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Los cartuchos con tinta a inyección son los más utilizados, y por consiguiente uno de los más nocivos
tanto para nuestra salud como para el planeta. La tinta a inyección contiene solventes tóxicos, tinturas
con metales pesados y otros aditivos químicos.
El tóner que se utiliza en impresoras láser, al igual que en impresiones fotográfica, es particularmente
peligroso. No sólo que resulta contaminante al igual que la tinta común sino que además emana
sustancias químicas altamente peligrosas.
La tinta sólida, en la que la tinta se adhiere a la cera durante el proceso de impresión, representa una
buena alternativa para producir menor cantidad de desechos (los desechos son hasta veinte veces
menores, según algunos fabricantes) gracias a un proceso de fabricación que utiliza menos recursos.
Desafortunadamente, la fabricación de tinta sólida requiere mucha más energía que la producción de otro
tipo de tinta.
Es importante mencionar que muchas de estas tintas contienen aceites vegetales (lino, girasol o canola),
pero en menor cantidad.
¿Soluciones?
El problema sobre el uso de los químicos, sin embargo, persiste: si un cartucho es en un 50% a
base de soja, el otro 50% aún contiene químicos potencialmente dañinos. Así como con las
controversias alrededor de los así llamados “biocombustibles”, ¿es realmente esta una alternativa
mejor?
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Traducción para Rede Verde Conservation Network Inc.: Sofia Montironi