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Según el D.R.A.E.:
2. n. p. m. Punto cardinal del horizonte, por donde nace o aparece el Sol en los
equinoccios.
1. n. p. m. Punto cardinal del horizonte por donde se pone el Sol en los días
equinocciales.
3. m. Lugar de la esfera celeste o región de la Tierra que, respecto de otro con el cual se
compara, cae hacia donde se pone el Sol.
4. fig. Conjunto de países de varios continentes, cuyas lenguas y culturas tienen su origen
principal en Europa.
La aserción que mas nos interesa para el tema que nos reúne hoy aquí parece ser la
cuarta, según la cual, entendemos por “Occidente” un conjunto de países, cuyas lenguas,
culturas y religiones tienen su origen principal en Europa”, y por “Oriente” un conjunto de
países, cuyas lenguas, culturas y religiones tienen su origen en Asia”.
En segundo lugar porque tanto la “etiqueta” ‘Occidente’ como la que designamos como
‘Oriente’ incluyen culturas, lenguas y religiones muy diversas entre sí y, en muchos casos,
algunas de estas culturas, lenguas o religiones proceden de lugares geográficos o de
ámbitos culturales distintos a los aceptados como “Occidente” u “Oriente”. Tomemos el
caso de la cultura occidental en España: culturas celtas e iberas, fenicia (procedente de
Asia Menor), cartaginesa (procedente del Norte de África), griega (procedente del oriente
de occidente), religión cristiana (procedente de Oriente Medio), visigoda (procedente del
Norte de Europa), religión y cultura musulmana (procedente tanto del Norte de África
como de Oriente Medio), culturas nativas americanas (procedentes del occidente
Occidental), materialismo capitalista made in USA (procedente del occidente Occidental
también) etc.
Por su parte, lo que llamamos “Oriente” es al mismo tiempo, un conjunto muy variado de
civilizaciones y culturas, las cuales son a veces tan diferentes entre sí, (aunque hayan
interactuado históricamente), como puedan ser las llamadas genéricamente culturales
occidentales y orientales.
Como casi siempre, las etiquetas “Oriente” y “Occidente” no definen nada. No obstante,
puesto que tenemos que hablar de Occidente y de Oriente, permítaseme hacer mi propia
definición de ambos términos.
Defino “Occidente” como un conjunto de culturas que han estado y están marcadas por
las siguientes influencias:
- Civilización griega.
- Civilización romana.
- Cristianismo.
Defino “Oriente” como un conjunto de culturas que han estado y están marcadas por las
siguientes influencias:
- Tantrismo pre-ario.
Aún así, no hay que considerar a estos dos bloques como culturas estancas y
nítidamente diferenciadas, pues a lo largo de la historia ha habido innumerables
contactos e influencias mutuas entre todas ellas, desde el corredor Occidente-Oriente
creado por Alejandro Magno, hasta la transfusión cultural mutua que tuvo lugar con las
grandes colonizaciones de los siglos XVII, XVIII y XIX, pasando por el canal creado por
Marco Polo, sin olvidar la famosa Ruta de la Seda.
Según este mito, que me contó mi amigo y hermano espiritual Aurelio Díaz Tekpankalli,
jefe espiritual de la Iglesia Nativa Americana de Itzachilatlan, hace mucho mucho tiempo,
la humanidad entera era una sola y misma familia, unida por una conciencia común. Los
jefes espirituales tuvieron una visión según la cual la humanidad tenía que dividirse en
cuatro partes con el fin de que cada una de ella explorase un determinado aspecto de la
condición humana. Así, fueron lanzadas cuatro flechas mágicas hacia las cuatro
direcciones cardinales y la gente, dividida en cuatro familias, recibió el encargo de ir a
buscar esas flechas y de volver al centro común. Los que siguieran la flecha lanzada
hacia el Norte deberían explorar y desarrollar la inteligencia racional, los que siguieran la
flecha lanzada hacia el Sur, deberían explorar y desarrollar la conciencia corporal, los que
siguieran la flecha lanzada hacia el Este, deberían explorar y desarrollar la conexión con
el Espíritu, los que siguieran la flecha lanzada hacia el Oeste, deberían explorar y
desarrollar el Corazón o los vínculos emocionales entre todos los seres. La visión incluía
una profecía: la nueva Humanidad surgiría cuando las cuatro familias volvieran a unirse
para poner en común el fruto de su exploración y de su desarrollo. Para los jefes
espirituales lakotas de la actualidad, el siglo XXI es el momento histórico en el que la
profecía va a realizarse.
Tal vez haya llegado el momento, propiciado por la velocidad y la calidad de los sistemas
de comunicación, en el que las distintas familias que conforman la Humanidad pongamos
en común los logros alcanzados y limemos los excesos cometidos. Siento que la relación
Oriente-Occidente debería ser concebida desde esta óptica.
En el siglo XX, Oriente llegó por fin a Occidente. No es mi intención entrar en detalles
sobre porqué y cómo, dado que no soy ni sociólogo, ni historiador. Sólo quiero señalar
que la irrupción socialmente amplia de las filosofías orientales en Occidente tuvo lugar en
los años sesentas, gracias al movimiento hippie. Sería un interesante tema de estudio y
disertación la reflexión acerca de porqué fue el movimiento hippie la puerta de entrada de
las filosofías orientales en Occidente (primero en USA, después en Europa). Pero esto
quedará para otra ocasión.
Desde mi punto de vista, el hecho es el siguiente: Las vías espirituales orientales han
llegado a Occidente y han venido para quedarse. Las preguntas pueden ser las
siguientes?:
Aspectos positivos:
Aspectos negativos:
Peligros.
1. Fascinación por los aspectos más superficiales y pre-racionales de la espiritualidad
oriental (exotismo, etnicismo, superstición).
Aspectos positivos.
Aspectos negativos.
3. Individualismo.
Peligros.
1º. Desde mi punto de vista, uno de los frutos más importantes de la interrelación
Occidente-Oriente es la concepción de un desarrollo espiritual (experiencia de la realidad
trascendente) sin negar el pensamiento racional (la ciencia) (la experiencia de la realidad
inmanente).
Según el Diccionario de la RAE: “Utopía: Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que
aparece como irrealizable en el momento de su formulación”.
El lema de esta utopía podría ser algo así como “Integración interior-integración exterior”
o “Integración individual-integración colectiva”.
Para que se produzca este integración cada familia humana tiene el deber y el derecho
moral de aportar sus mejores logros y de relativizar sus excesos a la luz de los logros de
las demás culturas. Creo que caminamos hacia una civilización planetaria, hacia un
mestizaje de culturas, cuyos primeros síntomas se observan ya de una forma
rudimentaria aún (y amenazada todavía por el peligro de la dominación etnocéntrica).
Desde este punto de vista la influencia mutua Oriente-Occidente (y también Norte-Sur) no
sólo es posible sino necesaria e imprescindible para que las cuatro flechas vuelvan a
unirse y dar paso a una sola Humanidad Integrada en un Planeta habitable para todos los
seres vivos.