Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
AT.
1. IMGENES Y REALIDAD.
1. Es un hecho.
Dios se encoleriza. Toda clase de imgenes afluyen bajo la inspiracin
bblica, que recoge Isaas: Arde su clera. sus labios respiran furor, su
lengua es como fuego abrasador. Su aliento como torrente desbordado que
sube hasta el cuello... su brazo descarga en el ardor de su ira, en medio de
fuego devorador, en tempestad, en aguacero y en granizo... El soplo de
Yahveh va a encender como torrente de azufre la paja y la lea acumulados
en Tofet (Is 30,27-33). Fuego, soplo, tempestad, torrente. la ira abrasa, se
vuelca (Ez 20,33), debe beberse en una copa (Is 51, 17), como un vino
embriagador (Jer 25,15-38).
El resultado de esta ira es la muerte, con sus auxiliares. David debe escoger
entre hambre, derrota o peste (2Sa 24.13ss): otra vez son las plagas (Nnl
17,11), la lepra(Nm 12.9s). la muerte (1Sa 6,19). Esta ira descarga sobre
todos los culpables endurecidos; primero sobre Israel, pues est ms cerca
del Dios santo (x 19; 32; Dt 1.34: Nm 25,7-13), sobre la comunidad (2Re
23.26; Jer 21,5) como sobre los individuos; luego tambin sobre las naciones
(1Sa 6,9), pues Yahveh es el Dios de toda la tierra (Jer 10. 10). Casi no hay
un solo documento ni un solo libro que no recuerde esta conviccin.
2. Ante el hecho de un Dios animado de una pasin violenta se rebela la
razn y quiere purificar a la divinidad de sentimientos que juzga indignos de
ella. As, segn una tendencia marginal en la Biblia, pero frecuente en las
otras religiones (p.c.. las Erinias griegas). Satn viene a ser el agente de la
ira de Dios (comp. 1 Par 21 y 2Sa 24). Sin embargo, la conciencia bblica no
acogi el misterio indirectamente, mediante la desmitizacin o el traspaso.
Es evidente que la revelacin se transmite a travs de imgenes poticas.
pero que no son meras metforas, Dios parece afectado por una verdadera
pasin que l mismo desencadena, que no calma (ls 9,11) y que no se
aparta (Jer 4,8), o, por el contrario, que se desva (Os 14,5; Jer 18,20), pues
Dios vuelve a los que vuelven a l (2Par 30,6; cf. ls 63,17). En Dios luchan
dos sentimientos, la ira y la misericordia (cf. Is 54,8ss; Sal 30,6), los cuales
dos significan la afeccin apasionada de Dios hacia el hombre. Pero se
expresan diversamente: mientras que la clera, reservada finalmente al da
postrero, acaba por identificarse con el infierno, el amor misericordioso
triunfa para siempre en el cielo, y ya aqu en la tierra en los castigos que
invitan al pecador a la conversin. Tal es el misterio, al que Israel se fue
acercando poco a poco por caminos variados.
II. IRA Y SANTIDAD.
1. Hacia la adoracin del Dios santo.