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Las organizaciones existentes no logran canalizar los conflictos, porque tienen escasa
legitimidad o porque no logran traducir los proyectos y las necesidades de la poblacin.
A pesar de la densidad organizacional y la cantidad de movimientos sociales espontneos,
stos rara vez cristalizan en organizaciones sociales propias o en redes de movimientos que
planteen alternativas sociales, polticas o culturales. En Mxico hay una baja participacin
sindical (12%), Brasil 18.7% y Bolivia 15%
para explicar el nivel de organizacin relativamente elevado podemos remitirnos a las
numerosas ONG que aparecieron en los 80, un ncleo importante de sindicalismo moderno,
la Unin Nacional de Trabajadores (UNT) y una fuerte tradicin de organizacin comunal
indgena.
Touraine, por el contrario, considera que los movimientos sociales se distinguen por el
hecho de que su accin colectiva no est definida por los lmites del procesamiento
institucional de los conflictos en una situacin determinada, sino porque obligan al sistema
poltico a tomar en consideracin demandas que van ms all de su visin institucional.
Son, de esta manera, fundamentales para la democracia, la profundizan en tanto que
extienden las capacidades de los sistemas polticos para atender demandas (Touraine, 1994:
98).
declive del corporativismo y a la incapacidad que ha mostrado la sociedad civil mexicana
por sustituirlo con organizaciones ms autnomas y representativas, hemos visto surgir una
gran cantidad de movimientos locales, puntuales, generalmente defensivos. En la medida en
que estos movimientos han mostrado poca capacidad para integrarse en redes y traducirse
polticamente, principalmente porque las OSC y los partidos polticos que existen no tienen
la capacidad para incorporarlos, han tendido a radicalizarse y marginarse. Son, por ello,
presa fcil de la represin gubernamental