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masculina.
Christian Arias Toscano
El encuentro que tiene Freud con la histeria masculina va a tener lugar en la
Salptriere donde fue a aprender hipnosis con el famoso mdico Jean Martin
Charcot quien ya haba esbozado algo acerca del inconsciente pero l lo
llamaba la segunda mente. Va a ser Freud quien desarrolla toda una tesis
sobre este concepto por lo cual pasa a ser su descubrimiento en quienes
consider muy importante: sus histricas.
No hay sentido comn en el histrico y aquello que juega para ellos o ellas la
identificacin, dice Lacan. Es precisamente eso que juega un papel esencial
en la histeria, las mltiples identificaciones al otro, a lo que sea, y el
padecimiento que tienen con estas con respecto al sntoma.
La histeria masculina sera entonces una pregunta clsica de la clnica
freudiana, pese a la ausencia de un paradigma clnico incontestable y la
relativa marginalidad de su abordaje en la teora analtica, lo que resuena con
la feminizacin, ms corrientemente practicada, del gnero histrico. Sin
embargo, viendo ms de cerca, es al corazn mismo de la eleccin del sexo,
por un lado, y de la escritura del discurso analtico, por el otro, a donde nos
conduce interrogar ordenadamente esta atipia (irregular): la histeria
masculina.
Se puede entender de este comentario de Bruno, que el hombre histrico est
ubicado en una posicin femenina sin hablar de homosexualidad con respecto
al modo como se ubica en la sexuacin. Son estos hombres que se entregan de
lleno en el amor, los romnticos, los cursis, los detallistas, que quieren casarse
y tener hijos, o sentirse deseados, capturar la mirada y tener un lugar en el
otro. A diferencia de los obsesivos que no se prestan para este tipo de
romanticismo y que mantienen cierta frialdad y torpeza en el amor y en sus
relaciones interpersonales. Vemos entonces que no hay mayor diferencia
fenomenolgica con la histeria femenina.
Con respecto a la hipnosis junto a Charcot se ve que se pone en juego lo que es
el traumatismo. Dice Bruno que: Freud considera que el efecto patgeno del
traumatismo no est ligado, como lo supona Breuer, a un estado fisiolgico
particular, el estado hipnoide, sino a las significaciones que el sujeto le confiere
al traumatismo, y de las que no quiere saber nada. De esta manera, Freud se
separa irreversiblemente de Charcot para fundar el psicoanlisis en el concepto
de represin.