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Al maestro de coro. De los hijos de Cor. Salmo. Te has complacido en tu tierra, Seor;
has devuelto la suerte de Jacob. Has perdonado la culpa de tu pueblo, has cubierto todos
sus pecados. ( Pausa) Has depuesto toda tu ira, has revocado el ardor de tu clera.
Convirtenos, Dios de nuestra salvacin, calma tu enojo con nosotros. Estars siempre
airado? Vas a prolongar tu ira por todas las generaciones? No volvers a darnos la
vida, para que se alegre en Ti tu pueblo? Seor, mustranos tu misericordia y danos tu
salvacin. Escuchar lo que dice Dios. el Seor anuncia la paz a su pueblo y a sus fieles,
con tal de que no retornen a la necedad. En verdad, ya est cerca la salvacin para los
que le temen, para que en nuestra tierra habite la Gloria. Misericordia y fidelidad se
encontrarn, justicia y paz se besarn. De la tierra germinar la fidelidad, desde los
cielos despuntar la justicia. Porque el Seor otorgar bienes, y nuestra tierra producir
sus frutos. Ante l marchar la justicia, y sus pasos abrirn camino.
(Sal 85:1-14)
Despus de esto, sali y vio a un publicano, llamado Lev, sentado al telonio, y le dijo:
-Sgueme. Y, dejadas todas las cosas, se levant y le sigui. Y Lev prepar en su casa
un gran banquete para l. Haba un gran nmero de publicanos y de otros que le
acompaaban a la mesa. Y los fariseos y sus escribas empezaron a murmurar y a decir a
los discpulos de Jess: -Por qu comis y bebis con publicanos y pecadores? Y
respondiendo Jess les dijo: -No tienen necesidad de mdico los sanos, sino los
enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a la penitencia.
(Luc 5:27-32)