Sie sind auf Seite 1von 9

Universidad De San Pedro Sula.

Asignatura: Español

Trabajo: Boquita Pintada

Catedrático: Mario Antonio Pineda

Aula: 1-610

Hora: 5:30

Estudiante: Roxana Vásquez.

Introducción

En el principio de los tiempos se ha desatado una gran polémica en cuanto al


surgimiento del hombre y su desarrollo de habilidades, pero en este segmento nos
enfocaremos principalmente en el principio de la vida bajo los términos teológicos
conocidos en nuestra actualidad, en el presente informe se detalla un análisis
académico de la comparación entre los enfoques teológicos de la cultura maya y
cultura cristiana de la edad moderna, en este caso se analiza frente a frente el
libro maya de Popol Vuh y el primer libro de la biblia llamado Génesis.

Comenzaré por señalar que en el manuscrito del Popol Vuh no incluye divisiones
en partes ni capítulos. Sin embargo, la primera división temática consta de once
capítulos y se inicia con la descripción del estado de cosas antes de la creación.
Todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado, y
vacía la extensión del cielo... No había todavía un hombre, ni un animal, pájaros,
peces cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques; sólo el
cielo existía... Solamente había inmovilidad y silencio en la obscuridad, en la
noche. Sólo el Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz, los progenitores, estaban
en el agua rodeados de claridad. (Popol Vuh)
Aunque expresados en distinto orden y con diferentes palabras, puedo apreciar
aquí un evidente paralelo semántico y explícita intertextualidad con el primer
capítulo del Génesis de la Biblia cristiana. Notando los siguientes versículos: “En
el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y
las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre
la Faz de las aguas” (Gén.1.1-2).
La idea del estado de cosas antes de la creación es la misma y refleja la vacuidad
de un universo donde solo existen los dioses y Dios en las aguas y sobre la faz de
las aguas, respectivamente. Sin embargo vale la pena señalar que la posición de
los dioses del Popol Vuh en el momento de la creación es diferente de la posición
del espíritu de Dios al momento de iniciarla. El espíritu del Dios bíblico se movía
sobre la faz de las aguas, quizá para indicar su supremacía; en el Popol Vuh en
cambio, los dioses estaban en el agua, rodeados de claridad. La posición de los
últimos parece definir su ubicación al mismo nivel de las aguas, no por encima de
ellas. Otra diferencia importante es el estado de las cosas antes del acto de la
creación. En la Biblia se menciona una situación de caos, a diferencia de la
situación de calma y quietud en el texto maya
Otro paralelo por semejanza se nota en la creación del universo.
Observando el siguiente fragmento:
¡Hágase así! ¡Que se llene el vacío! ¡Que esta agua se retire y desocupe (el
espacio)!, Que surja la tierra y que se afirme!...¡Que aclare, que amanezca en el
cielo y en la tierra!... Así fue en verdad como se hizo la creación de la tierra: -
¡Tierra!, dijeron y al instante fue hecha.(Popol Vuh)
El Popol Vuh comienza con la creación de una atmósfera en consonancia con la
situación que se desarrollará: el génesis del universo. La descripción inicial busca
la grandiosidad y la belleza, propias del arte del espectáculo...” . Esta valoración
podría aplicarse también al texto bíblico, con un tono imperativo y un tipo de
expresión similar en los dos primeros capítulos del Génesis: “Luego dijo Dios:
Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.”
(Gén.1.6)
Me parece observar en la concepción del acto de la Creación del universo como
en la del hombre, encuentra en el Popol Vuh y en la Biblia aspectos que obedecen
a una lógica ambiental y cultural de sus respectivos pueblos. Referente al acto de
la creación.
La diferencia fundamental consiste en que la creación del universo en el texto
indígena se inicia “con la fijación de los límites y dimensiones del cosmos
distribuidos en dos planos cuadrangulares superpuestos: cielo-tierra, cuyos lados,
ángulos, distancias y puntos básicos quedaron determinados de una vez y para
siempre” . Otra diferencia muy importante es que la visión quiché de la creación
del universo involucra a una pluralidad divina: el Creador, el Formador y los
Progenitores; en cambio en la Biblia la obra es esencialmente realizada por un
sólo demiurgo.
En otro ámbito incluido en las dos narrativas, las respectivas historias de la
creación del hombre presentan notables similitudes así como contrastes muy
interesantes. Básicamente en los dos textos el barro se menciona como materia
prima ; sin embargo en la historia quiché, los resultados de este primer intento no
son satisfactorios, debido a que las creaturas así formadas no eran capaces de
exaltar o alabar a sus creadores. Por esta razón, fueron necesarias dos tentativas
adicionales, creándose primero un hombre de palo y finalmente uno de maíz.
En relación con la materia de la que el hombre fue creado:
El hombre es creado de maíz, no de barro como en el Génesis. La lógica
subyacente parece ser que el hombre se alimenta sobre todo de maíz: luego, ¡De
eso debe estar hecha su carne!. [...] La lógica que domina en el Génesis 2 no es
esa, sino la de la poquedad del hombre: fue hecho de barro porque es tierra ; y por
eso su castigo consistirá simplemente en que “vuelvas al polvo del que naciste”
(Gén. 3, 19) Dos acentos diferentes y dos lógicas complementarias.
Según la teleología del Popol Vuh, el hombre debe ser sensible, con corazón y
alma suficientemente generosos como para ser agradecidos y amorosos con sus
creadores y sus semejantes. De ahí que los muñecos de palo fueran destruidos,
por no ser sensibles, por no tener corazón y por lo tanto no ser obedientes. En la
Biblia se enfatiza igualmente la obediencia, y los primeros descendientes de Adán
fueron destruidos por la misma causa, la falta de sensibilidad a la palabra de Dios.
En ambos textos se menciona la muerte de los hombres desobedientes mediante
un diluvio, aunque en el pasaje quiché se agregan también otras formas de muerte
de los hombres de palo. En los dos casos la muerte es primero que nada una
manifestación del castigo divino.
na importante diferencia entre las dos historias sobre la creación del hombre
radica en que en el Popol Vuh, no es un solitario Adán sino cuatro individuos los
que reciben el don de la vida. A esta observación habría que agregar, como se
indicó anteriormente al hablar de la creación en general, que en el texto indígena
la creación es una obra de colaboración entre varios demiurgos, en contraste con
la versión de la Biblia, en la que el hombre es la creación de un solo Dios.
Naturalmente, la interpretación cristiana aporta la posible participación de otras
personas divinas (Padre, Hijo y Espíritu Santo) , aludidas por el uso del plural:
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra
semejanza;...” (Génesis 2) Esta última interpretación nos permitiría afirmar que en
ambos casos la creación del hombre es el resultado de una decisión colectiva. En
el caso del Popol Vuh, sugiere que los dioses creadores no existen como tales sin
la integración perfecta
la integración del septemvirato (Tzakol, Bitol, Alom, Cajolom, Tepeu, Gucumatz, y
Corazón del cielo o Cabahuil ilustra el concepto monoteísta indígena fundado en la
pluralidad dentro de la unidad, el mismo principio que rige el organismo comunal
donde el individuo no existe, sino en tanto que miembro de su comunidad, como
parte integrante y necesaria de un todo.
Igual que en la Biblia, en el Popol Vuh los sucesos obedecen a un plan divino,
“demanda ciertos requerimientos rituales y conductuales, tanto a escala individual
como colectiva”.
La civilización Maya Quiché desciende de los dioses, y sus líderes políticos,
sociales y religiosos son los ancestros de toda la comunidad social. De ahí que se
requiera de un medio que mantenga vivo, actualizado y vigorizante esa unión
divina y humana”. En el génesis de la humanidad descrita en los dos textos
sagrados se observa esa relación entre lo divino y lo humano, entre el creador y lo
creado.
La parte segunda del texto indígena, según la división propuesta por Recinos,
comprende catorce capítulos; además de ser la más extensa generalmente se la
considera “la más novelesca” . Así como en el Génesis, aparece aquí la
genealogía de los primeros seres vivientes. En la Biblia se detalla la descendencia
de Adán, y después del diluvio la de Noé; en el Popol Vuh se presenta la
genealogía de los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué, hijos de Hun-Hunahpú, quien
fue a su vez engendrado por Ixpiyacoc e Ixmucané. En esta misma parte encontre
la alusión a los caminos que el hombre tiene opción de seguir en su vida y de lo
cuidadoso que debe ser al escoger, pues un error lo puede llevar a la muerte,
como le sucedió a Hun-Hunapú y Vucub -Hunapú, quienes escogieron el camino
negro: “De estos cuatro caminos uno era rojo, otro negro, otro blanco y otro
amarillo. Y el camino negro les habló de esta manera: -yo soy el que debéis de
tomar porque yo soy el camino del Señor” .
Esta situación evoca su contraparte en Génesis 3.1-6, aunque en este otro pasaje
no es el árbol del bien y del mal (el camino negro), sino la serpiente la que
promete: “No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán
abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.” En realidad,
los temas del libre albedrío y la tentación, emergen en otros pasajes bíblicos. Por
ejemplo, en Jeremías 6.16, Jehová invita a los hombres a detenerse en los
caminos y a preguntar por las sendas antiguas que representan el buen camino.
Naturalmente, la invitación incluye el seguimiento del camino del bien. Más familiar
quizás es la analogía de las dos sendas o puertas (Mateo 7.13-14) que conducen
al bien o al mal: una ancha y otra angosta. La primera nos lleva a la perdición; y la
angosta a la vida eterna.
En esta misma segunda parte del Popol Vuh nos encontramos con una referencia
a cierto árbol cuya fruta estaba prohibida comer; es imposible no apreciar su
cercanía temática con el árbol del bien y el mal del Génesis bíblico:
A juicio de aquellos, la naturaleza de este árbol era maravillosa, por lo que había
sucedido en un instante cuando pusieron entre sus ramas la cabeza de Hun-
Hunapú. Y los señores de Xibalbá ordenaron: --¡Que nadie venga a coger de esta
fruta! ¡Que nadie venga a ponerse debajo de este árbol! (Popol vuh)
En capítulos posteriores se narra la experiencia de Ixquic, quien es precisamente
la hija de uno de los señores de Xibalbá, en términos claramente similares a la
primigenia desobediencia de Eva en el Edén bíblico. Ixquic desatiende la orden de
su padre de no acercarse al árbol, y tentada por la prohibición va en busca de los
frutos, que en realidad son calaveras. Es imposible evadir la similitud con la
correspondiente descripción del pecado original en la tradición hebrea, según la
cual Eva desobedece la prohibición de comer el fruto del árbol , del bien y del mal
(Gen.3.6).
La experiencia de Ixquic incluye otros elementos que durante siglos han
permanecido asociados en la cultura cristiana con personajes sobresalientes en la
narración bíblica. Las circunstancias de la desobediencia conducen a una
concepción sobrenatural. Una de las calaveras dialoga con la joven, y le dice que
extienda la mano para tomar las “frutas.”
En este instante la calavera lanzó un chisquete de saliva que fue a caer
directamente en la palma de la mano de la doncella. Miróse ésta rápidamente y
con atención la palma de la mano, pero la saliva de la calavera ya no estaba en su
mano.
--En mi saliva y mi baba te he dado mi descendencia (dijo la voz del árbol) ...
(Popol vuh)
Meses más tarde, ésta es la respuesta de Ixquic cuando es cuestionada por su
padre respecto a su preñez: “--¿De quién es el hijo que tienes en el vientre, hija
mía? Y ella contestó: --No tengo hijo, señor padre, aún no he conocido varón”
(popol vuh).
Aunque corresponde a circunstancias más trascendentales, la misma sorpresa se
trasluce en el diálogo que transcribe el evangelista Lucas (1.34): “Entonces María
dijo al ángel: ¿Cómo será esto? Pues no conozco varón.”
Como un ejercicio meramente especulativo, es válido aventurar algunas
reflexiones sobre la simbología de la intertextualidad que estamos describiendo.
De una forma un poco extraña, las historias de dos mujeres extraordinariamente
relevantes en el texto bíblico, Eva y María, parecen fundirse en Ixquic, quien
representa a la vez la desobediencia y la redención. En Ixquic, Eva es la misma
María. Si en la historia bíblica la preñez de María obedece a la voluntad de Dios
de usarla como medio para hacerse presente en la tierra a través de su hijo y así
redimir a la humanidad, en el Popol Vuh, la preñez de Ixquic según la
interpretación de Girard “ejemplifica el doble misterio de la concepción humana y
de la germinación de las plantas (los gemelos asumen más adelante la función de
dioses de maíz), asociándose en esta ocasión, por primera vez, los conceptos
inseparables de fecundidad humana y fertilidad de la tierra, típicos de la cultura
maya- quichés” (, Popol Vuh). En la historia bíblica Jesucristo es Dios encarnado
en hombre, y como ente divino se comporta santamente, de modo que su
conducta sirve de modelo. Hunapú e Ixbalamqué, los hijos concebidos por Ixquic,
engendrados por los Ahpú mediante el chisquete de saliva, representan la
continuación generacional de una familia que encarna el bien, la moral, lo correcto,
en resumen, lo santo.
En la tercera parte se describe el tercer y definitivo intento de la creación del
hombre, esta vez hecho de maíz. Los nombres de los primeros seres humanos
fueron Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah, e Iqui-Balam. Éstos fueron
dotados de tanta inteligencia y tanta capacidad que en muchos aspectos eran
como sus creadores. Por ello, como precaución, los dioses cambiaron la
naturaleza de sus creaturas, echándoles un vaho sobre sus ojos para hacerlos
inferiores. (Popol Vuh) Esta misma percepción de la inclinación humana hacia la
soberbia y el auto-engrandecimiento, es la razón por la que Jehová decide
confundir las lenguas de los edificadores de Babel:
Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al
cielo; y hagámonos un nombre... (Gén.11.4)
Ahora, pues, descendamos y confundamos allí su lengua, para que ninguno
entienda el habla de su compañero. (Gén. 11.7)
Obviamente, la misma aprensión se percibe en la prohibición de comer del fruto
del árbol de la ciencia, del bien y del mal (Gén. 2.16-17) En este respecto, es
válido concluir que al comparar la versión bíblica con la versión quiché, se puede
observar que en ambos el creador y los creadores respectivamente prefieren
establecer límites y asegurar su supremacía sobre el género humano.
Para finalizar esta aproximación a las coincidencias temáticas entre el texto bíblico
y el Popol Vuh, vale la pena echar un vistazo a otras situaciones o episodios que
ameritarían un futuro y más detallado examen.
1. En el capítulo tres se describe así la creación de las esposas de los hombres de
maíz:
Entonces existieron sus esposas y fueron hechas sus mujeres. Dios mismo las
hizo cuidadosamente. Y así durante el sueño, llegaron, verdaderamente
hermosas, sus mujeres, al lado de Balam'Quitzé, Balam'Acab, Mahucutah e Iqui-
Balam. Allí estaban sus mujeres, cuando despertaron, y al instante se llenaron de
alegría sus corazones a causa de sus esposas. (Popol vuh)
De manera semejante dio mujer Jehová a Adán, mientras éste dormía. En ambos
casos la creación de la mujer parece obedecer al designio de proporcionarle al
hombre una compañera, para asegurar su reproducción y prolongación de la
especie. En ambos textos la mujer es creada después del hombre, lo cual tiende a
motivar discusiones sobre las connotaciones sexistas de los dos textos.
2. La confusión de lenguas, aunque por distintas razones, es otra tema común en
los dos textos. En el capítulo XI de Génesis se narra la forma en que los
descendientes de Noé, después de salir de oriente y de haberse establecido en
Sinar decidieron edificar “una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo” (v.
4). Habiendo considerado esta iniciativa como una necedad de los hombres,
Jehová decidió confundir su lengua y esparcirlos por toda la faz de la tierra. El
mismo éxodo y la necesidad de establecerse en una ciudad y la confusión de
lenguas son también elementos presentes en el Popol Vuh.
3. Otra semejanza de interés corresponde al milagro de la separación de las
aguas, en el caso de la Biblia, para dar paso al pueblo judío, que después de
escapar de Egipto iba en busca de la tierra prometida, y en el éxodo del pueblo
quiché, que también tuvo que cruzar el mar. A ambos pueblos se los describe en
un contexto de aflicción y sufrimientos.
4. La estrella que guió a Balam-Quitzé, Balam-Acab, Muhucutah e Iquí-Balam es
descrita de forma similar a la estrella que marcó la ruta de los reyes Magos hacia
Belén de Judea, en busca del recién nacido Jesús (Mat. 2.9-11). También los
eventos que se describen presentan una notable similitud:
Grandemente se alegraron Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah e Iqui-Balam
cuando vieron la estrella de la mañana. Salió primero con la faz resplandeciente,
cuando salió primero delante del sol. Enseguida desenvolvieron el incienso que
habían traído desde el oriente y que pensaban quemar y entonces desataron los
tres presentes que pensaban ofrecer. (Popol Vuh)
5. Dada la naturaleza histórico-religiosa de el Popol-Vuh, puede decirse que este
elemento no podía faltar: En la tercera parte encontramos varias manifestaciones
de alabanzas e invocaciones semejantes a las de los salmos bíblicos: “¡Oh tú,
Tzacol, Bitol! ¡Míranos, escúchanos! ¡No nos dejes, no nos desampares, oh Dios
que estás en el cielo y en la tierra, Corazón del Cielo, Corazón de la Tierra!”
(Popol Vuh).
6. La cuarta y última parte del Popol Vuh, conformada por doce capítulos, narra la
dispersión de los descendientes de los hombres de maíz por el territorio quiché .
Aquí también se destaca la victoria del dios Tohil, lograda con la mediación de sus
sacerdotes y sacrificadores. Como paralelos con los pasajes bíblicos reconocemos
sólo algunas invocaciones similares a las de los salmos, del mismo tono que el
ejemplo citado anteriormente.
Hay pues notable evidencia sobre la relación intertextual y paralelística entre los
textos de la Biblia cristiana y el Popol Vuh, pero es también significativa la
existencia de importantes diferencias en las respectivas historias de la creación.
Estas diferencias son quizás la clave más importante que tenemos para dar
respuesta a la interrogante de si los transcriptores y traductores originales
alteraron la versión primigenia del Popol Vuh en respuesta a presiones ideológico
políticas de las instituciones dominantes en aquella época. Entre esas diferencias
importantes debemos considerar nuevamente la concepción explícita de una
pluralidad divina, junto con elementos simbólicos como el estar los dioses en las
aguas y no sobre ellas en el momento crucial de la creación, o la referencia
indirecta a la falibilidad de los creadores. Recuérdese que éstos necesitaron al
menos tres intentos hasta la formación de los hombres de maíz, creados para dar
sustento a los dioses, en lugar de ser éstos los proveedores de sus creaturas.
Todo ello definitivamente contribuye a perfilar a unos dioses dependientes e
imperfectos en muchos aspectos y sin el carácter omnipotente del Dios bíblico.
Puesto que no se trata de diferencias despreciables en su valor teológico, parece
razonable aceptar que en conjunto alejan la posibilidad de que el Popol Vuh
hubiese sido alterado simplemente para adaptarlo a la visión cristiana de los
conquistadores.

Conclusiones
En conclusión puedo opinar que el libro de génesis y el Popol-Vuh tienen cierta
similitud , aunque expresados en distinto orden y con diferentes palabras, puedo apreciar
un evidente paralelo semántico y explícita intertextualidad en cada una de las diferentes
obras a diferencia de mi investigación y mis pocos conocimientos adquiridos es que en si
la verdadera obra literaria del Popol-Vuh no existe ,en si la biblia o en si el libro de génesis
fue creado por varios hombres que fueron iluminados por el creador del ser supremo y
podemos decir que el Popol-Vuh es un recordatorio de un padre, pero en si mi conclusión
es que si no existe la obra original que podemos saber si en realidad esa es la verdadera
historia ,el Popol-Vuh es uno de los libros mas exquisitos en lo referente a Historia y es
muy famoso ya que en él se da a conocer la antigua vida de nuestros antepasados y las
costumbres que estos tenían.

Anexos

Das könnte Ihnen auch gefallen