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Errores en prensa: entre el gazapo y la

ignorancia
Entre los habituales "gazapos" que se cuelan en la prensa de nuestro país aparecen,
demasiado a menudo, errores únicamente achacables a la falta de preparación del
periodista o a un profundo desconocimiento de la materia tratada.

The Beatles, los maestros del "riffle"

No es que uno coleccione "gazapos" o "pifias" de la prensa. Creo que ya hay algún libro
que trata sobre el tema, y además uno ya ha asumido que, salvo honrosas pero escasas
excepciones, el nivel de preparación de los profesionales encargados de mantenernos
informados (ya no digamos de contribuir a elevar el nivel de la cultura española) está
bajo mínimos. Pero tengo la costumbre de apuntar en un papelito algunas de las más
escandalosas, es una costumbre de la que no consigo zafarme. Y la cuestión es que,
incluso sin examinar con lupa lo que uno lee o escucha, en cuestión de un mes uno
puede llenar perfectamente un par de folios. De todos los errores que se cometen en los
medios de difusión, posiblemente sean los de la prensa escrita los más injustificables. Y
no es que quiera disculpar los fallos que se cometen en radio, televisión o incluso en
Internet. Creo que en estos medios la inmediatez al transmitir la noticia puede disculpar,
hasta cierto punto, algunos errores, siempre que no sean garrafales. Ahora bien, lo que
no me acaba de entrar en la cabeza es que en un medio como la prensa escrita, con
tiradas de decenas de miles de ejemplares, se "cuelen" incorrecciones como para llenar
libros. Además, en pleno siglo XXI, en una época en la que los niños hacen sus trabajos
escolares con un simple "copia y pega" y quedan como señores, con una ingente
cantidad de información disponible sin que sea necesario ni despegar el trasero de la
silla, la verdad es que no me explico los variados disparates y desatinos que uno tiene
que leer casi a diario.

No me refiero a los típicos "gazapos" fruto de escribir apresuradamente, o de errores al


componer o maquetar el artículo. Esos "gazapos" siempre han estado ahí, traviesos y
revoltosos, dispuestos a alterar el sentido de una frase, o a introducir en el texto
símbolos extraños. Me refiero a errores que nos hacen pensar que la persona autora del
texto se saltó más clases durante sus estudios universitarios que Guillermo, el travieso.
También nos hacen dudar sobre los sistemas de filtrado y corrección de los textos.
¿Realmente existen? ¿Cómo pueden imprimirse incorrecciones que no cometería ni un
niño de Primaria (incluso en estos tiempos de mínimos educativos) sin que las detecte
nadie antes de que la burrada llegue a los lectores? La verdad es que el sufrido lector,
incluso aceptando resignada y fatalmente la cruel realidad de nuestros "comunicadores",
no puede dejar de llevarse las manos a la cabeza ante alguno de los desatinos que tiene
que leer a diario.

El pasado martes, 8 de Septiembre cayó en mis manos un ejemplar del diario gratuito
Què! Uno pensaba que la gratuidad de un diario no tiene por qué ir en detrimento del
rigor informativo. Ni siquiera el formato del diario, con un desarrollo de las noticias
menor que el de los diarios "de pago", justifica una información inexacta. Vamos, que
se puede informar con brevedad pero dignamente. Pues bien, en la página 14, articulillo
sobre los Beatles, a cuenta de la remasterización de su discografía. Leo un párrafo
encabezado por el siguiente titular: "Del "riffle" al pop pasando por el pop y las
baladas". Me quedé, como vulgarmente se suele decir, "de pasta de boniato". ¿Riffle?
¿Habían llegado los Beatles a tocar con Charlton Heston? ¿No se habría confundido el
autor del artículo con "skiffle", un tipo de música folk que muchos grupos británicos de
los años 60 tocaron en sus comienzos? Y eso no es una errata, porque el autor del
"rifflazo" se reafirma una línea más abajo: "Aunque se formaron tocando "riffle"..."
Y surge la pregunta, espontánea y bulliciosa: si al periodista le sonaba que los Beatles
tocaban algo acabado en "iffle", ¿no era mejor investigar un poco y no hacer tan
espantoso ridículo? Simplemente con acudir a la socorrida Wikipedia y teclear
"Beatles" el hombre habría podido salir airoso del tema, y no provocar la carcajada de
los miles de aficionados a los Beatles que han leído su ¿noticia? Claro que, ya puestos,
me gustaría conocer la opinión de esos aficionados a los Beatles ante esta perla:
"Aunque se formaron tocando "riffle", The Beatles ahondaron en el pop, probaron el
fok, el country... En 1965 apostaron por las baladas y la música más clásica".
Sensacional.

Y lo del "riffle" solamente es una pequeña muestra de las barbaridades que uno tiene
que leer cada día en la prensa, perpetradas por "profesionales" que, presuntamente,
deberían documentarse antes de escribir sus artículos. Es raro el día que uno abre el
diario y no encuentra una de estas muestras de desidia o desinformación, cuando no de
una preocupante ignorancia, incluso en temas de "culturilla general". Titulares confusos,
enmarañadas construcciones gramaticales, palabras inventadas, la lista es tan amplia
como deprimente. En fin, les dejo con algunas de las "perlas" que he recopilado durante
estos últimos meses. Unas podrían pasar por "gazapos", pero otras evidencian algo más
inquietante: falta de profesionalidad.

"Higuaín, con tanta estrella al lado, puede dar el salto definitivo a la primera
línea de playa del fútbol mundial." Hombre, la verdad es que como no acabe
fichando por el Barça o el Valencia, el hombre lo tiene un poco crudo para
acabar en la primera línea de playa del fútbol. ¿Se habrá cruzado el artículo con
alguna información sobre Marina d'Or?
• "Pues resulta que fue cazado ‘in fraganti’ besando más que cariñosamente a la
conocida presentadora y modelo holandesa Yolanthe Cabau van Kasbergen en
un parking, que a su vez es esposa de Jan Smit, famoso cantante holandés.
Un parking, ¿esposa de un cantante holandes? ¿ Un parking transexual?
Impresionante
• " Capdevila, jugador de club por excelencia, le dio al Villarreal una vidilla a
en la Champions que a punto estuvo de privarle un fallo arbitral que había
concedido un gol en fuera de juego de Higuaín. Señores, aquí tenemos la frase
que hubiera salido de un hipotético encuentro a tres bandas entre Groucho Marx,
Cantinflas y José Luis Ozores.
• " Los bomberos incluso tuvieron que mover el vehículo para conseguir
rescatar dos de los cadáveres que se encontraban totalmente inmovilizados
en el interior." Claro, es que hay cadáveres que no paran quietos y resulta
dificilísimo rescatarlos.
• La policía mexicana halla 14 cadáveres en una "narcofosa". Si es que estaba
claro. Después de los "narcocorridos", las "narcofosas". Después vendrán los
"narcoparaguas", los "narcopantalones" y las "narcopalomitas" para ir al
"narcocine".
• " Hace tres días, en otra publicación rumanesa, 'Adevarul'...". Aquí tenemos al
periodista que se hace un lío entre el castellano y el catalán. En catalán,
"rumana" se dice "romanesa". El autor ha encontrado una manera de quedar bien
con todos los lectores. Rumanesa, y a otra cosa.
• Falsos dentistas en hamacas de playa. Este titular me desconcertó. ¿Se trataba
de un reportaje sobre las vacaciones en un "resort" de falsos dentistas? ¿Una
surrealista serie de fotografías sobre falsos dentistas apalancados en una playa de
la Costa del Sol? Pues no, resulta que dentistas sin titulación "acomodaban" a
sus pacientes en hamacas de playa, entre otras lindezas.
• " Lo que ha hecho el Real Madrid es una buena proeza...". Muy bien
aclarado. Es que hay buenas proezas y proezas malas, sobre todo que quede bien
clarito.
• "Un año y medio después, Milito sigue trabajando denostadamente para
volver". A ver, a ver si lo entiendo. Si, según el diccionario de la RAE, denostar
significa "Injuriar gravemente, infamar de palabra", trabajar denostadamente,
¿qué significa? ¿trabajar injuriando a los fisioterapeutas? ¿Acordarse de las
palabritas de Valdano, ya que del bueno de Gabriel Milito se trata? Es posible,
solamente posible, que el periodista quisiera decir "denodadamente", pero en el
surrealista mundo del periodismo deportivo todo es posible.
• " esta profesora se ve obligada "a dar una información de temática religiosa" que
a ella no le pertoca..." Aquí tenemos otro flagrante caso de confusión entre
español y catalán. "Pertocar", en catalán, significa "corresponder alguna cosa a
alguien en un reparto". "Corresponder" sería la palabra adecuada, pero... ¿y lo
bonita que es "pertocar"?

En fin, ésta es solamente una pequeña muestra de los desatinos que, cada vez con más
frecuencia, nos cuelan "de matute" algunos de los responsables de ofrecernos "la
información nuestra de cada día". Me viene ahora a la memoria una sección de una
revista que daba dos noticias distintas, una llamada "Para reír" y otra "Para llorar". A la
vista de estos presuntos "gazapos", la verdad es que un servidor ya no sabe por qué
opción optar. ¿Y ustedes?
Pompeya, año 79: el río de de fuego
hirviente que congeló la Historia
Los aficionados a la Historia de Roma tienen su particular Meca, un destino que
visitar aunque sólo sea una vez en la vida: Pompeya, la desgraciada ciudad
sepultada hace casi 2.000 años por la furia destructiva del Vesubio, el volcán que
los pompeyanos creían un monte benefactor y que destruyó la ciudad, acabando de
forma horrible con la vida de muchos de sus habitantes.

El día que el Hades se abatió sobre Pompeya

Pompeya, como cualquiera de los enclaves históricos de visita obligada para amantes de
la Historia de Roma, de la Historia en general o, como sucede comúnmente, de viajeros
atraídos por la leyenda, es terreno abonado para los tópicos. Tanto se ha hablado y
escrito sobre ella que resulta difícil referirse a la desdichada ciudad sin caer en alguno
de los lugares comunes que han revoloteado traviesos por libros, artículos o ensayos
históricos. Resultaría presuntuoso por mi parte pensar que voy a poder sustraerme a la
tentación de dejar caer alguna sobada y rimbombante frase, siendo como soy un mero
estudioso de "andar por casa". Así pues, ruego disculpas al hipotético lector si alguna de
esas coletillas se desliza, puñetera ella, por este artículo. Bastante tengo con intentar
condensar en unos pocos párrafos, sin dejarme llevar por las emociones, los terribles
acontecimientos que se produjeron durante dos fatídicos días del mes de Agosto de 79,
en los cuales la incandescente furia del Vesubio se abatió inmisericorde sobre los
desprevenidos habitantes de la joya de la Campania.
No es difícil emocionarse paseando por Pompeya. Y si el visitante tiene cierta
querencia por el legado romano, la violenta turbación del espíritu (perdonen ustedes por
la cursilería) está más que garantizada. En mi caso, sentí como si hubiera ingerido un
hipotético cocktail "sentimental" en el que se agitaban entremezclados el entusiasmo
por cumplir un sueño, la aflicción por el trágico final de los miles de pompeyanos que
no pudieron escapar de la ardiente violencia del volcán, estupor ante los detalles de la
vida cotidiana de la ciudad que surgían por doquier, y vergüenza por sentirme, en
muchas ocasiones, como un intruso en casa ajena, husmeando sin permiso de los
habitantes por casas, bodegas, e incluso lupanares. Cuando Mario, mi hijo, me llamaba
a gritos, entusiasmado desde el interior de una casa, tenía que reprimir la tentación de
regañarle: "¡sal de ahí, que como vuelvan los dueños te vas a enterar, qué es eso de
entrar en las casas sin permiso! La sensación de intromisión, de violación de la
intimidad ajena me atenazaba por momentos mientras recorría las casas abandonadas
precipitadamente hace casi 2000 años, o convertidas en las tumbas de sus propietarios.
Pompeya quedó paradójicamente congelada por el fuego calcinador del Vesubio, que el
día 24 de agosto de 79 se sacudió de encima las viñas y los árboles frutales de sus
laderas para abandonar durante dos días su papel de monte benefactor. Pompeya,
Herculano, Stabia y otras poblaciones sufrieron durante casi dos días lo que podríamos
llamar el ataque de una especie de bomba atómica de la Antigüedad, pero solamente
unos pocos tuvieron la "suerte" de morir instantáneamente.

Los cerca de 20.000 habitantes de Pompeya, al igual que los de las otras poblaciones de
la bahía de Nápoles, se incorporaron perezosamente a sus actividades diarias el 24 de
agosto de 79. El Imperio gozaba de un período de estabilidad. Tras la sangrienta lucha
de poder por el trono, tras la muerte del "zumbado" de Nerón, Vespasiano se había
hecho con las riendas de Roma, y tras él su hijo Tito, el victorioso general que había
aplastado la rebelión de los judíos, gobernaba Roma desde hacía poco más de un mes.
Durante los días anteriores habían tenido lugar pequeños temblores de tierra, pero los
habitantes de Pompeya no les daban importancia, o habían aprendido a convivir con
ellos. Ya habían padecido un gran terremoto, en el año 62, que había destrozado
parcialmente la ciudad. De hecho, todavía había edificaciones dañadas que se estaban
restaurando. En todo caso, no tenían ni idea de que esos temblores fueran el preludio de
la catástrofe que sepultaría su ciudad, y a muchos de ellos, durante siglos. La mañana
transcurrió con normalidad hasta que, sobre la una del mediodía, la montaña benéfica,
aquella en cuyo suelo arraigaban árboles frutales, viñas y cultivos de todo tipo, extendió
la muerte por las poblaciones de la bahía de Nápoles.

No sabían los infelices habitantes de Pompeya que bajo ese monte bondadoso se había
acumulado un depósito de magma de unos 3,5 kilómetros cúbicos de volumen. A
primera hora de la mañana, mientras los pompeyanos se desperezaban lentamente, el
magma de ese depósito ascendía hacia la cima del Vesubio a una velocidad aproximada
de unos 0,2 metros por segundo. Por fin, poco antes del mediodía, un tremendo estallido
sobresaltó a todos los habitantes de la bahía. La cima del Vesubio se había desgajado y
el magma, sometido a una terrible presión, escapó a una velocidad de aproximadamente
1400 kilómetros por hora. Se produjo una impresionante columna de piedra pómez y
gases ardientes de unos 30 kilómetros de altura. Los habitantes de Pompeya observaron
atónicos cómo una lluvia de piedras se abatía sobre la ciudad. Eran trozos de piedra
pómez, extremadamente ligeros, hasta el punto de que flotaban en el agua, pero que
comenzaron a acumularse sobre los tejados de la ciudad. Algunos pompeyanos huyeron,
otros se quedaron para proteger sus bienes, o porque pensaron que sus casas les
ofrecerían refugio ante la lluvia de piedra y ceniza. Se equivocaron. Lo peor estaba por
llegar.

El volcán continuaba escupiendo piedras y gases. La columna se ensanchaba en lo más


alto, formando una especie de nube ramificada que tapó el sol y arrojó más piedras
sobre Pompeya. Los tejados comenzaron a ceder, y mucha gente murió aplastada. Los
pompeyanos que se habían quedado en la ciudad comenzaron a comprender que iban a
morir. Algunos se suicidaron. En Herculano, los habitantes escaparon hacia la playa.
Tuvieron suerte. Su muerte, al menos, fue rápida. La inmensa columna se había
derrumbado, provocando una inmensa nube de gases ardientes, cenizas y rocas que se
precipitó sobre las poblaciones de la bahía. Los habitantes de Herculano, refugiados en
la playa, murieron instantáneamente, arrollados por la nube que, literalmente, los fundió
en décimas de segundo. Los de Pompeya no fueron tan afortunados. La nube tóxica
llegó más atenuada, y los que murieron a consecuencia de ella padecieron una horrible
agonía, ahogados por los vapores tóxicos e incandescentes. Los moldes de sus cuerpos
así lo atestiguan. Hombres, mujeres, niños, animales, algunos con la imagen del horror
del último instante, dolorosamente retorcidos, intentando escapar inútilmente a la letal
nube... Contemplándolos, el alma se sobrecoge de pena y aflicción por el triste final de
esos pobres desventurados.

La lluvia de materiales volcánicos continuó durante horas, sepultando las ciudades de


Pompeya, Herculano y Stabia bajo toneladas de rocas y ceniza. Por fin, cuando la furia
desatada del volcán se apaciguó, nada quedaba de las poblaciones. Los restos fueron
presa de saqueadores hasta que el tiempo borró definitivamente de la memoria de los
romanos el recuerdo de las ciudades. Fue en el siglo XVIII cuando, ante el asombro del
mundo ilustrado, comenzaron a desenterrarse casas, palacios, teatros, bodegas, incluso
burdeles, y la tremenda tragedia de los habitantes de Pompeya sirvió, al fin, para
mostrarnos los detalles de la vida diaria de una ciudad romana del siglo I. No quisiera
acabar esta pequeña reseña sobre la infortunada Pompeya sin dejar constancia de
algunas curiosidades sobre su historia.

• Existen estudios que afirman que la energía térmica liberada durante la erupción
del Vesubio en el año 70 podría haber sido aproximadamente de unas 100.000
veces la de la bomba atómica que se lanzó sobre Hiroshima en el año 1945.
• No se sabe a ciencia cierta cuántas personas murieron durante la erupción, pero
la cifra podría estar entre 2.000 y 3.000.
• La erupción cambió el curso del río Sarno e hizo desaparecer la playa.
• Los terribles hechos tuvieron un testigo de excepción. Nada más y nada menos
que el naturalista, escritor, científico e historiador, entre otras muchas cosas,
Plinio el Viejo. Éste era, en el momento de los hechos, prefecto de la flota
romana de Misenum. Emocionado ante la magnitud de la erupción, quiso
observar de cerca el fenómeno, a la par que socorrer a algunos de sus amigos. La
furia del volcán le obligó a amarrar sus barcos en Stabia, donde acabó muriendo,
víctima de la nube tóxica, al querer observar el fenómeno de cerca. Conocemos
estos hechos por su sobrino, conocido como Plinio el Joven, quien los relató
posteriormente en unas cartas remitidas al historiador Tácito.
• Los primeros trabajos arqueológicos comenzaron en Pompeya a instancias del
rey Carlos VII de Nápoles, que posteriormente fue rey de España con el nombre
de Carlos III. El director de los trabajos fue el ingeniero militar, y también
español, Roque Joaquín de Alcubierre.
• Las excavaciones han revelado muchísimos pormenores, aparentemente
insignificantes, que nos dan idea de la vida cotidiana en la ciudad. Por ejemplo,
se han conservado pintadas de carácter político e incluso pornográfico, carteles
advirtiendo de la presencia de un perro guardián especialmente agresivo, cientos
de tabernas y casas de comida rápida donde los pompeyanos hacían un alto para
tomar un bocado.
• Los estamentos científicos llevan tiempo advirtiendo de la "segunda destrucción
de Pompeya", esta vez víctima de la desidia institucional y del vandalismo de
algunos visitantes. Frescos de más de 2.000 años de antigüedad con pintadas,
basura arrojada dentro de las casas, toda una agresión que ha llevado al gobierno
italiano a cerrar gran parte de las casas y a establecer planes de control de las
excavaciones.
• Pompeya recibe anualmente unos 2.500.000 de turistas.
• El grupo británico Pink Floyd grabó algunas canciones en el anfiteatro de
Pompeya durante el año 1972.
• Existen muchísimos documentales y filmes sobre Pompeya. Uno de los más
recomendables es "Pompeya: el último día". Producido por la BBC
(nuevamente, gracias) combina magistralmente ficción y documental para
hacernos comprender los terribles momentos por los que pasaron los habitantes
de la ciudad.

Adrianópolis, 9 de Agosto de 378: el


comienzo de la agonía de Roma
Bajo el abrasador sol de la provincia romana de Tracia, en lo que es actualmente el
Noroeste de Turquía, muy cerca de la frontera turca con Grecia y Bulgaria, el
todopoderoso ejército romano sufrió una humillante derrota a manos de los godos.
Aunque la batalla se desarrolló en Oriente, significó el principio de una serie de
acontecimientos que desembocarían en el fin del Imperio de Occidente un siglo
después.
Adrianópolis... ¿el fin de un mundo?

Está comúnmente admitida la fecha del 4 de Septiembre de 476 como la de la caída


definitiva del Imperio Romano de Occidente. Fue en esa fecha cuando el caudillo hérulo
Odoacro depuso al último emperador de Occidente, el títere Rómulo Augústulo (que
curiosamente llevaba los nombres del fundador de Roma y de su primer Emperador) y
posteriormente envió las insignias imperiales al Emperador de Oriente, Zenón. Pero lo
cierto es que el Imperio de Occidente languidecía desde hacía muchos años,
progresivamente atrofiado por su propia inmensidad, por la corrupción de una
monstruosa burocracia y, en última instancia, por la constante presión de los pueblos
allende sus fronteras, como los germanos, los godos, los persas y los hunos. Muchos
historiadores apuntan otra fecha y otro lugar en la que situar el principio del fin, el
desencadenante de una serie de acontecimientos que provocarían el colapso de la Roma
Occidental. Esa fecha fue la del 9 de Agosto de 378, y el lugar fue un punto
indeterminado al Noroeste de la Turquía europea, cerca de la frontera con Bulgaria y
Grecia. Actualmente se la conoce como Edirne, pero a finales del siglo IV su nombre
era Adrianópolis. Cerca de esa ciudad, bajo el calor asfixiante de principios de Agosto,
se libró una brutal batalla que concluyó con una de las más aplastantes derrotas sufridas
jamás por un ejército romano y con la muerte de su jefe, el emperador oriental Valente,
a manos de un ejército formado por refugiados godos que habían entrado en territorio
romano dos años antes como refugiados.

En efecto, a finales del año 376 una enorme masa de godos, guerreros, civiles, mujeres,
niños y ancianos, comenzaron a concentrarse en la orilla del Danubio, frontera natural
del Imperio Romano de Oriente, frente a los puestos de guardia romanos. Huían de unos
enemigos sanguinarios, que habían irrumpido a sangre y fuego desde las estepas de
Asia, matando, masacrando, incendiando y saqueando todo lo que encontraban a su
paso. Eran unos guerreros implacables y crueles, que prácticamente vivían a caballo y
que en los próximos años serían fuente inagotable de quebraderos de cabeza para los
dirigentes romanos: los hunos. Los godos les habían plantado cara, pero habían sido
arrasados sin piedad, y ahora miles de refugiados se agolpaban en la frontera romana, al
otro lado del Danubio, solicitando asilo en territorio romano, horrorizados ante el
avance de las hordas hunas. En aquellos tiempos las comunicaciones eran lentas, y la
petición de los godos tardó varias semanas en llegar a manos del emperador Valente, en
la lejana Antioquía.

Por fin, el emperador accedió a cobijar a la ingente masa de refugiados en territorio


romano. No obstante, no eran razones humanitarias las que impulsaron a Valente y a sus
consejeros a acoger a los godos. Eran motivos más prosaicos e interesados. El imperio
sufría una despoblación importante, y necesitaba mano de obra para cultivar las tierras.
Enormes parcelas de terreno languidecían ante la falta de campesinos que las cuidasen.
A veces, simplemente no resultaba rentable cultivarlas ante la presión de los impuestos
imperiales, cada vez mas elevados. También el ejército necesitaba soldados. Los
ciudadanos romanos intentaban, cada vez más, eludir el servicio en el ejército imperial,
y las legiones, antaño constituídas por la flor y nata de la juventud romana, ahora
estaban plagadas de bárbaros romanizados e, incluso, de bandas enteras de bárbaros
contratados como mercenarios al servicio del imperio, y que constituían cuerpos
independientes del ejército romano. La masiva afluencia de los godos dentro de las
fronteras de la Roma Oriental garantizaba mano de obra barata y reclutas curtidos en el
combate para el ejército. Valente y sus consejeros se frotaron las manos ante las
halagüeñas perspectivas económicas, e hicieron caso omiso de quienes les advirtieron
de los peligros de la entrada en el Imperio de esa inmensa masa de godos. Se les
prometió a los godos comida, refugio y trabajo como campesinos y soldados en el seno
del Imperio.

Se comenzó a organizar el transporte de los godos. Se requisaron barcazas, se


construyeron balsas, y se acabó utilizando cualquier cosa que flotase con tal de trasladar
con rapidez a los godos a territorio romano. Aquí comenzaron los problemas.
Teóricamente debían pasar primero los chicos, usados como rehenes, y luego los
hombres desarmados, pero la corrupción de los encargados del transporte era tal que
muchos godos, por medio de sobornos, lograron pasar con sus familias y armas al
completo. Los godos, que se habían hacinado durante semanas esperando pasar el
Danubio, se comenzaron ahora a apiñar en el lado romano, esperando el inicio de la
marcha hacia las tierras que el emperador Valente les había prometido. El número de
personas desbordaba las previsiones, y los intentos de censar a los godos que
continuamente entraban en territorio romano fueron infructuosos ante la avalancha
goda. Miles de personas seguían llegando a la frontera y esperaban para cruzar el río.
Para su sorpresa, un día se les comunicó que la frontera se cerraba. Ningún godo más
pasaría el río. Las embarcaciones romanas patrullaban por el Danubio para impedir el
paso.

Mientras tanto, la situación en el campamento de refugiados godo en la orilla romana se


había vuelto insostenible, no solamente por la evidente insuficiencia de estructuras para
acoger a los refugiados, sino por la voraz corrupción de los responsables civiles y
militares. En lugar de obedecer de inmediato las órdenes imperiales, esto es, conducir a
los refugiados hacia el interior del territorio romano de Tracia, el duque Máximo,
comandante de las tropas de frontera, y el conde Lucipino, gobernador militar de Tracia,
decidieron exprimir al máximo la necesidad y el hambre de los refugiados godos. Sus
avariciosas garras se extendieron sobre los suministros que debían alimentar a los
refugiados. Las raciones se redujeron drásticamente, y los godos morían de hambre.
Acabaron vendiendo a sus hijos como esclavos a cambio de un trozo de pan mohoso, e
incluso comprándoles perros a los romanos para comérselos, a tal nivel llegó la
desesperación del pueblo godo. Por fin, cuando ya no se les pudo exprimir más,
Lucipino y Máximo decidieron ponerse en marcha hacia el interior de Tracia.

El enorme convoy avanzaba con dificultad, formado por miles de carros arrastrados por
bueyes cargando con familias enteras, vigilados constantemente por los soldados
romanos. Los días se sucedían mientras el convoy avanzaba penosamente por los
campos de Tracia. Por fin avistaron una ciudad, Marcianópolis, y el ánimo de los godos
se vió fortalecido ante la perspectiva de obtener alojamiento y comida. Nada más lejos
de la realidad. Los habitantes de la ciudad, al ver tal marea de bárbaros acercarse,
cerraron las puertas a cal y canto y no permitieron la entrada a los refugiados. Fue la
gota que colmó el vaso. Comenzaron los disturbios y los soldados romanos se vieron
impotentes para controlar a los enfurecidos godos. Fueron vencidos y muertos. Los
godos les quitaron las armaduras y las armas. La rebelión había comenzado. Mientras
tanto, dentro de la ciudad se celebraba un gran banquete. Lucipino, el gobernador
militar, compadreaba con los principales jefes godos, de entre los cuales había
sobresalido por méritos propios Fritigerno, el futuro líder godo en la guerra contra los
romanos. Las noticias de la matanza de soldados romanos llegó a oídos de los oficiales
que se hallaban dentro de la ciudad, los cuales reaccionaron matando a los guardias de
los caudillos godos invitados al festín. Cuando estaban a punto de eliminar también a
los jefes, y dejar así descabezado el motín, éstos escucharon los gritos de sus hombres
tras las murallas. Con gran sangre fría, se excusaron ante los romanos, les dijeron que
seguramente sus hombres pensaban que algo malo les había sucedido y que irían a
calmarlos. Salieron tranquilamente, ante la estupefacción de Lucipino y los jerifaltes
romanos, y cuando vieron la situación, no les quedó más remedio que sumarse a la
rebelión, declarando la guerra a los romanos.

A partir de ese momento, los godos comenzaron a saquear los campos aledaños, llenos
de rabia y sed de venganza. Lucipino consiguió reunir un ejército, pero fue derrotado y
nuevamente las armaduras y armas de los romanos muertos sirvieron para fortalecer a
las bandas godas capitaneadas por Fritigerno. Los godos eran, por el momento, amos de
Tracia. Durante largos meses se dedicaron a saquear la campiña tracia, guiados en
ocasiones por esclavos godos, y reforzándose con nuevos contingentes que cruzaban el
Danubio, casi totalmente desprotegido. El emperador Valente, que se hallaba en
Antioquía preparando la enésima campaña contra los persas, no tuvo más remedio que
firmar una paz apresurada y ponerse en marcha al frente de su ejército para pacificar la
campiña tracia asolada por las hordas godas. El día 8 de agosto de 378 el emperador
Valente y sus tropas salieron de las afueras de Adrianópolis y marcharon durante horas.
El emperador, mal aconsejado, no quiso esperar a los refuerzos que venían de
Occidente, comandados por su sobrino Graciano. Valente, casi cincuentón, no quería
compartir la gloria de la derrota goda con un jovenzuelo apenas veinteañero, y decidió
marchar sólo al frente de sus tropas. Era un verano asfixiante. Marchaban sobre un
terreno yermo sobre el cual el sol caía inmisericorde, entre inmensas nubes de polvo
levantadas por miles de soldados caminando. Avistaron el campamento de los godos
entre la una y las dos de la tarde. Los campamentos godos consistían en enormes
círculos de carros, al estilo de los que vemos en algunas películas del Oeste. Ambos
ejércitos se miraban frente a frente. Los godos insultaban y provocaban a los romanos.
Éstos golpeaban sus lanzas contra los escudos. Finalmente, ante una provocación de la
caballería romana, los godos entraron en combate y se desencadenó la carnicería. Sobre
el papel, el ejército romano era más potente, poderoso y mejor organizado, pero
justamente al comienzo de la batalla hubo un factor que contribuyó a su derrota: en esos
momentos apareció el grueso de la caballería goda, que se había alejado hacía unos días
para buscar provisiones. Los jinetes se abalanzaron sobre la caballería romana. Aunque
los romanos resistieron cerrando filas y cubriéndose con sus escudos, la caballería fue
derrotada y la infantería quedó, nunca mejor dicho, a los pies de los caballos. Lo que
siguió fue una carnicería. Los godos masacraron a los romanos mientras quedó algo de
luz. Los pocos que sobrevivieron pudieron escapar gracias a que cayó una noche
cerrada, sin luna. No obstante, dos tercios del ejército de Valente, veteranos curtidos en
cien batallas, murieron en Adrianópolis. Del emperador Valente nunca más se supo. Lo
más probable es que muriera en la batalla, pero hay una versión según la cual se refugió
junto a sus escoltas en una granja. Los godos la rodearon, pero Valente se negó a
rendirse, y entonces los bárbaros prendieron fuego a la granja, quemando vivo al
emperador. Pero eso nunca lo sabremos.

Las consecuencias de la derrota de Valente fueron desastrosas. Aunque su sucesor,


Teodosio, pudo reconducir penosamente la situación, aniquilando algunas bandas de
godos y pactando con otras, quedó en el aire la sensación de que Roma era un gigante
con pies de barro, un imperio monstruoso pero lento a la hora de reaccionar, y al que se
podía vencer con decisión y rapidez. El ejército romano en sí estaba formado, en su
mayor parte, por bárbaros más o menos romanizados, y los gobernantes romanos se
veían obligados a contratar bandas de mercenarios para reforzar sus tropas. La rebelión
goda de 376 fue la demostración de que un ejército decidido podía campar a sus anchas
por el interior del imperio. Paradójicamente, el desastre de Adrianópolis acabaría
golpeando más en el Imperio de Occidente que en el de Oriente, puesto que los
sucesivos emperadores orientales supieron "reconducir" las ansias de conquista de las
nuevas oleadas de bárbaros hacia el Imperio Occidental. El resultado fue la
desaparición total del Imperio de Occidente en 476 y la supervivencia del Imperio de
Oriente, con el nombre de Imperio Bizantino, hasta mediados del siglo XV.

Verano de 1940, Batalla de Inglaterra: el


horror que cayó del cielo
Por estas fechas se cumplen 60 años de la Batalla de Inglaterra, una serie de
enfrentamientos aéreos entre la Luftwaffe alemana y la RAF inglesa en el marco
de la Segunda Guerra Mundial. Con casi toda Europa en poder de los nazis, los
ingleses miraron aterrorizados al cielo, pues sabían que del desenlace de aquella
batalla aérea dependería su supervivencia como país libre. Cuando todo parecía
perdido un simple error, apenas una anécdota, varió totalmente el rumbo del
sangriento pulso aéreo.
Ellos salvaron a Inglaterra.

Europa, finales de Junio de 1940. Polonia, Bélgica, Dinamarca, Holanda, Noruega y


Francia han caído ante el empuje arrollador de la Blitzkrieg alemana, la guerra
relámpago que ha arrollado a los ejércitos enemigos sin apenas darles tiempo a oponer
resistencia. Más de 330.000 combatientes ingleses, franceses y belgas han sido
evacuados apresuradamente de Dunkerque usando cualquier cosa que flotase y bajo un
intenso fuego de la artillería y aviación alemana. Inglaterra se queda sola ante las tropas
de Hitler. El viejo león inglés parece un ratoncillo asustado y tembloroso, contemplando
con los ojos abiertos el vuelo de la poderosa águila alemana que en cualquier momento
se abatirá sobre él para despedazarlo de manera inmisericorde. Porque será la Luftwaffe,
la poderosa maquinaria aérea de guerra alemana, que había derribado más de 300
aviones de la Royal Air Force inglesa durante los enfrentamientos en territorio francés,
la encargada de abrir paso al ejército invasor. La posibilidad de ver a soldados
extranjeros profanar suelo inglés tras más de mil años de independencia era
espantosamente real.

Y tenían razón los ingleses para estar asustados. La Luftwaffe, recompuesta


subrepticiamente tras la Primera Guerra Mundial, disponía de aviones de combate
modernos, que triplicaban en número a los de la RAF, y cuyos pilotos y tácticas habían
sido fogueados en la Guerra Civil Española. Los cazas Messerschmitt y los
bombarderos Junkers (los míticos "Stuka") Heinkel y Dornier dominaban los cielos
europeos. Enfrente, la RAF había hecho "los deberes" a última hora. La modernización
de la RAF solamente se aceleró cuando se tuvo constancia del rearme aéreo nazi. Se le
dió prioridad a la fabricación de cazas, anticipándose a la previsible ofensiva alemana.
En 1937 y 1938 entraron en servicio los cazas Hurricane y Spitfire, respectivamente.
También contaba con un, por aquel entonces, novedoso invento que habría de ayudarle
enormemente en la detección de las oleadas aéreas enemigas: el radar, que consiguieron
mantener operativo durante la duración del conflicto a pesar de los constantes ataques
de los aparatos alemanes.
Adolf Hitller dio luz verde a la invasión de Inglaterra durante Julio de 1940 (directiva nº
16). Quería borrar la resistencia inglesa antes de poner sus miras en la URSS, con la
cual había firmado el 24 de Agosto de 1939 un acuerdo de no agresión, el célebre Pacto
Ribbentrop-Molotov. A la operación se le dio el nombre de Sealöwe (León Marino).
Desde un principio se le dio la iniciativa del ataque a la Luftwaffe, cuya misión
comenzaría atacando a los buques de la Royal Navy que navegaban por el Canal de la
Mancha, obligar a los aviones ingleses a una lucha defensiva sobre el Canal y aniquilar
el poderío aéreo inglés en una lucha desigual. Los ingleses no entraron al trapo, en una
decisión que les ahorró muchos aparatos y muchas vidas. Enviaron pequeños grupos de
cazas para defender a los barcos de la Royal Navy. Esto hizo que los alemanes
controlaran el espacio aéreo sobre el Canal y reafirmara a Hermann Göring, jefe de la
Luftwaffe, en su idea de que la RAF estaba al borde del colapso. Llegó a prometerle a
Hitler que en unos pocos días, si el buen tiempo acompañaba, sus cazas aniquilarían los
últimos restos de los aviones de la RAF y dejarían el camino expedito para invadir
Inglaterra sin sobresaltos.

Pero se equivocaba. Fue uno de los primeros errores de los alemanes. Inglaterra estaba
reservando muchos de sus aparatos. Resistiría a toda costa. Al mismo tiempo, Lord
Beaverbrook, Ministro de Producción Aeronáutica, intensificaba la producción de
aparatos. Las fábricas trabajaban las 24 horas del día, se usaban piezas de aparatos
derribados para la construcción de nuevos y se iniciaba una campaña de recogida de
aluminio para seguir fabricando aviones de combate. Los altos mandos ingleses "leían"
perfectamente el desarrollo de los acontecimientos, adaptando sus tácticas al curso de
los acontecimientos y a sus propias capacidades operativas.

Por fin los alemanes, confiados en su fácil dominio sobre el Canal de la Mancha y
pensando que el rival no tenía capacidad de respuesta, comenzaron los bombardeos
sobre Inglaterra el 15 de Agosto de 1940. Los cazas y bombarderos de la Luftwaffe
lanzaron oleadas de ataques sobre los aeródromos y fábricas aeronáuticas del Sur y del
Sudeste del país. A pesar de sus esfuerzos, la RAF se tambaleaba. Más de 1500 aparatos
dejaban caer su destructiva carga sobre fábricas e instalaciones. Los ingleses siguieron
aguantando, y la RAF enviaba pequeños pero heroicos grupos de aviones para atacar los
bombarderos alemanes, sin buscar el enfrentamiento directo con los cazas, más rápidos
y difíciles de abatir. Pero no eran suficientes. La RAF agonizaba. Las tropas alemanas
estacionadas al otro lado del canal aguardaban la orden para la invasión. La bota
alemana proyectaba su sombra sobre la orgullosa Inglaterra. Pero un error, un despiste,
un hecho casi irrelevante, cambiaría el curso de la batalla, de la guerra y de la historia.

En efecto, la noche del 24 al 25 de Agosto de 1940, unos bombarderos alemanes


extraviados de su rumbo bombardearon Londres. Hasta entonces, tanto alemanes como
británicos habían evitado bombardear ciudades o centros civiles. Los londineses
quedaron aterrorizados. Churchill, el Primer Ministro inglés, autorizó un bombardeo de
represalia sobre fábricas en territorio alemán. Por primera vez los alemanes sufrían en
sus carnes el impacto de las bombas enemigas. Hitler montó en cólera. Sin apenas
analizar la situación, ordenó dejar de bombardear fábricas aeronáuticas y aeródromos
para lanzar bombardeos sobre Londres y otros ciudades inglesas. Las bombas
comenzaron a caer sobre la población civil británica el 7 de Septiembre. Fueron fechas
terribles. Miles de civiles muertos, la población corriendo despavorida hacia los
refugios azuzados por el terrible ulular de las sirenas de alarma, Churchill arengando a
la población constantemente, médicos y enfermeras trabajando hasta la extenuación,
bomberos intentando sofocar el fuego de las ciudades que ardían por los cuatro
costados... días de muerte, fuego y terror. Los preparativos al otro lado del Canal se
aceleraban, y todo estaba previsto para la invasión alemana a finales de Septiembre.

Pero la decisión de Hitler, aún provocando miles de muertos entre la población civil
inglesa, había resultado errónea. Su cambió de táctica dio un respiro a los mandos de la
RAF. Se reconstruyeron aeródromos y se restablecieron comunicaciones interrumpidas
por los bombardeos. La producción de aviones continuó sin descanso, dando como
resultado más de 140 cazas nuevos por semana. El radar continuaba alertando de los
ataques enemigos, que cada vez tenían más respuesta por parte de los Spitfire y
Hurricanes ingleses. Los ingleses estaban en posición de dar una respuesta contundente
a los alemanes.

Y esa respuesta, tan dura como inesperada, llegó el 15 de Septiembre de 1940, el Día de
la Victoria. Más de 300 aparatos ingleses atacaron súbitamente a los emjambres de
bombarderos y cazas de la Luftwaffe que se dirigían desprevenidos hacia Londres.
Derribaron más de 60 aparatos. El mando alemán se quedó anonadado. El paseo militar
no sería posible. Dos días después del descalabro de la Luftwaffe la operación León
Marino se aplazaba. Los bombardeos continuaban, pero ahora la RAF luchaba en
igualdad de condiciones sobre suelo propio. La Luftwaffe volvió a cambiar de táctica,
intentando, ahora sí, evitar que los radares ingleses localizaran sus aviones. Pero todo
fue inútil. La moral inglesa estaba por las nubes (nunca mejor dicho) y los pilotos de la
RAF derribaban el doble de aviones enemigos que los alemanes. Las bombas siguieron
cayendo hasta finales de año, y seguirían cayendo incluso hasta el final de la guerra (con
los lanzamientos de las mortíferas V-1 y V-2) pero la Batalla de Inglaterra estaba,
definitivamente, perdida para los alemanes. A partir de ese momento, quien iba a recibir
los golpes sería el propio régimen nazi, hasta su definitiva liquidación en 1945.

Desdichas y tribulaciones de un ex
acumulador compulsivo
Objetos. Cientos de objetos. Libros, revistas, discos, vídeos, fotografías, fetiches
acumulados durante años y años de los cuales me siento incapaz de desprenderme.
¿Qué acabará pasando con ellos?
Tío Creepy, te fui fiel hasta el final...

sEl "bajonazo" (no sé si llegó a ser ataque de ansiedad, pero poco me faltó) me
sobrevino hace un par de días. Me encontraba llenando bolsas de basura con mis viejos
vídeos VHS, que llevaban años languideciendo en sus estanterías. Cada vídeo que
introducía en la bolsa era como un pinchazo en el corazón. "Blade Runner", "Cayo
Largo", "La vida de Brian", "El exorcista"... todos iban desapareciendo en lo que para
mí eran negras profundidades abisales de donde nunca regresarían. Exactamente igual
que cuando tuve que deshacerme de mi no tan amplia, pero no por eso menos querida,
colección de vídeos Beta. Cada semana tiro una bolsa al contenedor (debería haber un
contenedor especial para sueños y emociones, pienso siempre que me arrastro
penosamente con mi bolsa hacia esos enormes cubículos de colores) y se me llena el
corazón de congoja cuando la veo desaparecer irremisiblemente entre desechos
evidentemente menos honorables que esas cintas que tan buenos momentos me han
hecho pasar.

Y es que soy un acumulador. Así, en plan "terapia de grupo". Y, como decía la canción,
"me estoy quitando", supongo que porque ahora que me veo haciendo equilibrios más o
menos por la mitad de la cuerda de la vida (y ustedes perdonen esta rebuscada metáfora)
cada vez más me encuentro haciéndome una pregunta angustiosa: ¿qué pasará con todo
esto cuando yo no esté? Y es entonces cuando paseo mi angustia por las dos
habitaciones que guardan mis preciados tesoros, me veo a mí mismo en un futuro más o
menos lejano convenientemente esparcido a partes iguales por las viñas de mi amado
Penedés y por las aguas de mi adorado Mediterráneo, y acto seguido vislumbro a mis
herederos evaluando mis posesiones, soltando alguna lagrimita, pero pensando: "cuando
tire toda esta basura me voy a montar aquí una sala de billar que se va a cagar la perra".
Y los veo llamando a una de esas empresas que te colocan un enorme saco en tu puerta
para que lo llenes de runas y porquería, y una vez rebosante de desechos retirarlo con
una grúa y volcarlos de manera inmisericorde en cualquier anónimo vertedero. Algo
quedará, como curiosidad, como recuerdo o porque todavía cumpla alguna función más
o menos útil, pero cientos, miles de objetos, seguirán el camino de los vídeos de los
cuales ahora me deshago con tanta pena.

Al contrario que algunos que afirman no saber cuando empezaron a beber, o a fumar, o
a drogarse, yo tengo una fecha clave como inicio de mi afán acumulativo. Fue en mayo
de 1981. Por aquel entonces era bastante fan de la Orquesta Mondragón. Pasé por un
quiosco y vi una caricatura divertidísima de Javier Gurruchaga en una revista. Me hizo
gracia y la compré. Se llamaba "El Jueves". Me reí tanto con ella que no quise tirarla.
La guardé. La de la siguiente semana, también. Y así hasta ahora. En total, 1512 revistas
guardadas en cajas de cartón que se acumulan y acumulan encima de otras. Luego
comencé a comprar revistas de terror, ciencia-ficción y cómics en general. "Creepy",
"Zona 84", "El Víbora", "Makoki", etc. No tenía narices para tirar ninguna, y se iban
acumulando en pilas inacabables en mi pequeña habitación del cuarto de mis padres.
También los libros comenzaron a reclamar su espacio en mi claustrofóbica habitación.
A todo esto, estalló definitivamente mi pasión por la música, y a las revistas y libros se
sumaron los discos, que al principio compraba muy de tarde en tarde, ahorrando como
una hormiguita, pero que luego, cuando comencé a trabajar, "caían" cada vez con más
frecuencia. Todavía siguen en mis estanterías, y aunque dispongo de versión en CD, o
incluso en esas carpetitas amarillas que tanta rabia le dan a Ramoncín y al antiguo
cantante de Los Canarios, conservaré aunque ya no los surque aguja alguna y hallan
pasado décadas desde su última vuelta en un plato. Por cierto, el del vídeo que coloco a
continuación no soy yo (lamentablemente).

No sé cómo he tenido valor para deshacerme de los VHS. Quizás anide en mí cierta idea
de justicia, puesto que ellos también desplazaron de manera inmisericorde a los ya
antediluvianos Beta o Video 2000. Lo que creo poder asegurar con certeza es que será la
última "limpieza" de objetos acumulados que haga. No tengo valor para más. No podría
deshacerme de mis libros, de mis revistas, de mi pequeña colección de relojes o de
mecheros "Zippo", de las entradas de conciertos, incluso de las fotos de alguna antigua
novia que amarillean en el fondo de una caja de cartón, ajados testimonios de lejanos y
dolorosos fracasos... Dejaré que sean otros los que descuelguen de la pared el cuadro
con los "Set List" originales de dos de los conciertos de Radio Birdman en España
(conseguidos con sangre, sudor y lágrimas a base de pelotear descaradamente a los de
seguridad), los miren con una leve curiosidad y luego los tiren a la basura, donde se
encontrarán con los discos autografiados por los Dictators, o con mi "Madelman"
submarinista, o con mi radio-cassete imitación de Juke-Box de los años 50, o con tantos
otros objetos. Más o menos como diría el rubiales aquel, "Todos esos objetos se
perderán... en el tiempo, como lágrimas...en la lluvia".

He decidido "echar el freno". Intento pasar de puntillas por librerías, quioscos, tiendas
de fetiches musicales. Temo que este afán "acumulativo" me lleve sin solución de
continuidad al más puro y duro "Síndrome de Diógenes". A veces mi mujer me arrastra
fuera de una tienda mientras contemplo arrobado una caja con las figuritas de los
miembros de Kiss, o un tebeo de zombis, o una gorra con el "logo" de los Misfits, y me
dejo llevar como un corderito, consciente como un yonqui arrepentido de mis excesos
"acumulativos". De toda aquella fiebre solamente me he permitido seguir fiel a mi cita
semanal con "El Jueves", y hace unos meses he vuelto a retomar con cariño la lectura
mensual del "Ruta 66" (otro vicio de juventud). Intentaré no seguir acumulando objetos,
consciente como soy del triste final que les espera a la mayoría, el fuego, el vertedero o,
en el mejor de los casos, la vil y mercenaria venta.

De todas maneras, nadie me va a quitar el pequeño placer de una pequeña, llamémosle


así, "pre-venganza". Esta mañana he cogido algunos tebeos de mi hijo y los he roto con
saña (después de leerlos, eran de Lobezno y al final me he enganchado) mientras
pensaba: "Esto por lo que tú y la bruja de tu mujer haréis dentro de 40 años, pequeño
cabroncete".

PD: Mis disculpas a Mauro Entrialgo por mi descarada utilización del término
"acumulador", evidentemente sacada de sus geniales viñetas "Drugos, el acumulador",
cuya lectura recomiendo encarecidamente a todos aquellos interesados en la lamentable
y desdichada vida de los coleccionistas compulsivos de objetos.

El Gatopardo: cambiarlo todo para que


nada cambie
El gatopardismo o lampedusianismo es un concepto político según el cual en
determinados momentos históricos se hace necesario crear una apariencia de
cambio revolucionario con el fin último de que la base, el núcleo del sistema,
permanezca incólume e inalterado. Este concepto está extraido del libro de
Giuseppe Tomasi di Lampedusa, "El Gatopardo", una obra maestra de la
literatura que también fue trasladada al cine de manera excepcional por el
director Luchino Visconti.
Agelica y Tancredi. Jóvenes, guapos y ambiciosos.

Pienso a menudo en el libro "El Gatopardo". Cada vez que veo cómo el enésimo
salvador de la patria y defensor del pueblo alienta a las masas para que mueran en las
calles por el "cambio definitivo" y veo a hombres, mujeres, niños y ancianos tropezando
una y otra vez con las mismas mentiras, la misma demagogia y las mismas promesas
incumplidas, acude a mi mente la sentencia que sobrevuela ominosa la obra de
Lampedusa: "algo tendrá que cambiar para que nada cambie". Fuegos de artificio,
disparos sueltos, guerra de opereta, algunos muertos, nuevas banderas, nuevos lemas y
savia nueva para seguir manteniendo la esencia del sistema. Es entonces cuando la
terrible y angustiosa lucidez del libro de Lampedusa hace aflorar a mis labios una triste
sonrisa de desencanto, y me invade la angustiosa certeza de que, en efecto, la mayoría
de los cambios políticos, económicos y sociales tienen lugar para que "todo siga igual,
pese a que todo haya cambiado".

A Giuseppe Tomasi di Lampedusa le bastó con un solo libro para pasar a la historia de
la Literatura, aunque no vivió para ver su obra publicada. Su obra fue rechazada por
importantes editoriales. Como John Kennedy Toole con su "La conjura de los necios",
este rechazó le provocó una profunda amargura, aunque su desilusión no le llevó, como
al norteamericano, al extremo del suicidio. Lampedusa murió de cáncer poco tiempo
antes de que su libro se convirtiera en una de las obras cumbres de la literatura italiana
del siglo XX y fuera llevado al cine de manera magistral por Luchino Visconti.

Giuseppe Tomasi di Lampedusa nació en Sicilia en 1896 en el seno de una familia de


rancio abolengo aristocrático. Era Príncipe de Lampedusa y Duque de Palma di
Montechiaro. Era un aristócrata "al viejo estilo", y como tal se comportó durante toda su
vida, un noble linajudo y altanero al que le tocó vivir el fin de los últimos suspiros del
agotado y marchito régimen aristocrático y su sustitución por la pujante burguesía,
iletrada y vulgar, pero ambiciosa y económicamente potente. Sin duda, las vivencias de
Lampedusa, a caballo entre los viejos aires de grandeza aristocrática y la realidad de la
vertiginosa irrupción de los jóvenes y codiciosos burgueses, destilaron de manera lenta
e imparable en su mente la génesis de "El Gatopardo". Di Lampedusa estudió Derecho
en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Roma. Luchó en la Primera
Guerra Mundial, fue hecho prisionero y escapó del campo de concentración donde lo
habían recluido, volviendo a su casa al año de ser capturado. Durante el período de
entreguerras, Lampedusa se dedica a viajar y a estudios privados de literaturas
extranjeras. En 1932 se casa con la psicoanalista de origen letón Alexandra Wolff
Stomersee, Licy, con la que se traslada a Palermo, si bien los continuos enfrentamientos
entre su esposa y su posesiva madre provocan la vuelta de Alexandra a Letonia, desde
donde volverá a Roma tras la ocupación soviética y la confiscación de las propiedades
familiares. En 1934 fallece el padre de Lampedusa, heredando nuestro héroe el título y
las posesiones de su progenitor. Giuseppe es llamado a filas durante la Segunda Guerra
Mundial, pero su paso por el ejército es efímero. En 1943 el palacio familiar en Sicilia
queda destruido por una bomba americana, lo cual deja a Lampedusa en una situación
no demasiado boyante. Tras la finalización de la guerra y la muerte de su madre, el
matrimonio vuelve a Palermo. En 1953 comienza a frecuentar un círculo de jóvenes
literatos y pensadores, entre los que se encontraba Gioacchino Lanza, al que adoptaría
posteriormente. A finales de 1954 inicia la redacción de "El Gatopardo", finalizándola
dos años más tarde. También escribe una serie de relatos, e incluso da comienzo a una
novela nueva. No obstante, su incipiente carrera literaria se ve truncada por el
diagnóstico de un cáncer, que finalmente acabaría con la vida de Lampedusa en 1957
sin ver publicada su obra.

"El Gatopardo" narra las vivencias de don Fabrizio Corbera, príncipe de Salina, cabeza
visible de una aristocrática y decadente familia siciliana. El libro se inicia con el
desembarco de las tropas de Garibaldi en la isla, en 1860, en pleno proceso de la
unificación italiana. El príncipe encarna al Antiguo Régimen, cuyos últimos vestigios,
anquilosados e inmovilistas, se ven brutalmente superados por el empuje de la
ambiciosa y pujante burguesía. De manera lúcida e irónica, don Fabrizio comprende que
los nuevos "chacales" que encarnan los nuevos tiempos tienen el dinero y la ambición
necesaria para acceder al poder al poder, pero también aspiran a revestirse con la capa
de honorabilidad y prestigio social de la antigua nobleza. El príncipe ve cómo su
protegido, su sobrino Tancredi, un joven aristócrata sin más patrimonio que su título y
su hambre de poder, colabora a que "todo cambie para que todo siga igual", luchando
primero en las filas garibaldinas y casándose posteriormente con la hija de un próspero
y vulgar burgués, don Calogero Sedara, alcalde de la localidad de Donnafugata,
localidad de veraneo del príncipe y su familia. Don Calogero pondrá el dinero y los
recursos necesarios para hacer realidad las ambiciones políticas del joven, y obtendrá a
cambio el barniz de honorabilidad y abolengo que desea desesperadamente para
disimular sus oscuros orígenes.

Don Fabrizio asiste a todas estas maniobras y acontecimientos y los alienta, incluso en
contra de la felicidad de su propia hija, pues comprende que es inútil resistir al embate
de los aspirantes al poder que una aristocracia decadente y exangüe se ve incapaz de
mantener. Desencantado, mordaz e irónico, el príncipe comprende que el mundo que él
representa se apaga inexorablemente, que de la todopoderosa aristocracia que ha sido su
mundo y el de sus antepasados solamente quedan fuegos de artificio, ridículas
pretensiones de grandeza y vacío oropel, encarnado por el fastuoso baile al que asiste la
familia Salina, por donde pululan nobles decadentes, engallados militares y arribistas de
todo pelaje.

Es "El Gatopardo", en definitiva, un clarividente y lúcido retrato del fin del poder
aristocrático visto desde la nobleza misma, imprescindible para comprender la esencia
de los cambios que encumbraron en el poder a la nueva y potente burguesía. Una obra
maestra que bastó para que el nombre de Giuseppe Tomasi di Lampedusa fuera
conocido mundialmente. Por si la repercusión de su libro no fuera suficiente, en 1963
"El Gatopardo" fue llevada al cine por Luchino Visconti. El genial toque del director y
las maravillosas interpretaciones de Burt Lancaster, Alain Delon y Claudia Cardinale
convirtieron la película en una obra maestra que no desmerece en absoluto a la obra de
Lampedusa.

Amor eterno en "El Bulli"... y


papanatismo sin límites en la prensa
Según el Diccionario de la Real Academia Española, el papanatismo es una "actitud que
consiste en admirar algo o a alguien de manera excesiva, simple y poco crítica". En el
tratamiento periodístico de la figura de Ferrán Adriá parece que no existen límites en lo
que se refiere a la admiración bobalicona y a la sonrojante lisonja.

La "pareja moderna" en pleno arrebato amoroso

Leí el articulito hace unos días en la edición digital de "El Periódico". Mis sensaciones
durante la lectura de los cuatro párrafos oscilaban entre la incredulidad, la indignación y
el puro y simple (con perdón) descojone. He dejado madurar el artículo en los
marcadores de mi navegador, porque tengo que reconocer que este sofocante calor
(incluso en el pequeño pueblecito donde vivo, situado a unos 325 metros sobre el nivel
del mar) me pone de mala leche, ofusca mis sentidos y nubla mi entendimiento. Pensé:
"déjalo estar, Andrés, que igual el artículo está escrito con una ironía sutil, con una leve
sorna que a ti se te está escapando entre ventiladores, abanicos y cervecitas frescas.
Vuelve a leerlo de aquí a un par de días, cuando estés un poco más espabilado, y la cosa
cambiará. Seguro que entonces la mordacidad y el sarcasmo se harán patentes y te reirás
con ganas". Y como casi siempre me hago caso a mí mismo (y así me va), dejé el tema,
fui a buscar otra cervecita y me dejé llevar por la abulia veraniega.

Pues bien, esta mañana, fresco como una rosa, he vuelto a leer el artículo de marras. Y
sigo sin ver ni ironías, ni sarcasmos, ni sornas... ni nada. Solamente me viene a la
cabeza una palabra: "papanatismo". Bueno, también la expresión "vergüenza ajena"
sería adecuada. Y aquí quiero hacer un inciso. Que conste que no tengo nada en contra
del señor Adriá ni de la incontenida admiración que suscita en el mundo entero. No
tengo ni repajolera idea de gastronomía, y menos de alta cocina, y ya no digamos de la
cocina "sensorial", "artística" o como queramos llamarla. Pero tampoco voy a caer en la
tentación de usar los manidos y catetos argumentos del tipo: "pues donde se pongan las
migas de mi madre, que se quite el Adriá y sus chuminadas de tortillas deconstruídas,
nitrógeno y espumas varias". En este mundo cada uno disfruta como puede, quiere y le
dejan. Lo que a usted le divierte, a un servidor le aburre, y viceversa. Nunca me he
levantado a las cuatro de la mañana para ver correr a Fernando Alonso, ni ver jugar a
Rafa Nadal, y nunca me dejaría un céntimo para ir a ver una carrera de motos, pero
entiendo que haya (muchas) personas a las que estos eventos le entusiasmen. De la
misma manera, entiendo perfectamente que quien quiera y pueda permitírselo se deje
"caer" por "El Bulli" para entrar en ese túnel de sensaciones del que todo el mundo
habla. Que lo disfruten y que les aproveche.
Pero es que una parte significativa de los medios periodísticos están perdiendo el
oremus a la par que todo atisbo de objetividad a la hora de hablar del señor Adriá y de
su negocio. Parece que hay un afán generalizado por subirse al carro de la pleitesía
generalizada que se le rinde al señor Adriá, al que no se le escatima la coba, el halago
desmedido ni el agasajo sonrojante. No bastan los extensísimos artículos sobre su vida,
obra y milagros en la prensa, ni los dominicales de los diarios que loan a intervalos cada
vez más cortos sus maravillosas innovaciones en el arte de la gastronomía, ni los
programas de televisión, que a veces más parecen un publireportaje pagado con fondos
públicos que un documental sobre el nunca suficientemente agasajado cocinero. No,
nada de eso basta. Nada es suficiente cuando se trata de dar coba a nuestro más ilustre
cocinero. ¿Y qué sucede cuándo el también cocinero Santi Santamaría osa cuestionar en
un libro los métodos del señor Adrià y otros adalides de la "cocina tecnoemocional?
Pues que un diario salta, como diría un buen amigo, "más rápido que una alarma en
unas maracas", y dedica una portada a desacreditar al amotinado cocinero, amén del
inmenso clamor de los cocineros "de élite" españoles contra el "revoltoso", que se llevó
más collejas que el abuelete aquél que salía en los "gags" de Benny Hill.

Ha sido precisamente el periódico de la portada de marras el que ha publicado el breve


artículo que ha provocado estas líneas. Se titula "Amor eterno en el Bulli", y nos
informa, en un tono que encajaría perfectamente en cualquiera de las revistas del
corazón que infectan los quioscos de nuestra geografía, de la declaración de amor y
posterior petición de matrimonio de un financiero neoyorquino a su acompañante, una
guapa diseñadora de moda. "Cualquier noche en El Bulli salta la sorpresa". Así
comienza el notición. A partir de aquí, la historia de amor de estos dos americanos, con
rodillazo en tierra y anillo de diamantes incluidos, todo bien embadurnado con
cursilería, emotividad de opereta y sensiblería del todo a cien, y aderezado con la
sempiterna lisonja y "dorada de píldora" a todo lo que lleve el "sello Adriá". Frases o
fragmentos como "La tarde del jueves, Juli Soler, el mejor jefe de sala del mundo,
contaba a unos amigos llegados de Pamplona lo mal que lo pasó con la
desaparición de aquel falso gurmet ..." o "La intuición de Lluís García, maestro en
el control de un restaurante tan milimetrado como El Bulli, fue decisiva" me
dejaron clavado, preso de un estupor sin límites ante tal despliegue de empalagosa
obsequiosidad.

Prosigue el artículo con la extraordinaria y apasionante historia de la reserva de mesa en


el Bulli por parte del financiero yanqui, que en ese momento no sabía con quién iría a
disfrutar del "mar de sensaciones que producen 30 platos" en el Bulli. Especialmente
emotiva es la narración de cómo conoce, en una fiesta, a una bella diseñadora de moda
de origen coreano y "queda cautivado" por ella. Ella será la elegida para compartir con
él la egregia pitanza en el santuario del yantar del señor Adriá. Se acerca el momento, y
ambos vuelan a Barcelona. Conducen dos horas hasta más allá de Roses, que por fin
"ha reconocido el gancho de Adriá dedicándole un gran cartel en la primera
rotonda donde desemboca el tráfico que circula hasta el pueblo hoy inmortalizado
por el mejor cocinero del mundo. Hay poblaciones que venden cascos antiguos y
otras, genios del fuego". Sí, señor, muy bien dicho. ¿Quién quiere un roñoso casco
antiguo, habiendo "genios del fuego" que inmortalizarán mucho mejor el pueblo?

Y llega el momento. Tras el "mar de sensaciones de los 30 platos" llega el arcón de los
postres. "Junto a los dulces de Albert Adrià emergió el anillo". Rodillazo del guiri
en tierra, aplausos del personal y ya tenemos una escenita que podría parecer sacada de
una de esas tontorronas comedias románticas protagonizadas por Sandra Bullock o Julia
Roberts en sus buenos tiempos. Declaraciones impresionantes de los tortolitos: "El
Bulli es el mejor restaurante y Hey Won la mejor mujer que he conocido".
"Quiero ser madre de un niño". No tengo palabras ante estas declaraciones de la
novia, "que no dejaba de contemplar el anillo que le había regalado. Algunos
expertos calculan su precio en unos 110.000 euros". Es de suponer que algunos de
los asistentes al emocionante festín, joyeros de profesión, valoraron el "pedrusco" in situ
y filtraron al periodista el valor del mismo, a no ser que, a posteriori, la feliz novia
hiciera una no muy discreta tasación del mismo para saber cuánto se había gastado el
enamorado "broker" en el anillete de marras.

Y, para acabar con esta dulce y tierna historia de amor, el periodista cree conveniente
ilustrarnos con algunos de los platos que se metieron entre pecho y espalda los felices
tortolitos, divinos platillos que, "entre otros, condujeron al éxtasis nupcial de una
pareja moderna llegada de Nueva York". Total, que es posible que sean felices, pero
desde luego, siendo tan modernos y de Nueva York, han sustituído las perdices por el
"aire de helado parmesano con muesli". Que les aproveche. Por lo que a mi respecta, no
me interesa saber qué comieron de postre. Ya estoy suficientemente empalagado.

"Ágora", de Alejandro Amenábar: ¿qué


Hypatia nos mostrará?
Ya podemos ver el tráiler de "Ágora", la nueva película de Alejandro Amenábar sobre
Hypatia de Alejandría que estrenará en España el próximo 2 de Septiembre.
Expectación y cierta suspicacia ante el tratamiento que Amenábar le dará a la mítica
científica alejandrina.
Hypatia, bella mártir de la Ciencia

Mientras el resto de los mortales nos conformamos con el tráiler oficial de "Ágora",
unos pocos privilegiados pudieron ver la nueva cinta de Amenábar, la quinta de su
filmografía, durante el pasado festival de cine de Cannes. Y, la verdad sea dicha, un
cierto desasosiego me invade. Ante los comentarios generalizados que expresan la
"buena acogida" de la película, algunas voces disienten de la unánime complacencia
ante el filme. ¿Estaremos ante un nuevo "Gladiator", o sea, espectáculo en detrimento
del rigor histórico? ¿Es verdad que Amenábar ha puesto a Hypatia al frente de una
Biblioteca de Alejandría que había desaparecido hacía muchos años? Con un
presupuesto de 50 millones de euros, "Ágora" parece ser la apuesta más arriesgada de
Amenábar. Ni terror más o menos accesible, ni fantasías oníricas, ni dramas. El director
español (ya dicen por ahí, con bastante malicia, que si fracasa "Ágora" pasará a ser
chileno) ha puesto su indiscutible talento al servicio de la legendaria Hypatia de
Alejandría, cuya singular personalidad dentro de la durísima época en la que tuvo que
vivir y, sobre todo, su terrible final, han hecho que su figura se haya analizado desde
múltiples perspectivas.
Porque la bellísima (a decir de sus contemporáneos) Hypatia ha sido reivindicada por
científicos, feministas, librepensadores, ateos, racionalistas, etc... Se la ha considerado
como mártir de la Ciencia, se ha querido ver en su brusco y horrendo final el último
suspiro del Mundo Clásico, el funesto final de la época de la búsqueda de la sabiduría y
el conocimiento y el paso a un largo reinado de superstición y oscurantismo. Ha sido
considerada por los movimientos feministas como ejemplo de mujer liberada, y por el
mundo científico como paradigma de científica inquieta y ávida de conocimientos.
Todos han intentado apropiarse de Hypatia, como vulgarmente se dice "arrimando el
agua a su molino", ideológico en este caso. ¿Qué harás tú con Hypatia, Alejandro? Un
servidor, bibliotecas aparte, tiene confianza en el director, y se hará presente en el mejor
cine donde estrenen "Ágora" el próximo mes de Septiembre. De todas maneras, si
Alejandrito se merece un buen collejón tras el estreno, hagámoslo con conocimiento de
causa. Echémosle un vistazo a la historia de nuestra heroína, esperando que el día del
estreno nuestras manos solamente sirvan para aplaudir, y no para impactar (aunque sea
simbólicamente) en la nuca de nuestro premiado director.

Hypatia nació en Alejandría en un año sobre el que existen serias discrepancias. Unos
dicen que en 355 y otros que en 370, no sabemos si este desacuerdo se debe a falta de
información histórica o a que nuestra heroína también fue una precursora de nuestras
más avezadas folclóricas en el arte de quitarse años. Sea como fuere, Hypatia, como
hemos dicho, nació en Alejandría, ciudad egipcia de singulares características. Había
sido fundada por Alejandro Magno en el año 332 a. C. dentro de su espectacular
"tournée" conquistadora, que le proporcionó un imperio tan amplio como efímero. De
todas maneras, el gran Alejandro sólo retornaría a Alejandría como cadáver. A su
muerte, sus generales se enzarzaron en disputas para hacerse con las tierras
conquistadas por Alejandro. Todos acabaron "palmando", menos Ptolomeo, que logró
afianzar su poder sobre Egipto y murió de muerte natural con 82 años, siendo el único
diádoco de Alejandro que no murió asesinado. Con él nacía la dinastía Ptolemaica, que
perduraría durante casi 300 años, hasta la muerte de su última representante, la
archiconocida Cleopatra. Pero ésa es otra historia.

Ptolomeo fue extraordinariamente hábil en lo que se refiere a la política interior de su


nuevo imperio. Practicando un minucioso "encaje de bolillos" político, logró conciliar
los intereses y tradiciones de las tres "etnias" preponderantes en el país. Por un lado los
greco-macedonios, que asumirían los principales puestos en la administración y el
ejército. Por otro lado los egipcios "de toda la vida", que vieron cómo sus tradiciones y
religión eran respetadas por el nuevo Faraón, aunque se convirtieron en los "machacas"
de la nueva clase dirigente, y los judíos, que prosperaron gracias a la "vidilla" que los
Ptolomeos les dieron, convirtiéndose así en una gran fuerza social y económica.

Alejandría estaba en territorio egipcio, pero en realidad poco tenía que ver con el resto
del país. Era, en realidad, una ciudad fuertemente helenizada, extraordinariamente rica
gracias al comercio (Egipto era el granero de Roma, con capacidad para hacer pasar
hambre a los orgullosos romanos simplemente "cortando el grifo" de los envíos de
grano) y que, gracias a los buenos oficios de los gobernantes, se convirtió también en
uno de los principales focos de cultura y sabiduría del Mediterráneo. Ptolomeo había
adoptado la iconografía tradicional de los faraones en gran parte del país, pero
Alejandría era la "niña de sus ojos", la puerta por donde introduciría la cultura helénica
en el país. El experimento le dio resultado, por lo menos más que a sus "coleguillas" de
generalato, y greco-macedonios, egipcios y judíos convirtieron a Alejandría en uno de
los puntales económicos y culturales del mundo pre-romano.

A la muerte de Cleopatra Egipto pasa a ser una provincia romana bajo mando directo
del emperador, dada su importancia estratégica y económica. Los romanos intentaron
conservar la majestuosa Biblioteca, incluso abriéndola al público en general, pero para
la época que nos ocupa, esto es, finales del siglo IV y principios del siglo V, tanto la
Biblioteca original como su "biblioteca hija", el Serapeo, habían sido destruidas. No se
sabe demasiado sobre cómo desapareció la Biblioteca original, pero sí se conocen las
causas del fin de la "biblioteca hija". En 391 el patriarca de Alejandría, Teófilo, asalta el
Serapeo al frente de una violenta turbamulta de fanáticos cristianos, lo arrasan y
demuelen piedra por piedra, edificando en su lugar una Iglesia.

Y es que Hypatia nació en tiempos complicados. El cristianismo se había adueñado


completamente del Imperio, y lo había hecho a una velocidad vertiginosa. En 313
Constantino había promulgado el Edicto de Milán, en el que se reconocía la libertad
religiosa en el Imperio, y en unas pocas décadas los antaño perseguidos se habían
convertido en perseguidores. Favorecidos por los emperadores que sucedieron a
Constantino (con el breve paréntesis de Juliano el Apóstata) primero se dedicaron a
consolidar su religión, depurando a los diversos "sectores críticos", como los arrianos.
Después volvieron sus ojos hacia los paganos, sus antiguos perseguidores, y al grito de
"¡Es la hora de los mamporros!", pasaron ampliamente del tema de poner la otra mejilla
y se dedicaron a devolver los palos recibidos, multiplicándolos por veinte. Arrasaron
con saña los templos paganos, y las estatuas de sus orgullosos dioses se vieron
arrastradas por los suelos. Persiguieron y mataron a adivinos, sacerdotes paganos,
helenistas, quemaron bibliotecas, y consiguieron la ilegalización de los ritos paganos
bajo pena de muerte. En resumen, en unos 50 años le dieron la vuelta a la tortilla y
comenzaron la tarea de exterminar los últimos vestigios de paganismo en todo el
territorio romano.

Así estaban las cosas en la época en la que vivió Hypatia de Alejandría. No sabemos
quién fue su madre, pero sí quién fue su padre, Teón de Alejandría, matemático, filósofo
y astrónomo de vasta cultura, de gran prestigio en el mundo cultural alejandrino. Teón
proporcionó a su hija una educación completa, tanto física como cultural. Hypatia viajó
a Roma y Atenas para completar su educación. En Atenas logró la corona de laurel que
solamente se otorgaba a los estudiantes más destacados. Ya de vuelta en su terruño,
Hypatia superó la fama de su padre. Cual precursora de Leonardo da Vinci, destacó en
varios campos del saber, Enseñó filosofía, convirtiéndose en la autoridad más destacada
de la Escuela Neoplatónica. También enseñó matemáticas, y escribió tratados sobre
Álgebra, Astronomía y Geometría, que desgraciadamente no han llegado hasta nosotros.
Destacó también en la mecánica, inventando o perfeccionando diversos aparatos de
medición. Entre sus alumnos figuraban cristianos, paganos y judíos. Dicen que se
mantuvo virgen, aunque algunas fuentes mencionan que fue esposa de un tal Isidoro, el
Filósofo (lo cual nos lleva a pensar que, o nos mienten sobre su virginidad, o su amor
era meramente... neoplatónico).
Hemos mencionado anteriormente que la situación en Alejandría era complicada. La
ciudad era un polvorín ideológico a punto de estallar, y a esto hay que sumarle el
tradicional carácter "broncas" de los alejandrinos, que se echaban a la calle a las
primeras de cambio arramblando con todo lo que encontraban. Eran célebres las
rebeliones espontáneas, que dejaban las celebraciones del Barça en Canaletas a la altura
del betún. Sus linchamientos salvajes eran célebres en la Antigüedad. Hasta 412 el
patriarca de Alejandría era Teófilo, que había obtenido del emperador Teodosio la
autorización para demoler los templos paganos de la ciudad, no dejando piedra sobre
piedra. Si el amigo Teófilo era un fanático, su sucesor tras su muerte, Cirilo, superó
ampliamente su intransigencia. El hombre fue rápidamente a por faena, y en un tiempo
récord expulsó a los judíos, arrasó sus sinagogas y construyó iglesias sobre sus restos,
acabando abruptamente con cientos de años de convivencia más o menos pacífica. Estos
hechos le enfrentaron con el gobernador imperial, el prefecto Orestes, amigo y alumno
de Hypatia, el cual intentó sin éxito la caída del futuro San Cirilo, granjeándose el
"cariño" eterno del rencoroso patriarca.

A partir de este hecho, Cirilo creó un ambiente de animadversión hacia Hypatia, a quien
acusaba de influir en el prefecto Orestes para intentar provocar su caída. Durante la
celebración de la Cuaresma del año 415. Hypatia fue arrancada de su carruaje por una
horda enfurecida dirigida por un tal Pedro el Lector (evidentemente, no de las obras de
Hypatia). La desnudaron, la golpearon, la arrastraron por toda la ciudad hasta llegar a
una iglesia. Allí intentaron que Hypatia renegara del paganismo y besara la cruz. Se
negó. La descuartizaron con conchas marinas, arrancaron sus miembros, pasearon sus
restos por la ciudad y acabaron su hazaña quemándolos en un crematorio. No se sabe si
los responsables fueron los habitantes de Alejandría (de natural propensión a este tipo
de descontroles, como ya se ha mencionado) o los llamados monjes nitrianos, una
especie de guardia pretoriana de Cirilo. Los intentos de investigar el crimen fueron
abortados por el propio Cirilo, el cual echó tierra sobre el asunto hasta el crimen quedó
finalmente impune.

El horrendo final de Hypatia quedó como un hito simbólico, el violento y convulso final
de la Edad Clásica. Como decía al principio, cada cual se apropió del mito de Hypatia,
simpatizantes y detractores. Mujer de ciencia o bruja, primera feminista o hechicera
diabólica, adalid del libre pensamiento o arpía intrigante. Alejandro... ¿qué vas a hacer
tú con Hypatia?

Historia de Roma: cómo afrontarla sin


que nos acabe sepultando
El artículo pretende ser una pequeña y personal guía de lectura para aquellos que
quieran ampliar sus conocimientos sobre la Historia de Roma y no tengan muy claro por
dónde empezar.
Esto si que era una Unión Europea.

Roma. Un imperio que duró más de 1000 años y que, alrededor de un Mar Mediterráneo
convertido en "Mare Nostrum", unió a cientos de pueblos bajo unas mismas leyes, una
misma cultura, una misma lengua, en definitiva, una misma civilización. A mediados
del siglo V el Imperio Romano de Occidente sucumbió bajo el empuje de los pueblos
godos y germánicos que llevaban muchos años hostigando al cada vez más debilitado
Imperio. Mientras la parte oriental sobrevivía bajo el nombre de Imperio Bizantino
hasta mediados del siglo XV, Occidente entraba en una época de oscurantismo,
fanatismo religioso y retroceso cultural, la Edad Media. Pero ninguna de las
civilizaciones posteriores que se asentaron sobre los antiguos territorios romanos
logró borrar el ingente legado de aquel pueblo que, partiendo de una simple
aldeúcha, hizo avanzar a sus legiones hasta convertir el Mar Mediterráneo en un lago
interno de Roma.

La historia de Roma, su génesis, desarrollo y caída, es tan apasionante y excesiva que


haría innecesaria la imaginación de los guionistas para producir cientos de películas sin
necesidad de tergiversar los acontecimientos (como se hizo, lamentablemente, con
"Gladiator", por poner un ejemplo). La conquista de las Galias por César, las tres
guerras contra Cartago, las luchas entre Mario y Sila, entre César y Pompeyo, entre
Octavio y Marco Antonio... Un hipotético viajero del tiempo que paseara por Roma a
mediados del siglo I AC podría tropezarse con Julio César, con Cicerón, con Marco
Antonio o con un jovenzuelo Octaviano, podría asistir a una cena ofrecida por
Cleopatra, conocer a Craso, el hombre más rico de Roma, o ver deambular por el Foro a
Casio y Bruto... personajes que han protagonizado películas, series de televisión, sagas
literarias, y que han despertado el interés de muchas personas por la fascinante historia
del más grande de los Imperios.

El problema (bendito problema) llega cuando uno se dice: "quiero saber más". La
cantidad de bibliografía que aborda el tema es ingente, colosal, casi inabarcable.
¿Por dónde empiezo? Es mi intención recomendar algunas lecturas que pueden sernos
de gran utilidad para, si no convertirnos en expertos en la Historia de Roma, sí
proporcionarnos una buena visión de conjunto de la evolución del Imperio Romano. No
pretendo convenceros de que estos libros son los mejores, en todo caso son los que yo
he leído, como ya he dicho antes la bibliografía es inmensa y seguro que se me
escaparan títulos fundamentales, pero creo que, por lo menos para empezar, estos
libracos os ayudarán.

Para hacerse una idea general de la evolución de Roma a lo largo de los siglos, yo os
recomendaría encarecidamente un pequeño clásico, la "Historia de Roma" de Indro
Montanelli, que se "ventila" el tema en 356 páginas. Ameno, escrito de manera
coloquial, es el libro perfecto para abordar la Historia de Roma de forma ligera
pero rigurosa. Un libro imprescindible. También tenemos, dentro de la Historia
Universal Asimov, "La República Romana" y "El Imperio Romano", escritos por el
gran divulgador científico con un estilo similar al de Montanelli, ameno e instructivo a
la vez. También de lectura amena es "Roma. La novela de la Antigua Roma", de Steven
Saylor, una novela histórica que acaba con el advenimiento de Octavio al trono. El
fascinante personaje de Marco Antonio es tratado por Allan Massie en "Marco Antonio.
El triunviro", una novela que nos pondrá al cabo de la historia del desgraciado general,
de sus amores con Cleopatra y de su triste fin ante el empuje del ambicioso Octaviano.

Tras la lectura de estos libracos ya somos prisioneros de la Loba Romana, queremos


saber más sobre el periodo republicano. Podemos optar perfectamente por "Rubicón.
Auge y caída de la República Romana". Para un servidor, de lectura imprescindible.
Tras su lectura, comprenderemos bastante bien los procesos que llevaron al
derrumbamiento de la Republica y al consiguiente advenimiento del Imperio.

Y en el Imperio nos encontramos. Emperadores sabios, dementes, asesinos, ineptos,


guerreros, reunificadores... Augusto, Calígula, Nerón, Claudio, Vespasiano, Cómodo,
Marco Aurelio, Diocleciano,... y muchos más. Ya hemos hablado antes de "El Imperio
Romano", de Isaac Asimov, pero por favor, dejaos atrapar por los dos maravillosos
libros que Robert Graves le dedicó al emperador Claudio, tenido por un imbécil
durante gran parte de su vida y que, al acceder accidentalmente al cargo de emperador,
se mostró como uno de los más sabios dirigentes del Imperio. "Yo, Claudio" y "Claudio,
el Dios, y su esposa Mesalina" nos sumergirán en un mundo de intrigas, corrupción,
lucha despiadada por el poder, envenenamientos y crueldad sin límites a través de los
reinados de Augusto, Tiberio, Calígula y el propio Claudio. La BBC produjo una
fantástica serie de televisión basada en el libro, que resiste maravillosamente el paso del
tiempo. Una delicia.

Y de un emperador sabio al "zumbado" que le sucedió, ni más ni menos que Nerón, por
todos conocido. Para conocer mejor al orate de la lira, un librito de Philipp Vandenberg,
"Nerón. Emperador y Dios, Artista y Loco". Nos puede ayudar a comprender mejor la
evolución de un emperador al que el cine convirtió en un estereotipo de gobernante
salvaje, loco y sediento de sangre. Puede que, tras la lectura del libro, nos llevemos
algunas sorpresas.

Siguiendo con los emperadores, una pequeña debilidad personal. Juliano el Apóstata
solamente reinó durante dos años, 361-363, pero pasará a la Historia como el emperador
que intentó hacer "marcha atrás" en el imparable proceso de cristianización del Imperio
iniciado por Constantino. Un intento romántico, pero condenado al fracaso, que
Gore Vidal plasmó magistralmente en su novela "Juliano el apóstata". Un libro que
nos ilustrará sobre la evolución del Imperio y su estado en las postrimería del siglo IV.
24 de Agosto del año 79. El volcán Vesubio entra en erupción y sepulta las ciudades de
Pompeya, Herculano y Stabia. La ceniza conserva las ciudades y el descubrimiento de
sus restos a mediados del siglo XVIII mostraron con detalles sorprendentes cómo era la
vida cotidiana en una ciudad del Imperio durante el siglo I. Mucho se ha escrito sobre la
ciudad sepultada, para "desengrasar" un poco yo os recomiendo "Pompeya", de Robert
Harris, una novela histórica cuya trama se desarrolla durante los dos días anteriores a la
erupción del volcán. Muy entretenido.

Año 476. El hérulo Odoacro destituye a Rómulo Augústulo, el último emperador de


Occidente, y envía las insignias imperiales a Constantinopla. ¿Cómo se llegó a esta
situación? Aquí resulta indispensable la lectura de la "Historia de la decadencia y caída
del Imperio Romano", de Edward Gibbon, seis tomitos de nada para gente con tiempo
libre de sobras... aunque hay una versión que sintetiza lo básico de la obra de Gibbon y
que incluso podemos encontrar en edición de bolsillo.

También podemos leer el libro de Alessandro Barbero, "El día de los bárbaros", sobre la
batalla de Adrianópolis del 9 de Agosto de 378, en el que el ejército romano de Oriente
sucumbió ante el empuje de los godos, en lo que a juicio de los expertos supuso un
punto de inflexión, el comienzo del fin del Imperio Romano. Muy bien documentado y
narrado, el autor analiza de manera brillante la crisis que los godos generaron en el
Imperio Romano. También se encarga del tema Peter Heather, en su "La caída del
Imperio Romano", aunque tengo que reconocer que es un poco "tocho", pero que resulta
un ensayo brillante sobre las posibles causas que precipitaron el fin del Imperio de
Occidente.

¿Cómo vivían los romanos, qué comían, cómo se entretenían, en qué creían, cómo
viajaban? El amigo Ludwig Friedlander responde a todas estas preguntas (y a algunas
otras más) en su esencial "La sociedad romana". Y si queréis sorprender a vuestras
amistades con una comida típicamente romana, os recomiendo el libro de recetas de
Marco Gavinio Apicio, "El arte de cocinar", aunque ya os advierto sobre la dificultad de
localizar ciertos ingredientes.

Y, por fin, recomendaros tres estupendas sagas de novelas cuya acción se desarrolla en
Roma. Comenzamos por el ciclo de novelas de Colleen McCullough (sí, la de "El
pájaro espino") siete tremendos tochazos que se leen en un suspiro. La autora se nos
muestra como una auténtica erudita en la Historia de Roma, y el lector devora
literalmente las páginas de una saga que comienza con Sila y acaba con la triste historia
de Marco Antonio y Cleopatra.

Entramos en terrenos detectivescos, con la saga de novelas de Steven Saylor (el mismo
que escribió "Roma") que nos muestra a un investigador, Gordiano, que se mueve por
los sórdidos ambientes de la Roma de mediados del siglo I ac. Nos divertiremos con las
peripecias de Gordi y, sin darnos cuenta, aprenderemos algo de los entresijos de la
época. Marco Didio Falco también es investigador privado, pero bastante más caústico
y cínico que el buenazo de Gordiano. Falco hace sus pesquisas en la época del
emperador Vespasiano, arriesgando el pellejo por las insalubres calles de la Roma
imperial. La autora es Lindsay Davis.

Y con esto finalizo. Respecto a esta particular bibliografía, recurro al viejo y manido
tópico de "no están todos los que son, pero son todos los que están". Creo sinceramente
que la lectura de estos libracos tan queridos por mí os ayudará a comprender los
entresijos de la historia de la civilización que, posiblemente, más huella haya dejado
entre nosotros, tanto en lo político como en lo social, cultural, artístico, etc. También os
aviso una cosa: la Historia de Roma es adictiva. Si os dejáis atrapar, es posible que
acabéis babeando ante el Anfiteatro Flavio, o vagando emocionados por las calles de
Pompeya y Herculano. De todas maneras, será emocionante, ¿no?

Apeados en marcha del tren con destino


al éxito
A veces voluntariamente, a veces obligados, no son pocos los que abandonaron un
proyecto cuando las puertas del éxito y el dinero se abrían de par en par.

¿Quién tiene todos los números para dejar el grupo?

Hace unos días leía una noticia sobre el lanzamiento de un disco por parte de Juan
Ramón Viles. La leí con cierta indolencia, hasta que en la noticia surgió el nombre de
Duncan Dhu. Entonces me dije: ¡Sapristi, es verdad, si es el primer batería de Duncan
Dhu! Tras reconvenirme mentalmente por usar una expresión tan cursi, recordé que,
efectivamente, el amigo Viles formó parte del grupo vasco hasta 1989, año en el que
abandonó el grupo (por discrepancias con los otros dos miembros) y pasó al anonimato
más absoluto. Una cosa llevó a la otra, y acabé pensando en algunos miembros de
grupos que los abandonaron justo cuando comenzaba el despegue rumbo a la
fama, el dinero y el reconocimiento masivo.

Realmente no sé por qué vino a mi memoria la imagen de un tipo barbudo, vestido con
un traje similar al de Escarlata en "Lo que el viento se llevó", y bailando con un señor
elegantemente trajeado. ¡Cáspita, el tercer "Martes y 13! En efecto, Fernando Conde,
miembro de los originales "Martes y 13", dejó a sus compañeros José María Yuste y
Millán Salcedo para emprender carrera en solitario como actor de teatro. Fernando se
fue justo antes de las "empanadillas de Móstoles", los especiales de Nochevieja y la
enorme popularidad de Millán y José María. Antes, tuvo tiempo de rodar con sus
compinches tres películas, "Sentados al borde de la mañana con los pies colgando", "Ni
te cases ni te embarques" y "La loca historia de los Tres Mosqueteros", igual de
"memorables" que el resto de la filmografía (afortunadamente exigua) del popular dúo
humorístico.

Son diversos los motivos por los cuales alguien abandona un proyecto (ya sea
humorístico, musical o de otro tipo) en los comienzos del mismo. Hastío, discrepancias
artísticas, celos, envidias, problemas monetarios, drogas, alcohol, egos zaheridos, la
llamada del amor, o simplemente la intuición de que el grupo no va a ningún lado. Esto
debieron pensar los miembros de Supertramp, a excepción de Roger Hodgson y Rick
Davies, tras ver las pobres ventas de su segundo álbum, "Indelibly Stamped". Hicieron
mutis por el foro en 1971 y dejaron a Hodgson y Davies más solos que la una. Los dos
coleguillas, en lugar de unirse al "Hasta luego, Lucas" de sus compañeros,
recompusieron el grupo y grabaron "Crime of the Century" en 1974. ¿Resultado? Éxito
total de ventas y lanzamiento definitivo del grupo al Olimpo del Rock.

Otros fueron los motivos que indujeron a Brian Eno a abandonar a unos primerizos
Roxy Music en 1973, tras la grabación de sus dos primeros discos. En este caso fueron
discrepancias artísticas con el glamouroso Brian Ferry las que llevaron a Eno a largarse
con viento fresco y comenzar una exitosa y respetada carrera como músico
"multimedia", productor y letrista.

También discrepancias, artísticas y de todo tipo, fueron las que indujeron a Sabino
Méndez, letrista y compositor de la mayoría de los temas de los exitosos cinco primeros
discos de Loquillo y Trogloditas, a abandonar el grupo justo cuando éste estaba en la
cresta de la ola, dando conciertos multitudinarios y preparando la grabación del
inevitable LP en directo. Desde 1989 hasta hace unos años, Sabino mantuvo una
enemistad con el "Loco" que fue incluso aireada en un libro, "Corre, rocker (Crónica
personal de los 80)", en el que Sabino pone a caldo a su antaño coleguita Loquillo. Éste
tampoco se quedó atrás y lo puso como un trapo, aireando los problemas de Sabino con
el "bebercio" y estupefacientes varios.

Precisamente el uso y abuso de drogas varias, especialmente LSD, motivó la salida de


Syd Barrett, genial miembro fundador de Pink Floyd, tan sólo 3 años después de la
fundación del grupo. Syd lo intentó en solitario, pero su cerebro rezumaba ácido, estaba
mentalmente desquiciado, y el mundo perdió a un talento musical del que nos han
quedado un puñado de canciones en solitario y, sobre todo, sus geniales composiciones
para el primer y aclamado disco de Pink Floyd, "The Piper at The Gates of Dawn", una
de las obras cumbres del rock psicodélico. Más anecdótica fue la presencia del
guitarrista Bob Klose en la banda. Bob abandonó Pink Floyd en 1965 para continuar sus
estudios de arquitectura. En 2006, Bob colaboró en el disco en solitario de David
Gilmour, "On an island". Un pedazo de carrerón, sí señor.
También las dos grandes "vacas sagradas" del rock, The Beatles y The Rolling Stones,
tuvieron en sus comienzos componentes que dejaron las formaciones "titulares" justo
antes del éxito. Todo buen aficionado al rock conoce los nombres de Mick Jagger, Keith
Richards, Brian Jones, Bill Wyman y Charlie Watts, fundadores de los Rolling Stones.
Incluso los nombres de Mick Taylor y Ron Wood, incorporaciones posteriores a la
fundación de la mítica banda. Pero seguro que no a todos les suena el nombre de Ian
Stewart. El bueno de Ian era el pianista de la primera formación de los Stones. Sin
embargo el mánager de la banda por aquel entonces, Andrew Loog Oldham, lo apartó
de la formación por no dar la imagen de "chico malo" que había fabricado como
respuesta de los Stones al fenómeno Beatles. No obstante, Ian Stewart se tragó su
orgullo y siguió colaborando con la banda como pianista de estudio y en directo hasta su
fallecimiento en 1986.

Los Beatles también tuvieron dos bajas en los comienzos de su carrera. La primera
corresponde a Stuart Sutcliffe, primer bajista del grupo, que se quedó en Hamburgo tras
la segunda gira alemana de los de Liverpool, en 1961. Stuart se había enamorado de una
fotógrafa alemana, Astrid Kirchnerr, la inspiradora del célebre peinado de los Beatles en
sus primeros tiempos. Stuart Sutcliffe murió a consecuencia de una hemorragia cerebral,
con 21 años, unos pocos días después del lanzamiento del single "Love Me Do".
Tampoco cosecharía las mieles del increíble éxito de los Beatles su primer batería, Pete
Best, despedido de la banda el 16 de Agosto de 1962 por presiones de George Martin, el
eterno productor de los de Liverpool. Que si no me gusta como toca la batería, que si no
se integra en el grupo, que si no acepta el peinado "oficial" Beatle, que si falta a
conciertos... vamos, que a la puñetera calle. Lo reemplazó un tal Ringo Starr. Lo
demás... es leyenda.

El recuerdo me lleva ahora a volver a nuestra baqueteada piel de toro para rememorar la
primera formación de Radio Futura. En la portada de su primer LP, "Música Moderna",
algo chirriaba. Entre cuatro jovenzuelos (bueno, algunos no tanto) que posaban con
pinta chulesca y arrogante se colaba un treintañero con chaqueta y corbata roja, gafas y
una importante alopecia que sonreía simpaticón. Era Herminio Molero, y en realidad él
había sido el fundador de Radio Futura. Molero, artista multidisciplinar (¡toma ya!)
había aglutinado a su alrededor a los hermanos Auserón, Javier Pérez (aka Javier Furia)
y Enrique Sierra, entre otros .

"Enamorado de la moda juvenil", el primer single de "Música Moderna", se convirtió en


un éxito, y su compañía discográfico intentó venderles como otro grupo más
involucrado en el "Fenómeno Fans" que por aquel entonces sacudía la España musical.
Niñas vociferantes, grupos de un sólo éxito, cantantes guapitos y mucho, mucho
"playback". A pesar del éxito de "Música Moderna" diferencias de índole artística,
estilística y (¡oh, vil metal!) monetarias provocan la salida de Herminio Molero y Javier
Pérez. Tras estas deserciones vendría la "reconversión" artística de Radio Futura,
derivando en un personalísimo concepto del rock que les llevaría al ser uno de los
grupos españoles más aclamados de todos los tiempos. Por cierto, os dejo el vídeo de su
maravillosa visión del tema de Marc Bolan "Ballroom of Mars" que ellos rebautizaron
como "Divina". Una delicia.
Y ya para finalizar, me permitirán mis amables lectores que me despida con una
pequeña frivolidad. Y es que, entre tanto tío (feo o no, ahí ya no entro) y tanto héroe del
rock'n'roll me gustaría rememorar a una vivaracha cantante que dejó a un grupo en la
cima de su popularidad y éxito (no artístico, precisamente). Me refiero a Vicky Larraz,
vocalista de los primigenios y tecno-poperos Olé Olé, que dejó el grupo en 1985, tras
dos exitosos discos entre los que figuraba el mítico y pegadizo tema "No controles".
Vicky inició una errática carrera en solitario como presentadora y cantante que la llevó
incluso a representar a España en el Festival de la OTI de 1987 con el espantoso tema
"Bravo Samurai" (tercer puesto). Olé Olé la sustituyó por la tremebunda Marta Sánchez,
la cual provocó enfermizas y calenturientas fantasías por nuestro país, aunque ya no era
lo mismo. Lo siento, Marta, pero siempre preferiré a Vicky.

Pues ahí se quedaron, desaparecidos de formaciones que luego "se lo comieron todo",
como vulgarmente se dice. Algunos desertaron voluntariamente, otros fueron
amablemente puestos de patitas en la calle con las más peregrinas excusas. Algunos se
supieron buscar las habichuelas y seguir en el ajo, y otros volvieron a un anonimato
cruel e inmisericorde. Sirva este pequeño y en absoluto exhaustivo articulillo como
recuerdo a los que no quisieron, o no pudieron, apurar la copa de la fama hasta las
heces.

PD: cuando acabo de escribir estas líneas me llega la noticia de la muerte de Jay Bennet,
ex miembro de Wilco, que abandonó el grupo en 2001 por diferencias artísticas con Jeff
Tweedy. Jay tenía 45 años.

¿El eslabón perdido? ¡Pero si yo ya lo


había encontrado!
No es necesario remover toneladas de tierra par encontrar el "eslabón perdido". El autor
también lo ha localizado tan ricamente desde su casa, navegando por Internet.
La foto que me llevó al Glorioso Hallazgo

Sí, ya sé que mi descubrimiento no obtendrá la repercusión mediática que ha tenido la


presentación en sociedad de Ida, el fósil de Darwinius Masillae que durante toda esta
semana ha paseado su esquelético cuerpo serrano de 47 millones de años por
informativos de televisión, periódicos y publicaciones de diverso pelaje. Si
extrapoláramos el descubrimiento de Ida y el de un humilde servidor al mundo del
fútbol, podríamos decir sin temor a equivocarnos que los descubridores de Ida serían
como Florentino Pérez, vitoreado y ensalzado hasta la extenuación, y a un servidor le
correspondería el lamentable papel de Juan Onieva, ninguneado e ignorado
miserablemente, cuando no ridiculizado con saña.

No obstante, a pesar de mi fatalista y prematura aceptación del vacío con el que los
medios "tradicionales" condenarán mi hallazgo, creo que tengo la obligación moral de
darlo a conocer al mundo, y para que quede constancia del mismo he decidido
divulgarlo a través del ciberespacio, dejándolo suspendido e hibernado, como un insecto
conservado en ámbar, a la espera de que alguien lo sepa valorar en su justa medida. Me
adhiero simbólicamente a la amplia nómina de descubridores que, incomprendidos y
sometidos a mofa, befa y escarnio en su tiempo, obtuvieron posteriormente el
reconocimiento y admiración del mundo científico. Precursores y pioneros de las más
avanzadas ideas, no obtuvieron de sus contemporáneos más que humillaciones y
comentarios hirientes, pero sus logros acabaron por convertirlos en inmortales, mientras
que a sus mediocres antagonistas fueron arrumbados por la Historia, y sus nombres
disueltos en el polvo de los tiempos.

Pero no quiero abusar más de la paciencia de los (supongo que pocos) lectores que
hayan llegado hasta aquí. Su perseverancia e indulgencia merecen que, por fin, explique
cómo he podido descubrir yo solito el eslabón perdido, y además sin despegar mis
posaderas de la baqueteada silla que las soporta estoicamente desde hace ya unos
cuantos años. Espero que seáis indulgentes con mi jactancia y falta de humildad, pero
comprended que un humilde empleado de almacén debe exprimir los cinco minutos de
gloria que a todo hijo de vecino le llegan al menos una vez en la vida, si hemos de hacer
caso al amigo Warhol. Vayamos, sin más dilación, al tema.

He de reconocer que he efectuado mi descubrimiento por pura y simple casualidad. No


sé si deberíamos hablar de serendipia, pero casi. En efecto, no ha sido el portentoso
hallazgo fruto de una minuciosa y larga investigación. No soy paleontólogo, aunque en
un ejercicio de humor facilongo y simple me haya arrogado a veces dicha profesión, ya
que como he dicho antes trabajo moviendo palés de madera. Simplemente, me hallaba
una noche curioseando en un foro de buceo, cuando un "hilo" del foro llamó mi
atención. El autor denunciaba el lamentable gesto de unos chicos surfistas que posaban
con una cría de rorcual que había aparecido muerta en una playa del sur de Gran
Canaria. Dichos niñatos saludaban a la cámara con sus adolescentes pinreles sobre el
cadáver del rorcual, sonriendo bobalicones como satisfechos pescadores tras una
espectacular captura. El "hilo" contenía un enlace hacia la noticia, y allá que se fue
vuestro buen vecino y seguro servidor Hank66, cual Indiana Jones de baratillo,
siguiendo pistas por esos cibermundos de los dioses.

Leí la noticia, tan típica y tópica como cabría esperar de un hecho tantas veces repetido,
cuando de pronto lo vi. Era el cuarto comentario de los lectores y lo firmaba un tal Jose.
Cuando acabé de leerlo permanecí varios minutos mirando la pantalla con la boca
abierta, mientras un reguerillo de café caía sobre el teclado desde mis dos fosas nasales
(sí, me había atragantado de mala manera al leer el comentario de marras). ¡Eureka!,
grité, sin importarme el lamentable aspecto que el teclado estaba adquiriendo. ¡Había
encontrado el eslabón perdido, y además estaba vivo! De todas maneras, simulando un
rigor científico que, para qué nos vamos a engañar, nunca he tenido, intenté barajar
otras alternativas, pero todas me llevaban a la misma conclusión: el amigo Jose era, por
lo menos, el "recontratatarabuelo" de Ida. Pero voy a dejar de marear la perdiz y
transcribir esas tres líneas y media que, en un utópico mundo perfecto, deberían
hacerme pasar a la Historia. Vamos allá: "Pues eso viene bien para la industria
pesquera, las ballenas realmente no sirven para nada por más que el amigo ZP y
sus amigos ecologistas se empeñen en preservarlas, la verdad que todo iría mejor
sin ellas y cazarlas a todas puede ser un buen negocio, pero claro, ZP prefiere crisis
a ballenas muertas".

Amigos y amigas, espero que, tras la lectura de estas 54 palabras, estéis de acuerdo
conmigo en que éste, y no esa especie de monilla llamada Ida (que, por cierto, pasó a
mejor vida en una postura que recuerda vagamente al inefable Chiquito de la Calzada),
es el auténtico, genuino e inimitable eslabón perdido, el puente entre los primigenios
mamíferos y la Humanidad. Como he dicho antes, barajé de forma no demasiado
rigurosa otras hipótesis. Primero pensé que se trataba de uno de esos coléricos
opositores al Gobierno (cualquiera que sea su pelaje ideológico) que basan su discurso
en echarle al mismo la culpa de absolutamente todos los males habidos y por haber,
pero creo que ni el más furibundo y exasperado de los seguidores del amigo Losantos
se atrevería acusar a Zapatero de no exterminar a todas las ballenas para acabar con la
crisis. Luego pensé que se trataba, simplemente, de un imbécil, un mentecato, un
zoquete, un botarate, un memo, un lerdo, un necio, un estúpido, un lelo, un cretino
(¡opsss, se acabarón los sinónimos en el diccionario!) pero tuve que reconocer que el
texto no parecía escrito por un zote, no había demasiadas faltas (alguna hay, pero
comparado con lo que se ve por ahí esto es una obra maestra de la literatura) y el breve
discurso estaba bien hilvanado (en su demencial y surrealista estilo, claro está).
También descarté la hipótesis de que el tal Jose fuera un canalla, un miserable, un
granuja, un desaprensivo, una sabandija vil y rastrera (¿qué haríamos los articulistas
mediocres sin un buen diccionario de sinónimos?), pero de la enésima lectura del
comentario colegí que el mismo estaba inspirado por una buena intención (la solución a
la crisis). Para un servidor, la conclusión era inevitable: Jose es el eslabón perdido entre
los antediluvianos primates y el Hombre (y la Mujer, claro, señora Aído).

No quiero extenderme más. Supongo que, a estas alturas del artículo, un alto porcentaje
de mis hipotéticos lectores se habrá quedado dormido sobre el teclado (incluso yo
mismo echaría alguna cabezadita si no fuera porque mi teclado está pegajoso de café
derramado). Tengo la certeza de que, aunque mis contemporáneos pasen por alto mi
descubrimento, las generaciones venideras sabrán valorar convenientemente estas 54
mágicas palabras que descubrí por azar y que (lo siento, sesudos paleontólogos) dejará
el descubrimiento de Ida a la altura del más negro de los betunes. ¡He dicho!

Confesiones de un talibán ortográfico


El autor del artículo confiesa ser un intransigente en temas ortográficos, al mismo
tiempo que manifiesta su firme intención de abandonar la secta de los "integristas
ortográficos"

¡Quiero salir de la secta!

Sí, lo confieso. Mea culpa. Soy un "talibán ortográfico" o, si lo prefieren en inglés, un


"grammar nazi". Soy uno de esos indeseables, pesados y cansinos hasta la extenuación,
que se dedican a escribir comentarios en todo tipo de foros corrigiendo las faltas
ortográficas o gramaticales de los demás. Armados con diccionarios y gramáticas,
pomposamente autoproclamados "defensores del lenguaje", emprendimos hace ya
tiempo una espontánea cruzada para combatir a los que, a diario, maltratan la lengua
española en Internet. Incansables y testarudos, nuestros entrenados ojos vuelan por
líneas y párrafos buscando esa "b" que no debería estar ahí, esa coma que cambia el
sentido de una frase, esos signos de puntuación devorados por las prisas del autor...
Cuando localizamos la presa, apenas podemos sofocar un alarido de triunfo, y ya
nuestras manos vuelan presurosas hacia el teclado, volcando nuestra santa indignación
sobre el "maltratador lingüístico". A veces irónicos, a veces condescendientes, a veces
pedagógicos, casi siempre antipáticos, enviamos el comentario y, momentáneamente
satisfechos, partimos raudos y veloces en pos de otra víctima.
¿Por qué confieso mi adscripción a esta, a todas luces, odiosa secta? En realidad es un
primer paso para salir de ella. Quiero dar público testimonio de mi pertenencia a esta
detestable camarilla y solicitar humildemente la ayuda de mis hipotéticos lectores para
abandonarla de manera definitiva e integrarme en el mundo de la normalidad. Quiero
dejar de ser un pelmazo sabiondo e insufrible cuyo único objetivo en la vida parece ser
corregir puntillosamente las faltas ortográficas ajenas. Quiero ser un internauta corriente
y dejar de martillear de manera constante a mis semejantes.

¿Cómo llegué a formar parte del abominable clan de los "talibanes ortográficos"?
Supongo que la culpa es mía, y solamente mía, pero no puedo dejar de mencionar en
este artículo la nefasta influencia que ejercieron, en mi ya lejana infancia, los profesores
de Lengua Española que tuve la desgracia de padecer. Figuraos que los muy insidiosos
suspendían a los pobres niños que cometían faltas ortográficas en exámenes y
redacciones. Y eso a la tierna edad de 11 ó 12 años. Vamos, que no solamente
pretendían que supiéramos las respuestas del examen, o que la redacción fuera
imaginativa y bien elaborada, sino que encima exigían que no hubiera faltas
ortográficas. En cambio, ahora, en la Facultad de Periodismo, puedes entregar un
examen con 4 faltas y no pasa nada. También teníamos unos horribles libros de texto de
Lengua, elaborados por el más peligroso de todos los talibanes ortográficos, ni más ni
menos que Fernando Lázaro Carreter, el auténtico "Padrino" de esta especie de mafia
lingüística, que no dejaba pasar ni una, el tío. Incluso llegó a escribir libros en los que se
recopilaban sus furiosas diatribas ("dardos", los llamaba él) contra los "maltratadores
del lenguaje" de nuestros tiempos. Menudo elemento.

No faltaron, por parte de aquellos malintencionados profesores, ejemplos con los que
romper mi débil resistencia ante sus ideas extremistas. Que si la herencia de nuestros
antepasados, que si normas unificadoras para que esto no sea "la casa de tócame
Roque", que si las faltas son como la droga, que una lleva a la otra y al final se escribe y
habla como Paco Martínez Soria en sus películas de catetos... Podéis comprender la
presión a la que me vi sometido durante mi infancia, la época en la que una persona es
más vulnerable a estos malévolos ataques.

Pero todo eso se ha acabado. ¡Viva el fondo, abajo la forma! Lo importante es el


significado, lo he comprendido. ¿Qué importa que te sirvan un Vega Sicilia en un vaso
de cartón? ¿Deja de ser por ello un vino extraordinario? No más comentarios, no más
exponerme a respuestas irónicas o insultos por parte del escritor. Es verdad, si se
entiende lo que quieres decir, ¿qué importa que se cuele alguna faltilla? He visto la luz.
¡Estamos en una democracia! ¡Que cada uno escriba como le plazca! Es más, aunque
quizás al principio me cueste, es posible que finalmente consiga liberarme de esos
malditos condicionamientos de los que os hablaba en el párrafo anterior. Aprovecharé
que se aproximan las Fiestas de San Juan en Catalunya y lanzaré al fuego purificador
diccionarios, gramáticas y demás zarandajas inservibles, borraré la página de la Real
Academia de la Lengua (esa institución fascista, como me espetó hace ya tiempo, con
toda la razón del mundo, un internauta harto de mis insoportables opiniones) de la lista
de favoritos de mi navegador y, por fin libre de esas inútiles ataduras, podré dedicar mis
esfuerzos a escribir sin tener que consultar dudas sobre nimiedades lingüísticas a cada
momento. Y para finalizar, solamente me queda solicitar ayuda para lograr estos
propósitos, tender la mano al colectivo "Hoygan" y pedir disculpas a todos aquellos a
quienes haya podido ofender con mis descorteses reprimendas. Como todavía tengo un
largo camino que recorrer hasta alcanzar la "normalización" y uno todavía no está muy
ducho en lo de la "escritura libre", me he permitido usar una frase que he encontrado al
azar, leyendo los comentarios a una noticia de un periódico digital, y que creo que
expresa a la perfección mi arrepentimiento por los errores pasados: "PIDO
DISCULPAS ATODA PERSONA QUE SE HALLA PODIDO OFENDER Y EN
ESPECIAL HATI POR LO DE TONTERIAS OK?"

Barça-Athletic: una victoria agridulce.


Un dignísimo e ilusionado rival y una afición ejemplar ante una nueva exhibición del
rodillo blaugrana.

¡Sois grandes, leones!

Ni la ilusión por el ansiado y cada vez más cercano "triplete", ni el recuerdo de la lejana
final del 84, la de las "galletas", la del triste final de la etapa de Maradona en el Barça,
ni el reto de ser el indiscutible "Rey de Copas", consiguen anular completamente una
sensación de "abusaenanos" mientras contemplo cómo el Athletic de Bilbao, perdiendo
por 4 a 1, es animado de forma incansable por una afición que ha dado toda una lección
de fidelidad, de entusiasmo y de deportividad.

Me he quedado con la boca abierta cuando la hinchada del Athletic ha "corrido a


boinazos" al energúmeno que le ha lanzado un bote a Alves. Me he frotado los ojos
cuando les he visto animar a su equipo de manera incansable, mientras el Barça
culminaba un cuarto de hora de ensueño marcando tres goles que sentenciaban la final.
Seguían animando, gritando ¡Athletic, Athletic! mientras el Barça ponía en marcha su
diabólico "rondo", llegando una y otra vez con peligro al área de Gorka. No voy ni a
intentar analizar el partido, otros lo harán de manera más racional e imparcial. Parecía
que la final sería un emocionante toma y daca entre dos históricos del fútbol nacional,
pero ni la enorme ilusión de los bilbaínos, ni su buen comienzo con un gol de Torquero
(previamente eliminado de la Copa del Rey como jugador del Eibar) han podido con un
Barça que no parece tener límites, que atesora una calidad que convierte en vulgar el
juego del equipo rival, y a sus jugadores en tristes peleles que corren inútilmente en pos
de una quimera, esto es, conseguir hacerse con la pelota.

Uno atesoraba cierto rencor desde aquel ya lejano 1984. Una derrota y una tángana
brutal entre los jugadores de los dos equipos. 25 años esperando la revancha, y cuando
ésta se hace realidad resulta que ni he levantado el puño cuando Xavi ha marcado el
cuarto gol del Barça. Esperaba un encuentro más igualado, evidentemente con la
victoria del Barça como resultado final, pero sufriendo como perros ante esos bravos
leones que se han plantado en la final superando las limitaciones de su romántica
política deportiva en estos tiempos en los que se pagan sin pestañear decenas de
millones de euros por jugadores mediocres.Tengo que ser sincero: no he disfrutado con
el "baño". Veo a Puyol recoger la copa y sigo escuchando ¡Athletic, Athletic!, y en el
fondo me sabe mal que la gabarra siga varada durante quién sabe cuánto tiempo más.

Mañana luciré orgulloso mi camiseta con el 8 de Stoichkov, y llamaré a mi amigo Jose


a Madrid para tocarle un poquito las narices a cuenta del título, pero no me quito de la
cabeza la imagen de esos maravillosos aficionados del Athletic aplaudiendo a Eto'o y a
Pinto mientras pasean la Copa, y a Eto'o con la Ikurriña agradeciendo el fantástico
comportamiento de una afición ante la cual no cabe otra cosa que quitarse el sombrero.
Espero, sinceramente, que no tarden otros 25 años en jugar otra final... y ganarla.

Llega el calorcito: ¿te animas a bucear?


¿Es difícil bucear? ¿Caro? ¿Peligroso? En absoluto. Ahora que llega el calor, aprender a
bucear es la oportunidad de conocer un mundo excitante y maravilloso: el mundo
submarino. En este artículo intentaré orientar a los interesados que quieren iniciarse en
esta adictiva actividad.
¡Vamos a bucear! Es una recomendación de vuestro buen vecino y seguro servidor
Hank66

No hace falta que esperes a ser multimillonario para convertirte en "turista espacial" y
experimentar las sensaciones de la ingravidez. Puedes sentir una sensación similar por
apenas 60 euros: lo que cuesta, más o menos, un "bautizo" de buceo en cualquiera
de los numerosos centros de nuestro país.

Estás nervioso, algo incómodo con tanto trasto. El traje, el chaleco, los plomos, la
máscara, las aletas... te sientes apretado y patoso. Encima te han colocado una pesada
botella en la espalda, y apenas te puedes mover. Te ajustas la máscara, te colocas el
regulador en la boca... y saltas al agua. Se acabó la incomodidad. Estás flotando.
Cuando estás listo, sueltas aire y comienzas la inmersión. La sensación de agobio
desaparece.

Estás flotando, ingrávido, bajas lentamente mientras el fondo marino se acerca. Silencio
absoluto, solamente roto por el sonido de las burbujas que ascienden a superficie. Te
reúnes con tus compañeros, compruebas tu equipo. Todo está bien. Tienes por delante
una hora para pasearte tranquilamente por las profundidades marinas. Los peces te
miran, entre curiosos y sorprendidos. Una morena asoma sus amenazadoras fauces entre
las rocas. Un pulpo enorme se asusta y sale zumbando ante tu presencia. Enfocas con tu
linterna a una estrella de mar, y su luz te muestra una explosión de color rojo. Tras la
inmersión, asciendes de nuevo, emocionado y en paz, deseoso de subir al barco para
comentar con tus compañeros lo que has visto.
Es el maravilloso mundo del buceo. Aunque, con la implantación de los trajes "secos"
que no dejan entrar ni una gota de agua, se bucea durante todo el año, es en estas fechas
de "calorcillo" y vacaciones cuando nuestras costas se llenan de buceadores en busca de
los mejores fondos marinos. Amigos, esto es adictivo. La increíble sensación de
avanzar flotando en el líquido que le da vida a nuestro planeta (¡qué injusticia que
se llame Tierra!) te hará desear volver al agua cuando todavía no se acaba de secar
tu bañador. A mucha gente le gustaría experimentar esa sensación, pero piensan que es
complicado, caro, elitista, peligroso... Nada más lejos de la realidad. Intentaré, en la
medida de mis modestas posibilidades, orientaros un poco a aquellos de vosotros que
deseáis iniciaros en el maravilloso mundo del submarinismo. Ahí van unas cuantas
preguntas... y unas cuantas respuestas.

• ¿Cómo empiezo?: Si deseas experimentar las sensaciones del buceo, pero de


momento no quieres enredarte con cursos y teorías, puedes probar con un
"bautizo de buceo". Un instructor profesional te explicará someramente cómo
funciona el tema, y luego te acompañará en un paseíto a poca profundidad
durante unos 20-30 minutos (eso dependerá de ti). El precio del "bautizo", con
todo incluido, ronda los 50-60 euros. Asesórate un poco sobre el sitio donde se
hace el "bautizo", hay mucho espabilado que te puede pegar un paseíto por la
playa que está al lado del centro, y solamente verás arena, botellas vacías,
compresas, y los culos de la gente que se está bañando.
• Me ha gustado el "bautizo" y quiero aprender a bucear. ¿Qué debo hacer?:
En España hay montones de centros donde se imparten cursos. El precio no
suele sobrepasar los 300 euros, incluye la teoría, prácticas en piscina y una serie
de inmersiones en el mar, así como el alquiler del equipo y las botellas. Hay
varias organizaciones con sus propios sistemas de enseñanza. El más popular es
PADI, pero también puedes sacar tu titulación con FEDAS, SSI, ACUC, etc. La
verdad, no es demasiado importante la organización con la que te saques el
título, lo importante es que el centro y, sobre todo, tu instructor, sean serios. Un
buen instructor es garantía de buenos conocimientos, y eso aumentará tu
confianza y seguridad bajo el agua.
• ¿Es caro el equipo?: No demasiado. Aunque los centros alquilan todo el
equipo, es conveniente tener tu propia equipación, conocerla te ayudará a bucear
más tranquilo. Puedes ir comprando el equipo poco a poco, mientras alquilas el
resto. Algunas de las mejores tiendas de buceo son Casco Antiguo, Scubastore o
Planeta Marino, aunque existen muchísimas más.También dispones de un buen
mercado de segunda mano, y algunas tiendas hacen "paquetes" de equipación a
precios muy buenos. Si te buscas bien la vida, puedes encontrar un equipo de
buceo a buen precio. De todas maneras, también aquí se dan las innovaciones
tecnológicas a un ritmo vertiginoso. Cada año salen nuevos modelos, e intentar
seguir el ritmo te puede llevar a la ruina. De todas maneras, esto favorece el
mercado de segunda mano, y puedes encontrar equipación semi-nueva a precios
bajísimos.
• ¿Es peligroso?: Con una buena base teórica y una actitud responsable y
respetuosa, los riesgos son mínimos. Muchos accidentes se producen por exceso
de confianza, no revisar el equipo, bucear temerariamente, no respetar tiempos
de descompresión, etc... Como en cualquier actividad deportiva, tenemos que
tener claro dónde están nuestros límites, y qué podemos o no podemos hacer.
• ¿Cuánto puedo tardar en tener mi titulación?: Si eliges un curso intensivo
(relativamente, no te aconsejo hacer el curso en dos o tres días, puedes acabar
saturado y agobiado) en un par de semanas puedes completar el curso básico
para bucear a una profundidad de unos 20 metros con seguridad y destreza.
• ¿Necesito tener unas condiciones físicas especiales?: En absoluto. Cualquiera
puede hacerlo. Es recomendable hacerse un chequeo orientado específicamente
al buceo, pero fuera de eso no hace falta ser un "Rambo". Delgados, gordos,
bajos, jóvenes, viejos, todos podemos bucear. El buceo nos iguala a todos. En el
fondo del mar, cuenta más la pericia, la tranquilidad y la responsabilidad que los
músculos y la forma física. No te preocupes por esos kilillos de más, después del
buceo los acabaremos de matizar con una "deco-birrilla" para comentar la
jugada.
• ¿Son caras las inmersiones?: Una inmersión que incluye el "paseíto" en barco,
la botella de aire y un guía profesional nos puede salir por unos 20-25 euros,
dependiendo del centro. Tienes la opción de entrar desde playa (inmersiones de
"infantería") y evidentemente no pagas nada (si dispones de todo el equipo,
incluyendo la botella cargada). Cuando seas todo un experto, puedes contemplar
la posibilidad de un "crucero de buceo" por alguna de las "mecas" del buceo,
como pueden ser el Mar Rojo o Maldivas.

Estas son algunas de las preguntas básicas que nos podemos hacer si nos planteamos
aprender a bucear. Evidentemente, hay muchas más. Para obtener respuestas a esas
preguntas podemos acudir a la página de la Federación Española de Actividades
Acuáticas (FEDAS), a la de Professional Association of Diving Instructors (PADI).
También podemos acudir a alguna de las páginas sobre buceo que proliferan por
Internet. Yo te recomiendo Forobuceo, Bajoelagua, o Sensaciones, aunque hay muchos
más.

Como veis, no es difícil comenzar a bucear, ni mucho menos sentir la sensación de


ingravidez que nos proporcionará un paseíto submarino. Nada será lo mismo tras
haber visitado los fondos marinos. He visto a gente emocionada, incapaz de articular
palabras tras haber hecho una inmersión especialmente emocionante. Como ya he dicho
antes, el buceo es altamente adictivo. No he pretendido ser exhaustivo, pero sí intentar
convenceros de que iniciarse en este maravilloso mundo no es ni complicado ni caro ni
reservado a potentados. ¡Nos vemos en el azul!

Librerías Crisol: última boqueada tras


años de agonía.
Las Librerías Crisol, pertenecientes al Grupo Prisa, cierran y exhalan su último aliento
tras años de decadencia y agonía.
Si llegamos diez minutos más tarde nos la encontramos cerrada...

Como decía la canción, "la vida te da sorpresas, sorpresas te de la vida". Hace apenas
unos días este buen vecino y seguro servidor de ustedes escribía un pequeño articulillo
sobre sus recuerdos del Día de Sant Jordi como trabajador de una céntrica librería de
Barcelona, y hoy me desayuno con la noticia del cierre de las librerías Crisol, vamos, de
las últimas que quedaban en Madrid. Y lo de las sorpresas de la vida viene a cuento
porque la librería donde un servidor trabajaba era... Crisol. O sea, que este capítulo bien
se podría titular "Nuevas batallitas del abuelo Cebolleta", o algo por el estilo. Por lo que
he podido leer durante el día de hoy sobre el cierre de Crisol, no hay mucha diferencia
de estilo y forma usados en el cierre de hoy con los procedimientos usados hace 8 años
para cerrar una de las dos librerías Crisol que había en Barcelona.

Corría el año 1994 cuando Crisol desembarcó en lo que, hasta entonces, había sido la
Librería Toc's de Barcelona. Toc's había sido uno de los buques insignia de la pasión
por el diseño que inundó Barcelona en los años pre-olímpicos. La ciudad derrochaba
optimismo y autocomplacencia. No se habían escatimado en gastos para montar una
librería espectacular, cita ineludible de la "gente guapa" de Barcelona, donde uno se
podía encontrar a Narcís Serra comprando libros, o a la infanta Cristina adquiriendo un
CD. Todo era "de diseño", hasta los uniformes de los empleados podían servir
perfectamente para salir a tomar unas copas por la noche en los locales mas "in" de
Barcelona. El dinero fluía sin problemas y los saraos con personalidades del mundo de
la cultura, la política y la literatura eran continuos... hasta que se cerró el grifo del
dinero. Los propietarios se cansaron del caprichito y ahí es donde entró Crisol. Cuando
el Grupo Santillana, perteneciente al Grupo Prisa, adquirió el céntrico y enorme local
donde había estado ubicada la librería Toc's, ya existía una librería Crisol en Barcelona.
Concretamente en Rambla Catalunya, cerca de donde se abriría el nuevo centro. Les
funcionaba bien, gracias al continuo flujo de gente que transitaba por la Rambla y a que
cerraban tarde.

Las mentes pensantes del Grupo Prisa pensaron que podían repetir la jugada con la
antigua sede de Toc's, y aparecieron de la noche a la mañana. Se nos convocó a una
reunión de la que recuerdo, sobre todo, las exageradas garantías de que todo el personal
seguiría, y algunas pintorescas afirmaciones de que se "preservaría la catalanidad del
establecimiento" (cosa que a muchos de los que allí nos encontrábamos nos importaba
un bledo, más preocupados por saber si los nuevos propietarios nos iban a echar a la
puñetera calle). La verdad es que se supieron vender bastante bien, que si su modelo de
gestión era fantabuloso, que si las cosas se iban a hacer con racionalidad, que si Crisol
Barcelona prosperaría, etc.

Efectivamente, las cosas cambiaron. Y qué cambio. Del más insoportable esnobismo
cultureta pasamos a convertirnos en una especie de "bazar chino" de la cultura. Un
cierto aire rancio y casposo lo inundó todo. Efectivamente, no echaron a nadie... porque
la gente se fue, más o menos voluntariamente. La nueva dirección se apresuró a saldar
la sección de Electrónica. No era viable. Poco tardaron en hacer lo mismo con la
sección de Fotografía, que sus responsables habían convertido en uno de los referentes
ineludibles del mundillo fotográfico barcelonés. Creo que nada ilustra mejor la forma de
proceder de los jerifaltes de Crisol que la forma que tuvieron acabar con la sección.
Primero intentaron saldar, de manera ruinosa, todo el material que había en la tienda.
Un buen día, el gerente de la tienda recibió una oferta de un mayorista de fotografía
para llevarse todo el material que quedaba. Se autoriza la operación desde Madrid, viene
el mayorista, carga un camión, se lleva el género... y al día siguiente la operación se
"desautoriza". Llamada al mayorista, y vuelta del camión, sospechosamente más vacío
que cuando se llevó el género. Todo el material al almacén... y a pudrirse de asco.

Punto y aparte era la gestión del departamento de música, que pasó a convertirse en una
especie de subsede de los Cuarenta Principales. Teníamos al lado un gran tienda de
discos que nos hacía la competencia. Hasta que entró Crisol habíamos podido mantener
unos precios similares los suyos, pero de pronto empezaron a llegar compactos
marcados a precios mucho más altos que la tienda de al lado. Cuando lo comentamos a
los mandamases (que venían regularmente para inspeccionar el chiringuito y, de paso,
atizarse pantagruélicas comidas en uno de los mejores restaurantes franceses de la zona)
nos decían que el precio era el mismo para toda la cadena y que no se podía modificar.
¡Toma flexibilidad y reflejos empresariales! Los de la tienda de al lado se partían de risa
chuleándonos descaradamente la clientela.

Solamente recuerdo de aquellos días decisiones demenciales, campañas de venta en las


que pretendían que todos los empleados molestásemos por teléfono a clientes para
venderles los nuevos lanzamientos de Disney, todo en medio de una sensación
generalizada de decadencia y progresivo deterioro. Las carísimas estructuras, los
muebles de diseño, el edificio, se resquebrajaba, y el tema se parcheaba de cualquier
manera. Todo rezumaba provisionalidad y dejadez. Los libreros, más que para atender
al cliente, se dedicaban a examinar listados, buscando libros para devolver al proveedor,
que a su vez los volvía a enviar pasadas unas semanas. La gestión de la librería se había
convertido en una especie de demencial burocracia en la que la cultura poco tenía que
ver.

Por fin, en 2001, nos comunicaron que se cerraba la tienda. El estilo del que hizo gala el
Grupo Prisa para ponernos a todos en la calle fue chulesco, barriobajero y traidor. Nos
informaron del cierre a comienzos de verano, cuando muchos empleados ya estaban
disfrutando sus vacaciones. Contrataron a gente de ETT's para devolver libros a
mansalva, trabajando junto con los empleados que se iban a la calle. Se iniciaron las
negociaciones en Madrid, ya que en la capital también cerraban algunas tiendas.
Todavía recuerdo la imagen de los delegados sindicales y representantes del sindicato
(cuya actuación en las negociaciones merecería un artículo aparte) sentados en una sala
de reuniones de un céntrico hotel de Madrid, mientras los abogados de la compañía nos
abrumaban con datos económicos, cifras de ventas, porcentajes, proyecciones de
gráficos, etc. Uno de los grupos más poderosos de España regateándole cuatro duros a
unos pobres diablos que, en pleno verano, se veían en la calle. Aquellos impecables
abogados llegaron a decirnos que teníamos que separar a Santillana, propietaria de
Crisol, del Grupo Prisa, en una especie de burla a nuestra inteligencia. Estuvieron
mareándonos, más o menos, un mes, en un tenso tira y afloja que culminó con la
sospechosamente precipitada firma de un acuerdo que no llegaba, ni de lejos, a nuestras
pretensiones, y a finales del verano ya estábamos todos intentando buscarnos la vida. De
las cláusulas de recolocación, de la bolsa de trabajo, de las promesas que figuraban en el
pacto, nunca jamás se supo.

La otra tienda de Barcelona, la primera en abrir, todavía aguantó unos años, pero acabó
igualmente sucumbiendo, y ahora los últimos restos de Crisol se hunden
definitivamente. 65 familias a la calle, y la crisis como cansina y reiterada justificación
para echar el cierre. Leo la noticia y retrocedo en el tiempo y, a tenor de las noticias que
me llegan, de la misma manera que la gestión de las librerías no mejoró, tampoco han
mejorado los métodos del Grupo Prisa, el presunto bastión del progresismo español, a la
hora de poner a sus empleados de patitas en la calle.

Cuando el destino nos alcance,


¿acabaremos comiendo Soylent Green?
Química variada, conservantes, colorantes, acidulantes, pesticidas, transgénicos... ¿Qué
acabaremos comiendo dentro de unos años?. Una semidesconocida película de los años
70 insinuó una inquietante posibilidad.
El emotivo adiós del maestro.

No es que uno no escarmiente, no. Ya sabe perfectamente lo que compra. Pero, como
diría mi amigo Juan, "está la cosa muy malita". Es por eso que no suelo dudar mucho
cuando hago mis compras mensuales en el supermercado de turno y cojo, con aire
resignado, esas bandejas de plástico retractiladas que contienen 6 ó 7 tomates. Muchas
veces no hay tiempo, o no hay dinero, para comprar algo mejor. Y uno llega a casa,
rasga el retractilado y se acerca un tomate a la nariz para intentar solazarse con el olor y
desperezar viejos recuerdos de paseos por una plantación de Valencia, caminando con
mi padre y arrancando a las tomateras unos frutos de un rojo intenso, jugosos y llenos
de sabor, que comíamos mientras paseábamos entre árboles cuajados de fruta. No hay
manera. No hay olor. Lo muerdo, e instintivamente tuerzo el gesto. Una textura gomosa,
artificial, y la práctica ausencia de ese jugo que uno sorbía antaño con deleite, sin
importarle que resbalara por la cara. Son tristes sucedáneos, cultivados en invernaderos,
acelerado su crecimiento por métodos incomprensibles, y conservados en cámaras
frigoríficas que acaban matando su ya exiguo sabor. Frutos sin sabor, penoso remedo de
tomates para la tropa. Los otros, los buenos, hay que pagarlos a precio de oro.

Es entonces cuando, indefectiblemente, rememoro una de mis películas favoritas. Se


trata de "Soylent Green", rebautizada en España como "Cuando el destino nos alcance"
(y tengo que reconocer que, por una vez, me gusta más el título español que el inglés).
Es una producción de 1973, dirigida por Richard Fleiser y protagonizada, entre otros,
por Charlton Heston y Edward G. Robinson. Es una película memorable, uno de los más
claros ejemplos de distopía, o lo que es lo mismo, una sociedad futura en la que las más
funestas predicciones se han hecho realidad. Lamentablemente, la película ha quedado
eclipsada por otros filmes que también abordan el tema de la degradación de la
Humanidad, como pudieran ser "Metrópolis", "1984" o "Blade Runner", entre otras,
pero es una verdadera joya cinematográfica, estremecedora en sus planteamientos y
resolución.

Hay varias razones para revisitar la película. Para un servidor, una de las principales es
la emotiva y estremecedora actuación del gran Edward G. Robinson, el mítico iactor
que quedará para siempre en la memoria del cinéfilo como el prototipo de gángster frío
y calculador que popularizó, sobre todo, durante los años 30 y 40. Edward G. Robinson
moriría dos meses después de rodar la película, y dos meses antes de recibir un Oscar
honorífico por el conjunto de su carrera. Su conmovedora interpretación del ayudante de
Heston consigue poner un nudo en la garganta del espectador más avezado. También
asistimos a una buena interpretación del ex presidente de la Asociación Nacional del
Rifle, el señor Charlton Heston, que por aquel entonces le daba al "alpiste" de mala
manera y que, al parecer, le había cogido el gusto al tema "apocalíptico", completando
una especie de "tetralogía del mal rollo" que comprendería "El planeta de los Simios"
(1968), "Regreso al Planeta de los Simios" (1970), "El último hombre vivo" (1971) y la
película que nos ocupa. Asimismo, la película contiene escenas fuertemente
impactantes, como la disolución de una manifestación de ciudadanos enloquecidos por
el expeditivo método de atacarlos con excavadoras que los levantan y machacan sin
contemplaciones, o las escenas de la gente durmiendo hacinada en las escaleras de los
edificios, en medio de un sofocante calor.
Y es que en el Nueva York del año 2000 la cosa no está para demasiadas tonterías. En
la ciudad se hacinan 40.000.000 de personas, la mayoría de ellas sin trabajo ni techo. La
brutal contaminación, el agotamiento de los recursos naturales y la superpoblación
hacen que la mayoría de ellas vivan la más absoluta de las miserias, en contraposición a
una élite aislada en lujosos edificios (que disponen incluso de chicas que, cual
mobiliario, forman parte de los apartamentos) y que todavía puede acceder a lujos como
piezas de carne o verdura. La masa se alimenta de una especie de galletas fabricadas por
la corporación Soylent. galletas de distintos colores hechas con "plancton de los
océanos". Robert Thorn, el policía poco escrupuloso interpretado por Heston, investiga
el crimen de un capitoste de Soylent con la ayuda de Sol Roth, (¡qué grande eras,
Edward G. Robinson!), el cual le guiará de manera sorprendente a la resolución del caso
y a una aterradora conclusión. Y, como diría cualquiera de los presentadores del mítico
concurso "Un, dos, tres... responda otra vez", hasta aquí puedo leer.

Aparte de la ya mencionada escena de las excavadoras, "Cuando el destino nos alcance"


dejó para siempre en mi retina la imagen de la cena que Sol Roth prepara a Robert
Thorn con tomates, verduras y algunos trozos de carne que el policía se ha "agenciado"
del apartamento en el que el dirigente de Soylent es asesinado. El policía disfruta de
unos sabores que nunca había conocido, acostumbrado a la basura manufacturada por
las empresas Soylent. La otra imagen es la de Sol Roth en el centro de suicidio asistido,
observando conmovido imágenes de una Naturaleza desaparecida mientras escucha
música clásica, harto de un mundo que agoniza y muere lentamente.

Creo que voy a hacer un esfuerzo y comprar tomates "de verdad", por caros que sean,
antes de que sea demasiado tarde. Porque tengo la impresión de que, ahora sí, el Destino
nos está alcanzando.

Ciudadanos - Partido de la Ciudadanía:


¿se están quedando en pelotas?
Tras su espectacular irrupción en la política, Ciudadanos vive un proceso de
autodestrucción que podría culminar en las próximas elecciones al Parlamento Europeo,
donde concurre de la mano de la sospechosa organización Libertas.
¿Una imagen premonitoria del futuro del partido?

Se presentaron "en pelotas", y así se pueden quedar. El partido Ciudadanos - Partido de


la Ciudadanía irrumpió en la política catalana con una puesta en escena espectacular.
Frente a los típicos y tópicos retratos de los políticos que se presentaban a las elecciones
(ya saben, sonrisa más o menos forzada, aspecto natural, desenfadado pero responsable,
y en general el intento desesperado de reflejar los valores del partido en una fotografía)
los sufridos electores nos encontramos de sopetón con unos carteles desde lo que un
veinteañero guapete con aspecto aniñado nos pedía el voto para su partido... en pelotas.
En efecto, el amigo Albert Rivera, que además era el presidente del partido y candidato
a la Generalitat por el mismo, se nos mostraba como su madre lo trajo al mundo, eso sí,
tapando pudorosamente sus vergüenzas con las manos, y nos informaba de que "No nos
importa dónde naciste. No nos importa la lengua que hablas. No nos importa qué
ropa vistes. Nos importas tú". Muchos analistas pensaban que la cosa quedaría en
anécdota, una especie de coña marinera que serviría para darle un poco de vidilla al
alicaído panorama político catalán. Pero no, el partido de Rivera, Ciudadanos - Partido
de la Ciudadanía, consiguió 89480 votos, 3 diputados al Parlamento Catalán, y se
convirtió en la sexta fuerza política de Catalunya.

La clase política catalana se quedó estupefacta ante la desvergonzada irrupción de


Ciudadanos en el Parlamento. Enzarzados en sus pactos, cambalaches, apaños y
trapicheos varios, repartiéndose el pastel entre los de siempre (con la inclusión
esporádica de algún invitado consentido, léase Montilla), tapándose mutuamente las
vergüenzas y disimulando entre todos el profundo olor a descomposición y
podredumbre que impregna la política catalana (con algún legendario desliz, como el
del vergonzoso 3%), no se dieron cuenta de que se les colaba a la fiesta un invitado no
deseado, un advenedizo que atacaba frontalmente algunos de los dogmas políticos con
los que ha tenido que comulgar cualquiera que haya querido ser algo, políticamente
hablando, en Catalunya.

Ciudadanos - Partido de la Ciudadanía conseguía esos espectaculares resultados menos


de tres meses después de su Congreso Fundacional aunque, realmente, la gestación de
Ciudadanos se remonta al 7 de Junio de 2005. En dicha fecha se da a conocer un
manifiesto, firmado por intelectuales, periodistas, escritores, profesores, etc, en el que se
arremete contra el nacionalismo victimista de los partidos catalanes, se critica el
adocenamiento de la política catalana y el sometimiento generalizado de los políticos a
un consenso que camufla fraudes y corrupciones varias. Abogan por la creación de un
partido no nacionalista, "identificado con la tradición ilustrada, la libertad de los
ciudadanos, los valores laicos y los derechos sociales". Dicho y hecho. Menos de un
año después, concretamente el 4 de Marzo de 2006, se inicia en Barcelona el proceso
para constituir el nuevo partido. Eligen como presidente al ya mencionado Albert
Rivera, que contaba por aquel entonces con 26 añitos, y el 16 de Septiembre presentan
su candidatura a las elecciones autonómicas catalanas.

Y hasta aquí llegan las buenas noticias para Ciudadanos. Tras la inaudita ascensión,
llegó una vertiginosa caída que puede culminar en un espectacular batacazo en las
próximas elecciones al Parlamento Europeo. Ciudadanos se presenta a las elecciones
municipales de 2007 con candidatos carentes de experiencia previa. En Catalunya
obtiene 67315 votos y 13 concejales. Vamos, que no es para tirar cohetes. Tras las
elecciones se celebra el Segundo Congreso Nacional. Aquí es donde comienza el
despelote de verdad. El partido, que hasta entonces se había manifestado ajeno a
cualquier corriente ideológica, ve como se aprueba la "Enmienda Carreras" que ubica al
partido dentro de una indefinida posición de "centro-izquierda". Se produce una
desbandada general de los militantes más situados a la derecha, más otros disconformes
con la evolución del partido. Muchos de ellos acaban en el partido de Rosa Díez, Unión
Progreso y Democracia. El partido pierde a una tercera parte de la militancia.Tras la
sangría, las Elecciones Generales de 2008 suponen un nuevo batacazo para Ciudadanos.
45750 votos en toda España, y 27408 en Catalunya. El partido de Rosa Díez, más o
menos afín ideológicamente a Ciudadanos, rechazó coaligarse con el partido de Rivera,
una negativa que escoció lo suyo. Por otra parte el PP ofreció a Ciudadanos la
posibilidad de presentar listas conjuuntas en Valencia, Catalunya y Madrid, posibilidad
que rechazó Ciudadanos.
No obstante, ha sido hace pocas fechas cuando Ciudadanos ha dado la impresión de una
importante "pérdida de papeles" política. Hace poco comenzaba el despelote de verdad,
el que ha dejado el de Rivera en las elecciones de 2006 a la altura del betún: Ciudadanos
se presenta a las Elecciones Europeas y su candidato es... Miguel Durán, ex presidente
de la ONCE y de Telecinco, recién absuelto por la Audiencia Nacional de delitos
fiscales y de falsedad que le imputaba la Fiscalía por supuestas irregularidades cuando
encabezaba la gestión de la cadena de las Mama-Chicho. No contentos con eso se alían,
vía Durán, con Libertas, una confusa organización paneuropea creada por el millonario
irlandés Declan Ganley que ha captado para su confusa causa, aparte de a Ciudadanos, a
partidos como la ultranacionalista y xenófoba Liga de las Familias Polacas, el
Movimiento por Francia de Phillipe de Villiers, colega ideológico de Le Pen, La Destra
italiana y otros pintorescos partidos del mismo jaez. En España también se han cogido
de la mano del Partido Socialdemócrata Español, en el que milita el legendario
tránsfuga Eduardo Tamayo , al que uno imaginaba escondido en algún rincón tras su
vergonzosa actuación política.

¿El resultado? Pues la sensación de que Ciudadanos, en una especie de absurda "huida
hacia adelante", se va a suicidar políticamente con unas alianzas políticas que casi nadie
comprende. Dos de sus tres diputados al Parlament, Antonio Robles y José Domingo, ya
se han manifestado en contra del acuerdo, aprobado con 36 votos a favor, 24 en contra y
2 abstenciones. Antonio Robles ha sido invitado a marcharse de Ciudadanos, y su
escaño lo ocupará Carmen de Rivera. José Domingo también ha "rajado" y es posible
que abandone próximamente el partido. También se han desmarcado de esta "aventura"
de Ciudadanos los intelectuales firmantes del Manifiesto que comenzó la andadura del
partido, como Arcadi Espada. En definitiva, el desmoronamiento de un partido que se
ha escorado de manera peligrosa a la derecha en busca de un rumbo que parece
definitivamente perdido.

Día de Sant Jordi: libros, rosas... y algún


capullo
Como cada año, se celebra el Día de Sant Jordi en Catalunya. La culminación de unas
semanas de locura para los libreros, y una lucha encarnizada entre las editoriales por
llevarse al lector "al huerto" con sus novedades.
Buscando relleno para las librerías...

Me resulta raro estar escribiendo estas líneas en casa, tomando café, fumando un
cigarrillo y escuchando a Neil Young, mientras el centro de Barcelona hierve de
tenderetes de libros y rosas y una multitud deambula apretujada intentando dar con un
libro que resulte interesante para la persona a la que se le va a regalar. Y digo que me
resulta raro estar aquí porque, hasta hace unos años, un servidor formaba humilde parte
de esa especie de circo que se monta en Catalunya cada 23 de Abril. Trabajar durante 15
años en una librería del centro de Barcelona me hizo contemplar el espectáculo en
primera fila. En una agotadora primera fila, he de decir. A fuer de ser sinceros, me
sentía como los "machacas" que recogen y ordenan el escenario en una actuación, esto
es, formando parte de la función, pero sin disfrutarla. Una agotadora jornada que
comenzaba a las 7 de la mañana y terminaba, con suerte, a las 11 de la noche, una
verdadera locura de nervios, prisas, gritos y tensión que parecía no tener fin.

Y es que esta especie de "espejismo cultural" que es el Día de Sant Jordi en Catalunya
no se limita al día de marras. Resulta triste, pero las ventas de Sant Jordi son vitales para
la mayoría de las librerías catalanas. Se prevé que se ingresen unos 20 millones de euros
por la venta de libros, cifra que representa aproximadamente el 10% de facturación
anual de las librerías de nuestra comunidad. Y el grueso de esas ventas se produce en el
mismo día de Sant Jordi, dado que muchas librerías ofrecen a los compradores
descuentos sobre el precio de venta normal del libro. ¿Resultado?: el centro de
Barcelona totalmente colapsado por gente que camina a pasitos cortos (no hay espacio
para más), en su mayoría totalmente abrumados por la inmensa oferta que se vuelca en
los puestos durante el día. Y ya no digamos si Sant Jordi cae en fin de semana, entonces
deberíamos acudir a la película "Marabunta" para hacernos una idea de lo que supone
pasear por la Ciudad Condal.

Para los libreros, el día de Sant Jordi comienza mucho antes del 23 de Abril. A finales
de febrero y principios de Marzo, los almacenes de las librerías se colapsan con los
envíos de las diferentes editoriales y distribuidoras. Organizar los envíos, etiquetar los
libros, organizar las firmas de los autores, coordinar horarios, etc, convierten el proceso
en una tensa cuenta atrás que deja a los trabajadores de las librerías completamente
agotados y a los pies de los caballos cuando llega Sant Jorxi. Pero no se acaba aquí el
trabajo. El día 24 de Abril, con el personal reventado tras más de 16 horas de
vertiginoso deambular por la librería y/o el tenderete de la calle, llega la tarea de
devolver los cientos de ejemplares que no se han vendido. O sea, que el trabajo que
supone Sant Jordi para los libreros abarca, más o menos, dos meses de penosa tarea.

No voy a seguir explicando las penalidades que hacen que ahora uno se pasee con una
sonrisa de oreja a oreja husmeando tranquilamente por los puestos mientras recuerda los
nervios de aquellas fechas ya lejanas, ni hacer un sesudo análisis sobre los hábitos de
lectura del personal. Solamente pretendo rememorar algunas anécdotas de aquellos
días, cual abuelo Cebolleta de las librerías. Como aquellas abuelitas que, con más de 20
personas reclamando tu atención para pagarte el libro o preguntarte algo, se empeñaban
en explicarte el argumento "que le sonaba" de una novela que querían regalar, con datos
tan generales que se podrían aplicar al 90% de la literatura. O los coleccionistas de
puntos para libros, inmersos en un frenético periplo por los puestos pidiendo puntos
gratis. O el tipo desesperado que golpeaba frenéticamente las puertas de la librería ya
cerrada a las once y media de la noche para comprar un libro. O esa señora que pedía un
libro de un determinado color para que le hiciera juego con las estanterías...

Caso aparte son los escritores que, en un vertiginoso peregrinaje por los puestos de las
librerías más importantes, acababan con la mano dolorida de firmar y dedicar
ejemplares y la mente abotargada de escuchar agradecimientos y el espíritu quebrantado
tras aguantar compadreos, palmaditas, abrazos y efusiones varias. Eso en el caso de los
escritores famosos, que realmente son los menos. Unos, resignados ante la avalancha,
tiran de buen humor y capean el temporal lo mejor que pueden. Aún recuerdo la cara
que me puso Forges cuando, momentáneamente "escaqueado" de mis labores, le
presenté a la firma un libro ajado y hecho polvo que databa de... 1971. Cuando alzó la
vista pensaba que me lo tiraba a la cabeza, pero me sonrió y me hizo un dibujo y una
dedicatoria entrañable. ¡Gracias, maestro! Otros pasean su mala baba y su altanería por
los distintos puestos, agobiando a las personas que las editoriales ponen a su disposición
con quejas, broncas y peticiones dignas de una "rock'n'roll star", como la de una célebre
escritora deslenguada y procaz que exigía que le abrieran las latas de refresco y le
movieran el azúcar en el café.

Y, como trasfondo, la lucha encarnizada por el triunfo final entre los "escritores serios"
y los "mediáticos". Ahí los tenemos cada año, comandados por el imbatible Andreu
Buenafuente: cocineros, meteorólogos, sexólogos, economistas, humoristas, jardineros,
árbitros, presentadores, todo un elenco de famosos y famosillos de la tele o la radio con
libro que se hinchan a firmar ejemplares mientras son contemplados por los autores
"ortodoxos" con una mezcla de desprecio y odio sin límites. Supongo que debe ser duro
estar meses, o años, escribiendo un libro, y ver cómo te sobrepasa en ventas y
popularidad el libro de monólogos de un graciosete que además es posible que haya
seguido el celebérrimo "método Ana Rosa Quintana" de escritura. A veces pensaba
que de un momento a otro perderían su forzada compostura, se abalanzarían sobre el
"mediático" de turno y acabarían con su vida clavándole su pluma en el cuello.

El libro no era de 1971, era de 1972, proclamo. Y gracias por lo de 'maestro', afirmo.
Gracias por el piroperío.
forges ”
nº 1 por Anónimo el 23/04/09 a las 21:04
Caso José Luis Moreno: alumnos
aventajados de Poncio Pilatos
El delirante asunto de la puesta en libertad de dos miembros de la banda criminal
responsable del asalto al chalet del empresario y ex ventrílocuo José Luis Moreno
vuelve a poner de actualidad el espinoso asunto de la descoordinación entre la
Judicatura y los Cuerpos de Seguridad del Estado.

¿De verdad me puedo ir ya?

No hace ni cinco meses que el Ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, recibió
en la sede del Ministerio, en compañía de altos cargos policiales de la lucha contra el
crimen organizado, al empresario del espectáculo, productor de televisión y ex
ventrílocuo José Luis Moreno.El amigo Moreno había acudido a agradecer el empeño
mostrado por la Policía Nacional y la Guardia Civil en la detención de los miembros de
la banda albanokosovar que habían asaltado su chalet, dejando al papá de Monchito y el
cuervo Rockefeller hecho un ecce homo. Concretamente, el asalto se produjo el día 20
de Noviembre de 2007. Apenas un año después, el 14 de Noviembre de 2008, se
produce la detención de los miembros de la peligrosa banda, y el 21 de Noviembre del
mismo año se produce la visita de José Luis Moreno a Rubalcaba.

Fue en esa reunión, pletórica de agradecimiento, palmaditas en la espalda y "buen


rollete" general, donde Rubalcaba, en unos momentos en los que no abundaban las
buenas noticias para el Gobierno, se "vino arriba" y, exultante y eufórico ante tanta loa a
la eficacia y profesionalidad de las Fuerzas de Seguridad del Estado, pronunció una
frase que, por lo menos a ojos de un servidor, solamente tiene parangón en el mundo del
"sobradismo" contemporáneo con las recientes declaraciones de dos presidentes de
nuestro patrio balompié menospreciando a sus rivales antes de caer estrepitosamente
ante los mismos (véase "Vicente Boluda" y "José María del Nido"). La frase, palmaria,
clara y contundente, como acompañada de una imaginaria colocación testicular en la
mesa, era la siguiente: "En España, el que viene a robar acaba en la cárcel".

Menos de cinco meses después, dos miembros de la banda han sido puestos en libertad
gracias a graves errores que nadie quiere reconocer. Si en el caso de Alejandro Fred
Deda el asunto se pudo solucionar con su detención tres días después de su errónea
liberación, el jefe de la banda y agresor de José Luis Moreno, el peligrosísimo Astrid
Bushi, sigue en libertad. Bushi fue liberado por la Policía Nacional tras prestar
declaración en un juzgado de Alcobendas. El episodio de la liberación de Bushi,
buscado por la INTERPOL por asesinato, tráfico de drogas, tenencia de armas y
explosivos, entre otras "travesuras", es delirantemente rocambolesco, digno de un un
sainete o de un corto de cine cómico. Rebuscando por los vericuetos de mi memoria
solamente he podido encontrar algo que pudiera compararse a este lance: el 27 de
Octubre de 1988 el empresario jerezano José María Ruiz-Mateos se fugó de la
Audiencia Nacional disfrazado con una peluca, gafas oscuras y gabardina sin que
ninguno de los agentes que lo custodiaban se percatara del mutis por el foro del ya
mítico "Supermán" hispano.

A Bushi no le ha hecho falta ningún tipo de disfraz para "darse el piro". Los mismos
agentes que lo "custodiaban" le quitaron las esposas y amablemente le abrieron la puerta
de los juzgados para que el criminal (al que supongo intentando poner cara de póker
para no descojonarse vivo allí mismo) se marchara lindamente a seguir repartiendo
alegría por el mundo. Intentaré resumir brevemente la cuestión, aunque en mi pequeña
investigación he topado con distintas versiones del caso, a cual más pintoresca. El caso
es que la Guardia Civil custodió a Bushi el día 31 de Marzo desde una cárcel de Cádiz
para asistir a un juicio en Alcobendas por una causa distinta a la del chalet de Moreno.
Primero conducen a Bushi a un juzgado de Plaza de Castilla, y luego se dirigen con el
preso a la localidad de Alcobendas. Allí lo entregan a la Policía Nacional. Bien
esposadito, lo juzgan por un asalto a un chalet de La Moraleja. El juez considera que la
participación de Bushi en el citado asalto no está comprobada, y ordena su puesta en
libertad. Sin que nadie se pare a comprobar si el albanokosovar estaba pendiente de
juicio por otras causas, allí mismo lo liberan y un (supongo) estupefacto Bushi se larga
tan contento, igual a tiempo para hacer el aperitivo.

A partir de aquí, el despelote, si se me permite la expresión. La Guardia Civil, que ellos


entregaron el preso correctamente y que se lavan las manos. La Policía Nacional, que a
ellos no les había informado nadie de las causas pendientes de Bushi, que no sabían que
venía de prisión, que si a ellos les dicen que un preso queda en libertad, pues que le
quitan las esposas y listos, y de paso también se lavan las manos. El Tribunal Superior
de Justicia de Madrid dice que"siempre, y bajo cualquier circunstancia, la libertad
de un preso debe producirse en el centro penitenciario que lo aloja, donde se
cumplen los imprescindibles requisitos de identificación y donde se certifica el
número de causas pendientes a su nombre", coje el jabón y también se apunta al
lavoteo. A José Luis Moreno se le queda la misma cara que a su muñeco Macario, le
coje una buena pataleta y supongo que decide reclamar el lote de Navidad que le envió a
Rubalcaba. El PP, evidentemente, pide la comparecencia de Rubalcaba y, de paso, su
dimisión inmediata. Interior niega descoordinación en el chusco episodio. El Consejo
General del Poder Judicial abre diligencias al juez que ordenó la liberación, lo exculpan,
acusan a los policías que lo custodiaban... y ya me pierdo, lo siento, pero soy incapaz
de asimilar tal cúmulo de "lavamanismo" y de "río, río, yo no he sido". Todos niegan
responsabilidad en el tema, todos empujan para meter las zarpas en el aguamanil y
frotárselas con vehemencia. Y en el aire queda flotando, como el fétido hedor de una
involuntaria ventosidad ajena ante el cual no sabemos si reir o llorar, la frase de nuestro
inefable ministro: "En España, quien viene a robar acaba en la cárcel".

Salvando al Cine Pisa: palomitas contra


ladrillos
Un grupo de ciudadanos de Cornellá de Llobregat lucha denodadamente por evitar la
demolición del último cine de la Ciudad, el Pisa, con 42 años de películas a sus
espaldas.

¡Salvemos el Cine Pisa!

Hay artículos que uno escribe porque el tema le parece interesante, curioso o de
relevancia. Comienza entonces la tarea de documentarse convenientemente, analizar y
contrastar datos, recabar información de varias fuentes, y por fin condensar y sintetizar
toda esa información para destilar una crónica que no se convierta en un suplicio para el
hipotético lector. Uno, aunque el tema le parezca suficientemente sugestivo como para
escribir sobre él, mantiene cierta distancia, una especie de frialdad analítica que
simplemente pretende informar al lector sin irse demasiado por los cerros de Úbeda.

Sin embargo, a veces encuentro un tema (o sospecho que el tema acaba encontrándome
a mí) que me precipita en un pozo de sensaciones y recuerdos, que me atañe tan
directamente que casi no necesito información para escribir sobre él. Me quedo con
cuatro datos. Para el resto, cierro los ojos y busco en los rincones de mi mente donde
yacen, como atrapados en ámbar, los recuerdos de mis 42 años de existencia. Es lo que
estoy haciendo para escribir este artículo. Caminar por los pasillos de mi mente, pasar
ante puertas que ya no sé cómo abrir, o que no deseo abrir, y pararme ante la que pone
"Cine Pisa". Es una de las más antiguas, puesto que tiene mis mismos años. La abro, y
un inconfundible olor a palomitas recién hechas, a gominolas, pipas, a refrescos ya
desaparecidos, invade mi nariz.

Todo está ahí. La excitación de la primera vez que fui al cine con mis amigos, las
sesiones dobles (una de kung-fú y otra de tiros), el sonido de mis pisadas amortiguado
por la alfombra roja que cubría los pasillos, las risas nerviosas siguiendo la luz de la
linterna del acomodador, las ostias y mamporros de Bud Spencer y Terence Hill, lo
guapa que era la princesa Leia y lo mal que nos caía el cabronazo de Darth Vader, la
sudorosa indecisión antes de dejar caer de manera estudiadamente descuidada mi brazo
sobre los hombros de la chica a la que por fin me había atrevido a invitar a ver una peli,
las carreras de Rocky por Philadelphia, los primeros latigazos del profesor Jones, la
envidia que nos daban los afortunados que tenían dinero para ver la película desde
Platea (asientos cómodos y acolchados en el piso de abajo) mientras nosotros nos
teníamos que conformar con el gallinero de General (asientos de madera en el piso de
arriba), diferencias sociales que a veces solventábamos con variados lanzamientos de
objetos (y cosas que no voy a mencionar) a los privilegiados de la Platea.

Sí, todo está ahí. Mis amigos y yo saliendo en tromba y montando coreografías de
pseudo-artes marciales después de ver a los monjes de Shaolin repartiendo estopa de la
buena, los gritos de ánimo de los (muchos) quinquis del barrio cuando el Torete salía
zumbando en su 1430 escapando de la pasma, el característico sonido de las cortinas
abriéndose momentos antes de empezar los anuncios de comercios del barrio ("los
mejores muebles, Muebles Benítez") la enorme pantalla entrevista a través de una
rendija en la mano que tapaba la cara mientras Jason hacía de las suyas con los
adolescentes de Crystal Lake, las hormonas adolescentes a punto de salir disparadas
ante el mítico revolcón de Jack Nicholson y Jessica Lange, las broncas y expulsiones
del acomodador...

El Cine Pisa ya no es el cine de sala única que yo conocí. Tuvo que adaptarse a los
tiempos y convertirse en multi-sala (maldita palabra) pero siguió dándole mil vueltas a
esos infectos cuchitriles de centro comercial que han hecho a tantos aficionados
volcarse en televisores de gran tamaño y aparatos de sonido de calidad para poder ver
una película decentemente. La última vez que estuve, sonreí ante los detalles que
todavía quedaban, ante los recuerdos que revoloteaban por la sala antes de empezar la
peli, parte de mi vida impregnando la mullida alfombra y los sedosos recubrimientos de
las paredes. Ahora se planea su demolición. No es rentable. El Ayuntamiento de
Cornellá lo compró al enterarse de que los propietarios del cine lo vendían por ser
deficitario. Quieren destinarlo a fines todavía inconcretos, zona verde, viviendas,
equipamientos sociales... En cualquier caso, el viejo coloso peligra. Antes ya cayeron
los otros cines de Cornellá. El Avenida fue derruido para construir en su lugar un
espantoso micro-centro comercial que es una de las vergüenzas de la ciudad, también
cayó el Sandor, donde iban los abueletes a alegrarse las pajarillas viendo comedias de
sal gruesa, teta y muslamen en los tiempos gloriosos del cine de destape. Cayó el
Edison, cayó el Titán, cayó el Cornellá y algún otro que me dejo en el tintero.

Un grupo de chavales lucha por evitarlo. Están invirtiendo su tiempo, su talento y su


corazón en evitar la destrucción del edificio. Ante esto siento emociones contradictorias.
Orgullo y vergüenza. Orgullo ante la capacidad de organización de estos chavales.
Vergüenza porque estoy seguro de que la mayoría de mis coetáneos se limitarán a
enarcar una ceja y hacer algún comentario nostálgico antes de olvidar el tema y seguir
viendo su dosis diaria de basura televisiva. Quizás yo mismo estoy escribiendo esto para
redimirme un poco de la desidia, de la abulia y de la indiferencia. El grupo "No al cierre
del Cine Pisa" tiene un blog, grupos en distintas redes sociales como Facebook, se
reúnen, escriben manifiestos, envían cartas al Ayuntamiento de Cornellá, imprimen y
distribuyen hojas informativas, van a las radios y hacen todo lo que está en sus manos
para evitar la temida demolición. Sienten el Cine Pisa como suyo y luchan por ese
inmenso edificio que tantas horas de magia les ha proporcionado. Saben que Cornellá
no tiene demasiadas señas de identidad propias (la Torre de la Miranda, Can Mercader,
el viejo castillo y poca cosa más) y no están dispuestos a ver caer por tierra una de
ellas. Por eso luchan denonadamente por mantener el viejo titán que les proporcionó un
poco de magia e ilusión, que les ayudó a sobrellevar el gris devenir diario en una ciudad
que a duras penas se sacude la pesada losa de ser una ciudad-dormitorio sin demasiadas
alternativas culturales.

Fiesta de la Filoxera: ¿Bailando con


larvas?
Cada año se celebra en la localidad catalana de Sant Sadurní la Fiesta de la
Filoxera, en la que se rememora la devastación que el insecto trajo a los viñedos
catalanes y la lucha de los viticultores por evitar la desaparición de una actividad
milenaria.

Detalle de la celebración de la Fiesta de la Filoxera

Región de la Provenza, Francia. Año 1863. Entre los viticultores de la región comienza
a extenderse un rumor: una extraña enfermedad está atacando las viñas del Chateau
d'Aguillon. Poco podían imaginar que en menos de 15 años la plaga se extendería por
52 departamentos franceses, afectando a 1.200.000 hectáreas de viñedo, y que a finales
del siglo XIX prácticamente toda Europa estaría afectada. Tampoco podían imaginar
que la plaga obligaría a los viticultores europeos a comenzar una titánica lucha por la
supervivencia de sus viñas y de una actividad que se remontaba a miles de años atrás.
En realidad, hay varias palabras que podríamos relacionar con esta dañina plaga,
palabras como desesperación, lucha, coraje, ingenio, solidaridad, esperanza y
resurgimiento. En efecto, esta historia tiene final feliz, y tras la ruina y la destrucción
que trajo la filoxera, el cultivo de la vid en Europa renación con más fuerza e ímpetu.

La filoxera (Dactylosphaera vitifoliae) es un insecto homóptero, emparentado con los


pulgones, de la familia Phylloxeridae. Es un parásito de la vid, proveniente del Este de
los Estados Unidos, donde se desarrolla a expensas de vides silvestres. No voy a
extenderme en consideraciones científicas sobre el bichejo de marras, pero baste decir
que una viña europea cuyo pie resulte afectado por la filoxera puede morir en menos de
tres años. Como ya he dicho antes, la filoxera proviene de Estados Unidos. En 1854 el
entomólogo americano Asa Fitch la examinó por primera vez. El insecto no tardó en
pasar a Europa, en ejemplares de vid americana importados por viveristas o
investigadores. En 1863 el insecto es encontrado por Hammersmith en invernaderos de
Inglaterra e Irlanda, aunque no se le da demasiada importancia, debido a que en
Inglaterra el cultivo de la vid es prácticamente inexistente.

Pero el parásito pasaría al continente, concretamente a Francia, y ahí las cosas cambian.
Los acontecimientos se precipitan. En 1868 la Sociedad de Agricultura del Hérault
designa una comisión para su estudio. En 1871 se constata que el insecto que destruye
las raíces de la viña europea es el mismo que se encuentra en las raíces de viña
americanas. La propagación de la filoxera era imparable, y los países europeos vieron,
tarde o temprano, sus viñas arrasadas por la letal plaga. En 1868 afecta a Portugal. En
1875, aparece en Alemania. En 1879 irrumpe en Italia. No solamente resultó afectada
Europa. En 1875 la filoxera aparece en Australia, en 1880 en Sudáfrica y en 1888 en
Perú.

¿Y en España? En nuestro país se constata la presencia de la filoxera en una finca de la


provincia de Málaga, el "Lagar de la Indiana", en 1878. Resultó curioso el caso de La
Rioja, que se benefició temporalmente de la ruina de los viticultores franceses.Durante
más o menos 20 años, los que tardó en llegar la filoxera a tierras riojanas, los
viticultores de la región duplicaron la superficie dedicada a viñedos, con el fin de
atender la urgente y masiva demanda de vino por parte de compradores franceses. Pero
en 1899, en el pueblo de Sajazarra, aparece la temida filoxera. La superficie de viñedos
se vio reducida a menos de la tercera parte en 10 años. La plaga provocó la emigración
de más de 20.000 riojanos a América.

En Catalunya sucedió algo similar. Mientras los viñedos no se vieron afectados por la
plaga, los viticultores catalanes suministraron vino a los compradores franceses. Ya en
1867, el Instituto Agrícola Catalán de San Isidro alertaba de la enfermedad de la vid. La
plaga avanza implacable. En 1879 se detecta en el Empordà, en 1887 llega a la comarca
del Penedés y en 1892 el 90% de la vid está afectada. La mayoría de los productores se
arruinan. La situación se complica con la existencia del peculiar contrato de la "rabassa
morta" (cepa muerta), una especie de alquiler de los campos para cultivar viñas que se
considera automáticamente anulado si mueren dos tercios de las primeras cepas
plantadas. La caótica situación hace a muchos grandes propietarios plantearse el
abandono del cultivo de la vid y sustituirlo por el cultivo de almendros o tabaco.
Afortunadamente, los viticultores de la zona decidieron luchar. No se dejaron llevar por
el desánimo y afrontaron la crisis bajo el liderazgo de siete propietarios locales, los
conocidos como "Siete sabios de Grecia", que buscaron sin descanso soluciones a la
devastadora plaga. Tras unos años especialmente duros como el 1889, en el que se
perdió la totalidad de la cosecha, se vislumbró una esperanza. La salvación venía,
paradójicamente, del mismo sitio de donde había venido la ruina y el desastre. De
América. Los científicos de que las vides susceptibles de ser contaminadas por la
filoxera eran plantaciones de vid europea en pie franco, o sea, que cnservaba sus propias
raíces. Al mismo tiempo, habían observado que había pies de especies americanas
extremadamente resistentes al insecto. ¿La solución? Injertar pies de vid americana en
vides europeas. La plaga no desaparecía, pero las vides aguantaron. Lenta pero
progresivamente, los viticultores de todo el mundo comenzaron a aumentar su
producción gracias a los injertos importados de América. En Catalunya, a finales de
siglo el problema estaba prácticamente controlado. El resurgimiento de la vid catalana
y, concretamente, de la vid del Penedés, coincidió con el "boom" del cava catalán.
Manuel Raventós pone en marcha un concurso de carteles en el que participan los más
reputados pintores catalanes del momento. Surgen cavas con la impronta inimitable de
arquitectos como Gaudí, Domènech i Montaner o Puig i Cadafalch. La crisis se había
superado con brillantez y una nueva era comenzaba para la viña catalana.

Y estos acontecimientos son los que se celebran en Sant Sadurní d'Anonia a principios
de septiembre. Es la Fiesta de la Filoxera. Toda una serie de escenificaciones y bailes
alegóricos que representan la dura y titánica lucha de aquellos lejanos años. Gigantes,
fuego, petardos, bailes, la sustitución del tradicional dragón por una filoxera gigante,
todo encaminado a recordar los angustiosos años en los que la viña estuvo a punto de
desaparecer de la comarca, y a los hombres y mujeres que arrimaron el hombro para
que, en la actualidad, el cultivo de la vid sea el motor económico de la comarca y los
vinos y cavas de la zona reconocidos mundialmente.

De pediatras y pederastas: ¿el fin de la


presunción de inocencia?
¿Está creando la amplísima resonancia de los presuntos casos de pederastia en los
medios de comunicación una paranoia generalizada? ¿Estamos asistiendo al
resurgimiento de "la ley de Lynch?
¿Cuánto tardaremos en ver esto por nuestros lares?

Charles Lynch fue un revolucionario americano que luchó contra los ingleses a finales
del siglo XVIII. Durante la Guerra de Independencia americana formó una especie de
"tribunal popular" que, sin formación de causa, ahorcaba a cuanto sospechoso de
colaborar con los ingleses encontraban. De su apellido viene la palabra "linchamiento",
o sea, "Ejecutar sin proceso y tumultuariamente a un sospechoso o a un reo." En otras
palabras, la muerte de un sospechoso de un crimen o, simplemente, por motivos
racistas, políticos o religiosos por parte de una turba sedienta de venganza y sangre.

La pederastia es un crimen deleznable y aborrecible. Como padre de un niño de siete


años, creo que sobre estos individuos debe caer el peso de la ley con el máximo rigor.
Pero también creo que estamos asistiendo a un estado de paranoia general, a un pánico
colectivo que, tarde o temprano, desembocará en una especie de "caza de brujas". Creo
que este estado de psicosis colectiva se está provocando, en gran parte, por los medios
que, ante la demanda de carnaza que ellos mismos han provocado, magnifican cualquier
caso con despliegues informativos dignos de crisis mundiales. ¿No hemos visto todos,
en algún momento, a decenas de cámaras y periodistas apostados en la puerta de un
colegio, acosando a padres y niños, buscando alguna jugosa declaración o algún
malsano detalle con el que puedan horrorizarse los espectadores?

Precisamente por lo abominable del delito resulta más fácil crear un estado de pánico
colectivo en la sociedad. Casi todo el mundo contesta lo mismo cuando le preguntan
sobre los crímenes que le parecen más repudiables. Maltratos y abusos a la infancia. Y
no hay día en el que no salga a la luz un nuevo caso de presunta pederastia, pornografía
infantil y abusos sexuales a niños. ¿Cuál es el resultado? Supongo que los perpetradores
de semejantes despliegues de medios se justificarán con aquello de que "se crea una
conciencia entre la población que ayudará a descubrir a los culpables". En fin, casi todo
es susceptible de ser justificado (hasta Mercedes Milá intentó colocarnos el basurero
humano de "Gran Hermano" como "experimento sociológico"), pero creo que también
es cierto que todo esta brutal atención de los medios está convirtiendo a la población en
vigilantes de presuntas conductas delictivas hacia los niños, en inquisidores siempre ojo
avizor, investigadores de pacotilla atentos a una caricia sospechosa, valorando si el
azote de un padre a su hijo entra dentro "de la normalidad" o están ante un "maltratador
infantil", levantando la ceja ante una muestra de cariño "demasiado afectuosa" de un
abuelete hacia una niña.

Un par de ejemplos. Hace ya unos años, en Gran Bretaña, un diario hizo pública una
lista de pederastas condenados por la justicia. La histeria colectiva llegó a tal punto que
una prestigiosa doctora tuvo que abandonar temporalmente su domicilio tras aparecer
pintadas en la fachada de su casa acusándola de "pederasta". ¿El motivo? Los autores de
las pintadas habían leído la placa profesional que habían en la puerta y habían
confundido la palabra "pediatra" con "pederasta".

Otro ejemplo. Hace un par de años, una amiga mía llevó a su hijo, de unos cuatro años
de edad, a una farmacia. Le habían salido unas marcas rojas en las manos y mi amiga le
preguntó a la farmacéutica por alguna crema para curarlas. En un momento dado, mi
amiga comentó: "parece cómo si se hubiera quemado con un cigarro, o algo parecido".
¿Contestación de la farmaceútica, delante de todo el mundo?: "usted sabrá cómo se ha
hecho el niño esas quemaduras, señora". Mi amiga salió de la farmacia, sin capacidad de
reacción, abochornada ante la mirada inquisitiva y reprobatoria de la licenciada y su
distinguida clientela.

Hace una semana leía una noticia sobre un caso que sucedió en El Prat de Llobregat, en
un colegio público. Durante el fin de semana una niña de 6 años comentó a sus padres
que ella y otras dos niñas de la misma edad, íntimas amigas suyas, habían sufrido
abusos por parte de un profesor suplente de 25 años. Al día siguiente, unos familiares de
la niña se presentaron en el colegio y agredieron al profesor, el cual tuvo que ser
trasladado al Hospital de Bellvitge. Posteriormente, al denunciar los hechos, el profesor
fue detenido por miembros de la policía autonómica, al comprobar éstos que había una
denuncia contra el profesor por los presuntos abusos. A partir de ahí, aparecen pancartas
frente al colegio reclamando justicia para los menores. El colegio cierra las puertas. Los
familiares de la niña montan guardia frente al colegio y los juzgados, amenazando con
"tomarse la justicia por su mano" si el presunto abusador sale a la calle. Finalmente, el
juez decreta libertad provisional con cargos para el profesor, lo que provoca una
manifestación de 300 personas por las calles de El Prat reclamando "justicia", "cadena
perpetua" y protestando la decisión del juez. El colegio volvió a abrir sus puertas el
pasado día 23 de marzo.

¿Dónde está el derecho a la presunción de inocencia? ¿Quienes son los culpables de esta
psicosis colectiva, de esta paranoia, de esta especie de inquisición popular que, sin más,
concede todo el crédito del mundo al comentario de una niña de 6 años, manipulable e
influenciable? La simple acusación, aunque se demuestre infundada, será como una losa
en la vida personal y profesional de este hombre, al cual perseguirá para siempre la
sombra de la duda. ¿Tendremos que lamentar algún día la muerte de algún inocente a
manos de una turbamulta enfurecida, sin la menor oportunidad de explicarse y
defenderse ante un tribunal?
Emilio, el estafador nigeriano que robó
248 millones de euros.
Me encontraba ayer plácidamente sentado a la mesa en casa de mis padres, en una de
mis esporádicas incursiones en territorio paterno, rememorando los apacibles y
sosegados días de mi ¡ay! ya lejana niñez, dispuesto a hincarle el diente a un exquisito
guisote de pollo con patatas y pensando al mismo tiempo si podría con el peso de las
bolsas de comida que mi madre me estaba preparando con todo tipo de sabrosos
contenidos.

¿Será el nuevo libro de estilo de los diarios españoles?

El televisor, como siempre, estaba encendido, y unos opinadores profesionales, o


contertulios, o como quiera que se les llame, sentaban cátedra sobre cualquier asunto
que se les plantease, exhibiendo orgullosamente sus dogmas y su erudición
incontestable. Mi padre leía el periódico sentado en el sofá. El hombre hojeaba y ojeaba
el diario, picoteando descuidadamente por las diversas noticias. Cuando me disponía a
hincarle el diente a mi primera captura del puchero, una soberbia pata de pollo trufada
de trocitos de almendra, mi padre llamó mi atención: "hijo, ¿tú sabes quién es este
Emilio del que habla el periódico, que ha estafado un montón de dinero?". Yo vacilé,
con la pata de pollo a medio camino entre la olla y mis fauces, intentando recordar si me
sonaba el nombre Emilio relacionado con alguna estafa.

De pronto dí un bote y lancé un sonoro exabrupto que mereció la mirada reprobatoria de


mi madre, mientras corría hacia el sofá donde mi padre se hallaba instalado. ¡Por fin,
por fin -pensaba yo ingenuamente- caíste, Emilio! ¡Por fin tu botín será devuelto al
pueblo! ¡Justicia, justicia! Mi padre miraba sorprendido a aquel energúmeno que se
abalanzaba sobre su diario dando gritos y enarbolando una pata de pollo en la mano.
Creo que incluso llegó a echar un vistazo a la botella de vino tinto peleón que mi madre
había puesto en la mesa, supongo que pensando en algún tipo de intoxicación etílica.
Arrebaté con dedos febriles (y pringosos de salsa) el periódico a mi padre y comencé a
leer la noticia, preso de una excitación febril.

Regresé dura y cruelmente a la realidad. Nada de justicia social, nada de banqueros


codiciosos desenmascarados y llevados ante el juez. El titular del diario no dejaba lugar
a dudas: "Los españoles pierden cada año 250 millones en los timos 'on line'."Ahora me
tocó a mi dirigir la mirada a mi padre, buscando algún signo de desequilibrio mental o
alteración psicológica. Vi al hombre como siempre, solamente alterado por lo abrupto
de mi irrupción en los sacrosantos dominios de su sofá preferido. Decidí seguir leyendo,
preso de la curiosidad. El artículo de marras comenzaba así: "¿Daría usted crédito a
un emilio que le informara de que le ha tocado un premio en la lotería de un país
en el que nunca ha estado?".

Pensé que había sido un lapsus, un error involuntario de la persona que había tecleado el
artículo. Seguí leyendo la noticia, por otra parte muy interesante, sobre las mafias,
mayoritariamente nigerianas, que estafan a incautos de todo el mundo mediante el envío
masivo de correos electrónicos engañosos. Había ya dado por buena la involuntariedad
del "emilio" de marras cuando, casi al final del artículo, leo una presunta transcripción
textual de la opinión de un experto en la materia: "Cada banda envía 15.000 emilios
diarios en los que se informa a los destinatarios de que han sido agraciados con el
premio gordo".

Aquí ya me vi obligado a realizar una rápida consulta mental al diccionario de


sinónimos, buscando el término que más se adecuase a mi estado mental. ¿Estupefacto,
pasmado, boquiabierto, o quizás patidifuso? Medio tartamudeando, intenté explicarle a
mi también desconcertado progenitor que el autor del artículo (que al parecer había
decidido obviar alegremente el hecho de que hay ciudadanos de este país que ni tienen
ordenador ni, a según que alturas de la película, la mas mínima necesidad de tenerlo)
había decidido emplear la palabra "emilio", término coloquial que algunos usuarios de
Internet usan para referirse al "correo electrónico". También le expliqué que el vocablo
de marras se estaba quedando un poco "antigüito" y desfasado, casi a la altura de
términos como "chachi", "guay" y similares, y que no había ningún nigeriano llamado
Emilio que se dedicara a estafar a los pobres españolitos.

Más o menos resuelta la confusión de mi padre, me dediqué a reflexionar sobre el


artículo, mientras atacaba con renovados bríos el ya tibio guiso de mi madre. ¿Había
sido un error de tipografía lamentable, o el uso de la palabra era premeditado? En el
segundo caso, el uso de la palabreja quedaría justificado si el autor del artículo quisiera
darle al mismo un tono humorístico, sembrando su texto de chanzas, cuchufletas y
chascarrillos. Pero el tono del artículo era bastante serio, no había nada en los tres
párrafos que moviera al jolgorio y a la risión. Más bien a la lástima y al asombro ante la
ingenuidad de algunas personas, incluso algunos médicos, profesores universitarios e
ingenieros, engañados por imaginarias promesas de herencias o negocios
multimillonarios.

Llegué a la conclusión, finalmente, de que el autor estaba tan acostumbrado a llamar a


los correos electrónicos "emilios" que había acabado dando por supuesto que ese era el
término correcto. Y ahí estaba el artículo, con sus "emilios" bien plantados en un diario
que cada día leen casi un millón de españoles.

Es posible que un servidor, a estas alturas, se haya vuelto un tanto puntilloso con el
tema de la buena o mala utilización del lenguaje en prensa. Uno se pone a despotricar y
se acaba viendo como una especie de cruce entre el Cicerón de las "Filípicas" y el
abuelo Cebolleta. Que si la preparación de los periodistas, que si el control de los
supervisores, que si la degradación del lenguaje... Por eso decidí ver el lado
humorístico del asunto, resignarme a la posible implantación del "chiquitistaní" como
idioma oficial de la prensa española y rememorar otro caso de "licencia periodística"
que hizo saltar chispas hace algunos años, provocando incluso el despido fulminante del
autor. En otro diario de difusión nacional, un becario tituló así una breve reseña sobre la
emisión de un documental que trataba unos presuntos casos de pederastia en el barrio de
El Raval de Barcelona: "Si vives en El Raval, vigila tu trasero, chaval".

Cartago, Marzo de 146 AC: la Hiroshima


de la Antigüedad
700 años de Imperio Cartaginés quedaron destruidos tras el sangriento cerco de
Cartago por parte de las tropas romanas en marzo de 146 A.C. Una horrible
venganza cuya gestación ofrece algunas similitudes con recientes hechos históricos.
Delenda est Carthago

Ceterum censeo Carthaginem esse delendam ("es más, creo que Cartago debe ser
destruida"). Así acababa sus discursos Catón el Viejo. Nada importaba el tema sobre el
que se discutía, sanidad pública, seguridad, agricultura, etc. la frase final era siempre la
misma: Cartago debía ser destruida. Catón el Viejo era, para entendernos, un
cascarrabias, el representante del ala más dura y conservadora del Senado, y un firme
defensor de los viejos valores romanos, de la austeridad, frugalidad y dureza de los
antiguos campesinos-soldados, frente a lo que él consideraba corrupción de esos
valores. La aristocracia se estaba relajando, se entregaba al cultivo de la oratoria,
apreciaba el arte, el teatro, se estaba "afeminando", según sus propias palabras.
Influencias de los griegos, decía él. El viejo Catón se desesperaba ante la relajación de
las antaño rígidas costumbres romanas, se paseaba por el Foro desaliñado, como un
campesino, y hacía gala de una inusual austeridad y rigidez moral.

Tras la Segunda Guerra Púnica, concluida con la mítica batalla de Zama, en la que
Publio Cornelio Escipión le dio una somanta de palos al no menos mítico Aníbal, Roma
impuso unas condiciones draconianas. Su ejército quedaba prácticamente eliminado, así
como su flota naval. Cualquier litigio con un pueblo extranjero tenía que ser dirimido
con la mediación de Roma, y además Cartago estaba obligada al pago de unas ingentes
indemnizaciones de guerra. Cartago se veía así reducida a una situación similar a la de
Alemania tras la Primera Guerra Mundial. Con lo que no contaban los romanos era con
la industriosidad del pueblo cartaginense. Apenas treinta años después de la derrota,
Cartago estaba parcialmente recuperada. Era un pueblo laborioso, y con setecientos
años de experiencia en el comercio con los pueblos del Mediterráneo. La ciudad de
Cartago resplandecía de nuevo, en contraposición a la estrecha, desordenada y
maloliente Roma. Liquidaron anticipadamente las indemnizaciones impuestas por Roma
y comenzaron a levantar, sin prisa pero sin pausa, su antaño poderoso imperio.

Catón había estado en Cartago, junto a otros senadores, en un misión de arbitrio entre
los cartagineses y los númidas, que a la sazón venían tocándoles las narices a los
cartagineses desde hacía tiempo, chulerías que éstos no podían devolver
convenientemente por mor de la supervisión obligatoria de sus asuntos externos por
parte de los romanos, que ejercían de "Primo de Zumosol" más o menos
disimuladamente. Cuando el pulguillas de Catón vuelve a Roma, escamado por el
esplendor que había observado en la ciudad, comienza una campaña machacona y
chinchorrera para que Roma vaya nuevamente a la guerra con Cartago. Frente al sector
"broncas" comandado por Catón, un grupo de senadores moderados abogaban por la
paz, considerando que Cartago era un contrapeso al poder de Roma en el Mediterráneo
y evitaría que ésta se hiciera demasiado poderosa y cayera en la avaricia, perdiendo así
sus ancestrales virtudes. Catón les respondía que Cartago se estaba rearmando, que se
estaba haciendo demasiado poderosa y que sus habitantes eran unos degenerados
orientales que sacrificaban vivos a los niños en honor a sus dioses malvados y terribles.

Al final, los "halcones" partidarios de la guerra ganaron. Ahora tenían que encontrar un
pretexto, un "casus belli" que les permitiera ir a la guerra con una justificación moral. Y
aquí es donde aparece una nueva similitud con nuestros "tiempos modernos y
civilizados". Una comisión de senadores informa de que ha visto "indicios de la
existencia de materiales para construir una flota mucho más potente de lo que
establecían los tratados suscritos tras la Segunda Guerra Púnica". Vamos, armas de
destrucción masiva. Cartago acabó de hacerles el caldo gordo a los romanos yendo a la
guerra con los númidas sin el correspondiente permiso romano. Catón había vencido,
aunque murió antes de ver el triste triunfo de las armas romanas, empujadas a la guerra
por su fanatismo.

En 149 A.C. 80.000 soldados romanos desembarcan en el norte de África. Los


cartagineses, viendo la que se les veía encima, enviaron delegaciones a los romanos.
Éstos, en un principio, se demostraron dispuestos a negociar, pero la decisión estaba
tomada y las negociaciones fueron, más o menos, un cachondeo. Exigieron a los
cartagineses la entrega de 300 rehenes, los hijos de las familias aristocráticas
cartaginesas. Los cartagineses accedieron. Entonces los romanos se descolgaron con la
exigencia de que los cartagineses entregaran todas las armas de la ciudad. 200.000
equipos completos, 2.000 catapultas y los 10 barcos que les quedaban fueron entregados
a los romanos. Y fue entonces, hartos de la buena voluntad cartaginesa que les impedía
ir a la guerra, cuando los romanos se inventaron una petición injusta y arbitraria: debían
demoler Cartago y trasladarse a una distancia de 16 kilómetros de la costa. Eso ya fue la
gota que colmó el vaso de la paciencia cartaginesa. Cuando los embajadores volvieron
con tamaña petición fueron acusados de traición y ajusticiados, y todos los romanos de
la ciudad asesinados. Roma tenía pista libre para machacar Cartago, pero le iba a costar.
Los cartagineses, cuyos ejércitos se habían formado tradicionalmente con mercenarios,
iban a luchar para defender no solamente su ciudad, sino su civilización. Improvisaron
armas con todo lo que tenían a su alcance, más las que pudieron escatimar a los
romanos, y se aprestaron a la defensa.

Milagrosamente, al principio resistieron, permitiéndose incluso salvajes chulerías y


bravatas, tales como mutilar, crucificar y arrojar por las murallas a los prisioneros
romanos. Las legiones romanas tampoco conseguían imponerse en las diversas
campañas del interior del territorio cartaginés. Fue entonces cuando Roma escogió a un
descendiente del mítico Publio Cornelio Escipión, el Africano, el legendario vencedor
de Aníbal en Zama. Con 37 años de edad, Publio Cornelio Escipión Emiliano era nieto
adoptivo del legendario general y había brillado en las primeras fases del conflicto. Se
le nombró cónsul cinco años antes de la edad estipulada para aspirar el cargo, y se le dio
el mando de las tropas que luchaban en África. Emiliano regresó a África, anuló las
campañas romanas en el interior del territorio, y concentró la lucha en el asedio de
Cartago. En 147 A.C. levantó un cerco asfixiante sobre la ciudad y esperó. Mientras los
cartagineses permanecían completamente cercados, acabó de eliminar los grupos de
resistencia en el resto del país.

En marzo de 146 A.C. las tropas romanas estaban listas para asaltar la ciudad. No fue
una batalla, sino una carnicería salvaje y brutal, una lucha encarnizada casa por casa,
prácticamente como la lucha por Stalingrado en la Segunda Guerra Mundial. Los
romanos avanzaron por tres calles, matando a todo aquel que encontraban a su paso
mientras los cartagineses les lanzaban tejas y piedras desde los tejados. Los legionarios
subieron a los tejados y mataron a los defensores, tendiendo puentes de tablas entre las
casas. Los cuerpos se apilaban en las calles, impidiendo el paso a las cohortes de la
infantería y la caballería. Brigadas de "limpieza" arrastraban con ganchos a muertos y
heridos y los arrojaban a fosas comunes, para despejar el camino. Los caballos
pisoteaban miembros mutilados y cabezas seccionadas en su avance. Ríos de sangre
corrían por las calles de Cartago. Las tropas romanas se alternaban para evitar la
indisciplina y la locura mientras avanzaban matando y mutilando.
Al séptimo día, 50.000 cartagineses se postraron ante los romanos suplicando
clemencia. Todos, sin excepción, serían vendidos como esclavos. Jamás volverían a su
ciudad, porque Roma no dejaría ciudad a la que volver. Quedaba un último foco de
resistencia, en la colina de Byrsa, donde resistía el general Asdrúbal y 900 defensores.
Los romanos sitiaron la colina y los cartagineses resistieron en los tejados del templo de
Eshmún. Todo acabó cuando Asdrúbal desertó y suplicó cobardemente por su vida ante
Emiliano. Su mujer, avergonzada, gritó "Vosotros, que nos habéis destruido a fuego, a
fuego también seréis destruidos" y se lanzó a las llamas abrazada a sus hijos, como el
resto de los defensores. El general Emiliano lloró aquella noche ante el historiador
Polibio, impresionado por la devastación que había causado en la ciudad.

Pero aún había más. Diez comisionados de Roma llegaron a Cartago con una orden: no
debía quedar ni rastro de la ciudad. Cartago debía ser demolida hasta los cimientos y
borrada completamente del mapa. Durante seis días Cartago ardió. Luego, los
legionarios romanos se emplearon concienzudamente en la tarea de destruir la ciudad.
Se arrasaron monumentos, las bibliotecas ardieron, se machacaron las construcciones
piedra por piedra, ladrillo por ladrillo. Cuando nada quedó de la antaño orgullosa
Cartago, se sembró el solar donde se había alzado la ciudad con sal, para que nada
creciera allí. Fue un destrucción sistemática y planificada, no solamente de una ciudad,
sino de una cultura, una civilización, que durante 700 años había dominado el
Mediterráneo. A partir de esa fecha Roma era dueña y señora de la cuenca mediterránea.
El Mar Mediterráneo iba camino de convertirse en un lago romano, el "Mare Nostrum".
Bajo la actual ciudad de Túnez quedan los siniestros vestigios del horrible destino que
tuvo que afrontar el pueblo que se atrevió a discutirle a Roma la primacía en el
Mediterráneo.

Sobre Rubianes, Fernán Gómez, Umbral


y otras víctimas de la superficialidad
Una sola frase, una simple anécdota en toda una vida de creación, pueden condenar al
artista al infierno del chascarrillo y la trivialización.
Fernando Fernán Gómez, irrepetible.

Entro en youtube, tecleo Francisco Umbral, y comparo las cifras de reproducciones de


las cuatro primeras entradas. Las dos primeras son para el cabreo del escritor en un ya
lejano programa de Mercedes Milá, cuando todavía quedaba lejos su alborozado rebozo
en la cloaca de "Gran Hermano". El escritor había sido invitado para hablar de su, por
entonces, último libro, "La década roja", el programa acababa y el hombre era
ninguneado por Merceditas, que se llevó un buen chorreo de Umbral. En youtube las
dos primeras entradas son para esta pequeña anécdota, y suman un total de 290.033
reproducciones (a las 8:23 de la mañana del 14 de Marzo de 2009). La tercera entrada,
"El adiós a un cronista de su tiempo", una breve y emotiva semblanza sobre la persona y
la obra de Umbral, tiene 5.466 reproducciones, y la cuarta, una noticia sobre la
presentación de un libro póstumo sobre el autor, ha sido vista por 774 personas.

Sigo con mi pequeño experimento, tecleo "Fernando Fernán Gómez" y las dos primeras
entradas nos muestran el episodio en el que el desaparecido actor y escritor envía a la
mierda a un admirador, en uno de sus célebres ataques de mal humor. En total, 242.539
reproducciones. La tercera entrada es una ¿entrevista? del graciosillo Pablo Carbonell
para el desaparecido "Caiga quien caiga", en la que el ex cantante de "Toreros Muertos"
le busca las vueltas al actor provocando una airada contestación, con 143.413
reproducciones. La cuarta entrada es la noticia sobre su muerte y una breve semblanza
sobre el, entre otras cosas, actor, escritor y académico de la Real Academia Española de
la Lengua. La noticia ha sido vista por 4.773 internautas. A continuación tenemos una
reproducción de Fernando Fernán Gómez gritando airado: "¡No lo sé!". Un segundo de
vídeo visto por 83.429 personas. Nos tenemos que ir a la octava entrada para encontrar
un fragmento de la genial "La silla de Fernando", el film documental de Luis Alegre y
David Trueba donde Fernando Fernán Gómez repasa, poco antes de su muerte, sus 86
años de vida y carrera, un estremecedor y entrañable documento sobre el añorado actor.
8803 reproducciones.
Y ya, para acabar, tecleo en el youtube de marras "Pepe Rubianes". La primera entrada
corresponde al pequeño homenaje que Andreu Buenafuente hace en su programa al
actor. Ha sido visto por 30.886 personas. La segunda entrada corresponde a un
fragmento de su hilarante espectáculo "Rubianes solamente", y tiene 101.933
reproducciones. Y la tercera y cuarta entrada corresponden al tan traído, llevado y
trajinado episodio de los presuntos insultos de Rubianes a España. Suman un total de
346.450 reproducciones.

No quiero darle a estos datos una fiabilidad total y absoluta. Evidentemente, en el tema
del cómputo de las reproducciones influye el tiempo que llevan "colgados" los vídeos,
cómo se efectúa la búsqueda, etc. Simplemente he elegido estos tres nombres porque
creo que simbolizan de manera perfecta esa especie de "cultura de la anécdota" que
barniza de banalidad y chascarrillo lo que de verdad importa, la esencia. Está claro que
desechar esa envoltura baladí e insustancial deviene en agotadora tarea en estos tiempos
de gárrula modernidad, de exaltación del artificio y de triunfo de la nadería total y
absoluta.

¿Cómo se puede despachar a Fernán Gómez, actor, novelista, poeta, ensayista, director,
intelectual, con el topicazo del "¡a la mierda!" y poca cosa más? ¿Cómo ignorar, entre
otras, su estremecedora interpretación de un cómico de la legua superado por los nuevos
tiempos en la soberbia "Viaje a ninguna parte"? ¿Cómo podemos dejar que el autor de
"Las bicicletas son para el verano" pase a la posteridad con un exabrupto tapando su
ingente producción artística? ¿Cómo se puede tolerar en un país culto que un magistral
autor, ensayista y articulista como Umbral sea recordado como un egoísta y maleducado
pesetero por mor de su intervención en el programita de la basurera Milá? Estamos
hablando del autor de "Mortal y rosa", el conmovedor homenaje de Umbral a su hijo
muerto de leucemia con 6 años, del autor fecundo que imprimió en sus obras un
lenguaje original, renovador e innovador al mismo tiempo, de quien dijo Delibes que "
es el escritor más renovador y original de la prosa hispánica actual".

¿Y cómo podemos dejar que Rubianes, actor de teatro con varios premios en su haber,
que ha representado obras con las compañías Dagoll Dagom y Els Joglars, que ha
interpretadosus monólogos con éxito en España y Sudamérica, sea recordado como un
malnacido y mal patriota por una opinión (que, por cierto, luego matizó) expresada con
su clásico estilo arrabalero y procaz que, entre otras cosas, es parte fundamental de su
éxito? ¿Pueden esos segundos valerle insultos incluso después de muerto? Se ha
obviado toda su carrera como actor para centrar el discurso en unos segundos de
televisión. Como Umbral y Fernán Gómez, sobre su fecunda carrera se ha vertido la
inmunda cubierta de la anécdota banal e irrelevante. ¿Qué clase de tiempos vivimos, en
los que patanes iletrados se permiten opinar sobre escritores y artistas armados
solamente con las patéticas armas de la anécdota televisiva? ¿Que dicen por la tele que
Cela fue censor? Bueno, pues sin haber leído ni "La Colmena", ni "La familia de
Pascual Duarte", ni "Viaje a la Alcarria", nos lo ventilamos con un "sí, el gordo facha
que absorbía agua por el culo" o cualquier otro tópico al uso. Suerte tiene Picasso de
haberla palmado antes de estos tiempos de vacío e insustancialidad. Vistas las
relaciones del pintor con sus mujeres, en "Espejo Público" hubieran acabado con su
prestigio en medio programa.
Caldos catalanes: ¿la otra batalla del
vino?
En la localidad riojana de Haro se celebra cada año la conocidísima Batalla del Vino. En
Catalunya están dispuestos a plantar otro tipo de batalla, una lucha para conseguir que
los catalanes consuman vino de su propia tierra.

¿Ustedes gustan?

-Y para beber, ¿qué tal este Penedés? ¿O prefieres un Priorato?


-Deja, deja, para una vez que salimos pide un Rioja o un Ribera y vamos sobre seguro.

Lamentablemente, este diálogo se puede escuchar, y con frecuencia, en cualquier


restaurante catalán. Catalunya es una de las pocas zonas productoras de vino que
consume preferentemente vinos de otras zonas en detrimento de sus propios caldos. A
pesar de disponer de 12 denominaciones de origen, algunas tan prestigiosas como
Penedés o Priorato, 500 bodegas y más de 22.000 personas implicadas en la producción
de vinos, el consumo de caldos de otras denominaciones de origen, como pueden ser los
tintos de Rioja o Ribera del Duero, o los blancos de Rueda, Albariño o Ribeiro, por
poner un ejemplo, supera el de vinos autóctonos. Sin cuestionar la indudable calidad de
estos caldos, el porqué de esta preponderancia del consumo de estos vinos frente a los
caldos catalanes es, desde hace tiempo, "la pregunta del millón".

Está claro que Catalunya no puede competir con la imagen que, por ejemplo, La Rioja
ha sabido proyectar. Ellos tienen una "cultura del vino" que han sabido cuidar, mimar y
exportar. En pocas palabras, lo beben y lo viven. Ninguna campaña publicitaria puede
competir con esa cuadrilla de amigos que charlan al mediodía acodados en la barra de
un bar en un pueblo riojano mientras se echan al coleto unos vinitos. En ese sentido, los
riojanos hicieron los deberes hace muchísimos años. No obstante, Catalunya también
produce vinos de calidad excepcional, premiados cada año en certámenes de todo el
mundo. ¿Qué sucede? ¿Por qué el vino catalán es más apreciado fuera de nuestras
fronteras que en su propia zona de producción?
Buscar las causas de esta situación anómala e intentar revertirla ha sido el objetivo que
se ha marcado el Instituto Catalán de la Viña y el Vino (INCAVI) con la creación de
Debatdevi (debate de vino) un proceso que se inició hace 9 meses y que ha contado con
5 jornadas de debate presencial, 45 ponentes y expertos, 300 asistentes presenciales y
más de 600 usuarios de la página web www.debatdevi.cat. El consejero de agricultura,
Alimentación y Acción Rural, Joaquim Llena, presidió el pasado 25 de febrero la
presentación de las "Ideas, sugerencias y propuestas" de este movimiento de debate y
reflexión en torno al vino catalán. Según el señor Llena, el objetivo del debate está
claro: liderar el mercado doméstico y potenciar el vino catalán por todo el mundo.
Según el señor Llena, "tenemos un gran producto, prescriptores de lujo e importantes
distribuidores, pero la cadena está desestructurada: tenemos problemas para dirigirnos al
consumidor y el productor está falto de elementos de estabilidad".

Fruto de esta especie de "tormenta de ideas", debate e incluso autocrítica de los


implicados en la industria del vino catalán, se han efectuado una serie de propuestas,
unas más abstractas que otras, pero que, en definitiva, se han de poner en práctica de
forma unitaria entre la Administración y los productores de vino. Algunas de las
propuestas que se presentaron son las siguientes:

• Comercialización: Reforzar la profesionalización del sector. Reconocer la


figura del vendedor como seleccionador y prescriptor de vinos. Potenciar la
figura del sommelier, formentar la presencia de vinos catalanes en las cartas de
los restaurantes y apoyar acuerdos entre bodegas para facilitar la distribución.
• Nuevos hábitos de consumo: Favorecer la presencia del vino y la cultura del
vino en Internet, como la web. www.vadevi.cat, desarrollar programas
formativos sobre la cultura del vino en las escuelas , premios a la mejor
comunicación del vino, y crear el Centro de Divulgación del Vino en Barcelona.
Sobre este último punto, las últimas noticias apuntan a que se podría aprovechar
la remodelación del Monumento a Colón, en el puerto de Barcelona, para
instalar en su base dicho centro, para atraer al turismo, ya sea autóctono o
foráneo, aprovechando básicamente el "turismo de crucero"
• Calidad: Potenciar las variedades autóctonas como elementos diferenciadores
de las Denominaciones de Origen, impulso general a la creación del Colegio
Profesional de Enólogos y divulgar la idea del vino como elemento básico en la
dieta mediterránea.
• Vino y Territorio: Interrelación de los Consejos Regujadores de las
Denominaciones de Origen en los diversos organismos oficiales, impulsar la
creación del Consejo Catalán del Turismo y del Vino y la edición del Atlas del
Paisaje y del Vino.
• Instrumentos de promoción: Creación de un consorcio mixto público/privado
para la promoción el vino catalán. También se ha propuesto la creación de la
figura del embajador del vino, título que se otorgará a los profesionales y
consumidores que promuevan los caldos catalanes.

El debate sigue abierto. Que nadie se llame a engaño pensando que se quiere suprimir o
arrinconar a los extraordinarios vinos de La Rioja, de Ribera, de Somontano, de Cigales,
de Yecla, etc. Simplemente se trata de algo tan sencillo como que comensales y
consumidores catalanes valoremos la calidad de nuestros vinos y que no nos suceda lo
que a un servidor, que pidió en un bar del centro de Barcelona una copita de buen vino y
le respondieron: "Hombre, vino bueno, bueno, solamente tengo esta botellita de
riojita..."

"Corre, rocker" y "Hotel Tierra": 2


libros de Sabino Méndez.
Sabino Méndez, el legendario guitarrista y compositor de los primeros discos de
Loquillo y los Trogloditas, inició en el año 2000 una interesante carrera como escritor.
Los dos libros que nos ocupan son una exposición sincera y cruda de sus experiencias
como músico, yonqui y escritor.

Sabino, entre la guitarra y los libros

Uno da por supuesto que cualquier persona con unas mínimas inquietudes musicales
que viviera durante los ¿felices? años 80 sabe quien es Sabino Méndez. Para un
servidor, uno de los mejores letristas de rock en castellano, artífice de los mejores
discos de Loquillo, al que le "fabricó" un puñado de éxitos que, mal que le pese,
conforman lo más popular de la carrera del "Loco". Compuso una serie de temas
coreados hasta la saturación durante los 80 y buena parte de los 90. Sabino es el chico
con cara de timidillo y buena persona que figura siempre en un segundo plano (¡cómo
no!) tras la omnipresente figura del ínclito Loquillo. Suyos son casi todos los temas que
forman parte de los mejores discos del amigo Sanz, como "El ritmo del garage", "el
Mini-LP "¿Dónde estabas tú en el 77?, "Mis problemas con las mujeres" y "Morir en
primavera". Aunque para un servidor Sabino estaría un peldaño por detrás de mis
letristas favoritos (ojo, esto es una opinión totalmente subjetiva y discutible hasta la
saciedad), Jaime Urrutia, Josele Santiago y Jorge Martínez, no puedo negar que un buen
puñado de canciones compuestas por Sabino han formado parte de la banda sonora de
mi vida (y ustedes perdonen por el topicazo) y le tengo un cariño especial a Sabinete,
qué leches.

Nuestro héroe abandonó el grupo Loquillo y los Trogloditas en la época de máximo


éxtido comercial y artístico de la banda, hasta las mismísimas narices del amigo Sanz,
por motivos diversos que tienen que ver, entre otras cosas, con el arrollador ego de
Loquillo. En realidad, habían creado juntos un personaje, Loquillo, y éste había
desbordado a José María Sanz, que decidió ser Loquillo a tiempo completo, haciendo y
deshaciendo a su antojo, hasta que la paciencia de Sabino se acabó. Sabino sale del
grupo de mala manera, entre acusaciones y reproches mutuos, comenzando un desamor
que se alargó hasta el año 2006, año de la Fumata de la Pipa de la Paz entre Loquillo y
Sabino. Pero esa es otra historia. El amigo Méndez deja el grupo, como decíamos,
renunciando al pastón que por aquel entonces genera el grupo, y se dedica a acabar de
desintoxicarse de drogadicciones varias, a vivir y, sobre todo, a escribir. Porque nuestro
hombre siempre había tenido inquietudes literarias, y en su equipaje, como él mismo
reconoce, aparte de guitarras y polvitos de la risa varios, siempre viajaban grandes
cantidades de libros.

A finales de los 80, todavía como miembro del grupo, Sabino se había matriculado en
Filología Hispánica en la Universidad de Barcelona, comenzando con un vertiginoso
ritmo de vida en el que se superponen giras, éxamentes, lecturas, grabaciones, picos,
todo en confuso revoltillo. Fruto de su talento innato y de sus sesudos estudios
literarios, en el año 2000 publica "Corre, rocker. Crónica personal de los 80", debut de
nuestro amiguete como escritor. Es un buen libro, aunque en mi modesto entender es
como si Sabino pretendiera concentrar y verter del tirón en el libro todas sus
experiencias, todas sus emociones y todos sus aprendizajes como escritor, no en plan
"Mira qué inteligente soy y qué bien escribo", sino más bien como explosión creativa
final después de un largo periodo de aprendizaje y lecturas, casi como el parto de un
retoño literario tras años y años de embarazo. El hombre ajusta cuentas con los 80, con
su pasado, con Loquillo (a quien pone a caer de un burro y de quien nos muestra
algunas miserias en un ejercicio de rencor mal curado) con las drogas, con la
creatividad, con e mundo del rock, en fin, que se queda descansando. No es, desde
luego, un libro recomendable para quien busque la típica "biografía rockera" con
detalles escabrosos (que los hay, pero que en ningún momento son el punto central del
libro), pero resulta un debut altamente prometedor. Como puntos débiles, pues un
servidor apuntaría un puntito de "pretenciosidad intelectual" que puede resultar por
momentos cargante y farragoso, pero creo que, en general, el libro rezuma honestidad y
sinceridad.

Tras leer este "Corre, rocker", un servidor abordó acto seguido "Hotel Tierra",
saltándose a la torera "Limuninas y estrellas", un recorrido de Sabino por la historia del
Rock'n'Roll que no pude localizar en su momento. "Hotel Tierra" es también un
recorrido por la trayectoria personal del autor, pero que no se detiene con su salida del
grupo Loquillo y los Trogloditas, sino que llega hasta casi nuestros mismos días,
finalizando con la implicación del autor en el proyecto Ciudadanos por Cataluña y sus
polémicas y peloteras con el nacionalismo catalán. Escrito en forma de dietario,
nuevamente Sabino se nos despelota (espiritualmente hablando, se entiende) y vuelca en
el libro sus querencias, odios, miedos y contradicciones. Se nos muestra como un
animal literario, una persona que, incluso en medio de una gravísima enfermedad que
casi arrambla con nuestro frágil Sabino, encuentra fuerzas para vivir y, sobre todo, para
escribir. No me parece, personalmente, un caso de optimismo, sino de curiosidad, de
inquietud, de hiperactividad creativa. En definitiva, un libro más "reposado", ya sin la
necesidad de demostrar nada a sus lectores, sin la intención de ajustar cuentas con nadie.
Un Sabino que, por lo menos a juicio de un servidor, nos deparará todavía grandes
libros, si la salud le acompaña. Una sorpresa para cuarentones nostálgicos que se hayan
aproximado a la obra literaria del autor todavía con los últimos compases de "Cadillac
solitario" resonando en los oídos, y un grato descubrimiento para los no conocedores de
las canciones de Sabino, que lo hayan leído como a cualquier otro autor novel. Yo, por
mi parte, voy a ver si localizo "Historias del hambre y la sed", su último parto literario.

10 años de Tàrraco Viva: una


maravillosa excusa para visitar
Tarragona.
El próximo mes de mayo se celebra en la ciudad de Tarragona la décima edición de las
Jornadas Internacionales de Divulgación Histórica Tàrraco Viva. ¿Nos vemos allí?
El pequeño Mario aprestándose para el combate

Colonia Iulia Urbs Triumphalis Tarraco. Ése era el impresionante nombre que, en
tiempos hace 2000 años tenía la ciudad de Tarragona, una ciudad que, durante
demasiado tiempo, le dió la espalda a su glorioso pasado romano, a los tiempos en los
que Tarraco albergó durante dos años al mismísimo Augusto, el primero de los
emperadores romanos. Fue en 1999 cuando se crearon las Jornadas Internacionales e
Divulgación Histórica Tàrraco Viva. La verdad es que el nombre no causa, a priori,
demasiado entusiasmo. Suena a sesudas y plomizas conferencias, a arqueólogos e
historiadores debatiendo complicadísimos y puntuales aspectos de la cultura clásica.
Nada más lejos de la realidad. Lo que podremos ver en Tarragona entre el 18 y el 31 de
Mayo de este año es más, mucho más. Es el momento en el que Tarragona recupera,
orgullosa, su pasado romano, y lo hace a pie de calle, involucrando a su población y
ofreciendo a los visitantes un espectáculo inolvidable.

Paseamos por la preciosa Rambla de Tarragona y nos acercamos al Balcón del


Mediterráneo, un extraordinario mirador desde el que observaremos el Mare Nostrum,
el mismo mar por el que llegaron las embarcaciones romanas 200 años antes de Cristo.
Giramos a nuestra izquierda y divisamos desde arriba el Anfiteatro, uno de los mejores
conservados de España, acariciado en uno de sus extremos por las azules aguas
mediterráneas. El espectáculo nos puede dejar con la boca abierta. Pero cuando se nos
abren los ojos de verdad es cuando nos sentamos en sus gradas, rodeados de miles de
personas, y asistimos a la sensacional recreación de una lucha de gladiadores. Los
italianos que conforman el grupo de gladiadores nos explican las reglas, cómo era la
vida de un gladiador, cuanto tiempo duraban en activo, detalles de su armamento, etc.
Acto seguido se enzarzan en combates, durante los cuales se entusiasman tanto que, a
veces, acaban llenos de moretones y heridas. Como toquecito frívolo, atención señoras,
señoritas y miembros de colectivo gay: los italianos que escenifican el combate llevan
años despertando gritos de admiración y recibiendo miradas lujuriosas, y no es para
menos, lo reconozco. Ya veréis por qué.

Durante las Jornadas, toda Tarragona se muestra orgullosa de su pasado. Los museos
son gratuitos, podemos pasear por sus murallas, un maravillosa excursión por un
recorrido desde el cual divisar la ciudad. Estatuas, fuentes, los antiquísimos restos de la
muralla, nos acompañarán durante la caminata. Pero, desde luego, hay más. Talleres de
todo tipo, para niños y mayores, donde nos enseñarán juegos de la época romana,
caligrafía y actividades manuales diversas. Podemos asistir a representaciones de obras
de teatro clásico en las murallas, bajo la luz de la luna. Podemos acudir al Circo
Romano y, en una de sus galerías, asistir a la escenificación de la ceremonia de mayoría
de edad de un chico romano. Hay un impresionante mercadillo donde podemos comprar
desde lámparas hasta botellas romanas hechas a mano, o un casco, o unas caligae
(sandalias). Hay que decir que no todo es Roma durante estas jornadas. También
podemos encontrar grupos de reconstrucción de la época celtíbera y griega. Los niños
pueden hacerse fotos con los soldados, que les prestan sus vistosos cascos para la
instantánea. Podemos cruzarnos con una pareja romana, él ataviado con su majestuosa
túnica, y ella con un complicado peinado, y adornos de plata y oro. Hay artesanos
trabajando, herreros aporreando el metal incandescente para forjar espadas y
herramientas, mujeres tejiendo, y escenas de la vida cotidiana de la ciudad que acogió al
emperador Augusto.

¿Queréis ver un campamento romano auténtico, lleno de legionarios equipados hasta el


último detalle, practicando tácticas de combate, preparando la comida, curando a sus
heridos? Durante la celebración de Tàrraco Viva grupos de reconstrucción histórica,
apasionados de la Historia de Roma, os llevarán en un fantástico viaje del tiempo 2000
años atrás. Veremos a los legionarios luchar con su legendaria formación en "testudo",
un pequeño ejército desfilará ante nosotros bajo los gritos de sus oficiales. fieros y
marciales. Los veremos disparar bolas de piedra con sus catapultas, reconstruidas
fielmente hasta el último tornillo, caer heridos, atacar con sus "gladius", los mismos que
sometieron a toda la Europa Mediterránea y convirtieron el Mare Nostrum en un lago
romano. También veréis luchas a caballo, los jinetes desfilarán ante vosotros, erguidos
en sus estribos, con los rostros tapados por maravillosas máscaras de oro y plata.
Lucharán con espadas, lanzas y jabalinas, y presenciaréis cómo se ejercitan, al galope y
con la espada desenvainada.

Ufff, llega la hora de la comida y estamos hambrientos. Varios de los mejores


restaurantes de la ciudad ofrecen menús basados en la época romana, ya sea recreando
fielmente platos de la época o inventando platos inspirados en la gastronomía. También
encontraremos pan y pasteles romanos en algunas de las mejores panaderías de la
ciudad. Entre nosotros, en Mayo Tarragona está preciosa, podemos comer en alguna de
sus terrazas y luego acercarnos a la playa de la Arrabassada a pasear o, incluso, a
pegarnos un chapuzón. También podemos bajar la comida paseando perezosamente por
su intrincado casco antiguo.

Seguro que me dejo algo en el tintero. Es tal la oferta, en cantidad y calidad, que se hace
prácticamente imposible abarcarlo todo. Si os animáis os recomiendo que visitéis la
página de Tarraco Viva, donde os explicarán cómo funciona el tema de las entradas (la
inmensa mayoría de los espectáculos son gratuitos, pero conviene reservar con bastante
antelación, os aviso de que el personal arrasa). Por último, me comprometo a invitar a
una copa de riquísimo vino Priorato a todo aquel que encuentre el error histórico que he
dejado caer, a propósito, en este artículo. Eso sí: ¡quedamos en Tarragona!

La lenta agonía del último toro de


Osborne en Catalunya entre el politiqueo
y la estupidez.
Este pasado 24 de febrero el último toro de Osborne de Catalunya y uno de los 90 que
quedan en España, ha amanecido derribado. El grupo UltimahoraCat2 se ha atribuido la
acción.

¿Volverán a ponerlo en pie?

En noviembre de 1957 se colocó el primer toro de Osborne en el kilómetro 55 de la


Nacional I, en Cabanillas de la Sierra (Madrid). Ese toro primigenio era de madera y
tenía cuatro metros de altura. Sus cuernos eran blancos y llevaba impreso un rótulo
anunciando la bebida, nada más y nada menos que el recio brandy Veterano,
protagonista de tantos y tantos copazos a pie de barra y que durante años ha calentado el
organismo del currela antes de partir al tajo. A la vista de que la exposición a la
intemperie dañaba las planchas de madera, en 1961 se empiezan a construir los toros
con planchas de hierro. En cuestión de un par de años pasa a tener 14 metros de altura.
El toro pesa unos 4.000 kilos y el peso de todo el conjunto es de unos 50.000 kilos.
Rápidamente el toro se convierte en un icono del paisaje español, un símbolo del país
que sobrepasa su original función publicitaria. En 1994 el Reglamento General de
Carreteras ordena la retirada de todos los toros de Osborne. Se produce una
movilización general. Políticos, intelectuales, comunidades autónomas y artistas claman
por el mantenimiento del toro. Por fin, en 1997 una sentencia del Tribunal Supremo
salva definitivamente el toro. Actualmente hay 90 toros repartidos por toda la geografía
española.

Sin embargo, uno de esos toros tiene el triste honor de haber sido el que más agresiones
ha padecido durante su existencia. Se trata del único toro que resistía ubicado en
Catalunya, situado en la autovía A-2 a la altura de El Bruc. El sufrido astado ha sido
objeto de actos vandálicos desde hace mucho tiempo. El 12 de Octubre de 2002 lo
tiraron por primera vez. Después, cortarle la cabeza, pintarlo como una vaca, colocarle
pintadas y gamberradas varias ha sido uno de los pasatiempos favoritos de varios grupos
independentistas y nacionalistas catalanes. Tanto es así, que en 2003 Osborne decidió
no repararlo. En 2007 se reconsidera la decisión y el toro es restaurado. Poco duró el
vejado cornúpeta en volver a ir al suelo. En Julio de 2007 un grupo autodenominado
"Hermandad Catalana Bandera Negra", nombre de oscuras resonancias arcanas y
mistéricas, reivindica la osada acción, argumentando que se trata de "limpiar la silueta
de la sagrada montaña de Montserrat de la inmundicia cornuda española que
pretendía ensuciarla". Cerrando los ojos, casi podríamos ver a los valerosos comandos
arrodillados ante nuestra querida Virgen de Montserrat, solicitando protección ante la
intrépida y arriesgada acción que se disponían a protagonizar. En mayo de 2008 un
herrero de la cercana ciudad de Masquefa, ayudado por diez personas más en una
insólita iniciativa privada (que, no obstante, al final acabó contando con ayuda de la
bodega propietaria del metálico astado) volvió a levantar al vapuleado cornúpeta, que a
estas alturas, si los dioses le hubieran favorecido con el don del entendimiento, estaría
ya pensando aquello de "Virgencita, que me quede como estoy"

Sin embargo, no habían acabado aquí las desdichas del metálico bovino. En Julio de
2008, dos jóvenes pertenecientes a la organización independentista Maulets intentaron
tirar de nuevo el toro, provocándole desperfectos por los que acaban de ser condenados
a una multa de 192 euros. Los dos jóvenes independentistas anunciaban tras conocer la
sentencia que no pensaban abonar la multa, y para el próximo 7 de Marzo se había
convocado una marcha reivindicativa en el municipio del Bruc por parte de Maulets y
CUP (Candidatura de Unidad Popular).

Llegamos ya al momentáneo último capítulo en este breve relato de las desafortunadas


aventuras del astado de Osborne. Este pasado 24 de Febrero, el toro ha vuelto a ser
derribado. Bueno, a estas alturas no se sabe si lo han derribado o si el bicho, al verlas
venir, se ha tirado él mismo al suelo, para ir acelerando trámites. En esta ocasión los
indomables guerrilleros que han abatido heroicamente al morlaco pertenecen al grupo
UltimahoraCat2, cuyo nombre sugiere más una agencia de noticias o un blog que otra
cosa. En fin, servidumbres de los nuevos tiempos. El grupo, entre otras motivaciones
que les han llevado a embarcarse en esta peligrosísima misión, manifiesta en su
comunicado que "han decidido rebelarse contra los símbolos impuestos". Ahí queda
eso.

¿Cuál será el siguiente objetivo de los heroicos independentistas? Dejando volar un


poco la imaginación, uno casi puede ver a los intrépidos comandos recorriendo los
principales puntos turísticos de la ciudad, arramblando con las camisetas estampadas
con la silueta del mítico astado, o con las figuritas con la bonita composición "toro-
torero-con banderillas", o incluso con los discos del Fary que contengan su mítica
canción "El torito guapo", para luego organizar un festivo akelarre reivindicativo donde
dar a las llamas los odiosos símbolos. De momento, el zaino morlaco, el triste y último
representante de su estirpe en tierras catalanas, llora sus desventuras bajo la pétrea e
impasible mirada de la montaña de Montserrat.

Cela y La Alcarria: una historia de amor


eterno.
El nombre de Camilo José Cela permane indisolublemente unido a la Alcarria, región
que recorrió en dos viajes hechos de muy distinta forma.

Caminanto por la Alcarria "a mero pinrel".

El día 6 de Junio de 1946 un treintañero Camilo José Cela, ya conocido en el mundo


literario a raíz de la publicación de La familia de Pascual Duarte (1942), Pabellón de
reposo (1943) y Nuevas andanzas y desventuras de Lazarillo de Tormes (1944)
emprendía un viaje a pie por La Alcarria, una comarca natural de Castilla que ocupa
partes de las provincias de Guadalajara, Cuenca y Madrid. De las experiencias
acumuladas por Cela durante su viaje surgiría una de las obras maestras de la literatura
de viajes, Viaje a La Alcarria, de cuya edición se cumplen ahora 61 años.

Macuto al hombro, Cela sale de Madrid rumbo a Guadalajara, y durante nueve días,
recorre las rutas de La Alcarria sin rumbo fijo, moviéndose de un pueblo a otro según su
instinto. mezclándose con sus gentes, agricultores, carreteros, vagabundos, médicos,
curas, alcaldes, posaderos, y anotando sus impresiones en su inseparable cuaderno.
Entre fatigosas caminatas, anécdotas triviales pero entrañables, Cela se deja llevar por el
camino, y queda atrapado por la belleza de la zona y el carácter simple pero puro de sus
habitantes. A la manera de los escritores de la Generación del 98, Cela vuelve la vista
hacia la España rural, miserable, exhausta pero laboriosa y terca en su empeño de
subsistencia. Es el campo, en definitiva, el último bastión que resiste orgulloso y
empecinado ante el violento avance de la civilización que avanza como una violenta e
imparable ola.

Durante su recorrido por La Alcarria Cela queda fascinado por la tenacidad de los
alcarreños en su lucha por subsistir en una España todavía extenuada y arrasada por la
devastación de la Guerra Civil. Estamos en 1946, con el franquismo afianzando su
régimen con puño de hierro, y el país sufriendo un bloqueo internacional a causa de sus
simpatíasy apoyos a los regímenes fascistas que hacía un año acababan de perder la
Segunda Guerra Mundial. Son los tiempos del hambre, del estraperlo, de las Cartillas de
Racionamiento y del intervencionismo y proteccionismo que ahogaba la economía
española. Cela recorre pueblos pobres, devastados, y se cruza con guardias civiles que
intentan controlar a los estraperlistas. La mirada de Cela, aunque intenta parecer neutra
y descriptiva, no puede evitar destilar la admiración, incluso la piedad, que siente por
las personas con las que se cruza. Son episodios que ponen un nudo en la garganta del
lector, como el del pobre mendigo al que abofetean sin piedad en una estación de tren, o
el del niño "baldado" que contempla inmóvil el mundo desde su portal, o el del viejo
vagabundo que comparte parte del trayecto con Cela y que, sin más compañía que su
burro "Gorrión", le ha hecho coser un papel en la albarda que dice "Cógeme, que mi
amo ha muerto".

Cela termina su viaje el 16 de Junio de 1946. Maduraría el libro durante un año,


redactándolo durante la última semana de Diciembre de 1947 y entregándolo a la
imprenta a primeros de Enero de 1948. Desde esa fecha, el Viaje a la Alcarria ha
conocido múltiples reediciones, ha vendido millones de ejemplares y ha unido, de forma
imperecedera, los nombres de Camilo José Cela Trulock y La Alcarria. No quisiera
acabar este artículo sin dejaros con algunas curiosidades sobre el ya inmortal viaje de
Cela por tierras alcarreñas.

• Cela, apartándose un poco del estilo clásico del "libro de viajes", escribe el Viaje
a la Alcarria en tercera persona, refiriéndose a sí mismo como "el viajero". Su
nombre solamente aparece en un poemilla: "Dice llamarse Camilo y ser su
pueblo Padrón".
• Aunque de la lectura del libro se infiere que Camilo José Cela viaja solo, no es
cierto. Durante partes del trayecto, le acompañaron el fotógrafo Karl Wlasak y
su amiga Conchita Stichaner, que hicieron fotos en varios pueblos.
• "Viaje a La Alcarria" puede presumir de ser el primer libro del mundo que ha
tenido un museo, en la localidad de Torija, donde se exhiben objetos personales
utilizados por el escritor durante su periplo alcarreño, así como fotografías y
toda clase de objetos de la época del viaje.
• Durante su visita a Pareja, Cela conoce a dos posaderas a las que toma por
hermanas. Tras un confuso malentendido con una de ellas, es expulsado de la
posada de malas maneras. Una de ellas fue objeto de un artículo en el año 2006.
En el mismo, aclara que no eran hermanas, y además acusa al autor de
perjudicarla al inventarle un novio. También le acusa de inventar un diálogo
imposible con su hermano pequeño, paralítico cerebral. María dice que, en su
segundo viaje a La Alcarria, Cela le pidió disculpas.
• Aunque éste punto merecería de por sí un artículo independiente y más extenso,
no puedo dejar de referirme al segundo viaje de Camilo José Cela a La Alcarria.
Entre el 5 y el 14 de junio de 1985, Cela repitió su periplo por tierras alcarreñas,
aunque en circunstancias muy distintas: "Con estos años y estas arrobas a
cuestas, o a rastras, el paseo no he de repetirlo a mero pinrel, como cabe
pensar, sino en más reconfortadora, saludable y placentera circunstancia: en
Rolls, que es automóvil sólido y de fundamento, y con Oteliña al volante..." En
efecto, Cela vuelve a recorrer La Alcarria a bordo de un flamante Rolls
conducido por una choferesa negra, Viviana Gordon, a la que el autor llama
cariñosamente Oteliña, en honor al personaje de Shakespeare. También le
acompañan dos juglares que interpretan para el autor diversos romances y
coplillas durante el camino. Al contrario que en su periplo del 46, Cela es
extremadamente popular, se le recibe en olor de multitudes, se le agasaja
espléndidamente, se le requiere como jurado de certámenes literarios y se le
obsequia con opíparos banquetes ("En el patio de la bodega se está fresquito y,
a la caída de la tarde, los amos regalan al viajero con unos tacos de jamón y
unos tarazones de chorizo curado que le sujetan el ánimo, que, dicho sea de
pasada, tampoco enseñaba mayores síntomas de que fuera a desprenderse")
que nuestro héroe afronta con su legendario "buen saque". Poblaciones enteras
esperan al escritor que puso a la Alcarria, no solamente en el mapa, sino en la
mente y el corazón de millones de lectores de todo el mundo.Tras el viaje, Cela
escribe el "Nuevo viaje a La Alcarria", un libro que destila ironía, sarcasmo y
cierta mala baba, aunque también cierto sentimiento de añoranza por los paisajes
que recorrió en su juventud y el lamento por la pérdida de las personas a las que
trató: "El viajero sabe que el uso que tiene el género humano de desaparecer
es ley de vida a la que no cabe substraerse pero, pese a todo, no se acostumbra
a sembrar de amigos difuntos el recuerdo". A mediados de la década de los 90,
e inspirado en este nuevo periplo, Cela protagonizó un conocido e inolvidable
anuncio de la Guía Campsa en el que aceptaba con su legendario "¡Venga!" las
viandas que los habitantes de los pueblos le ofrecían.

El cava: un par de reflexiones y seis


burbujeantes recomendaciones.
Víctima de su encasillamiento como "bebida de brindis" y de la masiva
comercialización de cavas de gama media-baja, las "joyas de la corona" de este
excepcional producto permanecen semiocultas al gran público.

La cueva del tesoro...

Con demasiada frecuencia escuchamos tópicos sobre el cava que hacen daño a los
entendidos o a los simples aficionados que descubren poco a poco los maravillosos
secretos de este néctar de dioses. "No, no me pongas más que un dedito, si es solamente
para brindar". "No, no, el cava es solamente para el postre". "Prefiero un mal
champagne que un buen cava". Son opiniones fácilmente rebatibles, pero a la vez
profundamente arraigadas en nuestro país. ¿Cómo hemos llegado a dar por buenas estas
afirmaciones? Pues bien, en mi modesta opinión, gran parte de la culpa la tienen
precisamente, los productores de cava, o mejor dicho, los grandes productores de cava.

A nadie se le escapa que el cotarro del cava lo dominan, a día de hoy, dos grandes
productores, Freixenet y Codorníu. Sin ir más lejos, Freixenet acapara entre el 60% y el
65% e las ventas en el mercado nacional y entre el 80% y el 85 % de las ventas de
exportación, facturando más de 500 millones de euros al año, mientras que Codorníu
factura algo más de 200 millones. Los demás se reparten las migajas como buenamente
pueden, migajas más o menos grandes, pero migajas al fin y al cabo. Basta una visita a
las bodegas de los dos monstruos del cava para hacerse una idea de la magnitud de su
grandeza. Aparte, ambos grupos controlan otras bodegas y productores de vino y cava.
En el caso de Freixenet, su dominio se extiende a bodegas tan conocidas como René
Barbier, Segura Viudas, Castellblanch y otras muchas, mientras que Codorníu controla
bodegas como Raimat, Bodegas Bilbaínas (en Haro, La Rioja), Rondel, Bach, etc.

Estas dos marcas han inundado el mercado de sus cavas más "industriales", por así
llamarlos. Cavas de calidad "media-baja" que han ayudado a perpetuar los tópicos sobre
los que hablaba al principio, esto es, el cava como un producto solamente apto para
brindar y consumir tras la comida, cuanto más frío mejor. Es una estrategia de mercado
que, obviamente, les reporta pingües beneficios. Codorníu y Freixenet compran la
mayor parte de la producción de la uva de la zona, a precios bajos, y cada una "de su
madre y de su padre", transportada en remolques (lo que facilita que la uva que soporta
el peso se estropee) y recogida por medios mecanizados. ¿Qué se ha conseguido? Pues
un producto que, efectivamente, no puede faltar en una celebración que se precie (de eso
se ha encargado sobre todo Freixenet con sus carísimas campañas navideñas) pero que
se acaba convirtiendo en una especie de "adorno" de la mesa, que pierde interés al
mismo ritmo que se agotan las burbujas.

Un buen cava es un regalo de los dioses, un delicioso néctar que nos reconcilia con
nuestra tierra, con nuestro mundo mediterráneo. Vertemos el cava en la copa (copa de
tulipa, con cuerpo alto y boca estrecha, o la tradicional copa aflautada) y durante unos
instantes liberamos nuestros sentidos para que se impregnen de aroma, color y sabor.
Color, brillo, transparencia, burbujas, frutas, flores, hierbas, cremosidad, suavidad,
cuerpo, equilibro... Todo esto a nuestra disposición. Y lo podemos consumir en los
postres, evidentemente, pero también resulta perfecto como aperitivo y para consumir
en la comida, acompañando pescados, mariscos, e incluso carnes rojas y guisos.
Solamente tenemos que buscar un poco, y encontraremos el maridaje perfecto para
cualquier tipo de cava.

Y, tras estas pequeñas y particulares reflexiones sobre el mundo del cava, me permito
recomendaros cinco joyitas con las que un servidor ha tenido, como decía aquél, "una
experiencia religiosa". No son extraordinariamente caros, solamente en un caso
sobrepasan levemente los 20 euros, y evidentemente es una lista que totalmente
rebatible y discutible, pero creo que son cavas idóneos para desterrar tópicos e ideas
preconcebidas. El orden de la lista es totalmente aleatorio. Allá van, ¡que os
aprovechen!

1. Juvé i Camps Reserva de la Familia Brut Nature. Por menos de 14 euracos


del ala, un gran cava de uno de los mejores productores de Sant Sadurní
d'Anoia, con 36 meses de crianza en botella, suave, sedoso y complejo. Uva
Xarel.lo, Macabeo y Parellada. Color pajizo verdoso, Buena integración de
carbónico. Aroma a cítricos, manzana verde y tostados. Un acompañante ideal
para patés, mariscos, arroces, pescados y carnes blancas.
2. Gramona Imperial Brut Gran Reserva 2002. Vamos, sin con este nombre está
malo, es para matarlos. Xarel.lo, Macabeo y Chardonnay para este
extraordinario cava de Gramona que no nos arruinará, unos 15 euros la botella.
Su esmerada crianza, entre 36 y 48 meses, da como resultado un cava de un
bonito color amarillo dorado, con burbuja fina y persistente y aromas frutales,
cítricos, a fruta y levaduras. Una delicia.
3. RNG Brut Nature 2002. Éste "pica" un poco (sobre unos 20-22 euros) pero os
aseguro que vale la pena. Uno de los productos estrella de las Cavas Nadal, el
Ramón Nadal i Giró no os defraudará. Su larga crianza deviene en un cava de
precioso amarillo dorado intenso, untuoso y delicado, con notas cítricas y de
fruta madura. Un lujazo para las grandes ocasiones, elaborado con cosechas
excepcionales de xarel.lo y con uvas cultivadas en su totalidad en la propia
finca.
4. Huguet Cava Gran Reserva Brut Nature. Entre nosotros, Can Feixes es uno
de los secretos mejor guardados del Penedés. No suelen estar presentes en ferias
ni en exposiciones, la calidad de sus vinos se transmite de boca a oreja. Una
explotación estrictamente familiar que factura unos vinos y cavas de excelente
calidad a precios muy asequibles y hechos exclusivamente con uvas de su finca.
La recolección y la selección de la uva se hacen a mano. Uno de los pocos cavas
que en su contraetiqueta indican la fecha de degüelle. Posee un aroma con buena
intensidad, fresco y de una acidez equilibrada. Y una relación calidad-precio
imbatible, no llega a 11 euros la botella.
5. Recaredo Brut Nature 2005. Uno de los cavas que ponen casi siempre de
acuerdo a los catadores. Por unos 15 euros tenemos un cava excepcional,
Macabeo, Xarel.lo y Parellada, con unos 24 meses de crianza y degüelle a mano.
Aromas a frutos secos, fruta, cítricos, mantequilla, vamos, todo un mercado
metido en una botella. ¡Marchando un enlace hacia su bodega!
6. Microcosmos Rosé. Y como brillante colofón, una de las niñas bonitas de las
reputadas Cavas Llopart. Pinot noir y Monastrell unidos en un cava que nos
llevará al nirvana si lo acompañamos con una buena paella o una fideuá.
Microcosmos es una de las puntas de lanza del resurgir de los cavas rosados.
Muy exportado, su color rojo cereza su burbuja leve y su fruta madura hacen
enloquecer a los americanos. Con cuerpo y estructura, no nos arrepentiremos de
aligerar nuestros bolsillos unos 15 o 20 euros.

¿Mierdas de perro en tu ciudad?


¡Pínchalas en un palo!
Con este título tan escatológico, el autor quiere llamar la atención sobre una iniciativa
ciudadana que, harta del incivismo de los dueños de los canes que no recogen las
deposiciones de sus amadas mascotas, han decidido tomar cartas en el asunto.

Hartos de las mierdas de perro

Ariadna Puig vive en Barcelona, y hace unos tres meses decidió que ya estaba harta de
sortear (en el mejor de los casos) o pisar (en el peor) los excrementos de los perros de su
barrio, que en un ejercicio de flagrante falta de civismo los dueños de los canes dejaban
abandonados en aceras, parques, plazas, etc. Elaboró unos cartelitos hechos a manos, los
enganchó en unos palitos de madera y dedicó parte de su tiempo a colocarlos en los
desagradables resultados de las deposiciones caninas que minaban su barrio, ante la
mirada atónita de sus conciudadanos. Los cartelitos llevaban un mensaje claro. En una
de sus caras: "BCMerda" (BCMierda) en clara alusión al lema municipal BCNeta
(BCLimpia). En la otra cara: "Hazlo cagar en tu cama". Sin comentarios.

Sorprendentemente, la iniciativa prosperó. Unos amigos de Ariadna la secundaron con


entusiasmo y también se dedicaron a la tarea. Ampliaron los mensajes con lemas tan
contundentes como "Mi amo es un guarro", o "Que dé suerte es una frase hecha". Uno
de los espontáneos colaboradores es diseñador gráfico, y creó un logo para el grupo,
"BCMerda", que para ellos es "Barcelona Consume Mierda". Dedican uno o dos
sábados al mes a colocar los cartelitos en las deposiciones caninas, con el claro objetivo
de concienciar a los vecinos para que recojan los "regalitos" de los perros. En cada
salida pueden señalizar unos 300 boñigas. También tienen página web,
www.bcmerda.net, desde la que se pueden descargar cartelitos para crear grupos
similares. En la página web también venden camisetas con el logo del grupo y chalecos
reflectantes. El grupo también está presente en la red social de moda, Facebook.

No es la única iniciativa por el estilo. En Zaragoza se intentó poner en marcha un plan


similar en el 2005, aunque parece ser que al final el consistorio maño se "rajó" y mutiló
el plan inicial, muy similar al de Barcelona, al considerar que era una campaña
demasiado agresiva y que podía dañar la imagen del ayuntamiento. El autor de la
campaña, aparte de facilitarnos un amplio informe sobre el peligro higiénico de las
cagaditas de marras y hacer un pequeño repaso estadístico sobre dicha problemática en
algunas importantes ciudades, nos explica la gestacion de la campaña en el blog
http://kakagoza.wordpress.com/, desde el que podemos consultar el proyecto original en
PDF. Incluso se llegó a crear una página web , que a día de hoy solamente nos permite
descargarnos cartelitos para señalizar los "truños".

A mí me parece una iniciativa loable, y dejando volar la imaginación un poco he


pensado que se podría extender a otras situaciones. Ya me estoy viendo paseando por
mi ciudad cargado con un saco de banderitas. A ese señor que viaja en el metro y que no
se ducha desde que hizo vacaciones en un camping hace tres meses y medio le pondría
una en la chepa que dijera: "Pasa por el agüita, marranete, que nos vas a matar a todos".
A ese niñato que se apalanca indolente, abierto de piernas, contemplando cómo una
embarazada o una persona con muletas, o un abuelo tienen que viajar de pie y no hace
ni el ademán de cederles el asiento, banderita al canto en medio del peinado cenicero:
"Cede el asiento a quien lo necesita, ceporro". Y más. A esa señora que se te cuela
descaradamente en la parada del mercado y se tira media hora escogiendo con toda la
pachorra del mundo, banderita en el moño: "Señora, espere su puñetero turno". Al
tontolaba que se coloca en el tren con los altavoces del móvil vomitando reggaetón,
banderita en el piercing de la napia: "Escucha tu vomitiva música tú solito, soplagaitas".
Y así sucesivamente. Pero no lo veo cómodo. A mis años, uno sencillamente no puede
ir cargado con tanta banderita. Aunque, quien sabe, igual podría elegir a un niñato que
no se lava, que no cede el asiento en el autobús, que escucha reggaetón en el móvil y
que encima se te cuela en el mercado, y clavarle una banderita bien gorda, que
simbolizara de una vez por todas lo harto que nos tienen esta caterva de incívicos
maleducados.
Jean Leon/Ceferino Carrión: El dulce
sabor del sueño americano.
Llegó a Estados Unidos de polizón en un barco. No tenía nada, solamente sus sueños y
una determinación a prueba de bomba. En menos de 20 años regentaba el restaurante La
Scala, en Beverly Hills, y había fundado una bodega que iba a producir vinos de fama
mundial.

Jean Leon, apurando el vino como apuró la vida

Se llamaba Ceferino Carrión, un nombre que, a priori, no hacía prever el glamour


que rodearía a nuestro héroe. La casa de su familia en Santander fue bombardeada en
1941, dejándoles en la ruina. La familia Carrión se vió obligada a trasladarse a
Barcelona. Sin embargo, no fue esa la peor desgracia de ese año. Durante el mes de
julio de 1941, el barco en el que viajaban su padre y su hermano mayor, un héroe para el
joven Ceferino, fue torpedeado. No hubo supervivientes. El golpe fue duro, pero
Ceferino lo era más todavía. Con apenas 19 años, cogió su maleta y se marchó solito a
Paris. Desde ahí, al puerto de Le Havre, donde intentó hasta siete veces embarcar como
polizón rumbo a Estados Unidos. A la octava fue la vencida, y Ceferino llega a Nueva
York.

A partir de aquí es difícil seguirle la pista a nuestro héroe. Al parecer, consiguió empleo
como lavaplatos en un restaurante de Nueva York, pero su situación de "sin papeles" le
impulsa a marchar a la Costa Oeste. Llega a Beverly Hills en 1950. Aquí difieren las
versiones. Unos dicen que se hace ciudadano americano y que el ejército lo llama a filas
para luchar en Corea. Otros, que se alista en el Ejército para ser ciudadano americano.
También cuentan las malas lenguas que Ceferino se escapó de varios campamentos de
instrucción para no entrar en combate. Sea como fuere, a los dos años de su
alistamiento, tenemos a Ceferino Carrión de vuelta en Beverly Hills, y además
transmutado en Jean Leon, nombre que le daba una pátina de elegancia y glamour.
La suerte comenzaba a cambiar para nuestro flamante Jean Leon. Encuentra trabajo
como camarero en Villa Capri, restaurante propiedad de Frank Sinatra y Joe DiMaggio,
estrella del beisbol y efímero segundo marido de Marilyn Monroe. Una noche, los dos
abren a patadas las puertas de un hotel, buscando a un supuesto amante de la actriz. La
actriz no estaba, pero parece ser que hubo intercambios de golpes con el hombre que
ocupaba la habitación. Este denunció a los dos gallitos, y Jean Leon se brindó a
proporcionarles una coartada, declarando que los dos habían estado en el restaurante
toda la noche. Parece ser que este turbio asunto le brindó la amistad eterna de "La
Voz" y le facilitó el acceso al mundo del más puro glamour hollywodiense.

Jean Leon hizo buenas migas con James Dean. Entre los dos planean abrir un
restaurante en Beverly Hills. James Dean aportaría el parné, y Jean Leon su experiencia
en el mundo de la hostelería. Unos días antes de la firma del contrato y de la apertura
del local, James Dean muere. Otro golpe, y otra demostración de empuje y
determinación de Jean Leon. Sigue adelante con el proyecto, pide dinero prestado, y en
abril de 1957 abre La Scala, en pleno centro de Beverly Hills. El restaurante pronto
se convierte, gracias al carácter jovial de Jean Leon y a sus contactos en el mundillo, en
punto de encuentro de los más conocidos actores de Hollywood. Protegida su intimidad
por el dueño, que no toleraba paparazzis ni periodistas en las puertas del local, y
admirados por la calidad de su comida, de tipo mediterráneo con marcada influencia
italiana, allí acuden Frank Sinatra, Dean Martin, Humphrey Bogart, Bette Davis, Natalie
Wood, Billy Wilder, Paul Newman, Lana Turner, Grace Kelly, y muchos otros. Como
curiosidad, Jean Leon llevó la cena a casa de Marilyn Monroe la noche antes de su
muerte, por lo que fue una de las últimas personas que la vió viva. También se dice que
muchas estrellas aceptaban comer en la cocina del restaurante si estaba demasiado
lleno, antes que marcharse a otro lugar.

Jean Leon había triunfado, pero el hombre seguía inquieto. No encontraba el vino
ideal para servir con sus platos, y decidió fabricárselo él mismo. La segunda parte
de la leyenda comienza aquí. Jean Leon viaja por Europa buscando el sitio idóneo para
montar una bodega que produjese un vino digno de sus clientes. Al final acaba en
Cataluña, en la localidad de Torrelavit, en el corazón del Penedés. Compra 150
hectáreas de terreno y hace algo que sorprende y escandaliza a los tradicionales
viticultores de la zona: arranca todas las cepas autóctonas. Acto seguido, viaja a Francia
y obtiene cepas de viña francesa de variedades no cultivadas en España (unos dicen que
pagándolas a precio de oro, pero en el documental "3055 Jean Leon" se habla de una
incursión nocturna en unas viñas francesas, en fin, otro asunto no muy aclarado).
Vuelve a Cataluña con las preciadas cepas de Cabernet Sauvignon, Chardonnay y
Merlot de prestigiosas bodegas francesas, y planta las nuevas vides. Finalmente, se
construye la bodega, se pone en manos de su compinche en temas vinícolas, el
prestigioso enólogo Jaume Rovira (recientemente jubilado, aunque todavía supervisa la
elaboración de los vinos) y en 1969 nace el primer Cabernet Savignon elaborado en
España. En 1993, la revista Wines elige su Cabernet como uno de los 10 mejores
vinos del mundo. El impulso definitivo a su vino se produce en 1981, cuando el
presidente electo Ronald Reagan elige vinos Jean Leon para ser servidos en los festejos
de su investidura.

Jean Leon murió de un cáncer de laringe en 1996. Apuró los últimos momentos de su
vida viajando con su barco por Tailandia, tras pedir que sus cenizas fueran esparcidas
por el Pacífico.
Ésta fue, a grandes rasgos, con algunos claroscuros y puntos turbios, la vida de Jean
Leon, soñador, seductor, amigo de las estrellas del cine y también amigo, a través de su
vino, de todos aquellos que en algún momento hemos alzado nuestra copa para
recrearnos con la calidad de sus maravillosos caldos. Hoy, aunque en manos de otro
gigante del vino, Miguel Torres, la leyenda de sus vinos continúa.

Para más información, se puede intentar conseguir el libro "Jean Leon. El Rey de
Beverly Hills", de Sebastián Moreno o el documental de Agustí Vila "3055. Jean Leon"

El día que murió la música: 50 años sin


Buddy Holly
Con pasión de fan, el autor del artículo recuerda la figura del rockero tejano Buddy
Holly, muerto en accidente de aviación hace hoy 50 años.

Buddy Holly, el más grande de los gafapastas

Lo confieso: una lagrimilla aflora a mis ojos mientras tecleo este artículo, mirando la
pantalla del ordenador a través de mis gafas de pasta negra, exactamente iguales a las de
Buddy Holly. La música de Buddy Holly ha sido, durante gran parte de mi vida,
una compañera fiel, un referente inexcusable en mi vida, y aunque hoy muchos
medios homenajean a su modo al gafoso tejano de Lubbock (también a Ritchie Valens y
al Big Bopper), casi todos emplean también la legendaria frase de la canción "American
Pie", de Don Mclean: "The day the music died", referida al fatídico día. Pero no
pretendo ser original, y me parece la frase más adecuada para titular mi artículo.

Otra confesión: me descojoné de la risa la primera vez que vi un póster con la cara de
Buddy Holly. Fue en unos grandes almacenes, en la sección de música. Con mi tupé
convenientemente engrasado, mi chaqueta de "high school" americana, cargado de
clichés sobre el rock'n'roll y con una cultura musical que no iba más allá de los "hits" de
Elvis Presley y Jerry Lee Lewis, me di de bruces con el careto de Buddy Holly. Un tipo
impecablemente vestido, con traje y corbata, gafas de pasta negras y cara de niño
bueno americano con una sonrisa "profidén", vamos, un tipo que transmitía menos
peligrosidad que Miliki en el Festival de la Infancia y la Juventid. Nada que ver con el
tremendo magnetismo sexual de Elvis, o con el salvajismo de Jerry Lee Lewis, o con la
pinta de rocker atormentado y vicioso de Gene Vincent, o ya no digamos con la locura y
la ambigüedad sexual de Little Richard, por nombrar algunos de sus contemporáneos
colegas que ejercieron de "pioneros" del rock'n'roll. No, nada de eso. Buddy Holly no
podía jugar esas bazas. Los intentos que se hicieron para "endurecer" su imagen
fueron patéticos. En una actuación, Buddy salió a tocar sin gafas ni lentillas. Mientras
tocaba, se le cayó una púa y se tuvo que interrumpir la actuación para localizar la púa,
porque Buddy no veía tres montados en un burro.

¿Por qué, entonces, la memoria de Buddy Holly, un tipo que apenas disfrutó de tres
años (si llegan) de popularidad, es venerada y sus fans se cuentan por miles? ¿Por qué
tantos cantantes se han reconocido influenciados por él, tanto estética como
musicalmente? ¿Por qué hasta el mismísimo Paul McCartney organizó en Londres la
"Buddy Holly Week", con conciertos, exposiciones y debates sobre su figura? Son
preguntas difíciles de responder. Buddy Holly no fué un rocker al uso. lo que a veces
le ha granjeado el desprecio de los sectores más puristas. Como he dicho
anteriormente, su imagen no le ayudaba. Nada de contoneos pélvicos salvajes, aporreos
de piano con tupés vertiginosos. En sus canciones predominaba la melodía sobre el
ritmo. Comenzó haciendo un country bastante purista (aunque él bautizó su estilo como
"western and bop"), evolucionó hacia el rock'n'roll (influenciado por Elvis, hasta en eso
fué Buddy un tipo normal) y en sus últimos tiempos compuso y grabó una serie de
canciones en las que mostró su faceta más "crooner", edulcoradas composiciones de
amor con arreglos orquestales ampulosos y sofisticados. Quizás ha sido, aparte de la
evidente calidad de su música, su condición de involuntario mártir del rock'n'roll. Tenía
22 años cuando murió, un hijo en camino que no llegó a nacer, y un futuro musical
que, a tenor de su producción musical, se intuía más que brillante.

Quizás sea un poco tremendista decir que "la música murió el día que murió Buddy
Holly", aunque no cabe duda de que la frase resultó de lo más afortunada, pero es
evidente que la tragedia supuso una especie de "mayoría de edad" en el rock'n'roll.
La muerte de los tres "rockers" durante la demencial gira The Winter Dance Party, (24
conciertos en 3 semanas en pleno invierno y en un autobús sin calefacción) quedó
impresa en el imaginario cultural americano y forma ineludible parte de la historia del
rock'n'roll.

Para quien desee profundizar en la vida y milagros de mi gafotas favorito, es


inexcusable la lectura del libro de Ramón de España "Buddy Holly", editado en
1986 por Editorial Júcar dentro de su colección "Los Juglares". Pasión de fan y
conocimiento sobre la obra de Buddy Holly, y un estilo narrativo ameno y divertido.
También se puede visionar el fallido bio-pic ""The Buddy Holly Story" o la película "La
Bamba", que aunque centrada en la figura de Ritchie Valens, nos muestra a un brillante
Marshall Crensaw ofreciendo una vigorosa interpretación del héroe de Lubbock e
interpretando fantásticamente el tema de Buddy Holly "Crying, waiting, hoping".

Trash-Pop 2: La droga te está matando


Segunda entrega de grandes éxitos de la música deteriorada en España. En esta ocasión,
nuestros trash-singers abordan sin rubor el escabroso mundo de la droga.

El Maestro Fary cantándole a la mandanguita.

Como decía hace unas fechas el dibujante Furillo en la revista "El Jueves", "desde
siempre la gente se ha tomao sus cosicas". En efecto, esta brillante aseveración no
admite discusión alguna, se puede decir más alto, pero no más claro. Y es que el
personal, desde que el primer homínido engulló un hongo silvestre y comenzó a ver
colorines, lleva milenios metiéndose entre pecho y espalda todo tipo de sustancias
alucinógenas con las excusas más variopintas. Que si la comunión con los dioses, que si
la expansión del espíritu, que si la elevación a un nivel superior... Cualquier pretexto es
bueno para pillar un buen colocón y creerse, como el gran Fary, que uno es "Kung Fú"
al ritmo de "La mandanga".

Fumadas, esnifadas, inyectadas, o incluso visualizadas (yo, sinceramente, creo que


ciertos programas de televisión son más dañinos para el cerebro que la más rebuscada
droga de diseño, pero eso ya es harina de otro costal), desde la legendaria "china" de
costo hasta las más modernas drogas de laboratorio, su consumo se mantiene firme y
estable. En los 60 fueron los ácidos y la marihuana los que se fusionaron con el rock
anglosajón, con cuelgues tan conocidos como el del fundador de Pink Floyd, Syd
Barrett, o los viajes astrales de los estupendos 13th Floor to Elevator. Incluso los
Beatles se aficionaron al tema, reflejado, según los estudiosos, en temas como "Lucy in
the Sky with Diamonds". Los 70 marcaron la irrupción del consumo masivo de
sustancias alucinógenas en nuestro país, que con la recién estrenada libertad alumbró la
entrañable figura del "pasota porrero" y lano tan entrañable figura del "yonqui
heroinómano", ya que el maldito jaco causó estragos a finales de los 70 y principios de
los 80. Tras la irrupción de la grifa y el jaco, entraron en escena la coca, los éxtasis, las
novedosas drogas de diseño, y aquí voy a interrumpir esta brevísima (e incompleta)
reseña del tema, porque me estoy empezando a marear. Quien quiera ampliar
conocimientos (teóricos, ¿eh?, que os veo venir) puede recurrir a los ensayos sobre el
tema de Antonio Escohotado, una auténcia eminencia sobre el tema.

Evidentemente, la droga no podía ser un tema ajeno al universo creativo de los autores e
intérpretes de Trash-Pop de nuestro país. Aunque es raro el artista o grupo que no ha
abordado el tema en alguna ocasión, son nuestros ídolos del Trash-Pop los que, como
siempre, han abordado el tema sin sutilezas ni correcciones políticas. Por razones
evidentes, ha sido la llamada "rumba taleguera" la que más se ha ocupado del tema,
abordándolo desde dos vertientes fundamentales: la del consumidor alegre,
despreocupado y apologético, y la del "arrepentido", un personaje al que la droga le ha
arruinado la vida, e intenta salir de ella, que nos advierte sobre lo chungo que es el
asunto de las jeringuillas. Historias trágicas de vidas destrozadas y alegres
consumidores que se ponen ciegos de todo. Ése es el espectro en el que, básicamente, se
mueven los intérpretes de mi lista de hoy. No puedo resistir la tentación de insertar este
vídeo en el que el gran Manolo Escobar, uno de nuestros héroes nacionales, le pega
unas caladas a un "cigarrito de la risa" (en una de sus películas, no penséis mal,
truhanes) y emprende un psicodélico viaje astral en el que se transmuta en "hippy"
desmelenado. Vivir para ver.

Después de este tremebundo vídeo del inmortal Manolo Escobar, aquí os dejo con
esta lista de grandes éxitos de la Musica Deteriorada en la que se aborda el tema de la
droga. Espero que os guste.

1. El Fary - La Mandanga. Mi humilde homenaje al gran José Luis Cantero, "El


Fary", un mito para los amantes del Trash-Pop. En su tema "La Mandanga", el
Fary se ve seducico por unos jovenzuelos discotequeros que lo inician en el
consumo de psicotrópicos diversos, A ritmo de rumbita, el Fary "se va pa la
discote a buscar mi chirifú, mira si me pongo bien que creo que soy Kung Fú.
Lo mismo en Valladolid, Toledo que Salamanca, todo el mundo baila ya el ritmo
de la mandanga". Grande, maestro.
2. El Pelu y los Marus - La grifa. La canción comienza con una inequívoca
declaración de intenciones: "Yo vengo de la isla, de la isla de Japón, de fumarme
cuatro porros que mi novia me invitó". Una canción mítica de la rumba
taleguera. Cárcel, porros, discotecas en Lloret de Mar, colocones y al final,
claro, "me colocó la pestañí".
3. Josele - Porrito Pasota. El ex-miembro del grupo Los Payos, famosos por su
mega-hit "Maria Isabel", reconvertido a humorista con teléfono al estilo de Gila
(legendario su monólogo "Vente pa'España, Antonio) tuvo bastante durante la
segunda mitad de los años 70, actuando asiduamente en televisión. En el año
1979 lanzó este single, parodiando la figura del entrañable "pasota". En ésta
especie de "rap deteriorado" encontramos perlas como: "Estoy siempre en las
nubes, parao, fumao y pasao, ¿comprendes? con el canuto siempre a la vista y
me lo hago con una turista"
4. Miguel Ríos - Un caballo llamado muerte. Reconozco que es muy discutible la
inclusión de nuestra gloria rockera nacional en un recopilatorio de estas
características, pero no puedo evitar incluir, aunque sea con calzador, este mítico
tema, en el que se establece un paralelismo metafórico entre la adicción al jaco y
la monta de un caballo. Pura simbología, entre la que encontramos intensos
momentos como éste: "No montes ese caballo "pa" pasar de la verdad, mira que
su nombre es muerte y que te enganchará. Es imposible domarlo, desconoce la
amistad, es un caballo en la sangre que te reventará". Escalofriante.
5. Los Calis - Heroína: Señores, esto ya son palabras mayores. El trío Los Calis,
procedentes del Barrio de la Alegría, en el Pozo del Tío Raimundo, Madrid,
arrasó durante el verano de 1985 con su primer disco. Aunque el boom de la
rumba taleguera había aflojado un poco, sonaba por doquier (un servidor hizo el
servicio militar con un menda que escuchaba el cassette una media de 30 veces
diarias, eran tiempos duros) esta conmovedora y lacrimógena historia de un
adicto al jaco. Inmortal su estribillo: "Mas chutes no, ni cucharas impregnadas
de heroína, no más jóvenes llorando noche y día, solamente oír tu nombre causa
ruina".
6. El Payo Juan Manuel - El pasota en Benidorm: Aunque ya había incluido a este
sinvergüenza en mi recopilatorio de presentación de Trash-Pop , me veo en la
obligación moral de volver a incluirlo en este recopilatorio "especializado".
Apología descarada y sin tapujos del consumo de todo tipo de estupefacientes,
desde la grifa hasta la "hiroína", en una especie de maratón del consumo de
estupefacientes que deja el lisérgico viaje de Hunter S. Thompson en "Miedo y
asco en Las Vegas" como una inocente excursión de fin de curso. "Toma un
trozo de secante, toma un poco de heroína, no que yo voy de caballo, toma un
trozo doble cero, no que yo gasto hachís, toma un poquito de grifa, ya he tomado
la maría".
7. Los Farruquitos - La droga me está matando: Aqui ya volvemos al sentimiento
de culpabilidad. Un pobre elemento hundido por el jaco que se ve obligado a
"chorar" para mantener su vicio. Lo mejor, el estribillo: "Mi mama me decía,
heroína ya no más, que vas a acabar conmigo, deja la droga pasar, que puedes
perder la vida, la salud y la libertad". Impresionante.
8. Los Cholis - Prisionero de la droga: Otra triste historia de un hombre que "vivía
muy tranquilo, no tenia problemas, era feliz". "Todo empezó poco a poco, con
los amigos que me enseñaron". Vamos, las malas compañías, la caída en la
droga, "que es muy mala y no trae nada bueno", y la visión de un futuro
esperanzado libre del maligno polvillo blanco. "Volveré, sé que un día volveré,
donde yo era feliz, de nuevo". La esperanza es lo último que se pierde.
9. Yerba Brava - Necesito una droga: Aunque Yerba Brava no son españoles, sino
argentinos, es éste uno de mis temas favoritos con temática "estupefaciente". A
ritmo de la popularísima cumbia villera argentina, los Yerba Brava nos explican
la historia de un chico con "fama de drogón", y el chaval se defiende diciendo,
entre otras cosas, que su hija "no es una santa" porque "te besaba empastillada".
Y además, con un ritmazo que invita a mover el esqueleto mientras suena el
estribillo "Necesito una droga llamada tú, que me ponga bien de acá, como me
pones tú".
10. Gigatron - Me chutaría: Ahora que Rosarito lleva una temporada dando la brasa
a todas horas con su sentida versión del "No dudaría" de su hermano Antonio
Flores, quisiera cerrar este demencial recopilatorio con la versión del tema que
en su momento hicieron nuestros Spinal Tap patrios, Gigatrón, llamada "Me
chutaría", Toda la letra es absolutamente demencial, pero he escogido esta
estrofa: "Si pudiera esconderme jako en el calcetín, ay si pudiera pillarme dos
talegos a mil, me chutaría, me chutaría en la vena otra vez". Esto es incorrección
política, y lo demás son tonterías.

Florentino Pérez y José María Aznar:


¿El futuro del Real Madrid?
Florentino Pérez podría estar planeando su vuelta a la presidencia del Real Madrid con
José María Aznar de vicepresidente.

¡Váyase, señor Boluda, váyase!

Según un persistente rumor del que se han hecho eco varios medios de comunicación,
Florentino Pérez, el ex-presidente del Real Madrid, podría estar preparando su
candidatura, que incluiría como directivos a Villar Mir, candidato a la presidencia del
club blanco en las últimas elecciones, y a José María Aznar, de todos conocido.
También incluiría a Zidane como director técnico o responsable del fútbol base.

Próximamente se cumplirán 3 años desde la precipitada salida de Florentino Pérez del


Real Madrid, tras tres años de sequía de títulos, hecho que no sucedía en el club desde
hacía 50 años. Entre sus patinazos más sonados, la salida de Vicente del Bosque,
destituido tras ganar un título de Liga y haberle dado al club 2 Champions League, 2
Ligas, 1 Copa Intercontinental, 2 Supercopas de España y 1 Supercopa de Europa. Se
sustitutuyó al bueno de Vicente (carente del glamour y la elegancia que imperaban en el
Madrid de aquella época, con el dandy de Valdano al frente de la secretaría técnica) y se
le sustituyó por Carlos Queiroz, a la sazón segundo entrenador del Manchester y cuya
gracia innata para llevar el traje no le evitaron al Real Madrid una de sus temporadas
más desastrosas.

También se acusó a Florentino de gastar ingentes cantidades de dinero en los conocidos


"galácticos", como Zidane, Ronaldo, Beckam, Figo y, en menor medida, Owen,
eliminando progresivamente la "clase media" que sustentaba al equipo, lo que
desembocó en las ya mencionadas tres temporadas en blanco, tras las cuales Florentino
Pérez abandonó precipitadamente el club el 27 de febrero de 2006.
Pero la memoria es frágil, y más la de los aficionados al fútbol, y es el sentir
generalizado que Florentino Pérez arrasaría en las elecciones a la presidencia. El
hombre, de momento, no ha dicho ni pío, pero se perfila como el "salvador" de la
entidad, tras la más que traumática presidencia de Ramón Calderón. Florentino sería el
hombre que pacificaría el Real Madrid, solucionaría la deuda del equipo merengue y
podría intentar hacer realidad el sueño de que algunos de los grandes cracks del
momento, Cristiano Ronaldo, Kaká, Messi, o Cesc, jugaran en el equipo blanco.

Y para preparar dicho asalto, Florentino Pérez estaría dispuesto a contar con el
mismísimo José María Aznar, que aunque no posee los 10 años de antigüedad como
socio imprescindibles para presentarse como presidente, sí tiene los 5 que le permitirían
ser vicepresidente. El madridismo de José María Aznar (igual que el barcelonismo de
Rodríguez Zapatero) es de sobras conocido, y hace tiempo que su nombre suena como
futuro integrante de la junta directiva merengue.

Los humoristas españoles ya se frotan las manos. Un personaje que, incluso en un


supuesto anonimato, les ha dado tanto juego y tantos chistes prácticamente hechos, sería
una mina de oro en la junta del Real Madrid. También se frotan las manos los
reporteros-estrella del mundo del fútbol, largueros, tirachinas y similares. Penaltis de
destrucción masiva, "váyase, señor Sánchez Arminio, váyase", "hemos ganado por
cinco a cero patatero", "El Madrid va bien", todos sueñan con las míticas expresiones de
Aznar aplicadas al mundo del fútbol. ¡Qué juego daría, señores!

Ahora solamente falta por ver si esa posibilidad tiene visos de realidad. En los
comentarios surgidos tras la publicación del rumor, diversidad de opiniones. Desde el
cachondeo puro y duro hasta amenazas de romper el carnet e incluso, ¡oh, herejía!,
hacerse del Barça. De todas maneras, la situación es interesante. Florentino Pérez, ex-
presidente de fútbol que llegó a sonar como recambio del mismísimo Aznar durante el
año 2002 y que fué candidato por el Partido Reformista en las elecciones de 1986, de
la mano de Aznar, ex-presidente del Gobierno y candidato a mandatario futbolero.
¡Cúantas vueltas da el fútbol!

Catalunya: evaluando el desastre


mientras miramos al cielo.
Tras el desastroso y trágico fin de semana provocado por el vendaval, se comienzan a
evaluar desperfectos y reparar averías bajo la amenaza de más vientos huracanados.
Dolor por los chavales fallecidos en Sant Boi.

Esta mañana, mientras llevaba a mi hijo al colegio, tras un fin de semana encerrado con
mi familia en casa, he podido observar la magnitud del vendaval que se abatió el sábado
sobre mi pequeño pueblo, Sant Quintí de Mediona, en la comarca de L'Alt Penedés.
Tejas esparcidas por el suelo, trozos de cristales por doquier, antenas parabólicas
arrancadas de cuajo junto con la piedra donde estaban encastradas, árboles literalmente
reventados, y sobre todo, el temor en la cara de mis vecinos. He llegado al colegio y los
tejados de las aulas que circundan el patio mostraban también los efectos de la furia del
viento, con decenas de tejas rotas en el patio, practicamente sin arena. He dejado ir a mi
hijo con cierto temor, no sin antes cerciorarme de que hoy los niños no saldrán al patio.

No ha sido Catalunya la más castigada en lo que se refiere a pérdidas materiales, ese


dudoso honor se lo lleva Galicia, pero desgraciadamente el maldito viento ha segado la
vida de siete personas, cuatro de ellas niños que practicaban deporte en la localidad de
Sant Boi de Llobregat. No obstante, los daños materiales también son cuantiosos. A día
de hoy, más de 10.000 abonados siguen sin luz en Catalunya, Algunas de las líneas de
electricidad de la comarca del Baix Llobregat han desaparecido literalmente. a causa del
viento o de los árboles derribados por la tempestad. En algunas urbanizaciones situadas
fuera de los cascos urbanos, se ha llegado a hablar de esperas de semanas para
restablecer el fluido eléctrico. Más de 8.000 alumnos, pertenecientes a 28 centros
educativos, la mayoría en el Baix Llobregat, no han podido asistir a clase por los daños
sufridos en los edificios. Asímismo, muchos colegios han utilizado generadores
eléctricos ante la falta de suministro de luz.

Los bomberos de Catalunya han realizado una extraordinaria labor durante los
momentos posteriores al vendaval, con más de 500 intervenciones, principalmente por
árboles caídos, antenas y otros elementos desprendidos a causa del viento. Los pinos de
más de cien años de edad de la Colonia Güell, obra del arquitecto Antonio Gaudí, han
dañado el techo de la cripta.

En general, la sensación es de alivio tras comprobar que lo peor puede haber pasado,
aunque nueve comarcas de la comunidad siguen en alerta, como mínimo, hasta las siete
de la tarde, ante la previsión de nuevas rachas de vientos huracanados de entre 90 y 126
kilómetros por hora. Mientras, en Sant Boi de Llobregat se han oficiado el funeral por
las cuatro víctimas del sábado, en medio de emotivas manifestaciones de dolor y
solidaridad. Al funeral han asistido diversas autoridades, como el Presidente de la
Generalitat José Montilla, la ministra de Defensa, Carme Chacón, y el conseller de
Interior de la Generalitat, Joan Saura.

Hoy, Catalunya intenta reparar los destrozos del vendaval, mientras llora por las siete
vidas que nos arrancó la tempestad.

Vientos huracanados en España.


¿Estamos preparados?
Varios muertos, decenas de heridos, el suministro eléctrico cortado durante horas,
interrupciones en el AVE y en trenes de cercanías. ¿Debemos escandalizarnos o dar las
gracias porque estos fenómenos sean, hasta cierto punto, inusuales en nuestro país?

¿Estamos preparados para afrontar esto?

El temporal se había anunciado. Vientos inusuales y fortísimos se abatirían sobre la


península a partir del día de hoy. En Sant Boi de Llobregat, población de Barcelona, los
vientos superaban los 100 kilómetros por hora. Sin embargo, once chavales entre 9 y 12
años de edad practicaban el béisbol en una sala anexa al estadio de la ciudad. A las
11.15 de la mañana el viento se ha llevado el techo por delante. Dos de las paredes de la
instalación han cedido, y 13 personas han quedado sepultadas. En la localidad de La
Palma de Cervelló un joven ha muerto y otro ha resultado herido tras caerles encima un
árbol. También por la misma causa han fallecido un agente de la Guardia Civil en Lugo
y un hombre de 69 años en Abrera. En A Coruña ha fallecido uno de los tripulantes del
buque Braga, evacuados a causa del temporal, y ayer murió una mujer de 52 años en
Barcelona al caérsele encima un muro que cedió ante el empuje del fuerte viento.

En Cataluña, comunidad desde donde escribo, hemos sufrido cortes del suministro
eléctrico durante horas. Ya por la mañana, 40.000 personas no tenían suministro
eléctrico, cifra que se ha visto aumentada durante el día hasta alcanzar una cifra superior
a los 150.000 personas. Ha habido una interrupción de una hora y media en la línea del
AVE a causa de la caída de una plancha metálica en la vía, aparte de numerosas
incidencias e interrupciones en las líneas de cercanías y media distancia. Los bomberos
de la Generalitat han evacuado a un centenar de personas del cremallera de Núria a
causa de la caída de árboles en la vía. El funicular de Gelida, el aéreo entre Olesa y
Esparraguera y el funicular de Vallvidrera también han quedado fuera de servicio.

Sé que muchos de estos accidentes son inevitables, pero no puedo evitar preguntarme si
realmente estamos preparados para afrontar la más mínima alteración en nuestro clima,
habitualmente suave y amable. El miedo que durante unas horas hemos sentido en mi
familia mientras veíamos volar las tejas de nuestro tejado, o la valla de nuestra terraza,
cuando oíamos caer baldosas de la fachada, iluminados por la luz de una vela, con el
corazón en un puño por la tremenda desgracia del pabellón de Sant Boi, me ha hecho
reflexionar sobre lo que sucedería si se abatiera sobre nosotros una tempestad más
potente. Vemos por la televisión huracanes que arrasan países enteros, inundan ciudades
y dejan sin hogar a miles de personas, tsunamis que acaban con miles de vidas,
terremotos que provocan el caos y la destrucción en segundos, y nos estremecemos de
horror, pero en nuestro íntimo ser nos felicitamos secretamente de vivir en un país en el
que esas cosas no suceden. Solamente nos acercamos levemente al horror que han
padecido los países más vulnerables a la furia de la climatología cuando un leve seísmo,
o un temporal de intensidad media, nos demuestra lo frágiles que somos, y lo bajas que
están nuestras defensas ante los embates de la naturaleza.

No sé si se hubiera podido hacer más para evitar esas muertes y esos accidentes, algunos
de ellos totalmente impredecibles. Parece que, ante lo esporádico de estas violentas
manifestaciones de la naturaleza en nuestro país, solamente nos queda dar gracias por
vivir donde vivimos, solidarizarnos con las víctimas de la tempestad, y mirar al cielo
con temor y respeto.

"Pensamos en nuestra propia muerte,


pero nunca en la de los hijos."
Son palabras de Francis Mateu, una madre cuyo hijo, Adrià, perdió la vida en un
accidente de moto a los 20 años. Francis mantiene un libro-blog dedicado a su hijo, en
una valiente lucha contra el olvido y la desesperación.
Francis Mateu, madre de Adrià y autora del libro-blog

En la película John Q, de Nick Casavettes, el protagonista, interpretado por Denzel


Washington, ante la enfermedad que pone en peligro la vida de su hijo, gritaba una frase
estremecedora en su simplicidad: "Yo no enterraré a mi hijo, mi hijo me enterrará a mí".
En efecto, ésa es, mayoritariamente, la lógica de la vida. Engendrar hijos, verlos crecer
y morir antes que ellos. Quienes somos padres temblamos ante la posibilidad de que esa
lógica, de que ese ciclo de la vida, se trastoque, y seamos nosotros quienes tengamos
que despedir a nuestros hijos. No se me ocurre un golpe más demoledor, brutal y salvaje
que el hecho de ver cómo se nos arrebata la vida del ser que, a fin de cuentas, justifica
con su mera existencia nuestra presencia en el mundo. Lo sostienes en tus manos
cuando apenas es, como decía mi amigo Ginés, un cuajarón de vida, y en ese preciso
momento, ante ese cuerpecito tembloroso y morado, es cuando empezamos a morir
simbólicamente, es cuando nuestra vida tal y como la conocemos se proyecta en la
supervivencia del hijo, y pasamos a formar parte de un ciclo que se repite desde hace
miles, quizás millones de años.

Francis Mateu perdió a su hijo Adrià en un estúpido accidente de tráfico el día 14 de


Abril de 2007. Ese sábado sonó el teléfono en su casa a las 7 y 20 de la mañana. Lo
cogió Salva, el hermano de Adrià. Era Juli, un amigo de su hijo. Habían tenido un
accidente de moto subiendo a Vallvidrera desde Barcelona. Adrià estaba en el Hospital
del Valle Hebrón. A partir de ese momento, la angustia de la incertidumbre y la espera,
mientras se intenta negar la espantosa idea que se abría paso en su mente: la certeza de
que su hijo Adrià les había dejado. Adrià murió ese mismo día.

Con el sobrecogedor relato de lo que sucedió a partir de esa llamada telefónica se inicia
el libro-blog "E-mails para Adrià". Es, en esencia, un libro-blog contra el olvido, el
valiente grito de una madre que no desea cubrir su dolor con el paño de la amnesia
voluntaria. Ella ha optado por recordar a su hijo, por hablarle, por escribirle una carta en
el día de su 21 cumpleaños, por atesorar y contestar los correos que le escriben a Adrià
sus amigos. A través del blog reivindica el derecho a seguir siendo la madre de Adrià, a
velar amorosamente porque el recuerdo de su hijo siga vivo y palpitante en el corazón
de aquellos que le quisieron.
No podemos evitar que, ante un golpe tan brutal, parte de nosotros muera. El abismo de
la desesperación está ahí, inmenso ante nosotros, pero personas como Francis se niegan
con valentía y rabia a caer en él. Ella, ante la opción de olvidar la muerte, ha encontrado
consuelo en recordar los 20 años de vida de Adrià, en compartir con el mundo las fotos
que hacía su hijo, la música que le gustaba. En definitiva, una celebración de la vida
para superar la muerte.

Nota: El blog está escrito en catalán. Si hubiera alguien interesado en la traducción al


castellano de alguno de los textos, me lo puede indicar en los comentarios. Muy
gustosamente pegaré el texto traducido.

Malviviendo.com. Un sonoro bofetón a


las series de humor españolas.
40 euros costó el capítulo piloto de "Malviviendo", una serie de humor emitida por
Internet, Ingenio, imaginación y talento que dejan en evidencia a las series de humor
con presupuestos millonarios.

Los buscavidas de "Malviviendo"

En un elevadísimo porcentaje, las series humorísticas españolas me parecen penosas.


Salvo puntuales excepciones, el panorama es desolador. Arquetipos trillados una y otra
vez hasta la extenuación, chistes facilones, situaciones indignas hasta de las charlotadas
del bombero torero, con sus gritos, sus chachas andaluzas, sus "jóvenes enrrollados" al
estilo del "Gasofa" de "Lleno, por favor", su calentorro ligoncete, todas parecen hechas
con una plantilla a la que se le cambian detalles puntuales. Presupuestos millonarios
para escuchar chistes penosos y ver a actores antaño respetables arrastrarse por cuatro
duros, y moviendo más a la pena y a la compasión que a la risa. Ése es, por lo menos
para un servidor, el descorazonador estado de la comedia televisiva en España. Y mira
por dónde, unos chavales, con los estudios recién terminados y con menos trabajo que el
cantante de los Ventures, demuestran que, si hay ganas y talento, ningún obstáculo es
insalvable para parir una dignísima serie de humor.
40 euros, o por lo menos es lo que afirman sus creadores que les costó el piloto de
"Malviviendo", una serie emitida por Internet y que me ha robado el corazón con
solamente dos capítulos. Llegué a ella casi por casualidad, bacineando por Internet,
como diría mi amigo de Campo de Criptana. Ahora espero ansioso el día 30 para ver el
tercer capítulo. Ayer, viendo la segunda entrega, "La cosecha", me sorprendí a mí
mismo con unas carcajadas que hacía tiempo no se me escapaban viendo una serie de
humor. Quizás no sea para tanto, quizás uno está tan acostumbrado a ver la
chabacanería de turno vendida como serie de "humor innovador inteligente", que al dar
con el tuerto en el país de los ciegos he sentido lo mismo que Bernadette Soubirous
cuando se le apareció la Virgen de Lourdes. Una especie de revelación, un mensaje que
dice que hay vida en la comedia más allá de adolescentes salidos, casadas insatisfechas,
paletos bienintencionados o matrimonios enfrentados, por hablar solamente de algunos
de los lugares comunes que la comedia televisiva española frecuenta desde hace tiempo.

"Malviviendo" narra las "aventuras" de una serie de marginados sin oficio ni beneficio,
malviviendo a salto de mata, buscándose la vida por las calles, trapicheando, ejerciendo
de pequeños traficantes, "gorrillas" o cualquier otro trabajillo que les permita sacarse
unos eurillos sin dar palo al agua. Todo visto a través de los ojos del "Negro", canario y
presunto estudiante universitario que vive en una caravana y que ni se acuerda de por
dónde cae la Facultad ("es una carrera de tres años, pero le he cogido gusto al primer
curso")y que ejerce de "gorrilla aparcacoches" en las calles. Los secundarios de la serie
son impagables, como el Kaki, ex-militar y ex-presidiario violento que va en silla de
ruedas, o el Postilla, cleptómano narcoléptico que se queda dormido en sus huidas tras
robar, o El Zurdo, siempre vestido con camisetas de fútbol. También ha servido para dar
a conocer a "Chinitito", cuyo políticamente incorrecto tema "Chúpala" suena durante el
segundo capítulo.

La serie, en definitiva, es fresca, rabiosamente divertida, inteligente e innovadora. Tiene


momentos brillantes, como la parodia del comienzo de "Los Soprano" en el segundo
capítulo, o la aparición de Bárbara, traficante de hachís que transporta desde Marruecos
en su holgadísima vagina, o la escena con el "capo" de la marihuana, que habla un
andaluz tan cerrado que lo subtitulan. Ingenio y talento, señores. No quiero ni imaginar
lo que podrían hacer estos chavales con el dinero que se puede llevar el secundario con
menos papel de "Aída", o de "Escenas de matrimonio", o de cualquier bodrio soez y
cateto de los muchos que intentan colocarnos en cualquiera de las televisiones
españolas.

La intención del equipo creador de "Malviviendo" es seguir realizando la serie, y


solicitan donaciones de los seguidores para seguir con el proyecto. La serie se puede
seguir por Vimeo, Youtube, Twitter, Tuenti y Facebook. Dale una oportunidad, la
alternativa se llama José Luis Moreno.

Trash-Pop, el atroz encanto del lado


oscuro de la música
El autor del artículo se confiesa "abducido" por las más demenciales canciones del pop
español de todos los tiempos,

Nuestra Sarita, Diva de la Disco Music a los 47 tacazos

No puedo evitarlo. Desde hace muchísimo tiempo me he sentido atraído por los ahora
denominados "freaks" de la música. Me paro a pensarlo y no sé dónde podría estar la
causa. Quizás en la colección de singles de mi tío, donde mezclados con los consabidos
disquillos de los Beatles se encontraban joyas como los discos de regalo de Mirinda
(fantabuloso y psicotrónico refresco muy popular en España en los años 70 y que ahora
se comercializa en países sudamericanos, asiáticos y árabes con sabores tan
descacharrantes como el narangótica que se distribuyó en México a raíz del estreno de
la película Batman Begins) o del coñac Fundador, recio brandy español que no podía
faltar en la mano de cualquier hombre que se tomara por tal. También había discos
sencillos de Johnny and Charley, autores de la inmortal "Yenka", el gran Fernando
Esteso, con su legendario hit trash-garrulo-pop "Bellotero Pop", los simpar Hermanos
Calatrava, con su demencial versión del "La, la, la" eurovisivo, la cantautora oficial de
la derechona española, la incomparable María Ostiz, con su exitazo "N'a veiriña do
mar", el macarrónico Manolo Otero y su balada cachondona "Todo el tiempo del
mundo", el ídolo del verano Georgie Dann, con su primigenio hit "Casatschok", el gran
(en todos los sentidos) Demis Roussos con su "We shall dance" (esas túnicas), los
ultrapopulares 3 Sudamericanos con otro gran éxito, "La chevecha", el Maestro Luis
Aguilé, auténcia máquina de vomitar trash-hits y que merecerá algún día un artículo
propio, el rey de la rumba-pop cañí, el único e inimitable Manolo Escobar, y muchos
otros que mi trastornada memoria rescata continuamente de su ¿merecido? olvido.

Es posible que la visión de esas portadas (que van de lo surrealista a lo inenarrable),


combinada con la ingesta continuada de la anteriormente citada Mirinda (cuya
desaparición del mercado español muchos achacan a cierta toxicidad de sus
componentes) provocaran en mí una especie de mutación, a simple vista inapreciable
para el mundo, pero que dejó en éste que escribe la marca indeleble del futuro fan de la
música (y la cultura) basura. Sea como fuere, ésta es mi condena, más o menos dulce.
Siento una irresistible atracción por la música más deleznable e infame, por los
subproductos más surrealistas y desvergonzados, por los cantantes más enloquecidos,
por los vestuarios más horrendos y espantosos, y no puedo evitar esa fascinación. No
estoy sólo, hay más como yo (ahí tenéis la increíble colección "Spanish Bizarro", de la
cual he sido humilde colaborador aportando algunos temillas para uno de sus números)
pero no sé si eso es un consuelo. Durante muchos años he dado (y doy) la tabarra a
amigos, familiares, novias y conocidos intentando (casi siempre sin conseguirlo)
convertirlos a la religión del Trash-Pop, pero solamente he conseguido algunas risitas
nerviosas (evidentemente tratando de esconder sus serias dudas sobre mi estado mental)
y poco más. Es igual, a mi edad ya no voy a cambiar, y además gracias a Internet he
podido ampliar mi colección (ahora en gran parte digital) y conocer nuevos divos del
Trash-Pop. Iré hablando de algunos de mis ídolos en sucesivos artículos, pero hay tantos
que la tarea se me antoja ardua y dura.

Los hay de todos los pelajes. Está el típico humorista chabacano que se dedica a grabar
sus gracias con más o menos fortuna, ya sea en forma de chistes, versionando temas de
éxito o interpretando temas originales, propios o compuestos para él. Aquí tendríamos a
los incomparables Hermanos Calatrava (al loro con esa versión del "Space Oddity" de
Bowie, algo inenarrable), a Fernando Esteso (la "Bellotero Pop", la "Ramona", los
"Desmenuzamientos filosóficos del fandango sentencioso"), al psicotrónico Emilio el
Moro (especializado en versiones chabacanas de hits del momento), a Andrés Pajares
(genial "Drácula Yé-Yé). Dentro de este subgrupo (mejor quedaría incluso decir
"infragrupo") también incluiríamos a los simples cuentachistes tipo Arévalo, Paco
Gandía, etc, con su amplio surtido de risas a costa de mariquitas, tartajas, cojos,
retrasados, etc. Una jartá de reír. También tenemos al personal ajeno al mundo de la
música al que se engaña (o que se deja engañar) para grabar unos temillas para gozo y
disfrute del personal. Actores, toreros, futbolistas, presentadores de televisión, muchos
de ellos han dejado plastificar su voz, la gran mayoría con horrendos resultados. Baste
recordar los engendros perpetrados por el gran boxeador Perico Fernández dándole al
ruackanroll más vasilón en "Fuera de combate", el patético intento de conversión del
cutre-torero Jesulín de Ubrique en estrella del pop melódico, los susurros eróticos-
discotequeros de Bibi Andersen, Susana Estrada y Sara Montiel, el desternillante
recitado de Fernando Fernán Gómez (¡usted también, maestro!), la marcheta pop de
Victoria Abril, y tantos otros de infausto recuerdo (para casi todo el mundo menos para
mí, of course). El mundo de la rumba y el flamenco también nos ha dejado hitos
incomparables en la historia de la trash-music. Animaladas machistas, defensa de los
malos tratos a la mujer, venganzas gitanas, chulería calorra, garruleo carcelario y demás
perlas trufan la triunfal carrera de elementos como El Payo Juan Manuel, El Pelos y los
Marus, Los Chorbos y demás kíes talegueros.

Y dejo para el final mis favoritos, o por lo menos a los que les tengo más cariño. Ellos
son los trash-singers convencidos de su bondad como artistas. Impávidos e
impertérritos, afrontando burlas, risas y el cachondeo generalizado, cual Eds Woods de
la canción, tienen un absoluto convencimiento de que, tarde o temprano, triunfarán. La
mayoría no saben tocar, no saben cantar, su look es aterrador, no parecen pertenecer a
este mundo, pero ellos siguen ahí, orgullosos de su arte, enarbolando altaneros sus
cassetes de gasolinera, actuando en infames discotequillas en medio del cachondeo
generalizado, y accediendo a una fama efímera e insólita hecha a base de risas a su
costa. Simplemente, los adoro. Ellos, y yo, sabemos que tarde o temprano triunfarán, y
el mundo reconocerá sus méritos. Ahí están Tamara, Luixy Toledo, Goyo Ramos,
Cecilio, el Alcalde Rockero (aunque sobre éste elemento podríamos discutir, dada su
dualidad político-artística) mi idolatrado Jorge Manuel y tantos otros cuyas carreras
comentaremos tarde o temprano (eso ha sonado a amenaza). Y no quiero acabar sin
mencionar a los futuros ídolos del trash-pop, gentuza ahora odiada pero que, tras su
inevitable caída, acabarán engrosando las cubetas de saldos en mercadillos de barrio o
las peceras de cristal de la sección de ofertas de los grandes almacenes o del chino de la
esquina. Elementos que ahora pasean de manera farruca y altanera por los escenarios en
medio del clamor popular, pronto serán pasto de coleccionistas de trash-pop. Tengo,
personalmente, grandes esperanzas en la simpar Rosa López, ex-Rosa de España, en el
tráshico Bustamante, en el "enrrollaete oficial" de Melendi y en tantos otros cuya
carrera musical revisitaré con gusto dentro de muchos años. No he pretendido con este
articulillo ahondar en explicaciones sesudas sobre la cultura basura, la psicotronía, el
feísmo y el kitsch, sino hacer una introducción generalista a este fascinante submundo y
a sus olvidadas "perlas musicales", que además amenazo con ampliar en próximas
entregas con jugosísimas revisitaciones de los legendarios éxitos del Spanish Trash Pop.
Y, para abrir boca, os dejo con una pequeña selección de éxitos cuya toxicidad musical
está debidamente contrastada.

1. Susana Estrada - Gózame ya. La cachondona musa erótica de la transición,


célebre entre otras cosas por haberse salido en una fotografía con el fallecido ex-
alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, enseñando los pechos (Susana
Estrada, no el alcalde). En este "Gózame ya" podemos escuchar frases de gran
intensidad poética, como "si me vas a follar, mi amor, fóllame ya", musitadas
por Susana con voz de calientabraguetas en celo.
2. El Payo Juan Manuel - El pasota en Benidorm. Uno de los verdaderos ídolos
de la rumba más cañí. Su incorrección política no conoce límites, y su
desvergüenza tampoco. En este "pasota en Benidorm" el Payo hace una apología
descarada del consumo de todo tipo de estupefacientes que deja "La mandanga"
de El Fary a la altura del betún. Todo un fenómeno, un producto
(afortunadamente) irrepetible. "Toma un trozo de secante, toma un poco de
heroína, no que yo voy de caballo, toma un trozo doble cero, no que yo gasto
hachís, toma un poquito de grifa, ya he tomado la maría". Increíble.
3. Los Hermanos Calatrava - Space Oddity. Lo que el dúo humorístico más
psicotrónico del panorama español hace con la maravillosa canción de David
Bowie no tiene nombre. De verdad, inenarrable. Chistes malos, referencias a la
estabilidad de las antiguas pesetas, a los precios del azúcar y del aceite, a los
huelguistas de la SEAT... Hay que oírla.
4. Violeta la Burra - Draculina. Violeta la Burra, conocido travestí de la noche
barcelonesa, cuyo nombre ya lo dice todo, en un demencial tema sobre
vampiros, con dobles lecturas de lo más explícito, interpretada con una total
falta de voz y aptitudes y secundada por las intervenciones puntuales de una
especie de macarra que le da la réplica, desembocando todo en una orgía de
chabacanería y ordinariez que haría sonrojarse al más avezado cliente de
puticlub. "Cuando el reloj da las doce soy un vámpiro sin espátula, arreo cada
mordisco, que dejo pequeño a Drácula". Indescriptible.
5. De Raymond - Ese hombre. "Ese gran hombre, qué gran caudillo". "La natura
no pare otro igual, mantened la unidad de las tierras, qué simiente que engendra
la paz, esa paz conquistada en la guerra". Insigne pelotillero del régimen
franquista, sus sentidas coplillas de homenaje a Franco parecían tan irreales que
incluso llegaron a suscitar el mosqueo de los falangistas. Y es que, puestos a
dorar la píldora, el hombre no se quería quedar a medio camino.
6. Luixy Toledo - Tres niñas de Alcácer. Simpático zumbado que llegó a tener
su momento de gloria, interviniendo durante breves segundos en "Torrente, el
brazo tonto de la ley", y colaborando con un tema en la banda sonora de la
película. Siempre con sus conchas de peregrino al cuello, y acompañado de su
inseparable órganillo chunda-chunda, le amigo Luixy asegura que el mismísimo
Michael Jackson plagió su tema "Exorcismo" convirtiéndolo en el archiconocido
"Thriller". En la canción que nos ocupa, Luixy transforma el drama de las niñas
asesinadas en Alcácer en una canción verbenera que invita a mover el esqueleto
más que a la reflexión profunda que (supongo) pretendía el autor.
7. Sara Montiel - Touch me. Sí, señor, sin complejos. Nuestra internacional Sarita
Montiel nos demuestra en este tórrido y guarrindongo tema que para moderna,
ella. A sus 47 años, la de Campo de Criptana se apuntó al Philadelphia Sound y
nos regaló 2 minutos y 47 segundos de ardientes y eróticos gemidos que
pondrían palote al mismísimo Benedicto XVI. Espectacular la portada del
single, que ilustrará este artículo.
8. Manolo Escobar - Moderno, pero español. "Señores, yo soy un hombre del
siglo XX pero español, que es tanto como reírse del mundo entero menos de
Dios". "Me gusta cantar un ritmo yé-yé, y hasta protestar si algo no está bien".
"A mí me enseñó mi abuelo que lo primero es ser formal, y yo repito lo mismo
que ciertas cosas no han de cambiar. Que vengan los modernismos si solo son
para mejorar, porque sé también que la vida está un poco achuchá y hay que
torear y echarle valor, pero por favor el orgullo no me venga a comprar".
Sobrecogedor. En la humilde opinión de un servidor, el mejor tema del gran
Manolo Escobar, junto con la sintonía de "Goles son amores", claro. Aquí
tenemos a nuestro hombre moviéndose en terrenos pantanosos, vamos, nadando
y guardando la ropa, haciendo como que se arrima a la canción-protesta, pero
siempre dentro de unos límites, leche, que una cosa es la libertad, y otra el
libertinaje.
9. Toni el Gitano - Maldita droga. Otro megahit incluído en la banda sonora de
"Torrente. El brazo tonto de la ley". Pertenece a lo que podríamos denonimar
"Rumba taleguera. Sección arrepentidos de la drogadicción", vamos, la típica
historia del yonqui que lucha por dejar la droga a ritmo de rumbita pati-
patuprimo. Lo mejor, la frase que solemnemente dedica el gran Tony a la
juventud a mitad de la canción: "Dedicado para toda la juventud, para que se
quiten de la droga", dando por hecho que absolutamente toda la juventud se
mete caña. Hombre, tampoco es eso. Yo, sin ir más lejos... Ah, vaya, si ya no
soy joven. Pues eso, otro temazo.
10. Fernando Esteso - El destape. No podía faltar en esta pequeña lista el gran
Fernando Esteso, uno de los reyes, junto con Andrés Pajares y los Ozores, del
cine de destape y cachondeo de los 70 y primeros 80. En su faceta de cantante
humorístico figura esta visión de nuestro particular Supermaño del fenómeno del
destape, cantado con su legendario acento pueblerino que causó furor en los
especiales de la Televisión Española de antaño. "Me he encontrao en una duda
con la novia que yo tuve, tenía bajas las pechugas, y ahora miran a las nubes. Y
eso es por la cirugía, que las cogen barrigonas y las deján escurrías". Alucinante.

¡Salve, HBO! Los que quieren ver


"Roma" en el cine te saludan.
¿Serán ciertos los rumores según los cuales la serie "Rome", una de las mejores de la
historia de la televisión, será llevada al cine?

Aquí van a haber "ondonadas" de ostias.

Hace más o menos un año que por Internet corre insistentemente un rumor que, a los
seguidores de la serie "Roma", nos tiene intranquilos y expectantes. Según el rumor,
Bruno Heller, uno de los guionistas y productores ejecutivos de la serie, podría estar en
conversaciones con el objeto de adaptar a la pantalla la serie.

La serie "Roma" es una coproducción entre la americana HBO, la británica BBC y la


italiana RAI, aunque los que "aflojaron más pasta" fueron los americanos. Es una de las
series más caras de la historia de la televisión, y se rodó en los estudios de Cinecittá, en
Italia, entre los meses de marzo de 2004 y mayo de 2005. Ese mismo año se estrenó la
serie en Estados Unidos. Fué más que una grata sorpresa. "Roma" justifica ampliamente
su enorme presupuesto. Aficionados a la Historia de Roma y telespectadores profanos
en el tema quedaron inmediatamente enganchados con la soberbia serie. Los expertos
que se habían partido literalmente de risa con los garrafales fallos de "Gladiator" se
maravillaron ante la perfección de la reconstrucción que los expertos habían hecho de
la Roma inmediatamente anterior al advenimiento del Imperio. Salvo algunas licencias
de los guionistas, que ellos mismos admitieron desde un principio, la recreación era
pasmosamente exacta. En contraposición a la ciudad majestuosa y llena de mármol que
popularizaron las clásicas "películas de romanos", Roma se nos mostraba en la serie
como una ciudad intrincada, construída caóticamente, con callejuelas estrechas por las
que discurrían riachuelos malolientes, Una Roma nada idílica, donde campaban a sus
anchas mafias organizadas, ladrones, prostitutas, mendigos, mercenarios y buscavidas
de todo pelaje. Un sitio difícil para vivir, y en el que morir era fácil.

En cuanto a los actores, otro acierto. A pesar de ser relativamente desconocidos, uno no
puede por menos que aplaudir su interpretación. Aparte de la pareja protagonista, los
soldados Tito Pullo y Lucio Voreno (interpretados respectivamente por Ray Stevenson
y Kevin McKidd), dos caracteres opuestos condenados a entenderse y que acaban por
ser inseparables, sobresalen el trabajo interpretativo de Ciarán Hinds como Julio César.
El actor irlandés crea un magistral dictador, que nos permite ver los poliédricos matices
de su personalidad, valiente, intrigante, inteligente, sensible, calculador, clemente o
implacable según convenga. Después de ver la serie, para mí Julio César tendrá siempre
la cara de Ciarán. ¿Y que decir de James Purefoy? Brillantísima también su
interpretación de Marco Antonio, el lugarteniente de Julio César, cínico, valiente,
irresponsable, impetuoso, lúbrico, vicioso y arrogante. El elenco de secundarios nos
ofrece también agradabilímas sorpresas. La mala-malísima Atia (que al final logra caer
bien, la verdad, aunque sea solamente por el "corte" que le pega a la repelente Livia), la
rencorosa e intrigadora ex-amante de César, Servilia, la hija de Atia y hermana de
Augusto, Octavia, el inteligente y precoz Octavio, todos ellos fielmente retratados por
unos actores que ofrecen todos ellos unas brillantes interpretaciones.

La HBO dió por finalizada la serie en la segunda temporada, cuando ya los guionistas
tenían in mente nuevas aventuras en Oriente. La apresurada decisión hizo que la acción
se comprimiera en los capítulos finales, precipitando un final abrupto que dejó a la
numerosa legión (nunca mejor dicho) de seguidores con un amargo sabor de boca. ¿El
motivo de la interrupción de la serie?: los elevadísimos costes de producción. Ni el
unánime aplauso de la crítica, ni los premios logrados por la serie, ni el clamor de los
fans lograron que "Roma" siguiera. De todas maneras, por Internet se han filtrado
también el "arrepentimiento" de los responsables de la decisión, que son conscientes de
que se han "cargado" uno de las producciones más sobresalientes de la historia de la
televisión, comparable al éxito que tuvo en su día la también maravillosa "Yo, Claudio".

Ahora mismo, a los incondicionales seguidores de la serie solamente nos queda


revisitarla una y otra vez, mientras nos consolamos con la idea de una adaptación
cinematográfica que, de momento, solamente es un rumor, pero que nos llena de
esperanza. Si el rumor se materializa, allí estaremos, ansiosos por ver a Tito Pullo y
Lucio Voreno desenfundar sus gladios mientras vociferan: ¡DECIMOTERCERA,
DECIMOTERCERA! Ojalá los dioses escuchen nuestros ruegos.

Llega "Quarantine". Más terror con la


cámara al hombro.
El día 9 de enero se estrenó en toda España "Quarantine", la versión americana de
"Rec",

A ver qué habéis hecho con nuestra "REC"

Insólito el caso de "Quarantine". Ayer se estrenó en las salas españolas la versión


americana de la película española "Rec", que se estrenó en España el 23 de Noviembre
de 2007. Se han apresurado los americanos a hacer su versión, en lo que parece una
constante en los últimos tiempos, sobre todo con el cine de terror japonés. ¿Corren
malos tiempos para el cine de terror americano? Parece ser que el manantial de ideas ya
no fluye tan impetuoso como hace unos años, los "psycho-killers" de antaño se han
convertido en iconos populares que dan más risa que miedo, y ni siquiera los ridículos
intentos de combinarlos en películas (haciendo luchar a Freddy contra Jason, o en las
dos películas de "Alien vs. Predator" salvan el panorama creativo. Los directivos de las
grandes productoras norteamericanas hace un tiempo que volvieron sus miradas hacia el
cine europeo y asiático, que actualmente goza de una buena salud envidiable, y compran
los derechos de sus proyectos más interesantes para hacer sus propias versiones
asimilables al público norteamericano, aunque a veces solamente cambien los actores,
calcando de manera inmisericorde la película (como en el caso de la estupenda película
alemana "Funny Games").

Ahora parece que le toca el turno al cine de terror español, un género que lleva unos
años resurgiendo con pequeñas joyitas que han hecho frotarse las manos a los
aficionados al género. Películas como "El Orfanato", "Los Otros", "El Espinazo del
Diablo", "El Laberinto del Fauno", por nombrar solamente las más conocidas, están
insuflando aire nuevo al cine de terror patrio, que parecía languidecer tras el esplendor
de la década de los 70, que nos deparó alnos títulos míticos para los aficionados al
género, como las obras maestras de Narciso Ibáñez Serrador, "La Residencia" y "¿Quién
puede matar a un niño?, la saga templaria de Amando de Ossorio, con títulos como "El
ataque de los muertos sin ojos" o "La noche de las gaviotas", la muy estimable "Pánico
en el Transiberiano", de Eugenio Martín, o la acertadísima versión patria del fenómeno
zombi, "No profanar el sueño de los muertos", de Jorge Grau.

Como decía. ahora le llega el turno a "Rec", la desasosegante película del director
español Jaume Balagueró, cuya carrera está evolucionando muy bien
(extraordinariamente bien, si recordamos que fue el director de la película sobre la gira
de los primeros concursantes de Operación Triunfo, que "manda huevos", como diría el
inefable Fede Trillo), tras la irregular "Darkness" y la muy interesante "Frágiles". Para
quien no haya visto "Rec", pues es una interesantísima y claustrofóbica película de
terror que se adhiere a lo que podríamos llamar "subgénero de películas de terror con
cámara al hombro", en la estela de la bestial "Holocausto Caníbal", del sinvergüenza de
Ruggero Deodato (solamente hay que repasar su filmografía para colocarle este
merecido, pero por otra parte cariñoso, calificativo), de "El proyecto de la Bruja de
Blair" (irregular pastiche que gracias a una inteligente campaña recaudó un pastizal en
su momento), o de la última y falida película de la saga zombi del maestro George A.
Romero, "El diario de los muertos", películas que han aprovechado un tono
"documental" del cámara que filma la acción para imbuir la misma de un tono lo más
aproximado a la realidad posible (recuerdo que la revista "Interviu" publicó un reportaje
con fotos de "Holocausto Caníbal" dando por hecho que las fotos pertenecían a un
documental real, en un patinazo histórico de la mítica revista de información y tetas). Es
un subgénero con el que resulta bastante fácil "patinar", ya que resulta difícilmente
creíble ver a un tipo que no suelta la cámara ni aunque le persigan hordas de zombis
hambrientos, como en el caso de la lamentable "The Zombie Diaries", pero con el que
Balagueró consiguió un excelente resultado haciendo un uso inteligente de este recurso
en su "Rec".

Un servidor aún no ha visto este "remake" de Rec, pero por lo que parece las
variaciones son pocas. Cambia la ciudad donde transcurre la acción (en este caso, Los
Ángeles) y los actores, entre los que sobresale Jennifer Carpenter, conocida sobre todo
por sus interpretación en "El exorcismo de Emily Rose" y la serie "Dexter". Los
primeros comentarios nos permiten deducir que se trata de un calco casi exacto de la
original (más o menos como en el caso de "Funny Games"), pero casi seguro que los
buenos aficionados al género acabarán "retratándose" en taquilla para ver qué han hecho
los americanos con "Rec". Creo, sin temor a equivocarme demasiado, que el autor
Jaume Balagueró permanecerá al margen de la polémica, inmerso en el rodaje de "Rec
2" y atento a las evoluciones de su hijo Teo, nacido el 31 de diciembre del pasado año,
según queda convenientemente constatado en su también novísimo blog. Pues nada,
felicidades, y que "Rec 2" no depare tan buenos (malos) momentos como la primera.

"Sí, he trabajado 25 horas en un día.


¿Dónde ve usted el error?" Anécdotas de
funcionarios.
El escritor Joan Martínez Vergel publica el libro "De 8 a 3. Anécdotas de funcionarios",
una jugosa recopilación de jugosas historias sobre los empleados de la Administración
Pública.

Vamos a buscar información al archivo y, de paso, echamos un cafelito.

El día 8 de enero de 2009 se presentó en la sección de libros de unos grandes almacenes


del centro de Barcelona el libro "De 8 a 3. Anécdotas de funcionarios" (Editorial
Styria). El autor, el periodista Joan Martínez Vergel (Terrassa, 1967), ha trabajado
durante más de 15 años en la Administración Pública, concretamente en un
Ayuntamiento, aunque el señor Martínez Vergel no es estrictamente un funcionario,
sino un "trabajador fijo laboral", esto es, una de las personas que se contratan
temporalmente, sin mediar oposición, y ocupan el puesto mientras no se convoquen
oposiciones para obtener una plaza "en propiedad".
"En propiedad", sí señor, porque esto es a lo que te da derecho el haber pasado unas
oposiciones para optar a un puesto de funcionario: un puesto de trabajo en propiedad,
con su escritura certificándolo y todo. Una especie de Eldorado (como bien dice el
autor) para aquellos que tienen facilidad para el estudio y optan a un puesto de
trabajo fijo, más o menos bien remunerado y con estabilidad a prueba de bomba.
Seguro que esos 15 años trabajando para la Administración Pública le han dado al autor
material para éste y varios libros más.

Sin entrar a valorar el sistema de selección del funcionariado español y sin ánimo de
generalizar, las peculiares características de este grupo, con puesto en propiedad y a
salvo de la precariedad laboral, favorecen que en su seno medren personajes cuya
máxima aspiración es la de no pegar sello a costa del ciudadano, derivar
responsabilidades y perfeccionar día a día el antiquísimo arte del escaqueo. Insisto,
todo mi respeto para el funcionario que trabaja eficientemente, al cual cíclicamente le
congelan el salario y que además tiene que aguantar las impertinencias de los
maleducados de siempre.

El autor nos ofrece alguna de las "perlas" que adornan su recopilatorio. Entre ellas, la
de un funcionario que pasó una nota por trabajar 25 horas en un día, ¡y la cobró!
por ser del partido del concejal que autorizó el pago. También está el caso del
funcionario que solicitó un permiso por la muerte de su padre. El caso es que dicha
muerte había sucedido un mes y medio antes y encima el funcionario no había ido al
funeral. También está el rocambolesco caso de detención de dos ladrones, que
confesaron que el botín estaba escondido en un bosque. Tras recuperar el botín,
volvieron al coche policial, pero éste se quedó sin gasolina. La surrealista historia acabó
en una gasolinera, con dos ladrones empujando el coche, encañonados por un agente,
mientras el otro conducía.

Un servidor tuvo un fugaz paso por la Administración Pública, contratado allá por el
año 1984 por una "acumulación de trabajo" en la sede de la Seguridad Social en
Barcelona. Decía antes que los 15 años del autor del libro en la Administración Pública
le darían para escribir varios libros, y lo afirmo porque yo tuve la oportunidad de
vivir historias insólitas, algunas sobrepasando ampliamente los límites del
surrealismo. Recuerdo especialmente un día en el que un compañero me comentó si me
interesaba comprarme una camisa. Ante mi cara de estupefacción, me dijo que en "en
los servicios de la planta tercera" las estaban vendiendo. Imagínense mi cara de
desconcierto cuando me aclaró que el vendedor era "un funcionario que las dejaba a
muy buen precio". Con el tiempo, vi que se montaban verdaderos "mercadillos" en los
servicios del edificio, donde uno podía comprar de todo.

También teníamos "el día de la bomba". Parece ser que había alguien (todo el mundo
decía que "de aquí dentro") que de tanto en tanto llamaba a la policía e informaba de
la colocación de una bomba en el edificio. Los novatos nos alarmamos la primera vez,
pero alucinamos cuando vimos la parsimonia de los veteranos cogiendo tabaco y dinero
para el bar y comentando "joder, éste ya estaba tardando". Todo el mundo a la calle,
registro policial del edificio, y una horita de descanso para el personal.

Caso aparte era el de los "funcionarios errantes". Eran funcionarios conscientes de sus
derechos, que sabían que era muy difícil echarlos. No pegaban ni brote, y cuando sus
jefes se hartaban de ellos, simplemente los cambiaban de sitio. Recuerdo el caso
especial de un funcionario de pelo largo y alpargatas, vamos, estilo "hippie", que se
paseaba por la sección hablando con todo el mundo y portando bajo el brazo una
carpeta en la que había escrito: "Carpeta Mía". Este hombre había ido rotando por
todos los departamentos habidos y por haber, y jamás le vi trabajando.

Era fácil contagiarse de cierta inercia general, máxime cuando los propios jefes te
sugerían "que te lo tomases con calma", y existía el habitual "paseo del folio", que
consistía en coger un folio en blanco e ir a "buscar datos" al edificio en el que estaban
situados los archivos. Tiempo medio de la gestión: 1 horita, más o menos, dependiendo
de los amiguetes con los que te encontraras por el camino.

Como colofón, para no cansar a los hipotéticos lectores, una anécdota que, a mi parecer,
revela la perfecta conjunción entre lo enrevesado de la burocracia y la desidia de
algunos (insisto, no todos) funcionarios. Cierto día comenté con un compañero que
había perdido mi cartilla de la Seguridad Social. Éste me dijo: "baja a la quinta planta y
que te hagan una". Fui al sitio indicado y allí le comenté mi caso al funcionario que
atendía la ventanilla. Me dijo: "coge un papel de ese montoncito, escribe tus datos y
ponle un sello". Le pregunté: "¿Cuándo paso a buscar la cartilla?" Me miró como si
estuviera loco y me dijo:
"No si eso ya es la cartilla, métela en una funda de plástico y ya está". O sea, un
trámite que para un ciudadano suponía varios días de espera, un servidor lo había
hecho en 2 minutos.

Espero que disfruten del libro. Aquí pueden leer parte del primer capítulo.

"Probablemente Dios no existe. Deja de


preocuparte y goza de la vida"
A partir del 12 de enero, podremos ver este texto en dos autobuses del Transportes
Metropolitanos de Barcelona. Los ateos salen a la luz y el Arzobispado de Barcelona
reacciona con presteza.
El Cardenal de Barcelona se ha puesto de los nervios...

Año 2009. Todo el mundo está dominado por las religiones, las verdades incontestables,
las revelaciones y los dogmas de fe. ¿Todo? No, un pequeño grupo formado por
irreductibles ateos, agnósticos y apóstatas resiste , ahora y siempre, ante el avance de las
teocracias y la hipocresía de los gobiernos falsamente laicos. Y no se van a quedar
callados.

Sirva este pequeño homenaje a los maestros Albert Uderzo y René Goscinny como
introducción a la noticia de la llegada de la "Campaña del Bus Ateo" que tanto éxito
tuvo en Inglaterra de la mano de la British Humanist Association, respaldada a su vez
por el biólogo Richard Dawkins, conocido como el "rottweiller de Darwin" por su feroz
defensa de la teoría darwinista, y autor del ensayo "El espejismo de Dios", que ha
vendido cerca de 1,5 millones de ejemplares. La campaña inglesa, iniciada el 21 de
octubre de 2008, pretendía recaudar 5.500 libras (el importe necesario para pagar un
mes de anuncios en 30 autobuses) y logró el objetivo en dos horas. En dos días habían
conseguido 59.000 libras, y a finales de noviembre se llevaban recaudados cerca de
144.000 libras. En Estados Unidos se puso en marcha una campaña similar a cargo de la
American Humanist Association con la intención de insertar en 200 autobuses el lema:
"¿Por qué creer en un dios? Sé bueno por la propia bondad. En España se acaba de
poner en marcha una campaña, mucho más modesta, impulsada por la Unión de Ateos y
Librepensadores y Ateus de Catalunya, con pretensiones más modestas en cuanto a los
autobuses (dos) y duración de la campaña (dos semanas) pero con la misma intención de
calar entre la población y generar un debate, cosa que, a tenor de las distintas
informaciones contrastadas en prensa e Internet, ya ha conseguido.

La frase será la misma que la de la campaña inglesa: ""Probablemente Dios no existe.


Deja de preocuparte y goza de la vida". Las primeras reacciones no se han hecho
esperar. El arzobispado de Barcelona, al frente del cual se halla el cardenal Lluís
Martínez Sistach, ha reaccionado con celeridad, y ha emitido la siguiente nota: "Ante el
anuncio que algunos autobuses de Transportes Metropolitanos de Barcelona,
circularan con la inscripción publicitaria: “Probablemente Dios no existe. Deja de
preocuparte y goza de la vida”, éste Arzobispado manifiesta que para los creyentes en
Dios, la fe en la existencia de Dios no es motivo de preocupación, ni es tampoco un
obstáculo para gozar honestamente de la vida, sino que es un sólido fundamento para
vivir la vida con una actitud de solidaridad, de paz y un sentido de trascendencia".
insertada en su página web.

Asímismo, no se han hecho esperar otras reacciones desfavorables. Entre ellas, la de


Daniel Arasa, presidente del Grupo de Entidades Catalanas de la Familia, que ha
manifestado: "Es una campaña movida por el odio, el odio a la religión", o la del
presidente del grupo municipal del PP en Barcelona, Alberto Fernández: "Más que
cuestionar a Dios, removerán las consciencias y reafirmarán su fe en él".

La controversia está servida, señores. Los ateos, agnósticos, apóstatas y descreídos en


general han (hemos) salido del armario, y están dispuestos a plantar su particular batalla
en unos tiempos en los que la Iglesia critica el laicismo, o se proclama en Estados
Unidos que la política "necesita una legitimación religiosa", cuando no se pretende
enseñar en las escuelas la teoría del creacionismo, en contraposición con las teorías de
Darwin. De momento son un "un grano en el culo", si se me perdona la expresión, pero
la Iglesia comienza a ver con preocupación el aumento de las solicitudes de apostasía, o
la idea de una moralidad al margen de la religión. La batalla se presenta desigual, pero
parece que el pequeño grupo de irreductibles "descreídos" resiste, y resistirá siempre.

El asombroso viaje de Pomponio Flato.


Esperando a Mendoza.
Sensaciones agridulces tras leer el último libro de Eduardo Mendoza, "El asombroso
viaje de Pomponio Flato"
Aventuras flatulentas en el Nazareth del Siglo I

Lo ha vuelto a hacer. Eduardo Mendoza ha vuelto con la fórmula que tantos éxitos le ha
dado, esto es, con un libro heredero directo del detective desquiciado protagonista de la
atrozmente hilarante "El misterio de la cripta embrujada" (por cierto, existe una
adaptación cinematográfica bastante buena con José Sacristán de protagonista), su no
menos divertida continuación, "El laberinto de las aceitunas" y la decepcionante (por lo
menos para un servidor) tercera parte, "La aventura del tocador de señoras". Un
involuntario detective de comportamiento extravagante obligado por las circunstancias a
intentar resolver un caso criminal, que en todo caso es lo de menos en la historia. Las
pesquisas del detective le llevan a conocer a una serie de pintorescos personajes no
menos estrafalarios que él. Todo esto, aderezado con el incomparable estilo del autor,
expresiones rimbombantes, palabras arcaicas y un tono paródico y caótico. Ésta es, a
grandes rasgos, la fórmula que empleó en esos tres libros. y que ahora parece continuar
con su "El asombroso viaje de Pomponio Flato".

Eduardo Mendoza es consciente de que esta fórmula le ha proporcionado muchas


ventas, aunque no estén consideradas entre su "obra mayor" (con todas mis reservas
hacia ésta expresión) como pudieran ser "La verdad sobre el caso Savolta" o "La ciudad
de los prodigios", por poner un ejemplo. El Mendoza humorista ha obtenido grandes
éxitos de ventas. A estos tres ejemplos podríamos añadir dos libritos de su llamada
"vertiente humorístico-espacial", "Sin noticias de Gurb" y "El último viaje de Horacio
Dos", que también vendieron lo suyo, sobre todo el primero.

Vaya por delante que no me parece mal que un escritor busque lograr grandes ventas, o
que aspire a una luxación de muñeca a fuerza de firmar ejemplares en los puestos de
libros del Día de Sant Jordi. Tal y como está el patio cultural y visto el aterrador
panorama futuro, el hecho de ver a alguien enfrascado en un libro ya es suficiente
motivo de alborozo como para que encima nos pongamos tiquismiquis. Además, este
viaje de Pomponio Flato no está mal, sobre todo si no has leído los dos primeros
ejemplares de su "saga de detectives". El libro tiene momentos divertidos, el peculiar
estilo de Mendoza seduce fácilmente y, en definitiva, el libro contiene todos los
ingredientes para pasar un buen rato con una lectura amena y absorbente que hace que
el lector se "ventile" el libro en un suspiro.

¿Quejas sobre el libro? Bueno, pues aquí ya tengo que transmutarme en el viejo
seguidor de Mendoza que tenía que cerrar "El misterio de la cripta embrujada" o "El
laberinto de las aceitunas" en el Metro mientras intentaba infructuosamente sofocar las
carcajadas, que ha releído ambos libros varias veces y que devora ansioso los nuevos
libros del maestro, buscando la magia de los viejos tiempos. Sí, es posible que sea un
cascarrabias, pero creo que Eduardo Mendoza atraviesa una pequeña pájara (si se me
permite el símil ciclista).Igual todavía no le he perdonado la decepción que para mí
supuso "La aventura del tocador de señoras". Saltos dí cuando supe que Mendoza
retomaba a mi personaje preferido, el innombrado investigador orate y adicto a la Pepsi-
Cola de "El misterio..." y "El laberinto...", pero igual me creé demasiadas expectativas y
me acabó decepcionando profundamente. Tampoco me volvió loco "Mauricio o la
elecciones primarias", y éste "Asombroso viaje..." me ha dejado con la sensación de que
el autor ha buscado un éxito rápido y fácil, sumando a su exitosa fórmula la parodia de
la novela histórica, al enmarcar la historia en el Nazareth de principios del siglo I. Tras
un inicio prometedor, la historia me ha producido cierta sensación de "déjà vu". Si "El
asombroso viaje..." fuera un disco, podría decir que sus canciones suenan a descartes de
los primeros discos del autor. Creo que el libro adolece de una cierta falta de frescura,
cae en algún momento en un humor facilón y escatológico, y el juego que le da al autor
la coincidencia con unos tales Jesús, María José no termina de engancharme.

Siento no coincidir con las laudatorios comentarios de críticos evidentemente mejor


preparados y más entendidos en la obra de Mendoza que un servidor, pero a mí este
"Asombroso viaje..." se me ha esfumado de las manos como una de las flatulencias del
protagonista de la historia. También es posible que el problema sea exclusivamente mío,
y que el Mendoza que me entusiasmó hace tiempo ya no vuelva nunca más. Pero yo,
que tantos buenos ratos tengo que agradecerle, seguiré esperándole, don Eduardo.
Korfbal. ¿Paranoia catalana o nuevo
capítulo en la guerra de las selecciones?
Hace 9 días un artículo en el diario catalán "Avui" destapaba presuntas maniobras para
formar una Federación Española de Korfbal con el objetivo de dificultar el camino de la
Federación Catalana de dicho deporte, reconocida internacionalmente.

¿Será el popularísimo twirling-baton el próximo caballo de batalla?

El artículo se hacía eco de un anuncio publicitario insertado en un portal de anuncios


gratuitos en Internet, apenas dos líneas pésimamente redactadas que decían lo siguiente:
"Estoy buscando personas de España, pero fuera de Cataluña que les guste el
korfball, y esten interesadas en formar un equipo en su localidad. Contartase
con:" Este anuncio hizo sospechar al diario Avui, y el artículo donde informaba sobre
dicho anuncio provocó un alud de quejas e indignados comentarios.

El korfbal es una deporte más o menos relacionado con el baloncesto. Se juega entre dos
equipos mixtos de cuatro hombres y cuatro mujeres que buscan introducir una pelota en
una especie de canasta o cesta. Proviene de Holanda y ésta, junto con Bélgica, han sido
los dominadores tradicionales de este minoritario deporte. En Catalunya tiene cierto
arraigo a partir de 1980. Hasta aquí nada anormal. Lo que levantó las sospechas del
diario "Avui" es el hecho de que el korfbal es uno de los 13 deportes que no tienen una
Federación a escala nacional. Las federaciones catalanas de estos deportes, entre los que
se encuentran algunos tan pintorescos como el icestock, el pitch & putt, el twirling o el
fútbol australiano, han aprovechado la ausencia de federaciones españolas de dichos
deportes para recibir el reconocimiento internacional que les permite participar como
selecciones nacionales catalanas en dichos deportes.
El anuncio publicado, junto a una presunta llamada recibida por el presidente de la
Federación Catalana de Korfball, en la que se le solicitaba información sobre los
procedimientos que se habían seguido para crear la Federación y ser posteriormente
admitidos a nivel internacional, hace creer a los responsables de la Plataforma Pro
Seleccions Esportives Catalanes y de la Federació Catalana de Korfbal la existencia de
un plan encaminado a crear una Federación Española de Korfbal que pueda poner trabas
al desarrollo de la Federación Catalana, ya que no existe ningún club registrado ni
ninguna asociación fuera de Catalunya.

Si tal sospecha fuera cierta, creo que no cabe duda de que los procedimientos utilizados
por los presuntos agentes solamente podría compararse a los de los míticos Mortadelo y
Filemón. Un anuncio gratuito insertado en una página de Internet y una llamada a la
Federación Catalana para pedirles información. Esto, a nivel de la Guerra Fría, más o
menos supondría que un agente norteamericano llamara a la Embajada de la URSS para
preguntarles dónde han puesto una nueva base de misiles, por ejemplo.

De todas maneras, las sospechas del diario catalán se inscriben dentro de una guerra
soterrada entre las Federaciones Catalanas y las Españolas por conseguir el
reconocimiento internacional que permita a las selecciones catalanas participar
legalmente como tales en las distintas competiciones a nivel mundial. El caso de korfbal
podría ser un capítulo más, una pequeña escaramuza en una guerra que ha tenido
momentos álgidos como la participación de la Selección Catalana de Hockey sobre
Patines en el Mundial B de Macao celebrado en 2004 y el posterior veto a dicha
selección en Fresno, o el veto del CSD a un Catalunya-España (aunque contaba con la
aquiescencia del Presidente de la Federación Española), o el juicio perdido
recientemente en París por la Federación Catalana de Rugby para recuperar su status de
miembro fundador, y por tanto de pleno derecho, de la antigua Federación Internacional
de Rugby (FIRA, actualmente FIRA-AER). En todo caso, parece que este
enfrentamiento va para largo y nos ofrecerá nuevos momentos de tensión entre
federaciones, y parece que día a día se establecen nuevos frentes de lucha.

Aspirantes a escritores en el Imperio de


los Palmeros
Tras la eclosión de fenómeno de las páginas literarias en Internet, el paso de los años ha
dejado un panorama muy distinto y lejano de la efervescencia inicial.
Que no se diga que no lo intentamos...

Más o menos durante la segunda mitad de la década de los 90, Internet se convierte en
una herramienta de fácil acceso para un amplio segmento de la población. Aún recuerdo
como me maravillaba ante la cantidad ingente de información disponible, a pesar de la
lentitud de la conexión y del hecho de estar conectado a Internet calculando al mismo
tiempo el dinero que la broma me estaba costando. Confieso que pequé de ingenuo al
pensar que Internet podría suponer una revolución, tecnológica, sí, pero también
cultural, un nuevo renacimiento del pensamiento, un estallido de creatividad e
ilustración, y en el colmo del candor, el nacimiento de una verdadera cultura libre,
mediante la cual cualquier persona con inquietudes culturales podría expresarse sin
ataduras ni censuras de ningún tipo.

No creo equivocarme si afirmo que quienes más nos frotamos las manos ante la
imparable ascensión de Internet fueron (fuimos) los escritores aficionados, autores de
novelas, relatos, poesías, que hasta el momento languidecían en el fondo de cajones,
inéditos algunos, rechazados hasta el hastío los otros, compartiendo olvido con los
sueños de sus autores, aspirantes a la gloria literaria, al reconocimiento o a la simple
difusión de sus ideas y pensamientos. Hasta ese momento, amigos, parientes y
conocidos habían ejercido el papel de, en la mayoría de los casos, benévolos críticos de
nuestra modesta producción literaria. Los más osados enviaban su material a las
editoriales, entusiasmados e inasequibles al desánimo al principio, y resignados al final,
enviando el mismo paquete a editoriales cada vez más pequeñas, como nuestras
ilusiones.

Pero nuestro momento había llegado. De repente, teníamos en nuestras manos una
formidable herramienta. Nuestra obra rompería barreras, sería expuesta a la objetiva
crítica de un gigantesco número de potenciales lectores, y por fin tendríamos una idea
aproximada de nuestra valía como escritores. A eso contribuyó la aparentemente
inagotable efervescencia de aquellos principios. Todo podía suceder, cualquiera podía
montar su página web de manera relativamente sencilla, e Internet se vió inundada de
revistas literarias on-line, algunas creadas para dar rienda suelta a la obra literaria de sus
autores, otras como promoción de escritores noveles, y otras como la versión on-line de
editoriales "de papel" de toda la vida. Por fin nuestra valía resplandecería, y tarde o
temprano algún editor avispado y con vista caería embrujado ante nuestros relatos, o
nuestras poesías, o nuestros ensayos, y ya nos veiamos sentados en una gran librería,
con la muñeca cansada de firmar ejemplares y pidiendo café con gesto indolente al
solícito empleado de la editorial que se estaba forrando con nuestro libro.

Ahora, a punto de comenzar el año 2009, contemplo cómo gran parte de esos sueños se
esfumaron. Internet se ha mostrado como una gigantesca fuente de conocimiento y
difusión de las ideas, sí, pero también como una monstruosa máquina de fabricar
naderías, chascarrillos inocentes, tonterías repetidas y difundidas hasta la saciedad, una
gigantesca chirigota, cuando no una peligrosa difusora de extremismos varios,
pornografía accesible a todos o un medio más de engaño y estafa.

No, la chispa de la cultura que unos pocos cándidos vaticinábamos no ha acabado de


prender. Internet se ha colocado más o menos a la misma altura que la televisión. Esto
es, hay programas (webs) culturales, pero poca gente las visita. Muchos de los que nos
desgastamos las pestañas elaborando revistas literarias, promocionando autores noveles
y limitando la censura a cuestiones meramente ortográficas, lo hemos ido dejando,
aburridos de trabajar para insoportables ególatras que por hilvanar cuatro frases con
cierta gracia ya se creían candidatos al Nobel, incapaces de soportar una crítica
respetuosa o un consejo bienintencionado. Los escritores on-line también tuvieron su
estafa a gran escala. Desde Sevilla, la Editorial Jamais del ¿señor? Rojas, de infausto
recuerdo, jugó con las ilusiones de cientos de escritores noveles, estafándoles cantidades
variables de dinero a cuenta de la edición de libros que jamás vieron la luz o que, si lo
hicieron, carecieron de la más mínima promoción.

¿Cómo está el panorama en la actualidad? Pues, tras la criba progresiva de la mayor


parte de las páginas hechas por aficionados o avispados aspirantes al dinero fácil,
solamente han sobrevivido unas cuantas de los "viejos tiempos". Ahora mismo me
vienen a la cabeza la relativamente veterana www.Yoescribo.com, ubicada en la
Comunidad Balear y con versión en catalán, y la también superviviente www.el-
recreo.es, que incluso ha llegado a publicar un libro hecho con aportaciones de sus
numerosos colaboradores. De todas maneras, la sensación general, cuando entramos a la
mayoría de páginas que aceptan colaboraciones, es la de estar en un coro de "palmeros".
Todo es bueno, todo sirve, todo genera palmaditas en la espalda y comentarios
elogiosos que realmente no aportan nada. Como en aquellas películas de cámara oculta
de Manuel Summers, "To er mundo é güeno", y si a alguien se le ocurre hacer una
crítica o dar un consejo, le llueven palos por todas partes, por zaherir de manera tan
poco delicada el ego de tantos aspirantes al Parnaso de las Letras. Muchas de esas
páginas, a pesar de sus buenas intenciones, se han convertido en refugio de reyes del
ripio, y las pantallas donde tantos sueños literarios han acabado haciéndose añicos,
ahora son el reflejo moderno y cibernético de las carpetas donde los adolescentes de
antaño estampaban creaciones del tipo: "Como las olas del mar se estrellan contra las
rocas, así me estrellaría yo, por los besos de tu boca".

Ende que te vi que te di el primer


zurriagazo...
El maltrato a la mujer, una de las batallas que justicia y sociedad libran
encarnizadamente, con no demasiado alentadores resultados, hasta hace poco fué objeto
de mofa, befa y, en el mejor de los casos, trivialización popular. Como muestra, una
pequeña selección de canciones de no hace demasiado tiempo...

El Payo Juan Manuel, pura sensibilidad

El maltrato a la mujer ha sido durante muchos siglos una lamentable constante en el


comportamiento del hombre. Un trasnochado sentido de la mujer como propiedad
privada sin derecho a manifestar su existencia si no es a través de su marido,
desquiciadas y caducas nociones del honor, o incluso la visión de la mujer como un
idóneo saco sobre el cual descargar frustraciones y desengaños, han convertido a la
mujer desde tiempo inmemorial en víctima propiciatoria del salvajismo de sus maridos.
La enumeración de las barbaridades que ha tenido que padecer la mujer durante las
distintas épocas de la Historia está lo suficientemente documentada y es demasiado
amplia como para que yo intente hacer un resumen. Desgraciadamente encontramos
muestras de la fiereza con que miles de esposas o novias han sido tratadas por sus
presuntos adoradores en las páginas de sucesos de los períodicos o en cualquier libro de
historia.

Afortunadamente, parece que la sociedad ha reaccionado ante esa forma de pensar


atrasada y primitiva que ha llevado a tantas mujeres a los hospitales y, en el peor de los
casos, a los cementerios. Con todas las imperfecciones del sistema y con todas las
carencias de nuestro sistema penal y judicial, parece que el pueblo se está empezando a
rebelar contra la barbarie de aquellos que creen tener derecho de vida y muerte sobre
sus parejas.

No obstante, queda mucho camino por recorrer. El maltrato a la mujer no se ha visto


como el grave problema que ahora percibimos sino hasta hace relativamente poco
tiempo. No hace demasiados años pegarle a la mujer se veía por la sociedad con
benevolencia, se solía tolerar si al agresor no se le "iba la mano" demasiado, y
proliferaban chistes, chascarrillos y canciones en las que se abordaba el tema de manera
humorística, o en cierto modo justificando ese comportamiento. Proporcionar un
ejemplo de esto último ha sido mi única intención al elaborar la siguiente lista de
canciones. Evidentemente, no todos los que figuran en ella abordan el tema de la misma
forma. Hay algunos artistas "respetables" que en algún momento se han metido en
"arenas movedizas", humoristas sin freno, carne de expositor de gasolineras totalmente
irrecuperable, en fin, una selección variopinta. En todo caso, es una lista particular,
basada en mis particulares y escasos conocimentos sobre rock patrio y cultura pop
basura. y ordenada según me iban viniendo a la cabeza. Tampoco quiere criminalizar a
los intérpretes, simplemente creo que son temas fruto de una época no tan lejana con
una sensibilización hacia el problema mucho menor que ahora.

1. Loquillo - La mataré: Perteneciente a su disco de 1987 "Mis problemas con las


mujeres", es uno de los grandes éxitos del "Loco". Una historia sobre una
relación obsesiva y enfermiza que el protagonista quiere acabar a navajazo
limpio. "Quiero verla bailar entre los muertos, la cintura morena que me
volvió loco. Lleva un velo de sangre en la mirada, y un deseo en el alma, que
jamás la encuentre", "Que no la encuentre jamás, o sé que la mataré",
"Por favor, sólo quiero matarla, a punta de navaja besándola una vez
más".Tremendo.
2. Los Ronaldos -Sí, Sí: Aquí el grupo de Coque Malla y sus compinches perdió el
oremus. Incluso en 1987, año de la edición del tema, la canción levantó
ampollas. Y es que en toda España resonó la voz nasal del amigo Coque
cantando el siguiente estribillo: "Tendría que besarte, desnudarte, pegarte y
luego violarte, hasta que digas sí".
3. El Payo Juan Manuel - Niña, no te modernices: Aquí ya entramos en terrenos
muy pantanosos. El Payo Juan Manuel es uno de los personajes que se mueven
en el lado oscuro de la rumba más taleguera. Apología de las drogas, del
bebercio, y posiblemente una de las canciones más salvajes sobre el maltrato a la
mujer. A ritmo de rumbita moruna, El Payo arremete contra la "modernización"
de la mujer y nos deja uno de los estribillos más "destroyers" de la rumba
marginal: "La cogí del cuello, la tiré al colchón, me tiré hacia ella, le di un
palizón".
4. Trigo Limpio - Rómpeme, mátame: Una vuelta de tuerca en el tema de los
maltratos. Trigo Limpio, un trío vocal en el estilo de Mocedades, representaban
a España en el festival de la OTI de 1977 con esta desgarradora historia de una
mujer tan enamorada de "su hombre" que acepta golpes y maltratos a cambio de
que él siga con ella. "Prefiero sentir la espuela que me hincas cada día a ser
la flor que en un vaso olvidaste en una esquina", "por eso rómpeme,
mátame, pero no me ignores, vida mía". eran algunas de las tremebundas
perlas de masoquismo y aceptación del castigo que destilaba la canción. Fué
versionada por Siniestro Total en su álbum "Cultura Popular"
5. Fernando Esteso - El zurriagazo: El mítico humorista maño también patinó lo
suyo con esta canción, entre cuyas surrealistas estrofas se deslizan estos
inspirados versos de homenaje a una moza: "Dicen que te vas a ir a vivir a otro
lugar, a donde quiera que vayas, zurriagazos te darán".
6. Emilio el Moro - Te quiero, I love you:Tocado con un fez moruno, Emilio el
Moro triunfó en las décadas del 50 al 70 con sus versiones humorísticas de
éxitos de la época. Enemigo acérrimo de suegras y esposas, en su hit "Te quiero,
I love you", Emilio el Moro se despacha con frases como: "Te quiero, te
quiero, te quiero pegar cien golpes", "no necesito otra vara", "qué dicha, la
dicha de ahogarte y ser indultado".
7. Los Ilegales - Lavadora Blues: Jorge Martínez, al frente de sus míticos
Ilegales, no se ha caracterizado nunca por su corrección política. En su disco
"Chicos pálidos para la máquina" aparecia este "Lavadora Blues" que finalizaba
así: "Te daré un consejo por si te sirve alguna vez. Compra una lavadora
Philips... o corta el cuello a tu mujer".
8. Los Chunguitos - Me ha puesto los cuernos: La rumba taleguera, un universo
donde no se concibe que una mujer abandone a su hombre o le ponga los
cuernos sin la conveniente respuesta del menda a base de cuchilladas que laven
su honor. Como muestra un botón: "Dónde está esa niña, me cago en sus
muertos, que se ha ido con otro, me ha puesto los cuernos. Como yo la coja
le corto el pescuezo, por irse con otro y ponerme los cuernos". Se puede
decir más alto, pero no más claro.
9. Pedro Bastarrica - Burra: Fallecido en 2001, el amigo Pedro Bastarrica fué
uno de los más reputados músicos y productores asturianos. Sin embargo, en un
momento de su carrera musical al hombre le salió la vena misógina y perpetró
"Burra", con perlas como la siguiente: "Burra, siempre que yo te he pegado,
siempre que te he maltratado, era con justicia, ¿o no?" o "Vuelve, burra, no
te escondas que es peor, vuelve, burra, que mi odio es sólo amor".
10. Gabinete Caligari - Tango: Confieso que dudé sobre si incluir a mis admirados
Gabinete Caligari en esta lista, pero he escogido "Tango", de su mítico disco
"Cuatro Rosas", como un ejemplo del tradicional tema "mi mujer me traiciona
con mi mejor amigo, me los cargo a los dos y luego el juez dirá". Aquí va un
extracto de la letra: "Les sorprendí amarraditos, tantiándose ambos dos, con
un farol de testigo se estaban diciendo adiós. Se los juro, señor juez, que al
verlos tan juntos, se me fue el alma a los pies, sentíme difunto, me la cobré
de un revés y puse fin al asunto. Fue su última despedida, fué el engaño
postrer, si soy o no homicida, dígalo usted señor juez"

España entera os debe una disculpa.


Aires de grandeza y tópicos lamentables de la nueva raza de la televisión: los
participantes de los reality-shows.
Kiko, o como vivir sin dar palo al agua

Incluso un servidor, que prácticamente no ve la tele (una de las pocas cosas buenas del
turno de noche, mientras duermes te ahorras ver mucha basura) y que, como decía la
canción, "me estoy quitando) ha tenido la oportunidad de escuchar la frasecita de
marras, o alguna de sus variantes: "España entera me debe una disculpa", "España
entera le debe una disculpa a a Lales". Son los aires de grandeza que se gastan los
participantes de los múltiples reality-show que contaminan la programación de
prácticamente todas las televisiones del país: analfabetos integrales que abandonaron el
colegio con 16 o 17 años, aspirantes a guarrillas y macarras de barrio que se aferran
desesperadamente al efímero esplendor de sus cuerpos y a su total falta de cultura y
vergüenza para escapar del despertador, el bocadillo envuelto en papel de aluminio, la
bronca del encargado y la paternidad a golpes de riñón en el asiento trasero de un Seat
León tuneado.

Sólo son unos pocos los elegidos para participar en los programas de marras. Y de esos
pocos, solamente un puñado se convertirá (por razones misteriosas que escapan a mi
voluntad) en acreedores de la "admiración" y el "respeto" de la horda de abotargados
televidentes que mantienen en pie a "Gran Hermano" y similares. Un comentario
gracioso, un gracejo excepcional, ser más tonta que un botijo, el más macarra del barrio
o la más ordinaria del pueblo, la masa los puede elegir por cualquier cosa. Y de golpe,
se ven propulsados, prácticamente sin solución de continuidad, desde el mostrador de la
pescadería o las estanterías asignadas para reponer las latas de piña en el supermercado
a un cómodo sillón en un programa de máxima audiencia. Saben que solamente tienen
que continuar con el paripé. Cualquier cosa antes que perder el favor o la atención del
público. Que me quieran, que me odien, que se rían de mí, que mi ignorancia sea
superior a la suya para constatar que su vida no es tan miserable.
Sí, son perfectamente conscientes de que el más mínimo resbalón les precipitará
nuevamente en el merecido olvido. Solamente tienen que fijarse en el ejemplo de sus
compañeros de programa con menos suerte, o en otros programas anulados antes de
tiempo por baja audiencia. ¿Alguien se acuerda de "El bus"? Era una especie de "Gran
Hermano", pero con los participantes viajando por toda España en un lujoso bus. Creo
que solamente llegó a completar, a duras penas, una temporada, por falta de audiencia.
Mi mujer fué hace tiempo a una discoteca a celebrar una despedida de soltera (algo
dantesco y merecedor de otro artículo) y la gerencia de la disco, con un exiguo
presupuesto para contratar algo de animación, se había agenciado por cuatro duros los
servicios de algunos participantes de "El Bus". ¿Nos conocéis?, gritaban desesperados.
¡Nooooooo!, contestaban los asistentes, que realmente no tenían ni idea de quienes eran
aquellos elementos que vendían por cuatro duros una fama que duró lo que decía la
canción, "lo que dura un corto Invierno".

No, los "elegidos" no quieren acabar así, Carecen de la cierta ingenuidad que
carecterizó a los primeros concursantes de "reality shows", y se las saben todas. Su
ejemplo, gente como Kiko, Aída y los más famosillos de "Gran Hermano": partir de la
nada y, con el lema de "todo vale", llegar a lo más alto, a esa cumbre soñada por el
lumpen del barrio, un Olimpo de fiestas, saraos, presentaciones y escándalos varios para
mantener el status. Están llegando a la cumbre, muy abajo quedaron la vergüenza, la
dignidad, la honradez y los escrúpulos, y se están dejando las uñas en el camino. De ahí
no los despegan ni a tiros. Y ahí están ellos, entregándose en cuerpo y alma a su papel.
Y, como los futbolistas, tienen sus tópicos, vomitivos a fuerza de oírlos repetidos una y
otra vez. Como apuntaba al comienzo del artículo, sienten una querencia especial por
involucrar a España entera de sus andanzas. Ayer escuchaba a un gañán,con todos sus
músculos de cuello para abajo perfectamente cincelados y cara de querubín (o más bien
de efebo tardío), proclamar: "porque yo no he venido al programa ni a engañar a
"ustés" y mucho menos a España, que nos está viendo a todos". Impresionante.

Guapos, jóvenes, enfocados por las cámaras, se deben sentir el centro del mundo. Toda
España está pendiente de sus aventuras amorosas, de sus engaños, de sus fingidos
arrepentimientos, de sus traiciones, de sus lagrimitas de cocodrilo. Toda España
paralizada para verlos. Cocineros, albañiles, políticos, abogados, músicos, todos
pendientes de la última declaración del patán o la pelandrusca de turno, todos anhelando
saber hasta el mínimo detalle sobre un personaje que solamente nos puede ofrecer lo
que enfoca la cámara. De todas maneras creo que sí, que "España entera les debe una
disculpa". Una disculpa por haber perpetrado un sistema que solamente deja el azar y la
falta de valores más absoluta como salidas para prosperar. Una disculpa por
convertirnos en cómplices de programadores sinvergüenzas y carentes de escrúpulos,
que con la excusa de "damos a la gente lo que la gente demanda" han convertido lo que
podría ser una herramenta de entretenimiento y cultura en un hediondo pozo de
inmundicia. Sí, España entera os debe una disculpa.
"Dragonball Evolution": Le está
cayendo "la del pulpo"
Tras aplazamientos varios, rodaje de nuevas escenas e intentos desesperados por capear
el temporal de críticas, parece ser que "Dragonball Evolution" se estrenará en abril del
año que viene.

La que está liando el enano...

He de reconocer que mis conocimientos de cine no me llevarían a optar a un puesto de


redactor en una revista especializada. A fuer de ser sincero, incluso tendría problemas
para colaborar en un fanzine de los de fotocopia y grapa medio suelta. La última vez
que fui al cine había un señor tocando el piano debajo de la pantalla. Quiero, con estas
afirmaciones, cubrirme las espaldas y aceptar por anticipado cualquier corrección que
alguien más versado en el Séptimo Arte pueda hacerme. Hecha esta aclaración, creo que
ya puedo permitirme afirmar alegremente que, en mis 42 años de existencia y visionado
de películas, es la primera vez que los responsables de una película reciben "ondonadas
de ostias" (como decían en "Airbag"), mucho antes del estreno.

En efecto, la ya dilatada historia del cine ha asistido a grandes fracasos comerciales y de


crítica, ya desde sus inicios, películas de elevadísimos presupuestos que no han
alcanzado ni a cubrir los gastos de producción. Entre los que he tenido la desgracia de
ver y los que he podido rastrear por Internet figuran grandes fracasos comerciales como
"Intolerancia" de Griffith (a pesar de su indudable valor artístico supuso la ruina del
director, que a la sazón corría con los gastos de producción), enormes "bluffs" como
"Waterworld" y "Mensajero del futuro", con el antaño revientataquillas Kevin Costner
hundido en la miseria artística y comercial, "La puerta del cielo", de Michael Cimino,
que llevó a la bancarrota a la United Artists, "La Máscara II", que sin el gancho del
histriónico Jim Carrey supuso un sonoro batacazo, la risible "Campo de Batalla: La
Tierra", cuyos errores e incoherencias fueron motivo de despelote generalizado cuando
se estrenó, "Instinto Básico 2", al que ni las otoñales piernas de Sharon Stone lograron
salvar de la indiferencia general, "Pluto Nash", fallida comedia fantástica con Eddie
Murphy que, tras 15 años de "parto" no consiguió recaudar en todo el mundo ni la mitad
de los costes de producción, o "La Isla de las Cabezas Cortadas", que costó 100
millones de dólares y apenas recaudó 11 millones.

Ésta es solamente una pequeña selección de los grandes batacazos en la historia del
cine. Pero hay algo que diferencia a estas películas de "Dragonball Evolution": Ninguna
hacía presagiar el tremendo varapalo económico y/o artístico que sufrirían después,
todas generaron unas expectativas que luego, por diversos motivos, no cumplieron. No
es el caso de "Dragonball Evolution". La película se iba a estrenar en agosto de este año,
pero la filtración de escenas de la película provocó una verdadera avalancha de
comentarios negativos en Internet. Los fans de Dragonball quedaron horrorizados ante
lo que creían una verdadera abominación: la película se pasaba por el forro el espíritu
origina de la serie y los efectos especiales dejaban mucho que desear. Los fans de
"Dragonball" se fueron calentando, y llegó a tal extremo la "ciberpresión", que los
directivos de la Fox decidieron aplazar el estreno de la película y rodar nuevas escenas a
partir del 30 de octubre de 2008, para intentar calmar la indignación del personal.

No parece que tales maniobras por parte de la Fox hayan calmado la indignación de los
fans de "Dragonball". Pocas veces una película ha nacido tan gafada como ésta versión
de las andanzas de Goku y compañía. 100 millones de dólares han sido,
aproximadamente, lo que ha costado la broma. Para más Inri, parece ser que la Fox
había concebido el proyecto como una trilogía, una máquina de hacer dinero al estilo de
"El Señor de los Anillos" y la última trilogía de "La Guerra de las Galaxias". No puedo
imaginarme la risilla que deben tener los responsables del proyecto ante la avalancha de
comentarios como los siguientes: "Menudo desproposito. Pero es que esto es indignante.
Por favor… Tengo ganar de vomitar", "No es cuestión de hacer una peli infantil, es
cuestión de hacerla digna. Ésta es, sencillamente, patética", "¿Adaptación? Esto es una
violación en toda regla al manga y al anime", "¡Eh eh!! Aún podemos hacer algo.
Quemar la película, el mundo o, al menos, todos los cines… Menudos cerdos, ¿cómo
pueden hacernos esto?".

Mientras los responsables de la Fox contienen la respiración, los fans de "Dragonball"


aguardan al próximo mes de abril para dictar sentencia. "Dragonball Evolution" puede
convertirse en una de las películas más odiadas de la historia del Cine, aunque, tal y
como está el patio, es posible que no sea un fracaso en taquilla. La suerte está echada.

A pedradas contra nuestro propio tejado


La polémica suscitada con el manifiesto que 165 futbolistas y ex futbolistas vascos
firmaron amenazando con no jugar el partido si no se cambiaba la denominación de
"Selección de Euzkadi" por "Selección de Euskal-Herria" ha finalizado... con la
suspensión del partido.

Este año no habrá partido.

Éste es el lamentable y surrealista final al que se ha llegado en el asunto de la


denominación de la selección vasca de fútbol. El rocambolesco asunto tiene sus
orígenes en el año 2007, cuando la Federación Vasca de Fútbol cambia el nombre de
"Selección de Euzkadi" por el de "Selección de Euskal Herria". Durante el mes de
septiembre de 2008 la Federación Vasca convoca una reunión y plantea dos alternativas:
volver a la antigua denominación de Euskadi o no disputar más partidos. Ahí comienza
el jaleo. A mediados del mes de noviembre de 2008 165 futbolistas y ex futbolistas
vascos, pertenecientes a los equipos del Athletic de Bilbao, Real Sociedad y diversos
equipos de España y del extranjero, firmaban un manfiesto en el que abogaban por el
regreso a la denominación de "Selección de Euskal Herria", aduciendo que, hoy por
hoy, para formar la selección masculina de fútbol, se utilizan jugadores de siete
territorios, Vizcaya, Guipuzcoa, Àlava, Navarra y, a Euskadi Norte, Behe Nafarroa,
Lapurdi i Zuberoa, y que la denominació correcta para denominar a esta selección era la
de Euskal Herria. Asimismo, amenazaban con no disputar el partido previsto para el 23
de diciembre de 2008 contra la selección de Irán.

La carta, dirigida a "toda Euskal Herria", no consigue el efecto de presión deseado. El


gobierno vasco se desmarca del tema y no la apoya. Miken Azkarate, portavoz del
gobierno vasco y consejera de cultura del mismo, se sacude el "muerto" de encima y
traslada la solucion del engorroso asunto a la Federación Vasca de Fútbol, aunque de
paso deja caer que "es importante tener en cuenta que "Euskadi" es el nombre histórico
de la selección"

Finalmente, el miércoles 18 de diciembre tiene lugar una reunión en Durango entre


directivos de la Federación Vasca de Fútbol y representantes de los jugadores, reunión
que no consigue desbloquear el asunto, ya que nadie se mueve un ápice de su postura
inicial. ¿Resultado? El partido previsto para el 23 de diciembre no se celebrará.
Una de las primeras reacciones ha sido la del director de deportes del Gobierno Vasco,
José Ramón Garai, ha manifestado que es una mala noticia para el fútbol vasco y para el
fútbol base en Euskadi, que era el beneficiario de la recaudación del evento. También ha
recordado que el partido de la selección de Euskadi lleva celebrándose desde 1978 y que
tiene sus difíciles orígenes en 1937. También se lleva un buen varapalo económico la
Federación Vasca de Fútbol, que con un déficit de unos 200.000 euros habrá de abonar
íntegramente el importe del contrato suscrito con Irán,la selección rival, que asciende a
150.000 euros. La Federación Vasca puede dejar de ingresar unos 400.000 euros en
concepto de ingresos por taquilla, publicidad y derechos de televisión. Hasta ahí han
llegado el empecinamiento y la falta de voluntad negociadora de Federación y
jugadores.

Cadena perpetua para el genocida


Bagosora
Entre abril y julio de 1994 el mundo asistió horrorizado al genocidio sistemático de
800.000 ruandeses, ante la impasividad de la ONU y del mundo "civilizado". Hoy ha
sido condenado a cadena perpetua uno de los responsables de la masacre.

Mientras, nosotros veíamos el Mundial de EEUU

El diccionario de la Real Academia de la Lengua define el genocidio como "Exterminio


o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión,
de política o de nacionalidad.". En abril de 1994 el asesinato del general Juvenal
Habyarimana y el avance del Frente Patriótico Ruandés provocó una terrorífica matanza
destinada a hacer desaparecer físicamente a cientos de miles de tutsis, la etnia
preponderante en Ruanda, y a hutus moderados. El salvajismo de los genocidas no
conoció límites, Violaciones, amputaciones, asesinatos y tortura de niños delante de sus
padres, concentraciones de civiles en pabellones y estados para posteriormente
asesinarlos, y el machetazo como símbolo del terror supremo, de la locura asesina, de la
sinrazón. Y, repito, todo esto ocurría en 1994, en un mundo presuntamente
sensibilizado. Apenas 50 años atrás el mundo había padecido la locura y el horror
extremos provocados por Hitler, y machaconamente se nos ha repetido desde entonces
que "debemos recordar para que esa horrible página de la Historia no se vuelva a
repetir". 30 años después, el genocida Pol Pot convertía la vida de los ciudadanos de
Camboya en un infierno, asesinando a 2 millones de personas de una población de 8
millones, y 50 años después 800.000 personas, tutsis y hutus moderados, eran
salvajemente asesinados por tropas ruandesas y de las milicias hutu Interahamwe.

Matanzas entre negros en un país pobre del África Central. ¿A quién le importaba?
Asuntos internos. La infame indiferencia de los organismos internacionales creados
presuntamente para salvaguardar la paz mundial llenó de vergüenza e indignación a
quienes confiaban en una rápida intervención de la ONU para parar las matanzas.
Mientras tanto, la radio "Des Mille Collines" lanzaba continuas proclamas racistas
instigando a "asesinar a los niños tutsis", se reinstauraban las tarjetas de identificación
étnica creadas por los belgas en los años 30 para identificar y asesinar más rápidamente
a los tutsis.

¿Y los ciudadanos? Mientras los tutsis y los hutus moderados caían a machetazos,
mientras las mujeres eran sistemáticamente violadas, mientras Ruanda se sumergía en
una espiral de horror sin límite, los ciudadanos del mundo contenían la respiración...
ante los lanzamientos de penaltis en la final del Mundial 94. ¿Y en España? Indignación
popular, peticiones de justicia por doquier... por el codazo del italiano Tassotti al
español Luis Enrique en un partido del Mundial 94. Todos miramos hacia otro lado, el
mundo siguió su curso, ajeno a la atroz barbarie que se estaba perpetrando en sus
narices.

A mediados del mes de julio de 1994 el Frente Patriótico Ruandés toma Kigali, la
capital, y fuerza al gobierno hutu radical a huir a Zaire, arrastrando a dos millones de
refugiados hutu y generando la "venganza tutsi" El papel de la comunidad internacional
tras la matanza se limitó a "buscar sobre el terreno pruebas fehacientes de que se había
cometido genocidio", llegando a la perspicaz conclusión, tras abrir fosas comunes con
cientos de cadáveres, de que "hay indicios evidentes de que han sido perpetrados
actos de genocidio contra el grupo tutsi por parte de elementos hutus, de manera
concertada, planificada, sistemática y metódica".

Ahora el Tribunal Internacional de la ONU para Ruanda ha condenado a uno de los


impulsores del "Apocalipsis" desde su cargo de director de gabinete en el Ministerio
ruandés de Defensa, junto con otros tres altos cargos militares. Teóricamente, el
genocida Theoneste Bagosora pasará el resto de sus días en la cárcel, pero el mundo
"civilizado" deberá cargar con una nueva mancha de sangre en su historial, con la
tremenda vergüenza de la indiferencia mundial ante una de las más espantosas masacres
de la Era Moderna.

Por último, sólo me queda recomendaros una extraordinaria película sobre aquellos
terribles días del verano de 1994, "Hotel Rwanda", una película que no conseguí ver del
tirón, tal era el horror que sentí.

¡Hay que vivir, amigo mío!


El cantautor Joan Baptista Humet, recientemente fallecido a causa de un cáncer de
estómago a los 58 años, recibió ayer un multitudinario homenaje en el Club Sant Jordi
de Barcelona.

"Y si aún nos queda algo de tiempo, poner la cara al viento y aventurarnos a soñar"

No pretendo ser original. Mis recuerdos sobre Joan Baptista Humet se remontan al año
1980. Una canción, "Clara", perteneciente al álbum de Humet "Hay que vivir", sonaba
constantemente en todas las cadenas de éxitos de España. Con esa desquiciante
machaconería de las radiofórmulas, acabaron haciéndome odiar una preciosa e intimista
canción de Joan Baptista Humet. El cantautor, que hasta ese momento había obtenido
una moderada popularidad cantando en catalán y castellano, se vio desbordado por el
efímero pero incandescente éxito de ese tema, y de la noche a la mañana se vio
reconvertido de compositor de íntimas y personales cancioness a ídolo de fans, un
fenómeno que en aquellos años estaba en pleno apogeo.

Mi siguiente recuerdo de Joan Baptista Humet se sitúa en un pabellón deportivo, me


falla la memoria pero podría ser el Palau Blaugrana. Allí me arrastró un vecino de mi
misma edad (unos 14 años) para presenciar un surrealista partidillo de fútbol-sala entre
periodistas y cantantes "para quinceañeras". Estaba estaba en pleno el rubísimo y
desaparecido grupo escandinavo Mabel, creo que Pedro Marín, los Pecos, y en la
portería un despistado y chaparro Joan Baptista Humet, que creo que en su vida se vio
en semejante tesitura, todo bajo el ensordecedor griterío de miles de jovencitas (y
jovencitos) aullando cada vez que uno de sus ídolos tocaba la pelota. Recuerdo haberme
preguntado: "¿Qué coño hace este hombre aquí".

A partir de "Hay que vivir", Joan Baptista Humet volvió a su antiguo status de, pido
perdón por el símil, gregario de lujo de la canción española. Lanzó un par de discos
más, "Amor de aficionado" y "Sólo soy un ser humano", que no llegaron a alcanzar ni
de lejos el éxito de "Hay que vivir". Tras "Sólo soy un ser humano", la absorción de su
compañía RCA por Ariola y la prioridad que ésta última otorga a sus propios artistas,
hacen que Joan Baptista Humet se retire del mundo de la música. Vuelve en 2004 con
un álbumo editado por su propio sello, titulado irónicamente "Sólo bajé a comprar
tabaco".
Hace poco leí que Joan Baptista Humet estaba gravemente enfermo. En la fotografía del
diario, un demacradísimo Humet miraba valiente a la cámara, consciente de su
inminente muerte, pero sonriendo cálidamente, rodeado de los suyos. A partir de esa
noticia se gestó un concierto de homenaje al cantautor, que éste agradeció con su
humildad habitual, pero le faltaron dos semanas para recibir el aplauso y el cariño de sus
compañeros de profesión. El 30 de noviembre Humet nos dejó.

Ayer se celebró el concierto, en un abarrotado Club Sant Jordi, se celebró el concierto.


Compañeros de profesión como Ana Belén, Víctor Manuel, Dyango, Lluis Llach,
Marina Rosell, Joan Isaac, Moncho, Maria del Mar Bonet y muchos otros cantaron y
recitaron las composiciones de Joan Baptista Humet. Al final, un vídeo con un joven
Humet cantado en el Palau "Hay que vivir", y todos los asistentes al acto coreando el
vitalista mensaje de su canción. Joan Baptista, descansa en paz.

Motown, el sonido de la América Joven,


cumple 50 años.
El próximo 12 de enero se cumplen 50 años de la fundación de un sello básico para
entender la evolución de la música negra en la América de los años 60 y 70.

Ladys and Gentlemen: The Sound of Young America!!!!

El 12 de enero de 1959 Berry Gordy, hasta el momento solamente conocido por haber
escrito junto a sus hermanos el hit de Jackie Wilson "Reet Petite", funda en Detroit, la
Motor-City, el sello Tamla Records, que poco tiempo después fusionó con su segundo
proyecto, Motown, dando lugar a uno de los sellos míticos, junto al no menos
legendario Stax, de la música negra de todos los tiempos. No tardaría mucho tiempo en
llegar el primero de sus grandes éxitos. En 1960 llegó el primer número uno en el
Billboard R&B de la mano de The Miracles, y la canción «Shop around". The Miracles
había sido el primer fichaje del nuevo sello y su cantante, Smokey Robinson, era el
vicepresidente de la compañía. Era el comienzo de una imparable carrera trufada de
estrellas del soul y del Rhythm and blues, una sucesión de bombazos facturados por
estrellas del calibre de Commodores, Marvin Gaye, Martha Reeves & The Vandellas,
The Supremes, Stevie Wonder, The Temptations, Marvelettes, Lionel Richie y hasta un
grupo de "blanquitos", los Rare Earth, que grababan para el sello del mismo nombre
vinculado a Motown.

A lo largo de la década de los 60, Motown consigue colocar 110 canciones dentro del
Top 10, casi todos facturados por el trío compositor estrella de la casa, Holland-Dozier-
Holland. Fue la década dorada para Motown, tanto que a la discográfica se le comenzó a
llamar "El sonido de la América Joven". Y es que Motown soslayaba el aspecto más
combativo de la música negra, más presente en sellos como Stax, y se preocupaba más
de facturar pegadizos "hits" bailables o estremecedoras canciones de amor. Artistas no
le faltaban. A partir de los setenta el éxito del sello comenzó a decaer paulatinamente,
aunque siempre se ha mantenido como un firme baluarte de la música negra. En julio de
1988 Gordy vendió los expedientes de Motown a MCA por 61 millones de dólares, la
cual, a su vez, los traspasó a Polygram en 1993 por 325 millones de dólares.

El mundo parece ser ahora distinto de aquel lejano 1959 en el que se fundó Motown. La
sola posibilidad de un presidente negro hubiera hecho arder el país, y ahora es muy
posible que por los austeros e imponentes salones de la Casa Blanca resuene el genuino
sonido Motown de uno de los ídolos del presidente Obama, Stevie Wonder. Vienen
tiempos de celebraciones, se preparan recopilatorios, documentales, libros, dvd's y
demás parafernalia revivalista. Yo, humildemente, solamente quiero dejar una lista con
algunos de mis temas favoritos del sello Tamla-Motown. Espero que os guste.
¡Felicidades, Motown!

1 .- You can`t hurry love - The Supremes

2 .- Let's get it on - Marvin Gaye

3 .- Superstition - Stevie Wonder

4 .- It's the same old song - The Four Tops

5 .- Machine Gun - Commodores

6 .- Get Ready - The Temptations

7 .- Nowhere to run - Martha Reeve & The Vandellas

8 .- I want you back - Jackson Five

9 .- Money (that's want I want) - Barrett Strong

10.-You really got a hold on me - Smokey Robinson & The Miracles.


¡No me cogeréis vivo!
Comentario del autor sobre el tercer libro de artículos de Arturo Pérez-Reverte, un
compendio de sus colaboraciones en "El Semanal", del diario "El País", entre los años
2001 y 2005. Odiado y amado a partes iguales, el autor comprende las dos posturas,
pero no puede sentirse atrapado por la literatura del cascarrabias de Arturo.

Más chulo que un ocho, como siempre

“No me cogeréis vivo” es una recopilación de artículos que Arturo Pérez-Reverte


escribió entre 2001 y 2005 en el suplemento "El Semanal". Me pasa una cosa curiosa
con el amigo Pérez-Reverte. Nunca he estado especialmente predispuesto a leer nada
suyo (recuerdo vagamente haber visto algún fragmento del programa de sucesos que
presentaba, "Código 1", y me cayó profundamente antipático), y de hecho durante años
me resistí a leer sus libros, hasta que piqué con el primero (creo que "El Club Dumas")
y resulta que, casi sin darme cuenta, me he cepillado el citado "Club Dumas", "La carta
esférica", "Cachito", "El maestro de esgrima", "La sombra del águila" y todos los
Alatristes menos el último. Menos mal que el hombre me caía mal, si me llega a caer
bien leo hasta sus extractos bancarios. En fin, que me ha pasado más o menos con el
amigo Reverte como con García Márquez, que con la tontería también he leído casi
todos sus partos literarios, y eso que el tema del realismo mágico pensaba que me la
traía bastante al pairo. Bueno, a lo que vamos, que me voy por los cerros de Úbeda. El
caso es que no había leído nada de Arturete en plan articulista, y he acabado devorando
este "No me cogeréis vivo", versión Círculo de Lectores (qué queréis, chavales, ahora
ya no trabajo en una librería, vivo en un pueblecito en plan semi-ermitaño y cuando voy
a la ciudad parezco Paco Martínez Soria con la cesta de pollos bajo el brazo). El hombre
sigue gastando una mala baba que tira de espaldas. Y seguro que es pelín borde, pelín
pedante, pelín listillo y varios pelines más. Y además, encuentro que se le va la castaña
con el uso de palabros barriobajeros y expresiones de compadreo en barra de bar. Pero,
he de reconocerlo, en algunos momentos no he podido refrenar las ganas de aplaudir. Y
es que el hombre no se corta un pelo, se la suda bastante la opinión ajena y, encima, hay
que reconocer que suelta verdades como puños. A Pérez-Reverte le duele España,
expresión ésta que no sé dónde leí, espíritu "Generación del 98", creo que sería la
expresión. Pero además le duele la ignorancia, el rencor, el odio, la estupidez, la
malicia, de esta España cateta y pretenciosa del siglo XXI. Le asquean políticos,
especuladores, horteras, catetos con poder, y se lo dice en su cara, y se queda el hombre
tan ancho. A las zorras de la prensa del corazón las llama eso, zorras, a los
especuladores les llama eso, hijos de puta, con un par. Mucho cabreo se gasta el amigo,
y con razón. Pero en medio de tanto justo fustigamiento, surjen artículos entrañables, en
los que el autor atisba una esperanza, una gema entre tanta inmundicia. Una niña que lee
en el recreo, un niño educado y correcto en un tren, hacen enternecer al duro Reverte, y
de paso a nosotros. Emocionante el artículo donde defiende la memoria de los abuelos,
muy emocionante. Y así, el autor se mueve entre la ironía, el sarcasmo, el ataque puro y
duro sin concesiones, la ternura, la estupefacción, el cinismo, la desesperación, el
amargado conformismo, y en casi todo uno está de acuerdo. Ferviente defensor de la
amistad, de palabras pasadas de moda como honor y lealtad, no creo que estos artículos
dejen indiferente a nadie. Dadle una oportunidad al amigo, y a lo mejor acabáis
pensando como yo: "Coño, Arturo Pérez, me alegro Re-verte". Opss, perdón por el
chiste malo.

Las tribulaciones de Jordi en el Barça-


Madrid
Jordi, un veterano culé curtido en mil batallas contra los merengues, sufre, llora y ríe
durante el clásico Barcelona-Madrid.

Parar un penalty no fue suficiente...

Llevaba Jordi escamado unos días. Demasiada euforia. En el trabajo, sus compañeros
culés como él disfrutaban mortificando sin piedad a los pocos merengues que se
atrevían a dar la cara y a pronosticar una victoria blanca, más por amor a los colores,
pasión madridista y aguantar el chaparrón que por otra cosa. En realidad, tras su
despliegue de conocimiento histórico de títulos madridistas y vacileos varios, se
traslucía su verdadero pensamiento: "Virgen de la Almudena, nos van a dar más collejas
que a Teddy Bautista en un Campus Party". Pero Jordi, más mosqueado que una gamba
en un cóctel, pertenece a esa generación de culés que han vendido miles de pieles de oso
mucho antes incluso de tener dinero ahorrado para pagar la escopeta. Se ha tenido que
tragar muchas fanfarronadas, y ha tenido que aguantar muchas bromitas del merengón
de Mariano los lunes por la mañana, bromitas casi siempre secundadas por el periquito
de Olivé, que se apunta a un bombardeo si de cachondearse de los culés se trata, Como
los antiguos augures romanos, Jordi había percibido durante la semana malas señales,
vibraciones negativas en el ambiente. Cambio de entrenador del Madrid, derrota culé
ante un equipo de nombre impronunciable, vacileo del equipo merengue a unos rusos
más ingenuos que Heidi en un festival porno... En las porras se ponían resultados
inverosímiles, aparecían seises, sietes, ochos e incluso, durante la cena de Navidad de la
empresa, Obiols, totalmente cocido de cava y ratafía, con su corbata azul y grana
anudada en la cabeza al más puro estilo Rambo, se jugaba 100 euracos con quien fuera a
que el Barça ganaba 14 a cero al Madrid, hasta que se lo llevaron en estado
semicomatoso mientras recitaba la alineación del 0-5 "gloriós".

En fin, que Jordi se sienta ante el televisor como si un ejército de hormigas se le hubiera
metido por los pantalones, con la fideuà con all-i-olli sobrante del mediodía que ha
cenado convertida en una bola atascada en mitad del esófago y las manos crispadas en
el sofá. Su mujer, Dolors, se ha acostado. Después de 30 años de matrimonio, sabe que
en estas ocasiones a Jordi hay que dejarlo solo, Como siempre, le reza a la Moreneta
para que gane el Barça, no porque sea extremadamente culé, sino porque sabe que el
señor Cantero, el vecino, merengue él de toda la vida, tiene preparado tu habitual
arsenal pirotécnico por si sonara la flauta y el Madrid ganara. Un sudor frío le recorre la
espalda a Dolors cuando recuerda el 4-1 del año pasado, y cómo al final Jordi salió en
calzoncillos al balcón, con una vena marcada en el cuello a punto de estallar,
desquicidado totalmente, a pedir silencio al vecino, "que hay gente que tiene que
madrugar para trabajar", mientras se oían las risotadas mal sofocadas del cabroncete del
Cantero. Así que Dolors vuelve a suplicar silenciosamente a la Moreneta, e intenta
conciliar el sueño.

Mientras tanto, el partido ha comenzado. Jordi ha eliminado la voz del graciosillo de


Andrés Montes, el Urkel de las retransmisiones deportivas, del muermo de Salinas y del
brasas de Valdano, y en una radio encima de la tele comienza la retransmisión de
Joaquim Maria Puyal, de Catalunya Ràdio. Jordi, con su habitual copa de Aromas de
Montserrat en la mano, la mirada fija en la pantalla, parece una esfinge. Sólo una leve y
casi imperceptible agitación del escudo blaugrana en su camiseta indica que respira. De
pronto, patada a Messi. El argentino al suelo. Jordi estalla en un grito de indignación:
"Arbitro, collons!". Dolors reza. Detrás del tabique, se escucha: "¡Al suelo, al suelo el
argentino!", El partido sigue. Más leña a Messi. Jordi está a punto de estallar de ira. El
Madrid aguanta, y el Barça no acaba de encontrar el camino hacia el gol. Minuto 26.
Drenthe, con su look a medio camino entre Ziggy Marley y Depredador, se queda sólo
frente a Valdés. Incomprensiblemente, falla un gol cantado. De pronto, a Jordi se le
descompone el estómago, y tiene que salir corriendo hacia al servicio en medio de un
acompañamiento pirotécnico que nada tiene que ver con el vecino. Mientras permanece
sentado en el lugar donde los valientes se cagan y los cobardes hacen fuerza, musita
lívido: "Ay, que nos la van a liar, ay que nos la lían", mientras ya parece escuchar las
risotadas de los merengones del trabajo, súbitamente crecidos tras una inesperadísima
victoria en el aparentemente inconquistable feudo barcelonista. Como puede, Jordi
acaba la faena biológica y vuelve al salón, Orden defensivo merengue, presión
barcelonista, pero la primera parte acaba 0-0 y el mosqueo de Jordi ya es más que
evidente. Pintorescas maldiciones y gritos de "Ja hi som" (más o menos, quiere decir
"ya volvemos a las andadas"), y otro par de copazos de Aromas de Montserrat. Jordi
irrumpe en el dormitorio conyugal, levemente achispado, y le pide a su santa que le reze
la oración especial empate chungo a la Moreneta, y Dolors, toda resignación, junta las
manos y comienza la plegaria.

Segunda parte. El Madrid tiene el partido controlado. Ordenado en defensa, repartiendo


estopa cuando conviene, se planta con peligro en el área culé, terreno en el que
últimamente Valdés estaba pensando en poner un silloncito de Ikea y un revistero para
no aburrirse durante los partidos. El hombre hoy se está currando el sueldo. Jordi es un
manojo de nervios, agarrotado, sudoroso, en una de las ocasiones falladas por el Barça
se ha deshecho de la camiseta, la cual ha salido volando hasta acabar colgando de la
lámpara del salón. Y llega el minuto 68. Penalty del karateka Michel Salgado a
Busquets, lanza Eto'o... y falla miserablemente. Casillas se muestra como el porterazo
que es y detiene el lanzamiento del "Bocas de Vilafranca". Continúa el estéril asedio
culé y, súbitamente, un espantoso grito resuena en el salón, algo así como si uno gira
una esquina y se encuentra a Belén Esteban sin maquillar. Palanca, canterano del
Madrid y que, para más inri, estuvo el año pasado cedido al Espanyol, se ha plantado
delante de Valdés, que se ha quedado sólo, fané y descangayado. Parece que la
Moreneta ha echado un capote, y el ex-perico falla. Nueva descomposición intestinal de
Jordi, y nuevas carreras por el pasillo hacia el retrete. Recién aposentado su orondo
pandero en el trono de la casa, un grito triunfal retumba por el vecindario:
"¡GOOOOLLLLL! Jordi vuelve a correr por el pasillo, los pantalones por el tobillo, y
en unas condiciones higiénicas francamente lamentables, a punto para ver la repetición
del gol de Eto'o, que los defensas merengues intentan sacar desde dentro de la portería
por si cuela. Pero no. Minuto 83 y 1-0. Promesas a la Moreneta, y nueva peregrinación
al retrete para acabar de adecentarse. Jordi sale a tiempo para ver las prisas del Madrid,
que ahora ya no se entretiene tanto sacando el balón. Jordi cruje nerviosamente los
dedos de sus manos, y aquello parece una versión zapateada del Sitio de Zaragoza.
Faltan un par de minutos para que acabe el partido, y Messi, cosido a patadas durante
todo el partido, aprovecha que el Madrid busca desesperadamente el empate para decir:
"Hasta luego, Lucas". Encara a Casillas y como afortunadamente él no es Drenthe,
rosco al canto. Iker la llega a tocar y Cannavaro se estampa contra el poste al más puro
estilo Looney Tunes, pero el 2-0 es inapelable. Fin del partido. Jordi entra en una
especie de éxtasis místico, para pasar a continuación al habitual escándalo modelo "Este
año sí". Grita y gesticula, y corre apresuradamente a buscar los cohetes que se quedaron
en el cajón hace un par de años, rezando porque todavía funcionen, y corre al balcón
tras aporrear el tabique para darle un toque al vecino Cantero. Tras la habitual
exhibición pirotécnica, visita a la nevera, Dolors, mientras tanto, despierta por el
alboroto. espera con un cosquilleo inusual en el cuerpo. Y de pronto aparece Jordi en el
umbral del dormitorio. Apolíneo, a pesar del barrigón fruto de muchas "costellades" y
"calçotades", con la botella de cava abierta (y ya con algún que otro lingotazo) en una
mano, dos copas en la otra, y ataviado con sus míticos gayumbos azulgranas con la
firma de Hristo Stoickhov en salva sea la parte, los mismos gayumbazos que llevó en el
1992 en Wembley, y Dolors, mientras musita una oración de agradecimiento a la
Moreneta, presiente que la noche será, como decían Gabinete Caligari, "larga y llena de
emoción"
De nobles y putas. "Vida privada", de
Josep Maria de Sagarra
El autor compone en el libro un ácido y desencantado retrato de la nobleza y la
burguesía de la Barcelona de comienzos del siglo XX.

Elegante decadencia en la Barcelona de principios del Siglo XX

Hay libros que, por pereza de leerlos, porque visualmente no me llaman la a tención, o
no sé bien por qué razón, languidecen en las estanterías de mi biblioteca sin que nunca
los escoja a ellos, sin que nunca les dé la oportunidad de explicarme sus historias. Con
la edad me estoy volviendo un poco paranoico, lo reconozco, y a veces, mientras recorre
visualmente los pocos ejemplares que componen mi humilde biblioteca, miro esos
libros olvidados y me recuerdan al último suplente de un equipo de fútbol, resignado a
ver los partidos de su equipo desde fuera, pero con un leve rescoldo de ilusión por algún
día pueda jugar y participar de la victoria del equipo. Hace poco mis ojos descansaron
sobre una modesta edición del libro que me ocupa, “Vida privada", de Josep Maria de
Sagarra, escritor catalán (1894-1961) que nació y murió en Barcelona (de pura chiripa,
porque mira que el hombre recorrió mundo durante su existencia) y decidí, por una
bendita inspirción, que por fin iba a jugar "de titular". ¿Resultado? Amor incondicional
desde la primera página, “enganchada” total, e inmersión total en la historia. Después de
tantos años de olvido, no me quedó otra opción que disculparme simbólicamente con el
libro.

“Vida privada” se nos descubre como un ácido y cruel (pero verídico) retrato de la
sociedad catalana durante el período de la dictadura de Primo de Rivera y los primeros
tiempos de la Segunda República. Sagarra nos descubre un deprimente mundo de
aristócratas venidos a menos que aún conservan trasnochadas pretensiones de grandeza,
arribistas sin escrúpulos, burgueses podridos de dinero presos de inconfesables vicios y
perversiones sexuales, putas y entretenidas de diverso pelaje, buscavidas que husmean
en la basura social del momento, todos moviéndose entre palacetes y casas de citas,
entre deslumbrantes fiestas y oscuros tugurios del Barrio Chino, entre el oropel y los
desperdicios, unos prosperando, otros decayendo sin remedio en una sociedad política y
socialmente convulsa. El hilo conductor del libro lo forma la familia Lloberola, antaño
rica y poderosa, y hogaño arruinada y hecha unos zorros. Han tenido que vender hasta
los tapices de las paredes e instalarse en un piso de Barcelona, donde intentan negar
obstinadamente el hecho de su propia ruina y llevar una vida de acuerdo con sus
antiguos medios, aferrándose patéticamente a sus aires de grandeza pero sin un triste
maravedí que llevarse a la boca. Sórdido mundo de letras de cambio vencidas, chantajes
sexuales, denigrantes maniobras para conseguir un duro que permita mantener cierta
apariencia de prosperidad, retratado con maestría por el amigo Sagarra. Particularmente
interesante me ha resultado la triste ironía con la que retrata el cambio de chaqueta de la
alta sociedad barcelonesa tras la caída de la dictadura de Primo de Rivera y el
advenimiento de la República, evidente paso previo al no menos vertiginoso cambio de
chaqueta que se produce tras la caída de la República y el advenimiento de la dictadura
de Franco, cuyo último fin es no perder el negocio ni el palco con derecho a fulana en el
Liceo. En definitiva, una afilada y atinada descripción de la hipócrita y corrompida alta
sociedad catalana de principios de siglo. Ignoro si existe una edición en castellano, pero
en todo caso es un libro altamente recomendable de un gran escritor catalán.

¿Multas a los periodistas por hablar o


escribir mal? Mejor no meneallo...
Hace poco fue noticia la proposición, por parte del presidente de la sección filológica
del Instituto de Estudios Catalanes, de sanciones y traslados para los periodistas que
hablaran o escribieran mal el catalán. Me pregunto qué pasaría si dicha propuesta se
extendiera a los periodistas de toda España.
Don Fernando, perdónelos, porque no saben lo que hacen.

No me imagino yo a mi admirado Fernando Lázaro Carreter, ilustre filólogo y director


de la Real Academia de la Lengua desde 1992 hasta 1998, simpatizando con la política
lingüística de la Generalitat Catalana (proposición de la cual se desdijo a los pocos días
ante el revuelo levantado) pero no me produciría la menor sorpresa ver al ilustre autor
de los libros de texto de Lengua de mi niñez sonriendo de manera irónica ante tal
noticia. Es muy posible que pensara lo mismo que yo: "Si esas sanciones se ampliaran
al resto de España, nos quedaríamos sin periodistas, o los que quedaran se
arruinarían pagando multas".

Don Fernando intentó, lamentablemente sin éxito, hacer ver a los periodistas españoles,
tanto de prensa como de radio y televisión, los pullazos inmisericordes a que sometían a
la lengua española. Sus dos libros "El dardo en la palabra" y "Nuevo dardo en la
palabra" deberían ser de lectura obligatoria en todas las facultades de Periodismo.
Esté donde esté, maestro, lamento decirle que su amado idioma agoniza en manos de los
que teóricamente deberían mimarlo y cuidarlo más, esto es, los que tienen como oficio
informarnos de la actualidad y de los sucesos que acontecen en el mundo.

Éstos, precisamente éstos, que deberían desvivirse por proteger su idioma, lo


prostituyen, lo maltratan, lo siembran de extranjerismos en un pedante intento de
"modernizarlo", traduciendo erróneamente expresiones de otros idiomas. Sí, don
Fernando, le seguirían pitando los oídos cuando escuchara usted expresiones como: "El
Real Madrid venció por un pírrico 1 a 0" ¡Cuánta cultura, qué bonito queda el
adjetivo "pírrico"! Lástima que no sepamos que dicho adjetivo se aplica a "una victoria
conseguida a base de fuertes pérdidas propias". Pirro fue un rey de Epiro que entró
en conflicto con la Roma republicana, a los que venció en 280 A.C y 279 A.C., con
tales pérdidas humanas que le hicieron exclamar: "Otra victoria como ésta y estoy
perdido", tras lo cual firmó la paz con Roma y se retiró prudentemente a sus territorios.
Señores, el Real Madrid ganó al Recreativo de Huelva por 1 a 0, se apuntó los tres
puntos en su marcador y el equipo quedó en buenas condiciones para seguir
compitiendo con posibilidades de éxito en la Liga. ¿Dónde está la victoria "pírrica"?

También creo que Don Fernando se atragantaría, como un servidor en la tarde de ayer,
si pudiera escuchar la presentación de la animosa presentadora de un programa de
sucesos. Según la presentadora, un equipo del programa, deseoso de mostrar al país el
método de trabajo de los forenses de la policía, se había "infiltrado" dentro de un
equipo de los citados especialistas. A continuación, se ve a un médico forense explicar
a la cámara su metodología de trabajo, las herramientas que usaban, los equipos de que
disponían, todo ante la atenta mirada de los "infiltrados", a los que supongo cámara en
ristre filmando todas las explicaciones. Corro al diccionario de la Real Academia de la
Lengua, escribo "infiltrado" y me sale ésto: "Introducirse en un partido, corporación,
medio social, etc., con propósito de espionaje, propaganda o sabotaje". O sea, que la
televisión envía a un equipo para espiar y/o sabotear el trabajo de los honrados
médicos forenses, que son tan tontos que no se dan cuenta de las auténticas intenciones
de los "infiltrados" y les muestran confiadamente sus secretillos.

Remito al amable e hipotético lector del presente artículo a los dos libros de don
Fernando anteriormente citados para maravillarse ante las múltiples agresiones al
lenguaje por parte de quienes deberían velar por él. Pero, no contentos con su propia
dejadez, ofrecen la formidable plataforma que supone la televisión para que
plumillas de la llamada "prensa rosa", ex-parejas de famosos, fulanas y macarras cuyo
único logro en la vida ha sido holgazanear durante semanas en una casa de mentira
espiados por millones de enfermos, hagan gala de su absoluta incapacidad para hilvanar
un discurso coherente de más de dos frases. Todo ello, por supuesto, subrayado por los
mensajitos trufados de faltas y palabras "abreviadas" que envía la gente desde sus casas
por teléfono móvil, jaleando al chulito o al pendón de turno, o saludando a su "churri":
"Soraya, t kro" o "Kiko valla sinberguenza", Todos contentos, los telespectadores
satisfechos de que durante unos segundos España entera haya visto lo burros que
son, y los directivos frotándose las manos mientras calculan la pasta que les dejan los
mensajitos de los catetos.

Y hoy, mientras me documentaba para escribir sobre estas incorrecciones, en la versión


digital de un conocido periódico catalán leo este comentario de dicha noticia: "El
catalán NO lo necesito el inglés SI. Claro que si quisiera ser funcionario de la
*Genialidad* de Cataluña entonces en 2 meses lo escribo. De mientras aprendo cosas
más útiles para el mundo laboral......como todos".

En fin, espero que sean benevolentes con mi indignación. De mientras, yo voy a


suicidarme. ¡Espéreme, don Fernando!

Anorexia, seminarista bailarín y nieve,


mucha nieve...
Abominable experiencia televisiva de un enfermo inmovilizado.

¡Quiero tu cerebro!
Llevo un mes inmovilizado en cama, recuperándome de una operación en una pierna.
Normalmente no veo la televisión, además, trabajo de noche y, como los vampiros,
duermo durante el día. O sea, que mi experiencia como televidente se circunscribe a
algún telediario que veo somnoliento mientras como, o a los dibujos animados que ve
mi hijo al volver del colegio. O sea, que durante mi convalecencia permanezco en cama,
navegando por Internet con mi portátil. Pero de todo se cansa uno, y ayer le pedí a mi
padre, circunstancial enfermero, que me ayudara a bajar al comedor, "a ver la tele un
rato". ¡Hasta donde había llegado mi aburrimiento! Así que me instalé cómodamente en
el sofá, y mi padre puso la tele. ¡Craso error! Nada más encenderla, aparece Ana Rosa
Quintana, todo mohínes y caritas, rodeada de una serie de elementos que no sé si
calificar como periodistas, auxiliares, cotillas de panadería palomitas ávidas de recoger
las migajas que la todopoderosa Ana Rosa les iba echando para que se luciesen con sus
comentarios.

En menos de una hora pasaron por la pantalla una chica que padecía anorexia desde los
13 años, una reportera apostada en la puerta del colegio, junto con patrullas de la
Guardia Civil, esperando la entrada de un niño de 11 años que presuntamente había
abusado de dos de sus compañeras (había una cobertura informativa digna de la
detención de El Solitario), la nueva novia de Felipe González, mujeres maltratadas,
etc..., noticias todas que eran despachadas con más mohínes, caritas y entrevistas del
todo a cien por parte de Anita, y comentarios ambiguos y genéricos por parte de sus
adláteres. Especialmente gloriosa fue la entrevista a la chica anoréxica, cuyas respuestas
monosilábicas parecían irritar a AR, que intentaba exprimir a la chica buscando el
morbillo de sus intentos de suicidio, junto con experimentos de psicología barata: "Eres
muy guapa, por aquí me están diciendo que tienes unos ojos preciosos..." y otras joyitas,
La entrevista acabó, como siempre, con uno de esos legendarios llamamientos a la
autoridad pertinente para que solucione el problema. Y a otra cosa, mariposa.

Como vi que lo de Anita se perpetuaba sin visos de finalizar, se me ocurre la idea de


cambiar a Cuatro. ¿Y qué me encuentro allí? Más sucesos, "El Solitario" entrando a
declarar en un juzgado de Portugal con un peinado obviamente inspirado en el Tony
Ronald de los años 70 , gente que muere, gente que mata, gente que golpea... y la chica
anoréxica, entrevistada nuevamente por la conductora del programa (creo que Concha
García Campoy). Lo bueno del tema, es que entre tanto drama, iban saliendo extractos
del proceso de selección para un programa llamado "Fama", vamos, gente anónima que
pretende triunfar bailando, lo cual trivializaba de una manera brutal tanto drama y tanta
sangre. En el primero de los extractos, un seminarista con ortodoncia y pañuelo
palestino se movía torpemente ante el jurado provocando pena y vergüenza ajena a
partes iguales, llegando a entonar algo similar a un canto gregoriano mientras una pareja
bailaba. Increíble. Y además, no se sabe si por mor de su condición de seminarista o
alguna otra oscura razón, el hombre pasaba la prueba. Vuelta al programa. Ahora la
protagonista es la nieve. Comienza un interminable periplo televisivo por distintas
zonas de España. Distintas reporteras, convenientemente abrigaditas, con un único
tema: ¡Hay que ver lo que ha caído! Miren, miren cómo está este coche. Miren, miren,
cómo están los tejados de las casas. Vean, todo el pueblo blanco. Vean a este hombre
quitando la nieve con una pala. Conexión con otra reportera: "Vean, vean, cómo está de
nieve este parque infantil. Vean, vean la nieve". Así, varias conexiones con el fin obvio
de que todos los españoles viéramos que en el norte del país, a finales de noviembre,
HABÍA NEVADO. ¡Qué fijación con la nieve, señores! En esto, más imágenes del
proceso de selección del programita de baile. En esta ocasión, un gañán evidentemente
amigo del buen yantar, se presenta al programa con su madre, convirtiendo lo que ya era
una astracanada en una chirigota digna del espectáculo del bombero torero. Bailecito
con su progenitora y, oh, en esta ocasión no cuela. El regordete muchacho no pasa el
corte. Más dramas, más sangre, ahora salpicada por anuncios de un sorteo de 4000
euracos para celebrar el 4º aniversario de Cuatro (qué originales) si en envía un mensaje
al tal y tal, o se llama al tal y tal. Ahí, ante la perspectiva de que el siguiente aspirante a
bailarín fuera el señor que vende cupones en la plaza de mi pueblo arrancándose con un
charlestón, le rogué a mi padre, con lágrimas en los ojos, que me acompañara de nuevo
a mi habitación, y conecté mi portátil

"Alfredo el Grande. Vida de un cómico".


Memorias de Alfredo Landa
Reparto de pullas y alabanzas a miembros de su profesión, sin pelos en la lengua.
Sinceridad absoluta, eso es lo que promete Alfredo Landa en sus memorias, “Alfredo el
Grande. Vida de un cómico

Ni "Easy Rider" ni leches, Alfredo en "El puente"

En marzo de 2007, durante la celebración del Festival de Cine Español de Málaga,


Alfredo Landa, actor de raza que ha cosechado a partes casi iguales amor y odio
absoluto durante su carrera, decía adiós a cuarenta años de profesión, incapaz, según él,
de seguir poniendo pasión en su profesión. Meses después recibía un Goya de Honor
por el conjunto de su carrera, que nos proporcionó unos angustiosos momentos, cuando
Alfredo Landa sufrió un inexplicable colapso mental y fue incapaz de articular su
discurso, atenazando el corazón de todos los que le contemplaban en directo y por
televisión.

Desde que iniciara su carrera como actor de cine (ya tenía experiencia como actor de
teatro y de doblaje) Landa se convirtió en uno de los rostros característicos de la
comedia española de los años 60 y 70. Junto a actores como José Luis López Vázquez,
Tony Leblanc, Gracita Morales, Concha Velasco, José Sacristán y otros muchos,
popularizó un tipo de comedia popular, accesible todos los públicos, en la que
normalmente Landa interpretaba al típico españolito machista y reprimido, pero noble y
de buenos sentimientos. Éstas comedias y esta recreación del españolito medio, tan
magistralmente interpretada por Landa, derivaron en lo que se conoció como el
“landismo” comedias en las que el carpetovetónico Landa bordeaba el infarto ante el
despliegue de suecas y guiris variadas ligeritas de ropa (todo lo ligeritas que la época,
principios de los 70, permitía) y pidiendo “guerra”, normalmente en contraposición a la
novia o esposa abnegada, fiel y sufrida, que asistía indignada a las maniobras de ligón
de playa del “echao p’adelante” Landa.

A mediados de los años setenta, la carrera de Landa da un giro espectacular,


mostrándonos a un actor versátil y profesional capaz de interpretar registros mucho más
variados, y de hacernos olvidar sus astracanadas y comedietas intrascendentes, que
todavía seguía interpretando, con magistrales papeles como el del fracasado motero de
“El puente”, o el del atormentado detective Germán Areta en “El Crack”. En 1984
Alfredo Landa obtiene el reconocimiento unánime del mundo del cine con su magistral
y emocionante interpretación en “Los Santos Inocentes”, de Mario Camas, que encogió
el corazón de millones de espectadores. A partir de ahí, Alfredo Landa, respetado y
admirado como actor, a pesar de los que siempre le han identificado con las comedias
más chabacanas y burdas del cine español, ha seguido regalándonos papeles de enjundia
junto con trabajos de “supervivencia”, se ha atrevido con la televisión y ha dejado la
impronta de su carácter y nervio interpretativo. Nunca ha renegado del “landismo”, pero
ya hace tiempo que superó esa etiqueta para convertirse, por derecho, en uno de los
grandes del cine español de todos los tiempos. A sus fans, solamente nos queda
revisionar sus mejores películas, e incluso las peores, porque aunque él mismo reconoce
que ha hecho infinidad de bodrios, "Que conste, que hasta en las pelis malas yo estoy
bien como actor”. Genio y figura. Ahora nos llegan sus memorias, "Alfredo el Grande.
Vida de un cómico", que prometen ser jugosas y, sobre todo, sinceras, como
corresponde a un tipo impulsivo y visceral, todo un carácter que le ha convertido, pese a
su estatura, en un actor enorme

En España, quien viene a robar acaba en


la cárcel.
Nuestro Ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, recibe en el ministerio a José
Luis Moreno, ex-ventrílocuo y actualmente empresario audiovisual, productor y
eventual actor de cine por todos conocido, el cual acude a mostrarle su agradecimiento
por la detención de la banda de ladrones que asaltaron su casa en diciembre de 2007.
Rubalcaba, henchido de orgullo por la satisfacción de la labor bien hecha, se deja
ir y nos deja una perla antológica.
¡Gracias, señor Ministro!

Y es que los políticos españoles no andan últimamente sobrados de motivos para sacar
pecho, y se aferran a lo que haga falta para demostrar lo bien que se hacen las cosas.
No, no tienen demasiados motivos. La crisis que hace unos meses negaban con
vehemencia se abate sobre el país de manera brutal, el delicado tema del apoyo a los
bancos, el paro desbordándose, la explosión de la burbuja inmobiliaria, han hecho que
el apoyo al gobierno haya descendido estrepitosamente y la intención de voto refleje un
empate técnico entre PSOE y PP. Y ya se sabe que cuando las cosas vienen mal dadas
hay que aferrarse a un clavo ardiendo para ofrecer una imagen de eficiencia y
preocupación por la ciudadanía. Y el señor don José Luis Moreno, empresario de éxito
del mundo audiovisual una vez jubilados definitivamente el pájaro Rockefeller,
Monchito y Macario, le ha dado un gratísimo momento de respiro al señor ministro.
Bueno, eso y la detención de Cheroki, aunque ya se sabe que la alegría por la detención
de los sucesivos jefes de ETA dura menos que un caramelo en la puerta de un colegio,
lamentablemente. En fin, a lo que vamos. Resulta que el famoso ex-ventrílocuo fue
asaltado en su choza de Boadilla del Monte por una banda de albano-kosovares que le
robaron joyas y objetos de valor, para endiñarle a continuación un golpe al amigo
Moreno que casi lo deja listo de papeles. Pues bien, con una celeridad inaudita, la
policía ha detenido a la banda durante este año, recuperando parte de los objetos
robados. ¿Y qué se le ocurre al amigo Moreno? Pues nada más y nada menos que
presentarse en el Ministerio para darle las gracias al ministro en persona. ¿Y que se le
ocurre al ministro? Pues recibirle y departir amigablemente con el ex-ventrílocuo en una
charla en la que, además, están presentes varios responsables policiales del más alto
rango. Además, comparecencia de José Luis Moreno en las escalinatas del Ministerio
ante un centenar de periodistas y una veintena de cámaras de televisión. Como diría
Rockefeller: ¡Toma Moreno!. No voy a ser yo quien critique esta reunión, hoy es
sábado y mi espíritu vaga por terrenos de ligereza y frivolidad. Solamente un par de
cuestiones que me intrigan un poco. Visto el "buenrrollismo" de la reunión, ¿por qué el
ministro no pone algo de picar en la mesa? Hombre, es que están todos allí sentados
alrededor de una mesa más vacía que el cerebro de Britney Spears. Unas banderillas,
unos cacahuetes, unos botellines de cerveza, leche, para un día que estamos de
celebración, un detallito. Y uno también ha echado de menos un detalle simpático por
parte del célebre ex-humorista. Hubiera estado muy bien sacar momentáneamente del
ostracismo a sus muñecos, a Macario, a Rockefeller o a Monchito, e improvisar un
pequeño número para agradecer con unos momentos de sano cachondeo los desvelos de
la policía por detener a sus asaltantes. Ya me puedo imaginar a Rockefeller haciendo un
ingeniosísimo chiste sobre los albano-kosovares, algo así como: "Albano, una cosa es
que te separes de Romina Power y la otra que te dediques a asaltar chalets. ¡Toma
policía". Seguro que tan entrañable reunión hubiera quedado mucho más lucida.
Aunque, para detalle humorístico, el del Ministro del Interior cuando soltó LA FRASE:
"En España, quien viene a robar acaba en la cárcel." Hummm, bueno, rectifico.
Igual sí que se tomaron alguna cervecilla

"Cualquier chaval sabe quién es Nicolás


Copérnico"
Un anónimo redactor de un diario de El País Digital lanza esta afirmación en un
artículo sobre el astrónomo polaco, y un servidor se pregunta cómo ha podido
llegar a semejante conclusión. ¿Un optimista irredento? ¿Una errata de imprenta?

Si cualquier chaval lo ve por la calle le pide un autógrafo...

Sí señor, así se comienza un artículo, y lo demás son tonterías. Impresionando al lector


en la primera frase. Impactando. Éste es el espectacular comienzo de un artículo sobre la
reconstrucción del rostro de Nicolás Copérnico por científicos suecos y polacos,
basándose en la coincidencia de genes encontrados en distintos restos del astrónomo
polaco. Posiblemente afectado por la visión de las reconstruidas facciones del amigo
Nicolás, muerto hace casi 500 años, el autor del artículo, con la mano temblorosa de
emoción, decide regalarnos esta pequeña gema literaria, esta frase que merecería figurar
escrita con letras de oro en todos y cada uno de los institutos de enseñanza de España:
“Cualquier chaval sabe quién es Nicolás Copérnico”.

Dejando de lado la discutible construcción de la frase, puesto que Copérnico no “es”,


sino que “fue”, ya que dejó este perro mundo en 1543, no puedo evitar preguntarme
sobre la procedencia y/o inspiración del autor de la noticia. ¿Es, acaso, un profesional
extranjero llegado de un país con un maravilloso sistema educativo en el que cualquier
chaval escogido al azar sabe, no solamente quién era Copérnico, sino quienes eran
Edison, Newton, Einstein, Pasteur o cualquier otro científico que se nos ocurra
nombrarle? ¿Es, por ventura, un viajero astral que ha llegado a la España de 2008 a
través de algún portal entre dimensiones proveniente de una España totalmente distinta?
¿O es un periodista que destila optimismo y buen rollo por todos y cada uno de los
poros de su cuerpo? ¿O un simple aficionado al buen vino o a algún tipo de droga
psicotrópica que lo evade totalmente de la realidad, sin por ello privarle de la capacidad
para escribir de manera coherente?

Porque el resto del artículo es bastante correcto, e incluso muy interesante. Pero esa
primera frase... esa primera frase me ha dejado completamente atónito, pasmado,
mirando con la boca abierta la pantalla de mi ordenador, y pensando que esta forzada
postración que me tiene durante todo el día cotilleando por Internet me está jugando
malas pasadas en forma de visiones extrañas. Pero no, me he calmado, he bebido unos
sorbos de agua, he apagado el portátil durante un rato, y lo he vuelto a encender con el
ánimo sosegado y la mente despejada. ¡Y ahí estaba de nuevo! ¡La frase, la frase, era
verdad, ni mi vista ni mi mente me engañaban!

El autor CREE realmente que cualquier chaval de España sabe quién era Nicolás
Copérnico. ¿Habrá hecho el autor algún estudio de campo para arrojarnos a la cara
semejante afirmación? En ese caso, ¿a qué instituto, escuela, universidad o desasnadero
habrá acudido? Porque un servidor contrasta esa afirmación con frases extraídas de otras
fuentes que dicen cosas como: “El nivel de lectura de los estudiantes españoles fue
en 2006 el cuarto peor de los países de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE) y el que mayor deterioro experimentó desde la
evaluación anterior, en 2000” o “El fracaso escolar alcanza al 30,8 por ciento de
los estudiantes, lo que se traduce en que cada año 135.000 jóvenes españoles no
alcanzan los objetivos educativos que les corresponden”, o incluso “Año 2006,
España, 29,9% de los jóvenes de 18-24 años no ha alcanzado el nivel de educación
secundaria” y me pregunto si, a fin de cuentas, son estas afirmaciones las erróneas, el
sistema educativo del país es extraordinario y, sí, cualquier chaval español está mucho
más familiarizado con Copérnico que con (por poner un ejemplo) Iker Casillas.

Aunque, ahora que lo pienso, igual hay una errata y después de la palabra “chaval”, en
el texto original figuraba un gentilicio. En tal caso, apostaría mi mano derecha a que
dicho gentilicio no era “español”
¡Ayyyyy, pillín, pillín!
En contadas ocasiones el fútbol, ese gigantesca amalgama de poder, dinero,
fanatismo y estupidez, nos hace añorar el significado de lo que fue hace muchísimo
tiempo: un juego

Sí, sí, creo que está todo en su sitio.

Una de estas ocasiones se dio durante el partido Catania-Torino del pasado 16 de


Noviembre. A un jugador del Catania, Plasmati, no se le ocurrió otra cosa que intentar
distraer al portero del equipo rival en un lanzamiento de falta ¡bajándose los
pantalones! En efecto, mientras el Torino colocaba la barrera, cuatro jugadores del
Catania se situaron detrás de la misma, y uno de ellos, el citado Plasmati, se bajó los
pantalones dejándole ver al portero turinés la bella factura de sus gayumbos. No queda
muy claro si debido a ello el portero pierde la concentración o se despista, pero el caso
es que el Catania marca gol, se pone 2-1 y acaba llevándose el partido.

Ahora mismo me vienen a la memoria algunas de estas pillerías, jugarretas para


desconcentrar al rival y sacar ventaja. No me refiero a burradas como el asunto
Materazzi-Zidane, vergonzoso tema que a todos os sonará, ni los graves insultos que se
dedican normalmente los jugadores, ni los codazos o puñetazos más o menos
disimulados. No, yo hablo de pillerías, travesuras, acciones que nos hacen recordar los
partidillos del patio del colegio. Yo hablo de jugadas como la del gol de Tamudo a Toni
en la final de la Copa del Rey del año 2000. Toni va a sacar de portería, bota la pelota,
Tamudo aparece de pronto, golpea la pelota con la cabeza en uno de los botes, se la
lleva, chuta y gol. Gol tontísimo a un portero internacional absoluto, uno de los mejores
metas de España. A Toni le costó mucho perdonarle esa jugada a Tamudo, estuvo sin
hablarle durante mucho tiempo.

También recuerdo la legendaria jugada entre Michel, jugador del Madrid, y Valderrama,
delantero colombiano de exquisita técnica y rubio peinado afro que no llegó a triunfar
en España. Corría el año 1991, y el amigo Valderrama se quedo de pasta boniato
cuando, a la salida de un saque de esquina, el jugador del Madrid le comenzó a palpar
de manera evidente y reiterada los genitales. Es mítica la estampa de Valderrama, los
brazos en jarras, con cara de esto no me está pasando, mientras Michel mira al
tendido con su mano cubriendo ampliamente la entrepierna del colombiano. Según
reconoció posteriormente Valderrama, Michel consiguió desconcentrarle y hacerle
perder los papeles. Lógico

Aunque, para pillería, la del legendario Johan Cruyff lanzando una pena máxima en un
ya lejano Ajax-Helmond que se jugó en 1982 (5-0 para el Ajax). Cruyff se dispone a
lanzar, coloca la pelota, pero en lugar de tirar a portería, le pasa la pelota a un
compañero, Olsen, que se interna por la izquierda, dribla al portero y se la pasa a
Cruyff, quien marca a puerta vacía. Lo dicho, de patio de colegio.

O eso debieron pensar Pires y Henry, jugadores del Arsenal, cuando años más tarde
decidieron repetir dicha jugada. Se quedó en eso, en intento, bueno, y en una de las
jugadas más ridículas de la historia del fútbol. Pires casi ni golpea la pelota, Henry se
pasa de largo, los jugadores del Manchester City se la llevan y, como la pelota no había
dado una vuelta sobre sí misma, el árbitro para el show y pita libre directo a favor del
Manchester. Y es que ciertas travesuras solamente se las pueden permitir algunos
genios.

Sostenella y no enmendalla
Aún no repuestos del bochorno y la vergüenza ajena que una concejal del Ayuntamiento
de Santa Cruz de Tenerife provocó con su desconocimiento de lo que es una ONG,
asistimos estupefactos al contraataque de PP y PNC, acusando Guillermo Guigou, de
Ciudadanos, de "machista" y "maltratador psicológico". Toma ya.

La culpa fue del cha-cha-chá...

Ése es el auténtico lema de nuestra mayoritariamente penosa clase política. Era la


fórmula de vida con la que creían mantener y reforzar su honor los hidalgos españoles
del Siglo de Oro, pero nuestros próceres, los elegidos por el pueblo para gobernarlo,
representarlo, gestionar sus impuestos, etc... la han hecho suya.
Siguen resonando por doquier las risotadas, el sonrojo y la vergüenza ajena que provocó
la concejal de Patrimonio, Administración General, Contratación y Atención al
Ciudadano de Santa Cruz de Tenerife, una ciudad de más de 220.000 habitantes, que en
un pleno municipal, respondiendo a una pregunta formulada por la oposición hacía tres
meses sobre la intención de desalojar unos locales que el Consistorio había cedido a las
ONGs Amnistía Internacional y ATAN para desarrollar su labor, responde que en el
Patrimonio, "con las siglas ONG no figura ninguna asociación, sí figuran
asociaciones como San Miguel, la Cruz Roja, pero como ONG, con esas siglas, no
figura nada".

Estupor e indignación contenida de la oposición, descojone mal disimulado de parte del


pleno, bochorno y vergüenza del alcalde, que entre sudores fríos y una cara de preferir
estar en millones de sitios antes que en ése, intenta articular una excusa ante tamaña
demostración de incultura y dejadez, lo que le lleva a hacerse un lío con la palabra
"concatenación" multiplicando el surrealismo de la situación. ¿Y la concejal? Pues
nada, con unos reflejos dignos del mejor Casillas, en el momento intenta endosarle el
marrón a los "técnicos" y funcionarios que elaboraron el informe, demostrando de paso
que ni se había mirado dicho informe, en plan parar la primera hostia. Con un par, sí
señor.

Evidentemente, el vídeo acaba colgado en Youtube, y la señora Esther Sarrautte pasa


a ser la risión de de miles de internautas. Vamos, que hablando mal y pronto, se queda
prácticamente en pelotas frente al mundo, solamente ataviada con los exiguos ropajes de
su ignorancia y/o dejadez. ¿Dimite la señora Sarrautte, concejala que cobra más de
5000 euros al mes, ante semejante demostración de ignorancia? No, por favor, qué
barbaridad, dimitir por una minucia. Mejor aplicamos el "Sostenella y no enmendalla" y
repelemos el "ataque" volcando unas paletadas de mierda sobre la oposición.

Primero una concejal del PP, Sheila Trujillo, acusa al miembro de la oposición de
machismo, y declara sin rubor que "ante actitudes como ésta, las mujeres que
participamos activamente en la política no nos podemos quedar calladas". Sin
comentarios. Por otro lado la concejal Esther Sarrautte aparece en un programa de
televisión, dice que conoce perfectamente el significado de ONG (claro, lo aprendió
durante el pleno) y acusa a Guillermo Guigou, miembro de Ciudadanos que había
formulado la pregunta, de "maltratador psicológico", y anuncia futuras acciones
legales contra él.

Y ya está, señores, dos de las palabras que estigmatizan a una persona en estos tiempos
que corren, "maltratador" y "machista", usadas como arma en una lucha no ya
política, sino del sentido común contra la ignorancia de quien accede a un puesto
importante sin tener una mínima preparación, cobrando un pastón y representando a
unos miles de ciudadanos que confían en su gestión. La señora Sarrautte lleva cuatro
días sin dormir. Nosotros más, señora, nosotros más, pensando en la gente preparada
de verdad que está empaquetando sandalias o reponiendo mercancía en supermercados
porque les sobra lo que a usted le falta: vergüenza, amor propio y sentido del ridículo.
El pasaje del terror
La enésima muerte de un joven a manos de tres porteros de una discoteca en Madrid,
que acumula en su triste haber 41 denuncias y 10 inspecciones, vuelve a poner de
manifiesto la dejadez de las autoridades y la irresponsabilidad de los dueños, que lejos
de contratar a profesionales para velar por la seguridad, fichan a violentos chulos de
gimnasio de barrio. Otro muerto, otro joven reventado a golpes por tres gorilas.

Álvaro, la penúltima víctima

Se llamaba Álvaro Ussía Caballero. Tenía 18 años. Había acudido a la discoteca Balcón
de Rosales, en Madrid, a pasar una noche divertida. Cometió la terrible imprudencia de
empujar fortuitamente a la novia de uno de los porteros de la discoteca. El cancerbero lo
sacó a la calle y allí comenzó el calvario de Álvaro. Otros dos porteros, de entre 25 y 32
años, violentos macarras de gimnasio de barrio, con licencia para golpear, se apuntaron
a la desigual pelea. No se contentaron con patearle. Le saltaron sobre el pecho, le
aplastaron las costillas y le rompieron el pericardio, lo que provocó su muerte. "No era
un chico violento. Los porteros se ensañaron con él y le patearon hasta dejarle
inconsciente. Ni pudo defenderse ni nos dejaron ayudarle". Son palabras de testigos
presenciales de la cobarde agresión. Todo por un empujón. Álvaro salió de fiesta y
acabó convertido en un saco de gimnasio, en un "punching ball" indefenso en manos de
los tres "valientes", que presuntamente estaban allí para velar por la seguridad de los
clientes que pagan por divertirse.

Tengo la suerte de haber ido a muy poquitas discotecas en mi vida. Siempre me ha


repugnado la imagen del armario de turno seleccionando al personal según insondables
y crípticos criterios y rechazando chulescamente a quien le apetece. Me niego a ser
humillado de esa manera en un sitio en el que voy a dejar mi dinero. Es como entrar en
un restaurante con unos amigos, que se acerque el camarero y diga: "Tú y tú, para
adentro, tú hoy no cenas". Y el caso es que he visto a gente degradarse ante el gorila de
turno, haciendo monerías y payasadas para que el Rey de la Portería se apidade de ellos
y les permita pasar. "Anda, va, pasa, déjate la pasta, que me has hecho reír, pero no
alborotes demasiado, que te podemos matar a palos en el callejón".

¿Y los politicos? Mirando para otro lado, como siempre. Lamentando los hechos, como
siempre. Derivando responsabilidades, como siempre. El presidente de la Asociación
Nacional de Porteros acusa al Ayuntamiento de Madrid, porque lleva la friolera de siete
años redactando un reglamento sobre la formación de profesionales de vigilancia. El
concejal Óscar Iglesias, del PSOE, denuncia que la discoteca Balcón de Rosales tiene
licencia para un café-teatro y un pasaje del terror. En esto último, en un horrible Pasaje
del Terror, devino la noche de diversión de Álvaro. Y no será la última muerte. Pasará
la indignación, igual que pasa la indignación hacia los dueños de máquinas de matar con
apariencia de perro que pasean sus "dóciles" chuchos por parques públicos, sin bozal,
sin correa ("tranquilo, tranquilo, si es muy tranquilo, no hace nada", te dice el menda de
turno cuando un perro que te llega a la cintura se te encara ladrando) cuando muere un
niño. Pasará, sí, lo olvidaremos, las autoridades lo olvidarán, y de aquí a unos meses
habrá otra muerte, otra vida joven truncada a patadas o a mordiscos. Álvaro, descansa
en paz.

¡Qué modernos somos!


"Y yo caí, enamorado de la moda juvenil, de los chicos, de las chicas, de los maniquís,
enamorado de tí." Radio Futura. Enamorado de la moda juvenil.

Me he dejado los cuernos haciendo horas, pero... ¿a que mola?

Sí, amigos, ya hemos llegado al final del camino. Tantas elucubraciones, tantas
especulaciones, y de golpe nos hemos pegado el gran ostiazo con el futuro. Y resulta
que el futuro sí que es de colorines, y aunque no llevemos aquella especie de chándals
ajustados con los que siempre se retrataba al hombre y a la mujer de siglos venideros, la
alternativa ha sido mejor. Todos somos modernos. Todos somos divertidos y
vanguardistas, nadie quiere quedarse atrás en esta bonita competición por el look más
chispeante, competición a la que se apuntan sin rubor adolescentes, preadolescentes,
púberes, prepúberes, adultos, maduros, viejos, todo el espectro social quiere ser
partícipe de esta alucinante explosión de histrionismo. Es la apoteosis del piercing, de
los tatuajes, de los peinados imposibles, de la lucha por ver quién da más la nota e
impone moda. Y así nos encontramos en el metro viejas caras arrugadas, ahítas de
madrugones y cafés con leche para limpiar hasta la locura váteres ajenos, pero luciendo
con orgullo "el piercing de la modernidad" en la ceja o en la napia, proclamando su
modernidad a los cuatro vientos, aunque sigan limpiando la misma mierda que
limpiaron sus madres y limpiarán sus hijas. Y nos encontramos garrulillos jugando a ser
chicos malos, luciendo orgullosos tatuajes que les cubren medio cuerpo, paseando con
chulería en coches tuneados que les esclavizan todavía más a la fábrica, a la puta
miseria del despertador a las cuatro de la mañana, de la bulla del encargado, de las horas
extras. Porque debajo de toda esa quincalla, hirviendo en la piel bajo esos tatuajes, está
el horror de siempre, la miseria, la ignorancia, la testuz humillada, el horrísono caminar
de los obreros en el cambio de turno de "Metrópolis", la babeante felicidad del estúpido,
las invisibles ataduras que desde hace siglos nos mantienen uncidos al yugo, vociferante
pero inofensiva masa de carne de cañón para trabajar en fábricas, morir en guerras,
caminar sin meta, sin fin, sin preguntas. La misma mierda de siglos pasados se seguirá
volcando en siglos venideros, y seguiremos formando el glorioso ejército de moscas que
rezuma mierda y estupidez, revoloteando enloquecidos en torno a la luz. Sí, ya la puedo
diñar tranquilo. He llegado al futuro.

Recogida a domicilio
De cómo la empresas de recogida, reparto y mensajería variada poseen ideas propias
sobre los horarios para pasar por tu casa.

¡Hola, amigo! ¿Le he despertado?

Trabajo de noche y tengo un hijo de corta edad. Su madre trabaja en Barcelona, a unos
50 kilómetros de nuestro pueblo. Se marcha a eso de las 7 de la mañana, media hora
después de llegar yo de trabajar. Así que tengo que esperar hasta las 10 de la mañana
para acostarme, después de llevar al fruto de mi lujuria al desasnadero municipal.
Jodido, pero es lo que hay. Por eso me alegré cuando, ingenuo de mí, la chica de la
agencia de mensajería UPS que me atendió me preguntó por la hora de recogida del
sobre que tenía que enviar a ING, el banco del Fresh Banking y de Matías Prats. Vaya,
un poco de eficiencia, para variar. Pues que se pasen a partir de las 5 de la tarde. Opsss,
problemas, me dijo la chica. No sé qué problemas de ruta y blablabla. Bueno, pues a
partir de las 3, ya pondré el despertador para estar atento. Muy bien, señor, pues a partir
de las tres pasaremos a recoger el sobre.
Esta mañana, tras intentar leer infructuosamente un par de páginas del libro que tengo
entre manos, he caído en un profundo coma. Normal, si llevas más de 24 horas sin
planchar la ojera. Súbitamente, un par de timbrazos, dos pulsaciones breves pero hechas
con un par, me arrancan de los atercipelados brazos de Morfeo (momento cursilete y
tópico, perdón) para transportarme sin solución de continuidad, esto es, sin esos
momentos en los que uno vaga plácidamente por tierra de nadie, ya no dormido pero
todavía no despierto, a la dura y puñetera realidad. En un estado similar al de los zombis
de George A. Romero, miro el despertador. Las 11,24 de la mañana. No pueden ser
ellos. España es un país moderno, la chica apuntó la hora, deben ser Testigos de Jehová,
algún político en campaña, un vendedor de enciclopedias, una promoción de una
empresa de meretrices a domicilio, un amigo al que llevo años sin ver.

Me levanto, a mis gayumbos verdes les falta un botón y, orgulloso, constato que a pesar
de mis 40 años todavía hay partes de mi que saludan a la mañana con alborozo y alegría.
A continuación, recuerdo y mosqueo inmenso: ¡En sueños estaba en plena faena con
Cristina Ricci! Voy a matar a cualquiera que esté tras la puerta (bueno, si es la de la
empresa de meretrices a domicilio igual miro cómo está la hucha de efectivo). Camino
hacia la ventana del comedor. La estampa es impactante. Un tipo sin afeitar, medio
dormido, con una camiseta verde desteñida y unos gayumbos también verdes por los
que asoma... bueno, dejémoslo ahí. Me asomo a la ventana, y... sí, el colega de UPS,
ocupando la estrecha calle con una enorme furgoneta y esperando con expresión
beatífica.

Llamo su atención, y saluda al zombi mientras murmura: "UPS, recogida de paquete".


Durante brevísimos instantes solamente puedo visualizar la palabra “MATAR” en
grandes letras de color rojo sanguinolento. Pero, amigos, uno, aparte de cobarde,
pusilánime, perezoso, catastrofista y otras simpáticas virtudes, es asquerosamente
educado. De manera que mascullo un ¡Ahora bajo! y corro a colocarme unos ridículos
pantaloncillos de pijama a topos, mientras pienso constantemente en Chus Lampreave y
a Florinda Chico en un numerito lésbico para devolver a mi viejo compañero de
empujones a su estado normal de recogimiento. Le doy el toque al colega de la
fragoneta, discretamente, claro, repito que la puñetera educación siempre está ahí, y el
hombre asiente mientras mueve la cabeza como diciendo: "es que no se enteran", le
echa la culpa a los fulanos de las oficinas (y yo le doy la razón, temeroso de que si lo
mosqueo use el sobre para limpiarse el ojete o cualquier uso similar) y da por zanjado el
asunto del horario.

Supongo que, ante la visión del triste despojo humano que a duras penas se aguanta de
pie en el umbral de la puerta, siente un atisbo de compasión y musita a regañadientes un
"siento haberle despertado". Me extiende el recibo y me pregunta cómo salir de mi
pequeño callejón. Durante unos momentos valoro la posibilidad de decirle que siga todo
recto, a ver si hay suerte y encalla la furgoneta en la calle cuando ésta se estreche más
todavía, pero... sí, la puñetera educación. Le indico cómo salir del pueblo y vuelvo a
suplicarle a Morfeo que me acoja de nuevo entre sus brazos, pero me da por pensar en
uno de mis grupos más odiados, El Sueño de Morfeo, y pienso que ellos sí deberían
dormir hasta que el único elemento vivo sobre la tierra fueran las amebas, pero yo
mismo me doy cuenta de que estoy perdiendo los papeles, y me meto en la cama
musitando: ¿Por dónde íbamos, Cristina?
Leccion del maestro Puyal en el Camp
Nou
Joaquim Maria Puyal, el mítico locutor y presentador catalán, celebra este año el 35
aniversario de la retransmisión del primer partido de fútbol en catalán.

El maestro retransmite desde donde haga falta

Hay cosas que parece que no cambiarán, que llevan toda la vida ahí y que seguirán más
o menos inmutables hasta el fin de los tiempos. En un mundo de cambios cuasi
vertiginosos, en el que la mutabilidad es una virtud y una constante, todavía siguen
quedando referentes estables, oasis de constancia y firmeza, estructuras que persisten
sólidas y consistente, ofreciéndonos un asidero y un referente a aquellos de nosotros que
comenzamos a marearnos con los cambios impetuosos de estos "tiempos modernos que
nos toca vivir", como decía La Mode allá por los 80. Para la inmensa mayoría de los
culés catalanes, uno de esos "tótems" inmutables es el locutor radiofónico Joaquim
Maria Puyal. En este año está de aniversario. Hace 35 años, en un ya lejano 1976, con el
país todavía asimilando que el Valle de los Caídos tenía un nuevo inquilino, el maestro
Puyal retransmitió el primer partido en catalán de la historia de la radio, un Barça-Las
Palmas que acabó 4-0 (buen comienzo, pardiez). Desde entonces, Puyal se ha
convertido en los ojos y el corazón de muchísimos barcelonistas sin más medios para
disfrutar o padecer a su equipo. Serio sin ser pelmazo, educado, culto, inquieto por
aprender, Puyal ha sido el creador de un estilo propio de hacer retransmisiones
deportivas, lejos de histerismos gratuitos, respetuoso con el rival, alejado de la actual
moda de convertir la retransmisión de un partido en una especie de gallinero donde
locutores graciosillos, colaboradores incultos y fanáticos, voceadores publicitarios y
demás, convierten la narración en una especie de caos inaudible. Y no quiero con esto
decir que Puyal es un tipo hierático y solemne. No, el amigo Quim tiene su corazón,
teñido de azul y grana, y se emociona y nos emociona cuando toca, cuando llega una de
esas "noches mágicas", y le grita a Pizzi: "¡Sos macanudo, qué bueno que viniste!", o a
Urruti: "¡Urruti, te quiero, Urruti, te quiero!". Y los culés que estamos lejos del Camp
Nou o de cualquier estadio donde en ese momento juegue nuestro Barça logramos,
gracias a la magia del maestro, sentirnos parte de la fiesta, o del coro de dolientes, si es
el caso. Pero no solamente es en los grandes partidos donde disfrutamos al maestro
Puyal. También en aburridísimos partidos de trámite de la Copa del Rey, con el equipo
dormido porque la eliminatoria ya está encarrilada, o contra rivales ultradefensivos que
ralentizan el juego, el maestro tira de recursos y nos sorprende con sesudas
disquisiciones sobre el uso correcto o incorrecto de un vocablo, la elaboración de un
combinado local que se sirve en el bar o cualquier otra cosa que sirva para amenizar el
partido. Recaba la colaboración del oyente sobre expresiones populares, y uno acaba
sonriendo beatíficamente, olvidándose completamente del tostonazo del partido y
disfrutando con el buen hacer de Puyal. Por eso, muchos culés ven el partido por la tele,
pero bajan el sonido al mínimo y siguen escuchando al maestro decir aquello de: "Bona
nit, som els de Catalunya Ràdio i aixó es Futbol en Catalá" (IBuenas noches, somos los
de Catalunya Radio y esto es Futbol en Catalán").

Y ahora, ¿a qué me engancho?


Acabo de ver el último capítulo de "Los Soprano". ¿Qué hago ahora? ¡Me he quedado
huérfano!

Me debes dinero, chaval...

Sí, así me he quedado de golpe, huérfano. Huérfano de "Los Soprano", huérfano de


Tony, de Chris, de Silvio, de Phil, de todos los personajes que componían esa
fantabulosa serie. Desde que comencé a verla pensé: ¡ostiassss, lo que siempre había
soñado, horas y horas de "Uno de los nuestros"! Y es que la conexión con la maravillosa
película de Martin Scorsese, uno de los flims que nunca me cansaré de ver, es eviente.
Desde que comencé a verla hace ya tiempo, un servidor quedó instantáneamente
atrapado por el carisma de los elementos participantes. Desequilibrados, encantadores,
asesinos, crueles, desprendidos, egoístas... Vamos, un encanto. Como la peli de
Scorsese, retrata a los mafiosos como gente más o menos normal, con familia, hijos,
etc... y totalmente acostumbrada a su rutina de cobros, business, alguna que otra paliza y
actividades ilegales varias. Como en el caso de Christopher y Paulie, con menos
glamour que Florinda Chico con mallas, con esos chándals fosforitos, esas cadenacas y
ese look macarra barriobajero que uno siempre recordará de los gamberrillos del barrio
de su infancia. De todas maneras, para mí hay dos personajes que sobresalen sobre el
resto de los demás. Por un lado, el gran Tony Soprano, un menda que a pesar de su
evidente sobrepeso, su calvicie y sus movimientos tan carentes de gracia como Carmen
de Mairena bailando "El lago de los cisnes", se beneficia a un surtido elenco de mozas,
a cual más buenorra, empezando por su señora, Carmela Soprano, que a un servidor le
inspira un morbazo tremebundo, y continuando por una serie de sofisticadas
cachondonas que caen como moscas en brazos de nuestro "macho Alpha" (en palabras
de nuestra psiquiatra favorita, la doctora Melfi), amén de una serie de elementas a las
que nuestro gángster favorito se cepilla como el que no quiere la cosa para luego pasar
de ellas ampliamante, como a la secretaria de uno de sus negocios, a la que se beneficia
sentado en una silla de su despacho en una escena que casi llega a darme más morbo
que el legendario achuchón de Nicholson y Lange en "El cartero siempre llama dos
veces". En fin, que me voy por los cerros de Úbeda. El gran Tony Soprano, interpretado
magistaralmente por James Gandolfini, es un derroche de fuerza, poderío, carisma y,
todo hay que decirlo, ostias como molinos y pasaportes para el otro mundo. Junto a él, y
como su incondicional lugarteniente, el gran Silvio, todo un dandy que regenta el más
mejor local de estripitisi del universo, el mítico "Bada Bing!", donde a lo largo de la
serie neumáticas jamonas se contorsionan lúbricamente amorradas a una barra mientras
nuestros amiguetes discuten de sus negocios apretándose copazo tras copazo. Como
curiosidad, hay que decir que el gran Silvio está interpretado por Steve Van Zandt,
guitarrista de la E. Street Band e Bruce Springsteen, y que en un principio iba a
interpretar el papel de Tony Soprano (lástima, quizás en otro universo paralelo, o en una
futura reencarnación, sería un puntazo). No me voy a extender demasiado sobre la serie,
estaría aquí hasta lo noche, ni sobre un final que ha provocado ampollas entre los fans
(la verdad es que es raro de la ostia, como diría Christopher). Solamente quiero, desde
aquí, manifestar mi pesar por el final de la que ya es una de mis series favoritas de todos
los tiempos. Menos mal que, en este caso, el tiempo es mi aliado, como ya me hago
viejo pronto comenzaré a olvidar cosas y algún día no muy lejano, trasteando ese disco
duro olvidado en el cajón de los gayumbos, veré un archivo llamado "Series" y dentro,
junto a unos viejos episodios de "Los camioneros" de Sancho Gracia y "La Familia
Munster", encontraré una carpeta llamada "Los Soprano", la abriré y....¡a disfrutar!

Tecno-pelmazos
Móviles con vídeo, una verdadera pesadilla
El arma del delito

Está ahí. En la cafetería de la empresa. Sentado con mis compañeros habituales del
cafelito previo al currelo. Esperando pacientemente una nueva víctima, mientras sorbe
su cortadito y le da caladas a un cigarrillo. Miro aterrado a mi alrededor, intentando
disimular, mientras el vaso de mi café comienza a temblar en su platito. No tengo
escapatoria. No puedo hacerles ese feo a mis amigos, y ni siquiera el hecho de sentarme
en otro sitio me garantiza la escapatoria. No es el único, hay más, acechando en todas
las mesas, o sea que intento armarme de paciencia y me siento, le endilgo al personal los
cuatro tópicos de rigor, y observo como el tecno-coñazo desenfunda entre risotadas su
móvil de ultimísima generación (conseguido gracias a su autoproclamada facilidad para
amenazar a las compañías con irse a la competencia) y comienza a buscar como un loco
por los menús. "¡Espera, espera, que te vas a descojonar!" Y uno espera, aferrando su
vaso de café mientras los nudillos se le ponen blancos. ¿Qué será esta vez? ¿El
ingeniosísimo doblaje de Franco? ¿Las vomitivas imágenes de la autopsia rusa? ¿Las
lesbianas coprófagas? ¿La voluntariosa actriz porno engullendo descomunales
miembros viriles con estoica resignación? Cualquier cosa, hermano. Cualquier cosa que
el cenutrio de turno encuentre divertida y digna de compartir con el resto de la
humanidad. Y no le digas que ya lo has visto, porque no parará, y además, luego, te
dirá: "Éste seguro que no lo has visto, mira, colega, qué fuerte" Y así, el ratillo de
agradable conversación que uno pensaba echar con sus compañeros, hablando de los
viejos y entrañables temas, el fútbol, lo cabrones que son los jefes, lo chivato y
arrastrado que es Martínez, y el legendario debate sobre si las perolas de la cocinera son
operadas o no, deviene en largos minutos de pesadilla, visionando vídeos de espantosa
calidad en el móvil del graciosillo. Vídeos que van de lo grotesco a lo repulsivo,
ejecuciones celebradas con risotadas, accidentes de coche, señoras con tetas enormes, y
todo coronado con la estocada final: "Espera, que te lo paso con el blutú". Y a uno no le
queda otro remedio que acabar de sorber su café mientras suena la sirena del cambio de
turno, trasladándose durante breves segundos a un mundo paralelo, en el que no es
delito alojar violentamente móviles de última generación en los rectos de los tecno-
pelmazos
Nostalgia.
La nostalgia se ha convertido en un producto más. Publicistas y vendedores de todo tipo
apelan a nuestros recuerdos de niñez y juventud para colocarnos sus productos.

¡Los madelman lo pueden todo!

Han visto el filón. Llevaba años gestándose, larvado, esperando su momento, y por fin
ha estallado, convirtiéndose en uno de los productos estrella de estos tiempos que nos
toca vivir. Me refiero a la nostalgia. Lo tienen claro, van a por nosotros, a por los
cuarentones, con nuestra hipoteca, nuestros hijos, nuestra vida confortable y
aburridamente estabilizada, y con algo de parné sobrante para darse algún que otro
caprichillo. Y ellos, los vendedores, de productos, de sueños, de cualquier cosa, ya nos
ven convenientemente blanditos como para apelar a uno de nuestros sentimientos más
básicos, a nuestros recuerdos, a nuestros anhelos, a nuestras ilusiones muertas, al
recuerdo de tiempos en los que nada nos dolía, nada nos preocupaba, y todo era posible
porque para todo había tiempo. Es el punto débil de un elevado porcentaje de
cuarentones, y por ahí nos han atacado. Tipos como castillos a los que se les cae la
lagrimilla cuando ven un madelman, madres de adolescentes que pegan un alarido
cuando ven la portada de un antiguo disco de Los Pecos... señores, aquí hay negocio.
¿Cómo puede uno emocionarse ante un anuncio de un refresco de cola? Pues sí, los muy
ladinos lo han conseguido... Cuatro iconos de los 80, cuatro recuerdos, doña Mayra
Gómez Kemp haciendo un cameo, ¡et voilá! Y no queda ahí la cosa. Viejos grupos de
nuestra juventud protagonizan regresos, que si bien en su vertiente artística son bastante
penosos, sirven para aflojar nuestros bolsillos. Se nos vende cualquier cosa, se apela a
los sentimientos, a los sabores, a los olores, y a los recuerdos de aquellos que encaramos
la segunda parte de nuestra vida, la de la incertidumbre, la de la preocupación, la de la
pérdida de aquellos a quienes creíamos inmortales, y nos provocan, los muy cabrones,
un nudo en la garganta recordándonos nuestro primer beso, la sensación del viento
mientras rodábamos en nuestro monopatín, y las primeras superostias de Mazinger Z.
Somos presa fácil, amigos, y ellos lo saben. Y ahora os dejo, acabo de ver en una página
un anuncio de un tipo que vende un madelman hombre-rana del 79 por sólo 234
eurillos, y no se me escapa ni loco.
"La Bodega", de Noah Gordon
Mi primera incursión en el mundo literario de Noah Gordon.

Noah Gordon, apretándose un tintorro para celebrar el éxito de su libro

Hace unos días me prestaron el último libraco del escritor de superventas Noah Gordon,
del cual hasta ahora no había tenido el placer de leer nada, más que nada por el aspecto
intimidatorio que me ofrecían sus tochazos literarios. Tenía ganas de leer "La Bodega".
Ambientado en Catalunya, y más concretamente en la zona donde vivo, vamos, que
el imaginario pueblo de Santa Eulàlia podría ser el mío, y con una trama relacionada
con el mundo del vinacho, pues la verdad es que tenía todos los números para que me
gustara.

Y sí, me ha gustado, aunque tampoco ha sido como para salir a la terraza en pelotas a
tirar cohetes. El libro me lo he ventilado en cinco días, es entretenido, y emociona
cuando habla del vino, de las viñas, de las cepas, de los trabajos relacionados con la
elaboración de nuestra sangre mediterránea, pero la cosa pierde fuerza cuando nos
centramos en la historia y en los protagonistas. Personajes planos, con muy poco
desarrollo, una trama en la que casi nunca sucede nada, personajes que parece que van a
ser importantes y desaparecen sin más, y un final tipo "...y fueron felices y comieron
perdices".

¿El argumento? Bueno, es la historia de un tal Josep Alvarez que se ve obligado a huir
de España por un confuso atentado contra el general Prim dentro del marco de las
Guerras Carlistas. El hombre huye a Francia y, trabajando en los viñedos de un
simpático gabacho, aprende a elaborar vino. Vuelve a su pueblo tras conocer la muerte
de su padre, le compra el viñedo a su hermano mayor, y se dedica a elaborar un
tintorro más bebible que el calducho con el que se castigan los habitantes de Santa
Eulàlia. A partir de ahí, pues lo que decía antes, quien no sea aficionado al vino (dicen
que tiene que haber de todo en esta vida) pues asistirá a un despliegue de las pequeñas
peripecias cotidianas de nuestro héroe en busca del tintorro perdido.

Lástima, creo que la cosa podría haber dado para más, pero 250.000 ejemplares
vendidos parecen desmentir esta humilde crítica. De todas maneras, como de bien
nacidos es ser agradecidos, quisiera agradecerle al señor Gordon su esfuerzo por hacer
una novela digna sobre Catalunya y el vino, con todos sus defectos, pero que
parece honrada y honesta. Por lo menos a él le ha servido para hincharse a vender
libros y para pegarse unas incursiones "de investigación" por nuestras mejores bodegas
y catando nuestros caldos, jejeje, no sabes tú ná, Noah...

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