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Juan fue una vctima ms de los miles que se registran aqu y que mueren a
manos de asesinos a sueldo que por 1,500 o 2,000 dlares, son contratadas por
personas sin escrpulos que quieren quitarse de un peso de encima o,
simplemente, limpiarse de cualquier de enemigo.
Y sorpresas no le faltaron.
La periodista Adriana Meja advierte que Vargas Llosa cay recientemente en las
trampas de las exageraciones rayanas en la mentira. Por ejemplo aquella de que
la ciruga plstica del tobillo es, en los hospitales paisas (antiqueos), la ms
avanzada del mundo por cuenta de que al disparar desde la moto en marcha, el
sicario se hiere al apretar los talones para mantener el equilibrio.
O aquella otra ancdota de Mario Vargas Llosa de que los sicarios se toman las
discotecas hasta el amanecer para celebrar sus fechoras y, otra ms, de que los
matones a sueldo se paran en cualquier semforo para descerrajarle un tiro al
primero, segundo o tercer automovilista, detenido por la luz roja.
La sociedad colombiana est inerme e indefensa, con sus manos atadas por un
triple cordel: la primera es la creencia, generalizada y casi institucionalizada de
que las Fuerzas Armadas no pueden derrotar al narcotrfico y la guerrilla; la
segunda una invocacin sesgada de los derechos humanos, segn la cual los
militares no pueden tener funciones de polica judicial, ni tratar de bandoleros a
los criminales y tercera, la satanizacin de la legtima defensa colectiva.
En Colombia en los ltimos diez aos se han asesinado trescientas mil personas,
casi de cien por da-, treinta mil de las cuales por razones polticas en promedio
diez diarias-, de las cuales tres perecen en combates entre la guerrilla y la fuerza
pblica, y siete en ejecuciones extrajudiciales o masacres. Una alta cuota de
estos, mueren a manos de sicarios.
Un milln 500 mil personas han sido obligadas a desplazarse de su terruo -la
mayora viudas y nios hurfanos- dejando atrs sus ranchos quemados, sus
seres queridos asesinados y cargando con su miseria a cuestas. Dos mil
Estas cifras espantosas que afectan los espritus sensibles, describen el tamao
del terror y de la impunidad que padece el pueblo de Colombia.