ninguna resistencia de importancia, a pesar de los
enormes escondrijos de armas, un gran ejército permanente y guerrilleros irregulares
armados.
La idea de 'guerra' implica conflicto entre dos ejércitos, lo que en gran parte no
ocurrió. Es verdad que EEUU actuó como si hubiera una guerra - bombardearon,
mutilaron, masacraron y sus fuerzas de tierra y armamentos móviles conquistaron
Irak… pero nunca entraron en combate. Una guerra peculiar con una parte
bombardeando y conquistando y la otra parte… implicándose al mínimo. A medida
que las horas se convirtieron en días y fuerzas de EEUU fueron arrollando sin
esfuerzo, militares estadounidenses sacaron a la luz dos explicaciones, ambas a
beneficio suyo y ambas extensamente diseminadas por los medios de comunicación.
La primera fue que los ataques aéreos habían "devastado" al ejército iraquí tanto física
como psicológicamente y por eso "se retiraron", abandonando sus puestos o
rindiéndose. Esta "explicación" suscita aún más preguntas: Si "se retiraron" ¿a dónde
fueron, si en ningún momento hubo una "última posición" - una posición concentrada
de resistencia de masas? Si abandonaran el ejército, ¿cómo fue que sus comandantes
y oficiales militares permitieron que sucediera tal cosa? La responsabilidad de la
disciplina, orden y reagrupamiento de un ejército recae en el mando militar - ¿cual fue

726
su papel? En tercer lugar, menos del 5% del ejército Iraquí resultó incapacitado, al
menos físicamente, ¿por qué no siguió combatiendo el restante 95% de las fuerzas
armadas? Cuando los racistas, neo-conservadores y lumbreras sionistas y académicos
hacen sus frecuentes e ignorantes incursiones en la "Mente Árabe", expresan abierto
desprecio por la carencia de disciplina de los "Árabes", su capacidad para luchar y su
capacidad para hacer frente a un adversario democrático decidido como Israel y
EEUU. Usan estos clichés imperialistas genéricos para "explicar" cada éxito militar, y
justificar futuras invasiones militares. Esta "explicación" omite hablar de los ataques
ejecutados a diario por la resistencia iraquí contra el ejército de ocupación
estadounidense "después" de terminada la guerra. Además esta opinión racista sobre
los "Árabes" especialmente por parte de los sionistas del Pentágono es la responsable
de los mayores "errores de cálculo" estadounidenses respecto a la guerra: la
equivocada noción de que los iraquíes se doblegarían ante la ocupación
estadounidense, que habría poca resistencia, y que la "calle árabe" podría ser
intimidada mediante las 'grandes bombas' (según Kagan)
La mayoría de las tropas iraquíes no se rindieron - muchos de los iraquíes hechos
prisioneros lo fueron después de la guerra. El mando estadounidense y británico
informó acerca de sólo unos miles de prisioneros militares. La mayor parte de las
armas militares iraquíes no se rindieron porque los portadores de las mismas no las
entregaron. EEUU no desarmó al ejército Iraquí porque nunca lo capturaron para
desarmarlo - como normalmente ocurre cuando un ejército victorioso captura tropas
enemigas.

La Tesis de una Guerra de Pega


La invasión militar estadounidense de Irak resultó ser una guerra de pega, donde
EEUU fingió enfrentarse en combate contra un enemigo, cuando de hecho ocupó
violentamente el país con un mínimo de resistencia. EEUU no ganó una guerra, como
declaran sus líderes políticos y militares, los generales Iraquíes y algunos de sus
políticos clave les entregaron el país.
EEUU ocupó Irak rápidamente debido al comportamiento traidor de sus comandantes
militares. El comportamiento de sus líderes políticos promoviendo la guerra - en
particular en relación con Naciones Unidas también minó severamente las defensas
iraquíes. Sin mando, estrategia o dirección, las fuerzas armadas Iraquíes apenas
combatieron el avance militar estadounidense. Además los tratos secretos entre
generales Iraquíes y EEUU, les proporcionaron una huida segura a cambio de
desmovilizar las fuerzas Iraquíes en particular en Bagdad y otras ciudades y preservar
los yacimientos petrolíferos para su explotación por EEUU. Las fuerzas armadas
Iraquíes no fueron derrotadas en combate, pero su capacidad de resistir la primera
fase de la invasión fue minada.
Posteriormente sin el mando general traidor y habiendo sido desahuciados por el
segundo virrey estadounidense (Bremer), muchos de los ex-soldados se transformaron
en resistencia anticolonial, que a diario ejecuta docenas de operaciones de combate
contra las fuerzas armadas estadounidenses.
Contrariamente a lo que dijo Bush, la guerra estadounidense-iraquí comenzó, no
terminó, el 1 de mayo de 2003. Por primera vez el pueblo iraquí no estaba dirigido por
líderes conciliatorios que permitieron a Naciones Unidas inspeccionar, desarmar e
informar sobre las defensas iraquíes, proporcionando así inteligencia estratégica vital
y apoyo a los preparativos de guerra estadounidenses y británicos. La resistencia
anticolonial iraquí representa una nueva y más eficaz configuración de adversarios
militares contra el imperio estadounidense, y es capaz de una guerra popular
prolongada, lo que resultaba inconcebible bajo Saddam Hussein y sus mandos
militares.
Para entender el brote de la verdadera guerra estadounidense-iraquí es útil revisar el
proceso que condujo a ella.

727
Preparativos de antes de la guerra: Conciliación estadounidense e iraquí
A lo largo de los años 1990 el régimen iraquí adoptó una política conciliatoria hacia
EEUU. A pesar la propaganda del gobierno estadounidense y los medios de
comunicación sobre la "no-cooperación", la "intransigencia" de Saddam Hussein y sus
armas secretas de destrucción masiva, el régimen de hecho se sometió a las misiones
de Naciones Unidas de busca y destrucción en todas las principales instalaciones
militares, fábricas de armas e instalaciones científicas. Bajo la dirección del Secretario
General designado por EEUU, Kofi Annan, los inspectores de Naciones Unidas que
incluyeron a Richard Butler y otros que estaban trabajando con y para la CIA,
entregaron a la inteligencia estadounidense datos estratégicos sobre la posición de
objetivos militares y capacidad iraquí. Además, proporcionaron información obtenida
en entrevistas con científicos, generales y funcionarios políticos, sobre su grado de
compromiso con el régimen y las probables reacciones ante un futuro ataque
estadounidense. En el transcurso de la década, los equipos de inspección de Naciones
Unidas y sus colegas de la Agencia Internacional de Energía Atómica dirigida por otro
cliente designado por EEUU, El Baradei, destruyeron totalmente todo sistema de
armas concebible que pudiera haber defendido a Irak e infligido bajas a un ejército
invasor estadounidense. El bombardeo constante e impune de Irak por parte de la
fuerza aérea y mísiles estadounidenses y británicos durante la década da fe del éxito
del programa de desarme unilateral de los inspectores de Naciones Unidas. Las
Naciones Unidas hicieron cumplir las sanciones económicas dictadas por EEUU que
mataron a más de un millón de iraquíes, incluidos más de 500.000 niños, debilitando
aún más la capacidad defensiva de Irak. En la parte norte de Irak, EEUU creó un
protectorado colonial, armando y protegiendo a sus señores de la guerra Kurdos.
Aunque el régimen iraquí protestó enérgicamente por las constantes violaciones de su
soberanía, la división del país, los bombardeos de terror de los EEUU y el desarme,
por parte de EEUU/ONU, en última instancia se sometió en cada punto. El régimen
iraquí creyó que su franqueza política aminoraría su vulnerabilidad militar, esperando
que cada concesión lograría el levantamiento de las sanciones económicas. De hecho,
sucedió lo contrario, cada concesión aumentó la presión estadounidense, porque
Washington las interpretó como signos de debilidad y como una brecha para conseguir
el control total del estado Iraquí y sus yacimientos petrolíferos por medio de un
régimen cliente. El régimen dictatorial debilitó todavía más la capacidad defensiva de
Irak al proscribir la emergencia de las bases de movimientos populares
antiimperialistas, excluyendo las iniciativas independientes locales, controlando todas
las decisiones a través de un círculo muy reducido de leales a Saddam y generales de
cuestionables compromisos y capacidad. La emergencia de los movimientos
antiimperialistas de masas y la resistencia militar tendrían que esperar a la caída de
la dictadura de Saddam y el desmantelamiento del mando militar subsiguiente a la
invasión estadounidense.

El Pacto Secreto que Ganó la Guerra: La Traición y la Guerra de Pega


Las cámaras de televisión de los reporteros empotrados destacaron las explosiones de
bombas y mísiles, la quema de tanques iraquíes, y el avance de las tropas británicas y
estadounidenses. Casi todos los reporteros asesinados eran periodistas y fotógrafos
independientes no-estadounidenses, que fueron matados por militares
estadounidenses, no por fuego Iraquí. Los medios de comunicación recogieron la
dispersa resistencia, la captura de docenas de prisioneros y sobre todo las ruedas de
prensa de los generales de salón que dirigían la invasión desde el cuartel general de
Florida. A medida que avanzaron las fuerzas angloamericanas, la resistencia principal
fue ofrecida por pequeñas unidades en los pueblos y en la ciudad de Basora, y estaba
en gran parte formada por destacamentos iraquíes bajo mando local y fedayines
Baazistas. Para apuntalar la imaginería de una guerra a gran escala y por supuesto

728
hinchar los logros militares de los generales, cada escaramuza fue magnificada y se
dió una importancia exagerada a cada cruce de fuego. A medida que la máquina de
guerra estadounidense avanzaba con poca oposición militar, los medios de
comunicación y los oficiales militares le atribuyeron un poder formidable, el
consumado esplendor de la estrategia militar de Rumsfeld, la perspicacia de los planes
de guerra de Wolfowitz y el absoluto espectáculo del poder de la pandilla de
militaristas-sionistas (Kagan, Perle, Kristol, Cohen, Adelman, Feith, y Pipes). En algún
momento, un periodista no empotrado advertía inoportunamente que tal vez el rápido
avance militar estadounidense tuviera algo que ver con el hecho de que el "otro lado"
no estaba luchando con mucha fuerza, que los EEUU no habían encontrado el grueso
del ejército iraquí, que no fue lanzado ningún misil iraquí de corto alcance y que no
había atacado ningún avión suicida.
"Pasará en la próxima oportunidad," decían los generales y los medios de
comunicación lo adornaban. Después "sus militares no estaban preparados," dijo otro
estratega de Washington (¡cómo si la acumulación de tropas estadounidenses y el
anunciado ataque militar, con seis meses de adelanto, fuera el ataque más secreto de
la historia militar moderna!). Luego un genio militar sumamente bien situado declaró
solemnemente, "aprendieron en la última guerra del Golfo que serían masacrados con
una guerra en el desierto. Se han retirado a las ciudades. Están concentrando sus
tropas y armamento en Bagdad para la resistencia última." Otra vez más los medios
de comunicación tomaron nota y lo titularon "la Batalla de Bagdad" y repicaron
tambores sobre la próxima gran batalla. Todos los días y a todas horas, los periodistas
empotrados contaban los kilómetros para la Batalla Final, especulaban sobre cuantos
miles de soldados entrarían en combate, víctimas potenciales, cómo libraría EEUU los
combates "casa por casa" y la "lucha en las calles". En las afueras de Bagdad, había
fuego de francotiradores, algún fuego ligero de ametralladora y por supuesto el
bombardeo estadounidense de la ciudad, barrios pobres, mercados y hospitales. Miles
de civiles resultaron mutilados o muertos, pero de esto no se informó. Se produjo
algún tiroteo disperso en el aeropuerto que fue pregonado por los medios de
comunicación como una importante batalla aún cuando los transportes acorazados
estadounidenses ocuparon en unas horas las instalaciones (donde varios soldados
estadounidenses se produjeron lesiones al irrumpir en los departamentos de licores de
las tiendas libres de impuestos). En un corto intervalo de tiempo, las tropas
estadounidenses, vehículos acorazados y helicópteros entraron en Bagdad y no hubo
prácticamente ninguna resistencia en una ciudad de 6 millones de habitantes. La
resonancia de cada tiro fue amplificada por los medios de comunicación para dar la
impresión de un importante y exitoso combate. Los principales edificios militares, de
inteligencia, y del petróleo fueron tomados intactos. Las tropas estadounidenses
tomaron los Ministerios de Defensa y del Petróleo, pero se negaron a enfrentarse con
la muchedumbre de vándalos que estaban saqueando las principales instituciones
civiles. Tendremos que esperar por un veredicto final que aclare si las tropas
estadounidenses se negaron a intervenir por miedo o por complicidad con los
vándalos. Impidieron la intervención de la policía armada iraquí y hasta dispararon
contra los ciudadanos que trataban de luchar contra los saqueadores.
No hubo ninguna hazaña, ninguna derrota de Estalingrado, ninguna gran batalla, por
lo tanto ninguna gran victoria. Ésta tuvo que inventarse. El emblema de esta guerra
de pega fue el "rescate" de la soldado Jessica Lynch, una soldado estadounidense con
heridas serias a consecuencia de un accidente de automóvil, que fue capturada y
tratada en un hospital iraquí. Durante su hospitalización, le dieron tratamiento
médico de prioridad. Incluso las enfermeras donaron sangre para sus transfusiones.
Sin embargo en la búsqueda de hazañas, EEUU inventó la historia de una valiente
soldado Jessica, la guerrera adolescente, que luchó y mató a un escuadrón de
iraquíes, fue llevada bajo guardia a un hospital por abusivos soldados y liberada de
sus sádicos captores por un grupo de comandos estadounidenses que lucharon
abriéndose paso hasta el hospital, redujeron a las enfermeras y sacaron a la soldado

729
Jessie hacia un lugar seguro. Dispararon contra el hospital y lo destrozaron, los
médicos, las enfermeras e incluso los enfermos fueron aterrorizados, esposados,
algunos encapuchados y llevados lejos. No había ningún soldado iraquí en el hospital,
ninguna resistencia armada, sólo pacientes y personal médico que había salvado la
vida de un prisionero enemigo seriamente herido. Lynch, que nunca había pegado un
tiro, presentaba fracturas y heridas consecuencia de un accidente con su vehículo y
no las heridas de bala y apuñalamiento relatadas por la atolondrada prensa. El fraude
se desenredó silenciosamente mientras los editoriales borboteaban sobre las
habilidades combativas de las mujeres soldado estadounidenses. Lynch, por su parte,
declaró sufrir amnesia, fue honorablemente rebajada de servicio y ahora va tras un
contrato de 1 millón de dólares por un libro con un escritor "negro" (no está mal para
una amnesia). La guerra iraquí fue solamente la escritura ampliada de la historia de
Jessie Lynch.
La explicación de la desaparición de los 250.000 de la consistente Guardia
Republicana de élite, el impedido vuelo de 500 aviones militares iraquíes, el
almacenaje de depósitos de mísiles antitanque, morteros y toneladas de armas
pesadas y ligeras y transportes acorazados, es que se consumó un pacto secreto entre
el Pentágono y los generales iraquíes. No puede darse ninguna otra explicación sobre
el hecho de que los tanques estadounidenses pasaron prácticamente sin
impedimentos a lo largo de carreteras modernas, por qué los tanques y tropas
pudieron cruzar los puentes de Bagdad que estaban minados pero no fueron volados y
por qué miles de soldados estadounidenses estaban cabizbajos en el centro de Bagdad
con tan solo fuego de francotiradores ocasional. Mucha mayor resistencia se produjo
en Basora, An Nassariya, Kerbala, An Najaf que no estaban bajo el mando central de
los generales iraquíes o los altos escalones de la Guardia Republicana. Entrevistas con
soldados iraquíes de la tropa que estaba en el aeropuerto informaron de que se
produjo un breve intercambio de fuego seguido por órdenes de retirada total.
El pacto sereto aprobado por el Pentágono ofreció transporte y salvoconducto a los
altos mandos de la Guardia Republicana y sus familias a Estados Unidos u otras
zonas seguras además de importantes sumas de dinero. A los que eligieron ir a EEUU
les garantizaron permiso de residencia y posible ciudadanía. A los oficiales de grado
inferior les prometieron altos cargos en el reestructurado ejército iraquí que iba a ser
organizado por la ocupación estadounidense. A cambio, los generales desertores y
comandantes principales desmontaron las defensas, desmovilizaron las tropas y
silenciosamente rindieron Bagdad. Proporcionaron información militar detallada sobre
la ubicación de los focos de resistencia militar y la localización de Saddam Hussein,
miembros de su familia y 'leales' que no estaban en el 'ajo'.
Dada la estructura de mando centralizada, las órdenes de virtual rendición fueron
cumplidas en línea descendente - excepto en los destacamentos locales que ofrecieron
resistencia. Los soldados abandonados con armas, en algunos casos, se unieron a los
saqueadores o alborotadores, ya fuera por lucro personal o para expresar su ultraje
ante la traición.
El abandono de las estructuras de mando al principio creó desmoralización y flujo a
los focos locales de resistencia que luego se reagruparon en redes de resistencia
guerrillera. El primer virrey estadounidense Garner, conocedor del "trato" y
procurando crear la transferencia ordenada del poder a sus manos, propuso
reorganizar las Fuerzas Armadas reincorporando una parte sustancial del viejo
ejército a la tutela militar estadounidense. Este programa se encontró con el fuego
pesado de los intransigentes sionistas del Pentágono que buscaban destruir por
completo el ejército iraquí y convertir el país en feudos etno-religiosos controlados por
militares estadounidenses para conseguir que Israel tuviera supremacía absoluta en
el Oriente Medio y un régimen iraquí dispuesto a establecer relaciones con el estado
judío (una versión iraquí de la dictadura Hashemita Jordana). Cuando Bremer
sustituyó a Garner procedió a implementar la línea Wolfowitz-Feith – abolió entero el
fuerte ejército iraquí de 500.000, incrementando con ello el número de parados

730
armados, haciéndoles accesibles al mensaje de los núcleos originales de resistentes
militares que habían surgido después de la deserción de los generales. La
incorporación de especialistas militares en minas, explosivos y guerra táctica aumentó
enormemente la capacidad de la recién formada resistencia clandestina para combatir
a las tropas estadounidenses en múltiples ataques diarios. La concentración de los
EEUU sobre el control militar, la extracción de petróleo, y la subcontratación política
de la reconstrucción de la infraestructura iraquí condujo a prolongadas demoras y en
última instancia al fracaso en restablecer los servicios básicos para 25 millones de
iraquíes, creando un mar de hostilidad hacia la ocupación estadounidense y una
nueva oleada de reclutas y simpatizantes de la floreciente resistencia guerrillera.
Conforme la resistencia demostró su eficacia nuevos luchadores internacionalistas se
unieron desde países vecinos musulmanes y árabes.
El asombroso éxito de la guerrilla puede medirse de varios modos: la capacidad para
realizar docenas de acciones militares diarias, de manera sostenida, y en una gran
variedad de regiones del país; su éxito en la lucha relámpago que maximiza las bajas
estadounidenses y reduce al mínimo las pérdidas; su eficacia en el minado de los
proyectos del oleoducto colonial cambiando así la culpa popular sobre los ocupantes;
su eficacia en la expulsión de los auxiliares coloniales en Naciones Unidas, Banco
Mundial, Fondo Monetario Internacional y muchas ONG - que podrían haber hecho
incursiones para cooptar colaboradores locales, en particular entre los profesionales
de élite en paro y los subcontratistas locales. Lo más importante de su lucha es la
noción de que no puede emprenderse ninguna reconstrucción antes de que se acabe
el dominio colonial; la "reconstrucción bajo dominio colonial" sólo perpetuará los
nuevos gobernantes y enriquecerá a las multinacionales que tomarán el control de las
empresas públicas iraquíes, petróleo, electricidad, agua y otras infraestructuras
básicas, establecerá enormes bases militares permanentes estadounidenses y minará
la unidad del país.

La Nueva Ola: El Futuro de la Resistencia


La tentativa estadounidense de "dar marcha atrás al reloj" a un período anterior de
invasiones coloniales y gobierno directo fue una noción extraña impuesta a los
imperialistas de la Administración Bush por los extremistas funcionarios sionistas y
militaristas. Su objetivo no era seguir tácticas flexibles para crear un nuevo estado
cliente, sinó destruir Irak, ahora y para el futuro, como potencial alternativa al poder
israelí en Oriente Medio. Obligaron a la destrucción total del estado para convertir a
Irak en una economía de subsistencia, forzando a la emigración del Oriente Medio a
millones de trabajadores y profesionales cualificados. Demandaban un régimen
presidido por militares estadounidenses y una colección de clientes del exilio obligados
hacia sus patrocinadores sionistas del Pentágono. Ahmed Chalabi es el ejemplo
principal.
Por consiguiente, la política de gobernar y arruinar ha tenido el efecto de aumentar las
fuerzas de resistencia armada, provocando la oposición anticolonial de la aplastante
mayoría y minando los esfuerzos del régimen de Bush por desenredarse de Irak
"internacionalizando" su gobierno colonial con soldados mercenarios de Paquistán,
India, Bangla Desh y Europa Oriental.
La pandilla S (sionista) dirigida por Wolfowitz ahora admite haber "subestimado" el
problema de la post-invasión de Irak. De hecho su obsesión principal de defender
Israel a toda costa – incluso con aumento de bajas estadounidenses – estaba tras el
plan de destruir el ejército iraquí y creer que el poder militar haría agacharse a "los
árabes" en eterna sumisión. Los "errores" fueron construidos sobre el anacrónico
modelo original israelí de colonización y puño de hierro - que la pandilla de S tiene en
gran estima y que elaboraron algunos de ellos (Perle y Feith) en su informe para
Netanyahu en 1996.

731
Ahora los EEUU están embebidos en una guerra colonial que, la historia nos enseña
no pueden ganar. En EEUU entre algunos Demócratas "liberales" (Kerry) y
Republicanos (McCain) hay peticiones para que se aumente el número de tropas de
ocupación colonial. Otros liberales y conservadores proponen "internacionalizar" la
guerra, compartiendo alguna autoridad con unas Naciones Unidas flexibles, para traer
a 40-50.000 tropas hindúes y Musulmanas del Sur Asia. La camarilla de Bush teme
que un mayor despliegue de tropas le cueste la elección; Rumsfeld quiere más tropas
extranjeras pero sin ceder ningunos poderes o un monopolio digamos sobre la
asignación de contratos, la estrategia militar y la extracción de petróleo. El régimen de
Bush y sus amplificadores en los medios de comunicación siguen reciclando la noción
de que la resistencia la forman simplemente "extranjeros", "agentes de Al Qaeda",
"remanentes de los seguidores de Saddam Hussein" (o el Partido Baaz) - en otras
palabras, fuerzas marginales e insignificantes que serán eliminadas en breve a
medida que las fuerzas estadounidenses peinen las ciudades, pueblos, barrios,
ayudados por una red de informadores y policía colonial iraquí."
Estas son ilusiones coloniales, necesarias para conservar el apoyo público en vista del
rápido deterioro de la situación. EEUU aún no ha aceptado que lo que precedió al 1 de
mayo fue una guerra de pega, una guerra mediática que fue ganada por un pacto
secreto de la élite, un trato que permitió a EEUU conquistar Irak y dejó fuera a 25
millones de personas.
La nueva guerra lleva ahora cinco meses - y EEUU no ha hecho progresos en cuanto a
la disminución de los ataques, ni ha capturado posiciones estratégicas, porque no hay
ninguna - la resistencia está por todas partes. Para la gran mayoría de iraquíes el
objetivo político estratégico es la retirada estadounidense de Irak y la disolución del
"régimen interino" cliente iraquí. La nueva guerra la libra una fuerza guerrillera
sumamente motivada, que no está dirigida desde arriba y desde lejos por corruptos
generales de salón ni está amenazada por un gobernante déspota. La forman miles de
antiguos soldados, incluidos muchos especialistas militares. La forman cientos de
miles de paisanos hartos de humillaciones diarias, incursiones de medianoche
reventando puertas y del abuso de sus mujeres e hijas, que han tomado el fusil o
proporcionan inteligencia o apoyo logístico a los luchadores. La forman millones de
trabajadores en paro y empobrecidos, agricultores y profesionales que no tienen
ningún futuro bajo el dominio colonial estadounidense. Como informa un periodista
del Financial Times, "puede que pronto los mandos estadounidenses tengan que
afrontar el hecho de que se enfrentan a la rebelión de una región entera de Irak, el
Centro Sunni". Prosigue para citar a un miembro iraquí de la milicia apoyada por
EEUU (Fuerza de Protección de Falluja o FPF), "la ciudad entera rechaza la ocupación
americana… los muyahidin son habitantes de la ciudad …" Concluyó que, "parece (sic)
haber un modelo de venganza contra las tácticas agresivas usadas por la coalición
(sic) en Fallujah y en otras partes." Cita a un capitán de las FPF que declaró que la
resistencia comenzó a principios de mayo después que las fuerzas estadounidenses
masacraron a 15 manifestantes pacíficos, mataron a una niña pequeña y a varios
otros civiles." (Financial Times, el 25 septiembre 2003 p.6) Unos cuantos mullahs
cooptados, un par de cientos de exiliados colonizados importados y unos miles de
policías no tienen ninguna posibilidad contra la rebelión que bulle en las masas de
iraquíes que ven cada acto violento directamente relacionado con la presencia del
mando militar estadounidense. Toda la propaganda de los medios de comunicación
estadounidenses destinada a los iraquíes no cambia la miseria absoluta de su vida
diaria, la humillación de los constantes insultos y amenazas que les lanzan en las
calles, en los mercados y la arrogante sumisión forzada de los sospechosos capturados
encapuchados y empujados al suelo, con una bota sobre sus cuellos, un arma
apuntando a su cabeza, bajo las luces de búsqueda de los vehículos acorazados y
helicópteros. Estas "ayudas visuales", rutinas de gobierno colonial, han liberado un
odio razonado que sólo ahora se ha unido a la guerra contra el imperialismo.
Todavía se harán tratos pero beneficiarán sólo a unos cuantos – ya no existe un

732
mando central para ejecutar órdenes o ejecutar a los sujetos desobedientes. Hay
traidores e informadores, pero sus vecinos y colegas los conocen y son tratados en el
contexto de la resistencia anticolonial. No hay frentes de batalla - está por todas
partes, hay minas en las carreteras porque las plantaron y detonaron comandos
locales; no hay ninguna 'Batalla de Bagdad ' - habrá mil y una batallas en Bagdad - en
cada camino, callejón, bloque de apartamentos y plaza del mercado. No hay ninguna
familia de la élite que sea el objetivo, ningún líder que matar al terminar la guerra;
hay millones de familias y miles de líderes. Esta es una nueva guerra. Rumsfeld y
Wolfowitz mejor que se preparen para una guerra prolongada, invencible, con bajas
diarias que con el tiempo les llevarán a retirarse de la política. Recuerden a LBJ,
recuerden Vietnam. Numerosas bajas significan que el gigante durmiente al fin se
despertará.

733
13 de noviembre del 2003

Los derechos humanos en Brasil


bajo el régimen de Lula

James Petras
Rebelión
Traducido para Rebelion por Manuel Talens

En un principio, los grupos defensores de derechos humanos en Brasil y en todo el


mundo dieron la bienvenida a la elección de Luiz Inacio Da Silva, «Lula», el candidato
a presidente del Partido de los Trabajadores, de centro izquierda. Además de sufrir las
peores desigualdades sociales en el mundo, Brasil tenía uno de los peores historiales
de derechos humanos entre los sistemas electorales no militares. Un cuidadoso
estudio llevado a cabo por la respetada Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), un grupo
de derechos humanos relacionado con la Iglesia, documentó entre 1985 y 2002 1.280
asesinatos de campesinos, de abogados, consejeros técnicos, líderes sindicales y
religiosos ligados a la lucha por la tierra. El estudio de la CPT encontró que la
impunidad era la regla general. Sólo 121 asesinos, el 10%, fueron procesados; sólo 14
de los terratenientes que contrataron a los asesinos fueron juzgados y, de ellos, sólo 7
fueron condenados. De los intermediarios implicados en las matanzas, sólo 4 fueron
acusados y 2 recibieron condena. De los asesinos que perpetraron los crímenes, 96
fueron juzgados y 58 fueron condenados. Está claro que los sistemas policial y judicial
funcionan muy mal, sobre todo en el campo, donde los funcionarios de policía y los
jueces se hallan estrechamente vinculados con los propietarios.

La otra cara de la impunidad de los propietarios es la dura represión que se ejerce


contra los trabajadores rurales. Entre 1985 y 2002, 6.300 trabajadores rurales fueron
encarcelados, 715 torturados y más de 19.349 sufrieron maltratos físicos. Sólo en
2002, el último año de la socialdemocracia del presidente Cardoso, 43 activistas
rurales fueron asesinados. En el mismo año hubo 20 intentos de asesinato, 73
amenazas de muerte contra trabajadores, 20 casos de tortura y 44 casos de maltratos
físicos de activistas rurales encarcelados.

Hace veinticinco años, cuando el presidente Lula era un sindicalista activo, sufrió
persecución estatal y fue encarcelado. Durante su campaña electoral prometió poner
en práctica un amplio programa de reforma agraria y hacer cumplir las garantías
constitucionales de derechos humanos en las zonas rurales, así como acabar con la
impunidad de los propietarios en su represión de campesinos.

En lo tocante a derechos humanos durante los primeros nueve meses en el poder, es


posible evaluar el régimen de Lula mediante varios criterios, que incluyen: (1) el
asesinato de activistas; (2) el encarcelamiento de líderes campesinos y activistas
sociales; (3) las actividades de los grupos paramilitares; (4) la impunidad de los
militares; (5) la igualdad de todos ante la ley; (6) el reconocimiento de la legitimidad
del movimiento de reforma agraria; (7) el fin de las expulsiones de los campesinos que
ocuparon tierras no cultivadas; (8) la puesta en marcha de una amplia reforma agraria
y (9) el mantenimiento de la prohibición de cosechar semillas genéticamente
modificadas. Estos criterios proporcionarán una base empírica para juzgar al
presidente Lula en lo relativo a derechos humanos.

Asesinatos

734
Según un detallado estudio de la CPT, publicado a finales de agosto de 2003, 44
activistas rurales fueron asesinados entre enero y mediados de agosto de 2003, uno
más que los 43 de 2002, el último año de la presidencia de Cardoso. Esto da un
promedio de 5,5 asesinatos por mes, el más elevado desde 1990. Los «campos de la
muerte» bajo el presidente Lula superan la tasa de asesinatos políticos bajo Cardoso,
cuya presidencia fue testigo de varias matanzas sangrientas. La política de impunidad
todavía persiste. Durante los ocho años de gobierno de Cardoso, 278 trabajadores sin
tierra y líderes sindicales rurales fueron asesinados (casi 35 por año), pero sólo 5
asesinos fueron juzgados y condenados, menos del 2 %. En el caso más notorio, la
matanza de 19 pacíficos y desarmados trabajadores rurales sin tierra en Eldorado do
Carajas, en el Estado de Pará, los 163 policías militares fueron absueltos. El régimen
de Lula no ha hecho esfuerzo alguno por reabrir estos juicios o acelerar los casos
pendientes en los tribunales. Además, el caso de los guerrilleros Ariagua, que fueron
asesinados por la dictadura militar en 1974 y cuyos cadáveres luego «desaparecieron»,
ha sido reabierto por el Tribunal Federal, que exige un informe completo de los
militares. El régimen de Lula, siguiendo la costumbre de sus precursores de la
derecha y de acuerdo con los militares, se ha negado a ejecutar la orden judicial.

Grupos paramilitares
Las formaciones paramilitares al servicio de los propietarios han crecido en todas las
regiones rurales de Brasil durante el primer año del régimen de Lula. Las fuerzas
paramilitares funcionan con impunidad, su presencia ha sido televisada y sus
entrevistas difundidas por los medios nacionales de comunicación. En Paraná, Pará,
Bahía y en todas partes del noreste, norte central e incluso el sudeste de Brasil, los
paramilitares funcionan con frecuencia en asociación o con la complicidad de la
policía militar y con la tolerancia de la judicatura. Estas «fuerzas de seguridad
privadas» han asesinado a la mayor parte de los líderes campesinos bajo la política
«permisiva» de Lula.

La campaña nacional de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) para la prohibición de


estas milicias armadas ha contado con el amplio apoyo de todos los grupos de
derechos humanos brasileños e internacionales, pero no ha tenido prácticamente
ningún impacto sobre el régimen de Lula, que arguye que, bajo la separación de
poderes, se trata de un «asunto judicial», del que se deben ocupar los «estados». La
política de Lula ha llevado a la proliferación de nuevos grupos paramilitares y
escuadrones de la muerte, el Primer Comando Rural (Primeiro Comando Rural) en
Paraná, que tiene como objetivo la expulsión de más de 14.000 familias ya
establecidas en las tierras.

Expulsiones
Las expulsiones de campesinos se han multiplicado durante el régimen de Lula, por
decisión de autoridades locales, estatales y federales. Las familias que se habían
establecido en tierras desocupadas hasta siete años antes de la llegada de Lula han
sido expulsadas por la fuerza, sus casas quemadas, sus mejoras del terreno y sus
cosechas destruidas. Entre enero y junio, 8.492 familias, en torno a 40.000 personas,
han sido desahuciadas, lo cual supera en cuatro veces el número de campesinos que
recibieron tierra en el mismo período.

Presos políticos
Varias docenas de activistas políticos y sociales en el movimiento de reforma agraria
están detenidos. Unos han sido juzgados y condenados a penas de hasta 4 años de
cárcel por su participación en ocupaciones de tierras. En la actualidad, 17 líderes del
MST de los estados de São Paulo, Paraná, Mato Grosso do Sul, Goias y Paraibo han

735
sido encarcelados. José Rainha Junior, uno de los líderes más prominentes del MST,
está acusado de organizar «una banda armada», acusación penada con diez años de
cárcel que previamente había sido denegada en la apelación.

Criminalización de los movimientos sociales


En septiembre de 2003, ciento cincuenta policías militares rodearon la oficina central
del MST en São Paulo y se prepararon para un asalto armado con el pretexto de
buscar activistas sociales acusados de ataques contra la propiedad (ocupaciones de
tierra). Sólo la intervención masiva de grupos de derechos humanos, de los obispos
católicos y de los sindicatos impidió un asalto potencialmente sangriento. El régimen
de Lula terminó por ceder para evitar deslustrar todavía más su imagen internacional
con una matanza en la ciudad más grande de Brasil. No hubo investigaciones ni
funcionarios amonestados y, desde luego, tampoco había «criminales» en la oficina
central. Sin embargo, el efecto mediático logró criminalizar los movimientos sociales
en general y el MST en particular.

Lula, que buscó activamente y recibió el apoyo sin reservas del MST y de los
movimientos sociales durante la campaña electoral, se ha lavado las manos con
respecto a su responsabilidad en la creciente persecución judicial, en las detenciones
arbitrarias y en la intervención de la policía militar. Con la excusa de la «división de
poderes» entre el ejecutivo, el legislativo y el judicial, se ha negado a usar la autoridad
y el influjo de su presidencia para acabar con las fuerzas de la represión o mantener
las garantías constitucionales contra detenciones arbitrarias y ejecuciones
extrajudiciales por parte de grupos paramilitares vinculados a los grandes
propietarios. La razón de la negativa a actuar de Lula se encuentra en su profundo
compromiso a favor de la promoción del modelo de agroexportación y del
mantenimiento de «un clima favorable» a los inversores extranjeros, así como en su
idea de que cualquier intervención contra el gran capital y sus aliados judiciales,
policiales y paramilitares enviaría «malas señales» al «mercado».

Esto casa mal con un presidente que ha cenado en casas de campesinos sin tierra
para mostrar su «neutralidad» en esta lucha fundamental por la justicia social y los
derechos humanos. Sin embargo, la política de Lula no es «neutra», por mucho que él
lo pretenda y siga repitiendo clichés sobre la división de poderes. De hecho, su política
ha dejado el campo libre a las fuerzas más retrógradas de la elite brasileña para que
liquiden los beneficios alcanzados durante las dos últimas décadas, al favorecer las
expulsiones de quienes se habían beneficiado de la reforma agraria y de los okupas,
instigando el comportamiento ilegal de los propietarios y de la judicatura corrupta que
actúa a sus órdenes.

Las Naciones Unidas y los derechos humanos


La enviada de las Naciones Unidas Asma Jahangar señaló en septiembre y octubre de
2003, al final de una visita de tres semanas durante la cual investigó las ejecuciones
sumarias por parte de la policía brasileña, que «Brasil es una democracia, pero lo que
yo veo aquí es una situación desgraciada, triste, sin justicia alguna» ( BBC News
10/10/2003). Dos de los testigos que testimoniaron ante la enviada de las Naciones
Unidas sobre los actos de los escuadrones de la muerte en áreas rurales y urbanas
fueron asesinados poco después, como para confirmar el patético estado de los
derechos humanos en Brasil. La representante de las Naciones Unidas afirmó que el
problema no es simplemente la existencia de vigilantes locales, sino un problema
institucional que impregna al estado brasileño. Hizo acopio de informes detallados y
extensos de los grupos de derechos humanos, que vincularon a los escuadrones de la
muerte con policías y vigilantes. Tal como señaló Jahangar, «la policía no puede
luchar contra el crimen cometiendo crímenes». Lula ha prometido de boquilla

736
solucionar el problema, si bien no ha emprendido ninguna reforma seria ni en la
policía, ni en la judicatura ni en otras instituciones dedicadas al cumplimiento de la
ley. La «ley» de la inmunidad prospera bajo Lula igual que lo hacía bajo los regímenes
anteriores, militares y civiles.

Derechos humanos: la reforma agraria


Brasil sufre las desigualdades más extremas del mundo en cuanto a la distribución de
la tierra. Menos del 1% de los propietarios poseen el 50% de la tierra, mientras que
veinticinco millones de familias rurales carecen de tierra. La cuestión de una reforma
agraria era la exigencia central de las clases rurales más empobrecidas de la sociedad
brasileña, una exigencia que apoyan las dos terceras partes de la población. Durante
la campaña electoral, Lula prometió «una reforma agraria profunda, integral y dentro
de la ley».

La principal organización de los trabajadores rurales sin tierra, el MST, exigía tierra
para 120.000 familias durante el primer año. Lula prometió tierra para 60.000
familias. Durante los 9 primeros meses en el gobierno, 2.100 familias recibieron la
tierra, la treceava parte de su promesa original. El régimen de Lula está muy por
debajo del anterior régimen neoliberal de Cardoso, que se ocupó de un promedio de
aproximadamente 40.000 familias por año. Con respecto a las exigencias del MST,
Lula va a cumplir aproximadamente el 4% de su objetivo. Las más de 200.000 familias
que viven en condiciones precarias al borde de las carreteras y en campos
abandonados tienen unas perspectivas bien tristes durante el futuro inmediato, a no
ser que tomen la iniciativa y organicen ocupaciones de tierra. El fracaso del régimen
de Lula a la hora de poner en práctica la reforma agraria se debe a la prioridad que ha
dado al pago de la deuda externa, al cumplimiento de los objetivos de austeridad del
Fondo Monetario Internacional y a la promoción del sector de la agroexportación. La
financiación de cuestiones de derechos humanos como la reforma agraria tiene la
prioridad más baja.

En octubre de 2003, tras haber incumplido sus promesas a los trabajadores sin tierra
y haberse puesto abiertamente del lado de los grandes agroexportadores, el presidente
Lula emprendió un burdo ataque contra el MST y sus propuestas de reforma agraria.
«No voy a llevar a cabo la reforma agraria que propone el MST, que significaría un
cambio de la miseria urbana por la pobreza rural, simplemente para aumentar el
número de unos beneficiarios que no producen nada (Veja, 29 de octubre de 2003,
página 40).

Los 350.000 beneficiarios de la reforma agraria no sólo producen millones de reales de


alimentos para el mercado local, sino que también han desarrollado productos de
exportación, y casi todos los universitarios y periodistas objetivos han señalado la
enorme mejora que la reforma ha supuesto en sus vidas. De hecho, Lula no tiene
alternativa a la reforma agraria, tal como afirmó Marcelo Rezende, el ex presidente del
Instituto de la Reforma Agraria (INCRA), cuando anunció su dimisión en agosto de este
año.

Modificaciones genéticas y derechos humanos


En todo el mundo, desde Europa Occidental a la India, desde África a Brasil,
granjeros, campesinos, ecologistas y consumidores han luchado contra las grandes
corporaciones agroalimentarias que intentan imponer semillas genéticamente
modificadas, fertilizantes químicos y herbicidas. Hasta el inicio del régimen de Lula, la
agricultura basada en semillas genéticamente modificadas se limitó a regiones
aisladas del sudeste de Brasil. Sin consultar con el congreso ni con las organizaciones
representativas de los pequeños granjeros y trabajadores sin tierra ni con los grupos

737
medioambientales, Lula decretó la aprobación de la siembra de estos productos, bajo
la presión de Monsanto. Contra la mayoría de los brasileños, el equipo económico de
Lula, dirigido por su ministro de la agricultura, asociado desde hace tiempo a
Monsanto, impuso tal medida. El espectro de una agricultura de exportación de origen
químico amenaza con minar los precarios márgenes entre el costo de producción y de
venta en que se mueven los pequeños productores, y asimismo podría perjudicar las
exportaciones a los mercados europeos. La generalización de una agricultura basada
en sustancias químicas, de coste elevado, y la posterior ruina de millones de
productores locales son un atentado contra los derechos humanos. Al parecer, el
compromiso de Lula con las elites de la agroexportación de productos genéticamente
modificados pasa por encima del terrible futuro que les espera a los campesinos.

Conclusión
Durante los diez primeros meses del régimen de Lula, el historial de derechos
humanos ha sido malo desde todos los puntos de vista. Los observadores de las
Naciones Unidas, la iglesia brasileña (CPT) y los activistas han señalado la creciente
violencia de los propietarios y las ejecuciones extrajudiciales, la criminalización estatal
de los movimientos sociales, las detenciones arbitrarias y la impunidad continuada de
torturadores de la policía y asesinos. Esto se debe fundamentalmente a la continuidad
de los aparatos judicial, policial y administrativo heredados del pasado y a la negativa
de Lula a reconocer la desigual y selectiva aplicación de la ley. La criminalización de
facto de los movimientos sociales ayuda e incita a los propietarios locales a
incrementar sus actividades parapoliciales.

La segunda razón del triste historial de derechos humanos del régimen de Lula se
debe al profundo compromiso de sus equipos económicos a favor de la creación de un
«clima favorable» para los inversores extranjeros y a la determinación de Lula de
reprimir cualquier signo de protesta social como si fuese una «amenaza para la paz
social».

La tercera razón se debe a la estrategia agroexportadora del régimen. Dada la alta


prioridad que Lula otorga al cumplimiento de las exigencias de los acreedores externos
y al cumplimiento de su acuerdo con las condiciones del Fondo Monetario
Internacional, su gobierno favorece aquellos sectores de agricultura que generan
divisas fuertes, a expensas de los sectores agrícolas, que producen alimentos para el
consumo local. Es precisamente esta «triple alianza» entre el régimen de Lula, las
elites agroexportadoras y los acreedores financieros externos lo que ha minado el
compromiso del gobierno con los derechos humanos. Es esta alianza triple lo que ha
llevado al compromiso de Lula de negociar la entrada de Brasil en el ALCA, y ello bajo
unas condiciones que permitirán la entrada de exportaciones agrícolas brasileñas en
el mercado estadounidense, a cambio de la entrada libre en Brasil de las
importaciones de alimentos estadounidenses, que llevarán a la ruina a los productores
locales. Para sostener este «modelo», el régimen de Lula se ha opuesto a las demandas
de la reforma agraria y ha criminalizado los movimientos sociales que la propugnan,
mientras que presiona a los EE.UU para que reduzca sus tarifas y elimine sus cuota
sobre la soja, los cítricos, el algodón, el azúcar y otros elementos de exportación. Las
violaciones de derechos humanos en Brasil no se deben sólo a funcionarios locales o a
propietarios, sino a un profundo problema estructural inmerso en la estrategia básica
del gobierno. Las elites de América Latina ya han reconocido el valor de Lula. La Folha
de São Paulo (29 de octubre de 2003) destacó en primera página una encuesta
realizada entre las elites de seis países latinoamericanos, que escogieron a Lula como
«el mejor presidente de América Latina», con un margen muy superior al de los demás
presidentes neoliberales.

738
15 de noviembre del 2003

Imperialismo y resistencia en Latinoamérica

James Petras
Rebelión
Traducido para Rebelión por Marina Trillo

Es totalmente pertinente que la Cumbre de Presidentes Ibero Americanos (IAPS) se


celebre este año en Bolivia. Porque apenas unas semanas antes, Bolivia fue el sitio de
una confrontación histórica, que quizás marque época, entre una élite neoliberal
corrupta apoyada por la Embajada de EEUU y las Fuerzas Armadas y los campesinos,
trabajadores, estudiantes y pobres urbanos decididos a recobrar el control soberano
de sus fuentes energéticas y mercados interiores. No es accidental que la IAPS tenga
lugar en Santa Cruz, la única ciudad de toda Bolivia donde el presidente en su huída
procuró provocar un infortunado golpe de estado apoyado por empresarios. El
levantamiento popular de octubre 2003 tiene dimensiones verdaderamente heroicas,
pero es sólo la ola de apertura de una lucha de amplitud continental que está
emergiendo en toda Latinoamérica. Para entender esta naciente confrontación es
importante examinar brevemente los protagonistas del cambio, la naturaleza de la
polarización entre los constructores del imperio y sus regímenes vasallos por un lado,
y los movimientos socio-políticos de masas por otro lado, colocando esto dentro del
contexto de los cambios de poder históricos de las últimas décadas. Este contexto
político es importante para delinear el campo de batalla fundamental - y los asuntos
sobre los que se producirán las luchas presentes y futuras. Estos incluyen la batalla
por el gas, el petróleo y otras fuentes de energía; la cuestión agraria en todas sus
manifestaciones, desde la distribución de la tierra, a la autodeterminación del cultivo
de cosechas (incluida la coca), la protección de los mercados interiores y la promoción
de la seguridad alimentaria doméstica; el tema del enorme ejército de trabajadores
urbanos parados permanentes; el punto fundamental de los derechos humanos
sostenibles y el asunto de la justicia social y la impunidad de la élite.

En la sección final demostraremos por qué el imperialismo es el tema principal de


nuestro tiempo. En todos y cada uno de los más importantes problemas sociales,
políticos y económicos de nuestro tiempo, una resolución progresista exige la derrota
del proyecto imperial.

Cambio de Marea
Hay indicadores empíricos significativos de que la marea se está volviendo en contra
de los regímenes cliente estadounidenses de Latinoamérica, aunque a un coste muy
alto y sangriento. En Bolivia una alianza de clase de varios millones de Bolivianos
derribó el régimen de Sánchez de Losada en octubre de 2003 e impuso al Presidente
entrante, Meza, un límite de 90 días para renacionalizar el gas y las fuentes
energéticas, revocar el programa de erradicación de coca e implementar otras
demandas populares. El coste fue alto: 81 Bolivianos fueron matados y 400
gravemente heridos. En la vecina Colombia, el Presidente Uribe, EEUU y el FMI
promovieron un referéndum que no logró obtener el mínimo 25% del electorado y fue
sonoramente derrotado - bloqueando así los planes neoliberales de austeridad y
privatización de Uribe. Un candidato de "centro-izquierda" derrotó también al elegido
de Uribe para la alcaldía de Bogotá, la segunda posición política más importante del
país. El programa de contra-insurgencia de Uribe no ha conseguido hacer ningún
progreso significativo contra la guerrilla, a pesar de que las fuerzas paramilitares

739
continúan asesinando y desahuciando por la fuerza a millares de campesinos en las
áreas conflictivas.

En Venezuela, los intentos apoyados por EEUU para derrocar violentamente por medio
de sicarios locales al régimen democráticamente elegido del Presidente Hugo Chávez
fueron derrotados dos veces por una alianza de pobres urbanos y sectores del ejército
constitucionalista. Como resultado Chávez ha "renacionalizado" la compañía estatal
del petróleo, reasignando sus ganancias desde las inversiones exteriores a proyectos
sociales locales para sanidad, educación, viviendas económicas para los pobres y
reforma agraria para los campesinos sin tierra - 100.000 beneficiarios en 2003.

En Argentina un levantamiento de masas populares en diciembre de 2001 y la


movilización urbana a lo largo de 2002-2003 han llevado a la acusada reducción de
los pagos de deuda, una bajada del precio de la electricidad, gas y otras utilidades y el
principio de la reforma del corrupto y represivo Estado dejado por la dictadura militar
y los venales regímenes civiles neoliberales de Menem, De La Rua y Duhalde. En Perú,
Ecuador y Brasil, los movimientos de masas se reagrupan para relanzar sus proyectos
de transformaciones sociales, después del giro a la derecha hacia el neoliberalismo
ortodoxo de los presidentes pseudo populistas, Lucio Gutiérrez en Ecuador, Da Silva
en Brasil y Toledo en Perú. El apoyo a Toledo ha caído a plomo a cifras de un sólo
dígito; Gutiérrez ha perdido el apoyo de los grandes sindicatos y organizaciones indias-
campesinas y se ha aliado con el ultraderechista Partido Cristiano Social Febres
Cordero. En Brasil para gran desilusión de la mayor parte de sus 50 millones de
votantes, Da Silva ha abrazado una versión extrema del "programa de ajuste"
neoliberal del FMI, cortando los programas sociales, reprimiendo a los activistas
rurales, cortando las pensiones de los funcionarios y distribuyendo tierras a menos
del 5% de los 60.000 trabajadores rurales sin tierra a los que prometió asentar en el
primer año de su mandato. El MST, los funcionarios públicos, los trabajadores
autónomos y muchos otros sectores populares están ya en huelga, preparando
ocupaciones masivas de tierras y organizando un nuevo partido político.

El resurgimiento popular del año 2003 representa la cuarta oleada de lucha popular
durante el último medio siglo. La primera oleada abarcó el período entre 1959 y
principios de los 1970 - empezando con el éxito de la revolución cubana y terminando
con la derrota de socialistas y populistas y la imposición de dictaduras militares en el
Cono Sur. La segunda oleada se centró en América Central y empezó con la
Revolución Sandinista de 1979 y terminó con su derrota en las elecciones de 1990 y la
consolidación de regímenes cliente de EEUU en Nicaragua, Guatemala y El Salvador.
La tercera oleada, empezó a finales de los años 1990 y terminó en 2002, una mezcla
de movimientos populares de masas y coaliciones con personalidades y partidos
electorales pseudo populistas. La cuarta oleada, que gana ímpetu rápidamente, está
cada vez más ligada a los movimientos sociopolíticos de toda Latinoamérica. La
integran coaliciones de indios-campesinos-clase obrera urbana parada, dedicadas a
actividades extra parlamentarias.

El asunto que unifica esta cuarta oleada de insurgencia popular es su oposición a la


recolonización de Latinoamérica por medio del ALCA promovido por los EEUU. La
singularidad de estos movimientos es su independencia del control de partidos
electorales, su alcance de amplitud continental, su poderosa red internacional de
solidaridad a través de varios foros sociales y organizaciones. Lo más importante son
su profundo enraizamiento en movimientos locales y su participación en luchas
concretas, basados en un análisis derivado de las especificidades de la historia,
cultura, estructura de clase, características étnicas y de género de cada país.

Contexto histórico para la Re-colonización de Latino América (ALCA)

740
Los avances y retrocesos de los regímenes cliente apoyados por EEUU y los intereses
económicos imperiales han estado en relación inversa a la fuerza de los movimientos
populares y los regímenes socialmente progresistas del último medio siglo. La primera
oleada de regímenes cliente apoyados por el imperio estaba formada por dictaduras
militares anti comunistas enormemente represivas durante los años 1950: Batista en
Cuba, Somoza en Nicaragua, Trujillo en la República Dominicana, Odria en Perú,
Pérez Jiménez en Venezuela, Armas en Guatemala. Estos fueron los predecesores de
los gobernantes neoliberales militares y civiles de la última parte del siglo. Sirvieron
esencialmente para abrir las puertas a una temprana invasión del capital
estadounidense y para proporcionar apoyo incondicional a los EEUU durante la
Guerra Fría. Los constructores del imperio estadounidense apuntaron contra los
emergentes regímenes nacional-populares y socialistas - Perón en Argentina, Vargas
en Brasil, Allende en Chile, J. J. Torres en Bolivia - que promovían la propiedad
nacional de las fuentes de energía y la empresa pública en industrias básicas.

Los EEUU intervinieron y derrocaron a los regímenes nacionalistas populistas por


medio de golpes de estado de las élites cliente militares y civiles, e invasión directa
(República dominicana 1965). El resultado fue la implantación del modelo "neoliberal"
o el modelo de acumulación de capital centrado en el imperio (ICMCA), con el que se
privatizaron las empresas públicas y fueron vendidas a corporaciones multinacionales
estadounidenses y europeas. Además invadieron los mercados locales con
exportaciones subvencionadas y las deudas extranjeras contraídas por gobernantes
corruptos fueron utilizadas para socavar cualquier estrategia nacional de desarrollo
equitativo.

Los años 1980 presenciaron la transición de dictaduras militares a electoralistas


civiles autoritarios e intensificación del "modelo neoliberal" y transferencia masiva de
ganancias, intereses, royalties y fondos ilícitamente ganados a EEUU y la Unión
Europea. La consolidación de los regímenes neoliberales llevó al desmantelamiento de
los sistemas de bienestar social, al desempleo urbano masivo, enormes aumentos de
migración rural huyendo de la miseria absoluta en el campo, aumento de los niveles
de pobreza a más del 50% y al creciente descontento generalizado con el modelo de
acumulación centrado en el imperio.

El período entre 1990-2001 presenció el derrocamiento popular de dos presidentes


neoliberales en Ecuador, otro en Brasil (Collor), un cuarto en Venezuela (Carlos Pérez),
preludios del derrocamiento de los corruptos políticos electorales autoritarios de Perú
(Fujimori), De La Rua (Argentina), Sánchez de Losada (Bolivia) en los primeros años
del nuevo milenio.

Aunque el neoliberalismo proporcionó ganancias extraordinarias a las corporaciones


multinacionales europeas y estadounidenses y a las élites locales multimillonarias no
es ni políticamente ni socialmente sostenible. El descenso y deterioro del
neoliberalismo quedan patentes en las tasas de crecimiento per capita negativas, la
descapitalización de las economías, el descenso del consumo doméstico, la
profundización de la crisis de la agricultura (excepto en los enclaves de exportación), y
los pagos exorbitantes de deuda que socavan cualquier inversión pública en economía
y programas sociales.

Neoliberalismo en Crisis: Re-Nacionalización o Re-Colonización


El ALCA es la respuesta propuesta por EEUU a las declinantes fortunas del
neoliberalismo y a los estados fallidos asociados con su implementación. El ALCA
implica la transferencia de soberanía a una comisión ALCA dominada por los EEUU.
Esta comisión establecerá el armazón legal, económico y político para la
implementación a largo plazo y gran escala de los intereses imperiales

741
estadounidenses. El ALCA conducirá a la cesión de todas las funciones legislativas y
ejecutivas Latinoamericanas y su subordinación total a un ALCA controlado por
EEUU. La meta económica inmediata del ALCA será privatizar las restantes áreas
lucrativas de propiedad nacional: el petróleo y las telecomunicaciones Venezolanas,
Mexicanas y Ecuatorianas y la privatización de la sanidad pública, la educación y los
servicios sociales. El ALCA también significará la protección continuada de los
sectores agrícolas e industriales estadounidenses no competitivos, la subvención
continuada a los exportadores estadounidenses - y la monopolización del comercio -
para privilegiar a los exportadores estadounidenses por encima de los productores
asiáticos y europeos.

Para defender el ALCA como un proyecto de re-colonización, los constructores del


imperio estadounidense están militarizando la región por medio del Plan Colombia,
construyendo extensas redes de bases militares y aumentando los contactos
político-personales que suman a funcionarios militares por la vía de 'maniobras
militares conjuntas'. El aumento del conflicto social y de la insurgencia generalizada
de las masas populares no es sólo una respuesta a las pasadas y presentes
depredaciones sinó al futuro proyecto de re-colonización, que implica el control de los
recursos energéticos (como el gas Boliviano), la expulsión y desarraigo del
campesinado rural y la "solución final" a la autodeterminación nacional y la soberanía
popular.

La crisis del neoliberalismo y la transición a la re-colonización sucede, sin embargo,


en terrenos de gran contestación política y social: la emergencia de la "cuarta oleada
de movimientos sociopolíticos" y la relativa debilidad y aislamiento de los regímenes
vasallos pro-ALCA. Bolivia ha ido por delante, primero al derrocar al corrupto régimen
de Sánchez de Losada y al señalar una dirección alternativa: la re-nacionalización de
las fuentes de energía y la protección y autodeterminación de sus productores
agrícolas domésticos. Los métodos Bolivianos de demandas de cambio y programáticas
tienen profunda resonancia entre el pueblo de Latinoamérica, cada vez más
desengañado de los líderes políticos elegidos cuyas campañas y promesas electorales
se oponen diametralmente a lo que hacen una vez alcanzan el poder.

Plan de la Cuarta Oleada de Movimientos Sociopolíticos


El eje de las luchas sociopolíticas emergentes gira alrededor de cinco grupos de
asuntos, implicando cada uno de ellos choques frontales entre las élites locales y los
constructores del imperio estadounidense de un lado y los indios-campesinos,
trabajadores, parados y juventud del otro lado.
1. El filo de la confrontación del imperio contra el pueblo es la batalla por el gas, el
petróleo y otras fuentes de energía. Una victoria de los poderes imperiales - a saber,
privatización o continuación de la privatización - abrirá la puerta a la toma completa
de la economía y proporcionará enormes recursos para financiar la dominación
imperial y sus élites vasallas. Una victoria del pueblo - la derrota del imperialismo - en
la toma del control de la energía tendría como resultado el proporcionar recursos para
financiar la inversión pública en infraestructura que ligue los mercados interiores y
proporcione empleo, financiación de la reforma agraria y programas sociales y
modernización de los servicios sanitarios, educativos y sociales. Igualmente
importante, la re-nacionalización podría proporcionar el ímpetu para revertir otras
privatizaciones ilegales y de alto coste y desnacionalizaciones, aumentando el alcance
y profundidad del control público y popular sobre la economía. El gas y el petróleo no
son sólo una fuente de riqueza sinó que son también emblemas de la lucha por el
desarrollo autónomo y la defensa de la identidad nacional.
2. La fuerza impulsora de la actual insurrección popular, los movimientos sociales
mejor organizados y más conscientes se encuentran en las áreas rurales de

742
Latinoamérica. El tema esencial es la cuestión agraria en formas múltiples y
complejas, que van desde las demandas por la reforma agraria en Brasil a las
demandas de los cultivadores de coca en Bolivia, Perú y Colombia por el derecho a
cultivar y comercializar la hoja de coca. La lucha fundamental se da entre pequeños
campesinos, trabajadores rurales sin tierra y campesinos de tipo medio que producen
alimentos para los mercados locales contra los agro-exportadores, los importadores
comerciales y los grandes exportadores subvencionados de Europa y EEUU. Los
asuntos son múltiples - unas tres cuartas partes del crédito, asistencia técnica,
subvenciones de derechos del agua son asignadas por los regímenes neoliberales a los
sectores agro- exportadores, mientras que los campesinos y pequeños granjeros
locales son forzados a pedir prestado a tasas usurarias a prestamistas locales,
grandes hacendados y comerciantes. En Brasil, Paraguay y Colombia propiedades
inmensas en su mayor parte de tierra sin cultivar coexisten con millones de
trabajadores sin tierra y campesinos de subsistencia. En Colombia y Brasil cientos de
miles de campesinos son desahuciados y cientos asesinados cada año por los ejércitos
privados de los grandes terratenientes protegidos por el corrupto sistema judicial. La
misma "justicia de clase" encarcela a millares de activistas campesinos que intentan
remediar las quejas de sus partidarios. El problema de la pobreza rural sólo puede
arreglarse confrontando el asunto de la concentración de riqueza, tierras y crédito. El
problema agrario es el tema más explosivo que probablemente sea detonante de una
guerra social a largo plazo y a gran escala.

La tercera área de la lucha de masas se da entre la creciente masa de parados


urbanos concentrados en todas las capitales y principales ciudades provinciales.
Entre el cuarenta y el ochenta por ciento de la mano de obra Latinoamericana está en
paro o empleada en actividad económica precaria que no proporciona unos ingresos
suficientes para vivir. Movimientos de ocupación de tierras a gran escala en la
periferia de ciudades por los sin hogar de Brasil, bloqueos de carreteras masivos por
los trabajadores en paro organizados de Argentina, y la insurgencia urbana en El Alto,
Bolivia, son sintomáticas de la explosividad de los urbanos pobres. El punto clave que
afecta al empleo y desempleo es la descapitalización de Latinoamérica por medio de
onerosos pagos de deuda a bancos extranjeros, repatriación de ganancias por parte de
las corporaciones multinacionales y colusión de los bancos estadounidenses y
europeos al transferir miles de millones de fondos ganados ilegalmente por los bancos
locales, políticos y élites locales de negocios. La segunda fuente de desempleo es la
bajada de aranceles y la inundación de los mercados locales con productos
subvencionados de EEUU y la UE así como de corporaciones multinacionales que
exportan desde plataformas de trabajo barato en China.

Los subempleados y parados incluyen a trabajadores fabriles que han perdido sus
trabajos y a jóvenes que entran al mercado de trabajo y nunca han estado empleados.
Los recientes levantamientos en Bolivia y Argentina, que lograron derrocar regímenes
vasallos de EEUU, y la movilización popular que restauró al Presidente Chávez en el
poder estaban integrados en gran parte por subempleados y parados urbanos más que
por sindicatos industriales de base fabril.

La cuarta área de la lucha de masas está en la esfera de los derechos humanos


entendida ampliamente. Los movimientos de masas contra la impunidad de los
funcionarios del gobierno implicados en masacres, genocidio, tortura y
encarcelamiento están en marcha, especialmente en Argentina, Bolivia, Perú,
Paraguay y Colombia. Campañas a gran escala para liberar a activistas políticos y
sociales encarcelados, están teniendo lugar en Brasil, Colombia y otras partes. La
lucha contra la impunidad de antiguos asesinos políticos se dirige hacia prevenir la
reincidencia - la repetición de crímenes por los mismos funcionarios en el presente y
el futuro. El número más grande de extorturadores, exdictadores, exmilitaristas de

743
Latinoamérica se encuentra en confortable exilio en los EEUU, especialmente en
Miami que tiene la concentración per capita más alta del mundo de terroristas
Latinoamericanos.

Puesto que la mayoría de los crímenes contra los derechos humanos son el resultado
de los gobernantes que protegen los privilegios, enormes tenencias de propiedad y
pillaje de recursos nacionales por parte de élites minoritarias, la defensa más efectiva
de las obligaciones de derechos humanos sostenibles requiere la transformación de
las estructuras del estado y la redistribución de la riqueza, y la propiedad hacia el
control mayoritario - por los trabajadores, campesinos y profesionales. La
continuación de violaciones de los derechos humanos, la persistencia de la
criminalización de los movimientos sociales y la impunidad de las élites bajo los
recientemente elegidos regímenes de Da Silva, Gutiérrez y Toledo sugieren que los
derechos humanos no serán respetados por un cambio de Presidentes, si no va
acompañado de cambio estructural.

Imperialismo Estadounidense: En el Ojo de la Tormenta


Desde la caída de los regímenes comunistas, Washington ha expandido su influencia
sobre la mayor parte de los antiguos países comunistas - desde el Báltico por Europa
Oriental a los Balcanes y más allá al Asia Central y Meridional, mediante guerras,
invasiones y operaciones encubiertas. El imperio estadounidense abarca casi el
cincuenta por ciento de las 500 corporaciones multinacionales y bancos más grandes,
120 bases militares alrededor del mundo y centenares de misiones militares. El ALCA
forma parte integral de la Doctrina de Bush de dominación del mundo. Pero este
imperio no es omnipotente, el poder mundial no es "unipolar", ni el imperio está
omnipresente. En Irak, el régimen colaborador-colonial se encuentra con resistencia
popular masiva con más de tres docenas de enfrentamientos armados diarios y
numerosos soldados estadounidenses y colaboradores civiles heridos y muertos cada
semana. La resistencia aumenta también en el Afganistán colonial. En Latinoamérica,
los proyectos de poder estadounidenses fueron derrotados en Venezuela, Colombia y
Bolivia. La resistencia popular derrotó dos golpes de estado orquestados por EEUU en
Venezuela, el "Plan Colombia" en Colombia y la venta del gas de Bolivia por Sánchez
de Losada.

El coste de la construcción imperial de Washington está socavando la economía


doméstica y el apoyo político de los regímenes, a medida que la cantidad de soldados
muertos sube junto con el déficit del presupuesto - mientras el gasto social y los
trabajos industriales descienden. El "imperio crece pero la república declina" - es la
mayor contradicción, junto con la contradicción entre la ocupación colonial y la
resistencia anti-colonial en Irak y Latinoamérica.

La Centralidad de Latinoamérica para el Imperio estadounidense y la Centralidad


del Imperio estadounidense en la Regresión Latinoamericana
Las políticas y las prácticas de las principales instituciones políticas y económicas
estadounidenses están en el centro de los mayores problemas a los que se enfrenta
Latinoamérica. La noción de la "centralidad" del imperio no niega el papel negativo de
los especuladores locales, políticos corruptos, terratenientes y gente de negocios
explotadores y oficiales militares autoritarios. Pero deja en claro que los funcionarios
de EEUU han elaborado el modelo de acumulación centrado en el imperio que ha
estado en el centro de la regresión de la sociedad Latinoamericana y el estancamiento
de su economía.

La importancia de Latinoamérica para la construcción imperial estadounidense se


encuentra en tres áreas generales: comercio, márgenes de beneficio y control de la

744
energía y otros recursos estratégicos. EEUU tiene un creciente e insostenible déficit
comercial con Asia y Europa; la única región en la que EEUU mantiene una cuenta
excedente neta es Latinoamérica. Si no fuera por los superávit de comercio y servicios
en Latinoamérica, la balanza comercial negativa estadounidense pondría en riesgo el
dólar y quizás contribuiría a acelerar una crisis financiera. El ALCA es visto por EEUU
como un mecanismo para sostener y ensanchar este superávit en vista de las
deprimentes perspectivas competitivas de otros sitios. En segundo lugar, los márgenes
de beneficio estadounidenses, especialmente en finanzas y banca pero también en
talleres de maquilas, energía y comercio están por encima de la tasa media de retorno
en los EEUU. Entre 1990-2000 más de 900 mil millones de dólares
($900.000.000.000) fueron transferidos a EEUU en concepto de pagos de interés,
royalties, ganancias y transferencias ilícitas de dinero de las corruptas élites locales.
Latinoamérica, especialmente México, Venezuela, Ecuador, es la principal fuente de
importación de la energía necesaria para sostener la economía estadounidense -
especialmente en tiempos de guerra y resistencia popular en Oriente Medio y Asia
Meridional.

Dados estos estratégicos asuntos - todos ellos componentes básicos de la construcción


del imperio estadounidense - las presiones de EEUU hacia el ALCA llegan a ser
totalmente entendibles: Le proporciona a EEUU el control directo, colonial, sobre los
superávits Latinoamericanos al conformar las políticas comerciales en su propio
beneficio, asegurándose la extracción continua de pagos de interés y la toma de las
fuentes de energía por medio de privatizaciones.

Las instituciones imperiales estadounidenses y los políticos están en el centro de la


lucha de clases en Latinoamérica en tres áreas de gran significado histórico.

Los EEUU y sus auxiliares en las Instituciones Financieras Internacionales (IFI) como
el FMI, BM, BID son los arquitectos y principales promotores y beneficiarios de la
ideología y prácticas neoliberales. La lucha contra el neoliberalismo implica la
confrontación directa con los regímenes locales que aplican esas políticas e
indirectamente pero de modo aún más significativo el ataque a las IFI y sus
patrocinadores en Washington y Europa.

EEUU es la fuerza primaria que presiona para la rápida imposición del ALCA y el más
prominente beneficiario de la re-colonización de Latinoamérica. La creciente oposición
generalizada al ALCA es 'lenguaje cifrado' para la oposición a la reconquista imperial
estadounidense de Latinoamérica, y el efecto último, la des-emancipación de los
ciudadanos latinoamericanos y la muerte de la soberanía nacional.

La principal fuente de conflictos hoy y en el pasado ha estado relacionada con la toma


o con el intento de apropiación por parte de los EEUU de las fuentes energéticas
Latinoamericanas. Los mayores y más sangrientos enfrentamientos recientes entre los
movimientos populares Latinoamericanos y los clientes estadounidenses se
produjeron en Bolivia y Venezuela - sobre el control del petróleo y el gas. El
comportamiento violento de los clientes apoyados por EEUU, un golpe en Venezuela y
masacres en Bolivia, nos dice mucho acerca de la base política profundamente
autoritaria de la recolonización estilo ALCA.

En 'análisis sectoriales' más específicos encontramos todo el penetrante impacto


negativo del imperialismo - especialmente en aquellas áreas problemáticas
anteriormente aludidas, la cuestión agraria, el desempleo, los derechos humanos y los
recursos energéticos.
El imperialismo y la Cuestión Agraria

745
Hay cinco áreas donde los intereses imperiales han tenido un impacto negativo sobre
los granjeros Latinoamericanos, los campesinos y los trabajadores sin tierra:
1. Los pequeños granjeros y los campesinos han sido empobrecidos y desahuciados
por las exportaciones estadounidenses de alimentos subvencionados y en general por
el apoyo de EEUU para eliminar las barreras arancelarias que protegen a los
productores locales.
2. Agencias policiales estadounidenses como la DEA ha impuesto la carga del tráfico
de drogas a los campesinos productores de coca, que no producen drogas adictivas, ni
las consumen, ni reciben más de un 5% del precio final de las calles de las ciudades
estadounidenses. El programa estadounidense de erradicación de droga ha puesto en
peligro el sustento de cientos de miles de casas campesinas y socavó las economías de
cinco veces ese número de establecimientos comerciales y de servicios que dependen
del gasto de los productores de coca, por no mencionar las pérdidas de rentas
públicas que podrían financiar el desarrollo y el empleo.
3. El desarraigo y desplazamiento masivos, la 'urbanización forzada' de millones de
campesinos en Colombia, América Central y otras partes es el resultado de los mil
millones de dólares en programas de contra-insurgencia que han aterrorizado el
campo, destruido las casas productivas y socavado la confianza inversora en cualquier
tipo de inversiones que hubieran creado puestos de trabajo.
4. La sistemática militarización del Pentágono de la política Latinoamericana
especialmente en las áreas rurales y la alianza entre terratenientes, barones de la
madera y jefes políticos derechistas han llevado al crecimiento de un 'déficit
alimentario' porque la mayoría de los productores de alimentos básicos para consumo
local son pequeños granjeros adversamente afectados por la militarización
estadounidense del campo.
5. Finalmente la insistencia de EEUU y las IFI en el pago inmediato e íntegro de la
deuda ha agotado los cofres de las administraciones municipales - fondos que podrían
haber sito usados para proporcionar crédito, compra de tierra para la reforma agraria
o producción subvencionada de alimentos.
Desde luego no sorprende, dada la completa, profunda y adversa participación del
imperialismo estadounidense en todos los aspectos de la agricultura, que los
campesinos, los indios y los trabajadores sin tierra hayan estado en la vanguardia de
los movimientos sociales opuestos al imperialismo estadounidense en sus varias
reencarnaciones, como 'neoliberalismo', "ALCA" y "pagos de deuda".

El gas y el petróleo
son de importancia estratégica para el imperio y también para las empobrecidas
gentes de Latinoamérica. El asunto es claro: las enormes ganancias y rentas del gas y
del petróleo, el uso y procesado de energía tienen implicaciones enormemente
importantes para sostener el imperio o, desde la perspectiva popular, para la
financiación de la actividad productiva, sanidad, educación, empleo y actividad
relacionada agrícola e industrial. La pregunta fundamental es la propiedad, dirección
y asignación. El imperio estadounidense quiere que sus corporaciones
multinacionales posean, dirijan y se beneficien del petróleo al servicio de la economía
de EEUU. Los movimientos populares quieren la propiedad pública nacional bajo
control democrático para reinvertir las ganancias del petróleo en multiplicar el
crecimiento económico y social dentro de sus países y para suministrar energía y
electricidad baratas a sus hogares, granjas y fábricas.

Desempleo e Imperialismo

746
El modelo de acumulación centrado en el imperio (ICMA), mejor conocido como
"neoliberalismo", está implicado en profundizar y extender el desempleo tanto en las
áreas urbanas como en las rurales. Las exportaciones agrícolas subsidiadas por
Washington y la protección de cultivadores y fabricantes no competitivos locales han
llevado a la quiebra a granjeros y cerraron los mercados a los productores locales,
aumentando el número de parados en millones. El ICMA ha eliminado la protección de
los fabricantes locales llevando al enorme despido de trabajadores porque los
industriales pasan a realizar actividades comerciales tales como la venta productos
baratos importados. Del mismo modo el proceso de privatización ha llevado a despidos
masivos y crecientes cargas sobre la energía provocando que los usuarios locales no
sean competitivos en los mercados locales y extranjeros. Finalmente las demandas de
los banqueros y las IFI de pagos completos e inmediatos de la deuda privan al estado
de recursos para financiar los servicios públicos e inversiones de capital que a su vez
llevan a despidos masivos de empleados del sector público y socavan la capacidad del
estado para crear nuevos puestos de trabajo y financiar reformas agrarias que podrían
absorber a la población rural excedente.

Aunque la corrupción y la incompetencia de los funcionarios locales y la fuga de


capitales de los inversores locales son importantes factores contribuyentes, el sobre-
curvado armazón político-económico generador de desempleo ha sido diseñado y
reforzado por las agencias imperiales de EEUU y sus auxiliares en las IFI.

Imperialismo y Derechos Humanos


El vínculo más flagrante y obvio entre el imperialismo y los profundos problemas
estructurales existentes en Latinoamérica está en el área de los derechos humanos.
Todas las principales instituciones estatales y para-estatales - ejército, policía,
inteligencia y sus auxiliares en las fuerzas paramilitares - implicadas en violaciones de
los derechos humanos reciben armas, entrenamiento, adoctrinamiento, financiación y
poderoso apoyo político de sus agencias equivalentes en el estado imperial
estadounidense. Si es el Plan Colombia, las bases militares de EEUU por toda
Latinoamérica, o la intervención directa y flagrante del Embajador de EEUU para
promover golpes de estado y represión, el estado imperial estadounidense es
profundamente cómplice de crímenes contra la humanidad, ya sea en la promoción
del asesinato de 300.000 civiles en América Central durante los años 1980, la
matanza de 30.000 campesinos en Colombia en los años 1990, o la masacre y
centenares de heridos en Bolivia en 2003.

Como indica el caso de la residencia actual en Miami del expresidente Sánchez de


Losada, EEUU proporciona refugio y santuario a fugitivos y criminales que huyen de
procesos judiciales sobre violación de derechos humanos y pillaje del tesoro público lo
que convierte a EEUU en cómplice de sus crímenes.

Conclusión
Es totalmente pertinente que haya dos conferencias en Santa Cruz, Bolivia. Una, la
Cumbre Iberoamericana de Presidentes, representa los intereses de los constructores
imperiales estadounidenses y europeos y sus estados vasallos, mientras que la
conferencia alternativa reúne a la resistencia popular contra el imperio - las fuerzas
que luchan por una transformación social profunda. Está claro que la correlación de
fuerzas en Latinoamérica y en el mundo está cambiando lenta e inexorablemente en
contra del imperialismo: después de los discursos triunfales que acompañaron la
invasión y ocupación de Irak ahora oímos la creciente resistencia popular
anti-colonial, las crecientes bajas estadounidenses y el descontento en el corazón del
imperio. En Ibero América el ascenso y caída de "presidentes" vasallos imperiales se
acelera: en asunto de meses los recién elegidos, aclamados por los medios de

747
comunicación como "nuevos salvadores", sucumben rápidamente a las demandas de
sus patronos imperiales y confrontan a los cada vez más movilizados campesinos,
trabajadores parados, mujeres, jóvenes y pueblos indígenas. Sus aceptaciones
populares se hunden a cifras de un sólo dígito. Bolivia es emblemática en este
acelerado proceso de cambio: Sánchez de Losada fue expulsado en menos de 2 años,
Carlos Meza, el Presidente provisional, siguiendo órdenes del Embajador
estadounidense Greelee, ha declarado la guerra contra los cocaleros y puede no durar
más allá de los 90 días de mandato dados por el plebiscito popular.

Mientras los movimiento populares avanzan, con retiradas, bajas y conquistas, así
también el imperio prepara golpes militares, masacres y corrupción de los líderes
populares. Quedan por delante grandes batallas. Presenciamos un período de luchas
masivas, represión violenta, intervención patente y distorsiones monstruosas en los
medios de comunicación, convirtiendo a las víctimas en verdugos, y a los verdugos en
víctimas. Pero los movimientos avanzan, dolorosamente, pero con seguridad,
enterrando a sus camaradas, atendiendo a sus heridos, nutriendo a sus
supervivientes y aumentando su solidaridad. Finalmente, con organización,
consciencia y audacia ganaremos, no sólo porque la causa de la libertad y la igualdad
es justa, sinó porque nos atrevemos luchar.

748
20 de noviembre de 2003

Bolivia: entre la colonización y la revolución

James Petras
Traducido para Rebelión por Manuel Talens

Introducción
Muchos comentaristas del levantamiento boliviano que derrocó al presidente Sánchez
de Lozada, títere de los Estados Unidos, no han considerado el desarrollo histórico de
la política de clase que precedió a los acontecimientos de octubre.
Un análisis serio de la rebelión popular de octubre de 2003 requiere como mínimo una
breve discusión sobre la tradición revolucionaria, las profundas raíces de clase y la
conciencia antiimperialista que prevalece entre las clases campesinas rurales y
urbanas. A esta perspectiva histórica se le debe añadir un análisis del nuevo contexto
de lucha de clases, del renovado liderazgo de los principales movimientos y de los
nuevos rostros de la reacción. Con dicho telón de fondo estaremos en mejor situación
para entender los dos movimientos de insurrección acaecidos durante 2003, la
derrotada revolución de febrero y el victorioso levantamiento de octubre. Un análisis
de los logros y las limitaciones de la rebelión de octubre nos permitirá examinar las
perspectivas para el futuro. ¿Habrá un "octubre rojo" o un golpe militar sangriento
apoyado por los Estados Unidos?

Bolivia: 1952-2003
La multitud de bolivianos que bloquearon carreteras, construyeron barricadas y
rodearon el palacio presidencial –campesinos, mineros, vendedores callejeros,
desempleados y muchos otros– eran el producto de al menos medio siglo de lucha
revolucionaria contra propietarios, dueños de las minas, grandes capitalistas y la
embajada de los Estados Unidos. A partir de la revolución social de 1952, que
expropió las minas y los bienes raíces de la oligarquía y destruyó a los militares, los
trabajadores y los campesinos bolivianos establecieron sus propios sindicatos y
milicias de clase. Sin embargo, el poder estatal fue acaparado por el partido
Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) de la clase media, que inició un proceso de
restauración de la hegemonía capitalista en alianza con los Estados Unidos. Siguió
una situación de "poder dual" hasta 1964, cuando un golpe militar apoyado por los
Estados Unidos colocó a René Barrientos en el poder, lo que dio lugar a matanzas de
mineros y a una alianza entre los militares y los líderes campesinos de la vieja
guardia. Con la muerte de Barrientos, un régimen nacionalista militar civil asumió el
poder en 1968, nacionalizó Gulf Oil y abrió la puerta a una fase más radical y
prerrevolucionaria durante los años 1969 y 1971. En este período, bajo la Presidencia
de J. J. Torres, los trabajadores y el movimiento de campesinos de izquierda
organizaron una asamblea popular, basada en la representación proporcional de
trabajadores (el 50%), campesinos (el 30%) y profesionales y estudiantes, elegidos en
el lugar de trabajo. La asamblea procedió a legislar un programa revolucionario de
socialismo autogestionado en la industria, una radicalización del programa de
distribución de la tierra y un amplio programa de asistencia social. Por desgracia,
mientras el régimen legislativo de campesinos y trabajadores se radicalizaba, el
ejército, al mando de Hugo Banzer, siguió siendo reaccionario y, con el apoyo de los
Estados Unidos, tomó el poder y procedió a encarcelar, exiliar, proscribir y asesinar a
los principales líderes y activistas populares.
Banzer, al igual que sus colegas dictatoriales en Chile, Argentina y Uruguay, trabajó

749
estrechamente con la CIA durante los años setenta para asesinar disidentes exiliados
en el denominado Plan Cóndor. Sin embargo, a principios de los ochenta el
movimiento popular boliviano, dirigido por los mineros del estaño, surgió para desafiar
a la dictadura y, mediante prolongadas huelgas generales, batallas desiguales entre
dinamita y M-1, condujo al restablecimiento de la política electoral. De nuevo, una
coalición de partidos de izquierda y de centro asumió el poder e intentó satisfacer las
exigencias de los trabajadores y del capital, y terminó por caer víctima de la elevada
inflación. En 1984-85, una coalición del partido del antiguo dictador Banzer y del
antiguo grupo izquierdista guerrillero MIR (Movimiento de la Izquierda Revolucionaria)
asumió el gobierno. Bajo la dirección del gobierno de los Estados Unidos y la CIA, el
régimen puso en práctica un "programa de ajuste" diseñado por un economista de
Harvard, Jeffery Sachs, que condujo al cierre de las principales minas de estaño y al
desempleo de 40.000 mineros. Sachs argumentó que los fondos que el Estado
ahorraba al no tener que subvencionar las minas estimularían nuevas industrias y
nuevas inversiones, que absorberían a las decenas de miles de desempleados. Pero no
había ningún capitalista boliviano capaz de competir con las importaciones baratas
que la política de mercado libre de Sachs estimuló. Sin embargo, la política de Sachs
llevó de manera indirecta a la creación del movimiento militante de cultivadores de
coca. Muchos mineros cobraron su indemnización por el despido y lo invirtieron en
tierras del sur, en Chapare, y del norte, en las Yungas, y empezaron a cultivar la
única cosecha que les proporcionaba ingresos constantes. Estos nuevos "cultivadores
de coca" trajeron con ellos sus tradiciones de solidaridad, organización y conciencia de
clase, y pusieron en marcha un poderoso sindicato, con una nueva generación de
líderes campesinos militantes.
A principios de los años noventa, los sindicatos de cultivadores de coca crecieron de
manera notable para oponerse a la agresiva y sangrienta campaña de erradicación de
la coca, organizada y dirigida por sumamente visibles militares estadounidenses y
agentes de la DEA (Drug Enforcement Agency). Conforme los sindicatos de cocaleros
acogían a más de 60.000 afiliados, las escaramuzas fueron en aumento. Entretanto,
mientras las organizaciones regionales de clase incrementaban su fuerza, el poder
político estaba en manos de un cliente cada vez más derechista del mercado libre de
los Estados Unidos, Sánchez de Lozada (1994-1997).
Los cocaleros organizaron un instrumento político –la Asamblea de Pueblos
Soberanos– que ganó las elecciones municipales en 1996-1997 y sirvió como base
para un nuevo partido radical, el actual Movimiento Al Socialismo (MAS), dirigido por
Evo Morales. El MAS amplió su programa de oposición a la erradicación de la coca
para incluir las exigencias económicas de los trabajadores del servicio público
(maestros y trabajadores sanitarios), las luchas por el reparto de la tierra de los
trabajadores rurales sin tierra, las pensiones a los jubilados, las reivindicaciones
salariales de los trabajadores, las exigencias de empleos públicos de los parados, las
luchas nacionales contra el ALCA y la privatización del gas y los pozos de petróleo. En
las elecciones presidenciales de 2002, el MAS se benefició de una década de lucha de
clases y de movilizaciones y obtuvo el 21,9% del voto, perdiendo frente a Sánchez de
Lozada, el candidato apoyado por los Estados Unidos, por una escasa diferencia del
0,6% (Sánchez de Lozada obtuvo el 22,5%). Dado que Felipe Quispe, el otro líder
militante campesino indio, obtuvo el 7%, estaba claro que la izquierda logró más votos
que el ganador de la derecha.
Varios factores explican el aumento en más del triple del apoyo al MAS: (1) la intensa
lucha de clases que precedió a la campaña electoral y que continuó durante ésta
polarizó y elevó la conciencia de clase del electorado, neutralizando así la ventaja de
los medios de comunicación y las ventajas económicas de la derecha; (2) la ostensible
intervención del embajador estadounidense Rocha, que amenazó al electorado
boliviano con la cancelación de la ayuda y del comercio si se atrevían a votar a Evo
Morales y al MAS precipitó un gran cambio a la izquierda entre la mayoría de los
bolivianos antiimperialistas; (3) la presencia de Evo Morales, un carismático líder de

750
manifestaciones de masas, investigaciones del Congreso y confrontaciones populares
con el Estado, que hizo una campaña en lengua quechua y en español, sobre
cuestiones nacionales, internacionales y locales. Tras las elecciones, el MAS se
convirtió en el principal partido de la oposición en el Congreso, con numerosos
diputados indios, mujeres y obreros.

Cambio de contexto de la lucha de clases


Desde principios de los años cincuenta hasta mediados de los ochenta, los mineros
marxistas del estaño fueron la vanguardia de la lucha revolucionaria. Dirigieron la
Central Obrera Boliviana (la COB) y probaron en huelgas generales y mediante la
resistencia armada que eran el centro de la oposición a los mandatos de Fondo
Monetario Internacional y a los saqueos de los estafadores locales y de los capitalistas
extranjeros. Sin embargo, el cierre de las minas de estaño, las luchas sectarias
internas y la corrupción gubernamental de los líderes debilitó la COB y el liderazgo de
los mineros. A principios de los años noventa estaba claro que el mando de la lucha
había cambiado a los sindicatos de la coca, a las coaliciones urbanas de sindicatos, a
los consumidores, a los vendedores callejeros y a los desempleados. El cambio en el
mando no fue aceptado con facilidad. Evo Morales me dijo una vez que la primera vez
que asistió a una reunión de la COB como delegado del sindicato campesino, un líder
minero le pidió "que le comprara un paquete de cigarrillos" y, más tarde, cuando
apoyó a un líder sindicalista campesino como líder de la COB, fue ridiculizado por el
resto de los delegados mineros. Esto ahora es historia. Existe una amplia aceptación
del papel dinámico de los cocaleros y una mayor solidaridad, tal como ha demostrado
el levantamiento de octubre.
El nuevo liderazgo revolucionario está ilustrado por la aparición de Evo Morales, el
líder de los cultivadores de coca en la región de Cochabamba, portavoz político del
MAS y, posiblemente, el próximo presidente de Bolivia. Evo ha dedicado su entera vida
política a la creación del sindicato de trabajadores de la coca, con un cuadro
sustancial de antiguos mineros militantes convertidos en cultivadores de coca, de
mujeres, de organizadores comunitarios y de sindicalistas. La clave de la fuerza del
sindicato de cultivadores de coca está en las asambleas populares, en las frecuentes
conferencias de delegados libremente elegidos y en los estrechos lazos y la
responsabilidad entre los dirigentes, las asambleas y su lucha a muerte por conservar
sus tierras, sus casas y un nivel de vida decente contra las campañas
estadounidenses de erradicación de la coca. En diciembre de 2002, me invitaron a
hablar a la Asamblea de Cultivadores de Coca, en Chapare. Después de la charla, los
delegados de todas las comunidades locales discutieron inmediatamente un "plan de
lucha" de 15 puntos para lanzarlo durante la segunda semana de enero tras cuatro
meses de negociaciones infructuosas con el régimen de Sánchez de Lozada. La DEA
estadounidense rechazó la oferta del movimiento de limitar el cultivo de coca a menos
de un acre. Fue el presidente Sánchez de Lozada (en Bolivia lo llaman el "Gringo")
quien hizo pública la decisión de la embajada, en su español de fuerte acento yanqui
(por haber vivido la mayor parte de su vida en los Estados Unidos) y quien ordenó al
ejército que siguiera actuando. La discusión abierta y las exigencias de pasar a la
acción por parte de los delegados en la reunión reflejaron la cercana relación entre el
sindicalismo de estilo asambleario democrático y la militancia de clase.
Se estableció un programa de 15 puntos que incluía las principales exigencias de una
amplia gama de clases sociales y grupos económicos, con la idea de establecer una
coalición nacional para una huelga general. El 15 de enero, los cocaleros se
movilizaron y bloquearon las principales carreteras con piedras de las montañas,
cargas de dinamita y enfrentamientos con la policía y los militares. Sánchez de Lozada
envió refuerzos a los militares y prometió limpiar las carreteras a cualquier precio.
Muchos cocaleros fueron heridos y detenidos. Varios fueron asesinados. La respuesta
en las ciudades era tibia y los cocaleros de las Yungas, dirigidos por Quispe, tardaron
en reaccionar. Sin embargo, a principios de febrero Sánchez de Lozada, minimizando

751
el polvorín sobre el que estaba sentado, impuso un impuesto del 12% a los salarios de
la población. El ochenta por ciento de los bolivianos vivía ya en la pobreza y el nivel de
vida había disminuido un 20% durante los dos años anteriores. Hubo una huelga
general, que incluyó a todos los sectores de la mano de obra. En La Paz, y en otras
partes, los funcionarios y la policía no sólo se negaron a reprimir a la numerosa
población, sino que se unieron a la protesta. Sánchez de Lozada llamó al ejército tras
atrincherarse en el palacio presidencial, cuyas ventanas habían sido apedreadas. El
Palacio de Justicia fue saqueado. Más de cuarenta personas cayeron asesinadas en la
sangrienta rebelión de febrero, ensayo general de la insurrección de octubre. Fuentes
gubernamentales revelaron que el embajador estadounidense Greenlee, un antiguo
agente de la CIA, le exigió al presidente que hiciera todo lo necesario para conservar el
poder. La matanza de febrero polarizó todavía más el país y aisló a Sánchez, cuya
popularidad cayó en picado, pero con el apoyo de Greenlee y de los militares siguió
adelante con la venta del gas boliviano, un polémico acuerdo que ofrecía pingües
beneficios a las compañías estadounidenses y europeas del gas.

Caras nuevas, viejos reaccionarios


Sánchez de Lozada representa la nueva cara más abiertamente colonial de los
regímenes clientes de los Estados Unidos. Estudió y pasó la mayor parte de su vida en
ese país, mientras hacía negocios ocasionales en Bolivia, Chile y los Estados Unidos,
que lo hicieron millonario. A diferencia de los anteriores déspotas clientes de los
Estados Unidos, Sánchez de Lozada no ascendió a través de la maquinaria del partido
del derechista "Movimiento Nacional Revolucionario", con una retórica nacionalista.
Ha sido, desde el principio hasta el fin, un partidario de la economía de mercado
favorable a los yanquis. Tal como sucede en la Europa del Este, en los Balcanes, en
los países bálticos y ahora en Irak, los "antiguos patriotas" o "exiliados" que están
totalmente a favor de los intereses estadounidenses regresan y, con una generosa
financiación, acceden a puestos elevados y utilizan sus conexiones de negocios para
asegurar inversiones, préstamos y desarrollo. En todos los casos, estos "antiguos
patriotas" se convierten en intermediarios de las liquidaciones al por mayor de
recursos nacionales vitales. La liquidación del gas boliviano fue uno de estos ejemplos,
que terminó por hacer explotar el levantamiento que derrocó a Sánchez de Lozada.

La privatización del gas: fórmula para la insurrección


Entre 1985 y 1997, tanto el presidente como el Congreso de Bolivia decretaron una
serie de privatizaciones. Estas ventas tuvieron lugar en gran parte durante la primera
presidencia de Sánchez de Lozada, que promovió las privatizaciones como una manera
de "inyectar nuevo capital" en la economía, con lo que camufló la transferencia de la
propiedad como "capitalizaciones", no como privatizaciones que permitirían la entrada
en funciones de depredadores locales y extranjeros. En 1997, el último año de su
primer mandato presidencial, Sánchez de Lozada y los líderes del Congreso aprobaron
en secreto un decreto que permitió la propiedad multinacional del gas natural en su
"origen", lo cual significaba que el gas era "boliviano" mientras permanecía bajo tierra,
pero de propiedad extranjera cuando se bombeaba y se vendía. Cualquier escolar
boliviano con un conocimiento mínimo de la historia sabe que la constitución
establece que los recursos naturales pertenecen al estado de Bolivia. El acuerdo
original con las multinacionales estipulaba un reparto a medias entre el Estado y las
corporaciones privadas, pero Sánchez de Lozada incluyó una cláusula secreta en la
que los "nuevos pozos" serían explotados con un porcentaje para el Estado boliviano
de sólo el 18%, mientras que el 82% restante sería para las multinacionales. Éstas
procedieron a designar muchas instalaciones de operaciones como "nuevos pozos". La
parte del Estado boliviano se calcularía en el puerto de salida en Chile, no como una
proporción del precio en los Estados Unidos. Por consiguiente, Bolivia recibiría el 18%
de 70 centavos de dólar (0,70 dólares) por cada mil pies cúbicos. Este extraño arreglo

752
contrastaba con el precio de 2,70 dólares por trescientos pies cúbicos de gas que se
les vendían a los empobrecidos bolivianos. En otras palabras, los bolivianos pagarían
doce veces más que el precio calculado como base para sus entradas por el gas
exportado. Además, después de que Sánchez de Lozada hubiera cedido los derechos
de explotación del gas, los geólogos a sueldo de las multinacionales "descubrieron"
que el gas boliviano y las reservas de petróleo eran diez veces superiores a las
estimadas con anterioridad.
En 2002, Evo Morales llamó la atención en el Parlamento sobre este enorme timo y fue
inmediatamente expulsado de la legislatura. Esta acción tuvo consecuencias, ya que
hubo movilizaciones de masas en todo el país y Evo fue rehabilitado. Entretanto, la
población entera se dio cuenta de la estafa y de la enorme posibilidad de salir de la
pobreza mediante los miles de millones que se podrían obtener del gas y del petróleo si
se cancelaban las privatizaciones y los acuerdos fraudulentos.
Mientras tanto, la prensa burguesa y muchos progresistas presentaron la cuestión
como si fuese un conflicto "histórico" entre Bolivia y Chile a propósito del puerto por el
que el gas sería transportado, en vez de una lucha antiimperialista. A pesar de su
completo aislamiento y de la clara muestra de su monumental complicidad para
estafar a la nación, Sánchez siguió adelante con el proyecto del gasoducto favorecido
por las multinacionales. De nuevo los bolivianos, esos "hombres pobres sentados
sobre una montaña de riqueza", estaban siendo estafados, hasta que el levantamiento
de octubre puso término temporalmente a dicha situación al derrocar al protegido de
los Estados Unidos que, de manera apropiada, escapó a Washington para informar a
sus amos.
A la lucha de masas debida al gas se le suma la creciente lucha por una nueva
reforma agraria. La reforma agraria de 1952 ha sido totalmente neutralizada: dos
millones de familias, sobre todo indias, trabajan cinco millones de hectáreas, mientras
que menos de cien familias poseen veinticinco millones de hectáreas. Cuando los
barones del ganado reclamaron que necesitaban sesenta hectáreas por cada res, Evo
Morales respondió que para obtener cincuenta hectáreas es preciso ser una vaca.

La insurrección de octubre
Después de la matanza de febrero de 2003, el mando del levantamiento de octubre
pasó a otro líder cocalero, Felipe Quispe, de las Yungas, líder del Movimiento Indígena
Pachakuti. El 29 de septiembre de 2003, el jefe de la COB apeló a una "huelga general
indefinida" contra la política del gas y económica del régimen. Al principio, la llamada
a la huelga recibió una débil respuesta; únicamente los sindicatos de mineros en
Oruro y Potosi depusieron sus herramientas, seguidos de los maestros. Al tercer día
de huelga, los estudiantes de La Paz se echaron a las calles. A partir del 3 de octubre,
miles de campesinos de las Yungas bloquearon todas las carreteras principales que
conducen a La Paz. Las guarniciones del ejército en La Paz fueron movilizadas y
trasladadas a El Alto, una ciudad de un millón de habitantes situada por encima de la
capital. El Alto tiene la renta per cápita más baja de Bolivia: es, literalmente, una
"ciudad de proletarios".
Los consejos centrales de trabajadores de Cochabamba, dirigidos por Oscar Oliveri,
así como otras ciudades, se declararon a favor de la huelga general. Día tras día, las
calles de todas las ciudades principales se llenaron de manifestantes y barricadas. Las
luchas callejeras estallaron en La Paz y en todas las carreteras. Los militares
cambiaron los gases lacrimógenos por municiones. En El Alto, la ciudad proletaria,
decenas de miles de trabajadores jóvenes desempleados lucharon contra el ejército
barrio por barrio, calle por la calle, casa por casa. El número de muertes se elevó
conforme pasaban los días y los heridos abarrotaron los hospitales. Decenas de miles
de mineros bajaron por las carreteras desde las tierras altas con cartuchos de
dinamita y unos pocos Mausers oxidados de 1930, procedentes de la guerra del
Chaco. Las mujeres estaban en las líneas de combate, como líderes de las
asociaciones de vecinos, enfrentándose el ejército y haciendo retroceder a los reclutas

753
campesinos. Hacia el 13 de octubre, el palacio presidencial fue rodeado por cientos de
miles de encolerizados trabajadores, campesinos, indios, vendedores callejeros y
desempleados. Los partidos que sostenían el régimen dimitieron del gabinete,
mientras que algunas de sus sedes eran asaltadas y quemadas. El vicepresidente
Meza, convenientemente, dimitió. El embajador Greenlee, el antiguo experto en
contrainsurgencia de la CIA, le exigió a Sánchez de Lozada que se mantuviese en el
poder por la fuerza.
La economía se paralizó. En las ciudades no entraban ni alimentos, ni gas ni ningún
otro producto básico; los pequeños vendedores se fueron de los mercados en prueba
de solidaridad y de los supermercados a causa del miedo. El 15 de octubre, el
presidente escapó a Santa Cruz, donde pensaba que la elite de la derecha de los
negocios organizaría un golpe militar para devolverle el poder. Esperó seis horas y,
luego, siguió camino hacia Miami, junto a otros estafadores, torturadores y
presidentes electos que escapan a la ira de los pueblos masacrados. Hubo ochenta y
un muertos y cuatrocientos heridos o incapacitados.
Evo Morales y el Congreso apoyaron la designación del vicepresidente Meza como
nuevo presidente interino.
Meza recibió el mandato de convocar una Asamblea Constitucional y nuevas
elecciones, así como de declarar nulo el programa anterior y de revocar el acuerdo del
gasoducto. Frente a medio millón de personas en las calles de La Paz y tal como se
esperaba, Meza señaló su compromiso de "revisar la política del antiguo régimen y
responder a las exigencias del pueblo". Luego, designó un gabinete de tecnócratas
totalmente ajenos a las exigencias del pueblo y, dos semanas más tarde, anunció que
seguiría la política de su predecesor (y de su patrón, el embajador Greenlee) en la
erradicación de la coca. Evo Morales reconoció parcialmente su error al apoyar a Meza
y declaró que su partido, el MAS, dejaría de secundarlo si seguía con el programa de
erradicación. Sin embargo, en declaraciones más recientes, Evo ha vuelto a apoyar al
neoliberal Meza, mientras denunciaba los preparativos de un golpe militar.

Conclusión
Es preciso señalar varios puntos. A pesar de sus vínculos de muchos años con todas
las principales luchas a lo largo de la década pasada, el MAS y Evo Morales
representaron un papel muy secundario en la lucha durante el levantamiento de
octubre. De hecho, Evo estaba en Ginebra en una conferencia interparlamentaria
durante la mayor parte de la sangrienta lucha callejera y los cocaleros no obstruyeron
las carreteras hasta los últimos días del levantamiento.
El comportamiento del MAS, ejemplar hasta entonces, resulta difícil de explicar y
tampoco se comprende por qué Evo apoyó el nombramiento de Carlos Meza como
sucesor de Sánchez de Lozada, ya que es claramente un neoliberal que había
secundado al presidente hasta su último día en el gobierno. Una explicación puede ser
la posible influencia de la política electoral institucional en la domesticación del MAS.
Puede que sea así, pero Evo tiene unos límites que no podrá sobrepasar en su relación
con las estructuras del poder, que son las masas –los cocaleros– y la insistencia
intransigente de los Estados Unidos en la erradicación. Evo no puede llegar a
acuerdos con ningún político que proponga destruir a los cocaleros. La cuestión de la
coca, en última instancia, mantiene a Evo en la izquierda radical.
La segunda cuestión es el enorme poder de los levantamientos latinoamericanos para
derrocar regímenes clientes de los Estados Unidos y la ausencia de cualquier liderazgo
político para sustituir a los regímenes expulsados. El mismo fenómeno ocurrió en
Argentina con el levantamiento de diciembre de 2001 y, antes, en Ecuador y Perú. Los
levantamientos radicales de masas no terminan en revoluciones. La ausencia de una
organización sociopolítica revolucionaria y de un liderazgo con vocación para asumir el
poder es una obviedad.
En tercer lugar, la división entre los dos líderes militantes cocaleros, Quispe y Evo, no
es simplemente personal, sino que refleja dos conceptos diferentes de política: étnica

754
frente a étnica de clase. Quispe propugna la necesidad de una nación aymara
separada, con su propio gobierno; Morales apoya una nación multiétnica, en la que
las comunidades indias gozarían de gran prioridad y el poder estaría en manos de la
pequeña burguesía de trabajadores y campesinos. El problema de la opción de Quispe
es que la mayor parte de la riqueza del petróleo y del gas de Bolivia se encuentra fuera
de las regiones aymaras.
El levantamiento boliviano ha recibido un amplio apoyo entre los pueblos de América
Latina. Los activistas y militantes lo ven como una demostración de que los regímenes
neoliberales apoyados por los Estados Unidos pueden caer derrotados. En Bolivia, el
tiempo corre en contra del nuevo presidente. El embajador Greenlee y los 5 "expertos"
del Pentágono, que llegaron a Bolivia después del levantamiento, sin duda preparan
un golpe sangriento. Meza, que carece de partido o de aliados en el mundo de los
negocios y tiene poco contacto con los militares, es incluso más débil que su
predecesor. La izquierda se dedica a organizar a los activistas de masas que hagan
posible la insurrección. Esto requiere la unión de los dos sindicatos de la coca, la
COB, los consejos regionales del trabajo, las organizaciones de vecinos, los mineros, el
MAS, el MIP (Movimiento Indígena Pachakuti) y las decenas de miles de jóvenes
luchadores callejeros desempleados.
La clase obrera boliviana y el campesinado han demostrado su coraje sin límites, su
inmensa solidaridad, su antiimperialismo desafiante y su enorme deseo de controlar y
usar sus recursos naturales para mejorar sus vidas. ¿Encontrarán sus líderes la
manera de unificar sus fuerzas? ¿Desecharán las tentaciones de la estructura de
poder que impregna la política electoral? ¿Tomarán el poder del Estado"?
¿Será la próxima ocasión un "octubre rojo"?

755
24 noviembre 2003

México sufrirá un desastre


si privatiza su sector eléctrico
Un proyecto de nación independiente debe sostener esta industria

"Empresas como General Electric, Edison International, Pacific Gas, Enron, Niagara
Mohawk y National Power, responsables de grandes apagones, son algunas de las que
buscan invertir en México, con todas las facilidades que les ofrece el gobierno"

Ricardo Martínez Martínez


La Jornada

"Si México permite la apertura al capital privado de su industria eléctrica, el efecto


será catastrófico: deterioro del servicio, aumento indiscriminado de los precios de
consumo, descenso significativo del empleo, especialmente calificado, y reducción de
los ingresos del Estado", aseguró en entrevista James Petras, especialista en temas
económicos y sociales de la Universidad de Binghamton, Nueva York.
Al tiempo que el gobierno de Vicente Fox Quesada presiona para que el Congreso de la
Unión reforme los artículos 27 y 28 de la Constitución, y en medio de movilizaciones
sociales con el fin de impedir la desregulación del sector eléctrico, el influyente
analista estadunidense advirtió sobre la creación de un "monopolio leonino" y los
efectos "colaterales" de la apertura energética nacional.
"El precio del consumo de la electricidad aumentará, afectando las economías
doméstica y manufacturera; los ingresos del Estado descenderán a un ritmo promedio
de tres a uno, es decir, en tres años los ingresos de las empresas privatizadas
cubrirán los costos de la compra por la imposición de altas tarifas en el servicio y el
Estado dejará de percibir recursos para cubrir necesidades del gasto público;
aumentarán las ganancias de las empresas privadas suprimiendo gastos de
mantenimiento, infraestructura y mano de obra, con el efecto inmediato de un
aumento en el desempleo."
Países como Estados Unidos, Inglaterra, Argentina y Brasil han vivido los efectos
negativos de la privatización del sector, lo que supondría que México correría con la
misma suerte.
"Eso es lo que hemos visto en todos los países, y para el caso del socio menor de
Estados Unidos no hay excepción"; además, "empresas como General Electric, Edison
International, Pacific Gas, Enron, Niagara Mohawk y National Power, responsables del
abandono tecnológico de amplias redes de energía y de grandes apagones", son
algunas de las "firmas que buscan invertir en el mercado mexicano con todas las
facilidades que les ofrece el gobierno".
El modelo de la administración foxista de entregar la industria eléctrica gradualmente
a empresas privadas es un fracaso, "y lo que podríamos ver en corto plazo es una
aguda descapitalización del sector y un eventual desmantelamiento de la
infraestructura que costó esfuerzos de años de los trabajadores mexicanos", apuntó
Petras.
El gobierno federal plantea que empresas privadas abastezcan de energía a las
industrias, quitando a la instancia rectora (la Comisión Federal de Electricidad) su
mayor fuente de ingresos y, con ello, reducir la inversión pública en el sector.

756
"Hablan de eficiencia, pero si uno compara la distribución de electricidad por el sector
público y el privado; el primero es mucho más eficiente y estable en sus costos y
beneficios, ya que puede retener un porcentaje de sus ingresos para mejorar y
modernizar la producción de electricidad, mientras la empresa privada retiene sus
ingresos para invertirlos en el mercado financiero, desatendiendo las necesidades
vitales de infraestructura, mantenimiento y alta calificación de la mano de obra."

Fracasos energéticos
Las empresas privadas que se establecieron a partir de la desregulación del sector
eléctrico en Estados Unidos e Inglaterra mantienen el control total de la producción y
la distribución, lo que les permite la manipulación de los precios de consumo.
"En vez de competir entre ellas, empezaron a colaborar para manipular los precios
artificialmente. Manejaron y redujeron la oferta de la energía para dar la pantalla de
que era escasa y, de esa forma, justificaron un aumento en los precios", explicó el
catedrático estadunidense.
Enron, empresa acusada de fraudes millonarios, "está involucrada en la crisis de
California tras empezar a vender y comprar electricidad. Cada vez que realizaba una
transacción de venta subía los precios y cuando se trataba de comprar presionaba
para que bajaran"; esta manipulación "tiene sus raíces estructurales en la
desregulación y el control de la industria por un pequeño grupo de empresas privadas
que, a raíz de la concentración monopólica, puede hacer lo que les dé la gana sin que
el gobierno tenga instrumentos para investigar, revisar y limitar sus actividades
económicas".
A partir de que los precios de la electricidad se incrementaron en los países donde se
permitió la privatización, las compañías manufactureras e industriales se endeudaron
con los bancos; así, la cadena de intereses y beneficiarios se fue agrandando.
"Esa deuda creció hasta que los ciudadanos tuvieron que financiar el saneamiento de
las compañías privadas, es decir, mientras las compañías de electricidad tenían
ganancias, el Estado financiaba las pérdidas, interviniendo para subvencionar y
salvarlas con recursos públicos."
Otro factor importante del fracaso de la privatización de la industria, sostiene, "es la
desarticulación de todo el proceso de distribución de la electricidad". En las empresas
públicas, la generación y distribución de la energía se regía en una cadena
planificada, mientras en manos privadas las estrategias son distintas. Por ejemplo,
"varias compañías definieron su propio monto de reservas, invirtieron poco en el
mantenimiento de infraestructura y actuaron sin coordinación; el efecto lógico se
materializó en serios apagones. Las empresas privadas prefirieron sacrificar al
consumidor en aras de mantener altas tasas de ganancia.
"Hay un cálculo para California. El precio por la privatización y desregulación fue de
71 mil millones de dólares, que, a la larga, fue costeado por los mismos usuarios,
mientras el precio del megavatio/hora de electricidad en 2000 fue calculado a 30
dólares, para el próximo año aumentó a 3 mil 880 dólares por la misma unidad de
uso", sintetizó el especialista.

Los problemas en América Latina


Bolivia, Argentina, Brasil y República Dominicana (donde actualmente hay
manifestaciones de rechazo a las privatizaciones) son ejemplos bien documentados de
las grandes estafas, asegura Petras, y agregó que en esas naciones se utilizó "la
ideología del libre mercado para que los nuevos dueños de la electricidad fijaran
monopolios y oligopolios".

757
Las promesas de los ejecutivos de las empresas privadas de bajar las tarifas y hacer
más competitivos los servicios fueron incumplidas. "Cuando dicen que bajan los
precios hay que entender que suben, y cuando señalan la competitividad como efecto
automático de la libre empresa, hay que comprender que las empresas son
ineficientes."
Actualmente, en la República Dominicana hay más de cien sindicalistas encarcelados
porque han protestado por los apagones que duran más de 20 horas en repararse.
"Las consecuencias han sido dolorosas y las empresas extranjeras, particularmente de
Europa y Estados Unidos, son las responsables."
El caso clásico y desastroso de la política privatizadora de la energía eléctrica es
Brasil, "donde hay una enorme capacidad hidroeléctrica que, al momento de
privatizarse, las compañías comenzaron a importar gas con el propósito de utilizarlo
en las presas generadoras de electricidad. El resultado todos lo sabemos: aumento
inmediato de los costos de producción y consumo".
También el sistema de redes eléctricas quedó desmantelado, provocando "apagones
que nunca existieron antes en ese país sudamericano; un desastre total".
En síntesis, las firmas corporativas compran las redes de electricidad, extraen
ganancias monopólicas, controlan los precios y chantajean a los gobiernos con la
amenaza de apagones; todo con el objetivo de obtener el acceso privado a la
electricidad.
Lo peor, concluye Petras, es que las empresas controlan las decisiones principales de
la industria eléctrica, que conforma los nervios centrales de cualquier actividad
económica, desde la doméstica hasta la manufacturera y ensambladora.
En este sentido, añade, los países sufren la privatización de las ganancias y la
socialización de las pérdidas, "una verdadera desnacionalización de las áreas
estratégicas de los países, lo que supone su recolonización".

Hay opción
Ante este panorama, ¿cuál es la alternativa para mantener eficiente el sistema
eléctrico nacional?
"El mejor sistema de generación y distribución de electricidad es el público, en el cual
trabajadores, técnicos y ecologistas estén al frente de la dirección de las empresas. Se
trata de una industria planificada, eficiente y que proteja a sus trabajadores, quienes
dan su vida para mantener la industria y las necesidades energéticas de los países.
"Una empresa pública, libre de corrupción y con alta responsabilidad ética de cuidar
el medio ambiente, es lo que requiere el planeta.
"Además, es de todos conocido que las empresas públicas calculan los beneficios no
simplemente en las ganancias anuales, sino también en dar el servicio a los grupos de
bajos salarios que requieren de electricidad para realizar sus tareas cotidianas. El
cálculo sobre los beneficios no es sólo cuánto dinero recaba la empresa, sino cuánto
beneficia a la economía en su conjunto. Esa es la forma en que veo cómo integrar la
industria eléctrica en un proyecto nacional.
"Hay que entender que debemos analizar este tema en su totalidad, no de manera
aislada de las otras actividades sociales y económicas del país. Creo que en el caso de
México, el Sindicato Mexicano de Electricistas tiene buen conocimiento de los
múltiples efectos colectivos que puede tener el mantenimiento del sistema eléctrico en
manos públicas."
*Periodista. Trabaja en Radio Educación, es corresponsal de la página alternativa
Rebelión y da clases de periodismo en la Facultad de Ciencias Políticas de la

758
UNAM

759
21 de diciembre de 2003

A tiempo

James Petras
Traducido para Rebelión por Manuel Talens

William Osgood, Bill, no le quitaba el ojo a la calzada. Respetaba el paso de peatones,


reducía la velocidad ante la luz amarilla y, en las paradas, retenía el autobús con un
pie en el freno. Se fijaba en los pasajeros rezagados que podrían intentar colarse sin
pagar. En cada parada, miraba su reloj para ver si no iba con retraso.
Algunos chóferes más viejos le tomaban el pelo por su puntualidad. «Llegarás a tiempo
a tu entierro», se reían.
«Pueden reírse todo lo que quieran», refunfuñaba Bill. «Ellos no han estado trece
meses sin trabajo. Ya se nota que no son temporales.»
Aquella mañana se cumplía la semana número veintiséis desde que estaba a prueba.
Al final de la jornada entraría en plantilla o lo dejarían fuera. Llegó a la terminal
central media hora antes que de costumbre.
–Va a hacer mucho calor –había comentado la mujer de Bill–. ¿No prefieres una
camisa de manga corta?
–No, así estoy bien –Bill prefería el uniforme–. «¿Quién sabe lo que podría decir el
supervisor?», pensó para sus adentros.
Ya en la terminal, fichó y se acercó a su autobús. Entonces, oyó la voz del supervisor:
–Bill, hoy le he cambiado el trayecto, porque Clancy está enfermo. Usted hace el suyo.
Aquí tiene el mapa.
–Sí, señor –rió con nerviosismo–. No hay problema alguno.
–Más vale que empiece ya –dijo el supervisor mientras Bill echaba un vistazo al
mapa–. El trayecto de Clancy pasa por el centro de la ciudad.
–Este Clancy no ha podido escoger un día peor para ponerse enfermo –dijo Bill entre
dientes. Arrancó el motor y miró el mapa.
–Es mi último día como temporal. Si consigo que todo salga bien, estoy seguro de que
me darán el trabajo. De todas maneras, el supervisor habrá apreciado el modo en que
he aceptado la nueva asignación. Sin protestas ni problemas sindicales. Hostia,
incluso podría sacarle provecho a la enfermedad de Clancy.
Bill se sintió mejor y se concentró en el trayecto, las paradas, los pasajeros, el reloj. A
media tarde, el tráfico aumentó. El autobús avanzaba con lentitud de una parada a
otra. Bill empezó a ponerse nervioso. Casi le cerró la puerta a un pasajero que estaba
entrando. No se fijó en su cara, pero sí en la frágil mano que temblaba al depositar las
monedas en la caja. Vio por el espejo retrovisor que era un anciano obeso, que
avanzaba despacio hacia el fondo del autobús, demasiado despacio, pesadamente. Bill
arrancó de la parada y el hombre se dejó caer como un fardo en el asiento. Los
semáforos cambiaban antes de tiempo, los jodidos taxistas le cortaban el paso, los
peatones atravesaban la calzada por cualquier sitio. Bill los maldijo a todos entre
dientes.
–Diez paradas más y termino –apretó los labios y siguió adelante.
–¡Eh, chófer, hay un hombre enfermo! –gritó alguien desde atrás.
Bill hizo como si no lo hubiera oído. Unos segundos más tarde, cuando el autobús
paró para recoger a unos cuantos pasajeros, una mujer mayor se le acercó al salir.
–Debería llevarlo al hospital, está muy mal. Ese hombre gordo respira con problemas y
tiene los ojos abiertos de par en par.
–Gracias, señora –Bill le sonrió automáticamente.
La mujer se sobresaltó por la sonrisa y se bajó.
Miró su reloj. «Tres minutos de retraso». Volvió a arrancar y casi le dio a un taxi que se
metía en el carril del autobús.

760
–¡Eh, maricón!, ¿te crees que la calle es tuya? –una cara morena se asomó del taxi y lo
miró malamente.
A Bill le hubiera gustado contestarle o, mejor aún, partirle la cara. Pero apretó el
volante.
–¡Eh, señor, este hombre ha dejado de respirar! –vociferó un jovenzuelo.
Varios pasajeros miraban al gordo derrumbado en su asiento, a la espera de ver lo que
haría Bill.
–Tiene que hacer algo, oiga. ¡Me parece que está muerto!
–Sí, señor, voy a llevarlo a la terminal. Allí tienen una ambulancia –respondió Bill
mientras llegaba a otra parada.
Subieron tres pasajeros.
«Dos paradas más», se dijo Bill. «Sólo llevo dos minutos de retraso».
A la siguiente parada, el joven que había gritado se levantó para bajarse.
–Eh, tío, está usted paseando un cadáver. ¿Ha pensado alguna vez en trabajar en una
funeraria?
Bill apretó los labios. «¿Qué sabrá este punk? A mí me pagan por recoger y transportar
pasajeros. Vivos o muertos, tienen que llegar a tiempo.»
Llegó a la terminal, se bajó y le dijo al supervisor que traía «un pasajero enfermo».
Llamaron una ambulancia, pero estaba claro que se trataba de un cadáver.
Al día siguiente, los familiares del muerto contrataron a un abogado cuando supieron
que había fallecido en el autobús. El abogado puso un aviso en el periódico para
ponerse en contacto con los pasajeros.
La empresa de autobuses decidió investigar el caso. El supervisor llamó a Bill a su
oficina.
–¿Qué pasó, Bill? ¿Hizo usted algo que se pueda interpretar como la causa de la
muerte?
¡No, señor! –contestó Bill de inmediato–. Yo sólo cumplí con mi obligación. Llegar a
tiempo, como siempre.
Bill se sobresaltó por la pregunta.
«Yo no hice nada. Aquel gordo probablemente había fumado, bebido o comido
demasiado. ¿Qué tiene eso que ver conmigo?», pensó para sí.
–El abogado va a hacerle preguntas. Asegúrese de que le dice justo lo que hizo y no
nos mezcle con ese cadáver –al supervisor le preocupaba la posibilidad de un pleito–.
Vamos a tener que retrasar la decisión sobre su trabajo hasta que se aclare este
asunto. Pero todavía puede seguir un poco más como temporal.
–Sí, señor, gracias –Bill se alejó.
«¿Por qué tuvo Clancy que ponerse enfermo mi último día? ¿Por qué el gordo la palmó
en mi último trayecto?». Le daba rabia.
Hubo un juicio. La anciana declaró.
–No paró. No hizo nada. Aquel hombre se murió en su asiento y él siguió conduciendo,
como si nada –dijo con indignación.
El joven juró que paró por lo menos una docena de veces mientras el tipo se asfixiaba.

El abogado llamó a Bill a declarar.


–¿Oyó usted a los pasajeros que le decían que había un hombre muriéndose en el
autobús?
–Sí, señor.
–¿Por qué no lo llevó a un hospital o paró el autobús para llamar una ambulancia?
–Pensaba hacerlo, señor, una vez que hubiera llegado a la terminal.
–¿Una vez que hubiera llegado a la terminal? –el abogado fingió indignación–. ¿Había
un hombre muriéndose en el autobús y usted pensó en vender unos pocos billetes
más? –miró al jurado y vio signos de dólar en sus ojos.
–Puede que a usted le parezcan unos pocos billetes de autobús, pero mi trabajo estaba
en juego. Tenía que terminar el trayecto a tiempo. Son los reglamentos de la empresa.
Es la única posibilidad que tenemos los temporales de entrar en nómina.

761
–¿Pretende decirme que en una urgencia como ésta la empresa valora más llegar a
tiempo que ayudar a una persona muy enferma?
–Sí, señor, no, señor –Bill estaba confundido.
–¡Me opongo! –eyaculó el abogado de la empresa de autobuses–. No hay absolutamente
ninguna prueba de que eso sea la política de la compañía. Fue una decisión del
chófer. El juez pidió una explicación.
–Consideramos que fue una circunstancia muy insólita y el chófer se comportó de
manera anormal. Actualmente está suspendido.
El trabajo, la pensión, el seguro de enfermedad, las vacaciones, el sueldo regular se
estaban volatilizando. Bill se levantó cuando el abogado se le acercó.
–¿Está usted de acuerdo con esta declaración? –le pinchó el abogado.
–Mire, estuve sin trabajo durante trece meses. Acepté este trabajo de seis meses como
temporal. Durante cinco meses y veintinueve días mi autobús estuvo siempre a
tiempo. Incluso con un cadáver llegué a tiempo. ¿Qué podía hacer, llegar tarde, que
me despidieran sólo porque alguien decidió morirse mi último día como temporal?
El abogado fingió simpatizar con el chófer para poder darle más duro a la empresa.
Funcionó. La familia del gordo obtuvo cinco millones de dólares, el abogado se quedó
con un tercio, la empresa negó cualquier responsabilidad, el contrato de Bill no fue
renovado y el reportero del New York Times que escribió la historia del «chófer obsesivo
que no hizo caso de un enfermo» ganó un Premio Pulitzer a la mejor historia de interés
humano

762
19 de diciembre de 2003

El significado de la captura de Saddam

James Petras
Traducido para Rebelión por Marina Trillo

Los medios de comunicación más importantes de Estados Unidos y Europa se unieron


a la celebración de la Casa Blanca por la captura de Saddam Husein. Previsiblemente
las masas Occidentales se unieron al júbilo - ante la perspectiva de un fin rápido y
exitoso de la guerra colonial. En Irak, sin embargo, la cólera va en ascenso por todo el
país a medida que los EEUU y las tropas satélites, están intensificando el
allanamiento violento de millares de casas, la voladura de hogares de "terroristas
sospechosos" como forma de castigo colectivo, y las redadas indiscriminadas de
centenares de jóvenes en sus incursiones nocturnas. Las actuales injusticias
estadounidenses de arrestos arbitrarios, destrucción de hogares, muros tipo ghetto de
alambre de espino alrededor de aldeas y pueblos y asesinato diario de niños y civiles
preocupan mucho más al pueblo Iraquí que la captura de Saddam Husein. Para
Washington procesar a Saddam por violación de los derechos humanos es una jugada
muy peligrosa, porque los mismos crímenes de los que sea acusado son igualmente
aplicables a la administración colonial anglo-estadounidense.
La captura de Saddam Husein, en contra de lo que dicen los medios de comunicación
estadounidenses, no es un golpe a la resistencia popular sinó un importante revés a la
base completa de la ocupación colonial (del mismo modo que el fracaso en descubrir
las armas de destrucción masiva socavó el pretexto imperialista para la guerra). Todos
los argumentos para la ocupación y violenta represión estadounidense de millones de
Iraquíes giraron en torno a la amenaza del "regreso de Saddam Husein". Nos contaron
que "robó miles de millones de dólares" que "estaba financiando a una red de
terroristas Baasistas y ex especialistas militares" para atacar a las fuerzas de
"liberación" estadounidenses.
El descubrimiento de Saddam en una choza de aldea, enterrado en un hoyo de 3
metros sin comunicaciones, e incluso sin instalaciones higiénicas elementales, señala
a un fugitivo que se oculta para asegurarse su supervivencia individual, no señala a la
mano secreta que dirige un movimiento de resistencia de ámbito nacional.
Su captura se produjo gracias a un delator, no fue resultado de la diligencia, tortura o
habilidades investigadoras de sus perseguidores estadounidenses y sus asesores del
Mossad. No se produjo ninguna ofensiva general lanzada por leales seguidores tras su
captura – sólo las docenas de ataques "habituales" y dos bombardeos importantes de
la resistencia Islámica. Los limitados fondos que encontraron en poder de Saddam y
su ubicación remota e inaccesible señalan la mentira de que las acciones de la
resistencia estaban financiadas y dirigidas por el ex presidente. En resumen, la
captura de Husein y su estado físico indican a las claras que virtualmente no jugó
ningún papel de liderazgo y a lo sumo era un símbolo para algunos sectores del
partido Baasista que, a su vez, son una pequeña minoría de la resistencia.
Hay muchas razones para pensar que la captura de Saddam aumentará la resistencia
a la ocupación estadounidense. Porque en primer lugar, los EEUU se quedan como
único y principal enemigo para muchos Iraquíes, uniendo a nacionalistas seculares,
Islamistas, izquierdistas y otros que puedan haber tenido diferencias de opinión sobre
el liderazgo de Saddam en el pasado. En segundo lugar el descubrimiento de un
Saddam "aislado" refuerza la hipótesis de que la resistencia es un movimiento
descentralizado con libertad para desarrollar sus propias iniciativas, sin control
centralizado. En tercer lugar la pobreza que rodeaba a Saddam sugiere que el "aparato
Baasista" fue inoperante e incapaz de funcionar para proporcionar seguridad al ex

763
dictador. En cuarto lugar el aislamiento de Saddam subraya el hecho de que la actual
resistencia nacional no es un movimiento "restauracionista" sino un movimiento para
renovar la soberanía nacional y establecer un sistema electoral viable libre de líderes
seleccionados por el imperio.
¿Qué es probable que ocurra si llevan a Saddam a juicio? Puede presentar alguna
evidencia condenatoria por sus relaciones duraderas e íntimas con el gobierno
estadounidense hasta la primera Guerra de Golfo. Podría incluso requerir como
testigos principales a Bush Padre, Rumsfeld, Baker y líderes israelíes de los años
1980. Podría proporcionar detalles adicionales y demostrar la ausencia de armas de
destrucción masiva – clavando así otro clavo en el ataúd de letanías de mentiras de
Washington e Israel para justificar la guerra. O quizás Saddam sufrirá una imprevista
enfermedad fatal durante su interrogatorio e internamiento y no será capaz de
proporcionar la prolija evidencia que pudiera poner en un aprieto las aspiraciones
presidenciales de Bush.
Lo más probable es que la lógica de la resistencia anticolonial polarizará aún más a la
sociedad Iraquí en gran menoscabo de los EEUU. A medida que la resistencia
aumente, concretamente sus ataques contra colaboradores locales, en especial contra
la policía, va a haber probablemente menos "voluntarios" y más infiltración por parte
de militantes de la resistencia, colaboradores renuentes y agentes dobles entre las
fuerzas de seguridad. La respuesta fuera de Irak revela también una mayor
polarización. Sharon ha indicado a sus protectores sionistas del Pentágono que,
después que Saddam, es momento de apuntar a Siria, Irán y Líbano, mientras por
otra parte, la UE firma acuerdos de la amplio alcance con el régimen de Assad. En el
seno del régimen de Bush crecen las diferencias entre los sionistas extremistas
(Wolfowitz, Feith, Abrams) y sus influyentes colaboradores de Washington (Perle,
Kagan, Cohen, Kristol, Pipes) por una parte y los "realistas" del Departamento de
Estado y la Casa Blanca sobre el asunto de un "cambio de régimen" a nivel mundial.
Los sionistas del Pentágono bajo el pretexto de una "campaña global para imponer la
democracia" pretenden intensificar y extender la intervención de EEUU para destruir
a los adversarios de Israel. Los realistas son cada vez más conscientes de los costes
políticos de cara a las próximas elecciones presidenciales y el peligro de seguir las
pautas de estrategas políticos que tienen duplicidad de lealtades, verdaderas o
aparentes.
La captura de Saddam y la elevación de la resistencia anticolonial aumenta la
probabilidad de que algún candidato demócrata a la presidencia arguya que la "meta"
de la intervención era la captura de Saddam y que es momento de convocar elecciones
anticipadas y retirar las tropas. Es probable que esto resuene en amplios sectores del
electorado que están hartos de los crecientes costes políticos y económicos de la
invasión, la corrupción y el robo por parte de los contratistas de guerra y el empeño
fanático de los grupos de presión israelíes en pro de su plan especial a costa de los
intereses nacionales estadounidenses.
Es típico de los medios de comunicación estadounidenses inflar la propaganda de
victorias, como la captura de Saddam, durante unos pocos días, captar la atención del
público, estimular una euforia artificial y, después, cuando emerja de nuevo la
realidad de la prolongada lucha Iraquí de liberación nacional y aumente la lista de
soldados estadounidenses muertos y heridos es usual que el público estadounidense
busque a alguien a quien culpar, acusar y rechazar.

764
28 de diciembre de 2003

Reflexiones sobre 2003: Ideólogos y


Profetas, Izquierda y Derecha

James Petras
Traducido para Rebelión por Marina Trillo

El 2003 no fue un año de Victorias Históricas ni Derrotas Históricas; fue un año de


relaciones de poder constantemente cambiantes entre el imperialismo y los
movimientos de resistencia popular. El imperio estadounidense y sus socios coloniales
israelíes pudieron conquistar países y territorios nuevos pero no pudieron consolidar
su dominio frente al aumento de la resistencia popular. La economía estadounidense
no entró en declive ni se desplomó como predijeron algunos izquierdistas, sino que se
expandió y ganó ímpetu a medida que avanzaba el año, aún cuando empeoraran los
"fundamentos económicos", especialmente el déficit por cuenta corriente y el
presupuesto. Los oráculos tanto de la izquierda como de la derecha se equivocaron:
los EEUU no experimentaron ni una crisis terminal ni triunfos irrevocables. Los
pronósticos de año en año son problemáticos y a largo plazo son tan exactos como la
astrología.
En las derechas, los profetas de exitosas guerras coloniales, empezando con Irak,
Palestina y siguiendo después con Irán, Siria y Líbano quedaron rápidamente
desacreditados. Primero por los heroicos combatientes de la resistencia Palestina cuyo
sacrificio y dedicación bloqueó la visión totalitaria de Sharon de un estado judío
étnicamente puro. En Irak, la resistencia popular masiva después de la conquista
colonial, infligiendo millares de heridos y centenares de muertos a la potencia
ocupante dejó en evidencia a los intrigantes Sionistas-Rumsfeld del Pentágono,
socavando su autoridad en todas partes, incluso en partes del ‘establishment’ de
Washington.
No hubo victorias militares decisivas para los EEUU ni venturosas victorias políticas:
El 2003 fue un año de transición. Los mayores perdedores fueron los sionistas, como
Wolfowitz, Perle, Feith que proyectaron una serie de guerras estadounidenses para
destruir o socavar a todos los adversarios de Israel en Oriente Medio y Europa. El alto
coste, el aislamiento y la resistencia de Irak han impuesto severas limitaciones a
nuevas invasiones coloniales estadounidenses. Los imperialistas "realistas" como
James Baker (antiguo Secretario de Estado con Bush padre) vinculado a intereses
petrolíferos conservadores árabes, rechazan a los ideólogos Sionistas ligados a Sharon
que promueven guerras estadounidenses para imponer "cambios de régimen" en pro
de Israel.
Las declaraciones fraudulentas hechas por Wolfowitz y otros Sharonistas con respecto
a las armas de destrucción masiva de Irak como justificación para la guerra fueron el
punto culminante del inaudito poder de la influencia sionista en la política de EEUU.
La infamia y la exposición parcial de esta ‘trama’ sui géneris llevó, al menos, a un
descenso temporal de la presencia pública de este sector de la Administración Bush.
El imperio estadounidense está dividido entre ideólogos con lealtades nacionales
dobles y ‘realistas’ vinculados a intereses petrolíferos estadounidenses y árabes y a
bancos europeos. Estas diferencias entrarán en escena en 2004 e influirán sobre si
EEUU compartirá el botín imperial con Europa, Rusia y la élite árabe o seguirá la
política del colonialismo militar ciego.
2003 fue el año en el que la dinámica aparición de la economía China se convirtió en
el centro de la política mundial. China, la tercera mayor economía del mundo, tiene
un enorme superávit comercial con EEUU y relaciones crecientes y poderosas con

765
todos los países grandes y pequeños de Asia y Oceanía. El imperialismo
estadounidense no puede sobrevivir en Asia sin llegar a acuerdos con China. Aquí
también están divididos los responsables de formular la política imperial. Los
‘realistas’ proponen una estrategia a largo plazo de adaptación y asimilación
complementaria y gradual, basada en cientos de miles de millones en inversiones
estadounidenses, exportaciones e importaciones así como en compras Chinas a gran
escala de bonos de EEUU. Los "confrontacionistas" están integrados por los sectores
atrasados no competitivos de la industria estadounidense, la burocracia sindical y los
ideólogos militaristas que revisten sus políticas agresivas con la retórica de los
‘derechos humanos’, el ‘comercio injusto’ y el ‘trabajo esclavo’. Aparte de alguna
retórica electoral pseudo populista, los ‘realistas’ parecen estar dirigiendo las
relaciones imperiales con China, forzando a los ideólogos a centrarse en crear
conflictos con Corea del Norte y Taiwán.
Con respecto a Latinoamérica, los oráculos de la derecha y de la izquierda fallaron en
reconocer los factores estructurales más profundos que influyeron sobre los
acontecimientos políticos. A principios de año fue la izquierda la que celebró de modo
triunfalista una ola hemisférica de victorias políticas. La elección de Lucio Gutiérrez
en Ecuador, Inacio Lula Da Silva en Brasil, Kirchner en Argentina, y la presencia
masiva en el Foro Social Mundial de Porto Alegre fueron considerados como
importantes ‘puntos de inflexión’ políticos que llevaron a la derrota del ALCA, el fin del
neoliberalismo y un rechazo del imperio estadounidense. La extrema derecha
estadounidense, en particular los inmigrantes cubanos en la Administración de Bush
(especialmente Otto Reich) también predijeron que vendrían malos tiempos. Habían
transcurrido pocos meses desde principios del año nuevo cuando Lucio Gutiérrez
declaró su total subordinación al FMI, ALCA, Plan Colombia, y apoyo a las subidas de
precios, reducciones de salarios y privatización del petróleo y electricidad. Da Silva
hizo lo mismo: aplicando al máximo las prescripciones del FMI; designando banqueros
neoliberales de derechas, ejecutivos e ideólogos corporativos en todos los puestos
económicos clave; apoyando una versión modificada del ALCA y estableciendo un
inútil "Comité de Amigos de Venezuela" dominado por presidentes iberoamericanos
abiertamente opuestos al Presidente Chávez. En Argentina, el recién elegido
Presidente Kirchner, bajo la intensa presión de los masivos movimientos sociales,
combinó cambios judiciales progresistas limitando la inmunidad a los violadores de los
derechos humanos, con una reducción en los pagos de la deuda, y tácticas políticas
para dividir y debilitar a los movimientos militantes de trabajadores en paro.
Las profecías de la izquierda no se cumplieron – las relaciones entre los EEUU e Ibero
América a nivel de estado no variaron: El ALCA siguió adelante con cambios
secundarios, las políticas económicas neoliberales continuaron siendo aplicadas y la
pobreza se hizo más profunda.
Las mayores derrotas del imperio estadounidense a nivel de estado sucedieron en
Venezuela y Cuba. En ambos países la intervención estadounidense y el apoyo a un
"cierre patronal de ejecutivos" (Venezuela) fueron derrotados y en Cuba, los terroristas
apoyados por EEUU y los propagandistas pagados fueron neutralizados.
En Ibero América, el poder imperial continuó deteriorándose y la resistencia
anti-imperial ganó fuerza a pesar de cierta limitación política. En Bolivia fue derrocado
el cliente estadounidense Sánchez de Losada; los referéndums en pro de la
privatización en Uruguay y Colombia fueron derrotados de modo contundente, en
Ecuador se planea una marcha popular masiva, reminiscente del levantamiento del
2000, exigiendo la expulsión de Gutiérrez, mientras que, en Perú, a Toledo se le opone
más del 84% de la población y parece improbable que termine su mandato electoral.
El MST de Brasil, a pesar de las promesas rotas de Da Silva, ha realizado unas 330
ocupaciones de tierra que afectan a 55.000 familias. En Argentina, más de 50.000
piqueteros se manifestaron para conmemorar el alzamiento del 19/20 de diciembre de
2001. Está claro que los movimientos sociopolíticos no han sido paralizados por las
regresiones imperialistas de los pseudo populistas presidentes electos. Pero también

766
está claro que estos poderosos movimientos populares tienen poder para derrotar a los
clientes imperiales pero no han demostrado tener poder para reemplazar a los
reaccionarios titulares con líderes nuevos procedentes de los movimientos populares.
Esto es evidente incluso en el caso de la insurrección Boliviana de octubre de 2003: El
nuevo Presidente Carlos Meza es un neoliberal de toda la vida, que apoyó a Sánchez
de Losada hasta sus últimos días de gobierno. Desde que llegó al cargo, Meza ha
seguido atacando y deteniendo a cultivadores de coca, expresó su apoyo al ALCA y no
ha tomado ninguna iniciativa para cambiar los acuerdos del gas y petróleo (excepto
promesas ambiguas). El 2003 fue un año de movilizaciones masivas y quizás un
ensayo para revoluciones sociales en el 2004. Sin embargo, para que suceda tal cosa,
tenemos que comprender qué instrumentos y líderes políticos son capaces de asumir
el poder con visión crítica de las trampas de la política electoral.
No hay un retroceso sistemático del poder estadounidense – aunque pierda en
Venezuela con Chávez, gana con Da Silva en Brasil. Lo que gana al derrotar y
capturar a Saddam Hussein, lo pierde frente a la costosa y prolongada guerra popular
durante la ocupación. Las reuniones financieras internacionales son interrumpidas,
pero se firman los acuerdos bilaterales y regionales de libre comercio. La resistencia
aumenta el coste de la conquista pero el imperio y sus sátrapas mercenarios se
vuelven más salvajes. En Navidad los estadounidenses bombardearon Bagdad, miles
de jóvenes fueron acorralados en razzias y conducidos en manada, encapuchados, a
atestados campos de prisioneros para ser interrogados y torturados. Israel construye
muros de apartheid muy adentro de la Palestina Ocupada, asesina de modo rutinario
a niños y a activistas Palestinos, bajo la benigna protección de sus "hermanos"
Likudianos del Pentágono. La superestructura del imperio, Bush, Cheney etc. es
desafiada pero las bases (presupuestos militares, intereses petrolíferos) no son
cuestionadas. La "crisis económica" no estalla – permanece latente. Los EEUU
continúan pidiendo prestado; el capital asiático todavía fluye a EEUU permitiéndoles
consumir más allá de su capacidad de pagar. Las predicciones de declive o
"sobre-extensión" fueron exageradas. Washington está comprando y entrenando a
millares de mercenarios Iraquíes, y afianzando a otros de Europa Oriental y
compañías privadas de seguridad. Los intelectuales críticos estadounidenses son más
influyentes en el exterior de lo que lo son dentro de EEUU. La dinámica para el
cambio de la política imperial está claramente en el exterior – en Irak, Ibero América,
quizás en partes de Europa.
El año 2003 nos dice que la realidad de la relación entre el imperialismo y la
resistencia popular es demasiado compleja y contradictoria como para encasillarla con
netas fórmulas generales lineales. La conclusión que podemos sacar es que el imperio
estadounidense no es omnipotente sinó peligrosamente violento; que los movimientos
populares pueden desafiar al dominio colonial con éxito y derribar a regímenes
clientes; que la economía estadounidense se puede recuperar temporalmente incluso
si sus bases económicas continúen siendo precarias. El 2003 también sugiere que la
izquierda ganaría más del estudio paciente de las complejas y contradictorias
realidades de la lucha nacional y de clases, que de formular grandiosas profecías
globales a largo plazo desvinculadas de los movimientos populares.

767
24 de enero de 2004

Discurso de Bush sobre el Estado del Imperio

James Petras
Traducido para Rebelión por Marina Trillo

El discurso de Bush sobre el “Estado de la Nación” no fue un elogio a “América” como


declaró – versó acerca del fascismo en casa y el imperialismo en el exterior. Fue un
discurso exaltando las conquistas de países del Tercer Mundo (Afganistán e Irak),
celebrando la fuerza como instrumento del chantaje político (Libia) y una declaración
de nuevas imposiciones imperiales en todo el Oriente Medio. El discurso reiteró los
elementos más retrógrados de la doctrina de Bush: El uso unilateral de la fuerza, la
guerra preventiva, la supremacía de los dictados imperiales estadounidenses por
encima de la soberanía nacional de enemigos y aliados. El Presidente sonriente
glorificando las conquistas imperiales estadounidenses mientras sus aduladores y
partidarios, que abarrotaban el Congreso, le jaleaban, fue una versión de un
‘Nüremberg ligero’: Un guión coreografiado para exaltar los logros del presidente
imperial.
El emperador negó las intenciones imperiales aún cuando defendió las conquistas
imperiales y los proyectos de nuevas expediciones imperiales. El discurso de Bush fue
más allá del ‘triunfalismo’ y la mendacidad: Fue una visión surrealista que colocó a los
EEUU en el centro de un universo divino, en el cual el Pueblo Elegido exterminará a
sus enemigos e iluminará por la fuerza a sus aliados reacios.
Bush habló como un milenario, matando demonios (terroristas) con una espada
justiciera (o bombas de racimo), un instituido y ungido discípulo de Dios. Entre el
triunfalismo y la celebración, el emperador sembró sin embargo el temor a la violencia
enemiga, para sustentar la misión imperialista.
La paranoia complementó la misión divina. El “terrorismo” estaba por todas partes,
escondido y disfrazado, la fuerza maligna que, en cualquier momento, podría
reproducir el 11 de septiembre de 2001.
La ideología imperial de triunfalismo fue yuxtapuesta con la vulnerabilidad
permanente, la celebración con el temor. Este discurso ilógico y contradictorio no
importa, sin embargo, lo que importa es el poder. Se utilizó la retórica triunfalista para
capturar los recursos domésticos (inflados presupuestos militares y soldados) para
proseguir una guerra colonial y la paranoia para justificar la concentración de poderes
dictatoriales (por medio de la Patriot Act) para reprimir, silenciar y acoquinar a la
oposición antibelicista.
No se permitió que nada mundano o basado en hechos interfiriera en la construcción
de esta visión gloriosa del Imperio Mundial. Ninguna mención a los centenares de
soldados estadounidenses muertos, miles de mutilados y desmembrados, veintenas de
suicidios y millares de mentalmente perturbados. Bush no mencionó a los muertos y
heridos estadounidenses, no tan sólo porque no servían al propósito de exaltar el
imperio, sinó porque eran la prueba de que los soldados estadounidenses son
vulnerables (no eran los ‘superhombres’ elegidos y protegidos por Dios) y que el pueblo
colonizado estaba resistiendo de modo efectivo contra la ‘invencible máquina militar’.
Como saben muy bien Bush y su círculo de allegados, en sus momentos menos
exaltados, cada victoria de la resistencia Iraquí, cada baja estadounidense erosionan
su apoyo electoral, socavan el ‘Deseo de Poder’ de Rumsfeld. Las derrotas en Irak se
mofan de la visión de los Militaristas-Sionistas del Pentágono sobre guerras sin fin en
el Oriente Medio. La visión milenaria militarista-sionista de conquistas militares
sucesivas (después de Irak, Siria, Irán y otros) ha sido quebrantada por las batallas en
los suburbios de Bagdad, los centenares de miles de manifestantes de Basora, las
minas en las carreteras por todas partes.

768
La resistencia Iraquí ha señalado la mentira de la imagen racista de los aborrecedores
de Arabes del Pentágono y sus colegas de Israel: Los Arabes ni están acoquinados por
el poder militar estadounidense ni son incapaces de organizar la resistencia; son los
soldados estadounidenses los que a centenares están dándose de baja del ejército, es
el gobierno estadounidense el que desesperadamente implora mercenarios de América
Central para que reemplacen a las desmoralizadas tropas de EEUU.
El informe de Bush sobre el estado del Imperio, incluyó necesariamente un panegírico
general acerca de los éxitos domésticos sociales y económicos de su régimen. El
imperio se construyó con “fusiles y mantequilla”, o algo así se suponía que
transmitiera su mensaje. Pero aquí, el cuento resultó menos creíble incluso para el
sector más reaccionario y chovinista del público estadounidense.
La mayoría de la gente sabe que 3 millones de trabajadores estadounidenses han
perdido sus trabajos en los pasados 3 años. Más de dos tercios de la población saben
que los planes sanitarios y farmacéuticos fallan y que las políticas de Bush han
aumentado la vulnerabilidad de todos, excepto la de los muy ricos. Es precisamente
porque Bush sabe que más 60% del público estadounidense rechaza su política social,
por lo que acentuó la necesidad de prorrogar la fascista y represiva Patriot Act, con
sus cláusulas que facultan al Presidente para suspender todos los derechos
democráticos.
Como su predecesor Nazi, Bush declaró la guerra a las familias no tradicionales, al
sexo, a los homosexuales, a los inmigrantes ilegales (no hay amnistía para 10 millones
de Mexicanos) al objeto de movilizar a su principal base de masas de cristianos
fundamentalistas.
Oculto bajo la retórica de “defender al pueblo Americano” Bush acentúa el papel
central de la policía, la legislación represiva, el ejército – no hubo alusión al 80% de
desempleados iraquíes, al bombardeo de aldeas en Afganistán, a la matanza diaria de
Palestinos, al tratamiento abusivo del estado policial respecto a los no europeos que
visitan los EEUU – considerados presuntos culpables (fotografiados y tomadas sus
huellas dactilares) que deben demostrar su inocencia.
Como los Nazis, Bush deniega por completo las frágiles bases domésticas del imperio;
la transferencia masiva de fondos estatales que forman la “república” (economía
doméstica) para financiar el imperio que genera déficit presupuestarios enormes
sobrepasando los $400 mil millones en 2003. Cegado por la expansión económica
imperial se niega a ver que el flujo de salida de capital y exportaciones de filiales
estadounidenses en el extranjero está creando un monstruoso déficit comercial y
socavando la credibilidad del dólar.
Como su predecesor en el Tercer Reich, Bush cree que el “pueblo Americano” debe
sacrificarse por el mayor bien de su virtuoso imperio. Con el apoyo total de los
cuasi-estatales medios de comunicación, el mensaje se esparce en los EEUU y por
todo el mundo, pero la recepción en el mundo es diferente de la de los EEUU. Le
Monde informa que después del discurso de Bush, el 67% de sus lectores sintió que
los EEUU representan una grave amenaza para la paz mundial. Idénticas opiniones
fueron expresadas en el resto del mundo (con la excepción de Israel). En los EEUU
escuchó el discurso menos del 15% de la población y, aparte de los convencidos,
pocos expresaron algún tipo de apoyo. Al día siguiente del discurso había más interés
en partido del campeonato de fútbol Superbowl que se celebrará dentro de dos
semanas, que en la oratoria de Bush.
La versión estadounidense del fascismo es en algunos aspectos bastante distinta de la
de su predecesor Alemán: Compra los votos con centenares de millones de dólares en
propaganda en los medios de comunicación; no obliga a la aprobación, no aterroriza
abiertamente a la población, simplemente siembra paranoia respecto a los “otros”. No
hay organización de masas y espectáculos de masas para mesmerizar a la población;
en su lugar hay frivolidad y mentiras banales para enajenar a los votantes y producir
una tasa de abstención de más del 50%. El próximo Presidente de EEUU será elegido
por menos del 20% del electorado potencial, dado el 50% de abstención, la exclusión

769
de inmigrantes “ilegales” (10 millones) y antiguos presidiarios (4 millones). Si este
proceso electoral excluyente no basta para asegurar el resultado apropiado, puede
haber fraude electoral, exclusión e interferencia judicial.
Esto es ‘fascismo blando’ pero lleva en sí el potencial para el otro, la versión dura. El
comandante anterior de la fuerza de invasión estadounidense en Irak, General Tommy
Frank (asesor de Bush muy allegado) declaró recientemente que si hay otro “ataque
importante” en los EEUU, deberá suspenderse la Constitución y deberá declararse la
ley marcial, y establecer tribunales militares para juzgar a los sospechosos. La
reiterada defensa de Bush de la “Patriot Act” se hace eco de los pronunciamientos
abiertamente fascistas del General Frank. En otras palabras, cualquier provocación
instigada por el régimen puede cambiar el frágil equilibrio hacia el fascismo.
El autoritarismo en pos del imperialismo se enfrenta a dos obstáculos fundamentales
– la resistencia democrática y armada en Irak y el declinar de la república
estadounidense. La reunión de las élites gobernantes en Davos está perturbada por el
descenso del dólar, el déficit de la balanza comercial estadounidense y su déficit fiscal,
pero apoyó y apoya todavía la invasión estadounidense de Irak, negándose a reconocer
la interrelación entre la expansión imperialista y el declive republicano. Los dilemas
de la élite de Davos son, la oportunidad de la izquierda: Cuanto mayor sea nuestra
solidaridad con la resistencia Iraquí, que debilita al ejército colonial, mayor
probabilidad de éxito tendremos para construir movimientos sociales y ‘refundar’ la
república democrática en los EEUU y fortalecer los movimientos revolucionarios de
masas en el Tercer Mundo.

770
28 enero 2004

El imperialismo y la resistencia en
América Latina

James Petras
Revista Koeyu Latinoamericano

A MANERA DE INTRODUCCION
El presente texto es una traducción del texto en inglés "Imperialism and Resistance in
Latin America" enviado especialmente por el norteamericano analista y amigo de los
pueblos - James Petras para el Encuentro Social Alternativo que se realiza en la
ciudad de Santa Cruz en el marco de la XIII Cumbre Iberoamericana de presidentes.

En sus manos está un texto profundo y polémico; un texto que requiere una amplia
difusión en momentos en que "una ola continental de luchas está surgiendo a lo largo
de América Latina", para hacer frente al "imperalismo, problema central de nuestro
tiempo".
Agradecemos especialmente el aporte de James, quien en forma incansable y
comprometida se dedica a conocer, analizar y difundir los problemas de los pueblos.
La edición del presente texto ha sido posible gracias a la Universidad Gabriel René
Moreno, de Santa Cruz, mediante su dirección de postgrado, que promovió la
iniciativa, y el Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB) de
Cochabamba, que editó el documento y se encarga de la difusión, con la colaboración
en España de MINKA Centro de Promoción y Solidaridad.
El autor permite la reproducción parcial o general del texto, siempre mencionando la
fuente.
Noviembre de 2003

EL IMPERIALISMO Y LA RESISTENCIA EN AMERICA LATINA


Es completamente entendible que la Cumbre Iberoamericana de Presidentes (CIP) este
año se realice en Bolivia. Hace unas semanas atrás, Bolivia fue el sitio de una
histórica confrontación entre una élite neo-liberal corrupta, respaldada por la
Embajada americana y las fuerzas armadas, contra campesinos, obreros, estudiantes
y pobres de sectores urbanos que decidieron recobrar el mando soberano de sus
fuentes de energía y los mercados domésticos. No es ninguna casualidad que la CIP se
realice en Santa Cruz, la única ciudad de Bolivia dónde el fugado presidente intentó
provocar un golpe con la ayuda de los empresarios.
El levantamiento popular de octubre del 2003 tiene dimensiones verdaderamente
heroicas, pero es sólo el inicio de una ola continental de luchas que está surgiendo a
lo largo de América Latina. Para entender esta confrontación, brevemente es
importante inspeccionar a los protagonistas del cambio, la naturaleza de la
polarización entre constructores del imperio y sus regímenes vasallos y, por otro lado,
los movimientos socio-políticos, poniendo esto en el contexto de los cambios históricos
en el poder durante las recientes décadas. Es importante delinear el contexto político
del campo de batalla fundamental y los temas de las luchas presentes y futuras. Éstos
incluyen la batalla del gas, petróleo y otras fuentes de energía; la cuestión agraria en
todas sus manifestaciones, desde la distribución de la tierra, a la libre determinación
de cultivo de la cosecha (incluso la coca); la protección del mercado interno y la

771
seguridad alimentaria; el problema de la masa de obreros urbanos desempleados; los
derechos humanos y los problemas de justicia social e impunidad de la élite.
En la última sección nosotros demostraremos por qué el imperialismo es el problema
central de nuestro tiempo y cómo un avance positivo en las cuestiones sociales,
políticas y económicas importantes de nuestro tiempo, requiere de la derrota del
proyecto imperial.

El retorno de la marea
Hay importantes indicadores empíricos que dicen que la marea está volviéndose
contra los regímenes latinoamericanos respaldados por EE.UU., aunque a un costo
alto y sangriento. En Bolivia, una alianza de varios millones de bolivianos derrocó al
régimen de Sánchez de Lozada en octubre de 2003 e impuso un límite de 90 días al
entrante Presidente Mesa para que renacionalice el gas y las fuentes de energía,
revoque el programa de erradicación de la coca e instrumente otras demandas
populares. El costo fue alto: 81 muertos y 400 personas gravemente heridas.
En el vecino país Colombia, el referéndum promovido por Uribe, EE.UU. y el FMI, no
pudo obtener el mínimo del 25% del electorado y se derrotó rotundamente, quedando
bloqueada la agenda neo-liberal de austeridad y las privatizaciones planteadas por
Uribe. Un candidato de "centro-izquierda" también derrotó la opción de Uribe para
alcalde de Bogotá; la segunda posición política más importante en el país. El programa
de contrainsurgencia de Uribe no ha obtenido logros significativos contra las
guerrillas, incluso cuando las fuerzas paramilitares continúan matando a miles de
campesinos en las áreas disputadas.
En Venezuela, los EE.UU. patrocinaron los esfuerzos para derrocar el régimen
democráticamente elegido del Presidente Hugo Chávez, derrotados dos veces por una
alianza de los pobres urbanos con sectores constitucionalistas del ejército. Como
resultado, Chávez ha "re-nacionalizado" la compañía estatal de petróleo, reasignando
las ganancias de las inversiones extranjeras a los proyectos sociales locales en salud,
educación, casas de bajo para los pobres y una reforma agraria para los campesinos
sin tierra (100.000 beneficiarios en 2003).
En Argentina un masivo levantamiento popular en diciembre del 2001 y la
movilización urbana a lo largo de 2002-2003 ha llevado a una aguda reducción en los
pagos de la deuda, una baja en el precio de electricidad, gas y otros servicios y el
inicio de la reforma de los restos del sistema estatal corrupto y represivo de la
dictadura militar y los regímenes neoliberales civiles de Menem, De La Rua y Duhalde.
En Perú, Ecuador y Brasil, los movimientos de masa se están reagrupando para
relanzar sus proyectos de transformaciones sociales, considerando el giro al
neo-liberalismo ortodoxo de los presidentes seudo-populistas, Lucio Gutiérrez en
Ecuador, Da Silva en Brasil y Toledo en Perú. El apoyo a Toledo ha caído a simples
dígitos; Gutiérrez ha perdido el apoyo de los sindicatos mayores y organizaciones de
indígenas y campesinos y se ha aliado con Febres Cordero, del Partido Social Cristiano
de la extrema derecha. En Brasil hay una gran desilusión por parte de la mayoría de
sus 50 millones de votantes, porque Da Silva ha abrazado "el programa de ajuste",
una versión neoliberal extrema del FMI, cortando los programas sociales, reprimiendo
a los activistas rurales, cortando las pensiones de empleados públicos y distribuyendo
la tierra a menos de 5% de los 60.000 campesinos sin tierras que él prometió
efectivizar al término de su primer año de gobierno. Los MST, los empleados públicos,
los obreros por cuenta propia y muchos otros sectores populares ya están en la
huelga, mientras preparan masivas ocupaciones de tierras y organizan un nuevo
partido político.
El resurgimiento popular en el año 2003 representa la cuarta ola de forcejeo popular
durante el último medio siglo. La primera ola abarcó el periodo entre 1959 y los años
70, empezando con el éxito de la revolución cubana y acabando con la derrota de

772
socialistas y populistas y la imposición de dictaduras militares en el Cono Sur. La
segunda ola se centró en Centroamérica y empezó con la Revolución Sandinista en
1979 y acabó con su derrota en las elecciones de 1990 y la consolidación de regímenes
"clientes" de los norteamericanos en Nicaragua, Guatemala y El Salvador. La tercera
ola, empezó en las postrimerías de 1990 y acabó en 2002; una mezcla de movimientos
populares masivos y alianzas con personalidades electorales seudo-populistas y
partidos políticos. La cuarta ola, que rápidamente está llegando a su punto más alto,
se une cada vez más a los movimientos socio-políticos a lo largo de América Latina.
Éstos incluyen coaliciones de desempleados, campesinos, indígenas y trabajadores
urbanos comprometidos en actividades extraparlamentarias.
El tema unificador de esta cuarta ola de insurgencia popular es la oposición a la
re-colonización de América Latina por la vía del ALCA promovida por EE.UU. La
singularidad de estos movimientos es su independencia del control de los partidos
electorales, su alcance es continental; tiene una poderosa red internacional de
solidaridad en varios foros sociales y organizaciones. Lo más importante son sus
profundas raíces en los movimientos locales y la implicación en luchas concretas,
basadas en un análisis de las especificidades de la historia de cada país, su cultura,
estructura de la clase, étnica y rasgos de género.

El contexto histórico para la re-colonización de América Latina (ALCA)


Los avances y retiradas de los regímenes "clientes" respaldados por EE.UU. y los
intereses económicos imperiales han estado en relación inversa a la fuerza de los
movimientos populares y regímenes sociales progresivos durante el último medio siglo.
La primera ola de regímenes con respaldo imperial eran dictaduras militares
anti-comunistas, en gran parte altamente represivas, durante los años 1950: Batista
en Cuba, Somoza en Nicaragua, Trujillo en la República Dominicana, Odría en Perú,
Pérez Jiménez en Venezuela, Castillo Armas en Guatemala. Éstos eran los precursores
de las reglas neo-liberales militares y civiles de la última parte del siglo.
Esencialmente ellos sirvieron para abrir las puertas a una invasión del capital de
EE.UU. y mantener el apoyo incondicional a EE.UU. durante la Guerra Fría. Los
constructores del imperio americano apuntaron a los regímenes nacional-populares y
socialistas que emergieron Perón en Argentina, Vargas en Brasil, Allende en Chile,
J.J. Torres en Bolivia - y promovieron la propiedad nacional de fuentes de energía y
las empresas públicas en la industria básica.
EE.UU. intervino y derrocó los regímenes populistas nacionalistas a través de una
alianza civil-militar "cliente" con golpes y la invasión directa (República Dominicana
1965). El resultado era la implantación del modelo "neoliberal" o del modelo imperial
de acumulación de capital en el que se privatizaron las empresas públicas y las
vendieron a EE.UU. y a capitales europeos. Además, los mercados locales fueron
invadidos por las exportaciones subvencionadas y la deuda externa bajo gobernantes
corruptos, quienes minaron las estrategias nacionales de desarrollo equitativo.
Los años ´80 atestiguaron la transición de las dictaduras militares a autoridades
civiles-electorales, la profundización del "modelo neo-liberal" y el masivo traslado de
ganancias, intereses, derechos y de fondos ilícitamente ganados a EE.UU. y la Unión
Europea. La consolidación de los regímenes neo-liberales llevó a desmantelar el
sistema de "bienestar social", al desempleo urbano masivo, al incremento vertiginoso
de la migración rural, miles de campesinos que huyen de la miseria absoluta en el
campo, al aumento de niveles de pobreza a más de 50% y al descontento general de
las masas con el modelo de acumulación imperial.
El período entre 1990-2001 atestiguó el derrocamiento popular de dos presidentes
neo-liberales en Ecuador, otro en Brasil (Collor de Mello) y un cuarto en Venezuela
(Carlos Andrés Pérez), preludio del derrocamiento de políticos autoritarios corruptos
en Perú (Fujimori), De La Rua (Argentina) y Sánchez de Losada (Bolivia) en los
primeros años del nuevo milenio.
Mientras el neo-liberalismo mantuvo las ganancias extraordinarias para las empresas

773
europeas y americanas y las élites multi-millonarias locales, éste ha demostrado no
ser una política socialmente sustentable. El declive y decaimiento del neo-liberalismo
se evidencia en las importantes tasas de crecimiento negativo, la descapitalización de
las economías, el declive del consumo doméstico masivo, la profundización de la crisis
en la agricultura (salvo los enclaves de exportación), y los exorbitantes pagos de la
deuda que minan cualquier inversión pública en los programas económicos y sociales.

El neo-liberalismo en crisis:
re-nacionalización o re-colonización
El ALCA es una respuesta frente a la decadencia del neo-liberalismo propuesta por los
EE.UU. y los estados asociados en su aplicación. ALCA quiere decir el traslado de
soberanía a una comisión de ALCA dominada por los EE.UU. Esta comisión
establecerá el armazón legal, económico, político para la aplicación, a largo plazo y a
gran escala, de intereses imperiales americanos. El ALCA llevará al sometimiento de
todas las funciones de los poderes legislativos y ejecutivos latinoamericanos a EE.UU.
que controlará el ALCA. La meta económica inmediata del ALCA será privatizar las
áreas lucrativas restantes de propiedad nacional: el petróleo venezolano, mexicano,
ecuatoriano, las telecomunicaciones y la privatización de la salud pública, educación y
servicios sociales. El ALCA también querrá decir la protección continuada de EE.UU.,
en sus sectores agrícolas e industriales; el subsidio continuado de exportadores
americanos y la monopolización del comercio para privilegiar a los exportadores
americanos por encima de los productores asiáticos y europeos.
Para defender el ALCA como un proyecto de re-colonización, los constructores del
imperio americano están militarizando la región vía el Plan Colombia, construyendo
extensas redes de bases militares y aumentando los contactos personales-políticos de
funcionarios militares a través de ³ejercicios militares conjuntos².
El aumento de los conflictos sociales y las masivas insurgencias populares no sólo es
una respuesta a las depredaciones pasadas y presentes, sino también al proyecto
futuro de re-colonización incluyendo el control de recursos de energía (como el gas
boliviano), y el desarraigo del campesinado rural y la "última solución" a la
autodeterminación nacional y la soberanía popular.
Sin embargo, la crisis del neo-liberalismo y la transición a la re-colonización tiene
lugar en el terreno político y social calurosamente disputado: la emergencia de la
"cuarta ola de movimientos social-políticos", la debilidad relativa y el aislamiento de
los regímenes vasallos en favor del ALCA.
Bolivia ha hecho el camino, primero derrocando al corrupto régimen de Sánchez de
Lozada y apuntando a una dirección alternativa: la re-nacionalización de las fuentes
de energía, la protección y la autodeterminación de sus productores agrícolas
domésticos. Los métodos bolivianos de cambio y de demandas programáticas tienen
una resonancia profunda entre los pueblos de América Latina, desencantados cada
vez más con los líderes políticos elegidos que en campaña hacen promesas electorales
diametralmente opuestas a lo que practican.

La agenda para la cuarta ola de los movimientos socio-políticos


El centro de las luchas socio-políticas emergentes se mueve alrededor de varios ejes,
involucrando cada uno élites locales ligadas al imperio estadounidense por un lado y
campesinos-indígenas, obreros, desempleados y jóvenes, por otro.
1. El desafío más grande del imperio es el control del gas, el petróleo y otras fuentes
de energía.
Una victoria de los poderes imperiales mediante la continuada privatización - abrirá
las puertas para un control completo de la economía y proporcionará recursos
poderosos para financiar la dominación imperial y sus élites vasallas.
Una victoria para el movimiento popular la derrota de imperialismo con la toma del

774
control de las fuentes energéticas, proporcionaría para los pueblos los recursos para
financiar la inversión pública en infraestructura que se vincularía a mercados
domésticos y el empleo; consolidaría la reforma agraria, los programas sociales y
modernizaría la salud, los servicios educativos y sociales. Además, la
re-nacionalización podría proporcionar la fuerza necesaria para revertir otras
privatizaciones y desnacionalizaciones ilegales y de alto costo, incrementando el
alcance y la profundidad del control popular de la economía. Finalmente el gas y el
petróleo no sólo son fuente de riqueza, sino también emblema de las luchas por el
desarrollo autónomo y la defensa de identidad nacional.
2. La fuerza de la actual insurgencia popular, las mejores organizaciones y
movimientos sociales más concientes, se encuentran en las áreas rurales de América
Latina.
El tema central es la cuestión agraria con sus múltiples luchas complejas, que van
desde las demandas por la reforma agraria en Brasil hasta las demandas de los
productores de coca en Bolivia, Perú y Colombia por el derecho a cultivar y
comercializar la hoja de coca. La lucha fundamental está entre los pequeños
productores, los campesinos sin tierra y los productores medianos de alimentos para
mercados locales, contra los grandes agro-exportadores, importadores comerciales y
agro-exportadores subvencionados en Europa y EE.UU.
Los problemas son múltiples; más de tres cuartas partes de los créditos, la ayuda
técnica, y los subsidios al derecho al agua son asignadas por los regímenes
neo-liberales a los sectores agro-exportadores, mientras que se obliga a los
campesinos y a los productores pequeños que pidan préstamos a los prestamistas
locales, hacendados grandes y comerciantes, en condiciones de usura. En Brasil,
Paraguay y Colombia existen grandes propiedades de tierra sin cultivar, pero con
millones de campesinos sin tierra y productores de subsistencia. En Colombia y Brasil
cientos de miles de campesinos son desarraigados y los ejércitos privados de los
grandes hacendados, protegidos por el sistema judicial corrupto, asesinan a
centenares de campesinos cada año. La misma "justicia de clase" encarcela miles de
activistas campesinos que buscan soluciones a los problemas de su sector.
El tema de la pobreza rural sólo puede solucionarse confrontando el problema de la
concentración de riqueza, tierra y crédito. El tema agrario es el problema más
explosivo para detonar la guerra social de gran potencia a largo plazo.
3. El tercera área de las luchas masivas está entre la masa creciente de desempleados
urbanos concentrados en las grandes ciudades y provincias. Cuarenta a ochenta por
ciento de la fuerza obrera en América Latina es desempleada o empleada en una
actividad económica incierta que no sostiene un ingreso sostenible. Los poderosos
movimientos de ocupación de tierras en la periferia de ciudades por los Sin Techo en
Brasil; masivos bloqueos de caminos por los desempleados organizados en Argentina y
el levantamiento urbano en El Alto de Bolivia son síntomas de la explosividad de la
pobreza urbana.
El tema clave determinante del desempleo es la descapitalización de América Latina
por medio de pagos onerosos de la deuda a los bancos extranjeros, la repatriación de
ganancias por las multinacionales corporativas (MNCs) y la colusión de los bancos de
EE.UU. y la unión Europea que transfieren billones de fondos ilegalmente ganados por
los bancos locales, por los políticos y élites de negocios locales.
La segunda fuente de desempleo es la inundación de los mercados locales por los
productos subvencionados de los EE.UU. y la Unión Europea, así como de MNCs que
exportan desde las plataformas obreras baratas en China.
El sub-desempleo incluye a obreros de fábricas que han perdido sus trabajos y a
jóvenes que entran en el mercado obrero quienes nunca antes habían sido empleados.
Los recientes levantamientos en Bolivia y Argentina, que tuvieron éxito derrocando a
los regímenes sirvientes americanos y la movilización popular que restauró al

775
presidente Chávez, fueron impulsados principalmente por los sub-desempleados en
lugar de los sindicatos industriales que tienen su base en las fábricas.
4. El cuarta área de luchas masivas está en la esfera de los derechos humanos.
Retornaron los movimientos contra la impunidad de oficiales gubernamentales
implicados en las matanzas, el genocidio, la tortura y encarcelamientos del pasado,
sobre todo en Argentina, Bolivia, Perú, Paraguay y Colombia. Las campañas de gran
potencia para la libertad de los activistas políticos y sociales encarcelados están
teniendo lugar en Brasil, Colombia y en otras partes. Las luchas contra la impunidad
de asesinos políticos del pasado se dirigen a prevenir la repetición de crímenes por los
mismos oficiales en el presente y futuro. El mayor número de ex-verdugos,
ex-dictadores y ex-militares de América Latina que se encuentran en un cómodo
destierro en EE.UU., particularmente en Miami, ciudad que tiene la más alta
concentración per cápita de los terroristas latinoamericanos en el mundo.
El hecho que la mayoría de los crímenes contra los derechos humanos son el
resultado de gobernantes que protegen los privilegios, tenencias de propiedades
grandes y el pillaje de recursos nacionales por las élites minoritarias, la defensa más
eficaz para un verdadero desarrollo humano requiere de la transformación de
estructuras estatales y la redistribución de riquezas y la propiedad bajo el control
mayoritario de obreros, campesinos y profesionales. La continuación de las violaciones
de los derechos humanos, la persistencia de la criminalización de los movimientos
sociales y la impunidad de élites como Da Silva recientemente elegido, Gutierrez y
Toledo, sugiere que los derechos humanos no serán respetados por un cambio de
Presidentes, si no se acompaña por el cambio estructural.

El imperialismo americano: En el ojo de la tormenta


Desde la caída del muro, Washington ha extendido su influencia sobre la mayoría de
los países ex comunistas --desde el Báltico, a través de Europa Oriental, a los
Balcanes y más allá hasta Asia Central y Sur-- a través de guerras, invasiones y
operaciones encubiertas. El imperio americano incluye casi cincuenta por ciento de
los 500 MNCs y bancos más grandes, 120 bases militares alrededor del mundo y
ciento de misiones militares. El ALCA forma una parte integral de la doctrina Bush de
dominación mundial. Este imperio todavía no es el poder omnipotente mundial, no es
"el unipolar", ni es el imperio omnipresente. En Irak, el régimen colonial-colaborador
está encontrándose con la masiva resistencia popular con más de tres docenas de
choques armados por día y decenas de soldados americanos y colaboradores civiles
heridos y muertos cada semana. La resistencia también está aumentando en
Afganistán colonial. En América Latina, se derrotaron proyecciones americanas de
poder en Venezuela, Colombia y Bolivia. La resistencia popular derrotó dos golpes
orquestados por EE.UU. en Venezuela, ³el Plan Colombia² en Colombia y evitó que
temporalmente - Sánchez de Losada concrete un multimillonario negociado de venta
de gas a Chile.
El costo de construir el imperio de Washington está minando la economía doméstica y
el apoyo político al régimen, como el peaje de muerte de los soldados junto con los
déficits del presupuesto, mientras cae el gasto social y el trabajo industrial. ³El
imperio crece, pero la república declina², ésa es la contradicción mayor, junto con la
contradicción entre la ocupación colonial y la resistencia anti-colonial en Irak y
América Latina.
El "centralismo" de América Latina hacia el imperio americano y el "centralismo" del
imperio americano hacia la regresión latinoamericana
Las políticas y prácticas de las instituciones políticas y económicas más grandes de
EE.UU. están en el centro de los mayores problemas que enfrenta América Latina. La
noción del "centralismo" de imperio no niega la existencia de especuladores locales,
políticos corruptos, propietarios explotadores y hombres de negocios, oficiales y
militares autoritarios. Lo que está claro que esos oficiales de EE.UU. han elaborado un

776
modelo centrado en la acumulación imperial que es la causa de la regresión de la
sociedad latinoamericana y el estancamiento de sus economías.
Latino América es importante para la construcción del imperio en tres áreas
generales: el comercio, márgenes de ganancia y el control de la energía y otros
recursos estratégicos.
EE.UU. tiene un creciente e insostenible déficit en sus transacciones con Asia y
Europa; la única región en la que EE.UU. tiene una cuenta con superávit neto es
América Latina. Si no fuera por excedentes del comercio y los servicios en América
Latina, la balanza comercial americana negativa pondría en riesgo al dólar americano
y quizás contribuiría a acelerar una crisis financiera. El ALCA es vista por EE.UU.
como un mecanismo para sostener y expandir este excedente.
En segundo lugar, para la construcción del imperio son importantes los márgenes de
ganancia, particularmente en las finanzas, la banca, la energía y el comercio. Entre
1990-2000 más de 900 mil millones de dólares fueron transferidos a EE.UU. en pagos
de interés, derechos de autor, ganancias y dinero ilícito transferido por las élites
corruptas locales. América Latina, especialmente México, Venezuela y Ecuador, es la
principal fuente de importaciones de energía necesaria para sostener la economía
americanaparticularmente en tiempos de guerra y de resistencia popular en el Medio
Este y Asia del sur.
Dadas estas preocupaciones estratégicas ladrillos básicos para el imperio americano el
empujón americano hacia ALCA se vuelve completamente entendible: le proporciona el
mando directo, colonial a EE.UU. encima de los países latinoamericanos, acomodando
las políticas comerciales a sus intereses, asegurando la sucesión de dineros por el
pago de interés y apropiándose de las fuentes de energía por medio de las
privatizaciones.

Las instituciones imperiales americanas están en el centro de la lucha de clases en


América Latina en tres áreas de gran importancia histórica.
El gobierno de los EE.UU., con el respaldo de las Instituciones Financieras
Internacionales (IFIs) como el FMI y el BM, son los arquitectos, promotores principales
y beneficiarios de la ideología neo-liberal y sus prácticas. La lucha contra el
neo-liberalismo involucra la confrontación directa con los regímenes locales, quienes
llevan a cabo esas políticas, y atacan más aun a los IFIs y sus patrocinadores en
Washington y Europa.
Los EE.UU. es el primer interesado en empujar la imposición rápida del ALCA y es el
beneficiario más prominente de la re-colonización de América Latina. La oposición
masiva creciente al ALCA en realidad es expresión de una oposición generalizada a la
re-conquista imperial americana del continente latinoamericano; de un profundo
rechazo de sus ciudadanos ante la disminución de la soberanía nacional.
El conflicto central hoy y en el pasado está relacionado directamente con la
apropiación de las fuentes de energía de América Latina. Las recientes
confrontaciones más importantes y sangrientas en América Latina que se dieron entre
los movimientos populares y los sectores de poder relacionados con los EE.UU., se
libraron justamente en Bolivia y Venezuela, por el control de petróleo y gas. La
conducta violenta de sectores locales respaldados por los EE.UU., en el golpe de
estado en Venezuela y las matanzas en Bolivia, nos dicen mucho sobre la profunda
base autoritaria del estilo ALCA-re-colonización.

El imperialismo y la cuestión agraria


Hay cinco áreas dónde los intereses imperiales han tenido un impacto negativo en
granjeros, campesinos y obreros latinoamericanos:
Los pequeños agricultores y campesinos se empobrecieron por una política de
subvenciones de alimentos y exportaciones en general de los EE.UU, así como
también por la implementación de aranceles que protegen a sus productores locales.

777
Las agencias policíacas americanas como la DEA hacen recaer la responsabilidad del
tráfico de drogas en campesinos que no producen las drogas adictivas ni las
consumen, ni reciben más de 5% del precio final de las drogas en las calles de las
ciudades americanas.
El programa norteamericano de erradicación de drogas ha puesto en peligro el
sustento de centenares de miles de campesinos de América Latina y ha minado las
economías de las industrias de servicio que dependen del gasto de los productores, sin
mencionar las pérdidas por la falta de acceso a créditos públicos, que podrían
financiar el desarrollo y empleo.
La migración forzada de millones de campesinos en Colombia, Centroamérica y otros
lugares, es el resultado de los programas millonarios de "contrainsurgencia" de los
Estados Unidos que aterrorizan al campo, destruyendo cadenas productivas y minado
la confianza de inversionistas, desmotivando cualquier inversión importante que
crearía empleos.
La militarización sistemática por parte del Pentágono de las políticas latinoamericana,
particularmente en el área rural, y la alianza entre grandes propietarios, barones de
madera y dirigentes políticos derechistas, han llevado al crecimiento de un déficit
alimentario para el consumo local.
Finalmente EE.UU. y la presión de las IFIs para el pago puntual de la deuda han
vaciado las arcas de los gobiernos locales, fondos que se podrían haber usado para
proporcionar créditos, tierra y para impulsar una reforma agraria con una producción
sostenida de alimentos.
No es sorpresa alguna la incursión adversa y profunda del imperialismo americano en
todos los campos de la agricultura.
Campesinos, indígenas y obreros de América Latina - tradicionalmente al margen de
esta realidad - han impulsado movimientos sociales en oposición a esta política
norteamericana en sus varias reencarnaciones, como es el neo-liberalismo del "ALCA"
y "los pagos de la deuda".
El gas y petróleo son de importancia estratégica para el imperio y también para la
gente empobrecida de América Latina.
El problema está claro: las ganancias enormes del gas y petróleo, el uso y generación
de energía tienen implicaciones enormes en el sostenimiento del imperio,
consolidando su actividad productiva, salud, educación, empleo y actividades
agrícolas e industriales relacionadas.
La cuestión fundamental es la propiedad, el control y el uso. El imperio americano
quiere el control para sus transnacionales con el fin de salvar su economía. Por su
parte los movimientos populares buscan una propiedad pública nacional bajo un
mando democrático que reinvierta las ganancias de los hidrocarburos para multiplicar
el crecimiento económico y social dentro de sus países, proporcionando energía barata
para sus hogares, granjas y fábricas.

El desempleo y el Imperialismo
El modelo imperial central de acumulación (ICMA), bien conocido como "el
neo-liberalismo", se fortalece ahondando y extendiendo el desempleo en las áreas
urbanas y rurales. Las exportaciones agrícolas subvencionadas de Washington y la
protección de la agricultura y sus mercados locales, ha llevado a la ruina y ha cerrado
mercados para los productores locales en América Latina, mientras que aumentó el
número de desempleados por millones.
El ICMA ha eliminado la protección a los fabricantes locales obligando a la mayoría de
los obreros e industriales a vender y consumir las importaciones baratas. Igualmente
el proceso de privatización ha llevado a un uso creciente de automatización y consumo
energético, volviéndose poco competitivo en los mercados locales y extranjeros.
Finalmente las demandas de los banqueros y el IFI para los pagos de la deuda, priva
al Estado de recursos para financiar los servicios públicos y otras importantes
inversiones, minando la capacidad del estado de crear nuevos trabajos, o de financiar

778
reformas agrarias que podrían absorber a la población rural.
La corrupción e incompetencia de las instancias oficiales, y la salida de un sector
importante de inversores locales, se constituyen en factores importantes de una
estructura económico-política que genera el desempleo, y que a su vez está respaldada
por las agencias imperiales americanas.

El imperialismo y los derechos Humanos


La unión más flagrante y obvia entre el imperialismo y los problemas estructurales
profundos encontrados en América Latina está en el área de los derechos humanos.
Todas las instituciones del estado- el ejército, inteligencia y sus auxiliares- impulsan
las violaciones, reciben armamento, entrenamiento, adoctrinamiento, además de
financiamiento y apoyo político de las poderosas agencias del estado imperial
americano.
Sea en el Plan Colombia, las bases militares americanas a lo largo de América Latina,
o la intervención directa y flagrante del Embajador americano promoviendo golpes y
represión, el estado imperial americano es cómplice en los crímenes contra la
humanidad, sea promoviendo el asesinato de 300,000 paisanos en Centroamérica
durante 1980, la matanza de 30,000 campesinos en Colombia en 1990, o matando e
hiriendo a centenares de personas en Bolivia en el mes pasado.
Como el caso del ex-presidente Sánchez de Lozada con residencia actual en Miami, los
EE.UU. protege y brinda asilo a múltiples fugitivos que huyen de los procesos
judiciales por abusos de los derechos humanos y el pillaje de la tesorería pública,
haciendo al gobierno americano cómplice de sus crímenes.

La conclusión
Resulta totalmente comprensible que haya dos conferencias en Santa Cruz, Bolivia.
Una, la cúspide de los Presidentes Iberoamericanos, que representa los intereses de
los constructores del imperio americano- europeos, mientras la conferencia alternativa
reúne la resistencia popular al imperio, fuerzas que buscan una transformación social
profunda.
Está claro que la correlación de fuerzas en América Latina se inclina lentamente pero
en forma segura contra el imperialismo:
… Después de los discursos triunfales que acompañan la invasión y ocupación de
Irak, ahora oímos hablar de un crecimiento de la resistencia popular anti-colonial en
el seno del mismo imperio.
… En América Latina el levantamiento y caída de "presidentes" lacayos se acelera: en
pocos meses, aquellos recientemente elegidos y aclamados por los medios de
comunicación de masas como "los nuevos salvadores", rápidamente sucumben ante
las demandas de sus patrocinadores imperiales y confrontan crecientes movilizaciones
por parte de campesinos, obreros, desempleados, mujeres, e indígenas.
Bolivia es un ejemplo de los procesos de cambio: Sánchez de Lozada tuvo que retirarse
en menos de 2 años; Carlos Mesa, el Presidente interino, es presionado por los
diferentes sectores en un marco de 90 días de gobierno.
Mientras los movimientos populares avanzan, con retrocesos y conquistas, el imperio
también se prepara para golpes militares, masacres y la corrupción de líderes
populares.
Batallas grandes se acercan. Somos testigos de un periodo de masivas luchas,
represiones violentas, intervenciones y distorsiones en los medios masivos de
comunicación, convirtiendo a las víctimas en los ejecutores de justicia, y a los
ejecutores de justicia en víctimas.
Pero los movimientos están adelantando, dolorosamente, pero seguros, enterrando a
sus camaradas, cuidando sus heridos, mientras nutren a sus sobrevivientes y
aumenta su solidaridad.
Finalmente, con la organización, conciencia y audacia nosotros ganaremos, no sólo

779
porque la lucha por la libertad e igualdad es justa, sino porque nosotros nos
atrevemos a luchar.

780
3 de febrero de 2004
Entrevista a James Petras en Turquía – Enero 2004
Los campesinos han vuelto a la vanguardia de
las luchas de masas.

Cospomolitik y www.sendika.org Traducida para Rebelión por Marina Trillo

James Petras estuvo en Turquía del 7 al 17 de enero de 2004. Fue su primera visita a
este país, cercano a sus orígenes familiares, y la visita fue una contribución muy
valiosa para los activistas turcos y militantes de los movimientos sociales que, desde
hace mucho tiempo conocen y siguen sus estudios, especialmente sobre imperialismo
y movimientos sociales Iberoamericanos. Petras fue invitado a Turquía por las Casas
del Pueblo (Halkevleri - una organización democrática vecinal de la clase obrera) y por
Cosmopolitik una revista trimestral, que está publicando sus libros en turco. Dio dos
conferencias en Estambul y Ankara bajo el título de "Imperialismo, Globalización y
Resistencia". A continuación sigue la entrevista realizada a Petras, con fecha 16 enero
2003, por Çigdem Çidamlý y Hakan Tanittiran para Cospomolitik y www.sendika.org
(una web obrera en turco).
-- Petras, hoy uno de los problemas históricos más importantes de Turquía ha llegado
a un punto decisivo; el problema de Chipre. Salió elegido un gobierno liberal en la
sección turca, en el norte de Chipre, que es apoyado también por el gobierno de AKP
en Turquía y ambos dan apoyo al Plan de Annan. ¿Cuáles son sus comentarios sobre
el asunto?
-- Creo que la cuestión de Chipre fue una tragedia doble. Primero el derrocamiento de
Makarios y el ascenso de la facción de extrema derecha del nacionalismo griego,
Grivas, Sampson, etc. Sampson era un psicópata. Creo que ésta fue la primera
tragedia. La segunda tragedia fue la invasión y la ocupación de Chipre por el ejército
turco, con el estímulo de Kissinger. Esto rebajó la posibilidad de un Chipre
independiente, neutral, que pienso que era la idea de Makarios. El ala izquierda
progresista de la sección griega era un Partido Comunista que tenía un programa muy
moderado. Yo creo que hoy la idea de un Chipre unificado está en el orden del día con
el surgimiento de una nueva generación en el norte, con el aumento de movimientos
progresistas y con el relativo declive del Denktash y su política reaccionaria. Creo que
el lado griego es más conciliatorio y no puede volver al pasado. Creo que lo que
veremos es una especie de gobierno federal unitario en el que habrá autogobierno en
el ámbito regional para ambas comunidades y en el ámbito nacional tendrá que haber
cierta acomodación y reconocimiento del gobierno de ambas mayorías y respeto a los
derechos de las minorías, garantizados por la Unión Europea. Bajo estas condiciones,
tengo la esperanza de que las fuerzas progresistas, los sindicatos, las fuerzas de clase,
puedan formar un movimiento sindical unido, un movimiento ecologista unido, etc.
Para que se aclaren los asuntos de clases y se calmen las animosidades nacionales y
étnicas. La apertura de movimiento entre las dos zonas fue un muy buen primer paso;
las personas pueden empezar a conocerse entre sí etc. En ese sentido soy optimista.
Por supuesto nunca se sabe lo que puede suceder en estas circunstancias, a mí me
preocupa de modo especial el ala derecha del ejército en Turquía que apoyó
totalmente al Denktash y puede vetar el arreglo final.
-- ¿Cómo ve usted la posición de Turquía en general en la región Euro-Caucásica?
-- Bien con los grandes cambios, creo que es una gran oportunidad para la izquierda;
la estrategia estadounidense para esta región ha cambiado. Antes Turquía era un
cliente estratégico muy importante para EEUU, a causa de la Unión Soviética, a causa

781
del ala nacionalista de izquierdas, a causa del aislamiento de Israel. Así que los EEUU
pusieron mucho énfasis en el Mediterráneo Oriental y en Turquía. Ahora con la
desintegración de la URSS, con EEUU estableciendo clientes nuevos en Georgia,
Uzbekistán, Turquestán etc., tienen otros puntos operativos, no se sienten
amenazados por Rusia, así que ahora se están expandiendo. Están más interesados
en la expansión que en la contención. En el Oriente Medio, están creando clientes
nuevos con los Kurdos en Irak Septentrional. Están buscando algún tipo de
liberalización en la India y por supuesto hay algunos vínculos entre la Unión Europea
e Irán. Esto significa que Turquía ya no es tan vital dentro de la estrategia
imperialista. Esto es muy positivo porque debilita la posición del ejército. En el pasado
decían, "somos los socios más importantes de los Estados Unidos"; ahora la cuestión
se dirige más al desarrollo interno que a la dependencia exterior. Si ahora la izquierda
destaca que Turquía puede jugar un papel independiente, jugará un papel
independiente, y su punto inicial fue la negativa a enviar a tropas a Irak. Creo que
esto apunta hacia estas posibilidades. Hay mucha más capacidad interna, para definir
una política exterior alternativa, una política exterior democrática, con
autodeterminación, con solidaridad internacional con la gente oprimida, no al nivel
estatal sino al nivel popular.
--¿Quiénes pueden ser los socios de la izquierda turca en la región?
-- Creo que en un ámbito significa que la izquierda puede empezar a desarrollar lazos
más fuertes con la resurgencia del nacionalismo en Irak, la izquierda que está débil en
Irán y con parte de los movimientos pan árabes que están resurgiendo de nuevo. En el
ámbito estatal quiere decir que se dispone de un proyecto para diversificar las
relaciones comerciales de Turquía de estrictamente la UE y EEUU, hacia relaciones
más amplias con los países del Oriente Medio especialmente Irán. Es difícil de ver
ahora, porque estamos en un período muy fluido. La oposición al imperialismo
estadounidense está dominada en un grado considerable por la derecha Islámica:
antiimperialismo de derechas y antiimperialismo de izquierdas. Así que para la
izquierda secular y democrática hay limitadas oportunidades para desarrollar
relaciones sólidas. Quizás algunas coincidencias prácticas sobre cuestiones
anticoloniales. En lo que respecta a la solidaridad internacional ideológicamente
compatible, piense a menor escala.
-- En Turquía hay ahora una facción integracionista (en pro de la Unión Europea) de
las clases gobernantes incluido el gobierno neoliberal de AKP, los grandes jefes etc. y
algunas secciones de la clase gobernante y del ejército están produciendo reacciones
más nacionalistas contra esta integración neoliberal y esta división está influyendo
sumamente a la izquierda en general. ¿Cree usted que es posible que la izquierda
apoye a una de estas facciones o establezca alianzas con la llamada ala nacionalista
del ejército como en el caso de Chávez?
-- Creo que hay ahora una importante doble tentación para la izquierda. Una es
apoyar de modo crítico al gobierno de Erdogan, porque proporciona más espacio para
la política a costa del liberalismo económico: Un pacto con el diablo. La otra sección de
la izquierda dice, "Vale, debemos apoyar tácticamente al estado, el estado es el ejército
contra el liberalismo aunque sepamos que son autoritarios y represivos. Las dos
tentaciones del diablo. Creo que es un error para la izquierda formar cualquier tipo de
alianza, corta o larga, con cualquier grupo. Si hay un golpe militar contra Erdogan
todos protestaremos contra este gobierno militar, pero eso no significa que uno deba
dar apoyo político al gobierno. El problema entonces es definir una nueva clase de
socialización, que no sea ni estatalista ni mercado. Para proporcionar una
comprensión clara de que cuando nosotros hablamos acerca del socialismo no
estamos hablando acerca de un estado administrado burocráticamente. Debemos
hablar sobre fábricas controladas por los obreros; debemos hablar sobre las
organizaciones administrativas que son responsables ante los consumidores y los

782
receptores de los programas públicos. Eso significa representantes en vivienda,
representantes elegidos en programas médicos y en educación, padres y otros.
Debemos hablar claramente acerca de qué es realmente socialismo. Autogobierno por
los productores, no burocracia estatal sobre las personas. Si surge allí, como en
Venezuela, un antiguo oficial militar, democráticamente elegido, en clara oposición al
imperialismo y que abra el espacio político, que permita a la izquierda promover las
organizaciones populares, entonces yo creo que sería una cuestión para abrir debate
sobre cómo participar críticamente en ese proceso. Pero es un error pensar en un
Chávez en el contexto del ejército turco. Chávez ha ganado seis elecciones libres,
congresal, constitucional y dos elecciones presidenciales. Son más que las elecciones
de cualquier político burgués. Así que pienso que no debemos hacer analogías entre
situaciones que son diferentes. Es un error decir, "Vale, hay nacionalistas, apoyemos
el golpe"... En el golpe el ejército siempre determina lo que habrán de hacer los que los
apoyan. Este es uno de los graves riesgos, tomar atajos al poder. Es una tentación
cuando queda mucho camino por delante.
-- Volvamos a Ibero América, el continente de movimientos sociales más prometedores
contra el neoliberalismo. "Revolución de amplitud continental", ¿qué se puede decir
acerca de las posibilidades y esfuerzos sobre este ideal de movimientos revolucionarios
en la actual izquierda y movimientos sociales Iberoamericanos?
-- Hay muchas tentativas desde direcciones diferentes para crear un movimiento e
ideología unitarios. Hay muchas semillas plantadas. Por ejemplo está la Confederación
de Organizaciones Campesinas Latinoamericanas, CLOC, y esta es una reunión
periódica de las organizaciones de campesinos y granjeros que tratan de planificar un
calendario de actividades conjuntas: fechas diferentes, manifestaciones diferentes etc.
El segundo es los Movimientos de Solidaridad Bolivarianos que proceden de Venezuela
y en menor grado de Colombia. Están estableciendo sus redes para propagar la idea
de un nacional populismo Bolivariano. Hay otras organizaciones internacionales de
indios y mujeres, que se celebran reuniones. Está el Foro Social de Porto Alegre y está
el foro más antiguo de Sâo Paulo, que reúnen a todos los viejos social demócratas,
social liberales, marxistas, etc. Todos ellos abarcan corrientes diferentes e
intercambian ideas e incluyen a líderes muy conocidos. Intercambian ideas, expresan
solidaridad cuando hay represión, celebran las victorias comunes, pero no es un
movimiento centralizado. Cada movimiento mantiene su autonomía, lo cual tiene su
lado positivo: ningún país ni grupo dictan su programa de actividades. Por otra parte
no tiene suficiente cohesión y dirección. Por eso cuando algunos movimientos o
partidos se vuelven más conservadores, todavía permanecen en la asociación. Por
ejemplo el llamado Partido de los Trabajadores, de Brasil, es ahora un partido
neoliberal, pero aún se considera un promotor líder del Foro Social. Pienso puede ser
un paso delante en el sentido de alguna coordinación, pero no en clarificación
ideológica: es el pluralismo y la unidad el coste de la claridad ideológica y política.
-- ¿Cree Usted que dentro de los movimientos anti ALCA Iberoamericanos se puede
dar un paso revolucionario hacia adelante?
-- Sí creo que el movimiento anti ALCA es muy importante. Es la constatación de que
estamos en transición del neoliberalismo al colonialismo. Y esto ha despertado a una
mayoría de personas a oponerse de modo activo al ALCA. De nuevo hay insuficiente
cohesión y movilización respecto al asunto del ALCA sobre una base de amplitud
continental. Hay grandes manifestaciones contra el ALCA que tienen lugar en
momentos distintos con líderes diferentes. Sus muchas corrientes no están todavía
unidas en un río.
-- El desplome de la Unión Soviética, este fenómeno se convirtió en un punto decisivo
en las discusiones internas de la izquierda turca a principios de los años 1990.
¿Cuáles son sus comentarios acerca de tal desarrollo para las otras partes de la
izquierda internacional?

783
-- La Unión Soviética no fue referencia para el modelo revolucionario de Iberoamérica.
El principal ejemplo de revolución victoriosa fue Cuba, al igual que en Asia lo fue
durante mucho tiempo China. Así que cuando la Unión Soviética se desplomó, se
convirtió en crisis primero entre los Partidos Comunistas, que se fracturaron y
muchos de ellos desaparecieron. Y también para los intelectuales pequeño burgueses
que creían que la Unión Soviética les proporcionaba alguna base para sus propias
actividades políticas. Francamente, yo creo que el desplome de la Unión Soviética
sirvió de excusa a muchos intelectuales para justificar su giro a la derecha. Creo que
la tendencia, que empieza en los años 1970 con las ONG y la absorción gradual en la
política democrática burguesa aceleró esta tendencia, privilegiando a la democracia
burguesa sobre la lucha para la transformación social. Utilizaron el argumento de que
la Unión Soviética falló porque no era una democracia, en vez de ver las divisiones de
clases en la Unión Soviética como el hecho principal que socavó al régimen. Así que
las diferentes interpretaciones acerca de lo que fue la contradicción principal de la
Unión Soviética permitieron que estos intelectuales continuaran su viaje.
Ahora ¿qué impacto tuvo de hecho el final de la URSS? En Brasil los movimientos
crecieron a pesar de, o quizás a causa de, este desplome. Los cocaleros se
expandieron en Bolivia. En Argentina tuvimos la gran insurrección de movimientos en
2001. En Colombia tuvimos un Partido Comunista y uno de los grupos guerrilleros, el
FARC, identificados hasta cierto punto con el modelo soviético. Tuvieron debate
interno, autocrítica y después se reorientaron hacia lo que podemos denominar
comunismo nacional. No hubo una debilitación importante de la izquierda en
Colombia aunque estuviera de alguna manera influida por el Partido comunista que
estaba muy subordinado a la política soviética. En Venezuela la izquierda se movió en
alianza con Chávez y el nacionalismo, y el PC ya se había reducido a un grupo
pequeño después de las divisiones de la guerrilla en los años 1960. Así que en general
podemos decir que la izquierda revolucionaria ha estado mas influida por las
condiciones en Iberoamérica que fomentaron la creación de una ola revolucionaria
nueva sin referencia a poderes exteriores. En muchos aspectos este es un desarrollo
muy positivo. Los movimientos se basan, no en los conflictos entre estados, sinó en el
desarrollo de conflictos entre clases.
-- Estos nuevos conflictos de clase, ¿qué tipo de oportunidades proporcionan para la
recreación de una alternativa revolucionaria nueva?
-- Seamos claros, la gran exclusión de las masas de la producción, el desplazamiento
de los obreros de las fábricas, los cambios tecnológicos, la reorganización del trabajo y
la movilidad del capital han creado una reserva inmensa de trabajo precario, de
parados, que ha empezado un proceso autoorganización. Y esta cara del capitalismo,
esta dislocación ha llevado a formas nuevas de organización fuera de las fábricas e
industrias, en los barrios y las calles. Y creo que esto necesita aún mayor elaboración
teórica. La segunda cosa es que, la ruptura más decisiva dentro de la estructura
social de los países del Tercer Mundo está teniendo lugar en el sector agrícola donde
la agricultura todavía representa el 30% y más de la población. Este fenómeno de
ruptura de la estructura agrícola ha llevado a enormes excedentes de mano de obra
rural, llamémosles trabajadores rurales sin tierra o campesinos empobrecidos,
quienes ya no ven las ciudades como un escape porque las ciudades en sí mismas no
ofrecen una solución en forma de empleo industrial. Así que hay tres respuestas a
eso: La tradicional de la migración a las capitales de provincia, la segunda es la
emigración al extranjero y la tercera es quedarse y luchar. Esto significa que los
movimientos agrícolas a pesar de los desfavorables cambios demográficos han vuelto a
la vanguardia de las luchas de masas. En India, en Iberoamérica, y quizás podamos
ver otra vez su expresión en Turquía.
Así que debemos de tratar de analizar los diferentes puntos, donde esta acumulación
centrada en el imperio está creando las relaciones más conflictivas. Yo no creo que

784
debamos hablar en términos de procesos de "acumulación general". Creo que tenemos
que examinar estos procesos precisamente por sus efectos específicos sobre sectores y
clases diferentes de la sociedad. Estudiar al nivel abstracto de "la lógica del capital"
puede ser verdad, pero no es muy relevante hasta que queramos vincularlo a la teoría
de la acción. Debemos ver donde suceden las rupturas y la acción o donde pueden
suceder potencialmente. Esto es porque aquéllos de nosotros que estamos interesados
en la acción política no deseamos estudiar los procesos generales por sí mismos, sino
sólo cuando entran en el campo de la acción social - conflicto de clases, luchas con el
estado y eso me lleva al último punto.
Tenemos un fenómeno ahora cuando las luchas se politizan inmediatamente desde
que el capital, el capital centrado en el imperio, entra en nuevas áreas de explotación,
a sectores agrícolas, en la reorganización de la industria y las finanzas. El capital
extranjero no tiene hegemonía dentro de la sociedad: es claramente un fenómeno
exterior, no como el antiguo capital familiar nacional con sus relaciones y vínculos
paternalistas con los pobres, los campesinos, etc. El capital imperial requiere
intervención activa y directa del estado para regular la industria y las finanzas,
reorganizando el proceso del trabajo, facilitando la compra de la tierra y el
desplazamiento de los campesinos etc. Así que todas las contradicciones, todos los
conflictos de modo directo o indirecto implican directamente al estado. Por ello esto es
tanto una oportunidad como un problema. Es una posibilidad que politice
rápidamente los movimientos y las luchas y un problema porque el estado es mucho
más fuerte que los capitalistas individuales y los terratenientes.
-- En sus conferencias aquí en Turquía usted destacó que los movimientos anti
neoliberales de muchos países Iberoamericanos habían llegado a las puertas del
Palacio Presidencial, pero no entraron en él. Estos son países, como usted sabe, que al
menos durante 20 años han estado sujetos a programas neoliberales, tienen enormes
masas de obreros empobrecidos pero no industrializados; en tales condiciones ¿cuales
pueden ser las piedras angulares de un programa popular y pre-socialista en dichos
países si llegara a suceder allí un verdadero cambio revolucionario del poder?
-- Ante todo creo que la izquierda debe volver a pensar cómo conceptualizamos el
socialismo. Algunos hablan del socialismo como una utopía, tienen un plan en el cielo
o en sus sueños, dicen que debemos volver a soñar en el socialismo y las utopías. Esto
es muy ajeno a mi manera de pensar. Pienso que el socialismo crece a partir de las
experiencias prácticas que la gente tiene al trabajar, pensar y actuar colectivamente.
Una de las maneras principales de construir el socialismo es alentar la toma de
decisiones colectiva, en debate asambleario, en asambleas en las fábricas para
discutir los contratos sindicales, los problemas del centro de trabajo etc.; en el sector
agrícola, celebrar asambleas de ámbito regional o cooperativas para el trabajo
colectivo. Los partidos políticos tienen que rechazar el culto a la personalidad y
favorecer las asambleas activas que trabajen sobre diferentes asuntos; esto se traduce
incluso en cosas tan simples como no sacar el retrato del líder en cada revista o
publicación; tener líderes rotativos, representantes diferentes que vayan a reuniones
internacionales para romper la idea de un movimiento organizado alrededor de un
líder. Ahora una vez establecido este principio dentro de este armazón, se abre un
área institucional para discutir programas. Creo que no debemos formular programas
de transición y llevárselos a la gente. Creo que el programa de transición debe ser
resultado de la interacción entre propuestas, de debates abiertos y de resolución.
Ahora ¿qué tipos de resoluciones podemos imaginar?
Lo más importante dentro de la lucha por el poder político para crear las bases para el
socialismo es capturar el superávit generado por la sociedad. Las sociedades actuales,
pobres, explotadas y dominadas generan cantidades inmensas de superávit. Dicen
que son países pobres; son países pobres porque la riqueza que crean no se reinvierte.
Así que debemos capturar (lo evadido al) extranjero y los beneficios, para que puedan

785
ser reinvertidos en el país por el gobierno popular. Segundo, debemos repudiar por
completo la deuda externa; es una deuda ilegal, fue una deuda contraída por la
oligarquía, así que obliguémosle a ella a pagarla. En tercer lugar, debemos bloquear
por completo las salidas de capital. Es un programa muy radical y por supuesto
enajenará a las finanzas internacionales, enajenará a los exportadores agrarios y
también enajenará a una gran sección de la burguesía local, que gana localmente y
manda sus ganancias al exterior. Este es el comienzo.
Estos cambios estructurales van dirigidos a hacer reformas sociales exitosas. En otras
palabras, si se lleva a cabo una reforma agraria, la pregunta es ¿cómo financiarla? Si
se está pensando en nacionalizar algunas industrias se deben modernizar las
industrias. Se necesita inversión, tecnología, aumentar la producción y también
emplear a más trabajadores. No se puede hacer esto si no se controlan las finanzas y
el capital. Está la cuestión de hasta donde llegar en la nacionalización de la industria.
Aparte de los sectores estratégicos: banca, comercio exterior, principales
telecomunicaciones e industria básica, el ritmo depende de la capacidad del nuevo
gobierno para explotar estas fábricas a la capacidad normal. ¿Qué importa
nacionalizarlas si luego no se pueden hacer funcionar? Así que aquí hay un período de
control por parte de trabajadores bajo administración capitalista. Puede ser muy
inestable, y muchas veces los capitalistas se negarán pero pienso que es posible
negociar. El ritmo de transformación social estará determinado por las capacidades
crecientes de la sociedad para sustituir al sector privado con la propiedad [social] y la
explotación eficaz. Dijimos que muchos capitalistas no querrían cooperar. En tal caso
tenemos que tomar una decisión política para avanzar en el proceso social, aunque
somos conscientes de que la capacidad y el desempeño disminuirán. Finalmente en
esta dirección es un error nacionalizar las empresas de servicios pequeñas y medianas
en parte porque se echaría de modo innecesario a estos sectores a manos de la
burguesía y en segundo lugar porque el estado no tiene capacidad para explotarlas. La
intervención llevaría al cierre, y esto es negativo para los trabajadores y los
consumidores. Así que la socialización de la sociedad no es algo que vaya a suceder en
una vida, puede que en 2-3 generaciones. La tendencia debería ser la regulación de
estos sectores para que no entren en el mercado negro y no exploten a sus
trabajadores. Significa introducir impuestos sobre estas firmas privadas para que no
aumenten las desigualdades, al objeto de que el pequeño burgués rico no se convierta
en un punto de referencia para los trabajadores; para que la meta de los trabajadores
sea la de mejorar la vida y el trabajo en la fábrica en vez de la apertura de un negocio
privado. ¿Cómo gravar a muchas empresas pequeñas? Pueden hacerse estimaciones
de las ganancias que obtendrán y gravarlas indirectamente porque no se puede contar
solo con el impuesto sobre las ventas.
Es un tema muy prolijo pero con ordenadores, con programas muy sofisticados, se
puede organizar una economía planificada, lo cual anteriormente era mucho más
difícil. Se pueden hacer análisis de entradas y salidas por sectores y al nivel de firmas
y planificar fácilmente actividades multisectorales y cambios. Así que las posibilidades
técnicas de planificación son hoy día más prometedoras y con la asamblea de
participación democrática se puede tener un flujo mucho mayor de información de
fuentes diferentes, trayendo a trabajadores, consumidores y ecologistas a la toma de
decisiones del sistema de planificación. Podemos evitar la planificación burocrática de
la Unión Soviética.

786
6 de febrero de 2004
El destacado politólogo norteamericano James Petras
opina sobre la política del Gobierno de EE.UU.
Cuba y Venezuela son puntos de referencia
para los movimientos sociales

María Julia Mayoral


GRANMA

Tres razones básicas ubican a Cuba como blanco posible de las agresiones militares
de Estados Unidos: la política exterior fascista de la gran potencia, cuya expresión
más acabada es la doctrina Bush-Rumsfeld; la sobredeterminación que ejercen en las
decisiones de la Casa Blanca los descendientes de la ultraderecha cubana radicada en
la Florida, y el creciente miedo del imperio al ejemplo de la Isla que junto a otros,
como el de Venezuela, constituyen puntos de referencia cada vez más tenidos en
cuenta por los movimientos sociales.

James Petras estará entre los ponentes del VI Encuentro Internacional de


Economistas.

Así opina el doctor James Petras, profesor de la Universidad del Estado de Nueva
York, quien se encuentra en La Habana para participar en el VI Encuentro
Internacional de Economistas, que tendrá lugar a partir del lunes próximo en el
Palacio de las Convenciones.

Reconquistar Venezuela, dijo a la prensa el investigador, es una alta prioridad para


Washington, por las riquezas energéticas de la nación sudamericana y para evitar la
consolidación de un proceso con proyectos diferentes a los deseados por el imperio.

CONGELAMIENTO COYUNTURAL
El gran empuje imperialista iniciado con la desintegración de la Unión Soviética,
comenzó a encontrar los límites de sus posibilidades a partir de la guerra contra Iraq,
no tanto por el costo económico, sino por la resistencia política y militar en ese país
del Medio Oriente, considera el profesor.

Por lo menos en esta coyuntura, señala, el imperio está congelado militarmente. La


ocupación extendida sin los éxitos esperados deja ver sus repercusiones en el ánimo
de los soldados, el deterioro del apoyo interno a la guerra y en el aumento de los
gastos económicos.

Sin embargo, alerta, los peligros no desaparecen, aumentan. El "empate" en Colombia


entre la guerrilla y el Gobierno, ejemplifica, limita abrir nuevos frentes de agresión en
esa área de América Latina. Pero si derrotan a la guerrilla, Estados Unidos tendría
mayores posibilidades de alimentar a los golpistas dentro de Venezuela.

Pese a las críticas de la opinión pública mundial, lo único que Washington entiende es
la fuerza y la fuerza, y si no avanza más en su empleo es por las autolimitaciones de
ese poder, recalca.

OPOSICIÓN AL ALCA

787
No hay dudas, afirma Petras, de que las grandes mayorías en América Latina están en
contra del ALCA, pero resulta claro también que todos los gobernantes, menos
Chávez, se hallan dispuestos a acomodarse a las exigencias de la Casa Blanca.

La situación es potencialmente muy conflictiva. Entonces, hay que preguntarse si


fuera de los poderes ejecutivos y de los parlamentos ¿habrá capacidad para impedir el
ALCA?, indica el analista, quien ve en la combinación de la lucha de masas con la
acción de fuerzas políticas, un camino viable para frenar el avance del proyecto
recolonizador.

Hasta ahora según aprecia, el único cambio significativo en las posturas


gubernamentales está en Venezuela con Chávez. En los demás casos, pese a existir
algunas diferencias, no hay rupturas con el imperio ni con las imposiciones de las
instituciones financieras internacionales.

BUSH Y LA REELECCIÓN
No estoy de acuerdo, expresa Petras, con quienes afirman que Bush tiene las
elecciones en sus bolsillos. Hay factores de incertidumbre sobre todo por los
resultados de la política económica y social interna.

Si bien los números oficiales indican crecimiento económico durante los últimos
meses, las experiencias de precariedad y pérdida de empleos bien pagados, tienen
efecto popular, a lo cual se une el paulatino aumento del rechazo a los gastos
militares y a la guerra. Hoy, asevera, no hay garantías de que Bush pierda o gane.

SILENCIO EN EL CASO DE LOS CINCO


En general los grandes medios de comunicación mantienen silencio sobre el caso de
los Cinco Cubanos prisioneros políticos en EE.UU. No aparecen noticias ni en pro ni
en contra, critica el destacado politólogo.

Desde el año pasado, refiere, sectores liberales progresistas y de izquierda en Estados


Unidos, aumentaron su conocimiento sobre el tema, pero no se definen como
debieran, pues la realidad fue desvirtuada con mucha fuerza desde el principio.

Es importante liberarlos. Es vital que estos Cinco prisioneros políticos salgan del
maltrato, el abuso y la tortura lo más rápido posible, concluyó el doctor Petras, quien
anunció su interés por los próximos debates del VI Encuentro Internacional de
Economistas, calificado por él como excelente oportunidad para la confrontación de
ideas desde la pluralidad del pensamiento.

788
4 de marzo de 2004

Capitalismo frente socialismo: el Gran debate


revisitado

James Petras
Traducido por Manuel Talens para Rebelión

El debate entre socialismo y capitalismo sigue en pie. De hecho, la batalla de las ideas
se está intensificando. Las agencias internacionales, incluidas las Naciones Unidas, la
Organización Internacional de Trabajo (OIT), la Organización para la Agricultura y la
Alimentación (FAO), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los informes de
organizaciones no gubernamentales, de la UNESCO y de expertos económicos
independientes, regionales y nacionales, son una buena prueba de que es necesario
comparar las ventajas del capitalismo y del socialismo.
Las comparaciones entre países y regiones, antes y después del advenimiento del
capitalismo en la Europa del Este, Rusia y la Europa Central, así como una
comparación de Cuba con los antiguos países comunistas, nos proporcionan una base
adecuada para sacar algunas conclusiones definitivas. Quince años de «transición al
capitalismo» son un tiempo más que adecuado para juzgar el funcionamiento y el
impacto de los políticos capitalistas, las privatizaciones, la política de libre mercado y
otras medidas destinadas a restaurar la economía, la sociedad y el bienestar general
de la población.

Resultados económicos: crecimiento, empleo y pobreza


Bajo el comunismo, las decisiones económicas y la propiedad eran nacionales y de
dominio público. Durante los pasados quince años de transición al capitalismo, casi
todas las industrias básicas, la energía, la minería, las comunicaciones, las
infraestructuras y las industrias comerciales pasaron a las manos de compañías
multinacionales europeas y estadounidenses y de multimillonarios mafiosos, o bien
cesaron de existir. Esto ha llevado al paro masivo y al empleo temporal, a un
estancamiento relativo, una enorme emigración y una descapitalización de la
economía a través de transferencias ilegales, lavado de dinero y pillaje de recursos.
En Polonia, los antiguos astilleros de Gdansk, el punto de origen del sindicato
Solidaridad, están cerrados y ahora son una pieza de museo. Más del 20% de la mano
de obra se encuentra oficialmente en paro (Financial Times, 21/22 de febrero de 2004)
y así ha sido durante la mayor parte de la década. Otro 30% está «empleado» en
trabajos marginales y mal pagados (prostitución, contrabando, drogas, mercados
callejeros, vendedores ambulantes y economía sumergida). En Bulgaria, Rumania,
Letonia y la antigua Alemania del Este prevalecen condiciones similares o peores: el
verdadero promedio per cápita del crecimiento durante los pasados quince años es
muy inferior al de los quince años precedentes bajo el comunismo (sobre todo si
incluimos las ventajas de la asistencia médica, la educación, la vivienda
subvencionada y las pensiones). Además, las desigualdades económicas han crecido
de manera exponencial y el 1% de la población que disfruta de los ingresos superiores
controla el 80% de los activos privados y más del 50% de los ingresos, mientras que
los niveles de pobreza sobrepasan con creces el 50%. En la antigua URSS, sobre todo
en las repúblicas asiáticas más meridionales, como Armenia, Georgia y Uzbekistán, el
nivel de vida ha caído en un 80%, casi un cuarto de la población ha emigrado o se ha
convertido en indigente y las industrias y el tesoro público y las fuentes de energía
han sido objeto de latrocinio. Los sistemas científico, sanitario y educativo han sido
casi destruidos. En Armenia, el número de investigadores científicos disminuyó desde
20 000 en 1990 a 5 000 en 1995, y sigue bajando (National Geographic, marzo de

789
2004). Armenia, de ser un centro de alta tecnología soviética ha pasado a ser un país
controlado por bandas criminales en el que la mayoría de la gente vive sin calefacción
ni electricidad.
En Rusia, el pillaje ha sido aún peor y el declive económico mucho más grave. A
mediados de los años noventa, más del 5 % de la población (e incluso más en el
exterior de Moscú y San Petersburgo, la antigua Leningrado) vive en la pobreza, ha
aumentado el número de personas sin hogar y los servicios sanitarios y educativos
universales ya no existen. Nunca en tiempos de paz de la historia moderna hubo un
país que cayera tan bajo y con tanta rapidez y profundidad como la Rusia capitalista.
La economía fue «privatizada», es decir, fue asumida por gángsteres rusos, dirigidos
por los ocho oligarcas multimillonarios que sacaron fuera del país más de doscientos
mil millones de dólares, sobre todo a bancos de Nueva York, Tel Aviv, Londres y Suiza.
El asesinato y el terror han sido las armas escogidas para la «competitividad
económica», conforme cada sector de la economía y de la ciencia quedaba diezmado y
los científicos de clase mundial mejor entrenados se veían privados de recursos, de
instalaciones básicas y de ingresos. Los principales beneficiarios fueron los antiguos
burócratas soviéticos, los capos mafiosos, los bancos estadounidenses e israelíes, los
especuladores inmobiliarios europeos, los constructores del imperio estadounidense,
los militaristas y las compañías multinacionales. Los presidentes Bush (padre) y
Clinton proporcionaron apoyo político y económico a Gorbachov y a los regímenes de
Yeltsin que supervisaron el pillaje de Rusia, ayudados e incitados por la Unión
Europea e Israel. El resultado del robo masivo –el paro, la pobreza y la desesperación–
ha contribuido a un enorme aumento de suicidios, trastornos psicológicos,
alcoholismo, drogadicción y enfermedades raramente padecidas en los tiempos
soviéticos. La esperanza de vida entre los rusos de sexo masculino cayó desde 64 años
al final del socialismo a 58 años en 2003 (Wall Street Journal, 2 de abril de 2004), por
debajo del nivel de Bangladesh y 16 años por debajo de los 74 años de Cuba
(Estadística Nacional Cubana 2002). La transición al capitalismo en Rusia, por sí sola,
ha dado lugar a más de 15 millones de muertes prematuras (que no habrían ocurrido
si las tasas de esperanza de vida hubieran permanecido en los niveles del socialismo).
Estas muertes socialmente inducidas bajo el nuevo capitalismo son comparables a las
del peor periodo de las purgas de los años treinta del pasado siglo. Los expertos
demográficos predicen que la población de Rusia disminuirá en un 30% a lo largo de
las próximas décadas (WSJ, 4 de febrero de 2004).
Las peores consecuencias de la «transición» al capitalismo apoyada por Occidente
todavía están por venir durante próximos años. La introducción del capitalismo ha
minado por completo el sistema de salud pública, lo que ha conducido a una explosión
de enfermedades infecciosas mortales, antes bien controladas. El Programa Conjunto
de las Naciones Unidas el sobre el VIH/SIDA (UNAIDS) publicó un informe general en
el que se decía que en Europa del Este y en Asia Central «…los niveles de infección
crecen con mayor rapidez que en otras partes, más de 1,5 millones de personas en la
región están hoy infectadas (2004), en comparación con los 30 000 casos en 1995» (y
menos de 10 000 en el período socialista). Las tasas de infección son todavía más
elevadas en la Federación Rusa, donde la tasa de aumento de la infección por el virus
del sida entre los jóvenes que llegaron a la mayoría de edad bajo los regímenes
«capitalistas» apoyados por Occidente entre 1998 y 2004 se encuentra entre las más
elevadas del mundo.
Las bandas criminales de Rusia, Europa del Este, los Balcanes y los países bálticos
contribuyen enormemente a la epidemia de sida a través del tráfico de heroína y de las
200 000 «esclavas sexuales» que cada año distribuyen por los burdeles de todo el
mundo. La violenta mafia albanesa, que opera en el recién «liberado» Kosovo, controla
una parte significativa del tráfico de heroína y de la prostitución en toda la Europa
Occidental y en Norteamérica. Las enormes cantidades de heroína producidas por los
señores de guerra del «liberado» Afganistán –aliados de EE UU– pasan a través de los
miniestados de la antigua Yugoslavia e inundan los países de la Europa Occidental.

790
Los recién «emancipados» oligarcas de la mafia judía rusa controlan una parte
importante del tráfico de drogas, armas ilegales, mujeres y niñas destinadas a la
industria sexual y del blanqueo de dinero en todos los países de EE UU, Europa y
Canadá (Robert Friedman, Red Mafiya, 2000). Los multimillonarios de la mafia han
comprado y han vendido prácticamente a todos los principales políticos electorales y
partidos políticos de las «democracias del Este», siempre en alianza informal o formal
con los servicios de inteligencia estadounidenses y europeos.
Los indicadores económicos y sociales demuestran de manera concluyente que el
«auténtico capitalismo existente» es muchísimo peor que el pleno empleo y el
crecimiento moderado de los estados del bienestar que existían durante el anterior
periodo socialista. Desde el punto de vista personal –en lo relativo a la seguridad
pública y privada, el empleo, las pensiones y los ahorros– el sistema socialista fue un
lugar mucho más seguro para vivir que las sociedades controladas por bandas
capitalistas que las substituyeron. Desde el punto de vista político, los estados
comunistas fueron mucho más sensible a las demandas sociales de los trabajadores,
pusieron límites a las desigualdades económicas e, incluso adaptándose a los
intereses de la política exterior soviética, diversificaron, industrializaron y fueron
propietarios de todos los principales sectores de la economía. Bajo el capitalismo, los
políticos electorales de los antiguos estados comunistas vendieron a precio de rebaja
todas las industrias principales a monopolios extranjeros o locales, crearon
monstruosas desigualdades y dejaron de ocuparse de la salud y de los intereses de los
trabajadores. Con respeto a la propiedad de los medios de comunicación, el monopolio
estatal ha sido sustituido por monopolios extranjeros o nacionales, con similares
efectos de homogenización. No hay duda de que si se analizan de manera objetiva los
datos comparativos entre los quince años de «transición» capitalista y los quince años
anteriores de socialismo, el período socialista es superior en casi todos los indicadores
de la calidad de la vida.
Comparemos ahora el socialismo cubano con los nuevos países capitalistas surgidos
de Rusia, Europa del Este y el Asia meridional.
El socialismo cubano sufrió el duro golpe del giro al capitalismo en la URSS y Europa
del Este. La producción industrial y el comercio disminuyeron un 60% y la ingesta
calórica diaria de cada cubano cayó a la mitad. No obstante, la mortalidad infantil en
Cuba siguió disminuyendo desde 11 casos por cada 1000 nacimientos vivos en 1989 a
6 en 2003 (cifras que se comparan favorablemente con las de EE UU). Mientras que
Rusia dedica sólo el 3,8% de su PNB al gasto sanitario público y el 1,5% al privado, el
presupuesto cubano asciende al 16,7%. Mientras que la esperanza de vida entre los
varones bajó a 58 años en la Rusia capitalista, en la socialista Cuba se elevó a 74
años. Mientras que el paro creció hasta el 21% en la capitalista Polonia, disminuyó al
3% en Cuba. Mientras que las drogas y las bandas criminales campan por sus
respetos entre los nuevos países capitalistas, Cuba ha iniciado programas educativos
y de formación para la juventud en paro y paga salarios mientras se aprende un oficio
y se obtiene un empleo. Los continuos avances científicos de Cuba en biotecnología y
medicina son de categoría mundial, mientras que las infraestructuras científicas de
los antiguos países comunistas se han derrumbado y sus científicos han emigrado o
viven sin recursos. Cuba conserva su independencia política y económica, mientras
que los nuevos países capitalistas se han convertido en clientes militares de EE UU y
proporcionan mercenarios al servicio del imperio en los Balcanes, Afganistán e Irak. Al
contrario de los europeos orientales, que trabajan como soldados mercenarios para los
EE UU en el Tercer Mundo, 14 000 médicos cubanos trabajan en algunas de las
regiones más pobres en América Latina y África en cooperación con diversos gobiernos
nacionales que han solicitado sus habilidades. Hay más de 500 médicos cubanos en
Haití. En Cuba, la mayor parte de las industrias son nacionales y públicas, con
enclaves de mercados privados y empresas conjuntas con capital extranjero. En los
antiguos países comunistas, casi todas las industrias básicas son de propiedad
extranjera, como lo son la mayor parte de los medios de comunicación y las

791
«industrias de la cultura». Mientras que Cuba conserva una red social de seguridad
para los alimentos básicos, la vivienda, la salud, la educación y los deportes, en los
nuevos países capitalistas el «mercado» excluye del acceso a muchos de estos bienes y
servicios a sectores sustanciales de los desempleados y de los trabajadores mal
pagados.
Los datos comparativos sobre la economía y la sociedad demuestran que el «socialismo
reformado» en Cuba ha sobrepasado enormemente el funcionamiento de los nuevos
países capitalistas de Europa del Este y Rusia, por no hablar del Asia Central. Incluso
con las consecuencias negativas de la crisis de principios de los noventa y del
creciente sector del turismo, el clima moral y cultural de Cuba es mucho más sano
que el de cualquiera de los regímenes corruptos dirigidos por mafias electorales,
cómplices del tráfico de drogas, de las redes de prostitución y de subordinación al
imperio estadounidense. De igual importancia es el hecho de que, mientras el sida
infecta a millones de personas en Europa del Este y Rusia, Cuba tiene los mejores y
más humanitarios programas de tratamiento y prevención del mundo para hacer
frente al sida. Fármacos antivirales gratuitos, tratamiento médico sin coste alguno,
programas de salud pública bien organizados y educación sanitaria explican a la
perfección por qué Cuba tiene la incidencia más baja de sida de los estados en vías de
desarrollo, a pesar de la presencia de una prostitución en pequeña escala, relacionada
con el turismo y los bajos ingresos.
El debate sobre la superioridad del socialismo y el capitalismo sigue en pie, porque lo
que ha sustituido al socialismo tras el derrumbamiento de la URSS es mucho peor en
todos los índices de importancia. El debate sigue en pie porque los logros de Cuba
sobrepasan los de los nuevos países capitalistas y porque en América Latina los
nuevos movimientos sociales han llevado a cabo cambios en el autogobierno (los
zapatistas), en la democratización de la propiedad de la tierra (el MST de Brasil) y en el
control de los recursos naturales (Bolivia) muy superiores a cualquier cosa que el
imperialismo estadounidense y el capitalismo local puedan ofrecer.
El socialismo actual es una nueva configuración que combina el estado del bienestar
del pasado, los programas humanos sociales y las medidas de seguridad de Cuba con
los experimentos de autonomía del EZLN y del MST. ¡Ojalá nos vaya bien!

792
28 marzo 2004
Entrevista a James Petras
"El plan de Kirchner es un viejo plan
Peronista"

- En artículo escrito hace un tiempo, plantea usted 4 claves para entender a


América Latina. Una de ellas, quizás la mas importante, es el desarrollo desigual
de la lucha de clases en los distintos paises que integran América Latina. ¿Cómo
se puede reafirmar o actualizar ese análisis al día de hoy?
- Yo creo que hay un desarrollo desigual no sólo entre paises sino también entre
períodos. Por ejemplo: en Argentina hace un par de años parecía haber una situación
insurreccional o de rebelión generalizada, la clase media radicalizada, alianza entre
obreros y asambleas de clase media. Eso ha cambiado dramáticamente. El ambiente
ahora es mucho mas defensivo, reivindicativo. La clase media parece acomodarse a la
política de Kirchner. Aquí vimos ayer una gran marcha de la CCC sin ninguna clase
media, ningun estudiante, todos eran pobres proletarios o proletarios marginados.
Entonces eso indica que el desarrollo de la lucha va en altos y bajos en poco tiempo,
en un proceso acelerado. Lo mismo en Ecuador. Hace un año y pico la CONAIE tenía
fuerza, los petroleros tenían fuerza, y ahora dentro de los petroleros hay una gran
desconfianza entre los líderes y la base. La CONAIE esta muy debilitada por su
presencia en el gobierno de Lucio Gutiérrez, hay diferentes sectores unos criticando al
otro. Algunos apoyando al gobierno, otros rechazando, etc. Entonces estamos pasando
un momento de reflujo en algunos paises. Lo mismo en Brasil. Lula ha tenido un
efecto sumamente negativo sobre la lucha con su política neoliberal taliban
extremista, entregando 50 mil millones a los bancos y acreedores el año pasado,
mientras los 200 mil campesinos sin tierra quedan en las carreteras. Pero empieza
ahora en este 2004 un repunte. Hay huelgas empezando a multiplicarse, un rechazo
entre sectores de empleados públicos y los sin tierra han declarado que vuelven a las
ocupacion de tierras en escala masiva. Entonces si me planteas la pregunta en Brasil,
yo decía el año pasado que era el punto bajo. Sin embargo ahora empieza a repuntar.
Imagino este año 2004 va a ser un año caliente. Hay que analizar la polarización en
venezuela que sigue siendo muy aguda. Yo creo que EEUU está planificando otro
esfuerzo para tumbar al gobierno y que hay una ofensiva norteamericana similar a la
del período de fines de los ´80, cambios de presidentes, derechizaciones de candidatos
que aparentemente eran centro izquierda y creo que el año 2004 será un año muy
difícil desde el ángulo de la lucha de clases. Pero no hay ninguna derrota histórica. Es
que todas las organizaciones estan intactas para volver a la carga en el momento en
que estos gobiernos se desenmascaren. Como el caso de Bolivia en que el sr. Mesa que
quiere concentrar todo el poder en sus manos, ya sacó todo el jugo que podía a Evo
Morales y los demás. Y ahora creo que está en camino de reorganizar la derecha con
Paz Zamora y toda la mierda que siempre funcionaba en el parlamento boliviano. Lo
que es sorprendente es la política partista de Evo Morales que es un gran cambio en
su manera de actuar. Parece que es mas popular en el exterior que entre los que
participaran en la insurrección de octubre. Entonces hay que ver este año el grado de
recomposición de la lucha, pero sin grandes expectativas. Tabare Vazquez esta
completamente en la línea liberal de Lula o Kirchner. Es una política de pactos entre
cúpulas, sin ninguna modificación estructural.
- Con respecto a la Argentina, ¿analiza que se ha cerrado el ciclo abierto el 19 y
20 del 2001?
- No sé si cerrado, porque siguen los piqueteros clasistas y combativos. Sí hay un
sector que se empieza a acomodar a la política de Kirchner, pero creo que vamos a ver

793
resurgir nuevos líderes de DDHH, nuevos líderes en la lucha contra el desempleo, los
que consiguen empleo van a tener mas valentía para exigir mejores salarios. Entonces
pueden surgir luchas mas reivindicativas. Ahora, mas alla de eso, yo creo que hay un
fenómeno muy común que parece que muchos argentinos supuestamente de izquierda
no entienden. Cualquier gobierno burgués que sube al poder en medio de una crisis
política social, con gran turbulencia, empieza un giro hacia la centroizquierda para
desmovilizar y neutralizar a la oposición. Un ejemplo claro similar a la Argentina:
Despues de la segunda guerra mundial, los gobiernos en Francia e Italia, donde
existían poderosos movimientos comunistas, de resistencia antifascista, invitaron a
los comunistas como ministros, pero sin controlar interior, defensa y finanzas.
Ministro de trabajo, Ministro de deportes, Ministro de acción social. Quedaron un año
o dos para bajar la temperatura, con promesas de juicios a los violadores de DDHH
colaboradores de los nazis, etc. Después que consolidaron el gobierno, exprimiendolos
lo más posible para desmovilizar, los echan. Les dan una patada en el culo, se van del
gobierno y empiezan la oposición pero ya perdiendo la dinámica en la lucha y la gente
empieza a desconfiar. Entonces ya perdían la posibilidad de una transformación. En
momentos de mayor tensión se pasan a la oposición pero con mucho menos fuerza. Y
creo que lo mismo va a pasar aquí con todos los dirigentes que están invitados al
palacio a hablar de DDHH, los piqueteros para recibir algunos más otros menos
planes de trabajo, y con la contraparte de no movilizar y no desafiar al gobierno. Una
vez que este regimen esta consolidado, han creado una base solida, yo creo que es
inevitabe que de un giro hacia las multinacionales, los creditores. Un incidente en
particular: ¿cómo el gobierno elige los asesores para negociar la deuda externa? Son
los peores enemigos: Merril Lynch y Barckley. Abiertamente partidarios de los
creditores. ¿esos son los asesores?. No es un error ingenuo de mal cálculo. Esta
calculado decir: "hasta nuestros asesores dicen que debemos aumentar los pagos".
Eso me parece una señal más en este camino y de que poco a poco van a descartar o
empujar grupos apoyantes en el grado que han tomado el camino neoliberal. De
estructura el plan de Kirchner es un viejo plan peronista, juntar la burguesía
nacional, el Estado, los trabajadores, etc. Pero no hay una burguesía nacional. Los
argentinos con dinero tienen mucho depositado en EEUU, están asociados o son
dependientes del capital extranjero, y cuando fracase el funcionamiento de esta clase,
porque no va a invertir, Kirchner va a decir: "mira la burguesía nacional no esta
funcionando, no nos queda otra alternativa que buscar capital extranjero y para
conseguir eso debemos aumentar el pago por la deuda". Es la próxima etapa. No si se
va a votarlo este año o el proximo, pero inevitablemente esto esta en la carta. Kirchner
nunca piensa decir que como la burguesía nacional no funciona, debemos aumentar
el peso del Estado directamente en la inversión productiva. Esto esta fuera de su
marco ideológico.
- ¿Cómo analiza, sobre todo en cuanto a la relación con América Latina, la
posiblidad de un cambio de gobierno en EEUU?
- Yo creo que Kerry apoya el plan Colombia lanzado por su colega Clinton, apoya una
forma absolutista, el ALCA, no esta contra la presencia militares de EEUU en América
Latina, esto esta afuera de su agenda. Lo que sí se puede pensar es menos presencia
de los cubanos exiliados, cambiar un poco la composición de algunos sectores. Pero
eso no significa un cambio de política. Lo que nosotros hemos escuchado hasta ahora
es que Kerry no piensa abrir relaciones con Cuba ni terminar con el bloqueo.
Entonces yo no creo que haya ninguna actividad pensada de hacer cambios
sustanciales, quizás algún gesto simbólico. Como Bush tiene buenas relaciones con
Lucio Gutiérrez, con Lula e incluso con Kirchner, mientras se queda en la órbita
norteameicana, no veo ninguna alianza para el progreso o financiar en formas
parciales para evitar las explosiones. Hasta ahora no hay ninguna indicación.
Entonces los que piensan: "cualquiera menos Bush", en mi país donde gran parte de
los sectores progresistas han tirado por Kerry, estan proyectando más sus

794
aspiraciones que la práctica política del Sr. Kerry, que siemre ha sido, es y va a ser,
un apoyante del libre comercio y de que los paises cumplan con la deuda.
- ¿y en cuanto a la situación económica de los EEUU?
- Yo creo que los problemas de EEUU son dos. Para extender el imperio y
profundizarlo, fortalecer el imperialismo militar, cada vez más tiene que poner el costo
sobre las espaldas de los ciudadanos que pagan impuestos, la clase trabajadora.
Entonces va contra la teoria de Lenin de que el imperialismo genera una clase obrera
aristócrata. Cada vez hay menos trabajadores sindicalizados. El 91% del sector
privado no esta sindicalizado. Entonces lo que veo es que la primera contradicción
está entre el imperio, imperio con imperialismo, y la república, el conjunto de clases
que estan apoyando el imperialismo. Esto se refleja en recortes sociales, reubicación
de fondos para la guerra, y esto esta desgastando lentamente el gobierno de Bush. En
el imperio extendido, los EEUU dependen cada vez mas de la reubicación de trabajos
bien pagados a sus colonias o clientes. Y esta transferencia a India, a China, al Sur de
Asia, para multiplicar las tasas de ganancia y aumentar el poder imperialista de los
EEUU, esta a costa de trabajos bien pagados en EEUU. Reubicando las fuentes de
acumulación, se perjudica a los obreros en EEUU, de clase media, profesionales, en
informática, manufactureros, etc. Entonces genera trabajos mal pagados en EEUU y la
pérdida de empleos con más valor adicional y calificación en el exterior. Un ejemplo de
como el imprerio ha construido en su contra, es la situación del empleo en EEUU.
Esto esta generando fuertes contradicciones.
El otro punto debil del imperialismo es la resistencia que ha crecido en el exterior. Dos
puntos clave son Irak y Venezuela. La resistencia aumenta los costos de conquistas
bloqueando las posibilidades de dos, tres o cuatro guerras. Este es un factor
importante porque no sólo limita la extensión de guerras, sino debilita el apoyo interno
sobre la guerra por los muertos, heridos, etc. Estan llegando a 10 mil ahora, según
entendemos, el total de heridos, traumatizados, muertos, etc. Y eso tiene un efecto
dialéctico: cuanto más costos económicos y humanos, mas se despierta la oposición
interna. Mañana vamos a tener grandes movilizaciones, algunos hablan de millones
otros de cientos de miles. Es directamente un producto de la pérdida en Irak y la
incapacidad de tumbar a Chavez, que es una figura clave en el aumento de precio del
petróleo. Entonces hay una dialéctica: cuanto más resistencia y más se desgasta el
gobierno, más se motoriza la oposición interna.
- ¿Cómo caracteriza al gobierno de Chávez?
- Yo creo que es un gobierno heterodoxo que combina una política externa de no
aliado, independiente y nacionalista, con una política interna de bienestar social
combinada con política liberal. La cúpula de gobierno, Chávez, tiene una visión de
nacionalismo moderado, pero la dinámica de la situación de EEUU, la ultraderecha
que domina e incluso los dos partidos, ve a un gobierno de centroizquierda como
extremadamente radical, porque estan acostumbrados a tratar con gobiernos de la
derecha o centro derecha. Entonces exageran el radicalismo y fomentan una oposición
artifical internamente. Creo que eso ha dado una visión mucho mas radical y
revolucionaria de los que es Chávez. La radicalización gradual de Chávez no es por
iniciativa propia, es a partir de los ataques que empujan para, por ejemplo, limpiar a
los corruptos y pronorteamericanos en las empresas de petróleo. Cuando lanzaron el
paro de gerentes no tenía otra opción. Yo creo lo mismo con el golpe militar, estaba
forzado a fomentar organizaciones de los pobres, de los ranchos. Su radicalismo es
mas reactivo que proactivo. En todo caso eso lo ha empujado a posiciones con muchas
mas posibilidades de ir mas lejos. Como EEUU está preparando el cuarto golpe ahora,
después del referéndum, después del golpe y del paro, que podría radicalizarlo aún
más. Por que lo que están pensando ahora es una aventura, digo aventura
literalmente, de fomentar un levantamiento militar-civil junto con Colombia y tropas
norteamericanas. Aventura porque es un mal cálculo, con excepción de que ellos

795
coparan la cúpula de fuerzas armadas. Tienen influencia en la marina, en la aviación,
pero han perdido muchos espacios con las nuevas promociones. Creo que están con
una autovisión de que son omnipotentes. Por eso es que equivocaron con la conquista
de Irak, se equivocaron con la resistencia que vuelve a reflotar en Afganistán. Haití era
para ellos un ensayo sobre lo que piensan hacer en Venezuela, sin calcular las
grandes diferencias entre Aristide y Chávez. Entonces eso puede tener un efecto
boomerang, porque no sé si Uribe es tan servil, no sé si está dispuesto a correr el
riesgo de meter su mejor tropa en Venezuela y permitir que el segundo frente de la
guerra avance, poniendo en cuestión su propio régimen. En esto creo que tiene
muchas dudas, de que grado de intervención es capaz de hacer si todavía existe la
oposición de 20 mil luchadores con gran experiencia militar. Hay otra cadena
entonces, van buscando al payaso Lucio Gutiérrez para ver si se puede meter el
ejército ecuatoriano y respaldar la espalda mientras colombia entre a venezuela.
- Uno de los rasgos mas notables de la administracion Bush, en los ultimos
tiempos, es el gran incremento de las agresiones hacia Cuba, sobre todo teniendo
en cuenta que se acerca una nueva votacion en Ginebra por los derechos
humanos...
- Es constante, porque hay 18 funcionarios gusanos en el gobierno de Bush y ellos son
clave para vincular el voto en Florida con la política de Bush. Otra cosa muy
importante frente al fracaso de los clientes neoliberales, es que Cuba queda como una
referencia cada vez más importante. Como han recuperado la pérdida por las
conexiones que tenían con la URSS, han creado otro modelo, han acomodado, han
encontrado nuevos inversionistas, nuevas corrientes de comercio, han reconstruído
una economía menos dependiende de lo que era antes en relación con Rusia.
Independientemente de que algunos intelectuales criticaran a Cuba, como Galeano.
Por ejemplo Chomsky estuvo en Cuba y retiró sus críticas, y paso a hacer grandes
reconocimientos, Saramago lo mismo. Solo queda solito Galeano con el Frente Amplio
que se han derechizado tremendamente. Entonces yo creo que Cuba, como un
ejemplo, con su capacidad de mantenes los programas sociales frente a la crisis, por lo
menos parcialmente, representa una amenaza frente el fracaso de Bush y la política
neoliberal.

796
7 de abril del 2004
Estrategias Latinoamericanas
ACCIÓN DIRECTA DE CLASE VERSUS POLÍTICA
ELECTORAL POPULISTA

James Petras
Rebelión
Traducido para Rebelión por Laura Abad

La historia reciente ha sido testigo de levantamientos populares masivos que han


derrocado a políticos de derechas neoliberales en Bolivia (octubre de 2003), Argentina
(201), Ecuador (2000) y Perú (2001). Sin embargo, en posteriores elecciones, han
alcanzado el poder diferentes políticos burgueses, entre los que se incluyen Da Silva
en Brasil, Kirchner en Argentina, Mesa en Bolivia y Toledo en Perú la izquierda
marxista se enfrenta, una vez más, con el "viejo debate" de si el liderazgo en la lucha
contra el neo-liberalismo y contra el imperialismo puede estar dirigido por la
"burguesía nacional" o por una alianza de clase que incluya a campesinos, cocaleros,
funcionarios, parados, subempleados, trabajadores rurales sin tierra y otros grupos de
la clase trabajadora.
A lo largo de los últimos veinte años, políticas neoliberales han sido aplicadas por
"socialistas" (Chile), "populistas" (Argentina), socialcristianos(Venezuela) y
conservadores (México). Las decisivas fuerzas de clase internas que han apoyado las
retrógradas políticas de privatización, austeridad selectiva, desnacionalización y
ataques masivos a la legislación laboral y social, han sido las de la burguesía en todas
sus grandes variantes -la banca, la industria, la agro-exportación, el comercio y el
negocio inmobiliario. La burguesía no se opuso, en ningún país, a las absorciones
imperialistas -fue la burguesía nacional, en Argentina, quien vendió las empresas
públicas a Estados Unidos y a multinacionales europeas. Todos los regímenes
electorales, sea cual sea su supuesta etiqueta, basaron sus estrategias de desarrollo
en asegurar el apoyo del capital local. Esto condicionó su cooperación en la puesta en
práctica de políticas neoliberales, puesto que todos los sectores de la burguesía
latinoamericana son parte esencial de los circuitos internacionales financieros,
comerciales y tecnológicos dominados por el imperialismo estadounidense y europeo.
Como resultado, los "capitalistas trasnacionales" de Latinoamérica no respaldaron
ninguna campaña que se opusiera a los programas del FMI -al contrario, los
apoyaron. En consecuencia, las únicas fuerzas sociales que actuaron para bloquear,
resistir e incluso derrocar los regímenes neoliberales fueron las de los movimientos de
clase -incluyendo aquí a los campesinos indios, los comités urbanos vecinales de
parados, trabajadores rurales sin tierra, trabajadores en condiciones precarias,
campesinos, funcionarios (del petróleo, de la electricidad, de la sanidad, profesores,
etc.) y los autónomos pobres. Sólo en contados casos excepcionales se sumaron a la
guerra de clases los trabajadores industriales organizados en sindicatos privados. Lo
que es crucial es que estas luchas no fueron protagonizadas ni dirigidas por la
burguesía, ni nacional ni internacional. La exitosa oposición a la privatización del
agua en Cocachamba (Bolivia) y de la electricidad en Arequipa (Perú), fue llevada a
cabo y apoyada por movimientos de masa populares ante la impotencia política o
complicidad de los partidos electorales nominalmente "populistas" o "socialistas". En
diciembre de 2001, movimientos populares masivos de la clase media baja, en
Argentina, se aliaron con los desempleados para expulsar a varios posibles
presidentes en cuestión de días. En Ecuador, movimientos similares de indios y
funcionarios organizaron el derrocamiento del titular del cargo de presidente Mahuad,

797
en enero de 2000 -y amenazan ahora con hacer lo mismo con Lucio Guitiérrez, que
abandonó a sus partidarios campesinos indios para acoger a la "burguesía nacional"
de Guayaquil. En octubre de 2003, los cultivadores de coca de Yungas, los mineros de
Guanín, los desempleados urbanos y los subempleados de El Alto, junto con los
manufactureros y autónomos de La Paz y Cocachamba, hicieron caer al régimen
neoliberal de Sánchez de Losada -un destacado cliente capitalista de Washington,
respaldado por la "burguesía nacional" de Santa Cruz.

Conviene señalar varias observaciones: la evidencia empírica e histórica demuestra


que los movimientos sociopolíticos de acción directa de clase han sido las únicas
fuerzas políticas capaces de resistir, cambiar e incluso derrocar los regímenes y
políticos neoliberales. No hay ninguna prueba de ningún régimen electoral en el que la
burguesía nacional jugara un papel esencial, que haya desafiado al neoliberalismo o al
acuerdo neocolonial patrocinado por los Estados Unidos, el ALCA.

Las tácticas del régimen de Da Silva


En noviembre de 2003, una encuesta realizada a la elite empresarial latinoamericana
concluyó que el presidente brasileño Da Silva era el "mejor Presidente" de
Latinoamérica, por encima de la segunda opción, el presidente chileno Ricardo Lagos,
con un amplio margen (39% y 20%). Tanto en Estados Unidos como en Latinoamérica
(aunque en mucha menor medida), izquierdistas, periodistas y académicos
progresistas todavía se refieren a él como un líder popular de "centro- izquierda". Para
analizar las opuestas percepciones y expectativas de capitalistas e izquierdistas, es
necesario seguir una serie de procedimientos metodológicos:

1. Transformación histórica del PT -cómo ha evolucionado en los últimos 25 años.

2. Las relaciones entre el PT y los gobiernos nacionales, estatales y municipales en los


que ha ostentado poder o sobre los que ha tenido influencia legislativa.

3. La naturaleza mutante del programa del PT.

4. La campaña electoral, las alianzas políticas y los pactos económicos durante las
elecciones presidenciales de 2002.

5. La "imagen" y la realidad de un candidato.

6. La identidad, el trasfondo y las prácticas de los funcionarios ministeriales y


económicos clave del régimen de Da Silva.

7. Las decisiones político-económicas y las prioridades estratégicas de los primeros 14


meses del régimen.

A principios de los años 80, el PT estaba estrechamente vinculado a los movimientos


Sociales. En su interior había un variado debate y distintas tendencias políticas -de
marxistas a socialdemócratas y había un liderazgo colectivo. A principios de los 90, el
PT se convirtió en un instrumento electoral cada vez más dedicado exclusivamente a
las elecciones y con una creciente tendencia a la "verticalidad" en su estructura
decisoria. El margen de debate se limitó y los dirigentes elegidos oscilaban entre las
políticas social-democráticas y social-liberales. Para las elecciones de 2002, el partido
ya estaba fuertemente centralizado y dirigido por Da Silva y su camarilla personal.
Más del 75% de los delegados en el congreso del partido eran funcionarios,
profesionales, dirigentes y el resto eran, en su mayoría, burócratas sindicales a tiempo
completo. El programa adoptó políticas de ajuste estructural, flexibilidad laboral,
pagos totales de la deuda exterior y privatizaciones. El partido ya no era el "partido de

798
los trabajadores" en lo que se refiere a su programa, estructura y liderazgo (Da Silva
lleva fuera de las fábricas como funcionario a tiempo completo un cuarto de siglo).
Desde principios de los años 80 y hasta 2002, el PT mantuvo varios cargos de
gobernador y gobernó en muchos municipios -incluido Sao Paulo. El balance fue una
mezcla de políticas social-liberales y social-democráticas con poco apoyo activo a la
lucha por la reforma agraria de los Sin Tierra y ningún esfuerzo por municipalizar los
servicios públicos. El tan cacareado "presupuesto participatorio" de Porto Alegre,
según el cual los grupos vecinales dentro de un municipio se unirían para tomar
decisiones sobre las prioridades de gasto, afectó sólo a una pequeña porción del
presupuesto de la ciudad -que fue acordado pro el consejo municipal. A finales de los
años 90, los dirigentes del PT elegidos privatizaron empresas públicas locales,
aplicando impuestos regresivos sobre los pensionistas e imponiendo una austeridad
presupuestaria. La campaña electoral presidencial de 2002 puso de manifiesto el
autoritario giro del PT hacia la derecha. No se consultó ningún asunto al partido, ni
mucho menos a los movimientos sociales, por no hablar ya de la población urbana, o
los pobres del campo. Da Silva y su camarilla personal eligieron a un millonario de la
industria textil del derechista Partido Liberal como candidato a la vicepresidencia,
acordaron un pacto con el FMI para reducir las pensiones, los salarios y los
programas sociales y destinaron un excedente de 4,5% del PIB para pagar la deuda
externa. Da Silva se negó a permitir que el PT participara en un referéndum sobre el
ALCA organizado por los movimientos sociales y la iglesia progresista. La campaña de
Da Silva fue financiada, en su mayor parte, por grandes contratistas, mafiosos y
capitalistas industriales -mostrado en parte en un vídeo hecho público en febrero de
2004, en el que se veía uno de los mayores mafiosos de Río realizando un pago a uno
de los recaudadores de fondos para la campaña de Da Silva de 2002.
Da Silva y su camarilla liderada por Jose Dirceu (conocido como el "comisario" dentro
del PT por su estilo autoritario) eligió a los que debían tomar decisiones económicas
dentro del régimen -muchos de ellos firmes neoliberalistas millonarios, de los cuales la
mayoría nunca habían votado por el PT. Henrique Meirelles, ex presidente del Fleet
Boston Global Bank, fue nombrado director del Banco Central. Antonio Palocci, ex
trotskista convertido al neoliberalismo fundamentalista, fue nombrado ministro de
Economía. Luiz Fernando Furlon, director del gigante de la alimentación Sadia, fue
nombrado ministro de Desarrollo y Comercio. Roberto Rodríguez, presidente de la
Brazilian Agribusiness Association, fuertemente vinculada a Monsanto, fue nombrado
ministro de Agricultura. Estos ministros y asesores de Da Silva establecieron los
parámetros socioeconómicos y la estrategia del régimen, que después aprobó el 72%
del partido. A la "izquierda" del PT se le concedió varios ministerios con presupuestos
y personal reducidos para trabajar en un marco de "libre mercado". El mayor
problema dentro del régimen fue el del grado de apoyo a capital financiero exterior y
doméstico y los agro-exportadores y el capital industrial. En el mejor de los casos, se
ignoraron los intereses de los trabajadores, los Sin Tierra y los funcionarios. En el
peor, se les dañó gravemente.

Las políticas del régimen de Da Silva


Dada la evolución del PT, la estructura y composición del régimen y las alineaciones
políticas con el FMI y los grandes negocios locales, se puede entender la total
aceptación de la agenda neoliberal de Da Silva.

Política macroeconómica
El régimen del PT impuso una política de pago de la deuda que superó a la del
acuerdo del ex presidente Cardoso con el FMI. Aumentó el excedente del presupuesto
al 4,25% del PIB, destinando 150 billones de reales (aproximadamente $50 billones) a
entidades de crédito extranjeras y nacionales en 2003. Para ello, redujo los pagos de

799
pensiones a los funcionarios en más del 30% incluso para los retirados con ingresos
medios y bajos. Las políticas estrechamente financiadas, la explosión de inversión
especulativa y los pagos de la deuda llevaron a tasas de desempleo en Sao Paulo
(donde se concentra el 40% de la industria brasileña) a un histórico 21%. Los salarios
se cayeron en un 12% cuando Da Silva promovió la moderación salarial para
incentivar la "competitividad". Al mismo tiempo el capital financiero, local y extranjero,
con unos tipos de interés de entre el 22% y el 18%, experimentaron una buena fase.
Los especuladores del mercado bursátil doblaron sus ingresos mientras la BOVESPA
(la bolsa brasileña) subió un 98% durante 2003.

Política y reforma agraria


El agro-negocio compartió esa bonanza. Los agro-exportadores crecieron un 20%,
mayoritariamente gracias a la floreciente demanda china de soja, algodón y otros
artículos de primera necesidad, así como por la política del régimen de canalizar la
mayoría de los créditos y financiar este sector. Mientras se beneficiaba el 10% de la
elite agricultora, la masa de trabajadores sin tierra fue ignorada -los beneficiarios de
la distribución de tierras disminuyeron muchísimo con Da Silva. Antes de ser elegido,
Da Silva prometió beneficiar a 60000 familias, mientras que el Movimiento de los
Trabajadores Sin Tierra (MST) demandaba 120000. El ex presidente Cardoso (estrecho
aliado de Bush) estableció una media de 40000 familias al año durante sus ocho años
de mandato. El régimen de Da Silva sólo estableció a 10000 familias -la cifra más baja
desde el régimen militar veinte años antes.
El régimen de Da Silva ha puesto sobre la mesa una "reforma" laboral para 2004,
además de la privatización de las infraestructuras, una mayor desregulación, la
apertura de nuevas regiones del Amazonas para su explotación, la aprobación del
ALCA "suavizado" (comercio libre paso a paso y con reciprocidad). En política exterior,
Da Silva critica el ALCA porque la administración Bush no aplica consistentemente
políticas de libre mercado en relación a la agricultura. Como ha señalado Da Silva
repetidamente, "los mercados libres traen prosperidad si se respetan por todas las
partes". Brasil ha intervenido en contra del régimen progresista de Chávez,
organizando un grupo apodado de "Amigos de Venezuela", compuesto por regímenes
derechistas hostiles a Chávez (Chile, México, España, Estados Unidos y Brasil).
Cuando Venezuela pidió que se añadiese un país con más simpatías por Venezuela, el
ministro de Exteriores brasileño Celso Amorin se negó. Como dijo entonces Fidel
Castro: "con amigos así, quién necesita enemigos". El servilismo de Brasil es aún más
evidente en el envío de policía militar a Haití en apoyo del golpe, patrocinado por
Estados Unidos, que derrocó al presidente Aristide. Da Silva visitó al presidente Bush
cinco veces durante 2002 y 2003, coordinando políticas y buscando el respaldo de
Wall Street y de Washington a su modelo de desarrollo basado en el imperio (descrito
por sus ideólogos como "la inserción de Brasil en el modelo de la globalización).

Derechos humanos
La Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) ofrece los informes anuales más fiables y
exhaustivos sobre los derechos humanos en Brasil. Del 1 de enero al 30 de noviembre
de 2003, la CPT registró 71 asesinatos de trabajadores rurales, lo que supone un
aumento del 78% en relación con el año anterior. Las agresiones graves se duplicaron,
mientras que los intentos de asesinato crecieron un 76%. Hubo un aumento del 27%
en el número de familias expulsadas de la tierra por orden judicial y un aumento del
88% en los ocupantes de tierra expulsados por la fuerza. Varios factores explican la
benigna negligencia de Da Silva en materia de derechos humanos.
En primer lugar y ante todo, hay que mencionar el papel estratégico que juegan los
grandes terratenientes vinculados al sector de la agro-exportación en el del mercado
de divisas para pagar la deuda. Da Silva se muestra reticente a involucrarse en

800
conflictos que afecten a algún sector de los grandes terratenientes que pueda
"desestabilizar" a los agro-exportadores. De ahí el recurso de Da Silva al subterfugio
de la "jurisdicción limitada" y la "división de poderes". Su autodefinida limitación de
poderes en cuanto a la violación de los derechos humanos no se corresponde, sin
embargo, a la privatización por decreto de los bancos estatales -pasando por alto el
Congreso.
La violación de territorio indio ha aumentado dramáticamente, tal y como ha
registrado la agencia gubernamental de asuntos indígenas FUNAI, que ha visto su
presupuesto y personal reducido gracias al recorte del 10% en presupuesto social
realizado por Da Silva.
El proyecto favorito de Lula, "Hambre Cero" también ha fracasado en su intento por
erradicar la pobreza -Da Silva redujo su presupuesto en un 25% para mantener lo
acordado con el FMI. Con su habitual demagogia teatral, Da Silva proclamó a
principios de su presidencia que todos los brasileños harían tres comidas al día al
final de su mandato. Entonces, viajó a su ciudad natal, Caetes, en el noreste, para
lanzar su programa "Hambre Cero". A finales de diciembre de 2003, el obispo Irineu
Roque Scherer, cuya jurisdicción incluye Caetes, apuntó que "Da Silva tiene un
discurso precioso con encanto que convence a la población pero el PT no lo retoma. En
consecuencia, el gobierno promete, pero nada ocurre".
El régimen de Da Silva ha definido clara y directamente un programa de cuatro años
de profundización y extensión de políticas neoliberales. El PT se ha aliado con algunos
de los partidos más retrógrados del congreso y las elites económicas para sacar
adelante políticas neoliberales. Su crítica a la política comercial estadounidense va en
la misma dirección -más libertad de comercio, no menos. Para sacar adelante sus
políticas, Da Silva ha eliminado y sancionado a más de una docena de congresistas.
Miles de militantes que construyeron el PT y se involucraron en las primeras luchas
han renunciado a su carnet de socio. El PT los está sustituyendo con nuevos
miembros reclutados con relaciones de patrón y cliente. Si se analizan seriamente los
lazos estructurales entre el capital financiero y el régimen de Da Silva y la
composición clasista y políticas del régimen, lo que es evidente es un régimen de
derecha con un profundo y permanente compromiso con el neoliberalismo. Esto
supone un gran revés para los trabajadores brasileños, empleados y trabajadores del
campo. Sin embargo, han vuelto a las únicamente verdaderas y probadas formas de
lucha -la movilización de clase organizada a través de la acción directa,
independientemente y, en todo caso, en contra de las políticas de Da Silva.
La ocupación tierras pasó de 176 en 2002 a 328 en 2003. El número de familias que
participaron en la ocupación de tierras creció de 26958 en 2002 a 54368 en 2003. En
2004, el régimen de Da Silva promete mayores concesiones de capital financiero,
inversores extranjeros y superiores incentivos a los agro-exportadores. En marzo de
2004, la resistencia popular ya ha aumentado y el conflicto de clase se extiende de la
industria al campo. Algunos comentadores se están planteando si el régimen de Da
Silva, como otros de su misma naturaleza, se verá forzado a dimitir antes de que
termine su mandato. Una vez más, la experiencia de Da Silva demuestra que los
regímenes "populistas" apoyados por la burguesía son incapaces de resolver los
problemas de Latinoamérica: estancamiento, desempleo, trabajadores sin tierra y
pillaje imperialista.

801
11 de abril del 2004

Resistencia en el Tercer Mundo y


solidaridad intelectual occidental

James Petras

Falluya, Bagdad, Ramadi- todo un pueblo se ha alzado para enfrentar al ejército de


ocupación colonial, sus mercenarios, lacayos y colaboradores. Primero, en protestas
pacíficas masivas, fueron masacrados por las tropas de Estados Unidos, Gran
Bretaña, España y Polonia: no tenían más armas que sus manos contra los blindados
y las ametralladoras. La resistencia armada, en el comienzo una minoría, hoy
indiscutidamente la mayor fuerza popular, respaldada por millones. Los ejércitos
coloniales, temerosos de cualquier iraquí, disparan salvajemente hacia las multitudes
y se retiran, rodean ciudades enteras, disparan cohetes en vecindarios repletos de
gente trabajadora, los helicópteros derraman su metralla en domicilios particulares,
fábricas y mezquitas… para los ojos de los soldados coloniales el enemigo está en
todos lados. Sólo que esta vez tienen razón. La resistencia resiste en cada bloque de
viviendas, en cada casa particular, en los establecimientos comerciales, se dispara, la
resistencia esta en todos lados. Cada edificio soporta el bombardeo, la resistencia no
disminuye. El pueblo ayuda a los combatientes heridos, les lava las heridas. Provee de
agua a los sedientos -para aplacar sus gargantas y enfriarles las manos - porque las
armas automáticas están incandescentes.

Y dónde están los mercenarios occidentales? Los alquilados a 1.000 dólares por día,
con sus chalecos antibalas, gafas oscuras -su autosuficiencia e insolencia? - Han
desaparecido. Han podido contemplar que las balas también les entran a sus antiguos
compañeros de fechorías.

Cientos de iraquíes han sido asesinados, miles han sido heridos, muchos más habrán
de morir pero después de cada funeral particular, decenas de miles más, los pacíficos,
los apolíticos, los "ve y espera", tomarán las armas de los caídos.

"Es una Guerra civil" grita la burguesía. Un simple deseo del pensamiento. Los shiíes
y los sunitas están en el combate juntos, hermanos y hermanas (sí, hay mujeres en
los combates) cubriendo las espaldas de sus camaradas mientras estos enfrentan a
los blindados. Y la resistencia está ganando. Olvidémonos de las "proporciones" -cinco,
diez o veinte por cada soldado colonial. La resistencia iraquí está ganando
políticamente. Ningún colaborador oficial designado tiene futuro: sobreviven en tanto y
cuanto los militares norteamericanos permanezcan, pero volaran desde los techos de
sus cuevas tan pronto como la armada invasora se retire.

Militarmente, los norteamericanos están teniendo cientos de bajas, decenas de


muertos y heridos por cada día de combate. En Washington los militaristas civiles, los
arquitectos de la destrucción de Iraq están con el pánico a flor de labios. "Envíen mas
tropas" dice Rumsfeld, Wolfowitz y el presidente que será, Kerry. Desde su rancho en
Texas, Bush proclama que el líder de la resistencia Mogtada Sadr es, un "asesino".
Lejos del fuego, los contratiempos, las masacres, su televisión no le muestra al niño
con la cara aplastada. Bush una vez mas está lejos de los campos de la muerte-
Vietnam y ahora Iraq. Ahora tiene que solicitar un pagaré -es él el presidente que
declaró unilateralmente el fin de la guerra en Mayo del 2003. Ahora, abril del 2004,
hay más de 600 soldados norteamericanos muertos, mientras la resistencia iraquí se
levanta para enfrentar la bravuconada de "Bring them on" [tráiganmelos] y arrebata
las calles al ejercito colonial, vienen avanzando y conquistando las ciudades y se

802
mantienen sobre el terreno llenos de coraje y determinación.

Los árabes resisten mientras el zapallo relleno Sharon sigue silencioso. Sus agentes -
una vez locuaces- Wolfowitz, Feith, Abrams y sus escuderos, están extrañamente
silenciosos. Están preocupados de que haya un repudio masivo a los que manipularon
la información para empujar los EE.UU. a una guerra en la cual miles de soldados
norteamericanos morirán o terminarán lisiados, para "proteger" a Israel en sus
pretensiones de dominio en el Cercano Oriente.

A comienzos de la primavera de este año, 2004, en abril para ser exactos, los sueños
de un nuevo imperio colonial se derrumbaron sobre las cabezas de los que abogaban
por un Nuevo Orden Mundial, un imperio indisputado y unilateral. El fin del sueño de
los Sharon-Wolfowitz-Blair-Cheney de "una Esfera de Co-prosperidad en el Cercano
Oriente". La resistencia iraquí ha convertido el sueño de Rumsfeld-Wolfowitz de una
serie de guerras contra Siria, Irán, Cuba y Corea del Norte, en una pesadilla de
sangrientos combates callejeros en Falluya y la ciudad de Sadr, Bagdad.

El heroísmo, el valor, la inspiración, la resistencia masiva, es cada vez mayor en la


medida que el pueblo iraquí desarrolla sus propios recursos, su propia solidaridad, su
historia particular, su convencimiento de que serán libres y que sepultarán a todo
soldado colonial luchando hasta la muerte. La frase "Patria o Muerte" toma un
significado especial y muy concreto en Iraq: no es la consigna de un líder, una
vanguardia, para levantar e inspirar al pueblo- es la práctica misma de toda la
población. Patria o Muerte viene de la garganta de los adolescentes luchadores
callejeros así como de los vendedores y las viudas con sus pañuelos negros. Los "días
de abril iraquíes" son una lección para todo el Tercer Mundo y todo otro aspirante a
poder colonial imperialista: la resistencia armada masiva no puede ser derrotada
política o militarmente. El heroísmo de la resistencia iraquí se yergue en fiero
contraste con la cobardía consuetudinaria de los líderes árabes: los monarcas de
Arabia Saudita y de Jordania, el miserable y corrupto "presidente por vida" Mubarak,
los colaboradores del Ayatolla iraní. Ninguno de ellos ha movido un dedo para ayudar
a la lucha de liberación iraquí. Temen que el ejemplo de que una resistencia iraquí
triunfante prenda la fogata bajo sus amplios traseros.

Y los intelectuales occidentales? Desde que la resistencia comenzó hace un año… ni


un solo intelectual norteamericano, o una docena de progresistas, pensadores críticos
("No en mi nombre") se ha animado a declarar su solidaridad con la lucha anticolonial.
"Tienen problemas" escucho "con respecto a apoyar "el fundamentalismo árabe, los
terroristas, el antisemitismo, etc." Son ecos de la intelectualidad francesa que también
se oponía a la resistencia popular armada "porque los comunistas se iban a apoderar
de la misma"…o más tarde en Argelia "porque los colonos también tienen derecho a
vivir en Argelia" (Albert Camus). En su libro "Escucha yanqui" C. Wright Mills desafió
a los "progresistas" de los EE.UU. que vacilaban en apoyar a la Revolución Cubana a
comienzos de los años 60. "Esta es una revolución popular de verdadero coraje y
sangre" dijo. "Uds. pueden hacer la diferencia, ser una solución o una parte del
problema".

Los intelectuales occidentales tienen un problema. No están comandando las tropas,


aún menos ellos (o sus hijos y nietos) aprietan los gatillos que asesinan escolares
iraquíes. Están sentados sobre sus propias manos. "Pero -dicen- nos oponemos a la
Guerra" mientras agitan las alcancías para apoyar al candidato Kerry que apoya la
Guerra y aun más, exige el envío de 40.000 soldados más para que disparen cohetes
en los barrios, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, como medida de seguridad.
Así que, dónde están los intelectuales occidentales en estos momentos cuando el
pueblo iraquí se levanta con las armas en la mano para resistir al Frankestein

803
norteamericano? Hay dos bandos: una nación entera luchando contra un ejército de
ocupación colonial y el imperialismo norteamericano. Los intelectuales políticos serios
y consecuentes tienen que hacer una elección. Rehusar tomar partido es evidente
complicidad, la autosatisfacción intelectual es un lujo para los intelectuales que viven
en el imperio. No existe en Iraq. Mas de 1000 intelectuales y profesores iraquíes han
sido asesinados durante la ocupación. Esto no son problemas oscuros o complejos.
Una parte exige elecciones libres, una prensa libre y la autodeterminación, mientras
que la otra parte, los funcionarios coloniales, prohiben periódicos, promueven títeres
al gobierno y asesinan oponentes.

La parálisis de los intelectuales norteamericanos de izquierda, su incapacidad para


expresar solidaridad con la resistencia iraquí es una enfermedad que aflige a todos los
intelectuales "izquierdistas" de los países coloniales. Tienen miedo ante el problema (la
guerra colonial) y tienen miedo de su solución (la liberación nacional). Al final, el
confort y las libertades que disfrutan, el aplauso universitario y la adulación que
reciben en la patria colonial tiene más peso que los costos mentales de la declaración
directa de apoyo a los movimientos de liberación revolucionarios. Recurren a tonterías
como "la equivalencia moral" contra la Guerra y contra los "fundamentalistas", los
"terroristas", los "lo que sea" que están ocupados en su propia auto emancipación y no
le han prestado atención suficiente a los designados por sí mismos guardianes de Los
Valores Democráticos Occidentales. No es difícil comprender la ausencia de
solidaridad con los movimientos de liberación, entre la intelectualidad progresista
occidental en los países imperiales: han sido colonizados ellos también, mental y
materialmente.

Miles de personas humildes en Iraq están dando a estos eruditos occidentales una
lección práctica de solidaridad desde el 4 de Abril del 2004. En medio de los blindados
amenazantes y de los helicópteros armados, miles marcharon de Bagdad a Falluya
llevando alimentos y medicina a los que están combatiendo y rodeados en una ciudad
que será recordada por siempre como la cuna de la emancipación.

Fijaran nuestros intelectuales su atención en el suceso? Pueden por lo menos hacer


circular un manifiesto "En nuestro nombre" de solidaridad con la resistencia iraquí?
En el mientras tanto, la resistencia popular masiva en Iraq combate contra los bien
alimentados, super armados ejércitos de ocupación en combate singular. No
preguntan si sus vecinos, amigos o camaradas son sunitas, laicos, shiíes, del partido
Baath o comunistas, no dan un paso al costado cuando una mezquita, una escuela,
un proyecto habitacional es bombardeado o ametrallado… Han jurado comprometerse
con la lucha, unirse en un movimiento nacional para expulsar al invasor, los ladrones
del petróleo, los asesinos, los que están al alcance de la mano y los otros, que están
lejos. Es una desgracia, más para ellos mismos que por cualquier contribución
material que pudieran haber hecho a esta lucha histórica, que los intelectuales
progresistas de los EE.UU. han elegido abstenerse y una vez más han demostrado su
irrelevancia, la de los Intelectuales Occidentales, a la Liberación del Tercer Mundo.

804
28 de abril de 2004
Entrevista a James Petras
"Que retire España las tropas de Irak
ha sido magnífico"

A. Cárdenas
Ideal Digital

Granada.- Cuando era adolescente compaginaba sus estudios con el trabajo en una
pescadería con su padre. Le ayudaba a su progenitor a preparar el pescado para los
clientes y un día se cortó los dedos. El padre le dijo que mejor era que siguiera sus
estudios ya que como trabajador dejaba mucho que desear. «Así que me transformé en
un intelectual porque soy un obrero fracasado».

Se trata de James Petras, un destacado intelectual norteamericano que el pasado


lunes intervino en el 'Encuentro por una izquierda antagonista' organizado por la
Universidad de Granada. Docente e investigador del Departamento de Sociología de la
Universidad del Estado de Nueva York (Binghamton), asesor del Movimiento sin Tierra
en Brasil, autor de 63 libros, miembro del Tribunal Ruseel contra la represión en
América Latina y uno de los más furibundos críticos de la forma de hacer política de
su país, al que considera el responsable de muchos de los males de desigualdad social
existente en el mundo.

Entre los temas de toda su producción intelectual, especializada en la problemática


latinoamericana, se destacan sus reflexiones sobre el conflicto entre clases sociales, el
imperialismo, el Estado, la revolución, la transición a la democracia, y otros. En la
actualidad tres temas son los que ocupan su atención: las rivalidades entre las
distintas potencias imperialistas (Estados Unidos, Japón y Europa), el repliegue de los
intelectuales críticos durante la década del 80, y las contradicciones del socialismo de
mercado.

-Señor Petras, antes que nada, ¿qué le ha parecido la decisión de Zapatero de retirar
las tropas españolas de Irak?

-Ha sido un paso magnífico ya que esa medida ha abierto la caja de Pandora y ha
hecho pensar a otros países que participan que pueden hacer lo mismo.

-¿Y en su país? ¿Qué piensa la gente en general sobre este conflicto?

-Antes de comenzar la guerra había un clima de rechazo. Luego, cuando empezó,


cambió esa actitud generalizada y la gente incluso la apoyaba. Ahora, mientras la
resistencia hace que mueran todos los días norteamericanos, esa actitud crítica ha
vuelto.

-¿En qué acabará todo esto?

-Como le digo, cada vez que crece el número de muertos norteamericanos en la


guerra, el descontento también crece. La guerra prolongada va a desgastar mucho al
gobierno de Bush y tarde o temprano va a provocar una movilización ciudadana
contra la guerra. Claro, que eso va a tardar. La gente no quiere que pase otro
Vietnam.

805
Postura crítica

-Su postura crítica sobre el imperialismo americano es ya conocida. Se muestra


totalmente contrario al mismo. ¿Tan negativo es para un país intentar abarcar
mucho?

-Tengo una teoría, cuando un país es más imperialista, más avanza en la influencia de
sus fronteras, más pobreza de todo tipo genera en su interior. El imperialismo está
extendido más que en cualquier otra época del mundo. Hoy día, Estados Unidos y
Europa lo controlan todo, las comunicaciones, dictan las macroeconomías, las modas,
el turismo... Está influyendo sobre las costumbres de los pueblos a partir de los
medios de comunicación de masas y no tienen ninguna reserva en utilizar el poder
militar para intervenir en cualquier parte del mundo bajo cualquier pretexto. Eso,
evidentemente, es un obstáculo para replantearse el bienestar social, la igualdad y la
democracia.

-¿Cómo se la apaña un intelectual y crítico como usted para vivir en un país tan
represivo como el suyo?

-En mi país hay mucha represión legal. Esto siempre ha existido, lo que pasa que se
ha agravado bastante tras el 11-S. Ahora, por ejemplo, si te acusan de simpatizar con
terroristas, te pueden encarcelar e incluso suspender el 'habeas corpus'. Allí puedes
hablar, pero sin llegar a ninguna parte. No se si me entiende. Puedo hablar de mis
teorías antiimperialistas, pero es como el que hablar al aire libre en Los Pirineos,
predicar en el desierto. Te hacen el vacío absoluto. Ninguna reseña en la prensa, nada
de público de masas. Todo está controlado para que al crítico con ese poder nadie lo
oiga. Se pueden criticar los medios, pero los fines son sagrados.

806
03 mayo 2005
CLASE OBRERA, ACIERTOS, OBSTÁCULOS
Y OPORTUNIDADES

James Petras
Al Filo

La Clase obrera encara muchas circunstancias objetivas y subjetivas adversas: los


regímenes neoliberales han debilitado los derechos sociales y los derechos sindicales,
han establecido "zonas de libre comercio" y han cooptado a las burocracias de los
sindicatos charros. Los grandes negocios se han desplazado y han amagado con cerrar
sus empresas, al tiempo que los trabajadores y sindicalistas activos demandan
incrementos a los salarios; el efecto es que la movilidad del capital está debilitando la
militancia obrera. El crecimiento del trabajo precario, el empleo informal y "la nulidad
de las fuentes de trabajo" están fragmentando la fuerza de trabajo a través de
"trabajadores de confianza", "por honorarios" y trabajadores subcontratados, lo que
dificulta la organización y las acciones colectivas. El consumismo, la propagación de la
ideología individualista por los medios masivos de comunicación, y la migración
masiva hacia otros países, han permitido el declive de la solidaridad de clase y han
debilitado la conciencia de clase. La política imperial de Estados Unidos, su
penetración cultural y militar también ha permitido la privatización de las empresas
públicas, aumento del desempleo e incrementos en los costos para los consumidores,
la fabricación de películas virtuales y los llamados reality shows que envenenan las
conciencias, y la militarización de las sociedades, así como la represión. El Tratado de
Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), El Área de Libre Comercio de las
Americas (ALCA), el Plan Colombia, El Plan Andino, y la llamada "guerra contra el
terrorismo" son esfuerzos imperiales para recolonizar las economías de los países
latinoamericanos, convertir a los ejércitos locales en mercenarios del imperialismo y
mantener la explotación de las masas trabajadoras.
Pese a estas condiciones objetivas y subjetivas, la clase obrera latinoamericana ha
logrado victorias importantes y ve en su horizonte avances significativos. En Bolivia
(2003) y en Ecuador (2000), la alianza obrero-campesina expulsó a los presidentes
neoliberales aliados del imperialismo. Desempleados y obreros se aliaron con la
pequeña burguesía y generaron una insurrección que expulsó al presidente
pro-imperialista de Argentina, Fernando de la Rúa, en el 2001. Trabajadores y
sectores de la pequeña burguesía defendieron y revirtieron la privatización del agua y
la electricidad en Cochabamba y El Alto (Bolivia) y Arequipa (Perú); los puertos y la
electricidad en Montevideo y la industria eléctrica en México. Trabajadores y
campesinos han sido la vanguardia en la lucha contra el ALCA –forzando prolongadas
negociaciones-. Los obreros y los pobres urbanos fueron la fuerza motriz que derrotó a
los militares y a la cúpula de la burguesía golpista contra el presidente Chávez,
restituyéndole su investidura de vuelta en el poder. Nuevas Confederaciones de
obreros emergen proponiendo programas independientes y de clase en Brasil y
Venezuela en oposición a los sindicatos oficiales. En Brasil, Argentina, Ecuador y Perú
los sindicatos han incrementado sus luchas contra los presidentes de
centro-izquierda, quienes embarnizan al neoliberalismo; el presidente Néstor Kirchner
de Argentina enfrenta grandes huelgas en los sectores público y privado, sindicatos
sectoriales demandan incremento a los salarios y compensación salarial del 20 por
ciento, luego de su declive en el 2001. El presidente Ignacio Lula Da Silva atacó los
derechos de la seguridad social y las pensiones, el derecho a Huelga, y apoyó el
recorte presupuestal, lo que ha generado la oposición resuelta de los sindicatos del
sector público y de los obreros en las empresas privadas.
El desarrollo más importante en torno a las condiciones laborales es la uniformidad de

807
sus políticas seguidas por los regímenes latinoamericanos. Esta no es una
coincidencia en todos los lineamientos a seguir del Fondo Monetario Internacional y el
Banco Mundial aplicados independientemente del grado del empleo, condiciones de
trabajo o de vida de los obreros. En términos concretos, si el Estado capitalista es,
como apuntó Carlos Marx, "el comité ejecutivo de la clase dominante", entonces el FMI
es el comité ejecutivo (imperial) de la clase dominante internacional.
El internacionalismo de la clase obrera no es un ideal, sino una práctica necesaria
para el movimiento obrero con el fin de contener la concentración y la acción del
capital. La práctica de los sindicatos, orientada a la simple negociación de derechos
contractuales, enfrentados a gran escala y en términos de largo plazo, no han sido
suficientes como hemos deseado durante las décadas de los 80, 90 y en este nuevo
milenio. Los regímenes neoliberales privatizaron un sector tras otro:
telecomunicaciones, bancos, transportes, energéticos, etc. La clase trabajadora
resistió en cada sector, pero sin el apoyo activo de otros sindicatos, fue derrotada. Aún
en aquellos lugares donde los sindicatos son poderosos y su organización es fuerte, el
estado neoliberal y el FMI han ganado momentáneamente algunas batallas.
Las lecciones de los últimos treinta años son evidentes. Para que los sindicatos
sobrevivan y aseguren victorias deben de formar coaliciones con la gran masa de
trabajadores pobres organizados en los barrios y en sus organizaciones comunitarias,
los cuales representan el 80 por ciento de la clase obrera en las ciudades y no están
organizados en los sindicatos.
Justo al momento de que los movimientos del capital cruzan las fronteras, los
sindicatos dirigentes en la lucha de los obreros deben de pensar y actuar globalmente,
con espíritu internacionalista. La prioridad debe ser la construcción de una
Confederación Latinoamericana de Sindicatos basada en la independencia política y
de clase. Esto significa, en primera instancia, la exclusión de toda sujeción con
sindicatos pro imperialistas tal como la estadunidense AFL-CIO y la Unión de Europa
aliados con "sus" capitalistas. Las viejas confederaciones de colaboración entre clase
han sido un total fracaso en todas partes: Sus miembros se han separado, los actuales
se han desilusionado, y los líderes bien pagados son autocráticos contra sus
representados, pero serviles con sus amos. En muchos de los casos, las más
significativas acciones de los trabajadores en los sindicatos han sido al margen de los
líderes, a través de la acción directa y las huelgas generales, las ocupaciones masivas
de las fábricas y los piquetes o tomas de carreteras, avenidas y redes de
comunicaciones y transportes…
El primero de mayo de 2005 no es sólo un día para recordar el pasado y a los mártires
de Chicago, sino para mostrar la fuerza, expresar la potencialidad de la organización y
solidaridad de la clase obrera. La gran manifestación del primero de mayo se realiza
en aquellas naciones donde la lucha de los trabajadores ha sido dirigida por un
liderazgo con alta conciencia de clase. El hecho de que el día de la clase obrera no se
demuestre en Estados Unidos es un indicativo de la ruina total en la que está el
"negocio de los sindicatos".
El reto es orientar la manifestación internacional de solidaridad obrera este primero
de mayo en una práctica continua, de un evento simbólico en un proyecto
revolucionario.

Artículo proporcionado por el autor. Traducción de Ricardo Martínez Martínez.


Sociólogo de la Universidad de Binghamton, Nueva York.

808
03 mayo 2005
Respuesta a Stanley Gacek, de la AFL-CIO
El modelo de democracia de Lula

James Petras
Caracas (Venezuela)
9 de abril de 2005

Introducción
Permítanme que comience enumerando una serie de importantes conceptos políticos
planteados por el gobierno de Lula en Brasil. El primero es que la misión del gobierno
consiste en garantizar los intereses de los "mercados" financieros (operadores
financieros, banqueros, especuladores, acreedores, etc.) antes de abordar cualquier
tipo de política o reforma social o económica. El segundo es que sólo el sacrificio de los
trabajadores de salarios más bajos, los campesinos sin tierra y los funcionarios
jubilados hace posible que el gobierno ponga su presupuesto en orden y de sostén al
crecimiento económico.
El tercero consiste en que el concepto de "intervención del Estado" es un término
interclasista que puede ser discutido con independencia de los intereses de clase de
quienes detentan el poder y de las clases sociales que se benefician de la intervención
estatal. Por último, está el problema del papel central que tienen las instituciones
decisorias no elegidas -como el FMI, el Banco Central o los Ministerios de Finanzas y
Comercio, así como los bancos internacionales- en el establecimiento de los
parámetros de las políticas macro y socioeconómicas de los regímenes electorales,
socavando sus intentos de actuar democráticamente y convirtiendo en sus programas
preelectorales en "falsedades pragmáticas" postelectorales.
Los ideólogos de la ortodoxia neoliberal y los actuales regímenes de "centro-izquierda"
latinoamericanos siguen este método, que es también el que utiliza el gobierno de Lula
en Brasil. Centraré aquí mi reflexión en los aspectos relacionados con la reforma
agraria (o la falta de ella), el establecimiento de políticas públicas (autoritarias o
democráticas), la intervención estatal (¿quién hace qué y en favor de quién?), el
cambio estructural a diferencia del clientelismo estatal, y la política exterior
(independiente o dependiente).

Reforma agraria
Lula se reunió con el Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra (MST), igual
que lo hizo el anterior presidente, Cardoso, antes y después de su elección como
presidente. En las dos ocasiones prometió solemnemente la entrega de tierras a
430.000 familias antes del final de su primer mandato. Según declaraciones de Joao
Pedro Stedile, secretario general del MST, (27.12.2004) el presidente Lula ha dejado
repetidamente de cumplir su palabra. En el primer año, se logró el asentamiento de
alrededor de 20.000 familias en explotaciones agrarias expropiadas. En el segundo
año, el número ascendió a unas 30.000, mientras otras 200.000 familias permanecían
abandonadas en sus precarios cobijos hechos de plástico.
Las principales ONG, las organizaciones de campesinos, la conferencia nacional de
obispos y casi todas las organizaciones populares de la sociedad civil han condenado
la incapacidad del gobierno de Lula de promover la justicia social. Ninguna de las
recomendaciones en materia de reforma agraria realizadas por él MST, los ecologistas
o la iglesia católica han tenido impacto alguno en las políticas oficiales. Leyendo las
entrevistas realizadas con líderes campesinos, obispos y gente de la iglesia, ONG y

809
agrónomos, no he encontrado ninguna opinión que indicase que la política agraria de
Lula es diferente de algún modo de las sus elitistas predecesores.

La democratización de las políticas públicas


Lula gobierna por decreto, o mediante alianzas con los partidos derechistas del
Congreso. Hasta ahora ha ignorado totalmente las opiniones mayoritarias progresistas
expresadas por las organizaciones populares de la sociedad civil. Se ha negado a
consultar o a tener en cuenta a la amplia mayoría de dichas organizaciones
progresistas en cuestiones como (a) la copresidencia, junto al Gobierno Bush, del Area
de Libre Comercio de las Américas (ALCA) (b) el envío de tropas brasileñas para
apuntalar el régimen títere pro estadounidense de Haití; (c) el apoyo a la utilización de
organismos genéticamente modificados;(d) la ayuda a la expansión de la agroindustria
de la soja y de la producción de vacuno en la selva húmeda amazónica, que ha
conducido a la reciente destrucción de más de 3 millones de hectáreas de selva; y (e)
la imposición de un incremento real del salario mínimo de sólo 1% en dos años. Todas
y cada una de las principales políticas implementadas por Lula lo ha sido sin
participación alguna de la sociedad civil o siquiera de la minoría crítica de su propio
partido.
El PT tiene como modelo al FMI, con el que firmó un acuerdo renovable en 2003 y
2004. Algunas diferencias críticas con las políticas regresivas de Lula en materia de
salarios y pensiones han conducido a la expulsión de un senador y tres congresistas
de su propio partido y a la suspensión y amenazas de sanciones de otros dentro de un
grupo parlamentario que pone objeciones a la línea neoliberal de Lula. Éste, lejos de
democratizar las políticas públicas como prometió en su campaña electoral, preside
un gobierno autoritario y elitista que utiliza técnicas de relaciones públicas para
mejorar su imagen.
Algunos de los defensores de Lula afirman que éste ha cambiado el papel del Estado
en el sentido de adoptar un papel más "activista" en cuestiones económicas y sociales,
a la vez que renuncia a las privatizaciones. No obstante, las políticas explícitas de su
ministro de Finanzas, Palocci, consisten precisamente en la privatización de todos los
sectores de la economía. Como primera medida, ha permitido la apertura a la
inversión privada extranjera de todos los sectores de la infraestructura, suprimiendo o
flexibilizando las regulaciones de éstos, y prometiendo vender franjas enteras de los
lucrativos sectores del petróleo, el gas, la electricidad y las finanzas.
Cualquier estudioso que esté dispuesto consultar las publicaciones financieras
brasileñas, o incluso la prensa especializada en lengua inglesa (Financial Times, The
Economist, The Wall Street Journal) se dará cuenta de que Lula ha sobrepasado en
mucho a sus más neoliberales predecesores, algo de lo que el propio Lula hace alarde
públicamente. En un momento dado, Lula llamó al ex presidente Cardoso -y a otros-
"cobarde" por no atreverse a recortar las pensiones de jubilación de los funcionarios
de clases medias.
El Estado brasileño participa activamente en la promoción de la agroindustria y las
exportaciones minerales, en beneficio de las grandes compañías. Éstas reciben en
torno al 85-90% de los créditos y subvenciones del Estado, en detrimento de las
pequeñas explotaciones familiares fuertemente endeudadas que producen para el
mercado interior.
El Estado muestra una total pasividad en la persecución de los grandes propietarios y
sus escuadrones de la muerte: más de 90 activistas campesinos fueron asesinados en
2003, y cerca de 80 lo fueron en 2004, incluyendo más de dos decenas de activistas
del MST. La represión continúa en 2005 y hasta la fecha varias decenas han perdido
la vida, incluyendo una activista religiosa de nacionalidad brasileño-estadounidense.
La Comisión Pastoral de la Tierra, establecida por la iglesia católica, ha hecho públicos

810
informes detallados en los que muestra la participación de la agroindustria y la
ausencia de condenas judiciales.
Los antecedentes de clase y los intereses personales de los principales responsables
de las políticas económicas del gobierno de Lula nos indican mucho sobre las políticas
pro agroindustria y antipopulares de éste. El puesto clave de gobernador del Banco
Central lo ocupa Henrique Meirelles, ex presidente del Fleet Boston Global Bank, que
votó en su día al candidato del presidente Cardoso (Jose Serra) en las elecciones
presidenciales. Se trata de un neoliberal militante, responsable de la implementación
de las medidas dictadas por el FMI de reducción de pensiones, congelación de salarios
mínimos y pago de la deuda y sus altos intereses conexos.
Luiz Fernando Furlan, millonario presidente de la corporación agraria Sandia, preside
el Ministerio de Comercio y Desarrollo. Roger Rodríguez, ministro de Agricultura,
preside la asociación brasileña de agroindustria y está estrechamente asociado a la
compañía transnacional Monsanto. Entre otros, obtuvo la legalización de los cultivos
de organismos genéticamente modificados. Antonio Palocci, ministro de Finanzas, es
un ex trotskista reconvertido a las teorías de Milton Friedman que ha dado su apoyo
entusiasta al mercado libre y que ha recibido el porcentaje más alto de aprobación en
una encuesta realizada entre las élites empresariales (85%). El "Estado activista" de
Lula iguala, e incluso sobrepasa, a cualquier otro gobierno latinoamericano o europeo
en cuanto a representación de los intereses de las élites empresariales.
La composición socioeconómica del gobierno de Lula explica porqué éste ha pagado ya
más de 40.000 millones de dólares a los acreedores extranjeros, a la vez que recortaba
las pensiones de la gran mayoría de empleados públicos en 2003 y 2004. Las
regresivas políticas en materia de salarios mínimos no tiene nada que ver con el plan
"salvación de la seguridad social", tal como proclama demagógicamente Lula, sino que
se trata de la acumulación de un excedente presupuestario exorbitante con el cual
pagar a los poseedores de bonos del Estado, que es una de las primeras prioridades de
este gabinete representante de los grandes negocios. Las políticas sociales
compensatorias (Programa Hambre Cero) proclamadas por Lula han resultado ser un
fracaso total y absoluto. Las cestas de la compra apenas han alcanzado al 10% de la
población que sufren desnutrición.
El Programa está administrado por los principales jefes políticos locales del partido de
Lula y está plagado de corrupción, favoritismo político e ineptitud burocrática. Frei
Betto, amigo personal de Lula y principal defensor del Programa Hambre Cero, dimitió
y, según algunos de sus amigos y asociados, deplora profundamente la forma cómo se
está llevando el Programa y su escaso impacto.
La brecha entre las deterioradas condiciones sociales y educativas y las pretensiones
de gasto del gobierno de Lula se manifiestan en las frecuentes huelgas de enseñantes,
trabajadores médicos y sociales, y estudiantes y pacientes, en demanda de mejores
condiciones laborales, de mejores salarios y de limitación de las subvenciones al
sector privado. Los economistas aseguran que los costes administrativos de alto nivel,
la incompetencia burocrática de los responsables nombrados por Lula -que hace que
mucha parte de los fondos asignados no serían distribuidos- y los sistemas de
subcontratación, que se hallan en manos amiguetes políticos corruptos, consumen la
mayor parte de los gastos sociales.
El Banco Nacional de Desarrollo de Brasil (BNDES) era el encargado de promover una
"nueva política industrial", en oposición al "neoliberalismo". Carlos Lessa, ex director y
uno de los más respetados economistas keynesianos de Brasil, dimitió de su puesto
recientemente precisamente porque consideraba imposible llevar acabo una estrategia
industrial nacional en el contexto de las políticas neoliberales dictadas por los
Ministerios de Finanzas y Comercio y por el Banco Central.

811
El nuevo director, Guido Mantega, es un gacetillero político, capaz de utilizar una
retórica estatalista a la vez que financia los cada vez más grandes conglomerados,
nacionales y extranjeros, que dominan la economía brasileña. Las tasas de quiebra
entre los pequeños y medianos agricultores e industriales han alcanzado niveles cada
vez más altos y se espera que se acelere gracias a las políticas de libre mercado de
Palocci, Furlan y compañía.

La pólítica exterior de Lula


En materia de política exterior, el gobierno de Lula ha indicado repetidamente que
está totalmente a favor de la generalización del libre mercado. La principal crítica del
gobierno contra el ALCA consiste en acusar a Estados Unidos de no suprimir sus
subvenciones a las exportaciones agrícolas y de restringir las cuotas a las
exportaciones agrícolas y siderúrgicas brasileñas. Por lo que respecta a Brasíl, ésta
fue la principal disputa dirimida en Cancún.
En posteriores reuniones celebradas entre el ministro de Asuntos Exteriores, Amorin,
y el representante del Ministerio de Comercio estadounidense, Zoelnick, acordaron
continuar las conversaciones con el fin de reducir las diferencias en el marco de un
acuerdo general dentro del ALCA que Amorin calificó de "ALCA bajo en calorías".
Todo ello esta documentado públicamente, aunque los apologistas de Lula pasan por
alto estas cuestiones cuando aseguran que Brasil socava el ALCA, afirmación que
sorprende a casi todos los funcionarios brasileños especialistas en comercio. Lula ha
dado su apoyo a la actual puesta en práctica del ALCA país por país que está
realizando el gobierno de Estados Unidos, mediante acuerdos bilaterales con Perú,
Chile, Ecuador y Colombia.
La decisión del gobierno de Lula de enviar 1.500 soldados a Haití en 2004, con el fin
de defender a un gobierno títere e ilegal impuesto por las armas de Estados Unidos es
una clara indicación de la oportunista política de Brasil, consistente en dar
satisfacción a los intereses hegemónicos estadounidenses con objeto de lograr el apoyo
de este país para conseguir un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas. Un general brasileño manda las fuerzas de ocupación en Haití
siguiendo las directrices políticas del Departamento de Estado de EE UU y de los
"asesores" del Pentágono.
Bajo el mando de este brasileño, docenas de parlamentarios y cargos públicos elegidos
que apoyaron al ex presidente Aristide han sido asesinados, heridos o hechos
prisioneros por las nuevas fuerzas policiales, militares y paramilitares "reformadas".
Centenares de seguidores de Aristide habitantes de los barrios de chabolas han sido
asesinados, y en dichos barrios reina el terror. Los principales grupos independientes
de derechos humanos y la mayor parte de los activistas sociales han condenado las
violaciones a los derechos humanos que tienen lugar bajo el régimen títere y la fuerza
de paz que mandan los brasileños, enviada por las Naciones Unidas. Lula no sólo
defendido su papel en esta ocupación colonial sino que ha prometido repetir dicha
acción si se lo vuelve a pedir Estados Unidos.
En cuanto a las relaciones con Venezuela, hay poco bueno que decir. El ministro de
asuntos exteriores de Lula, Amorin, organizó el grupo "Amigos de Venezuela" con el fin
de mediar en el conflicto interno entre el gobierno elegido y la oposición autoritaria.
Dicho grupo estaba compuesto por países hostiles al presidente electo Chávez, y entre
ellos estaba Estados Unidos, que participó, por mediación de la agencia oficial
National Endowment for Democracy, y de su aliado sindical AFL-CIO, del embajador
estadounidense y de la CIA, en la planificación del golpe contra Chávez.
Tanto el presidente Lagos de Chile como Fox de México son neoliberales resueltos que
no tiene ninguna afinidad con Chávez. Pero, ¿y Brasil? Brasil legitimó a la oposición
golpista mediante su oferta de intermediación entre un presidente elegido y una

812
oposición cuyo único objetivo era el derrocamiento del gobierno. Cuando Chávez
manifestó sus quejas por la naturaleza sesgada de dicho grupo de "amigos" y pidió la
inclusión de otros países menos hostiles, Lula y Amorin lo rechazaron. "Amigos de
Venezuela" es un epitafio a un gambito político brasileño decididamente poco
amistoso.

Alternativas reales
¿Cuáles son las alternativas reales a las políticas neoliberales de Lula y su gobierno?
En primer lugar debemos rechazar cualquier lectura determinista que retire los
parámetros de las políticas de las manos de Brasil y los ponga en manos los mercados
financieros. Las alternativas comienzan en primer lugar por cambiar la composición
del gobierno, los intereses de clase que sirve, su ideología y la composición del Consejo
económico y social (dos tercios de cuyos miembros representan a las empresas), así
como la coalición con partidos derechistas. Dado un gobierno democrático de
izquierdas dotado de una agenda reformista, existe un gran número de alternativas,
presentadas por la mayor parte de los principales economistas y portavoces de las
organizaciones de la sociedad civil popular de Brasil.
En primer lugar, se debería poner un límite o realizar una moratoria del pago de la
deuda exterior. En segundo lugar, se deberían aprovechar los beneficios por el cambio
de moneda extranjera y establecer una tasa a las exportaciones y ventas de minerales
y a sus ingresos. En tercer lugar, se debería imponer una tasa a las transacciones
financieras, en particular a las "inversiones" especulativas, introducir una política de
recaudación de impuestos efectiva que afecte a los beneficios de capital de los ingresos
de la élite brasileña. Asimismo, la nacionalización de las minas, los servicios públicos,
las comunicaciones, los bancos y otros sectores lucrativos.
Con todo ello el gobierno podría disponer de un fondo de reserva de 100 a 200
millones de dólares por año con el que financiar una reforma agraria que disminuyese
el desempleo, tanto el declarado con un encubierto, del 40% a menos del 10% en
cuatro años, que incrementase la producción alimentaria para consumo local y que
redujese la pobreza (en su mayor parte, pero no exclusivamente, concentrada en el
campo), que proporcionase las herramientas (tierra, créditos y asistencia técnica) para
una mejora colectiva, en lugar de proporcionar cestas gubernamentales de alimentos
para unos pocos. Éstos ingresos añadidos podrían utilizarse para financiar empresas
públicas productivas que vinculasen la agricultura y la minería a la industria,
añadiendo valor, creando empleos y mejorando el nivel de éstos.
La renacionalización podría tener como resultado la obtención de 15.000 millones de
dólares en beneficios, que permitirían una reducción en el coste entre los servicios
públicos y podría poner la electricidad, el agua potable y la energía al alcance de
millones de familias pobres y de pequeñas y medianas empresas privadas.
Una política industrial basada en la propiedad pública de sectores económicos
estratégicos daría prioridad a la producción de bienes de consumo popular y a la
financiación de viviendas, seguridad social, escuelas públicas y otras medidas
destinadas a reducir las grotescas desigualdades que siguen creciendo bajo en
régimen de Lula (el número de millonarios ha pasado de 76.000 a 85.000 entre 2003 y
2005).
No hay evidencia empírica que justifique los supuestos que los "lulistas" manejan para
justificar sus políticas pro empresariales y sus nombramientos de altos cargos
empresariales. La situación económica de Brasil no estaba en puertas del colapso,
estaba estancada; y su posición financiera era vulnerable a los especuladores y ha
seguido dependiendo de la entrada de "dinero caliente". El crecimiento del 4,5% en
2004 se basó en gran parte en la volatilidad de los precios de las materias primas.

813
Por encima de todo, hay muchas alternativas al sistema de toma de decisiones de
arriba abajo que practica Lula, el FMI y sus ministros empresarios. Las organizaciones
de la sociedad civil, como el MST, muchas de las organizaciones de base y los
sindicatos disidentes de izquierda practican una democracia asamblearia que
constituye un "micro modelo" de democracia efectiva.

Traducido para Rebelión por J. A. Julián Rebelión

814
11 diciembre 2005

Cambio de régimen: En qué circunstancias


tiene éxito y en qué circunstancias fracasa

James Petras
Rebelión
Traducido para Rebelión por Sinfo Fernández

Introducción
¿Qué sucede con los dirigentes y partidos políticos electos que son derrocados o
desestabilizados por fuerzas derechistas auspiciadas por EEUU y posteriormente
resultan elegidos de nuevo? ¿Qué efectos tiene el golpe o proceso de desestabilización
en las políticas del régimen en la "segunda ronda"? ¿Qué factores influyen en los
dirigentes y partidos políticos durante el intervalo de su expulsión y su vuelta al
poder? ¿Cuáles son las circunstancias políticas en las que un dirigente político vuelve
al poder? ¿Lo hace con un programa más conservador o más radical? A un nivel más
teórico, ¿qué factores motivan los cambios que, a tenor de la estrategia imperial, van
desde la desestabilización a la aprobación de los puntos de vista de Washington sobre
democracia e intervención autoritaria?
El presente documento considerará varios estudios de caso que recogen estas
preguntas. Dichos estudios se refieren a cuatro países del Caribe (Guyana, Jamaica,
Haití y la República Dominicana) y a dos de Sudamérica (Chile y Venezuela). Nos
referiremos brevemente a la historia de la experiencia de cada país y después
procederemos a analizar los cambios que tuvieron lugar antes de pasar a discutir los
determinantes de los mismos.
En todos los casos nos centraremos en regímenes de izquierdas que fueron derrocados
por elites locales derechistas financiadas y dirigidas por EEUU que, tras un período
interino de mayor o menor duración, volvieron al poder con la aquiescencia de EEUU y
de su elite local de colaboradores.

Guyana
El 24 de abril de 1953, en la anteriormente denominada Guyana "Británica", las
primeras elecciones generales celebradas mediante sufragio de los mayores de edad
dieron una rotunda victoria al izquierdista Partido Progresista Popular (PPP).
Obtuvieron 18 de los 24 escaños del Consejo Legislativo. Bajo el liderazgo de Cheddi
Jagan, el PPP empezó a llevar a cabo un programa descolonizador, de libertades
democráticas y de legislación social en beneficio de los trabajadores. El gobierno
Jagan abolió las medidas represivas que limitaban la libertad de expresión, de reunión
y de información, aprobó una legislación sobre relaciones laborales que obligaba a los
empresarios a negociar con los sindicatos mayoritarios y a reconocer la negociación
colectiva de los derechos de clase dirigida por los sindicatos y promovió numerosas
leyes de bienestar social relativas a sanidad, educación y patrimonio nacional.
Igualmente importante fue la actitud de Jagan durante la Guerra Fría Jagan
rechazando la postura anti-soviética de la OTAN. Menos de cinco meses después (9 de
octubre de 1953), con un fuerte apoyo de Washington, el gobierno británico invadió
Guyana, suspendió la constitución, destituyó al gobierno del PPP, declaró el "estado de
emergencia", encarceló y disparó contra miles de personas y prohibió la mayor parte
de las organizaciones de masas. El gobierno británico impuso un gobierno interino de
unos tres años y medio. En agosto de 1957, se celebraron elecciones generales bajo
una constitución muy restrictiva. A pesar de las persecuciones, represiones e
intervenciones escandalosas, el PPP ganó 9 de los 14 escaños y Cheddi Jagan se

815
convirtió en Primer Ministro. Entre 1957-1961, el PPP gobernó bajo el ojo vigilante del
gobierno británico. En las elecciones generales de agosto de 1961, el PPP ganó 20 de
los 34 escaños de la Asamblea Legislativa. Entre 1961 y 1964, el gobierno Jagan
intentó limitar el poder de las corporaciones multinacionales, aumentando los
impuestos sobre sus beneficios a la vez que promovía una mayor propiedad pública y
control de la economía para poder financiar su programa de bienestar social. También
se identificó estrechamente con el Movimiento de los No Alineados. Ante estas
actuaciones, EEUU puso en marcha y financió a toda velocidad un plan de
desestabilización, creando conflictos políticos para provocar división racial, daños en
la economía mediante determinadas actuaciones de los sindicatos, disturbios y
continua violencia callejera, todo lo cual obligó a Jagan a abandonar el poder.
Posteriormente, diversas elecciones amañadas mantuvieron fuera del poder a Jagan
durante casi treinta años (1964-1992).
En 1993, el PPP volvió al poder. Chaddi Jagan suscribió entonces un ‘programa de
ajuste estructural’ del FMI, se manifestó y actuó a favor de la agenda neo-liberal de
libre mercado y privatización de empresas públicas y contuvo los salarios pero no así
los beneficios.

Jamaica
En 1972, Michael Manley y su partido, el PNP barrió en las elecciones celebradas en
Jamaica, con un programa que postulaba una mayor independencia, socialismo
democrático, reforma de la tierra –incluida la expropiación de las zonas azucareras de
propiedad extranjera- e impuestos más altos sobre las corporaciones multinacionales
del sector de la bauxita.
A pesar de las presiones cada vez mayores del FMI, de las corporaciones
multinacionales, del Banco Mundial y de la CIA a través de la financiación por parte
de la AFL-CIO Ф del derechista Partido del Trabajo Jamaicano, Manley y el PNP
fueron reelegidos en 1976. Durante su segundo mandato, el gobierno de Manley
procedió a nacionalizar sectores de la industria de la bauxita, desarrolló y profundizó
lazos diplomáticos y acuerdos socio-económicos con Cuba y se mostró cada vez más
crítico con la intervención imperialista estadounidense en el Tercer Mundo,
concretamente en los casos de Chile, Angola y algún lugar más.
De 1976 a 1980, la CIA se embarcó en un amplio programa de desestabilización,
proporcionando financiación y pistolas a las bandas bajo control del derechista Partido
del Trabajo. Los EEUU, a través de sus representantes en el FMI y en el Banco
Mundial, bloquearon los préstamos y comprometieron gravemente la posición de
Jamaica en los mercados de capital. Miles de personas fueron asesinadas, los barrios
se convirtieron en galerías de tiro al blanco, se multiplicó el narcotráfico, la economía
se vino abajo y el pueblo sufrió graves privaciones e inseguridad. En aquella época
Washington dedicó sumas importantes a financiar la derrota de Manley en las
elecciones de 1980. Seaga se convirtió en Primer Ministro y procedió a privatizar las
empresas nacionalizadas, a distanciar a Jamaica de Cuba y a ir a remolque de la línea
que marcaba EEUU en las instancias internacionales. Como recompensa, Washington
volvió a abrir el grifo de las instituciones financieras internacionales (IFI).
Nueve años de políticas neo-liberales polarizaron profundamente a la sociedad
jamaicana y prepararon el terreno para la vuelta al poder de Manley en las elecciones
de 1989. Una vez en el poder, Manley abandonó las políticas de "socialismo
democrático", sustituyéndolas por las políticas neo-liberales "basadas en el mercado"
del desacreditado régimen de Seaga, hasta que se jubiló en 1992 por razones de
salud.

Chile
En 1970, una coalición de partidos de izquierda (Unidad Popular) dirigida por Salvador
Allende ganó las elecciones presidenciales en Chile. Su gobierno procedió a ampliar y

816
profundizar la legislación sobre reforma agraria, a sindicar a los trabajadores rurales y
las asambleas vecinales. El Gobierno se aseguró el apoyo unánime del Congreso para
nacionalizar las minas de cobre de las que se había apropiado EEUU. Esas
actuaciones fueron seguidas de una legislación que permitía que el gobierno comprara
los bancos privados a fin de canalizar crédito público hacia las empresas productivas.
Tras fuertes presiones de la clase trabajadora, el gobierno intervino industrias
estratégicas que se habían manifestado conformes con los cierres patronales
diseñados para desestabilizar el gobierno. Se incrementaron sustancialmente los
presupuestos de educación y sanidad, así como los sueldos y el salario mínimo
interprofesional de forma proporcional al aumento de los ingresos nacionales.
Finalmente, el gobierno desarrolló el comercio y las relaciones diplomáticas con Cuba
y trabajó estrechamente con el Movimiento de los No Alineados. Incluso antes de que
Allende fuera elegido, EEUU había financiado a candidatos de la oposición; tras la
elección, trató de sobornar al Congreso para que apoyara al candidato perdedor.
Posteriormente, el gobierno estadounidense, dirigido por el Presidente Nixon y el
Asesor para la Seguridad Nacional Kissinger, lanzó una campaña de desestabilización
a gran escala, financiando grupos terroristas, propietarios de empresas de transporte,
empresarios y oficiales militares para conseguir destrozar la economía. Cuando vieron
que no lograban desalojar al gobierno del poder mediante desestabilización, los EEUU
pasaron a apoyar un golpe militar en septiembre de 1973. Después de esta acción,
EEUU abrió el grifo a fin de que llegara ayuda financiera masiva para que la dictadura
de Pinochet pudiera encarcelar, torturar, asesinar y forzar al exilio a cientos de miles
de chilenos. El régimen militar privatizó la mayoría de las empresas públicas y revocó
todas las reformas sociales.
Tras 17 años de dictadura, una coalición de demócrata-cristianos y de socialistas
ganaron en 1989 las primeras elecciones presidenciales. La coalición aceptó trabajar
dentro de la constitución elaborada por la dictadura, profundizando y ampliando sus
políticas neo-liberales de libre mercado, privatizando casi todas las empresas públicas
que quedaban, defendiendo la legislación restrictiva laboral existente y promoviendo
políticas que agrandaban las vastas desigualdades entre multimillonarios y clase
trabajadora. En política exterior, el régimen apoyó las posiciones de EEUU en los foros
internacionales. Estas políticas continuaron con la elección del ‘socialista’ Ricardo
Lagos en el nuevo milenio, incluida la política de impunidad para los militares y
policías secretos implicados en crímenes contra la humanidad.

Haití
En 1990, un sacerdote populista, Jean Bertrand Aristide, fue elegido presidente por
un margen de cuatro a uno, con un programa basado en el desmantelamiento de las
escuadrones de la muerte y de los militares rapaces, aumentando los impuestos a los
ricos y dedicando bastantes fondos a sanidad y educación para los pobres. Aristide dio
prioridad a la promoción de la inversión pública en la economía productiva,
consiguiendo aumentar así el consumo de masas a nivel local y la participación
popular a través de organizaciones sociales, especialmente de los comités de barrio.
En política exterior, el gobierno prometió desarrollar las relaciones económicas y
diplomáticas con todos los gobiernos, incluida Cuba. Menos de un año después (en
1991), Aristide fue derrocado por una junta militar a cuyo frente estaba el General
Cedras, respaldado por la CIA.
De 1991 a 1994, la dictadura llevó a cabo una represión masiva, asesinando a miles
de personas y obligando a decenas de miles a salir del país, sobre todo hacia la costa
de Florida. En el interior de Haití, a principios de 1993, una resistencia popular
masiva amenazó con derrocar la junta. Washington intervino y el régimen militar soltó
el poder ante los ocupantes estadounidenses que invadieron el país, impidiendo el
flujo masivo de emigrantes y las movilizaciones populares. En Washington, el
Departamento de Estado impuso a Aristide severas exigencias neo-liberales como

817
condición para que pudiera regresar. Aristide volvió al poder en 1994, donde se le
permitió mantenerse sólo un año con el dudoso argumento de que su interrumpido
mandato, que había empezado en 1990, terminaba en 1995. Con el respaldo de
Aristide, Rene Preval fue elegido presidente en 1995. En noviembre del 2000, Aristide
fue elegido presidente para un segundo mandato no consecutivo. A pesar del apoyo de
la mayoría de los observadores internacionales, EEUU rechazó aceptar la victoria
electoral de Aristide, poniendo en marcha una campaña de desestabilización. Aristide
renunció parcialmente a la mayor parte de los contenidos de su anterior programa
populista, pero mantuvo los lazos diplomáticos con Cuba, se negó a privatizar
empresas estratégicas de propiedad pública y conservó el apoyo masivo de la mayoría
de los inmensos barrios bajos urbanos y los empobrecidos haitianos del campo.
En 2004, EEUU invadió Haití y secuestró a Aristide en connivencia con antiguos
oficiales militares, dirigentes de los escuadrones de la muerte y la oligarquía local. Se
mató, encarceló e hirió a miles de personas. EEUU se aseguró la ocupación colonial
reclutando fuerzas militares de Uruguay, Argentina, Brasil y Chile. El ejército
ocupante fue encabezado por un general brasileño, bajo la dirección ‘formal’ de un
chileno, Gabriel Valdés. Aristide se vio forzado a exiliarse en Africa.

República Dominicana
En 1962, Juan Bosch, fundador del socialdemócrata Partido Revolucionario
Dominicano (PRD) fue elegido Presidente casi tres décadas después de la dictadura de
Trujillo, que había contado con el apoyo de EEUU. En 1963, Bosch fue derrocado
mediante un golpe militar apoyado por la CIA, tomando el poder un triunvirato
dictatorial. En 1965, un levantamiento popular de masas cívico-militar derrocó la
dictadura para restaurar el elegido democráticamente gobierno de Bosch. El
Presidente Johnson despachó a 300.000 soldados estadounidenses para invadir y
ocupar la isla. Con el respaldo de EEUU, un antiguo protegido de Trujillo, Joaquín
Balaguer, ganó unas elecciones amañadas durante las cuales cientos de seguidores de
Bosch fueron intimidados: asesinados, encarcelados y exiliados. Durante los años de
Balaguer los escuadrones de la muerte ejecutaron a numerosos activistas de
izquierdas, dirigentes de sindicatos y seguidores de Bosh.
Doce años después (1978), fue elegido presidente Silvestre Antonio Guzman, un
empresario y candidato del PRD. Aparte de ampliar las libertades de prensa y de
liberar a unos 200 prisioneros políticos, no se llevaron a cabo reformas ni sociales ni
económicas. Guzman adoptó la agenda neo-liberal.
En 1980, fue elegido Jorge Blanco, también del PRD. Continuó con la privatización de
empresas públicas, fomentando e implicándose en la corrupción masiva, por lo que
más tarde se le procesó y juzgó en ausencia. El PRD aplicó religiosamente las medidas
de austeridad prescritas por el FMI, incluyendo aumentos de precios en productos
básicos y petróleo, a la vez que congelaba sueldos y salarios. Todo ello hizo que se
generalizaran los disturbios masivos por todo el país.
Tras la re-elección de Balaguer en 1986, Juan Bosch disputó las elecciones
presidenciales en 1990. Continuando con una plataforma esencialmente neo-liberal
para el PLD, Bosch se aseguró la mayoría de votos pero no consiguió ganar las
elecciones debido al fraude masivo que se produjo, legitimado y confirmado por el
Departamento de Estado de EEUU y la Fundación James Carter. En 1996, resultó
elegido Lionel Fernández, un cercano asociado de Bosch, con un programa neo-liberal
ortodoxo.

Venezuela
Hugo Chavez fue elegido Presidente de Venezuela en 1998 tras una victoria electoral
arrolladora. A lo largo de los cinco años siguientes, Chavez celebró varios referendum
y elecciones con objeto de que una asamblea constituyente reformara y democratizara
la constitución, pusiera fin a la omnipresente corrupción y promoviera reformas

818
sociales. La coalición política que respaldaba a Chavez barrió en las elecciones para el
Congreso, en las municipales y en las estatales. Chavez puso en marcha una serie de
modestos incrementos presupuestarios en gastos sociales, un programa suave de
reforma agraria en 2001 y una política exterior independiente que criticó la invasión
estadounidense de Iraq y Afganistán, se opuso a la militarización por parte de EEUU
del conflicto colombiano ("Plan Colombia") y a la "guerra contra el terrorismo" de Bush.
En abril de 2002, EEUU apoyó un golpe dirigido por militares y oligarquía, que derrocó
a Chavez e instaló un régimen clientelista que procedió a suprimir todas las
instituciones electas. En 48 horas, una marcha de un millón de personas, apoyada
por oficiales militares defensores de la constitución, restauró en el poder al
democráticamente elegido Presidente Chavez.
De diciembre de 2002 a febrero de 2003, los EEUU financiaron los cierres de
empresas de las grandes patronales y la paralización de la industria petrolífera en un
esfuerzo por obligar a dimitir al Presidente Chavez. La AFL-CIO, el National
Endowment for Democracy y el Departamento de Estado a través de la Agency for
International Development (AID) se dedicaron a financiar, en sus esfuerzos
desestabilizadores, a la corrupta federación de sindicatos y a numerosas ONG. Con un
respaldo popular masivo y el apoyo de los militares, la campaña de desestabilización
se vino abajo y los dirigentes y seguidores del cierre patronal fueron despedidos.
Desde comienzos de 2003 y hasta la actualidad (2005), Chavez ha ido adoptando una
serie de medidas que profundizaban y ampliaban su programa de reformas sociales.
La reforma agraria procedió a instalar en la tierra a unas 100.000 familias a través de
una serie de aceleradas expropiaciones de grandes extensiones de haciendas
infrautilizadas. Se subieron los impuestos que pagaban las compañías petrolíferas de
propiedad extranjera y se renegociaron los contratos, todo ello con objeto de aumentar
el patrimonio del sector público. Miles de cooperativas de productores y consumidores
recibieron préstamos a bajo interés para que pudieran optimizar a sus empresas. La
atención médica gratuita se extendió al 65% de la población, cubriendo
completamente las necesidades de las clases más desfavorecidas. Se organizaron
programas de extensión educativa y alfabetización masiva por todo el país. Venezuela
profundizó sus lazos económicos y políticos con Cuba y aumentó el envío de petróleo
bajo subsidio a sus vecinos del Caribe y Centroamérica. Venezuela diversificó su
comercio para incluir a China, Irán, Rusia, Francia, así como también Argentina y
Brasil, presentando una propuesta alternativa a la de ALCA (Área Libre de Comercio
de las Américas) de EEUU. Desde que se produjeron el golpe y los cierres patronales,
Venezuela y Chavez se han convertido en una clara alternativa a EEUU en
Iberoamérica.

Análisis: El Impacto de los Golpes de Estado y la Restauración en el Poder


Está claro que los golpes de estado que EEUU propició consiguieron, por lo general,
que dirigentes y partidos políticos de centro-izquierda se volvieran menos radicales,
con la notable excepción del Presidente Chavez.
La pregunta que cabría hacerse es: ¿Qué es lo que produce la pérdida de
radicalización en la mayoría de los contextos y no la produce en otros? Uno de los
determinantes clave de la pérdida de radicalización de los anteriormente progresistas
dirigentes políticos fue la forma en la que abandonaron el poder: en todos los casos,
los dirigentes depuestos o huyeron a embajadas de países capitalistas occidentales
(Lagos en Chile), o aceptaron sencillamente la derrota debido a la desestabilización,
convirtiéndose en una impotente oposición electoral durante un período prolongado de
tiempo (Manley, Jagan, Bosch), o aceptaron residir en EEUU (Aristide). En todos estos
casos, esos líderes abandonaron las luchas sociales del conjunto de sus partidarios y
la defensa de sus programas y empezaron a negociar con los poderes que les habían
derrocado.
El segundo determinante del proceso de pérdida de radicalización vino conformado por

819
el prolongado período fuera del poder y, en algunos casos, fuera del país, pero más
específicamente fuera del contacto con los graves sufrimientos de sus empobrecidos
seguidores. La mayoría vivieron confortablemente en el exilio con los subsidios de
potencias europeas o de otros lugares. Los dirigentes depuestos se comprometieron
levemente a organizar a sus seguidores, pero no se implicaron en las luchas de masas
ni en la educación política para dar a conocer las limitaciones de las democracias
capitalistas a la hora de emprender cambios sociales radicales.
Enfrentados a la necesidad de examinar de forma crítica su expulsión del poder por la
intervención imperialista, esos líderes progresistas tuvieron que enfrentarse con dos
líneas de debate opuestas. Por un lado, estaban quienes argumentaban que el
programa de reformas de su régimen era demasiado radical, teniendo en cuenta el
papel dominante del imperialismo de EEUU y sus vínculos con los militares y, por
tanto, la única opción "práctica" era renunciar a las reformas socio-económicas a
cambio de poder político. La segunda línea de razonamiento se basaba en que el
programa de reformas no era lo suficientemente radical, ya que no se debió confiar en
los militares ni en los compromisos y negociaciones con las elites, y en que faltó
voluntad para reconocer la amenaza que suponían los EEUU. La crítica radical
argumentaba que el régimen debería haber debilitado la intervención imperial
expropiando a sus cómplices entre las elites locales, reorganizando las fuerzas
armadas, creando una nueva milicia popular y reforzando las medidas de seguridad.
Al final, todos los dirigentes progresistas (excepto el Presidente Chavez) eligieron la
línea conservadora de razonamiento y la adaptación posterior al programa de
Washington. La pregunta que cabe hacerse es por qué.
Tras su regreso al poder, dos fueron los factores que jugaron papeles cruciales en el
"giro" de los ex progresistas y ex izquierdistas hacia políticas de centro-derecha y
neo-liberales. Un factor importante fue la debilidad de la lucha interna –muy
comprometida en los sectores más pobres de su base social-, lo que indicó a los
dirigentes que el camino hasta el poder político iba a ser largo y lleno de dificultades.
Esta percepción era egoísta y circular en una gran parte; al igual que los
parlamentarios que les habían precedido, hicieron muy poco para dirigir u organizar al
pueblo llano.
El segundo determinante era la fortaleza relativa de los seguidores externos de los
depuestos partidos y dirigentes. Muy pocas fundaciones europeas social-demócratas
ofrecieron subsidios y ayuda financiera a aquellos sectores y dirigentes de los partidos
que prescindieron de sus anteriores programas progresistas y adoptaron la noción de
democracia de libre mercado: recuperaron el acceso al poder político a cambio de un
modelo centrado en el imperio y en el desarrollo capitalista. Como anfitriones de
dirigentes "exiliados" (a la fuerza o autoexiliados), los EEUU y los europeos vieron que
sus huéspedes recibían visitas de catedráticos, establecían compromisos y seminarios
en universidades prestigiosas y en importantes foros mundiales, think tanks,
fundaciones y ministerios oficiales.
En otras palabras, dirigentes y partidos fueron adoctrinados y vueltos a socializar para
que consideraran, desde la perspectiva de sus anfitriones imperiales, sus dilemas
políticos y opciones, y fueron recompensados por compartir sus valores, diálogos e
ideas. Las recompensas adoptaron dos formas: sobornos inmediatos en términos de
pagos monetarios, estatus (reconocimiento político y social por los poderes
imperantes) y recompensas futuras mediante apoyo imperial o neutralidad en su
intento de recuperar el poder político.
La eficacia de EEUU y los anfitriones imperiales europeos arraigó en las prioridades
políticas de los dirigentes depuestos. Debido a que todos ellos eran políticos
parlamentarios que tendían a dar mucha prioridad a la política electoral y a volver al
poder político por encima de sus progresistas programas socio-económicos originales,
se mostraban receptivos ante una operación política que les volvía a insertar en el
poder presidencial, con la condición de mantener la estructura social existente y las
fuerzas de seguridad impuestas por la intervención imperial y sus clientes.

820
El proceso de pérdida de radicalización ilustra la forma en que una secuencia a base
de fuertes intervenciones y flexibles concesiones políticas por parte del imperio hacen
descarrilar a partidos y dirigentes electorales progresistas y los convierten en clientes
neo-liberales de dicho imperio.
Los medios de comunicación, periodistas, académicos y asesores políticos confunden
el proceso de pérdida de radicalización y la marea de cambio de programas que
sobrevienen al designar a antiguos partidos y dirigentes políticos con una etiqueta de
pasado progresista que no tiene ningún valor cognitivo. De ahí la referencia a uno de
los más extremados neo-liberales de Iberoamérica, el Presidente Ricardo Lagos como
un "centro-izquierdista". Los mismos calificativos equivocados se aplicaron en su
época a Manley, Jagan, Aristide y Bosh, incluso cuando llevaban a cabo los
conservadores programas socio-económicos del FMI. Esto no se produjo simplemente
por una cuestión de ignorancia. Para los objetivos propagandísticos era útil reforzar
las "credenciales progresistas" de los regímenes neo-liberales ante las audiencias de
allende los mares, "demostrando" así que incluso los dirigentes "radicales" del Tercer
Mundo estaban adoptando el programa de libre mercado.
La derecha ha buscado siempre "cartas de recomendación" de antiguos dirigentes
izquierdistas para dotar de legitimidad sus impopulares políticas de desarrollo
centradas en el imperio, encontrándoles utilidad al emplearles como propagandistas
con frecuencia, ya que están familiarizados con el lenguaje de la izquierda.

Venezuela: la Excepción a la Regla


La vuelta del Presidente Chavez al poder estuvo marcada por un giro significativo a la
izquierda. Reemplazó a cientos de oficiales militares proclives a EEUU y a antiguos
ejecutivos de la compañía estatal petrolífera, y auspició la formación de una
confederación sindical alternativa que eclipsó con rapidez a la confederación
subsidiada por EEUU. La radicalización social, política y diplomática del gobierno de
Chavez tras su vuelta al poder fue consecuencia del transformado contexto político.
En primer lugar, como Presidente electo, Chavez se comprometió profundamente con
la movilización de masas, la educación política y la comunicación directa con el
inmenso ejército de desfavorecidos de los barrios de chabolas que rodeaban Caracas y
otras ciudades importantes. No hubo una brusca diferencia entre la política electoral
de Chavez y sus campañas de educación política de masas entre elecciones. En
segundo lugar, el conflicto entró con rapidez en una deriva internacional con la visible
intervención de EEUU contra Chavez en nombre de las elites privilegiadas. En tercer
lugar, las divisiones raciales coincidieron con la polarización de clase y anti-imperio:
Los partidarios de Chavez eran de color, pobres y nacionalistas; los opositores
blancos, ricos y pro-EEUU.
En cuarto lugar, Chavez como antiguo oficial militar se había asegurado la lealtad
política de un sector importante del liderazgo militar con mando en tropa y deseosos
de luchar junto a la mayoría electoral en contra de los golpistas civiles y militares
apoyados por EEUU.
Finalmente, en cuanto al golpe, como se supo que Chavez había rechazado darse por
vencido o presentar su dimisión, se convirtió en un símbolo de resistencia desde el
principio. En otras palabras, los golpistas, cuando vieron que tenían que enfrentarse
con un levantamiento popular de millones de gentes marchando hacia el palacio
presidencial respaldados por una mayoría importante de las fuerzas armadas,
renunciaron rápidamente al poder y se marcharon al exilio.
A diferencia de otros presidentes depuestos, Chavez no estuvo fuera del poder más de
48 horas y no pasó tiempo exiliado (fue un prisionero político breve) como impotente
opositor parlamentario. Chavez volvió al calor de un levantamiento de masas
triunfante basado en una intensa polarización de clase, que sirvió para debilitar las
presiones de la derecha política e incrementar las luchas por las reformas sociales
desde la izquierda popular. El segundo intento de golpe a través de los cierres de las
grandes patronales desde diciembre de 2002 a febrero de 2003 también fue derrotado

821
y además debilitó sus derechos económicos pero elevó las demandas de clase de los
partidarios de Chavez entre las clases bajas rurales y urbanas. Con una derecha
políticamente decapitada, unos EEUU temporalmente derrotados y una masa
movilizada de desfavorecidos, Chavez respondió aumentando el gasto social y la
financiación pública de almacenes populares, cooperativas, reforma agraria y
promoción de reserva de milicias populares en los barrios bajos.
Dentro del movimiento Chavez, las fracciones más conservadoras habían desertado y
se habían pasado a los golpistas durante 2002-2003; el resultado fue el advenimiento
al poder de los titulares del poder social-demócratas y de dirigentes de masas
izquierdistas radicales.
Derrotar a los golpistas respaldados por EEUU mediante la movilización de masas vía
acción directa extra-parlamentaria, libre de "pactos" con los EEUU o las oligarquías
internas, aseguró que la restauración de Chavez llevara a radicalizar su programa
soco-económico. El golpe en contra de Chavez fue corto y sin consecuencias,
estructuralmente hablando. El golpe al régimen no pudo reprimir violentamente, ni
aterrorizar ni atomizar la base de las masas chapistas, ni levantar un Nuevo Orden
"irreversible" de firmas públicas privatizadas y estrechar lazos financieros con Wall
Street. El breve intento de desmantelar las instituciones representativas del estado y
de la sociedad civil fueron revocadas con rapidez, y sus autores desacreditados
políticamente a los ojos de la mayor parte del público democrático.

Conclusión
Los estudios de caso históricos sobre "cambio de régimen" como producto de las
campañas de desestabilización, invasiones y golpes sugiere que los resultados
discrepantes dependen de la naturaleza de los regímenes escogidos, sus vínculos con
el pueblo y posmilitares, sus prioridades políticas, la duración del tiempo fuera del
poder y las naciones anfitrionas en las que pasen la época en que estén fuera del
poder.
En aquellos casos donde partidos y dirigentes progresistas estrictamente electorales
abandonan el poder, tienen pocos vínculos importantes y continuados con su base de
población y los militares, pasen una época larga como "huéspedes" en países
imperiales y disfrutan de subsidios de donantes liberales, es muy probable que al
volver a ocupar la Presidencia adopten políticas dirigidas por el imperio a cambio de
mantenerse en el poder.
En el "caso excepcional" de Venezuela, donde la movilización electoral y política de las
masas unió identidades nacionales, de raza y clase en políticas y vínculos
democráticos con oficiales militares constitucionales, el cambio de régimen orquestado
por EEUU fracasó en un doble sentido: No sólo fracasó en cuanto a reemplazar un
gobierno titular democrático sino que además radicalizó su programa y prácticas
sociales.
El "cambio de régimen" puede ser claramente una espada de doble filo; más exitoso
contra regímenes electorales formales, pero mucho menos cuando va contra gobiernos
y movimientos políticos con fuertes raíces en las masas, con vínculos con las mayorías
populares y el poder militar.

(Quiero expresar mi agradecimiento al Profesor Dennis Canterbury por su ayuda a la


hora de recopilar datos sobre los regímenes caribeños).

822
14 diciembre 2005
Un nuevo momento crucial
Elecciones venezolanas: ¡Chávez gana, los
Estados Unidos pierden (de nuevo)!

James Petras
Rebelión
Traducido del inglés para Rebelión por Carlos Sanchis y revisado por Manuel Talens

Las elecciones venezolanas al congreso del 4 de diciembre de 2005 marcan un


momento crucial en la política interior y en las relaciones entre los Estados Unidos y
Venezuela. El partido del presidente Chávez, el Movimiento de la Quinta República,
ganó aproximadamente el 68% de los escaños del congreso y con otros partidos
progubernamentales, se repartió a todos los representantes. La concurrencia a las
elecciones del congreso sin una campaña presidencial fue del 25%. El porcentaje a
favor Chávez excede la mayoría afianzada en anteriores elecciones al congreso en
1998 (el 11,24%) y en 2000 (el 17%). Si comparamos la participación de votantes con
los comicios más recientes, que incluyeron a la oposición (los municipales de agosto
de 2005), la campaña por la abstención únicamente logró un 6% en el aumento de
ciudadanos que escogieron no votar (del 69% al 75%). La afirmación estadounidense
de que la baja participación fue resultado del boicot de la oposición respaldada por los
EE.UU. es claramente falsa. El argumento de que ese nivel de participación permite
poner en entredicho la legitimidad de las elecciones no se sostiene, porque si se
aplicase a cualquiera de las elecciones al congreso, municipales y a gobernador que
tienen lugar en los Estados Unidos "fuera de año electoral", muchas de ellas perderían
la legitimidad.
Uno de los aspectos más llamativos de las elecciones fue la altamente polarizada
participación del electorado: en los barrios de la elite y la clase media alta la
participación estuvo por debajo del 10%, mientras que en los numerosos barrios
populares, la BBC informó de colas que esperaban para emitir sus papeletas de voto.
Con cerca de la mayoría de los pobres como votantes y más del 90% de los votos a
favor del partido de Chávez y de una legislatura totalmente chavista, queda abierta la
vía para una nueva y más progresista legislación, sin las tácticas de obstruccionismo
de una oposición virulenta. Esto debe llevar a medidas que aceleren la expropiación de
los latifundios y de las fábricas en quiebra y cerradas, así como a nuevas e
importantes inversiones sociales y en infraestructuras. También es posible que una
nueva enmienda constitucional permita un tercer mandato al presidente Chávez.

Washington: la estrategia del "todo o nada"


La administración Bush (con el apoyo del Congreso demócrata) se ha lanzado a una
desesperada política de "casino", con una estrategia del "todo o nada", en lugar de
incrementar gradualmente su oposición. Washington empujó a su confederación
sindical clientelista (CTV) (con apoyo financiero y "asesoramiento" del AFL-CIO) a una
huelga general en 2001 que fracasó y que, eventualmente, llevó a la formación de una
nueva confederación que ha reducido la CTV a un aparato impotente. En abril de
2002, los EE.UU. respaldaron un golpe militar que fue derrotado en 47 horas por un
levantamiento popular masivo, apoyado por los oficiales militares constitucionalistas,
que tuvo como consecuencia la retirada forzosa del ejército de centenares de oficiales
favorables a los EE.UU. De diciembre de 2002 a febrero de 2003, funcionarios
respaldados por los EE.UU. y su entorno en la compañía estatal de petróleo, PDVS,
organizaron un cierre patronal y paralizaron la economía de forma temporal.

823
Trabajadores e ingenieros leales, apoyados por el gobierno, rompieron el cierre
patronal y todos los principales funcionarios y empleados que se habían implicado en
el mismo fueron despedidos, lo cual tuvo como consecuencia un redireccionamiento
de las rentas del petróleo desde la clase alta a los pobres. Además, los EE.UU.
canalizaron millones a raudales a través del National Endowment for Democracy hacia
una ONG, "Súmate", para financiar un referéndum que revocara a Chávez en el 2004.
El referéndum cayó derrotado por 16 puntos de margen (el 58% contra el 42%), lo
cual llevó a la desmoralización, apatía y despolitización de los votantes de la derecha.
En la reciente campaña al congreso, dado que las encuestas predecían otra derrota
electoral masiva, Washington presionó a sus ONG y a su clientela política para que se
retirase de las urnas y pidiese la abstención, con el resultado referido: la pérdida
completa de cualquier esfera institucional de influencia, la marginación de su
electorado político y el giro inevitable de la clase empresarial a negociar directamente
con los congresistas de Chávez en lugar de hacerlo a través de la oposición.
En cada confrontación, Washington ha quemado un grupo clientelista estratégico en
su afán por hacerse con el poder estatal en el plazo más corto… Washington se ha
negado a ir acumulando poder mediante una estrategia política gradualista desde el
interior, a modificar legislaciones por medio de la negociación, a explorar agravios
reales o imaginarios y a suavizar la retórica demagógica que caracteriza su política
exterior.

La política que subyace a las fracasadas astucias de Washington


La cuestión básica es ¿por qué persistió Washington en sus fracasadas políticas del
todo o nada a pesar de una sucesión de derrotas? A pesar de que existe una
continuidad en las políticas del todo o nada, los determinantes de dicha política
fueron variando en cada momento. Entre 2001 y 2002, los ideólogos de las guerras
múltiples, con la astucia de la lucha contra el terrorismo y el eslogan "O se está con
nosotros o se está con los terroristas" (Bush, 23 de septiembre de 2001), estaban
determinados a quitarse de en medio el régimen de Chávez. La razón era que el
presidente Chávez fue uno de los poquísimos regímenes no comunistas que se opuso a
la guerra estadounidense contra Afganistán y condenó el terror estadounidense
(Chávez declaró: "No se puede luchar contra ningún terror con terror"). Dado que los
extremistas controlaban el poder en Washington, ya en octubre del 2001, un
funcionario del Departamento de Estado Estadounidense (Grossman) amenazó a
Chávez diciendo que "él y las generaciones futuras (de venezolanos) pagarían" por
haberse opuesto a la agresión estadounidense. Junto con el embajador
estadounidense Charles Shapiro, los neoconservadores, sobre todo los
cubanoestadounidenses en el Departamento de Estado que diseñaron las políticas
para Latinoamérica, sobrestimaron su influencia en el ejército venezolano y
exageraron el poder de los medios y de la elite empresarial en cuanto a la viabilidad de
un golpe militar. La precipitada acción se debió a la entonces cercana invasión de Iraq
y la necesidad obsesiva de imponer silencio a la oposición gubernamental extranjera,
dada la masiva oposición en los EE.UU. y en Europa a una guerra contra Iraq. El
segundo factor que influyó en la persistencia de Washington en sus políticas de todo o
nada, en el momento del cierre patronal, fue la futura crisis del petróleo con la
invasión de Iraq y los lazos de Chávez con Iraq e Irán a través de su dirección de la
OPEP.
Tras haber jugado sus "cartas" militares y haber perdido, Washington jugó la del
petróleo para debilitar o romper la OPEP y detener así cualquier subida del precio y
asegurarse un incremento del flujo de petróleo de Venezuela. Una de las medidas
inmediatas impuestas por los golpistas de 47 horas habría sido la de retirarse de la
OPEP. Los ejecutivos del cierre patronal petrolero lo habrían hecho efectivo si
hubiesen logrado derrocar al gobierno de Chávez.
La política del "todo o nada" de Washington también continuó a causa de las
crecientes relaciones de Chávez con Cuba. El virulento grupo de presión anticubano y

824
sus representantes en el Departamento de Estado, Otto Reich y Roger Noriega,
intentaron destruir la alianza estratégica de Cuba con Venezuela, sin que les
importase el riesgo que pudiesen correr los clientes estadounidenses en Venezuela, de
la misma manera que los defensores de Israel en el Pentágono empujaron a la guerra
con Iraq y están preparados para ofrecer apoyo yanqui a un ataque israelí contra Irán
sea cual sea el costo para los clientes árabes de Oriente Próximo apoyados por los
EE.UU.
El tercer factor que formó la política del todo o nada fue la oposición de Chávez al Área
de Libre Comercio de las Américas y el creciente apoyo que suscita en Latinoamérica
su propuesta Alternativa Bolivariana para la América (ALBA).
Los extremistas de Washington consideraron que la hegemonía estadounidense había
disminuido en Latinoamérica debido a la infección por una serie de regímenes de
centro izquierda "comprados" o influenciados por la oferta venezolana de crudo y
financiación petrolera. En realidad ninguno de los regímenes en cuestión (Lula en
Brasil, Kirschner en Argentina, Vázquez en Uruguay, etc.) estaba siguiendo de
ninguna manera las políticas de bienestar de Chávez o su posición crítica frente al
imperialismo estadounidense. Los fracasos estadounidenses en consolidar los
gobiernos en Iraq o Afganistán y sus derrotas en la ONU y en la OEA a la hora de
aislar a Cuba hicieron que los extremistas, desesperados por una victoria política,
adoptasen la estrategia del todo o nada en Venezuela, cada vez con menos apoyo
institucional y político, en un juego perdedor que buscaba compensar las derrotas
anteriores. Cuanto más débil era la fuerza de su clientela, más chillona era la retórica
y menor la resonancia en Venezuela, en Latinoamérica e incluso en el Congreso
estadounidense, gracias a la política de Chávez de ofertar petróleo subvencionado
para consumidores de bajos ingresos en los EE.UU.

El destino poselectoral de la clientela política estadounidense: la oposición


venezolana
¿Qué harán los viejos partidos que han boicoteado las elecciones, ahora que se han
autoexcluido del Congreso? Los dos mayores partidos, Acción Democrática (AD) y
Social Cristiano (COPEI), basaban su fuerza en la influencia del partido y en los
puestos gubernamentales para asegurarse activistas y votantes. Sin ellos, el posible
aparato del partido podría sobrevivir de la limosna de las falsas ONG estadounidenses
(The Democratic and Republican Institutes), pero sin trabajos y beneficios extras sus
partidarios buscarán en otro lado y quizá se enganchen en algunos de los grupos
políticos más conservadores favorables a Chávez o se retiren de la política o formen un
nuevo partido. Chávez tenía razón cuando dijo que estas elecciones significaban el
entierro de los partidos tradicionales como contendientes viables para el poder
electoral. Algunos, pero no la mayoría de los partidarios políticos de los partidos
tradicionales, no están preparados ni les apetece arrojar bombas o la lucha callejera.
Sin embargo, algunos de los otros grupos, como el pseudopopulista Partido Primero
Justicia y los extremistas del entorno de la ONG Súmate apoyado por Bush y
financiado por la National Endowment for Democracy podrían iniciar alguna clase de
violencia callejera.
No cabe ninguna duda de que la derecha venezolana es incapaz de reproducir las
"revoluciones naranjas" de la CIA-Soros en el Cáucaso, y ello por varias razones.
Primero, porque el régimen de Chávez tiene una masiva base popular, activa y
comprometida, que domina la acción en la calle. Segundo, porque no existe ningún
problema en torno al cual la derecha pueda movilizarse y unificarse en un movimiento
popular. Los vastos programas de bienestar son populares, la economía está
creciendo, los niveles de vida están subiendo, la corrupción no está fuera de control y
hay libertad absoluta de reunión, prensa y discurso.
Las asociaciones empresariales conservadoras están prosperando cada vez más con
los contratos del gobierno y dependen de sus contactos con el partido victorioso en el
poder para consumar acuerdos. No es probable que hagan una apuesta arriesgada

825
con ONG derrotadas y partidos con una historia de política aventurera fracasada,
pues ahora les resulta más fácil ganar dinero, y ello a pesar de sus prejuicios contra el
"negro" en los cócteles de sus fiestas privadas.
Eso deja dos opciones a la oposición. Los pragmáticos, sobre todo entre la elite
empresarial, probablemente tratarán de abrir un diálogo a través del conservador
arzobispo de Caracas con el ala más moderada del gobierno de Chávez (los ministerios
de economía y finanzas) y con el Congreso para ganar influencia y limitar los cambios
desde "dentro". La segunda opción es un giro a la acción violenta extraparlamentaria y
el reclutamiento de algunos militares o funcionarios de inteligencia con lealtades
ambiguas. Podemos esperar unos pocos atentados, como los que tuvieron lugar el día
de las elecciones , la voladura de un oleoducto y un cartucho de dinamita arrojado
cerca de una base militar en Caracas. Ninguno de ellos tuvo mayores repercusiones.
Una mejora de los comités de vigilancia comunitarios y de las operaciones
contraterroristas controlarán a estos extremistas, a pesar del obvio apoyo que reciben
de la CIA.

Política estadounidense: después de las elecciones


Claramente, la estrategia del "todo o nada" ha llevado a la desaparición,
desintegración, rechazo y aislamiento de las palancas más significantes del poder que
Washington poseía en la sociedad venezolana. Lo que queda son los medios privados
de comunicación que todavía pueden montar una formidable campaña de propaganda
antigubernamental a favor de EE.UU. Los Estados Unidos. pueden fortalecer y quizá
radicalizar su mensaje, jugando la carta del "todo o nada" una vez más, con la
esperanza de provocar medidas represivas, bajo la extraña premisa del "cuanto peor,
mejor". Ya Thomas Shannon, el Subsecretario Estadounidense de Estado para
Asuntos Hemisféricos Occidentales, respondió a la aplastante la victoria electoral de
Chávez calificándola de "paso hacia el totalitarismo", un dictamen rechazado por cada
país del Norte o del Sur de América, por las Naciones Unidas y por un ejército de
observadores de la Unión Europea.
Los propagandistas estadounidenses, claramente, no han reconocido el hecho de que
es el extremismo lo que los ha llevado al virtual aislamiento total, incluso entre la
mayoría de la clientela fiel a EE.UU. en la región. Washington puede intentar
presionar a Colombia y a su presidente Uribe para crear conflictos fronterizos, pero
eso no va a funcionar. El comercio venezolano-colombiano está creciendo rápidamente
y cantidades de 3 mil millones dólares son muy superiores a las del comercio de
Colombia con EE.UU. Es más, Venezuela es el mercado más importante de Colombia
para productos manufacturados (el 25% del total). Con unos importantes mil millones
de dólares, los gaseoductos y oleoductos venezolanos que atraviesan Colombia,
apenas hay rancheros, industriales o banqueros que apoyen una incursión
colombiana en Venezuela respaldada por EEUU.
Washington tiene otras dos palancas: las ONG y los terroristas clandestinos, que
pueden intentar sembrar el caos y la destrucción para provocar un golpe o, por lo
menos, manifestaciones callejeras. Hay dos problemas que socavan la efectividad de
ONG, como Súmate. La dependencia económica de EE.UU. y la falta de una posición
independiente ha reducido su legitimidad entre la clase media baja, comerciantes,
profesionales y sectores conservadores de empleados públicos. Es más, sus
numerosas campañas fracasadas y la pérdida de poder institucional han
desmoralizado a aquellos que acudían a las manifestaciones. Eso deja a Washington
con sus colegas del todo o nada, los terroristas armados clandestinos que tienen algo
de apoyo entre un sector reducido de la elite en forma de casas seguras, acceso a
armas y dinero. Sin menospreciar totalmente su capacidad de colocar bombas, el
terrorismo es como un bumerang que al fortalecer las demandas populares de
mayores medidas de seguridad, favorece la "mano dura".
Eso deja una posible intervención directa de EE.UU. A pesar de que los extremistas de
Washington son teóricamente capaces, en la práctica les faltan aliados regionales, sus

826
recursos políticos están en su punto más débil y la debilidad en la política interior de
la administración Bush y el público estadounidense cada vez más contrario a la
guerra (e incluso algunos sectores de Congreso) evitan una nueva invasión e implican
una guerra prolongada contra un gobierno apoyado por millones de sus ciudadanos,
con y sin armas. Sin embargo, dadas las perspectivas combinadas del "todo o nada" y
del extremismo en Washington, nada puede excluirse del todo.

Congreso debilitado, gobierno de Chávez debilitado


Con la desaparición de los partidos, el pluralismo, el debate y la competición política
se expresarán en otra parte. Hay numerosos partidos políticos y tendencias que son
"pro Chávez", incluso una docena de ellos que pueden ser clasificados como
liberal-democráticos, social-liberales, nacionalistas y una variedad de grupos
marxistas. Igualmente, en los sectores agrarios e industriales y dentro de los
movimientos sociales y sindicatos hay divisiones y competición entre los reformadores,
centristas y revolucionarios. Dentro del Congreso y en los ministerios estas tendencias
defienden, debaten, proponen y modifican políticas. Y el propio Chávez tiene un lado
pragmático "reformista" y un lado revolucionario en su discurso y en su praxis. En
otras palabras, la democracia pluralista está viva y goza de buena salud. Las grandes
cuestiones entre mercado y estado, propiedad privada y pública, hacendados y
campesinos, fábricas autogestionadas y monopolios privados y capital extranjero y
nacional se discutirán y se resolverán dentro del manto chavista de tendencias
múltiples.
El ala moderada o conservadora del chavismo se preocupa por la legitimidad a pesar
de las elecciones limpias y certificadas. Probablemente buscarán extender la mano a
las personalidades menos extremas, a personajes notables de la iglesia y líderes de los
negocios para que anime a una nueva y "razonable" oposición política a neutralizar el
guión estadounidense amplificado por los medios locales sobre la deriva hacia el
totalitarismo. Los pragmáticos tratarán de mantener la disciplina fiscal y limitarán el
gasto social y promoverán la asociación público-privada.
Los grupos y partidos centristas tratarán de consolidar el poder político dentro de las
instituciones y su electorado, promoviendo reformas graduales y aumentarán el gasto
social y distribuirán contratos de la gran infraestructura a la burguesía progresista.
Los grupos de izquierda, organizados principalmente en los nuevos sindicatos con
orientación de clase, en cooperativas basadas en barrios y comunidades, movimientos
sociales campesinos y, sobre todo, en empresas autogestionadas por trabajadores y
movimientos, están presionando para una profundización de la estatificación y una
inversión mayor en empresas productivas locales, con vistas a reducir el 50% de la
población activa que permanece desempleada o subempleada. Al mismo tiempo,
atacan selección verticalista de los candidatos electorales. Es probable que surjan
conflictos entre los activistas de masas en los barrios y sindicatos y ciertos
oportunistas y funcionarios municipales y provinciales corruptos, sobre todo en la
asignación de fondos y en el estilo de liderazgo.
Chávez está con la izquierda y los movimientos de masas pero no descarta a los
pragmáticos que deciden la política macroeconómica ni a los centristas que están
intentando institucionalizar el poder político. Todavía es Chávez quien sintetiza las
diferentes posiciones, educa al público y proporciona un liderazgo carismático que
unifica y mueve todo el movimiento. Es Chávez quien denuncia el imperialismo
norteamericano y se reúne con los líderes iraníes y es Chávez quien firma acuerdos
económicos con el neoliberal Uribe de Colombia y loa al Lula da Silva de Brasil, el
muchacho del póster de Wall Strett, manchado de corrupción.
Chávez quiere un amplio debate en su visión del socialismo del siglo XXI, ventas
subvencionadas de petróleo a países y pueblos pobres (incluso en los EE.UU.) y
aprueba nuevos contratos de explotación del petróleo con las gigantes
multinacionales.
El apoyo de Washington a la autoinmolación de la oposición venezolana en el congreso

827
venezolano abre la puerta a mayores avances en la legislación que favorece trabajos,
propiedad pública, reforma agraria, legislación laboral progresista y lazos hacia una
mayor integración latinoamericana. La pérdida estadounidense de palancas de poder
presenta la mayor oportunidad para reformistas y revolucionarios de aprovechar el
momento histórico y no sólo demostrar su capacidad de derrotar al imperio, sino de
construir una sociedad socialista incorruptible, democrática, única e igualitaria en la
que la masa de la población esté involucrada en la legislación, no simplemente en
votar a políticos que pueden o no defender sus mejores intereses.

Epílogo
El problema de la legitimidad de las elecciones no es una cuestión seria. Los
observadores latinoamericanos de las comisiones electorales de numerosos países
conservadores han declarado que las elecciones y sus resultados fueron democráticos,
transparentes y un reflejo fiel de la voluntad de los electores. Los observadores de la
Unión Europea certificaron que las elecciones fueron transparentes.
Con respecto a la participación del 25% del censo y la campaña de abstención
promovida por la oposición respaldada por EE.UU: en primer lugar, muchos de los que
no votaron eran partidarios del presidente Chávez y no lo hicieron por varias razones:
a. No vieron ninguna razón para votar, puesto que se suponía la victoria; unas
elecciones competitivas habrían movido a votar a muchos de ellos.
b. Chávez no concurría. La base de la masa popular es más pro Chávez que partidaria
de los partidos chavistas, incluso de su propio Movimiento por la Quinta República.
c. Muchas redes partidarias de Chávez se abstuvieron porque no les gustó la manera
en la que sus candidatos fueron elegidos (de manera vertical) o no les gustaban sus
políticas o su estilo político (corrupción, nepotismo, falta de iniciativa para emprender
reformas).
d. Muchos de los beneficiarios de las reformas de bienestar público son pasivos
porque están acostumbrados a recibir ayuda desde arriba, en lugar de luchar por
beneficios desde abajo. El bienestar distribuido de una manera paternalista no anima
a la actividad política.
En segundo lugar, muchos de los votantes de la oposición no se molestaron en votar
debido a la apatía y a la desmoralización tras los recientes fracasos electorales
(referéndum, elecciones municipales) y las costosas campañas autodestructivas que
los llevaron a pérdidas de trabajo y de sueldos (cierre patronal y golpe). Este grupo de
los que se abstuvieron de votar incluye a muchos que, aunque no simpatizan con los
partidos de Chávez, se benefician de los programas económicos y rechazan la retórica
extremista y la violencia perpetrada por sectores de la oposición. Muchos, si no la
mayoría de los que no votaron no eran partidarios de la campaña de abstención de la
oposición. No cabe duda de que la participación electoral por lo menos se duplicará en
las elecciones presidenciales cuando Chávez se presente a la reelección, aunque la
oposición se abstenga o presente un candidato o candidatos.

828
Entrevista con James Petras
Decir simplemente "yo soy indígena o vengo de
orígenes humildes o populares", no garantiza
nada

Efraín Chury Iribarne


CX36 Radio Centenario

Comentarios de James Petras. Lunes 19 de diciembre de 2005

"Obviamente hay una gran masa de personas pobres que no saben bien la historia, los
zig zag y medidas mediatizadoras de Evo. No saben que no apoyó los levantamientos,
que apoyó a Mesa y después desvió las manifestaciones, el camino electoral, etc.
Entonces yo creo que en la masa popular hay una división entre el sector organizado y
con conciencia de clase y una masa pobre que se identifica con la simbología de Evo de
pobre"

Chury: Hoy arrancamos con la elección boliviana y la transformación de Evo Morales


como triunfador.

Petras: Bueno, hay que ponerlo un poco en perspectiva. Yo no soy persona de celebrar
resultados electorales sin dar una mirada cuidadosa porque hemos sido engañados
tantas veces por tantos políticos que prometen hacer cambios por el pueblo y después
de ser elegidos le dan la espalda. Ahora hay que mirar primero el hecho que muchos
dicen que es el primer indígena elegido presidente. En algún sentido es cierto, pero
hay que recordar que hace muchos años Bolivia tenía un vicepresidente indígena que
compartía la presidencia con un neoliberal y se quedó en el gobierno a pesar de
medidas profundamente antipopulares que también se llamaba presidente del pueblo
originario. Después, tenemos el caso del cholo en Perú, Toledo ¿recuerdas? que se
ponía la chomba, el sombrero indígena, cantaba algunas canciones y realmente se
convierte en el peor enemigo del pueblo peruano, que nunca pasó del 10 por ciento de
apoyo en los últimos dos años de su presidencia. Y tenemos el caso de Ecuador, donde
el gobierno de Gutiérrez llegó al poder con el apoyo de los indígenas, con la Ministra
de relaciones externas indígena y varios otros Ministros, y termina un gobierno más
pro yankee y pro plan Colombia que todos. Forzosamente los indígenas tenían que
salir en el gobierno y después el mismo Gutiérrez estaba derrocado. Segundo: tenemos
el ejemplo de Lula, hombre del pueblo supuestamente, que mientras hay 90 millones
de pobres en Brasil decide pagar 15 mil millones de dólares al Fondo Monetario en vez
de mejorar las condiciones de los pobres, incluso pagando con mucha anticipación.

Quiero decir que con decir simplemente "yo soy indígena o vengo de orígenes humildes
o populares, no garantiza nada". Y tercer punto, en los últimos dos años es evidente
para cualquier observador que no sea ciego, sordo y mudo, que el señor Morales se ha
derechizado bastante, oponiéndose a las manifestaciones; no participó en la gran
protesta que derrocó a Sánchez de Lozada; apoyó a Mesa hasta que lo echaron los
luchadores en el año 2005 y ahora últimamente han hablado de apoyar un
capitalismo ridículo que se llama capitalismo andino, supuestamente una variante del
capitalismo más simpático para los indios que están explotados en la montaña. Han
conversado sin publicidad con el embajador norteamericano, han tenido consultas con
los capitalistas que últimamente prestaron apoyo financiando la campaña; han dicho
que van a seguir pagando la deuda; dicen que van a nacionalizar el petróleo y el gas
pero su vicepresidente dice que van a respetar los contratos, que simplemente van a

829
aumentar el impuesto.

También hay indicaciones de que ganó el apoyo en Santa Cruz pactando con los
oligarcas de Santa Cruz, diciéndoles que no les va a tocar sus intereses etc.. Entonces
Evo Morales llega a la presidencia como Lula, con una gran mayoría abrumadora,
apoyado por los indígenas, los pobres, el alto y también sectores de la clase media y
más sectores capitalistas, entonces ¿quien va a recibir los beneficios, el pueblo o los
capitalistas? ¿Dónde se pueden insertar los pobres, en el capitalismo andino que es la
bandera de Morales que dice que el socialismo no es por los próximos 50 ó 100 años,
no recuerdo cuál era el pronunciamiento?

Debemos tomar mucha cautela, yo creo que es otro caso de centro-izquierda que tiene
una historia muy cuestionada últimamente y apoyar los movimientos sindicales y
populares que han dicho a Evo que la primera medida debe ser convocar a una
Asamblea Constituyente para refundar el país que ha prometido y segundo
nacionalizar el petróleo y el gas. Los sectores más combativos están a la espera que
estas dos cosas estén dentro de las primeras medidas. Y han dicho que si no cumple
van a empezar enseguida a organizar presiones para que se cumpla.

Creo que en este sentido hay una gran diferencia entre el traidor Lula y Morales.
Morales tiene que enfrentar un sindicalismo que no va a dar grandes plazos a lo que
obviamente él como socialdemócrata va a pedir diciendo que no se puede hacer todo
de inmediato, tenemos que reconstruir el país primero, no debemos asustar a los
inversionistas, etc. etc., todo ese discurso oportunista. Si él no toma el camino
indicado en las elecciones y las promesas que ha hecho, el pueblo a diferencia de
Brasil, tiene una vanguardia, una masa, dispuesta a tomar acciones fuera del
Parlamento. Ahora ¿en qué grado la masa boliviana va a decir que no hay que
esperar? es una pregunta. Pero por lo menos hay que notar que las fuerzas populares
organizadas no dieron a Evo Morales un cheque en blanco. Los periódicos progresistas
pueden celebrar hoy, pero el pueblo organizado en el alto y las otras organizaciones
sindicales prestaron el apoyo crítico, no un apoyo incondicional para que haga lo que
le da la gana y han mandado un mensaje a la mayoría de los diputados que no son de
orígenes populares, que son clase media, sicólogos, médicos, profesionales, abogados y
esta gente debe tomar en cuenta que están allá por el apoyo popular, deben responder
a eso y no a su clase de origen.

Chury: Quiere decir entonces que es temprano para analizarlo pero que el pueblo
boliviano va a estar muy atento a los caminos que pueda seguir Evo Morales.

Petras: Exactamente. Por lo menos digo el pueblo, el pueblo organizado, el pueblo más
consciente. Obviamente hay una gran masa de personas pobres que no saben bien la
historia, los zig zag y medidas mediatizadoras de Evo. No saben que no apoyó los
levantamientos, que apoyó a Mesa y después desvió las manifestaciones, el camino
electoral, etc. Entonces yo creo que en la masa popular hay una división entre el
sector organizado y con conciencia de clase y una masa pobre que se identifica con la
simbología de Evo de pobre indígena etc. y no tiene conocimiento del pasado
cuestionable de Evo. Por eso el gran tema es así: si Evo llega al poder y no cumple con
las medidas y empieza una prolongada negociación para aumentarle los impuestos a
las multinacionales petroleras, creo que la gran pregunta es si la vanguardia sindical
y la conciencia de clase puede movilizar a los otros sectores populares para
presionarlo para que cumpla. Yo imagino que el discurso de Evo va a ser "dénme
tiempo, dénme tiempo", para evitar presiones desde el lado de la izquierda y popular,
para que se pueda regatear con los capitalistas y poner su casa en una situación más
estable con las transnacionales.

830
Pero hay que ver; en enero vamos a saber la verdadera elección, si Evo elige el camino
del pueblo o elige el camino del capitalismo andino.

Chury: Petras ¿y ese sorpresivo pago de la deuda que hizo el gobierno de Kirchner al
Fondo Monetario?

Petras: Sí, es lo mismo que hizo Lula. Hay dos cosas para decir muy claramente: el
pueblo, digo los obreros, los pobres, los desocupados, muchas veces, yo digo mil veces,
recibieron el mensaje de los gobiernos de Kirchner y de Lula de que no hay dinero
para aumentar el salario mínimo, no hay dinero para financiar la educación, la salud
e inversiones en empresas públicas. Siempre el mismo discurso y de repente, ¡sacan
15 mil millones en Brasil y 10 mil millones en Argentina y pagan la deuda con dos
años de anticipación! que no era ninguna obligación pagar anticipadamente cuando
tienen tanta pobreza y tantos problemas postergados. ¿Por qué ahora sacan el dinero
que tanto tiempo negaron que tenían? Y segundo ¿por qué ponen como prioridad no
sólo pagar la deuda sino pagarla con anticipación? Y ahora le van a volver a decir a los
pobres «pagamos la deuda, ahora no tenemos dinero para vosotros». Y ese argumento
muy idiota que dicen, de que pagaron la deuda para liberarse del Fondo Monetario
¿qué es liberarse poniendo en la bolsa del Banco dinero que le faltaba al Banco?
Porque aquí en Estados Unidos se está recortando el presupuesto para financiar al
Fondo Monetario entonces el FMI estaba en la búsqueda de dinero para compensar lo
que EE.UU. no va a darle y estos generosos presidentes -generosos con los banqueros-
descubren que sí tienen dinero para el Banco, para ayudar a los banqueros a
financiar otras estafas en el mundo.

Chury: Petras, nos vamos ahora a Chile ya que andamos aquí en la región. No es de
esperar que hayan cambios profundos, gane quien gane el balotaje en el sentido de la
conducción económica y de la política social. Si gana Bachelet o si gana el otro liberal
más o menos debe ser lo mismo.

Petras: Sí, igual. No hay ninguna indicación de que alguno de los dos candidatos vaya
a hacer alguna rectificación. Yo creo que ambos están comprometidos con el
ultraliberalismo, la impunidad de los militares; van a mantener las desigualdades, van
a seguir dando exoneraciones de impuestos al gran capital etc. En lo que hay algún
grado de diferencias es en la base social de apoyo que en alguna parte la concertación
tiene más apoyo popular y la derecha más apoyo de la clase media, media baja, etc.
pero los mismos programas y políticas incluso en la campaña, es una farsa, como los
dos chiflados que están insultándose uno al otro y al final de cuentas se van a abrazar
y besar. Ahora, el partido Comunista tiene un 5 por ciento del voto, un 4 por ciento y
decide darle el respaldo a Bachelet por algunas reivindicaciones electorales y algún
aumento en el pago del salario mínimo. Yo creo que Bachelet puede firmar cualquier
documento con tal de conseguir los votos y mandar al P.C. después a la mierda,
ponerlo en la lista de espera como se dice.

Creo que el problema en Chile es que los dos partidos, las dos coaliciones, no
muestran ninguna diferencia. Ambos ahora se golpean el pecho porque el sistema de
pensiones privado está fracasando, bajando las pensiones y perjudicando a los
jubilados y ambos están criticando la pobreza y el alto porcentaje de gente que vive
precariamente pero ¿qué ofrecen? más de lo mismo: más mercado, más influencia de
grandes capitales, etc. Yo creo que es seudo-socialismo. Hay que entender -y quiero
decir esto- que los chilenos gastan por cápita más para los militares que cualquier
otro país en las Américas, incluyendo los países de Centro América, Brasil e incluso
Colombia. Eso primero y segundo, el ejército chileno bajo los socialistas, está
reprimiendo en Haití y Chile firmó un acuerdo bilateral de libre comercio con los
Estados Unidos. Más aún, podríamos decir que tiene la peor situación para los

831
trabajadores jornaleros en el campo, la peor situación de negociación colectiva para
los sindicatos y que es el país que entre Brasil y México, tiene las peores
desigualdades de clase entonces el socialismo chileno es como Tony Blair: habla al
pueblo pero trabaja por el capital.

Chury: Nos quedan dos minutos y quería preguntarte qué repercusión ha tenido en los
últimos días la declaración del jefe de Estado de Irán en torno a Israel, que levantó una
gran polvareda ¿cómo está eso?

Petras: Bueno, son comentarios extremistas y debemos condenarlos pero el eje del
asunto son las declaraciones de guerra, preparando la guerra, que están saliendo de
los oficiales israelitas, incluso el señor Sharon fijando fecha ya para atacar
militarmente provocando una conflagración en todo Medio Oriente. Podríamos criticar
y debemos criticar algunas de las expresiones del presidente, pero no nos engañamos,
realmente lo más grave son las amenazas de guerra y ataque de Estados Unidos e
Israel contra Irán, que va a precipitar una nueva guerra, cinco veces más grave que la
que hay ahora en Irak.

Eso me parece lo más grave entonces mientras hagamos nuestras críticas a los
ataques verbales, debemos concentrar nuestras críticas más a Israel y EE.UU. por sus
preparaciones materiales de guerra.

Chury: James Petras, como siempre el agradecimiento y un gran abrazo desde


Montevideo.

Petras: Bueno, quiero mandar felicitaciones por la Navidad. No sé vosotros pero


nosotros, marxistas y ateos, siempre celebramos la Navidad como una gran fiesta del
pueblo donde tomamos un buen vino, tenemos un asado, tenemos una ensalada y
muchos postres.

Y quiero que todos los uruguayos, de cualquier condición que sean, espero que
puedan conseguir un asado y prepararlo con todos los amigos, vecinos y familiares. Y
voy a brindar por el pueblo uruguayo y mi gran amigo Chury.

Chury: Muy bien, es recíproco. Te deseamos que pases muy bien tú también con tu
familia. Un abrazo muy grande.

Petras: Gracias, adiós.

832
19 enero 2006

El Imperio en 2006

James Petras

La predicción más difícil para 2006 es la dirección y trayectoria de la economía


estadunidense. En 2005 la economía del país desafió todos los dogmas conocidos de la
teoría económica: aun a la vista de los déficit comerciales sin precedente, de los
monstruosos déficit presupuestarios, de una guerra fallida y de grandes escándalos
políticos protagonizados por colaboradores presidenciales, el dólar se fortaleció contra
el euro y el yen, la economía creció 3.4 por ciento y todas las principales casas de
inversión tuvieron ganancias récord. Parece que la economía estadunidense desafió
las leyes de la gravedad, flotando por encima de la turbulencia política y de las
vulnerabilidades estructurales. Pero el objetivo de la "profecía" no es especificar el día
y la hora de una aguda declinación y recesión, sino identificar las profundas
vulnerabilidades estructurales y los posibles sucesos que podrían detonar una crisis.
La economía estadunidense continuará divergiendo en dos sentidos. El sector
financiero se expandirá en el exterior, sobre todo las principales firmas de inversión
como Goldman Sachs, JP Morgan, Citibank, en tanto el sector manufacturero,
encabezado por el sector automotriz de las tres grandes, decaerá aún más, y hay
buena probabilidad de que General Motors caiga en bancarrota. Las trasnacionales
estadunidenses se expandirán a escala mundial, comprando participación accionaria
en bancos e industrias importantes, sobre todo en China, y extenderán el alcance
económico del imperio, en tanto la economía doméstica sufrirá, pues la burbuja
especulativa en la vivienda y los bienes raíces estallará y los altos precios de la energía
minarán la competitividad de las exportaciones, todo lo cual causará un pronunciado
descenso en el gasto de consumo. El imperio estadunidense se verá cada vez más
identificado con sus gigantes económicos, pues sus guerras fallidas conducirán a un
retiro de las tropas combatientes y a apoyarse más en el poderío aéreo, en las fuerzas
militares de cipayos, las sanciones económicas y el acomodamiento de regímenes de
liberalismo social.

La crisis social doméstica se profundizará al expandirse las oportunidades de


ganancias en el exterior.
En 2006, más de 90 por ciento de los trabajadores estadunidenses pagarán por su
costosa atención individual de salud y sus planes de pensiones y, si no pueden pagar,
perderán su cobertura. Los contratos de trabajo precarios son la norma para todos,
excepto un pequeño sector de empleados públicos. La inflación real (incluidos costos
incrementados en salud, educación y energía) se elevará a unas dos veces el índice de
precios al consumidor y contribuirá a disminuir más los actuales niveles de vida. El
estallido de la burbuja de la vivienda reducirá a la mitad el "valor en papel" de los
propietarios de casa y llevará a la quiebra a muchos que ya están endeudados. Sin
embargo, como ha ocurrido en décadas recientes (después de los fracasos
especulativos de Ahorros y Préstamos, Punto com, Enron y otros), si bien millones de
pequeños especuladores e inversionistas en bienes raíces perderán miles de millones
de dólares, su descontento no encontrará expresión política. A mayores desigualdades
en ingreso, propiedades y riqueza entre las elites financieras y económicas imperiales,
por una parte, y las clases domésticas asalariadas por la otra, menor nivel de
oposición política y social organizada. En 2006 Estados Unidos se volverá el país
desarrollado con las mayores desigualdades, con el descenso más persistente en los
niveles de vida y el menos capaz de organizar una defensa de los derechos sociales -ya
no se diga una alternativa- contra el modelo de acumulación capitalista centrado en el

833
imperio. En una palabra, la crisis de los niveles de vida domésticos financiará una
mayor construcción imperial en vez de desafiarla.
La expansión global estadunidense es sostenible a causa de cambios fundamentales
que ocurren en India, China, Indochina y los reinos petroleros de Medio Oriente. Estos
países han derribado muchas barreras a la inversión externa, a las empresas
conjuntas e incluso a la propiedad mayoritaria de industrias de alto crecimiento,
bancos y fuentes de energía. Las trasnacionales y bancos estadunidenses, europeos y
japoneses acelerarán su entrada más allá de las cabezas de playa y penetrarán con
mayor profundidad en todos los sectores de la economía: 2006 marcará la transición
china del "capitalismo nacional" a un modelo de crecimiento capitalista imperial de
conducción nacional.
Estados Unidos continuará sustituyendo la guerra terrestre por la aérea en Irak: por
cada 10 mil soldados que se retiren habrá cientos de ataques aéreos adicionales. La
política hacia Irak es un caso clásico de "domina o arruina", de proporciones bíblicas.
Como Washington o sus títeres no pueden dominar, la política es reducir el país a un
Afganistán de señores de la guerra y líderes étnicos y tribales en conflicto permanente,
con base en pequeños feudos. El debate sobre una nueva guerra en Irán no se ha
resuelto a causa de las profundas divisiones en Washington, de las amenazas
militares israelíes y el juicio por espionaje a dos dirigentes del principal cabildo pro
israelí (Comité Estadunidense Israelí de Asuntos Públicos, AIPAC, por sus siglas en
inglés). Pero si Israel ataca se desencadenarán una serie de conflictos en Medio
Oriente que impulsarán al alza los precios del petróleo. Si de allí se deriva una
recesión económica mundial, el choque económico podría neutralizar la influencia de
los sionistas en círculos políticos de Europa y, tal vez, inclusive en Estados Unidos.
Si bien existen muchas contingencias que pueden conducir a una recesión económica
mundial y a una corriente antisraelí, es prudente ponderar lo peor. Si bien el
extremismo militar de Tel Aviv puede socavar cualquier reducción de las fuerzas
militares estadunidenses en Medio Oriente, el debilitamiento de los cabildos pro
israelíes podría permitir a Washington apoyarse en la fuerza policial y militar iraquí y
kurda. Es muy improbable que éstas puedan sostenerse contra los insurgentes y la
oposición de masas. Lo más probable es que el ejército se desintegre y que los
funcionarios pro estadunidenses huyan de la devastada nación y vacíen las arcas
nacionales en su camino de vuelta hacia Estados Unidos y Europa. Un resultado
probable será un régimen heterogéneo clerical-nacionalista en pie de guerra,
enfrentado a un miniestado kurdo secesionista respaldado por Israel, que
emprendería una limpieza étnica de no kurdos.
En Washington, el Congreso y los dos partidos políticos se verán más desacreditados
porque Jack Abramoff, confeso cabildero defraudador, implicará a docenas de
legisladores, líderes partidistas y funcionarios gubernamentales en un enorme
escándalo de sobornos. El juicio y persecución judicial de líderes del Congreso, sobre
todo republicanos, podría prevenir la entrada en vigor de una nueva legislación
regresiva y represiva, pero también precipitar al presidente a otra aventura militar
(bombardear Irán) para capear el temporal político. Por otro lado, otra fallida
intervención militar de la Casa Blanca en el contexto de un Congreso desacreditado,
encabezado por líderes partidistas criminales, podría encender un movimiento
encaminado a entablar juicio político al Ejecutivo.
Unas fuerzas armadas debilitadas, la decadencia de los clientes neoliberales ortodoxos
y las fallidas iniciativas diplomáticas en foros regionales orillan a Estados Unidos a
"hacer lugar" a políticos de centroizquierda en América Latina. La mayor flexibilidad
de Washington encontrará expresión en la continuidad de buenas relaciones con los
presidentes de Brasil, Uruguay, Argentina y probablemente Bolivia. La hostilidad del
Departamento de Estado hacia el presidente Hugo Chávez de Venezuela se verá
atemperada por su pérdida de influencia en lo interior y por los cercanos vínculos
entre las empresas petroleras estadunidenses y venezolanas. Es probable que
Washington no intervenga en las elecciones de Colombia, Chile, México o Brasil,

834
porque todos los principales candidatos están bien dentro de la órbita neoliberal.
Un resultado improbable en Perú, donde uno de los principales contendientes es un
ex oficial militar "nacionalista" allegado a Chávez, produciría tal vez un fuerte respaldo
para el candidato conservador. Washington pudiera enredarse en algunos "trucos
sucios" en la retaguardia de las elecciones presidenciales venezolanas, sabiendo de
antemano que Chávez ganará por amplio margen.
En otras palabras, Estados Unidos perderá su mayoría electoral automática en
América Latina y se verá forzado a archivar algunos de sus intentos más descarados
de imponer su dominio económico. Sin embargo, ninguna de sus bases estratégicas y
extensas posesiones financieras y de recursos, ni sus lucrativos pagos de deuda se
verán amenazados por la elección de presidentes de "centroizquierda". El mayor riesgo
de este potencial resultado de "cohabitación" es un levantamiento popular exitoso si la
centroizquierda falla: en eso caso es probable que Washington intervenga con
testaferros locales, y ello detonará la oposición regional.
En suma, 2006 será sin duda un año extremadamente volátil e incierto para el
imperio. Las derrotas militares, las crisis internas, una gran caída del dólar y un
debilitamiento general de los fundamentos económicos domésticos se yuxtapondrán a
la creciente expansión económica en el exterior, las altas tasas de ganancias
financieras, una oposición interna extremadamente débil y elites acomodaticias en
Asia y Sudamérica. La mayor amenaza a la construcción imperial no radica en el
frente doméstico ni en el mercado competitivo, sino en la guerra pendiente con Irán,
pues un ataque estadunidense o israelí podría poner en movimiento una serie de
severos colapsos económicos, políticos y militares que cambiarían en forma radical
todas las predicciones y resultados previos relativos al estado del imperio en 2006.
El segundo gran colapso en construcción es la creciente revuelta popular contra las
monstruosas desigualdades y las horrendas condiciones de trabajo impuestas por la
clase gobernante china en alianza con el capital extranjero. Una conmoción más
podría surgir más allá de 2006, en caso de que el auge de mercancías se derrumbe y
mine la estrategia exportadora de los regímenes de centroizquierda de América Latina.
En ese contexto, es probable una nueva ola de movimientos extraparlamentarios y
antimperialistas que podría suscitar temores en todo el imperio.

Traducción: Jorge Anaya

835
06 febrero 2006

Presidente Morales:
Peculiar Comienzo en Bolivia

James Petras
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Las federaciones más importantes de sindicatos, los grandes movimientos sociales


vecinales (en la combativa ciudad de El Alto) y los movimientos rurales de los sin tierra
expresaron su consternación y rechazo ante algunos de los ministros nombrados por el
Presidente Morales para que integren su gabinete, así como por las prioridades políticas
inicialmente formuladas, que van en contra de las promesas hechas durante la campaña
electoral del candidato Morales.

Nombramientos en el Gabinete: Neoliberalismo Multicultural


Uno de los peores pronósticos de la mayoría de las políticas gubernamentales aparece
conformado por la retórica que se despliega durante las campañas. Este es
especialmente el caso de los candidatos presidenciales que se van deslizando desde
una posición de izquierdas hacia el centro. Se obtiene un indicador mucho más fiable
de las políticas concretas que un régimen recién inaugurado puede desarrollar tras
analizar a quién se ha nombrado ministro de gabinete para los ministerios más
importantes.
El Presidente Morales nombró a 16 ministros de gabinete, de los cuales siete han sido
ya cuestionados por los movimientos de masas que llevaron a Morales a la
Presidencia. Mientras que comentaristas y propagandistas extranjeros alabaron la
presencia de varios "indios" y cuatro mujeres en el gabinete, los movimientos
populares en Bolivia están consternados por las pasadas trayectorias políticas de casi
la mitad de los nuevos ministros. Salvador Ric Riera, un empresario conservador de
Santa Cruz y acreditado multimillonario, acusado por los dirigentes del sindicato local
de blanqueo de dinero y otras actividades sospechosas, fue designado para el
Ministerio de Obras y Servicios Públicos. En todos los regímenes anteriores, Obras
Públicas fue uno de los ministerios más tristemente célebres por su corrupción,
especialmente a la hora de asignar contratos para la construcción de autopistas del
Estado. Teniendo en cuenta la importancia que Morales ha dado a la lucha contra la
corrupción, la mayoría de los activistas se sintieron espantados por el nombramiento
de Riera, quien apareció como donante financiero de última hora en la campaña de
Morales. Su nombramiento es considerado como una concesión al sector de la
oligarquía de Santa Cruz.
El Ministerio clave de Minas ha sido entregado a Walter Villarroel, que desertó de la
derechista UCS para subirse al carro de Morales. Su nombramiento fue denunciado
por el dirigente minero Cesar Lugo por las anteriores contribuciones de Villarroel en el
gobierno, ya que durante el mismo ayudó a desmantelar la Corporación Minera
Boliviana (COMOBOL) y a privatizar una de las mayores minas de hierro del mundo.
También ha sido atacado por apoyar al anterior Presidente neo-liberal Carlos Mesa,
quien antepuso las cooperativas privadas al fortalecimiento de las empresas estatales
bajo control de los trabajadores.
El estratégico Ministerio de Defensa fue asignado a Walter San Miguel Rodríguez,
abogado y anterior director de las Aerolíneas Bolivianas Lloyd (LBA), acusado de
encubrir la privatización ilegal de las anteriores aerolíneas estatales. Actualmente, la
Asociación de Pilotos ha pedido al Estado que intervenga en la firma para investigar
delitos e irregularidades. El Ministro de Defensa es desde hace tiempo miembro del

836
derechista MNR y un antiguo partidario del ex Presidente Sánchez de Losada, el
Presidente que masacró a decenas de manifestantes en 2003 antes de volar al exilio
en EEUU. ¡Menuda selección adecuada e "incorruptible" para liderar a los militares!
La Confederación de Profesores ha rechazado el nombramiento efectuado por Morales
de Felix Patzi Paco como Ministro de Educación porque no tiene experiencia en la
profesión, no tiene conocimientos en ese campo y es claramente incompetente para
afrontar la crisis actual que sufre la educación.
La Confederación del Trabajo (COB) ha criticado duramente el nombramiento de Luis
Alberto Arce para encabezar el Ministerio de Hacienda. Arce estuvo conectado durante
mucho tiempo con las instituciones financieras internacionales (FMI, Banco Mundial y
Banco de Desarrollo Inter-Americano) y fue siempre partidario de sus regresivos
programas de ajuste estructural. El Ministerio de Hacienda es el responsable del
establecimiento de los parámetros para el resto de los ministerios, incluidas las
inversiones, los gastos e ingresos sociales.
El Ministerio de Asuntos Exteriores será dirigido por un antiguo concejal del
ayuntamiento de El Alto, David Choquehuanca. Fue un estrecho colaborador del
corrupto ex Presidente neo-liberal Jaime Paz Zamora. Tiene capacidad para defender
sus políticas de libre mercado tanto en español como en aymara.
La designación hecha por Evo Morales de Abel Mamani para el Ministerio de Agua fue
muy protestada por los dirigentes de la Federación de Consejos Vecinales (FEJUVE) de
El Alto, la organización principal que encendió la mecha de las insurrecciones que
derribaron a los dos anteriores presidentes neoliberales y que dieron a Morales una
rotunda mayoría del 70% en El Alto. Morales y Mamani actuaron sin consultar con las
asambleas populares de FEJUVE, a pesar de la importancia del tema del agua en El
Alto. Además, Mamani, antiguo dirigente de FEJUVE, fue criticado por malversación
de fondos y por su fracaso a la hora de conseguir satisfacer la demanda general de
nacionalización de los derechos de distribución de agua en El Alto, que siguen siendo
de propiedad extranjera. Los grupos vecinales se sintieron menos impresionados por
la facilidad de Mamani para hablar en quechua que por su falta de militancia y por su
oportunismo político.
Los movimientos sociales alabaron los nombramientos de Morales para Hidrocarburos
(André Soliz Rada) que prometió promover la nacionalización del gas y del petróleo,
Justicia (Casimira Rodríguez Romero, una dirigente de la Unión de Trabajadoras
Domésticas), Trabajo (Alex Galve Mamani, un antiguo líder de la Confederación de
Trabajadores de la Industria). En cuanto al resto de Ministros, no hay, por el
momento, ni oposición seria ni alabanzas. Sin embargo, en el nombramiento de Soliz
Rada para Hidrocarburos debe tenerse en cuenta que era un antiguo dirigente del
partido de centro-derecha CONDEPA, que cohabitó con antiguos presidentes
neo-liberales, incluso cuando polemizó contra la ilegal liquidación de los recursos
estatales petrolíferos. El Ministro de Asuntos Agrarios y Campesinos es un intelectual
de Santa Cruz, sin vínculos con los movimientos campesinos importantes de los Andes
o Cochabamba.
Los puestos económicos clave han ido a parar a manos de tecnócratas y liberales
mientras que los "ministerios sociales" han recaído en izquierdistas. Aunque esta
situación da la impresión de diversidad en la representación, de hecho es el ministerio
económico (Hacienda), el que establecerá los parámetros económicos para conceder
los presupuestos que influirán profundamente en cualquier cambio social.

La Agenda Post-Electoral
En su discurso inaugural en el Congreso, Evo Morales fue categórico en su defensa de
los grandes propietarios de plantaciones y en su oposición a cualquier redistribución
de tierras fértiles y productivas. "Quiero contarles, distinguidos Congresistas, mi
posición en cuanto a la política sobre la tierra. Quiero decirles que la tierra
productiva, tanto si es productiva o ha sido prestada para usos sociales económicos,
será respetada en los tamaños de 1.000, 2.000, 3.000 o 5.000 hectáreas. Pero

837
aquellas tierras que estén siendo utilizadas para propósitos especulativos revertirán al
Estado para redistribuirlas entre los campesinos sin tierra" (22 de enero de 2006).
Morales también condenó la esclavitud en las regiones orientales de Bolivia.
La exclusión de todas las grandes propiedades de la tierra, plantaciones y latifundios
hecha por Morales satisface las promesas pre-electorales hechas a los ricos oligarcas y
empresarios del agro de Santa Cruz, pero implica una negación de sus promesas de
reforma agraria a los movimientos campesinos y a los sin tierra. Como ya ocurrió en el
pasado, los asentamientos promovidos por el gobierno en remotas tierras públicas de
suelo precario, que se sitúan lejos de instalaciones de mercados, transportes y de
facilidades para la obtención de créditos, están destinados al fracaso.
En su discurso al Congreso, Morales destacó la "austeridad" de los salarios
gubernamentales para los legisladores y para él mismo. Sin embargo, esa moralidad
personal fue aprovechada para llevar también la austeridad a los presupuestos
estatales – una posición claramente articulada por su reciente nombramiento de Luis
Arce como Ministro de Hacienda. Tan pronto como Arce tomó posesión de su cargo,
convocó una reunión con los directores del Banco Central, la Oficina de Impuestos e
Ingresos, los Ministerios de Desarrollo y Planificación y otros para anunciar que
Bolivia seguiría cuatro "ejes" en política: mantener la estabilidad macro-económica,
generar una nueva conciencia para pagar impuestos, animar a los consumidores a
comprar productos hechos en Bolivia y fomentar el uso de la divisa boliviana en lugar
del dólar.
La defensa de Arce del pacto de estabilidad macro-económica respaldada por el FMI es
una garantía de que los programas sociales patrocinados por el gobierno se verán
severamente limitados y de que no se emprenderán cambios estructurales ni menores
ni mayores (expropiaciones de tierra, industrias, bancos y minas). Las cuatro
prioridades de Arce excluyen cualquier programa redistributivo y favorecerán la
adopción de medidas intrascendentes que, en términos absolutos, tendrán un impacto
cero a la hora de reducir las desigualdades o la pobreza y, como mucho, sólo lograrán
aumentar un mínimo los servicios sociales.
Ya se había intentado anteriormente animar a los consumidores para que "compraran
productos bolivianos" y se había fracasado porque el contrabando proporciona un
sustento decente en ausencia de programas de trabajo a gran escala financiados
públicamente (lo que es impensable con la estrategia de austeridad fiscal de Arce).
Además, sin incremento sustancial alguno en el salario mínimo mensual de 50$, los
consumidores preferirán el contrabando de productos chinos más baratos a los
productos manufacturados locales. Finalmente, dado el enorme ejército de vendedores
callejeros ‘informales’ que dependen de vender importaciones baratas, cualquier tipo
de inversión pública en alternativas de empleo condenará las campañas de consumo
"nacionalista". El nuevo Ministro de Asuntos Exteriores de lengua aymara, David
Choquehuanca, tras tomar posesión, afirmó que Bolivia estaba abierta a discutir un
acuerdo de libre comercio con EEUU – algo que el anterior régimen neo-liberal no
pudo avanzar. )". Reiteró, en cuanto se hizo cargo del Ministerio de Exteriores, "No
rechazamos entrar en el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA)".
Y fue más lejos aún, "Vamos a tener relaciones con todo el mundo, tenemos que
hablar de acuerdos de libre comercio con varias naciones y analizar la situación con la
Comunidad Andina, el Mercado del Cono Sur (MERCOSUR), organizaciones con las
que Bolivia tiene acuerdos comerciales". Continuó aludiendo a los viajes de Morales al
extranjero por varios países latinoamericanos, europeos y por Sudáfrica antes de su
toma de posesión. "Cuando Evo viajó al exterior dijo que aprendió cómo hacer buenos
negocios". Efectivamente, el periplo de Evo por el extranjero y sus conversaciones con
el Embajador de EEUU en Bolivia (Greenlee) y el Secretario de Estado Adjunto para
Asuntos del Hemisferio Occidental, Thomas Shannon, se produjeron esencialmente
para asegurarle a Europa y a EEUU su ortodoxia en el campo de la economía, para
fomentar más y mayores inversiones en el sector de la minería y para asegurar su
certificado de buena conducta.

838
Puestos a recordar la retórica de su campaña, aunque los nombramientos de Morales
para los puestos clave de su gabinete y el apoyo entusiasta que le prestan las
comunidades indias pueden parecer "contradictorios" a los observadores extranjeros,
todo es en realidad compatible con el lado menos público de su trapicheo y
negociaciones políticas con las elites políticas y económicas que se desarrollaron antes
y durante su campaña electoral.
De hecho, desde que se presentó para la presidencia en el año 2002, el Presidente
Morales se ha opuesto a muchas de las demandas de los movimientos sociales de
masas que han tenido lugar durante estos últimos años. No apoyó ni participó en los
movimientos insurreccionales populares que derrocaron al Presidente neoliberal
Sánchez de Losada en octubre de 2003, ni en el movimiento popular que expulsó al
Presidente Carlos Mesa en mayo-junio de 2005. Apoyó un referéndum del Presidente
Mesa (2004) para aumentar el pago de impuestos sobre el gas y el petróleo que excluía
de forma explícita la nacionalización. Durante su campaña electoral y en sus
encuentros con las masas, Morales manifestó que apoyaba la "nacionalización" al
tiempo que aseguraba a las compañías extranjeras alrededor del petróleo y del gas
que garantizaría sus activos, inversiones y beneficios con la condición de que
aumentaron sus pagos de impuestos. En su viaje a Brasil, Argentina, España y
Francia reafirmó su compromiso de proteger las inversiones existentes en los sectores
del petróleo y del gas, y fue más allá pidiéndoles que aumentaran y ampliaran sus
inversiones en explotaciones mineras y en el tratamiento del producto obtenido. Su
nombramiento del liberal Walter Villarroel para el Ministerio de Minería, a pesar de las
decididas objeciones y amenazas de acción en el trabajo de los sindicatos mineros
(que le llevaron al poder), es indicativo de la determinación del Presidente Morales de
seguir un modelo ortodoxo de explotación minera basado en la inversión exterior.
Carlos Villegas, Ministro de Desarrollo Sostenible y Planificación del Desarrollo, tras
tomar posesión de su cargo declaró que REPSOL (la corporación multinacional
española) y TOTAL (el gigante del gas francés) "han manifestado que deseaban
renegociar sus contratos para proporcionar una cuota mayor de beneficios a Bolivia
(Financial Times, 23.1.2006)- La "nacionalización", según la administración Morales, se
reduce a poco más que un aumento de los ingresos obtenidos a partir de los
impuestos. El compromiso de Bolivia con "el mantenimiento de la estabilidad
macro-económica" viene fundamentalmente a significar que los nuevos ingresos
procedentes de los impuestos seguirán sirviendo para pagar la deuda pública y
exterior en la que incurrieron los corruptos regímenes anteriores, que casi nunca se
invirtió en actividades productivas.
El viaje de Morales a Cuba y Venezuela y las promesas de ayuda socio-económica
obtenidas han servido para proporcionarle legitimidad "izquierdista"; sus viajes a
España, Francia, Holanda, Bélgica, Sudáfrica y Brasil para discutir acuerdos políticos
y económicos que limitarán a Bolivia a su papel convencional de exportador minero y
energético. Más importante que sus muy publicitados viajes al extranjero fue su
encuentro en La Paz con el Embajador de EEUU, David Greenlee, en la residencia del
Embajador antes de su viaje a Cuba y Venezuela. Aunque no se facilitaron detalles
sobre la conversación que mantuvieron, ambas partes dieron por sentado que no
habían aflorado conflictos importantes. El Vicepresidente García Linera anunció que el
encuentro fue cordial y que sirvió para fundamentar futuros acuerdos.

Privatizando MUTUN: Bolivia en Venta


Uno de los proyectos de explotación minera más lucrativos a los que el régimen de
Morales tiene que hacer frente es el de las minas de propiedad estatal de hierro y
manganeso de Mutun, en Santa Cruz, con 40.000 millones de toneladas en depósitos
de hierro. Expertos bolivianos estiman que el valor de la materia prima del hierro que
contienen es de 400.000 millones de dólares según los precios actuales; una vez
transformado en barras de hierro o acero para la construcción se valoraría en 30.000

839
billones de dólares menos los costes de producción e inversión. Mutun está lista para
ser subastada y varias multinacionales compiten para obtenerla. La subasta, que fue
fijada con anterioridad a la toma de posesión de Morales, se fundamentó en la
excavación y exportación de barras de mineral de hierro, sin intención de añadirles
valor mediante su conversión en acero. Para que el régimen de Morales pudiera
"industrializar" la materia prima, consiguiendo valor añadido y aumentando los
ingresos nacionales, sería preciso canalizar el gas natural para que funcionaran las
refinerías de acero. Eso a su vez requeriría la nacionalización de la producción del gas,
porque la multinacional brasileña PETROBRAS podría ciertamente no cooperar, ya
que los beneficios de sus ventas en el interior de Bolivia se reducirían al tener que
poner precios mucho más bajos que en Sao Paulo.
La afirmación de Morales de querer "industrializar" la producción de la materia prima
entra directamente en conflicto con su política de garantizar la propiedad extranjera
de los recursos de hidrocarburos a cambio de tasas de impuestos más altas. Morales
usa un doble discurso: su oposición al "neo-liberalismo" se contradice con su apoyo a
las "políticas macro-económicas de estabilización"; su defensa de la austeridad
presupuestaria y el rechazo de su Ministro de Hacienda a triplicar, o incluso
aumentar, el salario mínimo ("se está estudiando un aumento para ver si es
compatible con las políticas macro-económicas de estabilidad", según el Ministro de
Hacienda) no armoniza bien con su promesa de reducir la pobreza; sus garantías a las
inmensas plantaciones actuales de los empresarios del agro se oponen a las
demandas de millones de campesinos sin tierra, o con parcelas de subsistencia; y sus
garantías hacia las corporaciones multinacionales de exportación que controlan la
situación en el sector de los hidrocarburos chocan con las demandas nacionales que
defienden que se debe aprovechar la energía para el consumo y la industrialización
locales.
Antes que después, las diferencias polarizadas de intereses entre aliados y oligarquías
del mundo empresarial locales y extranjeros y las masas que lucharon y se
sacrificaron para llevarle al poder se encaminarán hacia una nueva ronda de
conflictos y confrontaciones. Morales está montando dos caballos que van en
direcciones opuestas. Los fotogénicos rituales tradicionales andinos, el color y el boato
de la inauguración electoral se desvanecerán frente a la continuidad de la pobreza, la
desigualdad y las graves concentraciones de la riqueza. Con el pasar del tiempo, se irá
extendiendo un profundo desencanto alrededor de un presidente que habla para el
pueblo pero trabaja para los ricos, incluidos los extranjeros ricos. Por ahora, la
Central Obrera Boliviana y los dirigentes de los principales movimientos de mineros,
profesores y vecinos han enviado un claro y franco mensaje a sus afiliados de que se
preparen para la acción directa en caso de que Morales reniegue de las tres demandas
fundamentales del pueblo: nacionalización del gas y el petróleo y expulsión de las
compañías multinacionales del petróleo; expropiación de las grandes propiedades de
terratenientes y redistribución de 25 millones de acres de tierra a los campesinos sin
tierra; y aumento inmediato del salario mínimo nacional. La gran mayoría de los
dirigentes de movimientos y activistas (indios y mestizos) no se han dejado
impresionar por los rituales indios y el teatro cultural organizado por el entorno de
Morales. Están preparados para relanzar las movilizaciones de masas cuando los
pobres tengan claro que Morales ha abrazado la agenda de los banqueros, de las
corporaciones transnacionales y de los propietarios de la industria del agro.
Bolivia no es Brasil ni Argentina ni Uruguay ni Chile, donde los regímenes de
centro-izquierda controlan sindicatos y sectores de los movimientos sociales. Los
sindicatos más importantes son totalmente independientes del Estado, del partido de
Evo, del Movimiento por el Socialismo (MAS) y de su gabinete. La transición del líder
campesino de masas al complaciente hombre de Estado ante las corporaciones
multinacionales no será una operación fácil ni suave: lo más probable es que Evo
tenga que enfrentar los desafíos y la inestabilidad política que envió a sus
predecesores a una temprana jubilación.

840
06 febrero 2006

La tiranía de Israel sobre Estados Unidos

James Petras
Rebelión
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

¿Qué país tiene en su territorio cientos de espías, topos y colaboradores trabajando,


con total impunidad, para un gobierno extranjero desde hace más de 30 años como
sucede en EEUU? Según han informado antiguos y actuales periodistas que conocen
bien el tema, algunos de los cuales han sido interrogados recientemente por el FBI, los
agentes de la policía federal señalan a la policía secreta israelí Mossad como
organizadora y promotora de esa red de espionaje.
Durante el pasado año, en una de las más amplias investigaciones sobre el espionaje
llevadas a cabo nunca, unos cien agentes del FBI estuvieron entrevistando, desde sus
oficinas en ciudades por todo el país, a miles de testigos potenciales, informantes y
sospechosos relacionados con el espionaje israelí en Estados Unidos.
Un antiguo reportero de un influyente semanario británico me contó que había sido
interrogado en dos ocasiones, durante un total de unas doce horas, sobre la
colaboración de los medios de comunicación con el Mossad a la hora de transmitir
como "noticias" "información falsa" y propaganda a favor de Israel. De las
conversaciones mantenidas con los periodistas entrevistados por el FBI surge un
cuadro de penetración profunda y a gran escala de los espías israelíes y sus
colaboradores en la sociedad y gobierno estadounidenses. Según mis fuentes, el FBI
ha estado investigando durante treinta años las redes israelíes de espionaje, aunque
la investigación se vio a menudo obstaculizada por políticos de ambos partidos en
pago a los favores recibidos de lobbys israelíes y de ricos financieros para lograr que
las campañas electorales acabaran favoreciendo a Israel. Según un escritor del
británico Economist, hasta el FBI resultó infiltrado: el testimonio presentado por el
escritor en los primeros años de la década de 1980 implicando a Richard Perle y Paul
Wolfowitz en la entrega en mano de documentos a agentes del Mossad, "fue eliminado
de los archivos del FBI y ha desaparecido".
Al pasar de los años, los servicios secretos israelíes se han ido haciendo más atrevidos
y groseros en sus operaciones en EEUU. La red abarca a cientos de israelíes, a
estadounidenses-israelíes (doble ciudadanía) y a sus colaboradores locales (‘sayanin’ o
voluntarios seguidores judíos de los agentes israelíes fuera de Israel). Como secuelas
del 11-S, cientos de agentes israelíes que estaban rondando por las oficinas
gubernamentales, fueron reunidos y deportados en silencio. En silencio, pero no
porque no estuvieran cometiendo crímenes graves, sino para evitar que se
incrementaran los ataques políticos desde las organizaciones pro-Israel más
importantes y su clientela en el Congreso.
La expulsión masiva de espías israelíes fue una respuesta por el fallo de Israel cuando
hubiera debido cooperar para impedir la masacre de miles de personas en Nueva York
el 11 de septiembre de 2001. Parece que el FBI consiguió reunir pruebas de que la
inteligencia israelí tenía detalladas evidencias del ataque terrorista del 11-S y no
proporcionó la información a las autoridades estadounidenses. Sin embargo, siguieron
afirmando que los israelíes les habían dado la información justo antes del ataque que
sacó al FBI de la pista. Aunque el Mossad tiene la mayor red de espionaje y el sistema
de apoyos más poderoso de cuantos países operan en EEUU, lo que resulta de
especial interés es que, según los investigadores del FBI, esas operaciones están
penetrando las más altas esferas del gobierno estadounidense, incluido el despacho
del Vicepresidente Cheney. La prolongada investigación y la reciente y masiva

841
asignación de recursos y agentes para investigar la conexión israelí se debe
precisamente al espinoso asunto de tener que estar tratando con sospechosos en las
esferas más altas de gobierno. Según un policía federal de Filadelfia, un paso en falso
podría llevar a los peces gordos a cargarse la investigación. Por eso, los investigadores
están extendiendo los interrogatorios para que alcancen a todas las fuentes posibles,
acumulando miles de páginas con transcripciones, declaraciones juradas,
intervención de conexiones telefónicas, videos de todos los posibles expertos o
potencialmente implicados en las operaciones de espionaje de Israel desde hace
mucho tiempo. A pesar de la intensificación de las investigaciones, montones de
agentes israelíes y recientes reclutados continúan con las operaciones, muchos de
ellos con la "cobertura protectora" de grupos cristianos evangélicos filo-sionistas así
como de los ‘sayanin’. Un objetivo clave de la investigación del FBI, pero uno muy
difícil de forzar, es el AL – una unidad secreta de ‘katsas’ experimentados (oficiales de
caso del Mossad que reclutan agentes enemigos, como los describió Victor Ostrovsky,
antiguo agente del Mossad, en "By Way of Deception")
Según las fuentes de mi periódico, el caso de Judith Miller pasando desinformación de
origen israelí fue una práctica común durante los años de las décadas de 1980 y
1990. Muchos de los periodistas importantes y escritores de editoriales aceptaron y
publicaron o divulgaron, a sabiendas, la información falsa israelí difundida por
agentes del Mossad que actuaban como consejeros políticos desde la Embajada de
Israel.
La investigación del FBI sobre las extensas operaciones de espionaje de Israel en
EEUU es consecuencia de varios factores. Tras años de estrecha colaboración entre la
inteligencia israelí y el FBI, éste (junto con la CIA) asumió la vergüenza por el "fracaso
de los servicios de inteligencia en el 11-S" sin mencionar la falta de cooperación por
parte de Israel al no haberles informado sobre lo que sabían. En segundo lugar, la
descarada invasión a gran escala de los operativos israelíes sobre el área del FBI (en
EEUU), ha socavado las actividades propias de las agencias, ha erosionado su posición
como agencias de seguridad y ha desafiado de modo especial sus operaciones de
contra-espionaje. En tercer lugar, el ascendente de Wolfowitz, Feith y Perle en los más
altos escalones del Pentágono y de Elliot Abrams, Rubin y Libby en el Consejo
Nacional de Seguridad, el Departamento de Estado y la Oficina del Vicepresidente,
facilitó la transferencia rápida y masiva de documentación confidencial y decisiones
delicadas al ejército de operativos del Mossad y a los altos funcionarios de la
inteligencia militar tanto en EEUU como en Israel.
El flujo de información de EEUU a Israel se convirtió en un torrente incontrolado y,
por lo que respecta al FBI, lo peor de todo fue que a nivel organizativo se convirtieron
en actores marginales cuando no directamente despreciados. Lo que les resultó
particularmente mortificante fue tener al menos cinco testigos deseando testificar
contra Wolfowitz y Feith por un incidente de espionaje anterior y no poder ni tocarles
a causa de sus altas puestos y del respaldo presidencial (especialmente tras el 11-S).
El FBI estaba realmente preocupado por la profunda penetración en el Estado y por el
papel clave que Israel jugaba asesorando, dirigiendo y transmitiendo propaganda y
directrices a sus agentes, colaboradores y a las organizaciones sionistas más
importantes en la carrera hacia la invasión estadounidense de Iraq. Dada la histeria
de guerra y la propaganda "anti-terrorista" bombeada por todo el aparato ideológico
pro-Israel, los agentes israelíes en el gobierno actuaron abiertamente y con total
impunidad, desafiando tanto al FBI como a la CIA al establecer su propia Oficina de
Planes Especiales como "operación clave de inteligencia" para transmitir información
falsa directamente desde Israel hasta la Casa Blanca.
El inicio, y las inmediatas secuelas, de la guerra de Iraq y la subsiguiente ocupación
supusieron el punto culminante de la tiranía israelí sobre Washington. ‘Asesores’ pro
Israel, miembros del gabinete, ideólogos, portavoces, miembros del Comité de Acción
Política Israelo-Estadounidense (AIPAC, en sus siglas en inglés) y sus aliados en la
Conferencia de Presidentes de las Organizaciones Judías más Importantes (CPMJO,

842
en sus siglas en inglés) celebró su éxito presionando a EEUU a destruir
completamente al principal adversario de Israel (Iraq), su ejército, su economía, sus
sistemas administrativo y educativo y su infraestructura.
Sin embargo, la celebración de la victoria de Israel sobre el buen sentido e intereses
nacionales de EEUU fue efímera. En cuanto la resistencia iraquí se fortaleció, en
cuanto las bajas estadounidenses aumentaron y los costes de la guerra se dispararon,
el pueblo estadounidense se volvió contra la guerra y el apoyo a la Administración
Bush ha caído en picado. Con estos cambios políticos, los agentes israelíes y los
colaboradores en el gobierno, autores y arquitectos de la guerra, debido a la
investigación, perdieron parte de su inmunidad. Al detectar el FBI el cambio favorable
en el clima político, procedió a ampliar enormemente su investigación; se sucedieron
interrogatorios que incluyeron a Feith, Wolfowitz, Perle y otros neocon sionistas
identificados con la inteligencia israelí. La siempre cautelosa agencia, temerosa de los
ataques de los partidarios incondicionales de Israel en el Congreso de EEUU y en el
Ejecutivo (Senadores Clinton y Lieberman, Secretaria de Estado Condi Rice y el
Vicepresidente Cheney) se centró en los delitos de tres célebres elementos trabajando
a favor de Israel – Irving "Scooter" Libby, de la oficina del Vicepresidente, por revelar la
identidad de una agente secreta de la CIA; Larry Franklin, un funcionario del
Pentágono de segundo rango unido a Feith y Wolfowitz, por espiar para Israel; y en dos
dirigentes del AIPAC, el lobby pro Israel más importante, Rosen y Weissman, por pasar
documentación confidencial a agentes del Mossad en la embajada israelí y por
"complicidad" con periodistas de la corporación de prensa de Washington. Como la
investigación del FBI sobre la conexión israelí logró llegar hasta los niveles más altos
en la jerarquía estatal, Wolfowitz, cuya ambición de toda la vida era ser el número uno
en el Departamento de Defensa, dimitió de repente y fue nombrado para presidir el
Banco Mundial; Feith también dimitió y se reincorporó a su firma legal
israelo-estadounidense cuando la investigación llegó hasta uno de sus conductos más
importantes (Franklin) por proporcionar inteligencia a los israelíes.
El FBI ha intensificado sus dragas en la muy extensa red de espionaje israelí y sus
colaboradores en el AIPAC, la CPMJO y las organizaciones evangélicas
cristiano-sionistas y muchas otras organizaciones comunales. Al mismo tiempo, los
jerarcas israelíes, los operativos del Mossad y los funcionarios del gabinete israelí han
intensificado su campaña para involucrar a EEUU en una nueva guerra contra Irán.
Todas las organizaciones importantes pro Israel, los ideólogos y funcionarios de la
Administración se han hecho eco de esa línea belicosa. Los Senadores Clinton y
Lieberman declararon públicamente que, a la hora de "bombardear Irán", los intereses
israelíes son el factor determinante de la política estadounidense hacia Oriente
Próximo
A pesar de las investigaciones del FBI, el AIPAC ha lanzado una de sus más virulentas
y agresivas campañas de propaganda para satanizar a Irán, haciendo circular
información falsa desde Israel sobre la amenaza de las (no existentes) armas
nucleares de Irán y presionando con éxito al Congreso para que ladren ante la voz del
Amo. A pesar del horrible desastre que para EEUU ha resultado ser la invasión de
Iraq, en la cual los colaboradores israelíes jugaron un papel decisivo, están siguiendo
el mismo guión a favor de la guerra con Irán – inventándose armas de destrucción
masiva y amenazas para la seguridad de EEUU. El AIPAC está haciendo circular,
entre todos los miembros del Congreso, fotos aéreas de bien conocidos e
inspeccionados laboratorios experimentales iraníes como si fueran "lugares secretos
de armas nucleares". Todos los ideólogos neocon sionistas importantes han producido
como si fueran salchichas una serie de artículos en los que repetían como loros la
compartida línea estatal israelí sobre la "amenaza iraní" y la necesidad urgente de
imponerle o bien sanciones o bien llevar a cabo un ataque militar. En la actualidad,
todo el aparato a favor de Israel supone la fuerza política más influyente presionando
para la confrontación militar de EEUU con Irán, en contra de la opinión de todas las
compañías petrolíferas importantes de dentro y fuera de EEUU.

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Según un periodista que solía trabajar con el columnista Jack Anderson y al que el
FBI pasó seis horas entrevistando, el FBI se ha asegurado la cooperación del ya
condenado espía israelí y antiguo oficial del Pentágono, Lawrence Franklin, en el
próximo juicio a los altos dirigentes del AIPAC Rosen y Weissman. Están ahora
intentando alcanzar un acuerdo con el último para llegar hasta los escalones más
altos de poder del AIPAC y del Gobierno Federal. Pero el proceso de investigación del
espionaje israelí es lento y tedioso precisamente porque se introduce profundamente
en las más altas instancias del gobierno y se irradia por una amplia red de
organizaciones de la sociedad civil. Teniendo en cuenta la gran presión de los israelíes
a favor de un inminente ataque militar contra Irán, no es probable que las
investigaciones logren socavar su empeño en la guerra.
Sin embargo, puede suceder que las desastrosas consecuencias militares, políticas y
económicas de la guerra contra Irán –añadidas a las pérdidas en Iraq y Afganistán-
hagan aumentar más aún el rechazo hacia la Administración Bush y el aparato
pro-Israel. Una decidida reacción popular podría impulsar que se llevaran a cabo más
arrestos y más procesamientos de funcionarios públicos en altas instancias y entre los
millonarios y operativos de las redes israelíes que están presionando a favor de la
guerra.
Estas guerras desastrosas al servicio de Israel podrían lograr que los ciudadanos
estadounidenses reflexionen y reaccionen frente al sometimiento de la política exterior
estadounidense ante Israel. En última instancia, incluso podríamos ver la
reinstauración de una República Americana "libre de enredos exteriores", por citar a
George Washington, y de los "Benedict Arnold" [*], como alardean los Senadores
estadounidenses.

N. de T.:
[*] Benedict Arnold vivió entre 1741-1801 y su nombre se ha convertido en EEUU en
sinónimo del traidor a su patria, aunque durante los primeros años de la Revolución
Americana fue un general brillante y muy respetado. A partir de 1780, presionado al
parecer por una situación económica precaria y quizá también por su falta de
promoción en el ejército, empezó a pasar importante información militar a los
británicos, poniéndose más tarde al frente de tropas británicas. Cuando acabó la
guerra se trasladó a vivir a Londres.

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