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La causa del virulento juicio 'Scopes' en E.U, no implicó crimen o violencia física;
fue un combate demagógico, cuya arma resultó ser un torpedo dirigido a la misma
línea de flotación de ese gran trasatlántico que es la Biblia Cristiana: el Génesis
('Bereshit' hebreo), el 1er libro del Pentateuco que Dios ordenó escribir a Moisés,
para constituir el fundamento de todo el conocimiento, para aquella generación y de
las futuras... ¡incluyendo la nuestra!
El territorio de EE.UU. estaba mayormente poblado por cristianos que creían, sin
duda alguna, cada palabra mostrada en la Biblia. Pero un día, los niños dijeron a sus
padres que les estaban enseñando que la creación no debía ser tomada tal como
decía el libro de Dios; que en realidad, la vida sobre el planeta había evolucionado
luego de un lento proceso de desarrollo de miles de millones de años, a partir de
cuerpos unicelulares que dieron lugar a todo ser vivo. Según su profesor, uno de
estos, un tipo de mono, evolucionó hasta convertirse en el hombre actual.
Darrow, por su parte, era un notorio abogado defensor que, ayudado por la
Unión Americana de Libertades Civiles, se puso de parte de Scopes y se enfrentó a la
mayoría cristiana. El año anterior había logrado la plenitud de su gloria, salvando de
la silla eléctrica a una pareja acusada de homicidio sobre un adolescente de Chicago,
en una causa que adquirió tinte nacional: el caso de Leopold y Loeb.
Las venenosas aguas del río impulsado por el mismo Satanás, habían echado a
andar; el irreligioso defensor, especialista en encender el fuego del infierno, era un
hombre informal, dado a la controversia. Por otra parte, Bryan, un redomado
creyente, casi un fanático, tenía gran demanda debido a su rica oratoria. Siempre
acudía a la interpretación absoluta de la Biblia, letra a letra. Con independencia del
aspecto de disputa personal, contra quien pretendía saltar fuera del aro establecido
por la sociedad, el juicio se convirtió en una batalla de seudo-ciencia vs. religión,
porque en realidad se intentaba juzgar entre la infalibilidad de Dios vs. el falible y
pretencioso ser humano.
Lo que se conoció como juicio del 'mono', se inició el 10 de julio del 1925.
Carteles con un simio en distintas posturas, tomaron por asalto la ciudad: vendedores,
médicos y centenares de curiosos, fueron a la polémica con la misma exaltación que
unos niños a una cesta llena de chucherías. La sociedad se dividió entre aquellos
firmes en la fe y los amantes de goces mundanos que ansiaban ver demostrado que
toda enseñanza bíblica era falacia; así se sentirían liberados de tener que dar cuentas
a Dios por su regodeo en todos los placeres prohibidos que resultaban ofensivos para
el Señor… y que en cambio constituían un intenso e irrenunciable gozo para ellos.
En la sala, comenzó la cruzada. Darrow convino en que su cliente, Scopes,
enseñaba la doctrina evolutiva; pero que en ningún momento manifestó estar en
contra de la Biblia. Alegó que muchas personas creían a Darwin, sin abandonar por
eso el libro de cabecera de la comunidad creyente del país. Hábilmente, enfocó el
asunto hacia una mala interpretación que no dañaba las raíces del cristianismo.
El diseño del defensor consistió en que la Biblia no era una obra única, sino que se
nutría de 66 libros cuya autoría abarcaba miles de años; algunos escritos muy
tempranamente y otros, mucho más tarde. Hizo énfasis en que constituía en sí mismo un
tratado sobre religión y moral; que no era un libro de ciencia y que no instruía acerca de
cómo construir una vía de tren o un barco de vapor ni cómo hacer avanzar a la
civilización. Concluyó exponiendo que las Sagradas Escrituras contenían muchas ideas
que en el pasado se habían considerado teorías científicas universales y que luego fueron
tenidas como incorrectas por la ciencia, aludiendo, por ejemplo, a la edad geológica de la
tierra.
En su turno de réplica, con hábil treta, Darrow aprovechó que el confiado y seguro
de sí mismo Bryan, subió, no ya como fiscal, sino como testigo experto de la Biblia,
dispuesto a contrarrestar el ataque ateo. Admitió su creencia literal, palabra por palabra,
en todo lo escrito en este libro; los siguientes 90 minutos estuvieron llenos de preguntas
estudiadas, que resultaron muy embarazosas para el inusual testigo. Considere la
siguiente porción de conversación tomada de las notas del proceso de juicio al ser
interrogado Bryan por Darrow:
A los ocho días, concluyó la vista: Scopes fue penado con la sanción mínima
legal: 100 dólares, Darrow emergió como ganador 'no oficial' y continuó defendiendo
otros casos impopulares; se apeló sobre un tecnicismo y la Corte Suprema de
Tennessee revocó la decisión del jurado, pero estimó que la ley Butler, en sí misma,
era inconstitucional… así que la teoría de Darwin sobre la evolución de las especies,
inundó a partir de entonces los inocentes oídos infantiles, ocupando el lugar en las
aulas que le había correspondido durante siglos a la Palabra de Dios. Luego se
incluyó en las universidades, extrapolándose con el tiempo a toda Europa: primero al
bloque ateo-comunista de la extinta Unión Soviética y, finalmente, al resto de la
comunidad europea occidental.
Jamás nos considerernos más sabios que nadie, si no hemos sido capaces de
vencer nuestra soberbia y autosuficiencia; debemos escudriñar constantemente la
Palabra, pues ella nos enseña algo nuevo cada día. Experiméntelo por ud. mismo;
prepárese y recuerde el ejemplo del incapaz valedor de las Escrituras: Bryan, murió
por infarto… pasados seis días del desafío: ¡el mismo tiempo que el Creador empleó
en su obra! En 1960, John Scopes, la herramienta satánica, recibió la llave de la
ciudad de Dayton de manos del alcalde, festejando el 35 aniversario del juicio que
torpedeó a la verdad de Dios.
Todas las respuestas a las preguntas del juicio Scopes, y otros muchos artículos
sobre cuestiones 'sin respuesta' serán expuestos aquí, próximamente; mientras
tanto, les exhorto a que mediten sobre estos dos versículos y en la relación que
guardan con el tema:
"Y su señor le dijo: 'Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel,
sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor' " (Mt 25:21)